La Expulsión de Los Jesuitas
La Expulsión de Los Jesuitas
La Expulsión de Los Jesuitas
El 27 de febrero de 1767, el rey de España Carlos III, firmó el decreto por medio
del cual ordenaba la expulsión de los jesuitas de todos sus dominios del mundo.
Estación del metro Cluny-La Sorbonne con la firma de Ignacio de Loyola y otros 52
ilustres antiguos alumnos de la Universidad de París
Causas de la expulsión
El éxito de los jesuitas en la educación, su supuesta riqueza y su independencia
de las autoridades eclesiásticas, y los privilegios que solo ellos tenían, pronto
despertó la envidia de las demás ordenes religiosas como los dominicos, y los
franciscanos. Estas envidias tuvieron su mayor fuerza con el éxito obtenido por los
jesuitas en su labor misional en China.
Los dominicos los acusaron de permitir herejías en el culto, a lo que se unieron los
capuchinos y los franciscanos de la India. Los grandes pensadores y escritores
regalistas de la época, también consideraban que los jesuitas eran un obstáculo
para la realización de sus fines.
En 1766 en Madrid y algunas otras ciudades españolas, se produjeron disturbios
populares originadas por la carestía de productos de primera necesidad y por
ciertas disposiciones dictadas por el Marqués de Esquilache, ministro del rey
Carlos III, mismos que trajeron como consecuencia la caída del ministro. Pedro
Rodríguez Campomanes nombrado procurador , llega a la conclusión de que la
responsabilidad de los amotinamientos está en los jesuitas, quienes ; según el,
intentan sojuzgar al trono.
Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, Conde de Aranda, Presidente del Consejo de
Castilla, llega a las siguientes conclusiones: Los jesuitas han monopolizado el
cargo de confesores del rey, que en el pasado han defendido la legitimidad del
regicidio, que habían tratado de constituir un estado teocrático en Paraguay, no
sometido a la autoridad del rey, que tenían acumulada una gran riqueza, que se
negaban a pagar el diezmo por sus tierras, que tenían varias imprentas que
podrían haber sido utilizadas para la impresión de literatura sediciosa y su
oposición a la beatificación de Palafox, una figura entrañable del padre Eleta,
confesor del rey.
Con todas las conclusiones anteriores solo faltaba a los enemigos de los jesuitas,
armar la intriga necesario para que el soberano tomara la decisión de su
expulsión.
La expulsión de los jesuitas marcó un parteaguas en la historia regional de
Sonora. El trabajo realizado por ellos en todos los sentidos, marcó el rumbo
político, económico y social del noroeste de México. Su sustitución por otros
religiosos y la aplicación de otras políticas oficiales, iniciaron un nuevo período de
cambios radicales en la forma de vida de los sonorenses.
Las autoridades borbónicas pudieron entonces llevar a cabo sus reformas., Los
grupos de colonos pudieron al fin llevar a cabo los cambios a favor de sus interese
sin que hubiera nadie que se opusiera, dando origen así a las oligarquías locales.
Después de los jesuitas, la vida ya no sería igual.
Luis Gonzaga, o por su solidez y belleza, como las de San Francisco Javier, San
Ignacio y Nuestra
Señora de Loreto.
Muchas de las misiones jesuitas han sido afectadas severamente por la acción de
la lluvia y el
viento de siglos, otras, casi todas, han sido saqueadas por vándalos y “turistas”, y
una de ellas, la de
Comondú, fue derruida en 1930, según la tradición, por órdenes del gobernador
general Juan
Domínguez para aprovechar sus piedras en la construcción de una escuela,
aunque las verdaderas
motivaciones del militar debieron haber sido otras, ya que las piedras de todo tipo
y tamaño forman,
en kilómetros cuadrados, parte de las laderas que rodeaban a la misión. En
relación con el saqueo
del que fueron objeto las misiones de Baja California, se transcribe a continuación
parte de la carta
que, el 5 de agosto de 1940, envió el Teniente Bruce A. de Borbón Condé, de la
Harding Military
Academy en Glendora, California, al Coronel Rodolfo Sánchez Taboada,
Gobernador del Territorio
Norte de Baja California, denunciando uno de los múltiples robos que se hicieron a
las misiones.
Excmo. Sr. Gobernador: Ignoro si el Gobierno al digno cargo de V.E. haya dado
permiso a un
grupo de ciudadanos mexicanos y americanos para llevarse de la ex misión de
San Francisco de
Borja en la Delegación de Ensenada la biblioteca antigua, objetos de culto, y hasta
la campana
misional....debo avisarle a V.E. que los dichos objetos, que yo considero propiedad
del gobierno,
han sido llevados a Ensenada con el objeto de trasladarse oportunamente a
Estados Unidos y de
venderse en este país, como se ha hecho ya con uno de los mencionados libros
raros, el cual se
vendió en remate en Nueva York en más de quinientos pesos
oro....afortunadamente supe el nombre
del comerciante en Ensenada que encabezó la expedición...4
Actualmente el INAH, algunas instituciones particulares5 y la iglesia, se han
echado a cuestas la
tarea de conservar y restaurar lo que queda de ese magnífico legado que los
discípulos de Loyola
dejaron a la posteridad, incluyendo las misiones que los dominicos terminaron de
edificar con
cantera en Santa Gertrudis y San Francisco de Borja, que inicialmente fueron
hechas de adobe, así
como San Ignacio, concluida por fray Crisóstomo Gómez.
La relación que sigue después del recuadro se refiere a las misiones que fundaron
los jesuitas en
Baja California, incluyendo algunas que funcionaron por muy poco tiempo, otras
que nunca se
terminaron, así como varias que se abandonaron por diversas causas antes de
que procediera la
secularización dictada por el gobierno muchos años después. Los datos que se
dan, ocasionalmente
se repiten y amplían en el capítulo siguiente.
LAS PRIMERAS ÓRDENES RELIGIOSAS EN LA NUEVA ESPAÑA
Aunque con Hernán Cortés vinieron algunos sacerdotes para atender las
necesidades religiosas de la
tropa, y en 1522 Carlos V mandó a la Nueva España a tres franciscanos, entre los
que se encontraba
fray Pedro de Mura, conocido después como fray Pedro de Gante, fue hasta el 13
de mayo de 1524
cuando llegó a Veracruz un grupo de 13 franciscanos procedentes de Sanlúcar de
Barrameda, los
cuales se dirigieron a la ciudad de México para iniciar, al igual que las demás
órdenes religiosas que
arribaron después, una labor evangelizadora, educativa, y en defensa de los indios
contra las
crueldades de los encomenderos. En 1526 llegaron, por la misma ruta que los
anteriores, 11
dominicos que se alojaron provisionalmente en la casa que ya tenían los
franciscanos, y dos años
después arribaron otros 24 predicadores6, lo que favoreció el desarrollo de esta
orden. En 1533
llegaron a la Nueva España 7 religiosos agustinos, quienes se hospedaron
inicialmente en el
convento de Santo Domingo, y poco después, en una casa prestada en la calle de
Tacuba; para 1536
Las misiones fundadas por los jesuitas
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Dibujo de la antigua misión de Loreto.
arribaron 17 más, y al poco tiempo se extendieron por todo Michoacán. El 9 de
septiembre de 1572
desembarcaron en Veracruz los 12 primeros jesuitas, designados por el general
de la orden que
entonces era Francisco de Borja y de Aragón, quien en 1671 sería proclamado
santo. Tiempo
después, los discípulos de Loyola realizaron durante 70 años una extraordinaria
labor en la lejana
provincia de California, la cual fue interrumpida por la expulsión decretada en su
contra por Carlos
III, que se hizo efectiva el 3 de febrero de 1768.
1. SAN BRUNO (1683-1685)
Dotada por Alonso Fernández de la Torre, fue fundada en 1683 por los padres
Eusebio Francisco
Kino, Matías Goñi y Juan Bautista Copart, a unos 20 Km. al norte de Loreto,
cuando acompañaron
al almirante Isidro Atondo y Antillón en su expedición a California; no es
considerada por los
historiadores como una misión propiamente dicha, pero su importancia y acciones
como tal deben
mencionarse, considerando que fue aquí donde el padre Copart tuvo las
experiencias necesarias para
escribir el catecismo en cochimí, lo que después fue de un gran valor para el
padre Salvatierra
cuando por primera vez llegó a estas tierras; se permaneció en el lugar por más de
2 años, y los
misioneros llegaron a tener 400 catecúmenos; además, Kino logró establecer la
primera ruta hacia el
Océano Pacífico atravesando la Sierra de la Giganta, todo lo cual es mérito
suficiente para que su
nombre se registre como el primer establecimiento misional, aunque su duración
haya sido breve, al
ser abandonado el 8 de mayo de 1685.
2. NUESTRA SEÑORA DE LORETO. (1697-1829)
Dotada por Juan Caballero y Ocio, se fundó el 25 de octubre de 1697 por el padre
Juan María de
Salvatierra, en la Bahía de San Dionisio, frente a la parte norte de Isla del Carmen,
en un lugar que
los nativos llamaban Conchó o Conunchó, teniendo al oeste a la Sierra de la
Giganta, al mismo
tiempo que se levantaba la fortificación del presidio7, casi en la playa, a dos tiros
de arcabuz de
Las misiones fundadas por los jesuitas
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donde se empezaba a erigir la misión. La construcción de piedra se comenzó en
1699 o 1700 y se
concluyó en 1752; en 1828 fue dañada por una tormenta, y en 1877 la torre se
derrumbó a causa de
un terremoto. Ya cuando los franciscanos se hicieron cargo de ésta y las demás
misiones jesuitas, al
hacerse efectivo en la península el decreto de expulsión de la Compañía de Jesús
en 1768, se
notaba una disminución en la población de este lugar, de acuerdo con lo que
expresó fray Francisco
Palou en carta dirigida al superior de su orden, fray Rafael Verger, y que se
transcribe parcialmente:
...En la visita que hizo el señor visitador hallando la misión tan despoblada de
indios, que sólo se
contaron diez y nueve familias de casados, mandó se aumentase el número hasta
completar cien
familias, trayendo veinte y cinco de San Xavier, y las demás de las otras misiones
al norte. Puse en
ejecución (en parte) dicho decreto, trayendo luego las veinte y cinco de San
Xavier, y suspendí el
traer las demás, porque no hay con qué mantenerlas..8.La decadencia, pues, se
iniciaba en la propia
capital de las California.
Conclusión.
Los jesuitas buscaban la evangelización de los pueblos indígenas, y a su vez
protegerlos de los conquistadores que sólo quieren adueñarse de las tierras, y
tomar a los indígenas como esclavos, sin tener en cuenta, que aunque tuvieran
una vida y costumbres diferentes tenían derecho a gozar de la libertad con la que
nacieron y a hacerlo en el pueblo que los vio crecer.
La expulsión se llevo a cabo en el año de 1767, fue una operación rápida, secreta
y eficaz. Los jesuitas eran conscientes del acoso que venían sufriendo pero no
tuvieron noticia alguna de la medida que Carlos III se disponía a tomar hasta el
momento mismo de su aplicación, fue raro que no se informaran de esto ni con un
rumor rondando por el pueblo. Aunque a lo largo del año el gobierno realizó una
Pesquisa reservadísima entre gran parte de los obispos españoles, no hubo
filtraciones al respecto de su contenido. Tampoco tuvieron ninguna noticia del
decreto de expulsión. Los jesuitas españoles, sobre todo los más cultos, al dejar
de existir la Compañía se trasladaron a Roma y en la Ciudad Eterna encontraron
trabajo como empleados de los obispos o como preceptores de los hijos de los
miembros de la nobleza
Bibliografia.
http://www.monografias.com/trabajos27/jesuitas-sonora/jesuitas-
sonora.shtml#fuentes
http://www.cervantesvirtual.com/bib_tematica/jesuitas/bibliografia/obras_historia.sh
tml
http://sepiensa.org.mx/contenidos/h_mexicanas/colonia/jesuitas_nuevaespa/jesuit
as_1.html