Hipertensión Arterial en Adultos Mayores

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 29

HIPERTENSIÓN ARTERIAL EN ADULTOS MAYORES

DEFINICIÓN

En la fisiopatología de la hipertensión arterial en el adulto mayor, son centrales los cambios


en la resistencia vascular periférica para el desarrollo, tanto de la hipertensión esencial
como de la hipertensión sistólica aislada. Sin embargo, el fenómeno parece ser
multifactorial

La hipertensión, se define por la presencia de valores de presión arterial superiores a la


normalidad: presión arterial sistólica (PAS) ≥ 140 mmHg y/o presión arterial diastólica (PAD)
≥ 90 mmHg.1 Sin embargo, en el adulto mayor, algunos autores sugieren cifras de PAS ≥
160 mmHg y PAD ≥ 90 mmHg para hipertensión sisto-diastólica. 2 En el caso de la
hipertensión sistólica aislada, se refieren cifras de PAS ≥ 140 mmHg con PAD menor de 90
mmHg. Una PAS = 140 - 160 mmHg se considera presión arterial sistólica limítrofe y
probablemente requiere tratamiento en los menores de 85 años. Los datos sobre
tratamiento antihipertensivo para pacientes mayores de 85 años con este mismo rango son
aún inconsistentes.

Esta mayor prevalencia en las personas mayores se justifica por el hecho de que las
paredes arteriales se endurecen con el envejecimiento, por lo que son menos elásticas y
ofrecen una mayor resistencia al flujo sanguíneo, causando la necesidad de que el corazón
tenga que bombear la sangre con más fuerza para mantener la circulación de la sangre. El
problema de esta patología es que normalmente no produce síntomas y si se mantiene
elevada durante un tiempo prolongado puede causar enfermedades graves

El 30,9% de la población adulta mayor fue diagnosticada -por un médico o profesional de


la salud- de padecer de presión alta o hipertensión arterial. De ese porcentaje, el 74,4%
recibió tratamiento y el 25,6% no accedió a tratamiento alguno. El mayor porcentaje con
presión alta se presentó en las mujeres (34,4%) en comparación a los hombres (27,0%), y
por nivel de educación, en las que han estudiado educación secundaria (36,5%) y
educación superior (36,0%).

ETIOLOGIA:

La presión arterial es el producto del gasto cardíaco y la resistencia vascular sistémica al


flujo sanguíneo. La hipótesis más generalizada sostiene que la hipertensión primaria deriva
de un desequilibrio de las interacciones entre estos mecanismos .No obstante, estos dos
parámetros

reciben una influencia crucial de la función renal y la homeostasis del sodio. La incidencia
de la hipertensión se incrementa al tiempo que cae la tasa de filtración glomerular (TFG),
incluso cuando existe disfunción renal leve. La disminución de la TFG en la disfunción renal
desencadena la retención del sodio y la expansión del volumen, que deben compensarse
mediante la disminución de la reabsorción tubular de sodio. El tratamiento inadecuado del
sodio en los túbulos renales, unido a la reducción de la TFG, tiene muchas probabilidades
de ser relevante en la hipertensión que se observa en individuos con nefropatía crónica
secundaria a diabetes y edad avanzada.

Un eje endocrino complejo se centra en el sistema renina-angiotensina. La oclusión de la


arteria renal o la restricción de sal en la dieta conducen al incremento de la secreción renal
de renina. La renina es una proteasa que escinde el angiotensinógeno en un decapéptido,
la angiotensina

L A su vez, la angiotensina I se convierte en angiotensina II por efecto de una proteína de


la superficie endotelial, la enzima convertidora de angiotensina (ECA). La angiotensina II
provoca vasoconstricción y también actúa sobre los centros del SNC que controlan los
impulsos eferentes simpáticos y estimulan la liberación de aldosterona a partir de las
glándulas suprarrenales. La aldosterona intensifica la reabsorción de sodio en los túbulos
renales. El efecto neto de todos estos fenómenos es el incremento del volumen total de
líquidos corporales. De esta manera, el sistema renina-angiotensina incrementa la presión
arterial por medio de tres mecanismos:

 Incremento de la eferencia simpática


 Incremento de la secreción de mineralocorticoides
 Vasoconstricción directa

Este eje se enfrenta al antagonismo del factor auricular natriurético, una hormona secretada
por células especializadas en las aurículas. El factor auricular natriurético se une a
receptores específicos en el riñón y aumenta la excreción urinaria de sodio, de manera que
se opone a la
vasoconstricción inducida por la angiotensina II. La secreción del factor auricular natriurético
podría encontrarse bajo el control de la distensión de las aurículas, una consecuencia del
aumento del volumen, o de interacciones endocrinas aún indefinidas.

La importancia de este eje hormonal para la regulación de la presión arterial en la


hipertensión puede demostrarse a partir del éxito terapéutico de la administración
antagonistas simpáticos (bloqueadores adrenérgicos p), diuréticos e inhibidores de la ECA.
A pesar de esto, no se ha identificado una anomalía central en el eje renina-angiotensina,
en parte debido a que la vasculatura responde con rapidez a los cambios hemodinámicos
hísticos derivados de la autorregulación.

Existen numerosos mecanismos para la regulación renal de la excreción del sodio. El


segmento terminal de la nefrona, los conductos colectores, es un elemento importante para
el mantenimiento del equilibrio del sodio cuando existen alteraciones en las estructuras
proximales de la nefrona. De esta manera, las anomalías de la regulación del transporte de
sodio en el conducto colector pueden provocar un defecto más grave en su control. Las
mutaciones génicas que afectan a la reabsorción de sodio en este segmento terminal
guardan una estrecha relación con la hipertensión. Las anomalías en el canal epitelial del
sodio en el túbulo renal distal y el conducto colector, o fas anomalías en las vías de
señalización que regulan su expresión, son responsables de distintas variantes genéticas
de hipertensión, entre las que se encuentran las mutaciones de las proteínas cinasas WNK
y el aumento de la expresión de los canales epiteliales del sodio.

En el caso de la hipertensión, el resultado final de la autorregulación siempre es una


resistencia periférica elevada. Por ejemplo, la hipertensión puede provocarse por medios
experimentales al recurrir a la extirpación quirúrgica de gran parte del tejido renal, tras lo
cual se administra un exceso de sodio y agua. El gasto cardíaco, y por ende la presión
arterial, se incrementa con rapidez como consecuencia del cambio rápido del volumen
sanguíneo. Sin embargo, algunos días después la diuresis inducida por presión permite la
restauración de un gasto cardíaco y un volumen plasmático casi normales. En ese momento
la presión arterial se mantiene debido al aumento de la resistencia periférica. Así, si bien la
elevación de la presión arterial se debe al principio al incremento del volumen, los
mecanismos compensadores enmascaran con éxito las modificaciones de este último y
provocan en apariencia una hipertensión esencial. Muchos casos de hipertensión en el
humano también podrían derivar de un proceso que comienza con la modificación del gasto
cardíaco, el metabolismo de la sal o la liberación de factor auricular natriurético.
FISIOPATOLOGIA:

La hipertensión arterial (HTA) es un factor de riesgo muy importante para el desarrollo


futuro de enfermedad vascular (enfermedad cerebrovascular, cardiopatía coronaria,
insuficiencia cardíaca ó renal) y se caracteriza básicamente por la existencia de una
disfunción endotelial (DE), con ruptura del equilibrio entre los factores relajantes del vaso
sanguíneo (óxido nítrico –NO-, factor hiperpolarizante del endotelio -EDHF) y los factores
vasoconstrictores (principalmente endotelinas).

La definición de hipertensión arterial es arbitraria. El umbral elegido es aquel a partir del


cual los beneficios obtenidos con la intervención, sobrepasan a los de la no actuación. A
lo largo de los años, los valores de corte han ido reduciéndose a medida que se han ido
obteniendo más datos referentes al valor pronóstico y los efectos beneficiosos de su
tratamiento. (Michelson, 2010,109).

La presión arterial muestra una dilatación progresivo con la edad y el modelo de


hipertensión varia, se observa que la presión arterial sistólica muestra un incremento
continuo mientras que la presión diastólica comienza a declinar a partir de los 50 años en
ambos sexos, incrementado la presión de pulso que constituye un predictor muy fuerte
para el desarrollo de eventos cardiovasculares.

La organización funcional de la circulación de la sangre, necesita del constante


mantenimiento de la presión arterial para asegurar la perfusión hística adecuada, esto es
un flujo sanguíneo que responda a los requerimientos permanentes de los parénquimas
vitales, como corazón y cerebro, y de otros órganos como los riñones.

En condiciones normales y de reposo esto se satisface con una presión arterial media de
90-100 mm Hg. y su constancia depende de un complejo mecanismo de regulación. La
conducción del flujo sanguíneo a los tejidos se realiza a través de un sistema de tubos
distensibles, de calibre variado, de diferente composición de pared, que determina
tensiones parietales distintas a lo largo del sistema vascular; presenta componentes
musculares con funciones de esfínter a nivel de meta arteriolas y arteriolas, que permiten
una regulación local del flujo sanguíneo, lo que resulta sustancial para los ajustes según
demanda particular; la regulación local está gobernada por factores metabólicos,
hormonales y nerviosos. Como el flujo sanguíneo es continuo y pulsátil (no intermitente ni
discontinuo), se puede resumir que la presión arterial resulta de: La cantidad de sangre
que ingresa al sistema arterial por unidad de tiempo (Volumen Minuto Cardíaco), la
capacidad del sistema, la viscosidad del fluido y la resistencia que opone la luz arteriolar a
su salida hacia el sector capilar y venoso (Resistencia Periférica). Considerando que tanto
la viscosidad sanguínea como la capacidad del sistema arterial, dada su constancia, no
participan activamente en la regulación de la presión arterial, puede decirse que todos los
mecanismos de regulación de la presión arterial operan a través de Volumen Minuto
Cardíaco y Resistencia Periférica. Estas dos variables, no son las determinantes de la
presión arterial, sino que son los mecanismos de los que se vale el sistema regulador
para ajustar las cifras tensionales. Si bien existen distintas hipótesis para intentar explicar
los mecanismos participantes en la autorregulación de la presión arterial, en general todas
desembocan en última instancia en la modificación del radio de las arteriolas,
independientemente del control hormonal o nervioso, por eso el nombre de
autorregulación.

Los mecanismos que intervienen en la autorregulación serían:

 Factores metabólicos: como la concentración arterial de O2, CO2 y pH arterial.


 Calibre de los vasos sanguíneos.
 Metabolitos vaso activos.
 Presión tisular.

Los mecanismos nerviosos están mediados por el sistema nervioso autónomo y otras
sustancias no adrenérgicas del tipo de la histamina, o el factor de relajación endotelial,
que modifica el calibre del vaso por relajación del músculo liso a través de un mecanismo
aún no muy bien dilucidado.

Los receptores alfa 1, cuyo mediador químico es la norepinefrina, son los responsables
de la vasoconstricción en arteriolas.

Los receptores beta 1, cuyo mediador químico es tanto la epinefrina como la


norepinefrina, son los responsables del aumento de la frecuencia cardíaca y de la
contractilidad miocárdica.

Los receptores beta 2, cuyo mediador químico es la epinefrina, son los responsables de la
vasodilatación arteriola. Los mecanismos hormonales que participan en la regulación de la
presión arterial incluyen el de renina-angiotensina-aldosterona (r-a-a), a través de la
acción vasoactiva potente de la angiotensina y de la reabsorción de agua y sodio mediada
por la aldosterona.

Las prostaglandinas de la médula renal, desempeñan un importante rol como


antihipertensoras. La prostaglandina A2 y la prostaglandina E2, a través de la
vasodilatación cortical, provocan natriuresis y diuresis junto con vasodilatación periférica
para estabilizar la presión arterial.(Tagle, 2006,16-23)

FACTORES DE RIESGOS EN LA HIPERTENCIÓN ARTERIAL QUE PRINCIPALENTE


OCURRE EN EL ADULTO MAYOR.

I. SOBREPESO:
Es un riesgo principal por el cual a medida que el peso incremente de una
forma paralela aumenta también la presión arterial. Aun así no se sabe si
existe un factor asociado que aumente la presión en personas con
sobrepeso. Una alimentación rica en sal y grasas saturadas aumenta la
tensión arterial.

II. EDAD:
Conforme las personas van envejeciendo se produce un endurecimiento de
las arterias que por el mismo motivo dificultarán el paso de la sangre y esto
ocasionaría el aumento de la presión arterial. Principalmente si el individuo
sobrepasa la edad de 65 años ya estarían corriendo riesgo.

III. SEXO:
En el adulto mayo como la mujer ya se encuentra en la edad de la
menopausia ya se encuentra con igual frecuencia y tanto varón como mujer
pueden adquirir con facilidad la hipertensión arterial.

SINTOMATOLOGIA:

La hipertensión es un desorden altamente prevalente en pacientes adultos mayores y


ancianos y es un importante contribuyente a su alto riesgo cardiovascular. La hipertensión
sistólica aislada es la forma dominante, atribuida al endurecimiento arterial progresivo y al
incremento de la carga ateroesclerótica de los vasos de conducción con la edad, así como
a la hipertrofia y esclerosis de la capa muscular de las arterias y arteriolas.
La presión arterial (PA) depende fundamentalmente de dos variables: el volumen de sangre
propulsado por el corazón en unidad de tiempo y las resistencias que oponen las arterias
y, sobre todo, las arteriolas. Estas variables tendrían otras dependencias, como la actividad
del sistema nervioso autónomo (SNA), que gobierna el ritmo del corazón y la resistencia de
las arteriolas, y el balance de agua y sal que se sustancia a través del riñón modulando
finalmente el volumen de sangre; es por esto que puede sufrir variaciones puntuales con
estímulos emocionales, así como también a partir de esfuerzos físicos y mentales.
Asimismo, la presión arterial suele ser más alta en hora de trabajo y más baja con el reposo,
incluso desciende más con el sueño.

La prevalencia de una cifra tensional dentro de rangos normales en la población geriátrica


es muy baja: 15% en pacientes de 60-79 años y un 6% en mayores a 80 años, además,
cabe mencionar está prevalencia es mayor en el sexo femenino. (Gil Gregorio, 2012).

La hipertensión arterial en personas mayores, a procesos endocrinológicos o renales,


puede presentarse con una sintomatología más específica, a veces incluso bizarra, sin
embargo, puede ser durante muchos años una enfermedad silenciosa.

El primer síntoma, tras años de silencio clínico, puede ser una grave complicación cardiaca
en forma de infarto o un accidente cerebral. Algunos pacientes pueden desarrollar algún
tipo de sintomatología previa, en general poco expresiva, como cefalea, ruidos de oídos,
sensación de inestabilidad o polaquiuria (signo urinario caracterizado por el aumento del
número de micciones de escasa cantidad y que refleja una irritación o inflamación del tracto
urinario).

Cuando el paciente presenta una sintomatología más alarmante, generalmente se trata de


una hipertensión evolucionada y grave, con una importante repercusión en el corazón y los
vasos.

Como síntoma de insuficiencia cardiaca está la fatiga o disnea con esfuerzos pequeños;
así también, la cefalea intensa y matutina en la región de la nuca puede ser expresión de
una hipertensión elevada o el signo indicador de una hemorragia cerebral por una
afectación vascular relevante.

Pero esta enfermedad es, en sí misma, un proceso silencioso que dura largos años, lo cual
justifica la puesta en práctica de campañas de detección a partir de los 40 años en los
varones y de los 45-50 años en las mujeres, o antes si existen antecedentes familiares con
hipertensión, como también si los pacientes son obesos o presentan otros factores de
riesgo.

En los pacientes hipertensos que ya han sido detectados y tratados es necesario llevar a
cabo mediciones frecuentes de la presión arterial, si es posible en el propio domicilio, y
acudir a las citas periódicas determinadas por los médicos.

Las lesiones arteriales y por la sobrecarga cardíaca, inducidas a largo plazo por la
hipertensión, producen daño cardiovascular. Todos los territorios de las arterias y las
arteriolas sufren el impacto de las altas presiones, pero ello se traduce clínicamente en
accidentes cerebrales vasculares como trombosis con infartos o hemorragias, en
miocardiopatías con angor (dolor y enfermedad de las arterias coronarias ocasionado por
insuficiente aporte de sangre a las células del músculo cardiaco), e incluso en infartos
agudos de miocardio; o en nefropatías crónicas por enfermedad vascular hipertensiva.

Los grandes vasos también pueden verse afectados a través de aneurismas o lesiones que
impliquen rigidez o estenosis en arterias más periféricas. Estas alteraciones se pueden
detectar con técnicas ecográficas (eco-Doppler) y son más habituales en las arterias del
cuello o supra-aórticas o también en los miembros inferiores.

Las posibles lesiones cardiovasculares son:

 Hipertrofia del ventrículo izquierdo.


 Angina: infarto de miocardio.
 Insuficiencia cardiaca.
 Insuficiencia renal.
 Retinopatía.
 Accidente cerebro vascular.

Actualmente, el riesgo cardiovascular de la hipertensión arterial se analiza no sólo desde la


magnitud de las cifras tensionales, sino también desde la presencia de otros factores de
riesgo cardiovascular.

DIAGNÓSTICO:

Las guías chilenas GES proponen para confirmar el diagnóstico de HTA utilizar el perfil de
PA, que consiste en realizar al menos dos mediciones adicionales de PA en cada brazo,
separados al menos de 30 segundos, en días distintos y en un lapso no mayor a 15 días.
Para medir tu presión arterial se colocará un brazalete inflable alrededor del brazo y medirá
tu presión arterial mediante un medidor de presión.

Este aparato tomará las medidas en base a milímetros de mercurio (mm Hg), mostrará dos
números de los cuales, el primero medirá la presión sistólica y el segundo, la presión
diastólica.

La presión arterial en general debe medirse en ambos brazos para determinar si hay alguna
diferencia. Además, por consulta se mide alrededor de tres veces ya que la presión suele
variar a lo largo del día. Pero en realidad, las guías de la OMS/ISH no especifican en
cuántas visitas sr podría determinar. En cambio, las guías británicas NICE son más precisas
y recomienda realizar dos o más mediciones en cada visita en hasta cuatro ocasiones
diferentes. Sin embargo, normalmente se basan en las recomendaciones de la AHA que
indica un mínimo de 2 mediciones que deben realizarse a intervalos de al menos 1 minuto,
y el promedio de esas lecturas debe ser usado para representar la PA del paciente.

La medición de presión arterial está dividida en cuatro categorías:

1. Presión arterial normal: Cuando el número está por debajo de 120/80 mm Hg.
2. Presión arterial elevada: Puede ser sistólica si está entre 120 y 129 mm Hg o
diastólica, por debajo de 80 mm Hg.
3. Hipertensión en etapa 1: Puede ser sistólica si está entre 130 y 139 mm Hg o
diastólica, entre 80 a 89 mm Hg.
4. Hipertensión en etapa 2: Es sistólica si es mayor o igual que 140 mm Hg, o diastólica
si es mayor o igual a 90 mm Hg.

Se hace un correcto diagnóstico si:

a) Se tiene un protocolo a seguir a las tomas de PA.


b) Se ha tomado el PA en ambos brazos.
c) Las tomas se hacen en decúbito y bipedestación.
d) Se tiene una correcta metodología.
e) El manguito es apropiado para el perímetro braquial.
f) Se hacen las tomas suficientes.
g) Confirmación diagnóstica en varios días.
h) Confirmar por AMPA/MAPA la ausencia de fenómeno o HTA de BB.

TRATAMIENTO:
El doctor Sellén (2007) menciona que tratamiento de la HTA se basa inicialmente en la
estratificación del riesgo vascular según el grado de PA, la ausencia o presencia de otros
factores de riesgo, la ausencia o presencia de lesión en los órganos diana de la HTA y la
ausencia o presencia de trastornos clínicos asociados o enfermedad de órgano diana.
Cuando el riesgo es bajo o medio el tratamiento puede iniciarse con medidas no
farmacológicas o modificación del estilo de vida mientras que cuando el riesgo
cardiovascular es alto o muy alto se indica el tratamiento farmacológico desde el primer
momento.

Numerosos estudios han demostrado la eficacia del tratamiento, tanto farmacológico como
no farmacológico, en la reducción de la mortalidad cardiovascular, siempre que se consigan
los objetivos de bajar tanto las cifras de presión diastólica como sistólica. Bien es cierto que
esa reducción es mayor en la mortalidad por ictus (accidente cerebrovascular) que por
afectación cardiaca, como también que el descenso de la presión sistólica incide más en la
reducción de ictus que el descenso de la presión diastólica.

1. No farmacológico:
Sellén (2007) menciona que este tratamiento está dirigido a disminuir la ingesta de
sodio, alcohol y la grasa de origen animal (polinsaturada en lugar de saturada), a la
conservación del peso ideal, aporte dietético de potasio, calcio y magnesio, asociando
todas estas medidas al cambio de estilo de vida como son la práctica de ejercicios
físicos isotónicos y la psicoterapia de la conducta que incluye la autorrelajación,
biorretroalimentación y la meditación. Estas medidas son muy beneficiosas en la
mayoría de los hipertensos, y en especial en los grupos limítrofes, ligeros y en los
ancianos. Es necesario un plan de prevención primaria para toda la comunidad que
promueva estilos de vida saludable aplicables a los que tienen HTA y a los que no la
presentan. Los hábitos nocivos a la salud son difíciles de erradicar y necesitan de
voluntad, terapia especializada y apoyo psicológico.
2. Farmacológicos:
López Acedo, Flores Morgado & Cambero Flores (2006) explican que hay fármacos
considerados como de primera línea de acción (diuréticos, betabloqueantes, IECAs,
calcioantagonistas y ARA II), y otros de segunda línea, que son los vasodilatadores
directos y los simpaticolíticos de acción central que deben ser suministrados de
acuerdo a las necesidades del paciente, y solo en caso de que si en un plazo de 6 a
12 meses con la medicación no farmacológica, no se vean resultados positivos.
2.1. Diuréticos: Generalmente es la primera elección en el tratamiento de la
hipertensión arterial, debido a su fácil manejo y a su bajo coste. Hay 3 grupos de
diuréticos, según el nivel renal en el que actúen, siendo más usados los
tiazídicos. Actúan aumentando la excreción renal de orina y sodio, lo que hace
que disminuya la tensión arterial (TA). Los efectos colaterales de los diuréticos
son pocos, siendo el más importante la bajada de potasio, que aparece tanto con
los diuréticos tiazídicos como con los de asa, y que se suple aumentando el
consumo de alimentos ricos en potasio, como el plátano o la naranja.
2.2. Betabloqueantes: Reducen la TA en pacientes hipertensos, pero no en personas
normotensas; Actúan bloqueando el efecto estimulante de la adrenalina sobre el
corazón, con lo que éste late más despacio. Los betabloqueantes han
demostrado ampliamente su eficacia, tanto en monoterapia como asociados en el
tratamiento de la HTA ligera-moderada. Tienen efectos adversos que limitan su
uso. Los más importantes están relacionados con su acción sobre el corazón:
producción de excesiva disminución de la frecuencia cardiaca, broncoespasmo en
pacientes asmáticos o con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
También pueden producir sensación de fatiga y alteraciones a nivel de la esfera
sexual (impotencia).
2.3. Calcioantagonistas: Actúan inhibiendo la entrada de calcio en las células
musculares lisas de las arteriolas (arterias pequeñas), con lo que éstas se dilatan
y disminuyen las resistencias vasculares periféricas y las cifras de PA. Como
efectos secundarios se han descrito los edemas maleolares, la hipotensión
ortostática (mareo al ponerse de pie por disminución de la TA), el rubor facial, la
cefalea, el estreñimiento y la bradicardia.
2.4. Inhibidores de la enzima convertidora de angiostensina (IECAs): Actúan
impidiendo la formación de una sustancia del organismo llamada angiotensina II,
sin la que no se puede producir renina (que eleva la TA y contrae las arterias).
Los IECAs están actualmente considerados fármacos de primer escalón, solos o
en asociación con otros, y también han demostrado ser eficaces en la prevención
de eventos cardiovasculares en pacientes con HTA no complicada. Además,
pueden administrarse de manera segura en la mayoría de las situaciones en que
la HTA va asociada a otras enfermedades. Los IECAs están contraindicados en el
embarazo y la lactancia, y deben utilizarse con suma precaución en la HTA
vasculorrenal. Como efectos secundarios más descritos están la aparición en
algunos pacientes de tos no productiva, casos aislados de angioedema (que
aparece con las primeras dosis del fármaco), hipotensión, exantemas en la piel y
elevación de la urea (en pacientes con insuficiencia renal).
2.5. Alfabloqueantes: El único que se usa actualmente en el tratamiento de la HTA
es la doxazosina. Se suelen usar asociados a cualquier otro grupo de
antihipertensivos y, además, producen un descenso del LDL-colesterol (colesterol
“malo”), y mejoran la sintomatología de la hiperplasia benigna de próstata.
2.6. Vasodilatadores: Actúan directamente sobre las células musculares lisas de las
arteriolas, dilatándolas y, consiguientemente, disminuyendo las resistencias
vasculares periféricas. Esta dilatación origina taquicardia refleja (favorece la
aparición de angina en pacientes coronarios) y retención salina, por lo que no
pueden usarse sin asociación a otros fármacos. Suelen asociarse a un diurético o
un betabloqueante que contrarreste dichos efectos.

PRONOSTICO:

Adicionalmente al manejo de hipertensión arterial se debe estimar el riesgo de los pacientes


lo cual incrementa la información pronostica y constituye una guía para decidir el
tratamiento y la intensidad del mismo.

La evaluación del paciente hipertenso anciano implica:


1.1. Efectuar una valoración geriátrica integral del paciente que contemple, junto
a los aspectos clínicos (comorbilidad, polifarmacia), la situación funcional
(dependencias tanto de origen físico como mental) y los condicionantes sociales
(aislamiento, economía, vivienda), todos ellos factores claves a considerar a la hora
de planificar la intervención terapéutica.
1.1.1. Confirmar y definir gravedad de la elevación de la presión arterial según los
niveles de la Guía Europea HTA (11).
1.1.2. Detectar factores de riesgo cardiovascular. Las siguientes medidas son
imprescindibles en todos los pacientes: - Investigar el consumo de tabaco y
de alcohol. - Medir el perímetro abdominal del paciente - Determinar
glucemia, colesterol total y fracciones, así como triglicéridos. Se considera
patológico un colesterol total > 250, un colesterol-LDL > 155 o un colesterol
HDL <40 en el varón o <48 en la mujer.
1.1.3. Evaluar la intensidad del daño de órgano diana. Ocasionalmente la
detección de la hipertensión arterial puede coincidir con un acontecimiento
agudo o subagudo (infarto de miocardio, aneurisma, accidente vascular
cerebral, HTA maligna) que requiera ingreso. En el resto de los casos será
preciso investigar la presencia de lesiones en órganos diana (1, 10, 11,
12,14).
1.2. Medida ambulatoria de la presión arterial (MAPA):
La MAPA ha introducido un considerable cambio en el diagnóstico y el tratamiento
de la HTA, desplazando el interés de la medida de presión del ambiente controlado
de la consulta al entorno habitual del paciente.
Se ha confirmado que los valores de la MAPA se correlacionan mejor con los
parámetros de lesión en órganos diana que las mediciones en la consulta,
especialmente con la masa del ventrículo izquierdo y la microalbuminuria, que se
consideran excelentes marcadores pronósticos de complicaciones
cardiovasculares.
CUIDADOS DE ENFERMERIA: EXTENDERNOS MAS

El conocimiento de las enfermedades cardiovasculares, su diagnóstico, su tratamiento y


sus cuidados, ha experimentado un gran progreso en los últimos años. En este desarrollo,
la prevención de los factores de riesgo ha adquirido una gran relevancia. Generalmente, la
patología cardiovascular tiene un carácter crónico, que supone para el paciente una
limitación en sus capacidades físicas y sociales durante el resto de su vida. Tanto si se trata
de prevenir la enfermedad cardiovascular, como si ésta ya se ha instaurado, es necesario
educar al paciente en pautas de actuación en el ámbito físico, social y psicológico, que le
permitan alcanzar el mayor grado de independencia posible así como reintegrarse a una
vida activa y satisfactoria tan pronto como se pueda. La intervención de la enfermera en la
educación sanitaria del paciente es fundamental, tanto en la prevención como en la
rehabilitación, para favorecer el control de los factores de riesgo, promover hábitos de vida
saludables, disminuir la morbimortalidad y mejorar su calidad de vida.

 Toma de signos vitales (tensión arterial, frecuencia respiratoria, frecuencia


cardiaca y temperatura).
 Mantener en reposo absoluto y con respaldo a 45°.
 Llevar Balance Hídrico y Diuresis.
 Proporcionar dieta hiposódica.
 Restricción de visitas y de ser posible mantenerlo aislado.
 Cuidados higiénicos en cama.
 Administración de medicamentos prescritos.
 Orientar a familiares sobre la patología y su tratamiento.
 Reforzar la confianza del paciente en el personal involucrado, si es el caso.
 Determinar las experiencias anteriores del paciente y el nivel de conocimientos
relacionados con el tratamiento.
 Explicar el propósito del tratamiento.
 Describir las actividades del tratamiento.
 Explicar el tratamiento.
 Determinar las expectativas del tratamiento por parte del paciente.
 Corregir las expectativas irreales del tratamiento, si procede.
 Discutir tratamientos alternativos, si procede.
 Dar tiempo al paciente para que haga preguntas y discuta sus inquietudes.
 Incluir a la familia/ ser querido, si resulta oportuno

 CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN EL PROCESO DE LA ENFERMEDAD

 Evaluar el nivel actual de conocimientos del paciente relacionado con el proceso


de enfermedad específico.
 Explicar la fisiopatología de la enfermedad y su relación con la anatomía y
fisiología, según cada caso.
 Revisar el conocimiento del paciente sobre su estado.
 Describir los signos y síntomas comunes de la enfermedad, si procede.
 Explorar con el paciente lo que ha hecho para controlar los síntomas
 Describir el proceso de enfermedad, si procede.
 Identificar las etiologías posibles, si procede.
 Proporcionar información al paciente acerca de la enfermedad.
 Evitar las promesas tranquilizadoras vacías.
 Dar seguridad sobre el estado del paciente, si procede.
 Comentar los cambios en el estilo de vida que puedan ser necesarios para evitar
futuras complicaciones y/o controlar el proceso de enfermedad.
 Discutir las opciones de tratamiento.
 Describir el fundamento de las recomendaciones del control/ terapia/ tratamiento.
 Animar al paciente a explorar opciones/ conseguir una segunda opinión, si
procede o se indica.
 Describir las posibles complicaciones crónicas, si procede.
 Enseñar al paciente medidas para controlar/ minimizar síntomas, si procede.
 Instruir al paciente sobre cuáles son los signos y síntomas de los que debe
informarse al cuidador, si procede.
 Reforzar la información otorgada por otros miembros del equipo de cuidados, si
procede.

 CUIDADOS DE ENFERMERIA PARA LA MEDICION EFICIENTE DE LA PRESION


ARTERIAL EN EL ADULTO MAYOR.

 Realizar una evaluación inicial, previa toma de cifras tensionales, la cual incluye :
o Reposo de 5 minutos.
o Vaciar vejiga en caso necesario.
o Reposo de al menos 30 min, si la persona ha realizado ejercicio intenso, ha estado bajo
estrés, ha consumido alcohol o si ha fumado.
 Realizar la medición de la presión arterial en un lugar tranquilo en donde el paciente
permanezca sentado cómodamente y relajado, inmóvil con el brazo apoyado sobre una
mesa u otro tipo de apoyo y con la palma de la mano hacia arriba.
 Considerar las condiciones bajo las cuales se realiza la medición de la presión arterial y
que pueden afectar en gran medida los valores tales como:
o El brazalete debe ser colocado alrededor del brazo con su manguito centrado en la
parte anterior del brazo.
o La cámara neumática del maguito debe cubrir las 2/3 del perímetro braquial.
o El borde inferior del manguito debe estar aproximadamente 2/3 cm por encima del
pliegue del codo.
 Emplear el brazalete de acuerdo a las características físicas de los pacientes adultos,
cuando se cuente con ellos, bajo las siguientes especificaciones:
o Para brazos normales brazaletes de 12 cm (anchura) x 23-24 cm (longitud).
o Para personas obesas brazaletes de 15 x 31 cm o 15 x 39 cm.
o Para personas muy obesas o para tomar la presión arterial en las piernas brazaletes de
18 x 36 a 50 cm.
 Antes de realizar la medición de la presión arterial es importante:
o Retirar prendas que cubran el brazo o lo compriman.
o Evitar las extremidades que tengan instalados accesos venosos y/o fistulas
arteriovenosas.
 Cuando se mida la presión arterial se tomarán las siguientes precauciones:
o Tomar como mínimo dos mediciones de presión arterial, con el paciente sentado,
dejando 1-2 min entre las mediciones; si los valores son muy diferentes, se toman
mediciones adicionales.
o Colocar el puño al nivel del corazón sea cual sea la posición del paciente.
o Si se emplea el método auscultatorio, utilizar los ruidos de Korotkoff de fase I y V
(desaparición) para identificar la presión arterial sistólica y diastólica,
respectivamente.
 Revisar el esfigmomanómetro de manera continua para verificar la funcionalidad del
brazalete, manguito, tubos y válvulas, así como calibrarlo mínimo 2 veces al año, ya que
los esfigmomanómetros semiautomáticos, auscultatorios u oscilométricos deben estar
validados según protocolos estandarizados, y los servicios técnicos deben calibrarlos y
revisar su precisión periódicamente.
 El uso del esfigmomanómetro de mercurio, ha sido desaconsejado por normas
internacionales de protección ambiental. Actualmente pueden usarse aparatos de tipo
aneroide cuya precisión haya sido validada. No es recomendable el uso de
esfigmomanómetro que se aplique en muñeca o dedal, ya que pueden presentar
variaciones en la presión arterial.
 Orientar a los pacientes sobre el registro de la presión arterial ambulatoria en una bitácora
diaria y las condiciones físicas de reposo previas a la medición.

 CUIDADOS DE ENFERMERIA EN EL PROCEDIMIENTO

 Reforzar la confianza del paciente en el personal involucrado, si es el caso.


 Determinar las experiencias anteriores del paciente y el nivel de conocimientos
relacionados con el tratamiento.
 Explicar el propósito del tratamiento.
 Describir las actividades del tratamiento.
 Explicar el tratamiento.
 Determinar las expectativas del tratamiento por parte del paciente.
 Corregir las expectativas irreales del tratamiento, si procede.
 Discutir tratamientos alternativos, si procede.
 Dar tiempo al paciente para que haga preguntas y discuta sus inquietudes.
 Incluir a la familia/ ser querido, si resulta oportuno

 Medidas que deben tomarse ante una crisis de dolor


Si aparece el dolor en el pecho, se debe, en primer lugar, interrumpir la actividad
que se esté realizando. Si se está en casa, lo mejor es sentarse o tumbarse; si se
está en la calle, es necesario pararse y sentarse si es posible. Es de gran
importancia no perder la calma y poner una gragea de nitroglicerina (Cafinitrina®)
debajo de la lengua. Si el dolor no ha cedido a los tres minutos, se pondrá una
segunda píldora; si pasan otro período de tiempo similar y el dolor persiste, se
recurrirá a una tercera y se acudirá al hospital. Es imprescindible que estos
pacientes lleven siempre consigo pastillas de nitroglicerina. Pueden aparecer
también dolor de cabeza, palpitaciones o mareos, pero suelen ceder a los pocos
minutos. Si el dolor en el pecho ha cedido con la nitroglicerina, se puede continuar
llevando una vida normal sin necesidad de acudir al médico hasta la próxima
revisión. Si el dolor es frecuente y viene acompañado de náuseas, sudor intenso y
falta de respiración, se debe acudir al médico con prontitud, aunque sea antes de la
fecha prevista. Asimismo, algunas circunstancias pueden desencadenar una crisis
de dolor en el pecho: las comidas copiosas, subir una cuesta, hacer ejercicio físico,
los estados de tensión emocional.

 Tratamiento con medicamentos


Enseñar al paciente a reconocer las características distintivas del (de los)
medicamento(s), si procede.
 Informar al paciente tanto el nombre genérico como el comercial de cada
medicamento.
 Informar al paciente acerca del propósito y acción de cada medicamento.
 Instruir al paciente sobre la dosis, vía y duración de los efectos de cada
medicamento.
 Revisar el conocimiento que el paciente tiene de las medicaciones.
 Evaluar la capacidad del paciente para administrarse los medicamentos el
mismo.
 Informar al paciente sobre lo que tiene que hacer si pasa por alto una
dosis.
 Informar al paciente sobre las consecuencias de no tomar o suspender
bruscamente la medicación.
 Instruir al paciente sobre los posibles efectos adversos de cada
medicamento.
 Enseñar al paciente a aliviar o prevenir ciertos efectos secundarios, si es el
caso.
 Instruir al paciente sobre los signos y síntomas de sobredosis o subdosis.
 Ayudar al paciente a desarrollar un horario de medicación escrito.
 Advertir al paciente de los riesgos asociados a la administración de
medicamentos caducados.
 Advertir al paciente contra la administración de medicamentos prescritos a
otras personas. • Incluir a la familia/ ser querido, si procede.

Es importante tomar la medicación prescrita de forma exacta y no interrumpirla


nunca. Los fármacos de uso más frecuente son:
 Nitratos: aumentan el diámetro de los vasos sanguíneos, aportando mayor
cantidad de oxígeno y sangre al corazón. Existen varias formas de
presentación: - Grageas o espray (Cafinitrina®). - Parches: se aplican en
cualquier zona corporal desprovista de vello. Deben mantenerse durante 8-
12 horas. - Comprimidos: se prescriben de forma habitual. Los efectos
secundarios de todos ellos son dolor de cabeza, mareo y palpitaciones. Se
debe evitar tomar alcohol.
 Antiagregantes plaquetarios: previenen la formación de trombos. Se suele
utilizar la Aspirina®; en los pacientes que no pueden tomarla se emplea el
clopidogrel.
 Betabloqueantes: bajan las pulsaciones del corazón y la tensión arterial. Si
durante el uso de estos medicamentos se observa que el pulso es muy bajo
(40 latidos por minuto) y existe sensación de mareo, es necesario consultar
al médico. • Antagonistas del calcio: disminuyen las necesidades de oxígeno
del corazón y dilatan las arterias coronarias, favoreciendo el riego coronario.
Los efectos secundarios pueden ser dolor de cabeza, mareo o hinchazón de
tobillos. • Estatinas: reducen los niveles del colesterol que circulan por la
sangre. • Inhibidores de la enzima angiotensina convertasa: mejoran el
rendimiento del corazón y ayudan a controlar la tensión arterial y el aumento
anormal del músculo cardíaco. • Anticoagulantes: disminuyen la formación
de coágulos. Los pacientes que siguen un tratamiento con estos fármacos
deben tener un control especial de la coagulación y realizarse análisis
periódicos de sangre. El paciente ha de conocer el nombre específico del
medicamento que toma, para qué lo toma y cuáles son la dosis, la forma de
administración y los horarios de las tomas. También es importante saber con
qué no debe mezclarse, ya que pueden existir interacciones con otros
medicamentos (antiinflamatorios, antibióticos) o con el alcohol, susceptibles
de alterar el efecto de estos fármacos.

 Alimentación
Una alimentación sana y equilibrada es muy importante en el cuidado cardíaco. Las
grasas de la dieta, en especial el colesterol, y las llamadas grasas saturadas (no
cardiosaludables) influyen enormemente en la evolución de la enfermedad
coronaria, por lo que su consumo debe ser disminuido. Se encuentran
principalmente en la yema de huevo, la leche entera y sus derivados (queso, nata y
mantequilla), las carnes grasas (cerdo), los mariscos, los embutidos, las vísceras
(seso e hígado) y los aceites tropicales (coco, palma y palmiste). Existen otro tipo
de grasas muy perjudiciales, las llamadas grasas hidrogenadas, que se utilizan en
la preparación industrial de alimentos como bollería, comida rápida frita y
precocinada. Las grasas beneficiosas son las monoinsaturadas o poliinsaturadas,
que se encuentran en el pescado y en los aceites de oliva, girasol o maíz.
Una variedad de estas grasas son los ácidos grasos omega-3, que se hallan en los
pescados azules (sardinas, salmón…) y son muy recomendables. Se aconseja
tomar los siguientes alimentos:
 Legumbres.
 Hortalizas.
 Frutas.
 Carne magra (ternera blanca y roja).
 Aves (sin piel).
 Pescados de cualquier tipo.
 Leche descremada y sus derivados desnatados.
 Frutos secos (pasas, ciruelas, dátiles, nueces y albaricoques).
 Mermelada y repostería casera preparada con leche desnatada.
 Bebidas: refrescos no azucarados, zumos naturales, vinos y
alcoholes no destilados industrialmente dos veces al día (40 g
diarios) y café descafeinado o té.
 Cómo evitar que aumente o progrese la enfermedad
En la mayoría de los casos, los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular
pueden reincorporarse pronto a una vida normal. Deberán cumplir unas normas
sencillas de vida y alimentación durante el resto de su vida e incluirlas dentro del
estilo de vida habitual. Los factores de riesgo cardiovascular favorecen el desarrollo
de la enfermedad coronaria y, por tanto, es necesario combatirlos y conseguir
controlarlos:
• Tabaquismo.
• Colesterol.
• Hipertensión.
• Sedentarismo.
• Estrés.
• Obesidad.
• Diabetes.
Todos estos factores de riesgo cardiovascular son modificables, es decir, se puede
actuar sobre ellos; no lo son la herencia, la edad y el sexo.
 CUIDADOS DE ENFERMERIA EMOCIONALES
 Animar al paciente a que determine sus virtudes y habilidades.
 Ayudar al paciente a identificar las prácticas sobre la salud que desea
cambiar.
 Determinar con el paciente los objetivos de los cuidados.
 Al ayudar al paciente a identificar las metas, evitar centrarse en el diagnóstico
o proceso de enfermedad únicamente.
 Ayudar al paciente a establecer objetivos realistas, que puedan conseguirse.
 Ayudar al paciente a desarrollar un plan para cumplir con los objetivos.
 Ayudar al paciente a establecer las necesidades de tiempo y de frecuencia
para la realización de las conductas/ acciones.
 Ayudar al paciente a identificar hasta los más pequeños éxitos.
 Explorar con el paciente las razones del éxito o la falta de éste.

1. INTERVENCIONES PARA IDENTIFICAR Y PREVENIR COMPLICACIONES


SECUNDARIAS A LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL:

Realizar una historia clínica completa y exploración física a todos los pacientes con
hipertensión arterial para confirmar el diagnóstico, detectar causas de hipertensión
arterial, registrar los factores de riesgo cardiovascular e identificar el daño orgánico
u otra enfermedad cerebro vascular.

Buscar con especial atención los signos de afección orgánica, dada la importancia
del daño orgánico asintomático como fase intermedia del proceso continuo de la
enfermedad vascular y como determinante del riesgo cardiovascular total.

Medir el IMC y realizar una adecuada valoración de la circunferencia de la cintura


(102cm en varones y 88cm en mujeres), para complementar la evaluación del riesgo
cardiovascular. Para la medición eficaz de la circunferencia abdominal es necesario
asegurarse de que:

 La cinta métrica tenga un adecuado contacto con la piel, es decir, no esté


apretada.
 Tomar la medida posterior a una respiración normal, manteniendo el
abdomen relajado.

Tomar o solicitar muestras para la realización de pruebas de laboratorio tales como:

 Biometría hemática (hemograma o conteo de sanguíneo completo): sirve


para analizar los componentes de la sangre, mide los glóbulos rojos, los
blancos, las plaquetas, la hemoglobina y los hematocritos
 Glucosa plasmática en ayunas con la prueba de tolerancia oral a la glucosa
 Perfil de lípidos que incluyan colesterol sérico total (LDL y HDL),
 Triglicéridos séricos en ayunas,
 Calcio, potasio y sodio séricos.
 Ácido úrico sérico,
 Creatinina sérica,
 Depuración de creatinina urinaria de 24 horas.
 Examen general de orina, para el cual es importante depositar todas y cada
una de las micciones en el recipiente recolector el cual debe estar limpio y
libre de sustancias químicas.

La toma de muestras sanguíneas para determinar el nivel de colesterol y triglicéridos


requiere de ayuno mínimo de 12 horas y eliminando el consumo de carbohidratos y
grasas en la última ingesta.

Realizar o solicitar un electrocardiograma de 12 derivaciones a todos los pacientes


hipertensos para detectar hipertrofia ventricular izquierda, dilatación auricular
izquierda, arritmias o enfermedad cardiaca concomitante según su condición clínica,
así como también un ecocardiograma para confirmar el diagnóstico
electrocardiográfico.

Algunas medidas recomendadas para un estilo de vida con capacidad de reducir el


riesgo cardiovascular son:

 Restricción en la ingesta de sal.


 Moderación del consumo de alcohol, en hombres como máximo diario serián
2 copas y en mujeres, 1.
 Consumo abundante de frutas, verduras y granos integrales; como mínimo
cinco porciones al día
 Reducir la ingesta de grasas saturadas y de grasas en general.
 Mantener un peso corporal saludable
 Se aconseja la práctica regular de 30 min mínimo de ejercicio físico aeróbico
dinámico durante 5-7 días a la semana.
 Eliminar la exposición a productos de tabaco.
 Control del estrés.

Identificar a mujeres y hombres con hipertensión arterial de reciente inicio para


establecer el tratamiento oportuno y evitar o retardar la aparición de complicaciones.

2. INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA EN EL TRATAMIENTO DE LA HIPERTENSIÓN


ARTERIAL:
Considerar la instauración del tratamiento farmacológico antihipertensivo en aquellos
pacientes con hipertensión arterial de grado 1 con riesgo bajo y moderado.

Se recomienda la pronta instauración de tratamiento farmacológico en individuos con


hipertensión arterial de grado 2 y 3 con cualquier nivel de riesgo cardiovascular.

Explicar y orientar a los pacientes sobre dosis, horarios, vía de administración y efectos
secundarios de los medicamentos antihipertensivos.

La sensibilización al paciente sobre el control de la enfermedad contribuye a garantizar


el apego del tratamiento farmacológico, los comportamientos saludables y un mejor
control de la enfermedad. Al ministrar el tratamiento farmacológico antihipertensivo
realizar lo siguiente:

 Efectuar higiene de manos con agua y jabón o con antisépticos alcoholados.


 Identificar correctamente al paciente.
 Verificar que sea el fármaco prescrito por el médico.
 Ministrar el fármaco en la dosis, frecuencia y horario correspondientes.
 Verificar la fecha de caducidad y características físicas del fármaco.
 Asegurar que el paciente ingiera el medicamento prescrito.

Corroborar la conciliación de medicamentos realizada por el médico en pacientes


ambulatorios y hospitalizados.

3. INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA DE EDUCACIÓN PARA LA SALUD QUE


FOMENTAN EL AUTOCUIDADO DEL PACIENTE HIPERTENSO.

Informar y aconsejar sobre los alimentos que contienen un alto contenido en sal, tal
como los embutidos, alimentos enlatados y aquellos que contengan conservadores.

Recomendar la adopción de hábitos dietéticos consistentes en un incremento del


consumo de frutas y verduras, así como de productos lácteos desnatados y la reducción
del consumo de carnes rojas.

Sugerir una dieta que incluya:

 300 a 400 grs de frutas, verduras y hortalizas.


 Fibra dietética.
 Cereales integrales.
 Consumo de pescado al menos dos veces por semana.
 Reducción de productos con contenido de grasas saturadas y colesterol.

Evitar o moderar el consumo de alcohol.

Se recomienda la pérdida de peso para pacientes hipertensos con sobrepeso y obesos.

Mantener IMC como referencia de control de peso.

Sugerir la práctica regular durante mínimo 30 min de ejercicio físico aeróbico.

Es recomendable realizar ejercicios de resistencia cada 2 o 3 días a la semana.

. En cada consulta, constatar el estado del paciente con respecto al tabaco y reiterar los
consejos para dejar de fumar. Apoyar la asistencia para dejar de fumar refiriendo al
paciente a grupos de apoyo.

El manejo del estrés debe ser considerado en el seguimiento ambulatorio de la


hipertensión arterial. Las intervenciones cognitivo-conductuales individualizadas
resultan ser eficaces cuando se utilizan técnicas de relajación.

Para el seguimiento y control del paciente hipertenso el personal de enfermería debe


considerar:

 Características culturales, laborales y sociales del paciente.


 Involucrar en el cumplimiento del tratamiento al paciente, la familia y al mismo
equipo de salud.
 Acompañamiento a la consulta por una persona de cercana convivencia.
 Optimizar la comunicación con el paciente a través de contacto telefónico.
 Fomentar la participación del equipo de salud y grupos de educación continua a
la comunidad.

[email protected]

ANEXOS:

Tabla 1: Distribución según grupo de edades y sexo.


Femenino Masculino Total

Grupo edades
No % No % No %

60-69 109 29,1 76 20,3 185 49,5

70-79 64 17,1 51 13,6 115 30,8

80-89 45 12,0 17 4,6 62 16,6

90 y más 8 2,1 4 1,1 12 3,2

Total 226 60,4 148 39,6 374 100,0

La tabla 1 muestra los grupos etáreos más vulnerables de padecer HTA, comprendido entre
los 60 a 79 años de edad con un 80,3% del total, siendo el sexo femenino el predominante.

2. Tabla 2: Relación entre las complicaciones y los diferentes grupos etáreos.

60-69 70-79 80-89 90 y más Total


Complicaciones
No % No % No % No % No %

Cardiopatía
24 27,6 10 11,5 12 13,8 1 1,2 47 54,0
isquémica

Enfermedad cerebro
12 13,8 12 13,8 4 4,6 1 1,2 29 33,3
vascular

Insuficiencia renal
3 3,5 0 0,0 1 1,2 1 1,2 5 5,8
crónica

Glaucoma y
2 2,3 1 1,2 3 3,5 0 0,0 6 6,9
cataratas

Total 41 47,1 23 26,4 20 23,0 3 3,5 87 100,0


En la tabla 2 se expone que las complicaciones más frecuentes diagnosticadas se
corresponden con la Cardiopatía Isquémica y las enfermedades Cerebro Vasculares con
87,3 % y los grupos etáreos más afectados los que se corresponden con los mayores de
60 años a 69 con 41,4%.

Tabla 3: Relación entre las complicaciones y sexo.

Femenino Masculino Total

Complicaciones
No % No % No %

Cardiopatía
31 35,6 16 18,4 47 54,0
isquémica

Enfermedad cerebro
19 21,8 10 11,5 29 33,3
vascular

Insuficiencia renal
3 3,5 2 2,3 5 5,8
crónica

Glaucoma y
3 3,5 3 3,5 6 6,9
cataratas

Total 56 64,4 31 35,6 87 100,0

En la tabla 3 se infiere que dentro del sexo, el femenino presentó un mayor número de
complicaciones para un 64,4%.

Tabla 4: Distribución de las enfermedades asociadas según sexo.

Femenino Masculino Total


Enfermedades asociadas
No % No % No %
Diabetes mellitas 49 50,0 25 25,5 74 75,5

Hiperlipidemia 3 3,1 4 4,1 7 7,1

Polineuropatías 3 3,1 2 2,0 5 5,1

Otras 6 6,1 6 6,1 12 12,2

Total 61 62,2 37 37,8 98 100,0

En la tabla 4 la enfermedad asociada más frecuente fue la Diabetes Mellitus para un 75,5
%, siendo significativo que el sexo femenino fue el mayor grupo afectado al cual
correspondió un 50,0%.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
 DÍA MUNDIAL DE LA POBLACIÓN1. (1987). lima: INEI.

 salud, O. R. (2000). Hipertensión Arterial. ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE


LA SALUD.

 Rubin R. (2012). Patología: fundamento clinicopatologicos en medicina (6°) USA:


Lippincott Williams & Wilkins
 Diagnóstico y tratamiento de hipertensión arterial en el adulto mayor. Guía de
Evidencias y Recomendaciones: Guía de Práctica Clínica. México, IMSS; 2017

 Casado Pérez, S. (2009). Hipertensión arterial. En A. López Farré, & C. Macaya


Miguel, LIBRO DE SALUD CARDIOVASCULAR DEL HOSPITAL CLÍNICO SAN
CARLOS Y LA FUNDACIÓN BBVA (págs. 121-129). Bilbao: Editorial Nerea, S.A.

 Gil Gregorio, P. (2012). HIPERTENSIÓN EN EL ANCIANO. Madrid: International


Tagle, R.(2017). Diagnóstico de Hipertención Arterial. Revista Médica Clínica Las
Condes. https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-
articulo-diagnostico-de-hipertension-arterial-S0716864018300099

 Dr. Espino, A.(2016) UGC Medicina Interna. Hospital de la Merced.


https://www.sahta.com/docs/escuela2016/hta2016DrEspino.pdf

 https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/high-blood-
pressure/diagnosis-treatment/drc-20373417. (s.f.). Mayo Clinic. Marketing
&Comunication.

 Sellén, J. (2007). Hipertensión arterial: diagnóstico, tratamiento y control.


Doctorado. Hospital General Calixto García. Facultad de Ciencias Médicas.
 López Acedo, A., Flores Morgado, M., & Cambero Flores, M. (2006). Hipertensión
Arterial. Documento de apoyo a las actividades de Educación para la Salud 6. (1st
ed., pp. 40-42). Mérida: Junta de Extremadura Consejería de Sanidad y Consumo.
 Álvarez, J. M., J. M. Maroto, y L. F. Arós. (2006) Guía del enfermo coronario.
 Madrid: Sociedad Española de Cardiología.
 Guillen.F, C. (2006). Estrategias para el control eficaz de la hipertencionarterial en
españa. SEMERGEN.
 Salazar .M, R. .. (2016). Hipertensión en el adulto mayor. Rev Med Hered, 27:60-66.
 Pablo Zarzosa, C. (1996). Rehabilitación cardíaca: vuelta al trabajo.
 Villar Álvarez, F., A. Maiques Galán, y J. Brotons Cuixat. (2003). Prevención
 cardiovascular en atención primaria. Grupo de expertos del PAPPS.
 Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo.
 Delagrange A. La Hipertensión Arterial desde la Atención Primaria. Madrid:
Laboratorio; 1988.
 Asín E, Cosín J. Guías de Actuación Clínica en Cardiología dirigidas a la Atención
Primaria. Pfizer; 1997.

También podría gustarte