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TAKING

THE FALL
CARTER & LAYLA

PARTE II
ALEXA RILEY
Contenido
Taking the Fall
Taking the Fall
Copyright
Dedicatoria
Parte II
Prologue
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
También de Alexa Riley
Contacta con el Autor
C arter finalmente ha reclamado a su mujer y nunca la dejará
ir... Tenerla solo parece haber alimentado su obsesión.
Los viejos demonios vienen por Cherry y está haciendo todo lo
que está en su poder para protegerla. ¿Puede mantenerla a salvo
mientras mira por encima del hombro? ¿Su nuevo secreto lo
enviará al límite? ¿Pueden encontrar paz en el caos?
Tal vez lo que comenzó todo podría darle más de lo que jamás
hubiera soñado.

Advertencia: El volumen 2 contiene más calor sexy, amor dulce y


un macho alfa que haría cualquier cosa por su Cherry.
Copyright © 2015 de Alexa Riley. Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse, distribuirse o transmitirse de


ninguna forma ni por ningún medio, incluidos fotocopias, grabaciones u otros
métodos electrónicos o mecánicos, sin la autorización previa por escrito del editor,
excepto en el caso de citas breves incorporadas en revisiones críticas y ciertos otros
usos no comerciales permitidos por la ley de derechos de autor. Para solicitudes de
permiso, envíe un email a [email protected]

http://alexariley.com/

Nota del editor: esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e
incidentes son producto de la imaginación del autor. Los locales y los nombres
públicos a veces se usan con fines atmosféricos. Cualquier parecido con personas
reales, vivas o muertas, o negocios, empresas, eventos, instituciones o lugares es
completamente fortuito.

Editado por Aquila Editing


Este libro está dedicado a nuestra mejor chica, Jeanette. Ella es
dura como las uñas, no acepta la mierda, pero tiene el corazón
más grande de todos los que conocemos. Nunca nos
separaremos... nos perderemos la charla sobre la comida.
PROLOGO
Carter

P ongo la imagen en su mesita de noche y miro su cuerpo


desnudo, sin querer irme. Cada célula de mi cuerpo me está
llevando a la cama con ella, pero tengo que ignorarlo. Me siento
en el borde de la cama y me permito dos minutos más. He
esperado ocho años para estar tan cerca de ella. Solo necesito dos
minutos más antes de separarnos nuevamente.
Ligeramente acaricio su mejilla y ella se inclina en mi toque.
Ella sonríe un poco y solo puedo esperar que esté soñando
conmigo.
Lo único que podría alejarme de ella es protegerla. No le
mentí, está a salvo y es libre. Estoy fuera y ella nunca tendrá que
preocuparse otra vez, pero voy a encontrar a su padre y lo haré
pagar por todo lo que le hizo. Le dije que regresaría y solo espero
que no me odie por irme así. Si ella me miraba a los ojos y me
pedía que me quedara, lo haría. Así que estoy tomando el camino
más fácil porque no puedo arriesgarme a que alguien vuelva a
perseguirla.
Me duele el alma cuando me levanto y me alejo de la cama. Me
doy la vuelta y me dejo verla por última vez antes de cerrar la
puerta.
–Espérame, nena, –le susurro. Y luego me fui.
CAPITULO 1
Carter

Tres meses después…

–H e dicho que quites tu asqueroso maldito coño de mi cara


antes de que pierda los estribos, –gruño. Tengo un fuerte dolor
de cabeza y esta mierda no ayuda.
–Oh, vamos, papá, no seas así. Puedo sentir que tienes un
gran mástil allí en el que te gustaría que bailara. Déjame llevarte
a la parte de atrás, sin cargo adicional. –La stripper roza mi polla
flácida y me guiña el ojo por encima del hombro. Como que eso
es lo que va a tomar para que la folle. Ella me miró al segundo
que entré en este lugar. Ella me ha estado frotando y está
tomando todas mis fuerzas para no ponerme de pie y ponerla en
su culo. Las tetas falsas y el pelo decolorado pueden serlo para
algunos hombres, pero mi pene solo se pone duro para una
mujer, y esta no es ella.
Solía gustarme lugares como este. Podía entrar, tomar unas
copas con los chicos y aprovechar algunos coños gratuitos, sin
complicaciones, fáciles. Ahora mi polla solo quiere a Layla. La
maldita cosa solo la ha querido desde que la vi hace nueve años.
Me molesta que esta stripper piense que puede tener algo que no
es suyo. A quien estoy engañando, sin embargo; Ni siquiera estoy
seguro de si ya es mío.
La única razón por la que le dejé acercarse tanto es porque no
quiero llamar la atención. Intento mezclarme, lo cual es difícil
para alguien que es tan grande como yo, pero no puedo dejar que
esta chica crea que está obteniendo algo de mí. No estoy seguro
de lo que ella piensa que podría hacer con ella de todos modos, es
una puta ramita, y probablemente la dividiría por la mitad. Solo
me hace echar de menos a mi Cherry, con sus deliciosas curvas
que llenan mis manos. Juro que la piel de mi niña es tan suave
como pétalos de rosa y tan pura como la nieve. Me encanta que
solo me haya tocado.
Cogiendo un poco del perfume de la stripper, me sacó de mis
pensamientos sobre Cherry, lo cual solo me molesta.
–Escucha, Diamond, Mercedes, Daffodil, o como coño te
llames. Si tengo que decirte una vez más que te vayas, te pondré
una mordaza en la boca, te esposaré al escenario y les diré a
todos que hay una prostituta de siete dólares en busca de un viaje
en tren. ¿Sientes eso?
Inmediatamente, ella se levanta y camina hacia la barra.
–Gilipollas, –murmura y es todo lo que puedo hacer para
quedarme en mi silla.
Tomo otro sorbo de mi refresco de club y vuelvo a "ver" el
escenario. He esperado más de una hora para que aparezca mi
informante. Además, aún no he recibido mi informe diario de
Saint, y estoy de un humor de mierda terrible. Me siento como
un yonqui esperando su próxima dosis, mi dosis de Cherry. Tres
meses he estado lejos de ella. Tres malditos meses. Demonios,
estuve ocho años en el trullo, tres meses no deberían ser nada.
Pero después de tenerla, probarla, solo empeoré mi obsesión. A
veces me siento deslizándome en un lugar oscuro, haciendo lo
que he estado haciendo estos últimos meses, y luego pienso en
ella. Es como si fuera mi talismán. Ella domestica a la bestia en la
que puedo convertirme con solo pensar en ella.
Todas las noches me acuesto en la cama, acariciando mi pene
pensando en ella, pensando en su pelo rojo salvaje extendido
sobre la cama mientras ella me deja tomar lo que es mío. Pensé
que masturbarse con ella antes de tenerla era bueno, pero en
realidad tenerla lo hizo mil veces mejor. Ahora sé el sabor de su
coño cuando hago que se corra en mi boca, la sensación de su
apretado y pequeño coño agarrándome cuando se corre con mi
polla. Joder, después de estar en un club de striptease por una
hora, mi polla finalmente se pone dura, pero solo porque estoy
pensando en ella.
Ajustándome, miro hacia arriba y finalmente veo a Frankie
entrando por la puerta. Se dirige a mi mesa y tiene una gran
sonrisa grasienta en su rostro. Se ve como mierda.
Probablemente esté consumiendo de nuevo. Estos tipos nunca
aprenden. Nunca entendí cómo los jefes dejarían a sus hombres
correr por todos lados. Hace trabajo descuidado y el trabajo
descuidado te deja sin vida o hace veinticinco años de vida.
–¿Tienes la información que necesito? –Gruño, yendo directo
al grano. No es mi problema el que él este consumiendo. De
hecho, él puede acabar muerto por todo lo que me importa, pero
solo después de que obtenga la información que necesito.
–Lo siento, jefe, hice mi mejor esfuerzo pero...
No lo dejo terminar. Primero, no soy su maldito jefe. De
ninguna manera hubiera dejado entrar a una hormiga meada de
la comadreja en uno de mis equipos. De pie, dejo caer cinco
billetes sobre la mesa para asegurarme de que nadie llame a la
policía, y luego lo agarro por el cuello, lo levanto del suelo con un
brazo y lo llevo fuera.
Hay un callejón atrás y planeo sacar mis frustraciones en este
soplón. Una buena paliza puede ayudar a alejarme de este borde.
Siento que estoy en este momento.
Echando un vistazo al callejón para asegurarme de que todo
está despejado, lo tiro al suelo y le doy un puntapié. Estoy
bastante seguro de que siento una grieta en las costillas.
–Lo único que necesitaba de ti era un lugar, y no puedes
darme eso. ¿Para quién diablos estás trabajando realmente,
Frankie? No me creo que no tengas algo para mí. Si ese fuera el
caso, no te habrías presentado. Entonces alguien más debe
haberlo hecho.
Lo pateo un par de veces más antes de que sienta ganas de
hablar.
–Me dijeron que te mantuviera en la búsqueda. Juro que es
todo lo que sé, –tose.
Ahí está. Nunca se necesita mucho para hombres como él se
rompan. Otra cosa que no entiendo acerca de estos jefes. Nunca
tengas un hombre en tu equipo que no pueda soportar una buena
paliza. Solo los hace un blanco fácil.
–¿Quién te dijo eso? –Pregunto y me inclino para recogerlo.
Arranco su culo del suelo y lo arrojo contra la pared, escuchando
su cabeza dar un duro golpe contra la pared de ladrillo. Antes de
que caiga, agarro su pecho y lo mantengo allí. –Estoy en al límite
de explotar, Frankie, y harás bien en recordar lo que sucede
cuando no obtengo lo que quiero. ¿Crees que no sé que eres el
primo de Richie? Sí, acabé con ese hijo de puta tan rápido
después de que me traicionó. ¿Quieres aprender de su ejemplo o
repetir su error? Tú decides, –Lo rechazo haciéndole saber que
estoy de acuerdo con cualquier resultado.
Él lucha por respirar, tratando de llenar sus pulmones
alrededor de unas costillas probablemente rotas. Utilizo la mano
que no lo sujeta contra la pared para golpear los lugares que
pateé. Él escupe un poco de sangre, pero finalmente está
tratando de hablar.
–Está bien, está bien, está bien. O'Leary me envió. Él sabe que
lo estás buscando, y él sabe por qué. –Solté el agarre de su pecho
y lo dejé respirar un poco más. Solo escuchar su nombre hace que
mi sangre hierva. –Escuchó que saliste, y ha estado más oculto
desde entonces. Ni siquiera lo vi. Solo usé teléfonos con
grabadora para textos. Carter, hombre, tienes que creerme. Él
tiene vigilados a mi familia. Tenía que hacerlo. –Está llorando
ahora y trato de no poner los ojos en blanco.
–Hoy es tu día de suerte, Frankie. Te dejaré vivir el tiempo
suficiente para decirle que vendrá la venganza. Haces lo que
tienes que hacer para contactarlo, pero cuando eso suceda, le
dices que es mejor que esté listo. Ya viene el infierno. –Dejé caer
a Frankie al suelo y me alejé.
Es de noche y mientras camino hacia mi automóvil miro mi
teléfono para ver si he recibido mi diario de Saint. Está retrasado
con su actualización y me está molestando. Él sabe que es mejor
que mantenerme esperando cuando se trata de ella. Nunca ha
llegado tarde y tengo la sensación de malestar en el estómago de
que algo anda mal.
Cuando reviso la pantalla, muestra que recibí una llamada
perdida de su número. Supongo que Frankie estaba gritando
demasiado fuerte para que lo oyera sonar.
Lo llamo de inmediato y él responde en el primer timbre. Ya le
estoy gritando cuando lo oigo conectar:
–Hace mucho maldito rato que debiste llamarme, yo estaba...
Saint me interrumpe con la frase que tanto he estado
esperando y temiendo escuchar,
–Carter. Ven. Ya.
CAPITULO 2
Layla

–¿C rees que lo sabe? –Pregunto, tratando de adaptarme a una


posición más cómoda en esta maldita cama de hospital. Es como
si trataran de hacerlas lo más incómodas posible.
Jeanette asiente con la cabeza y toma un sorbo de su café.
–Sí, vi a Saint en el pasillo cuando estaba hablando con la
policía.
Entonces Carter debe saberlo. Es todo lo que puedo pensar.
Me pregunto si vendrá. Probablemente no. Estoy segura de que
Saint le dijo que me había derrumbado hace más de un mes, y
que si eso no lo traía de vuelta, un estúpido accidente
automovilístico no lo haría. ¿Por qué le importaría que esté en la
cama de un hospital cuando ni siquiera le importa que tenga a su
bebé? Me da vergüenza tener esta ridícula fantasía de irrumpir en
la habitación del hospital, recogerme y rogarme que lo deje
entrar nuevamente en mi vida. Él me decía que seríamos una
familia perfecta y que nunca más me dejaría. Mis ensoñaciones
son aún más ridículas porque no creo que Carter haya suplicado
nada en su vida.
–¿Te dijo algo? –Le pregunto.
–No. Acabo de darle una peineta, así que creo que entendió el
mensaje.
No estoy seguro de a quién intenta convencer Jeanette. Todos
sabemos que Saint no ha recibido el mensaje. No lo ha
conseguido en el último mes. Ha estado intentando y no ha
podido acercarse a Jeanette nuevamente. Quitándose la chaqueta
y abriendo su bolso, comienza a refrescar su maquillaje y sé que
estoy más que apta para un espectáculo: el show de Jeanette and
Saint.
–Tu médico está muy bueno, ¿no crees? –Me ofrece mientras
aplica brillo de labios.
Sé lo que está haciendo. En realidad lo entiendo Ella está
tratando de fingir que no está haciendo esto por él, porque lo
odia. Nadie entiende eso más que yo.
–Realmente no estaba prestando mucha atención, pero es
todo tuyo, –le digo, preguntándome si ella realmente haría una
obra de teatro para él. Durante el mes pasado se ha estado
vistiendo con la ropa más provocativa que puede encontrar. Se
arregla el pelo y se maquilla y luego espera a que aparezca Saint,
y siempre aparece. Además de eso, ella ha estado coqueteando
con cada hombre al alcance. Normalmente lleva a una pelea
gigante que resulta en que Jeanette y Saint se vayan.
–Solo quiero salir de aquí. Esta cama me está lastimando el
culo, –me quejo, queriendo que la enfermera se apresure con mis
documentos de alta. Estas paredes azules clínicas están matando
mis ojos. Todo lo que realmente tenía era un chichón en mi
cabeza, así que era reacia a ir al hospital al principio, pero quería
asegurarme de que el bebé estuviera bien. No quería correr el
menor riesgo tan temprano en mi embarazo. El doctor dijo que
tanto el bebé como yo estábamos bien. Me golpeé la cabeza con el
volante cuando choqué contra un poste. Gracias a Dios que no iba
más rápido cuando me fallaron los frenos. Solo tengo un chichón
que mañana se pondrá bastante púrpura.
Inclinándose sobre mí, Jeanette presiona el botón de llamada
para que alguien venga a nuestra habitación. En cambio, una voz
viene por el altavoz
–Señorita Matthews, ¿qué puedo hacer por usted?
–Ella quiere salir de aquí es lo que puedes hacer por ella.
Dijiste que estabas haciendo los papeles hace más de una hora, –
dice Jeanette en el mismo tono sin tonterías que le da a los niños
en la biblioteca cuando están actuando.
–Solo cinco minutos más y estarás en camino, –la enfermera
calma antes de dejar caer la línea.
–Pídelo y lo recibirás, Lays, –dice graciosamente Jeanette y
comienza a juntar todas mis cosas.
–¿Crees que es extraño que mis frenos hayan fallado y mi
airbag no se haya disparado? –He estado pensando esto desde
que los policías comenzaron a hacer preguntas. Odio tener
miedo. Pensé que ya me había pasado eso.
–Con Saint apareciendo en todas partes como un jodido gato
en la caja, creo que estás bien, –responde y no estoy segura de si
me está diciendo la verdad o tratando de mantenerme en calma.
–Oye, me quedaré contigo si quieres. Podemos tener una
pequeña fiesta de pijamas.
–Nah, solo quiero tomar un baño, tal vez tocar el piano un
poco y luego ir a la cama, –le respondo. En verdad, me encantaría
que se quedara. Me sentí tan sola desde que Carter se fue, lo cual
es una locura porque solo lo tuve por una noche. Básicamente
estuve sola toda mi vida, así que debería estar acostumbrada. Por
la noche, sigo soñando con nuestro tiempo juntos. Estoy
bastante segura de que mis hormonas del embarazo lo están
haciendo parecer mejor de lo que realmente era. Sí, sigue
diciéndote eso, Layla. Eso fue increíble.
Puedo ver que me está estudiando y me alivia cuando la
enfermera y el doctor entran antes de poder decir algo.
–Muy bien, señorita Matthews, parece que está lista, pero
llamé y le deje un mensaje a su ginecólogo y le dije que llamaría
para hacer una cita de seguimiento. Si necesita algo antes de eso,
siéntase libre de llamarme.
–¿Tienes una tarjeta o algo así? –Pregunta Jeanette al
atractivo médico de mediana edad. Jeanette dijo que estaba
caliente, y aunque es fácil de ver, realmente no es su tipo. En
absoluto. Ella gravita hacia los oscuros, peligrosos que parecen
que podrían romperle como una ramita quebradiza. El doctor es
guapo de una manera más femenina. Tiene cabello rubio oscuro
que parece haber sido cuidadosamente diseñado. Está usando su
uniforme y su bata de hospital, pero están bien planchados y
obsesivamente limpios. Él y Jeanette se verían como Ken y Barbie
uno al lado del otro, pero no creo que sea así. Él está muy bien
adaptado para ella.
–Claro, –dice, sacando una tarjeta de su bolsillo delantero e
intentando dármela. Antes de que pueda sujetarlo, Jeanette me la
quita la mano.
–¿Te importa si la uso? –Ella ronronea coquetamente, dándole
una mirada que tiene a la mayoría de los hombres comiendo de
su mano. Entre su aspecto y su audacia, nunca he visto a un
hombre que no podría tener por las pelotas.
–Cualquier cosa que… –el documento se corta por un fuerte
gruñido y sé que es Saint sin tener que mirar. Él se acerca y le
arrebata la tarjeta de su mano.
–Harás al doctor realmente feliz de que ya esté en el hospital y
ya basta de esta mierda, –Saint gruñe y guarda la tarjeta en su
bolsillo.
El doctor le mira a Saint desdeñosamente antes de sacudir la
cabeza y salir de la habitación, diciéndole a la enfermera que me
libere. Probablemente sea bueno que él no comentó nada.
–¡Imbécil! Nunca voy a follar contigo acechando. Una mujer
tiene necesidades, sabes, –Jeanette le responde.
–Mamá, ¿tienes necesidades? Tengo una boca y una polla aquí
para cumplirlas. Vas a conseguir que mate a alguien, –ladra
Saint, pasándose las manos por el pelo como para calmarse.
–¿Qué parte de 'caer muerto' no estás entendiendo, Saint? –
Pregunta Jeanette.
–La parte donde cada vez que lo dices, tus pezones se ponen
duros y sé de hecho que tu coño está húmedo para mí. Si no
estuviéramos en un hospital en este momento y no tuviera nada
que hacer, te lo mostraría.
–Que te jodan, –ella responde y se gira hacia mí,
despidiéndolo. Ella debe estar bastante molesta porque
normalmente le gusta ir mano a mano durante unos buenos
quince minutos. –¿Estás lista? –me pregunta ella.
Todavía estoy mirando a Saint porque no me importa lo
enojada que esté con él, todavía estaba bastante caliente. Me
sorprende que aún no se haya resquebrajado. Todavía estoy
enojada con el chico, pero hay algo sobre él que me hace sentir
como él. Da miedo cuando quiere, pero siempre es rápido para
descifrar una broma o para aligerar el estado de ánimo. Pero
aunque él y Carter difieren en ese sentido, son demasiado
parecidos para que no duela estar cerca de Saint.
–Sí, solo dame un segundo, –le digo. Me meto al baño y me
quito la bata del hospital.
Cuando salgo, Saint está solo y apoyado contra la puerta.
–Lo siento, podría haber dicho algo de mierda y ella se fue. Le
dije que te llevaba a casa y que no era negociable. –Puedo ver el
dolor en sus ojos. Me da envidia que Saint está aquí e intenta
hacer que Jeanette lo lleve de regreso. Debe ser agradable tener a
alguien luchando por estar contigo.
Al tirar el resto de mis cosas en la bolsa del hospital, Saint lo
toma y caminamos en silencio hasta su automóvil. Cuando
estamos casi en casa, mi teléfono suena con un mensaje de
Jeanette.

Jeanette: Lo siento, tuve que alejarme de él. A salvo en casa.


¿Necesitas algo?
Yo: No, estoy casi en casa. Voy a tomar un baño largo e irme a
la cama. Hablamos mañana. Te amo.
Jeanette: te amo también xoxo

–¿Ha llegado a casa, está bien? –Pregunta Saint.


–Sí. Solo dale más tiempo.
–Soy un hombre paciente, Layla, pero mi paciencia está
empezando a agotarse. –Esto me rompe el corazón un poco. Por
mucho que siga enojada con Saint por mantenerme en secreto
sobre Carter, odio ver a dos personas que podrían estar juntas
lastimándose. No puedo y no estableceré un paralelismo con mi
situación con Carter. Él no me quiere, pero estos dos podrían
estar juntos si realmente lo quisieran. Sé que Jeanette aún lo
quiere, pero se está conteniendo.
–No te rindas, Saint. Ella necesita a alguien como tú.
–Sé que lo hace, pero nunca dije que me estaba dando por
vencido. Solo que mi paciencia se está agotando y puede que no
le guste cuando se acabe. La dejo jugar sus juegos por ahora
porque le hace pensar que ella tiene el control y sé que ella
necesita eso.
Lo miro y realmente lo asimilo. Siempre es sucio y grosero,
pero es mucho más observador de lo que me di cuenta.
Al entrar en mi camino de entrada, Saint sale del auto para
caminar y abrir la puerta de mi lado del automóvil.
–Déjame hacer una revisión de la casa, me hará sentir mejor,
–dice. Sé que no está preguntando, pero también quiero que él lo
haga. Me hará sentir mejor después de todo lo que sucedió hoy.
Todavía estoy ansiosa por la posibilidad, por remota que sea, de
que alguien trate de lastimarme. Me hace preocuparme por
Carter también.
–Él está bien. Hablé con él hoy, –dice Saint, confirmando que
realmente es más observador de lo que le había dado crédito.
–Gracias, –le digo, abriendo la puerta y dejándolo entrar a la
casa. No le lleva mucho tiempo atravesar mi pequeño lugar, y me
doy cuenta de que parece conocer su camino. Lo espero en la
puerta y no hago ningún comentario, porque no quiero saber por
qué conoce mi casa tan bien.
–Parece todo tranquilo. Revisaré el exterior antes de
marcharme, –dice mientras sale.
–Gracias, Saint.
–Me alegra que estés bien. Sé que no me crees, pero Carter
estaría perdido si hubieras resultado herida.
–No quiero hablar más de él, Saint. Entiendo que quieres
volver con Jeanette, pero ¿podemos dejar todas y cada una de las
menciones de Carter fuera de esto? He seguido adelante.
–Lo tengo, –dice, sin creerme del todo. –Bloquea la puerta y
configura la alarma. Adiós, Layla. –Se va y cierra la puerta detrás
de él. Me aseguro de que él no vea rodar los ojos. He vivido sola
durante cuatro años y sé cómo cuidarme.
Bloqueo la casa y me dirijo a mi baño. Opto por tomar una
ducha caliente en lugar de un baño. Todo lo que quiero es
eliminar el olor del hospital. No me molesto en vestirme,
simplemente me pongo mi bata rosada y agarro mi Kindle. Mi
barriga retumba ruidosamente y me doy cuenta de que no he
comido hoy. No tengo ganas de hacer nada, así que solo pido
chino.
Estoy llegando a una parte muy jugosa en mi libro cuando
suena el timbre, lo que me hace saltar. Calculando que es mi
comida para llevar, tomo mi billetera, apago la alarma y abro la
puerta.
–¿Así es como abres una jodida puerta, Cherry? –Gruñe
Carter. Retrocedo en estado de shock y termino tropezando con
mis propios pies, cayendo sobre mi trasero.
Mi corazón comienza a latir con fuerza en el sonido de su voz.
Al levantar la mirada hacia él, veo que su rostro está en una
mirada dura y su mandíbula apretada. Es tan grande como lo
recuerdo, pero juro que su efecto sobre mí se magnifica. Después
de todo, ahora sé cómo besa, cómo se sienten sus manos
mientras acarician mi piel, cómo se siente ser dueña de él.
Instantáneamente él está sobre mí, levantándome del piso
como si no pesara nada. Automáticamente envuelvo mis brazos y
piernas alrededor de él para evitar caerme. Pateando la puerta se
cerró con su pie, camina hacia el sofá, cayendo sobre él, así que
termino a horcajadas sobre él. Sé que debería estar voceándole y
gritándole, pero mi cuerpo simplemente se aferra al suyo, y
entierro mi cara en su cuello. Me sentí asustada todo el día y
finalmente me sentí segura otra vez. Es como si se hubiera
llevado todas mis preocupaciones con solo su presencia.
Ahí es cuando me golpea. Mi momento de alivio es barrido por
la tristeza y los celos. Todo lo que puedo olerle es perfume barato
de mujer. Lo pierdo. Enfadada, me aparto de su regazo. ¡Dios!
Pensar que me acurruqué a su alrededor como un cachorro leal.
Aquí estoy aferrada a él, ¿y él pasó su noche con otra mujer? ¿Qué
pasó con todo eso de "Soy tuyo y eres mía?" Juro que puedo
sentir mi tatuaje de su nombre quemándome la piel.
–Apestas, Carter. Hueles a otra mujer. Entiendo que no
quieres estar conmigo, pero, Jesús, ten compasión.
–No es lo que piensas, Cherry, –dice Carter en voz baja. Él
comienza a levantarse y levanto mi mano, no queriendo que se
levante. Él se cierne sobre mí, llenando mi campo de visión
completo. Él es fácilmente más de un pie más alto que yo, y
ahora mismo necesito estar en el mismo nivel que él.
–No te creo. Mira, tienes este problema de mentirme y huir.
Simplemente eres ese tipo de hombre, –le lanzo las palabras
mientras mi enojo obtiene lo mejor de mí.
–Nunca te he mentido, –recorta.
–No importa. No quiero pelear por esto y he terminado de
llorar. Te dejo ir, –le digo con fuerza. Tal vez si soy lo
suficientemente enérgica con mis palabras, incluso yo las creeré.
–¿Me estás dejando ir? –Dice en un tono que implica que lo he
perdido. Quizás yo sí. Dios, ¿por qué tiene que ser tan hermoso?
Aparto mis ojos de él y cambio mi mirada a mis pies.
–No puedo justificar esto para mí más. Lucho conmigo misma
tratando de racionalizar tus acciones. Repaso una y otra vez todo
lo que pasó entre nosotros en mi cabeza. Me estoy volviendo
loca. Cada vez que me entrego a ti, es solo un desperdicio de mi
amor. Déjame tranquila, Carter. –Puse mi mano sobre mi vientre
y sus ojos se dirigieron hacia allí. –Déjanos en paz. Por favor.
Ojalá pudiera sonar más dominante, más convincente, pero
no puedo. Siento que mis hombros caen en derrota y cierro los
ojos fuertemente.
El silencio es ensordecedor.
CAPITULO 3
Carter

¿A caba de decir "nosotros"? Ella no dijo "nosotros". ¿Lo dijo?


Miro a Layla mientras se para sobre mí y veo que sus hombros
comienzan a temblar. Observo con horror cómo las lágrimas
comienza a correr por sus mejillas.
–No, no, no, no, no, –canto, de pie y levantándola de nuevo. –
No llores, nena, por favor no llores.
Me dirijo a su habitación con ella en mis brazos cuando suena
el timbre.
–¿Quién coño es? –Pregunto.
–Mierda. Ese es el chino que ordené, –dice Layla con voz
ronca.
–Me ocuparé de eso, –le digo y la suelto. Camino hacia la
puerta, la abro y veo al chico que sostiene la comida. Saco
algunos billetes de mi bolsillo y los meto en su mano,
murmurando un "gracias" mientras agarro la comida y le cierro
la puerta en la cara. Doy vuelta al candado, pongo la alarma y
luego tiro la comida al refrigerador. Me acerco a mi chica
mientras me mira con recelo y la levanto en mis brazos.
–Puedo caminar, sabes, –ella resopla.
Ignoro su protesta y la llevo al otro lado de la habitación y por
el pequeño pasillo hasta su habitación. No puedo manejar sus
lágrimas y ver su malestar rompe mi corazón.
La llevo a su habitación y la coloco suavemente en el borde de
la cama. Me enderezo y miro su pequeño cuerpo. Siento mis
instintos de protección sobre mí.
–Cherry, cariño, mírame, –exijo. Sé que ella necesita que
tome el control. Así es como trabajamos, y ahora no es diferente.
Ella me mira con grandes ojos llorosos y es todo lo que puedo
hacer para no romperme con ella. Estos meses pasados, alejado
de ella, me han hecho pedazos en mi interior. Ver que ella me
aleja es suficiente para terminar conmigo. Me estiro para
sacarme la camisa. Necesito quitarme este maldito hedor y
obtener el olor de mi chica donde debería estar, en mí.
Ella mira mi pecho desnudo y luego vuelve a mirarme a los
ojos.
–Cherry, te lo explicaré todo. Lo juro. Pero en este momento,
necesitas explicar lo que querías decir con 'nosotros'.
Ella rompe el contacto visual y mira por la ventana.
–No pretendas que no sabes, Carter. Estoy seguro de que Saint
fue y te habló el día que se enteró. Está bien. Lo que sea. El bebé y
yo no te necesitamos hace tres meses y estamos seguros de que
no te necesitamos ahora.
Sus palabras me envían al borde y me arrodillo frente a ella.
–¿Bebé? –Susurro.
Ella me mira, la confusión escrita en su rostro.
–¿No lo sabías? –Pregunta, tentativamente. La esperanza se
desliza por su hermoso rostro. Ella extiende su mano para
tocarme, pero luego se detiene y deja que caiga a su lado. Verla
detenerse de tocarme duele más que si ella me hubiera matado.
Por primera vez en mi vida, siento lágrimas en mis ojos.
–Un bebé, –susurro de nuevo y dejo caer mi cabeza en su
regazo. Ella está usando solo una bata de baño y se deshace con
el movimiento. Si esta va a ser la primera vez en mi vida que
lloro, no quiero que me vea hacerlo. Ni siquiera lloré cuando
perdí a mis padres. Envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y
entierro mi cara contra su vientre. –Mi bebé, –jadeo, y siento
lágrimas calientes en mi mejilla.
Layla comienza a frotar mi cabeza y mis hombros y siento que
ella también empieza a llorar.
–¿Realmente no sabías? Dios, Carter, pensé que no me
querías. ¿Dónde has estado? ¿Por qué me dejaste? He sido
miserable sin ti.
–Cherry. Solo dame un segundo para sentir esto. Te contaré
todo. Solo quiero tener este momento. Por favor. –Oigo mi voz
romperse.
Estoy de rodillas, sosteniendo su cuerpo desnudo en mi pecho
desnudo por lo que parece una eternidad. La escucho reír un poco
y olfatear, y sé que ella está disfrutando este momento también.
Muevo mi cabeza para que mis labios estén contra su vientre y
empiecen a hablar.
–Oye, pequeñín, soy tu papá. Te amo mucho a ti y a tu madre.
–Le beso su suave barriga una vez y me echo hacia atrás para
mirarla. Ella tiene una gran sonrisa en su rostro y finalmente
siento que mi mundo está completo. ¿Quién hubiera pensado que
mi camino de venganza me hubiera llevado a lo que me fue
quitado?
–¿Chico pequeño? Es un poco pronto para saber lo que
tenemos, Carter".
–Un hombre puede soñar, ¿no? Estás aquí, así que mi primer
sueño se hizo realidad.
Cherry pone los ojos en blanco ante mi broma coja, pero sé
que se lo está comiendo. Alzo la mano y froto sus lágrimas
sobrantes y beso cada mejilla. Muevo los brazos hacia abajo y le
quito la bata de los hombros.
–Carter, espera. Primero quiero hablar, –dice, y hace un
movimiento para cubrirse.
–Cherry, mi amor, han pasado tres meses desde que probé tu
miel. Voy a hablar, pero va a ser mugido.
Layla se ríe y me permite terminar de quitarle la bata. Una vez
que está completamente desnuda, me pongo de pie y me quito
los pantalones y las botas lo más rápido posible. Miro su
hermoso cuerpo desnudo frente a mí, y noto algo en sus costillas.
–¿Qué tienes en ese lado, Layla?
Veo el rojo extendido por sus mejillas y siento que está
ocultando algo. Me acerco y aparto su brazo para poder ver qué
hay en su cuerpo perfecto. Ahí es cuando lo veo. Mi nombre
tatuado en sus costillas en tinta negra.
–Oh, Cherry. ¿Por qué marcarías tu hermoso cuerpo con mi
nombre? No soy digno de esto.
–Lo hice el día que desperté y te fuiste. Sabía que sin importar
lo que pasase siempre serías parte de mí. Quería tener una
representación física de lo que llevo en mi corazón.
Me inclino y beso el tatuaje de mi nombre. Lo trazo
ligeramente con mis dedos y lo beso de nuevo. Sé que no merezco
esto de ella, pero ver mi nombre en ella, sabiendo que ella lo
puso allí, me hace sentir una altura de diez pies.
–Gracias, cariño, me encanta. Y te amo.
Me muevo detrás de ella y me recuesto en el medio de la cama.
–Ven y siéntate en mi cara, Cherry, necesito que me traigas
todo tu dulce coño.
Ella se sonroja de pies a cabeza, pero se me sube encima. Se
arrastra tentativamente por mi cuerpo, así que la agarro por las
caderas y la muevo hacia donde la quiero.
–Dije que te pusieras en la cara, Cherry. No me hagas volver a
decirlo.
Ella alcanza y agarra la cabecera. Agarro sus caderas y golpeo
su coño contra mi boca. Ambos dejamos salir fuertes gemidos y
siento goteo de mi polla en mi vientre. Joder, me he perdido este
sabor.
La como a un hombre hambriento devoraría en una fiesta,
gimiendo de placer ante su gusto. Intento hablar pero me niego a
quitar mi boca de mi delicioso placer. Mis palabras salen como
un gemido confuso.
–¿Qué diablos acabas de decir, Carter? –Dice Cherry con voz
divertida mientras continúa moviendo sus caderas, arrastrando
su dulce coño por mi boca.
Retrocedo un poco para que ella pueda oírme más claramente.
–Dije que no había tocado a otra mujer desde el día en que te
conocí, y no iba a comenzar solo porque estuvimos separados por
tres meses. –Lamo su coño entre mis palabras, y sus jugos de
miel comienzan a agotar por mi barbilla.
Le chupo el clítoris y luego, de mala gana, levanto mi cabeza
para contarle lo que sucedió. Sé que ha estado preocupada, pero
no tenía idea de que estaba embarazada.
–No sabía sobre el bebé, Cherry. Lo juro. Hubiera regresado
inmediatamente si lo hubiera sabido. –Ella trabaja sus caderas
contra mi boca y mis manos van a sus nalgas para ayudar a su
cuerpo. –Estoy tan feliz, Cherry. Estoy tan jodidamente feliz de
que estés embarazada de mi bebé. –Lamo profundamente dentro
de su coño y comienza a latir con necesidad. –Eso es, cariño,
córrete por toda mi cara. Quiero tu crema sobre mí. Joder, trabaja
ese coño, y bájate de mí. Haz que mi cara sea tu juguete, Cherry.
Ella grita y acaricia su clítoris contra mi cara. Deslizo un dedo
en su coño y lo hago agradable y húmedo. Joder, ella está
apretada. Luego la llevo de vuelta a su trasero y la froto allí. Ella
gime más fuerte y siento que está cerca de correrse. Chupo su
clítoris en mi boca y al mismo tiempo paso mi dedo por su anillo
apretado. Entonces la golpea, y mi Cherry se corre por mi barbilla
mientras grita mi nombre. Siento sus jugos correr por mi cuello y
lo pierdo. Me corro por todo el estómago mientras ella monta mi
boca hasta el final. Ni siquiera toqué mi polla. Solo su gusto y su
sentimiento me hicieron reventar mi orgasmo muy bien.
Cuando Cherry desciende de su pico, le froto suavemente las
piernas y el culo, mostrándole con mi cuerpo lo que significa
para mí. Amo cada centímetro de ella, aunque a veces es difícil de
decir. Intento que ella lo sienta.
Crecí sobre todo en las calles después de que mataron a mis
padres. No éramos la familia perfecta de ninguna manera, pero
nos arreglamos hasta que nos la quitaron. Pensé por un tiempo
que no tenía futuro, así que no es una sorpresa que nunca haya
dicho ‘te amo’ antes que ella. Mierda, nunca lo escuché antes de
Layla tampoco. Nunca quise tener hijos, pensando que solo sería
un padre de mierda, pero ahora sé que puedo ser el papá que
nunca tuve. También sé que Cherry estaría a mi lado. Con ella
siento que puedo hacer cualquier cosa, tener todo.
En el momento en que dijo "bebé", supe que eso significaba
que ella nunca estaría libre de mí. Ella estará atada a mí para
siempre, y nunca la dejaré ir.
Ayudo a Cherry a quitarse de la cara y hacer que se estire sobre
su espalda. Me muevo sobre su cuerpo y apoyo algo de mi peso
con mis codos. Mi semen cubre mi estómago y siento que se frota
entre nuestros cuerpos. Cherry baja la mano para tocarlo.
Todavía estoy duro, pero verla tocar mi semen me pone aún más
duro.
Se lleva el dedo a la boca y lo lame. De repente, mis labios
están sobre los de ella. Puedo saborear mi semen y sus jugos
mezclados en nuestras lenguas. Ella agarra mis hombros y
brazos y me acerca lo más cerca posible de ella. La respiro y todo
lo que quiero hacer es vivir en este momento para siempre.
Rompo el beso, porque ella merece saber cómo me siento.
–Te amo, Layla, –respiro y solo miro su hermosa cara. –Nunca
te dejaré otra vez.
Ella me mira directamente a los ojos y asiente con la cabeza.
–Yo también te amo, Carter, pero no vuelvas a hacerme eso
nunca más. Tienes que hablar conmigo. Ya no soy una niña
pequeña.
Muevo mis caderas y coloco mi polla dura como una roca en su
apertura.
–Confía en mí, Cherry. Sé muy bien que eres una mujer. –Me
detengo antes de entrar porque tengo un pánico repentino. –Oh
mierda, Cherry. ¿Podemos hacer esto? ¿Puedo follarte mientras
estás embarazada? Quiero decir, sé que la gente lo hace, pero mi
polla es enorme, y estoy bastante seguro de que no hay suficiente
espacio en ese apretado coño para todo.
Ella se ríe un poco y mueve sus caderas, como para darme la
bienvenida.
–Carter, por favor. Es completamente seguro.
–No lo sé. Creo que debería follar tu culo. He estado queriendo
reclamarte allí también, y esto es una razón tan buena como
cualquier otra. –Esto me parece razonable hasta que tenga la
oportunidad de buscar esa mierda o llamar a un médico mañana.
Sus ojos se agrandan y niega con la cabeza.
–Carter, eres demasiado grande para encajar allí. No podré
hacerlo.
–Cherry, no estaba pidiendo permiso. Te lo digo, voy a joderte
el culo. Tú y yo no somos una democracia. Tu cuerpo es mío.
¿Recuerdas?
–Pero…
–Dije que te estoy follando el culo. Conversación cerrada.
Confía en mí, mendigarás cuando termine contigo. Te daré un
descanso y solo tomaré tu coño esta noche, pero vas a tomar mi
polla en cada hoyo. ¿Me tienes? Y recuerda, pequeña Cherry, la
respuesta es siempre "sí, Carter".
Ella me lanza una mirada malévola que es tan linda como la
mierda, luego, a regañadientes, asiente con la cabeza y dice:
–Sí, Carter.
–Buena chica. Ahora quédate quieta. No quiero hacerte daño
mientras me meto en este dulce coño.
Me acomodo y trato de tener cuidado mientras lentamente
hundo mi polla en su apretado coño.
–Joder a Cristo, es demasiado jodido. Es más apretado de lo
que recuerdo, nena. Joder. No voy a durar.
–Tal vez es tan apretado porque no se acostumbra lo
suficiente, –dice ella.
–¿Eso es así? –Gruñí. –Supongo que tendré que hacer algo al
respecto, ¿no?
Ella mueve sus caderas e intenta que acelere.
–Por favor, Carter, más rápido. Necesito más, por favor.
–Sabes que no tomas las decisiones cuando estoy dentro de ti,
Cherry, –le digo, apretando los dientes mientras trato de
mantener el control.
–Por favor. Te he extrañado mucho. Me dejaste sin decir una
palabra. Te necesito.
Su súplica es mi perdición y empiezo a acelerar mi ritmo. Le
doy lo que ambos queremos cuando estoy hasta el fondo y
empujando dentro de ella. Miro hacia abajo y veo mi pene
cubierto con su crema. Me estimula y se lo doy, duro. Tengo que
mirar hacia otro lado porque ver mi pene entrar y salir de su coño
apretado es demasiado para mí. Nunca duraré. Gruño y gruño y
Cherry se aferra a mí con sus brazos y piernas. Aprieto los
dientes y trato de prolongar mi orgasmo y siento las venas que
sobresalen de mi cuello.
–No puedo durar, cariño, tienes que llegar allí. –Siento que la
pequeña mano de Cherry se dirige a su clítoris y comienza a
frotarse furiosamente. Después de dos bombeos más, siento que
sus dulces paredes de su coño me aprietan mientras corre. Eso es
todo lo que se necesita y me corro duro y profundo dentro de ella.
Estoy tan reprimido por meses lejos de ella que parece que cada
gota de fluido que tengo es absorbida por el coño hermético.
Me colapsé sobre ella con todo mi peso y ella dejó escapar un
pequeño chillido. Inmediatamente me doy cuenta de lo que hice
y salto de la cama.
–Oh Dios, quédate quieta. Llamaré a una ambulancia.
Me giro e intento localizar mis pantalones para encontrar mi
teléfono.
Escucho a Cherry reír a carcajadas detrás de mí mientras gateo
por el piso, tratando de encontrar mi ropa.
–Carter, estoy bien. No me lastimaste Vuelve a la cama. –La
escucho acariciar la cama.
Me levanto y miro su cuerpo desnudo.
–No te rías, Cherry. Olvidé cuando te estaba follando el ser
amable, y luego simplemente aplasté al bebé. ¡Esto es una
emergencia! ¡Deja de reír!
Veo su cuerpo temblar mientras trata de contener su risa y me
siento como un idiota por lastimarla. Ella levanta una ceja y
luego extiende sus muslos, dejándome ver su coño lleno de mi
semen.
De repente, no puedo recordar nada por lo que estaba
entrando en pánico. Todo mi enfoque está entre sus piernas.
–Carter, estoy bien. Ven a la cama y habla conmigo.
A regañadientes, me doy por vencido y me arrastro de regreso
a la cama con ella. Me acuesto frente a ella y jalo su cuerpo contra
el mío. Sus manos van a mi pecho sobre el tatuaje de su nombre y
su cabeza apoyada en mi brazo, como lo haría sobre una
almohada. Mi otra mano va a su vientre y la sostengo allí
protectoramente. Tiro mi gran pierna sobre las suyas,
abrazándola y tan cerca de mí como sea posible. No quiero que se
escape de mí. No estoy seguro de cómo tomará lo que voy a decir.
Joder, ni siquiera estoy seguro de cuánto le voy a decir. Pero su
padre va a morir por mis manos.
–Estaba buscando a tu padre, Cherry.
Siento que se pone rígida pero no rompe el contacto visual. No
estoy seguro de lo que ella recuerda de esa noche. Cuando llegó a
ver quién era su padre realmente.
–Estaba en un club de striptease conociendo a un informante,
y antes de que te enojes, no toqué a ninguna de ellas. Una se rozó
contra mí y eso es lo que me oliste antes. –Ella me mira con odio
pero asiente con la cabeza. –Sabes que no puedo mirar a otra
mujer. ¿Cómo podría tocar a una? Eres mi única, nena. Mi primer
y último amor. No vuelvas a cuestionar eso. –Me inclino para
acariciar su cuello y darle un pequeño mordisco. Me gusta dejar
pequeñas marcas en ella, viéndolas en su cuerpo.
Ella alcanza y frota un lado de mi cara.
–Yo también, Carter, –susurra.
–Descubrí algunas cosas que necesitaba saber, pero tu padre
todavía está muy bajo tierra. Pasé los últimos tres meses
tratando de llegar a él y establecer una casa segura para nosotros.
La casa es mía. Lo mejoré todo y lo cambié, así que básicamente
es una fortaleza en la que vivir. Iremos allí tan pronto como
podamos. Cuando te dije antes que eras libre y que estabas a
salvo, mientras estés vivo, pero tengo un mal presentimiento
sobre lo que ha estado haciendo tu padre en los últimos años.
Necesito saber que tú y mi bebé están a salvo. –No quiero
asustarla con todos los detalles de lo que O'Leary ha estado
haciendo mientras estuve en prisión, pero ella necesita saber que
las cosas van en serio.
–¿Es esta la noche que no recuerdo? –Pregunta.
Sé que esto marca el comienzo de una conversación que he
estado temiendo.
–Sí, nena, lo es. Esa noche sucedió que estabas tratando de
venirte conmigo.
Veo la expresión de asombro en su rostro y sé que ella no
recuerda nada de esto.
–Ese día tu padre descubrió quién era en realidad y estaba
planeando sacarme.
Respira profundamente y le paso el pulgar por los labios,
silenciándola antes de que pueda preguntar. Quiero sacar esto.
–Sabía que venía y no podía arriesgarme a que te atraparan en
el fuego cruzado. Así que te dije que hicieras una maleta y te
encontraras conmigo. Nunca había huido de nada en mi vida,
pero estaba dispuesto a hacerlo por ti, para salvarte y porque te
amaba. Cuando uno de los hombres de tu padre te encontró
haciendo las maletas, te apaleó e informó a tu padre. Te iba a
usar como cebo para atraerme fuera de mi escondite. Estaba
dispuesto a sacrificar a su propia hija solo para vengarse de mi
traición. Él no lo sabía, pero tenía los ojos puestos en ti, Cherry.
Nunca te pierdo de vista. Llegué justo a tiempo para salvarte,
pero tuve que matar en el proceso y no me arrepentí ni un
segundo después de que sucedió. Hice lo que tenía que hacer para
mantenerte con vida, incluso si eso significaba que me iba a ir.
Tomando una respiración profunda le doy más. Necesito que
sepa que su padre no es una persona segura para ella.
–Tu padre logró escapar antes de que yo pudiera tratar con él.
Cuando llegué a ti, te habían golpeado tan mal...
–Carter, estoy bien, –susurra, besando suavemente mis
labios. Me doy cuenta ahora que la estaba apretando más cerca.
No entiendo cómo ella puede estar bien con esto. Fue mi culpa
que ellos hicieran lo que le hicieron a ella. Y ella está tratando de
hacerme sentir mejor.
–Vi tu respiración superficial y llamé a la ambulancia. Esperé
a que aparecieran y te llevaran antes de marcharme. Así es como
la policía me atrapó por el asesinato. Nunca lo negué y obtuve un
acuerdo de culpabilidad porque le informé sobre su padre y sus
tratos. Ahora que estoy fuera de la cárcel, él busca venganza.
Ella toma todo esto y solo me mira con ojos amplios.
–Eso es suficiente por esta noche, Cherry. Ambos tuvimos un
gran día y no voy a ir a ninguna parte. Déjame abrazarte mientras
dormimos, y por la mañana podemos hablar un poco más, ¿está
bien?
A regañadientes, ella está de acuerdo.
–Está bien, Carter, pero mañana, quiero todo.
–Es adorable cuando exiges cosas. Ahora a dormir, cariño. Te
tengo.
Lleva un tiempo pero finalmente siento que se da por vencida.
Me quedo allí, solo sosteniéndola por un largo tiempo antes de
que mi cuerpo ceda también. Entonces sueño con Layla, siempre
con Layla.
CAPITULO 4
Layla

S uavemente sacando la mano de Carter de entre mis piernas


para que no lo despierte, me doy la vuelta y lo miro. Él me abrazó
tan fuerte anoche, como si temiera que pudiera desaparecer si
dejaba un espacio.
Incluso en el sueño se ve tan intimidante. Él está construido
como un tanque maldito. El solo hecho de estar junto a él me
hace sentir tan pequeña y protegida. Y ese sentimiento se
magnifica cuando me lleva. Su gran cuerpo cubre el mío,
controlando cada momento y cada parte de mi placer. Todos sus
grandes músculos se tensan y flexionan mientras conduce dentro
de mí. Es como si mi cerebro simplemente se apagara, y puedo
perderme en el placer que da. Nunca me he sentido tan libre
como lo hago con él.
No puedo evitar rastrear su tatuaje de mi nombre con mi
dedo. Cada vez que veo mi marca en él, hace que mi cuerpo
explote con la piel de gallina. Tener a Carter aquí ahora significa
todo para mí. Anoche traté de luchar contra el sueño. Tenía tanto
miedo de que si dejaba que me hundiera, me despertaba para
encontrar que se había ido otra vez. Me hubiera roto en mil
pedazos.
Justo cuando pensaba que había terminado con Carter, volvió
y destrozó todo lo que creía conocer. He soñado con este día por
tanto tiempo. Despertar con él, despertar con la comprensión de
que él es mío y yo soy suya, parece que mi sueño se hizo realidad.
Después de todo lo que me dijo anoche, todo se siente tan
agridulce. Todavía no recuerdo gran parte de esa noche hace ocho
años, pero me han vuelto las cosas. Sé que ahora era Carter con
quien estaba huyendo y que mi padre quería usarme contra él. No
sé si eso es algo que nunca entenderé. Sabía que mi padre era un
hombre malvado, pero nunca pensé que él dirigiría ese mal hacia
mí. Esperaba que algunas de esas pesadillas no fueran ciertas,
pero ¿por qué Carter me mentiría?
La forma en que reaccionó cuando descubrió que estaba
embarazada hizo que mi corazón se derritiera. Deslizando mis
dedos por sus abdominales, trazo más de sus tatuajes. Sigo yendo
hasta que alcanzo la sábana que apenas lo cubre, cuando veo que
su polla se mueve. Al levantar la vista, veo que todavía está
durmiendo y, por una vez, se ve relajado. Se ve mucho más joven
de esta manera, incluso con sombras de vello facial entrando.
Realmente no tuve la oportunidad de explorar el cuerpo de
Carter. Él siempre es el que dirige cómo van a ir las cosas, así que
voy a disfrutar estos momentos mientras pueda.
Deslizando la sábana de su polla lo miro fijamente, tratando
de guardar esta deliciosa imagen en la memoria. Su polla es larga
y gruesa, y juro que sabe lo que estoy pensando. Se esfuerza hacia
mí, como si el cuerpo de Carter estuviera en sintonía conmigo.
Poniéndome de cuatro patas, me inclino y lamo la cabeza antes
de cerrar mi boca alrededor de él. Carter es grande y no puedo
meterle mucho en la boca. Uso mis manos para moverme a lo
largo de su eje para que toda su polla sea amada. Nunca he
explorado la polla de un hombre, y mucho menos haber llevado
una en mi boca, pero he visto videos y leído libros, así que siento
que tengo algo de entendimiento sobre qué hacer. Puedo
probarme con él de la noche anterior. Puedo oler nuestra pasión,
y no puedo evitar el gemido que hago a su alrededor.
Escuché un gemido estrangulado en la garganta de Carter, y
sus caderas empujaron hacia delante, empujando su pene hasta
la parte posterior de mi garganta. Su empuje me causa náuseas,
pero no me importa. Solo me estimula. Parece que cuanto más
chupo, más fácil es tomar su pene más profundo. Siento su mano
en mi pelo, recogiendo los cabellos y envolviéndolos alrededor de
su puño.
–Oh, joder, Cherry. No sabes lo que la vista de tu boca dulce
alrededor de mi pene me hace a mí, –gruñe mientras sus caderas
comienzan a entrar y salir, follando mi boca.
Todo lo que puedo hacer es gemir más. No tenía idea de que
hacer esto para él prendería todo mi cuerpo. Cuando siento que
su mano se desliza por mi muslo, me muevo y trato de que me
toque más. Sé que no tomará mucho. Solo un poco más, suplico
en silencio. Dejo caer mis caderas, esperando que acerque su
mano a mi coño.
Plaf.
Su mano golpea mi culo y la sensación va directamente a mi
clítoris.
–Niña mala. Obtienes lo que te doy. Si sigues así, te lo llevaré
lejos de ti.
La idea de que él me quite su polla solo me hace mamar aún
más fuerte.
–Oh, maldición, nena, te gusta chupar mi polla, ¿no? –Canta
mientras una de sus manos se aprieta en mi pelo. –Dios, mira
qué mojada estás. Apuesto a que ese clítoris me duele, ¿verdad?
Todo lo que puedo hacer es asentir con la cabeza. Es muy
difícil hacer cualquier otra cosa cuando estoy tan excitada. Su
mano lentamente sube por mi muslo otra vez, y lucho contra el
impulso de sumergirle en mis caderas. Intento enfocarme en
chupar. No tengo que moverme mucho con Carter metiéndose en
mi boca. Es como todo con él, necesita todo el control. Sabía que
lo recuperaría en el momento en que despertara, y mi cuerpo
parece encantado.
Finalmente él está allí, empujando dos dedos dentro de mí.
–Jode mis dedos, Cherry. Actúa como si fuera mi polla.
Hago lo que él ordena. Mi cuerpo siempre lo hace
–Voy a correrme por tu garganta y vas a tragar cada gota. Si
dejas que se derrame, te azotaré el culo y tal vez hasta el coño.
Sus palabras me golpean como un tren y me corro. Solo
escucharlo decir eso es suficiente para enviarme. La idea de que
él me azote es más de lo que puedo soportar. Grito cuando el
orgasmo corre por mi cuerpo. Siento su semen golpear la parte
posterior de mi garganta. Trago tan rápido como puedo,
queriendo complacerlo. Quiero mostrarle que puedo seguir sus
necesidades, que lo quiero tanto como él me quiere, tal vez
incluso más.
–Joder, –gime, tirando de mí para que se acueste encima de él.
–Maldición, Cherry, nunca sé lo que harás a continuación, –
jadea y lleva sus dedos que estaban justo dentro de mí a su boca,
lamiéndolos.
–Lamártelo me hizo sentir más hambre.
Alzo las cejas porque no estoy segura de si está hambriento de
comida o de mí.
–No creo que pueda tomar otro orgasmo como ese. Tendrás
que darme un minuto, –digo, antes de tratar de levantarme de él.
Él me abraza con fuerza y no puedo moverme.
–¿Y a dónde crees que vas? Si quiero más, me darás más, –
ordena, pero su gravedad pierde todo su efecto cuando acaricia
mi cuello. Su caricia me hace cosquillas en la piel y me hace reír y
retorcerme.
–El bebé está hambriento, –me burlo, haciendo que Carter
entre en acción. Él salta de la cama en toda su gloria desnuda. Su
pene es de alguna manera duro de nuevo y no puedo evitar
mirarlo y lamerme los labios con voracidad. Tal vez esperar tanto
tiempo para probar todo este asunto del sexo me ha convertido
en un demonio sexual. Puedo estar enojada con Carter, pero aún
así le dejo hacer lo que quiera conmigo. Puede que me esté
convirtiendo en una adicta.
–Ojos aquí, nena. No soy solo un pedazo de carne, –dice
Carter, con una sonrisa en su rostro. Me encanta verlo tan
relajado por una vez.
Le sonrío. Despertando juntos, rodando en la cama,
preparándonos para comenzar el día, es tan perfecto y normal.
Pero sé que esto es solo un momento en el tiempo. Todavía
tenemos mucho por delante de nosotros. Carter todavía tiene
que encargarse de los negocios, y estaría haciendo eso ahora
mismo si no me hubiera lastimado. Entonces eso significa que
aún hay más que manejar. Esto es como un chorrito de agua fría
en mi felicidad.
Bajando la cabeza, miro hacia abajo a las sábanas hasta que
está parado sobre mí. Él levanta mi rostro para mirarlo a los ojos.
–¿A dónde fuiste, nena? –Pregunta mientras me acaricia la
mandíbula con el pulgar.
–Yo... es solo que... sé que no tenemos esto por mucho
tiempo. Sé que hay cosas que tienes que hacer. Tengo muchas
preguntas. Todavía estoy realmente confundida, –susurro,
odiando que tenga que mencionar esto. Pero lo quiero todo al aire
libre. Dijo que no se me escaparía de nuevo, pero todavía tengo
un poco de miedo de que él pueda hacerlo. Ahora sé que no es
porque no me quiera, o no quiera estar conmigo, sino porque
tiene cosas que debe cuidar de nosotros.
–Nena, no voy a ir a ningún lado y, para ser sincero, no quiero
entrar en todo ahora mismo. Afrontémoslo más tarde. Esta
mañana quiero disfrutar a mi mujer. Lo he querido por tanto
tiempo. Vamos a fingir por un momento que no tenemos nada
más que esto. ¿Me lo darás esta mañana?
Asiento con la cabeza y él me levanta de la cama. Envuelvo
mis piernas alrededor de él y él atrapa mis labios. Besé a algunas
personas en mi vida pero sé que nadie podría estar a la altura de
él. Sus besos son como nuestro sexo: fuerza total y lleno de tanta
emoción. Él prueba y toma lo que quiere. Continúa besándome
mientras me lleva al baño y me sienta en el fregadero. Enciendo
el agua, me levanta y me pone en la ducha.
–Sabes que puedo caminar, ¿verdad?
–Solo te mantengo a salvo, Cherry. Los baños están
resbaladizos y no quiero que te caigas. Estás cargando a nuestro
bebé.
Pongo los ojos en blanco y Carter me da su "haz lo que
ordeno" y simplemente vuelvo a rodarlos.
–He estado tomando duchas durante los últimos tres meses
por mi cuenta, así que creo que estoy bien.
Lamento las palabras tan pronto como salen de mi boca. Veo
la expresión de dolor en la cara de Carter y creo que va a decir
algo. En cambio, lleva su mano a mi estómago y la frota. Cuando
sus ojos se encuentran con los míos otra vez, puedo ver cuánto
significamos para él. Está escrito en su rostro, claro como el día.
Carter no es un hombre con muchas caras, y las que él me da no
se parecen en nada a las que le he visto dar a nadie más.
–Nadie te mantendrá alejada de mí otra vez. Nunca. Tengo un
plan, Cherry. Te mantendré cerca de mí, pero voy a terminar lo
que hay que hacer. Sé que alguien jodió tu auto, así que
evidentemente te encontraron. Pensé que escondí tus huellas
cuando te marchaste, pero parece que me perdí algo. O tal vez fui
yo. Fui egoísta cuando salí de la cárcel y vine directamente a
buscarte. No pensé que tuviera colas, pero debería haber sabido
que me estarían vigilando. Sabían lo mucho que te quería. Que
tan loco fui esa noche. También sabían que en el momento en
que aceptaba ese acuerdo de declaración de culpabilidad,
renunciaría a cualquier cosa por ti. Sabían que me sentaría en la
celda de la cárcel y que no daría dos vueltas por hacer ese tiempo
si eso significaba que cuando terminara te atraparía.
–Oh, Carter, le susurro, sus palabras me hacen llorar.
–Déjame terminar, Layla, –dice y coloca un dedo sobre mis
labios. –Me perdí ese momento cuando descubriste que estabas
embarazada. Me sacaron de aquí y me quitaron eso. Terminé con
ellos alejándome de ti. Voy a decir esto una vez más para que
sepas lo serio que soy. Nunca te dejaré otra vez a menos que
tenga seis pies de mierda. ¿Me tienes?
–Sí, –le digo, sintiendo que parte de mi preocupación se
desliza de mis hombros.
–¿Si qué?
–Sí, te creo Carter.
–Bien, nena, –dice. Él alcanza el champú. –Ahora vamos a
limpiarlo todo para poder pasar el día ensuciándote.
–Suena perfecto, –le respondo, e inclino mi cabeza hacia el
rociador.
–Pero después de que estemos todo limpios, tienes que hacer
algo de comida para tus hombres. Necesitaré energía para hacer
todo eso antes de morir.
–¿Hombres? –Pregunto. –¿Alguien viene?
–Sí, Junior y yo, –dice, frotándome la barriga.
–Oye, es una niña pequeña. Bueno, eso espero, –regaño.
–De ninguna manera, Cherry. Si tenemos una niña que se
parece a ti, terminaré en una celda de la cárcel.
–Bueno, estoy segura de que no puedo sacar a ningún chico
que hayas creado en mi vagina. Eso no está sucediendo.
–Joder. Nunca pensé en que te pusiera en labor de parto.
Santa mierda No creo que pueda soportar verte así, –se inquieta,
con el pánico claro en su rostro.
Estallé en carcajadas. Esto es lo que provoca pánico en la cara
de Carter.
–No es gracioso, Cherry, –gruñe.
Esto solo me hace reír aún más, ganándome un clásico
resplandor de Carter.
–Bien bien. Límpiame para que podamos hacernos algo de
comer. Me muero de hambre.
Carter comienza a frotarme con jabón, haciendo que mis tetas
se limpien más que nunca en mi vida. Él dice que solo está
revisando para ver si todavía son sensibles, pero yo lo llamo una
mierda. Lo siguiente que sé es que mis pezones están en su boca.
Se mueve y se arrodilla frente a mí, limpiando a fondo cada parte
de mí hasta que apenas puedo ponerme de pie. Mi cuerpo es
como gelatina cuando termina. Se pone de pie y hace un trabajo
rápido de su propia limpieza. Él nos considera a ambos limpios y
me saca de la ducha. Se pasa más tiempo secándome, y luego me
entrega una camisa de la mochila que trajo la noche anterior. Él
me lo pone y luego asiente con la cabeza en señal de aprobación.
Es tan enorme que las mangas caen hasta la mitad del antebrazo
sobre mí, y el dobladillo está casi hasta las rodillas. Esto es
mucho decir, porque soy una chica con curvas, y todas sus
camisas le quedan como una segunda piel.
–Tengo ropa que puedo usar. Esto es enorme para mí.
–Me gusta verte en mi mierda, así que lo usarás. ¿Lo
entiendes, Cherry? –Dice esto como si fuera una pregunta, pero
ambos sabemos que él está diciendo, no preguntando. Él me
golpea el culo y me empuja hacia la cocina. –Comida, mujer.
Todos morimos de hambre aquí.
Le lanzo una mirada cabreada, pero la idea de ir a la cocina y
preparar el desayuno me hace mucho más feliz de lo que debería.
Me muestra cuánto nos hemos perdido y lo emocionada que
estoy por hacer estas pequeñas cosas con él.
Cuando estoy a la mitad del pasillo, Carter me agarra y me da
vueltas.
–Tengo que hacer una llamada, así que voy a dar un paso
atrás, –me dice.
Quiero interrogarlo, pero quiero que él sepa que también
confío en él.
–Mmm vale.
–Bésame, Cherry.
–No puedo, –me burlo.
–¿Y por qué diablos no puedes? –Gruñe.
–Porque eres un gigante loco y nunca te alcanzaré, –le
respondo, amando que esto es por lo que estamos discutiendo.
Levantándome, me da un beso suave y tierno, diferente de sus
usuales besos de castigo. Él mordisquea mis labios y lentamente
desliza su lengua en mi boca. Después de un momento, me
vuelve a poner en el suelo otra vez.
–Estaré de vuelta si me necesitas.
Asintiendo con la cabeza, voy a la cocina y empiezo a sacar
cosas de la nevera para hacer tortillas. De repente escuché que la
puerta de la calle se cerraba y Justin entra caminando.
–¡Layla! He estado muy preocupado por ti. Escuché lo que
sucedió y no has respondido a ninguna de mis llamadas, –dice
mientras se precipita sobre mí.
¡Mierda! Ni siquiera recuerdo dónde dejé mi teléfono. Apuesto
a que Jeanette está explotando ahora también.
–Lo siento. El tiempo simplemente se pasó, supongo. –Me
sonrojo cuando pienso en lo que realmente he estado haciendo.
Tomando mi cara entre sus manos, Justin me mira
–¿Está bien el bebé? Te dije que si alguna vez necesitabas algo,
estoy aquí para ti y para el bebé.
–Justin, estamos bien, –le digo con firmeza y levanto las
manos para sacarlas de mi cara. Me doy cuenta demasiado tarde
de que se está inclinando hacia mí.
CAPITULO 5
Carter

–P arece que voy a volver a la cárcel.


No estoy fuera de la habitación cinco jodidos minutos y este
pequeño idiota está tratando de acercarse a mi mujer.
Mi cuerpo se mueve en piloto automático. Lo siguiente que sé
es que está en el suelo y estoy arrodillado sobre su cuello. En
algún lugar en el fondo puedo escuchar a Layla diciéndome que lo
suelte. Ella es adorable cuando está asustada.
–¡Carter! ¡Suéltalo! ¡Se está poniendo azul! –Miro hacia abajo
y veo al Puto Cobarde, es decir, a Justin, de hecho, poniéndose
azul. Sus brazos y piernas se agitan pero es inútil cuando tengo
todo su cuerpo inmovilizado con solo mi rodilla. No sé por qué
Cherry se está volviendo loca. Le dije que quería que se fuera,
pero aquí está. Cuando entré y lo vi tocándola, la ira recorrió mi
cuerpo y juro que vi rojo. No me gusta que Cherry me vea así,
pero esto es lo que soy. Lo mejor es que aprenda a mantener a
otros hombres lejos de ella ahora.
Extendí la mano y le di un puñetazo en el costado del muslo.
Le da un calambre y comienza a sufrir convulsiones. Me inclino y
hago lo mismo con la otra pierna, así que ahora está algo quieto.
–Voy a soltarte porque no quiero que sangres dentro de la casa
de Layla. Pero después de dejarte ir, si vuelves te mostraré el
cobertizo de la madera.
–¡Carter! Seriamente. ¡Ni siquiera tengo un cobertizo de
madera! ¡Déjalo levantarse! –Layla suena cada vez más molesta,
así que me rindo.
Saqué mi cuerpo de su cuello y de inmediato comenzó a
asfixiarse y toser. Lo agarro por el cuello de polo rosa con ambas
manos y lo empujo hacia la pared más cercana. Lo sostengo a casi
un metro del piso porque no estoy del todo seguro de que sus
piernas se hayan recuperado lo suficiente como para que él se
levante. Lamentablemente, la pequeña mierda todavía no está de
acuerdo conmigo. No estoy seguro de lo que Cherry vio en él.
–¿Te importaría decirme qué coño tenías para el desayuno que
te hizo pensar que estaba bien tocar a mi mujer? Déjame
explicártelo ¿Ves a esa pelirroja detrás de mí? –Asiento con la
cabeza sobre mi hombro en su dirección y él suelta un amistoso
"sí". –Esa bonita cosa es mía. Verás, es posible que hayas podido
sacarla y mostrarla por un rato, pero ella nunca te perteneció.
Pareces un niño inteligente, pero lo dejaré clarito, para que no te
confundas. –Me inclino un poco porque no quiero que el Puto
Cobarde pierda el ritmo. –Crecí solo y nunca aprendí a compartir
muy bien. Dejarte respirar el mismo aire que ella es todo lo que
vas a obtener. Si alguna vez piensas poner tus manos remilgadas
sobre ella de nuevo y te masturbarás con prótesis. ¿Eso está
claro?
Él asiente con la cabeza y me relajo un poco. No quiero que se
orine en la casa. Suelto su cuello y él se apoya contra la pared
para evitar caerse. Me estremezco de rabia y adrenalina, pero mi
respiración es pareja y no demuestro ni la más mínima debilidad.
Detrás de mí, siento que Cherry puso su mano sobre mi espalda
baja, como para decirme que sabe lo triste que estoy. Su toque es
todo lo que necesito y siento que la ira se escapa de mi cuerpo.
Me muevo para colocarme frente a ella para evitar que la mire.
Ella todavía está solo en mi camisa, y aunque la cubre por
completo, no usa ropa interior.
–Cherry, ¿lo dejaste entrar? –Pregunto por encima de mi
hombro.
–No, él tiene una llave, –dice débilmente, y mi sangre
comienza a hervir de nuevo. Inhalo por mi nariz para tratar de
evitar agarrarlo de nuevo. Trataré con ella una vez que él se vaya.
Ahora mismo necesito tratar de mantener el control.
–Deja la llave. Ya no eres libre de ir y venir. Gracias por
visitarnos, pero papá está aquí ahora.
Siento que Cherry se pone rígida detrás de mí. Apenas puedo
evitar rodar mis ojos. Ella lo va a entender. Se frota el cuello
mientras saca la llave y la deja caer sobre el mostrador.
–Layl… –comienza a hablar, pero yo lo detengo.
–Ni siquiera piensas en decir su nombre. No recuerdo a nadie
en esta maldita casa dándote permiso para hablar. –Hago una
mirada exagerada alrededor de la casa solo para ser un imbécil. –
Podría ser grande pero no soy gilipollas. No parece que nadie
haya dicho que puedas decir una puta palabra, Junior. Suelta la
llave y lárgate.
–Justin, lo siento. Te llamare...
–No, no lo harás, –interrumpo a Cherry. Echaré abajo a la
maldita casa antes de que suceda ese día. –No, no lo hará. No
volverás a escuchar de ella nunca más. No quiero levantar tus
esperanzas, porque esa mierda definitivamente no está
sucediendo.
Él solo sacude la cabeza y sale por la puerta principal,
golpeándola detrás de él. Inmediatamente me giro y tomo a
Cherry.
–¡Carter! –Grita, pero no lo conseguirá. Estoy tan enojado y sé
que ella es lo único que puede calmarme. No puedo creer que ese
hijo de puta tuviera la llave de la casa de mi mujer. Le dije que
dejara su culo meses atrás.
La tomo y la llevo de vuelta al dormitorio. La bajé y la giré para
que mirase hacia la cama. Empujo sus hombros hacia abajo, por
lo que su rostro está sobre el colchón y su parte inferior se eleva
en el aire. Levanto la camisa y expongo su enorme culo jugoso, y
la agarro por la cintura con mi brazo izquierdo. Retiro mi mano
derecha y comienzo a azotarle en su culo. Golpeo sus mejillas
hasta ponerlas de un rojo brillante y ella me grita obscenidades.
–Si sigues diciendo esas palabras sucias y voy a seguir
azotando, Cherry.
–¡Carter, bárbaro arrogante! –Grita en el colchón. Ese
realmente me hace sonreír.
–Dices eso como si fuera algo malo, nena. –Le doy unos
golpes más fuertes hasta que sus mejillas son tan brillantes
como su cabello. Sus gritos ahora se han convertido en gemidos y
no puedo creerlo. –Debería haber sabido que Puto Cobarde
vendría a husmear. La serpiente maldita me estaba esperando
para mirar hacia otro lado.
Mientras dejo salir todas mis frustraciones en el culo de
Cherry, desabrocho mis pantalones y me pongo en posición
detrás de ella. Mi polla esta dura, y necesito liberar algo de mi
enojo.
–Sé que esto es en parte culpa mía, pero necesito reclamarte
ahora mismo, Cherry.
Froto mi polla con su apertura y regreso a casa. Ella suelta
otro gemido en el colchón. No disminuyo la velocidad. Agarro sus
nalgas con ambas manos y las aprieto con fuerza. Sé que están
doloridas por mis azotes, pero necesito que recuerde a quién
pertenece. Agarro fuerte mientras la golpeo, pero no puedo
parar. Ella me va a sentir por el resto del día. Cada paso que dé le
recordará a quién pertenece, quién cuida de ella.
–Esto es mío, Cherry. Todo mío. Dilo. Dime de quién es el
coño.
–¡Carter! –Grita, pero quiero oír algo más.
–Dilo, nena. Tienes la cara hacia abajo, el coño en el aire y diez
pulgadas mías en tu profundidad. ¿De quién es?
–Es tuyo, Carter. Es solo tuyo.
–Por supuesto que sí, es mío. Ahora lo vas a repetir una y otra
vez hasta que los vecinos lo sepan también. –No tiene que saber
que los vecinos no están realmente en casa, como si les dejara
escuchar correrse a mi Cherry.
Se lo doy a ella con fuerza, pero mi chica me empuja hacia
atrás y me encuentra con un golpe. Su humedad cubre mi polla y
corre por mis bolas. Nuestro sexo es ruidoso y suena un
chasquido en toda la habitación.
Siento que sus pequeños dedos se acercan y tocan donde
estamos unidos. Puedo sentir que ella toca mis bolas cuando toco
fondo dentro de ella. Ella cubre sus dedos en sus jugos y puedo
escuchar cuando golpea su clítoris. Su coño comienza a
apretarme y sé que está a punto de estallar.
Antes de reventar completamente mis huevos, me retiro y
comienzo a sacudir mi polla. Siento que viene y veo como su
orgasmo la golpea. Puedo ver que a su coño le gusta que le falte la
polla para aferrarse mientras ella se corre. Al ver que su coño
mojado me suplica, me dejo ir y me corro sobre su culo rosa. Se
necesita toda la concentración que tengo, pero cuando termino
me detengo y sonrío.
Cherry mira por encima de su hombro hacia mí y luego a su
trasero.
–¿Qué hiciste, Carter?
Miro hacia abajo y escrito en semen a través de sus nalgas está
la palabra "MÍO".
–Solo estoy marcando mi territorio, cariño, –le digo, me doy
la vuelta y voy a la cocina. Todavía estoy hambriento como la
mierda.
–¿Qué diablos? –La escucho gritar desde el dormitorio y creo
que fue al espejo. Sigo sonriendo cuando empiezo a romper
huevos y preparar el desayuno.
Cherry entra pisando fuerte en la cocina y me doy la vuelta y
beso su frente. Ella es muy linda cuando está cansada.
–Carter, ¿en qué estabas pensando? ¡Eso fue completamente
de hombre de las cavernas!
–Tienes que recordar que tu coño estaba totalmente de
acuerdo conmigo hace cinco minutos. Sienta tu bonito culo y
déjame cocinar para mi familia.
Ella pisa fuerte pero va a la mesa y se sienta. Vuelvo a lo que
estaba haciendo y comienzo a silbar. No creo que haya sido más
feliz en mi vida.
–Él venía y arreglaba las cosas. Es por eso que tenía una llave,
–dice Cherry como una forma de disculparse.
–Debería haberte dicho dónde estaba y que iba a regresar. Lo
entiendo. –Me giro desde la estufa y sus ojos se encuentran con
los míos. –Él nunca más te tocará. No importa cuál sea el motivo.
¿Me tienes?
–Te tengo, Carter.
–Bien. Ahora alimentemos a ese bebé en crecimiento. Tengo
que hacerlo grande y fuerte como su papá.
Veo a Cherry sonrojarse y estoy seguro de que está pensando
cuando dije esa palabra antes. Ella piensa que no sé lo que hay en
esos libros que lee, pero mi niña está sucia. Y me encanta.

Por la tarde, ambos nos quedamos desnudos en el piso de la sala


de estar. Hemos jodido con éxito en cada rincón de esta casa y
aquí es donde terminamos. Para ser justos, esta casa es pequeña,
y tuvimos que repetir en un par de lugares dos veces.
–Es hora de levantarse, Cherry. Necesito que empaques un
par de bolsas.
Ella estaba dormitando sobre mi pecho, pero en mi
declaración ella levanta la cabeza y me mira. Una expresión de
confusión cruza su rostro e inclina su cabeza hacia un lado. Me
levanto rápidamente y le agarro la cara con ambas manos y la
beso con todo mi amor. Dios, ¿podría ella ser más perfecta?
–¿Por qué fue eso? –Pregunta.
–Nada. Solo espero que nuestro pequeño hombre sea tan
lindo como tú, –le digo, me inclino y le beso el vientre. Me
encantaría una niña pequeña con el pelo rojo como ella, pero no
creo que pueda sobrevivir.
–Lo que sea, –dice con curiosidad, y luego comienza a hacer
preguntas. –¿A dónde vamos? ¿Por qué tengo que empacar una
bolsa? Carter, una mujer necesita detalles. No puedes
simplemente lanzar una bomba así y esperar que diga 'Bien'.
–Tengo una casa segura preparada para nosotros. Parte de lo
que estaba haciendo mientras estaba fuera era crear un lugar
seguro para ti si alguien te perseguía. Bueno, parece que se acabó
el tiempo después de ayer. Creo que tu padre le ha puesto precio
a tu cabeza y no me siento seguro de que salgas a la luz así.
Quería darte hoy en esta casa conmigo para que podamos tener
buenos recuerdos, pero nos estamos quedando sin tiempo.
–¿Por qué mi padre haría eso? ¿Por qué después de todo este
tiempo él viene detrás de mí? No lo entiendo.
–Es porque estoy fuera. Él sabe exactamente lo que significas
para mí y sabe que yo entregaría mi propia vida para salvarte. Tú,
mi amor, eres la carta más poderosa de la baraja, y él te quiere.
–Carter, no puedo dejar todo e ir contigo. Tengo una vida, un
trabajo, amigos, esta casa. No puedes esperar que solamente me
vaya.
Me levanto y la saco del piso conmigo.
–Eso es exactamente lo que espero, Layla. Es muy peligroso
en este momento, y si no puedo estar a tu lado, necesito saber
que estás completamente protegida.
Ella se aparta de mi mano y retrocede un paso.
–¿Qué quieres decir con 'si no puedo estar a tu lado'? ¿Estás
planeando dejarme otra vez? –Se está enojando y necesito
controlar esta situación.
–No planeo dejarte nunca más, Cherry. Pero necesito ser
realista y tú también. Necesito atar cabos sueltos y encargarme
de los negocios. No puedo hacer eso con mi esposa embarazada a
mi lado.
Ella deja de alejarse de mí y se queda congelada en su lugar.
–Lo digo en serio, Cherry. No estás segura por tu cuenta, y es
mi trabajo protegerte. Es lo único en mi vida que sabía que debía
hacer. Lo único bueno que hice fue protegerte y no voy a parar.
Ella permanece quieta y empiezo a preguntarme si algo anda
mal con ella o con el bebé.
–Layla, –le dije lentamente mientras me acercaba a ella.
¿Estás bien, nena?
–Esposa, –susurra. –Dijiste 'esposa'.
–Sí. ¿Cuál es la pregunta?
–Ni siquiera me preguntaste, Carter. ¿Se suponía que era una
propuesta?
Me río a carcajadas. Un gran ladrido de risa hace temblar todo
mi cuerpo.
–Es adorable, crees que puedes elegir, cariño. Veo que me
estás confundiendo con el tipo normal que se pone de rodillas y
le pide permiso a su chica. –Me inclino para mirarla cara a cara y
le rodeo la cintura con los brazos. –Contigo y conmigo, Cherry,
no hay una sola maldita pregunta. Eres mía, soy tuyo. Fin de la
discusión.
La libero y le doy un azote en broma.
–Pon en marcha ese trasero, cariño, quiero llegar al nuevo
lugar a la puesta de sol.
CAPITULO 6
Layla

C arter me empuja por el pasillo hacia mi habitación, donde


saca mis maletas del armario y comienza a arrojarme mi ropa. He
querido estar con Carter desde que tengo memoria, pero esto es
demasiado. Él quiere que me marche y deje la única vida real que
he tenido. Él ni siquiera me ha contado todo. Puedo decir que la
niebla amor / sexo en la que él me mantuvo durante las últimas
doce horas está empezando a desaparecer.
Fue divertido vivir allí por un tiempo, pero necesito algo
sólido. Tengo que tener una mejor comprensión de lo que está
sucediendo.
–Carter. Detente, –le digo y agarro su brazo. Él solo empuja,
tirando más cosas en una bolsa. Dirigiéndose a mi tocador,
comienza a sacar mi ropa interior. Cuando llega a un tanga
rosado, se da la vuelta y me mira, sosteniéndolo con un dedo.
–¿Te pones esto para ese cabrón?
Al acercarme, lo arrebato y lo vuelvo a arrojar al cajón.
–¿Realmente hemos vuelto a eso, Carter? Te he dejado
calmarte, pero no creas que no voy a pasar por alto tu pequeño
ataque a Justin.
–¿Me estás jodiendo? A menos que estés buscando que se
vuelva rosa tu trasero, creo que es mejor que escojas otra pelea,
porque la próxima zurra sobre ese cabrón no terminará con
gemidos y corridas.
–Lo entiendo, realmente lo hago. No te gusta él. Vale.
Tampoco me gustaría escuchar o ver a tus ex.
–¿Qué ex? ¿Alguna vez has visto una chica cerca de mí?
–¡Carter, no eras una maldito virgen! –Grito, tratando de
hacerle entender lo que estoy diciendo.
–Aunque me encanta verte enojada, cariño, será mejor que
bajes un poco, porque todo lo que estás haciendo ahora es
endurecer mi pene. Y para que conste, no, yo no era una puta
virgen, pero como te dije una y otra vez, no he tocado a otra
mujer desde que te vi, incluso cuando no pensé que podría
tenerte.
–Carter, –dije sin aliento. Todavía es difícil para mí creer que
me ha querido desde entonces. Recuerdo haberlo seguido como
un pequeño cachorro perdido, todos de mirada soñadora. Él era
la única persona que alguna vez me había prestado atención en
casa. Mis padres siempre estaban demasiado ocupados o
simplemente no parecía importarles. Me aferré a él. A menudo
veía a algunas de las mujeres y que mi padre y sus hombres
entraban y salían de la parte posterior de la casa de huéspedes.
Siempre me pregunté si Carter estaría con ellas también.
Recuerdo haberme puesto celosa algunas veces. Nunca
entendí cómo mi madre podía manejarlo, todas estas mujeres
entraban y salían por la puerta de atrás como si no fuera gran
cosa. Siempre conseguía mi bañador y me quedaba en la piscina
cuando todo el mundo estaba cerca. Estaba tratando de llamar su
atención, y siempre funcionó. No estaría allí diez minutos antes
de que él me llevara a la casa, a mi habitación. Yo prosperé en
eso.
–Eso es lo que no vas a conseguir, Cherry. Aunque no he
pensado en otra mujer, has pasado estos últimos años aquí. Con
él. Me devora pensando en esa mierda. Esos cabrones tomaron
mucho de mí. Entonces tengo que verlo entrar a la casa de mi
mujer y ponerle las manos encima. Eso es mucho de lo que un
hombre puede tomar.
–¡Carter, eso no es justo! ¡No tenía idea porque no me dijiste
nada! No me pongas todo esto encima. Ni siquiera sabía que me
querías. ¿No entiendes eso? Entré en esa prisión a ver a la única
persona que pensé que se preocupaba por mí y me dijiste que
saliera. Me destrozaste.
–Nena, –dice en voz baja, tirando la bolsa al suelo y dando un
paso hacia mí. Me retiro en respuesta. Finalmente, espero que
hablemos, y si él me toca, sé que todo se irá por la ventana.
Carter es demasiado bueno para distraerme.
–Puede que Justin no haya sido tan bueno y, para que conste,
ahora solo somos amigos. En realidad, nunca habíamos hecho
más que besarnos, pero no tengo muchos amigos o personas que
hayan estado aquí para mí y los estás echando de mi vida, una
vida que no has sido parte de ella.
–Ahí es donde estás equivocada. He sido parte de tu vida
durante nueve años.
Recogiendo la bolsa del suelo, empiezo a devolver las cosas
que empacó.
–Necesito más. Tienes que hacerme entender si quieres que
vaya contigo. Estoy segura de que puedes sacar a tu cavernícola
Carter y sacarme de esta casa, pero si quieres que vaya contigo
sin pelea, tienes que darme más.
Lo siento detrás de mí. Él me aparta el pelo de un hombro y
me besa suavemente allí.
–Sé que puedo ser un idiota a veces. Así es como crecí. No
recibí mucha suavidad del mundo hasta que tú llegaste. Pero te
llevaré pataleando y gritando, Cherry, porque tu seguridad
siempre será lo primero para mí, incluso si hace que me odies. Es
algo con lo que he estado tratando durante años. No podía
decírtelo al principio porque siempre había orejas en mí y,
bueno, ahora estoy asustado porque una vez que te lo explique
todo, realmente me odiarás y huirás. Eso no es algo que estoy
seguro de poder tomar.
Me giro y lo miro a los ojos.
–Por favor, –suplico en un suave susurro.
–Tú y esos malditos ruegos, –dice, presionando su frente
contra la mía. –Está bien, te lo diré. –Carter me levanta, le
envuelvo las piernas y él se sienta en la silla de la esquina de mi
habitación. –Voy a explicártelo todo y luego puedes hacer tus
preguntas si tienes alguna.
–Mmm vale, –balbuceo, y coloco un beso suave en sus labios
para animarlo. Nunca antes había visto a Carter tan
desequilibrado como ahora. Me hace querer acercarlo más.
–He estado corriendo por las calles desde que era un
adolescente. Mi vida hogareña no era buena, pero era un lugar
para ir por la noche y no tener que cuidar mi espalda como
muchos de los niños del vecindario tenían que hacerlo. Todo eso
cambió una noche cuando llegué a casa y encontré a mis padres
muertos. Mi padre estaba atado a una silla y le dispararon en la
cabeza. Mi madre estaba en un charco de su propia sangre.
Parecía que la estaban usando para hacer hablar a mi padre. Lo
que ellos querían de él no lo sé.
Me inclino hacia adelante y coloco mi rostro en el costado de
su cuello, plantando pequeños y suaves besos allí. No puedo
imaginar a Carter cuando era un niño que encontraba a sus
padres así.
–Terminé en el sistema de acogida y no funcionó para mí.
Tenía mucha rabia y peleaba mucho. Me enviaban a una casa y
luego a otra. Finalmente me cansé de eso, me largué y volví a mi
antiguo vecindario. Los policías nunca pudieron descubrir quién
mató a mis padres, pero ahora, sabiendo lo que sé, creo que les
pagaron para no hacer preguntas.
–Oh, Carter, –jadeo contra su cuello.
–Descubrí que centrarme en la venganza por mis padres
ayudó a calmar mi ira, así que eso es lo que hice. Hice amigos,
hice algunas cosas sombrías, y poco a poco me construí una
banda. Pero hice algo que mucha gente no hace. No dejé que la
gente supiera que estaba a cargo. Saint y yo salimos como si
trabajáramos con un equipo, solo parte del equipo. Nadie conoció
al jefe, así que nadie sabía que yo era el jefe. Todo el mundo
pensaba que Saint y yo nos reportamos a alguien más arriba. No
tengo necesidad de poder como la mayoría de estos jefes. A la
mierda esa mierda. Solo quiero control y haré lo que sea
necesario para obtener ese control. Incluso si eso significa
pretender ser un don nadie. No necesito que la gente me bese el
culo. Solo necesito que hagan lo que hay que hacer.
»Entonces tanteé el terreno. Cuando trabajas en las calles,
empiezas a recoger los MO's y no me tomó mucho tiempo ver las
similitudes entre los asesinatos de mis padres y cómo a O'Leary
le gusta derribar a la gente. Él tiene esto para ir tras los hombres
a través de las mujeres. Esto no es normal. La mayoría de las
bandas dejan tranquilas a las mujeres. Es como una regla tácita.
Cierro los ojos y los aprieto apretadamente. ¿Cómo podría
este hombre querer estar conmigo? Mi padre mató a su familia.
Puedo sentir lágrimas calientes deslizarse más allá de mis
párpados.
–Tu padre tenía un equipo bastante sucio y no le gustaba jugar
bajo ninguna regla. Sabía que si quería acercarme a él, tenía que
llamar su atención, ser algo que él quisiera. Pelear te hace notar
en las calles, así que eso es lo que comencé a hacer. Me metería
en cualquier pelea clandestina que pudiera encontrar. No es
difícil convertirse en el mejor y el más vicioso cuando no crees
que tienes mucho por lo que vivir. También hice que mi banda
comenzara a difundir rumores de que podía comprarme. No pasó
mucho tiempo para que me llamaran la atención y tu padre me
contrató. Pensó que venía de otro equipo y me agarró. No
planeaba estar allí por mucho tiempo. Dentro y fuera. Yo quería
destruir su mundo. Hacer caer su pequeño imperio... pero luego,
allí estabas tú.
Sentada, lo miro a los ojos. Todo su tono cambió cuando la
historia volvió a mí.
–¿Yo? –Pregunto.
–Sí tú. No estaba preparado. Tu padre hizo un trabajo
maravilloso ocultándote. Ni siquiera sabía que estabas allí. No
estoy seguro de cómo lo hizo porque no puedo imaginar a nadie
que no se dé cuenta, –dice en voz baja mientras me acaricia la
mejilla.
–Nunca me dejó ir a ningún lado. Dijo que la gente me usaría
contra él. Nunca entendí por qué me tenía. Me mantuvieron
encerrada.
–Cariño, nunca planeé usarte contra él. Demonios, ni siquiera
sabía que estabas allí. Cuando entré en esa habitación y te vi,
supe que estaba jodido. No estaba preparado. Te hice esto.
–¿Qué hiciste conmigo, Carter? No entiendo lo que quieres
decir. Lo único que me hiciste fue alejarme.
–Aparentemente no hice un muy buen trabajo.
–¿Qué significa eso? ¿No me quieres? –Odio cómo salen mis
palabras en un lloriqueo.
–No. No es eso. Solo quería decir que todos podían ver que te
quería y creo que tu padre lo vio más que todo. Trató de probarme
y fallé. Él me arrojaba mujeres al azar que yo alejaba. Tú
controlaste todos mis pensamientos. Estaba jodido y lo sabía.
Eras muy joven pero no pude evitarlo. Y, Cherry, seguro como la
mierda que tú no trataste de ayudar. Parecía que a cada paso,
estabas casi cayendo en mi regazo.
Sabía que lo que decía era verdad. Hice cualquier cosa y todo
para llamar su atención y sostenerlo. Soy igual de culpable por
eso.
–Pero cuando te miré, vi tanta luz e inocencia, algo que nunca
había visto antes. Yo lo quería. Te quería tan malditamente
tanto, y mis planes comenzaron a deslizarse a través de mis
dedos. La venganza ya no sonaba tan dulce. No tenía una cubierta
para quedarme en la banda de tu padre y sabía que era solo
cuestión de tiempo antes de que descubriera quién era. Intenté
cubrir mis huellas lo mejor que pude, pero algunas personas
simplemente no pueden comprarse. Lo sentí venir y supe que
tenía que salir de allí y llevarte conmigo. Ya no me importaba
derribarlo. Solo quería que salieras de allí, porque todos sabemos
lo que tu padre usa contra los hombres para controlarlos.
–Las mujeres a las que aman, –le susurro.
–Bingo. Sabía que podría tenerte. Me querías, podía verlo en
tus ojos. También sabía que eras demasiado joven, pero pensé
que sí podíamos lograrlo. Huiríamos. Tenía el dinero de la mierda
que he estado haciendo en las calles durante los últimos diez
años. Saldríamos del país, dejaría que crecieras un poco, y luego
podríamos estar juntos.
–¿Qué salió mal? –Pregunto. Esa noche todavía es muy
desigual para mí y estoy lista para que se llene el vacio.
–Él me atrapó. Siempre tuve ojos en ti, Cherry. Los he tenido
durante los últimos ocho años, incluso cuando no estaba allí. Te
dije que teníamos que huir. Le pedí a alguien que te deslizara una
nota. Luego me dijeron que lo sabían. Para cuando llegué allí... –
Carter cierra los ojos como si estuviera dolorido, como si
estuviera viendo todo de nuevo. –Te encontré como si hubiera
encontrado a mi madre pero aún respirabas. Gracias a Dios.
Como te dije llamé a la policía, no me importó si iba a la cárcel
por el asesinato que cometí al llegar a ti, lo que sea que te llevara
al hospital más rápido. Avisé a Saint, la única persona que
conocía que me respaldaría y le dije que iría, que lo necesitaba.
Pero cuando llegaste y no recordabas, tu padre actuó como si
nada hubiera pasado. Él te trajo a casa, y no tenías ni idea, no
recordabas el peligro de que escapases. Lo dejé porque sabía que
solo estaba esperando que saliera para poder usarlo contra mí.
Sabía que, hasta entonces, estabas a salvo. Tu padre no teme
demasiado, pero me tiene miedo, tan asustado que estaba
dispuesto a usarlo contra mí. Luego viniste a la prisión ese día.
Intentaba hacer que pareciera que no tenía ningún interés en ti.
Incluso traté de jugar como si te hubiera culpado de todo para
que tal vez tu padre no te lastimara en un intento de alcanzarme.
Sé que te haría daño, pero estaba desesperado.
Envuelvo mis brazos alrededor de Carter con más fuerza. Me
rompe el corazón pensar en todo lo que pasó, que estaba
dispuesto a dejar pasar todo por lo que había trabajado, la hija del
hombre que le quitó a su familia.
–Te amo, –le digo, haciéndole saber que lo entiendo ahora.
Poniéndose de pie, me pone de pie.
–No lo entiendes, ¿verdad?, –Me pregunta, mirándome como
si hubiera perdido la cabeza.
–¿Entender qué, Carter?
–He jodido tu vida porque soy un bastardo egoísta. Mis planes
de arruinar la vida de tu padre recayeron sobre ti. Deberías
odiarme. Deberías estar gritándome para que salga y me aleje de
ti. Pensé que si podía esconderte partes de la historia, podría
mantenerte. Joder, ya soy un bastardo, ¿por qué no? Eso es lo que
pensé para mí mismo. Estaba tan jodidamente feliz cuando me
dijiste que llevabas a mi bebé. Sabía que estabas atada a mí
entonces. De ninguna manera podrías liberarme ahora. Podría
justificarlo más para mí mismo. Pude racionalizar por qué podría
mantenerte.
–No es así, –le digo, pero él no me está escuchando.
–Qué loco es que en mis planes de destruir a tu padre, en
realidad me dieran una familia. ¿Qué clase de mierda jodida es
esa?
Agarro su cara con ambas manos y hago que me mire.
–Escúchame, Carter. No tenía vida antes. Mi vida era tan sosa,
sin nada en ella. Entraste en mi mundo y fuiste la primera
persona en mostrarme emoción. Yo viví por ti. Esto no es tuyo.
Es de mi padre. Es posible que haya comenzado nuestra caída por
esta colina, pero me alegro de estar aquí contigo. Con o sin que te
hayas presentado en la casa de mi padre, hubiera huido de una
manera u otra. La única diferencia ahora es que quería huir
contigo. Es por eso que fui a la prisión. Estuve allí para decirte
que me iba y te estaría esperando. Pero por la forma en que
actuaste, tenía miedo de que aún estuvieras con mi padre, y
estaba dejando atrás esa vida.
Carter solo me mira y no tengo idea de lo que está pensando.
–Todavía quiero dejar esa vida. ¿Puedes hacer eso por mí?
¿Podemos hacer lo que hay que hacer y seguir adelante... juntos?
–¿Todavía me quieres? ¿No tengo que llevarte pateando y
gritando?
–No, no más luchas contigo. Mientras no me mantengas en la
oscuridad y seamos un equipo, estoy contigo.
–¿Estás dispuesta a dejar esta vida atrás después de todo lo
que te dije? No quisiste dejarlo hace unos momentos, Cherry.
Ahora vas a tener que ayudarme a entenderlo.
–Mira, piensas que poner todas tus cartas sobre la mesa me
asustaría pero estás equivocado. Solo me hace amarte más. Has
luchado por nosotros durante los últimos nueve años. Quiero
estar en esa pelea contigo. Has sacrificado tanto por mí. Dejar
esta vida atrás es un pequeño precio a pagar, pero con suerte
terminará y podemos ser libres. Sin tener que esconderse. Solo
tú y yo. Juntos.
CAPITULO 7
Carter

Mi corazón está tan lleno de amor. Me levanto todavía


sosteniendo a Layla. No puedo creer que todavía me quiera
después de todo lo que le dije. Miro alrededor de la habitación y
no sé qué hacer conmigo mismo. Estoy lleno de energía,
emocionado, pero sobre todo muy cachondo.
–Carter, ¿estás bien? –Se ríe.
–Estoy genial, nena, solo estoy buscando una superficie para
follarte.
Se ríe mientras la llevo al pequeño aparador y le pongo el culo
desnudo. Extendí la mano y saqué el primer cajón como una
pulgada y apoyé sus talones en él. Levanto su cuerpo desnudo
hasta el borde de la cómoda para que sus mejillas cuelguen un
poco y su coño esté bien abierto. Mi pene está duro, grueso y
jodidamente necesitado.
–Acuéstate hacia atrás y apoya tus manos detrás de ti, Cherry.
Ella hace lo que le pido y la vista de ella esparcida es suficiente
para que me corra. Mi polla se crispa, como para decirme que me
apresure. Presiono mi pene en su abertura húmeda y me deslizo
a casa. Me muevo lentamente dentro y fuera, solo siento que su
coño me agarra. Me quedo allí con las manos a los lados y me
concentro en dónde estamos conectados. Miro como mi polla
desaparece dentro de ella, y luego vuelve cubierta en su crema.
Sus rodillas están muy separadas y no puede moverse
realmente en esta posición. Su cabeza está echada hacia atrás y
su cuello está expuesto, su hermosa melena roja se derrama
hacia abajo detrás de ella. Es por eso que nunca he necesitado
pornografía. Verla así, tomar mi polla y perderla en su propio
placer, es mi mayor fantasía. Lo que estamos haciendo ahora es
más que hacer el amor, más que follar, más que cualquier cosa
que hayamos hecho. Es primordial, es necesario, pero es más. No
es voraz o apresurado. Esto aquí mismo, esto es decadente. Lo
siento en todas partes. Sobre mi piel, en mi corazón, y entre su
alma y la mía.
Mi constante balanceo la tiene nerviosa, y sé que ambos
estamos cerca de la meta.
–Cherry, mírame, –le susurro y ella levanta su cabeza,
nuestros ojos se encuentran.
–Te amo, –digo en voz baja, y estiro hacia abajo para acariciar
su clítoris.
–Oh, Dios, Carter. Yo también te quiero, cariño.
Tan pronto como ella dice las palabras, siento que su coño
comienza a apretarme. Debido a que está encerrada en esta
posición, su orgasmo la golpea con fuerza, y lo único que puede
hacer es tomarlo. Mantengo mi ritmo constante y continúo
frotando su clítoris para estirar su placer. Sus jadeos se
convierten en gritos y pronto no puedo entender nada más que la
necesidad de dar y disfrutar. Todo lo que sé es que su coño tiene
mi polla en un apretón mortal y pierdo mi carga. La empujo con
fuerza, una última vez, y me vacío en ella. A medida que el último
de mi orgasmo brota dentro de su coño, la puerta del dormitorio
se abre de una patada.
Me giro, manteniendo a Cherry detrás de mí y estoy listo para
luchar hasta la muerte.
–Bien, Chuck Norris, deja los puños.
Supongo que se trata de Jeanette, la amiga de Cherry, y
actualmente está en una especie de postura de karate de
Crouching Tiger, Hidden Dragon, actuando como si estuviera a
punto de atacar.
–¡Guau, su polla es enorme! –Dice en el camino de un saludo.
–Este debe ser Carter, –dice entre dientes, moviendo las cejas.
Miro hacia abajo y veo que mi polla cubierta de crema sigue
estando dura y que apunta directamente hacia ella.
–¡Jeanette, cierra la maldita puerta! –Grita Cherry desde
detrás de mí mientras se baja de la cómoda e intenta moverse a
mi alrededor. La dejo detrás de mí porque no quiero que Jeanette
la vea desnuda. No me importa si ella es una amiga. El cuerpo de
Cherry es todo mío.
–Bien, bien. Estaré en la sala de estar, pero tienes cinco
minutos antes de que regrese para darle a este tipo el golpe
mortal de cinco dedos, –advierte y se va.
–Ella sabe que no podría conmigo, ¿verdad? –Le pregunto a
Cherry.
–No lo creo. Pero hazme un favor y no se lo digas. No quiero
romper su corazón.
–No hay problema.
Nos limpiamos lo mejor que podemos y finalmente nos
vestimos. Me pongo una camiseta gris y unos jeans con mis botas
marrones. Mientras los entrelazo, miro hacia arriba y veo a
Cherry poniéndose algo similar. Lleva una camisa gris con cuello
en V y jeans oscuros ajustados a la piel que muestran todas sus
curvas. Mis ojos siguen la longitud de su cuerpo hasta sus
adorables tacones rojos. Deben medir cuatro pulgadas y tener
pequeños arcos en la parte posterior. La acabo de follar y esos
malditos lazos me endurecen la polla.
Camino detrás de ella y empujo mi erección cubierta de jean
en su culo.
–Carter, si volvemos a follar mientras Jeanette está aquí,
podría pedirte que se una.
Eso es todo lo que necesitaba decir y retrocedo tres pies.
–No te estoy compartiendo con nadie, nena. Así que nunca
más ideas sobre ti y yo con nadie más. ¿Lo tienes?
Ella se ríe y se vuelve hacia el espejo para arreglarse el pelo y
el maquillaje.
–Me alegra que estemos en la misma página, nene.
Me siento un poco aliviado de que ella esté de acuerdo
conmigo en esto y le doy un pequeño beso en el cuello.
–Voy a empacar un par de maletas para ti y luego llamaré a
Saint. Ve a hablar con tu amiga y dile que cuando las mujeres
gritan así, es algo bueno.
–Oh, ella es más que consciente, Carter, simplemente no está
acostumbrada a escucharlo de mí.
–Bueno, será mejor que se acostumbre a eso. Eres mía ahora,
–gruño y le pego en el trasero. Ella me sonríe por encima del
hombro y sale de la habitación. Comienzo a empacar las cosas de
Cherry mientras llamo a Saint.
–¡Ey!
–¿Por qué diablos no me lo dijiste? –Ladré al teléfono.
Escucho a Saint respirando profundamente antes de dejarlo
salir.
–Te conozco. Tenías cosas que manejar y esa mierda habría
jodido con tu cabeza. Oye, estar embarazada no cambia nada.
–Ahí es donde estás equivocado. Lo cambia todo, –dije
bruscamente.
–¿De verdad, C? ¿Qué cambia? Todavía estás tratando de
limpiar la mierda para que puedas estar con ella, bebé o no.
Sé que tiene razón, pero todavía estoy enojado, no lo sabía.
Todavía estoy enojado conmigo mismo por no haber estado aquí
con ella durante los últimos tres meses, así que ignoro su
pregunta con la mía
–¿Dónde está tu culo? –Pregunto. Nuestras conversaciones
telefónicas están llenas de encanto.
–Estacionado afuera de la casa de tu niña. Vi a Jeanette entrar
hace unos minutos. ¿Cómo resultó eso? –Pregunta con una
sonrisa, sabiendo bien y malditamente bien cómo fue.
–Aprecio la información, gilipollas. Lo recordaré la próxima
vez que estés en mitad de una follada.
Gruñe por teléfono y tengo la sensación de que está molesto
por eso.
–Lo que sea. ¿Nos estamos mudando a la casa de seguridad
hoy o qué? –Él chasquea y no puedo evitar pensar que el hombre
necesita echar un polvo.
–Sí, estoy empacando ahora. Debería estar todo listo para
entrar en veinte. ¿Tienes tu mierda?
–Todo está en su lugar. Estaré encantado de terminar con
esto. Necesito un encierro durante unos días. Planeo
emborrarme y no pensar en nada más que en evitar que mi vaso
se vacíe. –No puedo evitar sentirse mal por él. Saint no es un
bebedor de ninguna manera. Esta chica Jeanette realmente ha
hecho un número en él. Él la mira tan absorto como yo a Cherry.
Conozco la apariencia porque la veo en el espejo todos los días.
Me alegra que el almacén sea lo suficientemente grande para
que Saint esté a un lado y Cherry y yo para el otro. Planeo
mantener las pelotas en alguna parte de su cuerpo durante los
próximos días. Estoy listo para una fiesta de mierda de
proporciones Guinness World Records.
–Está bien, estaré al frente con ella en quince, –le digo y
cuelgo.
Voy al tocador de Cherry y abro el cajón de su ropa interior.
Sonrío y lo cierro de nuevo. Ella no necesitará ninguno de esos.
Agarro sus maletas y camino por el pequeño pasillo hacia la sala
de estar.
–Jeanette viene con nosotros, –dice Cherry. Está de pie en la
sala de estar con los pies plantados y los brazos cruzados.
–No, no viene, –le digo, y su mandíbula se aprieta. ¿Qué
diablos? Ese es mi movimiento.
Dejo caer sus bolsas y reflejo su postura. Pies plantados,
brazos cruzados, y la miro fijamente.
–Jeanette viene o yo no voy.
–Cherry, irás aunque tenga que arrastrar tu culo.
–¿Cherry? Oh, eso es adorable. ¿Puedo llamarte así también?
–Pregunta Jeanette.
–¡No! –Ambos gritamos al unísono.
–Bien, bien, me gusta Lays mejor de todos modos, –huele.
–Layla, esto no es una fiesta de pijamas. No puedes
simplemente invitar a tus amigas. Esta es una ubicación segura y
no quiero que se vea comprometida porque tu compañera de
trabajo decidió un Twitter.
–Oye, imbécil, soy su mejor amiga, no solo su compañera de
trabajo, y se llama Tweet, joder, –comenta Jeanette.
Me gusta esta chica, ella tiene sarcasmo. Pero no es suficiente
para hacerme cambiar de opinión.
–Dije que no.
Cherry deja caer sus brazos y camina lentamente hacia mí.
Ella se levanta contra mi pecho y me mira directamente a los
ojos. Con los tacones puestos está solo hasta los hombros, pero
ahora mismo no importa. Esos ojos grandes y hermosos me
están mirando con tanto amor. Ella pone su pequeña mano sobre
mi pecho y susurra "Por favor". Terminé. Nunca puedo negarla
cuando ella es así, cuando puedo ver cuán desesperadamente
necesita algo. No sé por qué no puede separarse de ella, pero
Layla no lo pediría así si no lo necesitara.
Miro por encima de la cabeza de Cherry y miro a Jeanette.
–Iremos a tu casa. Tienes exactamente tres minutos para
agarrar una bolsa y volver al automóvil o nos iremos sin ti. Ese es
el trato, tómalo o déjalo.
–Trato, –dice con entusiasmo.
–Todo aclarado. Vamos a movernos, –le digo y agarro las
bolsas de Cherry con una mano y la de Cherry con la otra. Me
llevo afuera a Saint que está esperando en mi GTO.
–Hijo de puta chupapollas, –escuché a Jeanette murmurar
detrás de mí.
–¿Algún problema? –Pregunto y la miro por encima del
hombro.
–No me di cuenta de que esta era una fiesta de pijamas mixta.
No acordé pasar el encierro con un imbécil.
–Cuidado, Chuck Norris, ese es de mi mejor amigo del que
estás hablando.
Layla se detiene y ella me detiene.
–¿Qué pasa, nena? –Pregunto.
–Solo dame un segundo, –suplica.
–Voy a cargar las maletas. Pon tu bonito culo en el coche. –
Ella asiente con la cabeza y yo voy al maletero. Saint viene para
ayudarme y los dos vemos a las mujeres hablar.
Después de unos momentos, ambas caminan hacia el
automóvil y entran sin decir una palabra. Siento la tensión entre
Saint y Jeannette y me pregunto qué pasó. No pregunto, porque
no es asunto mío. La razón por la que Saint y yo trabajamos tan
bien es que tenemos una política de no preguntar, no decir. No
me preguntes mierda y no me digas nada. Fin de la historia.
Me pongo detrás del volante y salimos.

Veinte minutos después finalmente logré que mi chica estuviera


a salvo. Estamos en un almacén a las afueras de Reno. Lo
convertí en una fortaleza porque sabía que este día llegaría. Sabía
que podría necesitar un lugar para proteger a Layla, y necesitaría
un lugar seguro donde vivir, así que lo armé justo cuando salí. Si
tienes suficiente dinero puedes obtener cualquier cosa en pocos
meses. La planta baja está dedicada al espacio habitable. Lo he
modernizado con una sala de estar / comedor con una cocina
industrial. Hay un cine en casa, sala de juegos y una pequeña
piscina cubierta. He agregado un gimnasio, un invernadero e
incluso una sala de pánico. Puede que me haya pasado de la raya,
pero mi vida me ha enseñado algunas cosas y una de ellas es
tener un plan de respaldo para su plan de respaldo.
Arriba, tenemos siete habitaciones. Una es una oficina y otra
es una biblioteca. El resto está configurado para dormitorios.
Nuestra habitación es la más grande y la más privada del edificio.
Hay una salida de emergencia por allí, así como una habitación
pequeña que sería perfecta para el bebé ahora que lo pienso.
Cada habitación tiene su propio baño, y el nuestro tiene todo lo
que se puede soñar. Enorme bañera lo suficientemente grande
para nosotros dos, y una ducha en la que puedo pasar toda la vida
follando a Cherry.
–¿Cuándo hiciste todo esto? –Pregunta Cherry maravillada
cuando llegamos al final de la gira. Guardé el dormitorio
principal para el final, porque una vez que la viera aquí, no la
dejaría salir.
Saint y Jeannette se quedaron callados en el camino de
entrada, y tan pronto como los mostré, reclamaron su propia
habitación y cerraron sus puertas.
–En el momento en que descubrí en qué ciudad estabas.
Simplemente tuve que contratar a diferentes contratistas para
diferentes partes del lugar. No podría permitir que una persona
conozca todos tus secretos. –Sonrío en la última parte y camino
detrás de ella; envolviendo mis brazos alrededor de su cintura.
–Eres la primera y la última mujer que ha cruzado la puerta de
este dormitorio, nena.
Los dos estamos parados frente a la cama y sus dedos trazan
mis antebrazos.
–¿Ves esa cama, Cherry? –Pregunto y ella asiente. –Vamos a
discutir, pelear, reír, llorar y jugar en esa cama hasta que tome
mi último aliento. –Me estiro y froto mi mano grande sobre su
vientre. –Te amo y amo mucho a nuestro pequeño hombre.
–Yo también te amo, Carter, –suspira con una sonrisa, y
parece que ambos podemos finalmente respirar.
La sostuve así por un momento más antes de conducirla a la
cama. Tomo su barbilla en mi mano y la miro a los ojos.
–Quítate la ropa, Cherry. Manos y rodillas en la cama. Es hora
de que reclame todo de ti.
Ella me mira nerviosa, sabiendo lo que estoy pensando.
–Ve despacio, Carter. Estoy nerviosa.
–Te entiendo nena.
Ambos nos miramos mientras nos desnudamos. Ella llega a su
heela y yo la detengo.
–No, bebé, déjalas. Quiero follarlos contigo.
Se arrastra hasta el medio de la cama gigante y se pone de
rodillas. Me paro detrás de ella, solo mirando la hermosa vista.
–Apóyate en los codos, nena, y extiende las rodillas. Quiero
verlo todo. –Cuando está en una posición perfecta, voy a la
mesita de noche y saco una botella de lubricante.
Me meto en la cama detrás de ella y me inclino para besar
cada mejilla. Froto mis manos por todo su cuerpo, relajándola
mientras voy. Le beso los muslos y trabajo hacia su coño. Lamo y
la lengüeto allí, y puedo sentir cuando su cuerpo comienza a
relajarse completamente en mí. Ella mueve sus caderas y levanta
su trasero más alto, tratando de poner más de mi boca sobre ella.
Lamo su clítoris y luego me follo su coño con mi lengua. Me abro
camino hasta su bonito culo rosado y lamo allí también. Ella se
crispa cuando lamo allí, pero no me pide que pare. Le quito las
nalgas y la lamo un poco más. Corro mi lengua por todo su anillo
apretado y ella gime en la cama. Toco su clítoris con mi mano y
ella se gime más fuerte. Le beso el dulce culo y la acaricio hasta
que está tan cerca. Utilizo el pulgar de mi otra mano y empujo
más allá de su abertura apretada y comienzo a trabajar su culo y
su coño al mismo tiempo. Ella mueve su cuerpo contra mis
embestidas y gemidos por más.
–Oh, Dios, eso se siente tan bien, Carter. Estoy tan cerca.
–Todavía no nena, –digo. –No hasta que esté en tu culo.
Saco mis dedos de su coño y agarro el lubricante. Continúo
trabajando su culo con mi pulgar mientras me lubrico. Cuando
estoy todo resbaladizo y listo para ir, saco mi pulgar y coloco la
punta de mi pene contra su agujero.
–Quédate quieta, nena, y vamos a ir despacio. Solo respira por
mí y mantente relajada. Frota tu clítoris para mí.
Empiezo a empujar y siento su tensión. "
–Cherry, nena, solo respira. –La veo tomar dos respiraciones
profundas y luego asentir, diciéndome que está bien seguir.
Empujo lentamente hasta que siento que la cabeza de mi polla
rompe su abertura.
–Eso es todo, nena. La parte difícil ya paso. Solo sigue
respirando.
–Es fácil para ti decirlo, no tienes una enorme polla en el culo,
–responde.
Sonrío, pero no paro. Me muevo lento y superficial hasta que
respira normalmente y la expresión de dolor ha desaparecido de
su rostro.
–Oh Dios, nena, estás tan apretada aquí. No tomaré mucho
tiempo; Solo quiero saber que soy dueño de este agujero también.
Layla mueve sus caderas un poco por mi aliento, y después de
algunas bombas más, me sumerjo profundamente.
–Jesús cogiendo a Cristo, Cherry. Lo hiciste tan bien. Estoy
hasta el final, nena.
–Tengo que correrme, Carter. Por favor, me duele.
–Te entiendo nena. Sigue frotando tu clítoris.
Salgo y luego vuelvo a follar lentamente dentro de ella. Es un
ritmo lento y pide más. El sudor explota en toda mi piel y me
aferro a mi control por medio de un hilo.
–¡Acelera, Carter, por favor! Oh, Dios, se siente tan bien.
Pierdo el ritmo y empiezo a follarla. Agarro sus nalgas y la
sigo con fuerza. Cherry de repente comienza a gritar mi nombre
a todo pulmón y me corro por el sonido. Mi orgasmo viene de
cada pulgada de mi cuerpo y se siente como fuego que fluye por
mis venas. Me corro duro y profundo en su ano mientras golpea
su pico.
Cherry se derrumba en un montón sudoroso en la cama y
lentamente la retiro de ella. Voy al baño y me limpio un poco
antes de llevarle un trapo caliente.
–Ven aquí, cariño, déjame cuidarte, –le digo y la limpio
suavemente.
Vuelvo al baño y empiezo la bañera. Creo que mi niña y yo
podríamos disfrutar de un buen baño largo.
CAPITULO 8
Layla

R ecostándome en la bañera, puedo sentir el agua tibia ya


trabajando en mis músculos doloridos. Las últimas cuarenta y
ocho horas con Carter han hecho que todo mi cuerpo esté
deliciosamente dolorido, y necesito un momento para
recuperarme. Carter estaba a punto de meterse en la bañera
conmigo cuando Saint llamó a la puerta, llamándolo por algo.
Quería preguntar qué estaba pasando, pero me detuve. Quería
mostrarle a Carter que confío en él, que estaba bien con todo lo
que tenía que hacer para que pudiéramos ser libres y lejos de mi
padre.
Buscando el gel para el cuerpo, noto que es la misma flor de
cerezo que uso en casa. Al mirar alrededor del baño noté que
muchas cosas aquí son como las que tengo en casa. Productos
para el cabello, bata, loción e incluso el mismo cepillo de dientes
eléctrico elegante que tengo. No importa cuán exigente y
cavernícola pueda ser Carter, siempre parece envolverme. Él se
está asegurando de que tengo lo que necesito y haciendo lo mejor
para mí. Todavía no puedo creer que por un momento creyera
que le hubiera culpado todo a él. Esto fue obra de mi padre.
Carter puede haber tenido una razón para trabajar para mi padre,
pero desde el momento en que nos conocimos, todo fue por mí.
¿Cómo no podría amarlo?
Descansando mi cabeza en el lado de la bañera, froto con la
mano sobre mi barriga. Cierro los ojos y sueño con nuestro bebé
y nuestro futuro juntos, simplemente disfrutando del agua tibia.
Lo siguiente que sé es que estoy en los brazos de Carter y él
me está sacando de la bañera. No estoy segura si me quedé
dormido durante unos minutos o más.
–Cherry, cariño, tienes que ser más cuidadosa, –me amonesta
mientras me seca suavemente con una toalla. Se inclina para
quitarse su propia camisa y la desliza sobre mi cabeza. Entonces
estoy de vuelta en sus brazos y me lleva a la cama. Él agarra la
atadura de pelo que actualmente está sosteniendo mi cabello, y
lo suelta para que mi pelo se caiga alrededor de mis hombros.
–Tengo que salir por unas horas, ¿de acuerdo, cariño? Acabo
de obtener algo de información que realmente necesito
investigar, –dice, envolviendo un mechón de mi cabello
alrededor de su dedo. Me pregunto si incluso se da cuenta de lo
que está haciendo.
–Pero es tarde. ¿No quieres arrastrarte a la cama y amarme? –
Me burlo, tratando de que se quede. Sé que ya está oscuro. Por
mucho que quiera que todo esto se termine, odio la idea de que
Carter salga y "lo maneje". ¿Qué pasa si él no regresa? Ya ha
desperdiciado gran parte de su vida en esto, primero con su ira y
luchando por venganza y ahora su lucha por mí, una pelea que le
costó ocho años de prisión. Si no hubiera estado allí,
probablemente habría sido libre todos estos años. Ha pasado
tantos años luchando por otras personas, pero ¿alguien ha
luchado realmente por él? Luchó por sus padres y luchó para
darles justicia. Luego luchó por mí para vivir cuando se sacrificó
a la policía para salvarme.
Se inclina y me besa suavemente en los labios. Lo agarro por
los hombros y trato de profundizar el beso.
–No peleas justo, –murmura antes de acariciar
perezosamente su lengua contra la mía. Cuando comienza a
retroceder, intento encerrarme a él, pero es más rápido que yo.
–Cherry, tengo que hacer esto.
–Lo sé, –resoplé, volviendo a la cama. –¿Saint va contigo? –
Realmente no quiero que vaya solo y sé que no me llevará con él,
así que ni siquiera voy a preguntar.
–Sí, lo necesito conmigo en esto. Mientras estoy fuera,
manten tu dulce culo en el almacén. Si abres una puerta, una
alarma me avisará y volveré aquí y te bronceare el culo antes de
que puedas pestañear, –dice, dándome su mirada de “me
obedecerás”.
–Hmm... si mal no recuerdo, disfruté mi último 'bronceado de
culo', así que quizás quieras pensar en algo mejor, –sonrío con
satisfacción antes de rodar y mover mi trasero hacia él.
Inclinándose, Carter da un mordisco a mi culo, haciéndome
chillar y darme la vuelta para alejarme de él.
–Créeme. Voy a pensar en algo, –dice alegremente y camina
hacia el armario, sacando una nueva camisa negra y botas
negras. Se acerca a una imagen en la pared y tira de ella,
abriéndola sobre una bisagra. Veo entonces que oculta una caja
fuerte.
–Esta es nuestra caja fuerte, Cherry. Tengo dinero, pasaportes
y pistolas aquí. La combinación es 1128. El día que te conocí, –
dice, girándose a mirarme.
–¿Porqué me estás diciendo esto?
–Por las dudas, cariño, por las dudas.
Gateando de la cama camino hacia él.
–Volverás esta noche, ¿verdad? Prométemelo, –susurro,
necesitando su consuelo.
–Lo prometo. Ahora solo promete mantener este teléfono
contigo. –Saca un teléfono celular de su bolsillo trasero y me lo
da. –Mi número y el de Saint están ahí. Llama para cualquier
cosa.
Al tomarlo de él, miro hacia abajo y juego con él. No quiero
mirarlo porque creo que podría llorar. Sé que mis lágrimas se
mezclarán con él y no quiero que se preocupe por mí mientras
hace lo que está haciendo. Él me dice estas cosas no solo porque
necesito conocerlas, sino también porque es posible que no
regrese. Algo siempre podría salir mal.
Poniendo un dedo debajo de mi barbilla me hace mirarlo.
–Bésale a tu hombre, Cherry.
Me pongo de puntillas y Carter se inclina hacia mí,
encontrándome a mitad de camino, dándome un duro beso que
es demasiado rápido.
–Si necesitas una pistola por algún motivo, toma el revólver.
Nunca te afectará y ya está cargado. Solo me iré unas pocas
horas. Voy a verificar algo para ver si tenemos una ventaja sólida,
entonces estaré de vuelta. Estaré en esa cama cuando te
despiertes por la mañana.
Dándole una media sonrisa, le digo:
–Te amo.
–Yo también te amo, cariño, –dice antes de besarme por
última vez y marcharse.
Sabiendo que no podré dormir, voy a una de las bolsas que
empaqué y saco unos pantalones de yoga y un suéter verde
oscuro fuera del hombro antes de ir a buscar a Jeanette. No
hemos tenido mucho tiempo para hablar. Cuando le dije que
quería que viniera conmigo, dijo que sí sin preguntar. De hecho,
estaba un poco asustada por ella. Si alguien viniera a buscarme,
ella sería a la persona por la que irían primero. Al principio dudó,
pero cuando le dije que confiara en mí y que necesitaba ir, lo hizo
sin pausa. Si algo le sucediera mientras estaba escondida aquí,
nunca me lo perdonaría a mí misma. Y, como dijo Carter, a mi
padre le gusta usar mujeres para causar dolor a los demás y la
herida de Jeanette nos causaría a mí y a Saint mucho dolor.
Llamando a su puerta, espero un momento antes de abrirla.
La cama es un desastre, pero está vacía, así que baje las escaleras
para ver si ella está allí. Al pasar por la sala de estar, no puedo
evitar parar y mirar el hermoso piano de cola. Cómo me perdí
esto cuando llegamos aquí está más allá de mí. Carter realmente
piensa en todo. Oigo un ruido en la cocina y me dirijo hacia allí.
Encuentro a Jeanette sentada en el desayunador comiendo un
sándwich
–Pensé que tu culo estaba agotado, y no te vería hasta la
mañana, Lays. Hombre, ese nombre realmente encaja ahora.
Vosotros dos son como conejos en una maldita calentura...
entran en celo, ¿verdad?
–No tengo ni idea, para ser sincera, pero capto tu broma. –Me
río y me siento a su lado. Arqueo mi silla para enfrentarla porque
sé lo que viene.
–Come esto, –dice, entregándome la otra mitad del
emparedado. –Y antes de preguntar, utilicé mayonesa y no
Miracle Whip
–Me conoces muy bien, –le digo, y le doy un mordisco
gigante. No me toma mucho tiempo terminar el emparedado.
–Está bien, comiste, así que cuenta. Qué. Es. Esta. Mierda.
¿Volviste loco a ese hijo de puta? –Pregunta Jeanette.
–Apareció cuando se enteró de lo del hospital y entró y
confesó todo.
–¿Todo?
–Sabes, pensé que ya estarías más enojada. Pareces bastante
tranquila con todo esto. No es realmente tu MO, –le digo,
mirándola.
–Un hombre no paso ocho años de prisión y lo primero que
hace cuando sale es conducir durante horas para llegar a una
mujer a la que no ama, Lays. Nunca odié a Carter, simplemente
no lo entendía y estaba molesta porque te hizo enojar, pero sabía
que ese hombre volvería.
–¿Por qué no dijiste nada?
–No había mucho que decir, –se encoge de hombros. –Estabas
enojada y herida y necesitabas a alguien en tu banquillo, no
alguien que animara a lo que hacía el otro equipo en ese
momento.
–Tienes razón, –le digo.
–Como siempre, –bromea.
Le doy una mirada inquisitiva.
–¿Qué? ¿Cuándo no estoy en lo cierto? –Ella dice, pareciendo
ofendida.
–Saint, –digo.
–No vamos a hablar de eso ahora. Se supone que debes
decirme qué pasa con Carter: por qué regresó y por qué estamos
en esta fortaleza.
Ella merece saberlo todo. La llevé a esto. Quién sabe cuánto
tiempo estará atrapada aquí con nosotros.
–Creo que la historia de Carter y de mí comienza años antes
de que nos conociéramos, –empiezo, y le cuento todo lo que
Carter me contó, todas las piezas que faltaban o que no entendía
antes y cómo ahora tenemos que borrar algunas para que
finalmente podamos ser libres y estar juntos.
–Guau. Lays, esa es una historia de amor dulcemente jodida.
Riendo, estoy de acuerdo.
–Solo esperamos que tengamos nuestro feliz para siempre.
–Vas a tenerlo. Después de todo eso, vosotros os lo merecéis,
–dice, caminando hacia la nevera y sacando un helado. –¿Quieres
un poco?, –Pregunta, levantando la caja de cartón y me doy
cuenta de que es del tipo que siempre como, cereza con chispas
de chocolate. Él realmente recuerda todo.
–Demonios, sí, –respondo y empiezo a revisar todos los
cajones, tratando de encontrar cuencos y cucharas. Escuché mi
teléfono celular sonar y sé por el tono de llamada que es Justin.
Dirigiéndome a mi bolso, lo saqué por completo, olvidándome de
que tenía algo de mí.
–Justin, siento mucho lo del otro día, –le digo, todavía me
siento mal por lo que Carter le hizo.
–Hola hija.
Santa mierda No he escuchado su voz en años. Siento que mi
ritmo cardíaco mejora.
–¿Papá? –Dije vacilante, todavía sin creer que fuera él.
–Déjate de tonterías, pequeña zorra. Es hora de una reunión
familiar. Incluso tengo a tu madre aquí.
Miro hacia arriba y veo a Jeanette mirándome.
–¿Por qué diablos querría verte? –Ladré al teléfono.
–Parece que alguien tiene un poco de agallas. No olvides que
te hice, Layla, y puedo acabar contigo fácilmente, junto con todos
tus seres queridos, –dice con aire de suficiencia.
–Carter va a matarte, –le dije con una voz igualmente
presumida.
–¡Cierra la boca, malditamente buena para nada! Sabía que
debería haber acabado contigo hace años. Eres como una mujer
cualquiera, abriéndose de piernas para salirse con la suya.
–¡Que te jodan, gilipollas! No tengo que escuchar esto. –Voy a
colgar el teléfono y luego lo escucho hablar.
–Los mataré.
Siento que mi sangre se enfría.
–¿A quién?
–No te hagas la tonta, Layla, tú sabes a quién. Envié a Carter a
una loca búsqueda. Estoy seguro de que se fue corriendo donde
quiera que te tenga. No solo podría hacer explotar el edificio al
que lo dirigí, sino que también tengo a tu pequeño amigo Justin
aquí. Y no olvidemos a tu querida mamá.
–¿Qué quieres? –Pregunto sabiendo ahora que haré lo que él
me pida. No puedo dejar que mi padre tome vidas por mi culpa.
–A ti.
–¿Dónde?
–Fuera de la biblioteca en veinte minutos. Tomaré uno de los
dedos de Justin por cada minuto que llegues tarde. –La línea se
apaga.
Salí de la cocina, atravesé la sala de estar y subí las escaleras
con Jeanette pisándome los talones. Me dirijo a la caja fuerte, la
abro y obtengo lo que necesito.
–¿Qué está pasando, Lays? ¿Qué diablos?
–Él dice que los matará. Carter, Justin, mi madre. –
Girándome, la miro. –Saint. –Su rostro se pone pálido ante su
nombre.
Quitándome el suéter, agarro un sujetador, me lo pongo, me
pongo una sudadera con capucha y me pongo unos jeans. Busco
en mi bolsa y estoy feliz de encontrar a Carter con el único par de
zapatillas que tengo. Poniéndolos, tomo el teléfono y presiono
llamada.
–¿Nena?
–No entres a donde sea que vayas. Saben que vas.
–¿Cómo diablos sabes esto, Layla?
No le respondo.
–Te quiero mucho, Carter. Más de lo que nunca sabrás, pero
no puedo dejar que haga daño a la gente nunca más.
–Cherry, acaba con esa mierda. Estaré allí en quince minutos.
Espera, cariño, estaré allí y hablaremos.
–Te amo, –repito, pero no puedo evitar que suene como un
sollozo.
–Maldita sea, Cherry, yo también te amo, no hagas esto.
–Adiós, Carter, –digo, terminando la llamada y dejando el
teléfono en silencio. Lo meto en mi sujetador y corro por las
escaleras y salgo al área de la bahía para encontrar un auto.
–¿A dónde vamos? –Pregunta Jeanette.
–No vas a ir a ningún lado, –le digo, mis ojos escanean
desesperadamente la pared buscando las llaves correctas del
Jeep.
–Estás jodidamente loca si crees que no voy a ir contigo, –me
contesta.
Al encontrarlas, las arranco de la pared y presiono el botón
para abrir la puerta de carga. Cuando llegué a la puerta del
conductor, salté y presioné el botón de bloqueo rápidamente
antes de que ella pudiera saltar al otro lado. Le digo que la amo.
Ella golpea en la ventana, pero yo simplemente retrocedo y
salgo.
No me lleva mucho tiempo llegar a la biblioteca. Mientras
manejo, todo en lo que puedo pensar es en Carter.
Probablemente lo esté perdiendo ahora mismo. Veo a mi padre
cuando paro. Parece mucho mayor. Parece que ha envejecido más
de cuatro años, pero supongo que ser cazado le haría eso a un
hombre. Salgo lentamente del Jeep y camino hacia él. Está de pie
al lado de un sedán negro y se abre la puerta del conductor. Un
hombre que recuerdo sale. Es el hombre que intentó matarme. El
hombre que mi padre dejó ganarme. Me detengo en seco. Él es
una de las primeras cosas que recuerdo cuando finalmente
comencé a recuperar las piezas de esa noche. Son sus ojos. No
estoy segura de cómo los olvidé. Son tan oscuros que casi se ven
negros.
–Qué bueno verte, mi adorable hija, –dice mi padre,
caminando hacia mí.
Cuando me alcanza, puedo oler el vodka sobre él. Se filtra por
sus poros. Voy a dar un paso atrás, pero él me agarra del pelo.
–¿Es esa la manera de saludar a tu padre? –Dice, inclinándose
hacia mí. Aprovecho la oportunidad para escupirle en la cara.
Inmediatamente me arrepiento cuando él me hace daño. Puedo
saborear el sabor metálico de la sangre en mi boca mientras caigo
al suelo.
–Ponla en el auto, –gruñe y gira para dirigirse al sedán.
El conductor me pone de pie tirando de mi cabello y siento el
aguijón en mis ojos. Aprieto los dientes en un esfuerzo por evitar
gritar. No les daré el placer.
–Nos interrumpieron la última vez que estuvimos juntos. Me
aseguraré de que eso no suceda esta vez, –dice el conductor, y me
lame un lado de la cara. Siento que el vómito se eleva en mi
garganta.
–¡Carter te va a destripar! –Le gruñí al hombre.
–Bueno, te voy a follar. Veamos quién consigue lo que quiere
primero, –se burla, clavando su erección en mi culo, y luego me
empuja hacia el automóvil.
Cuando escucho el chirrido de los frenos, me vuelvo para ver
si Carter me ha encontrado. No. Él no puede encontrarme
todavía. Tengo que averiguar dónde están Justin y mi madre.
Puede que no sea cercana a mi madre, pero ella es mi madre.
Quién sabe lo que mi padre le hizo a ella.
Entonces veo a Jeanette salir volando del auto. Puedo ver en
su rostro que ella se da cuenta del desastre que está en una
fracción demasiado tarde.
–¡Tómala también! –Ladra mi padre.
El conductor saca una pistola de su chaqueta y me la apunta.
Jeanette levanta sus manos y me mira.
–Voy a patearte el culo, –dice ella, hablándome y no al
hombre que le apunta con un arma.
–Muévete, –dice, indicándonos que vayamos hacia el
automóvil. El maletero abierto.
–Entra.
Me arrastro y Jeanette se aprieta a mi lado.
–Hacemos todo juntas, –la escucho susurrar. No puedo creer
que haya atraído a otra persona a esto. La llevé al almacén para
mantenerla a salvo, pero parece que la traje a la guarida del león.
El maletero se cierra de golpe, y todo se apaga.

Continuara...
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