Hipertensión Arterial en Adultos Mayores
Hipertensión Arterial en Adultos Mayores
Hipertensión Arterial en Adultos Mayores
DEFINICIÓN
Esta mayor prevalencia en las personas mayores se justifica por el hecho de que las
paredes arteriales se endurecen con el envejecimiento, por lo que son menos elásticas y
ofrecen una mayor resistencia al flujo sanguíneo, causando la necesidad de que el corazón
tenga que bombear la sangre con más fuerza para mantener la circulación de la sangre. El
problema de esta patología es que normalmente no produce síntomas y si se mantiene
elevada durante un tiempo prolongado puede causar enfermedades graves
ETIOLOGIA:
reciben una influencia crucial de la función renal y la homeostasis del sodio. La incidencia
de la hipertensión se incrementa al tiempo que cae la tasa de filtración glomerular (TFG),
incluso cuando existe disfunción renal leve. La disminución de la TFG en la disfunción renal
desencadena la retención del sodio y la expansión del volumen, que deben compensarse
mediante la disminución de la reabsorción tubular de sodio. El tratamiento inadecuado del
sodio en los túbulos renales, unido a la reducción de la TFG, tiene muchas probabilidades
de ser relevante en la hipertensión que se observa en individuos con nefropatía crónica
secundaria a diabetes y edad avanzada.
Este eje se enfrenta al antagonismo del factor auricular natriurético, una hormona secretada
por células especializadas en las aurículas. El factor auricular natriurético se une a
receptores específicos en el riñón y aumenta la excreción urinaria de sodio, de manera que
se opone a la
vasoconstricción inducida por la angiotensina II. La secreción del factor auricular natriurético
podría encontrarse bajo el control de la distensión de las aurículas, una consecuencia del
aumento del volumen, o de interacciones endocrinas aún indefinidas.
En condiciones normales y de reposo esto se satisface con una presión arterial media de
90-100 mm Hg. y su constancia depende de un complejo mecanismo de regulación. La
conducción del flujo sanguíneo a los tejidos se realiza a través de un sistema de tubos
distensibles, de calibre variado, de diferente composición de pared, que determina
tensiones parietales distintas a lo largo del sistema vascular; presenta componentes
musculares con funciones de esfínter a nivel de meta arteriolas y arteriolas, que permiten
una regulación local del flujo sanguíneo, lo que resulta sustancial para los ajustes según
demanda particular; la regulación local está gobernada por factores metabólicos,
hormonales y nerviosos. Como el flujo sanguíneo es continuo y pulsátil (no intermitente ni
discontinuo), se puede resumir que la presión arterial resulta de: La cantidad de sangre
que ingresa al sistema arterial por unidad de tiempo (Volumen Minuto Cardíaco), la
capacidad del sistema, la viscosidad del fluido y la resistencia que opone la luz arteriolar a
su salida hacia el sector capilar y venoso (Resistencia Periférica). Considerando que tanto
la viscosidad sanguínea como la capacidad del sistema arterial, dada su constancia, no
participan activamente en la regulación de la presión arterial, puede decirse que todos los
mecanismos de regulación de la presión arterial operan a través de Volumen Minuto
Cardíaco y Resistencia Periférica. Estas dos variables, no son las determinantes de la
presión arterial, sino que son los mecanismos de los que se vale el sistema regulador
para ajustar las cifras tensionales. Si bien existen distintas hipótesis para intentar explicar
los mecanismos participantes en la autorregulación de la presión arterial, en general todas
desembocan en última instancia en la modificación del radio de las arteriolas,
independientemente del control hormonal o nervioso, por eso el nombre de
autorregulación.
Los mecanismos nerviosos están mediados por el sistema nervioso autónomo y otras
sustancias no adrenérgicas del tipo de la histamina, o el factor de relajación endotelial,
que modifica el calibre del vaso por relajación del músculo liso a través de un mecanismo
aún no muy bien dilucidado.
Los receptores alfa 1, cuyo mediador químico es la norepinefrina, son los responsables
de la vasoconstricción en arteriolas.
Los receptores beta 2, cuyo mediador químico es la epinefrina, son los responsables de la
vasodilatación arteriola. Los mecanismos hormonales que participan en la regulación de la
presión arterial incluyen el de renina-angiotensina-aldosterona (r-a-a), a través de la
acción vasoactiva potente de la angiotensina y de la reabsorción de agua y sodio mediada
por la aldosterona.
I. SOBREPESO:
Es un riesgo principal por el cual a medida que el peso incremente de una
forma paralela aumenta también la presión arterial. Aun así no se sabe si
existe un factor asociado que aumente la presión en personas con
sobrepeso. Una alimentación rica en sal y grasas saturadas aumenta la
tensión arterial.
II. EDAD:
Conforme las personas van envejeciendo se produce un endurecimiento de
las arterias que por el mismo motivo dificultarán el paso de la sangre y esto
ocasionaría el aumento de la presión arterial. Principalmente si el individuo
sobrepasa la edad de 65 años ya estarían corriendo riesgo.
III. SEXO:
En el adulto mayo como la mujer ya se encuentra en la edad de la
menopausia ya se encuentra con igual frecuencia y tanto varón como mujer
pueden adquirir con facilidad la hipertensión arterial.
SINTOMATOLOGIA:
El primer síntoma, tras años de silencio clínico, puede ser una grave complicación cardiaca
en forma de infarto o un accidente cerebral. Algunos pacientes pueden desarrollar algún
tipo de sintomatología previa, en general poco expresiva, como cefalea, ruidos de oídos,
sensación de inestabilidad o polaquiuria (signo urinario caracterizado por el aumento del
número de micciones de escasa cantidad y que refleja una irritación o inflamación del tracto
urinario).
Como síntoma de insuficiencia cardiaca está la fatiga o disnea con esfuerzos pequeños;
así también, la cefalea intensa y matutina en la región de la nuca puede ser expresión de
una hipertensión elevada o el signo indicador de una hemorragia cerebral por una
afectación vascular relevante.
Pero esta enfermedad es, en sí misma, un proceso silencioso que dura largos años, lo cual
justifica la puesta en práctica de campañas de detección a partir de los 40 años en los
varones y de los 45-50 años en las mujeres, o antes si existen antecedentes familiares con
hipertensión, como también si los pacientes son obesos o presentan otros factores de
riesgo.
En los pacientes hipertensos que ya han sido detectados y tratados es necesario llevar a
cabo mediciones frecuentes de la presión arterial, si es posible en el propio domicilio, y
acudir a las citas periódicas determinadas por los médicos.
Las lesiones arteriales y por la sobrecarga cardíaca, inducidas a largo plazo por la
hipertensión, producen daño cardiovascular. Todos los territorios de las arterias y las
arteriolas sufren el impacto de las altas presiones, pero ello se traduce clínicamente en
accidentes cerebrales vasculares como trombosis con infartos o hemorragias, en
miocardiopatías con angor (dolor y enfermedad de las arterias coronarias ocasionado por
insuficiente aporte de sangre a las células del músculo cardiaco), e incluso en infartos
agudos de miocardio; o en nefropatías crónicas por enfermedad vascular hipertensiva.
Los grandes vasos también pueden verse afectados a través de aneurismas o lesiones que
impliquen rigidez o estenosis en arterias más periféricas. Estas alteraciones se pueden
detectar con técnicas ecográficas (eco-Doppler) y son más habituales en las arterias del
cuello o supra-aórticas o también en los miembros inferiores.
DIAGNÓSTICO:
Las guías chilenas GES proponen para confirmar el diagnóstico de HTA utilizar el perfil de
PA, que consiste en realizar al menos dos mediciones adicionales de PA en cada brazo,
separados al menos de 30 segundos, en días distintos y en un lapso no mayor a 15 días.
Para medir tu presión arterial se colocará un brazalete inflable alrededor del brazo y medirá
tu presión arterial mediante un medidor de presión.
Este aparato tomará las medidas en base a milímetros de mercurio (mm Hg), mostrará dos
números de los cuales, el primero medirá la presión sistólica y el segundo, la presión
diastólica.
La presión arterial en general debe medirse en ambos brazos para determinar si hay alguna
diferencia. Además, por consulta se mide alrededor de tres veces ya que la presión suele
variar a lo largo del día. Pero en realidad, las guías de la OMS/ISH no especifican en
cuántas visitas sr podría determinar. En cambio, las guías británicas NICE son más precisas
y recomienda realizar dos o más mediciones en cada visita en hasta cuatro ocasiones
diferentes. Sin embargo, normalmente se basan en las recomendaciones de la AHA que
indica un mínimo de 2 mediciones que deben realizarse a intervalos de al menos 1 minuto,
y el promedio de esas lecturas debe ser usado para representar la PA del paciente.
1. Presión arterial normal: Cuando el número está por debajo de 120/80 mm Hg.
2. Presión arterial elevada: Puede ser sistólica si está entre 120 y 129 mm Hg o
diastólica, por debajo de 80 mm Hg.
3. Hipertensión en etapa 1: Puede ser sistólica si está entre 130 y 139 mm Hg o
diastólica, entre 80 a 89 mm Hg.
4. Hipertensión en etapa 2: Es sistólica si es mayor o igual que 140 mm Hg, o diastólica
si es mayor o igual a 90 mm Hg.
TRATAMIENTO:
El doctor Sellén (2007) menciona que tratamiento de la HTA se basa inicialmente en la
estratificación del riesgo vascular según el grado de PA, la ausencia o presencia de otros
factores de riesgo, la ausencia o presencia de lesión en los órganos diana de la HTA y la
ausencia o presencia de trastornos clínicos asociados o enfermedad de órgano diana.
Cuando el riesgo es bajo o medio el tratamiento puede iniciarse con medidas no
farmacológicas o modificación del estilo de vida mientras que cuando el riesgo
cardiovascular es alto o muy alto se indica el tratamiento farmacológico desde el primer
momento.
Numerosos estudios han demostrado la eficacia del tratamiento, tanto farmacológico como
no farmacológico, en la reducción de la mortalidad cardiovascular, siempre que se consigan
los objetivos de bajar tanto las cifras de presión diastólica como sistólica. Bien es cierto que
esa reducción es mayor en la mortalidad por ictus (accidente cerebrovascular) que por
afectación cardiaca, como también que el descenso de la presión sistólica incide más en la
reducción de ictus que el descenso de la presión diastólica.
1. No farmacológico:
Sellén (2007) menciona que este tratamiento está dirigido a disminuir la ingesta de
sodio, alcohol y la grasa de origen animal (polinsaturada en lugar de saturada), a la
conservación del peso ideal, aporte dietético de potasio, calcio y magnesio, asociando
todas estas medidas al cambio de estilo de vida como son la práctica de ejercicios
físicos isotónicos y la psicoterapia de la conducta que incluye la autorrelajación,
biorretroalimentación y la meditación. Estas medidas son muy beneficiosas en la
mayoría de los hipertensos, y en especial en los grupos limítrofes, ligeros y en los
ancianos. Es necesario un plan de prevención primaria para toda la comunidad que
promueva estilos de vida saludable aplicables a los que tienen HTA y a los que no la
presentan. Los hábitos nocivos a la salud son difíciles de erradicar y necesitan de
voluntad, terapia especializada y apoyo psicológico.
2. Farmacológicos:
López Acedo, Flores Morgado & Cambero Flores (2006) explican que hay fármacos
considerados como de primera línea de acción (diuréticos, betabloqueantes, IECAs,
calcioantagonistas y ARA II), y otros de segunda línea, que son los vasodilatadores
directos y los simpaticolíticos de acción central que deben ser suministrados de
acuerdo a las necesidades del paciente, y solo en caso de que si en un plazo de 6 a
12 meses con la medicación no farmacológica, no se vean resultados positivos.
2.1. Diuréticos: Generalmente es la primera elección en el tratamiento de la
hipertensión arterial, debido a su fácil manejo y a su bajo coste. Hay 3 grupos de
diuréticos, según el nivel renal en el que actúen, siendo más usados los
tiazídicos. Actúan aumentando la excreción renal de orina y sodio, lo que hace
que disminuya la tensión arterial (TA). Los efectos colaterales de los diuréticos
son pocos, siendo el más importante la bajada de potasio, que aparece tanto con
los diuréticos tiazídicos como con los de asa, y que se suple aumentando el
consumo de alimentos ricos en potasio, como el plátano o la naranja.
2.2. Betabloqueantes: Reducen la TA en pacientes hipertensos, pero no en personas
normotensas; Actúan bloqueando el efecto estimulante de la adrenalina sobre el
corazón, con lo que éste late más despacio. Los betabloqueantes han
demostrado ampliamente su eficacia, tanto en monoterapia como asociados en el
tratamiento de la HTA ligera-moderada. Tienen efectos adversos que limitan su
uso. Los más importantes están relacionados con su acción sobre el corazón:
producción de excesiva disminución de la frecuencia cardiaca, broncoespasmo en
pacientes asmáticos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
También pueden producir sensación de fatiga y alteraciones a nivel de la esfera
sexual (impotencia).
2.3. Calcioantagonistas: Actúan inhibiendo la entrada de calcio en las células
musculares lisas de las arteriolas (arterias pequeñas), con lo que éstas se dilatan
y disminuyen las resistencias vasculares periféricas y las cifras de PA. Como
efectos secundarios se han descrito los edemas maleolares, la hipotensión
ortostática (mareo al ponerse de pie por disminución de la TA), el rubor facial, la
cefalea, el estreñimiento y la bradicardia.
2.4. Inhibidores de la enzima convertidora de angiostensina (IECAs): Actúan
impidiendo la formación de una sustancia del organismo llamada angiotensina II,
sin la que no se puede producir renina (que eleva la TA y contrae las arterias).
Los IECAs están actualmente considerados fármacos de primer escalón, solos o
en asociación con otros, y también han demostrado ser eficaces en la prevención
de eventos cardiovasculares en pacientes con HTA no complicada. Además,
pueden administrarse de manera segura en la mayoría de las situaciones en que
la HTA va asociada a otras enfermedades. Los IECAs están contraindicados en el
embarazo y la lactancia, y deben utilizarse con suma precaución en la HTA
vasculorrenal. Como efectos secundarios más descritos están la aparición en
algunos pacientes de tos no productiva, casos aislados de angioedema (que
aparece con las primeras dosis del fármaco), hipotensión, exantemas en la piel y
elevación de la urea (en pacientes con insuficiencia renal).
2.5. Alfabloqueantes: El único que se usa actualmente en el tratamiento de la HTA
es la doxazosina. Se suelen usar asociados a cualquier otro grupo de
antihipertensivos y, además, producen un descenso del LDL-colesterol (colesterol
“malo”), y mejoran la sintomatología de la hiperplasia benigna de próstata.
2.6. Vasodilatadores: Actúan directamente sobre las células musculares lisas de las
arteriolas, dilatándolas y, consiguientemente, disminuyendo las resistencias
vasculares periféricas. Esta dilatación origina taquicardia refleja (favorece la
aparición de angina en pacientes coronarios) y retención salina, por lo que no
pueden usarse sin asociación a otros fármacos. Suelen asociarse a un diurético o
un betabloqueante que contrarreste dichos efectos.
PRONOSTICO:
Realizar una evaluación inicial, previa toma de cifras tensionales, la cual incluye :
o Reposo de 5 minutos.
o Vaciar vejiga en caso necesario.
o Reposo de al menos 30 min, si la persona ha realizado ejercicio intenso, ha estado bajo
estrés, ha consumido alcohol o si ha fumado.
Realizar la medición de la presión arterial en un lugar tranquilo en donde el paciente
permanezca sentado cómodamente y relajado, inmóvil con el brazo apoyado sobre una
mesa u otro tipo de apoyo y con la palma de la mano hacia arriba.
Considerar las condiciones bajo las cuales se realiza la medición de la presión arterial y
que pueden afectar en gran medida los valores tales como:
o El brazalete debe ser colocado alrededor del brazo con su manguito centrado en la
parte anterior del brazo.
o La cámara neumática del maguito debe cubrir las 2/3 del perímetro braquial.
o El borde inferior del manguito debe estar aproximadamente 2/3 cm por encima del
pliegue del codo.
Emplear el brazalete de acuerdo a las características físicas de los pacientes adultos,
cuando se cuente con ellos, bajo las siguientes especificaciones:
o Para brazos normales brazaletes de 12 cm (anchura) x 23-24 cm (longitud).
o Para personas obesas brazaletes de 15 x 31 cm o 15 x 39 cm.
o Para personas muy obesas o para tomar la presión arterial en las piernas brazaletes de
18 x 36 a 50 cm.
Antes de realizar la medición de la presión arterial es importante:
o Retirar prendas que cubran el brazo o lo compriman.
o Evitar las extremidades que tengan instalados accesos venosos y/o fistulas
arteriovenosas.
Cuando se mida la presión arterial se tomarán las siguientes precauciones:
o Tomar como mínimo dos mediciones de presión arterial, con el paciente sentado,
dejando 1-2 min entre las mediciones; si los valores son muy diferentes, se toman
mediciones adicionales.
o Colocar el puño al nivel del corazón sea cual sea la posición del paciente.
o Si se emplea el método auscultatorio, utilizar los ruidos de Korotkoff de fase I y V
(desaparición) para identificar la presión arterial sistólica y diastólica,
respectivamente.
Revisar el esfigmomanómetro de manera continua para verificar la funcionalidad del
brazalete, manguito, tubos y válvulas, así como calibrarlo mínimo 2 veces al año, ya que
los esfigmomanómetros semiautomáticos, auscultatorios u oscilométricos deben estar
validados según protocolos estandarizados, y los servicios técnicos deben calibrarlos y
revisar su precisión periódicamente.
El uso del esfigmomanómetro de mercurio, ha sido desaconsejado por normas
internacionales de protección ambiental. Actualmente pueden usarse aparatos de tipo
aneroide cuya precisión haya sido validada. No es recomendable el uso de
esfigmomanómetro que se aplique en muñeca o dedal, ya que pueden presentar
variaciones en la presión arterial.
Orientar a los pacientes sobre el registro de la presión arterial ambulatoria en una bitácora
diaria y las condiciones físicas de reposo previas a la medición.
Alimentación
Una alimentación sana y equilibrada es muy importante en el cuidado cardíaco. Las
grasas de la dieta, en especial el colesterol, y las llamadas grasas saturadas (no
cardiosaludables) influyen enormemente en la evolución de la enfermedad
coronaria, por lo que su consumo debe ser disminuido. Se encuentran
principalmente en la yema de huevo, la leche entera y sus derivados (queso, nata y
mantequilla), las carnes grasas (cerdo), los mariscos, los embutidos, las vísceras
(seso e hígado) y los aceites tropicales (coco, palma y palmiste). Existen otro tipo
de grasas muy perjudiciales, las llamadas grasas hidrogenadas, que se utilizan en
la preparación industrial de alimentos como bollería, comida rápida frita y
precocinada. Las grasas beneficiosas son las monoinsaturadas o poliinsaturadas,
que se encuentran en el pescado y en los aceites de oliva, girasol o maíz.
Una variedad de estas grasas son los ácidos grasos omega-3, que se hallan en los
pescados azules (sardinas, salmón…) y son muy recomendables. Se aconseja
tomar los siguientes alimentos:
Legumbres.
Hortalizas.
Frutas.
Carne magra (ternera blanca y roja).
Aves (sin piel).
Pescados de cualquier tipo.
Leche descremada y sus derivados desnatados.
Frutos secos (pasas, ciruelas, dátiles, nueces y albaricoques).
Mermelada y repostería casera preparada con leche desnatada.
Bebidas: refrescos no azucarados, zumos naturales, vinos y
alcoholes no destilados industrialmente dos veces al día (40 g
diarios) y café descafeinado o té.
Cómo evitar que aumente o progrese la enfermedad
En la mayoría de los casos, los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular
pueden reincorporarse pronto a una vida normal. Deberán cumplir unas normas
sencillas de vida y alimentación durante el resto de su vida e incluirlas dentro del
estilo de vida habitual. Los factores de riesgo cardiovascular favorecen el desarrollo
de la enfermedad coronaria y, por tanto, es necesario combatirlos y conseguir
controlarlos:
• Tabaquismo.
• Colesterol.
• Hipertensión.
• Sedentarismo.
• Estrés.
• Obesidad.
• Diabetes.
Todos estos factores de riesgo cardiovascular son modificables, es decir, se puede
actuar sobre ellos; no lo son la herencia, la edad y el sexo.
CUIDADOS DE ENFERMERIA EMOCIONALES
Animar al paciente a que determine sus virtudes y habilidades.
Ayudar al paciente a identificar las prácticas sobre la salud que desea
cambiar.
Determinar con el paciente los objetivos de los cuidados.
Al ayudar al paciente a identificar las metas, evitar centrarse en el diagnóstico
o proceso de enfermedad únicamente.
Ayudar al paciente a establecer objetivos realistas, que puedan conseguirse.
Ayudar al paciente a desarrollar un plan para cumplir con los objetivos.
Ayudar al paciente a establecer las necesidades de tiempo y de frecuencia
para la realización de las conductas/ acciones.
Ayudar al paciente a identificar hasta los más pequeños éxitos.
Explorar con el paciente las razones del éxito o la falta de éste.
Realizar una historia clínica completa y exploración física a todos los pacientes con
hipertensión arterial para confirmar el diagnóstico, detectar causas de hipertensión
arterial, registrar los factores de riesgo cardiovascular e identificar el daño orgánico
u otra enfermedad cerebro vascular.
Buscar con especial atención los signos de afección orgánica, dada la importancia
del daño orgánico asintomático como fase intermedia del proceso continuo de la
enfermedad vascular y como determinante del riesgo cardiovascular total.
Explicar y orientar a los pacientes sobre dosis, horarios, vía de administración y efectos
secundarios de los medicamentos antihipertensivos.
Informar y aconsejar sobre los alimentos que contienen un alto contenido en sal, tal
como los embutidos, alimentos enlatados y aquellos que contengan conservadores.
. En cada consulta, constatar el estado del paciente con respecto al tabaco y reiterar los
consejos para dejar de fumar. Apoyar la asistencia para dejar de fumar refiriendo al
paciente a grupos de apoyo.
ANEXOS:
Grupo edades
No % No % No %
La tabla 1 muestra los grupos etáreos más vulnerables de padecer HTA, comprendido entre
los 60 a 79 años de edad con un 80,3% del total, siendo el sexo femenino el predominante.
Cardiopatía
24 27,6 10 11,5 12 13,8 1 1,2 47 54,0
isquémica
Enfermedad cerebro
12 13,8 12 13,8 4 4,6 1 1,2 29 33,3
vascular
Insuficiencia renal
3 3,5 0 0,0 1 1,2 1 1,2 5 5,8
crónica
Glaucoma y
2 2,3 1 1,2 3 3,5 0 0,0 6 6,9
cataratas
Complicaciones
No % No % No %
Cardiopatía
31 35,6 16 18,4 47 54,0
isquémica
Enfermedad cerebro
19 21,8 10 11,5 29 33,3
vascular
Insuficiencia renal
3 3,5 2 2,3 5 5,8
crónica
Glaucoma y
3 3,5 3 3,5 6 6,9
cataratas
En la tabla 3 se infiere que dentro del sexo, el femenino presentó un mayor número de
complicaciones para un 64,4%.
En la tabla 4 la enfermedad asociada más frecuente fue la Diabetes Mellitus para un 75,5
%, siendo significativo que el sexo femenino fue el mayor grupo afectado al cual
correspondió un 50,0%.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
DÍA MUNDIAL DE LA POBLACIÓN1. (1987). lima: INEI.
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/high-blood-
pressure/diagnosis-treatment/drc-20373417. (s.f.). Mayo Clinic. Marketing
&Comunication.