Mujer, Justicia Penal y Género - Ana Elena Obando

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Mujer, Justicia Penal y Género

Por Ana Elena Obando M.1

Introducción

La correcta implementación y el mejoramiento de los estándares


internacionales de los derechos humanos y del derecho humanitario en los
sistemas de justicia penal latinoamericanos, parecieran ser, más que un
deber de los gobiernos, una necesidad urgente para quienes laboran en el
campo policial, judicial y penitenciario.

La creación de una cultura de paz inclusiva de una cultura de respeto


a los derechos fundamentales de víctimas y victimarios en los tres
estamentos de los sistemas de justicia penal, implica no sólo políticas
criminales y mecanismos jurídicos género sensitivos, sinó además cambios
en las prácticas y actitudes de las y los operadores del derecho que deben
ser guiados por los valores y principios constitutivos de una justicia de
género.

Detectar las principales violaciones a los derechos humanos que


ocurren en la etapa de instrucción en forma diferenciada, tanto a hombres
como a mujeres, es una primera tarea que permite identificar los nudos
prácticos y teóricos así como elaborar los lineamientos a seguir para
generar esos cambios normativos, estructurales y culturales en nuestros
sistemas de justicia criminal.

Este documento pretende servir de ayuda teórica a esa labor,


aportando una dimensión, una perspectiva, una cosmovisión de género que
puede aplicarse al Derecho Penal, no como un anexo, sino como parte
integral de ese cambio que se pretende generar.

Para ello me voy a permitir aclarar en primera instancia algunos


conceptos preliminares como son el género, la perspectiva de género, la
discriminación, la sociedad patriarcal, para poder entendernos desde un
lenguaje común. Luego recojo las principales ideas del androcentrismo en el
derecho en general y en el derecho penal en particular así como algunos
debates aún pendientes sobre su utilización o no para el avance de los
derechos de las mujeres. Seguidamente paso a identificar la problemática
de las mujeres como víctimas, ofensoras y privadas de libertad, lo que me
parece facilitará la tarea de sistematización de los hallazgos encontrados a
partir del instrumento para la investigación comparada. Finalmente, me
pareció oportuno realizar algunas consideraciones sobre los principales
instrumentos jurídicos internacionales relacionados con los derechos
1 La autora es abogada feminista, master en género y justicia, consultora para organismos
internacionales, exprofesora de derecho, activista de los derechos humanos de las mujeres. Email:
[email protected]

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humanos de las mujeres, a efecto de incorporar sus normas y principios en


los sistemas de justicia penal latinoamericanos a través de su correcta
implementación.

Algunos conceptos preliminares

En pleno siglo XXI todavía vivimos en un sistema caracterizado por la


dominación masculina, la ambición capitalista y las más variadas jerarquías
entre hombres, entre hombres y mujeres y entre mujeres. Este patriarcado
capitalista se origina en las familias dominadas por el padre, o el "Pater
Familaes"; estructura que se reproduce y es mantenida por instituciones como
el derecho, la educación, la ciencia, los medios de comunicación, la economía,
la historia, la religión, y la familia. Instituciones que a su vez legitiman un orden
social, económico, cultural, religioso y político por el cual las mujeres como
género se encuentran subordinadas a los hombres.

Este sistema mantiene y reproduce la subordinación y discriminación


de las mujeres y como estructura de dominio que es, se articula con otras
estructuras y condiciones de los sujetos, como la nacionalidad, la edad, la
clase, la etnia, la raza, la discapacidad visible, la opción sexual, la creencia
religiosa, política, etc. que pueden funcionar como opresiones o privilegios,
según el espacio, el tiempo, la condición y situación de las personas. Cada
hombre y cada mujer ostentan diferentes condiciones que le complejizan o le
simplifican sus formas de opresión, pero las mujeres como género, siempre
están sujetas al dominio público y político de los hombres.

Y debo aclarar acá que el concepto “género”, tal y como lo utilizo en


este documento, se refiere a la construcción histórico-social que se ha hecho
de las atribuciones y características sociales, culturales, políticas, psicológicas
y económicas que se consideran definitivas de los hombres y las mujeres y de
los comportamientos esperados de unos y de las otras en esta sociedad. Esta
asignación de roles, actitudes, sentimientos, valores, conductas, creencias,
cualidades, derechos, deberes y comportamientos impuestos y exigidos a
mujeres y hombres, les hace aparecer no con características humanas
comunes, sino con características diametralmente opuestas, abstrayéndolos
así de los contextos sociales en que realmente viven.

El término sexo, lo utilizo en cambio, para referirme únicamente a las


características biológicas que se han utilizado para distinguir a ambos sexos.
Esas diferencias biológicas han sido utilizadas y terjiverzadas para construir
diferentes mitos sobre lo que debe ser un hombre y lo que debe ser una
mujer, o lo que se podría llamar una construcción social biologizada. Se ha
comprobado que lo determinante en la identidad sexual no es el sexo
biológico, sino el hecho de ser socializado o socializada como perteneciente a
uno u otro sexo. Es más, se dice que la asignación del un rol es más

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determinante en la consolidación de la identidad sexual que la carga genética,


hormonal y biológica.2

El género se aprende día a día, es transmitido de generación en


generación, no es una realidad natural, sino que es el resultado de las
creencias, mitos y entendidos que se han ido construyendo social y
culturalmente sobre cuáles deben ser las funciones y comportamientos de
hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida, desde los relacionados
con la sexualidad hasta los que tienen que ver con determinadas actividades y
ocupaciones.

Es a partir de la gran importancia de las diferencias biológicas que se


construyen estos roles para cada sexo. Pero el problema no estriba en que
mujeres y hombres son biológicamente diferentes, sino en que esas
características social y culturalmente construidas para cada sexo, tienen valor
desigual y una jerarquía dicotómica impuesta, positivo y superior para lo
masculino, negativo e inferior para lo femenino.3

Autoras como Scott4 distinguen cuatro elementos del género:

 Los símbolos y mitos culturalmente disponibles que evocan


representaciones múltiples.
 Los conceptos normativos que manifestan las intepretaciones de
los significados de los símbolos. Estos conceptos se expresan en
doctrinas religiosas, educativas, científicas, legales y políticas que
afirman categóricamente el significado de varón y mujer, masculino y
femenino.

 Las instituciones y organizaciones sociales de género como el


sistema de parentesco, la familia, el mercado de trabajo segregado por
sexos, las instituciones educativas, la política.

 La construcción de la identidad genérica.

Si entendemos que la cultura marca a los seres humanos con el género y


el género marca la percepción de todo lo demás, es decir, lo social, lo
religioso, lo político, lo cotidiano, será más fácil entender que la perspectiva o

2 Véase las consideraciones que hizo sobre este aspecto el científico Robert Stoller en libro de Alda
Facio, Cuando el Género Suena, Cambios Trae: Metodología para el Análisis de Género del Fenómeno
Legal, San José, ILANUD, 1992.
3 La definición de género es una síntesis de: M. Teresita de Barbieri, "Certezas y Malos entendidos de
la categoría género", en Laura Guzman y Gilda Pachecho (compiladoras): Estudios Básicos de
Derechos Humanos IV, San José, Costa Rica, IDH, 1996; Marta Lamas, "Usos, dificultades y
posibilidades de la categoría género" en La Ventana, revista de Estudios de Género, N.1, Universidad
de Guadalajara, México, 1995; Stepahnie Riger, "Rethinking the Distinction between Sex and Gender"
en Leslie Bender y Dan Braveman: Power, Priviledge and Law: A Civil Rights Reader, 1995.
4 Véase Joan W. Scott, “Gender: A Useful Category of Historical Analysis”, en American Historical
Review, N. 91, 1986.

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el enfoque de género comprende el conjunto de conocimientos, intuiciones,


saberes y actitudes que han ido acumulando hombres y mujeres a través del
tiempo como consecuencia de su ubicación en la sociedad y de sus
experiencias particulares, producto de vivencias en un mundo dividido
culturalmente por el género.

Esta forma de mirar a través de otro lente, de otra dimensión, no parte


de una premisa de homogeneidad, sino que parte de que vivir realizando
determinadas actividades que le son asignadas a las personas por su sexo,
produce determinadas experiencias que condicionan, de alguna forma, su
modo de ver y evaluar el mundo.

Las diferencias en funciones y actividades que desempeñan mujeres y


hombres pueden producir perspectivas distintas sobre la vida y el mundo en
que viven; y digo pueden, porque no siempre somos concientes de esta
generización y pensamos que la perspectiva masculina que se presenta como
una visión neutral, objetiva y universal, es la única forma de mirar y que
nuestro actuar es producto de la naturaleza, de nuestra biología.

Cuando se incorpora la categoría género a un análisis, investigación,


actividad o incluso a la vida cotidiana, no se agrega un anexo llamado
“mujeres”, se pone el lenguaje en femenino o se estudia la situación de las
mujeres desde una supuesta perspectiva neutral. Bajo la perspectiva de
género se deberían estudiar los obstáculos y consecuencias producto de la
construcción de la masculinidad y la feminidad, y al mismo tiempo se deberían
visibilizar las relaciones de poder entre los sexos, clases, razas, etnias,
edades, etc.; esas relaciones desigualmente construidas desde sus diferentes
posiciones, funciones, actividades, experiencias y necesidades.

Se puede hacer un análisis desde la perspectiva de género de los


hombres o desde la perspectiva de género de las mujeres o desde ambos.
Cuando se hace un análisis desde la perspectiva de género de las mujeres se
parte de la experiencia de subordinación, visión que va desde la marginalidad
hacia el centro, incluyendo la realidad de quienes ocupan una posición de
dominación y tomando en cuenta la perspectiva del ser dominante, del ser
modelo o paradigma, lo que no sucede cuando el análisis se hace desde el
centro.5

En otras palabras, para hacer un análisis con enfoque de género se


debería tomar la variable género explicitando en todo momento desde cuál
sexo se hace dicho análisis y cuáles son los efectos o circunstancias en uno y

5 Véase bell hooks, Feminist Theory: from Margin to Center, South End Press, Boston, 1984.
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otro sexo así como las relaciones de poder entre ellos,.6 Pues la lógica del
género es una lógica de poder y de dominación.

Y aunque sabemos que el género es el campo primario dentro del cual


o por medio del cuál se articula el poder, el poder está situado en múltiples
lugares que existen en relación al Estado, quien a su vez contribuye a
establecer los múltiples discursos sobre el poder. En la medida en que las
leyes y el derecho operan como uno de los discursos autorizados por el
Estado, debemos examinar cómo esos discursos articulan las desigualdades
de género.7

En las investigaciones que ustedes realizaron dicha categoría debería


aparecer reflejada al visibilizar los problemas, limitaciones y violaciones más
frecuentes a los derechos humanos que ocurren en la etapa de instrucción
criminal. Para ello imagino fue preciso determinar la participación de las
mujeres como víctimas, testigas o victimarias en el proceso penal, las
políticas o medidas concretas que reconocen o no las diferencias genéricas,
los factores culturales, sociales y políticos al interior del sistema judicial
penal, la falta de poderes que ostentan hombres y mujeres cuando se
enfrentan ante la administración de la justicia penal y los mecanismos por los
cuales los poderes visibles e invisibles de esa administración articulan las
desigualdades de género traducidas en desigualdades de trato.

Relacionado con esta desigualdad, debo aclarar que la discriminación


por razón de género, es una manifestación y consecuencia de una sociedad
en la que los hombres han dominado los espacios públicos y privados de
poder y han estructurado el mundo según su visión particular. Es decir, la
discriminación por género está relacionada con el significado, estructuración,
uso y manejo del poder entre los sexos.8

Ahora bien, como de lo que trata el seminario es de promover la


implementación y mejoramiento de los estándares internacionales de
Derechos Humanos en los sistemas de justicia penal, me parece
conveniente tener claro en todo momento el concepto de discriminación
contemplado en el artículo 1 de la Convención Sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer, que textualmente la define
como:

6Para explicaciones elaboradas de propuestas metodológicas que parten desde la perspectiva de las
mujeres, y sobre definición de la perspectiva de género véase: Catherine Mackinnon, Toward a Feminist
Theory of the State, EEUU, 1989; Alda Facio, Op.Cit.,1992; Tribunal Supremo de Puerto Rico, "Informe
sobre el discrimen por razón de género en los Tribunales de Puerto Rico", State Justice Institute, agosto,
1995.
7 Véase Zillah R. Eisenstein, The Female Body and the Law, University of California Press, Berkley
and los Angeles, California, 1988.
8 Véase Cheria Kramarae, y Paula Trichler. A Feminist Dictionary. Londres, Pandora Press, 1990;
Marcela Lagarde, Género y poderes, Heredia, Costa Rica, Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad
Nacional Autónoma, 1995.

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"...toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga


por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o
ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de
la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en
cualquier otra esfera".9

El concepto de anulación o el menoscabo de una persona o conjunto


de personas que resulte de cualquier acción o práctica, en este caso al interior
del sistema de justicia penal, es clave, en virtud de consideraciones
relacionadas con la pertenencia de esa persona o conjunto de personas al
sexo femenino o bien al masculino.

Lo importante acá es que se juzga discriminatoria una acción, conducta


o práctica en consideración de sus efectos, independientemente de la
intención de la persona que incurra en ella. Si bien la intención puede
determinar la responsabilidad, no debe tomarse en cuenta para determinar si
la práctica es o no discriminatoria. Sobretodo cuando se trata de prácticas
institucionales sistemáticas que tienen efectos detrimentales sobre algún
grupo particular.

Puede ser que ustedes hayan encontrado prácticas judiciales,


policiales o penitenciarias atribuibles a normas, costumbres, prácticas
regulares, o algún tipo de sistematicidad en el comportamiento que no
responda necesariamente a formulaciones intencionales de quienes las
realicen. Bajo este estándar internacional, esa práctica se considerará
discriminatoria.10 Si implementáramos tan sólo esa definición, vamos a
encontrar múltiples prácticas discriminatorias al interior del sistema penal.
¿ Cómo hacemos para ir erradicándolas ? Es precisamente uno de los retos
que se pretenden ir resolviendo con este proyecto.

En este mismo orden de ideas, cuando se investiga bajo la categoría


género es importante revisar los estereotipos,11 mitos y creencias referidas al
género, raza, etnia, edad, discapacidad y clase social, entre otros, ya estos
esquemas conceptuales operan en los procesos de discriminación a través de
tratos generalizados que atribuyen a una persona una característica o rol
determinado.

9 Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 1. ed. San
José: Centro Para el Desarrollo de la Mujer y la Familia, CMF, Colección Documentos N.4, Legislación
N.3, 1994.
10 Tribunal Supremo de Puerto Rico, Op.cit., 1995.
11 Los estereotipos son esquemas conceptuales dirigidos a categorizar dicotómicamente ciertos
atributos de las personas que por razón de su sexo, raza, clase u otras características son inmutables y
muchas veces fundados en criterios biológicos, y tienden a abstraer a las personas de los contextos
sociales en que viven. Véase Informe sobre el discrimen por razón de género en los Tribunales de
Puerto Rico, Op.Cit., 1995, p.30.

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Si quienes trabajan para el Ministerio Público, la Policía, la Fiscalía, los


Centros de Detención o la Magistratura creen que la violencia doméstica es un
asunto privado de pareja provocado por las mujeres, por ejemplo, o como una
vez me dijo un Juez cuando realicé una investigación al interior del Poder
Judicial, que la violación era un asunto inventado por las mujeres, se tomarán
decisiones basadas en esas creencias que tendrán efectos discriminatorios de
revictimización y culpabilización sobre quienes son agredidas. De esa manera,
se legitimará la impunidad de quienes agreden perpetuando aún más un
sistema de desigualdad de poderes entre los géneros.

Por ello, me parece clave tener claro qué conforma la discriminación


institucional por razón de género, ya que ello nos puede dar pistas y
elementos para saber cuáles cambios son necesarios y en qué espacios y
ámbitos deben aplicarse.

Podría decirse que la discriminación institucional se puede distinguir si


existe:

“a. Cualquier trato desigual injustificado que tenga efectos


desfavorables o de menoscabo contra las personas por razón de su género.

b. Cualquier trato igual que tenga efectos desfavorables o de


menoscabo, de forma desproporcionada, contra las personas por motivo de su
género. Es decir, las decisiones o actuaciones que no tomen en cuenta las
necesidades surgidas de la situación particular en que se encuentre una
persona.

c. Cualquier acto, decisión o práctica basada en la perspectiva


masculina que tenga como efecto suprimir la situación y condición de las
mujeres en asuntos que le afecten”.12

Es importante entender además que las diferentes manifestaciones del


sexismo13 se pueden dar a través de prácticas discriminatorias institucionales,
que son fundamentalmente, las que conforman las violaciones a los derechos
de las mujeres usuarias de la administración de la justicia penal.

El sexismo se manifiesta en la vida cotidiana, en las interacciones que


ocurren en el seno de las instituciones, a través del lenguaje, la conducta, las
políticas, las leyes u otras acciones de hombres y mujeres las cuales expresan
la creencia institucionalizada de que las mujeres son inferiores por naturaleza.

12Tribunal Supremo de Puerto Rico, Op.Cit., p.22.


13Para estudiar las manifestaciones del sexismo (androcentrismo, sobregeneralización y/o
sobreespecificación, la insensibilidad al género, el doble parámetro, el deber ser de cada sexo, el
dicotomismo sexual, y el familismo) véase Margrit Eichler, Non Sexist Research Methods, Allen &
Unwin, Inc., Winchester, MA, USA, 1988.

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Es decir, igual que se cree que existe una raza inferior a otra por naturaleza,
se cree que hay un sexo inferior que debe servir al otro.14

El sexismo por supuesto está inmerso en el derecho, ya que por


medio de esta institución se prescribe, norma, regula y disciplina a hombres
y mujeres de forma desigual fijando modelos de identidades construidas. Es
decir, las mujeres y los hombres no son iguales dada la naturaleza y la
cultura, pero no son tan diferentes, o mejor dicho, tan desiguales como el
derecho pretende hacerles ver. Por eso es que afirmo que el derecho
contribuye a crear y perpetuar las construcciones genéricas a la vez que
éstas influyen las formas y contenidos del derecho.

El Género del Derecho y el Derecho del Género

Las ciencias tradicionales tales como el derecho, han propuesto sus


doctrinas, creado la jurisprudencia y elaborado las normas partiendo de las
experiencias de quienes han tenido el poder de decidir y definir. Esto
significa, que mayoritariamente se han planteado y han respondido a
aquellos conflictos que son problemáticos desde la experiencia social de
cierto tipo de hombres (blancos, occidentales, mayores de edad, sin
discapacidades visibles, heterosexuales, de clase alta, etc.). En
consecuencia, son las necesidades y conflictos de este tipo de hombres los
que están codificados por el derecho y por ello el modelo o paradigma de la
mayoría de las leyes y sus interpretaciones sigue siendo el varón. 15 Las
necesidades y conflictos de las mujeres las ha codificado el derecho a la
medida e interés del paradigma androcéntrico.

De esta manera, lo que ha parecido problemático y por lo tanto


importante de legislar desde las perspectivas de las experiencias de las
mujeres no siempre ha parecido problemático desde las perspectivas de las
experiencias de los hombres. Ejemplo de ello es el trabajo doméstico no
remunerado, la desigual distribución de las responsabilidades familiares, el
acoso sexual, etc., que cuando se han pretendido legislar o juzgar, no se
han visto como problemas sociales que afectan a todo el país, sino como
problemas específicos y aislados que individualmente sufren "algunas
mujeres".

Como el derecho no es un ente neutral, la mayoría de los códigos y


leyes están permeados de una perspectiva parcial (hecha y pensada por y
para cierto tipo de hombres) que por siglos se ha proclamado como una
perspectiva neutral, abstracta y universal válida en cualquier tiempo y para
cualquier ser humano. Prueba de ello, son los resultados discriminatorios de
la aplicación e interpretación de las normas que develan que dicha
perspectiva tiene un referente o modelo donde entran muy pocos.
14 Véase, Cheris Kramarae, Op.Cit. 1990; Vox, Diccionario General Ilustrado de la Lengua Española,
1004, 1987.
15Alda Facio, Op.cit. 1992.
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Las categorías que establece el derecho para distinguir entre los


diversos actores sociales o sujetos de derecho, ayudan a construir una
sociedad de sujetos con poderes, competencias, derechos, privilegios y
prerrogativas diferentes y en consecuencia, con accesos diferenciados a los
mecanismos de poder y a los recursos de la sociedad. 16

La doctrina de la sociología del derecho ha ido generalizando la idea


de que el derecho no es un mero ente neutral en el proceso de constituir las
divisiones sexuales que se han ido creando en la sociedad. El derecho tiene
una fuerza constitutiva, una cierta capacidad para crear realidades
sociales.17

Los contenidos de las normas pueden influir en las conciencias, es


decir, pueden afectar cómo la gente percibe y evalúa la realidad y viceversa.
Por otro lado, el derecho induce a determinadas prácticas, mediante el
acatamiento de las normas, que puede terminar condicionando la forma de
ver y evaluar el mundo de quienes incurren en ellas.

Las prácticas que se originan en el proceso de elaboración,


interpretación y aplicación de las normas relativas a los comportamientos
esperados de mujeres y hombres, afectan la forma en que las personas
construyen su visión de cuál es el lugar y el comportamiento apropiado para
ambos sexos en esta sociedad. Lo que hagan y digan las y los funcionarios
de la administración de justicia en ese proceso, es parte de la dinámica de
producción y reproducción de los actos de discriminación que afectan a
mujeres y hombres diferentemente.

Por lo tanto, el derecho ha sido parte de la hegemonía cultural que


los hombres poseen en nuestra sociedad. Esto significa que la forma de ver
la realidad social por parte del grupo hegemónico es aceptada como normal
y como parte del orden natural de las cosas, aún por aquellas personas que
están subordinadas a ellos.

Si entendemos que el discurso jurídico ha sido construido por voces


masculinas que dominan las voces femeninas en forma y contenido y que
las voces de las mujeres no han sido parte del "discurso formal", o del
discurso de poder, será más fácil ver porqué las experiencias cotidianas de
las mujeres han estado silenciadas dentro de un paradigma masculino
judeo-cristiano, abstracto, universal, neutral y distributivo tanto de la justicia
como del derecho mismo.

16 Sobre las consideraciones de ésta apartado véase: Ana Elena Obando M., “Las interpretaciones
del Derecho”, en Género y Derecho, Alda Facio y Lorena Fries, editoras, Ediciones LOM, Santiago de
Chile, 1999.
17Ver entre otros, Oscar Correas, Crítica de la Ideología Jurídica: Ensayo sociosemiológico. UNAM,
México, 1993; Efrén Rivera, “Derecho y Subjetividad”, Ponencia presentada en el Seminario sobre el
mismo tema celebrado en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati. España, 1994.

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No tenemos porque aceptar la experiencia masculina como la medida


del derecho, sino más bien reconocer la importancia de las experiencias
cotidianas de las mujeres como la base para un nuevo contenido
substantivo del mismo. Los derechos de las mujeres aparecen
fragmentados bajo códigos civiles, de familia, penales o laborales, sin
contemplar la interconexión de todas las necesidades y múltiples vivencias.
Ello hace que cuando se legisla partiendo de un problema que afecta en su
mayoría a las mujeres, como el acoso sexual o la violencia doméstica, sea
imposible invertir la carga de la prueba por ejemplo, porque se atentaría
contra el principio de inocencia. Es decir, la naturaleza de tales violaciones
que ocurren en el espacio privado de una casa o de una oficina entre dos
personas situadas desigualmente, no ha sido contemplada al momento de
construir los principios y la doctrina jurídica del derecho. El aparato punitivo
por ejemplo, contiene una serie de principios como el de defensa, el de
inocencia, el de legalidad que indirectamente no permiten que los agresores
sean condenados.

El derecho podría ser un instrumento para facilitar el cambio social, si


primero asumimos que debe ser la desigualdad la que define la igualdad y
no al contrario. Si partiéramos de las experiencias de desigualdad de las
mujeres, la ley podría reconocer, acoger y valorar las necesidades,
posiciones, condiciones y experiencias que tienen ellas dentro de las
estructuras de poder (género, clase, etnia, etc.) a efecto de tratarlas
diferentemente sin tratarlas desigualmente.

Debemos tener claro que "no existe un derecho desligado de una


concepción política, social y económica de una sociedad y que éste será
cada vez más obsoleto en la medida en que resista ajustarse a las
realidades y perspectivas de las mujeres.” 18 Creo que si el derecho
incorporara las necesidades y experiencias de las mujeres en sus propios
términos, y no en relación a o de acuerdo con las perspectivas,
experiencias, y necesidades del grupo masculino privilegiado, el paradigma
masculino podría ser confrontado.

Hoy mas que nunca, los principios del garantismo y del Estado de
Derecho están amenzados por una lógica patriarcal donde el nuevo orden
imperial, animado por un fundamentalismo de mercado, pretende consagrar
la razón de su Estado como razón universal legítima para todos los seres
humanos. La tarea democrática que nos corresponde ante esta realidad es
contribuir a abolir las exclusiones y ampliar los derechos.

El Género del Derecho Penal

El sistema penal es uno de los principales mecanismos reproductores


de las relaciones jerárquicas desiguales propias de nuestras sociedades. Por
18Obando, Ana Elena. ¿A qué derechos tenemos derecho las mujeres? (ponencia presentada ante la
Asamblea Legislativa de Costa Rica). 1997.

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lo tanto, el derecho en general y el derecho penal en particular reflejan el


modelo de sociedad y el tipo de relaciones desiguales impuestas a los sexos.
Este último es selectivo, tanto de su clientela como de los bienes e intereses
jurídicos que protege, de allí que distingue entre las conductas aceptadas y
aquellas que no lo son, entre quienes son aceptados y quienes pueden ser
expulsados, entre lo tolerado y lo que debe ser castigado.

Históricamente, éstas distinciones se han hecho según el sexo, ya que


lo que el derecho penal ha exigido para las mujeres no lo ha exigido para los
hombres. La función del Derecho Penal ha sido mas bien la de controlar la
sexualidad y la reproducción de las mujeres tanto por medio de las normas
y procedimientos sexistas como indirectamente a través del matrimonio. Es
decir, las mujeres están sometidas a un sistema de control informal
(escuela, familia, trabajo, medios de comunicación, etc.), que no es parte
del sistema jurídico propiamente dicho, pero que cumple una función
disciplinadora para mantener a las mujeres en sus roles tradicionales.
Ambos sistema de control se alimentan entre sí para perpetuar y legitimar la
subordinación de las mujeres.

En otras palabras, podría decirse que el sistema penal ejerce ciertas


funciones de control social sobre las mujeres asimilando una percepción de
éstas como sujetas no dignas de tutela, contribuyendo a la reproducción del
orden de géneros, regulando el acceso del varón a los cuerpos de las
mujeres, asegurando su control y disciplinamiento y limitando el ejercicio de
la autonomía sexual y reproductiva de las mismas. 19

El ámbito del derecho penal no escapa a los parámetros ideológicos


que responden al modelo social y sexual de las sociedades latinoamericanas.
Por el contrario, el discurso criminal evidencia y refuerza un modelo de mujer
construido a partir de la visión masculina sobre las mujeres.

La paradoja entonces, al menos para quienes creen que el derecho y el


derecho penal particularmente, puede contribuir al cambio social, es ¿ Cómo
solicitar al instrumento de control social discriminatorio por excelencia,
protección pública del ámbito privado ? ¿ Cómo regular a través del derecho
penal esas peligrosas dimensiones del ámbito privado, sin que éstas queden
en manos del “pater” o bajo el tramposo ámbito del poder punitivo ? ¿ Cómo
hacerlo sin legitimar que las agresiones a las mujeres son menos importantes
que otros delitos ?

A nivel doctrinario podemos encontrar desde quienes son partidarios de


un derecho penal mínimo llegando hasta el abolicionismo hasta quienes
luchan por su utilización en forma real y simbólica.

Autoras como Smaus20 argumentan que a través del derecho penal se


puede problematizar la violencia contra las mujeres, y si el abolicionismo
19 Lorena Fries y Verónica Matus, La Ley hace el Delito, Ediciones Lom, Santiago de Chile, 2000.
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pretende relegar al mundo privado un problema público, ello sólo servirá para
estabilizar más las relaciones de poder. Ella aboga por la utilización conciente
del potencial simbólico del derecho penal que visibiliza lo que les pasa a las
mujeres y aconseja utilizar todos los instrumentos jurídicos disponibles,
determinando el mejor momento para hacerlo.

Otras autoras21 rechazan el uso del derecho penal, porque están


concientes que el sistema penal protege a los poderosos, estigmatiza a los
sujetos, no escucha ni satisface a las víctimas, ofrece soluciones falsas,
duplica la victimización femenina, expresa y reproduce las relaciones
patriarcales y capitalistas, no previene la violencia, y no contribuye a
transformar las relaciones de género.

Quienes abogan por lo que Zaffaroni llamaría el panpenalismo, 22o


esa falsa ilusión que el derecho penal solucione todos los problemas
sociales, en este caso, el problema social de la violencia de género contra
las mujeres, no advierten que el sistema penal moderno es el resultado de
un proceso histórico de construcción social originado a principios del XIII,
que coincide con la confiscación del conflicto por parte del Estado de manos
de la víctima.23 Es decir, la víctima no tuvo lugar en el proceso penal porque
no se le consideraba ofendida, ya que el Estado, el mismo que establece el
discurso sobre el poder, irónicamente representaba sus intereses, tal y
como sucede aún hoy en día.

Es inconcebible, diría Raúl Zaffaroni refiriéndose al derecho penal que


“el poder jerarquizante de la sociedad, el instrumento más violento de
discriminación, la herramienta que apuntala todas las disciminaciones, pueda
convertirse en un instrumento de lucha contra la discriminación. Un poder
que, por su estructura, no puede ejercerse más que en forma selectiva y
discriminante, de ningún modo podría ejercerse antidiscriminatoriamente”.24

Pero el temor es que la ausencia del derecho penal en el ámbito


privado legitime aún más la impunidad de los Pater. Y aunque el derecho
penal no evite los delitos, podría enviar el mensaje a la sociedad de no
tolerancia a dichas conductas. La trampa es que simbólicamente, cada

20 Véase Gerlinda Smaus, “Abolicionismo: el punto de vista feminista”, en No hay Derecho, III, 3, 7,
septiembre-noviembre, 1992.
21 Véase V. De Andrade, “Violência sexual e sistema penal: proteçao ou duplicaçao da victimaçao
femenina” en Denise Dourado, org. Masculino e feminino: igualdade e deferença, Porto Alegre,
Sulima, Themos, 1997; Carmen Hein de Campos, A contribuçao de Criminología Feminista ao
discurso criminalizante no Brasil, inédito.
22 Raúl Zaffaroni, “El discurso feminista y el poder punitivo”, en Las Trampas del Poder Punitivo, el
Género del Derecho Penal”, Haydeé Birgin, compiladora, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2000.

23 Haydèe Birgin, compiladora, El Género del Derecho Penal: Las Trampas del Poder Punitivo,
Biblos, Buenos Aires, 2000.
24 Véase Raúl Zaffaroni, Op.cit., 2000.
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proceso penal donde no se condene a un agresor, representa una victoria


que refuerza los valores patriarcales.25

Según Elena Larrauri, el derecho penal tiene además otros costos


adicionales: “..una extensión de la intromisión del Estado en ámbitos cada
vez mayores; una extensión del derecho penal; una aplicación selectiva de
las penas que acostumbran a recaer sobre los sectores más vulnerables de
la población; una alianza con el Estado que al tiempo que protege con
reformas legales, mantiene intactas las estructuras que permiten el
surgimiento del delito; una confusión de modelos y objetivos distintos, que
oscilan entre la reconstrucción de la familia y el fortalecimiento de la
autonomía de la mujer”.26

Ante esos argumentos es lógico concluir que el derecho penal es un


instrumento de control social discriminatorio por definición y que ampliar su
esfera de extensión significaría ampliar el modelo injusto de sociedad en
que vivimos.

Sin embargo, frente a este debate doctrinario, las feministas seguimos


estando ante una encrucijada, ya que la dicotomía público/privado atenta
contra los distintos ámbitos de la interacción humana, al privatizar, invisibilizar,
y por ende dejar impunes las violaciones que suceden alrededor de ciertas
relaciones humanas como la sexualidad, el afecto, las relaciones familiares, el
placer y la reproducción.

En otras palabras, la privatización opera en beneficio del perpetrador


de la violencia y los actos son “tácitamente adoptados por las autoridades
públicas, tales como médicos, trabajadores sociales, la policía y los
operadores del derecho, quienes se unen en una conspiración del silencio y
en algunos otros modos que casi aprueban el comportamiento del agresor”.

Hay algunas ideas razonables27 con las que coincido plenamente y que
sería muy sano seguir discutiendo en los diferentes foros, porque de la
posición que tengamos ante este debate teórico dependerá en parte que los
sistemas de justicia penal sean o no un foco de discriminaciones contra las
mujeres.

Entre esas ideas, podríamos seguir pensando:

25 Véase Carol Smart, Feminism and the Power of Law, Londres, Routledge, 1989.

26 Véase Elena Larrauri, “La Mujer ante el Derecho Penal”, en Revista de Ciencias Penales,
http://www.cienciaspenales.org/REVISTA%2011/larrau11.htm

Organización de las Naciones Unidas, Report on Violence Against Women in the Family, 1989.
27 Véase las diferentes ponencias contenidas en el libro de Haydèe Birgin, Op.cit, 2000.
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 ¿ De qué forma se crea otro modelo de solución de conflictos


donde la confiscación de la víctima no forme parte estructural del poder
punitivo ?

No se puede olvidar que el procedimiento penal actual busca atribuir la


responsabilidad personal del autor por medio de la persecución pública,
porque su fin es cumplir con los intereses que tiene el Estado de control social
y no satisfacer los intereses de las víctimas.

 ¿ Cómo confrontamos las dicotomías naturales del derecho


penal o la aplicación del sistema de clasificación binario que determina
la evaluación de las personas, la de sus actos y la de las penas a ser
impuestas?

Acá es preciso además debatir sobre la dicotomía publico-privado que en


forma desproporcional afecta a las mujeres y se convierte en un trampa
cuando se traslada al ámbito jurídico. Es urgente pensar en estrategias
paralelas para llevar las conductas de los agresores sexuales del ámbito
privado a la agenda pública, por medio de estrategias extralegales que nos
saquen del enfoque represivo o de mayor control.

 ¿ Cuáles serían las formas idóneas de utilizar pragmáticamente


este poder como recurso táctico sin legitimarle, sin apelar a su valor
simbólico28?

Para ello me parece importante estar concientes de su naturaleza


discriminatoria, no legitimar su poder punitvo y descartar la ingenua ilusión
que éste derecho pueda resolver el problema social de la violencia contra las
mujeres o producir un cambio social profundo.

 ¿ Cómo utilizar el sistema penal mínimamente discutiendo


desde la perspectiva de género ese ámbito de intervención mínima ?

Todo ello, teniendo presente cómo afecta ese ámbito de intervención mínima
la problemática de las mujeres así como que el sistema penal no soluciona los
conflictos, pues actúa luego de sucedido el hecho, y no detiene la comisión de
delitos con su amenaza de imponer condenas.29

Creo que el discurso feminista debe seguir siendo autónomo y no


requiere contaminarse, “...del discurso reaccionario e inmoral del valor
simbólico ni legitimarle para presentar reformas tales como:

28 Raúl Zaffaroni, Op. Cit., 2000.


29 Lucila Larrandart, “Control social, derecho penal y género”, en Las Trampas del Poder Punitivo, el
Género del Derecho Penal”, Haydeé Birgin, compiladora, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2000.

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 Precisar que la misma escala penal de la violación es aplicable


al coito oral y a la introducción de objetos por vía rectal o vaginal.
 Precisar que el matrimonio no habilita la violación de la mujer.
 Eliminar el requisito de honestidad en el estupro y reemplazarlo
por el elemento subjetivo de ánimo de aprovechar o abusar de la
inexperiencia sexual de la víctima.
 Eliminar la causa de cancelación de la punibilidad de matrimonio
con la víctima.
 Reincorporar el tipo privilegiado de infanticidio, eliminando los
elementos inaceptables”.

Ahora bien, me parece además interesante agregar a estas propuestas


de reforma, la información recogida en el estudio realizado en América y el
Caribe por la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), el Centro
International para la Reforma del Derecho Penal y la Política en Materia de
Justicia Penal (ICCLR) y el Programa Mujer, Justicia y Género del Instituto
Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el
Tratamiento del Delincuente (ILANUD)30, realizado para determinar en qué
medida los gobiernos estaban implementando la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer. Lo anterior para determinar eventuales reformas que no legitimen el
valor simbólico.

Según demostró la investigación, hay una tendencia en la región en


asegurar la condena y la tipificación como delito de toda forma de violencia
contra la mujer, lo cual podría develar una tendencia hacia el uso del
sistema penal. Pero veamos la información recopilada.

 Muchos países han establecido juzgados de relaciones


familiares para atender casos de violencia doméstica, pero no se ha
evaluado debidamente la eficacia de este enfoque.
 En la región, no se tipifica como delito, sistemática ni
uniformemente, la violación conyugal ni los ataques sexuales
violentos dentro del hogar.
 En muchos casos, el ataque sexual sigue considerándose un
delito contra la moral y no un delito de agresión que viola la
integridad personal de la víctima.
 En los sistemas jurídicos de la región siguen siendo comunes
las definiciones de violación género-específicas.

Raúl Zaffaroni, Op.Cit.,2000.


30 Violencia en las Américas, Análisis regional, Incluye un examen de la implementación de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
RESUMEN EJECUTIVO, XXX ASAMBLEA DE DELEGADAS, OEA/Ser.L/II.2.30, Noviembre 15 - 17,
2000, CIM/doc.6/00, Washington, D.C., 6 noviembre 2000

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 El delito de violación, en algunos países, sigue estando


definido en relación con la reputación de la víctima.
 Se sigue aceptando la defensa del “honor” en casos de
violación como práctica judicial en algunos países.
 En muchos países, el acoso y el asedio sexual no son
reconocidos como delitos graves.
 La mayoría de los Estados han introducido o enmendado el
derecho penal e introducido leyes que reconocen la violencia
doméstica como un delito grave.
 Por lo menos dos Estados han introducido leyes para abordar
prácticas tradicionales nocivas para las mujeres y las niñas (inclusive
la mutilación genital femenina y la servidumbre sexual).
 Algunos Estados están comenzando a reconocer la
persecución por razones de género como base para obtener la
condición de refugiada.
 Muchos países han enmendado sus leyes a efectos de
imponer sanciones más estrictas en casos de violación y ataques
sexuales.
 Rara vez se ha fiscalizado el perfil de sentencias que se
aplican después de que entraron en vigor estos cambios legislativos.
 Muchos Estados han introducido legislación nueva o mejorada
con respecto a la explotación sexual de menores.
 Por lo menos un Estado ha adoptado leyes que permiten
procesar a los perpetradores de actos de abuso sexual cometidos en
el extranjero.
 Se han adoptado reformas de procedimiento y con respecto a
las pruebas necesarias para alentar a las mujeres objeto de violencia
a presentar una denuncia.
 El avance logrado en varios países se tropieza con el hecho
de que el sistema judicial actual cuenta con muchos pocos recursos,
es complejo, ineficiente y está sobrecargado de trabajo. A menudo
estos sistemas gozan de poca credibilidad ante la opinión pública y
suelen percibirse como corruptos. En ese contexto, la capacidad de
estos sistemas para responder ante el problema de la violencia
contra la mujer es, en el mejor de los casos, muy limitada.
 La ley rara vez protege de manera efectiva a las víctimas de la
prostitución forzada.
 Muchos Estados aún no tienen legislación sobre pornografía.

Ahora bien, un modelo normativo reformado que trate los casos de


agresión sexual y física contra las mujeres no es suficiente, ya que sabemos
que la ideología influye para que las pruebas en los casos de delitos sexuales
se valoren a partir del sexismo interiorizado de quienes operan el derecho. Se
requiere un derecho procesal coherente y anti-discriminatorio acompañado de
operadores género sensitivos conocedores de los principios básicos de
derechos humanos. Bajo este marco, me parecería acertado discutir en algún

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momento cuáles serían los principios base del modelo político-criminal al que
estamos aspirando y cómo serían los mecanismos procesales que deben
acompañarle. Lo anterior sin dejar de lado el debate sobre las estrategias en
el uso o no del derecho penal por parte de las mujeres.

La Mujer como Víctima

Los primeros estudios de carácter victimológico se centraron en el


análisis de la víctima en relación con la comisión del delito, a partir del
binomio Mendelshoniano de la pareja penal: delincuente-víctima. Estos
análisis consideraban a la víctima como parte integrante y no siempre
inocente del fenómeno criminal elaborando perfiles de personas propensas
a ser víctimas.31

El movimiento feminista de los años 60s ya empezaba a reclamar la


atención hacia la violencia contra las mujeres criticando el enfoque
etiológico de la victimología, particularmente el concepto de la víctima
provocadora, que irónicamente aún persiste en los diferentes ámbitos del
sistema penal.

Los estudios de victimización carecían de perspectiva de género,


pues se referían a características psicológicas asociadas tradicionalmente
con los roles asignados al deber ser de las mujeres tales como la pasividad
o el conformismo, sin siquiera analizar su posición de subordinación en la
sociedad.

Ya vimos que cuando el Estado pasó a ser poder punitivo y a decidir


sobre los conflictos entre las partes, se excluyó la participación de la
víctima. Con el tiempo la víctima pasó a desarrollar un rol accesorio como
testiga o participando indirectamente a través del Fiscal. Hoy en día se
habla de democratizar el proceso penal y escuchar las voces y experiencias
de quienes más conocen su propia discriminación.

Una de las críticas desde el feminismo contra el uso del derecho


penal precisamente es que éste no protege a las mujeres, no sólo porque
no previene nuevos actos de violencia y no escucha los distintos intereses
de las víctimas, sino además porque duplica la victimización femenina. En
otras palabras, a través del sistema penal, el derecho penal se
operacionaliza y coloca a las mujeres en condición de víctimas. 32

31Paz María de la Cuesta Aguado, “Victimología y victimología femenina”, en Victimología Femenina:


asignaturas pendientes para una nueva ciencia, editado por la Universidad de Cadiz, 1994.
32Marcela Rodríguez, “Algunas consideraciones sobre los delitos contra la integridad sexual de las
personas”, en Las Trampas del Poder Punitivo, el Género del Derecho Penal, Haydeé Birgin,
compiladora, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2000.

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Me parece oportuno volver a citar el estudio 33que determinó si los


gobiernos estaban implementando la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, ya que dan
cuenta sobre algunos obstáculos que enfrentan las mujeres víctimas en
nuestra región en relación con la justicia penal, nos abre más los ojos en
cuanto a la forma de utilizar o no el derecho penal y se puede contrastar con
la información recogida por ustedes. Entre ellos están:

 Las mujeres que son víctimas de violencia siguen padeciendo


a menudo un estigma social.
 En varios países de la región es muy limitada la protección
concreta que se ofrece a las mujeres que son objeto de violencia.
Existen líneas telefónicas de intervención para casos de crisis,
refugios seguros, y comisarías para que las víctimas denuncien de
inmediato incidentes de ataque sexual y violencia doméstica.
 En muchos países, la mayoría de las víctimas se muestran
todavía muy renuentes a denunciar los incidentes de violencia a la
policía. Además, con frecuencia retiran la denuncia después de haber
acudido inicialmente ante las autoridades.
 En algunas investigaciones se sugiere que las víctimas de la
violencia pueden encontrarse en riesgo aún mayor durante el
proceso de justicia penal.
 En la mayoría de las jurisdicciones existen disposiciones
insuficientes para la protección de las víctimas y los testigos durante
el proceso de justicia penal y las comparecencias ante los tribunales.
A menudo se carece de medidas para asegurar su seguridad y
proteger su dignidad así como su bienestar físico y psicológico.
 La mayoría de los países de la región han registrado poco
avance en cuanto a iniciativas específicas para proteger a los
testigos infantiles.
 En muchas jurisdicciones, no se han abordado exitosamente
cuestiones de privacidad e información pública. Existe además una
carencia de medidas efectivas para proteger la identidad y la
privacidad de las víctimas.
 Hay algunas cuestiones no resueltas en muchas jurisdicciones
que tienen que ver con la validez de los registros de delincuentes
sexuales y la eficiencia de los programas para notificar a las
comunidades la presencia de delincuentes sexuales en la zona.
 En todas las jurisdicciones de la región siguen habiendo
algunos obstáculos serios para el acceso efectivo a servicios de
asistencia a las mujeres que fueron objeto de violencia. Aunque
33 Violencia en las Américas, Análisis regional, Incluye un examen de la implementación de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
RESUMEN EJECUTIVO, XXX ASAMBLEA DE DELEGADAS, OEA/Ser.L/II.2.30, Noviembre 15 - 17,
2000, CIM/doc.6/00, Washington, D.C., 6 noviembre 2000

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existen servicios jurídicos, refugios, atención médica especial y


apoyo psicológico, en la mayoría de los países, la magnitud de los
servicios no guarda relación alguna con la demanda.
 Se carece de programas eficaces de rehabilitación para
mujeres que son víctimas de violencia.
 Las víctimas que son inmigrantes o las trabajadoras
migratorias que son objeto de violencia cuentan generalmente con
pocos recursos y poco acceso efectivo a los servicios.
 En la mayoría de los países, las mujeres que viven en la
pobreza, en comunidades rurales o remotas, las indigentes, las
mujeres que padecen discapacidades físicas o mentales, las que son
adictas al alcohol o a las drogas y las reclusas siguen confrontando
obstáculos casi insuperables al tratar de acceder a los limitados
servicios disponibles.

Igualmente, la Defensoría de la Mujer de Costa Rica, 34 en un estudio


elaborado sobre el conocimiento, la aplicación, interpretación y problemas en
relación con medidas cautelares contra el ofensor por delitos sexuales o
lesiones,35 detectó algunas limitaciones que ante las instancias judiciales
penales, que posiblemente sigan vigentes hoy en día en muchos de nuestros
países y que son parte del continum de revictimización que sufren las mujeres.
Entre ellas están:

 La percepción de la violencia como un problema privado.


 La lentitud de los procesos judiciales.
 La poca credibilidad sobre las afirmaciones que hacen las
víctimas.
 Las actitudes de algunos servidores públicos que desestimulan
la interposición de denuncias.

34Alfaro Quesada, Bernardo, "Aplicación e Interpretación del artículo 30 de la Ley 7142", trabajo de
investigación para la Defensoría de la Mujer, Diciembre, 1993.

35Artículo 30, Ley 7142 - Adiciónensele los siguientes párrafos al artículo 152 del Código de
Procedimientos Penales: "Cuando se reciba una denuncia por delitos sexuales o lesiones, aun en grado
de tentativa, y cuando concurran en la víctima e imputado las circunstancias del inciso primero del
artículo 112 del Código Penal, y se constatare que el imputado no está detenido y convive con el
ofendido, la autoridad correspondiente le ordenará al imputado el abandono inmediato del domicilio.
Simultáneamente, le ordenará el depósito de una cantidad de dinero, que fijará prudencialmente y que
el imputado deberá pagar en un término de ocho días, a fin de sufragar los gastos de habitación y
alimentos de los miembros integrantes del grupo familiar que dependan económicamente de él. Esta
obligación se regirá por las normas propias de las pensiones alimenticias y por ello podrá ordenarse el
apremio corporal del obligado en caso de incumplimiento. La medida precautoria deberá establecerse
por un plazo mínimo de un mes, pero podrá interrumpirse cuando hubiere reconciliación entre ofendido
e imputado, siempre que tal circunstancia la manifieste expresamente la parte ofendida ante la autoridad
jurisdiccional. Para levantar la medida precautoria, el imputado deberá rendir caución juratoria de que no
reincidirá en los mismo hechos. En caso de indicios convincentes y razonables de reincidencia, la
autoridad judicial correspondiente ordená la detención preventiva del imputado".

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 La falta de valoración oportuna de las lesiones a las víctimas


como instrumento de prueba y de calificación del delito.
 El desconocimiento y la resistencia a aplicar la normativa género
sensitiva.

En esa misma línea, creo oportuno citar una investigación36que realicé en


el año 1997 para identificar los problemas y limitaciones que enfrentan las
mujeres víctimas de violencia doméstica ante el sistema de justicia penal a
través de todas las diferentes etapas procesales, ya que muchas de las
conclusiones se relacionan con las preguntas al instrumento para la
investigación comparada que ustedes realizaron y demuestran, entre otras
cosas, las diferentes formas en que se revictimiza a las mujeres durante el
proceso penal. A saber:

 El desconocimiento del personal judicial penal sobre la


legislación nacional e internacional que regula los derechos humanos
de las mujeres, incide directamente en la atención de las víctimas
usuarias y en la aplicación e interpretación muchas veces arbitraria de
la ley.
 La desinformación sobre el funcionamiento del Poder Judicial,
en especial sobre el procedimiento penal, que se brinda desde esta
instancia hacia las mujeres, y los mecanismos de filtración de los
procesos, constituyen obstáculos tanto para entablar un proceso penal
como para el seguimiento del mismo.
 La conceptualización de la violencia por parte del personal
judicial como un simple problema de carácter privado que carece de
gravedad, aunado a otros estereotipos, origina muchas veces
actitudes, palabras y tratos hostiles, intimidantes y desvalorizantes
hacia las mujeres víctimas que influye la decisión de iniciar o no un
proceso de esta naturaleza en la vía penal.
 La forma y el contenido sexista de las preguntas que realiza
parte del personal judicial penal en la fase de interposición de
denuncia, opera como un mecanismo desmotivador que tiende a
responsabilizarlas por los hechos de los cuales han sido víctimas.
 Los errores en la redacción de las denuncias, las trancripciones
no fieles al dicho de las ofendidas, las intepretaciones subjetivas de las
y los escribientes de las palabras de las denunciantes, muestran falta
de interés y entendimiento y pueden crear perjuicios irreparables a las
víctimas, tales como una acusación por falso testimonio, bien dañar su
credibilidad ante el sistema judicial penal.
 La citación al imputado puede convertirse en un obstáculo para
la protección de la víctima, ya que al no ser inmediata provoca el efecto
contrario. La policía administrativa que cita a los testigos no tienen una
36Las conclusiones se tomaron en forma literal de los diferentes capítulos. Véase, Centro Nacional
para el Desarrollo de la Mujer y la Familia, “Diagnóstico sobre algunos de los problemas y limitaciones
que enfrentan las mujeres víctimas de violencia doméstica ante el Poder Judicial durante el Proceso
Penal”, realizado por Ana Elena Obando, (inédito), San José, Costa Rica, 1997.

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actitud perseverante, sino que retrasan el proceso y la protección a las


mujeres.
 Los procesos penales relacionados con casos de violencia
intrafamiliar tienden a ser lentos, complicados y de difícil comprensión
para las víctimas, quienes buscan una solución inmediata y eficaz al
riesgo en que se encuentran y no un proceso desgastante que no
ayuda a resolver su situación inmediata.
 No existe dentro del procedimiento penal, el derecho de la
víctima a retirar la denuncia.
 La calificación inicial de los hechos como delitos o como
contravenciones que realizan personas no especializadas, tales como
los y las escribientes, constituye un filtro que permite que solamente
cierto tipo de casos sean admitidos por la administración de la justicia
penal.
 Las contravenciones no tienen ninguna eficacia, ya que no
constituyen penas sino multas de montos muy bajos cuyo
incumplimiento no genera ninguna sanción.
 Existe una clasificación jerarquizada por parte del personal
judicial según sea el delito o contravención de que se trate. Se le otorga
un valor desigual según sea el bien jurídico tutelado y cuando se trata
de la vida e integridad de las mujeres el bien jurídico "propiedad" priva
sobre el bien jurídico "vida humana".
 Tanto en la fase de interposición de la denuncia como en la fase
del debate, el derecho de abstenerse de declarar, funciona como un
mecanismo desestimulador para interponer una denuncia o para
declarar en juicio, ya que el personal judicial generalmente no explica el
significado de ese derecho o lo interpreta de forma tal que las mujeres
lo perciben como una prohibición de denunciar. Esta situación limita la
prueba dentro del proceso penal y por lo tanto las posibilidades de
condena.
 El hecho de que la víctima no pueda constituirse como parte
dentro del proceso, salvo que sea actora civil, la convierte en una
persona sin representación y con acceso limitado al proceso, debido a
que no puede ver el expediente ni sacar copias, no puede apelar si se
le concede la excarcelación al imputado, no puede estar presente en la
recepción de las pruebas y no puede apelar el dictámen médico
forense.
 El sistema de administración de justicia penal perpetúa la
desigual credibilidad existente hacia hombres y mujeres a través de
mecanismos que exigen declaraciones exactas o permiten
interrogatorios cargados de mitos que presionan, responsabilizan y
culpabilizan a las mujeres.
 La prueba testimonial para casos de violencia doméstica
presenta varias limitaciones, tales como la escasez de testigos
presenciales por las circunstancias de privacidad en que se desarrollan
los hechos, la resistencia a comparecer a las audiencias para dar

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testimonio debido a las amenazas que reciben y la creencia


generalizada que no se debe intervenir en asuntos de pareja.
 El dictámen médico forense, que es la prueba pericial para los
casos de violencia doméstica, presenta varios problemas, a saber:
 El lapso que transcurre entre la realización del examen y el
envío del mismo a la Autoridad Judicial correspondiente incide en las
resoluciones a dictar en el proceso y retrasa la elevación a juicio de la
causa, si es procedente.
 El mayor valor que se le concede al aspecto físico sobre el
psicológico, pues la sección médico forense no está capacitada para
realizar un diagnóstico integral de las mujeres y casi nunca se solicita a
la sección de psiquiatría forense examinar el aspecto psicológico de la
víctima.
 El desistimiento del examen ante la Medicatura Forense por el
estado de impotencia, temor y vergüenza que produce revivir la
situación una vez más ante otras personas desconocidas.
 La falta de médicos y médicas especialistas en el tratamiento y
abordaje de las víctimas de violencia intrafamiliar o de delitos sexuales.
 La inexistencia de un protocolo que sirva de guía a médicas y
médicos para abordar este tipo de casos tomando en cuenta la
situación, experiencia y posición de las víctimas.
 La falta de uniformidad de criterios de los despachos judiciales
para enviar a las mujeres a la Medicatura Forense.
 La inexistencia de una prueba pericial que integre en un solo
dictámen las lesiones físicas, psicológicas y/o sexuales que puede
sufrir una mujer víctima de violencia doméstica.
 Aunque existen parámetros legales definidos para la valoración
de la prueba, la actitud, los valores y las creencias sexistas de cada
juez o jueza, son determinantes en la conducción y resultado del
proceso.
 La prisión preventiva se utiliza excepcionalmente para los casos
de violencia contra las mujeres. El criterio que priva para decretar la
prisión preventiva, es que la vida de la mujer se encuentre en peligro,
pero casi nunca se hace una consideración de ese tipo ni se califican
hechos relacionados con violencia intrafamiliar como tentativa de
homicidio, por ejemplo.
 El parámetro para aprobar o denegar una excarcelación se da a
partir de la protección del proceso. Esto significa que en un caso de
violación por ejemplo, si el acusado no pone en peligro la prueba, si no
hay posibilidad que evada la acción de la justicia, y cuenta con trabajo y
familia, se le puede conceder una excarcelación. Los parámetros de
peligrosidad se fundamentan en una serie de mitos y estereotipos que
lejos de proteger a las víctimas, las enfrentan con la credibilidad, la
libertad y la impunidad de parte del sistema judicial penal hacia las
personas agresoras.

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 La mayoría de los casos de violencia contra las mujeres ocurren


en ausencia de testigos, siendo la víctima la única testiga del ilícito
cometido. Generalmente, se dicta un sobreseimiento cuando se
concluye que no hubo agresión, ya sea porque la víctima se abstiene
de declarar, porque no hay pruebas para establecer el nexo causal
entre el imputado y el ilícito, o porque la acción penal prescribió.
 Excepcionalmente las denuncias relacionadas con violencia
doméstica alcanzan la fase de instrucción, debido a los mecanismos de
desestimulación que operan a lo largo de las etapas del proceso. Sin
embargo, cuando llegan a la etapa de juicio, es muy posible que se
absuelva al imputado por que la víctima generalmente se abstiene de
declarar, o si se le condena, se le impone una pena muy baja
desproporcional con el daño causado, que además permite el beneficio
de la ejecución condicional.
 El principio de publicidad puede constituirse para una víctima de
violencia doméstica o de un delito sexual en un elemento de
vulnerabilidad y desventaja, pues aunque los y las juezas gozan de la
potestad de sacar al ofensor de la sala de juicio durante la declaración
de la ofendida, en la práctica judicial no siempre sucede así.
 Las formalidades de los procedimientos penales para estos
casos favorecen más al agresor que a su víctima.

a) Los imputados gozan de la posibilidad de abstenerse de


declarar o bien de hacerlo cuando consideren oportuno, no así las
víctimas.
b) Las declaraciones de las víctimas se debilitan si el imputado
se abstiene de declarar, ya que el dicho de la ofendida por sí solo
no se considera prueba suficiente para procesar a una persona.
c) El imputado tiene el privilegio de declarar en las ocasiones que
considere oportuno y si se negare a hacerlo es posible incorporar
por lectura su declaración durante el debate, no así la declaración
de la ofendida, ya que esta para demostrar su dicho está obligada
a declarar nuevamente en debate.
d) La falta de declaración de la víctima en el debate, lo cual es un
hecho común por la intimidación de que es sujeta, se convierte en
la absolución del imputado.

 Bajo el parámetro del "testigo único" es posible condenar en


delitos como robo o estafa, mientras que en delitos de agresión o
sexuales no siempre es así, lo cual origina una desigualdad en el
tratamiento y en los bienes jurídicos tutelados, que podría resultar
discriminatoria para las mujeres.
 La recepción de prueba testimonial durante el debate se da en
un contexto de vulnerabilidad para la víctima, pues debe someterse a
las estrategias de intimidación y control del agresor previas al debate, a
la manipulación de las o los defensores para que se abstenga de
declarar, a las preguntas muchas veces estereotipadas de los actores
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24

judiciales, y a su situación de auto-culpabilización reforzada por el


proceso penal.
 El proceso penal tal y como está estructurado no constituye una
opción viable para las mujeres víctimas de violencia doméstica, ni para
detener la agresión ni para reparar el daño ocasionado.
 La dinámica del sistema judicial penal permite la impunidad de
los imputados y la desestimulación de las víctimas para volverse a
someter al desgaste físico-emocional que genera un proceso penal.
 El procedimiento penal no tiende a proteger a sus víctimas, por
el contrario sus etapas repetitivas e innecesarias perjudican a las
personas administradas en la obtención de una justicia pronta y
cumplida.

En síntesis, una mujer víctima que se presenta ante el sistema de


justicia penal debe probar que es inocente, que no ha provocado, que es
honesta, que se ha resistido, y que es creíble. “No es de extrañar entonces,
que numerosas mujeres que han recurrido al sistema penal con la
esperanza de encontrar un poder que compense el del hombre, se han
encontrado con un poder que no lo ha desmentido o lo ha reforzado; de ahí
la conclusión que el derecho penal es también un poder patriarcal, 37 el cuál
debe ser utilizado en forma estratégica y pragmática sin legitimarle.

La Mujer como Ofensora

La criminología positivista de comienzos del siglo XX que estudiaba


las causas de las conductas criminales, no percibía la criminalidad femenina
como un problema social. Las conductas desviadas de las mujeres se veían
como consecuencia de su naturaleza psicobiológica, es decir, basadas en
hechos predeterminados. Desde la perspectiva etiológica se explicaba la
poca criminalidad femenina por factores como la incapacidad física, la
sensibilidad, el carácter, el sentido maternal u otras asociadas a la
naturalización del género.

Con el nuevo enfoque de la reacción social (labelling aproach) se


cambió el paradigma etiológico por uno que estudiaba la interacción entre la
reacción social ante la conducta desviada y la propia conducta, analizando
los procesos e instituciones que constituyen los episodios como criminales y
determinan sus consecuencias sociales. Dentro de este paradigma, el
objeto de estudio lo constituyen las agencias de control social o formas
organizadas en que la sociedad responde a conductas y personas
consideradas desviadas.

Los procesos de control social, como sabemos, incluyen la


internación, la socialización, la educación, la presión del grupo primario, la
opinión pública así como la acción de todas las agencias formales como la

37 Véase Elena Larrauri, Op.cit. nota 25.


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policía, la ley y otros poderes del Estado. Estos procesos intervienen en


varios niveles: el educativo por medio de la iglesia, la familia, y la escuela
que inculcan normas y valores patriarcales; el institucionalizado o represivo
por medio del psiquiátrico, la policía, los tribunales, etc., que se aplica
cuando las personas se desvían de esos valores inculcados; y el difuso, a
través de los medios de comunicación, prejuicios, modas, etc. Los estudios
sobre el control social informal ayudaron a develar el interior de las familias,
y por ende, el control cotidiano que vivimos las mujeres. 38

Todo este conocimiento, sin embargo, se basó en la premisa que


delinquir era un fenómeno masculino, pues la población penal se compone
en un 90% de varones. Esto significa que los paradigmas de las ciencias
criminológicas fueron elaborados a partir de una figura central masculina,
quedando la problemática de las mujeres delincuentes como marginal o
asimida al modelo de hombres delincuentes.

Curiosamente cuando se toma en cuenta a la mujer en la doctrina o en


las leyes se considera demasiado específico para ser aplicable a toda la
población penal. Ello se debe a que todo lo relacionado con las mujeres se
asocia con lo particular y específico, mientras que lo que se relaciona con los
hombres adquiere el carácter de universal, general y aplicable a ambos sexos.
Hoy sabemos que las mujeres delinquen en cantidades y formas distintas
que los hombres y ejercen y sufren el control social formal e informal en
forma diferenciada.39

Sin embargo, el enfoque de la criminología crítica que criticó las


teorías anteriores por desconocer la dimensión del poder, no incluyó en la
tesis de selectividad la desigualdad entre los géneros. Para ellos, la
criminalidad es un mecanismo de marginación social y de reproducción de
las relaciones desiguales entre las clases. El sistema penal es selectivo no
sólo en su clientela, sinó también en los intereses jurídicos que protege. Es
decir, la ausencia de análisis de la problemática femenina produjo una
crítica incompleta, tanto de la conducta delictiva como del control social
general, porque la opresión de las mujeres no está desligada de las otras
estructuras de poder como la clase.

La criminología feminista ha hecho invaluables aportes a la


criminología, tales como incluir instituciones no consideradas como parte del
control social, tales como la paternidad económica, la heterosexualidad
obligatoria, la maternidad forzada, el lenguaje, el matrimonio, la división
sexual del trabajo, etc. Es decir, la incorporación de la perspectiva de
género al discurso criminológico, además de develar el androcentrismo,
38 Véase Lucila Larrandart, “control Social, derecho penal y género, en Las Trampas del Poder
Punitivo, el Género del Derecho Penal, Haydeé Birgin, compiladora, Editorial Biblos, Buenos Aires,
2000
39 Véase Alda Facio y Rosalía Camacho, “En busca de las mujeres perdidas, o una proximación
crítica a a la criminología”, en Sobre Patriarcas, Jerarcas, Patrones y Otros Varones, Programa Mujer,
Justicia y Género, ILANUD, San José, Costa Rica, 1993.

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plantea otros importantes debates como la utilización del derecho penal


mínimo y el abolicionismo en relación con la penalización o no de los delitos
contra las mujeres, ya que se ha argumentado que la ausencia de derecho
penal también tiene efectos simbólicos. Debate inacabado que ha quedado
planteado a lo largo de éste documento.

Hay otro debate interesante sobre el tratamiento a las mujeres


delincuentes por parte de los Tribunales de Justicia. La tesis de la
caballerosidad estableció que el menor índice de mujeres encarceladas no
obedecía a que éstas delinquieran menos, sino a un trato benévolo por
parte de los jueces.40 Autoras como Smaus41 han dicho que no es el sexo la
variable fundamental para un buen tratamiento hacia la mujer, sino el sex
appel. Y que las mujeres pueden recibir un trato más benévolo cuando el
delito o su situación personal responde al deber ser femenino y menos
benevolente cuando no responda a ese deber ser o no se adecue a la
imagen de mujer respetablemente tradicional.

En ese trato más o menos benévolo pueden influir otras variables


relacionadas con el tipo de delito, la etnia, la edad, la raza, la opción sexual,
la clase, que en el fondo develan el orden jerárquico de géneros. La noción
de criminalidad femenina que aparece en los delitos de infanticidio, aborto o
casos de homicidio, por ejemplo, esconde los estereotipos asociados con la
sexualidad, la maternidad y la dependencia. Estereotipos que como hoy
sabemos, se traducen mucha veces en prácticas judiciales, policiales o
penitenciarias altamente discriminatorias para las ofensoras.

Las Mujeres Privadas de Libertad

Históricamente, los modelos penitenciarios han respondido a las


diferentes corrientes ideológicas del momento. Así, se le han señalado a la
pena de prisión diversas finalidades que no ha logrado alcanzar, desde la
retribución, la corrección, la rehabilitación, la reforma o readaptación social
hasta la prevención general o individual o la protección de la población o
seguridad ciudadana.

A raíz de las corrientes humanistas, diversas investigaciones han


concluido que la prisionalización no rehabilita, ni corrige, ni readapta, sino más
bien tiende a acentuar la criminalidad en el privado o privada de libertad.

Actualmente, hay corrientes que plantean desde la disminución de la


utilización de la pena de prisión hasta las penas alternativas. Es decir, se ha
tratado de adoptar el enfoque de la criminología crítica que, desde el punto de

40Veáse contra-argumento de Teresa Mirallés, “La mujer: el control formal”, en el Pensamiento


Criminológico II, Barcelona, Península, 1983.
41Gerlinda Smaus, “Das Strafrecht und die Frauenkriminalität”, en Kriminologisches Joumal, 4/90,
1990.

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vista político e ideológico, corresponde a un programa de defensa de los


derechos humanos y de superación al enfoque de la criminología tradicional,
que contribuye a la legitimación de los sistemas punitivos existentes.42

Sin embargo, si en la concepción de esa humanidad no están


comprendidas las mujeres privadas de libertad como seres humanas, este
enfoque será incompleto. Porque "...de la humanización de la mujer, depende
la humanización del hombre, ya que mientras la mujer no sea humana, el
significado de humano seguirá siendo parcial".43

Las privadas de libertad perciben una discriminación por su condición


de género en el funcionamiento del sistema penitenciario. Para ellas las
relaciones entre el género, las penas, el tipo de delito, el papel de ellas en el
hecho delictivo, las circunstancias y los significados son diferentes entre
hombres y mujeres.44 Por ello es que imponer una sanción, por ejemplo,
partiendo de que ambos sexos se encuentran en situaciones y condiciones
igualitarias, resulta discriminatorio contra las privadas de libertad.

Recordemos que para las mujeres, la cárcel es un espacio opresivo y


discriminador, porque sus derechos se ven restringidos por medio de
impedimentos y se convierten en privilegios los supuestos derechos que
habían sido otorgados por ley. No es entonces tan cierto, al menos para las
mujeres privadas de libertad, que el único derecho que pierden al entrar a
prisión es su libertad de tránsito, ya que libertad sexual castigada desde su
nacimiento, es motivo de estigma, conversión y sanción cuando ingresan a la
cárcel.45

Es decir, las condiciones sociales, políticas y económicas que rigen la


vida de las mujeres y explican las causas y los delitos que ellas cometen, no
son las mismas que rigen la vida de los hombres. Sin embargo, a la hora de la
imposición de una pena o del otorgamiento de una excarcelación, por ejemplo,
esas condiciones generalmente no son tomadas en cuenta, y las experiencias

42 Sánchez Romero, Cecilia y Houed Vega, Mario, La abolición del sistema penal. Perspectiva de
solución a la violencia institucionalizada. San José, Editec Editores S.A, 1992, p.27.
43Alda Facio Montejo, "Seximo en el Derecho de los Derechos Humanos", en La Mujer Ausente.
Derechos Humanos en el Mundo. Chile, Isis Internacional, Ediciones de las Mujeres, N.15, 1991, 20.
44Marcela Lagarde, Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas,
México, Coordinación General de Estudios de Postgrado y la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México, 1990, p .647, resalta "...los múltiples nexos entre la
condición de mujer -en particular, la situación de las mujeres-, y las determinaciones sociales y
culturales del delito".
45 Defensoría de la Mujer de la Defensoría de los Habitantes de Costa Rica, “Informe Final: Las
Mujeres Privadas de Libertad y el Respeto a sus Derechos”, investigación realizada en equipo por
Rosalía Camacho, Cristina Fonseca, Ligia Martín, Alejandra Mora, Lorelly Trejos y Ana Elena Obando
sobre la base del trabajo escrito preparado por Ana Elena Obando como consultora. San José, Costa
Rica, noviembre 1995. Algunas de las consideraciones de este apartado son tomadas de dicha
investigación.

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e intereses que prevalecen como representativas y válidas para toda la


población penal son las del privado de libertad.46

Ignorar por ejemplo, que "las causas de los delitos cometidos por
mujeres se encuentran en la articulación de determinaciones de su condición
genérica con su situación específica de clase, de edad, con sus condiciones
de vida, de acceso al bienestar, con su relación con los hombres, etc...", 47 es
invisivilizar las dimensiones de la situación de las privadas de libertad.

Cuando el sistema penitenciario no contempla la perspectiva de


género,48 no advierte, entre muchas otras cosas, que las relaciones
conyugales, filiales o maternas de las mujeres con los hombres están en la
base de su transgresión. No es un secretro que las mujeres privadas de
libertad, "...recrean en la cárcel, las relaciones familiares, las amistades y
enemistades, las obediencias y las transgresiones al poder".49 Muchas de
ellas no sólo son condenadas por ello, sino que incluso han perdido sus
beneficios por dichas relaciones.

Ya vimos anteriormente, que las mujeres que delinquen, atentan no


solamente contra las normas legales sino además contra las normas sociales
que le imponen un rol femenino: el de no transgredir. Así por ejemplo "...las
implicadas por tráfico de drogas, no han hecho por lo general sino obedecer
los patrones culturales que les mandan sometimiento al hombre". 50 Es más,
investigaciones en centros penitenciarios de mujeres en México demostraron
que "...muchas de las presas por delitos a la salud se ligaron a las drogas por
ser esposas, pero sobre todo, amantes de traficantes".51

De esta forma, las mujeres se enfrentan ante condiciones desiguales


frente a la impartición de una justicia sexista, "...y debido a su condición
genérica, no son escuchadas con seriedad, ni es aceptada su palabra, o sus
razones no son válidas...".52

Además, la lentitud con que se resuelven los casos afecta


desigualmente a privados y privadas de libertad, pues en el caso de estas

46 Defensoría de la Mujer, Op.cit. 1995.


47Lagarde, Op.cit.,1990, p.654.
48Alda Facio, op.cit., 1992, p.57 explica que "...la idea de incluir la perspectiva de género en todo el
quehacer humano parte del convencimiento de que la posición absolutamente subordinada que ocupa
la mujer en cada sector social con respecto a los hombres de ese mismo sector, y relativamente
subordinada a todos los hombres, no se debe a que por "naturaleza" es inferior, ni se debe a que ha
tenido menos oportunidades o menos educación -aunque esas carencias contribuyen en su
subordinación- sino a que la sociedad está basada en una estructura de género que mantiene a las
mujeres de cualquier sector o clase, subordinadas a los hombres de su mismo sector o clase y
relativamente, con menos poder que todos los hombres."
49Lagarde, Op.cit., 1990, p.679.
50Yadira Calvo Fajardo, Las Líneas Torcidas del Derecho, San José, ILANUD, 1993. p.21.
51Lagarde, Op.cit., 1990, p.654 .
52Lagarde, 1990, op.cit., p. 653.
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últimas su encarcelamiento generalmente resulta en la desintegración familiar.


“Aún para cuando ambos géneros la prisión tiene como consecuencia además
del castigo, el desarraigo y la separación de su mundo, para las mujeres es
mucho mayor, ya que la mayoría son abandonadas por sus parientes en la
cárcel. Ser delincuente y haber estado en prisión son también, estigmas
mayores para las mujeres. Para los hombres en cambio puede ser un
elemento de prestigio machista; sin embargo, las mujeres ex convictas
quedan estigmatizadas como malas...".53

Las mujeres enfrentan además otras dificultades, tales como el


dilema de abandonar sus hijos o tenerlos en la cárcel sin espacio ni libertad;
la dependencia y soledad afectivas por el abandono de sus compañeros; la
desigualdad en el trato de las jóvenes, pues generalmente no hay centros
de jóvenes sinó que se recluyen en la cárcel de mujeres adultas; peores
condiciones en las cárceles por que no están dignamente acondicionadas o
se encuentran más alejadas o menos comunicadas de los núcleos urbanos;
una dificultad de reinserción para conseguir casa y trabajo; una menor
oferta de programas rehabilitadores, que además recrean los roles
tradicionales femeninos afectando su formación y a la vez impiden la
aplicación de remisión de penas por trabajo; una mayor medicalización
basada en estereotipos de la mujer como una mujer emocional y conflictiva;
y una calificación de comportamientos como la prostitución, la
homosexualidad y el consumo de drogas y alcohol como atípicos en las
mujeres, no así en los hombres, etc.54

Marcela Lagarde nos dice que “...las mujeres están cautivas porque
han sido privadas de autonomía vital, de su independencia para vivir, del
gobierno sobre sí mismas, de la posibilidad de escoger y de la capacidad de
decidir sobre los hechos fundamentales de sus vidas y del mundo...”. Por lo
que “...el castigo de la prisión no es ajeno a las mujeres, quienes
genéricamente cautivas se encuentras presas. Como espacio concebido
desde el poder que recluye, la prisión concentra la maldad, tiene como fin
convertir en buenas a las malas mujeres mediante el castigo y la reeducación,
y reparar así los daños que ocasionan".55

Derechos Humanos en el Derecho Penal

Las legislaciones penales de América Latina, lejos de respetar los


derechos humanos de las mujeres, han constituido un obstáculo para su plena
vigencia.

53Ibid., p.676.
54Véase PI-Sunyer-Vendrell, “Calidad de vida en el centro penitenciario de mujeres de Wad-Ras de
Barcelona”; E. Soteras, “Toxicómanas en la cárcel: la cárcel de las toxicómanas”; R. Bona, “Control
judicial sobre las penadas”; R. Fabián, “La experiencia en la cárcel de mujeres de Wad-Ras”, todos
los artículos en Poder y Libertad, N° 19, 1992.

55Lagarde, p.37 y 674.


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30

En un estudio realizado sobre la Mujer en los Códigos de América


Latina y el Caribe Hispano,56 se encontró, por un lado, que era necesario
derogar ciertas normas relacionadas con la capacidad de la mujer para decidir
sobre sus derechos reproductivos, como en el caso del aborto; con la
valoración de la libertad e integridad sexual de la mujer, como en el caso de
los delitos de violación, abusos deshonestos o calificativos morales como
honra, doncellez, honestidad, etc.; y con su papel dentro de la familia, como
cuando se protegen las buenas costumbres o el orden familiar y no la mujer
como sujeta autónoma de derechos. Y por otro lado, se dedujo que la
adaptación de los instrumentos internacionales a las legislaciones nacionales,
no es un simple ejercicio de armonización positivista exclusiva de las y los
operadores jurídicos o del lenguaje jurídico.

Ahora bien, no se trata tampoco de aumentar el tramposo poder


punitivo, sino de incorporar los principios y estándares del derecho de los
derechos humanos y del derecho internacional humanitario, a efecto que la
utilización del derecho penal no resulte en otra violación más por parte del
sistema contra las mujeres y los hombres.

Si se tiene claro el carácter universal, indivisible, inalienable e


interdependiente de los derechos humanos, podemos entender que los
derechos civiles y políticos como el derecho a la vida, la libertad, integridad,
seguridad personal, o la prohibición de ser sometidas a esclavitud, tortura,
tratos crueles e inhumanos no deberían desligarse en su implementación de
los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho a la salud,
la educación o la seguridad social, por ejemplo.

La doctrina de los derechos humanos nos enseña que todos los


derechos de las personas son indivisibles, es decir, que integran una unidad
total cuya razón reside en la dignidad del ser humano. Esta indivisibilidad de
los derechos humanos reconoce que sin el goce de los derechos
económicos, sociales y culturales, los derechos civiles y políticos se
reducen a meras categorías formales y que, a la inversa, sin la realidad de
los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales y
culturales carecen, a su vez, de verdadera significación.

Sin embargo, el carácter universal e indivisible de los derechos


humanos se está viendo confrontado por una lógica del mercado
globalizada, donde los Estados que deben garantizar esos derechos,
primero deben responder a otros intereses que no son precisamente los
intereses y necesidades de la sociedad civil de mujeres.

Pareciera entonces que nuestros derechos humanos penden de un


hilo económico muy inseguro y que las instituciones democráticas que
56 UNIFEM-UNICEF, la Mujer en los Códigos de América Latina y el Caribe Hispano, estudio realizado
por Gladis Acosta Vargas, Quito, Ecuador, 1996.

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queremos fortalecer, se han convertido en mecanismos legitimadores de


una sociedad de mercado en detrimetro de los intereses y necesidades de
nuestra ciudadanía.

De allí la importancia para decidir cuándo acudimos al derecho


internacional y cuando al derecho nacional, cómo evaluamos las ventajas o
desventajas de uno y otro dependiendo del nivel micro o macro de
estrategia, el tipo de Estado, la coyuntura, el contexto y la forma en que
cada gobierno utilice los derechos según los temas.

Además, debemos tener claro al momento de evaluar las ventajas o


desventajas, que el contenido de muchos de los instrumentos y declaraciones
internacionales sobre Derechos Humanos, no tiene el carácter de
universalidad con que pretendieron ser hechos, pues no reflejan ni los
pensamientos, ni las aspiraciones, ni las necesidades de las mujeres de todos
los sectores; aún más, ni siquiera reflejan las necesidades de los hombres de
todas las clases, razas, religiones, edades, opciones sexuales, etc.57

En este sentido, un instrumento claramente dirigido a los privados de


libertad, como lo son las Reglas Mínimas Para el Tratamiento de los Reclusos,
se rige bajo un concepto erróneo de la igualdad, aquel que parte de que
hombres y mujeres son iguales y que por lo tanto ambos están incluidos en un
término supuestamente genérico, cuando en realidad dicho término oculta y
desparece, no sólo las diferencias y semejanzas entre los sexos, sino también
a uno de los sexos: el femenino.

Pero pensando en positivo, debo decir que las reuniones


intergubernamentales, regionales y mundiales, particularmente la segunda
Conferencia Mundial de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en
Viena, 1993 donde se estableció que los derechos de las mujeres son
derechos humanos; la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo
en Cairo, 1994 donde se ganaron los derechos reproductivos y la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing de 1995, que estableció
principios en 12 áreas de la vida de las mujeres, vinieron a fortalecer la
integración de los derechos humanos de las mujeres a los principales
instrumentos y mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas.

En este mismo orden de ideas y como parte de la estrategia, es


preciso que en cada país de la región se evalúen los esfuerzos realizados
por los gobiernos para institucionalizar la perspectiva de género en las
políticas públicas y a crear mecanismos encargados de formular políticas
anti-discriminatorias, en este caso al interior del sistema de justicia criminal.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y de allí


en adelante los otros instrumentos jurídicos, establecen claramente uno de
los principios más importantes emanados desde el sistema de Naciones
57Alda Facio, Op.cit., 1991, p.128.
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Unidas: el principio de la no discriminación por ninguna condición opresiva,


incluyendo, pero no limitada a la discriminación sexual.

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas del 18 de diciembre de
1979 en su artículo 2 inciso d) establece que:

“Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en


todas sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin
dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la
mujer, y con tal objeto, se comprometen a:

...d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación


contra la mujer y velar porque las autoridades e instituciones públicas actúen
de conformidad con esta obligación”.

Ahora bien, me parece oportuno mencionar dos temas claves para las
mujeres relacionados con el poder punitivo.

La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Naciones Unidas,


estableció por medio de la Plataforma de Acción, entre otros muchos
objetivos, que los gobiernos deberán tomar las medidas necesarias para
prevenir, investigar y de conformidad con las leyes nacionales en vigor,
castigar los actos de violencia contra la mujer, ya sea que estos hayan sido
cometidos por el Estado o por particulares.

Ya la Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la


Violencia contra las Mujeres de 1994, había definido el concepto de
violencia como: “...cualquier acto de violencia basado en el género que
resulte o pueda tener como resultado algún daño o sufrimiento físico, sexual
o psicológico hacia las mujeres, incluyendo amenazas de tales actos,
coerción o privación arbitraria de la libertad, ya sea que esta ocurra en la
vida pública o privada.58

En esa misma línea, el 9 de junio de 1994 la Asamblea General de la


Organización de Estados Americanos adoptó la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, llamada
también Convención de Belém do Pará, que prohíbe específicamente la
violación y otras formas de violencia, además de obligar a los gobiernos a
modificar las prácticas discriminatorias que legitimen este problema social.

El artículo 7 de dicha Convención establece que:

58 Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, aprobada por
la Asamblea General en A/RES/48/104 (23 de Febrero de 1994) y Plataforma de Acción de Beijing,
1995.

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Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y
convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones,
políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y en llevar
a cabo lo siguiente:

...e. tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo modificar las de


tipo legislativo, para modificar o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para
modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la persistencia
o la tolerancia de la violencia contra la mujer;

Acá lo importante, además de la modificación de las prácticas


jurídicas criminales, es que así como la acción directa del Estado puede dar
lugar a violencia contra la mujer, la inacción de un Estado o el hecho de que
no satisfaga las obligaciones fundamentales mínimas, también puede dar
lugar a nuevos tipos de violencia contra la mujer. 59

Por ejemplo, el hecho que el gobierno no adopte medidas positivas


para garantizar el acceso a los servicios apropiados de cuidados sanitarios
que permiten a la mujer tener partos en condiciones de seguridad, así como
un aborto en condiciones de seguridad cuando están embarazadas contra
su voluntad, puede constituir una violación del derecho a la vida de la mujer,
además de una violación de sus derechos reproductivos. Análogamente, el
hecho de que el gobierno no ofrezca condiciones que permitan a la mujer
controlar su fertilidad y reproducción, así como concluir los embarazos
voluntarios, constituye una violación del derecho a la seguridad personal de
la mujer, entre otros.

El derecho a la salud reproductiva supone el derecho a la sexualidad


y a la autonomía sexual. El Programa de Acción de El Cairo reconoce el
derecho a tener una vida sexual satisfactoria y sin riesgo y el párrafo 96 de
la Plataforma de Acción de Beijing establece que: "los derechos humanos
de la mujer incluyen su derecho a tener control sobre las cuestiones
relativas a su sexualidad, incluida la salud sexual y reproductiva y a decidir
libremente respecto de esas cuestiones, sin verse sujeta a la coerción, la
discriminación y la violencia".

Los derechos sexuales incluyen el derecho a la información, sobre


cuya base se pueden tomar decisiones fundadas acerca de la sexualidad;
los derechos a la dignidad, a la privacidad y a la integridad física, mental y
moral para realizar una elección de carácter sexual; y el derecho a las
normas más elevadas de salud sexual.

59 Y si pensamos que algunas de las formas de violencia contra las mujeres de todas las edades
pueden constituir tortura, podemos recurrir a otros instrumento, como el artículo 7 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
y el artículo 37 de la Convención sobre los Derechos del Niño.

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La Convención sobre la eliminación de todas las formas de


discriminación contra la mujer contiene también diversas disposiciones que
se ocupan de la explotación de la mujer y que tienen pertinencia para la
salud reproductiva de la mujer. Por ejemplo el artículo 6 pide a los Estados
que adopten todas las medidas apropiadas para suprimir todas las formas
de tráfico y explotación de la prostitución.

La sexualidad y la reproducción son dos de las formas con que los


perpetradores de la violencia tratan de ejercer autoridad y control sobre las
mujeres maltratadas. Al ejercer sus derechos reproductivos y buscar
servicios de salud reproductiva, las mujeres maltratadas ponen en peligro
con frecuencia su seguridad física y psicológica quedando vulnerables a
una mayor violencia. Se ha dado el caso de mujeres maltratadas que han
ido hasta grandes extremos para impedir los embarazos que no deseaban
cuando los que abusaban de ellas limitaban su acceso a los
anticonceptivos, recurriendo en algunos casos a abortos clandestinos en
condiciones poco seguras.

Finalmente, quisiera hacer referencia al estatuto de la Corte Penal


Internacional, porque el estatuto de Roma codificó como crímenes de guerra
la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo
forzado, la esterilización forzada, y cualquier otra forma de violencia sexual
que constituya una infracción grave de los Convenios de Ginebra. Además
se codificaron esos mismos crímenes y otros abusos sexuales de gravedad
comparable, como crímenes de lesa humanidad.

Es la primera vez que bajo el marco del derecho internacional


humanitario se reconoce en un tratado -ya que los Tribunales Ad-Hoc
habían emitido jurisprudencia en ese sentido-, que la violación y otras
formas de violencia sexual y de género son crímenes de la misma seriedad
y gravedad que el homicidio, la tortura, los tratos crueles, la mutilación, la
esclavitud, etc.

Este valioso instrumento jurídico, codifica por primera vez en la


historia del derecho, la investigación y el enjuiciamiento de los crímenes de
género contra las mujeres; establece el derecho de las víctimas a su
protección y participación en algunas etapas del proceso; reconoce su
derecho a la restitución, compensación y rehabilitación; y quizá lo más
importante, crea un nuevo paradigma de justicia dentro del derecho
internacional, que para muchas naciones simboliza la construcción de la
paz, más allá de la sanción por la guerra.

Recordemos que los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos


de 1977 contemplaban el delito de violación, prostitución forzada o
cualquier forma de asalto indecente como una ofensa contra el honor
familiar, o a lo más, contra la dignidad personal. Esta concepción negaba la
gravedad de los crímenes así como el daño psicológico y físico producto de

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35

su naturaleza y además distorsionaba el bien jurídicamente tutelado, que en


lugar de ser la autonomía sexual, se refería más bien a cualidades morales
y sociales de las afectadas.

En este sentido, los Tribunales de Tribunales para la Antigua


Yugoslavia y Ruanda en 1993 y 1995, consecutivamente, no se incluyó el
delito de violación como tal en sus estatutos como infracción grave de los
Convenios de Ginebra60 o como una violación de las leyes o costumbres de
guerra, sino específicamente como un crimen de lesa humanidad. 61

Estos Tribunales establecieron que la violencia sexual o de género


también podía constituir genocidio, como en el caso Akayesu (Ruanda),
donde se consideró la violación y las mutilaciones sexuales a las mujeres
tutsis como una forma de genocidio y se definió la violación como “una
invasión física de naturaleza sexual, cometida bajo circunstancias que son
coercitivas”62, o como en el caso Celibici63 (Yugoslavia), donde se enjuició la
violación de las mujeres como actos de tortura y otros actos inhumanos.

En ese sentido, quisiera agregar que tan importante es la


incorporación de los crímenes sexuales a mis legislaciones como su
dimensión procesal. El artículo 68 del Estatuto contempla las medidas para
proteger la seguridad, el bienestar físico y psicológico, así como la dignidad
y privacidad de las víctimas y testigos, particularmente en los casos de
violencia sexual o de género.

Las medidas de protección incluyen la celebración de audiencias de


juicio a puerta cerrada, la presentación de prueba por medios electrónicos u
otros medios, o bien la reserva que puede hacer el fiscal para divulgar o
presentar pruebas o información si existe un grave peligro para la seguridad
de un testigo o su familia. Asimismo, la Corte está facultada para permitir
que en las fases del proceso que considere convenientes, se tomen en
cuenta las opiniones y observaciones de las víctimas si se vieran afectados
sus intereses personales, sobretodo en la fase de la decisión de la Sala de
Cuestiones Preliminares de autorizar una investigación y la decisión en
cuanto a las reparaciones. Todo ello sin detrimento de los derechos del
acusado o violación al debido proceso. Se puede considerar que se avanzó
en materia procesal penal, porque la norma hace justicia al tratar de hacer
un balance entre los derechos del acusado y los de las víctimas.

60 Bajo el artículo 147 del IV Convenio de Ginebra, la doctrina y la jurisprudencia que forma parte del
derecho internacional consuetudinario, ha intepretado la violación como tortura o como la inflicción
deliberada de grandes sufrimientos que atenten gravemente contra la integridad física o la salud.
61 Estatuto del Tribunal de Yugoeslavia, art.5 (g); Estatuto del Tribunal de Ruanda, art. 2 (g).
62 Prosecutor v Akayesu, Caso ICTR-96-4-T, Resolución, 2 Sept 1998, para. 597. Esta definición de
los elementos de la violación fue adoptada por la Sala de Juicio del TPAY en Prosecutor v Delalic y
Otros, Caso IT-96-21-T, Resolución, 16 Nov 1998, paras. 478-9.
63 Celibici, Caso. N. IT-96-21 (16 de noviembre de 1998)
35353535353535353535353535353535353535353535353535
36

El Estatuto además contempla también una unidad de víctimas y


testigos dependiente del Secretariado de la Corte para asesorar y asistir al
fiscal y a la Corte sobre las medidas adecuadas de protección y seguridad,
sobretodo cuando hay peligro por haber declarado. De gran trascendencia
para las mujeres es que la Unidad deberá incluir en su personal expertas en
traumas sobre violencia sexual.

La Corte también tiene la potestad para determinar la magnitud de


los daños, pérdidas o perjuicios causados a las víctimas y de ordenar el
pago de las reparaciones a las víctimas por parte de los condenados. Se
prevé asimismo, un fondo fiduciario para reparar a las víctimas y a sus
familias.

Y para garantizar el enjuiciamiento de los crímenes sexuales y la


protección y participación de las víctimas, el Estatuto contempló además
una representación equilibrada de magistrados, hombres y mujeres, juristas
especializados en temas concretos que incluyan la violencia contra las
mujeres o la niñez (art.36). Asimismo otorgó al Fiscal la facultad para
nombrar asesores especialistas en temas como violencia sexual, violencia
por razones de género y violencia contra los niños y brindó a la Secretaría la
posibilidad de contar con personal especializado para atender a las víctimas
con traumas por delitos de violencia sexual. Esto garantiza no sólo que los
hechos relacionados con este tipo de violencia sean investigados, sino
además que las víctimas sean tratadas de acuerdo a su condición, situación
y necesidad.

Los precedentes jurídicos que sienta la jurisprudencia de estos


Tribunales Internacionales, constituyen parte del derecho internacional
humanitario y sus concepciones pueden ser de mucho valor si las
incorporamos a nuestros ordenamientos jurídicos internos. Creo que
debemos adoptar las definiciones que reflejan los estándares más altos del
derecho internacional, ya sea que estén en el Estatuto o en cualquier otro
ámbito del derecho y aprovechar este instrumento para fortalecer y
modernizar nuestra legislación penal. Conocer e implementar los avances
internacionales, es parte de nuestra tarea a nivel nacional como juristas que
somos.

36363636363636363636363636363636363636363636363636
37

DERECHOS DE LA MUJER

Texto de los instrumentos de protección de los derechos humanos de las


mujeres

Sistema Universal

 Declaración Sobre Eliminación de la Violencia Contra la Mujer

 Declaración Sobre la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer

 Declaración Sobre la Protección de la Mujer y el Niño en Estados de


Emergencia o de Conflicto Armado

37373737373737373737373737373737373737373737373737
38

 Convención Sobre los Derechos Políticos de la Mujer

 Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación Contra la Mujer

 Protocolo Facultativo de la Convención para la Eliminación de la


Discriminación contra la Mujer

 Convención Sobre la Nacionalidad de la Mujer Casada

 Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas,


Especialmente Mujeres y Niños, que Complementa la Convención de las
Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transacional

Sistema Interamericano

 Convención Interamericana Sobre Concesión de los Derechos Civiles a


la Mujer

 Convención Interamericana Sobre Concesión de los Derechos Políticos a


la Mujer

 Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia Contra la Mujer, Convención de Belém Do Pará

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DERECHOS DE LA MUJER

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

VIDA

38383838383838383838383838383838383838383838383838
39

Declaración Artículo 3
Universal de
Derechos Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
Humanos persona.

(1948)

Declaración Artículo 3
sobre la
Eliminación
de todas las
Formas de La mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y la
Discriminaci protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en
ón contra la las esferas política, económica, social, cultural, civil y de cualquier otra
Mujer índole. Entre estos derechos figuran:

(1969)

a) El derecho a la vida

(…)

Pacto Artículo 4
Internacional
de Derechos
Civiles y
Políticos 1. En situaciones excepcionales que pongan en peligro la vida de la
nación y cuya existencia haya sido proclamada oficialmente, los Estados
(1966) Partes en el presente Pacto podrán adoptar disposiciones que, en la
medida estrictamente limitada a las exigencias de la situación, suspendan
las obligaciones contraídas en virtud de este Pacto, siempre que tales
disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les
impone el derecho internacional y no entrañen discriminación alguna
fundada únicamente en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u
origen social.

2. La disposición precedente no autoriza suspensión alguna de los


artículos 6, 7, 8 (párrafos 1 y 2), 11, 15, 16 y 18.

3. Todo Estado Parte en el presente Pacto que haga uso del derecho de
suspensión deberá informar inmediatamente a los demás Estados Partes
en el presente Pacto, por conducto del Secretario General de las Naciones
Unidas, de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido y de los
motivos que hayan suscitado la suspensión. Se hará una nueva

39393939393939393939393939393939393939393939393939
40

comunicación por el mismo conducto en la fecha en que se haya dado por


terminada tal suspensión.

Pacto Artículo 6
Internacional
de Derechos (…)
Civiles y
Políticos 5. No se impondrá la pena de muerte por delitos cometidos por personas
de menos de 18 años de edad, ni se la aplicará a las mujeres en estado de
(1966) gravidez.

(…)

Segundo Artículo 1
Protocolo
Facultativo
del Pacto
Internacional 1. No se ejecutará a ninguna persona sometida a la jurisdicción de un
Estado Parte en el presente Protocolo.
de Derechos
Civiles y
Políticos,
destinado a
Abolir la 2. Cada uno de los Estados Partes adoptará todas las medidas necesarias
Pena de para abolir la pena de muerte en su jurisdicción.
Muerte

(1989)

Observacion Chile
es del
Comité para *Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de
la Discriminación contra la Mujer. Suggestions and recomendations.
Eliminación 31/05/1995, párrafo 126
de todas las
formas de http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
Discriminaci nternacionales
ón contra la
Mujer

Colombia

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de

40404040404040404040404040404040404040404040404040
41

Discriminación contra la Mujer. Obstacles and Suggestions .31/05/95,


párrafo 611

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
nternacionales

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. 04/02/99 Párrafo 358. Párrafos: 373-377,
394-395.

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
nternacionales

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DERECHOS DE LA MUJER

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

INTEGRIDAD PERSONAL

Declaración Artículo 5
Universal de
Derechos
Humanos
Nadie será sometido a torturas ni apenas o tratos crueles, inhumanos o
(1948) degradantes.

Pacto Artículo 7
Internacional
de Derechos
Civiles y
Políticos Nadie será sometido a torturas ni apenas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. En particular, nadie será sometido sin su libre

41414141414141414141414141414141414141414141414141
42

(1966) consentimiento a experimentos médicos o científicos.

Pacto Artículo 10
Internacional
de Derechos
Civiles y
Políticos 1. Toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el
respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.
(1966)

2. a) Los procesados estarán separados de los condenados, salvo en


circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento distinto,
adecuado a su condición de personas no condenadas;

b) Los menores procesados estarán separados de los adultos y deberán ser


llevados ante los tribunales de justicia con la mayor celeridad posible para
su enjuiciamiento.

3. El régimen penitenciario consistirá en un tratamiento cuya finalidad


esencial será la reforma y la readaptación social de los penados. Los
menores delincuentes estarán separados de los adultos y serán sometidos
a un tratamiento adecuado a su edad y condición jurídica.

Convención Artículo 2
sobre la
Eliminación
de todas las
Formas de Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas
Discriminaci sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin
ón contra la dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la
Mujer mujer y, con tal objeto, se compromete a:

(1979) (…)

f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo,


para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que
constituyan discriminación contra la mujer;

(…)

42424242424242424242424242424242424242424242424242
43

Artículo 5

Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:

a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y


mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las
prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en
la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en
funciones estereotipadas de hombres y mujeres;

(...)

Artículo 10

Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar
la discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de
derechos con el hombre en la esfera de la educación y en particular para
asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres:

(…)

c)La eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculino


y femenino en todos los niveles y en todas las formas de enseñanza,
mediante el estímulo de la educación mixta y de otros tipos de educación
que contribuyan a lograr este objetivo y, en particular, mediante la
modificación de los libros y programas escolares y la adaptación de los
métodos de enseñanza;

(…)

Declaración Artículo 1
sobre la
Protección
de Todas las
Personas 1. A los efectos de la presente Declaración, se entenderá por tortura todo
contra la

43434343434343434343434343434343434343434343434343
44

Tortura y acto por el cual un funcionario público, u otra persona a instigación suya,
Otros Tratos inflija intencionalmente a una persona penas o sufrimientos graves, ya
o Penas sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero
Crueles, información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido
Inhumanos o o se sospeche que ha cometido, o de intimidar a esa persona o a otras. No
Degradantes se considerarán tortura las penas o sufrimientos que sean consecuencia
únicamente de la privación legítima de la libertad, o sean inherentes o
(1975) incidentales a ésta, en la medida en que estén en consonancia con las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.

2. La tortura constituye una forma agravada y deliberada de trato o pena


cruel, inhumano o degradante.

Reglas 8. Los reclusos pertenecientes a categorías diversas deberán ser


Mínimas alojados en diferentes establecimientos o en diferentes secciones
para el dentro de los establecimientos, según su sexo y edad, sus
Tratamiento antecedentes, los motivos de su detención y el trato que
de los corresponda aplicarles. Es decir que: a) Los hombres y las
Reclusos mujeres deberán ser recluidos, hasta donde fuere posible, en
establecimientos diferentes; en un establecimiento en el que se
(1977) reciban hombres y mujeres, el conjunto de locales destinado a las
mujeres deberá estar completamente separado; b) Los detenidos
en prisión preventiva deberán ser separados de los que están
cumpliendo condena; c) Las personas presas por deudas y los
demás condenados a alguna forma de prisión por razones civiles
deberán ser separadas de los detenidos por infracción penal; d)
Los detenidos jóvenes deberán ser separados de los adultos.

Reglas 46. 1) La administración penitenciaria escogerá cuidadosamente


Mínimas el personal de todos los grados, puesto que de la integridad,
para el humanidad, aptitud personal y capacidad profesional de este
Tratamiento personal dependerá la buena dirección de los establecimientos
de los penitenciarios. 2) La administración penitenciaria se esforzará
Reclusos constantemente por despertar y mantener, en el espíritu del
personal y en la opinión pública, la convicción de que la función
(1977) penitenciaria constituye un servicio social de gran importancia y,
al efecto, utilizará todos los medios apropiados para ilustrar al
público. 3) Para lograr dichos fines será necesario que los
miembros del personal trabajen exclusivamente como
funcionarios penitenciarios profesionales, tener la condición de
empleados públicos y por tanto la seguridad de que la estabilidad
en su empleo dependerá únicamente de su buena conducta, de la
eficacia de su trabajo y de su aptitud física. La remuneración del
personal deberá ser adecuada para obtener y conservar los
servicios de hombres y mujeres capaces. Se determinarán las
ventajas de la carrera y las condiciones del servicio teniendo en

44444444444444444444444444444444444444444444444444
45

cuenta el carácter penoso de sus funciones.

Reglas 53. 1) En los establecimientos mixtos, la sección de mujeres


Mínimas estará bajo la dirección de un funcionario femenino responsable,
para el que guardará todas las llaves de dicha sección del
Tratamiento establecimiento. 2) Ningún funcionario del sexo masculino
de los penetrará en la sección femenina sin ir acompañado de un
Reclusos miembro femenino del personal. 3) La vigilancia de las reclusas
será ejercida exclusivamente por funcionarios femeninos. Sin
(1977) embargo, esto no excluirá que funcionarios del sexo masculino,
especialmente los médicos y personal de enseñanza, desempeñen
sus funciones profesionales en establecimientos o secciones
reservados para mujeres.

Reglas 23. 1) En los establecimientos para mujeres deben existir


Mínimas instalaciones especiales para el tratamiento de las reclusas
para el embarazadas, de las que acaban de dar a luz y de las
Tratamiento convalecientes. Hasta donde sea posible, se tomarán medidas
de los para que el parto se verifique en un hospital civil. Si el niño nace
Reclusos en el establecimiento, no deberá hacerse constar este hecho en su
partida de nacimiento. 2) Cuando se permita a las madres
(1977) reclusas conservar su niño, deberán tomarse disposiciones para
organizar una guardería infantil, con personal calificado, donde
estarán los niños cuando no se hallen atendidos por sus madres.

Convención Artículo 1
contra la
Tortura y
Otros Tratos
o Penas 1. A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término
Crueles, "tortura" todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona
Inhumanos o dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de
Degradantes obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla
por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de
(1984) intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón
basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o
sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en
el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o
sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o
que sean inherentes o incidentales a éstas.

45454545454545454545454545454545454545454545454545
46

2. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier instrumento


internacional o legislación nacional que contenga o pueda contener
disposiciones de mayor alcance.

Declaración Afirmando que la violencia contra la mujer constituye una violación de


sobre la los derechos humanos y las libertades fundamentales e impide total o
Eliminación parcialmente a la mujer gozar de dichos derechos y libertades, y
de la preocupada por el descuido de larga data de la protección y fomento de
Violencia esos derechos y libertades en casos de violencia contra la mujer,
contra la
Mujer (...)

(1993)

Declaración Artículo 1
sobre la
Eliminación
de la
Violencia A los efectos de la presente Declaración, por "violencia contra la mujer"
contra la se entiende todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
Mujer femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales
(1993) actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada.

Declaración Artículo 2
sobre la
Eliminación Se entenderá que la violencia contra la mujer abarca los siguientes actos,
de la aunque sin limitarse a ellos:
Violencia
contra la a) La violencia física, sexual y sicológica que se produzca en la familia,
Mujer incluidos los malos tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la
violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación
(1993) genital femenina y otras prácticas tradicionales nocivas para la mujer, los
actos de violencia perpetrados por otros miembros de la familia y la
violencia relacionada con la explotación;

b) La violencia física, sexual y sicológica perpetrada dentro de la


comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y
la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educacionales y en
otros lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada;

c) La violencia física, sexual y sicológica perpetrada o tolerada por el

46464646464646464646464646464646464646464646464646
47

Estado, dondequiera que ocurra.

Declaración Párrafo 18
y Programa
de Acción de (…)
Viena
La violencia y todas las formas de acoso y explotación sexuales, en
(1993) particular las derivadas de prejuicios culturales y de la trata internacional
de personas son incompatibles con la dignidad y la valía de la persona
humana y deben ser eliminadas. Esto puede lograrse con medidas
legislativas y con actividades nacionales y cooperación internacional en
esferas tales como el desarrollo económico y social, la educación, la
atención a la maternidad y a la salud y el apoyo social.

(…)

Declaración 38. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos subraya en especial la


y Programa importancia de la labor destinada a eliminar la violencia contra la mujer
de Acción de en la vida pública y privada, a eliminar todas las formas de acoso sexual,
Viena la explotación y la trata de mujeres, a eliminar los prejuicios sexistas en la
administración de la justicia y a erradicar cualesquiera conflictos que
(1993) puedan surgir entre los derechos de la mujer y las consecuencias
perjudiciales de ciertas prácticas tradicionales o costumbres, de prejuicios
culturales y del extremismo religioso. La Conferencia pide a la Asamblea
General que apruebe el proyecto de declaración sobre la eliminación de la
violencia contra la mujer e insta a los Estados a que combatan la violencia
contra la mujer de conformidad con las disposiciones de la declaración.
Las violaciones de los derechos humanos de la mujer en situaciones de
conflicto armado constituyen violaciones de los principios fundamentales
de los derechos humanos y el derecho humanitario internacionales. Todos
los delitos de ese tipo, en particular los asesinatos, las violaciones
sistemáticas, la esclavitud sexual y los embarazos forzados, requieren una
respuesta especialmente eficaz.

Declaración Sexto compromiso


de
Copenhague
sobre
Desarrollo y) Intensificaremos y coordinaremos el apoyo internacional a los
Social programas de educación y salud basados en el respeto de la dignidad
humana y centrados en la protección de todas las mujeres y niños,
(1995) especialmente contra la explotación, el tráfico y las practicas nocivas,
como la prostitución infantil, la mutilación genital femenina y los
matrimonios de niños.

47474747474747474747474747474747474747474747474747
48

Observacion Chile
es del
Comité para *Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de
la Discriminación contra la Mujer. Suggestions and recomendations
Eliminación 31/05/1995, (artículo 5º) párrafo 126
de todas las
formas de http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
Discriminaci nternacionales
ón contra la
Mujer

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Principales esferas de preocupación y
recomendación 09/07/1999, párrafo 6

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

Colombia

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. 04/02/1999, párrafos 372, 373, 379, 380

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

Perú

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Principales esferas de preocupación y
recomendación 31/05/1995,párrafo 438.
http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Principales esferas de preocupación y
recomendación 08/07/1998,párrafos 16 y 17.
http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
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48484848484848484848484848484848484848484848484848
49

http://www.cajpe.org.pe/rij/bases/nuevdh/dh2/a3.HTM

DERECHOS DE LA MUJER

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

LIBERTAD PERSONAL

Declaración Artículo 3
Universal de
Derechos Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
Humanos persona.

(1948)

Declaración Artículo 4
Universal de
Derechos
Humanos
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la
(1948) trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Convención Artículo 1
Suplementar
ia sobre la Cada uno de los Estados Partes en la Convención adoptará todas aquellas
Abolición de medidas legislativas o de cualquier otra índole que sean factibles y
la necesarias para lograr progresivamente y con la mayor brevedad posible
Esclavitud, la completa abolición o el abandono de las instituciones y prácticas que se
la Trata de indican a continuación, dondequiera que subsistan, les sea o no aplicable
Esclavos y la definición de esclavitud que figura en el artículo 1 del Convenio sobre
las la Esclavitud, firmado en Ginebra en 25 de septiembre de 1926:
Instituciones
y Prácticas a) La servidumbre por deudas, o sea, el estado o la condición que resulta
Análogas a del hecho de que un deudor se haya comprometido a prestar sus servicios
la Esclavitud personales, o los de alguien sobre quien ejerce autoridad, como garantía
de una deuda, si los servicios prestados, equitativamente valorados, no se
(1956) aplican al pago de la deuda, o si no se limita su duración ni se define la

49494949494949494949494949494949494949494949494949
50

naturaleza de dichos servicios;

b) La servidumbre de la gleba, o sea, la condición de la persona que está


obligada por la ley, por la costumbre o por un acuerdo a vivir y a trabajar
sobre una tierra que pertenece a otra persona y a prestar a ésta, mediante
remuneración o gratuitamente, determinados servicios, sin libertad para
cambiar su condición;

Convención Artículo 4
Suplementar
ia sobre la Todo esclavo que se refugie a bordo de cualquier buque de un Estado
Abolición de Parte en la Convención quedará libre ipso facto.
la
Esclavitud,
la Trata de
Esclavos y
las
Instituciones
y Prácticas
Análogas a
la Esclavitud

(1956)

Pacto Artículo 8
Internacional
de Derechos
Civiles y
Políticos 1. Nadie estará sometido a esclavitud. La esclavitud y la trata de esclavos
estarán prohibidas en todas sus formas.
(1966)
2. Nadie estará sometido a servidumbre.

3. a) Nadie será constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio;

b) El inciso precedente no podrá ser interpretado en el sentido de que


prohíbe, en los países en los cuales ciertos delitos pueden ser castigados
con la pena de prisión acompañada de trabajos forzados, el cumplimiento
de una pena de trabajos forzados impuesta por un tribunal competente;

c) No se considerarán como "trabajo forzoso u obligatorio", a los efectos


de este párrafo:

i) Los trabajos o servicios que, aparte de los mencionados en el inciso b),


se exijan normalmente de una persona presa en virtud de una decisión
judicial legalmente dictada, o de una persona que habiendo sido presa en

50505050505050505050505050505050505050505050505050
51

virtud de tal decisión se encuentre en libertad condicional;

ii) El servicio de carácter militar y, en los países donde se admite la


exención por razones de conciencia, el servicio nacional que deben
prestar conforme a la ley quienes se opongan al servicio militar por
razones de conciencia.

iii) El servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la


vida o el bienestar de la comunidad;

iv) El trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas


normales.

Pacto Artículo 9
Internacional
de Derechos 1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
Civiles y Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá
Políticos ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con
arreglo al procedimiento establecido en ésta.
(1966)

Estatuto de Artículo 7.
la Corte
Penal
Internacional
1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por "crimen de lesa
(1998) humanidad" cualesquiera de los actos siguientes cuando se cometa como
parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y
con conocimiento de dicho ataque:

c) Esclavitud;

(…)

2. A los efectos del párrafo 1:

c) Por esclavitud se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de


propiedad sobre una persona, o de alguno de ellos, incluido el ejercicio de
esos atributos en el tráfico de personas, en particular de mujeres y de

51515151515151515151515151515151515151515151515151
52

niños;

d) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación


de normas fundamentales de derecho internacional;

(...)

Observacion Bolivia
es del
Comité para * Concluding Observations of the Committee on the Elimination of
la discrimination Against Women: General Observations. 31/05/95 (artículo
Eliminación 6º) párrafos 64-68
de todas las
formas de http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/juriprudenciaydecisionesi
Discriminaci nternacionales
ón contra la
Mujer

Chile

* Concluding Observations of the Committee on the Elimination of


discrimination Against Women: Suggestions and Recomendations.
31/05/95 (artículo 6º) párrafos 128

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

Colombia

* Concluding Observations of the Committee on the Elimination of


discrimination Against Women: 04/02/99 párrafo 377

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/juriprudenciaydecisionesi
nternacionales

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. 04/02/1999, párrafos 372, 373 y 377, 378

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

52525252525252525252525252525252525252525252525252
53

Perú

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Principales esferas de preocupación y
srecomendación 31/05/1995, párrafo 445.
http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Principales esferas de preocupación y
srecomendación 08/07/1998,párrafos 15.
http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechodelamujer/jurisprudenciaydecisionesi
nternacionales

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DERECHOS DE LA MUJER

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

DEBIDO PROCESO

Declaración Artículo 8

Universal de
Derechos
Humanos Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
(1948) derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.

Declaración Artículo 10

Universal de
Derechos

53535353535353535353535353535353535353535353535353
54

Humanos Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser


oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e
(1948) imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para
el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

Declaración Artículo 11

Universal de
Derechos
Humanos 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y
(1948) en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías
necesarias para su defensa.

2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de


cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o
internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable
en el momento de la comisión del delito.

Pacto Artículo 14
Internacional de
Derechos 1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de
Civiles y justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con
Políticos las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier
(1966) acusación de carácter penal formulada contra ella o para la
determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil. La
prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los
juicios por consideraciones de moral, orden público o seguridad
nacional en una sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de
la vida privada de las partes o, en la medida estrictamente necesaria en
opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales del asunto
la publicidad pudiera perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda
sentencia en materia penal o contenciosa será pública, excepto en los
casos en que el interés de menores de edad exija lo contrario, o en las
acusaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela de
menores.

2. Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma


su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.

3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá

54545454545454545454545454545454545454545454545454
55

derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:

a) A ser informada sin demora, en un idioma que comprenda y en


forma detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada
contra ella;

b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la


preparación de su defensa y a comunicarse con un defensor de su
elección;

c) A ser juzgado sin dilaciones indebidas;

d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o


ser asistida por un defensor de su elección; a ser informada, si no
tuviera defensor, del derecho que le asiste a tenerlo, y, siempre que el
interés de la justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio,
gratuitamente, si careciere de medios suficientes para pagarlo;

e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la


comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean
interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo;

f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no


habla el idioma empleado en el tribunal;

g) A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse


culpable.

4. En el procedimiento aplicable a los menores de edad a efectos


penales se tendrá en cuenta esta circunstancia y la importancia de
estimular su readaptación social.

55555555555555555555555555555555555555555555555555
56

5. Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que


el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos
a un tribunal superior, conforme a lo prescrito por la ley.

6. Cuando una sentencia condenatoria firme haya sido ulteriormente


revocada, o el condenado haya sido indultado por haberse producido o
descubierto un hecho plenamente probatorio de la comisión de un
error judicial, la persona que haya sufrido una pena como resultado de
tal sentencia deberá ser indemnizada, conforme a la ley, a menos que
se demuestre que le es imputable en todo o en parte el no haberse
revelado oportunamente el hecho desconocido.

7. Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual


haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo
con la ley y el procedimiento penal de cada país.

Observaciones Colombia
del Comité para
la Eliminación *Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de
de todas las Discriminación contra la Mujer. 04/02/1999, párrafos 359, 360, 373-
formas de 377, 394 y 395
Discriminación
contra la Mujer http://www.cajpe.org.pe/RIJ/jurisprudenciaydecisionesinternacionales

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DERECHOS DE LA MUJER

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

56565656565656565656565656565656565656565656565656
57

SALUD

Declaración Artículo 25
Universal
de Derechos
Humanos
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
(1948) asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en
caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos
de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.

Pacto Artículo 12
Internaciona
l de
Derechos
Económicos 1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de
, Sociales y toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y
Culturales mental.

(1966)

Convención Artículo 11
Internaciona
l para la
Eliminación
de todas las 1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas
formas de para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera
Discriminac del empleo a fin de asegurar a la mujer, en condiciones de
ión contra la igualdad con los hombres, los mismos derechos, en particular:
Mujer
(…)
(1979)
f. El derecho a la protección de la salud y a la seguridad en las
condiciones de trabajo, incluso la salvaguardia de la función
de reproducción.

(…)

Convención Artículo 12
Internaciona
l para la
Eliminación

57575757575757575757575757575757575757575757575757
58

de todas las
formas de
Discriminac 1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para
ión contra la eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera de la atención
Mujer médica a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres

(1979) y mujeres, el acceso a servicios de atención médica, inclusive los que


se refieren a la planificación de la familia.

2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 1 supra, los Estados


Partes garantizarán a la mujer servicios apropiados en relación con el
embarazo, el parto y el período posterior al parto, proporcionando
servicios gratuitos cuando fuere necesario, y le asegurarán una
nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia.

Observacion Chile
es del
Comité para * Concluding Observations of the Committee on the Elimination of
la discrimination Against Women. General Observations. 31/05/95
Eliminación (artículo 12º) párrafos 138 - 140
de todas las
formas de http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisio
Discriminac nesinternacionales
ión contra la
Mujer
* Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de
Discriminación contra la Mujer. Concluding Observations/Comments.
09/07/99, Principales esferas de preocupación y recomendaciones,
párrafo 6 - 9

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisio
nesinternacionales

Colombia

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Obstacles and Suggestions .31/05/95,
párrafo 612

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisio
nesinternacionales

58585858585858585858585858585858585858585858585858
59

Perú

* Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. 08/07/98 Principales esferas de
preocupación y recomendaciones del Comité. párrafos 25, 26 y 31.

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisio
nesinternacionales

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DERECHOS DE LA MUJER

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

SEXUALES

Declaración
sobre
Población y 7.2 La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental
Desarrollo y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los
aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y
(1994) procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de
disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la
libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuando y con qué frecuencia.
Esta última condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a
obtener información y de planificación de la familia de su elección, así
como a otros métodos para la regulación de la fecundidad que no estén
legalmente prohibidos, y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y
aceptables, el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la
salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos y den a las
parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos. En consonancia
con esta definición de salud reproductiva, la atención de la salud
reproductiva se define como el conjunto de métodos, técnicas y servicios
que contribuyen a la salud y al bienestar reproductivos al evitar y resolver
los problemas relacionados con la salud reproductiva. Incluye también la
salud sexual, cuyo objetivo es el desarrollo de la vida y de las relaciones
personales y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de

59595959595959595959595959595959595959595959595959
60

reproducción y de enfermedades de transmisión sexual.

Declaración Párrafo 96
y Programa
de Acción de
Beijing
Los derechos humanos de la mujer incluyen su derecho a tener control
(1995) sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y
reproductiva, y decidir libremente respecto de esas cuestiones, sin verse
sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia. Las relaciones
igualitarias entre la mujer y el hombre respecto de las relaciones
sexuales y la reproducción, incluido el pleno respeto de la integridad de
la persona, exigen el respeto y el consentimiento recíprocos y la voluntad
de asumir conjuntamente la responsabilidad de las consecuencias del
comportamiento sexual.

Observacion Chile
es del
Comité para * Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de
la Discriminación contra la Mujer. Concluding Observations/Comments.
Eliminación 09/07/99, Principales esferas de preocupación y recomendaciones, párrafo
de todas las 7
formas de
Discriminaci http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
ón contra la nternacionales
Mujer

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DERECHOS DE LA MUJER

60606060606060606060606060606060606060606060606060
61

Los derechos humanos de las mujeres en los instrumentos internacionales

REPRODUCTIVOS

Declaración Párrafo 7.3


sobre
Población y "…los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya
Desarrollo están reconocidos en las leyes nacionales, en los documentos
internacionales sobre derechos humanos y en otros documentos
(1994) pertinentes de las Naciones Unidas aprobados por consenso. Esos
derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las
parejas e individuos a decir libre y responsablemente el número de hijos,
el esparcimiento de los nacimientos y el intervalo entre éstos y a disponer
de la información y de los medios para ello y el derecho a alcanzar el
nivel mas elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye su
derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir
discriminación, coacciones ni violencia, de conformidad con lo
establecido en los documentos de derechos humanos. En ejercicio de este
derecho, las parejas y los individuos deben tener en cuenta las
necesidades de sus hijos nacidos y futuros y sus obligaciones con la
comunidad".

Declaración Párrafo 94.


y Programa
de Acción de La salud reproductiva es un estado general de bienestar básico, mental y
Beijing social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los
aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y
(1995) procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña la capacidad de
disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la
libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuando y con qué frecuencia.
Esta última condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a
obtener información y de planificación de la familia de su elección, así
como a otros métodos para la regulación de la fecundidad que no estén
legalmente prohibidos, y acceso a métodos seguros, eficaces, asequibles y
aceptables, el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la
salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos y den a las
parejas las máximas posibilidades de tener hijos sanos.

Declaración Párrafo 96
y Programa
de Acción de "...los derechos humanos de la mujer incluyen su derecho a tener control
Beijing sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida la salud sexual y
reproductiva y a decidir libremente respecto de esas cuestiones, sin verse
(1995) sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia".

Observacion Bolivia

61616161616161616161616161616161616161616161616161
62

es del
Comité para
la * Concluding Observations of the Committee on the Elimination of
Eliminación discrimination Against Women. General Observations. 31/05/95 (artículo
de todas las 12º) párrafos 82, 84
formas de
Discriminaci
ón contra la http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
Mujer nternacionales

Chile

* Concluding Observations of the Committee on the Elimination of


discrimination Against Women. General Observations. 31/05/95 párrafos
152 y 158

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
nternacionales

* Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. Concluding Observations/Comments.
09/07/99, Principales esferas de preocupación y recomendaciones, párrafo
6-9

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
nternacionales

Colombia

*Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. 04/02/99 párrafos 389, 390, 393, 395 y
396. Párrafos: 373-377, 389, 390, 394 - 395.

http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisionesi
nternacionales

Perú

* Concluding Observations of the Committee on the Elimination of


discrimination Against Women. General Observations. 31/05/95 párrafos
446 y 447.
Http://www.cajpe.org.pe/RIJ/derechosdelamujer/juriprudenciaydecisiones
internacionales

* Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


Discriminación contra la Mujer. 08/07/98 Principales esferas de

62626262626262626262626262626262626262626262626262
63

preocupación y recomendaciones del Comité. párrafos 27, 28, 29 y 30.

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internacionales

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