Feminicidio en México

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México, tierra donde se cultiva el feminicidio

¿Cómo podemos explicar y entender que en el siglo 21, mujeres de cualquier clase, origen y
edad mueran en las manos de hombres o a veces de otras mujeres? ¿Por qué algunos hombres
matan a mujeres por el simple hecho de que son mujeres?
Para entender tal realidad, hay que entender que no es propia de un solo país, ni de un solo
continente, ni de una época en particular.
La violencia hacia las mujeres es, sin lugar a dudas y tristemente, una realidad mundial desde
hace varios siglos. Sin embargo, su conocimiento público y su análisis académicos son muy
recientes.
Desde su nacimiento y durante toda su vida, el ser humano se inscribe en un proceso de
aprendizaje, que en otros términos se puede definir como la socialización, compuesto de
varios agentes de socialización y elementos socioculturales hegemónicos dentro de una
sociedad. La persona se adapta en su sociedad y forma parte de esta, adquiriendo las
herramientas para interaccionar con su alrededor. En este esquema, se puede entonces citar
la socialización de género que se caracteriza como un proceso dentro del cual cada persona
aprende los comportamientos, valores e intereses adecuados según su pertenencia a una de
las categorías sexuales. Nadie puede negar que nuestra sociedad se desarrolla como un
sistema patriarcal que en sí oprime a las personas.
Este sistema se basa en la noción de poder hacia el hombre poniendo un énfasis en su
superioridad. Esta valoración no se realiza de forma consciente la mayor parte del tiempo,
sino que es el resultado de la socialización de género dentro de la cual se toman los
estereotipos como naturales. A través de esto, propios a cada género, se puede observar que
la mujer siempre y a pesar de un reciente empoderamiento, está asociada a un rol femenino,
relegado al ámbito privado para educar a sus hijos y ser ama de su propia casa. Al contrario,
el hombre tiene el rol del “macho fuerte”, que no debe mostrar sus sentimientos y sus
debilidades. Representa el jefe de familia que se encarga de llevar el dinero y de mantener a
su familia.
Este sistema, en el cual el hombre tiene el poder sobre la mujer, pone también en varias
ocasiones al hombre en un lugar de debilidad. No siempre él puede asumir este rol impuesto
por la sociedad. Cuántas veces hemos escuchado “eres mujer no puedes hacer eso; tu mujer
gana más que tú no es posible; por qué te quedas en casa y no ella, es su rol y el tuyo es de
trabajar”2, etcétera. En otras palabras, se acepta una masculinidad y no a las masculinidades.
Para entender esta dinámica hay que interesarse en la dualidad de los conceptos sexo y
género. Esta dualidad entre género y sexo sigue vigente en nuestros días, sin embargo su
entendimiento es polivalente. El sexo se caracteriza como lo natural. Son los rasgos y los
elementos biológicos sexuales que componen al ser humano. Por el contrario, el género se
identifica como las características no biológicas atribuidas tanto a las mujeres como a los
hombres, que forman parte de la construcción social y que se aprenden desde la infancia a
través de la educación, de la familia, de la escuela, de la religión, de la comunidad. Es dentro
de esta construcción social como los estereotipos son desarrollados y como la violencia hacia
la mujer se banaliza.
Esta violencia, hacia el ser más vulnerable, se puede observar en cualquier ámbito social y
en cualquier clase socio-económica. La violencia hacia la mujer siempre ha sido y sigue
siendo un tema relegado al ámbito privado, es un secreto, es un asunto que debe quedarse
dentro de la casa o dentro de un lugar cerrado. Esta violencia puede tomar varias formas y
ejercerse en diferentes ámbitos, puede ser psicológica, física, obstétrica, sexual, familiar,
escolar, comunitaria, laboral, etcétera.
México se caracteriza por ser uno de los países que registra una de las tasas más altas en
términos de violencia hacia la mujer. Según un estudio reciente del Gabinete de
Comunicación Estratégica dos de cada tres mujeres han sufrido un tipo de violencia de género
y alrededor de 63% de mujeres de 15 años y más han experimentado un acto de violencia
ejercido en la mayoría de los casos por un familiar de la víctima3.
Para entender claramente lo que es la violencia de género, la ONU ha desarrollado el
concepto según esta definición: “la violencia contra la mujer se define como todo acto que
cause un daño físico, sexual o psicológico a la mujer inclusive las amenazas de tales actos,
la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se produce en el espacio público o
privado”4. La violencia de género tiene como máxima expresión la muerte de la mujer, más
conocida bajo el concepto de feminicidio.
El feminicidio es una ínfima parte visible de la violencia contra las mujeres pero también
contra las niñas. Sucede como la culminación de una situación caracterizada por la violencia
reiterada y sistemática de los derechos humanos de la mujer. Al respecto las investigadoras
Diana Russell y Jill Radford (1992) definen el feminicidio, en su libro Femicide: the politics
of women killing, como un crimen de odio contra las mujeres. Es, en otros términos, matar a
una mujer por ser el simple hecho de ser mujer.
En el feminicidio las niñas y las mujeres se caracterizan por estar desarmadas en todos los
sentidos. Son asesinadas por hombres armados u hombres desarmados que han aprendido
socialmente a ejercer la violencia con sus cuerpos y con cualquier objeto. En todos los
crímenes por feminicidio las mujeres son caracterizadas por ser usables, maltratadas y
desechables (Lagarde, 2005).
Sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales agresivas y hostiles
como las podemos observar en una sociedad patriarcal. Concurren en el tiempo y en el
espacio, y se pueden realizar en condiciones de guerra o de paz.
Las sociedades del pasado y del presente han convertido el feminicidio en una costumbre y
una práctica social para desechar a la mujer o a las niñas a través del infanticidio.
Es importante subrayar, como lo menciona la antropóloga y feminista Marcela Lagarde, que
el feminicidio es un crimen de Estado, porque en este concurren de manera criminal el
silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de las autoridades encargadas de prevenir y
erradicar esos crímenes. Podemos afirmar categóricamente que, cuando el Estado no da
garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en comunidad en
el ámbito privado o público, el feminicidio encuentra su caldo de cultivo. Cuando el Estado
falla, se crea la impunidad, la delincuencia prolifera y el feminicidio no tiene fin (Lagarde,
2005). En la opinión de quien esto escribe no hay democracia cuando hay feminicidios y
cuando las mujeres y las niñas no tienen acceso a una vida libre de violencia. Esa situación
se puede observar en nuestro país. Ciego sería quien afirme que en México se respetan los
derechos humanos más básicos de las mujeres y que no es un país peligroso para ellas.
Según el reporte mundial 2015 de Human Rights Watch, en México cada día mueren 6
mujeres por violencia doméstica y aparece como uno de los países que registran más
feminicidio (Human Rights Watch, 2015).
Cuando se habla de feminicidio el mundo orienta sus ojos hacia Ciudad Juárez Chihuahua,
tierra del norte conocida mundialmente por sus crímenes hacia las mujeres entre los años 90
y 00. Sin embargo, dos estados están en nuestros días en los focos rojos de todas las
organizaciones mundiales de protección a las mujeres: el estado de México y el estado de
Guanajuato. Durante la administración de Enrique Peña Nieto como gobernador del estado
de México se registraron más de 922 feminicidios concentrados en los municipios de
Ecatepec, Nezahualcóyotl, Valle de Chalco y Cuautitlán. Solo el 12% de los casos llegaron
a un juez y 3% concluyeron en condenas para los asesinos. El libro recién publicado por
Humberto Padgette y Eduardo Loza, Las Muertas del Estado (2014), resume y explica cómo
no se encuentra un lugar en el país que supere en crímenes de odio contra las mujeres y cómo
su gobernador eligió no mirarlas, ni vivas ni muertas, simplemente optó por ignorarlas.
El estado de Guanajuato es considerado como el tercer estado de la República Mexicana más
violento para las mujeres. Conocido mundialmente por ser un estado seguro, Guanajuato
atrae tanto a millones de turistas, estudiantes e inversionistas extranjeros que encuentran en
sus tierras del valle del Bajío paz, ciudades coloniales, calidad de vida, productos regionales
y festivales internacionales. Sin embargo, el estado tiene también otra cara.
Estado conservador, religioso y patriarcal, Guanajuato registra una de las tasas más alta de
violencia doméstica contra las mujeres: 56 de cada 100 mujeres de más de 15 años han
padecido algún tipo de agresión y 40% de las mujeres guanajuatenses han tenido al menos
una relación de pareja en la que fueron víctimas de la violencia.
Esta situación no ha cambiado y el combate sigue todos los días para que las mujeres accedan
a una protección decente de sus derechos. Tendremos que estar muy atentos a los próximos
candidatos electos de las elecciones municipales para comprobar si cumplen con el deseo de
una población entera y si este tema no se quede como una pantalla y un bonito lema de sus
campañas. 2 de Marzo de 2018.
Líder de opinión: Tania Ortega (Columnista en
el periódico “La Prensa”).

¿Qué expresa? ¿Qué opina?


Lamentablemente los feminicidios en México se han desplomado, de acuerdo con la investigación
“Asesinatos de mujeres en México”, del 2000 al 2016 se han cometido más de 5,000 feminicidios, la
mayoría de ellos continúan en la impunidad. Sin embargo, de acuerdo al último informe del
Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, el 2017 fue un año lleno de sangre y más para las
mujeres de escasos recursos, quienes de acuerdo a los números son las principales víctimas, tomando
en cuenta que la cifra aproximada es de siete feminicidios por día.
“”Estos feminicidios no solo reflejan la salud de la sociedad, si no la incompetencia de las autoridades
para resolver estos crímenes, para castigar a quienes lo hacen y evitar que sigan desapareciendo día a
día más mujeres. Se deben de implementar más acciones para lograr disminuir estos feminicidios. Es
devastador que los feminicidios sean nota ya a diario en los medios, por el creciente aumento de
desapariciones.
Por desgracia las autoridades incompetentes no logran poner un alto a esto, orillando a los familiares y
amigos de quienes han sido víctimas de los feminicidios, a comenzar una ardua lucha contras estos y
la desaparición de mujeres. Como sociedad creo que no deberíamos de esperar a que las autoridades
hagan algo (no lo han nada hecho en más de diez año esto se ha vuelto ya una tarea para nosotros y en
su mayoría para las mujeres, para buscar justicia, para frenar estos abusos y día a día implementar
medidas de protección para nosotras
Qué triste que por ser una mujer de escasos de recursos, una madre soltera, una estudiante vulnerable,
por la fuerza y la edad o un ama de casa, o por el simple hecho de ser mujer, tengamos que ser víctimas
de tal violencia, de tales humillaciones, de esos abuso y de tal injusticia.
Esto debe terminar, porque un feminicidio no es solo una palabra o un número más para la lista; detrás
de este término hay sangre, hay lágrimas, hay maltratos, humillaciones, infinidad de violaciones, de
abusos sexuales por parte de algunos criminales hacia las víctimas. Hay mutilaciones, familias que
esperan la llegada de su madre o de su hija, esposos que no saben dónde está su mujer; con la incógnita
si encontraran su cuerpo o en el caso de encontrarlos; con la impotencia de no poder haber hecho nada
y peor aun sufriendo porque tenemos un sistema que no es capaz de ejercer justicia. ¡Ya Basta!””.

¿A través de qué medio se expandió?


Por medio del periódico físico y digital “La prensa” el día Marzo 02 de 2018.
Ambiente social, económico y culturales:
Como se pudo observar en la opinión que da al respecto Tania Ortega, está involucrada a uno
de los casos que más polémica ha tenido en México, como sabemos, un país en dónde hoy en
día todavía existe y radica el machismo, teniendo ideales donde a la mujer se le hace menos y
se le considera el género vulnerable, pasando por ello que las mujeres de más bajo recurso son
las que más se ven afectadas, estando además el hecho de que la sociedad ha considerado que
se ha dado este tipo de situaciones se dan porque las mujeres visten de una manera indecorosa,
andan solas por la noche y hasta por solo el hecho del lugar donde trabajen. Pero esto no debe
ser así, y Tania aclara respecto a esto y da libre su opinión conforme a que los factores antes
dichos no deberían ser causa alguna de que los feminicidios se den y más que la sociedad
tenga una idea tan errónea, y no se haga nada para evitarlos.

¿Qué impacto tiene en la sociedad esta opinión?


El hecho de que una mujer se exprese en general y emita el mensaje de ayuda y al mismo
tiempo exigiendo justicia, es totalmente una influencia hacia un uso de conciencia más
significativo y al mismo tiempo reflexión acerca de esta situación tan miserable que sucede en
el país.
Por otra parte, las personas que leyeron esta opinión, permiten dar una opinión acerca del tema,
dar comentarios e irlo mencionando en sus grupos sociales, creando así más masiva este tipo
de opiniones y sobre todo el tema.
Así que el feminismo tiene una opinión que hace que surjan más opiniones creando más líderes
de opiniones, por lo que respecta a mí, considero que es un tema muy interesante y sobre todo
en el que se debe poner más atención para evitarlo y por ende no haya rumores falsos y se
trabaje más por una verdadera justicia e igualdad para las mujeres y hombres.

Recuperado el 23/04/2018 de:


https://www.opinioncentral.com.mx/3849007-lideres-de-opinion
Líder de opinión: María Eugenia (Columnista
en el periódico)

¿Qué expresa? ¿Qué opina?


A lo largo de la historia, la mujer ha sufrido todo tipo de agresiones contra su integridad física,
psicológica y su vida. Millones de mujeres son violadas, asesinadas y maltratadas. Hay cierta
complicidad y tolerancia a estos crímenes, además de un sistema judicial laxo y anticuado y
una sociedad indiferente. Dentro del capitalismo la mujer es un bien de consumo, y así
muchos casos donde los derechos de la mujer son potencialmente vulnerados.
Sin embargo la mujer poco a poco ha ido ganando un espacio y haciendo que se reconozcan
sus derechos, pero el precio es muy alto. Millones de mujeres muertas, violadas, mutiladas,
maltratadas… han sido necesarias para hacerse oír, para poder tener un espacio en la justicia,
para que sus derechos sean respetados.
Los casos de feminicidios son alarmantes no solo por el número de víctimas, sino por las
formas como estos ocurren. Descuartizadas, ahogadas, empaladas, maceradas (machete,
martillo, hacha, palo), asfixiadas, quemadas con ácido, degolladas, etc.
Estas cifras realmente son alarmantes y deben prender las alarmas hacia la toma de medidas
que propendan por la defensa de los derechos humanos de las mujeres.

¿A través de qué medio se expandió? Digital.


¿Qué impacto tiene en la sociedad? Crear conciencia acerca del problema que se ha vivido y
hoy en día sigo vigente, para así llevar a cabo que las autoridades tomen conciencia de los
derechos de la mujer, pero sobre todo, el que la sociedad también haga cosa a esta situación,
que debe de terminarse ya, puesto que lo primordial es proteger a las mujeres y que en México
ya no haya más feminicidos y haya un respeto a la mujer, como lo merece.
Líder de opinión: Julio Gabo Vicuña
(Protector de los derechos de la mujer)

¿Qué expresa? ¿Qué opina?


Es un problema social, político, cultural y es un problema de Estado. El feminicidio es el
genocidio contra mujeres y suce-de cuando se permiten atentados contra la vida de las muje-res.
En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos
y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o
profesionales, que conducen a la muerte de las víctimas.
Sin embargo, nuestra sociedad que no conoce a cabalidad la ley, todo lo conlleva al feminicidio,
cuando la ley es clara al legislar en el art. 108 B del Código Penal vigente, que el feminicidio es
un acto de muerte, es un homicidio de género contra la mujer y nos olvidamos de los otros delitos
que la ley prevé y la tentativa de fe-minicidio es cuando se tiene la intención de matar y no se
llega al extremo de consumar el delito.
Debemos prestar atención al mensaje que, al menos a este modesto entender, no se trataba de
justificar las violencia de ninguna forma, sino que se trataba de decir que a veces las personas
provocamos y/o permitimos que se nos agredan, ya sea por nuestros actos o por las cosas que
deci-mos, generando en la otra persona una reacción violenta que muchas veces llega al
feminicidio.

Ambiente. Social, Cultural y Económico:


México es un país considerado uno de los principales precursores del feminicidio o cualquier
abuso hacia la mujer, la cultura mexicana ha tenido el predominio a cerca del “machismo”, sin
embargo como se ha dicho antes, los estatus económicos aportan directamente a que una mujer
d eescasos recursos sufra este tipo de situaciones.
Cabe resaltar que socialmente a la mujer no se le ha dado el debido respeto ni considerado uno
de los elementos esenciales de los seres humanos, en México se ha tratado de considerar que
no vale nada, sin embargo, hoy en día se debería de retomar la lucha para que haya igualdad y
se termine con los feminicidios que son actos inmorales donde la justicia no interviene y lo ha
dejado pasar por alto.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES
-PLANTEL ORIENTE-

ALUMNA: TRUJILLO ROSALES ABIGAIL

GRUPO: 619

TALLER DE COMUNICACIÓN 2:

“OPINIÓN PÚBLICA”.

FECHA DE ENTREGA: 23-04-2018

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