Guia Doctrina I

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República Bolivariana de Venezuela

Iglesia Evangélica Pentecostal Las Acacias


Centro de Formación Ministerial

Nivel Básico
Guía
Doctrina I

Autor: Lic. José Gregorio Ferreira

Caracas, Marzo 2012


NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Rev. Samuel Olson - Pastor de la Iglesia Evangélica Pentecostal Las Acacias

Coordinadora General: Profa. Esmirna Luna

Asesor Corrector: Profa. Eunice Alvarado

Diagramación de Portada: Lic. José Gregorio Ferreira

Reproducción: Dpto. de Reproducción de la Iglesia Evangélica Pentecostal Las Acacias


NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

ÍNDICE DE CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA .................................................................................. 4

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 11

SAGRADAS ESCRITURAS............................................................................................... 14

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 23

DIOS / PADRE.............................................................................................................. 24

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 31

EL HOMBRE ................................................................................................................. 32

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 41

JESUCRISTO / DIOS HIJO ............................................................................................. 42

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 51

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GUÍA DE ESTUDIO DE DOCTRINA I

I. INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA

OBJETIVOS:
1.- Conocer la importancia de la Doctrina y su relación con el diario vivir del creyente.
2.- Definir conceptualmente Doctrina, Dogma y Teología.
3.- Discutir y participar en base al conocimiento propio sobre la salvación de Dios
y su pacto hecho con el hombre.
4.- Estudiar e indagar sobre la existencia de Dios, su auto revelación y su Palabra
como medio revelador de su voluntad.
5.- Investigar y auto evaluar nuestro desarrollo como creyente en base a
Romanos 12:1-4.
6.- Aprender como investigar doctrinas.
7.- Aprender y desarrollar conocimiento sobre las diferentes fuentes de doctrinas.
8.- Realizar un patrón de estudio doctrinal.

CONTENIDOS
• Objetivos de la Doctrina.
• Doctrina y Teología Evangélica. Posiibilidades y límites de la Doctrina y la Teología
Evangélica. Doctrina Histórica y Doctrina Moralista Evangélica.
• Los grandes temas de las doctrinas teológicas: Salvación y Pacto.
• Los grandes temas de las doctrinas teológicas: Un sistema para salvar. La Historia.
• El hombre formado por Jesús. Estudio de Romanos 12:1-4.
• Significado y sentido de Doctrina. Dogma. Relación entre la Doctrina y la Teología. El
propósito de la Doctrina. La necesidad de una sana Doctrina en la vida del creyente. Un
modelo para estudiar doctrinas.
• Las fuentes de doctrinas: las Sagradas Escrituras, las tradiciones, otros escritos y libros,
doctrinas de hombres, la sociedad y la cultura.
• El patrón Doctrinal.
• Articulado de la iglesia con respecto a la doctrina.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Objetivo 1.- Conocer la importancia de la Doctrina y su relación con el diario vivir del
creyente.

1.- Objetivo de la Doctrina


1.1. Todo en la vida tiene un fin, un objeto, inclusive la Teología y la Doctrina. La doctrina en sí
misma mantiene tres objetivos a lograr en la vida del creyente que profesa una doctrina.

El primero consiste en aclarar la dirección en la vida, esto es, toda decisión y todo rumbo que en
nuestra vida tomemos, se fundamenta en aquellos principios doctrinales que expresamos y
profesamos. Nuestras decisiones deben estar condicionadas a nuestros criterios doctrinales,
pues estos son principios espirituales e integrales que tratan de darnos rumbo en lo que a
espiritualidad se refiere.

1.2 El segundo objetivo es ofrecer al creyente un significado de la vida. El hecho de conocer


a fondo lo que creemos y por lo que creemos, produce en nuestra vida firmeza en el alma y
en el espíritu. El ser humano necesita saber que su vida tiene un significado, un valor,
necesita saber que trasciende y alcanza niveles que muchas veces nos parece imposibles
lograr. Como seres humanos necesitamos saber cuál es el objetivo de Dios para nuestras
vidas, que propósitos eternos tiene para nuestro ser y cómo han de cumplirse tales objetivos.
La doctrina, nos revela a través de las Escrituras, quiénes somos, de donde venimos y hacia
donde vamos. El conocer el significado de la vida a través de las doctrinas de las Escrituras,
produce en nuestro corazón y pensamiento una mejor calidad de vida.

1.3 Por último, la Doctrina tiene como objeto hacernos entender la importancia de ser
discípulos de Cristo Jesús. A través de las doctrinas que estudiamos, logramos profundizar
nuestro entendimiento sobre lo que significa ser discípulo de Cristo. La doctrina nos lleva a
comprender los sentidos más profundos de ser creyente, discípulo, hermano, sacerdote,
embajador de Jesús. Por esa razón cuando estudiamos la doctrina enseñada por Jesús en el
Sermón del Monte (por ejemplo); esa enseñanza nos confronta en pleno, pues nos demanda
cambios radicales en cuanto a nuestra forma de pensar, decir y accionar las cosas. Nos exige
actitudes y respuestas que solamente un individuo arrepentido y converso de corazón puede
esforzarse para lograr. Pero para ello, es necesario aceptar su importancia para nuestra vida.

Objetivo 2.- Definir conceptualmente Doctrina, Dogma y Teología Evangélica.


2.1 Doctrina y Teología Evangélica. Posibilidades y límites de la Doctrina y la
Teología Evangélica.
El conocimiento teológico y doctrinal es posible porque Dios ha hablado, Hebreos 1:1 y
s.s. y ha obrado en la Historia de los hombres. El conocimiento teológico y doctrinal es
posible porque el hombre ha sido creado de tal manera que puede conocer
verdaderamente, aunque no completamente. La expresión intelectual de la verdad es la
meta de la investigación doctrinal y teológica, pero ahora sólo conocemos en parte en
espera del día cuando conoceremos como somos conocidos por Dios 1 de Corintios
13:12. Por ello, aparte de las posibilidades que nos ofrecen la doctrina y la teología,
también existen límites. Estos son:
• Nuestro entendimiento finito, no podemos saberlo todo (Job 11: 7, Romanos 11:33)

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• El estado imperfecto de las otras ciencias como las naturales, filosóficas y morales.
• Lo inadecuado del lenguaje humano.
• Lo incompleto de nuestro conocimiento de las Escrituras.
• El silencio de la revelación bíblica sobre ciertos temas.
• La falta de discernimiento espiritual.
Es imposible alcanzar el conocimiento de Dios solamente por medio del intelecto, para saber
de las cosas divinas, el corazón debe acompañar a la inteligencia. La doctrina y teología
pues, nos hacen modestos, nos invitan a la humildad.

2.2 y 2.3. Doctrinas histórico y moralista evangélicas


La Doctrina y la Teología Evangélica, llamada también Doctrina y Teología Reformada (por
recoger los grandes principios de la Reforma del siglo XVI), es una enseñanza contrapuesta
totalmente a otros movimientos como el Católico Romano, el racionalismo, el
sentimentalismo, el moralismo y así, otras corrientes de pensamiento humano, elaboradas
durante la Historia de la humanidad.
La característica fundamental de la Doctrina y Teología Evangélica, es su voluntad de prestar
gozosamente obediencia a la autoridad soberana de Dios tal como ésta se expresa en su
revelación, registrada hoy en los libros canónicos de la Escritura Hebreo Cristiana. Esta
Escritura es la fuente, la norma y la regla infalible de fe para todo aquel que profesa ser
cristiano, pues en ella se encuentra la revelación objetiva de Dios, centrada en la obra
redentora de Jesús.
Por consiguiente, la primera tarea de la Doctrina y Teología Evangélica es escuchar la voz de
Dios por el Espíritu y por medio de la Palabra escrita llegada hasta nosotros. Luego, se trata
de emplear todos los recursos de nuestra personalidad regenerada por Cristo, la mente
iluminada, los sentimientos y las emociones reorientadas y la conciencia limpia de obras
muertas, Hebreos 9:14, con el fin de presentar esta verdad divinamente garantizada, por
haber sido divinamente revelada de manera sistemática. En esta labor, no olvidaremos las
lecciones valiosas de nuestra experiencia, tanto históricas como personales, ni
descuidaremos tampoco las herramientas del intelecto, las emociones y los impulsos básicos
de nuestra naturaleza humana, pero por encima de todo esto, y sirviendo de norma
suprema, se halla la luz de Dios.
La Doctrina y la Teología Evangélica por lo tanto, son para nosotros la explicación de la
Palabra revelada y vivencia de esta misma Palabra. Es una tarea bíblica la nuestra. Así, nos
vinculamos a la gran doctrina reformada de la Sola Scriptura, y aún más; seguimos en la
línea de los apóstoles y del Señor mismo cuando aclaraba toda cuestión con la frase
contundente: “está escrito”. Esto bastaba para él y es suficiente para nosotros.

Objetivo 3.- Discutir y participar en base al conocimiento propio sobre la


salvación de Dios y su pacto con el hombre.

3.1. Salvación y Pacto, uno de los grandes temas de las doctrinas teológicas.
Los grandes temas de las doctrinas teológicas no son otros que los grandes temas de la
revelación bíblica. El tema central es la cruz de Cristo, punto focal de toda teología y
doctrina, y a partir de ella, fluyen todas las demás realidades divinas. Como lo expresó una
vez Lutero: “La teología de la cruz es la teología de la luz”.
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El mensaje central de la Biblia es el Pacto de Dios con los hombres. A partir de este concepto
del Pacto hallamos el hilo conductor de toda la historia de la salvación, la cual toma en
ambos Testamentos tres aspectos fundamentales, que son:
• Existe un dador de la salvación.
• Existe un camino de la salvación y
• Existen los herederos de la salvación.
Esto mismo podemos expresarlo de otra manera, en términos de Pacto, así:
• Hay un mediador del Pacto.
• Las bases del Pacto están establecidas; y
• Hay un pueblo del Pacto.
Dios mismo es el Salvador de su pueblo; es él quien confirma su Pacto misericordioso. El
Mediador del Pacto, el Dador de la salvación, es Jesucristo, el Hijo de Dios. El camino de la
salvación, las bases del Pacto, lo constituye la gracia de Dios que demanda de su pueblo una
respuesta de fe y de obediencia. Los herederos de la salvación, el pueblo del Pacto, son el
Israel de Dios y la Iglesia de Dios.
El mensaje central de la Escritura, lo que le da su unidad básica y maravillosa, es el fruto de
la voluntad salvadora de Dios trino: el Padre que llama a la salvación a los hombres; el Hijo
que efectúa dicha salvación y el Espíritu Santo que la aplica, haciéndola fructificar para
santificación 1 de Pedro 1:2.
Objetivo 4.- Estudiar e indagar sobre la existencia de Dios, su auto-revelación y
su Palabra

4.1. Los grandes temas de las doctrinas teológicas: a) Un sistema para salvar
Los grandes temas de las doctrinas teológicas constituyen un sistema organizado para
ayudarnos a entender la salvación de Dios, en este sistema los temas son los siguientes:
• Hay un Dios que es hacedor y legislador de todo lo que existe. (La existencia de
Dios).
• Dios se ha revelado al hombre por medio de su Palabra, la Escritura como revelación
de Dios.
• Dios es un ser personal, puesto que en su naturaleza lo revela, en sus decretos y sus
obras.
• El hombre es creación de Dios, mantiene semejanza original con Dios y al pecar viene
su consiguiente depravación.
• La redención por medio de la obra de Cristo y por el Espíritu Santo, es directa al
hombre pecador.
• Tanto Jesús como su Espíritu, fundan la Iglesia y conforman su naturaleza.
• El final del estado presente de las cosas, ha de ser consumado en el Hijo y el
cumplimiento total de su Palabra.

4.2. Los grandes temas de las doctrinas teológicas: b) La Historia


Cuando consideramos el camino de la reflexión doctrinal y teológica a través de la Historia,
nos percatamos de que ha seguido lógicamente el mismo sistema de estudio sistemático de
las doctrinas. Para profundizar en las grandes verdades de la revelación divina, haciendo
frente, al mismo tiempo a los errores que se le oponían. Estas son:

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• SIGLO I: La Apologética o defensa de la fe, para armonizar las exigencias del
conocimiento intelectual con el Evangelio.
• SIGLO III – IV: La naturaleza de Dios, un Dios en tres personas, la Trinidad, disputas
teológicas sobre su naturaleza, tales como el Monaquismo, Arrianismo y
Macedonianismo.
• SIGLO V: Controversias antropológicas, el hombre como cuerpo, alma y espíritu,
Agustín contra Pelagio.
• SIGLO V – VII: Controversias Cristológicas, Jesús verdadero Dios y hombre,
posiciones como el Apolinarismo, Nestorianismo, Eutiquianos y Monofisitismo.
• SIGLO XI – XVI: Controversias soteriológicas, la salvación, la expiación y la
justificación por la fe.
• SIGLO XVI: Controversias eclesiológicas, la autoridad de las Escrituras.
• SIGLO XVII – XX: La autoridad divina y los fundamentos de la fe, controversias con el
Racionalismo, el Romanticismo y el Existencialismo. El Milenio de Jesús. Controversias
con el Amilenialismo, Premilenialismo, Postmilenialismo y el Dispensacionalismo. Las
realidades seculares.

Objetivo 5.- Investigar y autoevaluar nuestro desarrollo como creyentes en base a


Romanos 12:1-4.

5.1. El hombre formado por Jesús. Romanos 12:1-4.


Ante todo lo planteado, nos preguntamos ¿qué debemos hacer? Cuando estudiamos
Doctrina, nos estamos disponiendo a ser transformados por la Palabra de Dios revelada. Nos
estamos colocando en las manos de Jesús, para que nos forme y nos moldee conforme a su
voluntad y de una forma íntegra. El hecho está en que la Doctrina, no solamente nos dice
que es bíblico y que no (siempre y cuando ésta se encuentra establecida en la Palabra), sino
que fundamenta principios claros de la fe. Principios sobre los cuales el que profesa ser
creyente en Jesús, ha de caminar. Cuando leemos esta porción de Romanos, el Apóstol
Pablo nos invita a dicha transformación. Pablo nos indica que es nuestro deber, hacer acto
de presencia ante nuestro Creador íntegramente, esto es en cuerpo, alma y espíritu. Esto es,
perfecta consonancia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Sí, debemos
presentarnos ante Él, en actos de sacrificio y muerte en vida, pues debemos doblegar
nuestra voluntad para realizar la del Padre. Actos cotidianos en donde se debe mostrar y
vivenciar la santidad y el deseo de agradar al Padre, lo cual es nuestra forma de adorar
concientemente al Dios Celestial.
Además, Pablo nos insta a que en el desarrollo de nuestro sacrificio cotidiano para hacer la
voluntad del Padre, debemos estar dispuestos a ser transformados por completo, dejando
que su Espíritu renueve nuestro entendimiento, muchas veces tendremos que cambiar de
parecer y de criterio. Es un desarrollo, en donde en la medida en que avanzamos, más
conocemos la perfecta y buena voluntad de Dios para nuestra vida. No solamente la
conocemos, sino que la comprobamos para que no nos quede la menor duda.
Este desarrollo de estudio doctrinal, esta entrega a Su voluntad, producirá en nosotros un
claro entendimiento sobre quienes somos, sin desprestigiar a nadie ni menospreciar a otros.

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Bajo esta humildad en su desarrollo, se acaban los sentimientos de superioridad y los de


inferioridad, simplemente creemos que somos lo que somos en Cristo Jesús, ni más ni
menos. Conforme a la medida de fe en cada uno. Es un caminar, en donde Cristo nos va
formando.
5.2. Auto evaluación crítica ética, moral, espiritual y doctrinal
La edad promedio de mayoría de edad en el hombre es cerca de treinta años, si
consideramos que muchos llegan a los pies de Cristo pasados después de llegar a los treinta,
es necesario pensar en todo el bagaje que traemos al llegar a sus pies e
independientemente de la edad en que nos encontramos con Jesús, es necesario que nos
evaluemos ante Él moral, espiritual y doctrinalmente, pues muchas de las cosas que hemos
practicado en el mundo, muchas de nuestras creencias y formas de ver el mundo, no están
acordes a lo que realmente es y desea para nosotros. Necesitamos chequear lo que creemos
y por qué lo creemos, necesitamos evaluar nuestros principios morales, para saber si están
de acuerdo a los principios morales dados por Dios. Toda esta evaluación siempre a la luz de
su Palabra revelada.
5.3. Nuestra actitud ante nuestro patrón viejo de doctrina
Muchas veces tenemos actitudes deportivas en cuanto a nuestra “ética propia” que
realmente no es ética, simplemente son principios a conveniencia. No nos percatamos de
todas aquellas mañas aprendidas, patrones copiados de familias y personajes importantes,
doctrinas por las cuales hemos caminado, falsa moralidad e inclusive, la profunda mezcla
sociocultural que cada uno de nosotros cargamos. Pues así, llegamos a los pies de la cruz,
con ansias de ser transformados. Y cuando Jesús comienza a obrar en nuestras vidas,
comienzan los conflictos internos entre la carne y el espíritu, entre lo que se debe hacer y lo
que no, pero quiero hacerlo. Situaciones y circunstancias profundas e internas que están en
nosotros y es necesaria la evaluación, para poder saber que debo dejar transformar en mí.
(Romanos 7:14-25)
5.4. El ejemplo de Pablo. Gálatas
Cuando indagamos sobre la vida del Apóstol Pablo, ¿qué encontramos? Al abordar las
Escrituras en Gálatas 1.11-24; Hechos 22:3; Hechos 23.6; Hechos 24:14 y Hechos
26:4-5, encontramos a un Pablo que tuvo la necesidad de auto evaluarse en todos los
sentidos, pues la realidad de Cristo, era otra cosa completamente diferente a lo que él había
profesado durante 30 años aproximadamente. Un Pablo que era conocedor de la ley, fariseo,
religioso judaísta, celoso de las tradiciones e instruido por un gran maestro “Gamaliel”. Un
hombre común y cualquiera con sus patrones, su cultura, su integridad, pero que
necesitaba un cambio radical.
5.5. Nuestra actitud, 1 Tesalonicenses 5:21-22
¿Qué debemos hacer nosotros? El mismo Pablo nos lo dice en Tesalonicenses 5:21-22,
“Examinadlo todo; retened lo bueno, absteneos de toda especie de mal”. Al evaluarnos
encontraremos doctrinas, creencias, patrones, mapas conceptuales y un sin fin de
situaciones, ante las cuales debemos preguntarnos qué hacer. Si son buenas y agradables
para Dios, entonces las retenemos, si no, debemos desecharlas y abstenernos de ellas.
5.6. Isaías 45:9 y Romanos 9:20
Esto no lo hacemos solos, ni mucho menos lo procuramos. Es la obra de Jesús en nuestra
vida que comienza a llevarnos por el camino de la salvación y de la corrección. Es

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entregarnos en las manos de Aquél que nos formó, para que continúe su obra. Pues somos
como barro en sus manos. Él es el alfarero y sabrá que hacer en nuestra vida y cómo
hacerlo, aunque muchas veces somos barro indolente e irreverente, que no queremos que el
alfarero haga su voluntad en nuestra vida, así como se nos expresa en Isaías y Romanos.

Objetivo 6.- Aprender cómo investigar doctrinas


6.1. Significado y sentido de Doctrina. Doctrina.
La Doctrina es enseñanza, opiniones, ciencia y sabiduría. La Doctrina es un sistema de
creencias, basada en dogmas. Son enseñanzas que se establecen en nuestra vida como
principios y normas del vivir. Son enseñanzas que se dan para instruir a alguien. También es
un conjunto de opiniones de una escuela literaria, jurídica o filosófica, o de una determinada
religión o secta. Por ejemplo: Creer que la salvación no se pierde, creer en las
manifestaciones del Espíritu Santo, etc. Son doctrinas.
6.2. Dogma
El dogma, es el fundamento de una doctrina, una verdad establecida, revelada en la
Escritura, convertido a través de la Historia en credo, es una afirmación. Dogma es un punto
fundamental de creencias religiosas o filosóficas. Ejemplo: La salvación, la persona del
Espíritu Santo, Jesús Hijo de Dios, etc. Son dogmas.

6.3. Relación entre la Doctrina y la Teología


Para entender la estrecha relación entre Doctrina y Teología, es necesario definir qué es
Teología. La Teología es la ciencia de Dios. Decimos de Dios, porque de Él procede, y sin su
iniciativa de darse a conocer, no podría haber Teología en el sentido estricto del vocablo.
También decimos de Dios, porque es una ciencia cuyo objeto de conocimiento es la
Divinidad: su existencia, su carácter, sus propósitos para con el universo creado, para con
sus criaturas, para con sus redimidos y para con la Historia.
La Teología no solamente se ocupa de Dios, sino de aquellas relaciones entre Dios y el
universo que nos llevan a hablar de creación, providencia y redención. La Teología no crea
sino que descubre los hechos ya existentes y sus relaciones mutuas, tratando de mostrar su
unidad y su armonía en las diferentes partes de un sistema orgánico de verdad.
Esto nos conduce a la Doctrina, puesto que para conocer las doctrinas y sus fundamentos
dogmáticos, es necesario indagar teológicamente en las Escrituras, pues la base
metodológica e investigativa de la Doctrina proviene de la Teología como ciencia.
6.4. El propósito de la Doctrina
El propósito de la doctrina bíblica lo encontramos en tres citas claves en el Nuevo
Testamento, 2 de Timoteo 3:16, 2 de Timoteo 4:3 y Tito 2:1. En 2 de Timoteo 3:16,
encontramos que Pablo el Apóstol nos dice que la Palabra de Dios tiene una utilidad, un uso
adecuado, el cual tiene cuatro intenciones. Estas intenciones son claramente planteadas. La
Palabra doctrinal es dada para enseñar, corregir, redargüir e instruir en justicia. La Palabra
está dada para enseñarnos la verdad y guardarla en nuestro corazón. Es dada para corregir
nuestros errores mentales y espirituales. Fue dada para redargüir en nuestra integridad el
mal que tenemos y para instruirnos con normas de vida adecuadas a la justicia de Dios, no a
la nuestra. Dentro de este propósito de la Doctrina, encontramos que para cumplir tal
proceso de enseñanza divino, debemos pasar por un colador vivencial de la Palabra, lo que
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Pablo llama en 2 de Timoteo 4:3, “sufrir la sana doctrina”, o sea, desear hacer realidad su
Palabra en nuestra vida. Pues siempre nuestra voluntad se encontrará no dispuesta para
hacerlo, sobre todo, con aquellas enseñanzas que nos confrontan con nuestras realidades y
principios del viejo hombre. Pablo nos insta a que tratemos con esfuerzo en vivir conforme a
la voluntad expresada del Padre, sin alterar su verdad a nuestra conveniencia.
Por último, Pablo en Tito 2:1, nos muestra el producto del proceso del propósito doctrinal,
Si nos sometemos a su voluntad y aprendemos de Él, entonces como producto y fruto final,
ha de ser que todo lo que hablemos y hagamos debe ser conforme o de acuerdo a lo que el
Padre dice que debe ser, puesto que hemos conocido de Él los errores que existen y como
debemos evitarlos. Él nos ha dado su autoridad proporcionalmente al conocimiento de su
voluntad y aplicación de la misma. Encontramos en el desarrollo del propósito doctrinal,
además, un desarrollo de nuestro carácter íntegro ante Dios, expresando su voluntad con
acciones vivenciales.

6.5. La necesidad de una sana Doctrina en la vida del creyente


En el Nuevo Testamento, en 2 de Timoteo 2:15, Pablo nos expresa cuán necesario es
conocer y vivir sobre bases doctrinales bíblicas. Se nos indica que todos los que profesamos
ser seguidores de Cristo, debemos esforzarnos con deseo, presentarnos ante Dios con
nuestras credenciales de cristiano en regla (o sea, nuestro testimonio), pues nuestra manera
de obrar debe estar acorde con lo que conocemos de Su voluntad conocida y revelada en
las Escrituras, para no pasar vergüenza ante la presencia del Creador, por no usar las
herramientas Escriturales adecuadas en nuestra vida, sino más bien haberlas desechado e
ignorado.

6.6. Un modelo para estudiar doctrinas


En el libro de Hechos 17:11, encontramos a los hermanos de Berea, los cuales actuaron ante
la predicación de Pablo sabiamente. Realizaron ciertas acciones, que nos enseñan a cómo
estudiar y evaluar doctrinas, sean estas bíblicas o no. En primer lugar, los habitantes de Berea
que recibieron la enseñanza de Pablo, lo hicieron con empatía, o sea, con aceptación, con
aprobación para escuchar con detenimiento. En segundo lugar, ellos recibieron la enseñanza
con “solicitud”, esto es con deseo e interés de conocer lo que se está enseñando. En tercer
lugar, los habitantes de Berea, luego de escuchar la enseñanza de Pablo, se fueron a sus
hogares a indagar, a escudriñar y comparar lo que Pablo decía en relación con la Escritura,
buscaron para ver si conseguían algún error o confusión. Por últimos los Bereanos, verificaron y
confirmaron que las enseñanzas traídas por Pablo sobre el Evangelio y el Reino de Dios, estaban
ajustadas a la enseñanza de la Torah, por consiguiente, creyeron.
Estos cuatro pasos deben ser practicados por nosotros ante las doctrinas que se nos presentan,
sean estas genuinas o falsas:
• Debemos recibir con empatía.
• Debemos poner interés en lo que se nos dice.
• Debemos indagar si es verdadero o falso; y
• Debemos verificar para confirmar lo que es verdad.

Objetivo 7.- Aprender y desarrollar conocimientos sobre las diferentes fuentes de


doctrinas.

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Cuando hablamos de doctrinas y enseñanzas, debemos entender que no todas las doctrinas que
escuchamos, provienen de las Escrituras, inclusive muchas de ellas aparentan salir de los
Escritos y no es así. Existen otras fuentes, otros manantiales de donde provienen doctrinas,
entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:

7.1. Las Sagradas Escrituras, los Cristianos, los Católicos, los Judíos, los Masones,
los Mormones, los Testigos de Jehová, los Santeros, los Quaquerianos y otros, mantienen
doctrinas que toman de las Escrituras, pero esto no es aval para creer que son doctrinas
netamente cristianas, por el hecho de tomarlas de allí.

7.2. Las tradiciones, éstas son fuentes de doctrinas basadas en los criterios sociales
y culturales de la humanidad, algunos grupos religiosos basan sus sistemas de enseñanzas
en la tradición, como los Católicos, los Adventistas, etc.

7.3. Otros escritos o libros, entre los cuales están la Atalaya, la Torre del Vigía,
Despertar, la Perla de Gran Precio, el Santo Misal, textos de Metafísica, libros de
Gnosticismo, los Evangelios Dorados, etc.

7.4. Hombres, muchas doctrinas falsas fluyeron de hombres de importancia para la


humanidad, entre los cuales encontramos a Buda, Confucio, Mahoma, Ghandi, Charles
Darwin, Lenin, Carlos Marx. Otros no tan prominentes como Conny Méndez, Joseph Smit,
Dalahi Lama, Sai Baba, Mary Baker Hedí, Carlos Russell, entre otros.

7.5. Por último encontramos la sociedad y la cultura como fuente de doctrinas,


tales como el machismo, la pantallería, el amiguismo, el compadrazgo, el copismo, el
facilismo, el clientelismo, el individualismo, el comodísmo. Inclusive fuentes políticas y
gubernamentales como el marxismo, el nacionalismo, el socialismo, el capitalismo, el
comunismo y otras provenientes de sistemas filosóficos como el existencialismo, el
materialismo, el relativismo, el modernismo, etc.

Objetivo 8.- Realizar un patrón de estudio doctrinal.


Para concluir, es necesario que todo creyente en Cristo, mantenga un sistema de pensamiento
doctrinal organizado, que abarque los grandes dogmas establecidos como temas de estudio y de
comprensión teológica y, sobre estos temas, desglosar las doctrinas provenientes de las
Sagradas Escrituras que debemos expresar en nuestra fe Cristiana. Este patrón doctrinal a
estudiar a fondo, incluye los siguientes dogmas cristianos:
• Doctrina.
• Las Sagradas Escrituras.
• Dios.
• El hombre.
• Jesús, el Hijo de Dios.
• El Espíritu Santo.
• La Iglesia.
• Las Doctrinas de la Gracia de Dios.
• La Escatología.

ASIGNACIÓN PERMANENTE:

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de la
Doctrina?

• ¿Qué afirman y qué niegan?

• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca de la doctrina y su enseñanza?

BIBLIOGRAFÍA

Introducción a la Teología, Autor: José Grau, Editorial CLIE, Curso de Formación


Teológica Evangélica Tomo I.

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II. SAGRADAS ESCRITURAS

OBJETIVOS
1.- Sentar bases sobre la voluntad de Dios para nuestra vida.
2.- Conocer la voluntad divina y su importancia para la vida en base a las
Escrituras.
3.- Estudiar el significado de la inspiración y de la revelación y su relación con
las Sagradas Escrituras.
4.- Definir revelación general y revelación especial: conceptos, elementos, sentid
sentidos, significados, ¿cómo obran?
5.- Compartir sobre la manera en que las Escrituras influyen en la vida del
creyente.
6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la Iglesia en
relación a la autoridad de la Escritura.

CONTENIDOS
• La Biblia, Palabra de Dios. Dios ha hablado y ha hablado para salvar. Las Escrituras son
verdad de Dios. La postura bíblico-histórica.
• Introducción a las Sagradas Escrituras como medio revelador de Dios: expresan su
pensamiento, su obra, su voluntad, Jesús como la Palabra hecha carne (el Verbo), la
obligatoriedad del estudio de las Escrituras y la consideración de ellas como únicas.
• Evidencias: dice y demuestra ser Palabra de Dios. La inspiración de las Escrituras según
Pedro y Pablo. La opinión de Jesús sobre ellas. Autoridad y canonicidad de las
Escrituras. El cánon bíblico. Las Escrituras y los apócrifos. El Cánon Judío.
• Significado de revelación general y revelación especial. Las formas de la revelación, los
instrumentos de la revelación: los testigos y la tradición apostólica..
• El marco de influencia de las Sagradas Escrituras.
• Planteamientos doctrinales de la iglesia en relación a la autoridad de las Escrituras.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Objetivo 1.- Sentar bases sobre la voluntad de Dios.

1.1. La Biblia, Palabra De Dios. Dios ha hablado y ha obrado para salvar.


Dios ha hablado. Y es a partir de esta Palabra divina que nos sentimos interpelados por Dios.
La Biblia, como comprobaremos, no es, pues, el resultado de los descubrimientos que acerca
de Dios pudieran haber hecho algunos hombres excepcionalmente piadosos y naturalmente
dotados para el misticismo, sino el relato de un proceso de auto revelación que Dios ha
querido hacer llegar hasta nosotros para nuestra iluminación y nuestra salvación.
Si Dios mismo no se hubiera dado a conocer, el hombre no habría llegado nunca, por sí
mismo, a tener un claro y correcto conocimiento de Dios. Esto no supone, sin embargo, que
el hombre no sea capaz de intuir, de alguna forma, la existencia de un ser supremo,
mayormente como Creador. Todas las religiones y hasta cierto punto, las filosofías, son un
testimonio de la calidad religiosa del ser humano, si bien, al propio tiempo, estas mismas
varias y contradictorias ideas religiosas, así como las múltiples y opuestas escuelas
filosóficas, muestran la impotencia humana para llegar a un claro y correcto conocimiento de
Dios. Dios ha dado a conocer este mensaje de salvación muchas veces y de muchas
maneras, Hebreos 1:1 y el medio que Dios escogió para que su mensaje alcanzara al
hombre, es la Biblia. Por esta razón se le denomina la revelación de Dios.
Dios ha obrado y ha hablado en medio de la Historia de los hombres, ha llamado y usado a
hombres y mujeres (profetas y apóstoles) como instrumentos de su revelación a la
humanidad. Movidos por el Espíritu Santo, estos hombres y mujeres hablaron de parte de
Dios y luego pusieron por escrito el mensaje divino de que fueron hechos depositarios y así
la revelación ha quedado garantizada y preservada para todos los seres humanos de todos
los tiempos.
1.2. Las Escrituras son verdad de Dios
Como creyentes creemos que la verdad se halla en la Biblia; por lo tanto creemos que la
Biblia es fidedigna en todas sus partes porque es el producto del “soplo de Dios” (lo que
nosotros llamamos inspiración” y, por consiguiente, su enseñanza es infalible. La doctrina de
la inerrancia de las Sagradas Escrituras ha sido la creencia oficial de todas las grandes
Iglesias hasta el siglo XIX; ha sido confesada por las grandes decisiones doctrinales de la
Iglesia Romana, la llamada Ortodoxa y las Iglesias Protestantes. Los más grandes cristianos
la creyeron y la enseñaron. Siendo lógicamente sostenible, es útil para la defensa de la fe, y
en este sentido ha sido empleada por los más grandes teólogos, exegetas y apologistas del
Cristianismo.
1.3. La postura bíblico – histórica
La revelación de Dios en la Historia, y la salvación que se desprende de dicha auto
revelación divina que culmina en Cristo, son hechos históricos únicos y sin paralelo posible.
La proclamación de esta verdad levantará oposición siempre, como leemos en 1era. de
Corintios 1 22-23.
A lo largo de la Historia de la humanidad, la doctrina de la inerrancia de la Palabra divina ha
tenido que luchar contra todas los intentos de añadir o quitar algo de valor, del texto de la
revelación escrita. Ha tenido que enfrentarse contra todos los que han colocado a la
tradición, la experiencia personal o la autoridad de alguna iglesia por encima de la autoridad
de la Escritura, como más importante que la Palabra escrita. Negar la inerrancia de las

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Escrituras es negar, en último término, el fundamento sobre el cual se apoyan todas las
demás verdades cristianas.

Objetivo 2.- Conocer la voluntad divina y su importancia para la vida en base a


las Escrituras.

2.1. Introducción a Las Sagradas Escrituras como medio revelador de Dios.


Como creyentes, reconocemos a la Palabra escrita como medio que expresa los
pensamientos y la obra de Dios. Entendiendo esto como aquella parte de la voluntad divina
que nosotros podemos conocer, debido a que está escrita, en contrapeso de la voluntad
divina que no conocemos, pues es particular, Dios revelará a cada creyente en la intimidad
de la oración y de la relación continua con Él, los detalles de su voluntad personal para cada
individuo, pero ésta no se encuentra expresa en las Escrituras. Por lo tanto, muchas veces
perdemos el tiempo, esperando que Él nos revele algo directamente, cuando dicha verdad
ya esta plasmada en las Escrituras, el problema es que nosotros no la ubicamos o no la
leemos. O peor aún, no la aceptamos. Su Palabra Escrita permanece para siempre, Salmo
119:89; Isaías 40:8; Mateo 5:18; Mateo 24:35, 1 de Pedro 1:25. Él nos ha dado a
conocer su voluntad, e inclusive su Palabra escrita, fue hecha carne, Cristo Jesús, el Hijo de
Dios, su Palabra o Verbo encarnado, Juan 1:18.
Por estas razones, el estudio de las Escrituras es obligatorio, así nos lo expresa la misma
Palabra en Deuteronomio 17:19; Juan 5.39 y Romanos 15:4. No debemos
desaprovechar la oportunidad que el Padre ha colocado en nuestras manos de conocer su
voluntad expresa para nuestras vidas. Su palabra es única e incomparable con cualquier otro
libro famoso que exista. El hecho de que en las Sagradas Escrituras encontramos reunidos
cerca de tres idiomas maternos (griego, arameo y hebreo), más de cuarenta autores,
instrumentos de Dios para plasmar su verdad en lo escrito, un recorrido sobre tres
continentes (Asia, África y Europa), que abarque diferentes clases sociales y estados de
ánimo, es suficiente como para ponernos a pensar sobre la “peculiaridad” de este libro, que
nos llama la atención y nos invita a escudriñarlo.
2.2. Evidencias
a. Dice ser Palabra de Dios
No todos los “libros sagrados” de las demás religiones pretenden tal cosa. En el Antiguo
Testamento, encontramos una historia de salvación a lo largo de los siglos narrada en cerca
de cuarenta escritos, y mediante las personas más dispares, apuntando al Mesías que ha de
venir, el testimonio de los profetas, el testimonio de la historia y el testimonio de la profecía.
En el Nuevo Testamento, encontramos el cumplimiento de las profecías y el testimonio único
de Jesucristo, el testimonio de los apóstoles, la unidad de los dos Testamentos, estructural,
histórica, profética, doctrinal, moral y espiritual.
b. Demuestra ser Palabra de Dios
Si lo dicho anteriormente no fuera suficiente, tenemos agregado que la Biblia transforma a
los individuos con su poder salvador y su poder edificador, transforma a los pueblos, como
vemos el ejemplo con Israel y ejemplos en la historia de Europa y América. Su Palabra
influye en la vida pública, en la cultura y en la sociedad. Las Sagradas Escrituras son el único
medio de renovación de las iglesias y del mundo.

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Objetivo 3.- Estudiar el significado de la inspiración y de la revelación y su


relación con las Sagradas Escrituras.

3.1. Definición de revelación


Revelación es la acción de descubrir o manifestar lo secreto o ignorado. Es proporcionar
indicios o certidumbre de algo. En este sentido, Dios, nos dejó en su Palabra revelada, la
revelación directa y especial de su carácter y de su mensaje, nos envió su propia Palabra
Personal o Verbo, para que, haciéndose hombre como nosotros, nos tradujese con exactitud
a nuestro lenguaje y nos interpretase auténtica y claramente al Dios a quien nadie vio
jamás, Juan 1:1; 14; 18.
3.2. Definición de auto revelación
La auto revelación es la acción de darse a conocer a sí mismo. Dios no es un objeto al que el
hombre llega a conocer por un esfuerzo de su investigación racional, sino que es Dios el que
sale al encuentro del hombre para “revelársele” y “revelarle” su plan de salvación. En otras
palabras, el hombre puede conocer a Dios sólo en la medida en que éste interviene
activamente para hacerse conocer.
3.3. Definición de inspiración
a. Inspiración como influencia sobrenatural
b. Inspiración como la intimidad con Dios
c. Inspiración como poder inexplicable.
d. Inspiración como el soplo recio de Dios que capacita
Inspiración es la acción de Inspirar, infundir en otros afectos, ideas, designios, etc. Se puede
definir como la acción sobrenatural de Dios en los hagiógrafos que tuvo por objeto guiarlos
en sus pensamientos y en sus escritos de modo tal que éstos expresaran, verazmente y
concordes con la revelación, los pensamientos, los actos y la voluntad de Dios. Por esta
razón, puede decirse que la Biblia es Palabra de Dios y, por consiguiente, suprema norma de
fe y conducta. Webser define inspiración como “la influencia sobrenatural del Espíritu de
Dios ejercida sobre la mente del hombre, influencia que capacitó a los profetas, apóstoles y
demás escritores bíblicos, para exponer la verdad divina sin mezcla de error”. Mientras que
en el diccionario ESPASA – CALPE, encontramos que inspiración es “la intimación que Dios
hace al autor sagrado para que escriba acerca de una determinada materia, junto con una
asistencia especial para que no cometa error en su exposición”. Gausen, otro escritor, nos
dice “inspiración es el poder inexplicable que el Espíritu Divino ejerce en los autores de las
Escrituras para guiarlos aún en el empleo de los vocablos que deben usar y preservarlos de
todo error u omisión” Y por último, podemos interpretar las palabras de Pablo, relacionadas
con inspiración, definiendo ésta como “el soplo recio, consciente de Dios, en el hombre,
capacitándole para expresar la verdad”.
e. Sentido textual y técnico de inspiración
La palabra “inspiración” contiene en sí misma, un sentido textual y un sentido técnico.
Textualmente deriva de la palabra latina “inspirare”, que se interpreta como soplo de Dios,
actuando así sobre los autores bíblicos 2ª. de Pedro 1:21, como en los libros escritos por
ellos 2ª. de Timoteo 3:16. En cambio, en el sentido técnico encontramos dos palabras que
la definen. En hebreo tenemos a “nesh’am’ah” interpretado como un poder omnipotente y en

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griego “theópneustos” que se interpreta como un aliento creador. Ambas hacen referencia a
la inspiración divina, para diferenciarla de la humana que es natural. La divina es
sobrenatural, no es nata en el ser humano.
f. Características únicas de la inspiración divina
La inspiración divina, tanto en el sentido textual como en el técnico, marca cuatro
características en sí misma; éstas son: la inspiración es única, es completa, es viva y abarca
la transmisión verbal y conceptual.

3.4. La inspiración de las Escrituras


a) ¿Qué es la inspiración? 2ª. de Pedro 1.19-21
La inspiración es una influencia externa que produce en su objeto efectos que van más allá
de sus poderes ordinarios intrínsecos. En 2 de Pedro 1:19-21, se indica que la palabra
profética es inspirada y todavía más segura, porque recoge el testimonio, no de una
generación, sino de muchos siglos y sobre todo, porque es palabra profética, es decir, se
trata de la palabra de unos hombres inspirados por Dios.
b) La inspiración según Pablo: 2ª. de Timoteo 3:15-16
Pablo le explica a Timoteo las ventajas de haber aprendido desde pequeño la verdad
salvadora de Dios, ¿cómo la aprendió? Tuvo buenos maestros que le enseñaron bien y debía
estarles agradecido. Y tuvo la Escritura, este hecho fue decisivo, porque ella constituye la
suprema garantía de la verdad salvadora. Pablo expresa que el origen o causa primera de las
Escrituras radica en el “soplo de Dios”, el mismo soplo que estuvo presente en la creación
del mundo, Salmo 33:6.
c) ¿Qué opinión le merecía a Jesús las Escrituras?
Jesucristo se refirió al Antiguo Testamento en términos inequívocos para señalar que se
trataba de un conjunto de libros inspirados. La expresión “Está escrito” era una fórmula
técnica entre los judíos para designar un libro sagrado y divinamente inspirado. Jesús la
emplea para referirse a 4 de los cinco libros del Pentateuco, los Salmos, Isaías, Malaquías y
Zacarías. Otras expresiones en las cuales Jesús muestra su aprobación a las Escrituras como
inspiradas son que la Escritura no podía ser quebrantada, que ni una jota ni una tilde
pasarían de la ley, además dijo que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito
y dio un mandato imperativo cuando exige que escudriñemos las Escrituras, Mateo 4:4;
Mateo 4:7; Mateo 4:10; Mateo 21:13; Lucas 24:44; Juan 10:31-36.
d) Autoridad y canonicidad de las Escrituras
La palabra “Cánon” se deriva del griego y significa norma o medida. En el lenguaje de la
Iglesia llámese canónico a todo lo que se conoce como conjunto de escritos que forman la
Sagrada Escritura. Se emplea, pues, en el sentido de “lista” o “catálogo” de libros inspirados
por el Espíritu Santo y reconocidos universalmente por la Iglesia como Palabra de Dios. En
contraposición, llamamos “apócrifos” a aquellos escritos que habiendo pretendido entrar en
el Cánon no son inspirados y no pueden, por lo tanto, ser reconocidos como normativos por
el pueblo de Dios.
e) ¿Cómo reconoce la iglesia el cánon bíblico?
La Iglesia reconoce como canónicos los libros que retienen las siguientes características:

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 La inspiración divina ratificada por Cristo mismo o bien por alguna de las siguientes
señales:
 La apostolicidad en el caso del Nuevo Testamento y el profetismo en el Antiguo
Testamento.
 La autoridad en la doctrina.
 La autenticidad de los escritos, es decir, su genuinidad, por lo que se refiere a autoría y
otros detalles textuales.

f) Las Escrituras y los apócrifos


En cuanto a nuestra postura evangélica sobre los apócrifos, existe un texto clave que debe
orientar nuestra investigación. Se trata del pasaje que hallamos en Romanos 3:1-2, 4. La
ortodoxia Protestante sigue las pisadas de la Iglesia de los primeros siglos, y de los
reformadores del siglo XVI, cuando pregunta al pueblo judío cuáles son los libros que
componen el cánon del Antiguo Testamento. Después, pregunta a los evangelios cuál fue la
actitud de Cristo y finalmente qué dijeron los apóstoles sobre el particular. El término
"apócrifos" es un término técnico vinculado con la relación de ciertos libros con el cánon del
AT, y que significa que, sin bien no se aprueban para la lección pública, no obstante tienen
valor para el estudio y la edificación privados. Es un término que abarca una cantidad de
agregados a los libros canónicos en la forma en que se encuentran en la LXX (a saber, Ester,
Daniel, Jeremías, Crónicas), y a otros libros, de carácter legendario, histórico, o teológico,
muchos de ellos originalmente escritos en hebreo o en arameo, pero preservados o
conocidos hasta hace poco únicamente en griego; figuran en el cánon vagamente definido
de la LXX, pero fueron rechazados por el cánon hebreo en Jamnia. El uso y el concepto
cristianos sobre su posición fueron más bien ambiguos hasta el siglo XVI, cuando doce obras
fueron incluidas en el cánon de la Iglesia Católica Romana por el Concilio de Trento; pero el
pensamiento Protestante (por ejemplo Lutero, y la Iglesia Anglicana en los "Treinta y Nueve
Artículos"), los admitió sólo para la edificación privada. Otras obras, no incluidas entre los
doce que aquí se consideran, se denominan generalmente hoy en día "seudoepígrafos".
Estas también fueron libremente utilizadas antes del siglo XVI en las distantes iglesias
orientales en cuyas lenguas han sido exclusivamente conservadas (por ejemplo el Etíope, el
Armenio, el Eslavo). Es más difícil determinar el número de apócrifos del NT que del AT. El
término se limitará aquí a obras no canónicas atribuidas a Cristo o a los apóstoles, o que
pretenden aportar información extracanónica sobre ellos. Se excluyen así las obras escritas
sin esa pretensión, aún cuando durante un tiempo gozarán de una posición cuasi canónica
en algunas iglesias; así también en el caso de atribuciones Cristianas a personajes del AT (o
versiones cristianizadas de obras atribuidas a ellos) (Seudoepígrafos), y de la interpolación o
reacondicionamiento de textos del NT con material extraño (Textos y versiones). Queda una
voluminosa literatura, parcialmente preservada en griego y en latín, pero aún más en Copto,
Etíope, Eslavo, y aún en Anglosajón e idiomas Europeos Occidentales contemporáneos.
Algunas obras que se sabe que fueron de mucha influencia se han perdido casi
completamente, y muchas de las más importantes existen actualmente sólo en estado
fragmentario. Sin embargo, continuamente se hacen descubrimientos, a menudo de gran
importancia para la Historia del Cristianismo primitivo. Frecuentemente surgen complejos
problemas literarios, porque muchas de las obras apócrifas se prestaban a reelaboración,
interpolación y plagio.

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Los libros o textos apócrifos que podemos nombrar son: 1 y 2 de Esdras, Tobías, Judith,
adiciones al libro de Ester, la Sabiduría de Salomón, Eclesiástico o la Sabiduría de Sisac,
Baruc, capítulo 13 y 14 de Daniel, adiciones al capítulo 3 de Daniel, la Oración de Manasés, 1
y 2 de Macabeos y otros. En cuanto al Nuevo Testamento, tenemos multitud de evangelios,
los cuales se los adjudican a algún supuesto apóstol y variadas epístolas.
g) El Cánon Judío
El Cánon Judío utilizado por Jesús y preservada providencialmente por el pueblo de Israel,
constaba de tres partes: la Ley, los Profetas y los Salmos o Escritos, Lucas 24:44.
• La Ley: Génesis, Éxodo, levítico, Números y Deuteronomio.
• Los Profetas: Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Isaías, Jeremías, Ezequiel y los doce
restantes.
• Los Salmos o Escritos: Salmos, Proverbios, Job, Cantar de los Cantares, Rut,
Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías y Crónicas.

Objetivo 4.- Definir revelación general y revelación especial: conceptos, elementos,


sentidos, significados, ¿cómo obran?

4.1. La revelación general. ¿Qué es la revelación general?


Entendemos por tal la que nos es dada en la contemplación de los fenómenos de la
naturaleza, y el estudio de las leyes que la rigen, en la constitución y operación de la mente
y el cuerpo humanos, y en los hechos de la Historia colectiva y la experiencia personal,
Salmo 8:3; Salmo 19:1-2; Romanos 1:19-20; Romanos 2:14-15; Hechos 17.27.
Esta revelación es universal, pues está abierta delante de todos los hombres para su estudio
y reflexión, y así ha permanecido desde siempre en todas las épocas.
a) ¿Es suficiente la revelación general?
En esta clase de revelación no hay mensaje de salvación, ni invitación a la comunión
personal con Dios. A lo sumo se llega a admitir la existencia de Dios y, acaso, ciertas señales
de su providencia, pero nada se sabe de su justicia, amor, carácter y de sus propósitos en
relación con la creación y sus criaturas que somos nosotros. Por la revelación general
podemos llegar a conocer que hay un Dios, pero seguiremos ignorando quién es y lo qué es
para nosotros.
b) ¿Cómo pervierte el hombre la revelación general?
Por causa del pecado. Los problemas que el hombre se plantea, en cualquier esfera que sea,
no giran alrededor de su intelecto únicamente, sino que atañen igualmente al estado de su
corazón y de su voluntad. El pecado pervierte nuestro entendimiento tanto como nuestros
sentimientos y nuestra voluntad, y así malea y convierte en ineficaz el testimonio de la
revelación general, Romanos 1:18. El pecado que pervierte la revelación general, se hace
acreedor a la ira de Dios y ello explica que la Escritura sitúe la revelación general en un
contexto dominado por la manifestación de la ira divina.

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c) La revelación y la religión, la imposibilidad del sincretismo


El sincretismo (sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes) se basa siempre
en la suposición de que todas las religiones positivas no son más que reflejos de una religión
universal original y, por tanto, las diferencias entre ellas son variedades únicamente de
grado, pero esto no es lo que aprendemos al estudiar con un mínimo de profundidad y
seriedad cada una de estas religiones.
El sincretismo sostiene que no ha habido una revelación única y singular en la Historia, sino
que, por el contrario, hay muchos caminos, y muy variados, para alcanzar la realidad divina;
afirma también que todas las formulaciones religiosas, y todas las experiencias, son por su
propia naturaleza expresiones inadecuadas de esa verdad y que, por lo tanto, es necesario
armonizar tanto como sea posible todas las ideas y las experiencias religiosas de la
humanidad para conseguir una religión universal para todos. El sincretismo es,
esencialmente, una protesta en contra de la revelación única en la Historia que pretende el
Cristianismo.
4.2. La revelación especial. La revelación y la Palabra: Dios ha hablado
Hemos visto que Dios no se manifiesta sólo por las obras de la naturaleza, sino que se ha
revelado también de una manera especial en ciertos hechos de la Historia, los que culminan
en la obra y persona de Jesucristo. Precisamente, uno de los títulos más expresivos que se
dan a Cristo es el Verbo, la Palabra. En efecto, Cristo es la Palabra de Dios encarnada. Y de
la misma manera que la palabra es el medio por el cual expresamos nuestros pensamientos,
así Cristo es el medio por el cual Dios nos ha revelado sus pensamientos divinos Juan 1:18.
a) En el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, la transmisión de la plena verdad revelada no se efectúa por el
mero recuerdo, o tradición. La revelación se transmite mediante libros divinamente
inspirados. Se le promete a Israel que, después de Moisés, el Señor levantará profetas que,
como el caudillo que los sacó de Egipto, hablarán en el nombre de Dios, Deuteronomio
18:15.
b) En el Nuevo Testamento
No es, pues, de extrañar que la norma que sirvió para el Antiguo Testamento sirva
igualmente para el nuevo. Cuando el Apóstol Pedro ve cercanos sus últimos días, se
preocupa de que la enseñanza apostólica sea preservada. Y para ello piensa en la Escritura.
Las palabras que de él tenemos en su segunda carta, 2 de Pedro 1:12-15; 2 de Pedro
3:2, muestran cómo era consciente de que ellos, los apóstoles, en tanto que apóstoles, eran
depositarios de la verdad revelada, eran los testigos vivos de Cristo.
4.3. Las formas de la revelación: teofanías, comunicaciones directas, milagros.
Según enseña Hebreos 1:1-4, Dios comunicó su revelación especial de diversas formas,
pero convirtió a Israel en el vehículo de esta revelación, Romanos 3:1-2. Entre las diversas
formas de la comunicación especial de Dios, destaquemos las siguientes:
• Las teofanías, o manifestaciones visibles, aunque más o menos veladas de la
divinidad, como lo leemos en Éxodo 3:2; Éxodo 33:9; Salmo 78:14; Salmo 99:7,
Job 38:1, Salmo 18:10-16, 1 de Reyes 19:12, Génesis 16:13 y Génesis
31:11.

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• Comunicaciones directas, así como habló con Moisés, Deuteronomio 5.4, 1 de
Pedro 1:11-12; Números 12:6; Números 27.21; Isaías 6, Juan 14:26; 1 de
Corintios 2:12-13.
• Por medio de los milagros; éstos constituyen credenciales divinas, obradas por Dios
para confirmar toda nueva comunicación divina a la humanidad. Así los milagros y la
revelación van juntos.
4.4. Los instrumentos de la revelación: Los testigos escogidos e inspirados
Uno de los instrumentos de la revelación divina son los testigos. Éstos se entienden como los
que dan testimonio de algo, los testigos bíblicos escucharon, vieron y palparon los hechos
históricos por los que se manifestó la revelación divina, Lucas 24:31, 1 de Juan 1:1, 1 de
Corintios 15:6; Hechos 26:16. Estos testigos fueron escogidos por el Señor mismo para
hacer no sólo recipientes sino portadores de la revelación, para lo cual fueron equipados de
manera única por el Espíritu Santo, Hechos 5.32; Juan 15:26-27. El espíritu guió a los
profetas y apóstoles a toda verdad, 1 de Pedro 1:10-13; 2 de Pedro 1.21; 1 de
Timoteo 2:7. No bastaba que fueran simplemente testigos. Tenían que ser testigos
inspirados, ayudados por Dios y controlados por Él, para dar un testimonio veraz sin
posibilidad de error.
4.5. Los instrumentos de la revelación: La tradición apostólica
Otro de los instrumentos de la revelación, es la tradición apostólica, norma para la iglesia, 1
de Tesalonicenses 2.13; 2 de Tesalonicenses 3:6. Ésta debe ser guardada y
transmitida, porque dicha tradición viene de Dios y merece acatamiento, Gálatas 1.12; 1
de Tesalonicenses 2:13. La tradición apostólica nos llega a través de la Escritura, que
recoge la tradición profética y apostólica, Romanos 1.1-3 y Romanos 16:25-26. Debía
ser así, puesto que los apóstoles no viven siempre en el mundo, ni pueden tener sucesores,
el Espíritu Santo les prometió su asistencia, no obstante, para que fueran capaces de
transmitirnos siempre e infaliblemente el contenido de la revelación especial.

Objetivo 5.- Compartir sobre la manera en que las Escrituras influyen en la vida
del creyente.
5.1. El marco de influencia de las Sagradas Escrituras
Las Sagradas Escrituras influyen en nuestras vidas de diferentes formas y constantemente.
Cada vez que acudimos a Su Palabra para conocer Su voluntad, algo accionan ellas en
nuestro interior que nos llama a la renovación y transformación del corazón y del
pensamiento. Cuando leemos por ejemplo a Jeremías 5:14, Jeremías 23:29, Romanos
1:16, Efesios 6:17 y Hebreos 4:12, encontramos formas definidas de actuar de la
Palabra divina en nuestras vidas. Es Su Palabra la que nos ofrece luz y calor en los
momentos en que las tinieblas parecen oscurecer nuestro camino. Es Su Palabra la que tiene
la función de quemar nuestro pecado ante su luz, la que nos consume, purifica, destruye lo
que no proviene de Dios y transforma nuestro ser.
Es Su Palabra la que quebranta nuestro carácter, nos golpea con las más crudas realidades
de nuestra voluntad y sentimientos, es Su Palabra la que nos moldea y cambia conforme a
los propósitos divinos para nuestro andar. Es Su Palabra la que nos fortalece y anima a
seguir caminando. Es su Palabra divina, la que corta lo dañino en nosotros, la que penetra
hasta lo más profundo del ser, descubre lo oculto y nos llama al arrepentimiento.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Objetivo 6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la


iglesia en relación a la autoridad de las Escrituras.

ASIGNACIÓN PERMANENTE:
• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de
la importancia de las Escrituras como norma de fe?
• ¿Qué afirman y qué niegan?
• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca del uso de las Escrituras y su
enseñanza?
BIBLIOGRAFÍA
Introducción a la doctrina, Autor: José Grau, Editorial CLIE, Curso de Formación Teológica
Evangélica Tomo I
Evidencias que exigen un veredicto, Autor: Josh Mc Dowell, Editorial Vida.
El mundo del Antiguo Testamento, Autores: J. I. Packer; Merril C. Tenney; William White Jr.
Editorial vida.
El mundo del Nuevo Testamento, Autores: J. I. Packer; Merril C. Tenney; William White Jr.
Editorial Vida.

SISTEMA EDUCATIVO IEPLA 23


III. DIOS / PADRE

OBJETIVOS:
1.- Ayudar a esclarecer nuestro conocimiento sobre el carácter de Dios, su persona, su obra
y cómo la realiza.
2.- Estudiar los diferentes argumentos que existen en cuanto a la existencia de Dios.
3.- Investigar sobre los elementos que indican cómo es la naturaleza de Dios.
4.- Estudiar y compartir acerca de la Trinidad.
5.- Participar en la investigación sobre la obra completa de Dios como Creador.
6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la Iglesia en relación a la
existencia y obra de Dios.

CONTENIDOS
• La existencia de un hacedor y legislador de las cosas. El universo, testigo de la
presencia de un sabio legislador que hace la obra y crea sus leyes de existencia.
Reflexionando sobre las cosas grandes y pequeñas, testigos de la existencia de un
Creador. Falsas concepciones de Dios. Pruebas de la existencia de Dios. La auto
revelación de Dios.
• La confirmación de la existencia de Dios: según las Sagradas Escrituras, según las
evidencias existentes y según los argumentos Cosmológico, Teleológico, Antropológico e
Histórico.
• La naturaleza de Dios. Nombres de Dios. Atributos de Dios: definición y clasificación y
enumeración de los mismos.
• La Trinidad. Conceptos e imágenes que simbolizan la Trinidad. Historia de la Trinidad.
• La obra de Dios como Creador: el mundo invisible, visible, el acto creador en sí.
¿Creación o evolución?
• Articulado de la iglesia con respecto a la existencia y obra de Dios.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Objetivo 1.- Ayudar a esclarecer nuestro conocimiento sobre el carácter de Dios,


su persona, su obra y cómo la realiza.

1.1. La existencia de un hacedor y legislador de las cosas.


El universo que nos rodea, testigo de la existencia de un sabio legislador
¿Podemos llegar a conocer a Dios? Al tratar de Dios, la primera pregunta que lógicamente
acude a nuestra mente es ésta, porque de nada nos serviría la existencia de un Dios
desconocido. A dicha pregunta puede responderse de las siguientes maneras:
• Sí, porque nuestra razón puede demostrar Su existencia.
• Sí, porque en nuestra mente hay una capacidad innata que nos hace intuir Su
existencia
• Sí, pero sólo en la medida en que Él mismo se nos revela.

Vivimos en un universo, cuya inmensidad presupone un poderoso hacedor y cuya belleza,


designio y orden, señala la presencia de un sabio legislador. Un ser eterno que es causa y
manantial de todo lo bueno que existe.

1.2. ¿Quién hace la obra?


En el principio creó Dios los cielos y la tierra, Génesis 1.1. Como si dijera: todo comenzó a
existir (lo de arriba y lo de abajo), al entrar en el tiempo, a moverse, cuando Dios sacó todos
los seres a la existencia. En el sentido estricto, crear equivale a sacar de la nada. Esta frase
puede ser mal entendida, como si la nada fuese una especie de materia prima de donde
salen los seres. Su verdadero sentido es: sacar a la existencia algo que no preexistía ni en su
forma, ni en su constitución molecular, ni en su masa atómica, simplemente”algo que no
era”. Por tanto, lo que Dios realizó, fue producir el ser, la sustancia misma de las cosas. Los
hombres pueden hacer cosas de una materia preexistente; sólo Dios puede crear el mismo
ser. En Hebreos se nos dice que Dios lo creó todo, Hebreos 11:3. Este pasaje nos da a
entender, no que las cosas que se ven hayan salido de otras (espirituales) que no se veían,
sino que la Palabra de Dios hizo que saliesen a la luz cosas que antes no existían y, por
tanto, no podían verse. Así que, Dios es el hacedor de todas las cosas.
1.3. ¿Quién crea sus leyes de existencia?
Así como Dios creó todas las cosas, también dispuso las leyes de conservación del mismo.
Esta verdad está enseñada claramente en pasajes como Deuteronomio 32:3-12; 1 de
Samuel 2:8-9; Nehemías 9:6; Salmo 107:9; Salmo 127:1; Salmo 145:14-15;
Mateo 10:29-30; Hechos 17:28; Colosenses 1:17 y Hebreos 1:3. La razón doctrinal
para la necesidad de tales leyes de conservación divina es muy sencilla. Como quiera que
todo ser creado sea contingente, es decir, no tiene en sí mismo la razón de su existencia,
sino que existe en virtud de un acto divino que le da el ser, si Dios dejase de mantenerlo en
la existencia, volvería a la nada en el mismo instante.

SISTEMA EDUCATIVO IEPLA 25


1.4. Reflexionando sobre cosas grandes y pequeñas testigos de la presencia de
un Creador
Nuestro mundo, testifica y hace reflexionar sobre la existencia de un Dios todopoderoso.
Cuando vemos un cielo nocturno tachonado de estrellas, o al observar un bosque de árboles,
las altas montañas y las sierras nevadas, los océanos y sus profundidades. Pero no
solamente nos llenamos de asombro, detallando las cosas grandes, también las pequeñas
nos dan testimonio de la existencia de ese Dios. La semilla de la Secuoya (Secoya), el
gorrión pico palmero, que escasamente pesa cerca de 20 gramos y recorre 3.900 kilómetros
a 6.000 metros de altura para poder huir del invierno Europeo. Los murciélagos y su sonar,
las anguilas y la electricidad que producen, las gaviotas que desalan el agua salada o las
avispas que hacen panales. Las abejas como acondicionadores o simplemente observando la
luz de las luciérnagas en la noche, aún más, la tersura de la piel del ser que se ama. Todos
estos detalles, bien sean grandes, medianos o pequeños, dan voces en lo profundo del
entendimiento de la existencia segura de un ser poderoso que realizó toda la obra que
observamos.

1.5. Falsas concepciones de Dios


Entre las diferentes concepciones falsas de Dios tenemos al politeísmo, el maniqueísmo, y el
panteísmo. En Génesis 1.26-27, se nos dice que Dios hizo al hombre a su imagen y
semejanza, inteligente, dominador y recto; pero ellos buscaron muchas perversiones,
Eclesiastés 7:29. Y una de las mayores fue que los hombres se hicieron sus dioses a su
propia imagen y semejanza. La multitud de dioses se llama politeísmo. El maniqueísmo,
fundado por Manes, un persa del siglo III, que luego marchó a la India para predicar su
religión, mezcla elementos cristianos con otros de origen Iraní e Hindú (budista) y llevando,
al extremo el dualismo de Marción, establece la coexistencia y lucha de dos supremos
principios: Ormuz, dios del bien, de la luz y de lo espiritual, y Arriman, dios del mal, de la
noche, de lo material. En cuanto al panteísmo, es una doctrina que en general, hace de Dios
y del mundo una misma cosa.

1.6. Pruebas racionales de la existencia de Dios


El hombre primero, conforme salió de las manos de Dios, era una obra perfecta en su
género. Por el pecado, todo el ser humano quedó deteriorado o, como dice la escritura
“perdido”, no sólo por extraviarse de su lugar, sino por haberse “echado a perder”. Su
albedrío fue esclavizado por el pecado, su inteligencia quedó oscurecida por el error, su
amor se tornó egocéntrico. Así pues, la mente humana, a pesar de conservar suficientes
destellos como para quedar “sin excusa” por no llegar a un correcto conocimiento de Dios a
través de las cosas visibles que Él ha creado, permanece entenebrecida por un corazón
corrompido, lo cual le impide conseguir un concepto correcto del poder y de la deidad del
Supremo Hacedor.

1.7. Pruebas Escriturales de la existencia de Dios


Las Sagradas Escrituras no intentan demostrar la existencia de Dios; sencillamente la
supone. La auto revelación de Dios en Su Palabra comporta obviamente la existencia del que
en ella se revela. La Biblia no comienza con una exposición teórica, sino con un hecho, una
actividad de Dios, Génesis 1:1. Por eso, el que estudie bien las Sagradas Escrituras,
aprenderá de Dios a través del modo de conducirse respecto al hombre.

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1.8. La auto revelación de Dios


Como ya hemos hecho notar, Dios no es un objeto al que el hombre llega a conocer por un
esfuerzo de su investigación racional, sino que es Dios el que sale al encuentro del hombre
para revelársele y revelarle su plan de salvación. En todas las demás ciencias, el hombre se
coloca por encima del objeto de su investigación y exprime activamente de él el fruto de sus
conocimientos por el método que le parece más apropiado, mientras que en la Teología, el
hombre no está por encima, sino por debajo de su objeto.
Objetivo 2.- Estudiar los diferentes argumentos que existen en cuanto a la
existencia de Dios.
2.1. La confirmación de la existencia de Dios.
a) Según las Sagradas Escrituras.
b) Según las evidencias existentes.
c) Según los argumentos: Cosmológico, d) Teleológico, e)
Antropológico y f) Histórico.
a) y b) En la Palabra encontramos porciones enteras a testificar de la existencia de Dios,
tales como el Salmo 65 y el Salmo 66. En ambos se nos habla de Su Presencia a través de
la naturaleza y a través de sus poderosas obras. No obstante, también podemos estudiar
ciertas evidencias que nos hablan de su existencia y labor, entre las cuales está la propia
creación, todo lo que existe, la misma naturaleza del hombre: su constitución, alma, cuerpo
y espíritu, sentimientos y emociones, voluntad y mente, sentidos e intuición. Apoyando tales
evidencias, encontramos a la vez, los argumentos establecidos en relación a la existencia de
Dios.
c) El argumento Cosmológico, el cual se encarga de plantear las causas de lo que existe,
indica que “todo lo bello y perfecto que existe en sí, tiene una causa principal, un Creador
que produce belleza tanto en lo simétrico como en lo asimétrico”, Colosenses 1:16.
d) El argumento Teleológico, el cual plantea la necesidad de propósitos en cada cosa
creada, nos refiere que “todo lo que existe, mantiene un diseño particular en sí mismo, con
planos y medidas, e inclusive con sus propias leyes ya establecidas, para que cumpla con su
propósito establecido de antemano”, Isaías 48:13, Job 38:4-6; Job 39:1-18; Salmo
139:13-16; Isaías 40:12-26.
e) En cuanto al argumento Antropológico, nos establece que “el propio hombre es
testimonio y evidencia como imagen y semejanza de un Creador”.
f) Y por último, el argumento Histórico plantea: “Existe la mano de un Dios en la vida del
hombre, una especie de obra interventiva, que dirige y guía, cambiando la historia del ser
humano, como individuos”.

Objetivo 3.- Investigar sobre los elementos que indican cómo es la naturaleza de
Dios.

La naturaleza de Dios la conocemos:


3.1. A través de sus nombres: simples y compuestos

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Existen dos formas de conocer parte de la naturaleza de Dios, la primera es estudiando los
propios nombres encontrados en las Sagradas Escrituras que hacen referencia a Dios.
Tenemos nombres simples, o sea no van acompañados de virtudes en sí, ni de
características ni de atributos. Además encontraremos nombres compuestos que son
aquellos que vienen acompañados de atributos divinos. Entre los nombres simples tenemos
los siguientes:
• EL, ELAH, ELOHIM, Dios creador. Génesis 1:1
• ADONAI, El Señor. Amós 1:8
• YHWH, Yo Soy el que Soy (tetragrámaton). Éxodo 3:14
En cuanto a los nombres compuestos mencionamos a continuación los siguientes:
• EL SHADDAI, Dios todopoderoso, el auto suficiente. Génesis 17:1
• EL ELYON, Dios Altísimo. Génesis 14:18-22
• EL OLAM, Dios Eterno. Salmo 90:2
• YHWH ELOHIM, Jehová tu Dios. Génesis 2:4
• ADONAI YHWH, Yo Soy el Señor. Génesis 15:2; Salmo 8:1
• YHWH TSEBAOTH, Jehová de los Ejércitos. 1 Samuel 17:45; Isaías 6:3
• YHWH JIREH, Jehová Provee. Génesis 22:13-14
• YHWH RAFAH, Jehová Sana. Éxodo 15.26
• YHWH NISSI, Jehová es mi Estandarte. Éxodo 17.8-15
• YHWH SHALOM, Jehová es mi Paz. Jueces 6.24
• YHWH RA’HA, Jehová es mi Pastor. Salmo 23:1
• YHWH TSIDKENÚ, Jehová es mi Justicia. Jeremías 23:6
• YHWH SHAMMAH, Jehová esta Presente. Ezequiel 48:35

3.2. A través de sus atributos: a) Definición


Los atributos son cada una de las cualidades o propiedades de un ser. Por atributo divino
entendemos toda perfección característica de Dios, que las Sagradas Escrituras nos
presentan como perteneciente al Ser divino y capaz de ser manifestada a sus criaturas. Estas
perfecciones son realidades afincadas en la propia esencia de Dios, no como simple
cualidades adheridas al Ser de Dios (como si fueran clavos hincados en un trozo de madera),
sino como algo que, conjuntamente y sin división, constituye la plenitud del Ser de Dios.

b) Clasificación: ónticos, operativos y morales


Clasificar los atributos divinos satisfactoriamente, dentro de una determinada cuadrícula, es
casi tan difícil como encontrar una definición del ser divino. Hay clasificaciones para todos los
gustos: absolutos y relativos, naturales y morales, inmanentes y transitivos, quiescentes y
operativos, comunicables e incomunicables. En esta oportunidad clasificaremos los atributos
en relación a tres clases de perfecciones de Dios, que su Palabra nos identifica. Éstos son:
qué es Dios, qué hace Dios y cómo se comporta Dios, así obtenemos lo siguiente:
• Qué es Dios (ónticos): Dios es uno, es espiritual y es infinito.
• Qué hace Dios (operativos): Dios piensa (verdad), quiere (amor) y puede (poder)
• Cómo obra Dios (morales): Con bondad, con santidad y con justicia.

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3.3. Los atributos más relevantes de Dios


Entre los atributos más importantes encontrados a través de las Sagradas Escrituras
tenemos:
• El ser de Dios. Éxodo 3:14
• La unidad de Dios. Deuteronomio 6:4
• Dios es inmutable. Salmo 102:25-27, Santiago 1:17
• Dios es espíritu. Juan 4:24
• Dios es inmaterial. Juan 1:18
• Dios es un ser infinito. Job 11:7-9
• Dios es inmenso. Salmo 139:7-12
• La verdad de Dios. Juan 17:3
• El amor de Dios. 1 de Juan 4:8, 16.
• El poder de Dios. Génesis 18:14
• Dios es bueno, santo (óntico y ético) y justo. Salmo 145:9; Levítico 19:2; Salmo
89:14
• Dios es personal. Romanos 3:27
• Es eterno. Deuteronomio 33:27
• Omnipotente. Génesis 17:1
• Omnipresente. Salmo 139:7
• Omnisciente. Salmo 139:4
• Es paciente. Joel 2:13
• Soberano. Job 31:28
• Es fiel. Deuteronomio 7:9
• Es trascendente. Con ello nos referimos a que Su gloria va más allá de toda realidad
finita. Éxodo 24:17; 19:16
• Existe por sí mismo, no es creado. Génesis 1:1; Hebreos 3:4
• No va en contra de sus propias normas internas, sean estas decretivas, preceptivas o
permisivas. Esto se debe a que sus normas están contenidas en Su Palabra que es
eterna. Santiago 1:17, Malaquías 3:6; Mateo 24:35.

Objetivo 4.- Estudiar y compartir acerca de la Trinidad

4.1. La Trinidad, concepto y definición. Conceptos e imágenes que simbolizan la


Trinidad
4.2. El Yo, el Tú y el Creador, Redimidor y Santificador del hombre
4.3. Historia de la Trinidad
La palabra “Trinidad” no aparece en la Biblia, y aunque la usó Tertuliano en la última
década del siglo II, formalmente no se discutió como doctrina hasta el siglo IV. Sin
embargo, es la doctrina de más distinción en la fe cristiana que abarca todo lo demás.
Ella hace afirmaciones tales como que no hay sino un solo Dios, que cada una de las tres
personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es Dios, y que tanto el Padre, como el Hijo y el
Espíritu Santo son personas claramente diferenciadas. Si bien no es una palabra que
aparezca en la Biblia, se puede ver que su contenido está apegado a la revelación de
Dios implícitamente en el Antiguo Testamento y explícitamente en el Nuevo Testamento.
Por tanto, la trinidad consiste en la existencia de un YO que puede referirse y dirigirse a
un TÚ y ambos pueden referirse a un ÉL. Esto le vemos plasmado en Mateo 3:16-17;

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Mateo 28:19, Juan 14:16-17; Juan 14:26; Juan 15:26; 1 de Corintios 12:4-6; 2
de Corintios 13:14 y 1 de Pedro 1:2. El Yo, el Tú y el Él, son a la vez el Creador, el
Redimidor y el Santificador del hombre. Para expresar la verdad bíblica de que el Ser
divino subsiste en tres personas usamos el vocablo Trinidad. La enseñanza Cristiana
sobre la Trinidad no contradice en manera alguna la verdad fundamental del
monoteísmo judío, puesto que el Nuevo Testamento no nos dice que hay tres dioses,
sino tres personas en un solo Dios. Por tanto, esta doctrina puede descomponerse en las
siguientes proposiciones que declararemos a continuación:
• La Escritura nos habla de tres personalidades distintas de Dios.
• Cada una de estas personas es divina, es decir, es Dios.
• Las tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, son solo uno y mismo Dios.
Los ataques a la Trinidad comenzaron desde el judaísmo, desde el gnosticismo y desde la
filosofía platónica, pero tuvieron siempre, desde el principio, un fondo soteriológico. Es cierto
que la palabra trinidad no aparece en la Biblia (como ya hemos visto). Pero no hace falta,
porque la Biblia está llena de conceptos de trinidad y presenta en todas partes al trino Dios.
La doctrina está sustentada por la evidencia bíblica. La Trinidad como doctrina alcanza su
mayor desarrollo en los tiempos del Nuevo testamento. La enseñanza bíblica acerca de la
Trinidad es, en más de un sentido un misterio. La confesión Cristiana histórica,
fundamentada en el testimonio de las Sagradas Escrituras, es que Dios es uno en tres y tres
en uno. La Trinidad es una enseñanza que caracteriza y distingue la fe Cristina. Es una
doctrina de importancia vital porque tiene que ver directamente con quien es Dios y como
actúa en el universo. Su importancia es tal, que ha sido considerado por muchos como "el
dogma central de la Teología Cristiana”.

Objetivo 5.- Participar e investigar en la obra completa de Dios como Creador.

Su obra comprende:
• El mundo invisible
• El mundo visible
• El acto creador en sí
• Finalidad de la creación
• ¿Creación o evolución?
Todo lo creado, absolutamente todo, fue hecho por la intervención divina tanto del Padre,
como del Hijo, como del Espíritu Santo. Por Su voluntad el mundo visible, palpable, universo,
planetas, reino mineral, vegetal y animal existen. Por Su voluntad aún el mundo invisible, es
hecho, los ángeles, arcángeles, serafines y querubines, cielo e infierno, hogares celestiales y
todo lo demás, con propósitos claros según su parecer. Aunque en el Antiguo Testamento no
habla explícitamente de tres personas divinas, a la luz del Nuevo Testamento vemos que las
tres personas intervienen conjuntamente en la obra total de la creación, pero con diferentes
matices, ya esbozados en el Antiguo Testamento. Así, la creación es obra del Padre Génesis
1:1, por medio del Hijo, Proverbios 8:22-31; Juan 1:3; 1 de Corintios 8:6;
Colosenses 1:15-17 y Hebreos 1:2-3, en el aliento amoroso del Espíritu, que se posaba
sobre el abismo como un águila se posa sobre el nido para incubar, y después animar sus
aguiluchos a volar Deuteronomio 32:11. Una vez revelado el misterio de la Trinidad, es
claro que las tres personas han de obrar en común, por tener en común, por decirlo así,

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todo el “instrumental”, Juan 5:19. Así creó Dios todo el mundo visible y el invisible,
incluyendo los ángeles. Por lo tanto, el fin de la creación es simplemente, que Dios decidió
hacerlo para Su gloria, Isaías 43:7. Las Sagradas Escrituras no son un libro de Geología, de
Paleontología ni de Biología. Es insensato pretender oponer la ciencia a la Biblia, como es
insensato oponer la Filosofía a la fe. Aquí, como en la separación de lo temporal y de lo
espiritual, hemos de dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. En cuanto a
la creación versus la evolución, como creyentes reconocemos que Génesis capítulo 1 al 11,
es tan Palabra de Dios como el resto de la Escritura. Por tanto, los hechos que allí aparecen
como históricos no pueden ser relegados a la categoría de leyendas. Además, Dios es el
único Dios verdadero, autor de cuanto existe, no por emanación panteísta, sino por creación
de la nada, de acuerdo a Génesis 1:1.
El panteísmo, el ocultismo, la teosofía y algunos filósofos antiguos y modernos, han
mantenido que Dios creó el mundo por la necesidad de expansión de su ser o de su bondad.
Pero la Biblia nos dice que Dios lo ha hecho todo por el deliberado designio de su voluntad,
Efesios 1:11 y Apocalipsis 4:11 nos habla de ello. Puesto que no necesita de nada ni de
nadie Job 22:2-3; Hechos 17:25. La creación tuvo lugar en el tiempo. Dios obra siempre
desde su propio Ser, que es eterno; por tanto, el acto de crear tiene su principio en la
eternidad de Dios, que abarca y rebasa todo tiempo. Que el mundo fue creado en el tiempo
o, con el tiempo más exactamente, significa que el mundo comenzó a ser, o sea, tuvo su
primer instante. Esto nos da a entender que el mundo no ha existido siempre. Además, en la
Escrituras encontramos claramente que Dios hizo para su gloria todo cuanto existe, Isaías
43:7; Proverbios 16:4; Isaías 48:11; Ezequiel 36:22; Romanos 9:17; Romanos
11:36; 1 de Corintios 15:28; Colosenses 1:16; Efesios 1:5-6; Efesios 1:12; Efesios
3:9-10; Apocalipsis 4:11.

Objetivo 6.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la


iglesia en relación a la existencia y obra de Dios.

ASIGNACIÓN PERMANENTE:
• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de
la importancia y existencia de Dios?
• ¿Qué afirman y qué niegan?
• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca la creencia en un Dios Hacedor y
Legislador de todo lo que existe?

BIBLIOGRAFÍA
Un Dios en tres personas. Autor: Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Curso de Formación
Teológica Evangélica. Tomo II.
Evidencias que exigen un veredicto, Autor: Josh Mc Dowell, Editorial Vida.

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IV. EL HOMBRE

OBJETIVOS:
1.- Participar en la investigación sobre el hombre como obra de Dios.
2.- Conocer el origen, la naturaleza y las características del hombre al ser creados por Dios.
3.- Analizar y discutir las consecuencias de la caída del hombre por el pecado.
4.- Conocer sobre la relación de hombre y mujer en la creación.
5.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la iglesia en relación al
hombre.

CONTENIDOS
• ¿Por qué estudiar sobre el hombre?. Salmo 8:4-8. El hombre, gloria y vergüenza del
universo.
• ¿Qué es el hombre?. Origen del hombre y de la mujer.
• La caída del hombre. Los pactos de Dios con la humanidad. Noción de pacto. Los
pactos en el Antiguo Testamento. El Nuevo Pacto. La ley de Dios y el pacto de obras. El
relato de Génesis sobre la caída. El pecado personal: noción de pecado, el pecado en
contraste con la santidad, origen, naturaleza y universalidad del pecado, La depravación
causada por el pecado. Culpa y castigo del pecado. Clasificación del pecado. El remedio
al pecado Los efectos de la caída en el hombre y en la mujer. El valor del ser humano.
Características del ser humano antes de la caída. Comparación entre la vida árida y la
fructífera
• Constitución de la naturaleza del hombre y la mujer. Tipología del hombre según las
Escrituras. Naturaleza moral del hombre. Estado original del hombre.
• Articulado de la iglesia con respecto al hombre.

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Objetivo 1.- Participar en la investigación sobre el hombre como obra de Dios.


1.1. ¿Por qué estudiar sobre el hombre?
1.2. Salmo 8:4-8
1.3. El hombre, gloria y vergüenza del universo
El hombre es importante en la Doctrina y en la Teología como objeto de estudio, debido a que
las Sagradas Escrituras se refieren a él como hechura de Dios, creado con gloria, creado para
ser “señor”. En el Salmo 8:4-8, el propio salmista se pregunta: ¿Qué es el hombre, para que
tengas de él memoria?. Dando como respuesta a sí mismo, que esta criatura fue hecha por Dios
un poco menor que los ángeles, Dios mismo en la creación le coronó de gloria y honor. Le hizo
señor de la creación, para que gobernara sobre todo lo que el Creador había hecho. Esto hace
importante su estudio en la Doctrina y en la Teología. El salmista expresa su admiración:
“Señor, ¿qué es el hombre hebreo enosh, el ser humano en su debilidad física y moral para que
de él te acuerdes, para que tomes nota de él, de sus actos y de sus quehaceres? ¿Qué es el hijo
del hombre para que lo visites?”, como un amigo visita a otro amigo, complacido en conversar
con él e interesado en sus cosas. Continúa aquí David engrandeciendo el honor de Dios al
exponer los honores que Dios ha otorgado al hombre. Las condescendencias de la gracia divina
exigen nuestras alabanzas tanto como la exigen las elevaciones de la gloria divina. Aunque el
hombre es como un gusano Job 25:6, Dios le respeta y le muestra en abundancia su
benevolencia; el hombre es, muy por encima de todas las criaturas de este mundo de abajo, el
favorito de la Providencia, Deuteronomio 32:10; Proverbios 8:31, hasta el punto de que ha
sido hecho un poco inferior a los ángeles, ya que, por su cuerpo, es semejante a las bestias que
perecen y está confinado a la tierra, pero, por su alma espiritual e inmortal, es semejante a los
ángeles, que son puros espíritus. Por un poco de tiempo, los hijos de Dios son inferiores a los
ángeles, mientras su alma espiritual está como encerrada en vasos de barro, pero los hijos de la
resurrección serán como ángeles, no inferiores a ellos. El hombre está dotado de nobles y
maravillosas facultades, pues Dios lo coronó de gloria y de honra. La razón del hombre es su
corona de gloria; no debe profanar esa corona mediante el mal uso de ella ni perder el derecho
a ella por obrar en contra de sus preceptos.

Objetivo 2.- Conocer el origen, la naturaleza y las características del hombre al ser
creado por Dios.

2.1. ¿Qué es el hombre?


El hombre frente al universo a pesar de su pequeñez, es aquel que Dios colocó, como
asociado a su dominio sobre las criaturas, haciéndolo poco inferior a los ángeles. En
Génesis 1:26, el escritor pone en boca de Dios la siguiente afirmación: “Hagamos al
hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las
aves del cielo, sobre los ganados y sobre todas las bestias de la tierra y sobre cuantos
animales se mueven sobre ella”. Dios, pues, creó al hombre como representante suyo y
representante por encima de todos los seres creados. Esto es parte de su imagen y
semejanza con el Creador. Según un autor desconocido, “el hombre es un alma pequeña,
que lleva un cadáver encima”, claro está el cadáver del hombre viejo y muerto que necesita
ser transformado por la obra regeneradora de Cristo. Mientras que Robert Ingerson plantea
que “el hombre es una máquina en la que ponemos el alimento (educación y conocimiento)
y éste produce el pensamiento”. En cambio, Charles Cotton dice que “el hombre es un haz

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de contradicciones” y el teólogo y filósofo Cristiano Blas Pascal, plantea que “el hombre es la
gloria y la vergüenza del universo”. De cualquier forma, Dios creó al hombre para que le
adorase y amara profundamente, pero el pecado degeneró estas funciones y propósitos.

2.2. Origen del hombre y de la mujer


Según Génesis 1.26-28; Génesis 2:7; Génesis 2:18-20 y Génesis 2:21-25 Dios
mismo moldea al hombre. La palabra moldear en hebreo es vayyitzer, que se traduce como
hacer con las manos, este verbo lo encontramos en Jeremías 18, muy relacionado al verbo
crear utilizado en Génesis. Dios creó al hombre con barro, tierra arcillosa y agua, y luego de
moldearlo sopló sobre él su aliento de vida, llamándole “Adamah” o Adán que significa tierra
arcillosa. En cambio, al crear a la mujer, utilizó del hombre su costilla, sangre de su sangre y
carne de su carne. Ambos creados por igual a imagen y semejanza de Dios. Creados por
igual para ser copartícipes y unidos en sí. Colocó a la mujer “ishshah” (varona) teniendo
como cabeza a “ish” o “adamah”, el varón. Creando una auto dependencia, una unión por
igual y con relaciones estrechas entre la pareja y sus integrantes como individuos, un
cuerpo, un espíritu, un alma. Es en la creación de ambos como pareja que se forma un
fundamento de asociación, una ayuda mutua, un amor entrañable mutuo, una reciprocidad,
pues ella fue tomada de la costilla del hombre. El contrapeso del intelecto y lógica del varón,
con el sentimiento y corazón de la mujer. Por ello la importancia del matrimonio en santidad.
“Quidushim” en hebreo, dos santidades unidas en una.

Objetivo 3.- Analizar y discutir las consecuencias de la caída del hombre por el
pecado.
3.1. La caída del hombre. Los pactos de Dios con la humanidad.
a) Noción de pacto
El vocablo que el hebreo del Antiguo Testamento usa para “pacto” es berith de la raíz brh
que significa cortar y comer, término que connota el rito con que se formalizaba un pacto, y
tiene un sentido más amplio que el vocablo griego diatheke, aunque el contenido es el
mismo. El término diatheke expresa la condición unilateral de los pactos divinos, en los
cuales Dios es el único que concierta el pacto, y el hombre es el único beneficiario, puesto
que Dios obtiene la gloria, pero no favor ni beneficio de parte del hombre, Hechos 3:25;
Hebreos 8:10; Hebreos 9:15-16, Hebreos 10:16.
b) Los pactos en el Antiguo Testamento
Los pactos divinos durante las dispensaciones anteriores a la encarnación del Hijo de Dios
son los siguientes:
- El Pacto Adámico. En el Paraíso Dios hizo con Adán un pacto implícito, asegurándole la
vida eterna a él y a su descendencia, bajo la condición de observar un precepto
determinado. Génesis 2:15-25
- El Pacto Prediluviano con Noé. Ante la universal corrupción de la humanidad, Dios
decide el fin de todo ser, Génesis 6:13-22, pero manda a Noé construir un arca para que
se salve él con su familia (en total, ocho personas), y le dice: “estableceré MI PACTO
contigo. Y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo”.
Noé observó fielmente este pacto.

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- El Pacto Postdiluviano con Noé. Se encuentra en Génesis 9:9-17, y en él se


compromete Dios a no volver a enviar otro diluvio exterminador de toda carne. Cuatro
cualidades podemos observar en este pacto, pues es: a) universal, para todo ser viviente; b)
incondicional, ya que está expresado en forma absoluta, sin imponer condiciones; e) sin
exigencia alguna, puesto que ni siquiera hay una sola ordenanza; d) perenne, porque se
establece por siglos perpetuos. La señal de este pacto es el arco iris, cuya colocación en las
nubes no depende de la voluntad de los hombres, pues es Dios quien lo sitúa allí.
- El Pacto Abrahámico. Este pacto de Dios con Abraham se halla ya implícito en Génesis
12:1-3, donde se atisba su carácter mesiánico-soteriológico universal, pues Dios asegura
que el patriarca será fuente de bendición, en él serán benditas todas las familias de la tierra,
con lo que la alusión al Redentor futuro se hace manifiesta. El pacto se hace explícito en
Génesis 15:18, y más aún en Génesis 17:1-8,19. Este pacto ya sigue por un cauce
restringido, pues de él se excluye a Ismael, Génesis 17:18-21. Está formalizado con toda
solemnidad, corno puede verse por Génesis 15:10, que Dios usa el método clásico entre
los sernitas para solemnizar un pacto, cortando por la mitad al animal, y pasando las partes
contratantes por entre las dos mitades, significando así que se consideraban ligados por el
vínculo de una sangre común, al confluir en el medio. El que rompa este pacto, será cortado
de Dios. La señal de este pacto es la circuncisión; aunque es muy de notar que el pacto
adquiere su fuerza de la promesa, emitida antes de la circuncisión, Romanos 4:9-16;
Gálatas 3:6-18, mientras que la circuncisión alcanza a toda la descendencia carnal de
Abraham Génesis 17:25, e incluso a los advenedizos.
- El Pacto Mosaico. Este pacto está ya implícito en Éxodo 6:6-8; Éxodo 15:13; 20:2;
Deuteronomio 7:8; Deuteronomio 9:26; Deuteronomio 13:5; Deuteronomio 21:8.
Explícitamente aparece como pacto en Éxodo 19:5; Éxodo 24:7-8. La forma condicionada
que Éxodo 19:5-6; 24:7-8 parecen adoptar, no afecta a la validez del pacto, como si ésta
dependiese de la promesa de obediencia por parte del pueblo. Lo único condicionado por la
obediencia es el disfrute de las bendiciones que el pacto promete. La característica de este
pacto es la santidad que exige del pueblo.
- El Pacto Davídico. El pacto de Dios con David aparece en 2 de Samuel 7:12-17; 2 de
Samuel 23:5; Salmo 89:3,4, 26-37; Salmo 132:11-18. Su característica es la
mesianidad, Isaías 43:1,6; Isaías 49:8; Isaías 55:3,4; Malaquías 3:1; Lucas 1:32-
33; Hechos 2:30-36. Este pacto es incondicional y perpetuo.
c) El Nuevo Pacto
Cuando llega el cumplimiento o consumación de los tiempos, Dios lleva a cabo, mediante
Jesucristo, el Pacto de Gracia Marcos 1: 15; Lucas 1:72; Juan1: 17; Gálatas 3:15-16;
Gálatas 4:4,21-31; Hebreos 7:18-22. Este Pacto es eterno Hebreos 12:28; Hebreos
13:20 y fue asegurado y garantizado mediante el sacrificio de Cristo en la cruz, Mateo
26:28; Marcos 14:24; Lucas 22:20; 1 de Corintios 11:25; Hebreos 9:15-22.
Beneficios característicos de este pacto son: el nuevo ministerio del Espíritu, que es
ministerio de gloria; la libertad de los hijos de Dios; y la progresiva transformación en la
imagen de Jesús, 2 de Corintios 3:6-18. El hecho de que se le llame también testamento
en Hebreos 9:16-17, como expresión de una última voluntad, da la idea de su carácter
definitivo. Jesucristo es el mediador y el garantizador de este Nuevo Pacto, Hebreos 7:22.
Él es el pacto mismo, Juan 1:17. Por eso, quebrantar este pacto, por incredulidad
impenitente, equivale a pisotear al Hijo de Dios y tener por inmunda la sangre del pacto,
Hebreos 10:29.

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d) La ley de Dios y el pacto de obras
Tras haber expuesto lo que la palabra pacto significa en la Historia de la salvación,
resumiremos en pocas palabras la diferencia entre ley y mandato. El precepto o mandato se
distingue de la ley únicamente en su extensión, pues mientras la ley se dirige a toda nación
o a un Estado, el precepto no se dirige a toda la comunidad, sino a una persona o a un
grupo en particular. Por eso, el mandamiento impuesto por Dios a nuestros primeros padres
fue un precepto, no una ley. Sin embargo, fue suficiente para establecer un pacto de obras,
no sólo con Adán, sino también con todos sus descendientes, en virtud de la solidaridad
racial intentada por Dios.
e) El relato de Génesis sobre la caída
Los efectos de la tentación en el ánimo de Eva, conforme allí se describen, son ya
consecuencia de un pecado interior, en la raíz de la personalidad, donde se asienta lo que
los hebreos llaman “leb” corazón. Este pecado consistió, sin duda, en la opción fundamental
de auto suficiencia. Sólo entonces, entra en acción la triple concupiscencia a que se alude en
1 de Juan 2:16, el fruto del árbol prohibido se convierte en deseable, porque, a la vista, ya
turbia de Eva, aparece como bueno para comer, (los deseos de la carne); agradable a los
ojos (los deseos de los ojos), y codiciable para alcanzar la sabiduría (la soberbia de la vida).
La ingratitud, la desconfianza y el egocentrismo se conjugaron para engendrar la trasgresión
y la desobediencia, Romanos 5:18-19, de nuestros primeros padres.

3.2. El pecado personal


Como hemos visto, el pecado de nuestros primeros padres, lo mismo que el de Satanás,
tuvo su raíz en la autosuficiencia. El diablo tentó a Eva induciéndola a desconfiar de Dios e
instigándola a independizarse, para conocerlo y probarlo todo, sin necesidad de revelación ni
de conducción por parte de Dios. La rebeldía de nuestros primeros padres produjo así un
descarrío, Isaías 53:6 y una contradicción con los criterios y las actitudes de Dios. Isaías
55:8.
a) Noción de pecado
El pecado es una oposición directa al carácter santo de Dios, se opone también a nuestro
verdadero carácter humano, a nuestro destino eterno, a la vida plena que Jesucristo vino a
traer en abundancia, Juan 10:10. Es la falta de conformidad con la ley moral de Dios, ya en
actos, ya en disposiciones o estado.
b) El pecado en contraste con la santidad
Es la santidad de Dios la que marca el carácter abominable del pecado. El más ligero repaso
al Antiguo Testamento, nos convence de que el atributo preponderante en Dios es la
santidad, Isaías 6:3.
c) Origen del pecado
El problema del origen del pecado se reduce al problema del origen del mal en su aspecto
más radical. Sin embargo, hay una diferencia esencial entre el mal físico y el mal moral. El
mal físico es una penalidad que el hombre sufre como consecuencia del pecado original,
pues toda la creación ha sido sometida a vanidad y a la esclavitud de la corrupción, hasta
que se realice la redención completa de los hijos de Dios, Romanos 8:20-22.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

d) Naturaleza del pecado


Según la Biblia el pecado es una clase de maldad moral, como lo demuestran todos los
nombres con que la Palabra de Dios lo apellida, Génesis 4:7; Isaías 48:8; Isaías 59:2;
Romanos 1:18-32; 1 de Juan 3:4. El pecado tiene carácter absoluto, no sólo porque va
contra el bien absoluto, que es Dios, sino también porque no existe una zona neutral entre el
mal y el bien, desde el punto de vista ético personal.
e) La universalidad del pecado
Todo ser humano que se halle en pleno uso de su razón, comete pecados y fomenta vicios,
esto es, hábitos de pecado. Nos lo demuestra la Biblia, la Historia y la experiencia propia,
Romanos 3:21-23, 1 de Juan 1:8-10; 1 de Reyes 8:46; Proverbios 20:9;
Eclesiastés 7:20-29; Mateo 6:12-14; Lucas 11:4; Romanos 3:10-20; Gálatas 3:22.
f) La depravación causada por el pecado
La depravación destituye radicalmente al ser humano del verdadero amor a Dios que la ley
demanda, pues el hombre caído se ama a sí mismo y a otros seres más que a Dios, y hasta
siente aversión hacia Dios, Malaquías 1:6, Juan 5.42. Ello es consecuencia de haber
perdido el hombre la semejanza moral con Dios.
g) Culpa y castigo del pecado
La culpabilidad y el castigo son consecuencias del pecado. La culpabilidad es la cuantificación
de un acto como merecedor de un castigo, estando obligado el infractor a dar una
satisfacción a la justicia de Dios por la violación responsable de la ley. Por eso la ira de Dios,
Romanos 1:18, es la reacción del carácter santo de Dios contra el pecado. La justicia de
Dios amenaza al hombre pecador, por cuanto éste es digno de castigo. La pena o castigo
sigue a la culpa, como la sombra al cuerpo, y consiste en un sufrimiento o pérdida, directa o
indirectamente impuestos por el legislador, como vindicación de la justicia ultrajada por la
violación de la ley. Desde el punto de vista teológico, la pena es el castigo intimado e
impuesto por Dios a causa del pecado.
h) Clasificación del pecado
El pecado original fue un acto personal de Adán y, al mismo tiempo, una depravación de la
raza humana por solidaridad racial con nuestra primera cabeza natural y jurídicamente
representativa. En este segundo sentido, nos referimos aquí al pecado original para
distinguirlo del pecado personal o actual, en el que interviene directa e inmediatamente la
propia voluntad de la persona culpable. El original produce una corrupción más profunda en
cuanto a la incapacidad en que se halla el hombre caído para levantarse por sí mismo de su
lamentable estado de condenación, pero queda contrarrestado en los niños y en los que no
han adquirido el uso normal de su razón, por la obra de Jesús en el Calvario, Mateo 19:14.
El pecado personal implica mayor culpabilidad, puede producir hábitos viciosos y ahonda la
depravación ya heredada Mateo 23:32.
El hombre caído peca por ignorancia inculpable muy raras veces. La Psicología ha
descubierto los móviles inconfesables, a veces inconscientes, que subyacen a muchos de
nuestros actos pecaminosos de cuya culpabilidad no llegamos a percatarnos del todo. Existe,
pues, una especie de ignorancia culpable Mateo 15:14-20; Marcos 8:17-18; Lucas
24:25; Hebreos 9:7, que la Biblia llama explícita o implícitamente insensatez Números
15:29-31; Salmo 139:23-24; Eclesiastés 7:25; 8:11; Isaías 32:6; 42:19; Mateo
7:26; Lucas 12:47-48; Lucas 23:34; Juan 19:11; Hechos 17:30; Romanos 1:30-

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32; Romanos 2:12; Gálatas 1:7. Llamamos pecados de debilidad a los que, aún cuando
revelan corrupción y desorden, tienen la atenuante de precipitación en el juicio o de poca
energía en la voluntad. Pecados de presunción son los que se ejecutan con toda
premeditación y en los que la voluntad pone su vigor al servicio de una injusticia. En el
Salmo 19:12-13, David contrapone los errores a las soberbias. Isaías amonesta a los que
traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, Isaías 5:18, y Pablo habla de los orgullosos,
hipócritas, mentirosos y engañadores, que seducen a los débiles Gálatas 3:1; Efesios
4:14; 1 de Timoteo 4:1-3; 5: 24; 2 de Timoteo 3:2-6,13.
Es corriente que la gente se preocupe más de no hacer el mal (pecados de comisión) que de
hacer el bien. Sin embargo, para Dios tan pecado es no hacer el bien como hacer el mal.
Más aún, el Nuevo Testamento enfatiza el deber de hacer el bien, conforme al nuevo
mandamiento del amor, Juan 13:34-35; Juan 15:17, en contraste con el Decálogo, donde
9 de las 11 intimaciones, comienzan por un no. Por eso, la eterna condenación de los impíos,
tras el juicio de las naciones a que se refiere Mateo 25:41-46, aparece como consecuencia
de cinco pecados de omisión.
i) El remedio al pecado
Toda la Escritura nos dice que el único remedio contra el pecado del ser humano, de todo
ser humano, tanto creyente como inconverso, es la sangre de Jesucristo, derramada por
nosotros en la cruz. La sangre de las víctimas ofrecidas en el Antiguo Testamento era
meramente el medio para una purificación legal, y su fuerza propiciatoria consistía en que
tales sacrificios eran figura profética del sacrificio del Calvario Hebreos 9 y 10.
Dirigiéndose a los fieles, asegura Juan en 1 de Juan 1:7, la sangre de Jesucristo su Hijo
nos limpia de todo pecado. Hebreos 9:22 concluye de una manera categórica “y sin
derramamiento de sangre no se hace remisión”. ¿Por qué dispuso Dios que el perdón de
nuestros pecados se efectuase precisamente a través del derramamiento de la sangre de Su
Hijo? Creemos que la Santa Biblia nos da clara respuesta a esta pregunta. Si la vida está en
la sangre Génesis 9:4 y el pecado se halla incrustado hondamente en nuestra vida desde
nuestra concepción, Salmo 51:5, no queda otro medio mejor de vaciarse del propio pecado
que derramando la propia sangre. Ahora bien, una sangre contaminada por el pecado no
hubiese podido aplacar la ira de Dios ni borrar una mancha con su propia contaminación. Por
eso, hemos necesitado un sustituto santo, inocente, sin mancha, apartado (moralmente) de
los pecadores, y hecho más sublime que los cielos, Hebreos 7:26. La limpieza de Su sangre
hizo aceptable el sacrificio, y su condición divina aseguró un precio infinito.

3.3. Los efectos de la caída en el hombre y en la mujer


Una vez al caer, el hombre obtiene como consecuencias el extrañamiento de Dios Génesis
3:8, extrañamiento de sí mismos como nos refiere Génesis 3:7, extrañamiento del prójimo,
como se devela en las tres preguntas hechas por Dios a Adán y Eva en Génesis 3:9-11, la
sentencia de Dios que, en primer lugar, pronuncia su maldición sobre la serpiente, segundo
la sentencia contra la mujer y tercero la sentencia impuesta a Adán. Por ello, al hombre
tener conciencia de pecado, a la vez obtiene la pérdida de la integridad.

3.4. El valor del ser humano


A pesar de la caída, Dios valoriza al ser humano, de no ser así, no hubiese enviado a su Hijo
a morir por él. Cuando leemos Éxodo 20:1-17, en donde Dios da las leyes a Moisés,

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encontramos allí, un grupo de diez principios que Dios valora en sí y por consiguiente en el
hombre, estos son:
• Valora la persona, versos 1-6.
• Valora el nombre, la reputación, verso 7.
• Valora el descanso, versos 8-10.
• Valora el trabajo, verso 11.
• Valora la familia, verso 12.
• Valora la vida, verso 13.
• Valora la pareja, verso 14.
• Valora lo ajeno, el respeto a la propiedad privada, Verso 15.
• Valora la verdad, verso 16 y
• Valora la propiedad, verso 17.

3.5. Características del ser humano antes de la caída


Cuando Dios crea al hombre, estableció en él ciertas características peculiares, éstas son:
• El hombre fue creado para tener compañía.
• Fue creado para tener comunión.
• Fue creado para procurar comunión.
• Creado para mantener parentesco, con su pareja, familia, prójimos.
• Fue creado con carácter moral; y
• Creado con capacidad inmortal (como criatura creada, no como Dios).

3.6. Comparación entre la vida árida y la vida fructífera: Colosenses 2:6-7


Cuando leemos Colosenses 2:6-7, encontramos que el rechazo, el temor, el espíritu no
perdonador, la rebelión y la incredulidad son consecuencias y efectos de la vida árida. En
cambio, la libertad, la aceptación, la sumisión, el espíritu perdonador y la fe, son
consecuencias y efectos de una vida fructífera.

Objetivo 4.- Conocer sobre la relación de hombre y mujer en la creación.

4.1. Constitución de la naturaleza del hombre y la mujer: espíritu, alma y cuerpo.


Dios creó al hombre y a la mujer con un espíritu, el cual tiene contacto con el mundo
espiritual, es en donde mora el espíritu del mismo Dios. El espíritu a la vez contiene la
intuición, la conciencia y la comunión. La conciencia es la puerta del espíritu al espíritu de
Dios, ésta dicta lo bueno y lo malo, produce la culpabilidad, es la puerta al mundo espiritual
interno y el pecado la cauteriza. En cuanto a la intuición, es la parte conocedora del ser
humano, con ella percibimos o sentimos cosas o circunstancias extrañas. La comunión, es
dada para tener y mantener una unión directa con Dios, ésta no se puede tener sin
honestidad y franqueza. Aparte del espíritu, tenemos un alma que comprende las
emociones, sentimientos, la mente y la voluntad del ser humano. Es el asiento de la
personalidad del hombre. Allí, encontramos su intelecto y su entendimiento. La voluntad es
el derecho de elección que tiene el ser humano, es su libre albedrío, sus deseos y sus
pasiones. La mente, es la parte pensante, el intelecto, nuestro archivo de acciones, palabras
e intenciones. Nuestras emociones son la intensidad de nuestros sentimientos y los
sentimientos son las acciones del sentir del ser humano. Son los recipientes de las

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impresiones externas e internas, como la tristeza, la alegría, la melancolía, la ira, el odio, el
enojo y el dolor. En cuanto al cuerpo, es el “vehículo” con el cual entramos en contacto con
el mundo físico, dominado por los cinco sentidos, mediante el cual nos comunicamos con el
mundo exterior. Nuestros sentidos son las facultades mediante las cuales percibe el hombre
la impresión del mundo exterior. Los sentimientos se expresan a través de los sentidos en
nuestro cuerpo, la vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto, Santiago 2:26; Eclesiastés
7:9.
El esmero y dedicación que Dios pone en la creación del ser humano es mayor que la
extendida al resto de la tierra. Dios por primera vez, en todo el relato de Génesis, se
involucra tan personalmente, esto nos abre los ojos acerca de lo importante que somos para
nuestro Creador.

4.2. Tipología del hombre según las Escrituras: el hombre original, el hombre
natural, el hombre carnal y el hombre espiritual.
En el desarrollo de la doctrina sobre el hombre en las Sagradas Escrituras, encontramos
cinco tipos del ser humano, el primero es el que la Palabra divina llama o da a conocer
como el hombre original, este es Adán al ser creado, el ser humano antes de la caída.
Luego en su desarrollo vemos al hombre original al momento de caer y los efectos de la
caída, tanto en él como en su compañera. Luego tenemos al hombre natural, que
encontramos en 1 de Corintios 2:14: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente.” El hombre carnal es el hombre caído que vive en la carne, en
sus deseos y pasiones. Le sigue el hombre carnal, mencionado en 1 de Corintios 3:3,”
porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no
sois carnales, y andáis como hombres?” Este es aquél que vive no “en la carne” sino según
la carne, o sea, a conveniencia, según le parezca y a veces trata de vivir conforme a Dios. Y
por ultimo nos habla del hombre espiritual 1 de Pedro 2:5: “Vosotros también, como
piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” Este es aquel hombre que se
arrepiente de su pecado, es regenerado por el Espíritu Santo y vive “en y según el Espíritu
Santo”, como Dios dictamine en Su voluntad.

4.3. Naturaleza moral del hombre: facultades específicas.


Las facultades morales específicas del hombre son tres: inteligencia razonadora y reflexiva,
que le proporciona discernimiento y autoconciencia; sentimiento o sensibilidad, que le
suministra apreciación de la belleza; y voluntad capaz de auto determinación espontánea
hacia una decisión responsable. Por medio de estas tres facultades, el hombre puede captar
la verdad, la belleza y el bien. Estas facultades hacen del hombre un ser moral.

4.4. Estado original del hombre


A lo largo de las Escrituras, y en particular en el Libro de Levítico 11:44, Levítico 19:2, el
carácter personal de Dios se especifica sobre todo por la santidad. Por eso, la imagen de
Dios en el hombre adquiere peculiar relieve en la justicia o rectitud original Eclesiastés
7:29. El “era bueno en gran manera” de Génesis 1:31, sigue inmediatamente a la creación
de la primera pareja humana. Por su parte, en Efesios 4:24 y Colosenses 3:10 nos dan
idea de que Jesucristo nos renueva a nuestra primera condición. Por tanto, Adán, el primer
ser humano, era positivamente bueno, no moralmente neutral o meramente inocente.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Así pues, el hombre lleva la imagen de Dios en su personalidad dorninadora, libre,


responsable, inteligente y creadora (cualidades que no se pierden, aunque se deterioren, por
el pecado original); pero lleva, sobre todo, la semejanza con Dios en la rectitud o santidad
en que fue creado, puesto que todas sus facultades estaban entonces orientadas hacia el
bien, aunque su libre albedrío tenía la capacidad de inclinarse hacia el mal.

Objetivo 5.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la iglesia


en relación al hombre.

ASIGNACIÓN PERMANENTE:
• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca del
hombre?
• ¿Qué afirman y qué niegan?
• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca del hombre como creación de
Dios?

BIBLIOGRAFÍA
El hombre su grandeza y su miseria, Autor: Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Curso de
Formación Teológica Evangélica, Tomo III

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V. JESUCRISTO / DIOS HIJO

OBJETIVOS:
1.- Estudiar las características de la persona de Jesucristo, su humanidad y su divinidad.
2.- Comprender la obra de Jesucristo para la redención del ser humano.
3.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la Iglesia en relación a
Jesucristo.

CONTENIDO
• Jesús según Isaías y el mesianismo: Isaías 9, 11, 42, Y 53. El Mesías sufriente, el
Mesías soberano y el que viene a tomar nuestro lugar. La persona de Jesucristo:
Jesucristo como modelo de hombre. La plenitud de los tiempos: su advenimiento. Jesús
y su humanidad. Jesús como representante y sustituto. Jesús el Primogénito. Jesús
como cabeza. Jesucristo y su conciencia de su divinidad. Los nombres dados a Jesús en
las Sagradas Escrituras. Los estados de Jesús. Diferencia entre estado y condición. La
humillación del Hijo de Dios. La necesidad de la encarnación del Verbo. La concepción
virginal de Jesús. Nacimiento, infancia y bautismo de Jesús. Los sufrimientos del
Salvador. El descenso de Jesús al Hades. El estado de exaltación. Los oficios de Jesús:
Profeta, Rey y Sacerdote
• La obra de Jesucristo. Introducción y establecimiento del Reino de Dios. Salvación y
redención del ser humano.
• Articulado de la Iglesia con respecto a Jesucristo y su obra.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Objetivo 1.- Estudiar las características de la persona de Jesucristo, su humanidad y


su divinidad.

1.1. Jesús según Isaías y el mesianismo: Isaías 9, 11, 42 y 53


Cuando estudiamos las Escrituras, la persona de Jesús nos embarga con su divinidad
majestuosa. Basta con escoger un solo libro como el de Isaías, para conocer la magnitud de
Jesús y su descripción nos abruma. En Isaías se nos presenta a Jesús con las siguientes
características:
• Nos dice que viene para alumbrar, Isaías 9:2
• Nos dice que viene para aplicar justicia, Isaías 11:3-4
• Nos asegura que legislará con rectitud, Isaías 42:4
• Afirma que Él es el libertador. Isaías 42:7
• Nos dice que Jesús viene a tomar nuestro lugar para llevar nuestras cargas, pecados y
enfermedades. Isaías 53; y
• Que Él es el Salvador, Isaías 53:5
Isaías miró a través de los siglos y vio al Mesías venidero; de todos los grandes profetas
hebreos, Isaías nos ha dado la descripción más completa de la historia, misión, títulos y
características de Cristo. En Isaías 7:14 y 11:1-2 nos habla de su nacimiento, familia y
unción. En Isaías 9:2, 11:3-4, 42:4-7; 53:4-6 y 53:12, nos indica que Jesús es el
iluminador, juez, reprobador, legislador, libertador, portador de cargas, salvador sufrido,
cargador de pecados e intercesor de nosotros. En Isaías a Jesús se le llama Emmanuel,
Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz, Siervo Divino, Brazo de Jehová,
Predicador Ungido y Salvador Poderoso, Isaías 7:14; 9:6; 32:1; 42.1; 53:1; 61:1 y
63:1. El profeta en su libro menciona que Jesús es el resplandor, la sabiduría, el
discernimiento espiritual, la justicia, la fidelidad, el silencio, la mansedumbre, la
perseverancia, el sufrimiento, la compasión, la humildad, la santidad (sin pecado) el poder
de salvación y la grandeza de Dios, Isaías 9:2; 11:2-5; 42:3-4; 52:14; 53:10; 53:4;
53:7; 53:9; 53:11-12.
Según Isaías, Jesús es Mesías sufriente, el Mesías soberano y el que viene a tomar
nuestro lugar.
En las Escrituras se nos habla del Salvador venidero, el Mesías. Pero plantea la venida de
dos tipos contrapuestos de Mesías. Mientras encontramos en los Salmos, Isaías, Jeremías,
Daniel, Miqueas, Zacarías y Malaquías, porciones que aseveran que el Salvador venia a
gobernar como soberano, encontramos en libros como los mismos Salmos, Isaías, Daniel y
Zacarías, que hablan de la llegada de un Mesías que vendría a sufrir y padecer por nosotros.
Dos afluentes del mismo río mesiánico, que predijeron lo que vendría, primeramente el
mismo Mesías sufriente a padecer, para luego, en su segunda venida, aparecer para
gobernar como soberano. Primeramente como Cordero de Dios para ser inmolado y luego
como el León de Judá.

1.2. La persona de Jesucristo


a) Jesucristo como modelo de hombre

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Nada mejor que la lectura atenta de Hebreos 2:5 y s.s. para percatarnos de que Jesucristo
es el Hombre con mayúscula, el hombre ideal, contrapartida del Adán caído. Citando el
Salmo 8:4-6, el autor sagrado nos presenta al hombre conforme salió de las manos del
Creador: inferior a los ángeles por naturaleza, fue coronado de gloria, al estar destinado a
sojuzgar la tierra y señorear sobre el Universo creado, como un virrey Génesis 1:28. Por el
pecado, el hombre quedó alienado, un ser extraño en un clima que ya no era el que le
pertenecía; por su causa, la tierra fue maldita y se le tornó hosca e inhóspita. Esta condición
no cambia durante esta vida, aunque el pecador se convierta a Dios, puesto que
aguardamos todavía la redención de nuestro cuerpo. La creación entera gime con dolores de
parto, esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios Romanos 8:19-24. Es
dentro de esta perspectiva, y en contraste con el versículo anterior, donde Hebreos 2:9 s.s.
sitúa la condición gloriosa y la obra perfecta de Jesucristo. Jesús- es el «Postrer Adán», no el
segundo de una serie, sino la réplica, única y final, del «Primer Adán» 1 Corintios 15:45.
En el primero recibimos la muerte; en el segundo, la vida. Por eso, así como hemos traído la
imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Aquel que es «el reflector de
la gloria del Padre y la perfecta imagen acuñada de su persona, Hebreos 1:3, tomó la
forma de siervo, hecho hombre a semejanza de nosotros Filipenses 2: 7-8; Hebreos
2:11-17, para que, gracias al derramamiento de su sangre en el Calvario, nosotros
pudiésemos llegar a ser partícipes de la naturaleza divina, 2 de Pedro 1:4, ya que fuimos
predestinados a ser hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos, Romanos 8:29. Nuestro parecido con el Hijo del Hombre será
manifiesto cuando le veremos tal como él es, 1 de Juan 3:2. En esta gloria radica nuestro
privilegio de creyentes, pero también nuestra responsabilidad. Comentando 2 de Pedro
1:4, dice León I, obispo de Roma: “Date cuenta, oh cristiano, de tu dignidad; y, puesto que
has sido hecho partÍcipe de la naturaleza divina, no vuelvas, con una conducta indigna de tu
rango, a la vileza de tu condición anterior”.

b) La plenitud de los tiempos: su advenimiento


Siendo eternos los designios de Dios, es obvio que tanto la encarnación del Verbo como la
Redención de la humanidad por medio de la muerte en cruz de nuestro Señor Jesucristo
estaban ya programadas desde la eternidad, juntamente con la creación de la raza humana
y la permisión de la caída original. A esto apunta la frase «antes de la fundación del mundo,
que se repite en textos corno los siguientes: “según nos escogió en él (Cristo) antes de la
fundación del mundo” Efesios 1:4, “sabiendo que fuisteis rescatados... con la sangre
preciosa de Cristo... ya destinado desde antes de la fundación del mundo” 1 de Pedro
1:18-20 y Apocalipsis 13:8 parecen dar la impresión de que Cristo, no sólo fue
predestinado desde la eternidad a ser inmolado, sino que, de alguna manera, ya fue
inmolado desde antes de la fundación del mundo. Si se compara este versículo con
Apocalipsis 17:8, se verá que se trata de una transposición, frecuente en latín y en griego,
pues la verdadera lectura debería ser la siguiente: “Y lo adoraron todos los moradores de la
tierra cuyos nombres estaban escritos, desde el principio del mundo, en el libro de la vida
del Cordero que fue inmolado”.

c) Jesús y su humanidad
Lo primero que encontramos al abrir el Evangelio según Mateo, es decir, al comienzo mismo
del Nuevo Testamento, es el árbol genealógico de Jesús como Israelita, descendiente del
padre de los creyentes, Abraham Mateo 1:1-17. Lucas, el Evangelista del Salvador,
introduce una genealogía distinta que, empalmando con el mismo Adán, enraíza a Jesús en

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

nuestra raza humana, Hebreos 2:11, 14, 17. Entre los textos sagrados que mencionan en
Jesús su cualidad de hombre, tenemos Mateo 4:4; Mateo 11:19; Juan 1:14; 8:40:
Hechos 2:22; Romanos 5-15; 1 Corintios 15:21; 1 de Timoteo 2:5; 1 de Juan 4:2.
Jesús poseyó una verdadera humanidad. En efecto, vemos que en Jesucristo había los
elementos integrantes de una naturaleza humana. Un cuerpo humano, Mateo 26:26, 28;
Marcos 14:8; 1 de Timoteo 3:16; Hebreos. 2:14; 1 de Juan 1:1. Este cuerpo es una
realidad manifiesta, incluso después de la resurrección, como puede verse por Mateo 28:9;
Lucas 24:39-40, Juan 20:17,27. Un alma humana, Mateo 26:38; Marcos 14:34. Un
espíritu humano, Lucas 23:46, Juan 11:33; Juan 19:30. Actividades realmente humanas,
ya que Jesucristo: padeció hambre Mateo 4:2, sed Juan 19:28, cansancio Juan 4:6,
sueño Mateo 8:24, miedo Mateo 26:37, tristeza Mateo 26:38, llanto Juan 11:35,
Lucas 19:41, sufrimientos físicos y morales Mateo 27:46; Hebreos 2:16; 5:7, muerte
cruenta Juan 19:30; Hechos 3:15; 5:30. Tuvo emociones: amor Juan 11:5, Marcos
10:21, amistad Juan 11:3, ira Juan 2:15, compasión entrañable Mateo 9:36, enojo,
mezclado con tristeza Marcos 3:5, sorpresa Lucas 7:9. Estuvo sujeto a las leyes del
crecimiento Lucas 2:52, de la obediencia Lucas 2:51, de la limitación Marcos 6:5;
13:32, de la tentación Marcos 1:13; Lucas 4:2; Hebreos 4:15, aunque sin pecado ni.
Hubo que enseñarle a hablar, a andar, a leer y a escribir; preguntaba para saber y se
asombraba de lo que no sospechaba, pues en cuanto hombre no lo sabía todo, Lucas 9:18;
Juan 4:52; 11:34; Mateo 8:10; Lucas 7:9.
Jesús tenía naturaleza perfecta, modelo del ideal humano. Su perfección humana resalta
cuando se compara el Salmo 8:4-8 con Hebreos 2:6-10. También se ve en 1 de
Corintios 15:45, 49; 2 de Corintios 3:18, Filipenses 3:21; Colosenses 1:18; 1 de
Pedro 2:21, como modelo cuyas huellas debemos seguir. Hay quienes ven en la frase de
Pilato: “He aquí el hombre” Juan 19:5, la expresión de la ejemplaridad de Cristo, como si el
gobernador romano hubiese dado testimonio de que Cristo era el hombre por excelencia. El
sentido verdadero es el siguiente: “¿Qué os parece? ¿No ha sufrido ya bastante este hombre
inocente?” Su encarnación y hombría se ve demostrada a través de la manifestación de su
encarnación, su genealogía y sus necesidades físicas.

d) Jesús como representante y sustituto


Jesús, por ser hombre, es nuestro Representante y nuestro Sustituto. Aunque ambos
conceptos van unidos, es preciso distinguirlos con todo cuidado. Cristo es nuestro
Representante en cuanto que, como sumo sacerdote del Nuevo Pacto, ocupó nuestro lugar
al ofrecer en la Cruz el único sacrificio que podía tener valor propiciatorio, redentor y
reconciliador de la humanidad pecadora con el Dios tres veces santo Hebreos 7:22-28. En
este sentido, la obra de Jesús es a favor de todos los hombres, en general 1 Juan 2:2 “Y él
es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo”. Es decir, hay en la propiciación de Jesucristo un valor universal,
disponible en el plano objetivo para todos. En cambio, Jesucristo es nuestro Sustituto en
cuanto que su muerte al pecado en la Cruz del Calvario se hace nuestra muerte cuando
nosotros recibimos el don de la justicia, 2 de Corintios 5:14-15, 21.

e) Jesús el Primogénito
Mientras que, como Dios, aparece Jesús como Unigénito Juan 1:14, 18; 3:16, 18; 1 de
Juan 4:9, en cuanto hombre aparece como Primogénito, Romanos 8:29. Ahora bien, este
epíteto de Primogénito, aplicado a Jesús, reviste distintos matices, según el contexto: a. En

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los lugares citados recibe el sentido de heredero de la vida, que Él puede transfundir, por su
función mediadora y salvífica, en sus hermanos, Hebreos 2:13; Isaías 53:10; Isaías 9:6;
Hechos 3:15; Juan 1:4; Juan 5:21; Juan 5:40; 1 de Corintios 15:45; Efesios 2:5; 1
de Juan 5:12-13. b. En Colosenses 1:15 y Romanos 8:17 nos habla sobre Jesús que,
como Hijo único del Padre, le corresponde toda la herencia, y en virtud de lo cual, somos
copartícipes con Él de una herencia infinita e indivisa. Él ha sido constituido centro de
gravitación de todo el Universo, Efesios 1:10, puesto que todo cae bajo su jurisdicción y
gobierno y, en cierto modo, él es la Cabeza de todo. c. En Colosenses 1:18 el primogénito
de entre los muertos significa el primer triunfador de la muerte; por quien la muerte perdió
su aguijón, que es el pecado, 1 de Corintios 15: 55-57.

f) Jesús como Cabeza


La palabra “cabeza” se aplica a Jesucristo en dos sentidos: a. En sentido de autoridad, como
cuando se dice en 1 de Corintios 11:3 que Cristo es la cabeza de todo varón. b. En sentido
de principio de vida, unidad y movimiento. En este sentido, Jesucristo es Cabeza de su
Iglesia Efesios 1:22-23; Colosenses 1:24, de la cual somos miembros en el momento en
que, injertados en Cristo, nacemos a una nueva vida espiritual. Hebreos 5:9 precisa bien
cuándo y cómo llegó Cristo a ser nuestra Cabeza espiritual, pues dice de Cristo que habiendo
sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.
Aquí vemos: a. Que mediante su pasión y muerte en cruz, Cristo quedó perfeccionado como
Salvador nuestro, y además fue consagrado como nuestro Sumo Sacerdote, y en Hebreos
2:10 se señala que fue perfeccionado por aflicciones el autor de la salvación de ellos. b.
Esta salvación sólo se aplica a los que le obedecen, es decir, a los que creen, puesto que la
fe es una obediencia al Evangelio Romanos 1:5; 16:26. Así que Cristo comienza a ser
nuestra Cabeza cuando nosotros empezamos a ser miembros de su Cuerpo, que es la
Iglesia, y no antes.

g) Jesucristo y su conciencia de su divinidad


En las Escrituras encontramos textos que prueban que Jesús tenía conciencia de su
divinidad, Mateo 10:37; Mateo 7:21; Lucas 2:49. El mismo Jesús recibió la honra
apartada para Jehová, Jesús realizó inclusive la obra del Padre, por ello, se afirma que Jesús
es Dios en base a los siguientes datos otorgados por las Sagradas Escrituras, a través de su
autoridad y dominio, su conocimiento, su señorío, su preeminencia, por su poder y por sus
atributos.

1.3. Los nombres dados a Jesús en las Sagradas Escrituras


Otra forma de conocer a nuestro Salvador, es por medio de sus nombres que revelan su
persona y carácter, entre estos podemos nombrar:
• Jesús, Mateo 1:21; Lucas 1:31.
• Cristo, Hechos 2:36
• Hijo de Hombre, Mateo 16:27; Marcos 8:38; Mateo 17:22; Juan 3:13.
• Señor, Mateo 8:2; Mateo 20:33; Juan 4:11
• Cordero de Dios, Isaías 53:7; Juan 1:29
• Postrer Adán, 1 de Corintios 15:45
• Hijo de Dios, Mateo 3:17, Juan 1:49
• Príncipe de paz, Isaías 9:6

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• Servidor, Romanos 15:8


• Renuevo, Salmo 80:15; Isaías 4:2
• Maestro, Mateo 12:38
• Mesías, Juan 1:41
• Profeta, Lucas 24:19
• Verbo, Juan 1:1
• Alfa y Omega, Apocalipsis 1:8
• Rey Soberano, 1 de Timoteo 6:15
• Vid Verdadera, Juan 15:1
• Autor de la Vida, Hechos 3:15
• Príncipe de Pastores, 1 de Pedro 2:25
• Siervo, Filipenses 2:7
• Piedra Angular, Isaías 28:16
• Mensajero, Isaías 41:27
• Testigo Fiel, Apocalipsis 3:14
• León de Judá, Apocalipsis 5:5
• El Todo, Colosenses 3:11
• Pastor, Juan 10:11
• Puerta, Juan 10:9

1.4. Los estados de Jesús


a) Diferencia entre estado y condición
El estado connota una posición en la vida de una persona, mientras que la condición indica
un modo de existencia. Por ejemplo: un ladrón convicto de su delito se encuentra, tras la
sentencia del juez, en estado de condenación, pero cuando se ha procedido a su
encarcelamiento, se halla en una condición de recluso. Se comprende así que el estado
afecta a la posición legal, jurídica, de la persona, mientras que la condición entraña algo que
afecta al existir íntimo, vivencial (permanente o pasajero) del individuo. Esta doble faceta
aparece junta, en un mismo versículo de la epístola de Pablo a los fieles de GaIacia, Gálatas
4:4: “Mas cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido -de mujer
(condición) -, nacido bajo la Ley” (estado).

b) La humillación del Hijo de Dios: desde el despojo de su gloria, hasta su muerte


El estado de humillación del Hijo de Dios consistió realmente en estar personalmente unido a
una naturaleza humana, con el status legal de sujeción a la Ley y con las debilidades y
limitaciones que tal unión comportaba, y que él asumía en su persona, pero sin que
afectasen en nada a su naturaleza divina. Jesucristo continuaba ejerciendo
independientemente sus atributos divinos, todos, en su naturaleza divina, pero el ejercicio de
tales atributos no era manifiesto en su condición humana. Hay dos elementos de la
humillación de Cristo: a la kénosis (vaciamiento) en el sentido de dejar a un lado los arreos
de la majestad divina; a. la tapéinosis (abatimiento, humillación) en el sentido de someterse
a la Ley y, en general, a la voluntad del Padre, la cual no lo olvidemos, es la misma del Hijo
en cuanto Dios-, con todas sus consecuencias, la principal de las cuales es la muerte en cruz.

c) La necesidad de la encarnación del Verbo


El hombre caído no era digno de ser salvo, pero era digno de Dios el salvar al hombre. En
efecto, la justicia divina exigía que se cumpliera la sanción tajante y solemnemente impuesta

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en Génesis 2:16-17, pero el amor de Dios, hecho misericordia infinita, exigía la salvación
del pecador Daniel 9:9; 1 de Juan 4:16; Tito 3:4. La solución sublimemente divina fue
hacer una misteriosa sustitución, Dios mismo se hizo responsable del pecado, para que el
hombre recobrase la justicia, 2 de Corintios 5:21.

d) La concepción virginal de Jesús


La concepción virginal de Jesucristo nos es narrada en Mateo 1:18-25 y en Lucas 1:34-
35. La coincidencia de Mateo y Lucas en la narración del hecho es clara. La distinción de
matices en los detalles de ambas narraciones parece indicar que Lucas recibió la información
de parte de María, mientras que Mateo refleja el relato de José. No hay duda de que hablar
de la concepción virginal de un ser humano, ser concebido sin obra de varón, ha de resultar
un puro mito o una insensatez para las mentes incrédulas. Sin embargo, el verdadero
creyente que mantiene con firmeza su convicción de que la Biblia está inspirada por Dios y,
por tanto, es infalible, admite sin titubeos, con la gracia, el poder y la enseñanza del Espíritu
Santo, 1 de Juan 2:20; 1 de Juan 2:27, este misterio como admite todos los demás que
constan en la revelación divina. Quien no humille su entendimiento mediante la obediencia
de la fe, Romanos 1:5; Romanos 16:26, no podrá percibir lo espiritual 1 de Corintios
2:14.

e) Nacimiento, infancia y bautismo de Jesús


Aparte de los episodios desarrollados durante la presentación del niño Jesús en el templo,
todo lo que el relato evangélico nos dice de la infancia de Jesús se reduce a la adoración por
parte de los pastores y de los magos Lucas 2:8 s.s.; Mateo 2:1 s.s., la huida y posterior
vuelta de Egipto Mateo 2:13 s.s. y la subida y estancia en Jerusalén cuando hubo cumplido
los doce años, repitiéndose dos veces Lucas 2:40, 52 que, conforme avanzaba en edad, el
niño crecía en estatura, en sabiduría y en gracia.
El relato del bautismo de Jesús aparece en Mateo 3:13-17; Marcos 1:9-11; Lucas 3:21-
22, y se alude a él en Juan 1:31-34.

f) Los sufrimientos del Salvador


Los sufrimientos de Jesús comenzaron con las tentaciones que padeció en el desierto de
parte del diablo y tuvieron su culminación en la agonía de Getsemaní, donde el Maligno
apretó de firme. Cuántos otros sufrimientos a lo largo de los tres años de su vida pública no
pasó Jesús. Constante oposición por parte de los fariseos, ingratitud por parte de aquellos
mismos a quienes curaba milagrosamente, la incomprensión y cobardía de los más íntimos,
aquella soledad radical en su vida y en su muerte, perseguido a muerte desde el pesebre
hasta la cruz, sin disfrutar jamás de comodidades y viviendo siempre de prestado.

g) El descenso de Jesús al Hades


Este es uno de los temas más controversiales en la Doctrina Cristiana Evangélica y en la
Doctrina Cristiana en general. En 1 Pedro 3:18-21, se encuentra el sustento bíblico de
este punto. Los versos 19-21 constituyen un paréntesis entre los versículos 18 al 21.
reconocido generalmente como uno de los pasajes de más difícil interpretación en el Nuevo
Testamento. Se lo ha tomado como base de doctrinas antibíblicas, tales como los
sufrimientos del purgatorio y la salvación póstuma.

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NIVEL BÁSICO- GUIA DOCTRINA I

Un estudio de la literatura sobre ese pasaje revela que cada comentarista tiene su propia
solución, y lo interpreta según sus predilecciones teológicas. Brevemente, he aquí algunas
de las interpretaciones, que afirman que Cristo:
- Antes de su encarnación, predicó a los espíritus ahora en prisión. Esto fue hecho por el
Espíritu Santo en la predicación de Noé, pero sólo Noé y su familia creyeron.
- Predicó a las víctimas del Diluvio que se volvieron a Dios antes de perecer en las aguas
del cataclismo.
- Fue en su espíritu al reino al cual sólo pueden ir los espíritus y proclamó que eran
juzgados con justicia, por no creer en la predicación de Noé.
- Fue en el poder del Espíritu y proclamóse a Sí mismo como Vencedor, y condujo a los
santos del Antiguo Testamento “prisioneros de esperanza”, Zacarías 9:12, a las alturas
Efesios 4:8-10.
- Fue en la modalidad no corpórea de su existencia, en la cual entró inmediatamente
después de su muerte y proclamó la victoria sobre los provocadores y destructivos ángeles
caídos, cuyo poder seductor había contaminado al mundo antediluviano.
- Fue en su espíritu, no en su forma corporal, en el intervalo entre su crucifixión y su
resurrección, y proclamó el mensaje del Evangelio, para liberar a aquellos que, habiendo
sido desobedientes, creyeron en Él, después de haber muerto, al escuchar su predicación.
Estas interpretaciones difieren y por eso, sólo han sido bosquejadas. En ninguna parte
parece haber consenso sobre su interpretación. De los que podemos estar seguros es de
que el pasaje no encierra esperanza alguna para el impenitente, veda la noción de que
aquellos que durante esta vida terrenal rechazan el Evangelio de la gracia de Dios, puedan
tener una segunda oportunidad en el mundo más allá, y ser finalmente salvados.
Otras citas a considerar son: Lucas 23:46; 2 Corintios 5:8.

h) El estado de exaltación
Desde su muerte hasta la diestra del Padre

La exaltación de Cristo consistió en reasumir el ejercicio pleno de los atributos divinos que le
correspondía por el hecho mismo de la encarnación, pero que había dejado a un lado al
renunciar a su gloria y empequeñecerse en la forma de esclavo, en su exaltación, dejó de
estar bajo la Ley para pasar a un estado de soberanía con la posesión de las bendiciones
salvíficas que había ganado para la humanidad ya redimida, y su coronación a la diestra de
Dios en honor y gloria. Aquí es donde brilla en todo su esplendor, el estupendo destino de
nuestro Salvador. Un destino que ya había sido profetizado en Isaías 53:10-12 y que es
detallado en Efesios 4:10; Colosenses 1:15-19; Hebreos 12:2, entre otros lugares. La
Trina Deidad, que había acordado la más tremenda humillación de este Hombre con
mayúscula, hasta hacerle el sustituto de toda la humanidad en el descargo de la justicia
divina por nuestros pecados, le ha elevado también a la más alta posición que pueda
concebirse.

1.5. Los oficios de Jesús: Profeta, Rey y Sacerdote


Los oficios de Cristo son dados tradicionalmente en un arreglo triple. Éstos no se deben
pensar como secciones separadas o independientes. Son simplemente una manera lógica y

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ordenada de resumir el trabajo que Cristo hace en nuestro beneficio como nuestro mediador.
a.- Como Profeta, Marcos 6:4, 15; 8:28; 14:65; Mateo 21:11; 21:46; Lucas 7:16,
13:33; 24:19; Juan 4:19, 44; 6:14; 7:40, 9:17. Un profeta era un proclamador de la
Palabra de Dios. Con frecuencia los profetas hablaban críticamente sobre los pecados y los
males de su generación y advertían de la ira venidera de Dios si la gente no se arrepentía. Los
profetas tenían a veces un conocimiento especial, aún de los acontecimientos futuros. Algunos
profetas tenían el poder de realizar milagros. Jesús era un profeta, incluso el más grande de
todos los profetas, pero Él era mucho más que un profeta. b.- Jesús es Sacerdote. En el
libro de Hebreos encontramos la explicación preeminente del rol del sacerdocio de Cristo.
Hebreos 4:14; 5:6; 7:26-27; 9:11-12, 24-27. Un sacerdote representa a la gente en su
acercamiento a Dios para la expiación. Un sacerdote necesita entender las dificultades de la
gente para representarlas bien. c.- Jesús es Rey, Juan 1:49; 18:36-37; Lucas 1:32-33;
19:38; 23:2; Mateo 21:5; Efesios 1:20-23; Filipenses 2:9-11; 1 de Corintios 15:25;
Hebreos 1:8; 2:8-9; Apocalipsis 1:5-6; 5:1-11; 19:15-16.

Objetivo 2.- Comprender a obra de Jesucristo para la redención del ser humano.

La obra de Jesús podemos resumirla así:

2.1. Introducción y establecimiento del Reino de Dios


Esto lo encontramos en las citas de Mateo 11:3-6 y Lucas 2:11 y lo trataremos de manera
muy somera, pues será objeto de estudio en otra asignatura.
2.2. Salvación y redención del ser humano
La Redención es el acto, con el que Cristo, lleno de amor, se ofrece y muere por nosotros,
para satisfacer la deuda debida a la justicia divina, merecernos de nuevo la gracia y el
derecho al cielo, y liberarnos de la esclavitud del pecado y del demonio. La Redención tuvo
como fin reparar el pecado y los desastrosos efectos que el pecado habla traído al hombre.
La Redención es pues, a un mismo tiempo, una satisfacción o reparación para Dios, y una
restauración y rescate para el hombre. Gálatas 3:13; Apocalipsis 5:9; Romanos 3:24.

Objetivo 3.- Participar e investigar sobre los planteamientos doctrinales de la


iglesia en relación a Jesucristo.

ASIGNACIÓN PERMANENTE:

• ¿Cuáles son los estatutos de fe, principios o normas en mi Iglesia, que hablan acerca de
Jesucristo?

• ¿Qué afirman y qué niegan?

• ¿Cuál es el basamento bíblico de mi Iglesia acerca de la obra de Cristo?

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BIBLIOGRAFÍA

• La persona y obra de Jesucristo, Autor: Francisco Lacueva, Editorial CLIE, Curso de


Formación Teológica Evangélica Tomo IV

• Evidencias que exigen un veredicto, Autor: Josh Mc Dowell, Editorial Vida.

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