Un Buen Final
Un Buen Final
Ministerio
Internacional
De
Educación
Teológica.
Rhema Apostolic University
ῥῆμα
Universidad Apostólica Rhema
PROFESOR: ____________________________________________________
ESTUDIANTE: __________________________________________________
Se presentan aspectos básicos sobre aspectos básicos para asegurarse de culminar bien su
trayecto por la vida y ministerio.
Metodología:
Objetivo General:
1.- Conocer el valor de preparase en la vida.
2.- Clarificar conceptos importantes
3.- Como realizar análisis bíblicos sobre la temática
Requisitos Generales:
Tópicos a tratar:
1. Leer completamente la Guía de Estudio, elaborada por Josué Elorreaga, y demás libros o texto
complementarios, haciendo los resúmenes correspondientes.
2. Realizar los trabajos asignados por el profesor de la materia
3. Preparar sus trabajos en forma de CD o en Trabajo Escrito bien presentado, y entréguelos al profesor
de turno, o al Director del campo, o en su defecto, envíelos a nuestras oficinas administrativas. También
pueden ser enviados vía internet, en un archivo adjunto.
4. Fecha de entrega de los trabajos:
A: 94-100
B: 86-93
C: 78-85
D: 70-77
F: 69 ó menos
Nota: Para recibir el crédito, cada estudiante debe aprobar la materia, mínimo con una C ó una
calificación superior.
Un Buen Final
J. Robert Clinton y Paul Stanley
Terminar bien no significa alcanzar la perfección, sino como Pablo, proseguir hasta el
final para que cuando éste llegue, nos encontremos aún creciendo en amor e intimidad
con Cristo. Los autores compararon escritos sobre los muchos líderes que estudiaron,
tanto de los que han terminado bien como de los que no han terminado bien. Los que
terminaron bien parecen haber tenido algunas características similares y a los que no
terminaron bien les faltaban esas mismas características. Estas cinco características son
estudiadas en el artículo.
El apóstol Pablo estaba obsesionado en tener un buen final. Veía la vida como una
carrera. Al encontrarse con sus amados ancianos de Éfeso por última vez dijo: «Pero de
ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe
mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios» (Hechos 20:24). Pablo estaba tan motivado por
terminar bien, que desafiaba a los creyentes Corintios a: «Correr (la carrera) de tal
manera que obtengan el premio… No… corriendo como a la ventura» (1 Corintios 9:24-
26). Disciplinaba su cuerpo a hacer lo que debía hacer no a lo que deseaba, «no sea
que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado» (v. 27). Qué
gozo invadió su corazón, cuando testificó al final de su vida: «He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Timoteo 4:7).
¿Qué fue lo que motivó al Apóstol Pablo a proseguir hasta el final? Quizá el mismo
motivo que incitó a Daniel y sus tres compañeros, Sadrac, Mesac y Abednego a fijar sus
ojos en Dios y ser suyos hasta el final, sin importar las consecuencias. O a David, José,
los apóstoles, Bernabé, Jorge Müller, Billy Graham y miles de seguidores de Cristo cuyos
nombres quizá sean conocidos por unos pocos, pero que han influido en la vida de los
que los conocieron.
Terminar bien no significa alcanzar la perfección, sino como Pablo, proseguir hasta
el final para que cuando éste llegue, nos encontremos aún creciendo en amor e
intimidad con Cristo, dándole a conocer, viviendo como sus discípulos y amando a las
personas que Dios pone en nuestro camino, procurando hacer siempre Su voluntad.
Hemos comparado escritos sobre los muchos líderes que hemos estudiado, tanto
de los que han terminado bien como de los que no han terminado bien. Los que
terminaron bien parecen haber tenido algunas características similares y a los que no
terminaron bien les faltaban esas mismas características.
Cuando comenzamos a entender cuáles son las prioridades de Cristo y las aplicamos
a nuestra vida, podemos entonces centrar nuestro objetivo en lo correcto. Simplemente
requiere tiempo conocer a Cristo y su Palabra, permitiendo que Su mente invada
nuestra mente. Un mentor que reúne estas cualidades es de gran valor para tal fin.
En Juan 14.21 Cristo nos asegura que si obedecemos los mandamientos de Dios, el
Padre y Cristo nos amarán y nos revelarán más de sí mismos. Mateo 11:28-30 nos
invita a unirnos en yugo con Cristo, a obedecerle y trabajar en unión con Él y, por lo
tanto, a aprender de Él. Cuando era niño trabajé todo un día con mi padre en un duro
trabajo de reparación. Estábamos solos los dos, pensando, excavando, transpirando,
conversando para reparar una cañería y válvula de agua. A través de esa experiencia
aprendí más que nunca antes de él. Nos «unimos juntos en yugo».
Al pasar tiempo con Cristo, tratando de vivir en obediencia y ministrando a sus ovejas
juntamente con Él (Juan 21.15-17, Mateo 25.40), habrá tal intimidad con Él que cada
área de nuestra vida se verá afectada. La integridad y el carácter semejantes a Cristo
serán parte de nosotros al tiempo que permitimos al Espíritu Santo tomar posesión de
nuestra vida y al tiempo que experimentamos una continua comunión con Él.
Cuando notamos falta de integridad en nuestra vida exterior, hay un síntoma claro de
falta de integridad en la vida interior que nadie percibe. Y cuando hay falta de
integridad, no hay poder espiritual, confianza, libertad ni transparencia. El secreto de la
integridad interior es intimidad con Cristo.
La mayoría de los líderes que hemos estudiado, que no terminaron bien, fallaron en su
vida interior. Su integridad se deterioró y tomaron malas decisiones. Al concientizarse
del creciente abismo entre la verdad y la vida en su ser interior y al temer ser
descubiertos, se apartaron de la comunión que más necesitaban… y de la comunión con
Cristo.
Hace varios años conocí a un anciano hermano que gozaba de intimidad con Cristo por
vivir en integridad, haciendo evidente el fruto del Espíritu (Gálatas 5.22-23) y pasión
por la gloria de Cristo. Mientras oraba con él percibí en mi corazón la presencia de
Cristo y la familiaridad que disfrutaba con Él. Le pregunté acerca de su relación con el
Señor Jesús y cómo se había desarrollado. «Todo comenzó a cambiar cuando me
entregué a lo que dice Mateo 22.37-39: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y
el segundo es semejante. Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Su desafío me motivó a buscar esa intimidad a un nivel más profundo. ¿Ha tratado
usted de cumplir ese mandamiento? Jesucristo lo hizo en Su amor por Dios el Padre.
Mire a Su vida:
Estos versículos revelan una total rendición a Su voluntad, un impulso por agradarle,
una confianza plena… una pasión para la gloria de Dios. Jesús vivía en armonía con Él
porque le conocía, le confiaba todo y pasaba tiempo con Él. Usted puede decir: «Él es
Jesús, yo nunca podría hacer eso», o puede comenzar a practicarlo y Dios le dará poder
para realizarlo. Nosotros se lo podemos asegurar.
La disciplina no se destacó en todas las áreas de aquellos que terminaron bien, pero sí
en las áreas importantes y aun éstas variaban. Por ejemplo, algunos fueron
disciplinados en su oración y estudio bíblico, pero no en su dieta. Algunos eran
disciplinados con sus planes pero desorganizados con su puntualidad. Y así seguía…
pero cada uno demostró disciplina en las áreas importantes.
Para desarrollar nuestros dones, habilidades y destrezas y que lleguen a ser verdaderos
valores para lograr las metas de la vida, se necesita disciplina. ¿En qué áreas? En
aquellas que son importantes para lograr un buen fin.
Cuando los misioneros van a trabajar entre gente de otra cultura, generalmente se
rigen por lo que dice 1 Corintios 9.19-23 para adaptarse al medio ambiente y ajustarse
al de aquellos a quienes están tratando de alcanzar. En este pasaje Pablo enfatiza que
la meta es «ganar a tantos como sea posible». Por lo tanto, dice «a todos me he hecho
de todo» o a los legalistas secularizados, débiles, fuertes o a quien fuere. Dijo «esto
hago por causa del evangelio».
¿Cuáles son las tres áreas que usted considera importantes para su vida interior y para
su crecimiento espiritual? ¿Qué es lo que alimenta su intimidad con Cristo? Quizá
necesite disciplinarse en estas áreas. No la disciplina por amor a la disciplina, ya que
esto pronto se convertiría en legalismo y dureza; más bien disciplina por el bien de la
intimidad… por amor al crecimiento… por amor al ministerio… por amor a Cristo. La
disciplina en las áreas adecuadas para hacer lo correcto contribuirá al crecimiento y lo
capacitará para responder a la gracia de Dios y Su Espíritu en plenitud.
Muchas personas, especialmente los líderes, se estancan. Están satisfechos con lo que
son y lo que saben. Esto generalmente ocurre después de haber adquirido lo suficiente
para estar confortables o cuando pueden prever un futuro relativamente seguro. Pero
esto contradice el principio bíblico de mayordomía.
Hemos observado que Dios a menudo desafía providencialmente a los creyentes a dar
los pasos necesarios para llevar a cabo sus propósitos para Su gloria. Algunos no están
conscientes de la situación hasta que Dios a través de las circunstancias los estimula a
crecer. Como mayordomos somos responsables de incrementar lo que Dios nos dio.
El mantener una perspectiva clara nos ayudará a identificar lo que precisamos aprender
para continuar creciendo y proseguir apuntando a nuestra meta. La amistad con
personas que valoran seguir aprendiendo es provechosa y de ayuda. Exponerse a
situaciones nuevas o variadas, estimulará nuestra necesidad de aprender.
La madre de Pablo tiene ochenta y cinco años y siempre está leyendo algún libro,
aprendiendo más sobre nutrición (es su hobby), y hablando con la gente acerca de sus
vidas. Una vez fue invitada a asistir a un estudio bíblico para personas mayores. Luego
se unió a un estudio bíblico de mujeres jóvenes para el cual había que prepararse de
antemano. Le pregunté por qué no se había quedado con el grupo de personas
mayores. Ella respondió: «Oh, ellos eran muy amorosos, pero querían hablar siempre
de las mismas cosas. Yo quiero aprender cosas nuevas». Así lo hace y va a terminar
bien.
Cada líder que hemos estudiado o analizado estuvo rodeado de buenos amigos y
mentores durante su vida. Por lo tanto, es importante destacar que tener colegas y
mentores cercanos nos ayudará y animará en las otras cuatro áreas para tener un buen
final.
Por ejemplo:
Los mentores proveen orientación para las decisiones importantes de la vida.
Los mentores están conscientes de la necesidad de experiencias de renovación y
pueden ayudar a discernirlas.
Los mentores pueden detectar y prevenir malos hábitos y el caer en la tentación
del abuso de poder y autoridad.
Los colegas y mentores pueden ser de estímulo y ayudarnos a ser responsables
en lo personal y en nuestra diaria relación con Cristo.
Los colegas y mentores ayudan a desarrollar disciplinas correctas y nuevas
perspectivas.
Los colegas y mentores modelan los valores y actitudes positivas de aprendizaje.
Los mentores pueden señalar el estancamiento y estimular el aprendizaje.
Del libro Conexiones por J. Robert Clinton y Paul D. Stanley © 1992., Usado con permiso de
NavPress, Colorado Springs, CO, USA. Apuntes Pastorales Volumen XIV, número 3.