7 Ensayos de Mariategui

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INTRODUCCION

Probablemente para muchos, José Carlos Mariátegui no fue


más que un escritor de ideología comunista que se dedicó a criticar
los problemas de nuestra sociedad.

Por lo cual, la finalidad de este trabajo es ampliar esa


errónea idea y aclarar la importancia que tuvo este excepcional
hombre para la sociedad, la cultura peruana, y para la literatura
nacional.

Mariátegui pertenece a la generación del 20, la cual es considerada


una de las más brillantes en la historia del Perú .

“Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana” presenta


el pensamiento marxista de Mariátegui y es la primera aplicación del
materialismo dialéctico al estudio de la historia del Perú .

Mariátegui publicó su obra cumbre en el año 1928, a partir de su


estudio se empezó a profundizar sobre el desarrollo cultural del Perú,
así como sobre la situación jurídica, económica y social,
tanto de las comunidades indígenas como de los centros urbanos.

Dichos ensayos permitieron, tanto a nativos como a extranjeros,


conocer a fondo los cambios y cuestionamientos por los que atraves
aba nuestro país a comienzos del siglo XX .

La presente monografía pretende demostrar que José Carlos


Mariátegui fue uno de los primeros escritores que reflexionó sobre la
necesidad de una literatura peruana auténtica y que contribuyó, con
sus escritos e ideología política expresados en su obra cumbre
'(siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana', a forjar
la identidad cultural de los peruanos.
ARGUMENTO DE LA OBRA

Los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana fueron


publicados como libro en 1928.

Mariátegui aspira a dar un testimonio de parte ya contribuir a la


creación del socialismo peruano .

El primer ensayo plantea un "Esquema de la evolución económica”.


Según Mariátegui, los incas habrían desarrollado un sistema de
Producción colectivista que se orientaba espontáneamente hacia el
comunismo.

Este desarrollo habría sido interrumpido violentamente por la llegada


de los españoles, que habrían establecido una economía feudal.

La Independencia no habría significado una autentica cesura


[interrupción], sino que únicamente habría proseguido el proceso
colonialista.

Aunque en la sociedad de su tiempo Mariátegui encontraba que


coexistían una economía colectivista indígena, feudal y capitalista,
pensaba que la preeminencia la tenía el sistema feudal, por ser el
Perú un país agrícola.

Por consiguiente, el colonialismo impregnaría todos los aspectos de


la realidad peruana y la solución no podría consistir sino en la
liquidación del feudalismo y en la prosecución por parte del
proletariado del proceso socialismo en el Perú.

El segundo ensayo analiza "El problema del indio", que según


Mariátegui económico social y no pedagógico, jurídico, eclesiástico,
moral o cultural .

El problema indígena radica en "El problema de la tierra", que es


examinado por el tercer ensayo.
El problema agrario se presenta como el de la cancelación
del feudalismo en el Perú, cuyas expresiones encontraba
Mariátegui que eran en su época el latifundio y la servidumbre.

El feudalismo se muestra en la agricultura de la costa, sobre todo


a través del yanaconaje y del enganche, y en la de la sierra a través
del gamonalismo del propietario de la tierra y de la condición de
siervo del indio.

El cuarto ensayo está consagrado a considerar “El proceso de la


instrucción pública". También a este respecto ejerce su dominio el
colonialismo, como consecuencia del que hemos sufrido
sucesivamente el influjo español, francés y norteamericano.

En un texto de 1925 ("Enseñanza única y enseñanza de clase"),


había señalado antes Mariátegui que el régimen demoburgués ha
dado lugar a una enseñanza de clase, que distingue entre el niño
burgués con derecho a la instrucción, y el
niño proletario sin un derecho real a ella.

La solución sería una escuela única. “El balance de la primera


centuria de la República se cierra, en orden a la instrucción pública,
con un enorme pasivo. El problema del analfabetismo indígena está
casi intacto.

El Estado no consigue hasta hoy difundir la escuela en todo el


territorio de la República. La desproporción entre sus medios y el
tamaño de la empresa, es enorme" (7 ensayos, p. 168).

En cuanto a la educación universitaria, la Reforma, que en su tiempo


había planteado el cogobierno y la cátedra libre, encontraba
Mariátegui que estaba amenazada por la reacción. “El factor
religioso" es objeto del quinto ensayo.

Según el autor ha pasado ya la hora en que la religión se reducía a


la iglesia y el rito y, por consiguiente, ha terminado la vigencia de un
"libre pensamiento" que se declaraba ateo, laico y racionalista.
"La crítica revolucionaria no regatea ni contesta ya a las religiones, y
ni siquiera a las iglesias, sus servicios a la humanidad ni su lugar en
la historia (p. 170), sino que concede su entera
significación al factor religioso. Entre nosotros, el culto católico se
superpuso a los ritos indígenas, sin absorberlos más que a medias.

En la actualidad "la experiencia histórica de los últimos lustros ha


comprobado que los actuales mitos revolucionarios o sociales
pueden ocupar la conciencia profunda de los hombres con la misma
plenitud que los antiguos mitos religiosos" (p. 203).

El penúltimo ensayo examina históricamente cómo se ha planteado


el problema de "Regionalismo y centralismo en el Perú", y después
proponelos puntos de vista de Mariátegui.

En su opinión , es necesario opinión, es necesario excluir


toda posible discrepancia sustancial emanada de egoísmos
regionalistas o centralistas y comprender que
el problema primario de un nuevo regionalismo es el del indio y el de
la tierra.

La condena del centralismo se une así a la del gamonalismo.El


ensayo final, "El proceso de la literatura", propone periodizar —
literaria y no sociológicamente— la literatura en tres etapas: colonial,
cosmopolita y nacional.

La literatura del Perú habría seguido siendo colonial aún después de


la Independencia; Melgar representaría el primer momento
peruano,Eguren habría sido un precursor del periodo cosmopolita,
Vallejo representaría el otro de una nueva poesía y el
indigenismo estaría cancelando el periodo colonial.
ESTRUCTURA

1) Esquema de la evolución económica

2) El problema del indio

3) El problema de la tierra

4) El proceso de la instrucción pública

5) El factor religioso

6) Regionalismo y centralismo

7) El proceso de la literatura
I

ESQUEMA DE LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA

En este ensayo Mariátegui analiza el proceso socio-económico peruano.


Los incas desarrollaron una economía socialista, donde el trabajo colectivo
o comunitario tenía un carácter agrario y permitía el bienestar de la
población. La alimentación abundaba y la población crecía. La conquista
española interrumpió brutalmente todo es desarrollo.

Los españoles impusieron una estructura económica feudal y esclavista,


que resultó extraña a los pueblos indígenas. Feudal, porque las tierras y
los indígenas fueron repartidas a los encomenderos
(latifundistas).Esclavista, porque se importó esclavos negros para las
haciendas de la costa, mientras que en las minas de la sierra se obligó a
trabajar a los indios mediante el sistema de la mita, una especie de trabajo
forzado.

La extracción de metales preciosos fue la actividad principal,


descuidándose la agricultura. El esquema virreinal reprimía asimismo el
comercio de las colonias, pues estas solo podía comerciar con la metrópoli
los productos que la Corona les imponía producir.

La independencia surgió entonces instigada por los comerciantes criollos


(blancos nacidos en América) que deseaban la libertad de comerciar con
el mundo, como una respuesta a las necesidades del desarrollo capitalista
de la civilización occidental. Fue por ese motivo que Inglaterra, cuna de la
economía de librecambio, apoyó la independencia latinoamericana.

Pero una vez lograda la independencia y fundada la República, la nueva


clase dirigente criolla mantuvo las estructuras socio-económicas de la
colonia. La situación del indígena se empeoró al fortalecerse la clase
terrateniente o latifundista de origen colonial (semifeudal).

La burguesía nacional (clase capitalista), todavía débil al iniciarse la


República, empezó a fortalecerse durante el período del guano y del salitre
(mediados del siglo XIX), pero sin poder suplantar del todo a la clase
terrateniente. Tras la guerra con Chile, se perdió la riqueza guanera y
salitrera; el Perú entró entonces en una penosa etapa de Reconstrucción,
en la que se debió entregar los ferrocarriles a los banqueros británicos,
como prenda y garantía de nuevas inversiones que permitieran la
recuperación del país.
La nueva fuente de riqueza constituyó la minería, especialmente la
practicada en la sierra central.
La dependencia con el capital extranjero no desapareció ni siquiera ante
la aparición de nuevos rubros de riquezas naturales (caña de azúcar y
algodón, destinados a la exportación); por el contrario, con ello se ahondó
el carácter centralista, costeño y dependiente de la economía peruana.
A partir del Oncenio de Leguía (década de 1920), el país pasó a depender
del capitalismo norteamericano, cuya manifestación más notoria fueron los
empréstitos millonarios. Según Mariátegui, en su tiempo coexistían en el
Perú las tres economías: la feudal (gamonalismo), la burguesa
(capitalismo)y algunos residuos de la economía comunista indígena en la
sierra(comunidades indígenas). Pero señalaba que la preeminencia la
tenía el sistema feudal, por ser el Perú un país mayoritariamente agrícola.

II
EL PROBLEMA DEL INDIO

«Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste
como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios
teóricos, —y a veces sólo verbales—, condenados a un absoluto
descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas nos
han servido sino para todas para ocultar o desfigurar la realidad del
problema». Mariátegui concibe el problema del indio no como un asunto
racial ,administrativo ,jurídico ,educativo o eclesiástico , sino como un
problema sustancialmente económico cuyo origen está en el injusto
régimen de propiedad de la tierra denominado gamonalismo.
Se conoce como gamonalismo a un sistema de explotación de los campesinos
indígenas en las haciendas de la sierra del Perú.
Los gamonaleso terratenientes acaparaban inmensos latifundios donde
hacían trabajar a los
indios como siervos, manteniéndoles en la más paupérrima pobreza y
cometiendo sobre ellos los más nefandos abusos; asimismo, estos
gamonales detentaban un considerable poder local (muchos llegaban a
ser senadores, diputados, alcaldes y prefectos) y contaban con pequeños
contingentes armados.
Era pues, una auténtica feudalidad o semifeudalidad enquistada en el
Perú, como rezago del colonialismo españoles. Mientras subsista esta
forma de propiedad todo intento por solucionar el problema del indio
quedará disuelto en la estéril denuncia lírica o en
la prédica oportunista e inconsciente.
Terminar con el gamonalismo, con la feudalidad, significa devolver más
que tierras; significará para la raza desposeída su rendición histórica, la
recuperación de su esencialidad moral y su auténtica integración a la vida
nacional. «La solución del problema del indio tiene que ser una solución
social. Sus realizadores deben ser los propios indios.
Este concepto conduce a ver en la reunión de los congresos indígenas un
hecho histórico. Los congresos indígenas, desvirtuados en los últimos
años por el burocratismo, no representaban todavía un programa; pero sus
reuniones señalaron una ruta comunicando a los indios.

III
EL PROBLEMA DE LA TIERRA:

Mariátegui estudia la cuestión agraria unida necesariamente a la del indio,


reivindicando el derecho de éste a la tierra, para lo cual era necesario
sacarlo del estado de servidumbre que suponía el feudalismo de los
gamonales.
Luego, muestra cómo el colonialismo que destruyó y aniquiló la economía
incaica de tipo “comunista", no supo reemplazarla más que con el
feudalismo. ¿Qué le pasó a la comunidad agraria del ayllu?
A pesar de las leyes escritas, de las Leyes de Indias, la comunidad
indígena fue despojada por el feudalismo,
cuyas expresiones eran el latifundio y la servidumbre.
Mientras que Europa, por el siglo XVIII, tomaba otro rumbo al fortalecerse
y ascender
al poder la clase que desplazó y liquidó el feudalismo: la burguesía o clas
ecapitalista (la revolución francesa fue una revolución burguesa).
Pero revolución de la independencia hispano-americana «encontró al Perú
retra-sado en la formación de su burguesía...».Si bien se abolieron las
mitas, se dejó en pie la aristocracia terrateniente, la que, si bien ya no
conservaba «sus privilegios de principio, conservaba sus posiciones de
hecho.
Seguía siendo en el Perú la clase dominante». Esta clase, apoyada por el
militarismo gobernante, retardó el surgimiento de una vigorosa burguesía
urbana. Y recién se intentó una reorganización gradual de este problema
cuando se promulgó el Código Civil (1852), que favoreció la formación
delas pequeñas propiedades, en desmedro de los grandes dominios
señoriales y de la comunidad indígena, al mismo tiempo.
No obstante, la pequeña propiedad no prosperó, y por el contrario el
latifundio se consolidó y extendió, siendo la única perjudicada la
comunidad indígena, la misma que, pese a todo, logró sobrevivir.
El latifundio de la costa era distinto del latifundio serrano; el costeño
evolucionó hacia modos y técnicas capitalistas, en tanto que el de la sierra
conservó íntegramente su carácter feudal, resistiendo a la transformación
industrial y capitalista; aún así no logró destruir la comunidad indígena.
El latifundio costeño cada vez más ligado al capital extranjero prefirió
desplazar los tradicionales cultivos alimenticios por el cultivo de algodón
de exportación, generando un círculo vicioso de importación de alimentos
y exportación de materias primas.
Indistintamente del tipo de latifundismo, éste impedía el desarrollo del
capitalismo nacional, ya que los terratenientes obraban como
«intermediarios o agentes del capitalismo extranjero»; como una
barrera para la inmigración blanca; se oponían a la renovación de métod
os, cultivos, etc.; era incapaz de atender la salubridad rural;
particularmente en la sierra el feudalismo agrario se mostraba del todo
inepto como creador de riqueza y de progreso.
En una palabra, agrega Mariátegui, «que el gamonal como factor
económico, está, pues, completamente descalificado. Como a Mariátegui
más le importaba seguir (y proyectar para el Perú futuro) la "comunidad
agraria indígena", estudia el destino de ésta bajo el régimen republicano.
A pesar de la absorción feudalista, la comunidad ha subsistido por el
espíritu del indio: a pesar de las leyes de cien años de régimen
republicano, no se ha tornado individualista.

IV
EL PROCESO DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA
Mariátegui analiza este proceso estrechamente ligado al económico-
social, como no podía ser de otro modo. Reconoce y analiza las tres
influencias en la educación peruana: la española, la francesa y la
norteamericana, estas dos últimas injertadas en la primera.
La educación en la colonia tuvo «un sentido aristocrático y un concepto
eclesiástico y literario de la enseñanza», en otras palabras, una educación
elitista y escolástica. El desprecio por el trabajo, por las actividades
productivas fue alentado por los claustros universitarios
inclusoluego de producida la independencia. La República, que heredó la
s estructuras coloniales, buscó luego el modelo de la reforma francesa, ya
enlas postrimerías del siglo XIX.
Hasta que la reforma de la segunda enseñanza de 1902, empezó a
reflejar la influencia creciente del modelo anglosajón: sería el primer paso
para adoptar el sistema norteamericano, coherente con el embrionario
desarrollo capitalista del país.
Preconizador del modelo yanqui fue el Dr. Manuel Vicente Villarán, cuyas
prédicas triunfaron con la reforma educativa de 1920, por ley orgánica de
enseñanza dada ese año, pero como no era posible, según Mariátegui
«democratizar la enseñanza de un país, sin democratizar su economía, y
sin democratizar, por ende, su superestructura política» la reforma del 20
devino en fracaso .

La reforma universitaria merece también la atención de Mariátegui.


Hasta el Perú alcanzaron los movimientos reformistas que se iniciaron en
Córdoba, en el año 1918, producto de la «recia marejada post-bélica”,
aunque en ese país, en un principio, la ideología del movimiento estudiantil
careció de homogeneidad y autonomía.
Los estudiantes de América, querían sacudir el medioevalismo también
de sus casas de estudio. Sus reclamos se basaban en la necesidad de
que los estudiantes intervinieran en el gobierno de las universidades, así
como el establecimiento de cátedras libres, al lado de las oficiales, que
deberían enfocar nuevos y alternativos conocimientos, alejados de los
anticuados programas de estudios.
En una palabra, querían que la Universidad dejara de ser un órgano de
una elite aristocrática, que cesara ese divorcio entre su función y la
realidad nacional y tomara el verdadero rumbo que debía tener en el
desarrollo de la cultura. Con relación a este problema, Mariátegui nos hace
un extenso estudio sobre la reforma universitaria en el Perú, que se inició
en 1919 y cómo fue la reacción en su contra.
Los estudiantes lograron imponer algunas reformas, pero la falta de
dirigentes más capacitados impidió que estas se intensificaran. Para
finalizar, Mariátegui expone las ideologías que intervinieron en la discusión
sobre el modelo educativo que debía imponerse en el Perú,
a principios del siglo XX: los conceptos burgueses positivistas de Manuel
Vicente Villarán, frente al aristocratismo idealista de Alejandro Deustua.
Esta discusión se planteó en el seno del Partido Civil, entonces el de mayor
arraigo político.Para Mariátegui, «el problema de la enseñanza no puede
ser bien comprendido en nuestro tiempo si no es considerado como un
problema económico y como un problema social.
El error de muchos
reformadoresha estado en su método abstractamente idealista, en su doc
trinaexclusivamente pedagógica»

V
EL FACTOR RELIGIOSO
La religión incaica fue un código moral antes que un conjunto de
abstracciones metafísicas. Su iglesia (por llamarla de algún modo) fue una
institución social y política, cuyo culto estaba subordinado a los intereses
sociales y políticos del imperio; la iglesia era el estado mismo.
Es lo que se llama Teocracia. Producida la conquista, se impuso el culto
católico más que la prédica del evangelio, de modo que el culto pagano
dela religión incaica subsistió bajo el culto católico, fenómeno al que se
conoce como sincretismo religioso.
El rol de la iglesia católica durante el virreinato fue de aval del estado
feudal y semifeudal instituido. Si bien es cierto que hubo choques entre el
poder civil y el eclesiástico, éstos no
tuvieron ningún fondo doctrinal, sino que fueron meras querellas
domésticas.
Con el advenimiento de la República no hubo cambio en tal sentido. La
revolución de la Independencia, del mismo modo que no
tocólos privilegios feudales, tampoco lo hizo con los eclesiásticos.
El radicalismo gonzalez-pradista surgido a fines del siglo XIX constituyó
la primera agitación anticlerical surgida en el Perú, pero careció de eficaci
a por no haber aportado un programa económico-social.
De acuerdo a la tesis socialista, las formas eclesiásticas y doctrinas
religiosas son peculiares e inherentes al régimen económico-social que las
sostiene y produce, y por tanto, su preocupación es cambiar ésta y no
aquellas.
VI
REGIONALISMO Y CENTRALISMO
Cuando el Perú nació a la vida independiente, eligió como sistema político
administrativo el Centralismo, rechazando el Federalismo. Sin embargo,
muchas ciudades del Perú han venido
desde entonces reclamando la atenuación del excesivo centralismo
proveniente de la capital, Lima.
Para Mariátegui, este problema, en cierto modo, viene vertebrando todos
los demás. Aunque reconoce que existe,
sobre todo en el sur peruano, un sentimiento regionalista, dicho
regionalismo no parece ser más que «una expresión vaga de un malestar
y un descontento».
El problema planteado entre Centralismo y Federalismo es de larga data.
El Centralismo se apoya en el caciquismo y gamonalismo regionales
(dispuestos, no obstante, a reclamarse federalistas de acuerdo a las
circunstancias), mientras que el Federalismo recluta sus adeptos entre los
caciques y gamonales en desgracia ante el poder central.
Ciertamente, uno de los vicios de la organización política del Perú es y
sigue siendo su centralismo. Pero entiende Mariátegui que toda
descentralización que no se dirija a solucionar el problema agrario y la
cuestión indígena, «no merece
ya ni siquiera ser discutida», porque, advierte, no es este problema
meramente político, ni desde este solo punto de vista ella alcanzaría para
solucionar los problemas esenciales.
Por otra parte, es difícil definir y de marcar en el Perú regiones
existentes históricamente como tales. No obstante Mariátegui estudia las
tres regiones físicas: la Costa, la Sierra y la
Montaña (que no significan regiones en cuanto a la realidad económica y
social ), afirmándonos que la Montaña carece aún de significación socio-
económica; en cambio, «la actual peruanidad se ha sedimentado en tierra
baja» o Costa, y la Sierra es el refugio del indigenismo.
«Las formas de descentralización ensayadas en la historia de la
República, han adolecido del vicio original de representar una concepción
y un diseño absolutamente centralistas», dice Mariátegui.
Formula enseguida sus puntos de vista sobre cómo debe enfocarse la
nueva descentralización en el Perú.
Primero, debía quedar esclarecida la solidaridad del gamonalismo
regional con el régimen centralista, a fin de evitar confusiones. Luego
debía escogerse entre el gamonal o el indio: «no existe un tercer camino».
Mariátegui, naturalmente, opta por el indio.
Porque, lo más cierto es que «ninguna reforma que robustezca al gamonal
contra el
indio, por mucho que aparezca como una satisfacción del sentimiento
regionalista, puede ser estimada como una reforma buena y justa».
En conclusión, para los nuevos regionalistas, la regionalización debe
contemplar simultáneamente el problema del indio y de la tierra. También
estudia el problema de la capital, concerniente a todas las capitales de
América, y sostiene que la suerte de Lima está subordinada a los grandes
cambios políticos, tal como lo enseña la historia.

VII
EL PROCESO DE LA LITERATURA
En éste su último ensayo, Mariátegui renuncia a ser un crítico imparcial:
«Declaro sin escrúpulo, que traigo a la exégesis literaria todas mis
pasiones e ideas políticas...»
.Uno de los aportes más interesantes de Mariátegui al juzgar el proceso
de la literatura peruana fue su propuesta de periodización, que comprendía
tres: Literatura colonial, Literatura cosmopolita, Literatura nacional
Pero no se trataban de etapas que se cancelaran por sucesión automática
o continua, pues las imaginaba más bien como ideas que, en diversos
momentos de la historia, podían aparecer como una tendencia dominante,
emergente o residual.
Desde su punto de vista analiza la literatura de la Colonia, “de
irrenunciable filiación española» , en espíritu y este colonialismo mental
supervive al Virreinato, dando como resultado una literatura mediocre por
falta de raíces propias, no habiendo podido «eludir la suerte que
le imponía su origen».
Explica las razones socio-económicas por qué ha subsistido ese
colonialismo literario, y agrega: «el literato peruano no ha subido casi
nunca sentirse vinculado al Pueblo».
Aunque destaca en Garcilaso, más Inca que conquistador, el primer
destello de “peruanidad", y defiende a Ricardo Palma y a sus Tradiciones
Peruanas de la acusación de colonialismo, pues esas Tradiciones tienen,
según su percepción, «política y socialmente una filiación democrática»
Hay que esperar hasta la llegada de Manuel González Prada para
ver anunciada la posibilidad de una auténtica literatura peruana.
González Prada significa la transición del período colonial al período
cosmopolita.
Más atrás en el tiempo, el poeta de los yaravíes, Mariano Melgar, ubicado
cronológicamente en el final de la colonia, sería el primer momento perua
no de nuestra literatura. Otro escritor del siglo XIX, Abelardo Gamarra el
Tunante, tiene también un acento marcadamente peruano, criollo y
popular.
En cambio, el poeta José Santos Chocano, de fines del siglo XIX
y principios del XX, con su poesía grandilocuente y exuberante,
pertenece al período colonial. Aunque se reclame el «cantor de América,
autóctono y salvaje», Mariátegui no le reconoce tales cualidades, pues
considera que lo indígena no tiene nada de exuberante o tropical.
Uno de los últimos reductos del colonialismo intelectual es la universidad,
de donde emerge la «generación futurista» liderada por José de la Riva
Agüero y Osma, a quien acusa de ser representante nato de la «casta
feudal» y de mantener la tradición colonial
En tales circunstancias el Movimiento Colonida ,
encabezado por Abraham Valdelomar, surge como una insurrección,
como una actitud anti académica reclamando sinceridad y naturalismo,
esa sinceridad que no se encuentra en los versos ególatras de José
Santos Chocano pero que si aparece en la poesía pura de José María
Eguren.
Son también analizados por Mariátegui:
Alberto Hidalgo, poeta arequipeño con emoción revolucionaria y que se
orientaba al vanguardismo, movimiento que Mariátegui supo valorar.
Magda Portal, a quien llamó la primera poetisa del Perú.
Alberto Guillén, poeta arequipeño a quien atribuye un espíritu
iconoclasta y ególatra.
César Vallejo, de quien dice que es el poeta de una estirpe, de una raza,
creador absoluto, nostálgico pero no retrospectivo. «No añora
el imperio(inca) como el pasadismo perricholesco añora el virreinato. Su
nostalgia es una propuesta sentimental o una protesta metafísica.
Nostalgia de exilio nostalgia de ausencia». Coincide con Antenor Orrego
que su poemario: Los heraldos negros marca el inicio de una nueva época
en la poesía peruana, peruana en el sentido de indígena.
Alcides Spelucín, poeta que con su
poemario, El Libro de la Nave Dorada, representa un modernismo tardío.
Y, finalmente, analiza las corrientes de su actualidad, en especial la
indigenista, que llena una función histórica en la sociología peruana en
evolución y cuyo más amplio sentido lo lleva a consubstanciarse con «la
reivindicación de lo autóctono», que, no obstante, no paraliza los otros
elementos vitales de la literatura peruana.
Y es literatura "indigenista" y no"indígena" —aclara Mariátegui— porque
aún no puede dar una versión verista del indio, sino que tiene «que
idealizarlo y estilizarlo.
Tampoco puede darnos su propia ánima. Es todavía una literatura de me
stizos ...»Mariátegui confía en la suerte del mestizaje, el que debe ser
analizado como cuestión sociológica, no étnica.
BIOGRAFIA
José Carlos Mariátegui nació el 14 de junio de 1894, en Moquegua (Perú).
Sus padres fueron Francisco Javier Mariátegui Requejo y María Amalia La
Chira Ballejos. Desde 1899 vivió y estudió en Huacho, pero un accidente
en 1902 hizo que lo internaran en un hospital de Lima. Desde entonces
sufrió cojera en su pierna izquierda. El no poder correr y jugar como otros
niños, le hizo amar la lectura y le permitió cultivarse de forma autodidacta.
En 1909, ingresó como ayudante de linotipista y en 1914 como articulista
del diario La Prensa. De 1916 a 1919 fue redactor del diario El Tiempo.
Paralelamente, escribió para las revistas Mundo Limeño, Lulú, El
Turf y Colónida. En estos años juveniles hizo amistad con importantes
intelectuales y escritores como Abraham Valdelomar. Junto a César
Falcón editó Nuestra Época (1918) y La Razón (1919), donde criticó a la
oligarquía, apoyó las movilizaciones obreras y defendió la Reforma
Universitaria. En 1919, ganó una beca y estuvo cuatro años en Europa. En
Italia se casó con Anna Chiappe y abrazó la ideología marxista.
Al regresar al Perú dictó conferencias en la Universidad Popular González
Prada y asumió la dirección de la revista Claridad. En 1924, sufrió la
amputación de su pierna izquierda, pero continuó trabajando por sembrar
la doctrina socialista en obreros y estudiantes. En 1925, fundó la
editorial Minerva y en 1926 la revistaAmauta. También escribió para las
revistas Variedades y Mundial. En 1928, fundó el Partido Socialista
Peruano y publicó su célebre Siete Ensayos de Interpretación de la
Realidad Peruana. En 1929, fundó la Confederación General de
Trabajadores del Perú.
CONCLUSIONES
La obra de los Siete ensayos, José Carlos Mariátegui contribuyó a
publicar en el Perú en sentido serio y metódico de los asuntos
Nacionales por encima de Amplio conocimiento del tema, con las
cualidades del detalle y del arte de dar al lenguaje escrito o hablado
eficacia bastante para deleitar.
En efecto hacia 1868-1869 la deuda externa acumulada era
alrededor de 8 millones de libras esterlinas, siendo el promedio de
las exportaciones de guano 1846-1868 de 1.6 millones anuales y el
servicio estimado de la deuda externa aproximadamente 800,000
libras esterlinas anuales.
Se dio origen a la Guerra del Pacifico, la explotación del salitre,
principalmente en Atacama, territorio boliviano, tentaba a los
capitales chilenos.
A raíz de todo esto, por una mala administración pasamos a
depender del capital británico a consecuencia de las deudas
contraídas.
Se dio origen a una nueva clase llamada capitalista o la burguesía .
Esa expansión del gasto público, apoyada en los recursos
patrimoniales del estado , conllevo a un endeudamiento cuya
justificación era la construcción de una red ferroviaria para impulsar
al desarrollo del país .

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