La Liturgia Cristiana
La Liturgia Cristiana
La Liturgia Cristiana
La Iglesia celebra
su Fe
Con esta Unidad Didáctica entrarnos en el estudio de la segunda parte de este
texto, dedicada a la celebración cristiana y a los sacramentos. La celebración es
un elemento fundamental en la vida del hombre. También los hombres religiosos
han celebrado su fe con múltiples expresiones, para dar sentido profundo a su
vida. Esta acción celebrativa se llama liturgia.
Sumario
La liturgia celebra la fe
La liturgia realiza y continúa la obra sacerdotal de Cristo
1. La liturgia cristiana La liturgia es acción de la Iglesia y en la Iglesia
La liturgia se expresa a través de signos
Fuentes de la oración
2. La oración cristiana
Modalidades de oración
Actitudes de oración
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1. LA LITURGIA CRISTIANA
LA LITURGIA CELEBRA LA FE
Todas las religiones de la tierra tienen su patrimonio litúrgico. En todas se celebra la fe
mediante ritos, como expresión del sentimiento religioso vivido y celebrado en comunión con
otros hombres.
Las religiones naturales, por ejemplo, celebran en su culto la grandeza del cosmos, los
ciclos de la naturaleza, la pequeñez del hombre ante la bóveda del cielo, etc. Los ritos, en
los que se desarrolla el culto de estas religiones, expresan los sentimientos religiosos de
gozo, estupor o dependencia que esas realidades naturales provocan en los hombres.
La religión judía también celebra su fe, pero con un matiz muy peculiar. No celebra, como
otras religiones, la manifestación divina en las realidades y acontecimientos de la naturaleza.
Para Israel su culto tiene una referencia histórica. Celebra los grandes acontecimientos de
su historia viendo en ellos la intervención salvadora de Dios. Una intervención salvífica que
se actualiza en la celebración presente del acontecimiento pasado, transformándose así de
recuerdo en memoriall.
La Pascua, por ejemplo, es la celebración religiosa más significativa de los judíos. En ella se
expresa el gozo del pueblo por haber sido liberado de la tierra de esclavitud, y haber sido
conducido "con mano poderosa y brazo extendido" por un inmenso desierto en el que es
constituido como pueblo elegido (Ex 12,1-14). Israel, al celebrar la fiesta de la Pascua, afirma
que ese mismo Dios que actuó en el pasado en favor suyo, sigue haciéndose presente en su
pueblo de forma salvadora.
Los escritos del Nuevo Testamento nos Una acción memorial es aquella que hace
presentan a las primeras comunidades referencia a un acontecimiento histórico
reunidas celebrando su experiencia de pasado, lo actualiza en el presente y lo
encuentro con Jesucristo resucitado. orienta hacia una realización plena en el
Como nos cuenta Hch 2,42-45, en sus futuro. Por ello, la Pascua judía es memorial
asambleas los cristianos escuchan las de un acontecimiento sucedido en el pasado,
enseñanzas de los Apóstoles, parten el pan, pero que se realiza en la actualidad de la
comparten los bienes y elevan a Dios celebración: no solo fueron liberados los
súplicas y oraciones. hebreos que salieron de Egipto, sino que Dios
libera constantemente a los que celebran la
Estas asambleas comunitarias se repiten Pascua aguardando al Mesías esperado.
donde quiera que surge un grupo de Cristo es el cumplimiento realizado en la
creyentes en Jesús Resucitado: Antioquía Historia de Salvación y la liturgia cristiana
(Hch 13,2-3), Tróade (Hch 20,7), etc. En no puede hacer un memorial de alguien
todas ellas se celebra la presencia de distinto de Cristo y de su obra, es decir la
Cristo entre los suyos, otorgándoles la Nueva y Eterna Alianza. Por tanto, el
victoria sobre todo mal, dolor y muerte, memorial que la acción litúrgica realiza, hace
mediante la vida de la Resurrección (cf. presente la salvación en medio de los
CCE 1067 y 1085). hombres de todos los tiempos, en espera de su
plenitud definitiva (escatológica).
Con el transcurso del tiempo, estas reuniones han mantenido su sentido fundamental, aun
cuando algunas formas se han modificado. Estos encuentros celebrativos de la comunidad
cristiana, en los que se agradece a Dios la salvación otorgada en Cristo, son los que
constituyen la liturgia.
Jesús convierte toda su existencia en ofrenda, sacrificio, acción sagrada, al unir su voluntad a la
voluntad de su Padre del cielo. Por esto, podemos afirmar que en la persona de Jesucristo se
unen de manera singular el sacerdocio y la víctima, el mediador y la ofrenda.
La comunidad cristiana reconoce a Jesucristo como el único y eterno sacerdote que ofrece
como sacrificio su cuerpo entregado y su sangre derramada, y cuya oblación total se actualiza
en la liturgia de la Iglesia.
Los signos f de la liturgia pertenecen a la categoría de los símbolos l, pues nos hacen
participar de la salvación realizada en Jesucristo.
No son simples actos mágicos, sino que su celebración carece de sentido cuando no se
experimenta en la existencia personal y comunitaria la salvación otorgada por Jesucristo a
todos los hombres y que es hecha presente actualmente por la Iglesia. Ahora se
comprende la necesidad que tiene todo aquel que quiere celebrar un sacramento de ser
iniciado en el lenguaje de los símbolos que celebran y expresan nuestra fe. Esta paulatina
introducción debe realizarse mediante los procesos catequéticos y catecumenales.
Signos
Las personas expresamos través de signos nuestros sentimientos: lloramos cuando estamos
tristes, sonreímos para expresar la alegría, abrazamos para mostrar el cariño, etc. Entre el signo
que manifiesta el sentimiento y el propio sentimiento hay una relación que se llama significación. La
huida significa miedo, o la agresión significa rabia, rechazo, etc. Así mismo, podemos
descubrir en todo signo una realidad que llamamos significante y otra llamada significado.
El significante es el elemento sensible que nos trasmite el sentimiento o nos evoca una realidad a
la que no tenemos acceso inmediato: el llanto, la sonrisa, el abrazo...
En esta relación evidente entre significante y significado se fundamenta el signo que podemos
definir como toda la realidad que nos lleva al conocimiento de otra. A esta definición de signo de
carácter más general, conviene aportarle un par de precisiones:
- muchos signos surgen de la convención o el acuerdo entre las personas: los colores que
identifican la bandera de una nación, el logotipo de una empresa, señales de circulación...
- otros signos, tienen en su misma naturaleza una referencia a otra realidad, sentimiento o
experiencia: el agua evoca limpieza, vida, anegamiento... A estos últimos les llamamos
símbolos.
Símbolo
Es todo gesto, acción humana o realidad que expresa y hace presente una experiencia
profunda, un sentimiento, una situación. Su especificidad hace que todo símbolo tenga las
siguientes características:
- posee una dimensión que no puede expresarse verbalmente: una mirada de cariño comunica
lo que muchas palabras no podrían expresar;
- nos introduce al ámbito en el que se hace presente la realidad simbolizada: no es fin en sí
mismo, sino camino que introduce, velo que se corre;
- supone una cultura determinada; por eso, una misma expresión simbólica puede evocar
diferentes ámbitos o realidades;
- pone en relación pulsiones inconscientes y su expresión externa y consciente.
Estos símbolos que expresan la vida cristiana tienen cuatro cualidades fundamentales:
- Hacen presente el amor inquebrantable de Dios, que se manifiesta de forma salvadora
en la historia de los hombres.
- Son memorial de Jesús de Nazaree, el Cristo/ de sus hechos y palabras, a través de
quien el Absoluto se hizo "Dios con nosotros".
- Son primicias del Espíritu, anticipo de la plenitud que nos aguarda, hecha presente en
la glorificación de Jesús de Nazaret.
- Son acciones de la Iglesia que conducen a cada cristiano y a toda la comunidad a ser
coherentes con lo que celebran, tratando de vivir las actitudes del Reino (cf. CCE 1145-
1162).
_________Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1071
I
La liturgia, obra de Cristo, es también una acción de su Iglesia.
Realiza y manifiesta la iglesia como signo visible de la comunión
entre Dios y los hombres por Cristo. Introduce a los fieles en la
vida nueva de la comunidad. Implica una participación
"consciente, activa y fructífera" de todos (SC 11).
Aunque la oración bien puede surgir desde el sentimiento de temor, ansiedad ante un peligro,
o deseo de alcanzar determinado bien material, sería reduccionista encuadrar en esta
perspectiva toda la oración no cristiana. Por el contrario, parece honesto señalar que toda
actitud orante conlleva un deseo de unión con el Absoluto, un deseo de comunión con la
divinidad a la que el ser humano se siente remitido.
La Iglesia celebra su Fe 77
Israel podría definirse con la expresión, ya clásica, de ser "un pueblo que sabía orar". Esta
profunda experiencia orante se refleja de manera singular en los salmos y en los diferentes
cánticos e himnos que aparecen en la Biblia.
El pueblo judío dirige su oración al Dios de la creación, pero insiste de una forma
preponderante en el Dios que se hace presente en su historia y que actúa salvando. La
relación entre Dios y su pueblo se expresa de maneras diferentes: ofrendas, sacrificios,
invocaciones, gestos corporales, etc.
Todo momento es apto para dirigirse al Dios y Señor de Israel, aunque hay lugares y tiempos
sagrados por excelencia. Las fiestas judías siempre tienen el carácter de memorial, es decir, de
actualización de una acción salvadora de Dios en favor de su pueblo.
Jesús nació en el seno de este pueblo y bebió de su tradición orante. Al leer con atención el
Nuevo Testamento descubrimos con sorpresa cómo los cánticos y expresiones de las primeras
comunidades cristianas evocan la oración y las expresiones del Antiguo Testamento.
Los evangelios presentan a Jesús como el orante por excelencia, que enseña a sus discípulos
a orar con perseverancia, humildad y constancia, en lo oculto, confiadamente, al Padre.
Culmen de esta enseñanza de Jesús, y culminación también de la oración del Antiguo
Testamento, es el Padre Nuestro, en el que se marca la profunda relación que el cristiano
tiene con el Absoluto a quien se dirige como Padre.
Los cristianos, cuando se reúnen en oración, tienen conciencia de que no es su corazón o sus
deseos, su propio interior, el que se dirige a Dios, sino que es el mismo Espíritu de Jesús quien
realiza en medio de ellos el milagro de la oración.
_________Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2564
La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es
acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por
I completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.
FUENTES DE LA ORACIÓN
La fuente principal de la oración cristiana es la Biblia. En ella se contiene la Palabra de
Dios, de la que los cristianos se alimentan por una lectura asidua y continuada.
LOS SALMOS
Compuestos por fieles israelitas inspirados por Dios, son la expresión de una oración, unas
veces personal y otras comunitaria, que brota de la experiencia de Dios del Pueblo de Israel
(Para ampliar lo referente a los salmos, cf Mensaje Cristiano II, Biblia y Jesucristo, UD 3 y 7).
La
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Los salmos expresan los sentimientos del hombre que se dirige a Dios con angustia,
arrepentimiento, confianza, gozo, etc., en circunstancias fundamentales de su vida,
expresando sus actitudes básicas ante Dios (adoración, súplica, acción de gracias...).
Los cristianos continúan orando con los salmos y descubren en ellos la voz de Cristo, su
Señor, entremezclada en su propia experiencia de hombres.
PADRE NUESTRO
Es la cima de la oración bíblica. Profundamente ligada a ella, y desde ella, Jesús enseña la
oración del Padre Nuestro a sus discípulos. En ella se concreta lo mejor de la experiencia
genuinamente cristiana, siendo oración normativa para toda la Iglesia.
MODALIDADES DE ORACIÓN
La oración cristiana se puede realizar, fundamentalmente, de dos maneras: en privado y
públicamente. Es preciso señalar que en ambas modalidades se salvaguarda el ámbito
comunitario, ya que nunca un cristiano ora solo, sino en el seno de la comunidad cristiana.
La oración privada e individual que el cristiano eleva a Dios en el campo o en la calle, cuando
trabaja o descansa, en el templo o en su habitación, es una oración hecha a Dios por Jesucristo,
impulsado por el Espíritu, como miembro vivo de la Iglesia.
Los cristianos comenzaron muy pronto a orar juntos a Dios en comunidad. La expresión más
importante de esta oración pública y litúrgica es la Liturgia de las Horas ? (cf. CCE 1174-1178).
A través de ella, la Iglesia se dirige a Dios todos los días, en su inicio, alabando a Dios (Laudes), y
cuando termina (Vísperas), dándole gracias.
Esta oración comunitaria puede utilizar otros esquemas, siempre que en ellos tengan cabida la
lectura de la Sagrada Escritura, así como la presencia de los salmos, himnos, acciones de gracias
e invocaciones inspiradas en la Tradición de la Iglesia.
ACTITUDES DE LA ORACIÓN
No todo lo que llamamos oración lo es realmente: fantasías, deseos, ilusiones, proyecciones
psicológicas pueden tomarse por auténtica oración. A la oración cristiana la identifican las
siguientes actitudes: escucha de la Palabra, agradecimiento y adoración, súplica,
arrepentimiento y ofrecimiento, e intercesión.
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La Liturgia de las Horas
La Liturgia de las Horas (antes llamada Oficio Divino o Breviario), es una celebración litúrgica en
la que Cristo asocia a la Iglesia en su coloquio con el Padre. Fundamentada en el consejo de
Jesús y de los apóstoles, "conviene orar siempre", contribuye a santificar la existencia, tanto
personal como eclesial, haciendo presente en la historia el misterio de la salvación.
Se realiza en diversos momentos de la jornada, destacando por su importancia las Laudes y las
Vísperas, oraciones de la mañana y de la tarde respectivamente.
El significado de las Laudes es doble:
- por un lado santifican el día
- y por otro, hacen memoria de la resurrección de Cristo.
Las Vísperas tienen lugar cuando se pone el sol, y son tres sus motivaciones:
- la acción de gracias por la jornada;
- la memoria de la redención;
- la esperanza de la vida eterna.
La estructura de Laudes y Vísperas es como sigue:
- Apertura de la celebración mediante la frase "Dios mío ven en mi auxilio", a la que se
responde con "Señor date prisa en socorrerme " y el Gloria.
- A continuación se canta un himno.
- La salmodia: compuesta por dos salmos y un cántico (del Antiguo Testamento por la
mañana y del Nuevo Testamento por la tarde).
- Lectura breve de la Palabra de Dios.
- Cántico evangélico: en Laudes, el cántico de Zacarías (Le 1,67-79), en Vísperas, el
Magníficat (Le 1,46-55).
- Preces, Padre Nuestro y oración conclusiva..
No tiene sentido dirigir a Dios nuestra oración sin haber escuchado antes su Palabra. Por esto,
en todo momento de oración la Iglesia se reserva un espacio privilegiado para la escucha y la
meditación de la Palabra. No hay auténtica oración cristiana si no se toma como punto de
referencia la Palabra de Dios.
AGRADECIMIENTO Y ADORACIÓN
Actitud de agradecimiento y adoración por todo lo que Dios es y realiza. Esto se descubre a
la luz de su Palabra, provocando un sentimiento de alegría y libertad que se plasma en la
adoración extasiada y agradecida.
SÚPLICA
ARREPENTIMIENTO Y OFRECIMIENTO
Actitud de arrepentimiento y de ofrecimiento que supone la condición pecadora del orante y su
deseo de transformación. El cristiano es consciente de que su vida no expresa la plenitud de la
llamada y de la gracia divina. Por eso, desde los salmos e invocaciones de perdón (Señor, ten
piedad) resalta la santidad divina y la propia fragilidad. Al tiempo, ofrece su vida para que en
ella se realice la voluntad de Dios, actitud que se expresa verbalmente a través del "Amén"
(ciertamente, con toda seguridad).
INTERCESIÓN
La intercesión u oración por los otros, es otra actitud presente en la oración cristiana. El orar por
los otros lleva anejo el garantizar con la propia vida aquello que se pide, dentro de las propias
posibilidades. La súplica por los otros hace de la comunidad en oración sacramento de la
humanidad y la compromete en relación con las personas y situaciones por las que intercede.
3. EL AÑO LITÚRGICO
Cada día es para el cristiano motivo de fiesta ya que en él se realiza la liberación obtenida por
Jesucristo. Sin embargo, los seres humanos estamos sujetos al espacio y al tiempo y
precisamos momentos privilegiados que nos hagan apreciar el valor profundo de la existencia
cotidiana. Aquí se encuentra la razón de ser del año litúrgico * (cf. CCE 1163-1173).
Mediante el año litúrgico, la Iglesia quiere que cada cristiano, personalmente, y toda
la comunidad, eclesialmente, vayan penetrando lenta, constantemente en los
diferentes aspectos del Misterio pascual de Cristo.
Navidad se suscita como sustituto de la fiesta del sol invicto, conmemorando la venida del
"Sol que nace de lo alto". Por paralelismo a la Pascua, se propone un tiempo de preparación
que va a denominarse Adviento.
El año litúrgico tiene un valor pedagógico indudable en la medida que permite penetrar
sucesivamente en los diferentes aspectos de la salvación cristiana. Sin embargo, tampoco
puede negarse que es difícil que su presencia sea asumida en las comunidades cristianas en
medio de un cierto ambiente secularista.
Por todo esto, parece importante recuperar el año litúrgico mediante una mayor
incorporación de toda la comunidad cristiana a su celebración, a través de momentos que
sean subrayados; por ejemplo, celebraciones comunitarias de la penitencia tanto en
Adviento como en Cuaresma, vigilias que subrayen Pentecostés, o el cuidado y
preparación de las celebraciones pascuales o navideñas.
Así mismo, cada vez parece más necesario el vincular la celebración de los sacramentos de la
iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) a los tiempos litúrgicos de
Cuaresma (preparación) y Pascua (celebración).
TIEMPO DE ADVIENTO
Cubre las cuatro semanas que preceden a la celebración de la Navidad. El Adviento contiene
un mensaje de esperanza en el Señor que viene, así como una llamada a la vigilancia para ir
acogiendo el Reino de Dios en nuestar vida, en la espera de su plenitud escatológica. El color
litúrgico es el morado.
EL TIEMPO DE NAVIDAD
Se extiende desde el 25 de Diciembre (Nacimiento del Señor) hasta el domingo después del 6
de Enero, día en que se celebra la fiesta del Bautismo del Señor. El 6 de Enero se celebra la
solemnidad de la Epifanía.
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EL TIEMPO DE CUARESMA
Prepara la celebración de la Pascua de Resurrección. Comienza el Miércoles de Ceniza y
termina en el Triduo Pascual. Es un período de purificación y rectificación de la conducta que
ha de vivirse desde una perspectiva bautismal y un objetivo penitencial. El morado es el color
predominante, aunque el rojo se emplea en el Domingo de Ramos.
EL TRIDUO PASCUAL
Es la culminación de todo el año litúrgico.
Tras la meditación de estos misterios el Sábado Santo junto al sepulcro de Jesús, la Iglesia
concluye el Triduo Pascual en la Noche Santa del sábado al domingo, con la celebración de la
Vigilia Pascual y la solemnidad del Domingo de Resurrección. La alegría del triunfo de Crsito
se expresa con el color blanco.
EL TIEMPO DE PASCUA
Es el período de cincuenta días que se inicia con la Octava de Pascua y termina el Domingo de
Pentecostés, que conmemora el envío del Espíritu Santo a la Iglesia.
Dede antiguo, los cristianos celebraron estos cincuenta días como si fuera un gran domingo. Se
caracteriza por el color blanco de los vestidos litúrgicos y por la presencia del cirio pascual
encendido en todas las celebraciones. En el Domingo de Pentecostés el color litúrgico es el
rojo.
EL TIEMPO ORDINARIO
Cubre el resto del año litúrgico y es el período más largo del mismo. Las semanas de este
tiempo se orientan, sobre todo, a la celebración del domingo. La celebración dominical del
Resucitado sirve al cristiano para hacerse cargo de que el Señor está con su Iglesia siempre
hasta el fin de los tiempos.
En el último domingo de este tiempo tiene lugar la solemnidad de Jesucristo, Rey del
Universo. A lo largo de este tiempo, el color que predomina es el verde.
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Conclusión
La liturgia expresa mediante signos lo que es toda la vida de la
Iglesia. La Iglesia celebra a lo largo de todo el año litúrgico la
salvación obtenida por Jesucristo, teniendo como centro la Pascua de
Resurrección. Por la oración, la Iglesia expresa su condición de
comunidad convocada por Dios, a la que el Espíritu Santo da vida
para ser signo de salvación en medio del mundo.
Para orar
Mateo 7,21-27
84 • La lesia celebra su Fe