Korol Resistencia Populares

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RESISTENCIAS POPULARES

A LA RECOLONIZACIÓN
DEL CONTINENTE
Proyecto: Resistencias populares a la recolonización del continente
CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y FORMACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES LATINOAMERICANOS (C IFM S L)

Coordinación del proyecto: Claudia Korol

Para conocernos: www.cifmsl.org


Para contactarnos: centroinvestigacionms@ yahoo.com.ar

El e q u ip o d e e d u c a c i ó n p o p u l a r p a ñ u e l o s e n r e b e l d ía , es parte de este proyecto de


investigación-acción participativa.

Para conocernos: www.panuelosenrebeldia.org


Para contactarnos: panuelosenrebeldia@ gmail.com

Coordinación editorial: Claudia Korol


Arte de tapa y diseño de interior: Leonardo Bertulazzi
RESISTENCIAS POPULARES
A LA RECOLONIZACIÓN
DEL CONTINENTE
Centro de Investigación y Formación de
los Movimientos Sociales Latiniamericanos

Centro de Investigación
y Formación
PRESENTACIÓN. LOS CUENTOS DE LAS RESISTENCIAS

PRESENTACIÓN

LOS CUENTOS
DE LAS RESISTENCIAS

Claudia Korol111

“Caminamos preguntando”. Caminamos a tientas entre penumbras,


algunas luces, y variadas convicciones e intuiciones. Caminamos reconocien­
do el camino en cada paso. Caminamos cargando en la mochila la memoria y
los sueños de todos los hombres y mujeres a quienes interrumpieron su mar­
cha. Caminamos una vez más sobre las huellas de los compañeros y compa­
ñeras que dejaron sus marcas sobre la tierra. Caminamos escribiendo el relato
de nuestras andanzas. Caminamos abriendo caminos con nuestros cuerpos
insumisos. Caminamos contando cuentos y contando pasos. Cuentos de las
resistencias. Pasos que inventan alternativas propias, posibles, deseables.
Aprendimos en nuestro andar que la senda no está trazada, y que el h ori­
zonte es tam bién camino. Aprendimos que contar es hacer historias, y que
quien hace historias necesita contarlas. Aprendimos a identificarnos en

1. Claudia K o ro l es coord in ad ora del eq u ip o de edu cación p o p u la r P añ uelos en R ebel­


d ía y del p ro y ecto R esistencias P opu lares a la R ecolon ización del Continente. Integra el Centro
d e Investigación y F orm a ció n de los M ovim ien tos S ociales L atin oam erican os.

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

nuestros propios cuentos, y a desconfiar de los cuentos de los vencedores.


Aprendimos la relación entre la palabra y el gesto, entre la em oción y la
razón, entre la imaginación y la revolución.
Nuestros cuentos tienen sabor rebelde. Tienen textura áspera. Tienen una
trama apretada. Escribimos con muchas manos, con diferentes estilos, en dis­
tintos lenguajes. En nuestros cuentos conviven el testimonio, el diálogo, el
análisis académico, el discurso. Todas las palabras tienen un mismo sentido:
comunicar/compartir nuestras búsquedas, nuestros descubrimientos, nues­
tros encuentros y desencuentros, nuestras preguntas, nuestras respuestas,
nuestras demandas, nuestros desafíos.
Intentamos socializar los análisis, desprivatizar los sueños, redistribuir las con­
quistas, derramar ternura. No creemos en el patentamiento de los saberes ni
en el consumo de las fantasías creadas por el mundo que se presenta como
“desarrollado” y “civilizado”. No queremos su progreso que mata y corrompe.
El proyecto de investigación-acción “Resistencias Populares a la Recoloniza­
ción del Continente”, realizado por integrantes del Centro de Investigación
y Formación de los Movimientos Sociales Latinoamericanos (C IF M SL ) y
militantes del Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía, junto a
diferentes colectivos de lucha e intelectuales del país y del continente, intenta
“contar” nuestra aventura colectiva desplegada en el escenario del enfrenta­
miento popular a las políticas de saqueo, exterminio, destrucción de nuestras
sociedades y de la naturaleza, de opresión patriarcal, capitalista y colonial.
Políticas ejecutadas criminalmente por las corporaciones trasnacionales y los
gobiernos imperialistas, por sus instituciones de ordenamiento del capitalis­
mo mundial, con la complicidad de las burguesías locales, de los gobiernos
locales que las representan, y de los sectores fundamentalistas asociados al
poder conservador. Este proyecto cuenta con el apoyo de la fundación que
lleva el nombre de Rosa Luxemburgo, la revolucionaria enamorada del mun­
do que miró de frente a su tiempo, lanzando el reto de “socialismo o barbarie”
e imaginando el romance del socialismo con la libertad. Ni la mucha cárcel, ni
su asesinato, ordenado por la brutal socialdemocracia alemana, destruyeron
la vitalidad de su sueño, que nos sigue animando.

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PRESENTACIÓN. LOS CUENTOS DE LAS RESISTENCIAS

Este libro -con el formato de un cuento colectivo- es resultado de las investi­


gaciones realizadas en aquellos lugares donde nuestros pueblos libran inten­
sas batallas para sobrevivir y para gestar proyectos alternativos. Es escrito con
y por las organizaciones que protagonizan estas experiencias, con quienes
compartimos momentos de estudio, de diálogo, de lucha, de solidaridades, y
de síntesis de nuestras experiencias en la elaboración colectiva que se produ­
ce en seminarios y talleres.
Nuestro proyecto se basa en la concepción y en la m etodología de la edu­
cación popular. Apuesta a procesos de creación colectiva que expresan una
manera de comprender las relaciones entre saber y poder cuestionadora de
la producción y apropiación privada de conocim ientos, y de su organiza­
ción al servicio de las dominaciones. Buscamos romper las fronteras entre
investigación y acción, entre el pensar y el hacer, desandando los aprendiza-
jes que reproducen y amplían la cultura capitalista, patriarcal, colonial, y su
m etodología jerárquica y autoritaria de educación e información. La íntima
relación teoría-práctica, el diálogo, la com prensión de la diversidad y de la
complejidad de la existencia, el trabajo grupal, la dem ocratización de los
procesos de creación de conocim ientos y de los m étodos de enseñanza y
de aprendizaje, son dimensiones político pedagógicas de nuestro proyecto.
Intentam os tam bién acortar las distancias entre las reflexiones y la divul­
gación de las mismas, a través de la intervención en diferentes espacios de
com unicación popular, com o el programa de radio Espejos Todavía, que
se em ite por FM La Tribu, otras radios comunitarias, y es socializado en
internet a través de la Agencia Pulsar y de la Red Nosotras en el Mundo.
Varios de los investigadores e investigadoras que cooperan de manera so ­
lidaria y m ilitante en este proyecto han estado compartiendo sus saberes
en los diálogos que se realizan en el programa radial. Buscamos tam bién
com partir estos debates a través de docum entación audiovisual, realizada
en conjunto con el Grupo de Cine M ascará. Los talleres regionales, y el
Taller de Talleres anual, son instancias de diálogo de saberes, así com o las
acciones de lucha y de organización popular en las que participamos junto
a otros movimientos populares.

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Este libro intenta reflejar esas múltiples perspectivas. La mirada crítica, la


resistencia, la acción solidaria, transforma a los afectados y afectadas de víc­
timas en sujetos políticos, en artífices de su propia manera de estar en el mun­
do. Y esos sujetos diversos, esas experiencias por momentos desgarradoras,
esas esperanzas que son constitutivas también de nuestros análisis, están aquí
dibujadas, como el comienzo de un cuento, que seguimos contando en nues­
tras luchas cotidianas.

Junio 2010

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

EN LAS SOMBRAS
DEL BICENTENARIO
SOBRE COLONIALISMO
Y EMANCIPACIONES

Claudia Korol1,1

Inicio estas notas en el año del “Bicentenario de la Independencia”.


Las escribo desde América Latina, en un tiempo histórico controvertido en
el continente y en el mundo, marcado por una fuerte crisis civilizatoria que
pone en debate las concepciones sobre la vida, y las maneras de transitarla
que encontramos.
Suenan en nuestra región las campanas de las celebraciones. Se realizan gran­
des actos -y gastos considerables-, para “festejar” nuestras proclamadas inde­
pendencias. Estas notas pretenden indagar si nos reconocemos en los territo­
rios iluminados por los fuegos de artificio, o si encontramos más artificios que
fuegos, más sombras que luces en las proclamadas independencias.
Varias curiosidades rondan las comprensiones de los actos “patrios”, y crean una di­
fusión disparatada de interpretaciones sobre conceptos como colonialismo, inde­
pendencia, soberanía, libertad. Tratamos aquí de problematizar algunos sentidos
y sinsentidos que están en disputa en el imaginario social que se nombra en clave

1. Claudia K oro l es coordin adora d elE q u ip o de E du cación P opu lar P añuelos en R ebeldía,
e integra el Centro d e Investigación y F orm a ció n de los M ovim ien tos Sociales L atin o am erica n o s
(C IF M S L ).

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

emancipatoria, discutir algunas políticas que se presentan como progresistas -e


incluso como antiimperialistas-, pensarnos y pensar juntos/as intentando avanzar
hacia la descolonización de nuestras formas de ser y estar en el mundo.
Desde las experiencias del Equipo de Educación Popular Pañuelos en R e­
beldía (2), y más específicamente a partir del trabajo de investigación-acción
“Resistencias Populares a la Recolonización del Continente” que realizamos
desde el Centro de Investigación y Formación de los Movimientos Sociales
Latinoamericanos (C IF M S L )® , venimos elaborando colectivamente estas re­
flexiones, junto a movimientos populares, investigadores/as e intelectuales
del país y del continente. Subrayo el concepto de elaboración colectiva, porque
entiendo que no hay posibilidad de promover procesos efectivos de desco­
lonización cultural desde iniciativas individuales, desvinculadas de las resis­
tencias y de las búsquedas de alternativas que viene desarrollando nuestro
pueblo a través de sus luchas, y de sus organizaciones.
No es posible romper la alienación, la enajenación que produce y reproduce
el colonialismo, desde las palabras o acciones de personas aisladas. Es precisa­
mente el cuerpo articulado de la resistencia social el que nos constituye como
sujetos históricos. Son nuestros cuerpos integrados los que crean las oportu­
nidades para caminar hacia la descolonización de los territorios materiales
y simbólicos. Es nuestra acción multiplicada, enraizada y enredada, la que
puede reunir la fuerza necesaria para enfrentar la disgregación, la fragmen­
tación, el individualismo, el egoísmo, promovidos por el capital y su política
desorganizadora del movimiento popular.

Eurocentrismo y racismo en la experiencia colonial

La acción antiimperialista, en un continente cuyo nombre -A m érica- lle­


va la “huella” de la invasión colonial, requiere de un profundo trabajo de re­
encuentro con las raíces, no circunscrito a conocer al pasado, sino también

2. V erw w w .pan u elosen rebeldia.org


3. V erwww .cifm sl.org

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

urgido de re-conocerlas en el presente, lo que permitirá poner en debate los


alcances y límites de conceptos como Nación, soberanía, Estado, y la manera
colonial en que los mismos fueron constituidos en estas tierras.
Se vuelve indispensable la opción por la creatividad, presente en algunos de
los políticos y pedagogos de la causa independentista como Simón Rodrí­
guez (4), quien sostuvo que “inventamos o erramos”; y no sólo porque la crea­
tividad es en sí deseable, sino porque es la única manera de promover activa­
mente un proceso de descolonización que nos permita cuestionar la marca
eurocéntrica e imperialista de los saberes que se reproducen para afianzar la
subordinación neocolonial.
En su artículo “Nuestra América” José Martí, inspirador de la independencia
cubana, escribió: “El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de
la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye
venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta tiene
al tigre encima. L a colonia continuó viviendo en la república; y nuestra América
se está salvando de sus grandes yerros -d e la soberbia de las ciudades capitales,
del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importancia excesiva de
las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen-,
por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la república que lucha
contra la colonia. El tigre espera detrás de cada árbol, acurrucado en cada es­
quina. Morirá, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos” (5).
L a colonia continuó viviendo en la república. En esta afirmación se condensa
uno de los núcleos que explican la historia latinoamericana de los últimos

4. Sim ón R od ríg u ez es uno de los precu rsores del pen sam ien to latin oam erican o. N ació
en C aracas el 2 8 d e octu bre de 1771 y m urió el 2 8 de fe b r e r o de 1 8 5 4 en A m o ta p e, a ld e a del
n orte p eru an o. Fue el m aestro m ás im portan te de Sim ón Bolívar\ y crea d o r de una pro líjica
o b ra p o lític a y p ed a g ó g ica libertaria. A p a r tir de la m uerte de B olív a r en 1 8 3 0 -le sobrevivió
vein ticu atro añ os m ás-, f u e un crítico im p lacab le de los gru pos dom in an tes qu e se im pusieron a
p a r tir d e los p rocesos in dependentistas, y que continuaron ex p lo tan d o a los sectores p op u lares
d el continente.
5. J o s é M artí. N uestra A m érica. P u b licad o en L a R evista Ilu strada de N ueva York. 10
d e en ero de 1 891. E l P artid o L ib eral. M éxico.30 de enero de 1891. E n : h ttp ://w w w .a n a litica .
c o m /B I T B L lO /jm a r t i/n u e s tr a a m e r ic a .a s p

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

siglos. Es la historia del colonialismo, del neocolonialismo, y de sus conse­


cuencias hasta la actualidad, no sólo en términos económ icos, sociales, y po­
líticos, sino también en lo que implica como alienación cultural, pérdida de
identidad, negación de las raíces.
Escribió también Jo sé M artí: “Éramos una máscara, con los calzones de In­
glaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera
de España. El indio, mudo, nos daba vueltas alrededor y se iba al monte, a la
cumbre del monte, a bautizar a sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la n o­
che la música de su corazón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El
campesino, el creador, se revolvía ciego de indignación, contra la ciudad des­
deñosa, contra su criatura. Éramos charreteras y togas, en países que venían al
mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. ( . . . ) Ni el libro eu­
ropeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. ( . . . )
Se ponen en pie los pueblos y se saludan. “¿Cómo som os?” se preguntan; y
unos a otros se van diciendo cómo son. ( . . . ) Las levitas son todavía de Fran­
cia, pero el pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes de América
se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la
levadura del sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está
en crear. Crear es la p a la b ra de p ase de esta generación. El vino de p látan o; y si
sale agrio ¡es nuestro vinol” (6).
José M artí hablaba así a la juventud que aún formada en las universidades
del mundo viejo o en sus réplicas locales, buscaba sin embargo ser parte de la
liberación del continente. Se dirigía a esa generación criolla que intentaba in­
terpretar con cabeza propia los dilemas de la lucha anticolonial. M arcaba con
su discurso la ausencia de la palabra del otro: el indígena, el negro. Todavía no
se representaba con claridad la ausencia de la otra negada: la mujer.
En los inicios del siglo X X Jo s é Carlos Mariátegui, sentó las bases del socia­
lismo indoamericano, interpelando con su mirada crítica las búsquedas de
la izquierda marxista de “copiar” el pensamiento europeo. Afirmó entonces:
“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia.

6. Jo sé M artí. Op.cit.

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

D ebe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad,
en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano” (7).
Mariátegui imaginaba una opción anticapitalista, plantada desde la raíz in­
dígena del continente, desde la memoria negada, desde las identidades que
pretendieron ser aplastadas.
Estos debates nos van aproximando a un núcleo del debate posible y necesa­
rio a realizar en estos m omentos: la colonialidad del sabery de los saberes, así
como la colonialidad del deseo y de las fantasías.
Frente a la crisis del llamado socialismo real en los finales del siglo X X , y la
profundización de la crisis del capitalismo mundial en los centros desde los
comienzos del siglo X X I, es importante volver a cuestionar -desde nuestra
raíz indoamericana-, si es válido seguir sosteniendo un paradigma civilizato-
rio universal, basado en el “desarrollo” del capitalismo y de su racionalidad
occidental, o si podemos dar una vuelta radical en las maneras de pensar y
pensarnos, de sentir y sentirnos, de creer y de crear, haciendo del reconoci­
miento de la multiculturalidad una oportunidad de respeto a la diversidad,
y de encuentro de pistas que permitan detener la carrera de destrucción del
planeta y de la humanidad en la que estamos sumergidos/as. Esto exige tra­
bajar nuestras propias e íntimas ideas y experiencias sobre las formas de vida
deseables, tema a analizar tanto en su dimensión colectiva como individual.
La construcción de una subjetividad enajenada, realizada por las usinas de
formación de sentidos del capital, atraviesa procesos colectivos, pero se arrai­
ga en cada uno/a de nosotros/as. El mundo de las mercancías ha estimulado
la fantasía del consumo desenfrenado. “El consumo nos consume” es el título
de un escrito del sociólogo chileno Tomás Moulian. Y es ésta la realidad de
un sistema de vida impuesto, en el que la colonización de nuestros deseos y
la manipulación de nuestras fantasías crean una subjetividad funcional a las
necesidades del capital de ampliar permanentemente su producción por la
vía de la multiplicación de los productos descartables. Este estado de per­
manente ansiedad por “tener más”, comprendido íntimamente como el “ser

7. E d ito ria l d e “A m a u ta ”, N ° 17, añ o II, L im a , S eptiem bre de 1928.

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

más”, es la contracara de los modelos en los que tanto los objetos como las
personas, los valores y los afectos se vuelven rápidamente descartables. La
ficción neoliberal tiene como “sujetos” al “hombre nuevo” y a la “nueva mu­
je r” consumidores/as, consumistas, y sistemáticamente consumidos/as. Esta
ficción se vuelve realidad en nuestros cuerpos, aterriza en ellos con fuerza
destructiva, y logramos derrotarla... o nos derrota.
José Martí, en el texto antes mencionado escribía: “El libro importado ha
sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han
vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo
exótico. No hay batalla entre civilización y barbarie, sino entre la falsa erudi­
ción y la naturaleza”. Estaba polemizando aquí con la posición planteada por
Domingo F. Sarmiento, uno de los intelectuales y políticos argentinos de la
generación del 80 que más intensamente promovió la copia de los modelos
europeos y norteamericanos de desarrollo, a los que implemento activamente
desde sus funciones de gobierno.
D ice al respecto la socióloga Alcira Argumedo: “El contraste entre un M artí y
un Sarmiento, indica que la clave del distanciamiento se encuentra en el dua­
lismo cultural fundante, en la existencia de dos racionalidades encontradas;
en el corte abismal entre disímiles puntos de partida: por una parte aquellos
que reivindican los patrimonios históricos populares, y desde allí -desd e ese
tronco latinoamericano- se plantean las actualizaciones, la recuperación crí­
tica de las más ricas ideas del pensamiento universal. Por otra quienes avalan
sistemas de pensamiento que, con las adaptaciones del caso, las élites ilustra­
das deben insertar “desde afuera” a las mayorías, para sacarlas de las tinieblas,
la barbarie, o la irracionalidad. ( . . . ) Las corrientes ideológicas incorporadas
acríticamente en América Latina, pretendieron generar una ruptura con las
tradiciones populares, como modo de construir consensos para proyectos
políticos y modelos sociales que pretendían instaurarse “contra su pasado”.
Por el contrario, los líderes, ensayistas o intelectuales que calaron hondamen­
te en el registro político cultural latinoamericano, fueron verdaderos intérpre­
tes; capaces de sintetizar con mayor o menor envergadura los deseos, identi­
dades y reivindicaciones; los lineamientos a menudo complejos y contradic­

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

torios, contenidos en el modo de percibir el mundo de las mayorías”


Esta tensión estuvo planteada a lo largo de toda la historia nacional. Hoy
cuando América Latina atraviesa los debates del Bicentenario, vuelve a tener
vigencia el planteo sobre el modelo civilizatorio a crear, como alternativas
reales a los actuales modelos “de desarrollo”.
Si en todo el continente el colonialismo del poder tiene una dimensión espe­
cífica en el colonialismo del saber, esto se refuerza en una Argentina que en
sus franjas progresistas asumió, por lo general de manera acrítica, el mandato
civilizatorio liberal, acuñado por el pensamiento sarmientino.
El europeísmo, el occidentalismo, han sido factores culturales que favorecie­
ron la subordinación y la dependencia. La pleitesía que el sistema educativo
argentino rinde a la figura de Sarmiento, es correlato funcional para estos pro­
cesos de domesticación individual y colectiva.
Una cultura que promueve la admiración por el mundo imperialista, ocultan­
do o presentando como natural el hecho de que éste se base en la explotación
y devastación de los pueblos subalternos, subestimando nuestras propias
experiencias culturales, conduce a la creación de un imaginario social que
encuentra permanentemente las posibles soluciones a los problemas, en la
asociación subordinada a los centros del poder, o en la fuga hacia ellos.
Vale recordar aquí al poeta guerrillero salvadoreño Roque Dalton y su poema
carta: “Queridos filósofos / queridos sociólogos progresistas / queridos sicó­
logos sociales: / no jodan tanto con la enajenación/ aquí donde lo más jodido
/ es la nación ajena”.
Enajenación y nación ajena, en el contexto de América Latina, son parte de
una misma problemática. Pero ... ¿a qué nación nos referimos? -nos pregun­
tamos en estos días bajo la luz de los fuegos del bicentenario-.
Fernando M artínez Heredia, sociólogo y filósofo cubano, analizó el conteni­
do que asume lo nacional en los contextos de lucha anticolonial y de cons­
trucción del socialismo: “En los contenidos de lo nacional, aparecen la auto-
subestimación del colonizado, el orgullo nacional del que ha peleado tanto

8. “L o s silencios y las voces en A m érica L atin a . N otas sobre el pen sam ien to n acion al y
p o p u la r ”. A lcira A rgum edo. E d icion es Colihue. 2 0 0 9 . (séptim a edición )

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

y obtenido triunfos, como es nuestro caso, una historia de acumulaciones


culturales... La identidad nacional cubana, está asociada a la palabra riesgo.
Riesgo de perder la sociedad de justicia social a la cual ha estado ligada duran­
te décadas la identidad nacional, de perder el socialismo. Y riesgo de perder la
soberanía, como pueblo específico, como Estado-N ación... A partir de 1959,
la revolución socialista de liberación nacional ligó la consumación de la Na­
ción Estado soberana, y las representaciones anticapitalistas más radicales. La
identidad nacional hizo suyos el socialismo y la liberación” (9).
En el caso actual de Argentina, considera Miguel Mazzeo: “Con la globaliza-
ción neoliberal se reposiciona la cuestión nacional. Ésta se expresa, en forma
negativa, en cierto nacionalismo fascista que promueve limpiezas étnicas, o
en el nacionalismo que se confunde con el extremismo religioso. Pero tam­
bién se expresa en forma positiva, cuando la nación remite a la riqueza cultu­
ral y democrática que se resiste a la universalización totalitaria del capitalismo
y a sus estrategias de homogeneización compulsiva, cuando los sentimientos
nacionales se encaminan hacia la defensa de la soberanía y la diversidad cultu­
ral, y hacia una lucha revolucionaria de las clases subalternas” (10).
Identificar determinadas distorsiones producidas en este camino, como la de­
cisión del gobierno argentino de utilizar los fondos del bicentenario para el
pago de la deuda externa, es un momento de reconocimiento de las distancias
existentes entre la memoria que se ejerce como símbolo, y una memoria fér­
til en aquello que las resistencias populares plantaron en nuestra experiencia
como pueblos. Tanto el kirchnerismo como la oposición conservadora, coin­
cidieron en la decisión de “honrar la deuda externa”, es decir, rendir pleitesía
a una lógica interesada del capital trasnacional, que puede incluso aceptar que
se lleve a la cárcel a un artífice del delito que condujo al saqueo de la Argen­
tina, como es M artínez de Hoz, pero que no va a tocar las ganancias espurias
producidas con este robo.
Continúa Miguel Mazzeo: “D e este modo, unas realidades materiales, so-

9. F ern an d o M artín ez H eredia. E l corrim iento h a cia el rojo. Instituto C u ban o del L ib ro.
E d ición L etra s C ubanas.
10. Miguel M azzeo. P ensar la N ación: A propósito del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

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1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

dales y políticas que en aspectos sustanciales desmienten el abandono de la


matriz neoliberal, conviven con una simbología que, en parte, remite a lo an­
tiimperialista y anticapitalista. Una nueva etapa de la valorización financiera
del capital, con todas las fichas puestas en el tipo de cambio, las commodities
y el superávit fiscal, convive con una retórica industrialista, productivista y
mercado-internista. El kirchnerismo se ha caracterizado por recuperar la sub­
jetividad de las ausencias, pero no por restaurar materialidades, alimentando
así un conjunto de fetichismos. Se nos hace difícil dejar de considerar la po­
sibilidad de que el contenido disruptivo de esa simbología no termine sien­
do conjurado por el contexto, contradicho por las prácticas e intervenciones
que no lo vivifican; que las imágenes de Tupac Amaru, San M artín, Artigas,
Bolívar, Emiliano Zapata, Evita, El Che, Allende, etc., devengan superfluas y
decorativas. Ese panteón, rescatado desde la conciliación de clases o desde la
negativa a perjudicar los intereses de los grupos más concentrados y podero­
sos del país, con clases populares alejadas de toda responsabilidad de poder
político, corre el riesgo de la mistificación, un destino difícil de eludir si to ­
mamos en cuenta que son sectores de la burguesía y la pequeña burguesía los
que le atribuyen (a ese panteón, a esa simbología) su propia lengua, su propia
moral, su propio horizonte”.
La lucha contra la enajenación y contra la nación ajena, son dos caras de un mis­
mo proceso de recuperación de soberanía de nuestras vidas, de nuestros pro­
yectos culturales, de nuestros territorios y de nuestros cuerpos. Y no se resuelve
en un panteón simbólico, sino en el proceso activo de creación de una nueva
materialidad de territorios habitados por sueños y actos, por derechos conquis­
tados, por libertades vividas, por riquezas distribuidas, y por la capacidad efec­
tiva de volvernos protagonistas de nuestra historia individual y colectiva.
El análisis del colonialismo ha sido realizado de manera profunda por el poe­
ta, teórico y político Aimé C ésaire(11) y por el psicoanalista, escritor, e intelec­
tual de la revolución argelina Frantz F an ó n (12). El primero, precursor del con­

11. A im é C ésaire n ació en M artin ica el 2 6 / 6 /1 9 1 3 , y fa lle c ió el 1 7 de a b ril del 2 0 0 8 .


12. F ran tz F an ón n ació en M artin ica el 2 0 /7 / 1 9 2 5 . P siqu iatra, escritor\ m ilitante, au tor
entre otras ob ras, de aP iel negra, m áscaras b lan cas”, y “L o s con d en ad os de la tierra” (ensayo

17
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

cepto de negritud, formuló con claridad -a partir del estudio del colonialis­
mo y del racismo-, una crítica profunda del capitalismo y de la “modernidad”
occidental, de los valores eurocéntricos y de la “civilización” que emergía en
ese contexto. Pero no se limitó a analizar las consecuencias de estas políticas
en las colonias, sino que pudo exponer las fuertes relaciones de la concepción
colonial, el racismo, con el fascismo emergente en Europa.
Aimé Césaire insistió en que la colonización incide en la “descivilización” del
colonizador, señalando que ésta “trabaja para despertar sus recónditos ins­
tintos en pos de la codicia, la violencia, el odio racial, el relativismo moral”;
( . . . ) “Cada vez que en V ietnam se corta una cabeza y se revienta un ojo y en
Francia se acepta, cada vez que se viola una niña y en Francia se acepta ( . . . ) se
está verificando una experiencia de la civilización, ( . . . ) se está produciendo
una regresión universal, se está instalando una gangrena, ( . . . ) lo que encon­
tramos es el veneno instilado en las venas de Europa, y el progreso lento pero
seguro del ensalvajamiento del continente” (13).
Estos análisis merecen ser discutidos hoy, cuando una ola de xenofobia y ra­
cismo se extiende por Europa y EE.UU., cuando sus gobiernos apoyan y legi­
timan en América Latina, Asia y África a las dictaduras -co m o la hondureña-,
o a gobiernos violadores de los derechos humanos -co m o el colombiano, el
peruano, el mexicano-. Cuando EE.UU. y la Unión Europea blindan sus fron­
teras para evitar la llegada de los pobres del Tercer Mundo, empobrecidos
precisamente por la acción saqueadora y destructora de sus trasnacionales.
Cuando a quienes logran llegar hasta sus fronteras, los encierran en campos
de concentración o los deportan de manera brutal. Cuando se nombra como
“ayuda humanitaria”, tras un terremoto devastador como el de Haití, a la ocu­
pación militar del territorio.
Es precisamente una fuerte expresión de racismo, el hecho de que cuando en
toda América Latina se celebran los bicentenarios de las independencias, se

p ro lo g a d o p o r Je a n P au l Sartre). E s uno de los au tores que m ejor h a a n a liz a d o el fen ó m e n o


de la colon ización cultural, econ óm ica y p olítica . Integró el E jército de L ib eración N acion al de
A rgelia, y fu e su em b ajad or. M urió en diciem bre del 61, p o c o antes de la liberación de A rgelia.
13. A im é Césaire. D iscurso sobre el colon ialism o. E dicion es A kal, 2 006.

18
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

produzca un sistemático ocultamiento del primer grito libertario: la indepen­


dencia de Haití (del I o de enero de 1804). Una revolución en la que los esclavi­
zados abolieron al sistema esclavista, creando así un precedente para el fin de la
esclavitud en el mundo. La revolución haitiana significó, simultáneamente, una
revolución nacional, social y racial, una descolonización real y global del poder,
que sólo pudo ser derrotada por las sistemáticas intervenciones militares norte­
americanas y de los países europeos, ahora con la complicidad de los gobiernos
latinoamericanos a través de su participación en la M IN U ST A H (14).
Aimé Césaire polemizó también con el marxismo de su tiempo, más precisa­
mente con las posiciones políticas del Partido Comunista Francés, plantean­
do la necesidad de dar respuesta simultáneamente a la explotación capitalista
y a la dominación colonial y racial, sin reducir una a la otra. Enfatizaba en
su debate que “la lucha de los pueblos de color contra el racismo, es mucho
más compleja, es a mi juicio de una naturaleza muy distinta a la lucha del
obrero francés contra el capitalismo francés, y de ninguna manera podría ser
considerada como una parte, como un fragmento de esta lucha”. Criticaba
del eurocomunismo, y de otras modalidades del pensamiento hegemónico en
los Partidos Comunistas: “su asimilacionismo inveterado, su chovinismo in­
consciente, su convicción apenas primaria -que comparten con los burgueses
europeos- de la superioridad omnilateral de Occidente, su creencia en que la
evolución tal como se ha desarrollado en Europa es la única posible, la única
deseable, aquella por la cual el mundo entero deberá pasar; para decirlo todo,
su creencia, raramente confesada pero real, en la Civilización con mayúscula,
en el Progreso con mayúscula” (15).
En los años 50 Frantz Fanón aportó teórica y prácticamente a la crítica y a la
lucha directa contra el colonialismo. Insistió en la necesidad de que los colo­
nizados pudieran romper en sus proyectos con la mentalidad eurocéntrica.
En una de sus principales obras, “Los condenados de la tierra”, afirmaba: “D e­
jem os a esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que

14. L a M IN U ST A H es la M isión de E stab iliza ció n de las N acion es U nidas en H aití. L a


sigla M IN U ST A H viene de su n om bre en inglés United N ation s S tabilization M ission.
15. Op. cit.

19
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

lo asesina dondequiera que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias


calles, en todos los rincones del mundo. Hace siglos que Europa ha detenido
el progreso de los demás hombres y los ha sometido a sus designios y a su glo­
ria; hace siglos que, en nombre de una pretendida “aventura espiritual” ahoga
a casi toda la humanidad. Véanla ahora oscilar entre la desintegración atómica
y la desintegración espiritual. Hace dos siglos, una antigua colonia europea
decidió imitar a Europa. Lo logró hasta tal punto que los Estados Unidos de
América se han convertido en un monstruo donde las taras, las enfermedades
y la inhumanidad de Europa han alcanzado terribles dimensiones. No rinda­
mos, pues, compañeros, un tributo a Europa creando estados, instituciones y
sociedades inspirados en ella. La humanidad espera algo más de nosotros que
esa imitación caricaturesca y en general obscena. Si queremos transformar
a África en una nueva Europa, a América en una nueva Europa, confiemos
entonces a los europeos los destinos de nuestros países. Sabrán hacerlo m ejor
que los m ejor dotados de nosotros. Pero si queremos que la humanidad avan­
ce con audacia, si queremos elevarla a un nivel distinto del que le ha impuesto
Europa, entonces hay que inventar, hay que descubrir. Si queremos responder
a la esperanza de nuestros pueblos, no hay que fijarse sólo en Europa. Además,
si queremos responder a la esperanza en los europeos, no hay que reflejar una
imagen, aún ideal, de su sociedad y de su pensamiento, por los que sienten de
cuando en cuando una inmensa náusea. Por Europa, por nosotros mismos y
por la humanidad, compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pen­
samiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo” (16).
El tema del “hombre nuevo” sería retomado por el Che Guevara-que conoció
a Frantz Fanón en su primera gira por África realizada como dirigente de la
Revolución Cubana-, El C he no sólo teorizó sobre el hombre nuevo. Tam­
bién intentó aportar a su creación, analizando que uno de los elementos fun­
damentales para ello era librar una batalla contra la enajenación que produce
el trabajo convertido en mercancía, el trabajo explotado en el capitalismo.
Puso especial énfasis en la idea del trabajo voluntario -pensado como trabajo

16. F ran tz F an ón . L o s con d en ad o s de la tierra. P refa cio de Jean -P au l Sastre. T raducción


de Ju lieta C am pos. F on d o de Cultura E con óm ica. M éxico.

20
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

liberado de la coacción del capital en el contexto de la revolución socialis­


ta-. Subrayó una y otra vez que no entendía al socialismo solamente como
un mecanismo de m ejor distribución de la riqueza, sino como un proceso
de creación de una nueva conciencia. El otro factor central en esa toma de
conciencia era el internacionalismo. Su diálogo con diferentes líderes de los
procesos anticoloniales de África, y luego su integración en estas experiencias
en las guerrillas del Congo, le permitió llevar a la práctica la necesidad de unir
las batallas por el socialismo y las luchas de liberación en el mundo.
El Che interactuó intensamente con los revolucionarios africanos como
Amílcar C abral(17), Patricio Lum um ba(18) y Ben B ark a(19).

17. A m ü car C abral n a d ó el 12 de septiem bre de 1 9 2 4 en G uinea B issau. E n 1 9 3 2 se fu e


a C a bo Verde. E stu d ió A gron om ía en L isb o a . E n 1 9 5 2 regresó a G uinea B issau, de d on de fu e
ob lig a d o a em ig raren 1 9 54, viajan d o a A ngola, d on d e con oció a l líder del M ovim ien to P op u la r
p o r la L ib eración de A n gola (M P L A ) A gostin ho N eto. A l añ o siguiente fu n d ó el P artid o A frica­
n o p a r a la In d ep en d en cia de G uinea y C a b o Verde. P articip ó en la P rim era C onferen cia de los
P u eblos d e A sia, A frica y A m érica L a tin a re a liz a d a en L a H a b a n a , entre el 3 y el 1 4 de en ero de
1 9 6 6 . D irigió la lu cha a r m a d a de liberación en su p aís. Fue asesin ad o el 2 0 de en ero de 1973
p o r orden del g o b er n a d o r colon ial a l servicio de Portugal.
18. P atricio L u m u m b a n ació el 2 de ju lio de 1 9 2 5 en el Congo. L id eró la lu cha de lib era­
ción del Congo. L leg ó a ser P rim er M inistro com o p a r te de una coalición de fu e r z a s que p r o ­
clam ó la in depen den cia. E n agosto el presiden te de E sta d o s Unidos, E isenhow er, dio la orden
d e m a ta r a Lu m u m ba. Uno de los asesin os en viados p a r a la tarea fu e F ran k Carlucci, qu e sería
luego secretario de D efen sa de R o n a ld R eagan . P atricio L u m u m ba, en una carta a su esposa
escrita en en ero d e 1961, una sem an a an tes de su asesin ato le d ecía : “N inguna b ru talidad,
m altrato o tortu ra m e h a d ob leg ad o , p o rq u e p refiero m orir con la ca b ez a en alto, con la f e
in qu ebran table y una p ro fu n d a con fian za en el fu tu r o de m i p aís, a vivir so m etid o y p iso tean d o
p rin cip ios sag rad os. Un d ía la historia nos ju zg ará, p er o no será la historia según B ruselas,
París, W ashington o la O N U sin o la de los p a íses em a n cip ad o s del colon ialism o y sus títeres”.
Fue asesin ad o después de bru tales torturas, el 18 de enero de 1961, p o r oficiales belgas.
19. M eh d i B en B a rk a , líder de la in depen den cia de M arru ecos, y del m ovim iento tercer-
m undista. N ació en R o b o t, en 1920. R epresen tó a l sector m ás izqu ierdista y a v a n z a d o dentro
d el n acion alism o m arroqu í. Intentó a p lica r experien cias de tip o socialista en el nuevo E stad o
p ostcolon ial (el tra b a jo voluntario, p o r ejem p lo). E n 1 9 6 2 tuvo que exiliarse, refu gián dose en
A rgelia, con el ap o y o del presiden te A h m ed B en B ella. Fue presiden te de la C om isión O rgani­
z a d o r a d e la C onferen cia T ricontinental que se realizó en L a H a b a n a en enero de 1 966, p er o
lo asesin aron en París, antes de qu e ésta se concretara. E l 2 9 de octu bre de 1 965, f u e ra p ta d o
p o r dos inspectores de la b rig ad a de estupefacien tes de la p o lic ía fra n cesa . Fue tortu rad o hasta
la m uerte p o r el gen eral M o h a m ed Ufqir, m inistro del In terior de M arruecos. E n esta op eración

21
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Cuenta Paulo Freire el encuentro entre Guevara y Amílcar C ab ral(20): “Amíl-


car era bajito, y eso no le gustaba. Él se encontró con el Che, que delante suyo
era un gigante. Aunque yo creo que en el fondo eran dos gigantes del siglo,
enamorados del mundo. Ellos tuvieron las rabias necesarias, las rabias que no
pueden ser evitadas. Tú no haces historia sin rabia. Tú no haces ni un libro sin
rabia. Pero tampoco los haces sólo con rabia y eso es lo que ellos vivieron muy
bien. Ellos hicieron la historia de ellos y la historia nuestra de este mundo, con
la rabia y el equilibrio necesario entre la rabia y el amor. Lo que a mí me con­
taron es que los dos se encontraron, conversaron, discutieron, debatieron, y se
volvieron grandes amigos. Incluso me contaron que en un momento queda­
ron parados uno delante del otro como si estuvieran enamorados. En el fondo
era un enamoramiento mediado por la praxis, mediado por la historia”.
Amílcar Cabral, Patricio Lumumba, Ben Barka, el Che, fueron asesinados por
órdenes del imperialismo y de los regímenes coloniales. Estos crímenes se
suman a los muchos cometidos contra sus pueblos.
En el día en que se proclamó la independencia del Congo, Lumumba pronun­
ció un discurso que alertó y escandalizó al rey de Bélgica Balduino Io, presen­
te en el mismo, y a quienes pretendían que la independencia no pasara de un
acto formal manteniéndose un régimen neocolonial. D ijo entonces: “Duran­
te los 80 años de gobierno colonial sufrimos tanto que todavía no podemos
alejar las heridas de la memoria. Nos han obligado a trabajar como esclavos
por salarios que ni siquiera nos permiten comer lo suficiente para ahuyentar
el hambre, o vestirnos, o encontrar vivienda, o criar a nuestros hijos como los
seres queridos que son. Hemos sufrido ironías, insultos y golpes día tras día
sólo porque somos negros. (...) Las leyes de un sistema judicial que sólo reco­
noce la ley del más fuerte nos han arrebatado las tierras. No hay igualdad; las
leyes son blandas con los blancos pero crueles con los negros. Los condena­
dos por opiniones políticas o creencias religiosas han sufrido horriblemente;

colab oraron tan to los servicios secretos m arroqu íes com o el servicio de con traespion aje fra n cés
y la CIA. Según el testim on io del agente m a rro q u í A h m ed B u jari, el cu erpo de B en B a r k a fu e
disuelto en una cu ba de á cid o la n oche d el 31 de octu bre en un centro de detención de R a b a t.
20. “C ontinúa so ñ a n d o ”. Entrevista a P au lo Freire en la revista A m érica L ibre.

22
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

exilados en su propio país, la vida ha sido peor que la muerte. En las ciudades
los blancos han tenido magníficas casas y los negros destartaladas casuchas;
a los negros no nos han permitido entrar al cine, los restaurantes o las tiendas
para europeos; hemos tenido que viajar en las bodegas de carga o a los pies
de los blancos sentados en cabinas de lujo. ¿Quién podrá olvidar las masacres
de tantos de nuestros hermanos, o las celdas en que han metido a los que
no se someten a la opresión y explotación? Hermanos, así ha sido nuestra
vida. Pero nosotros, los que vamos a dirigir nuestro querido país como repre­
sentantes elegidos, que hemos sufrido en cuerpo y alma la opresión colonial,
declaramos en voz alta que todo esto ha terminado ya. Se ha proclamado la
República del Congo y nuestro país está en manos de sus propios hijos”.
Pero esta esperanza fue también asesinada y sepultada. Refiriéndose al cri­
men de Patricio Lumumba, en su discurso en las Naciones Unidas realizado
el 12 de diciembre de 1964, el Che denunció la criminalidad de las políticas
coloniales y neocoloniales: “¿Quiénes son los autores? Paracaidistas belgas,
transportados por aviones norteamericanos que partieron de bases inglesas.
Nos recordamos que ayer, casi, veíamos a un pequeño país de Europa, tra­
bajador y civilizado, el reino de Bélgica, invadido por las hordas hitlerianas;
amargaba nuestra conciencia el saber de ese pequeño pueblo masacrado por
el imperialismo germano y lo veíamos con cariño. Pero esta otra cara de la
moneda imperialista era la que muchos no percibíamos. Quizás hijos de pa­
triotas belgas que murieran por defender la libertad de su país, son los que
asesinaran a mansalva a millares de congoleños en nombre de la raza blanca,
así como ellos sufrieron la bota germana porque su contenido de sangre aria
no era suficientemente elevado”.
Estas reflexiones sobre la relación entre las políticas imperialistas y el racismo, y
la manera en que es afectada la humanidad de los “civilizadores”, resuenan fuer­
temente en estos días, después del nuevo ataque del gobierno de Israel a una flota
humanitaria que intentaba romper el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza.
Continuaba el Che: “Nuestros ojos libres se abren hoy a nuevos horizontes y
son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos
impedía observar; que la «civilización occidental» esconde bajo su vistosa

23
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

fachada un cuadro de hienas y chacales. Porque nada más que ese nombre m e­
recen los que han ido a cumplir tan «hum anitarias» tareas al Congo. Animal
carnicero que se ceba en los pueblos inermes; eso es lo que hace el imperia­
lismo con el hombre, eso es lo que distingue al « b la n co » imperial. Todos los
hombres libres del mundo deben aprestarse a vengar el crimen del Congo”.
En 1965, el Che se incorporó a la lucha revolucionaria en el Congo. Palabras y
actos encontrándose en una misma batalla: la creación del hombre nuevo.
Todos estos esfuerzos de lucha contra el colonialismo, ampliaron la percep­
ción de los alcances del mismo, y de su penetración en la cultura hegemónica.
Por ello, al analizar críticamente nuestra visión del mundo, es importante tra­
tar de discernir cuánto hay de huella colonial en la misma. Cómo el pasado y
el presente colonial se expresan en la cultura dominante, y atraviesan incluso
las concepciones de las izquierdas.
Señala el sociólogo venezolano Edgardo Lander: “Con el inicio del colonia­
lismo en América, comienza no sólo la organización colonial del mundo, sino
-sim ultáneam ente- la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes,
de la memoria, y del imaginario. Se da inicio al largo proceso que culminará
en los siglos X V III y X IX , en el cual por primera vez se organiza la totalidad
del espacio y del tiempo -tod as las culturas, pueblos y territorios del planeta,
presentes y pasados- en una gran narrativa universal” (21).
Saberes, lenguajes, memoria, imaginario, forman la trama de la subjetividad
en la que se constituyen y rehacen una y otra vez las ideas que los seres huma­
nos tienen de sí mismos, de sus vínculos, de sus posibilidades de transforma­
ción -o de reproducción- de la existencia.
La conquista y colonización del continente no afectó sólo a la población que
habitaba estas tierras. Fue un momento decisivo en la configuración del ca­
pitalismo mundial”. Estableciendo estas relaciones, afirma el intelectual pe­
ruano Aníbal Quijano: “La globalización en curso es, en primer término, la
culminación de un proceso que comenzó con la constitución de América, y la

21. E d g ard o L an der. C iencias sociales: saberes colon iales y eurocéntricos. E n el libro L a
colon ialid ad del saber. E urocentrism o y cien cias sociales. P erspectivas latin oam erican as. C om ­
p ila d o r E d g ard o Lan der. UNESCO Y CLACSO.

24
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

del capitalismo colonial/moderno y eurocentrado, como un nuevo patrón de


poder mundial. Uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder es la
clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza, una construc­
ción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial, y
que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder mun­
dial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo. D icho eje tiene,
pues, origen y carácter colonial, pero ha probado ser más duradero y estable
que el colonialismo, en cuya matriz fue establecido. Implica en consecuencia
un elemento de colonialidad en el patrón de poder hoy mundialmente hege-
m ónico” (22). En tal sentido, continúa Quijano, “el colonialismo es obviamen­
te más antiguo, en tanto que la colonialidad ha probado ser, en los últimos
500 años, más profunda y duradera que el colonialismo. Pero sin duda fue
engendrada dentro de éste, y más aún, sin él no habría podido ser impuesta en
la intersubjetividad del mundo de modo tan enraizado y prolongado”.
Para constituirse como nuevo patrón de poder mundial, señalan estos auto­
res, las políticas coloniales promovieron la desintegración de los patrones de
poder y de civilización de algunas de las más avanzadas experiencias históri­
cas, el exterminio físico de más de la mitad de la población de esas socieda­
des (antes de la destrucción había más de 100 millones de habitantes en el
continente); la eliminación de sus creadores y artistas, y una represión de los
sobrevivientes, que continúa hasta la actualidad.
Los genocidios han sido un elemento sistemático de la historia colonial y del
poder neocolonial. Un ejemplo reciente es la masacre realizada por Alan Gar­
cía el 5 de junio del 2009 contra las poblaciones originarias de Bagua, en el
Amazonas. Masacre justificada en nombre del “progreso” y del “desarrollo”,
conceptos que forman parte de la racionalidad de Occidente, con los que se
ha venido legitimando durante siglos en América Latina la invasión violenta
de los territorios, el saqueo de los bienes naturales, la contaminación del m e­
dio ambiente, el genocidio de las poblaciones.

22. A n íb al Q uijano. C olo n ialid ad del p od er, eurocentrism o y A m érica L atin a . E n el libro
L a colon ialid ad del saber. E urocentrism o y cien cias sociales. P erspectivas latin oam erican as.
C o m p ila d o r E d g a rd o L an der. UNESCO Y CLACSO.

25
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

La conquista y colonización de América Latina, desde los finales del siglo XV,
fue el proceso fundante de la rapiña y el saqueo que consolidaron el capitalis­
mo europeo, y su expansión como sistema de dominación mundial.
Fue la base de la acum ulación originaria del capitalism o, justificad a en
nom bre de la civilización, y de una idea de desarrollo que co n ceb ía a
Europa no sólo com o centro geográfico mundial, sino com o la form a
de organización social más avanzada, y com o el m odelo a seguir por las
poblaciones consideradas desde ese paradigma com o “atrasadas”, “b ár­
baras”, “subdesarrolladas”.
El líder campesino peruano Hugo Blanco, legendario guerrillero en los años
60, señalaba recientem ente al analizar la masacre de Bagua: “Com ienzo se­
ñalando una diferencia entre la “modernidad” y la cosm ovisión indígena.
El mundo civilizado ve el pasado com o algo superado. “Primitivo” tiene
im plicancia peyorativa. Lo moderno, lo último, es lo mejor. En mi idioma,
el quechua, “Ñaupaq” significa “adelante”, y a la vez “pasado”. “Qhepa” sig­
nifica “posterior”, en el lugar y en el tiempo. Ahora vemos que “el progreso”
está llevando a la extinción de la especie humana, a través del calentamiento
global, y de muchas otras formas de ataque a la naturaleza”.
Refiriéndose más adelante a la población amazónica, perseguida y masacrada
por Alan García, explica Hugo Blanco: “Los habitantes de la selva sudameri­
cana, son los indígenas menos contaminados por la “civilización”, cuya etapa
actual es el capitalismo neoliberal. No fueron conquistados por el incanato,
tampoco los invasores españoles los dominaron. El indígena serrano rebelde,
Juan Santos Atawallpa, al ser acosado por las tropas españolas, se replegó a la
selva, al seno de esos pueblos, una de cuyas lenguas había aprendido. Las fuer­
zas coloniales no consiguieron vencerle”. En relación a los “grandes proyectos
de desarrollo” que las trasnacionales esperan realizar en la selva amazónica
señala Hugo Blanco: “Esa vida apacible, como parte de la naturaleza, ahora
se ve agredida por la voracidad de las empresas multinacionales: extractaras
de petróleo, gas y minerales. Depredadoras de los bosques. A esas empresas,
como reza la religión neoliberal, no les importa la agresión a la naturaleza, ni
la extinción de la especie humana. Lo único que les interesa es la obtención

26
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

de la mayor cantidad de dinero posible, en el m enor tiempo posible” (23).


La masacre de Bagua fue realizada con el objetivo de implementar en Perú el
Tratado de Libre Comercio con EE.UU.. Los pueblos amazónicos rechazaron
un paquete de decretos leyes que abrieron las puertas a la destrucción de la na­
turaleza, a través del envenenamiento de los ríos, la esterilización del suelo con
el monocultivo agroindustrial y el uso de agroquímicos, la deforestación para
la extracción de hidrocarburos y de madera. Para justificar la masacre, Alan
García hizo declaraciones a la prensa europea en las que decía que los nativos
no eran ciudadanos de primera categoría. Sus declaraciones racistas, violentas,
deberían haber levantado una ola de indignación en el mundo. Si algo explica
que esta reacción sea débil e insuficiente, es la fuerza de la razón colonial, no
sólo en las élites, sino también en la subjetividad de los colonizados.
Los proyectos de descolonización requieren de la desmitificación del con­
cepto de desarrollo. La fantasía de que los subdesarrollados deben y pueden
llegar a ser como los desarrollados se vuelve su contrario, reproduciendo el
consenso hacia las políticas que amenazan la vida de los pueblos y la sobrevi­
vencia de la naturaleza; provocando en definitiva la destrucción, el deterioro
de la humanidad víctima de esas fantasías.
El colonialismo y la colonialidad se refuerzan actualmente en el contexto de
la crisis mundial del capitalismo y de su modelo de dominación neoliberal.
Frente al ascenso de las movilizaciones populares, que se enfrentan a las po­
líticas de saqueo y de destrucción de nuestras sociedades, estimuladas por el
deterioro en el imaginario social del mito publicitario de los años 90 sobre
los supuestos beneficios de las políticas neoliberales, la respuesta desde las
fracciones del poder es el resurgimiento y fortalecimiento de las tendencias
militaristas, guerreristas, violentas, con las que se disponen a defender, re­
producir y ampliar la explotación de los pueblos oprimidos. Se exacerban así
y asumen nuevos contenidos el racismo, la opresión patriarcal, la xenofobia,
la homofobia, los fundamentalismos religiosos. En la misma dinámica se po­
nen a la orden del día nuevas invasiones, golpes de estado, intervenciones,

23. B ag u a. H ugo B lan co. 13 de ju n io del 2 0 0 9 . E n h ttp ://w w w .lu ch ain d ig en a.


c o m /2 0 0 9 / 0 6 /b a g u a /

27
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

bases militares, aumento de la carrera armamentista, políticas de desestabili­


zación de los regímenes democrático populares.
Existe un ancho campo de contradicciones, posibilidades, oportunidades y
riesgos. Ahí interactúan las políticas de “recolonización” de América Latina,
promovidas por las corporaciones trasnacionales y los grandes bloques impe­
rialistas de poder mundial, frente a las cuales se levantan significativas resis­
tencias de carácter antiimperialista, anticolonial, popular, y en algunos casos
anticapitalista, antipatriarcal y antirracista.
En el centro de esta dinámica se encuentran la Revolución Cubana, la R e­
volución Bolivariana de Venezuela, el proceso de descolonización popular
y democrático de Bolivia (24). También es parte de este camino el impulso
independentista que significa -aú n con sus complejidades- la iniciativa de
la ALBA (25). Se abren en este marco nuevos debates sobre las alternativas
al neoliberalismo y al capitalismo, en los que se plantean posiciones tradi­
cionales del nacionalismo popular, ancladas en propuestas desarrollistas de
“recuperación de la Nación” -que en muchas ocasiones imaginan el “desarro­
llo” con los mismos conceptos de la matriz eurocéntrica-; otras visiones del
mundo que surgen de una vasta producción académica que puede englobarse

24. E vito a q u í en trar en detalles so bre p ro cesos que a mi en ten der son m ás com plejos, com o
p o r ejem p lo el que vive N icaragu a, en el que en n om bre d el san din ism o se h an ech a d o p o r tierra
m uchas d e las con qu istas de la R evolu ción P op u la r Sandinista, y se está establecien do un régi­
m en au toritario, p rofu n d am en te p a tria r ca l y p rag m áticam en te n eoliberal. Creo qu e es un error
la g en eralización d e los p ro cesos qu e se viven en N uestra A m érica, de ton o an tiim perialista,
cu an do se los incluye en una den om in ación gen eral com o “g ob iern os progresistas”.
25. A L B A : A lia n z a B oliv a rian a p a r a los P u eblos de N uestra A m érica. Iniciativa de inte­
gración latin oam erican a, n acid a p o r el im pulso de la Revolu ción C u ban a y la R evolución B o li­
v arian a, y asu m id a p o r diversos g ob iern os del continente. E n su origen surgió com o con traposi­
ción a l A L C A , p roy ecto de integración su b ord in ad a a la p o lítica hegem ón ica n orteam erica n a;
p er o fu e av an zan d o en el terreno de las altern ativas p op u lares concretas. A ctu alm en te integran
la A L B A : Venezuela, Cuba, B oliv ia, N icaragu a, D om in ica, Ecuador\ San Vicente, G ran adin as,
A ntigua y B a rb u d a . H on du ras se integró a l A L B A , p e r o d esde el g olp e de esta d o en ese p a ís
su spen dió su p articip ación . E n p a r a le lo con la in iciativa gu bern am en tal, f u e p ro m ov id o un
p ro ceso d e u n id ad en la lu cha com ún d esde diferentes m ovim ientos sociales del continente, que
se recon oce com o A L B A de los M O V IM IE N T O S PO P U LA R E S. A ctú an con articu lación , y a
la vez con au ton om ía de los gob iern os que integran el A L B A .

28
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

en los llamados “estudios postcoloniales”; las cosmovisiones de los pueblos


originarios sobre el buen vivir - e l sumak kawsay-, los aportes del feminismo
mestizo, hasta diversas corrientes del socialismo, la teología de la liberación,
el ecologismo, la educación popular, la filosofía de la liberación, entre distin­
tas aproximaciones posibles al mundo a inventar.
Alerta el sociólogo y economista peruano Jorge Lora C a m (26): “La globaliza-
ción, considerada como recolonización del trabajo y geoestrategia de poder
y de acumulación por desposesión, intensificó la reconfiguración territorial
de clases y etnias, las migraciones y la depauperación de las clases obrera y
campesina. Significó la puesta al día de la ideología racista del despojo, de la
superioridad racial-étnica que justifica la recolonización y la dominación. La
clasificación racista se hace residente en una memoria y un imaginario colec­
tivos que aceptan la interrelación sucesiva de legitimaciones de la limpieza de
sangre, el racismo bíblico, el etnocidio y el genocidio militarista sintetizados
en el auto-racismo. Es una poderosa arma de sometimiento que aliena a los
dominados al asumir la ideología de los dominadores y al reproducirse mul­
tilateralmente con vida propia. El Estado, las instituciones, las estructuras, las
clases, las familias, están configurados por el racismo sobre indígenas, negros
y mestizos asumiendo la forma de invisibilización y negación como sujetos
en las instituciones, estructuras y la vida cotidiana, quedando consolidadas
en relaciones de colonialismo interno y colonialidad del poder. La forma más
extrema de racismo es la destrucción de la identidad, su forma más violenta,
después del genocidio y el etnocidio. Los pobladores de América resintieron
la violencia del desarrollo capitalista, de la instauración de la modernidad en
las metrópolis y después la construcción de un Estado-nación que les negó su
humanidad en aras de la colonización”.
Cuerpos y territorios, saberes populares, sentido común e imaginario colec­
tivo, fueron horadados por siglos de dominación, realizada en nombre de la
racionalidad occidental. Las relaciones capitalistas de dominación, las reía-

26. Jorg e L o r a Cam . E l racism o y la recolon ización com o elem en tos centrales en la reconji-
g u ración del dom in io g lob al. R evista G lob alización . h ttp ://w w w .r c c i.n et/g lo b a liz a c io n /2 0 0 9 /
fg 8 4 0 .h tm

29
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

dones patriarcales y racistas se fortalecen mutuamente, ya que en su conjun­


to promueven la alienación de seres humanos y su subordinación al patrón
hegemónico del poder. El continente es pensado desde una sola voz, a partir
de un solo sujeto: blanco, burgués, masculino, urbano, cosmopolita. El resto,
la mayoría, es el otro: bárbaro, primitivo, negro, indio, mujer, homosexual,
extranjero. La cultura de los violentos vencedores, se vuelve dominación,
pero también sentido común entre los vencidos y vencidas. Y esto explica la
colonización no sólo como ideología del poder, sino como legitimación del
mismo en los cuerpos, ideas y acciones de los colonizados y colonizadas.
El sociólogo brasileño Florestan Fernandes pudo analizar en profundidad
la relación entre colonialismo y racismo y sus huellas en las sociedades ac­
tuales. Explicaba Florestan Fernandes: “El prejuicio y la discriminación
surgieron en la sociedad brasileña como una contingencia ineluctable de la
esclavitud. Los principios católicos proscribían la esclavitud del hom bre por
el hombre. Además, le imponían al señor, como obligación fundamental, el
deber de llevar su fe y asegurar la salvación del esclavo, lo que los igualaría
ante Dios. Para evadirse de tales obligaciones o volverlas inocuas apelaron a
un proceso aberrante de racionalización sociocultural que convirtió la pro­
pia esclavitud en una relación aparentemente piadosa y misericordiosa. El
esclavo sería un bruto, un ser entre las fronteras del paganismo y de la ani­
malidad, cuya existencia y supervivencia resultaban de una responsabilidad
asumida generosamente por el señor. Por consiguiente, a la condición de
esclavo le correspondería una degradación total, que afectaría por completo
su naturaleza biológica y psicológica. Com o criatura “subhumana”, aparecía
como “inferior” y “dependiente”, imponiéndose correlativamente la condi­
ción social de señor como una carga material y moral. Tales racionalizacio­
nes, penosamente requeridas por los principios religiosos, eran duramente
reforzadas por instituciones tomadas del derecho romano, que excluían al
esclavo de la condición de persona y le otorgaban al señor un poder casi
ilimitado. En esa conexión de sentido, el prejuicio contra el negro y su des­
cendiente mestizo (pues la condición de cosa era transmitida por la madre:
partu s sequitur ventrem) se configuraba, socialmente, como una entidad m o­

30
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

ral. En ese contexto, las marcas raciales desempeñaban un papel secundario


o adjetivo, porque éstas apenas servían para señalar ostensivamente, como si
fueran un estigma, a los portadores de la condición degradante e infamante
de esclavo y, más tarde, de liberto. Por lo tanto, en el fondo el prejuicio, que
se convertía en racial por una contingencia de los orígenes biológicos de los
esclavos, cumplía una función racionalizadora. Le correspondía legitimar lo
que era socialmente ilegitimable. Gracias a él, el señor podía lidiar librem en­
te con los principios de su cultura y justificarse moralmente, frente a su con ­
ciencia religiosa y al consenso general” (27).
Para dilucidar los orígenes del racismo, y su supervivencia en la historia de la
humanidad, es importante subrayar que la razón cultural de Occidente, fue sos­
tenida por la Iglesia Católica, que a través de una bula papal en 1458, sentenció
que los negros no tienen alma, con lo que “justificaba moralmente” que pudie­
ran ser esclavizados, sin que esto ofendiera a Dios. O por la afirmación teológica
del papa Pablo III, que estableció en 1537 que los indios eran “amentes”.
Juan Pablo II viajó a África, siglos después, para pedir perdón a los africa­
n o s... Un pedido que llegó demasiado tarde para los millones de hombres,
mujeres, niños y niñas que fueron arrancados brutalmente de su tierra, es­
clavizados, asesinados, y entregados como ofrendas al dios del mercado, al
capitalismo “civilizado” de Occidente.

El aporte del feminismo: descolonizar el género

“Lo personal es político” afirman las feministas a la hora de discutir el


conjunto de las relaciones de opresión, y su impacto en la vida cotidiana. Si
una de las dimensiones de la descolonización es la creación de una nueva sub­
jetividad, que cuestione el modelo hegemónico del ser humano consumidor,
y de la mercantilización del conjunto de las relaciones sociales, este enfoque

27. Fernandez, Florestan. L a persistencia del p a s a d o . E n : Fernandes, Florestan. D om in a­


ción y desigu aldad. E l dilem a social L a tin o a m er ic a n o : Florestan Fernandes. A n tología / Flores-
tan Fern an des; H eloisa F ernandes, com piladora. B o g o t á : Siglo del H om bre, CLACSO, 2008.

31
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

permite aproximar nuevas posibilidades para una militancia que no escinda


los sentimientos y las ideas con las que se fueron constituyendo las identida­
des y las clases subalternas.
La feminista dominicana Ochy Curiel (28), advierte en su artículo “La crítica
postcolonial, desde las prácticas políticas del feminismo antirracista” (29), que
Aimé Césaire y Frantz Fanón “nos ofrecieron y nos ofrecen ya hace muchos
años un análisis del colonialismo muy completo y profundo. Como intelec­
tuales negros desafiaron el eurocentrismo del pensamiento y de los análisis
políticos, dejándonos un legado importante para la comprensión de la rea­
lidad, así como para la acción política que mucho ha aportado a América
Latina y el Caribe”. Señala que, sin embargo, “tanto Fanón como Césaire no
abordaron las cuestiones de sexo ni de sexualidad. Su sesgo androcéntrico y
heterocentrista se nota en sus obras. Igual sucede con muchos autores lati­
noamericanos que abordan estos temas. Si bien sitúan a la raza como criterio
de clasificación de las poblaciones, que determina posiciones en la división
internacional del trabajo, en roles sociales en el capitalismo global, sólo m en­
cionan de paso su relación con el sexo y la sexualidad, además de no referirse
a los aportes de muchas feministas en la creación de este pensamiento”.
Otras feministas han realizado una crítica a estas posiciones predominantes
en los estudios actuales sobre el colonialismo.
La hondureña Brenny Mendoza y la argentina María Lugones establecieron
polémicas con el pensamiento de Aníbal Quijano, uno de los principales ana­
listas de estos temas. Siempre valorando sus aportes, señala Brenny M endo­
za, recuperando también algunos debates planteados por María Lugones(30):

28. Ochy Curiel h a escrito varios artícu los sohre la relación entre ra z a , clase, sexo y sex u a­
lidad. R ea liz a investigaciones sohre el m ovim iento de m ujeres afrodescen dien tes en B rasil,
H on d u ras y R ep ú blica D om in ican a. Activista del m ovim iento fem in ista an tirracista y lésbico-
fem in ista d e A m érica L a tin a y E l C aribe, es docente de la U niversidad N acion al de C olom bia.
29. P u b licad o en : C o lo n ialid ad y B io p olítica en A m érica L atin a . R evista NO M ADAS.
N o. 26. Instituto de E studios S ociales C ontem porán eos-U niversidad Central. B og otá. 2 0 0 7
30. Brenny M endoza. Epistem ología del sur, la colonialidad del género>y el fem in ism o latino­
am ericano. E n: Aproxim aciones críticas a las prácticas teórico-políticas delfem inism o latinoam erica­
no. Coord. Yuderkis Espinosa Miñoso. E ditorial En L a Frontera. Buenos Aires. Abril 2010

32
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

“Lugones reconoce el poder explicativo del término de la colonialidad del


poder de Quijano, y desprende de ahí su concepto de la colonialidad de
género. Lo hace, sin embargo, basándose en una crítica constructiva de los
preconceptos de género que ella encuentra implícitos en la definición de la
colonialidad del poder de Quijano. D e acuerdo a Lugones, en la narrativa
lógica del concepto de la colonialidad del poder, Q uijano com ete el error
de suponer que género, e incluso la sexualidad, forzosamente son elem en­
tos estructuradores de todas las sociedades humanas. Al suponer que ello
es así, apriorísticam ente Quijano acepta sin darse cuenta las premisas pa­
triarcales, heterosexistas y eurocentradas que existen sobre género. Ella se
apoyó en el trabajo de Oyuronke Oyewumi, feminista nigeriana, y en Paula
Allengunn, feminista indígena de EE.UU., para probarnos cóm o el género
junto con la idea de raza, fueron al mismo tiempo constructos coloniales
para racializar y generizar las sociedades que sometían. Según estas fem i­
nistas africanas e indígenas no existía en las sociedades yorubas, ni en los
pueblos indígenas de Am érica del Norte, un principio organizador pareci­
do al de género de O ccidente, antes del “contacto” y la colonización. Estas
sociedades no dividían ni jerarquizaban sus sociedades en base a género, y
las mujeres tenían acceso igualitario al poder público y simbólico. Sus len­
guas y sistemas de parentesco no contenían una estructura que apuntara a
una subordinación de las mujeres a los hombres. No existía una división
sexual del trabajo, y sus relaciones económ icas se basaban en principios de
reprocidad y complementariedad. El principio organizador más im portan­
te era, en cambio, la experiencia basada en la edad cronológica. En síntesis,
lo biológico anatómico sexual poco tenía que ver con la organización social.
Era lo social lo que organizaba lo social. Estas sociedades -n o s dicen esas
feministas postcoloniales- le tenían, además, una alta estima a la hom ose­
xualidad, y reconocían más de dos “géneros”, contraviniendo el dimorfismo
sexual típico de Occidente. ( . . . ) Habría que concluir que en los procesos
de colonización, las mujeres de estas partes del mundo colonizado, no sólo
fueron racializadas, sino que, al mismo tiempo, fueron reinventadas como
“m ujeres” de acuerdo a códigos y principios discrim inatorios de género

33
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

occidentales. La colonización creó las circunstancias históricas para que


las mujeres africanas e indígenas de N orteam érica perdieran las relaciones
relativamente igualitarias que tenían con los hombres de sus sociedades,
y cayeran no sólo bajo el dominio de los hombres colonizadores, sino tam ­
bién bajo el de los hom bres colonizados. La subordinación de género fue
el precio que los hombres colonizados tranzaron para conservar cierto con ­
trol sobre sus sociedades. Es esta transacción de los hom bres colonizados
con los hombres colonizadores, lo que explica, según Lugones, la indife­
rencia hacia el sufrimiento de las mujeres del Tercer M undo que los hom ­
bres, incluso los hombres de izquierda del Tercer M undo manifiestan con
su silencio alrededor de la violencia contra las mujeres en la actualidad”.
Agrega Brenny M endoza: “Supongamos por un m omento, que si Quijano
y otros post-occidentalistas asociaran la idea de raza, que surge en la con ­
quista cristiana de América, con las cazas de brujas y la Santa Inquisición
en Europa, les sería más fácil otorgarle al género su contenido histórico y
establecer la relación que guarda el genocidio de mujeres, con la expansión
del cristianismo y el genocidio en América. Pero, como la mayoría de los
post-occidentalistas, Quijano no logra ver el genocidio contra las mujeres,
o el femicidio en Europa, que sucede paralelamente a la expulsión de los
judíos y moros, y la colonización de América, com o un parangón de la idea
de raza. ( . . . ) El antecedente histórico del genocidio de mujeres, o femini-
cidio que significó la caza de brujas a lo largo de varios siglos en Europa, no
se había dado aún en sus territorios. Eso se daría más tarde, com o efecto de
la colonización y la colonialidad de género que se desarrolla com o parte de
la estructura colonial”. Y concluye: “Sin la esclavización de los africanos y la
servidumbre indígena, no habría capitalismo. Por otro lado, habría que to ­
mar en cuenta que para generalizar el trabajo asalariado “libre”, primero se
debió haber pasado por una dom esticación de las mujeres en la metrópoli, y
luego, som eter a un régimen de género a las mujeres en las colonias. En Eu­
ropa vimos cóm o ello fue realizado en forma sistem ática mediante la caza
de brujas desde el siglo XV, tanto por parte de los protestantes com o por
la Santa Inquisición católica. Más tarde lo veríamos en lo que M arx llamó

34
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

el proceso de acumulación primitiva que desposeyó a la masa campesina


y separó, en buena medida, a las mujeres de la esfera productiva, al mismo
tiempo que las convirtió en amas de casa u obreras sobreexplotadas. En las
colonias lo vimos con las violaciones masivas de mujeres indígenas, como
instrum ento de guerra, de conquista, y de asentamiento colonial. La pérdi­
da de su estatus social y político, esclavización, reducción a servidumbre,
y la intensidad letal del trabajo, entre otras cosas. Esta “dom esticación” la
vemos continuar hoy con los feminicidios, el tráfico de mujeres pobres, el
turismo sexual, la m aquilización y feminización de la industria y la pobreza,
bajo el capitalismo neoliberal”.
El aporte de estas feministas es fundamental, a la hora de pensar en nuestro
continente la interacción de las diferentes opresiones: clase, raza, género,
y para poder proyectar tanto las alianzas necesarias, como una teoría de la
transformación social que permita constituir un sujeto colectivo que abra
caminos emancipatorios, y que conjuguen a un mismo tiempo la lucha por
todas las libertades.
La lucha anticolonial en América Latina se vuelve así un camino para inventar
nuevas relaciones entre los seres humanos, y también de ellos con la natu­
raleza, superando las visiones occidentales de dominación y explotación, en
todas las dimensiones vitales.
Estas ideas no sólo han cuestionado a las concepciones patriarcales de ciertas
izquierdas, sino también a determinadas perspectivas de un feminismo bur­
gués, funcional a las políticas de explotación capitalista. Han abierto un camino
para unir en un mismo cuerpo colectivo, las rebeldías frente a la explotación
capitalista, a la violencia imperialista que mata/ invade/ destruye en nombre de
la absurda racionalidad occidental; y para desafiar simultáneamente la opresión
patriarcal, el racismo, la xenofobia, el neocolonialismo trasnacionalizado.
Conceptualiza la experiencia de los cuerpos en rebeldía, la indignada pasión
de las pieles que no quieren soportar más heridas, la memoria de ultrajes
de las mujeres esclavizadas en los barcos negreros, que son también nuestra
memoria, así como la memoria del holocausto de los pueblos originarios de
nuestro continente.

35
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Resistencias populares a la recolonización del continente

Los actuales procesos de recolonización del continente latinoamericano


se producen con el telón de fondo de la crisis capitalista mundial, y de la crisis
del paradigma neoliberal como modelo de desarrollo de los pueblos; y se b e­
neficia intensamente de la herencia del colonialismo y de la impunidad.
Algunas de sus características son:
- La reorganización y centralización del sistema económico, político, mi­
litar, cultural y de las formas de dominio internacional capitalista, de
acuerdo con los intereses de las corporaciones trasnacionales y el interés
geopolítico imperialista.
- La co n cen tración de capitales sin precedentes, transfiriendo valo­
res de la periferia al centro, en una nueva form a de colonización a
escala mundial. “La trasnacionalización y gran flujo de capitales, las
nuevas estrategias de flexibilización laboral y producción, apuestan
a la explotación de la fuerza de trabajo subvalorizable, que es pro­
ducto de las colonizaciones de siglos pasados. Sus tasas de ganancia
son posibles gracias al pasado colonial’^31). Es crucial para el capital
subvalorar el trabajo de las m ujeres m ediante m ecanism os de reorde­
nam iento patriarcal, y sobre-explotar el trabajo de sectores indígenas,
afrodescendientes, migrantes, m ultiplicando su vulnerabilidad con el
aliento al racism o y a la xenofobia.
- Los territorios son ocupados para políticas extractivas, expulsándose de ellos a
sus habitantes originarios. Los Estados actúan como disciplinadores del terri­
torio, y como legitimadores de megaproyectos como la URSA. Se extiende y
profundiza el avasallamiento de los derechos de las poblaciones, entre ellos los
derechos territoriales de los pueblos originarios, reconocidos en tratados in­
ternacionales, la destrucción de patrimonios arqueológicos, la explotación en
zonas protegidas, hasta diversas estrategias de disciplinamiento de la población
y de criminalización de la protesta o militarización de los territorios.

31. Lu is T apia. L a d en sid ad de la síntesis. E n el libro “E l retorn o de la B oliv ia P leb ey a”.


M u ela del D ia b lo E ditores. B olivia, 2 0 0 7

36
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

- Se agrava la militarización de las disputas por la hegemonía capitalista,


debido a que las trasnacionales no están dispuestas a ceder el territorio
de América Latina para ensayos de autonomía de los pueblos. Donde no
funciona el militarismo, actúa abiertamente el paramilitarismo.
- La violencia es parte central de los dispositivos coloniales, y es el principal
medio de producción y de legitimación de las relaciones sociales.
- La mercantilización de todas las dimensiones de la vida.
- La anulación de la soberanía nacional y popular, por la falta de respeto de
las trasnacionales a los regímenes legales de los Estados donde operan, y
de los tratados internacionales ratificados por los países.
- La transformación del rol de los estados, hasta volverse en garantía de las
ganancias del gran capital trasnacional.
- Se refuerzan los fundamentalismos, especialmente religiosos, que son
ideología básica de los totalitarismos y las dictaduras.
- Los sistemas educativos y de comunicación tienden a volverse amplifica­
dores del pensamiento hegemónico de recolonización mundial.

Estas características actuales del capitalismo, amplían y profundizan algunos


de los mecanismos que fueron parte de la acumulación originaria. En los
comienzos del siglo X X , Rosa Luxemburgo analizaba: “La acumulación del
capital, de un lado, tiene lugar en los sitios de producción de plusvalía - e n
la fábrica, en la mina, en el fondo agrícola, y en el mercado de mercancías.
Considerada así, la acumulación es un proceso puramente económ ico, cuya
fase más importante se realiza entre los capitalistas y los trabajadores asala­
riados... Paz propiedad e igualdad reinan aquí como formas, y era menester
la dialéctica afilada de un análisis científico, para descubrir cómo en la acu­
mulación, el derecho de propiedad se convierte en apropiación de propiedad
ajena, el cambio de mercancías en explotación, la igualdad, en dominio de
clases. El otro aspecto de la acumulación del capital, se realiza entre el capi­
tal y las formas de producción no capitalistas. Este proceso se desarrolla en
la escena mundial. A qu í reinan com o métodos la política colonial, el sistema de
empréstitos internacionales, la política de intereses privados, la guerra. Aparecen

37
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

aquí, sin disimulo, la violencia, el engaño, la opresión y la rapiña. Por eso cuesta
trabajo descubrir las leyes severas del proceso económ ico, en esta confusión
de actos políticos de violencia, y en esta lucha de fuerzas” (32). Subrayo estos
mecanismos propios de la política colonial, que se han profundizado en el
siglo X X I: violencia, engaño, opresión, rapiña. Frente a la crisis del modelo
civilizatorio, asume una nueva dimensión el planteo de Rosa de “socialismo o
barbarie”. La sociedad brutal que Rosa veía con tanta claridad y sensibilidad,
ha seguido agravando sus capacidades destructivas hasta límites no imagina­
dos. Retomando este análisis del capitalismo, el geógrafo inglés David Harvey
analiza cómo se incrementan los procesos de acumulación del capital por esta
segunda vía, la desposesión: “La incapacidad del capitalismo de acumular a
través de la reproducción ampliada, sobre una base sustentable, ha sido acom ­
pañada por crecientes intentos de acumular mediante la desposesión” Las in­
capacidades se refieren a que al acelerarse el crecimiento, llega un momento
en que el rendimiento de las inversiones, o la tasa de ganancia, es cada vez
más baja; lo que constituye una de las causas de las crisis cíclicas del capita­
lismo. La transformación del agua, de la tierra, del aire, de los minerales, de
los bosques, de la biodiversidad en mercancía, disparó una violenta carrera
por su apropiación, y un nuevo reparto colonial del mundo; agravada por la
búsqueda de la élite norteamericana de reforzar su rol hegemónico en las ba­
tallas interimperialistas, y por el agotamiento de determinados bienes, como
el petróleo, la minería, e incluso las aguas y las tierras.
Las políticas extractivas vuelven a reforzar el mito colonial: oro por cuentas de
vidrio, naturaleza canjeada por deuda externa, soberanía por créditos, petróleo
por gobiernos... Y estas políticas pueden realizarse gracias al camino abierto
en la década de los 90 del siglo pasado, por las privatizaciones de servicios
públicos, de los hidrocarburos, de los bienes naturales considerados por el ca­
pital como “recursos” naturales, y por los cambios en la legislación que ofrecen
seguridades y superganancias para los capitales trasnacionales, transformando
a las corporaciones trasnacionales en sujetos de derecho.

32. R o sa Luxem bu rgo. L a A cu m u lación D el C apital. Instituto D el L ib ro. L a H a b a n a .


C uba

38
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

La trasnacionalización de la economía latinoamericana, y la lucha por imponer


la hegemonía norteamericana a toda costa, implica una intervención violenta
en los territorios y el control de las poblaciones, que van desde la militariza­
ción hasta mecanismos de criminalización de los movimientos populares.
Escribe el economista colombiano Héctor Mondragón: “La propiedad capi­
talista nació como acumulación originaria, al eliminar la compenetración del
trabajador independiente con sus medios de vida e instrumentos de trabajo;
al expropiar la tierra a la gran masa del pueblo, al separar a los productores
de los medios de producción y convertir estos en capital, al destruir la pro­
piedad basada en el trabajo. Luego, se extendió mediante la acumulación co­
lonial, usando toda clase de métodos violentos. Finalmente, la propiedad de
los grupos monopólicos del capital trasnacional se globaliza por medio de la
acumulación p o r desposesión, que exige el reconocimiento de su derecho a des­
pojar de los recursos a cualquier país, su derecho a que se le garanticen máxi­
mos rendimientos a las inversiones y el derecho a explotar a los trabajadores,
‘derechos’ que sacraliza y consagra bajo el lema de ‘libertad económ ica’. Para
mantenerla, impone la guerra preventiva. Se está ante un colonialismo reno­
vado y fortalecido que, a pesar de la independencia formal de los Estados de
América Latina, Asia, África o Europa oriental, establece la dominación del
imperio de las trasnacionales en uno y otro país y usa la represión y la guerra
para cumplir sus objetivos económ icos y políticos. Este es el neocolonialis-
mo, propio del imperio”.
Así se va reconfigurando el nuevo mapa mundial dibujado por las trasnacio­
nales, sin importarle las poblaciones que queden fuera de sus dibujos, benefi­
ciándose de la fuerza de trabajo subvalorizable, producto de las colonizacio­
nes de siglos pasados, del desmonte de los derechos sociales, de los grados de
democratización de los estados realizados por las dictaduras primero, y por
los gobiernos neoliberales después.
Pero al tiempo que el capital incrementa su agresividad, en el continente se
desarrollan distintas maneras de enfrentamiento al mismo y a las distintas
modalidades de opresión, como el racismo, el patriarcado, la homofobia, la
xenofobia.

39
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Estas variadas resistencias suelen convivir en espacios fragmentados, simul­


táneos, y muchas veces, sin reconocerse como parte de un mismo campo
posible de creación de alternativas. La necesidad y el desafío es pensar co ­
lectivamente los posibles encuentros de estas experiencias y de las distintas
dimensiones de la subjetividad popular. Esto se vuelve urgente en m om en­
tos en los que se pone como principal tarea de los movimientos populares
la reformulación de sus proyectos políticos, y dentro de ellos las relaciones
entre movimiento social y político, gobierno y poder, lo político y lo militar,
la comunidad y el pueblo, la clase, la raza, el género, las generaciones; en un
contexto en el que los cambios producidos en varios gobiernos de América
Latina, condicionan sus respuestas teóricas y estrategias.

Descolonización y educación

La descolonización cultural tiene diferentes dimensiones; una de ellas es


la educación. Aportes decisivos para pensar una pedagogía descolonizadora,
fueron realizados por Paulo Freire, especialmente a partir de su experiencia
realizada en Guinea Bissau, junto a Amílcar Cabral.
En su libro “Cartas a Guinea Bissau”(33), Freire analiza las dificultades con
que se encontraron para aportar a una profunda transformación del país.
“A decir verdad -escribe-, la educación colonial heredada, educación discri-
minadora, mediocrem ente verbalista, y uno de cuyos principales objetivos
era la “desafricanización” de los nacionales, en nada podría contribuir en el
sentido de la reconstrucción nacional, puesto que no se había constituido
para ello. La escuela colonial - la primaria, la secundaria y la técnica (esta
última separada de la anterior)-, antidemocrática en sus objetivos, en su
contenido, en sus métodos, divorciada de la realidad del país, era por eso
mismo una escuela de pocos y para pocos, y estaba en contra de las grandes
mayorías. Seleccionaba incluso a la pequeña minoría de quienes a ella tenían

33. P au lo Freire. C artas a G uinea Bissau. A puntes de una experien cia p ed a g ó g ica en p r o ­
ceso. Siglo X X I E ditores. 1 9 9 7

40
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

acceso, expulsando después de los primeros encuentros a la mayor parte de


quienes la formaban, y continuando su filtraje selectivo iba aumentando el
número de los renegados, renegados en quienes remachaba el sentimiento
de inferioridad, de incapacidad, frente a su “fracaso”. Al reproducir (como
no podía dejar de ser) la ideología colonialista, la escuela colonial procuraba
inculcar en los niños y en los jóvenes el perfil que de ellos se había forjado
esa misma ideología, un perfil de seres inferiores, de seres incapaces, cuya
única salvación sería volverse “blancos” o “negros de alma blanca”. D e ahí el
desinterés que necesariamente tenía que exhibir esa escuela por todo cuanto
tuviera que ver de cerca con los nacionales, a quienes se llamaba “nativos”.
M ás que desinterés, era la negación de todo cuanto se acercara a la repre­
sentación más auténtica de la forma de ser de los nacionales: su historia, su
cultura, su lengua. La historia de los colonizados “comenzaba” con la llegada
de los colonizadores, con su presencia “civilizadora”. La cultura de los colo­
nizados no era sino la expresión de su forma bárbara de entender el mundo.
Cultura, sólo la de los colonizadores. La música de los colonizados, su ritmo,
su danza, sus bailes, la ligereza de movimientos de su cuerpo, su creatividad
en general, eran todas cosas sin valor, cosas que casi siempre tenían que re­
primirse para im poner en su lugar el gusto de la metrópoli, o sea, en el fondo,
el gusto de las clases dominantes metropolitanas. Todos estos hechos expli­
can cómo para los colonizados que pasaron por la enajenante experiencia de
la educación colonial, la “positividad” de esa educación o de algunos de sus
aspectos sólo existe a partir del mom ento en que, al independizarse, la recha­
zan y la superan, o sea, a partir del momento en que, al asumir con su pueblo
su historia, se injertan en el proceso de “descolonización de las mentes” de
que habla Arístides Pereyra, proceso que se ensancha en lo que Amílcar C a­
bral llamaba “reafricanización de las mentalidades””.
Fue precisamente Amílcar Cabral quien, comprendiendo los desafíos que
enfrentaban aquellos jóvenes formados en la cultura colonizadora que que­
rían ser parte del proceso revolucionario, proponía que su opción por la re­
volución significa “suicidarse como clase”. “Para no traicionar estos ob jeti­
vos (los de la liberación nacional), la pequeña burguesía no tiene más que

41
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

un cam ino: reforzar su conciencia revolucionaria, repudiar las tentativas de


aburguesamiento y las solicitaciones naturales de su mentalidad de clase,
identificarse con las clases trabajadoras, no oponerse al desarrollo mental
del proceso de la revolución. Esto significa que, para cumplir perfectamente
el papel que le corresponde en la lucha de liberación nacional, la pequeña
burguesía revolucionaria tiene que ser capaz de suicidarse como clase, para
resucitar como trabajadora revolucionaria, enteramente identificada con las
aspiraciones más profundas del pueblo al cual pertenece” (34).
La educación ha sido desde el momento de la conquista, y es hasta la actuali­
dad, una de las armas fundamentales en la creación de consenso a las políticas
dominantes. Es también un escenario de disputa de sentidos.
Los aportes de Paulo Freire, de la pedagogía de los oprimidos y oprimidas,
así como los de diferentes corrientes de la pedagogía crítica, permiten forjar
alternativas a esta acción cultural disciplinadora.
Esto significa al menos dos desafíos inmediatos: una reflexión profunda sobre
nuestra historia, y la manera en la que se enseña en escuelas y universidades,
y la crítica de las bases epistemológicas de todas las ciencias, que han vuelto a
las universidades en dependencias de las grandes empresas. La colonización
de los saberes es especialmente visible en las prácticas académicas, que cada
vez más se han colocado al servicio de los intereses de las corporaciones tras-
nacionales, como se expresa en la aceptación de fondos por parte de muchas
universidades de las mineras como La Alumbrera, o de Monsanto.
La reacción que una parte de la comunidad universitaria viene realizando
frente a estos fondos, inaugura nuevos debates en el campo académico, y
promueve puentes con el mundo de las víctimas de las políticas de las tras-
nacionales.
Como consecuencia de la organización colonial de los saberes, una parte im ­
portante del mundo intelectual se ha alejado de los sectores populares, des­
valorizando sus saberes y sus cosmovisiones; y se han creado prejuicios en
estos sectores respecto a los saberes que los han negado sistemáticamente.

34. A m ilcar C abral. Unité et Lutte. L arm e de la theorie. París. M aspero. C ahiers Libres.
1975

42
1. EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO

La experiencia de educación popular y de investigación-acción en la que


participamos, en el marco del proyecto de “Resistencias Populares a la R e­
colonización del C ontinente”, trabaja en estas dos dimensiones de la crea­
ción de conocim ientos, que hoy se identifican como saberes académicos y
com o saberes populares, intentando contribuir a un diálogo entre ambos, y
sobre todo entre estos saberes y las experiencias transformadoras. En este
camino, entendem os la form ación política com o procesos de elaboración
teórica desde las propias prácticas de los pueblos, en diálogo con las teorías
emancipatorias diversas, provenientes tanto del campo académico como
del campo político.

Reinventar el horizonte

La colonización atraviesa nuestros cuerpos -nos constituye como cuerpos


subordinados-y refuerza el desencuentro entre nuestros sentimientos y nues­
tras ideas, entre lo que queremos expresar y el lenguaje con el que contamos
para hacerlo, entre nuestros sueños y nuestras vivencias inmediatas. D escolo­
nizar nuestras maneras de estar y de sentir, de pensar y de vivir, exige por lo
tanto un enorme esfuerzo, afirmado en la experiencia grupal que tenga signos
claros de cambio, de crítica, de re-educación; que desafíe lo “aprendido” en
la “socialización” en la que nos hemos de-formado. Es un esfuerzo que sólo
puede concretarse en la lucha, en la praxis transformadora, en la fuerza que se
reúne en el gesto colectivo.
Es un proceso fundante de nuevas identidades, de nuevas prácticas, de pro­
yectos de creación de poder popular, de soberanía, de independencia, de
libertad, que seguramente no podrán realizarse tan sólo en términos de un
grupo -p o r más amplio que éste fuera-, ni siquiera de un pueblo-nación; sino
que tendrán que ir forjándose en una perspectiva continental, indoamerica-
na, desde nuestra América mestiza.
Se trata de la posibilidad de ir proyectando la integralidad de la lucha, su­
perando los m ecanism os de fragmentación y dispersión de los esfuerzos

43
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

populares. No hablamos de la suma caótica de fragmentos que se super­


ponen y reorganizan una y otra vez, sino de la posibilidad de inventar y
realizar un proyecto popular, con un horizonte que se proyecte desde las
luchas anticoloniales hacia prácticas alternativas originales, comunitarias,
sociales, nacionales, continentales, intem acionalistas, en las que el diálogo
de saberes, de haceres, de sentires, de sueños, permitan que nuestros colo­
res y olores, gustos y palabras, cuerpos y gestos, avancen hacia una manera
de encuentro basada en la alegría del descubrimiento, en un nuevo tiempo
que inauguraremos con la fiesta, que no será del bicentenario seguramente,
sino la continuidad terca y rebelde de más de cinco siglos de resistencia
indígena, negra, feminista y popular.

44
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

SABERES ANCESTRALES
DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA.

Patricia Agosto 1,1

“Destruir una cultura es destruir su memoria.


Un pueblo sin m em oria es un pu eblo sin Raíces históricas y sin
capacidad de respuesta. Es un pueblo que pu ede ser fácilm ente sometido.
L a resistencia acude justamente a la recuperación de
la m em oria p a r a reconstruir el fu tu ro.”
(Pablo Dávalos, 2 0 0 5 )

El violento choque de civilizaciones y culturas implícito en la con­


quista de América, producto de la primera globalización iniciada con la expan­
sión europea del siglo XV I, marcó la destrucción, el aniquilamiento, el silencia-
miento y la negación de los pueblos originarios que habitaban este continente
antes de la llegada de los europeos, y junto con los pueblos fueron silenciados
y negados su identidad, su cultura, sus tradiciones y sus saberes ancestrales. Tal
como lo plantea Pablo Dávalos, la cultura hegemónica nacida con la moderni­
dad se propuso aniquilar a los pueblos “encontrados” y a su memoria, como
una manera de cortar los lazos entre su presente y las raíces históricas de su
existencia y facilitar, de esta manera, su sometimiento y dominación.

1. P atricia A gosto es investigadora del Centro de Investigación y F orm ación de los M o ­


vim ien tos S ociales L atin o am erica n o s (C IF M S L ) y m ilitante del E q u ip o de E d u cación P op u la r
P añ uelos en R eb eld ía.

45
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Sin embargo estas comunidades y pueblos originarios resistieron durante más


de 500 años la violencia sistémica que se abrió con ese proceso, y guardaron
celosamente esos saberes, como una estrategia de rebeldía que permitía, por
un lado mantener y reforzar la espiritualidad y la cultura tradicional frente a
los embates de las estrategias coloniales de opresión y aniquilamiento y por
otro, sostener la negación a aceptar una cultura impuesta que, por considerar­
se hegemónica, colocaba a otras culturas en el lugar del atraso, caracterización
que las obligaba a “evolucionar” hacia la adopción de esa cultura hegemónica,
a través de la cual dejarían de ser “atrasadas” y “premodernas”.
En el actual proceso de recolonización del continente, los pueblos originarios
siguen resistiendo frente a la negación de sus derechos ancestrales, que se tra­
duce en la persecución, la represión y la judicialización de sus luchas, a través
de la aplicación de la violencia real y simbólica, tanto estatal como privada, a
pesar del reconocimiento de esos derechos a través de convenios, declaracio­
nes y leyes de los organismos internacionales y de los estados. Sin embargo,
en esta continuidad de la negación de la existencia de “otras” culturas diversas
y distintas al patrón cultural, social y político dominante, hay algunos aspec­
tos de esas “otras” culturas que se han revalorizado, pero no por reconocerles
su derecho a existir como “distintas”, sino porque esos aspectos se convirtie­
ron en necesarios para la reproducción del sistema imperante. Creemos que
los saberes ancestrales son uno de esos aspectos.
En la búsqueda de sostener el avance tecnológico y científico del capitalismo
globalizado y su modelo productivo y extractivo, esos saberes se hacen nece­
sarios. Concientes de que los pueblos originarios han protegido esos sabe­
res, los intereses capitalistas, en complicidad con intelectuales e instituciones
universitarias, utilizan variadas estrategias para la apropiación de los mismos,
entre las que cabe m encionar las que se basan en el engaño en cuanto a los
objetivos de esa apropiación y los beneficios que traerá su “público conoci­
miento” a las propias comunidades indígenas, así como a la humanidad en
su conjunto. En este contexto, los pueblos originarios, hacia adentro de sus
comunidades, tienen que abordar el enorme desafío de ver cómo conciliar
su concepción de los conocimientos como un proceso de producción colec­

46
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

tiva, que no niega su articulación con otros saberes, y los aportes que puedan
hacerse mutuamente en un diálogo que necesariamente tiene que ser entre
“iguales” evitando, a su vez, el “robo” de esos saberes para propósitos que es­
tán muy lejos de beneficiar a las comunidades y de reconocerles su contribu­
ción a los “saberes” de la humanidad, en igualdad de condiciones con los co ­
nocimientos surgidos en el proceso de producción hegemónico de saberes.
Así, en el contexto actual, los más de 500 años de resistencia y de resguardo
de los saberes ancestrales sirven a los grandes capitales, que buscan recurrir
a su rescate, -a pesar de los discursos de reconocimiento de derechos ances­
trales-, para seguir profundizando las políticas de dominación y opresión que
marcaron los vínculos históricos entre la civilización occidental y los pueblos
originarios de nuestra América. Hoy los saberes ancestrales se han conver­
tido en un ámbito de disputa entre dos maneras de concebirlos: desde los
“protectores” de los mismos, como una forma necesaria que alimenta su espi­
ritualidad, sus tradiciones y su cultura, en una construcción comunitaria que
incluye a la naturaleza como un ser viviente al que hay que proteger y defen­
der; y los intereses de las grandes industrias capitalistas que, con la anuencia
de la ciencia hegemónica y las instituciones donde se produce, consideran a
esos saberes como “insumos necesarios” para seguir avanzando en el terreno
científico y tecnológico que alimenta el patrón cultural y social hegemónico,
sostenedor del predominio de Occidente sobre toda otra posibilidad política,
social y cultural de concebir la existencia.

Conquista de América y Modernidad:


los inicios de los caminos del despojo

“En sus 10 mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las


órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera p od id o agregar, p on ­
gam os p o r caso: “H onrarás a la naturaleza de la que fo rm a s p a r te”. Pero no se le
ocurrió. H ace cinco siglos, cuando A m érica fu e apresada p o r el m ercado mundial,
la civilización invasora confundió a la ecología con la idolatría. L a comunión con

47
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

la naturaleza era pecado. Y merecía castigo. Según las crónicas de la Conquista, los
indios nóm adas que usaban cortezas p a r a vestirse ja m ás desollaban el tronco en­
tero, p a r a no aniquilar el árbol, y los indios sedentarios plantaban cultivos diversos
y con p eríodos de descanso, p a r a no cansar a la tierra. L a civilización que venía
a im poner los devastadores monocultivos de exportación no p o d ía entender a las
culturas integradas a la naturaleza, y las confundió con la vocación dem oníaca o
la ignorancia. P ara la civilización que dice ser occidental y cristiana, la naturaleza
era una bestia fe r o z que h ab ía que dom ar y castigar p a r a quefuncionara como una
máquina, puesta a nuestro servicio desde siempre y p a ra siempre. L a naturaleza,
que era eterna, nos debía esclavitud.”
(Eduardo G aleano: “L a naturaleza está ju era de nosotros”, p rim era p arte)

Entre los procesos históricos que cambiaron la historia de la humanidad, se


destaca indudablemente la conquista de América, trascendente desde mu­
chos puntos de vista. Uno de ellos es que “el descubrimiento de A m érica es lo
que anuncia y fu n d a nuestra identidad presente. Aún si toda fe c h a que perm ite
separar dos épocas es arbitraria, no hay ninguna que convenga m ás p a r a m arcar
el com ienzo de la era m oderna que el año de 1492, en que Colón atraviesa el
océano Atlántico. Todos somos descendientes directos de Colón, con él com ienza
nuestra gen ealogía” (Todorov, 2 0 0 8 :1 5 ). El mismo autor de esta cita destaca
que fue el “encuentro más asombroso de nuestra historia”, en el que hubo un
“sentimiento de extrañeza radical”, producto indudablemente del encuentro
entre dos mundos totalmente desconocidos entre sí. A su vez, este proce­
so llevó a la constitución de un sistema mundial en el cual cada una de sus
partes constitutivas quedaron articuladas, a través de roles diferenciados y
jerarquizados, por primera vez en la historia de la humanidad. Se trata en
realidad de una economía-mundo ya que el vínculo principal entre las partes
del sistema es económico, si bien está acompañado de una ideología domi­
nante, el liberalismo, y de un sistema de saber específico, la ciencia moderna.
Esta economía-mundo implicó la existencia de una división social del traba­
jo a nivel mundial que integró procesos de producción a través de un m er­
cado y un modo capitalista de producción. D e esta manera, el capitalismo

48
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

nació de la mano de este sistema mundial, caracterizado por ser moderno,


ya que surgió históricamente en la modernidad (es decir, a finales del siglo
X V y principios del X V I) y por poseer una jerarquización del espacio que
convierte a algunas áreas del mundo en el centro del sistema, por desarrollar
actividades económ icas complejas, siendo por esa razón las más favorecidas
en la econom ía-mundo; y a otras en la periferia del mismo, ya que al pro­
ducir bienes de baja categoría se encuentran en una situación desfavorable
respecto a las áreas centrales. Así, las relaciones entre el centro y la periferia
se caracterizan por un intercambio desigual, basado en la jerarquización del
espacio según la estructura de los procesos productivos (2). La conquista de
América es el proceso histórico que permitió la articulación de buena parte
del planeta en ese sistema mundial y marcó el inicio de la era moderna, y de
la sociedad capitalista y liberal, que fue adquiriendo un carácter universal,
natural y hegemónico a lo largo de los siglos de desarrollo de la m oderni­
dad, llegando a convertirse, en los discursos del poder, en la única alternativa
posible con el “fin de la historia”, interpretación nacida de la desaparición o
supuesta derrota de opciones alternativas y el aparente triunfo del neolibera-
lismo como ideología dominante. No es que el capital como relación social
no existiera con anterioridad a la conquista de América. Lo que ocurrió a
partir de la “aparición mundial” de este continente es que todas las formas
de trabajo y de control del trabajo -reciprocidad, esclavitud, servidumbre y
producción mercantil independiente- se articularon alrededor del capital y
del mercado mundial, marcando el predominio de la mercantilización de la
fuerza de trabajo como modo de producción dominante. No se trata pues
de caracterizar esas formas como precapitalistas en una secuencia histórica
considerada unilineal y universalmente válida, tal como lo sostiene el punto
de vista eurocéntrico, sino de formas articuladas con el capital que dieron
lugar al capitalismo como nuevo sistema (Quijano, 2 0 0 5 ).

2. Quien a d o p tó com o u n idad de an álisis a l sistem a m u n dial p a r a ex p licar los orígenes


y la trayectoria histórica del capitalism o es el intelectual estadou n iden se Im m an u el W allerstein
en los tres volúm enes d e su o h ra ' E l m odern o sistem a m u n dial”, qu e lo convirtieron en uno de
los m ás d estacad os científicos sociales de la actu alid ad .

49
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Esa posición hegemónica del sistema mundial capitalista se visualizó, des­


de la constitución del mundo moderno, en el establecimiento de relaciones
coloniales e imperiales de poder con otras sociedades que quedaron arti­
culadas, a través de la primera globalización, al mundo occidental en cali­
dad de subordinadas en los planos político, económ ico, social y cultural.
Así fue tomando forma la distinción entre “N osotros” y los “O tros”, siendo
los primeros los habitantes del mundo occidental o europeo, y los segundos
los otros pueblos y culturas ubicados espacial y culturalmente fuera de ese
mundo, pero desde la expansión europea, parte del nuevo sistema mundial.
Los “O tros”, desde la conquista y colonización de América, eran los gené­
ricamente llamados “indios” y “negros”, demostrando que la idea de raza
-b a se de la naturalización de las diferencias culturales- pasó a ser el criterio
de clasificación de la población mundial en esta versión eurocéntrica de la
modernidad. A esos “otros” les fue dada una nueva identidad -lu ego de ha­
ber sido despojados de sus identidades históricas- que era a la vez racial,
colonial y negativa (Quijano, 2 0 0 5 ).
Estas distinciones reflejan la manera y el punto de vista desde el cual se
construyeron los modos de conocer en la modernidad. Acompañando a la
organización colonial del mundo, el sistema de saberes se estructuró desde
una mirada eurocéntrica y colonial, que convirtió a la sociedad capitalista
liberal europea en la forma “normal” y más evolucionada de organización de
la sociedad, de construcción del ser humano, y a sus formas de conocim iento
como las únicas válidas que pueden ser aplicadas para analizar cualquier otra
sociedad. Así, “las otras fo rm a s de ser, las otras fo rm a s de organización de la
sociedad, las otras fo rm a s del saber, son transform adas no sólo en diferentes, sino
en carentes, en arcaicas, prim itivas, tradicionales, prem odernas. Son ubicadas en
un mom ento anterior del desarrollo histórico de la hum anidad, lo cual dentro del
imaginario del progreso enfatiza su in ferioridad” (Lander, 2 0 0 5 :2 4 ). Si estas
“otras” culturas son esencialmente inferiores -debido a la inferioridad racial
que las caracteriza-, no tendrán posibilidad, si se mantienen como “otras”, de
superar su atraso y llegar a ser modernas. Sólo tienen dos caminos, o adquirir
la cultura hegemónica para poder abandonar su primitivismo o resignarse a

50
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

ser aniquiladas. En palabras de Edgardo Lander (2 0 0 5 ): “A niquilam iento o


civilización im puesta definen así los únicos destinos posibles para los otros”.
Si analizamos estos destinos con la mirada en los pueblos originarios de
nuestra América, podemos afirmar que ambos han ido juntos. No se trató
de aniquilamiento “o ” civilización impuesta, sino de aniquilamiento físico y
simbólico, este último expresado en la im posición de la cultura hegemónica
que implicaba destruir los saberes ancestrales y borrar los imaginarios sim­
bólicos, los referentes y toda posibilidad ideológica propia. Se trató de “la
colonización de las perspectivas cognitivas, de los m odos de producir u otorgar
sentido a los resultados de la experiencia m aterial o intersubjetiva, del im agina­
rio, del universo de relaciones intersubjetivas del mundo, de la cultura en sum a”
(Quijano, 2 005: 2 1 0 ). Si las condiciones económ icas y sociales a que fueron
sometidas las comunidades indígenas permitían dominar los cuerpos, la n e­
gación y el aniquilamiento de los saberes y memoria ancestral darían lugar a
dominar su alma y a cerrar toda posibilidad de que los saberes antiguos pu­
dieran dar alguna respuesta para enfrentar las condiciones de som etim ien­
to y opresión. Este segundo aspecto del dominio fue producto de que “las
nuevas élites comprendieron que el control del saber p osibilitaba el ejercicio del
p o d e r ” (Dávalos, 2005).

Cinco siglos de resistencia y la continuidad del despojo

“Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como


nosotros, sus hijos, y hemos sabido que, como nosotros, pu ede m orir asesinada. Ya
no se h ab la de som eter a la naturaleza, ahora hasta sus verdugos dicen que hay que
protegerla. Pero en uno u otro caso, naturaleza som etida y naturaleza protegida,
ella está fu era de nosotros. L a civilización que confunde a los relojes con el tiempo,
al crecimiento con el desarrollo y a lo grandote con la grandeza, también confunde
a la naturaleza con el paisaje, mientras el mundo, laberinto sin centro, se dedica a
rom per su propio cielo.”
(Eduardo G aleano: “L a naturaleza está fu era de nosotros”, segunda p arte)

51
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Hoy los caminos del despojo de los saberes ancestrales continúan, pero con
otras estrategias. Si bien parece que estamos en un mundo “globalizado”
construido en un discurso que sostiene la dilución de las diferencias y la co­
nexión entre las culturas más diversas del planeta, la realidad nos vuelve a
remitir a ese pasado de despojo y aniquilamiento de “lo distinto”. El cambio
de discurso que oculta realidades no ha cambiado las formas de operar de
los resortes del poder: “En vez del eurocentrismo de los discursos occidentalistas
anteriores, el cual opera a través del establecimiento de una diferencia asimétrica
entre el Occidente y sus otros, el “globocentrism o” de los discursos dominantes de
la globalización neoliberal esconde la presencia del Occidente y oculta la fo r m a en
que éste sigue dependiendo del sometimiento tanto de sus otros com o de la natura­
leza” (Coronil, 2005: 90).
El ocultamiento discursivo de O ccidente no puede tapar la presencia con ­
creta de O ccidente, Sus empresas y Sus universidades en los territorios cuya
diversidad biológica ha sido protegida por los saberes ancestrales.
Estamos transitando una etapa en la cual los derechos de los pueblos ori­
ginarios han sido reconocidos por instancias nacionales e internacionales
a través de convenios, leyes, constituciones, declaraciones, etc.. Incluso al­
gunos de estos derechos han sido reconocidos en plena etapa de auge del
neoliberalismo privatizador de bienes y conocim ientos; así como han sido
explicitados en ese mismo momento, los derechos y deberes de los esta­
dos en cuanto a los recursos biológicos que se encuentran en los territorios
sobre los que ejercen su soberanía. Es el caso del Convenio de Diversidad
Biológica (C D B ) que fue firmado en junio de 1992 por 178 países durante
el desarrollo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el M edio A m ­
biente y el Desarrollo, conocida com o “Cum bre de la Tierra”, y que entró
en vigor en 1994.
La adopción de este convenio se realizó en un año emblemático, es decir
en plena conm em oración de los 5 00 años de la conquista de América, lo
que parecía querer decir, por lo m enos en este plano, que los estados iban
a reconocer los derechos ancestrales de los pueblos originarios. Ya en el
preámbulo se destacan los derechos soberanos de los estados sobre sus pro­

52
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

pios recursos biológicos, y los deberes de los mismos en la conservación de


su diversidad biológica y la utilización sostenible de esos recursos
Entre los “reconocim ientos” incluidos en el preámbulo vale la pena destacar
la consideración de que es vital prever, prevenir y atacar las causas de la reduc­
ción o pérdida de la diversidad bioló gica(4), que la falta de pruebas científicas
inequívocas no es razón suficiente para aplazar las medidas necesarias que
permitan enfrentar una amenaza de reducción o pérdida de diversidad b io ­
lógica y “la estrecha y tradicional dependencia de muchas comunidades locales
y poblaciones indígenas que tienen sistemas de vida tradicionales basados en los
recursos biológicos, y la conveniencia de com partir equitativamente los beneficios
que se derivan de la utilización de los conocimientos tradicionales, las innovacio­
nes y las prácticas pertinentes p a r a la conservación de la diversidad biológica y la
utilización sostenible de sus com ponentes” (Preámbulo del Convenio de las Na­
ciones Unidas sobre Diversidad Biológica). Entre los objetivos se destacan
la participación justa y equitativa de los beneficios que deriven de la utiliza­
ción de los recursos genéticos mediante un acceso adecuado a los mismos,
una transferencia de tecnologías pertinentes y una financiación apropiada;
la conservación de la diversidad biológica; y la utilización sostenible de sus
componentes. Entre las obligaciones de los estados, el Convenio establece
la creación de áreas protegidas para la conservación y utilización sostenible
de la diversidad biológica y el control de los riesgos derivados de la utili­
zación de organismos vivos modificados por la biotecnología con posibles
repercusiones ambientales adversas; la obligación de cada parte contratante
que “im pedirá que se introduzcan, controlará o erradicará las especies exóticas

3. E n el Convenio se a cla ra que “p o r au tilización sosten ible” se en tien de la u tilización de


com pon entes de la div ersidad b iológ ica de un m o d o y a u n ritm o que n o ocasion e la dism inu­
ción a largo p la z o d e la diversidad b iológ ica, con lo cual se m antienen las p o sib ilid a d es de ésta
d e sa tisfacer las necesid ades y las aspiracion es de las gen eracion es actu ales y fu tu r a s”. Convenio
d e las N acion es U nidas sobre la D iversidad B iológ ica, ju n io de 1992.
4. E n el Convenio se define la diversidad biológ ica de la siguiente fo r m a : “la v a ria b ilid a d
d e organ ism os vivos de cu alqu ier fu en te, incluidos, entre otras cosas, los ecosistem as terrestres y
m arin os y otros ecosistem as acu áticos y los com plejos ecológicos de los que fo r m a n parte', com ­
p ren d e la div ersid ad den tro de c a d a especie, entre las especies y de los ecosistem as”,

53
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

que am enacen a ecosistemas, hábitats o especies”; el respeto, la preservación y


la aplicación más amplia de los conocim ientos, las innovaciones y prácticas
de comunidades indígenas y locales que hacen a la preservación y utiliza­
ción sostenible de la diversidad biológica, con explícita participación de las
mismas; y la creación, por parte de los estados, de áreas que fomenten la in­
vestigación y la utilización de los adelantos científicos para favorecer la con ­
servación y utilización sostenible de la diversidad biológica. Sólo basta mirar
la realidad concreta para ver cómo se ignoran estas obligaciones, a través de
la obtención de productos transgénicos por parte de las grandes empresas
de agronegocios; la extensión cada vez mayor de campos uniformados de
monocultivos exóticos y/o transgénicos a lo largo de nuestros territorios;
la im plementación de políticas de despojo de esos saberes y prácticas; y la
comprobación cada vez mayor de que las investigaciones científicas respon­
den cada vez más a los intereses de las empresas que “mercantilizan” la na­
turaleza, convirtiendo a la biodiversidad -y a otros bienes naturales- en un
medio de acumulación de ganancias, proceso en el cual es fácil advertir la
complicidad de los estados.
A partir de la firma de este Convenio parecía quedar claro que el rol central
en la conservación y manejo sostenible de la biodiversidad estaba en manos
de los estados los que, además de cumplir con estos objetivos, debían revalo-
rizar, respetar, mantener y darle un lugar destacado a los saberes tradicionales
relacionados con el cuidado de la diversidad biológica de comunidades indí­
genas y locales, las cuales debían tener una clara participación en las medidas
tomadas con esos fines.
Sin embargo, otras instancias de reuniones mundiales y las Conferencias
de las Partes de la C D B (5) -que se reúnen para evaluar el cumplimiento

5. H asta el m om en to hu bo 9 reuniones de las C onferen cias de las P artes del C D B : la


COP 1 se d esarrolló en N assau , B a h a m a s, en n oviem bre-diciem bre de 1 9 9 4 ; la COP 2, en
J a k a r ta , In don esia, en n oviem bre de 1 9 9 5 ; la CO P 3 en B u en os Aires, A rgentina, en noviem bre
de 1 9 9 6; la CO P 4, en B ratislava, R epú blica E slovaca, en m ayo de 1 9 9 8 ; la CO P 5, en N a iro ­
bi, K en ia , en m ayo de 2 0 0 0 ; la COP 6, en L a H aya, H olan d a, en a b ril de 2 0 0 2 ; la CO P 7, en
K u a la Lumpur\ M alasia, en fe b r e r o de 2 0 0 4 ; la CO P 8, en C uritiba, B rasil, en m arz o de 2 0 0 6 ;
y la CO P 9, en B on n , A lem an ia, en m ayo de 2 008.

54
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

del C D B - abrieron la participación de nuevos sujetos en estas temáticas


relacionadas con el desarrollo sostenible del planeta. Así en el año 2 0 0 2
se reunió en Johannesburgo la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible,
uno de cuyos objetivos era evaluar los avances respecto de la aplicación del
C D B diez años después de la Cumbre de la Tierra, razón por la cual se la
conoce tam bién con el nom bre de R ío+ 10. En esta cumbre se establecieron
dos tipos de iniciativas de asociación “en defensa de la naturaleza”: de tipo
I y de tipo II, aplicables no sólo a la conservación de la diversidad biológica
sino tam bién a otros temas relacionados con el desarrollo sustentable. Las
iniciativas de tipo I son acuerdos a través de los cuales los gobiernos deben
asumir mayores comprom isos políticos y legales y un plan de acción global
que apunte a la construcción de un mundo sostenible desde el punto de
vista ambiental. Las iniciativas de tipo II son las más com plejas y marcan
un cambio en relación a los actores com prom etidos en el desarrollo de so ­
ciedades sustentables.
Estas iniciativas son acuerdos para llevar a cabo proyectos entre diferentes
partes tales com o empresas transnacionales, estados, Ong 's y comunidades
locales. Es decir, las corporaciones transnacionales se han transformado en
uno de los protagonistas “de la salvación del planeta”. No hay mucho que
analizar para llegar a la gran contradicción que implica este protagonismo.
Basta una rápida mirada sobre sus formas de operar en el mundo para saber
que esas corporaciones, no sólo destruyen el planeta y las comunidades, a la
vez que mercantilizan la naturaleza y la vida humana, sino que además tie­
nen intereses muy contrapuestos a los otros actores y actrices protagonistas
de esos acuerdos com o las comunidades locales.
Estas iniciativas significan en la práctica “u n aprivatización de la cooperación
internacional en m ateria am bien tal” -además del control de los bienes na­
turales de los países pobres en los cuales se desarrollará la mayor parte de
estos proyectos- ( . . . ) “cuyos fo n d o s están p asan d o a m anos de las empresas.
E llas p asarán a controlar los servicios básicos (agua p otable, energía, desarrollo
rural) e intervenir en áreas como agricultura, alim entación, educación, conser­
vación de la biodiversidad, etc. E stas actividades y servicios en el p a s a d o no eran

55
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

rentables p a r a las empresas, p ero recibirían, a través de estas iniciativas, subsi­


dios tanto del p aís donante com o del que recibe” (Oilwatch, 2 0 0 2 ).
Es evidente que los térm inos privatización y cooperación son incompatibles,
ya que la privatización de las distintas esferas de la vida natural y huma­
na nunca tiene com o objetivo lograr la cooperación necesaria para salvar
esas vidas; muy por el contrario, las políticas que desarrollan las corpora­
ciones multinacionales son de destrucción y m uerte de los territorios que
albergan esas vidas, e implican el aniquilamiento de los obstáculos que
traben el acrecentam iento de sus ganancias. C on esta propuesta nacida en
Johannesburgo, el desarrollo sustentable y el cuidado del medio ambiente
se convierten en una nueva instancia de inversión de las empresas transna­
cionales (Oilwatch, 2 0 0 2 ). Además, a través de estas iniciativas los estados
profundizan el rol que las políticas neoliberales les depararon desde los 90
que es “colaborar” y subsidiar” a las empresas privadas, cuya supuesta efi­
cacia reemplaza a la “ineptitud” de las empresas estatales. No se trata de un
“estado ausente” por ineficaz, com o nos hicieron creer con el Consenso de
W ashington, sino de un estado cómplice y garante de los intereses capita­
listas. Esta privatización del desarrollo de políticas sustentables se aplicó
concretam ente a la conservación y uso sustentable de la biodiversidad. Así
a través de las reuniones de las Conferencias de las Partes (C O P ) del C D B,
se puede observar el rol protagónico que van adquiriendo las empresas en
esta temática, ya que la creación de mercados para productos de la biod i­
versidad, es considerada un m ecanism o válido para la conservación y uso
sustentable de la misma. “D esde su adopción en 1992, de ser un tratado cuyo
objetivo prin cipal era la conservación, el CDB p asó a ser un tratado de comercio
internacional de biodiversidad, que cad a vez incluye m ás a la em presa p riv ad a
en sus decisiones” (Bravo, 2 0 0 8 ).
Respecto a la participación de las comunidades en los beneficios derivados
de la utilización de conocimientos y prácticas tradicionales que apuntan a
conservar la biodiversidad, se ha convertido en una de las tantas deudas que
ha contraído el Norte con el Sur del mundo. En este sentido, la O N G Grain
planteaba en el año 2000: “A cinco años de su promulgación (se refiere al C D B ),

56
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

cabe preguntarse si el flujo de los beneficios h a ido hacia el Sur y cuál es la situación
de la participación de los beneficios con relación a los agricultores y los pueblos
indígenas. L a respuesta es que hay muy poco p a r a mostrar en cuanto a beneficios
nuevos y sustanciales que correspondan al Sur en general o a las comunidades lo­
cales y pueblos indígenas en particular. M ás bien lo que p arece ocurrir es que la
intención original del CDB, que hab la de la participación de los beneficios en un
sentido am plio e integral, se encam ina cada vez más hacia un enfoque exclusiva­
mente comercial. L a venta de biodiversidad y el conocimiento a ella asociado se ha
convertido en centro de interés.” (GAIA/GRAIN, 200 0 ).
La mercantilización de la biodiversidad implica necesariamente atentar con­
tra los derechos de los pueblos en general y de los pueblos originarios en par­
ticular, a la protección de la diversidad biológica presente en los territorios
que habitan, teniendo en cuenta que esa biodiversidad viva y protegida tiene
un rol central como proveedora de una dieta diversa y nutritiva, que permi­
te sostener la seguridad alimentaria; abastecedora de medicinas y materiales
de construcción; y suministradora de elementos espirituales que alimentan
las identidades y culturas de esos pueblos. Para los pueblos originarios esta
protección de la biodiversidad, definida como territorio+cultura por ellos
mismos, está necesariamente relacionada con los saberes ancestrales, esos
conocimientos tradicionales que les han permitido mantener una relación
armónica y de reciprocidad con la naturaleza.
Esos saberes ancestrales, que es cada vez más necesario defender, pueden ser
definidos como tradicionales, colectivos e integrados. El término tradicional
no se relaciona con el primitivismo, sino con que tienen una larga historia y
que han sido transmitidos a lo largo de generaciones a través de una práctica
conciente de intercambio, por lo que el origen de los conocim ientos no es
la creatividad individual. Son colectivos en el sentido de que pertenecen a la
comunidad en su conjunto; no hay propiedad individual sobre los mismos,
aunque sí se pueden distinguir dentro de las comunidades sectores diferen­
ciados -m uchas veces relacionados con distinciones generacionales- que
poseen más saberes y por lo tanto la responsabilidad y el derecho de trans­
mitirlos a los miembros más jóvenes de las comunidades. También son inte­

57
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

grados, es decir, los saberes no son acotados a un conocim iento en particular


sino que están relacionados entre sí abarcando distintos aspectos que hacen
a las construcciones culturales e identitarias de las comunidades. Estas ca­
racterísticas marcan diferencias importantes con los conocim ientos que se
generan a través del método científico “occidental”, que son innovadores,
individuales y fragmentarios.
Aún cuando en muchas instancias internacionales se están reconociendo
esos saberes con sus particulares características, además de asumir que han
realizado aportes importantes para mantener durante muchos siglos la biodi­
versidad protegida, al conformarse el mundo como una dictadura global del
capital, prevalecen las consideraciones económicas sobre el manejo de la mis­
ma a través de la búsqueda incesante de ganancias por parte de empresas que
se van convirtiendo en gigantes monopólicos que imponen la colonización
de nuestras vidas en aspectos centrales tales como la alimentación y la salud.
Este proceso de anulación de posibilidades de protección de los saberes an­
cestrales, y de la biodiversidad como sustento de esos saberes, fue posible por
el rol que van teniendo las corporaciones en esas instancias internacionales,
imponiendo sus intereses por sobre cualquier otro, y por la influencia cre­
ciente que tienen en las decisiones de los gobiernos nacionales en relación a
la biodiversidad de sus territorios.
Así la conversión de la biodiversidad y de los conocimientos con ella asocia­
dos en “productos mercantilizados” y “mercantilizables” se efectúa a través de
varios mecanismos. Uno de ellos es el patentamiento de los mismos que im ­
plica la aplicación de los derechos de propiedad intelectual elaborados para
proteger los conocimientos “innovadores”, individuales y fragmentarios ge­
nerados por la ciencia occidental; y asociado a éste, la obtención de organis­
mos genéticamente modificados -transgénicos- que son patentados por las
grandes corporaciones “creadoras” de los mismos. La relación desigual entre
quienes han mantenido la biodiversidad y quienes patentan sus componentes
es clara cuando se tiene en cuenta que “una patente le d a a su titular el derecho
monopólico o exclusividad de uso, comercialización y exportación del producto
objeto de esa patente. Si la patente se basa en recursos biológicos de otro p aís o en

58
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

conocimientos ancestrales, el p aís de origen y los innovadores informales pierden el


derecho de utilizar este recurso” (Bravo, 2 0 0 7 ). Estos mecanismos de mercanti-
lización de la naturaleza y de los conocimientos asociados son antecedidos en
su ejecución por la bioprospección, que “es el estudio de la diversidad biológica
con el fin de descubrir recursos biológicos confines comerciales. Con el avance de
la ingeniería genética, la bioprospección se concentra en los genes de proteínas y
principios procedentes de especies silvestres de los bosques tropicales, del suelo y del
mar. L a bioprospección se concentra también en los conocimientos tradicionales
ligadas a los recursos genéticos” (Bravo, 2007).
Hay diferentes estrategias puestas en práctica por las grandes corporaciones
para realizar la bioprospección. Entre ellas se pueden mencionar aquellas que
involucran a científicos tales como antropólogos, biólogos y etnobiólogos
que participan de programas de “investigación” que tienen como objetivo
apropiarse de conocimientos relacionados con el uso de recursos biológicos.
En este caso hay una clara complicidad de las universidades y sus científicos
en aportar estos datos a las empresas multinacionales para fines comerciales.
En este sentido, también encontramos muchas O n g's que adquieren territo­
rios ricos en biodiversidad donde tienen posibilidades de realizar biopros­
pección y posteriormente establecer derechos de propiedad intelectual sobre
los recursos biológicos encontrados. Algunas de estas organizaciones tam­
bién realizan inventarios de biodiversidad cuyos resultados son transmitidos
a empresas para su aprovechamiento comercial. Otro mecanismo para llevar
a cabo la bioprospección, es la firma directa de contratos entre empresas y co ­
munidades indígenas, con el propósito de tener acceso a recursos genéticos.
Muchas de estas empresas se dedican a más de una actividad, y entrando en
los territorios indígenas para explotar recursos como petróleo o minerales,
una vez instaladas, realizan actividades de bioprospección. Se trata de com ­
pañías involucradas en varias industrias a la vez, como la industria petrole­
ra y farmacéutica o biotecnológica. También suelen estar involucradas en la
bioprospección otras instituciones como jardines botánicos o institutos de
investigación de países del N orte que ofrecen determinados recursos a países
del Sur, como investigadores privados, equipos, dinero, a cambio de material

59
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

biológico cuyo destino son empresas dedicadas a rubros como semillas, m e­


dicamentos, alimentos, biotecnología, que han contratado a esas institucio­
nes para obtener esos recursos.
Hay otras estrategias menos evidentes y más ocultas pero no por eso menos
eficientes. Una de ellas es el ecoturismo, a través del cual supuestos turistas
recolectan recursos biológicos y obtienen información sobre su uso en zo­
nas con alta biodiversidad. Estas estrategias, planteadas por Elizabeth Bravo
(2 0 0 7 ), muestran que es frecuente que la bioprospección se oculte detrás de
actividades aparentemente inocuas para la biodiversidad. Pero el ocultamien-
to no se da sólo en este sentido. “Actualmente, ningún a c u er d o co m ercia l d e
b io p ro sp ec ció n -en ninguna p arte del mundo- es público. En todos los casos, la
m ayoría de los aspectos importantes son secretos. Los autores seleccionan y eligen
los detalles que desean hacer públicos, y también aquéllos que procuran esconder.
Así, la verdad es revelada de m anera subjetiva y selectiva, en fa v o r de los argumen­
tos que defienden el concepto de derechos de prop ied ad intelectual, y una visión
comercial de la participación de los beneficios. Como consecuencia de esto se recla­
m a perm anentem ente a las autoridades que adopten decisiones en función de una
información incom pleta” (GAIA/GRAIN, 2000).
Desde el punto de vista de los bioprospectores y las empresas, las ventajas
de tener acceso a los conocimientos tradicionales son muchas “p o r la enorme
reducción en tiempo y en dinero p a r a sus investigaciones en la identificación de un
principio activo de un recurso biológico. Se afirm a que cuando una investigación
se hace al a z ar debe hacerse un análisis de diez mil muestras p a r a encontrar una
que sea susceptible de entrar en el mercado. Un laboratorio m oderno pu ede an a­
lizar ISO mil muestras p o r año. N o obstante, cuando un especialista indígena es
consultado, las oportunidades de encontrar una molécula pasan a uno sobre dos”
(Comunidad Andina y Corporación Andina de Fomento, 2 0 0 5 ).
Desde el otro lado de los acuerdos, pareciera que también hay importantes
ventajas. Con frecuencia, los mismos son vistos por los países y comunidades
del Sur como la puerta de ingreso a grandes negocios a través de la exporta­
ción de productos vegetales. A su vez, la falta de oportunidades de desarrollo
científico de los países más pobres del mundo hace que muchas veces las ins­

60
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

tituciones dedicadas a la investigación vean en la firma de este tipo de contra­


tos -de entrega de la biodiversidad de sus países- un medio para obtener fon­
dos, capacitación, nuevas tecnologías, inaccesibles en los propios países. Sin
embargo, ninguno de estos supuestos beneficios para los países que aportan
los materiales biológicos compensa las pérdidas que significa el robo de los
saberes ancestrales y de la biodiversidad de sus territorios. El patentamiento
y los derechos de propiedad intelectual sobre la biodiversidad y los conoci­
mientos ancestrales es una de las formas de atentar contra los objetivos del
C D B y este atentado tiene una larga historia.
La conservación de la diversidad biológica y su uso sostenible comenzaron
a verse en peligro en 1994 con el Acuerdo sobre los Aspectos de los D ere­
chos de Propiedad Intelectual relacionados con el Com ercio (T R IP S , por
sus siglas en inglés: Trade Related Intelectual Property System) de la O M C
(Organización Mundial del Com ercio). “B ajo los Acuerdos TRIPS, todos los
miem bros de la OM C deben com enzar el patentam iento d eform as de vida. El p a ­
tentamiento de microorganismos es obligatorio. P ara las plantas y animales es op­
cional. L as variedades de plantas, sin embargo, deben ser p arte de leyes de patentes
de los países o de algún “sistema efectivo suigeneris” de protección de la prop ied ad
intelectual” (GRAIN, 20 0 3 ), que no está definido en los T R IP S. Mediante el
artículo 27.3 b), que dice específicamente: “los M iem bros otorgarán protección
a todas las obtenciones vegetales mediante patentes, m ediante un sistema eficaz
suigeneris o m ediante una combinación de aquéllas y éste”, se introduce el tema
de los derechos de Propiedad Intelectual (D P I) sobre los organismos vivos
y sus partes, interés concreto de las empresas transnacionales, en especial las
farmacéuticas, las biotecnológicas y las alimenticias.
Los cuestionamientos al artículo 27.3 b) de los T R IP S por parte de los países
del sur, que se oponen al patentamiento de las formas de vida y sostienen la
necesidad del conocimiento previo e informado cuando los recursos bioló­
gicos y el conocimiento asociado sean objeto de patentes, han llevado a que
algunos aspectos del Acuerdo en general, y ese artículo en particular, sean re­
visados en diferentes reuniones del Com ité sobre los T R IP S de la O M C. En
dichas reuniones, los países industrializados han expresado los intereses de

61
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

las grandes corporaciones al mantener la oposición a dichas propuestas(6).


Otro organismo que propone incorporar los conocimientos tradicionales al
ámbito de los D PI es la Organización Mundial para la Propiedad Intelectual
(O M P l). Desde hace varios años viene trabajando en la búsqueda de m eca­
nismos que fuercen a introducir los conocimientos de los pueblos originarios
-saberes colectivos y comunitarios- en los parámetros de la propiedad inte­
lectual -q u e protege creaciones individuales y se enmarca en la obtención de
ganancias comerciales-, con el fin último de que las corporaciones puedan
apropiarse de esos conocimientos y prácticas ancestrales y colectivas.
Más allá de estas resoluciones en instancias multilaterales, el interés princi­
pal de las corporaciones es que los T R IP S se incorporen a las legislaciones
nacionales, razón por la cual se han creado otros mecanismos para lograr ese
objetivo e incluso otros que van más allá de los tratados de la O M C . Así sur­
gen Acuerdos Regionales de Libre Comercio (como es el caso del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte, NAFTA por sus siglas en inglés)
en los cuales se incluyen referencias al tema de los D PI, exigiendo una legis­
lación que proteja a los organismos vivos y a variedades vegetales según la
normativa de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones
Vegetales (U P O V )(7). Es decir, mediante estos acuerdos regionales se descri­

6. E s interesante señ a la r que los T R IP S fu e r o n cu estion ados p o r la Su bcom isión p a r a la


P rotección y P rom oción de los D erechos H u m an os de la ONU, a través de una resolución del 17
de ag osto d e 2 0 0 0 . E n la m ism a se cuestiona el im pacto que los T R IP S tienen so bre los derechos
hu m an os d e p u eb los y com u n idades en to d o el m undo> incluidos los cam pesin os y los p u eb los
indígenas. “L a resolución llega tras un p e r ío d o de intensas críticas de los p a íses p eriféricos a l
A cu erdo T R IP S, a su in terpretación e im plem entación , y a las lla m a d a s de nu m erosas alia n z a s
n acion ales e in tern acion ales de la so cied a d civil p a r a que el A cu erdo T R IP S sea ad e cu a d o a los
im perativos de los derechos hu m an os y m ed ioa m b ien tales”. “L a O M C va contra los D erechos
H u m an os” (2 0 0 0 ) en h ttp ://w w w .g ra in .o rg /b io d iv ersid a d /? id = l 15
7. L a U PO V es una org an ización in tergu bern am en tal con sede en G inebra, Suiza, y fu e
cread a p o r el Convenio In tern acion al p a r a la P rotección de las O btenciones Vegetales, a d o p ta ­
d o en P arís en 1 9 6 1. E l objetivo d el Convenio es la p ro tección de las obten cion es vegetales p o r
un D PI. h ttp ://w w w .u p ov .in t/in d ex _ es.h tm l. E ste Convenio, qu e es un tra ta d o de los g o b ier­
nos, con cede p aten tes com o derechos p a r a los m ejorad ores de p la n ta s que tra b a ja n en la indus­
tria sem illera fo r m a l”. E n la p rá ctica concreta, con cede derechos de m on op olio a la industria de
las sem illas.

62
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

be mucho más específicamente qué se pretende proteger a través de los D PI


y con qué nivel de protección. Este tipo de acuerdos incluyen lo que la Ong
Grain ha denominado “requisitos TR IPS-plus”.
Además de los acuerdos regionales, otro mecanismo que han encontrado las
corporaciones para forzar a proteger los organismos vivos a través de D PI son
los Tratados Bilaterales de Protección a la Inversión ( T B l). Estos tratados
son una herramienta de protección y garantía de las inversiones extranjeras,
y muchos de ellos incluyen la protección de los D PI, considerados también
como inversión necesaria de proteger. Los estados que suscriben estos trata­
dos tienen el deber de admitir las inversiones de las empresas extranjeras, sin
considerar las prioridades nacionales y sin tener posibilidades de restringir la
repatriación de las ganancias. Un dato interesante es que “Los T B I se negocian
reservadamente, entre altos funcionarios de gobierno de los dos países (ministro
de Comercio Exterior, Finanzas) y en su discusión no interviene el Parlamento, de
quien se espera sólo una aprobación fo rm a l fin a l con el mínimo de interferencia,
y mucho menos las organizaciones sociales. S í tienen cabida en las negociaciones
los exportadores de los países en desarrollo, y p o r supuesto los gobiernos que repre­
sentan las grandes com pañías” (Flórez, 2 0 0 2 )(8). Estos tratados bilaterales con
normas referidas a la D P I sobre la biodiversidad suelen ser propagandizados
como la m ejor forma de lograr la participación en los beneficios de las partes
firmantes, es decir, de los países que poseen los recursos biológicos y de los
que realizan las inversiones necesarias para “protegerlos”.
Existen tam bién acuerdos bilaterales entre estados referidos específicamente
a la biodiversidad. En este sentido nos interesa poner un ejemplo que m ues­
tra los reales intereses que tienen las potencias del norte que son sede de
grandes corporaciones. Estados Unidos no ha firmado el C D B - lo que pone
de manifiesto que nunca tuvo intención de preservarla-, y sin embargo ha
creado instrumentos que le permiten apropiarse de la biodiversidad de otros
países, como el Convenio M arco de Propiedad Intelectual, redactado para
ser firmado en forma bilateral por los países. Esos acuerdos bilaterales sobre

8. E n este artícu lo es p o sib le observ ar ejem plos de acu erdos de com ercio region ales y b ila ­
terales que incluyen n orm as sobre D P I en A m érica L atin a.

63
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

D erechos de Propiedad Intelectual definen como patentables las variedades


de plantas, los microorganismos y los procesos microbiológicos.
Otro aspecto a tener en cuenta en relación a estos acuerdos regionales y bila­
terales es que se hace necesaria una infraestructura que permita la libre circu­
lación de la biodiversidad, así como de otros bienes naturales, como parte de
las propuestas de integración regionales basadas en el “libre comercio” y en la
reorganización territorial de los países de América Latina. Com o la biodiver­
sidad ocupa un lugar muy importante en el modelo extractivo impuesto en
nuestro continente, es que se vienen implementando los llamados corredores
biológicos. En Centroamérica la implementación de estos corredores se reali­
za mediante el Plan Puebla Panamá, y el más famoso es el Corredor Biológico
Meso americano, y en Sudamérica mediante la IIIR S A (iniciativa para la In­
tegración de la Infraestructura Sudamericana) y la propuesta de Corredores
Biológicos de Conservación como el Corredor Chocó Manabí, que abarca
territorio de Ecuador y Colombia; el Cóndor Kutukú, entre Perú y Ecuador;
y la Bioreserva del Cóndor ubicada en el norte de Ecuador. Según organismos
multilaterales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de D esa­
rrollo, que financian estos proyectos, la implementación de redes ecológicas,
que “comprenden corredores biológicos, bioreservas, ecorregiones que comunican
áreas protegidas, santuarios de conservación, zonas intangibles y zonas especiales
de conservación” (Buitrón, 2 0 0 5 ), tienen como objetivo la conservación de la
biodiversidad. En este sentido el Banco Mundial ha expresado que el C orre­
dor Biológico M esoamericano “tiene como objetivo integrar políticas de conser­
vación m ediante el establecimiento de conectores biológicos entre las áreas natura­
les protegidas del sureste de M éxico, p a r a evitar el aislamiento biológico de éstas,
y garantizar el equilibrio de los ecosistemas terrestres y marinos, bajo esquemas de
desarrollo sustentable” (R ED ES-A T y Acción Ecologista, 2 0 0 2 ). Sin embargo
es fácil advertir que al igual que ocurre con otras redes como las energéticas,
de comunicación y transporte, el propósito de su implementación es contro­
lar las reservas biológicas y tener un acceso rápido a las mismas a través de
una estrategia de integración de infraestructura, cuya propia existencia es un
atentado contra las riquezas biológicas.

64
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

Un breve pasaje por los distintos mecanismos utilizados por las corporacio­
nes para hacer valer los D PI sobre recursos genéticos, diversidad biológica
y conocimientos asociados nos permite concluir que esos derechos se han
convertido en una de las estrategias más importantes para controlar, privati-
zar y mercantilizar la biodiversidad que albergan nuestros territorios y a su
vez, apropiarse de los saberes ancestrales de los guardianes tradicionales de
las riquezas naturales. Junto con esa apropiación, y precisamente debido a
ella, se está dando un proceso de expansión de la biopiratería como forma
de negar la creatividad de los sistemas de conocimiento de las comunidades
indígenas basados en la conservación y utilización “responsable” de la diversi­
dad biológica. Este fenómeno, sumamente redituable para las grandes corpo­
raciones, implica en muchos casos pequeñas modificaciones realizadas a los
recursos biológicos descubiertos durante la bioprospección, modificaciones
consideradas suficientes como para que ese recurso biológico se convierta
en una “innovación”, condición imprescindible para que un descubrimiento
pueda ser patentado. Esta fuerte avanzada de parte de las corporaciones sobre
la biodiversidad y los conocimientos relacionados, llevó a la organización de
la resistencia de los pueblos originarios. Hay muchos ejemplos de especies
vegetales que habían sido patentadas por grandes empresas, investigadores
o importadores, cuyas patentes terminaron siendo revocadas como conse­
cuencia de años de lucha de las organizaciones indígenas. Quizás el caso más
famoso sea el de la ayahuasca, planta medicinal considerada sagrada por las
naciones indígenas del área amazónica. Esta planta fue patentada por la In­
ternational Plant Medicine Corporation de Estados Unidos, y este hecho
trajo como consecuencia la movilización indígena que logró la cancelación
de la patente por parte de la Oficina de Marcas y Patentes de EE.UU. Otras
patentes revocadas fueron la de una variedad de quinoa patentada por inves­
tigadores de la Universidad de Colorado; la de una variedad de maíz paten­
tada por la empresa francesa DuPont; la del árbol Nim -planta medicinal
utilizada en la India desde hace milenios- patentada por un importador de
madera norteamericano. A pesar de estas revocaciones, las grandes corpora­
ciones continúan con estas prácticas, movidas por el sólo interés del lucro en

65
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

la apropiación de la biodiversidad y de los saberes ancestrales. Es el caso del


laboratorio francés Expanscience que a principios de este año, inició un trá­
mite en la O M PI para patentar el uso cosmético de la quinoa, variedad vege­
tal de dominio público en el Altiplano peruano y boliviano, utilizada no sólo
con fines cosméticos, sino también curativos, terapéuticos y alimenticios,
usos que son posibles gracias a los saberes ancestrales sobre sus beneficios. El
científico peruano Ángel M ujica, que viene investigando hace treinta años las
propiedades de la quinoa, denunció este intento del laboratorio francés que,
de concretarse, implicaría el pago de regalías a ese laboratorio por parte de
cualquier persona que quisiera usar esa especie con fines cosm éticos®.
Otra avanzada de las grandes corporaciones son los organismos genética­
mente modificados, O G M -transgénicos- que, producidos en los laborato­
rios de esas empresas, son patentados, comercializados y propagandizados
como especies superiores a las naturales. En este aspecto es im portante tener
en cuenta que en el año 2000 se adoptó el Protocolo de Cartagena sobre
Seguridad de la Biotecnología, que reconoce que los organismos genética­
mente modificados requieren un marco regulatorio específico, por ser dife­
rentes a otros organismos. Este Protocolo establece las bases para la elabo­
ración de una legislación internacional sobre el movimiento transfronterizo
de los O G M y lo más importante es que afirma el principio de precaución
al respecto, es decir, aún cuando no haya certezas científicas en relación a
los posibles efectos adversos de esos organismos, un país puede restringir la
im portación de los mismos. A pesar de la adopción de este Protocolo, que
implica poner en juego la soberanía de los estados en relación a considerar
conveniente o no el ingreso de O G M en sus territorios, estos organismos en­
tran y salen de los países con total libertad, respondiendo a las reglas de libre
juego del mercado que caracteriza al comercio mundial actual, impuestas
por las grandes corporaciones que “exportan” esas especies y aceptadas por
los países del sur que las “importan”.

9. "Un la b o ra to rio fra n cé s intenta p a ten ta r conocim ientos y saberes an cestrales” (2 0 0 9 ).


En: h ttp ://n oticias-am b ien ta les-in tern acion ales.b log sp ot.co m /2 0 0 9 /0 2 /in ten tan -rob ar-sa-
beres-ancestrales.htm l

66
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

Si consideramos el mercado de semillas manipuladas genéticamente, éste está


cada vez más concentrado en unas pocas empresas que ejercen un monopolio
a nivel mundial, entre las que se destacan Monsanto, DuPont, Syngenta y
Advanta. Para analizar las formas de operar de estas empresas vamos a tomar
como ejemplo la compañía Monsanto(10), una de las compañías líderes en
biotecnología a través de la obtención de O G M , tales como una hormona de
crecimiento bovino sintética, semillas de soja y maíz transgénico y variedades
de algodón resistentes a los insectos. En este último caso es importante tener
en cuenta que si bien la variedad de algodón producida por Monsanto es
resistente a algunos insectos, no lo es a otros, por lo que es necesario seguir
usando plaguicidas en cuya producción Monsanto es líder mundial.
Esta corporación es una de las compañías de las llamadas “ciencias de la vida”,
es decir “productora de la vida en los laboratorios”, que justifican la biotec­
nología que desarrollan con el argumento de que es la posibilidad concreta

10. Esta corporación fu e fu n d ad a en 1901 en Saint Louis, M isso u rip o r John Francis
Queeny, quien le dio el nom bre de soltera de su esposa española, Olga Monsanto. L a em presa in-
cursionó p o r varias ram as de la industria alimenticia, p o r ejemplo yes la creadora del edulcoran­
te artificial “Sacarina” y fu e una de las principales proveedoras de cafeína p a ra la Coca-Cola;
y p o r la industria química, produciendo ácido sulfúricoyplásticos y el fam o so P C V (p or su de­
nom inación en inglés, Polychlorinated Biphenyl -bifen il policlorados-, utilizado com o refrige­
rante para transform adores eléctricos). Finalmente en la década de los 90 comenzó a dedicarse
a la biotecnología. Carlos M achado (2 0 0 7 ): “Dow C hem icalM onsanto y la muerte enlatada.
Asesinos M ultinacionales S.A. En: http://w w w .ecoportal.net/content/view /full/66719._Esta
em presa ha ido creando un m onopolio en el m ercado de semillas y en biotecnología a través de
la adquisición de otras em presas del rubro: entre 1995 y 1998 adquirió Calgene -em presa
de biotecnología vegetal con sede en California-; la división de biotecnología de Agracetus;
la em presa Asgrow, m arca de semillas de sorgo y m aíz; la com pañía estadounidense Dekalb,
productora de m aíz, girasol y sorgo ; Holden Seeds, empresa estadounidense productora de
semillas de m aíz; la división de desarrollo de cultivos de trigo de Unilever; las operaciones
semilleras internacionales de Cargill; en 2005, adquirió la corporación Seminis, la m ayor pro­
ductora y com ercializadora de semillas de fru tas y vegetales; y Delta and Pine Land, empresa
estadounidense productora de semillas de algodón. M onsanto tam bién es co-propietaria de la
com pañía M endel Biotechnology dedicada a la obtención de etanol celulósico. D atos obtenidos
de: Vandana Shiva (2 0 0 3 ): “Cosecha robada. El secuestro del suministro mundial de alim en­
tos”. E ditorial Paidós, Buenos Aires; y Carmelo Ruiz M arrero (2 0 0 8 ): “L a próxim a genera­
ción de agro combustibles” En: http://w w w .ircam ericas.org/esp / 5 222.

67
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

de dar de comer al mundo. A través de una campaña publicitaria lanzada en


Europa en 1998, Monsanto expresaba su “forma de colaborar para vencer el
hambre en el mundo”: “Preocuparse p o r el ham bre de las generaciones venideras
no les dará de comer. L a biotecnología de los alimentos sí. L a población mundial
está creciendo con rapidez. A l mundo se le suma el equivalente de China cad a diez
años. P ara alim entar a esos mil millones de nuevas bocas, podem os intentar am ­
p lia r los terrenos cultivados o extraer mayores cosechas de los cultivos y a existentes.
D ado que el p lan eta se encam ina a d oblar sus cifras hacia el año 2030, la que y a es
una fu erte dependencia del terreno disponible no h ará más que crecer. L a erosión
del suelo y su debilitamiento mineral agotarán el terreno. H abrá que labrar tierras
como las de las selvas tropicales. E l empleo defertilizantes, insecticidas y herbicidas
aum entará a escala mundial. En Monsanto, creemos que la biotecnología de los
alimentos es un m ejor camino hacia adelante. ( . . . ) Si bien no podem os llegar a
afirm ar que hem os resuelto el ham bre en el mundo de un plum azo, la biotecno­
logía proporciona un medio p a r a alim entar al mundo de un m odo efectivo”. Más
adelante agrega: “L as implicaciones del desarrollo sostenible de la producción de
alimentos son enormes. M enor empleo de productos químicos en la agricultura, lo
cual ahorra recursos y a de p o r sí escasos. M ayor productividad. Cultivos resistentes
a las enferm edades” (Citado en Shiva, 2003: 119 y 120).
Como ocurre en general con las campañas publicitarias que elaboran estas
grandes corporaciones, se basan en ocultamientos. Sostener que la biotecno­
logía es equivalente al desarrollo sostenible de producción de alimentos es
ocultar algunas de las importantes consecuencias que han traído los O G M :
la pérdida de la biodiversidad y de los conocimientos ancestrales asociados,
reemplazados por estos productos de laboratorio que monopolizan el merca­
do; la disminución de la independencia de l(5)s agricultores y de la seguridad
alimentaria, ya que la biotecnología ha llegado a producir y patentar semillas
estériles, la llamada tecnología terminator, que es la programación selectiva
del AD N de la planta para que mate a sus propios embriones, cuya utiliza­
ción obliga a l(5)s cam pesinas a comprar semillas a las compañías para po­
der realizar cada nueva siembra; y el aumento del uso de agroquímicos en la
producción agrícola ya que las semillas genéticamente modificadas, como

68
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

la soja Roundup Ready de Monsanto, toleran los herbicidas, en este caso el


Roundup producido también por Monsanto, generando un mayor consumo
de los mismos. Es decir, se trata de un paquete biotecnológico que incluye la
obligada compra de semillas G M y de los agroquímicos a los que esas semillas
resisten. Y éste último es el mayor negocio de Monsanto, aunque se empeñe
en ocultarlo. Según Vandana Shiva (2 0 0 3 ), esta corporación obtiene la ma­
yor parte de sus ingresos de la venta de productos químicos, hecho que oculta
definiendo sus productos agroquímicos, como el Roundup, como productos
agrícolas, obviando el término “químicos”, que genera rechazo entre l(5)s agri­
cultores y en la sociedad en general. No en vano Monsanto se ha opuesto a que
estos productos lleven una etiqueta que los identifique como genéticamente
modificados y a la inversa, ha llevado a granjeros estadounidenses a los tribuna­
les por colocar en la leche producida por ellos una etiqueta que dice “sin B G H ”
o sea, sin hormona del crecimiento bovina que es la producida por Monsanto.
La judicialización de agricultores es una de las estrategias que Monsanto utiliza
con frecuencia y no sólo en la producción de leche. La supuesta violación de las
patentes de semillas que tiene la empresa es otro argumento para llevar a l(5)s
agricultores a los tribunales. Uno de los casos más famosos en este sentido es
la querella entre Monsanto vs. Percy y Louise, campesinos canadienses acusa­
dos de tener cultivos con genes transgénicos en sus parcelas. En realidad estos
agricultores nunca decidieron utilizar las “semillas de Monsanto”, sino que las
mismas fueron transportadas en forma natural, probablemente a través de pája­
ros, a su propia parcela. La consecuencia de la acusación fue que estos agricul­
tores tuvieron que entregar parte de su producción a la empresa por un “delito
cometido por los pájaros”, es decir, “utilizar” semillas patentadas por Monsanto
sin el correspondiente pago de los derechos de patente. A pesar de todos estos
o cuitamientos, la gran corporación ha tenido que reconocer abiertamente que
ante todo es una empresa que tiene claros objetivos de lucro. En la campaña pu­
blicitaria que mencionamos expresa: “Por supuesto, somos sobre todo un negocio.
Nuestro objetivo es conseguir beneficios y somos concientes de que hay otros puntos de
vista acerca de la biotecnología. Pero, ( . . . ) , y a son veinte los organismos reguladores
gubernamentales en todo el mundo que han probado como seguros los cultivos obte­

69
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

nidos a partir de nuestras semillas” (Citado en Shiva, 2 0 0 3 :1 2 0 ). La “seguridad”


a la que se refiere es muy relativa si consideramos, en primer lugar, que busca
concretar negocios lucrativos y no la seguridad alimentaria, y en segundo lugar,
que muchos de esos organismos reguladores gubernamentales han sido com­
prados por la empresa para publicitar como “seguros” sus productos.
En síntesis, las estrategias utilizadas por Monsanto para minimizar las con­
secuencias negativas que provocan sus productos en la sociedad son varias,
entre ellas: las campañas publicitarias que lavan su imagen; la ocupación de
cargos importantes de la empresa por políticos en los distintos países donde
opera para que apoyen su gestión empresarial; el soborno a funcionarios; la
colocación de agentes propios en organismos gubernamentales dedicados a
temas vinculados con la alimentación; la persecución a periodistas críticos; la
intimidación a agricultores que denuncian a la empresa; y la judicialización de
otr(5)s que son acusad(a)s de utilizar las semillas de Monsanto sin el pago de
los derechos de patente correspondientes.
La dictadura alimentaria que nos imponen corporaciones como Monsanto
ha llevado a criminalizar las semillas nativas ancestrales, es decir, a considerar
“ilegal la práctica m ilenaria de guardar e intercam biar libremente las semillas de las
comunidades porque las grandes compañías (una suerte de consorcio entre ciencia,
finanzas, comercio, organismos reguladores internacionales, legislaciones y policía)
han buscado afanosos desde dónde hacer un ataque directo, radical, total, p ara
erradicar la agricultura, privatizarla, y sustituirla con pu ra agroindustria” (Vera
Herrera, 2008). Y en este sentido, es importante tener en cuenta que detrás de
la criminalización por guardar e intercambiar las semillas, hay un claro atenta­
do contra los saberes y conocimientos ancestrales que pueblos originarios y
campesinos han guardado celosamente, construyendo durante milenios esa
protección necesaria de la diversidad biológica, que no es otra cosa que esa
conjunción de territorio+cultura en que se apoya la cosmovisión y el sentido
de la vida. “L as semillas, p a ra el campesino no constituyen únicamente la fuente
de futuras plantas y alimentos: son el lugar en el que se almacenan la cultura y la
historia. L as semillas son el prim er eslabón en la cadena alimentaria. L as semillas
son el m áxim o símbolo de la seguridad alimentaria. El libre intercambio de semillas

70
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

entre agricultores ha sido la base del mantenimiento de la biodiversidad y de la


seguridad alimentaria. Ese intercambio se basa en la cooperación y la reciprocidad.
( . . . ) (Ese intercambio) incluye intercambios de ideas y de conocimientos, de cultura
y de herencia. Se trata de una acumulación de tradición, de una acumulación de
conocimientos sobre cómo trabajar esas semillas” (Shiva, 2003: 18). Por eso, “el
intento de erradicar las semillas que durante 10 mil años nos han dado de com er (y
su cuerpo de saberes agrícolas) parece extraída de una ciencia-ficción más atroz que
Fahrenheit 451 que describía un mundo donde se prohibían los libros y la lectura”
(Vera Herrera, 2008). Sin embargo, en este mundo global y monopólico de
ideas e intereses, es claro que la realidad supera con frecuencia a la ficción. Y
en este mundo así descrito, es necesario escuchar la voz de los pueblos origina­
rios que son quienes han resguardado la biodiversidad y los saberes ancestrales
relacionados con ella. En este sentido existe una Red de las Mujeres Indígenas
sobre Biodiversidad, que agrupa a mujeres de distintas organizaciones indíge­
nas de varios países de América Latina, entre ellos Argentina, Bolivia, Chile,
Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Honduras, Nicaragua
y Panamá. Ellas mismas se definen en su página de Internet de la siguiente
forma-“Somos una red de mujeres indígenas, que rescata,promueve, conservaypro­
tege los conocimientos tradicionales y la biodiversidad en A bya Yala (Latinoam é­
rica), y hace monitoreo y vigilancia de los convenios y políticas que implementan
los gobiernos con el fin de garantizar los derechos de los Pueblos Indígenas y en
particular de las mujeres indígenas, en este proceso” (Red de las Mujeres Indíge­
nas sobre la Biodiversidad, Acerca de nosotras). La misión que las identifica
es fortalecer, recuperar y sistematizar los conocimientos indígenas y la biodi­
versidad, considerando la importancia que tiene, en este sentido, la participa­
ción de las mujeres, que han sido históricamente protagonistas de la defensa
de los conocimientos ancestrales. Además promueven acciones para evitar la
indebida apropiación de los conocimientos indígenas, de sus recursos y de
la biodiversidad, y se proponen incidir en las tareas que establece el C D B en
las instancias locales, nacionales, regionales e internacionales. Es interesante
rescatar algunas de las declaraciones que la Red ha realizado en relación a la
temática que la convoca. En un pronunciamiento al 4 o Congreso Mundial de

71
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

la Naturaleza, que se realizó en Barcelona en octubre de 2008, y participando


del Foro de Pueblos Indígenas sobre Áreas Protegidas, que se llevó a cabo dos
días antes de la Cumbre, la Red deja de manifiesto el importante lugar de las
mujeres indígenas en cuanto a la defensa y transmisión de los conocimientos
tradicionales, y también la escasa participación que tienen en esos espacios
de toma de decisiones. “L as mujeres indígenas somos las herederas, guardianas
y transmisoras del conocimiento ancestral que encierra los principios y valores de
nuestra cosmovisión, la cual promueve el equilibrio y la dualidad enmarcados en
una convivencia arm ónica y respetuosa con Nuestra M adre Tierra. Sin embargo,
nuestra participación ha sido lim itada en este espacio en el que se están tomando
decisiones que van a lacerar nuestros derechos al acceso y aprovechamiento de la
biodiversidad, así como violentar nuestros sistemas ancestrales de transmisión de
conocimientos y fo rm a s de vida” (Pronunciamiento de las Mujeres Indígenas al
4° Congreso Mundial de la Naturaleza, 2008). En el mismo pronunciamiento
se expresan en relación a las Áreas Naturales Protegidas y en contra de las soli­
citudes de algunas Ong 's de tener libre acceso a la información obtenida sobre
biodiversidad en territorios indígenas y sobre sus prácticas y conocimientos:
"Las Áreas Naturales Protegidas han sido creadas unilateralmente violando nues­
tro derecho al consentimiento libre previo e informado, y prohibiendo así nuestro
derecho al acceso a nuestros territorios, a los recursos naturales, a la práctica y trans­
misión de los conocimientos tradicionales que han sido heredados degeneración en
generación”. A partir de esta caracterización, solicitan la restitución de los te­
rritorios declarados como Áreas Naturales Protegidas y se oponen a la crea­
ción de otras nuevas, que puedan afectar territorios indígenas. En cuanto a las
Ong 's, expresan que las mismas “o cualquier otra institución que así lo solicite, no
podrán tener acceso, uso o distribución de información sobre biodiversidad, sin que
se cuente con el consentimiento previo, libre e inform ado de dichos pueblos, y queda
reservado el derecho a los pueblos indígenas a determinar en qué aspectos p od rá ser
otorgada. Además, deberán respetarse los derechos de prop ied ad intelectual colecti­
va de los pueblos indígenas, así mismo el derecho a tener la administración, control,
manejo y devolución sobre la información de los conocimientos de la biodiversidad
basados en los conocimientos tradicionales”.

72
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

A modo de cierre que sigue abierto en las disputas

El reconocimiento del lugar de los pueblos originarios como protectores


y defensores de la biodiversidad y los saberes ancestrales asociados, no va a
provenir nunca de las grandes corporaciones ni de los estados cómplices de
la mercantilización de los bienes naturales. Porque ése es su objetivo y es in­
compatible con ese reconocimiento. R econocer ese rol es sinónimo de respe­
to de las formas de concebir la existencia de esos pueblos, de la propia forma
que tienen de crear conocimientos y resguardarlos, del sentido de la vida que
construyen en el caminar colectivo de defender la naturaleza como integrante
de la comunidad de la que forman parte, en la cual territorio+cultura es la for­
ma de definir la biodiversidad y también la identidad que construyen como
pueblos. Y ese reconocimiento no puede provenir de los intereses que velan
por la privatización y mercantilización de todos los elementos que hacen a la
vida, y de la vida misma. Siguiendo esta lógica es que estos intereses propo­
nen patentar la vida natural y humana frente a la negativa de comunidades
que saben que la vida no tiene precio y no se puede cotizar en el mercado. Y
no sólo lo saben porque son “sabios” en muchos sentidos, sino porque saben
mirar lo que este sistema ha hecho con la naturaleza en sus doscientos años
de existencia. Con la naturaleza y con quienes se consideran parte de ella, y
no la conciben como un entorno ajeno al que los seres humanos tienen que
explotar al máximo posible.
Los pueblos originarios enfrentan muchos desafíos en el contexto actual, y
uno de ellos indudablemente es seguir negándose a la destrucción de los bie­
nes naturales, que tiene como causa directa la explotación y aniquilamiento
sistemáticos implícitos en este modelo productivo y extractivo que caracte­
riza al capitalismo global, y su conversión en productos negociables, sea a
través del patentamiento de recursos biológicos, o de su producción en serie
en grandes laboratorios cuyo destino también es la “protección” a través de
patentes. Los D PI no pueden aplicarse a la vida misma, y para los pueblos ori­
ginarios los recursos biológicos son parte de la vida, y no sólo de las propias
comunidades, sino de la vida de tod(a)s los que habitamos esta tierra. Sin esos

73
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

recursos, sin la biodiversidad, no tienen - n i tenemos- manera de seguir exis­


tiendo. Por eso, además de tener como desafío seguir protegiendo la vida y la
naturaleza a través de la persistencia y la testarudez que los ha llevado a resis­
tir 500 años de genocidio y ecocidio, también tienen que exigir que sus voces
sean escuchadas en nuevas instancias de discusión, en las cuales se debata
sobre el derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas, y no sólo
en los foros internacionales que vienen discutiendo sobre la conservación,
la utilización sustentable y la participación en los beneficios que derivan del
acceso y la utilización comercial de la biodiversidad por parte de las comuni­
dades, sin que se haya llegado a resultados beneficiosos para las mismas. Muy
por el contrario, la existencia de esos foros que no discuten sobre los derechos
ancestrales de los pueblos originarios, ha permitido el avance del control de
las corporaciones sobre los recursos biológicos, dejando a las comunidades
indígenas sin espacios de debate que partan del reconocimiento de sus dere­
chos a los territorios de los que forman parte y a resguardar la cosmovisión
que, con raíces en ese territorio, sustenta su cultura y su identidad.
En estos mismos foros cada vez se escucha con más frecuencia la palabra de
los intereses empresariales que pretenden lucrar con los conocimientos tradi­
cionales convirtiéndolos en “bienes patentables”. Los D PI no son aplicables
a los saberes ancestrales porque están hechos para otros saberes, para “des­
cubrimientos” individuales, fragmentarios del mundo del saber y ubicados
cronológicamente en un tiempo determinado. Y los saberes y conocimientos
ancestrales no pertenecen a alguien, son colectivos; abarcan muchos saberes
integrados, que dan vida a una cosmovisión; y son tradicionales, trasmitidos
e intercambiados a lo largo de la existencia de esos pueblos, por lo que no se
pueden ubicar en el calendario occidental. Por todas estas características no
pueden ser “propiedad intelectual” porque el concepto de propiedad no es
parte de las construcciones culturales de estos pueblos.
A simple vista, puede parecer que aplicar los D P I a los saberes ancestrales es
una forma de defenderlos de los avances de la m ercantilización de la natu­
raleza; sin embargo, de esta forma no se los protege porque se fuerza a una
ruptura con la propia concepción de los pueblos originarios sobre los m is­

74
2. SABERES ANCESTRALES. DESTRUCCIÓN, NEGACIÓN Y DISPUTA

mos. Y ésta es una manera de destruirlos, no de protegerlos. Es necesario


buscar alternativas basadas en el reconocim iento de los derechos com uni­
tarios sobre la biodiversidad que permitan la gestión local de esos recursos,
y no el asalto de los mismos por los intereses de las grandes corporaciones.
No son los pueblos originarios y sus saberes los que tienen que acercarse a
las normas del mundo capitalista, sino los intereses empresariales alejarse
de los territorios ancestrales, sus riquezas naturales y sus construcciones
simbólicas, com o forma de evitar la destrucción de esos territorios y la
apropiación y privatización de los conocim ientos ancestrales creados allí
por las comunidades.
Es innegable la importancia que tienen esos saberes ancestrales para los
pueblos originarios. Lo han demostrado a través de la resistencia frente a la
destrucción y la negación a que los han sometido los intereses coloniales y
racistas. Hoy esos saberes están siendo disputados. Guardados por los pue­
blos originarios durante siglos, se están viendo amenazados por políticas de
apropiación y saqueo por parte de las corporaciones transnacionales que n e­
cesitan “desnudar” esos conocimientos para que sean aprovechables para el
desarrollo industrial y tecnológico del mundo actual.
La mercantilización de la biodiversidad y los conocim ientos asociados impide
protegerlos y defenderlos, porque ya no hay “formas de protección” cuando
se impone que abandonen el lugar de su creación para seguir los caminos del
mercado; pero, a su vez, esa mercantilización requiere de esos saberes para
poder seguir profundizando ese comercio de la naturaleza. Así, hoy “sirven”
los conocimientos tradicionales de esos “otros” negados desde el origen de la
modernidad, ya que sin tener acceso a esos saberes, a los propios bienes natu­
rales que los alimentan y a los territorios donde ambos conviven, el mercado
de la biodiversidad y sus saberes tendría límites concretos y si hay algo que no
acepta límites son las ganancias empresariales.
Hoy, los negados y negadas de la historia parecen ser “no negad(a)s” en lo que
pueden aportar al “desarrollo” de un sistema que existe precisamente por esa
negación histórica de “los otros”. Y lo que pueden aportar son sus territorios,
sus bienes naturales, sus saberes ancestrales. Sin embargo, la aparente “no

75
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

negación” -porque parece revalorización- tiene la misma lógica de las cons­


trucciones ideológicas de la modernidad: seres culturalmente superiores que
deciden por seres culturalmente inferiores, fórmula que sigue justificando el
despojo. Es el mito de la modernidad. Ahora bien, “Si se pretende la superación
de la “M odern idad” será necesario negar la negación del mito de la M odernidad.
P ara ello, la “otra-cara" negada y victim ada de la “M odern idad” debe prim era­
mente descubrirse como “inocente”: es la “víctima inocente” del sacrificio ritual,
que al descubrirse como inocente ju zga a la “M odern idad” como culpable de la
violencia sacrificadora, conquistadora originaria, constitutiva, esencial. Al negar la
inocencia de la “M odern idad”y al afirm ar laA lteridad de “el Otro”, negado antes
como víctima culpable (por oponerse al proceso civilizador) perm ite “des-cubrir”
p o r prim era vez la “otra-cara" oculta y esencial a la “M odern idad”: el mundo p eri­
férico colonial, el indio sacrificado, el negro esclavizado, la mujer oprimida, el niño
y la cultura pop u lar alienadas, etcétera (las víctimas de la “M odern idad”) como
víctimas de un acto irracional (como contradicción del ideal racional de la misma
M odern idad)” (Dussel, 2005: 49 ).
Éste es el proceso que vienen transitando los pueblos originarios america­
nos que, al reconocerse como víctimas inocentes, plantean la existencia de
una deuda histórica para con ellos, cuya esencia es su reconocimiento como
“otros” con una cosmovisión propia, en la imperiosa necesidad de construir
una sociedad en la que convivan las diversidades y se respeten las dignidades
de “otros y otras” no occidentales.

B ib lio grafía

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RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

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78
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

ENTRE LA OBSESION
DEL DESARROLLO
Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL
LUCES Y SOMBRAS
DE UNA PROBLEMÁTICA

Maristella Svampa1,1

Introducción

Desde hace algunos años, América Latina vive un cambio de épo­


ca marcado por la desnaturalización de la asociación entre globalización y
neoliberalismo. Diversos procesos sociales y políticos han ido configurando
nuevos escenarios: la crisis del consenso neoliberal, la relegitimación de los
discursos críticos, la potenciación de diferentes movimientos sociales, en fin,
la emergencia de gobiernos autodenominados “progresistas”, de centroiz-
quierda e izquierda, que valorizan la construcción de un espacio latinoame­
ricano, son algunas de las notas distintivas de una etapa de transición que
parece contraponerse a todas luces con el período anterior, marcados por la
sumisión de la política al Consenso de Washington, en nombre de una globa­
lización vista como unívoca e irresistible.

1. M aristella Svampa es D octora en C iencias S ociales en L E cole des H au tes E tu des en


Sciences S ociales y L icen ciad a en F ilosofía de la U niversidad N acion al de C órd ob a. Investiga­
d ora in depen dien te del CON ICET.

79
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Sin embargo, este cambio de época viene acompañado por el desarrollo de


tendencias claramente contrastantes, que permean con sus ambivalencias el
actual escenario latinoamericano.
En primer lugar, el escenario abierto propone un laboratorio rico en expe­
riencias, en el cual se destacan, por lo menos, cuatro cuestiones muy entrela­
zadas entre sí:
- El avance en la lucha por la autonomía de los pueblos originarios, en dife­
rentes países latinoamericanos
- La propuesta de creación de nuevos Estados Plurinacionales (Bolivia, Ecua­
dor), con una vocación hacia la interculturalidad.
- La proliferación de lenguajes sobre la territorialidad, que abarca una plurali­
dad de sujetos sociales y políticos, tanto en lo que respecta a organizaciones/
movimientos sociales como a gobiernos, y que se expresa, genéricamente, en
la consigna del “buen vivir” que sostienen los pueblos indígenas.
- La emergencia de un nuevo constitucionalismo que expresa una expansión
de las fronteras del derecho (sobre todo, respecto de los derechos colectivos
y ambientales).
En segundo lugar, otro de los datos más destacados es:
- La expansión vertiginosa del modelo extractivo-exportador, y los grandes
proyectos de infraestructura de la cartera del U R S A (2),
- En este sentido, la actual dinámica del capital, en su fase de acumulación por
desposesión o despojo (utilizo la categoría de D. Harvey), tiende a promover
la consolidación de una política neodesarrollista, con base extractivista, que
más allá de sus diferentes inflexiones, se coloca por encima de las connotacio­
nes político-ideológicas de los gobiernos hoy presentes en América Latina;
sean neoliberales-conservadores; progresistas o de centro izquierda, izquier­
das nacional-populares.
- Otra cuestión: el retorno del neodesarrollismo en la región aparece muy
vinculado a la noción de “superación de la crisis”, habida cuenta que a diferen­

2. C artera de p royectos de infraestructura de tran sporte, en ergía y com u n icacion es con­


sen su ad a p o r v arios gob iern os latin oam erican os en el m arco de la Iniciativa p ara la Integración
de la Infraestructura Regional Suramericana (U R S A ).

80
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

cia de los años '90, donde los países latinoamericanas afrontaron procesos de
fuertes crisis económicas (de carácter endógeno); desde fines de esa década
se vieron enormemente favorecidas por los altos precios internacionales de
los productos primarios (com m odities), tal como se refleja en las balanzas co ­
merciales y el superávit fiscal. En el marco de la crisis estructural que hoy vive
el capitalismo (vista como exógena), y más allá de la reducción de la demanda
de bienes primarios y de consumo a nivel mundial, la perspectiva desarrollis-
ta, con base extractivista, sigue siendo vista en muchos casos como una tabla
de salvación, o el modelo a seguir.
- Salvo raras excepciones, enfrentamos un proceso de obturación, de una dis­
cusión sobre los modelos de desarrollo hegemónicos, o sencillamente frente al
escamoteo de una discusión de fondo acerca del carácter expoliatorio, del im­
pacto socio-ambiental, de su relación con una determinada matriz productiva
y en última instancia, su relación con el paradigma civilizatorio dominante.
En suma, asistimos al acoplamiento entre neodesarrollismo extractivis-
ta y progresismo e izquierdas gobernantes.
En este sentido, el actual escenario ilustra no sólo de un continuado acopla­
miento entre neodesarrollismo extractivista y neoliberalismo, expresado de
manera paradigmática por los casos de Perú o México, sino también entre
neodesarrollismo extractivista y los gobiernos llamados “progresistas”, de iz­
quierda y centro-izquierda. Como veremos, uno de los casos más paradigmá­
ticos es el del laboratorio boliviano.
M e gustaría, frente a este diagnóstico contrastante, tratar de avanzar y profun­
dizar en la problematización de la cuestión, analizando algunos tópicos que
atraviesan estas dos tendencias.
En este escenario, importa subrayar un par de cuestiones:
América Latina como laboratorio político: Con respecto a la primera ten­
dencia, necesario es reconocer que hay procesos instituyentes visibles en tres
cuestiones fundamentales, muy ligadas entre sí:
- Primero, hay una pluralidad de sujetos sociales y políticos, abocados a los
procesos de cambio;
- Segundo, hay “construcción de alternativas”, en diversos niveles y registros;

81
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

- Tercero, hay lenguajes de valoración, que expresan un incipiente giro eco-


territorial de las luchas

- La pluralidad de sujetos y una nueva gramática de las luchas: los movi­


mientos sociales en América Latina se han multiplicado y han extendido su
capacidad de representación, esto es, han ampliado enormemente su plata­
forma discursiva y representativa en relación a la sociedad: organizaciones
indígenas y campesinas, movimientos urbanos territoriales, movimientos
so ció-ambientales, movimientos y colectivos glttbi (gay, lésbicos, transexua-
les, travestís, bisexuales), experiencias sindicales, en fin, colectivos culturales
y ciertas O N G s que acompañan movimiento sociales. Todo ello da cuenta de
la presencia de un conjunto de reivindicaciones diferentes, con sus respecti­
vos clivajes identitarios, configurando un campo multiorganizacional extre­
madamente complejo en sus posibilidades de articulación. Heterogéneos en
sus demandas, al igual que en otras latitudes, las organizaciones y movimien­
tos sociales nos transmiten una tendencia a la reafirmación de la diferencia y
el llamado al reconocimiento.
En esta dinámica organizacional, tienen como actores centrales mujeres y jó ­
venes, cuyo rol es también crucial en las grandes estructuras organizacionales.
- La multiplicación de lugares de cruce: la creación de un espacio latino­
americano y lo que algunos llaman un nuevo internacionalismo. En América
Latina, un elemento a resaltar es la multiplicación de los lugares de cruce:
espacios de coordinación -co m o el de Vía Campesina o, en otra escala, la
CAOI, Confederación Andina de Organizaciones indígenas-; espacios mix­
tos promovidos por los gobiernos como el ALBA (Alianza Bolivariana de los
pueblos); foros temáticos (de defensa del Agua, de defensa de los recursos
naturales), o plataformas de acciones conjuntas (contra el ALCA y actual­
mente, contra los megaproyectos del URSA).
- La demanda de autonomía: Es algo que percibimos en diferentes registros;
no sólo en relación a los pueblos originarios, sino a una multitud de movimien­
tos y organizaciones sociales, lo cual se halla en relación sin duda con la emer­
gencia de un nuevo ethos militante que recorre tanto a Europa/Estados Unidos,

82
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

como una multiplicidad de experiencias latinoamericanas. La autonomía se


refiere a una demanda muy presente en las organizaciones sociales y colectivos
que apuestan a la creación de formas organizativas flexibles, horizontales, gene­
ralmente vinculadas a la democracia directa y la democracia por consenso.

Respecto de las alternativas, podemos destacar:


- La pluralidad de experiencias de autoorganización y autogestión de los
sectores populares ligadas a la economía social y el autocontrol del pro­
ceso de producción, de formas de trabajo no alienado, formas de trabajo
digno ligadas a la reproducción de la vida social y la creación de nuevas
formas de comunidad. Aunque son modestas, de carácter local y limitado,
siempre acechadas por la vulnerabilidad, el individualismo y la cooptación,
van dejando su huella a través de la creación de un nuevo tejido social (pien­
so, para la Argentina, por ejemplo, en las experiencias de los trabajadores des­
ocupados, de organizaciones campesinas y de las fábricas recuperadas, o en el
Brasil en el M S T ).
-La expansión de las fronteras del derecho. Desde el punto de vista de los
gobiernos, hay que resaltar la experiencia de constitucionalización del Esta­
do Plurinacional en Bolivia y Ecuador, que más allá de sus avatares, ofrece
un ejemplo de expansión de las fronteras del derecho. La existencia de una
legislación internacional, que ampara los derechos colectivos y ambientales,
ha sido un elemento importante también en las luchas.
Así, si bien la tendencia a reafirmar la primacía de la diferencia aparece como
un rasgo global de los movimientos sociales, no es menos cierto que en Am é­
rica Latina, frente a la expansión de las industrias extractivas, una de las pro­
blemáticas centrales y potencialmente unificadora es aquella de la tierra y del
territorio. En efecto, en este contexto, la defensa del territorio, en un sentido
amplio, esto es, concebido doblemente como hábitat y comunidad de vida, se
ha constituido cada vez más en el punto de partida de los reclamos de las m o­
vilizaciones y movimientos campesinos, indígenas, así como de los nuevos
movimientos so ció-territoriales. Algo que va conformando lo que podemos
denominar como el giro eco-territorial de la región.

83
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Primera Cuestión: El giro eco-territorial

1 - Hacia una precisión de los discursos involucrados en el giro eco-territorial.


Nuestra hipótesis es que asistimos a una suerte de giro eco-territorial que da
cuenta cada vez más del cruce novedoso entre la matriz indígena-comunitaria
y el lenguaje ambientalista, cuyo resultado ha sido la potenciación de un len­
guaje de valoración ^ acerca de la territorialidad, que se opone al discurso
ecoeficientista y a la visión desarrollista, propia de la narrativa dominante.
Siguiendo a Martínez Alier (2 0 0 4 y 2 0 0 9 ), podríamos decir que estas luchas
se inscriben en un “ecologismo agrarista”, de tipo campesinista o populista,
que él ha redefinido recientemente como “la ideología y práctica de las lu­
chas populares para la preservación de los recursos naturales en la esfera de la
economía moral, y una defensa en términos científicos que valora la biodiver­
sidad y usa razonablemente los flujos de energía y materiales, sin esperanzas
injustificadas en las tecnologías futuras” (M . Alier, 2 0 0 9 :5 ). Se trata de una
corriente que crece en importancia y coloca el acento en los conflictos am­
bientales que se ocasionan por la reproducción de la vida en los territorios.
Este lenguaje de valoración divergente sobre la territorialidad, pareciera ser más
inmediato para el caso de las organizaciones indígenas y campesinas, debido tanto
a la estrecha relación que éstas plantean entre tierra y territorio, en términos de
comunidad de vida, como a la notoria reactivación de la matriz comunitaria indíge­
na acaecida en las últimas décadas. Sin embargo, lejos de ser exclusivo de aquellos
países en los cuales existe una fuerte presencia de pueblos originarios, histórica­
mente excluidos, abarca también otros, como la Argentina, donde en los últimos
años se han multiplicado las resistencias campesino-indígenas y, sobre todo, los
movimientos socio-ambientales. Por supuesto, lo que estamos proponiendo es
una definición genérica. Bien podemos decir lo que implica a nivel de discurso,
pero todavía estamos lejos de poder explicar sus alcances y de explicitar punto
por punto, desde la perspectiva de las prácticas y las propuestas, hasta dónde
este lenguaje cuestiona los modelos de desarrollo hegemónicos.

3. T om am os la expresión de J. M artín ez A lier (2 0 0 4 ).

84
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

Hablamos de lenguaje territorial, pero la misma noción de territorio y territo­


rialidad es polisémica, se inserta en diferentes registros (económico, político,
ambiental), y depende mucho de la interpelación de los actores (se trate de su­
jetos u organizaciones sociales, Estado o actores corporativos-empresariales).

¿Qué entendemos entonces por giro eco-territorial?


a) Giro eco-terriorial y bienes comunes: En primer lugar, la defensa de los
recursos naturales -aparecen resignificados como “bienes comunes”- que ga­
rantizan y sostienen las formas de vida en un territorio determinado.
Desde la perspectiva del giro eco-territorial, tres serían los pilares que dan
sustento experiencial a este lenguaje sobre el territorio, que coexisten dándo­
le forma al movimiento, generando tensiones, y a la vez potencialidades: nos
referimos con ello a las luchas defensivas que invocan diferentes modalidades
de vivir y experienciar el territorio, sea como “territorio heredado”, “territorio
elegido” y/o “territorio originario”.
La lucha por el respeto a las fo rm a s de vida a nivel local son las que dan lugar
a movilizaciones en zonas urbanas y rurales, donde sus habitantes perciben
que estos bienes están amenazados. En ellos, la valoración del territorio está
ligada, entre otras cuestiones, a la historia familiar, comunitaria e incluso an­
cestral (territorio heredado). En otros, involucra a quienes, habiendo hecho
la opción de abandonar los grandes centros urbanos del país, han elegido los
lugares hoy amenazados. Se trata de sectores medios, algunos de ellos profe­
sionales, motivados por la búsqueda de una m ejor calidad de vida, o de jóve­
nes que optaron por un estilo de vida diferente en el cual la relación con “lo
natural” y el ambiente juega un papel central (territorio elegido).
En otros casos, la concepción del territorio “heredado” y/o del territorio “ele­
gido”, va convergiendo con la concepción del territorio propio de las comu­
nidades indígenas y campesinas (territorio originario). Cualquiera sea el
caso, lo que se pone en juego aquí son los derechos territoriales, en oposición
a los intereses de las empresas y de las autoridades políticas involucradas.
Así, no se trata exclusivamente de una disputa en torno a los “recursos natu­
rales”, sino de una disputa por la construcción de un determinado “tipo de

85
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

territorialidad” (Porto Gongalvez, 2 0 0 1 ). La defensa del espacio propio, en


algunos casos, le otorga un carácter localista, el cual por momentos entra en
tensión, y en otros se complementa con encuadres que apuntan a una crítica
al modelo de desarrollo adoptado, y a las consecuencias de la reproducción
globalizada del capital.
b) Giro eco-territorial y Movimiento de Justicia Ambiental: el giro eco-
territorial presenta contactos significativos con lo que los propios actores de­
nominan “movimiento de justicia am biental”, cuyo origen se sitúa en los años
80 en comunidades negras de Estados Unidos. Actores que en otros países,
se nuclean en torno a esta corriente, entienden que la noción de justicia am­
biental “implica el derecho a un ambiente seguro, sano y productivo para
todos, donde el medio ambiente es considerado en su totalidad, incluyendo
sus dimensiones ecológicas, físicas, construidas, sociales, políticas, estéticas
y económicas. Se refieren así a las condiciones en que tal derecho puede ser
libremente ejercido, preservando, respetando y realizando plenamente las
identidades individuales y de grupo, la dignidad y la autonomía de las com u­
nidades” (Acselard: 16).
c) Giro eco-territorial y Derechos de la Naturaleza: Otro elemento que
confluye, también con dispares niveles de intensidad de acuerdo a los terri­
torios, son enfoques espirituales sobre la naturaleza, los que le otorgan a la
misma un sentido de sacralidad. Podría asemejarse al movimiento que Naess
desde su fundación definió como “ecologismo profundo”, y que ha tenido
mayor influencia en ciertos países europeos y Estados Unidos. Desde esta
posición se insiste en que el medio natural tiene igual derecho a vivir que las
personas, dado que no es concebido meramente como un instrumento que
sirve a otras finalidades (la satisfacción de derechos y deseos humanos; la
regulación y reproducción del sistema ecológico global; etc.), sino un ente
con derechos y valores inherentes. En este marco, ningún objeto natural es
concebido únicamente como un recurso. Naess (1 9 8 4 ) sostiene que cuan­
do se argumenta desde premisas ecológicamente profundas, la mayoría de
las complicadas soluciones tecnológicas propuestas no necesitan ni siquiera
ser discutidas. Por otro lado, aclaremos que no fueron determinadas religio­

86
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

nes ni filosofías las que han tenido un papel importante, sino que más bien
“los participantes más influyentes son artistas y escritores que no articulan
su perspicacia en términos de filosofía profesional, expresándose más bien a
través del arte y de la poesía (Naess: 1984) los que han nutrido con su aporte
al ecologismo popular”. Una ilustración de este tipo de enfoque discursivo/
filosófico es visible en la declaración de los derechos de la Naturaleza, que
contiene la nueva Constitución Ecuatoriana, la cual se inserta en lo que E.
Gudynas ha denominado “giro biocéntrico” (:2 0 0 9 ).
d) Giro eco-territorial y “buen vivir”: Una de las consignas que recorre y
parece dar mayor vitalidad al actual giro eco-territorial es la del “Buen vivir”,
vinculado a la cosmovisión indígena. Sin duda es una de las nociones más
importantes, que aparece como una consigna movilizadora, una suerte de h o­
rizonte emancipatorio, en el cual convergen claramente la matriz comunitario
indígena y la mirada ecologista.
Magdalena León decía en un encuentro recientemente celebrado en Ecua­
dor, que el Vivir Bien implica un desplazamiento desde la acumulación como
categoría central, a la vida. Una noción que ubique en condiciones dadas el
equilibrio que permita la reproducción de la vida. Ella ligaba también el Vivir
Bien con una visión ecofeminista de cuidado de la vida, de cuidado del otro.
Para Albó (2 0 0 9 ), detrás del concepto se esconde la lógica de las comunida­
des de muchos pueblos indígenas originarios, contrapuestos a las sociedades
y poderes dominantes y su plasmación como parte del país.
Dos Constituciones latinoamericanas, la de Ecuador y la de Bolivia, han in­
corporado, la perspectiva del “buen vivir”; en un caso, como el de Ecuador,
para contraponerlo al modelo de desarrollo hegemónico; para el caso de B o ­
livia, como una suerte de aspiración, opuesta a la cosmovisión occidental.
M ás aún, resulta interesante que mientras en Ecuador dota de un largo linaje
a la filosofía del “buen vivir”, que va desde Aristóteles hasta el ecosocialismo
y el ecofeminismo; en Bolivia, proceso político más autocentrado, sólo se lo
liga a la visión de los pueblos originarios. En consecución con estos princi­
pios, en varios apartados, la Nueva Constitución Política del Estado Plurina-
cional incorporó la perspectiva del “buen vivir”, sumaj kawsay (en aymara),

87
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

asociada a la cosmovisión de los pueblos indígenas <


-4\ como modelo contra­
puesto a la idea de “vivir m ejor” propia de la cosmovisión occidental, susten­
tado en una visión monocultural y depredadora de la Naturaleza. Esta línea
eco-comunitarista es representada por el propio canciller boliviano, David
Choquehuanca, un intelectual aymara de amplio recorrido en el mundo de
las ONGs, quien lo ha expresado de este modo: “Nosotros hemos definido
nuestro norte, cuando se ha puesto el vivir bien en la Nueva Constitución Po­
lítica. Cuando nosotros nos reuníamos en los años 9 0 ,9 2 , los aymaras decían
“queremos volver a ser, porque nosotros hemos dejado de ser; ya no quería­
mos ser, pero queremos volver a ser nuevamente”. ¿Qué significa eso? Quere­
mos volver a ser camiris. Cam iri es una persona que vive bien; la palabra rico y
la palabra pobre no existen en su idioma. Y los quechuas han dicho “nosotros
queremos volver a ser ka p ac”. K a p ac es una persona que vive bien. Y los gua­
raníes han dicho “nosotros queremos volver a ser iyam bae”. Iy am bae: que se
mueve de acuerdo a las leyes de la naturaleza, no por las leyes hechas por el
hombre. Por eso decimos vivir bien” <
-s\
Reflejo de esta aspiración es también el documento sobre “El buen vivir y
la crisis global”, producido recientemente por la Cancillería boliviana para
la cumbre de Cambio Climático que se realizó en 2009 en Copenhague, así
como el propio discurso que Evo Morales pronunció en esa oportunidad.
También lo es el reconocimiento de parte de la Asamblea General de Nacio­
nes Unidas, que el 29 de agosto de ese mismo año nombró a Evo Morales
“Héroe Mundial de la Madre Tierra”, por su lucha por el medio ambiente, y
acordó declarar el 22 de abril como D ía M undial de la P acham am a.
Una vez más, reflejo de esta aspiración, es también el llamado a una contra­
cumbre sobre el cambio climático, luego del fracaso en Copenhague, a reali­
zarse en Cochabamba en abril del corriente año.
4. P ara un an álisis del m od o en cóm o ap arece el tem a en la nueva constitución, véase
X. A lbo> “SUMA QA M A N A : el buen convivir”, en R evista Obets 4, p p .2 5 -4 0 ', U niversidad de
A licante, E sp añ a.
5. D. C hoqu ehu an ca, entrevista, ju lio de 2 0 0 9 , rep rod u cid a en D ebatir Bolivia, L os con­
tornos de un proyecto de descolonización, M . Svam pa, P. S tefan on i y B. Forn illo, B u en os Aires,
Taurus, en pren sa.
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

Sin embargo, mal haríamos en caer en el terreno de las idealizaciones. La reali­


dad que nos presenta el modelo de desarrollo boliviano está lejos de estas aspi­
raciones eco-comunitaristas que encarnan intelectuales como Choquehuanca,
y se expresan en la plataforma de tantas organizaciones campesino-indígenas y
organizaciones ambientalistas, para hallarse mucho más cerca del neoextracti-
vismo desarrollista que practican gran parte de los países vecinos.

2- Movimientos sociales y giro eco-territorial.


Al compás de la explosión de los conflictos socioambientales se han ido con­
figurando movimientos sociales e instancias de coordinación, que poseen una
dinámica organizacional y confrontacional propia, que hoy ilustran el incipien­
te giro eco-territorial, en alguna de estas variantes. Éste es el caso de la CONA-
CAM I, (Coordinadora Nacional de las Comunidades del Perú Afectados por
la M inería), surgida en 1999, en el Perú, el primer país latinoamericano donde
se implantó el modelo de la megaminería a cielo abierto. Pese al endurecimien­
to de la represión y de la judicialización de los conflictos, la C ON A CAM I lo­
gró colocar en la agenda nacional la discusión acerca de la minería, al tiempo
que ha venido realizando el pasaje de un lenguaje “ambientalista”, crítico del
modelo de desarrollo, a la reafirmación de una identidad indígena y la defensa
de los derechos culturales y territoriales (R.H oetm er et all: 2 0 0 8 ).
M ucho más dramático ha sido el “ingreso” de los pueblos amazónicos a la
actual disputa por el territorio. Recordem os que en octubre de 2 007, el pre­
sidente Alan García publicó en el tradicional diario E l Com ercio de Lima,
un artículo titulado “El síndrome del perro del hortelano”, que anticipaba
de manera brutal y descarnada, su política en relación a la Amazonia y los
recursos naturales. En líneas generales, en Perú la actual dinámica da cuenta
del pasaje de la matriz obrero-cam pesina a una matriz indígeno-campesina,
cuyo nivel de pregnancia ha crecido, especialm ente a partir del arribo de
Evo M orales al gobierno de Bolivia.
En esta línea, en 2006 se creó la C A O I (Coordinadora Andina de Organiza­
ciones Indígenas), que nuclea a organizaciones de Perú, Bolivia, Colombia,
Chile y Argentina. En 2009, en la IV o Cumbre de Pueblos y Nacionalidades

89
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Indígenas del Abya Yala, realizada en Puno, Perú, la CAO I acordó “construir un
Tribunal de Justicia Climática que juzgue éticamente a las empresas transnacio­
nales y los gobiernos cómplices” como el primer paso hacia una Corte Inter­
nacional sobre Derechos Ambientales. Miguel Palacín Quispe, ex dirigente de
la CONACAM I y actual Coordinador General de la CAOI, afirmó que dicho
Tribunal de Justicia apunta a “visibilizar la relación entre cambio climático y
modelo de desarrollo extractivo y corporativizado de las transnacionales”
Si nos referimos al giro eco-territorial en Argentina, éste encuentra una pri­
mera formulación en los movimientos campesinos, entre ellos el M O C A SE
(Movimiento Campesino de Santiago del Estero), ligado a Vía Campesina, o
el incipiente Movimiento Nacional Campesino Indígena (M N C l), así como
las luchas de las comunidades Mapuches en la Patagonia, sobre todo aquellas
ligadas a la C O M (Confederación Mapuche Neuquina). Sin embargo, uno de
los datos más novedosos lo constituyen las asambleas de auto convocados en
contra de la megaminería a cielo abierto, que hoy convergen en la UAC (Unión
de Asambleas Ciudadanas). Dichas asambleas van desarrollando un lenguaje
de valoración sobre la territorialidad, a partir de la reconstrucción de media­
ciones como el vínculo estrecho entre paisaje, la historia larga de la región, la
defensa del ambiente y las oportunidades de vida, que enfatizan la “comuni­
dad de vida y territorio”. Dichos movimientos, que orientan su acción tanto
contra el Estado como contra sectores privados (grandes empresas transnacio­
nales), generalmente se inician con reclamos puntuales, aunque en la misma
dinámica de lucha tienden a ampliar y radicalizar su plataforma representativa
y discursiva, incorporando otros temas, tales como el cuestionamiento al ca­
rácter monocultural y destructivo de los modelos de desarrollo vigentes, y la
exigencia de desmercantilización de los llamados “bienes comunes”. Así el giro
eco-territorial adopta rápidamente el lenguaje de los derechos humanos.
Vale la pena agregar que, para el caso argentino, este giro eco-territorial, cons­
tituye una novedad, en la medida en que exhibe de manera progresiva una
afinidad electiva de parte de sectores medios y populares, con la cosmovisión
de los movimientos campesinos e indígenas, históricamente invisibilizados y
relegados al margen de la sociedad.

90
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

Segunda Cuestión: El neodesarrollismo y sus obstáculos

1- Visiones de la Naturaleza e imaginario desarrollista.


Como ha sido subrayado por numerosos autores, en América Latina ha esta­
do muy presente la idea de que los recursos naturales son inagotables. Según
E. Gudynas (:2 0 0 2 ), la herencia europea se ha visto reflejada en diferentes
concepciones antropocéntricas de la naturaleza, vista al mismo tiempo como
“canasta de recursos”, como “sistema” y como “capital”. Incluso la literatura
latinoamericana ilustra esta idea de una “Naturaleza inagotable”, muy proba­
blemente impulsada por la omnipresencia de barrocos escenarios naturales,
paisajes primarios o extensiones al parecer infinitas. Si se me permite una cita
literaria, Carlos Fuentes en un conocido libro publicado en 1969, afirmaba
que el gran conflicto que recorría la novela latinoamericana era el de Civili­
zación y Barbarie. Cuatro eran los grandes temas recurrentes: el dictador, las
masas explotadas y el escritor, quien invariablemente tomaba partido por la
Civilización y contra la barbarie; pero sin duda el gran personaje literario era
esa Naturaleza inmensa y poco domeñable, a la cual había que controlar para
imponer el progreso en nuestras tierras.
Recordemos que hasta bien entrado el siglo X X , no existía lugar político e
ideológico desde el cual oponerse al irresistible credo del progreso, ya que
se desconocían - o bien, se desestimaban- las consecuencias destructivas que
podía generar una modernización sin freno. En rigor, había un único para­
digma de la modernización, al cual adherían incluso las diferentes corrientes
del marxismo, cuya visión productivista y homogeneizadora del progreso
fue puesta a prueba en varias oportunidades y contextos históricos. En este
sentido, América Latina no fue una excepción, pues esta visión fue sostenida
tanto por los Estados desarrollistas como por las diferentes experiencias na-
cional-populares. La cuestión, por no decir, la obsesión del desarrollo, no sólo
ha sido una temática recurrente del pensamiento social latinoamericano, sino
uno de los “conceptos límites”(6) que ha ido diseñando un horizonte desde el

6. R eto m am os la id ea de “con cepto lím ite” d esarrollad o p o r M . A . G arretón , y qu e hace


alu sión a las p ro b lem á tic a s centrales qu e h a u n ificado el p en sam ien to (com o la id ea de d esa ­

91
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

cual pensar la sociedad y definir una determinada relación entre economía,


sociedad y política. Desde la CEPAL en adelante, intelectuales como Raúl
Prebisch o Celso Furtado(7), entre tantos otros, realizaron valiosas contribucio­
nes acerca del carácter estructural del subdesarrollo latinoamericano, así como
apuntaron a diseñar estrategias de desarrollo “hacia adentro”. Sin embargo, el
paradigma del desarrollo postulado en los años 50 por la CEPAL, e ilustrado
por las experiencias nacional-desarrollistas entre los años 50 y 70, que coloca­
ban al Estado como un actor central (en términos de productor y regulador de
las relaciones sociales), fue ampliamente criticado, desde diferentes vertientes
y posicionamientos político-ideológicos: entre ellos, desde las filas del propio
marxismo, por los dependentistas y los teóricos de la marginalidad, quienes
cuestionaron el carácter reformista de dichos modelos, así como los límites de
su capacidad de integración del modelo populista-desarrollista.
En las últimas décadas el escenario regional y global cambió ostensiblemen­
te. En nuevos contextos y debates internacionales, se fue ampliando el arco
temático y se fueron incorporando otras dimensiones ligadas al desarrollo,
como el tema ambiental, la cultura, la dimensión humana y social, entre otras.
Por un lado, la crisis de la idea de modernización (y por ende, del desarrollo
como progreso industrial), en su versión hegemónica, abrió un nuevo espa­
cio en el cual se fue cristalizando el rechazo y la revisión del paradigma del
progreso y la sociedad industrial de consumo. En esta óptica, y pese a la fuerte
desconfianza de las izquierdas clásicas, los movimientos ecologistas que se
desarrollaron a partir de los años '60, especialmente en Europa y Estados
Unidos, lograron alcanzar un carácter altamente precursor y ejemplar, desar­
rollando una respetable influencia en sus sociedades.
Las críticas de estos movimientos, no sólo ponían en entredicho algunos de
los pilares del pensamiento de Marx, claro heredero de la Modernidad, sino
que para gran parte de las izquierdas latinoamericanas, salvo excepciones, la

rrollo, revolución y dem ocracia, entre otros). Véase "Las ciencias sociales en A m érica L a tin a en
una m irad a com p arativ a” G. de Sierra, G arretón , M ., M iguel M urm is y H. T rin dade.
7. P a ra una presen tación véase P rébisch (: 1 9 6 4 ), F u rtad o ( : 1 9 6 4 ). P ara una crítica
m ás g en eral d e la teoría del desarrollo>véase B u stelo: 1 9 9 9 y N a h o n et all: 2 0 0 4 .

92
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

problemática ambiental era considerada también como una preocupación


importada de la agenda de los países ricos, vinculada directamente con el gra­
do de desarrollo alcanzado. Paralelamente, en América Latina, las críticas in­
digenistas respecto del carácter lineal, mono cultural, de las teorías dominan­
tes del desarrollo (y la Modernidad) fueron horadando su solidez simbólica,
haciendo lugar al disenso y al reconocimiento de su dimensión excluyente.
Asimismo, comenzaron a forjarse fuertes críticas al concepto de desarrollo
(Sachs, 2 0 0 0 ), desde una perspectiva económ ica y cultural, de inspiración
post-estructuralista, que vinieron acompañadas de otros conceptos, como el
de “post-desarrollo”, que propone la revaloración de las culturas vernáculas
y el conocimiento local no experto y destaca, además, la importancia de los
movimientos sociales y movilizaciones de base como modo de acercarse a
una era del “post-desarrollo” (Escobar, 20 0 5 ).
Probablemente más que en otras latitudes, en América Latina las izquierdas
han sido proclives a realizar una lectura de la historia que privilegia o antes
bien exalta una mirada en términos de expansión de las fuerzas productivas.
Ya sea en su matriz anticapitalista como nacional-popular, durante décadas
éstas se mostraron sumamente refractarias a las corrientes indigenistas y eco­
logistas que se fueron pergeñando a la luz de las diferentes críticas del pa­
radigma productivista. En rigor, sería más preciso afirmar que las múltiples
posibilidades que ofrece esta dinámica de acumulación, han reactivado una
suerte de “ilusión desarrollista” cuyo correlato han sido y continúan siendo
los altos precios internacionales de los productos primarios (commodities).
Sin embargo, en un contexto como el actual, mientras que gran parte de las
izquierdas y la tradición nacional-popular han llevado a cabo un proceso de
revalorización de la matriz comunitario-indígena, no son pocos los que con­
tinúan siendo particularmente refractarios al ambientalismo o al ecologismo.
Pese a las afinidades electivas existentes entre la cosmovisión de los pueblos
originarios y ciertas corrientes del ambientalismo, estas últimas continúan
siendo consideradas como el producto de una mirada exógena, proclive a la
crítica fundamentalista y a la ausencia de contraproyectos societales. D e este
modo, el ambientalismo en sus diferentes versiones, ha quedado preso de una

93
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

lectura parcial, de una mirada prejuiciosa que alienta todo tipo de descon­
fianza y, muy especialmente, una fácil estigmatización política. Ciertam en­
te, existe una variedad de corrientes ecologistas, pero uno de los problemas
fundamentales para pensar la cuestión ambiental en América Latina no es
solamente la variedad de corrientes ecologistas existentes, sino la impronta
de la tradición desarrollista, más aún, la eficacia simbólica del imaginario de-
sarrollista, en sus sucesivas actualizaciones.

2- Revisitando los diferentes imaginarios desarrollistas.


En no pocas ocasiones, la posibilidad o no de abrir un debate público sobre la
problemática que plantean los antagonismos que se gestan a partir de las nue­
vas dinámicas del capital, se encuentra no sólo con obstáculos políticos, sino
sobre todo con obstáculos de tipo cultural y epistemológico. Nos referimos
a la persistencia y/o la actualización de diferentes imaginarios nacionales
-cuando no también regionales- sobre el desarrollo. Al hablar de imaginarios,
estamos aludiendo a la construcción de un relato unificador, que reposa sobre
ciertas marcas identitarias, mitos de origen, que van moldeando las represen­
taciones colectivas acerca del presente y del futuro®. En este sentido, es muy
probable que en la actual fase capitalista, la presencia de fuertes imaginarios
desarrollistas constituya también un obstáculo para abrir una verdadera dis­
cusión sobre los modelos de sociedad en pugna.
Así, por ejemplo, en Argentina, aunque con diferente alcance y envergadura,
se han configurado tres “modelos de desarrollo”: el agrario, el industrial y el ex-
tractivo-exportador. Más allá de las drásticas transformaciones en las últimas
décadas, el modelo agrario continúa operando de manera explícita o implícita
como narrativa social fundamental, y horizonte de expectativas de una parte
de la sociedad argentina. En efecto, el “campo” aparece asociado a la Argentina

8. P od ríam os u tilizar tam bién la categoría de narrativa, tal com o h a sid o defin ida p o r
K oselleck (1 9 9 3 ), com o la dim en sión específicam en te tem p oral m edian te la cual los actores
asignan sen tidos a la vida, in dividual y colectiva, eslab on an d o el tiem po com o hilo articu lad or
de la n arración . P ara el caso argentino> en relación a la m in ería, ver M . A ntonelli, 2 0 0 9 , en
Svam pa y A ntonelli.

94
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

del Primer Centenario, la Argentina agro-exportadora, próspera y poderosa.


Precisamente porque el modelo agrario se instala en la continuidad imaginaria,
y más allá de los intereses económicos en juego, es que ha resultado tan difícil
instalar la discusión sobre el alcance y las consecuencias negativas del modelo
de agronegocios, especialmente el sojero, y los argentinos hemos llegado tarde
a la discusión del mismo, cuando éste ya se halla consolidado, en una fase de
fuerte tendencia al monocultivo y a la concentración económ ica(9).
O tra cosa sucede con el modelo industrial, vinculado a la época de oro del
peronismo, símbolo de la integración de las clases obreras urbanas. Su de­
sactivación y la posterior ola de desindustrialización que el país vivió desde
los '7 0 , pero con mayor fuerza en los '9 0 , con la consecuente descolecti­
vización de las clases populares, instala la “recuperación” en el imaginario
del “retorno a la n orm alidad”. Tal es la fuerza del imaginario industrialista-
obrerista, que una parte im portante de la izquierda argentina nunca dejó de
pensar a las organizaciones de desocupados, el actor social más im portante
que emergió en los últimos diez años, como población sobrante, suerte de

9. A ra íz del conflicto que enfrentó a l G ob iern o argentino con los diferentes actores del
sector ag rario durante 2 0 0 8 , se a b r ió p o r p rim era v ez la p o s ib ilid a d de una discusión sobre las
consecuencias d e la ex p an sión del m od elo sojero> cuestión h asta ese m om en to reservada a unos
p o c o s especialistas, ecologistas m argin ales y m ovim ientos cam pesinos. R ecordem os que, en un
con texto d e ren ta bilid ad ex traord in aria p a r a el sector agrario> a fin e s de 2 0 0 7 , con un o b jeti­
v o recau d atorio y fisc a lis ta , la nueva presid en ta Cristina F ern án d ez de K irchn er au m en tó las
retenciones de las ex p ortacion es de las m ineras, hidrocarbu ros y p rod u ctos agrícolas. E n m ar­
z o d e 2 0 0 8 > anu n ció un nuevo au m en to de las retenciones a l agro> eleván dolas a l 44% . E stas
m ed id as gen eraron un en fren tam ien to entre el G ob iern o y los diferentes sectores org an izad os
d el cam po> que ag ru p ó de m an era in édita tan to a las gran des organ izacion es rurales com o a
a q u ella s representantes de los p eq u eñ o s produ ctores. D icho conflicto - q u e reactu alizó p elig ro­
sam en te los viejos an tagon ism os bin arios de orden clasista y racistas, im plicó el b loq u eo de nu­
m erosas rutas del p a ís qu e p a r a liz a ro n a lp a ís durante casi cu atro m eses, d eja n d o a las gran des
ciu d ad es a l b ord e del desabastecim ien to. E s n ecesario ten er en cuenta que la introducción del
nuevo p a r a d ig m a ag rario>a m ed iad o s de los 90, n o sólo ben efició a los gran des p ro p ieta rio s y
f u e g en eran d o una p o d e ro s a cad en a de actores in term ediarios, sin o tam bién a los p eq u eñ o s y
m ed ian os productores, quienes en m edio de la ag u d a crisis del agro, se aferra ron a éste com o a
una ta b la d e salvación en m edio del n aufragio. A s í los p eq u eñ o s productores, m uchos de ellos
m ini-rentistas, están lejos de cu estion ar el p a r a d ig m a prod u ctiv o; antes bien, sus d em a n d a s se
vinculan con una m ejor inclusión dentro del m ism o.

95
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

lumpenproletariado, por fuera de la clase trabajadora, o bien desde una


perspectiva puramente instrumental, desde una separación ficticia entre “lo
social reivindicativo” y “lo político-partidario”. Asimismo, tal es la fuerza
que el imaginario industrialista-obrerista ha tenido en la sociedad argen­
tina, que una gran parte del heterogéneo mundo de las organizaciones de
desocupados, que han sido tan demonizadas, siempre concibieron el “tra­
bajo genuino” com o “trabajo asalariado”, minimizando la potencialidad que
abría las incipientes vías de la autogestión comunitaria. Para muchos, de lo
que se trataba era de “volver a la Argentina industrial”.
En contraste con estos dos modelos, la minería no posee una historia na­
cional significativa a la cual apelar, un imaginario desde el cual instalarse e
impulsar una naturalización del modelo de desarrollo. Por esa misma razón,
en la medida en que la Argentina no proviene de una econom ía minera a
gran escala, el modelo minero presenta una particular producción socio-dis-
cursiva y cultural a nivel de todos los actores involucrados. Así, a diferencia
de otros modelos de desarrollo, aquel ligado a la mega minería a cielo abierto
requiere no sólo inscribirse en las significaciones del presente modelando
visiones de futuro, sino fundar un linaje, crear mitos de origen, para volver
deseable y razonable la “Argentina minera” (Antonelli, en Svampa y Anto-
nelli, 2 0 0 9 ). Para decirlo de otro modo, el modelo minero carece de ima­
ginario; debe construirlo, a la par que avanzan las resistencias, y por ello no
es extraño que las empresas transnacionales, en su alianza estratégica con el
gobierno nacional, pongan en práctica una batería de estrategias que inclu­
yen la cooptación de las propias universidades públicas, a fin de obtener la
legitimidad que las comunidades, representadas por las asambleas de auto-
convocados, le niegan de manera contundente.
Por otro lado, sin tradición minera, esto es, sin imaginario disponible, la des­
posesión aparece de manera descarnada con toda su virulencia, sin disfraces
desarrollistas. En este sentido, el giro eco-territorial que se percibe en Ar­
gentina en las luchas contra la megaminería a cielo abierto, dejan constancia
de un alto nivel de rechazo y radicalidad política. En contraste con el Perú,
donde como señala Bebbignton (2 0 0 9 ) conviven conflictivamente varias

96
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

tendencias del ambientalismo, que van desde la demanda de resarcimiento


económ ico al rechazo general del modelo, en Argentina el giro eco-territorial
apunta a una defensa en términos de tierra y territorio, y adopta rápidamente
el lenguaje de los derechos humanos.

3 - Del mito del excedente a la disputa del excedente.


Como hemos señalado, vinculado a la obsesión por la modernidad y el de­
sarrollo, se extiende la idea de que en América Latina los recursos naturales
parecen ser inagotables; o al decir de Zavaleta (: 1978), que el continente es
el locuspor excelencia de los grandes recursos naturales, algo que también cobra
forma en el llamado mito del excedente, “uno de los más fundantes y primige­
nios en América Latina”. Con mito del excedente nos referimos al mito “eldo-
radista” que como bien dice Zavaleta todo latinoamericano espera en su alma,
ligado al súbito descubrimiento material, que genera sin dudas un excedente,
pero el excedente como “magia”, que en la mayor parte de los casos eso no ha
sido utilizado de manera equilibrada”. (Otros lo llamarán “la maldición de la
abundancia”; véase A. Acosta, 2009)
El mito del excedente, aparece ligado al súbito descubrimiento de recursos natu­
rales (ayer fue el oro, pero también el guano, el salitre; hoy el petróleo, el gas, el
litio, siempre el oro y la plata; por qué no, la soja, como producto primario ligado
a la sobreexplotación de los territorios por la vía de las nuevas tecnologías).
El mito del excedente mágico alimenta dos temas mayores, que solamente
nos permitimos esbozar aquí, retomando libremente algunos planteos del
ensayista boliviano René Zavaletta (:2 0 0 9 ):
1) La idea que en determinadas coyunturas históricas (o ciclos econó­
micos), ésta otorga la posibilidad de salir más fácil de las crisis. “Lo que
sobresale es la capacidad recurrente de generar nuevas formas de excedente
económico, y asimismo la impotencia por radicar o retener el mismo (para
después convertirlo). (Ejemplo, Perú; economía del guano, econom ía del sa­
litre, en la actualidad la econom ía minera. Otro ejemplo: la Argentina con
respecto al agro y el actual rol de la soja, “las ventajas comparativas”, para la
salida de la crisis en 2 0 0 2 ). Más allá de la reducción de la demanda de bienes

97
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

primarios o de consumo, la perspectiva desarrollista continúa vista como una


tabla de salvación o modelo a seguir para salir más rápidamente de la crisis.
Por ende, en un contexto de crisis internacional, esta visión, lejos de ser inter­
pelada (en función de un cuestionamiento de la matriz productiva y, en líneas
generales, del paradigma civilizatorio), asistimos a su reforzamiento.
2) La disputa por el excedente y la problemática de la construcción del
estado moderno:
Cito a Zavaletta: “El excedente en sí mismo no se convierte en materia es­
tatal. D e otra manera los Estados avanzados existirían allí donde existió el
excedente. Potosí fue un excedente incapaz de captarse a sí mismo y España,
en el lugar intermedio de la cadena, fue lo mismo. El excedente se condiciona
por lo que M arx dijo del valor: una medida histórico-moral (com o reforma
intelectual-moral)”. M e permito citar a Zavaleta para señalar entonces, no
sólo la impronta del mito del excedente (ligado a la idea del continente como
locus de los grandes recursos naturales; el excedente como “magia”); no sólo
también por su relación con un imaginario del despojo; sino sobre todo, para
subrayar una preocupación que recorre a algunos países, que hoy conocen un
nuevo momento de “magia”, y ésta es la idea de control del excedente, en fun­
ción de la (re) construcción del Estado. Una cuestión que no sólo comparten,
con grandes diferencias, los llamados gobiernos progresistas, de izquierda y
centro-izquierda, sino también, y con ciertas ambivalencias, no pocos movi­
mientos sociales: el debate acerca del control y distribución del excedente.
Veamos, para terminar, el caso de Bolivia, para ilustrar estas tesis.

Bolivia: entre las aspiraciones del “buen vivir”


y el neodesarrollismo extractivista

El caso de Bolivia aparece como sumamente controvertido en este as­


pecto. Y creo que lo es, porque junto con Ecuador presenta paradig­
máticamente esta tensión entre la aspiración del “buen vivir” (el giro
eco-territorial), y por otro lado, la ilusión desarrollista, en su versión

98
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

nacional-popular, esto es, la disputa por el control del excedente.


No olvidemos que una de las consignas de la agenda de Octubre fue la “nacio­
nalización de los hidrocarburos” punta de lanza de un programa de reformas
nacionalistas, tendiente a recuperar la soberanía sobre los recursos naturales,
que catapultó a Y P FB como la empresa estrella del proceso de cambio. Tal
es la fuerza de este programa de reformas centrado en la recuperación de los
recursos naturales, que en la Nueva Constitución Política del Estado Plurina-
cional de Bolivia se habla de “régimen de recursos naturales estratégicos” (lo
que no es el caso de Ecuador, donde se habla de la Naturaleza como sujeto de
D erechos; el llamado “giro biocéntrico” según Gudynas).
En un contexto de aumento del precio de los commodities, y en el cual las na­
cionalizaciones se tradujeron por la multiplicación del excedente obtenido en
relación a otras épocas, las expectativas de abrir nuevas explotaciones es tal,
que el gobierno boliviano ha redoblado la apuesta. Así, ha venido reforzando
un discurso industrialista que enfatiza un proyecto de desarrollo estratégico
basado en las industrias extractivas (optimización productiva y la búsqueda de
valor agregado a través de la industrialización del gas, explotación del hierro,
litio, megaminería a cielo abierto, agronegocios, entre otros), al tiempo que
muestra serias dificultades para conceptualizar los conflictos so ció-ambienta-
íes que se abren en función de consolidación de dicha matriz productiva.
En consecuencia, resulta paradójico el panorama que presenta Bolivia en ma­
teria de desarrollo, pues si bien parece claro que la política de Evo Morales
apunta al quiebre de una visión monocultural del Estado, por el otro, no es
menos cierto que, en consonancia con otros países de la región, se ha reacti­
vado una ilusión desarrollista, aunque en clave nacionalista, alentado por la
apertura de nuevas oportunidades económicas y las demandas de comm odi­
ties por parte del mercado externo.
El propio lenguaje de Evo Morales, aparece atravesado por fuertes am bi­
valencias: hacia afuera, presenta una clara dimensión eco-comunitarista,
sobre todo a la hora de referirse a las consecuencias del cambio climático,
de proponer ante las Naciones Unidas, como hemos señalado, una D ecla­
ración Universal de los D erechos de la Madre Tierra, en base a la filosofía

99
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

del “buen vivir”. Pero hacia adentro, el gobierno reafirma un discurso y una
práctica nacional-productivista que se halla en continuidad con el paradig­
ma extractivista. Frente a ello, cabe preguntarse cómo explicar estas ambiva­
lencias que se advierten entre el discurso hacia afuera, y la práctica política,
hacia adentro. En este punto, existen dos cuestiones que nos pueden ayudar
a comprender el nudo de la contradicción.
La primera de ellas tiene que ver no solo con la fuerte tradición extractivista
que tiene Bolivia, sino con el imaginario del despojo reiterado -d e tierras y
riquezas-; de excedentes que el Estado no ha podido controlar/convertir. De
ahí que el Gobierno boliviano promueva “la utilización de las reservas de hi­
drocarburos y minerales para industrializar el país y emanciparlo de la condena
histórica del capitalismo mundial a ser un mero exportador de materias pri­
mas”. Así, en la agenda del gobierno el tema central es el control del exce­
dente y no precisamente la discusión acerca de las consecuencias que pu­
diera traer la expansión de un estilo de desarrollo con base extractivista.
Esta obturación de la discusión no es casual, ya que, como sucede en otros paí­
ses latinoamericanos, el extractivismo es, en definitiva, la condición de posibili­
dad de la política social del gobierno (véase Svampa, 2009 y Gudynas, 2009).
Dichas cuestiones, acercarían a la Bolivia actual aún más a la perspectiva
nacional-popular, una perspectiva que tradicionalmente ha enfatizado el sa­
queo de los recursos naturales, al tiempo que tiende a proyectar una visión
del desarrollo basada en la confianza en la expansión de las fuerzas producti­
vas; posición que suele minimizar los efectos destructivos que esto genera en
términos socio-ambientales y de aniquilación de formas de vida diferentes.
De este modo, el gobierno de Evo Morales termina por desarrollar una crítica
unilateral a la actual matriz productiva, expulsando la problemática ambiental
hacia afuera, como si ésta fuera patrimonio exclusivo de los países más ricos
y desarrollados, los países “coloniales”, y no involucrara en absoluto la diná­
mica industrialista adoptada por su gobierno. Las recientes apelaciones de A.
García Lineras acerca del “gran salto industrial”, demuestran con elocuencia
la potencia de un imaginario en el cual ahora convergen historia extractivista,
tradición nacional-popular y desarrollismo estatista.

100
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

Pese a su obturación, los conflictos devienen dilemas por obra de la propia


dinámica social, muy especialmente cuando la expansión del modelo extrae -
tivista desemboca en el avasallamiento de los derechos de los pueblos origi­
narios y los derechos ambientales, reconocidos por la Nueva Constitución
Política del Estado Plurinacional de Bolivia y por la legislación internacional.
Así por ejemplo, esto parece suceder en la Amazonia paceña a raíz de la ex­
pansión de la frontera hidrocarburífera, donde se iniciaron labores sísmicas
petroleras en territorio indígena Mosetén. Dichas actividades se realizaron
sin respetar el derecho de consulta y consentimiento previo que tienen las
comunidades indígenas con relación a la actividad hidrocarburífera.
En segundo lugar, no son pocas las organizaciones campesinas e indígenas
que transitan de una a otra posición, con una notoria ambivalencia y prag­
matismo, más allá de la proliferación de discursos plurinacionales en defensa
de la Pachamama. En este sentido, enfrentamos también los riesgos de las
nuevas inflexiones de un lenguaje sobre la territorialidad (algo que, en menor
medida, sucede en Perú). Territorialidad estatal, territorialidad de las orga­
nizaciones indígenas, a veces se inscriben en un registro por el control del
excedente, y no en el lenguaje eco-territorial de los derechos ambientales, el
buen vivir o los derechos de la naturaleza. Desde la perspectiva de las orga­
nizaciones rurales e indígenas la defensa de la tierra y el territorio coexiste
con una visión también ambivalente sobre la temática, vinculada a la cuestión
de los derechos territoriales sobre los recursos naturales (algo que en su m o­
mento se discutió también en el seno del Pacto de Unidad). En realidad, el
alcance de esta demanda es un tema poco explorado que bien valdría la pena
investigar, tanto en lo que respecta a la experiencia cooperativista en la zona
de Oruro (ligada al imaginario privatista de los noventa), como a la visión por
momentos panterritorial de ciertas organizaciones campesino-indígenas.
En resumen, la discusión sobre el neoextractivism o desarrollista y la ten­
sión que éste presenta no sólo con una perspectiva de cuidado del am bien­
te, sino tam bién con los parámetros filosóficos de la cosmovisión indígena
tradicional y, por ende, con el proyecto de descolonización, deviene una
suerte de punto ciego, impensado, cuando no irritante y sumamente m oles­

101
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

to para el gobierno, cuando éste se manifiesta en térm inos de conflicto.


Así, en el marco de una visión industrialista, la perspectiva eco-territorial
contenida en la filosofía del “buen vivir” aparece notoriam ente diluida. Más
aún, ésta consigna que, en parte, sostiene el proyecto de descolonización,
pareciera tener un alto valor simbólico, de fuerte contenido identitario, pero
en los hechos se halla desactivada, neutralizada por la poderosa narrativa
industrialista del modelo.

El escenario contrastante que presenta hoy América Latina abre a nuevas


perspectivas, pero también es terreno de grandes acechanzas.
El giro eco-territorial va dando cuenta de un lenguaje sobre la territorialidad
que tiene diversos niveles o estratos y que se inscribe mayormente en el terre­
no de una cosmovisión, una filosofía, así como en el campo de las consignas
políticamente movilizadoras. Al mismo tiempo, esto va acompañado por una
serie de experiencias de auto-organización que ponen el énfasis en una eco­
nomía social, en los emprendimientos de pequeña y mediana escala; en los
procesos de control de la producción, en el de una econom ía al servicio de la
reproducción de la vida y no del capital.
Esto abre un campo de disputa con los gobiernos neodesarrollistas, que pri­
vilegian tanto una visión “macroeconómica” y productivista del desarrollo,
así como aquellos que priorizan la disputa por el excedente, en nombre de
políticas sociales o del fortalecimiento del Estado nacional. Pero no es sólo
la modestia de los ensayos hoy existentes (la escala micro de los mismos) lo
que constituye un obstáculo para pensar otras alternativas. En este sentido, es
muy probable que en la actual fase capitalista, la presencia de fuertes imagina­
rios desarrollistas que persisten tanto en gobiernos como en organizaciones y
movimientos sociales, y coexisten con el actual giro eco-territorial, constitu­
ya también un obstáculo mayor para abrir una verdadera discusión sobre los
modelos de sociedad en pugna.

102
3. ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL

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de un proyecto de descolonización”, Buenos Aires, Taurus.
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“M em oria, Insurgencia y M ovim ientos Sociales”, M . Svampa y P. Stefanoni (com p.),
Editorial El C olectivo-O sal (C lacso).

105
4. VIVIR EN LA CORTEZA

VIVIR EN LA CORTEZA
Notas en torno a intersubjetividad
y mega-minería como modelo de
ocupación territorial'''

Mirta Alejandra Antonelli (2 )

“Imagínese que le avisen que debe dejar su casa, sus animalitos, sus muer­
tos y lo lleven a un sitio desconocido sin consultarle nada. ¿Cómo se sentiría?”
(Eduardo Sueldo, de la sureña región peru an a deA purím ac)

“E lpolvo plúm beo, las explosiones de din am itay los gases tóxicos de la explotación
de zinc, oro y p la t a - q u e lleva a cabo Volcan C om pañía M in era- han arrincona­
do de tal m odo a la población que el gobierno acab a de prom ulgar una ley p a r a
trasladar a los habitantes.
E l tajo tiene hoy 1,8 kilóm etros de largo en esta ciudad que es capital de la región
de Pasco. A lrededor de él se extiende el purgatorio ( . . . )

1. E stos desarrollos se inscriben en el m arco del proy ecto de investigación “D ispositivos


h eg em ón icosy construcción de n eo-m ap as de la A rgentina actu al. Territorio>conflicto>v er d a d y
f o r m a s ju ríd icas en torn o a la m ega-m in ería au rífera”, ra d ica d o en el Centro de Investigaciones
d e la F acu lta d de F ilosofía y H u m an id ad es (C IF F yH ). Con su bsidio de la S ecretaría de C iencia
y Técnica, U niversidad N acion al de C ó rd o b a (U N C ).
2. M irta A lejandra A n ton elli es investigadora y docente de la U niversidad N acion al de
C órd ob a.

107
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

P ara sorpresa de muchos habitantes, y tras dos años de perseverancia de un sec­


tor del Congreso legislativo, el P oder Ejecutivo prom ulgó el 13 de diciembre la ley
29.293 que declara de necesidad pú blica e interés nacional la reubicación de la
gélida ciudad ( . . . ) .
A diferencia de las zonas urbanas de Cerro de Pasco y M orococha, las operaciones
de X strata en la sureña A purím ac requieren desplazar a los campesinos de Fue-
rabam ba, que viven de la agricultura y la gan adería y están acostum brados a las
grandes extensiones de tierra.”
(M ilagros S olazar)

"Las sociedades o grupos sociales actúan sobre el am biente según las representacio­
nes que se hacen de sus relaciones con él. Estas representaciones favorecen las ex­
tracciones devastadoras o, p o r el contrario, ejercen un efecto lim itador sobre ellas.
Por eso pu ede decirse que la historia natural es también historia social.”
(M artínez Allier)

1. Penar (nos) en situación.


Huellas del dispositivo hegemónico

Una primera versión de este trabajo fue elaborada para la compartida aper­
tura del “Curso de especialización Instrumentos jurídicos ante el avance de la me-
ga-m inería”, tal el título de una instancia socializadora y de construcción que
precedió al X Io encuentro, en la ciudad de Córdoba, de la Unión de Asambleas
Ciudadanas (UAC) que reúne a más de sesenta asambleas so ció-ambientales
de la Argentina En ella confluyen desde entonces problemáticas y con­

3. R esultan significativas las referen cias qu e en m arcan este evento de la R ed de A sistencia


Ju ríd ica (R E D A J) pu es son elocuentes, p o r un lad o> del tipo de en tra m a d o de la so cied a d civil
que rec h a z a con fu n d am en tos, el m od elo de la m ega-m in ería dom in an te en el p a ís ; p o r otro> la
p ro d u ctiv id ad de las redes de actores territorializad os y la am p litu d del p ro ceso de iden tifica­
ción con un sistem a valorativo que es com p artid o p o r ciu d ad an os n o inscritos en los territorios
de las lu chas d e resistencia. E l curso fu e co-org a n iza d o p o r CEPPAS, Servicio de P a z y Justicia
(S erP aj), A sociación A rgentina de A h og ad o s A m bien talistas (A A dA A ) y F u n dación E coS u r-,

108
4. VIVIR EN LA CORTEZA

flictos emergentes ante el extractivismo (Gudynas, 2009a) (4) y los impactos


socio-sanitarios y ambientales de actividades industriales y urbanas. En sus
encuentros, debates y acciones participan activamente colectivos que, al igual
que las asambleas, se manejan de forma horizontal y autogestionada

1.1. La conferencia que abría las actividades del curso al que refiero fue el 9
de diciembre de 2009, y esta fecha no es una mera cronicidad o el mero an­
claje de un evento, sino el tramo final de un año en el que de manera inédita
ingresaron al debate académico y al dominio público-mediático las relaciones
de la corporación minera con el sistema universitario y el de ciencia y técnica
públicos en nuestro país.
El detonante de tal apertura para la audibilidad y visibilidad de los conflictos
socio-ambientales fue suscitado por el pronunciamiento crítico pero m inori­
tario, ante los giros en junio y por segundo año consecutivo a las universida­
des nacionales por parte del Consejo Interuniversitario Nacional (C IN ) de
las utilidades líquidas de YMAD (Yacimientos M ineros Agua de Dionisio)

y se realizó en el esp acio fís ic o de la F acu lta d de F ilosofía y H u m an id ad es de la U niversidad


N acion al de C órd ob a, fa c u lta d que a d h ir ió a l m ism o desde su S ecretaría de E xten sión Univer­
sitaria. E l encuentro se d esarrolló entre el 9 y el 10 de diciem bre de 2 0 0 9 .
4. A d o p ta m o s a q u í la defin ición de Gudynas, p a r a quien ta l design ación es em p lea d a , en
sen tido am p lio> “( . . . ) p a r a las activ id ad es que rem ueven gran des volúm enes de recursos n atu ­
rales, no son p ro c esa d o s (o lo son lim itadam en te), y p a s a n a ser ex p o rta d o s” - y si bien sostiene
qu e en el actu al escen ario latin oam erican o existe un “nuevo extractivism o”, afirm a el au tor
qu e en él “( . . . ) se m an tien e un estilo de d esarrollo b a s a d o en la ap ro p ia ció n de la N atu raleza,
qu e alim en ta un en tra m a d o produ ctivo escasam en te diversificado y muy depen dien te de una
inserción in tern acion al com o prov eed ores de m aterias p rim as, y que si bien el E sta d o ju eg a un
p a p e l m ás activo, y logra una m ay or legitim ación p o r m edio de la redistribu ción de algunos de
los exceden tes g en erad os p o r ese extractivism o, de tod os m od os se repiten los im pactos sociales
y am b ien tales negativos.” ( Gudynas, 2 0 0 9 :1 8 8 )
5. E n la p rim era con vocatoria p u esta a circular en p o s del X II encuentro, a realizarse en
E sq u el entre el 2 6 y el 28 de m arzo de 2 0 1 0 , la UAC incluye entre aqu ellos colectivos que vienen
p a rtic ip a n d o de sus d in ám icas a sa m b lea ria s a gru pos com o la R en ace, el M ovim ien to C am p e­
sino de S an tiago del E stero (M ocase), el G rupo de R eflexión R u ral (G R R ), el colectivo P añ uelos
en R eb eld ía, la U niversidad T rashum ante, el A gu a M an d a, P eperin a R ebelde, etc., colectivos
que, a l igual qu e las asam bleas, son au togestion adas, y con la com ún consigna rtN O al saqueo
y la co ntam in ació n, sí a la vida y la dignidad de los pu eblos”.

109
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

como parte de la Unión Transitoria de Empresas que conforma co n A lum bre­


ra Lim ited. C on capital mayoritariamente de X tracta Inc., M inera la Alum brera
opera desde hace 12 años en la provincia de Catamarca, emblema del destino
extractivista y del desierto proyectado como espacio del deseo minero que
sobrevuela las provincias cordilleranas. (Véase sobre esta explotación y sus
impactos, Horacio Machado, 20 0 9 ).
Este segundo giro de fondos motivó una carta al CIN, del Premio Nobel de
la Paz Adolfo Pérez Esquivel (SerP aj), cuyos argumentos para el rechazo de
esas “utilidades” se enraízan en las denuncias e informes existentes sobre im ­
pactos socio-ambientales, y en cuyos datos están las huellas testimoniales de
ciudadanos, pobladores y pueblos originarios afectados. En el contexto de
esta exhortación, en inédita causa contra un empresario del poderoso sector
de la minería metalífera global, se encontraba además procesado el gerente de
la empresa por presunto delito federal de contaminación grave para la salud
pública por sustancias tóxicas.
Si bien excede dar cuenta de este proceso, resulta imprescindible consignar
que la problemática sobre impactos socio-ambientales, resistencias sociales e
involucramiento estatal con el extractivismo -en particular, el del sistema uni­
versitario- ingresó en la agenda del más alto nivel de gobierno universitario,
más bien con el carácter de una irrupción. La exhortación de Pérez Esquivel
en nombre de la autonomía universitaria y el bien común, y el debate al que
abriera, migró desde el C IN hasta los cuerpos colegiados de gobierno de las
distintas universidades y facultades públicas; obligó a asumir posición para la
toma de decisión pública, a elaborar argumentos para la aceptación o rechazo
de dichos fondos -sob re su sentido e implicaciones-, para hacerla pública des­
de el seno de la comunidad académica, por lo que amplió el horizonte para el
ingreso de la problemática y del campo argumentativo para su debate(6).
6. F ou cau lt h a estab lecid o la “p ro b lem a tiz a ció n de lo so cia l”, categoría que refiere a la
em ergen cia o disrupción de una p ro b le m á tica social en una red de discursos e instituciones,
a su p u esta en discurso, a l m od o en que circula p o r distintos espacios sociales y tam bién a las
relacion es de p o d e r qu e p osib ilitan su em ergen cia en el dom in io p ú b lico (F ou cau lt: b l 9 9 0 ). E n
tal sentido, el p ro ceso seguido d esde el C IN a las universidades, y los deb ates su scitados en tod os
los clau stro s-d ocen te, estudiantil y no docen te-y en los órgan os de gob iern o y de representación

110
4. VIVIR EN LA CORTEZA

1.2. Por otro lado, y vinculado a los impactos de la ampliación de las fronteras
agropecuarias del modelo sojero - e je del extractivismo ya desde los 90- m e­
ses antes había tomado consistencia el debate por la aparición pública de los
resultados de una investigación de agroquímicos de expandida difusión en la
agricultura argentina, el que movilizó de modo inmediato la denostación y la
desacreditación del informe, con reactivos procedimientos por parte de em ­
presas y funcionarios del sistema científico del gobierno nacional. Este caso
resultó emblemático de la presión de las corporaciones extractivas y motivó
un pronunciamiento, llamado “Voces de alerta”, que suscribieron más de 600
científicos, intelectuales y artistas argentinos y del exterior, y alrededor de 50
organizaciones de la sociedad civil. El documento se pronunció por
“( . . . ) la defensa de un sistema científico universitario autónomo de los
grandes intereses económ icos corporativos; con libertad de pensamiento
e investigación, enmarcados en los principios éticos de cada campo dis­
ciplinar, y en la ineludible responsabilidad para con las sociedades y sus
sectores sociales de mayor vulnerabilidad”.
http://voces-de-alerta.blogspot.com/2009_05_01_archive.htm l
En este marco, días previos al inicio del curso de la RedAj, el Ministerio
de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva informaba que otorgaría
$ 2 0.000.000 para el financiamiento de posgrados a dictarse en universidades
de todo el país, destinados a la formación de gerentes y vinculadores tecnoló­
gicos. La propuesta de estas especializaciones - “Programa de Formación de
Gerentes y Vinculadores Tecnológicos (G T ec)”- fue diseñado por la Secre­
taría de Planeamiento y Políticas y presentado durante 2008 por la Agencia
Nacional de Prom oción Científica y Tecnológica. Profundizando las políticas
de mercantilización de la producción del sistema público (Antonelli, 2009b),
la iniciativa ministerial con tal programa se propone ( . . . ) incrementar la com-
d e las u n idades a c ad ém icas n acion ales - c o m o las grem iales docentes universitarias-, m arca el
p u n to d e inflexión, el ingreso de los im pactos socioam b ien tales m ineros a l p ro ceso de su “p ro-
b lem atización so c ia l” en una de las instituciones que aú n dispon e de m on tos y creden ciales de
leg itim id ad p a r a p ro d u cir y p o n e r a circular saberes que, en las represen taciones sociales, p u e ­
den fu n g ir d e au torid ad es d el sa b e r y a u to riz a r /d e sa u to r iz a r las voces y las n arrativas de los
p o b la d o res.

111
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

petitividad del sector productivo incorporando al sistema gerentes y vinculadores


tecnológicos que sean capaces de integrar innovación al negocio. Estos profesionales
actuarán como detectores de dem andas, facilitadores de oportunidades tecnológi­
cas, prom otores de procesos de innovación em presarial y traductores de soluciones
p a r a el sector socio-productivo. ("Inversión millonaria para impulsar la tecnolo­
gía” Universia, 0 9 /1 2 /2 0 0 9 , Sección: N oticias.)

1.3. Pero precisamente, en las vísperas de la conferencia en que socialicé estas


reflexiones, con la fuerza irruptiva del acontecimiento, -en tre el escándalo y
el pasmo colectivo- irrumpió también el caso que conmovió y dio plenitud
de sentido a las resistencias, y modificaría las condiciones de aceptabilidad
social de los reclamos desde entonces. Se trata, sin dudas, del destino sellado
para Andalgalá, provincia de Catamarca, al conocerse la existencia de la Mina
Piliciao 16, que se encuentra registrada y concedida a partir del 6 de diciem­
bre de 2005 a nombre de Billiton Argentina BV. El área de mina concesionada
cubre prácticamente la totalidad de la ciudad de Andalgalá.
D ice el informe del Departamento de M inería de esa provincia:
“( . . . ) situación que es norm al y corriente, y a que según el Código de M inería
pueden coexistir las dos propiedades, tanto la minera como la superficial, sien­
do la minera en este caso confines de prospección y exploración, que en el caso,
de llegar a una explotación, se deberá contemplar la Indem nización corres-
pon dien tey el m ayor interés público p o r parte del Estado, p a r a la p rio rid ad de
D esarrollo.” (M ina Piliciao 16. Exp. 7 7 0 B 2 0 0 5 )
En este párrafo se condensa la elíptica sentencia por la que -en el imaginario
del Estado -, en nombre del “interés público” y la semántica del “desarrollo”, se
condena a todos los vecinos de Andalgalá a ser desplazados y a la ciudad, con
su arqueología vital y su genealogía humana, a ser dinamitada y vaciada. Sacri­
ficada. Este documento ha aportado, a nivel nacional, la probatoria suficien­
te de que, en la fuerza desnuda del modelo extractivista, la mega minería no
sólo es mono-cultural, sino que, en su aspiración más extrema, es totalitaria.
El conocimiento público de este escandaloso documento no ha podido ser
neutralizado, si bien el juez interviniente calificó el mismo de un “burdo

112
4. VIVIR EN LA CORTEZA

error”. Con esa consistencia y materialidad palmaria de los documentos gri­


ses, de estatuto bajo, el expediente administrativo en cuestión hizo irrumpir
las más diversas irregularidades, formas de cooptación e ilegalismos que, en
una casuística siempre lista para ser ampliada, no cesa de abonar y legitimar
las denuncias de pobladores y ciudadanos. Y, sobre todo, no deja de insistir
en el violentamiento que funcionarios y empresarios ejercen al adjudicar a
los emprendimientos el carácter de “inexorables”, a los que presentan como
ya existentes, en una ostentación de poder que públicamente denosta a las
comunidades negándoles su condición de sujetos políticos y procurando
colonizar -pasivizar- sus pasiones políticas, entre las que se encuentra la
desobediencia civil, motivada por la indignación cívica ante la violencia del
Estado-socio. Y pasivizar es instrumentalizar.
A partir de este develamiento oportuno -tras más de cuatro años de osten­
tar la firma del funcionario de minería- puede considerarse que la p u eblad a
de A ndalgalá por la que, dos meses después, se paralizara el inicio de A gua
R ica (-7\ proyecto tres veces más grande que B ajo L a Alumbrera, es un acon­
tecimiento que, si bien excede este trabajo, impele a afirmar que ostenta ya
-co m o todo acontecimiento- la capacidad de desalojar saberes disponibles
y modificar los juicios de opinión que hasta entonces gozaban de aceptabili­
dad, y deja abierto un campo de efectos no controlables.
En el vecino Perú, en tanto, el escenario muestra -h ech o presente- el futuro
ominoso que el documento de Piliciao 16 había destinado a Andalgalá. En tres
ciudades ya las vidas se han vuelto dispensables frente al carácter fáctico de la

7. M in era A gu a R ica L L R Sucursal A rgentina es su bsidiaria de la au rífera can adien se


Y am ana G old Inc., p ro p ieta ria d el 100% de las acciones. Con sed e en T oronto> op era en B ra ­
sil, A rgentina, Chile, C o lo m b ia y M éxico>y a la qu e A gu a R ica en su p á g in a institucional
d en om in a “nuestra em presa m a d re”. Y am ana G old Inc. resulta de la fu sió n de Y am ana G old
con M erid ian y N orth ern O rion. Con la captu ra del fu tu r o que estratégicam en te com parten
las tran snacionales con fu n cio n a rio s de gobiern o>aA ún hoy, tras la p u e b la d a an dalgalen se y la
suspensión de sus inicios p o r p a r te de la ju sticia, el lector p o d r á leer en su p á g in a “M in era A gu a
R ica es una em p resa que está p re p a r a n d o la ap ertu ra fu tu r a de una m in a de cobre, m olibden o
y oro en la p rov in cia d e C atam arca. H a p resen ta d o an te la a u to rid a d de ap licación el in form e
de im p acto am bien tal, proy ectán d ose em p e z a r la construcción en el segundo sem estre de 2 0 0 9
y la p rod u cción en 2 0 1 2 .” h t tp :// w w w .agu arica.com .ar/quienes so m o s/q u e es ag u a rica

113
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

corporación, declamado en la retórica de la malversación política también de


aquel gobierno, como “interés público”, ante la situación terminal a la que se ha
reducido a los pobladores. En efecto, en la actualidad el congreso de Perú apura
la aprobación de leyes para encuadrar la legalidad y la legitimidad para instituir
como categoría extractivista a los desplazables. Si el extractivismo en Argentina
está configurando espacios socialmente vaciables (Svampa 2008) ha dado bautis­
mo también, con el mismo estilete semiopolítico, a los reubicables.
Por estas ruinas del futuro de A ndalgalá, es que ingresaron los epígrafes pe­
ruanos en la política de esta escritura. En este marco, el extractivismo como
categoría objetiva de la mega-minería exhala -co m o una prolongación biopo-
lítica-, el vivir en la corteza, categoría intersubjetiva que posibilita pensar el
impacto de este modelo en términos de afecciones y sufrimientos psíquicos;
que involucra decires, haceres y sentires
El vivir en la corteza nombra la dimensión intersubjetiva emergente y deter­
minada por las políticas de desapropiación/ocupación territorial. Por la m o­
dalidad que se verifica en el país para la entrega del subsuelo donde yacen
los minerales, y en virtud de que desde el plebiscito de Esquel (2 0 0 3 ) no
se autorizan consultas populares previstas por ley, la mega-minería viene im ­
plantándose como una ocupación transnacional de territorios (9).

8. P rop on g o este sin tagm a com o una categoría que resulta de recorrer corpus discursivos
orales, escritos, presen ciales y digitales p ro d u cid o s p o r p o b la d o res, ciu d ad an os asam bleístas;
en entrevistas, boletines, diálogos, etc., y com o un a p o r te teórico-an alítico p a r a reunir el sentir
en ejes de sen tido que se h an ido cristalizan do y en cuyos registros se p u ed e advertir condiciones
socio-h istóricas territorializad as de con form ación de las subjetividades.
9. E n relación con violacion es de derechos hu m an os en A rgentina im p licad as en el extrac­
tivism o, el In form e C átedra UNESCO en S osten ibilidad, U niversidad P olitécnica de C atalu ñ a,
recientem ente h a d a d o a con ocer una sistem atización de las siguientes p ro b lem á tic a s:
- D esalojos fo r z o s o s y vulneración del derecho a disfru tar de vivien da dign a y decorosa.
- Represión en contra de campesinos/as y pueblos indígenas que redam an mejores condiciones de vida.
- O m isión, m orosid ad y lim itad a c a p a cid a d institucional p a r a im plem en tar la legislación so ­
bre derechos hu m an os en d ich as com u n idades.
- D estrucción d e las com u n idades cam pesin as e indígenas y de sus m edios de v id a a cau sa de
la ex p an sión so jera y la m in ería a gran escala.
- A u m en to d e la inseguridad de la ten en cia de la tierra de fa m ilia s cam pesin as e indígenas a
cau sa de la ex p an sión sojera y la m in ería a gran escala.

114
4. VIVIR EN LA CORTEZA

La expulsión territorial de las poblaciones es una fase material del proceso extrac­
tivo que tiene modalidades anticipatorias en los informes de impacto ambiental,
bajo las distintas operaciones que, escamoteando la naturaleza, su existencia eco-
sistémica con los humanos, producen la mineralización de las comunidades.
A ella se le asocia también una experiencia de la m uerte- l a muerte difusa- (An­
tonelli a2009, y b 2009 G oethe) que concierne la percepción fenoménica, la
dimensión de las afecciones y los saberes -dim ensión epistémica- de una lesi-
vidad terminal, irrevocable, sin retorno; carácter determinante de una catástrofe
en ciernes, que obedece tanto a la violencia en la dominación de la naturaleza
como al agotamiento irreversible de los bienes en cuestión y sus impactos en
las coordenadas de tiempo y espacio vivido del cotidiano. Pero también es
muerte difusa porque se deniega y se procura impedir su constatación.

2. Algunas precisiones para un glosario en curso

Con la implantación acelerada del extractivismo minero transnacional


a gran escala en Argentina(10), las resistencias sociales se han multiplicado,

- R iesgos sobre la sa lu d y el m edio am b ien te p o r el uso de agrotóxicos y los im pactos p ro d u ci­


d os p o r la activ id ad m in era a gran escala.
- F alta d e recon ocim ien to de las tierras y territorios indígenas.
E l citado informe fu e sistem atizado entre agosto y septiem bre 2008, conjuntamente con el M ovimien­
to Indígena Argentino y m iembros de las asam bleas de vecinos autoconvocados. P or lo que, a m ás de
un añ o y medio, y atento a los escenarios en curso>sin duda se han agu dizado e intensificado los indi­
cadores. Véase el inform e en http://lavaca.org/notas/soja-m ineria-y-derechos-hum anos/
10. Con una m irad a sobre la d éca d a que se ab re, se verifica en A rgentina la profu n dización
y celerid ad del proceso. A sí-com o afirm am os en otro lugar ( Svam pa-Antonelli, 2 0 0 9 ), pese a la
p reocu p ación que existe en m edios em presariales fren te a la m u ltiplicación de las resistencias y
las nuevas legislaciones del “n o”, las inversiones en m inería h an au m en tado n otablem en te en el
últim o a ñ o : com o señ a la b a un m edio especializado, en enero de 2 0 0 9 , con un lenguaje clara­
m ente productivista, “la exploración de riesgo en la actividad m inera argentina m arcó un nuevo
p ic o histórico durante 2 008. D e acu erdo a datos oficiales, se p erfora ron 6 6 5 .9 4 5 m etros en todo
el país, alcan zan d o un crecim iento del 11% respecto del añ o 20 0 7 . ( . . . ) “E l volum en de reservas
m inerales d esde 2 0 0 3 a la actu alid ad se cuadruplicó, encontrándose nuevos poten ciales y aci­
m ientos en las p rovin cias de S an ta C ruz,N euquén, San Ju an , Ju ju y y Salta, entre otras” ( h t t p :/ /

115
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

diversificado e instalado a lo largo de toda la cordillera y pre-cordillera, no


sin represión, criminalización y judicialización, en un escenario fuertemente
asimétrico que, por otro lado, había motivado el curso referido más atrás(11).
Entre los fenómenos evidentes hoy, la equivalencia de los procesos dañosos en
términos comunitarios -afectación sanitaria, fragmentación social, impactos
so ció-ambientales, económ icos y patrimoniales, erosión institucional, inter­
vención educativa, cooptación científica, mecanismos de disciplinamiento y
control social e involucramiento corporativo de los medios- han hecho visi­
bles rasgos comunes del sentido de la protesta social, la acción colectiva y la
participación ciudadana territorializadas (Svampa-Antonelli 2 0 0 9 ).

2.1. En ese marco, entonces, conceptualicé al repertorio de acciones que se arti­


culan y se entretejen ante el avance de la mega-minería -incluido el recurso a
las herramientas jurídicas- como estrategias de afrontamiento ante dos procesos
perversos en curso: la denegación del daño -lesividad ínsita al extractivismo mi-

p u esta en o b ra .b lo g sp o t.co m /2 0 0 9 /0 1 / m ineria-nuevo-record-para-el-sector-en.htm l). E l esce-


n ario argentino de este incipiente 2 010, d a cuenta a ca b a lid a d de la envergadura y celeridad de
la im plan tación del extractivism o; según R odrígu ez P ard o afirm a : “( . . . ) 7 4 m egacorporacion es
m ineras, la m ay oría canadienses y británicas, 165 proyectos de explotación esperan lu z verde
este añ o p a r a av an zar en diferentes etap as de exploración , fa ctib ilid a d , construcción y ex p lo ta­
ción. D e ellos, 6 6 corresponden a Jujuy, Salta, C a ta m a rca y la R ioja, 43 operan en San Juan, San
Luis, M en d o za y N euquén, y 5 6 en S an ta Cruz, C h u bu ty R ío N egro. A esta can tid ad se sum an
m iles d e cáteos m ineros que p rospectan vastas áreas cuantificando yacim ien tos y su p o sib ilid a d
extractiva, con ab so lu ta prom iscu idad y un laxism o legal in con cebible: la cifra d a escalofríos
p orq u e es el com ien zo de la devastación. D e ap rob arse todos los inform es de im pacto am bien tal,
coh ab itaríam os con suelos lunares, ingentes territorios con centenares de cráteres de 4 kilóm etros
de diám etro y m ás de 70 0 m etros de p ro fu n d id ad que en la jerg a se den om in an “o p e n p it”. Jav ier
R odrígu ez P ardo, “Un añ o de conflictos m ineros”, E l País, O pinión h ttp ://cr itica d ig ita l.co m /
in dex.php?secc= n ota& n id= 37286, 4 de fe b r e r o 2010.
11. Entre los m ás evidentes p ro cesos de represión se cuenta, sin du da, el inicio de la m ili­
tarización del territorio de la com u n idad P aisil-A ntreao, a h o r a en articu lación con la p o lic ía
p rov in cial d e N euquén. L a represión a cargo de gru pos p a r a p o lic ia les - e n un fr a n c o m arco de
v iolación d e derechos hu m an os- no sólo viene ejercién dose sobre la com u n idad m apuce, sino
que tam bién se h izo evidente en la represión en A n dalgalá, cu an do la ju sticia au to riz a ra el
ingreso d e las m áqu in as de la m inera, p a r a “a r ra s a r” el corte con el que los p o b la d o res, p o r m ás
de d os meses, ejercían a l resistencia a l proy ecto A gu a R ica.

116
4. VIVIR EN LA CORTEZA

ñero- y la malversación del interés público; figura cuyo sentido ampara en Argen­
tina desde 2004, por decreto presidencial a la mega-minería como política de
Estado. Aunque se tiende a desestimar el poder del lenguaje, en el marco de la
aludida conferencia planteé si tal vez los abogados participantes, por ejercer (y
enfrentarse con) el discurso más ritualizado, más eficaz y férreamente autoriza­
do y autorizante, podrían coincidir en diagnosticar como urgente la tarea de re-
semantizar daño e interés público. Ello, para fisurar el tejido que apretadamente
han urdido los inversores y la clase política cooptada, y llegar a mostrar -co m o
ocurriera con los debates doctrinarios y la demanda social ante los delitos de lesa
humanidad y su imprescriptibilidad respecto de la última dictadura militar en Ar­
gentina (1 9 7 6 -1 9 8 3 )- que la percepción y la significación social de la institución
justicia, su autoritas social, dependen aún hoy y en grado sumo de la permeabi­
lidad que evidencie ante las genuinas demandas ciudadanas por los efectos del
marco regulatorio sancionado en los 90 que liberalizó el extractivismo en el país,
y por las violaciones a derechos humanos que genera en su implementación.
Por diversos indicadores de descreencia colectiva en las instituciones estata­
les, compartí allí un preocupante diagnóstico. Si la institución universitaria y
el sistema de ciencia y técnica públicos estaban ya en el umbral del descrei­
miento societal en lo relativo a su responsabilidad social y su función pública
respecto a la legitimación de los reclamos socio-ambientales ante la tecno-
ciencia y la mercantilización que los vinculaba a ambos al modelo extracti­
vista, entonces y al mismo tiempo, la justicia se mostraba, por su lado, cada
vez más erosionada en relación con el pacto social de cuyo orden se presenta
como custodia tutelar en el imaginario del Estado.
El sentido mismo de aquel curso procuraba facilitar y promover la defensa y
el accionar preventivo contra el daño y, tal como fue afirmado en su transcur­
so, no hay derechos adquiridos p a r a dañar, argumento que requiere ser sociali­
zado ante el pretendido riesgo de lesionar la “seguridad jurídica” que invocan
las transnacionales en las batallas interpretativas que libran sus agentes en dis­
tintos espacios de decisión y opinión. Por otro lado, sólo mediante una fuerza
simbólica instituyente descomunal puede avalarse el irritante oxímoron por
el cual el cometer daños es declarado de interés público.

117
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

La llamada “nueva minería” procede por grandes voladuras de montañas y


procesos de lixiviación de rocas para separar los minerales, mediante gravo­
sos consumos de energía y de agua dulce, fuera de toda escala en relación con
los consumos poblacionales y cuyas fuentes de producción están localizadas
en zonas cordilleranas y pre-cordilleranas, cuencas hidrogeológicas determi­
nantes para la biodiversidad de la región y para la continuidad de ecosistemas,
de comunidades enteras, de sus economías, patrimonios y -sobre todo-, para
la continuidad de sus biografías y relatos comunales presentes y futuros; para
las tramas en que, de manera indisociable, intersubjetividad, espacialidad y
paisaje tejen mundos culturales y campos de experiencia entrelazados a prác­
ticas y afectos comunitarios.

2.2. Respecto de la sede de valores de los bienes a custodiar ante la lesivi-


dad, los sentidos territorializados que se construyen en el repertorio de
las prácticas de las resistencias, las urdimbres entre pobladores, vecinos y
pueblos originarios, por el contrario y en antagonismo con el paradigma ex­
tractivista, se corresponden con un proceso que hemos acordado llamar giro
eco-comunitario, el que en sus manifestaciones concretas se muestra como
interculturalidad en acción (12K
He elaborado la expresión giro eco-comunitario, como una extensión de la concep-
tualización del giro biocéntrico propuesto por Gudynas (Gudynas, a2009), a propó­
sito de la Nueva Constitución de Ecuador, en la que por primera vez se reconocen
derechos propios de la Naturaleza o Pachamama. Como afirma el autor: “Éste es
un cambio radical, en comparación con la mayor parte de los regímenes constitucionales
en América Latina, donde generalmente se incorporaron los temas ambientales como
“derechos de tercera generación”, también llamados “derechos económicos, sociales y cul­
turales” (incluido el “derecho a un ambiente sano”). (Gudynas 2 0 0 9 :3 4 )

12. T om am os en p réstam o el sen tido de in tercu ltu ralidad que D an iel M a to p ro p on e, a


p ro p ósito d e los estudios reu n idos en torn o a experien cias de universidades interculturales en la
región: “( . . . ) en estas instituciones n o se bu sca ap ren d er de un s a b e r m ono-cultural, sin o de los
saberes acu m u lados, m od os de p rodu cción de con ocim ien to y fo r m a s de ap ren d izaje, p ro p io s de
diversas culturas, p o n ién d o lo s en relación ”. (M ato, 2 0 0 9 :1 5 ) E l d estacad o es nuestro.

118
4. VIVIR EN LA CORTEZA

El autor pone como cuestión focal la identificación con un sistema de valores


que excluye la dominación y el control de la naturaleza; evidencia una nueva
articulación con los saberes tradicionales, y provee de un marco conceptual
desde la perspectiva de la ecología política y la ética ambiental, y también un
marco valorativo -los impactos del concepto de valor intrínseco- para pro­
ducir el contexto (y el desafío) en el cual generar las políticas y la gestión
ambiental basado en la buena vida ( sum ak kaw say) o buen vivir y en nuevas es­
trategias de desarrollo. El giro biocéntrico plantea, según el autor, “( . . . ) una
alternativa a la m odernidad abriendo las puertas a nuevas fo rm a s de valoración
am biental y articulación con los saberes indígenas”. (Gudynas, 2009, 34)
Como parte de ese pensamiento, el giro eco-comunitario es aquí una designa­
ción motivada. En efecto, nombra el proceso de identificación por el cual en la
red de redes territorializadas y ampliadas, se va configurando colectivamente,
pero sobre todo se actúa, se hace praxis, un horizonte de valores en el cual lo
eco-sistémico es claramente irreductible a lo mercantilizable como tópica de
la ratio instrumental, y procede por convivencialidad equivalencial de valores
-culturales, filosóficos, éticos, políticos, epistémicos, etc.- y que por lo m is­
mo, no responde a un único fundamento. Este h az de valores plurales está en
el centro de la común visión de las comunidades del N o, categoría que en otro
lugar propuse (Antonelli 2008 y 2 0 0 9 ) para referir a las redes de actores que
comparten intersubjetivamente otro mundo posible, tanto en la dimensión
fenomenológica (percepciones y aprehensiones sociales), cuanto en la valo­
ración ética y la validez epistémica para, no sólo denunciar al extractivismo,
sino responder propositivamente ampliando el campo socio-argumentativo
para el debate público desde otro paradigma, otras razones y pasiones, otro
enlace sensible con la naturaleza.
En el contexto que aquí propongo, entonces, la extensión de esta categoría
abarca las redes, praxis y sentidos producidos colectivamente, ampliación que
surge a la vez de poner en foco lo componentes precisamente de una conste­
lación: el alcance del nosotros (o sujeto de la afectación); la percepción de la
lesividad y la magnitud del daño, variables que determinan, a la vez, la signifi­
cación del presente y sobre todo, las prospectivas del futuro.

119
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

A manera de operación de distanciamiento, como una política de la mirada,


el recurso al caso ecuatoriano no sólo responde en este trabajo al criterio de
pertinencia sino, casi como un plus meta-discursivo, a su eficacia para permi­
tir iluminar y señalar la abroquelada carga de ideologemas con que en nuestro
contexto nacional se descalifica a las resistencias so ció-ambientales, ya como
fundamentalismos y retrógradas posturas premodernas, ya como “ecologis­
mo de la clase media ilustrada” (Allier 2 0 0 9 ).
He querido hacer lugar a este carácter político de la distancia (Ginzburg
20 0 0 ). A propósito de otras marcaciones y estigmas, he afirmado (Antonelli
20 0 6 ) que la politicidad de la distancia, en tanto mirada extrañada, puede
asumir la modalidad de un ejercicio crítico que, como en Voltaire, desmonta
la propia sociedad, su cultura, extrañando -volviendo “otras”- sus convencio­
nes, normalizaciones e, incluso, sus naturalizaciones. Pero la distancia tam­
bién puede ser el puesto de observación y el lugar de enunciación desde el
cual configurar a los seres humanos que extraña al mirar como encarnaduras,
ya de un bestiario, ya de hordas bárbaras, ya de extranjeros en cuyos estigmas
ignominiosos cifra su peligrosidad, entre otros universos ficticios en los que
la condición humana es precisamente denegada; y disponer, casi como con­
juro, el apartamiento, la exclusión o el exterminio. Marcación, apartamiento,
rechazo y exclusión; operaciones que requieren de una política de la nomina­
ción del nos (oíros): comunidad y excomunión.

2.3. La figura del daño está -co m o el nosotros- en proceso abierto de ser socio-
políticamente reconfigurada e interculturalmente transmitida, y su alcance,
sus fundamentos y bienes tutelados, inscritos en los bienes comunes -a u n si no
pueden ser asimilados de modo pleno al buen vivir- habilitan dos fenómenos
del orden del discurso - el que no sólo es el medio de las luchas, sino también
-ta l vez, sobre todo-, el objeto por el cual se lu ch a(13).
Por un lado, superan y exceden las argumentaciones basadas en las divisorias

13. C om p artien do la fo rm u la ció n de F ou cau lt (1 9 9 6 ) en "La verd ad y las fo r m a s ju rídi-


cas”, p en sam os el discurso com o ju eg o estratégico “de acción y reacción, de pregu n ta y respuesta,
de d om in ación y retracción, y tam bién de lucha. E l discurso es ese conjunto de hechos lingüísti­
cos en d eterm in ad o nivel, y p o lém ico y estratégico en otro ” (1 9 9 6 :1 5 )

120
4. VIVIR EN LA CORTEZA

de intereses particulares y sectoriales que invocan profesionales, sindicatos,


etc., vinculados a la mega-minería -q u e resultan funcionales a la lógica ex­
tractivista del mercado de materias primas que rige el modelo-, y ponen
necesariam ente de relieve el principio de convivencialidad intergeneracio­
nal. Así conceptualizado, el daño está lanzado no sólo hacia el presente sino
hacia el futuro; y la responsabilidad se acentúa por el carácter futurible de
sus víctimas. Por otro, los significados en construcción pueden ser articulados
con los fundamentos de los principios precau torio y preventivo del derecho
ambiental. La cuestión es, com o lo plantea M artínez Allier (2 0 0 8 ), pues,
quiénes ostentan el poder de simplificar la complejidad im poniendo un
determinado y único lenguaje de valoración, con lo que se procura eclip­
sar y arrojar fuera del sentido, a otros lenguajes de valoración. Por ello, es
preciso trabajar para ampliar la legitim ación y la eficacia de los lenguajes y
sistemas valorativos que ellos consagran, tales los derechos territoriales, la
justicia ambiental y social, la subsistencia humana, la sacralidad.
La socio y la etnolingüística han dem ostrado con dolorosas evidencias
históricas que, en las batallas por la im posición de significados en rela­
ciones asim étricas de poder, term ina im poniéndose el significado so ste­
nido por el actor dom inante. Q ue se trata aquí a propósito del d añ o y sus
sign ificados en construcción, de un contenido program ático, a m anera de
consigna de creación colectiva respecto a una sem io-p olítica de visión
eco-com unitaria, se com prueba verificando el con trol qu asi o m n ím o ­
do del discurso, las narrativas y la sem ántica que han em prendido las
em presas, el Estado y los m ediadores sim bólicos que coadyuvan a sus
intereses, engarzadas en im aginarios de crecim iento y desarrollo, in te­
gración regional, etc. (A ntonelli 2 0 0 9 , Arias Toledo, 2 0 0 9 ). Pero es en
este asim étrico escenario que están planteadas las apuestas y las luchas
colectivas, en un horizonte abierto que no obstante la violenta asim etría
-o precisam ente por ella- no renuncia, con las marcas y las huellas in ter­
subjetivas de los testim oniantes, a construir colectivam ente significados
garantes de la vida, con capacidad de entrar con legitim idad al orden del
discurso y a los m arcos políticos de decisión pública.

121
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En buena medida, la sordina monolingüista que procura el discurso extracti­


vista se funda en la asimetría y el silenciamiento y sobre todo, en estrategias
de estigmatización de enunciados y voces, infamaciones que se ejercen en
distintos espacios institucionales y sociales.

3. Espectros que no cesan.


Infamación y fragmentación

La denegación del daño -negar que se niega- es así la réplica estratégica, a


múltiples escalas, instituciones y actores, de la constitutiva lesividad del m o­
delo, presente y futura, que es efectivamente percibida como definitiva, ter­
minal. Todo un campo léxico aguarda por la eficacia de mecanismos sociales
de desmentida: remediación, mitigación, inclusión, entre otros.
M entira y negación de la negación caracterizaron los regímenes de enuncia­
ción y visibilidad de la última dictadura militar argentina. Desde una pers­
pectiva sociodiscursiva y política, la dictadura ostentó el funcionamiento de
un dispositivo de traducción/asimilación desde un imaginario conspirato-
rio que hizo de las denuncias y los saberes circulantes sobre las violaciones a
derechos humanos un mecanismo sistemático de estigmatización de enun­
ciados, por los que se estigmatizó, en consecuencia, a los sujetos que los (d)
enunciaron (Tabachnik 2 0 0 5 ). Com o ha sido estudiado, este dispositivo es­
tableció la delimitación de las divisorias mismas entre razón/locura, verdad/
mentira, que como lo analizara Foucault, operan entramadas a relaciones de
poder en todas las sociedades históricamente consideradas, entre las que sin
duda se cuentan las distintas modalidades y operaciones de control sobre los
discursos y sus sujetos.
Esta remisión a la dictadura no es un mero telón de fondo, ni un gesto polí­
ticamente correcto de memoria pública, sino un campo de experiencia, un
objeto de estudio y un fenómeno aún vigente del cual extrapolar -por ana­
logía -, su lógica de funcionamiento, a fin de aportar a la comprensión de los
mecanismos que hoy obturan. En primer lugar, la constatación de las vivencias

122
4. VIVIR EN LA CORTEZA

de los pobladores en otras voces y relatos sociales que son imprescindibles


para la construcción social de la realidad, pues en ellas se refrendan las pro­
pias voces, y se convalida socialmente la subjetividad. En segundo lugar, los
procesos que inhiben la construcción social de la verdad o veridicción y, en
consecuencia, también se atenta contra la promoción social de la justicia. Im­
pedir la constatación social del registro del daño como afectación arroja a los
sujetos a la privatización del sufrimiento psíquico ante la violencia, y produce
el corte de los relatos colectivos donde anclar las biografías y su régimen de
verdad. Denegar la veridicción social consolida los mecanismos perversos,
en particular los del Estado, pues invierte exactamente su función de garante
social por el del violador del pacto.
El secuestro de voces encuentra en la infamación de los actores sociales la
más eficaz estrategia de deslegitimación múltiple de personas y colectivos
que disputan y también eventualmente confrontan por denunciar la lesividad
constitutiva de este modelo, las irregularidades, los ilegalismos instituciona­
les y los violentamientos territorializados que se despliegan.
La imposición de un único relato y con él, un único mundo posible es, en el
ejercicio del poder semiótico del capital, el intento de controlar -in h ibién d o­
las lógicas que proveen otros argumentos, otras razones, otras memorias y
sentires, otros proyectos societales que desmontan la desnudez de las lógicas
economicistas y su pragmática mercantilista (Antonelli, 2 0 0 9 ).
Entre las modalidades en que las resistencias socio-ambientales son violen­
tadas, la estigmatización -q u e supone marcar, discriminar y en último térm i­
no, segregar o separar sujetos de las construcciones de colectivos de identifi­
cación - nosotros/otros- se ejerce de modo sistemático a múltiples niveles y
escalas como instrumentalización. La mega minería opera casi inicialmente
por fragmentación de las tramas familiares, los vínculos amicales, vecinales
y comunitarios, y tam bién en las instituciones, tomando en los medios de
com unicación vastas proporciones en cuanto a representaciones sociales de
identidades segregadas. La infamación - “fundamentalistas”, “ignorantes”,
“demonizadores” etc. y las prácticas de maltrato y destrato que con ellas se
actúan- es, en general, una función del odio y procura, en último término, el

123
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

exterminio simbólico del otro configurado especularmente. Pero en el pro­


ceso que abordamos aquí, la infamación es una función del cinismo.
En la medida en que en una de sus dimensiones posibilitadoras estamos ante
un proceso que procura el control productivo de una política general de la verdad
de sinergia extractivista, en el marco mayor de la privatización y mercantiliza­
ción de la producción de conocimiento y de innovaciones y transferencias
orientado al sector extractivo, la infamación como secuestro del capital sim­
bólico de la honra basado en la competencia epistémica se verifica en institu­
ciones de legitimación social del conocimiento, promoviendo sobre particu­
lares individuos el exterminio simbólico y la expulsión del campo como “par
interlocutor”, o bien por neutralización y quita de audibilidad a comunidades
científico-académicas críticas al modelo extractivo y a la narrativa promesan­
te (Antonelli, 20 0 9 ) que propugna el “neodesarrollismo” que lo sostiene.
Este ejercicio descalificador, que busca anular los soportes subjetivos y las
prácticas disidentes, han sido armas eficacísimas para negar la legitimidad de
las resistencias, la razonabilidad de otras lógicas no reductibles al mercado, y
la validez de saberes y principios de ethos, esthesis y p a th o s que no responden
a la mercantilización de la naturaleza, de la vida ni de las comunidades, tam ­
poco a la mercantilización de conocimientos ni a la suspensión o renuncia a
las reglas éticas de los campos disciplinares.
En términos de intersubjetividad, este ejercicio diseminado y reticular opera
- e n analogía con los procesos denegatorios de la dictadura militar- la imposi­
bilidad de constatación del daño; es la perversión que consiste en negar la en­
tidad y la existencia del sufrimiento psíquico, físico, y produce la invalidación
de saberes a los que se les niega entidad y contenido veridictorio. Romper el
anclaje por medio del cual se construye socialmente la realidad, se constata co­
lectivamente la verdad y se articulan relatos testificados p o r voces sociales arroja al
umbral estratégico en el que, mediante un dispositivo estigmatizador anclado
en un imaginario conspiratorio, se deniega la violencia en el psiquismo, en los
cuerpos y en lo social. Y se eclipsa la responsabilidad, se desresponsabiliza la
violencia y a quienes la ejercen, por lo que alimenta una cultura de la impuni­
dad y una teatralización del cinismo político.

124
4. VIVIR EN LA CORTEZA

La denegación de voces sociales, el secuestro de narrativas de pobladores, la


denegación de sus probatorias, etc., en tanto proceso y efecto, corresponde al
E stado perverso, categoría que fuera desarrollada de modo palmario respecto,
tanto del Estado terrorista como del Estado de la eufemísticamente llamada
“cultura política del perdón”, y que los organismos de derechos humanos en
Argentina denunciaron como estado de impunidad. Entonces también se in­
vocó la ley, la de Obediencia Debida, la de Punto Final y luego los indultos
por decreto. La ley y la razón de Estado.
La denegación de esa violencia es lo que está en el centro del vivir en la corteza.

4. Sobre la prescripción de la ley


y los cuerpos en territorio:
el superficiario del subsuelo.
A manera de inconclusivo cierre

El vivir en la corteza, en tanto categoría intersubjetiva, encuentra su institu­


ción de posibilidad en la figura jurídica del superficiario del subsuelo, instituida
en el marco regulatorio de los 90, en y por el cual el Estado argentino -co m o
otros de la región en esa misma década, en especial el Perú de Fuyimori- se
auto-inhibió para disponer del subsuelo, en el marco de un dominante pro­
ceso de inversiones extranjeras directas (C ID SE 20 0 9 ) encuadradas en extre­
mas condiciones de beneficios para las empresas transnacionales que, desde
entonces, monopolizan la extracción minera a gran escala.
Así, resultante de la macro privatización, el Estado no puede no ser sino el
operador de la cesión de territorio en simultaneidad con la renuncia legalizada
a la soberanía (Antonelli: 2007 y 2 0 0 9 ). A propósito de los efectos pragmá­
ticos de la sanción del marco regulatorio, puede afirmarse que se ha tratado
más bien del desfondamiento de la soberanía, semantizada en tales condiciones
como “capacidad estatal de cesión territorial privatizadora” tal como consta
en registros documentales de discursos políticos de la década pasada relativas
a extracción hidrocarburífera y metalífera de miembros del Ejecutivo de las

125
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

primeras provincias mineras, como Santa Cruz. Desde la perspectiva de la cor­


poración transnacional, ésta ha logrado legalizar, estabilizar y consolidar con
su capacidad de lobby la acumulación por desposesión (Bebbington, 2 0 0 7 ).
Por otra parte, esta desapropiación así legalizada, ha establecido para el Esta­
do las incumbencias propias de un gerenciador de bienes comunes, un admi­
nistrador de fuentes no renovables como el agua y que, para el caso argenti­
no, evidencia en el veto presidencial a la ley de protección de zonas glaciares
y periglaciares de 2008 su emblemática fuerza instituyente. El Estado sigue
funcionando como el agente con mayor capacidad para delimitar la violen­
cia legítima que beneficia -desde el ámbito gubernamental- a la corporación
minera y secundariza, cuando no invisibiliza a la sociedad civil, o reprime en
escenarios de militarización y actuación parapolicial. En este marco, se desta­
ca por sus consecuencias sistémicas, el asumir la gestión de la institucionali-
zación de políticas pro-mineras en la figura del “interés público”.
Esta macro operación -sem iopolítica y fáctica- condensa el mecanismo per­
verso por el cual la acumulación por desposesión territorializada ha sido insti­
tuida como nodo conceptual de retóricas del Estado directamente tributarias
de la expoliación transnacional, mediante las cuales la totalidad del aparato
estatal ha quedado implicado en la lógica y subordinado a los intereses del
sector privado.
Tras más de ocho años de resistencias socio-ambientales en Argentina, ya es
inocultable la lesividad ínsita al modelo, que no se reduce ni se agota en los im­
pactos ambientales, aunque éstos son implacables e irreversibles; ni en los des­
comunales y gravosos pasivos ambientales. Tampoco en los perjuicios para el
país ante la continuidad y ratificación del mismo marco liberalizado de los 90.
M ontos no cuantificables de sufrimiento psíquico marcan la formación socio-
histórica de las subjetividades asediadas por el extractivismo: fragmentación
social, impactos socio-sanitarios -cu erpos enfermos-, dispositivos de control
social -cuerpos marcados-, disciplinamientos institucionales -cuerpos dóci­
les-, silencios impuestos y censura, rumores veridictorios(14) descalificados

14. A d o p ta m o s a q u í la perspectiva socio-com u n icativa según la cual, fu e r a del p a ra d ig m a


que lo reduce a m entira, en gañ o o fa ls e d a d que circula de m an era an ón im a y difusa, el ru m or es

126
4. VIVIR EN LA CORTEZA

mediante la estigmatización que pesa sobre los disidentes del modelo hege­
mónico corporativo. Pero también nuevas pasiones cívicas, otras indignacio­
nes y dignificaciones se constelan entre las cumbres cordilleranas, las mesetas
patagónicas, los valles calchaquíes y los cerros de la puna, resignificando con
otros sistemas de valores la conformación geológica de nuestros territorios;
marcas y escrituras intersubjetivas de las resistencias colectivas.

B ib lio grafía

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Universidad N acional de Córdoba. http:/www.ffyh.unc.edu.ar/alfilo

un g én ero p o r el que, a m an era de p o le a de transm isión, circulan en u n ciados p o r ta d o res de un


s a b e r m ás verd ad ero> m ás com pleto que el que tran sita p o r los discursos oficiales com o “v erd a­
d es p ú b lic a s”. P or otra p a rte, la con ceptu alización de este género, especial p er o no excluyente-
m ente d e la oralid ad , restituye a los en u n ciados que se com unican, el espesor d el en tretejido de
actores y p rá cticas ter ritorializad as que lo so p o rta n y socializan .

127
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

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128
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- Voces de Alerta (2 0 0 9 ) http://voces-de-alerta.blogspot.eom /2009_05_01_archive.htm l
- http://lavaca.org/notas/soja-m ineria-y-derechos-hum anos/

129
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PA1'AGONIA

RESPONSABILIDAD SOCIAL
EMPRESARIA

MAQUILLAJE PETROLERO
EN PATAG O N IA(1)

Marc Gavaldá y Hernán Scandizzo 121

Las empresas transnacionales han realizado en los últimos años


grandes esfuerzos en generar una imagen de interés por el bienestar
comunitario, y preocupación por el saneamiento de los impactos resultantes
de su actividad. Estas iniciativas, en respuesta a los cuestionamientos de las
comunidades locales y movimientos sociales -o anticipándose a ellos-, se
enmarcan en la estrategia de Responsabilidad Social de la Empresa (R SE ) o

Responsabilidad Social Corporativa (R S C ), también denominadas campañas


de lavado verde cuando entran a escena con un discurso ambientalista.
Los nuevos enfoques de imagen corporativa sugieren que para que una
empresa transnacional cumpla con éxito su objetivo de ser socialmente
responsable, debe cambiar de paradigma y pasar de un enfoque shareholder
-donde la única prioridad es reportar el máximo de beneficio a los accionistas-

1. Versión p u b lic a d a en el b log del O bservatorio P etrolero del Sur\ el 9 /9 /2 0 0 9 .


2. M a r c G avaldá es licen ciado en C iencias A m bien tales (U niversidad A u tón om a de
B arcelon a). Integrante la p la ta fo r m a R ep so lM a ta y del consejo de redacción de la revista cata­
lan a E colog ía P olítica. H e rn á n S ca n d iz z o es period ista. M iem bro del O bservatorio Petrolero
Sur. P or seis añ os integró el Colectivo P u eblos O riginarios de A rgentina ln dym edia.

131
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

a un enfoque m ultistakeholder -a partir del cual abre procesos de diálogo social


con sus grupos de interés para recoger sus preocupaciones-.
Los grupos de interés -conformados por accionistas, clientes, trabajadores,
proveedores, gobiernos y comunidades locales- exponen sus inquietudes
específicas -creación de valor de sus productos, lucha contra el cambio
climático, seguridad de los empleados, gestión ética y transparente, diálogo
y cooperación con la comunidad, desarrollo profesional de los empleados,
derecho a la sindicalización, disminución de los impactos ambientales, defensa
de los territorios indígenas, protección de labiodiversidad, mejores productos,
m ejor atención, seguridad en el suministro, etc.- que son consideradas por la
empresa. Ésta adaptará su visión y sus estrategias al objeto de afrontar de la
m ejor manera posible los retos planteados.
Dichos grupos pueden seguir el cumplimiento de estos objetivos/compromisos
a partir de la ‘Memoria social y ambiental’ que, de forma voluntaria, hará cada
año la empresa, y será revisada por una auditora o consultora de prestigio que
valida las afirmaciones que fundamentan el informe. Inversores y consumidores
pueden decidir soberanamente qué productos consumir y dónde colocar sus
ahorros a partir de la información volcada en las memorias.
Éste es uno de los marcos teórico-prácticos en los que se fundamenta la RSE
según empresas y gobiernos. En la práctica, el carácter de esos informes,
redactados por la misma empresa y respaldados por entidades consultoras
pagadas por ésta, carecen de credibilidad científica y se inscriben más bien en
el campo de la publicidad, aunque intentan aparentar lo contrario.
Cuando se aborda y profundiza en las contradicciones de esos informes de RSC
afloran múltiples ejemplos donde la filantropía corporativa impone modelos
exógenos de desarrollo en las comunidades donde quiere generar consenso. Por
lo que se concluye que las inversiones sociales son entonces un instrumento
para prevenir, ocultar o manipular las denuncias contra las empresas

3. C arrión , Jesús y G av ald á, M arc, R epsol-Y P F: Un discurso socialm en te irrespon­


sa ble, A g ora N o r d - S u d B a r c e lo n a , 2 0 0 7 . D escargas en : h ttp ://w w w .o d g .c a t/es /in ic io /
p u b lica cio n s/ll.p h p U d _ p a g in a = ll& id _ n o tic ia = & id _ a g en d a = & p u b lica cio n s= 3 & id _ p u b lic
acion s= 1 6 & categ orialin k= & id_bu tlleti= & an y_bu t= & id_n ota= & id=

132
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PA1'AGONIA

“L a E T N [em presa transnacional] está obligada a m axim izar beneficios p a ra


los accionistas. Esta obligación de gan ar dinero p o r encima de cualquier otra
consideración significa que las E T N sólo pueden ser socialm ente responsables si
no son sinceras. Es altam ente im probable que los beneficios sociales de la RSE
estén p o r encim a de las pérdidas que la m ism a com pañ ía le genera a la sociedad
desde otras áreas” (4).

No a la Mina en Patagonia

Las prácticas de RSE no son nuevas en Patagonia, ejemplos de donaciones


a comisiones de fomento, hospitales y escuelas son habituales. Estos lifting
corporativos no siempre se realizan abiertamente sino que en ocasiones se
tercerizan hacia organizaciones no gubernamentales. Un ej emplo es la estrategia
de la empresa minera Meridian Gold (hoy Yamana Gold) denunciada por los
opositores a la explotación del Cordón Esquel, en el noroeste del Chubut.
Entre setiembre y octubre de 2003 la compañía se reunió en Buenos Aires
con las consultoras Bussiness for Social Responsability (B S R ) -de Estados
Unidos- y Braga M enéndez y Asociados -de Argentina- para diseñar un plan
de acción para revertir el rechazo a la mega minería metalífera, que el 23 de
marzo había triunfado con el 81% de los votos en un plebiscito por el SI o el
N O a la mina. Ambas empresas recomendaron la intervención de O N G s que
gozan de aceptación social para lavar la imagen del proyecto (5).
Un audio de aquella reunión fue difundido por la Asamblea de Vecinos
Autoconvocados de Esquel por el No a la M ina el 17 de marzo de 2005.
En el comunicado que acompañó la grabación transcribieron algunos
fragmentos: “Nosotros hemos individualizado cuatro O N G ’s, fa lta ría una

4. C o rp orate W atch [2 0 0 6 ], W h a t’s w rong w ith corp orate so cial responsibility.


C o rp orate W atch. O x f o r d 2 0 0 6 , pág. 6.
5. B S R asesora a las p etroleras E x x on M ob il C orp oration y Shell, y a las m ineras
N ew m on t M ining C orporation , P la cer D om e In c y R io T into P ie. D iagon al, 0 5 /1 2 / 0 6 .
http://d iag on alp eriod ico.n et/spip.php ?article2616

133
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

quinta, independientemente de alguna otra que se p u ed a encontrar, que creemos


pueden realizar algún tipo de tarea, ser de utilidad en algún momento, y tenemos
que contrabalancear la participación de Greenpeace con la participación de ONG
de reconocida participación y prestigio como p a r a hacer algún tipo de balance.
L as que nosotros identificamos son la Fundación Vida Silvestre; Cambio
Democrático; Poder Ciudadano y FARN, y hay una fundación que trabaja en
los temas de gestión em presarial responsable” (6).
En aquel encuentro también se refirieron al ‘p roblem a mapuche y previeron
la intervención de una O N G acorde a esa estrategia: “H ay una fundación
que trabaja mucho con los mapuches en la P atag on iay la Cristina Miguens. Su
herm ano Carlos Miguens es un accionista fuerte, él vendió la em presa (M inera
El Desquite dueña del Proyecto Cordón Esquel) a Meridian Gold, p ero esto [los
m apuche] es como un grupo secundario, pero p a r a prevenir cualquier movilización
sobre el tem a indígena”. Del testimonio se deduce que C ruzada P atagónica
(F C P ) sería la fundación en cuestión, debido al estrecho vínculo que tiene
con Cristina Miguens

L o s jó v e n e s d el C e n te n a rio

FC P no nació para lavar la imagen de empresas cuestionadas, al menos no


era su obj etivo cuando llegó al territorio. La fundación sentó sus bases enjunín
de los Andes al cumplirse 100 años del inicio de la ‘Conquista del D esierto’,
la acción militar por la que se sometió al Pueblo Mapuche en Puelmapu y
consagró el modelo agroexportador. Una nueva cruzada comenzaba en 1979,
sin rémington, sí; otros tiempos, otros medios, el mismo territorio.
Primero desarrolló una intensa labor de promoción social en el sur neuquino, que
se extendió al resto de la provincia, oeste de Río Negro y noroeste chubutense con
recursos públicos y privados. Entre los contribuyentes se encuentran Chevron

6. C o m u n icad o de la A s a m b le a de V ecinos A u tocon v ocad os de E sq u el p o r el N o a la


M in a, 1 7 /0 3 / 0 5 . h ttp ://a r g en tin a .in d y m e d ia .o rg /n ew s /2 0 0 5 /0 3 /2 7 8 0 5 1 .p h p
7. http: / /w w w .cru zad ap atag on ica.org /T estim on ios/ m iguens.asp

134
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PAT'AGONIA

Argentina, YPF, TG S, Capsa Cap ex, Pan Am erican Energy (PAE), E SSO
Petrolera Argentina y Total. Chevron Argentina e Y P F se encuentran entre las
tres compañías que le aportan a más de $100 mil anuales, y ambas -junto a TG S-
son consideradas “aliadas estratégicas” de la fundación Hoy FCP es una de las
promotoras de las jornadas del tercer sector en Patagonia.
“Cuando aquíllegam oslas C om unidadesM apuchenisiquieraseautodenom inaban
Com unidades, es más, algunas no estaban siquiera congregadas en torno a
la conciencia de su entidad M apuche”, afirmó Germán Pollitzer, director
ejecutivo de Cruzada, en una nota de prensa institucional(9). “E staprogresiva
adquisición de capacidad y la recuperación de autoestim a consiguiente, fu e
acom p añ ad a p o r Fundación C ruzada P atagónica desde sus diversos program as
y proyectos, tendientes a fo rta lecer el conocimiento, difundir tecnología ap rop iad a
y acom pañ ar los procesos de organización interna, gestiones y reclamos judiciales
y extrajudiciales”, subrayó el abogado.
La opinión de la Confederación M apuche del Neuquén (C M N ) dista mucho
de lo expresado por Pollitzer. “L a Fundación C ruzada Patagónica, institución
nefasta de la derecha católica, que ingresó a nuestras comunidades m apuche en
1.978, con su director Germán Pollitzer, apadrin ado p o r el [dictador] Jorge R afael
Videla, como ‘j oven brillante’. Este mediocre abogado, pero brillante colonizador,
es también el responsable del llam ado caso ‘robo de bebés m apuche [C aso Ñ anco]
a través del cual lo destituimos como Defensor Oficial de Junín de los Andes en los
'90”s afirmó la organización en un comunicado de diciembre 2003 (10).
En ese mismo sentido M artín Velázquez Maliqueo, lonko de la comunidad
Logko Puran agregó: “Existen algunos casos muy claros en Neuquén donde
este abogado convencía a las mujeres m apuche p a r a que dieran a sus niños en
adopción diciéndoles que no tenían recursos p a r a garantizarle la crian za” (11).

8. L a s em p resas sellan a lia n z a s estratégicas' p a r a com p artir recursos, con el fin de incre­
m en tar su com p etitiv id ad, sin llegar a fu sion arse.
9. B oletín In form ativo N °2, ju lio 2 0 0 3 . h ttp ://w w w .cru z a d a p a ta g o n ica .o rg /B o letin es/
b oletin 2 /b oletin 2 .h tm # C am bio% 2 0 L eg islat
10. CM N , 2 0 / 1 2 / 0 3 . h t t p ://w w w .m a p u c h e - n a t io n .o r g /e s p a n o l/h t m l/n o t ic ia s /
cm d o -1 0 9 .h tm
11. M artín V elázqu ez M aliqu eo, B u en os A ires, 2 1 /0 7 / 0 7 .

135
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

C ru zad a p e tro le ra

La articulación con empresas petroleras catapultó a la Fundación como


actor en los conflictos generados en la boca del pozo, como sucedió en la
comunidad Logko Puran. Allí P io n ee r N atural R eso u rces -absorbida luego
por A pache C orp oration - propuso en 2006 la intervención de FC P para
inventariar los impactos de la explotación petrolera y las necesidades de los
comuneros.
“Nosotros no aceptam os que sea la Fundación C ruzada Patagónica porque
teníamos información de cómo estaba trabajando y sobre todo de quién presidía
la Fundación, que es el abogado Germán Pollitzer, quien ganó la atención de las
comunidades en la zon a sur y utilizó p a r a generar divisiones”, explicó Velázquez
Maliqueo (12).
La cruzada continúa, pese a que los alegatos en su contra le cierran algunas
tranqueras. D e la mano de A pache C orp oration , FC P ingresó al lo f Antipán,
ubicado a 58 km. de Zapala, y en 2008 ejecutó un proyecto para garantizar la
provisión de agua(13).
“Entiendo que Repsol YPF, a través de la Fundación C ru zada Patagónica, ha
construido algunos centros de salud, escuelas, ha llevado pan eles fotovoltaicos
a las com unidades p a r a el suministro de energía solar”, señaló el lonko
Velázquez Maliqueo. “Sé que ese trabajo lo h a hecho en com unidades
m apuches de N euquén, pero no sé específicam ente cuáles. S í p od em os h ab la r
de las com unidades m apuche Paynem il y K axipayiñ [L o m a de la L ata], donde
Repsol la contrató p a r a llevar adelan te el trabajo de relevamiento dentro de
la com unidad y sacar a niños y jóvenes becados p a r a estudiar en la Fundación
C ru zada P atagónica [C entro de Educación Integral San Ignacio de Junín de los
A n des]”, acotó la autoridad mapuche.

12. Idem .
13. h ttp ://w w w .c ru z a d a p a ta g o n ic a .o rg .a r/B o letin es/1 6 / n otas.h tm # n otaí

136
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PAT'AGONIA

H a c ie n d o e sc u e la

En 2001 R ep so l Y P F suscribió un acuerdo con FC P para otorgar becas


de estudio a alumnos del C EI San Ignacio y “apoyar program as de desarrollo
integral de las comunidades rurales de la zon a oeste de laP atagonia, en su m ayoría
de origen m apuche”. “L a elección de la institución no fu e azarosa, se basó en sus
2 0 años de trabajo ininterrumpido y exitoso en la región que dan com o resultado
un vinculo sólido muy valorado y requerido p o r estas com unidades”, explicó la
petrolera (14). Según la O N G : “L as becas perm iten cubrir traslados en un radio
de 500 km., alimentación, hogar, equipam iento y capacitación. L as otras áreas de
acción están dirigidas a extender el trabajo de C ruzada Patagónica a un m ayor
número de comunidades rurales. Eso se logra m ediante el asesoramiento legal y
organizativo en comunidades M apuche, la articulación didáctico-productiva entre
nuestra escuela agro-técnicay las escuelas prim arias rurales, o la puesta en m archa
de pequeños emprendimientos productivos (invernaderos, pasturas, asesoramiento
agro-técnico, apicultura, turismo, etc.)” í'ls\
La relación petrolera-fundación se sostuvo y estrechó con el paso del tiempo.
Dos años más tarde, “como profundización de la alian za”, “la fundación
com enzó a trabajar en comunidades del noroeste de la provincia [de Neuquén],
en las localidades de B uta Ranquil, Rincón de los Sauces, Añelo y P ata M ora
(sur de M endoza), todas ellas zonas donde la com pañía realiza operaciones, con
la instalación de invernaderos y otras actividades”, detalló la petrolera en un
informe publicado en el Directorio R SE de las Empresas Argentinas (16).
En 2004 la corporación europea financió el proyecto “Una escuela, una granja”,
iniciativa que hacia 2007 pretendía llegar a 30 escuelas de Neuquén, Río Negro
y Chubut -a las que concurren unos mil estudiantes-(17). Según la información

14. P rog ram a com u n idades rurales p ata g ó n ic a s con m ás en ergía p a r a crecer. h ttp ://w w w .
re p so l.c o m /es _ es /to d o _ s o b re _ re p so l_ y p f/r es p o n sa b ilid a d co rp orativ a/co m p rom iso s o c ia l/
C om u n id ad es_ ru rales_ patagon icas.aspx
15. B o le t ín I n fo r m a t iv o N ° 2 , j u l i o 2 0 0 3 . R e s a lt a d o es d e l o r ig in a l. h ttp ://w w w .
cru za d ap atag on ica.org /B oletin es/bo letin 2 /b oletin 2 .h tm # R ep sol% 2 0 Y P F
16. h ttp : / /w w w .com u n icarsew eb.com .ar/ d ire cto ri o/ ypf. ht m i# adhesión
17. L a N a c ió n (L N ), 0 3 /0 7 / 0 5 .

137
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

disponible en el portal de FCP, 572 alumnos de 18 escuelas rurales participan


en las actividades de articulación didáctico-productiva. Mientras que el
‘Programa comunidades rurales patagónicas con más energía’, ejecutado por la
Fundación y financiado por Repsol, comprende a unas 3200 personas -según
cifras publicadas por la empresa-, distribuidas en nueve comunidades mapuche
o campesinas: 520 en la comunidad Painefilú, 600 en Atreico, 1300 en Aucapán
y Nahuelmapi, 30 en Buta Ranquil (Asociación de chacareros y fruto cultores),
y 750 en Naupahuen, Aguada Guzmán, Lonco Vaca y M ichihuau(18).
La educación es el centro de la labor desarrollada por FCP, y el CEI San Ignacio
fue durante muchos años su piedra angular. En agosto de 2007 un incendio lo
destruyó completamente y en 14 meses fue reconstruido con aportes de empresas
(74% ), Estado (21% ), donantes particulares (4% ) y organizaciones de la sociedad
civil ( l % ) (19). A tal fin Chevron entregó $2,5 millones -“la mayor inversión social”
realizada por la compañía en el país(20)-, YPF, un millón de pesos, también Apache,
Total, Fundación Esso, Pluspetrol, TGS e YPF Gas aportaron su óbolo.
El 9 de setiembre de 2008 se reinauguró uno de los dos edificios del CEI, del acto
participaron el embajador de Estados Unidos, Earl Wayne, el director gerente
de Chevron para Latinoamérica, Wes Lohec, y el presidente de Chevron en
la Argentina, Ian Partridge; también el gobernador neuquino Jorge Sapag, la
subsecretaría de Educación, Patricia Ruiz, y autoridades municipales. Un mes más
tarde, el 10 de octubre, fue el turno del restante, durante el festejo las autoridades
de la fundación reconocieron: “el enorme esfuerzo de empresas, Estado, particulares,
la comunidad de Junín de los Andes, San Martín de los Andes, alumnos, docentes y
familiares, que permiten hoy contar con dos edificios con más capacidad y con estrictas
medidas de seguridad. Entre las menciones especiales estuvieron las de los bomberos
y el GAM 6 [Grupo de Artillería de Montaña]-del Ejército-, muy aplaudidos p or los
alumnos, que se hospedaron en el cuartel durante todo el ciclo escolar” (21\
18. h t tp :// w w w .repsol.com /es _ es /tod o_ sob re_ rep sol_ y p f/resp on sa b ilid ad co rp o ra tiv a /
com p rom iso_ social/C o m u n id ad es_ ru rales_ p atag on icas.a sp x
19. LN , 2 8 /1 2 / 0 8 .
20. R ío N egro (K N ), 1 0 /0 9 / 0 8
21. B o letín In fo r m a tiv o - d ic iem b re 2 0 0 8 . N eg rita s d el o rig in a l. h t t p ://w w w .
c r u z a d a p a t a g o n ic a .o r g /B o le t in e s /1 5/n o ta s.h tm # n o ta 2

138
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PATAGONIA

Semillero

En el portal de Cruzada, en el ítem ‘A cciones no p a la b ra s’, aparece una


cuantificación de sus intervenciones: “8300 es el número de destinatarios de
nuestras acciones, program as o proyectos; 1.200 alumnos han p asad o p o r nuestra
escuela agro-técnica: el C E I San Ignacio; 72 adultos reciben educación mediante
el sistema semipresencial; 12 km. es la distancia m ás cercana de donde provienen
nuestros alumnos, 510 km. es actualmente el radio m áxim o de distancia de donde
provienen algunos de nuestros alumnos; 11 ex alumnos han decidido continuar sus
estudios en la universidad; 2 de ellos están próxim os a recibirse com o ingenieros
agrónom os; 95% de los egresados obtienen empleos calificados, desarrollan
emprendimientos en sus comunidades o continúan sus estudios universitarios”.
Resta decir que entre los egresados estájosé Curiñanco, lonko de la comunidad
Chiquilihuin, que presidió la Confederación M apuche del Sur (C M S) en
2006. Esa organización -que integraran las comunidades Chiquilihuin,
Lafquenche y Cayulef- se presentó en sociedad en septiembre de ese año,
tras escindirse de la CM N. Los detractores acusaron a la novel institución
de ser funcional al partido-Estado Movimiento Popular Neuquino, cargo que
desmentía; lo que resultaba innegable era la cercanía a FCP.
En tiempos de la reforma constitucional neuquina la C M S impulsó el
proyecto Comunidades Mapuche Autónomas (22), coincidente con Proyecto
Cambio Legislativo, que promovía Pollitzer desde 2003 (23).
Evidentemente la filantropía de la Fundación no es neutra, ésta también hace
su apuesta en las arenas políticas del mundo mapuche, una apuesta que no se
explícita en sus objetivos. Su accionar responde a un proyecto que fomenta
la armonía entre los intereses de las corporaciones que desembarcan en el
territorio y las comunidades del territorio; una armonía que no resuelve la
asimetría entre las partes sino que la perpetúa.

22. RN, 1 /1 0 / 0 5
23. B oletín In form ativo N ° 2, ju lio 20 0 3 . h ttp ://w w w .cru z a d a p a ta g o n ica .o rg /B o letin es/
b oletin 2 /b oletin 2 .h tm # C am bio% 2 0 L eg islat

139
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En tierra de infieles

Antes de la reunión de Meridian Gold con las consultoras, donde se habrían


referido a esta organización como alternativa para el ‘problema mapuche’, FCP
proyectaba extender su misión hacia C hubut(24). En plena efervescencia del No
a la mina trascendió en Esquel que los cruzados estaban en la zona, y más tarde
se confirmó el ingreso a la comunidad Lago Rosario -el Municipio de Trevelin
le abrió las puertas de Casa de la Artesana (Amuan Ño RucaM o)-.
Por esos días -noviembre de 2003- comenzó junto Misiones Rurales Argentinas los
estudios de prefactibilidad para la construcción de un establecimiento educativo en
el Noroeste de Chubut El proyecto avanzó, logró el apoyo del gobierno chubutense
-que donó el predio y paga el sueldo de docentes y auxiliares-, y el 14 de marzo de
2008 comenzó a funcionar el Centro Educativo Agrotécnico Valle de Cholila. La
iniciativa está dirigida a los pobladores de “Cushamen, Gualjaina, Colán Conhué,
Piedra Parada, Paso del Sapo, Villa Lago Rivadavia, Lelequey áreas cercanas a Cholila
[que] se encuentran debajo de la línea depobrezay carecen de recursos económicos para
que sus hijos se trasladen, vivan y estudien en ciudades donde existe educación pública de
nivel secundario y terciario”(25).
¿En qué medida la propuesta de B S R y Braga Menéndez y Asociados a la
minera se relaciona con el desembarco de la fundación en Cholila? Tal vez
tenga alguna relación, tal vez ninguna, no se trata de conspiraciones sino de
alianzas estratégicas: la necesidad de lavado de imagen de las empresas se
transforma en fondos para la obra; hacen sinergia, se potencian. La obra tiene
una ideología, en ella el nuevo desierto -sobre el que se desplaza de las fronteras
minera y petrolera- es visto como un factor de progreso, de civilización.
Cruzada llegó a un terreno abonado por el Estado para que crezcan
emprendimientos privados -desde establecimientos educativos a proyectos
extractivos- y por sus antecedentes neuquinos se puede anticipar que no será
un actor neutro en las luchas que tienen como protagonista al Pueblo Mapuche.

24. LN , 3 / 0 6 / 0 2
25. B oletín In form ativo N ° 7, m ayo 2 0 0 5 , http ://w w w .cru zad ap atag on ica.org /B oletin es/
B oletin 7 /b oletin 7 .h tm

140
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PATAGONIA

“El CEA Valle de Cholila no pierde oportunidad de contactarse con la comunidad.


P or eso, en la Fiesta Provincial del A sado, realizada enfebrero, organizaron un stand
en el que alumnos y docentes dieron a conocer las actividades de la escuelay las otras
áreas de la Fundación. A dem ás de vender lo producido en la escuela, recolectaron
datos y conversaron con los miles de visitantes que convocó el evento” (26).
Luego de un año de actividad FC P anunció que con fondos de la financiera JP
Morgan creó y equipó la biblioteca de CEA con libros, manuales y computadora,
“adem ás de realizar actividades de intercambio con otras escuelas”. También recibió
el apoyo de C hevron A rgentina y “gracias a aportes de P an A m erican E n ergy”
construyó un aula nueva. Una mano lava la otra y juntas lavan la cara, afirma el
refranero popular... En mayo de 2007 el gobierno de Chubut renovó por dos
décadas a PAE contratos sobre el área Cerro Dragón -cuenca del Golfo San
Jorge- cuando faltaban 10 años para su vencimiento (27).

L a e stra te g ia d el p in o

En 1996 Neuquén sancionó la ley 2183, que autoriza a las petroleras a


pagar en hectáreas forestadas las servidumbres mineras e indemnizaciones
reparatorias de daños producidos sobre tierras públicas. Esta norma que
apunta al fomento del sector forestal como alternativa productiva genera las
condiciones propicias para la implementación de estrategias de RSE.

26. h ttp ://w w w .c ru z a d a p a ta g o n ica .o rg /B o letin es/1 6 / n otas.h tm # n otaí


27. L a p ró rro g a v iola el artícu lo 9 6 de la C onstitución P rovin cial, que establece la o b li­
g ación d e re a liz a r con tratacion es m edian te oferta s p ú b lica s y n o p o r ad ju d icación directa, el
artícu lo 3 5 d e la L ey 1 7 .3 1 9 de H idrocarbu ros de la N ación , que establece com o térm in o m áx i­
m o de con trato 2 5 años, con una pró rro g a de d iez añ os m ás; que se otorg a ría 6 m eses antes
d el vencim iento del contrato. E l escán d alo au m en tó cu an do a p rin cip ios de 2 0 0 8 PAE anunció
qu e los nuevos yacim ien tos lo calizad os en el área C erro D ragón constituían el descubrim iento
m ás im p ortan te p a r a el sector en los últim os añ os. M ientras el gob iern o provin cial presen tó la
n oticia com o un logro de su p olítica, la oposición acu só que la p ró rro g a se fir m ó ocu ltan do a
sa b ie n d a s la existen cia de estos yacim ien tos. E n m ed io de las acu sacion es la legislatura de la ve­
cina p rov in cia d e S an ta Cruz, que adm in istra esa cuenca, p ro rrog ó p o r 2 0 añ os las concesiones
a la p e tr o ler a con trolad a p o r la fa m ilia B ulgheron i (4 0 % ) y B ritish P etroleum (60% ).

141
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Los monocultivos de pinos exóticos (especies no autóctonas), además


de limpiar la imagen contaminadora de las empresas, son redituables en
términos económ icos: esos árboles no sólo serán maderables en el futuro
sino que además, hasta que eso suceda, pueden ser tomados como sumideros
de carbono y cotizar sus servicios ambientales en bonos verdes -como lo
establece el Protocolo de Kyoto-.
Interés en el tema no le falta a Repsol YPF, que planteó el potencial de estas
iniciativas en el Congreso de Forestación y Bonos de Carbono realizado en
Villa La Angostura en 2003 (28). “Seria una excelente oportunidad p a ra nosotros
p od er trabajar en ese tipo de proyectos. P or ahora el proyecto de forestación que
tenemos lo miramos desde el punto de vista del M D L pero no creemos que a
esta altura de los acontecimientos tengamos una posibilidad concreta de llegar a
acrecentar”, afirmó Luis González, quien se desempeñaba como coordinador
de Seguridad, M edio Ambiente y Calidad para Exploración y Producción
en Argentina, Bolivia y Brasil de Repsol YPF, al momento de la entrevista.
“Pero lo estam os estudiando”, apuntó Gema García, por entonces titular de la
Unidad de Cambio Climático, dependiente de la D irección Corporativa de
M edio Ambiente y Seguridad(29).
El ingeniero forestal Gustavo Schlosman, titular de la Corporación Forestal
Neuquina (Corfone) -empresa mixta con mayor desarrollo de la provincia en
monocultivos de árboles -, señaló: [estos proyectos de articulación petrolera-
forestal] “com enzaron en el año 1998 con la em presa R e p so l Y P F p a r a la
plantación de 5.000 has. de las cuales y a fueron forestad as las prim eras 4.800
has. [2 0 0 4 ]. Durante 1999 se firm ó un nuevo convenio con la em presa S an Jo rg e
[C h ev ro n -S a n Jo r g e ] p a r a la plantación de 5.000 has., proyecto que se cumplió
y a en un 90%. Hoy se está trabajando con la com pañía R e p s o l Y P F en un nuevo
convenio p o r 5.000 has. m ás” (30).
28. R ep sol YPF. N oticias U nidad N egocios A rgentina Oeste, h ttp ://w w w .n oticiason lin e.
o r g /rep so l/In fo% 2 0 2 0 0 3 .h tm
29. G em a G arcía y Lu is G on zález, N eu qu én , 1 8 /0 2 / 0 5 . N o se p u d o con firm ar si actu al­
m ente continúan tra b a ja n d o en la p etro lera y qu é cargo ocupan.
30. S cholsm an , Gustavo; T ran sform ad or: ensayo so bre diseño> I r a E dición , C orporación
F orestal N eu qu in a, N eu qu én , 2 004.

142
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PATAGONIA

Conciente del potencial mediático de las forestaciones, la petrolera española


puso en marcha campañas de lavado verde, situando sus plantaciones en la
prensa. En mayo de 2003 la firma inauguró el tramo final del primer programa
de forestación en Neuquén, que demandó una inversión de U $S 5 millones,
según informó el diario Río Negro (31). Un año antes el matutino porteño
La Nación se había ocupado de esta iniciativa implementada en campos de
Mallín Verde, Buta Mallín y Nahueve, Alicurá y La Escondida (32). Entre las
bondades del emprendimiento el periódico recalcó que “adem ás de m ejorar
el medio ambiente, entre otros objetivos el proyecto apunta a la regulación
de escurrimientos, la incorporación de nutrientes y m ateria orgánica al suelo,
la recuperación de suelos erosionados, la fijación de anhídrido carbónico, la
generación de empleo en las zonas donde se desarrollan las plantaciones de pinos y
la recuperación de bosques nativos degradados”.
En ese punto también hizo hincapié la corporación europea en un informe
de Relaciones con la comunidad elaborado en 2002: "Se trata de áreas en
las que y a existen bosques nativos que se mantendrán inalterados, asegurando
así la coexistencia con las nuevas especies im plantadas y la preservación de la
biodiversidad de la región”. Una afirmación falaz, desmentida por el titular de
Corfone e incluso más tarde por la propia compañía. Schlosman aseguró que
las “forestaciones de exóticas en lugares de nativas, donde h ab ía araucarias... fu e
una m ala experiencia” (33). Mientras que la compañía señaló que al comenzar
la segunda etapa del proyecto de forestación en 2005 en el paraje cordillerano
Litrán, se aplicaron “criterios más estrictos de conservación” elaborados con
la provincia y la Universidad Nacional del Comahue (U N C o).
"Se considera que la existencia de m asas forestales monoespecíficas de gran
extensión representa un riesgo sanitario, económico y social, p o r lo que un proceso
de diversificación forestal se transforma en una herram ienta p a r a disminuir dichos
riesgos. A dem ás, si en el proceso intervienen especies nativas, tal diversificación
generará una m ejora en los niveles locales de biodiversidad”, advierte la petrolera

31. RN, 3 1 / 0 5 / 0 3
32. LN , 9 /0 5 / 0 2 .
33. Scholsm an, N eu qu én , 2 5 /0 2 / 0 5 .

143
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

en su informe del Proyecto Forestal Neuquén publicado en julio de 2007 (34).


Entre las recomendaciones se estableció: aumentar el distanciamiento entre
plantas favoreciendo la recuperación del sotobosque; elaborar planes de
restauración de mallines y cañadones; implementar planes de reforestación
con especies nativas para mantener y aumentar la biodiversidad (por ej emplo,
lenga y araucaria); establecer zonas amortiguadoras entre el bosque nativo y
la forestación; disminuir la densidad de la plantación en cercanías al bosque
nativo para permitir futuras reforestaciones con especies nativas.
Respecto a la plantación de árboles desarrollada por la corporación europea
el lonko Velázquez Maliqueo afirmó: “Adentro de este sector se encuentra
mucha documentación que tiene que ver con nuestra historia, con el p aso de
nuestros antepasados p o r este lugar: cementerios, picaderos, lugares sagrados
p a r a nuestra cosmovisión, nuestra filosofía. A través del plan de forestación que
pretende im plem entar Repsol YP F todos estos elementos quedarían impactados,
se perderían estos lugares tan sagrados p a r a el Pueblo M apuche” (35).
Pero en la carrera verde y socialmente responsable Repsol YPF y Chevron
no son las únicas. Enarsa también compite. La empresa anunció a principios
de mayo de 2008 que forestará 10 mil has. con pinos ponderosa en Pulmarí
-Departamento Aluminé- asociada a la Corporación Interestadual Pulmarí,
la agencia técnica de cooperación japonesa JIC A , el Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria y el Centro de Investigación y Extensión Forestal
Andino Patagónico. Según el presidente de la compañía, Alberto Moreno, la
inversión de $ 20 millones tiene tres objetivos: “uno económico, que consiste en
explotar recursos no utilizados; el social, que apunta a elevar la calidad de vida de
las comunidades mapuches de la zona, y el am biental, dado que se trata de una
iniciativa de forestación ” (36).

34. h t tp :// w w w .repsol.com /es _ es /tod o_ sob re_ rep sol_ y p f/resp on sa b ilid ad co rp o ra tiv a /
m ed io _ a m b ie n te _ se g u r id a d ^ y _ c a lid a d /2 0 0 6 _ p r o y ec to _ fo r es ta l_ d e _ n eu q u en _ a r g en tin a .
aspx
35. V elázqu ez M aliqu eo>L itrán , 2 2 /0 2 / 0 8 .
36. RN, 0 6 /0 5 / 0 8 .

144
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PAT'AGONIA

D e la tra v e sía a la c o rd ille ra

“En este paisaje tan lindo, a unos metros nomás, tenemos a Corfone, que no
viene a hacer pozo, no nos viene a pon er una planta de gas sino [que] nos viene a
pon er pinos ponderoso, exótico, que también contamina, daña a lo que hoy estamos
viendo”, afirmó la werken de la comunidad W iñoy Folil, María Luisa Rain. “A cá
hay varias hectáreas que la Corporación alam bró y forestó, en esos lugares, antes que
comiencen a forestar esos pinos, había mallines, vertientes de agua, pastura natural.
H oy vem os... nada, todo pelado, arenas solamente”, subrayó, mientras desde la
sombra de un pewen señalaba los campos surcados por el río L itrán (37).
Las comunidades mapuche de travesía -zona centro de Neuquén- tienen sus
campos de veranada en la cordillera, donde trasladan sus animales en los meses
cálidos. Es en esa región, Departamento Aluminé, donde se multiplicaron los
planes de forestación desarrollados por Corfone.
“Los sistemas campesinos tradicionales poseen tres subsistemas que a la vez son
indivisibles: la invernada [campos ubicados en tierras bajas], la veranada [en la
cordillera] y la ruta de arreo [que varía de unos pocos kilómetros a cientos, según
la ubicación de cada comunidad] y es justamente donde la actividad forestal -tal
como está diseñada- no es compatible con el uso actual p or parte de los pequeños
productores. El cerramiento de grandes extensiones destinadas a las plantaciones [de
pin o] corta las rutas de arreo y disminuye las superficies de pastoreo”, explicó el
ingeniero forestal Gabriel Stecher, docente del Asentamiento Universitario San
Martín de los Andes de la UN Co (38). El lonko Velázquez Maliqueo enfatizó
que hay una decisión tomada de las comunidades, no permanecer de brazos
cruzados. “A sí como se han ido entregando [tierras] a privados, también hemos
iniciado un proceso de recuperación de veranadas que han sido usurpadas en fo rm a
ilegal. En la naciente del río Litrán empiezan las recuperaciones que llegan hasta el
lago Aluminé. Este proceso va en crecimiento porque a m edida que nos van cerrando,
nos obligan a pegar m anotazos p a ra defendernos de este aprieto y recuperamos el
territorio”, explicó la autoridad tradicional en febrero de 2008.

3 7. M arta L u isa R ain , L itrán , 2 2 /0 2 / 0 8 .


3 8 . N oticias A liadas, 0 9 /0 7 /2 0 0 8 . http://w w w .n oticiasaliadas.org/articles.asp?art= 5664

145
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En abril de 2005 el entonces inan lonko de W iñoy Folil, Mauricio Rain,


planteó la situación en el 1er Congreso Patagónico de Uso y Tenencia de la
Tierra, realizado en la ciudad rionegrina de Ingeniero Jacobacci. “Nosotros
tenemos la veranada en Litrán, en P am pa de Lonco Luán. H em os vuelto a
recuperar una veranada hace dos años atrás [2 0 0 3 ], porqu e nos sacaron hace 15,
16 años más o menos. A nuestros viejos les metieron en la cabeza que eso iba a ser
Parque N acional y que se tenían que ir, habíam os alrededor de 10 fam ilias. Son
alrededor de 1500 has. y nos pusieron 700 mil pinos ponderosa, que han hecho
desastres con la araucaria (pewen), con las plantas autóctonas com o los ñires, los
quilantales los está secando. L as aguadas, muchas vertientes que h ab ía a h í las está
secando. Algunos técnicos que han ido a inspeccionar dicen que al estar tan corta la
distancia [entre pin o y pino], están a 50 cm. plantados, y al ser muchos, absorben
mucha agua y desvían las corrientes de aguas subterráneas” (39).
En noviembre 2007 las comunidades Paineo y Cayupán reclamaron a las
autoridades provinciales la aprobación de un proyecto de ley de expropiación
para obtener la titularidad de las zonas utilizadas en la veranada. “L os crianceros
aseguraron que p o r la venta de los cam pos se perdió p arte de las pasturas,
perjudicando los y a m erm ados rebaños. ( , . . ) E l reclamo de estas comunidades del
área central de la provincia se debe a que dos zonas utilizadas p a r a la veranada
fueron vendidas a empresas forestales” (40).
La demanda planteada cuando empezaba el arreo, en el caso de otras
comunidades, se materializó en recuperaciones entrado el verano de 2008. El
lo f Maliqueo, en Paso del Arco, regresó al territorio que estaba en poder del ex
juez federal de la dictadura Pedro Laurentino Duarte, quien había forestado
hasta un antiguo cementerio de los comuneros. Hoy se ven los pinos en
medio de tumbas destruidas, saqueadas, donde huesos humanos y restos de
vasijas se encuentran desparramados en la superficie. A pocos kilómetros de
allí, en Litrán, comunidades de la zona centro se reapropiaron de un predio
utilizado por la empresa forestal -que incluye una vivienda y un tráiler- y
lo transformaron en el Centro Ilwen Mapu. “Corfone h a venido usurpando

39. M au ricio R ain, Ing. Ja co b a cci, 0 9 / 0 4 / 05.


40. RN, 2 9 / 1 1 / 0 7

146
5. RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA. MAQUILLAJE PETROLERO EN PATAGONIA

nuestro territorio a través de la plantación de miles de hectáreas de pinos exóticos,


destruyendo el ixofijm ogen-bio diversidad y despojándonos una vez m ás de nuestro
territorio”, acusaron los comuneros en un comunicado difundido durante
aquella a cció n (41).
La vuelta de los mapuche a la invernada fue aprovechada por algunos
privados para retomar los campos en disputa, en la primavera el escenario
comenzó a caldearse nuevamente con la vuelta de los comuneros y el verano
se tiñó de amenazas y violencias. Desde la Sociedad Rural de Neuquén
hubo encendidos discursos en defensa de la propiedad privada y reclamos
a las autoridades políticas para que frenen recuperaciones mapuche y
reivindicaciones campesinas -que también practican la trashumancia y sufren
similares consecuencias en el norte de la provincia (42). El último coletazo de
ese conflicto se produjo el 20 de abril, cuando la jueza civil de Zapala, Ivonne
San Martín, ordenó el desalojo de la comunidad Maliqueo, esto a pesar que la
Ley 26.160 lo impide ^43-).
La R SE en su laberinto.

Septiembre 2009

41. Comunicado>1 7 /0 1 /0 8 . http://argen tina.in dym edia.org/n ew s/2008/01/S 77821.php


42. C M N 2 9 /0 1 /0 9 . http://www.avkinpivkem apu.com .ar/index.php?option=com _content
&task=view &id=S9S&Itemid=3
43. Comunicado CMN, abril2009. http://argentina.indymedia.org/news/2009/04/666622.php

147
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

RADIOGRAFIA
DEL NORTE ARGENTINO
R oxana Longo ( i)

A lg u n o s a sp e c to s g e n era les

La región de noroeste argentino (N O A ) es una de las regiones de


Argentina, que abarca las provincias de Catamarca, La Rioja, Jujuy, Salta, San­
tiago del Estero y Tucumán. Tiene una importante presencia de población in­
dígena, Avá-Guarany, Chañé, Chorote, Chulupí, Diaguita-Calchaquí, Kolla,
Omaguaca, Tapíete, Toba, Tupí-Guarany, W ichí, y atacameños.
La población nativa del N O A se fue mestizando en mayor o m enor medi­
da desde la época colonial, tanto con europeos como con descendientes de
esclavos africanos. En este sentido, es prudente señalar la significativa pre­
sencia africana en la región del norte Argentino. Datos del período colonial
revelan cifras que hoy pueden parecer increíbles: en el censo de 1778 se
consigna que en el noroeste argentino, en la zona de Tucumán el 42% de la
población era negra; en Santiago del Estero la proporción era del 54%. En
Catamarca, para esa misma época, el porcentaje de la población negra era del
52% ; en Salta, el 16%; en Jujuy el 13% (M iriam Gomes, 2 0 0 2 ). Estos datos
demuestran que el exterminio de la población africana fue uno de los más
silenciados en nuestra historia.

1. R oxana Longo integra el Centro de Investigación y F orm ación de los M ovim ientos So­
ciales L atinoam ericanos, y es m ilitante del E qu ip o de E du cación P opu lar P añuelos en R ebeldía.

149
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

B re v e g e o g ra fía d e sus riq u e z a s y p o te n c ia lid a d e s

Los territorios de las provincias: Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja,


Tucumán y Santiago del Estero cubren una superficie de más de 500.000
km2. Estos territorios contienen una importante superficie boscosa, a la vez
que registran la variedad vegetal más rica del país. Conjuntamente los Llanos,
la Pampa y el “Chaco” (área central del Norte Grande Argentino) es una de las
cuatro más grandes llanuras de acumulación de América Latina. Se estima que
en la región habitan aproximadamente 3.000 especies de plantas vasculares,
de las cuales unas 230 son especies arbóreas, además de 311 especies de aves
y 89 especies de mamíferos.

Principales actividades productivas


de la región NOA en la actualidad
Región NOA principales actividades www.desarr-territorial.gov.ar

Poroto Plata
Industria Poroto Tabaco r - * Plomo
Tabaco j y Zinc Azúcar
IndustriaTabaco Azúcar C ítric o s Cana Azúcar
Cemento Azúcar Pomelo Azúcar
Siderurgia _Papel Empaque Pom< o
Boratos Cítricos
Turismo Empaque Pomelo •'•''Industria Boratos ^ Poroto
Petróleo Empaque Naranja Rocas de aplicación Poroto
Sal Empaque Mandarina ( Clomro de Litio Tur¡smo Industria Poroto,
Jugos y aceites
Cítricos Z l Vitivinícola
Vitivinícola J y¡d " | IndustriaTabaco
yjd \ Vino Soja )
S( Textil Algodon 1
Algodón
Cítricos Fibre Algodón | Tllí Cmn
Limón
Empaque e Industria Limón
Concentrados
de Oro y Cobre : J_ ^
|
Azúcar
Caña Azúcar
Vino
Soja
Textil y [ Azúcar
> Turismo
^ a/ z . Textil Algodón Confiteria
Calzado Algodón i Gaseosas
Tabaco Fibra de Algodón Carbón 1 papel
Textil l Soja N
Confecciones
Calzado Soja
Maíz
Confitería
Cemento
Turismo

150
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

H is to ria d e riq u e z a s y d e sp o jo

H istóricam ente la minería de Ju ju y privilegiaba a la provincia. Pese a


ello paradójicamente fue una de las provincias más pobres de Argentina. El
petróleo convertía a Salta en una reserva de carácter estratégico, hasta que
las m ultinacionales compraron en licitaciones arregladas sus yacimientos
y sus destilerías. Tucumán era la provincia productora de azúcar más
im portante de Sudamérica. Santiago del Estero entregó más de ocho
millones de hectáreas de bosques de maderas duras para que el país dibujara
con sus durmientes de quebracho colorado todo el mapa ferroviario de la
nación. El N orte alberga a dos grandes cuencas hídricas (los sistemas Salí-
D ulce y Juram ento-Salado), que conectan a casi todas las provincias entre
sí. (Schiavoni, 2 0 0 1 ).
En el norte de nuestro país, la producción azucarera proporcionó la base de
la integración al mercado nacional capitalista a través de la territorialización
de los complej os azucareros en Tucumán, Salta y ju j uy. Ingenios que existen
en la actualidad, fueron tam bién pivotes esenciales para la explotación y
el despojo de la población. Entre ellos puede m encionarse el ingenio La
Esperanza, en Jujuy, y el ingenio San M artín del Tabacal, en Salta.
Los requerimientos siempre crecientes de mano de obra llevarían a los ingenios
a promover la integración forzosa de los indígenas al sistema de plantaciones.
Éste fue particularmente el caso del ingenio San M artín del Tabacal, que
hacia fines de la década de 1920 encontraría en la acumulación de grandes
extensiones de tierras en la Puna, habitadas por campesinos arrendatarios, un
eficaz medio de garantizar su concurrencia a los centros de trabajo durante los
seis meses que duraba la zafra. En todos los emprendimientos era “natural” el
reclutamiento forzoso de personas para la zafra.
También hacia los años 30 se comenzaba con la producción de dos importantes
yacimientos mineros: El Aguilar, explotado por capitales norteamericanos y
ubicado en la zona limítrofe entre Humahuaca y Cochinoca, y la Compañía
M inera Pirquitas, en Rinconada, constituida por capitalistas locales.
(Kindgard, 20 0 4 )

151
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

L o s m in e ra le s y e l p e tró le o

El Noroeste cuenta con importantes recursos mineros, y también el


petróleo y el gas son importantes. General M osconi (en Salta) es un territorio
que concentra grandes riquezas naturales, como petróleo, es la segunda cuenca
gasífera del país, y está próxima a una de las regiones más ricas en biodiversidad:
la reserva de biosfera de la Yungas. La privatización del sector petrolero, de
Yacimientos Petrolíferos Fiscales (2) (Y P F) trajo aparejada consecuencias
nefastas para la comunidad de General M osconi (desocupación, pobreza,
indigencia, precarización laboral, contaminación ambiental, escasez de agua,
deterioro de la salud de la población, migración, represión institucional,
etc.) y la apertura desenfrenada de las empresas trasnacionales. En la zona
operan grandes corporaciones de petróleo: R ep so l (3), Techint, a través
de T ecp etro l, Pan A m erican Energy, P lu sp etrol, entre otras. Se trata de
empresas transnacionales que obtienen ganancias millonarias, y de un pueblo
empobrecido por la desocupación y la desidia de los gobernantes.
Pan A m erican E n e rg y es el segundo productor de hidrocarburos de la
Argentina y uno de los principales del Cono Sur. Entre 2 0 0 0 y 2 0 0 6 su
producción se ha increm entado 80,38% , pasando de 4 8 ,4 a 8 7,4 millones
de barriles de petróleo equivalente. En ese período su producción anual de
petróleo creció 62,7% pasando de 25,5 a 41,5 millones de barriles (de 4 a
6,6 m illones de m 3) y su producción de gas creció de 4 .2 1 0 a 8 .276 millones
de m3, lo que significó un increm ento de un 9 6 ,5 7 % de producción de
petróleo y gas.
La provincia de Salta posee una de las cuencas gasíferas más ricas de la
Argentina. Ocupa el segundo lugar en el país por el volumen de producción

2. E n 1 9 2 0 el g ob iern o de H ip ólito Yrigoyen n acion aliza el p etró leo y se crea la em presa


estatal Y.P.F (Y acim ientos P etrolíferos Fiscales). L o s yacim ien tos p erm an ecieron en m an os del
estad o h a sta el a ñ o 1 987, m om en to en que la activ id ad p riv a d a com ien za a re a liz a r algunas
a ctiv id ad es ter c er iz a d a sp a r a la em presa estatal. Fin alm en te Y.P.F e s p r iv a tiz a d a y el a ñ o 1991
tiene lugar un d esp id o m asivo de tra b a ja d o r es en la lo ca lid a d de M osconi.
3. YPF, la m ayor petrolera de Argentina, está controlada p o r el grupo español R ep sol YPF y
particip ad a p o r el grupo argentino Petersen (1 5 ,4 p o r ciento), prop ied ad de la fa m ilia E skenazi.

152
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

de sus yacimientos. Sus reservas comprobadas superan los 140 mil millones
de metros cúbicos, en tanto que las certificadas llegan a los 203 mil millones
de metros cúbicos.
El incremento en la extracción de gas en la década pasada permitió la
sustitución de las importaciones de gas provenientes de Bolivia; la puesta
en marcha de una central eléctrica en General Güemes (Termoandes) y la
exportación de gas a Chile a través de dos gasoductos: Atacama y Norandino,
inaugurados en 1999 y 2000 respectivamente.

E l o ro n e g ro ta m b ié n en J u ju y

Investigaciones recientes sostienen que hay yacimientos de petróleo a


lo largo, ancho y debajo de prácticamente toda la superficie jujeña. Según
varios estudios no sólo hay petróleo, sino que “la calidad de los recursos es
indiscutible”. Muy próximo, a no más de 15 kilómetros de las instalaciones
del Ingenio La Esperanza (San Pedro), cruzando el Río Lavayén, se encuentra
el denominado Bloque Santa Bárbara, sobre las sierras de Santa Bárbara, en
la zona de Santa Clara y el Arroyo Colorado, con yacimientos de petróleo
y gas. En 1.997 se descubrió el campo gasífero de Valle Morado, Salta (1,5
millones de m3 de gas y 200 m3 de condensado por día), que convierte a la
Cuenca Cretácica (abarca las provincias de Salta, Jujuy, Formosa y Tucumán,
rebasando los límites prospectivos hacia los países limítrofes de Bolivia, Chile
y Paraguay) en un promisorio modelo prospectivo no sólo petrolífero sino
también, ahora, gasífero. Valle Morado se ubica a unos 20 Km. al norte de
Caimancito, dentro del bloque de explotación del Río Colorado, común a
ambas provincias, donde opera la trasnacional Shell. La Cuenca Cretácica
se encuentra extensamente representada en casi todo el territorio de la
provincia de Jujuy, donde se ubican áreas vacantes de exploración ofrecidas
desde 1986 (Plan Houston) y desde 1991 (Plan Argentina). Allí operaron
varias compañías exploradoras (entre otras Texaco y U n io n P acific).
Argentina se encuentra entre los países del mundo que más bajos impuestos

153
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

cobra alas petroleras porla explotacióny venta depetróleo. Conlas retenciones


a la exportación de petróleo crudo que está aplicando el gobierno actual, se
está atenuando, en alguna medida, el drenaje de petróleo crudo al exterior. Es
un hecho previsible, y por supuesto lo era antes de privatizar, que las empresas
privadas no van a reemplazarlas reservas que explotan en Argentina, eso tiene
un costo y esfuerzo que estas empresas no están dispuestas a hacer fuera de
sus países de origen.

A ctiv id a d es p ro d u c tiv a s d el N O A

La producción agrícola en el Noroeste Argentino, en particular en las pro­


vincias de Salta, Tucumán yjujuy, se caracteriza por la diversidad de cultivos,
ya sea de granos, semillas oleaginosas, cultivos regionales -azúcar, porotos,
tabaco, etc.- frutas (en especial cítricos), hortalizas (soja, maíz, poroto y algo­
dón). Si analizamos los últimos 35 años, en cuanto al desarrollo de los culti­
vos anuales en la región, podemos observar que hacia mediados de los 70 s el
principal cultivo era el maíz con el 58% del área bajo cultivoym ás de la mitad
de la producción total regional, siguiéndole en importancia el sorgo y la soja
en proporciones similares de siembra, el trigo y finalmente el girasol. Este
esquema productivo, tendió a modificarse hacia mediados de los 80 s donde
irrumpe con fuerza la soja.

L a S o ja - el b io d ie s e l

La ampliación de la superficie agrícola (en la mayoría de los casos para el


monocultivo de soja transgénica) influyó en la pérdida de bosques nativos
en el norte de Argentina. Dicha situación no tiene precedentes en la historia.
La evolución de las exportaciones de soja, ya sea en granos, aceite o pellets,
presentó un fuerte incremento a partir de la segunda mitad de la década del
'9 0 (conjuntam ente con la expansión de la siembra de la soja transgénica).

154
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

En el caso de los granos, las exportaciones en 15 años se multiplicaron


tres veces. Por otro lado, el fuerte proceso de agriculturización, sumado a
la ausencia de un plan ordenado de rotaciones en los cultivos, trajo como
consecuencia la erosión y degradación de los suelos, dándose este proceso
con mayor intensidad en aquellas tierras bajo agricultura continua, con su
secuela, la caída de la productividad física por hectárea. Este proceso adquiere
ribetes mucho más dramáticos en zonas extrapampeanas, en particular en
las regiones del NOA, ya que en esta región el fenómeno es atribuible en su
totalidad a la expansión del monocultivo de la soja (Pérez, 2 0 0 7 ).
La problemática de la deforestación avanzó con la apropiación de tierras
de comunidades indígenas y campesinas. El avance del cultivo de soja en
Argentina es notorio y cada año son más las hectáreas que se cultivan con esta
oleaginosa. Varias zonas extra pampeanas como Salta, Tucumán, Corrientes,
Chaco, Santiago del Estero y otras provincias tienen campos sembrados con
soja que fue desplazando a otros cultivos.
La implantación del modelo de agronegocio mecanizado y concentrador
de las tierras fue avanzando cada vez más. Según estimaciones oficiales para
el 2008/ 2009 las hectáreas sembradas con esta oleaginosa representan el
55% de las cultivadas en el país. Para el 2009 se estipulaba que sembrarían
900 mil hectáreas más que en el año 2008. Se estipulaba que le dejarían al
campo ganancias de 26 mil millones de dólares y al Estado una recaudación
de alrededor de 10 mil millones en concepto de retenciones.
Junto al desarrollo de este tipo de cultivo, también se fue avanzando en la
difusión e implementación de legislación para promover la producción y el
consumo debiocom bustible en Argentina. El actual gobierno nacional espera
para el 2010 incorporar el etanol en el mercado de las naftas. Siguiendo esta
política Alconoa, la subsidiaria del Grupo Tabacal Agroindustria (Tabacal
es una de las principales agroindustrias del Noroeste argentino y la más
importante de Salta) despachó en la primera semana de enero de 2009, los
primeros camiones cargados de bioetanol, dando inicio efectivo al programa
de biocombustibles que se implemento a partir del I o de enero de 2009.
La planta está preparada para proveer unos 40 millones de litros por año

155
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

de bioetanol de los 270 que, se calculan, serán necesarios para llegar al 5%


de este combustible en los motores de los coches y vehículos. La puesta en
marcha de la producción de bioetanol en base a caña de azúcar, es una de las
iniciativas más frecuentes en regionales del Norte.
En Santiago del Estero se ha instalado una gigantesca estructura de la planta
donde se fabricará biodiesel y harinas proteicas de soja para proveer a los
principales centros del expendio de la Argentina e inclusive al exterior. Se
acopiará la soja que será procesada para la extracción del aceite que luego
se convertirá en el nuevo combustible que la Argentina comenzará a utilizar
a partir de 2010. Se estima que la fábrica procesará un millón de toneladas
de soja por año, con lo cual espera alcanzar una producción de 200.000
toneladas de biodiesel. El proyecto, cuya inversión total es de 60 millones de
dólares, también incluye en una segunda etapa la elaboración de aceite de soja.
Los propietarios de la planta son V ilu co que por otra parte pertenecen al
grupo tucumano Lucci, uno de los mayores productores de cítricos del país,
a través de su controlada C itrusvil ( http://biodiesel.com.ar).
La soja es actualmente la oleaginosa más difundida en la Argentina y su
principal producto de exportación. Solamente Brasil y la Argentina, en
conjunto, producen un tercio del total de soja del planeta.

C a ñ a d e A z ú ca r y o tr o s n e g o cio s

A principios del 2009, Cristina Fernández de Kirchner inauguró en


Tucumán la sede de la D irección Nacional de Agroenergía, cuyo objetivo
es incentivar la generación de bioetanol, que se produce a partir de la
caña de azúcar. Tucumán será el eje de la producción de bioetanol por su
especialización en la caña de azúcar. Según un informe del Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria, se calcula para 2010 un consumo de gasoil y
naftas de 17.723.000 litros y 6.616.000 litros, respectivamente.
D e cumplirse con los porcentajes fijados en la ley 26.093, se necesitarán
886.152.700 litros debiodiesely más de 330 millones de litros debioetanol.D el

156
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

informe del IN TA se desprende que en 2010 se deberán destinar casi 52.000


hectáreas de caña de azúcar para cumplir con los requisitos de bioetanol.
La empresa Ledesm a (denunciada por contaminación ambiental) comenzará
a producir biocombustible en septiembre de 2010, con una producción de 50
millones de litros. Las empresas, Ledesm a y Tabacal (empresa denunciada por
el avasallamiento a los derechos humanos, sociales, ambientales y culturales
de las comunidades indígenas) se quedaron con casi la mitad del cupo de
bioetanol para abastecimiento interno. Ambas, junto con otras siete empresas,
deberán aportar en el transcurso de 2010 un volumen de 180.400 metros
cúbicos del biocombustible para mezclarlo con nafta en una proporción del
5%. D e esta manera, Ledesm a (compañía argentina perteneciente a la familia
B laq u ier) y Tabacal (empresa controlada por la corporación estadounidense
Seabord ) concentran el 47% del cupo de 180.400 metros cúbicos de etanol.
Para abastecer al mercado de los biocombustibles en 2010, producirán alcohol
para mezclar con las naftas los ingenios La Corona (B io n erg ía L a C orona SA),
Santa Rosa (C om pañía B ioenerg ía Santa R osa SA), La Florida (C om pañía
B io en erg ética L a F lorid a SA), Santa Bárbara (Energías E cológicas de
Tucum án SA) y La Trinidad (B io trin id ad SA). Ese año quedarán afuera los
ingenios de A tanor (Concepción, Marapa y Leales) y R efinor, que tienen un
proyecto para construir y administrar una megadeshidratadora, que operaría a
partir de 2011. En el norte, deshidratarán alcohol en 2010 los ingenios Tabacal
(A lconoa S R L ), San Isidro (B io San Isidro SA), Ledesma (B ioled esm a SA)
y Río Grande (R ío G rande En ergía SA). (Boletín Oficial la resolución 660/09
de la Secretaría de Energía de la Nación).

C o n se c u e n c ia s en la s p o b la c io n e s

Según un informe reciente del Observatorio de Tierras, Recursos


Naturales y Medioambiente de la Red Agro forestal Chaco Argentina (Redaf)
sostiene que alrededor de cinco millones de hectáreas afectan a comunidades
campesinas e indígenas que habitan las provincias de Salta, Formosa,

157
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Santiago del Estero, Chaco, Córdoba y norte de Santa Fe. Se encuentran entre
los principales conflictos, la tenencia de la tierra y deforestación. El informe
también denuncia que en un 60% de los conflictos de tierra la situación de los
campesinos e indígenas se ve agravada por el uso de la fuerza y represión por
parte de grupos poderosos para realizar acciones de usurpación y/o desalojo.
En Santiago del Estero desde hace años se contrata a seguridad privada para
desalojar a los campesinos. Por otro lado, el 40% de los casos de conflicto
ambiental relevados tienen su origen en la deforestación, y le siguen en
importancia cerca de un 30% de casos dónde el origen es la contaminación
industrial o fumigaciones con agrotóxicos (Redaf, 2 0 0 9 ).
En lo que respecta a Santiago del Estero, la misma es una de las provincias con
mayor población campesina del país. Además los departamentos que tienen
más población en situación de pobreza son los que concentran la mayor
cantidad de población rural. El grueso de estas familias son poseedoras con
ánimo de dueño de las tierras, que durante varias generaciones han ocupado,
pero no tienen regularizada su situación dominial.
La población rural de Santiago del Estero abarca al 39% de la población total de la
provincia. Se estima que de 17 mil familias campesinas 10 mil están organizadas
en el M O C A SE. El 70 % de los productores apenas tiene el 3% de la tierra,
mientras que el 49 % de las tierras está en manos del 1% de propietarios(4).
Según el Movimiento Nacional Campesino e Indígena (M N C l) “Los
agronegocios, con la soja a la cabeza, son sinónimo de desmontes, degradación
de suelos, contaminación, eliminación de otros cultivos, destrucción de
la biodiversidad y expulsión, siempre de forma violenta, de campesinos y
pueblos originarios hacia los márgenes de las grandes ciudades. El avance del
modelo agroexportador trajo innumerables conflictos legales a las familias
asentadas en las tierras desde hace décadas. Los cambios climáticos sumados a
los avances tecnológicos hicieron de las viejas y olvidadas tierras santiagueñas
un paraíso para grandes empresarios. Con la soja, las tierras se tornaron un
bien preciado”. (Mocase-Vía Campesina, integrante del M N C l).

4. M O C A SE : M ovim ien to C am pesin o de San tiago del Estero. P or: “M ovim iento de So­
lid a rid a d con elM o c a se”. 0 3 -0 6 -2 0 0 9 . E n : h ttp ://la m a n u e la o n lin e .b lo g s p o t.c o m /2 0 0 9 /0 6 /

158
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

El Movimiento Nacional Campesino e Indígena, nuclea alrededor de


quince mil familias, poseedoras ancestrales de pequeñas parcelas y abarca
siete provincias de Argentina: Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy, Salta,
M isiones, Mendoza, San Juan y Buenos Aires. Diversas y preocupantes son las
problemáticas que afrontan cotidianamente estas comunidades organizadas.
La expansión del cultivo de la soja se ha producido significativamente en
Salta, especialmente durante los últimos años. La soja salteña se cultiva
especialmente en los departamentos de Anta, San M artín y Rosario de la
Frontera, ubicados en el noreste y el sur del territorio provincial salteño.
La soja es en la actualidad el cultivo con mayor superficie y volumen de
producción en Salta. En el período 2002-2006, en Salta dejaron de existir
4 1 4 .9 3 4 hectáreas de bosque, más del doble del registrado entre 1998-
2002, cuyo índice de desmonte supera el promedio mundial, según datos
de la Secretaría de Ambiente de Nación. Oficialmente el gobierno salteño no
tiene una evaluación del impacto ambiental y social de los desmontes que se
autorizaron en los últimos años. Entre septiembre de 2 0 0 4 y diciembre de
2007, el gobierno de Juan Carlos Romero aprobó pedidos de desmonte por
80 7 .509 hectáreas, la mayoría en el Chaco salteño; la mitad de estos permisos
fueron otorgados a fines del 2007, días antes de que la Ley de Bosques fuera
aprobada. Entre 2004 y 2007 la Secretaría de M edio Ambiente y Desarrollo
Sustentable de Salta convocó a 211 audiencias públicas, de las cuales 195
correspondieron a proyectos de desmonte. D e esos 195 pedidos fueron
aprobados 191; dos no llegaron a serlo por falta de tiempo. Durante el año
2008 se desmontaron 136.000 hectáreas, la mayor parte en el departamento
San Martín, en Jujuy, Santiago del Estero y Chaco (5)
El agronegocio intenta desplazar a la agricultura familiar y campesina,
con todo tipo de prácticas ilegales y violentas, y a veces cuentan con la
complicidad de funcionarios corruptos. M iles de familias campesinas están
siendo expulsadas del campo, y miles de hectáreas de bosques nativos

5. E l desastre de T artagal. L o s h erm an os Urtubey, líderes del desm on te en S alta. E n:


h ttp ://w w w .la p o lit ic a o n lin e .c o m /n o tic ia s /v a l/5 5 2 8 6 /lo s -h er m a n o s-u rtu b e y -lid e re s-d el-
d esm on te-en -salta.htm l.

159
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

han sido deforestadas por acción del agronegocio. Sin embargo, pese a las
denuncias de las comunidades, se estima que las exportaciones de soja
y subproductos de oleaginosas aumentarán de US$ 9 .500 a U S$ 15.600
millones el año próximo.
Forma parte de la misma política de vaciamiento e impunidad, el proceso
de privatización iniciado en 1994 con la empresa estatal Salta F orestal. Es
una propiedad fiscal del estado provincial de más de 3 20.000 hectáreas, que
constituye una parte importante del Chaco salteño y que integra el Chaco,
que es el segundo bosque en importancia en América del Sur y quizá el único
en el mundo, con casi ocho millones de hectáreas entre los cuatro países
limitantes que lo contienen que son Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina. La
misma está ubicada en el Departamento de Anta, al Sudeste de la Provincia
de Salta, que forma parte de la región geográfica conocida como El Chaco.
Se la considera como una zona fitogeográfica única en el mundo por su
biodiversidad, como ecosistema ambiental®. Pero los sucesivos gobiernos
hasta el actual, han decidido privilegiar el negocio comercial y entregarles la
explotación de los terrenos de Salta Forestal a intereses particulares. Por lo
menos en forma visible participan los productores sojeros, Alfredo Horacio
Olmedo y Cervera, que aparecían como dueños de E co d esa rro llo S.A., lo
que no quita que haya otros socios. Alfredo Olmedo ha lucrado a través de su
empresa con terrenos que pertenecen al Estado Provincial durante el lapso de
20 años sin pagar nada a cam bio(7). Según lo estipula el contrato auspiciado

6. S alta F o r e s t a lu n a h istoria muy larga p a r a con tarla entera. E n : http:/ /p e r io v is ta .


com .ar/2 0 0 9 /1 2 /sa lta -fo resta l-u n a -h isto ria -m u y -la rg a -p a ra -co n ta rla -en tera /
7. E n el añ o 1 9 8 7 se inició un p ro ceso licitatorio p a r a en tregar esas tierras a m an os p riv a ­
das. L a licitación re a liz a d a a jin es de 1998, p u ed e calificarse com o m ínim o de p o c o tran sparen ­
te, con innum erables irregu laridades o rien ta d as a fa v o r ec e r a la em presa E cod esarrollo S.A, y
d esestim ar e im p ed ir la p a rticip a ció n del Institu í In tern ation al d ’ E tu des et de R echerches, en ­
tid ad am b ien talista in tern acion al que h a b ía p resen ta d o una P ropu esta de Iniciativa P riv ad a
sin Fines de L u cro ( “P royecto Integral de P rotección y R ecu peración de las R iq u ez as N atu rales
de S alta F orestal-Sin fin e s de lucro”). L a em presa fa v o r e c id a (E cod esarrollo S.A .) que se en ­
con trab a “en fo r m a c ió n ” a l m om en to de la licitación, es p ro p ied a d de los Sres. A lfredo O lm edo
y N éstor Cervera, recon ocidam en te cercan os del p o d e r p o lítico provin cial; se h izo cargo de la
ex p lotación de estas tierras a p a r tir de A b ril de 2 0 0 0 . Un con trato que le con cede la ex p lotación

160
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

por el Estado salteño, recién después de 20 años de concesión, o sea a partir


de 2016, E co d esarro llo empezaría a pagar el irrisorio canon de 90 mil
pesos anuales (algo así como $0,28 por hectárea y por año). Alfredo Horacio
Olmedo actualmente es Diputado Nacional por Salta, un personaje siniestro
que promueve, entre otras propuestas, el servicio militar obligatorio.

E l C aso L e d e sm a - J U J U Y

Libertador Gral. San M artín (Ledesma) es uno de los departamentos más


importante de la Provincia de Jujuy. Cuenta con 7 5 .7 1 6 habitantes (Censo
Nacional, 2 0 0 1 ). Su principal actividad es la explotación de la caña de azúcar.
D e las hectáreas implantadas con caña de azúcar en laprovincia de Jujuy, 57.2%
pertenecen al Departamento Ledesma y 36.8% al Departamento San Pedro.
El área cañera sanpedreña se caracteriza por la coexistencia de dos ingenios de
propiedad privada (La Esperanza y Río Grande), con un grupo cada vez más
pequeño de cañeros independientes, cuya producción es procesada en estos
ingenios. Las mayores actividades desarrolladas son: extracción de azúcar
(8,5% ), papel (18% ) y cemento (25% ). También se recuperó la producción
de zinc y continuó con un fuerte dinamismo la extracción de plata y plomo.
Una de las pasteras que opera en la región es Ledesma (in g en io L ed esm a)
denunciada por contaminación.
En los últimos años, la agroindustria azucarera ha sufrido grandes
transformaciones. Por un lado se ha profundizado la tecnificación. Un hecho

p o r 6 4 años. E cod esarrollo S.A. d eb e in iciar el p a g o del can on p o r v a lo r de $ 9 0 .0 0 0 an u ales ($


0 ,2 8 p o r h ectárea p o r a ñ o ) ¡recién a p a r tir de los 2 0 añ os de p len o usufructo!. H ace p o c o tiem ­
p o , la em p resa E cod esarro llo , d on d e los O lm edo estab an aso cia d o s con la fir m a A gropecu aria
C errera, p a c tó una op eración com ercial p o r la que O lm edo se q u ed ó con 2 0 0 .0 0 0 h ectáreas y el
resto f u e a p a r a r a m an os de Cresud, el gigante d eIR S A , que m an eja 4 5 0 .0 0 0 hectáreas p ro p ia s
en to d o el p aís. E n esas tierras tod av ía resisten el d esalojo unas veinte fa m ilia s qu e crían an i­
m ales en el lugar desd e hace p o r lo m en os 8 0 años. L o u ta if a n a liz a el con trato de concesión de
S alta Forestal a la em p resa de O lm edo y C ervera (2 0 0 9 ) Fuente: "Salta. E l N a r co p o d er” libro
d e Sergio P om a. E n : alg op erson al8 8 1 .sp aces.liv e.com /

161
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

sumamente importante en esta transformación es la desregulación de la


actividad azucarera en 1991. Se disuelve la D irección Nacional del Azúcar,
que fijaba cupos de producción, cuotas de comercialización para el mercado
interno, y el precio sostén. La desregulación contribuyó así a acentuar el
proceso de concentración de la estructura productiva a favor de los ingenios,
y en detrimento de los cañeros independientes.
En esta región existen diversas problemáticas de salud que afronta la
población. Diversos informes denuncian la presencia de contaminación en
dicho territorio. Los habitantes de la región de Ledesma también padecen
graves problemáticas relacionadas con sus condiciones de vida. Por ejemplo,
tienen graves problemas relacionados al suministro de agua potable.
En los últimos años, se han incrementado considerablemente varias
problemáticas en lo que respecta a la salud de la población. Existen
informes que denuncian presencia de diferentes sintomatologías: problemas
respiratorios, cánceres, entre otros.
Un caso testigo fue una acción de amparo que inicio Olga Arédez®, esposa del
desaparecido Luis Arédez(9), para frenar el daño ambiental y el perjuicio para
la salud de sus vecinos causado por el bagazo (desecho de la caña de azúcar)
que produce desde hace décadas la planta pastera y azucarera emplazada en
pleno centro de ese pueblo jujeño. Ella -que murió de cáncer por esta misma
causa-, había denunciado en 2005 al Ingenio Ledesma por daño ambiental.
Por otra parte, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo estableció que en
determinadas áreas de esa empresa hay “condiciones de insalubridad” que
producen el “envejecimiento precoz” de los trabajadores.
Los jueces de la Cámara de Apelaciones de San Pedro, provincia de Jujuy,
en diciembre de 2005 rechazaron el recurso de amparo presentado por
el Com ité para la Defensa de la Salud, la Ética Profesional y los Derechos
8. O lg aA réd ez, lu ch ad ora p o r los derechos hu m an os perten ecien te a M adres de P la z a de
M ay o L ín ea F u n d ad ora. M u rió en T ucum án el 1 7 de m arzo de 2 0 0 5 p ro d u cto de un tu m or en
sus pu lm on es, eta p a fin a l de la hagazosis -en ferm ed ad p ro v o c a d a p o r el b a g a z o de la cañ a de
azú car-.
9. M édico p ed ia tr a , d esap arecid o en agosto de 1977. Fue m édico d el Ingenio L ed esm a e
intendente d e L ib e r ta d o r G eneral San M artín.

162
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

Humanos (Codesedh), a favor de Olga Márquez. En la actualidad Ledesma


(ju ju y ) continúa siendo cuestionada por ambientalistas por contaminación
del aire causada por la materia prima.
Es un caso paradigmático el Ingenio Ledesma, en el norte jujeño. Sus
propietarios encararon, pocos años atrás, un profundo proceso reestructurador
en su actividad productiva, que difiere de la tucumana en tanto se asienta en
una economía de plantación con grandes extensiones propias de cañaverales
y fuerza de trabajo asalariada. Esa reconversión liberó miles de trabajadores
sin perspectivas laborales ciertas, pues todos ellos habitan la ciudad de
Libertador Gral. San Martín, cercana al ingenio, que posee aproximadamente
60.000 pobladores totalmente dependientes del destino de dicha empresa. La
acentuada desocupación allí reinante, la incesante renovación de los despidos
por la ininterrumpida incorporación de procesos técnicos innovativos y
la ausencia de planes de reinserción de la fuerza de trabajo desempleada,
generaron incidentes, plenamente justificados ante la total inacción estatal, la
carencia de una red de protección social en forma de seguro de desempleo
para los desocupados y el incierto futuro laboral (Rofman, Alejandro, 1997).
La situación de vulnerabilidad social, económica, ambiental que presenta la
región, genera paralelamente múltiples problemas que inciden de manera
negativa enlascomunidadesyenelprocesodesalud-enferm edad de las mismas.
Ledesma es una de las regiones en donde se registran escasas experiencias de
estudios de salud colectiva desde una perspectiva participativa, que permitan
evaluar el impacto real producido por la caída de las condiciones de vida y
faciliten la planificación de respuestas integrales al respecto.

L a actividad m inera
M in era A lum brera un caso ejem plificador.

“N o a la m ina", “L ib e r t a d ”, “B a s t a d e 5 2 3 a ñ o s d e sa qu eo" . Las asambleas


ambientales rechazan y denuncian el despojo de los bienes naturales, el
saqueo de los bienes naturales no renovables por parte de las transnacionales

163
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

asociadas a los distintos regimenes políticos (M enem ism o- Kirchnerismo)


amparadas bajo leyes y convenios que favorecen la descontrolada explotación
por parte de las multinacionales.
La llegada de las empresas transnacionales y el comienzo de la gran minería en
Argentina se hicieron posibles a partir de 1993, cuando fue sancionada la Ley
24.196 de Inversiones Mineras, en pleno auge del menemismo. El arquitecto de
esta ley es Ángel Maza, que era entonces Secretario de Minería. Cabe resaltar
que Maza, como gobernador de la provincia de la Rioja, dio la bienvenida a la
canadiense B a rrick G old y a su proyecto de extracción de oro y plata en el Cerro
Famatina. Si el aumento de los precios internacionales de los minerales ayudó
a despertar el interés económico de muchas empresas, la verdadera explicación
del crecimiento espectacular del sector en Argentina se encuentra en su marco
legal extremamente permisivo. La ley de 1993 literalmente desreguló todo el
sector minero y creó las condiciones para que Argentina regale sus recursos
a empresas extranjeras. En pocas palabras, esta ley estableció una serie de
beneficios para las empresas mineras, sin exigirles nada en contraparte(10).
Así pues existen diversas denuncias de los beneficios que poseen las
transnacionales como la exención de impuestos, estabilidad fiscal por
20 años, libre importación de maquinaria. Las minas son prácticamente
inexpropiables, se conceden por tiempo ilimitado, se prohíbe la suspensión
de los trabajos de la minería salvo cuando así lo exija la seguridad pública, la
conservación de las pertenencias y la salud y existencia de los trabajadores
(no se habla de contaminación), se garantiza a las empresas de cada parte la
libre disponibilidad de sus ganancias.
Por otro lado, las consecuencias de la explotación minera provocan un
impacto social negativo en las comunidades. La misma afecta en lo económico,
lo social, el medio ambiente y la salud de la población. Es alarmante la
contaminación de ríos, valles, la muerte de la flora, la fauna, y la provocación
progresiva de enfermedades pulmonares, de malformaciones congénitas,

10. Im p acto de la G ran M in ería Sobre L a s P oblacio n es L o ca les en A rgentina. Ju lio de


2 0 0 8 . In fo rm e rea liz a d o p o r Juliette R en au d, asesora del P rem io N o b el de la P az, A d o lfo P érez
Esquivel.

164
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

cánceres, problemas en la piel, etc. que se presentan en estas regiones.


Un caso sumamente relevante por las implicaciones económ icas, sociales y
medioambientales, es el denunciado de un derrame del mineraloducto de
M inera Bajo La Alumbrera. Fue llevada una muestra a analizar al extranjero,
y encontraron arsénico, bario, berilio, bismuto, cobalto, plomo, cesio, galio,
germanio, hafnio, indio, litio, molibdeno, níquel, rubidio (una cantidad
enorm e de rubidio 800 gr por tonelada), selenio, tantalio, titanio, vanadio,
wolframio, zinc, zirconio, tierras raras (com o el cerio, estroncio, europio,
gadolinio, osmio, lantano, lutencio, praseodimio, neodimio, europio,
disprosio, holmio, tulio, iterbio, torio, uranio). Resulta interesante de esta
denuncia que se descubre el traslado de una enorme cantidad de materiales
que no son oficialmente declarados, materiales que son de enorme
im portancia sobre todo para las tecnologías de vanguardia (microelectrónica,
aeroespacial, optoelectrónica, etc.).
M inera La Alumbrera, desmiente todo tipo de contaminación ambiental en
el suelo, napas subterráneas y cursos fluviales de las provincias de Catamarca,
Tucumán y Santiago del Estero. Pero la empresa se enfrenta actualmente a
un proceso judicial por el delito federal de contaminación peligrosa para la
salud, en infracción al artículo 55 de la Ley 24.051, a raíz de la com posición y
de los niveles de metales hallados en los afluentes que la minera desecha en el
canal D P 2 en la provincia de Tucumán y que desembocan en el Embalse de
las Termas de Río Hondo.
Varios ex trabajadores de M in era L a A lum brera, cuyos principales
accionistas son la suiza X stra ta (50% ), y las canadienses G o ld co rp Inc.
(37.5% ) y N o rth ern O rio n R eso u rces In c. (12,5% ), denunciaron que las
certificaciones ambientales ISO 14001 son realizadas por personal interno
de la empresa que son obligados a mentir en sus evaluaciones. Mientras tanto,
la Cámara Federal de Tucumán confirmó la existencia de contaminación y
procesó al vicepresidente de la empresa, Julián Rooney.
Aunque existen alrededor de más treinta grandes empresas multinacionales
operando en el sector de la minería en Argentina, la mayoría de origen
canadiense: Yam ana G old , B a rric k G old , X stra ta , A n gloG old A shanti

165
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

y Silver Standard R eso u rces se encuentran entre las empresas principales


no sólo en términos de inversión y propiedad en el país sino también a nivel
m undial(11).
M inera La Alumbrera es un caso ejemplificador en lo que respecta al modelo
extractivo exportador de la megaminería en Argentina y a las consecuencias
negativas referidas al impacto sobre el medioambiente y en las condiciones
de vida y salud de las poblaciones.
Desde hace años los pobladores de Catamarca, en especial de Andalgalá, vie­
nen rechazando la presencia de la mina Agua R ica , que está ubicada en el de­
partamento Andalgalá, en medio de los cerros, a unos 7 kilómetros del límite
con localidad de Santa María. La empresa tiene previsto construir el dique de
colas, las escombreras y la planta de procesamiento en el Campo del Arenal,
un bolsón geográfico ubicado en el distrito San José, en territorio santamaria-
no, sobre un acuífero que provee de agua subterránea a toda la ciudad, tanto
para consumo humano como para riego.
Yam ana G old es una empresa canadiense con significante producción de
oro, propiedades de oro y cobre en estado de desarrollo, propiedades en ex­
ploración y terreno en muchas importantes áreas minerales en Brasil y C en­
tro América. La empresa canadiense Yam ana G old con sede en Toronto, es
propietaria del 100% de las acciones de M inera Agua Rica. Agua Rica ya ha
presentado ante la autoridad de aplicación oficial el informe de impacto am­
biental y proyecta comenzar la producción hacia fines del 2011, principios
del 2012. Al mismo tiempo Minera Agua Rica, en Tucumán proyecta una po­
sible construcción de corredores de servicios (electroducto, mineraloducto,
una planta de secado y el vertido de aguas residuales).
Frente a esta situación la comunidad de la ciudad de Catamarca, Tinogasta
y especialm ente de Andalgalá, en los últimos tiem pos protagonizó im por­
tantes movilizaciones, cortes de ruta, y diversas actividades en rechazo a
dicho proyecto. El gobierno local y las mineras reconocen que más de 6 .000
personas marcharon en febrero de 2010, en la última movilización exigien­

11. h ttp ://w w w .n oa la m in a.o rg

166
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

do la paralización de La Alumbrera e impedir el inicio de Agua Rica, ya que


se trata de dos megaproyectos mineros de alto impacto contaminante. El
pueblo de Andalgalá resiste en estos m om entos la persecución y represión
de fuerzas especiales enviadas por el gobierno y las mineras. La respuesta
una vez más es la represión. El 15 de febrero de 2010, la policía de Catam ar­
ca y Gendarmería Nacional reprimieron a los pobladores que bloqueaban a
vehículos mineros en la localidad de Andalgalá con perros y equipos espe­
ciales de dispersión de motines, que dejó varios heridos, entre ellos niños/
as y mujeres, con medio centenar de detenidos. El 16 de febrero, el juez
Raúl Cerda de Catamarca resolvió la suspensión “hasta nuevo aviso” de las
actividades que llevaba adelante la empresa minera Agua Rica. M ientras
tanto el pueblo de Andalgalá, sigue resistiendo y rechazando contundente­
m ente a la minería en la región.

L a m in e ría e n el N O A

En el Noroeste (N O A ) los principales productos mineros son los


siguientes: concentrados de cobre y oro, bullón de oro y plata, concentrados de
plomo y plata, concentrado de cinc, sales de litio y sus productos secundarios
(cloruro y carbonato de litio), boratos naturales y sus productos derivados
(bórax, ácido bórico, etc.), sal común, arcillas, caliza, arena, canto rodado,
granito, yeso, ripio, turba, triturados pétreos, perlita, rodocrosita, sulfato de
sodio, piedra laja, mica.
La provincia de Ju ju y posee yacimientos de minerales metalíferos e
industriales importantes. Según la Secretaria de M inería de la Nación: “La
provincia cuenta con ventajas comparativas y competitivas en esta actividad,
por la cantidad y variedad de sus yacimientos, la inm ejorable ubicación
geopolítica que tiene en el corredor bioceánico, su reconocida tradición
minera, la Obra Topogeodésica Provincial, el Catastro M inero Provincial,
el Paso de Jam a (salida a los puertos del Pacífico), el Corredor Minero,
la existencia de dos gasoductos internacionales que atraviesan la región

167
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

minera, una regalía minera promocional, la liberación de áreas mineras, la


exención de impuestos provinciales a la actividad (ingresos brutos y sellos),
la seguridad jurídica y estabilidad fiscal y la integración entre el Estado, la
Universidad y el Sector Privado”(12).
En la zona se destaca el yacimiento sedimentario exhalativo El Aguilar. M inera
A guilar produce minerales metálicos en Jujuy y cuenta con yacimientos de
plata, plomo y zinc localizados en El Aguilar, departamento de Humahuaca,
y sus principales minas son Aguilar y La Esperanza.
E l A guilar es un complejo minero ubicado en la zona noroeste de la Provincia
dejujuy, al oeste de la ciudad de Humahuaca, sobre la ladera oriental de la Sierra
el Aguilar, a poco más de 100 km. del límite con Bolivia, y aproximadamente
240 km. de la ciudad de San Salvador dejujuy. En M ina Aguilar se realizaron
importantes inversiones no sólo en programas exploratorios y generales de
mantenimiento sino también respecto a la construcción de una nueva Planta
de Beneficio adquirida en Canadá en U $S 6 millones.
En Argentina opera G len co re In tern atio n al AG, una empresa privada de
Suiza. La operación del G rup o G len co re In tern a tio n a l AG en Argentina,
se nuclea en el área de metales y minerales: la conforman A r Z in c S.A. junto
a M in era A guilar S.A., con el yacimiento minero ubicado en El Aguilar,
al noroeste de la provincia de Jujuy y la refinería de plomo y plata ubicada
en Palpalá, al sudeste de la misma provincia. Constituyen el principal polo
minero y de refinación de metales en el país.
La minera canadiense Silver Standard explota M ina Pirquitas, un proyecto
de plata y estaño ubicado en el departamento de Rinconada, Jujuy. La
canadiense Silver Standard también es propietaria de la M ina los Diablillos
en la provincia de Salta.
La empresa M ansfield de origen canadiense viene realizando actividades de
exploración minera en la Puna del noroeste de Argentina desde el año 1994.
La compañía minera Admiralty Resources Australia presentó un proyecto para
desarrollar en el norte argentino la producción de sales de litio. El emprendimiento,

12. h ttp ://w w w .m in eria.g ov .ar/

168
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

difundido por la Secretaría de Minería de la Nación, demandará una inversión de


156 millones de pesos y se llevará a cabo en el Salar Rincón, de la provincia de
Salta. Según la mencionada secretaría, Salta y Jujuy se convertirán en uno de los
principales polos de producción de litio en el nivel mundial. La Argentina exporta
hoy el mineral a países como Estados Unidos, Inglaterra y Alemania(13).

E s c e n a r io d e la p o b re z a e n e l N O A

Históricamente, el norte de nuestro país es una de las regiones en que


sus poblaciones sufren múltiples situaciones de despojo, explotación e
indiferencia. Primero fue la colonización iniciada por los españoles, luego actuó
la oligarquía Argentina en las que sus prácticas de “progreso” se hicieron sentir
primero en la Pampa Húmeda y luego en el Norte de nuestro país. Más tarde
la política privatizadora (iniciada por la dictadura militar y continuada por los
gobiernos democráticos) también golpeó ferozmente a los sectores sociales
más vulnerables. No fue casual que en la década de los noventa, algunos de los
primeros “piquetes” se gestaran en las provincias de Salta yjujuy. El extremo
norte de nuestro país, fue uno de los primeros escenarios en el que se denunció
y develó las consecuencias negativas de las políticas privatizadoras promovidas
por el neoliberalismo, que habilitaron y luego garantizaron la apertura a las
transnacionales. Desde ese momento hasta la actualidad, en toda la región del
NOA, la desocupación es preocupante, como su correlato en lo que respecta a
los niveles de superexplotación que presenta también la región.
En las provincias de la región N O A la tasa de pobreza e indigencia supera
ampliamente la media nacional. Existen núcleos duros de pobreza en Salta,
la Puna, el Gran Chaco, o el llamado Chaco algodonero, el área campesina
santiagueño-tucumana. Son las condiciones de vida de la gente, la mortalidad
infantil, la mortalidad materna, los elevados niveles de analfabetismo, las
condiciones de hacinamiento algunos de los indicadores más preocupantes.

13. E xplotación de litio>06-02-20lO.En: http:// www.lanacion.comMr/nota¿isp?tiota^d=1230215>

169
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

L a salu d d e las p o b la c io n e s

Según el último informe publicado por la Organización Panamericana


de la Salud (O P S), (2 0 0 8 ) las provincias del N E A y del Noroeste Argentino
(N O A ) son las más castigadas por la desnutrición infantil crónica. También
resultan ser un termómetro del estado sanitario local las estadísticas sobre la
presencia de VIH/sida. Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas
sobre el VIH/sida (Onusida), la Organización Mundial de la Salud (O M S)
y el Programa Nacional de Lucha contra los Retrovirus Humanos, Sida y
Enfermedades de Transmisión Sexual (P N S), durante 2005 alrededor de 127
mil personas vivían con el virus, de las cuales el 60 por ciento desconocerían
su situación. Además, la mortalidad por enfermedades no transmisibles en
la región ocurre a edades más tempranas que en el centro y sur del país. Esto
implicaría un déficit en la detección oportuna y/o en el tratamiento adecuado.
A esta situación se le agrega la falta de accesibilidad a sistemas de salud por
cuestiones económicas, de género, sexistas, étnicas, simbólicas y culturales
que envuelven múltiples consecuencias nefastas.
Los problem as de la salud co m u n itaria plantean situaciones críticas
especialmente para las poblaciones que encuentran obturada la posibilidad
de ejercer el derecho a la salud. Los obstáculos simbólicos y materiales
que se presentan en el acceso a los recursos oficiales en salud (hospitales,
centros de salud, programas sanitarios, etc.) acompañado del deterioro en
las prestaciones de los servicios sanitarios, las precarias condiciones laborales
de los trabajadores de la salud, la desocupación y la pauperización de las
condiciones de vida inciden en los procesos de salud-enfermedad de una
amplia franja de población de nuestro país.
El proceso de reforma del sector salud, que empieza a implementarse desde
el inicio de los años 8 0 ’ a partir de la llamada “descentralización”, se cristalizó
en el vaciamiento presupuestario y la delegación de responsabilidades por
parte del estado nacional a los estados provinciales y municipales. En general
el resultado fue la “descentralización” de servicios, con la desaparición,
privatización total o parcial de los mismos, la ritualización de los ministerios

170
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

sociales, la “transferencia” a las organizaciones no gubernamentales y a la


familia de funciones y responsabilidades estatales (Bustelo, 1992).
En este sentido, encontramos presentes problemáticas endémicas vinculadas
a las situaciones de exclusión y a la ausencia de políticas públicas eficaces por
parte del Estado.
Las problemáticas sociales inciden notoriamente en el proceso de salud-
enfermedad-atención. Los cambios sociales, culturales y económ icos
implementados desde el estado en las últimas décadas condicionaron la
dinámica de los sistemas de protección social en salud. Lo cual provocó
un apresurado deterioro material y simbólico en el campo de la salud y de
la vida en general de la población. Dicha situación fue evidenciada por las
diversas denuncias y conflictos de trabajadores de la salud que existieron
en la región del N O A el último año. Durante casi todo el año 2 0 0 9 se forjó
una importante lucha que derivó en un movimiento de trabajadores/as de la
salud autoconvocados de Tucumán que denunciaron la desidia y el abandono
de la salud pública. La problemática engloba la flexibilización y precarización
laboral de los trabajadores de la salud, desabastecimiento del sector salud,
déficit de insumos, medicamentos, materiales e infraestructura. Una situación
similar atraviesan actualmente las provincias de Santiago del Estero y Salta.
En todos los casos señalados la respuesta del Estado fue la persecución, la
amenaza y el intento de imposición de la política de miedo para con los/as
trabajadores/as de la Salud. Por “persecución sindical” a trabajadores/as de
la salud pública de la provincia, en el marco del conflicto que llevan adelante
en demanda de mejoras laborales y salariales fue denunciado el gobernador
de Santiago del Estero, ante la Organización Internacional del Trabajo. Sin
embargo las denuncias y las demandas a la salud pública emprendidos por los
y las trabajadores/as de la Salud suelen contar con un gran respaldo y apoyo
de las poblaciones locales. Durante los siete meses de lucha que se desarrolló
durante el año 2009 en Tucumán, se realizaron alrededor de 24 marchas
multitudinarias y multisectoriales.
Por otro lado, los aspectos ecológicos de las condiciones de vida se ven
determinados por un medio ambiente insalubre. Regiones inundables,

171
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

insuficiencia de redes cloacales, de gas y agua potable, falta de saneamiento y


recolección de residuos, explotación petrolera y minera sin ningún recaudo de
parte de las multinacionales que se dedican a dicha actividad, y la presencia de
industrias cuyos desechos son liberados al ambiente sin el tratamiento, son parte
del panorama que se presentan en la región. La afección del medio ambiente por
la falta de control y monitoreo necesarios de parte del estado, conlleva como
resultado un deterioro ecológico social que día a día se va agudizado más.
Otros síntomas de la pobreza en nuestro país, están dados por el brote de dengue
que viene sufriendo la Argentina en los últimos meses, en especial la región del
NOA, a lo que se le suma el aumento de enfermos/as por el mal de Chagas.

La situación de las mujeres en el NOA

S alu d . La falta de recursos hace que las mujeres tengan dificultades para
movilizarse y lograr el acceso a los servicios de salud. En términos generales,
los centros de salud se caracterizan por su dispersión y difícil acceso.
La anemia sigue siendo un problema importante que afecta a uno de cada 3 me­
nores de 2 años y al 30,5 % de las mujeres embarazadas. Además la falta de control
durante el embarazo, las falencias en la toma de exámenes y tratamiento temprano
a embarazadas para detectar enfermedades como el Chagas, mal endémico en pro­
vincias del Norte de nuestro país, y que son transmitidas durante el embarazo. La
distribución de la mortalidad de mujeres gestantes presenta una clara heterogenei­
dad regional, siendo las provincias más pobres aquellas que soportan en promedio
tasas relativamente superiores al resto (www.undp.org.ar).
Si bien todos los niños, niñas y adolescentes indígenas tienen derecho a ac­
ceder a servicios de salud apropiados, a ser atendidos con respeto por pro­
fesionales idóneos y, en caso de necesitarlo, a recibir el tratamiento médico
adecuado y los remedios que se les prescriban, el derecho a la salud tam bién
incluye una buena nutrición para ellos y sus madres. Asimismo, los contro­
les prenatales y la asistencia médica durante el Embarazo y el parto son de­
rechos inalienables de todas las mujeres. Sin embargo, el cumplimiento de

172
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

estas normativas requiere mayores esfuerzos institucionales, ya que en tér­


minos generales se encuentran vulnerados. Al analizar la situación de salud
de los pueblos indígenas, y el cumplimiento de las leyes y convenios vigen­
tes, queda clara la enorm e brecha que existe entre la realidad y lo enunciado
por la ley. Existen diversas barreras que dificultan el cumplimiento efectivo
de la legislación, que es necesario analizar. Estas barreras son so cioecon ó­
micas, barreras del sistema sanitario, barreras geográficas y barreras cultu­
rales (www.unicefninezindigena.org.ar).
Por otra parte, el programa de salud sexual y reproductiva no tiene la cobertu­
ra necesaria para las áreas rurales del N O A y, en otro orden, no contempla la
necesidad de adaptación a diferentes realidades culturales. Las mujeres tienen
pocas posibilidades de hacerse prácticas ginecológicas preventivas, como el
papanicolau y la mamografía, y la condición de población migrante las expo­
ne al riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, entre ellas el H IV
Otro problema asociado a la salud es la falta de seguridad social, tanto la des­
tinada a la cobertura médica como las jubilaciones y pensiones. Por ejemplo,
según el M inisterio de Salud de la Nación en Argentina, cada año se diagnos­
tican alrededor de 3 mil casos nuevos de cáncer de cuello de útero y mueren
1.800 mujeres. En los últimos 30 años no ha habido descensos significativos
de la mortalidad por esta causa. Salta es la segunda provincia del país que re­
gistra más muertes por este tipo de cáncer: según cifras oficiales, 80 mujeres
mueren cada año por esta causa y como muchas de ellas son madres, dejan
huérfanos a alrededor de 240 niños. Por ejemplo, en el chaco salteño no hay
estadísticas precisas, pero cada vez se conocen más casos de mujeres indíge­
nas que mueren por un cáncer uterino terminal.

L a s m u jeres ca m p esin as e in d íg en as. El modelo agroexportador actual,


con políticas de concentración de la tierra y destrucción de la agricultura
tradicional llevadas a cabo por las trasnacionales en connivencia de los
gobiernos nacionales y locales, tiene efectos inmediatos en la vida cotidiana
de las mujeres. Esta realidad afecta de manera diferente a hombres y mujeres,
siendo las segundas más vulnerables a las situaciones de pobreza, ya que tienen

173
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

comparativamente menos acceso a la educación, m enor acceso a la propiedad


de la tierra, menor acceso al empleo, salarios más bajos por el mismo trabajo,
m enor oportunidad de acceso a trabajos estables y bien remunerados. A esto
se agrega la responsabilidad absoluta del trabajo doméstico y la crianza de
los hijos, factor que innegablemente limita sus opciones y oportunidades de
trabajo y de participación social y política.
La falta de agua es uno de los problemas más generalizados que afecta
la calidad de vida de las mujeres rurales. Cada año se acentúan las sequías
debido a la compulsiva política de monocultivo destinado a la exportación.
En Argentina existen 600.329 personas que se auto-reconocen como
Indígenas, pertenecientes a 30 Pueblos Indígenas según la Encuesta
Complementaria de Pueblos Indígenas (E C P l) del IN D EC. D e ellos, casi
un cuarto de los hogares (23.5% ) se encuentran con las necesidades básicas
insatisfechas. Las provincias que muestran los mayores niveles de N BI en los
hogares indígenas son: Formosa (74.9% ), Chaco (66.5% ) y Salta (57.4% ). En
muchos territorios de nuestro país, las niñas, niños y adolescentes indígenas
viven en condiciones de extrema pobreza, conviven con insuficiente
atención de los servicios básicos o ausencia de los mismos, están expuestos
a contaminantes, la violencia, el abuso y la explotación. Esta experiencia de
marginación vulnera a las mujeres en sus derechos y las pone en situación de
exclusión social y extrema vulnerabilidad(14).
Las empresas trasnacionales en nuestros territorios provocan la devastación
del medioambiente, el saqueo y explotación de nuestros bienes naturales, y la
pérdida de nuestra soberanía. Contra la devastación y el saqueo de la naturaleza
y de los cuerpos de las mujeres se emprenden luchas importantes en las que las
mujeres adquieren un papel protagónico (frenan topadoras, impiden el paso de
las mineras saqueadoras, denuncian los impactos negativos de las trasnacionales
en la salud de las poblaciones, realizan cortes de rutas - entre otras acciones-).
Es decir, emprenden una batalla en dos frentes, de un lado, un enfrentamiento
directo con las empresas por los efectos impactantes en la vida de miles de

14. Argentina: Mujeres mueren p o r ser pobres e indígenas (2010)En http://bahian oticias.com

174
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

personas y el medio ambiente. Por otro lado, una lucha dentro de la propia
sociedad por la construcción de un nuevo sentido común que cuestiona el
modelo de desarrollo actual(15).
La respuesta que se viene acentuando desde el poder político, jurídico y
empresarial, es la criminalización y judicialización de la protesta social. En
los últimos años han aumentado los casos de criminalización de las mujeres
por conflictos relacionados a la defensa de los territorios y la soberanía.

Los derechos humanos

En d erech os h u m an os es una de las regiones más castigadas en términos


de pobreza, y también presenta un alto porcentaje de amedrentamiento de la
poblaciónpor laim posicióndel miedo, delsilencio, de la apatía. Es preocupante
el porcentaje de personas, familias y comunidades que se encuentran
judicializadas y criminalizadas debido a la protesta social. Son judicializados
quienes denuncian el accionar y repudian la presencia de las trasnacionales
mineras, petrolera, o de los grandes sojeros, y /o azucareros. Hay que
señalar la impunidad con la que se manejan grandes transnacionales como
Repsol en Salta, La Alumbrera en Catamarca, entre otras. Por su parte, las
organizaciones campesinas de Argentina denuncian situaciones en las cuales
«em presarios» (mayormente productores de soja) impiden a las familias
campesinas «h acer uso de los territorios com unitarios». En rigor en estos
casos no se trata de reclamos de « tierra » , por la propiedad o titulación de
parcelas, sino que giran en torno de la posibilidad de acceder a fuentes de agua
dulce, o a áreas de monte, o bien para evitar la contaminación producida por
la agricultura industrial y sus «paquetes tecnológicos». En algunos casos se
trata de espacios que ni siquiera son percibidos por los campesinos como de
su «propiedad», más bien lo que existe es una relación de uso (« d e rech o »
consuetudinario) dada por la tradicional forma de vida (de una «cu ltura»

15. G arcía, A n a ( 2 0 0 9 ) : E m p resas tran sn acion ales brasileñ as: d ob le fre n te de lucha. E n:
h t t p :// w w w .revistapueblos.org

175
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

como ellos señalan), en la cual todos los vecinos o familias campesinas de un


determinado lugar, se reconocen. Son afectadas comunidades campesinas o
indígenas, grupos de pequeños productores, colonos, agricultores familiares,
cuyo objeto en disputa puede ser la propiedad de la tierra, el acceso a fuentes
de agua, los accesos o caminos a áreas de pastura o producción, la explotación
de riquezas del subsuelo (gas, agua, petróleo, minerales, etc.), el desmonte
o la tala de flora nativa, la contaminación por aplicación de paquetes
tecnológicos (pulverizaciones con agroquímicos, procesamiento y venteo de
productos e insumos agrícolas, afectación de napas por manejo concentrado
de efluentes en agricultura o pecuaria, etc.) provenientes del sector industrial,
(Sabatino,20 0 8 ).

D erech os h u m an os y p u eb lo s orig in arios. A pesar de encontrarse en


vigencia la prohibición de todo tipo de desalojos de nuestros territorios
ancestrales (Ley 26.160 y su prórroga), desde los pueblos originarios que
habitan en la región N O A existen denuncias de potenciales situaciones
de desalojos debido a la parcialidad y connivencia de la Justicia con los
terratenientes y grupos de poder.
Por otra parte, casi ninguna ley -sea de recursos naturales (minería, agua,
ambiente, hidrocarburos), o de educación, salud, u otras posibles de
afectarles directamente a los pueblos indígenas- contempla mecanismos
de consulta. Ello implica que el Estado no ha asumido la obligación de
cristalizar este derecho. Esta omisión es particularmente significativa
respecto a los derechos indígenas a sus recursos naturales. Tampoco existen
procedimientos efectivos de delimitación, demarcación y titulación de las
tierras. No se adoptan mecanismos federales uniformes que permitan incidir
equitativamente sobre los gobiernos locales. En cuarto lugar, es muy escasa la
realización de las correspondientes consultas previas e informadas, respecto
de medidas y proyectos que afectan la vida de las comunidades. Finamente,
en innumerables situaciones, la respuesta estatal a los reclamos territoriales
indígenas, continúa siendo la evacuación, (inform e alternativo presentado
ante el Com ité Para la Eliminación de la Discriminación Racial (C E D R ))

176
6. RADIOGRAFIA DEL NORTE ARGENTINO

La vulneración de los derechos humanos a los pueblos originarios en la


región forma parte del panorama cotidiano que se presenta. Las empresas
trasnacionales avanzan sobre sus territorios.

L a im p u n id a d : J a v ie r C h o co ba r. Javier Chocobar era comunero de la


Comunidad de Chuschagasta y pertenecía al consejo de ancianos de la comunidad.
Fue asesinado el 12 de octubre del 2009. Se estima que el asesinato fue selectivo
por el importante rol de regencia que tenía Chocobar en la comunidad. El 12
de octubre, Darío Amín junto con los ex policías Luis “el niño” Gómez y José
Valdivieso se presentaron ante integrantes de la comunidad de Chuschagasta con
el fin de entrar en las tierras que están en litigio entre Amín y los comuneros. Allí
dispararon contra cerca de 15 personas que se encontraban en un camino vecinal,
con la excusa de que esas tierras habían sido vendidas a Amín. En ese episodio
asesinaron a Javier Chocobar e hirieron a otros cuatro personas que sufrieron
heridas de bala. El hecho se produjo como brutal respuesta a las acciones
legales que está llevando adelante esa comunidad para exigir que se reconozcan
terrenos de Chuschagasta como propiedad indígena. La comunidad acusó de lo
sucedido a Darío Amín, reconocido terrateniente de la zona, y a dos ex policías
Jorge Valdivieso y Luis Gómez. Gómez y Valdivieso son ex policías, e incluso
el primero integró el comando paramilitar Atila, que encabezó el “Malevo”
Ferreyra a fines de los ‘ 80 en Tucumán. Gómez además es cuñado del actual
jefe de policía de Tucumán, Hugo Raúl Sánchez. Alegando distintas cuestiones
técnicas, la defensa logró que se declare nula la sentencia del 6 de noviembre
de 2009 que dictaba la prisión para los imputados y liberar a los mismos. La
medida tomada por la justicia el 18 de febrero de 2010 fue la de liberar a los
tres imputados por el asesinato de Javier Chocobar. La justicia considera que
un ex policía que estuvo en un comando paramilitar, otro con vínculos de
parentesco con la oficialidad de la policía provincial, y un terrateniente que
hostigó constantemente a la comunidad hasta llegar al punto de disparar ese 12
de octubre, no son una amenaza para el juicio ni para los damnificados/16^

16. Fu en te: L o s im pu tados p o r el asesin ato de Chocobar\ lib erad os p o r la ju sticia. E n:


h ttp ://p ren sa con trap u n to.com .ar

177
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

A modo de cierre

El estado de vulnerabilidad de la población norteña que desde hace


décadas viene padeciendo las políticas privatizadoras, la acción de las
multinacionales, cercena los derechos humanos más elementales.
Es una región liberada para los grandes negocios de las multinacionales
petroleras, para los productores “de escala” del cultivo sojero, haciendo
tributo a las política actual sojera, minera y petrolera que se viene
implementando desde hace décadas. Se trata de una actividad devastadora,
cuya consecuencias inmediatas son los desmontes masivos -p o r el
crecim iento de las grandes plantaciones de so ja -. Las picadas y voladuras
que realizan las petroleras para la construcción de gasoductos según
estudios sísmicos, modificaron totalm ente las cuencas altas de los ríos y
alteraron el sistema de escurrimiento de las aguas. Un ejem plo de ello fue
lo que sucedió en febrero de 2009, cuando el departamento de San M artín
en Salta, fue nuevamente sacudido por un alud de agua, barro y troncos de
árboles que arrasó con la localidad de Tartagal. Los pobladores perdieron lo
poco que tenían, además de no contar con un sistema sanitario que apaleara
todas las enfermedades que el alud trajo. Luego de un año la población sigue
exigiendo por sus derechos violentados y vulnerados.
Actualm ente la población del N O A debe enfrentar la im posición del modelo
agroexportador; basado en una supuesta lógica de “desarrollo” cuyos pilares
son la acumulación, la dom inación de la naturaleza y de la vida en todos sus
planos. El modelo actual devasta y destruye los bosques nativos, im pone los
m onocultivos transgénicos, y elimina otros cultivos, expolia los recursos
naturales; contamina el medioambiente, el agua; destruye suelos, expulsa
violentam ente a los campesinos e indígenas de sus territorios, perjudica el
proceso de salud-enfermedad-atención de las comunidades y obstruye el
desarrollo de su propia cultura.

178
6. RADIOGRAFÍA DEL NORTE ARGENTINO

B ib lio grafía

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179
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

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180
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

MONOCULTIVOS AGRESORES EN
EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

Oscar Delgado1,1

En las provincias de Jujuy y Salta, dos ambientes naturales están sien­


do jaqueados y saqueados por monocultivos industriales que arrasan bosques
y selvas, eliminan producciones campesinas y los recursos de las numerosas
comunidades de pueblos originarios y criollos de esta región del NOA.
Dos eco-regiones son las atacadas por el modelo productivo agroindustrial en
curso. El pedemonte de Yungas y el Chaco: así se nombra esta región de los
bosques secos de llanura, con dominio de quebracho colorado y blanco.
Las últimas zonas planas de Yungas (selvas de montaña andinas, tienen una
variedad de formas boscosas; de los 400 a 7 00 m de altura en valles planos
y lomadas o cerros de baja altura: selvas pedemontanas o de transición en­
tre los más secos bosques o quebrachales de la eco-región de la llanura del
Chaco, que toca los pedemontes de las sierras subandinas del N O A; de 700
a 1500 metros de altura: la selva montana propiamente dicha, con el mayor
nivel de humedad y lluvias que llegan a los 3.000 mm. en algunas zonas; de
1500 a 2500 metros, bosques templado-fríos de pinos nativos y alisos).

1. O scar D elgado es integrante de CAPO M A (C entro de A cción P op u la r Olga M árq u ez


d e A réd ez)

181
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Estas selvas pertenecen al último tramo al sur de Sudamérica en nuestro


N OA, del rosario de nuboselvas cordilleranas que recorren el espinazo hú­
medo de los Andes, desde Venezuela y Colom bia hasta nuestro país. Sel­
vas tan profusas en variedad biológica e historias humanas, com o frágiles
ante la globalización de mercado, que guardan en su parte más baja de los
valles y zonas de contacto con los amplios llanos de la región chaqueña,
un ambiente en riesgo de extinción, único en el país y el planeta: la selva
pedemontana. Ésta abarcaba gran parte de la zona que recorre la ruta nacio­
nal 3 4 en Ju ju y y Salta. En estos valles y las cercanas capitales, se asientan
más de dos millones de personas; siendo la zona que nuclea el grueso de la
población en estas provincias, incluyen nutridos asentamientos ancestrales
de pueblos originarios wichis y guaraníes, en los valles cálidos de Jujuy, y la
transición Yungas-Chaco, y el interior de región Chaco en el norte de Salta.
Estas naciones originarias son las más numerosas (exceptuando el pueblo
kolla, que habita zonas de selva montaña, pero viven en mayor número en
quebrada y puna) entre las nueve que habitan el NOA.
La otra eco-región impactada es el Chaco; con mayor extensión, continúa
inmediatamente luego de la transición del pie de las sierras subandinas. Hasta
mediados de los 90 no había desmontes en gran escala, por el rigor del calor
en verano que ronda los 50° y una larga época seca, poco apta para cultivos
extensivos. Esto cambia con la llegada de la soja R R (Roundup Ready), que
requiere un relativamente corto período de lluvias, y que ayudada por el pa­
quete tecnológico de herbicidas y agrotóxicos avanza sobre estas tierras que
por su menor valor que las de la zona pampeana son presas de la voracidad
y necesidad de expansión hacia nuevos lugares de la frontera agrícola, con el
modo de monocultivos mecanizados. Ésta es la zona de mayor accionar de
los ejércitos de topadoras, con focos de avance en forma de abanico hacia el
este desde Tartagal en el norte de Salta, y el pueblo rural de Las Lajitas, en
el centro de Salta, proyectándose al norte y al este como un portal al Chaco
para desmontes e implantación de sojales, transformado en los 90 en cuartel
sojero con gigantescos silos de acopios, oficinas de transnacionales químicas,
semilleras, acopiadoras, galpones de insumos, semillas, etc..

182
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

En las dilatadas extensiones boscosas del Chaco, son acosados de igual ma­
nera pueblos indígenas y criollos gauchos que viven del ganado bajo monte.
En la zona de influencia de la ruta 34, el clima más húmedo propició desde
antiguo una variada agricultura frutihortícola, explotación forestal y extensas
plantaciones de caña de azúcar. Históricamente, desde hace más de cien años,
el Ingenio San Martín del Tabacal con cerca de 60.000 has. en el norte de
Salta (a partir de 1996, propiedad de la Seabord Corporation de E.E.U.U.)
y el Ingenio Ledesma S.A.A.I., con 280.000 has. en el cálido y amplio valle
del río San Francisco, entre dos macizos serranos de Yungas en Jujuy (m ono­
polio nacional y proclamado el complejo agroindustrial azucarero más gran­
de de Latinoamérica; propiedad de la familia Blaquier residente en Buenos
Aires) dominan estas zonas. Estas empresas azucareras, con una larga historia
de injusticia y opresión a pueblos originarios de la zona y la cercana región
del Chaco primero; luego a sus obreros, docentes, estudiantes y pobladores
que incluyen decenas de secuestros y desapariciones en la dictadura militar
de 1976-83; hoy se encuentran en una nueva fase de expansión y saqueo en
conflicto con poblaciones rurales. El Ingenio Ledesma S.A.A.I., cuenta con
una larga historia de contaminación, que no se ha modificado y se expan­
de desde nuevas actividades. Ya en 1973 y 1974, el en ese momento intenden­
te Dr. Luis Aredez solicitó con fuerza de denuncia ante el gobierno nacional,
auditoría sobre la extrema situación que se vivía en la zona, con los procesos
industriales contaminantes de la empresa. Fue una razón más, desde la óptica
de Ledesma S.A.A.I., para que con la complicidad de la dictadura militar
de 1976-83, el Dr. Aredez fuera secuestrado y hasta el día de hoy continúe
detenido-desaparecido. Su esposa Olga Aredez se unió a Madres de Plaza de
Mayo junto con un grupo de treinta madres de Ledesma que reclamaban por
el destino de sus seres queridos, desaparecidos también con apoyo del Inge­
nio azucarero; y reclamó justicia hasta su muerte por este hecho, vinculando
la contaminación impune que la planta fabril causa, con sus frutos de enfer­
medades respiratorias, asma, cáncer, bagazosis, en la población. La bagazosis
la provoca el complejo fabril con su montaña de restos de caña (bagazo) al
lado de la estación de tren y a menos de 7 cuadras del centro de la ciudad.

183
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Hongos que crecen en ella, esparcen sus esporas que ingresan en las vías respi­
ratorias y devienen en las enfermedades nombradas. Actualmente Ledesma
S.A.A.I. ensaya procesos de producción de bioetanol de caña, extractos de
esencias cítricas, y en el año 2009 y febrero de 2010 hubo accidente e incen­
dio en fábrica y aledaños, con la difusión de nubes de amoníaco que afectaron
a trabajadores en planta y llegaron a los barrios cercanos, más otros olores
extraños que nunca antes habían proliferado, e indican actividades nuevas en
las instalaciones fabriles. El mayor hermetismo rodeó estas situaciones, no se
alertó a la población de la gravedad de estos hechos, sin permitir la empresa
una investigación seria que aclare esta situación. La planta de bioetanol está
relacionada a una expansión que prosigue con deforestación y proyectos en
común con sectores sojeros, de alimentar la instalación de feed-lots en Cha-
lican (muy cercano a Ingenio la Esperanza, endeudada cooperativa obrera,
que con sus 80.000 has. es codiciada por Ledesma S.A.A.I. para absorberla
en su conglomerado) con los restos de la caña y la soja. Este proyecto estaría
financiado por el estado nacional.

Entrada y proceso del


complejo sojero en Salta

A partir de 1996 llega la soj a R R a Salta, con la autorización hecha ley para
sembrar transgénicos en nuestro país, promulgada por el entonces Ministro
de Agricultura, el Sr. Felipe Solá, hoy de gran acción política-m ediática en
las altas esferas y cero autocrítica del mismo, por las terribles consecuencias
provocadas a nuestra población con esa decisión a oscuras.
Con una intensiva propaganda alentada por el gobierno de Juan Carlos R om e­
ro, en sociedad con las transnacionales (Monsanto, Bunge, Louis Dreyfus,
Bayer, Basf, Nidera, entre las principales y el complejo nacional Aceitera
General Deheza de Córdoba y fuerte presencia en la provincia) que instalan
la novedad de la “vanguardia agrícola de la transgenia”, el grueso de la orien­
tación del IN TA asentado en estos apoyos propulsa las condiciones para que

184
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

los grandes productores agrícolas cambien a esta “modernización agraria”


que promete grandes negocios internacionales de la mano de la siembra di­
recta y el paquete tecnológico de última generación de la soja R R . Es la onda
de avance biotecnológico, con la soja transgénica como vedette, agitada por el
complejo político-empresarial, el cual avasalla territorios con megadesmon-
tes descontrolados, desalojando violentamente a comunidades indígenas y
criollos de sus lugares tradicionales de vida y subsistencia.
La estructura de adjudicación de tierras del gobierno provincial cuenta con un
pasado legal ilegítimo que tiene base en la dictadura 76-83, que sigue guiando
la apertura y amplios beneficios a grupos de capital concentrado de terrate­
nientes regionales y provenientes de la zona pampeana, con adjudicaciones
y ventas irregulares de tierras fiscales a estos bloques de poder económico.
Resulta así una acción consciente, la falta de reconocim iento que legitime la
tenencia de la tierra a los pobladores rurales humildes. Esto fue básico para la
veloz conquista de la transgenia hacia las tierras libradas a su uso. El avance es
efectivizado a través de los órganos del gobierno provincial, como el Registro
de Inmuebles ligado al Poder Judicial, adicto a los resortes políticos domi­
nantes, fuerzas de seguridad que protegen los intereses empresariales en los
desalojos a habitantes centenarios, y las acciones de desmonte, y por último la
Secretaría de M edio Ambiente y Desarrollo Sustentable (SE M A D E S).

Ritmo de desmontes e impactos


en la salud y recursos forestales

Durante el período 1 9 9 5-2007 del gobierno de Juan Carlos Rom ero (ac­
tual cabeza del clan familiar cuyo patriarca fue R oberto R om ero); se integra
al poder político-económ ico desde su complicidad con la dictadura 1976-
83, instalándose en el gobierno provincial, con pausa entre 1991-95, la es­
tructura terrateniente y financiera de Salta. Acrecientan y m anejan amplios
mecanism os del destino provincial. La SE M A D E S clasificaba y otorgaba
las autorizaciones a los planes de desmonte. Las irregularidades, audiencias

185
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

públicas falseadas, estudios de impacto ambiental poco serios o inexisten­


tes, fueron la norma que la SE M A D E S legitimaba para promover el avance
sin trabas del agronegocio corporativo.
El ritmo del desmonte se acelera desde mitad de los 90, a fin de desplegar
nuevos territorios al avance sojero. Entre 1998-2002 se destruyeron 194.389
has. de bosques. En el ciclo 2 0 0 2-2006 se suman más del doble: 4 1 4 .9 3 4 has.
La velocidad destructora se expresa en el crecimiento de la superficie total
bajo cultivo en el NOA. Ésta creció un 48% entre 1988-2002 contra el 5,2%
del resto del país, con casi la mitad de la expansión de la frontera agrícola a
nivel nacional, concentrada en Salta y Santiago del Estero (Slutzky 2 0 0 4 ).
Las consecuencias sociales de este avance se ven en la agudización de la in-
equidad socioeconóm ica y la indefensión de la población, ante los efectos
en la salud por el uso masivo de potentes agrotóxicos (glifosato, endosulfán,
atrazina, etc.), no usados antes en tan alto grado. La instalación de silos en las
cercanías de los pueblos, las fumigaciones -sobre todo el RoundUp-, son di­
rectos responsables de incontables casos de abortos en mujeres embarazadas,
malformaciones infantiles, afectación en la muerte de ganado, enfermedades
cancerígenas, destrucción de cultivos cercanos no transgénicos por la disper­
sión aérea de los venenos, etc. Un rumbo indicativo de esta realidad (ya que
hay una negación continua por los propulsores de esta agricultura industrial
aduciendo falta de certeza científica de que el daño lo causen sus insumos), es
que la mayoría de estos casos se dan en los departamentos sojeros. Antes de la
llegada de la soja, esto no ocurría. Pero ya se cuenta con estudios en distintos
lugares del mundo y en nuestro país, que muestran idénticos resultados en la
responsabilidad del glifosato en la alteración dañina de las células em briona­
rias en mamíferos y humanos (Andrés Carrasco, Conicet 2009, Universidad
de C annes-Francia 2005 y 2 0 0 6 ).
El impacto sanitario en los poblados rurales es múltiple, ya que la alteración
del equilibrio del entorno natural propicia enfermedades como el aumento
comprobado de casos de hantavirus, transmitidos por roedores. En veloz y
peligrosa expansión, la leishmaniasis, con mosquitos transmisores antigua­
mente recluidos en zonas selváticas recónditas, y casos aislados en humanos.

186
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

Hoy con la destrucción de las masas forestales y los agentes naturales de


control (sapos, peces, pájaros, etc.) se expande con miles de casos en Orán y
otros sitios. Los mismos factores que causan estas enfermedades están tras las
recientes avanzadas del dengue. Se puede confirmar la sugestiva convergencia
en el mismo lugar, de los mapas de sojización y deforestación, y la incidencia
masiva del dengue en la provincia del Chaco. Idem los 10.000 casos de den­
gue en O rán-Salta, según datos relevados por la Asociación de Profesionales
de la Salud (APSAD ES) en abril de 2009.
Otro efecto negativo es la reducción de defensas ante extremos climáticos
como inundaciones, sequías, fuertes vientos, olas de calor y frío más intensas,
etc., por la desaparición de estos irrepetibles bosques ricos en biodiversidad,
que actuaban como atemperantes del clima y reguladores de ríos, recargas de
napas acuíferas, etc.. Lo vivió dramáticamente la ciudad de Tartagal y cerca­
nías, en el verano de 2006, al ser arrastrado por las violentas crecidas del río
Seco el puente en la ruta nacional 34, principal vía de contacto con el resto del
país. El río Tartagal arrasó con parte de la ciudad del mismo nombre, lleván­
dose viviendas, inutilizando campos al cubrirlos con arenisca de los cerros, y
aislando a la población con corte de servicios al afectar infraestructura.
Las cuencas de ambos ríos venían sufriendo una irracional tala por parte de
madereras en los cerros cercanos, irresponsables picadas exploratorias de em ­
presas petroleras extranjeras, que agujerean las sierras abatiendo en cuadricu­
lados la cubierta forestal, y la deforestación sin criterio en los llanos inmedia­
tos al pie de los cerros, en su mayoría para la siembra de sojales.
La suma de este tratamiento al medio natural y el cambio de uso del sue­
lo, produjo la desestabilización de la zona, según coinciden estudios, entre
otros los de la Universidad Nacional de Salta (U N SA ) sede Tartagal, y los de
Pablo Canziani, miembro del Conicet y D irector del Programa de Estudios
de Procesos Atmosféricos en el Cambio Climático Global de la Universidad
Católica Argentina (U C A ), el cual declaró a diario Clarín en abril de 2006,
la afectación local en la cuenca del río Tartagal y el aumento brutal de los
desmontes en el norte de Salta y zonas cercanas de Bolivia y Paraguay, que
inciden en la brusquedad climática.

187
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En el verano de 2009 se repitió el mismo drama, con el saldo de tres personas


muertas, viviendas dañadas en el mismo centro de Tartagal, por los rabiones
de lodo, árboles, piedras y agua. La repetición del desastre con tan poco mar­
gen de tiempo confirma la fragilidad física impuesta en la zona, debida al em ­
bate continuo del saqueo empresarial en complicidad con el poder político.
Esta veloz alteración del paisaje boscoso impactó en las poblaciones huma­
nas íntimamente relacionadas con los bosques. Las comunidades indígenas
como el pueblo wichi, con miles de miembros en el norte de Salta, depende
vitalmente de los recursos de los bosques chaqueños.
Este ecosistema, si bien tiene menor biodiversidad que la selva amazónica con
su geografía y clima singulares, aloja mayor número y abundancia de plantas
alimenticias por hectárea que la selva nombrada. Esto hace posible una mayor
capacidad de carga animal y su abundancia, tanto silvestre como del ganado
de cría, que permite a los pobladores obtener su subsistencia; lograda con
el sutil y atento conocimiento convivencial del entorno que los sostiene. De
allí una rica tradición obteniendo en la feraz floresta alimentos, mieles, fibras,
tinturas, medicinas, leña, maderas para construcción, muebles y artesanías
para venta, útiles de uso diario, como también el complemento de la carne de
caza y la cría de vacunos y caprinos en los criollos. Éstos basan su econom ía
en esta actividad, y pequeñas parcelas de cultivo para autosustento y venta de
excedentes: maíz, zapallos, frutales, maní, etc.. Producen quesos, quesillos,
venta de carne, trabajos en cuero y madera como sogas de tiento, sombreros,
monturas, sillas, camas, etc..
Otra actividad importante, gracias al clima más húmedo y de m enores fríos
en invierno en la zona al pie de las serranías selváticas, era la producción
frutihortícola de gran variedad, que requería abundante fuerza laboral. Pero
el cerco de la soja avanzó sobre las pequeñas fincas, arrendando o com pran­
do directamente, desapareciendo a m uchos pequeños productores (aunque
aún quedan focos de gran actividad com o Apolinario Saravia, pero con la
soja azotando sus cercanías), y esfumando otro gran recurso para traba­
jadores indígenas y criollos, que aún mal pago, sumaba a su econom ía. El
abrupto corte en el modo de vida campesino-indígena que significó el des­

188
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

m onte y luego el sojal, los arrinconó en una pérdida de genuina soberanía


alimentaria y la falta de horizontes de sustento. Así se detonaron los actos
de resistencia ante la amenaza del agronegocio.

Concepción político-empresaria de uso de la tierra


versus resistencias dispersas

El abierto menosprecio de la clase gobernante salteña hacia el poblador


indígena y criollo, se manifiesta en el discurso continuo de apoyo al creci­
miento de la frontera agrícola en manos de agroempresarios con gran capital.
Las declaraciones salen publicadas muchas veces en el diario El Tribuno, el
de mayor tirada en Salta, cuyos dueños son el clan Romero; con ediciones en
Tucumán yju juy, en sociedad con sectores de poder afines. Proclaman “de­
sarrollo y progreso” de las zonas chaqueñas y el “orgullo de los monocultivos
que transformaron los extensos montes en sembrados con paisajes similares
a Santa Fe y Buenos Aires” -sólo que el m onte estaba adaptado a las tempera­
turas más altas de Sudamérica, con registros que pasan los 50° celsius a veces,
y a la marcada estación seca invierno-primavera-.
El aniquilar por completo amplias zonas boscosas que reponen nutrientes,
la falta de rotación de cultivos, y la inyección cada vez más forzada de ferti­
lizantes químicos y agrotóxicos, origina el empobrecimiento y la muerte de
la vida orgánica de estos frágiles suelos. A más de que con el sólo hecho de
desmontes con topadoras, al arrancar mecánicamente de raíz la vegetación, se
pierde hasta un 25 % de la capa fértil de la tierra.
Otras joyas del pensamiento empresario: “son tierras ociosas e im producti­
vas que ya fueron degradadas por usos atrasados de los puesteros criollos”,
“para qué quieren tierras los pueblos indígenas si no las trabajan”, “nosotros
desmontamos para la Patria”, “los bosques generan gente em brutecida en
estado de barbarie y degradación, para civilizar debemos abrir cam ino al
progreso, acabar con el dominio bárbaro de la selva, com o se hizo en Eu­
ropa y así se desarrollaron”. Esta última frase es un texto del dueño de la

189
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

empresa Quebrachito Colorado S.A. en carta al diario La N ación en 2004,


frente a la resistencia y cuestionam iento a la deforestación que comenzó a
conmover a gran parte de la sociedad.
La finalidad del entramado político-empresarial, es promover como domi­
nante m otor económ ico de “desarrollo” a la producción agroindustrial de
cuño biotecnólogico y origen transnacional. Esta pretensión de imponer una
estructura afín a sus ambiciones, es casi una concepción “mágica” y sin sus­
tento real, de que la bonanza económ ica de grandes ganancias se derramará
sobre toda la población. Algo que se comprueba no sucede así y la realidad
desmiente, al visualizar los departamentos sojeros de Salta como Anta, con
casi el 4 4 % de su población en estado de pobreza, siendo la media provincial
de 27,5% (datos de D irección General de Estadísticas y Programa Estadístico
Ministerio de Salud Pública 2 0 0 7 ). En 2009 el diario La Nación publicaba
que en Salta casi el 30% de los niños estaba en la franja de desnutrición.
Juan Pablo Balderrama, Econom ista de ISEPCI-Salta, en su texto “¿Anta
somos todos?” de junio de 2009 (parafraseaba a la campaña electoral “Salta
somos todos” con la cual salió electo Diputado Nacional Alfredo Horacio O l­
medo; miembro del clan sojero más poderoso en Salta con dominio en Las
Lajitas-Anta y el sur de Salta. Este clan tiene sórdidas historias de desalojos a
gauchos campesinos en los 90 y a partir del 2000. Personajes de gravitación
en la provincia y apoyados por los Romero, tuvieron papel clave en la profa­
nación de la Ley de Bosques). Testimoniaba: “la explotación latifundista de
la soja ... no tiene efecto multiplicador ... al no incrementar actividad econó­
mica en otros sectores ... ni fortalece el mercado interno... el modelo (está)
basado en una errónea concepción... que despreciando la propiedad pública
y privilegiando la propiedad privada en la actividad que ella genera, se puede
llegar a mayores niveles de bienestar. El modelo funciona hace casi ya treinta
años en la provincia (ahora en fase de agudización del saqueo biotecnológi-
co), y la misma no vio los frutos del incremento de la actividad económ ica”.
Las protestas por la ola de desalojos y desmontes con focos dispersos, que
encaran familias criollas e indígenas, se hacen apelando al circuito legal de
órganos provinciales. Las respuestas vagas, nulas, y aún con sospechosas reso­

190
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

luciones en la justicia a favor de los grandes propietarios, forjaron las acciones


en otras direcciones. Desde 2000 y en crecimiento frenético en 2003- 2004,
los desalojos y desmontes cobran velocidad de vértigo, con la aparición de
“nuevos señores de la tierra”; tanto en los últimos bloques más o menos gran­
des de selva pedemontana en el Departamento San M artín y en Orán; como
cada vez más adentro en el Chaco: departamento Anta, Rivadavia y San M ar­
tín. Los focos calientes son:
- La cuenca del río Itiyuro y el área de la ruta 86, cercanos a Tartagal. Lugar de
ancestral asentamiento de 13 comunidades wichis. En toda esta extensa área,
se producen varios enfrentamientos y represiones por parte de la infantería
policial a los pobladores wichis que defendían su monte en acciones directas
de frenos a topadoras, toma de vehículos de los empresarios, etc. En julio de
2005, en el paraje Pozo Nuevo cerca de Tonono; la comunidad Holotaj que
guía el Cacique Cabana, toma por varios días una camioneta de los sojeros
que venían a alambrar y luego desmontar. Fueron reprimidos ferozmente por
la policía, muriendo un anciano dirigente de 75 años, con la espalda destroza­
da por más de 70 impactos de balas de goma; una m ujer wichi también fallece
ahogada por los gases lacrimógenos. Las comunidades de esta área son de
las más decididas a proteger su terruño, al ver la dilatación de sus reclamos
y el maltrato de las autoridades hacia sus derechos. El Cacique Cabana es un
referente en el accionar parcial de la justicia provincial, que criminaliza a los
pueblos originarios en lucha por su bienestar amenazado por las ambiciones
empresariales. Cabana tiene iniciadas más de 65 causas en su contra por sus
acciones directas de freno a la destrucción del territorio ancestral.
- Reserva provincial de General Pizarro: 25.000 has. de área natural protegi­
da; con corredores boscosos continuos de selva pedemontana y bosques cha-
queños, que permitía el uso de bajo impacto. Criollos desde hace más de 80
años y una comunidad wichi allí asentados, son amenazados por el gobierno
salteño a irse del lugar en marzo de 2004, por la venta espuria de la reserva a
grupos sojeros que hace el gobernador Juan Carlos Romero, anulando la ley
de área protegida a perpetuidad. Este hecho marca un precedente jurídico
peligroso en el país, por el cual ningún parque nacional o reserva natural que­

191
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

da libre de ser desaparecido; según la maleable conducta de un gobernante y


prepotencia del poder económico. Intervienen Greenpeace, UNSA, Funda­
ción Vida Silvestre. (En un principio es bienvenida la difusión mediática del
conflicto, pero luego es cuestionable el accionar de las ONGs. que terminan
acordando una convivencia con el modelo sojero dentro del marco de ex­
plotaciones agroindustriales “responsables”, con una reserva más acotada y
m enor acceso a las tierras hacia los criollos. Aunque se lograron salvar miles
de has. y el acceso a la tierra y su asentamiento en vías de consolidarse de la
comunidad wichi. Todo ello en el camino, aún hoy con trabas, del Futuro Par­
que Nacional Gral. Pizarra. 2004 y fines de 2005, son tiempos de resistencia
en Pizarra, que incluyen ataques físicos y aún a balazos a pobladores, desmon­
tes ilegales, e incluso cortes de ruta pagados por los empresarios y alentados
por el gobierno; a favor del desmonte y contra los pobladores que defienden
sus derechos. También en enero de 2005 hay casos graves de represión a ba­
lazos y golpes por policías y gendarmes a gauchos de Hickmann, un poco
más al sur de la ruta 86. En igual situación de desmontes ilegales en su zona
y apremios de los “nuevos dueños” se suman casos en Tolloche, Apolinario
Saravia, Salta Forestal, hacia el norte, este y sur del Chaco, en una verdadera
batalla de cercamiento y conquista; pero con respuestas espontáneas, con ne­
cesidad de organización, de no resignarse a la avanzada de la cara concreta del
agronegocio, pergeñada por esta fase del pensamiento neoliberal.
Por toda esta situación, surgen organizaciones como la O FC (Organización
de Familias Criollas) del norte salteño; y se orienta con perfil más combativo
en defensa del monte y acceso a la tenencia legal de las tierras, la Asociación
de Pequeños Productores del Chaco Salteño (A PPC H S). En 2007 se organi­
za la “Tridepartamental w ichi”. Comunidades wichis de los departamentos
San Martín, Orán y Rivadavia, declaran la violación continua por parte del
gobierno provincial de sus derechos reconocidos en la Constitución Nacio­
nal y tratados internacionales como el convenio 169 de la O.I.T.; y expresan
también su decisión férrea de proteger su tierra y los montes.
La deforestación masiva dirigida por la “fiebre sojera” se replicaba en otras
provincias del norte argentino, como así las protestas y fuertes reacciones de

192
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

la población campesina, con apoyo creciente de gran parte de la sociedad.


Debido a la exposición pública que esta situación desbordada generó, se im­
pulsa la creación de una ley de protección de bosques nativos en el Congre­
so Nacional, generada con la acción del diputado Miguel Bonasso, que toma
nota del descontento y la presión popular.

Ley de bosques Nativos, FUNDESNOA, biocombustibles,


Mesa de soja responsable e IIRSA entrelazados.

El clima de fuertes presiones por la disputa del territorio, y el cuestiona-


miento público del lado oscuro de las “cosechas record”, reposiciona al con­
glomerado empresarial que quiere proseguir sus planes. En 2005 nace F U N ­
D ESN O A (Fundación para el Desarrollo Sustentable del Noroeste Argenti­
no) con la intención de prevalecer sobre la discusión ambiental, que apunta
a los graves daños que la priorización de los monocultivos industriales causa.
C on eje de legitimación científica, pero afín e imbricada en el modelo em ­
presarial de explotación de las riquezas naturales, como único conocimiento
serio y responsable, FU N D ESN O A traza su política.
Su Directora Ejecutiva, es Ana María Pontussi, bióloga que fue Secretaria
Provincial de Medio Ambiente durante el período de gobiernos de J. C. R o ­
mero. El presidente de la Fundación es Ricardo Fernández de Ullivarri, que
también dirige la Estación Experimental Agrícola de Colonia Santa Rosa en
Salta. Los Ingenios Ledesma y El Tabacal instalaron esta Estación de inves­
tigación en los años cincuenta, y siguen haciendo mejoramiento genético tra­
dicional, ahora desarrollando transgénicos.
Estos ingenios son miembros de oro de FU N D ESN O A , junto a Banco Ma-
cro, Desde el Sur (empresa sojera responsable de desmontes en la cuenca de
Itiyuro, territorio ancestral w ichi), CRESUD, con 46 0 .0 0 0 has. en el Chaco
salteño de explotación agrícola y ganadera a gran escala. También se agru­
pan en esta Fundación empresas mineras y de hidrocarburos. Estos trusts de
poder corporativo que dominan amplios territorios en el NOA, ajustan sus

193
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

alianzas para enrarecer la aprobación de la Ley de bosques, que trabaría sus


planes de crecimiento; priorizando así sus futuros grandes negocios. Se sirven
de representantes en el Congreso Nacional, como la Senadora Sonia Escude­
ro y el Senador Marcelo López Arias, que en sintonía y con apoyo de los agro-
negocios y de FU N D ESN O A , presentó una propuesta en el tratamiento de la
Ley de bosques nativos en 2007, acorde a los intereses de las corporaciones
agro industriales. El espíritu original de la ley había nacido con la necesidad de
reconocer a las poblaciones indígenas y campesinas, en la permanencia y uso
de sus territorios, junto a la protección de los bosques restantes. Los grupos
de presión empresarios, con pie en sus aliados políticos, dilatan la discusión
en el Congreso de tal forma que la Ley de Presupuesto M ínimo de Bosques
Nativos que se tendría que haber aprobado en 2006, para frenar la tala indis­
criminada y los conflictos y proceder a hacer un ordenamiento responsable
del patrimonio forestal, pasa al año siguiente.
Sí se aprueba en el Congreso Nacional en noviem bre de 2 006, con el visto
bueno de la Presidencia de la Nación, un gran anhelo para los grupos trans­
nacionales y asociados locales. Es la Ley de prom oción de biocom bustibles.
Tiene entidad legal reforzada ahora, una poderosa herramienta de avance y
reconocim iento com o m otor de crecim iento del país hacia los m onoculti­
vos industriales. La construcción de plantas de biodiesel de soja, incentiva
la expansión de la frontera agrícola, con la posibilidad de la generación de
nuevos grandes negocios en el mercado globalizado. Así es como esta ley
se liga a los planes de infraestructura vial heredados de los 90. Los proyec­
tos IIIR S A (infraestructura para la Integración Regional Sudamericana),
diseñados para vehiculizar la producción hacia el exterior, son los frutos de
la expoliación a gran escala en granos, generación de biocom bustibles en
plantas cercanas a puertos (com plejo Rosario-San Lorenzo-Santa Fe), m i­
nerales, petróleo, etc. que necesitan dar curso las corporaciones m ultinacio­
nales, sirviéndose de endeudamientos externos que los gobiernos encaran
para la construcción de redes viales, ferroviarias, hidrovías, puertos, etc.
El plan de conexión del N O A con el sur de Bolivia y Paraguay, Norte de C hi­
le, es el proyectado Grupo 1 del E je de Capricornio. Así la Hidrovía Para­

194
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

guay-Paraná ya cuenta con la reinauguración en marzo de 2008 de la ruta 81


que sale del norte salteño hasta Formosa conectando el Río Paraguay Están
prometidas inversiones del Estado nacional para reactivar y poner a punto el
ramal ferroviario C -14 en Salta por la Puna hacia Chile, para la exportación
hacia el Pacífico de soja, más sus derivados y minerales.
El Senador Marcelo López Arias, un ferviente opositor a la limitación de los
desmontes que para él frena el “progreso”, presidente de la Operadora Ferro­
viaria, sociedad del Estado, anunció durante las 6tas. Jornadas Exportadoras,
que se ha preacordado un crédito de 350 millones de dólares de la Corpora­
ción Andina de Fomento para obras que acondicionen el ramal ferroviario
C -15. Éste va desde la frontera con Bolivia, recorre la zona norte sojera de la
ruta 34, cruza a la provincia del Chaco desde el departamento de Anta, co ­
nectándose al puerto de Barranqueras. (Nuevo Diario de Salta- 23.1 1 .0 8 ).
Para esta reconfiguración regional, frente a las críticas al modelo de parte
de la sociedad civil; las empresas apelan a las políticas de Responsabilidad
Social Empresarial; que más bien es la generación de un discurso respe­
tuoso del am biente y con preocupación social, que lave su imagen con
un “maquillaje ecológico”, y así legitimar el avance más profundo que n e­
cesita el macrom odelo de saqueo. En esa línea nace a nivel internacional
en 2 0 0 4 la M esa Redonda de Soja Responsable; motorizada por la O N G
conservacionista World Wildlife Fund (W W F ), otras o n g 's y empresas
del Trust sojero (Monsanto, Bunge, Cargill, Syngenta y entre los nacio­
nales AAPRESID y el grupo Los Grobo). El fin es lograr acuerdos entre
las O N G y las corporaciones, que permitan definir com o “producción sus-
tentable” y avalar el proceso productivo sojero, realmente inmodificable y
de alto impacto en el ambiente, en nuestras culturas y producciones regio­
nales, con todo el daño sanitario y social incluido. El programa de extensión
de la M esa organiza recorridos por el N O A con talleres sobre Principios y
Criterios de Soja Responsable a principios de 2008, con apoyo de la Secre­
taría de Agricultura de Salta, visitando Tucumán y Las Lajitas (Salta). En
R esistencia-C haco, hacen lo mismo con apoyo de las O N G 's Fundación
Vida Silvestre, Fundapaz (O ng con presencia desde treinta años en las zo-

195
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

ñas chaqueñas de Salta, Form osa y Chaco, que apoya el desarrollo de com u­
nidades indígenas en educación y emprendimientos productivos. Participa
y dio apoyo a las comunidades en lucha por su territorio; de ahí que es mal
vista su decisión de negociar con las corporaciones) y Acsoja (extraído de
“Expansión de los agronegocios en el NOA” julio2C)09-CA PO M A-D D H H ,
Chaya Com unicación, La Soja M ata).
Fuertes críticas de grupos de base y organizaciones sociales, pueden ha­
ber influido en la decisión de Fundapaz, que anuncia que luego de mayo
de 2 0 0 9 que no participará más en la M esa R edonda de Soja R espon sa­
ble. Estos lavados de im agen son muy necesarios para los conglom erados
corporativos, pues así se presentan com o la opción y cam ino necesario
que tien e la sociedad para su “progreso”. Es lo que se llama conseguir la
licencia social para consolidar sus planes de dirigir el nudo de la activi­
dad productiva; “barriend o” bajo la alfom bra y enm ascarando los crudos
perjuicios que seguirán causando al entorno y nuestra propia vida. C on
una gran presión de organizaciones cam pesinas, indígenas y am bientales,
y un m illón y m edio de firm as en apoyo al proyecto original; se aprueba
en noviem bre de 2 0 0 7 (y la tardanza hasta principios de 2 0 0 9 en su re­
glam entación para su vigencia efectiva) la L ey de Bosques Nativos. Ya se
perfilaban las movidas empresarias para viabilizar sus fines de siempre. La
ley de Bosques nativos es torcida en su esencia de llevar justicia a los pobla­
dores más impactados por el desmonte, y nace con un déficit donde la par­
ticipación de los campesinos e indígenas queda difusa y a título informativo
sobre los planes de uso y protección de los bosques. Estos figuran en el
articulado de la ley con una impronta empresarial de aprovechamiento en
gran escala, y en la que hay que cumplir el paso del Plan de Ordenamiento
Territorial en cada provincia. Aunque en la Ley se reconoce el respeto por
los derechos de las comunidades indígenas y campesinas, queda un mar­
gen acotado de decisión operativa para la población rural; pero de todos
modos la ley brinda un marco legal y un reconocim iento al valor único del
patrimonio biológico forestal nativo y sus servicios ambientales, para dar la
discusión y lucha por el territorio.

196
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

Ordenamiento Territorial de la Ley de Bosques Nativos

Por la inminencia de la aprobación de la ley de bosques, y ante el recam­


bio de gobierno en diciembre de 2007; la SEM A D ES autoriza desmontes en
una escalada frenética. El gobierno provincial detrás de esto, quiere dejar la
puerta abierta a la mayor extensión posible de tierras para la “fiebre sojera”.
Es así como en 2007, cerca de 7 00.0 0 0 has. se autorizaron con planes de des­
monte; comunidades indígenas y organizaciones sociales del país bautizaron
irónicamente a Salta “capital nacional del desmonte”. En 2008 prosiguen los
desmontes, mientras la Ley de bosques sigue sin reglamentarse. Tanto en Sal­
ta como en Jujuy, el Plan de Ordenamiento Territorial de Bosques (P O T ),
se hizo en forma violatoria de los derechos campesinos indígenas, como de
la protección a bosques únicos. Jujuy hace su P O T incluso antes de la Ley
de Bosques en 2007. El proceso fue nulo en participación de las poblacio­
nes rurales, y con la óptica de los proyectos de avance de la empresa líder en
agronegocios d eju ju y : Ingenio Ledesma S.A.A.I.. La Fundación Proyun­
gas (subsidiaria de y con el mismo pensamiento de Fundación Vida Silvestre,
promotora de la “soja responsable” y la convivencia con el modelo agroindus-
trial en general) realiza los mapas de uso y zonas de conservación con el acuer­
do de Ledesma S.A.A.I. y el gobierno jujeño. La única zona llana dejujuy que
cuenta con bosques chaqueños al pie de la Sierra de Santa Bárbara, queda pin­
tada de verde. Hay tres colores para hacer mapas de uso en el PO T: el rojo es
para bosques de máximo valor, donde no se puede tocar nada, el amarillo es
para bosques de mediano valor de conservación, donde se puede hacer un uso
sustentable forestal, ganadero, turístico, que no afecte la continuidad de la masa
boscosa, sin permitir desmontes, y el verde es para bosques de bajo valor o muy
degradados por lo que es zona apta para el cambio a la agricultura mecanizada.
Ésta es la maniobra que faculta Fundación Proyungas, dando aval científico a
los proyectos corporativos. Todos los quebrachales y transición a Yungas de los
llanos jujeños se condenan a desaparecer; justo en la zona donde queda uno de
los pocos núcleos de cooperativas campesinas y comunidades guaraníes que
han luchado por territorio, y estaban logrando su reconocimiento.

197
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Ledesma S.A.A.I. está embarcada en protagonizar la producción de bio-


combustibles con bioetanol de caña de azúcar; por lo que en conjunto con
el gobierno de Jujuy, anuncia en enero de 2009 su plan de producción con su
moderna y ampliada planta de bioetanol; con lo que se autorizan 4 .000 has.
de desmonte para estos planes, sin barreras para aumentar a más en la zona
mapeada de verde. En los últimos cuatro años entra la soja en Jujuy en la m is­
ma zona pintada de verde, por lo que hay un planeamiento del territorio en el
que quedarán dominantes los cañaverales de Ledesma y los campos de soja.
En ese estado están ahora humildes ganaderos criollos de Palma Sola-Jujuy,
luchando por tierras en las que viven y trabajan desde hace más de cuarenta
años. El P O T para ellos es algo que nunca se les consultó, cuando fueron mu­
chos de ellos los que históricamente convirtieron en un pueblo el paraje rural
aislado de Palma Sola, con su fuerte clima y espesos bosques.
La empresa C R A M .S.A . aparece en los últimos dos años (propiedad de René
Macedo, hermano del embajador argentino en Bolivia) y ya les ha desmon­
tado 1.500 has. de sus zonas de uso y matado a balazos mucho de su ganado.
Las amenazas con matones armados son continuas. El 31 de diciembre de
2009 fue detenido el sr. Mamaní al resistirse a la invasión en su vivienda y
acción violenta contra su madre de 80 años, encabezada por el encargado de
C RA M y dos custodios más la policía. El Movimiento Nacional Campesino
Indígena viene apoyando fuertemente a los campesinos, en conjunto con la
red de organizaciones provinciales contra el saqueo de Jujuy (Caminando x
Jujuy, GRR-Jujuy, CA PO M A -D D H H , Movimiento Fuerte Verde, Estudian­
tes de Ciencias Agrarias).
El P O T de la provincia de Salta tiene otros matices pero la misma esencia.
Con la asunción de Juan Manuel Urtubey a la gobernación, se promete cam­
biar las irregularidades y el abuso irracional de los bosques. La SEM A D ES
muta su nombre a Secretaría de Política Ambiental (SPA) a inicios de 2008.
Es destinada como Secretaria la antropóloga Catalina Buljubasich, que cons­
tituye un equipo técnico para recorrer el interior salteño. Se da a cumplir la
participación de la población con talleres, en las zonas ubicadas para el orde­
namiento territorial. Simultáneamente siguen los desmontes con las autoriza-

198
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

dones programadas por la SEM A D ES en 2006 y 20 0 7 las 24 hs. de cada día,


con lo que resultaban tragicómicos los mecanismos de consulta, mientras se
abatían los árboles de las regiones a ordenar. La Secretaria ordena suspender
los permisos de desmonte en tres casos identificados como urgentes. Uno
de ellos desemboca en la renuncia de Buljubasich, al impedir un desmonte
de 30.000 has. en la finca El Alamo, con propiedad reciente de los herma­
nos Gable de E.E.U.U. y permiso de desmonte obtenido en julio de 2007. En
esa zona viven ancestralmente más de 60 familias wichis que mantienen casi
nulo contacto con el exterior, y su sustento directo es el mismo m onte; por
lo que Buljubasich considera una “crítica situación de supervivencia” de las
comunidades, y suspende los trabajos de desmonte ya comenzados. El m is­
mo gobierno provincial que la pone en el cargo, la presiona reprobando las
suspensiones de desmonte, por lo que ella renuncia al no poder trabajar con
honestidad. Su sucesora Cristina Camardelli, fuerza acuerdos entre los pro­
pietarios de El Alamo y las comunidades, para bajar el conflicto. Allí los em ­
presarios “les donan” 1900 has. en zona inundable, y las comunidades tienen
que aceptar bajo apremios y falsas apreciaciones.
El accionar del gobierno se va desenmascarando, y adopta la continuidad de
apoyo a la política agraria heredada de Romero. El proceso participativo de
las comunidades en el P O T deja inconformes a los miembros indígenas que
ven escasa información relevante en los talleres, como poco tiempo dedicado
a clarificar situaciones en los mismos. Tampoco es precisado cómo incidirán
en el proyecto final de la Secretaría de Política Ambiental las consultas realiza­
das a pueblos indígenas y criollos. El Senador provincial por Anta y miembro
del clan sojero más poderoso de Salta, Alfredo Olmedo, presenta un proyecto
para el P O T con clara y antidemocrática visión empresaria de soslayar la po­
blación rural. El mapa que propone, dispone deforestar 5 millones de has..
Es prácticamente el total de bosques chaqueños que queda en pie. También
propone que se autorice desmontar en superficies con mayor pendiente (tie­
rras que se elevan hacia zonas serranas) aumentando de 5o a 15° de pendien­
te. Técnicos forestales y trabajadores de Parques Nacionales trabajaron para la
SPA, armando un mapeo, teniendo en cuenta el comportamiento de cuencas

199
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

hidrográficas reguladas por los bosques, y el valor de mantener matrices con­


tinuas de bosques, que accionen como conexiones de corredores ecológicos
que mantengan la biodiversidad. Esto no se consideró en la aprobación final
del P O T y sí la propuesta de Olmedo. El 16 de diciembre de 2008 la Cámara
de Diputados y el Senado de Salta no se enteraron que existió un proceso de
consulta a la población campesino-indígena, y aprobaron un acuerdo con 5
cambios al proyecto de la SPA, que ya había omitido el mapa que encargó a
los técnicos. Son los siguientes: 1. Reducción de la conservación de las cober­
turas boscosas en cuencas hidrográficas y riberas de los ríos (art.12). 2. En
las zonas de mediano valor (amarillo) se permite en los proyectos forestales
la entrada de especies exóticas, maderas blandas y emprendimientos foresto-
industriales (art.14). Ésta es una puerta de entrada a los proyectos de m o­
nocultivos de árboles transgénicos, que Presidencia de la Nación promovió
en octubre de 2009 en el Congreso Forestal Mundial de Buenos Aires. 3. Se
permite deforestar en superficies con mayor pendiente, aumentándolo de 5o
a 15°. 4. Aquellos pedidos de desmonte sin autorización que se presentaron
antes de la sanción de la ley de Bosques Nacional, podrán ser aprobados se­
gún la normativa anterior a esta ley (art.28). 5. Prórroga por tres años más de
los permisos de desmonte emitidos (art.30). El gobernador Urtubey ratificó
la ley dos días después, acordando con la priorización de los intereses empre­
sariales, viabilizando el atropello y aniquilación de la vida indígena y criolla
que supone el exterminio masivo de los bosques.
Las organizaciones indígenas y criollas, agrupadas en la M esa de Tierras y
apoyadas por Fundapaz, A SO C IA N A (Acompañamiento Social de la Iglesia
Anglicana en Argentina) yEndepa (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen),
presentaron en la Corte Suprema de la Nación una acción de amparo el 17 de
diciembre contra la provincia de Salta y el Estado Nacional “por la arbitraria
e ilegal autorización y/o tolerancia a los inconstitucionales desmontes y talas
indiscriminadas de bosques nativos” entre las principales demandas.
El 30 de diciembre la Corte hizo lugar a una medida cautelar, y ordenó el cese
de los desmontes en Salta, llamando a una audiencia pública el 18 de febrero
de 2009. La tragedia de Tartagal el 9 de febrero de ese mismo año, puso en

200
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

candente actualidad lo denunciado por indígenas y criollos; en la audiencia


del 18 de febrero se tuvo en cuenta el grado de riesgo que los desmontes masi­
vos generan. En marzo la Corte Suprema falla con lógica que toma en cuenta
a las organizaciones indígenas y criollas y ordena suspender las talas y des­
montes “hasta tanto se efectúe un estudio de impacto acumulativo de dichos
procesos” (refiriéndose a los desmontes).
En enero de 2010 comunidades indígenas del norte salteño, denunciaron que
habían recomenzado desmontes, violando la resolución de la Corte.

Vislumbres

Por todo lo expuesto, es una firme convicción compartida con otras orga­
nizaciones de base; que los representantes del saqueo no piensan en la convi­
vencia realmente democrática. D e allí que sus promesas de Responsabilidad
Social Empresarial y Sojas Responsables o Biocombustibles ecológicos, sólo
auguran la profundización del desastre ya provocado, excluyendo a sectores
cada vez más amplios de la población, que terminan sobreviviendo amarga­
mente, hacinados en las urbanizaciones colapsadas.
La agresión a los ecosistemas y la violentación de sus ciclos vitales, que es­
tán causando las alteraciones del clima y derivas como enfermedades, falta
de recursos, etc.; sólo es vista como la racionalidad suprema de generar ne­
gocios. Es inútil el diálogo en desigualdad con quienes sólo quieren imponer
su criterio. El ejemplo concreto es como los intereses político-empresariales
manipularon los POT, tanto en Salta como en Jujuy; pasando por encima
de los derechos de los habitantes del monte, e intentando borrar del mapa
creaciones únicas del mundo natural, en su más alta complejidad y diversidad
como son las selvas y bosques.
C on toda la buena intención (o resignación de que algo hay que ceder) que
exista en el apoyo de O n g's y organizaciones religiosas a las comunidades en
lucha; si no se enfoca en una coordinación y construcción de fuerzas que cues­
tionen el objetivo político del discurso con que se disfraza el saqueo y apunten

201
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

a la invalidación de los P O T provinciales que son la plasmación en el territorio


de su armado legal corporativo, antipopular y antiambiental, necesario para el
dominio de la región y la consolidación de la expansión de la transgenia y do­
minancia de la agro-forestoindustria; éste se servirá de los resortes del siste­
ma y su seducción o prepotencia que estudia y manipula las necesidades de la
gente para apropiarse y destruir cada vez más los bienes naturales comunes. El
modelo digitado por las transnacionales, camufla su acción piratesca y tóxica
con discursos de “convivencia armónica” con el ambiente y la gente, “dona­
ciones” míseras a hospitales, escuelas, barrios humildes, que sólo son migajas,
mientras profanan todo el potencial de vida y producción diversa enraizado en
nuestras culturas, transformándolo en megaganancias espurias.
Entonces no tendremos horizontes. M illones de años tardó la Tierra en ge­
nerar infinitas conexiones entre organismos que hacen posible nuestra vida.
El modelo corporativo que necesitan sostener esos monstruos inertes que
son las transnacionales, es antiecológico y antihumano. No tiene la capaci­
dad de regenerar la fertilidad de la tierra; la mata; ni traerá de vuelta bosques
que se expanden en múltiples redes convivenciales de vida que nos incluye y
nos sustenta; los cadaveriza. Y así con nuestras historias humanas destiladas
en paisajes singulares, forjando modos, saberes propios de cada región. Las
variedades silvestres de porotos, papaya, tomates de monte, frutillas, plantas
medicinales, especies nutricias como elyacón, ajipa, achojcha, zapallos sipin-
ques de valor genético inapreciable; pueden resistir cambios del clima al que
se han adaptado desde hace miles de años. Sólo son algunas de las especies
que se han encontrado en montes y selvas del NOA.
La deforestación y toxificación que le sigue, punta de lanza inexorable en la
propuesta del complejo agroindustrial, extingue patrimonios de aprovecha­
miento múltiple, dejándonos sin sostenes inadvertidos que aguardan en lo
profundo de los bosques y la herencia humana de tradiciones que conoce bas­
tante de ellos. El saber regional que cultivó, recolectó especies, observó con­
tactos y fertilizaciones cruzadas entre insectos, pájaros y plantas, que conserva
y reproduce la variedad; nos brinda usos especializados que permitirían cons­
truir bienestar a mucha gente, con una producción agroecológica e investiga-

202
7. MONOCULTIVOS AGRESORES EN EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)

dones innovadoras, en el adecuado y sabio uso del territorio. La uniformidad


de la modernización agroindustrial biotecnológica nos quita y extermina esos
horizontes. Hay un alto grado de sensatez y genuino amor, con la resistencia
y lucha por el futuro y la vida, en una visión que crece entre los movimientos
campesinos e indígenas, ecologistas de base, científicos con ética, organizacio­
nes urbanas, movimientos asamblearios, etc.. Una visión que acoge múltiples
visiones, como también es la red de lo viviente. Hay que resguardar los teso­
ros de los ecosistemas que aún tenemos, e ir cicatrizando el daño, porque son
la principal llave al futuro. Que la capacidad y los procesos de generar (y/o
destruir) alimentos (algo básico para sociedades sanas) la monopolicen pocos
grupos agroempresariales con altísimo impacto socioambiental dañino, y que
ven a las agriculturas y producciones regionales como competencia a eliminar;
es una terrible realidad que debemos denunciar y resistir, porque es un rumbo
al abismo. Existen propuestas y prácticas diferentes.
Tenemos que ir forjando la transición de ese modelo de saqueo a megaescala
que destruye la diversidad natural y la cultural destilada de la misma. D efen­
der y conocer el territorio, es amarlo para seguir procreando un tránsito con
sociedades humanas ecológicamente viables y socialmente más justas. Salvar
la tierra del saqueo destructivo y eliminar la pobreza de miles de excluidos,
confluyen en la misma dirección.

203
8. EL AGRO NEGOCIO: HERRAMIENTA PARA LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

ELAGRONEGOCIO:
HERRAMIENTA PARA
LA RECOLONIZACIÓN
DEL CONTINENTE
Carlos A. Vicente1,1

Introducción

La introducción de la soja transgénica en el año 1996 en Argentina


marcó un punto de inflexión en el avance del agronegocio en todo el Cono Sur
ya que la imposición de los cultivos transgénicos junto con el fortalecimiento
de la soj a como commodity global y la brutal apertura neoliberal de esa década
permitieron un avance espectacular del área de ese monocultivo como nunca
antes había ocurrido en la historia de la agricultura en el mundo.
Por otro lado es claro que Argentina fue la cabecera desde donde Monsanto
concretó su invasión con soja transgénica en el Cono Sur a través de la conta­
minación de los países vecinos con semillas que clandestinamente y sin nigún
tipo de control de parte del Gobierno Nacional cruzaron las fronteras. Así fue
como Uruguay Brasil, Paraguay y Bolivia sucumbieron a los transgénicos a
pesar de la fuerte resistencia que los movimientos sociales venían ejerciendo.
Y así es como se funda “La República Unida de la Soja” que sin ninguna ironía
Syngenta anunció a comienzos de esta década.

1. C arlos V icen te integra G R A IN y A cción p o r la B iodiversidad. carlos(a)grain.org

205
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Concretada esta primera etapa de la invasión los señores del agronegocio van por
más: la producción sojera se ha convertido en un gran negocio para los capitales
financieros y ahora se han lanzado a la expansión territorial más allá de nuestras
fronteras asociados a diversos grupos de espaculación financiera internacional.

La imposición de la soja RR

En 1996 y de manera absolutamente solapada y antidemocrática se permi­


tió la introducción de la soja transgénica de Monsanto en nuestros campos.
Sin estudios de impacto ambiental independientes, sin ningún tipo de consul­
ta pública, sin ninguna discusión parlamentaria ni legislación que lo avale. Una
simple disposición de la Secretaría de Agricultura creó en 1991 la Comisión
Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CO N A BIA ) que a partir
de allí y con amplia participación de las corporaciones “asesoró” a la Secretaría
sobre la aprobación de Organismos Genéticamente Modificados.
En la actualidad cada mes vivimos en Argentina la emergencia de un nuevo proble­
ma socioambiental debido a la invasión territorial producida por la imposición del
monocultivo de soja transgénica de mano de Monsanto y de un puñado de terra­
tenientes y pooles de siembra. Los impactos de las fumigaciones, el desmonte, el
desplazamiento de campesinos, la falta de alimentos, las inundaciones y sequías, las
nuevas enfermedades son moneda corriente en las noticias pero solamente desde
algunos medios alternativos aparece relacionada a la “sojización”
Todo esto viene de la mano de la instalación de una visión fragmentada de
los problemas en que se ocultan las causas profundas de los mismos para ana­
lizarlos o mostrarlos, muchas veces de manera sensacionalista, pero siempre
aislados y producidos casi como “fenómenos naturales”.
Por eso lo primero y fundamental es recuperar la mirada integral de la pro­
blemática. Únicamente mirando y analizando la totalidad y la complejidad
de la situación se podrá llegar a alguna conclusión útil para avanzar en alguna
dirección y salir de la rueda destructiva en la que el modelo de agronegocio-
soja-transgénicos nos ha metido.

206
8. EL AGRO NEGOCIO: HERRAMIENTA PARA LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

La ocupación y devastación de los territorios

Después de 14 años de expansión del cultivo de la soja transgénica en Ar­


gentina las consecuencias socioambientales de la imposición de la misma re­
sultan en una verdadera catástrofe. A continuación un breve repaso por los da­
tos concretos que por si solo hablan de la tragedia de la soja en el Cono Sur. En
Argentina se sembraron en esta temporada (2009/ 2010) más de 18.000.000
de hectáreas de soja transgénica bajo la técnica de siembra directa. Esta su­
perficie representa más del 50 % de la superficie agrícola del país.
El 100 % de la soja que se
cultivará es soja trans­
génica resistente al her­
bicida glifosato (soja rr) y
la soja rr es propiedad de
Monsanto, la mayor em­
presa semillera del mun­
do y también creadora del
glifosato, el herbicida que
se debe utilizar para sem­
brar la soja rr. Monsanto
controla el 90 % de las
semillas transgénicas
que se comercializan a
nivel mundial. Monsanto
declaró que sus ganan­
cias generales aumenta­
ron un 44% en 2007 con
respecto al año anterior y un 120 % en el 2008 en relación con el 2007
y uno de los principales componentes de incremento de sus ganancias fue el
aumento de la venta de glifosato.
Este año se aplicarán más de 200.000.000 de litros de glifosato sobre toda
la superficie cultivada con soja en Argentina mientras en el año 1996 se uti­

207
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

lizaban 13.900.000 millones de litros. El producto comercial cuyo principio


activo es el glifosato (Roundup) contiene además una serie de coaduyu-
vantes que aumentan notablemente su toxicidad, fundamentalmente el
surfactante POEA (polioxietil amina) cuya toxicidad aguda es 3 a 5 ve­
ces mayor que la del glifosato.
Por supuesto que este uso intensivo de glifosato ya ha provocado el surgi­
miento de muchísmas malezas resistentes al glifosato. Algunas de las ya
informadas son: H yban thusparvifloru s (V ioletilla), P arietaria debilis (Yerba
Fresca), V iola arvensis (Violeta Silvestre), Petunia axillaris (Petunia), Verbe­
na litoralis (Verbena), Com m elina erecta (Flor de Santa Lucía), Convulvulus
arvensis (Correhuela), Ip o m o eap u rp u rea (B eju co), Iresine difusa (iresine) y
recientem ente el Sorghum halepense (Sorgo de alepo) que por ser una m ale­
za muy difícil de controlar ha despertado gran alarma. Luego de pasar más
de una década negando el surgimiento de malezas resistentes, Monsanto
a través de su vicepresidente admitió este hecho y propuso una solución:
reemplazar a toda la soja resistente al glifosato por una nueva soja re­
sistente a un nuevo herbicida: el dicamaba; de hecho aún más tóxico
que el glifosato.
Además se utilizarán otros herbicidas y agrotóxicos para controlar male­
zas y plagas del monocultivo de soja ya que la siembra directa requiere de
la aplicación de otros herbicidas antes de la siembra de la soja: entre 20 y
25 millones de litros de 2-4-D, otros 6 millones de litros de atrazina y
unos 6 millones de litros de endosulfán. Esta lluvia de agrotóxicos produ­
ce tremendos impactos sobre la salud de la población, animales domésticos,
cultivos alimenticios y contamina suelos, cursos de agua y el aire en toda la
extensión del cultivo de soja. Suman cientos los casos denunciados por
distintas organizaciones e investigadores en los cuales está perfecta­
mente documentado el impacto de los agrotóxicos en las comunidades
y sus producciones.
El monocultivo de soja repetido año tras años en los campos produce una in­
tensa degradación de los suelos que produce una pérdida de entre 19 y 30
toneladas de suelo en función del manejo, la pendiente del suelo o el clima.

208
8. EL AGRO NEGOCIO: HERRAMIENTA PARA LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Además cada cosecha de soja extrae año a año miles de toneladas de nutrientes
de nuestro suelo que se exportan. Sólo como ejemplo podemos citar que cada
año se van con la soja 1.000.000 toneladas de nitrógeno y 160.000 tone­
ladas de fósforo. También cada cosecha de soja que se exporta se lleva unos
42.500 millones de metros cúbicos de agua cada año (datos de la tempora­
da 2004/ 2005) correspondiendo 28.190 millones a la pampa húmeda.
Cada año se deforestan en Argentina más de 200.000 ha de monte nativo
por el avance de la frontera agrícola debido fundamentalmente a la expansión
del monocultivo de soja. Considerando que cada 500 hectáreas de soja re­
quieren de 1 trabajador rural es evidente la expulsión de trabajadores rura­
les y campesinos de los territorios donde se cultiva.
Los grandes productores sojeros están obteniendo ganancias extraordinarias.
El Grupo Los Grobo que declara cultivar 150.000 hectáreas en Argentina
y en todo el Cono Sur (Paraguay, Brasil y Uruguay) apuesta a controlar
750.000 hectáreas.
El modelo sojero produce una enorme concentración de la tierra en pocas
manos ya sea por la adquisición de la tierra por grandes productores o por
su arrendamiento por los Pooles de Siembra. Como consecuencia en los
últimos 10 años se han perdido más del 20 % de los establecimientos
productivos. La obvia consecuencia de esta concentración es que ha dismi­
nuido de manera dramática la producción de alimentos básicos para nuestro
pueblo. Por citar solo en ejemplo el número de explotaciones lácteas dis­
minuyó 50 por ciento entre 1988 y 2003, pasando de 30.000 a 15.000. En
el caso del algodón su producción disminuyó en un 40% en la Provincia
de Chaco y un 78 % en la Provincia de Formosa como consecuencia del
avance de la soja.
M iles de campesinos son expulsados violentamente de sus tierras para im po­
ner este modelo y son criminalizados por resistir los desalojos y el avance de
la soja. El MOCASE - VC y el Movimiento Nacional Campesina Indíge­
na permanentemente denuncia la persecución de campesinos del movi­
miento a causa de resistir la expulsión de sus tierras en forma violenta
para imponer el cultivo de soja.

209
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

El poder del agronegocio

Desde el año 2008 se está produciendo a nivel global un fenómeno de aca­


paramiento global de tierras con la excusa de garantizar la seguridad alimen­
taria de algunos países. Pero en realidad, allí los verdaderos protagonistas son
las corporaciones del agronegocio, que unidos a capitales de especulación
financiera están haciendo negocios multimillonarios a costa de la soberanía
y los recursos de los países en los que relizan sus “inversiones”. Los nuevos
propietarios agrícolas que emergen hoy son gestores de fondos de capital
privados, operadores de fondos especializados en tierras agrícolas, fondos de
cobertura, fondos de pensiones, grandes bancos y similares. El ritmo y exten­
sión de su apetito es notable — pero no es sorprendente, dada la presión por
recobrarse de la crisis financiera. Si bien no existe información de muchas
fuentes, miles de millones de dólares se destinan a adquirir tierras con pro­
yectos “de dinero fácil”.
Significa que se está formando una nueva y poderosa fuerza de cabildeo
empresarial, que quiere condiciones favorables para facilitar y proteger sus
inversiones en tierras agrícolas. Quieren suprimir leyes molestas que impi­
den la propiedad extranjera sobre la tierra, hacer a un lado las restricciones
locales sobre la exportación de alimentos y evadir cualquier regulación sobre
organismos genéticamente modificados. Es seguro que trabajarán con sus go­
biernos y varios bancos de desarrollo, para instalar sus agendas por el mundo
mediante tratados de libre comercio, tratados bilaterales de inversión y finan-
ciamientos condicionados. Y por supuesto que muchas de los empresarios
argentinos que se enriquecieron de manera espectacular durante la última
década ahora se están sumando a esta fiebre del acaparamiento cruzando las
fronteras como antes lo hicieron ilegalmente con la soja transgénica. Unién­
dose a fondos de inversión, corporaciones transnacionales y capitales especu­
lativos hoy conforman uno de las amenazas más grandes para los territorios
en Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Colombia. Acompañamos un cuadro
en el que presentamos información básica sobre estos grupos, sus socios y el
tipo de operaciones que están emprendiendo.

210
8. EL AGRO NEGOCIO: HERRAMIENTA PARA LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Exportando inseguridad alimentaria

Dado el enorme peso del sector privado en el actual acaparamiento de tie­


rras, es claro que estas empresas no se interesan en una agricultura que nos
brinde soberanía alimentaria. Y cuando el hambre aumenta más rápido que la
población, es muy probable que tampoco hagan mucho por la seguridad ali­
mentaria. Un líder campesino de Synérgie Paysanne en Benin, ve estos acapa­
ramientos de tierras fundamentalmente, como “exportación de inseguridad
alimentaria”, ya que dicen darle respuesta a las necesidades de algunas perso­
nas -ya sea maíz o dinero- quitándole los recursos de producción alimentaria
a otras. Tiene razón. En la mayoría de los casos, estos inversionistas no tienen
gran experiencia en la administración de fincas y están destinados, tal como
lo observó el coordinador de Masipag en Filipinas a llegar, agotar la vida y
los nutrientes del suelo mediante la agricultura intensiva, retirarse al cabo de
algunos años y dejar a las comunidades locales con “un desierto”.

La expansión territorial sur-sur: inversores argentinos


como los nuevos dueños de la tierra en América Latina.

In stru ­
S ed e
m en to d e T ip o In v ersio n ista s D eta lles
leg a l
in versión
Louis Dreyfus, uno de los comerciantes de
granos más importantes del mundo. Es­
tableció Calyx Agro en 2007 como fondo
para adquirir tierras agrícolas en América
Latina. Louis Dreyfus Commodities posee
Fondo Louis Dreyfus
Calyx Argen­ hoy 60 mil hectáreas de tierras agrícolas en
especia­ (Francia), aig
Agro tina Brasil, para las que destinó 120 millones de
lizado (eua)
dólares En 2008, aig invirtió 65 millones de
dólares en este fondo cuyo objetivo es iden­
tificar, adquirir, desarrollar, reconvertir y
vender tierras agrícolas en Brasil, Argenti-
na, Uruguay y Paraguay.

211
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Fundada en 2007 por la empresa accionaria


Food Water 8i Energy Company de Argenti­
na, para vender participaciones en una ha­
Fondos de cienda de 60 mil hectáreas que administra.
Green-
Fondo Autoin versión Recaudó más de 10 millones de libras ester­
Gold Argen­
especia­ de Pensiones linas entre inversionistas privados. Creó un
Inves- tina
lizado del Reino esquema de inversión similar de 60 mil hec­
tment
Unido táreas, llamada scs Farmland. Las ganancias
proyectadas son de 66% si la inversión se
mantiene por 5 años y 160% si se mantiene
por 10 años.

Fondo Fondo creado por Hinton, una conpañía de


Peck- Argen­ Hinton
especia­ servicios de gestión agrícola, para comprar
water tina (Argentina)
lizado propiedades agrícolas en Argentina.
Interna­
George Soros
tional Compañía de inversión agrícola creada por
(eua), Pampa
Farmland EUA/ Empresa Alejandro Quentin y Soros Fund Manage­
Capital Mana­
Holdings Argen­ de inver­ ment. Invirtió más de 600 millones de dóla­
gement (Reino
/Adeco tina siones res en adquirir 263 mil hectáreas de tierras
Unido), Hal-
Agropec­ agrícolas en Argentina, Brasil y Uruguay.
derman (eua)
uaria
Empresa de bienes raíces especializada en
comprar y vender propiedades agrícolas
o en hacerlas producir (soya, maíz, trigo,
maravilla [girasol], carne y leche). Controla
unas 400 mil hectáreas en Argentina, con un
valor de 350 millones de dólares y, unas 88
mil cabezas de ganado. Es uno de los mayo­
res propietarios agrícolas del país. En Bra­
sil, es dueño de casi el 15% de Brasil-Agro,
Empresa firma especializada en desarrollo de pro­
Argen­
Cresud de inver­ piedades agrícolas. Cresud estudia invertir
tina
siones en tierras agrícolas en Paraguay, Bolivia y
Uruguay. Según la compañía, “Sudamerica
es una de las regiones con el suministro de
agua dulce más abundante, la que puede ser
exportada a otros mercados en la forma de
productos agrícolas” En 2008, Cresud ad­
quirió 20 mil hectáreas de tierras en Para­
guay, con la opción de aumentarlas a 50 mil
hectáreas. Adquirió 7600 hectáreas en Boli­
via por 17.5 millones de dólares.

212
8. EL AGRO NEGOCIO: HERRAMIENTA PARA LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Sirve a los inversionistas como puerta de


Hillock entrada al sector de agronegocios de Suda-
Empresa
Capital Argen­ mérica. Ofrece proyectos a la medida, a
de inver­
Manage­ tina personas, fondos, instituciones financieras
siones
ment y bancos. Maneja 36 mil hectáreas de pro­
piedades agrícolas en Argentina y Uruguay.
Fue una de las primeras compañías en ofre­
cer fondos accionarios abiertos al público
para invertir y explotar propiedades agríco­
las en Argentina. Con varios de sus fondos,
se explotan unas 800 mil hectáreas. Selec­
Empresa
ciona y maneja propiedades agrícolas para
produc­
Cazenave Argen­ Glencore empresas, y maneja 13500 hectáreas para
tiva y
(CASA) tina (Suiza) Glencore, uno de los mayores comerciantes
de inver­
mundiales en materias primas y produc­
sión
tos agrícolas, CASA inició la adquisición
de propiedades agrícolas y la explotación
agrícola en otros países de América Latina,
incluidos Colombia, Brasil, Paraguay, Ar­
gentina y Uruguay.
Empresa especializada en adquirir pro­
piedades agrícolas y en proveer gestión
agrícola a los inversionistas del agro. En
2007, Altima coordinó una inversión de 50
millones de dólares en la compañía, otor­
Empresa
gándole 23.5% de sus acciones. En 2009,
produc­
Argen­ inversionistas europeos y estadounidenses
El Tejar tiva y Altima (eua)
tina invirtieron 150 millones de dólares, por un
de inver­
17.5% de la compañía. Antes de 2006, El Te­
sión
jar cultivaba tierras arrendadas o en poder
de otros. Con la inversión foránea, El Tejar
empezó a adquirir tierras agrícolas y ahora
es propietario de tierras en Argentina, Bra­
sil, Uruguay y Bolivia.

Recursos (con videos, denuncias y documentos de análisis)

- Campaña Paren de Fumigar


http: //www.grr.org.ar/campanapdf/index.php

213
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

- So ja para Hoy, H am bre para mañana,


http://sojaham bre.blogspot.com /
- Redaf,
http://redaf.org.ar/noticias/ ?p=329
- Fundación Proteger,
http://www.proteger.org.ar/soja
- La So ja M ata,
http://www.lasojamata.org/ es
- Instituto de Investigaciones G ino G erm ani,
http://www.iigg.fsoc.uba.ar/pub_rural.htm
- GEPAMA,
http://www.gepama.com.ar/
- Video H am bre de Soja,
http://ww w .dailym otion.com /video/xu9kc_ham bre-de-soja
- R R , La cosecha Amarga,
http://www.rrlacosechaamarga.blogspot.com /

M ás inform ación

GRAIN,
www.grain.org
Biodiversidad en A m érica Latina y el Caribe,
www.biodiversidadla.org

214
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRO NEGOCIO

LAS TRANSNACIONALES
DELAGRONEGOCIO
Tomás Palau 1,1

Para decirlo de manera introductoria y todavía muy general, se de­


signa con el nombre de agro negocios al sistema productivo conformado por
el conjunto de empresas que obtienen ganancias por realizar actividades di­
recta o indirectamente vinculadas con el agro.
Esto quiere decir que incluye empresas que pueden ser muy pequeñas y de
capital nacional, como la forrajera de una cooperativa en Caaguazú, hasta un
gran monocultivo de soja como el de la estancia La Golondrina en Caaza-
pá, pasando por agroexportadoras de capital multinacional como Cargill,
o cadenas de supermercados, o un consultora que hace análisis de impacto
ambiental para la implantación de una agroindustria, o un banco o financiera
que presta plata a sojeros o cañicultores.
Toda aquella empresa que hace negocios con productos agrícolas, ganaderos,
forestales o de sus derivados, forma parte del sistema de agronegocios. Es im ­
portante sin embargo tener bien clara la idea que este conjunto empresarial

1. Tom ás Palau es investigador de B a se Is. P aragu ay

215
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

de los agronegocios está controlado por las grandes empresas, normalmente


multinacionales, las demás hacen lo que las grandes necesitan o desaparecen.
Para entender con más detalle el funcionamiento de los agronegocios hace
falta introducir dos conceptos; el de sistema agro-alimentario (SAA) y el de
comercio agrícola internacional (C A I).

Agronegocios, componentes del sistema agroalimentario

En el diagrama de abajo, se observa de manera muy resumida el circuito


por donde circula el producto de la finca campesina, el producto de los soje-
ros, el producto de los ganaderos y el de cualquier productor primario.

216
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRO NEGOCIO

La producción

En primer lugar está el productor, que puede ser un productor campesino,


incluso un productor ganadero, sojero, en algunos casos puede ser productor
de la explotación forestal, esta producción de ninguna manera llega directa­
mente al consumidor. Una vez que el productor entrega su algodón en rama,
su poroto o su maíz a un intermediario, o los sojeros su soja a un silo, su pro­
ducto entra en un sistema que le es ajeno, el circuito de los agronegocios, el
primer eslabón es el de los intermediarios (que cumplen la función de acopio,
comercialización, agro-exportación) que ya están inscriptos en el circuito ca­
pitalista comercial, empresarial. En muchos casos sin embargo, ya el mismo
productor (normalmente una empresa) puede ser parte del agronegocio. Éste
es el caso de las grandes empresas que producen ellas mismas soja o carne o
lo que fuese, como lo es, por ejemplo el Grupo Favero(2).
D ebe tenerse en cuenta que en este eslabón del Sistema, hay -co m o en los
demás- actores dominantes, que controlan. Estos actores son los que se
dedican a los m onocultivos de exportación, que consiste en un modo de
producción agrícola que destina grandes extensiones de tierras a un mismo
tipo de cultivo, expulsando de sus tierras a los cam pesinos con producción
diversificada para la subsistencia.
La particularidad de este tipo de producción agrícola (puede ser forestal con
los monocultivos forestales, o ganadera con ganadería extensiva o intensiva
dt je e d lots ® ) es que no tiene la función primaria de producir alimentos, sino
la de producir c o m m o d i t i e s es decir, insumos para las industrias procesa-
doras, productos que están destinados a abastecer la demanda del mercado
mundial y no la demanda interna de los países.

2. E l G rupo Favero está com pu esto p o r d iez em presas re lacion ad as a la produ cción ,
acop io>tran sp orte y ex p o rtación de granos, cría y engorde de g a n a d o e industria agroqu ím ica.
3. L iteralm en te g a n a d ería de com ederos, establecim ien tos en los que el an im al n o p a s to ­
rea sino que es alim en tad o en un p eq u eñ o cubículo con fo r r a je s balan cead o s, prin cipalm en te en
b ase a soja.
4. C u alqu ier p ro d u cto com ercializab le y que sirve de insumo p a r a otro p ro d u cto con m a­
y o r v a lo r agregado.

217
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Antes de pasar al segundo eslabón de la cadena del SAA (el de la interm e­


diación), debe tenerse en cuenta que existe otro conjunto de empresas, que
hacen parte del Sistema; son las empresas que proveen insumos.

La provisión de insumos

Semillas, agroquímicos, maquinarias, equipos, servicios financieros y


otros servicios especializados, son los principales insumos requeridos por la
actividad agropecuaria y forestal orientada a la exportación.
Actualmente el agricultor compra semillas y vende granos. Esto ha llevado a
un control de la agricultura por parte de los proveedores de semillas y otros
insumos. Cada vez son menos empresas pero controlan el mercado global de
semillas y agrotóxicos. En semillas, en los años 70 había 7 mil empresas semi­
lleros. Cada una de ellas no controlaba más que el 0.5% del mercado mundial.
En el 2005, las 10 mayores empresas semilleras controlan la mitad del merca­
do mundial de semillas (5).
En agrotóxicos, 10 corporaciones perciben el 84% de las ventas globales. E s­
tas empresas son: BASF, Dow, Monsanto, Dupont, Koor, Sumitomo, Nu-
farm y Arista. Los entendidos opinan que en pocos años sólo van a quedar
tres: Bayer, Syngenta y BASF''’'. Si se traslada esto al mercado nacional, se
puede ver que los intermediarios son muchos; el camionero, el almacenero, la
desmotadora, etc., todos esos entran, pero básicamente los que controlan el

5. M onsanto es hoy d ía la m ay or em presa de ven ta de sem illas com erciales, a d em á s


del m on op olio v irtu al en la ven ta de sem illas transgénicas (88% a nivel g lo b a l). E n la últim a
d éc a d a M onsanto com pró> entre otras, a em presas com o A dvanta C añóla Sedes, Calgene,
A gracetus, H olden, M onsoy, A groceres, Asgrow, D ek alb G enetics y la división in tern acio­
n al de sem illas d e Cargill. D u p on t es la segunda em presa sem illera m ás gran de. M onsanto y
D u pon t tienen casa m atriz en E sta d o s Unidos. O tros gigantes del agron egocio sem illero son:
Syngenta, B ayer Crop Scien ce, D elta P in e, N idera, P io n eer y Agrow Scien ce.
6. M onsanto no renunció a este lucrativo m ercado>p er o su rezag o relativo - d e l tercer a l
quinto p u esto- se d eb e a qu e está en fo ca d a a la pro d u cció n de transgénicos com o fre n te de venta
de agrotóxicos.

218
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRO NEGOCIO

negocio de la intermediación son las compañías multinacionales dedicadas a


la agroexportación. Hay varias operando en el país, todas ellas conocidas por
nuestros campesinos; algunas de la cuales han sido mencionadas más arriba:
Cargill, Dreyfus, ADM, el Grupo Estévez, y otras.

La agroexportación

Los intermediarios son m uchos: el camionero, el almacenero, la des­


motadora, los silos, etc., todos esos entran en este eslabón de la cadena
del Sistema Agroalimentario, pero básicam ente los que controlan el n e­
gocio de la interm ediación son las compañías multinacionales dedicadas
a la agro exportación. Hay varias operando en el país, todas ellas co n o ci­
das por nuestros campesinos. Los datos del año 2 0 0 0 mostraban que cinco
transnacionales controlaban más del 75% del com ercio mundial de granos.
Actualmente, tres empresas devoraron a las otras y dominan el m ercado:
Cargill, Bunge y Dreyfus. Si se suman otras pocas, com o ADM, unas p o ­
cas transnacionales controlan más del 90% del com ercio mundial de maíz,
trigo, café, cacao y piña, 80% del té, 70% del arroz y bananas y más del 60%
de la caña de azúcar.
Estas grandes exportadoras tam bién venden semillas, agrotóxicos, fertili­
zantes, procesan los granos, controlan las vías de transporte y puertos, y
hasta producen forrajes específicos para la industria de la carne. D e esta
forma tienen el máximo control del mercado alimentario. Para tener una
idea del tamaño y grado de control de este tipo de empresas se dan algunos
datos. Cargill es una compañía norteam ericana. En 1979 tenía 79 mil em ­
pleados en más de 1000 lugares en 72 países, con actividades comerciales
en otros 100. Se dedica a la com ercialización y procesamiento de granos y
oleaginosas, jugos de fruta, productos tropicales y fibras, carnes y huevos,
sal y petróleo, alimentos para ganado, fertilizantes y semillas.
Archer Daniel Midland (ADM) es la compañía cerealera más grande de
EE.UU. y uno de los mayores exportadores de soja en Brasil, Paraguay y Boli-

219
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

via. Tiene el 20% del mercado de molienda de soja en la Unión Europea®.


Bunge S.A. es el exportador más grande de soja a nivel mundial. Louis
Dreyfus, entró en el año 2 0 0 4 al Paraguay. Según su sitio en internet “Lo­
uis Dreyfus Paraguay S.A. adquirió cuatro desmotadoras de algodón
ubicadas en las ciudades de Santa Rosa, Tacuara, Campo 9 y Encarnación.
Gracias a las inversiones realizadas y a la selección de puntos estratégicos
en el país, el Grupo se convirtió en pocos meses en el mayor desmotador y
exportador de este producto”. Todas estas corporaciones (y otras) son visi­
bles en el Paraguay con sus instalaciones de puertos industriales (Cargill en
Paraguay posee el 90% de los puertos fluviales del país) y en los gigantescos
silos de acopia de grano. La hidrovía Paraguay-Paraná implicará más de 250
obras de ingeniería a lo largo de 3 .360 kms. de río a través de las tierras hú­
medas tropicales más grandes del mundo, más los 350 mil kms.2 del Panta­
nal. La siembra masiva de m onocultivos se extenderá en los próximos años
en el país a medida que el gobierno cierre trato con inversores que desean
expandir la producción de agrocombustibles. La soja para el biodiesel y la
caña de azúcar para el alcohol carburante (etanol) son así la próxima am e­
naza principal para la sociedad campesina.

La industria alimentaria

La industria alimentaria, o más propiamente, las industrias de procesa­


miento alimentario, están a su vez constituidas por las multinacionales vin­
culadas a la producción de alimentos. Estas corporaciones de alimentos y
bebidas son las mayores compradoras de materia prima agrícola, por eso sus
operaciones tienen un impacto enorme sobre el desarrollo de la agricultura
mundial. Las 10 compañías procesadoras de alimentos más grandes del mun­
do son Nestlé, Philip Morris, ConAgra Inc., Unilever, Coca Cola Co.,
PepsiCo. Inc., Chiquita Brand Banana, entre otras.
7. E n P aragu ay A D M tr a b a ja con unos 2 .5 0 0 prod u ctores de casi to d o el país. Cuenta
con 2 8 silos, seis p u erto s y dos convoys de b a rca z a p ro p ios, a d e m á s de otros tercerizados.

220
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRO NEGOCIO

Nestlé mantiene su poderío duplicando o triplicando el volumen de ventas


de sus competidores más cercanos: ADM, Altria, Pepsi, Unilever, Tyson
Foods, Cargill, Coca Cola, Mars y Danone. Estas empresas juntas contro­
lan el 24% del mercado mundial de alimentos y bebidas. Un ejemplo del pro­
ceder inescrupuloso, mañoso y hasta terrorista de las multinacionales, es el
caso reciente que afectó a la multinacional norteamericana Chiquita Brand
Banana en C olom bia(8). Pero existen muchos otros que involucran a la Nest­
lé o a la Coca Cola en diversas partes del mundo.
Fernando Krakowiak m uestra en el caso de Argentina que las p rin ci­
pales marcas de alim entos y artículos de prim era necesidad aceleraron
su ritm o de lanzam ientos para esquivar los controles de precios con p ro ­
ductos que cuestan más caros y quedan fuera de los “acuerdos” firm ados
con el G obierno. L a Seren ísim a vende 29 variedades de leche fresca, F a r­
go 14 tipos de pan lactal, S iem pre L ib re com ercializa 15 toallas fem eninas
distintas y U nilever dispone de 14 opciones dentro de su línea de lim pia­
dores Cif. En recorridas por superm ercados y alm acenes Cash com probó
situaciones sim ilares con yogures, aguas m inerales, quesos, arroz, galle-
titas, desodorantes, jabon es en polvo y pañales. Además, los productos

8. C h iq uita Banana, una de las em presas alim en tarias m ás gran des y p o d e ro s a s del
m undo> ad m itió h a b er p a g a d o din ero a cam b io de protección a los gru pos p aram ilitares co­
lom b ian os id en tificad os p o r el g ob iern o de E stad os U nidos com o organ izacion es terroristas y
ac o rd ó p a g a r una m u lta de 2 5 m illones de d ólares p a r a term in ar con la investigación fe d e r a l de
tres años. (P ág in a 12, m artes 2 0 ,2 0 0 7 p .6 ). El F iscal G eneral de C o lo m b ia anu n ció p la n es de
solicitar la ex trad ición de och o em p lead os de la em presa b an an era C h iquita que su pu estam en ­
te estab an im p licad os en el fin an ciam ien to de gru pos param ilitares de derecha en C olom bia.
E l lunes C hiquita ad m itió h ab erle p a g a d o a l g ru po A u todefen sas U nidas de C olom bia, que es
con sid erad a una org an ización terrorista p o r el gob iern o de E sta d o s U nidos una m ulta de 25
m illon es de d ólares a l g ob iern o de E sta d o s Unidos con la con dición de que no revele los nom bres
d e los ejecutivos involucrados. E l fis c a l colom b ian o tam bién acu só a C hiquita de p ro p o rc io n a r
a r m a s a g ru p os p aram ilitares de derecha, que luego fu er o n u tilizad as p a r a expu lsar a los re­
beld es de izq u ierd a d e una zo n a del n orte de C o lo m b ia d on de C hiquita ten ía sus p lan tacion es
d e b a n a n a (P ila r L o z a n o , E l “p a raem p resarism o”. D in ero m u ltin acion al p a r a el terror, www.
rebelion.org. 2 2 -0 3 -0 7 ).
9. E n un reciente artícu lo p u b lic a d o en w w w .rebelion.org del 10 de ab ril de 2 0 0 7 titu lado
“C óm o las em presas eluden el control de p recios”.

221
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

se ofrecen en m últiples envases con diferentes form as y tam años... Una


com paración entre las leches que se ofrecen en sachet de litro perm ite
ver la diferencia en precios: la leche entera L a S eren ísim a incluida en el
acuerdo con el G obierno cuesta 1,56 pesos; pero las versiones In fan til y
Ser con jugo de frutas, lanzadas en noviem bre del año pasado, se venden
a 2,4 0 y 2,9 9 pesos, respectivam ente. Por su parte, la lech e S erecol con
jugo, ofertada desde m ediados de 2 0 0 5 , cuesta 4 ,3 5 pesos, lo que eleva la
dispersión de precios al 180% . Además, en algunos superm ercados, estas
variedades están desplazando de las góndolas a leches más económ icas
de segundas marcas (10).
Con la producción de alimentos y con la complicidad de los hiper y super­
mercados, la industria alimentaria -co m o se ve- obtiene sobreganancias,
siempre en detrimento del consumidor.

10. E ste au to r se extien de con otras estrategias que van m ás a llá de la “viveza crio lla”, uti­
liz a d a s p o r las industrias alim en tarias: “L a s estrategias em p resarias d iseñ ad as p a r a increm en­
tar g an an cias no sólo con tem plan el lan zam ien to de nuevos p ro d u ctos sin o tam bién la m ultipli­
cación de envases con diferentes fo r m a s y tam añ os. L o s yogures crem osos SanCor Yogs co n p u lp a
de fr u t a se ven den en p o tes de 1 2 0 g ram os o en u n p a c k que incluye d os envases de 125 gram os.
H ay p o tes d e 1 8 0 g ram os p a r a la versión que incluye cop os azu carad os, de 1 9 0 p a r a los que
tienen trozos de fr u t a y de 2 0 0 g ram os p a r a los firm es. A dem ás, hay botellas de 2 0 0 g ram os y
sa c h etsy tetras de un litro p a r a los bebibles. L a segm en tación se ju stifica argu m en tan do que los
envases con tem plan las diferentes n ecesidades del consum idor. Sin em bargo, a l ofrecer p resen ­
tacion es con ap en a s 5 g ram os de diferen cia lo único que se logra es dificu ltar la com p aración de
p recios. L o m ism o ocurre con las salch ich as Vieníssima de M olinos. L a oferta incluye p a q u etes
de 5, 6, 8, 10, 12, 2 0 y 3 0 unidades. E l p recio p o r k ilo v aría en tod os los casos y es m ay or en
las presen tacion es m ás chicas. Sin em bargo, la m arca y el su perm ercado d estacan el v a lo r del
p a q u ete que, obviam en te, es m ás b a ra to cuanto m ás p eq u eñ o es, au n qu e se term ine p a g a n d o
m ás p o r kilo. O tro ejem p lo son las galletitas Criollitas. C a d a p a q u ete p e s a diferente según la
v a ried a d : O riginales y T ostad as (1 0 5 gra m os), T ostad as la ctead as (1 1 0 gram os), L a c tea d a s
(1 1 8 g ram os) y U ntables ( 1 9 0 gra m os). E l p a n lactal Fargo tam bién p u ed e m a rea r a l consum i­
dor. H ay p a q u etes de 35 0 , 3 9 0 , 4 2 0 , 500, 530, 5 8 0 y 6 9 0 gram os, p e r o c a d a v a ried a d se ofrece
en uno diferente, lo que dificulta la com paración . L o s su perm ercados están ob lig ad os a p o n e r el
p recio p o r kilo, p e r o lo que d estacan en letras gran des es el v a lo r p o r p aq u ete.

222
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRO NEGOCIO

Empresas proveedoras de servicios varios

Dentro del sistema agroalimentario participan también otros actores


igualmente poderosos o hegemónicos. En efecto, una industria procesadora
de alimentos no produce los envases, se los compra a otra empresa que hace
envases. Siguiendo la cadena, esta empresa no hace publicidad, le entrega a
una compañía dedicada a esa actividad. Lo que vemos en la televisión, la Coca
Cola no tiene una empresa publicitaria, contrata a Biederman o a Nasta Pu­
blicidad y ellos le diagraman la publicidad. Las computadoras no las hace
Unilever, ni Kelloggs, ni Nestlé, se las compra a las empresas como Hewlet
Packard, Toshiba, a Microsoft los softwares, que también son insumos, el
diseño gráfico es parte de la publicidad o el diseño industrial para los envases,
para la publicidad. Por otra parte, las multinacionales de alimentos necesitan
de dinero, para eso apelan a los bancos, a entidades financieras que les dan
el dinero, dinero que tiene un costo, que por supuesto tiene que trasladarlo
después a su producto final. Igualmente, requieren de maquinarias que tam­
bién las compran de empresas productoras de bienes de capital. Necesitan
combustible, entonces le compran a Shell o a Esso, o a Chevron o a Texaco.
D e esta manera, las industrias alimentarias están fuertemente vinculadas a
este sector proveedor de servicios básicos. Esto obviamente tiene un costo.
Ese costo va al producto de la industria alimentaria que llega finalmente al
consumidor. Como es obvio, este conjunto de empresas proveedoras de ser­
vicios no actúa directa ni exclusivamente en el SAA, pero indirectamente for­
ma parte de la cadena del agronegocio al brindar servicios estratégicos para la
producción alimentaria.

La distribución

Éste es el último eslabón del SAA en el que actúa el agronegocio antes de


llegar con el producto final al consumidor. Por cierto, la industria alimentaria
no vende los productos. D e la venta se ocupan los centros de compra, los hiper

223
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

y supermercados (11) y -cad a vez- en menor medida, los mercados populares


y los almaceneros (o panaderos, fruterías, y otros). Estos dos últimos actores
están siendo rápidamente desplazados en la mayoría de los países, como en
el nuestro, por la desleal competencia de las grandes cadenas de supermerca­
dos. A esto se dio en llamar el supermercadismo que viene siendo el proceso
en el que tanto la comercialización como la elaboración de productos de uso
común en la población se concentra en los hiper y supermercados. El m erca­
do de venta de alimentos (y otros productos) se concentra en megacentros
de venta de diferentes y variados artículos de consumo que gradualmente
controlan el abastecimiento alimentario y llegan hasta a cambiar el diseño
urbanístico de ciudades y pu eblos(12).
La empresa más grande del mundo es Wal-Mart. No entre las cadenas de
supermercados. Entre todas las empresas, es la más grande del mundo. Su vo­
lumen de ventas anual es mayor que el Producto Interno Bruto de Noruega,
Arabia Saudita y Austria, y es la vigésima econom ía del planeta. Entre las 100
economías mayores del globo hay otros supermercados como Carrefour,
Home Depot, Metro y Royal Ahold. Como muchas otras multinacionales,
Wal-Mart es una empresa oscura y corrupta(13). Por ej emplo, presiona a la baj a

11. L o s h ip erm ercad os disponen de una superficie de ven ta de 2 .5 0 0 m 2 com o m ínim o y


m ás de la tercera p a r te de su fa ctu ra ció n correspon de a p ro d u ctos alim enticios. L o s superm er­
cad os ex p lo tan una superficie de ven ta com pren dida entre los 4 0 0 y 2 .5 0 0 m 2 y m ás de dos
tercios d e su fa c tu ra ció n correspon de a p ro d u ctos alim enticios.
12. C om o ejem p lo está el caso de F ran cia, en ese p a ís el 90% del m ercad o de alim en tos
está en m an os de cinco centrales de com p ra: C arrefou r tiene el 26,2% ) L ucie, central com ún
de L ecle rc y Systém e U, el 2 3 ,8 96; O pera, central com ún de Casino, Cora, Fran p rix, Leader
P rice y M onoprix-Prisun ic, el 1 5 ,7 96; In term arch é el 14,4% y A uchan el 12,9% . Fuente:
Référencseigne Secodip, citad o p o r L S A (gru po Usine nouvelle) N ° 1.746, 2 2 -1 1 -0 1 .
13. W al-M art está acusada de infiltrarse en grupos contrarios a la empresa, y de espiar a sus
críticos. Un ex em p lea d o de W al-M art a firm a que la em p resa está llevan do a c a b o una sofis­
tic a d a op eración d e vigilan cia qu e espía a em p lead os, p eriod istas, accion istas y a qu ienes la
critican. E stas acu sacion es fu er o n rea liz a d a s p o r B ru ce G ab b ard , qu ien f u e desp ed id o el m es
p a s a d o p o r in terceptar y g r a b a r conversaciones telefón icas con un p erio d ista del N ew York Ti­
mes. G a b b a rd dijo a l p er ió d ico W all Street Jou rn al que fu e p a r te de una am p lia op eración de
vigilan cia d irigida desde la sed e de W al-M art, en A rkan sas. G a b b a rd tam bién reveló que Wal-
M art se infiltró en el gru po Up Against the Wal el añ o p a s a d o , en vian do a una de sus reuniones

224
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRONEGOCIO

de salarios y la seguridad social de los trabajadores en sus locales en Estados


Unidos, situación que se repite en todo el mundo donde se instala, además de
liquidar a los pequeños almacenes y otros locales de venta de alimentos.
En países donde el hipermercadismo está más desarrollado (cosa que nos es­
pera a nosotros en pocos años más) los establecimientos ya no encargan direc­
tamente las mercancías a los proveedores/productores, sino que se agrupan
en centrales de compras para tener más peso a la hora de las negociaciones
con sus proveedores. La era de las fusiones y de las concentraciones desem­
boca en la constitución de un verdadero oligopolio. Sacando partido de su
posición dominante, las centrales establecen un sistema inédito de extorsión,
desconocido hasta entonces en los Estados denominados “de derecho”: cada
año, por diversos motivos, reclaman entre un 1 y un 2% de descuento suple­
mentario. A veces mucho más. Única en el mundo, esta tasación, más conoci­
da bajo la denominación “negociaciones comerciales” o también “márgenes
retroactivos”, no hace más que remunerar la situación casi m onopólica que
beneficia a los grandes distribuidores respecto a sus proveedores.
Dentro de este sistema, los proveedores no sólo deben aceptar precios, sino
que también deben pagar por todo: pagar un derecho de entrada; ofrecer a
todos los establecimientos de la central mercancías gratuitas en las primeras
entregas; pagar para ver sus productos expuestos en una ubicación privilegia­
da o en cabecera de góndola; pagar para financiar las campañas de prom o­
ción; pagar para figurar en los catálogos; pagar cuando se instala un nuevo
establecimiento; pagar cuando se refacciona o mejoran los más antiguos; pa­
gar incluso para hacerse pagar sus propias facturas. Pagar y pagar... Pagar sin
saber ya por qué, ya que no hay relación alguna entre el precio pagado y la

a un em p lea d o d e p e lo largo qu e llev ab a un m icrófon o. Una cam ion eta de vigilan cia de Wal-
M art esta b a estacion ad a afu era de la reunión, con el objetivo de escu char lo que estab a suce­
d ien do. D e acu erd o a un inform e, W al-M art tam bién m on itoreó de cerca el uso de Intern et y del
teléfon o p o r p a r te de los em p lead os en el trab ajo. L o s gerentes recibieron una lista de direcciones
de correos electrón icos y núm eros de teléfon o con los que los em p lead os se h a b ía n com u n icado>
y una lista d e los sitios w eb que éstos h a b ía n visitado. A d em á s W al-M art d esarrolló un sistem a
p a r a leer los correos electrón icos de los em p lead os en viados o recibidos desde cuentas p riv a d as,
com o H otm ail o Gm ail.

225
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

prestación real provista por el distribuidor a su proveedor. Para los proveedo­


res en esta situación la alternativa es muy simple: someterse o ser excluidos,
es decir ¡guardarse las mercancías y cerrar sus fábricas! En pocas palabras,
las condiciones que imponen estas grandes empresas a sus proveedores son
inviables para los pequeños y medianos productores ya que la fórmula es:
producción a gran escala y precios por debajo de los costos. Esto deja fuera
a la mayoría de los productores lo cual supone, a largo plazo, la desaparición
de quienes no pueden mantener el ritmo. Así funciona la distribución m ino­
rista de alimentos en estas grandes cadenas oligopólicas que forman parte
de los agronegocios. Se consideran también parte de los agronegocios a las
empresas que expenden alimentos preparados, especialmente aquellas cade­
nas transnacionales de venta de comidas, como Mac Donald, Burger Ring,
Pizza Hut, Kentucky Fried Chicken (KFC) y otras. Estas cadenas buscan
la estandarización de los sabores e imponen sus productos a fuerza de pro­
paganda y bajos precios para que la población las prefiera por encima de las
comidas locales tradicionales. Existe un sinnúmero de denuncias en todo el
mundo sobre este tipo de empresas (14).

14. L a m ás reciente de ellas p rovien e de C hin a la cu al se transcribe literalm ente:


M cD onald s, K F C y P iz z a H u t explotan a su personal en C h in a , X in hu a, w w w .rebelion.org.
1 3 /0 4 / 0 7 . aL a s au torid ad es lab ora les de la p rov in cia de G uangdong han con firm ad o que a l­
gunos restaurantes de las caden as M cD onald's, K F C y Pizza Hut no fir m a r o n con tratos con
sus em p lead os y ex p lotaron a su perso n a l. E l D ep a rtam en to P rovin cial de S egu ridad S ocial y
T rab ajo de G uangdong h a a firm a d o en una n ota de p ren sa que una inspección llev ad a a cab o
después d e que se produ jesen q u ejas h a en con trado qu e las tres com pañ ías de restau ración ex­
p lo ta b a n a los tra b a ja d o r es de tiem po p arcial. E l d ep a rtam en to h a in stado a los restaurantes a
que fir m e n con tratos con los tra b a ja d o res a jo r n a d a com pleta y h a señ a la d o que los em p lead os
a jo r n a d a p a r c ia l no volverán a ser ex p lotad os. Sin em bargo>no h izo ningún com en tario acerca
de la v iolación d e la n orm ativa del sa la rio m ínim o p a r a estudian tes que tra b a ja n a tiem po
p a r c ia l en los establecim ien to de M cD onald's y K F C . D e acu erd o con la L ey L a b o r a l de 1 9 9 4
y sus en m iendas, los estudiantes universitarios que trab ajen a jo r n a d a p a r cia l no p u ed en es­
tab lecer una relación la b o ra l n orm a l con sus em pleadores, p o r lo que no están p ro teg id os p o r
ley. M cD onald's, K F C y P iz z a H u t han sid o du ram en te criticados p o r p a g a r a los em p lead os a
tiem p o p a r c ia l cuatro yu an es la h ora (5 2 céntim os de d ó la r USA), un 4 0 p o r ciento m en os del
sa la rio m ínim o estab lecid o p o r las au torid ad es provinciales. O tras ciu dades h an su frido p r o ­
b lem as sim ilares. E n W uhan, cap ital de la p rov in cia de H u bei, los sa larios de los tra b a ja d o res

226
9. LAS TRANSNACIONALES DEL AGRONEGOCIO

El consumidor

En las circunstancias antes descritas, el consumidor final queda depen­


diendo del agronegocio para su alimentación. Al írsele cerrando la posibili­
dad de acceso directo a los productores, sea por la vía de los mercados locales,
de abasto, municipales, sea por la paulatina desaparición de los pequeños es­
tablecimientos de venta de alimentos antes mencionada (almacenes, panade­
rías, carnicerías y otras) no le queda otra opción; si quiere com er “tiene que
pasar por la caja del supermercado”.
Si se considera que todas las empresas que forman la cadena de los agronego-
cios persiguen como principal propósito el lucro, la ganancia, y que entre sí
dependen unas de otras, y que cada vez son menos empresas pero más gran­
des, se llega entonces a la conclusión que éstas tienen un formidable poder
político: pueden controlar a la población a través del control en el suministro
de alimentos. Como además se trata de oligopolios, el consumidor final es
impotente ante los controles de precios ejercidas por las mismas.

a tiem p o p a r c ia l se situ ab an en 5,5 yu an es (7 1 céntim os de d ólar) y 3 ,9 yu an es ( 9 7 céntim os


d e d ólar) p o r h ora, p o r d eb a jo de los 6, 5 y 6 yu an es ( 8 4 y 78 céntim os de d ólar) establecidos
p o r ley. L a s inspecciones rea liz a d a s en 3 7 restaurantes de K F C y M cD on ad ’s, en los qu e tra­
b a ja n 2 .4 5 0 em p lead os, m ás de la m itad de ellos estudiantes o tra b a ja d o res a tiem p o p arcial,
m uestran que el p erso n a l de M cD onald's recibe un sa la rio m ínim o a la h ora de 5,8 yu an es y el
de K F C d e 6,3 yuanes. L a s cifras se sitú an muy p o r d eb a jo del sa la rio m ínim o p o r h ora de 6,5
yu an es d e los tra b a ja d o res a jo r n a d a com pleta.

227
10. PARAGUAY: EXTRANJERIZACIÓN DE LA TIERRA Y EL TERRITORIO

PARAGUAY:
EXTRANJERIZACIÓN
DE LA TIERRA
Y EL TERRITORIO.
Marcos Glauser1,1

Cada vez más tierras y recursos de nuestro país quedan en manos


de propietarios extranjeros. D e diversas maneras, esta extranjerización im ­
plica una pérdida de derechos por parte de campesinos y pueblos indígenas,
a la vez que constituye un serio debilitamiento de la soberanía del Estado. Es
además una de las causas de la expulsión de miles de habitantes rurales que
se convierten en pobres marginados urbanos. Esta primera aproximación al
fenómeno busca develar en qué consiste dicho proceso, quiénes son los prin­
cipales actores, por qué los extranjeros -sean personas o empresas- compran
tierras en territorio paraguayo, y para qué la utilizan. Analizando casos em ble­
máticos, se pretende hacer visible una problemática sobre la que no hay datos
oficiales, revelando qué impacto tiene sobre las poblaciones locales.
Muchos sostienen que no tiene sentido hablar de extranjerización en tiempos
de la globalización. La carga ideológica del concepto mismo de “globaliza-
ción”, que se presenta normalmente como un conjunto de nuevas interrelacio-
nes económicas y sociales mundiales, donde todos pueden ser beneficiados,

1. M arcos G lauser es an tropólogo e investigador de B A SE IS.

229
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

oculta no sólo la antigüedad de las interrelaciones mundiales, sino también la


profunda desigualdad y explotación que genera la globalización del sistema
capitalista. La continua expansión del capitalismo, que mercantiliza todo a
su paso, conlleva una división geográfica del trabajo. Esta jerarquización del
espacio, a través de la cual ciertas regiones son destinadas para tal o cual acti­
vidad, está determinada desde los centros de poder y responde a los intereses
y necesidades de los mismos.

La extranjerización y la acumulación por desposesión

Para comprender m ejor cómo se da la expansión geográfica de los capitales


extranjeros es vital retomar los aportes de David Harvey(2) sobre la acumulación
p o r desposesión. Este término se define como el despojo de patrimonios sociales
(tierras, recursos, riquezas, derechos) de un determinado grupo social empla­
zado en una geografía específica, con el fin de acumular capital. La acumulación
p o r desposesión apunta a la expansión sobre campos fronterizos a la matriz ca­
pitalista mediante el despojo; ya sobre ámbitos internos del capitalismo, como
la privatización de servicios y bienes públicos del Estado, ya sobre los ámbitos
externos a él, como despojos legales o de facto de patrimonios de uso común
de tribus, etnias, comunidades campesinas. La acumulación p o r desposesión es
el momento de la negación de los derechos heredados, de la movilización de
poder para desarticular arreglos sociales precedentes, de la imposición de un
nuevo orden organizacional de lo social, del conflicto entre la matriz capitalista
y los grupos sociales locales que resisten a su exclusión y despojo.
Harvey lamenta que las premisas de M arx lo hayan hecho relegar la acumu­
lación basada en la predación, el fraude y la violencia, a un “estado original”
considerado no vigente. Como Harvey destaca el papel continuo y persisten­
te de estas prácticas, propone dejar a un lado el término “acumulación primi­
tiva” y utilizar el concepto de “acumulación m ediante desposesión”.

2. H a r v ey D . 2 0 0 3 “E l nuevo im perialism o: sobre reajustes espacio tem p orales y acu m u ­


lación m edian te d esposesión ”, en Revista Viento Sur, sección web, (E sp añ a)

230
10. PARAGUAY: EXTRANJERIZACIÓN DE LA TIERRA Y EL TERRITORIO

Los procesos de la acumulación primitiva que M arx describió son los siguien­
tes: la mercantilización y privatización de la tierra, y la expulsión por la fuerza
de las poblaciones campesinas, la conversión de varias formas de derechos de
propiedad en propiedad privada, la supresión del derecho a usar los bienes
comunes, la mercantilización de la fuerza de trabajo, y la eliminación de for­
mas alternativas de producción y consumo (...) Las características descritas
por Marx se mantuvieron llamativamente presentes, pero también han apareci­
do mecanismos totalmente nuevos de acumulación, lo que permite hablar de
una nueva ola de cercamiento de los espacios comunes. El “Estado desarrollista...
con el monopolio de la violencia y las definiciones de la legalidad, juega un pa­
pel crucial en apoyar y promover este proceso” (4). Este imperialismo impulsado
por las corporaciones transnacionales, y apoyado por los poderes estatales in­
ternacionales y locales, constituye “la punta de lanza del capitalismo de rapiña”,
que no busca un “desarrollo global armonioso”, sino apropiarse activos a tra­
vés de “prácticas caníbales, preferentemente aplicadas en áreas ajenas, y sobre
aquellos que tienen menos capacidad de reacción”. Es necesario, partiendo de
este marco teórico, analizar el proceso de extranjerización vivido en Paraguay,
como parte del nuevo proceso de acaparamiento mundial de tierras y neoco-
lonialismo impulsado por las recientes crisis económicas y alimentarias. Muy
probablemente, este proceso de expansión geográfica capitalista no creará más
estabilidad, sino que podrá “ser la causa de conflictos violentos, internos e in­
ternacionales. Porque esta expansión no puede absorber, en las condiciones de
la periferia, a la enorme fuerza de trabajo que se encuentra allí concentrada”.
Es por ello que Paraguay está incluido dentro de lo que Samir Amin considera
“zonas de tempestad”. Los conflictos relacionados a la extranjerización de la
tierra se acentúan aún más en Paraguay, país caracterizado por la irregularidad
del sistema de tenencia de tierras, producto de la usurpación de tierras comu­
nales indígenas y campesinas, repartidas entre la clientela política de la dicta­
dura, que no fue saneada durante los gobiernos democráticos posteriores(5).

3. Ibid .
4. Ibid .
5. C oalición M undial p o r los B osqu es (et.al). 2 0 0 6 “L a v id a com o m ercan cíav (Bruselas)

231
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Los actores y mecanismos de la extranjerización

Con esta primera aproximación, se pretende desarrollar una tipología de


los actores de la extranjerización de la tierra y los recursos naturales. Son cua­
tro los actores identificados: el agronegocio, la conservación ambiental, las
concesiones mineras/petroleras, y la especulación/landgrabbing. La investi­
gación está en curso, pero se presenta aquí un breve avance.
1- E l ag ron eg ocio. En su recientemente publicado libro “Actores del agrone-
gocio en Paraguay”, Luis R o ja s(6) hace una pormenorizada descripción de los
principales impulsores del agronegocio en el país, abarcando las corporacio­
nes transnacionales, las empresas extranjeras y nacionales, y las cooperativas
del sector. Parafraseando a Rojas, el modelo de los agronegocios está organi­
zado y regido por un núcleo transnacional conformado por las corporaciones
transnacionales. Éstas “determinan en última instancia qué y cómo se va a
producir”. El libro ilustra una característica sumamente relevante para la com ­
prensión de la relación entre el modelo de los agronegocios y el proceso de
extranjerización de la tierra en Paraguay: las corporaciones no participan di­
rectamente en la producción agrícola, acaparan la provisión de los insumos y
la exportación de la producción, y por lo tanto no tienen conflictos directos
con las poblaciones afectadas. Existen empresas extranjeras de m enor tama­
ño que las corporaciones que sí han incursionado directamente al campo de
la producción agrícola, comprando para tal fin importantes extensiones de
tierra. Al presentar las empresas “nacionales” vinculadas a los negocios agrí­
colas, Rojas resalta que en muchos casos estas empresas son propiedad par­
cial o total de argentinos, brasileños o brasiguayos, lo que permite suponer
altos niveles de relación y transferencia de recursos en dichos países. D e las
28 empresas nacionales nombradas por el autor, el 50% son propiedad total o
parcial de brasileños o brasiguayos. En cuatro casos participan inversionistas
argentinos. Entre los actores del agronegocio están también las cooperativas
de producción que destinan su producción hacia el mercado externo, y que

6. R ojas, L . 2 0 0 9 "Actores del A gron egocio en P aragu ay ”, B a se IS -D iakon ia (A sunción)

232
10. PARAGUAY: EXTRANJERIZACIÓN DE LA TIERRA Y EL TERRITORIO

nuclean a miles de productores extranjeros minifundistas, conformando lo


que se conoce como “latifundistas colectivos”. Impulsado principalmente
por brasileros y brasiguayos, el agronegocio avanzó en los últimos años sobre
territorio campesino, expulsándolos despojándolos a través de mecanismos
de endeudamiento, intoxicación y rompimiento del tejido social, todo con la
complicidad estatal.
2- L a con serv ación a m b ien ta l. Sacando provecho hasta de la crisis ambien­
tal, el capital transnacional, con ayuda de sus aliados locales, ha desarrollado
nuevas formas de apropiación y control de los recursos naturales. Las mayores
organizaciones conservacionistas internacionales, como Conservation Interna­
cional (C l), The Nature Conservancy (T N C ), World Wildlife Fund (W W F), y
la Sociedad para la Conservación de la Naturaleza (W C S), forman parte de las
BIN G O (Big Internacional Non Governmental Organisations)^. Las B IN G O
son las mayores receptoras de recursos económicos destinados a la protección
y conservación de la naturaleza a nivel mundial. Con su enorme poderío econó­
mico y político, las B IN G O han impulsado la proliferación de áreas protegidas
privadas. Varias organizaciones conservacionistas paraguayas se sumaron desde
los 90s a este tipo de privatización de tierras. A través de campañas internacio­
nales consiguen fondos para desarrollar proyectos conservacionistas, que dejan
en un segundo plano los derechos indígenas y de las poblaciones locales(8).
Además de impulsar la compra de tierras para conservación, han impulsado
la declaración de reservas privadas sobre fincas agropecuarias, logrando así
un doble objetivo de limpieza de imagen para empresas que pretenden pre­
sentarse como sustentables y responsables, y aprovechando al mismo tiempo
la inexpropabilidad que la ley 352/94 otorga a propiedades así declaradas.
Actualmente, más de 300.000 hectáreas tienen la categoría de reserva na­
tural privada en Paraguay. Algunas de las organizaciones conservacionistas
nacionales crearon la A LID ES (Alianza de Líderes para el Desarrollo Sosteni­
ble), conformada por Fundación Desdelchaco, Asociación Guyra Paraguay,
Instituto de Derecho y Econom ía Ambiental (ID E A ), Natural Land Trust,

7. E n esp añ ol: G randes O rganizaciones In tern acion ales N o G u bern am en tales


8. C oalición M undial p o r los B osqu es (et.al). 2 0 0 6 “L a vida com o m ercancía v (Bruselas).

233
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Fundación Moisés Bertoni, el Fondo Mundial para la Naturaleza en Paraguay


(WWF-Paraguay) y A sociación Pro Cordillera de San Rafael (PR O C O SA -
RA). Entre los mecanismos de desposesión utilizados por este actor están los
servicios ambientales, la conservación privada, y el canje deuda-naturaleza.
3- L a s con cesion es m in eras y p etro lera s. En los últimos años, el número de
concesiones mineras y petroleras en Paraguay se ha incrementado considera­
blemente. Para el caso del petróleo y los hidrocarburos, la existencia de reservas
petrolíferas a pocos kilómetros de la frontera, en Argentina y Bolivia, ha motiva­
do el desarrollo de actividades de prospección con relativamente baja inversión
de capital. Según datos oficiales, había 13.000.000 de hectáreas concedidas para
ese fin en el año 2007. Por otro lado, el alza del oro y las múltiples aplicaciones
del uranio, han impulsado también la exploración por parte de empresas júnior,
ligadas a fuertes corporaciones mineras. Los datos oficiales indican que en 2007
ya había 1.100.000 hectáreas concedidas para dicha exploración.
4 - E sp ecu la ció n y la n d g ra b b in g . La especulación, o compra de tierras con
el único fin de revenderla más adelante a un precio mayor, impacta también
a nivel local cuando impide el acceso y uso de los recursos ahí existentes a las
poblaciones locales. En algunos casos, inclusive, se ha expulsado y despojado
a poblaciones históricas, como sucedió con Puerto Casado, Puerto M ihano-
vich, y Puerto Guaraní. Pero un nuevo fenómeno mucho más amenazante se
ha disparado a nivel mundial como resultado de las crisis alimentaria y finan­
ciera. Es el landgrabbing(9), como se conoce al nuevo acaparamiento mundial
de tierras fértiles. M uchos gobiernos que dependen de las importaciones para
alimentar a su población, están comprando o alquilando miles de hectáreas
en países del sur para “dislocar” su producción de alimentos. La “dislocación”
es el proceso por el cual el cultivo de alimentos se saca del contexto social y
político-jurídico original con tal de extraer ventajas de las condiciones de los
países a donde se lleva la producción (10). Varias corporaciones alimentarias

9. E l térm in o landgrabbing, se refiere a las op eracion es tran snacionales de adqu isición o


arren d am ien to de tierras a gran escala.
10. GRAIN. 2 0 0 9 “Se ad u eñ an de la tierra: E l nuevo acap aram ien to ag ra rio ”, enBiodiver-
sidad, N ° 6 0 (M on tevideo).

234
10. PARAGUAY: EXTRANJERIZACIÓN DE LA TIERRA Y EL TERRITORIO

e inversionistas privados se han involucrado como intermediarios en estas


compras y alquileres, algo nuevo si se considera que la compra de tierras no
ha sido una inversión típica para las empresas transnacionales. Investigadores
recientes calculan que entre 15 y 20 millones de hectáreas de países del sur
se encuentran, en este momento, sujetas a este tipo de acuerdos (11). D e esta
manera, la privatización y concentración de tierras agrícolas mundiales se ha
incrementado, amenazando en muchas partes la permanencia de la agricul­
tura en pequeña escala como medio de vida y sustento. Un consorcio de la
India, Ruchi Soya, que dispone de un capital inicial de 45 millones de dólares,
ya ha expresado su interés en invertir en nuestro país.

¿Por qué invierten en Paraguay?

Paraguay ofrece un conjunto de ventajas que atraen a la inversión ex­


tranjera. Entre las ventajas formales están: los precios bajos de la tierra, la
baja carga impositiva a la agroexportación, la vigencia de 20 acuerdos de
protección a la inversión extranjera, la creación de un marco legal am bien­
tal dictado por las O N G s conservacionistas, la reforma de la ley de hidro­
carburos y la ley minera que inserta en el libre mercado las concesiones
del subsuelo y donde el único derecho del propietario de la superficie es
ser indemnizado en caso de expropiación; así com o la precariedad legal,
técnica y operativa, de las instituciones gubernamentales supuestamente
encargadas de regular y sancionar las malas prácticas en materia ambiental,
laboral y de salud. Las ventajas informales se suman a las anteriores: la alta
disposición a la corrupción en todos los niveles gubernamentales, la pobre­
za del campo, que dificulta a la población conocer y hacer valer sus dere­
chos, la carencia de trabajo, ante la que cualquier oferta de trabajo despierta
la ilusión de la población, y la presencia entre la élite política, empresarial
y mediática de una ideología que asume que toda inversión es buena en sí,

11. V on B rau n , J. y M einzen-D ick, R . 2 0 0 9 “L a n d g ra bb in g by fo r eig n investors in devel-


op in g countries: risks an d opportu n ities”, IF P R I (W ashington).

235
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

porque genera desarrollo, y que a la vez criminaliza y reprime toda reacción


u oposición de las poblaciones locales. La sociedad paraguaya, heredera de
procesos de despojo aún no resueltos con los pueblos indígenas originarios,
enfrenta ahora la violencia de la reterritorialización extranjera, y choque de
construcciones culturales que siempre ha caracterizado al colonialismo. Sin
embargo, no se debe caer en la xenofobia. El problema no es el origen del
extranjero, sino el modelo productivo que im porta e impone, constituyén­
dose en la punta de lanza del capitalismo salvaje.

236
11. IMPACTOS DEL MONOCULTIVO DE CAÑA EN BRASIL

IMPACTOS DEL MONOCULTIVO


DE CAÑA EN BRASIL PARA
LA PRODUCCIÓN DE ETANOL W

Maria Luisa M e n d o z a 121

Todo monocultivo provoca impactos so ció-ambientales, una vez


que es realizado de manera extensiva con un único vegetal. Además de agotar
el suelo con el pasar del tiempo, reduce la biodiversidad causando devasta­
ción ambiental. Desde el punto de vista social, la expulsión de la población
rural de sus tierras para dar lugar a los monocultivos causa desempleo y redu­
ce la producción de alimentos, que es realizada principalmente por pequeños
y medianos agricultores.
En el caso de la producción de caña de azúcar desde el plantío hasta la co ­
secha, los impactos ambientales y sociales son enormes. El uso intensivo de

1. E ste texto contó con la colaboración de Isid oro Revers, M arluce M eló y P lá cid o Jú n ior
en la investigación que dio com o resultado lap u b licación del inform e aIm p actos de la producción
d e cañ a en la selva y A m a z o n ia ”, p u b lica d o p o r la C om isión P astoral de la T ierra y la R ed Social
d e Justicia y D erechos H u m an os en n oviem bre de 2 0 0 8 , w w w .sociahorg.br y w w w .cptpe.org.br
2. M aria Luisa M en d o i^ a es p eriod ista y directora de la R ed S ocial de Ju sticia y D ere­
chos H u m an os w w w .social.org.br

237
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

productos químicos hace que la contaminación del suelo y de las aguas sean
inevitables. Los agrotóxicos son utilizados desde el proceso de preparación
del suelo, con productos para inhibir el nacimiento de hierbas y eliminar
insectos. Cuando la caña comienza a brotar, son aplicados herbicidas que
provocan la contaminación del suelo y de las fuentes de agua, inclusive en
el subsuelo.
Las quemas aún son frecuentes en la cosecha de la caña, a pesar del aumen­
to de la mecanización en el sector. Esa práctica destruye los microorganis­
mos del suelo, contamina el aire y causa males respiratorios. La quema de la
paja de la caña libera gases que contribuyen al efecto invernadero. El hollín
liberado a partir de la misma causa perjuicios al bienestar y a la salud de la
población, pues una gran cantidad de cenizas es lanzada sobre las ciudades
próximas a las labranzas.
En Sao Paulo, el mayor productor de caña del país, el Instituto Nacional de
Investigaciones Espaciales (IN P E ), ha alertado que las quemas llevan la hu­
medad relativa del aire a alcanzar niveles extremadamente bajos, entre 13 y
15%. Un parte técnico del Ministerio Público del Trabajo de Mato Grosso
del Sur, publicado el 6 de mayo del 2008, concluyó que la quema de la caña
“resulta en la formación de sustancias potencialmente tóxicas, tales como el
monóxido de carbono, amonio y metano, entre otros, siendo el material fino
(el que contiene partículas menores o iguales a 10 micrómetros -PM 10-) el
contaminante que presenta mayor toxicidad y que ha sido más estudiado. Este
material está constituido en su mayoría (94% ) por partículas que alcanzan las
partes más profundas del sistema respiratorio, traspasan la barrera epitelial,
alcanzan el intersticio pulmonar, y son responsables del desencadenamiento
de enfermedades graves”.
El documento cita diversos estudios científicos, como los del Dr. Marcos
Abdo Arbex, médico y perito, que “revelaron que la contaminación atm os­
férica generada por la quema de la caña de azúcar llevó a un significativo
aumento de los casos hospitalarios para tratar el asma”. También fueron ci­
tadas otras enfermedades cardiacas, arteriales y cerebro-vasculares, “tanto
efectos agudos (aumento de ingresos y de muertes por arritmia, enfermedad

238
11. IMPACTOS DEL MONOCULTIVO DE CAÑA EN BRASIL

isquémica del miocardio y cerebral), como crónicos, por exposición en el


largo plazo (aumento de mortalidad por enfermedades cerebro-vasculares
y cardiacas)”.
En relación a los problemas sociales, el informe destaca, “el no cumplimiento
de la legislación del trabajo y las intoxicaciones de los trabajadores por pro­
ductos químicos; la muerte de los trabajadores por inhalación de gases can­
cerígenos; la incidencia de problemas respiratorios, pues la quema libera gas
carbónico, ozono, gases de nitrógeno y de azufre (responsables de las lluvias
áridas); además del indeseado hollín (que contiene sustancias cancerígenas)
provocado por la quema de paja”.
El estudio concluye que “Los datos evidencian que la exposición de los cor­
tadores de caña a las partículas generadas durante el proceso de quema de la
caña de azúcar constituye un importante factor de riesgo a ser considerado en
el análisis y asociación de las posibles causas de la muerte súbita de algunos
trabajadores”. Y agrega, “las condiciones de trabajo exponen a los cortadores
de caña a contaminantes que llevan al riesgo potencial de enfermar, principal­
mente, por problemas respiratorios y de cáncer de pulmón”. ®
D e acuerdo con el investigador Horacio Martins, “uno de los gases respon­
sables del efecto invernadero, el óxido nitroso, tiene como principal fuente
de emisión la agricultura, y es 310 veces más contaminante que el dióxido de
carbono, el más común en la atmósfera”. Martins cita también el problema de
la “contaminación de las aguas y del suelo por los agrotóxicos y los herbicidas,
así como la saturación de los suelo por los fertilizantes nitrogenados”, además
de la “compactación de los suelos por la moto-mecanización pesada” (4).
Un estudio sobre el impacto de la producción de etanol sobre las fuentes
de agua, publicado por la National Academies Press de los Estados Unidos,
revela que “La calidad del agua subterránea de los ríos, del litoral y de los

3. M inisterio P ú blico D el T rabajo. RE F.: O F /P R T 2 4 a/G A B -H IS N /N ° 1 3 4 /2 0 0 8 A u ­


tores: S ón ia C orin a Hess, p ro feso ra de la U niversidad F ed eral de M ato G rosso do Sul y H eiler
Ivens de S ou za N atali, p ro cu ra d o r del M inisterio P ú blico del T rab alh o de M ato G rosso d o Sul,
0 6 /0 5 / 0 8 .
4. H oracio M artin s de C arvalho>A valan che d o Im p erialism o Verde, 3 / 5 / 0 7 .

239
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

manantiales, puede ser impactada por el creciente uso de fertilizantes y pes­


ticidas utilizados para la producción de los biocombustibles. Altos niveles de
nitrógeno es la principal causa de la disminución del oxígeno en regiones co ­
nocidas como ‘zonas de la muerte’, las cuales son letales para la mayoría de los
seres vivos. La contaminación sedimentada en lagunas y ríos también puede
causar erosión del suelo” (5).
Además de la contaminación de los recursos hídricos, se utiliza mucha agua
en la producción del etanol. D e acuerdo con un estudio publicado en la revis­
ta Natural Research, son necesarios 7 mil litros de agua para cultivar 12 kilos
de caña, que son usados para la producción de un litro de etanol. Cada litro
de etanol genera 10 litros de agua residual contaminada.
Según un estudio de la agrónoma Marília Castro Lima, de la Universidad Fe­
deral Rural de Pernambuco (U F R P E ), cada litro de etanol producido genera
de 10 a 13 litros de vinhoto(6K Una parte del vinhoto es utilizada como ferti­
lizante una vez diluida en agua. Varios investigadores han advertido que esta
sustancia contamina ríos y fuentes de agua subterráneas. Además, en Brasil
la mayor parte de los depósitos de vinhoto no son hechos de cemento, por lo
tanto, esa sustancia contamina el subsuelo y los acuíferos.
Otro efecto de la expansión de los monocultivos para la producción de mer­
cancías es el aumento del precio de la tierra. En 2007 este aumento tuvo una
media de 18%. Según el profesor Jo sé Gilberto de Souza de la Universidad
Estatal de Sao Paulo (U N E SP ), “esa trayectoria ha sido influenciada de modo
más decisivo por la expansión de la caña” (7).
Uno de los estudios más importantes sobre la transformación en las formas
de utilización de la tierra y su relación con el aumento en las emisiones de
carbono fue publicado por la revista Science. Los autores afirman que “La
mayoría de los estudios anteriores descubrieron que sustituir gasolina por

5. N ation al A cad em ies Press, R ep o rt C onsiders Im p a c t o fE th a n o l P rodu ction on W ater


Resources, 1 0 /1 0 / 0 7 , h ttp ://w w w .n a tio n a la ca d em ies.o rg /m oren ew sZ 20071010.htm l
6. V in hoto: R esidu o p a sto so y de m al o lo r que so h ra tras la destilación de la cañ a de
a z ú c a r fer m en ta d a , n ota del traductor.
7. R a d io ag en cia N oticias de P la n a lto 5/5/08.

240
11. IMPACTOS DEL MONOCULTIVO DE CAÑA EN BRASIL

biocombustibles podría reducir la emisión de carbono. Esos análisis no con­


sideraron las emisiones de carbono que ocurren cuando los agricultores, en
todo el mundo, responden al alza de precios y convierten bosques y pastos en
nuevas plantaciones, para sustituir labranzas de granos que fueron utilizadas
para los biocom bustibles”
El artículo cita el aumento del precio de la soya como factor de influencia para
acelerar el desmantelamiento de la Amazonia, y estima que su cultivo para la
producción de diesel resulta en una “deuda de carbono” que llevaría 319 años
para ser compensada. D e acuerdo con el investigador Tim othy Searchinger,
de la Universidad de Princeton: “Bosques y pastos guardan mucho carbono,
por lo tanto no hay como conseguir beneficios al transformar esas tierras en
cultivos para bio combustibles” (9). Esa investigación demuestra que los efec­
tos de la producción de agrocombustibles deben ser evaluados a partir de
todo el ciclo de la expansión de monocultivos.
En Brasil sabemos que las plantaciones de caña avanzan rápidamente, además
de “empujar” la frontera agrícola de las haciendas de ganado y soya. En enero
de 2008, el Instituto de Investigaciones Tropicales Smithsonian constató que
el etanol producido a partir de la caña de azúcar y el biodiesel hecho a partir
de la soya, causan más daños al medio ambiente que los combustibles fósiles.
La investigación alerta sobre la destrucción ambiental en Brasil, causada por
el avance de las plantaciones de caña y soya en la Amazonia, en la Selva Atlán­
tica y en el Bosque.
Según el investigador William Laurence, “la producción de combustible, sea
de soya o de caña, también causa un aumento en el costo de los alimentos,
tanto de forma directa como indirecta” (10).
Estos impactos se han intensificados en los últimos años, con el aumento
de la inversión gubernamental en la industria del etanol. Según datos de la
8. Science M ag azin e, 2 8 /2 / 2 0 0 8 > Use o fU .S . C r o p la n d fo r B iofu els Increases Green-
hou se G ases Through E m ission sfrom L an d-U se change.
9. Science M agazin e, 2 8 /2 / 2 0 0 8 > Use o fU .S . C r o p la n d fo r B iofu els Increases Green-
hou se G ases Through E m ission sfrom L an d-U se change.
10. L u sa 0 9 /0 1 / 2 0 0 8 . Un estudio de Science dice que el etan ol p u ed e ser m ás nocivo a l
am b ien te que la g asolin a w w w .u ltim ahora.pu hlico.clix.pt/n oticia

241
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Compañía Nacional de Abastecimiento (CAN AB), el área de plantación de


caña de azúcar creció de 4.5 millones de hectáreas en 2006, a 8.5 millones
de hectáreas en 2008, cuando hubo un crecimiento de 13.9% en la cosecha,
con la producción record de 571.4 millones de toneladas. La producción de
etanol llegó a 26.6 mil millones de litros, con la utilización de 325.3 millones
de toneladas de ca ñ a (11).
Esa expansión está siendo fortalecida por el Programa Nacional de Biocom -
bustibles, que goza de grandes subsidios por parte del gobierno. Datos del
Banco Nacional de Desarrollo Económ ico y Social (B N D E S) revelan que
actualmente hay propuestas de financiamiento que suman 7.2 mil millones
de reales (3.5 billones de U $D ). El total de inversiones del banco para la
construcción de nuevas centrales debe llegar a los 12.2 mil millones de rea­
les (6 billones de U $D ).
La expansión de la producción de agrocombustibles tiene el efecto de mul­
tiplicar la destrucción ambiental, pues en la medida en que aumenta la de­
manda externa por el producto, Brasil es visto como el gran “granero”, tanto
para las plantaciones de caña como de soya. En entrevista al periódico W as­
hington Post, Cario Lovatelli, director comercial de la Bunge, multinacional
que controla 93% de la exportación de la soya brasileña, afirma que: “Si los
Estados Unidos disputan la producción de etanol, el precio de la soya tiende
a subir y esa demanda será abastecida por Brasil” (12).
El efecto dominó también ocurre en la reproducción del ganado. El investiga­
dor Sérgio D e Zen piensa que: “La llamada ganadería extensiva, organizada
en grandes extensiones de tierra, migra ahora hacia Mato Grosso, Tocantins,
hacia la frontera agrícola que amenaza los biomas amazónico y pantanero. D e
esa forma, el etanol, que en todas las cuentas aparece como alternativa econó­
mica viable para el mundo (en el camino hacia la sustitución del combustible
fósil) se convierte en una amenaza ambiental”. (13)

11. www.conab.gov.b r / co n a b w eb /d o w n lo a d
12. W ashington Post, L osin g F orests to Fu el C ars: E th an ol Sugarcane T hreatens BraziVs
W ood ed Savan n a, 3 1 / 7 / 0 7 .
13. O E sta d o d e S. P auloy “L a cañ a in vade los p a s to s y expu lsa a los r e b a ñ o s 15/0 4 /0 7 .

242
11. IMPACTOS DEL MONOCULTIVO DE CAÑA EN BRASIL

Según el profesor Antonio Thomaz Júnior del departamento de Geografía de


la Universidad Estatal de Sao Paulo: “la expansión de la caña de azúcar en el
Brasil para producción de etanol, puede avanzar sobre áreas donde actual­
mente se cultivan géneros alimenticios, además de poner en riesgo la integri­
dad de importantes biomas, como la Amazonia y el Pantanal” (14).
Brasil continúa siendo uno de los campeones del mundo en concentración de
riqueza y tierra, además de mantener un alto índice de pobreza y hambre.
A pesar de todo el potencial agrícola del país, millones de personas sufren la
violación de su derecho de acceso a la alimentación. Según datos del IB G E
(instituto Brasileño de Geografía y Estadística), 14 millones de personas pa­
san hambre en el Brasil, y más de 72 millones viven en situación de inseguri­
dad alimentaria.
Un modelo de desarrollo compatible con la demanda histórica de los m o­
vimientos sociales, tendría que priorizar la soberanía alimentaria y realizar
la reforma agraria, para garantizar el acceso a la tierra a millones de trabaja­
dores rurales. Al contrario, lo que presenciamos hoy es la legalización de la
grílagem (is) de tierras, favorecida por los órganos públicos, el aumento de la
concentración de tierras, la mercantilización de la naturaleza y el incumpli­
miento de leyes ambientales y del trabajo. Es necesario defender un modelo
de desarrollo que priorice la democratización de la tierra y la preservación de
recursos naturales, a partir del cumplimiento de los derechos de las comuni­
dades campesinas, indígenas y quilombolas.

14. L a cañ a p u ed e p er ju d ica r E l m edio am b ien te y L a p rodu cción de alim en tos


0 3 /0 4 / 2 0 0 7 . h ttp ://w w w .rep o rterbrasil.com .b r/ex ib e.p h p ? id = 9 8 4 .
15. G rilagem : M étod o de ap ro p ia ció n de tierras m edian te fa ls a s escrituras de p ro p ied a d .
(N o ta D el T radu ctor)

243
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

EL DESARROLLO DEL
MONOCULTIVO FORESTAL
A GRAN ESCALA
Y LA SUSTENTABILIDAD EN
EL ALTO PARANÁ MISIONERO(1)
Diego Chifarelli121

1- Introducción

El presente trabajo tratará, en forma introductoria y preliminar, de


analizar una variedad de elementos que configuran la sustentabilidad (o in-
sustentabilidad) del modelo de producción de monocultivo de coniferas a
gran escala, que se realiza en la zona del Alto Paraná misionero, correspon­
diente a los departamentos de M ontecarlo, Iguazú y Eldorado. Considera­
remos la sustentabilidad desde una base integral y compleja, desde donde
tomaremos no sólo cuestiones relacionadas a lo ecológico o ambiental, sino
tam bién a la cuestión económ ica, política, social, cultural, etc. Para poder

1. Versión m o d ifica d a del tra b a jo origin al p resen ta d o en el IX Congreso de A n tropología


S ocial, 2 0 0 8 P osad as, M isiones. A g rad ezco la colab oración de la L ic. C arolin a C arb o en el
t r a b a jo d e cam po.
2. D ieg o C h ifarelli es Ing. Agr. M agister en E studios S ociales A grarios de F L A C S O t r a ­
b a ja en el Instituto N acion al de T ecn ología A gropecu aria (IN T A ) d on de se desem peñ a com o
d eleg ad o g rem ial p o r la A sociación de T rab ajad ores del E sta d o (A T E ), tam bién es m iem bro de
la Unión d e T rab ajad ores Técnicos R u rales de M isiones (U T T E R M I)

245
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

desarrollar el análisis dividiremos el trabajo en dos grandes dimensiones,


a saber: la ecológica-am biental y la socio-económ ica. En la dimensión
ecológica-am biental analizaremos: la relación de la deforestación con el
avance del cultivo de coniferas; el uso del suelo asociado a este m odelo de
producción, y su comparación con otros usos agrícolas; el efecto sobre la
biodiversidad natural considerando la base vegetal y animal (fundamental­
mente las aves); las consecuencias de este modelo sobre los recursos hídri-
cos considerando arroyos, nacientes y napas; y finalmente analizaremos la
utilización de agroquímicos, sus consecuencias y la com paración con otros
cultivos agrícolas. En la dimensión socio-económ ica analizaremos: el cre­
cimiento económ ico del modelo, la distribución de la riqueza generada y
haremos referencia a la dependencia que se puede generar en la profundi-
zación del m ism o; analizaremos, siguiendo esta premisa de la integralidad
del concepto de sustentabilidad, la situación del trabajo dentro de este m o­
delo forestal y la relación con la desocupación en la región; trataremos de
analizar la relación del modelo con la situación sanitaria de la región y con
varios problemas de salud asociados; analizaremos algunas otras cuestiones
sociales; y finalmente nos centraremos en la relación de este modelo con la
concentración de la propiedad de la tierra y la expulsión de colonos de la
región. No concluirem os acerca de si este modelo es sustentable o insusten-
table, ya que consideramos que faltan estudios profundos y datos objetivos
que puedan clarificar la situación, no obstante dejaremos planteadas varias
cuestiones que, a la luz de lo relevado, se deberían tener en cuenta a la hora
de pensar políticas estratégicas para la región.

2 - Enfoque metodológico

El objetivo del trabajo fue relevar una serie de elementos que ayudaran a
caracterizar, de forma introductoria, la sustentabilidad del modelo forestal a
escala en la región del Alto Paraná. Para lo cual se tomó la siguiente estrategia
metodológica:

246
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

Prim ero se realizó un relevam iento de datos secundarios, esto es: traba­
jo s científicos escritos, datos estadísticos provinciales y nacionales, tra­
b ajos de investigación realizados en la zona, por ejem plo por FV S (F u n ­
dación V ida Silvestre) Argentina. Una de las principales dificultades que
nos encontram os con este relevam iento es la falta de datos objetivos en
muchas de las cuestiones que queríam os abordar. Por lo tanto tratam os
de contrastar esta falta de datos, realizando entrevistas a referentes cla­
ves de la zona que están vinculados con el m odelo forestal o que sufren
sus consecuencias (3). En este sentido realizam os 10 entrevistas sem i-
estructuradas (4) a:
- Un referente de AMAYADAP (Asociación de Madereros y Aserraderos del
Alto Paraná).
- Un funcionario de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Na­
cional de Misiones (FC F-U N A M ).
- Un miembro de Comunidades Eclesiales por la Justicia (ex Pastoral Social
del obispo Pigna).
- Un técnico especializado en el área forestal del INTA.
- Dos miembros del Sindicato Papelero del Alto Paraná.
- Tres miembros del M ovimiento Sin Tierra de Puerto Libertad.
- Un referente del Programa Social Agropecuario (SAGPyA)
- Un docente de la Cátedra de Ecología de la FCF-U N A M y ecologista.
- Un delegado de una organización de Productores PIP (Productores Inde­
pendientes de Piray)
- Un delegado de una organización de productores PUSaLi (Productores
Unidos de Santiago de Liniers)

3. D e ninguna m an era las entrevistas su plan taran los d atos objetivos que se p o d r ía n o b ­
ten er m edian te el relevam ien to em pírico> de hecho en m uchas ocasion es los diferentes actores,
a p a r tir de sus intereses particu lares, expresan p osicion es en con tradas so bre los tem as. P o r ello
con sid eram os este tra b a jo com o una ap rox im ación in trodu ctoria a la tem ática.
4. L a s entrevistas sem i-estru ctu radas son a q u ella s en las que el en trevistador p a r te de
un p la n g en eral sobre los tem as que desea a b o r d a r durante la entrevista, p er o d eja que sea el
en trevistado el que, durante la conversación, vaya d esarrollan d o c a d a uno de los tem as con la
p ro fu n d id a d y el m étod o que le resulte m ás conveniente. ( S altalam acch ia, 1 9 9 7 )

247
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Posteriormente realizamos la triangulación, en los casos que fueron posibles,


entre los datos secundarios y los datos de las entrevistas para describir las
dimensiones seleccionadas(5).

3 - Algunos elementos conceptuales: el concepto


de “sustentabilidad” y “desarrollo sostenible”

El concepto de desarrollo sostenible o sustentable está cargado de una


gran vaguedad teórica y práctica, de modo que es usado por las empresas, los
políticos, los ecologistas, los organismos internacionales, los movimientos
sociales, etc.. Cada uno cargándolo de una acepción propia, dependiente de
la subjetividad y los intereses en juego. Reborati (2 0 0 0 ) señala al respecto:
“Es un concepto que ( . . . ) partió de una definición general desarrollada en un d o­
cumento oficial internacional, tal cual fu e el informe Brundtland. A p artir de esa
base, en vez de transformarse en un concepto claro, la idea realizó una evolución
contraria y se volvió un término cuasi teórico, una necesidad en los discursos p ú ­
blicos y en la letra escrita, que todos parecen sentirse obligados a utilizar en casi
cualquier circunstancia”.
El concepto de sostenibilidad tiene una base ecológica que hace referencia a
la posibilidad de un ecosistema de mantenerse en el tiempo. Por lo tanto está
muy relacionado al concepto de resiliencia. Pero a partir del informe Brun­
dtland, con la incorporación de la palabra “desarrollo”, el concepto adquiere
un carácter más amplio, considerando no sólo la dimensión ecológica, sino
otras dimensiones como la social. D e esta manera se configura la definición
“formal”, ampliamente difundida, del desarrollo sostenible que dice: “el desa­
rrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones

5. D e esta m an era el p rin cip al ap o rte qu e rea liz a este trab ajo> a nuestro entender, es re­
levar una serie d e con ceptos y p ro b lem á tica s v in cu ladas a la su sten tabilidad de este m od elo
p rod u ctiv o d esd e la perspectiva de los actores relacion ad os a él. T em áticas que en algunos casos
son controvertidas, p o r lo cu al tratarem os de reflejar las distintas posicion es que aparecen a l
respecto.

248
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

presentes sin com prom eter la capacidad de las generaciones futuras p a r a satisfacer
sus propias necesidades”. Como señala Reborati: “esto significa que no es que la
sociedad realiza el desarrollo sostenible del ambiente, sino que el desarrollo soste­
nible de la sociedad incluye, entre otras, una dimensión am biental”. Por lo tanto
no se trata sólo de las relaciones de la sociedad con el ambiente y los recursos
naturales, sino de las relaciones internas que se configuran hacia adentro de
la sociedad(6).
Como se puede observar, el concepto formal antes descrito está cargado de
una versatilidad enorme ya que, por ejemplo, el término de necesidades está
indefinido (Guzmán Casado et a l, 2 0 0 0 ); y no reconoce la diferenciación
social que existe entre los países del mundo y dentro de los países también,
por lo que definir esas necesidades de “las generaciones” en forma abstracta,
sin considerar los conflictos de intereses (Guimaraes, 2 0 0 2 ) conlleva a un
alto grado de ambigüedad, cuando no a un vaciamiento del concepto, que
dificulta el análisis de situaciones concretas y el diseño de políticas de inter­
vención.
Para tratar de superar esta vaguedad conceptual varios autores han realizado
un esfuerzo por sintetizar las dimensiones y características que debe conte­
ner el desarrollo sostenible, así Reborati (2 0 0 0 )® y Prescott-Alen (1 9 9 7 en
Van Bellen, 20 0 4 ) señalan que para analizar la sustentabilidad o el desarrollo
sostenible ® se debe considerar, por lo menos, dos dimensiones a saber: las
sociales y las ambientales. Guimaraes (2 0 0 2 ) profundizando este análisis,
afirma que analizar la sustentabilidad del desarrollo significa considerar:
- L a sustentabilidad ecológica que se refiere a la base física del proceso de cre­
cimiento y la conservación y el uso racional del stock de recursos naturales
incorporados a las actividades productivas.
- L a sustentabilidad am biental, que está íntimamente relacionada con la ma­
nutención de la capacidad de carga de los ecosistemas, o sea la capacidad de

6. E sto se señ ala en el in form e B ru n dtlan d.


7. E n su tra b a jo “E l d esarrollo sosten ible: ¿una nueva u topía
8. E l au tor dice qu e a p a r tir del In form e B ru n dtlan d se u tiliza com o sin ón im o el d esarro­
llo sosten ible y la su sten tabilidad.

249
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

la naturaleza para absorber y recuperarse de las agresiones antrópicas.


- L a sustentabilidad. dem ográfica que es un aspecto particular de la sustenta­
bilidad ecológica y ambiental, relacionado con la capacidad de soporte de
la naturaleza.
- L a sustentabilidad cultural del desarrollo que reconoce que la base del des­
envolvimiento reside en la manutención de la diversidad en su sentido más
amplio y se dirige, por lo tanto, a la integración de la sociedad.
- L a sustentabilidad social que tiene por objetivo la m ejoría de la calidad de
vida de la población.
- L a sustentabilidad política del desarrollo que se vincula estrechamente al
proceso de construcción de ciudadanía y busca garantizar la incorporación
plena de los individuos al proceso de desarrollo.
- L a sustentabilidad institucional del desarrollo que proyecta en el propio dise­
ño de las instituciones que regulan la sociedad y la econom ía las dimensio­
nes sociales y políticas de la sustentabilidad.
Sin caer en una contradicción (9) entendemos que fuertemente vinculada a
la sustentabilidad social es necesario incorporar al análisis desarrollado por
Guimaraes (2 0 0 2 ) sobre la sustentabilidad económ ica que está relacionada
a generar un crecimiento económ ico que acompañe las transformaciones y
crecimientos de la población y sus necesidades.
En conclusión, nosotros trataremos de abordar el trabajo desde dos dimensio­
nes que sintetizan, en parte, las cuestiones planteadas por Guimaraes (2 0 0 2 ).
Éstas son las dimensiones ecológico-ambientales y socio-económicas.

9. C om o sostienen v arios au tores (Sevilla G uzm án, 2 0 0 2 ; R eboratti, 2 0 0 0 ). N o p o d e -


m os con fu n dir el crecim iento con el desarrollo>y a que en el segundo con cepto se in corporan
cuestiones re lacion ad as con la ca lid a d de vid a, la distribu ción de la riq u eza, etc.. Aún a s í p a r a
m ejorar los están d ares de v id a de la p o b la c ió n (y en ten dien do que actu alm en te el p rin cip al
p ro b le m a es d e distribu ción ) es n ecesario in crem en tar la p rodu cción de bien es y servicios p a r a
p o d e r satisfacer las n ecesidades de to d a s las p erson as. E sto significa que p en s a r en la sustenta­
b ilid a d , d esde nuestro pu n to de vista n o significa volver h a cia atrás las ru ed as de la historia,
retrocedien do en la in corporación de tecn ología y en los están dares de v id a de la p o b la ció n , sino
tod o lo contrario. U tilizar tod os estos “p rog resos”y “avan ces”p a r a ten der a g a ra n tiz a r to d a s las
dim ensiones antes descritas.

250
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

4 - El modelo de Forestación a Gran Escala


en el Alto Paraná misionero

M isiones es una de las provincias argentinas de m ayor biodiversidad.


A lberga el principal rem anente continuo de una de las selvas su btrop i­
cales más diversas del mundo. La selva m isionera aún coexiste con una
población de más de un m illón de habitantes y más de 2 6 .5 0 0 chacras
con actividades productivas m ixtas (C N A , 2 0 0 1 ). E sto caracteriza a la
provincia com o una de las más ruralizadas del país. Se caracterizó h istó ­
ricam ente por la diversidad de cultivos que se sostenían en sus chacras,
sumada a las innum erables posibilidades de la extracción de recursos fo ­
restales y no forestales de sus bosques nativos. Esta característica se ha
ido transform ando com o parte de la reestructu ración general que ha d e­
sarrollado el capitalism o y la globalización en el secto r agropecuario(10).
Una de las m anifestaciones más im portantes de estos procesos de rees­
tructu ración en la provincia, es el proceso de “avance” de la forestación
a gran escala con especies coniferas exóticas. En los últim os 30 años la
actividad forestal ha crecido notablem ente en M isiones, al ritm o de leyes
de prom oción, desplazando a las actividades económ icas tradicionales.
Esta situación se m arca más claram ente en la zona oeste (A lto Paraná) de
la provincia. El cuadro N ° 1 m uestra la superficie forestal im plantada en
la provincia para el año 2 0 0 1 (11).

10. P a ra una descripción m as a c a b a d a de este tem a ver: T eu bal (1 9 9 6 ), M urm is (1 9 9 4 ),


G racian o D a Silva (1 9 9 8 ), F lores (1 9 9 8 ), W ilkinson (1 9 9 9 ), B enetti (2 0 0 0 ) y G u tm an y Go-
renstein (2 0 0 3 ), C hifarelli (2 0 0 9 ).
11. L o s d atos son del 2 0 0 1 , p o d r ía m o s decir qu e están d esactu alizad os, p e r o la ten den cia
se h a increm entado.

251
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Superficie de forestaciones por departamento (en has.)


ZONA DEPARTAMENTO Coniferas Eucaliptus Total
25 de Mayo 9470 635 10105
Cainguas 6347 576 6923
Este Gral. M. Belgrano 7852 325 8177
Guaraní 8734 616 9350
San Pedro 14405 762 15167
Eldorado 39251 2474 41724
Iguazú 54580 1151 55731
Ldor. Gral San Martín 16104 769 16873
Oeste
Montecarlo 27615 3285 30900
San Ignacio 21662 680 22342
Apóstoles 3081 603 3684
Candelaria 6680 54 6734
Capital 6270 525 6794
Sur Concepción 12697 523 13220
Leandro N. Alem 11663 516 12178
Obera 13939 230 14169
San Javier 3319 173 3493
Total general 263668 13896 277565

C u a d ro N ° 1: Superficie en has. forestadas p ara cad a departam ento de la provincia de Misiones.


F u en te: Inventario Provincial de bosques im plantados 2001, Subsecretaría de Bosques y Foresta­
ción, Ministerio d e Ecología, Recursos N aturales Renovables y Turismo.

En este cuadro podemos observar que los departamentos de Montecarlo, El-


dorado e Iguazú concentran mayor superficie de forestación implantada sien­
do las coniferas el componente mayoritario. También en la zona sur aparecen
algunos departamentos con una dinámica forestal creciente pero de magni­
tud significativamente menor que la zona oeste.
La forestación en escala en la provincia de Misiones se comenzó a desarro­
llar en los años ’70 con la creación del IFO N A y la promulgación de leyes
de promoción forestal. En este momento la zona del Alto Paraná comenzó a
gestarse como región forestal, situación que se observa en el Gráfico N ° 1, en
donde desde los años ‘70 hasta 1983 se forestaron más de 5 0.000 has..

252
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

Este impulso tiene una importancia decreciente entre los años 1984 y 1996,
recobrando la misma a partir de 1997, donde la implantación se expande
no sólo a la zona oeste, sino a otras zonas de la provincia. Esta expansión se
ve favorecida por la ley N° 25.080 de Inversiones para bosques cultivados
promulgada en el año 1999 que prevé subsidios, desgravaciones impositivas,
exención de pago de tasas e impuestos inmobiliarios, devolución anticipada
del IVA y estabilidad fiscal por 10 años. Esto sumado al incremento en la de­
manda de madera, disparó una expansión de la forestación (95% de la cual es
con coniferas).

Coniferas Superficie por región y clases

60.000

ta 50.000
s
fj 40.000

§5 30.000
.92
^ 20.000

J" 10.000

o
Clase_________________________________________
1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

Región Este Oeste Sur

Año de
Clase implantación G ráfico N ° 1: Superficie im plantada con confieras p ara
el año 2001 en la provincia de M isiones separadas p o r
1 2000-1997 región y clase.
2 1996-1992 F u en te: Inventario Provincial d e bosques im plantados
2 0 01, Subsecretaria d e B osques y Forestación, M inis­
3 1991-1988
terio de Ecología, Recursos N aturales Renovables y
4 1987-1984 Turismo.
5 1983 y menores

253
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Esta expansión territorial se traduce a una expansión económica, como se


puede observar en el cuadro N ° 2, en donde se registra un incremento de la
participación de la silvicultura a expensas, fundamentalmente, de una caída
en la participación de la agricultura provincial. Este sector concentra el 15%
del PBI Provincial, 50% si consideramos a los sectores productores de bienes
(Subsecretaría de Programación Económ ica Regional, 2 0 0 5 ). También de­
bemos señalar que el destino de la producción forestal en muchos casos es
la exportación de productos con poca incorporación de mano de obra. Esto
se ve reflejado, por ejemplo, en las variaciones de las exportaciones de los
principales rubros productivos de la provincia, en donde para el año 1993, el
30% de las exportaciones estaban conformadas por pasta celulosa, y el 1% por
maderas y muebles; para el año 2001 estos índices eran de 41% y el 2% y para
el año 2002 de 52% y 5.8% respectivamente.

Valor Agregado Bruto en % para la Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Pesca


en los años 1991/2004

ACIIU/AÑÜÜ 1991 1992 íaaü 1994 199b 1996 mi


Agricultura 59,2 62,0 52,0 58,1 55,6 52,7 48,9
Ganadería y Granja 6,8 5,2 6,6 5,3 5,1 4,97 5,3
Silvicultura 24,9 23,2 29,2 25,6 27,0 28,9 34,6
Pesca 0,01 0,01 0,02 0,01 0,02 0,01 0,02
Servicios Agrícolas 9,0 9,6 12,2 11,0 12,2 13,4 11,1
Total 100 100 100 100 100 100 100

ACTIV/AÑÓS 199S 1999 2000 2001 2002 2003 2004


Agricultura 44,0 47,7 52,5 52,1 47,8 46,8 47,5
Ganadería y Granja 5,8 66,0 6,2 6,4 5,7 8,3 7,9
Silvicultura 39,8 39,4 32,3 32,4 39,6 38,4 38,7
Pesca 0,03 0,02 0,02 0,02 0,03 0,02 0,02
Servicios Agrícolas 10,3 6,9 8,9 9,08 6,9 6,4 6,1
Total 100 100 100 100 100 100 100
C u ad ro N °2 : Variación del Valor Agregado Bruto (a precios corrientes en 96) p ara la Agricultura,
Ganadería, Silvicultura y Pesca en los años 1 9 9 1 /2 0 0 4
F u en te: M odificado a partir de una elaboración del Instituto Pcial. de Estadística y Censos (IPEC ).

254
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

Finalmente debemos destacar que el sector forestal se encuentra concentrado


en un par de decenas de empresas que concentran la mayor parte de la tierra y
la producción. Todos estos elementos configuran el m odelo forestal vigente en
el noroeste de la provincia.

5 - Análisis de sustentabilidad

A continuación describiremos los elementos relevantes para analizar la sus­


tentabilidad del modelo forestal vigente, desarrollando la dimensión ecológico-
ambiental y la dimensión socio-económica. Para lo cual, como hemos m encio­
nado, tomaremos datos secundario y relatos de las entrevistas realizadas.

a) Cuestiones ecológicas-ambientales
La selva misionera representa uno de los ecosistemas más diversos de la Ar­
gentina (Chebez y Hilbert, 2 0 0 2 ). Su importancia en términos de conserva­
ción de la biodiversidad (vegetal y animal), conservación del suelo, conser­
vación de los recursos hídricos y otros servicios ambientales, es fundamental
para la población misionera. A continuación realizaremos una breve descrip­
ción sobre algunas cuestiones relevantes de la relación de este ecosistema con
el sistema de forestación de pino a gran escala.

a.a) Deforestación y uso de los suelos


Existen posiciones encontradas sobre el tema de la deforestación. Varios en­
trevistados atribuyen la deforestación principalmente al cultivo de pinos como
observamos a continuación, refiriéndose a la presión del sector forestal:
“Con la nueva ley de bosques se fren ó un poquito el desmonte, pero hasta noviem­
bre del año p asad o teníamos una tasa de deforestación de 14.000-15.000 ha. p o r
año, legales, eso hacía más de mil ha. p o r mes, 30 ha. p o r día, m ás de una ha. p o r
hora, que p a r a una provincia tan chica como Misiones que tiene 3 .0 00.000 de ha.
es una tasa de deforestación altísima, dado el grado de la biodiversidad que tiene
Misiones, que junto con Yungas es la m ás alta. El impacto que genera es terrible,

255
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

porqu e está aparejado a la p ob rez a am biental y social” (K K . Prof. de Ecología


FCF-U N A M y ecologista). A continuación señala: “( . . . ) las casi 3 0 0 .0 0 0 ha.
que hay y la presión de los forestadores p a r a elevar esa cifra, dado el m ercado in­
ternacional de la p asta de papel, es preocupante.” (K K . Prof. de Ecología FC F-
UNAM y Ecologista, 14/02/2008).
Otra visión, analizando a la provincia de M isiones en su conjunto, indica
que el problema de la deforestación está asociado al modelo forestal, pero
también al modelo agropecuario: “( . . . ) y al reem plazo del bosque nativo te­
nemos que ser muy concientes de que, a grandes rasgos, la m itad se la debe a la
agricultura anual y, en la década del noventa, la otra m itad al sector forestal. Hoy
día las grandes empresas forestales no están desm ontando, sí las medianas. Sigue
habiendo conversión de bosques nativos p a r a forestar, pero no h a disminuido bajo
ningún tipo de concepto la conversión de bosque nativo p a r a agricultura an u al”.
(D D - Técnico del INTA, 14/02/2008)
Finalmente existe una tercera posición que indica que la deforestación en el
Norte de Misiones no está relacionada al crecimiento del cultivo del pino, y
que incluso no existe tal proceso de deforestación a gran escala, como obser­
vamos a continuación: “Misiones no ha disminuido prácticam ente la superficie de
bosques nativos, el pino se planta generalmente donde no hay bosques nativos, salvo
en algún momento que no hubo controles, pero Misiones tiene leyes que te impiden
sacar bosques nativo ( . . . ) ” y continúa diciendo: “( . . . ) nosotros consideramos
que la expansión de la forestación y la reforestación no van contra del bosque nati­
vo, generalmente nunca se cam bia un bosque nativo p o r un bosque implantado. En
algún momento se habrá podido haberlo hecho, pero hoy, la m itad de la superficie
deM isiones está con bosques nativos”. (A A - AMAYADAP, 05/02/2008).
Como afirmaban Bertonatti y Corcuera (2 0 0 0 ) para el año 2000, la selva pa-
ranaense había perdido en lo que va del siglo el 40% de su superficie. Este
dato se acerca al planteado por Buckart et. al. para el año 2002, que soste­
nían que en la provincia quedaban 1.200.000 ha. de selva en distintos estados
de conservación (sobre un total de 2.700.000 ha. de selva que existían en la
provincia). Varias son las causas que motivaron esta transformación, pero los
autores señalan las tres principales entre las que citan en primer lugar la “susti-

256
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

tución por monocultivos de pin os” ^ destinados en mayor medida a la industria


papelera (Bertonatti y Corcuera, 2000; Buckart, et. a l, 2 0 0 2 ). Por otro lado,
basado en el análisis de imágenes satelitales de la provincia entre los años 1987
y 2002, la Fundación Vida Silvestre Argentina pudo determinar que fueron
deforestadas 179.500 hectáreas de bosque nativo en este período. Como se
afirma en tal documento (13) “la m ayor parte de esta superficie está destinada a
actividades forestales y agropecuarias, fundam entalm ente la extensión de monocul­
tivos de pin os” ^ (FVSA , 2 0 0 6 ). Por lo tanto, si bien la percepción de algunos
actores no vincula a la deforestación con la expansión del cultivo de pinos, los
datos presentados indicarían que existe una relación directa entre la deforesta­
ción y el crecimiento de la forestación con pinos en el Alto Paraná <
-ls\
En cuanto al uso agropecuario del suelo, desde el punto de vista ecológico
existen dos consideraciones principales que plantean los entrevistados. La
primera es que la plantación de pino tiene menor impacto en el suelo que un
cultivo anual, como se observa a continuación: “Podríam os decir que el bosque
im plantado im pacta menos que un cultivo anual, porqu e estás agrediendo menos
al suelo, porqu e estás haciendo una labor importante sobre el suelo en 3 o 4 años,
en un ciclo forestal que está durando entre 18 y 3 0 años, si espino o araucaria ver­
sus un anual que lo está haciendo todos los años, pero no tenemos datos confiables,
p o r lo menos yo no conozco.” (D D - Técnico del INTA, 14/02/2008).
“( . . . ) se están cam biando árboles p o r árboles y desde el punto de vista am biental
es muy similar.” (B B - funcionario de la FCF-UN AM , 05/ 02/ 2008).
La segunda apreciación es que los suelos de Misiones son mucho más aptos para la
forestación que para otros cultivos agrícolas, como se observa a continuación:

12. L o s au tores señ alan en segundo térm ino “la colon ización y los procesos de intrusión”
com o determ inantes de esta situación. P ero esto no lo desarrollarem os aquí, y a que esta situación
se p ro d u ce sobre la m argen centro-este de la provin cia y nuestro ob jeto de estudio en la z o n a del
A lto P aran á. S eñ alan en tercer lugar la extracción de m ad era en fo r m a n o sustentable.
13. “Situ ación d e la deforestación en M isiones 1 9 8 7 -2 0 0 2 ”, en el libro aD eforestación :
situ ación d e la Selva en M ision es. D iferentes en foqu es y pu n tos de vista”.
14. T am bién se señ ala la colon ización y la extracción de m ad era com o otras causas.
15. E sto tam bién es afirm ado a nivel mundial p o r el M ovimiento M undial p o r los B osques Tro­
picales p a r a am pliar esta posición ver “L a s Plantaciones no son B osques”, paginas 3 9 ,4 5 , 90, 93.

257
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Uno de los entrevistados, refiriéndose a las forestaciones, dice que: “( . . . ) en la


provincia es una de las p ocas cosas que podem os hacer. En la provincia no podem os
hacer soja p o r ejemplo." (B B - funcionario de la FCF-UN AM , 05/02/ 2008).
“( . . . ) el suelo misionero es un suelo que no perm ite otras cosas y como prim era
m edida perm ite forestar, es apto p a r a forestar y no es tan apto p a r a otro tipo de
producción agrícola.” (AA - AMAYADAP, 05/ 02/ 2008).
Estas últimas apreciaciones no caracterizan directamente la sustentabilidad
del modelo forestal vigente, sino que manifiestan la limitación ecológica para
la realización de otros cultivos. A su vez cabe remarcar la necesidad de cotejar
estas apreciaciones con un estudio más profundo que analice las posibilida­
des de desarrollar otras producciones (muchas de las cuales se realizan histó­
ricamente) de manera sustentable.

a.b) Biodiversidad natural


Si bien no fue un tema remarcado, dos entrevistados señalaban que con la
deforestación se pierde la biodiversidad natural, esto es, fauna y flora. Esto
coincide con algunos estudios preliminares que se han realizado desde va­
rias instituciones. Por ejemplo investigaciones realizadas por el IN TA y la
Facultad de Ciencias Forestales de la UNAM en el departamento de Igua-
zú demuestran que la diversidad vegetal es menor en plantaciones forestales
comparadas con el m onte nativo (aunque los estudios se realizaron sobre un
monte nativo sumamente ex p lo ta d o )^ (M oscovich, et. al., 2 0 0 5 ). Por otro
lado, estudios realizados por un equipo de biólogos, en la misma zona en que
se hicieron los estudios del IN TA y la FCF-U N A M , demuestran que la di­
versidad de aves encontradas es mayor en montes nativos (aunque estos sean
marginales) que en plantaciones forestales (R ey y Bacalini, 2 0 0 0 ). D e las 682
especies características de la avifauna de la mata Atlántica (Stotz et. a l, 1996
en Rey y Bacalini, 20 0 0 ) sólo se han encontrado 33 en las forestaciones y 49
en las selvas marginales. Este dato también es cotejado en un trabajo realizado

16. Si bien com o in dican los autores, estos d atos no se p u ed en ex trap olar a cu alqu ier situ a­
ción son un in d icad or de una ten den cia sobre la diversidad com p arad a. E stos d atos coinciden
con los p la n tea d o s p o r P in a z o et. al., (2 0 0 2 ) p a r a p lan tacion es de A rau caria.

258
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

por Zurita et. al. (2 0 0 6 ) donde se comprueba que las plantaciones de m ono­
cultivos tienen menor diversidad de aves que el m onte nativo. Si bien no se
puede extrapolar a cualquier caso estos datos, afirmarían la creencia popular
de que “con el monte se van los animales”.

a.c) Recursos Hídricos


M uchos de los entrevistados manifiestan serias consecuencias sobre los re­
cursos hídricos a causa de la forestación. Se constata disminución de los cau­
ces de los arroyos, del volumen de agua en las napas, y secado de vertientes.
Esto lo atribuyen al mayor consumo de agua por parte de las plantaciones
forestales (17) y a la pérdida de capacidad de acumulación del suelo por el
cambio del monte por la plantación. A su vez se manifiesta un aumento en
la contaminación del recurso hídrico por los agroquímicos utilizados en las
forestaciones, como se lee a continuación:
“( . . . ) con este sistema hay un consumo de agua mucho m ayor y también todo lo
que es la contaminación. H ay que preguntarle a algún vecino que vive cerca de un
arroyo, los arroyos m as chiquitos y a se están secando y no hay ningún p e z ”. ( J J -
referente del PSA, 07/02/2008)
“( . . . ) si vos ves las plantaciones de pinos, ves que llegan hasta el borde de los arro­
yos. Si bien la ley de bosques de 1 9 7 7 lo prohíbe, nunca se tuvo en cuenta esa ley.
Y si hablas con los colonos te van a decir los cursos de agua cómo han bajad o su
nivel, las napas de agua cómo han bajado su nivel, porqu e el pin o crece porqu e hay
sol, pero también porqu e hay agua y porqu e el suelo es bueno... y eso genera un
p roblem a en el régimen hídrico.” (K K - Prof. de Ecología FCF-U N A M y ecolo­
gista, 14/02/2008).
“N osotros conocem os casos en don de han d esm on tad o h asta el curso del
agua, con el asunto del m onte éste que se está tratan d o de S alv ar en Yacutin-
ga. H u bo una com isión de (M inisterio de) E cología, a h o ra h ace p oq u ito, en
d on d e estuvieron investigando la z o n a y com p robaron que uno de lo sfo res-

17. N o existen d atos científicos qu e p u ed a n corrob orar esto> el IN TA está rea liz a n d o un
estudio a l respecto que p ro v eerá d atos recién en un p a r de añ os (com u nicación p erso n a l de un
técnico de IN T A ).

259
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

tadores de la zon a, desastre am bien tal, hizo d esa p arecer com o 10 vertientes
( . . . ) ” (C C - Com unidades Eclesiales por la Ju sticia, 0 5 / 0 2 / 2 0 0 8 ).
“( . . . ) H asta en los arroyos plantan pinos, entonces eso es lo que nos está preocu­
pando, la fa m o s a cortina que tienen que dejar al lado de los arroyos no existe y eso
va a ser un p roblem a m ás adelante, y a hay problem as y más problem as va a haber
más adelante”. (EE - Sindicato Papelero, 15/02/2008).
Si bien existen leyes de protección de bosques, lo que plantean varios de los
entrevistados es que estas leyes no se cumplen y, en muchos casos, no existe
control por parte del Estado. A su vez, tampoco se han difundido los estudios
que analicen estas cuestiones, y los pocos estudios que se realizan, generan
algunas dudas en cuanto a la confiabilidad de la fuente, como plantea un en­
trevistado: “( . . . ) lo que p a s a es que el monitoreo de contaminación, p o r ejemplo
en el Piray G uazú (arroyo principal límite entre los deptos. Eldorado y M on-
tecarlo, afluente del Río Paraná), lo hace Alto P araná (APSA, Alto Paraná S.
A .). Y o no sé si hay otro organismo que esté haciendo ese control de contaminación
como m ás independiente. Esos controles dicen que no está contam inado el arroyo,
eso yo lo vi, pero lo cierto es que no hay peces en el arroyo, cuando antes, hace 10
años hab ía un montón.” ( J J - referente del PSA, 07/ 02/ 2008).
Otro entrevistado manifiesta: “E l ente que tiene que controlar, está d om in a­
do p o r Alto P aran á (A PSA ). Com o yo siem pre digo, entonces ¿para qué está
el gobierno? ¿para qué está E cología? Están puestos p o r el gobierno p a r a que
hagan lo que ellos dicen, nadie controla n a d a ”. (E E - Sindicato Papelero,
15/ 02/ 2008).

a.d) Agroquímicos
La utilización de agroquímicos no determina la sustentabilidad o la insusten-
tabilidad de una región asociada a un modelo productivo predominante. D e
hecho son varios los análisis y las interpretaciones que se pueden realizar al
respecto. Debem os señalar que no hemos encontrado trabajos en la zona que
realicen estos análisis (18).

18. C om o sí existen p a r a v arias activ id ad es de la z o n a p a m p e a n a com o ser la plan tación


de soja, losfeed lots, etc..

260
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

D e las entrevistas a referentes claves aparecen dos dimensiones, asociadas a


la utilización de agroquímicos. La primera hace referencia a la comparación
de la utilización de agroquímicos entre diferentes cultivos y marca que la
utilización de agroquímicos por ha./año es m enor en una plantación que
en un cultivo de tabaco, yerba o té, com o se señala a continuación: “( . . . )
y o hice un análisis de los productos quím icos que usa el tabaco, que usa la y erba
m ate, que usa el té y que usa la plantación y llegamos a la conclusión de que
una actividad p o r ejem plo absolutam ente b asa d a en el producto químico, una
actividad forestal, utiliza un prom edio, en su turno de rotación, de m edio kilo
de producto quím ico p o r ha. cuando el tabaco está usando entre 8 y 10 kilos p o r
ha. al año, la y erb a m ate unos 3 kilos p o r h a p o r añ o.” (B B - funcionario de la
FC F-U N A M , 05/ 02/ 2008)
La segunda hace referencia a la escala local, como lo manifiestan otros entre­
vistados. Haciendo referencia a la aplicación de agroquímicos en los pinares:
“( . . . ) cuando llueve, el agua correy lleva el veneno, lo expande p o r todos lados. M i
p a p á trajo la m andioca am arilla. Nosotros le decíam os que eso no se pu ede comer
con veneno, y los maicitos así salen, todos chiquititos” (LL - PIP, 19/02/2008).
También señala: "(•••) otro de los problem as que m ás sufrieron los vecinos, es que
en épocas en que los pinitos eran chicos, tiraban todo el tiempo los agrotóxicos. Se
sentía un olor fuertísim o, un olor terrible, y em pezaban a venir los pollos, los patos,
y se daban vuelta y morían. P ensábam os... a lo m ejor es peste. Pero después nos
llam aba la atención porqu e cuando íbamos, detrás de nuestra casa, los pinares,
todo, hay un arroyo muy grande que sale al Piray Guazú. Siempre íbam os y m irá­
bamos, y mis herm anos encontraron conejos muertos. Son los animalitos que están
comiendo de ese lugar, donde están tirando todo el tiempo eso (agroquímicos).
Eso nos llamó mucho la atención, porqu e encontraron varios conejos muertos.”
(L L - PIP, 19/02/2008).
Otro entrevistado señala sobre las consecuencias de la utilización de agroquí­
micos: “( . . . ) Antes vos m elabas una abeja y sacabas 10-15 litros de miel, hoy no
te d a ni un litro”. (M M - PUSaLi, 20/ 02/2008).
Por otro lado, de una encuesta realizada por una organización de pequeños
productores de Puerto Piray (Productores Independientes de Puerto Piray

261
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

- P IP ), en conjunto con el Programa Social Agropecuario - PSA (-l9\ se des­


prende que de 194 familias censadas (un total de 942 personas), el 52% de las
familias denuncian casos de muerte de animales y mandioca podridas como
consecuencia de la fumigación en las plantaciones de pino, el 30% no mani­
fiesta problemas y el 18% no contestó la pregunta.
De lo anterior se desprenden dos conclusiones: la primera es que la utiliza­
ción comparada de agroquímicos en la forestación (pinar) es m enor que en
otros cultivo anuales o perennes; por lo que se podría decir que, consideran­
do la utilización de agroquímicos, la forestación tiene un menor impacto que
estos otros cultivos. La segunda conclusión es que esto no significa que esta
utilización de agroquímicos no tenga impacto ambiental alguno, ya que como
se desprende de los relatos, la utilización de los agroquímicos tiene conse­
cuencias sobre la fauna nativa y doméstica, también sobre algunos cultivos, y
sobre la gente misma, como veremos más adelante.

b) Cuestiones socio-económicas
b.a) Economía, distribución de la riqueza y dependencia
Para poder analizar la sustentabilidad de este modelo, desde el punto de vista
económico, debemos centrarnos en la producción de riqueza. Pero, a su vez,
debemos centrarnos en la forma en que se distribuye esa riqueza y en la de­
pendencia que se genera de este modelo de producción. Como se ha señalado
en el punto 4, el sector forestal es uno de los más dinámicos de la economía
provincial. Esto se reconoce tanto desde aquellos sectores vinculados direc­
tamente al modelo forestal vigente, como por aquellos otros críticos del mis­
mo. No discutiremos aquí el aporte económ ico de dicho modelo al produc­
to bruto, ya que esto es indiscutible pues los números son contundentes. Sí

19. E sta p eq u e ñ a encuesta surgió de la n ecesidad de las fa m ilia s de P u erto P iray de reali­
z a r un relevam ien to de la situ ación de la tierra y los p in ares que ro d ean los p red io s fa m ilia res.
E l instrum ento d e relevam ien to de d atos f u e re a liz a d o p o r el eq u ip o técnico del P SA (P rog ram a
S ocial A g rop ecu ario), realizán d ose una cap acitación p a r a que los referentes de la com u n idad
p u d ieran rea liz a r las encuestas. L u ego el eq u ip o de PSA realizó la sistem atización de los datos.
L o s d atos son p arciales, y a que algu n as pregu n tas no fu e r o n bien relevadas, lo qu e no invalida
la in form ación con ten ida en las encuestas.

262
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

analizaremos dos aspectos que están relacionados con la distribución de este


producto y la posible dependencia que este modelo podría generar. Sobre la
equidad en la distribución del producto generado por la foresto-industria, va­
rios entrevistados señalan que existe una distribución altamente inequitativa.
Aquellos sectores patronales, como así también los empleados con puestos
jerárquicos, gozan de altos ingresos y alta capacidad de consumo, mientras
que aquellos sectores de obreros tienen ingresos bajos, poca capacidad de
consumo, malas condiciones de vida, y necesidades básicas insatisfechas.
Esto se observa a continuación: “( . . . ) D e cada peso que an da dando vuelta p o r
la calle, 50 centavos vienen de la foresto-industria, pero seamos concientes de que
hoy no hay obrajeros pobres, todas las cam ionetas nuevas que vos ves dando vuel­
tas son de los obrajeros y todos los barrios periféricos de la ciudad están habitados
en su m ayoría p o r obreros de la foresto-industria. Nosotros no hablam os de que
el obrero gane lo mismo que el empresario, pero existe trabajo, existe explotación,
( . . . ) me parece que tiene que haber una distribución más equitativa de la ganan­
cia”. (K K - Prof. de Ecología FCF-U N A M y ecologista, 14/ 02/2008). Otro
entrevistado nos decía al respecto: “H ubo crecimiento en las cuentas generales
de la provincia, pero fu e crecimiento sólo p a r a algunos”. Y señalaba que, si bien
no contaba con los datos oficiales: “el índice d e N B I en el Alto P araná es altísimo
y el índice de desnutrición también es altísimo, estamos h ablando de un 50% o más
en algunos municipios”. ( J J - Referente del PSA, 07/ 02/ 2008).
Finalmente otro entrevistado afirmaba al respecto: “F altaría el derrame, el f a ­
moso derram e de la economía, pero como eso no ocurre, el Estado debe encargarse
de intervenir”. (B B - funcionario de la FCF-UN AM , 05/ 02/ 2008).
En cuanto a la dependencia económica, varios entrevistados afirman que la
provincia de Misiones en general, y la zona del Alto Paraná en particular y con
mayor intensidad, tienen una fuerte dependencia del modelo forestal vigente.
Esto significa que la vida económica de la provincia y de la región acompañan
las fluctuaciones del mercado forestal, sin existir otros productos o rubros pro­
ductivos que sostengan con firmeza la economía. Esta afirmación debería ma­
tizarse con las diferencias zonales intraprovinciales, ya que en la zona del Alto
Paraná esto se constata, pero en otras zonas la dependencia no es tan fuerte o

263
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

no existe como tal. Al respecto de esta dependencia, varios entrevistados nos


decían: “( . . . ) con el sector forestal h a crecido la renta de la provincia a través de los
impuestos ( . . . ) Misiones depende mucho de la foresto-industria. Si ésta cae, afecta
mucho a la población, o sea cae el comercio y cae todo”. El mismo entrevistado
afirmaba: “Cuando el sector foresto-industrial creció y se desarrolló, alrededor de
este sector se desarrolla toda la vida, porque la población tiene trabajo, la p o b la ­
ción tiene ingreso y tiene beneficios que le permiten vivir mejor. Nosotros vemos que
cuando el sector an da mal, la población an da mal, y cuando el sector se recupera y
anda bien, la población an da bien.” (AA - AMAYADAP, 05/ 02/ 2008). Otro
entrevistado afirmaba: “E l producto bruto de Misiones se está basando cada vez
más en lo foresto-industria ( . . . ) Misiones es altamente dependiente de la cuestión
foresto-industrial”. (BB - funcionario de la FCF-UN AM , 05/02/2008).
Finalmente, y considerando la situación a nivel local, un entrevistado de Puer­
to Libertad señalaba que existe dependencia no sólo económ ica sino también
política. Analizando la relación con la empresa foresto-industrial más grande
de la provincia, que concentra la tierra y la producción de dicho municipio:
“( . . . ) hay una gran dependencia a distinta escala ( . . . ) pero yo creo que hay una
gran dependencia, dependencia de las autoridades con la m isma empresa, una de­
pendencia de la gente que trabaja con la m isma empresa, y una dependencia de los
negocios en donde se gasta. L a p la ta que se m aneja es gracias a la m isma empresa,
entonces fo r m a un círculo que bien o m al tiene que tener excluidos, porqu e hay
una limitación. L a em presa pien sa en términos empresariales, las autoridades se
ven obligadas a someterse a esos términos empresariales, y el remanente de eso es
lo que circula en el pueblo, con lo que todos viven y sobreviven, y el resto no tenés.”
(G G - M S T Libertad, 15/02/2008).
Otro entrevistado de la misma localidad señalaba: “crecimiento económico en
nuestro pueblo no existe, no hay ... S ise quisiera p on er alguna industria o algo acá
en el pueblo no tenemos espacio. ¿Dónde la vam os ap on er? Como yo suelo decir
no hay lugar, a no ser que lo pongam os arriba de un p in o... Porque Alto Paraná
(APSA) ocupa casi todo el territorio de L ibertad también, es poco el espacio que
tenemos, estam os en una jau la de pinos, nosotros estam os en una ja u la de p in os”.
(H H - M S T Libertad, 15/02/2008).

264
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

b.b) Trabajo y desocupación


Analizar la situación del trabajo y la desocupación en la zona del Alto Paraná
y su relación con la sustentabilidad del modelo forestal vigente implica des­
glosar el tema en varios ejes de análisis. El primer eje de análisis que aborda­
remos es el de la situación laboral (condiciones de contratación, condiciones
de seguridad e higiene, etc.) de la mayoría de las personas que trabajan dentro
de este modelo, esto es los obreros. El segundo eje será la ocupación de mano
de obra y su variación según las tecnologías aplicadas. Finalmente analizare­
mos la relación de esta ocupación con la desocupación zonal y provincial.
Tomando el primer eje de análisis, se observa que existen distintas situacio­
nes, dependiendo del grado de formalidad que vincule al trabajador con la
empresa. En términos generales podríamos afirmar que existe una mejora en
la situación de trabajo de muchos trabajadores. Esta mejora se representa en
la disminución de trabajo forzado, condiciones de alimentación en el horario
laboral, disminución del período que el trabajador se encuentra fuera de su
casa (dada la modalidad del trabajo de campo). Esta situación se evidencia
sobre todo en aquellos trabajadores que tienen un vínculo laboral formaliza­
do. La siguiente cita refleja esta situación: “Creo que hubo una evolución muy
interesante en el sector forestal en estos últimos 15 años en la cuestión del traba­
jo en el campo. Antes la m odalidad era ir sem ana com pleta o 15 dias completos
bajo carpa negra, y hoy la m ayoría de las empresas están tendiendo a incorporar
com edores en la zona, a salir a sus casas dentro de los pueblos o ciudades donde
viven term inada la jo rn a d a laboral, o sea que todos los dias están en contacto con
sus fam ilias. E sa ruptura fa m iliar que existía antes, hoy no está ocurriendo ( . . . )
Seguramente hay casos de peones que pasan toda la sem ana en el campo, pero son
los menos” (B B - funcionario de la FCF-U N A M , 05/ 02/ 2008).
Profundizando esta situación, otro entrevistado, miem bro del Sindicato
Papelero, manifiesta que existen tres categorías de trabajadores: los técn i­
cos, los trabajadores incluidos en el Convenio Colectivo de Trabajo, y los
trabajadores que trabajan para contratistas. Estos son los que tiene peores
condiciones laborales. Al respecto de esta última categoría señalaba: “( . . . )
el trabajo que realizan p a r a la em presa es un trabajo de explotación, p orqu e

265
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

no respetan las norm as de la ley de trabajo, las norm as de higiene, la p a r te de


recursos humanos, la p a rte hum anitaria. E l contratista viene a ser un pequeño
em presario com o en la época del mensú, un capanga. Y el trab ajad or que trabaja
p a r a esta gente es explotada, tiene u n a p ésim a condición de trab ajo”. (F F - Sin­
dicato Papelero, 15/ 02/ 2008).
Al respecto otro entrevistado manifestaba: “( . . . ) los trabajadores que están en
la actividad del sector fo restal son explotados, reconocido p o r ellos. Ellos se dan
cuenta, son concientes de la explotación. Trabajan doce horas y no les pagan h o­
ras extras, no les pagan productividad, no están sindicalizados, no tienen cuerpos
de delegados. Eso los caga a ellos, porqu e el obrero que enfrenta o que hace algún
tipo de reclamo se queda afuera, en M V M (empresa forestal de la zona) p a s a
eso, en G ruber (empresa forestal de la zona) p a s a eso”. (C C - Comunidades
Eclesiales por la Justicia, 05/ 02/ 2008).
En cuanto al trabajo en negro, no conocem os datos oficiales. El sector se
caracteriza por tener una variabilidad de situaciones, com o lo marcaba el
entrevistado del Sindicato Papelero, en donde existen trabajadores en blan­
co o “asegurados” como se los denominan localmente, pero tam bién tra­
bajadores en negro mediante distintos tipos de contratación como ser: la
vinculación informal directa por una determinada cantidad de tiempo, la
contratación por medio de cooperativas de trabajo sin ningún tipo de res­
ponsabilidad formal por parte del empleador, quedando a cargo de estas
responsabilidades la misma cooperativa ^20-) o la tercerización de la contra­
tación por medio de contratistas. No queda claro cuál es la fluctuación del
porcentaje de trabajo en negro, y al respecto existen posiciones encontra­
das, pero se podría hipotetizar que ésta ha acompañado las fluctuaciones de
los trabajadores rurales en general, que después de experimentar un gran
pico de trabajo en negro, fruto de la flexibilización laboral de los años ’90
y la crisis económ ica que explotara en el 2001, ha sufrido una disminución
mediante la recuperación económ ica de los últimos años, com o lo indica
U A TRE desde sus campañas de registro de los trabajadores.

20. Según lo qu e nos com en tab an los entrevistados, estas cooperativas, en m uchos casos,
las arm an los em p lead ores p a r a desligarse de las resp o n sab ilid ad es correspondientes.

266
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

En conclusión podríamos decir que, si bien ha habido una mejora en las con­
diciones laborales de una parte de los trabajadores y una disminución del
trabajo en negro, aún quedan deudas pendientes en este sentido, que son im ­
prescindibles de abordar para avanzar en la mejora de las condiciones de los
trabajadores del modelo de producción vigente.
El segundo eje de análisis se refería a la ocupación de la mano de obra y su varia­
ción según las tecnologías aplicadas. Al respecto, la mayoría de los entrevistados
coinciden en que el modelo ha desarrollado un importante avance tecnológico,
y como consecuencia directa se ha producido una disminución de la capacidad
de ocupación de la mano de obra. Desde distintos enfoques, tres entrevistados
nos decían: “Creo que, indudablemente, los puestos de trabajo disminuyeron, debido
a la incorporación de tecn ología.... E sa incorporación de tecnología desplaza mano
de obra, pero la p oca gente que queda trabajando con esa tecnología es gente más
capacitada y con mayor nivel de ingreso”. (BB - funcionario de la FCF-UNAM ,
05/02/2008). “L a foresto-industria que se está mecanizando, va dejando mucha
gente fu era del sistema, creando villas que antes no se veían acá en el pueblo. Antes la
gente vivía del trabajo manual. Hoy no lo puede hacer, el carpidor, el macheteador,
el que m ataba hormigas, hoy p o r hoy y a no tiene inserción laboral. ¿Por qué? Porque
en este sistema de mono cultivo forestal, la implementación de tecnología, maquinaria
y todo eso lo ha dejado afuera”. (F F - Sindicato Papelero, 15/02/2008). “Con el
modelo de trabajo de ellos (sistema forestal vigente), muchos antes podían trabajar
y vivir; p o r más que hubiera la plantación de pino, había más trabajo. Hoy con el
avance de la tecnología, el trabajo de una persona quita 10 personas, uno trabaja y
nueve quedan afuera”. (M M - PUSaLi, 20/02/2008).
Este desplazamiento de mano de obra, al no encontrar una fuente laboral
sustituta, engrasa las filas de la desocupación, como afirman los últimos dos
entrevistados citados anteriormente, y lo refuerza un entrevistado de Puer­
to Libertad: “( . . . ) de las tres localidades (refiriéndose a Puerto Esperanza
y Wanda) Puerto L ibertad es la que m ayor índice de desocupación tiene, que
estaría rondando los 3 6 a 40% de desocupados” y continúa diciendo “( . . . ) H ay
una fa lt a de perspectiva a un trabajo que no esté vinculado con el m ercado laboral
del p in o ”. (H H - M S T Libertad, 15/ 02/2008).

267
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Si observamos los datos del último Censo Nacional de Población, Hogares


y V iviend a(21) se advierte esta tendencia. La desocupación promedio para la
provincia, en dicho Censo, es de 27% (IN D E C ). Si consideramos la desocu­
pación para los municipios que están en el Alto Paraná (departamentos de
Iguazú, Eldorado y M ontecarlo), la desocupación promedio asciende a 33%,
obteniéndose el pico máximo en el municipio de Libertad (3 7 % ). En la zona
noreste (22), departamentos de Guaraní, San Pedro y Gral. Manuel Belgrano,
el porcentaje es de 24%. D e aquí se desprende que la zona de mayor desarro­
llo forestal es, a su vez, la que mayor tasa de desempleo tiene en la provincia.
Estos datos pueden variar en su magnitud, pero a la luz de los relatos de los
referentes de la zona entendemos que la tendencia continúa actualmente.

b.c) Salud y situación sanitaria


Estudiar la situación sanitaria, asociada al modelo de producción forestal vi­
gente, es fundamental para echar luz al análisis de sustentabilidad que esta­
mos tratando de desarrollar. Nuevamente se repite la falta o la dificultad de
acceso a datos oficiales, por lo que nos basaremos en los relatos obtenidos
en las entrevistas. Las principales cuestiones relacionadas con la salud, que
se desprenden de las entrevistas, hacen referencias a distintas problemáticas:
elevado índice de cáncer (de piel, de riñones), malformaciones, manchas en
la piel, problemas visuales (relatados como cataratas), problemas respirato­
rios sobre todo en los niños, problemas de alergias (sobre todo asociadas al
efecto del polen de los pinos), y hasta se menciona un caso de muerte por el
contacto directo con los productos químicos. En los relatos no aparece con
claridad cuál es la relación causa-efecto para cada una de estas problemáticas,
pero los entrevistados mencionan un conjunto de causas que están relacio­
nadas con la utilización de agroquímicos, los efectos del polen, la “presencia”

21. C abe rem arcar que este C enso se realizó en el añ o 2 0 0 1 , p o r lo que los d atos p u ed en
estar d esactu alizad os, aún a s í lo que nos interesa es m ostrar cierta ten den cia qu e se con firm aría
con la in form ación b rin d a d a p o r los referentes entrevistados.
22. E l IN TA caracteriza a esta z o n a com o agro-econ óm ica hom ogén ea, al igual que la zo n a
del A lto P aran á, ver P lan T ecnológico R egion al 20 0 5 -2 0 0 7 , IN TA Centro R egion al M isiones

268
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

del pino cerca de las personas. En cuanto a la magnitud de esta problemática,


como hemos mencionado, no tenemos acceso a datos oficiales, pero de una
encuesta realizada por una organización de pequeños productores de Puerto
Piray (Productores Independientes de Puerto Piray - PIP) en conjunto con
el Programa Social Agropecuario - PSA, se desprende que de 194 familias
censadas el 9% manifiesta tener alguno de estos problemas de salud relacio­
nados con la convivencia con las forestaciones. A su vez, este censo registró
el caso de una niña muerta por contacto con agroquímicos (esto se refleja
en uno de los relatos que se reproducen en los párrafos siguientes). Si bien
no sabemos si esto se extrapola a toda la región, o si la magnitud es menor
o mayor, lo consideramos como un dato que nos muestra una referencia. A
continuación reproducimos varios relatos que ilustran esta situación:
Un entrevistado de Puerto Piray manifestaba: “H ay muchos vecinos que tienen
problem as de cáncer de piel, también de cáncer de riñones. Nosotros creemos que es
porqu e tenemos el pino tan cerca... L os doctores no nos dicen p o r qué es, pero eso
les p a sa a muchos vecinos. También hay muchos vecinos que tenemos problem as en
los ojos, vemos todo nublado, cataratas me dijo la médica. Y me preguntó dónde
vivía, dónde trabajaba, qué hacía. Yo le conté que vivía cerca de los pinos, y ella me
preguntó,pero no me aseguró q u efu era p o r eso, mepreguntó mucho de eso,pero no
me lo aseguró”. (LL - PIP, 19/02/2008). Otro entrevistado de Puerto Libertad
decía: “( . . . ) H ay casos de gente que se enferma p o r los productos químicos. Estos
días he visto un personal de APSA que me causa un poco de impresión mirarlo a
la cara p o r las manchas que está teniendo” ( . . . ) “Pero esa y a es una discusión gas­
tada, porque el p od er de lobby de la empresa hace que sea imposible una discusión
seria, ni siquiera utópicamente”. (H H - M S T Libertad, 15/02/2008).
El entrevistado de Puerto Piray también hacía referencia al caso de la niña fa­
llecida: "(... ) H abía un caso de una nena en el 18 (Piray kilómetro 18 sobre la
antigua Ruta 12). En esa época traían, y es una lástima que a nadie se le ocurrió
sacar una fo to p a ra mostrar esto, traían toneladas de veneno y bajaban los equipos
a h í en la calle, a h í en el cruce. L a m am á hab ía contado que la nena fu e, y se escapó
jugando, y hab ía tocado eso, ese veneno. Después de un tiempo, salió que le agarró
cáncer, que la llevaron a Posadas y esa historia, pero el doctor no le dijo que era de

269
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

eso, pero si le preguntó detenidamente dónde ella vivía, qué hacía, qué comía. L e
preguntó si había una fá b r ic a al lado. Ella dijo: -a m í me llamó la atención si esto
tiene algo que ver. Porque nosotros siempre estábam os hablando de si eso seria peli­
groso p a ra la salud. Entonces a ella le llamó la atención y le preguntó, pero el médico
no le aseguró. Los doctores no se animan a decir, p o r eso nosotros quedam os con la
duda. Será cierto o estamos creyendo cosas que no son.” (LL - PIP, 19/02/2008).
En cuanto a los efectos del polen: “Yo noto que p o r culpa del polen, la mayoría
de los niños de 1 año, 2 años, hasta 5 años tienen problem as bronquiales una o dos
veces p o r año. Esos catarros cargados, me entendés, que es la etapa en que yo p ien ­
so que le hace efecto el polen de la semilla del pino, desde que nacen hasta que de
alguna m anera le hace reacción el cuerpo. Yo lo vi en todos los niños, tengan padres
fum adores, tengan padres no fum adores, aunque vienen de fam ilias que siempre se
destacaron p o r ser fuertes. Pero siempre en esa edad tienen que p asar p o r esa crisis
de problem as bronquiales”. (II - M S T Libertad, 15/02/2008). Otro entrevis­
tado de esa zona manifestaba acerca del tema: “L o que p a s a es que cuando llega
la época de la polinización, a h í se nota donde te entra el polen hasta debajo de la
cama, en la cam a misma, hasta en la alm ohada, entonces producen en los chicos
esa alergia”. (H H -M S T Libertad, 15/02/2008). Otro entrevistado de Wanda
decía al respecto de los problemas respiratorios: “Uno lleva a los chicos en Eldo-
rado nomás, p o r el tem a respiratorio, y el médico te dice ¿de dónde sos, de Wanda,
E speranza o Libertad? En las tres zonas tienen problem as respiratorios, pero los
médicos de la zona, acá, no te van a decir. Lastim osam ente Alto Paraná (APSA)
m aneja todo acá, m aneja a toda la gente. A cá nadie puede h ablar m al de Alto P a­
raná, uno no tiene derecho a reclamar n ada porque está todo controlado p o r Alto
P araná”. (EE - Sindicato Papelero, 15/02/2008).
Finalmente con respecto a las malformaciones relacionadas a la utilización de
agroquímicos en las forestaciones, otra entrevistada nos decía: “Nosotros datos
certeros no tenemos, lo que sí tenemos son muestras visibles de chicos con seis dedos.
El otro día en una reunión en Montecarlo, de 2 0 niños había 5 con malformaciones.
Yo no sé en las estadísticas de salud cuál es lo normal, pero no hay que tener muchas
estadísticas p a r a ver el impacto en la salud que está teniendo esto, como también el
modelo de producción de tabaco”. ( J J - Referente del PSA, 07/02/2008).

270
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

Nótese que en varios relatos emerge una situación de presión para el oculta-
miento de estas situaciones por parte de las instituciones de salud y de los m é­
dicos. No podemos comprobar estas situaciones de presión, pero sí afirmar
que de la amplia búsqueda de datos oficiales no pudimos obtener resultados
positivos, por lo que esta hipótesis podría tomar relevancia significativa. Por
otro lado debemos analizar cuál es la relación que existe entre la implemen­
tación de este modelo forestal y la situación sanitaria general de la población,
fundamentalmente con las enfermedades endémicas (dengue, paludismo, leis-
hmaniasis, fiebre amarilla) que se creían ya superadas. Al respecto, un docente
de ecología de la Facultad de Ciencias Forestales de la UNAM nos decía: “Los
vectores de esas enfermedades siempre han existido. A cá siempre existió el dengue, la
leishmaniasis, la fiebre am arilla, el paludismo. Estuvieron siempre; lo que p a sa que
ahora se nota más, te lo dicen los médicos, no los ecologistas, ojo, tiene que ver con la
deforestación de plantas nativas, tiene que ver con el refugio de los mosquitos que ob­
viamente se vienen a la ciudad. Nosotros entendemos que todo está regulado, cada
insecto en la cadena trófica tiene su objetivo, que al desaparecer uno se multiplica el
otro." (K K - Prof. de Ecología FCF-UN AM y Ecologista, 14/02/2008).
Cabe destacar que no hay una relación monocausal entre este modelo forestal
y estas enfermedades, ya que existen otras cuestiones que tienen igual o aún
mayor relevancia para explicar estos fenómenos, como ser el cambio climá­
tico global, la construcción de mega-represas, etc.. Pero sí es importante des­
tacar el efecto de la implementación de este modelo forestal en el equilibrio
ecológico, como bien lo hace el docente entrevistado.

b.c) Condiciones de vida y otras cuestiones sociales


En los apartados anteriores hemos hecho referencia a varias cuestiones que
caracterizan la dimensión económ ico-social de sustentabilidad del modelo
forestal vigente com o la producción de riqueza, la distribución de esta ri­
queza, la dependencia del modelo, el trabajo, la desocupación y cuestiones
relacionadas con la salud. Todas estas temáticas caracterizan las condiciones
de vida de la gente de la zona, pero en este apartado desarrollaremos algu­
nas otras cuestiones que caracterizan esta situación com o ser: el tema de la

271
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

exclusión, la pobreza, la falta de alimentación, la falta de salud y educación,


entre otros, y la relación de estas cuestiones con el modelo forestal vigente.
Tomaremos algunos de los relatos de los entrevistados. Lo planteado por
un entrevistado de Puerto Libertad analizando la situación en su municipio
donde la empresa forestal más grande de la provincia concentra gran parte
de la tierra y las fuentes de trabajo: “H ay un cordón de gente que está adentro
y otro grupo de gente que sobra y que tiene que vivir igual, las asim etrías obvio
que se van a notar. L a diferencia entre uno y otro, gente que no tiene a dónde ir,
que es de acá, que toda la vida vivió acá y que no está adentro del grupo de Alto
P araná (A PSA ),p e r o sin em bargo está en el pueblo. S ip a s á s p o r la m unicipali­
d ad ves que hay una dependencia casi absurda, gente que tiene que ir p a r a que le
paguen la luz, el agua, les den unos mangos p a r a comer, o incluso en los com edo­
res comunitarios. Una cosa que se aplau de son los com edores comunitarios. Vos
no p od es creer que en un lugar donde antes h a b ía tantas chacras, h a b ía tanta
com ida gratis. Vos te vas y p arece que estás en Á frica”. (G G - M S T Libertad,
15/ 02/ 2008). Otro entrevistado de Puerto Piray nos planteaba al respec­
to: “Tenían que salir del lugar, y com o eran fa m ilia s que hace años vivían ahí,
em pezaron a hacerse el duro, a decir que iban a resistir, que era suyo el lugar, y
a h íh a b ía escuelas y la salita, y es gracioso porqu e ellos (la empresa forestal, en
este caso A PSA ) se van relacionando con el gobierno, decim os nosotros, p orqu e
de a poqu ito la salita no se atendió más, después la escuela. L a gente em pezó a
irse porqu e querían m an dar a sus hijos a la escuela, al hospital. R ecibieron hasta
am en azas que si no salían iban a venir con camiones, las topadoras. H u bo f a ­
m ilias que tuvieron que salir y ab an d on ar el lugar, unos p ocos quedaron .” (M M
- P I P , 19/ 02/ 2008).
Finalm ente cabe señalar que según lo planteado por un entrevistado esta
situación no es una casualidad, sino una cuestión planificada y apoyada
desde el Estado. Com o planteaba el entrevistado anterior: “En la d écad a
del 90, los departam en tos de M ontecarlo, E ldorado, Iguazú, no eran sujetos de
esos subsidios (se refiere a subsidios entregados en la zona este y sur de la
provincia, destinados a m ejorar la condiciones de vida de la gente que vivía
en zonas rurales) ( . . . ) Se están creando situaciones donde el p equ eñ o y m ed ia­

272
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

no produ ctor no pu ed e generar situaciones de infraestructura, y con esto crear


una situación de insatisfacción de la actividad independiente que está llevando
adelante. ¿Cuál fu e la p rom esa del gobierno de P uerta con nom bre y apellido
ante A rau co? (grupo económ ico dueño de A PSA ). C rear las condiciones ne­
cesarias p a r a que A ra u co p u ed a com prar 5 0 0 .0 0 0 ha. ( . . . ) É sa fu e la p olítica
activa del E stado Provincial. N o viene de que me lo dijo alguien, m e lo dijo un
ministro de la gobernación en ese m om en to”. (No citamos al entrevistado para
proteger su identidad).
Como consecuencia de lo anterior, de la presión de las grandes empresas fo­
restales y de algunos otros factores, como ser la falta de alternativas producti­
vas por la crisis de varios cultivos tradicionales como la producción frutal, el
tung y la yerba mate, se provocó una expulsión de colonos y una concentra­
ción de la propiedad de la tierra que describiremos a continuación.

b.d) Expulsión de colonos y concentración de la tierra


Com o consecuencia del proceso anteriorm ente marcado, se ha producido
una disminución de las explotaciones agropecuarias en la z o n a oeste de la p r o ­
vincia (23\ Esta situación se contrapone a la realidad vivida en otras zonas de
la provincia, en donde no ha existido disminución del número de explota­
ciones, sino por el contrario han aumentado las mismas mediante procesos
de nueva colonización y/u ocupación de hecho (24). El cuadro N ° 4 muestra
la variación intercensal (IN D E C , 1 9 8 8 -2 0 0 2 ) de las explotaciones agrope­
cuarias por departamento. Com o podemos observar, los departamentos de
M ontecarlo, Eldorado e Iguazú, que poseen la mayor dinámica forestal, re­
presentan la región donde ha disminuido considerablem ente el número de
explotaciones.

23. N o p o d e m o s a firm a r que la expan sión d el m onocultivo de p in o s es la única cau sa p o r


la cual han d esap arecid o un gran núm ero de ex p lotacion es en la z o n a oeste de la provincia.
P ero s í que, com o dem u estran los datos, existe una relación directa entre éstas.
24. E jem p los claros de esta situ ación se p u ed en ob serv a r en el d ep a rtam en to de M an u el
B elg ra n o y G u aran í entre otros.

273
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Disminución del N° de chacras en el Alto Paraná

Departamento 1988 2002 Diferencia % en menos

Apóstoles 1319 1.226

Cainguás 3641 3.272

Candelaria 658 424 -234 35

Capital 287 271

Concepción de la Sierra 446 382

<D
00
T—1
Eldorado 1137 -321 28

General Manuel Belgrano 1302 2384

Guaraní 3549 4607

Iguazú 568 390 -178 31

Leandro N. Alem 2268 2.028

Libertador Gral San Martín 1266 1.231

Montecarlo 762 585 -177 23

Oberá 3475 3.038

San Ignacio 1811 1.776

San Javier 1327 1.064 -263 25

San Pedro 1734 1.791

25 de Mayo 2007 2.255

Sin discriminar 419

C u ad ro N ° 4 : Disminución del número de chacras en el Alto P araná


F u en te: M odificado d e'L a agricultura fam iliar en Misiones: Confrontación de m odelos de desarro­
llo”, IN DES, 2005

274
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

Esta pérdida de explotaciones es un emergente del proceso de concentración


de la tierra, problema que se ha tornado de gran magnitud en M isiones. El
gráfico N ° 2 muestra la estructura agraria de la provincia.

Estructura agraria de Misiones según el Censo Nacional


Agropecuario 2002 (INDEC)
N*
E stra to s de T a m a ñ o e x p lo ta c io n e s % S u p e rfic ie %
H asta 5 has 1,159 4 .2 8 4 ,2 5 7 0 21
5 .1 -1 0 has 2,297 8.48 19.181 0.93
10,1- 25 has 11,289 4 1 .7 0 2 1 6 ,9 4 3 10.49
2 5 .1 -5 0 7.115 2 6 23 2 6 2 .4 3 8 12.69
5 0 .1 -1 0 0 3 ,2 73 12.09 2 2 8 ,9 6 6 11.07
100.1-200 1,102 4 .0 7 153,353 7 42
De 1 a 200 has. 26.235 96.09 885.138 42.81
2 01- 500 527 1 95 159.431 7.71

*1 5 0 0 ,1 - 1.000
De 201 a 1000 has.
149
676
0.55
2.05
106,309
255,740
5.14
12.85

1001.1-2.500 99 037 150,813 729


2 5 0 0 ,1 -5 0 0 0 26 0.10 9 4 ,8 0 5 458
5 .0 0 1 -7 5 0 0 9 0.03 5 8 ,6 4 9 2 84
7 5 5 ,1 -1 0 0 0 0 8 0 03 6 8 ,7 1 0 3.32
1 0 0 0 0 ,1 -2 0 0 0 0 11 0.04 153,351 7.42
M ás de 2 0 .0 0 0 8 0.03 3 9 0 ,5 9 8 18.89
De 1001 has. y más 161 0.6 916,926 44.34

TOTALES 27,072 100 2,067,805 100

Número de explotaciones Superficie que ocupan

G rá fico N ° 2 : Estructura agraria d e M isiones según el Censo N acional Agropecuario 2002


Fuente: “L a agriculturafam iliar en Misiones: Confrontación de modelos de desarrollo”, INDES, 2005

275
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En este gráfico podemos ver que el 96,09% de las explotaciones corresponden


a explotaciones que podríam os denom inar pequeñas o m edianas y que sólo el
0,6% se corresponde con explotaciones de más de 1.000 has., lo que muestra
claramente la fuerte presencia de pequeños productores en la provincia de
Misiones. Esta fuerte presencia se contradice con la distribución de la tierra,
ya que las grandes explotaciones, que sólo representan al 0,6% de los produc­
tores, poseen el 44,34% de la superficie y a los pequeños y medianos sólo les
corresponde el 42,81% de la tierra. A su vez podemos decir que este proceso
de concentración se encuentra muy relacionado con el monocultivo de pino.
Por ejemplo entre las empresas que tienen más de 3.000 ha. encontramos
a: Establecimiento D on Guillermo(25) (3 .5 0 0 ha.), Puerto Laharrague (3 .500
ha.), Danzer Forestal (4.000 ha.), Lipsia (7.000 ha.), Papel M isionero (4 .100
ha.), Agramaderas (5 .0 0 0 ha.), Toll Maderas (5 .0 0 0 ha.), Nadkabe (6 .000
ha.), Forestal Bosques del Plata (4 8 .4 0 0 ha.) (IN D ES, 2 0 0 5 ). Pero el caso
más emblemático que vincula el monocultivo de pino a la concentración de
la tierra es el de Alto Paraná S.A. que posee 112.000 ha. de forestaciones y un
total de 234.000 ha., concentrando en su propiedad cerca del 10 % de la tierra
de la provincia de Misiones.

6 - Conclusión abierta y cuestiones pendientes.

No fue la intención de este trabajo realizar una conclusión categórica acer­


ca de si el modelo forestal vigente es sustentable o no, pues no contamos con
los datos estadísticos objetivos que puedan echar luz para realizar un análisis
más profundo de la situación capaz de extraer una conclusión contundente.
Entendemos que no supone una falta de compromiso o una tibieza intelec­
tual el no posicionarnos al respecto. Por el contrario, creemos que el tema es
tan serio que amerita la máxima honestidad y compromiso intelectual para
analizarlo y actuar al respecto.

25. E n tod os los casos se h ace referen cia a hectáreas fo resta d a s .

276
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

Nos llama la atención que los distintos estamentos del Estado no dediquen
tiempo y recursos a este tipo de análisis, de los cuales depende gran parte del
pueblo misionero. Habría que analizar si la falta de atención y compromiso
con la temática están relacionadas a la lucha de intereses que existe por detrás
de esta problemática, y a un posicionamiento del Estado hacia los sectores
más concentrados, como indicaban algunos de los entrevistados. No obstan­
te, y a modo de contribución al análisis de la problemática, dejamos una serie
de comentarios que entendemos deberían ser considerados al m omento de
profundizar este análisis, de cara a solucionar las problemáticas generadas por
el modelo forestal vigente.
1- Este trabajo no ha sido ni busca ser un alegato en contra de los pinos. Por
el contrario, entendemos que el pino, como una especie productiva más, pue­
de ser utilizada y de hecho es sumamente necesaria para garantizar medios
de vida y de producción para la humanidad. En cambio sí entendemos que
la concentración del capital y los medios de producción (no exclusivos de
este modelo de producción, sino comprobable en la mayoría de los sistemas
productivos dentro del modo de producción capitalista), que se “esconden”
detrás del modelo forestal, son la verdadera causa de las problemáticas que
hemos planteado a lo largo del trabajo (26).
2- No cabe duda de que una parte im portante de la deforestación de la Selva
Paranaense está asociada al avance de este modelo forestal vigente, como
lo demuestran los datos presentados. Esta vinculación entre deforestación
y plantación forestal a gran escala toma mayor relevancia en el Alto Para­
ná. Aquí cabría preguntarnos si existe otro patrón ecológico posible para la
utilización del suelo. Creem os que hay indicios de que sí, pero deberíamos
transformar los objetivos de producción desde el interés único y principal
de acumular capital, hacia un interés por garantizar la producción alimenta­
ria y maderable, aunque más no sea con mínimos patrones de conservación
de los recursos ambientales, y orientada a las necesidades de la mayoría de
la población.

26. P a ra p ro fu n d iz a r este tem a ver: aL o s A gron egocios y la A gricultura Fam iliar. Una
contradicción, varios d esafíos”. C hifarelli, et. al. (2 0 0 6 )

277
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

3- Existe una relación comprobada entre la desaparición de la Selva Parana-


ense y la disminución de la biodiversidad vegetal y animal. Lo que no se ha
desarrollado aún con la suficiente profundidad y seriedad, según lo que se
desprende de las entrevistas y los relevamientos de información realizados, es
un modelo de ocupación del espacio que minimice esta problemática sin caer
en un “encarcelamiento” de los remanentes de Selva como si fueran un cuadro
de museo al que no se lo puede tocar. Éste es un gran desafío pendiente.
4- Existe una necesidad urgente de establecer un sistema de control y segui­
miento de la utilización de agroquímicos y de los problemas de salud que
pueden estar asociados a este modelo de producción (com o así también a
otros sistemas de producción en la provincia, como ser el tabaco, la yerba,
etc.). Se debe generar un sistema independiente y serio que trabaje sobre la
base de datos objetivos ya que, como han manifestado muchos entrevistados,
la cuestión de salud en muchas familias está en una situación grave asociada a
este modelo de producción.
5- Si bien existe una gran producción de riqueza asociada a este modelo fores­
tal, la distribución de esta riqueza es sumamente regresiva. Esto se observa en
las condiciones laborales de una parte de los trabajadores, en las posibilidades
de consumo de la gran mayoría de los trabajadores, en la desocupación y en la
falta de oportunidades de muchos pobladores, sobre todo en las zonas donde
más se ha desarrollado la forestación a gran escala (por ejemplo Puerto Liber­
tad y Puerto Piray), en la cantidad de personas con N BI, etc.. Sin considerar
todas estas cuestiones, difícil es que podamos pensar en la sustentabilidad
del modelo de producción dominante actualmente en el Alto Paraná. Pero
a su vez entendemos que la base de apoyo de este modelo y de sus proble­
mas de sustentabilidad está relacionada con la propia dinámica del sistema
capitalista que prioriza la acumulación de capital por sobre las necesidades
de la población y del ambiente y, por lo tanto, en la medida que el desarrollo
del capitalismo se profundiza más, se aleja de la sustentabilidad. Es por ello
que entendemos que en la medida que no se discuta y construya un modelo
alternativo, basado en las necesidades de las mayorías y no en la acumulación
de unos pocos, no habrá sustentabilidad posible.

278
12. MONOCULTIVO FORESTAL Y SUSTENTABILIDAD EN EL ALTO PARANÁ MISIONERO

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280
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

EL GLIFOSATO
Y LOS EMBRIONES...
¿QUIÉN NO QUIERE SABER?
Diálogo(1) con el Dr. Andrés Carrasco

El Dr. Andrés Carrasco es profesor de embriología, investigador


principal del C O N IC E T (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas), y director del laboratorio de Embriología Molecular en la Facul­
tad de M edicina de la Universidad de Buenos Aires. En su trabajo de inves­
tigación, observó mediante ensayos de laboratorio los efectos del glifosato
en embriones de anfibios. Estos estudios vienen a dar nuevo sustento a las
denuncias que vienen realizando hace ya varios años las organizaciones cam­
pesinas y comunidades que están ubicadas cerca o en las mismas regiones en
que se fumigan los campos -d e soja, pero también de otros cultivos- con ese
producto. A partir de haberlo difundido, se convirtió en blanco de numerosos
ataques, tendientes a desprestigiarlo y a desvalorizar su trabajo.

1. C h arla re a liz a d a en el p ro g ra m a ra d ia l E sp ejo s Todavía con du cido p o r L ilia n a


D aú n es y C lau d ia K orol. L iliana D aunes es com u n icadora fem in ista ; conduce el p ro g ra m a
“E sp ejos T od av ía” del p roy ecto R esistencias P opu lares a la C olon ización del Continente, qu e se
em ite p o r F M L a Tribu, y se repite en diferentes espacios radiales. Claudia K oro l es coordin a­
d ora del E qu ip o d e E du cación P opu lar P añuelos en R ebeldía, e integra el Centro de Investigación
y F orm ación de los M ovim ientos Sociales L atin oam erican os (C IFM SL ).

281
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Lejos de intimidarse, continúa con las investigaciones, y llama la atención sobre


lo que se esconde atrás de esos ataques. Requerido por grupos de jóvenes, de
vecinos y vecinas, de ambientalistas, asume su papel de docente comprometi­
do. D e la misma manera llegó a los estudios de FM La Tribu, a participar de un
diálogo en el marco del programa Espejos Todavía, que aquí transcribimos.

H ace y a unos dias, el 13 de abril, pasab an a ser sumamente discutidas algunas


afirmaciones que surgen de una investigación realizada en el ám bito de la Facultad
de M edicina de la Universidad de Buenos Aires, que dan fu ndam en to científico a
las denuncias que las organizaciones campesinas, populares, venían haciendo hace
y a bastante tiem po... nos gustaría que prim ero nos comentes un poco de qué se
trata la investigación.
D ebería primero decir que esta investigación se inspira precisamente en
esto que ustedes están m encionando, en el haber tomado contacto, con ­
ciencia, o com o quieran llamarle, de que hay una realidad en el país, donde
existe un territorio muy grande de 17 a 18 millones de hectáreas de culti­
vo transgénico, donde se usa el herbicida glifosato que nuestro laboratorio
mostró, afecta a los em briones. Probablem ente yo llego tarde a la concien­
cia de esta problemática, pero cuando llego, me empiezo a preguntar qué
es lo que uno puede hacer desde su propia experiencia de muchos años de
trabajar con los temas de desarrollo embrionario. Y bueno, se me ocurrió
que podía hacer algunas cosas en un modelo animal, para ver si realmente
se podía asociar el uso de este herbicida con efectos sobre ese modelo ani­
mal, durante el desarrollo embrionario. Efectivam ente lo hicimos. Estam os
trabajando en esto. Lo digo en plural, porque a pesar de que cada uno tiene
su trabajo en el laboratorio, la gente joven acompaña con su ayuda. Lo que
hicim os simplemente fue un par de diseños experimentales, probablemente
inéditos, con un control estricto de los experimentos. Esto es técnicam ente
com plejo para abundar en detalles. Pero enfocar este problema desde las
técnicas y la lógica del desarrollo embrionario, de cóm o se estudia el desa­
rrollo de un em brión, y las herramientas que uno tiene hoy que, en general,
no todos los que hacen trabajos de ecotoxicología tienen estas herram ien­

282
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

tas. Bueno, en situaciones controladas de laboratorio, con un modelo que


nosotros manejam os muy bien desde hace 30 años. Un modelo experim en­
tal que ha servido en la década del 80 a los descubrimientos más relevantes
para entender cóm o era el control genético del desarrollo embrionario. Por
allí empezó mi historia tam bién. Entonces para nosotros aplicar este m o ­
delo fue fácil. Usamos el herbicida y el glifosato puro. Encontram os que
efectivamente en soluciones muy diluidas ( l en 5 .0 0 0 ), ya hay alteracio­
nes consistentes en el desarrollo embrionario. Cuando hicim os otro expe­
rim ento cuestionado por inapropiado, introduciendo glifosato dentro de
los em briones, encontram os tam bién alteraciones de la forma em brionaria
normal, es decir malformaciones con una explicación molecular conocida
en la teratología. Sobre estas alteraciones de la forma, tengo que decir dos
cosas para aquellos que no están familiarizados: desde los años 80, nosotros
sabemos que el desarrollo embrionario, por lo menos todo el grupo de los
vertebrados (peces, anfibios, reptiles, mamíferos, aves) es muy parecido y
conservado en la evolución. Es decir, que alteraciones de la m ecánica del
desarrollo embrionario, durante el desarrollo em brionario en vertebrados
es tan específica, que uno debe preguntarse si el glifosato atraviesa la pla­
centa en mamíferos es posible que produzca efectos similares en otros or­
ganismos. Los humanos no venimos de M arte...

Cuando hablam os de los otros estamos también hablando de los humanos.


Exactam ente. Esto ha sido probado. Los modelos animales de vertebra­
dos que hoy se usan en la investigación embriológica, tienen una m ecáni­
ca del desarrollo em brionario temprano y una regulación genética común.
Los resultados deben ser considerados extrapolables cuando un impacto
externo los altera. Estos modelos han sido usados para estudiar enferm e­
dades generadas durante el desarrollo em brionario humano. Toqueteando
el modelo, manipulando el modelo embrionario, hemos tenido noción de
qué cosas están fallando, y existen numerosas extrapolaciones a la clínica.
Hay ejemplos claros, sobre todo en los estudios de genética del desarrollo,
que tiene un funcionam iento conservado para el conjunto de genes que la

283
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

forma embrionaria. Más allá de que en algunos sea nueve meses y en otros
sean unos pocos días, todos los em briones pasan por las mismas etapas y
tienen los mismos mecanismos, por lo tanto eso habilita a decir que es un
toque de alerta sobre lo que uno después observa en el medio ambiente.
Es más, hemos usado em briones de anfibios pero tam bién de pollo con los
mismos resultados.

¿Qué tipo de m alform aciones en los embriones ustedes observaron?


Eso es interesante, porque en las malformaciones lo primero que pasa
un embrión es una serie de etapas que terminan en la mayoría de los casos
preformando lo que es la cabeza y el sistema nervioso central. Dentro de las
células relacionadas con el sistema nervioso central, hay un grupo de células
afectadas que, y esto ya es muy técnico, explicarían las malformaciones.

Por lo que pudim os leer sobre tu investigación, las pru ebas se hicieron incluso
con mucho menos intensidad de lo que se utiliza en las diluciones de glifosato en
los cam pos concretos...
Bueno, nosotros buscamos las dosis mínimas. Siempre se busca en estos
casos, es parte de la lógica de la investigación, usar las mínimas dosis para
producir un efecto. Uno no quiere matar al animal. Si uno quiere matar al ani­
mal, no hay ningún problema, es fácil matar los embriones. El asunto es llegar
a una dosis lo suficientemente baja como para que el organismo sobreviva y
manifieste sus alteraciones.

Pero en ese alerta que vos realizás, se incorpora el dato de que sabem os que se
está usando mucho m ás...
Yo decidí dar el alerta, pero insisto que no es nada nuevo. Hubo otros
investigadores, com o R obert Belle y Gilles-Eric Seralini, en Francia, que
hicieron estudios en otros modelos con resultados equivalentes. No se les
prestó atención. También hay trabajos de la Universidad Nacional del L i­
toral, de Córdoba y otras, que se pueden consultar. También hay algo que
considerar, se sabe muy poco sobre esto. Lo dice Raúl M ontenegro de C ór­

284
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

doba. Se habla mucho de la dosis letal 50, que es la dosis a la que la mitad
de los animales muere y la otra sobrevive, pero poco se sabe acerca de las
dosis crónicas y subletales, m enos dosis pero más tiempo, y esto me parece
que es lo que estamos jugando nosotros. Yo he sido muy criticado por hacer
este llamado de alerta, pero acá hay una condición de precaución que saco a
relucir. Hay dos conceptos para mí, para dar este alerta y haber salido públi­
camente. El primero viene de la deontología médica. Si se tiene un dato que
me da una señal de alerta, ésta debería ser considerada cuidadosamente, y la
medicina debe intervenir previniendo el riesgo para el paciente. Entonces
el alerta es válido. La segunda es que la ley ambiental tam bién establece el
principio de precaución, que ante cualquier situación en la que se llegue a
sospechar que hay un efecto sobre la salud humana, tam bién hay que buscar
algún mecanism o de prevención. Esto que los sanitaristas llaman “principio
p recau torio”. Floreal Ferrara, un reconocido sanitarista, insiste en que este
principio es consustancial con nuestra profesión y comprom iso de médicos
e investigadores. M e parece que es im portante remarcarlo, que hay elem en­
tos deontológicos y normativos.

Cóm o se ha reaccionado ante esos elementos que hoy se suman a aquello que se
venia denunciando desde distintos sectores.
Yo debería decir, antes de contestarte esa pregunta, que yo no inventé la pól­
vora. Hay información previa, pero información que hay que buscarla porque
no ha tenido la relevancia que tendría que tener. Hay información proveniente
de Ecuador, de Colombia. Hay algunos grupos en la Argentina que también
tienen información. A lo m ejor no del mismo tipo que yo, pero cosas que ha­
cen sospechar, que van coincidiendo en que hay algo que es necesario preve­
nir. La reacción fue exageradamente violenta, debo reconocerlo. Supongo que
lo transmití mal, y alguien se sintió tocado, o algunos se sintieron tocados. Su­
frimos algunas presiones del área de los sectores privados. Lo soportamos con
espalda. Yo asumí toda responsabilidad. Después hubo otras intervenciones
de algunos sectores políticos que, directa o indirectamente, hicieron saber su
disconformidad, su descontento con la exposición pública de los hechos.

285
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Este llam ado de atención, buscando que se tomen todos los cuidados necesarios,
toca intereses muy poderosos. Vamos a recordar que una de las marcas comerciales
como RO U N D U P está producida p o r la M ultinacional M onsanto; es decir que te
colocaste en una p elea que afecta a las transnacionales del agronegocio, que tienen
sus cám aras empresarias, sus apoyos...
Y hay toda una historia detrás de estas transnacionales también, en espe­
cial la que acaban de mencionar. Ya se ha visto en otras situaciones, en otros
países, cómo han manejado estas cuestiones. Para ello hay que ver el libro de
M onique Robin, El Mundo según Monsanto.

Tal vez p a r a pen sar estas batallas, sea necesario un m ayor diálogo entre quie­
nes vienen sufriendo las consecuencias, p o r ejemplo de estos herbicidas o de otras
fo rm a s de destrucción de la naturaleza y de las vidas, y quienes están trabajando
en el ám bito de la acad em ia... ¿Cómo funcionan las relaciones entre los saberes
académ icos y los saberes populares? ¿Qué diálogos hay y cóm o construir una tra­
m a que sostenga la posibilidad de la transformación social?
A mí me parece que ése es un punto fundamental, y quizás alguna parte de
la virulencia es debida a que se cuestiona en voz alta, abriendo el debate a otras
voces. Hago una observación, y me interesa si puedo entender un poco m ejor
esa observación. Pero lo lamentable es que haya que hacer un experimento,
para dar cuenta de algo que está pasando todos los días. Parece perverso que
habiendo tantos indicios, tantos relatos, de este país y de otros países, ha­
biendo tanta precaución en Europa -he tenido la oportunidad de hablar con
gente de la Embajada Alemana-, habiendo tanta precaución en otros lados, y
sabiendo además cómo se imponen estas tecnologías en el mundo y para qué
sirven, las formas, las manipulaciones, cómo las agencias del Estado, del gran
Estado del Norte, han sido de alguna manera perforadas por las transnaciona­
les y cómo se han dado luchas intestinas que han destruido mucha gente con
discursos molestos ... sabiendo todo ese entramado de poder, es perverso,
decía, que yo tenga que hacer un experimento en mi laboratorio con em brio­
nes de anfibios para que se arme semejante lío. Esto es realmente perverso.
Porque mi experimento, no es el valor del experimento, sino, en todo caso, es

286
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

la representación simbólica de lo que está detrás de eso. Y lo que está detrás


de eso es una manera de concepción del saber. Aquel que dice “toda verdad
debe salir de un experimento”. Yo digo: “es como el médico, se pone delante
de un paciente, no tiene nada más que sus manos, y le pregunta al paciente y el
paciente contesta, y toca, y mira la piel, y mira el color de la piel, y la tempera­
tura de la piel y dice, esto puede ser una hepatitis”. Ahora, qué dice la ciencia:
“no, para determinar que sea una hepatitis yo necesito todas estas pruebas”. El
médico con su saber, que es un saber que adquiere a través de la experiencia,
un saber natural de entender que no hay enfermedades sino enfermos, algu­
nos dirían “folclórico” o poco científico, poco riguroso, puede hacer un diag­
nóstico. Esa medicina hoy transcurre hacia prácticas donde el médico queda
subordinado a la técnica de pruebas físicas y análisis complementarios de ac­
tuar. Lo que está pasando es que la certeza sale del laboratorio, y no desde un
devenir de un sistema complejo de saberes sustentados en la realidad. Hay un
recorte de una perversión absoluta, porque transforma el saber en una cosa
muy pequeña y una verdad recortada que olvida al sujeto.

Sin duda no querían que esa verdad se escuchase a través de las voces que están
dispuestas a mostrarla, como algunos artículos de periódicos, como algunos p ro ­
gram as de radio, algunas revistas que van haciendo circular esta verdad...
Bueno, yo vengo a ser un traidor a la visión absoluta de la ciencia y tecno-
crática de la vida. Imagínense, para ese pensamiento yo soy un traidor. Salgo
de la rigurosidad, parto de la realidad y voy a hacerlo al revés. Digo, “ah, bue­
no, si aumentó diez veces la tasa de nacimiento con malformaciones debe
ser una maldición divina hasta que yo no pruebe lo contrario”. Es al revés,
primero yo tengo eso, tengo que comprobarlo, tengo que hacer lo imposible
para comprobar que no hay una cosa que lo esté provocando.

Claro, en realidad se trata de dos traiciones, si le queremos p on er ese nombre, o


dos solidaridades, si lo vemos desde un lugar contrario, una es a un tipo de saber,
como bien lo explicabas vos, y otra es a los grandes negocios que defienden que ese
saber quede encapsulado. Veníamos hablando de los saberes que se desafían a p a r-

287
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

tird e inform ar sobre una investigación, de dar una alerta como éste. Y nom bram os
a la academ ia con su historia, porqu e no es la prim era vez que una investigación
pu ede revelar algo que molesta a los saberes previos existentes en la academ ia y que
es castigada, y que tiene que abrirse paso con dificultades...
No es la primera vez, lo que pasa es que este caso particular, no es el caso
tan tremendo como los que uno puede encontrar en la historia. A uno no
lo va a quemar la Inquisición, no lo van a mandar a la hoguera, aunque hay
otro tipo de hogueras... En otros m om entos porque se desafiaban saberes
consolidados y absolutos, ya sea saberes seculares o saberes no seculares
lo hacían. Lo que sucede ahora, me parece a mí, es que lo que uno está
poniendo en tela de juicio tiene conexión con los sistemas de legitimación
de los saberes. Y los sistemas de legitim ación de los saberes en la academia
son alguna suerte de evaluación general que pueden hacer los organismos
de prom oción, de decir: “lo que hace este señor está correctam ente plan­
te a d o ...”. Se pasa a medir las publicaciones. “Bueno, éste publicó”. Por lo
tanto, hay un enorm e peso específico de los saberes legitimados a través de
las publicaciones. Ahora, todos sabemos, y eso es irritante para los colegas,
que existen legitimaciones a través de publicaciones, de hechos que son
erróneos. Todos tenem os errores en la ciencia, la ciencia no es un discurso
acabado, es un relato construido.
Evelyn Keller señaló en su análisis del discurso científico cóm o la em briolo­
gía y la genética son relatos que se construyen sobre una com plejidad muy
grande de situaciones que vienen del afuera del hecho experimental, del
medio social. Los pensamientos reduccionistas, si en el experimento A es
A y B es B, no se ponen a pensar que A se puede transformar en B o ese B
se puede transformar en A en el curso del tiempo, por una variable que no
contuvo. Por lo tanto, la única real legitim ación no es la publicación, es la
persistencia en el tiempo de un relato que debe verificarse todo el tiem ­
po. Y los relatos, desde la epistemología, se construyen y se deconstruyen
todo el tiempo. Hay cosas que son permanentes. Hay estructuras, hay cosas
físicas que existen, pero la manera de interpretar esas cosas físicas puede
variar. El ADN, la molécula que contiene la inform ación genética, es una

288
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

cosa física. No hay duda que existe, pero la manera que es interpretado en
su sentido epistémico establece la construcción del relato, que construye el
para qué y el hacia dónde; desde allí se construyen las diferencias y los sen­
tidos disciplinarios. No hay un solo sentido posible para la construcción del
conocim iento, sino tantos como las corrientes hegem ónicas definan. Esto
es lo que apunta Evelyn Keller en su análisis. Además, en algún momento
pueden converger, y luego volver a separarse... todo depende. Los dogmas
de hoy son las mentiras del mañana. D ecir esto es apelar a la quintaesencia
del pensamiento científico. Es el pensamiento crítico que se sostiene en lo
que preserva la construcción de lo verdaderamente científico, ya que el sa­
ber es provisorio, transitorio. Entonces, decir que el glifosato no hace nada
y afirmarlo, es tan terrible com o decir que el glifosato hace todo. Yo no elijo
ninguna de las dos, yo presento un elemento. Algunos dicen que no hace
nada y lo afirman sin sustento crítico. La realidad confronta con esta idea,
porque parecería ser que no todo el mundo está de acuerdo. Y no desde la
Academia sino desde los que denuncian o previenen el potencial daño.

Sin embargo lo que duele, cuando uno hab la de estos temas, es que parecería un
debate entre científicos, en el mundo académ ico, que pu ede decir una cosa u otra, y
sin embargo, en el medio lo que está es la vida de m ucha gente, la calidad de vida
de m ucha gente. Como bien decías al comienzo, alguna gente alertó sobre lo que
está pasan do en sus comunidades, y sus p alab ras y sus voces vienen siendo sistemá­
ticamente silenciadas y no entran en ese diálogo.
Claro. Yo lo que creo, para no demonizar nada, es que en algunos lugares
de la Academia, estos relatos son construidos-deconstruidos perm anente­
mente. Si el único interés es el conocim iento, o la satisfacción del natural
narcisismo que tenem os los científicos, aparece esa cosa de denegación que
hablaba Freud, que uno niega la negación para quedarse conform e consigo
mismo y entonces decir: “Bueno, en realidad yo soy casi perfecto, puedo
jugar a D ios”. En algún lugar eso se cumple. En un congreso científico p o ­
demos hablar sobre hechos que no son abstracciones pero que no em bro­
man a nadie, entonces bueno, uno dice una cosa, otros se pelean, se amigan,

289
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

se desamigan, eso está bien, eso es parte del juego. Ahora, el problema es
cuando aparecen los intereses en el medio, sean éstos del poder, sean éstos
económ icos. Entonces, la verdad se ve seriamente cuestionada ahí, porque
empiezan a bloquearse estos m ecanism os de debate, que no son muy fre­
cuentes pero que existen. D ebo decir que existen porque uno los disfruta
cuando los encuentra.

Y también cuando las ideas en debate trascienden ese Foro, esa publicación que
circula entre p o c a gente, que es un poco lo que en este caso h a sucedido.
Exactamente. Yo lo que creo... ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Cuál es mi pe­
cado? Haber hecho conocer un dato que tenía que ver con un alerta, antes de
publicar. Pero no hay culpa. Porque si hubiera sido publicado, los intereses que
expresaron su violencia, hubieran apelado a estrategias no muy diferentes.

O sea, si esto se hubiera pu blicado en una publicación científica no seria muy


distinto...
No sería muy diferente. No, porque ya ha pasado. Hay gente en Francia
que lo ha sufrido, gente en Alemania que lo ha sufrido, gente en Estados Uni­
dos que lo ha sufrido. La publicación no es garantía de protección. Es fácil
destruir lo que está en un papel. Más difícil cuando se hace público y marca
una agenda de debate. Ahora, cuando hay que cuestionar esto, entonces se
apelan a argumentos, que bueno, está bien, cada uno que piense lo que quie­
ra, los hechos son los hechos, lo que sucede, sucede. No lo estoy inventando
yo, yo no estoy inventando la realidad.

A m í me parece que es importante, y en este caso sos vos el que está siendo agredi­
do duramente desde distintos ámbitos, pero también es una manera de pensar en qué
campos de batallas se han constituido la Universidad, los Centros de Investigación,
los ámbitos donde supuestamente se concentra el saber y donde se dificulta cada vez
más la realización de cualquier investigación independiente. Pensar también cómo
están interviniendo las Corporaciones Transnacionales y otros ámbitos privados,
p ara tratar de hacer de estos lugares espacios de mercantilización de los saberes...

290
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

Parece que viene avanzando en el mundo una forma de pensar, culmina­


ción no deseada de la epistemología baconiana. Un marco donde la concep­
ción es que cada vez más el conocimiento tiene que estar atado a determina­
das cosas utilitarias y no al saber per se, que sirva para algo y que tenga que ver
con la acumulación de renta, encubierto en un eufemismo llamado sociedad
del conocimiento, que en verdad es mercado del conocimiento. Ahí es donde
parece estar cambiando el viejo paradigma de la ciencia del siglo X IX , que se
aceleró en el siglo X X . Hoy estamos viviendo una especie de cristalización,
que aleja a la ciencia de los objetivos de felicidad y bienestar, del ideal de pro­
greso civilizatorio que construyó Europa para su propósito colonial.
En esta etapa este paradigma desnuda definitivamente que el conocimiento
producido debe ir atado al criterio de utilidad marcado desde el mercado. Por
eso cuando se aprueban estos productos en algún lugar del mundo, y podría
nombrar por los menos dos, se usan los criterios de toxicidad o de seguridad,
que la misma empresa provee. No hay evaluación independiente que avale el
uso o no uso de estos herbicidas. Pasa con los fármacos, en la industria farma­
céutica, y pasa también con el impacto en la minería a cielo abierto. El otro
día me decían cuánta plata pone la industria del tabaco en Misiones. Misiones
es una Provincia que no tiene soja. Sin embargo, vienen usando el glifosato
hace 20 años, porque lo usa el tabaco. Claro, el glifosato es más viejo que el
paquete tecnológico soja transgénica del glifosato, pero ellos lo vienen usando
hace muchos años y ahí aunque no haya soja, hay serios problemas de salud.
Uno los puede ver, lo puede palpar en el hospital, en el servicio de pediatría de
Posadas. Hay gente que observa esto todo el tiempo, los crecimientos de los
índices de nacimientos con m alformaciones... no son maldiciones divinas. El
poder, en vez de decir “esto es así”, y en vez de decir “lo vamos a aprovechar”
para hacernos más virtuosos, matan al mensajero. En vez de decir “¿qué está
pasando acá?” e iniciar estudios epidemiológicos ... Porque hay cosas desde la
normativa que se pueden hacer, aunque yo no soy el más indicado para seña­
larlos, pero hay normativas nacionales y provinciales que no se cumplen, hay
manipulación... ahí habría que hacer estudios reales de qué grado de toxici­
dad tienen estas cosas. Durante diez años las empresas estuvieron defendien­

291
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

do otros herbicidas, defendiendo a diestra y siniestra, haciendo todo lo que


tenían que hacer para que no se los prohibiera. Y terminaron siendo prohibi­
dos porque terminaron cediendo ante la prueba de evidencia. Éste es el punto
central, porque no es que no podemos hacer nada. M e parece que se podría
hacer mucho, porque están los instrumentos, no hay que inventarlos...

Es cierto que se pueden hacer cosas, y creo que también hay que decir que se es­
tán haciendo cosas. Por un lado, desde las propias organizaciones populares, sobre
todo campesinas, indígenas, barriales... También es importante valorar el aler­
ta colectivo que hicieron m ás de 30 0 intelectuales, académ icos, que reaccionaron
frente a lo que sienten, no sólo como una agresión a una persona, en este caso a un
investigador y a su trabajo, sino al rol del saber y de su perspectiva independiente.
Sí, y de la independencia de poder hacer lo que su conciencia les dicta.
Yo creo que lo que se hizo en el laboratorio no puede ser lo más im portan­
te de toda esta historia. Aquí me parece que lo que está pasando es que se
catalizaron situaciones. Fue como abrir una caja de Pandora y producir una
aceleración de la reacción. Alguien dijo algo, vaya a saber por qué razón me
tocó a mí, porque podrían ser otros investigadores que también dicen cosas.
Quizás la manera de decirlo, quizás el lugar... el otro día un alemán me pre­
guntaba: “¿Ypor qué no se hizo antes? ¿Por qué saltan ahora?”. Le dije: “Debe
haber pocos lugares en el mundo que tienen tanta extensión de soja”. Agarré
el mapa y le m ostré: “todo esto verde es la famosa República Unida Sojera de
Singenta”. No en todo el mundo hay tan enorme cantidad de hectáreas con
soja como se da en la Argentina. Aquí es un experimento único por masivi-
dad, concentración de la extensión agrícola, y concentración poblacional en
ese territorio que llaman República Sojera. Hay casi 18 millones de hectáreas,
algo pocas veces visto. Desde el punto de vista ecotoxicológico, lo que sucede
en Argentina es casi un experimento masivo. Es un experimento de campo
formidable. Por lo tanto, los problemas que surjan tienen más probabilidad,
científicamente hablando, en lugares así que si fuera en alguna parcela perdi­
da en Alemania, y cuando lo usan bajo estrictos mecanismos de control los
mismos herbicidas.

292
13. EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES... ¿QUIÉN NO QUIERE SABER?

L a discusión a p artir de este alerta, remueve un debate que se está abriendo en


la Universidad y en otros ám bitos académ icos, sobre el p ap el hoy de la investiga­
ción científica.
Así es, y tenemos signos ominosos en ese sentido, porque tanto estas cor­
poraciones como otras, están penetrando el sistema académico, acá y en otras
partes del mundo, poniéndolo al servicio de un paradigma que no es nuevo,
pero que termina cristalizando en esta etapa tardo-capitalista, que se viene
gestando probablemente hace 80 años con el nacimiento de las grandes trans­
nacionales. Hoy la ciencia es un instrumento muy poderoso. Hoy la ciencia es
el arma más poderosa que tiene el mercado y su principal industria, la militar,
para asegurar el control global. Los paquetes tecnológicos de la tecnociencia,
no buscan sólo renta, sino fundamentalmente control; tanto cuando produce
alimentos y uso de la tierra, como al volar un cerro. Siempre es el control
el objetivo de aquella idea fáustica que ve al desarrollo como una necesaria
destrucción (guerra, naturaleza, recursos naturales, consumismo desaforado,
espiral tecnológico) para dar lugar al avance civilizatorio reconstructor, reme-
diativo, sustitutivo del capitalismo. En esa espiral sin fin, controlar significa
no solamente apropiarse, sino mantener el control social, imponiendo formas
productivas que sirvan a la dominación neocolonial, y dando cuenta de cómo
se estructura un poder planetario. A esta altura de mi vida, no estoy dispuesto
a resignar que estamos en presencia de una situación terminal, aunque cada
vez haya más tracción hacia un desastre global. El neocolonialismo esta cons­
truyendo un relato tecnocrático absoluto que reemplaza la racionalidad del
conflicto político por la racionalidad técnica.

Contribuye en ese proceso la fragm entación de saberes...


Si, el desarrollo disciplinario de algunas de las tecnociencias, estratégicas
para el sostenimiento de poder militar, económico y político como la química,
la biología molecular, la nanotecnología, la electrónica, los nuevos materiales,
están controladas pero sobre todo fragmentadas por el demiurgo. No hay un
interés claro de construir en el planeta una mirada integral, horizontal y demo­
crática de estas tecnología y de su impacto social, geopolítico y económico.

293
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En esa perspectiva, si un sociólogo o una socióloga dice “están destruyendo a las


poblaciones con las que estam os trabajan do”, su p a la b ra tiene un valor relativo al
lado de la de otros científicos...
Yo lo que le reclamo a la Academia es haber perdido la mirada humanista, rena­
centista si cabe, de la Ilustración que recupere al hombre como centro y destino del
conocimiento. En esa fragmentación me ocupo de esto y no miro a los costados,
ni atrás ni adelante; es decir, yo me ocupo de esto y ¿quién hace el rompecabezas
al final? El que tiene el control. Esto supongo que es Foucault puro, el panóptico. Y
¿quién puede poner cada pieza en su lugar? El que tiene el control.

Que es quien pon e articulaciones, p o r ejemplo en los medios de comunicación


p a r a transmitir eso... Un p ap el en el ataque a esta investigación lo han tenido
medios de comunicación tan importantes com o Clarín y L a Nación.
Ahí porque se cruzan intereses. Para mí fue preocupación durante dos
semanas, ya lo he dejado atrás. ¿Por qué La Nación, Clarín han salido tan
virulentamente? Porque están defendiendo los intereses en los que ellos es­
tán sumergidos. Allá ellos, yo no puedo dar cuenta de eso. No es que no lo
entienda, lo que quiero decir es que es así.

Cuando em pezaste a estudiar, a investigar, y decir, bueno, yo quiero dedicarm e


a conocer los embriones ¿qué te movía?
Eso fue un momento de mi vida, allá por los ochenta. Yo estuve diez años
afuera, y un día se me cruzó algo que había hecho otra persona y tuve una idea y
me metí de lleno en esto, y también fue un acto de intuición. Quizás el momen­
to más valorable de toda mi carrera es haber intuido que había ahí un elemento
que yo podía pescar, un elemento absolutamente nuevo y original, y efectiva­
mente tenía razón. Cuando uno puede decir: “yo lo intuí y lo conseguí” es el
placer más grande para el narcisismo de un científico. Ahí me quedé... No se
es un verdadero científico si uno no tiene una dosis de intuición, para prever...
son cosas que vienen del lugar de la creación y la pasión, no del razonamiento.

11 de mayo de 2 0 0 9

294
14. LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN CHILE

LOS DERECHOS HUMANOS DE


LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN CHILE
FRENTE AL NUEVO GOBIERNO
Alfredo Seguel111

C abe mencionar que gran p arte de los conflictos que existen en el presente
y a sea p o r exigencias de restitución de tierras ancestrales o de resistencia ante la
imposición de proyectos de inversiones privadas com o forestales, celulosas, hidro­
eléctricas, salmoneras, mineras, entre otras, las que afectarán numerosas vidas, se
enfrentan, justamente, de m anera directa y frontal, sin más caretas concertacionis-
tas, con quienes asumirán la representatividad del nuevo Gobierno.
E l G abinete que tendrá el Presidente electo Sebastián Piñera estará fo rm a d o p o r
quienes, hasta el día de hoy, son representantes de los principales sectores em presa­
riales y de grem ios de latifundistas de origen colonial, donde numerosas com unida­
des mantienen reclam aciones,por lo tanto, también, está en sus m anos la opción de
agudizar las tensiones e intensificar la senda de violaciones; o bien, el de d ar una
solución plen a a los actuales conflictos, con el respeto de los Derechos H um anos y
de cumplir cabalm ente con las normas y estándares internacionales sobre Derechos
Indígenas y M edio Ambiente.

1. A lfredo Segu el es integrante del G rupo de T ra b a jo p o r D erechos Colectivos y del C o­


lectivo In form ativ o M apuexpress.

295
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

El escenario que se ha venido viviendo en Chile en los últimos años con res­
pecto a los Pueblos Originarios ha sido complejo y difícil. En los Gobiernos
de la Concertación no ha existido la capacidad de los diferentes sectores polí­
ticos y empresariales, incluyendo en primer orden a quienes asumirán ahora
el rol de Gobernar, de dar la debida atención y urgente solución a las deman­
das y conflictos que enfrentan los Pueblos y sus comunidades.
En efecto, ha habido estancamiento con respecto a los reconocim ientos de
derechos, mínimas reparaciones y restituciones, represión a la protesta so­
cial, falta de canales de participación efectivas, y se ha dado prioridad a los
asistencialismos para evadir temas de fondo, los que para más estuvieron mal
manejados por el oficialismo y su escalafón burocrático. Todo esto sin lugar a
dudas ha causado desazón e indignación en Comunidades y organizaciones,
síntomas que seguramente se trasladarán de distintas formas, desde la diversi­
dad de expresiones de los Movimientos, ante el nuevo Gobierno de Piñera.
Cabe m encionar que gran parte de los conflictos que existen en el presente
ya sea por restitución de tierras ancestrales o de resistencia ante la imposición
de proyectos de inversiones privadas como forestales, celulosas, hidroeléctri­
cas, salmoneras, mineras, entre otras, las que afectarán a numerosas vidas, se
enfrentan, sin más caretas concertacionistas, de manera directa y frontal con
quienes asumirán la representatividad del nuevo Gobierno.
Gran parte del Gabinete que tendrá Piñera estará formado por quienes, has­
ta el día de hoy, son representantes de los principales sectores empresariales
y de gremios de latifundistas de origen colonial, donde numerosas comuni­
dades mantienen reclamaciones, por lo tanto, también está en sus manos la
opción de agudizar las tensiones e intensificar la senda de violaciones; o bien,
el de dar una solución plena a los actuales conflictos, con el respeto de los
Derechos Humanos y de cumplir cabalmente con las normas y estándares
internacionales sobre Derechos Indígenas y Medio Ambiente.
Ejemplo de esto en el Gabinete es Ena Von Baer, la vocera que tendrá el E je­
cutivo, de origen latifundista colonial en la Región de la Araucanía, doctora
en Ciencias Políticas en Alemania, “analista experta” de la cuestión Mapuche,
y quien ha demostrado gran habilidad y disciplina en su carrera política. El

296
14. LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN CHILE

otro es el economista y Chicago B o y Cristián Larroulet, quien reemplazará a


Viera Gallo y deberá asumir las temáticas indígenas. Ambos cumplieron fun­
ciones en el ala doctrinaria de los Partidos de la Derecha, el Thin Tank de la
Alianza: el Instituto Libertad y Desarrollo (LY D ); Von Baer como directora
del Programa Político y Larroulet como D irector Ejecutivo.
Cabe m encionar que uno de los principales motores del LYD y de quien
estribaron estos dos ejemplos, es Patricia Matte, socióloga, integrante del
directorio del canal de T V Universidad Católica, junto a sus dos hermanos
(Bernardo y Eliodoro); a su vez, es Empresaria forestal y de papelería CMPC
- Forestal Mininco, Empresa Colbún, Banco Bice, entre otras, cuyo grupo
económ ico es uno de los principales que mantiene conflictos sociales y terri­
toriales en Chile, y cuyo padre, ya fallecido, fue sindicado como uno de los
gestores del Golpe de estado en 1973 junto a Agustín Edwards.

Las tareas pendientes

Luego que en el País se ha dado absoluta prioridad a la liberalización del


mercado y del comercio a favor de ciertos grupos, se hace fundamental ahora,
más allá del Gobierno que asoma, dar prioridad a los Derechos Humanos y
al M edio Ambiente donde habitan las Comunidades. No hacerlo, es seguir
profundizando las crisis, y a la vez, contrariar una serie de obligaciones in­
ternacionales que el estado chileno tiene pendiente y que a la postre podrían
dañar la imagen internacional y en los propios mercados de inserción, donde
cada vez más van importando los estándares e indicadores en estas materias.
El Gobierno deberá entender que los planes operativos y conspirativos, la re­
presión a la protesta social, los montajes comunicacionales, la intolerancia
y el racismo, como sucede en la imposición a la fuerza de proyectos atenta­
torios, como métodos frente a legítimas reclamaciones y como se ha venido
haciendo en el co-gobierno que ha sostenido en estos últimos veinte años la
Concertación y la Derecha económ ica en Chile, son siempre un fracaso y que
trae repercusiones serias.

297
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Es de esperar que los sectores políticos de la Concertación como del Nuevo


Gobierno y los de la oposición verdadera, afronten de manera responsable los
temas pendientes y más que acuerdos decorativos y superficiales, se permita
el debate real sobre temas de fondo como es el de asumir de una vez por todas
la reparación de derechos a los Pueblos originarios y cumplir así con las diver­
sas medidas que se exigen. Entre otras materias pendientes están:
- La implementación plena y efectiva, de buena fe, de las Normativas Interna­
cionales de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas y conexiones, como
los diversos pactos y tratados, el Convenio 169 de la OIT, la declaración O N U
sobre Pueblos Indígenas, que son obligatorias y de primer orden jerárquico
dentro del ordenamiento jurídico, político y administrativo de Chile.
- Adecuación de la legislación local y sectorial de conformidad a esos criterios
sobre estándares internacionales.
- Utilización de los mecanismos pacíficos de resolución de conflictos que es­
tablecen las normas internacionales de Derecho, principalmente frente a los
hechos que son de carácter político e histórico como los conflictos por tierras
ancestrales y de imposición de proyectos de inversión en tierras indígenas.
- Dar implementación eficiente para los procesos de demarcación y restitu­
ción de Tierras ancestrales a comunidades, como parte del conflicto histó­
rico y actual del estado chileno y que han sido conminados a cumplir por
órganos como el Comité de Eliminación de la Discriminación Racial y de los
Derechos Civiles y Políticos de la ONU, como asimismo, la atención a la rica
jurisprudencia que existe en ese sentido, atendiendo la importancia de un
territorio suficiente para el desarrollo y Bienestar de un Pueblo.
- La implementación efectiva, plena y de buena fe de los procedimientos de
consulta a los Pueblos Indígenas, sus comunidades y organizaciones frente
a iniciativas de políticas públicas, legislativas y administrativas; y reconocer,
debidamente el Derecho a la participación atendiendo aspectos políticos y
socio culturales.
- Atender la situación de racismo y discriminación de que son objeto los
Pueblos Indígenas en Chile, entre otros, ante las políticas de asimilación, ho-
mogenización y exclusión en aspectos educativos, de salud, medio ambiente,

298
14. LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN CHILE

como es la contaminación, el deterioro de las actividades económicas locales


que se deben revitalizar y asumir niveles de reconocimiento y valoración.
- Poner fin a la violencia estructural del estado hacia la protesta social de los
Pueblos Indígenas, particularmente en hechos que tienen que ver con legíti­
mas reclamaciones en materia de demandas de tierras y/o defensa de terri­
torios. Escandalosa es la aplicación de Leyes represivas como la Ley antite­
rrorista que diversos organismos internacionales de Derechos Humanos han
conminado a poner fin, ya que son prácticas de facto.
- Terminar con la existencia de instituciones fácticas como la competencia de
los tribunales militares en causas civiles, tal como ordena la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos de la O EA por la resolución del caso Palamara.
Cabe m encionar que lo único que han generado son impunidades a abusos,
atropellos y asesinatos ejecutados por agentes uniformados del estado en
contra de numerosos civiles, hechos que han quedado en medio de verdade­
ros planes conspirativos.
- Reconocim iento de las instituciones tradicionales, como son sus autorida­
des; y potenciar las economías locales, las tradicionales y la vida rural.
Éstos son temas que el Gobierno y el estado chileno en su conjunto deben
asumir. Es una obligación hacerlo. Insistir en que no hacerlo, es retroceder y
violarlos. Es ponerse al margen del Derecho que a la postre, pesará en las ins­
tancias calificadoras de Derechos Humanos, medio ambiente y del mercado
comercial internacional.

La despedida del Gobierno de Bachelet

Bachelet así como sus antecesores, son Gobiernos que se sometieron y


actuaron de acuerdo a los intereses del poder del capital, que co gobernaron
con ellos y que administraron algunos aspectos sociales. Así, se van los “admi­
nistradores” de este modelo neocapitalista, e ingresan de una vez los “patro­
nes” de este modelo, para asumir de manera totalitarista el control absoluto
del poder de las instituciones del estado.

299
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Bachelet se va con dos jóvenes Mapuches asesinados por miembros del


G O P E de Carabineros, en el marco de conflictos por tierras ancestrales (M a­
tías Catrileo y jaim e M endoza Collío). Se va con decenas de imputados judi­
cialmente por la misma situación, con persecuciones, militarización y violen­
cia extrema en Comunidades, y con no haber dado eficacia a procesos de res­
titución de tierras, posibilitando la especulación de mercenarios. Igualmente,
se va con una serie de luces verdes que dio a diversos y nefastos proyectos
de inversión para que se impongan, incluso varios de ellos controlados por
socios de Piñera, que llevan enormes impactos a numerosas comunidades en
sus territorios.
Se termina así un ciclo del maquillaje concertacionista, para que ingresen los
verdaderos controladores del estado chileno. Por su parte, la Sociedad Civil y
los M ovimientos Sociales, frente a este escenario, deberán tener la capacidad
de seguir creciendo y construir propuestas de vida, de alternativa frente al
actual modelo y sistemas que están en crisis y que ahora lo administrarán
sus sostenedores e ideólogos, quienes deberán asumir en su momento que el
saqueo y acumulación ya es suficiente, que es insostenible mantener el ritmo
que han impuesto y que ya no es posible corregir sus fracasos.
Se debe seguir avanzando entonces en materias de autonomía y construcción
de fuerzas sociales eficientes fuera del poder estatal y a su vez, intervenir instan­
cias del estado para la conquista y reparación de derechos y logros de justicia.
Los Derechos Humanos y de la naturaleza en todas las esferas deben ser lo
primero, se debe profundizar al respecto y hacerlos sentir siempre ya que es
urgente forjar un debate sobre esto, ya que no es posible tolerar más daño y
destrucciones y que por causa o culpa de unos pocos, que quieren lucro in­
saciable y que obedecen a ideologías fascistas, lleven a las grandes mayorías a
abismos y caos en medio de cercos “des-informativos” e ignorancia.

300
14. LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN CHILE

In fo rm ació n relacionada

So bre la Fuerte presencia de la derecha económ ica en el gabinete de Piñera / L eer M ás:
http://w w w .m apuexpress.net/?act=publications&id=3366
E l retorno de los Chicago Boys (*P o r Francisco M arin) / L eer M ás: http://www.ma-
puexpress.net/?act=publications& id=3369
U n gabinete de clase mundial para un país desigual (P o r A lonso Barros) / L eer M ás:
http://w w w .m apuexpress.net/?act=publications& id=3367
A pesar de los conflictos de intereses y ciertas ideologías, Nuevo G obierno de Piñera
debe adoptar Y Cumplir N orm as y estándares internacionales de D erechos Hum anos /
L eer M ás: http://ww w .m apuexpress.net/?act=new s&id=5282
W erkén del C onsejo de Todas Las T ierras espera que Piñera “diga claram ente cuál va a
ser el cam ino que va a tom ar en el tema indígena”. / L eer M ás: http: //www.mapuexpress.
net/?act=new s& id=5279
¿Cuándo los “So cios” de Sebastián Piñera (E l Grupo M atte) devolverán al Pueblo M apu­
che los lugares de significación cultural, religiosa y espiritual que m antienen secuestra­
dos? / L eer M ás: http://ww w .m apuexpress.net/?act=new s&id=5275
C H IL E S.A : Sebastián Piñera nom bra “E xcelencia em presarial” en su gabinete / L eer
M ás: http://ww w .m apuexpress.net/?act=new s&id=5272
¡Exclusivo! La mayoría no estuvo “ni ahí” co n Piñera ni Freí | / Conozca los V E R D A ­
D E R O S resultados de las elecciones: Piñera 29,76% , Freí 27,61% , No inscrito + no fue a
votar + nulo + blanco 42,6% . M ás de 5 m illones de chilenos no apoyaron ni al candidato
de la derecha ni al candidato de la concertación / L eer M ás: http://www.laalternativa.
org/nació nal/2160
O pinión-SaqueoyN eo capitalism o: El C hileSociedadA nónim a (S.A )ylacoyuntu radel ba­
lotaje electoral / L eer M ás: http://ww w .m apuexpress.net/?act=publications& id=3281
A nti B icen tenario: no a un estado de odio, d estrucción y m uerte / L eer M ás: http://
w w w .m apuexpress.net/?act=publications& id=3257
N eoliberalism o Recargado por G abriel Salzar / L eer M ás: http://www.g80.cl/noti-
cias/colum na_com pleta.php?varid=7177 http://www.pcv-venezuela.org/index2.
p h p ?op tion = com _con ten t& d o _p d f= l& id = 6287

301
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

MINERIA TRANSNACION AL
YNEOCOLONIALISMO
CUERPOS Y TERRITORIOS
EN LAS DISPUTAS COLONIALES
DE NUESTRO TIEMPO.

Horacio Machado Aráoz1,1

“L os sueños y las pesadillas están hechos de los mismos materiales,


pero esta pesadilla dice ser nuestro único sueño perm itido:
un m odelo de desarrollo que desprecia la vida y adora las cosas... ”
(Eduardo Galeano, “Patas Arriba. L a escuela del mundo al revés”)

A modo de introducción.
Minería y ‘desarrollo’ como fantasía colonial.

La asociación de ‘minería’ con ‘desarrollo’ constituye, qué duda cabe,


uno de los ‘argumentos’ predilectos del discurso oficial minero, esto es, del dis­
curso divulgado desde los centros de producción de los sentidos hegemóni-
cos. Develar que hay detrás de esta engañosa identificación entre ‘minería’ y
‘desarrollo’ nos lleva a lo más profundo y complejo de las implicaciones de la
minería moderna y contemporánea para nuestros pueblos, culturas y territo­
rios: la cuestión del colonialismo y de la colonialidad.

1. H oracio M achado A ráoz integra el E sp acio de Investigación A cción P articipativa -


B e.P e. L a b o ra to r io T ram as, D o ctorad o en C iencias H u m an as ( U niversidad N acion al de C ata-
m arca). A saN oa - Unión de A sam b leas C iu dadan as

303
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Prácticamente inescindibles, colonialismo y colonialidad refieren a dos as­


pectos diferenciables de un mismo y único fenómeno histórico-geográfico:
el de la expansión imperial de Occidente y la conquista/producción colonial
del mundo operada por éste, de allí en más, (auto) concebido -en clave evolu­
cionista y falazmente universal- como ‘la’ civilización humana.
Mientras el colonialismo alude a los procesos histórico-geográficos de des­
pojo y destrucción material de los pueblos y las culturas no-occidentales y
a la imposición de un nuevo régimen de relaciones sociales fundado en la
explotación sistemática de sus territorios y sus cuerpos, la colonialidad, por
su parte, expresa la inscripción de tales procesos en el suelo de positividad de
lo real (Foucault, 2 0 0 2 ); da cuenta de la eficacia performativa de la episteme
moderna, en cuanto régimen de poder-saber que produce la nueva realidad
colonial del mundo. Bajo la continua y creciente expansión de la racionalidad
mercantil, la episteme moderna -históricamente emergente de la progresiva
articulación entre Ciencia, Estado y Capital-, se configurará como poderoso
aparato sem iótico-político de producción de la ‘verdad’. A través de ella, O c­
cidente emprenderá la conquista total de la ‘naturaleza’: la producción colo­
nial de la ‘naturaleza exterior’, como tierra-territorio-recursos naturales, así
como de la ‘naturaleza interior’ en tanto sujetos-cuerpos-fuerza-de-trabajo,
redefinidos ambos como objetos y medios de producción al servicio de la
continua valorización del capital (Leíf, 1994).
En la materialización histórico-geográfica de ese com plejo proceso de ‘pro­
ducción colonial del mundo’, tanto Am érica Latina’ com o la ‘minería m o ­
derna’ ocupan un lugar políticam ente destacado. En cuanto al enunciado
Am érica Latina’, es claro que su originaria ‘conquista y colonización’ cons­
tituye, en rigor, el capítulo fundacional del orden colonial m oderno y el
punto de partida de conform ación de la econom ía-mundo capitalista. La
minería, por su parte, guarda estrechos e inocultables vínculos necesarios
con el origen y avance de la empresa colonial: el ‘desarrollo m inero’ ha sido
no sólo un dispositivo de poder determinante en la subyugación y som e­
timiento de los territorios y poblaciones colonizadas, sino tam bién, una
fuente fundamental de provisión de bienes y servicios ambientales que ha

304
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

subsidiado el expansionismo consumista de los ‘países desarrollados”, final­


mente plasmado en el reparto imperial del mundo.
En sus comienzos, la ‘fiebre del oro’ alimentaría la voraz avaricia que serviría
de combustible motivacional determinante para el ‘éxito’ de la empresa con­
quistadora. Una vez consolidado el acto de conquista, la organización colo­
nial de la población y el territorio americano se moldeó bajo la concepción de
núcleos extractivos de plata y oro que eran remitidos sin ninguna contrapres­
tación a las potencias ibéricas, sobre la base del trabajo esclavo de los pueblos
indígenas y africanos. Ello sería determinante para el proceso de la llamada
‘acumulación originaria’, en tanto los valores remitidos desde América (2) lle­
garían a quintuplicar el total de las reservas monetarias de la época.
M ás tarde, así como entre los siglos X V I y X V III la plata y el oro americano
alimentaron el florecimiento del capitalismo mercantil europeo, en el siglo
X IX los recursos mineros de la región servirían como medio fundamental de
abastecimiento de la agricultura y la industria británica, a través del apogeo
de las explotaciones de salitre en Perú, Bolivia y Chile y más tarde, del estaño,
el plomo y el cobre.
Tras la Io Guerra Mundial, el poderío norteam ericano sustituiría al deca­
dente imperio británico y las grandes compañías estadounidenses sentarían
las bases de sus explotaciones en nuestra región. En la primera mitad del
siglo X X , con el desarrollo de las industrias automotriz y eléctrica, el cobre
se constituiría en el metal clave para el desarrollo industrial: en esa época,
cuatro compañías estadounidenses (Kennecott Copper Co., Anaconda
Mining Co., Calumet & Hecla y Phelps Dodge) controlaban el 56,2 %
de la producción mundial de cobre y sus principales fuentes de reserva eran
las minas de El Teniente y Chuquicamata, en Chile, y Toquepala, Cerro de
Pasco y Quiruvilca, en Perú. El cobre chileno y peruano alimentaba dos
2. Según los registros de la C asa de C on tratación de Sevilla, só lo entre 1 5 0 3 y 1 6 6 0 ingre­
sa ron a la C oron a esp añ ola 185 m il kilogram os de oro y 1 6 m illones de kilog ram os de p la ta . E n
el siglo X V III, con la ex p lotación del oro de M in as G era is p o r los ban deiran tes lusitanos, P ortu ­
g a l llegó a su p erar el volum en de oro ex traíd o p o r E sp a ñ a ; de acu erd o a los registros británicos,
en esa ép o c a llegaron a en trar a l m ercad o de L on d res 5 0 m il libras de oro brasileñ o p o r sem an a
( G alean o> 1 9 7 9 ).

305
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

gigantes norteam ericanos: General Electric y General Motors, aún h oy


de las mayores empresas transnacionales del mundo. D e tal modo, desde el
poderío español y portugués al imperio británico, y de éste a la hegemonía
norteam ericana extendida ahora bajo la fachada del ‘mercado global’, desde
los ‘adelantados’ y ‘bandeirantes’ a las grandes corporaciones transnaciona­
les, la historia de la minería moderna, para Am érica Latina, ha sido la del
despojo de sus territorios y el avasallamiento de sus poblaciones.
La aniquilación extrema de la conquista, que sólo en el primer siglo de la co­
lonización redujo drásticamente la población originaria en un 90 % (Crosby,
1993; Alimonda, 2006) ... Los ocho millones de indios fagocitados en las
fauces del Potosí (Galeano, 1979) ... Los millares de vidas derramadas en la
ignominiosa Guerra del Pacífico (1879-1883) ... Las sangrientas represiones
de los recurrentes levantamientos de sindicatos mineros, desde la trágicamente
célebre Masacre de Santa María de Iquique (Chile, 1907) en la que tres mil seis­
cientos obreros mineros fueron impúdicamente acribillados por el ejército chi­
leno ante un simple reclamo salarial; siguiendo por la masacre de Uncía (1 923)
con la que se ‘inauguraba’ el proceso de sindicalización minera en Bolivia; pa­
sando luego, por la matanza de Catavi (Bolivia, 1942); la llamada ‘Masacre de
San Juan’ perpetrada en la madrugada del 24 de junio de 1967 contra obreros
mineros, mujeres y niños de las localidades de Siglo X X y Catavi en plenos fes­
tejos religiosos; hasta las más recientes ‘Masacre de Todos los Santos’ (La Paz,
I a de noviembre de 1979) en la que murieron más de 500 obreros mineros
igualmente bajo el fuego de los fusiles ‘nacionales’, y la ‘Masacre de Navidad’
(19 y 20 de diciembre de 1996) ordenada por Gonzalo Sánchez de Lozada en
Amayapampa, Llallagua y Capasirca... Son éstos sólo algunos de los más em­
blemáticos hitos de tan cruento proceso de la historia minera en nuestros suelos
(Pinto, 2005; Zapata, 2002; Orellana Aillón, 1998; Grez Toso, 2 007).
L a trayectoria colonial de la minería m oderna ha dejado, así, sus huellas de sangre
y fu ego en la m em oria geográfica y corporal de Nuestra A m érica. Lejos del tan
‘ansiado progreso’, cada nuevo auge minero no ha significado sino la puesta en
marcha de una perversa maquinaria extractiva que ha devastado poblaciones
enteras en el Sur, sus hábitats y medios de vida para abastecer el ‘desarrollo’

306
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

industrial de las potencias occidentales, surgida en buena medida bajo el am­


paro e inspiración de intereses bélicos y militares. Como concluye una investi­
gación de la Universidad de Manchester respecto de la experiencia minera de
los países andinos, “tanto el siglo X IX como el XX han estado plagados de boom
mineros cuyos efectos finales no significaron sino el surgimiento de una clase política
rentista, la generación de economías de enclavey el irremediable deterioro del medio
natural del cual depende la sobrevivencia de una población rural, mayoritariamen-
te campesina y crecientemente em pobrecida” (Bebbington et alt., 2007: 284).
Al revisar su trágica trayectoria histórica, la minería moderna nos da indicios
para indagar en la misteriosa realidadfan tasm ática del colonialismo / colonia-
lidad (Scribano, 20 0 4 ). A su vez, una mirada en profundidad del colonialismo
/ colonialidad nos sitúa en un umbral de análisis más apropiado para com ­
prender m ejor tanto las condiciones de posibilidad’ del nuevo auge minero
que azota a la región en nuestros días, cuanto como para develar las nuevas
modalidades contemporáneas del saqueo.

Sobre la misteriosa vigencia del colonialismo.


Indicios para su comprensión.

“L a creación de la realidad colonial acontecida en el Nuevo M undo seguirá


siendo motivo de inmensa curiosidad y estudio - e l Nuevo M undo donde los ‘irra­
cionales indios y africanos se inclinan ante la razón de un reducido número de cris­
tianos blancos-. Sean cualesfueren las conclusiones a que lleguemos acerca de cómo
esa hegem onía se implantó tan rápidamente, seríamos insensatos si pasáram os p o r
alto el p ap el del terror ( . . . ) El terror, que adem ás de ser un estado fisiológico lo es
también so c ia l...; el m ediador p o r excelencia de la hegem onía colonial: el espacio
de muerte donde el indio, el africano y el blanco dieron a luz un Nuevo M undo.”
(M ichael Taussig, 1987)
Muchas son las dificultades para intentar entender y analizar el fenómeno del
colonialismo; sobre todo a la hora de comprenderlo como fenómeno con­
temporáneo, vigente. Generalmente recluido en el pasado por el mundo de

307
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

los sentidos hegemónicos, cuesta verlo como principio de organización de las


prácticas presentes. Tal dificultad tiene que ver justamente con la propia natu­
raleza colonial de la razón moderna (Dussel, 2000; Mignolo, 2 0 0 1 ), desde la
cual estamos acostumbrados a ‘pensar la realidad’. El colonialismo se consti­
tuye en un objeto esquivo para la episteme moderna, precisamente porque se
trata de uno de sus efectos y condiciones de verdad. Esta limitación no tiene que
ver sólo ni principalmente con la cuestión de las categorías y conceptos desde
los cuales estamos habituados a ‘pensar la realidad’, categorías precisamente
configuradoras de la existencia en la que nos movemos y somos. Tiene que
ver, más en el fondo, con las propias limitaciones con las que la razón m o­
derna definió el ‘conocim iento’, recortado éste del mundo-de-la-vida; conce­
bido desde la ruptura radical entre una ‘racionalidad-mente’ completamente
escindida de la ‘afectividad-cuerpo’. Así, la dificultad principal que el ‘objeto
colonial’ presenta para la ‘razón moderna’ tiene que ver con su incapacidad
(in-sensibilidad) para buscar ‘razones’ en el ámbito de los sentimientos y de
los cuerpos, justamente el lugar por excelencia donde anidan las raíces del
colonialismo / colonialidad.
Frente a esta dificultad, la luz de la trayectoria histórica de la minería moderna
en América Latina, sus dolorosas huellas coloniales, largamente acumuladas
en los territorios y los cuerpos, sirven de buena guía para intentar superar los
obstáculos en la tarea de comprender el colonialismo. Desde esta perspectiva,
analizado desde sus modos históricos de proceder, resulta evidente, ante todo,
el papel central que tiene la violencia: desde un primer momento y a lo largo de
toda su materialización histórico-geográfica, la violencia aparece en el epicentro
de los dispositivos coloniales; se muestra como el principal medio de producción y de
legitimación de las relaciones sociales que configuran la tram a de sus sociedades y fo r ­
mas de sociabilidad. Así, puede decirse que el colonialismo / colonialidad consiste
ante todo en una fo rm a especifica de violencia, un m odo especifico de producción y
ejercicio de la violencia que da lugar a una fo rm a de dominación de larga duración.
Tal como puede seguirse tanto en las ‘Crónicas de Indias’ como en las narra­
ciones de la llamada ‘acumulación originaria’ y en tantos otros relatos de los
procesos históricos de conquista y colonización, el colonialismo adopta, en

308
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

sus orígenes, la forma de la violencia extrema, la violencia total y desmesura­


da productora de lo que Taussig (2 0 0 2 ) llama el espacio de muerte, como su
condición más propiamente definitoria.
A la vez que define la esencia’ del colonialismo, esta penetrante observación,
pone de relieve también el límite más profundo de la episteme moderna para
vérselas con el colonialismo: al identificar al terror como condición originaria
de la confección de la verdad colonial, Taussig nos advierte que la ‘realidad’ del
colonialismo es inasible para una ‘racionalidad-que-no-siente’; el terror se ins­
cribe en la materialidad de los cuerpos, en la subj etividad de las emociones y los
sentimientos, un terreno completamente desconocido para la razón moderna.
Efecto del terror, el colonialismo se hace ‘cuerpo’, corporalidades constituidas
desde la percepción y experimentación de una forma de violencia extrema.
El colonialismo es, ante todo, una determinada forma de sentir y experim entar
(vivir) la ‘realidad’. Así, la ‘realidad’ del colonialismo desafía los propios recor­
tes de la racionalidad de Occidente, tan acostumbrada a dejar fuera de lo real
aquellos ‘umbrales oscuros’ de los sentimientos, las em ociones, aún la propia
fuerza de las pasiones, en fin, la de todo aquello que, al no haber pasado por el
tam iz civilizatorio del ‘interés’, se presenta como ‘primitivo’.
Ahora bien, fundado sobre la violencia extrema del terror, una vez instaura­
do, el colonialismo precisa estabilizarse, normalizarse, fijarse como principio
generador de las prácticas sociales desde la misma cotidianeidad de la vida.
Es entonces cuando el terror originario arraiga en el (nuevo) mundo, creando
una cultura y una economía del terror; esto es, una cultura y una economía
basada en la lógica práctica de la expropiación.
L a violencia extrem a del terror va dejando su paso, a m edida que se impone, a
la violencia endém ica de la expropiación; violencia ésta productiva y de la vida
cotidiana, donde el colonialismo deja de ser visto como tal y asume las fo rm a s
naturalizadas de la colonialidad.
Como forma de violencia colonial, la expropiación es, básicamente, expropia­
ción de los medios de vida, de los medios a través de los cuales emergen y se re­
crean las fo rm a s de vida. D e allí que la expropiación, como forma de violencia
productiva, tiene que ver no con el ‘arrebato’ de ‘algo’, sino con la producción

309
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

colonial de formas de existencia; formas de vida colonizadas, expropiadas y re-


apropiadas, destruidas y re-creadas, desde la lógica práctica del extrañamiento
y hpuesta-en-disponibilidad por y para el poder colonial. Implica la producción
colonial de ‘formas de vida civilizadas’ (Castro Gómez, 2 0 0 0 ).
Esa dinámica expropiatoria implica, de hecho, el ejercicio sistemático y de larga
duración de una violencia productiva, una violencia inseparablemente sem ióti­
ca, económica, jurídico-política y militar; una violencia a través de la cual tiene
lugar la correlativa producción colonial de ‘subjetividades’, ‘naturalezas’ y ‘te­
rritorialidades’ adaptadas y sujetas a las reglas coloniales de la acumulación sin
fin y como fin-en-sí-mismo, propia de la gubernamentabilidad del mercado.
La violencia expropiatoria se ejerce simétrica y recíprocamente sobre los te­
rritorios y los cuerpos. Parte de producir, ante todo, una separación radical entre
unos determ inados cuerpos -lo s cuerpos de los sujetos - objeto de la expro­
piación colonial- de sus respectivos territorios originarios. El territorio, -forma
concreta de la existencia (Santos, 1996), espacio de materialización de una
fo rm a -d e ser determinada-, da cuenta de las fuentes y medios de vida que ha­
cen materialmente posible la existencia. Sin esas fuentes y medios de vida,
los cuerpos se ven expropiados de las energías que hacen posible su hacer,
expropiados de sí en la raíz misma de su ser, que es el obrar. D e tal modo, la ex­
propiación de los territorios (base y fuente de los medios-de-vida / formas-
de vida) es necesariamente correlativa de la expropiación de los cuerpos: es
expropiación de los ‘recursos’ que nos hacen ‘cuerpos’, y es expropiación de la
capacidad de obrar de esos cuerpos.
Expropiados de su propia capacidad de obrar; expropiados de la propia sen­
sibilidad corporal producida por el ‘acostumbramiento’ al dolor de la violen­
cia endémica, los sujetos-cuerpos objetos de la violencia colonial adoptan las
formas de vida de los cuerpos-puestos-en-disponibilidad para la continua valo­
rización del capital.
En este punto la violencia práctica de la expropiación ad op ta la fo r m a de la vio­
lencia sim bólica del fetichism o. Acto educativo de la ‘razón’ para poner bajo su
control y sujeción el mundo originariamente indómito de los sentimientos y
las pulsiones, la econom ía moral del fetichismo implica el ejercicio sistemá­

310
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

tico de una forma de violencia dirigida cuidadosamente a producir la expro­


piación de lo que sentimos; a reemplazar los sentimientos, las em ociones y los
deseos por esa única forma de percibir, ver y sentir propiamente moderna/
colonial que es el interés.
Así la eficacia práctica del colonialismo / colonialidad descansa en su cotidia-
neidad, y como forma de dominio de larga duración, en la economía moral
del fetichismo. Es el efecto mágico-religioso que produce la m ercancía sobre
los cuerpos objetos de expropiación, el que opera la creciente colonización
del deseo y de las fuerzas motivacionales de los sujetos por el ‘interés’, consa­
grado así como único principio racional de la acción humana.
Sin esa fascinación sobrenatural que invierte el estatus y condición de los ob-
jetos-portadores-de-valor en ‘algo sagrado’ (motivo de veneración y culto, en
M arx; sacrificio, en Simmel) no se podrían entender cómo, desde el interior
mismo de las culturas-en-proceso-de-expropiación, se fracturan las resisten­
cias decoloniales y se invierte la dirección de las fuerzas sociales para facilitar
ahora la penetración del impulso colonizador.
Es el fetichism o de la m ercancía el que, de uno y otro lado del proceso
expropiatorio, alimenta esa ansia insaciable de posesión y el que institu­
ye, com o primer acto de veridicción, el valor de cam bio como ‘medida-de-
todas-las-cosas’. Ese fetichism o produce la integración de la historia del
expropiador y el expropiado en la unidad (dialéctica) de la realidad colo­
nial: realidad-historia que, desde la mirada de la razón imperial, motiva y
justifica la violencia extrema de la conquista infinita, bajo los presupuestos
de la ‘acción civilizatoria’; y que, desde la perspectiva del colono, reviste el
proceso expropiatorio en fa n ta sía colonial, en carrera desenfrenada hacia la
meta -p o r cierto, quimérica- del ‘progreso’.
Sin embargo, este ‘mundo-uno’ emergente de la expansión de la razón impe­
rial, no logra suprimir absolutamente los disensos; no logra agotar las energías
corporales que surgen del dolor, la bronca y la indignación de la expropiación.
Frente a ellos, el poder colonial intenta sistemáticamente recluirlos al ámbito
renegado de la interdicción, de lo anormal. Ahora bien, esa última frontera en­
tre lo normal y lo anormal sólo se traza y se sostiene con la fuerza descarnada

311
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

de la violencia extrema del terror. El colonialismo reposa, en última instancia,


en la capacidad omnipresente del uso radical de la violencia extrema. Así pues,
para quienes los dispositivos de regulación de las sensaciones resultan estéri­
les, el poder colonial precisa reservarse siempre ese recurso de última instan­
cia, el de la violencia represiva que, cada tanto, emerge con obscena brutalidad,
rememorando las escenas del terror originario para aplacar con fuego el dolor
social rebelde de los territorios-cuerpos-en-proceso-de-expropiación.

Neoliberalismo y auge minero en América Latina.


Los bienes comunes del ambiente en el centro de
las disputas coloniales.

Sobre el trasfondo del análisis precedente del colonialismo, cabe situar


las condiciones históricas que hicieron posible el nuevo auge minero m e­
talífero verificado en América Latina desde la década del ’90 en adelante,
como parte y producto del proceso más general de reconversión neocolo-
nial del orden capitalista global, operado tras la crisis del régimen de acu­
mulación de posguerra, y su profunda reestructuración bajo las modalida­
des y condiciones del neoliberalismo. En tal sentido, es im portante visuali­
zar el auge minero metalífero experimentado en Am érica Latina no como
un fenóm eno aislado ni circunscrito a la década de los ’90, sino com o parte
de dicho proceso.
En efecto, tanto el auge minero de los ‘90, como el conjunto de políticas que
significaron y permitieron la abrupta radicación del complejo primario-ex­
tractivo exportador en la región, deben analizarse en tanto partes y emergen­
tes de la crisis y recomposición del esquema de dominación y acumulación
global ocurrido hacia los ’70; crisis que, precisamente, tiene por epicentro
-y que, en lo sucesivo, pone como eje clave de las disputas geopolíticas- el
dominio y control sobre los ‘recursos naturales’; la disputa por los territorios,
base natural de los bienes y servicios ambientales y proveedor último de las
energías corporales que producen el trabajo social.

312
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

Desde esta óptica, el neoliberalismo constituye, en realidad, un nuevo pro­


yecto de gubernamentabilidad neocolonial que, desde sus inicios, ha estado
orientado a ensayar y desarrollar nuevas estrategias de subalternización de
poblaciones, territorios y recursos con la finalidad de reorganizar la apropia­
ción desigual de la naturaleza’ y reasegurar, así, la ‘sostenibilidad’ de la acumu­
lación a escala global bajo el dominio de las potencias centrales.
En tanto expresión del poder imperial, el neoliberalism o debe entender­
se como una respuesta de los centros de poder mundial ante los avances
relativos logrados por los países periférico-dependientes en el período de
posguerra (1 9 5 0 -1 9 7 0 ) en términos de mayores condiciones de autonomía
económ ica y política, basadas en estrategias de control nacional de sus ‘re­
cursos naturales’, industrialización sustitutiva y ampliación de sus respecti­
vos mercados internos
A la par de la escalada revolucionaria(4) y de la gran oleada de nacionalizacio­
nes de sectores estratégicos de la economía (bienes primarios, energéticos,
transportes, telecomunicaciones, etc.) este proceso tendría como corolario
simbólico la Resolución 1803 (X V II) de Naciones Unidas acerca de la “Sobe­
ranía Permanente sobre los Recursos Naturales” (1 4 de diciembre de 1962),
en la que se consagraba “el reconocimiento del derecho inalienable de todo Estado
a disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales en conform idad con sus
intereses nacionales, y respeto a la independencia económ ica de los E stados”. Esta­

3. D ich as estrategias -en say ad as h a jo el im pulso político -id eológ ico de la d escolon iza­
ción fo r m a l d e A sia y A frica, las reivin dicacion es latin oam erican as de ‘so b era n ía económ ica'y,
en gen eral, las preten sion es de au todeterm in ación de los p u eb lo s del ‘Tercer M undo' ex p resa­
d a s en los m ovim ientos indigenistas, n acion al-popu listas y de n o-alin ead os-, se m aterializaron
con cretam en te a través de p olítica s de n acion alización de las reservas petroleras, m ineras y de
recursos no ren ovables en general, el control del com ercio exterior, lím ites y restricciones a las
inversiones extran jeras y a l m ovim iento de capitales, luchas d ip lom ática s p o r el m ejoram ien to
d e los térm inos de in tercam bio de las m aterias p rim as, cartelización y control de la ofe rta en los
m ercad os energéticos y de insum os b ásicos estratégicos en general, entre las m ás im portantes.
4. E stos p rocesos de lu cha se intensifican en la d éca d a del '50 y en ese m arco ten drían
lu gar las revoluciones b oliv ian a (1 9 5 2 ), ecu atorian a (1 9 5 4 ), ven ezolan a (1 9 5 8 ), cu ban a
(1 9 5 9 ) y p er u a n a (1 9 6 4 ), d a n d o lugar a g ob iern os que im pu lsarían p ro cesos de n acio n a liz a ­
ciones, reform a ag raria y m ed id as restrictivas con tra el cap ital extranjero.

313
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

blecía además que “el derecho de los pueblos y las naciones a la soberanía p erm a­
nente sobre sus riquezas y recursos naturales debe ejercerse en interés del desarrollo
nacional y del bienestar del pueblo del respectivo E stad o”, y que la violación de
tales derechos “es contraria al espíritu y a los principios de la cooperación inter­
nacional y a la preservación de la p a z ”.
Desde el punto de vista de la cuestión minera’ en América Latina, el hecho
culminante y decisivo de este proceso lo constituyó, sin dudas, la nacionaliza­
ción del cobre por parte del gobierno democrático de la Unidad Popular bajo
la presidencia de Salvador Allende, anunciada finalmente el 11 de julio de
1971, y establecida a través de una reforma constitucional aprobada por una­
nimidad en el Congreso (5). Más allá de la compleja evaluación de esta etapa,
ciertamente tales procesos tuvieron una trascendental importancia histórico-
política, provocando, como efecto principal y determinante, un profundo
cimbronazo y crisis en las dinámicas de expansionismo industrial de las eco­
nomías centrales, debido a las crecientes restricciones y/o encarecimiento de
sus fuentes de materias primas y energéticas en general.
Acto seguido, y en la antesala de la primera gran crisis del petróleo, tienen
lugar en los países centrales dos sucesos que serían claves para el curso de los
acontecimientos futuros: la determinación del fin de la convertibilidad del
dólar por parte del presidente norteamericano Nixon en agosto de 1971, y la
publicación del primer Informe Meadows, por el Club de Roma, también en
el mismo año. El primero constituye el punto de partida decisivo del conjun­
to de transformaciones institucionales que, originadas en el sector financiero,
terminarían por redefinir la estructura y dinámica de la econom ía mundial

5. L a trascen dencia geo p olítica y g eoecon óm ica de la n acion alización del cobre chileno
se fu n d a tan to en el hecho de tratarse del insum o m ineral intensivo determ in an te p a r a tod os los
p rocesos industriales de la ép o ca (en particu lar, los sectores eléctrico>au tom otriz y de la cons­
trucción), com o en que los yacim ien tos chilenos (C hu qu icam ata, E l Teniente, S alv ad or y E x ó ­
tica), -tod os con trolados p o r dos em presas n orteam erican as, K en n ecott C op p er Co., A n acon d a
M ining Co.-, rep resen taban el abastecim ien to de casi el 4 0 % d el cobre a nivel m undial, a lo
largo de p rácticam en te to d a la p rim era m itad d e ls ig lo X X (C a p u to y G alarce, 2 0 0 7 ; G u ajardo,
B ., 2 0 0 7 ; Ffren ch D av isy Tironi, 1 9 7 4 ).

314
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

bajo los postulados y reglas del neoliberalismo (6) (H arvey 1990; Panitch y
Gindin, 2 0 0 4 ). El segundo, sintomáticamente titulado “Los límites del cre­
cimiento” expresaría la preocupación de los países centrales ante la pérdida
del control sobre el acceso y disposición de los ‘recursos naturales’; marcaría
simbólicamente la puesta en marcha de una vasta ingeniería de reformas re­
lativas a la designación y principios de ‘gestión’ sobre los ‘recursos naturales’
orientados a revertir aquella situación(7).
Pero la gravedad geopolítica y la magnitud del impacto que el ‘nacionalismo
económ ico’ de los países del Sur implicó para las potencias centrales no per­
mitían respuestas tan ‘diplomáticas’ ni a ‘largo plazo’; por el contrario, des­
atarían inmediatamente toda la violencia del poder imperial amenazado. Así,
el 31 de marzo de 1964, a dos años de la Resolución 1803 de Naciones U ni­
das, se producía el golpe militar que derrocaba al presidente Joáo Goulart
en Brasil y el 11 de septiembre de 1973, a dos años de la nacionalización del
cobre, se producía el sangriento golpe de Pinochet contra Salvador Allen­
de en Chile. Con ellos -ambos sucesos indisimuladamente apoyados por la
CIA- se iniciaría la ola de terrorismos de estado que se extendería por toda
la región, instalando cruentas dictaduras militares que -bajo la doctrina de

6. M ás específicam ente, a p a r tir del fi n de la con vertibilidad del d ó la r y de la progresiva


liberaliz ación y tran sn acion alización del sistem a fin a n ciero m u n dial decretados p o r N ixon, se
d esen cad en arían p ro cesos que con du cirían a la con form ación de la p ro b le m á tic a de la d eu da
ex tern a d e los p a ís es d epen dien tes en gen eral y latin oam erican os en particular\ cuestión que
- c o m o se in dica m ás ad elan te- desem p eñ ará un p a p e l clave com o f a c t o r g eopolítico de las trans­
fo r m a c io n e s estructurales y socio-territoriales de los 90.
7. T ras el P rim er In fo rm e M eadow s (C lu b de R om a, 1 9 7 1 ), N acion es U nidas con voca a
la P rim era C onferen cia sobre el M edio H u m an o (E stocolm o, 1 9 7 2 ) que se hace eco, en térm inos
pred om in an tes, del en foqu e de la p ro b lem á tic a am b ien tal vista desde los intereses de las p rin ci­
p a le s p o ten cias m undiales. E ste p ro ceso desem b ocaría en la p u b lica ción del In form e B ru n tlan d
( “Our C om m on F u tu re”, 1 9 8 7 ) d on d e se con sagra el equ ívoco con cepto de ‘d esarrollo sustenta-
ble' com o solución d e com prom iso entre ‘desarrollistas’ y ‘c o n s e r v a c io n is ta s p e r o m an tien e in-
cu estion ad o e incu estion able el m od elo de crecim iento ilim itad o y la cuestión de desigu aldades
so cioam b ien ta les los conflictos ecológico-distributivos a nivel g lo b a l (M artín ez Alier, 1 9 9 5 ). E l
derrotero fin a l d e este p ro ceso term in ará, a la p ostre, con la con form ación del eco-capitalism o
tecn ocrático com o discurso g lo b a l hegem ón ico qu e a b rir á p a s o a una progresiva e incesante
‘m ercan tilización /c a p ita liz a c ió n de la ‘n a tu ra lez a ’ ( O ’C o n n o rM a rtin , 1 9 9 3 ).

315
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

la seguridad nacional-, servirían como catalizadores de la recuperación del


dominio de las potencias del Norte, lideradas por Estados Unidos.
Los perversos m ecanism os represivos de persecuciones clandestinas, tor­
turas y desaparición forzada de personas implementados por las dictadu­
ras militares con el objeto de desmantelar los procesos de movilización y
organización popular, se prolongarían en una econom ía del terror, signada
por una nueva etapa de apertura com ercial y liberalización financiera que
alimentarían el nefasto proceso de endeudamiento externo + fuga de capi­
tales’, mediante el cual se operaría la desestructuración del aparato produc­
tivo industrial, la aniquilación del mercado interno y la fractura política de
las resistencias sindicales.
La devastación social (crecimiento abrupto de la pobreza extrema, caída ge­
neralizada de salarios, desempleo masivo, crisis de los servicios públicos de
educación, salud y vivienda, etc.) provocada por la crisis de la deuda’ y los
sucesivos planes de ajuste que azolaron a la región durante la denominada ‘dé­
cada perdida’ de los ’80 sería tan importante como el condicionamiento polí­
tico que las potencias mundiales (F.M.I. y demás entidades financieras multi­
laterales mediante) ejercieron sobre las economías latinoamericanas a través
del ‘manejo de la deuda’. No cabe, pues, perder de vista la centralidad política
de la deuda externa como dispositivo clave en el proceso de reformas geoeco-
nómicas y geopolíticas que llevarían finalmente a la profunda recomposición
neocolonial del mundo verificada entre los ’70 y los ’90 (Dávalos, 2006).
El drástico escenario dejado por las políticas de ajuste estructural de los ’80
serviría como marco político para producir la ‘aceptabilidad social’ de las po­
líticas del Consenso de Washington en los ’90. Las mismas, bajo la retórica
de la necesidad de ‘recuperar la senda del crecimiento’ como condición para
‘combatir la pobreza’, impulsarían una abusiva política de privatizaciones,
apertura comercial irrestricta, liberalización financiera, sistemas de incen­
tivos extraordinarios a las inversiones extranjeras, y desregulación y preca-
rización del ‘mercado de trabajo’. En el contexto mundial de calentamiento
global, agotamiento de las reservas de ‘recursos naturales’ y síntomas cada
vez más graves de la crisis ambiental generalizada, los gobiernos latinoameri­

316
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

canos sellarían, a través de la adopción de estas políticas, la apertura y puesta


en disponibilidad de sus territorios y recursos como objetos de apropiación
por el capital transnacional, inaugurando un nuevo ciclo de valorización de­
pendiente basado en la explotación extractiva de sus bienes naturales, ahora
subordinados a las cadenas globalizadas de valor bajo el dominio de grandes
corporaciones transnacionales.
Desde el punto de vista de la disputa geopolítica por el control de los ‘recur­
sos naturales’ abierto a principios de los ’70, las políticas del Consenso de
Washington constituyen la culminación de un proceso en el que las potencias
del Norte (sus gobierno, las grandes empresas transnacionales y los organis­
mos financieros y demás instancias supranacionales de gobernanza mundial
bajo su control) lograron recuperar el acceso y control sobre las fuentes de
materias primas (recursos mineros, energéticos y alimentarios), restablecer el
abastecimiento hacia el Norte y simultáneamente impulsar la relocalización
de industrias contaminantes en sentido contrario w .
La vasta riqueza territorial, energética, alimentaria y de biodiversidad de la
región ocupa -actualm ente tanto como en los tiempos de la acumulación ori­
ginaria-, un lugar especialmente destacado como proveedor masivo de bienes
primarios y energéticos, en tanto contiene el 40 % de la biodiversidad del
planeta, el 25 % de la superficie mundial de bosques nativos, el 35 % del po­
tencial hidroeléctrico mundial, y una de las mayores superficies cultivables
del planeta, con más de 600 millones de hectáreas aptas para la agricultura;
condensa, además, el 27 % de las reservas comprobadas de carbón, 24 % de
petróleo y 12 % de gas, y gran parte de los recursos mineros claves, entre ellos,
el 41 % del níquel, el 35 % del cobre, el 30 % de la bauxita y la plata mundia­
les, y el 5 % del uranio (CEPAL, 2002; Sánchez Alvabera y Lardé, 2 0 0 6 ). El
control de estos recursos ha sido determinante para la reestructuración de las
8. A veinte añ os de la p u b lica ción del P rim er In form e M eadow s ("L os lím ites del creci­
m ien to”, Club d e R o m a , 1 9 7 1 ), el Segundo In form e M ead ow s p ro p o n ía otro sugestivo título
("M ás a llá de los lím ites”, 1 9 9 1 ) d a n d o cuenta del cam b io de visión de los p a íses dom in an tes:
se h a b ía n restablecid o y a los flu jo s de m aterias p rim a s y en ergía y ello h a b ía d eterm in ado el
retorn o d e la f e en el 'crecimiento ilim itado', a h o r a s o la p a d o en el discurso del 'desarrollo sus­
tentable'.

317
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

desigualdades ecológicas y socioambientales en base a las cuales se sostienen


las nuevas formas de dominación política a escala global. Así las masivas pri­
vatizaciones de los servicios básicos (agua potable y energía eléctrica) y de las
fuentes de energía (hidroeléctricas y de hidrocarburos), el ingreso y acelerada
expansión de los agronegocios basados en tecnologías combinadas de trans­
génicos y agrotóxicos, la radicación creciente de plantaciones forestales, pas­
teras de celulosa y demás industrias intensivas en agua y energía en general; el
incremento de los ritmos de explotación de las riquezas pesqueras; el control
sobre las reservas y las tasas de extracción de hidrocarburos por parte del ca­
pital transnacional; el avance privatizador (patentamiento) de las industrias
químicas y farmacéuticas sobre la biodiversidad y los recursos genéticos de
la región; verificadas a lo largo de los ’90 representaron, en su conjunto, la
instalación de un gigantesco dispositivo primario extractivo exportador en
función del cual se ha operado la integración subordinada del territorio re­
gional como ‘insumo ambiental’ clave para la nueva dinámica concentradora
y excluyente de la acumulación global.
Como parte integrante de este proceso, la masiva radicación de grandes explo­
taciones mineras constituye un caso emblemático que reviste una significación
particularmente estratégica en términos de sus implicaciones geoeconómicas
y socioambientales. Dada su crucial relevancia histórica como ‘país minero’,
el ‘Chile de Pinochet’ oficiaría como escenario social de experimentación e
implementación paradigmática del conjunto de reformas institucionales que,
a la postre, funcionarían como los dispositivos legales del nuevo gran saqueo
minero de los ’90. El decreto Ley N ° 600 que sanciona un nuevo Estatuto de
Inversión Extranjera (1 9 7 4 ), seguido de la Ley Orgánica Constitucional sobre
Concesiones Mineras (Ley N°. 18.097, I a de diciembre de 1981) y la reforma
del Código de M inería (1 9 8 3 ), serían las reformas claves que no sólo permi­
tirían la progresiva privatización encubierta de la gran minería del cobre en
Chile (Caputo y Galarce, 2 0 0 7 ), sino los marcos legales que se aplicarían luego
como ‘modelo exitoso’ en los restantes países de la región a fin de abrirlos a
las grandes corporaciones mineras transnacionales y crear políticamente las
condiciones de rentabilidad de sus procesos extractivos.

318
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

Tres fueron los pilares centrales que establecieron las bases políticas de
estas reformas:
- Plena seguridad jurídica sobre la propiedad de las concesiones mineras
(imprescriptibilidad y transabilidad de las concesiones mineras; preeminen­
cia de la propiedad minera sobre los derechos superficiarios; total garantía
legal y judicial de las inversiones extranjeras, hasta el extremo de reconocer la
competencia originaria de los juzgados de los países de origen de las inversio­
nes en caso de controversias);
- grandes beneficios fiscales y comerciales (estabilidad jurídica por perío­
dos de entre 25 y 30 años; eliminación de tasas de importación y exporta­
ción; libre disponibilidad comercial de productos; amortización acelerada de
inversiones; desgravación de impuestos internos y de regalías mineras o su
limitación a tasas insignificantes; libre disponibilidad de divisas y desregu­
lación total sobre la remisión de utilidades; concentración de impuestos por
‘resultados’ en base a declaraciones juradas de las empresas, etc.); y
- una legislación y sistema de controles ambientales extremadamente
laxos (entre los que se destaca la supresión de fondos de garantías por impac­
tos ambientales; vacíos legales en relación a los procesos de cierre de minas
y al tratamiento de los pasivos ambientales mineros; estándares ambientales
de calidad de agua, aire y suelo sistemáticamente inferiores a las disposicio­
nes de la Organización Mundial de la Salud y a las regulaciones de los países
del Norte; descentralización y fragmentación de los organismos de control y
fiscalización ambiental, etc.).
Estas nuevas bases legales e institucionales convertirían al extenso territorio
de la región en una increíble ‘oportunidad’ para el desarrollo de los intereses
mineros globales. En palabras de los agentes del discurso oficial minero se tra­
taba de reconocer que “el nacionalismo resultaba contradictorio p a r a atender las
potencialidades que presentaba el patrim onio geológico de los países mineros de la
región... ”; en su lugar había que ‘admitir’ que dado que “lospaíses compiten en el
mercado de capitales ( . . . ) la competitividad de los territorios” depende cada vez
menos de sus ‘ventajas naturales’ y más de “la capacidad de seducción de las p o ­
líticas nacionales” era preciso este tipo de reformas “cuya intención era esencial­

319
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

mente hacer atractiva la inversión” (Sánchez Albavera y Lardé, 2 0 0 6 :1 3 -1 4 ).


Las reformas señeras en el Chile de Pinochet se exportarían luego como
‘modelo exitoso’ a lo largo de todos los países de América Latina con cierto
potencial minero. El Banco Mundial ofrecería frondosos créditos para agilizar
la ‘modernización’ institucional y la reforma de los marcos legales relativos a
las explotaciones mineras. Así, sucesivamente Perú ( 1 9 9 1), Bolivia ( 1 9 9 1),
Ecuador ( 1 9 9 1), M éxico (1 9 9 2 ), y más tarde Brasil (1 9 9 6 ), Guatemala
(1 9 9 7 ), Honduras (1 9 9 8 ) y Colombia (2 0 0 1 ), introdujeron sendas modifi­
caciones en sus legislaciones mineras adoptando uniformemente los nuevos
criterios impuestos. En nuestro país, tales reformas se impusieron bajo el go­
bierno de M enem con la ley N° 24.196 (1 9 9 3 ) y otras reformas complemen­
tarias (9). Como ya se dijo, “dos fu eron las preocupaciones que estuvieron a la
orden del día de las autoridades mineras. Por un lado, cómo hacer más atractiva la
explotación de sus yacimientos versus la opciones alternativas de inversión en otros
países ( . . . ) , y p o r otro, cómo gan ar la confianza de las grandes empresas transna­
cionales de la minería, asegurándoles seguridad jurídica, garantías a la inversión y
estabilidad p a r a un negocio que, como la minería, debe concebirse bajo una óptica
de largo p la z o ... ” (Sánchez Albavera y Lardé, 2 0 0 6 :1 4 ).
Bajo ese extraordinario marco de ‘incentivos’, América Latina se convirtió en
el centro de destino privilegiado para las grandes transnacionales mineras.
Mientras las empresas transnacionales del sector afrontaban un fuerte pro­
ceso de reconversión (10) destinado a recuperar las tasas de rendimiento de

9. Entre las m ás im portan tes, cab e m en cion ar la L ey 2 4 .2 2 8 de A cu erdo F ed eral M ine­


ro (ju lio d e 1 9 9 3 ) que dispone, entre otras cosas lím ites a las regalías que p u ed en cob ra r las
p rov in cias; la L ey 2 4 .4 0 2 de R égim en de F in an ciam ien to y D evolución an ticip a d a d el I.V.A.
(noviem bre d e 1 9 9 4 )} la L ey 2 4 .4 9 8 de A ctu alización del C ódigo de M in ería (ju lio de 1 9 9 5 )}
la L ey 2 4 .5 8 5 d e P rotección A m bien tal p a r a la A ctividad M in era (noviem bre de 1 9 9 5 ) ; y la
L ey 2 5 .2 4 3 referid a a la suscripción d el fa m o s o T ratad o B in acion al de Integración y C om ple-
m en tación M in era entre A rgentina y Chile.
10. E n el m arco de la crisis de los ’8 0 las em presas m ineras tran sn acion ales inician u n p ro-
ceso d e reconversión b a sa d o en dos gran des estrategias: relocalizacion es y concentración. L a s
estrategias d e relocalización se centraron en tran sferir sus fa s e s extractivas h a c ia los p a ís es de
m enores costos y controles am b ien tales (A m érica L a tin a y A frica), a la v ez qu e u bicar sus p la n ­
tas d e con cen trado y fu n d ició n en p aíses con costos lab ora les m ás b a jo s (C hin a, In d ia y el Su­

320
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

sus inversiones, estas reformas ponían a su disponibilidad el vasto patrimonio


geológico de la región para tales objetivos. Se verifica, en este marco, el ingre­
so masivo de las grandes corporaciones mineras transnacionales a la región:
las canadienses Barrick Gold, Aur Resources, Placer Dome, Falcon Brid-
ge, Yamana Gold; las estadounidenses Phelps Dodge, Newmont, Exxon;
Río Tinto (Inglaterra); BHP-Billiton, de Australia; Sumimoto y Mitsubis­
hi, de Japón; Anglo American Ashanti, de Sudáfrica, y Xstrata Cooper de
Suiza, entre las más importantes. El ingreso de las transnacionales como los
principales actores del ‘boom ’ minero de los ’90 estuvo apalancado también
por la acelerada privatización de grandes empresas mineras estatales, nacio­
nalizadas precisamente en la ola de reivindicaciones de los ’60 (11).
Las inversiones en exploración minera pasaron pronto de los u$s 200 m illo­
nes en 1990 (en su mayoría localizado en Chile) a los u$s 1.300 millones
anuales en 1998. Mientras que entre 1990 y 1997 las inversiones en explora­
ción minera crecieron en un 90 % a nivel mundial, en América Latina lo hicie­
ron en 4 00 %, totalizando una inversión acumulada por u$s 17.300 millones.
C on ello, la región se convertía en la principal ‘receptora’ mundial de capita­
les mineros, representando el 30 % del total de las inversiones mundiales. Al
cabo de la década, cuatro de los diez países con mayores inversiones mineras

deste A siático en gen eral) . P o r otro lado, se verificó un gran p ro ceso de fu sion es y adqu isicion es
entre g ran des em presas, qu e sólo en el p rim er cu arto de la d éca d a d el 90 im plicó tran saccion es
p o r u$s 5 6 .1 0 0 m illones, destin ados a con centrar m ás aún los m ercados y a lograr una m ayor
integración h orizon tal y vertical de las cad en a s de v a lo r con el objetivo de fo r ta le c e r el control
so bre los precios, los niveles de stock y de prod u cción de c a d a f a s e de los p ro cesos productivos
d e m inerales y m etales. C om o resu ltado de este p ro ceso cab e señ a la r que a jin e s de los 90 sólo
d iez em p resas con trolab an el SO % de la pro d u cció n m u n dial de cobre; tres em presas, el 70 %
d e la p rod u cción m undial de hierro y sólo seis em presas con centraban el 90 % de la produ cción
m u n dial d e alu m in io (S á n ch ez A lb av era y L a rd é, 2 0 0 6 ).
11. E n la p rim era m ita d de los 90 se priv a tizaron Vale d o R io D oce, la gigan tesca m inera
d e B rasil y actu alm en te una de las m ás gran des a nivel m undial; en Perú, a través de las p riv a ­
tizacion es de las em p resas estatales m ás im portan tes (H ierro Perú, M in ero-P erú y C entrom ín)
se tran sfirieron a l sector p riv a d o 1 .2 0 0 op eracion es m ineras entre 1 9 9 2 y 2 0 0 0 . E n el caso de
Chile, se verificó una p riv a tización en cu bierta, y a que si bien CO D ELCO siguió en m an os del
esta d o chileno, su p a rticip ación en el m ercado fu e sien do d elib erad am en te redu cida a fa v o r de
las tran snacionales p riv a d a s (Folchi, 2 0 0 3 ; S án ch ez A lbavera, 2 0 0 4 ; Bury, 2 0 0 7 ).

321
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

a nivel mundial, eran de la región: Chile, en primer lugar, luego Perú (6°),
Argentina (9°) y M éxico (1 0 °); entre éstos, los tres primeros concentraron el
72 % de las inversiones realizadas. Las estimaciones proyectadas para el pe­
ríodo 2004-2015 calculan que América Latina llegará a absorber el 40 % del
total de las inversiones mundiales del sector, unos u$s 50.000 millones que
se radicarían principalmente en Chile (35 %), Perú (2 8 %) y Argentina (12
%). (Sánchez Albavera et. Alt., 1998; Sánchez Albavera y Lardé, 2 0 0 6 ; Prado,
2005; Bebbington et. Alt., 2007).
Pero la eficacia de las políticas de seducción de inversiones se puede
visualizar no sólo a través del acelerado crecim iento de las mism as, sino
tam bién en función de la fuerte recom posición de las tasas de ganancias
que las explotaciones en A m érica Latina significaron para las grandes
corp oraciones m ineras. D e acuerdo a estim aciones de R ond ón (1 9 9 7 :
6 7 ), a m ediados de la década del ’90, las tasas medias de ben eficio de las
operaciones m ineras en la región eran del 3 4 %, superando am pliam ente
el 5 % que eran los rendim ientos prom edio en los países m ineros del
N orte (Canadá y Estados U nidos).
Alentadas por estas grandes diferencias en las tasas de rendimiento, la cre­
ciente radicación de inversiones mineras provocó un crecim iento voraz en
la tasa de extracción de recursos, de modo tal que, al cabo de la década,
América Latina se convirtió en la principal proveedora de buena parte de
los recursos mineros demandados a nivel mundial.
La proporción mundial que representaba la producción regional de oro pasó
del 5 % en 1980, al 10,3 % en 1990 y al 14,9 % en el 2 0 0 4 ; igualmente, en el
período comprendido entre 1990 y 2 0 0 4 la producción regional de cobre
pasó de 24,4 % al 47,3 % del total mundial; en el caso de la plata, del 34,2 %
al 41,4 %; del 16,8 % al 22 % en la producción de zinc; del 23 al 27 % en el
caso de la bauxita; del 22 al 29 % en la producción de mineral de hierro y del
11,5 al 16 % en la de níquel (Sánchez Albavera y Lardé, 2 0 0 6 : 109).
Se completa con ellas un ciclo de transformaciones en las que tiene lugar la
recomposición de la estructura colonial del mundo. Al cabo de un período, trá­
gico para la historia de los pueblos del Sur, que va desde inicios de los ’70 hasta

322
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

mediados de los ’90, la reconversión neoliberal del régimen de acumulación


global significó la imposición de un nuevo esquema de gubernamentabilidad
colonial, una transformación de las modalidades y vínculos a través de los cua­
les el capital opera la apropiación y disposición diferencial de cuerpos y territo­
rios como objetos de explotación y medios de acumulación. En el marco de las
transformaciones globales, el proceso de gestación, imposición y sostenimien­
to del ‘boom ’ minero de los ’90 en la región tiene una importancia central para
comprender la lógica práctica del colonialismo; sus modus operandi ponen de
manifiesto los perversos ciclos de la violencia colonial contemporánea.

Minería transnacional y gobernanza neocolonial.


De la economía del terror a los nuevos dispositivos expropiatorios.

Tomando como trasfondo la perspectiva esbozada sobre la naturaleza del


colonialismo, la revisión del proceso histórico dentro del cual se enmarca la
producción e im posición del último ciclo de auge minero en América Latina
permite analizar el carácter neocolonial del proyecto neoliberal: sus diferen­
tes fases de im plementación ponen de manifiesto los distintos ciclos de la
violencia colonial.
Esquemáticamente, se inicia con la violencia extrema del terror, drásticamen­
te instalada con el terrorismo de estado de los ’70. Instituye y se prolonga
en la economía del terror de los ’80, bajo la gravosa carga de la ‘deuda ex­
terna’ y las políticas de ajuste y disciplinamiento económ ico. Tras el terror,
la violencia colonial se torna acto expropiatorio: de la desindustrialización y
el desmantelamiento del aparato productivo regional, a la abusiva política de
privatizaciones, liberalización comercial y financiera y desregulación y preca-
rización del ‘mercado de trabajo’ de los ‘90.
La violencia colonial de la expropiación se materializa a través de la instala­
ción del nuevo modelo extractivo primario-exportador y muestra sus efectos
más dramáticos en sus impactos y conflictividades socioambientales. Sin em­
bargo, la violencia expropiatoria de los ’90, que colocó a las poblaciones y sus

323
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

territorios bajo el dominio y el control de grandes corporaciones transnacio­


nales, se prolonga y profundiza hasta nuestros días bajo la forma y los efectos
de la violencia simbólica del fetichismo / fetichización del ‘desarrollo susten-
table’. No obstante el carácter dramático, y en buena medida irreversible, de
sus efectos sobre los cuerpos y los territorios, la violencia expropiatoria de
los nuevos dispositivos extractivos se prolonga y profundiza en nuestros días,
apenas disimulada bajo la retórica hegemónica de la fantasía colonial desarro-
llista, emergente en el marco de la ‘recuperación del crecimiento económ ico’
verificado en los primeros años del nuevo siglo.
El auge minero transnacional en la región tiene la particularidad de evi­
denciar de modo meridianamente claro los ciclos de la violencia colonial
que condujeron a su realización. En cuanto a sus condiciones históricas de
realización, el ‘proceso minero’ pone de relieve algo usualmente pasado por
alto en la genealogía del neoliberalism o: asociado a las políticas del ‘C on ­
senso de W ashington’ muchas veces las referencias a la oleada neoliberal
trazan sus inicios en los ’90, cuando, en realidad, se trata de un proyecto
geopolítico imperial cuyos orígenes se rem ontan al terrorismo de estado
y las transformaciones económ icas, políticas y culturales instaladas por las
dictaduras militares en los ’70.
Como destaca Scribano, “no hay reconfiguración del capital sin represión y h o­
rror. En los ’70 se lanza esta ‘cam paña cuyos resultados estamos viendo ahora: no
p o r casualidad ustedes ven las mineras m ás grandes de todo el mundo, las cinco
com pañías de agua que m anejan el negocio del agua a nivel mundial, las diez com ­
pañ ías que m anejan el oligopolio de las semillas y los alimentos en todo el mundo,
están instaladas aq u í en A m érica L atin a y tienen acá una base importante de sus
operaciones. Todo esto tiene que ver con la expansión del capital que se produce
desde m ediados de los ’70 en adelante” (2 0 0 7 ). En el caso de las ‘reformas mi­
neras’, resulta evidente tanto el papel emblemático que ha tenido el ‘proceso
chileno’ para toda la región, como la importancia histórica que el terrorismo
de estado ha desempeñado en dicho proceso. El Chile de Pinochet ha sido, en
materia de minería al menos, el ‘laboratorio del neoliberalismo’; al tratarse del
principal proveedor mundial de uno de los insumos mineros industriales más

324
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

importantes de la era contemporánea, ha permitido la instalación de todo el


marco legal e institucional funcionalmente pensado desde los intereses más
concentrados del capital transnacional para favorecer los procesos expropia-
torios, desde el marco de garantías a la propiedad y los incentivos fiscales y
de flexibilidad laboral a las inversiones extranjeras, la liberalización com er­
cial y financiera, hasta la extrema labilidad de las legislaciones ambientales;
reformas todas, que con variantes menores, fueron luego sistemáticamente
aplicadas en el resto de la región.
Ahora bien, si el papel de la violencia extrema del terror resulta tan inoculta­
blemente evidente como fuerza originaria del nuevo entramado neocolonial,
si tan a tal punto el golpe de estado contra Salvador Allende tiene el color del
cobre’, no menos evidente resulta la violencia colonial del dispositivo expro­
piatorio que se instala con la radicación del modelo extractivo exportador en
general, y del modelo minero transnacional en particular. Com o se ha señala­
do, la violencia expropiatoria, como lógica práctica del colonialismo, implica
fundamentalmente la separación radical de las poblaciones de sus territorios;
es acto de desposesión de los territorios que nos hacen cuerpos’, cuerpos
como sedes de sociabilidad -capacidad de relacionar-nos y de ser-con-otros-
en-el-mundo-; cuerpos como bases de la agencialidad -capacidad de ser su-
jetos-productores-de historias-otras/diversas. La violencia expropiatoria de
la gubernamentabilidad neocolonial del capitalismo global se ha mostrado,
en este sentido, como una fenomenal avanzada sobre los territorios; como un
gran poder de control y disposición sobre vastas extensiones territoriales.
En efecto, en el marco de la oleada neoliberal, al cabo de la década de los ’90
el capital transnacional ha producido una drástica reconfiguración territorial
de la región con la creación de mega-zonas de monocultivos, la instalación de
prótesis extractivas de gran escala (Plan Puebla-Panamá e URSA) y la rede­
finición radical de las funcionalidades sociales y ecológicas de los territorios.
Sólo a modo de ejemplo cabe consignar que entre 1990 y 2000, la expansión
de la agroindustria y la minería significaron la deforestación de 4 6 7 .0 0 0 km2
en toda la región; sólo en la Amazonia brasileña, en 2 0 0 4 se llegó al lamenta­
ble récord de 26.000 km2 de bosque nativo arrasado.

325
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

D e la mano de las grandes industrias celulósicas y de las transnacionales


agroindustriales, los monocultivos forestales alcanzaron a cubrir más de
5.000.000 de hectáreas en Brasil, y la agricultura transgénica llegó a ocupar
140.000 km2 en la Argentina. En Paraguay la superficie de estos cultivos de
exportación pasaron de ocupar 8.000 km2 a 20.000 km2 entre 1995 y 2003,
en tanto que en Bolivia se incrementaron en 10.000 km2 en el mismo perío­
do (CEPAL, 2 005; Cifuentes Villarroel, 2 006; Alimonda, 2 0 0 5 ).
D e la mano de la megaminería, los avances del capital sobre los territorios ha
alcanzado dimensiones inusitadas, llegando a cubrir al cabo de los ’90, más
del 10 % de toda la región (Cifuentes Villarroel, 2 0 0 6 ). En el caso de Chile,
la superficie concesionada a grandes explotaciones mineras alcanzaba, en el
año 2003, al 10,6 % de total del territorio nacional (unos 80.000 km 2). En el
Perú, los denuncios mineros aumentaron de 4 millones de hectáreas en 1992
a 22 millones de hectáreas en el año 2000, alrededor del 10 % de la superfi­
cie total (1 1 0 .0 0 0 km 2). En el caso de Ecuador la superficie concesionada
a grandes corporaciones mineras pasó del 5 % en el año 2 0 0 0 al 16,7 % de
la superficie territorial total en el 2004 (unos 46 .0 0 0 km 2). En Panamá, al
cabo de la década, el 45 % de su territorio nacional estaba ya concesionado a
empresas mineras; mientras que en Argentina, las exploraciones mineras lle­
garon a cubrir una superficie de más de 187.500 km2 (Guajardo, 2 007; Bury,
2007; Cifuentes Villarroel, 2006; Prado, 2 0 0 5 ).
Ahora bien, dada la naturaleza y características tecnológicas de las grandes
explotaciones mineras contemporáneas (12), la envergadura de los procesos

12. A d iferen cia de la m in ería trad icion al -caracterizad a p o r la ex p lo tación de vetas con
alta s concentraciones de m in eral relativa-, la m in ería m etalífera con tem porán ea se b a sa en
el d esarrollo d e un nuevo com plejo tecn ológico que p erm ite la ‘ex p lotación ren table de y a ci­
m ientos de b a ja ley (0 ,4 ), lo qu e im plica la extracción de m inerales rem an en tes en p eq u eñ a s
p artícu las d isem in adas en gran des extensiones m on tañ osas. E sta tecn ología extractiva de las
d en om in ad as ex p lotacion es ‘a cielo ab ierto ' o a ‘ta jo a b ie r to ’, p ro c ed e básicam en te a la v o la ­
dura d e g ran d es volúm enes de m aterial rocoso que luego es tritu rado y so m etid o a p rocesos de
lixiviación en p ila s a través de la cu al el m aterial rocoso es tra ta d o con gran des can tidades de
a g u a dulce com b in ad as con á cid o sulfúrico, m ercurio y / o cianuro (según se trate de los m ine­
rales a ex traer) a fi n de ser sep a ra d o s del m aterial estéril. Este tip o de tecn ología exige destruir
en orm es extensiones de superficie m on tañ osa, la ap licación de gran des can tidades de explosi­

326
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

expropiatorios que suponen e implican va mucho más allá de la extensión de


las superficies territoriales intervenidas. En realidad, la m egam inería p on e de
manifiesto de m anera p aradigm ática la com plejidad e intensidad de los nuevos
dispositivos expropiatorios del presente.
M uy esquemáticamente, se puede señalar que través de la masiva relocali­
zación y reconfiguración de las cadenas de valor a escala mundial, las indus­
trias extractivas han implementado un com plejo dispositivo de producción
de desigualdades ambientales dentro del cual se pueden distinguir tres
principales modalidades expropiatorias: una expropiación geográfica;
otra estrictamente económica, y otra de tipo ecológica.
L a d im en sión g e o g r á fic a d e la e x p r o p ia c ió n tiene que ver tanto con la ca­
pacidad de disposición sobre los territorios, como con las reconfiguraciones
territoriales que la dinámica globalizada del capital tiende a producir sobre
los territorios locales. Siguiendo los análisis de Harvey (2 0 0 4 ) y de Santos
(1 9 9 6 ), la expropiación geográfica opera fundamentalmente destruyendo la
coherencia local de los territorios, desarticulando los flujos socioproducti-
vos endolocales y rearticulándolos com o fragmentos territoriales subordina­
dos a procesos productivos de alcance global, comandados a distancia bajo
la dirección y el control del capital transnacional concentrado que domina la
respectiva cadena de valor a escala mundial.

vos y de sustancias tóxicas y el uso intensivo de dos insum os clave, ag u a y energía. A m od o ilus­
trativo, c ab e m en cion ar que un em pren dim ien to a cielo a b ier to están d ar requ iere m ín im am en te
un m etro cú bico de ag u a p o r segundo de m an era inin terrum pida d esde la p u esta en m archa
d e la ex p lo tación h asta su cierre. R especto a l consum o energético> la m in ería constituye una de
las activ id ad es prod u ctivas de m ay or in ten sidad en ergética (relación entre en ergía con su m ida
p o r u n idad d e p ro d u cto), lo que la convierte en una de las m ayores dem an dan tes de en ergía en
el m undo> calcu lán dose que la m ism a insume en tota l a lred ed o r d el 10 % d é l a en ergía m un­
d ial (Q uevedo et. alt., 2 0 0 4 : 5 0 ). P o r otro lad o> un asp ecto no m enos relevante en cu an to a la
in ciden cia am b ien tal d e este tipo de ex p lotacion es lo constituye la gran can tid ad de p asivos
am b ien tales que la activ id ad gen era. E n particu lar, la g en eración del dren aje á c id o de m ina
qu e este tip o d e ex p lotacion es gen eralm en te desen caden a, afecta n d o irreversiblem ente cursos y
fu en tes d e agu a, a s í com o tam bién la gran can tid ad de m aterial estéril p rod u cid o, -tan to agu a
de relaves, com o m aterial rocoso de desecho- y qu e requ iere ser tra ta d o a p erp etu id a d (Instituto
de E studios E con óm icos M ineros - GTZ, 1 9 9 3 ; S án chez A lbavera, 2 0 0 4 ; G utm an, 2 0 0 7 ; R o ­
drígu ez P ard o, 2 0 0 7 ).

327
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Las inversiones del capital producen una sustancial transformación del es­
pacio local; éste pierde progresivamente densidad como ámbito de vida de
relaciones horizontales y pasa crecientem ente a ser reconfigurado como un
fragmento socioterritorial económ icam ente subordinado y tecnológicam en­
te dependiente de cadenas mundializadas de valor, cadenas que funcionan
como correas de transmisión de los imperativos del capital y que imponen,
en los espacios locales, el dominio de lógicas verticales y centralizadas de
control (Santos, 1996). La dimensión geográfica de la expropiación tiene
que ver, en consecuencia, con la desintegración productiva de los espacios
locales cuyas consecuencias van mucho más allá de lo estrictam ente geo­
gráfico’, en tanto implican una expropiación de la diversidad eco-territorial y
sociocultural de los lugares. La uniformización de los territorios convertidos
en enclaves de exportación tiene así, profundas consecuencias biopolíticas,
en tanto productores de ámbitos monoculturales del capital global.
En cuanto a la d im en sión estricta m en te eco n ó m ic a d e la ex p ro p ia c ió n , ésta
tiene que ver tanto con las transformaciones territoriales descriptas, como
con las reformas legales e institucionales vinculadas a las políticas neolibera­
les, procesos mediante los cuales se opera una fenomenal transferencia de re­
cursos financieros desde las regiones periferizadas hacia los centros de poder
económ ico mundial.
Por un lado, tales transferencias se operan como resultado de la reestructura­
ción territorial de las cadenas productivas a escala global; tiene que ver con la
masiva transferencia de activos financieros y valores de cambio que las grandes
empresas transnacionales remiten a las sociedades centrales desde las opera­
ciones extractivas localizadas en los territorios periféricos. Los territorios in­
tervenidos, los dispositivos extractivos instalados en las geografías nacionales a
través de las mega-infraestructuras al servicio de los flujos de materiales expor­
tados (carreteras, hidrovías, electroductos, mineraloductos, presas hidroeléc­
tricas, etc.) operan como correas geográficas de transmisión de grandes flujos
financieros desde unas sociedades a otras, a través de las tasas diferenciales de
apropiación de la renta que implican estas grandes explotaciones.
La localización de las diferentes cadenas de valor en los distintos espacios

328
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

nacionales y regionales tiene una importancia fundamental como dispositivo


de apropiación diferencial de la renta. D e allí que las reestructuraciones de las
cadenas globales de valor de las ‘industrias extractivas’ se hayan caracteriza­
do por localizar las fases productivas más contaminantes y ambientalmente
intensivas, de menor valor agregado, con menor incidencia en la generación
de empleos y en el desarrollo de innovación tecnológica en las sociedades re-
periferizadas, para dejar las fases de m enor impacto ambiental, más intensivas
en trabajo y conocimiento, en las sociedades centrales.
Por otro lado, los procesos de expropiación económ ica están vinculados con
las reformas políticas. En este sentido, la recomposición de las tasas de ganan­
cia de las grandes corporaciones transnacionales y la producción política de
la rentabilidad de las empresas a través de las reformas neoliberales, convierte
a estas explotaciones en grandes extractaras de renta que se producen en los
territorios subordinados de la periferia y se consumen en los mercados con­
centrados y sofisticados de las sociedades dominantes.
Las extraordinarias tasas de rentabilidad logradas en los territorios del Sur
-m erced a los subsidios fiscales, socio-ambientales y laborales que las ‘inver­
siones’ reciben- pasan a ser flujos financieros decisivos para alimentar la di­
námica consumista de las élites dominantes del Norte. D e tal modo, aunque
se trate de la ‘dimensión’ más vieja y burda del colonialismo, este aspecto del
saqueo estrictamente económ ico no cabe ser minimizado ni pasado por alto,
puesto que cumple una función estructuralmente decisiva para la recomposi­
ción de los procesos de acumulación a escala global.
A la hora de estimar cuantitativamente la magnitud de este aspecto de los
procesos expropiatorios, pese a las dificultades para acceder a fuentes con
inform ación sistem ática sobre la cuestión (13), un estudio sobre la situación

13. In fo rm ación estratégica, celosam ente v ela d a y resgu ardada tan to p o r los artilu gios
con tables d e las corp oracion es com o p o r la ven al com p licid ad de los sistem as de con tralor y
fisc a liz a c ió n pú blicos, los niveles de ren ta bilid ad y los volúm enes de las g an an cias de las gra n ­
d es corp oracion es m ineras resultan un o b jeto de in dagación especialm en te dificultoso. E n un
terreno d on d e los silencios y los vacíos de in form ación dicen bastan te m ás que lo escrito> cab e
con statar que p ese a la gran diversidad de tem áticas que fu e r o n o b jeto de p u b lica cion es p o r
organ ism os p ú b lico s y m u ltilaterales (depen den cias de m in ería de los países, CEPAL, B an co

329
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

de las empresas mineras en Chile puede servir de indicador. En él, Caputo


y Galarce (2 0 0 7 ) consignan que las ganancias obtenidas por las transnacio­
nales mineras en sus operaciones en Chile sólo en el año 2 0 0 6 alcanzaban
los 2 0 .0 0 0 millones de dólares. Esta cifra -q u e de por sí sola ya dice bas­
tante- adquiere mayor relevancia cuando se tiene en cuenta que a lo lar­
go de todo el período iniciado con las reformas de Pinochet, la inversión
extranjera neta en minería ha sido de 9 .819 millones de dólares; es decir,
que con sólo las ganancias obtenidas en un año (2 0 0 6 ) las corporaciones
mineras duplicaron la inversión neta total realizada a lo largo de un período
de 32 años (1 9 7 4 -2 0 0 5 ). Razones por demás suficientes para denominar a
este proceso com o lo proponen los autores de la investigación: “el robo del
siglo”. Ello da cuenta precisamente de la naturaleza actual de los procesos
de acumulación, que han sido tipificados por Harvey (2 0 0 4 ) com o de ‘acu­
mulación p o r desposesión’.
Por último, pasemos ahora a referirnos a la d im en sión eco ló g ica d e los p r o ­
cesos e x p ro p ia to rio s co n tem p o rán eos, probablemente el aspecto geopo-
líticamente más relevante en el contexto presente. Aunque estrechamente
vinculados a las transformaciones territoriales, los procesos de expropiación
ecológica tienen que ver con las dinámicas de apropiación diferencial de bie­
nes y servicios ambientales cristalizadas en la distribución geográfica de los
procesos de extracción y de consumo, y materializadas en la división del tra­
bajo a escala global. Desde luego, el imperialismo ecológico constituye un as­
pecto originario y permanente en la historia de la expansión e intensificación
de la acumulación capitalista (Foster y Clark, 2 0 0 4 ). Desde siempre, ello ha
implicado una cartografía imperial donde las sociedades subalternizadas han
funcionado como proveedoras por excelencia de bienes y servicios ambien­
tales consumidos concentradamente en las sociedades dominantes. La mayor
vulnerabilidad y exposición relativas a riesgos y desastres socioambientales
por parte de las poblaciones del Sur, también ha sido y sigue siendo una ca­
racterística distintiva del colonialismo moderno.

M undial, B ID , etc.) respecto a la 'cuestión m in era’ no haya entre to d a s ellas p u b lica cion es ni
in form ación sistem ática respecto a las tasas de gan an cia de las em presas.

330
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

Sin embargo, el imperialismo ecológico y el racismo ambiental, com o di­


mensiones inherentes a la naturaleza colonial del orden moderno, adquie­
ren una relevancia políticam ente determinante en el actual contexto de
agudización de la crisis ambiental global y del crítico escenario geopolítico
de agotamiento del mundo’. En este marco, los procesos de expropiación
ecológica y transferencia asimétrica de bienes naturales de unas sociedades
a otras tienden a intensificarse, agravando las ya críticas condiciones de so ­
brevivencia de las poblaciones subalternizadas.
En el caso de las industrias extractivas, com o el de la minería a gran escala,
los procesos de expropiación ecológica revisten un carácter fuertem ente
imperialista tanto por la magnitud como por la naturaleza de las m odalida­
des involucradas. En relación a las diferentes modalidades que ésta reviste,
un primer aspecto - e l más superficial- es el referido a la transferencia de
recursos no renovables y al consumo desigual de los mismos. En el caso de
la minería, se da una clara diferenciación entre los países del Sur y del N orte
geopolítico, concentrándose los procesos extractivos en los primeros y los
mayores índices de consumo en los segundos.
Esto es evidente en el caso de A m érica Latina, la que, al cabo de los ’90, ha
vuelto a ser uno de los principales proveedores de minerales a nivel m un­
dial, cubriendo en promedio más de un tercio de la demanda global; sin
embargo los porcentajes de consumo de minerales que representa la región
a nivel mundial apenas se encuentran entre el 3 y el 6 % del total. Inversa­
mente, los países centrales -salvo los excepcionales casos de Estados U ni­
dos, Canadá y Australia- casi no figuran com o ‘productores’ de minerales,
en tanto que concentran más de dos tercios del consumo mundial de los
mismos en promedio. En el siguiente cuadro, se pueden observar los dife­
renciales de producción y de consumo de minerales por principales países,
para el período 1990- 2004.

331
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

PRINCIPALES PRODUCTORES Y CONSUMIDORES


DE MINERALES A NIVEL MUNDIAL
Participación de América Latina en la producción y consumo
mundial de los principales minerales metalíferos
1990 - 2004
PRINCIPALES PRODUCTORES PRINCIPALES CONSUMIDORES
DE BAUXITA DE ALUMINIO PRIMARIO
Australia 36.5 Estados Unidos 24.0
Guinea 13.5 China 11.5
Jamaica 9.4 Japón 10.2
Brasil 9.3 Alemania 6.8
China 6.0 Rusia 4.4
India 4.9 Francia 3.4
URSS/Rusia 4.0 Italia 3.2
Venezuela 3.0 Corea del Sur 3.1
Suri ñame 2.9 Canadá 2.8
Kazajstán 2.4 India 2.5
AM ÉRICA LATINA 26.2 AMÉRICA LATINA 3.9

PRINCIPALES PRODUCTORES DE PRINCIPALES CONSUMIDORES


COBRE MINA DE COBRE REFINADO
Chile 28.8 Estados Unidos 19.8
Estados Unidos 14.3 China 11.5
Canadá 6.0 Japón 10.6
Rusia 5.4 Alemania 8.1
Indonesia 5.3 Corea del Sur 4.8
Australia 5.1 Italia 4.3
Perú 4.6 Taiwán 4.2
China 4.0 Francia 4.1
Polonia 3.9 Rusia 2.8
Zambia 3.3 Bélgica 2.6
AM ÉRICA LATINA 37.1 AMÉRICA LATINA 6.1

PRINCIPALES PRODUCTORES DE PRINCIPALES CONSUMIDORES


ESTAÑO MINA DE ESTAÑO REFINADO
China 28.3 Estados Unidos 17.7
Indonesia 22.7 China 16.9

332
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

Brasil 11.4 Japón 11.0


Perú 11.2 Alemania 7.9
Bolivia 6.7 Corea del Sur 4.5
Rusia 4.1 Gran Bretaña 4.1
Malasia 4.1 Taiwán 3.3
Australia 3.4 Francia 3.3
Tailandia 1.8 Rusia 3.3
Vietnam 1.4 Brasil 2.6
AMÉRICA LATINA 26.7 AMÉRICA LATINA 4.6

PRINCIPALES PRODUCTORES PRINCIPALES CONSUMIDORES


DE PLATA DE PLATA
México 16.1 Estados Unidos 20.9
Perú 13.6 Japón 14.3
Estados Unidos 10.9 India 14.2
URSS /CEI 9.9 Italia 6.7
Australia 9.0 Reino Unido 5.4
China 8.2 China 4.9
Canadá 7.4 Alemania 4.7
Chile 6.9 Tailandia 3.9
Polonia 6.5 Bélgica 3.6
Bolivia 2.5 URSS / CEI 3.1
AMÉRICA LATINA 40.1 AMÉRICA LATINA 3.5

PRINCIPALES PRODUCTORES PRINCIPALES CONSUMIDORES


DE ORO DE ORO
Sudáfrica 15.6 India 18.6
Estados Unidos 11.9 Italia 12.7
Australia 10.8 Estados Unidos 7.1
China 7.7 Turquía 6.7
Rusia 6.7 China 6.5
Perú 6.0 Japón 4.6
Indonesia 5.9 Arabia Saudita y Yemen 3.9
Canadá 5.7 Corea del Sur 2.9
Uzbekistán 3.3 Indonesia 2.9
Gana 2.7 Egipto 2.5
AMÉRICA LATINA 15.2 AMÉRICA LATINA 3.0

333
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

PRINCIPALES PRODUCTORES DE PRINCIPALES CONSUMIDORES


ZINC MINA DE ZINC REFINADO
China 20.2 China 19.4
Australia 16.0 Estados Unidos 12.7
Perú 12.7 Japón 6.7
Canadá 10.1 Alemania 5.8
Estados Unidos 8.6 Corea del Sur 4.5
México 4.7 Bélgica 4.0
Kazajstán 4.0 Italia 3.9
Irlanda 3.7 Taiwán 3.3
India 2.8 India 3.3
Suecia 1.9 Francia 3.3
AM ÉRICA LATINA 21.6 AMÉRICA LATINA 6.1
E la b o r a c ió n p r o p ia en b a se a d a to s d e la C E P A L .

Como se desprende del cuadro, la geopolítica de la localización de la extracción


y el consumo de minerales a nivel mundial muestra de manera clara las fuertes
desigualdades en la distribución ecológica del mundo. Sin embargo, los aspec­
tos más graves de la expropiación ecológica son los usualmente menos eviden­
tes y divulgados, y tienen que ver con la apropiación y transferencia indirecta
de bienes y servicios ambientales consumidos como insumos de los procesos
extractivos de los productos objetos de las transacciones comerciales.
En efecto, como ha sido analizado por varios autores para el caso del agua
(Zim m er y Renault, 2003; Alian, 2003; Pengue, 2 0 0 6 ), la exportación no im ­
plica sólo - y a veces, ni siquiera principalmente- la transacción ( ‘económ ica’)
de la sola mercancía objeto del comercio exterior, sino que implica también la
transferencia ( ‘ecológica’) de una gran cantidad de bienes y servicios ambien­
tales del país productor que -insumidos en el proceso productivo y, por tanto,
incorporados en el ‘producto de exportación-, son finalmente ‘consumidos’
en el país de destino de tal exportación(14).

14. P ara el caso de la agricultura argentina, que a n a liz a Pengue, la ex p o rtación de so ja


h a im p licad o en el a ñ o 2 0 0 4 la tran sferen cia a los p a íses im p ortad ores alred ed o r de 4 2 ,5 m i­
les d e m illones d e m etros cúbicos, que fu er o n los requ erim ien tos hídricos equ ivalentes de dicho

334
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

En el caso de la m egam inería m etalífera a cielo abierto, los principales bienes y


servicios am bientales que son objetos de transferencia ecológica, y, p o r tanto, de
apropiación indirecta p o r parte de los países im portadores de tales recursos, son
el agua, la energía y la capacidad de sumidero. En efecto, como ya se ha señala­
do, los procesos extractivos de la gran minería son intensivos en agua y ener­
gía, de modo tal que, por cada tonelada de mineral exportado, se exportan
también varias toneladas de agua y KW h de energía insumidas en el proce­
so extractivo. A modo ilustrativo, en base a las estimaciones realizadas por
Borregaard (2 0 0 1 ) y Cuenca Berger (2 0 0 5 ) para el caso chileno, cabe tener
presente que cada tonelada de cobre exportada por Chile en los últimos años
han insumido también 40 m3 de agua, 3 M W h de energía y la generación de
28 toneladas de relaves tóxicos.
Tomando en cuenta la tabla de insumo/producto del primer mega-empren-
dimiento minero en la Argentina, el de Minera Alumbrera, que indica que
ésta extrae anualmente 180.000 toneladas de concentrado de cobre, para
lo cual ‘procesa’ 48 0 .0 0 0 toneladas de material rocoso por día, empleando
105.600 kg. de explosivos (A N FO ) diarios, 100 millones de litros de agua
diarios, 92.500 litros de combustible diesel por día y 7 6 4 ,4 4 G W h de electri­
cidad anuales, tenemos que cada tonelada de concentrado de cobre exporta­
do por Alumbrera ‘le cuesta’ al territorio argentino 20 3 .0 0 0 litros de agua,
4,25 M W h de energía eléctrica, 973 toneladas de estériles tóxicos a perpetui­
dad, y 188 litros de combustible aproximadamente (Machado Aráoz, 2 0 0 9 ).
Sumado a ello, hay que contabilizar también la ‘capacidad atmosférica’ para
absorber las 1562,2 toneladas de gases nitrosos que anualmente son liberadas
a consecuencia de las voladuras (Vélez, 2 0 0 8 ).
Dada la taxativa e ineludible finitud del ‘mundo natural’ -m ás allá de la m io­
pía que al respecto tiene la econom ía centrada en el dinero y en la creencia
cultivo (2 0 0 6 ). P o r si no fu e r a y a dem a siad o, Pengue estim a que "en térm inos de volu m en ex-
traíd o con el cultivo soja, desde los com ien zos de la agricu ltu rización en la d éca d a de los seten ­
ta ( 1 9 7 0 /7 1 ) h asta el añ o 2 0 0 5 , A rgentina h a p er d id o 1 1 .3 5 4 .2 9 2 m illones de ton elad as de
nitrógeno (y a d escon tad a la reposición n atural), 2 .5 4 3 .3 3 9 m illones de ton elad as de fó s fo r o y
v alores muy elev ad os d e los d em á s nutrientes y oligoelem en tos” (2 0 0 8 ), tod os recursos n atu ra­
les (bien es com unes) tran sferidos en los g ran os de soja.

335
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

quimérica del desarrollo tecnológico como superador de los ‘límites del cre­
cimiento-, los procesos de expropiación ecológica tienen profundas conse­
cuencias económicas y políticas; implican inexorablemente que ‘lo que unos
consumen es ‘lo que a otros les es quitado’. El agua y la energía que consumen
las mineras en los territorios de nuestra región, es agua y energía que es negada y
expropiada a las propias poblaciones locales.
Respecto al agua, la ilustración del caso Minera Alumbrera es terminante:
una sola empresa consume 100 millones de litros por día en una región árida
y predominantemente agrícola, con un régimen de lluvias de entre 100 y 300
mm. anuales. La extracción de agua de la minera ha dejado crecientemente
a los pobladores de las localidades aledañas a la explotación (Santa María,
Andalgalá y Belén) excluidos de su uso y privados de sus actividades econó­
micas^^. No menos dramática es la situación en Chile, donde los empren-
dimientos mineros concentran los mayores niveles de consumo y justamente
en las regiones donde más escasea este bien. D e acuerdo a Larraín, en las re­
giones del Norte de Chile, donde sólo cuentan con una dotación de 500m 3/
habitante/año, “la m inería a principios de la década consumía 3,5 millones de
m3 de agu a/añ o, lo que ha continuado en aumento, generando también severos
impactos ambientales, tales como secamiento de humedales, salares, lagunas y
caudales, deterioro de ecosistemas y biodiversidad, y desertificación. Ello afectando
a las comunidades locales e indígenas, destruyendo su agricultura local, su g an a­
dería y sus economías p o r despojo de sus aguas y contaminación, produciendo un
aumento de la migración hacia las ciudades” (2 0 0 7 ).
En relación a la demanda de energía, nuevamente el ‘caso ejemplar’ de Alum­
brera es contundente: el emprendimiento consume anualmente 764,44
G W h cuando el total del consumo de los 300.000 habitantes de la provincia
de Catamarca es de 450,16 G W h (16). En relación al caso chileno, cabe señalar
15. A m o d o indicativo>un estudio sobre la evolución de la agricultura en el d ep a rtam en to
S an ta M a ría ( Cdseres, 2 0 0 7 ) señ ala que entre 1998 y 2 0 0 5 la superficie cu ltivada del d ep a rta ­
m ento se h a red u cido en un 3 2 % d eb id o a la f a l t a de a g u a p a r a riego: de 3 3 7 0 hectáreas culti­
v a d a s en el 95 se p a s ó a 2 3 1 0 en el 2 0 0 5 p o r la escasez de ag u a de riego>a trib u id a al im pacto
p ro v o c a d o los excesivos requ erim ien tos hídricos de M in era A lum brera.
16. D atos referidos a l consum o g lo b a l an u al del a ñ o 2 0 0 3 , ob ten id os del In form e A nual

336
15. MINERÍA TRANSNACIONALYNEOCOLONIALISMO

que el sector minero consume actualmente el 31 % (1 6 .4 2 2 GW h, 2 0 0 6 ) de


toda la energía que se genera en Chile; como indica Cuenca Berger “lapresión
que ejercen actividades fundam entalm ente extractivas como la m inería mantienen
al p aís en una crisis energética y al borde del racionam iento” (2 0 0 8 : 125). La
misma situación de este lado de la cordillera; las crisis energéticas nacionales’
que viven los países de la región son un resultado y un efecto de los procesos
de expropiación ecológica en marcha.
D e tal modo, la literal lógica de la acumulación por desposesión indicada por
Harvey adquiere, desde la perspectiva ecológica, toda su dimensión eminente­
mente política. En el contexto contemporáneo de extrema fragilidad ambien­
tal -agravada por la continuidad de la voracidad consumista requerida y alen­
tada para sostener la acumulación- los procesos de expropiación y apropiación
ecológica resultan los medios de producción por excelencia de la dominación
propiamente biopolítica: la expropiación de los territorios -como expropia­
ción de los bienes y servicios comunes de la naturaleza (agua, suelo, aire, ener­
gía) que nos hacen cuerpos-, es, lisa y llanamente, expropiación de los propios
cuerpos. Cuerpos, que serán crecientemente racionados y excluidos de las
cuotas de nutrientes biológicamente requeridas; crecientemente vedados de
las dosis necesarias de agua; crecientemente expuestos a contextos insalubres,
a factores y condiciones de contaminación y de riesgos ambientales mayores.
En definitiva, serán cuerpos crecientemente expropiados de las condiciones
socio-psico-físico-biológicas que hacen que tales materialidades sean tomadas
y consideradas como cuerpos-humanos’, ‘g ente’ (Scribano, 2007).
Cuerpos higiénica e imperceptiblemente descartados y tempranamente sa­
cados fuera’ de las batallas geopolíticas por la apropiación y distribución de
los nutrientes que precisamente nos hacen cuerpos-sujetos.
Desde esta perspectiva, los procesos expropiatorios neocoloniales iniciados
con el brutal avasallamiento a los ‘derechos humanos’ realizadas por las dictadu­
ras militares de los ’70, se prolongan y profundizan en nuestros días con la más
radical mutilación de los ‘derechos humanos’, esta vez ya en la base ecológica de

d el E nte N acion al de R egu lación de la E n e rg ía (A rgentina) (M a ch a d o A ráoz, 2 0 0 9 ).

337
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

la reproducción de la vida, operando la degradación de la materialidad corporal


que hacen a los ‘individuos’ y a las ‘poblaciones’ corporalidades susceptibles de ser
re-conocidas como ‘hum anos, como ‘legítimosportadores de derechos’.
La brutal evidencia de los efectos y consecuencias de la violencia expropia­
toria de la dominación neocolonial contemporánea, se ‘acepta’ y se ‘soporta’,
sin embargo, por efecto del ‘mundo invertido’ de la mirada colonial, que hace
que llamemos ‘progreso’ a la destrucción, que en nombre del ‘desarrollo’ y la
‘civilización’ aceptemos resignadamente la barbarie y la muerte. Afortunada­
mente, las/os ‘no-resignadas/os’, las/os ‘b árb aras/os’ son muchos y están cre­
ciendo; los colectivos en resistencia están de pie y continúan ‘dando batalla’.
Afortunadamente por eso, este continente, territorio del saqueo, es también,
en el mapa geopolítico del mundo actual, territorio de esperanzas.

B ib lio grafía

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341
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

MINERAS Y PETROLERAS
EN TERRITORIO ANCESTRAL

M a r tín M a liq u e o 1,1

La Zona Centro de la provincia de Neuquén abarca los departa­


mentos de Zapala, Catan Lil, Picún Leufú y parte de Picunche, Confluencia
y Aluminé en zona de veranada. Ésta alberga a las comunidades Millaqueo,
Cheuquel, Felipin, Gramajo, Antipan, Zuñiga, Rams, Paineo, Logko Puran,
Gelay Ko, W iñoy Folil, Maliqueo, Zapata, Wentru Trahun Leufú, Marifil,
Quimchao y Cayupan.
La realidad que marca la zona hoyes la afectación de sus Territorios por las
Ind u strias E xtractivas, p rin cip alm en te m ineras y petroleras, y en la zona
de veranadas los conflictos son principalmente con estan ciero s, privados y
forestales.

Respecto a la Industrias Extractivas mineras y petroleras, podemos identificar


dos escenarios diferentes:

a) T errito rio s sin exp lotación, p ero que h an sido con cesion ad os
b) T errito rio s explorados y explotados

1. M artín M aliqu eo es dirigente de la C on federación M apu ce N euquina.

343
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Com unidad P etrolera M inera

1 Gelay ko Apache - (Explotación) Cholino MCH (explotación)

Apache - YPF.Repsol Cholino MCH (explotación)


2 L ogko Puran
(Explotación) Jalil S.A. (explotación)
Lozano, Piedra Grande
3 Antipan Apache (Explotación)
(Explotación)
Petrolera Piedra del Aguila - TGS
4 W. T. Leufu
(Explotación)
Fox Petrol - Chevron Texaco -
5 Wiñoy Folil Orion del sur (exploración)
Total (Exploración)
Pluspetrol - ENARSA (concesión
6 G ram ajo Rio Tinto (explotación)
otorgada)
Pluspetrol - ENARSA (concesión Orion del sur - Rio Tinto
7 K ajfvkura
otorgada) (Concesión)
Pluspetrol - ENARSA (concesión Orion del sur - Imau
8 Felipin
otorgada) S.A.(concesión)
Pluspetrol - ENARSA (concesión
9 Paineo Orion del Sur (concesión)
otorgada)
Pluspetrol - ENARSA (concesión Ambar - Loma Negra - Indimec
10 Cheuquel
otorgada) (Explotación)
Pluspetrol - ENARSA (concesión
11 Cayupan Orion del Sur (concesión)
otorgada)
Pluspetrol - ENARSA (concesión
12 M illaqueo Ambar (Explotación)
otorgada)
Pluspetrol - ENARSA (concesión Loma Negra (Explotación) Ambar
13 K im chao
otorgada) (Explotación)

14 M aliqueo Fox Petrol (exploración)

Pluspetrol - ENARSA (concesión


15 R am s Imau S.A. (Explotación)
otorgada)
Pluspetrol - ENARSA (concesión
16 Zuñiga Imau S.A.(Explotación)
otorgada)
Pluspetrol - ENARSA (concesión
17 M arifil
otorgada) chevron (exploración)
Pluspetrol - Enarsa (concesión
18 Z apata Orion del Sur (Exploración)
otorgada)

344
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

Desde el Consejo Zonal Centro se ha trabajado en diferentes espacios de


capacitación y formación, una de cuyas banderas es fom entar y exigir el
D erecho a la Consulta en donde se aplique el prerrequisito para obtener
el C L P I -C o n s e n tim ie n to L ib re P rev io e In fo rm ad o . Para lograr ese
objetivo, la Confederación ha elaborado una propuesta de reglamentación
del D erecho a la Consulta, entendiendo que es una de las herramientas
jurídicas más fuertes para impedir proyectos inconsultos o que no sean de
interés mapuce.
Uno de los casos más preocupantes es la concesión otorgada en el año 2007
a P lu sp etro l - EN A RSA , Áreas Laguna Blanca - Zapala, que abarca el terri­
torio de catorce comunidades mapuce. La empresa comenzó la tarea de am o­
jonamiento en territorio de las comunidades Felipin y Cayupan. Ante esta
situación, las comunidades intimaron mediante carta documento en la que
solicitaron el cese de la actividad hasta tanto no se realice el proceso adecuado
de la Consulta. En respuesta a la carta documento, la empresa presentó una
carta de disculpas a cuatro comunidades que serían afectadas en la primer
etapa de trabajo, entre ellas Gramajo, Cayupan, Felipin y Pineo.
Así Pluspetrol decidió iniciar un nuevo proceso denominado “información
y diálogo con comunidades mapuce”, que consistió en promover reuniones
con las comunidades a través del Consejo Zonal Centro. Es aquí donde la
empresa aparece con una nueva metodología para lograr su objetivo de in­
gresar al territorio. Conforma un equipo de trabajo integrado por sociólogos,
abogados, antropólogos, que persiguen varios objetivos:
• Iniciar un proceso para realizar la consulta
• Relevar las necesidades de las comunidades
• Realizar un trabajo “etnográfico”.

Con la presentación de esta propuesta, las comunidades analizaron que lo


único que pretendía la empresa era detectar las fortalezas y debilidades e
identificar a los actores principales de cada comunidad. Es decir, se preten­
día realizar un supuesto proceso de consulta sin involucrar al Estado, que es
quien debe realizar la consulta a las comunidades sobre el proyecto.

345
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

E ste análisis significó un N O rotundo al ingreso de la em presa, hasta el


m om ento.
Hoy, qu ien está llam ando a la C on fed eración para in icia r un p ro ceso de
consu lta a través de una m ed iació n es el gobiern o pro v in cial a través de
la S u bsecretaría de Ju stic ia y D erech o s H um anos.
Por otro lado, la gran movilización mapuce, motivó a otros sectores sociales
a organizarse en contra del proyecto P lu sp etrol, ya que de concretarse afec­
taría a toda la región, incluyendo ciudades como Zapala y las Coloradas, que
poseen grandes reservas de agua dulce.

T e r r ito r io s c o n e x p lo ta c ió n

El grado de conflictividad en las comunidades ya con explotación a flor de


piel es más complejo, ya que la presión que ejercen las empresas y el gobierno
es mayor. Este último condiciona la decisión de las comunidades, amenazán­
dolas con no proveerlas de asistencia social. Uno de los problemas centrales
en este aspecto es la provisión de agua potable, ya que las pequeñas aguadas
que hay en la zona están amenazadas por la explotación petrolera. Esta situa­
ción se convierte en un condicionante a la hora de la toma de decisiones, que
es aprovechada tanto por el gobierno como por las empresas. Estas últimas
encuentran allí una veta para aparecer con sus grandes propuestas paternalis­
tas a cambio de dejar ingresar sus mega-proyectos al territorio.
A su vez, esta estrategia viene de la mano de acuerdos, siempre por fuera del
marco legal vigente, en donde se niega rotundamente la condición de pueblo
indígena y se establecen relaciones con individuos.
A pesar de todo este poder concentrado, el Pueblo Mapuce ha logrado, a tra­
vés de la lucha incansable por la defensa de los derechos fundamentales, de­
tener y sacar del territorio este tipo de proyectos, pudiendo demostrar que el
poder de las petroleras y mineras no es más fuerte que el derecho mapuce.

Describimos aquí algunos ejemplos:

346
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

L o fK a jfv k u r a . La comunidad Kajfvkura, ubicada en Barda Negra, es uno de


los primeros L o f que frenó la explotación minera. El fuerte posicionamiento
de la comunidad logró frenar la explotación de la empresa Zanon y después
de varias acciones políticas, lograron expulsarla de su territorio.
Situación actual: el gobierno continúa intentando ingresar al territorio de la co­
munidad, pero ésta se mantiene firme y las mineras no lograron su objetivo.

L o f L o n k o P u ran . La comunidad Lonko Puran, que está ubicada en Porte­


zuelo Chico, retomó su estructura organizativa a través del L O F en el año
2000, luego de ver su territorio avasallado por una nueva empresa petrolera
llamada P io n eer. Se llevaron adelante muchas acciones tratando de impedir
el avance de la explotación petrolera. Si bien en esta instancia no se logró el
objetivo, la comunidad se fue fortaleciendo poco a poco.
En el 2 0 0 4 nuevamente la comunidad llevó adelante acciones directas contra
la empresa, que culminan en una violenta represión con el saldo de gente gol­
peada y herida. La resistencia de la comunidad llevó a que se generaran dife­
rentes mesas de dialogo, de las que el Gobierno jamás quiso formar parte.
Sorpresivamente la empresa P io n e e r vendió su capital a otra compañía nor­
teamericana: A pache C orp oration . Pero este cambio sólo fue de nombre
porque la política de la empresa siguió siendo la misma.
La comunidad continuó su oposición al avance petrolero y presentó informes
técnicos ante la Secretaria de Medio Ambiente, informando del Impacto y
Daño Cultural y Ambiental que se había generado como producto de la ex­
plotación, acompañados de otro informe ambiental y antropológico que hacía
referencia a nuevos pozos que se pretendían abrir. El gobierno hizo una ins­
pección, retiró la licencia ambiental y por orden judicial fue parado uno de los
yacimientos de la empresa. Finalmente, la empresa pagó las multas que el go­
bierno le impuso por las irregularidades ambientales en territorio, pero jamás
se hizo cargo del daño sociocultural y ambiental sufrido por la comunidad.
Paralelamente, la empresa había denunciado a autoridades de la comunidad y
la Confederación por usurpación, causa que llegó a instancia de juicio en los
años 2005 y 2007. En el año 2007, unos días antes del juicio, la comunidad

347
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

acompañada de otras también afectadas por la explotación petrolera, cierran


la tranquera del principal acceso al yacimiento, haciendo público que se espe­
rarían los resultados de juicio.
El juicio salió favorable al pueblo mapuce. Se resolvió que no hubo delito
alguno, ni de usurpación ni de turbación a la posesión, como figuraba en la
causa. En realidad, “n a d ie u su rpa lo q u e es p r o p io ”. Hasta el día de la fecha el
yacimiento no ha vuelto a operar.
Situación actual: el Yacimiento de Gas y Petróleo Portezuelo Norte continúa
parado completamente desde hace 2 años. Durante la paralización se logró
frenar, a su vez, un programa de 40 pozos nuevos. Durante el tiempo del con­
flicto se hicieron 9 pozos y una planta compresora que comprime 130.000
metros cúbicos de gas diario. Por otra parte, el gobierno no ha respondido a
las demandas de la comunidad y no se ha hecho responsable hasta la fecha.
Otra de las empresas que opera en territorio de Lonko Puran es R epsol, y en
este caso también se han llevado adelante medidas para impedir y detener la
explotación. Se ha accionado ante la ampliación de gasoductos y de locacio­
nes, pero la directiva de R ep so l jamás quiso dialogar con la comunidad, ante­
poniendo que sólo conversará con ésta cuando tenga el titulo de propiedad.
Al día de hoy R ep so l tiene alrededor de 40 pozos petroleros y gasíferos, gene­
rando una contaminación realmente preocupante ya que no utiliza ninguna
medida de seguridad y las piletas están a cielo abierto.
En cuanto al estado, ha regularizado tierras a privados que han usurpado terri­
torio de la comunidad y hoy se mantienen como policía privada de R epsol.
Situación año 2009: 14 de Septiembre 2009 - Neuquen
La petrolera A pache, efectivos policiales, acompañados de supuestos D U E ­
Ñ O S especuladores de nuestro Waj Mapu - Territorio - intentaron ingresar
a Territorio de la comunidad Logko Puran. Casualmente, Eduardo Badano
ex Juez del Tribunal Superior de Justicia, fiel guarda espalda del gobierno de
Sobisch, es uno de los supuestos dueños del territorio comunitario.
Mantener cerrado el Yacimiento Cerro Bandera Norte en manos de la empresa
A pache durante más de dos años, costó una fuerte represión en el año 2004,
además de juicios y persecución política de las autoridades de la comunidad.

348
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

En un remate nacional, Badano y una supuesta empresa fantasma denomina­


da W F L Trading, compraron este espacio. Así llegaron a la entrada del yaci­
miento, en donde la comunidad se mantenía impidiendo el paso de cualquier
vehículo. Lo único que quedó en claro de boca de Badano es que “ingresarían
de la manera que fuera”.

L o f W entru T rahu el L euftt. Ésta es otra de las comunidades que retoma su


estructura institucional originaria - L o f - para resistir el avance de la explota­
ción petrolera, en este caso en manos de P etro lera P ied ra del Águila.
El conflicto se potenció cuando la empresa contrató a un grupo de supuestos
desocupados que comenzaron a exigir fuentes laborales dentro del territorio
de la comunidad, con plena complicidad de la Municipalidad de Picún Leufú,
la Cámara de Comercio, concejales y por supuesto, el Gobierno Provincial.
La comunidad ha atravesado diferentes formas de violencia, entre ellas que­
mas de casas y de autos, allanamientos cotidianos, denuncias y persecución
política y judicial. Hubo muchos enfrentamientos entre la comunidad y estos
supuestos desocupados, mientras que el gobierno y la empresa se desenten­
dieron del conflicto. Finalmente, la comunidad logró que el gobierno se res­
ponsabilice ante los hechos. Se generaron mesas de diálogo en el ámbito del
gobierno en donde, por primera vez, estuvieron las tres partes involucradas:
el pueblo mapuce a través de la Confederación y la comunidad, el estado pro­
vincial y la empresa.
Así, se logró un acuerdo en donde se creó una comisión que evaluará el Im­
pacto Ambiental, Social y Cultural, que tiene representación de la Confe­
deración Mapuce, la comunidad, la empresa y el gobierno provincial. Esta
comisión tiene la responsabilidad de evaluar si es posible o no la actividad
petrolera dentro de un territorio mapuce. Previo a esto, se firmó un acta com ­
promiso en donde las partes se comprometieron a mantener la paz social has­
ta que se termine el trabajo de evaluación, lo cual impide a la empresa realizar
nuevos trabajos.
Situación actual: el gobierno no ha puesto los recursos necesarios para activar la
Comisión Evaluadora y de esta manera, ha dejado el camino libre para que vuel­

349
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

va a producirse una situación de conflicto. En septiembre de 2009, la empresa


decidió avanzar, con plena complicidad del gobierno, y un sistema de justicia
cargado de impunidad y discriminación decidió cumplimentar una medida
cautelar y ha ingresado con 150 policías del grupo especial G EO P e infantería
con perros, de la forma más violenta y cobarde, tirando las rukas - casas - con
máquinas e instalándose en lugares estratégico para la compañía. La comunidad
continúa con una posición de defensa del territorio y de impedir cualquier tra­
bajo de la petrolera, pero de hecho la comunidad está militarizada.
La Comunidad y Confederación están evaluando nuevas estrategias para la
defensa del territorio, desde el aspecto político y jurídico, teniendo en cuenta
que la comunidad hoy está procesada por impedir el trabajo de la empresa y
la justicia ha librado medidas para obligar a que la comunidad permita el libre
ingreso de la empresa.

L o fW iñ o y F olil. En el año 2006 la empresa minera O rio n del Su r realizó la


exploración en territorio de la comunidad. En la primer etapa, la comunidad
se opuso fuertemente, pero luego apareció en escena la organización O N PIA
Organización Nacional de Pueblos Indígenas de Argentina y el PO M , Partido
Originario Mapuce.
Ambos compraron voluntades de la comunidad y así esta empresa canadiense
logró hacer la exploración, a cambio de la terminación de un salón de adobe
y de dos pozos de agua que finalmente nunca se hicieron. A pesar de haber
realizado la exploración, la empresa no ha vuelto a ingresar al territorio para
poner en funcionamiento o llevar adelante el proyecto minero de cobre.

L a s p o lític a s fr e n te a lo s d a ñ o s a m b ie n ta le s , s o c ia le s y c u ltu ra le s

Frente a este panorama general de avasallamiento de los derechos ances­


trales, las comunidades en cuyos territorios hay exploración y explotación
exigimos políticas de R estitu ció n , R ep aració n y/o C om p en sació n de los
Daños Ambiental, Social y Cultural.

350
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

a) Reparación o M itigación del Im pacto: Para reparar o mitigar el impacto ge­


nerado es necesario hacer la evaluación de los daños que genera la explo­
ración y su posible explotación, y a su vez, se requiere que el impacto sea
reparado para que las condiciones sean las mismas al momento previo de
la explotación: flora, fauna, caminos, muerte de animales, etc.
b) C om pen sación del Im p a c to : Hay im pactos que no pueden ser repara­
dos y exigen una com p ensación por: pérdida del idiom a, de las prác­
ticas ancestrales, del lawen (m ed icina), de los sitios sagrados, del sis­
tem a de educación propio. Esta com pensación puede ser económ ica
o material.
c) Restitución: Implica devolver al pueblo mapuce los espacios territoriales
concesionados y usurpados.

El sólo re co n o cim ien to de las demandas actuales congela la injusticia y no


resuelve el conflicto histórico, perpetuando las violaciones pasadas. Legal­
mente, una violación cometida en el pasado puede tener efectos continuos y
perdurables hasta nuestros días.
Este derecho no es una concesión que pueden hacer los estados sino que es
una norma del derecho internacional. El estado se legitima como estado en
tanto reconoce ese derecho (Resolución de Naciones Unidas).
Sin embargo, la riqueza se extrae a manos llenas cada día. Y más allá de re­
parar, mitigar o compensar lo ya destruido, debemos pactar la aplicación del
derecho a la D IS T R IB U C IÓ N EQU ITA TIVA D E L O S B E N E FIC IO S, que
la legislación reconoce. Es un mecanismo, a la vez, para generar un fondo de
desarrollo mapuce que nos permita diseñar nuestro Plan de Vida como Pue­
blo Mapuce.

d) Im pacto Cultural: D ebe ser reconocido como una nueva categoría de im­
pacto, debiendo ser vinculante a la hora de realizar estudios en comu­
nidades afectadas. Es una necesidad urgente la creación de directrices
que establezcan mecanismos para determinar el impacto sobre la cultura
mapuce.

351
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Sólo debemos imaginarnos como quedarán nuestros territorios (ya degrada­


dos en calidad productiva) cuando las empresas se vayan en 10 años más.

N u evo g o b ie rn o , m ism a re a lid a d

El 12 de diciembre del 2007 las comunidades de la zona centro se movili­


zaron ante la asunción de un nuevo gobierno. En esa oportunidad manifesta­
ron su rotundo N O a la explotación petrolera y minera en territorio mapuce
y exigieron la urgente aplicación del Derecho a la Consulta y la implementa­
ción del art. 53 de la constitución provincial, que reconoce la “participación
en la gestión de sus recursos naturales” a las comunidades mapuche. A pesar
de haberse entrevistado con el electo Gobernador, la realidad para las comu­
nidades no ha cambiado.

N u evas p ró rro g a s p e tro le ra s

En mayo de 2008, el G obernador Jorge Sapag firmó un decreto para la


ampliación de los contratos petroleros, en medio de un proceso de fuerte
conflicto entre las petroleras y las comunidades mapuce. La prórroga ofrece
a las petroleras la posibilidad de extender sus contratos sin ningún tipo de
consideración frente a las numerosas denuncias y litigios políticos y ju rí­
dicos que ha generado esta actividad. La creación de un Registro para las
empresas interesadas en profundizar la explotación y el daño ecológico y
cultural, es una manifestación de que la alianza entre el gobierno y las pe­
troleras no se ha roto.
Entre las condiciones mínimas para la ampliación se encuentran los siguien­
tes puntos:
- Pago inicial en efectivo como reingreso al área. No se habla de una suma
sino de un número “a convenir entre las partes”. Se dice que será proporcio­
nal a lo que facturó cada yacimiento en el 2007.

352
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

- Aumento en puntos de regalías (canon extraordinario mensual), ya sea en


efectivo o en especie.
- Compromiso de inversiones orientadas a reponer reservas y aumentar la
producción.
- Sometim iento a la fiscalización e inspección provincial.
- Compra de productos neuquinos y contratación de mano de obra local.
- Devolución a la provincia de bloques sin desarrollo dentro de las áreas.
- Política de responsabilidad social empresaria.
- Frente a escenarios de renta extraordinaria por incremento de precios o
disminución de retenciones, permitir ajustes.
- Conciliación de todas las demandas y recursos judiciales entre la empresa
y el Estado.
- Política de servidumbre.
- Remediación y preservación ambiental.

Entre las condiciones el gobierno no reconoce el Derecho a la Consulta de las


comunidades que serán afectadas por las prórrogas petroleras.

T e r r ito r io d e v eran ad as

El sistema de pequeña ganadería que implementan las comunidades como


medio de subsistencia se conoce como sistema de trashumancia y obliga a nues­
tras comunidades a trasladarse cada verano desde sus territorios de invernada
a campos más altos. Este sistema se ve violentado cada verano por el avance de
latifundistas y propietarios privados, al que se suma el accionar del gobierno
provincial a través de C O R F O N E (C orp oración F orestal de N euquén), con
una política de fomentar la forestación llenando de pinos nuestras tierras, con
el perjuicio que provoca una especie exótica sobre la calidad de las mismas. Esta
política reduce el territorio de pastoreo de las comunidades, por lo cual atenta
contra la pequeña economía de subsistencia. Por otro lado, hemos identificado
diferentes impactos que produce esta especie, tales como:

353
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

- Desaparición de vertientes por el gran consumo de agua.


- Impactos social y alimentario en la población.
- Aparición de enfermedades en la piel, ojos y vías respiratorias.
- Perdida de flora y fauna autóctona.
- Reducción territorial.

Todos estos daños impactan en el desarrollo cultural del pueblo mapuce, ya que
nuestra cosmovisión está basada en la relación armónica con la naturaleza.
Otras de las empresas que fomentan la forestación son R ep so l Y.P.F y C h e­
vro n - Texaco.
A esta situación se le suma que muchos de los privados estancieros que se
han apoderado de grandes extensiones de tierra han acordado con C O R F O -
N E la forestación en sus supuestos campos. Esta política de forestación ha
fomentado el regreso a las veranadas, que consistió justamente en retornar al
territorio ancestral del cual habíamos sido despojados.
A inicios del año 2009 se realizaron varias recuperaciones territoriales, que
reflejan el fuerte interés del sector privado sobre nuestro territorio.
Comunidades como Gelay Ko, W iñoy Folil, Lonko Puran, Cheuquel, Mali-
queo, Millaqueo, realizaron recuperación de veranadas, en la zona del Arco,
Litrán, Pino Hachado, Zainuco, KilKa y Cochico.
Algunos de los estancieros más importantes y poderosos de la zona son R o ­
berto Iriart, familiar directo de Pinochet y dueño además de grandes exten­
siones de campo en toda la provincia de Neuquén; Pedro Laurentino Duarte,
ex juez federal ligado a la dictadura militar; y la familia Sapag que gobierna la
provincia desde hace más cuarenta años.
Recientemente, la Comunidad Maliqueo fue desalojada como una clara mues­
tra de negación del marco jurídico vigente por el actual gobierno provincial.
A su vez, la comunidad Cheuquel ha llevado adelante recuperaciones en territo­
rio de veranada, donde el gobierno de la provincia de Neuquén pretende desa­
rrollar un proyecto de turismo internacional fronterizo en la zona de Pino Ha­
chado. El mismo consiste en desarrollar una infraestructura que albergue más
de 2000 camiones de lo que se propone como corredor bioceánico, que no es

354
16. MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL

otra cosa que la puesta en marcha de un mega proyecto de la Iniciativa URSA.


Como forma de resistencia la comunidad Cheuquel construyó un salón co ­
munitario que será la base organizativa para frenar este proyecto.

L a co lo nizació n co n tin ú a ... y las lu chas ta m b ié n ...

La variedad de conflictos que atentan contra el territorio ancestral en­


cerrado en los límites impuestos de la provincia de Neuquén -a sí como de
otras- muestra infinidad de victimarios -em presas forestales, mineras, petro­
leras, terratenientes nacionales y extranjeros y los distintos niveles de gobier­
no, con sus fuerzas represivas, sus poderes ejecutivos, legislativos y judicia­
les- y una sola víctima: el Pueblo Mapuche, que sigue resistiéndose frente
a un sistema político, económico, social y cultural que no ha elegido y que
le pretende imponer un total desconocimiento de los derechos que ya han
sido reconocidos a nivel provincial, nacional, continental e internacional a
los pueblos indígenas que habitan esta provincia, este país, este continente y
el mundo entero.
Las amenazas, los atropellos, las provocaciones, los desalojos, las causas pe­
nales abiertas en su contra, la discriminación permanente y las diversas for­
mas de represión que sufren cotidianamente las comunidades mapuche, no
les han hecho bajar los brazos; muy por el contrario, las ha fortalecido, en la
consolidación de lazos solidarios que las hermanan en la construcción de una
resistencia de raíces históricas en la cual crece la identidad descolonizada que
se niega a seguir siendo ignorada, victimizada y vapuleada.

355
17. GLACIARES EN AGONÍA

GLACIARES EN AGONIA
Ja v ie r R o d ríg u e z P a rd o 1,1

En el libro “Vienen p o r el oro vienen p o r tod o” subtitulé: “Los glaciares


de B arrick G old” a un capítulo que impactó hondamente en las comunidades
andinas, seguramente debido a los testimonios de expertos que reconocen la
existencia de estos cuerpos helados, intervenidos por la actividad minera.
El origen de la información se remonta al año 2004, cuando publiqué en el
semanario sanjuanino L a Séptima, varios reportajes a especialistas que habían
tomado contacto con esas masas heladas, antes y después de la actividad de la
empresa canadiense B a rric k G old en la Reserva de Biosfera de San Guiller­
mo, donde se hallan los yacimientos metalíferos de Veladero y Pascua-Lama.
Este último es un proyecto definido por el tratado binacional minero argen­
tino-chileno, que literalmente cede la Cordillera de los Andes a las corpora­
ciones extractivas transnacionales. Incorporo aquí fragmentos del capítulo de
referencia. Veamos algunos antecedentes:
“El pueblo del Valle del Huasco le hizo entender a las autoridades, y éstas a la
empresa minera, que donde piensan llevar a cabo la explotación de cobre, oro,
plata, mercurio -entre otros metales- se hayan glaciares (y glaciares de roca)

1. Ja v ie r R odríguez Pardo es au to r de “Vienen p o r el oro>vienen p o r t o d o ”. F u n d ad or


d el M ovim ien to A ntinuclear del C hubut (M A C H ), m iem bro de la R ed N acion al de A cción E c o ­
logista (R EN A C E A rgentina) y de Unión de A sa m b lea s C iu d ad an as (U AC).

357
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

que proveen de agua a sus huertas y fincas. Para B a rric k n o existían los glacia­
res. Hay que decirlo de este modo, porque los informes de impacto ambiental
que la empresa minera canadiense presentó en Chile y en Argentina, eludía
hablar de ellos. El hecho alarmó e indignó a ambos pueblos por igual, pero
fueron los agricultores y regantes de Vallenar, del Valle de Huasco, en Chile,
quienes reclamaron airadamente al Consejo Nacional de Medio Ambiente
(C O N A M A ), que asumiera una decisión. Las protestas del lado argentino
también se manifestaron en foros, marchas y debates, que aumentaron la dis­
cusión sobre la existencia de glaciares que serían destruidos debido a que el
oro, precisamente, se halla debajo de éstos a 4.500 metros de altura sobre el
nivel del mar. La disputa pública que originó la demanda del pueblo chileno
hace que B a rric k anexe (mediante un “adendum”), el informe de impacto
ambiental que ya había presentado, un plan de manejo de glaciares que term i­
nó siendo la tragicomedia de ambos pueblos a un lado y otro de la cordillera.
En él reconoce la existencia de sólo tres glaciares de escaso porte, Toro I, Toro
II y Esperanza, que -informa- serían trasladados a un cuarto glaciar, Guanaco
IV, “mediante palas mecánicas”. Semejante anuncio recorrió el mundo, y dis­
tintos sectores pusieron el grito en el cielo, advirtiendo sobre la ausencia de
antecedentes respecto al novedoso invento de que los glaciares continuarían
con su existencia en otro sitio. El escándalo fue mayúsculo. Los pueblos se
movilizan, y tanto los habitantes de la cuenca del Pacífico como del Atlántico,
decidieron afrontar la lucha en todos los terrenos. Uno de esos aspectos es el
legal. Dentro de las distintas presentaciones efectuadas en los tribunales de
ambos países, se cuentan las del abogado y escribano cuyano Carlos Quevedo
Mendoza, patrocinado por el Dr. Francisco Sirera. La acción legal había sido
iniciada por la Fundación Ciudadanos Independientes (FU .C .l), con partici­
pación del estudio del Dr. Guillermo Toranzo Constantini. La O N G sanjua-
nina denunció, mediante sumario N° 32.688/05 “Villalonga, Silvia e Icazatti,
Silvia C/ Motivo S/ Estado Provincial” que “en el informe de la minera B a ­
rrick , no se detalló la existencia de glaciares de roca interiores (permafrost,
capa activa, etc.) los que constituyen la reserva hídrica de agua dulce de la
zona, pues son los que aportan el líquido por cauces subterráneos y superfi-

358
17. GLACIARES EN AGONÍA

dales, según las necesidades y condiciones imperantes, conforme lo expuesto


por el glaciólogo en el informe: “Las Reservas Hídricas Ocultas de Veladero”.
Destaquemos que una cosa son los glaciares niveos a que nos tiene acostum­
brado el paisaje cordillerano, y otra los que están ocultos, aquellos a los que
alude la causa legal argentina. El experto en glaciares al que nos referimos es
el Dr. Juan Pablo Milana, quien incorpora a la denuncia un minucioso infor­
me de los glaciares, ignorados por la minera B a rric k G old, con fotografías
áreas y señalización de cada uno, ubicados en el mismo sitio donde la minera
piensa llevar a cabo la explotación de los minerales. Milana basa la denun­
cia en la interpretación de las geoformas, “o sea, formas en las que el relieve
destaca la existencia de algunos elementos o historia geológica en particular”.
La foto interpretación, dice, se utiliza tradicionalmente para elaborar registros
de glaciares en todo el mundo. Pero hay otras evidencias -in siste el observa­
dor- y radican en los informes que la propia empresa B a rric k brinda sobre
el clima del lugar y “del efecto de estas condiciones en el comportamiento
del agua”. Cuestiones que no fueron tenidas en cuenta en el informe de im ­
pacto ambiental del Proyecto Veladero. El experto además se queja de que la
empresa B a rric k “limita el acceso de personas al proyecto, y las que acceden
son desprovistas de sus cámaras fotográficas o elementos de registro visual”,
que este técnico supo reemplazar con informes previos que tenía de la región,
al transitar por la cima de los Andes, en la “Reserva de Biosfera de San G ui­
llermo”, mucho antes que B arrick , y cotejar e investigar además las observa­
ciones efectuadas por algunos trabajadores de la mina, y por innumerables
mapas aéreos y satelitales, registros que cuida celosamente, (el entrevistado
dice: “primero fui andinista y después geólogo”).
“La posible existencia de los cuerpos denunciados: glaciares cubiertos, de es­
combros o de roca, o cuerpos de hielo subyacentes, ya fue denunciado como
posible alimentación de las vegas locales, en el Departamento de Hidráulica
de la Provincia de San Juan, con respuesta de la empresa”. Y agrega: “B a rrick
no podrá aducir que desconocía estos cuestionamientos, ya que fue advertida
por los canales administrativos en una presentación que efectuara otra ONG,
en junio de 2004, y que contó con mi asesoramiento”.

359
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

El especialista dice que “ignorar” estos hechos, la presencia de hielo en el suelo


de Veladero y su futura evolución es indignante, y motivaron el estudio com ­
pleto y detallado que realizó para FU.C.I., pieza fundamental de la denuncia.
El atrevimiento mayor de la consultora Knight-Piesold, que produjo el infor­
me ambiental a pedido de B arrick , es hacer aparecer glaciares donde antes
los negaba. En el Informe de Impacto Ambiental (IIA ) del proyecto Veladero,
la consultora describe las cuencas hídricas con la ausencia de un glaciar, que
surge “mágicamente” en un mapa del mismo lugar pero en el IIA del proyecto
Pascua-Lama, contiguo al anterior; esto es, en un mapa falta el glaciar, en el
otro aparece de pronto. “El hecho -co m en ta Pablo Milana- caracteriza el des­
cuido en que ha incurrido la empresa al tratar el tema de los glaciares”.
La negligente aberración de B a rrick ya no se puede ocultar, porque a pesar
de estas pruebas, la empresa insiste con que el IIA de Veladero está “bien
hecho”, y con respecto a Pascua-Lama ya vemos los desquicios en torno a los
glaciares.
En el expediente judicial el glaciólogo define todas y cada una de las geo-
formas cordilleranas que contienen hielo, consideradas en el trabajo como
reserva hídrica criosférica. Entre ellas el permafrost, suelo con congelamiento
permanente, “que no es lo mismo que los congelamientos estacionales que
simplemente afectan la capa superior del suelo durante el invierno”; perma­
frost de montaña, localizado en terrenos con pendiente, que hacen fluir o rep­
tar el hielo, glaciares con movimiento, como los que B a rric k denuncia ahora
en el informe chileno de Pascua-Lama: “Nosotros -dice Milana-, por nuestra
experiencia, reconocem os estas geoformas en fotos áreas pancromáticas; al
mismo tiempo, los glaciares de roca se mueven muy lentamente, decímetros,
o centímetros por año”. Es decir, se esfuerza por explicar los glaciares des­
cubiertos, donde el hielo es visible en su superficie; los glaciares cubiertos,
protegidos por una capa de detritos superficiales, cuyo espesor varía desde
pocos centímetros a dos o tres metros, no observados en el área, pero que no
significa que no los haya; y glaciares de roca activos, e inactivos. “La capa ac­
tiva del permafrost -cuenta- es la capa superior que se descongela anualmente
y se vuelve a congelar en invierno”.

360
17. GLACIARES EN AGONÍA

El trabajo de este experto permite que cualquier lego asome al conocimiento


de un tema apasionante. En el resumen último del expediente original de la
presentación judicial, el autor concluye que B a rric k presentó un HA deplora­
ble, o no le importan en absoluto las reservas hídricas en el área del proyecto
Veladero. D ice el investigador que la empresa sólo m enciona las reservas en
“escuetas dos lineas en el apartado de geología y en dos p árrafos en la sección hidro­
logía”. En sus afirmaciones ratifica la probabilidad de que las reservas hídricas
criosféricas (glaciares y otros cuerpos de hielo) sean afectados directa e indi­
rectamente por las operaciones mineras en el proyecto Veladero (contiguo a
Lama, sector argentino). El trabajo valora la pureza y la calidad de agua de los
glaciares investigados por los glaciólogos Milana y Maturana en 1999 y los es­
tudiados por Croce y Milana en el 2003, y demuestra con innumerables datos
científicos, la pésima elaboración del Informe de Impacto Ambiental (IIA )
del proyecto Veladero, inescrupulosamente presentado por la transnacional
canadiense B a rric k G old, con el objetivo de ocultar, desinformar y obligar a
ignorar, la realidad ecológica y ambiental de los ecosistemas cordilleranos en
la cima de los Andes, donde yacen recursos naturales no renovables (bienes
comunes) que serán extraídos con el método a tajo abierto y combinaciones
químicas de probada perversidad. Para B a rric k los glaciares había que trasla­
darlos porque el oro se halla debajo. “¿De qué manera los piensan trasladar?”
preguntó la autoridad chilena del medio ambiente. “¡Con palas m ecánicas!”
contestaron sin rubor los responsables técnicos y directivos. “¿Y adonde los
llevarán?” insiste CONAM A. “¡Toro I, Toro II y Esperanza los depositaremos
en un cuarto glaciar más grande y próximo, que se llama Guanaco!”.
La perplejidad que ocasionó la respuesta cabalgó por el mundo, por las
páginas de Internet. Jean-Francoise Girard, presidente del Instituto de In ­
vestigación para el Desarrollo de Francia, afirmó que “desde el punto de
vista científico no hay un paradigma que explique las consecuencias de una
medida de esa naturaleza: trasladar glaciares... En la actividad económ ica
hay ciertos límites que es m ejor no superar... Precisam ente estamos inves­
tigando el derretimiento de los glaciares com o consecuencia de la actividad
industrial y minera”.

361
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Éstas y otras reflexiones del especialista francés, que firmó un contrato en


Chile con la Universidad Católica de Valparaíso, se sumaron a las de otros
especialistas.
Pablo M ilana había transitado las rocas cuestionadas y nos decía que “en
el protocolo Veladero (área de impacto), hay varios tipos de glaciares: gla­
ciares descubiertos hay unos siete, pero cubiertos (el hielo no está visible)
hay m uchos: registramos cerca de 48 cuerpos de glaciares de roca. Son más
chicos, todos del lado argentino, pero muy importantes. Siempre del lado
argentino. D el lado chileno aún no los estudié. En cuanto a las definiciones,
no hay un límite claro entre cubiertos y descubiertos. Un cuerpo de hielo
estable no es un glaciar: la capa de hielo de Groenlandia no es un glaciar, es
una capa de hielo, igual en la Antártida. El glaciar cumple con propiedades
muy definidas: entra materia por arriba (nieve), se forma hielo, lentamente
fluye por presión, y la materia sale por abajo como agua” ... “M e preocupa
-d ijo - que en el estudio de impacto ambiental que hizo esta gente (la con ­
sultora “Knight-Piesold” que trabaja para B a rric k G o ld ) leí casi 100 páginas
sobre geología, y el Informe de Impacto Ambiental (IIA ) no termina de sor­
prenderme, porque no hay un solo dato de los análisis de roca... ¿Cuál es la
com posición real de la mena que se va a explotar y cuál es el de la ganga, cuál
el que irá a las ecombreras, cuál es el potencial de lavado? Porque las escom ­
breras recibirán nieve que “percola” y todo eso se irá lavando químicamente
y nadie lo sabe porque no se estudió”.
“¿Crees que se pu ede trasladar un glaciar sin afectarlo, sin destruirlo?
-Si el glaciar está ahí es porque la naturaleza encontró un lugar para que fun­
cione exitosamente bien, un lugar ideal para que se forme como glaciar. Pero
te voy a explicar algo que sucede en esta cordillera que es muy árida. Un pro­
blema es la sublimación, que es la capacidad de pasar de hielo a vapor de agua.
Cuando hay mucho viento, hay mucha radiación solar y el aire muy seco, la
sublimación es muy alta; todos los modelos de acumulación en esta zona de
San Juan, indican que sólo podrían existir glaciares a partir de unos seis mil
metros de altura, aproximadamente. Entonces, no deberían existir estos gla­
ciares a cuatro mil y cinco mil metros, pero sí existen, y es debido a una con­

362
17. GLACIARES EN AGONÍA

dición del terreno, de protección, circulación local de vientos, factores micro


meteorológicos, y otros factores que permiten que la acumulación de nieve
se vea favorecida. No siempre se logra esa condición y menos ese equilibrio,
y pensar que van a llevar el hielo y que el “glaciar” va a sobrevivir en el nuevo
destino, en otro sitio, es utópico. Cae mucha más nieve de la que uno piensa,
pero se evapora o se la lleva el viento, o se funde en su sitio y el suelo absorbe
la nieve. Un glaciar presenta un equilibrio con el medio ambiente que está
logrado a través de una evolución milenaria.
-¿Qué son los glaciares de roca?
-El glaciar debe cumplir con la condición de carga y descarga. Porque el gla­
ciar tiene un régimen dinámico: entra material por arriba, sale por abajo; en
síntesis, se va renovando. M uchos glaciares de roca se generan por avalan­
chas sucesivas, nieve y roca, y al haber acumulación de nieve en las laderas
bajan las avalanchas con roca, se funde la nieve y queda algo de hielo, la roca
protege parte del hielo, y así se van apilando capas de hielo y detrito y se va
formando un glaciar de roca, que luego fluye plásticamente hasta alturas más
templadas donde se funde el hielo, y que muchas veces es el agua que baja
de la cordillera.
-¿Hay glaciares de roca en Pascua-Lam a?
-En Atacama debería haber muchos glaciares de roca. No se ve mucha nie­
ve o hielo, pero el agua escurre hacia el Pacífico, y menos mal, porque hace
fértiles zonas muy áridas. A veces también puede ser agua de vertiente, pero
estos glaciares de roca son muy comunes en regiones de altura y áridas. Lo
más probable es que la nieve estacional se derrita y una parte fluya por los
drenajes, mientras que otra quede como reserva en las capas de suelo frío del
permafrost.
En ese sentido, los glaciares de roca son muy buenos acumuladores de hielo
dentro de su estructura intergranular. Recordemos que hasta los seis mil qui­
nientos metros de altura, la nieve se derrite por efecto directo de la energía
solar, pero si tiene una capa de roca, el hielo sobrevive en el interior, porque
la roca actúa de protector. Estamos estudiando un glaciar llamado El Tapado
que ofrece estas características.

363
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

-¿Dónde?
-Cruzas el límite por el Paso de Agua Negra, prácticamente entre glaciares. El
camino de Agua Negra corta un glaciar de roca, uno pequeño, que se puede
ver claramente, pasas el límite y lo ves (E l Tapado). En el glaciar que estamos
estudiando comienza el hielo descubierto y más abajo sigue el glaciar cubier­
to y finalmente termina como glaciar de roca. No ves el hielo, pero aprecias
todo el detrito deformado por el avance de esta masa plástica que evidente­
mente tiene un núcleo congelado. Este lugar es la m ejor demostración de que
todas estas variedades de glaciares son parte de lo mismo: son tres tipos de
glaciares en uno. Estos glaciares de roca conectados a otros glaciares más típi­
cos se denominan glacigénicos, y los que no están relacionados los llamamos
criogénicos”.

P a té tic o

Hasta aquí tenemos un escueto resumen de las entrevistas con el geólogo


Pablo Milana que se pueden leer completas en “Vienen por el oro, vienen por
todo”. Poco después de la difusión de estas crónicas y entrevistas, Pablo Mi-
lana es contratado por la Junta de Vigilancia del Agua del Valle del Huasco,
en Chile, con el objeto de que analice e informe acerca del estado actual de
los glaciares impactados por las labores mineras. Por entonces -y tal como se
puede apreciar en los reportajes precedentes- nos pareció sumamente valioso
que el especialista pudiera ascender a las cumbres nevadas de Pascua-Lama y
verificar sus impresiones. B a rrick le facilitó la tarea, al estar interesada la em­
presa en controlar y manejar a los investigadores. Fueron tres los especialistas
que ascendieron en aquella oportunidad hasta la planta minera y los glaciares.
A Milana lo acompañaron dos especialistas franceses contratados por B a rrick
Gold. El resultado era previsible; sucedió que después de investigar los glacia­
res Toro I, Toro II, Esperanza y Guanaco, y de recorrer los sitios operativos de
la transnacional, la versión de los técnicos cambió: ya no se trataba de glaciares,
sino de “cuerpos de hielo de no más de treinta años de antigüedad”.

364
17. GLACIARES EN AGONÍA

“En la exposición a los regantes -me cuentan desde Chile- Milana habla de
glaciares, hasta que los otros dos colegas intentan corregirlo diciéndole que se
“trata de cuerpos de hielo”, concepto al que accede finalmente el especialista
sanjuanino. El resultado de esa reunión en el Valle del Huasco fue deplorable,
porque produjo mayor confusión: que sí, que no, que tal vez. Sin embargo,
poco después, el especialista nos diría algo muy distinto: “se trata de glacia­
res en parte ya intervenidos y que el suelo en las altas cumbres y los cuerpos
de hielo en el sitio de los yacimientos fueron destruidos por la exploración
y explotación ya comenzada y por el movimiento de las grandes máquinas
y equipos; sobre todo por las enormes orugas y palas chocando con hielos
y permafrost. Lo m ejor -concluye el glaciólogo- es negociar con la empresa
para lograr m ejor control y que no siga haciendo mayor daño, porque arriba
ya está todo destruido”.
El término “negociar” usado por Milana fue desafortunado y si bien manifes­
tó su idea de que “hay que hacer m inería”, provocó un momento de rispidas
discusiones y un intercambio desagradable entre él y quienes habían presen­
tado la causa penal contra B a rric k adjuntando un documento del glaciólogo
donde consideraba que se trata de glaciares y no cuerpos de hielo de corta
formación, e intranscendentes: “los glaciares existen -se le replicaba al técni­
co- y esta minería no va más porque vos mismo señalaste más de cincuenta
glaciares, incluidos los de roca”.
M ilana contesta que efectivamente existen y que nunca lo negó en Chile. Lo
cierto es que los tres especialistas mencionados habían sido contratados por
la empresa minera (vía Junta de Vigilancia del Agua) con el único propósito
de tergiversar la realidad y frenar el disgusto del pueblo chileno de la tercera
región.
Previamente a estos hechos, B a rrick había firmado un protocolo con la Ju n ­
ta de Vigilancia del río del Huasco y sus afluentes, mediante el cual les cede
sesenta millones de dólares para infraestructura labriega: gigantescos depósi­
tos de agua por las dudas, máquinas, canales, caminos, etcétera, “a modo de
compensación por los efectos ambientales del proyecto”. A cambio la Junta
se hará cargo de sus propias observaciones al Estudio de Impacto Ambiental.

365
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Ese dinero sería entregado por etapas con la gestión de una comisión com ­
puesta por regantes, vecinos y municipio.
Con el tiempo recibo otro correo de nuestros amigos de Alto del Carmen, de
la Pastoral Salvaguarda de la Creación de la Cuenca del Huasco, de manera
tajante: “B a rric k corrompió a la Junta de Vigilancia del Huasco”, y daba más
detalles: “A través de la televisión regional se dieron a conocer irregularidades
en la rendición de dineros entregados por B a rric k a los directores de la junta
de vigilancia. Lo que era un secreto a voces -continúa el correo- salió a la luz
pública: la directiva anterior que recibió dinero de la transnacional canadien­
se, no presentó los documentos que acrediten en qué los gastó. La comisión
directiva actual anunció querellas sobre la cesante”, y concluye: “pugna ajena
a los pequeños regantes que nunca quisieron los dineros de B a rric k ”.
Al mismo tiempo el Consejo Regional de Medio Ambiente (C O R E M A ) y
el Consejo Nacional de M edio Ambiente (CO N A M A ) le exigieron a la em ­
presa que presente un plan de manejo de glaciares que -como fue público y
notorio- incorporó rápidamente un anexo al informe de impacto ambiental
asumiendo que “pensaba cambiarlos de lugar con palas mecánicos y llevar­
los a un tercer glaciar mucho más grande, Guanaco”. La minera hablaba de
la friolera de mover ochocientos cincuenta mil metros cúbicos de glaciar en
veinte hectáreas, seguramente con los antecedentes de C a m eco , subsidiaria
de B a rric k que destruyó un glaciar a fines de los noventa. Además dañó otros
dos con su actividad extractiva en la mina Kumtor, en Kyrgistan. Es habitual
en B a rrick la falsedad documental; la empresa es capaz de dar vuelta el más
espantoso siniestro y hacerlo aparecer como benigno o minimizarlo.
A petición del Consejo Regional del M edio Ambiente, B a rric k aportó infor­
mación sobre manejo exitoso de glaciares. A p o co se supo que las referencias
que había documentado eran falsas. En algunos casos “movió” glaciares don­
de no existían tales.
O LC A (Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales) de
Chile, aportó en su momento un informe lapidario: “A. N. Dikih, doctor en
Ciencias Geológicas de la Academia Nacional de la República de Kyrguistan,
dijo que B a rric k G old en Kumtor tuvo un absoluto desprecio por la nor­

366
17. GLACIARES EN AGONÍA

mativa ambiental. Para ahorrar en los costos del transporte amontonó rocas
mezcladas con hielo en los glaciares Lysyi y Davydov. La empresa que actuó
para B arrick , Kumtor Operating Company elaboró regulaciones para estos
depósitos, pero no fueron respetadas. Actualmente el costado izquierdo del
glaciar Lysyi y el derecho del glaciar Davydov corresponden a las áreas donde
se ubica la roca estéril de la actividad de la mina, con efectos negativos sobre
las dinámicas de los glaciares y a largo plazo sobre su existencia. Durante el
trabajo de traslado de dichos glaciares, en inmediaciones de la explotación,
estuvieron sujetos a una presión antropogénica. El glaciar 3 3 5 9 -según ca­
tálogo de los glaciares de la U R SS- ha sido completamente destruido por la
construcción de la mina”.
Que los cuatro glaciares iban a sucumbir no le dejaba dudas a ningún espe­
cialista consultado, pero lo mórbido si se quiere -de trasladarlos- ratifica la
ignorancia supina de la minera porque Guanaco, glaciar receptor de los otros
tres en el área de Pascua-Lama, lo comparten los dos países fronterizos y es
inimaginable arrojar más combustible en el litigio por límites entre chilenos
y argentinos.
Los dieciocho miembros del comité técnico no permitieron que la ejecución
del proyecto “intervenga” los glaciares y obligaron a B a rric k G old a imple-
mentar más modificaciones al proyecto de explotación minera. Chile no iba a
ser menos, y los lobbies se encargaron de que no todos tiren en yunta.
El por entonces asesor medio ambiental de la Presidenta M ichelle Bachelet,
Manuel Baquedano, propuso “ejecutar un proyecto minero subterráneo que
no implique daño a los glaciares”.
La intención de Manuel Baquedano de que la empresa haga la explotación,
quedaba en evidencia, pero más aún su ignorancia. Los yacimientos se hallan
diseminados (no vetiformes) y la forma de obtener el mineral es a tajo abier­
to. En enero de 2006 la minera había considerado “técnica y económ icam ente
inviable cualquier tipo de explotación distinta al original” (rajo abierto, como
se denomina en Chile).
B a rric k finalmente desiste de intervenir los glaciares reconociendo que per­
dería millonarias onzas de oro, y acepta la decisión del Consejo Regional de

367
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

M edio Ambiente (Corem a). (Lo importante para la minera era conseguir la
aprobación del proyecto y poder iniciar la explotación). También diría que
en los primeros quince años no va a necesitar pensar en la zona de los glacia­
res, declaraciones que apuntaron a transmitir euforia a los mercados, y que
no se resientan sus movimientos bursátiles, preocupación constante de las
empresas mineras.
Corema aprueba finalmente el proyecto, y B a rric k mostró su satisfacción.
Sin escrúpulo alguno, quien fuera funcionario del gobierno y ahora director
adjunto de B a rric k G old para América Latina, Jo sé Antonio Urrutia, sostuvo
que “las autoridades de la Región de Atacama han puesto su confianza en
nosotros con esta aprobación. El proceso de evaluación del proyecto Pascua-
Lama fue riguroso, extenso y productivo. Estamos satisfechos con la decisión
de aprobar, y ahora nos concentraremos en avanzar en el proyecto”.
M ientras tanto ¿qué va a ocurrir con el territorio y poblaciones del Valle
del Huasco y en la región de Vallenar (7 0 .0 0 0 habitantes) si esto sigue en
camino? “Sólo D ios lo sa b e” nos decía la Hermana Cristina Hoar y las her­
manas de la Pastoral Salvaguarda de la Creación”. Apoyado por ellas y con
Luis Faura com o guía habíamos recorrido todo el valle pregonando contra
el maldito oro.
Veamos el siguiente escenario del lado chileno, pero admitamos que el Valle
del Huasco se comporta como un delgado cuello de la cordillera hacia el Pa­
cífico sumamente estrecho:
La minera B arrick , que en Chile se llama C ía. M in era Nevada, detectó unas
quinientas cincuenta toneladas de oro que significan dieciocho millones de onzas de
ese metal. También seiscientos treinta y cinco millones de toneladas de plata. P ro­
ducirá anualmente cinco mil toneladas de concentrado de cobre. Para ello inver­
tiría mil quinientos millones de dólares, con una vida útil de diecisiete años.
Por supuesto acompañarán a los minerales mencionados, buena cantidad de
mercurio, molibdeno y tierras raras. Estas cifras quedaron insignificantes por
declaraciones de descubrimientos posteriores. El yacimiento se ubica a cien­
to cincuenta kilómetros al sureste de la ciudad de Vallenar, en la Comuna
de Alto del Carmen, Provincia de Huasco, III Región, entre tres mil y cinco

368
17. GLACIARES EN AGONÍA

mil doscientos metros sobre el nivel del mar. Setenta y cinco por ciento del
yacimiento se halla en Chile (Pascua) y veinticinco por ciento en Argentina
(Lam a), provincia de San Juan. La explotación sistematizada, prevista para el
año 2009, tuvo que ser postergada para comienzos de 2011 debido a las inter­
pelaciones legales que aún afronta la empresa minera. Al principio se habló de
cuatro mil quinientos operarios de distintas contratistas, durante tres años,
pero para la explotación (diecisiete años) sólo requeriría mil quinientos. En
Chile las mineras transnacionales no pagan impuesto a la renta. B a rric k ex­
plotó los últimos años la mina El Indio y no aportó un solo peso a las arcas del
Estado al aducir que no tuvo ganancias.
Por el Valle del Huasco y Vallenar circularán todos los meses ciento veinte
camiones de concentrado de cobre, setenta camiones de reactivos químicos,
diecisiete de cianuro, doscientos de explosivos, ciento ochenta de petróleo un
camión de bencina, y dos camiones al año de mercurio, y la actividad no se
detiene en esos números gruesos del impacto que producirá en las comuni­
dades ya que estas labores mineras tienen un efecto multiplicador negativo al
aumentar su población con una cultura de trabajo que le es ajena.

G la c ia re s d e R o c a

Cuarenta glaciares de roca no son pocos en un área expuesta a la extrac­


ción minera a cielo abierto y al derrame de reactivos químicos peligrosos.
Hay coincidencia generalizada de expertos de que ése es el número estimado
existente sobre los yacimientos de oro de Veladero, al noroeste de la provincia
de San Juan, en Argentina. Si contabilizamos Penélope y el proyecto chileno-
argentino de Pascua-Lama, algunos arriesgan la cifra de trescientos, a pesar
de estudios inconclusos y de la transnacional minera B a rric k G old que -si es
que los hizo- guardó la información celosamente.
Hasta el año 2002 se habían inventariado en Chile, 1.750 glaciares con una
superficie de 15.260 kilómetros cuadrados de hielo, y la que aún falta clasifi­
car cubriría 5.315 kilómetros cuadrados de agua solidificada, totalizando para

369
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

ese país 20.575 kilómetros cuadrados cubiertos de masa glaciar. En Argentina


el silencio es absoluto y la ignorancia al respecto casi total.
Después de los reclamos de los vecinos chilenos y de algunos glaciólogos
“contratados” com o hemos visto, B a r r ic k G o ld acepta la existencia de gla­
ciares pero admite muchos m enos e intenta además influir en los investiga­
dores para que consideren que esas extensiones heladas de roca son sólo
cuerpos de hielo con veinte o treinta años de antigüedad a lo sumo y que
por tanto no son glaciares; su objetivo fue salvar un Inform e de Impacto
Ambiental que había presentado a las autoridades chilenas con motivo
del proyecto minero binacional de Pascua-Lama, en el que desconocía la
existencia de glaciares (de cualquier tipo). Ahora sabemos que las cimas
y cuencas niveas que vemos desde lejos en la Cordillera de los Andes son
pequeñas pinceladas al compararlas con los glaciares de roca que pueden
alcanzar hasta 4 00 metros de espesor. Frente a sem ejante dato sólo nos falta
saber qué es un glaciar de roca.
Lo primero que tuvimos que aprender los legos es que glaciólogos de dis­
tintas latitudes consideran a nuestra Cordillera de los Andes cuna de los
glaciares de roca, y a estas geoformas como reserva hídrica criosférica, más
importante tal vez que los cúmulos visibles, blanco-azulados y prístinos al
que nuestro ojo está acostumbrado cuando lo deslumbra el paisaje. Cubierto
por una espesa roca, el glaciar se halla oculto aunque se desplace decímetros
o centímetros por año.
“La capa activa del permafrost, es la capa superior que se descongela anual­
mente y se vuelve a congelar en invierno”. Hay que defender -coinciden los
especialistas- la complejidad del ecosistema, porque allí se aprecian todas las
geoformas heladas, el permafrost en sus distintas variantes, el permafrost de
montaña, localizado en terrenos con pendientes que hacen fluir o reptar el
hielo, los glaciares descubiertos donde el hielo es visible en su superficie, los
glaciares cubiertos protegidos por una capa de detritos superficiales con un
espesor que varía desde pocos centímetros a dos o tres metros, no visibles
en el área pero que no significa que no los haya; y los héroes de la montaña,
los glaciares de roca activos e inactivos (la capa superior es la capa activa del

370
17. GLACIARES EN AGONÍA

permafrost). El piso, ese suelo que es nuestro tanque de agua. Esto es lo que
debemos defender con uñas y dientes frente al devastador planteo de los sin
escrúpulos y del mercantilismo, prestos a la destrucción de la gran biosfera
que nos contiene a todos: ese conjunto de geoformas, de vegas y humedales
diversos a 4.500 metros de altura, donde serpentean arroyos recién nacidos,
es la orquesta de los bienes comunes naturales que se confunde con la fábrica
del agua, es la sinfonía ventosa del oeste, el Zonda que descuelga frío a cuatro
mil metros y baja transformado en calor y valles fértiles, es la fábrica de suelos
que hace posible la biodiversidad más allá de las cumbres y de los faldeos;
es decir, un ecosistema del que no sólo dependen las economías regionales
de las que se sirven los humanos para subsistir, sino que es la matriz de toda
manifestación de vida aguas abajo.
La industria minera en cambio razona capital por tiempo, porque debajo de
las capas de agua congelada se hallan las onzas de oro que vino a buscar repi­
tiendo la receta de hace quinientos años pero con tecnología actualizada. D e­
bajo de los glaciares de Pascua Lama se hallan buena parte de los veinte mi­
llones de onzas de oro, seiscientos millones de onzas de plata y doscientas mil
toneladas de concentrado de cobre, además del molibdeno, mercurio, uranio
y otros metales críticos y estratégicos. En la actualidad las exploraciones de
la empresa registran reservas metalíferas que ridiculizan las viejas ganancias
prospectadas.
B a rric k G old, la transnacional canadiense de Peter M unk y de la familia de
los ex presidentes Bush, respondió a los regantes de la Junta de Vigilancia del
Valle del Huasco con la misma frialdad del témpano cuando fue descubierta
su estafa al ignorar la existencia de glaciares: “No se preocupen, los trasladare­
mos de lugar con palas mecánicas”. ¿Cómo es posible trasladar un glaciar?
No faltará quien diga que trasladarlo es posible pero que no debe hacerse. Un
juicio infantil que no lucubra la destrucción del objeto intervenido, porque
en esa acción ya deja de ser un glaciar, se convirtió en una masa de trozos
de hielo reubicada en otro sitio y no hay ser sobre la tierra que pueda ga­
rantizar la supervivencia del mismo. Son acuíferos sólidos a los que recurren
las propias mineras para lixiviar las rocas metalíferas. Las perforaciones de

371
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

estos emprendimientos buscando agua se asemejan a un queso gruyere. Por


eso en Chile las empresas boicotearon la ley de defensa de los glaciares con
cuanto funcionario fue necesario corromper, porque el propio consorcio es­
tatal del cobre, Codelco, “debe recurrir al agua glaciar”. El senador Uriarte
justificó que Codelco tiene más de cien hectáreas de glaciares intervenidos
para poder desarrollar su actividad extractiva, concepto que repite el gobier­
no (antes Lagos, después M ichelle Bachelet y ahora sigue con los nuevos
políticos pinochetistas) oponiéndose a la legislación de defensa de los gla­
ciares, sentenció el político cooptado. En el Inform e de Impacto Ambiental
presentado por Barrick Gold al Consejo Nacional de M edio Ambiente de
Chile (C O N A M A ) no existía plan alguno de m anejo de glaciares. Ante el
reclamo del pueblo - y luego del gobierno- reconoce tres: Toro 1, Toro 2
y Esperanza. Enseguida sobreviene el escándalo: la consultora canadiense
Golder contratada por Barrick dictó un informe privado que se le escurrió
de las oficinas: “los tres glaciares disminuyeron entre un SO y 70 % desde que la
minera está en la z o n a ”.
La empresa sostuvo que eso se debió al cambio climático, sin embargo la D i­
rección General de Aguas de Chile señaló que “la disminución se debía a las
labores mineras de B a r r ic k y no al cam bio climático”. En informes de la em ­
presa entregados al CONAM A, reconoce haber construido un camino sobre
los glaciares Toro 1 y Toro 2, y que puso ripio sobre ellos “para protegerlos”
proceso que se repitió durante varios años. Barrick además reconoció ha­
ber instalado trece plataformas de sondaje sobre el glaciar Esperanza, con la
consecuente secuela de caminos y la rem oción de hielo; y lo hizo antes del
año 2000 cuando por esa misma fecha Barrick Gold ensanchaba el camino
hacia Veladero y Pascua Lama, en las alturas andinas de la provincia argenti­
na de San Juan, chocando con el glaciar C onconta al que interviene, lo abre
al medio y lo pasa por encima con la complicidad silenciosa del gobernador
José Luis Gioja, el autócrata. Ésta es la “minería responsable” que publicita y
que paga generosamente para que se difunda dicho eslogan comercial. Aún
no había presentado informes de impacto ambiental al gobierno argentino,
y Barrick ya tenía construido el túnel de casi cinco kilómetros horadado en

372
17. GLACIARES EN AGONÍA

el cerro Filo Federico, comunicando Chile con Argentina, a unos cuatro mil
quinientos metros sobre el nivel del mar y un aeródromo que habilita a la
corporación transnacional a ejercer su soberanía en las alturas andinas con o
sin aduana, salir y entrar como m ejor desee con la clandestinidad del medio,
ya sea por aire, a través del M ar Argentino o por el Pacífico, porque la idea fija
de las mineras es obtener el botín con el verbo arrasar, sea como fuere.
Un informe de Alexander Brenning, geógrafo canadiense de la Universidad de
Waterloo, que realizó en Chile varios estudios sobre glaciares de roca, cuenta
que hay dos glaciares en Chile estudiados por su equipo, que sucumbieron
por la actividad minera. Uno a manos de M inera Los Pelambres, del holding
A ntofagasta M in erals del grupo de Andrónico Lucksic, que afectó reservo-
rios de agua fosilizada entre 1,89 y 2,84 millones de metros cúbicos entre los
años 2000 y 2006. El otro caso es anterior. Se trata de la destrucción de 21
millones de metros cúbicos de agua en la cordillera central, debido a trabajos
de la División Andina de C od elco y M ina Los Bronces de A ngloam erican.
(Leer más abajo caso testigo).
D el lado argentino sólo hubo silencio e impunidad oficial, aunque poco des­
pués, legisladores nacionales encabezados por la diputada M arta Maffei, se­
rían responsables de un proyecto de ley de protección de glaciares aprobado
sin discusión alguna por el Congreso Nacional. El asombro y la indignación
sobrevendría dos meses después, al ser dicha ley vetada por la presidente C ris­
tina Kirchner en noviembre de 2008, ratificando de ese modo la cesión de las
montañas andinas a un tercer país con leyes propias, las del tratado minero de
implementación conjunta. Para los glaciólogos que inspeccionaron los sitios
de los proyectos mineros de Veladero, Penélope y Pascua-Lama “ahí arriba ya
está todo destruido” y hay que evitar que continúe la depredación.
Está visto que con los parámetros de minería responsable que imaginan las
corporaciones, trasladar un glaciar es tan natural como las rocas que vuelan
y pulverizan para atrapar los yacimientos. Pero la remoción, intervención o
manejo de los glaciares provoca tanto espanto en el mundo científico como
en los pueblos que se sublevan para impedirlo.

373
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

L a L ey , su v e to y la r e s is te n c ia

Las investigaciones que llevamos a cabo en Chile y Argentina a raíz del


tratado binacional argentino chileno de implementación minera conjunta,
concluían en un daño inigualable producido por el hombre a lo largo de la
historia. La tecnología a la que éste arribó en las postrimerías del siglo X X
le permite al ser humano desarrollar faraónicas infraestructuras y despliegue
de colosales equipos de perforación, extracción, circulación y distribución
minera en la Cordillera de los Andes, en las cúspides gélidas de montañas
donde lo común es la escasez de oxígeno, donde sólo la rueda de un camión
volcador puede superar la altura de tres coches apilados, caminos de treinta y
cinco metros de ancho y miles de agujeros buscando agua, horadando capas
activas de hielo y masas glaciares.
En este sentido, hay conceptos sobre glaciares que debemos considerar, por­
que se están derritiendo, retroceden, se consumen, y nadie niega que la velo­
cidad con que esto ocurre se deba a la actividad antrópica, aunque en algunos
lugares los volcanes contribuyan a su extinción, además del caprichoso com ­
portamiento del planeta. Sea cual fuere la causa, hay glaciares que pierden
miles de metros cuadrados por año. Son depósitos frágiles del setenta por
ciento del agua potable del planeta. Los glaciares andinos entraron en fase
acelerada de retroceso desde hace rato debido al calentamiento global y al
fenómeno meteorológico conocido como El Niño. Para los científicos que
vienen testeando la vida de estos glaciares, hay indicios que marcan la des­
aparición de buena parte de ellos en treinta años más, cuando tres décadas
antes el volumen glaciar en el mundo era un 22% mayor. En el marco de esta
realidad, decenas de empresas mega mineras emprenden la destrucción del
ecosistema andino, al detectar la presencia de minerales valiosos debajo de
los glaciares, y al mismo tiempo, en cruel círculo demoníaco, contribuyen con
su actividad con un once por ciento del calentamiento global del planeta.
Los movimientos sociales, producto de las comunidades que padecen el daño
de la minería química y las que se verán afectadas, hicieron posible que legisla­
dores de ambos lados de la Cordillera de los Andes se preocuparan por poner

374
17. GLACIARES EN AGONÍA

freno a semejante destrucción y despojo. En Chile, el gobierno de Michelle


Bachelet rechazaba de cuajo cualquier imposición que alterara el curso de las
explotaciones mineras en las montañas andinas. Sin embargo, en Argentina
fue sorpresiva la aprobación de una ley de protección de glaciares y del área
periglaciar. El 22 de octubre de 2008 las agencias de noticias destacaban que
la Cámara de Senadores de Argentina había convertido en ley el proyecto que
establece presupuestos mínimos para la protección de los glaciares y del am­
biente periglaciar con el objeto de “preservarlos como reservas estratégicas de
recursos hídricos y proveedores de agua de recarga de cuencas hidrográficas”.
El proyecto claramente prohíbe o pone límites a cualquier actividad en ellos y
en sus áreas de influencias, como “la liberación de sustancias contaminantes,
la construcción de obras, la exploración y explotación minera, la instalación de
industrias, etc. y obliga a inventariar y monitorear el estado de los glaciares”; en
el caso de aquellas obras que puedan permitirse “deben someterse a un estudio
de impacto ambiental que dé cuenta de la afectación a que serán sometidos
los glaciares a fin de permitir o rechazar el proyecto”. La nueva ley crea el “In­
ventario Nacional de Glaciares” a cargo del Instituto Argentino de Niviología,
Glaciología y Ciencias Ambientales (IA N IG LA ) en combinación con la auto­
ridad de aplicación local y nacional. Sería según la ley el organismo argentino
de mayor nivel jerárquico con competencia ambiental. El proyecto de ley fue
impulsado por la ex diputada Marta Maífei. En la Cámara Alta lo defendió con
inusitado fervor el senador Daniel Filmus, presidente de la comisión de Am ­
biente y Desarrollo Sustentable, e influyente político del partido gobernante,
quien más tarde se vería en figurillas para justificar el veto presidencial de la ley
y la elaboración de un nuevo proyecto. En Diputados, la defensa glaciar estuvo
a cargo de Miguel Bonasso, presidente de la Comisión de Recursos Naturales y
Ambiente Humano de esa cámara, que de manera decidida tomó la posta para
sostener la aprobación de la ley Maffei. Su estrategia consistió en “clonar” la
herramienta legal que vetó la Presidenta y someterla nuevamente al voto de los
congresales con el apoyo de todos los bloques no oficiales de la Cámara Baja
legislativa y algunos justicialistas gobernantes, disconformes con la decisión
de la presidente Cristina Kirchner de vetar dicha ley.

375
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Lo cierto y llamativo es que todo esto ocurre seis años después de movilizar­
nos por toda la cordillera chileno-argentina defendiendo los glaciares. Más
de seis años necesitamos para instalar el problema que ahora concita la aten­
ción pública nacional e internacional. Seis años para concebir una ley que
Cristina Kirchner veta en seis minutos de reunión con la familia gobernante
sanjuanina y algunos barones de las cámaras mineras, con el pretexto de que
“el establecimiento de presupuestos mínimos no puede limitarse a la absoluta
prohibición de actividades” y con el agregado de que “la prohibición de la
exploración y explotación minera o petrolífera, incluyendo aquellas que se
desarrollen en el ambiente periglacial saturado en hielo, daría preeminencia a
los aspectos ambientales por encima de actividades que podrían autorizarse
y desarrollarse en perfecto cuidado del medio ambiente”. La presidente re­
flexiona luego que esta ley impediría actividades petroleras, gasíferas y m ine­
ras, sin pestañear al mencionar que los glaciares pueden y deben trasladarse
para que no estorben la extracción mineral.
B a rric k G old necesitó implementar el tratado binacional que la propia
corporación redactó. La transnacional canadiense en Pascua Lama ya tiene
mucha demora por distintas circunstancias, además de no contar con la li­
cencia social; los yacimientos de Pachón (binacionales también) siguen el
mismo camino. Ambos emprendimientos se hallan en la provincia de José
Luis G ioja donde el 90% de casi doscientos proyectos mineros esperan tur­
no de explotación.
En síntesis, los vecinos chilenos del Valle del Huasco alertaron sobre la des­
trucción de glaciares al advertir que la minera B a rrick G old desconocía la
existencia de éstos en su informe de impacto ambiental. Descubrimos ade­
más que el país trasandino tenía registrados gran parte de los glaciares ubi­
cados a lo largo de la cordillera de los Andes. No así la Argentina. B a rrick , la
transnacional de George W. Bush y familia, obtuvo durante los gobiernos de
Frei y de M enem un tratado binacional que cede la cordillera de los Andes y
gesta un tercer país para que el modelo extractivo de minería química a cie­
lo abierto pueda ser llevado a cabo impunemente. En San Juan su proyecto
cuenta con la venia de todos los funcionarios de esa provincia.

376
17. GLACIARES EN AGONÍA

Estos datos nos permiten interpretar la decisión del gobierno argentino, al


vetar la ley sancionada por el Congreso Nacional, que tiende a proteger la
existencia de los glaciares. O sea, esto demuestra que la entrega de los bienes
comunes naturales del país es un hecho y que el dominio de las corporaciones
mineras sobre la política y la economía nacionales es otra realidad indubita­
ble, probada e indiscutible.
Una sola reflexión: este G obierno no sólo ratificó la legislación de Carlos
Saúl M enem de los años 90, sino que perfecciona la entrega de la riqueza
con la que aún cuentan nuestros pueblos, los bienes comunes naturales.
Lam entablem ente no se da cuenta de que los pueblos cordilleranos se pu­
sieron de pie para impedir sem ejantes hechos demenciales, por ponerle un
calificativo prudente.
El 21 de noviembre de 2008, el autor de este trabaj o le hace llegar la carta que
sigue a la presidente de Argentina Cristina Kirchner:

Carta a la Sra. Presidente de la República Argentina, Cristina Fernádez


de Kirchner, entregada en mano en Mesa de Entradas Casa de Gobierno,
a través del Dr. Oscar Parrilli, Secretario General de la Presidencia de la
Nación, el día 21 de noviembre de 2008.

Señora Presidente:
L a Cordillera de los Andes contiene innumerables glaciares. Chile los tiene con­
tabilizados; nosotros, en cambio, estamos atrasados en ese menester de saber qué
glaciares hay, cuántos, cómo y dónde se hallan.
D ebo decirle señora, que un glaciar no necesariamente es aquél que ofrece las nieves
perpetuas en sus cúspides, cuencas o valles de altura, a los que generalmente hace­
mos referencia cuando hablam os de m asas de hielo acum uladas de m anera secular.
Un glaciar es también el hielo ancestral que debido a caprichos de la naturaleza
yace sumergido pero vivo en continuo movimiento aunque atrapado entre cúmulos
de rocas que lo ocultan. Un glaciar suele ser el piso p o r donde transitan las orugas
mecánicas y las perforadoras mineras a cuatro o cinco mil metros de altura, es la
cuenca sólida que a m odo de enorme cuenta gotas suministra el agua de la que

377
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

dependemos. En realidad, Señora Presidente, hay glaciares visibles a simple vista


en m enor cantidad que los que se hallan cubiertos y que son enormes cuerpos de
glaciares de roca. Son glaciares que cumplen requisitos que los definen como tales:
m ateria que entra p o r arriba en fo r m a de nieve, el hielo que se fo r m a con el tiempo
y que lentamente fluye p o r presión y la m ateria que nuevamente sale p o r abajo
pero ahora convertida en agua. Un glaciar, Señora Presidente, es agua, pero nues­
tros ojos m ortales sin estudios ni tecnicismos que nos lo expliquen sólo ven rocas
que dibujan el p aisaje de una cordillera majestuosa pero frágil. Tan frág il como si
el tanque de agua de nuestra casa fu era de cristal. Son glaciares que p o r ese destino
despreocupado que nos caracteriza no los hemos observado y mucho menos estu­
diado, y tam poco les hem os puesto nombre. Buena p arte de nuestros glaciares no
tienen nom bre: sin duda es un dato que nos califica malamente.
L e recomiendo Señora Presidente que lea con atención el informe de impacto am ­
biental de una em presa transnacional minera au torizada a operar en las alturas
de nuestra cordillera andina. Se trata de una fir m a que se auto p roclam a respon­
sable en su prom ocion ada actividad extractiva y que supo ignorar la presencia
de glaciares a la hora de entregar el informe de im pacto am biental porque, claro
está, parte del oro que intenta extraer yace debajo de m asas glaciares que el pueblo
chileno registró con los nombre de Toro I, Toro I I y Esperanza. Fueron los vecinos
chilenos del Valle del Huasco quienes asom brados p o r el desliz, descuido volun­
tario, deliberado o negligencia técnica de la minera Barrick Gold Corporation
-pues de ella se trata- reclamaron saber el destino de los glaciares citados sin aludir
incluso a muchos otros que también se hallan am enazados, ausentes en el catálogo
geográfico de las alturas andinas, y aún sin apellido. N i que h ablar del perm afrost,
los glaciares de roca y suelos congelados al que de ese m odo apelan los científicos
del sector, que en muchos lugares contienen más de 4 0 0 metros de hielo de espesor
y cuya capa activa sucumbe al p aso de los gigantescos transportes y m áquinas mi­
neras, generalmente mucho antes de som eterla a explosivos.
L os vecinos chilenos que reclamaron p o r semejantes omisión, recibieron como res­
puesta un plan de m anejo de glaciares que consistía en trasladarlos a otro glaciar
m ayor de nombre Guanaco, que no seria intervenido. ¿Cómo lo harán?pregunta el
pueblo campesino del Valle del Huasco. ¡Con p alas mecánicas! espetó la firm a que

378
17. GLACIARES EN AGONÍA

se ja cta de m inería responsable. L a singular afirmación asom bró a los especialis­


tas del mundo porqu e "desde el punto de vista científico no hay un paradigma
que explique las consecuencias de una medida de esa naturaleza ¡trasladar
glaciares! En la actividad económ ica hay ciertos límites que no se deben pa­
sar; menos imaginar la supervivencia de los glaciares después de haber sido
intervenidos” <
-2\
Señora Presidente, es p robable que su agitada actividad conduciendo los destinos
del pueblo argentino le im pida saber estas cosas. Ciertamente no está usted obli­
g ad a a tanta información. N o obstante, cuando se trata de vetar una ley de p ro ­
tección de glaciares como usted ha hecho hace unas horas, no debería consultar a
la pléyade de circunspectos asesores vinculados con las transnacionales mineras,
socios de ellas y proveedores de insumos en el m ejor de los casos, habituados a auto­
rizar actividades extractivas a p esar de la contaminación, destrucción y saqueo del
que participan, mediante el sistema a cielo abierto y el uso de reactivos químicos.
N o deseam os que usted entre en la historia p o r h aber sido quien entregó los bienes
comunes naturales ratificando las leyes que promulgó su antecesor de los años no­
venta, o p o r defender a em pleados sobornados, porqu e es sabido que “donde existe
daño am biental y contaminación, hay un funcionario corrupto”.
D ebo recordarle también que hace unos años, en la década a la que hago refe­
rencia, N éstor Kirchner gobern ador de la provincia de Santa Cruz, hizo colocar
un imponente cartel en la ciudad de Caleta Olivia, m ano derecha entrando en la
provincia, y que usted seguramente recordará: “L os hielos continentales son tan
argentinos como A nillaco”. Por entonces la disputa con el presidente riojano atraía
comentarios semejantes que hacían referencia al pueblo del que es originario. H oy
creemos oportuno reflexionar de igual m odo p a r a recordarle a su gobierno que
los glaciares de la Cordillera de los Andes son tan imprescindibles como los hielos
continentales, que también son glaciares.

Javier Rodríguez Pardo - Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), Movimiento Anti­


nuclear del Chubut (M ACH), Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)

2. Jean -F ran coise G ira rá p r es id en te del Instituto de Investigación p a r a el D esarrollo de


F ran cia.

379
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

L e y F ilm u s

Si bien nuestra carta al Poder Ejecutivo no obtuvo respuesta alguna, poco


después tomo cuerpo el proyecto de ley oficial de defensa de los glaciares.
El nuevo proyecto se lo conoce como ley Filmus, apellido de quien ejerce su
paternidad, el senador nacional Daniel Fernando Filmus, el mismo que había
respaldado el proyecto de ley de la diputada M arta Maffei.
El argumento principal de las mineras era evitar la prohibición en el área pe-
riglaciar. Este concepto acompaña otras diferencias entre los dos proyectos,
que enseguida fueron denunciadas, y con el abogado Enrique Matías Viale,
presidente de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AA de
AA), distribuimos un comunicado rechazando la ley oficialista por conside­
rarla de redacción confusa, permisiva para todos los proyectos mineros vi­
gentes, diseñando auditorías ambientales de difícil resolución práctica, sin
controles en las áreas glaciares cuestionadas, entre otras consideraciones. La
auditoría ambiental se somete perversamente a la decisión de cada provin­
cia, la que realizará el inventario de glaciares que la propia norma establece
pero sin plazos determinados para dicha labor. Es decir que si una jurisdic­
ción omite o retrasa realizar el inventario de glaciares, tampoco se realizará la
auditoría ambiental sobre los proyectos actualmente en ejecución. Esto es vía
libre para B a rric k G old en Veladero y Pascua Lama, y también para casi otros
doscientos proyectos mineros en etapa de ejecución. La ley legitimaría a los
presentes emprendimientos mineros que como hemos visto hasta aquí se ha­
llan en áreas glaciares y periglaciares. El artículo 15 es la llave para continuar
desarrollando libremente la actividad minera actualmente en ejecución. Pero
las diferencias son significativas porque ¿hay algo más difuso que el enuncia­
do del artículo 6 de la ley Filmus? Es decir: “se prohíben las actividades que
puedan afectar la condición natural de los cuerpos protegidos definidos en el
artículo 2, o sus funciones señaladas en el artículo 1”, y es que al trasladarnos
a esos artículos para ver qué contienen sólo leemos definiciones genéricas de
glaciar, glaciar de roca, de escombros, descubiertos, cubiertos, etc., y elimi­
na toda definición de ambiente periglaciar; la ley separa glaciares ocultos de

380
17. GLACIARES EN AGONÍA

glaciares de escombros, y es de imaginar los próximos informes de impacto


ambiental mineros cuando intervengan alguno de estos cuerpos congelados
definiendo de cuál se trata, según su criterio interesado. El proyecto origi­
nal vetado protegía “el área de alta montaña con suelos congelados que actúa
como regulador del recurso hídrico”, magníficamente ejemplificado por el
geólogo Carlos Seara cuando se refiere al freezer hermético de las heladeras:
dejar la puerta abierta del congelador significa destruir el área periglaciar de
lo que se haya congelado en su interior (los glaciares).
El artículo 6, fue tan hábilmente redactado que incluso tuvo aceptación has­
ta por algunos consabidos asambleístas antimegaminería. Es que “prohíbe la
exploración y explotación minera o hidrocarburífera” en los cuerpos protegi­
dos según las definiciones del artículo 2, y son sólo eso, definiciones que no
explican cómo, dónde y en qué condiciones. Por ejemplo, no se podrán “tras­
ladar glaciares, destruirlos o interferir en su avance”. Esto quiere decir que se
pueden hacer sondajes sobre los glaciares, entubar el agua de sus entrañas
para lixiviar las rocas cianuradas, etc. porque en realidad no los trasladarán y
podrán demostrarle “adecuadamente” a la autoridad de aplicación de la ley
(secretaría provincial del ambiente) que no los destruyen, ni interfieren en
su avance. ¿Por qué hacemos hincapié en estos datos? Porque fueron las au­
toridades de la empresa estatal chilena, C odelco, algunos funcionarios y se­
nadores chilenos, los que defienden el uso de los glaciares para derretir parte
de su masa en tanto no hay agua en las inmediaciones para lixiviar y obtener
los metales. Así de simple.
Para el geólogo Carlos Seara, consultor de las Naciones Unidas en hidrogeo-
logía, el artículo 2 de la ley Filmus también es clave, porque incluye “una
definición tramposa de ambiente periglacial donde sólo quedan protegidos
los suelos helados que no se derriten. Los ambientes periglaciales (suelos he­
lados) son fundamentales para la alimentación de los ríos, porque se conge­
lan y descongelan. El nuevo proyecto permite su destrucción y hace peligrar
las fábricas andinas de agua”. Insiste Seara que “con la ley Filmus el ambiente
periglaciar prácticamente no existe, elimina la posibilidad de que estén res­
guardados los suelos congelados a que se refería la ley vetada. Si el suelo está

381
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

congelado en forma permanente, prácticamente no se cumplen los ciclos de


congelamiento y descongelamiento. Queda eliminada de esta forma la relación
entre el ambiente del suelo congelado y la regulación del sistema hídrico. Si el
suelo cumple con la nueva definición del artículo 2 -dice Seara- y se presenta
saturado en hielo con un porcentaje de hielo superior al 50%, están práctica­
mente definiendo un glaciar sucio, como el de Grossglockner en Austria”.

C aso te s tig o : g la cia re s in te rv e n id o s

Es oportuno referirme a un informe técnico que m encioné con ligereza


anteriormente. Se trata del Reporte Técnico de Intervenciones de Glaciares
en inmediaciones de minera Los Pelambres, región de Coquimbo, Chile. Sus
autores son Guillermo Azocar y Alexander Brenning, del departamento de
geografía y gestión ambiental de la Universidad de Waterloo, Ontario, Cana­
dá, fechado el I o de octubre de 2008. D e su lectura podremos sacar conclu­
siones alarmantes de glaciares destruidos por la actividad humana. A conti­
nuación el informe:
“Los glaciares rocosos (también llamados glaciares de roca o glaciares de es­
combros) son la expresión geomorfológica del permafrost de montaña y co ­
rresponden a las formas más significativas en los ambientes periglaciales de
montaña en la Tierra. Poseen una geometría en forma de lengua o lóbulo, su
estructura interna está constituida por una mezcla de hielo (40-60% ), roca y
sedimentos finos, y se desplazan lentamente ladera o valle abajo, a velocidades
que varían entre los 10-100 cm/año (Barsch, 1996; Burger, 1999). En general
el tamaño de los glaciares rocosos es variable: su longitud va desde unos po­
cos metros a varios kilómetros, pero su longitud típica es de unos 200 a 800
metros medidos en forma paralela a la dirección del movimiento (Humlum,
20 0 0 ), presentan empinados frentes con alturas típicas que varían entre 20 a
100 metros y con ángulos de inclinación de 25°-45°, según el estado de activi­
dad de la geoforma. Los glaciares rocosos se originan principalmente a partir
de material detrítico gravitacional (talus) y/o morrénico (debris), por lo que

382
17. GLACIARES EN AGONÍA

se distingue entre glaciares rocosos de taludym orrénicos. Según su dinámica


se clasifican entre formas activas (en movimiento y con hielo en su interior),
inactivas (sin movimiento pero aun con hielo en su interior) y fósiles (sin m o­
vimiento y donde se ha fusionado completamente su contenido de hielo).
Numerosas investigaciones han reconocido la importancia hidrológica de los
glaciares rocosos, debido a que por su estructura interna constituyen reservo-
rios naturales de agua (Corte, 1976; Barsch, 1996; Burger et a l, 1999; Bren-
ning, 2005a,b; Brenning & Azocar, 2 0 0 8 ).
En el caso de las regiones montañosas áridas y semiáridas, la importancia de
los glaciares rocosos es significativamente mayor al constituir reservorios de
aguas, que controlan la escorrentía superficial de los ríos de montaña, especial­
mente durante los meses secos. Recientes investigaciones realizadas en Chile
han entregado por primera vez estimaciones de los volúmenes de hielo y equi­
valentes en agua de los glaciares rocosos localizados en el centro y norte de
Chile, y su distribución en relación al clima y a la topografía (Brenning, 2003,
2005a,b, 2008; Brenning &Trombotto, 2006; Brenning & Azocar, 2 0 0 8 ).
El impacto de las actividades mineras sobre los glaciares rocosos en Chile ha
sido escasamente estudiado. El primer estudio sobre este tema fue realizado
por Brenning (2 0 0 8 ). Según este trabajo, glaciares rocosos con un equiva­
lente en agua de más de 20 millones de metros cúbicos han sido removidos
y/o afectados por la explotación minera en las minas de División Andina
(C O D E L C O ) y Los Bronces (C om p añ ía M in era D isputada de Las C o n ­
d es) durante las últimas tres décadas. Por otro lado y en forma más reciente el
desarrollo futuro del proyecto Minero Pascua-Lama (B a r ric k G old ) afectará
un glaciar rocoso que será enterrado bajo un botadero de estériles (Geotécni-
ca Consultores, 2001).
En el inform e aludido se describen las intervenciones mineras sobre glacia­
res rocosos detectadas en el área de la mina Los Pelambres en la Región de
Coquim bo, Chile.
Corresponde a una investigación desarrollada en forma paralela al proyec­
to de investigación sobre “Mapeo y modelamiento de la distribución de
glaciares rocosos en los Andes Centrales”. Asimismo, los autores agradecen

383
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

al Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional (D F A IT ) de


Canadá el financiamiento del proyecto a través de una beca del Programa de
Intercambio de Estudiantes de Posgrado (G SE P ).
Al respecto se señala que “El proyecto minero Los Pelambres se localiza en la
cuenca superior norte del sistema fluvial Río Choapa, a los 31.6° S y 70.5° W,
a una altitud sobre los 2000 metro sobre el nivel el del mar. Una zona que se
caracteriza por presentar la influencia del anticiclón subtropical del Pacífico
sur, sistema de alta presión que inhibe la llegada de precipitaciones ciclonales
desde latitudes más altas. Ello favorece la ocurrencia de condiciones persis­
tentes de una alta radiación solar y escasas precipitaciones, y una corta tem ­
porada de precipitaciones invernales entre mayo y agosto, aproximadamente.
Se estima que las precipitaciones medias anuales en la alta cordillera de la
zona de estudio alcanzan alrededor de los 7 00 a 800 mm (Brenning, 2005a).
Los últimos inventarios no han registrado la presencia de glaciares en la zona
(Garín, 1987). Sin embargo, existen buenas condiciones topográficas y cli­
máticas para el desarrollo de glaciares rocosos entre los 3 7 0 0 y 4 2 0 0 metros
de altura (Brenning, 2005a).
M inera Los Pelambres explota un yacimiento de extracción cuprífera y mi­
nerales asociados (molibdeno, oro, plata etc.), se localiza administrativamen­
te en la comuna de Salamanca, región de Coquimbo, en las nacientes del
río Pelambres y un sector cordillerano próximo a la frontera con Argentina
(Geotécnica Consultores, 1997). Su propiedad está en manos de la empresa
chilena A ntofagasta M inerals (60% ) y de un consorcio japonés (4 0 % ). La
producción del año 2005 de M inera Los Pelambres fue de 332 mil toneladas
de cobre fino y 8.710 toneladas de molibdeno fino (Minergia, 2 0 0 6 ).
M inera Los Pelambres comenzó sus operaciones en el año 1992 con un pro­
cesamiento de 5300 toneladas por día de concentrado de cobre. Durante el
año 1997 se presentó un proyecto de expansión al Sistema de Evaluación de
Impacto Ambiental (SE IA ), el cual fue calificado favorablemente con un h o­
rizonte de explotación de por lo menos 30 años. Posteriormente en los años
2002 y 2004 debido a reestructuraciones en el proceso de extracción, se ini­
ciaron nuevas etapas de expansiones, aprobándose a través de las resoluciones

384
17. GLACIARES EN AGONÍA

de Calificación Ambiental N ° 108/02 y N ° 038/04 (C O R E M A Coquimbo,


2 0 0 2 ,2 0 0 4 ), importantes aumentos en la producción, además de la construc­
ción de nuevas obras. Sin embargo, ninguno de los documentos presentados
al SEIA, mencionan la existencia de glaciares rocosos en esta área y el posible
impacto de las actividades mineras sobre estos.
El proceso de extracción minera en un comienzo se realizó de manera subte­
rránea pero a partir del año 1997 fue a rajo abierto. El material estéril es depo­
sitado al sur (depósito Los Pelambres), al poniente (depósito Las Hualtatas)
y al norte de rajo (depósito Cerro Amarillo), y además en pequeños botado­
res localizados en el perímetro de la mina (depósito noroeste). Los montos a
depositar en cada unos de los botaderos son los siguientes: 1353 millones de
toneladas en el botadero Los Pelambres, 150 millones en Las Hualtatas, 58
M illones Cerro Amarillos y 81 millones en el botadero noroestel (Gestión
Ambiental Consultores, 2 0 0 4 ). En esta última área se concentran las inter­
venciones de mayor impacto sobre glaciares rocosos, las cuales se describen
en la sección siguiente.
La geomorfología original se encuentra alterada por las actividades mineras
y el emplazamiento de obras de acceso, encontrándose modificado el patrón
de escurrimiento, a través de conductos que desvían la escorrentía superficial.
Además el botadero noroeste es el único que ha mantenido los valores de acu­
mulación aprobados en los inicios del proyecto, los demás presentaron m odi­
ficaciones de acuerdo a los distintos informes entregados a la autoridad.
El área central de la mina se caracteriza por presentar laderas con pendiente
agudas, que favorecen el desarrollo de movimientos de masa, tales como ava­
lanchas, derrumbes y aluviones.
Al interior de la cuenca donde se localiza Minera los Pelambres, se identificaron
15 glaciares rocosos ubicados entre los 3.500 y 3.900 metros de altura aproxi­
madamente, correspondiendo en su mayoría a glaciares rocosos activos origi­
nados a partir de depósitos de talud... Al comparar las imágenes SA F-G EO TEC
tomadas el año 1997 con una imagen satelital SPOT, noviembre 2006, es posi­
ble identificar que parte de los glaciares rocosos ubicados al noroeste y oriente
del rajo de la mina han sido afectados por actividades mineras.

385
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Los glaciares rocosos G R 10, G R 11, G R 12 y G R 13, localizados en la parte


noroeste, han desaparecido casi completamente por el avance de botaderos
de material estéril (ver Figuras N°1 y N ° 2 ). A diferencia los glaciares rocosos
G R 14 y G R 15, localizados al oriente de la mina, que sólo han sido interveni­
dos por la construcción de caminos.
Las actuales operaciones en el área noroeste y oriente de Minera los Pelambres
han degradado o intervenido un área total d e 0 .1 1 y 0 .1 4 km2 respectivamen­
te. Las mayores intervenciones se han concentrado en el área Noroeste debido
a la cercanía al rajo minero, a diferencia de los glaciares rocosos localizados
al oriente, más distantes y con un menor grado de alteración. El conjunto de
glaciares rocosos intervenido tanto en el área noroeste y oriente presentan
geomorfología de flujo, es decir, corresponden a formas activas, factor que es
un claro indicador de la presencia de hielo al interior de estos cuerpos.
Se estima que el hielo afectado por rem oción y alteración de glaciares rocosos
en la zona tiene un equivalente en agua líquida entre los 1.9 y 2.8 millones de
m 3, asumiendo un contenido volumétrico de hielo entre 40 y 60%, un espe­
sor del permafrost rico en hielo de 20 m, y una densidad de hielo de 0.9 g cm 3
(Brenning, 2005a).
En una imagen satelital Landsat E T M del año 2000 (fuente: Global Land Cover
Facility, University o f Maryland, EE.UU.) no se observan impactos de activida­
des mineras en el área de Minera Los Pelambres sobre los glaciares rocosos. Por
lo tanto las intervenciones comenzaron a partir del año 2000, o después.
Minera Los Pelambres ha intervenido glaciares rocosos con un equivalente
de agua de 1.89 - 2.84 millones de metros cúbicos entre los años 2000 y 2006.
Las intervenciones incluyen la rem oción de glaciares rocosos, arrojar roca
estéril y construcción de caminos de exploración u operación de la mina.
En el caso de las intervenciones sobre glaciares rocosos en el área noroeste,
es posible que se hayan llevado a cabo entre los años 2 0 0 4 -2 0 0 6 , debido
a que según la inform ación entregada en último estudio de impacto am­
biental, se declara que este sector no ha sido utilizado antes de esa fecha
para la acumulación de material estéril (E IA : Plan de Desarrollo Integral
Pelambre, año 2 0 0 4 ).

386
17. GLACIARES EN AGONÍA

La actual intervención de glaciares rocosos en el área de minera Los Pelam­


bres constituye el tercer caso consumado de alteración y rem oción de glacia­
res rocosos en Chile, y el primero que se ha iniciado en forma posterior a la
creación de la actual legislación ambiental (Ley 19.300, año 1994; Reglamen­
to del SEIA, 1997). Las intervenciones de glaciares rocosos por Minera Los
Pelambres no fu ero n anunciadas en ninguno de lo s estudios am bientales
presentados a la autoridad entre lo s años 1 9 9 7 -2 0 0 4 (G eo técn ica C o n ­
sultores, 1 9 9 7 ; C O R E M A C oquim bo, 2 0 0 2 ,2 0 0 4 ) . Sin embargo, se cono­
cía de su existencia, debido a que durante el año 1998 se encargó a la empresa
consultora Geoestudios Ltda., a identificación y evaluación del conjunto de
glaciares rocosos en el área (Geoestudios, 1998). No obstante, p o r causa que
d escon ocem os se om itió esta in fo rm ació n en lo s po steriores estudios,
p o r lo tanto, a nuestro entender, no cuentan co n la ap robación de p arte
de las autoridades am bientales y sectoriales involucrados en el p roceso
de evaluación. (La observación en negrita pertenece al autor de este trabajo).
Las intervenciones de glaciares rocosos pueden tener varios efectos ambien­
tales a mediano y largo plazo (Ripley 1995; Burger 1999; Brenning 2 0 0 8 ):
• Procesos geoquímicos en los depósitos de estériles pueden producir dre­
najes ácidos con alto contenido de metales pesados (Acid R ock Drainage,
A R D ), afectando tanto el agua que descarga desde los glaciares rocosos como
el mismo hielo acumulado durante varios milenios.
• La construcción de depósitos de roca estéril sobre glaciares rocosos altera la
composición y las condiciones térmicas internas, por lo tanto puede aumen­
tar el riesgo de deslizamientos con impacto directo en actividades mineras.
• El efecto de sobrecarga de depósitos de estériles construidos sobre glaciares
rocosos va a aumentar su velocidad de desplazamiento y puede causar ines­
tabilidades con impacto directo en actividades mineras. Altas velocidades se
observaron en el pasado, en depósitos de estéril localizados en el área de
M inera Los Bronces y División Andina (Contreras & Illanes, 1992; Apablaza,
2 0 01; Valenzuela, 2 004; Brenning, 2 0 0 8 ).
• La remoción o alteración de glaciares rocosos en zonas semiáridas implica la
pérdida de importantes reservorios naturales de agua fósil, en estado conge­

387
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

lado. El área de Minera Los Pelambres no posee glaciares propiamente dichos,


por lo cual los glaciares rocosos y el permafrost de montaña son los únicos re-
servorios permanentes de hielo en esta zona y por lo tanto de importancia críti­
ca para el sistema hidrológico (Brenning, 2005a, b; Brenning & Azocar, 2 008).
Con el fin de reducir y controlar los efectos ambientales y riesgos geomorfo-
lógicos de las intervenciones en glaciares rocosos se recomienda establecer
un programa de monitoreo científico independiente de los glaciares rocosos
intervenidos y cuyos resultados sean puestos continuamente a disposición
pública”. (D e esta forma cierra el informe resumido de Guillermo Azocar y
Alexander Brenning, que adjuntamos a este dossier).
Hasta aquí, el informe sobre el área glaciar de M inera Pelambres en Chile,
tal cual lo produjeron los autores mencionados anteriormente, pero la deci­
sión de incorporarlo al presente trabajo se debe a la inminente explotación de
mina Pachón en el lado argentino. Ambos yacimientos son limítrofes con mi­
nerales compartidos, motivo por el que se aplicaría el tratado minero argen­
tino-chileno de implementación conjunta, el desgraciado tratado de Bush-
M enem-Frei que cedió la cordillera andina a la depredación transnacional,
enajenando territorio de ambas naciones en aras de un tercer país enclavado
en las altas cumbres minerales.
En la región argentina, aledaña a Pelambres (departamento sanjuanino de
Calingasta), la investigación y clasificación de glaciares se halla en pañales.

E je m p lo a c o n sid e ra r

En un inventario preliminar efectuado en la provincia patagónica de Chubut, se


clasificaron 139 glaciares. Se trata de una investigación efectuada por Lucas Ruiz,
geólogo y becario del CONICET, IANIGLA (instituto de Nivología, Glaciología
y Ciencias Ambientales), Mendoza, y forma parte de su tesis doctoral que denomi­
nó ‘Análisis geomorfológico, sedimentológico y crono-estratigráfico de depósitos
glaciales, periglaciales y glacigénicos, en la Cordillera de los Andes y zonas adya­
centes entre los paralelos 42° y 43° LS, desde la última glaciación”.

388
17. GLACIARES EN AGONÍA

El inventario explica la pérdida de áreas glaciares por razones seguramente


naturales y de cambio climático, en los últimos 20 años. Pero el estudio es vi­
tal para entender el volumen de masa glaciar que hay en tan pocos kilómetros
cuadrados e imaginar qué podría ocurrir si se permite allí la actividad minera.
El glaciar más extenso es Esperanza Norte o Túnel con 10,7 kilómetros cua­
drados. Otro es Planchón Nevado con 4,65 kilómetros cuadrados, que entre
1987 y 2007 -dice el geólogo Lucas Ruiz- ha perdido el 16% de la superficie.
El estudio de este glaciólogo fue tomado como base para un proyecto de ley,
en Chubut, semejante en su enunciación al tratado en la legislatura de la pro­
vincia de Mendoza, para proteger los ambientes glaciares y periglaciares en
esa región austral. La norma convierte a los glaciares descubiertos, cubiertos
y de escombros en propiedad del estado provincial considerándolos in-enaje-
nables. Puede ser técnicamente incorrecto hablar de glaciares y de agua dulce
como sinónimos: simplifiquemos que los primeros son las fábricas de las ver­
tientes y que América Latina es un plano inclinado de la cordillera al Atlántico
y al Pacífico, y ambos océanos son los niveles que buscan las aguas corriente
abajo, surcando pueblos y comunicando culturas. Es pueril tener que recurrir a
estas argumentaciones para concluir que el agua vale más que el oro.

U n a ú ltim a re fle x ió n

La aproximación más certera sobre el derretimiento de los glaciares con­


sidera que es debido a la intervención del hombre, en cualquiera de sus for­
mas; el hombre es el causante de que ello ocurra de manera acelerada. La
fecha de defunción del último glaciar sobre la tierra -m edida en tiempos geo­
lógicos- es la de ayer. Fue anoche que murió el último glaciar.
D e a poco fueron cayendo los del Himalaya y los hielos de Groenlandia y de la
Antártida. El satélite sucesor del Icesat de la Nasa recogió el último soplo helado
de témpanos a la deriva. El nivel del mar aumentó de tal forma y rapidez que
cubrió costas, islas y penínsulas, desplazando masas humanas hacinadas. Una
nueva forma de vida intenta acomodarse en el calentamiento global del planeta.

389
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

El glaciar Chacayalta, alto y majestuoso, había sucumbido a la edad de 18.000


años y un día, avisando el destino de muchos otros en la Cordillera de los
Andes. Los debates callejeros reemplazaron a los sesudos cabildeos de cientí­
ficos responsabilizando unos a otro haber convertido el hielo glaciar en líqui­
dos de lixiviación de minerales, al mismo tiempo que un listado de emisiones
tóxicas por irresponsabilidad humana acompañan a números que expresan
las causas naturales del calentamiento global, ahora incesante.
¿Qué le falta a este cuadro que pinta la desaparición de los hielos del ártico y
de la Antártida, y de los glaciares de las cumbres del planeta? Tal vez cuantifi-
car los cambios en el ecosistema marino, el aumento de los niveles de conta­
minantes letales producidos por la transformación climática, nuevas especies
que compiten por sobrevivir, tormentas más frecuentes y violentas, polución
irrespirable y fenómenos atmosféricos inexplicables hasta hace menos de una
centuria. La extinción de una forma de vida por otra surgente y primitiva.
Dicho así resulta apocalíptico. Sin embargo, estoy describiendo un grafiti
mural dibujado por alumnos de una escuela rural del noroeste argentino.

390
18. IMPERIALISMO DE ALQUILER O SUB-IMPERIALISMO: ¿TUPI ORNOT TUPI?

IMPERIALISMO DE ALQUILER
0 SUB-IMPERIALISMO:
¿TUPI OR NOTTUPI?
L u is F e rn a n d o N o vo a G a r z ó n 1,1

Los impactos “diferenciados” de la crisis mundial en la economía


brasilera, no fueron fruto de una virtud innata, ni incluso de sus “buenos
fundamentos”. Cambio flexible, elevados índices de superávit primario y de
intereses, metas de inflación conservadoras y grandes reservas cambiarías for­
madas durante el boom de exportación de commodities, apenas demarcan el
lugar especial ocupado por el país en la división internacional del trabajo, lo
que resulta en la manifestación diferenciada de los efectos de la gran contrac­
ción. Más que eso, el Brasil ha ofrecido salidas de corto plazo para compensar
los efectos de la sobreacumulación, franqueando nuevas fronteras de mercan­
tilización y márgenes adicionales de explotación. Nuevos y más intensivos
“cercados” para el capital, capaces de liberar excedentes de capital (y de mano
de obra), a bajísimo costo.

I. Luis Fernando Novoa Garzón es sociólogo, profesor de la Universidad Fede­


ral de Rondónia, miembro de la Red Brasil sobre IFMs.

391
RESISTENCIAS POPULARES ALA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

En esa “periferia especial” que es el Brasil, se expresa una forma particular de


articulación política y espacial del imperialismo. Más que deshecho en los
años de liberalización salvaje, Brasil fue rehecho. Un país continente, que dó­
cilmente acepta la condición suplementaria de los países centrales como vo­
cación última requiere un trato especial. Suplementariedad que se realiza no
solo en el clásico papel de provisión de materias primas en gran escala, sino
también en la composición de estructuras intermediarias de las empresas
transnacionales en segmentos industriales y de servicios, tendencialmente
monopolistas, y como plaza financiera suficientemente autorregulada.
Los sectores de infraestructura, por ejemplo, continúan siendo una óptima
opción de inversión, aun con la disminución de la demanda agregada. Esto
porque sus riesgos están siendo cubiertos previamente por fondos públicos,
en cuanto se anticipan los beneficios con la venta anticipada de créditos pri­
vados. En este sentido, ocurre una exacerbación de la disputa por la atracción
de inversiones sobre la base de mayores sacrificios, infligidos a los trabajado­
res y al medio ambiente. En ese escenario, son requeridas nuevas “adecua­
ciones”, en los marcos regulatorios de los sectores de energía, saneamiento,
transportes y comunicaciones.
La crisis echó luz sobre las opciones y construcciones políticas hechas en los
últimos años, que trataron de dar aliento al capitalismo neoliberal. Un modelo
económico y societal fallido, nacional y mundialmente, que ha encontrado en
el Estado brasilero, y específicamente en el BN D ES, providenciales tablas de
salvación. El eficaz acoplamiento de la economía de América del Sur a los flu­
jos globales de mercaderías y capitales no se viabiliza sin la intermediación del
Brasil, esto es, de sus sectores económicos internacionalizados y concentrados,
y de su Estado, que es tributario del dinamismo de estos mismos sectores. A
diferencia de sus vecinos, históricamente restringidos a la producción agrícola
y minera, y/o sometidos a extensos procesos de desindustrialización, el Brasil
recicló su parque industrial a través de operaciones intra-firma que lo mantuvie­
ron, aunque bajo la égida de la desnacionalización, en condiciones de producir
y exportar manufacturas con valor agregados promedio, a costos competitivos.
En la economía “brasilera” se suman economías primario exportadoras de gran

392
18. IMPERIALISMO DE ALQUILER O SUB-IMPERIALISMO: ¿TUPI ORNOT TUPI?

escala y grandes empresas de servicios de infraestructura, incluyendo conglo­


merados industriales especializados en recursos naturales (celulosa, etanol,
siderurgia, metalurgia, petroquímica, cemento, industria hidroeléctrica, etc.).
Esta sesgada sumatoria capacita al bloque del poder dominante “brasilero” a
querer protagonizar el encaje de las economías del subcontinente, en función
de los intereses de las cadenas trasnacionales y sus engranajes en el Brasil.
Con la contracción de los mercados de los países desarrollados, y la adopción
de nuevas barreras proteccionistas, la absorción de mercados residuales de los
países latinoamericanos se volvió crucial para los capitales que se triangulan
aquí. La profundización de la apertura de mercados, y la flexibilización de las
regulaciones domésticas, acelera el reposicionamiento de las cadenas produc­
tivas “brasileras” en el sub-continente y en el mundo. Esta relocalización de los
negocios toma en cuenta los nichos de consumo, la disponibilidad de materias
primas estratégicas, la densidad y la eficiencia de la infraestructura, el grado de
precarización de los derechos sociales y ambientales, y la discreción o la bue­
na voluntad de los Gobiernos vecinos. El resultado es un proyecto de Brasil
opuesto a cualquier contenido anticapitalista. En el cauce de este nuevo de-
sarrollismo transnacional-regional, no hay margen para virajes o reversiones,
nada parecido a lo que conocíamos como “nacional”, abiertamente opuesto a
lo que anhelábamos como “popular”. A pesar de las naturales reverberaciones
teóricas en sentido contrario, “nacionalismo subalterno”, la nación rehecha por
“los de abajo”, aquel Brasil posible, nacido en la cultura popular, sucumbió tan­
to en el plano de las experiencias focales como en el plano de lo imaginario.
No podemos olvidar que las compañías globalizadas que nos victimizaron
históricamente fueron proyecciones pujantes de las economías centrales del
origen. Las transnacionales fueron y son el resultado de soportes estatales
concatenados y de una sumatoria de “preferencias” oligopólicas y de opciones
políticas y geopolíticas. Fueron las mismas políticas “públicas” “conglomera-
doras” que envuelven apoyo tecnológico, comercial y de crédito, las que per­
mitieron la descentralización geográfica de las inversiones de las economías
centrales en búsqueda de la nivelación mínima de los costos operacionales
y de posiciones dominantes en mercados estratégicos. Vemos ahora el BN -

393
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

D ES repitiendo la misma historia de internacionalización de capitales, bajo la


farsa de una integración regional como sustrato ideológico y como moldura
institucional adecuada a la gestión integrada de corredores de exportación y
clusters en escala continental.
¿A partir de ahora el Brasil se posicionará de forma ofensiva acerca de un
acuerdo multilateral de inversiones, y de aquello que ya se coloca en los
T R IM S, en los acuerdos de la O M C ? En estudio de la Confederación Na­
cional de la Industria (2 0 0 7 ) buscó dar una respuesta positiva y ofensiva al
respecto. La C N I sugiere “avanzar en la comprensión del funcionamiento de
los acuerdos de protección de la inversión”, lo que demuestra que “nuestro”
sector empresarial adopta la misma pauta de irrestringibilidad adoptada por
las demás transnacionales. Temen, por lo tanto, lo que debería ser política
nacional de control y regulación de inversiones. Frente a la posibilidad de
“intervenciones regulatorias arbitrarias”, solicitan que se revisen las experien­
cias argentina y boliviana, y las “condicionantes de la ruptura y la evolución
de la negociación posterior”. En la dirección opuesta, sería preciso establecer
una pauta conjunta para el continente, acerca de los requisitos, obligaciones
y reciprocidades mínimas de las IED s (inversiones Exteriores Directas), más
aún de las inversiones intrarregionales, en la búsqueda de generación de com-
plementariedad, sinergia y reducción de asimetrías.
El empeño del Gobierno brasilero en el G 20 - e n su última versión- para re-
ciclar la gobernabilidad de la globalización y su meta de hacer factible la Ini­
ciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (U RSA ),
replicando su lógica en el PAC, no deja ningún margen de duda sobre la op­
ción que el país adoptó acerca de su proyección externa. El BN D ES, al mismo
tiempo en que se va volviendo el principal sostén de las obras del PAC, va cum­
pliendo el mismo papel en relación a los corredores de la URSA, dislocando
al BID de su posición matricial originaria. La URSA no debe ser vista como
un paquete de proyectos físicos. M ás que eso, es una herramienta política del
imperialismo que, por dentro de los Estados nacionales sudamericanos, de
forma coordinada, impulsa acuerdos económ ico-políticos para aumentar la
escala de los actuales corredores de exportación y para crear nuevos, especial­

394
18. IMPERIALISMO DE ALQUILER O SUB-IMPERIALISMO: ¿TUPI ORNOT TUPI?

mente en la Amazonia, donde el juego político es más visible con el desmonte


de la regulación ambiental, con la imposición de restricciones a las territoria-
lizaciones impeditivas (de los pueblos indígenas, quilombolas y riberiños),
de la territorialización única de los grandes negocios, y con la regulación del
“grilagem” (escrituración y apropiación ilegal de tierras. N R ) y del latifundio
y de todas sus prácticas y modos criminales. Esto quiere decir que la URSA
ofrece, además de los ejes físicos de los corredores de despojo, nuevos marcos
regulatorios para los sectores de infraestructura (desde siempre estratégicos),
nuevas formas de regulación social y ambiental, e incluso un nivel admisible
de “derechos”. La URSA es un arma imperialista / subimperialista inteligente,
con ropaje de desarrollo e integración. Se trata de una metodología de traspa­
so de recursos naturales, mercados potenciales y soberanía de inversionistas
privados, en escala continental, con respaldo político y seguridad jurídica.
Los grandes proyectos viales, energéticos y de comunicaciones, asociados a
medidas de “convergencia regulatoria” viabilizan la consolidación de los oli-
gopolios privados en la región, y el establecimiento de conectividades que
irán a subalternizarnos (al país y a la región) de forma irreversible. Los ejes y
proyectos de la URSA están volcados a la competitividad externa de los con­
glomerados económ icos situados en la región, no para generar dinamismo
económ ico ecualizador entre los pueblos sudamericanos.
Esta internacionalización, que el Brasil toma para sí, es bastarda, porque está
subordinada de antemano a un papel fijo y limitado en la división internacio­
nal del trabajo, lo que significa que será aún más concentradora que la inter­
nacionalización de los países centrales. El sub-imperialismo(2) es ciertamente
más perverso que el imperialismo. Los beneficios obtenidos van a ser mucho
más circunscriptos, y su imposición va a ser mucho más brutal, como ya se
verifica en el propio país, en los bordes de sus islas de modernidad rural y
urbana, así como en las áreas incorporadas de los países vecinos.

2. E n la acep ción de Ruy M au ro M ari ni, el su bim perialism o sería un nuevo p a tró n de re­
lación cen tro-periferia en el qu e surgen sub-centros econ óm icos (y p olíticos), d o ta d o s de relativa
au ton om ía, au n qu e p erm a n ez ca n su b ord in ad os a la d in ám ica g lo b a l im puesta p o r los grandes
centros.

395
RESISTENCIAS POPULARES A LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE

Precisamos promover el descubrimiento de una modernización conservado­


ra que sigue en polaridad creciente: cuanto más modernos, más destructivo,
más injusto. La burguesía, que se presenta como nacional, opta por la asocia­
ción global subordinada, teniendo por lastre “propio” largas fronteras econó­
micas a ser abiertas. La acumulación primitiva permanente, a costa del proce­
samiento de los territorios tradicionales, del campesinado, de los biomas, de
la destrucción de los servicios y derechos esenciales, en el Brasil y los países
vecinos, compensa de sobra la posición “minoritaria” del capital “autóctono”
en su asociación con el capital global.
Nuestra burguesía se sumergió en el mercado transnacional, y no hay ningún
tipo de referencia o instancia nacional que pueda estar capacitada como espacio
de agregación de intereses y de diálogo. Los trámites institucionales internos
están en vías de agotamiento; peor, han servido para criminalizar la resistencia
a la implementación de este modelo de desarrollo pretendidamente único.
El desafío del que no pueden escapar los movimientos sociales y la intelectuali­
dad crítica, es impedir que la sociedad brasilera se vuelva rehén de este impulso
vertiginoso de crecimiento, que asocie eventuales ganancias y beneficios a ese
proceso de incorporación territorial y expansión sub-imperialista.

396
ÍNDICE

Pág.

PRESENTACION 5
LOS CUENTOS DE LAS RESISTENCIAS
Claudia Korol

1 EN LAS SOMBRAS DEL BICENTENARIO 9


Sobre colonialismo y emancipaciones
Claudia Korol

2 SABERES ANCESTRALES 45
D estrucción, negación y disputa
Patricia Agosto

3 ENTRE LA OBSESIÓN DEL DESARROLLO 79


Y EL GIRO ECO-TERRITORIAL
Luces y sombras de una problemática
Maristella Svampa

4 VIVIR EN LA CORTEZA 107


Notas en torno a intersubjetividad y mega-minería
como modelo de ocupación territorial
Mirta Alejandra Antonelli
5 RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA 131
M aquillaje petrolero en Patagonia
Marc Gavaldá y Hernán Scandizzo

6 RADIOGRAFÍA DEL NORTE ARGENTINO 149


Roxana Longo

7 MONOCULTIVOS AGRESORES EN 181


EL NOROESTE ARGENTINO (NOA)
Oscar Delgado

8 EL AGRONEGOCIO: HERRAMIENTA PARA 205


LA RECOLONIZACIÓN DEL CONTINENTE
Carlos A. Vicente

9 LAS TRANSNACION ALES DEL AGRONEGOCIO 215


Tomás Palau

10 PARAGUAY: EXTRANJERIZACIÓN 229


DE LA TIERRA Y EL TERRITORIO
Marcos Glauser

11 IMPACTOS DEL MONOCULTIVO 237


DE CAÑA EN BRASIL PARA
LA PRODUCCIÓN DE ETANOL
Maria Luisa M en d o za

12 EL DESARROLLO DEL MONOCULTIVO FORESTAL 245


A GRAN ESCALA Y LA SUSTENTABILIDAD EN
EL ALTO PARANÁ MISIONERO
Diego Chifarelli

13 EL GLIFOSATO Y LOS EMBRIONES 281


¿QUIÉN NO QUIERE SABER?
Diálogo con el Dr. Andrés Carrasco
14 LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS PUEBLOS 295
ORIGINARIOS EN CHILE FRENTE AL NUEVO GOBIERNO
Alfredo Seguel

15 MINERÍA TRANSNACIONAL Y NEOCOLONIALISMO 303


Cuerpos y territorios en las disputas coloniales
de nuestro tiempo
Horacio Machado Aráoz

16 MINERAS Y PETROLERAS EN TERRITORIO ANCESTRAL 343


Martín Maliqueo

17 GLACIARES EN AGONÍA 357


Javier Rodríguez Pardo

18 IMPERIALISMO DE ALQUILER O SUB-IMPERIALISMO: 391


¿TUPI OR NOT TUPI?
Luis Fernando Novoa Garzón

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