Biografía de Ruben Darío

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RUBÉN DARÍO

BIOGRAFÍA:
¿Quién es?

Nació el 18 de enero de 1867 en Ciudad Darío, Nicaragua. Fue un gran poeta, diplomático
nicaragüense del modernismo literario en la lengua española. Es posiblemente, el poeta que
ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XIX. Es llamado príncipe
de las letras castellanas. Fue criado por sus tíos abuelos Félix y Bernarda. Se sabe cuando
murió Félix, su tío abuelo, tanto que incluso se llegó a pensar en colocar al joven Rubén como
aprendiz de sastre. Asistió a varias escuelas de León (Nicaragua) antes de pasar a educarse con
los jesuitas, por lo tanto, según su autobiografía, era un niño prodigio ya que a los tres años ya
sabía leer.

Sus primeros pasos en la poesía:

Pronto empezó a escribir sus propio versos; todavía se conserva un soneto escrito por él en
1879, y publicó por primera vez en un periódico, poco después de cumplir los trece. Se trataba
de la elegía Una lágrima, que apareció en el diario El termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26
de julio de 1880. Poco después colaboró en El ensayo, revista literaria de León y alcanzó fama
como el “el poeta niño”. En esta etapa no solo cultivó la ironía, sino que en sus poesías era
inspirado por Gustavo Adolfo Bécquer y Víctor Hugo. Antes de cumplir los quince, se enamoró
perdidamente de la joven Rosario Emelina Murillo, la cual se manisfestaría como musa de su
mediocre novela Emelina, y sus deseos de contraer inmediato matrimonio con ella hicieron
que sus amigos y parientes conspiraran para que dejase la ciudad.

En El Salvador y Chile:
En agosto de 1882 se encontraba en El Salvador. Aquí, Rubén expresa sin tapujos sus
ambiciones burguesas, que vería dolorosamente frustradas y por cuya causa habría de sufrir
todavía más en su interior. En Chile para poder vestir decentemente, se alimentaba en secreto
de "arenques y cerveza", y a sus opulentos contertulios no se les ocultaba su mísera condición.
De la etapa chilena es Abrojos (1887), libro de poemas que dan cuenta de su triste estado de
poeta pobre e incomprendido; ni siquiera un fugaz amor vivido con una tal Domitila consigue
compensar su dolor. Como su familia era llamada "los Darío" (por el apellido de un abuelo), el
joven poeta, en busca de armonía, había empezado a firmar como "Rubén Darío", pseudónimo
que adoptó definitivamente como nombre literario.

Pero entonces fue, en 1888, cuando la auténtica valía de Rubén se dio a conocer, con la
publicación de su libro Azul, el cual fue encomiado desde España por el prestigioso novelista
Juan Valera. Esto fue bastante importante ya que era como una especie de puente entre las
dos culturas hispanoamericana y española. Las cartas de Juan Valera le sirvieron de prólogo a
la nueva reedición ampliada de 1890, pero para entonces ya se había convertido en obsesiva la
voluntad del poeta de escapar de aquellos estrechos ambientes intelectuales (donde no
hallaba ni el suficiente reconocimiento como artista ni la anhelada prosperidad económica)
para conocer por fin su legendario París.
Sus relaciones amorosas:

El 21 de junio de 1890 Rubén Darío contrajo matrimonio con una mujer con la que compartía
aficiones literarias, Rafaela Contreras, pero sólo al año siguiente, el 12 de enero. Esta unión
dio su hijo Rubén, nacido en Costa Rica el 11 de noviembre de 1891. El poeta desembarcó en
La Coruña el 1 de agosto de 1892, precedido de una celebridad que le permitiría establecer
inmediatas relaciones con las principales figuras de la política y la literatura españolas, pero,
desafortunadamente, su felicidad se vio ensombrecida por la súbita muerte de su esposa,
fallecida el 23 de enero de 1893, lo que no hizo sino avivar su tendencia, de beber grandes
cantidades de alcohol.

Rubén conoció en Madrid a una mujer de baja condición, Francisca Sánchez, la criada
analfabeta de la casa del poeta Francisco Villaespesa, en la que encontró refugio y dulzura. Con
ella viajaría a París al comenzar el siglo, tras haber ejercido de cónsul de Colombia en Buenos
Aires y haber residido allí desde cinco años (1893 a 1898), así como tras haber adoptado
Madrid como su segunda residencia desde que llegara, ese último año, a la capital española
enviado por el periódico La Nación.

Sus viajes hacia el mundo:


Se inicia entonces para él una etapa de viajes entusiastas (Italia, Inglaterra, Bélgica,
Barcelona...) y es entonces cuando escribe sus libros más valiosos: Cantos de vida y esperanza
(1905), El canto errante (1907), El poema de otoño (1910), El oro de Mallorca (1913). Residió
una temporada en Mallorca para restaurar su deteriorada salud, que ni los buena cuidados de
su buena Francisca lograban hacían que se mejorara. Por otra parte, el muchacho que quería
alcanzar una "buena posición social" no obtuvo nunca más que el dinero y la respetabilidad
suficientes como para vivir con frugalidad y modestia.

Su muerte:

En 1916, al poco de regresar a su Nicaragua natal, Rubén Darío falleció, y la noticia llenó de
tristeza a la comunidad intelectual hispanoparlante. No ganó el dinero ni la posición social que
él hubiera querido, pero si, el reconocimiento de la mayoría de los escritores contemporáneos
en lengua española y la obligada gratitud de todos cuantos, después de él, han intentado
escribir un alejandrino en este idioma.

SU POESÍA:
En su época todos esos prestigiosos temas de poesía como el propio Romanticismo estaban
tan desgastados, que incluso los propios poetas estaban impulsados a crear sus propios temas.
Era inquieto e insatisfecho, deseoso de placer y de vida, angustiado ante el dolor y la idea de la
muerte, pasaba frecuentemente del derroche al ahogo, del optimismo agitado al pesimismo
desesperado, entre drogas, mujeres y alcohol, como si buscara en la vida la misma sensación
de originalidad que en la poesía o como si tratara de aturdirse en su gloria para no examinar su
triste conciencia. Este "pagano por amor a la vida y cristiano por temor de la muerte" fue un
gran lírico sincero que adivinó su trascendencia y quiso romper con las rutinas y obligaciones
de la tradición literaria de España y América.

Rubén Darío estaba llamado a revolucionar rítmicamente el verso castellano, pero también a
poblar el mundo literario de nuevas fantasías, de ilusorios cisnes, de canguros y tigres de
bengala conviviendo en el mismo paisaje imposible...
Trajo a un idioma que cada vez disminuía más su uso el influjo revitalizador americano y los
modelos parnasianos y simbolistas franceses, abriéndolo a un léxico rico y extraño, a una
nueva flexibilidad y musicalidad en el verso y la prosa, e introdujo temas y motivos universales,
exóticos y originales, que excitaban la imaginación y la facultad de parecidos. Y acabó siendo,
en definitiva, uno de los grandes renovadores del lenguaje poético en las letras hispánicas.

La poesía de Rubén Darío, tan bella como culta, musical y sonora, influyó en centenares de
escritores de ambos lados del océano Atlántico. Los elementos básicos de su poética los
podemos encontrar en los prólogos a Prosas profanas (1896), Cantos de vida y esperanza
(1905) y El canto errante (1907). Entre ellos es fundamental la búsqueda de la belleza oculta en
la realidad.

El gran lírico nicaragüense abrió las puertas literarias de España e Hispanoamérica hacia lo
exterior, como lo harían en seguida más ideológicamente, los escritores españoles de la
generación del 98. Rubén Darío extrajo del parnasianismo y del simbolismo franceses, los
elementos que necesitaba para su revolución, modernizando, renovando y flexibilizando la
grandeza hispánica con el "esprit", con la gracia francesa, frente al sentido materialista y
dominador del mundo anglosajón y, especialmente, norteamericano.

Mis poemas favoritos:

Amo, amas
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida
nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

Le da un especie de nuevo significado a la palabra amar, y utiliza unas metáforas muy coordinadoras a
la hora de entrelazarlas.

GRATITUD A MASAYA

Por doquiera donde vaya,

el recuerdo irá conmigo,

Del corazón de Masaya,

Tan hidalgo y tan amigo.

Son retorno y despedida

Juntos en este momento;

Más de Masaya florida

El nombre de mi pensamiento

Irá por toda la vida.

A esta región hechicera


No quiero decir adiós

Que la vea antes que muera

Que esté siempre en primavera

y que la bendiga Dios.

Expresa como una nostalgia hacia Masaya, y me parece que le guarda un amor increíble a ese lugar,
como si tuviera ahí algo muy especial para no olvidarlo.

Páginas de las que he sacado su biografía y sus obras:


https://es.wikipedia.org/wiki/Rub%C3%A9n_Dar%C3%ADo

https://www.poemas-del-alma.com/ruben-dario.htm

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/dario_ruben.htm

https://poemas.yavendras.com/ruben-dario/

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