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Monografía de

Literatura

¿Dama de sociedad o dama de la sociedad?

Integrantes: Donato, Rocío


Rotenberg, Alan

Curso: 5to 4ta t.t.

Asignatura: Literatura

Novela: Boquitas pintadas de Manuel Puig

Tema: La mujer sujeta a la moral de la época. Polifonía: distintas


voces que ingresan en la novela.

Profesor/a: Martha Campobello

0
Año: 2009

Fecha de entrega: 22 de Octubre de 2009

Introducción:

El rol de la mujer en la sociedad siempre ha sido un tema de conversación,


representa lo deseado, lo admirado y a la vez debía ser un modelo ejemplar de los
valores y la moral de la época. A lo largo de la historia ha acontecido un desarrollo de la
figura de la mujer. De ser dama conservadora, tradicional esposa y madre recatada, ha
llegado, o más bien conseguido, el destape sexual tan consagrado por las líderes
feministas.
Este papel que juega la mujer en la novela va a ser tratado en compañía de uno
de los más famosos recursos literarios: la polifonía. Esta peculiar forma de escritura,
caracterizada por la aparición de una multiplicidad de voces, será el instrumento del que
se valdrá el autor para “exponer” la vida de todos los personajes de la trama, aunque el
hincapié estará hecho en la figura femenina.
Manuel Puig, el autor de esta obra nació en 1932 en General Villegas, provincia
de Buenos Aires. Lo relevante de su vida que tuvo injerencia en esta novela son su lugar
de nacimiento, la época en que nació y los estudios que realizó. Luego de un tiempo en
que vivió en su pueblo natal, se radicó en Roma (Italia) donde cursó Cinematografía.
Esto es lo que dio lugar a esa extraña manera de narrar que caracteriza a “Boquitas
pintadas”, y la hace tan especial.
Por su parte, el pueblo donde nació es el determinante del nombre del pueblo de
la novela, “Coronel Vallejos” es una transformación de “General Villegas”. La fecha de
nacimiento (1932) es crucial para la historia ya que las primeras experiencias vividas
por el escritor coinciden con las narradas; la infancia define al autor que a la hora de
escribir tomará experiencias suyas para la construcción de la novela. Este contexto
histórico y cultural es el que le da el puntapié para encaminarse al cine. Puig comentó:
“Lo que daba prestigio en Villegas era humillar a las mujeres, reivindicar la fuerza del
macho. Por eso de chico anhelaba ir al cine, donde la bondad, el sacrificio y la
humildad eran premiados.”1 Ciertamente, la novela reproduce con exactitud esa vida

1
Silvia Santana, “Introducción, notas y guía de actividades”, en Boquitas pintadas, Edición Diana Paris,
Buenos Aires: Planeta, 2004, p. 7

1
pueblerina, los hábitos y costumbres y hasta la forma de hablar y pensar de sus
habitantes.
En cuanto a su vida familiar sus padres pertenecían a la clase media. Su padre
Baldomero respondía adecuadamente al patrón machista descripto en la obra; se
dedicaba al comercio de vinos. Pero aún así, éste último, no carecía de vuelo
imaginativo, se decía un inventor; este factor fue importante en el crecimiento de
Manuel. Su madre, María Elena, era una mujer instruida, cosa extraña dada la época,
que insistió en darle a su hijo una mejor educación que la que podía recibir en aquél
pueblo. Acorde al parecer de sus padres se trasladó a la capital de Buenos Aires para
estudiar en el Colegio Ward de Ramos Mejía, donde aprendió el inglés a la perfección.
Después de varios años de una vida itinerante volvió a la Argentina en 1960. Durante su
estadía en el país trabajó como asistente de dirección de diversos films. Visitó su pueblo
natal por última vez a los dieciocho años. Luego de publicada esta novela, se dice que
fue desterrado o mejor dicho, ya no bienvenido por esas tierras. Al parecer, la novela
contiene muchas historias reales o simplemente está basada en la vida del pueblo de
General Villegas.
Por ende podríamos formular la siguiente hipótesis: la novela “Boquitas
pintadas” denota una imagen encubierta de la mujer, quien debe adaptarse a la cultura
de la época aparentando ser dama de sociedad, mientras que al mismo tiempo esconde
sus “pecados”. Esto se ve reflejado en la polifonía, que da lugar a la multiplicidad de
voces, principalmente femeninas.

2
Desarrollo:

*Análisis de la obra
La novela está dividida en dieciséis “entregas”, cada una de las cuales se
encuentra encabezada por versos de canciones, en su mayoría tangos cuya letra
pertenece a Alfredo Le Pera (“Deliciosas criaturas perfumadas, quiero el beso de sus
boquitas pintadas…”).2 El subtítulo que lleva –“Folletín”- intenta imponer una lectura,
un código que desde el punto de vista del lector se pueda acatar o no, corroborando o
invalidando una propuesta de “literatura popular”. Al mismo tiempo se fragmenta en
dos partes: “Boquitas pintadas de rojo carmesí” y “Boquitas azules, violáceas, negras”.
Esta diferenciación, a nuestro criterio, entre unas entregas y otras podríamos atribuirla a
que la primera parte hace referencia a un costado más alegre de la historia, es el
principio, cuando todo iba bien. Y la segunda parte cuando todo se empeora y complica,
empieza a decaer. Sin embargo estas dos fracciones se unen por una necrológica, la
novela comienza con la necrológica de Juan Carlos y cierra con la de Nené; ellos
representan a la pareja protagonista, son el amor de la novela en que en torno giran las
idas y vueltas de la trama.
La historia narrada se despliega entre 1934 y 1968, fecha en que muere Nené (la
protagonista) y en la que se consigna el estado de los distintos personajes. Pero los
hechos principales que permiten la amplificación del relato, son el romance de Mabel y
Juan Carlos, vínculo que se mantiene durante el año 1935 hasta 1936, momento en que
Juan Carlos se enferma de tuberculosis y el romance de Nené y Juan Carlos, que
transcurre durante el año 1937, momento en el que también se abre la fugaz relación
entre Pancho y Raba y se concreta la internación de Juan Carlos en Cosquín.

*Especificidad de la novela
La naturaleza folletinesca de “Boquitas pintadas” –el folletín surgió en el
momento histórico en que el periódico se apartó de la función noticiosa-crítica que le
era propia y trató de atraer al público mediante una apelación “a lo ficticio”- se funda no
tanto en el señuelo de las “entregas”, recurso que supone el acople de historias
parcialmente autónomas con un cabo suelto que mantiene el interés, sino más bien en el
peculiar estatuto otorgado al género epistolar. Las cartas pautan la historia narrada en la

2
Manuel Puig, Boquitas Pintadas, Buenos Aires, Editorial Seix Barral, 2000, p. 33

3
obra, en efecto, son ellas las que prácticamente inician el texto: son las cartas de Nené
(Nélida Fernández de Massa) a Doña Leonor, la madre de Juan Carlos, interceptadas por
Celina, su hermana, quien haciéndose pasar por la madre, las responde. La falsedad de
la que están impregnadas es igual a la hipocresía de esa clase media pueblerina que
ejerce una escritura que la traiciona, escritura empapada de una ideología canonizada,
en parte, por los medios masivos de difusión. Por medio de esas cartas, Nélida le pide a
Doña Leonor le devuelva las que ella, a su vez, le había escrito a Juan Carlos,
comprometedoras en relación a su estatus de mujer casada que Celina, mediante un
engaño, se encargará de hacer llegar al marido de Nené. Como en los teleteatros y
radioteatros, se habla permanentemente de lo transgresivo intentando fervorosamente
ocultarlo. En ese doble juego, en ese tironeo, se delínea, precisamente, la naturaleza de
los personajes y la esencia de la novela.
Al faltar el héroe prototípico, al estar ausente el manejo del bien y el mal con
carácter casi programado, al carecer de un accionar indeciso y suspendido que refuerce
el contacto con el lector, la naturaleza folletinesca de la obra queda atada al estereotipo
y la retórica de las convenciones de escritura (cartas, diarios) que no quieren expresar la
multiplicidad y complejidad de la vida y que, sin embargo, lo hacen en este relato. Este
logro radica, especialmente, en las parodias llevadas a cabo por Puig que se traslucen en
diferentes registros: en la reproducción de las notas necrológicas, en las consultas de
Mabel a la sección “Correo del corazón”, en las cartas, etc. (“En la sección “Correo del
Corazón” figuran consultas de una lectora que firma “Espíritu confuso” y las
respectivas respuestas que da María Luisa Díaz Pardo, redactora de la sección.")3
Estas adaptaciones revelan al autor como un hábil recreador del habla de distintos
sectores sociales y, al mismo tiempo, como un desenmascarador implacable de los clisés
congelados y reaccionarios que los pautan ideológicamente y no permiten el
crecimiento.

*Personajes
La novela transcurre en Coronel Vallejos, un pueblo de la provincia de Buenos
Aires, en el que conviven numerosos personajes, cada uno con una exclusiva
importancia en la historia.
 Nélida Enriqueta Fernández de Massa: más conocida como Nené, es una de las
protagonistas. En su adolescencia tuvo un apasionado romance con Juan Carlos,
3
Íbidem, p. 38

4
hasta que este último fue víctima de una grave enfermedad, produciéndose la
ruptura de la relación, por miedo a un posible contagio. Sin embargo, al
enterarse de la muerte de su único y gran amor, Nélida nos conduce hacia un
viaje en el tiempo, en el que se cruzan el pasado y el presente, a través de las
cartas que recibe y envía con quien se cree que es la madre de Juan Carlos, pero
resulta ser Celina, la hermana del mismo, con quien estaba peleada por un hecho
ocurrido en el Club Social. Murió el 15 de septiembre de 1968. (“Aviso fúnebre:
NÉLIDA ENRIQUETA FERNÁNDEZ DE MASSA, q. e. p. d., falleció el 15 de
septiembre de 1968”).4
 Juan Carlos Jacinto Eusebio Etchepare: su familia era de buen pasar. Era mujeriego y
le gustaba el juego y el alcohol; además, era malo en los negocios. No se
enamoraba de las mujeres, pero las hacía sentir únicas; salía con muchas a la vez
(cuando salía con Nené también lo hacía con Mabel). Sus vicios lo llevaron a
enfermarse de tuberculosis, enfermedad causante de la separación de Nené.
Inició un tratamiento en Cosquín, desde donde mandaba cartas a su familia y a
sus mujeres, pero murió el 18 de abril de 1947.
 Celina (hermana de Juan Carlos): le tenía odio a Nené por lo sucedido en el Club
Social (“Su hija Celina en cambio veo que me sigue despreciando, y como
Usted me lo pide le escribiré a la Casilla de Correo, así no tiene discusiones
con ella.”)5, y la culpaba de la muerte de su hermano. Quería que Juan Carlos
saliera con Mabel, ya que era de una familia con buen estatus social y nivel
económico. Era mentirosa y malvada, y fue quien interceptó las cartas que Nené
se mandaba con Doña Leonor, respondiendo por esta última; y con esa
herramienta logró más de una pelea entre Nélida y su marido.
 María Mabel Sáenz: su familia era adinerada y de buen posicionamiento social. Era
maestra y educada. Salió con Juan Carlos hasta que su padre le prohibió seguir
con él por la enfermedad, pero siguieron un tiempo en secreto su relación
prohibida, cuando Juan Carlos entraba por las noches por su ventana (“Fue al
baño y rehizo su maquillaje. Se perfumó con la loción francesa que más
atesoraba. Se puso el púdico camisón de batista con manga corta, buscó dos
revistas, entreabrió la ventana, reacomodó botella y copas y se acostó.”)6, al
mismo tiempo que se comprometía con Cecil, un hacendado inglés a quien no
4
Íbidem, p. 215
5
Íbidem, p. 11
6
Íbidem, p. 65

5
amaba (“Seguía pensando en Cecil, cada vez le parecían más largos los minutos
pasados en su compañía, estaba alarmada”)7. Juan Carlos le enviaba cartas
desde Cosquín, mientras realizaba su tratamiento.
 Francisco Catalino Páez: más conocido como Pancho. Era el mejor amigo de Juan
Carlos. Pertenece a la clase baja, era un mestizo, primero trabaja como obrero y
luego pasa a ser policía. Tenía un hijo no reconocido con Rabadilla, a quien ella
lo llamó Panchito en su honor. Algunas noches visitaba el cuarto de Mabel,
hecho que le provocó la muerte, en manos de Raba. (“El ya mencionado día
jueves 15 de setiembre de 1968, a las 17 horas, los despojos de Francisco
Catalino Páez yacían en la fosa común del cementerio de Coronel Vallejos.”)8
 Antonia Josefa Ramírez: también llamada La Raba o Rabadilla. Era la sirvienta de
muchas familias adineradas de Vallejos. Concurrió a la primaria con Nené,
Mabel y Celina. Tenía un hijo con Pancho. Asesinó al padre de su hijo al saber
que se veía con Mabel por las noches.
 Dr. Aschero: tuvo como enfermera a Nené, de quien abusó. Era casado y tenía dos
hijos. Contrató a Raba por recomendación de Nélida.
 Doña Leonor Saldívar de Etchepare: madre de Celina y Juan Carlos. Nené le enviaba
cartas al enterarse de la muerte de Juan Carlos, pero las recibía Celina.
 Elsa Di Carlo: dueña de la pensión de Cosquín en la que vivió Juan Carlos por un
tiempo antes de su muerte. Mantenía un romance fugaz con este último. Era
viuda y tenía una hija.

*Armado de la historia
El escritor tuvo en cuenta a la hora de relatar la obra tal cual la conocemos
varios factores. En primer lugar, el formato de escritura que en este caso predomina el
folletín, a su vez intercalado con una especie de guión cinematográfico, expedientes
policiales, charlas telefónicas, monólogos de pensamientos, rezos, epitafios, descripción
de álbumes fotográficos, principalmente cartas y demás.
Con respecto al cine interviniendo en la novela, hay varias entregas que están
narradas como guión de este tipo: “(...) La idiota no sabe que estar casada es lo peor,
con un tipo que una no se lo saca más de encima hasta que se muere. Ya quisiera estar
soltera yo, no sabe que la que ganó al final fue ella, que es dueña de ir adonde quiere

7
Íbidem, p. 65
8
Íbidem, p. 218

6
¡mientras yo estoy condenada a cadena perpetua! Arroja la lapicera con fuerza contra
la pileta de lavar, toma las hojas escritas y las rompe en pedazos. Un niño recoge del
suelo la lapicera, la examina y le comunica a su madre que está rota”.9 Las de esta
clase se asemejan más a los guiones de teatro, pero son adaptables al cine. También se
pueden encontrar de este otro tipo:
“- ¿Se puede? el estómago se me revuelve
- Sí, pase por favor. La estaba esperando, qué arreglada se vino la petisa
- Qué lindas tiene las plantas... pero la casa da asco
- Es lo único que me daría lástima dejar, si me voy de Vallejos... ¿qué mirás
tanto los mosaicos rotos del piso? Se vino impecable, la lana del tapado es
cara, el sombrero de fieltro (...)”.10
Esta otra clase pertenece al diálogo, comúnmente utilizado en las películas, pero aquí se
encuentra entrelazado con los pensamientos que atraviesan a los personajes durante la
conversación.
El cine ha nacido de la unión de varias formas de expresión preexistentes que no
pierden sus leyes propias y habría que poder tener en cuenta la especificidad
cinematográfica que sólo se da en el nivel del discurso fílmico y del discurso a base de
imágenes y su trasposición a la literatura que se hace, por supuesto, a través de la
lengua. Pero, el cine no es un lenguaje porque carece de doble articulación, sino que es
un lenguaje de arte. O sea, es un medio de expresión más que uno de comunicación,
tiene muy poco de sistema y emplea escasos signos verdaderos porque la raíz del
mecanismo semiológico está en otra parte, en tanto que una lengua es un sistema de
signos cuyo objeto es la intercomunicación.
Por otro lado, el elemento verbal tiene dificultad de incorporarse al cine, así
como es arduo trasladar la imagen a la literatura porque sólo puede hacerse estando de
por medio el lenguaje. La película es difícil de explicar porque la imagen se impone,
“tapa” todo cuanto no es ella; superar este obstáculo es uno de los méritos de Puig.
Pero, hay también entre cine y literatura algunas semejanzas, ya que ambos están
condenados a la connotación, así como se hallan notorias diferencias. En el cine la
expresividad estética se injerta sobre una expresividad natural, la del rostro o la del
paisaje que nos muestra la película; en la literatura, se injerta sobre una significación

9
Manuel Puig, Boquitas pintadas, Grupo Editorial Planeta, Buenos Aires, 2004, p. 35
10
Íbidem, p. 169

7
convencional, ampliamente inexpresiva: la del lenguaje verbal al que sólo un proceso de
elaboración, de transformación, llega a convertir en literatura.
En segundo lugar, tuvo presente a quién dirigía su obra y qué quería decir con
ella, el mensaje que quiso transmitir. Con ella convoca lectores de todo tipo: amas de
casa e intelectuales la encuentran igualmente fascinante. Utilizando como base el
folletín, o novela por entregas, propio del “mundo femenino”, Puig transgrede los
códigos del género y la transforma en una novela vanguardista. Éste en su fórmula
tradicional incluía lenguaje popular, caracterización sumaria de los personajes, una
esquematismo de situaciones, un desarrollo cronológico lineal, intriga, amores y
traiciones melodramáticas y tensión creciente al final de cada entrega.
La mujer, tema central de la trama, es la que calla y lleva a cuestas todos sus
miedos, emociones, cargas sociales y responsabilidades, entre otras; mientras que debe
aparentar ser perfecta, medida y modelo ejemplar femenino: “El lenguaje de Boquitas
pintadas habla para callar, para ocultar. Los personajes no tienen nada propio para
decir: son atravesados por el lenguaje de la sociedad constituida. La ideología de lo
cotidiano, canonizada en el habla de los medios masivos de difusión (revistas, diarios,
radio, cine) constituye el pensamiento de sus palabras” 11 Esto se les hace muy difícil a
los personajes de la novela ya que frente a cualquier pequeña alteración del ideal social
ya se desparraman las malas lenguas que hacen y deshacen fama a cualquiera. Y las
principales son las femeninas que boicotean al mismo sexo para opacar a ciertos
ejemplares y resaltar ellas mismas.
Puig fue más allá de la vanguardia de la época, demostró que la renovación
técnica y la experimentación no son contradictorias con las formas populares. Utilizó
multiplicidad de técnicas y de voces, ruptura del orden lineal y, atomización del
narrador. Un escritor no posee estilo único. Escribe en todos los estilos, trabaja todos los
registros y los tonos de lengua. Este fenómeno llamado polifonía acompaña y hace
posible la exaltación del sexo femenino, siendo el portavoz de él en la novela.

*Figura del narrador


Puig supo encontrar técnicas narrativas en zonas tradicionalmente ajenas a la
literatura: cartas, revistas de moda, la confesión religiosa, las necrologías se convierten
en modos de narrar que dejan al narrador renovar las formas de novela. Al mismo

11
Graciela B. Cabal, “La narrativa entre 1960 y 1970 Saer, Puig y las últimas promociones”, Capítulo, la
historia de la literatura argentina, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1981, p. 664

8
tiempo, utilizó siempre los procedimientos más intensos del relato –el suspenso, el
escamoteo de identidades, las revelaciones sorpresivas, las omisiones e implicancias
oblicuas, el desenlace sorpresivo y brutal- e hizo ver que el interés narrativo no es
contradictorio con las técnicas experimentales. Se convierten también en un elemento
clave del suspenso narrativo de la novela tradicional, el collage, la mezcla y, la
combinación de voces y de registros que rompen los estereotipos de la misma.
Esta novela es muy particular con respecto al narrador, puesto que no hay un relator que
vaya contando la historia, sino que el lector se encuentra con “trozos de historia”
representados a través de cartas. El narrador puede ser entendido de diversas formas;
puede notarse un narrador ausente, en el episodio en que se produce un diálogo entre
dos personajes, y se dejan ver los pensamientos de cada uno:
“- Qué frío hace ¿no? no tiene estufa, esta orillera
- Sí, perdone que esta casa es tan fría, venga por acá que pasamos a la sala.
vas a encontrar mugre si sos bruja… fijate qué limpieza.
- Mire, a mí no me importa ir a la cocina, si está más calentito… no tiene
estufa, ya se le cayó la papada, debe tener cuarenta y cinco, y los ojos
bolsudos”.12
También puede verse un narrador en tercera persona que nos cuenta lo sucedido desde
que la carta termina de escribirse hasta que es depositada en el correo (“Se levanta, se
cambia de ropa, revisa el dinero de su cartera, sale a la calle y camina seis cuadras
hasta llegar al correo.”).13
Por otro lado, luego de realizar la lectura total de la novela, se observa un juego
con el tiempo, representado mediante las cartas, puesto que la historia comienza con el
aviso que lee Nené sobre la muerte de Juan Carlos, y desde ese episodio se desarrolla un
“retroceso” o flash back, en el que se reviven todas las aventuras amorosas de dicho
hombre con sus mujeres, y la historia de cada personaje, en especial la de los dos
protagonistas mencionados. En síntesis, puede decirse que no hay un narrador
fuertemente marcado en la novela, pero el lector puede seguir un camino en la lectura,
delimitado a través de las cartas.
Además, otro ejemplo de este juego temporal, que también ejemplifica la
implementación de la polifonía es el hecho de que se cuente el día de cada personaje
cuando sucede algún acontecimiento importante, tal como el fallecimiento de Juan

12
Manuel Puig, Boquitas Pintadas, Bs. As., Ed. Seix Barral, 2000, p. 165
13
Íbidem, p. 17

9
Carlos (“El día sábado 18 de abril de 1947, a las 15 horas, Juan Carlos Jacinto
Eusebio Etchepare dejó de existir. (…) El ya mencionado día sábado 18 de abril de
1947, a las 15 horas, María Mabel Sáenz de Catalano, aprovechando la presencia de
su madre en la Capital Federal para celebrar la Semana Santa, la dejó a cargo del
lavado de la cocina y llevó a su hija de dos años a tomar sol a la plaza.”)14

14
Íbidem, p. 190-191

10
Conclusión:

Recordemos nuestra hipótesis enunciada: “la novela “Boquitas pintadas” denota


una imagen encubierta de la mujer, quien debe adaptarse a la cultura de la época
aparentando ser dama de sociedad, mientras que al mismo tiempo esconde sus
“pecados”. Esto se ve reflejado en la polifonía, que da lugar a la multiplicidad de voces,
principalmente femeninas.”
A modo de desenlace podríamos afirmar a partir de los puntos expuestos en el
desarrollo de este trabajo que la imagen de la mujer es una marca temporal de la época
en la que se desarrolla la historia. Es decir, que el modelo de mujer establecido según el
período es producto de la cultura y la sociedad de ese entonces.
Tanto la especificidad de la novela, como sus personajes, el armado de la historia
y la figura del narrador, dan cuenta del rol de la mujer en relación al tiempo. La
especificidad del folletín, que como se ha dicho es del agrado del mundo femenino, con
sus narraciones en forma de entregas que mantienen un suspenso e intriga con dosis de
romanticismo. Los personajes, en su mayoría mujeres, que dirigen el rumbo de la obra.
El armado de la historia que es donde se pone de manifiesto el hincapié de la novela, o
sea, la mujer y la sociedad y también en relación a otras mujeres. Y por último, la figura
del narrador que mediante el recurso polifónico adopta las características necesarias
para poder expresar las quejas frente al sistema social impuesto, los deseos, la moral
instalada, etc. que tanto abruman al sexo femenino.
Todas estas particularidades le sirven de herramienta al autor para darle voz a la
mujer en la ficción. Claramente Manuel Puig demuestra un rechazo evidente ante el
machismo de la época, y una asombrosa defensa de los derechos de la mujer, tanto en
igualdad como en posibilidades. Deja más que claro que el sexo débil de la sociedad es
la mujer, ya que vive atada y manipulada por los estereotipos instalados en ella, sumado
a la dominación del hombre. Con esta novela el escritor narra lo que acontecía en la
época, de manera muy marcada, para aludir al desagrado de esa posición social de la
mujer y llevar a la reflexión.

11
Bibliografía:

 Manuel Puig, “Boquitas pintadas, edición con guía de lectura”, Grupo Editorial
Planeta, Buenos Aires, 2004

 Manuel Puig, “Boquitas Pintadas”, Buenos Aires, Editorial Seix Barral, 2000

 Graciela B. Cabal, “Capítulo, la historia de la literatura argentina”, Centro Editor


de América Latina, Buenos Aires, 1981

 María del Carmen Alfano, “Literatura del siglo XX”,


www.literaturasigloxx.blogspot.com

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