Lautaro

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Lautaro

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Para otros usos de este término, véase Lautaro (desambiguación).
Lautaro
Lautaro (de Pedro Subercaseaux).jpg
Retrato idealizado por el pintor Pedro Subercaseaux a principios del siglo XX.
Toqui
Años de servicio 1552-1557
Lealtad Bandera de Pueblo Mapuche Wallmapu
Conflictos
Guerra de Arauco:

Batalla de Andalién
Batalla de Penco
Catorce de la fama
Batalla de Tucapel
Batalla de Marihueñu
Primera destrucción de Concepción
Segunda destrucción de Concepción
Batalla de Peteroa
Batalla de Mataquito
Información
Nacimiento circa 1534
Desconocido
Fallecimiento 30 de abril de 1557 (22-23 años)
Río Mataquito (actual Sagrada Familia), Capitanía General de Chile, Bandera del
Imperio español Imperio español
[editar datos en Wikidata]
Lautaro (Leftraru) (del mapudungun: lef, 'veloz',[cita requerida] y traru, 'traro'
o 'traro calvo', de lau, 'calvo, pelado, y traru, 'traro';1 circa 1534-Peteroa,
actual Sagrada Familia; 30 de abril de 1557) fue un destacado líder militar Mapuche
en la Guerra de Arauco durante la primera fase de la conquista española del
territorio que llegaría a ser Chile.

Índice
1 Biografía
1.1 Primeros años
1.2 Fuga del campamento español
2 El liderazgo de Lautaro
3 Emboscada y muerte del Gobernador Pedro de Valdivia
3.1 El despueble de Concepción en 1554
3.2 Ataque a los Confines de Angol e intento de reconstruir Concepción
3.3 El periodo de 1554-1556
4 Campañas
4.1 La campaña de fines de 1556
4.2 La campaña en 1557
4.3 Muerte de Lautaro por los españoles vengando a Pedro de Valdivia
5 Otros líderes de la Guerra de Arauco
6 Legado ideológico y estratégico
7 Batallas de Lautaro
8 Véase también
9 Referencias
10 Enlaces externos
Biografía
Primeros años
No existe certeza del lugar de nacimiento de Lautaro. Algunas versiones históricas
sitúan su nacimiento en el año 1534 en la zona de Trehuaco (cercana a Provincia de
Concepción), ya que en ese lugar acampó la expedición de Pedro de Valdivia que lo
capturó y además era la zona ocupada por el lonco Curiñancu, padre de Lautaro.
Otras versiones lo sitúan en las cercanías de río Andalién en Concepción o en
Tirúa, en las cercanías de la cordillera de Nahuelbuta.

Lautaro era hijo del lonco llamado Curiñancu (mapudungun Kurüñamku, 'aguilucho
negro') y vivió una vida normal hasta que, teniendo alrededor de 11 años de edad,
es capturado por los españoles y convertido en servidumbre.

Según algunos historiadores, en las inmediaciones del futuro emplazamiento de


Concepción, Pedro de Valdivia habría ordenado mochar los pies (cortar los dedos de
los pies) de todos los guerreros mapuches que comandaba Curiñancu y habían opuesto
resistencia, incluido el propio Curiñancu y su mujer, para evitar que le siguieran.
Esta situación provoca un gran odio[cita requerida] en el joven Lautaro contra los
españoles y particularmente contra Pedro de Valdivia. Se dice que este hecho de
mochar los pies a los mapuches por parte de Pedro de Valdivia, hace que los
soldados españoles identifiquen este valle como "El valle de la Mocha", el nombre
en cuestión se ha mantenido en el tiempo.

Tras la captura, Lautaro se le hizo yanacona como indígena auxiliar en las


batallas. Permaneció como prisionero de los españoles durante tres años, en los que
llegó a ser paje personal de Valdivia, ocultando su odio personal. Como era difícil
para los españoles el pronunciar su nombre original Leftraru, se le dio el nombre
de Felipe Lautaro. Entre sus tareas habituales estaba el cuidado de los caballos de
Valdivia y el acompañarlo siempre a batallas y ejercicios militares. Fue así que
aprendió a no temer al caballo y a montar hasta hacerse un buen jinete. Además,
observó las disposiciones de batalla de los españoles, aprendiendo de Valdivia sus
tácticas militares. Durante este período, hizo un cierto grado de amistad con uno
de los principales capitanes de Valdivia, Marcos Veas, quien le enseñó el uso de
algunas armas y tácticas de caballería.

En 1550, durante la batalla de Andalién, (22 de febrero), y la batalla de Penco (12


de marzo), Lautaro fue testigo de los escarmientos a los que Valdivia hizo someter
a los mapuches derrotados, mutilando a los prisioneros y liberándolos después, como
ejemplo para evitar futuras rebeliones; esto lo impactó profundamente. Es probable
que a raíz de todos estos hechos violentos hacia su pueblo, se engendrara en su
interior una terrible decepción y rebelión respecto de Valdivia y los españoles.

En 1551, como paje, Lautaro acompañó a Valdivia en la fundación de los fuertes de


Cautín, nueva ciudad Imperial, y llegó hasta Villarrica guiados por un mapuche
renegado llamado Alicán. Valdivia resolvió regresar a La Concepción y luego ir a
Santiago en el invierno de 1552.

En algún momento entre la estadía en La Concepción (actual Penco) y el trayecto a


Santiago, Lautaro se fugó.2 En su pueblo fue declarado toqui (o según otros vice
toqui), aunque finalmente él dirigió a los mapuches a una seguidilla de victorias,
siendo sus tácticas de batalla las determinantes en el resultado de éstas.

Fuga del campamento español


Después de aprender sobre táctica y estrategia militar española, se fugó en algún
momento a caballo, el maestro de campo de Valdivia, regresando con su pueblo. La
fuga del paje de Valdivia pasó desapercibida para los españoles ya que lo
consideraban un hecho casi habitual por lo que nunca lo persiguieron. Según se
cuenta en el poema épico La Araucana, Lautaro se presentó ante los sorprendidos
loncos presididos por Colo Colo y alguno de sus "capitanes": Pelantaro, Fresia,
Lincoyán, Guacolda, Tucapel y Elicura.

Ya vencidos los naturales recelos, Lautaro demostró resueltamente sus naturales


dotes de líder innato y le enseñó a su gente a perder el miedo a los caballos.
Aprendieron a montar y a utilizar el caballo como un ser entero, tomándolo como una
extensión corpórea para combatir. Así, gracias a Lautaro, aparecieron los primeros
escuadrones de caballería mapuche, lo que resultaría de enorme efectividad a la
hora de combatir a las huestes españolas.

Convocó reuniones en campo abierto y les enseñó a los mapuches las artes militares
y el uso de armas nuevas. También diseñó una serie de tácticas militares: el uso de
escuadrones. Propuso dejar el ataque masivo y enfrentarlos directamente en bloques
o grupos sucesivos, eligiendo de esta manera el terreno, las tácticas de emboscada
y de guerrillas como método de combate. Gracias a sus victorias, y teniendo la
autoridad de los loncos, fue elegido toqui, jefe máximo en estado de guerra y
dirigió una gran sublevación militar contra los españoles, quienes, hasta ese
momento, se paseaban victoriosos en todo el ámbito entre el río Valdivia y el
Biobío.

El liderazgo de Lautaro

Tríptico "El joven Lautaro" de Pedro Subercaseaux.


Lautaro demostró tener condiciones innatas de líder y pronto, además, demostraría
tener condiciones de estratega militar. Con un elocuente discurso, enseñó a su
pueblo, basándose en demostraciones propias, a luchar en escuadrones, aprovechando
el terreno y usando formas defensivas contra las cargas de caballería. Les enseñó
que la retirada no era cobardía, sino una forma táctica de combate. Asimismo,
inculcó el uso del toque de corneta, como elemento de obediencia táctica de los
escuadrones, como hacían los españoles. Además creó un verdadero servicio de
"investigaciones e inteligencia", utilizando hombres, mujeres y adolescentes. A
ellos se les brindaba una preparación profesional. Por ejemplo en caracterizaciones
simulaban ser borrachos, locos, cristianos o traidores de su pueblo con el fin de
trabajar como falsos colaboradores, sirvientes o esclavos de los españoles,
simulando no entender el idioma español y así sacar información vital, además de
difundir noticias o datos incorrectos sobre los posibles ataques del ejército
mapuche; además, realizaban entrenamientos de visibilidad nocturna, sometiendo al
agente a vivir durante días sin ver la luz del sol, con el fin de que
posteriormente en las noches, hiciera el trabajo de espionaje nocturno; también se
les enseñaba el exclusivo sistema de comunicación mediante el movimiento de ramas
de árboles. Lautaro eligió e instruyó a comandantes para las diversas secciones de
su completo y jerarquizado ejército; Incluyendo a un toqui jefe del servicio de
investigaciones, quien supervisaba y daba cuenta de las acciones de su servicio.

Físicamente, Lautaro era un joven no muy alto, más bien grueso, de unos ojos negros
penetrantes, cuerpo robusto y rostro lleno. Espaldas anchas y torso levantado, de
agradable apariencia.

Vestía una camiseta colorada española, un bonete de cuero grana. La cabeza rapada
era coronada con un copete que se dejaba como insignia de generalato; además
portaba la simbólica Toki Kura, emblema de piedra que cuelga del cuello, además de
la Clava que portaba en su mano, símbolos del jefe de guerra o Toki.

Emboscada y muerte del Gobernador Pedro de Valdivia


Artículo principal: Batalla de Tucapel

Busto de Lautaro' en la plaza de Cañete.


Commons-emblem-scales.svg
Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual
de este artículo o sección.
En la página de discusión puedes consultar el debate al respecto.
Lautaro sabía que las fuerzas bajo su mando, recién entrenadas, estaban ahora en
una denominada "Línea interior", es decir, entre dos fuerzas, las del fuerte Purén
por el sur y las de Concepción por el norte. Para ello elige neutralizar una de
ellas y usó una estratagema: engañó a Gómez de Almagro en el fuerte Purén y se
aseguró de que sus tropas no se juntaran con las de Valdivia en el fuerte de
Tucapel.

Lautaro capturó un emisario, del que se enteró que Valdivia marchaba hacia el sur y
necesariamente tienía que pasar por Tucapel. En efecto, Valdivia a mediados de
diciembre de 1553 sale de Concepción y se dirije a Quilacoya, donde tomó algunos
soldados en su marcha a Arauco. Los espías mapuches siguieron la columna desde las
alturas de los cerros y no presentaban batalla, dejándole hacer su camino. Valdivia
mostró extrañeza debido a que no recibía noticia alguna del fuerte de Tucapel,
además de que no era hostigado en el camino.

El día 24 de diciembre, decide tomar rumbo a Tucapel, esperando encontrar a Gómez


de Almagro en el camino. La tranquilidad y los esporádicos avistamientos de
indígenas a lo lejos le despertaron sospechas y envía, en una avanzada, a Luis de
Bobadilla con cinco hombres para que exploren el camino y den información de la
presencia del enemigo. No los vuelve a ver. Extrañado Valdivia de no tener más
noticias de Bobadilla pernocta a media jornada del fuerte de Tucapel.

El día de Navidad de ese año, se pone temprano en marcha y al llegar a las


inmediaciones, le extraña el silencio absoluto reinante. Al arribar a la loma donde
está el fuerte, lo encuentra totalmente destruido. No aparecían ni Gómez de Almagro
ni Bobadilla por ningún lado. Valdivia aun así decide seguir y hacer campamento en
las ruinas humeantes del fuerte. Cuando ya avanzaban los preparativos, de súbito,
el bosque se llenó de chivateos y, sin más aviso, una masa se precipitó hacia el
enclave español.

Valdivia, experto militar, apenas pudo armar sus líneas defensivas y aguantar el
primer choque, mientras la caballería cargaba sobre la retaguardia mapuche. Los
mapuches, previendo esta maniobra, habían dispuesto lanceros y contuvieron la
carga. Los españoles lograron descomponer la carga mapuche, que, volviéndose a los
bosques, se retiraron de la loma. Los españoles celebraron la victoria. Pero un
nuevo escuadrón indígena se presentó al combate y de nuevo hubo que armar líneas y
nuevamente dar carga con la caballería.

Los mapuches, además de los lanceros, llevaban hombres cargando mazas, boleadoras y
lazos con los que lograban desmontar al jinete y asestarle un definitivo mazazo en
la cabeza una vez en el suelo. Se repitió la misma escena, y al toque de un lejano
cuerno, el escuadrón se retiró, no sin dejar algunas bajas. Un tercer escuadrón se
presentó a la batalla, esta vez liderado por Lautaro. Valdivia, viendo desesperada
la situación, dado el cansancio y las bajas, reunió a los hombres disponibles y se
discutió si seguir o no con la lucha, que ya adquiría ribetes muy encarnizados: la
mitad de los españoles yacían en el campo y las tropas auxiliares del Imperio
mermaban.

Valdivia se dirige a quienes aún le rodean y les pregunta:


"¿Caballeros qué haremos?". El capitán Altamirano responde: "¡Qué quiere vuestra
señoría que hagamos si no que peleemos y muramos!".
Valdivia, al ver lo innecesario de tanta muerte, dispuso una retirada ordenada,
pero se encontró de frente con Lautaro, que descargaba toda la furia de su
caballería contra las agotadas tropas españolas. Pasaba la batalla a la etapa de
persecución y los mapuche se dejaron caer uno a uno sobre los españoles aislados.
Sólo Valdivia y el clérigo Pozo, que montaban muy buenos caballos, lograron tomar
camino de huida pero, al cruzar unas ciénagas, los caballos se empantanaron y los
mapuches los capturaron.

Después de ser capturado en la batalla de Tucapel, comenzó una larga discusión


sobre qué hacer con Valdivia. Unos decían que había que cortarle las piernas, a la
usanza española. Otros proponían matarlo y usar su cráneo como trofeo. Otro grupo
decía que lo mejor era negociar una paz estable. Mientras todos discutían, un
Cacique llamado Leucotón se puso de pie, caminó tranquilamente hacia Valdivia y
extinguió su vida propinándole un fuerte mazazo en la nuca.

La multitud enmudeció y Leucotón se limitó a decir que los españoles no cumplían


promesas, así que no valía negociar con ellos. Y de esta forma la discusión llegó a
su fin, sin haberse derramado una gota de sangre. Es posible que el corazón de
Valdivia haya sido consumido por los mapuches, pues acorde a su tradición, es ahí
donde se encuentra el valor en los grandes guerreros, y al consumirlo absorbes ese
valor y a la vez honras su recuerdo.

Según la versión española,[cita requerida] Valdivia fue llevado al campo mapuche,


donde le dieron muerte después de tres días de atroces torturas. Primero le echaron
tierra mezclada con polvo de oro en la boca y lo baquetearon como a un arcabuz,
para que se hartara de aquello que con tanta inmisericordia buscaban los llegados
desde allende los mares; después, en un acto de justicia por las mutilaciones y
masacre a los indígenas que ordenó, luego de la Batalla de Andalién, le hicieron
cercenamientos similares a los realizados por el conquistador para escarmentar a
los Araucanos en aquella batalla. El martirio continuó con la amputación de sus
músculos en vida, usando afiladas conchas de almeja, y comiéndolos ligeramente
asados delante de sus ojos. Finalmente extrajeron a carne viva su corazón para
devorarlo ritualmente entre los victoriosos toquis, mientras bebían chicha en su
cráneo, que fue conservado como trofeo.

El vencedor mapuche arrasó luego sistemáticamente las ciudades españolas. Por dos
veces saqueó e incendió Concepción, centro neurálgico de los asentamientos
españoles en el sur de Chile.

El despueble de Concepción en 1554


La derrota sufrida por Francisco de Villagra a manos de Lautaro causó pánico en la
naciente población, quienes aterrorizados emprendieron el despueble de Concepción
en procura de Santiago.

Los pobladores de Concepción salvaron de ser exterminados gracias a que la masa


victoriosa de Lautaro se entregó al "Admapu" y a botinajear lo dejado en el campo
de batalla por los españoles (los antiguos cronistas españoles cifran en 30.000 a
100.000 guerreros mapuches, aunque esto es seguramente una exageración).3Sin duda,
esta fue la oportunidad dorada que perdió Lautaro de terminar con los deseos de
conquista españoles, ya que no pudo convencer a sus huestes de pelear más y tuvo
que dejarlos beber y profitar mientras a lo lejos se veía la columna de asustados
pobladores alejarse de la ciudad. Los mapuches, pasado el Admapu, se dejaron caer
sobre la desierta Concepción y luego de desvalijarla, la redujeron a escombros
humeantes. Se dice que fue entonces que dijo su famosa frase: “Yo soy Lautaro, que
acabé con los españoles; yo soy el que los derroté en Tucapel y en la cuesta. Yo
maté a Valdivia, y puse en huida a Villagra. Yo les maté sus soldados; yo abrasé la
ciudad de Concepción.”4La sobrepoblación en Santiago se hizo pesada para sus
habitantes y pronto comprendieron los españoles que era necesario devolverlos a sus
hogares en el sur.

Ataque a los Confines de Angol e intento de reconstruir Concepción

Estatua de Lautaro en la Plaza de la Independencia de Concepción.


Desde abril hasta noviembre de 1555 no hubo mayor actividad de Lautaro. Además, las
cosechas no se habían realizado por la guerra y la hambruna empezaba a aparecer
entre su pueblo. A eso se les sumó las nuevas enfermedades traídas por los
españoles, la viruela y la fiebre tifoidea entre otras.

En diciembre de ese año, una avanzada española, viniendo por tierra y mar empezó a
reconstruir Concepción. Lautaro reunió a su gente, formando un ejército de 4.000
guerreros (sumando rumores, la suma ascendería 50.000 o incluso 100.000 hombres)3y
se dirigió primero a Angol, que fue abandonada por sus habitantes para ir a
refugiarse a La Imperial. Los mapuches destruyeron Angol y esto envalentonó a las
huestes de Lautaro, que se volvieron hacia Concepción, donde vencieron nuevamente a
los españoles iniciándose el segundo despueble.

El periodo de 1554-1556
Durante dos años no se volvió a saber de españoles en la región. Mientras tanto, la
situación del pueblo mapuche, que debido a la guerra y la sequía había sufrido una
gran hambruna, hacía estragos entre sus miembros. Las cosechas se habían malogrado
debido a una estación de fuerte sequía y aparecieron actos de canibalismo; primero
devoraron a sus prisioneros españoles y luego se canibalizaron entre ellos mismos,
dándose incluso actos de autolaceración. Además el chavalongo, (probablemente
tifus, una enfermedad traída por los españoles y desconocida en América), se asentó
entre ellos haciendo disminuir la fuerza guerrera de Lautaro.

Campañas
La campaña de fines de 1556
Lautaro, a pesar de la hambruna y el tifus, logró acaudillar a más de 2 mil
guerreros, y con éstos cruzó por primera vez el gran río Biobío, siguió hacia el
norte y empezó a reclutar gente entre los picunches, mucho más pacíficos que los
mapuches. Lautaro mantenía una rígida disciplina entre sus hombres pero dejaba que
cometieran toda clase de tropelías contra aquellas comunidades indígenas que no se
plegasen a su causa, llegando a quemar vivos a algunos naturales.

En Santiago se despachó con urgencia a Diego Cano, más 14 hombres, para averiguar
la real situación del Maule. Al acercarse al campamento de Lautaro, éste, ya a
sabiendas por sus espías, los dejó acercarse para luego caer sobre ellos en el
cruce de un río. Aquí resultó muerto un español y los demás lograron huir. Lautaro
hizo despellejar el cadáver del español y mandó colocarlo en lo alto de un roble.
En Santiago cundió el pánico y se empezaron a construir defensas en la ciudad,
mientras aún se mantenía un litigio por la sucesión real de Valdivia.

La campaña en 1557

Retrato de Lautaro en el libro Relación del viaje de Fray Diego de Ocaña por el
Nuevo Mundo (1599-1605).
Pedro de Villagra, primo, como Juan de Villagra, de don Francisco de Villagra,
inició una campaña reuniendo 50 jinetes, doce arcabuceros y 300 yanaconas. Supo que
Lautaro tenía cuartel en un pucará situado en Peteroa y pronto estuvo en las
inmediaciones del fortín mapuche. Lautaro lo atacó por la retaguardia, haciendo uso
por primera vez de caballería mapuche armada como lanceros e hizo replegarse a
Pedro de Villagra hacia un valle encajonado, quien envió emisarios hacia Santiago
para pedir refuerzos.

En el camino se encontraron con Diego Godínez que traía 30 jinetes los cuales, por
casualidad, se toparon con 180 mapuches que iban camino a reunirse con su caudillo.
Se trabó una furiosa batalla donde Godínez quedó tan mal herido que tuvo que
retirarse. Mientras tanto Lautaro cruzó el río Itata y reagrupó sus fuerzas en la
orilla norte del río.

Hay un episodio dentro de esta época que narra una entrevista concertada a
distancia, entre dos cerros, que ocurrió entre Lautaro y uno de los capitanes de
Villagra, Marcos Veas, antiguo amigo de Lautaro en tiempos de Valdivia, en que este
soldado español insta a Lautaro a deponer las armas ya que no se podría oponer por
siempre al poderío español. Lautaro respondió rudamente a Veas fijando al Maule
como frontera para los españoles y además pidiéndoles un tributo en caballos,
mujeres y armas a cambio de no ser atacada la colonia. La oferta de Lautaro fue
rechazada ipso facto por Veas y terminó la entrevista y la amistad.
Lautaro avanzó hacía el río Maule y una vez cruzado se enteró que Francisco de
Villagra había salido de Santiago con un batallón punitario de 50 jinetes y 30
arcabuceros más un millar de yanaconas. Bien juzgando Lautaro que la capital
quedaba desguarnecida avanzó hacia el norte, dejando pasar a Francisco de Villagra
hacia el sur.

Para entonces Lautaro se había ensoberbecido por sus victorias y su ascendiente


sobre su pueblo. Se transformó en un dictador autocrático y volvió a cometer toda
clase de tropelías en contra del pueblo picunche y los promaucahues, menos
belicosos, ganándose numerosos enemigos, entre ellos un mapuche joven quien vio
morir quemado delante de él a su padre. Este mapuche, que dejaría vivo, sería su
perdición. En el actual sector de Chillán, Lautaro sufrió la deserción de su gran
aliado, un cacique llamado Chillicán quien no pudo soportar el grado de abusos de
su caudillo y se alejó con sus huestes desistiendo de la empresa de Lautaro.

Esta importante baja en sus fuerzas fue un duro golpe al orgullo de Lautaro y lo
hizo desistir de avanzar hacia el norte en pos de Santiago, agravado por el hecho
de marchar avanzado el otoño y sin alimentos, por lo que prefirió retornar a
regañadientes hacia Mataquito y reagruparse en Peteroa.

Muerte de Lautaro por los españoles vengando a Pedro de Valdivia


Artículo principal: Batalla de Mataquito
Las avanzadas españolas capitaneadas por Francisco de Villagra, quienes estaban al
sur de las fuerzas mapuche, fueron informadas en Reinohuelén por un mapuche-
pehuenche (ya mencionado anteriormente) de que Lautaro acampaba en un fortín en
lado sur del río Mataquito, en el sector de Peteroa (cerca de la actual Sagrada
Familia, Chile). Villagra tan pronto se dio cuenta de la valiosa información que
tenía, envió por la avanzada al capitán Godínez para que se reuniera con él en el
pueblo de Mataquito.

Reunidas las fuerzas, Villagra avanzó oculto en la noche por la orilla del río
Mataquito, hasta las inmediaciones del pueblo. Las informaciones obtenidas por
Lautaro le hacían suponer lejos al enemigo que había dejado al sur y por tanto
descuidó la vigilancia del emplazamiento y no supo del acercamiento de Villagra y
Godínez, ya sea porque los naturales de la zona no dieron la alarma o bien le
ocultaron la información. A los españoles les fue informado además que, la noche
anterior, las huestes de Lautaro habían estado embriagándose en una celebración. Si
la maniobra salía bien, la sorpresa iba a ser total.

En el amanecer del 30 de abril de 1557, Francisco de Villagra las emprende contra


Lautaro, junto a su primo Juan de Villagra, Diego de Altamirano y 57 jinetes, cinco
arcabuceros y más de 400 yanaconas (una fuerza relativamente pequeña si se compara
con al menos 800 mapuches que se encontraban en el campamento).

Villagra, con mucha cautela, hizo avanzar a algunos yanaconas exploradores y éstos
volvieron diciendo que no había centinelas, lo que le hizo predecir a Villagra que
el campamento estaba en el más absoluto reposo. Las huestes españolas se acercaron
al amanecer al fortín, subiendo por una serranía empinada y tendieron su línea de
ataque. Villagra en voz baja dirigió unas palabras a sus acompañantes
representándoles la responsabilidad del éxito y que la suerte de la colonia
dependía de esta acción.

Villagra ya había organizado la forma de ataque cuando una trompeta impaciente tocó
la señal antes de tiempo. De inmediato, los mapuches salieron a empuñar sus armas y
Villagra gritaba -¡Santiago y cierra España, adelante!- éstos sorprendieron a las
huestes lautarinas totalmente, creándose el desconcierto y la huida. El lugar donde
estaba Lautaro era conocido por los espías indígenas de Villagra, por lo que se
dirigieron resueltamente a la ruca que albergaba a Lautaro quien estaba en compañía
de su mujer Guacolda.

Lautaro salió de su ruca, con la espada de Valdivia en mano y fue atravesado en la


misma puerta de un lanzazo mientras que los suyos eran tomados por sorpresa y
masacrados. Los españoles jubilosos gritaron: -¡Aquí españoles que Lautaro es
muerto!-(1557). A pesar de la muerte del líder, los mapuches dieron una valiente
resistencia durando más de 5 horas la brega, en la que al final cayeron 663,
logrando apenas escapar unos 130. Los españoles causaron más de 650 bajas mapuches,
pero perdieron a Juan de Villagra (primo de Francisco de Villagra) quien murió de
un lanzazo en plena boca, además de todos los castellanos heridos, más 200
yanaconas heridos o muertos más muchos caballos.

Con el fin de Lautaro, desaparece una figura notable de la guerra de Arauco. Nadie
más llegó a igualar sus condiciones de líder ni su genio militar, que estuvo a la
altura de los grandes estrategas de su época.

El cadáver de Lautaro fue apaleado, vejado y desmembrado durante horas, su cabeza


se exhibió en la Plaza de Armas de Santiago por largo tiempo ensartada en una lanza
española.

Otros líderes de la Guerra de Arauco


Aunque Lautaro fracasó en expulsar a los españoles del territorio mapuche, después
de su muerte éstos se mostraron más cautos a la hora de fundar nuevas ciudades,
creando solo siete al sur del río Biobío. Pronto, otros caudillos, asolarían las
ciudades españolas siguiendo el ejemplo de Lautaro, pero carentes del genio militar
de este. Sólo otros, como Pelantaro (Pelantraru), Lientur y el Mestizo Alejo se
podrían comparar con Lautaro, ya que lograron también éxito en sus campañas. Los
mapuches arrasaron todas las ciudades al sur del río Biobío, en la gran sublevación
de Pelantaro, en 1602.

Legado ideológico y estratégico

Portada de Lautaro, joven Libertador de Arauco (1943) del escritor Fernando


Alegría.

Grabado de Lautaro en una versión ilustrada de "La Araucana" (1852).


La extinta Logia Lautarina o Logia Lautaro, creada en el siglo XIX en Londres por
Francisco de Miranda, lleva su nombre por el ejemplo de resistencia ante los
españoles.
Ha cambiado la historia para nosotros, claro. Los "libros oficiales" dicen que son
otros los que la hicieron y la siguen haciendo por nuestros pueblos. Los héroes de
esta historia, en un mundo "civilizado" en el que ya no debiera haberlos, son los
invasores [...] Lautaro es el futuro que vislumbramos, detrás de la cortina del
misterio y del compromiso, y que saldrá como la luz de nuestros ojos.
Elicura Chihuailaf
Lautaro es considerado como un gran estratega en la guerra de guerrillas al saber
aplicar los conocimientos que adquirió con los españoles en la lucha contra ellos,
especialmente la de explotar la superioridad numérica al atacar en grupos sucesivos
para cansar a un enemigo más adelantado y mejor equipado, como también la táctica
de aislar los distintos cuerpos de los ejércitos para así no permitir su
comunicación.

Es muy alabada la figura de Lautaro entre los escolares chilenos, considerándolo


como un icono nacional y el primer gran héroe chileno. De hecho, fue elegido por
estudiantes y profesores en el concurso Grandes Chilenos como el séptimo más grande
chileno, superando a figuras como Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Violeta Parra.

La comuna de Lautaro, cercana a Temuco, recibe su nombre de él.


En el último tiempo existe una marcada popularidad del personaje debido al llamado
conflicto mapuche en la zona del sur de Chile, donde las reivindicaciones mapuches
se han expandido por el resto de la población chilena por el uso de internet,
elevándose las figuras de los héroes mapuches como Lautaro, Caupolicán, Lientur,
etc.

Con todo, el factor histórico está supeditado al factor literario, transformándose


la figura lautarina más en un ideal que en un personaje fáctico. Existen
historiadores que han planteado que en realidad no existió un Lautaro como en la
épica tradicional, postulando en cambio que la figura lautarina es una
representación de diversos caudillos indígenas que resistieron con éxito la
conquista española.

Así también, se tiende erróneamente a pensar que Lautaro es un líder de un pueblo


Mapuche unificado. lo cierto es que los Mapuches del siglo XVI y hasta 1860 (con la
Ocupación de la Araucanía) son distintos grupos humanos bajo religión, lengua, y
culturas similares. Sólo actuaban en conjunto en caso de guerra, como ocurrió en
las 4 principales sublevaciones indígenas. Lautaro terminó enfrentándose a otros
indígenas debido a esa atomización política, y eso posibilitó que los indios
descontentos le entregaran información crucial a los españoles, lo que causó su
derrota. También se tiende a ver su figura como el más grande de los caudillos
mapuches en honor a sus victorias, pero lo cierto es que en cuanto a logros, es
menor que Pelantaro.

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