Afecciones Mamarias
Afecciones Mamarias
Afecciones Mamarias
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La Habana, 2010
Catalogación Editorial Ciencias Médicas
Rodríguez Pérez, Alfredo
Afecciones benignas de la mama / Alfredo Rodríguez Pérez. -
La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 2010.
102 p. : il.
WP 800
Enfermedades de la Mama
ISBN 978-959-212-578-0
COLABORADOR PRINCIPAL
Dr. Juan Castell Moreno
Profesor de Mérito
Maestro de la Ginecoobstetricia Latinoamericana
Doctor en Ciencias Médicas
Profesor Titular
Profesor Consultante
Especialista de II Grado
Miembro del Grupo Nacional Asesor del MINSAP.
COLABORADORES
Dra. Marina Pérez Martínez
Especialista de I Grado en Ginecoobstetricia
Introducción/ 1
CAPÍTULO 1. Generalidades/ 3
Breve recuento anatómico, embriológico, histológico y fisiológico de la mama/ 3
Examen físico de las mamas/ 5
Autoexamen de las mamas / 8
Medios complementarios de diagnóstico/ 9
Principales elementos tecnológicos con sus posibilidades y problemas/ 10
CAPÍTULO 6. Rehabilitación,
pronóstico y profilaxis / 90
Rehabilitación/ 90
Aspecto psicológico/ 90
Cuidados en el posoperatorio/ 91
Reconstrucción mamaria/ 92
Pronóstico / 92
Tipo histológico del tumor / 94
Receptores hormonales/ 95
Otros factores/ 95
Profilaxis/ 96
Referencias bibliográficas/ 99
INTRODUCCIÓN
Hace algo más de 30 años que algunos ginecoobstetras en Cuba, siguiendo
criterios que se estaban fundamentando internacionalmente, comenzaron a per-
cibir la mama como parte integral de los genitales femeninos y, por ende, la
necesidad de entrenamientos especiales para capacitarse en la atención com-
pleta de esta glándula.
De unos pocos existentes hasta finales de la década del 80, hoy práctica-
mente la mayoría de los hospitales ginecoobstétricos de Cuba tienen un servicio
de mamas y especialistas preparados para atender las variadas entidades que
pueden presentarse. El autor es un ginecoobstetra de amplia experiencia y de-
dicación en todos los aspectos referentes al diagnóstico y tratamiento de la
patología benigna y maligna de la mama.
Por otra parte, la extensión de la medicina cubana a la atención primaria
y el desarrollo de programas de detección precoz del cáncer mamario han pre-
parado a especialistas en medicina general integral (MGI) en entrenamientos
especializados para servir como escalón intermedio en el diagnóstico
y tratamiento de las afecciones mamarias, por lo que es necesaria la permanen-
te superación de estos especialistas.
Además de los clásicos capítulos de anatomía, fisiología e histología se ha
querido dar especial énfasis a aspectos como el autoexamen y el examen clíni-
co de las mamas, unidos a una exhaustiva revisión de la variada gama de me-
dios complementarios para el diagnóstico y su real utilidad.
Las afecciones benignas de la mama tradicionalmente son poco tratadas en
los textos conocidos, a pesar de constituir la mayoría de las causas de consulta
médica y de haber estado antes fraccionada su atención por especialidades,
según los intereses de cada una (oncólogos, cirujanos, ginecoobstetras, etc.).
Por estas razones, se decidió dedicarle este trabajo, incluyendo entidades poco
frecuentes, pero importantes, ya que pueden prestarse a confusión con el cán-
cer mamario.
El cáncer de la mama, como es lógico, al ser una de las afecciones malignas
más frecuentes en la mujer, es tratado en los aspectos fundamentales
epidemiológicos, de riesgo, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y profilaxis,
así como las variedades más frecuentes observadas en la práctica.
No es propósito servir de referencia al especializado en la atención a la
patología mamaria, aunque se procura que este trabajo esté lo suficientemente
actualizado para que pueda ser utilizado por cualquier médico.
Los esfuerzos por mejorar la calidad de vida de las mujeres con la atención
médica oportuna y amplia de la patología mamaria en general, justifica con
creces este modesto aporte.
1
CAPÍTULO 1. GENERALIDADES
5
Por regla general, se recomienda que el examen físico se realice a toda
mujer que acuda a consulta médica por cualquier razón y, en específico, cuando
son mayores de 30 años, lo cual puede permitir detectar temprano procesos
patológicos mamarios con frecuencia inadvertidos por la paciente y, además,
contribuye, de manera decisiva, en la experiencia práctica del médico general,
pues lo capacitará para detectar lesiones, incluso de muy pequeño tamaño, ya
que las habilidades solo se logran perfeccionar después de llevarlas a la práctica
frecuentemente.
Los principales motivos de consulta en patología mamaria se analizan en
detalle en los capítulos correspondientes, pero, a los efectos del examen físico,
pueden agruparse de la forma siguiente:
1. Defectos o exceso de desarrollo en una o ambas mamas.
2. Anomalías en la piel de la mama (retracción de piel o pezón, ulceración,
deformidad, enrojecimiento, aumento de la red venosa, piel de naranja, etc.).
3. Sensación de pelota o bulto al palpar una mama.
4. Aumento de la sensibilidad local y/o dolor con o sin relación con las anoma-
lías previas.
5. Secreción por uno o ambos pezones.
6
exceptúa el pulgar) hará compresión suave contra la parrilla costal en cada
cuadrante, con ligero movimiento rotatorio y siguiendo el sentido de las maneci-
llas del reloj.
Finalmente, se examinará de igual forma la región areolar y se comprobará
que el pezón se encuentra libre de retracción; puede protruir fácilmente si está
hundido y no presenta secreción a la compresión. Ambas mamas se examina-
rán de la misma manera.
En este examen se detallarán todas las características de cualquier tumoración
encontrada, fundamentalmente su localización precisa, el tamaño aproximado
en centímetros, si la superficie es o no regular, cómo es la consistencia (renitente,
blanda, firme o dura), si la palpación es dolorosa y la movilidad (precisando si
está libre de los planos superficiales y profundos y si produce retracción de la
piel cuando se mueve) (Fig. 1.2).
Para el examen de los ganglios linfáticos, la paciente estará sentada y colo-
cará el brazo contrario sobre el hombro o sobre el antebrazo del examinador,
que se encuentra frente a esta (de esta forma se puede profundizar mejor en el
Fig. 1.2. Examen físico de las mamas. Tomado de: Obstetricia y ginecologia de Danforth.
7
hueco axilar). El médico palpará esta región con la punta de los dedos, haciendo
ligera compresión sobre la parrilla costal y definirá las características clínicas
de los ganglios palpables (en especial consistencia, movilidad y tamaño). A con-
tinuación se bajará el brazo de la paciente a posición normal y se palpará la
región supraclavicular, buscando la presencia de ganglios afectados.4-6
El examen físico de las mamas es un componente esencial del estudio clínico
de una paciente que presenta una afección en sus mamas y unido a la anamnesia,
proporciona una idea aproximada (nunca absoluta) de la posible causa de la
patología mamaria y orienta las necesarias investigaciones complementarias
para definir el diagnóstico y la terapéutica que se debe seguir en cada caso.7,8
En una pesquisa realizada a 700 trabajadoras asintomáticas del municipio
Guanabacoa en 1991, utilizando este proceder (publicada en Trabajo de Termi-
nación de Residencia en 1991), se comprobó su importancia, ya que brindó 7 %
de casos en las que se hallaron diferentes procesos patológicos (fibroadenomas,
displasias, ectasia ductal y otros), incluyendo una paciente portadora de un cán-
cer mamario en estadio inicial a la que se le realizó una cirugía conservadora.9
Este examen mamario será realizado cada mes, 4 o 5 días después de termi-
nada la menstruación, preferiblemente con la mama enjabonada, y tomará nota
detallada de todos los hallazgos para informar a su médico lo antes posible. Si es
posmenopáusica, escogerá un día cada mes para realizarlo.
De no encontrar alteración, repetirá al siguiente mes y, por lo menos una vez
al año, consultará a su médico para que este la examine.10-12
Desventajas de la mamografía:
- Utiliza radiación ionizante y necesita repetición periódica.
- Tiene un costo elevado por utilizar equipos muy específicos y especializados.
- Poca utilidad en nódulos retroareolares y mamas densas.
- Requiere entrenamiento especial para informar resultados.
12
En la actualidad se está introduciendo la galactoscopia, o sea, el uso de
técnicas endoscópicas dentro de un conducto con secreción anómala, para ob-
servar de modo directo las lesiones causantes e incluso tomar biopsia de estas.
Termografía. Representación gráfica del calor mamario que fue utilizado
antes de los métodos anteriores con la ventaja de no usar radiaciones ionizantes.
Su principal desventaja es la poca especificidad porque el aumento de calor
mamario puede deberse a numerosas causas y, además, porque no permite la
medición del área tumoral detectada y requiere de un equipo especial para su
realización, por lo que su empleo, actualmente, es muy limitado.
Transiluminación. Utiliza una fuente de luz con alta potencia colocada de-
bajo de la mama en una habitación en penumbras. Se considera anormal, si se
puede observar una imagen como una sombra, lo que indica la presencia de una
alteración mamaria. Por su escasa sensibilidad y especificidad tiene muy poca
utilización en la práctica, aunque no tiene contraindicación alguna.
Tomografía axial computarizada. Es un estudio de imagen con alta reso-
lución, pero con importantes desventajas en el proceso técnico, ya que utiliza
altas dosis de radiación ionizante, tiene baja especificidad y muy alto costo, lo
que limita manejo al estudio de la cadena mamaria interna y, en ocasiones, al
estudio de masas retromamarias.
Resonancia magnética. Tiene gran resolución espacial en diferentes pla-
nos sin utilizar radiación ionizante. Tiene ventajas para el estadiamiento por su
alta visualización de los diferentes tejidos mamarios en cada plano y en profun-
didad, incluyendo axila y estructuras vasculares. Las desventajas principales
son que no identifica las microcalcificaciones, su alto costo y su largo tiempo de
exploración. Es un proceder alternativo para casos de excepción en centros
especializados. En la actualidad algunos recomiendan asociarla a la mamografía
en el screening de mujeres con riesgo genético importante.18
Angiografía digital. Es útil al diferenciar el incremento del nivel de
vascularización que se relaciona con el cáncer mamario, pero tiene poca espe-
cificidad, usa radiación ionizante y es una técnica invasiva, pues requiere
cateterización de la subclavia o la mamaria interna con inyección de sustancias
de contraste. No es un proceder de utilización amplia en la actualidad.
Biopsia. Tradicionalmente la biopsia ha sido el juez definitivo en el diag-
nóstico del cáncer y su común método de realización es el quirúrgico, realiza-
do bajo anestesia en un salón de operaciones.
Esta forma de estudio permite un examen histológico detallado de un nódulo
o de una pieza extirpada con elementos de sospecha de cáncer. No obstante
ser el procedimiento fundamental para el diagnóstico final, es necesaria la
búsqueda de otras conductas biópsicas más simples, pero que permitieran acer-
carse al diagnóstico con un amplio margen de seguridad.20
13
A lo largo de los años se han utilizado varios métodos, casi todos con el
empleo de agujas para la punción, entre estos se encuentran los siguientes:
Biopsia aspirativa con aguja fina. Tiene excelentes resultados y solo ne-
cesita un citopatólogo de experiencia. La técnica es fácil, ambulatoria, no re-
quiere anestesia y tiene muy escasos problemas en su realización. Se utiliza de
manera básica en nódulos palpables sólidos o quísticos y también en ganglios
aumentados, supuestamente, invadidos por el cáncer (Fig. 1.5).
El tejido obtenido y fijado permite ver las células y sus características, apor-
tando con su resultado posibilidades para la terapéutica quirúrgica posterior.
Punción con aguja de Tru-Cut. Mediante una gruesa aguja especialmente
diseñada al efecto, previa anestesia local e incisión con bisturí, se punciona el
nódulo en varias direcciones y se obtiene un cilindro de tejido que
permite el análisis histopatológico detallado e incluso estudiar los receptores
14
hormonales. Los resultados son satisfactorios, pero es limitado su uso por los
recursos que se necesitan para esto y el trauma local que puede producirse.
El uso cada vez más frecuente de la mamografía como método de pesquisa
en el cáncer de mama y el hallazgo de lesiones muy pequeñas, no palpables, en
ocasiones solo con microcalcificaciones patológicas, hizo necesarias nuevas
técnicas para asegurar la adecuada exéresis de tejido para biopsia, entre las
principales se encuentran las siguientes:
1. Aplicación de agujas que bajo control por ultrasonido o mamografía, perma-
necerán fijas en el área sospechosa para la posterior biopsia escisional.
Después de repetir el estudio de la pieza extirpada, se aseguraría que reali-
zada la exéresis de todo el tejido sospechoso de malignidad, mediante repe-
tición de las pruebas de imagen.
2. Core biopsia o biopsia percutánea. Se realiza bajo visión mamográfica
estereoatáxica usando un costoso equipo especial que combina la mamografía
con el equipo de punción (aguja gruesa) en una mesa también especial y con
la paciente en decúbito prono (Fig. 1.6).
15
un aditamento especial en forma de pistola se dispara en el área sospechosa
bajo visión y al recogerse, se extrae un fino fragmento de tejido.
Esta operación de inserción y disparo se repite hasta 5 veces aunque re-
quiere gran precisión para insertar la aguja en el área exacta de la lesión.
La biopsia percutánea también puede realizarse bajo visión con ultrasonido
de alta resolución capaz de visualizar la lesión no palpable, que aunque su
precisión es menor tiene la ventaja de no usar radiaciones. La técnica es igual a
la anterior, pero no requiere mesa especial.
Más recientemente se utiliza una variante de core biopsia que se realiza
usando un pequeño equipo acoplado con succión (tipo vacuum) y aguja No. 11,
la que solo requiere insertarse una vez y extrae suficiente tejido para el
examen por el histopatólogo y, además, para el estudio de los receptores
hormonales. 21,22
Se considera que en lesiones no palpables, este procedimiento en cualquiera
de sus variantes, puede sustituir a la biopsia clásica por escisión sin dejar una
molesta cicatriz y evitar, en ocasiones, el salón de operaciones con resultados
negativos por procesos benignos.
16
CAPÍTULO 2. AFECCIONES BENIGNAS
DE LA MAMA
Resulta importante que el médico práctico tenga una visión del diagnósti-
co y tratamiento de las afecciones benignas de la mama, por cuanto estas cons-
tituyen 90 % de los motivos de consulta por patología mamaria. Es una realidad
inevitable, que el cáncer de mama, por lo que implica como elemento destructor
y causa de muerte, haya recibido una atención prioritaria, tanto en la investiga-
ción de los factores causales y de riesgo, como en lo relativo al diagnóstico
precoz y las conductas terapéuticas, que en la actualidad se han uniformado
internacionalmente para poder evaluar mejor los resultados.
Se debe tener presente que el temor al cáncer hace que muchas mujeres
acudan a la consulta médica ante cualquier síntoma o signo de afección en sus
mamas y se debe, por tanto, prestar especial atención, no solo a diagnosticar la
presencia de afecciones malignas, sino, hacer el correcto estudio del problema
con un adecuado examen físico y el uso de complementarios que permitan
establecer el diagnóstico de cualquier afección benigna y decidir el mejor trata-
miento. Se debe, además, aprovechar el momento para instruir a la paciente en
las ventajas y la técnica del autoexamen de las mamas, en busca de alteracio-
nes que permitan el diagnóstico temprano de cualquier anomalía.12
A continuación se describen las principales afecciones mamarias relativas
a su desarrollo y los trastornos funcionales más frecuentes.
18
Fig. 2.2. Macromastia.
TRASTORNOS FUNCIONALES
19
después con el normal desarrollo de las mamas. En el varón, es más ligera,
aparece entre los 12 y 14 años y es transitoria, desapareciendo al cabo de varios
meses y quedan las características mamarias del varón adulto. Por lo general
no requiere tratamiento adicional.
Tensión mamaria premenstrual. Sensación de plenitud en ambas mamas
que se acompaña de dolor espontáneo y a la palpación. Estas manifestaciones
aparecen desde unos pocos días antes de cada regla, y desaparecen al cesar
esta. Con frecuencia se asocia al denominado síndrome de congestión pelviana;
al igual que en este, la etiología no está claramente definida, pues se involucran
numerosos factores (hormonales, metabólicos, sicológicos y otros) y se asocia
a los denominados cambios o enfermedad fibroquística. En el examen físico,
por lo general, solo hay sensación de turgencia mamaria sin nódulos quísticos
o sólidos.
El tratamiento usado en pasadas décadas fue restricción de sal y uso de
diuréticos en los 3 o 4 días previos a la menstruación por varios meses. Más
recientemente, se agregaron las antiprostaglandinas (antiinflamatorios no
esteroideos) en la misma forma (premenstrual) con mejores resultados.
Las cremas con progesterona y los anticonceptivos orales para suprimir la
ovulación, son alternativas que se utilizan en algunas pacientes, al igual que los
antiprolactínicos y los antiestrógenos en cuadros clínicos más complejos.23
20
CAUSAS ENDOCRINAS
21
CAUSAS DUCTALES
Las lesiones benignas y malignas de los conductos son la causa principal de
los derrames por el pezón no catalogados como galactorrea, especialmente cuando
ocurren por un solo pezón (aunque no se excluye la posibilidad de que sea
bilateral) y, sobre todo, si son oscuras o sanguinolentas.
La ectasia ductal, los cambios fibroquísticos y el papiloma intracanalicular
son las principales causas de derrames por el pezón de carácter benigno. El
ultrasonido y la mamografía pueden ayudar en el diagnóstico. La citología orien-
ta, si se encuentran células malignas, pero tiene muchos falsos negativos. La
galactografía es algo traumática y relativamente poco efectiva en general, aun-
que en manos expertas puede ser una valiosa ayuda. Cuando el derrame no es
sanguinolento y no existe tumoración palpable debe valorarse como enferme-
dad fibroquística e indicar tratamiento, con observación repetida y cuidadosa.
Si el derrame es sanguinolento o de color oscuro (con tumoración palpable o
sin esta), deben agotarse las investigaciones para excluir cáncer. Si no hay
tumor, debe realizarse la exéresis quirúrgica del o de los conductos afectados
y realizar exhaustivo estudio histopatológico. En la actualidad están en fase de
ensayo la ductoscopia y el lavado ductal con posibles buenos resultados en el
diagnóstico.22,24
La infección simple de los conductos es poco común y con frecuencia está
asociada a lesiones de rascado o trauma reciente en areola y/o pezón. También
se ha visto asociado a excesiva manipulación mamaria. En la infección, el derrame
tiene aspecto purulento o verdoso por uno o varios conductos de una mama
y, por lo general, no hay tumor palpable. El estudio bacteriológico cuidadoso en
estos casos (previa adecuada antisepsia del pezón y la areola) confirmará el
diagnóstico. El tratamiento con antibióticos será aplicado para controlar el desa-
rrollo de este proceso.25
23
Fig. 2.4. Radiografía de displasia.
Causas
Diagnóstico
Tratamiento
27
se ha empleado la metiltestoterona a razón de una tableta diaria los 10 días previos
a la menstruación por 3 meses y la evaluación posterior, aunque con menos
resultados favorables, también con menos efectos secundarios.
El tamoxifeno y el raloxifén (drogas de acción antiestrógena), comúnmente
empleadas en la profilaxis y en el tratamiento del cáncer mamario con resulta-
dos satisfactorios, se han utilizado también como tratamiento de la displasia
mamaria con buenos resultados, de preferencia en casos de hiperplasia epitelial
con atipias, antes de decidir una intervención quirúrgica y teniendo cuidado con
los efectos adversos que estas drogas pueden provocar en el endometrio, ojos
y otras regiones, en especial el tamoxifeno, aunque no se tienen experiencias
personales en este aspecto.
El uso de bromocriptina (antiprolactínico) permanece con resultados no muy
satisfactorios y múltiples efectos secundarios, en especial mareos y sensación
de pérdida del equilibrio, aunque en dosis bajas puede ser una opción a valorar.
Se ha informado en Cuba por el profesor Rigol, la utilización de la acupuntura
en pacientes con este diagnóstico con muy buena resolución del cuadro clínico.
Se ha utilizado en algunas pacientes, pero la cuantía ha sido escasa para confir-
mar los resultados y recomendar la generalización de su uso.
La cirugía (biopsia abierta) no es una opción comúnmente valorada, pero
queda como alternativa para casos seleccionados, con muy alto riesgo de cán-
cer mamario y con dudas en el examen clínico o en las investigaciones comple-
mentarias realizadas. En esos casos, el proceder terapéutico debe ser
individualizado en cada paciente.
A pesar que algunos defienden la idea de no hacer tratamientos en este
proceso, por no considerarlo una verdadera enfermedad, según la experiencia,
basada en la observación práctica de los resultados en numerosas mujeres
y considerando que se deben, de alguna manera, aliviar las molestias que pre-
sentan, que en ocasiones, son severas, se mantiene esta práctica como opción
terapéutica.
Con esta variada gama de tratamientos se va siempre de lo simple a lo
complejo, o sea, de lo inocuo a lo que puede tener consecuencias desfavorables.
Se debe dejar bien establecido que, por lo general, el simple control dietético
y un antiinflamatorio resuelven el dolor que es el síntoma principal y más moles-
to y, que el tratamiento hormonal debe reservarse para pacientes específicas.
En los casos con quistes palpables, únicos o múltiples y de mediano tamaño
en adelante, la punción evacuadora se impone. El líquido aspirado no necesita
ser estudiado, salvo que sus características físicas (oscuro o sanguinolento) así
lo indiquen o bien que en el ultrasonido previo se observe alguna anormalidad en
la pared interna de dicho quiste. De repetirse estos quistes, se valora la exéresis
quirúrgica de estos, además del tratamiento con danazol.
28
En algún caso se ha descrito la aparición de una zona enrojecida en una
parte de una mama, que se acompaña de dolor y desaparición del quiste palpa-
ble previamente, debido a la ruptura espontánea o traumática del mismo. Esto no
condiciona problemas especiales ni requiere medidas de excepción, excepto su
diferenciación con otros procesos inflamatorios y acaso el uso de analgesia.
La combinación de aire y sustancias oleosas en el interior del quiste es una
opción que permite buscar lesiones de la pared y puede lograr el colapso de
este, aunque en la actualidad este proceder es poco utilizado en la práctica.
29
mente, puede evolucionar a la mastitis y el absceso mamario por infección se-
cundaria. El inicio precoz y el mantenimiento de la lactancia son la mejor profi-
laxis.
Si ya se tiene el cuadro de ingurgitación mamaria, la suspensión temporal de
la lactancia es lo indicado, acompañado de medidas como: fomentos frecuentes
de agua fría, analgésicos, masaje suave de las mamas en dirección al pezón
y extracción de la leche con bomba de succión manual, o mejor aún, eléctrica.
Se recomienda el vaciado total de las mamas y el uso de brassier (ajusta-
dor) apretado que dificulte el llenado posterior. La leche extraída puede ser
utilizada por el niño (en ausencia de mastitis). El proceso resuelve en pocos días
y puede reiniciarse la lactancia normalmente.
Galactocele. Es la acumulación de leche en uno o varios de los conductos
galactóforos obstruidos. El proceso es el mismo que la ectasia ductal, pero
aparece en el puerperio, por lo general al final o después de terminado.
Clínicamente es una tumoración irregular, a veces renitente, a veces indurada,
poco o nada dolorosa, si no está infectada, con frecuencia localizada en la re-
gión retroareolar y sin síntomas o signos generales. El ultrasonido ayuda a con-
firmar el diagnóstico. El tratamiento es básicamente médico con
antiinflamatorios. No debe puncionarse para evitar la infección secundaria. Tiende
a desaparecer en pocas semanas, de no ser así, la exéresis total del o los con-
ductos afectados es la terapéutica adecuada.
30
Fig. 2.6. Eccema del pezón.
31
que se lleva a la boca, insuficiente lavado de las manos al manipular la lactancia
y la existencia de candidiasis materna o en otros miembros de la familia que
están en estrecha relación con el bebito.
El cuadro clínico común es el enrojecimiento del pezón con ligero edema
y pueden observarse fisuras con algunas áreas secas que descaman fácilmen-
te. En otras ocasiones estas áreas son húmedas y cubiertas por una secreción
espesa de color grisáceo.
El eccema del pezón incluye con frecuencia a la areola y puede requerir la
diferenciación con la enfermedad o cáncer de Paget de la mama, sobre todo
cuando no regresa satisfactoriamente después del tratamiento.
El tratamiento se realiza con cremas de acción fungicida varias veces al día,
si está en fase seca. Cuando está en fase húmeda, se aplican fomentos de
sustancias que sequen las lesiones (tipo manzanilla) y días después se aplican
las cremas antes mencionadas.
Otra opción es el uso de violeta genciana en pinceladas de solución acuosa a
2 %. Puede además asociarse medicación de acción antiinflamatoria, local y/o
sistémica, así como analgésicos.
Con la lactancia, debe seguirse el mismo esquema recomendado en las grie-
tas y fisuras del pezón tratadas en este capítulo. La profilaxis resulta de especial
importancia y debe incluir la correcta aplicación de las medidas higiénicas orien-
tadas para la lactancia materna, además de la desinfección de los objetos de
juego del niño y de su boca, limpiando a diario las encías con solución alcalina
suave. Es importante que los miembros de la familia que están en directo con-
tacto con el bebito, busquen la posible existencia de candidiasis y la traten.
Mastitis aguda puerperal. Esta entidad constituye el proceso inflamatorio
agudo de la mama que se puede observar en algún momento de las primeras
semanas del posparto. La causa fundamental es la entrada de gérmenes
patógenos al interior de la mama, a través de grietas o fisuras del pezón
(Figs. 2.7 y 2.8).
Los gérmenes más frecuentes causantes de esta infección son los
estafilococos, en especial el dorado coagulasa positivo, aunque pueden encon-
trarse, con menos frecuencia, gérmenes como estreptococos, coliformes y otros.
El cuadro clínico comienza, por lo general, alrededor de la segunda semana
de lactancia materna, donde después de aparecer algunas grietas en el pezón, la
mama se vuelve dolorosa, enrojecida difusamente y con aumento de la consis-
tencia normal. La eyección de la leche disminuye y aparecen signos generales
(fiebre, escalofríos, taquicardia, etc.).
Si no es atendida y tratada esta fase, aparecen áreas con sensación de lati-
dos y fluctuación dolorosa al examen físico, que indican la formación de absce-
32
Fig. 2.7. Mastitis aguda.
Tomado de: F.H. Netter.
33
Fig. 2.8. Mastitis aguda.
35
Fig. 2.10. Ectasia ductal.
Tomado de: "Patología mamaria". En Protocolos de ginecología. Instituto Dexeus 1994.
36
ocasiones, el pezón), es lo recomendado, dejando (de ser posible) la herida
abierta para curas antisépticas locales, realizando el cierre posterior cuando la
herida esté ya granulante y limpia.21,23
Flebitis superficial (enfermedad de Mondor). Es una afección poco
común, a veces asociada a un trauma o una intervención quirúrgica previa. Con
frecuencia se localiza en la parte externa de la mama, siguiendo la línea axilar
anterior.
El síntoma más común es el dolor en la zona afectada. En el examen físico
se palpa una zona indurada y alargada, en forma de un cordón, a veces acompa-
ñada de retracción de la piel.
El diagnóstico se realiza con los antecedentes y el cuadro clínico descrito,
pero en ocasiones se hace necesario diferenciar del cáncer, utilizando para esto
el US, la mamografía y de manera eventual la biopsia aspirativa con aguja fina.
Como tratamiento, en esta enfermedad solo se requiere de analgésicos (as-
pirina) y antiinflamatorios, asociados a fomentos fríos locales. La evolución del
proceso puede durar varias semanas. No se requiere del uso de anticoagulantes,
pues no hay riesgo de embolismos.
LESIONES TRAUMÁTICAS
38
este, lo que la hace vulnerable al trauma accidental. Además, la radioterapia,
utilizada en pacientes con cáncer y las conductas quirúrgicas para exéresis de
nódulos benignos, pueden crear las mismas secuelas que el trauma accidental.
Estas secuelas son básicamente de 3 tipos y con frecuencia se superponen o
se continúan unas a otras:
1. Hematomas.
2. Nódulo graso.
3. Fibrosis.
39
a cuerpo extraño (por lo general material de sutura). El diagnóstico es fácil en
estos casos.
En ocasiones, la fibrosis es más difusa, en especial, cuando es secundaria al
empleo de radioterapia en pacientes con mastectomía parcial
(cuadrantectomía), y puede confundirse con reaparición de la lesión maligna, lo
que obliga al estudio minucioso de la zona afectada que puede llegar a veces
hasta la biopsia para definir el diagnóstico.
El tratamiento del proceso, al igual que los anteriores, es el uso de
antiinflamatorios y la observación. En el caso de la lesión posquirúrgica se utili-
za con frecuencia la exéresis.
TUMORES BENIGNOS
40
Fig. 2.11. Fibroadenoma de la mama.
Tomado de: F.H. Netter.
que es una forma de ginecomastia en la que no hay tumor palpable y del tumor
filoides (que se estudia en otra parte de este capítulo).
Además de la clínica, el ultrasonido, la biopsia aspirativa con aguja fina y,
más raramente, la mamografía, resultan a veces necesarios para definir el diag-
nóstico diferencial, sobre todo, cuando se diagnostica el tumor por primera vez
en mujeres mayores de 35 años, debido a la posible transformación maligna,
aunque esta posibilidad resulte sumamente rara.
El único tratamiento aceptado para este tumor, es la exéresis quirúrgica,
cuidando la estética mamaria. En mujeres mayores de 35 años o cuando el
tumor crece rápido, la indicación no debe esperar.
En mujeres jóvenes, en especial adolescentes, la decisión quirúrgica puede
retrasarse varios años, cuidando de mantener a la paciente con exámenes mé-
dicos periódicos. El objetivo es esperar a que los tumores, aún no identificables
por exámenes físicos y complementarios, comiencen a crecer y se pueda pla-
near la intervención quirúrgica única adecuadamente34,35 (Fig. 2.12).
Tumor filoides o phylloides. Este poco frecuente tumor mamario, fue
conocido en el pasado como cistosarcoma filoides debido a sus características
histológicas, pues el tumor, al igual que el fibroadenoma, tiene componentes
epiteliales y estromáticos, pero este último presenta una abundante celularidad
con mitosis y con marcado pleomorfismo que tiende a llenar las cavidades
quísticas del tumor, lo que lo confunde con un proceso maligno o, al menos,
41
con marcado potencial de malignidad. Aunque es un tumor clasificado como
benigno, la inseguridad de su futura evolución a la malignidad, hace necesaria
una conducta activa frente este (Fig. 2.13).
42
Se presenta como un tumor de tamaño mayor que el fibroadenoma común,
aunque con iguales características clínicas. Es rara su aparición en mujeres
jóvenes y su edad común es después de los 30 años.
En ocasiones, después de un largo período de lento crecer, comienza, sin
explicación específica, un rápido crecimiento y pueden encontrarse ganglios
locorregionales aumentados con cambios reactivos. El ultrasonido y la biopsia
aspirativa con aguja fina son necesarios para el diagnóstico.
El tratamiento del tumor filoides es quirúrgico y se realiza tan pronto se
diagnostica.
En el proceder debe extirparse completo el tumor con un margen de más o
menos 2 cm de tejido sano alrededor, lo que puede crear dificultades con la
estética mamaria cuando el tumor es muy grande. Cada paciente operada debe
ser seguida en consulta por un período no menor de 2 años.36
Papiloma intracanalicular. Esta variedad tumoral asienta en la pared inter-
na de los conductos, de preferencia los ductos terminales. Es la causa más
común de descarga espontánea por el pezón, la que puede tener carácter sero-
so, serosanguinolento o, más frecuentemente, sanguinolento. Histológicamente
están formados por células epiteliales, las cuales recubren una formación papilar
que crece hacia la luz del conducto y lo dilatan. Aunque el carácter de esta
tumoración es en esencia benigno, no resulta rara su transformación a la malig-
nidad (Figs. 2.14 y 2.15).
44
Adenoma. Es un nódulo bien delimitado, blando, móvil y no doloroso que
aparece durante el embarazo o la lactancia. Este nódulo puede ser único o
múltiple y hallarse incluso en tejido mamario aberrante. Se le conoce como
adenoma de la lactancia para diferenciarlo de un nódulo similar y con iguales
características clínicas llamado adenoma tubular que aparece en mujeres
jóvenes no embarazadas. Ambos son benignos y su evolución a la maligni-
dad es sumamente rara. El ultrasonido y la biopsia aspirativa con aguja fina
contribuyen al diagnóstico aunque, con frecuencia, solo la biopsia abierta lo
confirma. El tratamiento es quirúrgico.
Lipoma. Es una tumoración benigna que aparece en el tejido graso de la
mama, más frecuentemente en mujeres climatéricas. Se rodean de una cápsula
fina, la cual los hace bien delimitados. En el examen físico se aprecian como
tumoraciones de consistencia blanda y fácil movilidad. El ultrasonido es útil para
el diagnóstico. El tratamiento es quirúrgico (Fig. 2.16).
45
Fig. 2.17. Hamartoma. Imagen histológica.
46
Fig. 2.19. Linfoma mamario.
47
CAPÍTULO 3. CÁNCER DE MAMA
EPIDEMIOLOGÍA
El cáncer mamario es la entidad maligna del aparato genital más frecuente
en la mujer, lugar que ha ocupado después que el cáncer del cuello uterino
redujo su incidencia debido al diagnóstico precoz de la lesión premaligna y su
tratamiento oportuno.
El cáncer de mama tiene una incidencia y mortalidad mayor en los países
altamente desarrollados que en el resto, probablemente en relación con estilos
de vida muy diferentes al de los países menos desarrollados, lo que parece
confirmarse en estudios realizados en mujeres de países con baja incidencia de
cáncer mamario que han emigrado a países desarrollados con más elevada
incidencia de este tipo de cáncer y han llegado a tener progresivamente la
misma incidencia que los naturales del país al que emigraron.
En Cuba, cada año se diagnostican aproximadamente 2 000 nuevos casos de
cáncer mamario, con una incidencia de 34 por 100 000 mujeres y una mortali-
dad por esta causa de unas 1 100 mujeres cada año.
La supervivencia global (incluyendo todos los estadios) es de alrededor de
54 % a los 5 años de realizada la terapéutica inicial, con cifras que van de 95 %
en las etapas o estadios I y II, hasta menos de 30 % en el estadio IV.
En Cuba, aún son elevadas las cifras que se diagnostican en etapas avanza-
das con menores posibilidades de solución satisfactoria.37-38Las razones para el
diagnóstico tardío, básicamente son:
1. Fallos en la educación preventiva por parte de las instituciones, con insufi-
ciente divulgación de los elementos de riesgo que son modificables según el
estilo de vida de las mujeres y otros factores que en la actualidad están bien
identificados.
2. Pobre educación por parte del médico de asistencia con respecto a la ense-
ñanza teórica y práctica de la realización del autoexamen en la población
femenina de su área de atención, con especial énfasis en las ventajas deriva-
das de la práctica de este proceder. La falta de educación en estos aspectos,
hace que algunas mujeres teman examinarse y encontrar alteraciones en sus
mamas que puedan sugerir cáncer, creyendo que esto significaría el fin de su
vida útil.
Finalmente, es un hecho que casi ningún médico examina las mamas de las
pacientes que acuden en su busca por otros problemas de salud que no sean
mamarios, incluso cuando tengan que retirar sus ropas para realizar el examen.
48
Existe un riesgo de padecer esta enfermedad, que se expresa en una curva
que de los 30 a los 40 años de edad apenas hace su separación de la horizontal,
para iniciar a los 40 un ascenso progresivo que después de los 50 años tiende
a mantenerse, pero con menos agudeza en la curva y con un nuevo ascenso
importante, alrededor de 55 y hasta 65 años. Esta curva muestra 2 períodos de
diferentes condiciones en la biología de este cáncer.
Un primer período en el climaterio (premenopáusico) sometido a los facto-
res hereditarios y a una fuerte influencia hormonal ovárica básicamente
estrogénica, debido a los desajustes propios de esta etapa de la vida femenina
(ciclos anovulatorios), y un segundo período después de los 55 años
(posmenopáusico) con una tendencia a la hipertensión y al estado diabetógeno
asociados a la obesidad y relacionados con la alimentación grasa excesiva, lo que
condiciona un aumento de la conversión de los precursores andrógenos de ori-
gen suprarrenal hacia estrógenos, con la nociva influencia de estos sobre la
mama sin tener la contrapartida de los progestágenos.
Aunque no se ha precisado una causa única, existen factores que favorecen
la aparición de este tipo de cáncer, y así se observa que es más común en la
raza blanca, en nulípara o con escasa paridad y en mujeres con antecedentes de
esta neoplasia en familiares de primera línea, principalmente si lo tuvieron antes
de la menopausia o si son portadoras de mutación en los genes BRCA1
y/o BRCA2, de los cuales se ha comprobado que tienen una fuerte tendencia
hereditaria.39
Otros muchos factores, denominados de riesgo, parecen tener también algu-
na influencia en este tipo de cáncer.
FACTORES DE RIESGO
Cuando se analizan los aspectos epidemiológicos que rodean al cáncer de
mama, de inmediato salen a relucir una amplia gama de factores que se hallan
presentes, de una u otra forma, en la aparición de este tipo de neoplasia. Los
principales intentos investigativos se han dirigido a definir cuáles de estos
denominados "factores de riesgo" desempeñan un papel más importante en el
proceso y cómo se efectúa esta influencia.
Se han descrito numerosas formas de agrupar los elementos de riesgo
y aunque con nuevos elementos incluidos, parece que la clasificación de Carlile,
la cual fue hecha en la década del 80 del siglo XX es la que resulta más práctica
al diferenciar cada elemento establecido como riesgo. Esta clasificación divide
el riesgo de cáncer mamario en 2 grupos:7,40
1. Factores de riesgo primario (alto riesgo):
a) Edad (mayor que 50 años).
49
b) Antecedentes personales de cáncer mamario.
c) Antecedentes familiares de cáncer mamario.
d) Antecedentes de afecciones benignas.
e) Nuliparidad.
f) Primer parto después de los 30 años.
2. Factores de riesgo secundario:
a) Edad de la menarquia y de la menopausia.
b) Escasa lactancia (menos de 6 meses).
c) Utilización de hormonas (estrógenos y exógenos).
d) Estilo de vida (hábito de fumar, alcoholism, alta frecuencia del estrés,
sedentarismo).
e) Enfermedades crónicas.
f) Estado socioeconómico elevado.
g) Historia de radiaciones ionizantes.
54
proceder utiliza dosis muy bajas de radiaciones y aún sin negar en su totalidad
los posibles efectos secundarios, se considera que el comienzo a partir de los
50 años de edad y la repetición anual limitada a las pacientes de alto riesgo
hasta los 65 años de edad condiciona más ventajas (diagnóstico del cáncer en
etapa temprana) que riesgos por el uso de la radiaciones ionizantes. No obstan-
te, en algunos grupos con especial riesgo (mutación de los BRCA1 y BRCA2)
se aconseja comenzar la pesquisa desde los 40 años con repetición anual, sin
que se reporten daños colaterales de importancia.17
En un estudio retrospectivo publicado por este autor en 1984 sobre los facto-
res de riesgo en un grupo de pacientes operadas de cáncer mamario, no se
encontró el factor cáncer familiar como importante y sí resultaron significativos
la edad, la escasa paridad, el primer parto después de lo 30 años y la escasa
lactancia (menos de 3 meses).45
CATEGORÍAS
Se refiere asu significado y los valores asignados a cada una en la última
versión realizada en 2002 y revisada en 2005 por la American Medical
Asociation48
T = Tumor (expresado en su diámetro mayor y en la propagación a regiones
vecinas)
N = Ganglios linfáticos (que expresan la diseminación del tumor por esta
vía).
M = Metástasis a órganos distantes (que expresa la diseminación a otras
partes del organismo).
Cada letra tiene a continuación un número que indica detalles adicionales
como son:
La T, puede tener una numeración de 0 a 4 según el diámetro mayor del
tumor y si se ha propagado a los tejidos vecinos (piel y pared torácica). La N,
puede tener una numeración de 0 a 3 según el carácter clínico de los ganglios
locorregionales (después del estudio histopatológico esta numeración represan-
tará la cantidad de ganglios afectados por el tumor maligno y la localización). La
M, puede tener una numeración de 0 a 1 según existan, o no, metástasis a
órganos distantes (pulmón, huesos, etc.).
56
CATEGORÍAS TNM EN EL CÁNCER MAMARIO
Tumor primario (T):
TX: el tumor primario no puede ser demostrado.
T0: no hay evidencias de tumor primario.
Tis: carcinoma in situ: intraductal o lobular (se incluye la enfermedad de
Paget sin tumor demostrable).
T1: tumor de hasta 2 cm.
T1m/c: microinvasivo de hasta 0,1 cm.
T1a: tumor mayor que 0,1 cm hasta 0,5 cm.
T1b: tumor mayor que 0,5 hasta 1 cm.
T1c: tumor mayor que 1 hasta 2 cm.
T2: tumor mayor que 2 hasta 5 cm.
T3: tumor mayor que 5 cm.
T4: tumor de cualquier tamaño con:
T4a: extensión a pared costal (no al pectoral).
T4b: extensión a piel (ulceración o piel de naranja).
T4c: extensión a ambos.
T4d: carcinoma inflamatorio.
Ganglios linfáticos (N):
NX: la invasión regional no puede ser demostrada.
N0 : no hay invasión ganglionar regional.
N1: hay invasión de uno o varios ganglios, pero aislados y en la misma región
axilar.
N2: los ganglios metastáticos forman masas fijas unidas entre sí o a otras
estructuras.
N3: hay invasión de los linfáticos infraclaviculares o supraclaviculares o in-
vasión de la cadena mamaria interna (demostrada por imaginología o exa-
men clínico).
Después del estudio histopatológico de los ganglios, se considera N1 si hay
solamente hasta 3 ganglios metastásicos axilares; N2, si hay de 4 a 9 ganglios
afectados y N3 si hay 10 o más ganglios metastásicos o existe toma de los
ganglios supraclaviculares o de la cadena mamaria interna.
Metástasis a órganos distantes (M):
MX: las metástasis distantes no han sido demostradas.
M0: no hay metástasis a órganos distantes.
M1: hay metástasis a órganos distantes.
La agrupación de las distintas categorías determina los estadios o etapas
clínicas, que constituyen la guía para el tratamiento:
Estadio 0: Tis, N0 y M0.
57
Estadio I: T1, N0 y M0.
Estadio IIa: T0-1, N1, M0—y—T2, N0 y M0.
Estadio IIb: T2, N1, M0—y—T3, N0 y M0.
Estadio IIIa: T0-2, N2, M0—y—T3, N1-2 y M0.
Estadio IIIb: T4, N0-2 y M0.
Estadio IIIc: cualquier T, N3 y M0 (incluye el carcinoma inflamatorio sin
metástasis demostrable).
Estadio IV: cualquier T, cualquier N y M1.
El estadio IIIc, que incluye al cáncer inflamatorio de la mama, es una nueva
variante propuesta y aceptada en la última revisión 2002, para utilizar esta mo-
dalidad con criterios terapéuticos específicos, siempre que no existan metásta-
sis a distancia, en cuyo caso se considera estadio IV.48
DIAGNÓSTICO
Cuando se trata del diagnóstico del cáncer mamario, se debe dejar bien
establecido cómo se realiza este en las 2 etapas que hoy día están perfectamen-
te definidas en este tipo de neoplasia maligna:
1. En primer lugar, el diagnóstico del cáncer preclínico, es decir, del cáncer
mínimo de la mama o con lesión no palpable.
2. En segundo lugar, el diagnóstico del cáncer clínico, o sea, el diagnóstico de la
lesión palpable en la mama.
59
de la biopsia es mandatoria (BAAF) con imagen por US de alta resolución
o biopsia con aguja gruesa bajo visión por estereotaxia) la biopsia escisional
(quirúrgica) de la zona previamente marcada con un pequeño arpón metálico,
se realiza cuando una de las biopsias previas lo sugiere. Si el diagnóstico de
malignidad se confirma, se procede a decidir el régimen terapéutico que se debe
utilizar según las condiciones propias de cada caso. Si no se confirma con la
biopsia por punción, se da un margen de 3 a 6 meses con observación vigilada
para repetir la mamografía y revalorar la conducta.
Anamnesis
Examen físico
61
Inspección
Palpación
62
distantes que orienten la existencia de posibles metástasis (especialmente
en pulmón, hígado, huesos y cerebro).
Finalmente, los estudios genéticos que detectan las mutaciones de los genes
BRCA1 y BRCA2 como elementos de especial riesgo para el cáncer mamario
y otros procedimientos, como la búsqueda de vacunas útiles en la prevención de
metástasis (que aún se encuentra en fase de estudio) son parte de este desarrollo
moderno.
La terapéutica quirúrgica, por su parte, paso de la ultrarradicalidad de Halstead
y Urban, a la mastectomía radical modificada más linfadenectomía (con exéresis
de los músculos pectorales o sin estos). Posteriormente, en tumores pequeños,
comenzó a utilizarse la cuadrantectomía o la tumorectomía con linfadenectomía
axilar (últimamente se discute realizar solo la exéresis del ganglio centinela).
Estas variantes, conocidas como técnicas conservadoras, aunque utilizadas
desde la década del 70 del siglo XX, en lesiones pequeñas, son las que con
mayor frecuencia se emplean desde la introducción de la mamografía en los
años 80 para el diagnóstico precoz del cáncer de mama.49,50
La quimioterapia también ha variado, desde el uso de un solo medicamento,
a la asociación de varias drogas en los años 70 y principios de los 80 del pasado
siglo, e incluso más reciente, el empleo de varios esquemas de drogas que se
alternan periódicamente, y en los que se ha logrado la introducción de nuevos
medicamentos con menos efectos tóxicos y mayor efectividad terapéutica.
64
El uso de técnicas de supervoltaje y aceleradores lineales en la radioterapia
han modificado los criterios de tratamiento con este proceder, incluso llegando a
utilizarlos como única terapéutica en dosis única intraoperatoria en casos selec-
cionados.
Por último, la hormonoterapia con antiestrógenos como complemento al tra-
tamiento y más recientemente como profilaxis del cáncer de mama, han contri-
buido al creciente desarrollo alcanzado en el enfrentamiento a esta temible
enfermedad.
No obstante, la mortalidad por cáncer de mama ha disminuido en muy esca-
sa cuantía y básicamente solo desde la introducción de la mamografía para la
pesquisa de lesiones en su etapa más precoz, lo que ha incentivado a la búsque-
da de nuevos elementos para la profilaxis con el uso de hormonas, vacunas
y otros recursos todavía en ensayo.
TERAPÉUTICA QUIRÚRGICA
La cirugía es el tratamiento primario del cáncer en cualquier región del cuer-
po humano a lo largo de los años y el cáncer de mama no es una excepción a
esta regla; sin embargo, las técnicas quirúrgicas en el tratamiento del cáncer
mamario, son las que mayores variaciones han tenido durante el pasado siglo.
En la mama, la cirugía se ha utilizado con 4 fines básicos:
1. Técnica diagnóstica: mediante la exéresis del nódulo sospechoso o positivo
para realizar la conclusión histopatológica posterior, mediante el examen de
muestras congeladas o con muestras previamente preparadas en parafina
(que resultan más tardías, pero más seguras).
2. Técnica paliativa (también denominada sanitaria): para extirpar el mayor
volumen posible de tejido mamario con grandes áreas de necrosis
y ulceraciones, los que condicionan graves problemas sociofamiliares, aun-
que ya no sea factible utilizar otros procedimientos en el tratamiento. La
cirugía en estos casos es, por lo general, mastectomía total simple, siempre que
sea posible.
3. Técnica reductora: extirpar la mayor cantidad posible de tejido mamario
lesionado en casos avanzados, pero con posibilidades de utilizar otros recur-
sos terapéuticos adicionales que darán mejores resultados al reducir la masa
de tejido maligno.
4. Técnica radical: realizar la exéresis de toda la mama y sus cadenas linfáticas
de drenaje, con propósitos supuestamente curativos (aunque sin negar
la utilización de procedimientos terapéuticos adicionales).
66
del volumen de tejido que se debe extirpar, con un margen peritumoral no menor
de 2 cm, manteniendo la exéresis de la cadena linfática axilar (según el caso),
denominaron a esta técnica, cuadrantectomía o tumorectomía, según la exten-
sión local de la exéresis cutánea, aunque ambas técnicas denominadas conser-
vadoras, pues no extirpan la mama en su totalidad y no tienen diferencias en
sobrevida con las técnicas de mastectomía radical.56
El uso de la mamografía en la pesquisa del cáncer de mama en sus etapas
más precoces (cáncer in situ, carcinoma mínimo) ha llevado a la valoración de
no realizar rutinariamente linfadenectomía axilar, extirpando el llamado ganglio
centinela y según este tenga metástasis o no se realizaría aquella. Además, se
evalúan los índices histopatológicos de pronóstico y otros modernos, para com-
pletar el tratamiento con radioterapia, poliquimioterapia y hormonoterapia adi-
cional en los casos seleccionados.
Como puede apreciarse, con el desarrollo científico se ha pasado de la
radicalidad quirúrgica mutilante y con serias complicaciones, a las técnicas qui-
rúrgicas conservadoras, que buscan cada vez más, lograr el adecuado trata-
miento del cáncer mamario con mínimas secuelas y con una sobrevida mejor
desde el punto de vista social y personal de la mujer que puede llegar a 95 % en
el cáncer mínimo y hasta 90 % a los 5 años en otras etapas con tumores entre
1 y 3 cm (Fig. 4.2).
67
En 1996, el autor de este texto presentó en una conferencia para promoción
a la categoría de Profesor Titular, los resultados personales obtenidos con la
cirugía conservadora y el resto de la terapéutica adyuvante. En el aspecto
sobrevida global alcanzó para el estadio I (46 pacientes) 91 % a los 5 años
y 80 % a los 10 años, mientras que para el estadio II (28 pacientes) fue de 86 %
a los 5 años y 75 % a los 10 años, cifras comparables a la reportada en la
bibliografía hasta esa fecha.
Condiciones para la técnica conservadora:
1. Etapas tempranas, desde in situ hasta etapa II con tumor no mayor que 3 cm
de diámetro (hoy se acepta realizarla con diámetros mayores, después del
uso de quimioterapia neoadyuvante, si hay respuesta favorable en la reduc-
ción tumoral).
2. Ganglios axilares alterados simples y móviles o ganglios negativos.
3. Posibilidad cosmética durante la intervención y/o en el posoperatorio.
4. Posibilidad del uso de tratamiento adyuvante, si fuese necesario (radiotera-
pia, quimioterapia u hormonoterapia).
5. Posibilidad de seguimiento posoperatorio según normas.
6. Mamografía bilateral previa a la intervención sin mostrar otras lesiones en
esa mama o en la contra lateral (tumor único).
7. Cualquier edad y cualquier localización, excepto en la región retroareolar
o en alguno de los cuadrantes internos.
8. Puede realizarse con incisión única y continua o con doble incisión según el
caso.
69
Los tratamientos usados hasta ahora son poco recomendables, pues no lo-
gran la resolución total del linfedema, de aquí que la mejor conducta es la profi-
laxis con técnicas quirúrgicas apropiadas y evitar en lo posible la irradiación
axilar y la infección posoperatoria, así como mantener un correcto cuidado de
las manos por parte de la paciente, evitando lesiones en estas.
Trauma. El principal trauma en la mastectomía, es la lesión de los nervios
que salen del plexo braquial en dirección a los músculos (en especial el torácico
largo) y puede llevarlos a la atrofia y pérdida de su funcionalidad (escápula
alada). La técnica quirúrgica adecuada es la mejor profilaxis, pues una vez
dañado el nervio, la recuperación es lenta, difícil e incompleta.
RADIOTERAPIA
Aunque este tema sale de los límites necesarios al conocimiento del médico
práctico, se debe dar una idea somera de sus indicaciones, ventajas y problemas.
La radioterapia en el cáncer de la mama utiliza equipos sofisticados, costo-
sos y que requieren condiciones especiales de instalación y uso. Es uno de los
principales tipos de actividad que se realizan en hospitales oncológicos (aunque
también se utilizan en algunos hospitales generales), debido a que por lo costoso
de estos equipos, necesitan ser ubicados en lugares donde tengan una mayor
utilidad tratando pacientes con cáncer en sus diferentes localizaciones.
Desde los inicios de su utilización, ha sido de una gran aceptación como
complemento de la cirugía, tanto en el preoperatorio como en el posoperatorio,
por los excelentes resultados en prolongar la sobrevida de las pacientes. Duran-
te muchos años su indicación fue, principalmente, de primera instancia en gran-
des tumores inoperables para reducir el volumen tumoral, sellar las vías linfáticas
y reducir las posibilidades de recidiva local. La cirugía posterior, fue general-
mente muy difícil y solo con finalidad paliativa temporal.
De la misma forma, la indicación posoperatoria de radioterapia axilar de
forma rutinaria en las técnicas quirúrgicas con disección total de la axila, crea-
ron con frecuencia una dolorosa complicación en el brazo llamada linfedema
o linfangitis elefantiásica.
El cáncer mamario se considera como medianamente radiosensible y se
conoce que con la aplicación de entre 45 y 50 Gy en 5 semanas (25 sesiones),
se logra la esterilización neoplásica en aproximadamente 90 % del tejido donde
es aplicado, aunque esta es una dosis promedio, pues en cada paciente debe ser
calculada de forma individual, según su situación particular. La radioterapia solo
influye en el control local de la enfermedad, pero es utilizable en diferentes
localizaciones, con una recurrencia de lesiones locales menor que 5 %, por lo
que en cierta medida contribuye a mejorar la sobrevida de las pacientes.36
70
INDICACIONES
Las indicaciones son las siguientes:
1. Como complemento de la cirugía no radical (conservadora) con irradiación
de la mama en totalidad y suplemento adicional en la zona operada.
2. Como complemento de la cirugía, sobre la cadena mamaria interna, cuando la
lesión se encuentra en la región central (areolar) o en los cuadrantes internos.
3. En cáncer localmente avanzado o con volumen superior a 5 cm asociado en
ocasiones a la quimioterapia, para reducir el volumen tumoral y hacer facti-
ble la cirugía posterior menos traumática, si la respuesta es satisfactoria.
4. En las localizaciones metastásicas en partes blandas, óseas, cerebro e hígado.
5. Cuando hay recurrencia local después del tratamiento inicial.
6. Cuando hay ganglios afectados y no se extirparon en suficiente cuantía (me-
nos de 10 ganglios extirpados).
COMPLICACIONES
La radioterapia es un procedimiento que implica la posibilidad de deter-
minadas complicaciones que están relacionadas con las condiciones de la
paciente y la administración de las dosis radiantes. Pueden ser tempranas
o reversibles y en algunos casos tardías o irreversibles.
En las complicaciones tempranas, la más común es el denominado síndrome
de radiación, que se caracteriza por cefalea, astenia, anorexia y estado nauseoso
que a veces llega al vomito. Localmente hay cambios dérmicos como eritemas,
descamación, prurito e hiperpigmentación, más comunes en mamas péndulas
y piel clara. En esos casos, se impone la suspensión del tratamiento.
Las complicaciones tardías se relacionan con la velocidad y/o dosis excesiva
de administración y también con descuido en la vigilancia. Las principales com-
plicaciones son: ulceraciones, necrosis, atrofia de piel, fibrosis subcutánea
y también neumonitis o fibrosis apical pulmonar del lado tratado. Cuando apare-
cen estas complicaciones, solo queda el tratamiento local de las secuelas seña-
ladas.36
QUIMIOTERAPIA
La certeza de que las muertes por cáncer de mama se debían a la aparición
de metástasis en órganos vitales y que estas habían ocurrido en forma de
micrometástasis desde períodos muy tempranos de la enfermedad inicial, sien-
do imposibles de detectar con los métodos disponibles, hizo buscar tratamientos
71
adicionales de ayuda a la cirugía, que destruyeran estas micrometástasis para
prolongar la sobrevida libre de enfermedad.
El uso de gases tóxicos durante la II Guerra Mundial dio por resultado el
surgimiento de la mostaza nitrogenada al final de esta guerra, la cual mostró ser
útil como producto citotóxico; es decir destructor de células en el tratamiento
del cáncer. Este hecho condujo al posterior desarrollo de nuevos productos
químicos (ciclofosfamida, metotrexate, 5-fluoracilo, thiofosfamida y otros)
y condicionó cambios en la metodología terapéutica, la que tomó el nombre de
tratamiento adyuvante.
El tratamiento sistémico con citotóxicos comenzó en forma de
monoquimioterapia, pero los resultados obtenidos, aunque con algún éxito, no
fueron todo lo esperado, por lo que se comenzó a ensayar combinaciones de
citotóxicos a finales de los años 60. La primera combinación de estas drogas
utilizadas en esa década por Greenspan, fueron la ciclofosfamida + metotrexate
+ 5-fluoracilo (CMF) con 60 % de resultados satisfactorios en metástasis diversas.
Esta combinación es aún utilizada como tratamiento adyuvante, incluso, des-
de antes de identificarse las metástasis a distancia. En 1969, Cooper agrega
a este esquema, la vincristina y la prednisona, informando resultados satisfactorios
hasta en 90 %, aunque estos resultados no han podido ser repetidos por otros.
En las décadas del 70 y de 80, numerosos autores comparan los resultados
en diferente número de ciclos de tratamientos combinados, llegando a la conclu-
sión que 6 ciclos de citostáticos son suficientes, si hay menos de 4 ganglios
metastáticos.
Posteriormente se agregan citóxicos como la bleomicina, las antraciclinas
(adriamicina y doxorubicina) y los etopósidos. Más tarde se utilizan los com-
puestos del platino como cisplatino y carboplatino, que tienen pocos resultados
en cáncer mamario, pero se muestran buenos en otros tipos de cáncer
ginecológico. Más recientemente, se incorporan nuevas drogas como docetaxel
y paquitaxel con reportes de aun mejores resultados.57
De todos ellos, las antraciclinas, asociadas a la ciclofosfamida (AC) y también
al 5-fluoracilo (CAF), son los que han tenido resultados altamente satisfactorios
en el tratamiento del cáncer mamario y mantienen sus indicaciones vigentes.
El resto es de más reciente incorporación y su uso generalizado, está pendiente
de decisión en los esquemas terapéuticos de los ensayos clínicos.
En la actualidad con el desarrollo de las técnicas quirúrgicas conservadoras,
se utilizan los citostáticos en 3 a 4 ciclos preoperatorios para reducir el volumen
de los tumores mayores de 3 cm y realizar estas intervenciones. A esta nueva
variante se le conoce como tratamiento neoadyuvante y constituye hoy una
práctica habitual en el cáncer mamario, incluso en estadios más avanzados
como IIB y IIIA, para mejorar el estado psicológico de la mujer al conservar
gran parte de su mama sin perjuicio futuro.58
72
Si la lesión es avanzada, se puede indicar esta terapéutica reductora para
realizar después una radical modificada, cuando se logren márgenes peritumorales
suficientes.
Recientemente se ha informado de excelentes resultados en el cáncer avan-
zado con el uso de varios ciclos de CAF asociados al docetaxel, seguidos de
varios ciclos de CMF o de AC más docetaxel u otras combinaciones, con el
propósito de eliminar la resistencia cruzada.57
Otro aspecto de mucho interés es el relativo a la asociación de quimioterapia
y receptores hormonales. Recientes ensayos en EE.UU. han comprobado que
el uso de tratamiento citotóxico adyuvante con nuevas y más potentes drogas
y esquemas más agresivos asociados a antiestrógenos, han tenido en pacientes,
con receptor estrógenos negativos, resultados de sobrevida que aunque meno-
res que en los de receptor positivo han logrado al menos algunos éxitos.59,60
También se realizan ensayos terapéuticos con ciclos más cortos (2 sema-
nas) o agregando anticuerpos monoclonales o con dosis muy altas de citotóxicos
y trasplante de medula ósea para evitar las severas reacciones que se producen.
No obstante, es un criterio generalmente aceptado, que el cáncer mamario
es una enfermedad sistémica casi desde su inicio y que se justifica el uso de la
quimioterapia adyuvante en todos los casos.
Los esquemas para el uso de estas drogas citotóxicas son muy variados,
dependen de la edad de la paciente y del tamaño y la extensión del tumor (me-
tástasis). Por regla general, en este medio, se usan 6 ciclos repetidos cada
21 días a través de una venóclisis de dextrosa colocada en la vena cubital del
brazo del lado no operado.
La administración debe ser secuencial, preferiblemente cada 20 a 30 min,
lentamente y siempre verificando antes de cada nueva inyección que la vena
continúa canalizada.
Se agregará a cada suero 2 ámpulas de metoclopramida u otro antiemético,
para reducir los vómitos que como primera secuela aparecerá en las horas
siguientes.
En cada nuevo ciclo se requiere de un hemograma completo y conteo de
plaquetas, para verificar que los leucocitos están por encima de 3 000 y las
plaquetas en 75 000 como mínimo. Si hay afectación importante en estos ele-
mentos, se prefiere retardar el próximo ciclo, pero no reducir las dosis necesarias.
Aunque las dosis pueden variar, con frecuencia se usan según los metros de
superficie corporal de cada paciente, para que las dosis totales se ajusten a la
capacidad de tolerancia individual.
Como promedio las dosis comunes de los más usados son:
1. Ciclofosfamida: 500 mg/m2 de superficie corporal.
2. 5-fluoracilo: 600 mg/m2 de superficie corporal.
73
3. Adriamicina: 50 mg/m2 de superficie corporal.
4. Metotrexate: 40 mg/m2 de superficie corporal.
Las tres últimas reacciones adversas son las más temibles por las graves
consecuencias que pueden producir y requerir, incluso, transfusiones de sangre
y/o medidas para control cardiovascular y deben ser estrechamente vigiladas
mediante recuentos frecuentes de sangre y electrocardiogramas, antes y des-
pués de la aplicación de los citostáticos.
La medicación citotóxica alarga el período de vida útil de la paciente y, a
pesar de las fuertes reacciones adversas, es bien acogida por esa razón. Con
frecuencia se necesita repetir los ciclos, si la enfermedad da señales de reapa-
rición en algún lugar del organismo, cosa que puede ocurrir en casos avanzados,
después de un período más o menos largo de bienestar aparente, aunque en
todo caso siempre se debe tener presente que estos medicamentos solo tienen
acción paliativa en el tratamiento del cáncer mamario.
En los últimos años, se ha reportado el hallazgo en el tejido canceroso de
receptores del factor de crecimiento epidérmico (ErbB1 y ErbB2) este último
conocido como proteína HER2/neu y que condicionan un peor pronóstico de la
entidad clínica cuando presentan sobreexpresión. Este hecho, que ocurre en
aproximadamente 25 % de los casos, hizo necesaria la búsqueda de nuevos
productos que contribuyeran al control de la situación.
74
De las investigaciones realizadas con anticuerpos monoclonales surgió el
trastuzumab (herceptin), que aplicado mensualmente durante un año y posterior a
la quimioterapia (asociado o no al tamoxifén), produce un notable incremento de la
sobrevida en pacientes con cáncer de mama con las condiciones referidas.
Recientemente se han publicado resultados al parecer mejores aún, asocian-
do este producto (y otros más novedosos) a la quimioterapia durante la aplica-
ción de esta, aunque estos resultados están pendientes de ratificación en nuevas
investigaciones controladas.61,62
TRATAMIENTO HORMONAL
75
El hallazgo en los años 80, de sustancias antiestrogénicas (que ocupan el
receptor específico y no permiten la acción estimulante hormonal) constituyó
una verdadera revolución en esta modalidad terapéutica, destacándose el
tamoxifén como el antiestrógeno por excelencia, demostrado en numerosas in-
vestigaciones publicadas posteriormente. Los efectos secundarios indeseables
(sangrados, procesos tromboembólicos, accidentes vasculares encefálicos y, en
especial, un aumento del riesgo para el carcinoma de endometrio) no han limita-
do su uso y lo han llevado a ser, internacionalmente, el medicamento de elección
como terapéutica hormonal adyuvante en los casos indicados y muy especial-
mente en la posmenopausia.
En la actualidad nuevos medicamentos han demostrado igual utilidad y me-
nos efectos secundarios de importancia. Estudios realizados en pacientes con
cáncer de mama receptor estrógenos positivo usando antiestrógenos por perío-
dos de hasta 5 años, han logrado prolongar la sobrevida libre de nueva enferme-
dad durante varios años de observación, por lo que es de esperar una respuesta
satisfactoria al tratamiento hormonal que se reporta hasta 70 % de prolongación
de la vida libre de enfermedad. Estos resultados se pueden reducir hasta 30 % de
éxitos cuando la presencia de los receptores estrogénicos es negativa (no reba-
sa 10 % de fentomoles por milígramo de tejido).63,64
El empleo de esta medicación en la profilaxis del cáncer mamario le ha
conferido una adicional importancia al demostrarse en varios estudios bien con-
trolados su utilidad. La dosis terapéutica de 20 mg diarios por períodos no infe-
riores a 5 años es lo usual y es útil en evitar la aparición de un nuevo cáncer en
la mama contralateral y de nuevas metástasis en casos avanzados, prolongando
la sobrevida libre de enfermedad y la global.
Estos hechos, unidos a las dificultades técnicas para la identificación
y cuantificación de los receptores de estrógenos y, también a que, incluso, resul-
tando estos negativos (con bajos niveles de fentomoles por milígramo), siempre
existe una porción pequeña de estrógenos que, por las características de esta
hormona, influye negativamente en la evolución posterior, en cuanto a la apari-
ción de recidivas; lo que es un importante factor que ha llevado a varios autores
a plantear el uso sistemático de este medicamento en todas las pacientes, sin
tener en cuenta el estado de los receptores, aunque siempre esperando que
tendrán mejores resultados las pacientes con receptores positivos.
Nuevos medicamentos con acciones antiestrógenas similares en el cáncer
mamario (raloxifén, toramifén y otros), se vienen utilizando en ensayos controlados,
con aparente éxito para evitar las secuelas del tamoxifén sobre el endometrio, ya
que no actúan sobre los receptores endometriales de estrógenos y también porque
no tienen la mayoría de los efectos secundarios indeseables del tamoxifén.
En la actualidad, se está recomendando el uso de los inhibidores
de las aromatasas, sustancias que impiden la conversión a estrógenos
76
de los precursores andrógenos dehidroepiandrosterona y androstendiona, que
son originados en las suprarrenales. Estas sustancias inhibidoras tienen muy
pocos efectos secundarios indeseables y el más importante parece ser el incre-
mento de la osteoporosis que puede favorecer fracturas patológicas en algunos
casos. Los más utilizados son el anastrazol, el letrozol y el formestane, aunque
nuevos tipos de medicación se continúan ensayando. La acción fundamental se
ha dirigido a evitar la aparición de un nuevo cáncer en la mama opuesta y de
nuevas metástasis en otros órganos, pero con menos secuelas que los
antiestrógenos mencionados.65
Estos efectos han resultado superiores en la paciente posmenopáusica al redu-
cir los daños en esta época de la vida en que las defensas hormonales disminuyen,
de manera considerable, por el cese de la función ovárica. Los efectos óseos des-
favorables se han atenuados con la introducción de los biofosfonatos (alendronatos)
en la terapéutica, por lo que ya se viene considerando, internacionalmente, a los
inhibidores de las aromatasas, los antiestrógenos de elección en la posmenopausia,
rango que ocupaban el tamoxifén y el raloxifén.66
La detención quirúrgica de la función ovárica en mujeres jóvenes (menores
de 40 años), para eliminar la producción estrogénica, solo debe considerarse si
la cuantía de receptores estrogénicos presentes en el tejido maligno es superior
a 10 % (receptor positivo de estrógenos).
Otros medicamentos se han ensayados también como tratamiento hormonal del
cáncer mamario, aunque con resultados variables, generalmente menores que los
mencionados, cuando se usan como única terapéutica. Los principales son:
1. Análogos de la LH-RH para la inhibición de la función ovárica en mujeres
jóvenes (se han reportado mejores resultados en los estudios de asociación
al tamoxifén).
2. Los antiprogestativos del tipo del mifepristone.
3. La somatostatina que inhibe a la hormona de crecimiento, a la prolactina y al
IGF (insulin growth factor) y que parece tener mejores resultados también
asociado al tamoxifén.
Estadio 0
Estadio I
Estadio IIIC
Estadio IV
83
CAPÍTULO 5. VARIEDADES ESPECIALES
DEL CÁNCER MAMARIO
CÁNCER INFLAMATORIO
85
ENFERMEDAD DE PAGET
Fue tan lejana la fecha como 1874 cuando el doctor Sir James Paget descri-
bió la asociación de un tipo de lesión en el pezón con carácter eccematoso y el
cáncer mamario. Años más tarde fue descrita la característica básica en esta
lesión, al encontrar un tipo de célula grande con citoplasma poco denso y vacuolado
(célula de Paget) que se localiza en la capa basal de la epidermis del pezón y en
los conductos terminales de la mama en algunos casos. La edad promedio de
aparición es por encima de los 50 años y constituye 2 % de todos los tipos de
cáncer que aparecen en la mama.
Clínicamente se describe esta enfermedad como un tipo de lesión eccematosa
que se localiza en el pezón, inicialmente como un eccema seco con una gruesa
costra que posteriormente se vacuoliza y al desprenderse deja una erosión que
de forma lenta invade a todo el pezón y, más tarde progresa a la areola en
superficie y a los conductos galactóforos terminales en la profundidad, condi-
cionando la destrucción de estas estructuras.
En la progresión de la invasión maligna hacia el interior de la mama, se
produce una tumoración con las características clínicas del cáncer mamario,
que en las etapas iniciales es difícil de palpar aunque exista de forma incipiente
en los conductos, hasta que la evolución de la enfermedad permite identificarlo
clínicamente cuando aumente su volumen.
Además de estas manifestaciones locales, las pacientes experimentan un
intenso prurito y sensación de ardor en la zona afectada. Con frecuencia existe
una exudación de color rojizo-amarillento en el pezón que se incrementa con la
destrucción progresiva de este. Clínicamente esta entidad puede confundirse
con otras dos de carácter benigno:
Eccema del pezón de carácter infeccioso. Es una lesión que aparece
más frecuente en mujeres jóvenes, de evolución rápida, que no produce, gene-
ralmente, ulceración destructiva del pezón y responde al tratamiento médico
a corto plazo. Con frecuencia, la confusión diagnóstica genera un lento proce-
der terapéutico que demora el diagnóstico de la enfermedad maligna y condicio-
na el aumento del pronóstico desfavorable.
Papiloma intracanalicular o intraductal. Esta lesión se manifiesta como
vegetaciones pequeñas que crecen en el interior de los conductos y que pueden
confundir el diagnóstico del Paget cuando crecen excesivamente hacia el exte-
rior del pezón como una masa rojiza y sangrante. La biopsia de la lesión escla-
rece el diagnóstico definitivo.
El diagnóstico definitivo se realiza mediante la biopsia por escisión
de un fragmento del pezón donde el histopatólogo puede ver por las típicas
células de Paget.
86
El tratamiento es quirúrgico con mastectomía radical modificada y vacia-
miento axilar. El pronóstico es muy bueno, similar al cáncer in situ cuando no
hay formación tumoral presente. En caso contrario, el pronóstico es similar a los
demás tumores malignos de mama. El tratamiento adyuvante con citostáticos,
radioterapia y hormonoterapia se realiza de la misma forma que en los diferen-
tes estadios del cáncer mamario.
87
El tratamiento del cáncer de mama durante el embarazo guarda estrecha
relación con el estadio clínico y el tiempo de gestación, como se verá a conti-
nuación.
88
CÁNCER DE MAMA EN EL HOMBRE
El cáncer de mama en el hombre es apenas 1 % de todos los tipos de cáncer
de mama en la mujer, aparece, generalmente, en el anciano después de los
60 años de edad y muy raro en edades más jóvenes. Se asocia, con frecuencia,
a los estados que producen hiperestrinismo como el síndrome de Klinefelter, la
ginecomastia inespecífica y la ingestión de estrógenos como parte de algunos
tratamientos.
Algunos autores han reportado mayor frecuencia del cáncer de mama mas-
culino en enfermedades del hígado como la cirrosis, la producida por la bilharzia
y otras parasitarias que bloquean el metabolismo hepático y producen
hiperestrinismo, de ahí que en algunos países, donde estas afecciones son endé-
micas, puede llegar la frecuencia hasta 6 % del total del cáncer de mama.
El tumor es casi siempre retroareolar y junto al dolor constituyen los sínto-
mas fundamentales. En ocasiones hay secreción por el pezón aunque no es muy
frecuente y en otros casos se encuentra fijación del pezón y la areola a la
tumoración. El escaso tejido mamario facilita la rápida progresión a los planos
profundos (fascia y músculo pectoral).
El diagnóstico es con frecuencia tardío debido a la avanzada edad de apari-
ción, por lo que su pronóstico es algo más desfavorable que en la mujer, con una
sobrevida global máxima de 80 % a los 5 años, aun cuando no existan ganglios
afectados, mientras que en la mujer es superior a 90 % en igual situación. El tipo
más común es el cáncer ductal y solo por excepción se encuentra en su varie-
dad in situ.
Para hacer el diagnóstico de esta entidad se utilizan en el hombre los mis
recursos que en la mujer (ultrasonido, mamografía, biopsia aspirativa con aguja
fina y biopsia) y el tratamiento sigue las mismas pautas que en el cáncer mamario
es decir, cirugía, que es siempre radical con exéresis del pectoral mayor y su
fascia, además de linfadenectomía axilar. A este tratamiento se asocia siempre
el adyuvante (poliquimioterapia, radioterapia y otros) según el estadio clínico.
La orquiectomía se ha utilizado como parte de la terapéutica con resultados
satisfactorios, pero con recidivas frecuentes. En la actualidad se utiliza con
frecuencia el bloqueo farmacológico con acetato de ciproterona. Algunos auto-
res recomiendan el uso de tratamiento hormonal con tamoxifén, si hay buen
nivel de receptores estrógenos y medroxiprogesterona, si el predominio es de
receptores de progesterona.
Las metástasis más frecuentes son la ósea (48 %) y la de partes blandas
(60 %) y cuando están presentes se puede usar la asociación de la ciproterona
con la aminoglutetimida que inhibe las etapas precoces de la esteroidogénesis
en la suprarrenal, necesitando el uso de corticoides como suplemento para evi-
tar la insuficiencia suprarrenal.68
89
CAPÍTULO 6. REHABILITACIÓN,
PRONÓSTICO Y PROFILAXIS
REHABILITACIÓN
En el tratamiento del cáncer mamario tiene especial consideración la rehabi-
litación, entendiendo como tal: "el conjunto de actividades que deben desarro-
llarse con la paciente que requiera tratamiento por cáncer de mama, con el
propósito de lograr la plena reincorporación a su medio social y familiar".
Aunque el desarrollo moderno de las técnicas quirúrgicas conservando los
pectorales o, mejor aún, conservando la mama, han logrado reducir las compli-
caciones o secuelas propias de la intervención, continua siendo este proceder
un trauma físico y psíquico para la paciente que se encuentra en esta situación.
Este proceso de rehabilitación tiene 3 aspectos básicos que son:
1. La atención al factor psicológico antes, durante y después del tratamiento.
2. Los cuidados posoperatorios para prevenir las complicaciones y secuelas
posteriores.
3. La reconstrucción mamaria.
ASPECTO PSICOLÓGICO
CUIDADOS EN EL POSOPERATORIO
Los cuidados posoperatorios dirigidos a evitar complicaciones como el
linfoedema y la pérdida de la funcionalidad del brazo, deben comenzar desde el
primer día después de la operación, sea esta una mastectomía radical o una
cuadrantectomía, pues aunque los conceptos quirúrgicos modernos han dismi-
nuido en cierto grado el linfoedema como complicación, este sigue siendo una
potencial posibilidad en todos los casos con disección ganglionar.
Facilitar el drenaje linfático afectado, evitando que el brazo cuelgue a lo
largo, para lo cual deberá suspenderlo (en cabestrillo) si está de pie o caminan-
do y colocarlo extendido sobre una almohada lateral cuando se acuesta, para no
comprimirlo al dormir.
La pérdida de funcionalidad del brazo puede prevenirse con ejercicios como
caminar con los dedos por una pared hacia arriba (la araña), llevar el brazo
afectado a realizar la operación de peinarse y ayudándose con el otro brazo,
elevarlo por encima de la cabeza varias veces al día.
91
Especial importancia tiene evitar todo tipo de herida, trauma, quemadura,
etc. aunque sea pequeña, en los dedos y en general en las manos, por lo que
debe tenerse exquisito cuidado al fregar, realizar la manicura de las uñas,
o cualquier otra actividad manual, pues la penetración de bacterias a través de
las heridas condiciona la linfangitis y el estasis circulatorio linfático lleva al
linfoedema, el cual, una vez que aparece, resulta extraordinariamente difícil de
eliminar o al menos de reducir. Es recomendable usar guantes en los procedi-
mientos domésticos y lavar con antisépticos cualquier lesión de inmediato.
No se debe usar prendas o punciones con agujas en las venas del brazo afecta-
do y tampoco usarlo para cargas pesadas o chequear la tensión arterial.
Estos son los ejercicios básicos que deberán repetirse varias veces al día en
los primeros meses después de operada, pero siempre reforzando el criterio de
que no es invalida y puede valerse a sí misma en las funciones básicas que una
persona debe realizar cada día.
RECONSTRUCCIÓN MAMARIA
PRONÓSTICO
Establecer un pronóstico de vida futura con posibilidades a favor y en contra
de reaparición de lesiones locales o a distancia, constituye una de las tareas más
92
difíciles para el médico de atención a la paciente con cáncer de mama, debido a
que dicho pronóstico no descansa en un solo dato, sino, es el resultado de una
valoración integral de numerosos factores, donde cada uno tiene múltiples gra-
dos o aspectos cualitativos que en ocasiones se contraponen (en algunos de
esos) al resto de los factores analizados.
Aunque la exactitud del pronóstico dista mucho de ser la adecuada en cada
caso, debido a la variabilidad individual, existen siempre interrogantes en la pa-
ciente y sus familiares que el médico debe responder, como:
1. ¿Cuánto tiempo total tendré de vida? (sobrevida global).
2. ¿Cuánto tiempo podré tener de vida útil sin nuevas lesiones? (sobrevida libre
de enfermedad).
RECEPTORES HORMONALES
La búsqueda de receptores de estrógeno y progesterona en el tejido cance-
roso permite valorar la posible respuesta satisfactoria o no al tratamiento hor-
monal y, además, valorar el riesgo de recidivas y/o metástasis.
Hoy se sabe que cuando existen receptores de estrógenos positivos
(10 % o más) y se aplica el tratamiento antiestrógenos (tamoxifén, raloxifén,
anastrazol, etc.) debe reducirse hasta en 20 % la tasa de recurrencias de la
lesión y mejorar el cuadro, si ya era metastásico. Se analiza si es factible dar el
medicamento a las pacientes con receptor de estrógenos negativo y/o de
progesterona negativos, ya que las tasas de solución al problema serían meno-
res, aunque varios autores plantean que aunque sean mínimas vale la pena
ayudar de alguna forma a estas mujeres.
OTROS FACTORES
Otros elementos que se han establecidos como pronóstico desfavorable,
aunque son menos usados en la práctica por requerir laboratorios especializados, son:
Catepsina D. Si se encuentra aumento de esta enzima, el pronóstico se
considera desfavorable.
Velocidad de proliferación de células tumorales marcadas con
timidina. Permite observar la fracción de células en fase S (momento en el
cual se produce la síntesis de DNA). Los aumentos en la cuantía de estas
células (en fase S) son de mal pronóstico para la paciente.
Citometría de flujo. Permite medir el DNA y observar las cantidades de
células diploides y aneuploides. La unión de porcentajes elevados de células en
fase S y aneuploidía son de muy mal pronóstico para las recidivas.
Urokinasa. Tipo activador del plasminógeno elevado es también elemento
de mal pronóstico.
Angiogénesis. Aumentada (capacidad de incremento de la microcirculación
tumoral) es otro factor de mal pronostico.
Presencia de mutación en los genes BRCA1 y/o BRCA2. Son índices
de riesgo aumentado para las pacientes con historia familiar de cáncer de mama
y, por lo general, cuando están presentes tienen carácter más agresivo.
95
Sobre expresión de algunos oncogenes (P-53 y HER2/neu). Rompen
el equilibrio entre la acción estimulante de los oncogenes y la acción inhibidora
de los genes supresores de actividad tumoral y por ello se consideran como
fuente de agresividad.
Menos frecuentemente usados. Son los niveles altos de prolactina, y la
multifocalidad macroscópica que se consideran índices de mal pronóstico.
Como se ha podido apreciar, son numerosos los factores que pueden
interpretarse como elementos para el pronóstico, aunque por regla general, los
primeros son los más importantes y más factibles de valorar. Se debe repetir
que no existe factor único para el pronóstico, pero por regla general, se conside-
ran como los más importantes:
1. El tamaño tumoral calculado en la clasificación TNM y relacionado con el
estadio.
2. La localización y número de los ganglios linfáticos locorregionales afectados.
3. El tipo histológico del tumor.
PROFILAXIS
La prevención del cáncer de mama viene desarrollándose con creciente
interés desde hace algunos años, debido a la escasa disminución lograda en las
tasas de mortalidad, a pesar de los notables adelantos desarrollados en el diag-
nóstico precoz de este tipo de cáncer.
El descubrimiento de algunas condiciones existentes en las pacientes que
desarrollan un cáncer de mama, ha permitido estudiar el riesgo (alto o bajo) en
mujeres que antes de tener este tipo de enfermedad, presentan dichas condicio-
nes en su historia personal o familiar. Los así denominados factores de riesgo
para el cáncer mamario, se han estudiados detalladamente y agrupados en múl-
tiples modelos de puntaje para calificar si el riesgo existente es alto o bajo
y poder tomar medidas con el objetivo de prevenir la aparición de este cáncer.
Las primeras medidas preventivas fueron dirigidas a modificar estilos de
vida que estadísticamente parecen favorecer la aparición del cáncer, como:
evitar la obesidad (especialmente en la posmenopausia), modificar la alimenta-
ción (más vegetales y frutas y menos alimentos grasos), hacer ejercicios, tener
el primer hijo antes de los 30 años y lactar por más de 3 meses.
El hallazgo de mutaciones en el gen BRCA (BRCA1 y BRCA2) y el cono-
cimiento de que estas mutaciones podían trasmitirse a familiares de primera
96
línea (incluso varones) ha llevado a realizar estudios genéticos en esas familias,
por considerarlas de alto riesgo. Otras medidas profilácticas usadas en esos
casos como es la mastectomía total bilateral con una altísima carga de afecta-
ción sicológica y social, que solo el temor al cáncer la hace ser elegida por
algunas mujeres.72
Recientemente, la ovariectomía bilateral que ha sido utilizada como trata-
miento adyuvante durante muchos años en mujeres jóvenes (premenopáusicas)
con cáncer invasivo, se ha recomendado como alternativa profiláctica, mos-
trando una reducción que puede llegar a 70 % en la aparición del cáncer en
estas pacientes, si es realizada entre los 35 y los 45 años de edad. Otra alterna-
tiva (de carácter provisional) ha sido el uso de los antagonistas de la LH-RH
(goserelin) para producir detención hormonal transitoria, aunque con resultados
menos satisfactorios en la prevención.
Autores norteamericanos (Fisher, et al) en la década de los 90 del pasado
siglo, conociendo la existencia de un medicamento con acción antiestrogénica
(tamoxifén) que utilizado en la década de 80 como terapéutica adyuvante en el
cáncer mamario invasivo, poseedor de receptores estrogénicos, con resultados
altamente satisfactorios, al prolongar la sobrevida libre de enfermedad y evitar
la aparición de un nuevo cáncer en la mama contralatera, realizaron estudios
bien diseñados y con un número elevado de pacientes de alto riesgo
(más de 6 000 pacientes tratadas con 20 mg diarios por 5 años con un grupo
placebo similar).
La investigación se realizó para comprobar si esta droga tenía acción
profiláctica para este cáncer, encontrando una reducción global de 50 % en la
aparición de cáncer in situ y 49 % de reducción de cáncer invasivo sin tener en
cuenta el tipo de receptor hormonal presente. Si el tejido mamario era portador
de receptores estrogénicos (positivo) las cifras eran superiores y cifras cerca-
nas a la tercera parte de ellas, si los receptores eran negativos.73
Estos resultados se han confirmado (aunque con diferentes cifras) por auto-
res prestigiosos de otros países, como Inglaterra, Italia y Francia. No obstante,
esta droga tiene inconvenientes que deben ser estrechamente vigilados porque
aumenta la frecuencia del cáncer endometrial y también del colon. Existe ade-
más un aumento de trombosis venosas y de tromboembolismo y se incrementa
el número de mujeres con cataratas que requieren de cirugía con el uso por
tiempo prolongado de este medicamento, por lo que se ensayan nuevos produc-
tos con acción moduladora de los receptores hormonales, como el raloxifeno,
que no ha mostrado aumento del cáncer endometrial ni de las cataratas, mante-
niendo resultados iguales al tamoxifén en la prevención del cáncer de mama,
especialmente en mujeres posmenopáusicas.73-75
Se recomienda el uso de sustancias antiaromatasas (anastrazole, letrozole,
formestane y otros) para impedir la conversión a estrógenos de los precursores
andrógenos suprarrenales en el tejido graso durante la posmenopausia.
97
Estas sustancias tienen la ventaja de no producir afectación del útero, de la
coagulación sanguínea ni cataratas, aunque si aumentan la osteoporosis y las
fracturas (ver tratamiento hormonal del cáncer mamario).
Finalmente, y a modo de resumen, las medidas de prevención del cáncer
mamario que se derivan de las investigaciones realizadas hasta ahora, sugieren
lo siguiente:
1. Medidas generales (se aplican a cualquier paciente):
a) Mejorar el estilo de vida: con la realización de ejercicios frecuentes, ali-
mentación saludable y con poca grasa, parto temprano, lactancia materna
por un mínimo de 6 meses, y evitar la obesidad, especialmente después de
los 50 años.
2. Medidas específicas (individualizada y solo por expertos):
a) Considerar como alto riesgo a toda paciente con historia de cáncer mamario
en un familiar de primera línea, considerando que el riesgo será mayor
mientras más familiares con historia de cáncer de mamas o de ovario
tenga la paciente y mientras más temprano hayan aparecido
(premenopáusicas).
b) Se tratará de realizar estudio genético buscando mutación de los genes
BRCA1 y/o BRCA2. Se hará además, si es posible, el índice de Gail y si
resulta mayor de 1,66 %. Se realizará mamografía a partir de los 35 años
para el diagnóstico precoz y se repetirá cada 2 años.
c) Si el estudio genético es positivo y el índice de Gail es igual o mayor de
1,66 %, se recomienda en la mujer premenopáusica realizar la ovariectomía
bilateral. Valorar a la vez la extirpación del útero y el uso de tamoxifén 20
mg o similar diarios por 5 años con vigilancia periódica de los efectos
secundarios.
d) En caso de rechazo a la cirugía y edad menor que 40 años, se podrá usar
el antagonista de la LH-RH y el tamoxifén o similar según ya se explicó. Si
la mamografía resultara patológica, se procederá según lo establecido.
e) Si la paciente es posmenopáusica, se indicará el tamoxifén, el raloxifén
o el letrozole (según criterio médico) en la forma explicada antes y con
vigilancia del estado uterino y otros elementos que pueden afectarse. La
realización de mamografía según ya se explicó y con repetición anual des-
pués de los 50 años.
f) Si el estudio genético es negativo, se utilizara solamente el régimen
antiestrogénico descrito para la posmenopausia.
98
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