Pulir y Corregir Textos Narrativos (Parte II)
Pulir y Corregir Textos Narrativos (Parte II)
Pulir y Corregir Textos Narrativos (Parte II)
1) Las anfibologías (ambigüedades semánticas) suman mucho si los sentidos que abre enriquecen la
prosa, pero si entorpecen la comprensión, es necesario elimanarlas y decir lo que queremos decir
con exactitud.
Ej.: a-Corrió por el pasillo, la puerta estaba cerca, pero la lanza fue más veloz y la atravesó.
B-María gimió exhausta. Acercó la vela al pequeño rostro. Supo desde que alumbró al niño, que
ya no estaría sola.
En el primer caso, ¿a quién atravesó la lanza: a quien corre o a la puerta? Esta ambigüedad genera
confusión en la escena, podría entonces reemplazarse por “y le atravesó la espalda”, y ya no quedan
dudas.
En el segundo caso, alumbrar es verbo con dos acepciones: María alumbra al niño con la luz de la
vela, pero también lo da a luz, y en ambos casos, al ver al niño a la cara, pero también con el acto de
ser madre, descubre su compañía para siempre. En este caso, la anfibología resulta productiva.
2)Los datos precisos (horarios, lugares, objetos descriptos con insistencia, detalles) deben tener una
razón de ser dentro del texto. Si esto no sucede, estamos jugando innecesariamente con la atención
del lector, ya que se esforzará por retener información y se sentirá estafado si al llegar al final, todos
esos datos resultaron irrelevantes.
Por eso es bueno que si se insiste con un objeto, tenga luego un protagonismo en la trama, o que si
utilizo horarios exactos (por ejemplo: a las tres y diez a.m), tengan algún peso en la historia, que no
dé lo mismo que sean las tres, las tres y diez, o la tres y veintitrés. Si da lo mismo, podemos decir
“de madrugada” y es suficiente. Lo mismo con los detalles en las descripciones: deben ser datos que
por puntuales caractericen perfectamente aquello que queremos mostrar. No es lo mismo el uso del
detalle en A que en B, la idea que construyo del personaje a partir de los datos precisos es diferente.
A-La muchacha abrazó su bolso, lleno de colores, y se acomodó el sombrero rojo, ceñido a su
cabeza.
B-La muchacha abrazó su bolso tejido con retazos coloridos, y se acomodó hacia la izquierda la
boina roja ceñida a su cabeza, en la que relucía una pequeña estrella.
3)Es importante abrirle la puerta al lector para que ingrese al texto de forma amable: situarlo en
tiempo y espacio, ponerlo en tema. Por eso el conflicto debe sugerirse ya desde las primeras líneas,
para que el lector quiera ir más allá y seguir leyendo para saber qué sucede. Un buen comienzo es
central.
4)Es recomendable poner a hablar a los personajes, escenificar para no aburrir con descripciones. Y
si podemos agregar pequeñas pinceladas descriptivas de esos personajes a los diálogos, mejor, así
nos evitamos las parrafadas con descripciones que solo podríamos apaludirle a García Márquez.
Ej.: A) Alicia tenía el cabello negro y ojos enormes. Su cuerpo era delgado, casi como un alfiler a
punto de doblarse, algo que se hermanaba con sus palabras puntiagudas e irientes. Amaba tomar el
té, a toda hora, siempre té, como si hubiese nacido en Inglaterra bajo un reloj detenido a las cinco.
Le parecía horrible el té que Alberto le había ofrecido, por eso le devolvió la taza con asco y luego
sentó en el sillón su cuerpo flaco y liviano.
B) -¿Este es el té que tenés para ofrecerme? -Alicia hundió en Alberto los ojos enormes,
enmarcados por su melena negra.
-¿No te gusta?
-¿Y a quién podría gustarle? -estiró el brazo y devolvió la taza-. Y eso que adoro el té, pero esto...
-señaló con un dedo alfiler, y se sentó ingrávida en el sillón, como si estuviese hecha de alambre.
Vemos que en la escena B sucede lo mismo que en A, que la información es la misma, pero que, sin
embargo, B es más fluida y más vívida, nos permite observar con nuestros propios ojos la escena,
que ya no está del todo mediada por el narrador, pues hablan los personajes.