Inteligencia Animal: Las Teorías de Thorndike y Köhler
Inteligencia Animal: Las Teorías de Thorndike y Köhler
Inteligencia Animal: Las Teorías de Thorndike y Köhler
de Thorndike y Köhler
Un repaso al estudio de la inteligencia animal de la mano de
Wolfgang Köhler y Edward Thorndike.
El método
Para el objeto de estudio de Thorndike, es decir, interpretar las formas
de actuar de los animales, construyó un método de estudio
fundamentado en la mediación de las curvas temporales de
progreso. Estas curvas de los progresos en la formación de las
asociaciones “correctas”, calculadas a partir de los registros de los
tiempos del animal en los sucesivos ensayos, son hechos absolutos.
Las considera buenas representaciones del progreso en la formación
de la asociación debido a que da cuenta de dos factores esenciales: la
desaparición de toda actividad salvo la que conduce al éxito y la
realización de esta última actividad de un modo preciso y
voluntario.
El lugar
El medio para este tipo de análisis fue el laboratorio, ya que permitía
aislar variables lo máximo posible. En cuanto a los animales objeto de
su estudio, utilizó principalmente gatos, aunque también pollos y
perros, para determinar la habilidad y el tiempo que tardaban estos
animales en construir un conjunto de acciones suficientemente
eficaces para alcanzar sus metas, es decir, para alcanzar la comida o
aquello que el investigador les mostraba a través de las rejas de la
caja.
Kölher, a pesar de utilizar puntualmente pollos y perros como sujetos
de experimentación para estudiar la inteligencia animal, centra su
atención en los antropoides. Para estos, construye una complicada
geometría de movimientos para que los animales lleguen a su
objetivo, el cual está situado de manera que fuese identificado
visualmente por los antropoides. Además considera de suma
importancia el hecho de que deben ser observadas continuamente las
conductas de éstos animales, para lo cual realiza un buen análisis
basado en la observación. Kölher considera que solamente
provocando inseguridad y perplejidad en los chimpancés mediante
ligeras modificaciones del problema se puede estudiar la constante
adaptación a las circunstancias que se manifiesta por medio de la
acción inteligente.
Las críticas
Kölher sostuvo algunas objeciones sobre los experimentos de
Thorndike. La principal era su crítica hacia la idea de Thorndike de
que en los animales no emana ninguna idea a partir de la
percepción desde la cual trabajar mentalmente en la resolución
de un problema (como sí ocurre en el ser humano), sino que
simplemente se limitaban a establecer conexiones entre experiencias.
Köler, sin embargo, habla de la capacidad de insight de muchos
animales, la propiedad de poder llegar súbitamente a la solución de un
problema mediante la representación mental de lo que ocurre en el
entorno.
A su vez, Thorndike negó que en el animal haya una conciencia de las
o ideas o impulsos disponibles, y por lo tanto negó también la
posibilidad de que la asociación animal sea idéntica a la asociación de
la psicología humana. Desde esta posición, negó la existencia de la
inteligencia animal.
Kölher, sin embargo, afirma que sí existen las conductas inteligentes,
al menos en los antropoides, aun siendo estas inferiores a la de los
seres humanos. Este grado inferior en el insight de los animales no
humanos queda explicado fundamentalmente por la carencia de la
capacidad para crear lenguaje y la limitación en el repertorio de ideas
posibles, que se quedan ligadas a lo concreto y al entorno inmediato.
Las cinco inteligencias del ser
humano
Las claves evolutivas para entender nuestra cognición.
En conclusión
Aplicar individualmente alguna de las cinco inteligencias no es bueno
o malo por sí mismo. Un músico puede interpretar un fantástico “solo”
o desafinar hasta rompernos los oídos. Pero el objetivo claro de toda
orquesta es interpretar en armonía y coordinación perfecta magníficas
piezas orquestales. Hay que aprender a tocar siguiendo la batuta del
director.
Quizás deberíamos decir que la evolución nos ha dotado de una
inteligencia compuesta de cinco dimensiones a armonizar. En
cualquier caso, se trata de alcanzar una inteligencia eficaz que
combine de la manera más adecuada a nuestro bienestar individual y
social los instintos, las emociones, la intuición, el razonamiento y la
capacidad de planificación.
Referencias bibliográficas:
La inteligencia se hereda de la
madre, revela la ciencia
Genética e inteligencia: ¿cuáles son los principales predictores
de la capacidad intelectual?
Referencias bibliográficas:
Referencias bibliográficas:
Victora, C. G., Horta, B. L., Loret de Mola, C., Quevedo, L., Tavares
Pinheiro, R., Gigante, D. P., Gonçalves, H. & Barros, F. C. (2015).
Association between breastfeeding and intelligence, educational
attainment, and income at 30 years of age: a prospective birth cohort
study from Brazil. The Lancet: Global Health, 3(4): 199-205.
¿Las personas más inteligentes
lo son por herencia genética?
¿Las personas con mejor agilidad mental y capacidad para
pensar lo son básicamente por sus genes?
Definiendo el concepto
Definiendo el concepto
Colina
El potencial de esta sustancia podría estar relacionado con la
mejora de la coordinación motriz y de tareas que requieren el uso
de la memoria.
Piracetam
Sintetizado por el propio Corneliu E. Giurgea, podría ralentizar el
deterioro de las capacidades cognitivas en personas de edad
avanzada. También se le ha atribuido una cierta eficacia a la hora de
mejorar la memoria y la fluidez verbal de grupos de edad más
amplios.
Aniracetam
Como el piracetam, forma parte de un grupo de sustancias
llamadas racetams. Se le atribuye el efecto de mejorar la capacidad
de concentración y pensar de manera fluida en situaciones de
presión, además de frenar el avance del deterioro mental en personas
mayores.
Galamantina
La galamantina es popular entre una parte de las personas
interesadas en la onironáutica, ya que se le atribuye el poder de
aumentar las posibilidades de recordar bien los sueños y tener
sueños lúcidos.
Referencias bibliográficas:
Mucha gente cree que las personas poco inteligentes tienden a ser
más felices que las demás; como reza la frase popular, “la ignorancia
es dicha”. Sin embargo, la investigación científica revela que esto no
es realmente así, sino que la felicidad suele asociarse a un mayor
cociente intelectual o CI. No obstante, como veremos, esta relación
no es directa.
En este artículo analizaremos la relación entre la felicidad y la
inteligencia, principalmente entendida como CI. Con este objetivo en
mente, nos detendremos en primer lugar para definir los constructos
“inteligencia” y “felicidad”, que resultan confusos y ambiguos desde un
punto de vista científico e investigativo.
Definiendo la inteligencia
La American Psychological Association (Neisser et al., 1996) afirmó
que cada persona tiene una concepción distinta de la inteligencia, si
bien se encuentran algunos rasgos en común entre las definiciones de
psicólogos expertos en este tema.
La inteligencia podría ser descrita como un conjunto de habilidades
que nos permiten aprender de la experiencia, entender ideas
complejas, razonar, solucionar problemas y adaptarnos al entorno.
No es una cualidad única ni totalmente estable, sino que su valor en
un individuo determinado depende de los rasgos que se midan y del
momento temporal.
Una definición llamativa de la inteligencia es la operacional, según la
cual la forma más adecuada de describir este constructo es
como “aquello que es medido por los tests de CI”. Estas pruebas
evalúan habilidades como el razonamiento espacial o la velocidad de
procesamiento y dan un resultado numérico con una media de 100 y
una desviación estándar de 15.
No obstante, este tipo de pruebas tienden a dejar de lado otros
aspectos de la inteligencia que muchas personas, tanto expertos como
legos, consideran igualmente fundamentales. En este sentido
destacan especialmente las destrezas de tipo emocional, interpersonal
e intrapersonal, que tienen un peso significativo en la felicidad.
Ali, A., Ambler, G., Strydom, A., Rai, D., Cooper, C., McManus, S.,
Weich, S., Meltzer, H., Dein, S. & Hassiotis, A. (2013). The relationship
between happiness and intelligence quotient: the contribution of socio-
economic and clinical factors. Psychological Medicine, 43(6): 1303-12.
Neisser, U., Boodoo, G., Bouchard, T. J., Boykin, A. W., Brody, N.,
Ceci, S. J., Halpern, D. F., Loehlin, J. C., Perloff, R., Sternberg, R. J. &
Urbina, S. (1996). Intelligence: Knowns and unknowns. American
Psychologist, 51(2): 77.
Referencias bibliográficas:
Gignac, G. E., Darbyshire, J., Ooi, Michelle (2017). Some people are
attracted sexually to intelligence: A psychometric evaluation of
sapiosexuality. Intelligence, https://doi.org/10.1016/j.intell.2017.11.009
Así influye en tu inteligencia la
educación y el entrenamiento
¿Qué parte de la inteligencia es genética, qué parte es
aprendida y qué parte entrenada?
La inteligencia heredada
A través de los estudios de gemelos, sabemos que existe una
correlación potente entre los CI de gemelos monocigóticos separados
al nacer, mientras que la correlación de los CI de hermanos de sangre
no idénticos genéticamente no es tan fuerte. Además, cuando
tomamos familias con hijos adoptivos, vemos que el CI de los niños
adoptados correlaciona más con los padres biológicos que con
los actuales.
Así pues, sabemos que la inteligencia, o por lo menos el CI que
obtenemos al medirla, está en gran parte determinada por el ADN.
Algunos aquí darían carpetazo al desarrollo de la inteligencia y se
contentarían con esta explicación. Por fortuna la cuestión es más
compleja.
La inteligencia entrenada
Que uno nazca con una cierta capacidad no quiere decir que vaya
a conservarla para siempre de forma gratuita. Uno puede nacer
con una genética que le permita desarrollar unas piernas de atleta y
terminar atrofiándolas tras pasar horas y horas sentado. Algo parecido
pasa con la inteligencia: aquel que no la entrena termina
estancándola.
Los entornos ricos en estimulación como libros o juegos
interactivos promueven el desarrollo intelectual de los pequeños.
Sabemos esto a través de estudios de adopción, donde niños que
vienen de entornos muy empobrecidos, al recibir estimulación en
familias adoptivas con un mayor nivel adquisitivo y más estimulación,
consiguen alcanzar unos niveles de CI muy por encima del promedio.
No sólo las familias juegan un papel fundamental en el desarrollo
intelectual, la escolarización, el tipo de metodología que el profesorado
emplee influencia de forma decisiva sobre la inteligencia de los niños.
En este punto alguien se preguntará: si el ambiente es una fuerza tan
poderosa, ¿no podemos optimizar la metodología didáctica de las
escuelas para mejorar la inteligencia de los estudiantes? Lo cierto
es que sí se puede y llevan desarrollándose multitud de proyectos a lo
largo de los últimos 30 años bajo esta misma premisa.
El Proyecto Inteligencia
Un ejemplo lo hallamos en el Proyecto Inteligencia de Venezuela.
Se trata de un programa de los años 80 orientado a mejorar las
habilidades de pensamiento de los alumnos y detectar en qué forma
podría optimizarse tanto la manera de enseñar como el propio material
didáctico. Las unidades de este programa incluyen lecciones sobre
razonamiento, comprensión del lenguaje, razonamiento verbal,
resolución de problemas, toma de decisiones y pensamiento inventivo.
Lo innovador del programa no es sólo su contenido, sino la forma en
que se enseña a los alumnos. Alejándose del enfoque tradicional que
considera que el aprendizaje es sólo la transmisión del conocimiento,
el programa es rompedor porque ve el aprendizaje como un proceso
de preparación e incentivación para gestionar el propio desarrollo
personal.
Los resultados tras la implementación de este programa fueron
positivos. Los docentes señalaron cambios en el rendimiento
académico, sobre todo aquellos que aplican los conocimientos
aprendidos sobre otras materias. Además, debido a la relación más
afectiva que se genera entre el alumnado y el profesorado, ocurren
cambios a nivel conductual y afectivo sobre los estudiantes. Esta
relación entre profesor y alumno, más cercana, tiene un impacto
facilitador sobre el aprendizaje.
Delincuencia, personalidad e
inteligencia: ¿cómo se
relacionan?
¿Qué aspectos de la personalidad y del Cociente Intelectual se
vinculan a la propensión al delito?
La investigación psicológica ha tratado de determinar las relaciones
entre delincuencia y variables psicológicas principalmente mediante
métodos correlacionales, que suponen dificultades para establecer
causalidad porque los distintos efectos posibles se solapan con
frecuencia.
En este artículo analizaremos propuestas teóricas y estudios
empíricos en torno a la relación de la delincuencia con la
personalidad y la inteligencia. No obstante, como veremos los
factores psicosociales y económicos parecen tener un peso
relativamente mayor en la aparición de la conducta antisocial.
1. Extraversión
Según Hans Eysenck, las personas extravertidas tienen un nivel de
activación cortical bajo, lo cual las lleva a buscar estimulación
constantemente; esto puede asociarse con determinadas conductas
delictivas, como el consumo de sustancias, que a su vez favorece el
comportamiento antisocial.
Asimismo las investigaciones de este autor revelan que los
extravertidos tienen más dificultades para condicionar estímulos
y respuestas. Por tanto, en estos casos los déficits en el
condicionamiento de la conducta moral podrían ser explicados en
parte desde una perspectiva biologicista.
2. Neuroticismo
Eysenck teorizó que las personas emocionalmente inestables también
tienen dificultades para el condicionamiento, ya que reaccionan de
forma intensa y duradera a los estímulos estresantes. Así,
probablemente detectan en menor medida la diferencia entre sus
reacciones fisiológicas normales y las que se deben al
condicionamiento aversivo.
3. Psicoticismo
El rasgo que Eysenck etiquetó como “psicoticismo”
recoge comportamientos hostiles y agresivos a nivel
interpersonal, de modo que no es de extrañar que las personas con
puntuaciones elevadas en esta dimensión temperamental cometan
con mayor frecuencia conductas delictivas, que además tienden a ser
más violentas y repetitivas.
Como la extraversión, el psicoticismo se relaciona con la necesidad de
estimulación continua. Zuckerman propuso que son más relevantes la
impulsividad y la búsqueda de sensaciones, dos características que
Eysenck engloba dentro de este macrorrasgo.
5. Búsqueda de sensaciones
Zuckerman llamó la atención sobre este rasgo de personalidad y
popularizó su uso en distintos campos. La búsqueda de sensaciones,
que se asocia a la extraversión y al psicoticismo, se define como
la predisposición activa a experimentar emociones y
estímulos nuevos, incluso si suponen la toma de riesgos.
6. Baja empatía
La empatía es la capacidad para comprender e identificarse con las
emociones y los contenidos cognitivos de otras personas. La falta de
discriminación de los estados mentales ajenos facilita la comisión de
delitos que perjudiquen a otros; cuanto menor sea el grado de
empatía, menor relevancia emocional tiene para la persona el
sufrimiento de la víctima.
2. Personaliza el aprendizaje
La teoría de Howard Gardner viene a decir que cada alumno posee
unas características únicas, que le hacen diferente a los demás. Si
conseguimos descubrir lo que cada niño puede aportar y en lo que es
bueno, podemos hacerle crecer y favorecemos su aprendizaje.
4. Enseña a aprender
Los alumnos aprenden distintas estrategias y herramientas
creativas que les ayudan a desarrollar pos sí mismos sus talentos.
La hipótesis de la inteligencia
social
Nuestra inteligencia podría haber surgido a partir de la
necesidad de adaptarse a la vida social.
Referencias bibliográficas
La teoría de la inteligencia
maquiavélica: ¿qué es
exactamente?
Esta teoría explica cómo la competición entre individuos podría
haber generado cerebros más grandes.
El contexto social podría haber tenido un papel muy importante en la evolución del cerebro
humano. Wikimedia Commons.
Una de los supuestos con más peso que intentan explicar esta
diferencia es la teoría de la inteligencia maquiavélica, la cual
relaciona la evolución y desarrollo del cerebro con el nivel de
desarrollo social de cada especie.
No obstante, existe otra teoría con mucho más respaldo por parte de
la comunidad científica: la teoría de la inteligencia maquiavélica.
También conocida como teoría del cerebro social, este supuesto
postula que el factor con mayor peso dentro del desarrollo
del cerebro es la competición social.
A grandes rasgos, esto significa que aquellos individuos con más
habilidades para la vida en sociedad tenían más posibilidades de
sobrevivir. Concretamente estas habilidades consideradas como
maquiavélicas hacen referencias a conductas sociales como la
capacidad de mentir, la picardía y la perspicacia. Es decir, los sujetos
más astutos y con más habilidades socialesconseguían mucho
mayor éxito social y reproductivo.