Unidad 3 Enlaces Quimicos

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UNIDAD 3 ENLACES QUIMICOS

3.1 Introducción
Enlace químico, es la fuerza entre los átomos que los mantiene unidos en las moléculas.
Cuando dos o más átomos se acercan lo suficiente, se puede producir una fuerza de atracción
entre los electrones de los átomos individuales y el núcleo de otro u otros átomos. Si esta
fuerza es lo suficientemente grande para mantener unidos los átomos, se dice que se ha
formado un enlace químico. Todos los enlaces químicos resultan de la atracción simultánea de
uno o más electrones por más de un núcleo, lo que permite formar una gran gama de
compuestos que el hombre utiliza para cubrir sus necesidades.
El cloruro de sodio, la sal común de casa, es un compuesto que utilizamos a diario y
que se puede preparar a partir de sodio metálico y cloro gaseoso según la siguiente
reacción:

Analicemos las propiedades de las sustancias involucradas: el sodio, Na, por ser un
metal, posee brillo metálico, conduce el calor y la electricidad, es sólido a temperatura
ambiente y se oxida fácilmente. El cloro, Cl2, por otro lado, es un gas a temperatura
ambiente, no conduce la electricidad ni el calor. Finalmente, el cloruro de sodio, NaCl,
es sólido a temperatura ambiente, tiene alto punto de fusión, en estado sólido no
conduce la electricidad, pero sí se vuelve conductor al estar en estado líquido, además
se disuelve fácilmente en agua.

Figura 3.1. Sodio metálico, cloro gaseoso y cloruro de sodio.

Estamos frente a tres sustancias muy distintas entre sí en propiedades. ¿Por qué?
Simplemente debido al tipo de fuerza que mantiene unido a los átomos de cada
sustancia. Estas fuerzas se llaman ENLACES QUÍMICOS y son las que mantienen
unidos a los átomos.
Cuando se efectúan reacciones químicas se rompen enlaces de los reactivos y se
forman nuevos enlaces en los productos de tal reacción. Este proceso involucra
únicamente el reordenamiento de los electrones que rodean al núcleo de cada átomo.
Los electrones involucrados en estos procesos se denominan electrones de valencia.

3.1.1 Concepto de enlace químico


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Los enlaces químicos son las fuerzas de atracción que mantienen los átomos unidos. Los
enlaces químicos se producen cuando los núcleos y los electrones de átomos diferentes
interactúan y producción átomos enlazados o iones que son más estables que los átomos
mismos.
Una de las fuerzas impulsoras en la naturaleza es la tendencia de la materia a alcanzar el
estado de energía más bajo posible. Generalmente, un estado de energía más bajo implica
mayor estabilidad. Cuando algo es estable, opone más resistencia al cambio que algo menos
estable. Los elementos se clasifican con base a su grado de estabilidad. Los elementos como el
sodio y el flúor son muy reactivos (inestables); tienden a sufrir cambios químicos espontáneos.
Cuando el sodio entra en contacto con el agua, arde en llamas. El gas flúor reacciona con
muchas sustancias en forma explosiva. Las sustancias reactivas como el sodio y el flúor,
después de sufrir un cambio químico, generalmente se vuelven más estables. Los elementos
estables no sufren cambio alguno y no reaccionan aun bajo condiciones extremas. Los gases
nobles como grupo, son los elementos más estables. El helio y el neón, por ejemplo, no forman
compuestos estables.

3.1.2 Clasificación de los enlaces químicos


Existen tres tipos importantes de enlaces que se forman entre los átomos de un compuesto:
iónico (o electrovalente), covalente (polar, no polar y el coordinado) y el enlace metálico.

El enlace iónico se forma cuando un átomo que pierde electrones relativamente fácil (metal)
reacciona con otro que tiene una gran tendencia a ganar electrones (no metal).
Ejemplo: Na + Cl = NaCl

El enlace covalente, se dará entonces entre átomos de similar EN (afinidad por los electrones),
compartiendo pares de electrones (aportando al par un electrón cada átomo), en número
necesario para que cada átomo disponga después de establecido el enlace de 8 electrones en
la última capa (recordar que 8 electrones en la última capa proporciona la máxima estabilidad
posible para un átomo). Si los átomos que se unen formando este tipo de enlace son iguales se
llamará enlace covalente homonuclear y si son diferentes se llamará enlace covalente
heteronuclear.
Ejemplo:

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Enlace metálico: Los electrones de valencia de cada átomo pasan a un "fondo común",
formando una nube electrónica que rodea a los iones positivos que integran la red metálica.

3.1.3 Aplicaciones y limitaciones de la regla del octeto


A inicios del siglo XX, en 1916, de manera independiente, los científicos Walter Kossel y Gilbert
Lewis concluyeron que la tendencia que poseen los átomos de lograr estructuras similares a las
del gas noble más cercano explica la formación de los enlaces químicos. Esta conclusión es
mundialmente conocida como la Regla del Octeto y se enuncia de la siguiente manera:
“Cuando se forma un enlace químico los átomos reciben, ceden o comparten electrones de tal
forma que la capa más externa de cada átomo contenga ocho electrones, y así adquiere la
estructura electrónica del gas noble más cercano en el sistema periódico”.
Ejemplo
Ne 1s2, 2s2 ,2p6

No obstante, hay muchas excepciones a esta regla y hasta se han logrado sintetizar algunos
compuestos de los gases nobles.
Una de las claves de la comprensión de la fuerza motriz del enlazamiento químico, fue el
descubrimiento de los gases nobles y su comportamiento químico relativamente inerte. Los
gases nobles han sido utilizados cuando se ha hecho necesario tener una sustancia inactiva.

El elemento del cloro como se puede observar cumple con la regla de octeto, adquiriendo la
configuración de un gas noble.
Las excepciones a la regla de octeto caen en tres categorías que se distinguen por un octeto
incompleto, un número impar de electrones o más de ocho electrones de valencia alrededor del
átomo central.

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Por ejemplo, el berilio es un elemento del grupo 2A, siendo su configuración electrónica 1s2,
2s2 tiene dos electrones de valencia en el orbital 2s. En fase gaseosa, el hidruro de berilio
(BeH2) existe como molécula que no satisface la regla de octeto.
H Be H
Los elementos del grupo 3A en particular el boro y el aluminio también tienden a formar
compuestos cuyos átomos se rodean de menos de ocho electrones.

3.2 Enlace Covalente


Lewis expuso la teoría de que todos los elementos tienen tendencia a conseguir configuración
electrónica de gas noble (8 electrones en la última capa). Elementos situados a la derecha de la
tabla periódica (no metales) consiguen dicha configuración por captura de electrones;
elementos situados a la izquierda y en el centro de la tabla

(Metales), la consiguen por pérdida de electrones. De esta forma la combinación de un metal


con un no metal se hace por enlace iónico; pero la combinación de no metales entre sí no
puede tener lugar mediante este proceso de transferencia de electrones; por lo que Lewis
supuso que debían compartirlos.
Es posible también la formación de enlaces múltiples, o sea, la compartición de más de un par
de electrones por una pareja de átomos. En otros casos, el par compartido es aportado por sólo
uno de los átomos, formándose entonces un enlace que se llama coordinado o dativo. Se han
encontrado compuestos covalentes en donde no se cumple la regla. Por ejemplo, en BCl3, el
átomo de boro tiene seis electrones en la última capa, y en SF6, el átomo de azufre consigue
hasta doce electrones. Esto hace que actualmente se piense que lo característico del enlace
covalente es la formación de pares electrónicos compartidos, independientemente de su
número.
Enlace covalente no polar:
se crea de una unión de dos átomos de no metales de igual electronegatividad por medio de
un par de electrones que se comparten por igual.
la diferencia de electronegatividad es cero o muy cercana a cero
se puede presentar en un estado sólido, líquido o gas
no son conductores de la electricidad
se da entre no metales
los electrones de enlace quedan en medio de los átomos

Enlace covalente polar:


se da cuando los electrones que se comparten son dos no metales distintos
existe una diferencia de electronegatividad aunque es menor que en los compuestos iónicos
tienen puntos de fusión y ebullición bajos
en general son conductores pobres de la electricidad
se da entre no metales
pueden ser presentados en los tres estados de la materia

Enlace covalente en el cual uno solo de los átomos involucrados aporta el par de electrones
de enlace que se comparte
Enlace covalente coordinado o dativo:

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Enlace covalente en el cual uno solo de los átomos involucrados aporta el par de electrones
de enlace que se comparte
Son compuestos poco solubles en agua
Tienen puntos de fusión y ebullición bajos
En general son conductores pobres de la electricidad
Se da entre no metales
Pueden presentarse en los tres estados de la materia

Propiedades de los compuestos covalentes

Teorías Para Explicar el enlace covalente sus alcances


En mecánica cuántica la interpretación del enlace por compartición de electrones se interpreta
de la manera siguiente. Inicialmente cada electrón se encuentra localizado en un determinado
orbital de un átomo. El enlace se genera por solapamiento de los dos orbitales atómicos que
superponen sus respectivas zonas de mayor probabilidad de encontrar los electrones. El enlace
se forma al compartir los dos electrones una misma región del espacio en la que existe una
probabilidad máxima de encontrar los respectivos electrones juntos bajo la atracción de los dos
núcleos. Naturalmente, para que los dos electrones compartan la misma región del espacio es
necesario que tengan espines contrarios. Una vez generado el enlace, los electrones pierden la
identidad inicial que les otorga el hecho de pertenecer a uno sólo de los átomos enlazados y se
encuentren ahora sometidos a una interacción simultánea de ambos núcleos.
Este intercambio de los electrones por parte de los núcleos enlazados es, en buena parte,
responsable del enlace formado.

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El solapamiento de dos orbitales atómicos tipo s-s, s-p y p-p, en donde se supone que la
dirección de enlace es el eje z y que los orbitales p implicados son los pz.
Electrovalencia y covalencia
Teniendo presenta las teorías de los enlaces iónicos y covalentes, es posible deducir la
valencia de un elemento cualquiera a partir de su configuración electrónica.
• La electrovalencia, valencia en la formación de compuestos iónicos, es el número de
electrones que el átomo tiene que ganar o perder para conseguir la configuración de los gases
nobles.
• La covalencia, número de enlaces covalentes que puede formar un átomo, es el número de
electrones desapareados que tiene dicho átomo. Hay que tener presente que un átomo puede
desaparecer sus electrones al máximo siempre que para ello no haya de pasar ningún electrón
a un nivel energético superior.

3.2.1.1 Teorías del Enlace de Valencia.


En la actualidad existen dos teorías para explicar el enlace covalente: la Teoría del Enlace de
Valencia y la Teoría de Orbitales Moleculares. Es preciso hacer notar que ninguna de las dos
teorías es "mejor" que la otra, y que cada una de ellas puede ser más adecuada en función del
parámetro, del cálculo o de la propiedad que se esté estudiando. Así, por ejemplo, si se trata de
determinar la geometría molecular o la energía de disociación, propiedades del estado
fundamental de la molécula, es más conveniente emplear la Teoría del Enlace de Valencia. En
cambio, si se trata de explicar las propiedades espectroscópicas, es preferible emplear la Teoría
de Orbitales Moleculares. En realidad ambas teorías son incluso complementarias, hasta tal
punto que no utilizar ambas supondría limitar las herramientas disponibles para el estudio del
enlace Según la teoría del enlace de valencia para que se forme un enlace covalente típico
entre dos átomos, han de interaccionar o solaparse un orbital de uno de los átomos con un
orbital del otro y para que ello sea posible cada orbital debe estar ocupado por un solo electrón
y además de espines opuestos.
Como ejemplo más sencillo se puede considerar la formación de la molécula de hidrógeno a
partir de sus átomos, cada uno de ellos con un electrón en su orbital atómico 1s. Cuando los
dos átomos se aproximan se produce el solapamiento de sus orbitales lo que supone la
creación del enlace hidrógeno-hidrógeno:

Cuando los átomos están muy alejados la interacción entre ambos es nula, pero a medida que
se van acercando comienzan a interaccionar. Por una parte se produce una atracción mutua
entre el electrón de cada uno de los átomos por parte del núcleo del otro y, por otra, comienza a
establecerse una repulsión entre las partículas con carga eléctrica del mismo signo de ambos
átomos, especialmente entre sus núcleos. Al principio predominan las fuerzas atractivas
electrón-núcleo lo que favorece el acercamiento de ambos átomos, pero a medida que éste se
produce, aumentan las fuerzas repulsivas entre los núcleos hasta igualarse con las atractivas.
En este momento se alcanza un mínimo de energía y un máximo de estabilidad del conjunto
formado por los dos átomos de hidrógeno. Se ha formado el enlace y, como consecuencia, la
molécula de hidrógeno.

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Existe un grave problema con esta explicación de la formación de enlaces. Se supuso que los
electrones están inmóviles y que a medida que los núcleos se aproximan estarán estacionarios
en la región entre los dos núcleos. Los electrones no se comportan de esta forma. Los
electrones se mueven y, de acuerdo con el principio de incertidumbre de Heisenberg, no es
posible saber de forma simultánea la posición y la cantidad de movimiento de un electrón. Es
decir, no podemos localizar a los electrones en forma tan precisa como la explicación sugiere,
en su lugar se habla de si la densidad de probabilidad de encontrar electrones en sitios
particulares es alta o baja.
Si en un sistema de coordenadas se representa la variación de la energía potencial (es decir,
de toda la energía del sistema, excepto la cinética) en función de la distancia existente entre los
dos átomos que se aproximan se tiene la siguiente gráfica:

Donde la línea discontinua indica la energía potencial inicial del sistema (cuando la distancia
entre los átomos puede considerarse infinita) y la diferencia entre la energía potencial inicial y la
del estado de máxima estabilidad cuando las fuerzas atractivas y repulsivas están equilibradas
es de 104 kcal/mol. El valor de ésta es la energía que se desprende al formarse el enlace y que
es la misma que se necesitaría suministrar al sistema para romper el enlace covalente, llevando
ambos átomos hasta una separación infinita. por ello, este valor recibe el nombre de energía de
disociación de enlace. Finalmente, r es la distancia existente entre los dos núcleos (distancia
internuclear) de ambos átomos de hidrógeno en el momento del equilibrio y recibe el nombre de
longitud de enlace, que en el caso de la molécula de hidrógeno vale 0.74 Å. A esta distancia el
solapamiento entre los orbitales atómicos 1s de los dos átomos de hidrógeno es el máximo
posible, pues un mayor solapamiento y acercamiento provoca un rápido aumento de la energía
potencial tal como muestra el gráfico.

3.2.1.2 Hibridación y Geometría molecular.


Formulada en 1931 por Pauling para explicar las discordancias entre las predicciones de la
teoría del enlace de valencia y los resultados obtenidos al estudiar algunas moléculas.
Lo explicaremos con el caso del metano (CH4). La molécula del metano tiene forma de
tetraedro, lo que implica que sus cuatro enlaces son iguales.
Como sabemos, el átomo de carbono, de número atómico 6, posee una configuración
electrónica ls2 2s2 2p2. Según esa configuración, únicamente podría formar dos enlaces

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covalentes; sin embargo, la posibilidad de promocionar uno de los electrones 2s al orbital vacío
2p, le permite tener cuatro electrones desapareados y, por tanto, le faculta para constituir cuatro
enlaces covalentes. La energía que se requiere para esta promoción se compensa
sobradamente con el desprendimiento energético que supone la formación de dos nuevos
enlaces.
Se debería pensar que los cuatro enlaces que el carbono puede formar no son iguales entre sí,
al no serlo los orbitales semillenos que deben solaparse, uno s y tres p; sin embargo,
experimentalmente se comprueba la formación de cuatro enlaces equivalentes. La teoría de la
hibridación de los orbitales atómicos, lo explica proponiendo la formaciónde los orbitales
híbridos entre los s y los p, llamados orbitales sp3; estos orbitales híbridos formarían cuatro
enlaces iguales con los orbitales s del hidrógeno, con lo cual la molécula del metano tendría
forma tetraédrica.
Orbitales híbridos
Una propiedad bien conocida de las funciones de onda de los átomos hidrogenoides es que
“toda combinación lineal de funciones de onda degeneradas es otra función lineal que es
también una solución de la propia ecuación de Schrödinger y que tiene la misma energía que
las originales”.
Se denomina orbitales híbridos a cualquier combinación lineal de funciones de onda
degeneradas. Los orbitales híbridos son muy útiles para explicar la estereoquímica de las
moléculas complejas.
Hibridación sp
Con los orbitales atómicos 2s y 2p pueden formarse las combinaciones lineales, linealmente
independientes y normalizadas.
La superposición de la función de onda s de simetría esférica y la función de onda 2px que
posee dos lóbulos orientados según el eje x y de signos opuestos, determina que las
combinaciones lineales Φ+ y Φ− adquieran sus valores de máxima probabilidad en regiones
diametralmente opuestas respecto del origen de coordenadas. Cada orbital híbrido sp posee
una superficie nodal que no pasa por el núcleo del átomo. Las funciones de onda que se
combinan (2s y 2p) son de simetría cilíndrica alrededor del eje x, por tanto, las combinaciones
lineales también lo son. Los dos orbitales híbridos orientan sus zonas de máxima probabilidad
orientadas sobre el eje x y en sentidos diametralmente opuestos.
Hibridación sp manera que se han construido los orbitales sp, se pueden construir +
H orbitales sp2 mediante combinaciones lineales del orbital s y dos orbitales p (px y py)
formando tres combinaciones linealmente independientes y normalizadas, de la forma: Φ1 =
1/√3 s + 2/√6 px
Ahora las tres regiones de mayor densidad orientadas 120º entre sí. Pueden construirse tres
orbitales híbridos sp2, localizados sobre cada uno de los tres planos de coordenadas (xy, xz,
yz) mediante el orbital s y dos orbitales p

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MODELO DE REPULSIÓN DE ELECTRONES DE LA CAPA DE VALENCIA.


El modelo de repulsión de electrones de la capa de valencia (en siglas RPECV) supone que los
pares de electrones de la capa de valencia se encuentran ordenados en torno al átomo central
del compuesto de tal manera que existe la máxima separación entre ellos y por consiguiente la
mínima repulsión.
La posición más estable de estos pares de electrones determina la geometría de la molécula.
La teoría RPECV es complementaria de la Teoría del enlace de valencia: la primera da
información sobre la geometría de la molécula y la segunda, básicamente, indica el tipo de
orbitales de los enlaces.
Vemos los tipos de geometría más frecuentes con algunos ejemplos:
Moléculas tipo AB2
Son moléculas lineales. Lo vemos con un ejemplo, el cloruro de Berilio, BeCl2
El Berilio tiene de configuración electrónica 1s2 2s2 mientras que el Cloro es 1s2 2s2 2p6 3s2
3p5; el Berilio no tiene electrones desapareados pero la promoción de uno de sus electrones 2s
al orbital 2p nos produce dos electrones desapareados en orbitales híbridos sp que compartirá
con dos átomos de Cloro, pues éste tiene un electrón desapareado, mediante dos enlaces tipo
sigma. Los electrones 3p apareados del Cloro se dispondrán lo más alejados posible, lo que
ocurre al situarlos linealmente, formando un ángulo de 180 grados con el átomo de Berilio. Se
ve en la figura siguiente:
Las estructuras de Lewis, la teoría de RPECV y la TEV son una combinación poderosa para
describir el enlace covalente. Los resultados son satisfactorios para la mayor parte de nuestros
propósitos. Sin embargo, a veces, se necesita una mayor comprensión de las estructuras y
propiedades que estos métodos proporcionan. Por ejemplo, ninguno de estos métodos
proporciona una explicación de los espectros electrónicos de las moléculas, del
paramagnetismo del oxígeno o la estabilidad de la especie H2+. Para responder a estas
cuestiones necesitamos describir el enlace químico mediante un método diferente.
Este método, llamado teoría de orbitales moleculares, empieza con una descripción sencilla de
las moléculas, pero rápidamente resulta complejo en los detalles. Aquí sólo daremos una visión
general. La teoría asigna los electrones de una molécula a una serie de orbitales que
pertenecen a la molécula completa, llamados orbitales moleculares. Del mismo modo que los
orbitales atómicos, los orbitales moleculares son funciones matemáticas, y se pueden relacionar
con la probabilidad de encontrar a los

3.2.1.3 Teoría del Orbital Molecular.

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La Teoría de Orbitales Moleculares (T.O.M.) es la segunda aproximación al estudio del
enlace covalente, y la más ampliamente empleada para explicar la estructura y la
geometría de muchos sólidos inorgánicos. El punto de partida consiste en asumir que si
los dos núcleos implicados en el enlace se ubican a la distancia de equilibrio, los
electrones se alojarán no en orbitales atómicos de cada elemento, sino en orbitales
moleculares, que son análogos a los atómicos, y que presentan características
similares, como se verá más adelante. Esta analogía es de tal grado que al igual que
ocurría con los átomos polielectrónicos, no es posible resolver la ecuación de
Schrödinger de forma exacta para la molécula, y de nuevo hay que recurrir a métodos
aproximados para conocer la forma de las funciones de onda que representen los
mencionados orbitales moleculares
Según la teoría del orbital molecular (TOM) los orbitales de los átomos que se enlazan
se solapan dando lugar a una serie de orbitales extendidos a toda la molécula (orbitales
moleculares).

El proceso de solapamiento, por tanto, no sólo afecta a la capa de valencia sino a todas
las capas de los átomos enlazados.

Al igual que en la teoría del enlace de valencia, la extensión del solapamiento está
relacionada con la intensidad del enlace y, además, dependiendo de que se produzca
frontal o lateralmente, se formarán orbitales moleculares de tipo sigma o pi.

Cada pareja de orbitales atómicos que se solapen formará una pareja de orbitales
moleculares, uno enlazante y otro antienlazante, que pueden contener hasta dos
electrones con espines opuestos.

El orden de enlace se obtiene restando el número de electrones en orbitales enlazante


y no enlazante y dividiendo por dos.

3.3 Enlace Iónico

El enlace iónico consiste en la atracción electrostática entre átomos con cargas eléctricas de
signo contrario. Este tipo de enlace se establece entre átomos de elementos poco
electronegativos con los de elementos muy electronegativos. Es necesario que uno de los
elementos pueda ganar electrones y el otro perderlo, y como se ha dicho anteriormente este
tipo de enlace se suele producir entre un no metal (electronegativo) y un metal (electropositivo).
Un ejemplo de sustancia con enlace iónico es el cloruro sódico. En su formación tiene lugar la
transferencia de un electrón del átomo de sodio al átomo de cloro. Las configuraciones
electrónicas de estos elementos después del proceso de ionización son muy importantes, ya
que los dos han conseguido la configuración externa correspondiente a los gases nobles,
ganando los átomos en estabilidad. Se produce una transferencia electrónica, cuyo déficit se
cubre sobradamente con la energía que se libera al agruparse los iones formados en una red
cristalina que, en el caso del cloruro sódico, es una red cúbica en la que en los vértices del
paralelepípedo fundamental alternan iones Cl- y Na+. De esta forma cada ion Cl- queda
rodeado de seis iones Na+ y recíprocamente. Se llama índice de coordinación al número de
iones de signo contrario que rodean a uno determinado en una red cristalina. En el caso del
NaCl, el índice de coordinación es 6 para ambos.

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3.3.1 Formación y propiedades de los enlaces iónicos
Las sustancias iónicas están constituidas por iones ordenados en el retículo cristalino; las
fuerzas que mantienen esta ordenación son fuerzas de Coulomb, muy intensas. Esto hace que
las sustancias iónicas sean sólidos cristalinos con puntos de fusión elevados. En efecto, para
fundir un cristal iónico hay que deshacer la red cristalina, separar los iones. El aporte de energía
necesario para la fusión, en forma de energía térmica, ha de igualar al de energía reticular, que
es la energía desprendida en la formación de un mol de compuesto iónico sólido a partir de los
correspondientes iones en estado gaseoso. Esto hace que haya una relación entre energía
reticular y punto de fusión, siendo éste tanto más elevado cuanto mayor es el valor de aquella.
Por otra parte, la aparición de fuerzas repulsivas muy intensas cuando dos iones se aproximan
a distancias inferiores a la distancia reticular (distancia en la que quedan en la red dos iones de
signo contrario), hace que los cristales iónicos sean muy poco compresibles. Hay sustancias
cuyas moléculas, si bien son eléctricamente neutras, mantienen una separación de cargas. Esto
se debe a que no hay coincidencia entre el centro de gravedad de las cargas positivas y el de
las negativas: la molécula es un dipolo, es decir, un conjunto de dos cargas iguales en valor
absoluto pero de distinto signo, separadas a una cierta distancia. Los dipolos se caracterizan
por su momento; producto del valor absoluto de una de las cargas por la distancia que las
separa. Un de estas sustancias polares es, por ejemplo el agua.
Cuando un compuesto iónico se introduce en un disolvente polar, los iones de la superficie de
cristal provocan a su alrededor una orientación de las moléculas dipolares, que enfrentan hacia
cada ion sus extremos con carga opuesta a la del mismo. En este proceso de orientación se
libera una energía que, si supera a la energía reticular, arranca al ion de la red. Una vez
arrancado, el ion se rodea de moléculas de disolvente: queda solvatado. Las moléculas de
disolvente alrededor de los iones se comportan como capas protectoras que impiden la
reagrupación de los mismos. Todo esto hace que, en general, los compuestos iónicos sean
solubles en disolventes polares, aunque dependiendo siempre la solubilidad del valor de la
energía reticular y del momento dipolar del disolvente. Así, un compuesto como el NaCl, es muy
soluble en disolventes como el agua, y un compuesto como el sulfato de bario, con alta energía
reticular, no es soluble en los disolventes de momento dipolar muy elevado.

3.3.2 Redes Cristalinas


La distancia entre partículas se llama “traslación” y pueden tener distintas direcciones. Podemos
representarlas por la “teoría de las redes cristalinas” constituidos por nudos. Están separadas
por traslaciones (vectores), que son en cada caso una distancia fija. Una fila de nudos forma
una red monodimensional. Dos filas reticulares conjugadas forman una red bidimensional, el
conjunto de las dos traslaciones forma una celda. Si encontramos una tercera traslación forman
una red tridimensional Y los ángulos serán ð, ð, y los módulos se llaman a, b y c y estas son
constantes reticulares. Propiedades: debido a estas constantes reticulares son periódicas. Otra
característica es la homogeneidad, es decir, todos los nudos son idénticos, independientemente
de la posición. Además son simétricos, es decir, la operación que hace coincidir dos nudos
homólogos, esto es debido a las traslaciones. La magnitud de la traslación varía con la
dirección y por lo tanto decimos que es anisótropa. En una red tridimensional la celda principal
es un paralelogramo.
Redes planas.
Encontramos varios tipos: oblicua, rectangular, rómbica, hexagonal, cuadrada. Además
podemos encontrar dos más, añadiendo un nudo en la operación de centralización, pero esto
sólo es válido para las redes rectangular y rómbica, puesto que al añadir un nuevo nudo debe
generar una nueva red. Así al añadir un nudo en la red rectangular obtenemos rombos y al
añadir un nudo en la red rómbica se originan rectángulos. En total hay siete redes planas.
Redes tridimensionales.

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Las redes primitivas se les denominan con P y a las redes centradas A, B y C. Cuando
centramos todas las caras la llamamos F. Cuando además puedo centrarla en el interior la
denomino I.

3.3.2.1 Estructura.

La estructura cristalina es la forma sólida de cómo se ordenan y empaquetan los átomos,


moléculas, o iones. Estos son empaquetados de manera ordenada y con patrones de repetición
que se extienden en las tres dimensiones del espacio. La cristalografía es el estudio científico
de los cristales y su formación.

Estructura:

El estado cristalino de la materia es el de mayor orden, es decir, donde las correlaciones


internas son mayores. Esto se refleja en sus propiedades antrópicas y discontinuas. Suelen
aparecer como entidades puras, homogéneas y con formas geométricas definidas (hábito)
cuando están bien formados. No obstante, su morfología externa no es suficiente para evaluar
la denominada cristalinidad de un material.

Diferencia entre vidrios y cristales:

Si nos fijamos con detenimiento, en estos gráficos existe siempre una fracción de los mismos
que se repite. Asimismo, los cristales, átomos, iones o moléculas se empaquetan y dan lugar a
motivos que se repiten del orden de 1 Ángstrom = 10-8 cm; a esta repetitividad, en tres
dimensiones, la denominamos red cristalina. El conjunto que se repite,
por translación ordenada, genera toda la red (todo el cristal) y la denominamos unidad
elemental o celda unidad.

En ocasiones la repetitividad se rompe o no es exacta, y esto diferencia los vidrios y los


cristales, los vidrios generalmente se denominan materiales amorfos (desordenados o poco
ordenados).

No obstante, la materia no es totalmente ordenada o desordenada (cristalina o no cristalina) y


nos encontramos una gradación continua del orden en que está organizada esta materia
(grados de cristalinidad), en donde los extremos serían materiales con estructura atómica
perfectamente ordenada (cristalinos) y completamente desordenada (amorfos).

3.3.2.2 Energía reticular.

La energía reticular, también conocida como energía de red, es la energía que se necesita
para poder separar de manera completa un mol de un compuesto de tipo iónico en sus
respectivos iones gaseosos. También se puede decir que la energía reticular es la energía que
se consigue a través de la formación de un compuesto de tipo iónico partiendo siempre de
sus iones gaseosos.
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Este tipo de energía muestra la estabilidad que tiene las redes cristalinas, y viene medida como
energía/mol, teniendo las mismas unidades de medida que tiene la entalpía estándar (∆Hº), es
decir KJ/mol, aunque de signo opuesto.

La energía reticular es imposible de medir de forma directa, sin embargo, conociendo la


estructura y la composición que tenga el compuesto iónico que queramos estudiar, podemos
calcular o al menos aproximarnos a ella mediante una ecuación que da el modelo iónico,
basado en la Ley de Coulomb, entre otras. También existe la posibilidad de calcular la energía
reticular de manera indirecta mediante los ciclos termodinámicos.

El modelo iónico es aquel que se encuentra formado por cationes y aniones a través de fuerzas
electrostáticas, siempre que estemos hablando del estado sólido. Este caso concreto es válido
solamente si existe bastante diferencia de electronegatividad entre los elementos que forman el
compuesto.

En un sólido iónico, los electrones se encuentran localizados en los correspondientes iones,


estando bajo la influencia solamente de sus respectivos núcleos. No hay deslocalización de los
electrones como podría ocurrir en el caso de los sólidos de tipo metálicos, ni siquiera hay
compartición de electrones como en el caso de los sólidos de tipo covalente. La localización de
los electrones tiene como consecuencia la no conducción de la corriente eléctrica para los
sólidos iónicos, pero si son aislantes.

3.5. Enlace metálico

Los metales poseen propiedades que los han hecho indispensables para el desarrollo del
hombre. En nuestros días, tenemos un contacto diario con los metales, los cuales utilizamos en
diversas formas, debido a las propiedades que los caracterizan. Por ejemplo, es muy difícil
cortar la carne con un cuchillo de plástico, pero es más fácil con un cuchillo de metal. Por otro
lado, calentamos el agua en una tetera metálica, pero no podemos hacerlo eficientemente en
una jarra de vidrio.

Más de 80 elementos de la tabla periódica son metales. Un metal está formado únicamente
por un elemento de la tabla periódica: ejemplos de metales son el hierro (Fe), cobre (Cu) o
sodio (Na). La fuerza que mantiene unidos a los átomos de un metal se llama enlace metálico.

Figura 3.6. Elementos de la tabla que son metales (destacados en fucsia).

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Tomado de: "Chemistryland" (http://www.chemistryland.com/CHM107/Water/WaterTutorial.htm)

Propiedades de los metales

Los metales tienen las siguientes propiedades:

 Brillo: reflejan el haz de luz.

 Maleabilidad: capacidad de formar láminas.

 Ductilidad: capacidad para ser esturados formando hilos.

 Conductividad térmica: conducen el calor, por eso son fríos al tacto.

 Conductividad eléctrica: movimiento ordenado de electrones frente a un campo eléctrico.

Estas propiedades se explican mediante dos teorías: la teoría del mar de electrones y la teoría
de bandas.

Teoría del mar de electrones

Los metales tienden, por su baja energía de ionización, a perder electrones. Por tanto,
podríamos considerar a un átomo metálico como un catión unido al electrón de valencia que
podría perder. En un metal tenemos muchísimos átomos unidos entre sí. Entonces, podemos
considerar a un metal como un conjunto de cationes metálicos inmersos en un mar de
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electrones de valencia deslocalizados. La atracción electrostática entre carga positiva (del
catión) y negativa (del electrón) mantiene fuertemente unidos a todos los átomos del metal. La
siguiente figura muestra un poco la idea del mar de electrones:

Figura 3.7. Modelo del mar de electrones: cationes metálicos inmersos en una gran cantidad de
electrones móviles

Tomado de: Tutorvista.com (http://www.tutorvista.com/content/chemistry/chemistry-iii/chemical-


bonding/bonding-metallic-solids.php)

Los electrones de valencia deslocalizados actúan como un pegamento electrostático,


manteniendo unidos a los cationes metálicos. Es algo similar a lo que ocurre en el enlace
iónico, donde ocurre atracción catión-anión. En este caso, ocurre la atracción catión-electrón.

El modelo del mar de electrones explica de manera sencilla las propiedades de los metales. La
ductilidad y maleabilidad ocurre debido a que la deslocalización de electrones ocurre en todas
las direcciones a manera de capas. Por tanto, ante un esfuerzo externo, estas capas se
deslizan unas sobre otras, sin que se rompa la estructura. Por otro lado, dado que los
electrones son móviles, permiten el flujo de corriente eléctrica, explicándose la conductividad
eléctrica. Asimismo, ese movimiento de electrones puede conducir calor, transportando energía
cinética de una parte a otra del metal.

Observaciones

 Estas propiedades varían en intensidad de un elemento metálico


a otro.

 A mayor cantidad de electrones de valencia que posea el metal,


el pegamento electrostático será más fuerte.

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Ejercicio 3.10

Explica el hecho de que un trozo de sodio metálico (11Na) puede cortarse con un
cuchillo, mientras que es imposible hacer lo mismo con un trozo de hierro (26Fe).

Teoría de bandas

La teoría de bandas se basa en el hecho de que los átomos que conforman un metal contiene
orbitales atómicos, los cuales pueden estar llenos o vacíos. Si tenemos una gran cantidad de
átomos muy juntos entre ellos, la superposición de orbitales da lugar a regiones, las cuales se
denominan bandas.

Analicemos el caso de magnesio, un metal con número atómico 12. Su configuración


electrónica es [Ne]3s2, esto quiere decir que cada átomo tiene dos electrones de valencia
ubicados en el orbital 3s, quedando los orbitales del subnivel 3p vacíos. Por tanto, al considerar
el metal como muchos átomos de magnesio juntos, podemos imaginar la aparición de bandas,
que no son más que muchos orbitales superpuestos. Una banda, correspondiente a la
superposición de los orbitales 3s, estará llena de electrones y se llamará BANDA DE
VALENCIA (porque contiene a los electrones de valencia). La banda formada por los orbitales
del subnivel 3p está adyacente, pero vacía. Esta banda se denomina BANDA DE
CONDUCCIÓN.

Figura 3.8. Diagrama de bandas para el magnesio.

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En todo metal, las bandas de valencia y de conducción están muy próximas entre sí, y la
energía necesaria para que un electrón pase de la banda de valencia a la de conducción es
despreciable. Para que un metal conduzca la corriente, debe ocurrir el salto de electrones de la
banda de valencia a la banda de conducción.

Sin embargo, hay algunos elementos de la tabla que se comportan como semiconductores.
Estas especies son conductoras de la corriente y el calor sólo bajo ciertas condiciones. Ejemplo
de semiconductores son el silicio (Si) y el germanio (Ge). Y, además, otros elementos de la
tabla se comportan como aislantes, es decir, no conducen nunca la corriente eléctrica. Un
ejemplo es el azufre (S). ¿Por qué ocurre esto?

En estos casos, es de esperar que la separación entre las bandas de valencia y de conducción
sea mayor. En el caso de los semiconductores, la separación (Gap en inglés) es apreciable,
pero es posible que un electrón pase a la banda de conducción al aplicarle cierta energía. En el
caso de los aislantes, este salto no es posible, dada la gran diferencia energética que hay entre
ambas bandas.

Figura 3.9. diferencia energética entre las bandas de valencia y de conducción en un metal,
semiconductor y aislante.

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Dopaje

Los semiconductores han ganado una gran importancia en los últimos tiempos, más aún con el
desarrollo de la energía solar. Los paneles solares están basados en silicio, un material
semiconductor. Pero ¿por qué se usa silicio, si sabemos que es un material que conduce poco
la corriente?

Debemos recordar que un semiconductor conduce la corriente por aplicación de energía, que
bien puede ser la energía que recibimos del sol. Pero también, podemos mejorar la
conductividad del semiconductor por un proceso denominado dopaje. El dopaje consiste en
introducir impurezas dentro del semiconductor para modificar su comportamiento. Las
impurezas en mención son pequeñas cantidades de otros elementos químicos. Estas
cantidades son tan pequeñas, que puede existir un átomo de la impureza por cada cien
millones de átomos del semiconductor.

Analicemos al silicio, elemento del grupo 4 de la tabla. ¿Qué pasaría si reemplazamos un átomo
de silicio por un átomo de fósforo? Dado que el fósforo es un elemento del siguiente grupo,
tiene un electrón de valencia extra. Esto quiere decir que en la red metálica del silicio
tendremos un electrón extra, que puede moverse por toda la red y, por tanto, conducir la
corriente eléctrica. El proceso de añadir al silicio un elemento con un electrón de valencia extra
se denomina DOPAJE NEGATIVO, ya que existe un exceso de electrones dentro de la red
metálica.

Figura 3.10. Silicio dopado con fósforo.

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Tomado de: "Esacademic" (http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/388497)

Por otro lado, la inserción de un átomo del grupo 3 dentro de la red del silicio producirá un
“hueco” dentro de la estructura, justo donde estaba el electrón del átomo de silicio extraído.
Este “hueco” mejorará también la conductividad, ya que los electrones adyacentes pueden
desplazarse hacia el hueco, originándose movimiento de electrones, lo cual es imprescindible
para la conductividad. El proceso de añadir al silicio un elemento con un electrón de valencia
menos se denomina DOPAJE POSITIVO, ya que en este caso hay un déficit de electrones con
respecto al semiconductor de partida. Un ejemplo lo constituye el dopaje de silicio con boro.

Figura 3.11. Silicio dopado con boro.

Tomado de: "Esacademic" (http://www.esacademic.com/dic.nsf/eswiki/388497)

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Observación

El dopaje, ya sea positivo o negativo, mejora la conductividad eléctrica


del semiconductor. La elección del tipo de dopaje dependerá del uso final
que se le dé al dispositivo.

3.5 fuerzas de enlace

La fuerza de enlace es la fuerza que une a dos átomos que están enlazados. También se
puede definir la fuerza de enlace como el grado en que el átomo que se encuentra unido al
átomo central contribuye a la valencia de éste.

La fuerza de enlace es directamente proporcional al orden de enlace e inversamente


proporcional a la longitud de éste. Además, a mayor fuerza de enlace, mayor será la energía del
mismo, y mayor la energía necesaria para disociar dicho enlace. Estos últimos dos parámetros,
energía de enlace y energía de disociación de enlace son los que se utilizan para medir la
fuerza del mismo.

Calcular la energía de enlace puede llegar a ser un proceso largo y complejo, por esta razón
muchas veces se usa la energía de disociación de enlace para medir la fuerza de éste.

En este caso se podría definir la fuerza de enlace como el cambio de entalpía (entrada de calor,
o delta H) necesaria para disociar un enlace de sustancia gaseosa, o la energía necesaria para
separar dos átomos que están enlazados. Este proceso es siempre endotérmico, es decir,
cuando la reacción ocurre consume calor.

En la siguiente tabla observamos algunas moléculas diatómicas y su fuerza de enlace.

Para calcular la energía de disociación de enlace en las moléculas poliatómicas, muchas veces
se toma la energía necesaria para disociar toda la molécula y luego se divide dicha energía
entre el número de átomos.

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Tomemos por ejemplo la molécula de metano: <strong>CH4 </strong>. La energía necesaria
para disociar la molécula completa es de 1660 kJ por mol. Si dividimos esta energía entre los
cuatro enlaces C-H, tenemos que para cada uno la energía será de 415 kJ. Esta es una energía
promedio. Muchas veces la energía promedio no coincide totalmente con la necesaria para
disociar cada átomo por separado, dado que los enlaces se ven influidos también por los
restantes átomos. Dicho de otra manera, cuando un átomo de hidrógeno ha sido disociado, la
energía necesaria para disociar el segundo no es exactamente la misma. De todas maneras la
diferencia es pequeña.

Otro parámetro que podemos tomar en cuenta para cuantificar la fuerza de un enlace es el
solapamiento de orbitales atómicos. Cuanto mayor sea el traslape, habrá mayor cantidad de
electrones situados entre los núcleos, y el enlace tendrá mayor fuerza. Este cálculo se llama
integral de traslape.

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Información bibliográfica
Título Química
Autores Raymond Chang, Williams College
Edición 7, ilustrada, reimpresa
Editor McGraw-Hill, 2002

Título Química
Autor Raymond Chang
Edición 10
Editor McGraw-Hill, 2010

Química general / Ralph H. Petrucci

Tomado de: "Ministerio de Educación y Ciencia de España"


(http://concurso.cnice.mec.es/cnice2005/93_iniciacion_interactiva_materia/curso/materi
ales/tabla_period/na.htm), "Amazing Rust"
(http://www.amazingrust.com/experiments/how_to/Cl2.html) y "Gourmetpedia - Sal
Gruesa" (http://es.gourmetpedia.com/alimentos/detail/food/383/).

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