Adonde Va La Antropología-Angela Giglia, Carlos Garma

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¿Adónde va la antropología?
Las razones de una pregunta

Angela Giglia, Carlos Garma


Ana Paula de Teresa

Los ensayos presentados en esta libro proceden en su mayoría de un


coloquio internacional organizado en septiembre de 2004 por el Depar-
tamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Iztapalapa (uAM-l), bajo la jefatura de Ana Paula de Teresa, en
el marco de las celebraciones de los primeros 30 años de la UAM. Durante
más de tres días, diversos antropólogos, nacionales y extranjeros, fueron
convocados para debatir sobre los retos de la antropología contemporá-
nea y el papel que nuestra disciplina tendrá que desempeñar en el nuevo
milenio. La pregunta adónde va la antropología, planteada en México,
pero convocando a antropólogos de diferentes países, no sólo se refiere a
los posibles caminos para este campo de estudio en nuestra nación, sino
que al mismo tiempo pretende discutir sobre el destino y los derroteros
de la antropología en general en el mundo actual.
El Departamento de Antropología de la UAM-I se propone también
celebrar con esta obra una historia que inició paralelamente con la histo-
ria de la UAM, pero que ahonda sus raíces en otras instituciones mexicanas
dedicadas a la antropología.'

' El origen de nuestro departamento surge en el contexto de los esfuerzos del nota-
ble etnólogo catalán Ángel Palerm por descentralizar la antropología y abrir nuevos es-
pacios fuera del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Palerm participó
en la planeación de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-I, con-
vocado por Luis Villoro, quien fuera el primer director de esta División. En ese entonces
Palerm era director del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (cisibiAn) —que después se convirtió en el actual Centro de In-
vestigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (clEsAs)— y profesor de la
Universidad Iberoamericana (u1A). Villoro lo invitó a elaborar un plan de estudios para

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Esperamos que la diversidad de escuelas y enfoques presentes en Mé- reconocer que nuestra disciplina —como otras ciencias sociales— se en-
xico se refleje en los ensayos aquí presentados. Cabe mencionar que, cuentra en una etapa de cambios y de redefinición, frente a una realidad
respecto a otras escuelas de antropología existentes en el país, la antro- cada día más compleja, que desafía a la par los objetos, los métodos y los
pología en la UAM mantiene una distancia relativa del enfoque boasiano límites de aplicación y de utilización de la antropología en su relación con
clásico de los cuatros campos: antropología cultural, lingüística, antropo- otros campos del saber.
logía física y arqueología. Fue el propio Franz Boas quien impulsara en el Cabría preguntarse por lo que define a la antropología frente a otras
país la antropología de las cuatro subdisciplinas mencionadas.' Empero, disciplinas, ya que tanto sus objetos como sus métodos típicos están sien-
Ángel Palerm evitó la orientación boasiana en el plan de estudios del De- do redefinidos. En el mundo actual, la cuestión del otro, de cómo pensar
partamento de Antropología de la UAM-1, buscando una orientación más y comprender la alteridad cultural, de cómo traducirla y así hacer posible
acorde con la llamada antropología social (de ahí el nombre de la licencia-
el diálogo intercultural, se ha vuelto casi un lugar común. La encontramos
tura en Antropología Social). como un objetivo estratégico en los documentos oficiales de los organis-
Frente a otras instituciones de antropología del país, la nuestra se
mos internacionales y en los planes de gobierno de muchos países, pues
ha caracterizado desde sus inicios por un marcado acento en el trabajo
se ha tornado —junto con la proliferación mundial de las desigualdades y
de campo, en cuanto pilar fundamental de la formación de jóvenes an-
de los conflictos y el deterioro del medio ambiente— uno de los principales
tropólogos.' Este énfasis en la enseñanza del trabajo de investigación es
problemas del planeta. Por lo tanto, los antropólogos no somos los únicos
uno de los factores —y no de menor importancia— que nos impulsa, como
en poder ofrecer lecturas y en dar respuestas al asunto de la alteridad,
Departamento, a interrogarnos sobre adónde va la antropología, en un
puesto que dejó de ser nuestro tema exclusivo.
momento en el que las condiciones de posibilidad del trabajo de investi-
En cuanto al método, sabemos que el trabajo de campo, entendido
gación requieren ser repensadas por diferentes razones. La pregunta en
como una forma sui géneris de producción de conocimiento, basada en la
torno a los caminos futuros de la antropología en el mundo actual implica
inserción del investigador en otro mundo social y en la construcción de
una relación con sus interlocutores que le permita asir desde adentro una
una licenciatura en antropología y a hacer propuestas para la contratación de los primeros
profesores. La nueva licenciatura en Antropología Social en la UAM-1 comenzó a funcio-
determinada cultura, ha sido durante casi un siglo un elemento caracte-
nar en septiembre de 1975, y los primeros tres profesores fueron Andrés Fábregas, Juan rístico y definitorio del oficio del antropólogo. No obstante, desde hace
Vicente Palerm y Roberto Varela (Krotz, 1988: 287-288). Actualmente el Departamento algunos años, el trabajo de campo ya no es un rasgo exclusivo de la antropo-
de Antropología cuenta con 24 profesores de tiempo completo y, además de la licenciatura,
tiene un posgrado en Ciencias Antropológicas y una especialización. logía, pues se ha convertido también en una herramienta para muchas
José Lameiras señala al respecto: "A propósito de la segunda reunión en México del otras disciplinas. Los sociólogos, los psicólogos, los politólogos, los pe-
Congreso de Americanistas, en 1910, se entrevistaron Edward Seler, Franz Boas y Eze-
quiel Chávez y se convino la apertura de la Escuela Nacional de Arqueología y Etnología
dagogos, los lingüistas, los comunicólogos, los geógrafos, los arquitectos,
Americana en la capital republicana" (Lameiras, 1979: 123-124). A pesar del apoyo de varios los juristas y los biólogos suelen ya hacer algo que denominan trabajo de
gobiernos a esta institución, dedicada tanto a la enseñanza como a la investigación, y dirigi- campo como una rutina normal en su forma de producción del conoci-
da originalmente por Seler y Boas, sólo sobrevivió hasta 1920. Sin embargo, Manuel Gamio,
quien estudió en dicha escuela y fue también su último director, mantuvo el modelo de los
miento. En suma, preguntarnos hacia dónde vamos significa asumir que
cuatro campos y lo implantó en otras instituciones. Este modelo predomina en el INAH y en ni los métodos ni los objetos constituyen hoy en día algo propio y distinti-
la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), así como en el Instituto de Investi-
vo que nos permita diferenciarnos de los demás, aunque esta situación es
gaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Hasta el día de hoy, el tiempo dedicado en el plan de estudios a la estancia en campo es común a la de otras disciplinas.
equivalente a la sexta parte de la duración total de la licenciatura (dos trimestres de los doce En las últimas dos décadas, cuando otras disciplinas se volcaban ha-
que la componen). Los seis meses de trabajo de campo se insertan en un recorrido formativo
de más de un año de duración, que prevé el acompañamiento y la labor conjunta de maestros
cia un uso cada vez más amplio e intenso de los enfoques cualitativos (y
y alumnos en el marco de un proyecto de investigación colectivo. del trabajo de campo) en el afán de acercarse al punto de vista del otro, la

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antropología —disciplina desde siempre abocada a comprender ese punto biólogos, médicos, agrónomos, lingüistas, semiólogos, filósofos, sociólo-
de vista— se veía sacudida por una discusión epistemológica que llevó gos, geógrafos, urbanistas, etcétera) como lo específico de la antropología.
incluso a algunos académicos estadounidenses a repensar radicalmen- Sobra decir que no existe una sola respuesta, y la cuestión es demasiado
te la legitimidad del enfoque antropológico y la validez de sus procedi- importante para resolverla en el breve espacio de este prólogo. Con todo,
mientos de producción del conocimiento.`' Entonces, mientras las otras creemos útil enfatizar algunos puntos para la discusión.
ciencias sociales se acercaban de formas cada vez más sistemáticas al Para empezar, como sostienen Bonte e Izard, la antropología tiene
punto de vista del otro (y del sujeto en general), y se aventuraban hacia un lenguaje y unos términos comunes. "Las palabras de la antropología
el estudio de la diversidad social y cultural, como uno de los atributos pertenecen al vocabulario común, sin embargo, una vez que el discurso
más importantes de las sociedades contemporáneas, la antropología pos- científico se las ha apropiado, adquieren un sentido técnico más o menos
moderna llegaba a proclamarse incapaz o hasta indigna para llevar a cabo determinado, al mismo tiempo que una autonomía de uso y una historia"
semejante operación cognoscitiva.' La crisis de confianza que resultó de (Bonte e Izard, 1996: 6). En segundo lugar, la antropología tiene una for-
la oleada posmoderna no ha hecho más que aumentar la dificultad rela- ma de conocimiento común que la caracteriza: la etnografía. A este res-
tiva de la antropología a la hora de definir un ámbito de trabajo propio, pecto, y pese a la difusión del trabajo de campo en otras disciplinas, hay
quienes sostienen que "el trabajo de campo antropológico difiere en su
en sus relaciones con otras disciplinas.
Esto se vincula con el tema de la interdisciplinariedad, que se ha vuel- conceptualización y en esencia también en la práctica, de otras clases de
to algo así como el imperativo categórico de las políticas académicas en investigación de campo, debido a su epistemología, su historia y su prác-
tica de socialización" (Jean Jackson, cit. en Barfiel, 2000: 516-518). En tercer
años recientes. Los problemas que los antropólogos tenemos que enfren-
lugar, y aquí quisiéramos proponer un esbozo de lo que es nuestra respues-
tar cuando trabajamos con otros científicos en el marco de redes inter-
ta, nos parece que lo específico de la antropología se sitúa: 1) en compren-
académicas cuestionan nuestra forma de ser a partir de la modificación
der el sentido que determinados sujetos localizados en un tiempo y en
de las condiciones de trabajo que considerábamos ortodoxas, especial-
un espacio le confieren a su actuación en el mundo y 2) en traducir y hacer
mente en lo que se refiere a la duración (prolongada) y a la localización
comprensible este sentido para otros sujetos, pertenecientes a otros mun-
(microsocial) del trabajo de campo. Tenemos que trabajar de manera más
dos culturales. Es decir, somos, y deberíamos seguir siendo, traductores
rápida y más fragmentaria, y tenemos que abarcar ámbitos sociales y te- interculturales.'
rritoriales más amplios de los que se suponía que podía abarcar el trabajo Planteada desde México, la pregunta adónde va la antropología ad-
de campo tradicional. ¿Podemos hacer de necesidad virtud, para así vol-
quiere significados particulares. Es una interrogación sobre la antropolo-
vernos más expeditos y aprender a sacar provecho de los segmentos de
gía que se lleva a cabo desde un país posicionado de manera muy singular:
realidad con los que nos vemos obligados a laborar? Cabe preguntarse
entre el norte y el sur del mundo, el centro y las periferias, los países aca-
qué puede ganar (o perder) la antropología al trabajar con otras disciplinas, démicamente dominantes y los otros países. Proponer esta pregunta desde
y qué es lo que deberíamos reivindicar frente a nuestros colegas (sean México no es casual, ya que esta disciplina ha jugado un papel cardinal en
el desarrollo cultural e histórico de nuestro país y en la construcción de su
Como es sabido, la reflexión de los posmodernos ha llegado a cuestionar de forma identidad nacional, que no es comparable con el papel —mucho menor—
radical la "autoridad etnográfica" y a proponer formas de escritura y de autoría múltiples, que ha tenido en el desarrollo de otras naciones, incluso latinoamericanas.
en las que el antropólogo ya no detenta la última palabra sobre "qué pasó allí" y "qué hace"
La historia de la antropología mexicana se vincula con el reconocimiento
o "qué piensa" el grupo X.
s Entre las consecuencias de la oleada posmoderna en antropología hay que mencionar
lo que Kuper define como un verdadero "efecto paralizante: visible en el desaliento de los
jóvenes estudiantes respecto del trabajo de campo, que empieza a ser visto como una tarea 'A esto se refería Geertz cuando hablaba del papel de "facilitadora" de la antropología.
titánica. demasiado difícil o simplemente inconsistente, desprovista de sentido. Véanse más adelante los ensayos de García Canclini y de Giglia sobre este punto.

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de la diferencia cultural y la construcción de la alteridad en el interior del Desde una visión comparativa internacional, cabe notar que muy
país; con la fundación de diversas instituciones públicas enfocadas al de- pocos países poseen tanta abundancia de instituciones antropológi-
sarrollo, la educación y la investigación; con el conocimiento del pasado cas, mientras que naciones como Francia reservan a este campo de es-
—desde la época precolombina hasta nuestros días—, el análisis de cuestio- tudio un lugar cada vez más reducido en las principales instituciones
nes sociales relevantes, la gestación de procesos ideológicos y científicos, y de investigación, como el Centro Nacional de Investigación Científica
la idea misma de nación. Este papel histórico de la antropología en México (cNRs, por sus siglas en francés). Pese a la presencia institucional de la
se encuentra hoy en una etapa de redefinición, frente a condiciones so- antropología, las posibilidades de utilización del conocimiento antropoló-
ciales y culturales muy distintas de las que hicieron posible la estrecha gico para contribuir al desarrollo de México se han visto reducidas en los
vinculación entre nuestra disciplina y el Estado mexicano. últimos años, por lo menos en el sector público. En cuanto a las oportu-
Existe un importante cúmulo de reflexiones sobre el recorrido histó- nidades de empleo para los antropólogos en el mundo empresarial, están
rico de la antropología desde su inicio —a principios del siglo xx— hasta todavía muy por debajo de lo que podrían alcanzar. En suma, la reflexión
la década de los sesenta. La mirada se ha centrado en la idea de crisis, sobre las condiciones del trabajo antropológico en el mundo actual no
y las críticas sobre su relación con la construcción del Estado posrevo- puede limitarse a los ámbitos académicos. Tiene que cuestionarse tam-
lucionario han incidido de modo contundente en su propio desarrollo. bién acerca de las posibilidades concretas de aplicación del conocimiento
Las perspectivas teóricas y metodológicas necesarias para dar cuenta del antropológico en México y en el mundo, lo cual se discute en algunos en-
desarrollo sociocultural en un nuevo entorno mundial y de cara a verti- sayos de este volumen.
ginosas transformaciones políticas y sociales se van gestando de manera Las dificultades que encuentran actualmente los egresados de las li-
aislada y con poco consenso de la comunidad antropológica mexicana. cenciaturas en antropología del país para acceder a lugares de trabajo con-
Éstas son otras razones, y de peso, para convocar a una reflexión sobre el gruentes con su formación universitaria, no deben hacernos olvidar que
estado actual de la antropología en México y desde México, en el contexto los antropólogos en México han desempeñado, y siguen haciéndolo, un
de los cambios del mundo de hoy. A partir de 1968 se observa una dis- papel importante en el gobierno y, en general, en la vida pública de la
minución del interés por la discusión en torno al quehacer antropológico nación. Los antropólogos que actúan hoy en día como intelectuales públi-
en México. El cierre de instancias públicas para su ejercicio, y su confi- cos, varios de los cuales fungen como auténticos formadores de opinión,
namiento en las universidades y centros de investigación, parecen alejar representan una multiplicidad de sensibilidades y posiciones políticas,
a la disciplina cada vez más de los grandes problemas nacionales, desdi- desde la oposición hasta el gobierno. Podemos recordar al respecto nu-
bujando sus antiguos contornos. En cambio, las instituciones académicas merosas figuras de antropólogos que han actuado como intelectuales pú-
dedicadas a la enseñanza de la antropología se han multiplicado en el país, blicos y otros cuya actuación pública ha llegado a ser la de gobernantes
dando lugar a más de 20 programas de licenciatura y casi una docena de en sentido estricto: Arturo Warman, Gonzalo Aguirre Beltrán, Larissa
posgrados, actualmente asociados en la Red Mexicana de Instituciones Lomnitz, Néstor García Canclini, Lourdes Arizpe, Roger Bartra, Beatriz
para la Formación Antropológica (RedMIFA). Entre 1993 y 2000, se han Zavala, Gilberto López y Rivas, y Lázaro Cárdenas Batel. 8
titulado 1 452 antropólogos en el país. Pero ¿qué porcentaje de ellos traba- En este contexto contradictorio, donde las figuras de antropólogos re-
ja hoy en día como antropólogo? 7 Mucho menos de lo deseable. conocidos y famosos coexisten con la creciente presencia de jóvenes en
busca de un empleo que les permita utilizar sus conocimientos en antro-
pología para beneficio de la sociedad, los textos que aquí presentamos
' Esta y otras preguntas sobre las posibilidades actuales de la antropología en el mundo
laboral fueron discutidas en la Primera reunión de egresados de antropología. Alcances pro-
fesionales de la antropología social, organizada por el Departamento de Antropología de la Cabe aquí sugerir la lectura del texto de Guillermo Bonfil "Problemas conyugales?
Una
UAM-I en mayo de 2003. hipótesis sobre las relaciones del Estado y la antropología social en México" (1994).

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ofrecen un panorama, seguramente no exhaustivo pero sí muy articulado, en México, vol. 7, Instituto Nacional de Antropología e Historia
de las condiciones actuales de la antropología en México y en el ámbito (INAH), México, pp. 286-306.
internacional. El volumen está dividido en tres partes. En la primera se Lameiras, José
examinan algunos grandes problemas teóricos de la antropología en el 1979 "La antropología en México: panorama de su desarrollo en lo que
mundo contemporáneo: la globalización, la interculturalidad, las relacio- va del siglo", en Ciencias sociales en México. Desarrollo y perspec-
nes de poder y de género. En la segunda se ofrece un panorama de algu- tiva, El Colegio de México, México, pp. 107-180.
nos campos y problemas específicos de la antropología mexicana, que va
desde la reflexión sobre la realidad académica de nuestra disciplina, los
estudios sobre el llamado sistema de cargos, hasta cómo enfrentar el es-
tudio de la realidad de una gran metrópoli como México. La tercera parte
está consagrada a repensar críticamente algunos temas clásicos y a explo-
rar nuevos campos de investigación.
Para terminar esta breve introducción, queremos mencionar y agra-
decer a todos los antropólogos que estuvieron presentes en el congreso,
ya sea como ponentes o comentaristas, y cuyas palabras no pudieron ser
incluidas en esta obra. Gracias a Roberto Varela (t), Ricardo Falomir, Ana
Bella Pérez, Federico Besserer, Michael Kearney, Lucía Bazán, Virginia
García Acosta, Alicia Barabas, Miguel Bartolomé, Alicia Castellanos, Raúl
Nieto y Larissa Adler Lomnitz. Por último, pero no menos importante,
agradecemos el esfuerzo y la dedicación del personal del Departamento
de Antropología en la realización de este libro, en especial a Luz María
Bravo Fuerte, Flor María Romero Julián y Yolanda Hernández Franco, por
el trabajo de recopilación y sistematización de las ponencias del congreso.

BIBLIOGRAFÍA

Barfiel, Thomas
2000 Diccionario de Antropología, Siglo xxl Editores, México.
Bonfil, Guillermo
1994 "¿Problemas conyugales? Una hipótesis sobre las relaciones del
Estado y la antropología social en México', en Ciencia. Revista
de la Academia de la Investigación Cientfi, vol. 45, núm. 3,
PP. 281-289.
Bonte, Pierre y Michael Izard
1996 Diccionario de Etnología y Antropología, Akal, Madrid.
Krotz, Esteban
1988 "Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma
Metropolitana", en Carlos García Mora (coord.), La antropología
Primera parte
LA ANTROPOLOGÍA
Y EL MUNDO DE HOY
Política, globalización, desplazamiento
Una perspectiva antropológica

Marc Abélés

Tanto ha sido escrito sobre la globalización que sería presuntuoso intentar


agregar algo original a esa literatura. Parecería más realista concentrarse
en el impacto que ha tenido la globalización sobre el trabajo etnográfico.
En este artículo me gustaría evocar mi propia experiencia, ya que esto
puede aportar una idea de la evolución de nuestra disciplina durante los
últimos treinta años.
Primero expondré que la conciencia de la globalización y de su im-
pacto no son algo novedoso, y cómo percibí un gran cambio durante
los años setenta. Después hablaré de las repercusiones epistemológicas
de la globalización, especialmente en el campo político. El tema causó
consternación por la nueva orientación de la antropología política y la
repatriación de la etnografía a la sociedad occidental. En tercer lugar in-
tentaré aproximarme a lo que he llamado el desplazamiento de la política,
que me parece una consecuencia de la globalización, del debilitamiento
de la legitimidad del Estado-nación y de la emergencia de nuevos espa-
cios políticos. Mi primer contacto con una institución antropológica fue
en 1971. En aquellos tiempos era un estudiante del posgrado de Filoso-
fía en la Escuela Normal Superior (ENs). Al igual que varios filósofos jó-
venes de mi generación, había leído algunos de los libros de Lévi-Strauss:
Tristes tropiques, El pensamiento salvaje. Asistí a las clases de Foucault,
Althusser y Derrida. También acudí al seminario de Lacan.
Como a muchos de nosotros, me había fascinado la antropología lé-
vistraussiana sobre todo por dos razones: una, que el programa estruc-
turalista tenía una ambición real; su meta era darle una explicación glo-
bal y racional a la organización social y mental. Parecía una revolución
epistemológica que contrastaba con la forma tradicional en la cual los
Traducción de Isabel Pérez Montfort.

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filósofos se habían aproximado a los asuntos humanos. Era muy atractivo compromiso fue intelectual: romper con el conformismo del humanismo
poder utilizar pocas pero poderosas herramientas teóricas como la noción occidental para abrir mi mente a otros mundos y a otras lógicas. En se-
de la estructura, y nos emocionaba la posibilidad de encontrar el mismo gundo lugar, el compromiso fue político: la ambición de asumir plena-
tipo de operaciones mentales en el lenguaje, las mitologías y las relacio- mente mi responsabilidad como miembro de la sociedad del mundo y no
nes de parentesco. Por muy diversos que fueran, para quienes estábamos sólo como ciudadano de un Estado-nación único. Reconozco el carácter
acostumbrados a tratar con los discursos filosóficos que tenían la misma utópico de este tipo de afirmaciones, pero quisiera insistir en esta dimen-
tendencia a introducir una brecha entre las ciencias naturales y las cien- sión: en mi opinión, yo diría que un antropólogo debe definirse a sí mismo
cias humanas, esto abrió una perspectiva de reconciliación entre estos como un ciudadano global.
dos ámbitos. Pensamos que era posible darle su significado íntegro a la Ahora podrán comprender por qué soy escéptico cuando leo que la
antropología: ser la ciencia del hombre, ser la ciencia humana. globalización es algo totalmente nuevo que comenzó a fines del siglo xx.
Una segunda faceta de la fascinación estaba ligada a la experiencia Los antropólogos ya se estaban enfrentando a ella desde finales de los
antropológica como tal. No sólo la lectura de Lévi-Strauss, sino también sesenta: había una percepción compartida de una transformación pro-
de Malinowski, Evans-Pritchard, etcétera, nos llevó a descubrir otras ma- funda, los efectos de la economía mundial sobre las llamadas periferias.
neras de vivir y de pensar, de viajar y explorar diversos mundos. En 1968 Se observaba el empobrecimiento del Tercer Mundo, los desastres ecoló-
tenía 18 años. Como muchos jóvenes estudiantes, tuve la impresión de gicos —consecuencia de la presión de compañías trasnacionales— y el pro-
que algo había salido mal con nuestra forma de vida. No aceptábamos ceso de homogeneización cultural que culminaba en la desintegración de
el triunfo del capitalismo, las formas de explotación y de mercado que muchas organizaciones culturales y sociales específicas. Este proceso ha
caracterizan a nuestra sociedad. Nos impresionaba el éxito cada vez ma- sido descrito ocasionalmente como la transición de la tradición a la mo-
yor del consumismo masivo. La crítica de Marx era relevante. El año dernidad. La globalización definida como la hegemonía de la economía
de 1968 fue un tiempo de revuelta, de utopía. Fui participante activo mundial capitalista y de sus superestructuras no es algo nuevo. Cuando
en las calles y en la búsqueda de nuevos modos de expresión democrática, y estudié la sociedad ochollo en el sur de Etiopía, hace treinta años, me per-
organicé mítines públicos de estudiantes en los que se abordaba el tema de caté de que la organización social que estaba describiendo no sobrevivi-
un cambio radical (y utópico) de todo el sistema social. ría sin cambio, que sería cada vez más dependiente del contexto global,
Al principio de los años setenta, la antropología era atractiva no sólo económico y político. Sin embargo, es cierto que se puede ofrecer una des-
porque ofrecía conceptos y métodos, sino porque nos introducía a mundos cripción relevante de lo que se llamaría un sistema político, una red de
no occidentales. Cuando Sahlins escribió sobre las primeras socieda- poderes, normas e instituciones que no habían sido afectadas por influen-
des de abundancia (sociétés d'abondance) fue significativo para nosotros cias externas. Al integrarse el Estado-nación de Etiopía, durante algunos
porque hablaba en contra de los estereotipos economicistas modernos. años la ocupación italiana no tuvo impacto en el proceso de toma de
También la descripción de los sistemas políticos que funcionaban en socie- decisiones de los ochollo. Cuando llegué a Ochollo observé el sistema
dades africanas y del Amazonas demostraba que el Estado no era la mejor tradicional democrático con sus distintos niveles de asambleas públi-
manera de manejar el poder, y los logros de una evolución lineal. Ante cas; para cada nivel —fuese de subdistrito, de distrito o de la totalidad del
lo que parecía una tendencia irresistible a la globalización, podía ser útil grupo ochollo—, había sitios de reunión especiales. Los asuntos que no se
tomar distancia con una perspectiva crítica. ¿Nuestro futuro consistiría podían resolver en un nivel se abordaban en el siguiente. En el nivel más
en observar pasivamente la destrucción de estas formas de civilización? alto se reunía la totalidad de la asamblea ochollo en un sitio que se encon-
¿Aceptaríamos la agresión de la modernidad contra todo tipo de otredad? traba en el punto más alto del dere.
Cuando miro hacia atrás y recuerdo mi decisión de hacerme antropólo- Una parte de mi trabajo de campo consistía en observar la conduc-
go, puedo describirla como una forma de compromiso. En primer lugar, el ta y las interacciones de las personas durante esas asambleas, grabar los

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discursos, describir los rituales políticos y desentrañar las posiciones contesté: "No, mi país es una nación democrática? Así, comenzamos a
jerárquicas y los símbolos. Para comprender el gobierno ochollo y cómo platicar acerca de la diferencia entre el socialismo y la democracia, con-
se tomaban las decisiones y se ejercía el poder, tuve que quedarme en el versación que da una idea del cambio tan profundo que estaba ocurrien-
dere por un año. No me preocupé por la etnografía multilateral, mi obje- do. Se puede ver a Ochollo como si fuera otro planeta y mantener así una
tivo era sedentario: sólo quería compartir la vida cotidiana con la gente. verdadera distancia al analizar su situación política y social, pero, al hacer
Por esa razón, después de dos meses de estar entre ellos, algunos ochollo esto, el antropólogo estaría trabajando como Malinowski y Lévi-Strauss
comenzaron a sospechar de mis intenciones, pensando que querría com- hace mucho tiempo. A la par, se observan las consecuencias de lo que más
prar parte de sus tierras como lo habían hecho los amaharas hacía algún tarde se llamaría globalización. Los ochollo y yo seríamos en lo sucesivo
tiempo. Me pidieron que me fuera y les dije que sí, pero que quería ser parte del mismo mundo, compartiríamos las mismas preocupaciones. Por
desterrado por una decisión de la asamblea de Bekero, como harían con eso pudimos tener este diálogo sobre socialismo y democracia, inclusive
cualquier otro ciudadano. Aceptaron, lo cual me dio la oportunidad de cuando las personas que conversaban conmigo realizaban rituales que los
involucrarme en la acción política y, de paso, tener acceso al interior de los europeos hubieran considerado arcaicos.
aspectos informales del proceso político: cómo preparar una asamblea, Así, a mediados de los setenta, había una clara percepción de que
qué retórica se utilizaría, etcétera. el destino de todos estos grupos étnicos que interesaban a los antropó-
En ese tiempo, Etiopía fue sacudida por la revolución. Escuchamos logos se integraría a una entidad más global, y diría que la perspectiva de
en la radio que Haile Selassie había dimitido. El general Aman Amdon esta integración reforzó la motivación de los estudiantes jóvenes como yo.
había sido nombrado presidente de la nueva república. Algunos meses des- Algunos pensaban que era urgente registrar la etnografía de estas socie-
pués dijeron en la radio que Amdon había sido asesinado y un grupo de dades, dado que se transformarían en poco tiempo, y que la vocación de
capitanes encabezados por Mengistu era ahora cabeza del gobierno. Sin la antropología era reunir los archivos de culturas en proceso de desapari-
embargo, los ochollo no cambiaron su forma de vida tradicional. Los ri- ción. Yo no compartía esa forma de pensar. Al igual que Georges Balandier
tuales seguían tal como siempre. Asistí al rito de iniciación mediante el y otros antropólogos que estudiaban el impacto del cambio político en las
cual los ciudadanos comunes se convertían en halakas. Entre los ochollo, sociedades poscoloniales de África Occidental, creía que se debía trabajar
al igual que entre otros dere Gamo, los halaka desempeñan los roles po- en las tensiones entre la modernidad y la tradición dentro de los grupos,
líticos más importantes: convocan a las asambleas, introducen la sesión especialmente en el panorama político.
y ejecutan las decisiones que toma la asamblea. Para convertirse en ha- Recuerdo que cuando escribí mi primer libro, Antropología y marxis-
laka se deben hacer grandes fiestas. Es una forma de redistribución eco- mo, una de mis conclusiones se refería a lo que consideraba que era el
nómica en la que los futuros halaka gastan casi toda su fortuna. Estudié la mayor poder de la antropología: ayudarnos a actuar con lucidez como
etnografía de las fiestas de los halaka, y con esto solamente quiero decir sujetos conscientes de la historia. Desde mi punto de vista, no había diso-
que, en 1974, aunque ya intuía que estaba observando el fin del sistema ciación entre nuestro objeto y nosotros. El dogma de una gran división ya
político de los ochollo, este sistema todavía estaba lleno de vida. no tenía sentido. Al contrario, teníamos que construir una antropología
Más adelante, hacia el final de mi trabajo de campo, me impresionó que integrara el estudio de nuestra propia modernidad. Los antropólogos
la reflexión de un hombre viejo. Aún recuerdo lo que dijo: "Ochollo ya políticos no estaban interesados en el Estado moderno, como si no pudie-
no es Ochollo? Y añadió: "Ochollo es Etiopía". Es muy claro lo que quiso decir: ra ser lo que Bourdieu llamó un "objeto legítimo': En general, cuando los
Ochollo, de ahora en adelante, estaría integrado al Estado-nación de Etio- antropólogos estudiaban las sociedades europeas se enfocaban en los as-
pía. En otra ocasión, la gente me comenzó a preguntar sobre el socialis- pectos más arcaicos y periféricos de su funcionamiento. Había monogra-
mo, pues habían escuchado que Etiopía se había convertido en una nación fías de los grupos de campesinos, de la tradición oral, pero no había
socialista. Uno de ellos me preguntó: "¿Su país también es socialista?" Le trabajo sobre la clase media o las élites políticas. Por lo tanto, decidí

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iniciar una investigación antropológica sobre la política en Francia y en igualmente esenciales. La figura pública está participando en la ceremonia
Europa, que se ocupó de distintos niveles: el local y el nacional en el con- de marcar el territorio. Aquellos que se niegan a dedicarle el tiempo nece-
texto francés y, más adelante, realicé trabajo de campo relativo a los pode- sario a estos ritos políticos tarde o temprano comprenden el costo de des-
res políticos europeos. cuidar este aspecto de la representación política.
¿Era éste un regreso a mi cultura nativa? Mi estudio de los ochollo Una faceta sorprendente de esta etnografía francesa es el nuevo ángulo
se podía describir como trabajo de campo en la acepción tradicional de que aparece de los estereotipos de la "centralización francesa" y el "jaco-
Clifford: "un desplazamiento físico, un periodo temporal de vivir fuera binismo': Advertí que, para ser poderosos, los políticos deben manifestar
del hogar': Cuando en 1982 decidí estudiar la política francesa local en de forma simultánea la postura local y la nacional. Por ejemplo, dos repre-
Borgoña fue una experiencia distinta, un intento por descentralizar mi sentantes electos que eran al mismo tiempo miembros del gobierno y al-
propia percepción de la política como ciudadano francés. Uno de los po- caldes de la ciudad principal de su provincia pasaban alrededor de dos días
líticos a quienes entrevisté me dijo: "Usted no es extranjero, ya sabe todo por semana en su provincia. Esto significa que la elite política francesa
sobre la organización política francesa, conoce la vida política porque está completamente inmersa en la dimensión tradicional de la localidad;
lee los periódicos, así que ¿qué quiere aprender?" Al principio no sabía de ahí su resistencia a abrirse a los asuntos políticos europeos. No es coin-
exactamente lo que estaba buscando, pero, después de una temporada de cidencia que los eurodiputados franceses sean considerados los menos
seguir a los políticos locales en sus vidas cotidianas, me di cuenta de que participativos del Parlamento Europeo.
los aspectos simbólicos y rituales de sus actividades eran una dimensión Más recientemente, terminé una etnografía de la política francesa al
esencial relacionada con la memoria y permanente reconstrucción del pa- realizar un trabajo de campo dentro de la Asamblea Nacional Francesa.
sado de la sociedad francesa. Para llegar al campo, la caminata era muy corta: diez minutos a pie desde
Un político francés es, a la vez, una persona y un símbolo. Los políti- mi oficina. ¿Cómo se puede "ver desde la distancia" algo que está tan cerca
cos no sólo son hombres y mujeres de acción, sino que también tienen el de uno? Yo compartía el idioma con ellos y era respetado como parte de
poder de la evocación. Muchos rituales tienen la intención de expresar en la élite intelectual. No obstante, lo más difícil fue encontrar una pers-
forma material la identificación continua del representante electo con su pectiva conveniente para mantener una distancia adecuada: adopté una
comunidad. En actos conmemorativos de acontecimientos que marcan a estrategia de desfamiliarización, por lo que decidí considerar el quehacer
la comunidad de manera significativa, los representantes electos deben político en el Parlamento Francés un trabajo que produce bienes inmate-
hablar y conducirse en formas que magnifiquen su personalidad como riales, y trataría con los representantes del gobierno como lo haría con los
encarnación de la herencia común, y en las ceremonias de inauguración trabajadores de cualquier organización. Asimismo, tuve que identificar el
pueden mostrar las mejoras o la herencia común a las que han contribuido. producto de esta organización, lo cual no fue muy difícil: la asamblea pro-
Una de sus actividades esenciales es hacer giras semanales por su área de duce las leyes. ¿Qué son las leyes? Cualquiera sabe la respuesta: son una
gobierno. Parte del tiempo la dedican al manejo de problemas sociales y especie de textos que contienen las normas que se aplican a toda la socie-
económicos, lo que requiere organizar numerosas reuniones en las que se dad. La mayor parte de la actividad de los representantes de gobierno den-
convoca a los representantes locales electos y a los miembros de la admi- tro del Palais-Bourbon está dedicada a la producción de leyes. Cuando de-
nistración estatal. También dedican muchas horas a las ceremonias de cimos que están deliberando, por lo general olvidamos el verdadero objetivo
inauguración y de conmemoración, que no son muy distintas de las que de estos debates.
observan los antropólogos en sociedades remotas. Por supuesto que no Tuve que investigar una cosa muy precisa: la fabricación de las le-
hay sacrificio ritual; en lugar de eso se develan monumentos, se observa yes, proceso que combina dos componentes distintos. Uno es el que llamé
un minuto de silencio y otras conductas. Sin embargo, el significado de la competencia semiótica, una especie de actividad explicativa de la cual
la ceremonia y el refrendo de las raíces locales y del territorio común son emerge el texto de la ley. El otro es la teatralización del conflicto durante

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las asambleas plenarias. Pero no debe malinterpretarse la idea de teatraliza- antropología de la política contemporánea. Mucho han dicho los filósofos
ción. Muchas veces se ha dicho que el debate público tiene algo de arti- y sociólogos sobre el tema del espacio público, pero la mayoría de estos es-
ficial. La teatralización querría decir que los representantes del gobierno critos no abordan la modalidad concreta de la acción política y el discurso
están dando una función. Actúan sus papeles y, después de eso, fuera del dentro de los espacios públicos. Piénsese, por ejemplo, en J. Habermas,
hemiciclo, los miembros de los dos partidos pueden seguir siendo amigos. cuya tesis principal trata de las condiciones de una mejor intercomuni-
En otras palabras, el hemiciclo sería como un escenario, el reino de las cación, la cual se lograría creando foros que emergieran de la sociedad
apariencias, no la realidad. Encontramos una vez más la idea de que la ac- civil. El ideal de transparencia tiene un papel central en este análisis del
tividad política tiene más qué ver con los simulacros que con la realidad. espacio público. La tesis opuesta ha sido desarrollada por los posmoder-
En esta interpretación, los políticos están actuando sus papeles en dos es- nistas, entre ellos Baudrillard, para quien en la sociedad del espectáculo el
cenarios complementarios: en el teatro de la Asamblea y en el espectáculo simulacro es omnipotente y la comunicación política se caracteriza por
político permanente de la televisión. Para la gente, el segundo es más estar corrompida.
atractivo que el primero, al cual se le considera un poco obsoleto. Pienso que estos dos conceptos opuestos del espacio público tienen
Yo no estoy de acuerdo con esta idea que, en mi opinión, menospre- algo en común. Tratan sobre la política en términos de comunicación: para
cia la verdadera esencia de este proceso político. Creo que el debate pú- Habermas, se podría lograr una mayor democracia con mejor comunica-
blico puede ser interpretado como una lucha ritual. Con este término ción; pero para Baudrillard, este ideal de transparencia no significa nada:
quiero indicar una confrontación efectiva y a veces violenta de las perso- la comunicación posmoderna está esencialmente corrompida y el único
nas que encarnan tanto intelectual como físicamente partes distintas de enfoque posible es una crítica radical del simulacro de la democracia. Es-
la sociedad civil, como se puede observar en las discusiones sobre tex- tas dos perspectivas parecen estar fundadas en una postura normativa y
tos controversiales. La palabra "lucha" describe con exactitud el tipo de reduccionista que confunde la política y la comunicación. El punto de vista
interacción al que asistí. Cuando hablo de lucha ritual me refiero a que adoptado por Habermas y Baudrillard es aquel de quienes atienden al es-
la confrontación está codificada desde el principio hasta el final por un pectáculo político y a los actores.
procedimiento específico. No es posible que cualquier persona se pare a Por el contrario, el antropólogo da otra interpretación de lo que
hablar en la forma que mejor le parezca. Como en todos los Parlamentos, sucede en el espacio político y se centra en el punto de vista de los
hay normas escritas en un libro especial acerca de la organización de las actores. Considerando los "aspectos semióticos" de la política contempo-
asambleas plenarias y del tiempo de locución. Los representantes del ránea, trato de analizar el complejo proceso en el que están involucra-
gobierno también deben estar conscientes del protocolo; por ejemplo, hay dos. Mi análisis se enfoca en el proceso de hacer las leyes. Está la
una repartición de los sitios entre la derecha y la izquierda en el hemiciclo, actividad explicativa, la competencia semiótica de la cual emerge el tex-
y cada costado entra y sale por puertas distintas. Los representantes del to de la ley. Casi de manera simultánea ocurre una lucha ritual y es la
gobierno no pueden hablar con los ministros cuando pasan por la banca combinación de estas dos modalidades la que puede llevar a un suceso
que corresponde al gobierno; este protocolo simboliza la separación entre político (que será reproducido por los medios) y a redactar un texto (la
los poderes Legislativo y Ejecutivo. Como en la tragedia francesa clásica, ley que todos deben respetar independientemente de las condiciones
el debate parlamentario ha mantenido su ritmo propio que no sigue la de su producción). Esta forma antropológica de pensar sobre la política
temporalidad impuesta por los medios. La discusión de una ley puede contrasta con los enfoques en términos de simulacro e intercomunica-
tomar más tiempo de lo esperado. Muchas veces el texto final incluye ción. Sin estar lejos de la antropología interpretativa y textual, ofrece
modificaciones importantes. nuevo terreno para construir el objeto político, romper con los concep-
No hay suficiente espacio para entrar en más detalles sobre la activi- tos idealistas dominantes y promover un acercamiento realista al espacio
dad parlamentaria. Sólo me gustaría aclarar el interés específico de esta público.

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Al aproximarme a estos temas entré en contacto con disciplinas tales en la Comisión Europea, aunque recientemente he analizado el papel de
como la sociología política y la ciencia política, cuyo objeto de estudio es la las organizaciones no gubernamentales (oNG) en las negociaciones entre la
política, y tuve que demostrar la relevancia del enfoque adoptado. Otro Organización Mundial del Comercio y la Unión Europea.
asunto ha sido cuestionado por mis compañeros antropólogos: ¿se puede Vale la pena mencionar, por otra parte, cómo me he ocupado de lo
considerar auténtica mi producción antropológica? Hace veinte años, mi que llamamos globalización, la cual, es obvio, implica que la legitimidad
trabajo estaba en los límites de la antropología, en una posición casi mar- de los Estados-nación se ha debilitado. Para un antropólogo político, la
ginal. Desde entonces han ocurrido numerosos cambios y pienso que ahora proliferación de las organizaciones trasnacionales merece ser estudiada.
mi posición es mucho más central en el campo de la antropología. Recuerdo que cuando comencé a hacer trabajo de campo en las institucio-
¿Qué significa orientar la antropología al análisis de las instituciones nes europeas, la mayoría de mis colegas, no sólo de antropología sino de
contemporáneas? En mi caso, realicé sucesivamente tres tipos de trabajo ciencias políticas, estaban asombrados. Ellos pensaban que la construcción
de campo. Durante los setenta trabajé en el sur de Etiopía entre los ochollo. de Europa era un problema muy marginal. Hoy en día nadie compartiría
En 1982 comencé a estudiar la política local de Borgoña. Más adelante hice esa visión. Europa es una preocupación omnipresente para los ciudadanos,
trabajo de campo en instituciones europeas. Cada una de estas experien- no sólo entre los 25 Estados miembros. Retrospectivamente puedo com-
cias fue nueva y aparentemente distinta de las demás, planteó sus propias prender por qué la mayoría de la gente no anticipó esta aceleración de
preguntas y fue un incentivo para la investigación. El tema central siempre la construcción europea. En realidad, está ligada a las dimensiones eco-
ha sido el mismo: una indagación sobre la naturaleza y las formas del po-
nómicas y sociales de la globalización. Unir Europa tenía sentido en este
der político. contexto: fue claro que sin un mercado único y una economía y polí-
La diversidad de mi campo de trabajo no debe ocultar la unidad del
tica comunes, los europeos divididos quedarían al margen de la com-
tema. Desde el principio me obsesionó una pregunta relativa al lugar que petitividad internacional.
tiene la política. Fue el título de uno de mis primeros libros: El lugar de lo
Es muy emocionante para un antropólogo que las formas trasnacio-
político. La pregunta del lugar (singular) de lo político (le lieu du politi- nales sean más diversas, más fluidas y menos coherentes que las formas
que) trata por supuesto de los lugares (plural) que pueden llamarse pro- tradicionales del Estado-nación. Veamos, por ejemplo, la Unión Europea,
piamente instituciones. Empero, las instituciones no están aisladas de la
que significa un cambio de escala, lo cual lleva como consecuencia la des-
vida cotidiana, son parte de ella. Por lo tanto, parece necesario que un an-
territorialización de las prácticas de la Comunidad. La expresión más clara
tropólogo considere la vida cotidiana de una institución el punto de par-
de esta desterritorialización es el nomadismo de los miembros del Parla-
tida de su estudio. El antropólogo está interesado, sobre todo, tanto en
la materialidad de la institución como en las relaciones que puede haber mento Europeo, quienes migran continuamente entre Estrasburgo y Bru-
diariamente dentro de la institución. Es esencial observar la vida cotidiana selas, cuando no están en reuniones en otras partes de Europa.
de ésta por medio del trabajo de campo. El antropólogo debe analizar en Quienes buscan de manera desesperada algún ancla para establecer
su racionalidad y sus propósitos lo que está dado como institución autó- marcas o algún sentido de identidad enfrentan dificultades por la carencia
noma, enfoque muy distinto del de la sociología de las instituciones. No le de un centro y los límites borrosos. El problema de los múltiples idiomas
atribuimos racionalidad a cualquier organización como tiende a hacerlo contribuye aún más a la sensación de que se han perdido los puntos de
esa perspectiva, sino que estamos más interesados en la construcción y referencia de los funcionarios europeos. El caso del Parlamento Euro-
distribución de la racionalidad de las personas. La percepción del mundo peo sirve para ilustrar esta noción: es una verdadera Torre de Babel.
de las personas es la que determina su comportamiento y no la percep- Todavía más, la constante interpenetración de la política con la experien-
ción del mundo que impone el teórico. cia, las prácticas de negociación y la permanente tendencia al cabildeo,
Por ahora no detallaré los resultados de estos estudios, tanto individua- son procesos que contrastan con las formas tradicionales de ejercitar el
les como colectivos, que se han realizado dentro del Parlamento Europeo, poder político.

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La descripción de Europa de Jacques Delors como un "objeto político un tipo de relación con el tiempo por parte de las instituciones europeas
no identificado" ha sido repetida en las élites políticas y refleja la tensión y su modo de funcionamiento. En este universo de compromisos, la me-
que se crea cuando la realidad de un proceso político que conduce hacia moria no parece tener lugar, lo cual remite a una suerte de alergia, en este
una mayor integración se topa con la imposibilidad de ofrecer alguna re- marco de carencias de símbolos y de rituales. Uno también insistiría en
presentación de un posible resultado del proyecto europeo. La incapacidad la importancia de la dialéctica entre el presente y el futuro que modela el
de identificar lo que debe entenderse como Europa política (¿un nuevo futuro político de Europa.
tipo de Estado-nación? ¿una federación? ¿un gobierno posnacional?) se En mi etnografía describí la trascendencia que en esto tiene la di-
puede interpretar de dos maneras distintas. Para muchos políticos y cien- mensión de lo virtual. Los procesos políticos ocurren bajo el signo de una
tíficos políticos esta situación refleja dificultades en el nivel de conjeturas indecisión doble, acerca de su forma definitiva y del número de partici-
que pueden ser resueltas. Pero el antropólogo observa no sólo la di- pantes implicados. Estamos situados en lo emergente, en lo virtual de lo
ficultad de encontrar una forma adecuada de nombrar la futura forma que quizás algún día sea una realidad política integral y unificada. La pre-
de Europa, sino también el rechazo a adoptar una postura clara acerca de senda permanente de un campo abierto de problemas es significativa. La
este punto. Tal indeterminación se ha vuelto habitual en todos los discur- trascendencia de lo virtual en relación con el tiempo contrasta con lo que
sos, informes y literatura producidos por los actores políticos de la Unión el filósofo R. Koselleck caracterizó como el concepto moderno del tiempo.
Europea. Él dice que una de las grandes innovaciones conceptuales del fin del siglo
En realidad, lo que está pasando ahora es que la política está siendo xvi es la disociación entre la experiencia y la expectativa. La percepción
desplazada fuera de los límites del Estado-nación, un cambio que debe moderna del tiempo corresponde a una tensión permanente entre la ex-
ser considerado más allá de las tipologías de la ciencia política. Yo utili- periencia y la expectativa y ha generado la idea de progreso.
zo el concepto Europa virtual en un intento por demostrar la especifici- Esta noción dominada por la idea del progreso abre el espacio en la
dad de un proceso que se ha generado sin ser propiamente instituciona- arena política a la configuración de prácticas y del discurso que apuntan
lizado en la forma clásica del Estado. Lo llamo Europa virtual porque el hacia un horizonte de incertidumbre. El objetivo del progreso está inscri-
proceso de construir a Europa nunca se completa. to en la tensión entre el presente y el futuro, y trabaja para llenar el espa-
La búsqueda de un bien común europeo sólo tiene sentido con refe- cio entre la experiencia y la expectativa. Hay una inclinación a anticipar
rencia al futuro. Éste es el paradigma eterno del proceso político europeo. los movimientos futuros de la historia.
Aquí la noción de unificación no tiene sentido. En su lugar, debería- Hoy, esta interpretación de las cosas es cuestionada en áreas tan dis-
mos hablar de armonización, concebida como una búsqueda indefinida tintas como la ciencia y la política, pero que tienen un punto de vista
cuyo logro se pospone perennemente. Trabajar hacia la armonización y parecido en cuanto al manejo del futuro. Sin embargo, en la construcción
no hacia la unificación significa aceptar las diferencias y la necesidad de europea lo que la antropología muestra específicamente es la existencia de
un acuerdo. un concepto posmoderno del tiempo en el cual ya no hay tensión entre la
La forma como se piensa que Europa está en construcción, inclusive experiencia y la expectativa. El futuro es ahora parte del presente. Podemos
por quienes la están construyendo, es reveladora. Lo importante es avan- observar hasta qué punto la presencia del futuro es un elemento integran-
zar, sin mirar hacia atrás, hacia un futuro que le dé una dirección defi- te del discurso y de las representaciones en Europa. Es principalmente por
nitiva al trabajo realizado. Se tiene que actuar. Avanzar sin mirar atrás eso que hablé de una Europa virtual, ya que tal dimensión de virtualidad es
es la forma en la cual se ha construido la Comunidad Europea. "Es como uno de los componentes cardinales de esta construcción política.
manejar sin retrovisor", explicó un servidor público de alto rango, enfati- Esta situación no está desprovista de analogías en el campo de la cien-
zando la eterna juventud de la Comunidad Europea. Esta carencia de tra- cia, en donde, para dar un ejemplo reciente, la donación se ha convertido
dición y la ausencia de reflexividad con respecto al pasado caracterizan en un suceso actual, aun antes de que se pruebe en el ser humano. Lo que

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cuenta es la presencia del modelo futuro y contextualizar la experien- weberiana del Estado-nación como el grupo de instituciones que ejerci-
cia del presente. Se entiende mejor por qué el asunto de la forma defini- tan el monopolio de la violencia se ve desafiada por la complejidad de las
tiva de Europa siempre se evita: porque la eficiencia de la Unión Europea situaciones. Una vez más estamos confrontados con el cuestionamiento
está en la mezcla que existe entre lo virtual y lo real. Lo virtual es un nodal del desplazamiento del lugar de lo político (lieu du politique), lo
combustible mucho más efectivo que el establecimiento de un orden po- que podría llamarse el espacio político. No es suficiente, sin embargo,
lítico que congelaría las relaciones y podría despertar reacciones hostiles localizar el desplazamiento; la labor del antropólogo consiste en analizar
casi incontrolables: conocemos bien las vacilaciones de la mayoría de los su naturaleza y sus efectos. Para ello, los antropólogos debemos colocar-
miembros del Estado con respecto a la alienación, completa o parcial, de nos en el centro de las zonas de turbulencia y adoptar una visión descen-
su soberanía. Si no se identifica, el objeto político europeo encuentra su tralizada.
eficiencia óptima. Define evoluciones nacionales, reorienta los acuerdos, Hagamos una distinción entre lo que se origina a partir del rompi-
sin ser afectado por todo eso, como tal, por las reacciones que crea. Así, la miento de la soberanía y lo que se asocia con la proliferación de nuevos ti-
complejidad del futuro y el presente, de lo real y lo virtual, aparece como pos de acciones. Por una parte, se nota la presencia de espacios políticos
un elemento constituyente del proceso político de la Comunidad. supranacionales creados exnihilo por Estados (por ejemplo, las Naciones
Yo diría que la construcción europea está caracterizada por dos tipos Unidas y las instituciones europeas). Se reconoce cada vez más su papel
de desplazamientos. El primero resulta de la desconexión entre el proceso preponderante, pero el aumento relativo de su autonomía está originando
político y la soberanía del Estado: se observa que el proceso político en- nuevas tensiones, pues sus iniciativas tienden a desestabilizar las sobe-
contró un nuevo lugar en la llamada Unión Europea; existe un desplaza- ranías existentes. Por otra parte, han surgido organizaciones no guberna-
miento que corresponde al debilitamiento de la legitimidad tradicional del mentales que se ubican a sí mismas en la sociedad civil y que, a su manera,
Estado-nación, y un segundo desplazamiento ligado al aumento de flui- tienden a complicar o a trastornar cualquier situación. No se necesita ser
dez en la organización política. El objeto político no identificado se refiere un gran intelectual para percatarse de que la dicotomía entre la política
a esta hibridización de lo real con lo virtual. El crecimiento de las insti- y la sociedad civil es, cuando menos, tenue. Las ONG, cuya función es re-
tuciones europeas y el impacto de nuevos tipos de organizaciones que presentar a sus constituyentes, están totalmente involucradas en las relacio-
se definen a sí mismas como no gubernamentales introducen una nueva nes de poder y buscan ejercerlo —una forma de "actuar sobre las acciones",
dinámica en el proceso global. utilizando una frase de Foucault—. Lo que aquí nos interesa es la manera
Es sintomático que quienes comparten el viejo concepto estadista de en que la protesta y las diversas formas de resistencia encuentran expre-
la soberanía también son quienes, como menciona Robert Kagan en su sión en este patrón de organización difuso con sus abundantes ramifi-
ensayo, critican la forma en la cual Europa da prioridad a la negociación caciones.
en lugar de la intervención, dejando a los aliados estadounidenses como El trabajo de los antropólogos acerca del conflicto armado y la inter-
únicos encargados de luchar contra el terrorismo y los Estados abusivos. vención humanitaria nos permite ver con mayor claridad esta dimensión
Esta última tesis asume que la política del poder (machtpolitik) es una de la política. Cuando Pandolfi (2002) escribe sobre las "soberanías en
necesidad. Sin comentar sobre la ideología que respalda sus argumentos, movimiento" no es tan sólo una metáfora. El término describe un proceso
se puede mencionar que admite que el poder le pertenece sólo a Estados que nos obliga a modificar nuestra forma de ver los "asuntos internacio-
Unidos de América, como Estado soberano, una nación y un pueblo reuni- nales". Con relación a Kosovo, Pandolfi muestra cómo la injerencia huma-
dos por un poder compacto. nitaria entraña una inversión real por parte de corporaciones tales como
Empero, es factible argumentar que lo que sucede actualmente en Irak agencias de las Naciones Unidas, del Fondo Monetario Internacional, el
demuestra que incluso para un Estado-nación poderoso no es viable im- Consejo Europeo, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación
poner el orden de forma unilateral. Quiero decir que la vieja definición y el Desarrollo Económicos (ocDE).

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Estos organismos internacionales desarrollan estrategias específicas e masiva ayuda a modificar la imagen que fabricamos de modo espontá-
intentan aumentar su control sobre las instituciones locales; se conside- neo de un mundo en el que las iniciativas políticas y diplomáticas están
ran apolíticas, pero actúan en un contexto de relaciones de poder y con- aglutinadas en una minoría que posee tanto el poder como el conoci-
tribuyen a moldear su configuración; operan con la ayuda de grupos que miento. A un lado de los lugares políticos (lieux du politique) de la sobe-
tienen, en mayor o menor medida, sus propios intereses intrínsecos y ranía organizada con respecto a una división institucional entre el ramo
que se presentan como interlocutores locales legítimos. Establecer ese tipo Ejecutivo y el Legislativo, está emergiendo un espacio en el cual la legiti-
de redes por medio de "soberanías en movimiento" en el territorio inter- midad del monopolio de tomar decisiones es cada vez menos obvio. Sin
venido genera nuevas divisiones con el arribo de actores quienes, al igual embargo, para comprender esta nueva configuración, tenemos que modi-
que el "personal local", están muy influenciados por su inclusión en el es- ficar nuestra visión de la política que ha sido empañada por la búsqueda
pacio político de las organizaciones internacionales. de un espacio omnipotente y arbitrario. Debemos explorar estos nuevos
Como escribió Appadurai (1996: 168): "Los campos de refugiados, las poderes y contrapoderes trasnacionales y desprendernos de nuestra repre-
burocracias de los refugiados, los movimientos de auxilio a los refugiados, sentación etnocéntrica de la soberanía.
los departamentos de los Estados-nación de protección para refugiados y las Si retomamos la perspectiva antropológica y enfocamos la alteración del
filantropías internacionales orientadas a proteger a los refugiados consti- espacio político, estaremos dándole la espalda a esta concepción centrada
tuyen un marco permanente del orden posnacional emergente:' en el Estado; estaremos descubriendo el carácter específico de la recon-
Un efecto de la creciente multipolaridad de la intervención puede ser figuración de las relaciones de poder contemporáneas al explorar nuevos
que, una vez que se haya desvanecido el primer impacto, las formas de espacios políticos.
resistencia tiendan a ser más tenaces pero más difusas. Lo cierto es que ¿Tenemos actualmente las herramientas para analizar el desplaza-
esta resistencia encuentra un eco dentro de las organizaciones trasnacio- miento? ¿Qué beneficios intelectuales y políticos podremos cosechar por
nales que puede resultar un vector de opinión altamente eficiente. El área hacerlo? La antropología política, con su destreza específica, ha tenido
de intervención es ahora inseparable de un medio marcado por la proli- por mucho tiempo una actitud abierta culturalmente que nunca ha ido-
feración de estos espacios de conflicto y por la infiltración de fuerzas que latrado al Estado como institución. El énfasis en los lugares de lo político
las soberanías ya no pueden mantener controladas, cualquiera que sea es propio de este enfoque: explorar estos espacios es el mayor impulso de
el poder que detenten. En este contexto, es significativo el fracaso de las la investigación antropológica. Este tipo de investigación debería permitir
negociaciones de la Organización Mundial de Comercio en Cancún en ver la forma de las configuraciones emergentes así como medir la escala
septiembre de 2003. La cuestión aquí es el futuro entero de las relaciones del desplazamiento. Si existe un elemento de pronóstico del futuro en este
económicas entre los países ricos y los pobres. ¿Quién podía imaginarse enfoque —después de todo, estamos observando un objeto en movimien-
que hace tan sólo cerca de diez años una ronda de negociaciones sobre las to—, no tenemos que recaer en una interpretación teleológica o normativa
reglas del comercio mundial se iban a convertir en un espacio político, un de la evolución de la política.
escenario para la lucha del poder a escala planetaria, un foro para quienes Para finalizar, permítanme ser anecdótico. Tuve la oportunidad de re-
buscan una forma alternativa de la globalización? gresar con los ochollo en 1995, más de 20 años después de mi primera
Para el antropólogo, lo que caracteriza a este tipo de lugares políticos visita. La dictadura de Mengistu había terminado y ellos habían regresa-
(lieu du politique) es la ausencia de separación entre adentro y afuera. do a sus viejas prácticas políticas. Las asambleas se organizaban otra vez,
No obstante, la naturaleza técnica del debate fácilmente acomodaría esa pero todos los adultos, incluidas las mujeres, podían participar en ellas.
dualidad. En Cancún, así como en Seattle, no fue coincidencia que grupos Los asuntos económicos eran ahora las principales preocupaciones —por
de presión de los cuatro puntos cardinales del planeta convergieran en ejemplo, la venta de sus cosechas de algodón—. Los ochollo ya no se encon-
el sitio donde se estaban llevando a cabo las negociaciones. Su presencia traban aislados, estaban en contacto con organizaciones internacionales

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y tenían clara conciencia de su integración a la economía mundial.
Cuando hablé con los jóvenes me dijeron que querían formar su propia
ONG. Como antropólogo, quizás les podría dar algunas fotos de las que
había tomado en el campo hace tiempo y escribir algo sobre las viejas De cómo la interculturalidad global
tradiciones, lo cual les ayudaría a reforzar su red en los ámbitos nacional debilita al relativismo
e internacional.
Estas conversaciones fueron sintomáticas y percibí que los ochollo
y yo habíamos cambiado. Ellos seguían viviendo en el mismo sitio Néstor García Canclini
en la periferia de Etiopía y habían conservado sus asambleas, y yo es-
taba actuando como etnógrafo. Pero todo se había transformado: los
ochollo ahora se sentían integrados yen interacción con el resto del mun- Los alumnos del doctorado en antropología de la Universidad de Bra-
do, conscientes de nuestra mutua pertenencia a lo que llamamos la comu- silia colocaron un chiste en su cartelera: la imagen mostraba a un grupo
nidad planetaria. Al mismo tiempo, mi visión de la política había cam- de indígenas tomando en sus manos, apresuradamente, los televisores y
biado por completo, debido a mis desplazamientos, a la atención que le electrodomésticos, y corriendo para ocultarlos mientras gritaban: "vienen
daba al "engranaje de sitios y espacios sociopolíticos múltiples" (Gupta, los antropólogos".
Ferguson), y a los desplazamientos que han afectado al objeto que he ras- El antropólogo argentino Alejandro Grimson cuenta esta historia para
treado durante tantos años. ilustrar la tendencia de una gran parte de la disciplina a reconstruir lo que
supuestamente sobrevive en las culturas después de los contactos con el
Occidente moderno, en vez de explorar los nuevos vínculos translocales
BIBLIOGRAFÍA en que los grupos reformulan sus historias (Grimson, 2003).
Las incertidumbres teóricas que hoy aparecen en nuestro trabajo sur-
Appadurai, Arjun gen de estas experiencias de inadecuación entre los estilos clásicos de in-
1996 Modernity at large. Cultural dimensions of globalization, Public vestigación y las nuevas condiciones de vida de los grupos que estudiamos.
Worlds Series, University of Minnesota Press, Minneápolis.
¿Cómo definir qué es la antropología y qué la distinguiría de otras ciencias
Gupta, Akhil y James Ferguson
1997 "Discipline and practice: 'the field' as site, method, and location in sociales? Hace tiempo que el campo etnográfico no se limita a pueblos
anthropology", en A. Gupta y J. Ferguson (eds.), Anthropological lejanos o más simples, primitivos o subalternos. Miles de antropólogos in-
Locations: Boundaries and Grounds of a Field Science, University vestigan su propia sociedad u otras complejas y modernas, y no se ocupan
of California Press, Los Ángeles. sólo de sectores tradicionales, pobres o subordinados sino también de las
Pandolfi, Mariella clases hegemónicas y las estructuras de poder modernas y posmodernas.
2002 —Moral entrepreneurs' Souverainetés Mouvantes et Barbelés. Le Ante la dificultad de encontrar un objeto de estudio homogéneo que
bio-politique dans les Balkans postcommunistes; en Anthropo- distinga a los antropólogos de otros científicos sociales, se ha buscado la di-
logie et Sociétés, vol. 26, núm. 1, pp. 29-51.
ferencia en el método. Lo propio de la antropología sería la observación
etnográfica prolongada y densa, con residencia en el lugar e información de
primera mano. Si bien esta manera de vincularse con los objetos es fre-
cuente en la práctica antropológica, muchos sociólogos y comunicólogos
también la llevan a cabo.

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Ha sido decisivo para formar la tradición antropológica la preferen- La antropología se desarrolló en una época en que las sociedades se
cia por objetos de escala pequeña, susceptibles de ser explorados mediante organizaban como naciones vinculadas a territorios específicos. Hacia den-
técnicas cualitativas y largas residencias en un lugar. Pero, en vista de la tro de cada nación este proceso significó —como en México y en otros países
variedad, escalas y procedimientos que hoy empleamos, resulta más fe- latinoamericanos— examinar la multietnicidad. Hacia el exterior, la colo-
cundo diferenciarnos no por objetos y métodos sino por problemas antro- nización o los movimientos de independencia dieron material para la in-
pológicos. Me animo a decir que uno de los principales actualmente es la vestigación intercultural a una escala mayor que la de las naciones, pero sin
interculturalidad. disminuir el predominio de la problemática nacional o interétnica.
Conviene recordar que la ansiedad por la indefinición de la disciplina Desde la segunda mitad del siglo xx, la globalización está haciendo
no es exclusiva de la antropología. La encontramos en todas las ciencias so- tambalear las arquitecturas de la multiculturalidad. Se está acabando la
ciales y las humanidades. En algunas, como la historia del arte, las dudas distribución estricta de etnias y migrantes en regiones geográficas, de ba-
son aún más abismales. No lo digo para consolarnos, sino porque tal vez rrios prósperos y desposeídos, que nunca fue enteramente pacífica pero
sea útil mirar qué están haciendo los teóricos del arte para lidiar con estas era más fácil de gobernar si los diferentes estaban alejados. Todos —patro-
incertidumbres. Salta a la vista que cada vez menos autores usan defini- nes y trabajadores, nacionalistas y recién llegados, propietarios, inversores
ciones prescriptivas, a priori, sobre lo que debe ser el arte; más bien lo de- y turistas— estamos confrontándonos a diario con una interculturalidad
de pocos límites, a menudo agresiva, que desborda las instituciones mate-
finen a partir de la observación de lo que hacen los artistas, cómo toman
riales y mentales destinadas a contenerla.
sus decisiones para relacionarse o desvincularse de la historia del arte y
¿Qué diferencia a lo multicultural de lo intercultural globalizado? Des-
también para diferenciar su trabajo de otros que trabajan con las imáge-
de concepciones multiculturales se admite la diversidad de culturas, su-
nes —como los medios de comunicación— o con la escritura —como los
brayando su diferencia y proponiendo políticas relativistas de respeto,
periodistas. que a veces refuerzan la segregación. En cambio, interculturalidad remite
¿Qué caracteriza en estos años la práctica habitual de los antropó-
a la confrontación y el entrelazamiento, a lo que sucede cuando los grupos
logos? Voy a detenerme en tres actividades, sin pretender que sean las
entran en relaciones e intercambios. Ambos términos implican dos mo-
únicas distintivas. En primer lugar, el modo en que definimos la cultura dos de producción de lo social: multiculturalidad supone aceptación de
como objeto de estudio. Luego, cómo trabajamos las cuestiones intercul- lo heterogéneo; interculturalidad implica que los diferentes son lo que
turales. Por último, el desafío menos resuelto: cómo elaborar una com- son en relaciones de negociación, conflicto y préstamos recíprocos.
prensión del mundo globalizado que vaya más allá de las soluciones teó- A los encuentros episódicos de migrantes que iban llegando de a poco
ricas y políticas basadas en el relativismo. y debían adaptarse; a las reuniones de empresarios, académicos o artistas
que se veían durante una semana para ferias, congresos o festivales, se agre-
gan miles de fusiones precarias armadas, sobre todo, en las escenas me-
LA NUEVA INTERCULTURALIDAD diáticas. La televisión por cable y las redes de Internet hablan en lenguas
dentro de nuestra casa. En las tiendas de comida, discos y ropa "convivi-
Al destacar la interculturalidad como problema antropológico, no olvido mos" con bienes de varios países en un mismo día. Es difícil estudiar este
que también preocupa a otras disciplinas. Simplemente, encuentro que vértigo de con-fusiones con los instrumentos que usábamos para conocer
los antropólogos se han interrogado más tiempo y con más especificidad un mundo sin satélites ni tantas rutas interculturales. Necesitamos com-
sobre este asunto. Sin embargo, hay que aclarar de inmediato que la escala prender cómo se entrecruzan, además de las relaciones interétnicas, otras
y las modalidades de lo intercultural han cambiado de una manera que conexiones nacionales e internacionales: de niveles educativos y edades,
desafía los hábitos y soluciones establecidos en el siglo xx. mediáticas y urbanas.

40 41
REDEFINIR LO CULTURAL' El objeto de estudio cambia. En vez de la cultura como sistema de
s ignificados, a la manera de Geertz, hablaremos de lo cultural como "el
Siguen existiendo muchas definiciones de cultura, incluso dentro de la choque de significados en las fronteras; como la cultura pública que tiene
antropología. Hay antropólogos que aún aceptan la delimitación de cul- su coherencia textual pero es localmente interpretada: como redes frá-
tura como todo lo que no es naturaleza. Por razones de espacio no puedo giles de relatos y significados tramados por actores vulnerables en situa-
detenerme en las dificultades teóricas y metodológicas que varios autores ciones inquietantes para que sostengan la agencia y la intencionalidad
han señalado respecto de esta concepción demasiado extensa (Cuche, Es- en las prácticas sociales corrientes" (Ortner, 1999: 7). Se trata no sólo de
tablet, Giménez, entre otros). Parto de la oposición cultura-sociedad que zonas ocasionales de conflicto, sino de la participación, desde las propias
define a la cultura como el conjunto de los procesos sociales de significación tradiciones, en circuitos compartidos de alianzas y conflictos. Estamos,
o, de un modo más complejo, que indica que la cultura abarca el conjunto más que ante simples "choques" entre culturas (o entre civilizaciones, en
de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significa- el léxico de Huntington), en medio de confrontaciones que suceden, pese
ción en la vida social. a las diferencias que existen, por ejemplo entre occidentales e islámicos,
Sin extenderme en la trayectoria cambiante de esta concepción socio- precisamente porque participan en contextos internacionales comunes o
semiótica de la cultura, quiero pasar al último giro impreso al debate teó- convergentes.
rico por los cambios globlalizadores. Definir a la cultura como procesos Al proponernos estudiar lo cultural, abarcamos el conjunto de proce-
de producción, circulación y consumo de la significación en la vida social sos a través de los cuales dos o más grupos representan e intuyen imagi-
sigue siendo útil para evitar los dualismos entre lo material y lo espiritual, nariamente lo social; conciben y gestionan las relaciones con otros, o sea
entre lo económico y lo simbólico, o lo individual y lo colectivo. Pero esa las diferencias; ordenan su dispersión y su inconmensurabilidad mediante
definición, concebida para cada sociedad y con pretensiones de validez una delimitación que fluctúa entre el orden que hace posible el funciona-
universal, no abarca lo que constituye a cada cultura por su diferencia e miento de la sociedad, las zonas de disputa (local y global) y los actores
interacción con otras. Así, Arjun Appadurai prefiere considerar la cultura que la abren a lo posible.
no un sustantivo, como si fuera algún tipo de objeto o cosa, sino un adje-
tivo. Según él, lo cultural facilita hablar de la cultura como una dimensión
que remite a "diferencias, contrastes y comparaciones", permite pensarla HACIA UN TRABAJO TRANSDISCIPLINARIO
"menos como una propiedad de los individuos y de los grupos, más como
un recurso heurístico que podemos usar para hablar de la diferencia" Si reformulamos lo cultural de este modo, necesitamos revisar esa tenden-
(Appadurai, 1996: 12-13). Dicho de otro modo: no como una esencia o algo cia a concebir la antropología predominantemente como una teoría de las
que porta en sí cada grupo, sino como el "subconjunto de diferencias que diferencias. Es atractivo mirar en otras disciplinas modos distintos de
fueron seleccionadas y movilizadas con el objetivo de articular las fron- examinar las interacciones sociales. En tanto los antropólogos se preocu-
teras de la diferencia" (Appadurai, 1996: 29). En esta dirección, el antro- pan por las diferencias y por lo que nos homogeneiza, los sociólogos acos-
pólogo no sería un especialista en una o varias culturas, más bien en las tumbran detenerse a observar los movimientos que nos igualan y los que
estrategias de diferenciación que organizan la articulación histórica de aumentan la disparidad. Los especialistas en comunicación, por su parte,
rasgos seleccionados en diversos grupos para tejer sus interacciones. suelen pensar las diferencias y desigualdades en términos de conexión/
desconexión o inclusión/exclusión. De acuerdo con el énfasis de cada dis-
ciplina, los procesos culturales son leídos con claves distintas.
' Algunos de los temas tratados en las próximas páginas pueden verse con más
desarrollo en mi libro Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la intercultura-
Para las antropologías de la diferencia, cultura es pertenencia comu-
lidad (2004). nitaria y contraste con los otros. Para algunas teorías sociológicas de la

42 43
desigualdad, como la de Pierre Bourdieu, la cultura es algo que se adquie- Pero también sensible a las variadas formas en que los grupos se apro-
re formando parte de las élites o adhiriéndose a su pensamiento y sus pian de lo moderno, evocó el uso de las computadoras por los jóvenes
gustos; las diferencias culturales procederían de la apropiación desigual de mixes para recoger sus tradiciones orales y recuperar con tecnología
los recursos económicos y educativos. A su vez, los estudios comunica- avanzada su sabiduría antigua. Ese ejemplo muestra, nos decía, que las
cionales consideran que tener cultura es estar conectado. No hay un pro- innovaciones modernas no desvirtúan fatalmente las culturas tradiciona-
ceso evolucionista de sustitución de unas teorías por otras: el problema les, sino que pueden reforzarlas. Si la antropología se dedicara más, según
es averiguar cómo coexisten, chocan o se ignoran la cultura comunitaria, Bonfil, a conocer cómo los otomíes del Valle del Mezquital interpretan los
la cultura como distinción y la cultura.com . mensajes de la televisión, o cómo los grupos populares urbanos descodi-
Es un asunto teórico y un dilema clave en las políticas sociales y cultu- fican la información extranjera que reciben a diario, podríamos tener una
rales. No sólo cómo reconocer las diferencias, cómo corregir las desigual- visión menos estereotipada y alarmada de la globalización. De manera que
dades y cómo conectar a las mayorías a las redes globalizadas. Para definir luego de advertirnos contra las tendencias homogeneizadoras, prevenía
cada uno de estos tres términos es necesario pensar los modos en que sobre el riesgo de creer que la modernidad sólo uniforma.
se complementan y se desencuentran. Ninguna de estas cuestiones tiene el Bonfil apuntó cómo podría reorientarse el trabajo antropológico exa-
formato de hace treinta años. Cambiaron desde que la globalización tec- minando la mayor integración con Estados Unidos que anticipa para Mé-
nológica interconecta de manera simultánea casi todo el planeta y crea xico la gestión del Tratado de Libre Comercio (TLC). Ya en su libro México
nuevas diferencias y desigualdades. profundo Bonfil demandaba crear nuevas herramientas "para hacer la an-
Al concebirse como teoría de las diferencias, la antropología suele de- tropología de lo transnacional, no como los resultados que tiene lo trans-
dicarse a conocer la cultura "profunda" de cada etnia, grupo o sociedad. nacional en las comunidades que estamos acostumbrados a estudiar, sino
Tuvimos en México un extraordinario investigador y defensor de las di- como el fenómeno en sí mismo: Por eso, en su último artículo —dedicado
ferencias y la especificidad de las culturas, sobre todo de las indígenas: al Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá—
Guillermo Bonfil. Más que ocuparme de su libro México profundo, quiero sostuvo que México es mucho más que sus cuestiones indígenas, y que en
destacar cómo él entrevió la necesidad de trascender el énfasis diferencia- el mundo hay otros movimientos, más allá de las culturas locales, que me-
lista de la antropología en su última conferencia y su último artículo, poco recen atención. Demostraba que la antropología puede decir sobre esos
antes de su muerte en julio de 1991. En su conferencia "Desafíos a la an- campos —que algunos suponen extraños a su tradición— algo que a otras
tropología en la sociedad contemporánea", llevada a cabo en la Universi- disciplinas no se les ocurre.
dad Autónoma Metropolitana, en México, comenzó retomando la visión Aquel texto de 1991, al registrar los cambios que el TLC promovía en
clásica según la cual la primera tarea de esta disciplina debiera ser "docu- relación con el territorio, colocaba la alternativa no tanto en la oposición
mentar el estado actual" de los rasgos "que no corresponden a un modelo frontal a la globalización, desde una vida comunitaria organizada sobre el
de sociedad moderna que se está implantando", "rescatar por lo menos el amor a la tierra, sino en la democratización de las relaciones sociales de
testimonio de formas de vida, de experiencias humanas, de rostros cul- desigualdad.
turales de la humanidad, de proyectos germinales, que son diferentes del
proyecto que se está tratando de plantear como homogéneo y como he- Nuestra agricultura tradicional, forjada en el transcurso de milenios, busca la
gemónico" (Bonfil, 1991: 80). La primera reacción era semejante a la de diversificación para alcanzar la autosuficiencia. Obedece, pues, a una lógica
la mayoría de los antropólogos, o sea exaltar lo tradicional y deslindarlo de la producción que es radicalmente opuesta a la lógica que privilegia al mer-
de lo moderno, con el esquema binario, un poco maniqueo, que orga- cado. La contradicción no es nueva [véase la historia de la política de crédito
nizó su último libro: la división tajante entre el México profundo y el al campo, empeñada en impulsar cultivos "comerciales" en detrimento de los
México imaginario (Bonfil, 1991: 198). de subsistencia]; sólo que en el proyecto actual esa contradicción se acentúa

44 45
y se torna más nítida e irreductible. Y no es sólo un problema de orientación En esta perspectiva, el patrimonio tradicional y propio no abarca toda
del crédito: toca directamente asuntos como la forma de tenencia de la tierra la cultura de cada grupo. Más bien ésta se despliega en relaciones inter-
[el ejido y las tierras comunales frente a la propiedad privada], la organización culturales complejas. Los pueblos indígenas tienen en común el territorio
del trabajo y, a fin de cuentas, las bases mismas de la vida rural. No hay por qué y a la vez redes comunicacionales transterritoriales, su lengua originaria
escandalizarse del cambio; la cuestión está en quiénes lo deciden y con cuáles más el español y la experiencia del bilingüismo, la disposición a combinar
razones: ¿qué peso tiene la opinión real de los campesinos acerca de los cam- la reciprocidad y el comercio mercantilizado, sistemas de autoridad local
bios que se demandarán de ellos? ¿Quiénes y cómo van a decidir si la opción y demandas democráticas en la sociedad nacional.
favorable es la especialización de la producción agrícola en cultivos comer- No es poco este patrimonio intercultural en una época en la cual la
ciales o, por el contrario, la diversificación orientada hacia la autosuficiencia expansión global del capitalismo busca uniformar el diseño de tantos pro-
alimentaria? (Bonfil, 1995: 670) ductos y subordinar los diferentes a patrones internacionales; cuando, por
ejemplo, la mayoría de los estadounidenses no siente necesidad de saber
Muchos estudios posteriores sobre el libre comercio y las políticas de más que inglés, conocer su propia historia e imaginar sólo con su cine y
desarrollo subordinado impuestas en América Latina, así como sobre las televisión. Los pueblos indígenas tienen la ventaja de conocer al menos dos
migraciones masivas y la expansión trasnacional de la cultura industriali- lenguas, articular recursos tradicionales y modernos, combinar el trabajo
pagado con el comunitario, la reciprocidad con la competencia mercantil.
zada, muestran que las diferencias históricas se transforman en relación
Sin duda, hay contribuciones de la sabiduría, las costumbres y las his-
con la nueva distribución internacional del trabajo, de los servicios y del
torias indígenas que pueden servir como referencia alternativa a maneras
acceso o la desconexión respecto de bienes simbólicos y materiales mun-
destructivas de ser occidentales y modernos. De hecho, ya lo están apor-
dializados. En estas nuevas condiciones se redefinen conjuntamente las tando. Pero ¿cómo dejar de tomar en cuenta que una parte decisiva de esa
pertenencias, las diferencias y los enfrentamientos. Los indígenas no son
contribución consiste en el sentido que encuentran los indígenas al vivir
diferentes sólo por su condición étnica, sino también porque la restructu- la interculturalidad?
ración neoliberal de los mercados agrava su desigualdad y exclusión. Sa-
bemos en cuántos casos su discriminación étnica adopta formas comunes
a otras condiciones de vulnerabilidad: son desempleados, pobres, migran-
TRASCENDER LAS VERDADES CASERAS
tes indocumentados, homeless, desconectados. Para millones, el proble-
ma no se agota en mantener su autonomía. Quieren ser incluidos, llegar Si buscamos una teorización antropológica capaz de hacerse cargo de la in-
a conectarse, sin que se atropelle su diferencia ni se los condene a la des- terculturalidad globalizada, conviene observar los cambios de trayectoria
igualdad. En suma, ser ciudadanos en sentido intercultural. de algunos antropólogos contemporáneos. Comienzo con Clifford Geertz.
Las demandas políticas de los pueblos indígenas muestran que mu- En La interpretación de las culturas defendía una descripción "micros-
chos representantes de la llamada América profunda están interesados cópica", "no de la aldea" sino "en la aldea", y limitaba el trabajo teórico a la
en la modernización. No sólo enfrentan algunas injusticias al afirmar su elaboración conceptual de las inmediaciones en las que cada grupo estable-
diferencia; también buscan apropiarse y reutilizar bienes modernos a fin ce su lógica interna (Geertz, 1987: cap. 1). Diez años después, en la intro-
de corregir la desigualdad. Las luchas por la continuidad de la propia cul- ducción al libro Conocimiento local calificaba las pretensiones de cons-
tura no se realizan sólo en los espacios rurales o étnicos, sino también en truir una teoría social general como huecas, "propias de un megalómano"
el campo dinámico y cambiante de los intereses de Estados nacionales (Geertz, 1994: 12). De igual modo que otros antropólogos, centraba sus
y empresas trasnacionales por incorporar sus territorios a los mercados estudios en casos particulares —la riña de gallos en Bali, las historias re-
globalizados. ligiosas en Java y Marruecos— para luego ensayar relaciones analógicas,

46 47
no con el fin de extraer regularidades abstractas de aplicación universal, construida a través de viajes laboriosos por el mundo. Dice Geertz: "Si
sino comprensiones de los puntos de vista de los nativos que permitieran lo que queríamos eran verdades caseras, debíamos habernos quedado en
conversar con ellos, "percibir una alusión, captar una broma" (Geertz, casa" (Geertz, 1996: 124).
1994: 90), e interpretar todo eso para que sea entendido por los demás. En efecto, la trayectoria de la antropología es la de un grupo de occi-
Sin embargo, en los últimos quince años Geertz pasa a criticar a los dentales que decidieron estudiar desde el lugar del otro y fueron descu-
antropólogos que centran los estudios en "totalidades sociales absortas briendo lo que significaba no hablar desde su casa. En los últimos años,
en sí mismas" (Geertz, 1996: 84), en las "propias clasificaciones que nos se- algunos antropólogos advirtieron que muchos de ellos habían reinstalado
paran de los demás", obsesionados por "defender la integridad del grupo y su hogar en ciertas fortalezas de Occidente, como las universidades, los
mantener la lealtad hacia él"; "La etnografía es, o debería ser, una discipli- museos o las oficinas de los ministerios de relaciones exteriores. Los tex-
na capacitadora. Ya que a lo que capacita, cuando lo hace, es a un contacto
fructífero con una subjetividad variante:' Los relatos y escenarios que el
1 tos, las cátedras o los informes para los servicios de seguridad eran tam-
bién sus residencias atrincheradas. No sólo la crítica textual y a las ins-
antropólogo comunica no tienen por finalidad ofrecer "una revisión auto- tituciones académicas y museológicas ha deconstruido estos recintos
complaciente y aceptable" (Geertz, 1996: 87), sino permitir "vernos, tan- preservados. Si el cuestionamiento se extiende es porque las migraciones
to a nosotros mismos, como a cualquier otro, arrojados en medio de un de personas, bienes y mensajes, del Tercer Mundo al primero, del campo
mundo lleno de indelebles extrañezas de las que no podemos librarnos" 1 a la ciudad, de las selvas indígenas a los centros de poder y conocimiento,
llenaron de otredad e incertidumbre las casas de los antropólogos y de los
(Geertz, 1996: 88).
demás científicos.
Llegamos así a la necesidad de hacernos cargo de un universo donde
la diversidad no está sólo en tierras lejanas sino aquí mismo, en "los mo- Tampoco el museo puede ser nuestra casa, porque no hay coleccio-
dales de los japoneses a la hora de negociar"; en la migración de cocinas, nes consolidadas de objetos ni de saberes, dicen los autores posmodernos.
James Clifford, que también utiliza la metáfora del collage, sostiene que
vestimentas, mobiliario y decoración que llegan a nuestro barrio; "cuando
en una época en la que los individuos y los grupos no reproducen tradi-
es igualmente probable que la persona con la que nos encontramos en la
ciones continuas sino que "improvisan realizaciones locales a partir de
tienda de ultramarinos" provenga de Corea que de Iowa; la de la oficina
pasados (re)coleccionados, recurriendo a medios, símbolos y lenguajes
de correos puede venir de Argelia como de Auvernia; la del banco, de Bom-
extranjeros" (Clifford, 1995: 30), "la identidad es coyuntural, no esencial"
bay como de Liverpool. Ni siquiera los parajes rurales, donde las semejan- (Clifford, 1995: 26).
zas suelen estar más protegidas, "son inmunes: granjeros mexicanos en el
Según Renato Rosaldo, la tarea de exhibir la identidad —más que como
Suroeste, pescadores vietnamitas a lo largo de la costa del Golfo, médicos
operación museográfica— debe hacerse como si se tratara de una venta de
iraníes en el Medio Oeste" (Geertz, 1996: 90).
garaje, donde el antropólogo no trabaja con objetos nuevos o auténticos,
Geertz propone entender estos cruces interculturales con una nueva
sino con objetos usados y acepta que los usos forman parte de su valor.
narrativa construida a partir de la metáfora del collage. Para vivir en esta ¿Por qué elegir la metáfora de la venta de garaje en vez de la del shopping,
época de mezclas, estamos obligados a pensar en la diversidad sin dulci- como hacen otros antropólogos, por ejemplo Marc Augé en su estudio so-
ficar lo que nos seguirá siendo ajeno "con vacuas cantinelas acerca de la bre no lugares? Entiendo el valor de la poca solemnidad, del carácter coti-
humanidad común, ni desactivarlo con la indiferencia del 'a-cada-uno-lo- diano y familiar de la venta de garaje. Pero me pregunto si no debiéramos
suyo: ni minusvalorarlo tildándolo de encantador" (Geertz, 1996: 91-92). reunir las dos imágenes, en oposición al museo, para evitar la inclinación
Se trata, en suma, de no instalarnos en las autocertezas de nuestra propia de los antropólogos a preferir las formas pobres, al borde del desuso, lo de
cultura, ni en las convicciones de excluidos (indígenas, feministas, jóvenes, segunda mano o Tercer Mundo, con el riesgo de quedarnos sin nada
etcétera) que adoptamos como nuestra nueva casa por generosidad mili- para decir a quienes participan en la integración multicultural moderna de
tante. No es esto lo que se espera de una disciplina como la antropología, los mercados.
.1

48 49
La importancia adquirida por los viajes y los lugares de tránsito y de generaciones jóvenes a lo que sucede más allá de sus fronteras. El chiste
comunicación en estudios antropológicos actuales manifiesta la necesi- que se menciona al comienzo de este texto puede leerse, por tanto, como
dad de trascender la localización exclusivamente comunitaria del trabajo síntoma de la distancia entre los nuevos investigadores y las tendencias
etnográfico. La aspiración que citábamos de Guillermo Bonfil a convertir todavía prevalecientes en la disciplina.
lo trasnacional en objeto etnográfico es realizada, entre otros, por Arjun Me gustaría citar como un ejemplo de la reorientación impulsada
Appadurai, Ulf Hannerz, Gustavo Lins Ribeiro y Renato Ortiz. Pero aún es- por investigadores formados el libro Postimperialismo de Gustavo Lins
tamos en los umbrales de un replanteamiento epistemológico de la disci- Ribeiro, que propone reubicar la antropología mediante una serie de in-
plina para establecer criterios universales de validación del conocimiento vestigaciones que delinean su programa personal de muchos años: hizo
basados en una racionalidad interculturalmente compartida. Este desafío minuciosos trabajos de campo sobre los brasileños en California, mostran-
tampoco es respondido por otras disciplinas de acuerdo con las condicio- do modos lejanos de reconstrucción identitaria; y los "bichos-de-obra', o
nes presentes de la globalización. Para todos sigue siendo una cuestión sea los nómadas argentinos-paraguayos; también acerca de la segmenta-
irresuelta trabajar con las compatibilidades e incompatibilidades emer- ción étnica del mercado de trabajo en las élites gerenciales globalizadas,
gentes en los procesos de integración regional y trasnacional. tomando el caso del Banco Mundial; y de las comunidades trasnacionales
En esta perspectiva, surgen nuevos objetos teóricos e innovaciones con- imaginadas-virtuales constituidas en Internet, que generan experiencias y
ceptuales que cambian la relación con otras ciencias sociales al contribuir representaciones de copertenencia e integración mundial.
a la redefinición de lo que estas ciencias consideran sus objetos propios. Me interesan estos trabajos, que no abandonan la tradición antropo-
Es sabido que la noción de no lugar, elaborada por Marc Augé desde la sor- lógica del estudio localizado y con informantes de primera mano, con lo
presa que produce a un antropólogo la expansión de unidades de sentido cual evitan las generalizaciones apresuradas que vuelven sinónimos, en
no territoriales (aeropuertos,shoppings), contribuyó a interpretar procesos otros textos, la heterogeneidad global, el multiculturalismo y el nomadis-
de deslocalización y desnacionalización de los intercambios socioeconó- mo. Muchos sectores (no sólo las élites sino también los populares) apren-
micos. Ulf Hannerz renovó los estudios sobre la globalización al descri- demos que el mundo es heterogéneo y que podemos aumentar nuestro
bir las distintas maneras trasnacionales de estar expuestos a la diferencia cosmopolitismo, aunque sea por los relatos de amigos viajeros o migran-
de los empresarios, o las vivencias del Papa en sus giras, o de los turistas, tes y por la variedad creciente de la oferta mediática. Pero la atención em-
los antropólogos y los corresponsales extranjeros. Esa variedad de situa- pírica que la antropología da a modos diversos de multiculturalidad, a las
ciones muestra los modos en que articulan lo global con lo local, las des- oportunidades desiguales de acceder, conectarse y viajar, especifica los mo-
igualdades con que accedemos a los movimientos trasnacionales y, por dos en que transita la interculturalidad de cada uno.
tanto, cómo los procesos de globalización contrastan con procesos de Esta reorientación de las investigaciones va cambiando la relación de
desglobalización. Todo conduce a una concepción no lineal de la mundia- la antropología con otros campos del saber a partir de una remodelación
lización: en vez de imposiciones del centro a las periferias, relaciones de de la propia teoría. El vocabulario clásico —territorio, parentesco, comuni-
ida y vuelta periferias-centros-periferias. dad, etnia— se enriquece al ocuparse también de redes, flujos y fragmen-
En las antropologías de América Latina aún subsisten investigaciones tación trasnacional. Las estancadas políticas de identidad, que absorbie-
sobre los otros de la propia nación. En México y Perú se estudian no sólo, ron a los estudios culturales y a los antropólogos de los años sesenta a los
pero principalmente, a los indígenas y a los sectores subalternos de estos ochenta del siglo pasado, los "esencialismos estratégicos" con los cuales se
países. Argentinos y colombianos se han concentrado en las etnias o mi- intentó resistir la globalización, ceden lugar a las "políticas postidentita-
norías urbanas de sus respectivas sociedades. Brasil es la nación que más rias" de las que habla James Clifford. Por más importante que siga siendo
trasciende esta endogamia. Sin embargo, las revistas y las tesis de posgra- encontrar hogares, las identidades se forman hoy con múltiples pertenen-
do de todos estos países exhiben notables aperturas temáticas de las cias y necesitan ser compartidas por una antropología multilocalizada.

50 51
Además de encontrar un nuevo papel entre las ciencias sociales, la no consiste en decidir si es aceptable considerar la Internet como ob-
antropología globalizada está inaugurando contribuciones a la política jeto de estudio. A la inversa, ¿es posible hacer investigación sin Internet?
cuando nos cansamos de las simplificaciones de la mundialización econó- ¿Cuántos antropólogos no se sientan diariamente ante su computadora,
o ante la de un cibercafé si están en trabajo de campo, y consultan su

1
mica y cultural homogeneizadora. Al proponer pensar lo social desde un
lugar intermedio, o de entrelazamiento entre lo global y lo local, des- correo, hablan con los compañeros de su universidad y con los colegas de
de un "multiculturalismo cosmopolita", la antropología ayuda a crear nue- otros países, buscan biblio y hemerografía, leen los diarios de su distante
vas condiciones de conversabilidad, de intercambios democráticos pro- ciudad y de otras, envían desde un pueblo campesino la inscripción a un
gresistas, dentro de una comunidad de comunicación heteroglósica (Lins congreso o su avance de tesis al director? Además, descubren que muchos
de sus informantes —indígenas, pobres urbanos, estudiantes y funciona-
Ribeiro, 2003: 30).
rios de organizaciones no gubernamentales— también lo hacen. ¿Cómo
Una razón por la cual varios investigadores se niegan a reubicar el
dejar fuera del análisis ese vasto pedazo de lo real que es lo virtual? ¿Por
estilo de trabajo antropológico en situaciones interculturales de gran es-
qué acompañar personalmente a los indígenas o a los trabajadores de un
cala es la dificultad de identificar objetos de estudio abarcables de manera
empírica. Voy a referirme brevemente a uno de los desaf íos más radicales:
1 sindicato afectados por la privatización de sus fuentes de trabajo, y no ha-
cerlo cuando siguen en Internet, desde sus organizaciones locales, las mo-
la investigación de redes comunicacionales e informáticas. Por ejemplo,
vilizaciones lejanas donde se pide al gobierno nacional y a las cumbres
James Clifford lanza la pregunta de si alguien que estudiara la cultura
mundiales que la diversidad lingüística y el acceso igualitario al software
de los espías de computadoras (hackers) podría lograr que su trabajo se
sean reconocidos como demandas, tan legítimas como la posesión de la
aceptase como tesis de antropología no habiendo entrado nunca en con- tierra y la educación?

1
tacto físico con un espía. ¿Podrían considerarse los meses, incluso años, Las exigencias en el control del conocimiento deben modificarse en la
pasados en la Red como trabajo de campo? medida en que cambió la noción clásica de sujeto y el modo de estudiar-
los. Aun sin abismarnos en las incertidumbres de lo virtual, el problema
La investigación bien podría aprobar la exigencia de estadía prolongada y el es agudo por las múltiples pertenencias de los sujetos en tiempos de mi-
examen de "profundidad"/interactividad. [Sabemos que en la Red pueden graciones masivas y el fácil acceso a signos de identificación de muchas
ocurrir algunas conversaciones extrañas e intensas] Y el viaje electrónico es, sociedades. Dado que millones de personas no son ya sujetos de tiem-
después de todo, una especie de dépaysement. Podría incrementar la obser- po completo de una sola cultura, debemos admitir que la versatilidad de
vación participante intensa en una comunidad diferente, y ello sin la exigencia las identificaciones y las formas de tomar posición requieren metodolo-
de tener que dejar físicamente el hogar. Cuando pregunté a varios antropólo- gías híbridas. Pero hibridación no es indeterminación total, sino com-
gos si les parecía que esto podía considerarse trabajo de campo, por lo general binación de condicionamientos específicos. Al estudiar estas mezclas, el
respondieron "tal vez"; incluso, en un caso, "por supuesto". Pero cuando insistí, saber científico no puede dejarse llevar por la simple celebración de las
preguntándoles si supervisarían una tesis doctoral en Filosofía que se basa- facilidades nomádicas y para conseguir disfraces. Podemos esperar que
ra principalmente en este tipo de investigación descorporalizada, dudaron o la ciencia se diferencie de otras formas de conocimiento, como las artís-
dijeron que no: tales experiencias no podrían aceptarse en la actualidad como ticas, mediante algún tipo de contrastabilidad y racionalidad. Al menos
trabajo de campo (Clifford, 1999: 82). es la preocupación que encontramos en gran parte de la tradición de-
construccionista del sujeto; desde Marx y Freud hasta Paul Ricoeur y Luc
De pronto, advertimos que esta pregunta recogida por Clifford en- Boltanski: no simple disolución sino una renovada exigencia de coheren-
vejeció en menos de una década. La observación etnográfica de cómo cia filosófica, necesidad de dar consistencia a la ciudadanía y verosimi-
trabajan los antropólogos lleva, ante todo, a dar vuelta a la cuestión. Ya litud a las interacciones sociales.

52 53
PREGUNTAS SOBRE EL POSRELATIVISMO sociología política que presentan de manera compleja, nada contunden-
te, argumentos en favor del comunitarismo tradicional o del individualis-
El siglo xx fue el del ascenso y el fracaso de las revoluciones contra la mo liberal para justificar los sistemas políticos de gobierno y participación.
desigualdad. Fue, en un sentido menos triunfalista y con caídas menos Pero, cuando pasamos al nivel teórico más general, aparecen todavía dos
estrepitosas, el siglo del reconocimiento de la diversidad. Se avanzó en posiciones clásicas: a) la afirmación relativista de que todas las culturas
la aceptación de la pluralidad étnica, las opciones diversas de género, las s on legítimas e intrínsecamente justificables, hagan lo que hagan; y b) la
primeras formas de ciudadanía multinacional o la posibilidad de que una cautelosa prescindencia ante el riesgo de que las comparaciones inter-
persona posea varias nacionalidades y que en algunos países y en algunas culturales, como tantas veces ocurrió, conduzcan a que se impongan los
ciudades convivan con cierta legitimidad muchos grupos diferentes. El "más fuertes" y se excluya a los demás.
siglo xxi comienza repleto de preguntas sobre cómo mejorar la convi- Propongo esta hipótesis para nuestro trabajo futuro: tanto el relati-
vencia con los otros, y si es posible no sólo admitir las diferencias sino vismo como la prescindencia valorativa, que tuvieron cierta utilidad en
valorarlas o jerarquizarlas sin caer en discriminaciones. Cómo vivir con épocas en que las sociedades funcionaban con mayor independencia, se
las diferencias y desigualdades en una época de interconexiones globali- volvieron posiciones poco fecundas en tiempos de globalización.
zadas que vuelve obsoletas las políticas basadas en el simple respeto rela- No descarto la necesidad de políticas de la diferencia. Como explican
tivista a grupos aislados. varios antropólogos, por ejemplo José Jorge Carvalho, hay partes innego-
Digámoslo de modo más específico. Está bien partir de que todas las ciables e inasimilables de los patrimonios culturales étnicos o grupales (de
culturas, o modalidades culturales dentro de una nación, en principio son Carvalho, 2002). El reconocimiento y la protección de estas diferencias
legítimas; pero ¿vale lo mismo ser occidental y oriental; y, dentro de Oc- inasimilables tiene importancia cultural y política. Es imposible olvidar
cidente, ser estadounidense, europeo o latinoamericano; y, aun dentro infinidad de procesos históricos y situaciones de interacción cotidiana en
de la variedad de culturas contenidas en cada una de estas regiones, perte- los cuales marcar la diferencia es el gesto básico de dignidad y el primer
necer a una o a otra? Cuando preguntamos si valen por igual, necesitamos recurso para que la diferencia siga existiendo. En este sentido, en socieda-
despojar a la cuestión de cualquier esencialismo. No se trata de afirmar su- des dualistas, escindidas, que siguen segregando a los indios, las políticas de
perioridades intrínsecas de una cultura o sociedad respecto de otras, sino la diferencia son indispensables.
de las condiciones que cada una otorga a sus miembros para desempe- Al mismo tiempo, la intensa y ya larga interacción entre pueblos in-
ñarse en un mundo interconectado donde las comparaciones y confron- dígenas y sociedades nacionales, entre culturas locales y globalizadas
taciones de desarrollos socioculturales son constantes e inevitables. (incluidas las globalizaciones de las luchas indígenas), hace pensar que la
Esta interconexión ha propiciado en algunas áreas de las ciencias so- interculturalidad también debe ser un núcleo de la comprensión de las
ciales comparaciones no racistas, no discriminantes, sino destinadas a prácticas y la elaboración de políticas. Los pueblos indígenas tienen en co-
averiguar qué recursos socioculturales y qué formas de organización ha- mún el territorio y a la vez redes comunicacionales transterritoriales, el
bilitan mejor para actuar en la contemporaneidad. Por ejemplo, si favo- español y, sobre todo, la experiencia del bilingüismo, la disposición a com-
rece más el desarrollo sano de los niños indígenas la vida campesina o la binar la reciprocidad y el comercio mercantilizado, sistemas de autoridad
urbana, el cuidado tradicional de la salud o el de la medicina científica, o local y demandas democráticas en la sociedad nacional.
si las formas de elección comunitarias o individualizadas de autoridades Necesitamos, entonces, una reorientación de nuestro trabajo para
propician más o menos la gestión democrática del poder, e incluso los di- aceptar nuevos problemas de la contemporaneidad como problemas an-
versos modos de entender la democracia que pueden existir en socieda- tropológicos. Me refiero a las preguntas que surgen cuando vemos que
des diferentes. Existen estudios de antropología médica que aportan datos a los factores trasnacionales generadores de desigualdad (acumulación
para contestar la primera pregunta. Hay trabajos de antropología y concentrada y desterritorialización del poder económico) se responde

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destacando los recursos y la tenaz resistencia de las culturas locales: como BIBLIOGRAFÍA
si únicamente se pudiera contestar a la desigualdad desde la diferencia. O
cuando, ante la expansión asimétrica de las redes globalizadas, se opone Appadurai, Arjun
la vocación solidaria y la reciprocidad de las comunidades cara a cara: 1996 Modernity at Large: Cultural Dimensions of Globalization, Uni-
como si pudiera conjurarse el agravamiento de la brecha tecnológica de versity of Minnesota Press, Minneapolis y Londres [trad. al espa-
escala mundial con domésticos movimientos igualitarios. Comparto la hi- ñol Gustavo Remedi, La modernidad desbordada. Dimensiones
pótesis de Luis Reygadas en una investigación en proceso acerca de que el culturales de la globalización, Ediciones Trilce/Fondo de Cultura
incremento reciente de la desigualdad en América Latina se debe, en par- Económica, México, 2001].
te, a que las fuerzas productoras de desigualdad se fortalecen actuando a Augé, Marc
1995 Hacia una antropología de los mundos contemporáneos, Gedisa,
escala global (flujos financieros y redes de comercio trasnacionales, mun-
Barcelona.
dialización de las industrias culturales y de su estilo espectacularizador)
Boltanski, Luc y Éve Chiapello
mientras los dispositivos de redistribución económica, las compensa-
2002 El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, Madrid.
ciones simbólicas y las redes solidarias son locales. Por eso, las preguntas del Bonfil Batalla, Guillermo
día son cómo articular las batallas por la diferencia con las que se dan por la 1990 México profundo. Una civilización negada, Grijalbo/Consejo
desigualdad en un mundo donde todos estamos interconectados. Nacional para la Cultura y las Artes (cNcA), México.
¿Qué nos queda en esta redefinición del objeto de estudio: de la dife- 1991 "Desafíos a la antropología en la sociedad contemporánea", en
rencia y las identidades a la heterogeneidad y la interculturalidad? Como Iztapalapa, núm. 24, año 11, extraordinario, pp. 77-92.
antropólogos, hemos tratado de que la sorpresa que nos produce lo di- 1995 "Dimensiones culturales del Tratado de Libre Comercio", en Obras
ferente pueda volverse inteligible para nosotros y para quienes comuni- Escogidas, t. 2, Instituto Nacional Indigenista/Instituto Nacional
camos nuestros descubrimientos. Pero a menudo descubrimos que los de Antropología e H istoria/cNcA /Fideicomiso Fondo Nacional de
sorprendidos son los indígenas, los migrantes y los espectadores mediáti- Fomento Ejidal/Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
cos, que nos ven llegar con preguntas y conceptos inapropiados para sus en Antropología Social, México, pp. 655-674.
vidas actuales. ¿Qué hacer? Quizá somos nosotros los que rápidamente Bourdieu, Pierre
debemos correr a guardar nuestros modos tradicionales de ir al campo, 1980 Le sens pratique, Minuit, París.
observar y hacer conjeturas sobre los otros. Apurémonos porque vienen Carvalho, José Jorge de
unos indígenas, unos pobres, unos jóvenes, que han cambiado, porque 2002 "Las culturas afroamericanas en Iberoamérica: lo negociable y lo
ir al campo se parece bastante a mirar la interculturalidad que tenemos innegociable", en Néstor García Canclini (coord.), Iberoamérica
2002. Diagnóstico y propuestas para el desarrollo cultural,Santi-
aquí. Seleccionemos lo que nos sirve del instrumental antropológico tra-
llana/oEl, México y Madrid, pp. 97-132.
dicional y probemos otros recursos. Los nativos que estudiamos se pare- Clifford, James
cen mucho a nosotros por la fluidez con que se apropian de múltiples 1995 Dilemas de la cultura, Gedisa, Barcelona.
patrimonios para redefinir sus diferencias, corregir las desigualdades y 1999 Itinerarios transculturales, Gedisa, Barcelona.
conectarse con el mundo. Cuche, Denys
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