10 Cosas Sobre Ser El Hijo Del Pastor

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10 cosas sobre ser el hijo del pastor

In #1023 julio, 20131161 Views Jimmy Sarango

1. Yo no elegí ser hijo de pastor.


2. Mi papá no eligió (en un principio) ser pastor.
3. En la iglesia, si hacía algo malo, todos sufrían de amnesia temporal, se olvidaban mi
nombre y me reclamaban que debería portarme bien porque “era el hijo del pastor”
4. En el colegio también me prohibieron ser normal porque estaba avergonzando a mi
papá, que era pastor.
5. Aprendes mucho sobre liderazgo, las iglesias cristianas son uno de los escenarios
más difíciles para ejercer liderazgo. Todos son voluntarios y muchas veces quieren
hacer lo que les venga en gana. Ser líder para personas así es un gran reto. Mi papá
lo hizo.
6. La gente espera mucho de ti, no tienes mucho margen de error. Aún piensan que la
familia pastoral es una suerte de réplica de la Virgen María, José y el niño dios.
7. La mayoría de mis amigos “hijos de pastores” no parecen serlo. Yo tampoco
parecía.
8. Cuando decidí asistir a una iglesia sin mi familia, disfruté ser conocido por mi
nombre y apellido.
9. Cuando decidí asistir a una iglesia sin mi familia, disfruté presumir a mis amigos
que mis papás son pastores. Se siente muy bien.
10. Nunca elegí serlo, pero ha sido una de las experiencias que más ha marcado y
determinado mi vida.

El auditorio de la iglesia “Renuevo” (frente al estadio Orfeo) estaba repleto. Un joven lleva puesta
una remera blanca cuyo lema clama “JESUCRISTO es el Señor”, detrás de él hay tres jóvenes, todos
hijos de pastores, que participan por primera vez del Congreso Internacional de Jóvenes. Ellos son
Daniel (17) y Emmanuel (23), que llegaron desde la iglesia “Pan de Vida” en Tucumán; y Débora
Prestera (16), bonaerense, quien confiesa que “ser hija de madre y padre pastores no es fácil, pero
es una bendición. Vale la pena”. El taller se dividió en dos partes, con dos predicadores diferentes:
los pastores Juan Belart, de Cita con la Vida y Pablo Carlini, del ministerio rosarino Santuario de Fe.

PRIMERA PARTE: PASTOR JUAN BELART

“A un hijo de pastor sólo lo entiende otro hijo de pastor. Muchas veces no se vive lo mismo que
otras familias”, comenzó desarrollando el pastor Belart quien prontamente tomó Génesis 49 para
reflexionar sobre cómo seguir después de haber recibido palabra de Dios.

“Creemos que nuestro futuro está predestinado, marcado, como con un molde. Muchas veces
escuchamos voces que hablan de lo que se espera de nosotros”, siendo esto marcado “por el
éxito, y otras por los errores, que hicieron tus padres”, compartió.

SIMEÓN Y LEVÍ
A estos dos hermanos, su padre Jacob, los llamó “chacales” y los “dispersó y desparramó” en la
tierra de Israel. El pastor Juan Belart reflexionó que muchas veces los hijos de pastores son
“solitarios como chacales”; y otras veces han sentido “el desplazo de la atención de sus padres por
la iglesia”, como fue Jacob con sus dos hijos. Sin embargo, el pastor recordó que “tu historia la
tenés que caminar vos. Tenes que hacer tu propio camino espiritual. Nada está dicho. Lo único
cierto es que tendrás bendición de Dios”.

"Simeón y Leví recibieron la misma palabra, sin embargo esa misma palabra para Simeón fue
maldición y para Leví fue bendición. Mientras que la tribu de Simeón fue disminuida, los levitas
fueron esparcidos para ejercer el sacerdocio. La palabra actuá conforme uno la recibe", detalló.
“No elegimos ser hijos de pastores. Muchas cosas no elegimos. No te preguntaste ¿qué voy a
hacer con mi vida? Dios tiene un buen plan para tu vida, no se equivocó que vos hayas nacido
como hijo de pastor; no importa lo que diga la gente”, describió.

ROMPER CON EL COMPLEJO DE ESAU

El pastor Belart compartió con humor un episodio de su infancia: a sus 10 años se escapó de una
reunión de mujeres para jugar al metegol, una hermana lo encontró y le reprendió diciéndole que
era como “Esaú que desprecia la mejor parte”. “Si no tenés el corazón sano, palabras como esas te
puede marcar”, comentó al episodio sucedido que sirvió para considerar que hay que “seguir
caminando”. Enfatizó: “Vos caminá. Tenés los mejores años de tu vida. Caminá que no estás solo”.

Los levitas son “el regalo especial de Dios” (Números 8:16). "Simeón significa el que escucha. ¿Qué
escuchamos, nosotros, los hijos de pastores? Es hora de dejar de ser Simeón -compartió-, de
escuchar lo que la gente te dice” qué sos, o qué debés ser, o cómo comportarte. “El que tenía los
talentos era el que más trabajaba. Tu camino se descubre caminando. Menos palabra y más
acción”, alentó. Recordó que “Leví” significa “lo que une”. “Tenemos que trabajar en equipo -
enfatizó-, tenemos que bendecir y unir a la gente; tenemos que trabajar en equipo, entre
pastores”.

SEGUNDA PARTE: PASTOR PABLO CARLINI

La segunda parte del taller la brindó el pastor rosarino Pablo Carlini. Comenzó contando su historia
de vida: “Mi padre no fue hijo de pastor, él aprendió conmigo y mis hermanos a ser 'hijo de
pastores' también. Cada uno es diferente, pero tenemos un tipo de patrón de conducta similar”,
detalló en cuanto a que cada uno tiene su historia personal, pero algo subyace y eso es
principalmente la “herencia sacerdotal que recae sobre tus hombros”.

LA VARA Y LA ESPADA

El pastor tomó Éxodo 17:8-14 para desarrollar su prédica. El episodio consiste en la lucha que
libran Moisés junto a Josué frente a Amalec; Moisés con su vara desde lo alto de la montaña y
Josué con la espada desde el valle. “El poder de dos generaciones: dos unciones que se
manifestaban, una en lo alto (la generación mayor) y otra en el valle (la generación de relevo). Hay
poder en la unión de dos generaciones”, detalló.

“Estamos donde estamos porque hubo un Moisés intercediendo en la montaña. Hubo alguien que
estuvo orando por nosotros -y preguntó: ¿Cuántas malas decisiones que a causa de otro que
estuvo intercediendo no sucedieron? Nuestras armas no son carnales, son espirituales. La victoria
viene muchas veces por las oraciones de nuestros abuelos y abuelas”.

Las dos generaciones representan “dos fuerzas complementarias y necesarias, debemos trabajar
en equipo”. A continuación compartió tres puntos para considerar:

1) Veo la estrategia y la visión de Moisés, pero también veo la gestión de Josué”, para hacer
referencia al versículo 9 donde compartió que ambos tienen diferentes funciones, pero están
“bajo el mismo Espíritu”. “Estas dos partes no funcionan por separado, a Moisés le tocó la vara, a
Josué la espada: son dos tecnologías diferentes que se complementan mutuamente”.
2) “Obediencia de la generación de revelo a la visión de la generación mayor”. Lo vemos reflejado
en el versículo 10 donde simplemente está escrito: “E hizo Josué como dijo Moisés”. “Josué
obedeció la palabra con la impronta que lo caracterizaba. La bendición está en la obediencia y es
ahí donde se desata la gloria”.
3) “La guerra no es entre las dos generaciones sino contra Amalec”, ya que Amalec significa
“desánimo” y que muchas veces “Amalec nos sale al encuentro para desanimarnos en nuestras
relaciones”. “Amalec no viene en los momentos más lindos, sino en los momentos más difíciles”,
de tensión e incertidumbre “como miembro de una familia sacerdotal que sos”. Recalcó: “Sos un
equipo con la otra generación”.

Para finalizar, el pastor Carlini compartió: “Cuando te pones en obediencia bajo una cobertura
espiritual sos imparable. Nuestras generaciones anteriores fueron la plataforma para impulsar lo
que somos hoy”. Hacia el final del taller, en clima de adoración, el Espíritu Santo se hizo presente
en el corazón de cada joven plantando una palabra de siembra que, en obediencia y fe, dará su
cosecha.

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