Efectos Psicosociales y Culturales Del Desplazamiento Unal PDF

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Efectos psicosociales

y culturales del
desplazamiento
Efectos psicosociales
y culturales del
desplazamiento

Editores
Martha Nubia Bello
Elena Martín Cardinal
Fernando Jiovani Arias

UNIVERSIDAD A
NACIONAr /-\
SS DE COLOMBIA
Sede Bogotá D.C,
Dirección Académica - División de E:
Programa de Iniciativas Universil
ia Paz y la Convivencia
£1 """'

FUNDACIÓN DOS M U N D O *
EFECTOS PSICOSOCIALES DEL DESPLAZAMIENTO

A u t o r e s varios

© Universidad Nacional de C o l o m b i a
Dirección Académica - División de Extensión
Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
Sede Bogotá

© Corporación Avre
© Fundación Dos Mundos

Editores : Martha Nubia Bello, Elena Martín Cardinal y Fernando Jiovani Arias
Primera edición: 2000
Primera reimpresión: 2002
ISBN: 958-8051-73-8

Diseño: Camilo PáezVanegas - UNIBIBLOS


Ilustraciones carátula: Óscar Sandoval y Luis A. Forero
Agradecimientos: Diakonia - A c c i ó n Ecuménica Sueca
Save the Children

Impreso por
Universidad Nacional de Colombia
UNIBIBLOS
C o r r e o electrónico: [email protected]
Bogotá D . C , C o l o m b i a
CONTENIDO

PRESENTACIÓN I I

Rafael Antonio Malagón

PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN I 5

Bertha Luda Castaño

INTRODUCCIÓN 21

Los editores

CAPÍTULO I

Impactos psicosociales del desplazamiento

y estrategias de intervención

IMPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: 27

ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

Gloria Amparo Camilo

CONSTRUYENDO CAMINOS C O N FAMILIAS Y COMUNIDADES 41

AFECTADAS POR LA SITUACIÓN DEL DESPLAZAMIENTO EN COLOMBIA

- U N A EXPERIENCIA DE TRABAJO PSICOSOCIAL-

Fernando Jiovani Arias y Sandra Ruiz Ceballos

LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA: EL DESPLAZAMIENTO 63

Clemencia Correa y Danilo Rueda

EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN 83

¡airo Rozo

DESTIERRO, DESOLACIÓN Y REPARACIÓN 99

Carmen Lucia Díaz L.

CAPÍTULO II

Impactos sociales y culturales

del desplazamiento

NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD I II

Martha Nubia Bello

EFECTOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO POR CAUSA 127

DE LA VIOLENCIA EN LAS RELACIONES INTERNAS DE LA FAMILIA

Zilia Daisy Ruiz G

N I Ñ E Z , SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO 137

Luis Fernando Maldonado Guerrero

COMENTARIOS 163

Flor Alba Romero


CAPÍTULO III
Impactos del desplazamiento:
una m i r a d a de género y de generación

MUJERES EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO. U N A EXPERIENCIA 173

DE REINVENCIÓN SOCIAL, DESDE LA PERSPECTIVA

DE GÉNERO EN CONTEXTOS URBANOS

Haydi Duque
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES. 181

"CONSTRUYENDO EN COLOMBIA NUEVAS FORMAS DE ESPERANZA"

Fernando jiovani Arias y Sandra Ruiz Ceballos


LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS 209

TIENEN DEL ESPACIO SOCIAL: U Ñ ESTUDIO DE DOS CASOS TRANS-CULTURALES

ENTRE MONTERÍA (COLOMBIA) Y BELFAST (IRLANDA DEL NORTE)

Olga Atexandra Rebolledo


LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO: 229

U N A MIRADA DESDE SU PROPIA DIGNIDAD

José Luís Campo Rodido


COMENTARIOS. LA NECESIDAD DE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y GENERACIÓN 237

EN EL ESTUDIO DEL DESPLAZAMIENTO O LA RECUPERACIÓN Y CIRCULACIÓN DE

LA PALABRA DE QUIENES SE ENCUENTRAN EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

Juanita Barreto Gama

CAPÍTULO IV
Propuestas y experiencias de atención

ATENCIÓN PSICOSOCIAL A POBLACIONES VICTIMAS DE LA VIOLENCIA 245

Y EL CONFLICTO ARMADO

Gabriela Rodríguez Pizarro


LA SALUD MENTAL EN EL CONTEXTO DE VIOLENCIA Y DESPLAZAMIENTO 249

FORZOSO EN COLOMBIA: U N DESAFIO A LA SALUD PÚBLICA HOYYMAÑANA

Fabio Rivas Muñoz


D E MAPIRIPÁN A ITACA: U N VIAJE IMPOSIBLE 257

(REFLEXIONES ACERCA DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO)

Fabio Buriticá Trujillo


FUNDACIÓN TIERRA DE HOMBRES 267

Claire Courteiile e Irma González


COMENTARIOS MESA REDONDA: EXPERIENCIAS DE ATENCIÓN 275

Elena Martín
PRESENTACIÓN
E l año que termina se ha caracterizado por una inusitada reactivación
del fenómeno del desplazamiento como efecto de la degradación
del conflicto armado interno que vive el país. La contienda por sus ca-
racterísticas, ha involucrado a la población civil, convirtiéndola en obje-
tivo de la táctica militar, en medio de un proceso que desborda cual-
quier consideración en relación con el Derecho Internacional
Humanitario. En la medida en que la guerra arrecia se incorporan por
parte de los actores armados -militares, paramilitares y guerrilla- toda
clase de prácticas. Comunidades de vastas regiones se han visto obliga-
das a resguardarse en la periferia de los cascos urbanos para proteger la
vida, en condiciones de penuria e indignidad. Procesos de migración
interna colectiva o individualizada,"a cuenta gota" han sido reflejo carac-
terístico del desarrollo de la guerra en sus niveles de desarrollo actual.
Los efectos del desplazamiento sobre el tejido social, en lo inme-
diato, y los que puedan manifestarse en las próximas generaciones, no
llegan a ser todavía tema de reflexión sistemática entre nosotros. Las
acciones gubernamentales, por ejemplo, no han logrado concretar políti-
cas que superen el asistencialismo,dificultando la acción sobre las^esferas
psicosociales y culturales de los individuos y colectivos desplazados, as-
pectos de vital importancia para la definición de procesos orientados a
restablecer y resarcir la dignidad vulnerada de las comunidades afectadas.
El reto para la universidad en este campo es mayúsculo. Su
aporte a la superación del conflicto no puede inscribirse únicamen-
te en el hoy, en el reconocimiento analítico de los aspectos políti-
cos y sociales del fenómeno, como si se tratase sólo de una variable
más del conflicto. Antes por el contrario y precisamente como me-
todología para la construcción colectiva de salidas a la actual crisis,
ella debe re-crear pensamiento en relación con los escenarios, las
estrategias, los mecanismos y las acciones conducentes a enfrentar
los efectos de esta situación, sobre la población desplazada y sobre
aquella que habita en los lugares de llegada. La reflexión sobre estos
aspectos, será significativa si logra trascender los marcos de la aca-
demia para dialogar con todos los actores que en la sociedad tienen
compromisos o responsabilidades en el tratamiento de los efectos
de la guerra, si tiene como interlocutores a los agentes estatales
responsables del diseño de las políticas, entre otros. Este propósito
está en el centro de la presente publicación.
El Programa de Iniciativas Universitarias por la Paz y la Conviven-
cia, adscrito a la División de Extensión de la Sede Santafé de Bogotá de la
Universidad Nacional de Colombia, le ha dado cuerpo a esta línea de
reflexión en forma sistemática. Nuestra participación en el proceso de
organización y desarrollo de la iniciativa que dio lugar al simposio sobre
los "Efectos psicosociales y culturales del desplazamiento", es el fruto de
un riguroso trabajo interdisciplinario que vincula la investigación, la do-
cencia y la extensión en la Universidad en relación con los aspectos
señalados. Es oportuna la ocasión para resaltar el papel jugado por el
Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas,
por su apertura y liderazgo en este proceso de construcción colectiva.
Ahora bien, la construcción del Programa de Iniciativas no es el
resultado de un hecho casual en la Universidad. Es la expresión de un
deseo institucional, materializado en una política académica interesada
en vincular a la Universidad a los problemas más significativos del país,
refrendando si se quiere una tradición entre nosotros.
Los propósitos de interacción e integración a los problemas del
desplazamiento, los derechos humanos y la resolución de conflictos, los
centros de reflexión del PlUPC.constituyen un buen ejemplo de como
estos fenómenos y problemáticas sociales no pueden comprenderse a
cabalidad por fuera de la relación de la Universidad con los actores
sociales y sus proyectos, sin que el tejido académico se entreteja con el
tejido social. De esta manera, se coloca en tela de juicio aquella manida
expresión, tan genérica como injusta, en relación con lo distante que
está la Universidad del país. Por el contrario, habría que señalar que la
mayor contribución de la Universidad a la paz está relacionada con su
carácter reflexivo y, más aún, cuando el potencial de su pensamiento se
empeña en hacer suyos los problemas de la nación colombiana.

Rafael Antonio Malagón


Director
División de Extensión
Universidad Nadonal de Colombia

12
PRÓLOGO
SECUNDA EDICIÓN

E l desplazamiento: ¿Cómo ignorarlo? Cada que se habla del tema


nos llegan a la mente diversidad de conceptualizaciones y de
problemáticas; nos llegan a la memoria infinidad de relatos y de imá-
genes que en ocasiones nos conturban por lo crueles.y en ocasiones
nos alteran por la humildad de los lamentos y por la sencillez de
la presencia de la población que lo padece.También nos llegan re-
cuerdos de esfuerzos compartidos, de intenciones solidarias y de
agotadoras jornadas realizadas en su compañía.
El Simposio Efectos Psicosociales y Culturales del Desplazamiento,
realizado a finales de 1999, cuyas memorias fueron recogidas en este
libro, es uno de los hostales del camino al que confluyen huéspedes
disímiles, provenientes de puntos diversos y tal vez con metas dife-
rentes al final del viaje.
En los diferentes capítulos que lo componen se visualiza la com-
plejidad y magnitud del fenómeno del desplazamiento, quizás el más
importante y doloroso fenómeno social de los últimos años en el país
y que afecta directamente a cerca de 300.000 personas anualmente.
Las experiencias plasmadas a lo largo del t e x t o nos revelan el
estado del arte del trabajo psicosocial con la población desplazada
en Colombia para ese momento. N o en vano se hizo el esfuerzo de
congregar las diferentes entidades y personas para reflexionar so-
bre el tema. En cada una de las posiciones se expresa una forma de
interpretarlo, un modo de afrontarlo y una concepción política a la
hora de asumirlo como un objeto de trabajo.
Cada una de las ponencias refleja el proceso mediante el cual
se llegó a tener el conocimiento presentado a discusión. En ese pro-
ceso vivido por cada uno desde diferentes ópticas, se ha ¡do concre-
tando la idea de lo que es un trabajo psicosocial, se han ¡do deslindan-
do y a la vez articulando campos entre lo psi y lo social, entre lo social
y lo netamente político, entre lo cultural y lo social. Cada capítulo
lleva implícita una conceptualización acerca de las causas y los efec-
tos, planeados o no, del desplazamiento en nuestro país.
Gracias en parte a ese proceso descrito ha sido posible que
se haya creado un marco jurídico por parte del Estado para em-
BERTHA LUCÍA CASTAÑO

prender la atención de la población desplazada desde el ámbito


gubernamental. Gracias a las personas y entidades que han perseve-
rado en la solidaridad conciente con esta población, hoy es posible
ofrecer a los lectores estas páginas donde seguramente encontra-
rán vacíos teóricos, conceptuales u operativos, pero donde podrán
sin duda nutrirse de las experiencias y comentarios presentados, de
los desarrollos teóricos logrados y de las controversias generadas
en estos años de ardua, silenciosa y comprometida labor.
A lo largo del texto se ha hecho una propuesta de síntesis de
los diferentes aspectos que conforman lo psicosocial, claro está aún
con las carencias e intolerancias propias de los procesos de madu-
ración en que nos encontramos. El lector encontrará en él el cono-
cimiento que al respecto se tenía para esa época en Colombia; esté
de acuerdo o no con las diferentes posiciones reflejadas en el texto,
encontrará en ellas el decantamiento de una experiencia que no es
muy larga, pues empezó hace 12 años como una propuesta tal vez
ingenua, pero muy atinada de la Corporación AVRE en épocas en
que hablar de desplazamiento era subversivo.
Más allá de la presentación de experiencias varias, la lectura
de este t e x t o produce nuevos aportes para el manejo de este fenó-
meno social, generado en infames acciones de poder y de fuerza y
en perversas estrategias de dominación.Temas como:-las narrativas
implícitas en el discurso de los desplazados; -la oportunidad que
para la población puede significar el desplazamiento, al permitirles
reencontrarse como seres sociales; -el replanteamiento de los roles
de género tanto en la sociedad como al interior de las familias; -la
urgencia de la superación de la impunidad; -la pertinencia de las
diferentes acciones realizadas para su prevención y para la supera-
ción de sus efectos; -los nuevos imaginarios colectivos que se cons-
truyen en la población tanto desplazada como receptora; así como
la necesidad de convertir esta catástrofe nacional en un movimien-
t o cívico que jalone procesos sociales democratizantes; son de vital
importancia en el planteamiento de estrategias de afrontamiento
del desplazamiento en nuestro país.
Los aspectos psicosociales y culturales del desplazamiento son
el eje sobre el cual se hace posible cualquier intento de remediar
daños, de reconstruir identidades y tejido social, de dignificar a la
población, en su mayoría errante y anónima, que ha sufrido el des-

16
PRÓLOGO

pojo de sus tierras, de sus pertenencias y de la esencia de su ser


social, como ampliamente se analiza a través del libro.
La importancia que se ha logrado dar a la temática es sin, em-
bargo, banalizada cuando se pretende que con acciones burocráticas,
cuando no demagógicas, de corta duración y alcance precario.se cum-
ple con la obligación legal que tiene el Estado de enfrentar un fenó-
meno del cual ha sido responsable por acción u omisión y que ha
sido silenciado por décadas. Es frecuente encontrar que se hable de
atención psicosocial, cuando en verdad se desvirtúa ésta con accio-
nes que humillan a la población desplazada al obligarla a mendigar las
migajas que el Estado designa para su atención y convierten a quienes
las administran en semidioses indolentes, cuando en verdad lo que se
logra es ocultar y silenciar los verdaderos efectos del desplazamiento
y con ello quizás la perpetuación del daño ocasionado.
Es indudable que frente a los cambios, tales como el caso del
desplazamiento, el ser humano se adapta con los recursos tanto
externos como internos de que disponga, y que mientras más re-
cursos estén disponibles, mejor será la capacidad de afrontar el in-
fortunio.También es cierto que la población desplazada cuenta con
muchos recursos internos y pocos externos para sobreponerse a
su desdicha, y que puede, como en efecto lo ha hecho, seguir ade-
lante y seguir viviendo. Sin embargo, todo ello no nos puede llevara
minimizar la magnitud de las consecuencias del desplazamiento, ya
que reconocerlas y entenderlas es el primer paso para afrontarlas.
El reconocimiento de los efectos producidos por las acciones
que llevan al desplazamiento no debe ser entendido como una nue-
va forma de victimización, en el concepto de víctima no está implí-
cita la práctica victimizante, mas sí la ubicación política para la cual
una víctima es aquella persona o comunidad a quien se le ha hecho
un daño por el cual se está obligado a repararla.
C o m o se dijo antes, al encuentro en el camino se llega por-
que es necesario nutrirse de los demás para de una forma respon-
sable seguir hacia el logro de las propias metas. Por eso es que
después de este encuentro cada quien sigue con lo que llegó a él y
un poco más aportado por los demás, apertrechado de nuevas y
esclarecedoras ideas que, finalmente, redundarán en beneficio de
propuestas tendientes a encontrar solución a, por lo menos, los
aspectos más importantes y pertinentes a la población desplazada.
La claridad lograda después de leer este magnífico trabajo
colectivo así como las dudas que suscita, colocan este t e x t o como
una de las mayores contribuciones al estudio de esta temática en el
país y lo constituyen en una herramienta de trabajo indispensable
para todos aquellos quienes creen que la solidaridad consciente es
la más valiosa y urgente labor por emprender o por seguir, para con-
tribuir a la superación de los efectos psicosociales y culturales del
desplazamiento en nuestro país.
Es menester pues felicitar y agradecer a quienes organizaron
e hicieron posible la realización de este simposio, así como a quie-
nes con su experiencia lo cualificaron y concretaron la ardua labor
de editar sus memorias, pues son de todos conocidas las grandes
dificultades tanto humanas como financieras que hay que afrontar
para llevar a cabo propósitos como este.

Bertha Lucía Castaño


Asesora Corporación Avre

18
INTRODUCCIÓN
L a agudización del conflicto armado interno en Colombia y el uso
de estrategias de guerra violatorias del Derecho Internacional Hu-
manitario, han expuesto a la población civil a graves hechos de violen-
cia sociopolítica que incluyen las amenazas, los enfrentamientos arma-
dos, los boleteos, las desapariciones, la tortura, las incursiones armadas,
los asesinatos selectivos, las masacres, la destrucción de caseríos y
poblados, entre otros, hechos que obligan a miles de colombianos a
desplazarse como única estrategia para conservar la vida.
Tanto los sucesos que preceden al desplazamiento, como este
mismo, conllevan serias repercusiones de orden político, económi-
co y demográfico.También generan efectos en el ámbito psicosocial
y cultural que no han sido suficientemente explorados. Es en el
contexto de esta reflexión donde surge la iniciativa de propiciar un
espacio de encuentro entre las distintas organizaciones -guberna-
mentales o no- cuyo hacer se orienta a esta problemática, para avan-
zar con el sector académico, no sólo en la reflexión teórica sobre el
fenómeno, sino compartir y confrontar análisis, metodologías y ex-
periencias que posibiliten la cualificación y la reconstrucción de pro-
puestas de intervención.
El libro que se presenta recoge los aportes fruto de la reflexión
y el trabajo con la población en situación de desplazamiento, que fue-
ron elaborados y puestos a la discusión por los ponentes en el Simpo-
sio: "Efectos psicosociales y culturales del desplazamiento", realizado entre
los días 28 y 29 de octubre de 1999 en la Universidad Nacional de
Colombia, sede Bogotá y convocado por el Programa de Iniciativas
Universitarias para la Paz y la Convivencia de la misma, la Corporación
AVRE y la Fundación Dos Mundos. El esfuerzo de las organizaciones
convocantes, por planificar, organizar, realizar el evento y sistematizar
tal experiencia en esta publicación, constituye una invitación para la
continuidad en el análisis y la reflexión sobre el tema.
En la primera parte del libro se hace referencia a los efectos
psicológicos del desplazamiento y a las metodologías de interven-
ción; posteriormente se plantean reflexiones en relación con el
impacto que produce el desplazamiento en aspectos de orden so-
cial y cultural, tales como la destrucción de tejidos sociales, la rees-
tructuración de las redes familiares y comunitarias y la afectación
de la identidad colectiva e individual. A continuación se aborda el
tema de los impactos diferenciados del desplazamiento teniendo en
cuenta las variables de género y generación; y, finalmente, se en-
cuentran los aportes y discusiones surgidas en la mesa redonda
acerca de las experiencias y propuestas de atención a la población
en situación de desplazamiento.
Vale la pena destacar como las distintas reflexiones se plantean
a partir de las experiencias de tos participantes, lo cual al tiempo que
es un desafío, refleja un i m p o r t a n t e esfuerzo p o r c o n s t r u i r
metodologías de intervención acordes con la realidad del país y que
permiten superar la aplicación, en ocasiones mecánica, de modelos
que no responden a las características y especificidades de la realidad
colombiana.
Entregamos una aproximación a una lectura psicosocial de los
efectos del conflicto armado, con ello queremos aportar elementos
teóricos y metodológicos a los profesionales interesados, para que
puedan intervenir, no sólo en lo que tiene que ver con el sufrimiento
emocional de quienes directa o indirectamente viven esta tragedia,
sino para que logren incidir en la construcción de alternativas colec-
tivas para prevenir y enfrentar las múltiples consecuencias que gene-
ra el desplazamiento forzoso.

Los editores

22
CAPÍTULO I
Impactos psicosociales del desplazamiento
y estrategias de intervención
IMPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO
FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

Gloria Amparo Camilo

P ara hacer esta reflexión consideramos importante, en primer


lugar, acercarnos a una caracterización del desplazamiento orien-
tada a reconocer aspectos comunes a los desplazados y diferenciar
condiciones particulares que matizarían el impacto psicosocial.
Las partes segunda y tercera de la exposición presentan, respec-
tivamente, el impacto psicológico y psicosocial del desplazamiento y la
estrategia de intervención de la Corporación Avre, como aporte para
la recuperación integral de las personas y comunidades desplazadas.
Por último, se presentan unas conclusiones en las que se enfatiza
en la importancia de una intervención integral que tenga en cuenta los
aspectos individual, desde el aporte de lo psicológico en el alivio del
malestar emocional y la prevención de trastornos, y social en la inter-
vención psicosocial en el fortalecimiento de posibilidades para el resta-
blecimiento de redes sociales en procura de acciones jurídicas y políti-
cas que garanticen la reivindicación de los derechos humanos.

ASPECTOS COMUNES Y PARTICULARIDADES


DE LAS PERSONAS Y COMUNIDADES DESPLAZADAS

Conforme con las normas del derecho internacional y el dere-


cho interno, los desplazados internos conservan la titularidad de to-
dos los derechos y libertades reconocidos, por estos instrumentos, a
los demás ciudadanos. N o obstante, de acuerdo con el informe de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la práctica esto
no es posible en la gran mayoría de los casos. En efecto: "el desplaza-
miento en sí mismo contradice esencialmente el goce de los dere-
chos humanos básicos (...) pues generalmente implica violaciones
múltiples de los derechos humanos" 2 ,y en primer lugar del derecho
a circular libremente por el territorio nacional reconocido en el artículo

1
Psicóloga. Corporación Avre,
1
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Derechos Humanos en Colombia: 3er Informe de la
CIDH. CCJ, Bogotá, abril de 1999, pp. 214 y ss.
CJORIA AMPARO CAMILO

24 de nuestra Constitución Política. Las personas desplazadas forzo-


samente comparten, pues, la vulneración de sus derechos antes, du-
rante y, generalmente, después del desplazamiento. Estos derechos
fueron precisados en el marco de la Ley 387/97 y sus decretos regla-
mentarios, mediante los cuales el Estado adquirió especiales obliga-
ciones de asistencia, protección y reparación socioeconómica con
los ciudadanos afectados por el desplazamiento forzado interno. En
la práctica no ha logrado aplicar dichas disposiciones.
Otra característica común, documentada en numerosas inves-
tigaciones, es el dramático deterioro de la calidad de vida después del
desplazamiento, por la imposibilidad de satisfacer necesidades básicas
como la alimentación, la vivienda y la salud 3 .
El desplazamiento se relaciona con graves violaciones a la vida,
a la integridad personal, al derecho a la propiedad, al ejercicio de los
derechos civiles y políticos y con las frecuentes infracciones al D I H
que ocurren en el contexto del conflicto armado interno en el país.
Lo que los diferencia, como personas y grupos, tiene que ver con
el reconocimiento de diferencias personales, culturales y sociales.
Tiene que ver también con el tipo de hecho por el cual se des-
plazaron; el motivo que los obligó a huir es especialmente relevante
para el abordaje psicológico y psicosocial. El impacto diferenciado se
relaciona con la vivencia directa o indirecta de hechos y conductas
violatorias de los derechos humanos y el derecho internacional huma-
nitario. Una persona,familia o comunidad que es obligada a presenciar
o vivir escenas de terror y barbarie que involucran torturas, masacres,
asesinatos selectivos, desapariciones o secuestros, bombardeos o com-
bates antes de desplazarse estará más vulnerable que las que abando-
nan el lugar por amenazas, rumores, combates en la región, amenazas
de reclutamiento a los niños y jóvenes por parte de los actores arma-
dos, restricciones de acceso a la alimentación o la salud, entre otras.
El hecho del desplazamiento forzado sigue siendo igualmente
grave para unos y otros; sin embargo, para poder realizar una tarea
lo suficientemente contextualizada y sensible a las variaciones men-
cionadas, la intervención psicológica y psicosocial tendrá que iden-
tificar la amplitud y gravedad de otros derechos vulnerados, y el
impacto que esto ocasionó.

3
Un país que huye. Desplazamiento y violencia, una nación fragmentada. Vol. I. CODHES. I 999.
IMPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

VARIABLES PARA ANALIZAR EL IMPACTO


DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO

Condiciones personales previas. Se refiere a las característi-


cas particulares de la persona, relacionadas con la historia personal y
familiar y el momento vital en el que sucede el desplazamiento, lo que
incluye variables como edad y sexo y la estructura de la misma per-
sonalidad.
Se consideran factores protectores la existencia de recursos
personales psicológicos y de apoyo social que permitan al desplaza-
do elaborar los duelos por las pérdidas sufridas; la capacidad de
ajuste a situaciones nuevas y vínculos familiares y sociales estables.
Son factores de riesgo: que la persona haya experimentado
pérdidas afectivas anteriores u otros hechos violentos y que no
haya podido elaborar esta situación; una historia personal con rela-
ciones familiares conflictivas o deterioradas; una estructura de per-
sonalidad que refleje dificultades de ajuste y adaptación o tenden-
cias a la depresión y la ansiedad.
Características de la c o m u n i d a d en caso de desplazamien-
t o masivo. Hay factores protectores si la comunidad tiene una tra-
dición organizativa para la autogestión y el desarrollo comunitario,
símbolos que fortalezcan una identidad cultural, tradiciones religio-
sas y sociales y la presencia de relaciones de vecindad y solidaridad.
La escasa tendencia a la organización y vínculos comunitarios
frágiles son factores de riesgo para la comunidad.
También puede ser relevante la exposición o experiencia previa
de la comunidad a hechos de violencia política y violaciones de de-
rechos humanos y la vivencia o no de una dominación de alguno de
los actores armados; esto puede generar una fragmentación de las
relaciones interpersonales a raíz del miedo generalizado, el silencia-
miento y la desconfianza.

MOTIVOS DEL DESPLAZAMIENTO

El sitio de llegada. Hace referencia a las condiciones del sitio


receptor. Llegar donde familiares o amistades es una circunstancia
que disminuye el impacto psicosocial; si llegan a sitios extraños, es
favorable que la comunidad receptora acepte a las personas despla-
zadas, que sea solidaria y no las rechace.

29
GLORIA AMPARO CAMILO

O t r o factor protector es la similitud cultural entre el sitio de


donde provienen y el sitio receptor, es decir, evitar que las personas
experimenten grandes cambios a este nivel.
Como factores de riesgo se tienen en cuenta las pocas posibi-
lidades de seguridad que ofrezca el nuevo sitio para aquellas perso-
nas, en especial líderes, que suelen ser perseguidos hasta los nuevos
lugares de llegada, y las precarias condiciones del entorno socioeco-
nómico y político de las comunidades o asentamientos receptores
(que muchas veces son comunidades vulnerables), esto incide en que
los habitantes puedan reaccionar con agresividad o indiferencia.

LAS RESPUESTAS INSTITUCIONALES Y SOCIALES A LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA


Y EN LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES DURADERAS AL DESPLAZAMIENTO

Se considera protector que las personas reciban una pronta


ayuda humanitaria orientada a resolver necesidades de alimenta-
ción, abrigo, salud y educación para los jóvenes y niños.
La existencia de condiciones reales para el retorno o la reubicación
que considere condiciones como la seguridad o la readaptación.
Las posibilidades de que las personas puedan asentarse en un
lugar que les permita unas condiciones de vida digna y no exponerse
a condiciones precarias durante un tiempo largo, por ejemplo, vivir
en albergues o en coliseos.
A partir de estas variables, sin pretender ser exhaustivos, se
busca ilustrar la importancia de considerar factores protectores o
de riesgo en todos los ámbitos como parte central del reconoci-
miento de la entidad que intenta aportar soluciones desde la inter-
vención psicológica y psicosocial.

IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO


E L IMPACTO (PSICO-SOCIAL)

La palabra impacto remite a la imagen de un choque entre


dos elementos. En este caso el hecho violento es el elemento que
embiste a una o unas personas que, a su vez, responden al trauma
de una manera más o menos universal, pero indudablemente, dife-
rente para cada quien según las variables que rodean la circunstan-
cia del desplazamiento y de cómo se conjuguen. El impacto y sus
efectos serán entonces el producto del balance final entre los fac-
tores "protectores" y los que suponen "riesgo". Esta afirmación

30
IMPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

podría describir, de manera general, tanto la respuesta psicológica


individual como la de las familias y las comunidades. Si bien cada una
de estas categorías debe ser tratada de manera distinta, es impor-
tante resaltar su interdependencia.
El ser humano se define como tal justamente en el campo de la
relación recíproca entre lo subjetivo y lo interaccional. El estado
emocional de una persona influye en su manera de relación con los
otros y en su vivencia subjetiva sobre estas mismas relaciones y pro-
duce una respuesta determinada en los demás. Pero también es cier-
to que las formas de tratarnos, de establecer lazos, modifica y "mol-
dea" en lo subjetivo a cada individuo. Esto, junto con las capacidades
de adaptación creativa y la posibilidad de memoria crítica, hace posi-
ble que el ser humano tenga la oportunidad de construirse a lo largo
de la vida; con el paso de los años esta posibilidad tiende a disminuir.
Aunque los efectos psicológicos y sociales de la violencia, en
el caso particular del desplazamiento, influyen el uno en el otro,
para efecto de la descripción los trataremos de manera separada.

IMPACTO PSICOLÓCICO-INDIVIDUAL
DEL DESPLAZAMIENTO

Podemos considerara! desplazamiento como un acontecimiento


estresor ("traumático"), que pone a prueba la estabilidad personal y
la solidez del núcleo familiar o social. Frente al estrés se establece la
necesidad de encontrar los mecanismos que posibiliten superar, de
una u otra manera, la situación problemática. Estos mecanismos pue-
den hacer parte del repertorio usual, modificarse para la circunstan-
cia específica o ser novedosos respecto a afrontamientos previos.
Las personas que se ven obligadas a dejar su medio lo hacen
como una forma de proteger su vida o la de sus familiares. Esta huida
supone la renuncia a una serie de condiciones a partir de las cuales se
había construido un proyecto de vida personal, familiar y, en algunos
casos,comunitario. Además, tienen que vivir unas condiciones nuevas,
generalmente difíciles y llenas de carencias que los someten a un
nivel elevado de estrés. En términos amplios, la persona desplazada
se ve enfrentada a dos situaciones emocionales desagradables: el mie-
do y las distintas pérdidas.
Tanto los hechos violentos que lo generaron como el despla-
zamiento mismo colocan a la persona en una situación de incerti-

31
GLORIA AMPARO CAMILO

dumbre y desconcierto. N o es capaz de explicarse o, por lo menos,


no cabalmente, la razón por la cual tuvo que renunciar a su mundo
y se encuentra temerosa e indecisa sobre como reaccionar frente a
la circunstancia.También se presentan sentimientos de rabia gene-
rados por encontrarse en una situación difícil por decisión de o t r o
y por haber sido sometido a violaciones de sus derechos.
La persona desplazada se encuentra en una situación de crisis
entendida ésta como una respuesta natural ante un hecho negativo
y siempre subjetivamente inesperado. En sus inicios la crisis se ca-
racteriza por la desorganización emocional y el comienzo de la bús-
queda de estrategias que permitan enfrentar la situación. El males-
tar emocional experimentado se manifiesta como "intranquilidad,
desasosiego, inquietud" (ansiedad) y "tristeza o desánimo" (depre-
sión). La respuesta emocional predominante durante los momen-
tos previos y en el desplazamiento mismo es el miedo; después se
agrega, sin que necesariamente se haya resuelto el miedo, el trabajo
de asumir las pérdidas, parciales o totales, que van desde las mate-
riales concretas hasta algunas simbólicas, que originan distintos pro-
cesos de duelo signados, en general, por la tristeza.
Aunque el miedo es una respuesta adaptativa y protectora ante
una situación amenazante, puede alterar la capacidad de juicio de la
persona o comunidad, para pensar y valorar racionalmente las decisio-
nes relacionadas con el desplazamiento. Puede, además, hacer aflorar o
incrementar los sentimientos de desconfianza en los grupos.
Según el tipo de hecho violento que generó el desplazamien-
to, se observan algunas características particulares en cuanto a la
respuesta emocional.
Las personas que se desplazan porque han sufrido amenazas
directas experimentan la posibilidad de la muerte como algo muy
próximo y tal vez inevitable; este sentimiento incide en la capacidad
de rehacer su proyecto vital después del desplazamiento. Afecta tam-
bién la relación con sus allegados, pues, la persona se considera un
peligro para la seguridad de su familia o ésta puede comenzar a cul-
parlo por haber asumido actividades que en apariencia justifican la
amenaza y el desplazamiento; en estos casos es común que la perso-
na se desplace sola y que las relaciones familiares se fragmenten.
Las personas que se desplazan por el asesinato de un familiar
exnerimentan, además de! temor a ser también víctimas de homici-

32
MPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

dio, todo el peso de la pérdida abrupta de su ser querido. La elabora-


ción de esta pérdida se ve obstaculizada por circunstancias como el
no poder conservar o disponer de los efectos o pertenencias perso-
nales del difunto y la ausencia de ritual funerario a la que se agrega,
generalmente, la rabia, el descreimiento y la culpa, producidos por la
impunidad o por no denunciar el hecho por temor a las represalias.
La intensidad del malestar emocional varía de acuerdo con
estas condiciones. Si priman los factores protectores la crisis se
resolverá sin demasiadas dificultades, pero si son los de riesgo o
negativos el impacto, a nivel personal y social, será mayor (con la
posibilidad de aparición de trastornos emocionales a nivel indivi-
dua! y familiar y mayores secuelas sociales) y, por tanto, las posibili-
dades de recuperación más complejas.

IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO

Un elemento que permite identificar el impacto a nivel psico-


social es su incidencia en las redes familiares y sociales. El cambio a
este nivel permite reconocer la fragmentación a raíz del deterioro
o las rupturas, el fortalecimiento de las relaciones interpersonales a
través del potenciamiento de lazos de solidaridad o la consolida-
ción de procesos organizativos.
En el momento y después del desplazamiento la fragmenta-
ción puede darse tanto en el ámbito familiar y social como en las
relaciones afectivas, hábitos comunes de comunicación, patrones
culturales de interacción y cambio de costumbres entre los que
tienen que irse y los que se quedan.
En el caso de llegar a un sitio totalmente extraño, las perso-
nas desplazadas experimentan tensión al verse presionadas a esta-
blecer comunicación y entablar nuevas relaciones con personas ex-
trañas. El hecho de que el desplazamiento sea incomprensible para
la persona o comunidad, la coloca en la dificultad de hablar de este
hecho; la obliga a tomar medidas de prevención para abordarlo y la
lleva en casos extremos al mimetismo.
La llegada a un nuevo sitio provoca tensión en el interior de
las familias por el cambio de roles parentales, presionado por las
nuevas circunstancias que tienen que vivir. Esta situación se puede
ilustrar con el caso de Bogotá.

33
GLORIA AMPARO CAMILO

En 1999 se desplazaron 13.642 familias provenientes de


Antioquia, Meta,Tolima, Guaviare, otros municipios de Cundinamar-
ca y de otros lugares del país, en un gran porcentaje del área rural.
Antes del desplazamiento las mujeres se ocupaban del hogar,
pero después pasaron a realizar actividades de economía informal
como vendedoras ambulantes o a trabajar como empleadas domés-
ticas. Los hombres, por su parte, pasaron de ser, en su mayoría,
productores agrícolas a dedicarse a actividades propias de la eco-
nomía informal.Tales cambios hacen prever una dinámica distinta
en el interior de la familia; posiblemente el padre y la madre se
concentren menos en el acompañamiento cercano en la crianza de
los hijos, disminuye lo intrafamiliar por estar centrados en lo exte-
rior. El rol de autoridad, por lo general centrado en el padre en
familias del área rural, posiblemente se vea afectado por la incur-
sión de la mujer en las actividades económicas de la ciudad.
El impacto cultural es mayor si el cambio es de un área rural
a un área urbana y si existe una gran distancia entre el sitio expulsor
y el lugar de asentamiento. Es de prever que las personas desplaza-
das a Bogotá, por la distancia cultural entre una zona rural y la
capital del país, no tendrían mayores posibilidades de una integra-
ción cultural y con seguridad la tendencia va a ser que las personas
asimilen la nueva cultura, es decir, que se vean forzadas a adoptar las
costumbres, valores y estilos de vida de la cultura bogotana.
En términos de conservación de la identidad cultural es ven-
tajoso que las personas se ubiquen en sitios cercanos a su lugar de
origen lo que, además, les brinda la oportunidad de ser acogidos
por familiares, amigos o conocidos. Sin embargo, un riesgo es que el
conflicto se extienda hasta los nuevos asentamientos y provoque
más desplazamientos.
La disminución del impacto psicosocial se logra adoptando
soluciones integrales para superar la condición de desplazamiento.
En este sentido es importante considerar si éste se da por goteo o
si es masivo. Cuando el desplazamiento es por goteo coloca a las
personas en mayores condiciones de vulnerabilidad y disminuyen
las posibilidades de que se alcancen soluciones integrales a la situa-
ción. Cuando es masivo es posible que se puedan consolidar proce-
sos organizativos que permitan lograr soluciones integrales.

34
MPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

Sin embargo, en los desplazamientos masivos las personas


suelen ser ubicadas en un mismo lugar, perdiendo la vida privada. La
convivencia obligada afecta la dinámica familiar y crea conflictos
interpersonales frecuentemente causados por la incidencia de los
líderes en la regulación de las relaciones privadas.
N o puede olvidarse todo el proceso de desadaptación-re-
adaptación que experimentan las personas, más o menos complejo
de acuerdo con muchas de las condiciones antes mencionadas.
Ei impacto psicosocial también se siente en las organizaciones
en las que el conflicto se ha agudizado, porque se debilitan interna-
mente a raíz de los sentimientos de impotencia y las condiciones de
inseguridad o porque las relaciones interinstitucionales se fragmen-
tan debido a la desconfianza, real o infundada, de que se está ce-
diendo ante la presión de alguno de los actores armados.
Finalmente, y a nivel psicosocial, un aspecto que casi no se
analiza es el impacto socioeconómico en las regiones de donde
salen las personas desplazadas. Esta situación se puede ¡lustrar
con el departamento del Valle cuando, a raíz de la incursión para-
militar registrada hace tres meses en veredas cercanas a Tuluá
y Buga, que dejó como saldo la muerte de cuatro personas del
corregimiento Chorreras, se registraron desplazamientos masi-
vos de los campesinos hacia Buga,Tuluá y San Pedro.
En el centro del Valle tal desplazamiento ha generado el
desabastecimiento de alimentos, así como el descenso de la pro-
ducción láctea, pues más de cien trabajadores de los hatos lecheros
buscaron refugio en los albergues. Igualmente la Umata registra el
abandono de más de 600 predios y la producción agrícola ha dismi-
nuido en un 30%. Se registra también la parálisis de obras y proyec-
tos viales,agrícolas y pecuarios que allí se estaban realizando 4 .

INTERVENCIÓN DE LA CORPORACIÓN AVRE PARA LA RECUPERACIÓN


INTEGRAL DE LAS PERSONAS Y COMUNIDADES DESPLAZADAS

La Corporación aborda el impacto del desplazamiento en las


víctimas de éste desde lo individual y lo colectivo y con un enfoque
psicosocial. La intervención busca aminorar el ¡mpacto en la salud
mental de las personas y aportar para que ellas puedan reconstruir

* Boletín Informativo del Grupo de apoyo a desplazados - GAD N° 5 I.

35
GLORIA AMPARO CAMILO

sus redes de relaciones personales y sociales, aumentando así sus


oportunidades de alcanzar una recuperación y reparación integral.
Esta intervención se realiza a través de tres estrategias o mo-
dalidades:

• La intervención clínica-terapéutica: con la cual se preten-


de disminuir el sufrimiento emocional de las personas, pre-
venir la aparición de trastornos emocionales y fortalecer a
las personas para que puedan rehacer sus lazos familiares y
para que se vinculen a procesos grupales que les permitan
no sólo reconstruir su proyecto de vida, sino también parti-
cipar en procesos para la reivindicación de sus derechos a
partir de acciones de reparación integral.
Esto se hace a través de espacios terapéuticos individuales,
familiares y grupales en los que se fortalecen los recursos
propios y se intenta reparar los que resultaron lesionados
con el acto violento. Se brindan elementos que le permitan
a la persona elaborar los duelos de las diferentes pérdidas
sufridas y resolver la crisis personal, para que pueda consi-
derar alternativas de solución.
En este sentido, la intervención clínica contempla, además,
abordar a las personas de acuerdo con las particularidades
de cada hecho violento: personas desplazadas, sobrevivien-
tes de masacres, amenazadas, etc.
También se brinda apoyo terapéutico a los trabajadores de
las organizaciones que desarrollan diversos proyectos con
estas personas.
• La formación y capacitación: con esta estrategia se pre-
tende aportar a la consolidación de procesos organizativos.
Las personas desplazadas y las organizaciones acompañantes
reciben capacitación en atención primaria en salud mental,
que les permite brindar apoyo emocional adecuado a otras
personas que pudieran necesitarlo.
O t r o aspecto de la formación va orientado a estimular y
acompañar procesos organizativos de personas desplaza-
das. Se brindan elementos que les permitan reflexionar so-
bre su situación, los derechos que les fueron vulnerados
con ei desplazamiento, manejar los conflictos que sufren en

36
IMPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

la adaptación al sitio de llegada y formular propuestas para


el restablecimiento de sus derechos.
• La gestión: La Corporación ejecuta el proyecto en distin-
tas zonas del país a través de relaciones interinstitucionales
con organizaciones locales, regionales y nacionales.
En la localidad lo hace a través de relaciones de coejecución
con las organizaciones locales que acompañan a las comunidades
directamente a través de proyectos diversos, como son de
asistencia humanitaria, de ingresos o de planes de vivienda.
Fomenta o fortalece la dinámica de trabajo en redes locales
y regionales y aporta a la vinculación de estas regiones con
organizaciones nacionales o internacionales que trabajen con
esta problemática.
Brinda formación en aspectos relacionados con el abordaje
psicosocial y la atención en salud mental desde una
perspectiva integral.
Para propiciar una mayor claridad sobre estos aspectos pre-
sentamos una experiencia que da cuenta de nuestra
intervención.

APOYO INTEGRAL A LA COMUNIDAD DESPLAZADA HACIA LA CIUDAD


DE BUGA EN EL DEPARTAMENTO DEL VALLE DEL C A U C A . 5

ANTECEDENTES

El 3 I de julio de este año un grupo de paramilitares incursiona


en las zonas media y alta de los municipios de Buga y Tuluá, en el
Departamento delValle del Cauca, dando muerte a dos personas
de la zona media deTuluá, en la vereda La Moralia. Muchas personas
se desplazan hacia Tuluá (se calculan unas 2.000) otras hacia Buga
(aproximadamente 600 personas).Las personas que provienen de la
zona media de Buga se desplazan, inicialmente, por el rumor de que
los paramilitares también ¡ban a llegar hasta allí.
Después de algunos días varias familias deciden retornaría me-
diados del mes de agosto los paramilitares llegan hasta las veredas del
Crucero y la Florida y asesinan a dos campesinos del sector.
35 familias provenientes de la zona media de Buga fueron
albergadas en el Coliseo Deportivo de la Ciudad de Buga. Muchas de

Información suministrada por el IMCA, y del Boletín informativo del GAD N ° 5 I.

37
GLORIA AMPARO CAMILO

ellas (incluidas las dos personas asesinadas) hacían parte del proyecto
que adelantaba el Instituto Mayor Campesino ( I M C A ) de la
Comunidad de los Jesuítas.
Son ellos quienes han liderado el acompañamiento de las
personas del coliseo y quienes contactaron a la Corporación Avre.

S I T U A C I Ó N ACTUAL DE LAS PERSONAS DEL COLISEO

A nivel mental se observa un mayor grado de sufrimiento


emocional en los ancianos; algunos de ellos han resultado lesionados
en accidentes de tránsito.
En los adultos se observa la nostalgia por su tierra y la
impotencia al no ver salidas concretas a su situación.
En los niños se presentan trastornos del sueño y varios de
ellos se han tornado agresivos.
A nivel general se presentan brotes de enfermedades virales.
Tienen parcial y transitoriamente cubiertas sus necesidades
de alimentación, vivienda y salud. Los más pequeños cuentan con un
programa de apoyo escolar, gracias al resultado de la gestión realiza-
da por el equipo del IMCA.
En el interior del Coliseo se han organizado por comités, lo
que da la oportunidad de que todos asuman diversas responsabili-
dades (disciplina, preparación de los alimentos, atención de niños,
salud). Es de anotar que este grupo cuenta con una tradición
organizativa, muchos de ellos participaron antes en procesos
formativos y de organización comunitaria desarrollados por el IMCA.
En general, se presenta un ambiente de mucha tensión por las
amenazas de las que son objeto durante las noches.
Respecto al retorno o la reubicación han llegado al consenso
de que esta decisión se va a tomar colectivamente y de acuerdo con
las condiciones de protección que se les brinden.
En el equipo de profesionales del IMCA también se observa
agotamiento emocional; están muy afectados pues conocían a muchas
de las personas desplazadas por su trabajo en las veredas; las dos
personas muertas hacían parte de sus proyectos.
Hay impotencia ante las pocas respuestas efectivas de parte
de los organismos gubernamentales locales.

38
IMPACTO PSICOLÓGICO DEL DESPLAZAMIENTO FORZOSO: ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN

ACCIONES REALIZADAS DESDE LA CORPORACIÓN AVRE

Área clínica
Se realizó un taller terapéutico para el equipo del IMCA,
orientado a brindar apoyo para el desgaste emocional y medidas de
protección frente al mismo.
Consulta terapéutica para cada una de las familias de las
personas asesinadas.
Se brindó apoyo emocional a grupos de adultos, jóvenes y niños.
Se realizó un taller terapéutico para líderes campesinos
amenazados, orientado a disminuir la tensión, compartir el impacto a
nivel de sus familias,fortalecer relaciones de apoyo entre ellos y compartir
medidas de seguridad y decisiones con respecto a su situación.

Área formación-capacitación
Se han dado pautas a los líderes, y al equipo de profesionales
del IMCA, para fortalecer el proceso organizativo en el interior
del Coliseo.
Se realizó un taller para el equipo del IMCA sobre aspectos
generales de la atención a población desplazada desde un enfoque
psicosocial;se abordaron las distintas fases y la importancia del trabajo
interinstitucional en cada una.

Área gestión
Se brindó asesoría a estudiantes de psicología de la Universidad
Javeriana para motivarlos a que continúen acompañando este proceso
de una manera permanente; los contenidos versaron sobre aspectos
generales de atención con población víctima de la violencia política
y el papel del profesional de la psicología.

PROYECCIONES

Realizar un taller con adultos del albergue para abordar el


manejo de los conflictos intrafamiliares que están surgiendo.
Realizar un taller terapéutico con los familiares de las personas
asesinadas para fortalecer lazos de solidaridad, facilitar la expresión
de sus sentimientos y analizar el impacto en sus proyectos de vida y
las alternativas que están contemplando.
Igualmente, se proyecta apoyar todas las acciones de gestión
interinstitucional que realice el IMCA a nivel de atención y denuncia.

39
CONCLUSIONES
En el abordaje individual y colectivo es importante el recono-
cimiento de factores de riesgo y de protección para determinar el
impacto y para considerar medidas de intervención psicosocial.
La atención en el ámbito individual y colectivo se constituye en
un elemento importante, no sólo para aliviar el dolor emocional, sino
también para prevenir que la violencia se perpetúe con la elabora-
ción de posibles sentimientos de venganza.
El abordaje individual permite, además de disminuir el sufri-
miento emocional, prevenir trastornos emocionales mayores.
Desde la perspectiva psicosocial también es importante tra-
bajar alternativas, orientadas hacia el fortalecimiento de redes, para
atenuar el impacto a nivel de vínculos familiares y sociales.
La estrategia de redes interinstitucionales, a partir de la repara-
ción integral, es un aporte importante para la construcción de pro-
puestas de recuperación integral y restablecimiento de los derechos
de las personas y comunidades que se ven obligadas a desplazarse.
La recuperación debe involucrar, además, acciones a nivel de
lo económico, lo social y lo jurídico en el entendido que la supera-
ción de la impunidad es esencial en el proceso de recuperación
emocional.
Si bien el desplazamiento es un hecho violento que atenta
contra el ser humano y la comunidad desde la violación de sus de-
rechos fundamentales, podría ser considerado, también, como una
experiencia de aprendizaje de nuevos recursos personales y nuevas
formas creativas de relacionamiento social para la reconstrucción
individual y de la sociedad.

40
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS
Y COMUNIDADES AFECTADAS POR LA SITUACIÓN
DEL DESPLAZAMIENTO EN COLOMBIA
-UNA EXPERIENCIA DE TRABAJO PSICOSOCIAL-

Fernando Jiovani Arias M.


Sandra Ruiz Ceballos

"...a mi, lo que más tristeza me da es


recordar que destruyeron la escuela...
mi hermanita se desmayó...
y yo no puue traer a mi perro...

L a atención psicosocial a familias en situación de desplazamiento


tiene un carácter necesario durante las distintas etapas por las
que atraviesa el grupo familiar, debido a que en cada una se expresan
dinámicas emocionales propias, que cambian con el transcurso del
tiempo y que, por tanto, deben abordarse de manera temprana.
En la primera etapa, que hemos llamado de impacto inicial, al-
gunos de los aspectos que tienen expresión emocional y que apor-
tan a la especificidad de este período se relacionan, entre otras
variables, con las siguientes:
T i p o de hecho violento. El desplazamiento no es una condi-
ción uniformizante de la que se desprenden, automáticamente, un
conjunto de significados que definen al "desplazado" como un suje-
to que ha sufrido pérdidas, un ser desvalido, desarraigado, con pro-
fundos cambios de rol, o victimizado, significados todos atravesados
por la idea de que son cambios malos en sí mismos.
Es preciso entender que el evento violento que ha propicia-
do el desplazamiento tiene una estrecha relación con el grado y
tipo de afectación emocional. N o es igual la expresión emocional
de una persona o familia, y aun comunidad, que se ha visto obligada
a optar por el desplazamiento debido a, por ejemplo, una masacre
colectiva en medio de una amenaza que exige el desalojo del lugar,
que el desplazamiento por causa de un rumor.

Médicos psicoterapéutas - Directores Fundación Dos Mundos


FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ C ERALLOS

En el primer caso, ia expresión emocional del sujeto está de-


terminada porque hace parte de una situación en cuya decisión no
participó y en la que el control estuvo en el otro, en el "victimario".
Esto, a menudo, le lleva a percibirse como sobreviviente de eventos
de extrema violencia entre cuyas consecuencias están el perma-
nente recuerdo de los sucesos, miedo extremo, pesadillas, altera-
ción del sueño, dolores físicos, sensación de riesgo, de muerte inmi-
nente e ideas de persecución. Esta realidad tiene también su
expresión en las relaciones familiares y de grupo, con lo cual dismi-
nuye la posibilidad de llegar a acuerdos, y se presenta un maltrato
en la comunicación.
En los casos en los que el desplazamiento es consecuencia de
un rumor la afectación emocional varía en su expresión, pues, el
hecho de "haber participado" en la decisión de partir hace que
surjan emociones referidas más a la incertidumbre de si la decisión
fue correcta, de si se magnificaron los alcances del rumor, de si se
hubiese podido esperar más tiempo, etc. Estas emociones ubican al
sujeto en una añoranza inmovilizadora con sentimientos de culpa,
irritabilidad, inseguridad y tristeza. A nivel relacional se observan
recriminaciones frecuentes, señalamiento y responsabilización res-
pecto a quién tuvo más peso en la decisión de partir o a quién se
buscó proteger con esa medida, como ocurre en aquellos casos en
que la determinación está mediada por el deseo de evitar la vincu-
lación de los hijos con alguno de los grupos armados.
Es necesario identificar estas especificidades no sólo en los
hechos violentos que originan desplazamiento, sino frente a cada
uno de los demás eventos asociados con él: asesinato individual,
desaparición, enfrentamientos, tomas, ametrallamientos y bombar-
deos, secuestro y tortura, entre otros.
Pérdida de un f a m i l i a r en el evento previo a l desplaza-
m i e n t o . Entre las familias y comunidades en situación de desplaza-
miento existe un porcentaje significativo de quienes han sufrido la
muerte de un familiar que, por lo general causa la decisión de des-
plazarse; esta variable debe ser tenida en cuenta para el trabajo
emocional con esta población y para diferenciarla respecto de aquélla
que no ha sufrido, de manera directa, tal pérdida.
La muerte de un familiar tiene especial significado si las cir-
cunstancias han permitido o no cumplir con las costumbres rituales

42
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES..

alrededor de la muerte, si de haber sido el propósito han logrado


traer consigo el cuerpo y si han podido expresar y recibir las mani-
festaciones de duelo por la pérdida. Hay que tener en cuenta tam-
bién la forma como se dio la muerte: con vejámenes, mutilaciones
corporales, t o r t u r a previa, si se buscó con la muerte generar un
¡mpacto público,etc.
En estos casos la expresión emocional derivada de las pérdi-
das materiales está mediada por una mayor carga de afectos; se
aprecia una marcada impotencia, sentimientos de culpa, humillación,
rabia e intenso sentimiento de venganza. Estas emociones pueden
presentarse entre quienes no han sufrido una pérdida familiar di-
recta r>ero son en t o d o caso, menos intensas.
Composición de la f a m i l i a que se desplaza. Entre las per-
sonas sometidas a desplazamiento varía la composición del grupo
familiar. En algunos casos todo el grupo logra mantenerse junto
durante el desplazamiento; no obstante, en la mayoría, el grupo se
dispersa porque unos se quedan con la esperanza de conservar sus
pertenencias o porque no conciben un entorno distinto del que se
tiene -generalmente hombres cabeza de familia-; los demás, por dis-
tintas razones, prefieren asumir el riesgo.
Entre los que se separan y parten con la compañía de algunos
(abuelas/nietos, madre/hijos, hermanos, etc.) se observa de manera
más marcada una añoranza permanente, incertidumbre y miedo por
la seguridad de quienes se quedaron; es más notoria en ellos una
perspectiva de retorno, marcada tristeza por el ausente, culpa por
sentirse más seguros, etc.
Expresión en los roles familiares. Tanto en los casos en
que algunos de los miembros de la familia se han quedado, como en
los que hay pérdida de un ser querido, en las relaciones familiares y
de grupo se observa un cambio en los roles cuyas implicaciones
emocionales están relacionadas con la aceptación o la obligatorie-
dad, y desagrado con que se asuma esta situación.
Así, por ejemplo, hay mujeres que sólo habían desempeñado
las labores propias del hogar y que al verse responsables de sus
hijos deben desempeñar oficios que no les gustan, que les implican
cambios en su forma de ser, pensar o ver el mundo y para los cuales
no estaban preparadas. En estos casos, el cambio de rol resulta ser
"una carga" más, un elemento que agregado a los eventos violentos

43
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

lleva a una situación emocional más difícil; por ello estas mujeres
se muestran más agresivas, hurañas, tristes e intolerantes en la re-
lación con sus hijos, por lo cual los niveles de maltrato tienden a
incrementarse.
Sin embargo, hay otras experiencias en las que el cambio de rol,
por lo general asumido con el apoyo de otros, puede ser vivenciado
como un empoderamiento que favorece el reconocimiento en sí mis-
mo de nuevas formas de relacionarse con su entorno, con su vida y por
ende con quienes le rodean. Es en estos casos en los que el cambio de
rol potencia desarrollos personales y de grupo, favorecedores de una
situación emocional que facilita una comprensión distinta de los suce-
sos ocurridos.
En el caso de los hombres proveedores - c o m o es usual en las
zonas rurales- el desplazamiento implica un cambio en sus posibili-
dades de soporte familiar, con consecuencias emocionales previsi-
bles. O t r o tanto ocurre con los niños y jóvenes quienes ahora han
de buscar tareas que coadyuven al sustento familiar.
A b r u p t o vs. organizado. Un aspecto importante en la si-
tuación psico-social de las personas que se han visto obligadas a
desplazarse.es el relacionado con la posibilidad o no de "preparar"
el desplazamiento.
En aquellos casos en los que el desplazamiento se presenta de
manera abrupta, cuando no tienen la posibilidad de escoger entre
qué se llevan o dejan o sobre el sitio a dónde ir, las personas resien-
ten, no sólo el hecho del desplazamiento en sí o la pérdida de familia-
res, si la hubo, sino que el abandono de sus pertenencias se convier-
te en un elemento crucial vivenciado con añoranza y tristeza profundas,
sentimientos de impotencia, desesperanza, incertidumbre, minusvalía
e incapacidad para visualizar un futuro. La situación relacional de es-
tas personas está caracterizada por la apatía, el aislamiento, el poco
deseo de participación, negativismo e, incluso, comportamientos
disociadores y desesperanzadores frente a iniciativas colectivas.
Por otra parte, aquellos que han tenido la oportunidad de "or-
ganizar" el desplazamiento, es decir.de escoger frente a lo que se deja
o se lleva, hacia dónde se va y por qué, vivencian emociones que si
bien están relacionadas con la añoranza, la pérdida y la tristeza, no
llevan a una desesperanza tan marcada. Son familias que pueden
r-i-jj

44
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES..

algunos casos, son quienes movilizan a otros invitándoles a participar


y a buscar soluciones frente a la nueva experiencia que enfrentan.
C o m u n i d a d r e c e p t o r a - red social de a p o y o . O t r o ele-
mento que cuenta para la expresión psicosocial en esta fase de
"¡mpacto inicial", tiene que ver con la existencia o no de una red
social de apoyo en el sitio de llegada y con la acogida que brinde la
comunidad receptora.
Frente a la abrumadora situación del desplazamiento muchas
instituciones han orientado sus programas al apoyo de esta pobla-
ción. Las familias que atraviesan por esta situación reciben con be-
neplácito la ayuda en cuanto a alimentación, vivienda y servicios de
salud en el momento de llegada a un "nuevo mundo". Puesto que
este tipo de apoyo alivia la preocupación inmediata de las familias
frente a necesidades concretas repercute en la situación emocional
a la que favorece o perjudica según la forma en que se preste.
Una comunidad receptora que favorezca el proceso de llega-
da de las familias, que brinde apoyo y que facilite la incorporación al
colectivo social brinda tranquilidad y soporte a las familias; los sen-
timientos que mencionábamos anteriormente según cada variable,
se ven contenidos y comprendidos disminuyendo así su impacto.
Por el contrario, las comunidades que ven la presencia de familias
en situación de desplazamiento como una amenaza, los perciben co-
mo competidores de las pocas oportunidades locales y lo expre-
san a través de actitudes de discriminación, exclusión, rechazo o
menosprecio, no facilitan la participación de los recién llegados y
favorecen mayores sentimientos de dolor, tristeza, impotencia y ra-
bia que hacen que estas familias se sientan incomprendidas frente a
la situación dolorosa que han experimentado y opten por una pos-
tura de aislamiento y rechazo comunitario, agravando aún más su
situación emocional.
Las variables anteriores son las manifestaciones psicosociales
que muestran las personas en situación de desplazamiento en la
fase de impacto inicial.A partir de allí, hay una serie de situaciones
que pueden generar "empoderamiento o mejoría" de ese impacto.
Entre ellas se encuentran la estabilización o no en lo económico,
laboral, social, educativo y emocional. Esta última situación está me-
diada por aspectos como la posibilidad de acompañamiento o no,
la forma de la ayuda de emergencia y por el proceso, tanto indi-

45
FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

vidual como colectivo, de aceptación de los cambios surgidos por el


desplazamiento.
Un segundo momento que denominamos de confrontación con
la realidad del desplazamiento en el sitio de llegada, se relaciona con
otros aspectos:
S i t u a c i ó n de d e p e n d e n c i a . Parte del tiempo de estas
personas transcurre en un no hacer, consecuencia, en parte, de la
imposibilidad de resolver lo económico y, en particular, lo laboral,
entendido más que c o m o una vinculación contractual o de
contraprestación, como "un hacer" de una actividad similar a la
que se realizaba. La situación emocional tiende a empeorar, debi-
do al profundo sentimiento de dependencia que se expresa en
impotencia, con serias repercusiones a nivel de la autoimagen, re-
conocimiento y validación.
Aunque t o d o el grupo familiar se encuentra en esta inactivi-
dad, es necesario tener presentes los cambios que surgen en la
relación producidos, en gran medida, por el hecho nuevo de la pre-
sencia física de todo el grupo familiar, en un trasfondo de necesida-
des; esto se expresa en un mayor grado de exigencias, mutuas recri-
minaciones, mayor irritabilidad e intolerancia y permanentes
refuerzos de ideas desesperanzadoras, t o d o lo cual, quizá, ayude a
explicar los incrementos de violencia intrafamiliar que se registran
durante esta época.
Dificultad para aceptar el nuevo medio. Por otra parte,
tienen dificultades para adaptarse a ese "no hacer" que les produce
conflictos emocionales, reconocen que no están a gusto, hay añoranza,
sentimientos de rabia, venganza y aparece la búsqueda de alternativas
para volver. Como en la mayoría de los casos el retorno no es viable se
presentan estados de mayor tristeza, desesperanza y dolor. Hay impo-
tencia por sentirse dependientes de otros, desempoderamiento y pér-
dida de la confianza. Los niños se sienten más solos y empiezan a refu-
giarse más en las dinámicas que ofrece la calle que en la casa; son niños
sujetos a normas muy rígidas y maltrato familiar y con la posibilidad de
aventuras y libertad ilimitadas en la calle. Usan sus recuerdos para
empoderarse frente a los amigos (yo vi matar, le salía la sangre, esos
disparos eran bacanes... etc.).
Disminución y/o finalización de los aportes de ayuda
Cuando sobreviene la disminución o fin de la ayuda hecho casi inevi-

46
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES...

table, se presenta un momento de abandono y confrontación con la


realidad, surcado por la ausencia de recursos para afrontar necesida-
des. En esta etapa hay mayor riesgo de vinculación a grupos armados
que a menudo constituyen la única oferta laboral, particularmente
para los hombres y los jóvenes; también aumenta la posibilidad de
verse envueltos en situaciones de delincuencia y búsqueda de"dinero
fácil". Sin embargo, es también el momento idóneo para generar espa-
cios de creación colectiva de soluciones: cooperativas, pequeños ne-
gocios familiares, búsqueda de trabajo individual, participación entu-
siasta en el desarrollo de proyectos productivos, etc.
En un tercer momento, esos esfuerzos de búsqueda individual
o colectiva comienzan a mostrar posibilidades nuevas a ia persona o
familia. En lo emocional puede significar una fase de estabilización que,
según el caso, puede también ser de mayor desestabilidad emocional.
Los sujetos que se estabilizan empiezan a ver resultados y,
sobre todo, a encontrar algunos aspectos no necesariamente negati-
vos de la experiencia; pareciera que pueden ponerse en una posición
nueva para ver su situación de una manera diferente. La pueden eva-
luar como proceso, reconocen el cambio, hacen autorreflexión,anali-
zan el proceso de relación con otros; hay motivación para el cambio
propio y el de otros,todo lo cual significa un cambio de las emociones.
Es cuando se dan permiso para rescatar de la nueva situación elemen-
tos positivos como no estar expuestos de manera directa a hechos
de extrema violencia que produjeron desplazamiento, o las posibilida-
des de enviar a los niños a la escuela, vivir en un medio urbano, entrar
en relación con nuevas personas, etc. En general, se les observa me-
nos atrapados en los relatos de dolor del principio. Es un buen mo-
mento para que el acompañamiento pase a una fase de capacitación.
La desestabilización en esta etapa guarda relación con el tiempo
que ha transcurrido entre el desplazamiento y el no encuentro de
alternativas; fácilmente se asumen posturas crónicas de desesperan-
za, aislamiento, dependencia, carencia de iniciativa e incredulidad,que
se expresan en un sin sentido de futuro.

ENFOQUE EPISTEMOLÓGICO

Las diferentes expresiones emocionales derivadas de la ex-


posición a hechos de violencia política como el desplazamiento for-
zado, se traducen en una variada gama de emociones y comporta-

47
FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

mientos, atravesados por sentimientos de desconfianza, agresividad,


sentimientos de minusvalía, pérdida de la autoestima, tristeza, ansie-
dad, llanto frecuente, miedo, aislamiento, remembranza de los he-
chos que obligaron al desplazamiento, pérdida del apetito, alteracio-
nes del sueño, cambios en el rendimiento escolar, eventos de pánico,
cambios en los roles, profundas repercusiones en las relaciones fa-
miliares y comunitarias, entre muchos otros, para cuya compren-
sión y abordaje la Fundación Dos Mundos se apoya, aunque no ex-
clusivamente, sí de forma importante, en algunas herramientas de la
teoría sistémica y del social-construccionismo en particular.

Por las características propias del conflicto colombiano, el vo-


lumen de población directa e indirectamente afectado, así como por
el profundo grado de afectación del tejido social y comunitario y sus
repercusiones en contextos como el cultural o sus implicaciones de
género, entre otros, el desplazamiento forzado, más que invitar a un
diagnóstico sindromático conforme a los catálogos internacionales
sobre clasificación de enfermedades, demanda para su comprensión
una postura que exceda el alcance de lo puramente clínico.
Por el contrario, esta realidad exige el empleo de herramientas
de acompañamiento en las que se privilegie lo colectivo sin descono-
cer lo individual; miradas menos patologizantes, más referidas a los
distintos contextos, más atentas a las soluciones en las que el re-
significar la experiencia promueva la construcción de historias alter-
nativas con menos dolor; modelos más recursivos y circulares, con
menos énfasis en los diagnósticos, que rescaten las fortalezas de las
familias y grupos comunitarios, menos atentos al déficit y con un alto
contenido pedagógico. En este contexto, el terapeuta, más que un
dador de salud emocionales un constructor,junto con los niños(as),
jóvenes, familias y comunidad, de estrategias terapéuticas más cohe-
rentes con su realidad. Esa sería una perspectiva de tipo psico-social.
El paradigma de conocimiento tradicional pregona que para
la comprensión de un fenómeno es más útil diseccionar y estudiar
cada una de sus partes; nosotros compartimos la idea del conocer
sin dividir, creemos en la posibilidad de reunir sin dejar de distin-
guir 2 . Esta perspectiva permite considerar muchos más elementos

48
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES..

para comprender la expresión emocional de realidades complejas


como el desplazamiento y acercarse a los sujetos no sólo como
afectados por el hecho violento sino como seres ubicados en un
contexto social y cultural particular que han construido historia en
sus interacciones afectivamente relevantes, entre las que están, por
supuesto, las familiares, las de los amigos, vecinos y comunidad.

EL " S Í N T O M A " VISTO EN RELACIÓN

Teniendo como referente ia idea de que "el todo es más que la


suma de las partes", encontramos que las distintas expresiones emocio-
nales de una persona en situación de desplazamiento no deben ser vis-
tas como "síntomas" aislados; ai contrario, son expresiones emocionales
que surgen en la relación con los otros y con su medio entendiendo con
Gergen3 que "la relacionalidad precede a la individualidad", lo cual se
complementa con la afirmación de Laura Fruggeri 4 : la esencia del
problema no es la etiología de los síntomas sino los procesos sociales y
la dinámica que mantiene los síntomas.
Así, en los "síntomas" reconocemos información vista en re-
lación y no una condición individual; de la misma manera que la
violencia no es un suceso único, el "síntoma" puede ser visto como
un suceso colectivo que tiene su expresión de manera diferente en
cada uno de los que se interrelacionan con el hecho violento.
Todas estas emociones son, según Gergen, rasgos constituti-
vos no de los individuos sino de las relaciones, por tanto, exigen un
abordaje desde lo emocional que consulte ese tipo de realidades.

RECONOCIMIENTO DE SIGNIFICADOS SOCIAL


E INDIVIDUALMENTE CONSTRUIDOS

Partiendo de la premisa de que los significados se constru-


yen socialmente, el trabajo terapéutico implica la comprensión
del significado que tiene el hecho violento para quien lo experi-
menta, sus consecuencias en el contexto y la manera como reper-
cute en las relaciones con el medio, la familia y el colectivo social.
C o m o punto de partida tratamos de comprender el significado
que tiene para cada quien el desplazarse, así como el significado

3
Gergen. K. {1996). Realidades y relaciones. Editorial Paidós, Barcelona.
Fruggeri, L. (1996). "El proceso terapéutico como construcción social de cambio". Gergen, K.
(Compilador), La terapia como construcción social. Editorial Paidós, Barcelona.

49
FERNANDO]. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

construido colectivamente, lo que para una comunidad es una huida


para otra es un desastre y para otra una salida.
Así, a manera de ejemplo, hemos visto que un niño víctima de
violencia, que está triste, puede estarlo por la muerte de su padre,
pero también puede ser porque debe cambiar de casa, barrio, es-
cuela y amigos o, quizás, porque tiene miedo o porque su madre llora
mucho y ha cambiado con él; tal vez porque sienta culpa o porque su
maestro no le entiende.
El trabajo terapéutico implica, entonces, la comprensión del sig-
nificado para todos los sistemas entendiendo, con Anderson y
Goolishian5,que los sistemas sociales "son redes de comunicación", en
donde surgen diferentes comprensiones acerca del hecho violento que
ha motivado el desplazamiento. La diversidad de significados radica en
las consecuencias que el hecho procura en el contexto y la manera
como esto repercute en las relaciones del sujeto que lo experimenta
con el medio, la familia y el colectivo social; no hay que olvidar que, co-
mo lo afirma Bateson6, en cada comprensión, con la que los individuos
construyen el mundo,"están atados por sus creencias,mapas y premisas".
Entender el significado del síntoma resulta más útil que rotu-
lar o calificar,"está triste porque está deprimido". Rotular no per-
mite ver la dinámica familiar, ni aporta mayor información de lo que
eventualmente ocurre. Por el contrario, favorece a que terapeutas,
educadores, o cualquier otra persona que actúe como soporte so-
cial, tenga una mirada apenas fraccionada.Tratar el síntoma limita y
nos lleva a considerar una multiplicidad de explicaciones frente al
significado e ¡mpacto de los fenómenos de violencia.
Como sabemos, la violencia ofrece símbolos de guerra, expre-
sados en palabras,gestos, actitudes, juegos, dibujos, armas, combates,
muertos, que refuerzan nuevos valores: el silencio, la indiferencia, la
falta de apoyo, la competencia, la agresividad y la fuerza. La división
entre buenos y malos, fuertes y débiles, es la base sobre la que se
educa, lo cual promueve posturas excluyentes y discriminatorias.
Esto facilita en nuestro medio la construcción de pautas de
relación basadas en la agresividad, que a menudo cruzan y constitu-

5
Anderson, H. y Goolishian, H. (1988). "Los sistemas humanos como sistemas lingüísticos: Implicaciones
para una teoría clínica". Family Process. 27: 25-43.
b
Bateson. G. (1972) en Fruggeri (1996). El proceso terapéutico como construcción social del cambio,
Editorial Paidós, Barcelona.

50
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES..

yen un instrumento para la comunicación, la interacción y la expre-


sión de ideas o de las emociones. Es por esto que en el trabajo
terapéutico alrededor de la expresión de comportamientos de las
personas que han sido afectadas directa o indirectamente por he-
chos violentos como el desplazamiento forzado, es importante ver
más allá de los síntomas y recoger información acerca de los signi-
ficados que ellos mismos les atribuyen.
En el trabajo del equipo de la Fundación Dos Mundos -cuyo
objetivo es el apoyo emocional a niños y sus familias víctimas de violen-
cia política y abuso sexual- con familias que han sido llevadas al despla-
zamiento, ha resultado de gran utilidad hacer el esfuerzo por tratar de
entender los significados que tiene la situación en distintos niveles,antes
de asumir cualquier postura para calificar los diferentes hechos. Es im-
portante concebir esa realidad como una multitud de significados...
que nos lleva a un multiverso que incluye una variedad de versiones del
mundo en conflicto, en el sentido del término usado por Maturana 7 .

COMPRENSIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL


DE SIGNIFICADOS ALREDEDOR DE DESPLAZAMIENTO

El fenómeno del desplazamiento en sus distintas implicaciones


ha ido configurándose a partir de múltiples significados socialmente
construidos, en el sentido que da Gergen 8 al construccionismo social,
donde el conocimiento es producto resultante de las relaciones comu-
nitarias: tales significados son tantos como perspectivas existen para la
lectura de esta realidad y por lo mismo hacen necesario que se tengan
presentes desde una postura de acompañamiento psicosocial.
Resulta importante comprender el desplazamiento como una
realidad presente en el sistema de relaciones sociales, que ha ido
construyéndose en nuestro medio y asumir el acompañamiento te-
rapéutico a estas familias como una aproximación a un sistema de
significados inscritos en otros, a su vez interdependientes, enten-
diendo con Anderson y Goolishian 9 que, "los sistemas humanos son
sistemas que generan lenguaje y significado en forma simultánea y que
a su vez este significado es construido social e intersubjetivamente".

Maturana, H, (1992). Emociones y lenguaje en educación y política, Háchete, Santiago de Chile.


Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones, Editorial Paidós, Barcelona.
Anderson y Goolishian (1988). Op. cit

51
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

En este sentido, el significado que tiene el desplazamiento para


quienes lo propician está relacionado con la estrategia militar,"qui-
tar el agua al pez" significa desplazar comunidades vistas como po-
tenciales o reales fuentes de ayuda al enemigo, esa también es una
forma de ganar la guerra. El desplazamiento configura entonces una
forma de lenguaje en medio del conflicto provisto de un significado.
Para las familias el desplazamiento significa haber sido envuel-
tas en una dinámica de conflicto que les resultaba ajena y que les ha
sustraído, de un solo tajo, todo su sistema de relaciones vitales: fami-
lia, comunidad, pertenencias, costumbres, afectos, etc.; tal significado
los lleva a asumir posturas de víctimas, a ser incapaces de reconocer-
se más allá de la condición de "desplazados" y a circunscribir todas las
manifestaciones de sus vidas al evento del desplazamiento, en el sen-
tido que propone White 1 0 cuando habla del relato dominante.
Por su parte, para las comunidades de las zonas receptoras el
desplazamiento, significa la obligación de recibir a vecinos incómo-
dos que si han sido desplazados " p o r algo será", difícilmente acep-
tan que ellos no son responsables de su situación. Además, ven en
esos grupos un rival que les disputa las pocas posibilidades frente a
las ya difíciles situaciones sociales en que transcurre la vida de los
sectores a donde llegan las familias en situación de desplazamiento.
Para los organismos de ayuda humanitaria el significado tiene
que ver con el hecho de reconocer en las familias en situación de
desplazamiento a un grupo de "víctimas", merecedoras de toda la asis-
tencia que sus recursos les permiten ofrecer. Tal mirada, nos parece,
reafirma la postura de víctima de estas familias pues, en parte, los des-
poja de la posibilidad de reconocerse, aún frente a situaciones tan ad-
versas como las que atraviesan, como sujetos dueños de sus propias
vidas. Esta mirada desconoce, además, que la situación generadora del
desplazamiento se debe a la acción de actores armados distintos, con
intereses opuestos (guerrilla /paramilitares/ fuerza pública), por lo que
no pueden hacerse lecturas uniformizantes de la situación.

TENIENDO EN CUENTA "EL CONTEXTO"

Quien ha sido expuesto a un hecho violento como el despla-


zamiento forzado hace parte de un sistema familiar o de un grupo
0
White, M. y Epston, D. (1990). Narrative Means to Therapeutic Ends, Nueva York, Norton (trad. cast.:
Medios narrativos para fines terapéuticos. 1993), Editorial Paidós, Barcelona,

52
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES...

humano que, a su vez, forma un contexto que, junto con otros,


concurre en la formación de sistemas sociales más amplios. Los
fenómenos derivados de esta situación, por tanto, inciden en todos
y cada uno de esos sistemas y, por lo mismo, deben tenerse presen-
tes al momento de la intervención. Los fenómenos derivados de la
realidad inciden en todos y cada uno de esos sistemas; una forma
fácil de comprender esta interdependencia de sistemas es la "Teoría
de la cebolla", propuesta por Anderson y Goolishian'Z
Con la observación de los diferentes niveles de contexto en
el quehacer terapéutico con estas familias, hemos aprendido que la
expresión emocional de este tipo de experiencias, además de estar
mediada por c! tipo de hecho violento que obligó al desplazamien-
to, guarda relación con la cultura en la cual viven, con el valor de las
costumbres y mitos, con las creencias mágico-religiosas y los apren-
dizajes de crianza. Es importante tener en cuenta que todas las ac-
tividades comunicativas son,simultáneamente, parte de muchos sis-
temas, cada uno con su lógica de significado y acción12. En este sentido,
el proceso de acompañamiento psicosocial es construcción que no
puede abstraerse del contexto social en el que tiene lugar.

ACERCA DEL LENGUAJE

El tipo de lenguaje que utilizan estas familias es un aspecto


particular al que damos importancia en el abordaje del problema. El
lenguaje está marcado por las frecuentes alusiones y el uso de tér-
minos propios del contexto de guerra al que han sido expuestas; el
lenguaje construye una amplia gama de maneras en las que pode-
mos percibir el mundo 13 .
En el lenguaje construimos una realidad que se basa en establecer
distinciones que, de entrada, posibilitan unas realidades y niegan otras.

MENOS ÉNFASIS EN LOS PROBLEMAS

Si bien las circunstancias del desplazamiento están referidas a


razones de tipo político, económico y social, también pueden verse
a la luz de lo que aportan en la construcción de soluciones.

Anderson y Goolishian. (1988). Op. cit.


Barnett P (I 992), Coordinated Management of Meaning. Editorial Paidós, Barcelona.
1
Barnett R (1992). Op. cit

53
FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

Parte de nuestro trabajo terapéutico ha estado orientado a re-


conocer las "utilidades" del desplazamiento, es decir, los cambios posi-
tivos que puede haber significado para las familias y sujetos. El trabajo
se enfoca a reconocer el valor de las cosas, las personas y los contextos
que ahora los rodean, en el sentido que lo propone O'Hanlon (1993).
El enfoque de la Fundación Dos Mundos,sin embargo, va más allá
del reconocimiento de la utilidad, se centra en la construcción de una
lógica circular, contraria al tipo causa-efecto, desde la que es posible
profundizar en los orígenes de síntomas como el miedo o la tristeza,
permitiendo la construcción de nuevas opciones terapéuticas.

PERSPECTIVA DE GÉNERO

Es importante tener presente que las repercusiones emocio-


nales de fenómenos de violencia como el desplazamiento pueden
tener algún tipo de diferencias en cuanto al género; es distinta, por
ejemplo, la vivencia por la pérdida de las pertenencias en un hom-
bre o en una mujer, son distintas las emociones por los cambios de
roles que ahora se deben asumir.

POSTURA DEL TERAPEUTA

El profesional que hace parte de un equipo de acompaña-


miento psicosocial a comunidades en situación de desplazamiento
es un facilitador de la mejoría de situaciones emocionales,se nutre de
los aportes de las propias comunidades; más que un experto en la
solución de ios problemas es un catalizador de situaciones donde el
saber se construye en la relación con la comunidad, de alguna mane-
ra, el "experto es el cliente" 14 . Creemos que para la comprensión de
la situación emocional de las familias en situación de desplazamiento
es necesaria una postura de curiosidad por parte del terapeuta que
le evite, hasta donde sea posible, entronizarse en actitudes de saber
que puedan limitar el reconocimiento de nuevas y ricas posibilidades
de entendimiento de la situación de estas familias y comunidades.
Unido a lo anterior, es importante que el terapeuta reconoz-
ca sus propios prejuicios y que esté atento a la expresión de éstos
en el curso y orientación del proceso de acompañamiento psico-
social. Estos prejuicios que tienen que ver, casi siempre, con la vi-

4
Anderson y Goolishian. Op cit

54
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES,.

sión política del problema, con el saber profesional, con el hecho de


trabajar con víctimas, etc.

METODOLOGÍA DEL ABORDAJE

La experiencia de trabajo de la Fundación Dos Mundos se rea-


liza en la actualidad en las seis regiones del país con mayor dinámica
de desplazamiento; se viene avanzando en un proceso metodológico
cuyos componentes son, a grandes rasgos, los siguientes.

FASE DE ACERCAMIENTO

Precedido por un proceso de coordinación con agencias o


instituciones que localmente prestan algún tipo de atención a la
población en situación de desplazamiento, se inicia un proceso de
acercamiento con las comunidades directamente afectadas, durante
el cual se avanza la confianza y reconocimiento mutuos. Aquí se
explica el sentido del trabajo y se construyen acuerdos en cuanto a,
por ejemplo, horarios, periodicidad, lugar de trabajo, etc.
En lo que respecta a la coordinación con los organismos loca-
les, durante esta fase se busca incorporar el componente psicoso-
cial en el contexto de los demás componentes de ayuda humanita-
ria, de manera que el soporte desde lo psicosocial promueva y
facilite la consolidación de los demás componentes, por ejemplo, de
tipo productivo.de reivindicación jurídica, organizativos, etc.

ATENCIÓN EMOCIONAL

Esta actividad es realizada por un grupo de profesionales (médi-


cos-terapeutas, psicólogos y profesionales del área social) con expe-
riencia en la atención de este tipo de población; el equipo ejecutor se
desplaza a las zonas de conflicto y/o a los asentamientos de refugio
donde realiza consulta individual, colectiva, familiar y talleres de tipo
diagnósticos e interventivos en los que se busca identificar las emocio-
nes derivadas tanto de los eventos violentos que originaron el desplaza-
miento como de aquellos relacionados con el desplazamiento mismo.
El término Proceso de Acompañamiento Emocional, a dife-
rencia de otros tipos de atención, como la médica por ejemplo,
implica la posibilidad de un proceso que facilite la reflexión, nuevos
entendimientos, cambios en las emociones, en las relaciones, des-
aparición de "síntomas", etc.

55
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

CONSULTA

La Fundación se propone favorecer procesos de intervención


colectiva porque los problemas surgen en la interacción y porque
la magnitud del conflicto armado hace impensable modelos de in-
tervención individual, la cual sólo se reserva para casos particulares
en los que el análisis de la situación muestra su mayor utilidad.
La consulta colectiva, en la que participan varias personas de una
o varias familias, favorece el sentimiento y compromiso del fenómeno
de una manera distinta, lo cual surge en la conversación y mediante la
expresión de las distintas perspectivas. La identificación con una misma
situación favorece la creación de un lenguaje común y, al tiempo, el
reconocimiento entre los propios participantes de las diferencias que
les permite reconocerse como parte, pero a la vez, dar cabida a las
individualidades, lo cual los rescata como seres humanos con identidad
independiente. El respeto por los procesos individuales y los de grupo
favorece la construcción de un tejido colectivo de apoyo mutuo. Los
procesos de reflexión de unos estimulan los de otros; dan cabida a la
participación de todas las personas en su propio proceso de interven-
ción terapéutica, esto es, participan de su proceso de cambio emocio-
nal en lo que algunos reconocen como una ética de la participación
presente en el pensamiento social15.

TALLERES DE DIAGNÓSTICO COLECTIVO

Son talleres en los cuales se busca identificar, de manera con-


junta, los efectos que tiene la violencia en general,y el desplazamiento
en particular, entre las comunidades que se van a atender y el signifi-
cado de la situación del desplazamiento para las familias. Los talleres
también buscan identificar los cambios en la forma de relacionarse de
los niños con ios adultos y la comunidad y viceversa.
Los talleres diagnósticos, aunque orientados fundamentalmen-
te a que el equipo de la Fundación tenga una comprensión de la
situación emocional del grupo para intervenir, también se constitu-
yen, en la mayoría de los casos, en espacios terapéuticos en los que
los participantes expresan y comparten emociones derivadas de su
situación.

Hoffman, L (1996). "Una postura reflexiva para la terapia familiar". Gergen, K. (Compilador), La terapia
cojrio construcción social, Edieoiiai Paidós, Barcelona.

56
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES..

TALLERES DE INTERVENCIÓN

Son talleres dirigidos a la construcción de alternativas orienta-


das a la solución de los problemas identificados en los talleres diagnós-
ticos y que, por tanto, constituyen temas diferentes para cada grupo.

La experiencia de trabajo con los distintos grupos y zonas


nos ha mostrado que el poder terapéutico del grupo es muy impor-
tante, porque facilita el empoderamiento individual y grupal,favore-
ciendo así la resolución de los conflictos emocionales; porque ias
personas pueden identificar que su dolor se conecta con el dolor
de otros y eso lo disminuye, porque las soluciones que otros han
planteado a problemas similares estimulan la búsqueda de las pro-
pias soluciones o porque los caminos que se caminan de manera
colectiva son más cortos.

La intervención colectiva permite recuperaciones más rápidas


y efectivas y facilita el aprovechamiento del recurso profesional para
una mayor cobertura, lo que es de gran importancia dado las pobla-
ciones tan grandes que se deben intervenir en nuestro país.

Los talleres terapéuticos, en general, se orientan hacia la re-


flexión y cambio sobre los efectos emocionales del fenómeno del
desplazamiento; se privilegia de manera permanente la búsqueda de
soluciones colectivas y alternativas de prevención. Para llevar a cabo
estos propósitos se emplea una metodología participativa y dinámi-
ca en la que los asistentes desarrollan el taller a partir de su propia
vivencia y con la orientación del terapeuta.

Los procesos de intervención, tanto en la consulta como a


través de los talleres, requieren un espacio de tiempo variable se-
gún cada población, sin embargo, podemos plantear un promedio
de 6-8 meses de intervención, lo cual no excluye que haya personas
o grupos que con atenciones muy cortas cambien su situación emo-
cional o que, por el contrario, este lapso sea insuficiente para la
resolución de los problemas.

PROCESO DE FORMACIÓN

La Fundación adelanta procesos de formación a equipos de


trabajo locales que atienden a la población afectada por el conflicto,

57
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

tanto a nivel inmediato como a mediano plazo. Esta formación se


dirige a maestros, agentes de O N G , madres comunitarias,funciona-
rios gubernamentales y trabajadores de la salud, entre otros.
Se realiza a través de talleres de formación con una participa-
ción mínima de 10 personas y máximo de 30. El proceso se orienta
hacia la reflexión, discusión e información, sobre los efectos socio-
emocionales derivados del conflicto armado y del desplazamiento
en particular; se utilizan metodologías participativas y dinámicas en
las que los asistentes, a partir de su propia experiencia y con la
orientación del equipo de la Fundación, hacen un reconocimiento y
comprensión del fenómeno en su contexto y, sumado a los elemen-
tos nuevos dados por el tallerista, construyen, de manera conjunta,
alternativas de solución y prevención.
Así mismo, el proceso de formación está nutrido de otras
formas metodológicas como los conversatorios, estudios de caso y
clínicas pedagógicas.

PROCESO DE PREVENCIÓN

Estrechamente ligado con la estrategia de formación ei pro-


ceso de prevención busca, en primer lugar, crear un clima de sensi-
bilización frente ai hecho de que los alcances del conflicto armado
van más allá de los estimativos de su costo económico, que exceden
el cálculo del número de muertos, desaparecidos o heridos, o de su
impacto sobre el medio ambiente. La prevención busca en especial
llamar la atención sobre las consecuencias que generan a nivel emo-
cional expresiones de la guerra como el desplazamiento forzado.
En segundo lugar, lograr un trabajo de acompañamiento emo-
cional precoz es quizás la mejor manera de disminuir el grado de
secuela emocional, derivada de la violencia. Por ejemplo, cuando es
posible un proceso de acompañamiento emocional temprano, el
sentimiento de venganza, que a menudo surge como una emoción
muy reactiva frente al hecho violento, puede ser elaborado a través
de la palabra, la fantasía y la proyección hacia el futuro; éstas formas
de canalizar la emoción logran que el sentimiento se desdibuje pau-
latinamente. Por el contrario, no hacerlo aumenta el sentimiento
hasta que, si el medio lo favorece, se ejecuta la venganza.
La prevención también busca reconocer, en compañía de las
comunidades, las fortalezas aue surgen espontáneamente frente al
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES...

hecho violento y que, al identificarlas, pueden favorecer alternativas


de apoyo colectivo, como la posibilidad de reconstruir tejido social.

SISTEMATIZACIÓN E INVESTIGACIÓN

El equipo profesional que adelanta los diferentes procesos de


acompañamiento psicosocial a comunidades en situación de despla-
zamiento, es consciente de la necesidad de reflexionar permanente-
mente acerca de las mejores estrategias y posturas que fortalezcan el
proceso, al que entiende como un continuo susceptible de enrique-
cerse a diario con la experiencia y el aporte de las propias comunida-
des. Esta búsqueda de mejoramiento exige llevar un registro sistema-
tizado de toda la experiencia, lo cual permite, además, detectar líneas
de profundización sobre las cuales adelantar investigación.

ALGUNOS ELEMENTOS DE LA INTERVENCIÓN

La experiencia de la Fundación Dos Mundos señala algunos


aspectos importantes para considerar:
• Reconocimiento y validación de la experiencia. Teniendo en
cuenta que concebimos el desplazamiento no como un evento úni-
co sino como una cadena de eventos violentos que se desencade-
nan uno tras otro, consideramos necesario que se puedan recono-
cer, de manera explícita y verbal, las experiencias vividas como formas
únicas por cada persona y familia. Este reconocimiento permite que
de manera rápida, pero sobre todo de forma genuina, pueda crear-
se un acercamiento que facilite un proceso de construcción de con-
fianza suficiente para abordar, desde las emociones, los distintos
significados de los sucesos.
O t r o aspecto que favorece este reconocimiento y validación
es que las personas sientan que lo que han vivido es una realidad
que es creída y tenida en cuenta por otros, pues es una forma de
disminuir el temor que tienen de que sus historias, por lo cruentas
y espectaculares no sean tomadas como veraces o porque buscan
clarificar su no participación en el conflicto; quizá ello explique la
insistencia de estas personas por contar su relato una y otra vez.
• Significados. Por otra parte, dentro del acompañamiento psi-
cosocial a personas en situación de desplazamiento, comprender los
significados que este desplazamiento ha tenido para cada persona o
familia tiene especial importancia. Resulta útil tener claro que los even-

59
FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

tos que le suceden a una persona, familia o comunidad tienen


distintos significados para cada quien. Así, por ejemplo, para una
mujer la mayor pérdida puede ser su casa o enseres, para su
esposo la pérdida de la tierra, vecinos o su e n t o r n o de toda la
vida y quizá para un hijo la pérdida de su perro; si bien en todos
los casos hablamos de pérdidas, éstas resultan distintas según la
propia experiencia y, aún cuando se suplan las pérdidas, los signi-
ficados afectivos pueden ser distintos.
Los significados permiten conocer las implicaciones del des-
plazamiento en cada persona; así como hay significados que llevan
a emociones basadas en la tristeza, el dolor, la rabia, la impotencia
y otros sentimientos que afectan el bienestar emocional, otros sig-
nificados pueden favorecer sentimientos de curiosidad y expecta-
tiva positiva, como en el caso de los niños que disfrutan de vivir en
la ciudad, comer helados o ver televisión, por ejemplo.
Reconocer los distintos significados que el desplazamiento
genera en estas poblaciones, permite orientar los esfuerzos de
acompañamiento hacia formas de ayuda más ajustadas a las nece-
sidades de la población, con lo cual se favorece la ayuda humani-
taria y se mejora el nivel emocional de los desplazados.
• Temporalizar. En el trabajo con personas llevadas al despla-
zamiento hemos visto una dificultad importante para asumirse en
una perspectiva más allá del hecho del desplazamiento. Es como si el
¡mpacto del evento los "atrapara" muy firmemente y les resultara
muy difícil proyectarse temporalmente hacia el pasado y, mucho más
difícil aún, hacia el futuro. Sus relatos, explicaciones y perspectivas
nacen.se nutren y se agotan en el hecho mismo del desplazamiento.
De esto se deduce que el suceso del desplazamiento se ha incorpo-
rado de tal manera que hace y hará parte de su vida.
Hemos podido contrastar la importancia emocional de dar
una temporalidad al desplazamiento, para lo cual el lenguaje re-
sulta un aliado valioso: preferimos hablar de personas y familias
en s i t u a c i ó n de d e s p l a z a m i e n t o p o r q u e así el suceso se
temporaliza, es un evento más de los muchos que componen la
vida que, aunque doloroso, no constituye, en sí mismo, una marca
indeleble, en t o d o caso hay lugar para la perspectiva de futuro.
Hacemos énfasis tanto en adultos como en niños, en ver el
desplazamiento como una situación, es decir como un m o m e n t o

60
CONSTRUYENDO CAMINOS CON FAMILIAS Y COMUNIDADES...

en el tiempo de su vida, no como algo que los condena para siem-


pre. Ver el desplazamiento de esta manera permite que ellos le
den un significado distinto. Es algo como todo lo que ocurre en la
vida, algo que pasa y que deja un recuerdo, que marca si se quiere,
pero que no impide seguir con el proyecto de vida, quizá ahora
diferente, pero no necesariamente el fin.
Desde esta mirada un esfuerzo importante en el trabajo psi-
cosocial está orientado a la construcción colectiva de perspectivas
de futuro en el que las personas en situación de desplazamiento
retoman el control de su proyecto de vida, validando su capacidad
de construir su propio futuro.
• El rótulo. Una cuestión fundamental que surge en el trabajo
con estas familias es la reflexión acerca de la construcción, promo-
ción e implicaciones del término desplazado(a). Hemos observado
que frente al término se han ido elaborando un sinnúmero de imagi-
narios que, lejos de promocionar una mejoría en estas personas, ter-
minan supliendo la identidad de cada persona con un nombre, una
historia, un contexto que las reduce a un arquetipo: desplazado(a).
Los imaginarios que se han construido alrededor de la pala-
bra desplazado(a) se relacionan con quien los utiliza; para las fuer-
zas de seguridad desplazado suele significar auxiliador de los gru-
pos en conflicto; para las comunidades receptoras significa
competencia y duda, pues "por algo los sacarían de allá"; para el Es-
tado el desplazado(a) significa un problema de orden público, eco-
nómico y social ; para la iglesia una oportunidad de cumplir con su
labor pastoral y para las propias personas en situación de desplaza-
miento el significado de la palabra está más ligado a su condición de
minusvalía, discriminación, impotencia y víctima. Para los organis-
mos de ayuda humanitaria ¿cuál será el significado?
Estos rótulos demandan el acompañamiento en la recupera-
ción de la identidad individual y comunitaria, lo cual tiene que ver
con la recuperación de los significados de su historia de vida, el
reconocimiento y validación de su condición de personas autóno-
mas, con capacidad para decidir e innovar. Así mismo, ha sido impor-
tante la permanente reflexión con las instituciones y organismos
sobre la manera en que sus labores terminan perpetuando y acre-
centando la existencia de estos rótulos.
La realidad que construye el niño alrededor del hecho violento
se edifica en la relación con los otros; en el lenguaje, según Gergen,
"las emociones no tienen influencia en la vida social: constituyen la
vida social misma"16. Si hablamos de un niño como depresivo, ansioso,
violento, aislado, mentiroso, traumatizado, etc., es probable que t o d o
su comportamiento responda al marco de ese rótulo. La propuesta
interventiva busca comprender el significado del síntoma para el niño,
su familia y el entorno comunitario más que rotular o calificar al niño.
• Narrativas. Entender la dimensión emocional derivada del
fenómeno del desplazamiento forzoso para lograr un acompaña-
miento terapéutico con estas familias, demanda comprender el fe-
nómeno como una expresión del conflicto armado; implica am-
pliar el foco de atención más que con una intención explicativa,
propia de las lecturas del problema como formas de violencia po-
lítica, con un interés comprensivo en la perspectiva de que es la
comprensión y no la explicación la que ofrece la posibilidad de
que se desplieguen nuevas narraciones, ya que ofrece una visión
diferente a la descripción inicial, como lo afirma William Lax17.
Se busca la construcción, con las comunidades, de relatos alter-
nativos, pues entendemos que las personas dan sentido a sus vidas al
relatar su experiencia y es en el proceso de interactuar con otros en
la representación de estos relatos que modelan sus propias vidas y
relaciones. Hemos visto como al tiempo que surgen "relatos alterna-
tivos" 18 es posible expresar y difundir otros aspectos "amables", pero
anteriormente negados, sobre la experiencia de las personas.

" Gergen. (1996). Op. cit


17
Lax, W. (1996). "El pensamiento posmoderno en una práctica clínica". McNamee, S. (Compilador). La
terapia como construcción social. Editorial Paidós, Barcelona.
18
White ÍI993V Op, cit.

62
LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA:
EL DESPLAZAMIENTO

Clemencia Correa
Danilo Rueda

INTRODUCCIÓN

D esplazamiento forzoso, destierro, desarraigo, exilio interno,


desestructuración. Expresión integral de la violación a los dere-
chos humanos, a los derechos de los pueblos, expresión de la de-
gradación de la guerra. La situación de desplazamiento nos permite
mirarnos mutuamente. A las víctimas directas como la posibilidad
de reconocer los derechos que se les han vulnerado; nosotros nos
percibimos en ellos como parte de lo que nunca más debe suceder,
justo por nuestra universalidad como habitantes de este planeta.
Detrás de la tragedia se expresan pretensiones políticas, no
sólo militares, también económicas, psicológicas y culturales, todas
ellas construyen un nuevo proyecto de sociedad excluyente.de cam-
pesinos sin tierra, de negros sin sus ríos, de indígenas sin madre. El
desplazamiento coloca en entredicho los cimientos de los valores
más profundos de la sensibilidad, la conciencia y la voluntad de perso-
nas y colectividades, acaba con los proyectos de vida allí recreados. La
verdad, ia libertad, la justicia, la belleza, o mejor, lo verdadero, lo libre,
lo justo, lo bello, son invertidos en su sentido.
El desplazamiento forzoso nos enfrenta a la cruel verdad: la
violación sistemática de los derechos humanos en Colombia. Nues-
tra interpretación del desplazamiento forzoso parte de una lectura
política construida a partir del encuentro con las víctimas, de sus
trozos de historia, con sus relatos de memoria, con sus reconstruc-
ciones territoriales, con sus mecanismos de afrontamiento, con sus
prácticas de resistencia y de complicidad.
La lectura de los efectos psicosociales y culturales del desplaza-
miento forzoso se realiza desde las pretensiones de la represión en
Colombia y desde la lógica de la guerra desde la cual se actúa. Entende-

Psicóloga. Miembro de la Comisión Intercongregadonal de Justicia y Paz


1
Comunicador social. Miembro de la Comisión Intercongregadonal de Justicia y Paz
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

mos lo psicosocial en el marco definido por Martín Baró:"la conciencia


no es simplemente el ámbito privado del saber y sentir subjetivo de los
individuos, sino sobre todo aquel ámbito donde cada persona encuen-
tra el ¡mpacto reflejo de su ser y su hacer en sociedad, donde asume y
elabora un saber sobre sí mismo y sobre la realidad que le permite ser
alguien, tener una identidad personal y social" (Baró, 1980). Pero dicha
construcción de identidad implica su resignificación social a través de
usos, costumbres, normas, sentidos materiales y simbólicos.
Los efectos de la guerra no pueden ser leídos ni interpreta-
dos desde una afección personal sino desde las víctimas directas
que expresan la barbarie de una violencia estructural.
Una perspectiva que ahonde en las consecuencias psicológi-
cas de una problemática social, debe tener en cuenta que la dimen-
sión psicológica tiene estructuras psíquicas de base en contexto, es
decir,el análisis psicológico necesita situarse dentro de un contexto
sociopolítico. Plantear los problemas del desplazado desde una pers-
pectiva psicologista es correr el peligro de neutralizar los hechos
sociales en pos de la comprensión de la tragedia personal; así, la
historia de un hombre puede caer en interpretaciones intimistas de
corte privado que remiten a determinaciones inconscientes, indivi-
duales y ahistóricas. Por ello las consecuencias psicosociales impli-
can el orden de la justicia y de la verdad, de la historia y de su
memoria, en las que se pone en juego la dignidad del ser humano.
C o m o condensa el sacerdote Javier Giraldo: "en general los
crímenes de lesa humanidad tienen unos efectos psicosociales muy
profundos, que no son fáciles de percibir. Las mismas víctimas y sus
allegados, en su gran mayoría, no son conscientes del efecto que los
crímenes tienen en sus opciones políticas, en sus opciones ideoló-
gicas, en sus opciones éticas y aun estéticas y religiosas, y en la
misma opción profesional o laboral hacia el futuro, pues tales efec-
tos actúan principalmente en niveles no conscientes". Y si la repre-
sión genera efectos sobre la población desplazada, los sentidos de
apropiación, de expresión simbólica y material en la situación de
desarraigo potencian mecanismos de resistencia y complicidad en
el encuentro con otros espacios y territorios, con otros sujetos
externos, con otros lenguajes y otros mundos.
Nuestro derrotero sigue, entonces, los siguientes aspectos:
i-^/J I I I \ , J . U I M J I I I U J \J\_ I \_(-<i ^ J I W I I / V-.I ^ v_ J I _ Í | C I Í _ C I I I I I V . . I I L.W I V_y • A . U J V

64
LjJ BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA! EL DESPLAZAMIENTO

• Las finalidades de la represión


• Los efectos en la situación de desplazamiento
• La resistencia civil y la reparación.

M E C A N I S M O S DE REPRESIÓN Y DESPLAZAMIENTO FORZOSO

Nadie puede negarlo ni ocultarlo. La crisis de derechos humanos


es grave, crítica y está llegando a niveles inimaginados. En los últimos
veinte años se pone en evidencia la ampliación del formalismo del respe-
to, promoción y protección por parte de todos los gobiernos, el desa-
rrollo de un entramado discursivo y de opinión que banaliza el sentido
de los derechos humanos; evidencia la estrategia de evasión de las res-
ponsabilidades estatales para erigirse el Estado más en víctima; y la sofis-
ticación del modelo de represión y control que pasa de la tortura a la
desaparición forzosa, del asesinato selectivo al desplazamiento forzoso a
través de las diversas formas de paraestado y de guerra integral.
Esa violación de derechos humanos va en ascenso y cuali-
ficación. Miles de viudas, de huérfanas y huérfanos, de desarraiga-
das y desarraigados - c e r c a de un millón, o más, que ahora llama-
mos desplazados-; cientos de cientos de familiares de los
desaparecidos forzados -2.900 en los últimos 15 a ñ o s - ; más de
2.000 asesinados por ser trabajadores sexuales, parceros, delin-
cuentes; 20.000 muertes por razones políticas - d e campesinos,
profesores, religiosas, sacerdotes, sindicalistas, indígenas, negros,
niños, soldados y guerrilleros.
Podemos diferir en las interpretaciones, podemos matizar
e incluso c o n t r a d e c i r n o s , p e r o así se p r e t e n d a ocultar, el
paramilitarismo en sus diversas modalidades se convirtió en el
modelo de represión y control más bárbaro e irracional decidido
por el Estado o por "algunos" de sus agentes, o por los sectores
privados, según la lectura política que se haga del Estado.
"En esa democracia se produce la violencia; en los últimos 20
años hay cerca de 20.000 víctimas de violación a los derechos huma-
nos"; según datos recopilados inicialmente por el proyecto Nunca Más.
Toda comparación es repugnante. Pero en nuestra situación
se hace necesario mirar las épocas más oscuras de las dictaduras
militares del continente para medir.de alguna manera, las dimensio-
nes de nuestra tragedia.

65
CLEMENCIA CORREA Y DANILÜ RUEDA

En Uruguay 16 años de dictadura dejaron 220 víctimas fatales,


desaparecidas o muertas bajo la tortura, y un promedio de 5.000
prisioneros políticos por año durante la década de 1968-78, la in-
mensa mayoría de los cuales soportaron la tortura.
En Argentina, durante 8 años de dictadura, fueron registrados
9.000 casos de desaparición forzada.
En Brasil durante 15 años de dictadura se supo que 7.637
personas pasaron por procesos militares, la mayoría de los cuales
fueron torturados, y que hubo 125 desapariciones documentadas.
En Bolivia, en un lapso de 17 años que cobijaron seis gobier-
nos militares, hubo 1.788 muertes violentas por motivos políticos,
243 desaparecidos y 8.293 prisioneros políticos.
En Chile, la Comisión "Verdad y Reconciliación" recibió 2.666
denuncias por desaparición o asesinato, perpetrados durante los
17 años de dictadura militar.
Basta mirar también el horror descrito en el Informe "Nunca
Más" de Guatemala y el Informe de la "Comisión de la Verdad" de El
Salvador, los cuales nos develan el t e r r o r del Estado y el desborda-
miento de la guerra.
El paramilitarismo en Colombia opera al lado de, paralelo a
lo militar, o distorsiona lo militar como política de Estado. El pa-
ramilitarismo hiere lo más profundo de la conciencia humana,
destruye los principios últimos del altar universal de la humanidad,
transgrede las raíces mismas de la convivencia social, porque como
hijo del Estado rompe todos sus principios de legitimidad y de lega-
lidad. Esa inversión y distorsión de los valores sociales son las pro-
fundas huellas que producen la barbarie y la operación irracional
del Estado con sus dispositivos de muerte.
Nunca como antes el terrorismo de Estado en Colombia, ex-
presado en su estrategia paraestatal, ha logrado confundirse, sus-
tentarse y seducir tan ampliamente. El paramilitarismo con el paso
del tiempo se ha ido convirtiendo en el mecanismo más refinado de
nuestra "democracia" para ocultar su rostro de hierro. Uno y o t r o
mandatario, uno y o t r o gobierno,fuerzas armadas, medios de infor-
mación y los sectores de poder, pasan aparentemente sin recato
ante su actuar, pero guardan, eso sí en lo público, un pudor que
oculta sus responsabilidades y sus relaciones.

66
LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA: EL DESPLAZAMIENTO

Pero más allá de eso, pasaron de ser nombrados como grupos de


sicarios a grupos de "justicia privada" eficientes y a ser aplaudidos en
privado por sectores de poder, quienes los financian;a ser reconocidos
como grandes personajes de la vida nacional, dignos de credibilidad; a
ser concebidos como la mejor arma para extirpar "la subversión".
Poco a poco el Estado ha ido perdiendo su razón de Estado
social de derecho. Coexisten grandes progresos formales como la
Constitución del 91 y expectativas en t o r n o a la paz y, ai mismo
tiempo, la erosión del Estado de derecho y la esquizofrenia de ese
Estado creciendo en la conciencia de la sociedad.
El paramilitarismo es el mecanismo que el Estado colombia-
no, reinterpretando experiencias de otros países y ¡os mismos ma-
nuales de la Escuela de las Américas, ha logrado situar como el más
"eficaz" para su lucha contrainsurgente o mejor en su confronta-
ción con todo lo democrático, lo alternativo, lo disidente o en las
mejores épocas de la guerra fría, "la subversión", "el comunismo
internacional", el "enemigo interno".
En dicha estrategia existen dos pretensiones y objetivos signifi-
cativos y primarios. Por un lado, ocultar la identidad de los agentes del
Estado o poder realizar operaciones "encubiertas". Y, por otro, confun-
dir, ocultar, transferir, encubrir la responsabilidad del Estado de manera
que su clandestinidad evite cuestionamientos legales o éticos.
Al mirar nuestra historia desde 1968 se descubren decretos
como el 3398 que instituye la creación de grupos de autodefensas
-civiles que cumplen funciones de defensa e información a las fuer-
zas armadas- o las llamadas Asociaciones de Seguridad Rural - C o n -
v i v i r - inspiradas en el Gobierno de Gaviria (1990-1994) y de-
sarrolladas en el de Samper (1994-1998); experiencias de pa-
ramilitarismo iniciadas al final del Gobierno de Turbay Ayala con
la famosaTriple A A A o la creación del MAS en el Magdalena Medio
o las Autodefensas Campesinas de C ó r d o b a y Urabá, o las
Autodefensas Unidas de Colombia.
Se puede concluir, entonces,que la estrategia del paraestado se
desarrolla de dos maneras:
El accionar de militares camuflados de civiles.
El accionar militar de civiles protegidos clandestinamente
por militares.

67
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

H o y es evidente que el accionar de las mal llamadas


"Autodefensas Unidas de Colombia", ocurre en la segunda modali-
dad. De ahí que muchos afirmen que opera como un "verdadero
ejército privado". Es un accionar que pretende ser de gran efectivi-
dad y de altísima barbarie con lo cual realiza el trabajo sucio que no
pueden realizar de manera evidente, abierta y pública las fuerzas mili-
tares. Como parte de esta composición, el paramilitarismo tiene dife-
rencias con las fuerzas militares.
Aunque realizan muchos operativos conjuntos militares y
paramilitares, en el mapa de las acciones, los últimos vienen ejecu-
tando una acción ofensiva que en determinados momentos requie-
re del apoyo de las Fuerzas Militares.
En distintas entrevistas con los media, Carlos Castaño coincide
en diversos argumentos para establecer una relación táctica más no
estratégica con los militares; obviamente que su tesis evita la respon-
sabilidad estatal en la creación y sostenimiento actual de su grupo,
"nacimos amparados por la legislación nacional y recibimos armas de
parte de algunos estamentos militares". Yen este mismo sentido afir-
ma que militares y paramilitares tienen un enemigo común,"para po-
der superarlo es necesario trabajar mancomunadamente".
En la sociedad colombiana el discurso y la normatividad pro-
tectora de la dignidad humana y de los derechos humanos, lograron
convivir con el mecanismo más despiadado para "hacer la justicia",
para "enunciar la verdad", para proclamar la "libertad", para expre-
sar "lo bello": el paramilitarismo. Por eso, no existe la posibilidad de
dirimir los conflictos por los canales estatales, porque él mismo los
hizo inválidos e inviables; cada vez es más protuberante el abismo
entre lo real y lo formal, entre el respeto a los derechos humanos y
sus violaciones sistemáticas.
Este proceso histórico converge en el desplazamiento forzoso
como mecanismo represivo del Estado, como parte de la política
contrainsurgente. Porque las víctimas, el cementerio que se viene cons-
truyendo en nuestro país y el desarraigo no se comprenden sino en el
recorrido de los mecanismos y políticas de Estado que han afectado a
la población. Ello no excluye ni banaliza las responsabilidades de la in-
surgencia, volvemos a decirlo, pero el curso de los hechos nos permite
rastrear el papel que el Estado ha jugado contra la población,allí radica
ia gravedad de nuestra situación.
LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA! EL DESPLAZAMIENTO

Desde la perspectiva de derechos humanos es fundamental el


reconocimiento del causante, el descubrimiento de la estrategia y el
papel que juega el Estado. El desplazador estatal y su instrumento para-
lelo, el paramilitarismo, tienen el poder de crear una conciencia hacia
el silencio, una conciencia que se asimile a la aceptación de la barba-
rie. La impunidad, que erosionó el Estado de derecho, invita al olvi-
do, al silencio y a la seguridad. Allí hay una decisión en la ejecución
del desplazamiento; los efectos psicosociales son efectos sobre la
conciencia, sobre la intersubjetividad, sobre los modos de relación
con los otros, sobre los proyectos de vida, sobre sus sentidos sim-
bólicos. La barbarie, el terror, la irracionalidad, quieren hacerse ra-
cionales, aceptables, legítimos, verdaderos. Lo irracional es io racio-
nal, esa es la salud mental.
Partimos entonces de unos presupuestos importantes, que
sabemos que muchos no comparten; enfrentar las causas del des-
plazamiento debe permitir el mejoramiento de la crisis de dere-
chos humanos, develar la estrategia del t e r r o r del Estado,
despotencializar los mecanismos de la guerra, permitir la recons-
trucción del tejido social y culminar con la impunidad.
• El desplazamiento forzado es un mecanismo de represión
del Estado que se ubica como parte de una estrategia de acción
contrainsurgente.
• El desplazamiento forzado es, en sí mismo, una táctica esta-
tal-paraestatal para el desalojo y control territorial, ligada a intere-
ses políticos, económicos, culturales y societales locales, regionales
e internacionales. El desplazamiento también se convierte en táctica
de guerra de la insurgencia.
• El desplazamiento es consecuencia de las confrontaciones y
de la ruptura del DIH.Confrontación ejército-paramilitares vs.gue-
rrilla, actores que en la escalada militar en que se encuentran
desdibujan el sentido del Derecho Internacional Humanitario. En el
rompimiento de las fronteras, la población civil se convierte en ob-
jetivo militar y en objeto de acciones armadas.
Nada más repudiable que la irracionalidad de un Estado, o su
complicidad, para sostener la democracia formal de nuestro país o
sostener las políticas y definiciones financieras del norte. En tanto,
el proyecto paramilitar expresa la esquizofrenia pública, muestra la
resignifícación de valores sociales distorsionados.

69
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

LAS FINALIDADES DE LA REPRESIÓN


Si el desplazamiento forzoso se ubica fundamentalmente como
práctica del modelo de represión del Estado y, como consecuencia,
de la degradación de la guerra, es preciso aclarar que, desde las
persistentes visiones del "enemigo interno", los desplazadores pre-
tenden destruir el tejido social -la identidad de las comunidades-,
implantar la impunidad, estructurar el olvido e invertir el sentido de
la ética y cultura propia de las comunidades desplazadas.
Los desplazadores pretenden destruir y reconstruir, despla-
zar y repoblar: las víctimas organizadas exigir, reparar los destro-
zos causados en su conciencia, sensibilidad y voluntad.
Finalidades sobre la conciencia e identidad de las comunidades.
1) Las víctimas -los desplazados- son sujetos indignos - " s o n
guerrilleros" -.
La verdad es la mentira. Las víctimas de sus crímenes y de sus
acciones son sujetos de la peor estirpe, son víctimas indignas.
2) En Colombia existen tres actores armados: los paramilitares,
la guerrilla y el Estado en su parte militar como un tercero que es
víctima. Se jactan de decir "nosotros no somos Estado, las fuerzas
militares nos atacan".
¿Cómo entender los retenes paramilitares al lado de instala-
ciones militares? ¿Cómo entender las acciones por aire de los mili-
tares y las acciones por tierra de los paramilitares para desalojar a la
población campesina?
Esa es la verdad de las víctimas.
3) La justicia de la reconciliación.
Las víctimas del desplazamiento o sus familias, sus dolientes
o sus deudos, deben callar, deben silenciarse para no entorpecer la
Pax Romana.
N o exija castigo. N o denuncie o se muere. N o recuerde, per-
done. Evite alimentar los odios y los resentimientos contra las ins-
tituciones. La justicia es una mercancía, ellos son el mejor postor. La
víctima es el victimario, él era "guerrillero", él era "auxiliar de la
guerrilla", él era de la Comunidad de Paz."Ahora si se vive en paz".
"Para regresar a sus tierras, hablen con Carlos".
Teníamos que hacerlo, ahora le pedimos perdón, construimos
la reconciliación con los desplazados. "Si lo único que dejara fuera
Inría la nríPna
o n - a íi \| h\p. r>3,cÍfÍC3.C!OR
n d s ¡3.S

70
¡_A BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA! EL DESPLAZAMIENTO

zonas conquistadas y reactivación tecnificada de la producción agríco-


la e industrial (...) Si se trata de ubicarnos no somos siquiera una fuer-
za de derecha. Es más, de pronto en nuestro pensamiento, tal vez so-
mos un poco más de centro izquierda que de derecha".
4) La libertad de la Sirena.
En la condición de desplazamiento, la tierra pasa a otras ma-
nos para alimentar el sentido de la propiedad como individualidad
para ejercer la libertad de empresa, la libertad de mente colonizada,
la libertad de corazón sumiso, ia libertad dei unanimismo, la libertad
por un pedazo de tierra entregado, la libertad de armarse para de-
fenderse del "comunismo".
"Por fin tenemos tierra, me la entregó Carlos", expresión de
los desplazados que repoblaron.
"Nuestros equipos de fútbol, nuestros grupos vallenatos, son
de las Autodefensas, contamos con un acueducto, vamos a montar
cooperativa", expresión de desplazados que han repoblado en zo-
nas paramilitares.
"Si el mismo Estado no alcanza a cumplir con sus funciones esta-
blecidas y si el Estado no vela por nuestra seguridad, pienso que tene-
mos el derecho a defendernos usando nuestros propios medios".
Este sentido del ejército privado se sustenta ante la opinión
por la forma de financiación del proyecto,"en una guerra si no hay
dinero no tienes cómo crecer. N o creamos un frente en una región
si no hay habitantes que se comprometan a financiarlo". "(...)Ellos
aportan dinero u hombres para el armamento, el sostenimiento y
pago de personal, (...) las personas que están allí ganan un salario
mínimo, que es lo que se les paga en las fincas, o los hacendados y
las personas de la región los prestan un mes. Tienen liquidación y pres-
taciones sociales (...)"
Pero aun más, se postulan como adalides de procesos de
reinserción de los ex guerrilleros, "(...) he hablado con varios diri-
gentes de gremios económicos que desembolsarán un presupuesto
y donarán unas tierras.Vamos a hacer unas parcelaciones en la re-
gión.Vamos a incluirlos dentro de las exportaciones que estamos
haciendo mediante Unibán, para los campesinos de la zona.Vamos a
demostrarle al Estado que cuando hay voluntad, y poca burocracia
y demagogia y todas esas cosas, se puede hacer algo".
5) La belleza es la barbarie.

71
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

Esos desplazados, esos asesinados o desaparecidos, fueron


tratados así porque eran sucios, guerrilleros o milicianos.
"Se van.se enderezan o se mueren"; "Somos las Autodefensas
de Córdoba y Urabá". "Somos autodefensas, no paramilitares".
Masacrar, asesinar selectivamente, desaparecer, entregar tierras
a campesinos, montar retenes al lado de militares o en reuniones
públicas con las oficiales CONVIVIR.
Quitar la cabeza es quitar el pensamiento, la mente, la razón.
Los mochacabezas - n o m b r e de los paramilitares- imponen el
sentido de la verdad, de lo que hay que pensar.
C o r t a r la lengua, es quitar la posibilidad de la palabra, de la
denuncia.de la expresión frente a la barbarie. Se impone un sentido,
el silencio, lo que hay que decir.
Quitar los ojos, extraer la mirada, romper la visión, trastocar
el horizonte. Se impone un sentido el ocultamiento.
Castrar hombres negros, acabar la generación, la heredad, la
tradición, la memoria. Se impone un sentido del cuerpo, de la re-
producción para la muerte.
Violar mujeres, penetrar en la intimidad, la mismidad, lo subli-
me. Se impone un sentido de amor: la fuerza.
Asesinar madres en embarazo, acabar las vidas. Se impone un
sentido, el no futuro.
Desplazar, desterrar, desalojar. Se impone un sentido, el des-
arraigo.
El terror interiorizado, las dudas sobre el otro, el silencio y el
miedo son las matrices sobre las cuales descansa el poder paraestatal.
Con el t e r r o r viene la paz, viene el progreso, vienen las fuerzas arma-
das, vienen las Convivir, vienen ias rondas, viene la tierra propia
-siempre buscada-, viene la nueva seguridad armada entre nosotros,
viene la reconciliación, viene el reencuentro, viene la nueva racionali-
dad, viene la nueva sensibilidad, viene la nueva forma de la voluntad.

Los EFECTOS
LAS HUELLAS DE LA IMPUNIDAD

Colombia tiene leyes para castigar los crímenes. Debe casti-


gar por medio de las leyes a ios responsables de los hechos punibles.
La historia oficial nos miente; nos habla de la justicia a favor de
f n r l o < : Í3 r f J ^ l i H s H PC o f r s i M i o n t r s i c ja l/~,c ^ r f n r p c cHo \r* a i \ a r r \ \ \ n c o l o e

72
U \ BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA! EL DESPLAZAMIENTO

asesina o se les condena, ¿en qué queda la responsabilidad de los


actores del Estado y la de sus agentes, responsables de torturas,
asesinatos, desapariciones, masacres, bombardeos indiscriminados,
hechos que también originan el desplazamiento?
¿Quién puede aún creer en la justicia? Hoy en día, en Colombia,
a quien busque alguna verdad, lo último que se le ocurriría sería
recurrir a un expediente judicial. Ninguna "verdad" más lejana de la
verdad que ia "verdad procesal"3.
Los escenarios del conflicto armado acostumbraron al actor
armado estatal a actuar como juez de lo divino y de lo humano
sobre su "adversario", a quien proyecta en la población civil desar-
mada para compensar sus frustraciones bélicas y para ejercer una
venganza visceral contra enemigos indeterminados. Todo ha sido
intentado para trastocar la justicia: el cambio de las identidades de
las víctimas, el ocultamiento de las identidades de los victimarios; la
transformación de los escenarios de los crímenes; el control por
parte de los victimarios de las pruebas fundamentales; la elimina-
ción o intimidación de testigos, familiares y abogados.Todo culmina
con el "broche de oro" de un proceso penal contra el denunciante,
única "acción judicial" que resulta efectiva en numerosos casos4.
Es importante destacar acá que, desde una perspectiva
psicoanalítica, podemos leer este estado de cosas como un funciona-
miento perverso en lo social en el cual la ley que debería operar es
negada por el acto o por el hecho impune. El estado de impunidad nos
permite mostrar que el Estado de derecho de nuestro país está negado
a través de la acción de los actores armados; el victimario es el repre-
sentante de lo perverso. Hablamos de un sujeto que reconociendo la
ley, la niega en sus actos. El victimario reconoce la ley, pero aún así
incurre en su falta. Es consciente que el suyo es un acto de transgresión
que implica un daño en lo personal y lo colectivo.
La impunidad niega el valor negativo de la falta. En un Estado
de derecho el no reconocimiento legal de la falta a través de la san-
ción penal, civil, simbólica o moral favorece la estructuración de un
mecanismo ambivalente, reconocer el estado de derecho, pero ne-
garlo a través de los actos. ¿Qué es esto sino la tendencia en el

3
Giraldo, Javier. "La impunidad! consecuencias jurídicas y políticas". Revista justicia y Paz. No. 5
(1997), p. 7.
' Ibid., 7.

73
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

comportamiento de los ciudadanos de este país, en el cual hecha la


ley, hecha la trampa? Se reconoce el orden legal, pero también la for-
ma de negarlo.
Esto favorece las actitudes clandestinas y confabuladoras; los
colombianos nos movemos entre dos órdenes: el legal, formalizado
como Estado de derecho, y o t r o informal que se maneja en las cos-
tumbres. Se acepta el Estado que lucha contra la corrupción, pero
en el acto cotidiano estamos continuamente sobornando o estable-
ciendo pactos para no ser sancionados.
Pues bien, ese funcionamiento perverso está sostenido por el
acto de lo impune, de lo no sancionado. Lo impune deja la intención
criminal en la superficie del Estado social. Cuando opera la ley la in-
tención delictiva, si bien no desaparece,al menos queda bajo mecanis-
mos de control. Cuando no hay acción sujeta a castigo los actos
delictivos y sus actores se desplazan por la superficie del tejido social.
Es una sociedad donde el discurso y la normatividad protectora
de la "dignidad humana" y de los "derechos humanos" logró convivir
con las más despiadadas formas de genocidio, de exterminio de posi-
ciones disidentes, de "guerras" contra "enemigos internos" que cons-
tituían las mayorías nacionales, de todo tipo de discriminaciones y
crímenes de lesa humanidad.
La sociedad que se está expresando en la crisis de la justicia es
una sociedad en la que sus capas dominantes o sus instancias decisorias
han logrado un alto nivel de encubrimiento y de domesticación de la
ruptura entre lo real y lo formal. Esa ruptura nos está advirtiendo
dramáticamente que los valores que se buscaba proteger a través del
aparato de la justicia,ya no se pueden proteger por esos medios5.
Un Estado de derecho protege a los actores sociales en su
acción pública de los actos delictivos. La ley proscribe o prohibe
actos o actores que atenten contra el bien común. De esa manera
los sujetos transitan libremente por el espacio público o por el te-
rritorio de una nación. Un Estado en el cual no funciona ese derecho,
genera que los actos punibles emerjan a la luz pública y los ciudada-
nos, convertidos en esta situación en víctimas frente a los impulsos y/
o actos criminales, desalojen el espacio público para refugiarse en la
privacidad de sus espacios.Ya no son los impulsos sino los sujetos los

74
LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA: EL DESPLAZAMIENTO

que se reprimen en su acción social mientras el delito recorre libre-


mente el espacio público. Es por ello que el desplazado víctima de lo
impune se guarnece en la clandestinidad y en el silencio que son, en
su situación, la única privacidad posible.
" N i siquiera podemos trabajar porque por motivos de segu-
ridad, como Uds. lo pudieron ver, estamos rodeados, hay un círculo
donde la policía impone sus normas y dice que el que salga de ahí,
no se responde por su vida... no podemos trabajar y vemos como
usa ei gobierno esa ideología de persecución no dándonos alimen-
tos, nos dicen: ellos verán si se mueren o se abren" 6 .
La oscuridad del ser, lo clandestino, es la nueva forma de pro-
1 - o r r i n n r í o ! rroci-Jn-jrqrjí"» I ^ i H p n t i r | q r j /-»c*-ilq o n f r o ta p ó r H i r l s v o l rjrnl-

tamiento, entre el abandono y la oscuridad, entre la falta y el silencio.


El desplazado no habla, incluso entre ellos la palabra no circula como
posibilidad de hacer comunidad en el reconocimiento de su situación
errante y marginal. El desplazado incorpora un ser clandestino y mar-
ginal en los entornos sociales.Víctima de una falta de ley, reproduce
esta imposibilidad.
El criterio de verdad se sustenta en una ideologización del con-
flicto, la verdad está validada a través de la legitimación social de uno de
los actores del conflicto sobre la negación del otro. La demonización
del otro y la reducción de la responsabilidad del victimario son los
efectos que poco a poco van impregnando nuestra sociedad desde los
escenarios más públicos hasta los más íntimos. Si no existe la posibili-
dad de reparación social, moral ni jurídica de las víctimas de los críme-
nes que las han afectado.su tragedia se convierte en mentira. Aquellos
que mataron a los seres queridos no existen, son una invención. Al ser
desdibujados por la justicia, los victimarios se desdibujan en la sociedad.
Esto lleva a que el sentido de justicia desaparezca y el desplazado
arrastre no solo con la pérdida de su identidad,sino con el sentimiento
persecutorio que se produce, no por ansiedades psíquicas profundas,
sino por la ausencia de una forma legal que garantice el control social.
La impunidad es, pues, la causa de que el desplazado agregue a su miedo
una sensación persecutoria. No hablamos de paranoia en el sentido
psicopatológico; hablamos de un estado social en el cual tememos que

6
Testimonio de desplazados del municipio de Riosucio (Chocó), albergados en Turbo. No se cita su
nombre por razones obvias.

75
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

el otro realice un acto destructivo sin que el sujeto tenga la posibilidad


de asegurar o defenderse de esa acción. La impunidad fortalece la falta
de defensa, conlleva a la vulnerabilidad del ser.
Si algo queda impune en el desplazado, quiere decir que so-
bre su cuerpo se ha cometido un acto de quebrantamiento de la
ley. La ley se quiebra sobre el sujeto desplazado, crimen, delito,
transgresión. El desplazado emerge de su t e r r i t o r i o porque la ley
no alcanza una figura que logre representarle. La ley no puede ser
sostenida.Y cuando ello es así el desorden y el caos se apropian
del t e r r i t o r i o . El o r d e n social, simbólico, s o s t e n i d o p o r la
representatividad de la ley, desaparece.
Si el desplazado, como víctima del terrorismo de Estado, de-
nuncia las violaciones de sus derechos, si el desplazado denuncia a
sus victimarios, si los desplazados se organizan para resistir en me-
dio de la guerra, son señalados, estigmatizados, perseguidos y ame-
nazados. Se convierten en enemigos para el Estado. Pasa, para la
política paraestatal de ser víctima a ser victimario.

DUELOS, PÉRDIDAS

Todo ser humano tiene pérdidas, desde la muerte natural de


un familiar hasta las pérdidas económicas. Sin embargo, en Colom-
bia, por la guerra sucia, la muerte violenta es un hecho cotidiano: los
asesinatos, las desapariciones, el exilio.
Si elaborar la pérdida de la muerte de un familiar es doloroso,
cómo no lo será elaborar la pérdida de un amigo o un familiar por
asesinato por motivos políticos, lo que implica una muerte imprevis-
ta, cargada de señalamientos, de estigmatizaciones. Los escenarios de
expresión y de elaboración son también implicados por la represión
política no sólo por el seguimiento de quienes son sus allegados, sino
también por la secuencias de violaciones a los derechos humanos
que no permiten un tiempo psicológico de elaboración.
En el desplazamiento la elaboración del duelo es mas comple-
ja porque, además de lo anterior, las pérdidas son múltiples:
La pérdida de familiares y amigos mediante estrategias repre-
sivas, asesinatos, desapariciones, masacres, que se realizan como me-
canismo para generar el desplazamiento, pero también después del
desplazamiento para romper las formas organizativas de resisten-
cia. Muertes violentas que los desplazados llevan en su memoria.

75
LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA: EL DESPLAZAMIENTO

La pérdida del territorio-origen, del territorio madre, que con-


lleva la pérdida de la identidad del sujeto desplazado, da origen a la
asunción del anonimato. La pérdida del nombre, de los vínculos de
reconocimiento y afirmación social, la pérdida de los lazos grupales;
todo ello genera la anomia del desplazado. La pérdida mayor que
tiene el desplazado está ahí, su nombre recubre una oscuridad, un
vacío. Juan ha dejado de ser el líder de la vereda Salaquí. Pedro ha
dejado de ser el hijo de Alexis que todas las mañanas salía a vender la
leche de finca en finca. María ha dejado de ser la segunda señora de
John Wilmer. Ahora recorren anónimos vías y plazas de lugares don-
de no tienen pertenencia, en donde no pueden ser ubicados. En don-
de no desean que se les ubique. El dolor de la pérdida ic lleva a no
querer nombrar los objetos, espacios y lugares desaparecidos.
El desplazado pierde la filiación, la afiliación, la identidad que
le permite una familia o un colectivo social. De tener una identidad
colectiva queda sumergido en un anonimato, forma de reconoci-
miento del migrante, un ser que no puede afirmar un presente,
pues no tiene parcela ni sembrado y donde el pasado difícilmente
puede ser evocado. Ello seguramente porque lo que se impone a su
memoria trae el rastro siniestro, lo familiar está matizado de terror.
Lo familiar surge como elemento extraño y por ello trae angustia,
lo que daba la vida viene ahora con la muerte, con el dolor del
desarraigo. Es decir que incluso con la posibilidad del retorno a su
tierra de origen ya no se retornará al mismo territorio del que se
partió porque siendo el mismo lugar ya no es el mismo, lo que antes
era la tierra de la vida y de la risa, ahora se convierte en retorno a la
tierra de la muerte y del dolor.
Se pierden también los bienes, los objetos resignifícados en su
historia familiar y colectiva.

LA PÉRDIDA DE SU TRABAJO...

La pérdida
Freud dijo, a propósito del duelo, que la sombra del objeto
cae sobre el yo. Bien podríamos retomar la frase en su sentido
literal y plantear que perder los objetos, los espacios, los seres co-
munes, los familiares, es efectivamente una sombra que oscurece
las identidades. La muerte que deja sus signos sobre el territorio, es
un anuncio de la partida, del exilio, de la huida.

77
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

Quien abandona voluntariamente un escenario tiene una in-


tención o una esperanza que alimenta el abandono, puede dejar su
tierra por la añoranza de otra extraña. Pero aquel que es desplaza-
do forzosamente trae consigo signos de muerte que obligaron a su
desarraigo. Signos de muerte unidos al recuerdo de sus seres queri-
dos, ligados a la memoria del terreno y de sus bienes simbólicos.
Estas pérdidas son las que llevan, si se nos permite jugar con las
palabras, a que los bienes cedan paso a los males y a que los seres
amados, que en un tiempo rozaban con sus manos sean ahora
intangibles fantasmas; entonces, el lugar tocado por la muerte ad-
quiere la noción de maldito, de intocable, de innombrable.
El desplazado huye; protegiendo la vida, asume el riesgo de la
pérdida de la identidad, de la anomia social, del no reconocimiento.
Por ello el desplazado arrastra un silencio, una clandestinidad.

Los ASALTOS DEL TERROR

En la comunidad deVijao Cacarica habían asesinado a un jo-


ven, lo descuartizaron y con su cabeza jugaron fútbol, de ahí se
pasaron a la comunidad de El Limón, donde ellos dijeron que des-
ocupáramos la zona, mientras que en la otra parte del Salaquí
entraban ellos con el ejército haciendo lo que ellos querían, d¡-
ciéndole a la gente que también desocupara esa tierra, les dieron
tres horas a la comunidad para que saliera. Ellos, los de la comuni-
dad, que por qué tres horas, cómo nos vamos a ir, mire nuestras
familias, qué va a pasar con nosotros. Ellos dijeron eso no nos
importa, lo que importa es que ustedes desocupen. Por fin hubo
uno que dijo, bueno les vamos a dar cinco días de plazo. Pero
después de esa reunión ellos salieron río abajo, se llevaron unos
muchachos a ia fuerza. Cuando estaban allá les dijeron: bueno que
salga la gente inmediatamente, no damos más plazo7.
El miedo y el terror es una de las viejas estrategias de control
de la población. Se genera t e r r o r en la población para que no haya
organización. Se crea intimidación para dejar de actuar; se implanta
el t e r r o r para paralizar a las comunidades o se impone el miedo
para dar vía libre a sus intereses.

78
LA BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA: EL DESPLAZAMIENTO

Amenazas orales o escritas. Arrojamiento de cadáveres en los


alrededores de las veredas y en los ríos. Reuniones comunitarias obli-
gatorias:"se van, se enderezan o se mueren". Desapariciones y asesi-
natos colectivos. Cortes de cabeza. Desplazamiento forzado. Sevicia
en sus acciones de muerte. Se combinan operativos militares de las
fuerzas regulares o acciones mixtas militares-paramilitares. Dominio
militar armado e inteligencia. Ubicación de vigías e informantes.
"Todos estos actos tienen un sentido: de control, de normali-
zación y acostumbramiento a los abusos y ai poder del para-estado.
Silencio por el t e r r o r que infesta las conciencias. Afirmación de la
desconfianza como principio de convivencia" 8 .
No olvidemos, a propósito de! olvido, que el desplazamiento va
acompañado de muertes violentas, masacres, quemas de las viviendas.
Acciones que afectan traumáticamente a la población.Trauma, herida
que genera bloqueos afectivos, cansancio mental y emocional y que
debilita la capacidad de pensar, la elaboración de los procesos de duelo
y la reconstrucción de la memoria.
Pero,además,"una de las estrategias más acariciadas de los victima-
rios, una vez consumados los crímenes, es la del olvido. El papel de la
amnesia en la estrategia de los victimarios, mira ante todo a la esterilización
política de las víctimas,de sus proyectos,de sus sueños y de sus utopías.Tal
cauterización del pasado es necesaria para que pueda imponerse el pro-
yecto socio-político de los victimarios sin alternativas que le compitan" 9 .
"Pero nadie nos invita a recoger nuestra memoria histórica, úni-
ca manera de desesterilizar a nuestras víctimas frente al futuro; único
antídoto que nos impediría asimilar desde el inconsciente el modelo de
sociedad que imponen los victimarios; único lente que nos permite
contemplar los destrozos y las ruinas de humanidad que es necesario y
urgente reconstruir" 10 .
Si olvidamos lo que hemos vivido tendremos la tendencia a
repetir. Y que mejor para el victimario que repetir antes que reparar,
dado que reparar implicaría restituir jurídica o moralmente, restituir
implica dejar en la memoria histórica una sanción social y efectiva.
Angustiados ante la barbarie de la guerra y las cruentas formas
que viene asumiendo el conflicto y su descomposición fehaciente,

"Giraldo, J. Op. cit. p. 12,


9
Ibid.
0
Ibid,

79
CLEMENCIA CORREA Y DANILO RUEDA

existe la tendencia y la tentación de asumir una decisión de acomo-


damiento, de silencio y de complicidad frente a la imposición de un
proyecto de terror que se muestra en su otro rostro como huma-
nitario. Las sirenas del progreso paramilitar seducen, atrapan y de-
voran. Pero es claro que mienten. La resistencia es el lugar de una
constancia histórica y moral. Ahí está nuestra esperanza.
Círculo más que vicioso, que envuelve y enreda todas las esfe-
ras de la dignidad humana:
• Terror: destrucción del tejido social y de la conciencia moral
• Impunidad: injusticia, mentira, sometimiento
• Olvido: no reparación, repetición
• Silencio: acostumbramiento-aceptación-convivencia.
Y la noticia de que se iban a entrar, porque su voz es libre
para decir esto es lo que vamos a hacer y es lo que hacen. No hay
quien los detenga. Entraron el 26 y 27 de febrero cuando noso-
tros no esperábamos, entraron los aviones del gobierno y heli-
cópteros y empezaron a bombardear la zona de Salaquí, lo que es
parte de Playa Bonita y Teguerré, Caño Seco y Salaquicito. Esto
para nosotros fue terrible, todos sentíamos que íbamos a perder
nuestras vidas...".
La amenaza como estrategia requiere de hechos que garanti-
cen que no es tan sólo una potencia sino que, en sí misma, es un
acto. Por tanto, la amenaza se ha sustentado en hechos que le per-
miten leer al amenazado la capacidad efectiva de dicha amenaza. La
muerte se convierte en el signo real que da el efecto necesario.Toda
vida puede entenderse como el largo camino hacia la muerte; de
hecho, los mismos sistemas de creencias religiosas sostienen el ca-
rácter efímero de la vida frente al carácter eterno de la muerte.
Pero este carácter perecedero de la vida se torna siniestro cuando
continuamente la muerte nos toca o corta los desarrollos vitales, las
relaciones afectivas, las relaciones veredales, las relaciones laborales.
Cuando la muerte está ahí de forma permanente los signos de la
vida, es decir, los vínculos permanecen bajo constante amenaza. Aque-
llo que la vida niega es ineficiente cuando la posibilidad del vínculo, o
el objeto de nuestros vínculos, desaparece. El cuerpo tocado por la
muerte comienza a ser amputado, a ser cercenado.

Rueda, D a n i l o . " C o m u n i d a d e s de V i d a . C o m u n i d a d e s d e Paz". Revista Justicia y Paz. [ 1 9 9 1 ) .

80
L^ BARBARIE IRRACIONAL DE LA GUERRA: EL DESPLAZAMIENTO

Esto quiere decir que un desplazado carga con amputaciones


en su cuerpo simbólico que son amputaciones simbólicas,son el efecto
de la muerte en vida. Lo trágico es que el efecto del terror va inscrito
en su cuerpo simbólico, en la memoria amputada de seres amados, de
espacios perdidos.de historias sin referentes. Al desplazarse se mue-
ve con la causa de su miedo, pues en el movimiento de huida está
incitado por la amenaza y el dolor que deja en el cuerpo el genocidio.
La amenaza tiene una huella o un referente sobre el cual crear
un estado afectivo. La amputación revivida en ia amenaza recrea una
sensación de terror y tal vez por ello en muchas tragedias la pérdida
de los ojos simboliza el deseo de no ver, de negar el dolor o el terror
que produce la presencia de la muerte. La amenaza carga en sí mis-
ma el efecto siniestro que conlleva a que, dentro de la psiquis del
desplazado, el estado afectivo de base sea el horror.
Aparece la muerte con sus máscaras. La presencia inesperada de
la barbarie, la presencia inesperada de las figuras armadas de la muerte.
El desplazamiento forzado no deja de ser una película más de terror, lo
que aterra es el asalto inesperado, la presencia sorprendente de la
muerte lejana que nos sorprende con su presencia inesperada. Esto
hace que estemos todo el tiempo aferrando nuestros miedos a las
sillas. Pues bien, ese carácter espeluznante de la sorpresa, del asalto en
cualquier momento del representante de la muerte es lo que genera
en el psiquismo de un sujeto el efecto constante de terror, miedo. En
cualquier momento la muerte tiene la capacidad de revelarse, ya no
podemos mantener lejana su presencia, es un cercano que nos cerca.
La muerte se ha convertido en un espectáculo más en nues-
t r o entorno social. Los sistemas criminales adquieren formas de
consumo masivo, ya no se mata en duelo, sino que el crimen se
convierte en una producción masiva. N o impacta la noticia de la
muerte, sino la cantidad de muertos, como quien produce un ob-
jeto en serie. Asesinatos en serie. Crimen de consumo para me-
dios masivos. O conferencias en masas para espectadores ávidos
en un país de silencio.
"La memoria de las víctimas; la memoria de los crímenes; la
memoria de las luchas y contextos dentro de los cuales se produje-
ron tantas injusticias y tantos sufrimientos, es una interpelación
permanente a nuestras sociedades; es una toma de conciencia so-
bre lo que nunca más debe volverse a tolerar; es una toma de
conciencia sobre los valores que fueron destruidos y sobre lo que
es necesario reconstruir y reparar" 12 .

EFECTOS POSITIVOS
Desde los desplazados la situación del desplazamiento se ubi-
ca como mecanismo de sobrevivencia inicial que posibilita, o el des-
arraigo o la renuncia total a luchar por los derechos, o la posibilidad
de un espacio para la resistencia, la afirmación de la verdad, la bús-
queda de la justicia y la reconstrucción del tejido social.
• Reconocimiento como personas de derechos
• Revaloración de sus tierras y territorios
• Proceso organizativo
"Entre las rejillas despiertas que deja el vitral del miedo mujeres,
hombres, ancianos y niños ven correr una sombra de luz. Ella atraviesa
las miles de retinas que han registrado por muchos años llanto, dolor
y espanto. En el atrio de esos cuerpos aletea la dignidad para posarse,
para crear, para despertar de una esperanza sin esperanza"13.

REPARACIÓN INTEGRAL
• Reparación moral
• Reparación jurídico-política
• Reparación socioeconómica

- Ibid.
!
Rueda, Daniio. Op. cit. sin pág.

82
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO
Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

Jairo Rozo

L a Fundación Cedavida nació en 1988 con el objetivo de brindar


apoyo a los desplazados por motivos de violencia política.
Cedavida ha desarrollado un método de trabajo alternativo frente a
los problemas psicosociales de las familias desplazadas, sacando la
propuesta de trabajo psicológico del marco tradicional de consulta
individua! o grupa!, para pasar a procesos de formación transforma-
dores que permitan construir una cultura de paz.
El eje central del trabajo de Cedavida es la "formación" que
permita que los proyectos puntuales superen el asistencialismo y se
conviertan en verdaderos procesos de reconstrucción. Se parte de
un modelo de intervención denominado "Comunidad Constructora
de Paz", cuyo núcleo es el hogar infantil que acoge a los niños vícti-
mas de violencia. Actualmente se cuenta con 28 hogares infantiles en
donde se atiende, cada año, a 410 menores. Por medio de las Comu-
nidades Constructoras de Paz se convoca y desarrolla el trabajo con
los padres de familia y con los jóvenes hermanos de los niños y niñas
asistentes, propiciando una asistencia psicosocial de carácter integral.
La "formación" parte de la elaboración del duelo por el he-
cho de violencia para desembocar en la recuperación de las histo-
rias de vida con el fin de emprender la elaboración de los duelos no
resueltos desde temprana edad.
Conjuntamente con los desplazados, se ha trabajado el con-
cepto teórico sobre el perfil del desplazado concluyendo, en esen-
cia, que éste no es un objeto de la violencia sino sujeto de ella, es
decir, un actor social que debe iniciar la reconstrucción de su vida
partiendo del reconocimiento de su responsabilidad de modo que
puede llegar a convertirse en el protagonista de la paz.
La Fundación tiene en el momento sedes en Villavicencio,
Barrancabermeja, Soacha y Santafé de Bogotá; se han desarrollado
proyectos puntuales en Apartado, Medellín y Montería.

Psicólogo. Fundación Social CEDAVIDA.


JAIRO ROZO

INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL PARA PERSONAS


DESPLAZADAS POR LA VIOLENCIA POLÍTICA
El desplazamiento es un fenómeno social que surge como me-
canismo de sobrevivencia de los colombianos que huyen de la violen-
cia política dejando, en su mayoría, el campo para dirigirse a la ciudad.
Una persona desplazada se halla en un momento muy difícil ya
que se debe enfrentar no sólo al hecho de separarse de su comuni-
dad, de su cultura,y de parte o la totalidad de su familia, sino la llegada
a un lugar ajeno.
El desplazado es una persona que cambia completamente su
vida; pasa de la independencia y autogestión a la sumisión y depen-
dencia. Su estado físico se altera y padece de trastornos en el sueño,
en la alimentación, miedos, dolores de cabeza, diarrea,presión arterial
alta, sentimientos de soledad, desconfianza y persecución, entre otros.
Además, el desconocimiento de la ciudad y su sistema de fun-
cionamiento, el uso del transporte urbano, las señales de tránsito y
semáforos, la velocidad de la ciudad, las distancias y las direcciones
se vuelven problemáticos.

EFECTOS PSICOSOCIALES DEL DESPLAZAMIENTO

C o m o producto del desplazamiento no sólo se desestructura


la comunidad rural, sino la unidad familiar (pérdida o desaparición de
algunos de sus miembros, dispersión forzada de la misma, etc.);esto, a
su vez, tiene efectos en los aspectos psicosociales de las personas
(aislamiento, temor permanente, desmotivación y desesperanza).
El desplazamiento afecta de una manera vital al individuo, lo
expone a traumas como el desarraigo y los sentimientos de pérdida
en todas sus dimensiones; las huellas de esta situación quedan en la
realidad del SER como desplazado: incremento del consumo de alco-
hol, aislamiento social, depresión profunda y, en general, disfunción
familiar, laboral y social.
Dentro de los hechos de violencia que anteceden al desplazamiento
se encuentra, casi siempre, la ausencia por asesinato, del cónyuge y padre,
desaparición o migración forzada. Esta situación conlleva, además del
duelo por su pérdida, un cambio significativo en la estructura familiar: la
pérdida del referente masculino en cuanto figura de autoridad que apor-
ta buena parte de los recursos económicos para el sustento diario, algu-
nas pautas de crianza y elementos de apoyo y seguridad para ia familia.

84
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

La situación de la mujer es particularmente preocupante ya


que en ella recae, en la mayoría de los casos, t o d o el peso de la
situación producida por la violencia y el desplazamiento. Muchas de
ellas, viudas y con hijos pequeños, tienen que asumir la responsabi-
lidad de la crianza de los hijos y de conservar el núcleo familiar. Es
así como las mujeres convertidas en jefes de familia (aunque el es-
poso no haya muerto) presentan fuertes alteraciones emocionales;
aún así deben asumir completamente las funciones económicas y
afectivas dei hogar.
La madre, y algunos de los hijos, deben salir del hogar en bus-
ca de alternativas laborales que, en la mayoría de los casos, son
maltratantes y lesivas, psicosocialmente injustas y denigrantes y que
no raras veces culminan en la mendicidad, la prostitución e, incluso,
la delincuencia.
Por otro lado, numerosos estudios con perspectiva de géne-
ro han demostrado que en las situaciones en que la familia no es
desmembrada por el hecho de violencia, las capacidades adaptativas
de la mujer al nuevo contexto son mucho más flexibles que las del
hombre. Las mujeres a nivel laboral (lavando ropas, cuidando niños,
etc.) encuentran más oportunidades en la ciudad que el hombre
(agricultor o pescador); se invierten los roles dentro de la familia lo
que, sin lugar a dudas, genera un nuevo traumatismo en su interior.
La mujer asume el rol de liderazgo y mantenimiento del hogar, pero
entonces el hombre termina en cuadros serios de depresión y, al
asumir su nueva posición cuidando a los niños y haciendo oficios en
la casa, se afecta grandemente su autoestima y su capacidad de afron-
tar la vida, se muestra demasiado irascible e intolerante y aumenta
la violencia dentro del hogar. Esto complica aún más el cuadro de
recuperación y adaptación de la familia al nuevo contexto urbano.

PROCESOS PSICOLÓGICOS QUE ATRAVIESA LA PERSONA


EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

¿CUÁLES SON LAS SECUELAS DEL DESPLAZAMIENTO SOBRE UN SER HUMANO?

La persona en situación de desplazamiento debe renunciar


involuntariamente, sino a todas, a casi la totalidad de sus pertenen-
cias materiales que son el resultado de años de esfuerzo. Se ve obli-
gado a perder una modalidad de economía familiar en la que todos,

85
JAIRO ROZO

en mayor o menor medida, podían participar activamente. Esto pro-


voca la pérdida de su identidad y su cultura y de la red social de
apoyo dentro de la cual se sustentaba su existencia. El marco
relacional se disminuye, se agrieta y, finalmente, se pierde.
Las condiciones de violencia en una zona generan desconfian-
za y ambivalencia hacia las antiguas relaciones de amistad y apoyo
debido a que no sabe si el o t r o puede hacerle daño por pensar
diferente. Esto rompe su marco de relaciones y produce, poco a
poco, el desarraigo y la pérdida de las raíces lo que,finalmente, con-
lleva a tomar la decisión de desplazarse.
Cuando se toma esta decisión se da un salto al vacío, se enfren-
tan nuevas y difíciles situaciones, y se empiezan a manejar códigos y sím-
bolos que para el campesino son nuevos y desconcertantes. Su llega-
da a la ciudad se podría comparar a enfrentarse a una autopista en
contravía. Nuevas situaciones incomprensibles le atacan sin explica-
ción y todo esto lo lleva a aceptar una ayuda asistencial sin perspec-
tivas, que si lo atrapa lo convierte en mendigo del Estado o de otras
instituciones restándole la fuerza necesaria para reconstruir su vida.
Estas situaciones redundan también en el deterioro de las
relaciones familiares y en el aumento de índices de maltrato infantil
y violencia intrafamiliar que alimenta el círculo de la violencia.
El niño sufre un gran desajuste a nivel familiar, social, y sobre
todo, psicológico. Si éste va acompañado de la pérdida de un ser que-
rido genera procesos de duelo muy fuertes que se suman al drástico
cambio de espacio geográfico, relacional y cultural.
En el niño es frecuente encontrar problemas de conducta
como exagerada agresividad sobre las personas que le rodean o, el
o t r o extremo caracterizado por el mutismo y la falta de expresión
y comunicación con la realidad. El trabajo de recuperación emocio-
nal se centra en el apoyo, comprensión y afecto que pueden darle
miembros importantes en su vida: la madre, la maestra o el profe-
sional en psicología. Cedavida trabaja en la recuperación de los ni-
ños que han vivido situaciones de desplazamiento, siendo éste el
centro nuclear de las Comunidades Constructoras de Paz (CCP,
proyecto bandera de la Fundación al nivel nacional) cuya finalidad
es ofrecer un espacio pedagógico y de formación que cambie la
situación del niño y de su familia. En cada CCP las "madres maes-
tras" emprenden la labor de escuchar sus crudas realidades, de es-

85
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

tar preparadas para ser empalicas y afectivas de forma que permi-


tan al niño la reconstrucción de sus relaciones sin utilizar formas
violentas. El profesional en psicología propicia un espacio terapéuti-
co centrado en el juego como medio para que el niño se exprese y
empiece a elaborar los duelos por las pérdidas que ha tenido.
Con el adulto también se desarrollan procesos terapéuticos
encaminados a que exprese sus sentimientos y los afronte de una
manera adecuada con el objeto de replantear su vida en la nueva
situación. Durante ios procesos adelantados en los últimos cuatro
años, logramos reconocer que los duelos no estaban reducidos a
los que implicaron su desplazamiento, sino que también tenían due-
los sin resolver de períodos tempranos de su vida, que se centra-
ban en la crianza y los modelos pedagógicos sustentados en el mal-
t r a t o físico y psicológico. Esto nos permitió revaluar los elementos
culturales que reproducían la violencia de una forma tan fuerte en
nuestra sociedad (cuestión que veremos más adelante).
Las personas que llegan a Cedavida después de haber vivido
el desplazamiento atraviesan por un estado anímico muy difícil (so-
bre t o d o si han sido testigos o sobrevivientes de situaciones de
t o r t u r a ) donde predomina la depresión, el estrés, estados de
hiperalerta, paranoia, problemas de sueño y desajuste de su vida
sexual, irritabilidad y baja tolerancia a situaciones de conflicto -per-
cibidas ahora- como desbordantes y sin salida.
Estas situaciones pueden llevarlos a procesos de somatización,
pero lo que predomina es un estado de negación de lo que sienten
y de lo que han vivido. El desplazado quiere ocultar su situación con
el fin de minimizar riesgos en la ciudad y poder concentrar sus
energías en la búsqueda de la subsistencia; pero también existe la
característica inconsciente de no aceptar la gravedad de su estado
psicológico huyendo de una realidad que le desborda.
Cuando la persona desplazada no cuenta con los recursos
psicológicos suficientes para no sucumbir ante la violencia que le
agrede, todas y cada una de las pérdidas que sufre necesariamente
provocan un estado de dolor, angustia, desesperanza e incertidum-
bre que se refleja en el deterioro grave de la autoestima y en la
desconfianza ante las personas que le rodean.
La mayoría de las personas víctimas de la violencia socio-polí-
tica son de escasos recursos económicos y el hecho violento em-

87
JAIRO ROZO

peora sus condiciones materiales y emocionales. Después del des-


plazamiento sus energías se dirigen a buscar la manera de sobrevi-
vir, sin tener en cuenta la situación emocional por la que atraviesan;
sin embargo, a mediano y largo plazo.se observa que el sufrimiento,
los duelos no resueltos y los trastornos psíquicos obstaculizan la
búsqueda de alternativas laborales y los procesos comunitarios que
las pueden respaldar.

CARACTERÍSTICAS Y MANIFESTACIONES CLÍNICAS


DE LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

Las respuestas del ser humano frente a los diversos hechos


de violencia dependen de los recursos psicológicos del afectado,
de la naturaleza y calidad del apoyo que encuentre en su entorno,
de las características y severidad del hecho traumático y de su
historia personal y social. En las personas víctimas del desplaza-
miento es usual encontrar:
Procesos de duelo
Todas las personas alguna vez en la vida hemos sufrido una
pérdida, bien sea de una persona, una mascota o un objeto, lo im-
portante es la sensación de vacío que ésta nos deja y lo valiosa que
era para nosotros.

FASES DEL DUELO PRESENTADAS EN MENORES Y ADULTOS

PRIMERA FASE

Manifiesta sentimientos de ansiedad, ausencia, abandono.


Culpar a o t r o familiar y éste se tornará agresivo. C o m o con-
secuencia tenemos cólera y agresividad sobre el niño.
Puede presentar, así mismo, una actitud de retraimiento, mu-
tismo; no parecerá ni triste ni angustiado o parecerá inquieto, t o d o
esto para tratar de olvidar.
N o acepta que su padre o madre ha muerto y no volverá.

SEGUNDA FASE
La persona empieza a aceptar la realidad de la separación,
entra en un período de depresión, crisis de llanto o "aburrimiento",
como lo llaman algunas veces; disminución del apetito, dificultad para
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

interactuar con otros o para trabajar; disminución del juego y bajo


rendimiento escolar en los menores.
Persiste el deseo de olvido, pero mantiene el concepto de muerte
como un hecho real.

TERCERA FASE

Empieza a superar el duelo, continúa triste, pero eso no le


impide desarrollar sus labores, habla de los buenos momentos y no
sólo de la muerte, a la que generalmente consideran como mala.
Cuando se llega al recuerdo bueno se está hablando de la supera-
ción del duelo; sin embargo, son etapas que requieren de tiempo, el mo-
mento del recuerdo bueno no debe ser forzado, este llega naturalmente.

LOS DUELOS DE LOS DESPLAZADOS

Durante los procesos adelantados en los últimos cuatro años,


logramos reconocer que los duelos no estaban reducidos a los que
implicaron su desplazamiento, sino que también tenían duelos sin re-
solver de periodos tempranos de su vida que se centraban en la
crianza y los modelos pedagógicos sustentados en el maltrato físico y
psicológico. Esto nos permitió revaluar los elementos culturales que
reproducían la violencia de una forma tan fuerte en nuestra sociedad.
Los talleres de formación permiten la resolución de los conflictos de
los individuos de manera pacífica.
El origen de la violencia social y política puede remontarse a
las estrategias de educación o pautas de crianza basadas en el mal-
trato, en la humillación, la supresión de emociones, la represión del
juego, la obediencia ciega y el autoritarismo. Los principales mode-
los pedagógicos para reproducir la violencia son: la pedagogía de la
humillación (representada en el castigo positivo) y la pedagogía de
la manipulación (representada en el castigo negativo).
Algunos efectos de los procesos de duelo pueden ser:

DEPRESIÓN

Es un sentimiento de tristeza y estado de ánimo bajo, que


cada día se hace más intenso; puede ser generado por alguna pérdi-
da, abandono, separación, problemas familiares, desplazamiento, etc.
Se manifiesta en estados de incapacidad o desinterés para rea-
lizar las diferentes actividades cotidianas, así como dolencias físicas,

89
JAIRO ROZO

alteraciones del apetito, del sueño y del deseo sexual. Se presenta un


paulatino retraimiento de la familia y de las demás personas. En ellos
es usual que verbalicen la sensación de estar aburridos t o d o el tiem-
po, sin ganas de hacer nada, porque tienen la creencia de que todo
puede salir mal.

ANSIEDAD

Es una emoción fundamentalmente basada en un miedo intenso


o preocupación muy fuerte ante una amenaza indefinida y cuyas carac-
terísticas no son bien conocidas.
La ansiedad puede dejar a la gente paralizada totalmente e,
incluso, hacer olvidar cosas muy importantes; se siente un vacío o
mariposas en el estómago.
El miedo es una emoción intensa que se produce en ias per-
sonas siempre y cuando haya una situación de peligro o amenaza a
su integridad física lo cual es común en la población desplazada.
Las características de la ansiedad en un niño pueden ser: llan-
tos, gritos, problemas de sueño, de alimentación, dolor de estómago
o de cabeza, sudoración de las manos o tartamudeo.
Los trastornos ansiosos se manifiestan principalmente en la
reexperimentación en forma continua, tanto en estado de vigilia
como en estado de sueño, del hecho violento, evitar exponerse a
cualquier situación asociada con él y en el entumecimiento de los
sentimientos de ternura y cariño. Cuando es muy intenso se deno-
mina síndrome de estrés postraumático.

SÍNDROME DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Trastorno de la conducta que aparece cuando la persona ha


sufrido o ha sido testigo de una agresión física o una amenaza pa-
ra la propia vida o la de otra persona y cuando la reacción ex-
perimentada implica una respuesta intensa de miedo, h o r r o r o
indefensión.

AGRESIVIDAD

Manifestación externa de odio, hostilidad o furia dirigida a sí


mismo o hacia otros.
El agresor quiere dominar una situación, vencer un obstáculo o
destruir un obieto.

90
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

El rechazo y maltrato sobre el niño reflejan tanto la agresivi-


dad como la carencia de afecto.
Es común sentir muchos deseos de venganza.
Conductas antisociales que predominan, en la mayoría de los
casos, en personas jóvenes de sexo masculino.

MODELO DE INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL,


CON ÉNFASIS EN TERAPIA VIVENCIAL
PARA LA RECUPERACIÓN PSICOEMOCIONAL

La intervención psicoterapéutica, individual o grupal, permite


la expresión emocional y la reflexión de la persona que se dispone
a emprender la búsqueda de alternativas concretas a su situación.
Estas posibilidades personales se potencializan cuando, una vez ela-
borado el duelo, puede concentrarse en impulsar procesos sociales
organizativos que la lleven a reencontrarse con su ser social y con
las posibilidades de reconstruir su vida y la de su comunidad.
Nuestro trabajo de pedagogía para la paz está diseñado con
una estructura que pasa por diferentes etapas:

REESTRUCTURACIÓN EMOCIONAL

Es el proceso de autorreconocimiento (terapia vivencial) de


aquellos aprendizajes emocionales violentos de la infancia o la adultez:
Recuperarse del maltrato físico y psicológico, la violencia sexual, el
abandono y la agresividad.
El trabajo de recuperación emocional permite que cada persona
reconozca sus conflictos primarios, sus necesidades afectivas no satis-
fechas y haga conciencia de que su realidad psicológica tiene una razón
de ser y una explicación dentro de su historia previa, no para justificar
sus conductas, sino para afrontar la realidad de su vida.
Dentro de las técnicas vivenciales que se utilizan están:

VISUALIZACIÓN

Técnica que utiliza una serie de instrucciones en estado de


relajación permitiendo que el individuo imagine determinada situa-
ción. Permite crear en la mente del individuo eventos placenteros y
relajantes, así como recuperar experiencias violentas que se que-
dan grabadas generalmente en su memoria visual. Esta técnica tam-
bién nos permite sensibilizar a las personas p o r medio de la

91
JAIRO ROZO

imaginería de situaciones que aunque pueden haber no vivido, los


coloca en el lugar del otro, principio generador de la empatia.

RELAJACIÓN

Instrucciones que son efectivas para generar un estado


psicofisiológico experimentado subjetivamente como agradable y que
se caracteriza por exigir un mínimo de consumo de energía orgánica.
Permite reconocer un estado corporal diferente al manteni-
do por la tensión y el estrés. También posibilita el controlar los
excesos de ¡ra e impulsividad a través de la respiración. Finalmente
provee un espacio para la reflexión sobre sí mismo.

RESPIRACIÓN CIRCULAR

Técnica mediante la cual el oxígeno estimula el cerebro emo-


cional, permitiendo la recuperación de los recuerdos traumáticos
para propiciar la catarsis y la reestructuración posterior.

MEDITACIÓN

Técnica mediante la cual la concentración perceptual permite


que la expresión corporal revele los sentimientos que tienen las per-
sonas a raíz de un evento traumático.

VERBALIZACIÓN

Es el procedimiento que nos permite actuar sobre la neocorteza,


sobre la razón: el lenguaje estructura las emociones recuperadas y
permite la decodifícación de los sentimientos.
La reestructuración o modificación de las instrucciones que
maneja el sujeto, ejerce un cambio en la apreciación de lo que so-
mos, del mundo que nos rodea y de las posibilidades para el futuro.
El objetivo de las técnicas vivenciales es reestructurar la emo-
c i ó n , t r a n s f o r m a r l a , esto quiere decir v o l v e r a v i v i r l a para
reconceptualizarla desde el momento presente, pero a través de la
historia de aprendizaje. La reconceptualización sensibiliza a las per-
sonas sobre las consecuencias de repetir mecánicamente la historia
de maltrato, rompiendo el círculo vicioso de la violencia. La rees-
tructuración emocional compromete al sistema límbico, al cual lle-
gamos por medio de las técnicas vivenciales.

92
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

Las técnicas funcionan porque estimulan directamente la par-


te emocional de nuestro cerebro: el sistema límbico. Este gobierna
las emociones y las habilidades que se reconocen dentro de la inte-
ligencia emocional. Se refiere a dos habilidades:
• La capacidad de estar en contacto con los propios sentimien-
tos, las emociones y las capacidades mentales no racionales.
• La capacidad de ser sensible a los estados de ánimo, los moti-
vos y las intenciones de las otras personas.
• De allí la importancia social que implica el buen desarrollo de
la inteligencia emocional.

REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA

Tiene que ver con los procesos de verbalización grupal en


donde se da la oportunidad para que el terapeuta guíe en cada uno
de los beneficiarios un proceso que les permita volver a darle signi-
ficado a la vida, a lo que se es y a lo que puede hacer como persona,
descubriendo sus potencialidades como ser humano y proyectán-
dolas de nuevo sobre la sociedad.
La reestructuración cognitiva compromete a la neocorteza, a la
cual llegamos por medio de la verbalización, parafraseo y confrontación.

DESARROLLO DE NUEVAS HABILIDADES DE COMPORTAMIENTO

En ella la persona desarrolla destrezas y habilidades conductuales


alternas a la violencia que nunca aprendió como la asertividad, la
empatia, la cooperación, etc., con el fin de que en sus canales de
comunicación se transmita una segunda naturaleza pacífica.
Es necesario que cada uno sea capaz de volver a darle signifi-
cado a su vida para no quedarse en la venganza y el odio, sino para
reinventarla y aportar en la construcción de una cultura de paz.

DESARROLLO Y APROPIACIÓN DE HABILIDADES DE CONVIVENCIA SOCIAL

El desarrollo de nuevas habilidades de comportamiento le per-


mite al sujeto volver a valorar la actividad comunitaria y organizativa,
negada después del hecho de desplazamiento, puesto que la expe-
riencia le demostró que las actividades grupales o comunitarias pue-
den ser peligrosas y que pensar, decir lo que se piensa o poner en
práctica alternativas de cambio social, constituyen una situación de
peligro extremo real; por eso la mayoría de los desplazados deciden

93
JAIRO ROZO

que es más seguro dejar de participar o de liderar un grupo. Después de


los procesos de apoyo psicoemocional recupera su capacidad para
elegir si lidera procesos sociales y colabora en la construcción del
país como un actor social pacífico, con propuestas alternativas y
novedosas para mejorar la vida de su comunidad.
Hay tres áreas en las que se concentra el trabajo:
• Desarrollo de habilidades en negociación de conflictos.
• Liderazgo.
• Participación comunitaria.

LA INFLUENCIA DEL MODELO PEDAGÓGICO


EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA VIOLENCIA SOCIAL

El trabajo realizado durante diez años en la Fundación Cedavida


junto a los niños víctimas de la violencia y sus familias llevó a la expo-
sición de varias tesis novedosas que muestran otra arista del proble-
ma de la violencia en Colombia, que había sido estudiada-como ya
se ha dicho- desde el punto de vista político y económico, pero nun-
ca desde la perspectiva de desarrollo del modelo pedagógico cuya
aplicación ayuda a que quienes sean formados en él estén más dispues-
tos resolver los conflictos a través de la fuerza.
La formación a la que se somete al niño está sustentada en el
castigo físico, la obediencia ciega y la represión de las emociones
que sustentan el modelo pedagógico de la humillación y la manipu-
lación aplicado en Colombia.
Ser formados y obedecer a ultranza la ley del ojo por ojo para
resolver conflictos y bajo la convicción de que no se vale como
persona, crea una autoestima lastimada y obtiene como resultado
niños, jóvenes y adultos para la guerra.
Ni grandes recursos económicos invertidos, ni cambios polí-
ticos permiten a los individuos cambiar las estrategias para enfren-
tar la vida social con otros. Sólo una segunda naturaleza incorpora-
da sobre la base de otros parámetros y mediante la capacidad de
sentir pueden reorientar la situación de violencia en Colombia.
La aceptación de esta tesis se ha visto reflejada en las propa-
gandas institucionales del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar,
de la Defensoría del Pueblo y en publicaciones de revistas especiali-
zadas. Se manifiesta en ellas expresamente que la violencia se porta
dentro y que hay que empezar a combatirla en cada uno de nosotros,

94
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

en el hogar, en la escuela y así poder romper su círculo vicioso. Se


percibe el conocimiento de que si no actuamos sobre estos factores
la víctima de hoy será el victimario del mañana.
Nuestros estudios comprueban que la violencia no hace par-
te de nuestra naturaleza ni es genética como algunos han llegado a
plantear, sino que es enseñada y aprendida mediante el modelo
pedagógico y cultural que las instituciones sustentan. Esta orienta-
ción se separa tanto de la comprensión de la violencia como parte
de la naturaleza humana como de la muy extendida relación de
causalidad directa y simplista entre pobreza y violencia. La mayoría
de las veces la violencia se registra en aquellas zonas de mayor de-
sarrollo, o bien en zonas que empiezan a articularse más estrecha-
mente con los circuitos del capital.
En la obra de la doctora Ardila, La cosecha de la ira (1996), la
autora plantea que la imposibilidad de sentir una emoción es la que
finalmente impide que quien ejecute actos de violencia y barbarie
sienta dolor, arrepentimiento o contemple siquiera la posibilidad de
estar actuando de manera equivocada, irregular y contra ios princi-
pios. Cuando a un niño se le han infringido castigos que llegan a
representar para él actos de t o r t u r a y se le hace creer que es parte
de su formación, que son castigados para que no repita conductas
erradas, él, a su vez, hace lo mismo y asume que está corrigiendo
conductas para formar y lograr el arrepentimiento del " o t r o " .
Es por esto que hay que encontrar unos mecanismos de so-
cialización del individuo en un sistema cultural que enseñe a con-
trolar la agresividad y disponga tanto de altas valoraciones para la
no violencia, como de significativas maneras de cambiar el compor-
tamiento del agresor a partir de su autorreconocimiento como
portador del modelo.

LA PROPUESTA INNOVADORA
DE LA FUNDACIÓN CEDAVIDA

A partir de las anteriores conclusiones la Fundación propone


construir una nueva ¡dea, orientada a cambiar el modelo pedagógico
que se implemento tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
El modelo parte de un autorreconocimiento del sujeto que lo
lleva a respetarse y a respetar al o t r o porque recupera sus emocio-
nes y su capacidad de razonar, sin desvincular del pensamiento los

95
JAIRO ROZO

sentimientos que lo llevan a ser ético consigo mismo y con el otro.


Recuperar y elaborar los traumas vividos desde la infancia, sensibi-
liza al sujeto sobre las consecuencias desastrosas que tiene el mo-
delo en que ha sido formado e impide que se siga implementando;
se inicia así el proceso de fuga del círculo vicioso, porque se crea
conciencia y transformación.
Ampliar la conciencia y lograr esta transformación en los sujetos
que imparten el modelo, en donde ha venido germinando y repitiéndose,
implica generar formadores a través del mismo método para permitir
que se respete al niño como ser único, irrepetible y autónomo.
Nuestra idea para detener la guerra y cambiar el circulo vi-
cioso de la violencia se caracteriza por tres motivos:
1. Definimos al sujeto de trabajo como un protagonista y no
como a una víctima.
2. N o encontramos la causa en la distribución de la riqueza
sino en el modelo de formación pedagógica que se implementa des-
de las diferentes unidades sociales como la familia, la escuela, las
fuerzas armadas, etc.
3. En la solución planteada"ellos" son actores del cambio con-
juntamente con los agentes gubernamentales.
Al contribuir a hacer claridad los beneficiarios, como sujetos
de trabajo, identifican la verdadera causa por la que pertenecen a una
cultura de la violencia; comprenden la falsa idea que han tenido, en-
tienden que el mundo en que viven no necesariamente tiene que ser
violento para que ellos sean respetados y optan por una cultura pací-
fica. Superada la falsa ¡dea contemplan la realidad en forma diferente y
se dan cuenta de porqué no se logra la paz. Construyen a partir de la
realidad una cultura en donde ellos son defensores de las comunida-
des de paz con el fin de romper el círculo vicioso de la violencia.

L A ESTRATEGIA DE C E D A V I D A EN SU APORTE
A LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ

Para cambiar el modelo pedagógico implementado desde las


diferentes unidades sociales, como ya lo hemos dicho, proponemos
generar en el individuo una conciencia de sí mismo y del otro, crean-
do un cambio de conceptos y valores que le permitan actuar en con-
secuencia, lo que posibilitará el desarrollo de una sociedad que tenga
como base un ciudadano pacífico que construya la cultura de la paz.

95
EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO Y METODOLOGÍAS DE INTERVENCIÓN

Por lo anterior, es fundamental entender que si bien se logró


llegar a estas conclusiones a partir del trabajo desarrollado con la
población en situación de desplazamiento, es necesario trabajar con
todo tipo de poblaciones con el fin de cambiar el modelo pedagógico
imperante; para ello es necesario incidir en maestros, madres comu-
nitarias, agentes de la policía, líderes comunitarios y todos aquellos
que por su quehacer cotidiano tengan una gran posibilidad de in-
fluencia en la población de nuestro país de modo que la semilla de
una cultura de paz empiece a germinar.

TÁCTICAS PARA CAMBIAR EL MODELO PEDAGÓGICO

Se nrnponen dos tácticas. La primera va de lo particular a lo


general y la segunda de lo general a lo particular.

DEL INDIVIDUO A LA SOCIEDAD

a) Esta estrategia parte de la asistencia directa a individuos o grupos


a través de las comunidades constructoras de paz-tanto rurales como
urbanas- con el fin de asistir,en forma inmediata,a los beneficiarios para
elaborar el duelo por los últimos hechos de violencia que lo obligaron
a desplazarse. Una vez superado el trauma inicial se continúa profun-
dizando para hacer un autorreconocimiento de los traumas causados
en la infancia y la adolescencia con el fin de romper el círculo vicioso
de la violencia desde lo individual y lo familiar.
b) Se apoya con asesoría profesional a todas las personas que traba
jan con población desplazada para reconocer cómo incide el mo-
delo pedagógico y capacitarlos para que puedan asesorar a tal po-
blación; no se les trata como víctimas u objetos del conflicto sino
como actores sociales del mismo.
c) Se seleccionan adultos dentro de la misma población desplazada y
en las instituciones de prevención y protección de niños y jóvenes
para que implementen el nuevo modelo pedagógico transformando
la estructura de la educación.

DE LA SOCIEDAD AL INDIVIDUO

Capacitación de formadores en las instituciones gubernamen-


tales y privadas que tengan incidencia en la formación de niños y
jóvenes para que implementen el nuevo modelo pedagógico trans-
formando la estructura de la educación en Colombia.

97
El núcleo de trabajo, como se puede ver, se centra en la ¡dea
dinamizadora de que cada ser humano formado es un multiplicador
de su experiencia de aprendizaje, de manera que ésta puede ser
esparcida por su comunidad.
Un problema estructural como la cultura de la violencia debe
empezar a modificarse de manera masificada; es muy probable que
modificando tal situación seamos capaces de aportar al cambio de
otros problemas estructurales o sobre los económicos o políticos.
Una comunidad formada para conocer sus derechos, para multipli-
car una pedagogía de paz, para negociar sus conflictos pacíficamen-
te, para participar democráticamente, para ejercer veeduría ciuda-
dana, en fin, para ser activa dentro de su papel social, podrá generar
los cambios necesarios para que las políticas puedan empezar a
cambiar y a beneficiar de forma más equilibrada a toda la población
y no exclusivamente a los que detentan el poder. Pero sólo a través
de un ser humano activo y proactivo podremos esperar generar los
cambios que el país necesita en diferentes niveles.

REFERENCIAS:
Conferencia Episcopal de Colombia. Derechos Hu-
manos. Desplazados por violencia en Colombia. Investiga-
ción sobre "Derechos humanos y desplazamiento interno
en Colombia". Santafé de Bogotá, 1995.
Ministerio de Gobierno. Propuestas de políticas inte-
grales relacionadas con el desplazamiento interno en C o -
lombia. Memorias del SeminarioTaller. Junio I 1, 12 y I 3 de
1994. Santafé de Bogotá, D. C

98
DESTIERRO, DESOLACIÓN Y REPARACIÓN

Carmen Lucia Díaz L.

H emos reconocido énfasis distintos en la mirada, en el análisis y


en las formas de intervención de cada una de las instituciones
que nos han acompañado con su ponencia en esta jornada.También
hemos visto puntos coincidentes en ellas, sobre esa realidad que
agobia al pueblo colombiano y de manera particular a grandes sec-
tores poblacionales donde el terror, las amenazas y la muerte efec-
tiva les han exigido el destierro y en quienes ei miedo, el silencio, la
desprotección y la impunidad los han paralizado y han hecho invia-
ble su tejido social.
Cuatro instituciones y cuatro reflexiones que nos acercan al
drama de las personas que han sufrido el desplazamiento forzoso y
que nos señalan además las dificultades en su acción, pero también
las posibilidades y los caminos que se abren en el acompañamiento
a quienes viven esta tragedia. Deseo entonces puntualizar algunos
desarrollos planteados por las instituciones participantes, buscan-
do resaltar las divergencias y los puntos de encuentro en aquello
que ha constituido en cada una, sus ejes temáticos.

La Corporación AVRE nominó su trabajo Impacto psicológico


del desplazamiento forzoso: Estrategia de intervención, organizándolo
desde cuatro grandes puntos.
El primero comienza con una caracterización de aquello que es
común y de lo que es particular a las personas y comunidades despla-
zadas. Reconoce el dramático deterioro de la calidad de vida de las
personas desplazadas y las grandes violaciones a su integridad y a sus
derechos, como un punto general a todas ellas; ubica entre los aspec-
tos diferenciales, ciertas especificidades según sea directa o indirecta
la vivencia de aquello que los ha hecho huir. En su análisis, las condi-
ciones personales previas, las características de la comunidad en caso

1
Psicoanalista, Profesora del Departamento de Psicología, Grupo de Psicoanálisis. Universidad
Nacional de Colombia,
CARMEN LUCÍA DÍAZ L.

de desplazamiento masivo, los motivos del desplazamiento, el sitio de


llegada y las respuestas institucionales y sociales a la situación de
emergencia, así como la búsqueda y el encuentro de soluciones dura-
deras, son aspectos utilizados como variables para evaluar el impacto
del desplazamiento.
El segundo sitúa el ¡mpacto psicosocial del desplazamiento, dife-
renciándolo del impacto psicológico. El impacto psicosocial es definido
a partir de los efectos en la interrelación y en los lazos sociales, expo-
niendo al respecto la fragmentación y el deterioro del ámbito familiar y
social, de las redes afectivas de la comunicación y de los patrones cultu-
rales de interacción; el cambio en la dinámica familiar, en los roles de
sus miembros y la vulnerabilidad económica. El ¡mpacto psicológico es
el producido sobre el individuo por tener que enfrentar ante todo, el
miedo y las distintas pérdidas, generando una situación de crisis con
desorganización emocional. Hay incertidumbre, desconcierto, temor,
rabia, desarraigo, también aparecen el desasosiego, la tristeza, la incre-
dulidad y la culpa, así como la alteración de la capacidad de juicio.
El tercer punto expone el modo de intervención de la Cor-
poración AVRE en la recuperación integral de las personas y comu-
nidades desplazadas.AI especificar sus estrategias de intervención,
señala la necesidad de trabajar simultáneamente a nivel individual y
a nivel colectivo, lo cual implica trabajo terapéutico individual y fa-
miliar, f o r m a c i ó n y capacitación para c o n s o l i d a r procesos
organizativos y acompañamiento de dichos procesos.
El cuarto punto plantea la experiencia de trabajo de la Cor-
poración AVRE en el apoyo a la comunidad desplazada a la ciudad
de Buga en el departamento del Valle del Cauca. Se describen en
este apartado los antecedentes de la comunidad desplazada, la si-
tuación actual de dicha comunidad, el trabajo efectuado de fortale-
cimiento de redes locales y regionales, vinculándose para ello prin-
cipalmente con el Instituto Mayor Campesino (IMCA) y la Obra de
la Comunidad de los Jesuítas, se presentan además las acciones de
AVRE y las proyecciones al respecto.
En el trabajo se hacen explícitos algunos riesgos que se deben
evitar como psicologizar la situación del desplazado y más aún
patoiogizarla, o sólo reconocer el impacto social. Resalto el llamado
que hace esta Corporación a la necesidad de acompañar este trabajo
con la intervención de! Estado en cuanto a! eiercicio de la iusticia

100
DESTIERRO, DESOLACIÓN Y REPARACIÓN

para que sea posible la recuperación de los bienes perdidos y de la


tierra, planteando que solo así podrá tener efectos reales cualquier
intervención por realizar.
#***

La F U N D A C I Ó N D O S M U N D O S t i t u l ó su ponencia
Construyendo caminos con familias y comunidades afectadas por
la situación del desplazamiento en Colombia - U n a experiencia de
trabajo psicosocial-.
En el trabajo se insiste en la necesidad de no homogeneizar,
para el caso del desplazamiento forzoso, ni a los individuos ni a las
comunidades; de igual manera, advierte cómo la intervención debe
reconocer los tiempos vividos y transcurridos en ese proceso, pues
según el momento por el que atraviesan los individuos o las comu-
nidades desplazadas, las etapas son distintas, puntualizando para cada
una requerimientos y dinámicas emocionales específicas.
Ubica básicamente tres etapas. La primera.de impacto emocio-
nal, que será diferente según sea el tipo de hecho violento, la pérdida
o no de familiares en el evento previo al desplazamiento, la compo-
sición de la familia que se desplaza, la expresión y cambio de los
roles familiares, el tipo de desplazamiento (abrupto vs. organizado),
las características de la comunidad receptora y de las redes sociales
de apoyo. Las cualidades de cada una de estas variables podrán ate-
nuar el impacto inicial o hacer más crítica la crisis; señala cómo en
esta etapa se presentan inevitablemente el miedo, la humillación y el
dolor, tristeza, rabia e impotencia, incertidumbre y minusvalía. La
segunda, de confrontación con la realidad del desplazamiento en el sitio
de llegada, es relacionada con aspectos como: situación de depen-
dencia, dificultad para aceptar el nuevo medio, disminución o finali-
zación de los aportes de ayuda; en esta etapa se pueden afianzar o
incrementar sentimientos de añoranza, de rabia y venganza, se pro-
ducen ¡deas esperanzadoras o de mayor desesperanza según el sen-
timiento de incomprensión y de abandono, se incrementan las for-
mas de violencia a todo nivel. La tercera, de estabilización, que según
el caso puede ser de mayor desestabilidad emocional, según sean los
resultados de la experiencia, los aspectos positivos o negativos, las
oportunidades y alternativas surgidas en la nueva vida.

101
CARMEN LUCÍA DÍAZ L

La Fundación Dos Mundos ubica en esta conferencia su postu-


ra conceptual o enfoque epistemológico en la realización del trabajo
con estas comunidades; sus acciones involucran el pensamiento
sistémico y la teoría de la construcción social cognoscitiva, deriva des-
de allí su mirada sobre "el síntoma del desplazado", en el que se deben
privilegiar las relaciones establecidas más que los rasgos de los indivi-
duos, de igual manera, su relación con el contexto y la construcción
social de los diversos significados de las vivencias de las personas que
han sufrido esta experiencia del desplazamiento. Su intervención da
un lugar fundamental al lenguaje en esa construcción de realidades;
reconoce la diferencia de género en la problemática y en el abordaje
que realizan, haciendo un llamado a minimizar el énfasis en los proble-
mas, resaltando las posibilidades o aspectos positivos del desplaza-
miento, buscando generar una lógica circular, distinta a la de causa y
efecto. El terapeuta que interviene en este trabajo es ubicado como el
facilitador y catalizador de procesos, el saber es situado del lado de la
comunidad; es importante su actitud de curiosidad permanente en el
trabajo y el reconocimiento de sus propios prejuicios frente a éste.
Su metodología de abordaje en las diversas experiencias posee
múltiples componentes. Una primera fase de acercamiento busca la con-
fianza y el reconocimiento mutuo, pacta condiciones y se realizan las
coordinaciones interinstitucionales pertinentes. La segunda fase está
orientada a generar procesos de acompañamiento emocional logrando
identificar y transformar emociones derivadas de la situación de despla-
zamiento, de los motivos y las implicaciones de éste;se realiza la atención
a través de consulta individual, colectiva o familiar, privilegiando siempre
lo colectivo por los efectos movilizadores que posee el trabajo de grupo
y de talleres de diagnóstico y de intervención, buscando reconocer la
significación del desplazamiento para los afectados y la construcción de
alternativas frente a los problemas reconocidos.
También, la Fundación hace explícita la formación a equipos de
trabajo en aras del análisis y el conocimiento de los efectos emocionales ge-
nerados por el conflicto armado y la situación de desplazamiento. Acom-
paña su trabajo, además, la generación de procesos de prevención de
mayores secuelas emocionales. Reconoce crucial la función de la siste-
matización y de la investigación en el sentido de recuperar y reconocer
lo trabajado y de enriquecer las experiencias.

!02
DESTIERRO, DESOLACIÓN Y REPARACIÓN

En la intervención que se realiza se destaca la insistencia en el


reconocimiento y la validación de la experiencia, los significados de
ésta, insistiendo en la particularidad y especialidad que representan
las vivencias y las pérdidas para cada quien. Se hace una advertencia
a la no rotulación de "desplazado" por los peligros identificatorios
que ello conlleva; aparece como importante temporalizar el despla-
zamiento al proponer que se hable de situación de desplazamiento
por cuanto esto da la ¡dea de algo a transformarse en el tiempo.
J):***

La barbarie irracional de la guerra: el desplazamiento, nombre dado


a la conferencia presentada por la F U N D A C I Ó N JUSTICIA Y PAZ,
realiza una profunda y vehemente denuncia sobre la responsabilidad
que posee el Estado en los actos de terror, en las masacres.en la intimi-
dación al pueblo por la connivencia que se reconoce alrededor de
estas acciones y la impunidad reinante. Afirma la imposibilidad de reali-
zar el análisis psicológico sin situarlo dentro de un contexto sociopolí-
tico.por el peligro de que se neutralicen los hechos sociales en pos del
trabajo sobre la tragedia del individuo. Señala al desplazamiento como
la violación flagrante y sistemática de los derechos humanos y ubica
pretensiones políticas y económicas, además de las militares, en quie-
nes apoyan los actos de barbarie que generan el destierro; el proyecto
político de los victimarios apunta a una sociedad excluyente.
Los autores del trabajo reconocen al desplazamiento forzoso
como efecto de un mecanismo de represión y control estatal bajo
la figura del paramilitarismo, constituyéndose éste en el mecanismo
más despiadado para"hacer justicia", exigiéndose entonces enfren-
tar las causas del desplazamiento a través de la superación de la
crisis de los derechos humanos y del develamiento de los mecanis-
mos de represión a través del t e r r o r ; sólo así se posibilitará la re-
construcción del tejido social. Los desplazadores introducen la des-
trucción del tejido social existente buscando afectar la conciencia y
la ética de las comunidades desplazadas y en general del pueblo. La
barbarie implantada señala a las víctimas como indignas, se impone
la ley del silencio y del olvido, la mentira y la impunidad imperan, la
denuncia se convierte en condena de muerte, la justicia se hace
mercancía. Se aniquila el pensamiento y la palabra, se rompe la vi-
sión imponiéndose el ocultamiento, se castra y se viola mutilando la
heredad y la intimidad, se aniquila la vida y el futuro, se implanta el

103
CARMEN LUCÍA DÍAZ L

desarraigo. El t e r r o r se introduce con un sentido de belleza y de


libertad, de limpieza y de verdad, de paz y de progreso, ¿para quién?
El miedo y el t e r r o r son viejas estrategias de control de la pobla-
ción. Son éstas las finalidades de la represión.
Existe la ley para castigar los crímenes, pero no se cumple, se
enmascara o se encubre el delito. Es el funcionamiento perverso en
lo social, en tanto la ley que debe operar es negada por el acto de
impunidad. En la relación ambivalente que se introduce en un esta-
do de derecho formal, pero negado con los hechos, no reconocido,
la transgresión domina. Cuando la ley no opera lo delictivo impera
en el orden social o se privilegia la ley particular, afectando la justi-
cia que también se hace privada; el orden simbólico desaparece.
La función de la ley, del orden simbólico, es la protección de
los sujetos, la regulación de las relaciones, el amparo frente a los
impulsos aniquilantes, por eso se prohiben actos o actores que aten-
ten contra el bien común. Cuando la ley no opera, cuando no se
reprimen los impulsos son los sujetos los que tienen que reprimir-
se, que ocultarse, vivir en la clandestinidad; es esa la nueva forma de
protección ante la persecución del otro. El sentimiento persecutorio
se produce porque no hay una forma legal que garantice el orden
social. En el desplazado entonces, no solamente hay pérdida de iden-
tidad sino sentimientos persecutorios. Además, cuando hay críme-
nes, si no existe la reparación social, moral o jurídica, la tragedia de
la víctima queda convertida en mentira.
Las pérdidas son connaturales al hombre y la vida se constitu-
ye en un continuo transcurrir de pérdidas y de elaboraciones res-
pectivas.Toda pérdida es dolorosa y mucho más la de un ser queri-
do, por muerte, desaparición o separación. Cuando la muerte o la
pérdida es por asesinato o por un acto voluntario del otro, la elabo-
ración se hace más difícil porque prima el resentimiento, el deseo
de venganza. Por tanto, en el desplazado la elaboración de los due-
los se hace más difícil, no sólo por el dolor y el odio que se desen-
cadenan sino porque las pérdidas son múltiples: familiares, t e r r i t o -
rio, identidad, nombre, vínculos, reconocimiento, lazos grupales,
bienes, etc.; es la pérdida de su historia, de sus espacios y referentes,
confinando el desterrado al anonimato y al desarraigo.
El desplazado es tocado por la muerte, la muerte de sus más
próximos, pero sobre t o d o de su cuerpo simbólico, carga con

104
DESTIERRO, DESOLACIÓN Y REPARACIÓN

amputaciones de ese cuerpo, producidas por la muerte en vida. Lo


familiar se hace extraño y horroriza. Pero hay también algunos efec-
tos positivos de la situación de desplazamiento cuando se ubica
ésta como una forma de sobrevivir y de reconstrucción, tratando
de construir un espacio de resistencia, de afirmación y de justicia.

La F U N D A C I Ó N CEDAVIDA presentó su trabajo Efectos del


desplazamiento y metodologías de intervención. En él expone un método
alternativo de trabajo, señalando como punto central la formación, a
partir de un modelo de intervención designado "Comunidad Cons-
tructora de Paz". La persona desplazada debe asumir la elaboración de
sus duelos a partir del reconocimiento de su propia responsabilidad; es
necesario reconocérsela como alguien que cambió de vida abruptamente
con alteraciones concomitantes a nivel físico y psíquico, predominando
la depresión, el estrés, la paranoia, la irritabilidad, produciendo altera-
ciones de funciones vitales, somatizaciones, etc.
Como efectos psicosociales del desplazamiento se señalan, ade-
más, la desestructuración de su comunidad y de su unidad familiar,
con cambios significativos en su estructura y en sus roles, la afecta-
ción de manera vital produciendo disfunciones en diversas áreas. Se
reconocen mayores capacidades adaptativas en la mujer que en el
hombre, asumiendo fácilmente roles de liderazgo. La desconfianza y
ambivalencia hacia antiguas relaciones hace presencia con la consi-
guiente ruptura de su marco de relaciones, el aumento de la violencia
y del maltrato infantil. Las pérdidas vividas llevan a pérdidas de identi-
dad y de cultura, exigiendo enfrentar situaciones nuevas y difíciles.
El proceso de duelo al que tiene que enfrentarse la persona
desplazada pasa por diversas etapas, iniciando por la negación para
pasar a cierta aceptación de la pérdida y luego la superación de ésta.
Los duelos por resolver tienen que ver también con pérdidas anti-
guas que se reactualizan en el desplazamiento; además, los efectos
del duelo pueden ser diversos.
El modelo de intervención psicosocial hace énfasis en la terapia
vivencial para la recuperación psicoemocional, realizando un trabajo
de pedagogía para la paz. Dentro de las técnicas vivenciales se involucra
la visualización, la relajación, la respiración circular, la meditación y la
verbalización. Las acciones se orientan hacia una reestructuración

105
CARMEN LUCÍA DÍAZ L.

emocional y cognoscitiva, un desarrollo y apropiación de habilidades


de convivencia social, concentrándose a la vez el trabajo en el de-
sarrollo de habilidades de negociación de conflictos, formación de
liderazgo y participación comunitaria.
El nuevo modelo pedagógico que es planteado como propues-
ta innovadora de la Fundación Cedavida, lleva a que el sujeto se res-
pete y respete al otro, amplíe su conciencia de sí mismo, del otro y de
su entorno logrando su propia transformación; en tanto, los sujetos
de trabajo son concebidos como protagonistas y no como víctimas,
se busca que se reconozcan las verdaderas causas por las que perte-
necen a una cultura de la violencia para así poder optar por una
cultura pacífica. Implica todo ello un cambio de valores y una actua-
ción consecuente. Este modelo pedagógico se propone para ser tra-
bajado, además de la población desplazada, con todo tipo de pobla-
ciones con el fin de cambiar los modelos pedagógicos imperantes e
incidir en los diferentes actores educativos. C o m o tácticas de trans-
formación de los modelos se proponen unas que van de lo particular
a lo general, del individuo a la sociedad, y otras de lo general a lo
particular, de la sociedad al individuo, afectando esta última,ante todo
al ámbito institucional y a los pedagogos.

****
Las instituciones presentes con sus trabajos expuestos han
reconocido la situación de vulnerabilidad y las transformaciones
psíquicas que se presentan en los sujetos víctimas de la situación de
desplazamiento. Cada una desde su enfoque privilegia modos parti-
culares de intervención, coincidiendo en la necesidad de trabajar
tanto a nivel individual como colectivo, asumiendo a quien se en-
cuentra en esa situación como un sujeto activo y protagonista de la
transformación. La Corporación AVRE hace un llamado a la no
patologización, ni a enfocar en el análisis solamente la perspectiva
psicosocial; además advierte que el trabajo perderá sentido y será
estéril si no va acompañado de una efectiva justicia tendiente a la
recuperación de la tierra y de los bienes perdidos. La Fundación
Dos Mundos rescata la no homogeneización ni de individuos ni de
comunidades explicitando la necesidad de reconocer siempre las
diferencias específicas, según diversas variables que introduce en su
análisis; así mismo, hace énfasis en la relación más que en las carac-

106
terísticas y acentúa la búsqueda de las significaciones y construccio-
nes particulares de la vivencia misma del desplazamiento en cada
uno de los implicados. La Fundación Justicia y Paz, haciendo gala a su
mismo nombre, clama por la justicia y por la operancia de la ley, por
el develamiento de los mecanismos de represión y de t e r r o r ; no
concibe un análisis psicosocial sin la respectiva conceptualización
sociopolítica, dedicando gran parte de su análisis a ésta. La Funda-
ción Cedavida hace énfasis en la terapia vivencial y propone su
modelo de pedagogía para la paz, buscando intervenir tanto desde
lo particular a lo general y de lo general a lo particular.
Reconocemos en toda esta problemática algo que retorna de
manera insistente en la historia, que se repite en diversas épocas, de
manera casi igual con actores distintos. Desde la conquista Colombia
ha vivido situaciones de barbarie y de terror, efectuadas en un mo-
mento por el extranjero, ahora por el hermano, buscando siempre la
expropiación y el aniquilamiento del otro, haciendo ilegítimo a quien
tiene legítimo derecho y haciendo inoperante el orden regulador. Se
ha impuesto el silenciamiento, el olvido, la orfandad, el destierro y la
impotencia continúan, la falta de reconocimiento del o t r o se preser-
va. Tal vez la intervención de cada una de las instituciones siembra
esperanzas para que la palabra del silenciado surja, para que el oculta-
miento y el olvido cesen, para que la legitimidad y reconocimiento
retornen limitando el canibalismo del semejante por el más próximo;
se advierte que aunque recuperar la palabra es fundamental, no todo
puede quedar en el campo de lo simbólico, pues la afectación en lo
real será necesario, jugando allí un papel fundamental la justicia en el
reparto de los bienes y los privilegios.
CAPÍTULO II

Impactos sociales y culturales


del desplazamiento
NARRATIVAS ALTERNATIVAS:
RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

Martha Nubia Bello

...Somos coautores de estas narraciones de iden-


tidad;hemos estado inmersos desde siempre en la histo-
ria de nuestro pasado narrado y en múltiples contextos
de nuestras construcciones narrativas. Mediante las
narraciones del sí mismo dotamos al mundo de sentido
y a nuestra propia experiencia... somos una autobio-
grafía que escribimos y reescribimos en forma constan-
te al participar en las prácticas sociales que describi-
mos en nuestras cambiantes narraciones y relatos
(Goolishian, 1994, 297)

E n este texto se pretenden plantear algunas reflexiones acerca


del efecto o de las consecuencias que genera el desplazamiento
en el plano de la identidad colectiva e individual. Este análisis se cons-
truye en el marco de un proceso de investigación y de acompaña-
miento a algunas dinámicas de organización de familias desplazadas
por la violencia, hoy ubicadas en la ciudad, y de observación del que-
hacer de entidades gubernamentales y no gubernamentales con este
grupo poblacional.
Las personas en situación de desplazamiento, individuos,familias o
colectivos, se ven obligadas a perder y abandonar no sólo pertenencias
y propiedades (territorios geográficos), sino relaciones y afectos cons-
truidos históricamente con el entorno, expresados en las maneras pro-
pias de vivir y sentir la región, y con los vecinos y familiares (territorios
de vida); es decir, el desplazamiento también destruye comunidades (iden-
tidades colectivas) en tanto desestructura mundos sociales y simbólicos
y provoca la ruptura de aquello que se podría denominar en palabras de
Berger, Ry Luckman.T (1996, p. 79),"lo dado por supuesto", creencias,
valores, prácticas,formas y estilos de vida.

Trabajadora social. Profesora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Nacional de


Colombia. Miembro del Programa Universitario de Iniciativas para la Paz
MARTHA NUBIA BELLO

La experiencia vital de grupos e individuos es abruptamente al-


terada; sufren transformaciones en la identidad colectiva e individual
esto es en "...la representación que tienen los agentes (individuos o
grupos) de su posición en el espacio social y de sus relaciones con
otros agentes (individuos o grupos) que ocupan la misma posición o
posiciones diferenciadas en el mismo espacio" (Giménez, 1994, p. 261).
La imagen de sí mismos que las personas víctimas del despla-
zamiento (individual y colectivo) han construido históricamente y
que les ha permitido diferenciarse o distinguirse de otros, y al mis-
mo tiempo ser reconocidos por otros, es desestructurada y recons-
truida a la luz de las nuevas realidades y posiciones sociales que están
obligados a asumir.
Analizar este proceso implica, de un lado, identificar las condi-
ciones particulares y características distintivas o (prototipo) de las
comunidades desplazadas y de otro, sus procesos de inserción en los
espacios específicos de reubicación, pequeñas y grandes ciudades, a la
luz de las nuevas exigencias de acomodación y de cambio.

¿DE COMUNIDAD TRADICIONAL


A COMUNIDAD MODERNA?

La población desplazada por la violencia es, en su gran mayoría,


de procedencia campesina, perteneciente, por tanto, a las llamadas
(tipo) culturas tradicionales, caracterizadas por "....su vinculación a
una comunidad local, su naturaleza prevalentemente consensual y
comunitaria, su fuerte coeficiente religioso y su invariable referencia
a una tradición o memoria colectiva" (Giménez, 1994, p. 261).
A pesar de la diversidad de lugares de procedencia, el común
denominador en los testimonios de los desplazados es su fuerte relación
con la tierra, la evocación permanente del río, las montañas, los animales,
los cuales han hecho parte de su forma de vida, no sólo por haber sido la
fuente permanente y siempre dispuesta para la subsistencia, sino la base
del trabajo que les ha permitido ganar el reconocimiento como perso-
nas capaces de tener independencia y de responder por sí mismas.
Es el conocimiento y la capacidad para trabajar la tierra lo que
les permite convertirse en un "hombre de bien"; de ello depende, en
gran medida, la posibilidad de tener una familia y responder por ella.
Las relaciones establecidas en el interior de sus comunidades
son muy estrechas debido a los vínculos familiares que las caracte-

112
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR JA IDENTIDAD

rizan (los vecinos son al mismo tiempo primos, cuñados, tíos, etc.) y
a la permanencia por años que los convierte a todos en conocidos
y genera lazos de confianza y solidaridad. Se puede decir que en la
pequeña comunidad campesina "se sabe quién es quien".
A pesar del aparente aislamiento en que viven las familias de-
bido a las distancias, existe una muy fuerte red de relaciones cons-
truidas alrededor de la organización para la producción (arrenda-
miento de tierras, préstamo de mano de obra, mingas, etc.), la
distribución y el consumo de productos.
"Nosotros teníamos animales, una yegua, una cosecha de fríjol, ¡30
arrobas de fríjol! Yo tenía un tajo en la casa y otro tajo en otra, en donde
un vecino, porque allá siempre acostumbramos a que yo voy a trabajar y
tengo 12 arrobas de fríjol y uno busca la tierra buena ¡no cierto! Enton-
ces ya donde uno ve que le puede servir, entonces uno busca donde un
vecino y va y arriéndeme y sabe que uno va a sembrar..."
Existen, además, mecanismos de intercambio como el true-
que y el fiado, o de contratación como jornaleros, validan los acuer-
dos de palabra, lo que supone que cada miembro de la comunidad
goza de una identidad soda!, en tanto es reconocido por los otros
(quienes le atribuyen roles y características) y de una identidad per-
sonal que implica que el individuo se diferencia de los demás y
"sabe qué esperan o suponen de él los o t r o s " 2 y, en consecuenci-
cia, cómo actuar.
La distribución de roles para mujeres, niños, adultos y ancia-
nos está claramente establecida y delimitada, al igual que los com-
portamientos frente al trabajo, la sexualidad y la religión pues, tal y
como lo afirman Berger, R y Luckman.T (1996), una de las caracte-
rísticas de las comunidades tradicionales es la limitada oferta de
modelos y opciones para el comportamiento.
Las identidades propias de estas culturas "...serán identidades
preponderantemente colectivas, sólidamente territorializadas,bien cimen-
tadas por una solidaridad comunitaria..."
La ciudad, sitio de llegada de quienes se han desplazado indivi-
dual y familiarmente se identifica por lo común con la llamada"cultu-
ra moderna", caracterizada según Giménez, por: la deslocalización.es

Tanto la identidad social como la personal ".. .forman parte, ante todo, de las expectativas y definiciones
que tienen otras personas respecto del individuo cuya identidad se cuestiona" (Goffman. 1995, p. 126),

113
MARTHA NUBIA BELLO

decir, su desvinculación de todo espacio particular y determinado


por efecto de la movilidad geográfica (se nace, se vive, se trabaja y se
muere en lugares diferentes); su orientación profundamente indivi-
dualista y ya no comunitaria y la fragmentación y pluralización, refe-
rida a la multiplicación de los referentes simbólicos y, más aún, a la
falta de integración recíproca, dando como resultado un panorama
cultural fragmentado y descentrado (1995, p. 262).
Las identidades propias de la llamada "cultura moderna" se-
rán "...necesariamente deslocalizadas, inestables y principalmente
individualistas" (Giménez, 1994, p. 263). En consecuencia, las comunida-
des campesinas que ingresan a la ciudad enfrentaran conflictos, choques,
destrucciones y reconstrucciones, tanto en el plano de la identidad
individual como de la colectiva 3 .
Al admitir que la identidad sufre procesos de destrucción-
reconstrucción se reconoce su carácter dinámico e inacabado y se
le considera como "...una acción sobre el mundo; esto es, una con-
junción de tradición y construcción social. Estaremos por tanto ante
una identidad histórica, que se encuentra en continua transforma-
ción y cuyo sentido reside en posibilidad de autorreconocimiento,
el desarrollo de la autonomía y la dinámica endógena" (Guerra, 1994,
p. 46). La identidad aparece, en consecuencia, como el resultado del
proceso humano, en el que la interacción con el mundo genera la
producción de sentido y, a la vez, orienta y direcciona la experiencia
y los comportamientos humanos.
Es indudable que la identidad social y personal de los despla-
zados sufre modificaciones pues, a pesar del significado o el tipo de
relación que hayan podido establecer previamente con la ciudad y
todas las dinámicas que ella encierra 4 , la salida del campo es intem-
pestiva, " n o pedida", precedida por presiones y humillaciones. Sus
derechos han sido vulnerados en la forma de extorsiones, robos y
amenazas y, en este sentido, la posibilidad de "control sobre sus
propias vidas" ha sido arrebatada.

5
Es necesario, sin embargo, precisar que los barrios populares a donde llegan la mayoría de los desplazados
se constituyen en espacios «híbridos», pues han sido construidos por campesinos y, a pesar de estar en las
ciudades, expresan características propias de la vida rural que se mantienen y conviven con las dinámicas
propias de la vida urbana.
4
Para algunos desplazados la ciudad no es un espacio indeseable, ni desconocido; al contrario, para algunos
de ellos la ciudad representaba una aspiración o meta por la posibilidad de progreso que simboliza.

114
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

La cotidianidad se modifica súbitamente y a las condiciones


de vida hasta entonces asumidas como estables, se contrapone ahora
la incertidumbre, una de las principales características de la vida de
los desplazados. Esta situación niega la posibilidad, por lo menos
inmediata, de reconstrucción de proyectos de vida, con la definición
de roles, comportamientos y relaciones que le son inherentes.
En el proceso de inserción de campesinos a la ciudad, es fac-
tible identificar diversas relaciones y posibilidades, según las carac-
terísticas grupales e individuales de quienes llegan y el tipo de co-
munidades o barrios a los que ingresan. La mayor o menor afectación
o las posibilidades de reconstrucción de la identidad dependerán
entre otras, ue ias siguientes situaciones:
• Las modalidades de ingreso a la ciudad: individual, familiar o
colectiva.
• El tipo de ciudad a la que ingresan: pequeñas o grandes ciu-
dades.
• El tipo de barrios en los que se ubican: barrios consolidados
o en procesos de conformación.
• El grado de cohesión (identidad colectiva) de la comunidad
de que proceden: comunidades con fuerte o débil cohesión.
• Las características biográficas de las personas en situación
de desplazamiento.
Se requiere, en consecuencia, precisar a qué tipo de comuni-
dades ingresan los desplazados, teniendo en cuenta la heterogenei-
dad de barrios que se expresan en la urbe y las múltiples relaciones
que se pueden presentar, veamos:

Los ÉXODOS MASIVOS HACIA LAS CABECERAS MUNICIPALES


Y PEQUEÑAS CIUDADES

En este caso, a pesar de perder el vínculo con su t e r r i t o r i o y


de soportar las presiones y el t e r r o r que motivaron el desplaza-
miento, las personas se mantienen como "comunidad", inclusive for-
talecen su identidad colectiva, en tanto se despliegan solidaridades
p o r la "tragedia c o m ú n que enfrentan individual, familiar y
grupalmente". Asumen, como el grupo, una pérdida colectiva.
Los éxodos masivos afectan a campesinos de veredas y pe-
queños caseríos, los cuales se desplazan hacia cabeceras municipa-
les y pequeños municipios con características fundamentalmente

15
MARTHA NUBIA BELLO

rurales; no se presenta la confrontación campo-ciudad que hemos


mencionado. Las fuertes alteraciones en la vida cotidiana por las
condiciones de hacinamiento, la precariedad en la alimentación y
vestido, etc., se asumen como situaciones transitorias porque se
mantiene la idea del retorno o la reubicación.
Su capacidad de negociación para acceder a los servicios a los que
tienen derecho pasa por ei reconocimiento de su condición de desplaza-
dos5 , los motivos, los actores y los hechos. De este modo, el tiempo de
convivencia obligada permite la socialización de vivencias, la elaboración
colectiva de duelos y,fundamentalmente, la reconstrucción de proyectos
individuales y colectivos6, el principal de ellos es el retomo, que fortalecen
la acción colectiva y la existencia del "nos".
La intervención de organizaciones de apoyo en estas comunida-
des ha favorecido, en algunos casos efectivos, procesos de recupera-
ción histórica, de reconocimiento y fortalecimiento del colectivo.Tal y
como lo ¡lustra Pérez, "en la situación de desplazamiento (más específi-
camente en los actuales campamentos) está haciendo tránsito unanueva
identidad, se ha iniciado un proceso de recuperación de la memoria
-del saber de dónde se viene, por qué hubo que venirse, quién se es-
y, por lo tanto, la reformulación, la recreación de un nuevo proyecto vital
colectivo" (1998, p. 7). "Cuando se permite la memoria histórica, cuan-
do se resiste al olvido, es posible recuperar parte de la cohesión social
o recrear un nuevo proyecto solidario" (Pérez, 1998, p. 9).
En consecuencia, este tipo de comunidades pueden resultar
revigorizadas o fortalecidas pues, a pesar del dolor y las pérdidas
(muchas de ellas irrecuperables), los procesos de organización pos-
teriores al desplazamiento les garantiza no sólo su permanencia
como colectivo, sino su proyección.
La posibilidad de conservación de las identidades colectivas,
en este caso, se asocia también al ingreso de éstas comunidades a
lugares en los que, a pesar de las grandes diferencias respecto a las
veredas o corregimientos de procedencia, prevalecen relaciones de

Reconocerse como desplazados es admitir su condición de víctimas, identificar hechos y agresores y, por
lo tanto, exigir y reclamar derechos. Esta posibilidad es de suma importancia por cuanto se construye un
relato coherente, una versión común que permite ubicar responsabilidades y culpas por fuera de actitudes
y comportamientos particulares,
6
Al margen de estas posibilidades que surgen de la convivencia es necesario reconocer también la presen-
cia de conflictos, roces y disgustos que nacen de la pérdida del espacio privado, los cuales, sin embargo, no
alcanzan a socavar ios proyectos colectivos.

16
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

tipo rural y características no del t o d o ajenas a las comunidades


desplazadas, lo cual disminuye el choque.

DESPLAZAMIENTOS INDIVIDUALES Y FAMILIARES HACIA BARRIOS


POPULARES DE CIUDADES INTERMEDIAS Y GRANDES CIUDADES

Ésta ha sido la modalidad más usual de desplazamiento, es evi-


dente en ella un proceso de destrucción de las comunidades y de sus
identidades colectivas por efecto de la fragmentación y la desintegra-
ción de sus miembros. El desplazamiento significa un costo social y
cultural porque, al obligar a los miembros de una comunidad a em-
prender rumbos distintos de manera individual y fragmentada,se rom-
pen las relaciones destruyéndose no sólo sistemas de producción
agrícola, sino también de producción social y cultural.
"Los desplazados solos o en familia ingresan silenciosamente
a la ciudad, pasan así de zonas rurales a hacinamientos urbanos, de
relaciones de vecinos conocidos por años a relaciones con habitan-
tes extraños y anónimos. Provenientes de comunidades general-
mente caracterizadas por relaciones tradicionales, se enfrentan a
los determinantes de una ciudad moderna en donde el mapa de lo
sacralizado se ha modificado" (Bello, 1998, p. 6).
La ciudad plantea exigencias hasta ahora desconocidas, los ofi-
cios aprendidos y desempeñados poco o nada sirven en este nuevo
contexto. El espacio y el tiempo se modifican radicalmente pues como
dice una mujer desplazada,"en el campo nunca había tenido vecinos tan
cerquita, ni el tiempo corría tan rápido". En el nuevo lugar los hábitos, las
costumbres y, hasta las creencias, entran en conflicto.
Pero los desplazados no sólo sufren el ¡mpacto de una ciudad
con expresiones y relaciones ajenas y desconocidas; a la inseguri-
dad y el temor que genera lo extraño se agregan las consecuencias
que surgen del estigma que los acompaña 7 .
Los desplazados que ingresan a la ciudad son calificados de
exguerrilleros o paramilitares, de delincuentes o avivatos. La pobla-
ción establecida, o bien tiende a suponer que, efectivamente, el des-
plazado "es de uno u o t r o bando y algo hizo o debía para que lo
sacaran de su tierra" o, simplemente, tiende a calificarlo como "un

Es sabido que la estigmatización de ser calificados como auxiliadores, guerrilleros, informantes, etc., justi-
ficó la amenaza o en otros casos la tortura, la desaparición y el asesinato por parte de los actores armados.

17
MARTHA NUBIA BELLO

problema" por cuanto viene a competir con ellos por los ya esca-
sos bienes y servicios urbanos o a sumar conflictos a los barrios.
Este tipo de señalamientos genera en los desplazados senti-
mientos de rabia, frustración e inseguridad, pues para muchos de
ellos significa cambiar su imagen de prestigio y reconocimiento (sus
roles y atributos histórica y socialmente construidos), por otra nueva
derivada de su actual condición de desconocidos y extraños.
La identidad social de las personas en situación de desplazamiento
es especialmente afectada dado que ignoran las procedencias e his-
torias desús ahora vecinos y, en consecuencia, no tienen claro qué espe-
ran los otros, qué se debe decir y a quién; simultáneamente, los demás
se preguntan ¿quién es él, de dónde viene, cuál es su pasado, qué "calidad
de persona es"? Entonces,a sus pérdidas económicas y afectivas, se suma
la pérdida del relato construido acerca de sí mismo pues "...dejan tras de sí
una identificación personal, muchas veces junto con una acabada bio-
grafía que incluye supuestos referidos a 'como terminará sus díasZ"
(Goffman, 1995, p. 96). El desplazado, convertido ahora en un descono-
cido, pierde el reconocimiento social que había construido durante años.
En su comunidad actual deben elaborar una nueva biografía,
que les permita desvincularse de su pasado, que les evite señalamien-
tos y problemas de seguridad, una biografía "...que incluye una ver-
sión de la clase de persona que fue en o t r o tiempo y del medio del
cual proviene" (Goffman, 1995, p. 96), el nuevo relato que se constru-
ye proyecta una imagen de sí mismo que pretende responder a la
identidad "virtual" (lo que los demás esperan de él).
El desconocimiento de los otros (vecinos, funcionarios de ins-
tituciones a las que debe acudir) o la poca información que sobre
ellos se posea, obliga a elaborar no sólo una nueva, sino múltiples
biografías: una para el ejército, otra para el vecino, otra para la O N G ,
dependiendo de lo que el individuo supone que cada entidad espera
de él. En algunos casos se será desplazado de la guerrilla, en otros de
los paramilitares; en otros casos se aburrieron del campo y decidie-
ron probar suerte en la ciudad, habrá una historia para el cura, el
funcionario, el vecino, el agente externo. Las distintas versiones no
sólo generan contradicciones entre las actuales, sino discontinuida-
des con la anterior (la de quienes lo conocieron y quienes lo acaban
de conocer); esto, sumado a la pérdida de sus "señales distintivas"
(documentos, títulos de propiedad), genera temor e inseguridad.

118
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

La identidad individual, determinada además por la imagen


social.es también afectada pues el hecho de ser ignorados o señala-
dos, "Uno por aquí no es nadie, ni siquiera lo voltean a mirar, o si acaso
lo miran rayado...", deteriora su autoestima. La independencia y auto-
nomía garantizada por el trabajo desempeñado en el campo se pier-
de en la ciudad; se pasa ahora a depender de la caridad pública, de la
solidaridad del antiguo vecino o de lo que se puede arrancar a las
instituciones. El estar en calidad de "arrimados" en casa de vecinos
o familiares, o hacinados en inquilinatos; el no poder comprar los
alimentos que antes tenían a mano, ni acceder a los consumos que
exige la ciudad,genera inestabilidad y pérdida de las condiciones de
continuidad y mismidad propias de !a identidad (Grinberg, 1980).
La dificultad para estabilizarse económicamente los lleva a asu-
mir una posición mendicante ante las entidades, lo cual los expone a
ser calificados como oportunistas y perezosos que están sacando pro-
vecho de su situación, "... es que no se ayudan..."; los servicios que
reciben les son brindados en calidad de ayuda, no de derecho, como si
dependieran de la buena voluntad del funcionario ("la doctora me dijo
que me ¡ba a ayudar"), lo cual acentúa su sensación de dependencia.
La pérdida de los referentes sociales y materiales, el deterio-
ro de su identidad social y la desestabilización económica y emocio-
nal, provocan estados de depresión y ansiedad que comprometen la
identidad personal de los desplazados.

L A S ALTERACIONES DE LA IDENTIDAD
8
C O N LOS OTROS PRÓXIMOS

Además de los efectos que provoca el ingresar a un medio


extraño, es necesario considerar los que se desprenden de la alte-
ración en las relaciones familiares pues la nueva situación, no sólo
modifica la posición del individuo en el medio social, sino que tam-
bién afecta substancialmente su estatus en el interior de la familia.
Las familias de los desplazados sufren transformaciones, origi-
nadas en las pérdidas y las recomposiciones. En todo caso, ya sean
familias completas o incompletas, los miembros deben asumir nuevos
roles, según las condiciones que brinde la ciudad, lo cual genera difi-

B
Término tomado de Berger. P y Luckman, T. f I 995),

119
MARTHA NUBIA BELLO

cultades que aluden a los procesos de socialización e identidad.Vea-


mos: hombres y mujeres deben laborar en actividades nuevas, la ciu-
dad suele ofrecer más posibilidades de trabajo para las mujeres que
para los hombres, los cuales se ven obligados a quedarse en casa y
realizar las labores "propias de las mujeres".
Aunque en algunos casos el hombre siga siendo el proveedor y
jefe del hogar, la vida del barrio ofrece a las mujeres posibilidades
hasta entonces desconocidas; el contacto permanente con vecinos
de otros lugares, el obligado desplazamiento por las nuevas necesida-
des que demanda la gestión doméstica en la urbe y, de alguna manera,
la posibilidad de abrirse, de manera abrupta, a lo público y a las nue-
vas formas de sociabilidad propias de la ciudad, generan en ellas un
sentimiento nuevo de reconocimiento que resulta, aún en medio de
lo difícil de la situación familiar, atractivo.
Las relaciones de poder existentes, aceptadas o no, se trastocan
por el estatus que adquiere en el hogar quien ocupa el papel de
proveedor, o quien expresa mayor fortaleza. Los tradicionales es-
quemas de autoridad se alteran recomponiendo órdenes de jerar-
quía y, en muchos casos, redistribuyendo los roles. Los nuevos con-
textos que condicionan y enmarcan la acción de sus miembros
redefinen los lazos y renegocian no sólo las identidades, sino las
posibilidades identificatorias que propone la ciudad.
La familia, única red y espacio de apoyo con la que cuentan los
desplazados, sufre serios traumatismos provocados por la imposi-
ción y adopción de nuevas formas y pautas de crianza que llevan a
alterar los procesos de socialización; la renegociación, en momen-
tos de crisis, de roles y estatus y, obviamente, por las limitaciones y
trabas en el orden económico y social con que tropiezan para cum-
plir con sus funciones tradicionales.
Los roles, posiciones y, por la tanto, la imagen de cada uno de
los miembros en el interior de la familia pueden cambiar; algunos
sienten que pierden autoridad y reconocimiento; las actividades y
comportamientos considerados propios del ser hombre o ser mu-
jer, del ser joven, niño o niña cambian, se amplían o reducen, afec-
tando negativa o positivamente, según el caso.
Las múltiples posibilidades de relaciones y comportamientos
observados en la ciudad.es decir,"la presencia de mundos discrepantes
y definiciones contrastantes de la realidad" (Berger, P. y Luckman.T,

120
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

1996, p. 262), ponen en entredicho y confrontan lo que antes era


incuestionable, como quién ejerce la autoridad, cómo se castiga, en
qué se trabaja, cómo se relacionan hombres y mujeres, etc.
C o m o consecuencia de este proceso de conocimiento, con-
frontación y negociación tanto con otras familias, migrantes y ur-
banas, como con los propios familiares, se va dando lugar a la
desestructuración-reconstrucción de la identidad. Proceso que, a
pesar de lo abrupto, no puede ser calificado a priori como positivo
o negativo, ello dependerá, además, de la dimensión de la tragedia
que vivieron (desaparición de miembros de la familia, destrucción
de patrimonios, amenazas, miedo, etc.), de las características de la
red social y familiar que la soportó y del tipo de comunidades al
que ahora ingresan (cerradas o abiertas), de las posibilidades y
oportunidades que se encuentren en el nuevo medio y de las tran-
sacciones que en él se realicen (lo que se toma y lo que se deja).
Todo ello configurará otras maneras de hablar, vestir, relacionarse
y de moverse en el tiempo y en el espacio, no del t o d o nuevas por
cuanto en ellas se expresará lo que por años constituyó a indivi-
duos y comunidades.
Si bien para algunos desplazados (y en este caso es necesario
considerar las diferencias propias de la edad y el género), el despla-
zamiento significa una oportunidad para acceder a actividades pro-
pias de su edad, para renegociar roles, para ganar reconocimiento,
etc., debemos admitir que dado que la identidad se define en un
proceso complejo de articulación " . . . y relación de la memoria (re-
construcción del pasado) con la práctica social (apropiación del pre-
sente) con la utopia (apropiación del futuro) y con la representación
que el sujeto tiene de ese proceso gracias a su conciencia..." (Gue-
rra, 1994 p.48), en el caso de los desplazados se presenta una "rup-
tura dolorosa con su pasado", una difícil apropiación del presente, el
cual no ha sido ni pedido, ni deseado, y una gran incertidumbre y
desaliento hacia el futuro, que destruyen los proyectos y utopías
que pudieron haber existido.
El período inmediatamente posterior al desplazamiento se tor-
na especialmente difícil; sólo con el transcurso del tiempo y si el des-
plazado cuenta con una red familiar y comunitaria de apoyo, y según
su experiencia vital (características biográficas), podrá apropiarse del
nuevo entorno lo que significa incidir en él,construir nuevos proyec-

121
MARTHA NUBIA BELLO

tos y, por lo tanto, elaborar una nueva narración (biografía) en la que


pueda evocar y articular su pasado y apropiar el presente.

HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE NARRATIVAS


COHERENTES Y ALTERNATIVAS

Frente a la situación descrita.y teniendo en cuenta el papel que


desempeñamos diversos profesionales en el campo de lo social y
emocional, considero pertinente destacar que nuestras intervencio-
nes están hechas fundamentalmente de palabras; apelando al valor
que a ellas les otorgamos,formulo algunas recomendaciones que desde
la perspectiva de una intervención grupal o colectiva pueden favore-
cer la reconstrucción de proyectos de vida, previo reconocimiento
de las características particulares y distintivas de las personas en si-
tuación de desplazamiento.

NARRATIVAS COHERENTES: LA POSIBILIDAD DE LA REIVINDICACIÓN POLÍTICA


Y LA RECUPERACIÓN DE LA DIGNIDAD

Escuchando los testimonios de algunas personas desplazadas


es común encontrar en sus versiones las siguientes características:
I.Un discurso descontextualizado,fragmentado y naturalizado:
"esta vez nos tocó a nosotros","estuvimos de malas","son cosas
de mi Dios y sólo las entiende él".
2. La culpa instalada en sí mismos o en los "otros próximos" debido
a que no identifican un agresor con intenciones e intereses definidos
y, a la vez, la apropiación del discurso construido por estos últimos:
"por sapos","por auxiliadores", llevan a que la responsabilidad o cul-
pa se ubique en comportamientos o actitudes propias, que de no
haberse presentado hubiesen evitado su actual situación: "por hablar
demasiado", "por haberles guardado", "por haber salido esa noche".
Estas narrativas se construyen en unas condiciones si-
tuacionales particulares que las explican; en ocasiones se desco-
nocen las características y dimensiones del conflicto político en el
cual se está inmerso o se conoce sólo fragmentadamente. Muchos
campesinos creen que las acciones de grupos armados responden a
venganzas, a "corazones de mala fe" e ignoran su conexión con los
objetivos e intereses económicos y políticos que están en su base.
A lo anterior se suma la histórica ausencia del Estado en sus
zonas de procedencia v la inexistente noción de suieto de derecho,

122
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

lo cual ha dado lugar a que sean las propias comunidades las que
garanticen sus condiciones de existencia, y entre ellas, la responsa-
bilidad de su seguridad. Los derechos constitucionales no son co-
nocidos, ni reconocidos, de tal forma que la responsabilidad que le
atañe al Estado no es reivindicada y cuando es vulnerada se asume
como producto del "descuido", del " n o haber tomado las precau-
ciones del caso"; de este modo asumen por cuenta propia las con-
secuencias de los hechos.
La inexistencia de la noción de ciudadano coloca a ios despla-
zados en una relación de subordinación y desconfianza frente a las
entidades; así, los bienes y servicios que deben recibir por "dere-
cho", son recibidos como "dádivas" lo que agudiza su situación de
dependencia e indignidad.
En este orden de ideas, la posibilidad de elaborar narrativas
coherentes puede darse teniendo en cuenta las siguientes pistas:
1. Propiciar dinámicas para actualizar y recontextualizar las experiencias:
Los desplazados requieren espacios individuales y colectivos para
hablar y reconstruir sus experiencias, dotar de causalidad a los
hechos y d e esta manera,"desnaturalizar lo social".
Necesitan un lugar para ser escuchados, " n o indagados"; espacios
que permitan que la palabra fluya, que se identifiquen experien-
cias particulares y comunes 9 , que se pongan en escena las diver-
sas versiones que se han elaborado acerca de sí mismos y de los
otros. Es esta una posibilidad para construir'Versiones coheren-
tes" que les posibiliten superar el miedo a "ser descubiertos en
contradicciones" y ganar seguridad. "Para poder dar cuenta de
nosotros mismos al tiempo de dar cuenta de todo cambio, los
seres humanos necesitamos continuidad en el tiempo y espacio,
necesitamos retener el orden, proveer de causalidad a los even-
tos, organizar narrativas coherentes" (Sluzki, 1994 p. 360).
2. Reconocer su condición de víctimas.
El reconocimiento de esta condición supone la identificación de
agresores, con intencionalidades e intereses; implica la califica-
ción de su situación de agredidos y vulnerados, condición nece-
saria para desinstalar la culpa de sí mismos y sus otros próximos,
para desprenderse de las causalidades construidas por los agre-
9
En contextos históricos específicos, los cuales hacen parte de dinámicas sociales, políticas y económicas
que deben ser conocidas y analizadas.

123
MARTHA NUBIA BELLO

sores y en consecuencia exigir reparación/Así la desconfianza,


la vergüenza, la culpa, la autodeprecación dejan lugar al restable-
cimiento de la autoestima y a través de la indignación a la recupe-
ración de la dignidad" (Sluzki, 1994 p. 369).
Construir una narrativa coherente implica, por lo tanto, abo-
nar el camino para la reivindicación política. Abrir la posibilidad para
indignarse y por esta vía recuperar la dignidad. Es la opción para
reconocerse como sujeto de derecho y, por tanto, para asumirse en
calidad de ciudadanos. En sus explicaciones de los hechos su situa-
ción dependerá ya no sólo de su responsabilidad, sino de la asun-
ción por parte del Estado de sus obligaciones constitucionales; por
lo tanto, sobrevivir, levantarse y reiniciar tampoco dependerá ex-
clusivamente de sí mismos.

NARRATIVAS ALTERNATIVAS: LA RECUPERACIÓN


DE LA CAPACIDAD DE AGENCIA10

La elaboración de una narrativa de la víctima debe ser acom-


pañada de una narrativa de la"agencia", lo cual supone que el sujeto
despliega su capacidad de control y de reconstrucción y de esta
manera no cae en la'Victimización".
Una narrativa alternativa será posible si se deconstruyen los
discursos que idealizan el pasado y satanizan el presente -"allá t o d o
era bueno","antes vivíamos felices","la ciudad es como el infierno",
"vivir acá es lo peor que nos pudo pasar"- y si se construye una
nueva biografía en principio creíble para sí mismo.
Algunas pistas para el recorrido:
1. Revisión y recuperación crítica del pasado lo cual supone, además de
precisar las pérdidas, identificar conflictos, carencias, etc. Este es
un ejercicio especialmente significativo para mujeres, niñas y ni-
ños, quienes han estado sometidos a diversas formas de violen-
cia y a quienes se les ha negado la posibilidad de la palabra y del
juego. Reconocer la existencia de un pasado con dificultades y
sometimientos permite valorar las oportunidades que, paradóji-
camente, se abren con el desplazamiento.
2. Reconocimiento y apropiación del entorno lo cual significa la

Término tomado de Cobb, Sara. (I 997)

124
NARRATIVAS ALTERNATIVAS: RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD

posibilidad de identificar y ubicar la red de servicios, las rutas, los


paisanos, los espacios organizativos, las dinámicas de encuentro,
etc. La familiarización y apropiación del entorno requiere de me-
canismos que favorezcan el encuentro entre vecinos con pasados
y necesidades comunes, la adopción de compromisos y responsa-
bilidades en las dinámicas barriales. Se requiere la construcción de
un discurso del "nos", para superar la sensación de extrañeza y
aislamiento. Ahora, además de ser desplazado se es habitante del
barrio y, en este sentido, partícipe de sus dinámicas.
3. La reconstrucción de proyectos individuales y colectivos, la apa-
rición de planes ligados no sólo a la subsistencia, sino al recono-
cimiento personal y social. La construcción de este discurso re-
quiere de oportunidades y acciones concretas que comprome-
tan a los desplazados en empresas colectivas.
La construcción de una narrativa alternativa sugiere que las per-
sonas"... puedan recuperar su capacidad, sentirla y puedan iniciar ac-
ciones competentes por sí mismas"; si bien la elaboración de una
narrativa coherente permite identificar la responsabilidad de "los otros"
(agresores y entidades), es necesario construir también narrativa que
posibilite el establecimiento de las propias responsabilidades y com-
promisos y la capacidad de control sobre nuestras vidas, lo cual requie-
re liberar "...a la víctima de los efectos destructivos de la sematización
mistificante... y restaurar el sentido de la agencia" (Sluzki, 1994, p. 31 I).
Reconstruir la identidad desde la perspectiva aquí asumida im-
plica espacios, empresas y proyectos colectivos, además de los indivi-
duales, pues el reconocimiento personal, la autoimagen, no se cons-
truye en un proceso autorreflexivo sino en el ejercicio colectivo donde
los otros cumplen la función de reconocer, atribuir y reafirmar.
A la fragmentación e individualismo propios de la ciudad " m o -
derna" es necesario proponer espacios para el encuentro (los nue-
vos y los viejos, los migrantes de ayer y los de hoy), la socialización y
el reconocimiento de las diferencias regionales y la construcción de
redes de apoyo. Es decir, es necesaria una apuesta a la solidaridad sin
la cual es imposible levantarse de los duros impactos de la violencia.

125
REFERENCIAS

BELLO, Martha. (1998)."Las familias desplazadas por la vio-


lencia. Un tránsito abrupto del campo a la ciudad". Ponencia presen-
tada al Congreso Internacional "Cultura familia y sociedad". Univer-
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SLUZKI, Carlos. (1994)."Violencia familiar y violencia política.
Implicaciones terapéuticas de un modelo general". En FRIED SCHNIT-
M A N , Dora. Op.dt

126
EFECTOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO
POR CAUSA DE LA VIOLENCIA EN LAS RELACIONES
INTERNAS DE LA FAMILIA

Zilia Daisy Ruiz C.

E sta ponencia tiene como objetivo fundamental socializar los re-


sultados de la investigación cualitativa denominada"Efectos polí-
ticos y culturales que genera el desplazamiento por causa de la
violencia sobre las relaciones al interior de la familia". La metodo-
logía utilizada fue la historia de vida realizada con tres familias des-
plazadas de Apartado y Mutatá, ubicadas actualmente en un barrio al
suroriente de Santafé de Bogotá.
Les invitamos a emprender con nosotros un camino de acer-
camiento a una problemática nacional que tiene connotaciones muy
particulares y que afecta, según los últimos informes, a más de
I'500.000 personas, integrantes todas ellas de un número aproxi-
mado de 300.000 familias, cifras que pueden ser superiores, dada la
dinámica de anonimato que suele presentarse.
C o m o sabemos, el desplazamiento forzoso es un fenómeno
estructural que involucra al individuo y a la familia en forma integral,
es decir, que sus efectos se pueden medir desde diferentes ámbitos
de relación: social, económica, espiritual, cultural y política.
Aunque es un avance que en el Plan de Desarrollo del actual
gobierno ya no se vea en el desplazamiento forzado un fenómeno
que genera en la vida del ser humano únicamente efectos de orden
económico, no se puede desconocer que la propuesta de trabajar
en t o r n o a la rehabilitación psicológica del individuo es aún una
postura que de fondo maneja el concepto de adaptabilidad y ajuste
del individuo al contexto, es decir, se sustenta sobre la base de la
rehabilitación del desplazado para que pueda nuevamente formar
parte de la sociedad.
La familia desplazada necesita aprender a hablar, a celebrar, a
relacionarse consigo misma y con sus vecinos desde los nuevos
lincamientos que le impone el contexto en el que ahora se encuen-

Trabajadora social, especialista en educación y orientación familiar en la Fundación Universitaria


Monserrate y consultora externa de ia Fundación para la Educación y Desarrollo - FEDES.
ZIMA DAISV RUIZ G.

tra y que le hace saber, en bastantes ocasiones, de los cambios que


debe operar a través de prohibiciones, burlas y rechazos.
Además, el trabajo que se viene adelantando se realiza con
grupos poblacionales: niños, jóvenes y mujeres, es decir, con indivi-
duos o grupos, pero no con familias como tales.
A nuestro parecer lo que el desplazado necesita como ser
humano ubicado forzadamente en un nuevo, y por lo general, des-
conocido contexto, es construir nuevamente la red de relaciones
sociales que sustenta su proyecto de vida personal y familiar.
Es por esta razón fundamental que surge el interés de adelan-
tar un estudio que permita un acercamiento a la realidad familiar
del desplazado, enfatizando las dimensiones política y cultural ex-
presadas en sus relaciones internas.
Respecto a la política se puede decir, como afirma Raymond
Aron,que es el "estudio de las relaciones de autoridad entre los dife-
rentes individuos y grupos, de la jerarquía de poderes que se estable-
ce en el interior de todas las comunidades numerosas y complejas".
La dimensión política del ser humano no sólo se desarrolla en
los meso y macro sistemas, sino que también lo hace en las relacio-
nes que establece en el interior de la familia.
Cada experiencia familiar manifiesta una serie de característi-
cas particulares en t o r n o a la vivencia de lo político -relaciones de
autoridad y jerarquía de poderes-, anteriores y, por supuesto, pos-
teriores, al desplazamiento.
Para abordar el tema de la jerarquía de poderes y las relaciones
de autoridad, antes y después del hecho violento que obligó el des-
plazamiento de las familias, es importante analizar las transformacio-
nes que se presentaron a la luz de los ecomapas familiares que se
elaboraron para cada una de las familias con las cuales se trabajó.
En términos generales encontramos que respecto a la jerar-
quía de poderes, antes del desplazamiento quienes asumían la toma
de decisiones eran el papá o la mamá. De hecho, cada familia se de-
sarrollaba en espacios físicos independientes, es decir, no compartían
habitación; igualmente, el sostenimiento de la familia era una respon-
sabilidad asumida por cada una de las jefaturas de hogar y para cada
familia en particular y, finalmente, las decisiones que se tomaban afec-
taban a los integrantes del núcleo familiar específicamente.

128
EFECTOS POLÍTICOS V CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO...

Después del desplazamiento, la jerarquía de poderes en el


interior de la familia varió por dos hechos muy concretos.
En primer lugar, al llegar a Bogotá sin ningún tipo de posibili-
dad económica para ubicarse en un espacio independiente, las fami-
lias, se vieron precisadas a compartir no sólo la cocina, el baño y el
tendedero de ropas, sino también el cuarto de habitación. Es fre-
cuente escuchar en sus relatos cómo deben acomodar en la noche
colchonetas y frazadas en el piso para que, en un cuarto no mayor
de 15 m2, puedan dormir 13 o más personas integrantes de dos o
tres familias que, en la mayoría de las ocasiones, no se conocen o
apenas se habían visto un par de veces en sus pueblos de origen.
Estas nuevas condiciones de vivienda produjeron en el inte-
rior de las familias una dinámica diferente en relación con el poder;
la mujer asumió un rol protagónico para la familia pues es ella quien,
a través de sus relaciones de amistad y solidaridad, logra acceder
a los bienes que su familia necesita y los cuales no puede adquirir de
otra forma: utensilios como estufa, loza, colchonetas, cobijas y ropa,
entre otras cosas.
En algunos casos, se ha llegado a la dependencia total en cuan-
to a la vivienda y alimentación. Es el caso de una mujer que a costa
de esfuerzos y trabajo sacó su familia adelante, logró proporcionar-
le una vivienda digna y una educación básica, pero que ahora se
siente en una situación de dependencia total respecto de su yerno
a quien, como ella misma expresa, sólo "veía muy de vez en cuando
en las visitas". Las decisiones respecto a dónde vivir, cómo distri-
buir los espacios del nuevo lugar de vivienda o qué comprar para
comer, son tomadas por quien ostenta el poder en la nueva organi-
zación familiar.
Casos como éste, muy generalizados entre las familias despla-
zadas, permiten deducir que la jerarquía de poder en el interior de
la familia se ve afectada, máxime cuando se relaciona con el desem-
peño del rol de abastecedor de la familia.
El analfabetismo juega un papel importante en esta nueva ex-
periencia familiar. Cuando las familias vivían en su sitio de origen,
Apartado o Mutatá, saber leer o escribir no era tan importante; de
hecho se desempeñaban como líderes comunitarios tanto en el área
urbana como en la zona rural, con reconocimiento y respeto por
parte de la comunidad.

129
ZILIA DAISV RUIZ G.

Ahora, no saber leer o escribir es definitivamente un factor de


subordinación hacia los otros. De un estado de autonomía se ha pasado
a otro de total heteronomía, a causa de la dependencia que desarrollan
las personas para la movilización en una ciudad tan grande como Bogotá.
En segundo lugar, la posibilidad de que la mujer acceda al medio
laboral de forma más rápida, hace que se presente si no una inver-
sión de ia jerarquía de poder, sí por lo menos una serie de modifica-
ciones que genera una relación casi equidistante y a la misma altura
entre el padre, su compañera o esposa y sus hijas, dado que son
éstas quienes ahora desempeñan funciones de proveedoras. La ma-
yor accesibilidad de la mujer a empleos como vendedoras, emplea-
das en cafeterías o restaurantes y en el servicio doméstico domici-
liario es uno de los factores que más inciden en la nueva vivencia de
poder en la familia.
Las relaciones de autoridad, también se vieron afectadas por
las condiciones anteriormente expresadas; sin embargo, cabe ano-
tar que el compartir la habitación con otras familias hizo que tanto
adultos como adolescentes empezaran a generar una dinámica
relacional un tanto diferente. Es así como frente a situaciones que
involucraban la decisión de un tercero no perteneciente al núcleo
familiar se manifestaban sentimientos de vergüenza o pudor: de-
pender de la decisión de otro, quien ostenta el poder, para definir
dónde vivir, como distribuir los espacios y como administrar el gas-
t o diario, son ejemplos de algunas de las nuevas tensiones sociales
que la familia desplazada debe asumir.
Aunque en algunos casos se reconoce la abierta relación de
autoridad con nuevos integrantes de la familia, que generalmente asu-
men un rol protagónico por cuanto son los abastecedores económi-
cos, se intenta mantener la posición de autoridad que se ostentaba
antes del desplazamiento. Para ello se delimita el ejercicio de la auto-
ridad de acuerdo con ciertos espacios establecidos tácitamente: el
cuidado de los hijos (propios y de las otras familias con las que se
convive), la preparación de los alimentos, el aseo de la vivienda, etc.
También se pueden observar cambios en el nivel de participa-
ción de la familia en su nuevo contexto. De las tres familias entrevis-
tadas, dos ejercían roles de liderazgo en las comunidades donde
vivían: integrante activo de lajunta de Acción Comunal, de un grupo
de mujeres co-propietarias de un galpón de pollos, líderes barriales

130
EFECTOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO...

y campesinos. Es decir, que su nivel de participación era muy supe-


rior a la simple recepción pasiva de la información, su acción estaba
íntimamente ligada a la planeación, toma de decisiones, ejecución,
evaluación y veeduría de los proyectos que le afectaban como grupo
poblacional y como comunidad.
Ahora, en el lugar donde se han ubicado, no participan en
ninguna organización de carácter político, por cuanto asocian, en
forma directa, su condición de desplazados a la labor que alguno de
ios integrantes de ia familia realizaba anteriormente. De hecho la
familia se interesa en formar parte de alguna asociación si ésta tiene
como propósito fundamental favorecer la obtención de nuevos o
ma v ores ingresos económicos. Pero, como en varias oportunidades
ha sucedido, los procesos que se han intentado acompañar y que
no tienen como objetivo fundamental la generación de ingresos se
ven frustrados. En gran medida, las familias desplazadas no desean
involucrarse políticamente por cuanto esto lleva una amenaza im-
plícita: si se interesan y participan en la planeación, ejecución y
veeduría de los proyectos comunitarios que se adelantan en el barrio
donde están viviendo se ubican en la mira de quienes no están de
acuerdo con ellos o con las propuestas que se están impulsando y,
por tanto, pueden ser nuevamente desplazados.
La otra dimensión de análisis hacía referencia a la cultura; es
necesario reconocer que la cultura es un concepto tan universal y
ambiguo que no se puede reducir a un sólo significado. Se puede
afirmar que es el conjunto de actividades materiales y espirituales
que distinguen una sociedad determinada de otra, por tanto " t o d o
elemento cultural es el resultado de una dinámica social específica y
responde a necesidades colectivas" 2 .
De igual forma, Bruce Cohén define cultura como la "suma
total de los rasgos de comportamientos y de las creencias caracte-
rísticas aprendidas de los miembros de una sociedad particular".
Cuando se hace alusión a lo aprendido se establece la diferen-
cia entre cultura y comportamiento, este último entendido como el
resultado de una herencia biológica. En un sentido amplio, la cultura
se refiere a las costumbres, usos y forma de vida de una sociedad.

Stevenhagen, Rodolfo. "La cultura y la creación intelectual". Citado por: Garzón de García,
Myriam. Perspectivas Universitarias. No. 5 Año 3. Mayo de 1998. p. 73,

31
ZILIA DAISY RUIZ G.

En los marcadores de contexto se observan las expectativas de


relación que, en los diferentes niveles, presentan las personas, como
individuos y como integrantes de un sistema familiar más amplio.
Igualmente, el ¡mpacto cultural que se produce se manifiesta
en los nuevos imaginarios que empiezan a formar parte de la
cotidianidad: expresiones verbales citadinas características de los
habitantes de los barrios más marginados, conceptos mentales de
tiempo y espacio; ritmo o velocidad en que se realizan las acciones
o se toman decisiones, etc.
Es necesario motivar la reflexión en t o r n o a la formulación de
nuevas estrategias de intervención que apunten a procesos integrales
en los que, además de apoyar la generación de proyectos económi-
cos, se trabaje intensamente en la reconstrucción de las redes socia-
les en las que la familia como sistema se sustenta y se proyecta.
Al hablar de redes sociales se está haciendo referencia a la
realidad en términos de relaciones, de pautas que conectan; por tan-
to, podemos afirmar, como Elina Dabas, que la noción de Red Social
"implica un proceso de construcción permanente tanto individual
como colectivo. Es un sistema abierto, multicéntrico, que a través de
un intercambio dinámico entre los integrantes de un colectivo y con
integrantes de otros colectivos, posibilita la potencialización de los
recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas para la
resolución de problemas o la satisfacción de necesidades'^3.
La propuesta de trabajar en t o r n o a redes requiere que la
intervención apunte a promover procesos en t o r n o a tres elemen-
tos interrelacionados entre sí:

TOMA DE CONCIENCIA
Es decir, favorecer que la familia reconozca su existencia y su
nueva realidad pero, sobre todo, que tenga la posibilidad de releer
todos los sucesos que han alterado su dinámica; esto con dos pro-
pósitos fundamentales, por un lado, dar inicio a un trabajo psicoso-
cial que, como afirma Bertha Lucía Castaño (1998), debe tener en
cuenta dos aspectos clave: lo subjetivo y lo relacional - l o psico y lo
social- de los integrantes de la familia.
La segunda finalidad, que se puede considerar como un efec-
t o de la primera, es la de favorecer en la familia desplazada la posibi-

Füns Rerfr- sociales, familias y escuela. Editorial Paidós: Buenos Aires, 1998. p. 42.
Redes

132
EFECTOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO...

lidad de pensarse con prospectiva, empezar a dar los primeros pa-


sos para construir su proyecto de vida familiar y consecuentemen-
te el proyecto de vida personal de cada integrante de la familia.

COCESTIÓN
Este concepto introduce la necesidad de hacer con los otros,
de compartir derechos y responsabilidades. A partir de ella se des-
cubre la capacidad de autogestión, desde los niveles macropolíticos
(ante el Estado, por ejemplo) hasta en los micropolíticos (relacio-
nes de poder en el interior de la dinámica familiar).
La cogestión da la oportunidad de autoría, es decir, la posibi-
lidad de crear y recrear la toma de decisiones y asumir responsa-
blemente lo que se elige.

CONSTRUCCIÓN DE NODOS
La física define nodo como un punto de intersección de dos
ondas, en tal sentido se opone a la noción de centro único.
Cuando proponemos trabajar en t o r n o a la reconstrucción
de las redes sociales sobre las cuales se sustenta la familia, estamos
planteando la necesidad de promover la articulación de la familia
como sistema a los meso y macrosistemas y viceversa. Por tanto, se
requiere construir puntos de encuentro entre la familia y los espa-
cios político, social, económico y cultural de su nuevo contexto, sin
que ello conlleve a la adaptación pasiva -ajuste- de la familia a su
nueva realidad.
En tal sentido, consideramos que se debe adelantar un trabajo
integral en el que se propenda por definir estos nodos -puntos de
encuentro entre los vínculos y las conversaciones- de manera que po-
sibiliten la creación de un escenario de interrelación para la acción
transformadora de la nueva realidad de la familia desplazada.
Si se logran establecer estas articulaciones, si se crea tal escena-
rio de encuentro propositivo de la familia con su nuevo contexto, tal
vez las acciones que se adelanten en torno a la ayuda humanitaria y que
se ofrezcan en las comunidades receptoras a los desplazados ubicados
en sus barrios,adquieran una dimensión dialógica entre los actores, en
la que la familia desplazada ya no asuma un rol pasivo, receptor de la
bondad de quienes donan mercados, vestuario, textos y dinero sin pro-
mover ningún tipo de proceso. De esta manera, se sitúa ya no como
objeto sino como sujeto.

133
ZILIA DAISY RUIZ C.

Además, trabajar en torno a la reconstrucción de las redes so-


ciales sobre las cuales se sustenta la familia, exige también fortalecer
sus redes internas y externas.
Las redes internas hacen referencia a la dinámica relacional de
la familia desplazada. Es necesario acompañar los procesos
socioafectivos, organizativos y comunicacionales que se van transfor-
mando a través del tiempo, casi que de manera imperceptible para
sus integrantes, a partir de su llegada al nuevo lugar de residencia.
En este acompañamiento, es importante comprender el pro-
ceso doloroso de desarraigo que sufre la familia. N o es sólo la pér-
dida de la propiedad es, además, la imposibilidad que se les presenta
de continuar viviendo su cultura, limitación que se hace evidente en
los cambios que deben operar en forma rápida e inconsciente -la
mayoría de las veces- en su alimentación, su vestuario, su vivencia
del folclor, pero muy especialmente en su comunicación verbal: las
palabras que usan para nombrar los alimentos, las cosas, las actitu-
des, los sentimientos, entre otros.
Fortalecer las redes internas (pareja, padres-hijos, hermanos)
es el primer paso para ampliar las fronteras del sistema familiar. Sin
embargo, este trabajo no es excluyente; al contrario, requiere ade-
lantar una labor simultánea en relación con el fortalecimiento de las
redes externas de la familia desplazada.
Las redes externas hacen alusión a la comunidad en la que
está ubicada la familia. La propuesta, entonces, es adelantar trabajos
integrales.es decir,familias desplazadas-comunidades de asentamien-
to. Dado que los lugares de mayor recepción de población despla-
zada en ciudades como Bogotá son los conocidos como barrios
marginados o subnormales, es pertinente pensar en promover y
acompañar procesos de identificación o construcción de puntos
nodales en la dinámica del sistema comunitario y social, para
cogestionar así t o d o el proceso de red social en el que familias
desplazadas y familias residentes creen y potencialicen los escena-
rios de encuentro y relación desde una perspectiva de equidad. Esto
permitirá que los proyectos que de uno u o t r o lado se diseñen no
tengan como objetivo lograr impactos sectarios, corto o - e n el más
optimista de los casos- mediano placistas.
Para concluir, consideramos que estos elementos deben te-
ner como lineamientos transversales los siguientes;

134
EFECTOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO...

1. Empoderar a cada integrante de la familia como actor social con


sentido de participación activa al interior de su familia y fuera de ella.
2. Validar el accionar de la familia, es decir,favorecer el reencuentro
del valor de la vida cotidiana personal y colectiva en el interior
del sistema familiar. En un sentido último, es promover la toma
de conciencia del lugar protagónico de cada actor social.
3. Ampliar los escenarios. La propuesta consiste en promover el
encuentro con los nuevos espacios de convivencia y las nuevas
dinámicas de relación. Ante todo se trata de un trabajo de recons-
trucción de sus imaginarios sociales, políticos y culturales en los
que la familia desplazada amplíe su mirada en t o r n o a la relación
que establece con su nuevo entorno y al interior de sí misma.
Quizás entonces, los programas económicos dejen de ser de
subsistencia para convertirse en componentes importantes de los
proyectos de la vida personal y familiar de las familias desplazadas.
Así pues, como al inicio de esta intervención, los invitamos
nuevamente a comprometernos con una realidad que a todos nos
afecta, pero esta vez con una visión más integral no sólo del fenó-
meno como tal,sino ante todo de las miles de personas y, por tanto,
de familias que viven, y han vivido, bajo el t e r r o r de la violencia y
que las cifras nos presentan como los desplazados.

REFERENCIAS

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conceptualización, estructura y funciones". En: Revista Universidad del
Quindío.Vol. 6. No. I. Enero-diciembre. 1997.
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Aportes al debate. Corporación Avre: Santafé de Bogotá. 1998.
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DEPARTAMENTO N A C I O N A L DE P L A N E A C I Ó N . Plan
Nacional de Desarrollo Cambio para construir la paz. 1998-2002.
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de la familia en Colombia.Wol. II. Asociación Colombiana de
Facultades de Medicina. Bogotá. 1976.

135
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por la Violencia. Enero de 1998.
RUIZ GUATAQUI, Zilia Daisy y otros. Formulación de estrate-
gias de intervención de trabajo sodal frente a la problemática del despla-
zamiento forzoso interno por causa de la violenda política en Colombia.
Fundación Universitaria Monserrate. Santafé de Bogotá. 1997.
RUIZ GUATAQUI, Zilia Daisy. Efectos políticos y culturales que
genera el desplazamiento por causa de la violencia política sobre la diná-
mica relacional interna de las familias. Investigación. Fundación Univer-
sitaria Monserrate-Fundación para la Educación y el Desarrollo
FEDES. 1999.
STAVENHAGEN, Rodolfo. La cultura popular y la creación inte-
lectual. Citado por: Garzón de García, Myriam. Perspectivas Universi-
tarias. No. 5, año 3. Mayo de 1998.
UNIVERSIDAD N A C I O N A L DE COLOMBIA. Cátedra "Ma-
nuel Ancízar". Derecho, conflicto armado y paz. Santafé de Bogotá.
1998.

136
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

Luis Fernando Maldonado Guerrero

Es dentro de la cultura donde nos construimos como personas.


Ser persona es pertenecer a una cultura2.

C on el nacimiento surgen múltiples posibilidades a la persona; la


más importante es que según se desarrolle su proceso de sociali-
zación e integración social.se logrará su conformación como persona.
Vale decir, ei sentido humano es una construcción que se pueden dar
las personas, según sus procesos sociales. Como lo sostiene Agnes
Heller 3 ,"Es un hecho conocido que toda persona nace con innume-
rables dotes. El número de éstas que se convierte en (talentos) de-
pende tanto de la (lotería social) como de la (genética). Somos arroja-
dos a un determinado mundo de forma accidental,y llegamos a ser lo
que somos adaptándonos a los a priori (social) y (genético) de nues-
tra existencia". Con la primera, tenemos una estructura genética que
nos va a acompañar toda la vida; con la segunda, llegamos a un hogar
específico, en el cual se desarrollan y desatan los procesos de conoci-
miento, creación de conciencia y sistemas de vida. A partir de estos
dos condicionamientos se construye todo lo demás.
Una de las principales construcciones sociales de la humanidad es
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, considerada la pri-
mera norma ética, que tiene como finalidad propiciar la integración hu-
manista global para toda la humanidad. Como bien lo reconoce Bernar-
doToro 4 ,debieron pasar miles de años para que las personas se dieran
el primer estatuto ético para vivir con profundo sentido humano. Esta
construcción se incorpora al sentido de construcción que expresa Heller,
lo que arroja una nueva fórmula: si bien nacemos con una doble deter-
minación, los procesos de construcción humana tienen, como ruta de

Profesor de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia.


Director Nacional de Promoción y Divulgación de Derechos Humanos de la Defensoría dei Pueblo.
2
Torres, Claudia; Hernández, Carlos. Imaginados e invisibles, reflexiones sobre educación y maltrato infantil.
Colciencias. Santafé de Bogotá, I 997.
3
Heller, Agnes. Aelós allá de la justicia. Editorial Crítica, Barcelona, I 990. p. 244.
4
Toro, Bernardo. Conferencia: educación para ia paz. ESAP Santafé de Bogotá. Octubre I 6 de I 999.
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

viaje, los derechos humanos. No es que no exista la posibilidad de cons-


truir por fuera de ellos, es que esas construcciones tienen como meta
otras formas de vida distintas al sentido ético, humano.
No existe, entonces, un origen per se del ser persona que se
desprenda de su nacimiento, lo cual, además de fortalecer y potenciar
la vida de los derechos humanos, crea caminos de construcción alrede-
dor de los cuales, niños y niñas, adolescentes y jóvenes, adultos y adul-
tas, ancianos y ancianas, tejen la mayor cantidad de acciones cotidianas,
expresan su ser social y reproducen los valores culturales de una co-
munidad, una sociedad y sus formas de organización y convivencia.
En esta ponencia asumo los derechos humanos como la ruta que
da fundamento a la construcción de lo social, partiendo del desarrollo y
crecimiento de la niñez, para luego incursionar en las consecuencias que
tiene el desplazamiento forzado en la formación del ser social. Para ha-
cerlo, tomo como referente la elaboración que sobre el desarrollo, el
crecimiento y la formación del conocimiento formularon María Cristina
Torrado, María Francisca Concha, Olga Lucía Carbonell y Raúl Marín
para el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en 1995, quienes tra-
bajaron en un equipo de investigación con el apoyo de Unicef 5 .

DESARROLLO Y CRECIMIENTO

La formulación elaborada por el equipo de investigación parte del


principio de que el "desarrollo ...hace énfasis ...en un modelo explicativo
integrador délos procesos psicológicos. Se considera que en los contex-
tos naturales de interacción, los comportamientos expresan un funcio-
namiento psicológico organizado en el cual se integran los componentes
motores, cognoscitivo-representativos, afectivos y sociales"6.Vale decir,
"que el proceso de desarrollo, se manifiesta en la forma como el niño se
aproxima e interactúa con la realidad en cada una de las etapas del de-
sarrollo, así como en la génesis misma de los procesos en el cual se hace
evidente una interdependencia mutua entre ellos. Lo anterior no significa
que todos los procesos psicológicos se desarrollen de manera simultá-
nea; por el contrario, se observa asincronía y ritmos diferentes de de-
sarrollo en los diversos procesos y en los distintos niños" 7 .

ICBF. "Escala de valoración cualitativa del desarrollo infantil (Desde el nacimiento hasta ios seis años)'
Manual. Unicef, Santafé de Bogotá, 1995.
ibidem., p. I 7.
7
Ibidem. p. I 7.
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

N o dudo en considerar que el núcleo duro de la formula-


ción descansa en la profunda integralidad e interdependencia de
los procesos socioculturales dentro de los cuales se desarrollan
los niños. Me atrevo a decir que es en este proceso donde se
construye el sentido humano, en cuanto sentido ético de convi-
vencia pacífica, de las personas.También, es en este proceso donde
se construyen los lazos de integración social que permiten el re-
conocimiento de un tejido social diferente a o t r o , dadas las más
disímiles formas de integración e interdependencia.

DESARROLLO, CRECIMIENTO Y DERECHOS HUMANOS


Delimitadas las posibilidades de la socialización, en la integra-
ción de los procesos socioculturales, la articulación del desarrollo
con los derechos humanos resulta bastante imperiosa. El universo
de identificación en el cual la niñez se desarrolla y crece se expresa
en la interacción de los procesos de relaciones con los demás, con-
sigo mismo y con el mundo que lo rodea 8 . En los procesos de rela-
ción con los demás la niñez realiza acciones de comunicación, ver-
bal y no verbal, de interacción, donde se producen construcciones

ESTRUCTURA GENERAL DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES


Relaciones Procesos Dimensiones
Verbal
Comunicación
No verbal
Relación Dependencia / independencia
Interacción(yo - tú)
con los demás Cooperación entre iguales
Normatividad adulta / Autonomía
Identidad personal -social-
Identidad
Identidad de género
Relación Autoestima Valoración de sí mismo
consigo mismo Vivencia y representación
Manejo corporal
Esquema corporal
Construcción
Interés por los objetos
Noción de objeto. Conceptos
Relación Relaciones causales Construcción noción de causalidad
con el mundo Representación
Construcción del conocimiento social
de realidad social

1
Ibidem., p, 25.

139
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

de independencia y cooperación, y acciones de construcción de


normas que redundan en la delimitación de su autonomía.
En los procesos de relación consigo mismo, niños y niñas rea-
lizan acciones de identidad, tanto personal como de género, accio-
nes que les permiten formar y reconocer su autoestima y acciones
de manejo corporal, en un proceso de autorreconocimiento físico.
Finalmente, en los procesos de relación con el mundo que la rodea,
la niñez aprehende el conocimiento de los objetos, establece las
relaciones de causalidad y asume las representaciones sociales.
Dichos procesos, junto con las acciones que en ellos se reali-
zan, se convierten en el cultivo donde crece la formación del ser
persona, aunque en diferente dimensión, dependiendo del proceso
mismo de desarrollo. En un esfuerzo por hacerlo comprensible, el
Equipo de Investigación definió cuatro etapas, determinadas por los
crecimientos cronológicos: primera edad (0-12 meses); infancia tem-
prana (I año I mes a 3 años); edad preescolar (3 años I mes a 4 años
6 meses); transición (4 años 7 meses a 6 años 6 meses). Así, en de-
sarrollo de las acciones de comunicación verbal mientras en la primera
edad se balbucea, al final de la transición se utilizan frases completas,
respetando las reglas gramaticales y con buena pronunciación.
Es en esos procesos donde se construyen las comprensiones
de los derechos humanos como formas de interacción humana éti-
ca, como una ética diaria, de cada momento que se porta y trans-
porta con cada niño o niña.También es ahí donde se distorsionan
los sentidos humanitarios dando paso a la incorporación de la vio-
lencia como forma de interacción cotidiana, a la manipulación del
otro, al chantaje amoroso, a la utilización de los valores del otro, al
desconocimiento de su capacidad de actuar o de participar, a la
sumisión y a la obediencia sin límites.
En el proceso de crecimiento y desarrollo la niñez va cons-
truyendo su ser persona en la interacción con los adultos y con sus
pares, tanto en las diferentes etapas como en las distintas acciones;
en la formación en derechos humanos, la niñez interactúa con los
adultos y con sus pares y es allí donde aprende el sentido de la
dignidad humana."Muchos de nosotros advertimos que hemos na-
cido con varias dotes que podían haberse desarrollado en 'talentos',
pero no lo han hecho, bien por mala suerte en la 'lotería social' o
n n r m i p hpmn<; t n n í f n r m a r l n una ríntp n a r r i m l a r pn un t a l e n t o

140
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

dejando de lado otras. N o existe una única forma de vida, y no pue-


de haberla, que proporcione un 'a priori social' favorable para el
desarrollo de todas las dotes en talentos. Cuando mayor sea la va-
riedad de 'a prioris sociales' (formas de vida) en el mundo en que
hemos sido arrojados por accidente, mayor es la posibilidad de de-
sarrollar todas las dotes en talentos", dice Heller, para ayudarnos a
comprender el proceso de construcción de procesos sociales que
se interiorizan en cada uno.
Es en ese conjunto de relaciones que se producen en nuestro
mundo interactivo, donde se desarrollan las formas de vida.de cada
uno, según las formas de vida con las que interactuamos. Ese proce-
so conduce al reconocimiento de que "la humanidad no se compo-
ne de individuos particulares" simplemente, sino que
la humanidad se compone de diversas culturas y diversas histo-
rias. Los individuos se socializan en diferentes historias según diferen-
tes tradiciones. En todas ellas hay algo inapreciable, y también algo
abominable.Sólo las culturas,y no los individuos, pueden entrar en un
'contrato', en términos simbólicos, aceptando algunas normas comu-
nes, en particular aquella que nos obliga a respetar la vida y ia libertad
de todos sus miembros y de los miembros de todos los 'grupos ex-
ternos'. Si hablamos de humanidad como de la 'suma total de seres
humanos que comparten con nosotros', sólo oscurecemos el hecho
de que estamos hablando de la suma total de culturas humanas9.
En este panorama de formación individual del ser persona y
de la creación de sistemas sociales, que se expresan en culturas, el
crecimiento y desarrollo llevan a que los derechos humanos, se pro-
yecten como una forma de vida, humanitaria, que convocan a cons-
truir una cultura que se compromete con el respeto y el reconoci-
miento del o t r o y la otra. El pragmatismo jurídico, que transforma el
derecho como factor de convivencia en norma fría, cuya vigencia
depende no de la c o n s t r u c c i ó n de las personas, sino de la
promulgación, la existencia de acciones para proteger el derecho,
el cumplimiento de los procedimientos legislativos y la aceptación
de la mayoría; esa concepción ha impedido reconocer que los de-
rechos humanos se convierten en una esfera de conocimiento y
autorreconocimiento de las personas que viven una 'objetivación

Heller, Agnes. Más alió de la justicia. Editorial Crítica, Barcelona, 1990, p. 75.

141
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

en sí', donde se construyen diversas instituciones sociopolíticas.Vale


decir, los derechos humanos se convierten en una esfera e x t e r i o r a
la formación y autoformación de la persona.
Incluso aceptando que los derechos humanos son un exte-
r i o r o, en los términos positivistas, son legalizaciones institucionales
que determinan el orden social y político, donde reposan la realidad
y la ley, también se pueden observar en el proceso de desarrollo y
crecimiento de la niñez.

ESTRUCTURA GENERAL DE LOS PROCESOS SOCIOCULTURALES CON REFERENCIA A LA


CONSTRUCCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS TENIENDO COMO
FUNDAMENTO QUE SON FIGURAS JURÍDICAS

Relaciones Interacción Derecho

Con los adultos Derecho a la crianza

Relación con Independencia-solidaridad y


Con sus padres
los demás cooperación entre iguales

Construcción de normas Autonomía

Derecho a la identidad
Identidad
y a la identidad de género

Relación Derecho al libredesarrollo


Autoestima
consigo mismo de la personalidad

Derecho a construir su mundo


Manejo corporal
de vida y de valores

Derecho al juego
Intereses por los objetos
y a la recreación

Relación Derecho a la formación,


Relaciones causales
con el mundo el saber y la educación

Representación de Derecho a construir consensos


realidad social sobre el mundo social

142
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

Esta comprensión de los derechos como realidades institucio-


nales formales debe ser completada con la comprensión de los dere-
chos como construcción ética.Y es, una vez más, Agnes Heller quien
nos da la mano. Partiendo del estudio de la teoría de las necesidades,
Heller nos da la pista que desarrolla Joaquín Flores Herrera.

Los IDEALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE PERSONA SOCIAL

Ahora bien, si el fundamento de la construcción de los derechos


humanos es la persona, tanto individuos como sociedades tienen un
ideal de persona respecto del cual se realizan los procesos de socializa-
ción y al mismo tiempo se realizan los reconocimientos jurídicos de los
derechos. Más aún, en este ideal es donde se conjugan el desconoci-
miento de los otros, la violación de los derechos, la discriminación y la
expedición de normas que, bajo el discurso del reconocimiento, des-
conocen la condición de persona, como sucede en las formulaciones
de la política pública acerca de los derechos de la mujer y la niñez.
Tener un sentido en la construcción o reconstrucción de la
persona, como persona social, remite a las preguntas: ¿qué persona
es la que se identifica en una perspectiva social?, o ¿cuál es el ideal de
persona social que se construye con dicha perspectiva?
Comencemos, siguiendo a Flores Herrera,con el reconocimien-
to de que la construcción de toda teoría - y la teoría de los derechos
humanos no escapa a ella-, parte de un doble compromiso:ontológico
(ser social) y axiológico (ideales de valor)10. Este compromiso a dos
bandas permite argumentar críticamente sobre el presente y el ser
social sin caer en añoranzas ni discriminaciones entre los valores que
se dan en el mundo contemporáneo. Este doble compromiso permi-
te deducir algunos ideales de valor que guían la acción humana y del
Estado, en tanto construcción humana:

PERSONA EN COMUNIDAD

De la persona que encuentra en sí misma,y en su entórnelas


posibilidades para el despliegue de todas las facultades materiales,
psíquicas y espirituales que le ofrece la evolución de la humanidad.
Esta persona-sociedad, es decir este ser social,que crea, que satisfa-
ce y produce necesidades, y que se realiza a medida que avanza el

10
Flores Herrera, Joaquín. Los Derechos Humanos en la Escueta de Budapest, p. 52.

143 |
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

grado de desarrollo material de su comunidad, constituiría el ideal


de lo bello. Es el espacio de la construcción de las formas, de las
estéticas. Ideal que nos pone en contacto con las exigencias
generalizables y universalizables de una comunidad dinámica en la
que todos tengan el mismo derecho a plasmar sus potencialidades y
a apropiarse efectivamente de sus capacidades.

PERSONA EN RELACIÓN DIRECTA CON LOS DEMÁS

De la persona que al entrar en relación directa con los demás


construye el ideal del bien. Es el espacio que surge de la dialéctica que
se establece entre las necesidades y los valores de la persona, de las
personas. Desde el ideal del bien se llega a consecuencias de gran im-
portancia para la fundamentación de los derechos humanos: en primer
lugar, no deben admitirse restricciones formales al reconocimiento de
las necesidades de todos aunque, eso sí, haya que establecer límites
éticos al proceso, excluyendo aquellas necesidades que tiendan al uso
del otro como un mero medio.Todas las necesidades deben ser reco-
nocidas institucionalmente, pues en una sociedad basada en estos pre-
supuestos no caben ya instancias absolutas de imputación de expecta-
tivas y aspiraciones expresadas pública y democráticamente.
Pero las necesidades por sí solas no sirven como base del con-
senso democrático fundado en determinados valores. Estos consti-
tuyen pautas orientadoras y dinamizadoras de las esferas social y ju-
rídica y, por tanto, no pueden ser medidos 'directamente' por
necesidades, aunque éstas sí puedan serlo a través de patrones de
valor; esta imbricación de las necesidades y de los valores es el pilar
básico para la construcción del consenso.

PERSONA EN DEMOCRACIA

Es el ideal de la verdad. Es el espacio de las construcciones


políticas, con ¡mpacto en las necesidades y valores de cada persona.
Con ello se cierra el círculo: lo bueno, lo bello y lo verdadero se
interrelacionan en el marco de una democracia institucionalizada,
como único parámetro jurídico-político donde cabría plantearse el
desarrollo de una hipotética comunidad ideal de comunicación. El
ideal de valor de la democracia institucionalizada necesita comple-
tarse con la consideración de la persona como ser social, es decir,
como sujeto sometido a un desarrollo histórico y a unas circuns-

144
NIÑEZ, SER SOCIAL V DESPLAZAMIENTO FORZADO

tancias que le vienen dadas de antemano y que debe asumir para


poder actuar racionalmente.
La democracia como ideal de valor marca la pauta para el
establecimiento de una educación eficaz a la hora de actuar en la
esfera de lo público; práctica que no es solo de valores sino tam-
bién instrumental.
Estos ideales de organización social de la persona, el bien, lo
bello y lo verdadero, son los que orientan la construcción de los
derechos, de ios derechos humanos y, en especial, de los derechos
de la mujer y de la niñez. Aquí, en esta síntesis, se concreta la cons-
trucción y reconstrucción de la familia como categoría de socializa-
ción, independientemente de su forma; aquí se concreta la cons-
trucción y reconstrucción de la sociedad y del Estado como formas
más amplias de socializacion.de realización y de materialización de
la vida personal.
Este ideal de persona que se construye como propósito y
acción comprometida de todos, incluida la acción del Estado, en
donde los derechos humanos tienen un lugar especial, nos lleva a
buscar cuál es ese lugar específico que tienen los derechos huma-
nos en esta construcción o reconstrucción de la persona. ¿Por qué
esas facultades del ser, que son los derechos humanos, tienen un
lugar especial en materia de la construcción de la persona en sus
ámbitos de las formas estéticas (lo bello), el consenso en las rela-
ciones individuales (lo bueno) y la construcción de la democracia
institucionalizada (la verdad)?
Es frente a este ideal de persona que se miden,y deben medir,
los reconocimientos jurídicos de los derechos humanos, en los ám-
bitos nacional e internacional, pero también es frente a él que se
miden los Estados y sus políticas públicas para garantizar los dere-
chos humanos de las personas.Y, por supuesto, también es el campo
de medición de la construcción del tejido social basado en los dere-
chos humanos o basado en factores instrumentarías como el cre-
cimiento económico, el capital humano y otros sentidos de las rela-
ciones entre personas.
Una persona, realiza cuatro actividades de conexión entre lo
individual y lo social en la construcción de su universo social e indi-
vidual. Las creencias, el sentido de organización con los otros, la
reproducción de sus condiciones y el intercambio con los demás,

145
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

son actividades permanentes de la persona en la construcción de


su yo social. En materia de derechos humanos, el desarrollo de es-
tas actividades vincula la dignidad humana" de manera que a cada
actividad corresponde la articulación de una forma específica en
que se expresa la dignidad humana.
La persona se construye como un ser integral, es decir, de-
sarrolla creencias que solamente pueden tener expresión individual y
social si son puestas en marcha articuladas a las formas de organiza-
ción, las reproducciones y los intercambios; no realiza intercambios
porque sí, sino porque tiene en su haber reproducciones, organiza-
ciones y creencias. Es en ese marco de la integralidad de la persona
que se produce la construcción individual y social de sus derechos.
Dicha articulación se expresa en el siguiente gráfico.

INTERACCIÓN SOCIAL DE LA PERSONA

Creencias
Intercambjí
En sí mismo y en los demás y
Los realija con los demás y
le permite crear la cultura en
con la^naturaleza en todos los
las relaciones sociales
ordenes

Reproducciones Organizacione
Son biolóqica^poiíticas, sociales, Por su carácter,gregario se organiza
culturales, según sus creencias en los ámbitos político, social.
económico, religioso, cultural
según sus creencias

Mientras que la persona realiza las articulaciones menciona-


das en desarrollo de sus actividades, el Estado se ve compelido a
diseñar y poner en ejecución ias políticas que le den consistencia a
los procesos de organización estatal, para lograr los satisfactores

1
Siguiendo a Angelo Papachinni, debemos decir que la dignidad humana es una categoría compuesta de elemen-
tos como el reconocimiento al ser persona, el reconocimiento del actuar y del participar, como dos elementos
separados, la libertad de construir su propio mundo de valores e ideas y el buen trato. Politeia, N° 7,
Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nadonal de Colombia. Bogotá, 19?1,

146
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

personales de estos procesos individuales. Es en este momento de


la aplicación de un modelo de corresponsabilidad, donde resulta cen-
tral que los gobernantes y el régimen político cuenten con la suficiente
autonomía para asegurar la creación de los medios e instrumentos que
faciliten la articulación de lo individual y lo social. El Estado debe poner
en marcha políticas como la política cultural en favor de los derechos
humanos, ia política de fortalecimiento de la democracia en la ejecu-
ción de los principios que aseguren los derechos políticos, la política
económica que permite ios derechos económicos, la política ambiental
que permite los derechos colectivos y las relaciones con la naturaleza,
y la política social que permite la construcción del entorno para el
ejercicio ue ios uerecnos uumanos.
Pues bien, en este proceso de crecimiento y desarrollo se
construyen los factores centrales de nuestra vida; comienza desde
la niñez y articula la construcción de'su mundo' de razones, valores,
creencias, reproducciones,organizaciones; es donde lo social emerge
como un factor de construcción interactivo, con posibilidad de
moldearse y transformarse. Ese es el hecho que produce el tejido
social que nos hace a cada uno, uno diverso a o t r o ; esta apreciación
no niega que muchos factores sociopolíticos diferentes llevan a la
formación de diversos mundos de vida.

EL DESPLAZAMIENTO FORZADO Y LA NEGACIÓN


DE IMAGINARIOS SOCIALES PACÍFICOS

C o m o tuve oportunidad de estudiarlo en el trabajo Texto y


contexto del maltrato infantil*2, realizado para el Instituto Colombia-
no de Bienestar Familiar, una de las características de la sociedad
moderna es la utilización de la fuerza en la mayoría de las acciones
cotidianas; desde la simple fuerza necesaria para abrir una puerta y
trascender a otros espacios a los cuales no tenemos acceso, ni vi-
sual ni objetivamente, hasta la fuerza necesaria para manifestar el
amor y la pasión, con los cuales estamos construyendo el mundo de
lo afectivo, que trasciende lo objetivo, para llevarnos a las construc-
ciones subjetivas. En la adquisición y, especialmente, en la utilización
de la fuerza se manifiesta en forma inmensa la desigualdad entre las
personas. Bien por un criterio objetivo, aunque no exclusivamente,

Maldonado G., Luis Fernando, Texto y contexto del maltrato infantil. Policopiado, ICBF. Santafé de
Bogotá, 1997.

147
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

según el cual una persona decide desarrollar la potencialidad de sus


músculos como expresión de su sentido de vida. Bien por un crite-
rio subjetivo, aunque no exclusivamente, según el cual una persona
decide que el fin de la imposición de sus valores amerita la utiliza-
ción de cualquier medio.
Mientras la fuerza aparece como un acto normal y necesario
para el desarrollo de la libertad personal, la violencia, es decir el uso
desmedido de la fuerza, es un acto anormal que niega ei desarrollo de
la libertad personal. El cambio de lo normal a lo anormal es el elemento
determinante que permite explicar las características y consecuencias
del maltrato, en general, y del maltrato infantil en particular.

LOS CONDICIONAMIENTOS SOCIALES


A LAS RELACIONES ENTRE PERSONAS

Al mismo tiempo, en las relaciones entre adultos y la niñez, o


entre la niñez mayor y la niñez menor, se configuran los procesos de
socialización infantil, que tienen múltiples manifestaciones y construc-
ciones. Una de las construcciones que más afecta el desarrollo infantil,
que la sociedad ha convertido en fundamental para la reproducción de
sus valores y tradiciones, es la construcción del concepto de autoridad.
¿Qué es la autoridad ? Partimos del hecho de que el amor se
define desde las relaciones del sujeto con sus fuentes de placer. Así,
la niña o el niño, desde los primeros meses de vida, amará las perso-
nas que se ocupan de él, es decir, a su madre o quien la sustituye. La
madre es quien le proporciona los alimentos, el calor, cuidado, amor,
o sea el placer.Todo lo agradable que le sucede al lactante y luego a
la niña o al niño pequeño, se lo atribuye a la madre, reforzando así el
lazo afectivo que existe entre ellos. El reverso de la medalla es que
en esta etapa t o d o descontento es vivido como procedente de la
madre, consentido por ella, a la que se considera todopoderosa. Las
frustraciones y disgustos son inevitables - e incluso convenientes en
la medida en que, dentro de ciertos límites,sustentan el proceso de
maduración- y dan lugar a una agresividad dirigida a la madre.
La posibilidad de perder a la madre, bien como construcción
imaginaria bien por destrucción cierta, origina tanto la culpabilidad
humana como el miedo a perder el amor del objeto, que se manifies-
ta en forma simple cuando la madre decide dejar solo y sin los recur-
sos uei amor a su vastago. i_a cuipauiíiuau tiene ongc

148
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

temor al abandono. Esta relación puede generar varias respuestas


por parte del adulto. Desde la omnipotencia, con la cual alimenta su
ego porque es el valor que le otorga el niño, hasta la intención de
crear el sentimiento de culpabilidad, multiplicando las frustraciones y
acrecentando la agresividad reaccional del niño o niña como sujeto.
O t r a posibilidad, que es común por la tradición, es que el
adulto se aproveche de la culpabilidad de la niña o del niño para
acostumbrarlo al sometimiento a los adultos, a la autoridad. Este
acondicionamiento tiene como consecuencia el "adiestramiento"
del niño sujeto para que se someta en forma permanente, ahora y
más tarde, al adulto, a los adultos, a aquellos que representan la
autoridad. El elemento condicionante será ante t o d o el chantaje del
amor, que puede ponerse en práctica desde muy temprano. La vo-
luntad propia expresada por el niño o la niña genera la desaproba-
ción del adulto haciéndole ver qué es lo que quiere. Así el infante,
antes de construir el lenguaje como medio de transmitir sus temo-
res y dudas, asimilará la pérdida o la sumisión del otro.
Este método psicoafectivo tradicional para construir la autori-
dad, desde los padres como adultos, basada en la explotación del
chantaje, niega en el niño la construcción natural de su autonomía. El
miedo de perder el amor de los adultos dejará una huella imborrable.
La arbitrariedad y la autoridad absoluta son la imagen de la autoridad
que se construye en ella o en él. Quien ejerce la autoridad es temido,
es reconocido como un personaje todopoderoso y el reflejo de ia
sumisión lleva al sujeto a una obediencia absoluta, so pena de desen-
cadenar la reacción y la culpabilidad, el temor al abandono.
El adulto, aunque no sepa las consecuencias que su actuación
tiene en la libertad de la formación personal, asume su comporta-
miento como el normal entre un adulto y un niño o niña. Esta es la
imagen que también incorporan los jóvenes respecto de los niños,y
los niños mayores respecto a los niños menores. La autoridad se
traslapa entre generaciones, bien porque los adultos delegan en los
jóvenes o en los niños mayores parte o momentos de autoridad, o
bien porque la racionalidad alcanzada por niños mayores o jóvenes
les permite repetir el comportamiento de los adultos y crear una
nueva fuente de autoridad.
La desigualdad en la que se basa la construcción de la autoridad
es lo que permite aventurar la hipótesis de que la autoridad tiene su

149
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

origen en el ejercicio de una violencia física o psicológica. Es decir,


que la desigualdad de hecho, biológica, o sea la desproporción exis-
tente entre los medios físicos del niño de corta edad que no dispone
por sí mismo de ia energía necesaria para satisfacer sus necesidades y
seguir con vida, y los medios de los que sí disponen el niño mayor, el
joven o el adulto.es el fundamento de la violencia. Infortunadamente
es el origen de la autoridad.
Esta autoridad construye un sentido de protección en la niñez
porque tiene el inmenso temor del "no te quiero más"; pero tam-
bién desarrolla su único mecanismo de defensa: la agresividad. C o m o
se puede generalizar desde la formulación de Alice Miiler13, mientras
más infantilizada o frustrada esté una persona a nivel afectivo, social o
político, más agresiva será; la niñez sometida a esta formación res-
ponderá permanentemente con la agresividad en las relaciones con
los demás y en su proceso de socialización. Pero este ciclo emerge
más adelante, como la culebra que se muerde la cola. La sociedad que
ha vivido esta situación la reproducirá en sus niñas y niños, los jóve-
nes lo harán con sus hermanos o la madre lo hará con sus hijos, hasta
llegar a reconocer que esta forma se complementa con la imagen de
la sociedad patriarcal en la que los hombres tienen la autoridad y
generan la sumisión en su pareja, compañera, o esposa. Simplemente,
está apelando a la formación de la autoridad infantil.
C o m o lo sostiene Manuel Palacios14, el fenómeno de la auto-
ridad no es más que la escuela mental de la desigualdad de fuerzas
entre el niño y los padres, los adultos; desigualdad explotada y per-
petuada por medio de un acondicionamiento que se funda, ante
todo, en la amenaza del cese del amor en caso de insumisión.

CONSECUENCIAS MORALES Y SOCIALES

La construcción de la autoridad basada en el chantaje amoro-


so tiene profundas consecuencias morales y sociales. Moralmente,
genera un marco reducido de la dignidad humana y de los derechos
humanos de la niñez.
El reconocimiento específico de los derechos humanos es un
hecho histórico respecto de la relación entre derecho y dignidad

13
Miiler, Alice, El drama del niño dotado.
Palacios Rojas, Manuel. Reflexiones sobre el afecto, ia autoridad y el maltrato en el niño y el adolescente

50
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

humana. El derecho, definido como facultad de la persona que es


originado por las necesidades y los valores,y reconocido en su carác-
ter histórico, delimita un marco especial respecto a la dignidad.
La dignidad humana exige una consideración de la persona
como ser, como razón de ser y como condensación de los dere-
chos. Esta síntesis permite reconocer algunas de las demandas y
exigencias implícitas que existen cuando se plantea la reivindica-
ción de la dignidad humana, tanto para los niños y niñas como para
los adultos, sean mujeres u hombres, que se pueden explicar-relatar
así, siguiendo a Angelo Papachinni15:

LA PERSONA COMO UN FIN

Cada persona, mujer u hombre, representa y tiene un valor


autónomo, que se desdobla en un "ser para nosotros", al tiempo
que posee un "fin en sí". Esta doble manifestación propicia una do-
ble consecuencia:
C o m o persona debe ser tratado y respetado, independien-
temente de las diferencias sociales, étnicas, costumbres, creencias,
formas de religión, nivel de desarrollo intelectual y moral.
C o m o persona social debe tratar y respetar a los demás (lo
social y el colectivo) mediante formas de reconocimiento, convi-
vencia, solidaridad, independientemente de las diferencias que ten-
ga con los demás.
Esta identificación de la dignidad adquiere expresión en torno a
la mujer. En primer lugar se trata de que sea reconocida como persona
en igualdad, equipotencia y autonomía, lo que se traduce en acciones
sociales y colectivas mediante las cuales puede y debe propiciar la or-
ganización autónoma de mujeres para fortalecer su empoderamiento.

E L TRATO HUMANO

Porque cada persona, mujer u hombre, merece su valoración


de acuerdo con su propia característica e historia, no puede conside-
rarse como aceptable el tratamiento al otro como cosa. Hay que
construir el trato con el otro, dejando de lado toda clase de conduc-
tas agresivas contra la vida y los bienes de los demás, y dejando de

Papachinni, Angelo, "Una reflexión sobre el derecho a la vida y a la dignidad humana desde la América
Latina", en Poiiteia, No, 7, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, abril de 1991. p. 39.
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

considerarlo como un instrumento a su servicio o un objeto valo-


rado por los bienes. Se cuestionan todas las formas degradantes que
la persona padece en el interior de la familia, en las relaciones con
los aparatos de poder y en las formas de producción de la moderna
sociedad de mercado. Reconocer un trato humano es aceptar que
cada exponente del género humano posee un valor intrínseco como
sujeto de libertad y autonomía, que es esa dignidad de orden supe-
rior, no cuantificable, que le compete a todo ser humano sin consi-
deración a las habilidades teóricas o prácticas que haya logrado de-
sarrollar, o de su utilidad para el desempeño de determinadas
funciones. Este elemento de la dignidad adquiere expresión en tor-
no a la mujer. En este caso se trata de que sea reconocida en todas
sus potencialidades, independientemente de sus condiciones y cir-
cunstancias económicas, en donde la libertad y la autonomía llevan a
suprimir de tajo la discriminación, la subordinación, la utilización.
Por supuesto que el trato humano no excluye la posibilidad
de tratos preferenciales por parte del o t r o o del Estado, por causa
de habilidades, virtudes y logros. Sin embargo, reconocida la dife-
rencia, todos tienen derecho a un respeto humano mínimo que, en
el marco de la subordinación a que ha sido sometida la mujer, ad-
quiere fuerza de preferencia o discriminación positiva. Tampoco
excluye el rechazo a toda subordinación de su vida y libertad a
exigencias generalizantes y colectivas que acallen la individualidad,
como la seguridad del Estado, el incremento del bienestar, la felici-
dad de la mayoría, la libertad del mercado.

CONSTRUIR LO SOCIAL Y COLECTIVO COLABORANDO CON LOS FINES


VITALES DE LOS DEMÁS Y RESPETANDO SU AUTONOMÍA

Luego de superado el reconocimiento de la individualidad


como el derecho a la soledad, en especial frente al Estado, lo que
generó el reconocimiento del derecho a la intimidad, ha surgido la
necesidad de vincular activamente el derecho individual y la cons-
trucción de lo colectivo, lo social, que no es posible sin la interacción
subjetiva. En este espacio surge la invitación a la solidaridad en la
búsqueda de los objetivos no antagónicos o excluyentes. Esta obli-
gación moral, en ocasiones normatizada jurídicamente, debe ser
asumida por la familia, la sociedad civil y el Estado; implica tomar en
serio la autonomía del sujeto-mujer respetando su derecho a ser y

152
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

a realizarse a su manera, por lo menos hasta que esa forma no


resulte incompatible con el igual derecho de los demás a realizar
sus planes de vida, y a desarrollar su autonomía.

ACTUAR Y RECONOCER QUE PARTICIPAR


ES UN ACTO DE PROFUNDA DIGNIDAD

Las tendencias de la socialización se basan, en la generalidad de


los casos, en reducirnos a sujetos pasivos. Las formas modernas de
acercarnos a ios demás están mediadas por la construcción de símbo-
los que convierten a las personas en lo que hacen y no en lo que son.
Es el caso de la libertad del mercado como regulador del todo social,
como la otra cara de! estatismo,tan cuestionable como la cara que dice
que el Estado lo es todo. Reconocer que las personas, mujeres y hom-
bres, somos seres autónomos, independientes, lleva a identificar las ac-
ciones que nos colocan como mayores de edad, y definir nuestro
actuar venciendo la inclinación natural a dejar que otros piensen o
decidan por nosotros. Este elemento demanda modificaciones en es-
pacios existentes o la construcción de espacios nuevos que abran la
puerta a la participación de la mujer, en igualdad de condiciones, en la
vida social, rechazando la subordinación a que hoy está sometida.

DERECHO A LA HONRA

La honra surgió como un derecho medieval, respecto del


cual eran titulares los altos miembros de los reinos. En un co-
mienzo se acompañó del derecho a la intimidad y fue derrotado
por éste, con la recuperación que hizo la burguesía de su derecho
a la soledad y a no ser interferida por el Estado. Hoy la honra se
debe identificar como el reconocimiento de la dignidad humana.
Una acción que se basa en la persona, que por el hecho de serlo
es merecedora del reconocimiento individual, y como partícipe
de la vida social, es merecedora del reconocimiento social y co-
lectivo. Este hecho demanda la eliminación de múltiples formas
lingüísticas sobre las cuales se ha construido la subordinación a la
mujer, desde la época del crecimiento y desarrollo como niña, pa-
sando por la época de la adolescencia y la juventud, e incluso en la
vida adulta. El derecho a la honra en la mujer tiene como funda-
mento que se trata de construir o reconstruir su rol como perso-
na. En el primer caso, integrando en las relaciones de los adultos

153
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

con la niñez la perspectiva de género en la época de la formación


de los roles y, en el segundo caso, reconstruyendo en adolescen-
tes, jóvenes y adultas su rol de igualdad en la individualidad, la
sociedad y el ser colectivo.
Estos elementos de la dignidad humana se construyen en el
mismo tiempo del desarrollo infantil y tienen como baluarte la dife-
renciación entre géneros, culturas, etnias y circuitos socioeconómicos.
Esta perspectiva de derechos permite que en la familia.y en todos los
espacios de socialización, se incorporen los fundamentos de la digni-
dad humana que no son otra cosa que el reconocimiento de la digni-
dad individual y, en especial, de la dignidad de la niñez y de la mujer.
El maltrato, visto como la acción humana dirigida contra otra
persona, soportada en la fuerza (que incluso puede llegar a la vio-
lencia), que se basa en una relación interpersonal de desigualdad,
afecta a la dignidad de la persona, sea niño, niña, joven, mujer u
hombre. Es una acción que se traduce en la violación de los dere-
chos de la persona, que fortalece el sentido de autoridad, la obe-
diencia y la sumisión.
Pero la consecuencia social más importante es que la reducción
moral de la persona y de sus derechos humanos, conduce a la forma-
ción de individuos no partícipes de la vida política nacional, es decir,
lleva a la formación de agentes sociales sumisos, obedientes frente al
Estado y que asumen la imagen del adulto chantajista. El maltrato redu-
ce en el individuo su construcción como persona autónoma.
C o m o se estudió en la Investigación "Estructura familiar, ni-
ñez y conflicto armado", realizada por Unijus para el Instituto C o -
lombiano de Bienestar Familiar, ICBF, "En las sociedades contempo-
ráneas -complejas, diversas, fragmentadas- la vinculación del individuo
a la sociedad se establece a través de algunas segmentaciones prin-
cipales: I. la familia, 2. la escuela, 3. la comunidad, 4. el grupo de
producción, 5. la vinculación profesional, 6. las asociaciones religio-
sas o recreativas y 7. los servicios sociales del Estado. En el análisis
de estas segmentaciones del individuo en la vida social, podemos
reconocer su condición de individuo arraigado, la distribución de
su tiempo, los beneficios que puede demandar del orden social, sus
obligaciones respecto del mismo, y sobre todo, permite saber quié-
nes son las personas que lo influyen y sobre las que ejerce su in-
fluencia, así como el alcance de la misma".

154
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

Los individuos en sociedad están vinculados mediante dos t i -


pos de conexiones principales: "a las colectividades porque de alguna
manera se es miembro de ellas y a los otros individuos por sus rela-
ciones sociales"16. De esta forma, agenciar por su conducto las unida-
des o grupos sociales que están vinculadas a él ayuda a constituir una
red personal, y una red social, formal y/o informal. Es decir,
existe un nivel mínimo o micro relacionado con el sistema de
relaciones cercanas al que podemos denominar interno o endógeno
por el carácter restringido de los vínculos que conforman la red indi-
vidual, en un solo ámbito de relaciones. De otra parte, existe un nivel
distinto caracterizado por un sistema de relaciones más amplio, me-
nos localizado más externo, que podemos denominar exóCTeno, ca-
racterizado porque su análisis implica la descripción de los vínculos
entre los sistemas microsociales de un individuo, puesto que un indi-
viduo pertenece a varios microsistemas al mismo tiempo17.
El tejido social, abierto o cerrado; el de las interacciones coti-
dianas; el de las relaciones de tránsito, o el de la sociedad entendida
como conjunto está conformado por una urdimbre de redes que
han sido clasificadas en tres grandes grupos separados, desde " l o
analítico", en los estudios anteriores 18 : redes de sociabilidad, com-
puestas por relaciones de vecindad, de amistad, o de parentesco;
redes de comunicación, compuestas por las relaciones que permi-
ten la circulación fluctuante de informaciones según las direcciones
propuestas por la interacción y el diálogo, y redes de transacción,
que implican la movilización de los recursos, la negociación, resolu-
ción de conflictos y la utilización de intermediarios. De la misma
manera, pueden ramificarse a partir de una persona como en el
caso de ciertas formas de parentesco, o de un grupo, como sería el
caso de las asociaciones veredales, barriales o comunitarias, confor-
mando así un sistema de relaciones sociales estructurado a nivel
micro, meso o macrosocial.

Las delimitaciones anteriores nos permiten entrelazar en un


análisis la interacción social -individual o colectiva- con nuestra ob-
servación empírica, para referirnos a la sociedad como a un tejido, es

Goffman, Erving. Relaciones en público: Microestudios del orden público. Alianza Editorial.
Trad. Fernando Santos Fontela. Madrid. 1979, p. 194.
Estructuro familiar, niñez y conflicto armado. Investigación Unijus. Santafé de Bogotá, I 997.
18
Ibidem.

155 i
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

decir, una red de redes, lo que constituye una perspectiva analítica


fundamental en esta investigación por cuanto contribuye al reconoci-
miento de los distintos contextos que el conflicto armado afecta con
su dinámica.

DESPLAZAMIENTO Y REDES SOCIALES

La estructuración y aplicación de estos conceptos en los con-


textos familiares, locales y regionales nos aproxima, en diferentes gra-
dos de profundidad, al problema del desplazamiento forzado, a sus
causas y sus consecuencias sociales. En esta dirección, se hace nece-
sario distinguir, en su reconstrucción, un tejido en el que se diferen-
cian las relaciones de comunicación -circuitos de información- socia-
bilidad -vecinos, amigos y parientes- y transacción - f o r m a s de
movilización de recursos-, puesto que pueden separarse o superpo-
nerse en una sola red. Pero esta actividad no se puede realizar única-
mente con la elaboración de genogramas, puesto que sólo conducen
al reconocimiento del conjunto de relaciones parentofiliales, desde
las que es posible visualizar sus cambios de composición, en una pers-
pectiva temporal.
Sólo es posible situar el desplazamiento como eje temporal y
significativo -antes, durante y después-, identificar los roles familia-
res y sus diversos cambios en el período estudiado, o re-construir
la red social -significativa- mediante el esclarecimiento de los siste-
mas de relaciones establecidas, a partir de la discriminación de sus
niveles de cohesión social, así: l°vínculos intrafamiliares, que inclu-
ye los amigos y vecinos más cercanos -nivel microsistémico-. 2 o Víncu-
los -extrafamiliares- interfamiliares y comunitarios, involucra los
amigos lejanos, las asociaciones profesionales, adscripciones políti-
cas, religiosas o recreativas -nivel mesosistémico-, y 3 o los vínculos
extracomunitarios, regionales, que involucra a la familia extensa, las
instituciones estatales, organismos internacionales, etc. -nivel ma-
crosistémico.
El uso del análisis sistémico de redes - e n los distintos niveles-
hace operativa la observación, examen y registro de las redes natu-
rales primarias, las redes de apoyo y acompañamiento, las redes de
instituciones que como actores benéficos o desfavorables partici-
pan del conflicto armado y los vínculos o aislamiento de los contex-
tos " t ó x i c o s " o "letales". Esta oersoectiva nos conduce a la explora-

156
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

d o n y entendimiento de las habilidades de socialización de los afec-


tados, orientada a facilitar su reincorporación posterior a nuevas
redes significativas.
El desplazamiento forzado es uno de los efectos del conflicto
armado; es posible conocer mejor la movilidad geográfica o social de
quienes son afectados, mediante el estudio de sus patrones de dis-
persión por medio del análisis de redes. La reconstrucción de sus
procesos por medio de diagramas de red y mapas antropogeográficos
ha devenido en el estudio de elementos conceptuales, roles y catego-
rías claves para el discernimiento de sus causas y consecuencias. Lo
anterior incluye los roles socioprofesionales, la propiedad territorial
y la pertenencia a organizaciones, grupos, entidades, agremiaciones e
instituciones del Estado.
En el plano geopolítico hemos discriminado a las regiones de
estudio en tres categorías distintas a partir de los objetivos de las
prácticas de guerra: territorios de control, territorios en disputa y
territorios de tránsito. En cuanto a la dinámica poblacional se consi-
deran zonas de expulsión, zonas de tránsito y zonas de recepción.
Éstas engloban las categorías utilizadas para diferenciar las distintas
etapas del desplazamiento, desde el plano de la intervención institu-
cional: etapa de riesgo,etapa de emergencia, etapa de reasentamiento
y - e n algunos casos- etapa de retorno.
En una perspectiva histórica han sido distinguidas las siguientes
categorías:zonas tradicionales, caracterizadas por un conflicto arma-
do crónico - o permanente- desde mucho tiempo atrás; zonas coyun-
turales, afectadas por operativos o acciones militares de carácter tran-
sitorio, y zonas de expansión en las que desde hace muy poco tiempo
se han iniciado las prácticas de guerra dirigidas al control militar o
político, con nuevas y diversas manifestaciones de violencia19.
Las zonas coyunturales y las zonas de expansión están relacio-
nadas con la presencia de nuevos frentes guerrilleros, los cultivos
ilícitos y la formación de nuevos grupos paramilitares. A estas catego-
rías es necesario sumar las zonas de reasentamiento de los desplaza-
dos, generalmente centros urbanos de más de cien mil habitantes y
las principales ciudades del país, y algunas zonas de refugio puesto

Albeiro Salazar y Jorge Rojas; "Colombianos en diáspora: los desplazados por la violencia". Defensoría
del Pueblo. En: Su Defensor. Año 2. N° 21, abril de 1995, pp, 7-11.

157
LUIS FERNANDO MALDONADO GUERRERO

que hay un pequeño porcentaje de desplazados que han cruzado las


fronteras hacia países vecinos como Ecuador,Venezuela y Panamá.
En esta dirección, es prioritario el análisis de la extensión cua-
litativa del t e r r i t o r i o y, enfáticamente, de las regiones estudiadas
puesto que una de las premisas fundamentales de los actores arma-
dos para el logro de sus fines es el imprescindible control territorial
de la zona y el consiguiente control militar de la población.
Las múltiples dimensiones que se entrelazan en el conflicto
armado y el desplazamiento nos llevan a ratificar la importancia de
la perspectiva de red utilizada para develar los mecanismos, las di-
námicas, los funcionamientos, los actores y escenarios del "conflic-
t o crónico social" en Colombia.
Según Graca Machel 20 , en 1995 había 30 conflictos armados
dentro de estados nacionales y entre facciones, producidos por
divisiones étnicas, religiosas o culturales de importancia en dife-
rentes partes del mundo. Estos conflictos destruyeron cultivos,
lugares de culto y escuelas sin que importaran los lugares sagra-
dos o protegidos ni tampoco los niños y niñas, ni sus familias y
comunidades. Según se desprende de este valioso informe, en la
última década murieron aproximadamente 2 millones de niños en
conflictos armados y cayeron gravemente heridos o mutilados 6
millones, muchos de ellos por causa de minas antipersonales o
"quiebrapatas". También manifiesta que una cifra mucho mayor
fue obligada a contemplar actos repugnantes de violencia o a par-
ticipar en ellos como combatientes.
De acuerdo con los datos preliminares del Censo Nacional
de 1993 realizado por el D A Ñ E , la población infantil menor de 18
años representa el 42.7 % del total de habitantes del país, cifra que
corresponde a 16 millones de personas aproximadamente. De es-
tos niños y jóvenes, el 4 1 % vive en la pobreza y el 15.3% en la
miseria (PAFI, I997) 21 . Según el investigador Edgar Ardila (1995),
las últimas cuatro generaciones han sido afectadas -directa o indi-
rectamente- por el conflicto armado. Hasta el primer semestre de

20
Grac,a Machel. Informe: Repercusiones de los conflictos armados sobre los niños. 1996. Unicef. A/51/306.
Español, p. 9.
:l
Plan Nacional de Acción a Favor de la Infancia. Consejería Presidencial para la Política Social. DNP Grupo
PAFI. Santafé de Bogotá. Febrero de 1997, p. ! I.
MlÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

1997 más de 530.000 colombianos menores de 18 años fueron


desplazados de sus sitios de residencia u origen 22 .
Actualmente, existe entre los investigadores sociales un con-
senso generalizado sobre los presupuestos necesarios para la ela-
boración de un concepto de niñez. Para efectos de la presente in-
vestigación, retomamos los que consideramos más útiles. A partir
de los fundamentos de la psicología y la normatividad internacional
se señala que la niñez y la adolescencia son las primeras etapas de la
especie humana; también que en estas etapas se construye el
psiquismo en una permanente interacción con " o t r o s " seres huma-
nos. Es un proceso de desarrollo y crecimiento bio-psico-social,
debido a la situación de indefensión, dependencia y vulnerabilidad
en que se encuentran niños y adolescentes, que reclama la obliga-
ción y responsabilidad del padre y la madre, lo mismo que de las
instituciones del Estado y el medio social.
Desde el plano de los Derechos Humanos se considera que
la población infantil son todos aquellos menores de 18 años, aun-
que la O I T diferencia los adolescentes: menores entre 15-18 años
de edad. Son personas en permanente construcción, al igual que los
adultos. N o se trata de su transformación en persona a través del
desarrollo como se creía hasta hace algún tiempo. "El problema cen-
tral de cualquier teoría del desarrollo [infantil] es dar cuenta de cómo
llegan los niños a convertirse en personas, esto es, en portadores de
las formas particulares y exclusivamente humanas de actuar y rela-
cionarse con el mundo" 23 .
Pensarlos como personas es reconocer su dignidad como suje-
tos poseedores de Derechos Humanos y en ningún caso desde el
ideal de adulto. Se trata de reconocer sus derechos a partir de las
posibles diferencias de edad, género, sexo y cultura en su propio be-
neficio. Este proceso que nos obliga a acercarnos a sus necesidades y
expectativas, tratando de entender qué es lo que requieren para vivir
dignamente y cuáles son las obligaciones del Estado, la sociedad y la
familia. En este sentido.se necesita ubicarlos en una dimensión com-
pleja, dinámica, cambiante y diversa de su identidad como ser huma-

Ardila Edgar. Infancia y conflicto armado. I 995, en Niñez y juventud, una mirada desde ¡a Universidad. Univer-
sidad Nacional de Colombia. Santafé de Bogotá. Citado en; Niños, niñas y adolescentes víctimas dei conficto
armado. En Lo niñez y sus derechos. Defensoría del Pueblo. Boletín No. 3, septiembre de 1997, pp. 8-11.
23
El desarrollo infantil, una conceptualización desde el ICBF. Bogotá, abril, 1990, p. I 2.

159
Luis FERNANDO MALDONADO GUERRERO

no, puesto que la vida es una permanente transformación de nuestra


relación con el mundo e interacciones con quienes nos rodean.
Ahora bien, para el análisis de la niñez en el conflicto armado
no se tendrán en cuenta los presupuestos de los enfoques teóricos
conductistas ni psicoanalíticos; se abordará también desde una pers-
pectiva sistémica. Aunque el primer enfoque sostiene que la conduc-
ta inadaptada es exclusivamente el resultado de reacciones ambien-
tales inadecuadas para el niño -afirmación que confirma la importancia
de la red social y los factores externos para el desarrollo de la niñez-
niega la información subjetiva que los menores pueden aportar.
C o m o lo hemos repetido constantemente, en nuestro enfo-
que teórico la familia opera de acuerdo con una estructura especí-
fica de valores que proveen las reglas de funcionamiento a partir de
un orden transaccional que comporta los factores internos y exter-
nos que la condicionan. Todos los miembros de la familia están
involucrados en la creación, mantenimiento y modificación de los
patrones de comportamiento. En este sentido los posibles proble-
mas de la niñez son tomados como un síntoma de las disfunciones
familiares, como un problema de relaciones y vínculos cuyo diag-
nóstico hace parte de una evaluación interactiva de toda la familia a
partir de los cambios en su dinámica, su composición y los proce-
sos de comunicación familiar24. Lo anterior, se justifica porque, de la
misma manera que la familia, los niños y niñas hacen parte de siste-
mas de relaciones a distintos niveles -micro, meso y macro- que se
ven afectados dramáticamente en la situación de desplazamiento.
Entonces, ubicar las necesidades y exigencias o determinar las
condiciones y garantías que necesitan los niños, niñas y adolescentes,
para lograr una vida digna y feliz, empieza por el final del conflicto
armado y del desplazamiento forzado. Pero cuando esto no es posi-
ble y la exacerbación de la guerra es cada vez mayor, se precisa del
registro y la observación del lugar que ocupan en este drama fatal y
del conocimiento profundo de sus causas y consecuencias.
De o t r o lado, y como es sabido de todos, en este contexto
muchos niños mueren como víctimas de ataques indiscriminados
contra la población civil; otros como parte de un genocidio calcula-

24
Tampoco se incluyen los enfoques psícodinámicos -el psicoanálisis para niños, la teoría de ia gestalt y la
terapia de juego centrada en la persona y no dirigida- que se centran exclusivamente en la interacción
comunicativa.

160
NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO FORZADO

do. Muchos otros niños y niñas sufren los efectos de la violencia


sexual o las múltiples privaciones propias del desplazamiento forza-
do que los expone al hambre y las enfermedades.
El desplazamiento tiene profundas repercusiones físicas y
emocionales en el desarrollo de los niños y aumenta su vulnerabili-
dad. Las necesidades de protección y asistencia de la niñez despla-
zada son semejantes a las de los refugiados en casi todos los aspec-
tos, pero su situación puede ser mucho peor porque, si bien los
refugiados se han apartado de la zona de guerra, las personas des-
plazadas generalmente permanecen en ella o están próximas a la
escena de los conflictos por lo que suelen ser desplazadas repeti-
das veces (Mache!, !996).
Como lo hemos repetido constantemente, dejar atrás sus bie-
nes simbólicos y propiedades, sus parientes, sus amigos, su entorno
familiar y las redes sociales establecidas, conducen a los miembros de la
familia a una pérdida de contexto. Aunque la decisión la tomen los
adultos, no se puede olvidar que los niños y niñas saben lo que está
sucediendo, que reconocen la incertidumbre y el temor de sus padres.
La mayoría de la población desplazada se ha visto amenazada
por ataques repentinos, bombardeos, francotiradores y minas terres-
tres; a menudo deben caminar o viajar muchos días con cantida-
dades limitadas de alimento. Estas circunstancias hacen que los ni-
ños que están desnutridos puedan contraer enfermedades y en
algunos casos, m o r i r (Machel, 1996).
Las condiciones de reasentamiento, sobre t o d o en campa-
mentos - c o m o está ocurriendo en diversas regiones del país-, no
son completamente seguras, especialmente para la niñez. Según
Machel, las poblaciones desplazadas son sociedades complejas que
corrientemente reproducen antiguas divisiones y luchas de poder.
Además, sus sistemas tradicionales de protección social "tropiezan
con limitaciones o se desintegran totalmente y suele haber altos
niveles de violencia, uso indebido de alcohol y de sustancias quími-
cas, peleas familiares y agresiones sexuales". Las mujeres y adoles-
centes adquieren un grado bastante alto de vulnerabilidad "y aun
los niños más jóvenes pueden quedar afectados si están presentes
cuando atacan a su madre o a su hermana" (Machel, 1996; 27-28).
Los factores que contribuyen con una alta tasa de mortalidad
infantil son el hacinamiento, la falta de alimentos y agua potable,

161
higiene muy deficiente y la falta de vivienda. Un problema grave para
la niñez desplazada es el acceso a los servicios básicos de salud y
enseñanza puesto que muchas de las familias, por el t e m o r y la des-
confianza que les produce el conflicto, no forman parte de los pro-
gramas vigentes del Estado o de las organizaciones no gubernamen-
tales, prosigue Machel. Aunque existan escuelas, los niños y niñas tal
vez no puedan matricularse porque carecen de la documentación
necesaria o porque no se consideran residentes de la zona o no
pueden pagar la matrícula. El sentimiento de exclusión y la falta de
protección, así como la lucha por la supervivencia, pueden integrar-
los a las filas de uno de los actores armados o convertirlos en niños
de la calle en las zonas marginales de centros urbanos del país.
El resultado final en la construcción de los tejidos sociales de
la niñez, no es otra cosa que un modelo como el siguiente:

DESARRAIGO SOCIAL DE LA NIÑEZ VÍCTIMA


DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO

Creencias
Intercar En sí mismo mas
Depredador social no en los demaS y crea
y z o n la naturaleza una cultura de La do
nación

^Reproducciones O r g a n i zac|x>n e s
Soporta4aspor la Para_gjercefla domi-
fuerza. La violencia y La nación y la violencia
imposición

162
COMENTARIOS

Flor Alba Romero

"DESPLAZADOS POR LA VIOLENCIA:


RUTAS PARA RECONSTRUIR LA IDENTIDAD"

Martha Nubla Bello

L a autora aborda el tema del desplazamiento desde los efectos


que tiene el fenómeno en la identidad colectiva e individual. Ade-
más de las pérdidas materiales, el desplazamiento destruye identida-
des colectivas: creencias, valores, prácticas, formas y estilos de vida.
El choque campo-ciudad cambia no sólo su cotidianidad sino sus
relaciones sociales, roles en la familia, comportamiento frente al tra-
bajo, la sexualidad, la religión.
Mientras la vida campesina tiene su forma particular de asumir
el trabajo, la familia, las relaciones de compadrazgo: hay comunidad
local, vida comunitaria con lazos de confianza solidaria, redes de apo-
yo, memoria colectiva y tradición religiosa; en la ciudad ia orientación
es individualista, la comunidad es diversa, plural y fragmentada.
Al entender que la identidad es una construcción social per-
manente, en la cual hay la posibilidad del auto-reconocimiento, el
desarrollo de la autonomía y que es un proceso humano de
interacción con el mundo que genera producción de sentido, en el
que se orientan y direccionan los comportamientos y las experien-
cias humanos, el desplazamiento se convierte en un evento traumá-
tico que pone en crisis la identidad individual y social de los despla-
zados.
La reconstrucción de la identidad no se da de igual forma en los
desplazados. Depende de varios aspectos: modalidad de ingreso a la

Antropóloga. Profesora del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, Universidad
Nacional de Colombia. (Docente en el área de Derechos Humanos),
FLOR ALBA ROMERO

ciudad, tipo de ciudad, tipo de barrio, grado de cohesión de la comuni-


dad y características propias de los desplazados.
En los éxodos masivos a cabeceras municipales y pequeñas
ciudades los grupos logran mantenerse como comunidad, con su
identidad y solidaridades y asumen colectivamente la pérdida. Aun-
que se altera la cotidianidad, se mantiene la idea del retorno o la
reubicación. La negociación de sus reivindicaciones, la reconstruc-
ción de sus proyectos de vida y la recuperación de la memoria, es
exitosa en la medida en que hay organización.
Los desplazamientos individuales y familiares hacia barrios
populares de ciudades intermedias y grandes ciudades, modalidad
más común, ocasionan un alto costo social y cultural: las comuni-
dades se desintegran, las relaciones sociales se rompen, la produc-
ción agrícola se acaba.
En la ciudad los desplazados pierden el reconocimiento social
que tenían antes y pasan a ser extraños,anónimos, con el agravante
de tener que soportar señalamientos y estigmas que los hace sentir
rabia, frustración e inseguridad.
Su identidad individual y colectiva entra en crisis: no sabe la
historia y procedencia de sus vecinos, al igual que ellos no saben la
de él; el desplazado pierde su identidad y construye relatos distin-
tos, de acuerdo con quien lo escucha; muchas veces, también pier-
den sus documentos de identidad y títulos de propiedad.
Esta nueva situación deteriora su autoestima. De proveedor
pasa a recibir ayudas de caridad, de propietario pasa a inquilino o
"arrimado". Su condición no le permite acceder al consumo citadino,
tiene mucha dificultad para estabilizarse económicamente. Los es-
tados de depresión y ansiedad comprometen seriamente la identi-
dad de los desplazados.
Con los otros próximos se altera también su identidad: se
modifica la posición y el estatus en el interior de la familia y en el
medio social. Los roles en el hogar cambian, se trastocan las relacio-
nes de poder, autoridad y jerarquía. Se imponen nuevas pautas afec-
tando los procesos de socialización.
La desestructuración-reconstrucción de la identidad depen-
de de la dimensión de la tragedia vivida, la destrucción del patrimo-
nio, las características de la red social y familiar y de las posibilida-
des en el nuevo medio.

164
En los desplazados se encuentra una ruptura dolorosa con el
pasado, una difícil apropiación del presente y un desaliento hacia el
futuro. Para lograr elaborar el duelo y asumir la reconstrucción de
su identidad y de sus vidas, los desplazados deben disponer de un
discurso que contextualice la situación, que explique las causas, ca-
racterísticas y dimensiones del conflicto armado interno, con el que
no se culpabilice, se reconozca como ciudadano sujeto de derechos
y con capacidades de gestionar ante el Estado.
La recuperación crítica del pasado, el reconocimiento y apro-
piación del entorno, la reconstrucción de los proyectos individuales
y colectivos son metas que los desplazados pueden alcanzar, con el
apoyo de entidades nacionales e internacionales, gubernamentales
y no gubernamentales y, por supuesto, con el acompañamiento que
desde las diferentes disciplinas de la academia se pueden alcanzar.
Las reflexiones de la profesora Bello, tienen la virtud de abordar
el tema de los desplazados de una manera distinta a las que ya se han
trabajado: el problema de la identidad individual y colectiva.Y en esa
lectura juiciosa, nos muestra cómo el fenómeno del desplazamiento
afecta de manera diferente a las familias y grupos. Esto permite inferir
que no se pueden dar generalizaciones y lo más importante: para un
programa de atención habrá que tener en cuenta las especificidades.
Además, la reconstrucción de los proyectos de vida, el poder asumir y
digerir los duelos y tener un futuro esperanzador, depende en gran
medida del acompañamiento que se les pueda dar a los desplazados.Y
esto va en contravía de las políticas estatales que contemplan el estatus
de desplazado para tres meses, como si en ese tiempo fuera posible
superar todas las dificultades y tener de nuevo una vida normal.
Tal análisis desde la óptica de la identidad nos convoca a plan-
tear una atención integral a los desplazados, en donde no sea sola-
mente la ayuda económica, la reubicación, que son muy importan-
tes, sino también la atención psicosocial, que como lo plantea la
profesora Bello, posibilitará la reconstrucción de la identidad con
un buen estado de salud mental. En esa medida, se logrará una ver-
dadera reconstrucción del tejido social y una superación psicoso-
cial del desplazamiento.

165
FLOR ALBA ROMERO

"EFECTOS POLÍTICOS Y CULTURALES DEL DESPLAZAMIENTO


POR CAUSA DE LA VIOLENCIA EN LAS RELACIONES INTERNAS
DE LA FAMILIA"
Zilia Daisy Ruiz

La autora señala que esta ponencia es el resultado del acom-


pañamiento que PEDES adelanta con las familias desplazadas de
Apartado y Mutatá que viven en el sur oriente de Bogotá, a partir
de historias de vida.
El desplazamiento afecta al individuo y la familia, en lo social,
lo económico, lo político y lo intelectual.
Los efectos psicosociales del desplazamiento son múltiples y
están por evaluarse; no conviene manejar el concepto de adaptabili-
dad simplemente;así, para reconstruir la red de relaciones sociales, el
proyecto de vida personal y familiar de las familias desplazadas, es
necesaria una atención individual, pero también familiar.
El trabajo con las familias se desarrolla en las dimensiones
política y cultural.
A nivel político se aborda el estudio de relaciones de autori-
dad en la familia (antes y después del desplazamiento) entre los
individuos, grupos y comunidades.
A nivel familiar, el desplazamiento cambia las condiciones de
vida y las relaciones de poder, amistad, etc. La mujer accede más
fácilmente al trabajo. Los desplazados no desean participar en pro-
cesos políticos sino en dinámicas de generación de ingresos.
En el ámbito cultural, hay cambios en la expresión verbal, en
el ritmo de vida y en la forma de asumir el tiempo y el espacio.
Conviene trabajar con las familias en co-gestión en proyectos
económicos y en la reconstrucción de redes sociales, promoviendo
procesos de toma de conciencia, en donde los desplazados son au-
tores con todas sus potencialidades.
En síntesis, el trabajo con las familias desplazadas debe partir del
reconocimiento del cambio traumático de sus vidas y de las posibilida-
des de las redes internas y externas, con miras a construir lo comunita-
rio y lo social, con una visión integral en donde la vida sea algo más que
subsistencia y las familias desplazadas tengan un real empoderamiento.
De nuevo la reflexión nos lleva a tener en cuenta a las familias
desplazadas como una unidad de trabajo en donde el acompaña-

166
miento psicosocial debe posibilitar que estos colombianos entien-
dan ei por qué de su situación y, lo más importante, se conviertan
en actores y constructores de su presente y futuro, en una actitud
muy participativa, como sujetos de derechos que son, posibilitando
la reconstrucción de las redes sociales que garanticen una vida en
comunicación, creación y solidaridad.

"NIÑEZ, SER SOCIAL Y DESPLAZAMIENTO F O R Z A D O "


Luis Fernando Maldonado

El profesor Maldonado hace un planteamiento que bien pue-


de aplicarse a cualquier grupo humano: el proceso de desarrollo y
la construcción ue sentido humano y ue convivencia ue ios n¡nos/as
se dan según las relaciones interpersonales. Y aquí hace una p r o -
puesta de asumir los Derechos Humanos no como categoría jurídi-
ca sino como propuesta ética de convivencia. Si bien es una posibi-
lidad válida, no se puede desconocer que los Derechos Humanos,
para llegar a ser norma jurídica, tuvieron que pasar por luchas his-
tóricas que significaron sacrificios en vidas, para finalmente lograr
un reconocimiento legal, en donde es el Estado el obligado a garan-
tizar los procesos socioculturales. En éstos la comunicación verbal,
y no verbal, la interacción y la construcción de normas, inciden di-
rectamente en la niñez y tendrían que estar alimentados por el
reconocimiento a la dignidad humana que contempla: la persona
como un fin, el t r a t o humano, la construcción de lo social, la partici-
pación y el derecho a la honra.
Si bien, estas premisas son muy importantes, el análisis queda
incompleto pues no contextualiza el problema: ¿Vivimos en un país
en el que se respeta el derecho fundamental, es decir, el derecho a
la vida? ¿Hay condiciones económicas para que las necesidades bá-
sicas sean satisfechas? ¿Los gobernantes cumplen eficientemente su
mandato constitucional? ¿Se vive en democracia?
Y aquí cabe recordar que las relaciones interpersonales no se
dan ajenas a los apuros económicos y a los problemas sociales que
hay que soportar a diario.
Colombia es un país fuertemente estratificado en donde la
distribución del ingreso es de las más inequitativas del mundo. Por
más voluntad y educación para la convivencia pacífica, esta situación
genera desigualdad y resentimiento.

167
Lo anterior no niega que culturalmente se hace urgente de-
sarrollar procesos educativos en donde haya ese reconocimiento
y respeto a la dignidad humana.
Y si la dignidad humana se construye, la tarea será no sólo de
todos los colombianos sino también desde el Estado que tiene el
monopolio del poder y de la fuerza. Es claro que, con un verdadero
Estado de derecho, la persona podrá fácilmente desarrollar sus fa-
cultades materiales, psíquicas y espirituales en comunidad, constru-
yendo el ideal del bien, los valores, el consenso, el ideal de verdad
como expresión de democracia.
Y aquí le cabe al Estado implementar realmente una política
de derechos humanos que fortalezca la democracia, reflejada en
una real vigencia de los derechos políticos, económicos, culturales.
Esto no significa que se deba aplazar la educación en dere-
chos humanos que.de hecho, se está desarrollando en el país desde
hace más o menos una década. Lo peligroso aquí es reducir el grave
problema de los derechos humanos y del Derecho Internacional
Humanitario, al campo de las relaciones interpersonales, descono-
ciendo aspectos políticos, económicos, sociales y culturales en don-
de no es igual la responsabilidad del Estado a la de cualquier ciuda-
dano.
En cuanto al desplazamiento forzado como negación de los
imaginarios sociales pacíficos, el autor señala certeramente cómo la
violencia y el uso desmedido de la fuerza niega las posibilidades
para estos niños y niñas, un desarrollo armónico e integral. Las re-
des de sociabilidad, vecindad,amistad y parentesco se afectan con el
desplazamiento forzado que genera una situación de riesgo, de
emergencia. Seguramente que la solución negociada del conflicto
armado interno, será la posibilidad de que cese la guerra, el atrope-
llo y la barbarie.
Ahora bien, en el campo personal y familiar se hace necesario,
desde ya, cambiar las relaciones de poder y maltrato, para propiciar
un ambiente democrático y de respeto al ser humano sin importar
su edad, género o raza.
CAPÍTULO
Impactos del desplazamiento:
una mirada de género y de generación
MUJERES EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO.
U N A EXPERIENCIA DE REINVENCIÓN SOCIAL,DESDE
LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN CONTEXTOS URBANOS

Haydi Duque

Ser desplazadas es quedar como pájara


cuando le cortan las alas...
pero somos habitantes de la vida
y constructoras de sonrisas
por eso volveremos a volar
a reír a creer que es posible
salir como el sol a conquistar
un verde amanecer.
Taller de Vida

L a palabra "desplazadas" designa una condición particular que mar-


ca la diferencia con otros tipos de migración: el desplazamiento
trae consigo una desestructuración de referentes socioeconómicos y
afectivos y la ruptura del tejido social a partir de un proceso expulsivo,
que deja a quienes lo sufren enfrentadas a la absoluta incertidumbre.
Las mujeres en situación de desplazamiento deben afrontar el
reto de reinventar en medio de la guerra, el dolor y el desarraigo;
han partido sólo con el tiquete de ¡da llevando como único equipa-
je los recuerdos y el dolor.de la mano los hijos que las miran a los
ojos esperando respuestas: ¿Qué reinventar? ¿Cómo construir? ¿Qué
sucederá en este lugar desconocido y jamás imaginado?
Mujeres en situación de desplazamiento, frente a la violencia
silenciosa y avasalladora donde la muerte, la desaparición, el posible
secuestro, las continuas masacres, el miedo, son reales y están pre-
sentes en la vida cotidiana, en los periódicos, en la televisión, en la
angustia de las personas cercanas. Se sienten vulnerables frente a
un "dragón" que se instaló en lo más íntimo de la cotidianidad.
Son mujeres provenientes de zonas rurales, de valles, montañas,
mesetas y riveras, que con sus hijos, han perdido el ejercicio de todos
sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
Psicopedagoga. Directora de Taller de Vida.
Haydi Duque

En Colombia tres de cada diez hogares desplazados tienen


jefatura femenina. Mujeres que deben afrontar la protección a sus
hijos, reproducir bienes para su subsistencia, dar afecto, procurar el
ingreso a la educación y buscar la atención en salud. Ellas deben
postergar sus duelos y dolores, mediar la relación en el nuevo espa-
cio, educar y en muchos casos, al sentirse habitada por la agresivi-
dad que expresa a sus hijos, culparse y llenarse de desesperanza.
Seis de cada diez personas desplazadas son mujeres.
Hablamos de niñas y mujeres jóvenes que aprenden a temprana
edad la experiencia del dolor compartido, a conocer el desarraigo cre-
ciendo en una ciudad desconocida, sin historia familiar y cultural, en
condiciones de marginalidad y pobreza. Crecerán señaladas, habitadas
por el miedo, sin referentes geográficos propios, en comunidades que
consideran ajenas. Niñas con responsabilidad y vivencias de adultas.
Mujeres que la violencia pretende constituir en voces silen-
ciosas y anónimas, el propósito de estos actos violentos es paralizar,
instaurar el miedo y la zozobra negando la posibilidad de opción y
decisión al romper todo su tejido social.

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
DESDE NUESTRA EXPERIENCIA

Mire yo nunca me imaginé esto, ¿vivir en Bogotá?


Ni en sueños, no que va mi calorcíto, la derrita, la gente
de uno, es que me pongo a pensar y no me explico
cómo es que llegué aquí sola con cuatro pelaos sin
trabajo, sin nada,
sin marido, sin casa.
Yo no sé por qué ¡a vida me está castigando.
Bueno, Dios sabrá...

La perspectiva de género en relación con el estudio e inter-


vención en fenómenos sociales, como el desplazamiento forzoso,
aborda la transmisión y construcción de patrones culturales como
pregunta constante por los mecanismos que posibilitan la repro-
ducción de roles de manera diferenciada en mujeres y hombres,
replanteando la forma de entender y abordar principios básicos de
la organización social, económica y política (Lamas, M. 1995).

174
MUJERES EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

La situación de desplazamiento forzoso plantea un escenario


social atravesado por un conjunto de situaciones complejas que im-
plican el cuestionamiento a los pilares sobre los cuales las mujeres
habían concebido su forma de existir, su identidad de género en la
medida en que se hace ineludible la adopción de nuevos roles en la
esfera pública, en la reconstrucción o construcción de redes sociales,
la generación de ingresos, la protección y responsabilidad por la fami-
lia. Desde ahí la mujer se ubica de una manera diferente frente al
poder que anteriormente se ejercía sobre ella, ahora es necesario
empoderarse frente a una situación emergente que la apremia.
La pedagogía de género con aportes del feminismo y de la
educación popular se constituye en una propuesta de educación
entre mujeres y creada por mujeres, "es una propuesta educativa
que parte por creer que la educación es una herramienta eficaz
para el cambio y que existe una forma específica de trabajar con
mujeres" (Pischedda, G. 1991, p. 3). Se basa en un trabajo colectivo
en el cual se intercambian y comparten experiencias a manera de
trabajo grupal y, desde allí, se reflexionan y analizan las condiciones
de las mujeres, la identidad femenina, los roles, las relaciones de
pareja, la sexualidad y la participación.
Desde la perspectiva de género, la jefatura de hogar femenina
es una construcción social dinámica y relativa, mediada por la valo-
ración y el reconocimiento de los demás en tres ámbitos: I) la per-
cepción de sí misma con respecto a su papel y posición frente a la
familia, 2) la visión del grupo familiar, no siempre homogénea, con-
cretada en hechos como el dinero aportado, la imposición de san-
ciones y premios, la toma de decisiones de t o d o orden y la vigencia
de una posición donde por naturaleza este papel es asignado al
hombre, 3) el medio social y público a partir de la identificación que
hacen las personas ajenas a la familia de las posiciones de los miem-
bros, en donde prima ese "deber ser" que le adjudicaba al hombre
la jefatura de hogar (Osorio, F. 1997).
En esta situación las mujeres desarraigadas se muestran más
recursivas para encontrar los medios de sobrevivencia,generalmente
informales, basados en la solidaridad y en la procura de reconstruir
redes sociales que brinden contención y protección.
El trabajo doméstico se constituye en la actividad de más fácil
acceso para generar ingresos en las mujeres ya que, con respecto

75
Haydi Duque

a las exigencias laborales la ciudad, las personas en situación de


desplazamiento tienen un precario nivel educativo y poco entrena-
miento en las labores para las cuales se pueden encontrar vacantes.
En este sentido, al acceder a algunos recursos económicos y esta-
blecer de manera más rápida y eficiente las relaciones extrahogar, la
mujer gana autoridad ya que esto facilita la reacomodación abrupta
a la vida agitada de las grandes ciudades (Osorio, F. 1997).

MUJERES EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO


U N A OPORTUNIDAD DE EMPODERAMIENTO

La mujer en situación de desplazamiento es al mismo tiempo la


más afectada en su identidad social y la menos preparada para enfren-
tar los cambios en un ambiente desconocido y hostil porque, general-
mente, en su niñez y adolescencia se encontraba aislada geográfica y
socialmente; los límites de su mundo eran señalados por su padre o
esposo de acuerdo con los planteamientos de Meertens (1995).
Sin embargo, en el caso de las mujeres jefes de hogar, la situación
de desplazamiento puede representar la reidentificación de sus poten-
cialidades, en tanto madre y mujer, optimizando en ellas y en sus hijos
recursos personales y procesos constructivos no sólo para el grupo
familiar y sus medios, sino para la comunidad de la cual forman parte. Las
capacidades de que dan cuenta muestran como construyen salidas orga-
nizadas a sus necesidades dentro de un ambiente de solidaridad que es
parte de ese caminar que empezó desde el momento mismo de su salida.

EL ENTRAMADO QUE EMERGE DESDE NUESTRA


EXPERIENCIA

"Fue una madrugada de horror, la gente empezó a correr y a


preguntar qué pasaba. Cada cual juntó a los suyos... el cielo se oscure-
ció con el humo de las bombas y del cielo llovían balas, los soldados
se bajaban de los helicópteros fumigando (disparando). En la selva y
en el monte hubo gente que quedó muerta, porque se desmayó, se
golpeó o se enfermó, pero no tuvo quien la auxiliara porque nadie
miraba para atrás. Nuestra peregrinación fue muy larga ..."

GENERACIÓN DE UNA HISTORIA COMÚN

Frente al desplazamiento como un hecho político se constru-


yen narrativas en ias que emergen las creencias y representaciones

176
MUJERES EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

sobre la violencia, la importancia de los contextos geográficos que


se han perdido y hasta las formas en que debe expresarse la perso-
na para solicitar apoyo.
Resignificar las narraciones de las familias, en especial la de la
mujer, es posibilitar la transformación del desarraigo al permitir que
se crezca en la búsqueda de mundos posibles y de encontrar nue-
vos sentidos a la vida.
Es ante la dimensión del hecho violento y el desarraigo, como
metáfora para entender el desplazamiento, que es preciso asumir postu-
ras que no se queden en narrar lo vivido y repetir las interminables
crónicas de dolor y denuncia desde el ámbito de los derechos humanos.
Desde nuestra experiencia con mujeres en situación de des-
plazamiento le apostamos a la oportunidad de crear espacios don-
de reinventar la historia de vida, desde un tiempo que nos señala el
pasado, el presente y que da rutas para el futuro; la experiencia nos
autoriza para hablar de los miedos, el dolor, las pérdidas, los en-
cuentros, desencuentros, la sexualidad, el mundo de la pareja, la
soledad, la responsabilidad. En un intento para que palabras anóni-
mas trasciendan a lo público para entrelazarse en la construcción
de una historia común desde donde dejar de ser desplazadas para
constituirse en mujeres en situación de desplazamiento, capaces de
empoderarse y construir ciudadanía plena a pesar de la violencia
social y política.
El construir una historia común permite identificar los problemas
similares, plantear gestiones conjuntas, visibilizar sus recursos persona-
les y construir redes de solidaridad y apoyo a pesar de las diferencias
culturales de origen, familiares, de intereses, laborales o educativas y
étnicas. La diversidad de historias va definiendo un problema común que
le da sentido a ese estar juntas sorteando dificultades y posibilidades.

EXPLORAR TODAS LAS VOCES


DESDE LA METÁFORA DE RED SOCIAL

Podemos señalar que las mujeres enfrentan la violencia políti-


ca teniendo como elemento fundamental la constitución de redes
sociales que permitan la socialización de la familia, el desarrollo de
factores psicosociales que aseguran la construcción de símbolos,
creencias, estabilidad emocional y la posibilidad de tener la seguri-
dad de ir dimensionando la individualidad de los miembros que cre-

177
Haydi Duque

cen de acuerdo con referentes socioculturales propios de la cultu-


ra de origen y una identidad que refleja la estructura familiar.
Los aspectos que a continuación se mencionan pretenden dar
cuenta de la experiencia que construimos en procesos de interven-
ción psicosocial desde el modelo de red social.

LA COMPAÑÍA SOCIAL

Se procura la realización de actividades colectivas, se busca


apoyo entre ellas para acudir a los sitios a solicitar ayuda de emer-
gencia, para identificar opciones de generación de ingresos, reco-
rrer la ciudad y el barrio, informarse de los sitios donde recibir
apoyo y hasta cuál es el t o n o y la postura que es preciso utilizar en
cada contexto.
Al contar a otra mujer lo que les ha sucedido ponen en juego
sus recursos personales, logrando así el enganche emocional y la
compañía física para buscar vivienda, cupo en las escuelas, vincular-
se a programas como el nuestro donde se asocian para desarrollar
labores productivas que les reportan ingresos.

EL APOYO EMOCIONAL

Es posible que en sus labores en conjunto surja un escenario de


intercambios que connotan una actitud emocional positiva, un clima de
comprensión, simpatía y de estímulo para las relaciones familiares y la
interacción más allá del contexto institucional.
N o podemos ignorar que hemos visto como cualquier res-
quemor o acto que se conciba como desleal de unas hacia otras
puede r o m p e r este clima de e n c u e n t r o , entonces surge el
desencuentro expresado en la reclamación, la descalificación, las
palabras de reproche hasta llegar a marginar y negarle la palabra y la
presencia física a la otra.

LA GUÍA COGNITIVA Y LOS C0NSE30S

Consideramos que las mujeres en situación de desplazamiento


que logran organizarse alrededor de propuestas institucionales como
la nuestra, en organizaciones de base o espacios colectivos de aten-
ción, consiguen compartir una información personal o social que les
permite aclarar expectativas, prever modelos de rol para diversos
escenarios y situaciones y construir mapas para movilizarse aten-

178
MUJERES EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

diendo acondiciones de riesgo o protección,que antes les han seña-


lado, y se constituyen en los referentes orientadores.

LA REGULACIÓN 0 CONTROL SOCIAL

Ellas se recuerdan y reafirman sus responsabilidades y roles;


establecen los límites para el grupo, en especial en lo relacionado
con las labores productivas de tipo asociativo y en cuanto a las
interacciones al interior de la institución.
De acuerdo con nuestra experiencia con las unidades pro-
ductivas de tipo artesanal es preciso establecer cuánto produce
cada una, cuánto ganarán, si el trabajo es conjunto qué tiempo les
implica y hacer que esto se respete. Si alguna necesita una ayuda
económica externa es conveniente que se discuta en el grupo y se
le conceda si, de acuerdo con la valoración de ellas mismas, su situa-
ción lo amerita. Transgredir estos acuerdos o no consultarlas pue-
de llevar al rompimiento del grupo, a que surjan expresiones hosti-
les hacia la mujer que fue beneficiaría y palabras de reproche y
descalificación hacia el trabajo de la institución.
Trabajar con mujeres en situación de desplazamiento es hacer un
tejido donde es necesario explicitar cuál es el sentido de cada hebra,
con qué propósito se entrelazan con otras, cuáles son las pérdidas y las
ganancias, qué sentido tienen las diferencias étnicas, culturales y familia-
res, hacia donde nos enrulamos y qué resultado espera la institución.

LA AYUDA MATERIAL Y LOS SERVICIOS

Para las mujeres es importante la colaboración específica, so-


bre la base del conocimiento de su situación, en el aspecto de ayuda
humanitaria, salud física y mental, orientación para la crianza de los
hijos y atención jurídica.
Desde nuestro quehacer creemos que las mujeres en situación
de desplazamiento privilegian los aspectos relacionados con la aten-
ción y protección de sus hijos, por su compromiso con el Centro de
Atención a Infantes que hemos conformado en Usme; donan con un
gran sentido de compromiso, un día de trabajo semanal, acuden a re-
uniones y talleres y su gratitud se expresa al referirse a la posibilidad
que tienen sus hijos de recibir alimentos de lunes a sábado ya que
cuentan con un espacio de protección,orientación, socialización y acom-
pañamiento a la vinculación escolar.

179
Es posible postergar su dolor o su hambre, pero no la de sus
hijos, atenderlos a ellos es beneficiarlas a ellas. Dar un abrazo a sus
hijos es la mejor caricia que pueden recibir las mujeres de parte
nuestra, reconocer los logros de sus hijos es ver cómo crecen sus
sueños y sus esperanzas y cómo surge una historia que da cuenta
de un futuro posible.

COMENTARIOS FINALES
Nuestra experiencia con mujeres en situación de desplazamien-
to en contextos urbanos nos ha llevado a considerar que es impor-
tante valorar los contextos locales, las relaciones personales, la con-
fianza en el otro, la posibilidad de participación en la planificación de
los programas institucionales que afectan su vida y se constituyen en
una dimensión importante y fundamental de su red social.
O t r o aspecto de este proceso es, como lo hemos señalado, la
construcción de una historia común, explorando todas las voces y
perspectivas de hombres y mujeres en situación de desplazamiento
y de los que participamos como equipo, recordando que quienes
hablan son personas y no organizaciones.

180
IMPACTO PSICOSOCIAL
DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES.
"CONSTRUYENDO EN COLOMBIA NUEVAS
FORMAS DE ESPERANZA"

Fernando Jiovani Arias M.


Sandra Ruiz Ceballos

"...si no hubiera sido por mí, mis padres


no hubieran tenido que salir de su casa
...no ve que querían llevarme con ellos?
Dijeron que si no me ¡levaban los mataban..."2

¿IMPACTO? N O . . . IMPACTOS...

H abría que empezar por reflexionar sobre las palabras ¡mpacto


psicosocial. La sola palabra impacto precisa una ruptura, un cam-
bio abrupto que produce efectos inmediatos y a largo plazo. Cuan-
do está unido a la palabra psicosocial, el ¡mpacto debe ser visto en
un espectro más amplio, desde lo sociocultural, como el rompi-
miento de redes sociales, canales regulares de comunicación intra y
extrafamiliar, cambios en el contexto, pérdidas y exposición a expe-
riencias extremas, entre otros; pero también implica permear con-
ceptos de identidad individual y colectiva que involucran diversos
aspectos emocionales que frecuentemente se muestran a través de
cambios en los comportamientos de jóvenes y niños.
O t r a manera de reflexionar alrededor de las palabras ¡mpacto
psicosocial tiene que ver con las consecuencias que, en lo emocional y
relacional, genera en los jóvenes y niños el conflicto armado, de ma-
nera general, y situaciones como el desplazamiento, de manera parti-
cular. Lo que predomina es la necesidad de mirar de manera integral
la situación de los jóvenes y niños. Por ejemplo, resulta útil, además de
identificar la situación emocional particular, tratar de entender cómo
las relaciones de ese niño o joven fueron modificadas, cómo es que
han cambiado sus maneras de relacionarse con sus padres, familias,

Médicos psicoterapeutas - Directores de la Fundación Dos Mundos.


Testimonio de un niño de I 0 años en Villavicencio (Meta).
F E R N A N D O ] . ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

escuelas, comunidad y contexto. Desde este punto de vista es nece-


sario un entendimiento integral del ¡mpacto psicosocial.
Con la visión de la integralidad también se asume una postura;
la Fundación Dos Mundos trata de ver el impacto psicosocial en los
jóvenes como un proceso. Usualmente, cuando se reflexiona sobre
el estado emocional de un niño o joven, de manera estática y rígida, se
hace una lectura del momento en el que se le atiende. Sin embargo,
como afirma Maturana, los seres humanos somos humanos en el len-
guaje y en la relación, lo que hace que haya movimiento en el tiempo
y en la interacción con el contexto en el que nos movemos.
Esta ponencia pretende mostrar integralmente el proceso so-
cio-emocional de los jóvenes con quienes trabaja la Fundación; esto
implica ver las emociones como expresiones dentro de un contex-
to y en el marco de las relaciones afectivamente relevantes para
ellos: Una visión psicosocial de los efectos que el desplazamiento
genera en nuestros niños y jóvenes, resulta una invitación a reflexio-
nar acerca de los alcances de este tipo de hecho violento en par-
ticular, pero también, más allá, los alcances de la guerra que le sirve
de trasfondo. Las observaciones y reflexiones que aquí se muestran
deben entenderse como expresiones del grupo familiar, por tanto,
de los niños y adultos alrededor del joven, pero para los efectos de
este propósito, destacamos de manera particular las de los jóvenes.

PROCESO DE LA SITUACIÓN PSICOSOCIAL EN JÓVENES


EXPUESTOS A LA SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO FORZADO

¿CÓMO VIVEN LOS JÓVENES EN ZONAS DE CONFLICTO EXPULSORAS?

Los familias
Los jóvenes en zonas de conflicto armado, que son las zonas
expulsoras de familias que deben huir para salvaguardar la vida, ge-
neralmente son parte de familias campesinas o de cabeceras muni-
cipales; han crecido en dinámicas colectivas mediadas por el trabajo
bien sea en el campeen oficios domésticos propios como la conse-
cución del agua, el ordeño, el cuido de animales entre otros, o en las
cabeceras municipales pequeñas donde las labores no difieren mu-
cho de las anteriores, pero donde se suma el desempeño en algunas
actividades comerciales menores.

182
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

La dinámica afectiva está dada por conversaciones y relaciones


alrededor de la cotidianidad en la que padres e hijos participan en la
preparación y ejecución de labores. La toma de decisiones está a cargo
del jefe cabeza de familia en aquellos casos donde hay padre y madre;
significativamente predomina la toma de decisiones por el hombre.
Los jóvenes, al igual que los niños, participan en la dinámica
familiar siendo una parte más del sistema; usualmente los límites se
marcan a través del golpe físico y el maltrato verbal, frente a estas
formas de expresión de autoridad predomina la obediencia. Los
jóvenes que ya han pasado por este proceso de formación, suelen
"seguir los pasos" de sus padres en las labores y proyecto de vida
(casamientos tempranos, conformación de hogar, responsabilidades
de mantenimiento de la familia, etc.). Unos cuantos se van en bús-
queda de otras formas de vida a municipios cercanos o ciudades
medias en las que, igualmente, terminan constituyendo familias de
manera temprana y asumiendo responsabilidades de sostenimiento
familiar. Presentan un sentido de obediencia frente a las decisiones
de sus padres, es infrecuente que se muestren rebeldes o contra-
dictorios en la etapa adolescencia como ocurre con los jóvenes de
los medios urbanos.
En general, en las familias campesinas y de municipios peque-
ños expulsores de familias en situación de desplazamiento, la di-
námica familiar transcurre con el cumplimiento de cada miembro de
la familia de su rol como madre cuidadora del hogar, padre provee-
dor e hijos que ayudan en las labores. Son vidas sencillas con proce-
sos colectivos básicos. Por ejemplo, la alimentación está fundamen-
talmente constituida por lo que el medio ofrece, no hay preocupación
por la variedad o formas diferentes de preparación. Se plantea un
proceso de acostumbramiento que resulta cómodo y que no gene-
ra malestar o preocupaciones adicionales.
El juego es o t r o ejemplo, las formas de diversión de los niños y
jóvenes están circunscritas al contexto, no hay búsqueda de recursos
extra para gastos en recreación porque el juego surge del medio, con
los miembros de la familia o animales.
Los niveles económicos en su mayoría son bajos, pero no hay
una percepción de las carencias; por el contrario, hay un reconoci-
miento de lo que se tiene y la vida no está puesta en el futuro sino
en el presente, en la cotidianidad, en la sobrevivencia no como una

183
FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

lucha sino como un resultado del trabajo, de lo que se hace. Por eso,
en lo emocional no hay expresiones enmarcadas en la tristeza, do-
lor o impotencia por las carencias, se encuentran las emociones
propias de las relaciones de pareja o familia que tienen preocupa-
ciones por el mañana inmediato.
La socialización
En cuanto a las dinámicas de socialización, la situación es dife-
rente para niños, jóvenes, hombres, mujeres y lugar de vivienda. En
aquellos casos en los cuales las familias se encuentran en zonas
rurales distantes, la socialización se realiza fundamentalmente en el
interior de la familia y con el medio ambiente, eso hace que existan
unas relaciones especialmente particulares con animales, árboles,
río, caminos, etc. En estos casos, cuando están en ambientes extra-
ños que no sean su contexto los jóvenes se muestran tímidos, inse-
guros, poco afables, con poca expresión verbal y afectiva, incómo-
dos y en ocasiones huraños.
En las áreas de municipios pequeños, los niños y jóvenes tienen
un proceso de socialización distinto porque comparten con mayor
frecuencia con otros pares y tienen acceso a algunos grados de for-
mación escolar. Son, entonces, jóvenes con mayor grado de expre-
sión, expresan timidez e inseguridad frente a extraños, es decir, per-
sonas que se muestran muy distintos a ellos, y tienen un mayor grado
de movilidad frente a su propio contexto pues la interacción con
otros les permite conocer otros espacios o dinámicas de relación.
Los jóvenes, por ejemplo,tienen posibilidad de compartir espa-
cios propios con sus pares en lo que hace a sus proyectos de vida. En
la mayoría de casos, dejan la escuela a nivel primario y sus espacios de
socialización están dados por el grupo con el que comparten expec-
tativas, miedos y planes para el futuro. El joven construye fuera de su
casa un ambiente compartido con otros jóvenes que dependiendo del
contexto los lleva a situaciones problema o, por el contrario, a poten-
ciar recursos y valores a favor del colectivo. Sin embargo, a nivel rural
o de municipios pequeños, los jóvenes no tienen una presencia mar-
cada dentro de la comunidad, no cumplen un rol colectivo de contra-
peso frente al de los adultos, a diferencia de las grandes ciudades
donde los jóvenes imponen modas, escandalizan, delinquen, etc.
Hay diferencia en cuanto al género en estas zonas. Las mujeres
niñas o adolescentes, por lo general tienen menor posibilidad de socia-

184
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

lización, menos acceso a la escolarización, mayor permanencia en sus


casas, menos posibilidad de espacios lúdicos o recreativos y poca posi-
bilidad de expresión de sus emociones, miedos y expectativas frente a
la vida. La timidez, inseguridad, poca expresión verbal, mirada baja, voz
queda, uso de frases cortas, posturas corporales de retraimiento, esca-
so autorreconocimiento y validación, entre otras, son algunas de las
expresiones emocionales más frecuentes entre las jóvenes de estas
zonas, cuando socializan con otras de su propio contexto y que se
expresan de manera más marcada cuando se comparte con extraños.
La Escuela
Para quienes tienen acceso a ella, la escuela se constituye en
un espacio de socialización con sus pares y con los adultos. La posi-
bilidad de compartir, competir, intercambiar, diferir, aceptar y cons-
truir procesos colectivos favorece que los jóvenes que asisten a
escuelas puedan confrontar su propio mundo (aislado en el caso de
los que viven prácticamente en el monte) con otros contextos, lo
que da una posibilidad de cambio en el actuar, pensar, sentir... al
socializar se construye el mundo para el joven.
La relación con el adulto en la escuela refuerza la postura de
autoridad desde el adulto; en algunos casos los límites siguen man-
teniéndose a través de la violencia o la amenaza; sin embargo es en
los maestros en quienes los niños y jóvenes reconocen con mayor
frecuencia la fuente de expresiones de afecto, bien porque los maes-
tros les escuchan, porque les expresan cariño a través del contacto
físico o porque algún gesto o reconocimiento público de sus logros
les realza su propia estima.
La mayoría de los niños y jóvenes recuerdan la escuela como
un espacio propio, de afecto, donde se compartía con otros y se
aprendía. Las emociones más frecuentes son de alegría,amistad, so-
lidaridad, compañerismo y sorpresa.
La escuela se constituye en el punto donde se amplía el con-
texto. La familia es el punto de partida, pero la escuela le enseña
que hay otros grupos humanos, otros problemas, otras situaciones,
otras cosas que despiertan curiosidad, deseo, envidia, rabia, gusto,
etc. Las emociones, por tanto, también encuentran en la escuela un
contexto más amplio; es allí donde el maestro juega un papel funda-
mental, potenciando y empoderando o, por el contrario, acrecen-
tando formas de ser basados en la baja autoestima y la incapacidad.

185
FERNANDOJ. ARIAS V SANDRA RUIZ CEBALLOS

Esta descripción de la forma de vida de niños y jóvenes de


nuestros campos y municipios pequeños, es superficial y general;
habría que hablar de las diferencias regionales en las costumbres
propias, tradiciones culturales, formas de ser, climas, variedad agríco-
la, la diversidad del medio y del trabajo, etc. Sin embargo, si quere-
mos mostrar el proceso que atraviesan los jóvenes que han sido
expuestos a situaciones de desplazamiento, resulta útil tener una
aproximación a su modo de vida previo a los actos violentos.

CUANDO LLEGA LA GUERRA... RELACIÓN CON EL CONFLICTO...

La fama los precede


Cuando ios actores del conflicto llegan a una región, hacen
un preámbulo marcado fundamentalmente por la expresión que
reza:"la fama los precede". Los horrores con los que se han pre-
sentado en zonas adyacentes hace que cuando llegan, ya exista
razón de ellos lo cual configura el primer elemento modificador
de las relaciones: el temor.
La gente siente temor de que llegue la guerra a su lugar de
vida que usualmente es considerado como "remanso de paz". Esto
también constituye un elemento para la reflexión: para la mayoría
de las personas el conflicto sólo existe cuando le toca en su entor-
no cercano o en el ámbito personal.
Cuanto los actores del conflicto entran a la zona t o d o cam-
bia; ahora las relaciones están mediadas por el miedo y la descon-
fianza que se constituyen en los elementos más importantes para la
ruptura de redes sociales.
Las dinámicas familiares están marcadas por el t e m o r a cola-
borar o no (de manera obligada o voluntaria), a quién y cómo ha-
cerlo; los espacios vitales se convierten en espacios de guerra que
son visitados por unos y otros en busca de apoyo real o tácito. Las
relaciones familiares, por ejemplo, están cada vez más circunscritas
a lo que se debe o no se debe hacer, a lo que se debe o no se debe
decir. Los juegos, las conversaciones, las experiencias, los deseos
están mediados por el conflicto. Por ello, la preocupación de los
padres frente a lo que digan sus hijos, lo cual establece un cambio
en la relación de padres a hijos, el control de con quién habla, a
dónde van, a quién vieron, qué dijeron, se constituye en una relación
familiar mediada por el miedo, en donde la consigna es la protección.
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

Los símbolos de la guerra


Los niños y jóvenes resultan ser la población más vulnerable a
los símbolos que la guerra trae consigo. Un hombre o mujer arma-
do induce, además de miedo, respeto y admiración; también es mues-
tra de poder, libertad y autonomía. En general, los actores del con-
flicto llegan a imponer su ley en las zonas, son jueces, verdugos y
moralizadores, deciden sobre la vida de las personas y las dinámicas
de relación. Así, por ejemplo, dan advertencias y matan a hombres
que tienen dos mujeres. Es decir, ei poder dado por las armas se
constituye en el símbolo, en el valor más importante para alcanzar.
Los jóvenes pueden verse seducidos por este "nuevo espejo que
traen otros conquistadores"...
En el seminario taller realizado este año por la Fundación
Dos Mundos y Save The Children, los jóvenes planteaban que el
amor también se ve atravesado por estos símbolos de la guerra. Las
jóvenes resultan frecuentemente enamoradas de combatientes (de
cualquier grupo) en quienes ven una forma de cambiar una vida
monótona y estática. ¿Cómo competir con eso? -decían los jóve-
nes- y es claro: un joven como el que se describió anteriormente,
¿qué posibilidad tiene de competir con un actor armado, jefe de
escuadra, con mando sobre otros hombres, con capacidad de deci-
dir si o t r o vive o no?
La socialización de los jóvenes cambia porque ya no está me-
diada por lo que es propio del contexto, ahora es fundamentalmente
atravesada por otras situaciones:
Por un lado, el miedo frente a los actores de la guerra. En los
casos en los que no se pierde la identidad y se mantiene el deseo de
seguir la vida de la"misma manera", la mayoría de las familias confor-
man un grupo que, por mantener esa identidad en muchas ocasiones
se ve obligado al desplazamiento como una forma de salvar la vida,
conservar su familia, evitar que sus hijos sean obligados a vincularse a
los grupos armados o para evitar que sean amenazados por no dar
un apoyo directo.
O t r a situación es la de aquellos que, seducidos por el brillo
del poder que da el arma, el mando, la guerra en general, desean ser
parte de ella, lo consideran un logro personal. En estos momentos
la ideología no constituye un elemento movilizador para los jóve-
nes, por eso, en ocasiones, es indiferente cuál sea el sector armado

187
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

en el que se va a participar. Sin embargo, hay una variable importan-


te aquí y es el hecho de la vinculación de niños y jóvenes que han
sido expuestos a formas de violencia como el asesinato de un miem-
bro déla familia, la desaparición, la presencia de alguna masacre, etc.
En estos casos el niño o joven crece con fuertes ¡deas de venganza
que les llevan a su vinculación, ahí sí definida, con el actor armado
contrario al que consideran su victimario.
La tercera situación la constituye la obligatoriedad de la vincu-
lación. Los actores armados usualmente reclutan a los jóvenes de
manera obligatoria, lo que constituye no sólo un desconocimiento y
violación al Derecho Internacional Humanitario, sino un acto éticamente
cuestionable que deja serios interrogantes sobre los fundamentos
que cualquier actor tenga frente a las razones de su conflicto.
Lo anterior ofrece una idea de cómo aun antes del desplaza-
miento forzado, en muchas ocasiones para evitar la vinculación a
los grupos armados, los jóvenes han estado sometidos a formas de
presión. La socialización se ve atravesada por el conflicto lo cual se
expresa desde lo emocional por sentimientos de confusión, miedo,
zozobra e inseguridad, pero a la vez, deseo de búsquedas, aventuras
y emociones diferentes que también la guerra puede ofrecer. Para
muchos jóvenes la seducción a vincularse a un grupo tiene que ver
con la supervivencia misma; para otros significa la consecución de
dinero "fácil", ya que los grupos armados ofrecen el pago de un
salario mensual que en otras circunstancias sería difícil de obtener
en su medio, o porque los niveles de formación no permitirían una
contratación laboral con ingresos similares.
Los juegos
Los juegos en que participan niños y jóvenes están ahora nu-
tridos por imágenes, contenidos y símbolos que observan en el día
a día. Por ello, el jugar a la guerra con granadas, fusiles, barricadas, no
es algo "anormal", es un medio de expresión de emociones, opinio-
nes y formas de ver el conflicto que no muestran de otra manera. El
juego también es la expresión de la relación con el medio, así socia-
lizan con el otro. En contextos mediados por el conflicto, el juego
es una manera de reforzarlo porque la presencia de los actores
armados se vuelve cotidiana. Así, por ejemplo, un maestro contaba
como al principio los niños eran temerosos, cuando veían hombres
armados se escondían y expresaban comportamientos mediados
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

por el miedo: no mirar, respirar rápidamente, sudar frío e incluso


llorar. Sin embargo, con el transcurso del tiempo y de la presencia
de estos actores armados los niños cada vez expresaban más tran-
quilidad frente a ellos, dejaron de esconderse, luego se acercaban,
tocaban las armas, jugaban a ser ellos.
¡Qué bien!, se podría decir, "se adaptaron", dejaron de tener
emociones desagradables ¿pero eso lo hace bueno? Por supuesto que
N O . Sí, éste es un punto de discusión que seguramente habrá que
darse. Uno de los actores armados dijo que no tenían niños sino com-
batientes y desde la lógica de la guerra es algo eventualmente posible
de entender, no así desde otras perspectivas. Así pues, jugar a la guerra
no es extraño en un país donde la guerra está por doquier. Lo que no
es normal es que la guerra se constituya en algo cotidiano, tan cotidia-
no que nos lleva a decir que jugar a la guerra no es anormal.

MOMENTO DE LAS DECISIONES... EL CAMBIO...

Cuando no se decide...
Cuando la situación se vuelve insostenible para las familias,
bien sea por la inminencia de perder a sus hijos, porque los asesina-
tos de los vecinos anuncian los propios, porque el miedo se acre-
cienta, porque las amenazas se vuelven directas, porque los rumo-
res toman fuerza, porque una masacre les hace participar de manera
violenta en un evento extremo, porque se les da un ultimátum o
por cualquiera otra de las múltiples causas por las que las familias
se ven expuestas al desplazamiento forzado, viene un momento de
confrontación en el que la balanza se inclina por el miedo y la nece-
sidad de buscar protección.
Es usual que quienes toman la decisión sean los adultos. Los
niños y los jóvenes,que también viven la situación,generalmente no
son consultados y si bien esto sigue la lógica de la relación que han
mantenido las familias, en el sitio de llegada esto tiene un significado
diferente pues los niños y jóvenes resienten no haber sido consul-
tados frente a la decisión de salir.
La situación emocional frente a la decisión de salida está me-
diada por distintos elementos que hemos mencionado en la ponen-
cia anterior y que tienen que ver con el hecho de si el desplaza-
miento es abrupto u organizado, si sale toda o parte de la familia, si
hay uno u o t r o tipo de hecho violento, etc. Sin embargo, el elemen-

!89
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

t o particular en la situación emocional de los jóvenes que se ven


forzados al desplazamiento tiene que ver con la decisión de salir
cuando el joven se quiere quedar. C o m o usualmente no son consul-
tados, su deseo de quedarse es mantenido en silencio con el efecto
directo, pero contenido, de la rabia, la inconformidad, la tristeza, el
dolor y la impotencia. Usualmente estas son emociones nuevas, ya
que hasta ahora habían mantenido con sus padres relaciones de
sometimiento y obediencia, sin desacuerdos trascendentes.
Es importante señalar que aunque estas emociones son muy
fuertes y están muy presentes en el momento del desplazamiento
en ningún caso son expresadas a sus padres ya que no hay un hábi-
t o de compartir sentimientos; recordemos lo que se dijo anterior-
mente acerca de cómo los diálogos entre familias están orientados
a la cotidianidad y lo que tiene que ver con el trabajo.
Escoger...cómo sería bueno poder escoger
O t r o elemento particular que también tiene que ver con el
poder de decisión está referido a los objetos que pueden o no
llevar. Frecuentemente la salida es abrupta y la posibilidad de trans-
portar cosas se hace difícil. Es muy poco usual que al niño o joven
se le dé la posibilidad de escoger lo que quiere o no llevar. Pareciera
que "este detalle" no tuviera mucha importancia frente a la grave-
dad de la situación del desplazamiento. Sin embargo, para ellos su
mundo tiene sentido en un contexto creado con sus pocas perte-
nencias; por eso para ellos éste, que pareciera un detalle intrascen-
dente, se puede convertir en un generador de significados dirigido
a las vivencias, duelos y sufrimientos a partir de las pérdidas.
Es distinta la manera de vivir la pérdida cuando el propio joven
escoge llevar determinado elemento. La escogeneia determina en gran
parte la emoción frente a lo que se deja. Por eso, cuando no hay esa
posibilidad resienten lo dejado con una significación mayor, por aquello
frente a lo que había más ligazón afectiva. Con frecuencia vemos que el
dolor está ligado, más que al mismo hecho violento (asesinato, masacre,
etc.), a las cosas de mayor interés afectivo que quedaron abandonadas.
Las despedidas
Este elemento tiene que ver con el anterior y no sólo es im-
portante para los niños o jóvenes sino también para los adultos.
Hemos construido socialmente a las despedidas como una
manera facilitadora de procesos de cambio; las hemos representa-

do
MPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

do en miles de símbolos como los funerales (cualquiera sea la reli-


gión), las fiestas, los regalos o, de manera mucho más simple, en la
cotidianidad, los hasta luego, el adiós, etc. Las despedidas concluyen
algo para permitir que comience o t r o momento distinto.
Cuando ocurre el desplazamiento no existe esta posibilidad,
porque no hay tiempo, ya que en un momento está la clave para salvar
la vida, pero también porque el miedo es tan abrumador que dejar
produce una sensación de alivio o también porque despedirse no
pareciera tener importancia frente a situaciones tan abrumadoras. Sin
embargo, es justamente el no despedirse lo que podría motivar el
sentimiento de abandono que muchos expresan posteriormente.
Los sentimientos de culpa
Para los jóvenes, quizá, el elemento que más peso emocional
tiene frente al momento de salir, de tomar la decisión de irse de su
hogar, tiene que ver con el hecho de si la decisión fue tomada para
protegerlos de su inminente vinculación a las filas armadas.
Sumado a los elementos anteriores, el hecho de que la familia
se vea obligada al desplazamiento para protegerlo hace que el joven
asuma, de manera inmediata, sentimientos de culpa y responsabili-
dad. El dolor de las pérdidas, el abandono, la imposibilidad de la
escogeneia, el fraccionamiento de la familia, el desarraigo, las caren-
cias materiales, es decir, todo lo que se derive del desplazamiento,
son asumidos como una responsabilidad personal.
La manera como los jóvenes construyen culpas que surgen de una
lectura del desplazamiento por fuera del marco del conflicto y lo vuelven
personal parece inverosímil. Ellos piensan que si no existieran sus padres
no necesariamente hubieran tenido que salir. Esta situación vivida así por
los niños y los jóvenes nos invita a reflexionar sobre el impacto de la guerra.
¿Cómo un joven de pocos años puede cambiar su sentido de vida,sea cual
fuere, desde el más elaborado hasta el más precario, en medio del sentir
que les genera la idea de que de no existir no habría desplazamiento?
La culpa, entonces, es una emoción en los jóvenes que define
en mucho las relaciones que construyen. Por un lado, frente a sus
padres los hijos puntúan desde una postura de desventaja, de pérdi-
da, de vergüenza; pero también los padres, cuando la situación, so-
bre todo económica, se vuelve difícil, vuelcan su rabia e impotencia
frente a los hijos haciendo reclamos de este tipo:"por su culpa nos
tocó salir". Es así como relaciones familiares construidas desde la

191
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

culpa impiden expresiones afectivas, de diálogo, de construcción de


planes comunes.
Los jóvenes cada vez sienten más culpa que seguarda.se calla,
se contiene y esto hace que también la rabia y el deseo de venganza
encuentren un lugar de cultivo para acrecentarse e "hibernar" has-
ta el momento en que puedan salir. Esta reflexión podría ser parte
de una hipótesis acerca de por qué en los sitios de llegada los jóve-
nes pueden terminar en acciones delictivas o de vinculación a gru-
pos armados, que también en estos lugares están cooptándolos o
que terminen en consumo de droga, alcohol, etc.

EL DESPLAZAMIENTO... OTRA PARTE DEL PROCESO

Llegando a un "Nuevo M u n d o " . . .


Los jóvenes refieren que cuando llegan a los nuevos sitios se
sienten extraños, descubren un mundo que los maravilla, pero que
al mismo tiempo, los asusta. Es general la opinión de que al comien-
zo se sorprenden por lo que ven: la gente, la moda, las calles, semá-
foros..., pero que ésta resulta una sensación poco durable porque
la inminencia de la realidad a que se exponen es más fuerte. N o
contar con un sitio de albergue, comida y un lugar propio los hace
sentir intrusos. Es este el momento en el que comienza el choque
de contextos que pudiera ser menos traumático para todos si hu-
biese un proceso facilitador del cambio. Sin embargo, como no lo
hay, es necesario asumir de manera "obligada" el cambio.
Los jóvenes expresan de manera diferente su sentir en estos
primeros momentos. Los niños se mantienen más cerca de sus pa-
dres y, con el paso de los días, logran acercarse, tímidamente, a otros
niños para quienes no es difícil incluirlos en las dinámicas de juegos y
relaciones del barrio. Los jóvenes, sin embargo, refieren su sentir liga-
do a una sensación de impotencia y desigualdad; se sienten en des-
ventaja en relación con los demás, son objeto de miradas y comen-
tarios de los otros y, en los primeros momentos, no se atreven a so-
cializar. Por el contrario, hay temor a salir, perderse, acercarse a
otros; se encierran en un mundo propio que inicialmente los lleva a
aislarse y centrarse en los sentimientos de dolor, culpa y rabia.
En la medida en que el tiempo pasa los jóvenes y niños viven
una dinámica distinta a la inicial. Los niños, a pesar de que han logra-
do socializar con otros, empiezan a notar las diferencias en la forma

192
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

de vida y a extrañar la comida, su contexto, sus pérdidas. Esto coin-


cide con cambios familiares que describiremos más adelante y que
hacen que el niño entre en un período de mayor tristeza y desespe-
ranza. El joven, por el contrario, se aventura a socializar, pero con un
continuo sentimiento de desigualdad. Sentirse menos que los otros
jóvenes le obliga a competir por ser como los demás;cambian valo-
res, formas de pensar, de vestir, se involucran en expectativas que
no les son propias. Este proceso de cambio aporta más elementos
para lo que sucede a nivel familiar.
Un joven en Villavicencio decía en un momento: "es como si
hubiera tenido que dejar de ser yo, para ser o t r o y ser aceptado".
Es poco usual que los jóvenes reflexionen sobre ese proceso de
cambio; la mayoría de veces el cambio se da sin que el joven lo note;
las emociones que lo acompañan resultan confusas y por lo general
se expresan en enojo, desesperanza, deseos de venganza, tristeza
profunda, impotencia, miedo y soledad.
Este es el momento en el que los grupos armados, que tam-
bién están en las zonas receptoras, tienen una mayor posibilidad de
vinculación voluntaria de jóvenes a sus filas.También es el momento
en que los jóvenes están más expuestos a posibilidades de riesgo
como el alcohol, la droga, la prostitución, etc. Si bien, éstos son ries-
gos que corren por igual los jóvenes en situación de desplazamien-
t o y los que no lo están, la diferencia es que el joven que ha crecido
en su propio contexto tiene elementos para diferir, escoger,criticar,
oponerse y crear frente a ese contexto que ya conoce y maneja.
Los jóvenes en situación de desplazamiento no. Sus valores, expec-
tativas y elementos de formación son distintos, como lo veíamos
antes y por ello no tienen mucha capacidad de resistencia, de opi-
nión, crítica o cambio de ese medio.
Cambios en la familia
Cuando se llega a un nuevo sitio, la familia está expuesta a
situaciones desconocidas para todos (la necesidad de conseguir
sumas de dinero que permitan comprar el alimento, pagar un arrien-
do, servicios). Un joven en Popayán decía:"ahora hay que comprar
la fruta, por eso ya no comemos fruta, allá la fruta estaba por todas
partes y sólo la comíamos cuando queríamos", y esta expresión
sirve de ejemplo de los cambios que sufren las familias a este nivel.
El impacto en lo emocional resulta severo si se tiene en cuenta que

193
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

frente a esta realidad tan abrumadora las pocas opciones están da-
das por los organismos de ayuda humanitaria que, si bien alivian la
necesidad, la mayoría de veces, generan en las personas sentimientos
de desvalorización e impotencia; se sienten descalificados porque
no ganan su sustento con su propio trabajo.
En la medida que el tiempo transcurre los adultos entran en
dos dinámicas. Por una parte, dirigen sus esfuerzos a la consecución
de recursos, es así como la mujer que no había trabajado nunca
ahora debe salir a desempeñar oficios domésticos que son los que
tienen demanda, eso hace que ella no esté físicamente en el hogar.
Por otra, cambiar el rol de la mamá, determina cambios seve-
ros en las relaciones familiares; para el padre, que hasta ese mo-
mento era la cabeza de la familia y quien tomaba las decisiones,
resulta difícil ser mantenido por su mujer y retraerse a permanecer
en casa. La mujer, por el contrario, va logrando un mayor empode-
ramiento, ahora es la proveedora, lo que también determina una
postura diferente frente a su esposo. Si el hombre no consigue tra-
bajo se amilana, pierde poder y protagonismo entre su grupo fami-
liar y se siente descalificado, no sólo como persona, sino como hom-
bre que no puede mantener a su familia. Esta situación lo lleva a
tener sentimientos de rabia e impotencia pero sobre t o d o de tris-
teza, que es manifestada en situaciones físicas como el cansancio, el
sueño permanente, la pereza y el aislamiento.
El no tener a la madre en casa y compartir con un padre
aislado en su propio dolor, lleva a los niños a sentirse abandonados
en un nuevo contexto en el que sólo pueden socializar en la calle.
Este es un cambio marcado sobre t o d o si recordamos que la socia-
lización en sus lugares de origen estaba fundamentalmente desem-
peñada por la familia.
La situación emocional de los adultos está determinada no
sólo por las variables que se han mencionado, sino también por
otras como en el caso de mujeres viudas, familias que han salido
parcialmente, la vivencia de los propios hechos violentos, etc. Esta
situación hace que los mismos adultos estén involucrados en diná-
micas emocionales atravesadas por el dolor, la rabia, la tristeza, la
frustración, las pérdidas y la añoranza, entre otros, t o d o lo cual les
dificulta atender emodonalmente a los niños y los jóvenes. Los adul-
tos continúan con una preocupación marcada por satisfacer las

194
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

necesidades básicas de la familia, comida, ropa, cama fundamental-


mente, pero no por construir espacios de socialización, diálogo o
expresiones de afecto hacia los hijos.
N o hay expresiones de afecto porque, además del estado emo-
cional del adulto, no es una necesidad identificada ya que en sus
lugares de origen no existía una reflexión frente a esta necesidad; el
compartir y vivir como lo hacían suplía las necesidades afectivo-
emocionales de los niños. El nuevo sitio de llegada y el proceso al
que han sido expuestos los niños y jóvenes exige una mayor aten-
ción de los adultos, demanda tiempo, afecto y dedicación; pero en
muchas ocasiones la respuesta a esta solicitud es el maltrato físico.
En general, el maltrato hacia los hijos aumenta en las familias en
situación de desplazamiento, porque la realidad a la que se encuentran
expuestas hace que los adultos sean más irritables, intolerantes y me-
nos perceptivos a las necesidades afectivas de sus hijos, pero también,
porque éstos van aprendiendo con la socialización de la calle a cons-
truir nuevas demandas, en distintos niveles (económicos, afectivos, de
independencia), que se expresan en pedir cosas materiales que ahora
ven y antes ni siquiera sabían que existían, o de tiempo de los padres, o
de libertad para la calle, o de desobediencia, etc. Esta situación hace
sentir a los padres más frustrados e impotentes y Íes lleva a imponer
límites a los hijos de maneras violentas y muy poco formativas porque
no saben cómo hacerlo. Es como si el nuevo lugar también les deman-
dara una manera distinta de ser padres que ellos no conocen.
En lo que hace a los jóvenes, el cambio de la dinámica familiar
y de su propio rol resulta una situación difícil de sobrellevar, distinta
para el hombre y la mujer. En el caso de los jóvenes hombres, cam-
bia el rol de un joven proveedor, productivo y parte de la familia
como miembro útil y de soporte, al de un joven que lucha por ser
aceptado socialmente, pero que deja de ser productivo en el inte-
rior de la familia, porque el medio al que llegan no ofrece trabajo para
ellos y las ayudas de tipo humanitario aún no contemplan proyectos
productivos ni recreativos para los jóvenes. Eso hace que vivencien
experiencias emocionales similares a las del padre: impotencia, des-
calificación, pobre estima y aislamiento.
Las mujeres jóvenes que en sus sitios de origen eran soporte
para la madre, también ahora, como los jóvenes varones, deben cam-
biar su rol. En ocasiones salen a trabajar en oficios domésticos, convir-

195
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

tiéndese en proveedoras y por tanto con más voz en el hogar, lo que


constituye motivo de riñas y desacuerdo con hermanos y padres. Las
jóvenes que no salen a trabajar, lo hacen en su hogar. Suplen en todo a
su madre en las labores del hogar. Pasan de ser hijas a ser "esposas,
madres, mujeres adultas", que deben responder por la dinámica familiar.
Desde lo emocional, ellas expresan su confusión por el cam-
bio, pero sobre todo su malestar " p o r no poder vivir su propia
vida" - c o m o decía una joven en un taller-. Lo que más frecuente-
mente sucede es que el cansancio, pero también los pocos elemen-
tos con los que cuentan para enfrentarse al nuevo contexto, las
lleva a involucrarse rápidamente en relaciones afectivas que gene-
ran embarazos precoces que, en el "mejor de los casos", les hace
iniciar una vida de pareja para la que no estaban preparadas y que
asumen de manera pasiva y sacrificada. En otros casos, cuando el
embarazo no es asumido por el padre, deben asumirlo los abuelos,
lo que incrementa los problemas a nivel familiar.
Para la Fundación Dos Mundos también desde lo afectivo los
jóvenes son la población más vulnerable ya que, además de las cul-
pas y otras emociones que hemos mencionado anteriormente, sus
padres no les prestan mucha atención, consideran "una carga" de la
que esperan "deshacerse" pronto o, por el contrario, ponen dema-
siadas expectativas en ellos para que ayuden a resolver la situación
familiar, pero como el joven no tiene opciones para ello, los padres
se "frustran" frente a la "inutilidad" de sus hijos adolescentes. Re-
sulta paradójico el cambio de mirada de los padres hacia sus hijos a
raíz del desplazamiento. En el campo, los hijos jóvenes son una ayu-
da y orgullo para sus padres, en la ciudad una "carga". Para las orga-
nizaciones de ayuda externa también es lógico que los jóvenes de-
ban ayudar a sus padres lo que puede reforzar el rótulo de "carga".
Esta última reflexión, resulta de gran importancia porque
muestra los efectos profundos del desplazamiento en el interior de
las familias. Producir un cambio en la mirada, pero más aún, en el
sentir de los padres hacía sus hijos es una exigencia no sólo para las
familias que se desplazan sino para el colectivo social en el que la
guerra desborda las relaciones y los afectos construidos en familia y
rompe tejidos sociales y familiares en función del conflicto. Porque
así, ¿qué tan difícil es para un joven irse a combatir?, ¿qué soporte
afectivo se lo impediría?

196
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

La escuela, otro elemento que cuenta


En los nuevos sitios de llegada un gran número de niños y jóve-
nes no tienen acceso a la educación porque no hay cupos, la mayoría
de veces, o porque aun cuando les recibieran, los padres no tienen
recursos para dar lo mínimo que requieren los niños para estudiar.
El no tener acceso a la escuela y los cambios profundos en las
dinámicas familiares, hacen que los niños y jóvenes estén más expues-
tos a la socialización en la calle, con lo que la calle les puede ofrecer, lo
bueno y lo no tan bueno. La calle, en el entorno comunitario, puede
ser favorecedora si se trata de una comunidad que acoge a las familias
en situación de desplazamiento y les ayuda en el proceso de construc-
ción de la nueva vida. Es así, como hay vecinas que cuidan a los niños
de otras mujeres mientras éstas salen a trabajar, o hay hombres que se
constituyen en figuras paternas que dinamizan posibilidades de diálo-
go y afectos. Sin embargo, estos casos son excepcionales, lo que pre-
domina es un ambiente hostil en el que la comunidad receptora se
muestra recelosa y desconfiada con los recién llegados, empeorando
así las condiciones de socialización para grandes y pequeños.
Aquellos que tienen acceso a la educación están expuestos a
varias situaciones: por un lado, a llegar a un ambiente nuevo, muchas
veces con un trayecto de año escolar avanzado que los ubica en un
nivel de inferioridad con el resto del curso. Por o t r o lado, a un
proceso de estigmatización de manera casi automática por parte de
los maestros y los otros estudiantes. Desde el lenguaje se comien-
zan a construir dos tipos de niños y jóvenes en las escuelas que les
reciben: los "desplazados" y los que no lo son. Esta rotulación tiene
un efecto muy grande desde lo emocional.
¿Qué significa en la escuela ser un joven desplazado? Significa
que no se pertenece a ese lugar, desde este punto, ya se está
remarcando una diferencia de pertenencia. Significa, además, que
viene de un lugar de conflicto y eso le marca de manera inmediata
como un joven violento. Desde la experiencia de trabajo de la Fun-
dación Dos Mundos hemos encontrado maestros que ligan la agre-
sividad y la violencia con los niños y jóvenes en situación de despla-
zamiento. Ser rotulado como desplazado, además, pone al joven en
una postura de inferioridad, de dificultad, como joven problema,
aun cuando apenas esté llegando.

197
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

Este rótulo de desplazado, da el marco para la relación con


otros jóvenes y con los maestros y los expone a múltiples situaciones
desfavorables. Por ejemplo, una maestra decía a una niña: " U d . debería
agradecerme que la recibí, porque usted es una desplazada", por su-
puesto, la niña no quería volver a la escuela. O t r a maestra amable-
mente decía: "es que pobrecitos, los desplazados no pueden rendir
como los otros, son más brutos".
Los jóvenes expresan su malestar frente a esta situación. Usual-
mente manifiestan su poco deseo de volver a la escuela, les resulta
inevitable hacer comparaciones con las escuelas de sus sitios de ori-
gen. La añoranza, el dolor, la pérdida y la tristeza, son emociones con
las que deben asistir a la escuela y que crean unas condiciones parti-
culares frente al aprendizaje. Los jóvenes que han sufrido situación
de desplazamiento vienen de ritmos y formas metodológicas de apren-
dizaje distintas y esto hace que se choquen con nuevas exigencias,
ritmos y emociones que no les permiten un rendimiento académico
similar al de los demás. Esto quiere decir que si las condiciones gene-
radas por el maestro favorecen un proceso de cambio progresivo en
el aprendizaje y se les desrotula, en medio de un ambiente afectivo
favorable, no habría razón para esperar un rendimiento académico
sustancialmente distinto al de los demás jóvenes.
Es importante recordar que en sus sitios de origen los jóvenes
vivencian el espacio escolar como formador, pero también como el
espacio de construcción de afectos creado con sus maestros y pares.
La nueva escuela debe generar unas condiciones similares, lo cual evita-
ría que estén permanentemente en un proceso de comparación.
Es usual que los maestros expresen formas de comportamien-
t o distintas con los niños y jóvenes que han sufrido la situación de
desplazamiento respecto de los que no; esto puede deberse a dos
razones: por un lado, porque el rótulo hace que los maestros los
perciban con mayores carencias y que hagan énfasis a las expresio-
nes comportamentales, por lo demás comunes en los niños y jóve-
nes; por otro, porque estos jóvenes traen unas situaciones emocio-
nales, afectivas, familiares y colectivas distintas a quienes no han
sufrido eventos violentos y esto hace que cuando se encuentran en
espacios de socialización con otros y en un medio extraño para
ellos, su comportamiento no sea coherente con la lógica que han
construido quienes siempre han estado allí.

198
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

Es importante tener en cuenta que en su sitio de origen y en


muchos casos, la socialización de los jóvenes, estaba reducida a su
familia y su entorno ambiental. Por eso, cuando llegan al nuevo espa-
cio escolar hay otras dinámicas de socialización que les son descono-
cidas y que requieren de tiempo para aprender, no sólo en la lógica
de funcionamiento, sino también de aprendizaje, de cómo él o ella
deben engranar allí. Si se cuenta con el tiempo y el apoyo adecuado,
cuando reconozca la dinámica la aprenderá y hará parte de ella; sin
embargo, la lógica está viciada por ei rótulo y por el comportamiento
estigmatizador de maestros y pares,eso hace que quien llega no cuente
con las mínimas condiciones para que esa socialización se dé como
proceso; se Ic exige que se adapte, se comporte y rinda como los
demás, cosa que no lo podrá hacer hasta tanto no se favorezca un
proceso de cambio de su experiencia escolar previa a la nueva, de su
proceso de socialización previo a un proceso de construcción
socializador nuevo que incluya el afecto y la confianza. Aun cuando
existiera la posibilidad, muchos jóvenes rehuyen asistir a la escuela
porque deben ayudar económicamente a sus familias.

CONSTRUYENDO NUEVAS FORMAS DE ESPERANZA

La Fundación Dos Mundos se ha impuesto propósitos en el


trabajo de acompañamiento psicosocial a niños y jóvenes en situa-
ción de desplazamiento que están orientados, fundamentalmente, a
dos cosas: por una parte a reconstruir con las familias nuevos signi-
ficados y maneras distintas de crear formas de vida en el nuevo
lugar donde se encuentran y para que la experiencia vivida se cons-
tituya en eso, una experiencia, pero no en el fin de sus vidas. Por
o t r o lado, es interés fundamental del trabajo que hacemos procu-
rar que los niños y jóvenes puedan tener en el futuro una esperan-
za de vida distinta de la guerra. Es quizá una forma de promover una
interrupción de la cadena de violencia que hemos reproducido des-
de generaciones anteriores y que hoy podríamos estar heredando
a nuestras generaciones futuras.
Reconstruyendo dinámicas familiares
Así como los cambios a nivel psicosocial ocurren como un
proceso paulatino, lento y dinámico, el proceso de reconstrucción
psicosocial también implica un proceso de acompañamiento en el que
se deben tener en cuenta varios elementos:

199
FERNANDO J. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

El p a p e l del t e r a p e u t a o del e q u i p o de a c o m p a ñ a m i e n -
t o psicosocial. Un aspecto muy necesario, tiene que ver con la
postura con que se llega a estas familias y, de manera particular a los
niños y jóvenes. Una postura de no-saber permite acercarnos con
curiosidad a conocer y entender los significados que han ¡do cons-
truyendo frente a los distintos eventos violentos.
Cuando nos acercamos para tratar de entender su sentir más
que para definir o "diagnosticar" su situación emocional, encontra-
mos jóvenes dispuestos a compartir y a establecer una relación de
mucha confianza con el equipo.
Es probable que esta postura genere críticas frente a la"distan-
cia" y "neutralidad", que debe haber entre paciente y terapeuta y el
conocimiento que debe tener el terapeuta frente a su consultante;
sin embargo, lo que hemos visto desde la experiencia práctica es que
en la medida en que el terapeuta se acerca más, en que es menos
extraño, en que se permite ir a los sitios donde ellos habitan, que
comparte sus espacios y que no tiene temor de involucrarse con
ellos, en esa medida, las diferencias y barreras pasan a un nivel distinto
y se favorece la construcción de espacios de confianza. Construidos
éstos el proceso terapéutico tiene mayor probabilidad de éxito.
La postura de no-saber se constituye en una postura útil, no
sólo para los espacios de confianza, sino para construir con ellos un
entendimiento de lo que han vivido y experimentado, esto hace la
diferencia. Es decir, el saber del terapeuta está puesto allí para facilitar
ese proceso de construcción, pero no para que sea el que determine
el significado de lo que el otro siente. El significado psicosocial que tiene
el desplazamiento forzado en los niños, jóvenes y sus familias lo construye
el terapeuta con ellos.
El no-saber da la posibilidad de escuchar al o t r o y poder reco-
nocer los prejuicios que el terapeuta va construyendo para sí mismo
por el contacto con múltiples personas. Es fácil para un terapeuta
que ha atendido decenas de casos describir lo que ocurre con un
joven víctima de la situación de desplazamiento, pero no lo es en el
acompañamiento terapéutico, porque cada caso se constituye en úni-
co y especial: es su significado, su dolor, su vivencia. La postura de
no-saber facilita al terapeuta estar en una disposición diferente cada
vez y le invita a no interpretar, de manera automática, las experien-
cias emocionales del niño o joven que tiene a! frente.

200
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

Reconoc/m/ento del p r o p i o proceso. O t r o elemento im-


portante lo constituye el hecho de que las familias como colectivo,
pero también los individuos, puedan identificar su propio proceso
desde lo emocional y desde los cambios que han sufrido en los
distintos momentos.
Para lograr este propósito, es necesario empezar a dar espa-
cios a niños, jóvenes y adultos para hablar de las emociones. La mayo-
ría de familias que sufren el desplazamiento y que pertenecen a zonas
rurales o municipios pequeños están formados por personas que
muy pocas veces hablan de sus emociones o de su sentir, usualmente
éstos son "guardados" para ellos. Otros elementos, como la socializa-
ción centrada en la familia, por ejemplo, hacen que el dolor, la tristeza,
la rabia y la impotencia que surgen frente al desplazamiento no sean
compartidos o expresados ni verbalizados como sí lo es con el re-
querimiento, por falta de alimento. Por ello, el proceso también implica
un período de tiempo para reflexionar acerca de las emociones, del
sentir y de cómo resultan distintas para cada quien.
Una vez adelantado lo anterior la reflexión se orienta a com-
prender cómo ha sido el proceso para cada uno. Los jóvenes, por
ejemplo, logran identificar su sentir durante el proceso y su sentir
en el momento que están viviendo. Los niños lo hacen a través del
cuento, el dibujo, los títeres que cobran vida para facilitar que se
expresen. Sin embargo, es útil resaltar que con ellos, sea cual sea el
método utilizado, la palabra se constituye en el elemento de mayor
valor tanto para la expresión como para la comprensión de su sen-
tir. Esto último quiere decir que, aun cuando utilizamos diversos
métodos, el proceso no tendría valor si es el terapeuta quien inter-
preta.Tiene un valor porque son ellos quienes, conjuntamente con
el terapeuta o con el equipo, construyen su historia, su sentir, su
vivencia, por ello la palabra sigue siendo un instrumento eficaz para
provocar la reflexión y favorecer el cambio.
Hacer este proceso de reconocimiento de todos los miem-
bros de la familia y aun del colectivo social (vecinos, comunidad,
etc.) genera que los niños y jóvenes, también los adultos, puedan
puntuar de manera diferente frente al otro.Ya no es un dolor indi-
vidual, ni un cambio que esté sintiendo una sola persona. Hay una
comprensión colectiva del problema. Entender como se siente mamá
o papá, como para unos u otros ha sido duro el desplazamiento,

201
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

hace que haya un cambio en las dinámicas familiares. Es algo así


como que al comprender el sentir del o t r o se dejan de lado las
exigencias individuales, las actitudes de defensa, el sentimiento de
soledad, entre otros, y surgen posibilidades de acercamiento, cuida-
do por el otro, más solidaridad, etc.
Temporalizando la experiencia. En una siguiente etapa el
proceso estará orientado a la construcción de cambios en las rela-
ciones que permitan construir nuevas formas de socialización en las
que la experiencia traumática pueda ser vista como un evento en la
vida, pero no como su fin. Para lograrlo procuramos, aun desde el
lenguaje, hacer una construcción frente al desplazamiento, por eso
hablamos de situación de desplazamiento, porque temporalizar da un
margen de momento: largo, c o r t o o mediano, pero limitado en el
tiempo. O t r o aspecto que favorece hablar de situación de desplaza-
miento es que des-rotula a quienes lo experimentan; es distinto ser
una persona en situación de desplazamiento que ser un desplazado
de por vida; desde lo emocional se favorece el que asuman un papel
más activo en la construcción de su perspectiva de futuro.
Rescatando elementos p a r a la construcción. La identifi-
cación del proceso que se ha vivido y de los cambios que se pueden
dar en el futuro, también tiene que ver con el reconocimiento de
esos cambios no sólo desde las expresiones negativas; es necesario,
desde lo emocional, reconocer los cambios que han nutrido y
empoderado a las personas, familias y comunidades. Por supuesto,
hacer un reconocimiento de los cambios positivos que el desplaza-
miento genera no significa, en ningún caso, aceptar o justificar su
existencia, pero que una persona, niño o joven, reconozca que no
t o d o ha sido"malo" le da un punto de partida en lo emocional para
cambiar el significado de la experiencia violenta.
Teniendo en c u e n t a la c o m u n i d a d r e c e p t o r a . O t r o ele-
mento del proceso se refiere también a lo que ha significado a nivel
social la ruptura de constructos creados colectivamente y que a
partir de los hechos violentos y del desplazamiento han cambiado,
se han r o t o o se han modificado. Son igualmente importantes los
que se crean con la comunidad receptora.
Esta reflexión con niños y jóvenes está muy ligada a su sociali-
zación, grupo de amigos, escuela, vecinos, etc; realizarla permite, no

202
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

sólo una elaboración mejor del pasado y de sus eventos, sino que
también involucra los procesos que las comunidades receptoras (ve-
cinos, escuela, etc.) han tenido que vivir para vincular a la población
en situación de desplazamiento a su colectivo. Este ejercicio disminu-
ye sentimientos de culpa y quita responsabilidades a los niños o jóve-
nes respecto a comportamientos generados por otros y que hasta
ese momento no comprendían.
Las pérdidas...muchas formas de decir adiós. Un elemen-
t o importante dentro del proceso de acompañamiento tiene que ver
con las pérdidas, que son muchas y muy diversas por los diferentes
aspectos que comentábamos anteriormente (participación en la de-
cisión, si fueron posibles las despedidas, si fue abrupto, etc.).
Hacer la distinción frente a las pérdidas resulta muy útil por-
que permite identificar los significados que cada uno tiene frente a
lo que dejó. Así, por ejemplo, los niños extrañan más, y les significa
más, haber dejado los animales, los árboles, las frutas, la escuela, la
maestra. Para los jóvenes la pérdida está más ligada a su participa-
ción en el trabajo, a la forma de vida que llevaban, al sentirse útiles y
productivos, a los amigos y los noviazgos. Los adultos, por su parte,
ligan sus pérdidas más a lo material: la casa, los muebles, enseres,
comida y trabajo.
Esta distinción frente a las pérdidas permite que las emocio-
nes también puedan ser "situadas" y "vividas" de manera diferente;
en últimas, el dolor está más ligado a algo, específicamente a un
objeto en particular. Por supuesto que esto resulta distinto cuando
ha habido la muerte de un familiar donde la pérdida también va
ligada al duelo frente a la muerte.
Una vez reconocida esa ligazón entre el sentimiento de dolor
por la pérdida y lo que se ha dejado, también se puede resignificar de
manera diferente. Bien sea porque ahora se puede decir "adiós" de
distintas maneras,a través de rituales, verbalizaciones, símbolos, entre
otros, o bien porque al hacer el reconocimiento y situar la pérdida de
forma tan específica se quita peso al dolor o porque, finalmente, el
reconocer lo que se dejó también puede resultar en un reto para
conseguir y reconstruir nuevos espacios y formas de vida. Es algo así
como que cuando se puede decir adiós, también se está dando la
bienvenida a nuevas cosas, nuevas experiencias.

203
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

JUGANDO SERIAMENTE A SOCIALIZAR...


Uno de los énfasis del trabajo con los jóvenes tiene que ver
con los cambios que el desplazamiento produce en las maneras de
socializar.
Socializar significa construir con otros maneras de ver el mun-
do, de sentir, de expresar, de hablar, de comprender, etc. El desplaza-
miento produce cambios en todo esto en la medida en que, muy
rápidamente, el joven se relaciona de manera diferente con otros
contextos, otros pares, sus padres y adultos cercanos, con nuevos
vecinos, con las nuevas normas y demandas de un medio nuevo.
El trabajo que realiza la Fundación Dos Mundos apunta, ade-
más de construir nuevas relaciones familiares, a procurar que espa-
cios como el escolar y el comunitario favorezcan el proceso de
encuentro de distintas culturas, formas de pensar, costumbres, etc.
para que lo que surja de ese encuentro sea benéfico para todos.
Por eso hacemos énfasis en el trabajo con los maestros y facilita-
mos un proceso de acercamiento con las comunidades que reciben
a las poblaciones en situación de desplazamiento.
Los maestros en la guerra...más maestros de la vida
Al igual que al resto del país, a los maestros les sorprende
encontrarse en sus aulas a cada vez más jóvenes con experiencias
traumáticas,frente a las cuales no sabe qué hacer porque no cuenta
con herramientas claras.
El maestro no sólo se ve abocado a esta nueva situación sino
que, generalmente en áreas donde el conflicto se vive de forma cer-
cana, sufre los efectos directos desde lo emocional. Esto hace que a la
par del trabajo que se hace con las familias en situación de desplaza-
miento la Fundación también realice un acompañamiento emocional
a los grupos de maestros receptores de estos niños y jóvenes.
Los maestros resultan afectados por el desplazamiento forza-
do porque aumenta el número de niños que atienden, tienen mayor
cantidad de trabajo, soportan mayores niveles de expresión agresiva,
sufren presiones del colectivo social frente a su trabajo "con despla-
zados", reciben amenazas directas de los grupos armados por el tra-
bajo con población desplazada y quedan estigmatizados como maes-
tros de "desplazados".
Facilitar en los maestros espacios de reflexión, reconoci-
miento y resignificación de su sentir frente al trabajo que realizan

204
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

en medios violentos en general y con población en situación de


desplazamiento de manera particular, ha propiciado que puedan
estar afectivamente mejor dispuestos hacia su trabajo, disfrutarlo
más y, sobre todo, comprender el valor que desde lo terapéutico
tiene su quehacer con los niños y jóvenes.
Al igual que con las familias, se construye con ellos el significa-
do frente al miedo, la desesperanza, la impotencia, la rabia, los senti-
mientos de venganza, etc. Simultáneamente se realiza un proceso de
formación en el que a partir de lo que ellos observan se construyen
entendimientos nuevos acerca del comportamiento de los jóvenes.
Así, por ejemplo, se trabaja sobre el rótulo, lo que significa, cómo a
veces con ánimos de resaltar valores se crean rótulos y posturas que
pesan y promueven determinados comportamientos en los jóvenes.
Ser el niño más aplicado, por ejemplo, se constituye en un rótulo
porque el niño que lo lleva tiene la responsabilidad de "ser así".
El rótulo es la manera como padres y maestros "se han acos-
tumbrado" a relacionarse con niños y jóvenes y es a partir de allí que
se esperan los cambios para ser evaluados. De esta forma un niño
que es rotulado como mentiroso deberá "dejar de decir mentiras"
para que se vea que está cambiando. Por otro lado, el rótulo determi-
na la forma como se establece la relación entre o t r o cualquiera y
quien porta el rótulo. Además portar el rótulo obliga ser o mostrar
lo que el rótulo sugiere.
¿Qué significa el rótulo de desplazado? Lo que usualmente re-
fieren los maestros es que significa pobre, violento, pordiosero, vícti-
ma, mantenido, agresivo, bruto, lento e incapaz, para nombrar sólo
algunos de los significados que ellos mismos han reconocido. Si el
maestro tiene un prejuicio, el rótulo le muestra a los niños en situa-
ción de desplazamiento como niños con las descripciones anteriores,
¿de qué manera, entonces, esto determina la relación con ellos?
Usualmente la dirige en dos sentidos: la estigmatización y la
victimización, ambas igualmente perjudiciales; las acciones de los
maestros refuerzan dichas posturas.
O t r o aspecto en el que nos detenemos mucho con los maes-
tros es en promover un cambio en la mirada frente al comporta-
miento de los niños. Usualmente los maestros se centran en el com-
portamiento. Se expresan diciendo que los niños son agresivos, no
hacen tareas, son desordenados, etc. La invitación que hacemos

205
FERNANDOJ. ARIAS Y SANDRA RUIZ CEBALLOS

entonces es a que el maestro vea en el comportamiento del niño o


joven una forma de dar información. Es decir, que un niño no es agre-
sivo sino que se comporta, muestra o asume posturas agresivas, lo
cual inmediatamente sugiere preguntarse ¿Por qué? ¿Qué ocurre?
¿Qué quiere decir el niño con su comportamiento?
Cuando el maestro se queda en el comportamiento y lo liga al
verbo ser, le quita al niño o joven la posibilidad de ser algo diferente.
Un joven puede mostrarse huraño, triste, agresivo,furioso, si se quie-
re todo eso a la vez, pero eso no le quita el que también pueda ser un
niño que se muestra alegre, dinámico, creativo... es decir el joven
aunque se comporte de determinadas maneras, sigue siendo un joven.
El proceso de formación de maestros parte del reconocimiento
de prejuicios y rótulos para avanzar hacia la des-rotulación, des-
victimización, des-estigmatización; el propósito es que ellos puedan
ver en sus aulas a niños o jóvenes que tienen historias distintas,
vivencias diferentes y por ello deben conocerlas, entender su signi-
ficado, con mayor razón desde lo emocional, de tal forma que les
permita acercarse a ellos como maestros capaces de favorecer cam-
bios positivos en lo emocional. Así, el maestro podrá favorecer la
socialización de los niños y jóvenes en situación de desplazamiento
con sus pares en el espacio escolar, de una manera diferente por-
que ya no habrá distinciones en el trato. Cuando esto se logra, el
niño retoma la relación con su maestro y escuela y este espacio se
constituye en un ambiente de socialización nuevo que le da ele-
mentos al joven para construir una relación nueva con su contexto.
Tejiendo lazos....
Es el marco del rótulo y la estigmatización, lo que se ha cons-
truido socialmente alrededor del desplazamiento. Para las comuni-
dades receptoras, aun en condiciones similares a las comunidades
que llegan, en muchas ocasiones las familias en situación de despla-
zamiento favorecen un cambio de "estatus", permiten "subir" en la
categoría social. Es paradójico ver a comunidades con las mismas
necesidades, refiriéndose a las familias desplazadas de manera
descalificadora y desobligante por el sólo hecho de haber sido ex-
puestas a ese evento.
Es frecuente que, respecto de las poblaciones en situación de
desplazamiento, el colectivo social construya focos de culpabilización y
señalamiento por su situación o por aspectos que en la cotidianidad

206
IMPACTO PSICOSOCIAL DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO EN JÓVENES

resultan ser producto de otros factores. Es así como, por ejemplo, si se


incrementa la delincuencia es por los desplazados, si hay más pobreza
es por los desplazados, si no hay empleo es por los desplazados, si no
hay cupos escolares es por los desplazados, lo que desde luego obede-
ce más a razones estructurales de base en tales comunidades.
La forma como asuman, pero fundamentalmente como se
construyan, las relaciones entre la comunidad receptora y la que ha
sufrido el desplazamiento determina desde lo emocional más ele-
mentos para los significados que se construyen frente a la expe-
riencia traumática.
Por t o d o esto procuramos que el trabajo se adelante con
toda la comunidad que, en últimas, es una comunidad en situación de
desplazamiento. Es decir, puede que una llegue y otra esté, pero com-
partir la situación cotidiana, las experiencias traumáticas que traen
los vecinos, los miedos de los que están, etc., hace que se constru-
yan nuevas relaciones en esa comunidad.
Se procura tejer nuevas relaciones entre los miembros de la
comunidad, se busca una comprensión frente al sentir y las viven-
cias que cada quien ha sufrido. Reconocer lo que ha significado el
desplazamiento para unos y otros crea nuevas formas de mirarse
mutuamente, de ganar confianza, que en muchas ocasiones ha sido
rota por el miedo, de potenciar recursos, de generar niveles de
solidaridad, en fin, de hacer el llamado tejido social que no es otra
cosa que favorecer procesos de construcción en la vida cotidiana
de los miembros de una comunidad.
Edificando futuro para los jóvenes
Uno de los aspectos de mayor reflexión para el equipo de la
Fundación Dos Mundos es la situación de los jóvenes. En esta ponencia
pretendimos expresar algunos elementos de esa reflexión. Nuestra
preocupación en relación con los jóvenes es que éstos constituyen la
población más vulnerable frente al conflicto armado en Colombia.
Los jóvenes que han sufrido la situación del desplazamiento
tienen un futuro poco grato, con escasas posibilidades laborales y
de formación, que los expone a una sin salida cuyo único camino
pareciera ser el conflicto mismo.
El reto que tiene el país es la construcción de alternativas para
estos miles de jóvenes que, sacados de sus contextos y formas de

207
vida, son expuestos a formas de socialización con demandas nuevas
que los llevan a competir de manera desigual con otros jóvenes.
Por eso en el proceso de acompañamiento psicosocial la
Fundación procura consolidar procesos colectivos de jóvenes que
quieran apostarle a ta construcción de soluciones frente a su si-
tuación. Sin embargo, esta labor es insuficiente si las instancias
estatales que deben preocuparse por estas poblaciones, y aún los
organismos de ayuda humanitaria, no enfocan sus esfuerzos hacia
la consolidación de políticas, programas y proyectos orientados
específicamente hacia los jóvenes.
O t r o elemento para la reflexión tiene que ver con el hecho de
que los jóvenes, y aun niños, que se vinculan de manera temprana a la
guerra construyen nuevas formas de socialización basadas en símbolos,
valores, relaciones y dinámicas dadas por el conflicto armado. Estamos
construyendo una sociedad joven que en el futuro no podrá fácilmente
visualizar de manera diferente el país; hay una probabilidad alta de que su
mirada esté orientada a desarrollar formas cada vez más sofisticadas del
conflicto y más alejadas de la convivencia, ¿cómo construir una sociedad
de paz cuando lo que se ha vivido durante una vida son las expresiones
de la guerra? Por ello, aunque la política de paz del gobierno funcionara, el
país no está preparado para ella; no mientras los niños y jóvenes estén
vinculados de diferentes maneras al conflicto y mientras desde lo emo-
cional, que es en últimas lo que mueve a la razón, no haya sido posible un
espacio para su expresión y mejoría.
Es necesario reflexionar sobre esto y es imprescindible que los
niños y jóvenes no participen del conflicto. Esto quiere decir que no
haya niños ni jóvenes en situación de desplazamiento, ni asesinados, ni
combatientes, ni obligados a colaborar, ni con deseos de venganza, ni
con dolores en el alma... esto significa, nada más ni nada menos, un
compromiso con la vida, un deseo de un país distinto, una Colombia
para construir caminos nuevos donde los niños y jóvenes simplemen-
te jueguen a lo que juegan los demás niños... ¡a ser grandes para
hacer realidad sus sueños!

208
L_A INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS
REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS TIENEN DEL ESPACIO SOCIAL!
U N ESTUDIO DE DOS CASOS TRANS-CULTURALES ENTRE
MONTERÍA (COLOMBIA) Y BELFAST (IRLANDA DEL NORTE)

Olga Alexandra Rebolledo

E l tema de la violencia ha sido tratado por diferentes autores y visto


a través de diferentes metodologías; los efectos traumáticos de la
violencia en el desarrollo de los niños, en especial, ha sido un tema
clínico cuidadosamente estudiado. Sin embargo, en ciertas sociedades,
como en Colombia e Irlanda del Norte, la paradoja de la violencia ad-
quiere características de síntoma y su perversa naturaleza acumulativa
es velada y oculta, entonces los individuos se ven atrapados en sus me-
canismos y socializados a través del miedo. De esta forma, la violencia
debería ser vista como una estructura social más que como un grupo
de eventos violentos aislados. Partiendo de ese punto de vista esta in-
vestigación, se sale del lenguaje común de las perspectivas de causa-
efecto que muchos científicos sociales han utilizado y revela algunos de
los mecanismos cotidianos y sutiles que la violencia establece como
estructura social, para estudiar la materialización de ciertos ritos que
perpetúan y legitiman la represión y el miedo como orden social.
Puesto que el objeto de ésta presentación es mostrar la in-
fluencia de la violencia en el desarrollo de la comprensión de los
niños del espacio social, se enfoca en las representaciones simbólicas
(tales como dibujos) y, particularmente en la construcción del marco
social dentro del cual los niños desarrollan sus formas de entendi-
miento y comprensión. Parte del análisis que presentaré considera
las formas simbólicas, las prácticas cotidianas y las estrategias narrati-
vas a través de las cuales la violencia se vuelve visible.
Hay diferentes aproximaciones al fenómeno de la violencia y a
su impacto e implicaciones en el desarrollo infantil. Muchas de las
investigaciones realizadas en este campo están aún orientadas por
una premisa inicial que toma el fenómeno de la violencia como un
elemento externo y perturbador al cual los niños están expuestos. Al

Psicóloga -Universidad Javeriana, M. Phi en Psicología Social y del Desarrollo - U. Cambridge (Inglaterra).
OLCA ALEXANDRA REBOLLEDO

introducir la noción de normalidad esta perspectiva ve la violencia


como una experiencia traumática para los niños. La expresión del
trauma psicológico en los niños de cualquier lugar del mundo es un
complejo fenómeno que cuenta con unos síntomas clínicos claros,
pero sigue siendo solo una forma de aproximarse a esta realidad.
Otros estudios que tienen en cuenta las estrategias que los
niños desarrollan dentro de un contexto de guerra (Cairns, 1996),
concluyen que ellos mantienen cierto nivel de resistencia por medio
de la habituación a la violencia política que los rodea. Punamaki (1996)
también se refiere a esta posibilidad, cuando observa que algunos de
sus niños israelíes no reportaron más problemas psicosociales debi-
do a que ya se habían habituado a su "ambiente amenazante".
Mi interés de mirar la violencia como un sistema simbólico se
diferencia de los estudios mencionados, principalmente por dos po-
siciones. Primero, considero que puesto que la violencia es un siste-
ma simbólico y cultural, éste se convierte en parte de la vida cotidia-
na de los niños, por esto no puede ser visto como un elemento externo
del espacio sodal.Y, segundo, al analizar la psicodinámica de la violen-
cia se puede revelar la construcción del marco social dentro del cual
se forma la creación simbólica de los niños. En otras palabras, la pers-
pectiva de éste estudio involucra formas sutiles de expresión del fe-
nómeno de la violencia que hace parte de la vida cotidiana.
Para desarrollar el estudio, adopté el esquema lacaniano de la
dinámica del inconsciente (los órdenes simbólico, real e imaginario),
el cual o t o r g ó una fuerte herramienta analítica para mirar la
psicodinámica de la violencia y sus principales mecanismos en la
vida cotidiana; estos mecanismos p r o d u c e n consecuencias
psicodinámicas como la represión y la castración del espectro de
significados que los sujetos, en general, son capaces de construir.
Para explorar la construcción de significado sobre el fenómeno de
la violencia, este proyecto se enfocó en la ciudad como estructura
semiótica que revela los significantes legitimados en el orden social.
Por lo tanto, si la ciudad es entendida como el espacio social dentro
del cual toman lugar los procesos sociales, a través de las imágenes
de la ciudad, puede ser posible observar, en una forma más clara la
psicodinámica de la violencia.
El análisis está dividido en tres partes. Primero, se analiza la
formación de la violencia como estructura social; segundo, a la luz de!

210
U, INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES ÓUE LOS NIÑOS...

anterior análisis teórico, analizo este fenómeno en el contexto co-


lombiano y, tercero, un breve análisis del contexto de Irlanda del Norte.
En el análisis de la formación de la violencia como estructu-
ra social es importante explicar cómo la violencia es también par-
te del proceso de socialización; de esta forma, se pueden explicar
algunos de los procesos de legitimación y perpetuación de la vio-
lencia a través de la manipulación simbólica del conocimiento y
otras prácticas sociales.
La formación social de la violencia como sistema simbólico
tiene unos efectos marcados, en diferentes órdenes, en la ciudad
como espacio social. Primero, hay que identificar, en el orden sim-
bólico, algunos de los mecanismos que !a violencia establece para
crear ciertas representaciones sociales. Segundo, en lo real, hay que
identificar las prácticas sociales que materializan la violencia como
estructura social.Y, en tercer lugar, en lo imaginario, se pueden iden-
tificar las imágenes, casi de espejo, que proyecta, las cuales delimitan
y polarizan el espacio social al intentar negar la diferencia y la
alteridad. Las tres dimensiones deben ser vistas como una compleja
interacción, pero con procesos distintos.
Este marco teórico invita a formular dos preguntas antes de
presentar el trabajo empírico hecho en Montería y Belfast (Irlanda
del N o r t e ) . Primero, ¿cuál es el impacto de la violencia como es-
tructura social en la forma como entienden los niños el mundo
social? Y en segundo lugar, ¿por qué las imágenes de la ciudad pue-
den verse como una expresión del desarrollo de la comprensión?
Las imágenes de la ciudad que muestran los dibujos de los niños
fueron entendidas como símbolos sociales que sólo pueden tener
sentido con relación al contexto social en el cual están inmersos
los niños y al significado que les dan en las narraciones.
Teniendo claro el marco analítico a partir del cual se habla de
una psicodinámica de la violencia, es importante presentar los dos
estudios empíricos. El estudio en Colombia, realizado en Montería,
provee los hallazgos y la metodología para el estudio en Belfast que
posibilitó, a su vez, una perspectiva más amplia y argumentos más
complejos alrededor del tema.
Es muy importante tener en cuenta a la violencia como un
componente del orden simbólico y a las rupturas causadas en las
otras dimensiones (lo real y lo imaginario) para entender las distin-

211
OLCA ALEXANDRA REBOLLEDO

tas marcas en los dibujos de las ciudades en las cuales la influencia


del fenómeno de la violencia es manifestada en una forma más clara.
Este trabajo brinda evidencias acerca de las principales característi-
cas de este fenómeno social, que se trazan en la producción creativa
de los niños, en este caso dibujos y narraciones.
Me gustaría empezar a responder la primera pregunta que for-
mulé, ¿cuál es el impacto de la violencia como estructura social en el
desarrollo de la comprensión de la realidad social de los niños?
En primer lugar, la violencia como sistema simbólico es tam-
bién un producto social debido a lo cual la violencia también produ-
ce el mundo social. En general, cualquier sistema simbólico no sólo
se limita a reflejar el mundo y sus realidades, sino que contribuye a
su formación. Por lo tanto, es posible decir que al transformar sus
formas de representación la violencia también está transformando
la realidad social en un proceso continuo.
Los dibujos y las narrativas, en sí mismas, son productos so-
ciales y simbólicos y están enmarcados y construidos dentro del
orden social establecido. De acuerdo con el análisis dialéctico de la
sociedad que hace Friederich Jameson (1981), puesto que la narra-
tiva (y lo mismo podríamos decir, los dibujos) únicamente proyecta
resoluciones imaginarias en una perspectiva general, merece ser vista
como haciendo historia, como el proceso de instituir la sociedad.
Siguiendo los argumentos de Jameson, los niños narrando y repre-
sentando están haciendo historia. C o m o Lacan diría del mundo ima-
ginario en general, al hacer una narrativa los niños asimilan su vida a
una colectividad histórica y se hacen conscientes de sí mismos como
miembros de esa colectividad. Sus propias vidas y experiencias son
el centro alrededor del cual se desarrolla la construcción de su
historia y su sociedad. Por lo tanto, el estudio de las representacio-
nes de los niños del espacio social podría revelar algunos de los
rastros de la formación histórica y la legitimación de dicho sistema
social y simbólico, tal como el fenómeno de la violencia.
En sociedades como la colombiana y la irlandesa la violencia se
constituye en un componente del orden simbólico, que es una ideolo-
gía rígida, tanto espacial como somática, dentro de la estructura social.
La violencia desplaza la inmediatez de la experiencia vivida por medio
déla mediación simbólica, y se vuelve parte del mundo privado a través
de sutiles mecanismos sociales para legitimar sus significados culturales.

212
_ LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS..

En resumen, a causa de la presencia de la violencia en el or-


den simbólico, la influencia de la comprensión social en el desarro-
llo de los niños se da a través de la regulación de las representacio-
nes de la realidad. Además, la inclusión de la violencia en el mundo
privado y en el espacio social, la ciudad, la convierte, en sí misma, en
una referencia simbólica cotidiana.
En el estudio que realicé en Montería, Canta Claro, con 10 niños
que sufrieron desplazamiento por la violencia, tenía el propósito de ana-
lizar su conocimiento social acerca del fenómeno del desplazamiento a
través de las imágenes de ciudades. En particular, se asumió que explorar
las representaciones geográficas permitiría mirar de cerca la relación
invisible entre el espacio social, donde el deseo colectivo es construido,
y la estructura social que la violencia ha establecido a través del miedo y
la amenaza. Dos conceptos importantes se tuvieron en cuenta en esta
investigación. Primero, el concepto de espacio social, en especial la ciu-
dad, como el escenario donde los eventos sociales toman lugar,fue par-
ticularmente importante en el caso de esta población que ha sufrido un
desarraigo cultural. En segundo lugar, la narrativa y los dibujos como
alternativas por medio de las cuales los niños pueden repensar las redes
sociales, buscar nuevos elementos de identidad y orientación y crear
sentidos desde las marcas invisibles trazadas en la ciudad.
Los tres resultados más importantes fueron los siguientes: I-
El miedo como un elemento de socialización interiorizado también
como deseo social; 2- La división polarizada entre la esfera de lo
público y la esfera de lo privado; 3- Representaciones nómadas.
Estos tres rasgos principales encontrados en las imágenes de la ciu-
dad de los niños, deben ser vistos de una forma interconectada.

EL MIEDO COMO UN ELEMENTO DE SOCIALIZACIÓN


Y TRANSFORMADO COMO DESEO SOCIAL

Esperaba que, por corresponder a tres nociones distintas, las


imágenes de la ciudad que dibujarían los niños se hubieran podido
diferenciar entre sí. Las nociones sobre las que construyeron histo-
rias y dibujaron imágenes fueron: el deseo en la ciudad soñada, el
miedo en la ciudad temida y la satisfacción concreta de una necesi-
dad o deseo en la ciudad real que habitan. Sin embargo, en las narra-
tivas de las ciudades el miedo y el sentimiento de pérdida fueron
elementos comunes que las igualaron a un mismo nivel semántico.

213 ¡
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

1. Dibujo de una historia


2. Dibujo de una historia
de ¡a ciudad del miedo.
de la ciudad real.

3. Dibujo de una
historia de la ciu-
dad soñada.

Figura 1 . Ejemplos del miedo como un elemento de socialización


que se transforma al mismo tiempo en deseo social.

214
LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS..

1. Dibujo de una historia 2. Dibujo de una historia


de la ciudad del miedo. de la d u d a d real.

3. Dibujo de una historia


de la ciudad imaginaria.

Figura 2 . Ejemplos de la representación binomial, la dudad-miedo que


tiene implícita otra representación del espacio social, la casa-dudad.

215
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

Historias como:
1. (...) Yo no quiero acordarme porque no podíamos ver nada,
estábamos solos y asustados (fragmento de una narración de la ciu-
dad del miedo).
2. (...) Luis Fernando era un muchacho. El vivía muy lejos de la
ciudad, en el campo. Le gustaba ir a la playa todos los días. Un día
conoció a una mujer, entonces iban juntos a la playa, pero se ahogó la
pelada (fragmento de la narrativa de la ciudad real).
3. (...) Una vez a mi primo me lo mataron. Alguien lo mató, sólo
tenía 5 años. En esos días me quedé solo.Vine a encontrarme con mi
mamá y quedé feliz (fragmento de la narración de la ciudad soñada).

FIGURA 1
LA REPRESENTACIÓN DEL BINOMIO CIUDAD-MIEDO
QUE PRODUCE OTRA: LA CIUDAD-CASA

En la mayoría de los dibujos se encontró que los niños sólo


dibujaban una casa aislada. La ciudad no existe como una totalidad
colectiva, las imágenes de las ciudades de los niños tienen un centro
claro y único de relación: la casa. En "La Poética del espacio" de
Bachelard (1964), ia casa es entendida c o m o una entidad
fenomenológica que revela los valores más íntimos del espacio inte-
rior; por supuesto, es necesario tener en cuenta su unidad y comple-
jidad y el esfuerzo por integrar todas las categorías que se relacionan
con el espacio exterior. Sin duda, este rasgo es también una expre-
sión de la polarización del espacio social que produce la violencia.
Es claro que la presencia del miedo como modo de socializa-
ción vuelve hostiles y no deseables los espacios de relación e inter-
cambio social. A pesar del hecho de que en las imágenes de la ciudad
representan sus casas como el único lugar significativo en el espacio
social, ellos también hacen una condensación de los elementos más
significativos de la ciudad. En la Figura 3 es posible ver estos elemen-
tos, una casa con un camino, que significa el lugar de la permanencia y
el viaje, como en la ciudad los parques y las calles, pero aquí los niños
expresan y sustituyen estos elementos con la entidad social más pri-
maria: la familia, en lugar de la comunidad y la colectividad.

216
LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA FN LAS REPRESENTACIONES QUF LÜS NIÑOS..

FIGURA 2

1. (...) Y secuestraron dos campesinos y a ocho campesinos


mataron y la familia de Carlos estaba preocupada porque su esposa
había parido un pelao apenas, pero a Carlos lo mataron (...) (Frag-
mento de la ciudad del miedo).
2. (...) Todo el mundo lo llamaba el gallero. El vendía drogas y
armas y lo mataron (...) (Fragmento de la narración de la ciudad real).

FIGURA 3
REPRESENTACIONES NÓMADAS

Esta característica de las tres representaciones de ciudad puede


ser entendida como una representación de desarraigo yen relación con
el resto, en particular con la 'ciudad-casa', es evidente que los niños
expresan sus casas como elementos desconectados y desarticulados
del espacio social, caminos colgando, botes-casas, por ejemplo

FIGURA 4

(...) La gente es tan poderosa que pueden levantar edificios y


ponerlos en otras partes, pero sólo los niños tienen ese poder tan
especial. Un día tres hombres llegaron y vinieron a mi tienda y me
dijeron que me tenía que quedar callada o si no iban a matar a mi
familia, entonces mágicamente me eleve (La ciudad soñada)
De esta representación nómada es posible decir que el fenó-
meno de la violencia no proporciona las suficientes herramientas
semánticas para que los niños se apropien del espacio social, princi-
palmente porque la violencia introduce elementos de exclusión, y
que el miedo y la amenaza son centrales en el proceso de
subjetivación, lo que no permite a los niños construir lazos perma
nentes y duraderos. Además el otro es visto como una amenaza rea'
e imaginaria de su universo. Es importante enfatizar que el ¡mpacto
de la violencia en el desarrollo de la comprensión social de los ni-
ños, está dado principalmente por mecanismos cotidianos y sutiles,
como la polarización, las reglas de exclusión y la negación del otro,
del diferente. De esta forma, al introducir nuevos significantes co-
mo el miedo y la exclusión, la violencia produce rupturas y vacíos
en la construcción del conocimiento social y de las representacio-
nes del espacio.

21 7
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

' ¡ W — c<...,:.

-eej'j -T^' :;%i tí*1

1. Dibujo de una
historia de la ciudad
del miedo.

SJXIS®.- %gr*m,

Dibujo de una historia


de la ciudad real.

Figura 3. Ejemplos de cómo los niños condensan los elementos


más significativos de la ciudad, tales como, la permanencia - r e -
presentado en la casa- y el viaje -representado en el c a m i n o - .
Estos ejemplos hacen parte de la característica encontrada en los
dibujos de los niños en Montería; la casa-ciudad.

218
LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS..

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1. Ciudad soñada. 2, Dibujo de la historia


de la ciudad soñada.

3. Ciudad soñada.

Figura 4 . Ejemplos de representaciones nómadas.

219
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

Con relación al estudio realizado en Belfast, con 10 niños de


la zona católica y de las zonas más pobres de la ciudad, es relevante
aclarar el momento histórico que Irlanda del N o r t e está atravesan-
do en el momento actual, porque provee el marco histórico y social
en el que fue desarrollado el estudio.
La investigación se desarrolló en abril de I 999 cuando exis-
tía un momento efectivo y verdadero de paz, a pesar de los pro-
blemas sociales que aún existen, y de actos violentos que ocurrie-
ron durante la semana previa al trabajo de campo. La historia
irlandesa tiene algunas similitudes con el conflicto colombiano el
cual también tiene raíces muy profundas en la estructura de la
sociedad, casi con una naturaleza endémica. Irlanda del N o r t e es
una sociedad profundamente dividida y polarizada. Las dos comu-
nidades (ios protestantes y los católicos) están segregadas en edu-
cación, vivienda y, en algunos casos, laboralmente. El conflicto en
irlanda se remonta a 1969, pero disminuye significativamente des-
pués del cese al fuego en 1994. La historia del conflicto ha permeado
la estructura social y, aunque sólo los ciudadanos mayores de 50
años tienen memoria de los peores tiempos de la violencia -ellos
lo llaman " t h e T r o u b l e s " - , define el contexto social en el cual los
niños y jóvenes están creciendo.
Para hacer el análisis de los dibujos de los niños se t o m ó en
cuenta ei esquema lacaniano de la dinámica del inconsciente, lo sim-
bólico, to real, lo imaginario. En cada categoría identifiqué algunos
rasgos característicos que revelan lo que llamé la psicodinámica de
la violencia así:
Existe un simbolismo espacial claro, identificado en tres rasgos
sobresalientes en los dibujos de los niños del espacio social, la ciudad:
primero, la ausencia de figura humana; segundo, los castillos y, tercero,
falta de articulación en cadenas de eventos sociales. Estos tres rasgos
son parte de la ruptura que produce la violencia en el orden simbóli-
co al extraer significantes de la coherencia intrínseca del mundo so-
cial como por ejemplo, el o t r o (en este caso la figura humana). El
orden simbólico está constituido por discretas articulaciones
discursivas y prácticas reales y concretas; es un dominio construido
por referencias sociales tales como los actores sociales.

220
LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS...

LA AUSENCIA DE FIGURA HUMANA -ENTENDIDA


COMO MANIPULACIÓN DEL ESPACIO SOCIAL-
ES importante decir que esta característica juega un papel
muy importante en la concepción del espacio social, porque la figu-
ra humana, que representa al otro, encarna la posibilidad de apro-
piarse de una determinada realidad social y la existencia de la dife-
rencia que inscribe la representación del niño en un orden social.
En ias historias que los niños contaron en Belfast, también fue posi-
ble observar su tendencia a representar la ciudad como un lugar
inhabitado. Los contenidos de las siguientes historias muestran la
ciudad del miedo, el miedo leído como la otra cara del deseo, es un
lugar de miedo por la ausencia de personas, del otro, pero, al mismo
tiempo, el o t r o es visto como un lugar aterrorizante.
1. Mi ciudad de miedo sería una ciudad grande en la que hu-
bieran muchísimas habitaciones y yo solo viviera ahí. Yo creo que
sería muy miedoso para mí.
2. El extraterrestre puso sus dos piernas y sus brazos en la
tierra. Él buscó a la gente y no había nadie. La ciudad se levanto de
la tierra y se fue.
3. Belfast es la ciudad del miedo en el mundo.Yo busco siempre
algo, pero no hay nada.
FIGURA 5

La representación del otro asociado con significados de mie-


do y exclusión podría imposibilitar a los niños para proyectar sus
imágenes en el afuera. Esto significa que las producciones creativas,
tales como los dibujos, son un reflejo de esa relación establecida
entre el o t r o y el miedo y explica por qué las imágenes de la ciudad
parecen estar vacías e inhabitadas.

LOS CASTILLOS: AUSENCIA DE ALTERIDAD

' El espacio social en Belfast está caracterizado por el rompi-


miento de la continuidad entre los lugares y barrios lo que aisla los
espacios privados y similares de lo distinto y lo público; a lo largo de
la ciudad hay murallas, banderas y líneas divisorias que delimitan
físicamente las fronteras de la ciudad; parece un grupo de castillos
que se protegen del afuera.

221
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

A b g C38&

1. Dibujo de una historia 2. Dibujo de Belfast en 1 0 años.


de la ciudad del miedo.

3. Dibujo de una historia de la ciudad del miedo.

v —.-^
' /

IR Í" fr n ^1 n .... i

Figura 5. Ejemplos de la ausencia de figura humana


en tres niños irlandeses diferentes.

222
1_A INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS..

1. Ciudad soñada.

2. Dibujo de la historia 1 de la ciudad soñada.

Figura 6. Ejemplos de los castillos


como representaciones de ausencia de alteridad.

223
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

Por esta espacialidad los niños asocian los castillos al único


lugar seguro para estar y el afuera, el espacio público, con lo hostil
y peligroso.
"El castillo es un buen lugar para vivir porque tú puedes ha-
cer t o d o lo que quieras.Tú puedes sentirte seguro y feliz de no
tener problemas" (ciudad del sueño).

FIGURA 6
LA FALTA DE ARTICULACIÓN DE CADENAS DE EVENTOS SOCIALES,
ENTENDIDA COMO UNA EXPERIENCIA DE DISCONTINUIDAD

Respecto a este punto, fue posible observar que los niños co-
nectaban eventos contradictorios en el tiempo y el espacio para po-
der darle un orden a la realidad social establecida. Ellos construyen
significado desde el escaso conocimiento disponible. Presentan las
historias como actos simbólicos en sí mismas, como invenciones de
soluciones imaginarias a las irresolubles contradicciones sociales; la
violencia fragmenta la realidad social en partes desconectadas. En el
siguiente fragmento de una de las historias se hace evidente que los
niños de Irlanda del N o r t e sienten un vacío, un hueco en su conoci-
miento de la realidad social porque no existen como actores sociales
y, por lo tanto, tienen que construir la comprensión y entendimiento
de su entorno a partir de eventos desconectados y dispersos.
"Cuando me caí mi pierna... Fui a la casa en la mañana cuando
estaba corriendo. Entonces fui a la casa y soñé. Fui al colegio y jugué
con mi mejor amigo, estábamos caminando alrededor de mi primera
casa y me dio seguridad, entonces yo y mi amigo jugamos en nuestro
bar, tomamos cerveza en la ciudad de Belfast. Me dolió la pierna cuando
me caí,fui a la casa en la mañana, yo entonces me fui a la cama y alguien
lloró desde el mar y mamá dijo no escuches" (historia construida con
10 palabras que escogieron de un juego de asociación libre).
En la investigación se encontraron similitudes culturales tales
como la división polarizada entre la vida pública y la privada. En el
caso colombiano se observó que los niños tendían a representar la
ciudad como una casa aislada, lo que llamé la casa-ciudad. En Belfast
los niños usaban los castillos como una forma de representar sus
imaginarios de la ciudad. Sin embargo, a pesar de las diferencias cul-
turales, ambas representaciones expresan una forma de entender
la ruptura y fragmentación del orden social.

224
LA INFLUENCIA DE LA VIOLENCIA EN LAS REPRESENTACIONES QUE LOS NIÑOS.,,

Estas dos características podrían estar relacionadas con otras


similitudes encontradas en el orden simbólico y en lo real.Sin duda, la
división polarizada de lo público y lo privado a través de las represen-
taciones de castillos y casas aisladas, revela la asociación que los niños
hacen del miedo y el otro. La categoría del miedo y la exclusión, otra
similitud, se representó desde dos perspectivas culturales. Desde la
perspectiva colombiana.se observó que la tendencia de los niños es
a representar la ciudad como casas aisladas, es una expresión de la
violencia como una realidad cercana y cotidiana. En las narraciones
de los niños de Canta Claro fue evidente el miedo como elemento
común entre las tres ciudades, la soñada, la del miedo y la real. Cuan-
do se les mostraron los dibujos de los niños colombianos, los niños
de Belfast pudieron identificar el miedo como elemento común y
tradujeron ese significante -el miedo-, también muy familiar para ellos,
en una expresa necesidad de protección.
En el caso de los niños inmersos en un contexto donde la vio-
lencia se ha legitimado como forma de relación cotidiana, la repre-
sentación fragmentada y radical de la ciudad está atada a la imagen
represiva que la violencia como estructura produce en el espacio
social.Sabemos desde la psicología que los mapas mentales dependen
estrechamente del tipo de actividad que el sujeto desempeñe. Por lo
tanto, hay lugares que no nos representamos porque no hacen parte
de nuestras actividades diarias. Sin embargo, las imágenes de la ciudad
de niños que viven en un ambiente de violencia no dependen de una
opción individual. Cuando la violencia pertenece a la vida cotidiana
de los niños, su influencia e ¡mpacto limita el mundo social de los
niños a un lugar fijo y único; la violencia establece claras y radicales
fronteras en el espacio social. En otras palabras, los mundos imagina-
rios y soñados de los niños son sus posibles y factibles realidades.
Al utilizar categorías de deseo, se introduce la posibilidad de
mirar y analizar en los dibujos no solamente los objetos expresados
sino analizar y contextualizar la ausencia; como Lacan dijo: el deseo
es la ausencia introducida en lo real. Este estudio tuvo el propósito
de mostrar esa ausencia en la imaginación de los niños. Por ejemplo,
la ausencia de figura humana en los dibujos podría significar que, en
una sociedad donde la violencia ha permeado la cotidianidad, el o t r o
es asociado a significantes de miedo y exclusión.

2251
OLGA ALEXANDRA REBOLLEDO

Estos resultados muestran que la violencia como sistema sim-


bólico, a través de distintos mecanismos cotidianos, promueve el
miedo como instrumento de poder y socialización. Por lo tanto, la
violencia introduce en el espacio social el significado de que la ciu-
dad ya no es el lugar de encuentro con los otros.
A pesar de las variaciones culturales, los métodos que se de-
sarrollaron para analizar la comprensión de los niños del espacio
social, permitieron explorar de una forma más profunda la dinámica
general del fenómeno social de la violencia. Espero que algunos de
estos métodos otorguen herramientas valiosas para entender la vida
de nuestros niños en estos contextos específicos; se necesita abrir
aproximaciones metodológicas que faciliten e incrementen el en-
tendimiento de tan compleja y contemporánea realidad. Finalmen-
te, el análisis cultural del conocimiento social de los niños a través
de sus construcciones creativas (dibujos e historias), facilitará tam-
bién nuestra propia comprensión como adultos de los mundos so-
ciales de los niños. Las voces de los niños pueden ser una forma de
entender nuestro propio mundo.

REFERENCIAS

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2271
Los NIÑOS Y LAS NIÑAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO:
UNA MIRADA DESDE SU PROPIA DIGNIDAD

José Luis Campo Rodicio

E l desplazamiento forzado en Colombia constituye uno de los he-


chos más aberrantes, no sólo por su magnitud, sino porque con-
lleva una multiplicidad de violaciones a los derechos fundamentales
de los seres humanos; cualquier análisis de este hecho implica colo-
carnos ante situaciones concretas que nos confrontan e interpelan.
Por ello, aunque no dudamos en responder a la invitación que nos
hacen para participar en este evento.es para nosotros un desafío ya
que se trata de reflexionar sobre una realidad sangrante que hace
evidente nuestra incapacidad y hasta nuestra indiferencia.
El tema del desplazamiento vinculado a la realidad de los niños
y niñas está muy cercano a nuestra dinámica institucional ya que la
entidad que represento adelanta, hace ya varios años, acciones de
acompañamiento a población desplazada en sus sedes deVillavicen-
cio, Monten'a.Tierralta, Puerto Libertador y Santafé de Bogotá.
En este espacio queremos compartir algunas reflexiones que
desde la práctica venimos haciendo; vamos a centrar nuestra parti-
cipación en un acercamiento humano a cada uno de los componen-
tes de la expresión Niños y niñas en situación de desplazamiento.
Detengámonos un momento en eso de los niños y niñas. ¿A
quiénes nos estamos refiriendo? ¿De qué niños y niñas estamos
hablando? ¿Quiénes son ellos para cada uno de nosotros y noso-
tras? Aunque parezca obvio es fundamental que nos hagamos esas
preguntas, ya que de la forma como asumamos la respuesta de-
penderá nuestra comprensión del problema y la actitud que asu-
mamos ante él.
Para nosotros y nosotras, me refiero a los que formamos
parte de Benposta, los niños y las niñas son personas y como tales
sujetos de dignidad. Esta expresión es obvia y no genera en sí con-
troversia alguna. El poner en duda, de forma consciente, la digni-
dad humana es asumir una mirada raquítica sobre la vida y su gran-
1
Teólogo, Coordinador General - Representante Legal de Benposta en Colombia.
JOSÉ LUIS CAMPO ROOICIÓ

deza. N u e s t r o p r o b l e m a es que estamos a c o s t u m b r a d o s a


"estratificarla" de acuerdo con determinadas situaciones. Hoy día
hablamos de niños y niñas desplazados de la misma forma que ha-
blamos de los niños y niñas de la calle, abandonados, ricos,pobres,
indigentes... y otros términos que degradan su vida y su dignidad. Con
ello legitimamos inconscientemente esa situación y las distintas orga-
nizaciones nos especializamos en diseñar proyectos y programas para
cada una de esas categorías. De esta forma, lo que hacemos es
institucionalizar el problema y nuestras acciones se orientan a man-
tenerlo y legitimarlo más que a su radical solución.
Es fundamental que entendamos a los niños y niñas no como
desplazados, sino simplemente como lo que son, personas, con t o -
das ias implicaciones que ello tiene. El reconocerlos como personas
es identificarlos, no por sus carencias, sino por sus potencialidades.
Tras las miradas tristes de esos rostros horrorizados hay vida, sue-
ños, esperanzas... y es a partir de ello que tenemos que construir.
Cuando vivimos inmersos en situaciones tan degradantes no
es fácil reafirmar la grandeza de la dignidad humana de estos niños
y niñas, pero consideramos que es fundamental que hagamos un
esfuerzo para ubicarnos en el tema que nos convoca. Posiblemente,
sea más fácil para los que tenemos hijos e hijas. Pensemos en ellos
por un momento... con seguridad no tendremos problemas para
reconocerles como dignos, como personas. Ahora traslademos esa
misma visión y comprensión a los niños y niñas que conocemos
como desplazados. ¿Acaso no son ¡guales?
Una vez reafirmada esta digna condición personal de los ni-
ños y niñas que la sociedad identifica como desplazados pasemos al
segundo aspecto. El desplazamiento. ¿Cuál es la compresión que
tenemos de un fenómeno que afecta a más de un millón ochocien-
tos mil colombianos y colombianas y que aumenta a un promedio
de 600 personas día (la Defensoría del Pueblo habla de 550), de las
cuales el 58% son menores de 18 años? ¿Qué es eso del desplaza-
miento? N o voy a tratar de hacer un análisis profundo de este fenó-
meno. Por desgracia es un tema ya incorporado a la dinámica social
del país y lo hemos incluido en nuestras agendas institucionales.Yo
los invito aquí a que hagamos un esfuerzo por acercarnos a la parte
humana de este fenómeno, que intentemos ver los rostros, las si-
tuaciones personales y sociales que se generan... Nos pasamos ho-

230
Los NIÑOS V LAS NIÑAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

ras y horas discutiendo si son un millón o un millón quinientos y


nos olvidamos de sus nombres, sus rostros, su vida.Veámoslo en
relación con esos 950.000 niños y niñas de los cuales ya reafirma-
mos su dignidad como personas.
Queremos insistir en el desplazamiento como la máxima ex-
presión de violación de derechos.Todos los derechos humanos, políti-
cos, sociales, culturales, civiles, individuales, familiares y colectivos son
violados en el hecho del desplazamiento.Todos los principios consa-
grados en la Constitución son aquí desconocidos. Ser desplazado es
vivir el desarraigo, el exilio, el temor, la incertidumbre, la pobreza, la
marginalidad, la insolidaridad... Todos los aspectos degradantes que
podamos alcanzar a imaginarnos se concentran en la situación de des-
plazamiento.Y aquí es fundamental que hablemos de responsables. Sin
negar la responsabilidad directa de los distintos grupos armados, unos
y otros, que intimidan y masacran a niños, niñas, hombres, mujeres y
ancianos de la forma más cruel y sediciosa, produciendo la degradante
huida de poblaciones enteras, insistimos en la directa responsabilidad
del Gobierno de turno, por su incapacidad para garantizar la perma-
nencia y seguridad de los pobladores, unido a la incapacidad y falta de
voluntad política para asumir las responsabilidades que él mismo se
asigna en la Ley 387 y que hace referencia a la prevención, protección,
atención integral y consolidación/estabilidad económica.
El problema es que nadie se siente responsable de esta situa-
ción. Pienso que todos tenemos algo que ver en el asunto. De lo
único que estoy seguro es que ellos, especialmente los niños y las
niñas que pagan en carne propia las consecuencias, son los más
inocentes. Yo no sé el nivel de responsabilidad que tengamos los
que hoy día estamos aquí. A lo mejor nuestra pasividad y nuestra
indiferencia también nos condenan. A veces, cuando día a día vivi-
mos por los medios las masacres y t o d o lo demás, me pregunto si
hemos perdido nuestra capacidad de asombro, de indignación. Lo
cierto es que nos sentimos ajenos e incapaces.
Veamos también el hecho del desplazamiento, no como un
acto o un acontecimiento, sino como un proceso.Ya en sí el hecho
violento es trágico, especialmente para los niños y niñas. La llegada
de h o m b r e s y mujeres a r m a d o s y sus macabras acciones
descuartizando a sus víctimas con machetes y motosierras delante
de sus hijos, esposas... Podremos imaginar, si es que podemos, el

2311
JOSÉ LUIS CAMPO RODICIO

impacto de este hecho sobre sus vidas. El dibujo de una niña recién
llegada de Mapiripán a nuestra sede de Villavicencio era muy diciente:
...como una plaza, un poste en el centro con una persona amarrada,
personas de pie sin cabeza, cabezas de hombres o mujeres en el
suelo... Todos sabemos lo que pasó en Mapiripán, lo mismo que
pasó en Puerto Alvira y pasó en el sur de Bolívar, en Barranca, en
N o r t e de Santander, enTierralta... lo que por desgracia pasa hoy día
en casi t o d o el país.
Pero la cosa no queda ahí. N o es solamente el hecho violento
con todas las nefastas consecuencias que podemos imaginar. Tene-
mos que ver el desplazamiento como un proceso que coloca a los
niños y las niñas, junto con sus desintegradas familias, en una situa-
ción de desplazamiento. Es importante entender esta situación como
un estado permanente de vida. Aquí los psicólogos nos podrían dar
muchos elementos para entender las consecuencias que para la
integralidad de la vida tiene este hecho. Un nuevo ingrediente entra a
incidir de forma directa en la vida de estas personas, son desplazados.
Intentemos señalar algunos aspectos que caracterizan esta
nueva situación que, insisto, se convierte en una forma obligada y
permanente de asumir la vida:

EL DESARRAIGO

Una de las situaciones más duras, en especial para los niños y


niñas, es el abandono forzado de su tierra, tierra que no podemos
entender simplemente como espacio físico, sino que es lo vivenciado,
lo construido. Son relaciones vivas que se establecen con el espacio,
los vecinos, los animales, la naturaleza... y que se convierten en un
elemento fundamental de la dimensión humana. Esta vinculación viva
con el entorno es un elemento fundamental de los seres humanos.
Queremos también aquí compartir algunos testimonios de
niños y niñas ubicados en nuestra sede de Canta Claro, en Montería.
Querido tío. Espero que te encuentres bien de salud. Esta carta
es para decirte que extraño mucho la casa, a mis amigas y en
especial a mi perrito Chómpiro. Extraño mis paseos cuando iba
en el burro a la escuela. Por favor salúdame al profe Gustavo
que lo extraño mucho.

232
Los NIÑOS Y LAS NIÑAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

Cómo estás, espero que estés bien. Yo recuerdo mucho la


quebrada donde nos bañábamos. Me hace falta montar a ca-
ballo, comer guayaba y mangos porque eso no lo tengo acá.
Te saludo y quiero que estés bien. Quiero saber cómo están
mis primos. Dale saludo a mis amiguitos. Me hace mucha falta
montar el burro y los caballos porque acá no hay y también
los pericos. Me hace falta la perrita Maga.
Estos ejemplos señalan que para los niños y niñas es algo
horrible salir obligados de una situación de vida que genera lazos
de relación muy fuertes con el medio y llegar a centros urbanos y
"ser tirados" en la miseria.
AJiora bien, si pudieran ubicarse en un medio digno el impacto
posiblemente no sería tan fuerte. Aquí señalamos otro componente fun-
damental de esta nueva condición de vida que asumen los desplazados.

L A VIOLACIÓN DE SUS NECESIDADES BÁSICAS EXISTENCIALES

Todos coincidimos en que la situación de desplazamiento es la


máxima expresión de violación a los derechos humanos; es un atenta-
do contra la dignidad de las personas. Pero entramos aquí en un tema
que se ha vuelto demasiado subjetivo, ya que muchos piensan que los
derechos de las personas dependen de su reconocimiento jurídico y,
por lo tanto, de circunstancias políticas. La socióloga francesa Simone
Weil hace una diferencia entre derechos y necesidades, diferencia que
me parece muy pertinente para lo que estamos tratando. Al señalar
esta diferencia, dice la autora que las necesidades brotan de lo más
profundo del ser humano y crean obligaciones por parte del Estado,
obligaciones que son las mismas en todos los tiempos y circunstancias.
Estas necesidades son propias de la naturaleza humana, intrínsecas a la
propia condición de seres humanos, por el simple hecho de serlo.
Entre estas necesidades básicas fundamentales se señalan la vida,
la integridad personal, la alimentación, la vivienda, la libertad, la seguri-
dad... y otras que definen la condición humana de las personas.
Aquí es nuevamente necesario visualizar la condición que
afrontan los niños y niñas en los distintos asentamientos o sectores
marginales de los centros urbanos donde se ubican. Hacinamiento,
hambre cotidiana, desnutrición, inseguridad, dolor compartido, en-
fermedades virales, paludismo, gripes crónicas.... t o d o lo degradante
que podamos alcanzar a imaginarnos.

233|
JOSÉ LUIS CAMPO RODICIO

Esa es la condición permanente de vida que afrontan mas de


950.000 niños y niñas que día a día aumentan de forma significativa.
Ante ello surge un sentimiento de incapacidad. ¿Qué podemos ha-
cer? Las organizaciones que conformamos el Grupo de Apoyo a Des-
plazados (GAD), un conjunto de 13 O N G que desde lo jurídico y
humanitario pretendemos acompañar a los desplazados en el país,
organizamos hace pocos meses un encuentro de niños y niñas iden-
tificados como desplazados, que provenían de distintos sectores del
país2. Lo llamamos "Encuentro de Niños y Niñas por sus Derechos y
la Paz". Asistieron 38 delegados y delegadas y durante cuatro días
confrontaron, a través de lo que llamamos un Taller de sueños,
el cómo están viviendo y cómo quisieran vivir. A modo de ejemplo
quiero compartirles el proceso presentado por uno de los grupos. Su
"presente" lo expresaron a través de un dibujo muy diciente. Un sol
llorando, un cementerio, figuras humanas aisladas, todas de negro,
helicópteros disparándole a la gente...
Al confrontarla con el "cómo ellos quieren vivir" el ejemplo
es más que significativo. El sol alegre, figuras humanas unidas, casas
de colores, flores, pájaros... como una explosión de vida.
Esta doble dimensión de la vida, expresada en el contraste de
estos dos dibujos, nos ubica en o t r o aspecto de la reflexión que
queremos compartir:

E L PRESENTE Y EL FUTURO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS


QUE VIVEN EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

Fíjense que venimos hablando no de "niños y niñas desplaza-


dos", sino "en situación de desplazamiento". Esta diferencia es funda-
mental. N o se trata de un juego de palabras. Al hablar del desplaza-
miento como "situación" lo estamos colocando fuera de la esencia de
la persona, algo externo, que no forma parte de su identidad. Es un
elemento accidental que, aunque cala profundamente en la identidad
de las personas que lo sufren, desaparece cuando se dan las condicio-
nes para ello. Es por esto que insistimos que los niños y las niñas no
son desplazados, sino que viven en situación de desplazamiento.

En este encuentro, realizado de! I al 4 de agosto de 1999, participaron niños y niñas provenientes de
Villavicencio, Tierralta. Quibdó, San José de Apartado, Neiva, Dabeiba, Cacarica, Cúcuta, Cambao, Monte-
ría, Bucaramanga. Armero-Guayabal y Santafé de Bogotá.

234
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

El vivir en esta situación de desplazamiento implica un pre-


sente con carencias en los elementos mínimos necesarios para un
digno desarrollo humano, presente que podría definirse como de
"tragedia compartida", como una negación permanente a la vida,
como violación a un derecho fundamental que los niños y niñas
reclaman con insistencia: el derecho a la esperanza.
Pero en medio de esta tragedia del desplazamiento a la que
están amarrados es importante insistir en la capacidad de sueño y
esperanza que tienen ios niños y las niñas.A los que mantenemos
una relación cotidiana con ellos nos asombra su capacidad de tras-
cender el pasado y proyectarse hacia el futuro.A pesar de la trage-
dia los niños y las niñas viven, el presente con gran intensidad y día
a día pretenden hacer realidad sus sueños. El encuentro al que hacía
referencia lo definiría como una "explosión de vida y esperanza".
Cuando se planteaban el cómo llegar de la realidad a los sueños, los
niños y niñas hacían propuestas concretas de compromisos y res-
ponsabilidades, señalando como aspectos para desarrollar, entre
otros, los relacionados con la educación, salud, vivienda digna, re-
creación, seguridad, derecho a la vida y a la esperanza, el trabajo de
sus familiares adultos, etc.
Es esta capacidad propositiva, que surge y se alimenta fundamen-
talmente en procesos organizados, donde hombres, mujeres, niños, ni-
ñas, jóvenes y ancianos toman conciencia de su capacidad de lucha por
superar su degradante condición, lo que hace que los niños y niñas
dejen de ser un problema y se conviertan en parte de la solución. A sus
lógicos reclamos al gobierno para que cumpla con los mínimos com-
promisos contemplados en la ley, se une su generosidad, compromiso y
capacidad de asumir responsabilidades que transcienden el justo bene-
ficio personal y se proyectan a un anhelo de país.
Sin que suene a recetario comparto, finalmente, cómo desde
Benposta acompañamos esta realidad, especialmente en nuestras
sedes de Montería,Tierralta, Puerto Libertador y Villavicencio.
En primer lugar insistimos en la necesidad de la integralidad
de cualquier acción de acompañamiento. La ayuda de emergencia
la enmarcamos en una propuesta de desarrollo humano y cual-
quier respuesta inmediata en aspectos de salud, nutrición y edu-
cación son estrategias dinamizadores de procesos de organiza-
ción y participación social.

2351
O t r o tema importante es la forma como abordamos el as-
pecto psicosocial. Más que a través de estrategias terapéuticas de
carácter individual, hemos descubierto la fuerza del elemento lúdico
y cultural en el proceso de lo que muchos llaman la "reconstrucción
del duelo". Una de las estrategias programáticas que caracteriza nuestra
acción de acompañamiento es lo que llamamos "Cultura para laVida".
Un tercer componente es el colectivo pedagógico (comunidad
educativa) donde los niños y niñas actúan, no como simples benefi-
ciarios sino como sujetos sociales. A través de una estructura de
autogobierno, con asambleas, juntas de gobierno, alcaldías y consejos
de diputados, niños y niñas, sin importar la edad, participan activa-
mente en el propio diseño y gestión de la propuesta pedagógica.
Es importante señalar, así mismo, la vinculación y participa-
ción de la familia en el proceso educativo de sus hijos. A través de la
Escuela de Padres se busca el fortalecimiento de vínculos de identi-
dad y pertenencia.
Quiero agradecerles su paciencia al escuchar estas reflexio-
nes que surgen, no tanto de un análisis teórico, sino de la propia
vivencia cotidiana.

236
COMENTARIOS
LA NECESIDAD DE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO Y GENERACIÓN
EN EL ESTUDIO DEL DESPLAZAMIENTO O LA RECUPERACIÓN
Y CIRCULACIÓN DE LA PALABRA DE QUIENES
SE ENCUENTRAN EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO

Juanita Barreto Cama

L as palabras de Haidy Duque.José Luis Campojiovani Arias, Sandra


Ceballos y OlgaAlexandra Rebolledo, han sido puestas en circula-
ción en este simposio con una finalidad explícita en la manera particu-
lar de nombrar la jornada de esta mañana: la necesidad de crear con-
diciones para que en la pregunta sobre los efectos psicosociales del
desplazamiento sea posible "una mirada de género y generación".
Cada una de sus expresiones,estructuradas como vivencias o
experiencias, como reflexiones, planteamientos o conceptos, como
proyecciones o propuestas, se ha tejido en y a partir de un comple-
jo entramado en el que confluyen:
a. Los hilos de sus particulares y por ello diferentes historias
personales.
b. Las puntadas de sus relaciones con las organizaciones e insti-
tuciones de las cuales forman parte, con las que se van tejiendo
monos, doblémonos, cadenetas y puntos.
c. Los nudos de las voces de las mujeres y los hombres, los jóvenes
y las jóvenes, las niñas y los niños con quienes realizan su trabajo
cotidiano y con quienes se han encontrado en razón de la situa-
ción de desplazamiento a la que la sociedad los ha abocado.
d. Los enredos y las hebras sueltas de la historia de este país en el
cual aún no cabemos todas y todos y donde aprendimos, por ejem-
plo, que su partera era la violencia.
e. Los hilvanes y deshilvanes, los enlaces, remiendos, costuras y
remates que dan cuenta de las posibilidades que cada una y cada
uno de ellos y ellas han construido para situarse ante esta histo-

Profesora, Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de


Colombia. Investigadora del Programa de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo,
JUANITA BARRETO CAMA

ria que nos es común y que nos congrega en este evento: la de la


violencia y el desplazamiento forzoso.
Sus escritos han sido presentados hoy en este escenario para
compartirlos con quienes aquí estamos; para someterlos "al debate
público"; para que "conversemos" sobre sus contenidos; para que ios
pongamos en circulación por los espacios donde transitamos; es de-
cir, para que contribuyamos en los lentos, difíciles y contradictorios,
pero también potenciadores y esperanzadores procesos de produc-
ción y distribución de los conocimientos, en este caso sobre el des-
plazamiento en Colombia.
Me pregunté varias veces desde dónde situarme para asumir la
tarea que me había sido asignada como comentarista en este simpo-
sio: ¿desde los contenidos de los textos?, ¿desde la complejidad de los
contextos?, ¿desde las voces de los niños y las niñas, los jóvenes y las
jóvenes, las mujeres y los hombres "en situación de desplazamiento"?,
¿desde las líneas de acción de las instituciones y organizaciones?, ¿desde
las políticas y prácticas de ias autoridades estatales y sus efectos so-
bre los poderes múltiples que a ellas se articulan?
En la búsqueda de un criterio para abrir el necesario debate a
sus planteamientos, descubrí que cada uno de estos lugares es legíti-
mo y cada una de estas miradas es necesaria. Descubrí también que
aunque en nuestro tiempo -el de este momento en este recinto- no
podemos abordarlas todas, los tiempos de la historia que construi-
mos con nuestras propias vidas y el de la historia que construyen
otros y otras permitirán seguir tejiendo este entramado. Y en ese
descubrimiento opté por situarme desde mi experiencia como mu-
jer y como ciudadana; desde mis sesgos como trabajadora social y
como profesora e investigadora de la Universidad Nacional me uno a
las preguntas que otras y otros se formulan acerca de los procesos
de participación social y comunitaria. Creo en la necesidad de identi-
ficar las posibilidades que abre la construcción de una perspectiva de
géneros y de generación para la comprensión de los problemas, pro-
cesos y realidades humano-sociales.
Desde allí, desde mi propio sesgo, me pronuncio ante las inmen-
sas y variadas posibilidades que nos ofrecen, tanto los contenidos
de las ponencias presentadas, como los procesos en los cuales se sus-
tentan; ante la riqueza dei reconocimiento de sus aportes como el po-
tencial que nos brinda la identificación de sus limitaciones.

238
Y allí mi opción es animar conversaciones en las cuales el
punto de partida lo constituyan algunas preguntas:
1. En primer término, la necesidad de retomar la pregunta gene-
radora de este evento: ¿Qué podemos decir hoy sobre las com-
plejas y persistentes relaciones entre las causas y los efectos
psicosociales y culturales del desplazamiento? Las ponencias pre-
sentadas nos invitan a anteponer otra pregunta formulada por
quienes hoy se encuentran en situación de desplazamiento: ¿Dón-
de estaríamos hoy si las preguntas sobre las dimensiones
psicosociales y socioculturales de la historia y de la vida, en t o -
das sus formas y en todas expresiones, tuviesen un lugar de pri-
vilegio? Echar a andar este ¡nfprrncrantp contribuye a poner en
cuestión la situación de desplazamiento; contribuye a hacer po-
sible que los sentimientos, pensamientos y acciones de quienes
hoy son nombrados, señalados y estigmatizados como "despla-
zados" estén presentes en la búsqueda de alternativas para que
la población desplazada no aumente, para que contar muertos y
masacres, deje de ser una necesidad en nuestro país, para que ei
Estado y la sociedad entera reconozcan el desplazamiento como
un hecho absurdo, como una realidad sin sentido.
2. En segundo término, la necesidad de preguntarnos por las ausen-
cias y las presencias en los diversos y ya numerosos eventos sobre
desplazamiento realizados en nuestro país, respecto a los cuales de-
bemos indagar ¿Qué razones inducen a privilegiar los estudios so-
bre las llamadas causas estructurales de la violencia y del desplaza-
miento, esto es, los estudios sobre sus dimensiones económicas y
políticas, en detrimento de sus dimensiones personales/socioculturales
y subjetivas? ¿Por qué los estudiosos de la violencia estructural no se
sienten convocados ni logran disponer de tiempos dentro de sus
agitadas agendas para conocer dimensiones hasta el momento no
nombradas, o nombradas tangencialmente, de la violencia y el con-
flicto? Tal vez, convertir esta pregunta en motivo de conversación
cotidiana nos permita reconocer que ia noción de sujeto construida
por la modernidad está aún en el hermoso terreno de la utopía y
que pasar de los "sujetos de la ilusión" a los sujetos y sujetas2 de la
vida es un camino que apenas empezamos a recorrer.

Permítaseme esta expresión, que nos envía a pensar en la génesis y significados del lenguaje, en los
imaginarios y representaciones sociales que comporta y en su impacto sobre el quehacer cotidiano.

2391
Este lugar nos invita también a conversar sobre las posibi-
lidades ofrecidas por la presencia en este evento de las voces de
las mujeres que construyen proyectos en el Taller de Vida, de los
niños y niñas que se reconocen en su potencial de ciudadanos y
ciudadanas en Benposta, de los jóvenes y las jóvenes que cons-
truyen nuevas formas de esperanza, una esperanza cifrada en el
presente y no en el futuro, de la Fundación Dos Mundos; de los
niños y las niñas que en Colombia y en Irlanda pintaron sus te-
mores, sus realidades y sus sueños a partir de sus miradas sobre
sus ciudades.
3. En tercer lugar la necesidad de reconocer que necesitamos asumir
una perspectiva de género y de generación para pensarnos a
nosotros y nosotras mismas y para pensar en los textos y las
narrativas que nos constituyen y en los contextos, procesos y
problemas en los que nos encontramos. Reconocer que cons-
truir una perspectiva de género y de generación supone un ejer-
cicio permanente y persistente de construcción cotidiana de la
democracia, de articulación entre los intereses particulares y los
colectivos, entre las dimensiones individuales y comunitarias de
la vida humana. D e s c u b r i r , con quienes i n t e r a c t u a m o s
cotidianamente, las razones por las cuales es importante desti-
nar tiempos y espacios a pensarnos como seres humanos con-
cretos, sexuados, genéricos y generizados, portadores en nues-
tra corporeidad de una edad determinada.
Las exposiciones que hemos escuchado nos ofrecen posibili-
dades para descubrir que todas las elaboraciones que se realicen
sobre cualquier aspecto relacionado con el desplazamiento nos re-
fieren a las mujeres y los hombres que portan sobre su ser y sobre
sus identidades los estigmas y los dolores que lleva consigo.Tal vez
sea esta mirada un camino para hacer real y viable la idea de sujeto
de la modernidad, esto es, para reconocer la existencia de sujetos y
sujetas de derechos que no son el sujeto uno, único y homogéneo,
sino sujetos y sujetas que se construyen como seres autónomos y
autónomas en la posibilidad de ser nombrados y nombrarse, en la
posibilidad de reconocer a otros y a otras y de ser reconocidas/
reconocidos por ellos y por ellas.

240
CAPÍTULO IV
Propuestas y experiencias de atención
ATENCIÓN PSICOSOCIAL A POBLACIONES VÍCTIMAS
DE LA VIOLENCIA Y EL CONFLICTO ARMADO

Gabriela Rodríguez Pizarro

V oy a compartir con ustedes una propuesta de intervención psi-


cosocial que nace y se desarrolla en el marco de la experiencia
de trabajo con población desplazada, refugiada y migrante en diver-
sas regiones de América Latina y en el acompañamiento a las perso-
nas y comunidades en situaciones de alta vulnerabilidad por las con-
diciones de violencia que generan los conflictos armados. Esta
propuesta de intervención, que se ha venido aplicando desde 1983
en América Central, comenzó a construirse con la participación ac-
tiva de las personas víctimas de la violencia y el conflicto armado y el
trabajo directo en las zonas en donde se desarrollaba el conflicto.
Este modelo de intervención psicosocial se caracteriza por ser
holístico, interdisciplinario, dinámico, y en constante construcción.
Es holístico ya que considera que así como las causas que
afectan a las personas víctimas de la violencia y el conflicto armado
se inscriben en los ámbitos individual, emocional, productivo,
organizativo, colectivo, legal, ambiental y espiritual, de la misma for-
ma, la reparación debe considerar las intervenciones en dichos ám-
bitos, es decir, debe ser integral.
La propuesta surge de una lectura integral, consciente de que
el trauma que sufren las personas en un contexto de violencia y con-
flicto armado tiene múltiples causas y que, por lo tanto, la labor de
reparación o recuperación de las personas debe comprender esas
causales. Esto significa que los procesos de recuperación de las perso-
nas y comunidades van más allá de consideraciones únicamente emo-
cionales, productivas, organizativas, ambientales o espirituales.
El modelo es interdisciplinario debido a que las múltiples
causas que afectan a las personas víctimas de la violencia y el con-
flicto armado exigen una lectura desde diversas perspectivas, espe-

Organización Internacional para las Migraciones


GABRIELA RODRÍGUEZ PIZARRO

cialidades y disciplinas, en forma conjunta. Con elementos uni-


dimensionales, es decir, desde una sola disciplina, no podríamos
intervenir en contextos de pérdidas, cortes y violencia que des-
truyen el tejido social, las personas, las familias, los grupos, las iden-
tidades, las unidades productivas y espirituales, las capacidades lo-
cales y comunales y la infraestructura.
Es por ello que esta propuesta considera como un aspecto de
suma importancia las intervenciones desde equipos interdisciplinarios
en los que, de manera conjunta (nunca compartamentalizada) se ela-
boren propuestas que favorezcan a las personas afectadas en sus ne-
cesidades de corto, mediano y largo plazo. Somos conscientes que no
en todos los casos es posible realizar intervenciones desde equipos
interdisciplinarios, pero esta realidad de ninguna manera debe des-
cartar la posibilidad y responsabilidad de que, en esos casos, el traba-
jo se realice en forma coordinada con otras instancias que existan
más allá de nuestras instituciones u organizaciones, que puedan rea-
lizar el trabajo desde otras áreas en las que no trabajamos.
Nuestro modelo es dinámico, porque se ubica en la perspec-
tiva de los procesos. Esto significa que, por una parte, las considera-
ciones de trabajo no se agotan en intervenciones o apoyos puntua-
les sino que visualizan (y están abiertas a) aspectos de mediano y
largo plazo y, por otra, se considera la labor de presencia, apoyo y
acompañamiento a las poblaciones a lo largo del tiempo como un
aspecto fundamental de la propuesta.
El modelo considera de suma importancia las ayudas puntuales
que se puedan dar en etapas de emergencia siempre y cuando estén en
función de labores de apoyo y acompañamiento en etapas siguientes
de transición y desarrollo (consolidación socioeconómica). En este sen-
tido, nuestro modelo hace especial énfasis en la crítica de modelos
asistencialistas y cortoplacistas que fomentan la dependencia y pasivi-
dad de las poblaciones y no su capacidad de desarrollo y autonomía.
Nuestro modelo está en constante construcción. Lo cual es
fundamental porque muestra que esta propuesta no es una receta
acabada, sino un modelo que debe adaptarse a la realidad en la que
se inscribe y a las características, capacidades y potencialidades, tan-
t o de las poblaciones con las que se trabaja como de las personas
mismas que desarrollan la propuesta. En esta afirmación no hay un
relativismo que niegue los aspectos anteriormente descritos; es, más

246
ATENCIÓN PSICOSOCIAL A POBLACIONES VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA

bien, una invitación a la constante retroalimentación y reflexión de


las labores que propone este modelo.
Este modelo de intervención psicosocial se fundamenta en
los siguientes aspectos teórico-metodológicos:

EL EMPODERAMIENTO

Se considera la capacidad y poder de construcción de las perso-


nas en forma positiva porque permiten la reconstrucción de proyectos
de vida dignos y autónomos. En este sentido, la experiencia de trabajo
ha mostrado la importancia de que las poblaciones afectadas partici-
pen, opinen y realicen propuestas desde sus perspectivas y formas pro-
pias de organización. Aun cuando el sufrimiento, el dolor y la incapaci-
dad de expresión están presentes en las poblaciones afectadas por la
violencia y el conflicto armado, también lo están los deseos de vida y las
expresiones de solidaridad; es necesario potencializar y facilitar estas
características como vías de empoderamiento y reconstrucción.

LA NO VICTIMIZACIÓN

Esta propuesta se aleja por completo de t o d o tipo de consi-


deraciones especiales que hagan aún más vulnerables a las pobla-
ciones afectadas. Aunque las poblaciones con las que trabajamos
son víctimas de la violencia y el conflicto armado, no necesariamen-
te el dolor y las pérdidas inherentes a esa condición son aspectos
paralizantes. Ante todo, las intervenciones psicosociales buscan el
rescate de la dignidad de las personas, lo cual es imposible de lograr
con intervenciones asistencialistas o cortoplacistas.

LA ESCUCHA

Se entiende la escucha como una actitud de respeto, atención


y apertura hacia las poblaciones afectadas. C o m o ya se ha mencio-
nado, el modelo psicosocial es dinámico y considera procesos lo
cual implica ubicar el apoyo y el acompañamiento en el tiempo, que
generalmente es prolongado. La experiencia de trabajo integral con
las poblaciones afectadas por la violencia permitió observar que las
pérdidas materiales y afectivas comenzaban a ser verbalizadas y ex-
presadas por las personas después de los primeros contactos con
ellas, esto no se hubiera comprendido sin una actitud de escucha y
acompañamiento real.

2471
LA REPARACIÓN INTEGRAL
C o m o se ha puntualizado anteriormente, la propuesta de in-
tervención psicosocial considera el rescate de lo subjetivo, lo indivi-
dual y lo intrapsíquico de las personas y comunidades, así como el
rescate y potenciación de los aspectos sociales, económicos, produc-
tivos y culturales de las poblaciones afectadas. Se parte de que reali-
dades como el desarraigo, el desplazamiento forzado, la violencia, el
conflicto armado y la exclusión social, son experiencias que provo-
can traumas, rupturas, pérdidas y cortes abruptos que precisamente
afectan los mencionados aspectos individuales, intrapsíquicos, socia-
les, económicos, productivos y culturales.
Esta propuesta se ubica en un marco de ética y solidaridad
hacia las poblaciones afectadas por la violencia y el conflicto arma-
do. D e n t r o de este marco, es necesario hacer un esfuerzo por dar
lugar a propuestas realizadas en forma conjunta, de manera que
integren a las poblaciones mismas, pero que también consideren la
coordinación interinstitucional, el apoyo de las universidades y las
formas de negociación que vayan más allá de la denuncia y trascien-
dan a la elaboración de propuestas concretas. Sólo así podremos
construir signos de vida, crecimiento y dignidad en contra de los
signos de muerte, segregación e injusticia.

248
LA SALUD MENTAL EN EL CONTEXTO
DE VIOLENCIA Y DESPLAZAMIENTO FORZOSO EN COLOMBIA:
UN DESAFÍO A LA SALUD PÚBLICA HOY Y MAÑANA

Fabio Rivas Muñoz

...si no hemos sido capaces de vivir enteramente como


humanos, al menos hagamos lo posible
por no vivir enteramente como animales...

José Saramago2

ACLARACIÓN

E l presente acercamiento al desafío que ofrece la salud mental hoy


y mañana en el contexto colombiano de violencia y desplazamien-
to forzoso (consecuencia de ella) se hace desde mi visión de la salud
pública. N o soy psiquiatra ni psicólogo y, por tanto, no me meteré en
ninguno de sus campos, simplemente me declaro ignorante al respec-
to. Desde hace tiempo viene en aumento mi escepticismo con res-
pecto al papel que los expertos puedan jugar ante esta crisis de la
salud mental.Y, aclaro, hago referencia a todos los expertos en todos
los ámbitos, sobre todo aquellos donde las comunidades deben ser
las protagonistas. Por otro lado, es importante dejar claro que de lo
expuesto en los siguientes párrafos sólo yo soy responsable, es decir,
no es una posición de OPS, donde trabajo en la actualidad. Eso sí,
desde ahí, trabajando, estudiando y siguiendo de cerca el problema,
he llegado al fenómeno violencia/desplazamiento y ello hace que
enfatice especialmente en esa violencia bárbara de las masacres, don-
de, aparte de asesinar con sevicia y en estado de completa indefen-
sión al condenado, el acto se realiza, muchas veces, en presencia de su
familia o sus vecinos, sin siquiera importar si son niños o ancianos.
Esta violencia atroz, hacia el futuro, es la que me preocupa (mucho
más que la que se acompaña del licor por parte de la víctima o dei
victimario que, desde luego, también es preocupante) y es la que me

MD, Msc, OPS/OMS Colombia. Programa de Emergencias y Desastres.


2
Premio Nobel de Literatura 1998. Ensayo sobre la ceguera.
FABIO RIVAS MUÑOZ

lleva a visualizar más penumbra en los 10 ó 20 primeros años del siglo


X X I , simplemente porque los esfuerzos por subsanar los daños, y me-
nos aun por evitarlos, son muy pocos y desde contados sectores. No
importa mucho si se trata de neurosis depresivas, furor sicótico o ei
discutido síndrome de estrés postraumático; igual que en el pasado,
muchos de quienes hoy matan de esa manera lo"aprendieron" de quie-
nes ayer asesinaron a sus padres, sus abuelos o sus hijos yquizá sin darse
cuenta, lo "enseñan" a los futuros matones, simplemente porque la salud
mental nunca ha estado en la agenda de prioridades de nuestro Estado
y hoy, como antes, prácticamente todo en Colombia atenta contra ella.
A continuación expongo unas cuantas apreciaciones y reconoz-
co que sobre todo hay preguntas, las respuestas siguen por construirse.
Una definición de salud por la cual me inclino últimamente es
aquella que la ve como la "magnitud en que un individuo o grupo
pueden, por una parte, realizar sus aspiraciones y satisfacer sus ne-
cesidades y, por otra, cambiar su entorno o afrontarlo", que apare-
ce en un libro editado por la OPS hace alrededor de 3 años {Promo-
ción de la salud: una antología). En esta definición, no aparecen ni la
enfermedad ni el bienestar (fenómenos de naturaleza individual y
hasta subjetivos); tampoco se ha hecho énfasis en el individuo
(responsabilizándolo de su condición) y, aparte de la satisfacción de
las necesidades, se reconoce el papel protagónico de la persona o la
comunidad en lo referente al cambio del entorno.
En esta definición no hay divorcios entre lo físico, lo mental y
lo social y eso, desde mi visión de la salud, es fundamental. Finalmen-
te, la referencia a magnitud connota lo mensurable. Se trata, en últi-
mas, de considerar la salud como el cúmulo de condiciones favora-
bles a la manifestación de las potencialidades con que los seres
humanos nacemos y crecemos en un entorno determinado. Es de-
cir, aquí la salud no sólo es la del individuo, incluye también a la
sociedad y al ambiente, eso es lo verdaderamente importante al
comparar ésta con otras definiciones.
Todos estos elementos me sirven como pretexto para no
hacer una definición de salud mental; no la estimo necesaria y tam-
poco estoy en condiciones de emitir una que pudiera defender con
argumentos como lo hice con la de salud.
El Estudio Nacional de Salud Mental realizado en 1993, reveló
datos que ponen de manifiesto ei, a mi juicio, serio problema de ios

250
LA SALUD MENTAL EN EL CONTEXTO DE VIOLENCIA Y DESPLAZAMIENTO..

colombianos en esta materia; el de 1997, aunque se dificulta un poco


la comparación entre las dos investigaciones, cuando menos corro-
boró los hallazgos del primero. El 52% de los encuestados no se sen-
tía protegido por el Estado y más del 84% estaba insatisfecho o muy
insatisfecho con la situación del país. Sólo esos datos impedirían ha-
blar de condiciones favorables para la salud mental en Colombia.
En un reciente informe la Defensoría del Pueblo refiere que,
entre enero y septiembre de 1999, se han registrado 289 masacres, es
decir, una cada día. En ellas han sido asesinadas 1.357 personas, un
promedio cercano a cinco seres humanos muertos en cada uno de
estos actos de barbarie. El mismo documento muestra que el 46.9%
^en 103 incursiones^ de las muertes corrió por cuenta de autodefensas,
el 16.7% (en 50 incursiones) por guerrilleros y el 35.1% (en 26 incur-
siones) por grupos sin identificar. Un 1.3% de los asesinatos en este
tipo de actos violentos, en cinco incursiones, fue causado por miem-
bros de la Fuerza Pública. N o importa, desde mi óptica, quién masacre
más o menos gente, lo que interesa es simplemente la masacre. El 26%
de las muertes en masacres durante ese lapso de tiempo ocurrió en el
departamento de Antioquia (76 eventos), otros departamentos afec-
tados son Norte de Santander, 28 masacres; Valle del Cauca, 20; Bolívar,
17 y Cesar, 16. El mes con el número más bajo de masacres fue abril
(27) y septiembre, con 38, el que mas registró.
De otra parte, sabemos hace tiempo que la primera causa de
muerte en Colombia son los homicidios; aquí se mata 3 veces más
que en China aunque tengamos una población 30 veces menor;
aquí se pierde el 25% de años de vida saludable, por esa causa, el
promedio latinoamericano es del 3.3% y el mundial del 1.3%, aquí
ocurre el 50% de los secuestros del mundo, uno cada 6 horas.
Adicionalmente, cada hora ocho hogares se ven forzados al despla-
zamiento desde y hacia diferentes sitios. Quienes parten, de alguna
manera, han vivido esos actos bárbaros conocidos como masacres
o quieren huir de ellas, no importa lo mucho o lo poco que dejen,
en t o d o caso era todo lo que tenían.
Si bien la violencia cotidiana ha venido incrementándose en el
mundo entero - a pesar del cese de la llamada guerra fría que había
dividido a la humanidad en dos polos enfrentados y que al terminar
había llenado de optimismo a muchos por cuanto el mundo volvía a
las manos de los "buenos de occidente"- al finalizar el siglo X X se

251
FABIO RIVAS MUÑOZ

han disparado conflictos de diferente etiología al interior de los


países. En Colombia, sin embargo, en esta centuria no ha cesado la
violencia macabra y el paso del tiempo ha mostrado su progresivo
incremento. El sadismo y la barbarie han caracterizado la violencia
en el país; se trata de "acabar el alma" del adversario, real o supues-
to, según lo decía hace un tiempo Alfredo Molano, escritor y soció-
logo, en una entrevista que pude ver en televisión.
Pienso: toda esa bestialidad y ese sadismo no es explicable
únicamente por macro-razones en lo político, lo social, lo económi-
co o lo jurídico; hay también algo en lo mental que es tanto causa
como consecuencia de este tipo particular de violencia."¿Alguien
se ha preguntado qué suerte les espera a miles de niños, niñas y
jóvenes que después de presenciar la muerte de sus seres queridos
o de sus vecinos, fueron lanzados inmisericordemente a los espa-
cios de la exclusión, la marginalidad y la otra violencia (la urbana)
sin posibilidades de superar su tragedia, su desarraigo y sus temo-
res?", es el gran interrogante planteado por la Arquidiócesis de Bo-
gotá en una reciente publicación acerca del desplazamiento forzoso
en Colombia. ¿Cuántos de estos niños que vivieron actos bárbaros
contra sus seres queridos o lo poco que tenían, son ahora protago-
nistas de esas atrocidades y cuántos lo serán en las próximas déca-
das? Ese es un gran desafío para la salud pública desde ahora y que
se prolongará al menos tres o cuatro lustros del próximo milenio,
claro está, si enfrentáramos el problema desde ya mismo.
En los últimos 10 años alrededor de 1.8 millones de personas
se han desplazado internamente por causa de la violencia. De estas
personas, aproximadamente el 45% son menores de 18 años
(CODHES). Niños y adolescentes que han vivido entre la violencia,
el miedo o ambos; algo debe estarles pasando en lo mental. Según la
Defensoría del Pueblo, alrededor del 40% de esos niños presencia-
ron ese tipo de actos y un 18% de los adolescentes los ha vivido, ha
asesinado. Son niños, al fin de cuentas, que nunca han conocido otra
forma de vida diferente de la violenta; para ellos esa es también la
única forma de muerte.
Según datos de CODHES, menos del 10% de los desplazados
expresa necesidades en atención sicológica. ¿Qué, de raro, tiene este
hallazgo?, posiblemente nada. La violencia sigue estando presente en
el nuevo habitat y sigue siendo un método efectivo oara lo?rar dife-

252
LA SALUD MENTAL EN EL CONTEXTO DE VIOLENCIA V DESPLAZAMIENTO..

rentes fines, es decir, la violencia resulta "normal", simplemente cam-


bió de lugar, la ley de la jungla es también la de la selva de cemento.
Desde el ángulo de los desastres.y según los expertos en el tema,
estaríamos frente a una llamada Emergencia Compleja, es decir una si-
tuación relativamente aguda (?) que afecta a poblaciones civiles en tiem-
pos de guerra o conflicto armado interno (en Colombia, ¡una de las
democracias más estables del continente!);adicionalmente, se combinan
otros factores como el déficit de alimentos, los desplazamientos, etc.
A diferencia de los desastres naturales, en los cuales el efecto
en salud mental suele ser pasajero, en este tipo de emergencias com-
plejas hay gran afectación, sobre todo entre los menores, e, incluso,
en el propio personal auxiliador. En estas situaciones los problemas
mentales no se superan fácilmente ni en poco tiempo y las respues-
tas que pueda dar la psiquiatría o la psicología no son suficientes. Es
más, los trastornos (aun los propios) muchas veces pasan desaperci-
bidos para los padres; tampoco son detectados por organismos edu-
cativos y de salud. Debido a la magnitud del problema la respuesta,
quizá, tampoco pueda darse al nivel individual que es donde mayores
fortalezas pueden tener la psiquiatría y la psicología, pues desde las
propias universidades el énfasis está puesto sobre el paciente. Por
fortuna, muchos de estos profesionales están incursionando en la
salud pública y sobre todo en la salud (¡no en la enfermedad!) mental,
campo donde empiezan a verse sus aportes.
C o m o históricamente ha sucedido en el mundo entero, la co-
munidad, que sufre las consecuencias de los desastres es, querámoslo
o no.quien primero responde;el papel de los"expertos" es aportar
a esa respuesta tratando de (¡si somos afortunados!) orientarla a la
solución de los problemas mentales planteados por la violencia y el
desplazamiento forzoso en Colombia. Las respuestas que den los
ciudadanos son tan importantes como las que den las autoridades
de gobierno, las educativas o las de salud.
Estas últimas, sin embargo, casi no se han visto. En general, en
Colombia las respuestas a los diferentes problemas que plantea el
fenómeno violencia-desplazamiento.al menos las oficiales, han recaído
-tímidamente- en la atención de las lesiones o las enfermedades, en el
marco de la Ley General de Seguridad Social en Salud; en tratar de
garantizar a los niños, niñas y jóvenes el ingreso a una escuela para
que no se interrumpa su "ciclo académico"; o en brindar "capacita-

253!
FABIO RIVAS MUÑOZ

ción para el desarrollo de pequeñas empresas" a los adultos, buena


parte de ellos mujeres cabeza de hogar y ancianos.Todas estas activi-
dades son, sin duda, necesarias, pero claramente insuficientes.
" N o s enfrentamos al reto de dar respuesta a un grupo humano
de personas obligadamente desplazadas por la violencia, huéspedes
forzosos de nuestra tierra que necesitan rehacer su vida, sus familias,
la sonrisa de sus niños, el olvido de haber presenciado asesinatos de
sus padres y la carencia de una tierra propia para gozar del compa-
drazgo del pancoger". En esa frase de Jorge Uribe Ramón, citada en
las Memorias del Encuentro conTierralta y editadas con apoyo de la
Universidad del Sinú, se resume el manejo que deberíamos dar al
problema desde la óptica de la salud, que incluye la de la mente. Se
trata de dar respuestas con énfasis en el grupo humano (más que en
el individuo) a unos huéspedes (no a unos invasores) cargados tam-
bién de necesidades en lo afectivo (no sólo en lo material).
N o podemos continuar haciéndonos los de la vista gorda ante
el problema; como seres humanos no podemos seguir aumentando
el sufrimiento de esas miles de familias que llegaron a nuestras ciu-
dades en busca de protección a la única"propiedad" que les queda:
su vida. Para ello se requiere de decisión política y de dar carácter
prioritario en la agenda de las estrategias públicas saludables al tema
de la salud mental de la población. Quienes cometen esos actos de
barbarie tienen trastornos mentales; quienes han sufrido las conse-
cuencias directas de esos actos quedan con trastornos agudos o
crónicos; quienes permanecen indiferentes y quienes rechazan a
los que huyen por salvar sus vidas, no pueden decir que estén com-
pletamente cuerdos. Este asunto no debe quedar por fuera del es-
pectro de respuestas al fenómeno violencia-desplazamiento.
Para terminar, como complemento desde la óptica de salud
pública, particularmente desde la investigación epidemiológica, apli-
cada a estas llamadas emergencias complejas,sin olvidar los diferen-
tes grados de trastorno mental y, por tanto, las diferentes formas de
intervención, es importante conocer cuáles son los factores de riesgo
para problemas mentales a largo plazo o de mayor severidad, cuáles
las características de los individuos, las comunidades o las organiza-
ciones que puedan contribuir a mitigar los efectos de este "desas-
t r e " , cuáles las intervenciones más efectivas en las etapas tempra-
nas de respuesta al trauma para aminorar los efectos a largo plazo,

254
LA SALUD MENTAL EN EL CONTEXTO DE VIOLENCIA Y DESPLAZAMIENTO...

entre otros. Se debe buscar, adicionalmente, desde las agencias na-


cionales e internacionales o los organismos no gubernamentales
(prácticamente solitarios en esta labor hoy en día), la manera de
apoyar los esfuerzos que estén dando resultados satisfactorios en
el ámbito comunitario de la salud mental, al igual que replicar y
difundir tales experiencias, aun las que no han dado resultados alen-
tadores, para no cometer los mismos errores en el futuro.

BIBLIOGRAFÍA
CASTAÑO, B., JARAMILLO, L, SUMMERFIELD, D. Violencia
política y trabajo psicosocial. Aportes para el debate. Corporación AVRE.
1998.
INS: La mortalidad en Colombia, 1953-1991.
MINISTERIO DE SALUD. Estudio nacional de salud mental. 1993/
1997.
.La carga de la enfermedad en Colombia. 1994.
OPS/OMS: Promoción de la salud: una antología. Publicación
Científica 557. 1996.
RANGEL.A. Colombia:guerra en el fin de siglo. Universidad de los
Andes.Tercer Mundo Editores. 1999.

2551
DE MAPIRIPÁN A ITACA: UN VIAJE IMPOSIBLE
(REFLEXIONES ACERCA DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO)

Fabio Buriticá Trujillo

ITACA
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temos a los lestrigones ni a los cíclopes,
o al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecto
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no tos llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegria!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuanto más abundantes perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada alli es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que ¡taca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Asi, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan tas Itacas.

Constantino Cavafis

Psicólogo psicoanalista.
FABIO BUTÍRICA TRUJILLO

E l diccionario de la Real Academia de la Lengua destaca, para viajar


y desplazar -entre otras-, las siguientes acepciones;
•Viajar, trasladarse de un lugar a o t r o , generalmente distante,
por cualquier medio de locomoción.
'Desplazar, mover a una persona o cosa del lugar en que está.
Y, para viaje y desplazamiento, los significados que siguen:
•Viaje: acción y efecto de viajar. Jornada que se hace de una
parte a otra por mar o por tierra. Camino por donde se hace.
Ida a cualquier parte, aunque no sea jornada. Se usa con espe-
cialidad cuando se lleva una carga.
•Desplazamiento: acción y efecto de desplazar.
Con este primer acercamiento semántico a las nociones de
viajar y desplazar arribamos a la comprobación del carácter activa-
mente humano de la primera - p o r implicar la programación de un
recorrido entre un punto de partida y o t r o de llegada, con la
escogeneia del medio adecuado de locomoción-, y la marca pasiva,
cosificante y errática de la segunda, por no implicar intencionalidad
alguna respecto a la iniciación y finalización del recorrido espacio-
temporal a que ha sido sometida la cosa o persona desplazada.
A partir de estas nociones previas pretendemos acercarnos a
la dinámica antisubjetivante, desvalorizante y cosificante del proce-
so de desplazamiento forzado, teniendo como marco comparativo el
contenido del viaje, en tanto recorrido subjetivante, valorizante y
humanizante entre espacios paradigmáticos.
Para conseguir lo anterior, recurriremos a nociones prove-
nientes de la semiótica y al juego de las categorías del viajar que
revelan como deseable la perspectiva de arribo a las infinitas Itacas
que, en su imaginación recrea, la humanidad.
Plantearemos el desplazamiento forzado como un discurso so-
mático, en tanto desplazamiento de cuerpos reales que marcan re-
corridos tácticos signados por pasiones tristes, en oposición al viaje,
que sin implicar necesariamente desplazamientos reales de cuer-
pos, configura un discurso simbólico que comporta recorridos idea-
les marcados por pasiones alegres.
Terminaremos enmarcando el desplazar y el viajar como for-
mas extremas de habérselas con la muerte, señalando a las Itacas y
a las Eleas como puntos de llegada significantes de la resolución
simbólica del recorrido hacia la muerte y a las Mapiripán y Pavarandós

258
DE MAPIRIPÁN A ITACA; U N VIAJE IMPOSIBLE

como puertos de embarque de lo real de la muerte, que trata in-


fructuosamente de simbolizarse en enclaves intermedios de una
huida sin fin, por la carencia de un faro espacial que signifique el
vencimiento temporal de la muerte.

DEL VIAJAR COMO RECORRIDO INTERPARADICMÁTICO

¿QUÉ ES EL VIAJE?

Por lo general, se considera que el viajar se agota en un re-


corrido geográfico, desde un punto de partida a o t r o de llegada. Es
cierto que el viajar implica, la mayoría de las veces, el desplazamien-
to físico de un cuerpo a través - o sobre- un área material, pero en
ello no se agota el hecho de viajar.
Si así lo fuera, pobremente podríamos distinguir el viaje del
desplazamiento. Ambos marcan un recorrido diferencial, aunque
los dos se asienten o se fundamenten - e n lo real- en un desplaza-
miento de cuerpos.
Para nuestros fines nos centraremos en la exposición del re-
corrido generativo del viajar, lo cual implica centrar nuestra atención en
su dimensión subjetiva y subjetivante.
Para ello, partiremos de la tesis de que en el viajar, el desplaza-
miento en lo real es secundario respecto a la experiencia subjetiva
propiciatoria y valorizadora de aquélla.
Podremos afirmar que el viaje se inicia aun antes de que se
produzca la partida y que continúa mucho tiempo después de que
se ha finalizado, ya sea porque se llega al destino propuesto o por-
que, desde éste, se retorna al punto de partida.
Así mismo, cabe la consideración de que el viaje es siempre
una empresa solitaria, aunque en lo táctico se esté acompañado. Un
desplazamiento y recorrido colectivo genera múltiples viajes que
pueden, entre sí, presentar puntos de acuerdo. Pero, en esencia,
nuestro viaje designa el mío y el tuyo.
Nuestro viaje se asienta en la identidad del paradigma que
ponemos en común en el hecho de viajar; pues no se viaja de un
punto a o t r o del espacio geográfico, sino desde un paradigma a o t r o
paradigma del espacio psíquico.
Así considerado, el viajar consiste en una experiencia interior, en
donde se ponen en juego valores subjetivos jerarquizados que se enca-

2591
FABIO BUTÍRICA TRUJILLO

denan y despliegan desde un paradigma a otro, ensayando nuevas arti-


culaciones que devienen en una nueva configuración paradigmática.
Los paradigmas con que jugamos al viajar son el resultado de
nuestra experiencia vital iniciada en el momento mismo del naci-
miento que, paradójicamente, es el inicio del camino hacia la muerte.
Paulatinamente, el mundo se escinde en un yo y en un otro
primariamente generalizado y luego particularizado, respecto a los
cuales nos orientamos con valencias positivas que determinan nues-
t r o acercamiento y conjunción con ellos, o marcan nuestro aleja-
miento y disyunción respecto de los mismos.
De esta manera, el mundo en que habitamos deviene como
un conjunto de cuerpos portadores de cualidades, hacia los cuales
nos orientamos positiva o negativamente, gracias a un proceso de
clasificación o taxonomización del mundo con su consecuente
jerarquización valorizadora. Esta valorización jerárquica del mundo
de las cualidades, determina una axiologia fundamental, solidaria de
una también primaria ideología fundamental.
De esta manera podemos afirmar que la axiologia consiste sim-
plemente en una organización paradigmática de los valores del mundo,
mientras que la ideología se reduce a un despliegue espacio temporal
-es decir, sintagmático- de los valores de la axiologia.
Cuando hablamos entonces, a propósito del viajar, de un re-
corrido sintagmático de valores, estamos expresando que tal desplie-
gue se da entre dos paradigmas - o configuraciones jerarquizadas de
valores-, gracias al cual los paradigmas se reordenan.
El paradigma desde el cual se viaja y los valores que dan cuen-
ta del mismo,se encuentran configurados, articulados y materializa-
dos en los entornos y contextos vitales del potencial viajero.
Hacen parte del mismo los espacios abiertos y compartidos
del hogar: la cocina, el comedor, los dormitorios, el cuarto de huéspe-
des, el jardín, el patio, el solar y los corredores en donde correteamos
nuestros futuros alejamientos y llegadas. Y los balcones, ventanas y
postigos desde donde constatamos nuestras más cercanas compa-
ñías y columbramos - a la vez- nuestras potenciales lejanías.
Así también, la calle amplia y la angosta. La encementada y la
empedrada. La calle real y aquella que se pierde desbordándose en
un campo abierto, en una playa, en un matorral, o simplemente ago-
tándose en el borde de un barranco.

260
D E MAPIRIPÁN A ITACA: U N VIAJE IMPOSIBLE

Así mismo, la plaza, el parque, la iglesia, el café de la esquina, la


estatua que eterniza al patriota, la tienda de abarrotes, el cura
párroco, el alcalde, el bobo del pueblo que deambula su triste alegría;
la novia triste, la novia alegre, la señora bonita, la dama otoñal, la
abuela, el sepulturero, el borracho y los tres cantores que anoche
entonaron nostalgias ebrias en conjurantes serenatas de amor.
Forman parte de él, los días soleados y las noches lluviosas.
Los días fríos y las noches heladas. El cielo despejado y las nubes
grises y las nubes negras; y los truenos y relámpagos que agobian el
silencio, iluminan la neblina e intimidan al hijo pequeño que busca
cobijo en sus padres.
Se le agregan, el padre, la madre y el hijo. Y los otros padres y
las otras madres con sus otros hijos. Los padres del pueblo, las
madres del pueblo y los hijos del pueblo.
Lo enmarca, en fin, el pueblo con sus rutas promeseras de
presencias lejanas que, en su ausencia, halan al viajero hacia rumbos
por donde su ser encuentra otras fortunas, otras presencias, otras
canciones, otras novias, otras nostalgias, otras alegrías, otros desva-
rios, otros cobijos y otros hogares que hacen realidad su partida y
deseable el retorno.
Si el viaje se inicia con una puesta en movimiento, su ser consis-
te en el movimiento de la apuesta, que debe mantenerse incesante
hasta que la muerte nos gane la partida, su partida, nuestra partida.
La esencia del viaje consiste en jugar a un no estar, a un no
llegar, a un siempre partir por medio del cual vamos simbolizando y
haciendo realidad nuestra partida, mientras nuestro destino se hace
cada vez más inasible - p e r o tanto más real-, a medida que incesante-
mente imaginamos aquello que, frente a nosotros, nos hala.
Cada puerto de llegada y cada puerto de partida reedita, re-
creando, nuestro lugar de origen y nuestras originales relaciones.
Cada puerto de llegada y cada puerto de partida se recrea a partir
de las reconfiguraciones de nuestro lugar de origen y de nuestras
primarias relaciones.
De esta forma, el viajar consiste en el recorrido ininterrumpido
entre el sentido de un paradigma vivido y el sueño de un paradigma
presentido. Así, el viajar enlaza dos paradigmas que son siempre uno y
cambiante. Lazo fino y tenue, pero cada vez más resistente en su
invisibilidad, a medida que nuestro recorrido sintagmático de valores,

261
FABIO BUTÍRICA TRUJILLO

paulatinamente cambiantes, reiteradamente renovados, incesantemen-


te recreados, acerca cada vez más el paradigma de partida y el de llega-
da hasta que el lazo se rompe, se extingue en el punto mismo en que se
anuda su extremo proyectado: la muerte.

¿QUÉ ES EL DESPLAZAMIENTO?

Si en el viaje, en tanto recorrido subjetivante, valorizante y


humanizante, se simboliza el desplazamiento físico que el viajero
realiza, en el desplazamiento, que implica para el desplazado un re-
corrido antisubjetivante,desvalorizante y cosificante.su simbolización
está en entredicho. Para el primero, Itaca y Elea están en su mira
como focos de atracción; para el segundo, desde Pavarandó y
Mapiripán, una mirada siniestra le apunta y le expulsa.
Si el viajero alienta su recorrido por un deseo de vida que reite-
radamente se ancla, para levarse luego en busca de nuevos destinos,
el desplazado acucia su recorrido por un deseo de no-muerte que,
difícilmente, accede a la condición de deseo de vida.
Si en el primero, el objeto que impulsa su partida se sitúa
-rehuyéndosele siempre- enfrente, en el segundo, el objeto que cau-
sa su partir se le escapa sin que ningún rumbo cierto lo encamine a
un objeto sustitutivo.
En el viajero Itaca, Elea y deseo de vida tienden a conjuntarse.
En el desplazado Mapiripán, Pavarandó y espacios de vida se han
separado para devenir espacios potenciales de muerte.
En el desplazado el paradigma de lo vivido en relación con el
paradigma de lo presentido sufre una desarticulación, pues el re-
corrido con que inicia su viaje es un recorrido que no obedece a
programa previo, a imaginación alguna y, por tanto, su simbolización
se inscribe en el orden de lo imposible.
El paradigma local, con los valores que lo configuran y con los
objetos que lo representan, sufre una primera desarticulación con
la amenaza simplemente proferida o con la masacre que la realiza.
Las letras con las que se testimonia la matanza anunciada y/o
realizada, configuran el sintagma de la muerte al interior del para-
digma en donde ia vida, con sus alegrías y pesares, discurría.
Un nuevo discurrir se inaugura a partir de la presencia -callada-
mente presente- del discurso de la muerte, del discurso de la sangre,

262
D E MAPIRIPÁN A ITACA: U N VIAJE IMPOSIBLE

al cual cabe oponerle, no un discurso de palabra, sino un discurso


somático, que toma cuerpo en el sintagma de la huida.
La configuración paradigmática sufre una segunda desarticu-
lación cuando, silenciosa y temerosamente, los habitantes se
deslocalizan abandonando sus lugares, con lo cual los puntos de
referencia comunes pierden vigencia al devenir lugares vacíos, her-
méticamente cerrados o peligrosamente abiertos, por donde se des-
bordan los fantasmas del miedo y la zozobra.
El colectivo paradigmático se fantasmiza para dar origen al
sintagma del colectivo que se configura -según el orden del miedo y
del apremio- como encadenamiento de cuerpos sollozantes y ja-
deantes que, en tanto letras somáticas, intentan un decir ausente de
palabras, pleno de sentires.
Del pueblo sólo queda, como expresión muriente, la larga fila
de seres que inicia la partida, como una larga frase que acompasa su
desplazamiento con la certeza de que, en el recorrido, las palabras
de su decir perderán sentido a medida que los cuerpos - c o m o le-
t r a s - se desprendan de ella para fijarse en puntos que transitoria-
mente ofrecen posibilidades de rearticulación, pero que sólo son
recodos en donde quedan libradas a sí las letras deshechas del co-
lectivo sintagmático.
Si en el viajar los paradigmas se resimbolizan a medida que el
recorrido sintagmático ensaya rearticulaciones paradigmáticas, en
el desplazamiento el paradigma vivido y el paradigma presentido
van perdiendo ser, van agotando sus potencialidades para terminar
siendo meras imposibilidades: imposibilidad de llegada e imposibili-
dad de retorno.
El sintagma colectivo de la huida, que inicialmente evocaba nos-
tálgico y gimiente el paradigma destruido, que esperanzadamente, en
su discurso somático, reclamaba y alentaba la esperanza del encuen-
tro de un lugar transitorio donde enclavar el pueblo llevado y llorado
a cuestas, poco a poco va desvaneciéndose y perdiendo consistencia,
a medida que sus integrantes - p o r grupos familiares o de necesidades
comunes- van desprendiéndose de él para ensayar asiento o inventar
rutas alternativas.
Del discurso somático inicial -pasionalmente consistente- que
dice de la huida, sólo van quedando frases sueltas sin relación con el

263¡
FABIO BUTÍRICA TRUJILLO

contexto inicial de pérdida, convocante de una frágil y pasajera pa-


sión solidaria en el contexto nacional.
De estas frases sueltas, desprendidas del sintagma colectivo de la
huida, y figuradas de tiempo en tiempo en las esquinas de las avenidas
porgrupos que reclaman solidaridad económica,van quedando poco
a poco letras aisladas cuya expresión - n o ya su decir- sólo alcanza a
manifestar el sentir doliente del cuerpo que las encarna.
El desplazado deviene así letra errante, fuera de palabra, fuera
de proposición y fuera de discurso que resignifique su partida forza-
da y el sin-sentido de su arribo imposible. Su desplazamiento de un
sitio a otro en donde su experiencia sea factible de simbolizar, deviene
errancia interminable desde un no-lugar hacia o t r o no-lugar, pues en
ellos sus valores desarticulados no logran rearticularse y revalorizar-
se al contacto con un paradigma que desconoce, que no imaginó
y que, por lo tanto, no puede simbolizarse ni simbolizarlo.
Si en la experiencia del viajar, el objeto del viaje nos rehuye
interminablemente, mientras que incesantemente nos coquetea con
nuevos semblantes, en el fenómeno del desplazamiento forzado los
paradigmas alternativos, pero ignorados, sólo cobran cuerpo para
el desplazado en la expresión, en un comienzo velada y posterior-
mente franca, de su rechazo a aquel que invoca una acogida.
Tal situación es susceptible de comprenderse analógicamente
si imaginamos un paradigma-texto que incansablemente no cesara
de reconstruirse para calmar las ansias de sentidos nuevos para sí y
para los otros, pero que a la vez se obstinara en rechazar letras
nuevas y palabras extrañas a su texto, para ensayar nuevos sentidos,
merced a las letras y palabras diferentes que, poco a poco, pudieran
inscribirse en el marco de una cierta familiaridad discursiva.
El inicial sintagma colectivo de la huida deja entonces de ser.
Sólo quedan de él palabras y letras aisladas que, por sí solas, no
pueden recrear el paradigma perdido ni recomponerse entre sí,
inscribiéndose dentro de un nuevo paradigma.
El fenómeno del desplazamiento forzado deviene, entonces,
muerte de un colectivo al desarticular el paradigma que daba senti-
do a las variadas relaciones vividas entre los individuos asentados
en el lugar que los vio nacer, que alentó su crecimiento y propició,
tal vez, el pensamiento de la posibilidad de viajar.

264
DE MAPIRIPÁN A ITACA: U N VIAJE IMPOSIBLE

El desplazamiento forzado, más que la privación temporal-


mente breve o larga del disfrute de un espacio real, se configura
como la pérdida de un lugar ideal, a partir del cual se pueden idea-
lizar otros lugares; desde el cual se puede recrear el mundo y desde
donde se puede ensayar, tímida u osadamente la reapropiación en
lo real de aquello que, desde hace tiempo, ya nos ha pertenecido.
El desplazamiento forzado es la desaparición irrecuperable
de una cierta cotidianidad: la que encontraba su razón de ser
incuestionada y su propia verdad, en su despliegue inconsciente en
un cierto marco espacial, temporal y actorial.
El desplazamiento forzado, promovido, justificado, alentado y
reivindicado en nombre de cualquier sistema de valores éticos, opera
fundamentalmente en el sentido de dar m u e r t e al paradigma
axiológico y al despliegue de valores éticos que dan sentido a la
cotidianidad vital de los cuerpos que, en un determinado marco
espacial, temporal y actorial, se alegran y se entristecen entre sí
para apasionar un mundo y darle una cierta razón de ser.
El discurso que justifica y promueve las acciones mortíferas
que propician el desplazamiento forzado, es un discurso cuyas con-
secuencias y sin sentidos no se circunscriben al marco local en don-
de se escenifica, sino que lo trasciende para generalizarse e incidir
en los paradigmas del ser, del estar y del hacer de los espacios so-
ciales, en el sentido de endurecerlos cuando son tocados por las
letras -somáticas- errantes que arroja, como desechos, el desplie-
gue agonizante del sintagma colectivo de la huida.
La metáfora de la cometa nos servirá para ilustrar, tanto la
muerte del paradigma del pueblo, la vereda, el barrio - y por qué no,
de una nación- como del sintagma mismo de desplazamiento en
que el paradigma ha devenido:
La cola del cometa es su sintagma. Cuando alguien viaja, el
paradigma de su pueblo y el del lugar que persigue se condensan y
cobran movimiento gracias al desplazamiento libre y armonioso de
su cuerpo. Cuerpo y alma se armonizan tanto en el recorrido como
en los reposos.
Cuando un pueblo es desplazado la cometa es el paradigma
condensado de sus representaciones paradigmáticas, que anima a
cada uno de los desplazados. La larga serie, continua o discontinua

265|
de desplazados, configura su cola. La cometa ensaya elevarse. Lo
logra durante cierto tiempo. Poco a poco la cola se reduce. Su ta-
maño no conviene a lo que demanda el vuelo de la cometa.A mer-
ced de los vientos se desestabiliza y su movimiento tranquilo se
altera para devenir clavados, cada vez más rápidos y peligrosos, has-
ta que cae a tierra destruyendo su estructura. Es posible que al caer,
la imponente cola quede reducida a su mínima expresión o ya no
quede nada de ella.
Cuando el desplazamiento se inicia, el cometa pueblo empieza
a desplazarse con todos y cada uno de los desplazados. Sintagma y
paradigma marchan juntos. La cometa y su cola ensayan un viaje. La
cola se va achicando, pierde extensión y el paradigma se inquieta. La
cometa clavetea, amenaza con irse a pique y en sus bruscos movi-
mientos la cola se va desprendiendo. Al final, del paradigma y del
sintagma sólo quedan letras sueltas que ensayan, infructuosamente,
intentar un vuelo; iniciar un viaje.
Si, como decíamos antes, en el viajar se anudan dos paradig-
mas por medio de un lazo fino que sólo se rompe en el punto
mismo en que se anuda su extremo proyectado -la muerte-, en el
desplazamiento ocurre algo diferente: no se anudan dos paradig-
mas, pues un extremo del lazo no se puede proyectar hacia paradig-
ma alguno y, el otro, se desanuda del paradigma vivido en el momen-
t o mismo en que la muerte lo crea al iniciarse el desplazamiento.
El desplazamiento forzado deviene, entonces, lazo que
desenlaza de los Pavarandó y Mapiripán a los sujetos que los viven
como lugares de muerte y que no puede proyectar el enlace de los
mismos a las figuras de las Itacas y las Eleas.

266
FUNDACIÓN TIERRA DE HOMBRES1

Claire Courteille
Irma González

L a Fundación "Tierra de Hombres" es una fundación Suiza de apoyo


a la niñez, con sede principal en la ciudad de Lausanne. Con 40
años de existencia trabaja en varios países del mundo.
En Colombia tiene una experiencia de 20 años en la costa
Atlántica, en la zona suroccidental de Barranquilla, apoyando la Fun-
dación "Infancia Feliz" que se dedica, esencialmente, a un trabajo
social y de recuperación nutricional. La intervención de la Funda-
ción "Tierra de Hombres" frente a las dificultades psicosociales de
los niños desplazados, en cambio, es reciente. A pesar de la diversi-
dad de las situaciones, y considerando que sólo hemos podido aten-
der un número limitado de niños/as y de adultos, nos hemos en-
contrado ante problemas bastante parecidos en cuanto al impacto
de la guerra sobre los niños en varios países.
Nuestro conocimiento de la costa Atlántica y el diagnóstico
hecho durante algunos meses nos llevaron a realizar una interven-
ción de apoyo psicosocial a niños asentados en los barrios Nelson
Mándela y Pozón, lugares receptores de población en situación de
desplazamiento en Cartagena.

PROBLEMÁTICA DE LOS BARRIOS DE INTERVENCIÓN


EN LA Z O N A SURORIENTAL EN C A R T A G E N A

Los barrios Nelson Mándela y El Pozón son asentamientos de


invasión donde conviven familias desplazadas por el conflicto arma-
do y familias desplazadas por razones económicas.
El desplazamiento ha generado sobre la familia una serie de
consecuencias a nivel psicosocial como problemas psicológicos,
marginalización, hogares desintegrados, poco acceso a la salud, a la

1
Plaza del Tejadillo, Edificio Benedeti, 103, Cartagena Bolívar. Tei. (095) 6641476 celular 033 6589134
Responsable Proyecto Cartagena.
i
Responsable del área psicosocial.
CJAIRE COURTILLE E IRMA GONZÁLEZ

educación, desempleo, viviendas en condiciones precarias y falta de


espacios recreativos.
La inseguridad, la pobreza y la violencia, contribuyen a ocasionar
el abandono parcial o total de los deberes de los adultos y el aumento
del maltrato físico y psicológico contra el niño. Las manifestaciones
traumáticas que expresan los niños son el temor, la angustia, las presio-
nes e incertidumbres que les producen pesadillas, ansiedad y depresión.
C o m o consecuencia de la violencia el niño vive un duelo do-
ble, el propio y el de los adultos que atraviesan su propia crisis. Sus
relaciones sociales se traducen en altos niveles de agresividad, baja
concentración, fallas de comunicación, temor a relacionarse o exa-
gerada necesidad de llamar la atención. Los niños no tienen lugares
de expresión y no son percibidos como personas que tienen una
identidad propia, derechos y necesidades. Muchos niños se quedan
en la calle, ambiente propicio para su iniciación en la delincuencia.

INTERVENCIÓN DE TIERRA DE HOMBRES

Debido a la situación de los niños en los barrios receptores de


población desplazada, la Fundación decidió construir, conjuntamente
con las comunidades, una estrategia de intervención psicosocial a fa-
vor de la niñez. Por esto, decidió apoyar a grupos comunitarios para
que tengan la posibilidad y las capacidades de desarrollar programas
de atención psicosocial a niños de 7 a 13 años con el fin de prevenir
y aliviar sus problemas socioemocionales, mejorar su comportamien-
to influenciado por la situación de desplazamiento forzoso y favore-
cer su integración social.
Hemos tomado en cuenta varios factores para nuestra inter-
vención:
Que el departamento de Bolívar sigue siendo el escenario de
una guerra interna y que, por consiguiente, la reacción de desconfian-
za de muchas personas es el silencio. Para protegerse esconden sus
sufrimientos. En varios casos se ha observado que la gente ha de-
sarrollado una capacidad para dar las respuestas que piensa que se
espera de ella o que pueden ayudarla a esconder las que podrían
ponerla en peligro, aun cuando se trate de temas de la vida cotidiana.
Que si bien trabajamos con población en situación de despla-
zamiento forzoso, no podemos desconocer el impacto que este he-
cho produce en la población receptora, por io que priorizamos la

268
FUNDACIÓN TIERRA DE HOMBRES

sensibilización y la valoración de lo que comparten en común. Para


lograr la integración social trabajamos tanto con los niños desplaza-
dos por el conflicto armado como con los niños desplazados por
razones económicas.
Que en un trabajo psicososocial se tienen que visualizar no
sólo los aspectos emocionales de los individuos sino también cultu-
rales y sociales.
Que las tradiciones socioculturales de la población y la identifi-
cación de los recursos humanos en ei campo psicosocial es una inves-
tigación y construcción permanente.
Que la capacitación de los grupos comunitarios es absoluta-
mente necesaria para que logren por sí mismos identificar a los
niños más vulnerables, hacer una lectura analítica y crítica de su
situación y llevar a cabo un programa de atención psicosocial.
Que el contexto grupal es clave para el mejoramiento psico-
social del niño y que hay que situar el problema particular del niño
en un contexto familiar y colectivo.
Consideramos como primordial el compromiso directo, físi-
co, afectivo de los grupos comunitarios en las actividades comparti-
das con los niños: en el centro de nuestra intervención se sitúan las
actividades de expresión, lúdicas, culturales y deportivas, espacios
privilegiados de la expresión de los niños.
En el centro de nuestra acción están lo lúdico, lo cultural y lo
educativo.
Ante todo, el juego y las actividades de expresión son vitales para
un buen desarrollo socioemocional del niño, lo estimulan a aprender,
despiertan el interés que permite un análisis desde el punto de vista
psicológico, sociológico, antropológico y pedagógico.
En síntesis, para la FundaciónTierra de Hombres, lo lúdico en
sus múltiples funciones - c o m o medio de expresión, de aprendizaje
y de socialización- permite al niño en situación de desplazamiento
no sólo volver a encontrar sus condiciones de niño sino enfrentar
de manera simbólica o directa un vivido cargado de violencia, supe-
rar varios traumas y ganar una autonomía necesaria a toda proyec-
ción en el futuro. Los juegos reducen el miedo y la inseguridad y
facilitan la cohesión del grupo.
La situación psicosocial en la cuál se encuentran los niños des-
plazados demuestra que la comunicación es una necesidad vital para

269|
CLAIRE COURTILLE E IRMA GONZÁLEZ

ellos. La comunicación puede pasar por el diálogo con un profesional,


pero también es importante el diálogo en el seno familiar y, más todavía,
a través de las actividades lúdicas y de expresión. Pero algunos padres
no están sensibilizados a la importancia que tiene para sus hijos volver
a encontrar y construir una identidad propia y social a través del juego.

NIVELES DE INTERVENCIÓN

Estamos convencidos de que no se tienen que tomar las ex-


presiones emocionales de los niños como elementos aislados; es en
las relaciones con su entorno que las emociones de los niños pue-
den construirse y transformarse.
Nuestra intervención se construye en estrella a partir del
niño y así se sitúa en varios niveles:
•Acción directa hacia el grupo comunitario compuesto de
animadores que trabajan con los niños.
•Fomentamos también la integración familiar a través del
trabajo con los padres de familia.
•Acciones con los maestros que en el caso de los niños
escolarizados son muchas veces sus primeros interlocutores, des-
pués de la familia.
•Acciones hacia la comunidad en general para el reconoci-
miento y el apoyo a los grupos.
Una intervención que se sitúa en un plan psicológico, social y
cultural tiene que ser el fruto de la reflexión de un equipo educativo
diversificado formado por especialistas en técnicas de animación, psi-
cología, trabajo social, economía, pedagogía y comunicación social.
Para la presentación proponemos dos esquemas. El primero
intenta una visión global de las acciones psicosociales en los barrios
y son llevadas por los grupos comunitarios. Cada actividad tiene sus
objetivos específicos, un contenido, una metodología. El conjunto
pretende asegurar la integridad del programa.
El segundo esquema se refiere a la capacitación de los grupos
comunitarios para el diseño, la animación y la evaluación de activi-
dades lúdicas y pedagógicas.

ACCIONES DE APOYO PSICOSOCIAL A LOS NIÑOS

Las actividades están destinadas a los niños entre 7 y I 3 años,


prioritariamente no escolarizados que presentan un comportamien-

270
FUNDACIÓN TIERRA DE HOMBRES

t o fuera de las normas debido a la violencia política o a un


disfuncionamiento familiar grave.
La detección de los niños del barrio se hace de manera cons-
tante por los grupos a través de visitas domiciliarias y apoyo de la
comunidad.

ACTIVIDADES DE EXPRESIÓN COMO MEDIO


DE REESTRUCTURACIÓN AFECTIVA, EMOCIONAL Y SOCIAL

D e los dos g r u p o s c o m u n i t a r i o s existen en t o t a l 20


animadores, cada uno realiza, con 13 niños en promedio, activida-
des de "expresión" creativas, libres y gratuitas. El objetivo es lograr
en el niño una imagen positiva de sí mismo y de los demás, para
favorecer su desarrollo personal y sus relaciones con su entorno;
se trabaja con la fabricación de títeres, música con las tradicionales
percusiones, danza, dibujo, encuentros, paseos de integración y re-
conocimiento de su realidad. La estrategia general de los animadores
es la adecuación permanente de sus propuestas a los pedidos y las
necesidades de los niños.
En los talleres es posible que el niño reproduzca dentro del
grupo las problemáticas que confronta dentro de la familia y de la
comunidad, en un contexto de relativa seguridad y confianza. Por ejem-
plo, con el dibujo el niño "proyecta su imagen y la del mundo que le
rodea". Aunque el dibujo forma parte de las actividades no podemos
pretender utilizarlo hoy como meta terapéutica. Lo que podemos decir
es que siempre lo consideramos como una posibilidad de dibujar los
contornos de su nuevo porvenir y de conservar las antiguas líneas:
Por ejemplo, los dibujos donde están representadas dos casas: la de
"hoy y la de antes". Sin embargo,se da un apoyo psicológico, específico
y personal, a los niños y sus familias que tienen mayores dificultades.
Estas mismas acciones se desarrollan con un grupo de niños
escolarizados que presentan dificultades en la integración a la es-
cuela. Se está estudiando la posibilidad de dar un apoyo particular a
los niños no escolarizados, bajo algunos criterios, con el fin de per-
mitirles una integración más rápida en el sistema escolar.

INTERACCIÓN CON LAS FAMILIAS

Estamos convencidos que las relaciones entre el niño y su fami-


lia pueden fortalecerse a través de actividades socioeducativas; se em-

271
CLAIRE COURTILLE E IRMA GONZÁLEZ

pezaron a abrir espacios lúdicos colectivos en los cuales cada uno


puede expresarse con mayor confianza. En las visitas familiares se bus-
can conjuntamente alternativas de solución para el bienestar del niño
y, muchas veces, para el mejoramiento de las relaciones padres/hijos.

U N TEJIDO SOCIAL EN CONSTRUCCIÓN

En el ámbito comunitario los grupos tienen como objetivo la


sensibilización respecto a la situación del niño en sus barrios lo-
grando algunas alianzas estratégicas con otros grupos; por ejemplo,
la organización de un festival juvenil o la realización de eventos en
el marco de la Semana por la Paz y la participación en actividades de
una red interinstitucional del barrio.

PENSANDO EN EL FUTURO

Los grupos tienen como visión, a mediano y largo plazo,forta-


lecer la permanencia de su trabajo en las comunidades a través de
alianzas operativas y financieras con instituciones nacionales y or-
ganizaciones internacionales.

APOYO A LOS GRUPOS COMUNITARIOS

PROCESO

La primera etapa consiste en la motivación y sensibilización


del grupo de animadores para que cada uno se asuma como actor
de acompañamiento y cambio en su propio medio. Los grupos es-
tán constituidos por personas no profesionales, identificadas como
actores de la vida comunitaria quienes por su sensibilidad y su inte-
rés están dispuestas a dar su contribución al bienestar del niño.
Los temas en la formación que reciben se seleccionan de
manera participativa y son un intercambio y enriquecimiento mu-
tuo entre la teoría y la práctica. Las discusiones generadas con este
proceso privilegian el aprendizaje de valores democráticos como el
respeto a la diferencia, derechos y deberes de expresar su opinión,
intereses colectivos y toma de posición en un debate.
Es en el terreno donde se forjan las herramientas para eva-
luar de manera constante el programa y hacer el seguimiento de los
niños. Podríamos tomar como ejemplo las fichas de seguimiento de
los niños y de su familia. Estamos construyendo juntos, a partir de

272
FUNDACIÓN TIERRA DE HOMBRES

las experiencias cotidianas de los animadores, herramientas para


medir ei ¡mpacto del trabajo en los niños y su familia evaluando la
situación del niño, la evolución de su comportamiento, su autoestima,
sus actitudes, emociones y su relación con su entorno.
Los grupos de animadores, al sentirse más fuertes por el co-
nocimiento adquirido, se dirigen a la comunidad, estimulan el diálo-
go y se constituyen en actores directos para el mejoramiento de la
situación de los niños en su barrio.

LA FORMACIÓN

Los objetivos de la formación están divididos en cuatro temáticas:


I. Conocimiento del niño y de la problemática del niño des-
plazado.
2.Técnicas de animación y de gestión de talleres.
3. Organización, gestión y evaluación de proyecto.
4. Relaciones humanas, interpersonales y sociales.

EVOLUCIÓN DE LA INTERVENCIÓN

Aunque el tiempo en el cual hemos compartido con los gru-


pos, los niños y las familias es muy c o r t o para pretender describir
resultados de ¡mpacto, observamos una evolución en el proceso.
Los cambios positivos se verifican en algunos ejemplos significati-
vos tales como:
1. Desarrollo de sentido de pertenencia al grupo por parte
de los niños.
2. Mejoramiento en las relaciones interpersonales.
3. Relación de confianza con su animador.
4.Aceptación y acogida de la mayoría de los padres hacia el
programa.
5. Constitución y fortalecimiento de la identidad de los grupos
comunitarios.
6. Interés por parte de los jóvenes de la comunidad por formar
parte de los grupos y capacitarse como animadores.
En esta experiencia naciente somos conscientes de nuestras
dificultades tales como:
I. Dificultad de lograr y medir un impacto psicosocial en
una población que cambia con frecuencia de lugar-Pobla-
ción flotante.

273
2. El diseño de actividades que realmente integre la diversidad so-
cio cultural en un mismo espacio.
3. Diversidad de la problemática de los niños en los grupos.
4. Lograr la participación regular de los niños, especialmente
los niños trabajadores, en las actividades.
5. Poca valoración de la importancia del derecho al juego para
el desarrollo integral del niño por parte de muchos adultos.
6. Dificultad para lograr la integración escolar de los niños.
Para concluir, se puede decir que también en el desplazamiento
nacen fuerzas.
El desplazamiento cierra tal vez unas puertas, pero abre otras.
Los grupos comunitarios proponen unirse para abrir otras puertas a
través de sus proyectos que nombraron:"Los niños juegan para cam-
biar su forma de pensar" y "Creciendo juntos".

274
COMENTARIOS MESA REDONDA:
EXPERIENCIAS DE A T E N C I Ó N

Elena Martín

L as cuatro presentaciones que se realizaron durante esta mesa


redonda, abarcan varios aspectos relacionados con el desplaza-
miento forzado.Aparecen aquí, el análisis semántico del evento del
desplazamiento, la sistematización global de una experiencia de in-
tervención psicosocial de larga trayectoria, la descripción de una
experiencia particular con niños y jóvenes de barrios subnormales
en Cartagena y la perspectiva epidemiológica y de la salud pública
acerca del impacto que tiene la violencia sobre la salud mental.
Al tratar temas diferentes, y desde diferentes ópticas, las po-
nencias permiten reflexionar acerca de las circunstancias que se
deben tener en cuenta para emprender una acción adecuada de
atención con población desplazada. Resaltan como elementos cla-
ves: las concepciones de salud-enfermedad y del impacto que tiene
la violencia sobre la salud mental y los distintos significados del des-
plazamiento; los diagnósticos; el papel de las personas y comunida-
des víctimas de desplazamiento y el tipo de intervenciones que se
incluyen en lo que se ha llamado la atención psicosocial.
Aunque sólo aparece explícitamente en la ponencia de Favio
Rivas, toda intervención supone un cierto concepto de salud y enfer-
medad. De hecho, la intervención de Fabio Buriticá, es el plantea-
miento analítico de los significados del desplazamiento y, por tanto,
de sus representaciones. La manera de responder a las preguntas:
¿Qué significa el desplazamiento?, y ¿quién es un desplazado?, remiten
a las posibilidades de intervención y también a las dificultades para
implementarlas. La interpretación que hagamos de cada persona des-
plazada en cuanto peligroso o necesitado de ayuda, producirá con-
ductas diferentes. Parte de las intervenciones deberán estar dirigidas
a la modificación de imaginarios, de tal manera que éstos hagan posi-
ble ver en la persona víctima de desplazamiento un o t r o válido y

1
Psiquiatra. Profesora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Nacional de Colombia. Miembro
de la Corporación Avre y del Programa Universitario de Iniciativas para la Paz,
sujeto de derecho y reconstruir la propia imagen del desplazado que
le permita retomar o recrear su posición como actor social. El análi-
sis semiótico (semántico) de la experiencia del desplazamiento, enfo-
cado en la comparación de la categoría viaje en contraposición a la de
desplazamiento, nos lleva a lo que supone de deshumanizante y nega-
tivo este hecho y a las distintas maneras de representar este fenóme-
no. Resaltan la importancia de la presencia de la muerte y también del
carácter involuntario de la salida del espacio propio.
Retomando la intervención del doctor Rivas, la definición que
se plantea de salud refleja la condición de multideterminación e
interrelación con los otros y el medio que tiene el estado de salud.
Plantearla desde una perspectiva positiva implica que se define como
algo más allá de la ausencia de enfermedad y más real y proactivo
que el "...estado de completo bienestar...", es decir, se supone que
hay un proceso activo pero, a su vez, limitado de búsqueda de la
salud. Es importante también la referencia a la acción transformadora
sobre el mundo como parte de lo que se considera estado de salud.
Este tipo de definiciones de la salud implican que se trabaje el con-
cepto de no-salud como un continuum entre las distintas dificulta-
des cotidianas y la enfermedad en las que también están implicados
los factores sociales.
Se concluye, entonces, puesto que el ¡mpacto de la violencia
sobre la salud mental se da a varios niveles, hay necesidad de accio-
nes integrales: interdisciplinarias, intersectoriales y en los distintos
niveles de intervención en salud (promoción, prevención,tratamiento,
rehabilitación). Hay que definir el impacto de la violencia,y específi-
camente del desplazamiento, sobre la salud mental de las personas
víctimas. Se enfatiza en lo generalizado del impacto y en su carácter
de respuesta normal frente a una situación anormal, desdibujando
la posibilidad de enfermedad mental como una de las posibles con-
secuencias de este impacto. Se pone en duda la validez de los diag-
nósticos psiquiátricos individuales y la utilidad de las acciones de
expertos como la mejor alternativa a la solución de una problemá-
tica que se considera primordialmente en la situación patológica de
violencia de nuestro país, por la cual todos estamos afectados.
Consecuentemente se hace mayor énfasis en las intervenciones
psicosociales que en las terapéuticas clínicas clásicas.

276
COMENTARIO MESA REDONDA; EXPERIENCIAS DE ATENCIÓN

Sin embargo, en ocasiones resulta confuso a qué se refieren


estas acciones psicosociales. ¿Se trata de actividades terapéuticas
per se? ¿Se trata de actividades en otras áreas, que tienen un efecto
indirecto terapéutico? ¿Todas las intervenciones per se podrían con-
siderarse inherentemente terapéuticas? ¿No habría la necesidad de
realizar actividades clínicas específicas pues las dificultades surgen
del ámbito de lo social y, por tanto, es en éste donde hay que incidir?
Todas estas preguntas son contestadas de manera diversa por las
diferentes entidades que trabajan alrededor del tema,algunas de las
cuales se expresaron en el curso del simposio. El acuerdo de esta
mesa parece estar alrededor de la necesidad de realizar interven-
ciones integrales en la medida en que los problemas que presentan
las poblaciones desplazadas son de varios órdenes, distinta intensi-
dad y asociados de maneras diferentes con el desplazamiento.
De esta manera, se hace manifiesto en las intervenciones de
Gabriela Rodríguez (OIM) e Irma González (Tierra de Hombres,
Lausana) una orientación en tal sentido. Las intervenciones clínicas
por parte de expertos son consideradas una más dentro del con-
junto de acciones realizadas.
Es de destacar la importancia de lo pedagógico. Lo educativo
forma parte de las actividades que se llevan a cabo con las personas
y comunidades afectadas, pero también de las estrategias de inter-
vención: una manera de acercarse a la comunidad, de cualificarla, de
apostar a su autonomía. Esto es lo que plantea de manera explícita,
el proyecto de atención psicosocial deTierra de Hombres, Lausana,
con niños y jóvenes desplazados de diverso origen de barrios
subnormales de Cartagena.

E L PAPEL DE LAS PERSONAS Y COMUNIDADES


VÍCTIMAS DE DESPLAZAMIENTO

EL TIPO DE INTERVENCIONES QUE SE INCLUYEN


EN LO QUE SE HA LLAMADO LA ATENCIÓN PSICOSOCIAL

La visión global de las estadísticas de la violencia en Colombia,


centrada en las cifras de muertes por masacres, permite concluir que
la violencia es un problema de salud pública y sus consecuencias a
largo plazo sobre la salud mental se convertirán en problemas priori-
tarios parael presente siglo.Las dificultades emocionales,asociadas al

277|
ELENA M A R T I N

contexto de violencia, ocuparan a varias generaciones y supondrán


muchísimos años más de sufrimiento, después aun, de lograr la ansia-
da paz en nuestro país. Es indudable que los conocimientos prove-
nientes de estas especialidades generan insumos importantes para la
construcción de políticas y estrategias de intervención.
El segundo grupo se refiere a intervenciones en concreto. La
propuesta de intervención psicosocial presentada por Gabriela
Rodríguez (OIM), definida como un trabajo que nace con la partici-
pación activa de las personas víctimas de la violencia y el conflicto
armado en el trabajo directo en zonas de conflicto y que represen-
ta un modelo holístico, interdisciplinario y en construcción cons-
tante, se ha llevado a cabo con personas en situación de migración
de diversa categoría: desplazados, refugiados, migrantes; en América
Central desde 1983.
La experiencia reciente de Tierra de Hombres es aún más
especifica; se refiere a un trabajo reciente, con especificidad en ni-
ños y niñas habitantes de barrios subnormales en Cartagena, que se
da dentro de un modelo de participación comunitaria, optimización
de los recursos existentes y del uso del componente pedagógico
como una manera de cualificar las acciones que se llevan a cabo en
una determinada comunidad. El o t r o asunto importante es que el
trabajo se plantea como dirigido a desplazados, pero se da en la
práctica con población vulnerable de los barrios escenario de las
acciones. En la medida que la intervención se realiza con niños y
niñas se utiliza un enfoque de entrada con actividades lúdicas y re-
creativas que tienen, a su vez, un carácter terapéutico al que se
agregan acciones con los padres de familia y otros adultos significa-
tivos de la comunidad.

COROLARIO

La necesidad de continuar sistematizando las experiencias, re-


flexionando sobre las mismas y utilizando más esfuerzos en un tra-
bajo de investigación que permita tener los insumos valiosos y de-
terminantes para el diseño de intervenciones que sean eficaces,
específicas, adecuadas al contexto y que optimicen el uso de los
recursos existentes.
Es crucial la postura que se tome frente al papel que deben
jugar las mismas personas y comunidades víctimas del desplazamien-

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COMENTARIO MESA REDONDA: EXPERIENCIAS DE ATENCIÓN

to. El tipo de intervención cambiará radicalmente si se considera


como receptora de una serie de acciones que diseñan, planean y
ejecutan expertos o si se les considera desde la óptica de los recur-
sos, el respeto a saberes y prácticas de comunidades e individuos y
con el criterio de la participación.
O t r o elemento importante es lo que se considera terapéuti-
co; me parece que los ponentes estarían de acuerdo si afirmo que
todos ellos comparten la percepción y certeza de la complejidad
del fenómeno y, por tanto, de la necesidad de un manejo inter-
disciplinario como única opción de realizar una intervención integral
y para poder abordar la multitud de problemas de todo orden que
desencadena el hecho de ser persona en situación de desplazamiento.

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