Unidad 3 Enlaces Quimicos
Unidad 3 Enlaces Quimicos
Unidad 3 Enlaces Quimicos
3.1 Introducción
Enlace químico, es la fuerza entre los átomos que los mantiene unidos en las moléculas.
Cuando dos o más átomos se acercan lo suficiente, se puede producir una fuerza de atracción
entre los electrones de los átomos individuales y el núcleo de otro u otros átomos. Si esta
fuerza es lo suficientemente grande para mantener unidos los átomos, se dice que se ha
formado un enlace químico. Todos los enlaces químicos resultan de la atracción simultánea de
uno o más electrones por más de un núcleo, lo que permite formar una gran gama de
compuestos que el hombre utiliza para cubrir sus necesidades.
El cloruro de sodio, la sal común de casa, es un compuesto que utilizamos a diario y
que se puede preparar a partir de sodio metálico y cloro gaseoso según la siguiente
reacción:
Analicemos las propiedades de las sustancias involucradas: el sodio, Na, por ser un
metal, posee brillo metálico, conduce el calor y la electricidad, es sólido a temperatura
ambiente y se oxida fácilmente. El cloro, Cl2, por otro lado, es un gas a temperatura
ambiente, no conduce la electricidad ni el calor. Finalmente, el cloruro de sodio, NaCl,
es sólido a temperatura ambiente, tiene alto punto de fusión, en estado sólido no
conduce la electricidad, pero sí se vuelve conductor al estar en estado líquido, además
se disuelve fácilmente en agua.
Estamos frente a tres sustancias muy distintas entre sí en propiedades. ¿Por qué?
Simplemente debido al tipo de fuerza que mantiene unido a los átomos de cada
sustancia. Estas fuerzas se llaman ENLACES QUÍMICOS y son las que mantienen
unidos a los átomos.
Cuando se efectúan reacciones químicas se rompen enlaces de los reactivos y se
forman nuevos enlaces en los productos de tal reacción. Este proceso involucra
únicamente el reordenamiento de los electrones que rodean al núcleo de cada átomo.
Los electrones involucrados en estos procesos se denominan electrones de valencia.
El enlace iónico se forma cuando un átomo que pierde electrones relativamente fácil (metal)
reacciona con otro que tiene una gran tendencia a ganar electrones (no metal).
Ejemplo: Na + Cl = NaCl
El enlace covalente, se dará entonces entre átomos de similar EN (afinidad por los electrones),
compartiendo pares de electrones (aportando al par un electrón cada átomo), en número
necesario para que cada átomo disponga después de establecido el enlace de 8 electrones en
la última capa (recordar que 8 electrones en la última capa proporciona la máxima estabilidad
posible para un átomo). Si los átomos que se unen formando este tipo de enlace son iguales se
llamará enlace covalente homonuclear y si son diferentes se llamará enlace covalente
heteronuclear.
Ejemplo:
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Enlace metálico: Los electrones de valencia de cada átomo pasan a un "fondo común",
formando una nube electrónica que rodea a los iones positivos que integran la red metálica.
No obstante, hay muchas excepciones a esta regla y hasta se han logrado sintetizar algunos
compuestos de los gases nobles.
Una de las claves de la comprensión de la fuerza motriz del enlazamiento químico, fue el
descubrimiento de los gases nobles y su comportamiento químico relativamente inerte. Los
gases nobles han sido utilizados cuando se ha hecho necesario tener una sustancia inactiva.
El elemento del cloro como se puede observar cumple con la regla de octeto, adquiriendo la
configuración de un gas noble.
Las excepciones a la regla de octeto caen en tres categorías que se distinguen por un octeto
incompleto, un número impar de electrones o más de ocho electrones de valencia alrededor del
átomo central.
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Por ejemplo, el berilio es un elemento del grupo 2A, siendo su configuración electrónica 1s2,
2s2 tiene dos electrones de valencia en el orbital 2s. En fase gaseosa, el hidruro de berilio
(BeH2) existe como molécula que no satisface la regla de octeto.
H Be H
Los elementos del grupo 3A en particular el boro y el aluminio también tienden a formar
compuestos cuyos átomos se rodean de menos de ocho electrones.
Enlace covalente en el cual uno solo de los átomos involucrados aporta el par de electrones
de enlace que se comparte
Enlace covalente coordinado o dativo:
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Enlace covalente en el cual uno solo de los átomos involucrados aporta el par de electrones
de enlace que se comparte
Son compuestos poco solubles en agua
Tienen puntos de fusión y ebullición bajos
En general son conductores pobres de la electricidad
Se da entre no metales
Pueden presentarse en los tres estados de la materia
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El solapamiento de dos orbitales atómicos tipo s-s, s-p y p-p, en donde se supone que la
dirección de enlace es el eje z y que los orbitales p implicados son los pz.
Electrovalencia y covalencia
Teniendo presenta las teorías de los enlaces iónicos y covalentes, es posible deducir la
valencia de un elemento cualquiera a partir de su configuración electrónica.
• La electrovalencia, valencia en la formación de compuestos iónicos, es el número de
electrones que el átomo tiene que ganar o perder para conseguir la configuración de los gases
nobles.
• La covalencia, número de enlaces covalentes que puede formar un átomo, es el número de
electrones desapareados que tiene dicho átomo. Hay que tener presente que un átomo puede
desaparecer sus electrones al máximo siempre que para ello no haya de pasar ningún electrón
a un nivel energético superior.
Cuando los átomos están muy alejados la interacción entre ambos es nula, pero a medida que
se van acercando comienzan a interaccionar. Por una parte se produce una atracción mutua
entre el electrón de cada uno de los átomos por parte del núcleo del otro y, por otra, comienza a
establecerse una repulsión entre las partículas con carga eléctrica del mismo signo de ambos
átomos, especialmente entre sus núcleos. Al principio predominan las fuerzas atractivas
electrón-núcleo lo que favorece el acercamiento de ambos átomos, pero a medida que éste se
produce, aumentan las fuerzas repulsivas entre los núcleos hasta igualarse con las atractivas.
En este momento se alcanza un mínimo de energía y un máximo de estabilidad del conjunto
formado por los dos átomos de hidrógeno. Se ha formado el enlace y, como consecuencia, la
molécula de hidrógeno.
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Existe un grave problema con esta explicación de la formación de enlaces. Se supuso que los
electrones están inmóviles y que a medida que los núcleos se aproximan estarán estacionarios
en la región entre los dos núcleos. Los electrones no se comportan de esta forma. Los
electrones se mueven y, de acuerdo con el principio de incertidumbre de Heisenberg, no es
posible saber de forma simultánea la posición y la cantidad de movimiento de un electrón. Es
decir, no podemos localizar a los electrones en forma tan precisa como la explicación sugiere,
en su lugar se habla de si la densidad de probabilidad de encontrar electrones en sitios
particulares es alta o baja.
Si en un sistema de coordenadas se representa la variación de la energía potencial (es decir,
de toda la energía del sistema, excepto la cinética) en función de la distancia existente entre los
dos átomos que se aproximan se tiene la siguiente gráfica:
Donde la línea discontinua indica la energía potencial inicial del sistema (cuando la distancia
entre los átomos puede considerarse infinita) y la diferencia entre la energía potencial inicial y la
del estado de máxima estabilidad cuando las fuerzas atractivas y repulsivas están equilibradas
es de 104 kcal/mol. El valor de ésta es la energía que se desprende al formarse el enlace y que
es la misma que se necesitaría suministrar al sistema para romper el enlace covalente, llevando
ambos átomos hasta una separación infinita. por ello, este valor recibe el nombre de energía de
disociación de enlace. Finalmente, r es la distancia existente entre los dos núcleos (distancia
internuclear) de ambos átomos de hidrógeno en el momento del equilibrio y recibe el nombre de
longitud de enlace, que en el caso de la molécula de hidrógeno vale 0.74 Å. A esta distancia el
solapamiento entre los orbitales atómicos 1s de los dos átomos de hidrógeno es el máximo
posible, pues un mayor solapamiento y acercamiento provoca un rápido aumento de la energía
potencial tal como muestra el gráfico.
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covalentes; sin embargo, la posibilidad de promocionar uno de los electrones 2s al orbital vacío
2p, le permite tener cuatro electrones desapareados y, por tanto, le faculta para constituir cuatro
enlaces covalentes. La energía que se requiere para esta promoción se compensa
sobradamente con el desprendimiento energético que supone la formación de dos nuevos
enlaces.
Se debería pensar que los cuatro enlaces que el carbono puede formar no son iguales entre sí,
al no serlo los orbitales semillenos que deben solaparse, uno s y tres p; sin embargo,
experimentalmente se comprueba la formación de cuatro enlaces equivalentes. La teoría de la
hibridación de los orbitales atómicos, lo explica proponiendo la formaciónde los orbitales
híbridos entre los s y los p, llamados orbitales sp3; estos orbitales híbridos formarían cuatro
enlaces iguales con los orbitales s del hidrógeno, con lo cual la molécula del metano tendría
forma tetraédrica.
Orbitales híbridos
Una propiedad bien conocida de las funciones de onda de los átomos hidrogenoides es que
“toda combinación lineal de funciones de onda degeneradas es otra función lineal que es
también una solución de la propia ecuación de Schrödinger y que tiene la misma energía que
las originales”.
Se denomina orbitales híbridos a cualquier combinación lineal de funciones de onda
degeneradas. Los orbitales híbridos son muy útiles para explicar la estereoquímica de las
moléculas complejas.
Hibridación sp
Con los orbitales atómicos 2s y 2p pueden formarse las combinaciones lineales, linealmente
independientes y normalizadas.
La superposición de la función de onda s de simetría esférica y la función de onda 2px que
posee dos lóbulos orientados según el eje x y de signos opuestos, determina que las
combinaciones lineales Φ+ y Φ− adquieran sus valores de máxima probabilidad en regiones
diametralmente opuestas respecto del origen de coordenadas. Cada orbital híbrido sp posee
una superficie nodal que no pasa por el núcleo del átomo. Las funciones de onda que se
combinan (2s y 2p) son de simetría cilíndrica alrededor del eje x, por tanto, las combinaciones
lineales también lo son. Los dos orbitales híbridos orientan sus zonas de máxima probabilidad
orientadas sobre el eje x y en sentidos diametralmente opuestos.
Hibridación sp manera que se han construido los orbitales sp, se pueden construir +
H orbitales sp2 mediante combinaciones lineales del orbital s y dos orbitales p (px y py)
formando tres combinaciones linealmente independientes y normalizadas, de la forma: Φ1 =
1/√3 s + 2/√6 px
Ahora las tres regiones de mayor densidad orientadas 120º entre sí. Pueden construirse tres
orbitales híbridos sp2, localizados sobre cada uno de los tres planos de coordenadas (xy, xz,
yz) mediante el orbital s y dos orbitales p
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La Teoría de Orbitales Moleculares (T.O.M.) es la segunda aproximación al estudio del
enlace covalente, y la más ampliamente empleada para explicar la estructura y la
geometría de muchos sólidos inorgánicos. El punto de partida consiste en asumir que si
los dos núcleos implicados en el enlace se ubican a la distancia de equilibrio, los
electrones se alojarán no en orbitales atómicos de cada elemento, sino en orbitales
moleculares, que son análogos a los atómicos, y que presentan características
similares, como se verá más adelante. Esta analogía es de tal grado que al igual que
ocurría con los átomos polielectrónicos, no es posible resolver la ecuación de
Schrödinger de forma exacta para la molécula, y de nuevo hay que recurrir a métodos
aproximados para conocer la forma de las funciones de onda que representen los
mencionados orbitales moleculares
Según la teoría del orbital molecular (TOM) los orbitales de los átomos que se enlazan
se solapan dando lugar a una serie de orbitales extendidos a toda la molécula (orbitales
moleculares).
El proceso de solapamiento, por tanto, no sólo afecta a la capa de valencia sino a todas
las capas de los átomos enlazados.
Al igual que en la teoría del enlace de valencia, la extensión del solapamiento está
relacionada con la intensidad del enlace y, además, dependiendo de que se produzca
frontal o lateralmente, se formarán orbitales moleculares de tipo sigma o pi.
Cada pareja de orbitales atómicos que se solapen formará una pareja de orbitales
moleculares, uno enlazante y otro antienlazante, que pueden contener hasta dos
electrones con espines opuestos.
El enlace iónico consiste en la atracción electrostática entre átomos con cargas eléctricas de
signo contrario. Este tipo de enlace se establece entre átomos de elementos poco
electronegativos con los de elementos muy electronegativos. Es necesario que uno de los
elementos pueda ganar electrones y el otro perderlo, y como se ha dicho anteriormente este
tipo de enlace se suele producir entre un no metal (electronegativo) y un metal (electropositivo).
Un ejemplo de sustancia con enlace iónico es el cloruro sódico. En su formación tiene lugar la
transferencia de un electrón del átomo de sodio al átomo de cloro. Las configuraciones
electrónicas de estos elementos después del proceso de ionización son muy importantes, ya
que los dos han conseguido la configuración externa correspondiente a los gases nobles,
ganando los átomos en estabilidad. Se produce una transferencia electrónica, cuyo déficit se
cubre sobradamente con la energía que se libera al agruparse los iones formados en una red
cristalina que, en el caso del cloruro sódico, es una red cúbica en la que en los vértices del
paralelepípedo fundamental alternan iones Cl- y Na+. De esta forma cada ion Cl- queda
rodeado de seis iones Na+ y recíprocamente. Se llama índice de coordinación al número de
iones de signo contrario que rodean a uno determinado en una red cristalina. En el caso del
NaCl, el índice de coordinación es 6 para ambos.
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3.3.1 Formación y propiedades de los enlaces iónicos
Las sustancias iónicas están constituidas por iones ordenados en el retículo cristalino; las
fuerzas que mantienen esta ordenación son fuerzas de Coulomb, muy intensas. Esto hace que
las sustancias iónicas sean sólidos cristalinos con puntos de fusión elevados. En efecto, para
fundir un cristal iónico hay que deshacer la red cristalina, separar los iones. El aporte de energía
necesario para la fusión, en forma de energía térmica, ha de igualar al de energía reticular, que
es la energía desprendida en la formación de un mol de compuesto iónico sólido a partir de los
correspondientes iones en estado gaseoso. Esto hace que haya una relación entre energía
reticular y punto de fusión, siendo éste tanto más elevado cuanto mayor es el valor de aquella.
Por otra parte, la aparición de fuerzas repulsivas muy intensas cuando dos iones se aproximan
a distancias inferiores a la distancia reticular (distancia en la que quedan en la red dos iones de
signo contrario), hace que los cristales iónicos sean muy poco compresibles. Hay sustancias
cuyas moléculas, si bien son eléctricamente neutras, mantienen una separación de cargas. Esto
se debe a que no hay coincidencia entre el centro de gravedad de las cargas positivas y el de
las negativas: la molécula es un dipolo, es decir, un conjunto de dos cargas iguales en valor
absoluto pero de distinto signo, separadas a una cierta distancia. Los dipolos se caracterizan
por su momento; producto del valor absoluto de una de las cargas por la distancia que las
separa. Un de estas sustancias polares es, por ejemplo el agua.
Cuando un compuesto iónico se introduce en un disolvente polar, los iones de la superficie de
cristal provocan a su alrededor una orientación de las moléculas dipolares, que enfrentan hacia
cada ion sus extremos con carga opuesta a la del mismo. En este proceso de orientación se
libera una energía que, si supera a la energía reticular, arranca al ion de la red. Una vez
arrancado, el ion se rodea de moléculas de disolvente: queda solvatado. Las moléculas de
disolvente alrededor de los iones se comportan como capas protectoras que impiden la
reagrupación de los mismos. Todo esto hace que, en general, los compuestos iónicos sean
solubles en disolventes polares, aunque dependiendo siempre la solubilidad del valor de la
energía reticular y del momento dipolar del disolvente. Así, un compuesto como el NaCl, es muy
soluble en disolventes como el agua, y un compuesto como el sulfato de bario, con alta energía
reticular, no es soluble en los disolventes de momento dipolar muy elevado.
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Las redes primitivas se les denominan con P y a las redes centradas A, B y C. Cuando
centramos todas las caras la llamamos F. Cuando además puedo centrarla en el interior la
denomino I.
3.3.2.1 Estructura.
Estructura:
Si nos fijamos con detenimiento, en estos gráficos existe siempre una fracción de los mismos
que se repite. Asimismo, los cristales, átomos, iones o moléculas se empaquetan y dan lugar a
motivos que se repiten del orden de 1 Ángstrom = 10-8 cm; a esta repetitividad, en tres
dimensiones, la denominamos red cristalina. El conjunto que se repite,
por translación ordenada, genera toda la red (todo el cristal) y la denominamos unidad
elemental o celda unidad.
La energía reticular, también conocida como energía de red, es la energía que se necesita
para poder separar de manera completa un mol de un compuesto de tipo iónico en sus
respectivos iones gaseosos. También se puede decir que la energía reticular es la energía que
se consigue a través de la formación de un compuesto de tipo iónico partiendo siempre de
sus iones gaseosos.
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Este tipo de energía muestra la estabilidad que tiene las redes cristalinas, y viene medida como
energía/mol, teniendo las mismas unidades de medida que tiene la entalpía estándar (∆Hº), es
decir KJ/mol, aunque de signo opuesto.
El modelo iónico es aquel que se encuentra formado por cationes y aniones a través de fuerzas
electrostáticas, siempre que estemos hablando del estado sólido. Este caso concreto es válido
solamente si existe bastante diferencia de electronegatividad entre los elementos que forman el
compuesto.
Los metales poseen propiedades que los han hecho indispensables para el desarrollo del
hombre. En nuestros días, tenemos un contacto diario con los metales, los cuales utilizamos en
diversas formas, debido a las propiedades que los caracterizan. Por ejemplo, es muy difícil
cortar la carne con un cuchillo de plástico, pero es más fácil con un cuchillo de metal. Por otro
lado, calentamos el agua en una tetera metálica, pero no podemos hacerlo eficientemente en
una jarra de vidrio.
Más de 80 elementos de la tabla periódica son metales. Un metal está formado únicamente
por un elemento de la tabla periódica: ejemplos de metales son el hierro (Fe), cobre (Cu) o
sodio (Na). La fuerza que mantiene unidos a los átomos de un metal se llama enlace metálico.
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Estas propiedades se explican mediante dos teorías: la teoría del mar de electrones y la teoría
de bandas.
Los metales tienden, por su baja energía de ionización, a perder electrones. Por tanto,
podríamos considerar a un átomo metálico como un catión unido al electrón de valencia que
podría perder. En un metal tenemos muchísimos átomos unidos entre sí. Entonces, podemos
considerar a un metal como un conjunto de cationes metálicos inmersos en un mar de
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electrones de valencia deslocalizados. La atracción electrostática entre carga positiva (del
catión) y negativa (del electrón) mantiene fuertemente unidos a todos los átomos del metal. La
siguiente figura muestra un poco la idea del mar de electrones:
Figura 3.7. Modelo del mar de electrones: cationes metálicos inmersos en una gran cantidad de
electrones móviles
El modelo del mar de electrones explica de manera sencilla las propiedades de los metales. La
ductilidad y maleabilidad ocurre debido a que la deslocalización de electrones ocurre en todas
las direcciones a manera de capas. Por tanto, ante un esfuerzo externo, estas capas se
deslizan unas sobre otras, sin que se rompa la estructura. Por otro lado, dado que los
electrones son móviles, permiten el flujo de corriente eléctrica, explicándose la conductividad
eléctrica. Asimismo, ese movimiento de electrones puede conducir calor, transportando energía
cinética de una parte a otra del metal.
Observaciones
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Ejercicio 3.10
Explica el hecho de que un trozo de sodio metálico (11Na) puede cortarse con un
cuchillo, mientras que es imposible hacer lo mismo con un trozo de hierro (26Fe).
Teoría de bandas
La teoría de bandas se basa en el hecho de que los átomos que conforman un metal contiene
orbitales atómicos, los cuales pueden estar llenos o vacíos. Si tenemos una gran cantidad de
átomos muy juntos entre ellos, la superposición de orbitales da lugar a regiones, las cuales se
denominan bandas.
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En todo metal, las bandas de valencia y de conducción están muy próximas entre sí, y la
energía necesaria para que un electrón pase de la banda de valencia a la de conducción es
despreciable. Para que un metal conduzca la corriente, debe ocurrir el salto de electrones de la
banda de valencia a la banda de conducción.
Sin embargo, hay algunos elementos de la tabla que se comportan como semiconductores.
Estas especies son conductoras de la corriente y el calor sólo bajo ciertas condiciones. Ejemplo
de semiconductores son el silicio (Si) y el germanio (Ge). Y, además, otros elementos de la
tabla se comportan como aislantes, es decir, no conducen nunca la corriente eléctrica. Un
ejemplo es el azufre (S). ¿Por qué ocurre esto?
En estos casos, es de esperar que la separación entre las bandas de valencia y de conducción
sea mayor. En el caso de los semiconductores, la separación (Gap en inglés) es apreciable,
pero es posible que un electrón pase a la banda de conducción al aplicarle cierta energía. En el
caso de los aislantes, este salto no es posible, dada la gran diferencia energética que hay entre
ambas bandas.
Figura 3.9. diferencia energética entre las bandas de valencia y de conducción en un metal,
semiconductor y aislante.
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Dopaje
Los semiconductores han ganado una gran importancia en los últimos tiempos, más aún con el
desarrollo de la energía solar. Los paneles solares están basados en silicio, un material
semiconductor. Pero ¿por qué se usa silicio, si sabemos que es un material que conduce poco
la corriente?
Debemos recordar que un semiconductor conduce la corriente por aplicación de energía, que
bien puede ser la energía que recibimos del sol. Pero también, podemos mejorar la
conductividad del semiconductor por un proceso denominado dopaje. El dopaje consiste en
introducir impurezas dentro del semiconductor para modificar su comportamiento. Las
impurezas en mención son pequeñas cantidades de otros elementos químicos. Estas
cantidades son tan pequeñas, que puede existir un átomo de la impureza por cada cien
millones de átomos del semiconductor.
Analicemos al silicio, elemento del grupo 4 de la tabla. ¿Qué pasaría si reemplazamos un átomo
de silicio por un átomo de fósforo? Dado que el fósforo es un elemento del siguiente grupo,
tiene un electrón de valencia extra. Esto quiere decir que en la red metálica del silicio
tendremos un electrón extra, que puede moverse por toda la red y, por tanto, conducir la
corriente eléctrica. El proceso de añadir al silicio un elemento con un electrón de valencia extra
se denomina DOPAJE NEGATIVO, ya que existe un exceso de electrones dentro de la red
metálica.
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Por otro lado, la inserción de un átomo del grupo 3 dentro de la red del silicio producirá un
“hueco” dentro de la estructura, justo donde estaba el electrón del átomo de silicio extraído.
Este “hueco” mejorará también la conductividad, ya que los electrones adyacentes pueden
desplazarse hacia el hueco, originándose movimiento de electrones, lo cual es imprescindible
para la conductividad. El proceso de añadir al silicio un elemento con un electrón de valencia
menos se denomina DOPAJE POSITIVO, ya que en este caso hay un déficit de electrones con
respecto al semiconductor de partida. Un ejemplo lo constituye el dopaje de silicio con boro.
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Observación
La fuerza de enlace es la fuerza que une a dos átomos que están enlazados. También se
puede definir la fuerza de enlace como el grado en que el átomo que se encuentra unido al
átomo central contribuye a la valencia de éste.
Calcular la energía de enlace puede llegar a ser un proceso largo y complejo, por esta razón
muchas veces se usa la energía de disociación de enlace para medir la fuerza de éste.
En este caso se podría definir la fuerza de enlace como el cambio de entalpía (entrada de calor,
o delta H) necesaria para disociar un enlace de sustancia gaseosa, o la energía necesaria para
separar dos átomos que están enlazados. Este proceso es siempre endotérmico, es decir,
cuando la reacción ocurre consume calor.
Para calcular la energía de disociación de enlace en las moléculas poliatómicas, muchas veces
se toma la energía necesaria para disociar toda la molécula y luego se divide dicha energía
entre el número de átomos.
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Tomemos por ejemplo la molécula de metano: <strong>CH4 </strong>. La energía necesaria
para disociar la molécula completa es de 1660 kJ por mol. Si dividimos esta energía entre los
cuatro enlaces C-H, tenemos que para cada uno la energía será de 415 kJ. Esta es una energía
promedio. Muchas veces la energía promedio no coincide totalmente con la necesaria para
disociar cada átomo por separado, dado que los enlaces se ven influidos también por los
restantes átomos. Dicho de otra manera, cuando un átomo de hidrógeno ha sido disociado, la
energía necesaria para disociar el segundo no es exactamente la misma. De todas maneras la
diferencia es pequeña.
Otro parámetro que podemos tomar en cuenta para cuantificar la fuerza de un enlace es el
solapamiento de orbitales atómicos. Cuanto mayor sea el traslape, habrá mayor cantidad de
electrones situados entre los núcleos, y el enlace tendrá mayor fuerza. Este cálculo se llama
integral de traslape.
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Información bibliográfica
Título Química
Autores Raymond Chang, Williams College
Edición 7, ilustrada, reimpresa
Editor McGraw-Hill, 2002
Título Química
Autor Raymond Chang
Edición 10
Editor McGraw-Hill, 2010
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