BaANH010356 Nueva Historia de La Nación Argentina (Tomo 10) - Academia Nacional de La Historia
BaANH010356 Nueva Historia de La Nación Argentina (Tomo 10) - Academia Nacional de La Historia
BaANH010356 Nueva Historia de La Nación Argentina (Tomo 10) - Academia Nacional de La Historia
LA HIST A
HISTORIA
de la
NACIÓN
ARGENTINA
IO - LA ARGENTINA DEL SIGLO XX
PLANETA
La Academia Nacional
junta de Historia de la Historia
y Numismática -sucesora
Americana de la
que Funda
ron en 1893 Bartolomé Mitre y otros destacados estudiosos—,
decidida a emprender en los años finales del siglo XX un
amplio esfuerzo de renovación historiográfica que contí
nuase los realizados en la Historia de la Nación Argentina
(14 volúmenes publicados entre 1936 y 1950) y en la Histo
ria Argentina Contemporánea (7 volúmenes, entre 1965 y
1967), dispuso en 1997 editar una obra orgánica y colectiva,
de alta divulgación: la Nueva Historia de la Nación Argentina.
Una comisión de académicos, encabezada por el presidente
de Ia entidad, elaboró el plan general que abarca, en diez
tomos, eI proceso histórico desde los tiempos prehispánicos
hasta nuestros días.
En ellos tienen cabida relevantes especialistas, procedentes
de distintos ámbitos y corrientes historiográficas, con el
propósito de realizar una obra integral, no sólo en el sentido
temático sino también con la idea de alcanzar un conjunto
coherente que supere la simple reunión de monografías sobre
diversas áreas. En cada parte se estudian el territorio y la
población, la dinámica de las sociedades, las instituciones, la
economía, la vida cotidiana y Ia cultura en sus más diversas
vertientes. Un tomo final, de gran valor instrumental y
didáctico, contendrá los índices generales.
Con el prestigio que le otorga su trayectoria de institución
señera en su disciplina, la Academia ofrece al lector este
nuevo y notable aporte que se diferencia de los dos ante
riores por los enfoques y aspectos que sugiere el actual
movimiento historiográfico, circunstancia que, sin embargo,
no les resta vigencia como referentes en cuestiones que no
se tratan aquí desde Ia misma óptica.
NUEVA HISTORIA
DE LA NACIÓN ARGENTINA
ToMo X
PLANETA
982 Nueva historia de la Nación Argentina: 1‘ ed. —
NUE Buenos Aires : Planeta, 2003.
v. 10, 480 p. ; 24x17 cm.- (Historia)
ISBN 950-49-1043-2
1. Historia Argentina
DE LA DIRECCIÓN DE LA OBRA
COORDINACION EDITORIAL
(Continuación)
IX. LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA
Y CULTURAL
(CONTINUACION)
S6. LAS CIENCIAS SOCIALES
Mario D. Serrafero
Describir el tránsito de las Ciencias Socia dejará, en casi todos los casos, otras sin men
les en el siglo XX, en la Argentina, no es tarea cionar. Por razón de espacio, será inevitable la
sencilla ni menos aún exenta de riesgos. En omisión de autores e instituciones que tam
primer lugar, se refiere a un área del conoci bién han realizado su aporte en las áreas disci
miento que se fue institucionalizando y siste plinarias aquí tratadas. Por último, las referen
matizando progresivamente. En segundo tér cias consignadas en este trabajo sólo incluyen
mino, brindar una radiografía completa es las obras publicadas hasta 1983.
prácticamente imposible por la dispersión
geográfica e institucional de la producción. En
tercer lugar, siempre quedarán afuera expre LA SOCIOLOGÍA COMO DISCIPLINA
etapa, los nombres de Alexis de Tocqueville y drían aparecer, indistintamente, en una histo
de Karl Marx, y sus estudios sobre la sociedad ria de los desarrollos de la Sociología Política
democrática y capitalista, respectivamente. o de la Ciencia Política.
El conocimiento se fue sedimentando y
acumulando nuevos aportes con las investiga
ciones que provinieron de psicólogos sociales LA “PRESOCIOLOGÍÑ Y LA SOCIOLOGÍA
designado profesor titular de Sociología y dic Europa del siglo XIX y de la historia, la psico
ta su primer curso en 1905. Dos años más tar logía y la filosofía de la cultura, como también
de, en la Facultad de Derecho y Ciencias So las nuevas ideas que se iban produciendo. En
ciales de la Universidad de Córdoba, se crea la tre estos pensadores cabe citar, por ejemplo, a
primera cátedra de Sociología y es designado Comte, Spencer, Durkheirn, Weber, Sirnmel,
el profesor Isidoro Ruiz Moreno, al año si Tarde, Toennies, Sombart y, también, las refe
guiente es nombrado como profesor titular rencias a Le Bon, Spengler, Dilthey, Bergson,
Enrique Martínez Paz. La primera cátedra de Scheler, Ortega y Gasset, etc. Como represen
Sociología en la Facultad de Derecho y Cien tantes de esta sociología cabe mencionar, entre
cias Sociales de la Universidad de Buenos Ai otros, los siguientes autores y algunos de sus
res se crea en 1908 y su titular fue Iuan Agus textos: Enrique Martínez Paz, Elementos de So
tín García, quien también se hace cargo de la ciología (1911); Raúl. A. Orgaz, Estudios de So
cátedra que se crea, en 1912, en la Facultad de ciología (1915), Principios de Sociología (1933);
Filosofia y Humanidades de la Universidad A. Poviña, Notas de Sociología (1935); Historia
Nacional de La Plata. En los años posteriores de la Sociología Latinoamericana (1941); Curso
se abrirían otras cátedras de sociología en dis de Sociología (1950), etc. Autores como Orgaz
tintas facultades y universidades del país. Y en y Poviña, especialmente, tuvieron una muy ex
1940, Ricardo Levene creaba el primer Institu tensa producción académica y una actuación
to de Sociología en la Facultad de Filosofía y institucional destacada. Por cierto a la lista po
Letras de la Universidad de Buenos Aires. Dos drían agregarse muchos otros autores relevan
años después aparecía su primera publicación: tes como Emesto Quesada, quien publica, en
el “Boletín de Sociología”. Levene —profesor ti tre otros trabajos, La Sociología: carácter
tular de Sociología, desde 1922, en la Facultad científico de su enseñanza (1905); Las doctrinas
de Filosofía y Letras de la Universidad de Bue presociológicas (1905); H. Spencer y sus doctri
nos Aires- aportaba también estudios relati nas sociológicas (1907); A. Comte y sus doctri
vos a la disciplina, entre otros, Notas sobre la nas sociológicas (1910); La evolución social de la
Escuela sociológica de Durkheim (1929) y su República Argentina (191 l); La Sociología rela
Historia de las ideas sociales argentinas (1947). tivista spengleriana (1921), etcétera.
Este profesor de Sociología es —siguiendo Más allá de esta sociología enciclopédica y
el análisis de Iuan Carlos Agulla- una suerte de receptora de las ideas irnperantes en los países
“intelectual” formado en otra disciplina, que más desarrollados existieron estudios de carác
ejerce su profesión liberal y en forma comple ter más empírico que pretendieron describir y
mentaria dicta su cátedra. Esta sociología re analizar socialmente al país. A comienzos del
cepta la obra de los autores europeos y va a siglo XX se realizaba un estudio sobre las clases
considerar sus contenidos como“leyes socioló obreras y la situación social, que constituía un
gicas" que se aplican automáticamente a la re verdadero estudio sociológico en busca del da
gión y al país. Así aparecen en las primeras dé to empírico. Bajo la segtmda presidencia de Iu
cadas textos de introducción a la Sociología o lio A. Roca, el entonces ministro del Interior
Principios de Sociología, que intentan sistema Joaquín V. González encargaba a Iuan Bialet
tizar los autores relevantes de la disciplina en la Massé el referido estudio. En el informe de Bia
LAS CIENCIAS SOCIALES
let Massé, El estado de las clases obreras argenti ción de “las orientaciones teóricas y metodoló
nas a principios de siglo (1904), se analizaba la gicas contemporáneas”. Hacia los años ciri
situación de los obreros en distintas provin cuenta comienza, entonces, otra experiencia: la
cias, los indígenas, la inmigración, el trabajo de llamada Sociología científica. En realidad, el
la mujer y los niños, entre otros temas. Un no corte entre distintas etapas, estilos y momentos
table trabajo de historia social fue el de Juan de la sociología no fue tan abrupto. Tampoco
Agustín García, La Ciudad Indiana: Buenos Ai debe entenderse que lo producido antes no fue
res desde 1600 hasta mediados del siglo XVII ra científico sino que la producción de conoci
(1900), donde se estudiaban las campañas; la miento se sometía a reglas y métodos propios
vida familiar, comercial y administrativa de la de los estudios de cada época. Así fue que, en
ciudad; la Iglesia; etc. El lector menos atento tonces, esta nueva etapa se caracterizó por un
descubriría en algunas conclusiones de García estilo y contenido distinto a la anterior. Se crea
una radiografía demasiado semejante a la Ar ron en las universidades institutos o departa
gentina de finales del siglo XX. Poco tiempo mentos de Sociología —o centros de investiga
antes, García había publicado otra importante ciones sociológicas—, se receptaron las teorías
obra, su Introducción al estudio de las Ciencias empírico-sistemáticas -principalmente de los
Sociales (1899). Décadas más tarde, Alejandro Estados Unidos- y se desarrolló el perfil del so
Bunge, en Una Nueva Argentina (1940), elabo ciólogo investigador. La Sociología aquí no só
raba un trabajo de pretensión científica donde lo intentaba describir la realidad sino también
abordaba distintos aspectos de la Argentina so explicarla recurriendo a un bagaje teórico más
cial: la cuestión racial, la natalidad y la morta sistematízado y a metodologías que ponían en
lidad, la política poblacional, el desequilibrio el centro la obtención de datos a través de dis
económico del “país abanico", el problema so tintos instrumentos. De acuerdo con Germani,
cial de la tierra y de la vivienda, las nuevas for el paso de la sociología tradicional a la sociolo
mas sociales, la educación, etc. Convivieron, gía modema fue el paso de los estudios filosó
así, la sociología de “cátedra” y sus leyes socio ficos a la investigación empírica. Pero esta so
lógicas pretendidamente universales, estudios ciología moderna no era totalmente “aséptica”,
sociales que indagaban realidades nacionales y pues distinguía entre una derecha y una iz
un ensayismo del cual se escribirá más adelan quierda representadas, principalmente, por las
te. Mientras tanto, estaba gerrninando una so llamadas “sociología norteamericana" y “socio
ciología distinta. logía marxista”.
Algunos organismos internacionales vin
culados con el tema del desarrollo favorecen es
LA SOCIOLOGÍA CIENTÍFICA ta tendenda de cientificidad y aquí cabe citar el
importante papel de la CEPAL y la actuación
Germani distinguía distintas etapas por las central que en ella tuvo Raúl Prebisch. Así, la
cuales había transitado la Sociología. La prirne sociología de la modernización y la teoría del
ra era la positivista, luego le continuó la irracio desarrollo ocuparon un espacio singular en la
nalista antipositivista y, por último, la de su literatura de la región. La tarea de los sociólo
propio tiempo, caracterizada por la incorpora gos se centró en los aspectos sociales del desa
LA DIMENSION CIENTIFICA Y CULTURAL
rrollo en los procesos de planificación que se tos de las teorías en boga. La sociología adqui
diseñaban en América latina. Era el momento rió estatus científico y la tarea del sociólogo se
del auge de las teorías de la modernización que profesionalizó. Por otra parte, la sociología
oponían como polos en una suerte de dicoto académica continuó su estilo y contenido en
mía a la sociedad tradicional versus la sociedad las cátedras de las facultades de derecho, prin
modema. Desde esta teoría se aislaban los fac cipalmente. En forma lateral, otro tipo de so
tores de resistencia al cambio vinculados al ciología también aportaba lo suyo a través del
modelo de sociedad tradicional y los elementos género del ensayo.
que estimulaban y favorecían el paso hacia la
sociedad modema. El punto de llegada por
cierto estaba dado segím los patrones de las so FIGURA Y APORTES DE GINo GERMANI
ciedades más avanzadas, pudiendo establecerse
como una serie de etapas en el desarrollo y se Germani había nacido en Roma en l9ll y
gún un proceso de tipo lineal. la sociología del emigrado de la Italia fascista en 1934 a la Ar
desarrollo en América latina contó con gran gentina. Fue el representante más significativo
cantidad de estudios y especialistas de actua de la institucionalización de la sociología cien
ción regional, por ejemplo, José Medina Echa tífica en el país. Estudió en la Facultad de Filo
varría -tarnbién funcionario de la CEPAL-, sofia y Letras de la Universidad de Buenos Ai
quien publicó, entre otras obras, Consideracio res y en 1957 fundó la primera carrera de
nes sociológicas sobre el desarrollo económico Sociología en tal universidad, fue director del
(1964). Los debates y discusiones se llevaron a Instituto de Sociología y organizó el Depar
cabo en seminarios y congresos donde también tamento de Sociología. En 1966 emigró a los
aparecían las perspectivas de la llamada “teoría Estados Unidos y ejerció la docencia, durante
de la dependencia”, que agregaba una mirada diez años, en la Universidad de Harvard y, fi
diferente al problema del subdesarrollo lati nalmente, transcurrió sus últimos años de
noamericano. Así, en un seminario organizado existencia en Italia. La obra de Germani fue
por el Centro Latinoamericano de Investiga notable, tanto en lo referido a la instituciona
ciones en Ciencias Sociales —UNESCO— sobre lización científica de la Sociología como en sus
sociología del desarrollo, realizado en Río de aportes a la disciplina, que trascendieron el te
Janeiro en 1968, Fernando Henrique Cardozo y rritorio argentino.
Enzo Faletto expusieron sus teorías acerca del Entre los estudios de Germani se destaca
desarrollo y la dependencia en América latina. su Estructura social de Ia Argentina (1955),
En el mismo seminario presentaban ponencias donde realiza un análisis empírico sobre la so
investigadores de distintos países latinoarneri ciedad argentina utilizando la rigurosidad de
canos y europeos, entre otros, Manuel Mora y la metodología científica. Otra obra relevante
Araujo, Oscar Cornblit, Gomucio Granier, Bo fue Política y sociedad en épocas de transición
livar Lamounier, José Luis Reyna, Peter Heintz, (1962), en la cual se opone la sociedad tradi
Torcuato Di Tella, etcétera. cional versus la sociedad moderna. Germani
Los resultados de esta sociología fueron se interna en el análisis de la estructura social
muy positivos más allá del acierto o desacier y el cambio desde la concepción de la unidad
LAS CIENCIAS SOCIALES
de doctorado en la London School of Econo tudio que incursiona en la teoría de las elites y
mics and Political Science. En 1958, ya en la que analiza -de un modo no realizado hasta
Argentina, se incorporó al Departamento de entonces- quiénes fueron los que gobernaron
Sociología de la Facultad de Filosofía y Letras la Argentina. Así recorre las carreras políticas y
y comenzó a colaborar con Germani y otros la formación de los presidentes, los gabinetes,
jóvenes investigadores. En el mismo año par los factores de poder —por ejemplo, la Iglesia y
ticipó en la Fundación del Instituto Di Tella las Fuerzas Armadas- y da, como otros soció
que inauguró el Centro de Sociología Compa logos, su propia perspectiva sobre el futuro de
rada, dirigido por Germani. Di Tella, entre la clase política y dirigente del país.
muchos otros trabajos, publica El sistema polí Juan Carlos Agulla, abogado por la Uni
tico argentino y la clase obrera (1964), donde versidad de Buenos Aires, se formó en las uni
plantea una actitud de cooperación con el pe versidades de Munich y de Madrid, donde ob
ronismo de las fuerzas progresistas. Ofrece tuvo sus doctorados. De vuelta a la Argentina
una perspectiva muy comprensiva de los mo trabajó en la Universidad de Córdoba y, luego
vimientos nacional-populares interpretando de 1976, continuó su labor de investigación en
que implican una suerte de representación pe Buenos Aires. Agulla tuvo una extensa pro
culiar en los países latinoamericanos. Di Tella ducción que abarca la sociología de la educa
desarrolla sus análisis sociales y políticos des ción, la teoría sociológica, la sociología políti
de una mirada comparativa con el resto de los ca, y temáticas diversas, desde análisis sobre la
países latinoamericanos, situación poco fre estructura social hasta el desarrollo de teorías
cuente en el desarrollo de las Ciencias Sociales sobre las regiones y las generaciones. Especial
en la Argentina. mente útiles y dignos de mención son sus es
José Luis de Imaz, licenciado en Ciencias tudios acerca del desarrollo de la sociología en
Políticas por la Universidad del Litoral y doc la Argentina y la evolución de las ideas y las
tor en Derecho y Ciencias Sociales por la Uni ideologías políticas y sociales en el país. Sobre
versidad de Buenos Aires, realizó su forma teoría de las elites publicó Eclipse de una aris
ción sociológica en el Departamento de tocracia (1968), que constituyó un análisis de
Sociología dirigido por Germani. A partir de la elite o clase alta de la sociedad de Córdoba.
1959 fue miembro del CONICET y desde los A sus trabajos sobre educación y, fundamen
años sesenta tuvo como sede de trabajo la talmente, su aporte a la sistematización de la
Universidad Católica Argentina. Imaz realizó tradición y la teoría sociológica de los autores
investigaciones sobre sociología política, so clásicos sumó estudios sobre el desarrollo de
ciología de la cultura, teoría sociológica y te la disciplina en el país, que constituyen una
mas como el análisis de la estructura social o fuente ineludible para entender las distintas
la familia. Un aspecto importante —que em etapas de la sociología en la Argentina. Asi
palma con el estatus científico de la socio mismo, Agulla realizó contribuciones útiles y
logía— es su persistencia en la necesidad de valiosas para comprender las variables socio
recurrir y buscar los “datos” como material lógicas aplicadas a la Argentina en las temáti
empírico de sus investigaciones. Un trabajo de cas de regiones y población, estratificación
20 cita ineludible es Los que mandan (1964), es social, elites e ideologías.
LAS CIENCIAS SOCIALES
producidos hacia mediados y fines de los se vestigaciones en psicología cognitiva, mantu
senta por José Nun, en torno de la crisis de he vo una insistente prédica y defensa de los as
gemonía y el golpismo militar; el de Miguel pectos lógico-normativos en el campo de la
Murmis y Iuan Carlos Portantiero, Estudios metodología en las Ciencias Sociales. Otra te
sobre los orígenes del peronismo (1971), investi mática abordada por los sociólogos fue la del
gación que enriqueció las perspectivas y los sindicalismo, el movimiento obrero y el mun
debates en torno del fenómeno del peronismo do del trabajo. Iuan Carlos Torre produjo in
y, también en relación con este movimiento vestigaciones significativas -por ejemplo, Los
político, las investigaciones de Ricardo Sidica sindicatos en el gobierno (l983)— en relación
ro sobre peronismo y clase obrera. con la democracia sindical en la Argentina, el
Junto a la producción teórica de las líneas poder sindical, el movimiento obrero y el pe
mencionadas se desarrollaron algunas áreas de ronismo. Rubén Zorrilla analizó la estructura,
sociología aplicada en relación con sectores la dinámica y el liderazgo sindical argentino.
específicos de la sociedad. Así, por ejemplo, en Irene Vasilachis de Gialdino focalizó sus in
sociología militar Benjamín Rattembach pu vestigaciones en el área del derecho y la socio
blica Sociología militar. Contribución a su estu logía del trabajo. Otros sociólogos investiga
dio (1958), I. Ochoa de Eguileor y Virgilio Bel ron sobre distintas áreas, por ejemplo y a sólo
trán, Las Fuerzas Armadas hablan (1968). En el efecto ilustrativo, Florial Forni, sociología ru
campo de la Sociología del Derecho, también ral; Juan I. Llovet, sociología de la salud; Cata
se van acumulando trabajos como los de Al lina Wainerman y Ana M. García de Fanelli,
fredo Ves Losada, El derecho como experiencia sociología de la mujer.
(1961); Victor Irurzun, Un ensayo sobre la con La producción sociológica y la tarea de los
ducta desviada (1964) y Sociedad y Derecho sociólogos se llevó a cabo en distintas universi
(1966). Pedro David —desde la sociología cri dades, instituciones y centros de investigación.
minal—, Marcelo Aftalión y Felipe Fucito son Más adelante se mencionarán algtmos de estos
otros autores que producen obras en el terre centros donde se desarrolló la investigación en
no de la sociología del derecho. Los trabajos Ciencias Sociales, especialmente en los campos
de estos autores tuvieron amplia repercusión de la Sociología y de la Ciencia Política.
en la materia “Sociología” de los programas de
abogacía de las distintas universidades.
En cuanto a la metodología de la investi EL ENSAYO SOCIOLÓGICO
cas veces, como apéndices de la oligarquía o la En los años treinta aparecieron ensayos y
burguesía y desde posiciones nacionalistas co obras que configuraron auténticas aventuras
mo “intelligentzia” liberal o marxista ajena a ontológicas sobre el habitante nacional. Existía
las posiciones nacionales. Otra tendencia ha una suerte de necesidad de definir los produc
señalado que los intelectuales están más allá tos de la vida social de las últimas décadas, sus
de las cuestiones clasistas y de poder y repre perfiles externos e interioridades. En 1930
sentan la verdadera conciencia de una socie Raúl Scalabrini Ortiz publicaba El hombre que
dad. Lo cierto es que, desde el estilo literario está solo y espera, un intento de construcción
del ensayo, algunos autores trataron cuestio arquetípica que daba soplo de vida al “Hombre
nes relativas a la sociología sin pretender ha de Corrientes y Esmeralda”. Un poco más tar
cerlo en forma científica -o recurriendo al de, Ezequiel Martínez Estrada daba luz una
“método científico”-, pero sí intentando ex memorable y siempre vigente obra, su Radio
plicar la realidad política y social. Así se des grafia de la Pampa (1933). Martínez Estrada
cribían e interpretaban comportamientos so repasaba viejos personajes y agregaba el listado
ciales desde una perspectiva sociológica -o de nuevos caracteres. Desfilaban, entre otros, el
social- que se combinaba con enfoques, según compadre, el gaucho, el caudillo, el guarango,
los casos, históricos, psicológicos y políticos. etc. Y, también, el político, cuyo papel era ha
Estos ensayos tuvieron, no pocas veces, gran blar del porvenir con la seguridad de un profe
difusión entre el público no especializado y ta, transmitiendo fe, empleando frases abstrac
cumplieron distintas funciones, desde apoyar tas, pero sin arriesgar nada en el fondo. El
la actitud y el comportamiento político hasta párrafo final de su Radiografía constituye una
pretender explicar las raíces sociales de la rea vuelta de tuerca —¿final?- al fértil planteo de
lidad del país. Sarmiento y desde una suerte de temprana
Precediendo o conviviendo con la “socio aplicación de la fórmula psicoanalítica: recu
logía académica” y antes en el tiempo de la perar lo que está en la región de la penumbra y
instauración de la “científica”, desde una suer aún perturba. Señala en su Radíografia. ..: “Lo
te de parasociología positivista cabría citar, que Sarmiento no vio es que civilización y bar
entre otros, a Iosé María Ramos Mejía, Las barie eran una misma cosa, como fuerzas cen
multitudes argentinas (1899), Agustín Álvarez, trífugas y centrípetas de un sistema en equili
South America y a Carlos Octavio Bunge, brio". Como tantos otros, también acometió la
Nuestra América (1918). Ramos Mejía incur atrapante tarea de sumergirse en la “cuestión
sionaba en la psicología social, siguiendo las Buenos Aires” y produjo la obra La cabeza de
observaciones de Le Bon, como lo haría más Goliat (1940 ). Martínez Estrada fue un autor
tarde el propio Freud. Álvarez exploraba el pa singular que combinó la profundidad del pen
sado y la influencia de las razas para explicar samiento con la estética de la palabra. El perfil
las causas de la política criolla, desde un opti del intelectual y el del artista se unieron en una
mismo propio del positivismo de principios extraña alquimia que fue no pocas veces in
de siglo. A la lista podrían agregarse también comprendida y que, lejos de resultar contra
los trabajos de José Ingenieros, por ejemplo su dictoria, dio resultados notables para la inago
Sociología argentina ( 1908). 23
table tarea de repensar la Argentina.
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
punto de sucesos políticos y sociales. Así, el das. Esta posición, si bien contó con el bene
tránsito de las Ciencias Sociales convivió con plácito de una sociedad política y civil que pa
épocas de progreso y prosperidad y, también, recía confiar en el progreso que vendría de la
con períodos de rupturas sociales y convulsio mano del saber científico, también desconfia
nes institucionales ba de la tarea poco conocida —y un tanto sos
Este contexto social debe tenerse en cuen pechosa- de los investigadores sociales
ta pues condicionó o influyó en la estructura y En los sesenta, el clima de ideas generales y
la dinámica de las Ciencias Sociales sea en los propios hechos que acontecían en la
cuanto al auge o declinación de determinados Argentina provocaron que esta línea de inves
espacios institucionales, los temas de investi tigación perdiera el prestigio que había obte
gación, las carreras académicas y el modo de nido en sus primeros años. Desde la interpela
ejercer la tarea científica. Pero aquí no se brin ción del marxismo o las visiones populistas se
da una mera historia de contextos sino una re reclamaba un compromiso al cientista social
construcción de los rastros concretos de los que poco se compadecía con las investigacio
diferentes trazos y registros de un camino que nes puntuales de determinadas problemáticas
no fue lineal y que tuvo distintas expresiones. sociales. El papel incrementado del pensa
En el pensamiento político, por ejemplo, miento marxista en los claustros, los reflejos
liberalismo y nacionalismo libraron batallas de la Revolución Cubana, el conflicto latente
que produjeron escisiones en un terreno que que implica la “cuestión peronista” y los avata
se complejizó con las distinciones -muchas res que sufría el cada vez más debilitado go
veces difusas- entre derecha e izquierda, don bierno de Arturo Frondizi iniciarían un viraje
de se fueron acoplando, además, las vertientes hacia posiciones más “comprometidas”. Era
socialistas, populistas -de uno y otro signo— y una época en que las Ciencias Sociales, en
marxistas. En el campo académico es conoci América latina -y en casi todo el mundo- en
da la disputa entre positivismo y antipositivis tendían que su papel era la transformación
mo; conviene, entonces, detenerse mínima más o menos radical de las estructuras políti
mente en el contexto existente en el momento cas y sociales. Fue así que ciencia y política pa
de la emergencia de la Sociología científica. recieron confundirse y con el advenimiento
Hacia 1957 —como señala Sidicaro- y a dos del régimen militar la convergencia se profun
años del fin de la era peronista existe en la Ar dizó. La tarea de no pocos cientistas sociales se
gentina un clima proclive al advenimiento del politizó y gran parte de la producción acadé
conocimiento social como producción de una mica se ideologizó. Las Ciencias Sociales se ti
actividad científica. Es una época de auge de la ñeron de perspectivas que intentaron enfocar
sociología norteamericana y de apogeo del es el “gran problema”, quitando atención a temá
tructural-funcionalismo. La sociología que se ticas más puntuales y específicas de investiga
instaura bajo el liderazgo de Germani —como ción. A veces, los trabajos constituyeron ver
se ha señalado- pretende diferenciar su tarea siones aguadas o empobrecidas de la teoría de
del papel del intelectual o el ideólogo y tratar la dependencia y otras mero proselitismo en
los problemas sociales bajo el prisma del mé clave de lo que fue llamado —más allá de arn
todo científico y de las teorías más desarrolla bigüedades e imprecisiones- populismo. 25
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
La retirada del gobiemo militar y el adve Antes, existían la reflexión y la filosofia política
nimiento del peronismo, en 1973, no habían sobre temáticas tales como la soberanía, el Es
calmado las aguas. La turbulenta experiencia tado, el ordenamiento legal, el gobiemo, etc.
del peronismo culminó con una nueva ruptu Los trabajos se volcaban más hacia lo filosófico
ra institucional y con la instauración del régi y tenían una impronta especulativa, o bien ha
men militar denominado “Proceso de Reorga cia lo jurídico y se acentuaba el deber ser. Si
nización Nacional”. En los dos períodos de bien, como señala Pasquino, cabría diferenciar
gobierno militar el contexto político y el clima entre la tradición anglosajona que prestaba ma
social tampoco fue favorable para un trabajo yor atención a los procesos sociales, las prácti
fecundo en las disciplinas sociales. Pérdida de cas y costumbres del common law y la tradición
puestos académicos, exilio, cuando no perse continental más volcada hacia el análisis de las
cuciones fueron las consecuencias que sufrió estructuras estatales y el derecho.
parte de la comunidad académica del país. Se En 1903 se crea la Asociación Americana
rá sólo en el marco del nuevo contexto demo de Ciencia Política en paralelo con la distin
crático donde aparecerán las condiciones de ción de la Ciencia Política de otras disciplinas.
mayor tolerancia y pluralismo necesarias para Como nueva disciplina no se variaba demasia
la libertad en que debe desenvolverse toda ac do en lo que habían sido los análisis previos
tividad de investigación. acerca de las estructuras estatales, la indaga
Más allá de los diferentes contextos, la pro ción sobre el buen gobierno, la reflexión sobre
ducción académica ha tenido también cierta los textos de la filosofia política clásica y los es
autonomía y no todo lo realizado ha obedeci tudios que focalizaban los mecanismos legales
do puntualmente a los vaivenes de los avatares y jurídicos del Estado y sus agencias. En las dé
políticos. Lo señalado respecto de los contextos cadas posteriores existirá un reclamo de algu
sociales fue también marco y telón de fondo nos sectores para introducir nuevas perspecti
del desarrollo de una nueva disciplina. vas metodológicas -usadas en la Historia, la
Antropología, la Sociología, la Psicología y la
Economía- al estudio de lo político, pero este
LA CIENCIA POLÍTICA COMO NUEVA ímpetu coexistirá con el predominio de las
DISCIPLINA perspectivas clásicas. Como afirma Battle, será
recién en los años cuarenta cuando se opone a
El pensamiento político giró, al menos des la perspectiva filosófica y legalista, la preten
de Aristóteles, en tomo de las preguntas acerca sión de una Ciencia Política bajo el imperio de
del poder, aunque sus objetos de estudio espe la perspectiva lógica, empírica y explicativa.
cífico hayan variado con el tiempo centrándo En los años cincuenta se instala la llamada
se, por ejemplo, en el Estado y el orden político “revolución conductista”, que pone el foco en
en general y , más tarde, en el proceso de emer el estudio de los comportamientos reales de
gencia, decadencia, sustitución y circulación de los actores políticos y sociales. Bajo la influen
las clases dirigentes. Pero la Ciencia Política re cia de la Psicología y la Sociología importa sus
cien aparece como disciplina autónoma hacia métodos de acercamiento al objeto de estudio
26 principios del siglo XX, en los Estados Unidos. y recurre al arsenal de instrumentos disponi
LAS CIENCIAS SOCIALES
bles en tales disciplinas. Se establece así una escuela de la rational choice o public choice). El
pretensión de mayor cientificidad al elaborar nuevo enfoque implicará, esta vez, la influencia
se hipótesis que deberán sortear la prueba de de la Economía en la Ciencia Política, a través
la contrastación empírica, dejando a un lado del uso de algtmas ideas y principios metodoló
el discurso anterior, jurídico o moralista. El gicos propios del análisis económico aplicado al
nuevo camino dejó abierta la posibilidad de tratamiento de los fenómenos políücos. El pun
una ciencia más cuantitativa que se enrique to de partida de esta escuela es el individualismo
ció, además, con esquemas conceptuales y metodológico y el supuesto de la racionalidad
modelos teóricos con pretensión explicativa individual. Los fenómenos políticos y sociales se
de los problemas de la investigación científica. explican a partir de los comportamientos de los
El centro del análisis de la disciplina se ubica individuos, y a éstos se los concibe como sujetos
ba en el sistema político, según David Easton racionales que maximizan sus acciones. En
“un sistema de interacciones, abstraídas de la otros términos, los individuos tienen a su dis
totalidad de los comportamientos sociales, a posición una gama de altemativas y se supone
través de las cuales los valores se asignan de que elegirán aquella que les reporte mayor utili
modo imperativo para una sociedad”. dad, satisfacción o beneficios. Por otra parte, la
No tardó en llegar la reacción, desde el la racionalidad individual no supone una suerte
do de los filósofos, advirtiendo que no todos de racionalidad colectiva y, en este sentido, se
los capítulos de la vida política y, fundamen destacan las contradicciones y paradojas entre el
talmente, los nuevos fenómenos emergentes comportamiento individual y el de grupo. Esta
de una dinámica cambiante —por ejemplo, el perspectiva se aleja de los lineamientos conduc
tema de las minorías—, podían ser tratados con ústas y su influencia sociológica y ha focalizado
las reducidas herramientas teóricas y los co gran parte de sus estudios en las instituciones
nocidos instrumentos metodológicos del con políticas surgiendo una suerte de “neoinstitu
ductismo. cionalismo”, disfinto de aquel que hundia sus
Hacia finales de los cincuenta, Gabriel Al raíces en el análisis jurídico. Esta escuela ha re
mond y Bingham Powell criticaban los estu cibido también críticas que denotan que su su
dios politológicos por su excesivo provincia puesto no es tan categórico como afirman sus
lismo, descriptivismo y formalismo. Estos cultores. Por otro lado, también se ha sustenta
autores, como muchos otros, ubicarán a la po do que el “viejo institucionalismo” también tie
lítica comparada en el centro de la metodolo ne un papel que jugar frente a los desarrollos del
gía y los contenidos de la Ciencia Política. Los “neoinstitucionalismo”.
estudios comparados de los sistemas políticos Otro campo de la Ciencia Política empíri
y sus subsistemas (partidos, grupos de pre ca —de notable crecimiento hacia los ochenta
sión, etc.), y de los procesos políticos ocupa es el análisis de las políticas públicas (public
rán, entonces, un lugar estelar en el avance del policies). Desde este enfoque -como observa
conocimiento y las nuevas investigaciones. Pasquino- se analizan los procesos de toma de
Otra escuela comenzará a tener cada vez decisiones, las estructuras institucionales y su
mayor predicamento, en los sesenta y los seten influencia sobre tales procesos, la identifica
ta: la teoría de la elección racional (la llamada ción de los participantes, la conformación de 27
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
coaliciones, etc. El riesgo de esta vía de análi prefiguran el contorno de lo que irá definien
sis podría ser la poca atención prestada a las dose como una disciplina diferente de la Socio
motivaciones ideológicas y a los factores es loga, la Historia y el Derecho. En realidad, los
tructurales y, además, el más reducido poder estudios políticos estuvieron ligados a visiones
de generalización teórica. más históricas, filosóficas y jurídicas. En este
A lo largo de su historia, como bien señala sentido, la Ciencia Política en la Argentina re
Almond, la Ciencia Política ha mostrado sus producía, a su manera, el recorrido que había
diferencias internas en, al menos, dos ejes: el tenido en el mundo más desarrollado.
ideológico y el metodológico. En relación con Fue así que la institucionalización de la
el primero, se ha distinguido entre una dere Ciencia Política se fue desarrollando a través
cha y una izquierda con sus distintos matices. de un entramado de universidades -públicas y
Respecto del segundo eje, ha existido un sec privadas- e instituciones y centros privados.
tor de metodología “blanda” y otro de meto En los años treinta —como apunta Arturo
dología “dura”. Un rasgo de las izquierdas -en Fernández-, la Facultad de Ciencias Económi
sus distintas versiones, sean marxistas, socia cas de la Universidad del Litoral, con sede en
listas, dependentistas, de teoría crítica- ha si Rosario, creó la Carrera de Diplomacia, que
do su concepción acerca de una Ciencia Polí daría origen posteriormente a la de Relaciones
tica comprometida, donde teoría y praxis no Internacionales. Sobre esta experiencia se
pueden disociarse. Entre ambos ejes, también montaría la Carrera de Ciencia Política de la
se observan las combinaciones posibles: por Facultad de Derecho de la Universidad Nacio
ejemplo, una izquierda dura que recurre a la nal de Rosario, en 1968. La Universidad de
cuantificación metodológica de sus hipótesis y Cuyo, a principios de los cincuenta, creó la Es
una derecha dura para la cual las metodolo cuela de Estudios Políticos y Sociales que otor
gías matemáticas, la estadística y los diseños gó el título de Licenciado en Ciencias Políticas
experimentales representan la precondición y Sociales y el doctorado en las mismas mate
de la Ciencia Política, en teoría y metodología. rias. En los años setenta se creó el Departa
El panorama de la Ciencia Política, en rea mento de Ciencias Políticas en la Facultad de
lidad, presenta una multiplicidad de facetas, Ciencias Sociales de la Universidad de San
perspectivas, escuelas y temáticas que no se Iuan y, en Mar del Plata, se creó una Carrera
agotan en una línea que reivindique para sí, en de Ciencia Política.
forma exclusiva y excluyente, el patrimonio de En 1958, durante la presidencia de Arturo
la investigación científica en la disciplina. Frondizi se dicta la legislación que autoriza a
funcionar a las universidades privadas. Se
crean las carreras de Ciencia Política y de Re
LA CIENCIA POLÍTICA EN LA ARGENTINA laciones Internacionales en distintas institu
ciones: la Universidad Católica Argentina, la
La institucionalización de la Ciencia Políti Universidad del Salvador, la John F. Kennedy,
ca es aún más tardía en el tiempo que la de la la Universidad de Belgrano, la de Santiago del
Sociología y al igual que esta última aparecen Estero y la de La Plata, etc. Es de destacar el ni
28 autores, temas y espacios institucionales que vel que adquirió la Ciencia Política en la Uni
LAS CIENCIAS SOCIALES
rozzi. Entre sus objetivos estaban el estudio de En los años setenta y principios de los
la teoría y las técnicas de la administración pú ochenta, dos desprendimientos del Di Tella al
blica y la gestión de las empresas del Estado. canzaron gran dinamismo. El CEDES (Centro
En 1966 se fundó el Consejo Latinoarneri de Estudios de Estado y Sociedad) contaba, en
cano de Ciencias Sociales (CLACSO), que fim tre sus investigadores, a G. O'Donnell, O. Osz
cionó como un órgano coordinador de una lak, M. Cavarozzi, R. Frenkel, L. de Riz, A. Ca
red de centros de Ciencias Sociales. Desde sus nitrot, E. Ielin, M. C. Feijó, I. Balán, etc. Y el
inicios tuvo su sede en Buenos Aires y cumplió CISEA (Centro de Investigaciones Sociales so
una importante tarea de articulación y comu bre el Estado y la Administración), en el que
nicación entre los centros regionales y del exte participaron E. Groisman, O. Oszlak, I. Roulet,
rior. Desarrolló distintas actividades y progra D. Caputo, etc. La Facultad Latinoamericana
mas de investigación -algunos en cooperación en Ciencias Sociales, que se instala en la Argen
con el PNUD y la UNESCO- e investigadores tina luego del golpe militar en Chile (1973),
que habían sido desplazados de sus puestos de fue un centro de reagruparniento de investiga
trabajo por cuestiones políticas tuvieron aco dores y comenzó alli a dictarse una Maestría en
gida en su seno. También en 1966 y como con Ciencias Sociales. En cuanto a centros de Cien
secuencia de la intervención -bajo el régimen cias Sociales —no específicamente de Ciencia
militar- al Instituto de Sociología de la UBA, Política— cabría agregar al CEUR (Centro de
un grupo de investigadores creó el Centro de Estudios Urbanos y Regionales) y el CENEP
Investigaciones en Ciencias Sociales (CICSO), (Centro de Estudios de Población).
de orientación marxista. Este centro tuvo una Otro espacio institucional de desarrollo de
gran actividad y abordó distintas temáticas la Ciencia Política ha sido el Consejo Nacional
—los militares y los sectores populares, los esta de Investigaciones Científicas y Técnicas, don
llidos sociales, etc.-, pero fue objeto de la ac de los investigadores pertenecientes a la carre
ción de los gobiemos autoritarios debiendo, ra, en distintos lugares de trabajo —universida
algimos de sus miembros abandonar el país. des e institutos científicos-, han realizado un
Otra experiencia singular fue la Funda aporte sostenido en el campo de la investiga
ción Bariloche, que contó con algunos apor ción en Ciencia Política, Sociología y Relacio
tes privados —Fundación Ford- y financia nes Internacionales. En el listado no puede fal
ción estatal. Su suerte corrió pareja con los ta por cierto la mención de un sitio de estudio
vientos políticos, lo que entorpeció su tarea. y análisis político que fue tradicional en la vi
En 1967 se creó el Departamento de Ciencias da institucional del país. La Academia Nacio
Sociales, que tuvo distintos programas de in nal de Ciencias Morales y Políticas abarcó en
vestigación, entre otros, estudios filosóficos y sus anales y publicaciones distintos temas de
políticos, movimientos laborales, sociología la teoría política y del acontecer nacional.
política, etc. Algunos de sus integrantes fue También debe mencionarse la labor del Insti
ron Manuel Mora y Araujo, Edgardo Catter tuto Argentino de Estudios Constitucionales y
berg y Luis Aznar. En la época del Proceso Políticos, en Mendoza, integrado por un gru
cambió de estructura organizativa y de líneas po de juristas -bajo la dirección de Dardo Pé
30 de investigación. rez Guilhou— que desarrollaron trabajos insti
LAS CIENCIAS SOCIALES
. “publicar... Mena». .
(una. u. uu.|I
LA PRODUCCIÓN ACADÉMICA
TOMO PIÏIIO
Iellinek, Carl Friedrich, Herman Heller, Geor lítica y la historia, sobre el período de la Repú
ges Burdeau, Maurice Duverger y Ranney y blica Liberal-Conservadora. El mismo autor
Kendall- agregaba politólogos de la talla de aporta un valioso e innovador trabajo en el
Iuan Linz y Giovanni Sartori. En relación con marco de las ideas políticas, La tradición repu
su citada obra Introducción. .., cabe señalar blicana, donde recreaba, a través de lecturas
que hundía el análisis en la Teoría Política, la clásicas, un virtual dialogo —plagado de en
realidad política y social y el conocimiento po cuentros y desencuentros- entre Alberdi y Sar
lítico. El recorrido de los distintos capítulos miento. Desde el campo de la historia también
constituye una suerte de manual -o hasta tra cabe mencionar, como valiosos aportes, la ex
tado— de un curso que cabalga entre la Filoso tensa obra de Félix Luna y las lúcidas reflexio
fía Política, la Ciencia Política, el Derecho y la nes de Ezequiel Gallo sobre distintas temáticas
Historia. sociales y políticas y sobre la historia de las
Más cercano al análisis empírico, Darío ideas políticas. Gallo realizó también aportes
Cantón produjo un estudio importante en re específicos en la disciplina, como por ejemplo
lación con la teoría de las elites con su trabajo la investigación realizada con Silvia Sigal La
El parlamento argentino en épocas de cambio formación de los partidos contemporáneos. La
(1966), donde analizaba las diferentes caracte Unión Cívica Radical ( 1890-1916), publicada
rísticas sociales, económicas y educacionales en Desarrollo Económico, en 1963. Algunas
de los legisladores en tres momentos cruciales obras de investigadores extranjeros también
de la vida política del país: 1890, 1916 y 1946. nutrieron numerosos trabajos de Ciencia Polí
Otra investigación posterior, Elecciones y par tica, por ejemplo las investigaciones sobre el
tidos políticos en la Argentin (1973), constitu poder militar y la política del historiador Ro
yó un importante aporte por la recopilación bert Potash y las del sociólogo Alain Rouquié.
de datos y su sistematización en relación con La investigación recorrió temáticamente
la Argentina electoral y la emergencia y carac —como no podía ser de otro modo- los avata
terísticas de las fuerzas políticas. res políticos que sufría la Argentina. Así, por
Desde la Historia también se fue nutriendo ejemplo, en relación al régimen militar ini
lateralmente el contenido de la Ciencia Políti ciado en 1966 bajo el comando del general
ca. Así merece destacarse la obra de José Luis Onganía, se publicaba el mismo año del golpe
Romero Las ideas políticas argentinas (1946) y el trabajo colectivo La Revolución Argentina.
otros ensayos que versaron sobre temas de la Análisis y prospectiva (1966), donde juristas,
Argentina política. Otra obra de historia, de politólogos y sociólogos analizan el nuevo ré
Carlos A. Floria y César A. García Belsunce, gimen a la luz de los antecedentes, la teoría
Historia de los argentinos (1972), incorporó mi política, la ideología y el sistema institucional;
radas desde la Ciencia Política incluyendo ma escriben, entre otros, Guillermo Lousteau He
tices, perspectivas o comentarios que remonta guy, Alberto Castells, Iosé Luis de Imaz, Carlos
ban a la teoría política más cercana en el Floria, Mariano Grondona, etc. En el año de
tiempo. Cabe destacar también la investigación finalización de aquella experiencia de facto,
de Natalio Botana El orden conservador (1979), aparece El régimen militar 1966-1973 (1973),
que significó un abordaje desde la Ciencia Po una recopilación sistematizada de editoriales 33
LA IJIMENSIÓN (ÏIENTÍFICA Y CULTURAL
nal, en 1976, fue también motivo de desen cimiento —los países desarrollados- y su inten
cuentro y exilio. Además de la pérdida de re to de aplicación directa a la realidad argentina,
cursos humanos que, obligados o por opción, cuando tales teorías tuvieron como base em
dejaban el territorio nacional o sus puestos de pírica metodológica los datos de sus propias
trabajo en el país, las intervenciones implica realidades. Los científicos sociales tuvieron
ban la interrupción, momentánea o definitiva, cierta propensión a reflexionar en torno de
de proyectos de investigación en curso, cuan teorías más que de hechos, produciéndose, no
do no el desmantelamiento institucional. En pocas veces, resultados especulativos poco re
estos casos, las instituciones privadas -tanto lacionados con el propio acontecer nacional.
universidades como institutos de investiga Otra barrera ha sido la poca conexión con
ción— sirvieron también como lugar de rein el marco regional en el cual la Argentina está
serción de científicos sociales que dejaban de inserta: América latina. La aludida irnporta
actuar en las universidades nacionales. ción de teorías y la formación de investigado
Otro inconveniente de contexto han sido res en los centros más desarrollados con poca
los escasos recursos económicos destinados a o ninguna vinculación con el resto de los cen
la investigación en general y a las Ciencias So tros e instituciones académicas de los países de
ciales en particular, debido a una falta de con la región, descontextualizó a la Argentina de
sideración acerca del papel prioritario que la su enclave geográfico, desde donde, paradóji
investigación ocupa en el desarrollo económi camente, fue vista siempre por los centros de
co, social y humano de un país. A esta con investigación de los países más desarrollados.
ciencia débil sobre el papel de la ciencia se fue No es casual que los contados intentos de lle
ron sumando las crisis económicas y la var adelante centros de estudios latinoameri
declinación del Estado, que originaron recor canos hayan tenido un relativo eco.
tes presupuestarios en las áreas de investiga Otra dificultad que ha estado siempre pre
ción. En el marco institucional de las universi sente ha sido el escaso requerimiento del mer
dades, tanto públicas como privadas, la falta cado laboral de los profesionales en Ciencias
de presupuesto dificultó la existencia de un Sociales. Más allá de la docencia y la investiga
suficiente plantel de profesores-investigadores ción, no ha sido fácil el reconocimiento públi
a tiempo completo. Esta falta de prioridad que co de la función de los sociólogos en distintos
ha tenido la ciencia en la Argentina motivó sectores de la vida del trabajo, la empresa y el
también la búsqueda de nuevos horizontes y Estado. Los egresados en Ciencia Política han
así fue historia común la de los jóvenes argen tenido, incluso, mayores obstáculos en ser vi
tinos que, luego de concluir sus estudios de sualizados como profesionales aptos y necesa
posgrado en los Estados Unidos o en Europa, rios para el servicio y la administración públi
decidieron continuar en aquellos lugares sus ca, las organizaciones, etcétera.
carreras académicas por falta de condiciones Los inconvenientes y problemas de acceso
mínimas de desarrollo profesional en la Ar bibliográfico han sido muy importantes, co
gentina. mo también la libre consulta de materiales de
Otro problema ha sido la importación de las oficinas públicas. Bibliotecas poco nutridas
36 teoría política y social de los centros de cono o desactualizadas fue el panorama común de
LAS CIENCIAS SOCIALES
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La principal orientación bibliográfica apa no, 1984. Un exhaustivo trabajo que analiza los
rece inserta en el propio texto de este trabajo. aportes más importantes de los investigadores
A continuación se amplía en relación con sociales en la segunda parte del siglo XX es
obras que tratan sobre ideas, instituciones o JUAN CARLOS AGULLA (compilador), Ideologías
producciones referidas en el capítulo. políticas y ciencias sociales. La experiencia del
En relación con la evolución de las Ciencias pensamiento social argentino (1955-1995), Ins
Sociales y la Sociología en particular puede tituto de Derecho Público, Ciencia Política y
consultarse, IUAN CARLOS AGULLA, Dependencia Sociología de la Academia Nacional de Cien
y conciencia desgraciada, Buenos Aires, Belgra cias de Buenos Aires, 1996. Otra bibliografía de 37
LA DIMENSIÓN CIENTIFICA Y CULTURAL
consulta es TORCUATO S. DI TELLA, “La crisis de 54, Dunken, Buenos Aires, 1999. Una obra que
las ciencias políticas latinoamericanas”, en De recopila trabajos acerca de la estructura social
sarrollo Económico, vol. ll, n° 41 ( abril-junio del país con amplias referencias a Germani es
de 1971); y "La sociología argentina en una IoRGE RAUL IORRAT y RUTH SAUTU (Compila
perspectiva de veinte años”, en Desarrollo Eco dores), Después de Germani. Exploracíones so
nómico, vol. 20, n° 79 (octubre-diciembre de bre estructura social de la Argentina, Paidós,
1980); RICARDO SIDIcARo, “Reflexiones sobre la Buenos Aires, 1992. En cuanto a la política de
accidentada trayectoria de la sociología en la investigación en Ciencias Sociales ver el texto
Argentina"; HORACIO GONZALEZ (Compila de ENRIQUE OTEIZA (director), La política de
dor), Historia crítica de la sociología argentina, investigación científica y tecnológica argentina,
Colihue, Buenos Aires, 2000; JUAN CARLOS Centro Editor de América Latina, Buenos Ai
AGULLA, “Institucionalización de la Sociología res, 1992.
en la Argentina”, en MARTA FERNANDEZ y MARIO Para un panorama general de la evolución
SERRAFERO (editores), Los sociólogos y la Socio de la Ciencia Política puede verse: GIANFRAN
logía, Documento de Trabajo, Facultad de Es C0 PASQUINO, “Naturaleza y evolución de la
tudios para Graduados, Universidad de Belgra disciplina”, en GIANFRANCO PAsQUINo y otros,
no, 2000; GINO GERMANI, La sociología en la Manual de Ciencia Política, Madrid,l99l; Ga
América latina: problemas y perspectivas, Eude briel Almond, “Political Science; The History
ba, Buenos Aires, 1964; FRANCISCO DELIcI-I, Crí of the Discipline”, en Robert E. Goodin y
tica y autocrítica de la razón extravíada. Veinti Hans-Dieter Klingemann (edición) A New
cinco años de Sociología, El CID, Buenos Aires, Handbook of Political Science, Oxford, 1998;
(1977); ELISEO VERON, Imperialismo, lucha de David Easton, “Political Science in The United
clases y conocimiento (Veinticinco años de socio States”, en International Political Science Re
logía en la Argentina), Tiempo Contemporá view, vol. 6, n° l (1985), págs. 133-152.
neo, Buenos Aires, 1974. En cuanto a la “para En relación con la Ciencia Política en la
sociología” consultar, l IUAN F. MARSAL, Argentina es importante el trabajo de ARTURO
“Significado de la para sociología argentina”, FERNANDEZ El desarrollo de la Ciencia Política
en H. Ernest Lewald, Argentina. Análisis y au en la Argentina, capítulo de libro en prensa.
toanálisis, Sudamericana, Buenos Aires, 1969; También puede verse MARIA CLELIA GUINAZU y
IUAN F. MARSAL, Los ensayistas socio-políticos de MARIA ALICIA GUTIERREZ, La Ciencia Política
Argentina y México (aportes para un estudios de en Argentina: de la inestabilidad a la transición,
sus roles, su ideología y su acción política), Docu en DOXA, n° 48 (1991); Gerardo Ancarola,
mento de Trabajo, Instituto Torcuato Di Tella, “Las tres etapas de la Ciencia Política argenti
Centro de Investigaciones Sociales, 1969. SILVIA na”, en Academia Nacional de Ciencias Morales
SIGAL, Intelectuales y poder en la década del se y Políticas, Anales. Tomo XXII-l993, Buenos
senta, Puntosur, Buenos Aires, 1991. La historia Aires, 1995; del mismo autor sobre la figura de
del Instituto de Sociología se trata en HERNAN Rivarola puede consultarse Las ideas políticas
GONZALEZ BOLLO, El nacimiento de la sociología de Rodolfo Rivarola, Marirnar, Buenos Aires,
empírica en la Argentina: El Instituto de Sociolo 1975. En cuanto a la enseñanza de la Sociolo
38 gía, Facultad de Filosofia y Letras (UBA), 1940 gía y la Ciencia Política puede verse GINO GER
LAS CIENCIAS SOCIALES
MANI y IORGE GRACIARENA, Enseñanza e investi Routledge, 1997; IoAN ANTON MELLÓN (edi
gación de Ia Sociología, Ciencia Política y Eco tor), Ideologías y movimientos políticos contem
nomia. La situación en la Argentina, Instituto poráneos, Madrid, Técnos, 1998. Acerca del
de Sociología de la Facultad de Filosofía y Le pensamiento político entre 1914 y 1983 pue
tras, UB.A, 1958; FRANcIsco ARIAs PELERANo, den verse los trabajos de CARLOS A. EGÜES y
“La enseñanza de la política en la Argentina”, IUAN FERNANDO SEGOVIA en el Tomo 7 de esta
en Boletín de Lecturas Sociales y Económicas, obra. Algunos estudios sobre el positivismo y
año 8, n° 35, abril 2001, págs. 127-147. Un ín el ensayismo positivista son, OSCAR TERAN, Po
dice cronológico, temático y de autores de la sitivismo y nación en la Argentina, Puntosur,
revista Desarrollo Económico muy útil para la Buenos Aires,l987; IORGE E. DoTTI, Las vetas
búsqueda bibliográfica aparece en el número del texto. Una lectura filosófica de Alberdi, los
160, Vol. 40, enero-marzo, 2001, de la citada positivistas, Juan B. Justo, Bs. A5., Puntosur,
revista. 1990; RICAURTE SOLER, B1 positivismo argenti
La literatura sobre teoría e ideologías polí no, Paidós, Buenos Aires, 1968; RICARDO LEVE
ticas, es por cierto muy abundante, cabe men NE, Historia de las ideas sociales argentinas,
cionar entre otros, KARL DIETRICH BRACHER, La Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1947.
era de las ideologías, Belgrano, Buenos Aires, El autor agradece a María Mora el apoyo
1989; STEPHEN ERIC BRONNER (editor), Twen bibliográfico brindado, que fue muy útil para
tieth Century Political Theory, Nueva York, la elaboración de este capítulo.
39
5 7. LA FILOSOFÍA
Olsen A. Ghirardí
XIX. Y como homenaje a las ideas que profe —con cierta ingenuidad- que se aproximaba
saba, fundó el Comité Positivista Argentino y un período en el que toda preocupación teo
adhirió a un evolucionismo desde lo inorgáni lógica y metafísica iba a quedar superada. Su
co hasta la vida orgánica e incluso se permitió actitud es la de una afinada mentalidad, que
intentar, desde ese punto vista, una explica se cierra en un firme y convencido positivis
ción para los fenómenos sociales y morales. mo, que rechaza toda problemática filosófica
También el prestigio intelectual de Floren y metafísica.
tino Ameghino (1854-1919), con su confiado Dentro de estas líneas positivistas pero con
optimismo cientificista, tuvo mucho peso en la un perfil extremadamente acentuado, Iuan B.
sociedad de la época. Su notoriedad internacio Justo (1865-1928) abrazó la ideología marxis
nal fue extraordinaria a partir de la Exposición ta. Desde el punto de vista político, es un so
Internacional de París de 1878, donde mostró cialista que adhiere al materialismo histórico y
su colección de fósiles. Si bien Ameghino no trata de explicar la evolución de la sociedad,
fue un verdadero filósofo adhirió fuertemente sustentando un darwinismo biológico que lo
a la concepción evolucionista, que Carlos Dar llevó a la creencia de que el socialismo debía
win había enunciado para todas las especies en ser, incluso, el sustituto moderno de toda reli
1859 y que había extendido al hombre en 1861. gión. Las preocupaciones de Iuan B. Justo que
Hombre inteligente, tuvo la virtud y la valentía daron plasmadas, principalmente, en dos de
de explicitar, a partir de los hechos que estima sus libros acerca de la teoría y práctica de la
ba científicamente probados, las premisas de historia y el realismo ingenuo.
un sistema, lo que se había concretado en el No hay duda alguna de que estas actitudes
año 1906. Ese sistema, que Ameghino denomi estimularon la preocupación por los proble
nó Mi credo filosófico, incluía la adhesión a cier mas psicológicos y sociológicos, con lo que se
tos postulados indemostrables, como el de la bloqueó el ingreso a la verdadera especula
eternidad del tiempo, de la materia y del movi ción filosófica.
miento, con lo que pretendía solucionar todos Puede parangonarse el itinerario de una lí
los problemas científicos y con lo que obviaba nea ideológica de este tipo, como el de toda
toda metafísica y aun toda filosofía. Hay aquí corriente filosófica, con el despliegue de una
una metafísica implícita, pues las premisas que cadena montañosa, en la que todos los picos se
se aceptan como verdaderas no se discuten, ya diferencian en la cúspide, pero permanecen
que se afirman como tales. De ahí que sean unidos por el común denominador de las ba
postulados y que su propio autor hable de su ses en que se asientan. Cada pensador, en defi
credo. Se cree en ellos, razón por la cual no ha nitiva, es una atalaya solitaria con perfiles pro
ce falta demostrarlos. pios, pero comparte con los de su corriente un
Por entonces, Carlos Octavio Bunge (1875 fondo de ideas comunes que los caracteriza
l918), graduado en Derecho, desarrolló sus genéricamente. Por eso, para explicar el itine
tesis acerca de problemas jurídicos y de educa rario, se hace imprescindible atender a los in
ción, tesis que pretendía resolver con especula dividuos que particularizan el sistema.
ciones psicológicas. Este pensador, como otros Volviendo la atención a Iosé Ingenieros —a
42 positivistas de esta época, creía firmemente quien algunos autores dan como nacido en
LA FILOSOFÍA
l Visita de José Ortega y Gasset (en el centro de la fotografía). Arribo al puerto de Buenos Aires en i916.
Buenos Aires, cuando en verdad nació en Pa Lo que es de destacar especialmente, en es
lermo (Italia) y fue traído muy niño a la Ar te caso, es el hecho de que Ingenieros, si bien es
gentina-, es posible tener cierta claridad con todavía un positivista, ya comienza a sostener
respecto a las ideas que lo precedieron. Fue que es posible una filosofía científica que, al
dueño de una desbordante personalidad y tu mismo tiempo que sostenga hipótesis basadas
vo un enorme reconocimiento en toda Améri en la experiencia-pueda explicar los problemas
ca latina y aun fuera de ella. que aun permanecen fuera de ella. Es decir,
Sus obras tuvieron gran difusión. Se dis tiende a esbozar una vertiente del conocirnien
tinguió desde el mismo momento en que hi to que vaya más allá de los hechos y que, al
zo conocer su tesis sobre la simulación de la mismo tiempo, sea una crítica del conocirnien
locura. Arranca así su fuerte tendencia a im to científico adquirido. Es verdad que, con ello,
pulsar los estudios psicológicos, que se con no modifica su actitud monista, materialista y
solidó desde que ganó la cátedra de Psicolo evolucionista, pero permite avizorar una filo
gía Experimental en la Facultad de Filosofía y sofía —o una metafísica- que muestre un siste
Letras de la Universidad de Buenos Aires, lo ma de hiper-hipótesis, que parta de la expe
que ocurrió en la primera década del siglo riencia para explicar aun lo que está más allá.
XX; en la siguiente, se volcó a los estudios so Ingenieros conocía perfectamente las ideas
ciológicos. de sus antecesores y las criticó. Sabía, por 43
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
ejemplo, que Ameghino había adoptado las prejuicios y dogmatismos sólo útiles para la
doctrinas de Lamarck, Darwin y Haeckel acer domesticidad e incapaz de pensar con ideas
ca de la evolución de las especies, en lo que propias y de forjarse ideales. Ingenieros invi
atañe a los principios generales de esa co taba a admirar a los genios como Sarmiento y
rriente, que conducía hacia un naturalismo Ameghino y fustigaba, ya en aquel entonces,
panteísta, y supo comprender que el credo la política de las piaras y a los deshonestos que
del famoso indagador de los restos fósiles de ingresaban al Parlamento con su saco de co
sembocaba en un monismo, que Haeckel ya rrupciones.
había explicado. Pero el argentino iba aún A su muerte, lo sucedió su discípulo Aní
más lejos, pues profesaba la creencia de que, bal Ponce en la dirección de su Revista de Filo
en el futuro, el transformismo sería conside sofía. Éste fue aún un positivista que, gran ad
rado como una ciencia exacta y la zoología, mirador de la Revolución Rusa, el comunismo
con el auxilio de las ciencias matemáticas, go y el materialismo, prolongaría unos años más
zaría del privilegio de descubrir las leyes que su publicación. No obstante, pronto empeza
regían la filogenia. rían a soplar otros vientos, otras ideas, otras
La impresión que el lector recoge no deja actitudes. Como se señaló al comienzo, la ago
de advertir que Ingenieros ya no profesa el op nía no significa muerte, pero el momento del
tirnismo de Ameghino. Es mucho más cir positivismo había pasado y serían otras aguas
cunspecto y trata de encontrar una salida del las que en el futuro calmarían la sed filosófica.
laberinto; y, como se sabe, de todo laberinto se
sale por arriba.
Ingenieros tiene preocupaciones inmedia LA REACCIÓN ESPIRITUALISTA
ro a la filosofia. Alejandro Korn (1860-1936) concepto de ciencia positívista debía ser reno
cultivó la filosofía pensada desde la cátedra. vado. Al comprender que la ciencia es siempre
Los nuevos aires se habían agitado con vigor una interpretación de la realidad y esto irnpli
desde la visita de Ortega, al revelarse estrechos ca una teoría del conocimiento, encontró el ca
los horizontes oteados desde el positivismo. mino hacia el idealismo. Ello lo condujo a me
No todo es materia sujeta a experimentación, ditar sobre la actividad de pensar; lo impulsó a
para ser conocida mediante leyes rígidas e irn la necesidad de estudiar el papel que desempe
permeables. ¿Dónde quedaba el hombre en ña el concepto en la actividad del conocer y a
esa actitud extrema, dónde la sociedad y dón una noción más amplia de lo que debe enten
de la cultura? Korn, en sus libros, advierte so derse por experiencia. Paso a paso se fue acer
bre las falencias del materialismo y del positi cando a una teoría de los valores. La valoración
vismo. Lee lo que otras corrientes habían fue definida como una reacción de la voluntad
aportado a la cultura y a la filosofía; no vacila humana ante un hecho. Es decir, los valores
en apreciar a Santo Tomás y a San Agustín y se nacen también de la experiencia y surgen de
muestra proclive a encontrar méritos en un exigencias biológicas, sociales y culturales. La
espiritualismo renovador. Tampoco despreció libertad creadora es el presupuesto de la pro
a Kant, Schopenhauer, Dilthey y Bergson, Ric ducción de los valores. Dicha expresión es pro
kert, Scheler y Brentano, citados a menudo en bable que tenga reminiscencias de Bergson, cu
las incitantes conferencias de Ortega y recor ya obra titulada La evolución creadora había
dados por otra visita célebre, la de Eugenio aparecido ya en 1907. Korn se aplica a lograr
D’Ors (1920). una solución final y se encamina al encuen
Korn hizo un penetrante estudio sobre el tro de lo absoluto, que podría ser encontrado
positivismo, en cuya evolución distinguió tres en la metafisica, pero, si bien avizora el proble
etapas. La tercera —que es la que interesa aquí ma metafísico, se muestra pesimista respecto de
es la de los universitarios, que se prolonga has la posibilidad de su conocimiento, con lo cual
ta Ingenieros, quien no vacila en proclamar la metafísica se transforma en mera búsqueda
que la era de la filosofía científica había llegado permanente sin el consuelo de su hallazgo.
y cuyas primeras manifestaciones habían aflo En verdad, Korn fue un gran crítico del po
rado con Florentino Ameghino. sitivismo. El primero de sus caracteres, esto es,
Según Korn, Ingenieros se muestra como la negación de toda metafísica, halló a un es
el defensor de la última brecha del positivis merado censor, que abrió las puertas grandes
mo, elevado con él a la categoría de cientificis de los estudios filosóficos en la Argentina y fue
mo. Con claridad meridiana ya entrevió la ne quien, quizá por vez primera, se preguntó si
cesidad lógica de una metafísica, pues ambas podría existir una filosofía auténticamente ar
-filosofía y metafísica- aparecían como los gentina, con definidos rasgos peculiares. No
complementos de la verdad científica. hay dudas -cualquiera fuere la respuesta- de
Los estudios acerca de la evolución del po que se está frente a una verdadera y profunda
sitivismo en el país, que Korn calificó como preocupación por el problema filosófico. Con
autóctono, lo colocan en una perspectiva am él se operó en el país la transición del positivis
plia, que le permite apreciar que el estrecho mo cientificista a un espiritualismo naciente. 45
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
actitud positivista y da comienzo otra época Por su parte, Alfredo Franceschi (1886
con caracteres muy distintos. l942) se encamina hacia un realismo (realis
La filosofía se cultiva, a partir de Alberini, mo crítico) que en Europa había entusiasma
con rigor y con un nivel que la eleva a la con do a Hartmann, en una obra publicada por la
sideración de los principales pensadores del Universidad de La Plata con el título de Ensa
mundo, sin que esta afirmación resulte exage yo sobre la teoría del conocimiento. En esta ac
rada. Sus estudios sobre la evolución del pen titud, el problema ontológico y el gnoseológi
samiento filosófico argentino y sus conferen co no se excluyen recíprocamente, pero tiene
cias en Europa, especialmente en Alemania, le prioridad el primero, con lo que se reivindica
dieron relieve universal. —en el terreno filosófico- la importancia de la
cosa y de la causa.
Sería, finalmente, Francisco Romero (1891
LA CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTUDIOS 1962) quien alcanzaría la primera cima de la fi
FILOSÓFICOS losofía en el país. Había nacido en Sevilla y muy
joven se trasladó a la Argentina. Dejó la carrera
No debe pensarse, a esta altura, que la militar para suceder a Alejandro Korn en la cá
preocupación filosófica se mostraba activa so tedra de metafísica de la Universidad de Buenos
lamente en el puerto. En el interior del país, en Aires. Con esa base se relacionó con un grupo
Tucumán aparece un filósofo, Alberto Rougés de estudiosos del país que lo tuvieron como el
(1880-1945) —no es el único caso, como se ve principal referente. Fue un arquetipo de filóso
rá más adelante—, que se distinguió por un li fo, puesto que se preocupó pura y exclusiva
bro titulado Las jerarquías del ser y la eterni mente por la problemática filosófica.
dad, cuyos tema y tratamiento implican una La generación del autor de este capítulo es
actitud acabadamente espiritualista. tudió lógica (en el bachillerato) en la inolvida
A su vez, en Córdoba, Saúl Taborda (1885 ble y clarísirna obra Lógica y nociones de teoría
l945), si bien se ocupa principalmente de del conocimiento, escrita por Romero con la co
cuestiones pedagógicas, en sus Investigaciones laboración de Eugenio Pucciarelli, cuya prime
pedagógicas (1951) incursiona por temas filo ra edición es de 1938 y se multiplicó, por lo me
sóficos, con preferencia en ámbitos de la filo nos, en diecisiete ediciones. Pero, quizá, su
sofía alemana, citando a Dilthey, Hartmann y problemática filosófica queda muy claramente
Max Scheler. expuesta en su Filosofia contemporánea (estu
En la misma ciudad mediterránea, Enri dios y notas), que vio la luz en 1941 y que tuvo
que Martínez Paz (1882-1952) aborda temas prontamente dos ediciones más. Agrupa una
de derecho y de historia en general y, en parti serie de estudios donde expone con simpatía
cular, trata de una manera muy completa la el pensamiento de Hartmann, la filosofía de
problemática de la Filosofía del Derecho de la Husserl, el problema de los valores, la obra de
época, con una amplísima bibliografía. Estu Max Scheler, la actualidad de la Ontología y
dia a Kant y penetra en las estribaciones de la otras notas de igual importancia. Es preciso
metafísica cuando busca los fundamentos de destacar que, desde su perspectiva hartman
las cosas y, por cierto, del derecho. niana, Romero resalta el hecho de que a la filo 47
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
sofia de los sistemas había sucedido la hora de son términos inseparables. La esencia de la
la problematicidad. El filosofar contemporáneo humanidad cristaliza en la cultura y el hombre
se hace cada vez más problemático y menos sis se trasciende a sí mismo y se supera para apre
temático a medida que avanza en su desarrollo. hender y comprender la realidad total.
Los problemas puntuales acucian, mientras que En consonancia con este tema se preocupó,
los sistemas envejecen. además, por los problemas de la historia de la
Otro tema que lo seduce es el de la persona filosofía y de las ideas y la filosofía de la historia.
vinculado con el problema de los valores, que Fue Romero un escritor bastante prolífico;
trata especialmente en Filosofía de la persona y desde la década de los años cincuenta hasta su
papeles para una filosofia. La persona trasciende muerte, escribió copiosamente y adquirió un
permanentemente hacia algo: hacia las cosas en enorme prestigio en el país y en el extranjero.
el conocimiento; hacia los valores siempre.
La nueva actitud, ya tan distanciada del po
sitivismo, queda evidenciada cuando Romero EL PRIMER CONGRESO NACIONAL DE FILOSOFÍA
mor a exageraciones, fue mundial. Las Actas traron, en definitiva, la tolerancia en el ámbito
ocupan tres volúmenes (con 2.198 páginas) de un acontecimiento maduro e internacional.
editados por la Universidad Nacional de Cuyo. Es preciso, por otra parte, recordar los tó
Es verdad que hubo algunas ausencias, picos de las sesiones para cerciorarse de la pro
como las de Francisco Romero y Risieri Fron fundidad del pensamiento que se pretendió
dizi, pero en el orden nacional hubo una asis alcanzar. Así, hubo cinco grandes temas en las
tencia casi perfecta de las figuras más repre sesiones plenarias: la filosofía en la vida del es
sentativas del pensamiento argentino y, en el píritu, en la que intervinieron los argentinos
internacional, hubo una concurrencia real Nimio de Anquín, Iosé Luis Guerrero y Ángel
mente excepcional, difícilmente igualada en Vasallo; la persona humana, en la que expuso
acontecimientos de esa índole en el resto del Octavio Nicolás Derisi; el existencialismo, en
siglo, en el país. En total, enviaron trabajos 227 la que actuó Carlos Astrada; la filosofía con
relatores, de los cuales 105 eran extranjeros y temporánea y la ciudad humana, en la que in
120 argentinos. Además, hubo miembros ad tervino Carlos Cossío.
herentes. Sería necesario citar, por lo menos, a Finalmente, en las sesiones particulares se
tres extranjeros que lo honraron con sus tra trataron los siguientes temas: Metafísica; si
bajos: Maurice Blondel, Emile Bréhier y Hans tuación actual de la filosofía; Filosofía de la
Georg Gadarner, quienes hicieron conocer su existencia; Lógica y Gnoseología; Axiología y
pensamiento a través de sus comunicaciones, Ética; Psicología; Estética; Epistemología y Fi
entre muchos otros. losofía de la Naturaleza, Filosofía de la Histo
Ese congreso demostró la madurez de los ria; la cultura y la sociedad; Filosofía de la
estudios filosóficos en la Argentina y, por sí Educación; Filosofía del Derecho y la Política;
mismo, contesta, al menos en parte, la pregun Historia de la Filosofía y Filosofía argentina y
ta que se había formulado Alejandro Korn americana.
acerca de si los filósofos argentinos ya sabían No debe verse en estas extensas enumera
dónde estaban, y fue una prueba fehaciente de ciones sólo lo cuantitativo; la jerarquía de los
una meditada preocupación sobrelos proble filósofos actuantes y lo completo de los temas,
mas fundamentales de la filosofía. aseguraron el éxito del congreso que tuvo su
Cabe señalar también -lo que es muy irn desarrollo en la Argentina, pero que habría
portante- que el congreso estuvo abierto, libre honrado a cualquier país europeo.
mente y sin cortapisas, a todas las corrientes del
pensamiento mundial. Desde el tomismo hasta
el materialismo histórico; desde el idealismo LOS FILÓSOFOS ARGENTINOS A MEDIADOS
l Rodolfo Mondolfo.
do. Para citar sólo un ejemplo, en el caso de y sostenido una clara actitud existencialista,
Córdoba -lo hizo también Tucumán-, sobre la calificada como humanismo de la libertad, y,
base de un Instituto de Filosofía, que se había por otra, Nimio de Anquín, profundo conoce
fundado en la década de los años treinta, se dor del tomismo y de los pensadores alema
procedió a constituir la Facultad de Filosofía y nes, especialmente de Hegel, sostuvo una acti
Humanidades a mediados de los años cuaren tud que Alberto Caturelli califica como
ta. Esas circunstancias favorecieron, desde la “ontismo inmanentista”. Es decir, el existen
cátedra, el cultivo del pensamiento filosófico. cialismo y el tomismo (el de Anquín, con ribe
Por otra parte, terminada la Segunda Gue tes propios y singulares) son dos poderosas
rra Mundial, visitaron el país más pensadores corrientes que tienen sus genuinos represen
del hemisferio norte, especialmente europeos, tantes en el país. Pero, como ocurrió en el si
lo que motivó un riquísimo intercambio. Y, al glo anterior con Alberdi, nada de lo que asimi
revés, muchos argentinos viajaron al exterior lan los argentinos es absorbido tal como se da
—algunos aun antes, esto es, en el período de en Europa. El filósofo argentino asimila y le da
entreguerras-, como fue el caso de Carlos As su toque auténticamente personal. Lo asimila
trada y Nimio de Anquín. do es digerido con una impronta autóctona,
A mediados del siglo XX existían dos po como diría Alejandro Korn.
derosas corrientes claramente manifestadas. La Universidad de Córdoba, en 1926, ha
50 Por una parte, Carlos Astrada había expuesto bía llamado a concurso para conceder becas a
LA FILOSOFIA
Vale la pena consignar también que Astra quitectura a partir de la cual puede profundi
da se plantea, como muchos filósofos argenti zarse la especulación filosófica. En ese sentido,
nos, el problema de la identidad nacional del es un tomista que va más allá del tomismo.
argentino y, en su caso, del americano. Esto es Fue significativa la impresión que produjo
una constante entre nosotros. Astrada hace en el Congreso de Filosofía de Mendoza su ex
una interpretación especial con el estudio del posición Derelicti sumus in mundo, que sor
gaucho Martín Fierro, exponente de la soledad prendió incluso a algunos pensadores euro
pampeana. Este es un ingrediente peculiar que peos. Desde su actitud juzga al existencialismo
añade al sujeto la mundanidad de su entorno, y trata de demostrar sus limitaciones.
lo que implica a la soledad como el medio pai Nimio de Anquín había logrado su beca en
sajístico que acompaña al sujeto. el recordado concurso de 1926 realizado por la
Astrada es sólo uno -probablemente el Universidad de Córdoba, con un estudio sobre
más importante- de los representantes del el problema epistemológico de la filosofía ar
existencialismo argentino. Debe mencionarse gentina de la época, cuyo análisis casi juvenil lo
también a Miguel Ángel Virasoro (1900-1966), revela como un talento agudo y fecundo.
quien se muestra como un sostenedor de cier Lo cautivó el tema antropológico, entre
to existencialismo, calificado como dialéctico, otros. Su meditación sobre la antropología de
que pasa de la angustia a la ansiedad, ansiedad los tres hombres históricos pone de relieve su
que se va definiendo como proyecto libre, que preocupación por el tema del hombre y, en el
supera la noción de libertad de Alejandro Korn caso, del hombre oriental, el judío y el griego,
y que revela su aspiración de trascendencia. La cada uno con una especial connotación y ca
exposición que efectuó en el Congreso de racterística. Pero, quizá, sus especulaciones
Mendoza sobre el tema existencia y dialéctica, más profundas se ciernen sobre el problema
muestra sus diferencias con Heidegger y Hus del ser, tratado desde la perspectiva del Ente y
serl, aunque sus resonancias revelan las in el Ser. La proyección del pensamiento no olvi
fluencias europeas recibidas, puesto que su fi da el tema del ser americano, que no puede
losofía se desarrolla a partir de ellas. negar influencias hegelianas en esa concep
En esta corriente se puede aun mencionar ción de filosofia de la historia.
a Vicente Fatone, desde un ángulo místico y Como nota que lo define finalmente, cabe
religioso, y a Iuan Carlos Erro, con su inquie anotar su convicción acerca de la contradic
tud por el universal criollo. Ambos, cumplida ción existente entre la fe cristiana y la filosofía
mente, la representan con matices especiales. en sentido estricto, opinión que vertía aun en
Por su parte, Nimio de Anquín (1896 su cátedra con un tenaz convencimiento.
l978) es un pensador católico singular, pro Nimio de Anquín fue un verdadero meta
fundamente conocedor de Hegel y, al mismo físico, quizás uno de los más grandes que ha
tiempo, de la filosofía escolástica. Acepta el producido el país. Pese a su no muy prolífica
pensamiento de Santo Tomás, como el más producción bibliográfica, pocos podían aven
grande filósofo católico de la Edad Media, pe tajarlo en el conocimiento de Hegel y quizá na
ro no se aferra a la estructura de su sistema co die, además, añadiera a ello el minucioso co
52 mo si fuera algo definitivo, sino como una ar nocimiento de la escolástica.
LA FILOSOFÍA
En la década de los años cincuenta hubo anteriores y tuvo también una participación
otros filósofos que frisaban la cincuentena y muy especial en el Congreso de Mendoza. Se
que se destacaron. No todos se enrolaron en trata de Luis Juan Guerrero (1896-1956), a
una corriente determinada, tema que la inci quien no le fueron extrañas la filosofía exis
piente historia aún no ha abordado en pro tencial ni la fenomenología, pero especial
fundidad. Hubo alguien que, ya sea por su vo mente centró su atención en el problema de la
cación o por obra de las circunstancias, belleza y la estética. Su exposición sobre las es
mantuvo al respecto una severa independen cenas de la vida estética es ciertamente origi
cia. La filosofía asistemática facilitó esa orien nal, y lo conduce a sostener que la belleza es el
tación. Es el caso de Ángel Vasallo (1902 esplendor del Ser puesto en obra. Existe una
1972), quien experimentó una atracción vinculación de la estética con el obrar huma
especial por el sentido del filosofar. Se pregun no en un universal horizonte trascendental.
taba ¿Qué es la filosofías’, y para responder el
interrogante sugería que la respuesta debía
provenir de los mismos filósofos. Pensaba, por LOS FILÓSOFOS CATOLICOS
Con el correr de los tiempos y, a medida que y resueltos de una manera armónica y cohe
avanza y concluye el siglo, ya en el XX, resurge rente. El punto de partida, que sigue el derro
de manera evidente y fuerte el tomismo. Por tero de los grandes pensadores, Aristóteles y
cierto, aquí también existen distintos matices. El Santo Tomás, es la experiencia, hincada en lo
resurgimiento de la filosofia escolástica en Bue concreto e individual y que, merced a la labor
nos Aires se produce, especialmente, con la de de la inteligencia, se eleva a la aprehensión de
dicación de Tomás D. Casares (1895- 1976). Fue, las esencias.
en verdad, el principal impulsor de los Cursos Se diría que, en ese pensamiento, existe
de Cultura Católica. Quizás el comienzo de la presencia e influencia de Gilson y Maritain.
agonía del positivismo obró como acicate pa Es harto conocido entre los filósofos cómo ha
ra que se produjera una consumada crítica a explicado Maritain la doctrina del conoci
dicha corriente por parte de los pensadores miento de los tres grados de abstracción, doc
católicos. En la década de los años veinte se trina que ha tenido aceptación entre muchísi
fundó la revista Criterio. mos tomistas y que también Derisi ha
El espíritu tomista de Casares, en orden a la aceptado: ser material (primer grado), ser
filosofía general, se nutría especialmente de las cuantitativo (segundo grado) y ser en cuanto
lecturas de Mercier y Sertillanges y, en orden a ser (tercer grado). '
la filosofía del derecho -era abogado—, fre En la arquitectura del sistema la teoría hi
cuentaba a Cathrein. Sostenía que la moral es lemórfica aristotélica y la teoría del acto y la
el fundamento del derecho y que la persona potencia son poderosas palancas para susten
humana es el único sujeto posible de derechos. tar la explicación de los seres físicos y de todo
La década de los años cuarenta fue enor el mundo material, en un movimiento que se
memente fecunda en obras de filósofos católi encamina hacia la perfección y lo inmaterial.
cos. Entre ellos se cuenta Octavio Nicolás Deri Al orden especulativo sigue el orden prác
si (1907). Hoy es ya un sacerdote de avanzada tico que se establece con la jerarquía de la me
edad y de la más pura ortodoxia tomista. Ha si tafísica, a la que se subordinan la ética y la po
do sumamente prolífico. Está absolutamente lítica. El bien, fundamento del orden moral, se
convencido de la legitimidad de la filosofía organiza sobre el modelo de la causa final. De
cristiana, representada por un tomismo que, risi ha escrito sobre todos los temas irnportan
desde el propio Santo Tomás, no ha hecho si tes que constituyen un sistema de filosofía y,
no descubrir un cuerpo de verdades, alrededor en cuanto a los que tienen relación con la me
de las cuales se ha perfeccionado hasta hoy la tafísica, merecen conocerse sus estudios que
suma de todos los conocimientos, en los que la tratan la cuestión de los fundamentos, por
fe y la razón mantienen una estricta relación, cierto metafísicos, del orden moral. No dejó
siendo subalternante la primera y subalterna de explicar, además, el meollo de los princi
da la segimda. En este punto, seguramente, pios fimdamentales del tomismo, que han si
Nirnio de Anquín no concordaría con él. Es do tomados de la doctrina de la inteligencia de
evidente, por lo demás, que hay aquí todo un Aristóteles y del propio Santo Tomás, donde se
sistema y decir sistema significa que todos los despliega también la doctrina de la potencia y
54 grandes temas de la filosofía han sido tratados el acto y de la analogía del ente.
LA FILOSOFÍA
En este pensador tomista se encuentra, por eso, es una permanente búsqueda desde
además —no podía faltar en manera algtma—, una situación temporal hacia la verdad intem
una filosofia de la persona. El estudio expresa poral. De ahí que el método reciba la denomi
los caracteres de la persona, que enumera de nación de dialéctica de la inadecuación peren
esta forma: unidad, inmanencia, libertad y su ne. Como era de esperar, Caturelli concede una
triple trascendencia. Las actividaderde la per enorme importancia al problema antropologi
sona, a su vez, se detallan como metafísica, mo co y enuncia una actitud que es, ciertamente,
ral y cultural. Y, como fin de la reflexión, se in original. La pregunta a la cual se responde es la
fiere que la persona es esencialmente religiosa, de quién es hombre, ya que no es dirigida sola
pues por su intencionalidad aspira a Dios. La mente al interlocutor sino que el que inquiere
crisis de la persona de nuestros días obedece a queda implicado en la interrogación. Sus tra
la irreligiosidad, que la hace caer en el antropo bajos lo ubican siempre en actitud vigilante
centrismo, lo que conspira espiritualmente con una constante crítica al inmanentismo del
contra el humanismo que Derisi profesa. cual hace gala, generalmente, la sociedad de
Cabría agregar aún dos hechos de irnpor nuestros días y el actual hombre mediocre.
tancia: Derisi fimdó la revista tomista de filo No sería propio olvidar aquí que fue Al
sofía Sapientia y, con Alberto Caturelli, orga berto Caturelli quien escribió las notas de los
nizó el Primer Congreso Mundial de Filosofía filósofos argentinos aparecidas en el Diction
Cristiana, que se realizó en Embalse, provincia naire des Philosophes, editado por Presses Uni
de Córdoba, en 1979. versitaires de France, bajo la dirección de De
Entre los pensadores católicos de una ge nis Huisman. Su nombre figura también en la
neración posterior es inevitable la mención de Enciclopedia filosófica di Gallarate.
Alberto Caturelli (1927). Este filósofo cordo Es preciso añadir que los sacerdotes jesui
bés, metafísico, que ha tratado los temas fun tas presentan una pléyade de pensadores cató
damentales de la filosofía y que ha dedicado licos que por sí solos honrarían una corriente
muchísimas y minuciosas páginas a la historia filosófica. Aquí sólo hay espacio para mencio
de la filosofía en el país y, específicamente, los nar a algunos de ellos, entre los cuales se cuen
tres volúmenes dedicados a Córdoba, es un tan Ismael Quiles, Enrique B. Pita, Iuan Rosa
trabajador infatigable y autor de una produc nas y Orestes Bazzano.
ción bibliográfica impresionante.
Su actitud, dentro del tomismo, con mati
ces especiales, ha sido calificada como la de un OTRAS EXPRESIONES Y "TENDENCIAS
interiorismo realista. Ha frecuentado con mu
cha simpatía la filosofía de San Agustín y, en Es un proceder habitual, del cual se abusa a
tre los filósofos actuales, ha encontrado en veces, cuando se hace mención de un pensa
Michele Federico Sciacca un espíritu fraterno dor, tratar de ubicarlo dentro de un casillero
en las ideas y en el método para resolver los determinado, como si con ello todo quedase
problemas. dicho y resuelto. Pero eso no es sencillo ni sim
Para Caturelli la filosofía comienza en mí y ple, sino un expediente cómodo para el crítico
ese quehacer es interno a la situación histórica; y el lector. La realidad muestra, por el contra 55
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
rio, autores que se resisten a una rápida ubica Otro pensador digno de mención fue Ma
ción, ya sea por la diversidad de sus trabajos, nuel Gonzalo Casas (1911-1981). Nació en la
por la brevedad de ellos o por ciertos desliza provincia de Córdoba y ocupó la cátedra uni
mientos en sus tendencias, que no encajan en versitaria en Tucumán y en su provincia natal.
corrientes claramente definidas. Fue tomista pero no estrictamente ortodoxo.
Se ha visto cómo el período se abre con el En su juventud, fue un entusiasta expositor de
positivismo, continúa con una reacción espiri Heidegger y más tarde tuvo especiales prefe
tualista, se produce la consolidación de la rencias por Buber, como se refleja en sus escri
preocupación filosófica y luego, con el Con tos. Mostró una gran inquietud por los temas
greso de Filosofía de Mendoza, se advierten ya políticos y sociales, internándose, en ocasio
dos corrientes perfectamente estructuradas: el nes, por las sendas que inquietaron a algunos
existencialismo y el tomismo renacido. Pero existencialistas. Fue autor de una introducción
hay filósofos —algunos de los más importantes a los problemas de la filosofía que, publicada
que no sólo hablaron desde la cátedra, sino en España, alcanzó cuatro ediciones.
que se distinguieron más allá de ella- que tie Compartió con muchos pensadores ar
nen perfiles especiales y cuya ubicación dentro gentinos el estudio del hombre concreto y del
de una corriente es difícil de establecer y que, hombre americano. Las meditaciones vertidas
si se lo hace, la decisión resulta polémica. Por en distintas conferencias fueron recogidas en
ejemplo, no es tarea fácil ubicar en un casille un libro que ilustró conceptualmente su pre
ro a Nimio de Anquín, a quien ya se hizorefe dilección por la expresión pensamiento real,
rencia. A continuación se mencionarán algu que gustaba repetir en sus diálogos, como ca
nos otros con características peculiares. lificación de su actitud filosófica.
El problema axiológico fue tratado por Por sus trabajos, que revelaban asiduas
más de un pensador argentino. Uno de ellos lecturas de la corriente existencialista y que,
fue Risieri Frondizi (1910-1983). Se interesó por otra parte, alternaba con las tendencias fe
por el pensamiento norteamericano y el in nomenológicas, Emilio Estiú (1914) se distin
glés, sin descuidar el francés y el alemán. Co guió por sus preocupaciones estéticas. En ese
mo una introducción a la axiología, se pre sentido, se lo puede considerar digno émulo
guntó: ¿Qué son los valores? Dada la polémica de Iuan Luis Guerrero. Fue director del Insti
surgida entre los subjetivistas y los objetivis tuto de Filosofía de la Universidad de La Plata,
tas, intentó una tercera solución, luego de ha universidad de la que fue profesor y ocupó la
cer un análisis de esas corrientes. Si se llama cátedra de Historia de la Filosofía Moderna.
“situación” a las circunstancias, encuentra que Un filósofo que, radicado en Mendoza, se
los valores tienen existencia y sentido sólo preocupó especialmente por la historia del
dentro de una situación concreta y determina pensamiento argentino, fue Diego Pró (1915
da. Es un filósofo que difícilmente pueda ser I999). Fundó la revista Philosophia en 1944,
ubicado dentro de una corriente, ya que guar de la que fue su director. Sus famosas fichas de
da una independencia muy particular. Fue los filósofos argentinos contribuyeron a hacer
profesor y rector de la Universidad de Buenos conocer a muchos cultores de la filosofia. Ade
56 Aires. más, el anuario Cuyo fue un apoyo constante
LA FILOSOFÍA
en el sentido indicado. Pero su mérito no se Cabe aún mencionar en esta breve nómi
agota sólo en esa tarea, ya que escribió tam na a Francisco García Bazán (1940), quien, na
bién sobre temas de filosofía clásica e hizo per cido en Málaga (España), desde 1956 vive en
manente labor de investigación. la Argentina. Adquirió renombre internacio
Las ideas de Francisco Romero, según las nal con sus estudios acerca de los primeros si
cuales el período de la filosofía enunciada a glos del cristianismo y los gnósticos.
través de sistemas se está agotando, tuvieron Es indudable que aquí solamente se ha he
su Continuador en Adolfo Carpio (1923), que cho una breve selección de filósofos y que,
nació en Buenos Aires, de cuya universidad muchos más, quizá tan importantes como los
nacional fue profesor. Su actitud filosófica se mencionados, merecerían ser incluidos.
hace contemplación de problemas puntuales
que surgen en cada época y, eventualmente, en
distintos lugares, lo que no implica el olvido OTROS CONGRESOS
general, reconocieron que nadie quedó exclui tranjero. Hubo otros que prefirieron el exilio
do del congreso. Los tomistas, con tonalidades interno, aun a riesgo de sus propias vidas. Las
diversas, hicieron notar su presencia, lo que universidades fueron intervenidas por perso
también aconteció, en menor grado, con los nal militar y hubo quemas de libros. A tal ex
existencialistas. Pero aparecieron también otras tremo llegó la gravedad de los hechos —con la
corrientes, como las de signos de izquierda y de consiguiente repercusión fuera del país- que el
afinidades con el marxismo. Hubo, como no presidente de la Federación Internacional de
podía ser de otra manera, algunos pensadores Sociedades de Filosofía de entonces, doctor Al
que se mostraron eclécticos y otros muy de win Diemer, concurrió al Tercer Congreso Na
pendientes de las ideas europeas. Este congreso cional de Filosofía, "realizado en octubre de
señaló una etapa nueva y más avanzada que la 1980, en Buenos Aires, con el objeto de conver
de Mendoza en lo que se refiere a la madurez sar con algimos profesores que habían perdido
de los filósofos argentinos y a la investigación. sus cátedras y ofrecerles continuar su labor en
Participaron más de cuatrocientos filóso la costa oeste de los Estados Unidos.
fos. Diríase que, dado el horizonte político Precisamente, ese Tercer Congreso Nacio
mundial y el propio del país, aparecen también nal de Filosofía, que se celebró conmemoran
signos de la filosofía de la liberación para ter do el cuarto centenario de la fundación de la
ciar entre los polos tomismo-existencialismo. ciudad de Buenos Aires, fue organizado por la
Aquí es oportuno hacer algunas reflexio Facultad de Filosofía y Letras de la Universi
nes sobre la importancia de la situación polí dad de Buenos Aires. Trabajaron activamente
tica en el país, que ha influido siempre en el en su realización Eugenio Pucciarelli y Merce
pensamiento y en las ideas de los intelectuales des Bergadá. Fue un congreso en el que se
argentinos. Una actitud químicamente pura mostraron virtualmente todas las corrientes
en cuanto a tratar la evolución y el estado del filosóficas. Las deliberaciones se enmarcaron
pensamiento filosófico, haciendo caso omiso dentro del tema general, que fue el del sentido
de la realidad política y social, implica oculta y vigencia de la filosofia en el mundo actual. El
miento y falta de lealtad con el lector. congreso se clausuró con una exposición del
En la Argentina, en el siglo XX, hubo diver filósofo italiano, especializado en Filosofia del
sos movimientos de fuerza que quebrantaron Derecho, Sergio Cotta.
el orden institucional en 1930, 1943, 1955, Tres años después, en 1983, se realizó en
1966 y 1976. El ritmo se produjo, en esos casos, Salta el Cuarto Congreso Nacional de Filosofía,
con intervalos cada vez menores, sin contar al con el tema principal de Conocimiento y verdad,
gún otro remezón. Si bien los movimientos con menor número de participantes que los an
siempre tuvieron algtma incidencia en la vida teriores, en el que se notó un predominio de la
de los filósofos, generalmente dependientes de filosofía analítica en las comunicaciones. No
sus cátedras para subsistir, el que se dio en concurrieron algunas figuras importantes de la
1976 tuvo una repercusión tremendamente filosofia nacional. El congreso se realizó en el
mayor que los anteriores. Muchos profesores año en que concluía el gobierno de facto y se
perdieron sus cátedras. Hubo quienes empren reanudaba la vida constitucional en el país, con
S8 dieron el camino del exilio y se fueron al ex la asunción de un gobiemo democrático.
LA FILOSOFÍA
l Eugenio Pucciarelli.
progreso, cree en la perfectibilidad indefinida liares, a la que se suma el interés por Hegel,
preconizada por Pierre Leroux; sigue en mu por obra de Nimio de Anquín, y, casi de in
chas ideas a T. Iouffroy y tiene otras deudas, mediato, el resurgimiento del tomismo orto
además, con otros pensadores franceses. Pero, doxo con Octavio Nicolás Derisi. En el me
fundamentalmente, la generación del ’37 sabe dio de los dos polos se encuentra toda una
que tiene como misión urgente y principal or gama de filósofos, algunos independientes y
ganizar el país y se pregunta qué es el país, có otros que buscan afinidades con característi
mo es el país y con qué se cuenta para ello. La ca propias.
hora de la espada concluyó, dicen a coro Eche La fenomenología no ha sido extraña y es
verría y Alberdi. Es menester pensar en la or que Husserl fue un autor muy leído en los
ganización. De manera que su filosofía pensa años cuarenta y cincuenta. Esa generación re
da en Europa debe aplicarse a esta tarea ahora cuerda con cuánto entusiasmo era expuesto
y aquí. Los países europeos han pensado los por los maestros desde sus cátedras. Igual
problemas para el tronco de la humanidad y mente ocurría con el tema de los valores, el de
dieron las soluciones universales. Correspon la antropología y el de la singularidad del pen
de ahora aplicarlas aquí, en cuanto somos una sar filosófico argentino, que ocuparon mucho
rama de la humanidad. Por eso, no es extraño espacio en la mente de los pensadores.
que se busque la identidad de la patria y los Al meditar sobre este panorama, se obser
valores autóctonos. va que el horizonte filosófico no ha cambiado
Luego vendrá, al aproximarse la culmina mucho desde Alberdi. Se ha receptado siempre
ción del siglo, el positivismo, que se prolonga la filosofía europea y se la ha cultivado perma
rá hasta el período en que comienza este capí nentemente, a veces con originalidad, y otras,
tulo. Y, ya en la década de los años veinte, Iosé no tanto. Los sistemas filosóficos son auténti
Ingenieros representará, con matices propios, camente europeos; los pensadores argentinos
el estado terminal del positivismo argentino. receptan y adaptan, critican y agregan, desde
Lo sigue la reacción antipositivista, un re una perspectiva argentina.
montar hacia el espiritualismo, y de ahí en Al promediar las tres cuartas partes del si
adelante, a medida que se consolida el pensar glo )Q(, nuevas preocupaciones disputan el
filosófico en el país, la recepción de la filoso centro del pensar. La filosofía de la liberación
fía europea se hace notar cada vez más. Una y el problema de los derechos humanos, los
corriente aparece y otra resurge: el existen problemas de la naciente bioética, los proble
cialismo y el tomismo. En un caso, especial mas ecológicos, del trabajo, los debates ideoló
mente el estudio de Hegel, de Husserl y de gicos y los problemas puestos de manifiesto
Hartmann, de Scheler y de Heidegger, se pro por la ingeniería genética se hacen notorios a
fundiza cada vez más. Surge una corriente de medida que avanza el siglo.
cididamente fenomenológica y existencialista No obstante, la corriente neotomista se
como la de Carlos Astrada y sus seguidores. mantiene como una especie de avenida troncal
En el otro caso, se renuevan los estudios de los de la historia de la filosofía en la Argentina, que
antiguos, de San Agustín, de Santo Tomás y no pierde vigencia, no cesa de renovarse, ni ce
reelaboran una escolástica con perfiles pecu ja en el tratamiento de los nuevos problemas. 63
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
ORIENTACIÓN BIBLIOGRAFICA
Para introducirse en la historia del perío gundo Congreso Nacional de Filosofía, editó
do tratado en este capítulo, si se quiere pro una obra de igual título, Buenos Aires, 1971.
fundizar su conocimiento, es aconsejable la Éste es un volumen de más de trescientas cin
lectura de la obra de LUIS FARRE, Cincuenta cuenta páginas, con notas al final de cada capí
años de Filosofía en Argentina, Buenos Aires, tulo, que dan la bibliografía más completa, así
1959. Tiene un hermoso prólogo de Coriolano como datos adicionales de real importancia.
Alberini. En sus aproximadamente 350 pági Tiene, además, un completo índice de autores
nas se puede contemplar un panorama bas y uno general que ubica al lector en el tema
tante completo, al mismo tiempo que una preferido. Como complemento, CATURJELLI ha
apreciable bibliografía. Por otra parte, Luis Fa escrito Presente y futuro de la Filosofía en la Ar
rré, filósofo serio y equilibrado, hace un estu gentina, Córdoba, 1972. En forma más cir
dio crítico de enorme valor para quien se ini cunscripta, publicó un trabajo de profunda in
cia en el tema. FARRE ya había publicado su vestigación que tituló La historia de 1a Filosofía
artículo “Diez años de filosofía argentina”, Re en Córdoba, tres volúmenes, Córdoba, 1993, y
vista de la Universidad de Buenos Aires, Buenos también su voluminosa obra Historia de Ia Fi
Aires, enero-marzo de 1950, págs. 141-222. losofia en la Argentina, Buenos Aires, 2001.
Más recientemente, nuevamente LUIS FA Si se desea acudir ahora a una obra breve
RRE, con la colaboración de CELINA A. LÉRTORA para tener una noción del tema, se puede
MENDOZA, publica La Filosofía en la Argentina, consultar a HUGO EDGARDO BIAGINI, Panora
Buenos Aires, 1981. La obra, relativamente ma filosófico argentino, Buenos Aires, 1985. Es
breve, abarca desde el período colonial hasta la muy informativa a través de diversas perspec
época de la finalización de los años setenta. Es tivas: bibliografías, congresos, encuentros, so
una buena guía, con un índice de autores, que ciedades, asociaciones, homenajes, revistas,
facilita la búsqueda. etcétera.
Pero, con ser buenas las obras señaladas, es Es también de utilidad el libro de I. C.
imposible prescindir de ALBERTO CATURELLI. TORCHIA ESTRADA, La filosofía en Ia Argentina,
Este filósofo tiene una vasta experiencia en el Washington, 1961, especialmente si se quiere
tema. Ha publicado La filosofía en Ia Argentina investigar el pensamiento filosófico argentino
64 actual, Córdoba, 1962, y con motivo del Se hasta la primera mitad del siglo XX.
LA FILOSOFÍA
A veces, un buen medio para encontrar en el siglo XIX, en los medios de orientación
datos que no suelen aparecer en otras obras es de la escolástíca tradicional.
acudir a un diccionario. En ese aspecto, puede Para quienes desean conocer los orígenes
ser de utilidad la consulta de la obra dirigida filosóficos en el país, GUILLERMO FURLONG ha
por DENIs HUIsMAN, Dictionnaire des Philosop escrito Nacimiento y desarrollo de la filosofia en
hes, dos volúmenes, París, 1983, que recoge el el Río de La Plata, Buenos Aires, 1952.
pensamiento filosófico de toda la humanidad Para profundizar el estudio de la enseñan
y refleja cómo ven el panorama de la Argenti za y la recepción de la filosofía en la primera
na desde Europa. Es cierto que Alberto Catu mitad del siglo XIX, se puede acudir a OLsEN
relli ha escrito lo referido a los filósofos argen A. GHIRARDI, El primer Alberdi. La filosofía de
tinos (se citan casi cincuenta autores), pero la su tiempo, Buenos Aires, 1989, y del mismo
selección final se debe a la dirección de la edi autor, La filosofía en Alberdi, 2° edición, Cór
ción. De igual manera, el trabajo de IOsE FE doba, 2000, y El derecho natural en Alberdi,
RRATER MORA Diccionario de Filosofía, Madrid, Córdoba, 1998.
numerosas ediciones (las últimas de ellas, en En el estudio de las corrientes filosóficas
cuatro volúmenes), contiene citas de autores y en particular, se han producido estudios de in
obras de pensadores argentinos. dudable importancia que aportan no sólo una
Si se prefiere conocer la opinión histórica noticia al respecto sino que muestran, además,
de los pensadores argentinos, es posible reco un juicio de valor. Así, por ejemplo, para el
rrer algtmas obras que merecen ser leídas para positivismo se pueden leer: RICAURTE SOLER, El
juzgar la perspectiva que ellos tenían en su positivismo argentino, Buenos Aires, 1968; EN
tiempo. Entre ellas, se pueden citar las de lOSÉ RIQUE EDUARDO MARI, Neopositivismo e ideolo
INGENIEROS, La evolución de las ideas argenti gía, Buenos Aires, 1974; B. PERELsTEIN, El posi
nas, Buenos Aires, 1963; ALEJANDRO KORN, In tivismo y el antipositivismo en la Argentina,
fluencias filosóficas en la evolución nacional, Buenos Aires, 1952; HUGO A. BIAGINI (compi
Buenos Aires, 1983; CoRIoLANo ALBERINI, Pre lador), El movimiento positivista argentino,
cisiones sobre la evolución del pensamiento ar Buenos Aires, 1985. Para el existencialismo,
gentino, Buenos Aires, 1981; FRANCISCO ROME pueden consultarse los libros de MATILDE IsA
RO, Filosofía contemporánea, Buenos Aires, BEL GARCIA LOSADA, La filosofía existencial. Sus
1950; del mismo autor, Sobre la filosofía en introductores, Buenos Aires, 1999, y de VICEN
América, Buenos Aires, 1952, y IOSE LUIS RO TE FATONE, Introducción al existencialismo,
MERO, Las ideas en la Argentina del siglo XX, Buenos Aires, 1953. Para el estudio del tomis
Buenos Aires, 1982. mo ortodoxo, nada mejor que la lectura de las
Hay, además, temas y detalles muy pun obras de monseñor OCTAVIO NICOLAS DERISI,
tuales. Para el caso se puede leer todo lo publi cuya nómina se puede consultar en la revista
cado por DIEGO PRO en Mendoza, especial Sapientia, n° 35, Buenos Aires, 1980.
mente en la revista Cuyo y en sus artículos y Si se desea consultar la opinión que ha
obras rescatadas del olvido, por ejemplo, los merecido Carlos Cossío en Francia, puede
Elementos de Metafísica del padre Buenaventu leerse de ALBERT BRIMO, Les grands courants de
ra Hidalgo, que ilustra la enseñanza impartida la philosophie du Droit et de l’état, París, 1968. 65
LA DIMENSION CIENTIFICA Y CULTURAL
Finalmente, las actas de los congresos y primero se cuenta con tres volúmenes, publi
de las jornadas son siempre una buena fuen cados en Mendoza, 1949; del segundo, sus
te para quien desee profundizar los conoci Actas han sido editadas en Buenos Aires,
mientos, a la par que expresan el nivel que se 1973. Las actas del Primer Congreso Nacio
ha alcanzado en cada caso. Para una visión nal de Filosofía Cristiana fueron publicadas
circunstanciada de los congresos argentinos con el título de La filosofia del cristiano, hoy,
de filosofía, pueden consultarse sus Actas. Del dos volúmenes, Córdoba, 1980.
66
58. LA HISTORIOGRAFÍA
Beatriz I. Moreyra
El objetivo de este capítulo es ofrecer un ba una evolución sintética del recorrido historio
lance de la historiografía argentina, poniendo gráfico. No obstante, el lector encontrará un
énfasis en los temas vinculados a la profesiona análisis más detallado de los procesos históri
lizadón e institucionalización de la disciplina, cos que han sido motivo de reflexión historio
las perspectivas teóricas y metodológicas pre gráfica en los distintas partes, tomos y capítulos
valecientes, las temáticas y líneas interpretativas que integran la obra y en sus correspondientes
más sobresalientes y los problemas vinculados orientaciones bibliográficas.
a las condiciones de producción y difusión del
conocimiento histórico. Al abordar esta visión
de conjunto es necesario señalar las lirnitacio LA PROFESIONALIZACIÓN
nes inherentes a este balance de la evolución no Y LA INSTITUCIONALIZACIÓN
hacer historiográfico fue la evolución admi rico en dos fases: la recogida y preparación del
nistrativa y constitucional del Estado-nación y material, donde prevalecían los supuestos po
sus relaciones militares y diplomáticas, privi sitivistas, y la interpretación y presentación de
legiando el estudio de las elites. Es el período, los resultados, en los que las facultades intuiti
además, donde los problemas de las fuentes y vas y la personalidad del historiador ocupaban
de los métodos garantizaban el estatus cientí un lugar de privilegio.
fico y la identidad profesional. La Historia era Por otra parte, esa etapa de la conforma
documento y crítica y existía, además, un cla ción de la historia como ciencia estuvo estre
ro divorcio entre historiadores y científicos so chamente relacionada con el proceso de profe
ciales. Por otra parte, la gran controversia me sionalización, cuya meta era aglutinar los
todológica se daba entre el positivismo y las historiadores que compartían el mismo rigor
corrientes hermenéuticas o idealismos con científico y crítico. Pero, paralelamente, este
temporáneos cuya decisiva prevalencia ocupó proceso no estaba en contradicción con la
el espacio historiográfico hasta casi la tercera función social de la disciplina. En este sentido,
década del siglo XX. La corriente positivista en la investigación y la enseñanza de la historia
historia privilegiaba un modelo de conoci eran consideradas como elementos decisivos
miento como representación del pasado a tra de la consolidación del Estado nacional y co
vés de una relación de inmediatez con el dis mo garantes de su identidad.
curso de la documentación y un claro La Argentina no permaneció al margen de
individualismo metodológico. Las tradiciones este fenómeno mundial de profesionalización,
herrnenéuticas o neo-idealistas rechazaron de institucionalización y debate metodológico
plano la autonomía de los hechos y el progra disciplinario. Durante la primera década del
ma formalista de la tradición anterior y lo siglo XX, se sitúan los inicios de la constitu
reemplazaron por "un enfoque histórico, socio ción de un campo intelectual e historiográfico
lógico y relativista de la explicación. Estas co y fue también el origen de la historia profesio
rrientes hermenéuticas, aunque amplias y dis nal. Esta preocupación congregó a un grupo
pares, negaban la posibilidad de una ciencia escogido de historiadores, a los que en 1916
causal empírica de la acción y la sociedad y Juan A. García denominó la Nueva Escuela
conceptualizaban que la tarea del investigador Histórica, un conjunto de profesionales agru
histórico era entender las intenciones de los ac pados a partir de 1905 que reclamaban un
tores con miras a interpretar el fenómeno so nuevo comienzo para la historiografía argen
cial en términos de los motivos y significados tina, un replanteo apoyado fundamentalmen
que las estructuras sociales tenían para los ac te en principios metodológicos y que hacía
tores. Es decir, este enfoque se concentraba en hincapié rigurosamente en la faz crítica. Este
la elucidación de los complejos de significado grupo estaba integrado por Luis María Torres,
subjetivos y culturales. A pesar de las diferen Rómulo Carbia, Ricardo Levene, Diego Luis
cias esenciales en los dos paradigmas, al finali Molinari, Emilio Ravignani, Roberto Levillier,
zar el siglo XIX se llegó a un compromiso en Enrique Ruiz Guiñazú. Con excepción de To
tre positivistas e intuicionistas. Esta dificil rres, compartían un mismo horizonte genera
68 síntesis se resolvía dividiendo el trabajo histó cional, lo que significaba que un mismo clima
LA HISTORIOGRAFIA
de ideas caracterizó sus años formativos y que la influencia de Emesto Quesada, cuya inter
también integraban redes de relaciones inter pretación del pasado argentino parecía más
personales superpuestas. neutral que la de los estudiosos del siglo XIX y
La denominación Nueva Escuela Histórica cuyas dimensiones generalizantes o tipologí
aludía a una profunda renovación en los estu zantes eran vistas como menos apegadas al
dios históricos que reconocía fuentes de inspi culto de los héroes.
ración europea, pero también locales. En rela Desde el punto de vista metodológico, la
ción con el cuadro de referencias europeas, la Nueva Escuela Histórica es una tendencia his
influencia metodológica alemana fue especial toriografica originada y difundida inicial
mente importante. Pero también se incorpo mente en núcleos universitarios —Facultad de
raron aquellos nuevos historiadores que pro Derecho y de Filosofía y Letras de Buenos Ai
ponían una forma de trabajo diferente -del res y de Humanidades de La Plata- y que se
Croce invocado por Carbia y Ravignani al caracterizaba fundamentalmente por la rigu
Henri Berr integrado por Levene-, sin encon rosa aplicación de los principios metodológi
trar en ello motivos de contradicción. La una cos diftmdidos en Europa en la segunda mi
nimidad se hacía alrededor del manual de Ber tad del siglo XIX, en una concepción nacional
heirn y del breviario de Seignobos. En una y americanista de la historia argentina. Cuc
palabra, se basaban en un programa de estric corese destaca que las características centrales
to rigor metodológico. de la nueva perspectiva eran erudición histo
En cuanto a las influencias locales, la Nue riográfica, heurística en función documental,
va Escuela presentaba una precisa filiación investigación metodológica desde la génesis
historiográfica consistente en el renacimiento del proceso histórico, concepción integral de
de los estudios históricos a partir de las reglas la historia enfatizando los factores económi
de la crítica histórica y de las disciplinas auxi cos y sociales y espíritu nacionalista. La
liares en las que Mitre había sido el precursor. importancia que las cuestiones del método te
Por otra parte, el tipo de historia propuesto nían para los nuevos historiadores se exterio
por Mitre aparecía como valorizable en rela riza en la crítica a Paul Groussac. Para Carbia,
ción con su compatibilidad con la imagen de la retórica, y la abundante adjetivación pro
tarea científica que proponían los modelos pias del literato y el involucramiento personal
historiográficos y profesionales externos esco de Groussac obstaculizan el logro de la obje
gidos como norte por la nueva generación, tividad en el trabajo histórico. Además, tam
que se orientaban a valorizar una historia eru bién aludía a la inadecuación de la recopila
dita, ético-política y organizada en forma na ción bibliográfica y documental, lo que, junto
rrativa y a mirar con desconfianza las relacio con la descontextualización de las circunstan
nes con las ciencias sociales, así como la cias analizadas, conducía a una interpretación
exploración de terrenos alejados de esa histo errada de los acontecimientos que describía.
ria de una nación que se identificaba con la Esta apelación a la rigurosidad metodológica
historia de sus elites, que la sociedad parecía denotaba la fuerte filiación con la historiografla
imponer como deber cívico al historiador. Pe positivista. Según las corrientes metodológicas
ro aparte del modelo mitrista, hay que señalar en boga, la práctica profesional comprendía 69
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
dos momentos: el análisis y la síntesis, pero posibilite el presunto agotamiento del tema y
concedía prioridad al primero como la com el enfoque de los detalles.
binación de procedimientos críticos aplicados Para 1930, Ricardo Levene se transformó
al documento. Según esta lógica, “trabajar” en en la figura central de esta perspectiva histo
historia era asistir a la produccion de los he riográfica. Cuando elaboró sus obras de los
chos, estar en contacto directo con la materia años veinte, tenía la convicción de que estaba
prima y la variable interpretativa aparecía co realizando una nueva historia, se sentía im
mo más reticente. La redefinición del saber pulsado a una obra de ampliación panorámi
histórico a fines del siglo XIX afectó también ca y de renovación de contenido. Ello apunta
a la epistemología de la historia y, en este sen ba claramente hacia la superación de una
tido, subyacía la voluntad de determinar las mera crónica de los acontecimientos políticos
reglas de una epistemología práctica de la y militares para orientarse a una historia inte
historia. gral que analizara la sociedad desde lo econó
La búsqueda de lo nacional era otro rasgo mico y jurídico hasta sus más brillantes ex
común de la labor intelectual, explicable en presiones culturales y científicas. Esta idea ya
relación con el papel central que se le asigna asomaba en su Ensayo histórico de 1920 y en
ba a la historia y a los historiadores como ga sus Investigaciones sobre la historia económica
rantes de la identidad nacional. Sus integran del Virreinato del Río de la Plata. Levene reco
tes compartían el convencimiento profundo ge de la historiografía positivista parte de sus
de que era posible a la vez un conocimiento logros, como su preocupación metódica, la
imparcial del pasado y lograr la utilidad de ese compulsa y depuración minuciosa de las
conocimiento para fortalecer el destino de la fuentes y su propósito crítico, pero su aspira
propia comunidad-nación. ción, en cambio, era alcanzar metas muy su
Desde el punto de vista temático, se colo periores a una simple historia descriptiva o
caba el centro de interés en la Revolución de narrativa. Por otra parte, la expresión historia
Mayo; pero el análisis genético empujaba ha integral era para Levene no “la suma o yuxta
cia el pasado hispánico en el más amplio esce posición sino síntesis de las descripciones la
nario americano. En este sentido, Levene, ad terales”. El mismo sentido le daba Carbia
virtió que el marco nacional no resultaba cuando afirmaba que la Nueva Escuela perse
suficiente para explicar y comprender el pasa guía “el panorama integral de lo pasado”. Si
do argentino y de ahí que expandiera su visión bien la temprana expresión de Levene de
hacia el mundo americano entroncado con historia integral fue luego abandonada, la
España. En síntesis, heurística documental, vi ' idea que la animaba persistió, aunque los vo
gilancia crítica, arraigo de la concepción gené cablos sustitutivos -usados en el Manual de
tica y fortalecimiento de la idea nacional eran Historia del Derecho Argentino de 1952- no
los pilares que orientaban la labor de recons lograron transmitir la misma vivacidad. Hay
trucción objetiva de la historia nacional. pues en Levene, a pesar del transcurso del
Con respecto a la organización textual, se tiempo y del abandono de aquel vocablo, un
adopta la forma monográfica estructurada en impulso permanente hacia esa concepción de
70 torno de una narrativa de secuencia lineal que historia integral. En este particular se denota
LA HISTORIOGRAFÍA
tóricas fue la publicación de documentos; es Archivo General de Indias y otros fondos do
decir, los propósitos de heurística editorial ya cumentales españoles. La labor era comple
se encontraban presentes en la institución des mentaria de la realizada en los archivos pro
de sus orígenes. El plan se remontaba a la épo vinciales argentinos, en los que a partir de
ca hispánica y en esta característica puede ad 1921 se intensificó la consulta, lo mismo que
vertirse el progresivo arraigo de la concepción en la Biblioteca Nacional de Chile y en los ar
genética, que obligaba a remontarse al princi chivos brasileños. Toda esta acción se reflejó en
pio delos acontecimientos y de las institucio el incremento de sus publicaciones, que alcan
nes, y al mismo tiempo, el fortalecimiento de zaron a 62 en 1930, entre las que se contaban el
las ideas nacionalistas que se orientaban hacia Boletín del Instituto, que apareció regularmen
la búsqueda de las raíces hispánicas e indíge te desde 1922 hasta 1945 y cuya segunda serie
nas. A partir de 1911 comenzó la publicación se reanudó en 1956.
de las primeras series documentales, basadas Los proyectos editoriales de la Sección de
en las fuentes recopiladas por Larrouy y por Historia comprendían la elaboración de una
Ravignani, quien en 1909 había sido enviado a historia argentina integral. El fm inmediato
los archivos de Paraná para investigar sobre la desde entonces fue, además de reunir la docu
organización constitucional. Ese mismo año mentación necesaria, elaborar los trabajos mo
se lanzó la serie Documentos relativos a la orga nográficos a partir de los cuales se intentó al
nización constitucional de la República Argenti canzar el enfoque integral de la historia
na y en 1912, Documentos para la historia del nacional.
Virreinato del Río de la Plata. Asimismo, se La Iunta de Historia y Numismática Ame
editó Documentos relativos a los antecedentes ricana, creada en 1893, surgió como el primer
de la independencia argentina. Las tareas to anclaje institucional en el que se desarrollará
maron mayor forma institucional a partir de la vertiente erudita de la historia argentina. El
la designación de Luis M. Torres como direc Centenario marca un hito importante en la
tor de la sección y de Ravignani como encar historia institucional; el Congreso Nacional le
gado de investigaciones. En 1914 comenzó la encomienda la reimpresión de la Gaceta de
publicación de la monumental y sistemática Buenos Aires (1810-1821); se trataba no sólo
obra Documentos para la historia argentina, de la extemalización de la labor de la Iunta si
que habría de continuar en forma más o me no de su vinculación con los poderes públicos,
nos regular hasta 1937, fecha en que se publi de los que a partir de entonces se constituirá
có Asambleas constituyentes argentinas (1813 en referente a lo largo de un proceso gradual
1898), que reúne los debates de dichos cuer que alcanzará su más alta expresión a partir de
pos constituyentes y los textos legales ilustrati 1930. El otro hecho notable es el estableci
vos y básicos que explican cómo se formaron miento de relaciones interinstitucionales con
la unidad y la estructura política argentinas. el exterior, como con la Sociedad Hispánica de
En el plan de ediciones documentales, la labor Nueva York, que designó a la Iunta como
en los archivos europeos era un anhelo que miembro honorario, actuando ésta en reci
comenzó a ser realidad con el envío de José procidad. Se recibió la visita de intelectuales
72 Torre Revello a trabajar sistemáticamente en el extranjeros, entre ellos Rafael Altamira, desta
LA HISTORIOGRAFIA
impuso reformas profundas en la orientación ses firmes. Pero los ambiciosos planes enun
y el contenido de las materias históricas y en ciados en principio fueron limitándose con el
los métodos de enseñanza. Fundó la revista correr del tiempo. El plan heurístico, demasia
Humanidades y la Biblioteca Humanidades y do extenso y proyectado a muy largo plazo,
propició la creación del Archivo de la Provin sólo se ejecutó parcialmente, por motivos pre
cia de Buenos Aires, que funcionaría estrecha supuestarios, institucionales y por nuevos
mente ligado a la Facultad de Humanidades proyectos. Aunque aspiraba alcanzar la sintesis
en la tarea de formación de investigadores, de la historia nacional, con mucha frecuencia
apuntando a la consolidación de una sólida se quedó en la historia de acontecimientos,
base heurística para sus indagaciones. En el se que manifestaba rechazar por considerarla un
no de la escuela histórica de La Plata se forma nivel inferior de investigación. Además, con
ron discípulos como Enrique M. Barba, An tribuyó, a través de la enseñanza de la historia,
drés Allende, Joaquín Pérez y Carlos Heras, a la divulgación de los nuevos principios me
quien acuñó la conceptualización de una es todológicos y técnicos de la escuela alemana y,
cuela histórica de La Plata. con posterioridad, los de la escuela francesa de
La Nueva Escuela no era un grupo homo síntesis. Por otra parte, cimentó y expandió la
géneo sino que presentaba matices y diferen red institucional necesaria que posibilitó el
cias internas, movimiento horizontal que progreso y acrecentamiento de los estudios
comprendía las impugnaciones entre los pa históricos en el país. Finalmente, encaró la
res, que reflejaban las pugnas por el estableci gran empresa de elaborar la primera historia
miento de la hegemonía al interior del nuevo integral de la Nación.
campo historiográfico. En ocasiones, el espíri Con sus méritos y falencias, que deben ser
tu polemista fue abierto, como en el caso que comprendidos en el marco del contexto políti
enfrentó a Levillier y Carbia; otras veces, ex co, cultural e historiográfico de su concreción,
plícito pero unilateral, como en el caso de Mo las corrientes que Levene promovió siguieron
linari contra Levene en la revista Nosotros, y en siendo predominantes y a lo largo de medio
otros casos, larvado, como cuando Levene siglo, hasta la década de 1980, han sufrido mo
contesta a Molinari no en notas críticas sino a dificaciones menos profundas de lo que cabría
través de sus propias obras. Ello obedeció a la SUPOHCI‘.
la segunda mitad del siglo. Por otra parte, el bunales, que, junto con la documentación de
proceso de institucionalización de la discipli Gobierno, Cabildo, Legislatura y Curia Ecle
na se canalizó a través de la creación de las siástica, le permitió analizar períodos poco
juntas provinciales de historia, que se incor frecuentados como el hispánico, el indepen
poraron al campo historiográfico con sus pro diente e incluso el precolombina. La sistema
pias publicaciones periódicas, alguna de ellas tización temática de sus publicaciones consti
de corta vida. tuye un repertorio ordenado de la vida de la
En el Noroeste, el quehacer historiográfico ciudad y campaña de Córdoba, sobre la cultu
estaba representado por una generación for ra, religiosidad, acciones militares, situaciones
mada por Miguel Ángel Vergara y Teófilo Sán políticas y cuestiones económicas. A su muer
chez de Bustamante en Iujuy, Atilio Cornejo te, dejó una nutrida biblioteca y un valioso ar
de Salta, Alfredo Gargaro y Oreste Di Lullo en chivo, que fue adquirido por la Universidad
Santiago del Estero, Manuel Lizondo Borda en Nacional de Córdoba. Sobre esa base se creó el
Tucumán y Ramón Rosa Olmos en Catamar Instituto de Estudios Americanistas (1936),
ca. Todos ellos iniciaron su formación en los cuyo primer director fI.1e Enrique Martínez
años treinta y fueron investigadores vocacio Paz, asistido por Raúl Orgaz, Carlos Melo,
nales que llegaron a la historia desde otros Francisco Silva y Luis Roberto Altamira. Mar
quehaceres profesionales. Su denominador tínez Paz reconstruyó el pasado de Córdoba
común era el rigor informativo basado en la no sólo a través de períodos clave sino tam
compulsa de fuentes y un interés temático ce bién en torno de figuras representativas con el
ñido al marco provincial. Predominaba un único propósito de poner de relieve el predica
afán erudito, siguiendo las pautas marcadas mento de sus biografiados y su contorno cul
por Ricardo Rojas y Antonio Larrouy. Ade tural. Por su parte, Orgaz escribe trabajos dis
más, tuvieron mucho que ver con el empeño persos sobre asuntos generales de historia,
de institucionalizar la actividad historiográfi temas de la vida colonial argentina, además de
ca merced a su iniciativa o activa colabora otros relacionados con la historia de la cultura.
ción. Para esta época se constituyeron las Iun Otro nombre ineludible es el del padre Pedro
tas históricas de Catamarca (1936), Salta Grenón, quien desde 1916, año de su primera
(1937), Santiago del Estero (1940) y La Rioja publicación, hasta su muerte, escribió folletos
(1940). En Tucumán funcionaba la Iunta y libros relacionados con la vida politica, mili
Conservadora del Archivo Histórico y el Insti tar, religiosa, cultural y cotidiana de Córdoba.
tuto de Historia dependiente de la Facultad de Cuyo no estuvo ausente de la corriente
Filosofía y Letras. surgida en la década de los veinte que fructifi
La historiografía cordobesa reconoce co có en la creación de juntas de historia en el in
mo antecedente más próximo la publicación terior del país. En Mendoza se manifestó a
de una serie de fuentes documentales que fue partir de 1923; en San Iuan, en 1932 y aunque
ron utilizadas por Ignacio Garzón para publi San Luis se incorpora tardíamente, muestra
car la Crónica de Córdoba y en especial, por un fuerte movimiento cultural desde la revis
monseñor Pablo Cabrera. El fue el primero en ta Ideas publicada por Víctor Saá (1932). Estos
explorar la documentación del Archivo de Tri grupos convergen en el Primer Congreso de 75
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Historia de Cuyo, en 1937, cuyos resultados se titud revisionista refutó conceptos propalados
dieron a conocer en los Anales, que reflejaron por la que denominó la “historia oficial”. Tal
un indudable trabajo heurístico. En la década fue el espíritu de muchas de sus obras, como
del cincuenta, los grupos que respondían a las Estanislao López y el federalismo del Litoral.
Juntas de Historia se consolidaron y ello se
evidencia en numerosos tomos publicados
por la Iunta de Estudios Históricos de Mendo HISTORIA Y CONTRAHISTORIAZ
za. Simultáneamente se inicia la renovación de UNA APROXIMACIÓN AL REVISIONISMO
la vertiente universitaria con la creación de la HISTÓRICO Y su EVOLUCIÓN
Argentina, y la de Emesto Quesada, La época de nar el orden existente y para suscitar adhesiones
Rosas, se erigieran como un esfuerzo de com a otra formulación de la nacionalidad. De esta
prensión que pretendía ir más allá de las pos manera, el revisionismo como grupo específico
turas partidistas. Con la democratización de la nació en el clima político cultural que se extien
vida política argentina, las posibilidades de es de desde los prolegómenos de la experiencia
tudiar el pasado y particularmente la época de uriburista hasta los desencantos que rodearon
Rosas se desarrollaron y se volvieron inclusive la firma del tratado Roca-Runcirnan. En ese pe
un programa de trabajo. La nueva legitimidad ríodo, la corriente apareció siempre vinculada
política que ve la luz con los gobiernos radica de manera privilegiada con los grupos naciona
les provoca una nueva percepción del pasado listas, aunque su sistema de relaciones intelec
argentino. De un lado, historiadores afiliados tuales incluyera a hombres de diversas proce
al partido radical creen llegado el momento de dencias.
ofrecer una visión menos maniquea del pasado El propósito de los revisionistas no es ex
rosista y de realizar en la historiografía la rnis plorar la estructura y el ritmo de la historia ar
ma integración nacional que el radicalismo es gentina sino individualizar en una etapa de ella
taba permitiendo en la vida social y política. un modelo para el presente y el futuro que se
Aparte de la tendencia yrigoyenista, otras voces ofrezca como altemativa al que ha guiado las
ayudarán a crear un clima de cuestionamiento etapas más recientes de la vida nacional. Esa fi
y de desacuerdo con las ideas recibidas de la in nalidad política contemporánea es una cons
terpretación historiográfica liberal. Es posible tante del revisionismo argentino. La explora
distinguir claramente al menos tres de estos fo ción del pasado nace entonces como una
cos. En primer lugar, las publicaciones de la tentativa de ofrecer el aval de la historia para la
Editorial América, dirigida en Madrid por el crítica de la Argentina del presente, en particu
venezolano Rufino Blanco Fombona, que reu lar, el repudio a la democratización política,
nía autores de diferentes filiaciones políticas al que había entregado el destino del país a diri
rededor de la defensa del hispanismo y del ame gentes que no conservaban solidaridad con los
ricanismo; el periódico La Nueva República, intereses de la Nación y la denuncia del modo
dirigido por un grupo de jóvenes intelectuales de inserción de la Argentina en el mundo, es
profundamente inspirados en las ideas maurra pecialmente el vínculo desigual con Gran Bre
sianas, y los escritores o críticos de fuerte perso taña, que lejos de ser la causa de la gran expan
nalidad, que contribuyen con sus escritos a sión, le había impuesto modalidades cuyas
cuestionar el pensamiento liberal; entre ellos, consecuencias catastróficas se hicieron eviden
Manuel Gálvez, Carlos Ibarguren, y Ramón tes luego de 1929. Por otra parte, la experiencia
Doll. Pero, en un primer momento, la revisión política vuelca a los revisionistas a una activi
de los maurrasianos argentinos es más anuncia dad historiográfica cada vez más intensa en la
da que realizada y se limitan a hacer, ante todo, medida misma que crece su marginalidad po
política. Recién en la década de 1930 se confor lítica, después del derrumbe de la república,
man las bases de un movimiento de contrahis dada la solución política impuesta por Justo. El
toria de contomos definidos y se declara así que revisionismo imagina una regeneración moral
la historia es el arma privilegiada para cuesüo de la Argentina y de los argentinos a partir del 77
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
que, a] tomar del lenguaje fascista los motivos riográfica y política que es su reacción a la cri
derivados de la crítica del imperialismo, colo sis del régimen neoconservador. Ella se mani
ca sus reconstrucciones históricas muy cerca fiesta en la creación, en 1938, del Instituto de
de las de Scalabrini Ortiz. La integración de Investigaciones Históricas Iuan Manuel de
esos aportes de inspiración ideológica tan di Rosas, en la publicación de la Revista, donde
versa con los del primer revisionismo plantea predominan los artículos de polémica, y en la
ba -en el plano estrictamente historiográfico apertura de locales revisionistas parecidos a
menos dificultades de lo que habría podido comités políticos. El instituto revisionista nace
esperarse. En este aspecto eran, sobre todo, las bajo la doble forma de una contraacademia y
comunes insuficiencias las que daban cohe de una contramemoria. Las diferentes activi
rencia a esas corrientes que ahora venían a dades del instituto están marcadas por una
confluir. Los primeros revisionistas se habían clara voluntad militante: conferencias, cursos
negado a otorgar relevancia a la dimensión para estudiantes secundarios y universitarios,
económica del lazo con Gran Bretaña y al con debates, asambleas, actos callejeros, conme
texto social en que éste se consolidó; los nue moraciones con forma de peregrinaje, utiliza
vos, aunque se la reconocían, no la sometían a ción de folletos y afiches como medios de pro
un análisis adecuado. Así, el libro de Scalabri paganda. La actividad del instituto se justifica
ni Ortiz sobre los ferrocarriles no examina có si se tiene en cuenta la débil inserción de los
mo la reestructuración del sistema de trans revisionistas en la universidad, a excepción de
porte impuso la de la economía y la sociedad la larga presencia de Carlos Ibarguren en la
argentinas. Lo que éste proporciona es una Facultad de Filosofía y Letras.
minuciosa reconstrucción de los manejos fi La irrupción del peronismo consumó la
nancieros de las empresas ferroviarias y la quiebra de la tradición política contra la cual se
alianza entre ingleses y políticos locales co había elevado el revisionismo, pero con moda
rruptos; es una condena más moral que eco lidades que no fueron recibidas por sus parti
nómico-social, muy cercana a la del primer re darios con aprobación unánime. Por otra par
visionismo. Esa perspectiva se profundiza en te, si el nuevo régimen político debilitó el
La política británica en el Río de la Plata de influjo de la historia oficial, ello no significó
1940. Iosé María Rosa, en Defensa y pérdida de que la historia revisionista se irnpusiera como
nuestra independencia económica, no ofrece una historia oficial e institucionalizada. El éxi
ningún análisis serio de realidades econórni to más tangible de los revisionistas se sitúa en
cas, concentrándose en el campo político. Por el plano de la divulgación, sobre todo en la me
el contrario, la integración de la corriente ins dida en que se benefician cada vez más del con
pirada en el catolicismo integralista, que en trol de prensa instaurado por el peronismo. Los
contraba el polo de positividad en la colonia y escritores revisionistas colaboran ampliamente
reconocía a Rosas sólo una positividad subor en la prensa peronista, en los diarios Tribuna,
dinada en cuanto ve en él al restaurador del El Líder y Democracia y en la revista Hechos e
orden colonial, fue más dificultosa. Ideas, así como en la experiencia de nacionali
En ese contexto más complejo, el revisio zación de La Prensa. En las publicaciones uni
80 nismo se lanza a una agitación a la vez histo versitarias de la época peronista, la versión re
LA HISTORIOGRAFIA
nización del cuerpo docente con la reincorpo expansión de las ciencias sociales y con auto
ración de profesores cesanteados por el pero res jóvenes egresados de la misma universidad
nismo y a la presencia de nuevas figuras del re o de las instituciones del interior del país.
formismo. Entre los primeros se destacaron El movimiento renovador en los términos
las reincorporaciones de Iosé Luis Romero y de investigación y en el debate académico, si
de Enrique M. Barba. La Nueva Escuela Histó bien encontró su núcleo en las universidades,
rica se arraigó en el área de historia argentina también se exteriorizó fuera de los ámbitos
y las renovaciones se dieron en otras áreas de oficiales. En este sentido, la creación del Insti
la historia y la sociología con la presencia de tuto Di Tella, del Instituto de Desarrollo Eco
Tulio Halperín Donghi, Nicolás Sánchez Al nómico y Social de la revista Desarrollo Eco
bornoz y Gino Germani, entre otros. Pero en nómico fue signo característico de la época. En
los años sesenta se produjo el deterioro de cambio, para 1955, la orientación auspiciada
aquel consenso antiperonista y afloraron dife por Levene conservó plena vigencia en el Ins
rencias de enfoque y de propuestas. Ello con tituto de Historia del Derecho de Buenos Ai
dujo al alejamiento de la Facultad de Humani res y en el Instituto de Investigaciones Histó
dades local de los reformistas modernizadores ricas “Emilio Ravignani”, que no lograría
como Romero, Halperín Donghi, Germani y recuperar el lugar central que Ravignani le ha
Nicolás Sánchez Albornoz. La continuidad bía asegurado.
con la tradición platense la encamaron desde El programa renovador surgió estrecha
entonces sus egresados, principalmente Barba, mente ligado a las ciencias sociales, que tuvie
junto con Carlos Heras, Andrés Allende acom ron una expansión vertiginosa, y a la interna
pañado por un cuerpo de profesores, entre cionalización creciente de la actividad
otros, Joaquín Pérez, Horacio I. Cuccoresse, historiográfica; es decir, los renovadores se
José Panettieri y María Amalia Duarte, quie convirtieron en los interlocutores de pleno de
nes definieron ese perfil humanista tan parti recho con los historiadores de otros horizon
cular de la escuela histórica de La Plata. Esta tes y ello ayudaba a compensar la debilidad de
expresión historiográfica dirigida con particu la presencia institucional en la universidad ar
lar empuje por Barba, sus colegas y sus discí gentina. La perspectiva de los años sesenta
pulos, tomó un camino alternativo en el avan planteó una renovación de los ámbitos insti
ce del conocimiento histórico. Sin romper tucionales académicos, propició nuevos te
institucional ni historiográficamente con la mas, enfoques, técnicas y métodos y propuso
tradición originada en el trabajo de Ricardo una interpretación global de ciertos procesos
Levene, incorporó los nuevos elementos surgi históricos que arüculaba matrices conceptua
dos a la luz de los avances de las ciencias socia les bien definidas. Sin embargo, la coherencia
les y las diversas perspectivas historiográficas. de este nuevo enfoque devenía más de su ras
En este sentido, en Trabajos y Comunicaciones go opositor a las perspectivas hasta entonces
se asistió, a partir de los sesenta, a una progre prevalecientes que de su homogeneidad inter
siva incorporación de nuevas líneas de investi na. En este sentido, la renovación fue una ten
gación: historia demográfica, emigración, eco dencia con cierto grado de imprecisión, fruto
86 nomía agropecuaria y otras, vinculadas con la de una múltiple influencia: la de los Annales
LA HISTORIOGRAFÍA
te estrategia de internacionalización que com Tella y T. Halperín Donghi, Los fragmentos del
pensara las debilidades políticas o institucio poder, de 1969.
nales internas. En tercer lugar, ambos propo En Buenos Aires, en un marco institucio
nían una forma de hacer historia que desafiaba nal menos sólido, la misma ambición se volcó
al ejercicio clásico de la profesión. Sin embar en un estudio serial de las variables básicas de
go, en este punto hay que señalar que los An la economía argentina en el último siglo, que
nales —hasta Braudel- proponían interpreta contó con los auspicios de instituciones fran
ciones renovadoras a partir del respeto al dato cesas orientadas por la escuela de los Annales.
erudito y no desde su negación. En cambio, los En el marco de este proyecto se iba a comple
historiadores argentinos se enfrentaban mu tar la serie homogeneizada y corregida a valo
cho más radicalmente con las premisas de la res de mercado de un siglo de exportaciones
historia erudita. argentinas, llevada adelante por Cortés Con
En el campo de las realizaciones historio de, Gorostegui de Torres y Halperín Donghi,
gráficas concretas, las influencias de los Anna que permanece inédita.
les eran más evidentes y más elusivas. En prin Además de la influencia de la historia se
cipio, porque esa influencia estaba mediada rial y demográfica, otros aspectos más centra
por el periodo que el grupo renovador había les de Annales -como la noción de historia to
elegido para realizar sus investigaciones: los tal, de estructura y de larga duración- son
procesos de cambio de la sociedad argentina también perceptibles en los trabajos del grupo
de la segunda mitad del siglo XIX. Los ejem renovador, pero más como orientaciones ge
plos de influencia más concretos tuvieron que nerales que como lineamientos de un progra
ver con los intentos de realizar una historia ma preciso de investigación. Con respecto a la
que se aproximara a los modelos provistos por historia total, además de alguna referencia ex
la historia serial o la historia demográfica. Esa plícita en algtmos trabajos, es sobre todo visi
tarea sistemática se emprendió en el Instituto ble en la reticencia a la excesiva parcelación del
de Investigaciones Históricas de Rosario. Va campo historiográfico, como consecuencia de
rios volúmenes sucesivos del Anuario reflejan la proximidad a las conceptualizaciones de las
los resultados de ese esfiierzo colectivo en el ciencias sociales.
campo de la historia de los tráficos mercanti Las nociones de estructura y larga dura
les y, sobre todo, de la demografla y más espe ción son, en realidad, o bien demasiado espe
cíficamente, el método de reconstrucción de cíficas, o bien demasiado genéricas debido a
familias de Henry y Fleury, presente en la la que las investigaciones se centraron en buena
bor dirigida por Nicolás Sánchez Albornoz. medida en el vertiginoso cambio estructural
Probablemente donde se ejemplifican de la Argentina del siglo XIX, y como tales op
mejor las nuevas tendencias es en la renova taron por un modelo que enfatizó más las
ción temática. Los mejores ejemplos son las transformaciones que las continuidades. En
recopilaciones de trabajos que se encuentran esa perspectiva, la longue durée no resultaba
en la obra editada por Torcuato S. Di Tella, un concepto o categoría plenamente operable.
Gino Germani y I. Graciarena, Argentina, so La tendencia renovadora se nutrió tam
88 ciedad de masas, de 1965, y en la de T. S. Di bién de las ciencias sociales; concretamente, de
LA HISTORIOGRAFÍA
miento de Raúl Prebisch marcó muy proftm la introducción de la noción de proceso histó
damente las interpretaciones del pasado ar rico como totalidad, y llevó a otorgar preemi
gentino. El espíritu de época, dominado por el nencia en la explicación a los factores econó
desarrollismo, permitió la articulación de un mico-sociales, por sobre los institucionales. En
conjunto variado de modelos conceptuales en este esquema, lo político no se explica por sí
una lógica dominada por aquél. mismo; el individuo, actor político central en
Pero la renovación temática también tuvo el enfoque tradicional, pierde entidad y se des
lugar entre los estudiosos de historia argenti dibuja. Los actores son básicamente sujetos so
na integrados en las corrientes dominantes ciales y la práctica política es producto, en el
desde antes de 1955. Ello ocurrió en el campo nuevo enfoque analítico, de un complejo juego
de la historia colonial, donde Levene había es de intereses que conjugan los distintos frag
bozado el deslizamiento de la historia institu mentos del poder. Se trazó así un lazo indiso
cional a la socioeconómica y las tentativas luble entre sociedad y política para hacer inte
orientadas en la misma dirección entre los es ligible el proceso. Este modo de abordaje llevó
tudiosos nucleados en el Instituto de Historia a la introducción de métodos sociológicos y
del Derecho, donde José M. Mariluz Urquijo cuantitativos en el estudio de la política. Por
ofreció trabajos de historia mercantil e indus otra parte, la incorporación de la teoría llevó a
trial porteña de indudable nivel y sólidamente que la historia nacional perdiera su aislamien
documentados. También merecen citarse el to, al subsumirse en un marco de análisis ma
centro mendocino y los trabajos de Pedro yor, que fue el modelo occidental o el marco la
Santos Martínez sobre la historia económica tinoamericano. Finalmente, la renovación
de Mendoza durante el Virreinato y sobre las también se expresó en el modo de escribir la
industrias en ese mismo período. Por su parte, historia; de allí que el rasgo más notable de es
el Instituto de Desarrollo Económico y Social ta perspectiva, desde el punto de vista de la or
iba a albergar las primeras jornadas convoca ganización textual, fue el deslizamiento de la
das por la Asociación de Historia Económica y narración al análisis, deslizamiento que incor
Social en 1966 y las segundas, en 1969. poró el bagaje conceptual y metodológico que
Es importante destacar que, si bien la expe provenía fundamentalmente de la sociología.
riencia renovadora significó la apertura a nue El grupo renovador no subsistió como em
vos campos, fundamentalmente el económico presa más allá del derrumbe de 1966 y es a par
y social, ello no implicó el abandono de la his tir de los espacios no oficiales donde es posible
toria política sino más bien su replanteo con rastrear algima continuidad luego de ese año. A
un perfil interdisciplinario. En este campo, la vez que el grupo perdió envergadura institu
también fue decisiva la influencia de Germani, cional, paradójicamente se hizo más visible a
porque fueron precisamente la teoría de la mo través de publicaciones más nutridas: La Histo
dernización y la de los ciclos políticos latinoa ria Argentina que tenía como editor a Halperín
mericanos la base inicial de un acuerdo que Donghi, La población de América latina de Sán
otorgó unidad y sistematicidad a esta tenden chez Albornoz y Iosé Luis Moreno, La forma
cia. Esta nueva mirada de lo político implicó el ción de Ia Argentina moderna de Cortés Conde
90 abandono de la historia de acontecimientos y y Ezequiel Gallo, y Nacionalismo y liberalismo
LA HISTORIOGRAFÍA
económicos en la Argentina 1860-1880 de Iosé C. supuesto que atravesaron los ámbitos de gene
Chiaramonte. Estas obras llevaban a término ración del pensamiento social a partir de 1966
trabajos encarados en la etapa anterior, demos y que provocó en muchas coyimturas una acti
trando que la renovación no había sido estéril. vidad investigadora ciertamente asistemática
En síntesis, la perspectiva renovadora bus en las universidades y su concentración, en no
có instaurar un nuevo estilo profesional, pro pocos casos, en espacios no oficiales.
pició un paradigma caracterizado por influen Las características de este capítulo tornan
cias múltiples, renovó los temas, los métodos y imposible un análisis pormenorizado de la
las interpretaciones del pasado, pero no logró, abundante y a veces dispersa producción his
por su marginalidad institucional y por la toriográfica relativa a los distintos aspectos de
inestabilidad de la vida política y cultural ar la realidad histórica; por lo tanto, el análisis se
gentina, una posición predominante en el es limita a destacar ciertos ejes temáticos que en
pacio historiográflco. cuentran su pleno desarrollo histórico en los
capítulos de esta obra.
En el campo de la historiografía económi
LA EXPANSIÓN Y LA ESPECIALIZACIÓN ca, si bien la inclinación a buscar claves econó
HISTORIOGRÁFICAS micas y sociales para explicar los procesos po
líticos del pasado nacional data desde Mitre y
En los años posteriores, la historiografía Vicente Fidel López, Iuan A. García, Paul
nacional, en consonancia con las orientaciones Groussac y Iuan Álvarez, sin embargo, no se
de la historiografía europea y norteamericana, había constituido una escuela historiográfica
pero a un ritmo más lento y laxo, se caracteri que abordara con alguna sistematicidad estos
zó por una expansión de su campo de estudio temas. Ni la Nueva Escuela Histórica ni el re
y por una coexistencia no uniforme de pers visionismo clásico disponían de un arsenal
pectivas de abordaje, características que refle conceptual específico que les permitiera abor
jan con claridad un recorrido historiográfico dar los temas de historia económica.
caracterizado por permanencias, rupturas y re En este campo, en la segunda mitad del si
surgimientos. El proceso de expansión del ob glo XX, la historiografía fue significativa sobre
jeto de conocimiento, que involucró otro de es tres períodos: la primera mitad del siglo XIX,
pecialización, no afectó de la misma manera y el período de la gran expansión agropecuaria
con la misma intensidad a todas las áreas de in hasta 1930 y finalmente, la etapa más contem
vestigación histórica y hasta la década de 1980 poránea hasta 1983. Para el primer período, el
se exteriorizó con más fuerza en el ámbito de la libro de Miron Burgin aporta una síntesis di
historia económica, social, política y demográ fícilmente superable para la comprensión de
fica, siendo menos perceptibles los virajes hacia los problemas económicos de la etapa.
los nuevos enfoques socioculturales en boga en Un debate central que dio lugar a una pro
los noventa. Por otra parte, esta expansión de la ducción historiográfica considerable fue la
producción historiográfica se produjo a pesar presión ejercida por las provincias para lograr
de las tensiones entre democracia y autoritaris que Buenos Aires protegiera los productos re
mo y entre institucionalización y falta de pre gionales, en ciertos casos imponiendo la pro 91
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
rias tesis tradicionales de la historiografía eco cional y la falta de contraposición entre em
nómica argentina vinculadas al patrón moder presarios agrarios e industriales.
no, la propiedad de la tierra y las condiciones En el campo de la historiografía política, el
de vida de los sectores populares en el proceso interés por el período revolucionario y posre
de crecimiento. volucionario hasta 1870 motivó varias histo
La historiografia económica para el perío rias generales que abordan los procesos políti
do posterior a 1930 continuó motivada por la cos del período; entre ellas, la obra de
búsqueda de las causas de la frustración del de Halperín Donghi, De la Revolución de inde
sarrollo argentino. La historia agraria se fue pendencia a la Confederación rosista -síntesis
consütuyendo en una especialidad propia y del período, donde el autor logra articular los
ello no es casual si se tiene en cuenta que el sec fenómenos políticos, económicos, sociales y
tor agropecuario constituye uno de los sectores culturales—; en la colección de historia publi
más dinámicos de la economía y que el proble cada por La Bastilla se encuentran los trabajos
ma del crecimiento a largo plazo estuvo siem de Carlos S. A. Segreti sobre La Aurora de la
pre estrechamente vinculado al comporta Independencia, donde se caracteriza a la Revo
miento interno y externo del sector primario. lución de Mayo como una revolución popular,
Otra línea de investigación y debate vincu y los de López Rosas y de Romero de 1976. En
lada también al problema macroeconómico tre las historias políticas destinadas específica
sobre la incapacidad de la economía argentina mente al período 1800-1830, una de las más
para mantener un crecimiento sostenido fue relevantes es la de Halperín Donghi, Revolu
la de la industrialización. En las interpretacio ción y guerra, de 1972. El hilo conductor a par
nes más típicas de la década del sesenta, preva tir del cual se analizan las repercusiones que el
leció la idea de que el crecimiento industrial proceso revolucionario tuvo en la estructura
en el período 1880-1930 fue limitado e insatis política colonial es la formación de una elite
factorio debido a la hegemonía política de los política generadora de un centro de poder au
grandes terratenientes, cuyos intereses son tónomo. Por otra parte, Investigaciones y Ensa
presentados como opuestos al desarrollo in yos, a partir de 1966, y los congresos naciona
dustrial. Esta interpretación clásica sobre el les e internacionales de la Academia Nacional
proceso de industrialización argentina tuvo su de la Historia brindan un amplio espectro so
expresión en las obras de Adolfo Dorfman so bre los distintos aspectos del proceso revolu
bre la evolución industrial argentina. Pero a fi cionario. Dentro de esta línea, se destacan los
nes de aquella década comenzó a conformarse trabajos de Zorraquín Becú que proponen, so
una visión alternativa, revisionista, que reva bre la base de un análisis jurídico-institucio
lorizaba una serie de factores que habrían nal, una doble lectura de la Revolución de Ma
contribuido al desarrollo industrial, entre los yo como momento de ruptura y al mismo
que se destacaban el marco institucional que tiempo, como continuidad de poderes, insti
contemplaba garantías a la propiedad privada tuciones e ideas tradicionales.
y fomento a la inversión, el proceso de eslabo En cuanto al período que abarca la crisis
namiento hacia atrás y hacia adelante por la del año ‘20 y la formación de los Estados pro
expansión agropecuaria, el proteccionismo ra vinciales, se destaca El país disuelto de Carlos 93
LA DIMENSION ClENTÍFlCA Y CULTURAL
metodología que siguió profundizando en sus y la época de Avellaneda, investigada por Car
ulteriores obras, como Correspondencia entre los Heras, además del aporte de Guillermo
Rosas, Quiroga yLópez; Unitarismo, federalismo, Gassio y Cristina San Román en La conquista
rosismo; y Cómo llegó Rosas al poder. del progreso (1874-1880), y La renovación pre
En cuanto a los aspectos jurídico-políticos sidencial de 1880 de Lía E. Sanucci.
de la Confederación rosista, existen varios tra Un tema crucial en el proceso político del
bajos que estudian el sistema de pactos, la su período fue la cuestión capital y la federaliza
ma del poder, las facultades extraordinarias y ción de Buenos Aires, problemática que fue
el encargo de las relaciones exteriores; entre abordada por Susana Ratto de Sambucetti y
ellos, el de Tau Anzoátegui, Formación del Es por Carlos Segreti, y las posiciones de destaca
tado federal argentino (1820-1852). dos personajes son analizadas, entre otros, por
El período que se abre a partir de 1852 Edith Debenedetti en Carlos D’Amico en el
suscitó dos clásicos estudios, el de Scobie, La proceso de federalización de Buenos Aires y Bea
lucha por la consolidación nacional, y el de Bea triz Moreyra en Valorización de dos posiciones
triz Bosch, Urquiza y su tiempo. sobre la federalización de Buenos Aires. El caso
Otra línea de análisis que contribuyó al particular de la provincia de Buenos Aires fue
conocimiento de los aspectos políticos de este investigado por F. Armesto en Mitristas y alsi
período fueron las biografías históricas indivi nistas y por el libro de Fernando Barba, Los
duales o familiares. Dentro de este género es autonomistas del 70.
tán las biografías de Emilio Cartilla sobre Con respecto la la historiografía política
Marco Avellaneda, que incluye desde las ideas del período correspondiente a la consolida
políticas de Avellaneda hasta un análisis de la ción del Estado nacional hasta 1930, la pro
Liga del Norte; La Juventud de Felix Frías de ducción predominante de los años sesenta y
Ambrosio Romero, que analiza la militancia setenta —etapa signada por el predominio de la
política del secretario de Lavalle y la cruzada historia económica y social y por la margina
revolucionaria de 1839-1841; la biografía de ción de la historia política- se caracterizó, co
Facundo Quiroga de Silvestre Peña y Lillo; la mo acertadamente ha expresado Ezequiel Ga
de Salvador María del Carril de Carlos Melo; llo, por una reacción mimética y se reflejó en
la de Marcial Quiroga, Manuel Moreno, minis una serie de investigaciones alrededor de te
tro plenipotenciario de Rosas, y la del inglés mas como las precondiciones políticas del cre
Iohn Lynch, Iuan Manuel de Rosas. En el ám cimiento económico, por la aplicación de mo
bito de las biografías familiares se destacan los delos provenientes de la teoría sociológica y
trabajos de Andrés Carretero y Juan Iosé Se por la participación de especialistas en cien
breli sobre los Anchorena y el de Ricardo Pic cias sociales y de investigadores extranjeros in
cirilli sobre los López. teresados en algunas dimensiones de la vida
El período de las presidencias fimdaciona política argentina. Concordante con esa evo
les no mereció una obra de conjunto sino tra lución, el abordaje de la historia política se ex
tamientos particulares, como el caso de Mitre teriorizó en un grupo de trabajos que estuvo
analizado por Carlos Heras; la presidencia de estrechamente relacionado con preocupacio
Sarmiento, estudiada por Iosé S. Campobassi nes referidas al crecimiento económico, la 95
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
NACION ARGENTINA
HISTORIA
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LA HISTORIOGRAFÍA
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Tulio Halperín Donghi, Nicolás Sánchez Al teoría del “crisol de razas”. En oposición a esa
bornoz y Ceferino Garzón Maceda impulsa visión del proceso inmigratorio se despliega
ron los nuevos estudios. El trabajo pionero de el enfoque que sostiene que el proceso de in
Iosé Luis Moreno —que a partir del análisis de corporación de los inmigrantes a la sociedad
mográfico del censo de 1778 trataba de re argentina respondió más al modo de pluralis
construir la estructura social de la Buenos Ai mo cultural que al “crisol de razas”; es decir,
res virreinal- implicó el paso de la demografía cuestiona las ideas de fusión, amalgama e hi
al estudio de la sociedad. bridación y sostiene aquellas que subrayan la
La segunda etapa —que comprende hasta la perduración de identidades étnicas, de lími
década del ochenta- está caracterizada por los tes, y propone la imagen de una sociedad co
aportes extranjeros, especialmente estadouni mo mosaico cultural. Surge así una variedad
denses, a través de los trabajos de Susan Soco de estudios de casos que se focalizan en los di
low sobre los comerciantes de Buenos Aires y versos grupos étnicos asentados en diferentes
la tesis sobre los artesanos de Lyman Iohnson. regiones del país, analizando la constitución
Grupos y estratos sociales de la sociedad colo sociodemográfica de cada grupo en particu
nial argentina fueron estudiados a partir de la lar, sus formas de asociacionismo y los dife
metodología y las fuentes puestas a punto por rentes patrones de comportamiento que los
los más recientes trabajos de historia social. caracterizaron.
Otra línea innovadora y de debate dentro Esta renovada mirada al proceso inmigra
de la historia social fueron los estudios sobre torio ha contribuido de manera decisiva a
la inmigración. El análisis de esta temática en destacar la dimensión étnica en la historia de
la década del sesenta se insertó dentro de es la conformación de la sociedad y ha permiti
tudios macrosociales que analizaban la con do repensar dicho proceso, en tanto cuestiona
solidación de la Argentina moderna y donde la disolución de las identidades parciales, a la
el fenómeno migratorio era considerado co vez que postula la pluralidad como un mode
mo un factor clave en dicha modernización. lo deseable.
De acuerdo con esa vertiente historiográfica, Con respecto a los sectores populares y al
los estudios se caracterizaron por analizar la movimiento obrero, el recorrido historiográfi
inmigración como un todo, sin tener en cuen co va desde la historia militante hacia el en
ta la heterogeneidad interna de la masa mi foque sociológico característico de los años
gratoria; a la vez, se utilizaron métodos cuan sesenta, hasta una producción histórica preo
titativos que buscaban establecer tendencias, cupada por capturar la concreta experiencia
mediciones y comportamientos promedios, histórica de los trabajadores y su significado
basándose en fuentes censales y estadísticas. para los actores en términos de identidad.
Los estudios más representativos son las obras En la historia militante existen cuatro his
de Gino Germani, Iosé L. Romero, Torcuato torias escritas por sendos representantes de las
Di Tella, Francis Korn. Este tipo de análisis se principales corrientes que animaron la primera
unía a una visión exitosa y optimista del desa época del movimiento obrero: Diego Abad de
rrollo argentino y del papel de los extranjeros Santillán, Iacinto Oddone, Sebastián Marotta y
en ese desarrollo; en este contexto surgió la Rubens Iscaro. Cada una de estas obras se pro 99
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
ponía reivindicar una determinada línea ideo tó a los hechos vitales y la falta de coordina
lógica en el seno del movimiento obrero orga ción y complementación de los resultados en
nizado, pero sobre todo apuntaron a recortar un cuadro coherente. En cambio, el panorama
una cierta identidad entre los trabajadores. de los estudios monográficos, ya sea de perío
A partir de 1955, en el contexto de la reno dos, regiones, o fuentes estadísticas, ofrece
vación historiográfica en torno del Instituto de verdaderos progresos y una creciente atención
Sociología y el Centro de Estudios de Historia por parte de los historiadores.
Social dirigidos por Germani y Romero, surgió En relación con la demografia histórica re
una serie de trabajos realizados por sociólogos, ferida a los tiempos posteriores, a la etapa esta
politólogos, antropólogos que se concentraban dística, un aspecto básico son los esfuerzos para
en los sindicatos como agentes sociales de la corregir y ajustar la información demográfica.
modemización, la relación entre organizacio Por otra parte, una característica de los estudios
nes sindicales y estrategias políticas o los mo demográficos de este período —que lo distingue
delos de incorporación política de la clase del anterior- es un tratamiento de las tasas vita
obrera. Un ejemplo de ello son algunos traba les en forma más sistemática.
jos de la compilación de Torcuato Di Tella Es En este proceso de expansión y especiali
tructuras sindicales, de 1969. Más contemporá zación temática, la reflexión sobre la teoría y el
nearnente y por la influencia de la llamada método histórico, si bien fue menos cultivada,
historia desde abajo y sobre todo de los trabajos adquirió presencia entre las obras de Antonio
de Eric Hobsbawm y Edward Thompson, se Pérez Amuchástegui, especialmente en Intro
empezó a atender a los trabajadores mismos, a ducción a la Historia. Del Epos a la Historia
sus experiencias y condiciones de vida. científica: una visión de la historiografia a tra
La historia demográfica argentina es otro vés del método y en Algo más sobre la Historia:
campo de indagación que ha denotado avan teoría y método sobre la investigación histórica
ces notables a partir de la segimda mitad del (ambas en colaboración con Jorge Luis Cassa
siglo XX. Con anterioridad a la década del se ni), que se constituyeron en referentes inelu
senta, los trabajos propiamente históricos o dibles sobre los problemas teóricos metodoló
retrospectivos son escasos, pero en los años gicos e historiograficos.
posteriores se advierte un cambio importante,
exteriorizado no sólo en el aumento del nu
mero de trabajos, sino también en la diversifi LAS HISTORIOGRAFÍAS PROVINCIALES
cación temática.
Con respecto a la producción de conjunto En este lapso, la historiografía del interior
referida a los tiempos anteriores a 1869, los hizo significativos avances en su proceso de
progresos en lograr una visión de conjunto profesionalización e institucionalización y de
fueron muy limitados y ello deriva en gran paulatina renovación temática y metodológi
parte de la falta de monografías de base y de la ca. Las juntas de estudios históricos vieron re
limitada difusión de la bibliografía de detalle cortado su campo de acción con la creación de
que fue acumulándose en estas décadas. A ello los departamentos de historia en las universi
100 hay que añadir la escasa atención que se pres dades en todas las provincias.
LA HISTORIOGRAFÍA
ellos nucleados en torno a Carlos Segreti en el cundo Arce con Entre Ríos en los albores de Ia
Centro de Estudios Históricos, autores de tesis Revolución de Mayo, Beatriz Bosch con Urqui
doctorales y de investigaciones que abordaron za y su tiempo y Manuel Machi, autor de Ur
diversas temáticas, desde la historia colonial quiza el saladerista. Hubo un predominio de la
hasta los procesos económicos y sociales del historiografía política, pero no se descartó el
siglo XX. También la Iunta Provincial de His estudio de otros sectores. Así, en 1966, se edita
toria reúne a investigadores e historiadores el libro Historia de la instrucción pública en En
con distinta formación, cuyas producciones se tre Ríos y en 1978, Historia social y económica
condensan en la Revista publicada desde 1960 de Entre Ríos 1600-1854 de Oscar F. Urquiza
y en la serie Cuadernos de Historia. Almandoz. Desde el punto de vista de la cons
La historiografia cuyana se caracterizó por trucción del conocimiento histórico, predomi
la culminación de la labor historiográfica ini na el modelo erudito con un tratamiento lineal
ciada en la primera mitad del siglo XX y por la del tiempo, cuya duración está en relación di
gradual incorporación de temáticas y de nue recta con la documentación disponible. La na
vas metodologías. El Segundo Congreso de rración del episodio militar, la Semblanza bio
Historia de Cuyo, en 1961, fue propicio para el gráfica del personaje y la crónica del hecho son
intercambio de ideas, originando vínculos en materia de interés recurrente.
tre sectores con preocupaciones comunes y En los años inmediatamente anteriores a
alentando la investigación en temas regionales. 1983, diversos autores santafesinos se ocupa
Algunas de las contribuciones de este encuen ron en estudiar distintos aspectos de la histo
tro quedaron plasmadas en Trabajos y Comuni ria provincial a través de trabajos monográfi
caciones de La Plata. En Mendoza, varios egre cos de variada importancia. En el aspecto
sados de la universidad completaron sus político cabe. mencionar a Leoncio Gianello
estudios en España, .trabajando sus tesis sobre (Historia de Santa Fe, Historia de López, Histo
temas regionales pero con fuentes del Archivo ria del Congreso de Tucumán) y Miguel Angel
General de Indias; entre ellos, Edberto Oscar De Marco (Orígenes de la política santafesina e
Acevedo y Pedro Santos Martínez. Jorge Coma Historia de Rosario, éste en colaboración con
drán Ruiz presentó el primer trabajo de perio Oscar Luis Ensinck); en la faz económica, del
dización de la época hispánica; Martínez incur autor mencionado en último término, traba
sionó en temas no convencionales en Historia jos sobre moneda, bancos, desarrollo de la
económica de Mendoza durante el Virreinato y agricultura y'la ganadería; en historia eclesiás
Acevedo indagó sobre las actitudes mentales en tica, Américo A. Tonda. La Iunta Provincial de
la época de la Revolución de Mayo. De modo Estudios Históricos, a través de su antigua y
que la historia político-militar fue complemen prestigiosa revista, y el Instituto de Historia de
tada por el análisis socioeconómico, incorpo la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales,
rando fuentes importantes para la historia de mediante su serie Monografías y Ensayos, ade
Cuyo, como los archivos chilenos. más de la revista Res Gesta, dieron notable irn
La historiografía de Entre Ríos estuvo re pulso a la investigación.
presentada por un grupo de historiadores que la historiografía del Nordeste surge en la se
102 la representan paradigmáticamente, como Fa gunda mitad del siglo y el factor que más incidió
LA HISTORJOGRAFÍA
en ello fue la creación de la Universidad del Nor Con respecto a la historiografía patagóni
deste y de su Departamento de Historia, que ca, la institucionalización y profesionalización
desde 1958 recibe a un grupo de profesionales de la disciplina se produjo con la aparición de
procedentes fundamentalmente de Buenos Ai instituciones de carácter universitario o de ni
res. En 1967 se creó —en la Facultad de Humani vel terciario que provocaron una profunda
dades con asiento en Resistencia- el Instituto de transformación en la forma de investigar, en
Historia, entidad que desde entonces y hasta señar y difundir la historia, entre ellas, la Uni
1983 fue dirigida por Emesto I. A. Maeder. La la versidad Nacional del Sur.
bor del instituto se volcó fundamentalmente a la En cuanto a la producción, no existe una
reconstrucción de la historia regional, al releva historia patagónica integral. Se cuenta con al
miento bibliográfico y a la heurísüca documen gunos intentos de bosquejar una historia del
tal, surgiendo de ello Compilaciones de fuentes, todo continental, estudios históricos sobre su
índices bibliográficos y trabajos monográficos bregiones, territorios y provincias, y trabajos
referentes a distintos aspectos. En 1979, por un específicos sobre pueblos o algunas temáticas
convenio celebrado con el CONICET y la Fun particulares. Dentro de la historia colonial pa
dación para el Desarrollo del Nordeste, fue crea tagónica, la temática más extendida es la refe
do el Instituto de Investigaciones Geohistóricas, rida a la navegación, el descubrimiento y las
con el objetivo de promover el desarrollo de di exploraciones en el Atlántico Sur. Sobre la
chos estudios de la región, formar investigado problemática del mar, se destaca la Historia
res y técnicos y prestar asesoramiento a institu marítima argentina, editada por una comisión
dones oficiales y privadas en el área de su presidida por Laurio Destefani. Dentro de la
competencia. El aspecto escogido preferente historiografía patagónica de la época hispáni
mente como objeto de investigación fue el pro ca también se encuentran los trabajos de Her
ceso de poblamiento y ocupación del espacio en nán Silva, especialmente La economía pesquera
el Nordeste argentino. Pero también se elabora en el Virreinato del Río dela Plata. Con respec
ron trabajos sobre aspectos económicos, sociales to a las subregiones, Rosario Güenaga aborda
y culturales de las provincias de la región, así co la expansión hacia‘las regiones australes, los
mo Compilaciones documentales que se dieron ciclos económicos, los conflíctos limítrofes, la
a conocer a través de sus diferentes series docu inmigración y la demografía. Por su parte, la
mentales. El instituto desarrolla sus actividades zona norpatagónica ha recibido también es
en coordinación con el Instituto de Historia de fuerzos interpretativos por un equipo del De
la Facultad de Humanidades. Ambas entidades partamento delHistoria de la Universidad del
publicaron algimos de los trabajos realizados en Comahue. Muchos trabajos vinculados a te
la revista Folia Histórica del Nordeste, que se ini mas específicos, como la Conquista del De
ció en 1975. En este período también se escribie sierto y el poblamiento, o a aspectos políticos
ron algunas historias generales de las provincias y particularmente sociales y económicos de
de la región. El más importante aporte estuvo Río Negro y Neuquén, se vinculan entre sí pa
dado por las que integran el plan de la Historia ra mostrar procesos que superan las lirnitacio
argentina Contemporánea editada por la Acade nes provinciales. Sin embargo, pese a la pre
mia Nacional de la Historia. sencia de estos tipos de estudios, la mayoría de 103
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
Por último, un aspecto no menor en la pretérita. Este estilo hizo de Todo es Historia
evolución de la historiografía atañe a la divul una tribuna libre, seria, entretenida y garante
gación y recepción del discurso histórico. En de lia identidad y cultura nacionales.
este sentido, una vez constituido y consolidado Esta expansión y especialización del campo
el campo profesional, un imperativo era lograr historiográfico delineada se profundiza con la
que los avances, las perspectivas y los debates apertura cultural y la fluidez de los contactos
sobre el conocimiento histórico trascendieran con los mundos académicos centrales que si
los círculos y publicaciones estrictamente aca guieron a los años de la restauración democrá
démicos y fueran accesibles al público lector. tica en la década del ochenta y con la adopción
En este sentido, la aparición de Todo es Histo de los enfoques microanalíticos y culturalistas,
ria, bajo la acertada dirección de Félix Luna, al mismo tiempo que la originaria aspiración
fue una respuesta adecuada a esa demanda de al conocimiento de la totalidad, a través de las
la sociedad y su expresión más paradigmática. macrointerpretaciones, sucumbía también en
Desde la aparición de su primer número en medio de la fragmentación y la llamada crisis
mayo de 1967, sus páginas abordaron, en un de los grandes relatos e interpretaciones.
clima de apertura y tolerancia, los más diversos Como conclusión de esta trayectoria casi
temas, desde la prehistoria hasta las problemá secular, la historiografía argentina del siglo XX
ticas más contemporáneas, permitieron un se caracterizó por una profunda transforma
mayor conocimiento de todo el país y no de ción, metamorfosis que involucró, en un pro
sus distritos privilegiados e hicieron posible la ceso no lineal y regionalmente desigual, las te
reconstrucción no sólo de los espacios y acto máticas, las perspectivas metodológicas y las
res públicos sino también de la vida cotidiana líneas interpretativas, así como los problemas
de hombres y mujeres anónimos como actores vinculados a las condiciones de producción y
históricos de la compleja y cambiante realidad difusión del conocimiento histórico.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
las escuelas básicas que hasta el momento se específico que los anteriores, aunque las con
habían desarrollado en la Argentina. Estas es tribuciones allí reunidas responden a la auto
cuelas son agrupadas en cuatro grandes con ría de diferentes historiadores de renombrada
juntos: los historiógrafos providencialistas, los trayectoria. El primer tomo centra su atención
positivistas, los románticos y la Nueva Escuela en los orígenes de la Junta de Historia y Nu
Histórica, que apenas logra esbozar, debido a mismática Argentina hasta la conformación
que se encontraba en su etapa formativa al de la Academia Nacional de la Historia, pasan
momento de la edición del libro. Todo el tra do revista a las diferentes etapas y orientacio
bajo goza de una descripción detallada de los nes del desarrollo de la institución. La segun
autores como también de un análisis teórico da parte de este tomo se aboca al análisis
metodológico muy minucioso. Hay dos edi particular de la Nueva Escuela Histórica, la
ciones posteriores, de 1939 y 1940. Escuela Histórica de La Plata, el revisionismo
Otra publicación general que se puede con de los años veinte y treinta, y otras tendencias
sultar es el trabajo de HORACIO JUAN CUCCORE destacadas hasta 1938. El segundo tomo con
sE, Historia crítica de la historiografía socioeco grega la historiografía de las provincias y las
nómica argentina del siglo XX, La Plata, 1975. relaciones de la historia con otras disciplinas
Esta obra, de mayor actualidad que la anterior, como la política, la sociología, el derecho, la
toma como centro del análisis la historiografía geografía, el arte, la antropología, el folklore,
económico-social del siglo XX, señalando las la literatura, la filosofía y las ciencias duras,
grandes orientaciones y volcándose al estudio para culminar con varios capítulos abocados a
de las personalidades paradigmáticas de cada la proyección de la historiografía en la socie
una de estas corrientes. Así, por ejemplo, abor dad. Gran parte de esta importante obra está
da la trayectoria de Iuan Agustín García, Iuan referida a los aspectos institucionales que sen
Álvarez, Iuan B. Iusto, José Ingenieros, Ricardo taron las bases de las diferentes escuelas. Asi
Levene, Emilio Coni, Raúl Scalabrini Ortiz y mismo, el texto brinda no sólo un panorama
Ricardo M. Ortiz. A cada uno de ellos los inser general de la producción historiográfica ar
ta dentro del contexto general de la corriente gentina en el período señalado sino un análi
que representan, para luego analizar su concep sis teórico-metodológico de las obras y su va
ción de la historia, la opinión que despertaron loración a la luz de las nuevas tendencias.
en sus contemporáneos y el juicio crítico ac Una producción abarcativa y de consulta
tual. Este último apartado reúne profundas ob obligatoria es la editada por el COMITE INTER
servaciones metodológicas y teóricas sobre los NACIONAL DE CIENCIAS HIsToRIcAs, COMITÉ AR
autores, que son ejemplificadas con detalles y GENTINO, Historiografia Argentina (1958
citas concretas de los trabajos analizados. 1988). Una evaluación crítica de la producción
La obra de la ACADEMIA NACIONAL DE LA histórica argentina, Buenos Aires, 1990. Este
HISTORIA, La Iunta de Historia y Numismática libro tiene la ventaja de reunir el quehacer his
Americana y el movimiento historiográfica en Ia toriográfico desde 1958 hasta 1988, bajo la mi
Argentina (1893-1938), dos tomos, Buenos Ai rada analítica y reflexiva de destacados histo
res, 1996, es otro aporte importante y de ca riadores, que en cada uno de los capítulos
[06 rácter general. El período considerado es más tratan una especialidad, teniendo en cuenta
LA HISTORIOGRAFÍA
los diferentes enfoques y tendencias del perío que puede resultar de gran utilidad a la hora
do: historia del derecho y de las instituciones, de encarar un estudio más profundo de cual
historia colonial, regional, del arte y la arqui quiera de las problemáticas abordadas.
tectura, económica, medieval, política, social, En esta misma línea, pero tomando un pe
moderna, agraria, de las ideas, de las relacio ríodo más acotado, se encuentra el trabajo de
nes internacionales y demográfica. La publica HUGO BIAGINI, HEBE CLEMENTI y MARILÚ Bou,
ción representa un esfuerzo de recopilación, Historiografía argentina: La década de 1980,
sistematización y análisis que refleja la expan Buenos Aires, 1996. Este libro, de característi
sión temática en el campo de la historia. cas similares a la obra de Bagú, pasa revista a
En esta misma linea, aunque poniendo el la historiografía argentina e incluso extranjera
centro de atención en las diferentes escuelas o de la década del ochenta, agrupándola en
tendencias historiográficas, se ubica la compi grandes períodos, como historia colonial, de la
lación dirigida por FERNADO Dsvoro, La histo independencia a la caída de Hipólito Yrigo
riografía argentina en el siglo XX, dos tomos, yen, golpes de Estado y redemocratización,
Buenos Aires, 1994. El primer tomo se aboca a etc. Su carácter, más acotado que la obra de
la indagación del período de institucionaliza Bagú, le permite realizar una valoración ma
ción de la disciplina en la Argentina, el surgi yor de las publicaciones señaladas, atendiendo
miento de la Nueva Escuela Histórica y el re por momentos a su contexto de producción o
visionismo histórico. El segundo indaga a ciertos aspectos metodológicos y teóricos.
centralmente la historiografía profesional en No obstante, no se trata de un libro que bus
tre 1955 y 1966, período fundamental en que que el estudio detallado de cada obra sino que
las nuevas propuestas apuntaron a sustituir el tiende a brindar un mapa orientativo de la
paradigma erudito. Se analizan los aspectos de historiografía de los ochenta.
la renovación en el campo de la historia eco Estas obras de carácter general se comple
nómica y social y en los diferentes espacios mentan con otras que, con objetivos menos
institucionales. El volumen cierra con la histo ambiciosos, pretenden analizar la producción
riografía profesional posterior a la renovación histórica dentro de temáticas, períodos o re
democrática de 1983. giones específicas. Su principal ventaja es que,
Junto a las publicaciones mencionadas por su mayor recorte espacial, temporal o te
conviven otras de carácter más bibliográfico mático de la realidad, pueden profundizar más
que crítico, como la de SERGIO BAGÚ, Argenti ampliamente en la historiografia argentina.
na 1875-1975. Población, economía, sociedad. Entre los artículos centrales que se abocan
Estudio temático y bibliográfico, Buenos Aires, a la Nueva Escuela Histórica, se puede citar el
1983. Esta contribución aporta un panorama de VICTOR TAU ANZOATEGUI, “Historia, dere
general, agrupando las grandes temáticas co cho y sociedad. En torno a la concepción his
mo población, economía y sociedad. El análi tórico-jurídica de Ricardo Levene”, Investiga
sis delas obras es, sin embargo, escaso y poco ciones y Ensayos, n° 35, Buenos Aires, julio de
detallado. El valor del libro no reside en su 1983-junio de 1984, págs. 87-120. El autor in
aporte teórico-metodológico sino en la com tenta rescatar, a lo largo de este artículo, los
pilación y sistematización de la bibliografia aportes de Ricardo Levene a la historia del De 107
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
recho, destacando la actualidad de su pensa gráfica; sin embargo, es importante señalar cier
miento en los debates y problemáticas con tos aportes de ineludible consulta como el de
temporános. Por su parte, NORA PAGANO y DIANA QUATTROCCHI-WOISSON, Los males de la
MARTHA RODRIGUEZ indagan en la etapa de memoria. Historia y política en la Argentina,
profesionalización y consolidación de la disci segunda impresión, Buenos Aires, 1998. Este
plina histórica, pero particularizando más en profundo estudio del revisionismo histórico
los debates centrales dentro de la Nueva Es parte de la producción historiográfica para ana
cuela Histórica que en el pensamiento de cada lizar las diferentes etapas de su desarrollo, los
uno de sus integrantes. El ensayo de dichas au contextos de producción que le han dado ori
toras, “Las polémicas historiográficas en el gen, sus facetas institucionales y los aspectos es
marco de la profesionalización y consolida pecialmente ideológicos subyacentes. Cada uno
ción de la disciplina histórica”, Estudios Socia de los rasgos distintivos del revisionismo, tales
les, n° 17, segundo semestre, 1999, págs. 35-47, como su espíritu reivindicador, moralizador y
es relevante y de carácter interpretativo. nacionalista, quedan plasmados en el análisis de
Para ahondar en la etapa de institucionali las obras concretas y de los autores particulares.
zación de la disciplina en las diferentes pro Por su parte, desde un enfoque menos de
vincias o regiones, puede consultarse la obra tallado pero sí profundo y esencialmente inter
ya citada de la ACADEMIA NACIONAL DE LA HIS pretaüvo, TUIIo HALPERIN DONGHI propone en
TORIA, y algunos artículos destacados, como Ensayos de historiografía, Buenos Aires, 1996,
los de ARMANDO RAUL BAzAN, “La historiogra un espacio dedicado al revisionismo en la Ar
fía riojana, desde Sarmiento a David Peña”, In gentina. En el mismo volumen puede consul
vestigaciones y Ensayos, n° 29, Buenos Aires, ju tarse su trabajo sobre el pensarninento y la
lio-diciembre de 1980, págs. 113-154; RAMÓN producción. historiográfica de Iosé Luis Rome
LEONl PINTO, “Historiografía de Tucumán ro. Tanto este trabajo como otro del mismo
(1880-1950). Autores, obras y problemas”, en autor, “Un cuarto de siglo de historiografía ar
AUTORES VARIOS, Antonio Pérez Amuchástegui. gentina, 1960- 1985”, Desarrollo Económico, vol.
(1921-1983). In memoriam. La Historia como 25, n° 100, Buenos Aires, 1986, págs. 487-520,
cuestión, Buenos Aires, 1995, págs. 53-88. Es constituyen un esfuerzo de interpretación más
tos artículos atienden al estudio concreto de que de compilación de las temáticas tratadas.
las diferentes producciones locales en el perío En ambos estudios, el objetivo es realizar un
do señalado, pero mientras Leoni Pinto agru balance analítico que apunte a contextualizar
palos trabajos teniendo en cuenta las diferen cada tendencia historiográfica, a la vez que ob
tes generaciones, Bazán lo hace tomando servar sus peculiaridades, aportes y falencias.
como punto de partida y eje del trabajo el es Para el período de la renovación historio
quema histórico sarmientino, para luego se gráfica que se produce en las décadas del cin
ñalar sus repercusiones en la historiografia cuenta y sesenta, puede apelarse a diferentes
riojana y las diversas refutaciones que ha sufri artículos. La repercusión de la escuela de los
do en etapas posteriores. Annales en la Argentina ha sido considerada
El revisionismo histórico, por su parte, ha por FERNANDO Dsvoro, “Itinerario de un pro
108 dado lugar a una amplia producción historio blema: Annales y la historiografía argentina
LA HISTORIOGRAFÍA
les sobre la historiografía argentina. El autor Historia y evolución de las ideas políticas y filosó
se aboca a explorar las relaciones entre las su ficas argentinas, Córdoba, 2000, págs. 347-372.
cesivas generaciones y grupos de franceses y Los debates importantes de historia económica,
argentinos. así como algunas de los trabajos más valiosos de
Sobre la vertiente sociológica de la disci la segunda mitad del Siglo XX, han sido trata
plina histórica y el movimiento intelectual dos adecuadamente por ROBERTO CORTÉS CON
impulsado por Gino Germani en la década de DE, “Historia económica: nuevos enfoques”, en
1950, puede consultarse: IORGE RAÚL IORRAT y OSCAR CORNBLIT (compilador), Dilemas del co
RUTH SAUTU, Después de Germani. Exploracio nucmiento histórico, argumentaciones y contro
nes sobre la estructura social de la Argentina, versias, Buenos Aires, 1992, págs. 123-140. El
Buenos Aires, 1992. En este libro se examina el debate sobre la industrialización en la Argenü
pensamiento de Gino Germani y los concep na está extensamente tratado en varios artículos
tos que vertebran su obra: la modernización, contenidos en el número 13 del Anuario IEHS.
la movilización y la marginalidad, nociones Autores de la talla de Ezequiel Gallo, Roberto
que han contribuido a comprender y a expli Cortés Conde, Iorge Schvarzer, Femando Roc
carla Sociedad argentina del siglo XX. chi y María Inés Barbero desarrollan diferentes
En lo relativo a la expansión temática de la aspectos y facetas del problema. MARIA INES
segunda mitad del siglo XX, las obras de histo BARBERO, particularmente, adopta un enfoque
riografía son más dispersas que para las etapas historiográflco realizando un balance de las di
anteriores. Ya se mencionó, como libro central ferentes perspectivas y controversias que ha
para este período, la compilación realizada despertado el tema en la Segunda mitad del Si
por el COMITE INTERNACIONAL DE CIENCIAS glo XX: “El proceso de industrialización en Ar
HISTORICAS; a ella pueden agregarse trabajos gentina: viejas y nuevas controvercias”, Anuario
particulares sobre las diferentes temáticas his IEHS, n° 13, Tandil, 1998, págs. 131-143.
tóricas. Para un estudio más profundo de la La historia social de esta etapa ha sido espe
escuela histórica de La Plata y la repercusión cialmente fructífera en la indagación de la pro 109
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
blemática obrera, a cuyo balance puede arri dios rurales en la Argentina durante el siglo
barse a través de MARIA CECILIA CANGIANO, XX”, en NORMA GIARRAccA (coordinadora),
“Pensando a los trabajadores: la historiografía Estudios rurales. Teorías, problemas y estrate
obrera contemporánea argentina entre el dog gias metodológicas, Buenos Aires, 1999, págs.
matismo y la innovación”, Boletín del Instituto l-40. Este trabajo concede especial importan
de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio cia a los aportes teóricos y metodológicos de
Ravignani”, Tercera serie, n° 8, Buenos Aires, las investigaciones analizadas, a los principales
segundo semestre de i993, págs. 117-132; debates del momento y a la influencia de los
LEANDRO GUTIÉRRFJ y LUIS ALBERTO ROMERO, avatares institucionales en la producción his
“Los sectores populares y el movimiento obrero tórica de los procesos agrarios y mundos rura
en Argentina: un estado de la cuestión”, Boletín les de la Argentina.
del Instituto de Historia Argentina y Americana Finalmente, DIEGO ARMUS, “Diez años de
“Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, n° 3, Bue historiografía sobre la inmigración masiva a la
nos Aires, 1° semestre de 1991. En esta misma Argentina", Estudios Migratorios Latinoameri
línea, pero destacando más específicamente la canas, año 2, n° 4, Buenos Aires, diciembre de
influencia del pensamiento de Hobsbawm y del 1986, págs. 431-455, proporciona un balance
marxismo en la historiografía argentina de los detallado de la bibliografía producida entre
sesenta, se cuenta con el trabajo de HILDA SABA los inicios de la década del setenta y mediados
‘ro, “Hobsbawm y nuestro pasado”, Punto de de los ochenta sobre la inmigración masiva
Vista, n° 46, Buenos Aires, agosto de 1993, págs. que vivió la Argentina entre 1870 y 1930. Este
13-17. trabajo tiene no sólo la ventaja de señalar y va
Los estudios rurales, desde sus orígenes y lorar las obras centrales de la problemática
en particular durante el período de renova migratoria sino también la de observar los va
ción, son ampliamente tratados por NORMA cíos y deficiencias que ha dejado la historio
GIARRACCA, “Las ciencias sociales y los estu grafia del período.
ll0
S 9. LA LITERATURA
Antonio Requeni
Según el historiador británico Eric Hobs tos de renovación producidos en Europa y los
bawm, el siglo XX empezó en 1914, con el esta Estados Unidos. A ese período —los años vein
llido de la Primera Guerra Mundial, y terminó te- pertenece la más brillante promoción poé
en 1989, con la caída del Muro de Berlín. De ser tica argentina. Sus representantes, la mayoría
así, los 75 años que median entre uno y otro muy jóvenes entonces, prolongaron su activi
acontecimiento habrían sido pródigos no sólo dad (modificando, con el tiempo, sus posicio
en episodios decisivos para el porvenir de la nes iniciales) hasta bien entrada la segunda
humanidad sino en la irrupción de movimien mitad del siglo. Mientras tanto, fueron ocu
tos y estilos literarios que, en cierta medida, tu pando la escena literaria sucesivos grupos ge
vieron relación con dichas circunstancias his neracionales como los del cuarenta, del sesen
tóricas. La literatura argentina no fue ajena a ta y posteriores, casi todos con matices más o
las corrientes que se originaron en los más irn menos comunes, aunque siempre existieron
portantes centros culturales del llamado Occi dentro del conjunto poetas que se apartaron
dente (Europa y los Estados Unidos) y ella mis de la homogeneidad. Es sabido que el enca
ma, a su vez, generó voces propias -Iorge Luis sillamiento en generaciones ayuda a la expo
Borges, Julio Cortázar— que repercutieron tam sición didáctica pero no debe tomarse de
bién en otros ámbitos geográfico-literarios. manera estricta. Cada poeta es una individua
lidad que sigue los dictados de sus propios
temperamento, sensibilidad e inclinaciones
LA POESÍA estéticas. No obstante, por compartir las mis
mas inquietudes, el clima espiritual y las ten
En poesía, tras el modernismo rubenda dencias de la época, los integrantes de cada
riano, llega el turno del llamado posmoder generación suelen reaccionar de modo pareci
nismo, que pronto se dividió en distintas ver do y presentan, por lo tanto, rasgos afines al
tientes: el neorromanticismo, el sencillismo y margen de sus estilos personales.
formas precursoras de la vanguardia. Esta úl Dicho esto, se pueden retomar las últimas
tima cobró vigencia a comienzos de la década líneas del capítulo que el profesor Pedro Luis
posterior, coincidentemente con movimien Barcia dedicó a la actividad literaria entre lll
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
1810 y 1914 (véase el capítulo 44 de la tercera de ellos, Rafael Alberto Arrieta (1889-1961),
parte, en el tomo VI de esta misma obra), no Pedro Miguel Obligado (1892-1967) y Alfre
sin señalar que algunos de los autores por él do Bufano (1895-1950), vienen del modernis
tratados en el final de su trabajo continuaron mo de Darío (los dos últimos influidos, tam
desarrollando su labor poética más allá de bién, por Amado Nervo); Arrieta, con un
1914. Entre los considerados por Barcia en la esteticismo elegante, intimista, recatado, y
primera década del siglo y los años inmediata Obligado y Bufano con un sentimentalismo
mente posteriores, se debe tener en cuenta que neorromántico que hallará eco en otros poe
Carriego murió en 1912 yAlmafuerte en 1917, tas de su generación. Iuan Pedro Calou (1886
y que Banchs dejó de publicar libros a partir 1923) es un heredero de Almafuerte pero me
de 1911. Leopoldo Díaz (1862-1947), Arturo nos grandilocuente, y Ricardo Güiraldes
Capdevila y algunos contemporáneos siguie (1866-1927), con El cencerro de cristal, se eri
ron produciendo pero sin alcanzar el relieve y ge en uno de los precursores de la renovación
al prestigio de poeta nacional del que ya goza de los años veinte. Otro precursor había sido
ba Leopoldo Lugones. Más aún: Lugones es Lugones con su Lunarío sentimental y lo será
cribió con posterioridad a 1914 algunos de sus también el Vizconde de Lascano Tegui (Emi
mejores poemarios: El libro de los paisajes, en lio Lascano Tegui, 1887-1966) con La sombra
1917; Las horas doradas, en 1922; Romancero, de la empusa.
en 1924; Poemas solaríegos, en 1927, y Roman Casos aparte son Arturo Marasso (1890
ces del Río Seco, publicado el mismo año de su 1970), cuyos poemas exhiben un lirismo cós
suicidio, en 1938. En dichos libros se alejó de mico, de pánica identificación con la naturale
la retórica modernista para asumir una expre za; Ezequiel Martínez Estrada ( 1895-1964),
sión más llana y apegada a la tierra. Su varie saludado por Borges como “nuestro mejor
dad y riqueza de registros hizo decir a Borges poeta contemporáneo”, y Alfonsina Storni
que “en Lugones se cifra toda la literatura ar (1884-1938), primera mujer que se impone
gentina". Lugones siguió siendo, más allá de con perfil propio en el panorama de la poesía
1914, un poeta notable aunque siempre discu argentina. Romántica, con excesivo sentirnen
tido por sus vaivenes ideológicos. Conviene talismo en sus primeros versos y después lúci
destacar, sin embargo, que nunca medró con da, valiente, a ratos sombría, su poesía es tra
sus ideas. A pesar de haber redactado el mani sunto de una vida vivida con intensidad hasta
fiesto del golpe militar del 6 de septiembre de el trágico desenlace de su muerte. Una actitud
1930, no aceptó cargos públicos y continuó vi opuesta será la de Baldomero Fernández Mo
viendo de su modesto sueldo de director de la reno (1886-1950), poeta enamorado de su
Biblioteca del Consejo Nacional de Educa ciudad, a la que observa con cordialidad y ter
ción. Esa conducta ennoblece su personalidad nura. Es el creador del sencillismo, modalidad
por encima de los disensos que sus volubles poética consistente en decir las cosas de siem
opiniones políticas pudieron suscitar. pre, con las palabras de siempre, y que parez
Dentro del decenio que va de 1910 a 1920, can nuevas. Parece fácil, pero no lo es. Fernán
debe mencionarse a algunos poetas que pu dez Moreno tuvo irnitadores, pero ninguno
112 blican sus primeros libros en ese período. Tres consiguió equiparársele.
LA LITERATURA
clásicas. Habría que nombrar a Horacio Arma rica en espléndidas y sugestivas construccio
ni (1925), Miguel Angel Gómez (1911-1959), nes verbales, y Alberto Girri (1919-1991),
Arturo Horacio Ghida (1907-1988), Alfonso propulsor de una actitud intelectual -la poe
Sola González (1915-1975), César Fernández sía ya no como expresión de belleza sino co
Moreno (1919-1985), Ana María Chouhy mo búsqueda de conocimiento— cuyo voca
Aguirre (1918-1945), David Martínez (1921 bulario neutro, despojado de elementos
I993), María Granata (1923), Iosé María Cas sensuales, se inscribe en la línea de la moder
tiñeira de Dios (1920), César Rosales (1915 na poesía anglosajona. Cabe destacar, asimis
I973), Guillermo Etchevehere (1917-1975), mo, el talento y la gracia de María Elena
Roberto Paine (1916), Fernando Guibert Walsh (1930), que derivó luego hacia la poe
(1912-1983), Iorge Vocos Lescano (1924 sía infantil y la canción; la obra austera y rigu
1989), Ángel Mazzei (1920-1997),_ Héctor rosa, caracterizada por una visión escéptica,
Ciocchini (1922), Emma de Cartosio (1926), de Joaquín Giannuzzi (1924) y la experiencia
Betina Edelberg (1921) y Iuan Rodolfo Wil verbal de Roberto Iuarroz (1925-1995), iden
cock ( 1919-1978), entre otros. tificado con la teoría poética de Gastón Ba
Dentro de este grupo hubo poetas nacidos chelard y devoto lector del gran aforista Anto
en el interior que, sin poder considerarse “re nio Porchia (1886-1968), que buscó en la
gionalistas”, se mostraron proclives a celebrar poesía una vía distinta de percepción, una
el propio espacio geográfico, como Vicente forma de acceso a lo esencial.
Barbieri (1903-1956), Iuan G. Ferreyra Basso Al promediar el siglo surgen otras corrien
(1910-1984), León Benarós (1915), Iorge tes, una de nítida orientación surrealista: Aldo
Eduardo Bosco (1913-1943) y Miguel Etche Pellegrini (1903-1973), Edgar Bayley (1919
barne (1915-1973) en la provincia de Buenos 1990), Iuan Iacobo Bajarlía (1919), Iulio Lli
Aires; Jorge Calvetti (1916) y Raúl Galán nás (1929) y Francisco Madariaga (1927
(1912-1963) en Jujuy; Manuel Castilla (1918 2000), entre otros, y el grupo Poesía Buenos
1979) y Raúl Aráoz Anzoátegui (1923) en Sal Aires, impulsado por Raúl Gustavo Aguirre
ta; María Adela Agudo (1912-1952) en Santia (1927-1983), que se propuso “poner al día la
go del Estero; Nicandro Pereyra (1914-2001) poesía argentina” asirnilando y difundiendo
en Tucumán; Edgar Morisoli (1930) en La voces de otras latitudes —como las de René
Pampa; Américo Cali (1910-1982) en Mendo Char, Henri Michaux, Eugenio Montale, Cesa
za; Aledo Luis Meloni (1912) en Chaco; Carlos re Pavese, Constantin Cavafis o Fernando Pes
Alberto Alvarez (1917-1986) en Entre Ríos; Ir soa-. Se integraron en este movimiento, Ma
ma Cuña (1932) en Neuquén y Antonio Este rio Trejo (1926), Iorge Enrique Mobili (1927),
ban Agüero (1917-1970) en San Luis. Rodolfo Alonso (1934), Nicolás Spiro (1930),
Con todo, los de mayor peso específico Rubén Vela ( 1928), Elizabeth Azcona Cranwell
por los rasgos personales de su evolución pos (1933), Ramiro de Casasbellas (1934-1999) y
terior, fueron Enrique Molina (1910-1997), una poeta metafísica, de obra singular y breve
con raíces en el surrealismo y creador de una pero fulgurante trayectoria: Alejandra Pizar
fértil y vigorosa imaginería; Olga Orozco nik (1936-1972). Un surrealista tardío será
(1920-1999), que expuso su propensión oní Iuan Iosé Ceselli (1909-1982). 115
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Otra vertiente lírica es la que Luis Ricardo (1937), Alberto Szpunberg (1940) y Jorge
Furlan (1928), poeta él mismo, denominó Boccanera (1952), entre otros. Tres autores
“neohumanista”; en ella se encuentran Héctor que maduraron en el destierro español su vi
Miguel Angeli (1930), Miguel Angel Viola sión poética y desarrollaron una original ela
(1927-1987), Alejandro Nicotra (1931), Mario boración lingüística son los salteños Santiago
Jorge De Lellis (1922-1966), Ana Emilia Lahit Sylvester (1942) y Leopoldo Castilla (1947) y
te (1923), Alberto L. Ponzo (1916), Néstor el correntino Iuan Iosé Folguerá (1940). A
Groppa (1928), Máximo Simpson (1929), Gra ellos hay que añadir los que dentro de una línea
ciela Maturo ( 1928), Hugo Acevedo (1927), Ra intelectual y metafisica, no exenta de tersura
fael Vázquez (1930), Lucas Moreno (1929), expresiva, comienzan a publicar también en los
Fulvio Milano (1928), Nélida Salvador (1930), años sesenta y realizan en el país una reco
Héctor Viel Temperley (1933-1987), Héctor Ya nocida labor creadora. Los más importantes
nover (1930), Oscar Hermes Villordo (1928 son Rafael Oteriño (1945) y Horacio Castillo
I994) y quien escribe estas líneas (1930). (1934), ambos nacidos en La Plata, a los que se
Dos poetas incluídos por Furlan, Alfredo debe agregar los también platenses Osvaldo Ba
Veiravé (1928-1992) y Amelia Biagioni (1916 Hina (1942), Horacio Preler (1939) y Néstor
2000) -esta última integra, junto con Olga Mux (1945), así como Iorge Paita (1934), Ro
Orozco y Alejandra Pizarnik, la más brillante dolfo Modem (1923), Rodolfo Godjno (1936),
trilogía femenina de la segunda mitad del si Hugo Padeletti (1939), Leonardo Martínez
glo—, trascienden esa clasificación como con (1937), Juan I. García Gayo (1938), Raúl Vera
secuencia del nuevo sesgo que imprirnirán Ocampo (1935), Paulina Vinderman (1944),
años más tarde a sus planteos poéticos y a su María Victoria Suárez (1941), Diana Bellessi
particular tratamiento del lenguaje. (1946), Arturo Carrera (1948) y Néstor Per
Las generaciones suelen irrumpir cada longher ( 1949-1992).
veinte años. A la del cuarenta siguió la del se A los poetas del sesenta deberían seguir, de
senta, caracterizada por una mayor preocupa acuerdo con la convencional simetría de las
ción por la realidad sociopolítica y, desde el generaciones, los del ochenta. Efectivamente,
punto de vista estilístico, por una dicción co a principios de ese decenio y alrededor de las
loquial. Sus representantes serán, una década editoriales último Reino, Botella al Mar y Li
después, los más castigados por las “desapari bros de Tierra Firme, principalmente, así co
ciones” y el exilio durante el autodenominado mo de diversas revistas y talleres literarios
Proceso de Reorganización Nacional . El poe —que empiezan entonces a proliferar-, se reú
ta emblemático de este grupo es Juan Gelman nen los representantes de las nuevas promo
(1930). Otros nombres del sesenta -poetas ciones. Como prácticamente ocurre en todas
exiliados o víctimas de la represión ilegítima las épocas, estos jóvenes se manifiestan por lo
fueron: Roberto Santoro (l943-¿l976?), Mi general con actitud rebelde, contestataria, a
guel Angel Bustos (l934-¿l976?), Francisco través de códigos estéticos generalmente aleja
Urondo (1930-1977), Horacio Salas (1938), dos de la línea romántica y sentimental, del
Iuana Bignozzi (1937), Leonidas Lamborghini coloquialismo y del barroquismo surrealista.
116 (1927), Ramón Plaza (1937-1991), Hugo Gola Pero todavía falta perspectiva para establecer
LA LITERATURA
Sombra no puede compararse con el trágico y Lucero (1896-1994), con sus Mil y una noches
bravío Martín Fierro y sus estampas campesi argentinas; el porteño Bernardo González
nas se alejan también de la concepción poéti Arrili (1892-1987), con La Venus calchaquí y
ca hernandiana. La novela de Güiraldes pare Protasio Lucero. Se podría aquí incluir al sacer
ce cerrar el ciclo de la narración gauchesca; es, dote Leonardo Castellani (1899-1981), autor
a la vez, una exaltación y una elegía. de las narraciones Campera, Historias del norte
Pero quien se acerca más a un campo sin bravo, así como de versos gauchescos y ensa
resabios literarios y hace sentir la proximidad yos, que con el seudónimo de Jerónimo del
de la tierra y el olor del pasto es Benito Lynch, Rey, publicó también novelas policiales (Los
escritor que acertó como ningún otro a descri papeles de Luis Bermúdez).
bir de manera realista y sensible la belleza de la La Argentina produjo notables cultores del
llanura bonaerense y los conflictos de sus mu cuento. El origen del género se remonta aquí a
jeres y sus hombres. El inglés de los güesos, Los El matadero de Esteban Echeverría, pero se
caranchos de la Florida y De los campos porte afirmó durante las primeras décadas del siglo
ños son relatos que aseguran la permanencia merced a varios cuentistas arquetípicos. El
del autor en el panorama de la narrativa ar primero es Horacio Quiroga (1880-1937),
gentina del siglo XX. uruguayo arraigado desde joven en la Argenti
El antecedente más directo de Lynch fue na. Si bien publicó una novela, Historia de un
Guillermo Enrique Hudson (1841-1922), es amor turbio, sus mayores cualidades literarias
critor y naturalista de habla inglesa que nació se hallan en sus relatos cortos Cuentos de
en la Argentina, donde vivió hasta los 33 amor, de locura y de muerte, Cuentos de la sel
años. Desde entonces y hasta su muerte, resi va, Anaconda y Los desterrados. Su estilo es ce
dió en Inglaterra. Allí escribió una serie de re ñido, sobrio, capaz de crear atmósferas aluci
latos donde evocó el paisaje de su juventud nantes con muy pocos elementos descriptivos.
con una prosa llena de seducción y naturali Parte de su vida transcurrió en la selva misio
dad; Días de ocio en la Patagonia, El ombú y nera, cuyo recio paisaje incorporó a su pro
Allá lejos y hace tiempo son libros que hicieron ducción narrativa; una obra cuyos personajes
decir a Ioseph Conrad: “Escribe como crece la oscilan por lo general entre la fantasía y una
hierba”. atormentada realidad.
No se debe olvidar algunos nombres que Un cuentista de muy distinto cuño es Ar
enaltecieron la novela o el cuento regional, co turo Cancela (1892- 1956). Esencialmente por
mo el salteño Juan Carlos Dávalos (1887 teño, es dueño de un espíritu cordial e irónico,
1959), con El viento blanco; el jujeño Daniel con un humor que hunde su raíz en algunos
Ovejero ( 1894-1964), con Cuentos del terruño; autores ingleses y un esprit de finesse que pro
Mateo Booz, seudónimo de Miguel Ángel Co cede, naturalmente, de esa Francia cuyas letras
rrea (1881-1943), con Santa Fe mi país; el tu deslumbraban entonces a muchos escritores
cumano Pablo Rojas Paz (1896-1956), con El argentinos. Sus Tres relatos porteños satirizan
patio de la noche y Los cocheras de San Blas; el la burocracia y otros rasgos del habitante de
catamarqueño Carlos B. Quiroga (1890-1971), Buenos Aires. También El burro de Maruf e
con Raza sufrida; el mendocino Iuan Draghi Historia funambulesca del profesor Landermy. 119
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
un verdadero clásico. Un novelista que perte llea, en consideraciones éticas o divagan sobre
neció al círculo íntimo de Borges y los Bioy fue sus destinos o el destino del país mientras to
Manuel Peyrou (1902-1974). Comenzó escri man el té o se encuentran en exposiciones de
biendo relatos policiales (La espada dormida, pintura. Son, por el contrario, seres a menudo
El estruendo de las rosas) con fuerte influencia marginales, truhanescos, que sueñan o con
de Chesterton, y al final de su vida dio a la es vierten en actos su amoralidad cuestionadora,
tampa una serie de novelas de carácter realista el sufrimiento de unas vidas enfrentadas al
en las que trazó un crítico retrato de los años caos de un mundo que los excluye.
del peronismo. Se debe agregar otro amigo de Arlt fue heredero del pensamiento de Boe
Borges y Macedonio Fernández; el autor de los do, grupo literario en el que también hubo na
maravillosos relatos fantásticos de La muerte y rradores preocupados por describir vidas hu
su traje, Santiago Dabove (1889-1951), así co mildes como Leonidas Barletta (1902-1975),
mo a un solitario que desde su retiro de Río Roberto Mariani (1893-1946), Elías Castel
Cuarto, en Córdoba, escribió originales relatos: nuovo (1893-1982), Álvaro Yunque; Enrique
Juan Filloy (1894-2000). González Tuñón (1901-1943) y Lorenzo Stan
Novelistas de rasgos opuestos entre sí, pe china (1900-1987), a los que podría agregarse,
ro de insoslayable valor, fueron Eduardo Ma por la naturaleza de su temática, Fernando Gi
llea (1903-1982) y Roberto Arlt (1900-1942). lardi (1899-1968), con Silvano Corujo.
Ambos expresaron en sus ficciones distintos Autores representativos de ambientes so
aspectos de la realidad social del país. Mallea, ciales más refinados y de intención más in
serena y refinadarnente, aunque con íntima trospectiva fueron Norah Lange (1906-1972);
angustia, se reveló con Cuentos para una ingle Carmen Gándara (1900-1977); Iosé Bianco
sa desesperada y Todo verdor perecerá y produ (1908-1986); Luisa Mercedes Levinson (1909
jo luego novelas como La ciudad junto al río 1988); Silvina Bullrich (1915-1990) y, espe
inmóvil y La bahía del silencio, en las que pro cialmente, Manuel Mujica Lainez (1910
curó indagar en la soledad del habitante de l984), autor de una obra caracterizada por la
Buenos Aires dentro del ámbito de la alta y la elegancia del estilo y su seductora amenidad.
mediana burguesías. Las novelas Aquí vivieron, Los ídolos, La casa y
Roberto Arlt, más cerca de los ambientes muchos de sus cuentos reviven el esplendor de
populares y fuertemente influido por los no la belle ¿poque porteña con una actitud entre
velistas rusos y la literatura folletinesca, des nostálgica e irónica. Detallistas y sugestivas
plegó su vehemencia creadora en las novelas son también sus reconstrucciones históricas
El juguete rabioso, Los siete locos y Los lanzalla como El escarabajo, El unicornio y, sobre todo,
mas, así como en obras de teatro, con prosa a Bomarzo, novela del Renacimiento italiano
ratos desaliñada pero con un vigor que no al convertida en ópera por Alberto Ginastera.
canzó ningún otro novelista argentino. Arlt En 1926 se fundó la Sociedad Argentina de
creó inolvidables personajes en el escenario Escritores, que presidió Leopoldo Lugones, y
tumultuoso y sombrío de lo que dio en lla en 1931, la Academia Argentina de Letras, pre
marse “la década infame” (los años treinta). sidida por Calixto Oyuela (1857- 1935). En los
Sus criaturas no se explayan, como las de Ma decenios del treinta y el cuarenta se instalaron 12]
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
en Buenos Aires varias editoriales creadas por (1900-1962), Francisco Romero (1891-1963),
españoles exiliados como consecuencia de la María Rosa Oliver (1898-1977), Héctor P.
Guerra Civil. Otras empresas editoras, impul Agosti (191 1- 1984), Carlos Albero Erro (1903
sadas por argentinos, como Sur, de Victoria l968), Alvaro Yunque, Alfredo Varela (1912
Ocampo (1891-1979), y Rueda, de Santiago 1984), Dardo Cúneo (1914) y Mario Bunge
Rueda, dieron a conocer a importantes auto (1919), entre otros. Tras el derrocamiento de
res extranjeros. En las primeras décadas del si Juan Domingo Perón, quienes habían sirnpati
glo habían surgido Marcel Proust, Franz Kaf zado con su gobierno padecieron, a su turno,
ka, James Joyce, Thomas Mann y William una suerte de ostracismo interior, como Leo
Faulkner, quienes en mayor o menor medida poldo Marechal, brillante poeta y autor teatral
ejercieron una suerte de magisterio. Además, que en la década del cuarenta publicó su nove
cabe señalar la influencia que sobre la literatu la arquetípica: Adán Buenosayres.
ra tuvo la estructura cinematográfica, un arte Otros narradores de ese período son Au
en continua expansión. El genero narrativo gusto Mario Delfino (1906-1961), Estela Can
fue incorporando nuevas experiencias y pro to (1919-1994), Gloria Alcorta (1916), Roger
cedimientos, acentuando el interés por lo psi Pla (1912-1982), Juan Goyanarte (1901-1967)
cológico. Un ejemplo: en la misma época (co y Martín Alberto Noel (1919-2001). Algunos
mienzos de la década del cuarenta) aparecen poetas tratados como tales en líneas anteriores
tres excelentes novelas que abordan el tema de escribieron obras narrativas que por su cali
la crisis de la adolescencia, Álamos talados, de dad no deben ser omitidas: Ezequiel Martínez
Abelardo Arias (1908-1991), Es difícil empezar Estrada (Tres cuentos sin amor, La inunda
a vivir, de Bernardo Verbitsky (1907-1979), y ción), Luis Franco (Cuentos orejanos), Conra
Áspero intermedio, de Silverio Boj, seudónimo do Nalé Roxio (Las puertas del Purgatorio, Ex
de Walter G. Weiland (1914-1996). traño accidente), Nicolás Olivari (El almacén),
Entre los cuarenta y los cincuenta, la pre Ulyses Petit de Murat (El balcón hacia la muer
sencia del peronismo marca la vida de los ar te), González Carbalho (La ventana entrea
gentinos al promover cambios sociales y polí bierta), Roberto Ledesma (]uan Sinruido), Vi
ticos que gravitan, inevitablemente, en el cente Barbieri (EI río distante), Jorge Vocos
ámbito cultural. El autoritarismo del régimen Lescano (El tiempo más hermoso), María Gra
suscita entre los intelectuales una generalizada nata (Los viernes dela eternidad), Enrique Mo
repulsa. Algunos optaron por el exilio, como lina (Una sombra donde sueña Camila O’Gor
Raúl González Tuñón, en Chile; Ulyses Petit de man) y Olga Orozco (La oscuridad es otro sol).
Murat, en México; Enrique Anderson Imbert Al promediar la mitad del siglo empieza a
(1910-2000), Raimundo Lida (1908-1979) y publicar Ernesto Sabato (1911), intelectual de
María Rosa Lida (1910-1962), en los Estados formación científica, comunista en su juven
Unidos, y Julio Cortázar (1914-1984), Juan tud, hombre comprometido con un humanis
Rodolfo Wilcock (1919-1978) y Héctor Bian mo que rechaza las presiones alienantes de la
ciotti (1929), en Europa. Otros intelectuales sociedad tecnológica o tecnocrática. Es uno de
opositores sufrieron prisión, como Victoria los escritores argentinos más influidos por el
122 Ocampo, Enrique Banchs, Vicente Fatone pensamiento existencialista de posguerra. En
LA LITERATURA
su primera novela, El túnel (1948), hay puntos llardo (1936-1988), Syria Poletti (1919-1991),
de coincidencia con la obra de Albert Camus, Iorgelina Loubet (1928-1998), María Esther
quien medió para la traducción de dicha no de Miguel (1929), María Esther Vázquez
vela en Francia. Su producción novelística se (1934) y Elvira Orphée (1930). Las obras lite
completa con Sobre héroes y tumbas (su libro rarias no tienen sexo, pero sí quienes las escri
más conocido) y Abbadón el exterminador. En ben. Como puede apreciarse, en esa etapa
la parte dedicada al ensayo se volverá a este es irrumpió gran cantidad de mujeres escritoras.
critor que muchos han querido oponer a Bor El más importante narrador de ese perío
ges teniendo en cuenta sus disímiles ideas y do es Iulio Cortázar. Así como la prosa litera
temperamentos. ria argentina se divide en un antes y un des
En esa etapa cronológica, la novela y el pués de Borges, el cuento tiene un antes y un
cuento se enriquecen con obras que conti después de Cortázar. Muchos cuentistas de los
núan líneas ya trazadas anteriormente, pero últimos años lo imitaron y siguen irnitándolo.
cada vez con más complejidad y libertad ex Entrañablemente argentino —a pesar de su na
presiva. En el relato fantástico sobresale Enri cimiento accidental en Bruselas y de haber
que Anderson Imbert, tan notable en la inven transcurrido la mitad de su vida en París—, el
ción de situaciones (El grimorio, El gato de autor de Bestiario trascendió los límites de la
Cheshire) como en el ensayo y la historiografía escritura nacional. Creó sus propias leyes lite
literaria. En el género realista se destacan Ber rarias y desafió el sentido común mezclando
nardo Kordon (1915-2002) con Alias Gardeli lo realista con lo fantástico, haciendo natural
to; Enrique Wernicke (1915-1968) con La ri el absurdo, enfrentando constantemente al
bera; Arturo Cerretani (1907-1986) con El lector con el misterio de la condición humana.
deschave; Ernesto L. Castro (1902-1979) con Fue un revolucionario en el cuento y en la no
Los isleros, y Joaquín Gómez Bas (1907-1984) vela (Rayuela) y convirtió el género narrativo
con Barrio gris. Dado a conocer con la novela en una sucesión de imprevistas y fulgurantes
Rosaura a las diez, Marco Denevi (1922-1998) metáforas. Cuentos como “El perseguidor”,
)) (C
es también cuentista y autor de libros miscelá “Casa tomada , La autopista del sur”, “Cartas
I’) ll
neos en los que reveló una singular capacidad de mama , Todos los fuegos el fuego”, “La no
de fabulación y brillantes recursos estilísticos. che boca arriba”, “La continuidad de los par
Hierba del cielo (1973) es uno de los mejores ques”, son piezas literarias perfectas, a las que
libros de cuentos publicados en el país en la no se les puede quitar o agregar una palabra.
segunda mitad del siglo. Con algo más de edad que los autores del fa
Simultáneamente surgen Beatriz Guido moso boom de la narrativa latinoamericana,
(1925-1988), Iuan Iosé Manauta (1919), Al Cortázar fue identificado con dicho grupo
berto Rodríguez (1926), Héctor A. Murena (Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa,
(1923-1975), Jorge Riestra (1926), Hellen Fe Carlos Fuentes, Guillermo Cabrera Infante,
rro (1919), Adolfo Pérez Zelaschi (1920), Luis Iosé Donoso, entre otros) a pesar de su defini
Mario Lozzia (1922), Andrés Rivera (1920), da personalidad de porteño cosmopolita, rea
Federico Peltzer (1924), Iulio Ardiles Gray cio a todo barroquismo, como el del realismo
(1922), María Angélica Bosco (1909), Sara Ga mágico. 123
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
liana Hecker (1943) y Hebe Uhart (1936), en plo- cuyos personajes exponen en sus diálo
tre otros cultores de un género que siempre gos las inquietudes del autor sobre el ser na
tuvo buenos representantes en la Argentina. cional, se escriben también ensayos, como los
A partir de los años ochenta habría que de Martínez Estrada, que más allá de sus plan
nombrar a novelistas que comenzaron a susci teos conceptuales, abundan en rasgos de ca
tar el interés de la crítica, como César Aira rácter literario. Esto hace del ensayo en la Ar
(1949), Ana Maria Shúa (1951), Silvia Iparra gentina un género ambiguo, de algún modo
guirre (1947), Marcelo Cohen (1951), María híbrido, que debe ser tratado sin fijar límites
Rosa Lojo (1954), Liliana Díaz Mindurry excesivamente rígidos.
(1953), Guillermo Saccomano (1948), Jorge Leopoldo Lugones fue, además de poeta y
Torres Zavaleta (1951), Rodrigo Fresán (1963), narrador, un ensayista de obra vasta y riguro
Esther Cross (1961), Guillermo Martínez sa. El payador es un libro necesario para la
(1962) y Pablo de Santis (1963), entre otros. comprensión del gaucho ensalzado poética
Antes de cerrar este apartado, se debe seña mente por Iosé Hernández. Otros textos suyos
lar que, al igual que en el resto del mundo, la que pertenecen al orbe ensayístico son El im
ficción ha sido y sigue siendo en la Argentina el perio jesuítico e Historia de Sarmiento. Asimis
género literario que muestra mayor vitalidad. mo, Eleuterio F. Tiscornia (1879-1945) fue
uno de los primeros en reivindicar el Martín
Fierro en sus trabajos sobre literatura gauches
EL ENSAYO ca. Otro contemporáneo es Iosé Ingenieros
(1877-1925), sociólogo, psiquiatra y crirninó
Mientras la imaginación es el principal in logo. Desde 1915 dirigió la colección “La Cul
grediente de la poesía y la narrativa, la investi tura Argentina”, consagrada a la divulgación
gación y la reflexión son elementos insoslaya de asuntos literarios, sociológicos y científicos.
bles del ensayo. Durante el período al que se Su obra más importante es La evolución de las
ajusta este capítulo, hubo en la Argentina una ideas argentinas, en dos tomos, así como dos
considerable cantidad de hombres de letras libros muy difundidos en los que glosó sus
dedicados a pensar el país y meditar, asirnis ideales humanistas: El hombre mediocre y Las
mo, sobre aspectos históricos, políticos, filosó fuerzas morales. Su discípulo y biógrafo Aníbal
ficos, sociales, científicos y literarios o artísti Ponce (1898-1938) fue, también, un destacado
cos. Por la naturaleza del presente capítulo, estudioso de los temas sociopolíticos.
sólo se debería abordar el ensayo literario; sin Manuel Ugarte (1878-1951) es un ensayista
embargo, este aparece vinculado frecuente polémico que ensanchó el campo de sus refle
mente con la indagación de nuestra identidad. xiones más allá de las fronteras del país al preo
No pocos poetas y novelistas manifestaron en cuparse por el destino de América. Entre sus
forma directa o implícita (a través de ensayos obras merecen citarse La patria grande, El arte
propiamente dichos o bajo la forma velada de de la democracia y La joven literatura hispanoa
la ficción) su preocupación por descifrar las mericana.
claves de la idiosincrasia argentina. Y así como Ricardo Rojas (1882-1957) trató de conci
hay novelas -las de Eduardo Mallea, por ejem liar en toda su obra europeísmo e indigenis 125
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
mo. Eurindia, Blasón de plata y El país de la sel estudiantes y amantes de la literatura. Del pri
va son testimonios de ese pensamiento con mero, ponderado comentarista, traductor e
vertido en verdadera pasión. Cabe destacar su “iluminador” de textos, cabe recordar sus es
valiosa Historia de la literatura argentina, en tudios sobre Iosé Hemández, Esteban Echeve
nueve tomos, y sus biografías de San Martin y rría y Rubén Darío y los libros El prosista en su
de Sarmiento. prosa y El poeta en su poema. Castagnino escri
Dentro del ensayo literario hay que anotar bió importantes obras exegéticas sobre la his
el nombre de Roberto F. Giusti (1887-1976), toria del teatro nacional y sobre técnicas e in
director durante más de treinta años —con Al terpretación del discurso literario.
fredo Bianchi ( 1882- l942)— de la revista Noso Dentro de esta generación de ensayistas,
tros, donde escribió muchas páginas sobre au cabe señalar el nombre de Ricardo Sáenz-Ha
tores y obras nacionales. Integran su yes (1888-1976), autor de vastos saberes y pul
bibliografía Crítica y polémica, Nuestros poetas cro estilo que dedicó un exhaustivo libro al
jóvenes, Literatura y vida, Ensayos, y un libro creador del ensayo moderno, Montaigne, y pu
de memorias, Visto y oído, donde describe un blicó además De Stendhal a Gourmont, Blas
largo período de las letras argentinas. Otros Pascal y otros ensayos, Miguel Cané y su tiempo
ensayistas estrictamente literarios han sido y Cada día con su afán. Espíritu refinado y
Rafael Alberto Arrieta, director y coordinador dueño de una rica cultura universal fue, asi
de una Historia de la Literatura Argentina, en mismo, Iorge Max Rhode (1892-1979), a cuya
seis tomos, y autor de Dickens y Sarmiento, La obra principal, Las ideas estéticas en la literatu
literatura argentina y sus vínculos con España, ra argentina, debe añadirse un conjunto de li
Florencio Balcarce, y de volúmenes donde vol bros en los que estudió a diversos autores (An
có sus conocimientos y fervor de bibliófilo: La gel de Estrada, Iuan María Gutiérrez). Otro
ciudad y los libros y El encantamiento de las importante ensayista es Gregorio Weinberg
sombras. Asimismo, Carmelo Bonet (1886 (1920).
l977) expuso su amplia versación en Las fuen Al abordar la obra de quienes cultivaron el
tes de la creación literaria, Escolios y reflexiones ensayo e iniciaron la publicación de sus libros
sobre estética literaria y Apuntaciones sobre el en las décadas del veinte y del treinta, es nece
arte de juzgar. sario nombrar en primer término, por su irn
Uno de los grandes ensayistas literarios ha portancia, a Ezequiel Martínez Estrada. Autor
sido, sin duda, Arturo Marasso. Notable erudi que incursionó en todos los géneros con pare
to y maestro de la literatura comparada, escri ja intensidad y vigor mental, resalta en dicha
bió una obra aún no justípreciada fuera de los producción su labor de ensayista. En Radio
reducidos círculos académicos: La invención grafía de la pampa, libro de 1933, inicia su
del Quijote, Rubén Darío y su creación poética y búsqueda de las claves del país y formula una
El pensamiento secreto de Mallarmé. Otros ex crítica moral. Es un ensayo preñado de origi
celentes analistas de la literatura fueron Angel nales reflexiones y metáforas entre poéticas y
I. Battistessa ( 1902-1993) y Raúl H. Castagni metaflsicas. Pero no le van a la zaga La cabeza
no (1914-1999), ambos con una extensa can de Goliat, Muerte y transfiguración de Martín
126 tidad de libros de indispensable consulta para Fierro, Sarmiento y Nietzsche. Años más tarde,
LA LITERATURA
Iuan Iosé Sebreli (1930) lo irnpugnó por con no carente de humor y resignada melancolía.
siderar que su óptica era excesivamente subje Otro ensayista atento a los temas sociopolíti
tiva y fatalista; reproche al que adherirían cos y fuertemente polémico ha sido Arturo
otros intelectuales; pero más allá de toda con Iauretche (1901-1974).
troversia, es imposible negar a ese epíritu in Los ensayos de Borges son de distinta ín
quisitivo y cuestionador que fue Martínez Es dole. Más preocupado por lo literario y lo me
trada la fuerza de un pensamiento henchido tafísico que por lo social, sus libros El tamaño
de intuiciones iluminadoras. Otros ensayos en de mi esperanza, Inquisiciones, Discusión e His
los que expuso sus apasionadas meditaciones toria de la eternidad, entre otros, deslumbran
acerca del momento político que le tocó vivir por su brillante estilo, hecho de una adjetiva
son ¿Qué es esto? y Cuadrante del pampero. ción tan precisa como original y por sus fasci
Algunos autores extranjeros —como Waldo nantes disquisiciones sobre la eternidad, el in
Frank, Herman Keyserling, Iosé Ortega y Gas finito y otros conceptos abstractos con los que
set, George Sirnmel y Oswald Spengler— gravi jugó sutilmente en toda su obra.
taron por su obra o su presencia en algunos Notable cultor del ensayo, así como de la
ensayistas argentinos. Una de ellas sería Victo poesía y el cuento, fue Luis Franco, escritor
ria Ocampo, que con su serie de Testimonios que muestra una singular y convincente fuer
practicó una mezcla de ensayo, diario personal za expresiva en El otro Rosas, Hudson a caballo,
y miscelánea literaria que seduce por su estilo El general Paz y los dos caudillajes y Pequeño
muy argentino y a la vez universal. Eduardo diccionario de la desobediencia. Carlos Alberto
Mallea, escritor ya considerado como novelis Erro (1903-1968) fue, asimismo, el autor de
ta con amagos ensayísticos dentro de sus fic un libro celebrado por Waldo Frank, Medida
ciones, publicó libros de indagación y análisis del criollismo, y de Tiempo lacerado; mientras
ajenos a los frecuentes sectarismos ideológi que Romualdo Brughetti ( 1912), también
cos. En Historia de una pasión argentina sostu poeta, se reveló como apasionado expositor de
vo la teoría de una Argentina visible convi ideas en Descontento creador y Prometeo. Autor
viendo con una Argentina invisible cuya de ensayos literarios y sobre temas argentinos
demora en manifestarse representa nuestra es Máximo Etchecopar (1912).
mayor asignatura pendiente. Otros ensayos de Ernesto Sabato ha manifestado en el ensa
Mallea, El sayal y la púrpura y Meditación de la yo su actitud crítica frente a las contradiccio
costa, proponen el imperio de una ética —vista nes e injusticias de nuestro tiempo. Uno y el
a la vez como estética- que sirva de modelo a universo, Heterodoxia y El escritor y sus fantas
una sociedad espiritualmente enferma. mas son libros en los que subyace lo que se ha
Desde una perspectiva política nacionalis denominado “una razón ardiente”. La labor
ta, Raúl Scalabrini Ortiz (1896-1959) escribió ensayística de este humanista urgido por la
ensayos sobre aspectos económicos relaciona necesidad de una apelación moral y un recla
dos con la defensa de la soberanía, pero el li mo admonitor ha tenido vasta repercusión,
bro que cirnentó su fama es El hombre que es especialmente entre los jóvenes.
tá solo y espera, breviario del porteño medio Inmediatamente después de la primera
cuyos rasgos psicológicos retrató con agudeza etapa peronista, los hermanos Ismael y David 127
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Sarlo (1942), que ha trabajado sobre literatura abordó el drama, la comedia, el sainete y hasta
y cultura de masas. A ellos hay que agregar los la revista. Pedro E. Pico (1882-1945), realista e
nombres de Enrique Pezzoni (1926-1989), Pe incisivo, escribió excelentes comedias y retrató
dro Luis Barcia (1940), Iosefina Delgado algunas picardías de la política criolla en Las
(1942), Iosé Isaacson (1922), Iorge Cruz rayas de una cruz. Alberto Novión (1881-1937)
(1930), Cristina Piña (1949), Haydee Iofre Ba fue autor de una obra de éxito, Bendita seas, y
rroso (1928), Tomás Abraham (1946), Josefina Rodolfo González Pacheco (1882-1949) se des
Ludmer ( 1939), Ivonne Bordelois (1936), Ior tacó con Hermano lobo y Las víboras.
ge Panesi (1947), Alberto Manguel (1948) y Párrafo aparte merece Vicente Martínez
Enrique Valiente Noailles (1960), entre otros. Cuitiño (1887-1961), autor sumamente culto
e inquieto que trató de incorporar a su obra
las experiencias de dramaturgos europeos co
TEATRO mo Ibsen, Pirandello y Lenormand, logrando
así piezas tan interesantes como Horizontes y
En las primeras décadas del siglo, la litera Servidumbre. Escritores de menor nivel creati
tura teatral se enriqueció con el aporte de va vo pero diestros en la urdimbre de la comedia
liosos autores. El sainete costumbrista, inicia Costumbrista fueron Nicolás de las Llanderas
do años antes con gran repercusión popular, (1888-1938) y Arnaldo Malfatti (1893-1968),
mantuvo sostenida vigencia y adoptó una mo con Así es la vida, y la pareja de Camilo Dart
dalidad, el grotesco, a través del cual sus crea hés (1889-1974) y Carlos Damel (1890-1974)
dores reflejaron la vida y los hábitos de una con Los chicos crecen.
sociedad en la que criollos -generalmente Francisco Defilippis Novoa (1889-1931)
porteños- e inmigrantes (españoles, italianos, fue un innovador que procuró ahondar en los
árabes o judíos) protagonizan episodios risue conflictos psicológicos y avanzar en los recur
ños o dramáticos pero caracterizados siempre sos técnicos de la puesta en escena. Otros nom
por el pintoresquismo. El representante más bres: Iosé LeónPagano (1875-1964), reconoci
conspícuo fue Armando Discépolo (1887 do además en la crítica de arte; Alejandro
1971), cuyas obras Mateo, Stefano y Relojero Berruti ( 1888-1964), Emilio Berisso (1878
son verdaderos clásicos del género. Otros, co 1922), Iosé María Moner Sans y Román Gó
mo Alberto Vacarezza, ya tratado, Carlos M. mez Masía (1903-1944), Edmundo Guibourg
Pacheco (1881-1924), Iosé González Castillo (1893-1986), Roberto Tálice (1901-1998) yAr
(1885-1937) y Federico Mertens (1886-1960), turo Berenguer Carisomo (1905-1998), tam
siguieron ofreciendo coloridas escenas del bién docente e historiador de la literatura. No
ambiente popular porteño. se debe olvidar el teatro histórico, que tuvo
En esa época empezó a perfilarse un teatro cultores de la talla de Paul Groussac, con La di
menos esquemático, más ambicioso, sin aban visa punzó; Ricardo Rojas, con Ollantay, y En
donar en la mayoría de los casos la temática rique Larreta, con Santa María del Buen Ayre.
nacional. Enrique García Velloso (1881-1938), Hay un nombre que representa lo mejor
autor de Mamá Culepina y Eclipse de sol, es uno de la literatura dramática entre los decenios
de los más completos e imaginativos, pues del veinte y del cuarenta y cuya obra se exten 129
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
dió hasta más allá de la primera mitad del si mitos clásicos como en Antígona Vélez y en
glo. Se trata de Samuel Eichelbaum (1894 Don Juan. También debe ponerse de resalto la
1967), creador de un teatro en el que consi magnifica epopeya teatral de Bemardo Canal
guió fundir lo realista con lo psicológico, la Feijoó Pasión y muerte de Silverio Leguizamón y
observación Costumbrista con los conflictos otra obra inspirada en la literatura gauchesca
de conciencia. Eichelbaum describió senti de un autor que pertenece, asimismo, a las filas
mientos con elocuente sutileza y sus diálogos del ensayo: Santos Vega el payador, de Antonio
revelan un examen profimdo de los persona Pagés Larraya.
jes. Un guapo del 900 y Un tal Servando Gómez A fines de los años cuarenta y comienzos
son sus piezas más conocidas. de los cincuenta se produce en Buenos Aires —y
En 193 l, Leonidas Barletta funda el Teatro se proyecta luego hacia el interior— un movi
del Pueblo y cuatro años después se crea el Tea miento teatral que se aparta de los tradiciona
tro Nacional de Comedia, que dirigirá durante les circuitos comerciales. Grandes masas de
años Antonio Cunill Cabanellas. Estos dos público, preferentemente joven, llena las pe
acontecimientos impulsan la expansión de una queñas salas donde actúan los que antes eran
actividad a la que el público dio auspiciosa res llamados “cuadros filodramáticos” y ahora son
puesta. El Teatro del Pueblo, juntamente con el grupos de actores fervorosos, formados en la
Teatro Juan B. Iusto, El Tinglado Libre Teatro, frecuentación de las nuevas teorías teatrales
la Organización Latinoamericana de Teatro —Brecht, Stanislavski, Strasberg— y de autores
(OLAT) y otros de intención más artística que modernos a los que se proponen dar a conocer.
comercial, presentaron obras clásicas y moder El movimiento independiente fue una reacción
nas, entre ellas de autores argentinos que llega contra el teatro conformista que invadía en
ban al teatro desde la poesía, la narrativa o el tonces las carteleras. 1a Máscara, Nuevo Tea
ensayo. Uno de los más significativos fue Ro tro, Fray Mocho, Los Independientes, el IFT y
berto Arlt, quien volcó en las originales situa el Teatro Florencio Sánchez, herederos del en
ciones de Trescientos millones, Saverio el cruel y tusiasmo de Leonidas Barletta, Ricardo Passa
El fabricante de fantasmas el talento y el vigor no (1893-1973) y Enrique Agilda (1902-1990),
creativo expuesto ya en sus novelas. Brillante representaron un borrón y cuenta nueva en la
comediógrafo resultó el poeta Conrado Nalé vida teatral porteña y sirvieron de estímulo a
Roxlo, con La cola de la sirena y El pacto de conjuntos del interior del país. Obras de Sófo
Cristina, así como autores tratados al conside cles, Ben Johnson, George Bernard Shaw, Eu
rar otros géneros practicados con mayor dedi gene O’Neill, Bertolt Brecht, Antón Chejov,
cación: Ezequiel Martínez Estrada, Raúl Gon lean Anhouil, Arthur Miller, Harold Pinter y
zález Tuñón, Alvaro Yunque, Nicolás Olivari, Arnold Wesker alternaban en sus carteleras con
César Tiempo, Arturo Cerretani, González las de nuevos dramaturgos argentinos.
Carbalho, Eduardo González Lanuza, Vicente En 1949 es estrenó la obra El puente, de
Barbieri y Carlos Carlino (1910-1981). Entre Carlos Gorostiza (1920), un hito del teatro in
todos ellos se destaca Leopoldo Marechal, que dependiente. Gorostiza, uno de los dramatur
incursionó en el teatro trágico y poético re gos más talentosos surgidos en ese período, es
130 creando y trayendo a la época contemporánea cribirá posteriormente Marta Ferrari, El pan de
LA LITERATURA
inclusive durante el gobierno del “Proceso” llermo Gentile (1942), Ricardo Monti (1944),
militar. Como una suerte de desafio a la repre Jorge Paolantonio (1947), Mauricio Kartún
sión, se realizó en 1981 un memorable ciclo (1946), Eduardo Rovner (1942), Jorge Gol
denominado “Teatro Abierto” en la sala El Pi demberg (1950), Nelly Femández Tiscomia
cadero de la ciudad de Buenos Aires, donde (1939-1995) y Jorge Accame (1956), entre
debían representarse veinticinco piezas de au otros. Un caso aparte ha sido el de Raúl Nata
tores nacionales. La madrugada del 6 de agos lio Damonte Taborda (1939-1987). Hijo del
to, un incendio -luego se comprobaría que fue político Raúl Damonte Taborda y nieto de Na
intenciona1- destruyó el edificio, pero no lo talio Botana, creador del diario Crítica, vivió
gró interrumpir el ciclo, que se trasladó a otras muchos años en París, donde se dedicó al di
salas céntricas. bujo humorístico y escribió con el seudónimo
Para entonces, nuevos escritores habían de Copi algunas obras teatrales de estilo ex
hecho su entrada en la literatura teatral: Gui céntrico y provocativo.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
La nueva generación argentina y sus maestros, res composiciones de los respectivos poetas si
Buenos Aires, 1956, y NOE IITRIK y SUSANA CE no que incluyen prólogos y estudios críticos.
LI.A, Historia crítica de la literatura argentina, Existen muchas selecciones de ese carácter. Las
irrupción de la crítica, Buenos Aires, 1999. más representativas son las siguientes: PEDRO I.
De carácter enciclopédico, ilustrada con VIGNALE y CESAR TIEMPO, Exposición de la ac
cuadros Sinóptícos y material iconográfico, es tual poesía argentina, Buenos Aires, 1927, don
la Historia de la literatura argentina, en seis to de cada poeta escribió su propia Semblanza,
mos, publicada por el Centro Editor de Améri por lo general en clave de humor; IULIO NOE,
ca Latina, Buenos Aires, 1980- 1982. Asimismo, Antología de la moderna poesía argentina,
referencias puntuales sobre autores y fechas de Segtmda edición, Buenos Aires, 1930, GONZA
edición de sus libros pueden consultarse en los LEZ CARBALHO, Índice de la poesía argentina
muchos trabajos de ordenación bibliográfica contemporánea, Santiago de Chile, 1937; JORGE
que realizó HORACIO I. BECCO, entre ellos, LUIS BORGES, SILVINA OCAMPO y ADOLFO BIOY
Fuentes para el estudio de la literatura argentina, CASARES, Antología poética argentina, Buenos
Buenos Aires, 1968, y Bibliografía de bibliogra Aires, 1941; DAVID MARTÍNEZ, Poesía argentina
fias argentinas, Washington, 1972. También AL (1940-1949), Buenos Aires, 1950, y Poesía ar
FREDO ROGGIANO, en su excelente Diccionario gentina actual, Buenos Aires, 1961; LUIS SOLER
de la literatura latinoamericana, Washington, CAÑAS, La generación poética del 40, dos tomos,
1961; PEDRO ORGAMBIDE y ROBERTO YAI-INI son Buenos Aires, 1981, con un completo análisis
autores de la Enciclopedia de la literatura argen al que acompañan muchos textos poéticos;
tina, Buenos Aires, 1970. Otra vez PEDRO OR HORACIO ARMANI, Antología esencial de la poe
GAMBIDE, con SILvANA CASTRO, Breve diccionario sía argentina, Buenos Aires, 1981; LUIS R. FUR
biográfico de autores argentinos del siglo XX, LAN, Generación poética del 50, Buenos Aires,
Buenos Aires, 1999. WASHINGTON L. PEREYRA 1974; DANIEL FREIDEMBERG, La poesía del 50,
recopiló La prensa literaria argentina, tres to Buenos Aires, 1981; HORACIO SALAS, Genera
mos, Buenos Aires, 1993-1996, con el registro ción poética del 60, Buenos Aires, 1973; NELIDA
de periódicos y revistas literarias, así como la SALVADOR, La nueva poesía argentina, Buenos
reproducción de sus tapas, desde 1890 a 1939. Aires, 1969; RAUL GUSTAVO AGUIRRE, Antología
Otra interesante fuente de consulta es un de la poesía argentina, tres tomos, Buenos Ai
libro editado por el FONDO NACIONAL DE LAS res, 1979; MIRIAM GOvER DE NASATSKY, Poesía
ARTES, en 1985, donde Se recogen en forma argentina del siglo XX, Buenos Aires, 1981, y los
facsimilar los números de la revista Martín trece tomos antológicos, con comentarios y
Fierro, publicada durante la década del veinte declaraciones de cada uno de los autores Selec
(a partir de 1924) con colaboraciones de los cionados, que conforman la obra dirigida por
principales representantes de ese movimiento CARLOS ALBERTO DEBOLE, Poesía argentina con
literario. temporánea, Buenos Aires, 1978-1987.
Respecto del género poético, para la con Ya no antologías sino estudios sobre deter
sulta de autores y obras que surgieron a partir minadas corrientes poéticas, son los de EDUAR
de 1920, o unos pocos años antes, son útiles las DO GONZALEJ LANUZA, Los martinfierrisras,
antologías en las que no sólo se leen las mejo Buenos Aires, 1961; CORDOVA lTURBURU, La re 133
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
volución martinfierrista, Buenos Aires, 1962; naz propulsor y divulgador cordobés de esa
LEONIDAS BARLETTA, Boedo y Florida, una ver especie literaria, autor de El cuento argentino,
sión distinta, Buenos Aires, 1967; LUIS R. FUR Buenos Aires, 1963, así como todos los núme
LAN, Los poetas del medio siglo, Buenos Aires, ros de la revista Puro Cuento, que dirigió
1996; RICARDO HERRERA, La hora epigonal, en MEMPO GIARDINELLI durante varios años, a
sayos sobre poesía argentina contemporánea, principios de la década del noventa, publica
Buenos Aires, 1991, y Espera de la poesía, ensa ción dedicada a la teoría del cuento y la difu
yos sobre poesía argentina, Buenos Aires, 1996; sión de la mejor cuentística nacional y extran
GRACIELA [MATURO] DE SOLA, Proyecciones del jera. No Se deben olvidar las antologías de
surrealismo en la literatura argentina, Buenos cuentos, precedidos de prólogos y semblanzas
Aires, 1967, y el extenso “Estudio preliminar” ilustrativas: IORGE LUIS BORGES, SILvINA OCAM
de CRISTINA PINA a los tomos I y II de Poesía ar PO y ADOLFO BIOY CASARES seleccionaron la
gentina de fin de siglo, seleccionada por LIDIA Antología de la literatura fantástica, Buenos Ai
VINcIGUERRA, Buenos Aires, 1996. res, 1965, donde, entre piezas magistrales de la
Una bibliografía sobre la narrativa de la literatura universal, figuran relatos breves de
época que abarca este capítulo deberá incluir: los compiladores y otros autores argentinos.
JUAN CARLOS GHIANO, Testimonio de la novela NICOLAS COCARO publicó Cuentos fantásticos
argentina, Buenos Aires, 1956, y del mismo au argentinos, Buenos Aires, 1960, que, como el
tor: La novela argentina contemporánea (1940 título lo indica, recoge únicamente relatos de
l960), Buenos Aires, sin fecha de edición. autores nacionales; MARIO MAGGIO DE TABOA
Véanse, asimismo: GERMAN GARCIA, La novela DA realizó una selección, con introducción y
argentina, Buenos Aires, 1952; ALFONSO SOLA notas, titulada Cuentos del interior, Buenos Ai
GONZALEZ, Capítulos de la novela argentina, res, 1985, y VIVIANA PINTO DE SALEM es autora
Mendoza, 1959, y JORGE LAFFORGUE, Nueva no del prólogo y las notas de Cuentos regionales
vela latinoamericana; la narrativa argentina ac argentinos, Buenos Aires, 1983.
tual, Buenos Aires, 1972, que considera la na Ensayos literarios hay muchos, algimos re
rración en la Argentina frente al llamado boom feridos a la poesía y a la narrativa ya han sido
de la literatura latinoamericana de principios mencionados, pero lo que no abunda son en
de los años sesenta. Consúltense también, de sayos sobre el ensayo. Para un encuadre gene
NELIDA SALVADOR, Novela argentina del siglo XX, ral pueden verse: IAIME REST, “Panorama del
Buenos Aires, 1994, y de SERGIO G. COLAUTTI, ensayo", en Capítulo. Historia de la literatura
Apuntes sobre la narrativa argentina actual, argentina, tomo I, Buenos Aires, 1981. En el
Buenos Aires, 1992. NOE IITRIK y ELSA DRUcA tomo IV de dicha obra se puede consultar, de
ROFF coordinaron Historia crítica de la literatu RODOLFO BORELLO, “El ensayo 1930-1970”.
ra argentina. La narración gana la partida, Bue Precedido por una esclarecedora “Teoría del
nos Aires, 2000, donde se analiza la narrativa ensayo”, de JOSE EDMUNDO CLEMENTE, El ensa
entre los años sesenta y ochenta desde una yo, Buenos Aires, 1961, recoge textos ensayísti
perspectiva menos estética que sociológica. cos de Borges, Mallea, Arrieta y Alberto Salas.
Entre los estudios sobre el cuento, se reco La Dirección de Relaciones Culturales del Mí
134 mienda la lectura de CARLOS MASTRANGELO, te nisterio de Relaciones Exteriores y Culto edi
LA LITERATURA
135
60. EL LIBRO Y sus ÁMBITOS
Alejandro E. Parada
Desarrollar la historia del libro y sus di del siglo XX. Esta situación propició la apari
versos mundos en la Argentina del siglo XX ción y el crecimiento de un amplio y comple
implica, inequívocamente, un proceso de de jo ámbito popular, pautado por un público
licada selección. La cultura impresa argenti lector de masas. El libro, inmerso en este cli
na, durante el período 1914-1983, fue de tal ma social, no sólo aumentó su grado de ubi
riqueza y complejidad que su aproximación cuidad y diversidad de formas y funciones si
histórica siempre presentará un sesgo parcial no que además generó una variedad de
y una sintesis incompleta. No obstante, es prácticas y apropiaciones de la lectura desco
posible presentar una visión panorámica del nocidas hasta entonces, ámbitos lectores que
tema. Este acercamiento requiere, inevitable trascendieron las pautas y particularidades
mente, de una serie de aproximaciones sucesi que había establecido el público culto o eru
vas a los distintos ámbitos en los cuales el libro dito. De este modo, el período se caracterizó
dejó su impronta; impronta, por otra parte, por la amplificación y democratización pro
eminentemente social, comunitaria y hetero gresivas del libro como objeto e instrumento
génea. de lectura.
La cultura impresa se caracteriza por su Es necesario, entonces, abordar el aporte
dispersión, su heterogeneidad, sus insólitas de estos ámbitos desde diversas ópticas o di
relaciones tanto económicas como cultura mensiones. En este sentido, se estudiarán, a
les, sus vicisitudes sociales y políticas, y por partir de una selección entre las diversas y po
su característica aún más definida: sintetiza sibles temáticas de la cultura impresa, los tópi
la riqueza, ambivalente, dúctil e insondable, cos siguientes: la industria editorial y la “edad
de todo aquello que es capaz de manifestar el de oro” del libro argentino; la lectura y los lec
hombre gracias a la escritura y el fenómeno tores; las bibliotecas; las imprentas, editoriales
de la lectura. A todo esto deben agregarse va y librerías; la bibliografia; la bibliotecología; la
rios elementos que pautaron el desenvolvi bibliofilia y los libros mejor impresos; y otros
miento del país durante esa época; especial ámbitos del libro.
mente, los procesos de alfabetización y
urbanización, característicos en la Argentina 137
LA DlMENSlON CIENTÍFICA Y CULTURAL
1936 y 1947, se convirtió en el principal pro de desarrollo de la industria gráfica durante es
ductor y exportador de libros en castellano. A ta década: el país abastecía el 30 por ciento de la
esta década brillante de la cultura impresa na totalidad del área idiomática castellana y aún
cional se la conoció con el nombre de edad de en 1953, el 60 por ciento de la producción na
oro del libro argentino. Algunas estadísticas co cional se exportaba a otras naciones.
rroboraron este momento único. En 1938, las Pero esta situación de optimismo cambió
obras publicadas superaron los 1.700 títulos; en las postrirnerías de la década del cuarenta.
en los años siguientes, esta cifra sufrió un im A partir de 1948, la fuerza editorial disminuyó
portante incremento, ya que en 1943, 1944, hasta retroceder y estabilizarse en niveles de
1945 y 1946, dicho monto fue respectivamen producción menores, comenzando así una
te de 4.904, 5.323, 5.098 y 5.186 títulos por tercera etapa que llega hasta la década de 1980.
año; es decir, la producción editorial argentina Es así como España, luego de la finalización de
se había casi triplicado. Puede afirmarse que el la Guerra Civil, recuperó su liderazgo interna
año 1938 representó el punto de partida in cional y nuevamente conquistó sus mercados
dustrial de las artes gráficas del país; el eje de de América latina. Los países europeos, una
inflexión que pautó el pasaje de una concep vez repuestos de la contienda mundial, tam
ción artesanal del libro hacia la rápida madu bién comenzaron a competir con el libro espa
ración de éste como industria alternativa. ñol. A todo esto debe agregarse la aparición de
El libro argentino amplió entonces su cam México como franco productor y competidor
po de acción, pues, además de ser un instru de la Argentina en el área de la industria irn
mento material para la lectura o un soporte pa presa. A pesar de cierto florecimiento en los
ra trasmitir conocimiento e información, fue años 1960-1969, en los que se incrementaron
una mercancía de intercambio intelectual den las editoriales y aumentó el número de libros
tro de la concepción moderna y occidental del impresos, la Argentina ya no recuperó su po
libro. También aumentó el número de editoria sición hegemónica en el mercado latinoameri
les; en 1941 existían 62 y en los años 1942, 1943, cano; recesión, por otra parte, que se acentua
1944, 1945, 1955, 1965, 1970 y 1977 fileron, res ría aún más en los años setenta, con la
pectivamente, 81, 90, 86, 89, 156, 105, 135 y aparición de Colombia y Venezuela como
256. Por otra parte, el período 1946-1947 cons nuevos y pujantes productores editoriales. De
tituyó el bienio con mayor exportación. En este modo, la producción del libro en la Ar
1946, a modo de ejemplo ilustrativo, se expor gentina decayó significativamente. Las obras
taron 622.983 kilos de libros (2.076.600 ejem publicadas en 1955 fueron 2.617; en 1962,
plares). También en este período, gracias al 3.323; en 1968, 4.185; en 1974, 4.906; en 1976,
aporte de los exiliados españoles, se sentaron 6.674; en 1978, 4.606; en 1982, 4.946; y en
las bases de tres importantes editoriales: Losa 1985, 3.607. No obstante, creció el número de
da, Emecé y Sudamericana. En esta época, e in imprentas, pues en 1950 había 2.772 talleres
cluso hasta finalizar la década del cincuenta, la tipográficos y en 1977, 4.203.
Argentina producía más del 30 por ciento de Existieron, además, dos leyes cuya tras
todas las obras publicadas en América del Sur. cendencia es menester consignar; por un lado,
Otros guarismos demuestran, además, el grado la llamada del Libro Argentino (ley 20.380), 139
LA DIMENSIÓN CIENTIFICA Y CULTURAL
AIO V [VINOS Alli! ll NOVIEIIHI ¡fill IIII. ¡IO dicaron a la edición de libros baratos durante
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37 «4 "í N «ÉÏÉL- ‘VJ-Ïfïï e >“ l el período 1920-1945. Las más importantes
fueron las siguientes: Tor, fundada por Iuan
Torrendell, de orientación más comercial; Cla
AAÚÑUVELASlï CANAL ridad, creada por Antonio Zamora, con inte
reses culturales; y la Editorial Sopena Argenti
na, con su famosa y difundida Biblioteca
Mundial. Con la aparición del libro económi
co se desarrollaron otras temáticas herederas
del folletín, la novela de aventuras y la novela
policial o de misterio que cobraron notable
auge. La narración policial alcanzó irnportan
tes niveles de divulgación, abarcando tanto a
los sectores letrados como populares. En la dé
cada del treinta, Tor publicó numerosos títu
los de aventura y misterio, destinados a un pú
blico sin mayores exigencias intelectuales; en
cambio, en 1944, Emecé comenzó a editar su
famosa colección El Séptimo Círculo, dirigida
por Iorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares,
LA CUACHA destinada, indudablemente, a lectores con ma
rec-R
C. MÏÏZIO SAENZ PENA yores exigencias.
Ma.“
y a; N,’..“ma”
«- m”.
PRIMERA Y UNICA PUBLICACION EN SU GENERO Pero aún restaba un hecho revolucionario
PRECIO: 10 Caninos-lla ¡la 250.000 personas ln leen
e innovador en la historia de la cultura impre
sa y de la lectura en el siglo XX: la explosiva
Portada de una de las ediciones populares de La novela
semanal. aparición del libro de bolsillo o de masas. Pre
sentado en 1935 por la editorial británica Pen
Este acontecimiento tuvo múltiples ante guin, poco tiempo después, a partir de la déca
cedentes, de complejo y difícil discernimiento. da del cuarenta, tuvo notable divulgación en el
Además de la urbanización barrial y la intensa paperback de los Estados Unidos. La Argenti
escolarización, la aparición de publicaciones na, que entonces vivía su “edad de oro” edito
tipo magazines a fines del siglo XIX y comien rial, no permaneció al margen de ese suceso.
zos del XX, tales como Caras y Caretas y PBT, Entre las numerosas experiencias gráficas que
fue determinante en los hábitos de lectura, so se instrumentaron en la composición del libro
bre todo en la difusión periódica de cuentos y de bolsillo argentino, las más importantes, por
folletines. De este modo, el mundo masivo de su impecable ejecución y seriedad comercial,
lecturas y lectores se amplió por un nuevo fe fueron la Colección Austral de Espasa-Calpe, y
nómeno editorial: el rápido desarrollo del li la Biblioteca Contemporánea y también la Bi
bro económico y popular. Surgieron así varias blioteca Clásica y Contemporánea, ambas de
editoriales, algunas de vida efímera, que se de editorial Losada. 143
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
a
ICO
Co.
I l I QIII0.0.0.0‘ IGO‘
I do abordadas. En 1936, la Biblioteca Nacional
iuna
A 0 0aa O IIUCC 0o
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editó un pequeño opúsculo titulado Los 2.600
JUAN MARAGALL libros más pedidos en la Biblioteca Nacional.
Este folleto permite acceder a otros mundos
guras descollantes sentaron las bases inequí bliografía nacional, la tendencia a convertirse
vocas de aquello que debía entenderse como en una biblioteca pública más que en un repo
desarrollo bibliotecario. Por un lado, el éxito sitorio nacional y la imperiosa necesidad de
de las bibliotecas dependía de su estrecha rela mudarse a un nuevo edificio (hecho que recién
ción con la educación popular; y por otro, es se dio en 1992). No obstante estas limitaciones,
tas instituciones (auténticas agencias sociales) la Biblioteca Nacional se enriqueció con el in
necesitaban de una organización racional y greso de importantes bibliotecas particulares,
profesional. De este modo, el seguimiento o la tales como las de Ángel Justiniano Carranza,
falta de instrumentalización de estos dos as Amancio Alcorta, Ezequiel Leguina, Raymond
pectos fundamentales fueron, en lineas gene Foulché-Delbosc, Pedro Denegri, Pastor Obli
rales, los que determinaron el desarrollo de las gado, Félix Frías, Félix Buxareo Uribe, entre
bibliotecas durante el período 1914-1983. otras. Hacia 1983, gracias además al depósito
Es posible trazar, en una aproximación legal —cuyo cumplimiento ha sido parcial-,
preliminar, un breve panorama de los princi constituía el principal elenco de libros del país.
pales tipos de bibliotecas que se desarrollaron Otra gran biblioteca de características simila
en la Argentina durante el siglo XX, tales co res ala precedente es la del Congreso de la Na
mo la Biblioteca Nacional, las escolares, las ción (1859), de carácter enciclopédico y legis
públicas y populares, las universitarias y las es lativo. Un hecho de gran importancia para la
pecializadas, entre otras. historia de la lectura en ámbitos bibliotecarios
La Biblioteca Nacional tuvo un significati públicos fue la inauguración, en 1974, de su
vo -aunque insuficiente- incremento de su nueva sala de lectura, con una capacidad para
fondo bibliográfico, pues hacia 1980 poseía un ciento veinte usuarios.
acervo de aproximadamente 1.500.000 volú En cuanto a las bibliotecas vinculadas a la
menes. La gestión bibliotecaria más irnportan enseñanza, tanto escolares como secundarias,
te, en cuanto a su organización y control, fue la pese a algunas importantes excepciones, su or
de Paul Groussac, de 1885 a 1929, y prueba de ganización y desarrollo durante el período
ello fue la edición de los “catálogos metódicos” 1914-1983 se caracterizó por su pobreza y au
de una parte relevante de su acervo. Otra di sencia de inserción social. A pesar de contar a
rección importante en cuanto a realizaciones comienzos de la década del ochenta con más
fue la de Gustavo Martínez Zuviría entre 1931 de 23.000 escuelas, eran pocas las que poseían
y 1954. Las gestiones administrativas siguien bibliotecas totalmente organizadas y con un
tes (Jorge Luis Borges, Vicente Sierra, José Ed papel de primera importancia en la dinámica
mundo Clemente, Horacio H. Hernández, pedagógica. Uno de los mayores inconvenien
Gregorio Weinberg, Dardo Cúneo, entre otros) tes que han aquejado a este tipo de institucio
debieron enfrentarse a un conjunto de situa nes fue la falta de coordinación entre los pla
ciones de compleja solución: presupuesto in nes educativos y la función de la biblioteca
suficiente, escaso apoyo de los sucesivos go escolar; asimismo, la ausencia de un trabajo
biernos y ausencia de personal profesional. mancomunado y solidario entre bibliotecas
Tres problemas, por otra parte, pautaron su públicas y escolares ha sido un escollo de difí
146 historia: la falta de apoyo para elaborar la bi cil superación. Sin embargo, en varios lugares
EL LIBRO Y sus AMBITOS
1980 erdstían veintiséis universidades estatales peos. En 1983 existían alrededor de ochocien
que agrupaban aproximadamente a unas tas bibliotecas especializadas en todo el terri
docientas bibliotecas; dichas universidades, des torio nacional. Estas instituciones alcanzaron
de 1964, fonnaron la Junta de Bibliotecas Uni gran importancia en las décadas de 1960 y
versitarias Nacionales Argentinas (IUBIUNA), 1970, a consecuencia del rápido desarrollo del
con el objeto de promover las actividades bi Consejo Nacional de Investigaciones Científi
bliotecarias en el ámbito universitario. En cas y Técnicas (CONICET). Una unidad per
1941 se fundó el Instituto Bibliotecológico, teneciente a este Consejo, el Centro Argentino
cuyo objetivo ha sido coordinar las diferentes de Información Científica y Tecnológica
bibliotecas de la Universidad de Buenos Aires. (CAICYT), lleva desde entonces la confección
Su tarea más relevante fue la confección de un de un importante catálogo colectivo de la to
catálogo centralizado, el cual, hacia 1983, cu talidad de las publicaciones periódicas recibi
bría alrededor de 2.800.000 de volúmenes; se das en las bibliotecas especializadas del país. A
convirtió, por entonces, en el más grande e partir de la década de 1970, las bibliotecas es
importante del país. En general, las bibliotecas pecializadas comenzaron a trabajar conjunta
universitarias se han caracterizado por su satis mente según temáticas afines y formaron va
factoria organización en comparación con rías redes y sistemas de información de
otro tipo de bibliotecas, aunque a partir de importancia, si bien aún parciales y de.alcance
1966 sus colecciones comenzaron un proceso limitado. En la década de 1980, esos sistemas
de progresiva desactualización, debido a la fal se incrementaron de modo significativo.
ta de un presupuesto acorde con las necesida Es importante señalar otros tipos de bi
des modemas de la enseñanza universitaria. bliotecas también presentes en la Argentina,
Por otra parte, en muchas provincias, las bi las bibliotecas particulares y las especiales. Las
bliotecas de las universidades estatales fueron primeras alcanzaron una destacada presencia
las que prestaron mejor servicio a sus usuarios. durante el siglo XIX, cuando se carecía prácti
A lo largo del período estudiado, las bi camente de un sistema bibliotecario. Entonces
bliotecas especializadas lograron un mejor erdsüeron importantes bibliotecas, tales como
grado de organización en el cuadro de situa las de Bartolomé Mitre, Andrés Lamas, Ma
ción del sistema nacional. Esta clase de institu nuel Ricardo Trelles, Ángel Justiniano Carran
ciones comprende a bibliotecas dependientes za y Vicente G. Quesada. Esta tradición de ri
del gobierno nacional o provincial y a una cos acervos particulares continuó durante el
gran cantidad correspondiente al sector priva siglo XX, aunque lamentablemente, la mayo
do; de este modo, han representado a distintas ría de las colecciones fueron desmanteladas y
áreas del quehacer del país: bancos, industrias, vendidas en sucesivas subastas públicas. Entre
hospitales, academias, distintos ámbitos de la los fondos bibliográficos más interesantes del
ciencia y la tecnología, etc. A partir de la déca período estudiado, además de los menciona
da de 1960, muchas de estas unidades evolu dos en lo referido a los bibliófilos, se deben ci
cionaron hacia centros de documentación e tar las bibliotecas de Enrique Peña, Pedro N.
información, tomando como referencia, en lí Arata, Francisco P. Moreno, José Antonio Pi
148 neas generales, los modelos de países euro llado, Baldmar F. Dobranich, Iuan A. Farini,
EL LIBRO Y SUS AMBITOS
entre los años 1938 y 1952, debido a su dinámi firmas comerciales que funcionaban en la ca
ca política de exportación, lograron imponer pital al promediar el siglo, se puede mencio
sus productos en el mercado latinoamericano. nar, como ejemplo ilustrativo, debido a su
Muchas fueron las editoriales que se destacaron magnitud y trascendencia, a la librería El Ate
por su actividad durante la primera parte del neo. Por otra parte, basta recordar que a co
siglo XX; entre ellas cabe mencionar a las si mienzos de la década de 1970 existían alrede
guientes: librería y editorial La Facultad (de dor de 400 librerías en el país.
Iuan Roldán), El Ateneo (de Pedro García), Existió, pues, una extraordinaria variedad
Ediciones América Latina (de Lorenzo Rosso), de comercios libreros, destacándose los dedi
Tor (de Juan Torrendell), Kapelusz, Ángel Es cados al libro americanista, al jurídico y litera
trada, Librería del Colegio, Atlántida, Manuel rio, y al libro de viejo o de ocasión. Los comer
Gleizer, Babel (de Samuel y Leonardo Glus ciantes porteños dedicados a libros valiosos,
berg), Claridad (de Antonio Zamora), Emecé, agrupados en la Asociación de Libreros y An
Sudamericana, Losada, y tantas otras, cuya ticuarios de la Argentina, editaron una intere
enumeración excede el presente capítulo. Una sante revista, Alada. Además, fueron famosas
mención especial merecen tres notables edito en Buenos Aires las librerías al aire libre o en
res que iniciaron sus actividades en el siglo XIX plazoletas, en las cuales no sólo era posible ad
y que, por la calidad de sus ediciones, desempe quirir obras agotadas a bajo precio sino tam
ñaron un papel de primera importancia en la bién raras ediciones de libros antiguos; algu
historia editorial argentina, cuyas empresas nas de ellas, muchas aún vigentes, fueron los
fueron continuadas por sus herederos; ellos quioscos de venta de libros instalados detrás
son: Pablo Emilio Coni, Guillermo Kraft y Ia del Cabildo durante el período 1941-1960, y
cobo Peuser. las actuales ferias en Tribunales y en el Parque
En cuanto a la evolución de las librerías ar Rivadavia. A partir de la década de 1970, sin
gentinas, en general, éstas han seguido el com embargo, comenzó una lenta pero sostenida
portamiento de la industria editorial, pues el crisis, debido a la constante devaluación de la
mayor número se concentró en las grandes moneda y a la falta de poder adquisitivo de
ciudades del país, tales como Buenos Aires, aquellos sectores sociales que habitualmente
Mendoza, Paraná, Rosario y Tucumán. Su pre compraban libros; en forma tal que, en pocos
sencia fue escasa en las localidades lejanas de años, cerraron sus puertas varias librerías que
los centros urbanos, aunque la inauguración habían trabajado durante décadas.
de varias universidades nacionales durante el
siglo XX alentó la presencia de ellas en el inte
rior. No obstante, el “reino” de las librerías se BIBLIOGRAFIA
importantes en esta temática, pues en esa épo go denominado Boletín Bibliográfico Nacional
ca descollaron como notables bibliógrafos las (1951-1963), el cual estuvo a cargo de distin
figuras de Antonio Zinny, Bartolomé Mitre, tas entidades oficiales. A estos intentos debe
Juan María Gutiérrez y los hermanos Alberto agregarse una publicación de corta vida: Poli
y Enrique Navarro Viola. Fue, inequívoca biblon (1947), dirigida por Carlos V. Penna,
mente, la “época de oro” de la bibliografía ar revista que incorporaba los materiales depo
gentina. Este promisorio comienzo, sin em sitados en el Registro de la Propiedad Intelec
bargo, no continuó con la intensidad y calidad tual. Dentro de este pobre panorama, es im
técnica inicial durante el transcurso del siglo portante señalar la aparición en 1959 de la
XX, ya que a comienzos de la década de 1980 Bibliografia argentina de artes y letras, editada
la Argentina aún no contaba con una biblio por el Fondo Nacional de las Artes y dirigida
grafía nacional retrospectiva ni corriente. por Augusto Raúl Cortazar, sin duda algima,
La situación, pues, ha sido tan precaria en la obra de mayor calidad bibliográfica en el si
este campo que es necesario recurrir a esfuer glo XX; lamentablemente, tal como lo indica
zos parciales, aislados e incompletos para tener su nombre, sólo cubría el sector de humani
una idea del estado de la bibliografia en el pe dades. Esta importante publicación dejó de
ríodo 1914-1983. Existieron, empero, irnpor aparecer en 1975.
tantes contribuciones dentro de este limitado No obstante esta escasez de repertorios bi
panorama. En primer término cabe mencionar bliográficos, es oportuno recordar algunas pu
la existencia de dos bibliograflas de bibliografia; blicaciones periódicas donde se registraron o
argentinas, la de Narciso Binayán (1919) y la reseñaron obras argentinas, tales como: Bi
realizada, varios años después, por Abel Rodol bliograma (1953), publicada por el Instituto
fo Geoghegan (1970). Estos trabajos tienen el Amigos del Libro Argentino; el Fichero Biblia
mérito de demostrar la riqueza incalculable de gráfico Hispanoamericano (1961), editado por
nuestros estudios bibliográficos, señalando así Bowker; Biblos (1941), publicada por la Cá
la imperiosa necesidad de futuras compilacio mara Argentina del Libro; Señales (1949), diri
nes más sistemáticas y exhaustivas. gida por María Esther de Miguel; la Bibliogra
A fines de la década del veinte y comienzos fía argentina (1961), de carácter selectivo y
del treinta aparecieron dos serios intentos de editada como sección de la Revista de la Uni
control bibliográfico nacional, aunque, la versidad de Buenos Aires; el Boletín bibliográfi
mentablemente, de vida muy efimera. Ellos co de obras inscriptas (1973), compilado por la
fueron: el Anuario bibliográfico: letras, historia, Dirección Nacional del Derecho de Autor, y
educación y filosofia (1927-1930), editado en muchas otras publicaciones de menor interés
La Plata por el Instituto Bibliográfico de la Fa bibliográfico.
cultad de Humanidades y Ciencias de la Edu Otras fuentes de significativa importancia
cación; y la Bibliografía general argentina para el control bibliográfico del período estu
(1931-1933), compilada por Fortunato Men diado son las siguientes: el Handbook of Latin
djlaharzu, Manuel Selva y Lorenzo I. Rosso. American Studies, en el cual aparece registrada
En esa época también comenzó a editarse desde 1936 una selección de la bibliografia ar
152 el Boletín Bibliográfico Argentino (1937), lue gentina en el campo de las humanidades y
EL LIBRO Y sus ÁMBITOS
mente los estudios bibliográficos y biblioteco Iosé Federico Finó y Carlos Víctor Penna. Es
lógicos. Se mencionan, entre otros, los aportes ta nueva etapa, ahora influida por concepcio
de Federico Birabén, Pablo Pizzurno, Iuan nes anglosajonas, señala el comienzo en la Ar
Túmburus, Pedro B. Franco, Santiago M. gentina de la bibliotecología moderna. En
Amaral, Francisco Scibona, Ernesto Nelson, breve tiempo la Escuela contó con un plantel
Raúl Cisneros, Hanny S. de Simons, los que de brillantes profesores y su fama y prestigio
abarcaron, en su totalidad, el período 1904 se extendió por América latina, a tal grado
1934. Por entones, los bibliotecarios eran inte que dicho período se conoce como la época
lectuales, en el mejor de los casos, que organi dorada de la enseñanza de la bibliotecología
zaban las bibliotecas guiados por una en la Argentina.
mentalidad pragmática y empírica, es decir, Augusto Raúl Cortazar presentó, en 1949,
sin pauta profesional alguna. El modelo de ad un nuevo plan de estudios que actualizó la ca
ministración que irnperaba era el europeo y el rrera de bibliotecarios en la Facultad de Filo
encargado de la biblioteca debía tener un per sofia y Letras; y en 1957 se inauguró, en la Bi
fil erudito. Además, la influencia del positivis blioteca Nacional, la Escuela Nacional de
mo exigía, justamente, esa tonalidad pragmá Bibliotecarios. Lentamente, pero con continui
tica y utilitaria de la biblioteca. Por otra parte, dad y perseverancia, fueron surgiendo, aún en
la Argentina fue pionera en organizar los pri condiciones modestas y precarias y con distin
meros estudios bibliotecológicos de nivel uni tos grados de formación, varias escuelas de bi
versitario en América latina. Por iniciativa del bliotecarios en el interior del país. En 1979, la
decano de la Facultad de Filosofía y Letras Argentina contaba con trece escuelas de biblio
(UBA), doctor Ricardo Rojas, en 1922 se creó tecología, tanto nacionales como provinciales y
en dicha casa de estudios la Escuela de Archi privadas, aunque eran insuficientes debido a su
veros y Bibliotecarios. No obstante, este acto concentración en áreas urbanas y padecían la
fundacional respondió más a una formalidad falta de homologación en sus materias básicas.
académica que a la realidad. Se trataba de un En 1953, luego de varios intentos, se cons
curso ajeno a la formación profesional del bi tituyó la Asociación de Bibliotecarios Gradua
bliotecario, impregnado por orientaciones li dos de la Capital, que a partir de 1958 se deno
terarias e históricas que, lamentablemente, minó Asociación de Bibliotecarios Graduados
languideció por falta de alurrmos. de la República Argentina, abarcando así a to
Recién en 1937 se dictó el primer curso de dos los profesionales del país. Además de velar
biblioteconomía (1937-1942) con caracterís por los intereses profesionales, ha organizado,
ticas realmente profesionales, aunque aún en numerosas ocasiones, el Congreso Nacional
muy modestas. Esta nueva experiencia se lle de Bibliotecarios. También en el interior del
vó a cabo en la Escuela del Servicio Social del país se fundaron otras asociaciones, tales como
Museo Social Argentino y Manuel Selva fue el la Asociación de Bibliotecarios de Córdoba
responsable de inaugurar el curso. Poco tiem (1957), la Asociación Chaqueña de Biblioteca
po después, en 1943, este primer intento de rios (1961), la Asociación de Bibliotecarios de
formación de bibliotecarios fue sustituido Jujuy (1980), la Asociación de Bibliotecarios de
154 por la Escuela de Bibliotecología, a cargo de Entre Ríos (1983), entre otras.
EL LIBRO Y sus ÁMBITOS
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁHCA
La bibliografia existente sobre la historia impresa. A ello debe agregarse la ausencia (ca
del libro y la lectura en la Argentina durante si total) de trabajos modernos sobre la histo
el siglo XX, en líneas generales, se caracteriza ria de la lectura y los lectores. No obstante, es
por su escasez, dispersión y heterogeneidad. posible enumerar -sin ánimo de ser exhausti
Se carece, en esta temática, de un estudio glo vos en cuanto a las fuentes- una serie de estu
bal, panorámico y actualizado de la cultura dios y contribuciones que permiten recons 159
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
truir provisionalmente el universo del libro y bro en Hispanoamérica: origen y desarrollo, Ma
sus ámbitos. drid, 1986; RUBEN OSCAR MOGUILANSKY, El li
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rias de un librero, Buenos Aires, 1997. Argentinos, n° 3, Buenos Aires, 1997, págs. 21
En lo que se refiere a la bibliografía, cabe 58; JOSEFA E. SABOR, Manual de fuentes de infor
citar: TEODORO BECÚ, La bibliografía en la Re mación cit.; MARIA ÁNGELES SABOR RIERA, Con
pública Argentina, Buenos Aires, 1945; Do tribución al estudio histórico del desarrollo de los
MINGO BUoNOcoRE, “El libro y los bibliogra servicios bibliotecarios de la Argentina en el siglo
fos”, en AUTORES VARIOS, Historia de la XIX, Resistencia, 1974-1975; REINALDO JOSE
literatura argentina, vol. 6, Buenos Aires, SUAREZ, “La situación bibliotecaria argentina”,
1960, págs. 279-350; CAMARA ARGENTINA DEL Umbral 2000, vol l, n° l, La Plata, 1972, págs.
LIBRO, ISBN 1982, Buenos Aires, 1983; ROBER 65-71; REINAI_DO IOSE SUAREZ, La problemática
162 TO COUTURE DE TROISMONTS, Estado actual de bibliotecaria argentina, Buenos Aires, i990.
EL LIBRO Y SUS ÁMBITOS
163
6 1. LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL
Y POLÍTICA
Diana Quattrocchi-Woisson
fluencia italiana en la cultura argentina, la au cribir a ninguna tendencia política, filosófica o
tovaloración de los escritores que se iniciaron literaria, desechando el espíritu de círculo”, tal
entre 1900 y 1914 y, la última, “América y el vez allí radicó la debilidad de la empresa. En
destino de la civilización occidental”. En la en todo caso, si la “bandera de la tolerancia” había
cuesta de 1932, al cumplirse las bodas de plata sido el estilo y el combate de Nosotros, esta
de la publicación, la dirección de Nosotros se bandera se hizo insostenible con el correr de
dirige a quienes habían iniciado su vida inte los años.
lectual entre 1900 y 1914, pidiéndoles que opi Las dos épocas de Nosotros —de 1907 a
nen sobre strpropia generación. Entre las cin 1934 y de 1936 a 1943- son algo más que un
cuenta respuestas de escritores y artistas, se accidente de recorrido. No es una interrup
destaca la de un miembro de la redacción de la ción por problemas económicos pasajeros, co
revista, Julio Noé, doctor en Jurisprudencia y mo ocurrió en otras ocasiones (resueltos casi
crítico literario: “Ha nacido nuestra genera siempre gracias a la intervención de la Socie
ción en el otoño del liberalismo cuando ya se dad Anónima Cooperativa Nosotros, creada
había apagado el fervor de sus comienzos y en 1912). La interrupción de la revista duran
aún no había nacido el fervor antiliberal. Ha te casi dos años fue el resultado del desaliento
llevado su tibieza a todos los partidos, y es por de sus directores y de muchos de sus colabora
eso, que en esencia, apenas se distinguen los dores frente a los cambios vertiginosos en el
unos de los otros”. Iulio Noé concluye que to panorama político nacional e internacional.
dos ellos, por entonces, se movían dentro del Estos cambios ponían en tela de juicio la esen
“centro liberal”. Y precisamente es esta tibieza cia misma de la empresa Nosotros. Para enca
en las posiciones, que poco permite distinguir rar los graves problemas políticos, económicos
los unos de los otros, lo más característico de y sociales de los años treinta, la revista “debe
la empresa cultural Nosotros. rá tomar forzosamente partido en estos días
En lo político, Nosotros saludó a la Ley de definiciones, cuando no de facciones, y al
Sáenz Peña como instrumento de la regenera tomarlo, dejará de ser lo que fue para ser otra
ción cívica del país, inclinándose a ver mayor cosa”, decían sus directores a modo de despe
coherencia programática en el socialismo que dida, en el número 299-300. Al cerrar la revis
en el radicalismo. Si bien Nosotros apoyó el ta explicando que se negaban a tomar partido
golpe de septiembre de 1930 como tantos en una época de “definiciones” y de “faccio
otros sectores de la vida argentina, también nes”, los directores de Nosotros estaban confe
manifestó dudas con respecto a la legitimidad sando la inadecuación de esta empresa cultu
de un gobierno militar, reclamando que la in ral a los nuevos tiempos políticos, marcados
tervención de los militares desembocase en un por una gran polarización ideológica. En efec
nuevo proceso electoral. to, ¿cómo modificar la línea de conducta de
A lo largo de más de 35 años de existencia, “puertas abiertas, conciliación de generacio
la revista Nosotros reivindicó haber sido “un nes, presencia equilibrada en todo aconteci
testigo lúcido de la vida del país”. Si la tarea miento de importancia social, política o litera
primordial de Nosotros era “tomarle el pulso al ria”?, como lo indica Aurora Ravina en su
168 mundo que la rodeaba, con tolerancia, sin ads estudio de la revista Nosotros. Alfredo Bianchi
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
falleció el 23 de noviembre de 1942, y en pala vista despertaba sus carcajadas, a pesar de que
bras de Giusti, “su muerte le restó a Nosotros el se burlasen en ella de su propio personal polí
alma”. En octubre de 1943, Giusti, como tan tico. El sentido de humor de los martinfierris
tos otros profesores, fue declarado cesante en tas, con sus famosos epitafios y su estilo irreve
sus cátedras del Instituto Nacional del Profe rente, se relaciona con la escritura de Oliverio
sorado y del Colegio Nacional Manuel Belgra Girondo. En las páginas de Martín Fierro se de
no. Fue el tiro de gracia. nunció que su obra mayor, Veinte poemas para
Las encuestas y las polémicas de Nosotros, ser leídos en el tranvía, había sido silenciada por
tan corteses, tan tolerantes, tan integradoras, “revistas anquilosadas”, “magazines cursis”, así
tan pluralistas, tuvieron el defecto de su prin como por la “estupidez” e “hipocresía” de los
cipal virtud. Las tomas de posición quedaron grandes diarios. Se enfatizó también el “carác
a menudo diluidas en estas voces plurales. Las ter netamente argentino” de esta obra, por su
encuestas que la revista patrocinaba indican “franqueza gaucha mezclada con rudeza y des
los temas en debate, pero no permiten sacar plante indígena (...) al arrojar palabras como
conclusiones sobre la correlación de fuerzas boleadoras (...) con una guapeza toda argenti
entre las diferentes posiciones. A lo sumo, las na, nativa, ancestral”. Esta toma de posición es
encuestas de Nosotros informan que un deba tética y política quedó resumida en el famoso
te se había abierto en la sociedad argentina y manifiesto publicado en el cuarto número de
que Nosotros no podía ni pretendía cerrarlo. Martín Fierro. Escrito por el poeta más trans
La prudencia y moderación de los animadores gresor de los que habían publicado hasta el
de Nosotros encontrará al filo de los años algu momento, el manifiesto atacaba por igual al
nos detractores y no pocos emuladores. “honorable público” y a la “funeraria solemni
dad del historiador y del catedrático que mo
MARTÍN Emma mifica cuanto toca”, anunciando que Martín
Fierro inauguraba una “nueva sensibilidad”,
Frente al estilo intelectual inaugurado por una manera inédita de ver al país y a sus gen
Nosotros, la aparición de la revista Martín Fie tes, gracias a una generación que pretendía
rro en febrero de 1924, bajo la dirección de cuestionar lo establecido y lo aceptado. Se ha
Evar Méndez -seudónirno de Evaristo Gonzá dicho que este manifiesto, repartido también
lez-, pudo parecer una verdadera revolución. como volante en las calles de la ciudad, tuvo
Era la tercera vez que una publicación argenti una “repercusión exagerada”, pero que logró
na reivindicaba en su título al poema de Iosé así nuclear a la juventud artística de vanguar
Hernández (en 1904, una publicación anar dia. También se indicó que los martinfierristas
quista y en 1919, una publicación antiyrigoye ignoraron a los surrealistas, pero irnítaron en
nista). Evar Méndez, poeta y periodista, ejercía cambio el manifiesto futurista italiano. El espí
funciones de bibliotecario en la Casa de Go ritu de imitación, reflejo típico de las intelec
bierno y era amigo personal del presidente tualidades periféricas, atravesó muchas empre
Marcelo T. de Alvear. En el segundo número de sas culturales argentinas; sin embargo, algimas
Martín Fierro aparece una carta del Presidente imitaciones fueron más novedosas y creativas
de la República señalando que el estilo de la re que otras en cuanto a sus adaptaciones y efec 169
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
tos locales. Así, por ejemplo, la defensa deno Como queda indicado en el análisis de Al
dada del idioma argentino y de su especifici tamirano y Sarlo, la aparición de la vanguardia
dad fonética fue toda una novedad en aquella estética martinfierrista implicaba la existencia
época. Como la utilización del voseo en la len más o menos desarrollada de un espacio cultu
gua escrita, que tardaría muchas décadas en ral cuyas formas e ideologías esta vanguardia
imponerse en los sectores cultos: “Martín Fie venía a cuestionar. En ese espacio cultural, la
rro tiene fe en nuestra fonética, en nuestra vi revista Nosotros era el órgano por excelencia de
sión, en nuestros modales, en nuestro oído, en consagración y de difusión cultural. Por ello,
nuestra capacidad digestiva y de asimilación”. en Martín Fierro, se llegó a solicitar el cierre de
El enfrentamiento entre el grupo “Florida” la revista Nosotros invocando una disposición
de los martinfierristas y el grupo “Boedo” de municipal que “prohibía tener cadáveres en
los escritores ligados a las revistas Los Pensa exhibición” (sic). A pesar de la irreverencia y de
dores y Claridad —-acusados por Martín Fierro la iracundia que la distinguían, o de la utiliza
de ser la izquierda política y la derecha litera ción del “escándalo como modalidad típica
ria- generó tal vez mayores rupturas a poste mente vanguardista”, se ha afirmado que la re
riori, cuando el campo cultural argentino, vista no significó ni un quiebre en el sistema
profundamente dividido, necesitó legitimar cultural argentino ni un cuestionamiento al
sus orígenes. Sobredimensionada o no, lo cier orden social vigente. Para Altamirano y Sarlo,
to es que la experiencia de la revista Martín el “moderantismo” y “la superficialidad com
Fierro dejó huellas en la vida cultural argenti bativa” de Martín Fierro tienen que ver con la
na, aunque muchas de sus polémicas no fue época y su bonanza económica y social. Así
sen más que escaramuzas entre escritores liga por ejemplo, si Martín Fierro criticaba al inten
dos por lazos de amistad y que fraternizaban dente de Buenos Aires por su papel en la atri
en la bohemia literaria de estos años de pro bución de premios literarios, era para reclamar
greso material. que esos premios pasasen a la órbita del Minis
En cuatro años de “vida irregular y espas terio de Instrucción Pública.
módica”, Martín Fierro fue un “periódico lúdi Más importante para el tema aquí tratado
co y travieso, típico de cachorros”, segím La es que la clausura de Martín Fierro estuvo
fleur y Provenzano. Ese humor martinfierrista marcada por un claro conflicto político, y este
alegre y desprejuiciado ya no volverá a encon dato merece ser tomado en cuenta y no relega
trarse por muchos años en las revistas cultura do a lo meramente anecdótico. Iorge Luis Bor
les. Los famosos epitafios donde se burlaron ges había fundado el “Comité Yrigoyenista de
de casi todos, incluidos ellos mismos, siguen Intelectuales Ióvenes” para adherir a la segun
siendo recordados aún hoy por los escritores da candidatura presidencial del caudillo radi
argentinos. El humor de las publicaciones na cal. Los postulados de este comité y la lista de
cionalistas adoptará posteriormente otro ca firmantes (Leopoldo Marechal, Macedonio
riz: un humor corrosivo, ácido, pero funda Fernández, Roberto Arlt y los hermanos Enri
mentalmente grave como el telón de fondo de que y Raúl González Tuñón, entre otros) se
la época en la que les tocó actuar, posterior a publicaron en el popular diario Crítica. El al
170 la crisis del treinta. vearismo de Evar Méndez se veía así contra
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLITICA
todo lo aprendido —“lo primero que has de kistas, pero contando siempre con la figura de
hacer es vomitar todo lo que te han inculcado árbitro convocante de Antonio Zamora. Clari
en la escuela”—. Particular atención se le con dad fue blanco de la represión luego del golpe
cedió en esta lucha a la tradición historiogra de 1930 —golpe que, sin embargo, había apo
fica argentina: “nuestra historia es inflada; ha yado al igual que Nosotros- y su director ter
carecido de documentación; se ha inventado minó expulsado del territorio argentino, aun
una historia con héroes que no son tales, en que la expulsión y la prohibición hayan tenido
beneficio exclusivo de una casta privilegiada”. corto alcance temporal. Claridad y su director
Según los artículos editoriales, más que a los volvieron a la lid y no pretendieron ser eco de
héroes fundadores, la nacionalidad argentina nada, sino abordar todos los temas sin eufe
debería estarle agradecida a la mano de obra mismos, declarándose en “rebelión anárquica
inmigrante. La lucha de Claridad era contra la contra la cursilería y la mojigatería”, ufanán
Iglesia (“regresión y barbarie”), contra el Es dose de su libertad —“nos sentimos libres, no
tado (“el entronizamiento de unos pocos pensamos a sueldo de ningún diario”-, que
aprovechados”), contra el Ejército (“refugio riéndose sumar a todos aquellos que “nacie
de criminales repugnantes”), contra el cura ron para revolucionar el mundo”; la política
(“porque mira a la mujer como instrumento terminó absorbiendo la cultura. Al finalizar la
del pecado, cuando ella es la vida y el irnpul década del treinta, ya la narrativa se había re
so del universo”). ducido para dejar cada vez más espacio a los
Privilegiando una concepción pedagógica, ensayos políticos, económicos y sociales.
la de llevar la luz de la inteligencia a los sectores El papel del intelectual que concibe Clari
populares, la primera tarea de la editorial de dad es el de un pedagogo cuya misión consis
Zamora fue la traducción al castellano de gran te en educar a los sectores populares a través
des pensadores universales, poniéndolos a dis de la palabra escrita. Esta “confianza hiperbó
posición de un público amplio y de pocos re lica en los textos” como instrumento para
cursos. Precursor de la literatura de bolsillo, cambiar la mentalidad de un pueblo no obtu
como lo pone de relieve la tesis doctoral de Flo vo siempre los resultados esperados. En esta
rencia Ferreira de Cassone, la idea de “ganar ambición de “educar al soberano”, las afinida
poco para ganar mucho” fue la divisa de Zamo des con el proyecto liberal sarmientino son
ra, apuntando exitosamente no sólo al mercado tan evidentes como las dificultades en orientar
nacional sino también al latinoamericano. políticamente a ese pueblo soberano que no
La obligación de los intelectuales, según la siempre es capaz de elegir en el sentido preco
revista Claridad, era la de estar más cerca de nizado por sus ilustres pedagogos. Si el pro
las luchas sociales que de las manifestaciones yecto de Claridad de organizar el “ala izquier
puramente literarias, afirmando que para el da de la intelectualidad” opuesta a la “prensa
porvenir de la humanidad, “las luchas sociales rica, el teatro industrializado, las academias y
tienen más utilidad que las grescas literarias”. los jurados oficiales, la docencia y la intelec
Las diversas sensibilidades de izquierda no de tualidad burocrática” se reveló de dificil reali
jaron de enfrentarse en las páginas de la revis zación en la Argentina, ¿no habría que buscar
172 ta, anarquistas, socialistas, comunistas y trots algún indicio de este fracaso en la actitud mo
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
ralista de la izquierda “esclarecida” frente al no. Pero antes de que floreciese el período pe
“mal gusto” de los sectores populares? El desa ronista, otras revistas argentinas de capital irn
grado de la revista Claridad ante los homena portancia en la vida cultural harán su apari
jes fúnebres rendidos por ese pueblo a un ído ción y otras, no menos importantes, dejarán
lo tan “sospechoso” como Carlos Gardel y su de publicarse.
repudio a ciertas formas de sensibilidad popu Claridad fue atemperando la virulencia de
lar como el tango, el fútbol o las carreras de sus posiciones iniciales al calor de los aconte
caballos, denunciados como “enemigos de una cimientos internacionales. Su inequívoco apo
correcta conciencia social y política”, pueden yo al campo republicano durante la guerra ci
haber provocado efectos contrarios. Algo si vil española fue dando paso a posiciones más
milar ocurrió con la crítica feroz a los gobier moderadas. Frente al ascenso del fascismo y la
nos radicales surgidos del sufragio universal. inminencia de la contienda mundial, Claridad
Así, en plena campaña contra el segundo go tomó partido por la alianza continental pro
bierno de Yrigoyen, puede leerse en las pági puesta por Roosevelt. De este período data la
nas de Claridad que “el pueblo no a elegido a modificación del subtítulo de la revista, iden
sus representantes sino a los sirvientes del más tificada ahora con los “hombres libres de
hermético de los caudillos que el país ha teni América”. La prédica antiimperialista fue per
do. Si el sufragio popular, secreto y libre con diendo intensidad, aunque en las páginas de
tinúa dando tan ‘excelentes’ resultados, habrá Claridad se siguiera discutiendo sobre los al
que cambiar el procedimiento para acabar con cances y los límites de la democracia y de la re
3))
gobiernos tan ‘ejemplares Consecuentes con volución, se analizase la posibilidad de convo
esta política, saludaron al golpe de Estado de car a un “Congreso Latino Americano de
1930 porque “nunca creímos ni en la virtud ni Izquierdas”, o se concediese mucha atención al
en la capacidad de los hombres que desquicia proyecto del aprismo peruano proponiendo
ban el país envalentonados porque el pueblo una versión americana del socialismo marxis
había cometido el error de elegirlos y, por lo ta, el “socialismo indoamericano”.
tanto, aplaudirnos el movimiento que los ha El agotamiento de la experiencia aparece
barrido por completo. Ha caído la peor de las muy estrechamente ligado a los problemas
oligarquías que ha tenido el país: la oligarquía económicos y políticos que trajo la Segunda
de los incapaces y los ladrones”. Y como lógico Guerra Mundial. Aunque la editorial Claridad
corolario de esta posición, desde las páginas continuó sus actividades, Antonio Zamora
de Claridad se enjuició severamente a los inte decidió dejar de publicar la revista -que había
grantes del “Comité Yrigoyenista de Inte alcanzado tiradas de 10.000 ejemplares- y el
lectuales Jóvenes” por estar al servicio de la estudio de Florencia Cassone pone de relieve
“mala política del Klan Radical”. Este desen las dificultades en el abastecimiento de papel
cuentro entre las posiciones de la izquierda y prensa como factor determinante, señalando
las preferencias populares se tematizará años que para la misma época dejaron de aparecer
más tarde a partir de posiciones francamente otras importantes publicaciones periódicas
antiintelectuales y cristalizará en uno de los argentinas como las revistas P.B.'IÏ, Caras y
repertorios preferidos del populismo argenti Caretas, Fray Macho, Nosotros, El Hogar, Mun 173
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
Intelectuales en un café de Boedo. Entre otros Edmundo Guibourg. Samuel Eichelbaum e lvonne Lardy. Banco dela Nación
Argentina. Acción, presencia y testimonio en Ia construcción del país.
do Argentino, Vea y Lea, Hechos e Ideas, así co Claridad. La desaparición de esta revista dejó
mo los diarios El Mundo, Crítica, Noticias un vacío que ningún otro emprendimiento
Gráficas y La Época, o semanarios como Ar logró llenar: la dispersa izquierda argentina
gentina Libre, Tribuna Demócrata y La Van no volverá a encontrar un vocero político—cul
guardia. Cabe precisar aquí que, en muchos de tural que la congregue más allá de sus nume
estos casos, la fecha divisora de aguas fue la de rosas facciones.
1943, como resultado de la intervención mili
tar del 4 de junio, y que las dificultades en el SUR
abastecimiento de papel no afectaron del mis
mo modo a todas las publicaciones argenti La tradición liberal logró, en cambio, so
nas. En el caso del cierre de Claridad, cuyo úl breponerse a muchas peripecias económicas y
timo número apareció en diciembre de 1941, políticas. Así, por ejemplo, la revista Sur, que
la distancia que Zamora había tomado respec se publicó regularmente entre 1931 y 1970. Si
to de las posiciones del Partido Socialista Ar Sur pudo nacer y prosperar en tiempos difíci
gentino merecería una mayor indagación. Así les y polarizados es porque ocupó un lugar
como el hecho de que luego del ataque a Pearl que se encontraba vacío, al menos en el terre
Harbor, en diciembre de 1941, la defensa in no de las definiciones liberales. Sur -una de las
condicional de los Estados Unidos pudiese revistas argentinas mejor conocidas y estudia
174 plantearle algunas dificultades al director de das, a partir de la excelente tesis doctoral de
LAS REVISTAS EN LA VIDA lNTELECTUAL Y POLÍTICA
Iohn King- había comenzado a editarse como hermandad universal de escritores con ideas
lujosa revista trimestral, con más de 150 pági afines sino ante las consecuencias de un mun
nas y fotografias que luego se suprirnieron por do desgarrado y dividido. Se afirmó entonces
ser muy costosas. Los gastos de publicación un proyecto cultural según el cual las elites in
eran altos y la circulación reducida, y aunque la telectuales ejercerían primordialmente una
fortuna personal de Victoria Ocampo (1891 función de árbitros del buen gusto rechazan
1979) fuese el respaldo primordial, la revista do toda “contaminación ideológica” frente a
recién se regularizó con apariciones mensuales los “males del siglo” (nacionalismo, autorita
a partir de 1935. La fimdación de la editorial rismo, fascismo, comunismo). Se ha inferido
Sur, en septiembre de 1933, ayudó a consolidar erróneamente que a partir de esta posición
la empresa, siguiendo el ejemplo de la Revista Sur preconizó un acendrado apoliticismo. No
de Occidente dirigida por el filósofo español fue así, la revista creada por Victoria Ocampo
José Ortega y Gasset. tuvo a lo largo de su historia claros y contun
El autor de La rebelión de las masas, obra dentes pronunciamientos políticos. Del mis
publicada en 1930, había sido uno de los men mo modo es necesario no perder de vista que
tores espirituales de la revista Sur. El postulado el cosmopolitismo de Sur -luego tan denosta
orteguiano de “que un grupo de iguales preser do—, como el de tantos otros intelectuales ar
ve la continuidad de la civilización ante la cul gentinos, implicaba la necesidad casi irnperio
tura de masas” será la divisa de Victoria Ocam sa de romper con el provincialismo cultural.
po y de sus amigos y colaboradores. A partir de El compromiso personal de Victoria Ocam
los trabajos del norteamericano Waldo Frank, po con su revista fue muchas veces señalado, así
otro mentor de la revista, los primeros núme como su inagotable energía organizando confe
ros tratarán de los problemas planteados por la rencias, debates, celebraciones, viajes y visitas.
cultura americana. Dando preferencia a los en Al construir una férrea red de alianzas naciona
sayos sobre cultura general y a la relación de los les e internacionales alrededor de la figura in
intelectuales con sus sociedades, en los prime sustituible de Victoria Ocampo, con puentes
ros tiempos Sur publicó también artículos de tendidos hacia el mundo de la prensa y la edi
escritores nacionalistas como Julio Irazusta o ción, y gracias a una constelación intemacional
Ramón Doll, o comunistas como Elías Castel de colaboradores que ostentaban, salvo excep
nuovo, quien analizó la situación de los escri ciones, un gran nivel intelectual, Sur logró nacer
tores rusos al regreso de su viaje a la Unión So y consolidarse en tiempos agitados. Pero Sur fue
viética en 1932. algo más que la criatura dilecta de su fundado
Con la Guerra Civil Española, y luego del ra. En esta revista de ideas basada en la expe
agitado congreso del Pen Club realizado en riencia literaria de sus principales colaborado
Buenos Aires en 1936, las aguas se dividieron. res se afirmó una concepción del intelectual que
Cuando en este congreso el fascista Filippo luego será severamente cuestionada: quienes es
Martinetti atacó públicamente a Victoria taban capacitados para leer y escribir la buena
Ocampo, quedó en evidencia que los intelec literatura estaban particularmente calificados
tuales del “Sistema-Sur”, según la definición de para ocuparse de historia, de política, o de todo
Emilia Zuleta, ya no se encontraban ante una tema con resonancias morales o sociales. 175
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
En cuanto a las tomas de posiciones polí gozar del apoyo de las autoridades argentinas
ticas, tras una pequeña confusión inicial, Sur en este período. En cambio, a lo largo de toda
defendió la causa republicana a lo largo de la la guerra, Sur se benefició con la política esta
Guerra Civil Española y sus colaboradores dounidense de estimular el desarrollo de elites
ayudaron a organizar la solidaridad y a dar re intelectuales modernas en varios países del he
fugio a intelectuales españoles, entre ellos a misferio. Nelson Rockefeller organizó la Ofici
Rafael Alberti. La publicación en Sur, en agos na de Coordinación de Asuntos Interamerica
to de 1937, del artículo de Jacques Maritain nos en 1940. María Rosa Oliver, gran amiga de
“Sobre la guerra santa”, desató la ira de la re Victoria Ocampo y colaboradora de la revista,
vista católica Criterio, que acusó a la revista di trabajó en la Oficina del Coordinador durante
rigida por Victoria Ocampo de tener una dos años, de 1942 a 1944. En diciembre de
“orientación francamente de izquierda”. ¡Iz 1941, después del ataque a Pearl Harbor, Sur
quierdista no!, respondieron los acusados, ¡li publicó un número titulado “La guerra en
beral y democrática! América” y declaró su apoyo a los Estados Uni
Se ha afirmado que el liberalismo argenti dos y al concepto de panamericanismo, preco
no perdió toda oportunidad de ser identifica nizando “una América indivisible desde el es
do con la democracia después del golpe del trecho de Behring hasta el cabo de Hornos”.
treinta. El régimen de la Concordancia (alian Aparece allí una crítica muy abierta al gobier
za del partido conservador, una fracción del no argentino por no abandonar la neutralidad.
partido radical y un grupo minoritario de so La identificación de Sur con los Aliados fue to
cialistas, el Partido Socialista Independiente) tal, desde el apoyo a los Estados Unidos hasta
sólo pudo legitirnarse electoralmente median el homenaje a Winston Churchill; aunque el
te la política del fraude. ¿Sur apoyó esa época hogar espiritual de la revista siguiera siendo
de democracia restringida y fue entonces la ex París, como quedó demostrado en el número
presión cultural de la “década infame”? Esta vi dedicado a la “Liberación”, aparecido en octu
sión de los procesos históricos, que gozó de bre de 1944. Del mismo modo, el número es
tantas simpatías en tiempos aún no lejanos, pecial consagrado al Brasil, en septiembre de
parece hoy un tanto mecánica y reductora. Así, 1942, aparece ligado a la visita oficial de María
por ejemplo, en el terreno de la política inter Rosa Oliver, pero este “Homenaje al Brasil” no
nacional, Sur se opuso a la política oficial del es sólo un homenaje a su literatura sino tam
gobierno argentino al declarar expresamente bién a las iniciativas políticas del régimen bra
su apoyo a la causa aliada durante la Segunda sileño: se publicó en este número de Sur el dis
Guerra Mundial. Las expresiones culturales de curso de Getulio Vargas anunciando la entrada
la izquierda argentina también podían com del Brasil en la contienda y exhortando al con
partir las opiniones de Sur sobre la Guerra Ci tinente americano a mantenerse unido contra
vil Española y la Segtmda Guerra Mundial. la amenaza común.
Durante el período de la guerra, y a pesar de las A partir de la Segunda Guerra Mundial, la
dificultades en el suministro de papel, la publi distancia que los miembros de la revista fue
cación de Sur no fue interrumpida. Sin embar ron tomando respecto del gobierno argentino
l76 go, la revista de Victoria Ocampo no pareció no fue suficientemente subrayada. En 1942,
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
Colaboradores de Sur, 196i. Parados: Enrique Pezzoni. Eduardo González Lanuza, Silvina Ocampo, Alberto Girri. Adolfo Bioy
Casares, Victoria Ocampo. Alicia Jurado y Héctor Murena. Sentados: María Luisa Bastos, Guillermo de Torre. Carlos Alberto
Erro, Iorge Luis Borges y Eduardo Mallea.
circulación en los años treinta habrían sido cerían aquí un lugar destacado. Para un estu
convertidas en “hechos” contundentes por el dio de conjunto del accionar de las fuerzas na
peronismo en los años cuarenta. En la empre cionalistas cabe remitir a los imprescindibles
sa Hechos e Ideas se hace tangible el camino re trabajos del profesor Enrique Zuleta Álvarez.
corrido por muchos radicales que vieron en el El mayor aporte realizado por el nacionalismo
peronismo la continuidad de las ideas yrigoye argentino se sitúa en la construcción de los lla
nistas. Esta revista, que surgió para suscitar un mados “artefactos culturales”. Y la más original
debate capaz de otorgar nueva identidad a una y eficiente de estas construcciones fue, sin lu
tradición política bastante jaqueada después gar a duda, la empresa de contrahistoria mili
del golpe de Estado de 1930, no dudó en reco tante denominada revisionismo histórico. Pa
nocer en el peronismo la capacidad de pro ra llevar adelante tan ambicioso cometido, el
ducir esa “renovación”. Y, en este punto, el revisionismo histórico también necesitó do
itinerario de la revista Hechos e Ideas es se tarse de publicaciones periódicas: la Revista y
mejante al camino recorrido por los radicales el Boletín del Instituto Iuan Manuel de Rosas.
forjistas. Desde enero de 1939 hasta agosto de 1971, los
revisionistas lograron publicar regularmente
REVISTAS NACIONALISTAS veintitrés números de la Revista y veintinueve
números del Boletín.
Cuando se exploran los cruces entre his Las revistas nacionalistas de debate y de
toria cultural e historia política es evidente combate tuvieron su hora de gloria en el clima
que no existen compartimentos estancos ni instaurado por la Segunda Guerra Mundial.
líneas definidas de una vez y para siempre. Las de mejor nivel intelectual fueron Sol y Lu
Los itinerarios político-culturales -los colec na (1938-1940), dirigida por Iuan Carlos Go
tivos y los individuales- suelen ser muy lábi yeneche; Nueva Política, creada por Marcelo
les y presentan una gran permeabilidad. Así, Sánchez Sorondo, y Nuevo Orden, fimdada
por ejemplo, el peronismo supo nutrirse de por Rodolfo y Iulio Irazusta y Ernesto Palacio.
muchos elementos pregonados por los católi La revista Nueva Política, publicada mensual
cos argentinos, pero convirtiéndolos en algo mente entre 1940 y 1943, dejó de editarse lue
propio donde -al igual que ocurriría con go del golpe militar de junio de 1943, pero no
otras tradiciones políticas- no todos pudie por razones de proscripción. Como ocurrió
ron reconocerse. Desde las páginas de las em con otras publicaciones nacionalistas, al ocu
presas culturales ligadas al catolicismo, el na par algunos miembros de su equipo funciones
cionalismo o el radicalismo de los años gubernamentales -en el quehacer educativo,
treinta es posible detectar elementos anun cultural o diplomático—, se suspendió su pu
ciadores de lo que sería el peronismo en los blicación. Los nacionalistas de Nueva Política
años cuarenta. podían interpretar junto a su director que es
En cuanto a los grupos nacionalistas que taban asistiendo a la “necesaria revolución" re
habían surgido a fines de 1927 con la publica clamada desde las páginas de su revista. Preci
ción de La Nueva República, muchas de las samente, la mayoría de las contribuciones y
180 empresas culturales por ellos encaradas mere artículos editoriales de Marcelo Sánchez So
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
rondo fueron editados en 1945 con el título La el terreno cultural, limitándose a ser meros
revolución que anunciamos. La derrota del Eje instrumentos de propaganda gubernamental.
privó a los nacionalistas argentinos de su prin A lo sumo, Continente sería digna de ser recor
cipal referencia internacional, ubicándolos en dada a modo de catálogo retrospectivo, por
el campo de los derrotados. Es sabido que Pe sus excelentes reproducciones de obras plásti
rón los llamó los “piantavotos”, pero que no se cas de artistas argentinos y latinoamericanos.
privó ni de la compañía ni del consejo de mu Financiada por el gobernador de la provincia
chos de ellos. Pero si hubo nacionalistas que, de Buenos Aires, el coronel Domingo Mercan
como Ernesto Palacio, acompañaron con en te, la revista Continente logró mantenerse lue
tusiasmo la experiencia peronista —en el terri go de la ruptura entre Mercante y Perón, ocu
torio preferido para ejercer una vocación inte rrida en 1951.
lectual, el de la cultura y la educación—, los Ahora bien, ¿todas las publicaciones liga
intelectuales ligados a la revista Nueva Política das al peronismo fueron meras propagandas
miraron con desdén la “fatalidad” tumultuosa oficiales? Es un hecho suficientemente consta
y plebeya que adquiría la revolución por ellos tado que el primer peronismo no logró atraer
“anunciada”. ni a la clase media ni a la gran mayoría de los
intelectuales argentinos. Que su partida de na
CONHNENTE Y DE FRENTE cimiento haya estado tan indisolublemente li
gada a la movilización de los sectores obreros,
En sintonía con los nuevos tiempos del pe le dio al peronismo ese bautismo de fuego ple
ronismo, la revista Continente (1947-1955) beyo que tanto repercutió en su historia, en
—cuya vida coincide con las dos presidencias sus realizaciones y en sus limitaciones. Pero si
de Perón- privilegiaba los temas argentinos y el análisis de la revista Continente confirma
latinoamericanos, presentando sus análisis que el dinamismo del peronismo no vino pre
editoriales bajo la forma del anonimato. Esta cisamente de sus logros intelectuales, el análi
característica de no firmar los artículos fue sis de la revista De Frente depara algunas sor
una práctica habitual en las publicaciones del presas. En sus escasos dos años de publicación
primer peronismo, como si los individuos in —desde diciembre de 1953 hasta enero de
telectuales tuviesen que eclipsarse frente a la 1956-, con 95 números publicados, la especi
“masa de los trabajadores” y, obviamente, an ficidad de esta revista cultural claramente
te el más destacado de entre ellos, el general identificada con la familia peronista reside en
Perón. El anonimato pudo también ser una que se propuso ser popular sin dejar de ser
práctica impuesta por las circunstancias: evi culta. A partir de esta difícil doble exigencia,
tar los nombres de desconocidos y cubrir así la De Frente prefigura y anuncia una modalidad
notoria ausencia de firmas de peso intelectual que muchas de las empresas culturales de los
en las publicaciones peronistas. El análisis de años sesenta intentarán plasmar.
los cien números de la revista Continente pa Creada y dirigida por el polémico dirigen
rece confirmar algo ya conocido: que durante te peronista Iohn William Cooke, la revista De
este período, las publicaciones identificadas Frente, de publicación semanal, tuvo como
con el gobiemo peronista poco aportaron en modelo a la norteamericana Time. Combi 181
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
nando, en una dosis inédita, erudición, defen Frente en 1953 permitió a Cooke —quien se ha
sa del peronismo y crítica de buen nivel en to bía alejado voluntariamente de las funciones
dos los terrenos de la cultura —cine, teatro, ra políticas al finalizar su mandato como diputa
dio, música, bibliografía, deporte—, pero do y no había aceptado la dirección del diario
siempre identificada con los “logros de la re Democracia- seguir interviniendo en la vida
volución peronista”, De Frente intentó distan política y ser escuchado por el propio Presi
ciarse de la apología y la hagiografía tan difun dente -Perón recibía personalmente cada nue
didas durante el régimen peronista. Lo hizo a vo número de la revista—. Por otra parte, De
través de ese rasgo distintivo de otros empren Frente no parece haber sufrido ningún tipo de
dimientos culturales peronistas: el anonimato. censura y su director se jactaba de seguir man
Las notas y colaboraciones que, como en el ca teniendo relaciones fluidas con el poderoso
so de Continente, casi nunca aparecían firma secretario de informaciones del gobierno pe
das, generaron algunas campañas notables, ronista, Raúl Apold.
como aquella contra la práctica inhumana del De Frente tuvo juicios sumamente negati
boxeo —deporte tan popular por aquellos vos hacia la manera en que el peronismo con
años—. Precursora del tratamiento “sociológi ducía los asuntos universitarios y culturales;
co” reservado al fútbol y reflejando en sus pá por ejemplo, el mal funcionamiento de la Bi
ginas la movilidad social experimentada du blioteca Nacional, que recibió el poco hala
rante la experiencia peronista, la revista se güeño título de “cultura para ratas”. La publi
ocupó extensamente de temas relacionados cación criticó también la imposición de una
con el aumento y nuevas pautas de consumo organización oficial para estudiantes y la into
de los sectores populares. Alejándose del este lerancia hacia la oposición parlamentaria. En
reotipo y del estigma de bajo nivel cultural las cuestiones políticas, culturales y económi
que aquejaba a las publicaciones peronistas, cas, como la campaña de oposición al contra
las incursiones en el terreno específicamente to petrolero con la Standard Oil, De Frente de
político de la revista De Frente apuntaban a cía querer ubicarse en un espacio propio, a
modificar el rumbo autoritario y burocrático igual distancia de los “contreras” y de los “adu
del gobierno. lones". Logró sobrevivir apenas cuatro meses
Este “peronismo crítico” de la revista de al colapso del gobierno, pero fue la única pu
Cooke, ¿es asimilable a la prehistoria de la iz blicación peronista que logró hacerlo. Su di
quierda peronista o del “peronismo revolucio rector fue encarcelado en octubre de 1955 y la
nario”, como reconstrucciones ulteriores han revista De Frente fue clausurada por el gobier
buscado identificar? La posición de la revista no militar en enero de 1956; ambos acusados
al criticar a los “adulones” y a los “burócratas”, de “traición a la patria”.
pero preservando siempre a la figura de Perón,
tendrá herederos en el campo peronista; pero REALIDAD E IMAGO MUNDI
ta del fascismo y del nazismo en Europa y cre ta Sur y de la Sociedad Argentina de Escritores
yeron que el triunfo de las naciones aliadas -cuya oposición al gobierno peronista no era
anticipaba su propio triunfo en la tan extra un secreto para nadie—, con dieciocho núme
vertida realidad argentina, atravesaron horas ros publicados entre 1947 y 1949, en edición
amargas, hasta el punto de que la “Nueva Ar bimestral, Realidad fue una revista de alto ni
gentina” se les hizo por momentos no sólo in vel intelectual, con más de 350 páginas por en
sostenible sino, peor aún, incomprensible. Pe trega. El estudio de Rosana Guber pone de re
ro si los intelectuales ligados a la tradición lieve que no fueron dificultades materiales las
liberal pasaron por momentos de desaliento que determinaron el cierre de la revista. El de
durante los años peronistas, pudieron, en saliento de sus animadores frente a una “reali
cambio, concentrarse en tareas de preserva dad” refractaria a sus ideas terminó irnposibi
ción que prepararan su eventual regreso a la litando la tarea de analizar y comprender el
cúspide del campo cultural y educativo luego fenómeno peronista. Como afirmaba uno de
de la caída del régimen. sus colaboradores, Carlos Alberto Erro, la apa
Surgieron así empresas sumamente ambi rición de una nueva fuerza organizada para
ciosas que fueron vistas retrospectivamente enfrentar la contienda electoral, el desplaza
como una suerte de “universidad en las som miento de los viejos partidos políticos o “la
bras”. Revistas de alto contenido intelectual, llegada de las modernas masas al poder” se ha
que en el territorio de las humanidades venían bían convertido en temas “tabú” que nadie lo
a enfrentar la mediocridad que reinaba en los graba comentar ni analizar “con espíritu y mé
claustros universitarios y muy particularmen todo científicos”.
te en la Facultad de Filosofía y Letras de la La interrupción, anunciada como tempo
Universidad de Buenos Aires. Con la filosofía raria, de la revista Realidad fue definitiva, pe
como disciplina convocante primero y con la ro sus miembros volvieron a congregarse en la
historia después, Francisco y Iosé Luis Rome revista Imago Mundi, lanzada por el historia
ro generaron espacios de confluencia intelec dor Iosé Luis Romero, gracias al apoyo finan
tual publicando dos revistas de corta dura ciero de un empresario del calzado, Alberto
ción, pero de importancia capital, porque la Grimoldi. Llevando como subtítulo “revista
mayoría de sus actores ocupará un lugar des de historia de la cultura", Imago Mundi publi
tacado en la modernización universitaria pos có doce números entre 1953 y 1956. Pero, a di
peronista, al menos en ese decenio moderni ferencia de lo ocurrido con Realidad, la revis
zador y dinámico que va de 1956 a 1966. ta de José Luis Romero se clausuró luego de la
Francisco Romero, luego de presentar su re caída del régimen peronista, cuando su direc
nuncia a las cátedras universitarias donde tor asumió responsabilidades de primera línea
ejercía la docencia desde 1931, lanzó la revista en la renovación universitaria (como inter
Realidad, revista de ideas destinada a “de ventor-rector de la Universidad de Buenos Ai
sentrañar desde el mirador argentino la vasta res prirnero y como decano de la facultad de
realidad contemporánea”. Sostenida financie Filosofía y Letras después). ¿Tuvo el equipo de
ramente por prestigiosas editoriales -Suda Imago Mundi una posición que no fuera “ta
mericana y Losada- y con el apoyo de la revis bú” frente al peronismo? El estudio dt Oscar 183
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Terán destaca que si esta empresa pudo oficiar mer lugar, porque Perón había ganado limpia
como “universidad alternativa”, su vocación de mente las elecciones, clausurando la época del
oficiar también como “universidad de relevo” fraude electoral erguido en sistema desde 1930.
se vio empañada por “una visión fantasmagó Y en segundo lugar, porque los problemas de la
rica del peronismo”, la misma que hizo decir a sociedad argentina de la posguerra poco tenían
un redactor de Imago Mundi que los largos que ver con los de la sociedad italiana o alema
años de gobierno peronista sólo podían expli na de los treinta.
carse como “un estado de locura colectiva”. Sur, “revista de minorías”, no desdeñó to
mar posición contra el régimen de las mayo
LA PERSISTENCIA DE SUR rías. Su directora y sus principales colabora
dores habían sostenido abiertamente a la
Aunque el peronismo impuso un férreo Unión Democrática en la contienda electoral.
control de la prensa escrita, la revista Sur si Por eso en las páginas de Sur se comentó am
guió publicándose. Es conocido el modo en pliamente el mitin opositor del 12 de octubre
que el peronismo aprovechó la radio y la pren de 1945 y se ignoró, en cambio, la concentra
sa, poniendo bajo control estatal a casi todas ción de Plaza de Mayo del l7 de octubre del
las emisoras privadas. Se ha dicho que Perón mismo año, esa jornada mítica y fundacional
no estaba interesado en la cultura de elite. Es para los peronistas. En las páginas de Sur, el
probable que ni Sur ni otras revistas de la elite escritor Iorge Luis Borges, recién despedido de
liberal parecieran una amenaza en contraste su puesto en la Biblioteca Municipal “Miguel
con órganos culturales más masivos -prensa y Cane”, se declaró contra el nuevo régimen en
radios intervenidas o sometidas a una estricta agosto de 1946: “Las dictaduras fomentan la
censura, cuotas de papel para los diarios de la opresión, el servilismo, la crueldad, más abo
oposición que debieron reducir por decreto el minable es el hecho de fomentar la idiotez”.
número de sus páginas-. La universidad tarn Las tomas de posición antiperonistas también
bién mereció mayor “atención”: cerca de la se concretaron a través de la literatura con al
tercera parte del cuerpo docente fue obligado gunos cuentos memorables, desde “Casa to
a renunciar o fue despedido. mada” de Julio Cortázar, publicado en no
La revista Sur, según los propios términos viembre de 1946, hasta “Fragmentos de los
de Victoria Ocampo, era una “revista de mino anales secretos” de Murena, publicado en no
rías”. Con ese tono de cruzada civilizadora que viembre de 1948, donde se parodia al régimen
siempre la caracterizó, con una actitud de so peronista como un sangriento partido de fút
berbia estetizante de quienes se consideran y bol en el que el árbitro es asesinado, o el cuen
se saben los mejores, Sur desempeñó un papel to de Adolfo Bioy Casares publicado en julio
consagratario en la vida cultural argentina. agosto de 1954, pero más prudentemente
Reuniendo en su seno a intelectuales de peso, ubicado en la época de Rosas.
su cruzada contra los totalitarismos en el te Sur pudo continuar educando al lector de
rritorio internacional se convirtió en cruzada minorías, aunque no fuese un secreto para na
antiperonista en el territorio nacional. Y aquí die que Victoria Ocampo y su revista eran fer
184 las cosas comenzaron a complicarse. En pri vientemente antiperonistas. Ni la revista ni la
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
DESPUÉS DEL PERONISMO. Los “Anos tutelar había pesado de modo tan grave sobre
DE PLOMO" los acontecimientos argentinos, como para los
destinos colectivos del país y de su gente.
Con la caída del peronismo se abrió una Los “años de plomo” alcanzaron su punto
etapa histórica que es necesario definir de más alto cuando, luego de haber fracasado to
conjunto para poder hacerla inteligible. Se ha das y cada una de estas tentativas, se instaló un
denominado “años de plomo” a la lógica de sistema de terror destinado a extirpar toda ve
guerra que comenzó a imponerse en la vida leidad disidente en la sociedad argentina. La
política argentina desde las postrimerías del metodología empleada para acabar con cual
régimen peronista -y que el bombardeo de la quier resabio disidente y contestatario fue la
Plaza de Mayo en junio de 1955 grafica trági más feroz de la que se tenga memoria. El saldo
camente—. Esos “treinta años de desencuen trágico es conocido, la bancarrota del poder
tro” cubren un largo período histórico fatal militar también. Se utiliza entonces la expre
mente signado por la incapacidad del sistema sión “años de plomo” para definir estos casi
político para digerir pacíficamente el “fenó treinta años de historia argentina en los que se
meno peronista”. Comienza cuando la elite construyó un tipo de cultura política que
dirigente se convence de que es necesaria una adoptó el lenguaje de las armas como árbitro
cirugía radical para extirpar el “cáncer” pero fundamental. Una cultura política donde el
nista y se desarrolla durante los casi treinta matar y el morir fueron constituyéndose ine
años en que fracasan todas las tentativas de xorablemente como los únicos reguladores
desperonización. Fracasan las tentativas repre posibles de la vida colectiva.
sivas, pero también las de democratización
restringida con la prescripción del peronismo. CONTORNO
entre los simples y los dobles y un breve apén se reveló como un gran fiasco, uno más de los
dice de dos Cuadernos—, la revista Contorno tantos que ya había acumulado la historia del
(1953-1959) ha suscitado el interés de los es siglo XX argentino. El pasaje del entusiasmo al
tudiosos porque con ella comienza una nueva desengaño fue tematizado por los contornistas
manera de situarse de la intelectualidad argen como “la traición de Frondizi”. Si Perón “trai
tina. Inaugurando una franja crítica y de de cionó” ayer a los obreros, Frondizi “traiciona
nuncia diferente de las ya que habían ejercido ba” ahora a los intelectuales de izquierda. Y una
las tradiciones socialistas o nacionalistas, los vez más, los itinerarios políticos y culturales se
jóvenes de Contorno también se habían cono revelan lábiles y permeables. La “opción” Fron
cido en la Facultad de Filosofía y Letras de dizi pudo entusiasmar tanto a los nacionalistas
Buenos Aires y habían colaborado con la re y filofascistas nucleados alrededor de la revista
vista Centro, publicación del Centro de Estu Dinámica Social (1950-1965) como a los mar
diantes de dicha facultad. La revista Contorno xistas sartreanos de Contorno.
es el mejor ejemplo, en el terreno cultural, de En el terreno literario, Contorno acusó a
los cambios fundamentales e irreversibles que los escritores del “sistema-Sur” por su falta de
el peronismo había generado en la vida argen compromiso, lo que fue tematizado como la
tina. En todo caso, es una prueba contunden “traición de los hombres honestos” (Borges,
te de la pérdida de atracción para las nuevas Mallea, Mujica Lainez). Al buscar modelos en
generaciones -aun para quienes se habían ini los “hombres vivos” y no en las “sombras ilus
ciado como opositores al gobierno peronista tres”, en las páginas de Contorno se rehabilitó a
de esa tradición liberal y democrática tan de escritores como Roberto Arlt, Manuel Gálvez
nostada por el nacionalismo y el peronismo. o Ezequiel Martínez Estrada. Calificados de “la
En las postrimerías del gobierno peronista, generación de los parricidas argentinos” por la
la revista dirigida por los hermanos David e Is revista uruguaya Marcha, los contornistas
mael Viñas produjo una novedosa revisión de buscaron especializarse en la “dramática ocu
la historia de Ia literatura argentina. Teniendo pación de ejercer la denuncia” y produjeron
como modelo a la revista de lean-Paul Sartre, una saludable revisión de la historia de la lite
Les Temps Modernes, pero obsesionados por la ratura argentina. Si al descreer de la especifici
realidad argentina, los animadores de Contor dad de lo literario se alejaron de la rigidez aca
no trataron de dar forma en el territorio nacio démica imperante en los estudios literarios, Io
nal al ideal sartreano del intelectual compro cierto es que la preocupación literaria y cultu
metido. Abrevando en fuentes de un marxismo ral terminó siendo completamente absorbida
ecléctico e irreverente, fuertemente teñido por por las batallas políticas e ideológicas, como lo
el existencialismo y el psicoanálisis, la revista demuestra la temática misma adoptada en los
Contorno inicia un nuevo estilo de interven dos números finales de la revista, uno consa
ción crítica y de denuncia. Pero a la hora de de grado al peronismo y el otro, al frondicismo.
finir una alternativa política que fuese capaz de En esto, las semejanzas con la primera genera
superar la impasse liberal y la ‘encrucijada’ pe ción revisionista son evidentes, aunque los
ronista, la apuesta al desarrollismo frondicista, críticos no hayan prestado atención a este pa
que tanto sedujo a los redactores de Contorno, ralelismo. Si los revisionistas encontraron en 187
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
la historia la disciplina ideal para ocuparse de bién deslindar posiciones con los sectores que
hacer política y para formular un nuevo pro desde la izquierda tradicional -la del Partido
grama político, los contornistas encontraron Socialista y la del Partido Comunista- busca
en el estudio de la literatura argentina, del pa ban capitalizar la orfandad y el descontento de
sado y del presente, un territorio de predilec los obreros peronistas. En el vocabulario mar
ción para elaborar un nuevo proyecto político: xista de los hombres de Contorno, esos obreros
el de una “nueva izquierda argentina” que ya ya eran claramente identificados con el “prole
empezaba a adquirir los “contornos” de lo que tariado” sin el cual ningtma “revolución” sería
muy pronto sería la “izquierda nacional”. posible. Con una prosa ágil y desenfadada,
En el terreno propiamente cultural y lite buscando diferenciarse del encorsetado voca
rario, Contorno buscó distanciarse tanto de la bulario académico, los contornistas utilizaron
generación martinfierrista como de la revista fórmulas muy sugestivas, como aquella de “las
Sur, cuestionando abiertamente a su directo izquierdas, esas solteronas” o del “estrabismo”
ra, Victoria Ocampo, “señora de la Cultura”, y en la vida cultural y política argentina. Es difí
a su revista, a la que calificaban de “triste ca cil no compartir la idea de Marcela Crocce se
terva de intelectuales” que se presta a “los más gún la cual, si la revista hubiese seguido publi
viles menesteres”, poniéndose al servicio del cándose, el próximo número hubiese estado
“antiperonismo colonialista”. La común dedicado al castrismo o al guevarismo.
oposición al régimen peronista, que había
mantenido unida a la casi mayoría de los sec LA INFLUENCIA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA
tores intelectuales, comenzó entonces a res
quebrajarse seriamente. Si ese frente unitario Si el peronismo, ese “hecho maldito” de la
aparece delineado en el famoso número 237 historia argentina, había significado una ver
de la revista Sur, fechado en noviembre-di dadera división de aguas —que se hizo más ta
ciembre de 1955, el número 7-8 de la revista jante aún después de su caída—, la Revolución
Contorno consagrado al peronismo, que lleva Cubana ejerció una influencia que merece no
por fecha julio de 1956, es el mojón visible de ser desestimada. Esa primera “revolución en
esa ruptura. Los artículos de este número castellano”, que había nacido bajo signos al co
pueden leerse aún hoy con interés por el es mienzo equívocos —hasta el punto de que la
fuerzo intelectual y conceptual que muchos elite liberal comparó la caída de Batista con la
de sus autores estaban realizando para eluci de Perón, viendo en ambos acontecimientos la
dar el “fenómeno peronista”. Así, por ejemplo, clausura de una época de regímenes dictato
el artículo de Tulio Halperín Donghi, “Del riales-, generó entusiasmos masivos y no po
fascismo al peronismo”, que inaugura una cas condenas y contribuyó a agudizar un en
preocupación que ya no abandonará nunca a frentamiento en el que la cultura quedaría
su autor y que originó una obra imprescindi cada vez más subsumida por la política. Se tra
ble para entender no ya al peronismo sino a ta de una época que Sur, “revista de minorías”,
toda la historia argentina del siglo XX. ya no podrá comprender. El desplazamiento
Para construir un nuevo proyecto cultural de una cultura elitista a una cultura de masas
188 y político, la revista Contorno necesitaba tam —comenzada ya durante la década peronista
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLITICA
encontrará en la expansión y modernización bre del 1960 y noviembre de 1961-, cuyo títu
de los sesenta un clima de época muy particu lo es ya demasiado tributario de una agenda
lar, estudiado en los trabajos de Oscar Terán, que va perdiendo en el camino las urgencias
Silvia Sigal y Federico Neiburg. Son los años culturales.
en que una revista como Primera Plana, diri La enorme popularidad que despertaban
gida por el periodista Jacobo Timerman, in en la juventud latinoamericana la causa cubana
fluía sobre la política hasta el punto de que se y la figura emblemática del Che Guevara des
le adjudicó la caída del gobierno de Illia, concertaba e indignaba a la directora de la re
orientaba los gustos literarios y cinematográ vista Sur. La atribución de premios literarios
ficos del público de clase media y difundía el que Cuba realizaba a través de La Casa de las
psicoanálisis y el boom de la literatura latinoa Américas ejerció un poderoso atractivo entre
mericana esa literatura que la revista e institu los escritores latinoamericanos, convirtiendo a
ción cubana Casa de las Américas apoyaba y la pequeña isla en una especie de “Roma anti
promocionaba y que Sur seguía ignorando. llana”, según la fórmula de Halperín Donghi.
Un símbolo de este aumento general del con No es para nada anecdótico que esta institu
sumo cultural fue la creación de la Editorial ción cubana haya provocado la primera crisis
Universitaria de Buenos Aires, EUDEBA, con digna de ese nombre en la larga vida de la revis
publicaciones que se vendían por millones de ta Sur. José Bianco había sido invitado a Cuba a
ejemplares en los quioscos de diarios y revis tomar parte en actividades culturales organiza
tas. Esta época de efervescencia cultural y de das por la Casa de las Américas. El escritor in
liberalización de las costumbres se producía sistió en que iba como persona privada y no co
en el marco político de la Guerra Fría y con un mo representante de Sur, pero Victoria
peronismo que crecía al calor de las proscrip Ocampo publicó una declaración afirmando
ciones. A pesar de la rigurosa veda política que que la revista rechazaba la iniciativa. Bianco se
intentaba irnponérsele, el peronismo seguía encontró en una situación intolerable y presen
siendo la fuerza que más pesaba electoralmen tó su renuncia como jefe de redacción, después
te. En esta época de omnipresencia devorado de haber desempeñado el cargo durante vein
ra de lo político se producirá el agotamiento titrés años. La indignación y las perplejidades
lento pero inexorable de la revista Sur. de la directora de Sur irían en aumento, como
La primacía de la política tuvo durante el lo indica su comentario ante el éxito editorial
laboratorio desarrollista una publicación am de algunos autores argentinos que habían cola
biciosa, la revista Qué, financiada por el em borado en su revista y que ahora se pronuncia
presario Rogelio Frigerio, hasta el punto de ban a favor de la Revolución Cubana: “Al mis
que por aquellos años se la llamó “la biblia”; mo tiempo, hecho insólito, el vulgo compra las
aunque Contorno, identificada también con la obras de Cortázar (tan luego de Cortázar) y se
apuesta frondicista, la haya criticado acerba pasea con sus libros en Torino o en subte o en
mente. En el territorio de las revistas de opi colectivo. Sin embargo, Cortázar es netamente
nión, el castrismo y el guevarismo se materia un autor para minorías, no para lectores a quie
lizaron tempranamente con la publicación de nes ha de aburrir fabulosamente, porque no es
la revista Che —dieciséis números entre octu tán preparados para digerirlo y saborearlo”. 189
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Los acontecimientos políticos argentinos porar como temas prioritarios de sus agendas
también resultaron desconcertantes para la re las cuestiones culturales y nacionales. Dentro
vista Sur. En 1970 cesó la aparición regular de de la ortodoxia y el dogmatismo comunistas,
ésta. La revista comenzó entonces a narrar su con un mundo de referencias culturales es
historia, publicando números anuales o se trechamente limitado a la traducción de auto
mestrales que reeditaban lo mejor de su pro res rusos, la obra de Héctor Pablo Agosti
pia producción. Las palabras de Victoria —apoyándose en la traducción al castellano de
Ocampo para explicar el cierre de Sur “des los escritos del comunista italiano Antonio
pués de cuarenta años” son patéticas: “En toda Gramsci- produjo una renovación que algu
mujer se oculta un ama de casa que ejerce su nos no dudaron en calificar de “revolución
vocación de fregona en los más variados me cultural”. Sin embargo, Agosti logró mantener
nesteres (...) Barramos pues el piso, enjuague su iniciativa dentro del cauce partidario. Este
mos los platos (...) apaguemos las luces, abra intelectual comunista estaba dotado de un
mos las ventanas para ventilar”. No existieron particular sentido del equilibrio, el mismo que
muchas revistas argentinas dirigidas por mu le permitió dirigir desde 1950 hasta su muer
jeres y Sur fue durante este período una nota te, en 1984, la revista Cuadernos de Cultura, fi
ble excepción. Que su directora —quien tam nanciada por el Partido Comunista Argentino,
bién había fundado la Unión Argentina de que alternaba en sus páginas la ortodoxia de
Mujeres- anunciase su cierre con la metáfora un Ghioldi o un Codovila y las polémicas agi
del regreso a los quehaceres domésticos, po tadas de jóvenes militantes fascinados por las
dría hacer perder de vista -bajo el impulso de lecturas de Gramsci. Pero las ambiciones inte
una irrefrenable incredulidad- la dimensión lectuales de Agosti no eran las mismas que las
desesperada de tal acto: Victoria Ocampo es de sus jóvenes discípulos y la divergencia de
taba renunciando a la vocación de hacedora y itinerarios se hizo entonces inevitable.
mediadora cultural que había sostenido toda Cuadernos de Cultura se había iniciado en
su vida. Más que por la enfermedad o la vejez, los tiempos del peronismo como una publica
esta renuncia aparece signada por un gran de ción materialmente modesta, casi artesanal.
saliento frente al rumbo que iban adoptando En 1952, sus animadores crearon la Casa de la
los acontecimientos nacionales e internacio Cultura Argentina reuniendo a intelectuales
nales. Y este desaliento no era privativo de la de otros horizontes políticos. En 1958, si
directora de Sur. guiendo la orientación del Partido Comunis
ta, la revista apoyó al candidato Arturo Fron
REVISTAS COMUNISTAS dizi. Pero el presidente elegido terminó
clausurando por decreto la revista Cuadernos
La radicalización y el cimbronazo que de Cultura así como la Casa de la Cultura Ar
afectaron a grandes sectores de la sociedad ar gentina. Combinando períodos de legalidad y
gentina llegaron hasta las filas del propio Par de clandestinidad, la revista comunista festejó
tido Comunista. Los intelectuales ligados a es sus veinticinco años de existencia en 1975,
ta formación política también sintieron el contando en su haber con 128 números publi
190 impacto del peronismo y comenzaron a incor cados. Cuadernos de Cultura logró ser un im
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLITICA
portante referente intelectual para muchos noraria de la revista. El título mismo de la pu
lectores y no sólo para los militantes comunis blicación —y de la editorial- es un homenaje al
tas preocupados por los temas culturales. Per libro homónimo que el poeta comunista había
manentemente tironeado entre la necesidad escrito para dar cuenta de su experiencia du
de autonomía que todo intelectual necesita rante la Guerra Civil Española. Las críticas al
para ejercer su vocación y las exigencias de la director de Cuadernos de Cultura son similares
dirección partidaria que financiaba la revista, en ambos grupos disidentes: se le reprocha a
Héctor Pablo Agosti, “el primer gramsciano Agosti su obediencia al mandato político de
argentino”, generó un espacio de debate que, Victorio Codovila. Pero también son coinci
con la grilla interpretativa del comunista ita dentes los elogios retrospectivos de sus heréti
liano, también buscaba comprender los pro cos discípulos: se rescata su aporte en temas
blemas de la sociedad argentina después del culturales y fundamentalmente que haya sido
“tembladeral” peronista. Cuadernos de Cultura el introductor del pensamiento de Gramsci en
abrió incluso un debate interesante con los la Argentina. El índice de los nueve números
“peronistas de izquierda” (Arturo Iauretche, de La Rosa Blindada indica claramente que los
Juan Iosé Hernández Arregui) y en las páginas temas culturales —incluso las artes plásticas- y
de esta revista, Agosti pudo elaborar las tesis los temas políticos —aun los más radicalizados
de sus principales libros. sobre Cuba o Vietnam- podían coexistir ale
Dentro de esta matriz iniciada desde la or gremente en las páginas de la revista. Aunque
todoxia del Partido Comunista, algunos discí el final de esta publicación aparezca estrecha
pulos de Agosti produjeron escisiones que, al mente ligado al clima político inaugurado por
calor de la radicalización de los años sesenta, el golpe militar de junio de 1966, lo notable es
darán lugar a la creación de dos nuevas revis que la editorial La Rosa Blindada continuó su
tas político-culturales: Pasado y Presente actividad y, aunque editó libros de “adoctrina
(1963-1965), publicada en Córdoba por el miento revolucionario”, también siguió publi
grupo que dirigía Iosé Aricó, y La Rosa Blinda cando incansablemente libros de poesía. En el
da (octubre de 1964-septiembre de 1966), edi estudio preliminar a la publicación del índice
tada en Buenos Aires bajo la dirección de Iosé —y a la reedición de algtmos artículos— de La
Luis Mangieri y Carlos Alberto Brocato. Am Rosa Blindada se afirma, no sin pertinencia,
bas publicaciones son la causa por la que sus que “la poesía para esta editorial seguía siendo
animadores y colaboradores (Iuan Carlos Por primordial, aun cuando toda la cultura argen
tantiero, Iosé Carlos Chiaramonte, Oscar del tina se había blindado como la rosa de Raúl”.
Barco, Iuan Gelman, y Andrés Rivera, entre
otros) fueron expulsados del Partido Comu Los ¿nos SETENTA
nista Argentino, acusados de “desviacionismo
izquierdista”. Pero si el grupo de Pasado y Pre Paradójicamente, si la “iglesia” de los ateos
sente se autopercibía como parte “de una ge argentinos no dudaba en excomulgar a quie
neración que no reconoce maestros”, los parti nes se iban acercando ineluctablemente a pro
cipantes de La Rosa Blindada habían dado al puestas cada vez más radicalizadas, la Iglesia
poeta Raúl González Tuñón la dirección ho Católica impulsó desde su propio seno esa ra 191
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
esa “izquierda nacional” que se venía gestando gobierno militar, la audacia no logró ir más
desde 1955, se veían en cambio embargados allá de agosto de 1976.
por el mayor optimismo. A veces excesivo, co Es importante destacar que aun en aque
mo cuando festejaron el 25 de mayo de 1973, llos temas en los que la revista Crisis tenía una
y despidieron en la Plaza de Mayo al general posición indeclinable, como frente al revisio
Lanusse y a su equipo al grito de “no volverán”. nismo histórico, nunca desdeñó la confronta
El optimismo político de este sector llevó a la ción con las opiniones contrarias. Así, por
creación de una empresa cultural cuyo título ejemplo, la tendenciosa encuesta “¿Se enseña
parecía, sin embargo, albergar ya pocas ilusio en la Argentina la historia real del país?” apa
nes sobre la posibilidad de solucionar los pro recida en diciembre de 1973, en la que se pu
blemas argentinos en esos tiempos cada vez blicó la opinión de quince especialistas. No es
más agitados y más violentos. Si la Í‘revolu sorprendente que sólo uno de los encuestados
ción” era una causa que ganaba cada vez más respondiera afirmativamente. Lo significativo
adeptos, el retorno del peronismo al gobierno es que no dudaran en darle la palabra al histo
no parecía poder frenar esa lógica de guerra riador Enrique de Gandía, miembro de la
que ya se había instalado dentro de las filas del Academia Nacional de la Historia, quien afir
propio movimiento. Sin embargo, la necesi ma desde las páginas de la revista Crisis que
dad de generar nuevos espacios culturales se “algunos problemas de la historia argentina
empecinaba en existir. La revista que mejor lo son utilizados por los nazis y los comunistas
expresó en los pocos años de retorno del pero en defensa de sus totalitarismos”. Si la opinión
nismo fue Crisis, dirigida por Federico Voge de los historiadores revisionistas aparece am
lius y Eduardo Galeano. El primer número de pliamente representada y es mayoritaria, Cri
ésta apareció en mayo de 1973 declarando que sis no deja por ello de solicitar la opinión de
su objetivo no era el de “reproducir los esque historiadores menos propensos al maniqueís
mas de las revistas tradicionales”. Los anirna mo, como Félix Luna o Iosé Luis Romero,
dores de Crisis anuncian que van a ocuparse quienes también se explayan ampliamente en
de los procesos literarios y de la revisión histo las páginas de la revista, pero para fundamen
riográfica, pero que pretenden también “ana tar una posición alejada tanto de la versión li
lizar los problemas de la infraestructura cultu beral como de la interpretación revisionista.
ral, recoger los testimonios más escondidos y Aunque represente un modelo de politización
marginados de la cultura popular, atender a absoluta, la revista Crisis es un buen ejemplo
las formas masivas de comunicación e infor de que aun en una época histórica “terminal”,
mación”. Hasta marzo de 1976 se habían pu como la de aquellos años del gobierno de Ma
blicado 35 números de la revista Crisis y unos ría Estela Martínez de Perón, las preocupacio
cuantos números temáticos de los Cuadernos nes culturales siguieron intentando, desespe
de Crisis. Incluso luego del golpe militar del 24 radamente, ocupar un lugar en el mundo de
de marzo, el equipo de la revista intentó con los argentinos.
tinuar la publicación bajo la nueva dirección Si se comenzó este capítulo señalando que,
de Vicente Zito Lema. Aunque probaron en lo que hace a las revistas culturales argenti
adaptarse a la censura previa impuesta por el nas, el siglo XX se inicia con la publicación de 193
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Nosotros, huelga preguntarse ahora cuál es la tir de 1983. La instalación exitosa en el mun
publicación más representativa para cerrar el do universitario y científico del período de
ciclo aquí estudiado. Cabe inclinarse por la re mocrático otorgó a sus principales colabora
vista Punto de Vista, que aún sigue publican dores una legitimidad académica que amplió
dose y cuyo primer número fue lanzado en el círculo de lectores de Punto de Vista. Sin
pleno régimen militar. La historia de esta embargo, desde el título mismo de la publica
aventura, narrada por su propia directora, ción -poco ambicioso, por cierto- ya se estaba
Beatriz Sarlo, es altamente representativa de la reconociendo que el “punto de vista” de los di
voluntad obstinada de un grupo de intelectua námicos animadores de la empresa estaba des
les. Estapbstinación por crear espacios pro tinado a no ser más que eso: una opinión en
pios de poder y de comunicación llevó a Bea tre muchas otras.
triz Sarlo, Carlos Altamirano y Ricardo Piglia
a imaginar el modo de continuar la experien
cia de dirección que habían compartido en la A MODO DE CONCLUSIÓN
pel motor y determinante que ocupó en todas cances sigue siendo una tarea difícil, por no
las revistas aquí estudiadas. Que estas revistas decir imposible. No hubo proyecto cultural o
hayan podido existir y desarrollarse, aun en político que no necesitara expresarse en una
períodos políticos muy poco favorables, su publicación periódica. Dilucidar la influencia
giere que no es posible establecer una relación que estas revistas ejercieron en la masa de lec
mecánica entre los hechos culturales y los he tores, la manera en que influyeron en sus há
chos políticos. Pensar en la interrelación de bitos colectivos, e incluso su capacidad —o
éstos permite detectar la primacía de uno u no- de generar a su vez hechos políticos —y no
otro campo en cada momento histórico, sin solamente de registrarlos o de sufrirlos-, si
caer en determinismos establecidos a priori. gue siendo una tarea pendiente. Al servir de
Si toda revista cultural es hija de su propio guía para intentar una mirada de conjunto de
tiempo y difícilmente pueda abstraerse de las este largo siglo XX argentino, las revistas que
circunstancias políticas y sociales que la ro supieron interesarse por la cultura y por la
dean, las empresas culturales, como los itine política oficiaron también como agradable
rarios individuales y colectivos, son lábiles y compañía. El viaje fue menos amargo porque
permeables. a través de esta constelación de tinta y de pa
Aunque el corpus aquí presente sea muy pel fue dibujándose un país en el que muchas
acotado -las publicaciones evocadas no son generaciones de hombres y mujeres demos
más que la punta del iceberg—, el papel que traron obstinadamente que, a pesar de tantas
desempeñaron las revistas en la vida cultural y sucesivas decepciones políticas, la Argentina
y en la vida política de este siglo parece, re podía seguir siendo un territorio donde valía
trospectivamente, muy importante. Sin em la pena vivir, trabajar, pensar y, obviamente,
bargo, una valoración de sus verdaderos al publicar una revista.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁHCA
El estudio de las revistas se fue irnponien Mucho más tardíamente, los historiadores se
do como una necesidad en la historiografía in fueron haciendo cargo del fabuloso mundo aún
ternacional de los últimos quince años. Tanto en nebulosa constituido por esas publicaciones
para la renovación de la historia cultural co periódicas “a mitad de camino entre el carácter
mo de la historia política las revistas aparecie de actualidad de los diarios y la discusión grave
ron como fuentes insoslayables y hasta enton de los libros”. Así, por ejemplo, el Comité Argen
ces poco auscultadas. En el caso argentino, el tino del Comité Intemacional de Ciencias I-Iis
impulso pionero fue dado por los estudiosos tóricas consagró sus sextas jornadas, realizadas
de la literatura, con una síntesis de envergadu en 1996, a Las revistas y la historia. Las ponencias
ra, cuya primera edición es de 1962: HECTOR presentadas en dichas jomadas fueron publica
RENE LAFLEUR, SERGIO D. PROVENZANO y FER das en la revista Clio, n°4, Buenos Aires, 1997.
NANDO P. ADONSO, Las revistas literarias argen La creación, en 1986, del Institut Mémoi
tinas 1893-1967, Buenos Aires, 1968. res de l’Edition Contemporaine (de aquí en 195
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
adelante, mencionado como IMEC) significó bre revistas argentinas, que fueron reunidas en
un impulso decisivo para el estudio de las re el libro La cultura de un siglo: América latina
vistas francesas y de otras regiones del mun en sus revistas, Buenos Aires, 1999.
do. Gracias a esta inspiración e incitación del La reflexión llevada a delante por el Insti
IMEC se realizaron en París dos importantes tut Mémoires de l’Edition Contemporaine fue
encuentros internacionales consagrados al de capital importancia para el estudio sobre
estudio de las revistas latinoamericanas del las revistas argentinas. Su director, Olivier
siglo XX: los coloquios del CRICCAL de 1988 Corpet, realizó un trabajo tenaz de fomento
y 1990, cuyas actas fueron publicadas como de los estudios sobre revistas y ayudó a definir
Le discours culturel dans les revues Latino el estatuto particular de estas publicaciones en
Américaines, 1940-1970, París, 1990, y Le dis el mundo de la prensa periódica: “la prensa in
cours culturel dans les revues Latino-Américai tenta informar y la revista debatir. La prensa se
nes de Pentre-deux-guerres, 1919-1939, París, escribe en modo afirmativo y la revista en mo
1990. do reflexivo”. Según Corpet, cada revista pue
Es fácil percibir que por sus propuestas, de ser considerada como “la expresión de una
sus objetivos y sus alcances, las revistas desem pasión” individual o colectiva. Y si cada una de
peñan un papel irremplazable y único en el ellas “busca abrir un espacio de sociabilidad li
mundo intelectual y en la vida cultural. Entre teraria e intelectual desde donde se organicen
1996 y 1998, en el marco de un convenio de in intercambios y confrontaciones”, al ser porta
vestigación entre el Centre National de la Re voces de los ideales y las ilusiones de una gene
cherche Scientifique (CNRS) y el CONICET, ración, cada nuevo emprendimiento puede
que tuvo como sede argentina a la Academia parecer “la organización de un complot”. En la
Nacional de la Historia, se interrogó sobre la afirmación y delimitación de territorios, así
posibilidad de ir más lejos y de explorar la in sean éstos generacionales, estéticos, morales o
tersección entre la vida política y la vida cultu ideológicos, las revistas de ideas comportan
ral a través de las revistas de opinión. Las re siempre grandes desafíos: “Ligadas a grupos, a
vistas que combinaban el debate y el combate movimientos de ideas, reunidas en torno a
de ideas parecieron un corpus por demás esti fuertes personalidades, las revistas de ideas
mulante para elaborar una historia de la inte son ante todo revistas de intelectuales com
lectualidad argentina. El resultado de este tra prometidos cuya ambición es desarrollar una
bajo se encuentra en la obra codirigida por reflexión sobre todos los fenómenos de la vida
DIANA QUATTROCCHI-WOISSON y NOEMI GIR social y cultural, promoviendo debates sobre
BAL DE BLACHA, Cuando opinar es actuar. Revis las cuestiones políticas, ideológicas, sociales o
tas argentinas del siglo XX, Buenos Aires, 1999. éticas”. Algo similar afirmaba el escritor Paul
Contemporánea de esta iniciativa fue la reu Valéry, en su discurso de recepción en la Aca
nión internacional organizada por SAUL Sos demia Francesa, cuando decía que las revistas
NOWSKI en Buenos Aires con el objeto de cele eran “verdaderos laboratorios donde se cal
brar los primeros veinticinco años de su dean los ánimos y se experimentan numerosas
revista Hispamérica. En dicho encuentro se tentativas, audaces e incluso irnprudentes hi
196 presentaron muchas ponencias novedosas so pótesis que permiten avanzar a las ciencias y a
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
las artes con un entusiasmo renovador”. Véa ción sine qua non en el lanzamiento de una re
se OLIVIER CORPET, “La revue”, en Histoire de vista, a tal punto que una revista es a menudo
Droites en France, tomo 2, París, 1992, y del la historia de una aventura personal y de una
mismo autor, “Les revues d’idées” y “Revues obstinación individual. Sin embargo, y a pesar
littéraires”, en Encyclopaedia Universalis, París, de ese acendrado individualismo que las ca
1990. racteriza, algunas revistas logran trascender
Es indudable que la decisión de crear una estos límites y convertirse en canal de una ex
revista responde a un imperativo en el que se presión colectiva. Si toda revista responde a
cruzan necesidades individuales y colectivas. una estrategia de poder individual o grupal,
La aparición y la publicación regular de una las redes que se tejen alrededor de una empre
revista permiten a sus directores y colabora sa de estas características, entre directores y
dores crear una esfera de influencia nada des colaboradores, entre redactores y público,
preciable en el terreno de las actividades inte constituyen una zona de influencia cuyos al
lectuales. Tanto para la creación literaria o cances no siempre es posible cuantificar, ni
artística, como para las disciplinas que hoy se predecir. Si su tirada y permanencia en el
han dado en llamar ciencias humanas y socia tiempo pueden dar algunas indicaciones, no
les —la historia, la filosofía, la política o la crí se agota allí la capacidad de influencia de una
tica literaria-, la revista es un instrumento publicación.
muy adecuado en toda estrategia de poder in Para el estudio de las revistas argentinas es
telectual. No hay actividad profesional ligada de suma utilidad el repertorio pormenorizado
al pensamiento que no necesite poseer su pro de WASHINGTON LUIS PEREYRA, La prensa litera
pio canal de expresión y es fácil detectar el re ria argentina 1890-1974, cuatro volúmenes,
flejo corporativo en el surgimiento de toda Buenos Aires, 1993-1998. También la ASOCIA
publicación especializada. En una revista se CIÓN ARGENTTNA DE EDITORES DE REVISTAS co
promocionan libros, autores, cursos, confe menzó a ocuparse del estudio de algunas publi
rencias; en ella se consagran cánones estéticos caciones periódicas a partir de la muestra
o epistemológicos aexpensas de otros cánones realizada en la Biblioteca Nacional en 1994: Ca
estéticos y epistemológicos. Los climas de épo tálogo de la muestra: Los primeros 100 años de las
ca y los fenómenos de moda no son desprecia revistas argentinas, 1837-1937, Buenos Aires,
bles, pero lo que es constante en estos proyec 1994; Historia de las revistas argentinas, dos to
tos es la ambición de poder que signa la mos, Buenos Aires, 1997. Una historia general,
empresa. Para fundar una revista hay que estar amena y bien documentada es la de CARLOS
convencido de tener algo original para decir y ULANOVSKY, Paren las rotativas. Historia de los
comunicar. El mensaje que intenta enviarse a grandes diarios, revistas y periodistas argentinos,
un público determinado pareciera justificar el Buenos Aires, 1997. Un trabajo más amplio y
emprendimiento, pero hay otros móviles, que, erudito es el de BOYD G. CARTER, Historia de la
sin ser ocultos, no son siempre conscientes en literatura hispanoamericana a través de sus revis
quienes identifican la necesidad de una activi tas, México D. E, 1988. El papel desempeñado
dad cultural de esta índole. La presencia de por los intelectuales españoles en la prensa y en
una personalidad fuerte y decidida es la condi las revistas argentinas ha sido estudiado por 197
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
EMILIA DE ZULETA, Relaciones literarias entre Es análisis y de interpretación para muchos de
paña y la Argentina, Madrid, 1983. los períodos y de las revistas aquí menciona
El lamentable deterioro del sistema biblio das: CARLOS ALTAMIRANO y BEATRIZ SARLO, Lite
tecario argentino, que en algtmos períodos lle ratura y sociedad, Buenos Aires, 1983, y Ensa
gó a ser el mejor de América latina, hoy no yos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia,
permite siquiera disponer de lugares de con Buenos Aires, 1997.
sulta donde se encuentren colecciones com Para la constelación de las revistas comu
pletas de las revistas más importantes. La dis nistas. véanse: HECTOR P. AGOsTI, Nación y cul
persión es la regla. Si la Biblioteca Nacional o tura, Buenos Aires, 1982; IOsE ARICO, La cola
la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Le del diablo. Itinerario de Gramsci en América la
tras de la Universidad de Buenos Aires dispo tina. Buenos Aires, 1988, y NESTOR KOHAN, “La
nen aún de fondos importantes, la posibilidad Rosa Blindada. Una pasión de los ‘60”, Buenos
de conservarlos en buen estado y de ofrecerlos Aires, 1999.
a la consulta parece presentar una contradic La revista Sur contó con el trabajo pione
ción insalvable. Además, a causa de los dife ro de JOHN KING, “Sur, estudio de la revista li
rentes períodos de veda política o de repre teraria argentina y de su papel en el desarrollo
sión, hay títulos que son prácticamente de una cultura, 1931-1970”, México D. F., 1989
inhallables en los repositorios argentinos. (su primera versión en inglés: Cambridge,
Fundaciones privadas y coleccionistas intenta 1986). Una excelente biografía de Victoria
ron suplir estas falencias, dándose el caso muy Ocampo es la de LAURA AYERZA DE CASTILLO y
singular de Washington Pereyra, quien a tra ODILE FELGINE, Victoria Ocampo, París, 1990,
vés de su fundación Bartolomé Hidalgo orga así como las obras de BLAS MATAMORO, Genio
nizó un repertorio pormenorizado y un espa y figura de Victoria Ocampo, Buenos Aires,
cio de consulta muy completo de revistas 1986, y OscAR HERMES VILLORDO, El grupo Sur,
argentinas y americanas. una biografía colectiva, Buenos Aires, 1993.
Para una visión social y políüca de las cues Para la revista Martín Fierro, se remite a los
tiones culturales y literarias siguen mereciendo estudios de C. CORDOVA ITURBURU, La revolu
un lugar destacado los tres volúmenes de la His ción martinfienista, Buenos Aires, 1962; EDUAR
toria de la Literatura Argentina, editados por el DO GONZALEZ LANUZA, Los martinfierristas, Bue
Centro Editor de América Latina; así como los nos Aires, 1962; ADOLFO PRIETO (selección y
estudios de IORGE RIVERA, El auge de la industria prólogo), “El periódico Martín Fierro”, Buenos
cultural (1930-1955), Buenos Aires, 1968, y El Aires, 1968, yAntología de Boedo y Florida, Cór
periodismo cultural, Buenos Aires, 1995. El pre doba, 1964; BEATRIZ SARLO (antología y prólo
cursor de este tipo de análisis es DAVID VIÑAS, Li go), Martín Fierro (1924-1927), Buenos Aires,
teratura argentina y realidad política, Buenos Ai 1969.
res, 1964 (existen ediciones posteriores), y su Para la revista Caras y Caretas es sumamen
más reciente Literatura argentina y política De te útil el estudio de JORGE RUFFINELLI, “La revis
Lugones a Walsh, Buenos Aires, 1996. ta Caras y Caretas”, Buenos Aires, 1968. La re
Los estimulantes trabajos de Carlos Alta vista Nosotros cuenta con un impresionante
198 mirano y Beatriz Sarlo aportan elementos de trabajo bibliográfico, editado por el FONDO NA
LAS REVISTAS EN LA VIDA INTELECTUAL Y POLÍTICA
CIONAL DE LAS ARTES, Bibliografia de la revista mo fuentes privilegiadas y que se interesan por
Nosotros 1907-1943, Buenos Aires, 1959. La re los cruces entre la vida intelectual y la vida polí
vista Claridad fue objeto de una documentada tica, tanto durante el período peronista como
tesis doctoral, la de FLORENCIA FERREIRA DE durante los años sesenta: ALBERTO CIRIA, Política
CAsss0NE, ”Claridad y el intemacionalismo y cultura popular: la Argentina peronista, 1946
americano”, Buenos Aires, 1998. La revista Con 1955, Buenos Aires, 1983; Cultura y Política en
torno posee un último y estimulante estudio, el los años ‘60, Buenos Aires, 1997; DIANA QUAT
de MARCELA CROCCE, ”Contorno: izquierda y TROCCHI-WOISSON, Los males de la memoria.
proyecto cultural”, Buenos Aires, 1996. Historia y política en la Argentina, Buenos Aires,
Para las revistas nacionalistas, siguen sien 1997 (primera edición en francés, 1992); SILVIA
do imprescindibles los trabajos de ENRIQUE SIGAL, Intelectuales y poder en la década del se
ZULETA ALVAREZ, El nacionalismo argentino, senta, Buenos Aires, 1991; PABLO SIRVEN, Perón
Buenos Aires, 1975, e Historia, cultura, nación, y los medios de comunicación (1943-1955), Bue
Buenos Aires, 1995. nos Aires, 1984; OSCAR TERAN, En busca de la
Finalmente, merecen destacarse algunos es ideología argentina, Buenos Aires, 1986, y Nues
tudios más amplios, que toman a las revistas co tros años sesenta, Buenos Aires, 1991.
199
62. LAS ARTES PLÁSTICAS
flexión con el liberalismo que venía poten sionismo francés, el “manchismo” italiano, el
ciando una visión optimista y sin fin del pro naturalismo, el simbolismo y otros muchos
greso. Fue el momento en que la Argentina se “ismos” que llegaban desde Europa traídos,
ubicó como “granero del mundo”. por lo general, por los propios artistas que re
En lo que a la cultura respecta, la guerra tornaban tras estudiar en los grandes centros
europea significó para los países americanos el como París y Roma.
poner en tela de juicio la validez de un mode La mirada de los americanos sobre su pro
lo intocable como paradigma cultural casi ex pia historia y realidad, en buena parte poten
cluyente. Los cimientos políticos, económicos ciada por la crisis del modelo cultural europeo
y culturales de Europa, que hasta entonces se ya señalada, llevó a muchos artistas a fijar su
habían creído firmes, mostraron su fragilidad atención en el habitante del continente, en sus
y los cuestionamientos no tardaron en llegar. tradiciones, sus costumbres y en el paisaje en
De esto ya había dejado constancia el difundi el que estaba inmerso, consolidando en forma
do libro de Oswald Spengler La decadencia de gradual un imaginario básico para la afirma
Occidente. ción de la “identidad nacional" y la creación de
En forma paralela, se acentuaron los deba una conciencia americana.
tes en torno de la propia identidad. En esta Las temáticas autóctonas contaron con el
mirada introspectiva, fueron banderas la recu beneplácito oficial, manifestado con claridad
peración de las formas artísticas de los perío en las sucesivas ediciones del Salón Anual de
dos precolombino y colonial, que habían sido Bellas Artes, a partir de su creación en 191 l.
relegados a un segundo plano. La evolución Cupertino del Campo, redactor del reglamen
del pensamiento nacionalista y americanista to de aquél afirmó que “el artista es libre de
de figuras como Ricardo Rojas se mostró en elegir el tema que más cuadre a sus gustos y
plena efervescencia. Producto de sus reflexio tendencias [pero] el arte sólo será nuestro,
nes en tal sentido, fueron proyectos como la verdaderamente nuestro, cuando lleve en la
creación de una Escuela de Artes Indígenas en entraña algo del aliento viril y poderoso de la"
la Universidad de Tucumán, en 1914, con pre pampa”.
tensiones de instituto de artes decorativas, ins La situación señalada se evidenció en la
pirado en la estilización de modelos regionales concesión de los premios, marco en el cual se
y en las imágenes de la arqueología indígena, mostró la preferencia por las obras de “temáti
pero adaptando todo ello a las necesidades de ca nacional”. Esto era consecuencia, también,
la industria y de la vida modernas. de cierta reacción contra las críticas que ha
En lo que a la pintura respecta, si bien se bían surgido durante la Exposición del Cente
consolidaron las normativas dictadas por las nario (1910) declarando que, en comparación
academias, a principios del siglo XX se inició con las escuelas europeas, la pintura argentina
una reacción, lenta pero firme, hacia nuevos carecía de un “arte nacional”.
horizontes estéticos. El paisaje y las escenas de En la Argentina, el costumbrismo tuvo co
costumbres, con presencia en el siglo XIX en la mo principal protagonista a la figura del gau
obra de los viajeros y de los costumbristas po cho. El máximo exponente del género fue Cesá
202 pulares, fueron contaminados por el impre reo Bemaldo de Quirós, autor durante los años
LAS ARTES PLASTICAS
l Florencio Molina Campos, Pa’tocar en el baile. Colección Zurbarán Galería. Buenos Aires.
veinte de la monumental serie Los Gauchos, con parte, autor de una peculiar obra, donde tuvo
la que alcanzó reconocimiento internacional. cabida la religiosidad popular de la región nor
Florencio Molina Campos interpretó al hombre teña. Los pueblos de la Quebrada de Huma
de campo en clave humorística, y alcanzó una huaca acogieron, a su vez, la actividad de nota
popularidad sin precedentes en el arte argenti bles artistas. Tilcara fue lugar de encuentro del
no, a través de la difusión, en los años treinta y ya citado Bermúdez con Iosé Alberto Terry y el
cuarenta, de las láminas de los almanaques de peruano Iosé Sabogal; en todos ellos latía la in
Alpargatas por él realizadas. Fue, además, uno fluencia estética del español Ignacio Zuloaga,
de los escasos artistas que se impuso antes en el prisma bajo el cual representaron los paisajes y
interior que en la propia Buenos Aires. costumbres del lugar. Sabogal, notable xilógra
En lo que toca al costumbrismo, debe seña fo, fue la figura más sobresaliente de la pintura
larse el papel de relevancia que jugaron las pro indigenista del Perú en los años veinte.
vincias del Noroeste argentino como foco irra La pintura de paisaje alcanzó su consolida
diador de vocaciones artísticas que, inspiradas ción y llegó a ser la manifestación más destaca
en temáticas autóctonas, tuvieron presencia en da del arte en la Argentina. El impulso decisivo
las galerías porteñas. Se puede citar como se produjo a partir de 1916, con el estableci
ejemplo al santiagueño Ramón Gómez Comet, miento de Fernando Fader en las sierras cordo
cuya exposición de 1921 en la Galería Chand besas, y más precisamente, luego de su instala
ler de Buenos Aires, tras retornar de Europa, ha ción en lschilín, su “verdadera obsesión
sido a menudo considerada como uno de los pictórica”, tal como confesó el artista en 1921.
hitos de la renovación artística en el país. El tu La provincia de Córdoba se convirtió en para
cumano Alfredo Gramajo Gutiérrez fue, por su digma del “arte nacional”, en aquella “pampa" 203
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
l Fernando Fader. “Sendero florido", 1918. Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino", Rosario.
.A
Alejandro Sirio. Portada para el libro Cada cual de Antonio Pérez-Valiente de Moctezuma. Colección particular, Granada,
España.
Asimismo, 1924 marcó la aparición de Eu En la otra vereda, Emilio Pettoruti daba un
rindia, conjunto de ensayos que el escritor Ri paso adelante en el proceso de renovación del
cardo Rojas había ido publicando en los años arte argentino, con sus obras de influjo cubis
anteriores en las páginas de La Nación. En ella ta y futurista, ampliando el campo de debate
llegaba Rojas al punto culminante de sus teo crítico. Este artista, originario de La Plata, de
rías y a su más definitiva posición respecto de cuyo Museo de Bellas Artes habría de ser di
la presencia de lo español y lo autóctono en el rector entre 1930 y 1947, contó con el apoyo
“alma nacional” argentina. Allí proponía una de un sector de la intelectualidad de “Florida";
doctrina basada en la conciliación de teorías años más tarde sería uno de los motores del
europeas “con la argentinidad, con el indianis Salón del Cincuentenario de La Plata, realiza
mo y con la conciencia de lo continental. En do en 1932 con un significativo conjunto de
esa fusión reside el secreto de Eurindia. No re obras “renovadoras”. Otro artista peculiar, Xul
chaza lo europeo: lo asimila; no reverencia lo Solar (nombre adoptado por Alejandro
americano; lo supera”. Dentro de esta concep Schultz Solari), quien había escrito sobre Pet
ción tenían cabida obras como la Chola desnu toruti en Martín Fierro, fue autor de una obra
da de Alfredo Guido, que ese mismo año fue plástica consecuente con una formación euro
premiada en el Salón Nacional; en este lienzo, pea en el terreno de las ciencias ocultas, las re
que representaba una suerte de “Venus incai ligiones asiáticas y las técnicas de meditación,
ca”, se unían el tema americano con modelos expresándose a través de formas y símbolos
estéticos europeos; en este caso, de clara filia geométricos, en algunos casos ¡omados de las
ción hispánica. culturas prehispánicas. 209
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
l Xul Solar. Mundo. 1925. Colección Rachel Adler Gallery, Nueva York.
En Martín Fierro, la mirada de Alberto cuanto a las ideas de someter un cuadro “al
Prebisch como crítico se orientó en otro senti ritmo de un edificio” o las de investigar sobre
do. Para mediados de los veinte acababa de re las leyes compositivas del clasicismo como
tornar de París, donde se había vinculado al oposición al diseño invertebrado.
grupo de artistas argentinos que componían Prebisch hacía alusión a la necesidad de
esencialmente los pintores Horacio Butler, formar “hombres modernos”, con mentalidad
Héctor Basaldúa, Aquiles Badi y el escultor Pa moderna y preparados para recibir y asimilar
blo Curatella Manes, a quienes habría de apo la propuesta de buscar y entender las purezas
yar incondicionalmente en sus escritos, per formales de la geometría expresada a través de
mitiéndoles una mayor presencia en el ámbito los objetos producidos por la industrializa
porteño a pesar de residir en Europa. Estos ar ción, más allá de sus virtudes puramente utili
tistas se habían formado en torno a maestros tarias. Las ideas plasmadas por Prebisch en es
como André Lothe, un practicante tardío del te sentido tuvieron cabida dentro de los
cubismo, profesor y teorizador principal del postulados que Oliverio Girondo había pre
“retorno al orden” clásico, a la armonía, al sentado a manera de “Manifiesto” en el núme
equilibrio y a la geometría, o Emile Othón ro 4 de Martín Fierro, en donde se hacía eco de
Friesz. El aporte de Lhote a la formación de los la existencia de “una nueva sensibilidad y una
210 argentinos fue altamente significativo en nueva comprensión”, para redondear diciendo
LAS ARTES PLASTICAS
En 1933, Berni participó del “Ejercicio tonces tendrán continuidad las celebraciones
Plástico" que, bajo la orientación del muralis anuales de éste, más adelante bajo la deno
ta mexicano David Alfaro Siqueiros, reunió en minación de Sociedad de Acuarelistas y Gra
la quinta de Natalio Botana a Lino Enea Spi badores.
limbergo, Enrique Lázaro y Juan Carlos Cas Con esta institución coexistió al principio
tagnino. El interés por el muralismo en la Ar otra Sociedad de Grabadores, nacida en 1916
gentina se reflejó en la creación del Taller de y de efímera duración, que dirigió hasta su fa
Arte Mural en 1944, del que tomaron parte es llecimiento en 1918 el maestro Sívori. Esta
tos artistas (a excepción de Lázaro), además de agrupación editó la revista El Grabado, que in
Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro. Este cluyó en sus páginas numerosas xilografías. En
grupo realizó, en 1946, las decoraciones de las su primer número figuraba una suerte de ma
Galerías Pacífico de Buenos Aires, donde late nifiesto en el que expresaban, con carácter fe
la impronta de la aún fresca Segunda Guerra deralista, que “nuestras exposiciones no serán
Mundial y sus devastadoras consecuencias hu tan lujosas como las que de tiempo en tiempo
manas. Fue una de las más notables manifes nos brinda la calle Florida; tampoco nos va
taciones de arte de tinte social de cuantas se mos a limitar al grupo selecto que forman las
produjeron en la Argentina, vertiente que tu ciudades capitales; iremos también a los pue
vo en el grabado una de sus expresiones más blos de campaña más perdidos, más ajenos a la
acabadas. causa de la civilización y el progreso”.
En la acera de enfrente, y surgido al ampa
ro de los movimientos político-sociales que
LA ESTAMPA Y SU CONTENIDO SOCIAL devinieron tras la Primera Guerra Mundial y
cuya influencia en las artes plásticas fue noto
La historia de la estampa contemporánea ria, en 1918 irrumpió en el plano artístico na
en la Argentina tuvo sus primeros ensayos en cional el grupo conocido como los Artistas del
las obras realizadas a finales del XIX por Pueblo, que, a diferencia de los artistas “de la
Eduardo Sívori y Emilio Agrelo, aunque co calle Florida", basaban su arte no sólo en los
menzó a tener una presencia más relevante aspectos estéticos sino en el mensaje social que
tras la nacionalización de la Academia de Be pudiera contener y el compromiso con la rea
llas Artes en 1905. A partir de 191 l, año en que lidad circundante, inclinándose hacia las rei
se inauguró el primer Salón Anual de Bellas vindicaciones del proletariado. José Arato,
Artes, se abrió en el marco de la Academia un Abraham Vigo, Guillermo Facio Hebequer y
pequeño taller de grabado a cargo de Pío Co Adolfo Bellocq compusieron este grupo, que
llivadino, con lo que este arte tomará un ca ya llevaba un lustro de actividad, y las técnicas
rácter autónomo con respecto a las manifesta de expresión que utilizaron fueron la xilogra
ciones de más envergadura. fía, el grabado sobre metal y la litografia, esta
El año 1915 marcará la creación de la So última, de larga tradición en el país desde la
ciedad de Acuarelistas, Pastelistas y Aguafuer acción de César Hipólito Bacle en el siglo XIX.
tistas, cuyo primer salón se lleva a cabo en el Fueron, sobre todo, los inmigrantes con
212 Retiro en mayo de ese año. A partir de en centrados en los centros urbanos quienes ins
LAS ARTES PLÁSTÏCAS
l Lino Enea Spilimbergo. Paisaje en San Juan. 1929. Colección Banco de la Nación Argentina.
piraron a los Artistas del Pueblo a abordar te cuya visión estética estuvo ligada al discurso
máticas referidas a las condiciones de vida del marxista y la prédica anarquista, fue el creador
obrero, el paisaje barrial, el mundo del subur del grupo Los Nuevos en 1919 y organizó con
bio, donde se alojaron, y el movimiento de las Leonidas Barletta el Teatro del Pueblo. En sus
fábricas. Este grupo de pintores vivió el am series litográficas hizo alusión a la “mala vida”,
biente revolucionario de la época, relacionán a los conventillos, a los compañeros de lucha y
dose con la actividad de la editorial Claridad, a los símbolos del comunismo, exponiendo su
ubicada en la calle Boedo. obra en clubes, bibliotecas, locales obreros, fá
El grupo de Boedo asumió postulados ar bricas y sindicatos, como un modo de ilustrar
tísticos con un carácter militante, ya que sos al proletariado agitado por las huelgas y des
tenía que la función esencial del arte debía ser contento ante la acción conservadora del Esta
la de erigirse en instrumento para la acción do.
política y social. Estos hombres que venían de En otro orden de cosas, en 1923 comenzó
las filas del anarquismo, del socialismo y del su andadura la Escuela Superior de Bellas Ar
comunismo se inspiraron en la literatura de tes, derivada de la Academia. La estampa co
autores rusos -Kropotl<in, Tolstoi, Guyan y bró allí un impulso decisivo recién en 1932,
Plejanov-, cuyas ideas estaban marcadas por cuando se hizo cargo de la dirección de la Es
un fuerte contenido social. Facio Hebequer, cuela el rosarino Alfredo Guido, con una larga
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
trayectoria en el campo del grabado y el agua ticas similares, aunque también fue creador de
fuerte; sus obras referidas al altiplano perua un mundo de imágenes simbólicas y de ciertos
no-boliviano tuvieron reconocimiento inter tintes surrealistas. Otra figura notable fue Víc
nacional en los años veinte. Guido propició el tor Delhez, quien orientó a partir de 1939 la
surgimiento de nuevas voluntades en el géne Academia de Bellas Artes —después Escuela
ro, conformándose en la institución un irn Superior de Artes Plásticas- de la Universidad
portante acervo de aguafuertes, xilografías y de Cuyo, en Mendoza, institución que cuatro
litografías de sus discípulos. Promovió tam años más tarde se enriqueció con la incorpo
bién la ilustración de libros, a la que era tan ración de Sergio Sergi, maestro de la xilografía
afecto, surgiendo lujosas ediciones para bi argentina. En San Iuan, en 1930 había surgido
bliófilos. el grupo Tribu, compuesto por Santiago y Ne
En varias provincias, la estampa tuvo una llo Raffo y Iosé María Pineda, autores de una
presencia destacada, generada principalmente vasta labor.
por figuras de nivel nacional que fomentaron En líneas generales, y en lo que hace direc
las escuelas de bellas artes y talleres particula tamente a la producción, la estampa fue un
res. En tal sentido puede mencionarse la labor medio de expresión ligado a “lo popular”. Por
de Rodolfo Franco, deudor del notable graba ello, una proporción importante de las obras
dor español Ricardo Baroja, en la Escuela Su argentinas se volcó a las temáticas urbanas y
perior de Bellas Artes de La Plata; Octavio rurales, con irnbricaciones sociales. Téngase
Pinto y, sobre todo, Alberto Nicasio, ambos en en cuenta que la estampa fue el medio ideal
Córdoba; en la provincia de Santa Fe, el graba para producir obras en serie y a bajo costo,
do fue uno de los medios de que se valieron siendo una de las finalidades su difusión ma
los pintores para buscar horizontes propicios siva, aspecto que las otras manifestaciones ar
para la creación; Iosé Planas Casas en Santa Fe tísticas no podían proporcionar. Aun cuando
y Gustavo Cochet en Rosario fueron dos de las fueron aquellos Artistas del Pueblo los que
figuras más notables, manifestando este últi más fama alcanzaron, son incontables los cul
mo particular interés por las temáticas políti tores del grabado de tinte social, donde las
co-sociales. imágenes del proletariado y los marginados
A partir de 1948, el grabado tuvo particu (borrachos, mendigos, niños abandonados,
lar estímulo en la Universidad Nacional de Tu desprotegidos, etc.) fueron las más habituales,
cumán, al crearse en su marco el Instituto Su generando una cuantiosa producción de gráfi
perior de Arte. Los reputados Víctor Rebuffo y ca política y social que tuvo cierta decadencia
Pompeyo Audivert fueron los encargados de hacia mediados del siglo DC.
regir los destinos de la sección de grabado. Hay que remarcar aquí la presencia sirn
Ambos artistas se consideran figuras sobresa bólica de la mujer en las imágenes gráficas, co
lientes de la estampa en la Argentina; el pri mo señala Alfredo Benavídez Bedoya, en el
mero, autor de xilografias a las que incorporó papel de compañera sacrificada, madre harn
el color, se destacó por sus imágenes de la brienta que arnarnanta a sus hijos, la madre
opresión social, el trabajo y la pobreza, con obrera o víctima de la explotación sexual. En
214 gran acento dramático. Audivert siguió temá este sentido, no es casual que la figura de la
LAS ARTES PLÁSTICAS
prostituta haya tenido una presencia determi y El Hogar realzaron sus noticias con fotogra
nante en la producción gráfica y, a veces, has fías; La Mujer reproducía obras de arte en
ta pictórica de artistas de la talla de Adolfo Be cromos de alto costo. El Gráfico apareció en
llocq, Lino Enea Spilimbergo y Antonio Berni. 1919 como revista de interés general, para
El primero de ellos ilustró con cerca de seten transformarse luego en exclusivamente de
ta xilografías la Historia de arrabal de Manuel portiva. El fútbol, las carreras hípicas y auto
Gálvez en 1922, donde la protagonista central movilísticas alcanzaron auge con la nueva
era una prostituta, Rosalinda Corrales. Spi cultura de masas.
lirnbergo fue el autor de la serie Breve historia En los diarios se exhibían la vida y los
de la vida de Emma, conjunto de monocopias acontecimientos de las altas esferas sociales y
creadas entre 1935 y 1936, en las que narra la de los sectores populares y marginados. El pe
trayectoria de una joven prostituta hasta su riodismo gráfico preparó el terreno a las con
suicidio. Personaje más conocido fue la tam cepciones de la fotografía como arte. Las to
bién prostituta Ramona Montiel de Antonio mas eran realizadas por profesionales del
Berni, de quien se valió este artista -junto a su retrato, quienes formaron los primeros gru
otro personaje, Iuanito Laguna- para denun pos de reporteros gráficos que ilustraron las
ciar las miserias de la sociedad contemporá acciones cotidianas y emplearon, asimismo,
nea a partir de los años sesenta. recursos de fotomontaje para reconstruir es
cenas dramatizadas; por ejemplo, de acciones
policiales. Un tema inquietante resultó la foto
LA FOTOGRAFÍA. SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA del difunto ataviado con su traje, realizada
con tono evocativo para los deudos, hasta al
La fotografía, desde el siglo XIX, ha sido canzar las más escabrosas, que mostraron crí
una fuente documental que sirvió para reflejar menes, accidentes, guerras, revoluciones y re
la realidad cultural de los pueblos, logrando presiones. La foto de gran formato caracterizó
alcanzar, ya en el siglo XX, un lugar meritorio a la prensa sensacionalista que circulaba en las
entre las artes visuales. Si bien la pretensión de ediciones de Crítica (1913) y Noticias Gráficas
la cámara fotográfica fue, en su origen, obte (1931).
ner un registro objetivo de lo real, la interven El fotógrafo, a través de la cámara, supo
ción del fotógrafo tuvo un valor de selección, registrar también con habilidad costumbres y
de recorte de la realidad, a la que aportó su tipos populares; lugares, edificios históricos
propia visión, sus creencias, valores o prejui -desde los palacios hasta los conventillos-,
cios del ámbito en el que se hallaba inserto. plazas y parques, calles, esquinas, sitios aleja
En la Argentina, la imagen fotográfica dos que acercaron la imagen de las provincias
acompañó desde principios del XX las noti a la capital cosmopolita, con su mirada puesta
cias de revistas y diarios. Desde 1898 y hasta siempre en Europa, en el tiempo de las gran
1939, Caras y Caretas empleó la información des transformaciones. Tal fue el caso de Fer
gráfica; a ella siguieron Fray Macho y PBT, las nando Paillet, en Santa Fe quien fotografió
que registraron escenas de la vida pública y durante cuarenta años la cultura colonizadora
privada, mientras que Atlántida, El Magazine de Esperanza. El ojo sagaz del fotógtafo supo 215
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
examinar los diversos sectores que accedieron preferido por los artistas plásticos; Juan Di
al poder político en este proceso de recambio Sandro reflejó vistas de Buenos Aires y perso
de los sectores aristocráticos desplazados por najes, y Annemarie Heinrich retrató la danza y
los sectores medios, la clase administrativa y el paisaje. Éstos elevaron la fotografía a la cate
comercial. Los grupos familiares fueron retra goría de arte visual, la que incluso comenzó a
tados hasta las primeras décadas del siglo XX; comercializarse en el mercado de arte. Además
estudios como Witcomb y Van Riel reconocie de las técnicas usuales, otros recursos acerca
ron una encumbrada y selecta clientela en la ron las fotos al arte de la pintura, empleándose
que no estuvieron ausentes los personajes más bromóleos, heliograbados y fotos sobre metal,
representativos del poder político, artistas e al mismo tiempo que los autores comenzaron
intelectuales. a firmar sus obras. La fotografia artistica ilus
La foto cumplió un papel educativo, al ser tró los suplementos dominicales de los perió
incorporada como auxiliar en los libros esco dicos y también asumió un papel mediático a
lares, como ocurrió en 1917, cuando sirvió de través de la presentación y exhibición de esa
apoyo visual al texto Lecciones de historia ar producción creativa.
gentina de Rómulo Carbia. Los paisajes y cos Sara Facio y Alicia D’Amico reconocen
tumbres de la Argentina fueron difundidos que los grandes temas del siglo XIX fueron el
desde 1900 a través de numerosas reproduc retrato y los acontecimientos de la vida social;
ciones de tarjetas postales. Ya en 1914, Peuser recién en el siglo XX la fotografía abriría nue
presentó la “Muestra restrospectiva y moder vos campos de interés. Al ingresar en el terre
na” de fotografía histórica en Witcomb. Al año no del arte, la realidad como soporte de la
siguiente apareció la revista La Fotografía y sus obra fotográfica se ha ido transfigurando a
Aplicaciones. En 1930 se realizó, en la Asocia través de nuevas técnicas, penetrando en len
ción Amigos del Arte, el Primer Salón Interna guajes expresivos característicos de las últimas
cional de Arte Fotográfico de Buenos Aires, vanguardias.
destacándose el alto nivel artístico. Los álbu
mes de la Sociedad de Fotógrafos Aficionados
de la Argentina y los de Witcomb permiten re Las VANGUARDIAS DE LOS AÑOS CUARENTA.
componer —en parte- la historia nacional, a la ARTE CONCRETO INVENCION. ARTE MADÍ,
que se suman los archivos de empresas públi PERCEPTISMO
É
rición del grupo de artistas concretos fue una
creación del “espíritu del tiempo”, que tuvo
con aquel movimiento europeo un carácter
relativamente sincrónico. El único número
publicado de la revista Arturo, en 1944, susci
tó las inquietudes plásticas y literarias, y fue
Rhod Rothfuss. Composición madí, 1947. Colección
clave en cuanto a la propuesta de “no copiar, privada, Buenos Aires.
no reproducir, inventar”. Nelly Perazzo afirma
que con esta revista, cuya cubierta estuvo a por primera vez públicamente en el Salón
cargo de Tomás Maldonado, se desencadenó la Peuser, y difundió el “Manifiesto Invencionis
no figuración de base geométrica en la Argen ta”, que afirmó que “la era artística de la fic
tina, postulando la invención contra el auto ción representativa toca a su fin”. Varias déca
matismo, la expresión y el simbolismo. das después, Iommi afirmaría que “el grupo
Maldonado fue el teórico más destacado Concreto tuvo la visión: la imagen de un cua
del movimiento Arte Concreto Invención, in drado, un plano, un color, líneas puestas en el
tegrado, entre otros, por Manuel Espinosa, campo espacial de una tela, todos estos ele
Lidy Prati, Antonio Caraduje, Enio Iommi, mentos flotando en el plano. Porque la inven
Iorge Souza, Alberto Molemberg, Simón Con ción era el resultado de tales problemas”.
treras, Oscar Núñez, Raúl Lozza, Prirnaldo También en 1946, el grupo Arte Madí rea
Mónaco y Claudio Girola. El grupo comenzó liza su primera exposición en el Instituto
a reunirse en 1945 en residencias particulares,‘ Francés de Estudios Superiores. Se lanza el
para presentar estas nuevas formas de expre “Manifiesto Madí”, que en su declaración de
sión, las que marcaron uno de los más decidi principios asume la ludicidad y pluralidad co
dos encuentros entre arte y ciencia. En 1946, la mo valores expresivos, asociados al dibujo, la
Asociación Arte Concreto lnvención expuso pintura, la escultura, la arquitectura, la músi 217
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
lll
las artes. Vino después la época de oro del pai
sajismo, con Fernando Fader como abandera
do, y la legión de seguidores que, emulándolo,
permitieron que las miradas apuntaran a la
provincia, convertida en motivo pictórico na
asignada‘
l Manuel Ángeles Ortiz. Sin titulo, 1940-1943. Colección IVAM, Valencia, España.
riloche, con las obras del Centro Cívico y del cuenca del Nahuel Huapi, donde producirá
conocido Hotel I..lao Llao. Este proceso atrajo una serie de obras de las más notables de su
el interés de varios artistas residentes en Bue trayectoria. También acometieron el paisaje de
nos Aires y en las provincias, otorgando a la la región Rodrigo Bonome y Iuan Antonio Ba
región un sitial de relevancia en lo que Ro llester Peña.
mualdo Brughetti denominar-ía, en 1948, la Para la misma época y en el mismo sitio
“geografía plástica argentina”. que Pronsato, aunque sobre todo a orillas del
Entre los nombres que exaltaron el paisaje lago Mascardi, desarrollará una tan interesante
sureño en esos años, debe destacarse a Do como olvidada labor Manuel Ángeles Ortiz,
mingo Pronsato, perfeccionado en Italia en los exiliado español radicado en la Argentina entre
años treinta e influido por la obra de Carlo 1939 y 1948. Ángeles Ortiz, a partir de piedras
Carrá y otros contemporáneos. Tras su retor y maderas que recogió en sus periplos, realizó
no a Bahía Blanca, su ciudad natal y centro un conjunto de singulares “construcciones”
irradiador de sus actividades, Pronsato queda que llevaron a Eduardo González Lanuza a
subyugado por las mutaciones de la naturale afirmar que representaban dioses primitivos,
za patagónica, que le abren un abanico de po figuras totémicas e ídolos indígenas, caracteri
sibilidades a sus intenciones de colorista. En zando al español como “el tardío imaginero de
1940 se instala durante una temporada en la una religión ya desaparecida”. 221
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
En la región del Litoral es necesario dete de estos artistas se expresó en las temáticas se
ner la atención en dos de los centros más irn ñaladas, es decir, el río como motivo central,
portantes de producción artística de la Argen los pescadores, los arenales y los ritos cotidia
tina, las ciudades de Rosario y Santa Fe. En la nos. López Claro, aún activo, a partir de los
primera de ellas, hechos de relevancia fueron años cincuenta dirigió su mirada hacia el con
la celebración del Primer Salón de Bellas Artes tinente americano, permaneciendo inalterable
en 1913 y la creación, en 1917, de la Comisión en su pintura el compromiso político-social
de Bellas Artes del Rosario. Propulsor de ésta que lo caracteriza.
fue el doctor Fermín Lejarza, quien tomó de Por último, en la región del Nordeste, el
cisiones hoy históricas, como fueron la adqui punto de confluencias artísticas más notables
sición, en dicho año, de la conocida serie de fue sin duda Resistencia, la capital de la pro
ocho lienzos titulada La vida de un día (obra vincia del Chaco. En ello, el papel determinan
cumbre de Fernando Fader, que pasaría a en te le cupo a una singular institución surgida
grosar el acervo del Museo Municipal de Be en torno a 1944, el Fogón de los Arrieros, crea
llas Artes “Iuan B. Castagnino”, inaugurado en da por el escultor Juan de Dios Mena, autor de
1937), y el incentivar la carrera de un muy jo originales tallas en madera de curupí, que ex
ven Antonio Berni. presaron una visión con tintes humorísticos
En los años veinte, otro ente que marcó —que lo emparienta con Florencio Molina
rumbos en la ciudad fue el Círculo de Bellas Carnpos- de personajes autóctonos como el
Artes, desde cuyo órgano difusor, La Revista del gaucho, el indio, el campesino y el habitante
Círculo, los hermanos Alfredo y Ángel Guido, del interior chaqueño. La citada institución
junto con Fernando Lemmerich Muñoz, de fue ganando en importancia y prestigio nacio
fendieron las manifestaciones artísticas de rai nal en los años que siguieron a su estableci
gambres autóctonas tarnizadas por lenguajes miento; artistas de reconocida trayectoria hi
renovadores. Los nombres de Manuel Musto, cieron donación de obras, y en forma gradual
Augusto Schiavoni, Luis Ouvrard, Julio Vanzo se constituyó un importante acervo de arte
o Leónidas Garnbartes, autor de una obra de contemporáneo que, en parte, se conserva aún
gran originalidad a partir de raíces americanis en Resistencia. Artistas como Demetrio Urru
tas, son otros de los muchos nombres que jalo chúa, César Fernández Navarro, Víctor Mar
naron el quehacer artístico rosarino. chese o Raúl Monsegur realizaron en la nueva
En la capital de la provincia, Santa Fe, los y definitiva sede, inaugurada en 1953, notables
años cuarenta estuvieron marcados por los murales.
pintores de la “escuela del Litoral”, cuyo ele El Fogón de los Arrieros encaró, a partir de
mento de unión fue la vinculación temática al los años sesenta, un notable “plan de embelle
paisaje y al habitante de las riberas del Paraná, cimiento” de la ciudad, consistente en dotar a
por la cual buscaron dar una fisonomía artís las calles y espacios públicos de Resistencia de
tica a la región a través de la geografía. Pueden obras escultóricas y murales. Uno de los em
citarse los nombres de César López Claro, Ri plazamientos másdestacados fue el conjunto
cardo Supisiche, Matías Molinas, Jorge Planas de murales titulado Génesis del Chaco, realiza
222 Viader y Miguel Flores. La proyección plástica do por Monsegur en 1961 para ser instalado
LAS ARTES PLASTICAS
Grupo de Artistas Modernos de la Argentina Cañas y el escultor Leo Vinci. A finales de la dé
en 1952; a ellos se sumaron los “independien cada, Alberto Greco y Mario Pucciarelli antici
tes” Antonio Femández Muro, Sarah Grilo, pan el informalismo, tendencia que surge aquí
Miguel Ocampo y Hans Aebi. El grupo realizó tardíamente y que intentaba superar las disi
dos exposiciones internacionales de enverga dencias entre abstractos y concretos, retoman
dura, una en el Museo de Arte Moderno de do criterios del movimiento inidado en 1944
Río de Janeiro y otra en el Stedelijk Museum en Francia, con gran predominio de la materia
de Amsterdam (1953), antes de disolverse en pictórica que se denominó manchismo y que
1954 por la marcha de Tomás Maldonado a llegó a los Estados Unidos como action pain
Alemania. Los abstractos argentinos habían ting. El uso de espátulas y otros procedimientos
comenzado a trascender las propias fronteras. para acentuar la calidad de la materia, subraya
En 1958 se publicó la revista Boa, de Iulio da por negros y colores neutros, y el empleo de
Llinás, a quien le cupo la organización de la cemento y arpilleras insinuaban un nuevo mo
Primera Confrontación Internacional de Arte do de concepción artística.
Experimental, celebrada en la galería Van Riel. En 1959, el Movimiento Informalista ya
De ella participaron artistas no figurativos de nucleaba a un grupo de artistas, que dos años
tendencia surrealista. En 1959 se creó el Grupo después irrumpieron en una célebre exposición
del Sur, de decidida actitud hacia la exploración llevada a cabo en Buenos Aires; ésta titulada
de nuevos caminos de expresión, y del cual for “Arte destructivo”, presentó extraños objetos
224 maron parte, entre otros, Mario Loza, Carlos desechables que no eran más que elementos de
LAS ARTES PLÁSTICAS
nidad al hecho [artístico], pero sin entender ro en sus afirmaciones: “Yo no viví el Di Tella,
que había que tomar de la realidad ciertos me aunque haya ganado un premio en el acto
canismos como para que el público empezase inaugural de ese instituto en la calle Florida”.
a participar como quien va a una fiesta (. . .) es También aseveró: “Respecto de Romero Brest,
el momento en el que surge con mucha fuerza que tuvo una gran actividad como animador
el objetismo, se empiezan a producir instala cultural, irnbuido en su rol de Papa del templo
ciones, se intenta establecer nuevas formas de del desparpajo, creo que se exageró a sí mismo.
comunicación que hicieran eficaz la posibili Decía sobre los artistas: ‘Cuando los mejores se
dad de lectura”. estereotipan, los dejo y paso a otros’. El Di Tella
En definitiva, se apuntaba a una participa inventó una estética del deterioro: se consume
ción activa del espectador, de tal manera que una cosa y enseguida hay que cambiarla por
éste se sintiera parte misma de la obra. En tal otra”. Luis Benedit, por su parte, no dudó en
sentido, en 1965, Marta Minujín y Rubén San hablar de los “fuegos artificiales” del Di Tella.
tantonín asombraron y desconcertaron con un En lo que respecta al arte constructivo o
happening titulado “La Menesunda”, en el cual, geométrico, que ya había alcanzado un desa
entre otros aspectos, el público visitante convi rrollo intenso, en los años sesenta derivó hacia
vía con situaciones tan disímiles como el ser nuevas experimentaciones ligadas a efectos
objeto de maquillaje por parte de profesiona ópticos, el movimiento y la luz como una irn
les, pasar por una habitación donde una pare presión de valor estético. En tal sentido, fue
ja aparecía acostada en una cama matrimonial, importante la exposición de las obras del hún
sufrir temperaturas bajo cero o verse en panta garo Victor Vasarely, llevada a cabo en 1958 en
llas de televisores especialmente instalados. el Museo Nacional de Bellas Artes, dado que
Minujín, Santantonín, Dalila Puzzovio, muchas de ellas mostraban sus experimenta
Juan Stoppani, entre otros, lucharon contra la ciones en el campo de la cinética, derivación
solemnidad en un intento por desacralizar el del constructivismo que se inclinaba a inte
arte. A menudo el grupo de artistas vinculado grar en él una sensación visual de movimien
con el Instituto Di Tella ha figurado en los to. En la Argentina, el arte cinético surgió de
anales de la historiografía del arte argentino las experiencias del mendocino Julio Le Parc,
como sinónimo “ideológico” de los sesenta, lo quien, becado en París y tras vincularse de
que ha tenido cuestionamientos de peso en la manera directa a Vasarely, creó en 1960 el
década de los noventa, cuando aquellos años Groupe de Recherche Visuel (GRAV). La
se convirtieron casi en una obsesión como te muestra realizada en 1964 en el Museo Nacio
ma de investigación. Es evidente que el clima nal de Bellas Artes de Buenos Aires, titulada
de esperanza y libertad que se respiraba en el “Inestabilidad”, demostró el empleo de esta
instituto poco tenía que ver con el pensar y tendencia: juego de luces y agua, bandas,
sentir artístico de quienes hacían, por ejem transparencias y placas de metal, los que mo
plo, arte de tinte social. vilizaron la dinámica relación entre el especta
Artistas como Luis Felipe Noé, a quien se ha dor y la obra. Hacia exploraciones cinéticas
vinculado a dicha institución por el hecho de también se orientaron Oscar Capristo y Roge
haber ganado el Premio Di Tella en 1963, es cla lio Polesello. 227
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
de reproducción irnitativa de la realidad y su pleó, para sus esculturas policromadas, resina
plantar el uso de materiales tradicionales, desde poliéster y esmalte; sus formas impregnadas en
las búsquedas hidroespaciales de Kosice, hasta color revelan la naturaleza del sufrimiento hu
nuevas formas que invaden el espacio dando mano. Norberto Gómez usa piroxilina o laca
lugar a ambientaciones, instalaciones, objetos y acrílica que revela las viscerales formas del
experimentaciones. El empleo de nuevos mate hombre. Aldo Paparella realiza en 1971 la serie
riales pasó a ser una de las características de de Monumentos inútiles, inspirados en los vesti
mayor significación, lo que quedó reflejado en gios romanos en ruinas, ligando esta idea a la
obras como las que realizó Noemí Gerstein del “hombre de hoy, el hombre destrozado” co
usando tubos de bronce soldados, o las de En mo él mismo afirmara. Estos Monumentos fue
rique Romano, construidas con materiales de ron realizados con materiales de desecho.
desecho.
Libero Badii se inclinó por la realización de
grandes figuras escultóricas matizadas por pla ARTE Y SOCIEDAD A PARTIR DE LOS SESENTA.
nos brillantes de color, para desarrollar luego LAS POLÍTICAS OFICIALES ENTRE DEMOCRACIA
tucional, hecho que implicó un retroceso en el tros universitarios y las sedes de organizaciones
campo cultural, provocando un éxodo de pro sindicales comenzaban a servir como espacios
fesionales. En 1969, el “Cordobazo” puso en altemativos a las galerías y museos para exhibir
crisis el proyecto autoritario del general Onga las expresiones artísticas y transmitir los mensa
nía. Al espíritu de transgresión de la joven jes implícitos en ellas. La politización del arte
vanguardia ‘se sumaria luego el compromiso fue ascendiendo en forma gradual. La calle se
ideológico con la influencia del Mayo Francés convirüó también en territorio de expresión ar
de 1968 y la repercusión de la Guerra de Viet tística y en Buenos Aires se produjeron mues
nam. Buenos Aires y Rosario fueron los epi tras como las tituladas “Escultura, follajes y mi
centros de este dinamismo renovador y, a la dos”, realizada en la Plaza Rubén Darío en 1970,
vez, contestatario y revulsivo. y “CAYC al aire libre. Arte e Ideología”, en la Pla
En este contexto de cambio, los artistas plás za Roberto Arlt, dos años después.
ticos de la ciudad de Rosario se rebelaron con En el campo de las vanguardias fueron to
tra el desmantelamiento de los ingenios azuca mando paulatina fuerza el arte de sistemas y
reros en la muestra experimental “Tucumán el arte conceptual, explorados desde finales
arde”, realizada en 1968 en la CGT de los Argen de los sesenta. El arte conceptual apuntó a
tinos de aquella ciudad y luego en la Federación desplazar al objeto artístico hacia el concepto,
Gráfica Bonaerense, en Buenos Aires. Para en a través del empleo de signos, palabras o dia
230 tonces, sitios no tradicionales como los dans gramas matemáticos, prevaleciendo así la
LAS ARTES PLÁSTICAS
idea por encima de los materiales utilizados. lez Mir, con su instalación 25 jaulas (1977),
En Buenos Aires, estas expresiones se nuclea que contenía pájaros de madera en cautiverio,
ron en torno del Centro de Arte y Comunica aludía a los límites de la libertad.
ción (CAYC), que, regido por Iorge Glusberg, En 1976 se había producido la interrup
intentó ocupar el espacio que dejó tras su cie ción del régimen constitucional y el adveni
rre en 1970 el Centro de Artes Visuales del miento de los militares, situación que provocó
Instituto Di Tella. En tal sentido, como postu un efecto desolador sobre el desarrollo de las
lado de las nuevas estéticas, cabe mencionar artes plásticas, motivando el exilio de artistas
las exposiciones “Arte y cibernética” (1969), hacia otros países o aun el exilio interior. El ar
con la que se presentó el CAYC, que perfilaba te se vio sometido a una realidad determinada
un nuevo tipo de relaciones entre arte y tec en buena medida por la imposibilidad de ma
nología a través de la realización de acciones nifestar abiertamente opiniones contrarias al
interdisciplinarias, y “Arte de sistemas” régimen. Como bien señaló María Iosé Herre
(1971) en el Museo de Arte Moderno. En el ra, “el arte se puebla de diversas metaforiza
campo de lo conceptual, una de las muestras ciones de todo aquello que no se podía decir.
más recordadas fue la de Iuan Carlos Romero Un clima de opresión invade distintas vertien
titulada “Violencia” (1973), en la cual el artis tes de la pintura figurativa, y temas como la
ta enfatizó a través de la reiteración de esa pa muerte y la ausencia se tornan recurrentes”.
labra, una realidad social marcada por las La represión, la falta de libertad y la desapa
tensiones. En ese año se producía el regreso al rición de personas fueron denunciadas por ar
poder del general Iuan Domingo Perón. tistas como Diana Dowek, con su serie Alam
En el CAYC se formó el denominado “gru brados (1977) o los muñecos maniatados con
po delos XIII”. Entre ellos se contaban Clorin alambres de púa. César López Claro comenzó a
do Testa, Víctor Grippo, Luis Benedit, Alfredo gestar en silencio las setenta obras de Proceso al
Portillos, Iorge González Mir y Iacques Bedel, Proceso, alegato contra la represión militar, con
quienes promovieron una sucesión de mani tra la destrucción del hombre, culminada en
festaciones experimentales. Bedel empleó resi 1984, coincidiendo con el retomo a la demo
na poliuretánica para elaborar ruinas que res cracia. Esta serie fue expuesta entonces en Bue
cataban lo grandioso del territorio argentino, nos Aires, hasta que una orden “de arriba” obli
incluidos sus mitos y leyendas. Benedit trans gó al artista a descolgar su obra de las paredes a
formó sus obras a partir de la realización de la semana de ser inaugurada la muestra.
experiencias biológicas y fisioquímicas, y otras En 1982 se premió la trayectoria de Iuan
surgidas del campo de la botánica y de la zoo Carlos Distéfano; Norberto Gómez fue nom
logía. La vinculación con América latina que brado “Artista del Año” y Guillermo Kuitca,
dó testimoniada en las obras de Alfredo Porti “Artista Revelación”. Irán surgiendo los nom
llos, quien indagó en el fondo de las fábulas y bres de Gustavo López Armentía, Hernán
supersticiones del continente, y en las de Víc Dompé, Alfredo Prior, Remo Bianchedi, Er
tor Grippo, que relacionó arte y ciencia en su nesto Bertani, Marcia Schwartz y Eduardo
serie de Analogías, empleando papas con el fin Medici. La vuelta a la democracia posibilitó
de exaltar su procedencia americana. Gónza una gran pluralidad de formas de expresión 23]
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
que habrían de reflejar los complejos enfoques modo original nuevamente el arte con la his
de la sociedad actual. La coexistencia de dis toria de la Argentina, acercamiento que re
tintas vertientes creativas que replantean el plantea los vínculos entre los procesos históri
lenguaje artístico y retornan a una recupera cos y la resignificación de la propia cultura
ción de la memoria y de los mitos, acercan de con sus continuidades y rupturas.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Para ampliar y completar el conocimiento Logró dar una visión de conjunto, a la vez que
sobre las artes plásticas argentinas en el perío una detallada relación biográfica de los artis
do abarcado por el presente capítulo, se añade tas plásticos nacionales. Distingue cuatro mo
una selección bibliográfica y hemerográfica mentos: el de los precursores, el de los organi
que, en su mayoría, constituyó el corpus infor zadores, las aportaciones del plein air y las
mativo para su elaboración. En esta selección nuevas tendencias del arte moderno. La obra
se tienen en cuenta tanto estudios realizados paradigmática de Pagano cierra cronológica
en la época en que se desarrollaron los aconte mente el estudio que sobre la producción his
cimientos referidos en el texto, cuanto estu toriográfica del arte en la Argentina desarro
dios posteriores, de carácter retrospectivo. llaron loss EMILIO BURUCÚA y ANA MARIA
En lo que respecta al panorama historio TELESCA, “El arte y los historiadores”, en ACA
gráfico de las artes en la Argentina y su estado DEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, La Junta de
actual, la bibliografía existente es metodológi Historia y Numismática Americana y el movi
camente variada, y los años noventa han sido miento historiográfico en la Argentina (1893
decisivos en lo que respecta a los aportes, tan 1938), tomo II, Buenos Aires, 1998.
to en cantidad como en aproximaciones desde En la producción bibliográfica y hemero
diferentes ángulos. gráfica de los años cuarenta y cincuenta, se
Los primeros ensayos que persiguieron co puede señalar la aparición y continuidad de
mo finalidad estructurar la historia de las artes los Anuarios Plástica, Buenos Aires, 1939
argentinas a partir de 1914, se publicaron du 1948, que brindan una información de prirne
rante los años veinte y treinta. Se destacan, en ra mano, absolutamente imprescindible para
tre otros, los de IosE MARIA LOZANO MOUJAN, quienes quieran abordar el estudio de las artes
Apuntes para la historia de nuestra pintura y es en todo el país durante ese período. En esos
cultura, Buenos Aires, 1922, y Figuras del arte años, la editorial Poseidón publicó la serie “Bi
argentino, Buenos Aires, 1928; y de JOSE LEON blioteca de Arte Argentino” y Losada, sus “Mo
PAGANo, El arte de los argentinos, Buenos Aires, nografías de Arte”, que propiciaron una intere
1937-1940. Más moderado en cuanto al trata sante difusión de la obra de artistas nacionales
miento de las nuevas corrientes estéticas, Pa y extranjeros. Similar tarea le cupo en los se
gano realizó este libro valiéndose en gran me senta a la serie publicada por Ediciones Cultu
dida de sus artículos periodísticos publicados rales Argentinas, promovida por el Ministerio
232 en diferentes medios desde principios de siglo. de Educación y Justicia, y en los años ochenta,
LAs ARTES PLÁSTICAS
a la “Colección Pintores Argentinos del siglo Aires, 1954. Ingente tarea recopilatoria a la que
XX” publicada por el Centro Editor de Améri también se dedicaron, con ediciones actualiza
ca Latina, todos ellos de Buenos Aires. das hasta el presente, VICENTE GEsUALDo y
La vasta tarea crítica y la comprensión del otros, Diccionario de artistas plásticos en la Ar
medio artístico evidenciadas por ROMUALDO gentina, dos tomos, Buenos Aires, 1988.
BRUGHETTI comenzaron a cristalizarse con Entre los ensayos publicados en los años
fuerza en los cuarenta y cincuenta. Entre sus sesenta y setenta, se remite a: MARIA LAURA
obras se deben destacar: De la joven pintura SAN MARTIN, Pintura argentina contemporá
rioplatense, Buenos Aires, 1942; Pintura argen nea, Buenos Aires, 1961. Es una de las obras
tina joven, Buenos Aires, 1947, y Geografia más significativas de cuantas han estudiado el
plástica argentina, Buenos Aires, 1958. En estas arte argentino del siglo XX, e incluye capítulos
obras, Brughetti, además de alentar sus teorías como “El movimiento contemporáneo en al
sobre el arte nacional, aporta una interesante gunas ciudades del interior del país”, “La pin
selección de nombres y análisis de trayectorias tura no figurativa” y “El informalismo”. Este
artísticas, con el valor añadido de incluir a los estudio hace mención a la labor de muchos ar
creadores que producían obra en el interior tistas que han quedado olvidados y que, en su
del país. Otras publicaciones posteriores de es momento, fueron considerados de importan
te autor fueron: Italia y el arte argentino, Bue cia; por lo tanto el trabajo se erige en un docu
nos Aires, 1952; Historia del arte en la Argenti mento fundamental, en especial para el estu
na, México, 1965, donde propone un análisis dio de los años cuarenta y cincuenta.
crítico desde el arte prehispánico hasta las Publicada con motivo del sesquicentena
producciones del momento; y la más reciente rio de la Revolución de Mayo, la obra colecti
Nueva historia dela pintura y la escultura en la va editada por el MUSEO NACIONAL DE BELLAS
Argentina, Buenos Aires, 1991. ARTES, 150 años de arte argentino, Buenos Ai
En los años cincuenta se publicaron otras res, 1960, incluyó una revisión realizada por
obras abarcadoras, entre las que se pueden críticos de la talla de Córdova Iturburu, Iosé
mencionar: CORDOVA ITURBURU, La pintura ar León Pagano, Enrique Azcoaga, Lorenzo Va
gentina del siglo XX, Buenos Aires, 1958, y JOR rela, Ernesto B. Rodríguez y Samuel Paz. Por
GE ROMERO BREsT, Pintores y grabadores riopla su parte, ALDO PELLEGRINI, Panorama de la
tenses, Buenos Aires, 1951. Este tíltimo libro pintura argentina contemporánea, Paidós,
recoge una serie de críticas publicadas funda Buenos Aires, 1967, no sigue lineamientos ge
mentalmente en los años cuarenta y en diver neracionales sino las tendencias que fueron
sas publicaciones periódicas como La Van conformando el arte argentino que alcanzó
guardia, Argentina Libre y Saber Vivir. Se en la década del sesenta gran prestigio inter
incluyen, además, varias críticas aparecidas en nacional.
Ver y Estimar, cuadernos de crítica artística pu La obra de CoRDovA ITURBURU, 80 años de
blicados bajo su dirección entre 1948 y 1955. pintura argentina. Del Pre Impresionismo a la
También puede consultarse la obra de Novísima Figuración, Buenos Aires, 1978, pasa
ADRIAN MERLINO, Diccionario de artistas plásti revista al panorama heterogéneo de la pintura
cos de la Argentina. Siglos XVIII-XX, Buenos argentina, con sus diversas corrientes desde las 233
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
primeras décadas del siglo hasta los últimos ciente producción del CAIA que sintetiza un
movimientos surgidos en la década del seten amplio período del arte argentino: DIANA
ta. Complementa la información brindada un WECHSLER (coord.), Desde la otra vereda. Mo
sinnúmero de artistas enrolados en diferentes mentos en el debate por un arte moderno en la
tendencias. Argentina (1880-1960), Buenos Aires, 1998.
RAFAEL SQUIRRU, Arte de América. 25 años En sentido similar, se deben citar las actas
de crítica, Buenos Aires, 1979, incluye un arn de las jomadas Estudios e Investigaciones en
plio recorrido por la crítica artística desempe Artes Visuales y Música, organizadas en los
ñada desde los años cincuenta por este influ noventa por el INSTITUTO DE TEORIA E HISTORIA
yente crítico de arte, cuya obra y labor DEL ARTE “JULIO E. PAYRO” DE LA UNIVERSIDAD
organizativa aún no ha sido reconocida debi DE BUENOS AIRES y la publicación de los Estu
damente en las historias del arte argentino. Au dios e Investigaciones por el propio instituto.
tor de una muy vasta producción crítica, Squi Otras obras de importancia son: ASOCIA
rru ha publicado varias recopilaciones de sus CIÓN ARGENTINA DE CRITICOS DE ARTE (ed.),
escritos en obras como Las exigencias del arte, Historia crítica del arte argentino, Buenos Ai
Buenos Aires, 1990. res, 1995; JORGE LÓPEZ ANAYA, Historia del arte
Las “historias del arte argentino” vuelven a argentino, Buenos Aires, 1997, que continúa la
tomar auge en los dos últimos decenios del si tradición historiográfica de condensar el tema
glo; entre ellas se puede citar la del escritor y en sumatorias de biografias críticas individua
crítico español CARLOS AREAN, La pintura en les, precedidas por un análisis de cada período
Buenos Aires, Buenos Aires, 1981. Autor en los o tendencia; JOSE EMILIO BURUCÚA, Nueva his
sesenta y setenta de importantes estudios so toria argentina. Arte, sociedad y política, dos
bre el arte contemporáneo de su país, intentó volúmenes, Buenos Aires, 1999; y NELLY PE
brindar un amplio panorama de la evolución RAZZO, “La pintura en la Argentina (1915
de las artes plásticas argentinas desde los orí 1945)”, en ACADEMIA NACIONAL DE BELLAS AR
genes hasta la actualidad. TES, Historia General del Arte en la Argentina,
Desde 1989 se han desarrollado las Jorna tomo VIII, Buenos Aires, 1999, págs. 381-456.
das de Teoría e Historia de las Artes organiza
das por el CENTRO ARGENTINO DE INVESTIGADO La década de 1920
RES DE ARTE (en adelante, citado como CAIA),
en las que el espectro temático abarcado ha ve En los años ochenta y fundamentalmente
nido manifestando amplitud de miras, convi en los noventa se han producido importantes
viendo pintura, escultura y arquitectura junto revisiones historiográficas sobre este período,
a fotografía y teatro entre otras revelaciones lo cual ha derivado en una comprensión mu
artísticas. Es de destacar el denodado esfuerzo cho más amplia de éste. La consolidación del
del CAIA por publicar periódicamente las Ac “arte nacional” con la pintura de paisajes y
tas de dichas jornadas, las cuales constituyen costumbres y la irrupción de las vanguardias
uno de los más importantes aportes historio determinaron un ámbito artístico singular que
gráficos para el arte argentino realizado en los sigue suscitando la atención de los historiado
234 noventa. Debe destacarse, asimismo, una re res y críticos de arte.
LAs ARTES PLÁSTICAS
cuando el revisionismo de las producciones la lectura de: ANDREA GIUNTA, “Las batallas de
plásticas del siglo XX vio la necesidad de inte la vanguardia entre el peronismo y el desarro
grar a aquéllas en las “historias del arte argen llismo”, en Nueva Historia Argentina cit., vol.
tino”, que hasta entonces se habían dedicado II, págs. 57-117; y de la misma autora, “Biena
casi con exclusividad a Buenos Aires y, en al les Americanas de Arte. Una alianza entre arte
gunos casos puntuales, a centros como Rosa e industria”, en Desde la otra vereda. Momentos
rio o Córdoba. Dentro de las obras publicadas en el debate por un arte moderno en la Argenti
en los noventa se destacan: IORGE TAVERNA IRI na (1880-1960), Buenos Aires, 1998.
GOYEN, “El aporte creativo del interior”, en El arte de los años sesenta, al igual que el de
AsocIAcIoN ARGENTlNA DE CRÍTICOS DE ARTE, los veinte, se ha convertido en una “obsesión”
Historia crítica del arte argentino. Buenos Ai de la historiografía actual. Se pueden señalar
res, 1995; AUTORES VARIOS, Los colores de un si para la consulta las siguientes obras: IoHN
glo. Grandes obras de la pintura de Córdoba, KING, El Di Tella y el desarrollo cultural argenti
Córdoba-1998; MARIANA GIoRDANo, Los mu no en la década del sesenta, Buenos Aires, 1985;
rales chaqueños. Del Fogón de los Arrieros a la JORGE GLUSBERG, Del pop art a la nueva imagen,
Plaza 25 de Mayo de Resistencia, Resistencia, Buenos Aires, 1985; MARIA JOSE HERRERA, “En
1998; y los trabajos de ALBERTO PETRINA y medio de los medios. La experimentación con
otros, Arte del NOA. Noroeste argentino, Bue los medios masivos de comunicación en la Ar
nos Aires, 1998; Arte de Cuyo, Buenos Aires, gentina de la década del 60”, en Arte argentino
1999, y Arte del NEA. Nordeste argentino, La del siglo XX, Buenos Aires, 1997.
Plata-Buenos Aires, 2000. Un trabajo exhaustivamente documenta
do es el de ANA LONGONI y MARIANO MEST
El arte argentina a parfirde las cincuenta MAN, Del Di Tella a Tucumán Arde. Vanguar
dia artística y política en el ‘68 argentino,
Además de los estudios generales ya cita Buenos Aires, 2000, que acierta al definir el
dos, que incluyen análisis e información sobre papel de las vanguardias en su cruce con los
la segunda mitad del siglo XX, varios estudios problemas político-sociales del país en la dé
puntuales centran la atención en la investiga cada del sesenta.
ción del arte del período. Se publicaron estu Para interiorizarse en el arte de los setenta
dios temáticos de relevancia y se recuperaron y ochenta, se remitea MARIA IosE HERRERA,
fuentes documentales que permiten un mejor “Los años setenta y ochenta en el arte argenti
conocimiento de los componentes del ámbito no. Entre la utopía, el silencio y la reconstruc
artístico y cultural, década tras década. Para lo ción”, Nueva Historia Argentina cit., vol. II,
ocurrido en los años cincuenta, se recomienda págs. 119-173.
237
6 3. LA MÚSICA Y SUS ÁMBITOS
En los setenta años centrales del siglo XX, el cual todos se influían mutuamente por igual
entre 1914 y 1983, la actividad musical en sus y tomaban prestados modos correspondientes
distintos ámbitos se desarrolló conforme a los a los otros ámbitos. Debe recordarse que se ha
cambios y los trastornos en que se vio envuelta definido al ámbito como el espacio físico don
la música occidental, de la que formaba parte. de tienen lugar manifestaciones musicales que
Desde el punto de vista estético musical, le son propias y distintivas (al respecto, véase el
cabe decir que el año 1914 no tuvo una signifi capítulo 47 de la tercera parte, en el sexto tomo
cación especial, no obstante el inicio de la Gran de esta obra). Cualquier otro espacio físico que
Guerra europea, a cuyo fin ese continente se no haya desarrollado una tipología de música
vería modificado, sobre todo, en el aspecto po peculiar no conforma un ámbito, aun cuando
lítico. Las ideas renovadoras que caracterizan en él hayan tenido lugar abundantes manifesta
al arte del siglo XX ya estaban instaladas para ciones musicales. Asimismo, en este capítulo
1910, al menos en los más inquietos y busca quedan fuera de estudio las expresiones de mú
dores de novedades. De no haber existido esa sica de transmisión oral, campesina e indígena,
guerra, de todas maneras el desarrollo estético las cuales, con aquella de los ámbitos indicados,
del siglo se hubiera producido en forma seme conforman la totalidad de la realidad musical
jante a la que se conoce. Las figuras que reno argentina. De todas formas, estas manifestacio
varon el lenguaje del siglo XX en las artes plás nes no tratadas aquí sufren la influencia de los
ticas, la arquitectura o la música, estaban en ámbitos de desarrollo netamente urbanos.
plena producción madura hacia 1910. En este período, los traspasos de ámbito
Los ámbitos en que la música se venía desa son mucho mayores que en el precedente. Hay
rrollando en la Argentina sufrieron variada especies que se encuentran en varios a la vez y
suerte. El salón desapareció; el teatro perdió con presencia de similar participación, hecho
importancia; la calle, la relevancia que había que antes no ocurría. En estos casos es difícil
conocido, y la iglesia y la casa sufrieron cambios definir su ámbito de desarrollo, independiente
que afectaron su actividad musical. Se desequi mente de su origen. Tal es el caso del tango. Pe
libró la presencia que estos ámbitos habían te ro, de todas formas, una mayor permeabilidad
nido en el período anterior (de 1810 a 1914), en no es razón para considerar su inexistencia. 239
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
el contrario, la música religiosa parece estar acompañar la liturgia, que suplantó, no sin
reservada a aquellos especialmente dedicados resistencia de los fieles, al anterior que ya te
a ella. Así hay autores con una gran cantidad nía carácter tradicional. Después del Concilio
de obras religiosas, junto a muchos otros que Vaticano Il se operó un nuevo cambio, deste
nada presentan al respecto. rrándose totalmente aquel repertorio anterior
Entre las obras religiosas de mayor irnpor y, por una errónea interpretación de sus pos
tancia compuestas en el período, hay que seña tulados, se quitaron órganos, organistas y ca
lar la Misa en Mi menor, de Felipe Boero pillas musicales. Se pretendió acercar la músi
(1884-1958), compuesta entre 1916 y 1926, es ca al pueblo con composiciones de mala
trenada durante el oficio de una misa en la factura -en cuanto a letra y música-, debida a
iglesia de San Ignacio, en Buenos Aires, en autores irnprovisados, que remedaba la músi
1997. Este autor compuso el oratorio Jesus am ca popular, ciudadana y tradicional de la
bulat super aquas, estrenado en 1954. Gilardo campaña, como si el pueblo no mereciera
Gilardi (1889-1963) tiene una Misa de Ré música elevada, para elevar su espíritu en ora
quiem compuesta entre 1914 y 1918, una Misa ción. El período es despedido con guitarras
de Gloria (1936), Te Deum laudamus (1936) y destempladas.
Stabat Mater (1952). Pedro Valenti Costa
(1905-1974) es autor de numerosa obra reli
giosa; entre ella, una Misa de Gloria (1939), un EL TEATRO
pañías líricas de todo tipo, haciendo el reper ligiosa. No obstante todo esto, la Argentina si
torio de ópera y opereta italiano, francés, es gue siendo un centro interesante para cantan
pañol y aun inglés, contando con la adhesión tes, directores y autores de obras del teatro lí
de las respectivas colectividades. rico mundial.
En el teatro, la música sinfónica va ocu El prestigio de la ópera se mantuvo hasta
pando un creciente espacio en los programas, mediados de siglo y esta es la razón por la cual
de manera que va transformándose en sala de se compuso, hasta entonces, una gran canti
concierto. Es sintomático que cuando se re dad de obras de este género en el país. No to
nueva una sala —por ejemplo, el teatro de la do se estrenaba, pero habla de su importancia.
Ópera, en 1936 (sala que fue la primera en ca Toda composición musical para espectáculo
tegoría de Buenos Aires y del país, sólo eclip estaba destinada al teatro y en él tenía su ám
sada, en parte, por la aparición del nuevo Tea bito de pertenencia, aunque nunca se diera. El
tro Colón)-, se transforma en un ámbito de Teatro Colón llamaba a concurso para el estre
usos múltiples: el cine teatro Ópera. El teatro no de obras, y hubo años en que entre ópera y
Coliseo, renovado, queda como sala de con ballet se presentaron una docena, cantidad
cierto, ideal para la música de cámara por la que hoy asombra. El ballet fue otra manifesta
disposición de sus niveles. De manera que el ción para el teatro que apareció en este perío
teatro está recibiendo, cada vez más, manifes do en la producción musical local. El de escue
taciones de música instrumental pura. Se co la, en escena, se conocía desde mediados del
rresponde esto con el interés creciente de los siglo anterior, pero, en general, adscripto a la
públicos por la música sinfónica y de cámara. ópera. Con la enorme difusión que tuvo en
Hay que señalar que, en el período anterior, Europa a comienzos del nuevo siglo, es abun
tuvieron cabida en los teatros las composicio dante su producción. Los compositores argen
nes sinfónicas, pero eran la excepción, al me tinos más dedicados a la obra escénica en el
nos hasta el comienzo del siglo XX. La música período son: Constantino Gaito (1878-1945),
de cámara, así lírica como instrumental, y aun con diez producciones, entre ópera y ballet;
la sinfónica, se hacía en salas que no eran tea Enrique Casella (1878-1945), con once ópe
tros. En Buenos Aires, dos salas famosas ras; Alfredo L. Schiuma (1885-1963), Iuan Io
fueron la Prince George Hall y la de Operai sé Castro (1895-1968) y Alberto Ginastera
Italiani, ambas pertenecientes a sociedades ex (1916-1983), con media docena de obras cada
tranjeras y en las cuales tuvieron lugar prime uno, entre ópera y ballet.
ras audiciones de obras argentinas. En Rosario En la abundante producción de óperas y
se destaca la de la sociedad El Círculo. De ma ballets estrenados en el período, debida a com
nera que el público acudía al teatro a escuchar positores argentinos y extranjeros radicados
música que, en rigor, no le era propia pero que en el país, se destacan: La angelical Manuelita
tenía allí su ámbito habitual. Cabe decir que (1915), de Eduardo García Mansilla (1871
también la iglesia, esporádicamente entonces l930), estrenada dos años después en el Teatro
y más frecuentemente al final del período y Colón, primera ópera nacionalista argentina;
con posterioridad a él, ha sido recinto para la Raquela (1918), de Felipe Boero (1884-1958),
música sinfónica y de carácter, no siempre re estrenada en 1923, primera ópera argentina 243
LA DlMENSlÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
I El Teatro Colón, edificio proyectado por el arquitecto italiano Francisco Tamburini. Argentina. 1925.
que recorre salas del interior del país; El ma Juan Iosé Castro; y Bomarzo (1967), de Ginas
trero (1925), del mismo autor, estrenada en tera, quien había hecho conocer en el país su
1929, la ópera argentina nacionalista por an ballet Panambí (1937).
tonomasia; Ollantay (1926), de Gaito, ópera A comienzos del período todavía era co
de temática americanista; La sangre de las gui mún que en los teatros se llevaran a cabo bai
tarras (1930), ópera nacionalista del mismo les de carnaval o banquetes, y en estos casos se
autor, estrenada dos años más tarde; Tabaré quitaban los asientos de la platea. Esto estaba
(1925), de Schiuma, ópera indigenista; Cori previsto a tal punto que si el piso era inclina
mayo (1925), de Enrique Casella, americanis do, podía nivelarse. La música, en esas ocasio
ta; La leyenda del urutaú (1930), de Gilardo nes, era generalmente de salón. También te
Gilardi, estrenada posteriormente; La novia nían lugar asambleas, homenajes, conferencias
del hereje, de Pascual De Rogatis (1880-1980), y reuniones políticas y, en su foso, la orquesta
estrenada en 1935; Lin-Calel, de Arnaldo amenizaba la velada, porque nada se hacía sin
D’Espósito (1907-1945), estrenada en 1941. La música. En los teatros se escuchó, también, to
mayoría fue dada a conocer en el Teatro Co do tipo de música sacra; sobre todo, la que re
lón. También allí subirían a escena, aunque se quería de grandes masas, como oratorios, mi
estrenaron en el extranjero: La zapatera prodi sas y cantatas, propias del ámbito de la iglesia.
giosa (1943), estrenada en 1949; Proserpina y el De la misma forma en que se había dado
244 extranjero (1951) y Bodas de sangre (1952), de en el período anterior y era general en cual
LA MÚSICA Y sus ÁMBITOS
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quier ciudad del mundo que contara con va del drama gauchesco. También en ocasiones
rios teatros, cada uno frecuentaba un tipo de habían pisado la escena payadores y cantores
espectáculo y contaba con un público que le de música criolla. Pero ahora se trata de un
era adicto. El Teatro Colón queda, a partir de espectáculo que se ha hecho propio del ámbi
los años cuarenta, como el único teatro lírico to y en él encuentra su mayor expresión, pues
de Buenos Aires y, más adelante, único en el ha sido diseñado y montado como espectácu
país. En la capital, el teatro Avenida será para lo teatral. Hay que señalar los llevados a cabo
el espectáculo español, incluyendo el lírico; los por Andrés Chazarreta (1876-1960), produci
nucleados alrededor de la calle Corrientes fre dos durante la segunda década del siglo, y los
cuentarán el espectáculo de variedades, así re de Manuel Gómez Carrillo (1883-1968) en la
visteril como de música popular ciudadana, tercera década, seguidos por muchos otros en
desde el tango hasta la canción internacional. las siguientes, presentando mayor o menor
Desde comienzos del período aparece en autenticidad.
el teatro el espectáculo nativista, con danzas y Al fin del período, en el teatro se hace po
canciones del Noroeste argentino. Las danzas ca música propia del ámbito. La lírica de gran
criollas pampeanas ya habían tenido lugar en escena se mantiene en temporadas oficiales; la
el período anterior en el tablado escénico, pe zarzuela, la opereta y la comedia musical apa
ro formando parte de representaciones del recen en forma esporádica; el género revisteril
género chico (sainetes y zarzuelitas criollas) y está muy decaído. Al no contarse con salas de 245
LA DIMENSION CIENTÍFICA Y CULTURAL
música instrumental pura (salvo la que en afirmándose, ya no con una sola danza, efíme
Buenos Aires fue pensada como cine, en el Co ra, sino con varias, hasta alcanzar la moda del
legio Nuestra Señora de la Misericordia en tango y la maxixe. Con ellos, las danzas tiesas
Belgrano, y en el interior, el auditorio de la y elegantes son desterradas. Así desaparecen,
Universidad de San Iuan), las orquestas esta para 1910, los lanceros, último ejemplar de la
bles compiten entre sí por obtener un lugar en vieja y tan frecuentada contradanza. El salón
las distintas salas de teatro, ofreciendo un re está herido de muerte.
pertorio que, en gran parte, no es propio del El salón llega hasta 1920 con las caracterís
ámbito. ticas con que fue conocido a lo largo del siglo
XD( y no va más allá de la década que a partir
de ahí se abre. Esto es general para Europa y
EL SALÓN América. Desaparecido el ámbito, habrá de de
saparecer también la música que le es propia.
Al comienzo del período, en los albores de No se produjo esta desaparición de un día pa
la Primera Guerra Mundial, el salón mantiene ra el otro. Todavía en la segtmda década se si
la vigencia que tuvo desde fines del siglo guen componiendo valses —lentos—, canciones
XVIII, tanto en la sociedad argentina como en y piezas de carácter para piano, inscriptas den
el mundo occidental. Pero se ha ido desnatu tro de la música de salón. Ya para entonces,
ralizando. Se ha convertido en algo parecido a buena parte de aquella música que se mantuvo
una reunión de baile, donde el protagonismo a lo largo del siglo anterior ha dejado de fre
lo llevan las danzas, que para esta época son cuentarse. De las danzas, sólo queda el vals. Al
exóticas, de lucirniento individual. Cabe con gunas, como la polca, la mazurca y el schotisch,
signar que desde siempre, la sociedad criolla habrán de mantenerse en la campaña.
del Plata manifestó afición por la danza, y sus Siguen existiendo orquestas de salón, que
fiestas y tertulias no se hacían sin ella. Pero actúan en restaurantes, confiterías y en reu
ahora tiene algo de reunión danzante en sala niones sociales. Pero la de ellas es música fun
pública. Abundan, cada vez más, las ocasiones cional, de fondo, para acompañar la conversa
de este tipo en los clubes, reemplazando las ción o la comida, como se había hecho ya
reuniones caseras. desde fines del siglo anterior. Lo que se escu
Esta desnaturalización del salón quizá lo cha allí no es, en su mayoría, música de salón
llevó a su desaparición. Hay que indicar que la sino versiones instrumentales de canciones y
mesura, la galantería, la conversación chis danzas de moda, tomadas de los teatros de va
peante, la alegría contenida, las bellas mane riedades, y arreglos de música de ópera u ope
ras, todo acompañado de una música agrada reta, o sea, del ámbito del teatro, en realidad.
ble y refinada, sentimental y nada intelectual, Los compositores de salón, que habían de
hacían el ambiente del salón. La introducción dicado años a esta fructífera actividad musi
de danzas exóticas, ya a fines del siglo XIX, cal, se acercan ahora a la música popular.
con ritmos acusados y vertiginosos, y coreo Componen vidalitas y canciones criollas, val
grafías extravagantes, significó un desorden en ses y pasodobles, tangos y otras danzas de mo
246 el salón. Esto se prolongó en el tiempo y fue da, que constituyen el repertorio de la música
LA MÚSICA Y SUS ÁMBITOS
LA SALA FAMILIAR
que le era propio pero con cambios de medios gunda y la tercera décadas del siglo, que se
y de función, a medida que empieza a correr el puede afirmar que el nativismo vive en fun
período. ción de la música doméstica. No pueden ex
La música de salón, por medio de danzas, plicarse de otra manera las tiradas por miles
piezas de carácter y canciones, tuvo un lugar de ejemplares de esta música, en ediciones pa
de preeminencia, mientras existió, en la sala ra piano, si no es para ser empleada en la sala
familiar. Las danzas se habían ejecutado allí familiar. A partir de 1920 llega a conocerse en
en función del baile, pero ahora se lo hace por Buenos Aires —que es el centro de difusión ar
el placer de la audición. Para danzar, en las tística— la música del Noroeste argentino; pero
grandes reuniones se recurre a una orquesta ésta -vidalitas, chacareras, huainos y baileci
de baile y en las pequeñas se cuenta con el fo tos- entra muy poco en la sala familiar antes
nógrafo. Desde el comienzo del período hasta de los años cincuenta. Sin duda, debido a lo
los años treinta, inclusive, fue muy frecuente extraño que sonaba en los oídos del hombre
que en las salas familiares se llevaran a cabo de cultura litoraleña, habituado, desde la in
ceremonias de casamiento, con sus fiestas co fancia, a la escala heptafónica y a la clara rela
rrespondientes. Un piano, un pequeño con ción mayor-menor, en que estaban conforma
junto instrumental o una orquesta de salón das aun la música tradicional y la música
proveían la música necesaria. Ésta sería de popular que frecuentaba.
teatro o sinfónica, en las marchas de entrada Las marchas también integraron el reper
y salida; música religiosa durante la ceremo torio de la sala familiar. Podría suponerse que
nia -posiblemente un Ave María— y luego este tipo de obras fuese privativo de la vida
música de danza, ya que las fiestas de casa castrense, pero ni las bandas militares tocaban
miento eran todavía con baile. Según fuese el únicamente música militar —al menos, al co
origen o nivel de la familia, podía aquí in mienzo del período- ni las marchas fueron ex
cluirse, junto con música de salón, música po clusivas de ellas. Muchas fueron compuestas
pular extranjera o aquella más propia de la sa para el piano y dedicadas a personajes públi
la familiar. cos que no eran militares. También se edita
La música propia del ámbito doméstico ban para piano muchas marchas europeas y
crece ante la desaparición de la música de sa norteamericanas, constituyendo éste un re
lón. Absorbe su producción, pero queda ade pertorio no sólo frecuentadísimo en la sala fa
cuada al nuevo ámbito. Esto es: se va haciendo miliar sino característico de ella. Hay que se
más popular. Así, de la extensa tanda de valses, ñalar que algunas de ellas se bailaron. Deben
pieza romántica de salón, se ha pasado al pe sumarse a esto las marchas patrióticas, con o
queño vals de forma simple, de ritmo acentua sin letra, los himnos nacionales extranjeros,
do en todos los tiempos. Abundan los pasodo que se ejecutaban por el placer de la audición,
bles y hay una gran expansión de la música y las marchas partidarias, algunas también ex
nativista, para piano, guitarra y canto: perico tranjeras, en las que intervenían inclinaciones
nes, vidalitas y estilos, al comienzo y, más ade políticas. Hay que indicar que en la época de
lante, tonadas, cuecas y zambas cuyanas. Es ambas guerras mundiales se vendieron no só
248 tanta la producción de esta música en la se lo piezas sino álbumes conteniendo himnos,
LA MÚSICA Y sus ÁMBITOS
marchas y canciones tradicionales y patrióti mayores. Está formado por pequeñas piezas
cas de los beligerantes. Todo ello lo ofrecía el de danza, de salón, todavía aquí vigentes, y
comercio musical para consumo de la sala fa piezas de carácter donde no faltan las mar
miliar. También las innumerables ediciones chas de soldaditos de plomo, las canciones de
del Himno Nacional Argentino, en arreglos pa cuna para una muñeca, rondas, etc. También
ra piano o canto y piano, que era tradición ha estaban formados así muchos métodos de
cer oír en todas las casas en las fechas patrias. aprendizaje y álbumes didácticos, de aquellos
El tango hace furor en la sala familiar ya que eran destinados a que las madres, pianis
desde antes de comenzar el período. Puede de tas aficionadas, guiaran a sus hijos en el piano
cirse de él lo mismo que de la música nativis familiar.
ta, ya que formaba parte de la llamada música Para 1950, la música en la sala, como se la
típica nacional. La inmensa producción de ha conocido, desaparece. El combinado, radio
tangos —con o sin letra- para piano, el enorme tocadiscos, le ha jugado a muerte. Al comien
negocio editorial, que incluía las ediciones zo de la década ha aparecido el disco de vini
fraudulentas, indican un caso similar: la gran lo, microsurco y de larga duración. Ya no tiene
promoción del tango no estaba en los cafés, en sentido “hacer música” en el piano para entre
los locales de baile ni en los teatros de varieda tener la velada, ni menos para bailar. Esto no
des, lugar este último donde se daban a cono significa que ha desaparecido la música en la
cer las novedades, sino en las salas familiares. casa, pero la recreación ha perdido seriedad.
Muchos compositores de allí salieron, y salvo Se ha acentuado la audición por los medios de
aquellos que componían para el espectáculo difusión, a los que se agrega la televisión, que
teatral y las orquestas típicas, todos los demás ya no es competencia de la recreación musical
lo hacían pensando en la sala familiar. Así lo sino de la misma audición. Pero por entonces
revelan las muy familiares dedicatorias. Lo hace su aparición el nativismo en círculos de
mismo debe decirse de las grabaciones fono alta sociedad, prestigiando las canciones de
gráficas. corte tradicional, acompañadas de guitarra.
La música descriptiva halló, en la sala fa Están de moda, en las casas, las guitarreadas.
miliar, su natural espacio de difusión. Si bien Mas la gran difusión de la música popular es
se encuentra dentro de la música de carácter por medio de la radio y, luego, con la apari
propia de la segunda mitad del siglo XIX, to ción de las cintas grabadas en caja cerrada
davía en el primer segmento de este período se (cassette), para poner en aparatos reproducto
escuchaban piezas como El temporal del cabo res portátiles.
de Hornos, escenas de cacería o cargas de caba Al cerrar el período, en los años ochenta, la
llería, que hacían las delicias del auditorio in sala ha desaparecido y la recreación musical
fantil. doméstica es mínima, ante la facilidad de ob
Hay también un repertorio pianístico in tener todo tipo de música con sólo oprimir
fantil, pensado para enriquecer la música do una tecla. Como en la calle, en comercios y
méstica, para ser ejecutado por niños, tanto medios de transporte, se sufre la invasión de
para su recreación como para dominar la téc música comercial, quizá la gente desee estar en
nica del instrumento, y para satisfacer a los su casa en silencio. 249
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
l Banda de música en una calle de San Rafael, Mendoza. 1915. luan Pi. Fotografías. 1903-1933.
cambiando con los años, pero siempre se eli y la flauta de Pan característica del afilador, que
gió un programa variado, de música sinfónica mantiene su vigencia de siempre. Ahora, este
-aun de ópera-, sin solista y las más de las ve instrumento comienza a ser de material plásti
ces, ligera. Constituyó un gran medio de difu co y ha desaparecido una verdadera afición fi
sión de la música académica. Figuras muy re larmónica: antes, cada cual que empujaba el
levantes en la dirección de estas agrupaciones, aparato en equilibrio, difundia su propia melo
como Enrique Casella en la Banda Provincial día, como característica. Los posteriores, cami
de Tucumán o Iosé María Castro en la Banda nando junto a una bicicleta, dejan escuchar só
Sinfónica Municipal de la Ciudad de Buenos lo los sonidos del instrumento.
Aires, señalan la importancia que tuvieron. Sin embargo, a la calle siguen llegando ma
Distintas expresiones callejeras del perío nifestaciones musicales, que ésta adopta o
do llegaron hasta los años cincuenta, pero no transforma, como se ha visto al estudiar el pe
pasaron de 1960. Para entonces, la calle se ríodo anterior. Si, en aquel momento, la difu
transforma. Algo semejante se ha visto para sión era del teatro a la calle y lo fue todavía al
esa misma época en la música de iglesia y en la comenzar el período, a partir de los años trein
música doméstica. Parece manifestarse enton ta lo será por otros medios, ahora de alcance
ces un cambio muy importante en usos y cos masivo: la radio y, a partir de los años cin
tumbres en la sociedad; al menos, en las gran cuenta, la televisión. Lo adoptado, la calle lo
des ciudades. La imagen de la calle cambia canta, lo silba y tararea, hasta el abuso. Serán
rápidamente, con la desaparición de los carros tangos, canciones españolas de cuplé, cancio
de transporte, los carritos de reparto, los tran nes internacionales francesas e italianas, cari
vías, los directores de tránsito en sus garitas, beñas o cariocas. Si en el comienzo del perío
los refugios peatonales, el adoquinado de ma do todavía se escuchaba La morocha, luego
dera, etc. Con ellos se van los pregoneros, tan fueron Cara sucia, Mamma, La violetera o El
to de carrito a caballo como de mano y aun de niño de las monjas. En los años cuarenta, lle
cesta al brazo: el que ofrece flores, el que ven garán La ola marina o Se acabó el jabón, y ha
de frutas, el tachero, el paragüero, el plumere cia 1950, la gente silba La raspa y Mama Inés.
ro, el diariero que reparte y vocea... La calle Enseguida será el turno de Luna, lunera,
pierde los tranvías con sus campanas, y a los Baión de Ana y, sobre todo, La cafetera. La ca
últimos organilleros. Todo queda reemplaza lle ha de repetir uno o dos versos de la letra,
do por las bocinas eléctricas del transporte au con la melodía correspondiente y más carac
tomóvil, cada vez más nutrido y más raudo, terística, simplificada si presenta complejidad
que se desplaza por avenidas de un solo senti rítmica. En los sesenta serán Para abril o para
do de circulación, ordenadas por semáforos mayo y La felicidad; en los setenta, Tiritando y
automáticos. El Orangután.
De los instrumentos musicales en uso por Hubo también alguna marcha política que
los vendedores ambulantes, con función de lla pasó a ser canción de cancha de fútbol, un es
mada, se oyen para esta época los últimos cor pacio adscripto a la calle, y a la inversa, alguna
neteos de los maniseros, la Campanilla del ven canción de tribuna pasó a ser marcha política.
dedor de manzanas confitadas y maíz saltado, Los cambios en la letra fueron obligados. 251
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Referida a los ámbitos en los cuales tuvie Alberto Williams hasta los que cierran el pe
ron lugar manifestaciones musicales que le ríodo. También se caracterizan por tratar de
eran propias, no hay bibliografía que los estu imponerse por la fuerza del número, en gru
die en general. Del ámbito del teatro hay que pos, asociaciones y cenáculos, que se iniciaban
señalar algunos trabajos que fueron dedicados al amparo de un manifiesto. Las especulacio
a salas determinadas. Historian el estableci nes, críticas y propagandas aparecieron en en
miento del local, señalan temporadas musica trevistas personales —sobre todo—, que vieron
les, elencos y actuaciones, con amplias refe la luz en numerosas publicaciones periódicas,
rencias documentales. Para los primeros pero también en artículos y en algún libro, no
sesenta años del Teatro Colón de Buenos Aires como trabajos de historiografía, aun en los ca
es fuente ineludible la obra de ROBERTO CAA sos en que sus autores hubieran pretendido
MAÑO, La historia del Teatro Colón (1908 ofrecer un panorama abarcativo que tomara
1968), cuatro volúmenes, Buenos Aires, 1969. desde un cierto pasado hasta su momento
Más próximos son los libros de CESAR A. D1 contemporáneo. También aquí deben ubicarse
LLON y IUAN ANDRES SALA, El teatro musical de los trabajos de índole técnica.
Buenos Aires. Teatro Doria. Teatro Marconi, Se han publicado varios libros dedicados
Buenos Aires, 1997, y El teatro musical de Bue exclusivamente a un músico compositor. En
nos Aires. Teatro Coliseo 1907-1937 / 1961 ellos se ofrecen datos biográficos y se hace un
1998, Buenos Aires, 1999. listado comentado de sus obras (ocasión del
Con relación a la música académica argen estreno, etc.). Por excepción, hay en ellos aná
tina, de rica producción en el período, no hay lisis técnico-musical. Cabe recordar, corres
trabajo abarcativo de todo el siglo. Panoramas pondientes al período, los siguientes trabajos:
parciales se encuentran en: MARIO GARCIA NICOLAS I. LAMURAGLIA, Athos Palma. Vida —
ACEVEDO, La música argentina contemporánea, Arte — Educación, Buenos Aires, 1954; RODOL
Buenos Aires, 1963, que toma la música del si FO ARIZAGA, [uan lose’ Castro, Buenos Aires,
glo XX hasta la fecha del colofón; y JUAN MA 1963; ABRAHAM IURAFSKY, Carlos López Buchar
RIA VENIARD, La música nacional argentina ( In do, Buenos Aires, 1966; POLA SUAREZ URTUBEY,
fluencia de la música criolla tradicional en la Alberto Ginastera, Buenos Aires, 1967; de la
música académica argentina: relevamiento de misma autora, Alberto Ginastera en cinco movi
datos históricos para su estudio), Buenos Aires, mientos, Buenos Aires, 1972; CARLOTA BOERO
1986, trabajo que toma el aspecto del título en DE IZETA, Felipe Boero, Buenos Aires, 1978; JOR
la producción nacional hasta 1965. GE O. PICKENHAYN, Alberto Williams, Buenos
Ninguna otra época en la historia de la Aires, 1979; del mismo autor, Luis Gianneo,
música de Occidente ha estado tan llena de Buenos Aires, 1980. Como fuente documental,
justificaciones respecto de la propia produc están las memorias de HECTOR PANIZZA, Medio
ción, como la de este siglo. Actitud que provie siglo de vida musical, Buenos Aires, 1952, y CO
ne del romanticismo pero a la que quizá nin MISIÓN NACIONAL DE CULTURA, Antología de
gún músico argentino estuvo ajeno: desde compositores de la Argentina, once volúmenes y 253
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
fascículos, Buenos Aires, 1941-1946, en aque clopedia de la música argentina, Buenos Aires,
llos autores que corresponden al período. Va 1971; de ROBERTO GARCIA MORILLO, Estudios
rios de estos compositores biografiados tienen sobre la música argentina, Buenos Aires, 1984 y
actividad en el período anterior, de modo tal de los ensayos autobiográficos de JUAN CARLOS
que algunas publicaciones referidas en la PAZ. En el caso de los dos primeros, presentan
orientación bibliográfica del capítulo 47 de la un real aporte en aquellos aspectos que hacen
tercera parte de esta obra (véase su tomo sex a la música que les fue contemporánea, que
to) alcanzan también este período (es el caso ellos conocieron directamente. En esto y en
de los libros del autor de este capítulo dedica cuanto a sus juicios, tienen valor de documen
dos a Eduardo García Mansilla y Arturo Berut to de época. Lo mismo vale para los trabajos
ti, allí citados). También debe llamarse la aten de Paz, que forman parte de la literatura de
ción respecto de que la mayoría son ediciones justificación.
oficiales y que éstas no pasan del año 1980, sal En lo referido a la música popular urbana,
vo estos dos últimos libros, ediciones respecti que usufructuó varios de los ámbitos señala
vamente de 1986 y 1988. dos, hay infinidad de trabajos de todo tipo que
Alg1mas otras obras publicadas en el pe se ocupan con exclusividad de un solo tema: el
ríodo y debidas a músicos compositores que tango. En realidad, son trabajos alrededor del
dan comprendidas entre las señaladas ante tango: letras, lugares, conjuntos, intérpretes,
riormente como de referencia documental. grabaciones, etc., todos hechos con más amor
Tales son los casos de RODOLFO ARIZAGA, Enci que rigor y, en todo caso, fragmentarios.
254
64. EL CINE
Agustín Netfert
A diferencia de otras cinematografías lati Mario Gallo, quien realizó varias películas bre
noamericanas, la argentina reconoce una tra ves sobre temas históricos: La revolución de
dición fílmica que se liga cronológicamente Mayo, El fusilamiento de Dorrego, La batalla de
con el mismo nacimiento del cine. La primera Maipú, El combate de San Lorenzo, La creación
función pública en Buenos Aires se realizó el del Himno Nacional.
18 de julio de 1896, apenas seis meses después Paralelamente, inicia su labor el distribui
de la presentación del invento en París por los dor Iulio R. Alsina, quien en 1909 construyó
hermanos Lumiere. la primera galería de filmación. Otro pionero
Resumir setenta años de historia de cine no fue Federico Valle, que creó el noticiero Film
es fácil. El enfoque obligado es una visión pano Revista Valle e inventó un sistema para subti
rámica, con breves detenciones sobre los perío tular películas. Pampa Film, fundada en 1914,
dos más fructíferos o los episodios que signifi produjo sucesivamente Amalia (1914), Ma
caron un cambio de rumbo. Los documentos riano Moreno y la Revolución de Mayo (1915),
más valiosos son las películas. Pero como el ci dirigidas por Enrique García Velloso, y Noble
ne es un sistema y una realidad dinámicos, no za gaucha (1915). Amalia es una versión de la
pueden soslayarse los aspectos industriales, novela de Iosé Mármol, cuyos personajes fue
comerciales y socioculturales, además de los ron asumidos por miembros de la aristocracia
estéticos. porteña como una manera de legitimar el
producto.
Nobleza gaucha es un hito del cine mudo.
EL CINE MUDO Fue dirigida por Humberto Cairo con la cola
boración de los fotógrafos Eduardo Martínez
La bandera argentina, un rollo de diecisiete de la Pera y Ernesto Gunche. Se exhibió en
metros filmado en 1897 por Eugenio Py, mar veinte salas de Buenos Aires, en países limítro
có el nacimiento del cine argentino. En 1902, fes y en España. Su éxito movilizó a la inci
Eugenio Cardini rodó un rudimentario ensayo piente industria y fructificó en un centenar de
de cine argumental titulado Escenas callejeras. títulos hasta mediados de los años veinte. En
El género de ficción fue retomado en 1909 por tre otros, El último malón (1916), de Alcides 255
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Greca, que recreó una rebelión de 1904 de los lo Cosimi, Edmo Cominetti, Iulio Irigoyen,
indios mocovíes de San Javier, en Santa Fe. Ese Quirino Cristiani, José A. Ferreyra, Leopoldo
mismo año, Atilio Lippizi dirigió Resaca, con Torres Ríos y Luis I. Moglia Barth. Cosimi vi
Camila Quiroga, Luis Arata y la niña Eva no de Italia, comenzó como actor y accedió a
Franco, y al año siguiente, Federación o muer la dirección en 1922 con El remanso. Cominet
te, versión del folletín rosista que Gustavo Ca ti se inició en 1920 y adquirió trascendencia
raballo publicaba en la revista PBT. con Bajo la mirada de Dios (1926), y La borra
Otros títulos de esta época fueron Hasta chera del tango (1928). Irigoyen prefirió los te
después de muerta (1916), escrita, actuada y mas melodramáticos y, en ocasiones, sensacio
dirigida por Florencio Parravicini; Flor de du nalistas, como La casa del placer (1928).
razno (1917), de Francisco Defilippis Novoa, El caricaturista Quirino Cristiani dirigió
sobre la novela de Hugo Wast, con Carlos Gar el primer largometraje de dibujos animados
del en su debut en el cine; El mentir de los de registrado en la historia mundial. Su título
más (1919) y Escándalo a medianoche (1923), fue El apóstol, una sátira a Hipólito Yrigoyen
dirigidas por Roberto Guidi, uno de los pri estrenada en 1917. Cristiani trabajó con el di
meros intelectuales preocupados por el len bujante Diógenes Taborda y el guionista Al
guaje del cine y el sustento literario de las pe fonso de Laferrere, ligado al pensamiento na
lículas. El cine testimonial tuvo su expresión cionalista. Se confeccionaron 58.000 dibujos
en ¡uan Sin Ropa (1920), de Georges Benoit, para los 1.700 metros de celuloide impresos.
con Camila y Héctor Quiroga, sobre un guión En 1930 reincidió en la sátira antiyrigoyenista
de Iosé González Castillo, que recrea las luchas con Peludópolis.
obreras en Buenos Aires durante la Semana Iosé A. Ferreyra (1889-1943) fue el primer
Trágica de 1919. hombre con mentalidad de cine. Era mestizo,
Nobleza gaucha planteó la dicotomía carn estudió música y pintura y trabajó como esce
po-ciudad, una cuestión que perduró durante nógrafo. Improvisándose guionista y director,
el período mudo y luego fue traspolada con realizó Una noche de garufa (1915), EI tango de
tintes tangueros en la relación barrio-centro. la muerte (1917), Buenos Aires, ciudad de en
Quien mejor desarrolló ese tema fue José A. sueño (1922), El organito de la tarde (1925) y El
Ferreyra, particularmente en De vuelta al pago cantor de mi ciudad (1930). En 1931 dirigió
y Campo ajuera, de 1919, y en Perdón, viejita Muñequitas porteños, primer filme sonoro y
( 1927). hablado por el sistema Vitaphone (discos), es
Los temas más recurridos eran la historia, trenado el 7 de agosto de 1931, cuyo tema era
Buenos Aires, el campo, el tango y el melodra un emergente del melodrama de barrio: una
ma, que se vislumbraba en los mismos títulos. joven seducida por un forastero y, finalmente,
Por caso, La cieguita de la avenida Alvear restituida a su hogar.
(1924), de Julio Irigoyen, La vendedora de Ha Sus fuentes de inspiración fueron el folle
rrods (1918), de Defelippis Novoa, y La costure tín, los temas del tango y las historias sencillas
rita que dio aquel mal paso (1926), de Ferreyra. de la ciudad y los barrios. Bohemio e intuitivo,
Los últimos años del cine mudo argentino le gustaba improvisar en el set. Inclusive halló
256 estuvieron animados por directores como Ne un recurso que luego Hollywood usó en sus
EL CINE
cía Buhr y Sabina Olmos, que refleja la evolu Se formaron binomios de guionistas (Ho
ción de una familia arquetípica de padres in mero Manzi-Hugo MacDougall, Manzi-Ulises
migrantes e hijos nacidos en el país; y Los mar Petit de Murat, Enrique y Armando Discépo
tes, orquídeas (1941), con Mirtha Legrand, que lo, Carlos Olivari-Sixto Pondal Ríos), se creó
introdujo el subgénero de la “comedia blanca”. la Academia de Artes y Ciencias Cinematográ
Lucas Demare (1891-1981) adquirió noto flcas a semejanza de la Academia de Holly
riedad con La guerra gaucha (1942), interpre wood y desde 1940 se recrearon obras de la li
tada por Enrique Muiño, Angel Magaña, teratura universal con la idea de captar a otros
Francisco Petrone y Amelia Bence, que impu públicos, sin advertir que con ello se contribu
so el “cine épico”. Luego realizó Su mejor yó a despojar al cine argentino de su fisono
alumno (1944), con una interpretación me mía. Paralelamente se produjo una “explo
morable de Muiño, y Los isleros (1951), sobre sión” de estudios cinematográficos. En 1940
las condiciones de vida en las islas del Paraná, existían once estudios en pleno funciona
con Tita Merello y García Buhr. miento, con veintinueve galerías de filmación.
Nacido en Francia, Daniel Tinayre (1915 Argentina Sono Film se “alimento” con fi
I994) comenzó en los estudios de cine de guras del teatro y el Cancionero popular y el
Ioinville, pero desarrolló su carrera en la Ar aporte de directores como Moglia Barth, Ama
gentina, donde se casó con Mirtha Legrand. dori, Sóffici, Saslavsky y Tinayre. Lumiton se de
Su primer filme fue Bajo la Santa Federación dicó a la producción de películas de bajo costo.
(1935). Con Sombras porteñas (1936) despun De la mano de Romero y Mugica, lanzó figuras
tó su afición por el policial mezclado con al que adquirirían luz de estrellas, como Mecha
guna dosis de sexo. En 1937 realizó Mateo, Ortiz, Mirtha Legrand, Olga Zubarry y Paulina
atenta y cuidada adaptación del grotesco de Singerman. En 1940, Lumiton contrató por cin
Armando Discépolo. co años a Carlos Hugo Christensen, quien ese
año y con 21 de edad, dirigió El inglés de los güe
sos, sobre la novela de Benito Lynch. Pampa
LA ERA DE LOS ESTUDIOS Film, empresa fundada en 1937 por Olegario
Ferrando, produjo La fitga y Prisioneros de Ia tie
La Argentina era el país de mayor desarro rra, y se introdujo en el mercado hispanopar
llo entre los hispanoparlantes. Este hecho, su lante con Chingolo (1940), de Demare. Los Estu
mado a la inexistencia de producciones en los dios San Miguel, creados en 1940 por los
restantes países —salvo México- y la necesidad hermanos Narciso y Miguel Machinandiarena,
de abastecerlos de películas habladas en caste incorporaron a actores españoles exiliados,
llano, hizo posible la expansión del cine argen adaptaron obras literarias y en 1949 proporcio
tino. Fue la “época de oro”, que se extendió naron a Del Can-il los recursos para su
hasta 1942. Pero en 1943 comenzó una decli primer filme: Historia del 900. En 1952 produje
nación que ya no fue posible revertir, a pesar ron Las aguas bajan turbios, del mismo director.
de algunos éxitos individuales y períodos de Los Estudios Baires fueron fundados en 1938
sospechoso florecimiento, como los que van por de Eduardo Bedoya, entonces subdirector
260 de 1948 a 1951 yde 1954 a 1955. del diario Crítica, con galerías construidas en
EL CINE
Don Torcuato. En 1941, con equipos traídos Hugo Del Carril, sobre la novela El río oscuro,
desde Hollywood, se rodó en ellos el policial Úl de Alfredo Varela, que trata de la explotación
timo rqiugio, de Iohn Reinhart, con Mecha Ortíz de los mensúes en los yerbatales misioneros;
y López Lagar. En 1969, Luis Repetto, sobrino de Los isleros (1951), de Demare; Iuvenilia (1943),
Bedoya, se asoció a Héctor Olivera y Femando de Augusto Vatteone; Almafuerte (1949), con
Ayala para constituir Baires Films S.A. Narciso Ibáñez Menta, y Nacha Regules
Por su parte, Artistas Argentinos Asociados (1950), de Amadori, con Zully Moreno y Ar
fue una productora cooperativa creada en 1942 turo de Córdova.
por actores y técnicos que solían reunirse en el Tres géneros alcanzaron popularidad en el
bar Ateneo. Sus primeros miembros fueron país: la comedia, el melodrama romántico y el
Alippi, Muiño, Petrone, Magaña y Demare. policial. Los títulos más destacados del género
Luego hicieron causa común Petit de Murat, policial de esos años son Con el dedo en el ga
Manzi, el productor Enrique Faustin, el fotó tillo (1940), de Moglia Barth; El muerto falta a
grafo Bob Roberts, el escenógrafo Ralph Pa la cita (1944), de Pierre Chenal; A sangre fría
pier, el montajista Carlos Rinaldi y los directo (1947), de Tinayre; Apenas un delincuente
res Hugo Fregonese y Rubén Cavallotti. Su (1949), de Fregonese; Morir en su ley (1949),
primer proyecto fue La guerra gaucha, pero el de Romero; La muerte camina en la lluvia
rodaje se postergó algunos meses por la enfer (1948), La trampa (1949), Si muero antes de
medad de Alippi. El filme alternativo fue El vie despertar (1952) y No abras nunca esa puerta
jo Hacha, con Muiño, Petrone y Nury Montse. (1952), de Carlos Hugo Christensen; La bestia
En 1942, el 35 por ciento de las películas debe morir (1952) y El vampiro negro (1953),
exhibidas en América del Sur y Central prove de Román Viñoly Barreto.
nía de la Argentina. Eso significaba una com En 1943, Christensen realizó Safo, historia
petencia para Hollywood, que aprovechó la de una pasión, con Mecha Ortiz y Roberto Es
neutralidad del país en la Segunda Guerra calada, que inauguró el cine erótico. Dos años
Mundial para quebrarla. El recurso utilizado después retomó el mismo modelo y a su pare
fue limitar la entrega de película virgen y favo ja protagónica en El canto del cisne. Otras pe
recer al cine mexicano. La producción nacional lículas dirigidas antes de radicarse en el Brasil
descendió de 57 filmes en 1942 a 36 en 1943, son El ángel desnudo (1946) y Los pulpos
mientras que la mexicana creció en igual pe (1947), con Roberto Escalada y Olga Zubarry.
ríodo de 47 a 70. Una de las consecuencias fue En 1949 se creó la Cinemateca Argentina
la pérdida del mercado hispanoparlante. Este por iniciativa de Elías Lapzeson, Rolando Fus
cuadro se agravó con el exilio voluntario o for tiñana y León Klimovsky, a partir del prirniti
zoso de actores, directores y guionistas. Tales vo archivo del Club Gente de Cine. En 1967
fueron los casos de Petrone, Lamarque, Petit de fue transformada en Fundación. Cuatro años
Murat, Saslavsky, Christensen, López Lagar, después fue creado el Museo Municipal de Ci
Niní Marshall, Delia Garcés, García Buhr, Fre ne “Pablo C. Ducrós Hicken”, de la ciudad de
gonese, Fernando Lamas y Carlos Thompson. Buenos Aires. Ambas instituciones están dedi
Algunos hitos del cine argentino de esos cadas a la tarea de preservar y difundir la cul
años son Las aguas bajan turbias (1952), de tura cinematográfica.
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
GENERACIÓN DEL SESENTA O NUEVO CINE los parques (1964), sobre cuentos de Iulio Cor
ARGENTINO tázar; René Mugica: El centrofordward murió al
amanecer (1960), El hombre de la esquina rosa
En 1960, el país estaba embarcado en un da (1961) y El reñidero (1964); y Ricardo Al
proyecto desarrollista. Con el auge de la televi ventosa: La herencia (1962).
sión, proliferaron los teleteatros y las agencias Murúa era elogiado por su enfoque de la
de publicidad. Aparecieron las revistas sema realidad; Kohon irnpresionaba por su sentido
nales de noticias y en las universidades había poético; Kuhn asumió el papel de analista de
efervescencia política. Un año antes, por ini los “jóvenes viejos" y Birri representaba la ten
ciativa de la Asociación de Cronistas Cinema dencia crítico-documental. Eran partidarios
tográficos, se realizó la segunda edición del del “cine de expresión”, en oposición al “cine
Festival de Cine de Mar del Plata. de espectáculo”, pero el público no se sintió
En ese marco se produjo la aparición de identificado con sus propuestas y retaceó su
nuevos directores, que provenían de los cine asistencia.
clubes (Gente de Cine, Núcleo), de la literatura, Leonardo Favio fue el último en arribar al
las revistas especializadas (Tiempo de Cine, nuevo cine, al que estaba ligado como actor.
Cuadernos de Cine, Contracampo, Gente de Ci Se enriqueció de la experiencia de sus antece
ne) o de la experimentación en el cortometraje. sores y encaró la búsqueda de un estilo. En
Esos jóvenes “rebeldes” llegaron envueltos en cierta ocasión dijo que llevaba en sus alforjas
un halo de intelectualismo que desde el inicio la Biblia, Borges, Neruda, pero también a Pa
los distanció de quienes estaban en el oficio. Pe toruzú, y que en esto residía el secreto de su
ro así como su mayor formación era un haber, poder de convocatoria. Se inició en la direc
una de sus carencias fue su falta de set. Sus te ción en 1964, con Crónica de un niño solo, im
mas rondaron el desencanto de la juventud y su piadosa visión de reformatorios que contenía
ausencia de ideales, el hastío, la evasión, la inco rasgos autobiográficos. Luego filmó El roman
municación y los conflictos generacionales. ce del Aniceto y la Francisca (1966) y El depen
La tercera parte de las películas producidas diente (1968), con Walter Vïdarte y Graciela
entre 1959 y 1962 fueron realizadas por veinti Borges, que expone con humor negro la avari
siete directores que debutaron en ese cuatrie cia de un prototipo de hombre de clase media.
nio. Entre ellos se puede mencionar a Simón Tras un paréntesis musical, en 1973 retomó la
Feldman: El negación (1957) y Los de la mesa dirección con esa mezcla de mito y realidad
10 (1960); David Iosé Kohon: Prisioneros de la que fue [uan Moreira, y dos años después rin
noche (1960) y Tres veces Ana (1961); Rodolfo dió homenaje al radioteatro con Nazareno
Kuhn (1934-1987): Los jóvenes viejos (1961) y Cruz y el lobo.
Los inconstantes (1962); Lautaro Murúa (1915 Es necesaria una mención a la Escuela de
l995): Shunko (1960) y Alias Gardelito (1961); Cine Documental de Santa Fe, creada en 1956
Fernando Birri: Tire die (1956) y Los inundadas por Femando Birri. La motivación fue un se
(1960); Iosé A. Martínez Suárez: El crack minario dictado por Birri en la Universidad
(1960) y Dar la cara (1962); Manuel Antín: La Nacional del Litoral y el rodaje de Tire die
264 cifra impar (1961), Circe (1963) e Intimidad de (1956-1958), primera encuesta social filmada.
EL CINE
El enfoque impuesto a la Escuela de Santa Fe cho del interior que triunfa en la ciudad. Como
resurnía dos experiencias intemacionales: el “cineasta", trabajó activamente durante el pe
neorrealismo italiano y la escuela fimdada en ríodo comprendido entre los años 1976 y 1980.
1926 en Inglaterra por John Grierson, quien Otra vertiente de ese cine popular llegó
definió el documental como “elaboración por intermedio de Armando Bo y su fetiche
creativa de la realidad”. la idea de documentar Isabel Sarli, convirtiéndola a partir de El true
la realidad se prolongó en cortometrajes (Los no entre las hojas (l954) en símbolo erótico,
cuarenta cuartos, Reportaje a un vagón, Las co que alimento a lo largo de veintisiete títulos y
sas ciertas, Pescadores) y el largometraje Los representó hasta 1976 la transgresión en el ci
inundadas (1961), que en 1962 ganó el Premio ne argentino.
Ópera Prima en el Festival de Venecia. Los pos
tulados de la Escuela de Santa Fe alcanzaron
una nueva vigencia en el cinema novo brasile LA GENERACIÓN DEL SETENTA
(Tiro de gracia, 1969), Juan José Stagnaro (Una También se produjeron filmes basados en
mujer, 1975) y Raúl De la Torre (Juan Lama obras literarias: Invasión (1969), de Hugo
glia y señora, 1969). Si algún rasgo estilístico Santiago, sobre un guión de Borges y Bioy
común justificó la etiqueta con que se los Casares, encuadrada en el género fantástico;
agrupaba, fue la experimentación técnica y la Paño verde (1972), de Mario David, sobre no
puesta en escena. El único que tuvo continui vela de Roger Pla, que describe la reacción
dad fue De la Torre, con Crónica de una seño —encauzada hacia el delito- de un hombre
ra (1971), sobre libro de María Luisa Bem marginado por el crecimiento industrial; Los
berg, Heroína (1972), La revolución (1973), gauchos judíos (1974), de Iusid, fresco épico
Sola (1976) y El infierno tan temido (1980). musical basado en el clásico de Alberto Ger
La búsqueda de un realismo crítico la re chunoff, que describe facetas de la inmigra
presentan Palo y hueso (1967) y La muerte de ción judía.
Sebastián Aroche y su pobre entierro (1972 A partir de 1966, algunos directores apos
I977), de Nicolás Sarquís; Tute cabrera (1968) taron por el cine político, que denominaron
y No toquen a la nena, de Iuan Iosé Iusid; la “tercer cine”. Para ellos, el “primer cine” se re
polémica Nosotros los monos (1968), de Ed fería al producido por Hollywood; el “segun
mundo Valladares, que denuncia el comercio do”, al cine de autor, y el “tercero” estaba lla
del boxeo; [uan que reía (1976), de Carlos Ga mado a cumplir una tarea de documentación
lettini; La Raulito (1975), de Lautaro Murúa, de la realidad política. Esta opción militante
y La tregua (1974), de Sergio Renán, basada se canalizó a través de varios grupos. El prin
en la novela de Mario Benedetti, con Héctor cipal fue Cine Liberación, integrado por mi
Alterio y Ana María Picchio, que fue seleccio litantes peronistas de la resistencia. Sus líde
nada por la Academia de Hollywood para res fueron Fernando Solanas y Octavio
competir por el Oscar a la mejor producción Getino, responsables del filme-ensayo La ho
extranjera. ra de los hornos (1966-1968).
Otra vertiente fue la del revisionismo his Otras expresiones de ese cine fueron EI ca
tórico; en algunos casos fue una revisión acar mino hacia la muerte del viejo Reales (1968/71),
tonada, como La balada del regreso (1973), de de Gerardo Vallejo; Operación Masacre (1972),
Oscar Barney Finn, y Yo maté a Facundo de Jorge Cedrón, sobre los fusilamientos en Io
(1975), de Del Carril, y en otros, decidida sé León Suárez, basada en el libro de Rodolfo
mente testimonial, como Quebracho (1974), Walsh; y Los traidores (1974), de Raymundo
de Ricardo Wullicher y La patagonia rebelde Gleyzer, sobre la corrupción de los dirigentes
(1974), de Olivera. La primera denuncia la ex sindicales.
plotación del tanino por los ingleses en el
norte de Santa Fe; la segunda, basada en el li
bro Los vengadores de la Patagonia trágica, de EL CINE DURANTE EL “PROCESO”
l “Camila”; Héctor Alterio y Susú Pecoraro. Dirigida por María Luisa Bemberg en 1983.
268
EL CINE
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
A pesar de que en los últimos quince años cine y Estado, los géneros y modelos de repre
creció considerablemente el número de publi sentación, y la puesta en crisis del modelo. Los
caciones Sobre el cine argentino, aún es un otros dos tomos se referirán al cine mudo y al
campo por explorar. Se citan aquí algunos tí período comprendido entre 1957 y 1983.
tulos generales, para revisar luego la bibliogra Para los primeros temas de este capítulo
fía más importante relacionada con cada uno (cine mudo, los comienzos del sonoro y la era
de los temas tratados en este capítulo. de los estudios) pueden consultarse: DOMINGO
La obra de DOMINGO DI NUBILA, Historia DI NÚBILA, Cuando el cine fi4e aventura. El pio
del cine argentino, Buenos Aires, 1960, fue la nero Federico Valle, Buenos Aires, 1951; CESAR
primera en su categoría. En 1998 se publicó La MARANGHELID, “Cine argentino: entre el mudo
época de oro, primer volumen de un total de y el sonoro (1928-1933)”, La Mirada Cautiva,
cuatro que Di Núbila había ideado escribir a n° 4, Buenos Aires, 2000; MARIANO CALISTRO,
partir de su obra original; un proyecto incon OSCAR CETRANGELO, CLAUDIO ESPAÑA, ANDRES
cluso por la muerte del autor. En ese primer INsAURRALDE y CARLOS LANDINI, Reportaje al ci
tomo, además de documentar el período del ne argentino. Los pioneros del sonoro, Buenos Ai
cine mudo y el advenimiento del sonoro, se res, 1978; IORGE MIGUEL COUSELO, El negro Fe
propuso explicar por qué hubo una época de rreyra, un cine por instinto, Buenos Aires, 1969;
oro en el cine argentino. CLAUDIO ESPANA, Medio siglo de cine. Argentina
Otra historia sistemática, menor pero va Sono Film, Buenos Aires, 1984; ANDRES INsAU
liosa por su enfoque y su evaluación crítica, es RRALDE, Manuel Romero, Buenos Aires, 1994;
la de JOSE A. MAHIEU, Breve historia del cine ar MIGUEL ÁNGEL ROSADO, Daniel Tinayre, Buenos
gentino, Buenos Aires, 1960. Una tercera, del Aires, 1993; ABEL POSADAS, Carlos Schlieper,
mismo tenor, es la de IORGE MIGUEL COUSELO, Buenos Aires, 1994; CLAUDIO ESPANA, Luis César
CLAUDIO ESPANA, CESAR MARANGI-IELLO y MA Amadori, Buenos Aires, 1993; RICARDO GARCIA
RIANO CALISTRO, Historia del cine argentino, OLIVERI, Lucas Demare, Buenos Aires, 1994; MI
Buenos Aires, 1984. GUEL GRINBERG, Mario Soflíci, Buenos Aires,
A esos títulos es necesario añadir la obra de 1993; OSCAR BARNEY FINN, Luis Saslavsky, Bue
CLAUDIO ESPANA, ELENA GOITY, RICARDO MA nos Aires, 1994; CESAR MARANGI-IELLO, Hugo Del
NETTI, GREGORIO ANCI-IOU, GABRIELA FABRO, SU Carril, Buenos Aires, 1993; CESAR MARANGI-IE
SANA GOMEZ RIAL, HECTOR R. KOHEN, ANA LAU LLO y ANDRES INsAURRALDE, Fanny Navarro o un
RA LUSNICH, CESAR MARANGHELLO y MARIA melodrama argentino, Buenos Aires, 1997; ABEL
VALDEZ, Cine argentino 1933-1956. Industria y POSADAS, Niní Marshall. Desde un ayer lejano,
clasicismo, Buenos Aires, 2000, que es el primer Buenos Aires, 1993; MARIO GALLINA, Carlos Hu
tomo de un total de tres que pretende abarcar go Christensen. Historia de una pasión cinema
la totalidad del cine nacional. Es el estudio más tográfica, Buenos Aires, 1997; HORACIO CAMPO
académico y minucioso de los publicados has DONICO, “El Estado y el cine argentino”, La
ta la fecha. El tomo de referencia aborda el mo Mirada Cautiva, n°’ 2 y 3, Buenos Aires, l999;
delo institucional, los estudios, la relación entre CESAR MARANGHELLO, “Film Andes: lo que no 269
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
Una historia social del cine argentino, Buenos no es posible practicar en este espacio. Pero
Aires, 1995; ANA BROITMAN y GABRIELA SAME como rasgo general cabe señalar que el enfo
LA, “Del celuloide al papel. Las publicaciones que y el estilo fueron evolucionando desde la
cinéfilas en la Argentina”, en GONZÁLEZ y RINE crónica periodística de las obras iniciales, ha
SI, op. cit. ' cia una investigación documentada y acadé
La bibliografia citada abarca un amplio es mica que se puede apreciar en las publicacio
pectro de opiniones y estilos, cuya evaluación nes de los años noventa.
271
6 S. EL TEATRO
Emesto Schoo
El comienzo del siglo XX encuentra al teatro Costumbrista, que opondrá la sencillez e inocen
argentino en pleno florecimiento. Se multipli cia de una Argentina bucólica, en retirada ante
can las compañías y las salas, conforme crece la el avance del alambrado, el ferrocarril y los in
demanda; se recibe la visita de ilustres actores y migrantes, al afán de luao desmedido y el pre
elencos extranjeros; hay un público ávido de tendido —y pretencioso- refinamiento de moda
piezas locales, y una pléyade de autores que res les de los representantes de la nueva clase de
ponden a ese anhelo; la crítica teatral, cada vez arribistas recién enriquecidos. “Puebleros”, gen
más erudita e inquisitiva, gana espacio en las pá te de la ciudad que, tras haber eliminado al gau
ginas, de formato sábana, de los grandes diarios; cho, héroe romántico de las pampas, desprecia y
y se van diseñando las líneas por las que se des sojuzga al pobre paisano, heredero de aquél pe
lizará, dividiéndose en múltiples cauces, esa co ro desprovisto ya de su recia estampa de pros
rriente que se detendrá abruptamente a fines de cripto, por considerarlo inculto y rústico.
los años veinte de la centuria en consideración. La semilla sembrada por [uan Moreira ten
drá una larga progenie, desde La piedra de es
cándalo, de Martín Coronado (1850-1919), es
LA VETA COSTUMBRISTA trenada en el Apolo por los Podestá, el 14 de
junio de 1902, y su evidente retoño, ¡AI campo!
Asurnido el aserto de que el teatro argentino (1902), de Nicolás Granada, hasta Joven, viuda
propiamente dicho comenzó el 10 de abril de y estanciera, de Claudio Martínez Paiva, en
1886, bajo la carpa del circo de los Podestá, en la 1937. Esquema maniqueo pero eficaz en su
localidad bonaerense de Arrecifes, cuando la apelación a la buena conciencia del espectador.
pantomima sobre el folletín [uan Moreira, de
Eduardo Gutiérrez, cobró voz —siguiendo la su
gerencia (dice la leyenda) del boticario del pue EL SAINETEZ APOGEO Y DECADENCIA
sus personajes típicos, el habla de sus habitan más deteriorada, de los intrusos. Hubo un in
tes (contaminada por la inmigración), su mú tercambio de idiomas y de costumbres: “tur
sica. Su forma característica, destinada tam cos” y judíos aprendieron a disfrutar del mate,
bién a una dilatada progenie, será el sainete. los criollos incorporaron palabras y giros que
Forma de teatro breve, derivada de los inter les resultaban cómicos o útiles.
medios, casi siempre jocosos, a menudo con Según Iosé González Castillo, uno de los
canto y baile, que en los tablados de España más prolíficos y agudos autores del siglo que
aliviaban, desde el siglo XVI, las dilatadas re se reseña aquí, en esa asimilación del modelo
presentaciones de dramas y tragedias. hispano se advierten dos líneas básicas: la que
El tradicional, constante desembarco en dio en llamarse “revista” porteña (o criolla, si
Buenos Aires de compañías peninsulares, afi se quiere), versión local del music-hall euro
cionó a los porteños a la zarzuela y al llamado peo, y el sainete, que empezó, en realidad, a
“género chico” español, con sus mínimos, co modo de una pequeña zarzuela. Y se dio la cu
loridos, graciosos cuadros de costumbres, so riosa circunstancia de que los primeros intér
bre todo, madrileños. pretes de los tipos característicos de Buenos
La capital argentina venía recibiendo, des Aires fuesen españoles. Mejor dicho, españo
de el decenio del ochenta del siglo XIX, olea las, porque es la tiple Irene Alba la que carac
das de inmigrantes, italianos y españoles en su teriza a Gabino el mayoral, protagonista de la
mayoría, que escapaban de la miseria en que obrita homónima del joven Enrique García
se debatían las clases bajas de esos países y Velloso, estrenada en 1898; y su colega y com
buscaban en América una vida digna y, sobre patriota, Julia Iñíguez, la de Canillita (1902),
todo, una apertura a la riqueza soñada. Tan de Florencio Sánchez, primer sainete de este
sólo en 1889 llegaron doscientos cincuenta autor uruguayo, pero afincado en la Argenti
mil inmigrantes. Casi todos ellos tropezaron, na, con música de otro uruguayo, Cayetano
de entrada, con una amarga realidad: el país Silva, a quien se debe también la “Marcha de
los había atraído con la promesa de la prospe San Lorenzo”. Españoles son también los más
ridad, pero no les ofrecía los medios para ob celebrados “compadritos” de la época, Abelar
tenerla. Se resignaron a hacinarse en los inqui do Lastra y Rogelio Juárez. Actor, este último,
linatos de la gran ciudad, donde incubaron su favorito del público porteño, al que también
resentimiento y su tristeza. El criollo, el hijo de proveía de recias imágenes de hombres del
la tierra, indolente y socarrón, los vio venir de campo bonaerense, criollos de ley.
mal talante: no sólo sentía que lo estaban des El auge del sainete habría comenzado en
pojando y desplazando de su propio territorio 1918, con Los dientes del perro, de González
sino que, para colmo, estos recién venidos, Castillo y Alberto Weisbach. No fue ajeno al
aunque refunfuñando, trabajaban de sol a sol, éxito de la pieza un rasgo que terminaría por
sin pausa para la siesta, el mate, la conversa consustanciarse con el género: la acción trans
ción. Los opuestos se enfrentaron, pero sin de curría en un cabaret donde la orquesta de Ro
rramar sangre; eran más bien contiendas ver berto Firpo acompañaba a la protagonista,
bales, donde el cruel ingenio porteño Manolita Poli, en un tango famoso, “Mi noche
274 contrastaba con la relativa inocencia, cada vez triste”. El público deliraba con los versos de
EL TEATRO
Pascual Contursi (“Percanta que me arnurastel recían de eficacia. No menos agudo fue su sen
en lo mejor de mi vida”), indeleblemente uni tido del transcurso del tiempo: sabía que sus
dos a la música de Samuel Castriota. Queda personajes ya casi habían caducado, pero lo
ban fijados lugares y personajes de una veta gró preservarlos sin que perdieran vitalidad.
del sainete, la de las criaturas de la noche por Cabe citar Tu cuna fue un conventillo (1920),
teña, cuyo escenario era, casi siempre, el ámbi Iuancito de la Ribera (1927) y, sobre todo, El
to pecaminoso del cabaret o el salón de baile. conventillo de la Paloma, de 1929, que puede
La otra veta se ocupó de las criaturas del con fijarse como el responso -aunque alegre y co
ventillo: invariablemente, los inmigrantes, con lorido— del género.
su hablar pintoresco, que al criollo le sonaba
tan cómico, y los autóctonos, también estereo
tipados para siempre: el malevo, la percanta, el LAFERRÉREI ELEGANCIA Y SARCASMO
ocurrido años atrás en la península. Por boca Pedro Pico (La luz de un fósforo, La novia
de su personaje, un juez de instrucción, Payró de los forasteros), Julio Sánchez Gardel (Los
reclama enmendar las leyes que considera in mirasoles, La montaña de las brujas) son auto
justas. La obra, densa y lúcida en sus diálogos, res de esta misma etapa que extienden su pro
peca, no obstante, de una fácil demagogia que ducción hasta el decenio del cuarenta del pa
arrebataba al público. Sus protagonistas, en el sado siglo.
Rivadavia (hoy Liceo) —el teatro más antiguo
de Buenos Aires, inaugurado hacia 1870-, fue
ron Enrique Muiño y Blanca Podestá. Siguie ORIGINAL Y DESCONCERTANTE
ron otros títulos menores, con un intervalo
ocasionado por la Primera Guerra Mundial, Mención aparte merece un autor muy per
de la que Payró, radicado en Bruselas con su sonal, una figura que simultáneamente irradia
familia, fue testigo y cronista, como corres la ternura de un poeta bohemio, hasta cierto
ponsal de La Nación. En 1937, casi diez años punto candoroso y desarmado frente a la ma
después de la muerte del autor, subió a escena licia del mundo, y el vigor, lindero con la fero
Mientraiga, una curiosa incursión de Payró en cidad, del profeta que se propone echar del
el sainete. De El casamiento de Laucha se cono templo a los mercaderes: Francisco Defilippis
cen cuatro versiones teatrales. Novoa (1890-1930). El más desconcertante, 279
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
EICHELBAUM, EL INTROVERTIDO
jor, sea Un guapo del 900, que refleja admira dejaban títere (gobernantes, legisladores, cau
blemente el habla porteña de ese tiempo, en dillos de comité y, en general, figuras con ac
treverada de campo (todavía a las puertas de la tuación pública) con cabeza.
ciudad, y hasta invadiéndola) y suburbio. En Las revistas del teatro Maipo exaltarán la
ella nada falta ni sobra: tiene la exacta dimen entrañable figura de Pepe Arias, maestro su
sión que la sencilla historia requiere y dispen premo en el arte de la burla a los poderosos y
sa a los personajes de expresarse en forma al sus chanchullos, hasta que Perón lo obligue a
tisonante y, al fin, artificiosa. callar, considerándose agraviado; otros presi
dentes, incluyendo al general Uriburu, habían
ido al Maipo a reírse de sus propias caricatu
COSMOPOLITAS, PERO CRIOLLOS ras. Los herederos contemporáneos de ese
subgénero fueron el ya fallecido Tato Bores y
El 5 de septiembre de 1921, María Guerre el infatigable Enrique Pinti, una verdadera
ro y Fernando Díaz de Mendoza (conde de Ba ametralladora verbal, capaz de mantener siete
lazote, grande de España), matrimonio de ac temporadas consecutivas su espectáculo Salsa
tores españoles favorito del público argentino, criolla en el viejo Liceo. Pero a fines del perío
abren las puertas del magnífico Teatro Cer do, la revista porteña (cuya reina indiscutida
vantes, financiado por ellos sin reparar en gas fue la vedette Nélida Roca) había dejado de
tos. Años después, económicamente arruina existir, por lo menos en el formato tradicional
dos, deben desprenderse del suntuoso edificio; a que se ha hecho referencia.
el presidente de la República, el doctor Marce
lo Torcuato de Alvear, hombre culto y refina
do, lo adquiere para el país, en 1928. LA LECCIÓN DEL MAESTRO
“morcillar”, o sea, modificar los parlamentos reunió en el Odeón a los mejores actores del
por cuenta propia, con tal de ganarse al públi momento, a los que después llevó consigo al
co ) y analizando a fondo las intenciones del crear la Comedia Nacional Argentina, con se
autor; exigencia de una dicción precisa, clara, de en el Cervantes, en 1936. Entre otros, Luisa
con proyección de la voz, sin forzarla, hasta el Vehil, Miguel Faust Rocha, Eva Franco, Gui
último rincón del teatro; cultura general, con llermo Battaglia, Pilar Gómez. También a Iris
conocimiento de períodos históricos, historia Marga, vedette de las revistas del Maipo y del
del teatro, del traje, de los estilos y de las cos Porteño, en la que Cunill intuyó la presencia
tumbres; cultivo de los clásicos, para decir de una gran actriz (caso similar al de la espa
adecuadamente el verso, al que los actores lo ñola -argentina por adopción y porteña de al
cales no estaban habituados. ma- Gloria Guzmán, también llevada por Cu
Cunill Cabanellas fue responsable de las nill del tablado frívolo al de la comedia
justamente famosas temporadas del Odeón, refinada). No menos importante fue la exigen
financiadas por el doctor Enrique Telémaco cia de decorados corpóreos para sus tempora
Susini, acaudalado mecenas y aficionado al das del Odeón: hasta entonces se utilizaban los
teatro. Esto ocurría al comenzar los años pintados sobre papel o tela, obras de admira
treinta, cuando Cunill ya era profesor (desde bles artesanos, sin duda, pero obsoletos en las
1928) del Conservatorio de Arte Escénico. El principales salas del mundo. 283
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
l Leonidas Barletta.
mo se pasea agitando una campana, para lla capacidad para 1.250 espectadores. Se inicia la
mar la atención de los transeúntes e invitarlos etapa más brillante del grupo, que abarca no
a entrar. sólo las representaciones sino también confe
El repertorio es de veras impresionante: El rencias, recitales, conciertos, exposiciones de
emperador [ones de O’Neill, Iinetes hacia el arte, la edición de libretos y de la revista Con
mar de Synge, Pelo de zanahoria de Jules Re ducta. Las entradas son muy baratas, el público
nard, Noche de Reyes de Shakespeare, El matri responde en masa y el intendente municipal, el
monio de Gógol. Es también el grupo que por cultísimo doctor Mariano de Vedia y Mitre, ad
primera vez representa a Roberto Arlt: El hu mirable traductor de Shakespeare y político de
millado (1931), Trescientos millones (1932), cuño conservador, confia, en octubre de 1942,
Saverio el cruel ( 1936), La isla desierta y La fies que “la obra mayor, más perdurable, de más al
ta del hierro (1938). ta trascendencia social que marca en cierto
Nuevamente la Municipalidad, pero esta modo mi paso por la Municipalidad, es para mí
vez de muy buena gana, otorga por fin en 1937 el Teatro del Pueblo”. Los militares responsa
al Teatro del Pueblo, por veinticinco años, la sa bles del derrocamiento del presidente Ramón
la de Corrientes 1530, donde hoy se alza el San Castillo, el 4 de junio de 1943, declararon la ca
Martín, solar entonces ocupado por un teatro ducidad de aquel contrato y desalojaron a Bar
286 que se llamó Nuevo y después Corrientes, con letta del recinto que se le había otorgado.
EL TEATRO
En el solar donde se alzaba el antiguo Tea Imposible consignar aquí todos los con
tro Nuevo se inauguró, en 1962, el espléndido juntos independientes y las salas respectivas,
edificio del Teatro Municipal General San que se sucedieron a lo largo del siglo. Cabe
Martín, obra del arquitecto Mario Roberto Ál mencionar, entre los más valiosos, al IFT, de la
varez y asociados. El San Martín pertenece a la colectividad judía; entre los que ya no existen
Ciudad de Buenos Aires, mejor dicho, a sus ha pero que dejaron su huella en la historia, el
bitantes, que lo sostienen con el pago de sus Fray Mocho, el Florencio Sánchez, el Teatro de
impuestos. Con sus tres salas, de variada capa Arquitectura (de Iorge Petraglia, Leal Rey y
cidad, sus magníficos halls, sus galerías y, sobre Roberto Villanueva, que estrenará en Buenos
todo, el trabajo y el fervor de su personal, es el Aires Esperando a Godot), el Instituto de Arte
teatro oficial más importante del país y, con se Moderno, el Centro de Experimentación Au
guridad, uno de los mejores del continente. diovisual del Instituto Di Tella (dirigido por
Villanueva y donde será revelada una autora
excepcional, Griselda Gambaro: El desatino,
LAS NUEVAS VOCES Los siameses, El campo, La malasangre), el
OLAT, de Alberto Rodríguez Muñoz, del que
Muchos grupos independientes se suce surge Iorge Lavelli, el director argentino de fa
dieron en el tiempo, pero seguramente es La ma mundial, radicado en Francia.
Máscara, a partir de 1939, el que recoge la an La mención de Gambaro (1928) devuelve
torcha con mano más firme. Su actividad al tema de los autores. Carlos Gorostiza (1920:
abarca varias etapas, guiadas al comienzo por El puente, El pan de la locura, Los prójimos, El
Ricardo Passano. De sus filas saldrán, a su vez, patio de atrás) encabeza, aunque con mayor
los fundadores de Nuevo Teatro, Alejandra edad, la renovación producida por la llamada
Boero y Pedro Asquini. Esto ocurrirá en 1949, “generación del sesenta”, hoy ya en plena ma
el mismo año en que La Máscara estrena, en durez: Roberto Cossa (Nuestro fin de semana, EI
su salita de Maipú 28, El puente, de Carlos Go viejo criado, La nona, Gris de ausencia), Ricardo
rostiza, dirigida por el autor y Pedro Doril. El Halac (Soledad para cuatro), Agustín Cuzzani
éxito obtenido provoca un hecho insólito en (El centroforward murió al amanecer, Los indios
los anales del teatro argentino: una compañía estaban cabreros), Ricardo Talesnik (La fiaca),
profesional, la de Nélida Quiroga, representa Mario Diament (Crónica de un secuestro) y los
la obra simultáneamente en una sala céntrica. fallecidos Carlos Somigliana (Amarillo), Ger
Por su parte, el Nuevo Teatro de Boero y As mán Rozenmacher (Réquiem para un viernes a
quini se presenta con El alquimista, de Ben Ia noche), Osvaldo Dragún (La peste viene de
Ionson. Melos, Amoreta), Sergio De Cecco (El reñidero,
Infatigable, la Boero, ya separada de As espléndida adaptación de la Electra de Sófocles
quini, ha seguido fundando salas: la Planeta, la a la Buenos Aires de 1900). Un autor muy irn
del Lorange y, finalmente, Andamio 90, a par portante, aunque de producción relativamente
tir de un importante legado del arquitecto escasa, es Ricardo Monti (1944: Una noche con
Francisco García Vázquez. En el mismo edifi el señor Magnus y sus hijos, Historia tendenciosa
cio funciona su escuela de teatro. de la clase media argentina, Marathon). 287
LA DIMENSIÓN CIENTÍFICA Y CULTURAL
En la nómina de salas independientes, nuestro país y este es el único homenaje que sa
además, cabe destacar a la que llevaba justa bemos hacerle”.
mente ese nombre, fimdada por Onofre Love El propósito era criticar al gobierno mili
ro en 1952 y que comenzó su actividad al año tar y mostrar, simbólicamente, con humor y
siguiente, con El 14 de julio de Romain Ro desesperación, el estado a que había reducido
lland. Con el nombre de Teatro Payró, fue el a la sociedad argentina. El ciclo comenzó el 28
reducto donde el gran director Jaime Kogan de julio de 1981 en el Teatro del Picadero, en
desarrolló una labor señera, a partir de Viet el entonces pasaje Rauch (hoy Enrique Santos
Rock, de Megan Terry, y los estrenos de sucesi Discépolo). La respuesta del público fue entu
vas obras de Monti. siasta, desbordante, multitudinaria. El Picade
Sin olvidar a Caminito, la creación famosa ro se incendió, misteriosamente, en la noche
de Cecilio Madanes que durante algo más de del 5 al 6 de agosto. De inmediato, los empre
un decenio, a partir del verano de 1957-1958, sarios de la calle Corrientes ofrecieron varias
convirtió un pintoresco rincón del barrio de la salas en reemplazo, y fue elegida la del Tabarís,
Boca, a metros de la Vuelta de Rocha, en una de Carlos Rottemberg y Guillermo Bredeston,
cita obligada de los espectadores encantados donde Teatro Abierto prosiguió su lucha, apo
con el lugar, el repertorio (iniciado con Los yado por el mismo fervor popular.
chismes de las mujeres, de Goldoni, y cuya me En 1982, tras la guerra de las Malvinas, el
jor realización acaso haya sido Las picardías de ciclo se trasladó al Odeón y al Margarita Xirgu.
Scapin, de Moliére, con un Iorge Luz de anto En 1983 se recuperó la democracia y la inicia
logia) y las ocurrencias del refinado y astuto tiva comenzó a perder vigencia. Teatro Abierto
director que fue Madanes, un cabal hombre de queda en la historia como una singular demos
teatro. tración de coraje y de talento creador.
La conclusión es que en 1910 hubo más por habitante, era de 2,6 veces al año. En
de seis millones y medio de espectadores, en 1980, ese porcentaje había descendido a 0,2
una población que no llegaba a un tercio de veces por año, es decir, trece veces menos que
la actual: el promedio de asistencia al teatro en 1910.
ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Para una visión general de la historia del co” argentino, de raíz hispana, hasta desem
teatro argentino, consúltese la obra de LUIS OR bocar en el sainete.
DAZ, Historia del teatro argentino, Buenos Aires, También en el ámbito del periodismo, pe
1999. Anterionnente publicada en fascículos ro realizado con una seriedad hoy infrecuente,
-luego reunidos en un volumen- la edición de es singularmente valioso el número 174-176
1999 tiene la ventaja de haber reordenado el de la revista Lyra, Buenos Aires, 1959. Lo es
material y agregado un apéndice, donde la es por la calidad de los colaboradores (los princi
pecialista SUSANA FREIRE resume la intensa ac pales especialistas, en ese momento, en la his
tividad de los últimos treinta años. Es intere toria del teatro argentino; entre otros, Alfredo
sante el aporte gráfico. de la Guardia, Arturo Berenguer Carisomo,
Aunque carente del aparato erudito de Raúl H. Castagnino, Alejandro Berruti, Carlos
una investigación académica, la obra de EN H. Faig, Félix M. Pelayo, Luis Ordaz, León
RIQUE GARCÍA VELLOSO, Memorias de un hom Benarós, Arturo Cerretani, Iosé León Pagano,
bre de teatro, Buenos Aires, 1942 (la edición Edmundo Guibourg, entre muchísimos otros),
original es hoy casi inhallable, pero hay nu por el excelente material gráfico y, sobre todo,
merosas reediciones), proporciona un cua por la síntesis lograda al abarcar práctica
dro vivaz, muy ameno, de la vida teatral ar mente todo el discurrir del teatro argentino,
gentina —centrada en la ciudad de Buenos desde la Colonia hasta la fecha de aparición
Aires, como es notorio- desde fines del siglo de la revista. x
XIX hasta mediados del XX, cuando muere Otra revista, la de Argentores (Sociedad
García VeHoso (1880-1938). Es un trabajo General de Autores de la Argentina), en el nú
ante todo periodístico, sin duda, pero “Vello mero especial, editado en septiembre de 2000,
sito” era un periodista de alto vuelo y, entre al festejarse los noventa años de la entidad,
una anécdota y otra, desliza noticias impor trae material importante sobre ese hecho capi
tantes sobre personajes y acontecimientos de tal en la historia de la actividad teatral en el
su época. Es invalorable, por ejemplo, su con país, y útiles semblanzas de los personajes que
tribución al conocimiento de una persona lo protagonizaron.
lidad tan compleja y definitoria como la de Teniendo en cuenta que, luego del hecho
Pablo Podestá, de cuya estética derívará, du fundacional del teatro propiamente argentino
rante muchos años, el estilo de actuación de (la teatralización del [uan Moreira de Eduardo
los mayores actores argentinos; así como su Gutiérrez), lo más importante en ese devenir
descripción de la trayectoria del “género chi ha sido el desarrollo del sainete y su derivación 289
LA DIMENSION CIENTIFICA Y CULTURAL
hacia el género nacional por excelencia, el gro GIUSTI coloca en su justa dimensión al autor
tesco, se recomiendan varios textos alusivos. de numerosas “obras de tesis” —o de ideas, so
De TULIO CARELLA, El sainete criollo, Buenos bre las huellas de Ibsen-, nacidas de circuns
Aires, 1957, breve historia del género y muy só tancias políticas y sociales que marcan un
lida demostración de su valía. De RAÚL H. CAS tiempo convulsionado en la Argentina y en el
TAGNINO, Revalorización del género chico criollo, mundo (prolegómenos y desarrollo de la Pri
Buenos Aires, 1977, un texto referido sobre to mera Guerra Mundial, de la que Payró fue tes
do al antecedente del sainete, el “género chico” tigo desde su puesto de corresponsal de La
criollo, salido del español, al que era tan aficio Nación en Bruselas). La situación del inmi
nado el público porteño: un tema importante, grante y del asalariado en general, enfocada
explicitado con la erudición y la arnenidad ca desde la óptica socialista, y las primeras grietas
racterísticas del autor. De JOSE GONZALEZ CAS en el “sueño argentino” de prosperidad sin fin.
TILLO, “El sainete, medio de expresión argenti Cuando esas grietas se hacen más profun
no”, Cuadernos de Cultura Teatral, n° 5, Buenos das y en los años veinte del siglo pasado el
Aires, 1937, acaso la primera revaloración del “sueño argentino” estalla en pedazos, al decli
género, escrita en tiempos en que éste había nar el apogeo de la producción agropecuaria y
decaído y se había desnaturalizado hasta llegar sin una firme política industrial, Armando
a la caricatura de sí mismo. Y de MARTA LENA Discépolo aparece como un mensajero del
PAZ, “Carlos Mauricio Pacheco”, Bibliografia Apocalipsis. Su visión genial de la vida argen
argentina de arte y letras, Buenos Aires, 1963, tina como una oscilación constante entre lo
valioso ensayo sobre la breve vida (1881-1924) trágico y lo cómico (resbalando siempre hacia
y la obra del autor más personal e importante el ridículo), configura el género nacional por
que tuvo el sainete, con esa obra maestra que excelencia, el grotesco. A dos ejemplos de éste
es Los disfrazados, de 1906. se refiere el excelente, ilustrativo prólogo, por
En su “Prólogo” a ROBERTO I. PAYRÓ, Teatro BEATRIZ DE NOBILE, a ARMANDO DISCEPOLO,
completo, Buenos Aires, 1956, ROBERTO F. Dos grotescos, Buenos Aires, 1975.
290
ADENDA
CRÓNICA 1983-2000
Aurora Ravina
Los últimos diecisiete años del siglo XX coin (UCR) con el 52% de los votos. El binomio
cidieron, en la Argentina, con su reingreso en las justicialista (PI), Ítalo Luder-Deolindo Bittel,
vías constitucionales y, en la vivencia y la expre obtuvo cerca del 40%; el Partido Intransigen
sión de la mayoría, con su retomo a la vida en te (PI), con Oscar Alende, el 2,33% y el Movi
democracia. El camino por transitar, de cara al miento de Integración y Desarrollo (MID),
próximo siglo, no sería fácil y algunos datos de la con Rogelio Frigerio, 1,21%. El triunfo de la
realidad política, económica, social y cultural de Unión Cívica Radical (UCR) se completó con
ese período parecen presentarse como los condi las gobernaciones de las provincias de Buenos
cionantes más fuertes de la vida nacional. El re Aires,.Córdoba, Chubut, Entre Ríos, Mendo
cuento que sigue no pretende, ni mucho menos, za, Misiones y Río Negro, en tanto los justi
agotar ese conjunto, sino ofrecer una guía sufi cialistas fueron elegidos en las de Catamarca,
cientemente amplia de una serie de cuestiones a Chaco, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja,
las que cualquier estudioso de esa etapa, segura Salta, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santia
mente, tendrá que atender. Se ha organizado la go del Estero y Tucumán. El Pacto Autono
información en seis secciones que recorren el ca mista-Liberal ganó en Corrientes, el Partido
mino de las umas, el campo de la política y las Bloquista en San Juan, el Movimiento Popu
instituciones, la cuestión militar, el escenario de lar Neuquino (MPN) en Neuquén y la UCR
la economía y la sodedad, las relaciones intema consiguió indiscutible mayoría en la Capital
cionales y los viajes presidenciales y el ámbito de Federal y en el territorio de Tierra del Fuego.
la educación, la ciencia y la cultura. El radicalismo contaba así con mayoría en la
Cámara de Diputados, aunque no en el Sena
do. Como otras veces en la historia nacional,
ELECCION Y RENOVACIÓN los resultados comiciales marcarían el talante
DE LAS AUTORIDADES POLITICAS de la sociedad; pero entonces y de allí en ade
lante, serían un dato mucho más significati
El resultado de las elecciones generales vo, a causa de la prolongada y severa clausura
(30 de octubre de 1983) consagró la victoria de la participación política que había sufrido
de Raúl Ricardo Alfonsín y Víctor Martínez la Argentina. 293
ADENDA
En la primera renovación legislativa en to años (1952) y también era la primera vez en
do el país correspondiente a este período -3 casi cuatro décadas que se producía la renova
de noviembre de 1985-, la UCR obtuvo el ción completa de Diputados. Más aún, ese año
43% de los votos; el P] el 34%; el PI el 6% y la vio el recambio completo de los gobernadores
Unión de Centro Democrático (Ucedé) el provinciales sin que se hubiera recurrido a la
3,5%; el Partido Comunista (PC), el Movi intervención federal, hecho inédito desde
miento al Socialismo (MAS) y otros sectores 1853.
de izquierda en su conjunto, alcanzaron alre La próxima renovación presidencial hizo
dedor del 2% de los votos. En la Capital Fede su aparición en escena de la mano de las elec
ral, la Ucedé ocupó el tercer lugar, seguida por ciones intemas del peronismo y la UCR. Car
el PI. La UCR perdió en Corrientes frente al los Menem (53% de votos) venció a Cafiero
Pacto Autonomista-Liberal y en Formosa, La (casi 46%) en una fórmula que completaba
Rioja y Tierra del Fuego, frente al P]. En la Eduardo Duhalde. Menem viajó a Medio
provincia de Buenos Aires, mantuvo la prirna Oriente y Europa como parte de la promoción
cía con el 49,35% de los votos; el PI sumó el de su candidatura y, en el país, recibió apoyo de
39,58% con los votos del Frente Justicialista la CGT. En las intemas de la UCR, Eduardo
de Liberación (FREIULI), la fracción de Her Angeloz obtuvo el triunfo (89%) sobre Luis
minio Iglesias y los del Frente Renovador, León (11%). También se proclamó la fórmula
conducido por Antonio Cafiero. Un año des de la alianza de la Unión del Centro Democrá
pués, hubo comicios en San Luis (7 de diciem tico y el Partido Demócrata Progresista (PDP),
bre de 1986), donde triunfó el justicialismo Álvaro Alsogaray-Alberto Natale, mientras la
(61%) en una consulta “no vinculante” sobre izquierda en sus distintas vertientes permane
el destino de una vacante de senador nacional, cía rezagada, con algtmos sectores como el
y en Córdoba (14 de diciembre), donde la MAS, el PC y otros de entre los más extremos,
elección de constituyentes dio la victoria a la intentando conformar un frente electoral. Los
UCR (44,2%) a más que escasa distancia del partidos provinciales repartieron sus apoyos
peronismo (44,1%): Una nueva convocatoria entre Angeloz y Alsogaray. Hacia 1989, el dete
regular para la renovación legislativa y la de rioro de la situación política y económica con
varias gobernaciones -6 de septiembre de su correlato social, se reflejó en el estado de in
1987- revelaría el humor político con que se quietud que acompañó el desarrollo de la carn
había llegado al segundo semestre del año. Las paña electoral y elevó el tono de la contienda
urnas señalaron un revés para la UCR (37%) política.
que perdía así la mayoría en la Cámara de Di Las elecciones (14 de mayo) dieron el
putados, mientras ascendía el justicialismo triunfo al Frente Justicialista Popular (FREIU
(41%) y se quedaba con las gobernaciones de PO), con Colegio Electoral propio. Perdió so
Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Mendoza lamente en Capital Federal y Córdoba, aunque
y Chubut. por márgenes mínimos, y en Salta y Chubut,
Por quinto año consecutivo, el 1° de mayo donde se tradujo en un empate en el número
de 1988 se inauguraron las sesiones legislati de electores. En cifras, el FREIUPO obtuvo el
294 vas. No ocurría así desde hacía treinta y seis 47,30% de los votos frente a la UCR, que al
CRÓNICA 1983-2000
nidades anteriores, salvo el caso correntino, miento Popular Iujeño y en San Juan resultó
donde se harían a fines de marzo. En abril de ganador el Frente de la Esperanza, una esci
1993, por fin, se fijó el 3 de octubre como fe sión del peronismo.
cha para las elecciones de renovación legislati En 1995 hubo renovación presidencial y
va. Con una campaña donde las encuestas junto con ella se eligieron senadores y diputa
marcaban cada vez mayores diferencias entre dos nacionales y hubo elecciones para gober
el oficialismo y la UCR, se desembocó en co nador en varias provincias. Los comicios de
micios que dieron el triunfo al P] en 18 distri ese año ocurrieron de acuerdo con la reforma
tos, inclusive en la Capital Federal, donde aun constitucional de 1994, que habilitó la reelec
en 1973 había triunfado la UCR y en los tota ción presidencial. El triunfo fue para la fór
les generales el oficialismo aventajó al radica mula del P], Carlos Saúl Menem-Carlos Fede
lismo en 12 puntos. Este último ganó en San rico Ruckauf. El peronismo ganó además las
tiago del Estero, Río Negro y Catamarca, a gobernaciones de Buenos Aires —con Eduardo
través de una alianza local. La tercera fuerza Duhalde, que había abandonado la vicepresi
fue el Frente Grande, una coalición de forma dencia de la República para presentarse a las
ción reciente que reunía a justicialistas del lla elecciones—, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La
mado Grupo de los Ocho —escindido del par Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Salta,
tido originario y liderado por Carlos Álvarez—, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe y
sectores de la democracia cristiana y distintos Santiago del Estero. En Catamarca, Córdoba,
componentes de la izquierda. Chaco, Chubut y Río Negro, las gobernaciones
La convocatoria a elecciones para conven quedaron en manos de la UCR y las tres res
cionales constituyentes nacionales y de la pro tantes donde hubo elecciones, resultaron en
vincia de Buenos Aires, diseñaron el panora triunfos de partidos provinciales: el MPN en
ma electoral de 1994. En el primer caso, el Neuquén; el Movimiento Popular Fueguino
Frente Grande (FG) triunfó en la Capital Fe (MOPOF) en Tierra del Fuego y Fuerza Repu
deral por el 36,2% de los votos, a buena dis blicana, el partido del general Antonio Do
tancia de la UCR y del PI y sus aliados; tam mingo Bussi, en Tucumán. Con respecto a la
bién lo haría en Neuquén y en Catamarca, composición del Senado nacional, en la Capi
porque allí se le incorporó el Frente Cívico y tal Federal ganó el Frente País Solidario (FRE
Social -una coalición de la UCR con peronis PASO) —coalición constituida por el Frente
tas disidentes y otras fuerzas- que había gana Grande, PAIS, la Unidad Socialista y el Partido
do el año anterior. En el resto del país, el P) re Demócrata Cristiano-, pero el porcentaje so
sultó ganador en Buenos Aires, Chaco, Entre bre el total de las bancas favoreció al peronis
Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, Mendoza, mo con el 54,2%, a 25 puntos de distancia de
Misiones, Salta, San Luis, Santa Cruz, Santa la UCR. En Diputados, la diferencia entre las
Fe, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tu dos fuerzas políticas fue un poco menor, 21
cumán. La UCR obtuvo el primer puesto en puntos, pero siempre a favor del P), que obtu
Córdoba, Chubut y Río Negro. En Corrientes, vo el 43,0% de los sufragios, ante el 21,7% de
el Pacto Autonomista Liberal no cedió posi los radicales. Por otra parte, la UCR apenas si
296 ciones, tampoco lo hizo en Jujuy el Movi consiguió superar al FREPASO por el 0,6%.
CRONICA 1983-2000
El año 1996 trajo como novedad la elección go, cuando no en una línea decididamente
del primer jefe de gobierno para la Ciudad Au rebelde, como el caso de Santa Cruz. El em
tónoma de Buenos Aires, el 30 de junio, según pate entre la Alianza y el peronismo significó
las nuevas condiciones institucionales estable un verdadero cambio en la relación de fuer
cidas por la reforma constitucional de 1994, y la zas políticas, especialmente en función de la
de constituyentes que tendrían la misión de re próxima renovación presidencial de 1999.
dactar y sancionar el estatuto para la ciudad. En cuanto a la gobernación correntina, el
Fernando de la Rúa, candidato de la UCR, con Partido Nuevo del mandatario saliente, Raúl
el apoyo de otras fuerzas políticas, obtuvo la je Romero Feris -con compromiso menemis
fatura del Gobiemo con el 38,8% de los votos, ta— garantizó para sí, en la segunda vuelta,
a buena distancia del P], que quedó tercero de con más del 55% de los votos, el control de la
trás del FREPASO. provincia.
Una renovación de la Cámara de Diputa La renovación de senadores nacionales en
dos y la elección de gobernador en Corrien 1998, implicó una polémica en la Cámara alta
tes constituyeron el calendario electoral de que Hegó hasta la Corte Suprema de Justicia,
1997. La Alianza para la Justicia, el Trabajo y cuando la Alianza, el Partido Autonomista co
la Educación —constituida por la UCR y el rrentino y el gobernador Chaqueño Angel Ro
FREPASO- y el PI, prácticamente empataron zas (UCR) plantearon la usurpación de dos
en los comicios del 26 de octubre y obtuvie bancas por parte del peronismo. El partido
ron en la cámara baja 46 y 51 bancas, respec oficial no tuvo reparos en no respetar a las le
tivamente. La Alianza se anudó en 14 de los gislaturas provinciales, responsables legales de
24 distritos electorales: Capital Federal, Bue la designación de los senadores —solamente en
nos Aires, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Iu 2001 comenzaría a regir la reforma constitu
juy, La Rioja, Misiones, Salta, San Luis, Santa cional que permitiría su elección directa y se
Cruz, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y renovaría por completo- para imponer la
en Santa Fe, donde tuvo solamente acepta fuerza de su mayoría en la Cámara y quedarse
ción parcial. No pudo avanzar en provincias con dos bancas de las provincias de Chaco y
con gobernaciones radicales, como Córdoba, Corrientes; en el primer caso, desconociendo
Catamarca, Río Negro y Chubut; tampoco la decisión de la Legislatura y en el segundo,
en Mendoza, un distrito clave aunque no de sin que ésta se hubiera reunido para convali
mayoría radical. El más importante de los darlo y cuando existía un fallo de la Justicia en
triunfos de la Alianza se dio en la Capital Fe contra de la designación.
deral con el 56,78% de los votos, a gran dis El escenario electoral del 1999 consagró la
tancia del P], que solamente consiguió el victoria de la fórmula de la Alianza: Fernando
17,98%. Varios distritos electorales más pe de la Rúa (UCR)-Carlos Álvarez (FREPASO)
queños señalaron una victoria justicialista con el 48,5% de los votos; solamente en las
contundente: Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mi provincias de Formosa, La Rioja, Misiones y
siones, San Juan y Santiago del Estero en la Santiago del Estero, el triunfo fue del PI con la
línea menemista y en otra más independien fórmula Eduardo Duhalde-Ramón Ortega.
te, Formosa, Salta, San Luis y Tierra del Fue En cuanto a las gobernaciones, siete quedaron 297
ADEN DA
lizar la reforma de una constitución provincial sus remuneraciones por encima de lo dispues
—en Buenos Aires, por ejemplo- se cruzó con to por el Poder Ejecutivo, generándose más
las aspiraciones políticas de oficialistas y opo cuestionamientos y resistencias.
sición. Sometida a un plebiscito, en principio En dos años y medio de gestión, el gobier
resultó en un rotundo “no” a las aspiraciones no del presidente Menem intervino cuatro
de ambos partidos y comprometió el futuro provincias: Tucumán, por la situación del go
de encumbrados dirigentes partidarios del bernador José Domato y la interna justicialis
oficialismo y le costó el cargo a varios minis ta; Catamarca, por el caso María Soledad Mo
tros de la gobernación. rales; Tierra del Fuego, normalizada a fines de
Con respecto a la reforma de la Constitu 1991, después de la gestión de Matilde Menén
ción Nacional, los cruces de opiniones se dez y en febrero de 1992, Corrientes que no
arrastraron por dos años, girando sobre el eje pudo zanjar el empate del Colegio Electoral
controvertido de la posibilidad de incluir la producto de las elecciones de noviembre del
cláusula de la reelección presidencial. año anterior. Esta provincia pasaría por más
El Poder Judicial fue otro ámbito donde de un interventor antes de que se convocaran
hubo redefiniciones de alcance institucional elecciones para marzo de 1993. El cuadro de
sustentadas en criterios de orden político, a desórdenes institucionales se completó con
pesar de que se intentó soslayar ese costado de Santiago del Estero, donde las acusaciones de
la cuestión. En 1989, ya en la gestión de Carlos fraude electoral habían perjudicado a Zavalía,
Menem, en sendas acordadas el alto tribunal ganador de las elecciones de 1991; con San
afirmó su independencia y definió su oposi Juan, donde renunció el gobernador Jorge Es
ción respecto de aumentar el número de mi cobar antes de que se enviara la intervención a
nistros de 5 a 9; oposición que llevaría al secre la provincia; con la ciudad de Buenos Aires, en
tario de Justicia, Iulio Oyhanarte, a renunciar. cuyo Concejo Deliberante se formularon di
Al año siguiente, la cuestión se resolvería versos cargos al intendente Carlos Grosso, que
cuando el Congreso Nacional, con quorum fa lo obligaron a dimitir, para ser reemplazado
cilitado por los diputados del P], el PI y la Uce por el hasta entonces secretario de Hacienda
dé, convirtió en ley el aumento de ministros municipal, Saúl Bouer: El año 1992 se cerró en
de la Corte Suprema. A raíz de la sanción re el orden institucional con nuevos cambios de
nunció a ella Iorge Bacqué, en tanto los radi funcionarios en los ministerios del Interior, de
cales consideraban que sería una “Corte adic Trabajo y de Educación y con dificultades pa
ta” y Ricardo Levene (h) era designado nuevo ra integrar la Cámara Nacional de Casación.
presidente del alto tribunal. Fernando de la Los cambios continuarían desde el primer tri
Rúa se negó a ingresar en él; en cambio, lo hí mestre de 1993, que asistió al reemplazo del
cieron Mariano Cavagna Martínez, Rodolfo ministro de Salud y Acción Social mientras
Barra y Julio Nazareno. Poco después se com arreciaban los rumores de cambio en la carte
pletaron las designaciones con la de Eduardo ra de Defensa, finalmente producido en abril.
Moliné O’Connor. Los problemas en la Corte El nuevo ministro —quinto en el cargo trans
Suprema no terminaron con la cuestión de la curridos cuatro años de la presidencia de Me
cantidad de ministros; una acordada aumentó nem- fue recibido con las inquietudes de los 299
ADENDA
jefes de las tres armas respecto de la situación nes. Un encuentro entre Alfonsín y Menem,
salarial de los militares. Cuatro meses después, primero negado y luego admitido, culminó en
en agosto, cambiaría el ministro del Interior. el “pacto de Olivos” —contenía los puntos
En el orden provincial, el Colegio Electoral co esenciales que se contemplarían en la refor
rrentino fue suprimido por un decreto presi ma-, suscripto en medio de una oposición
dencial, se anuló la elección que había dado el que criticaba, especialmente, la cuesüón de la
gobierno a Raúl Romero Feris y se nombró reelección presidencial (14 de noviembre de
nuevo interventor a Ideler Tonelli; en Santiago 1993). Un mes después, fruto del trabajo de
del Estero renunció el gobernador, Carlos Mu comisiones asesoras del radicalismo y del pe
gica, con lo que se evitó el envío de la inter ronismo, en la Casa Rosada se suscribía el
vención federal. acuerdo definitivo que contenía el “núcleo de
La denuncia de dos ministros de la Corte coincidencias básicas” que la Convención
Suprema de Iusticia sobre la desaparición de Constituyente debería considerar, sin la posi
documentación relativa a un fallo que impli bilidad de votar por separado cada una de esas
caba al Banco Central, importó una crisis, po disposiciones, lo que generaría una polémica
co antes de las elecciones, cuyas derivaciones, acerca de la posibilidad de restringir, a través
cuando arreciaron los ataques a los jueces y de esa imposición, la soberanía de la Conven
también a la prensa, abonaron la cada vez más ción. Realizadas las elecciones de convencio
extendida opinión acerca de la falta de seguri nales, las sesiones se llevaron a cabo en la do
dad jurídica en el país. En el ámbito de la ble sede de Paraná y Santa Fe entre mayo y
prensa, por otro lado, dos cuestiones tuvieron agosto de 1994. El nuevo texto, sancionado el
repercusión significativa en la opinión públi 22 de agosto, fue jurado por las autoridades el
ca. A través de un fallo del más alto tribunal de día 24 en el histórico Palacio San Iosé (Entre
la Nación, había comenzado a asomar el desa Ríos). Además de las cuestiones concernientes
rrollo del derecho a réplica. Los propietarios a las condiciones de la reelección presidencial,
de medios de comunicación rechazaron de a la implantación de la elección directa para
plano tal posibilidad, al tiempo que, en medio presidente, vicepresidente y senadores y otras
de la polémica, el Poder Ejecutivo envió al modificaciones correlativas o no de la parte
Congreso un proyecto sobre el delito de desa orgánica de la Constitución, se amplió y pro
cato (artículo 244 del Código Penal), figura fundizó la parte dogmática con la incorpora
jurídica que había servido por años para neu ción de otros derechos y garantías y se otorgó
tralizar las críticas a los funcionarios. El caso jerarquía constitucional a diversos tratados
se cerró con la supresión de la citada figura internacionales. Algunas innovaciones como
por una ley sancionada en junio de 1993. La la autonomía de la ciudad de Buenos Aires o la
discusión sobre la oportunidad y necesidad de creación del Consejo de la Magistratura, de
una reforma de la Constitución Nacional y la morarían en su instrumentación a raíz de
altemativa de convocar un plebiscito para di confrontaciones políticas circunstanciales, cu
rimir la cuestión volvió al primer plano. La ya superación costaría tiempo y esfuerzo.
posibilidad de habilitar la reelección inmedia En los cuatro años del segundo mandato
300 ta del presidente fue el centro de las discusio de Carlos Menem, el deterioro de la situación
CRÓNICA 1983-2000
social y económica sería el correlato de un cre món “Palito” Ortega. En medio de este pano
ciente proceso de esa naturaleza en lo político rama, sesionó la Asamblea Constituyente de la
e institucional. Tensiones aparecidas a los po Ciudad Autónoma de Buenos Aires (del 19 de
cos meses de la reelección enfrentaron, cada julio al lO de octubre). El texto sancionado de
vez más, al Presidente y a su ministro de Eco jó planteados conflictos con el gobierno na
nomía hasta su renuncia en julio de 1996. El cional, que el jefe de Gobierno neutralizó con
tenor de las disputas en la cúpula del poder se la decisión de no implementar las normas so
definió por dos vías: las acusaciones de Cava bre las que se produjo el disenso hasta tanto
llo lanzadas contra sus pares de Interior —Car no se negociara con las autoridades naciona
los Corach- y Iusticia -Elías Iassan- porque les. Esos puntos comprendían cuestiones co
estarían manipulando y protegiendo a inte mo la oportunidad para llamar a elecciones le
grantes del Poder Judicial a cambio de obtener gislativas, la derogación de edictos policiales,
resoluciones alineadas con sus necesidades la posibilidad de que la ciudad tenga policía y
políticas; y las iniciativas de cierto grupo de justicia propias y de que disponga de jurisdic
incondicionales del Presidente que impulsa ción sobre sus puertos y las aguas adyacentes
ban la idea de la “re-reelección”, potenciando del Río de la Plata, ámbitos reservados a la
así la interna política del oficialismo. Queda competencia nacional.
ban al desnudo la trama de un sistema que de A esta situación de tensiones políticas se
lataba altos índices de corrupción y los excesos había sumado un cambio significativo en la
de los operadores del calificado como ultra cúpula de la Iglesia, cuya relación con el go
menemismo; el Presidente consideró llegada bierno, desde entonces, sería cada vez más
la hora de poner límites. A esa altura había conflictiva. El arzobispo de Buenos Aires, An
perdido a su principal operador político, el je tonio Quarracino, de gran cercanía con el po
fe de Gabinete, Eduardo Bauzá, que había re der político, había sido reemplazado al frente
nunciado por razones de salud. Ocupaba, en del Episcopado por Estanislao Karlic, arzobis
cambio, una banca de senador nacional por po de Paraná, proclive a una mayor indepen
Mendoza y era el nuevo secretario general del dencia a ese respecto; quienes lo acompañaron
P], cargos desde los que colaboró para suavi en la Conferencia Episcopal coincidían en este
zar algtmas situaciones, pero no tenía la mis criterio y a la cabeza de la Comisión de Pasto
ma fuerza. Iorge Rodríguez lo había reempla ral Social se designó a Raúl Primatesta, arzo
zado, dejando vacante el Ministerio de bispo de Córdoba, un crítico severo del mode
Educación. Si la renuncia de Cavallo había re lo económico imperante. Hasta el final de la
suelto uno de los inconvenientes, las declara gestión menemista y también frente al nuevo
ciones de Menem aventando cualquier sospe gobierno que asumiría en 1999, la Iglesia, en
cha sobre intenciones de nueva reelección tanto comprometida, por su propia índole y
debían resolver el otro. De todas maneras, la objetivos institucionales, con misiones de
interna justicialista se debatía, también, entre contención y mediación en varios frentes con
la ofensiva de Eduardo Duhalde, gobernador flictivos del país, sostendría, con prudencia
de la provincia de Buenos Aires, por la carrera pero con firmeza y sin pausas, sus críticas
presidencial y la posible candidatura de Ra frente al poder político. 301
ADEN DA
El escenario electoral de 1997, agitado por mo resolvió sus diferencias acordando la fór
la persistencia de enfrentamientos dentro del mula entre sus propios contendientes (Eduar
justicialismo, por el entramado de confronta do Duhalde-Ramón Ortega), según la jerar
ciones estrictamente políticas con episodios quía política de cada uno de ellos, en abril de
de corrupción y muerte que eran verdaderas 1999. Este sería, fundamentalmente, un año
encrucijadas entre lo político, lo económico y electoral y de preparación de todos los pasos
lo social e involucraban a personajes de muy necesarios para el traspaso del poder, lo que
diversos sectores —el caso del fotógrafo perio implicó importantes cuotas de trabajo para
dístico José Luis Cabezas, por ejemplo- y con los equipos técnicos de los candidatos, prime
mocionado por la consagración de la Alianza ro, y para los del ganador, más tarde. El pano
entre la UCR y el FREPASO (agosto), amena rama argentino era de notorios contrastes: por
zó la hegemonía del oficialismo. Los resulta una parte, no había inflación, la convertibili
dos electorales de octubre que cambiaron el dad funcionaba; los servicios en manos de
mapa político, reafirmaron el crecimiento de empresas multinacionales perseguían la efi
la oposición, cuya expresión en las urnas había ciencia y eran prestadores más que aceptables;
sido el incremento del voto en blanco y de la los subterráneos, también privatizados, ha
abstención, señales de alerta acerca del debili bían recuperado protagonismo entre los me
tamiento institucional. dios de transporte; también y, por las mismas
Los dos últimos años del mandato de Me razones, las líneas de ferrocarriles suburbanos;
nem transcurrirían como una larga transición las autopistas se habían expandido a fuerza de
hacia la renovación presidencial. La escena peajes; la telefonía de línea y celular, por cier
política nacional girar-ía, por un lado, en torno to, privatizada o directamente privada, había
de los esfuerzos del Presidente por preservar multiplicado geométricamente las posibilida
su última cuota de poder, cuando el signo dis des de comunicación; por la otra, las cifras de
tintivo de su primera gestión, la estabilidad, la pobreza y la desocupación alarmantes desde
había sido reemplazado, en la segunda, por la hacía tiempo; la miseria hospitalaria y la per
desocupación; por otro lado, en torno de la sistencia de escuelas ranchos; los tribunales
contradanza de las internas justicialista y atiborrados de expedientes que hacían inútil
aliancista que estaban abocadas a la definición cualquier intento de estimar la duración de
de las fórmulas definitivas para la renovación una tramitación judicial; la inseguridad carac
de 1999. La Alianza consagrar-ía la suya en no terizada por los crímenes y los robos a mano
viembre de 1998, sobre el telón de controver annada; la deuda externa, el déficit fiscal y la
sias asentadas sobre el proyecto de derogación evasión impositiva con guarismos astronómi
de las leyes de Punto Final y Obediencia Debi cos. A semejante cuadro, el nuevo gobierno
da; dirigentes involucrados en pedidos de coi del presidente Fernando de la Rúa agregaría el
mas; manejo de los fondos de campaña; ver inicio de su gestión sin que la ley de presu
siones de acuerdos entre radicalismo y puesto se hubiera sancionado y con la ahora
peronismo y polémicas por la cuestión de la oposición peronista en rebeldía contra sus
seguridad que tocaba un punto sensible de las propios gobernadores para votar el nuevo
302 reclamaciones de la ciudadanía. El justicialis pacto fiscal. Durante el primer año de gestión,
CRONICA 1983-2000
el último del siglo, la crisis del Senado, ocurri Supremo de las Fuerzas Armadas hubiera ini
da a raíz de las denuncias sobre supuestos so ciado las acciones dirigidas a juzgar a los má
bornos que habrían recibido varios senadores ximos responsables de la guerra de Malvinas
para dar su voto favorable a una ley de refor (1982), para quienes el Informe Rattenbach
ma laboral, provocaron la renuncia del Vice había recomendado aplicarles sanciones que
presidente, con el consiguiente cimbronazo incluían hasta la pena de muerte o reclusión
político. La renuncia tuvo dos lecturas: de un perpetua para Leopoldo F. Galtieri y jorge
lado, se la interpretó como un saludable gesto Anaya. Por otro lado, en materia de juicios, se
de ética ciudadana, del otro, como una deser iniciaron acciones penales (13 de diciembre)
ción que deshonraba el mandato conferido contra dirigentes de organizaciones guerrille
por las urnas. De cualquier manera, la crisis ras -entre otros, Mario Firmenich (Montone
obligó a cambios en el gabinete y arrastró, ros) y Enrique Gorrriarán Merlo (ERP)- y
también, a otros funcionarios del gobierno, de contra los miembros de las tres primeras jun
la más estrecha confianza del Presidente. Cre tas militares del Proceso de Reorganización
ció el mal humor de la ciudadanía y junto con Nacional; se creó la Comisión Nacional sobre
él, los cuestionamientos y las reclamaciones a Desaparición de Personas —CONADEP- (15
una clase política cada vez más desacreditada, de diciembre), puesta bajo la presidencia del
que no acertaba a satisfacer las expectativas de escritor Ernesto Sabato, además de la anula
la sociedad a la que debía servir, en cumpli ción, dispuesta por el Congreso Nacional, de
miento de la representación recibida a través la ley de amnistía sancionada por el gobierno
del voto. A la luz de los acontecimientos de un militar (22 de diciembre). En los tres primeros
año tan conflictivo, este último parece el úni meses de 1984 se asistió a las polémicas desa
co instrumento que convalida la existencia de tadas por las reformas introducidas al Código
la democracia en la Argentina, al tiempo que de Iusticia Militar y a las acciones judiciales
se advierte que las preciadas libertades, consa que se derivaron de ellas. La CONADEP en
gradas en la Constitución, subsisten perma tregó a Alfonsín (20 de septiembre) su infor
nentemente agobiadas por el azote de la ine me titulado Nunca Más. Se habían formado
quidad social. 7380 legajos, en los cuales se enumeraban
8960 personas que seguían desaparecidas. En
tre tanto, el Consejo Supremo de las Fuerzas
LA CUESTION MILITAR Armadas reivindicó la legitimidad de las órde
nes y directivas emitidas por las autoridades
Durante los años que corrieron entre 1983 del Proceso durante la represión y, de viaje en
y 2000, uno de los ejes por los que pasó la dis Estados Unidos para esas fechas, Alfonsín se
cusión política con mayor repercusión en la ñalaba ante el periodismo que las causas pasa
sociedad, fue la cuestión militar con todas las rían al Poder Judicial. En octubre fueron gira
implicancias que comportaban los diferentes das a la Cámara Federal, tal como se había
sectores y aspectos que le concernían. La Jun establecido por ley, para superar las demoras
ta Militar se había disuelto (5 de diciembre de en que incurría reiteradamente el Consejo Su
1983), quince días después de que el Consejo premo de las Fuerzas Armadas, mientras un 303
ADENDA
sector militar fundó el Centro de Militares pa jo el argumento de que habían respetado y
ra la Democracia (CEMIDA). En relación con cumplido la obediencia debida. Por otra parte,
todas estas cuestiones creció la preocupación en lo que respecta a la cuestión militar, había
por todo lo relacionado con los derechos hu comenzado el juicio a la cúpula responsable
manos y la defensa de la estabilidad. Se sancio de la conducción de la guerra de Malvinas (ll
nó y promulgó la ley 23.077 (agosto), que re de noviembre), que finalizó en mayo del año
formaba el Código Penal y establecía penas siguiente cuando el Consejo Supremo sancio
severísimas para defender la democracia y res nó con 14 años de prisión a Iorge Anaya; con
guardarla de posibles ataques contra el orden l2 a Leopoldo F. Galtieri y con 8 a Basilio La
constitucional. mi Dozo. En lo que respecta a los juicios se
Se habían iniciado las audiencias públicas guidos a militares y otros implicados del Pro
correspondientes a los juicios a los integrantes ceso y del gobierno anterior, la Justicia federal,
de las juntas militares (22 de abril), un recorri en 1986, tuvo que avocar las causas contra in
do que incluyendo la etapa testimonial, las ex tegrantes de las Fuerzas Armadas involucrados
posiciones de los defensores y los alegatos de en la represión. Todas estas acciones provoca
los acusados, alcanzaría el mes de octubre. Por ron reacciones de la sociedad militar a lo que
entonces cundieron rumores, amenazas y en julio se agregaría, para aumentar la tensión,
atentados con explosivos, especialmente con la llegada de Iosé López Rega, extraditado des
tra establecimientos escolares. Hubo arrestos, de Estados Unidos, quien quedó a disposición
no siempre justificados (25 de octubre), y cul de la Iusticia.
minaron en una declaración de estado de sitio Estas y otras cuestiones que mantenían
por sesenta días que, finalmente, se levantó a elevada la presión política llevaron a Alfonsín
los cuarenta y cinco. La Cámara Federal dictó a llamar a la “convergencia democrática” (2 de
su fallo (9 de diciembre) que condenó a cade octubre). En sendos discursos, dos meses des
na perpetua a Iorge R. Videla y a Emilio Mas pués, el general Ríos Ereñú y el jefe de Estado
sera; a 17 años de prisión a Roberto Viola; a 8 Mayor Conjunto, brigadier Teodoro Waldner,
años a Armando Lambruschini; a 4 años y 6 se pronunciaron por la no intervención de los
meses a Orlando R. Agosti y absolvió a Leo militares en política, el respeto a las leyes, la
poldo F. Galtieri, Omar Graffigna, Basilio La Constitución y el sufragio. Mientras se sustan
mi Dozo y Iorge Anaya. A los cinco primeros, ciaban diversas alternativas en materia de jui
además, les correspondió inhabilitación abso cios a militares comprometidos en la repre
luta perpetua y destitución, o sea pérdida de sión, se cumplió el envío al Congreso por el
finitiva del grado militar. La disposición de la Poder Ejecutivo del proyecto de ley que extin
Cámara de poner en conocimiento del Conse guía las acciones judiciales contra miembros
- jo Supremo de las Fuerzas Armadas las sen de las Fuerzas Armadas y de seguridad que no
tencias y las piezas de la causa para que se pu fueran juzgadas dentro de los sesenta días de
dieran entablar juicio a otros oficiales que la promulgación (26 de diciembre) de la nor
hubieran tenido responsabilidad operativa en ma referida a delitos cometidos durante la re
las acciones militares de este proceso, dio pie a presión hasta el 10 de diciembre de 1983. Era
304 la presión del sector militar para evitarlos, ba la “ley de Punto Final”. Cumplidos los plazos,
CRONICA 1983-2000
ya a comienzos de 1987, los efectos de su apli la civilidad. Como resultado del conflicto hu
cación provocaron la intervención del jefe de bo cambios en la jefatura militar. El episodio
Estado Mayor Naval, almirante Arosa, para se reveló como el primero de una serie de nue
que se presentaran a declarar los oficiales con vos y severos cuestionamientos militares.
vocados para ello que aún se resistían (febre Nueve meses después, enero de 1988, el ex te
ro). Las reacciones no tardaron en aparecer niente coronel Aldo Rico volvió a alzarse con
desde varios frentes, llevando al presidente Al tra el gobierno y después de la rendición, algu
fonsín a fustigar, en un discurso, a los fimda nos grupos que le eran adictos pasaron “a la
mentalismos y reivindicar la defensa de la de clandestinidad”. También fracasaría el intento
mocracia sobre principios éticos (23 de de copamiento del Aeroparque metropolitano
marzo) y al general Ríos Ereñú a insistir, tam realizado por un grupo de militares retirados
bién, en la voluntad del Ejército de someterse y civiles de orientación extremista. En la causa
estrictamente a los mandatos de la Constitu que se les siguió, hacia fin del año, se pedirían
ción (26 de marzo). penas entre siete y quince años de prisión.
La visita de Iuan Pablo Il a la Argentina Otras cuestiones mantuvieron en vilo la
impuso un paréntesis que, a los pocos días de tensión militar; entre ellas, el intento de desli
cerrado, dejó paso a nuevas tensiones que cul garse de sus responsabilidades en la represión
minaron con el copamiento de la Escuela de de los años del Proceso del general Guillermo
Infantería de Campo de Mayo (16 de abril, Suárez Mason, traído al país al conceder Esta
Jueves Santo) por obra del teniente coronel dos Unidos su extradición; el nuevo alzamien
Aldo Rico, acompañado de oficiales y subofi to que duró cuarenta y ocho horas (del 2 al 4
ciales -se los conocer-ía como “carapintadas”-, de diciembre) del coronel Mohamed Alí Sei
muchos de los cuales pertenecían a cuerpos de neldín, vuelto de Panamá, donde se lo había
comando. Reclamaban, básicamente, una so destinado como agregado militar, en medio
lución política para la cuestión de los juicios a del repudio de todos los sectores y el saldo de
integrantes de fuerzas militares o de seguri dos civiles y un policía muertos y más de cua
dad. Los partidos políticos y la ciudadanía en renta heridos, y el levantamiento armado del
general apoyaron al gobierno y, sobre todo, grupo comando Albatros de la Prefectura co
quedó explícito el consenso respecto del soste nectado con Seineldin, que fue dado de baja
nimiento del sistema político y un rechazo en su totalidad. Como consecuencia de todo
frontal al golpe como solución para las crisis. esto, hubo reemplazos en la cúpula militar,
Algunas acciones del Presidente para conjurar mientras arreciaban las críticas y las demandas
la crisis dividieron los apoyos el último día (19 de la oposición y de los organismos de dere
de abril, Domingo de Pascua), pues atribuyen chos humanos. Un mes más tarde, en la terce
do a Alfonsín una disposición negociadora ra semana de enero de 1989 ocurrió el copa
para con los sublevados, muchos se retiraron miento del Regimiento 3 de Infantería con
de la Plaza de Mayo, cuando ya algunos se ha asiento en La Tablada, consecuencia de una
bían negado a firmar un documento de com acción realizada por el Movimiento Todos por
promiso democrático suscripto en la mañana la Patria, de extrema izquierda, donde quedó
de Pascua por autoridades y representantes de un saldo de ocho militares, un policía y 28 305
ADENDA
irregulares muertos. Se creó el Consejo de Se condenas y procesos contra centenares de mi
guridad Nacional y el Presidente asumió per litares y civiles, entre los que se contaban res
sonalmente la dirección del organismo. Mien ponsables de violaciones a los derechos huma
tras corrían las suposiciones acerca de los nos, terroristas, amotinados y autores de la
posibles autores del copamiento, la cúpula mi guerra de Malvinas. Quedaron exceptuados
litar y el ministro Iaunarena coincidían en se por el momento Videla, Massera, Viola, Lam
ñalar la necesidad de castigar a Rico y a Seinel bruschini, Camps, Suárez Mason y Firmenich,
dín por contribuir a la agitación del ambiente quienes serían indultados, finalmente, como
político-militar y Menem hizo pública su in así también Iuan Pablo Ricchieri, por decreto
tención de resolver esta cuestión en un senti del 29 de diciembre de 1990, y se descartó por
do diferente al manifestado por las declaracio completo una amnistía para los atacantes de
nes de las autoridades. Con un nuevo cambio La Tablada. El juicio a estos últimos concluiría
en la jefatura de Estado Mayor del Ejército, se con condena a cadena perpetua para los trece
llamó a la obediencia a las leyes y se señaló la procesados que estaban dentro del cuartel y
conveniencia de un indulto o amnistía para con prisión de 10 a 20 años para los siete que
“restañar los espíritus”. Por otra parte, ante la se habían quedado afuera. Enrique Gorriarán
reconciliación que predicaba la Iglesia, secto Merlo, cabeza del copamiento, que había con
res del gobierno y de la propia institución ob seguido escapar, sería capturado en México en
servaron y declararon que ella nada tenía que 1995 y procesado, para culminar en un juicio
ver con indultos o amnistías. La posibilidad de sustanciado dos años más tarde, por cuya sen
que los hubiera, generaba muchas disidencias tencia recibió prisión perpetua y su ex esposa,
en todos los sectores y por su irnplementa Ana Sívori, también juzgada, fue condenada a
ción, sobre la que no coincidían, Menem y Al 18 años de cárcel (julio de 1997). El caso de La
fonsín volvieron a reunirse. De todas maneras, Tablada se convertiría (2000) en una cuestión
el presidente Menem decidió cerrar todos los de Estado con compromiso para los tres pode
juicios y sumarios del Ejército para que la je res y para los partidos políticos mayoritarios.
fatura de Estado Mayor pudiera resolver caso La reforma de la ley de Defensa de la Demo
por caso. Hubo renuncias y pronunciamientos cracia, que buscaba la habilitación de una se
a favor de la medida, pero con diferencias en gtmda instancia de enjuiciamiento, no prospe
cuanto a los efectos sociales y de conciencia ró y, después de tres meses de huelga de
que ésta tendría y los merecimientos de quie hambre de los prisioneros, el presidente de la
nes iban a recibirlos. El Presidente no escati República se vería obligado a pedir la inter
mó esfuerzos en pos de zanjar esta cuestión y, vención de la Corte Suprema.
como un gesto que simbolizaba, en sus pro Los primeros meses de 1990 no reflejaron
pias palabras, “la unión definitiva de los ar la calma que se esperaba; hubo cambios en la
gentinos”, se trajeron de regreso al país los res cartera de Defensa y una marcha multitudina
tos de Rosas. Entre líneas, esto se leyó como ria recorrió las calles de Buenos Aires para re
una preparación del terreno para otorgar el chazar el anunciado indulto, convirtiéndose
indulto, como finalmente se hizo a través de en el primer gran acto opositor (marzo). Des
306 una serie de decretos que dejaron sin efecto de la Iglesia se abogó por una ley de remisión
CRÓNICA 1983-2000
o disminución de penas que sirviera a los fines del indulto (junio). Dos meses después, la
de una pacificación nacional pero en otras Corte Suprema avalaba los indultos a militares
instancias el poder político osciló entre la apli procesados por violaciones de los derechos
cación de medidas que frenaran las apetencias humanos. En tanto causas relativas a derechos
militares en diferentes órdenes y los gestos humanos, hay muchas que prosiguen, por un
tendientes a lograr algún tipo de reparación lado, porque se han cruzado con ellas las inter
del vínculo entre civiles y militares. Un nuevo venciones de la justicia de otros países y existe
levantamiento “carapintada” obligó a la decla consenso social e institucional en el ámbito
ración del estado de sitio en la misma madru internacional para llevarlas hasta las últimas
gada de los hechos y en pocas horas fue con consecuencias y la Argentina, por otra parte,
trolado, aunque al precio de trece muertos se ha comprometido al cumplimiento de esas
—cinco de ellos civiles—, decenas de heridos soluciones por la firma de pactos internacio
—algunos de ellos periodistas- y más de tres nales que, además, a partir de la reforma de
cientos detenidos -muchos de ellos, civiles—. 1994, tienen status constitucional y, por otro,
El Presidente rechazó diversos ofrecirnientos porque gran parte de ellas se refieren a acusa
de mediación y actuó sin demoras para con ciones por robo de niños y éstas no prescri
trolar una situación de la que había sido ad ben. En tal sentido, son las que permitieron
vertido por la SIDE y por el propio Seineldín, regresar a la condición de presos a Jorge R. Vi
cabeza del alzamiento que contó con la adhe dela, Emilio E. Massera y Guillermo Suárez
sión de Aldo Rico. Mason, entre otros, a partir de iniciativas judi
Con un recurrente rechazo a los indultos ciales sustanciadas en 1998. Por otra parte, un
otorgados a fines de 1990 se llegó a septiembre grupo de diputados del FREPASO (enero de
de 1991, mes en que el Consejo Supremo de 1998) presentó un proyecto para derogar las
las Fuerzas Armadas y la Cámara Federal juz leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
garon a los responsables del último levanta Otras dos situaciones en la última década
miento “carapintada” Tras cuatro meses de del siglo enfrentaron a civiles y militares. En
juicio oral, se sentenció a prisión perpetua a 1994, la muerte del conscripto Omar Carras
Seineldín y se impusieron penas de 25 meses a co, en un cuartel de Zapala, despertó la reac
20 años al resto de los responsables del alza ción de la opinión pública por el homicidio y
miento. Un mes después, en octubre, el gene por las maniobras de encubrimiento que ro
ral Martín Balza se hizo cargo del Ejército, pu dearon el hecho. Así se aceleraron la deroga
so fin a las disensiones con el poder político y ción, por decreto (agosto) del servicio militar
tendió un puente hacia los militares más críti obligatorio y su reemplazo, a través de una ley
cos y hacia la sociedad civil al admitir que la (diciembre), por un sistema de voluntariado,
improvisación había reinado en la guerra de cuando todavía se sustanciaban las acciones
Malvinas. Por otra parte, el tema del indulto judiciales a que había dado lugar el caso. A
volvió al tapete con su corte de irritaciones e partir de 1995, por la venta ilegal de armas a
indignaciones, cuando Mario E. Firmenich, en Ecuador y más tarde a Croacia se desató un es
una larga entrevista televisada, admitió que cándalo derivado en una investigación judicial
había habido un pacto con Menem a cambio que comprometió a mucha gente, envolvió en 307
ADEN DA
el caso el estallido de los arsenales de Río Ter clave de toda la gestión. Pese a todos los esfuer
cero ocurrido a fines de 1995, con la consi zos de sucesivos equipos económicos, se de
guiente secuela de muertos y heridos y una sembocaría en un proceso hiperinflacionario,
reacción social de proporciones, y también cuya consecuencia fue la salida del gobierno
arrastró la renuncia del ministro de Defensa, antes de que se completara el mandato del pre
Oscar Camilión en 1996 (julio), entre otras sidente Alfonsín. Algunos acuerdos consegui
muchas consecuencias que se prolongarían en dos para refinanciar la deuda no implicaron,
el tiempo hasta rebasar el final del siglo, invo sin embargo, un freno para su aumento; a prin
lucrando cada vez a más personas, civiles y cipios del año siguiente, cambió la cúpula eco
militares, particulares, funcionarios y autori nómica y Iuan Vital Sourrouille reemplazó a
dades de hasta los más altos rangos. Bemardo Grinspun (febrero). El empobreci
miento de vastos sectores de la población y el
incremento del “cuentapropismo” como solu
ECONOMÍA Y SOCIEDAD ción para combatir las dificultades económicas,
crecieron de ta.l manera que la situación llevó a.l
En el orden económico, la constitución del Presidente, en un acto en Plaza de Mayo (26 de
Consejo Económico Social (21 de diciembre abril), a anunciar que se asumía “una economía
de 1983) fue una las primeras medidas que to de guerra” y se tomarían medidas de fondo pa
mó el nuevo gobierno. Ya en 1984, en la Cá ra combatir la crisis. La aprobación (marzo) e
mara de Diputados se aprobó (24 de febrero) implementación del Plan Alimentario Nacio
la ley de reordenamiento sindical, que pasada nal (PAN) con la entrega regular de cajas de ali
al Senado en marzo, fue rechazada. El fracaso mentos entre la gente de menores recursos y el
con esta ley le costó la renuncia al ministro de restablecimiento del aporte patronal para el
Trabajo y Previsión Social, Antonio Mucci Fondo Nacional de la Vivienda, apenas obra
(abril). De allí en más, la situación económica ban como paliaúvos. Finalmente, se hizo el
y social iría creciendo en tensión, circunstan anuncio (14 de junio) de un plan de austeridad
cia que se mantendría a lo largo de toda la ges estricta y se creó una nueva moneda, el austral,
tión de Raúl Alfonsín. Después del primer pa cuya equivalencia se fijó en l austral = 1000 pe
ro general (3 de septiembre), la CGT volvió a sos argentinos y 0,80 centavos de dólar y se irn
la mesa de negociaciones. Ya antes el gobierno plementó un sistema de desagio para los pagos
había tratado de desarrollar una política de a plazos. El plan tuvo el apoyo de los consurni
concertación con todos los gremios, al tiempo dores y el acuerdo de los empresarios; la infla
que soportaba autuacuartelamient -s de fuer ción se detuvo, pero por muy poco tiempo.
zas policiales del Interior que también recla Respecto de la sociedad en esta coyuntura,
maban por la situación económica. El sindica el índice de desocupación no reflejaba el em
lista Hugo Barrionuevo llegó como nuevo pobrecimiento de amplios sectores de la po
ministro de Trabajo (octubre). blación. En cambio, la confrontación del go
Los resultados económicos de 1984 in bierno con la CGT durante los primeros seis
cluían saldos favorables en el comercio exterior, meses de 1985 reveló la fragilidad de la cues
308 pero sería la inflación uno de los indicadores tión salarial y la central obrera se retiró varias
CRONICA 1983-2000
veces de la mesa de negociaciones, en medio Como el año anterior y por los mismos
de una situación agravada por desastres clima motivos, 1987 se inició con un paro general
tológicos ocurridos en distintos lugares del (26 de enero) que, no obstante, no logró adhe
país. Un paro convocado por la CGT (23 de sión unánime y reveló discrepancias y divisio
mayo) tuvo acatamiento parcial y culminó nes en el movimiento obrero y arrastró la re
con una concentración multitudinaria en la nuncia del ministro de Trabajo (24 de marzo).
Plaza de Mayo. Hacia fines del año se inicia En su lugar asumió (31 de marzo), designado
rían conversaciones con Saúl Ubaldini, secre por el Presidente, el dirigente sindical de Luz y
tario general de la central sindical (diciem Fuerza, Carlos Alderete, del “grupo de los 15”.
bre). Los paros generales, que al concluir el La marcha general del país durante el resto del
mandato de Alfonsín sumaron trece, fueron la año, a la luz de los acontecimientos políticos,
modalidad preferida por la central obrera pa más allá de la cuestión económica, desembo
ra ejercer presión sobre el gobierno y con caría en un comienzo de 1988 con más infla
tribuyeron, en una medida considerable, a su ción, mientras varias provincias con adminis
finalización anticipada. Justamente, el co traciones peronistas se manifestaron en
mienzo de 1986 se enfrentó a dos de estos pa situación crítica: Salta, Catamarca, La Rioja y
ros, basados en reclamaciones por el costo de Tucumán. Por otro lado, en tanto los sectores
vida y los bajos salarios, mientras crecían las empresarios se quejaban por las medidas
preocupaciones y las advertencias de la mano aperturistas, los impuestos y las tasas de inte
del periodismo y de los especialistas por el in rés, todos los bloques políticos votaron la ley
cremento de la marginalidad social, especial de coparticipación federal, aunque ello no irn
mente entre los niños y los adolescentes. pidió que algunos gobernadores se enfrenta
En materia de legislación, dos normas vi ran por el tratamiento diferente que se dispen
nieron a regular situaciones pendientes de so saba a algunas provincias en detrimento de
lución. Se sancionó la ley de filiación, tutela y otras. Hubo amagos de conflictos laborales
patria potestad (25 de septiembre), que resul con bancarios, señaleros, mecánicos, portua
taba compartida entre ambos progenitores; a rios, personal de Aerolíneas y de la construc
partir de ella y por la misma norma se equipa ción que, finalmente, se disolvieron. La Unión
raban en sus efectos las filiaciones matrimo de Obreros de la Construcción de la Repúbli
nial, extramatrimonial y adoptiva. Por otra ca Argentina (UOCRA) había inaugurado una
parte, se sancionó la ley que entendía en el nueva forma de protesta, que con los años ga
ejercicio profesional de la psicología en la Ca nar-ía significativa adhesión: el corte de rutas.
pital Federal, Tierra del Fuego y otros territo Seguían funcionando las paritarias libres y el
rios nacionales (27 de septiembre). gobierno, por otra parte, había creado el Con
El debate sobre el proyecto de ley de divor sejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (enero),
cio concitó el interés de la ciudadanía y reins que se constituiría oficialmente al mes si
taló una de las polémicas más fuertes entre la guiente. El sector patronal propuso un piso sa
Iglesia y el Estado, que se prolongó con posi larial de 450 australes; el gobierno ofreció 550,
ciones cada vez más duras hasta la sanción de cifra que, finalmente, la CGT aceptó. Por otra
finitiva de la ley (3 de junio de 1987). parte, mientras el ministro Rodolfo Terragno 309
ADENDA
anunciaba los primeros pasos hacia lo que presiones, como el rechazo de acuerdos con el
más tarde sería la privatización de Aerolíneas Banco Mundial. Para completar el cuadro de
Argentinas, los aumentos de tarifas se daban tensión económica y social que vivía el país se
quincenalmente, las autoridades denunciaban sumó una persistente falta de Huvias desde
los perjuicios causados por la evasión fiscal, mediados del año, que obligó al presidente Al
las provincias seguían reclamando fondos al fonsín, a comienzos de 1989, a declarar la
Estado nacional y se cerraban los bancos de “emergencia eléctrica” por la sequía excesiva
Salta y Tucumán. de muchos de los ríos que alimentan las cen
Durante 1988 se aprobó la ley de Asocia trales energéticas. No obstante, con ser un da
ciones Profesionales. La insistencia presiden to crucial, no fue este el que signó a fondo los
cial en la reforma del Estado, en la moderniza meses que corrieron hasta las elecciones presi
ción, la reducción del déficit fiscal y las denciales y la entrega anticipada del gobierno
privatizaciones, encontró dificultades para se a los triunfadores. El Banco Central, frente al
guir adelante frente al crecimiento de las de incremento de la salida de reservas, abandonó
mandas sectoriales y las dificultades para que el sostén del tipo de cambio; medida a la que
el peronismo diera quorum en el Senado para acompañó el inesperado feriado cambiario
tratar el paquete de medidas impositivas y decretado el 6 de febrero, que sacudió a la opi
convalidar la sanción que en Diputados había nión pública. Se desdobló el mercado contro
tenido la ley de Promoción Industrial. De cara lado en un sector comercial, otro especial y
a las dificultades, el Presidente declaró que la otro libre. Catorce provincias justicialistas en
crisis no se resolvía con un cambio de hom juiciaron al gobierno por la coparticipación
bres y que el ministro Sourrouille lo acompa federal del impuesto a los combustibles; el go
ñaría hasta el fin de su mandato e hizo anun biemo bajó gastos, aumentó las tasas y sola
cios económicos que se conocerían como el mente las empresas energéticas recibieron
Plan Primavera. Con excepción de la UIA y la aportes del Tesoro nacional. Después de un
Cámara de Comercio, que apoyaron las medi nuevo feriado cambiario, los exportadores ob
das antiinflacionarias, los representantes de tuvieron una concesión para liquidar el 20%
otros sectores económicos y sindicales y parti de las exportaciones con el dólar libre, en un
dos políticos opositores las rechazaron de pla momento de auge de la venta de granos por el
no. La CGT abandonó el Consejo del Salario e incremento de las compras de trigo de China
impulsó otro paro general (9 de septiembre) y la Unión Soviética. Con anuncios sobre in
que concluyó en enfrentamientos entre secto versiones de la compañía petrolera estadouni
res antagónicos del sindicalismo peronista, dense Texaco en la Argentina; aumento del
entre manifestantes y policías y con acciones dólar, la CGT suspendiendo los paros hasta
depredatorias contra varios comercios de la que pasaran los comicios presidenciales, la re
calle Florida y la Avenida de Mayo. Tres meses marcación de precios en los supermercados y
después, al cumplirse el quinto aniversario del los comentarios acerca de la cifra de dólares
retorno de la vigencia constitucional, la CGT que guardaban los particulares, cayó el equipo
decretó otro paro general acompañado de un económico (marzo). Cuando la designación
310 lock-our, esto, además de ejercer otro tipo de de Juan Carlos Pugliese no pudo detener la es
CRONICA 1983-2000
con críticas a la gestión económica y otras cionarios y entrega de bonos solidarios a deso
áreas del gobierno, que el propio Presidente cupados, una solución que no alcanzó para re
presentó en una reunión de gabinete (no vertir la distancia de las dos centrales obreras
viembre) y más medidas de emergencia que y reunirlas en la firma de un pacto de unidad
provocaron la caída del ministro Néstor Rapa sindical con el Presidente; lo hicieron, pero
nelli y su reemplazo al frente de Economía por por separado. En medio de estas circunstan
Antonio Erman González, hombre de con cias pasaron por Buenos Aires los presidentes
fianza de Menem. Con esto, si bien se liquida electos de Brasil, Fernando Collor de Melo y
ba el vínculo establecido por el Presidente, al de Uruguay, Luis Lacalle, mientras George
comienzo de su gestión, con el grupo Bunge y Bush daba respaldo al plan económico de Me
Born, se procuró sostener la alianza con los nem. Por otra parte, se producía el lanzamien
sectores empresarios, liberando los precios, to de las privatizaciones de ENTEL y Aerolí
aun a sabiendas de que se tocaba el programa neas Argentinas, que provocaron la reacción
antiinflacionario, al tiempo que el intento de de los respectivos gremios, en tanto el Senado
imponer una conducción compartida a la sancionaba la Ley Penal Tributaria con fuertes
CGT se manifestaba como otra expresión de la penas para los grandes deudores.
crisis, al igual que diversos paros de transpor Paros, protestas y conflictos nacionales, re
te, especialmente una huelga ferroviaria cuya gionales y locales jalonarían todo al año, pro
secuela fueron trescientos despidos y una vocando cruces de acusaciones entre funcio
amenaza presidencial sobre el cierre de rama narios, por un lado, e impugnaciones sobre la
les que pararan. idoneidad y transparencia en el cumplimiento
El año 1990 se inició con subas de precios, de sus gestiones, por otro. Situaciones conflic
escasez de nafta y de medicamentos, aumentos tivas a las que se agregaron la declaración del
de tarifas eléctricas, de obras sanitarias, de te “estado de emergencia alimentaria, sanitaria,
léfonos y del dólar, que implicaron otro pico asistencial, habitacional y administrativa” en
hiperinflacionario y con el canje forzoso —Plan el ámbito del Ministerio de Salud y Acción So
Bonex o Erman II- de plazos fijos y depósitos cial (abril), la inminencia del cierre de cuaren
en caja de ahorro existentes al 28 de diciembre ta y una sucursales del Banco Nacional de De
de 1989 y los títulos de deuda interna del Es sarrollo (BANADE) y la protesta frente al
tado por títulos públicos en dólares a diez Congreso de los empleados estatales en el mo
años, medida que afectó a jubilados, coopera mento en que se produciría la primera reu
doras escolares y ahorristas de toda clase y dis nión del Consejo del Salario con el nuevo go
ponibilidad económica. En febrero, pese a las bierno. En las provincias, por otra parte, había
promesas oficiales de contener la emisión de resistencia a aplicar los ajustes; se produjeron
moneda, la compra de divisas por parte del renuncias de gobernadores, se pidió la de al
Banco Central expandió la masa monetaria, gún otro y se hicieron cuestionamientos a di
generó desconfianza y mantuvo elevada la de ferentes administraciones. Con Domingo Ca
manda de dólares. La divisa norteamericana vallo al frente del Ministerio de Economía y el
llegó, en ese mes, a los 4.000 australes. La cri anuncio de un severo plan de ajuste se inició
312 sis implicó, además, nuevas renuncias de fun 1991. Las provincias reiteraron su reclamo a la
CRONICA 1983-2000
Nación, pero ésta lo condícionó a la sanción aquel origen en la Argentina, con el agregado
de la ley tributaria, más rigurosa aún en la am de que las empresas que sintieran afectados
pliación de la presión impositiva. Frente a es sus intereses en el país podrían recurrir a un
ta situación, la CGT-Azopardo y otros sectores árbitro internacional en lugar de someterse a
sindicales agudizaron críticas y protestas. La la justicia argentina. Con la vista puesta en las
situación provocó recambio de funcionarios, relaciones internacionales, a ocho meses de
al tiempo que el ministro Cavallo envió al distancia de la Conferencia Mundial del Me
Congreso un proyecto de ley que disponía la dio Ambiente en Río de Janeiro, ECO 92, se
libre convertibilidad del austral por el dólar. El creó la Secretaría de Medio Ambiente, a cuyo
Plan de Convertibilidad comenzó a regir a frente se designó a María Julia Alsogaray. En
partir de abril de ese año y su vigencia se pro los últimos meses del año, aunque con mode
longaría por más de diez años. Cuando el ración, la Conferencia Episcopal Argentina
Censo Nacional (1991) registraba una pobla mostró su preocupación por las dificultades
ción total de 32.370.298 personas y un creci acarreadas por el ajuste y, a pesar de la oposi
miento demográfico del 15,8% en once años, ción del radicalismo, se sancionó una nueva
los conflictos sociales continuaban arrecian ley de empleo que incluyó nuevos tipos de
do; el gobierno, por añadidura, terminaría ad contrataciones.
virtiendo que declararía ilegal toda huelga “La Argentina vuelve a tener peso”, es decir
contra la reforma del Estado. Mientras el mi el peso convertible uno a uno con el dólar.
nistro de Economía manifestaba una preocu 1992 se inauguró con billetes nuevos, cuyo di
pación creciente por las cifras de la recauda seño incorporó una galería de gobernantes ar
ción fiscal y las provincias se notificaban de gentinos que incluyó, por primera vez, la efi
que deberían vivir con sus recursos, el emba gie de Juan Manuel de Rosas en el aún más
jador de Estados Unidos, Terence Todman, novedoso papel de veinte pesos. Se registraron
reiteraba las seguridades de que la Argentina señales de aumento del consumo, del creci
accedería al Plan Brady y en el Congreso se miento de los depósitos en dólares en los ban
sancionaba una reforma previsional que per cos locales, pero también se aumentó el IVA y
mitiría un poco de alivio al castigado sector de se tomaron más medidas de ajuste que prepa
los jubilados. Por otro lado, se anunciaron las raron el camino para un nuevo acuerdo con el
etapas para la reforma financiera y un cambio FMI, que se firmaría en abril, indispensable
de moneda. Para sorpresa del oficialismo en el para cumplir las metas exigidas para acceder
Congreso y con el rechazo de la oposición, el al plan Brady, cuyo ingreso formal se firmaría
gobierno convirtió en decreto una serie de en diciembre. En orden a las privatizaciones,
medidas para desregular el comercio, el traba la Cámara de Diputados aprobó la de Gas del
jo y a los profesionales; se eliminaron las jun Estado y a lo largo del año se acelerarían los
tas de Granos y Carnes y se anunció el plan de tiempos de este proceso que incluyó -servicios
ventas de las empresas del Estado. En su viaje eléctricos, ferrocarriles y obras sanitarias:
a los Estados Unidos, el Presidente presentó Quedaban pendientes los casos de Aerolíneas
un plan petrolero y firmó acuerdos con su par Argentinas —entorpecido por la incidencia de
de aquel país para garantizar las inversiones de accidentes, suspensión de vuelos y denuncias 313
ADEN DA
de los usuarios- y de YPF, considerado como cloacales. Sería, y no por corto tiempo, el más
uno de los más importantes del mundo, que se acuciante problema sanitario que enfrentar-ía
privatizaría en 1993 y se completaría en 1999. el país en la última década del siglo XX. En
El plan de privatizaciones concretado desde otro orden de cosas, la CGT navegaba entre
1991 hasta 1993 incluyó, además, áreas centra una simpatía condicionada hacia el gobierno y
les de petróleo, empresas de electricidad, cen la oposición franca, lo que alimentaria una
trales hidroeléctricas, empresas transportado nueva confrontación en medio de opiniones
ras y distribuidoras de gas, productoras de divididas respecto de la fuerza efectiva de dis
acero, unidades portuarias y elevadores de la tintas vertientes del sindicalismo, situación de
Junta Nacional de Granos. Entre 1994 y 1999, la que el gobierno decidió sacar partido, apro
las ventas se ampliaron a la Caja Nacional de vechando para insistir en la implementación
Ahorro y Seguro, el Banco Hipotecario Nacio de la flexibilidad laboral y la reforma previsio
nal, empresas de transporte marítimo y flu nal, que se aprobaría después de un trámite
vial, fábricas militares y aeropuertos. El cua más que dificultoso (septiembre). Tiempo
dro, por otra parte, se completó con diversas después, Diputados aprobaba una ley de Con
concesiones: entre 1990 y 1993, los corredores venciones Colectivas de Trabajo que contrade
viales y accesos a la Capital Federal; entre 1991 cía la cláusula de productividad en las nego
y 1995, los subterráneos de Buenos Aires y lí ciaciones salariales, cuyo veto prometió el
neas de ferrocarriles; entre 1992 y 1994, el Poder Ejecutivo al día siguiente de la sanción.
mercado de hacienda de Liniers, obras sanita Las medidas tomadas por el gobierno en el
rias, los elevadores terminales de la Capital Fe orden económico y financiero, cuestionadas
deral, la provincia de Buenos Aires y Rosario; en diversos ámbitos tanto desde el punto de
áreas de YCF y los hipódromos, y en 1995, el vista técnico como ideológico, tuvieron la vir
peaje de los ríos Paraná y de la Plata. La rela tud, no obstante, de brindar una apertura y
ción de la Nación con las provincias y la discu una desregulación del mercado que convirtió
sión del presupuesto para 1993 fueron fuente al país en un polo atractivo para las inversio
de mayores tensiones: en el primer caso, a cau nes. Las cosas cambiarían a partir del segundo
sa de nuevos recortes en la coparticipación fe semestre de 1994, cuando la afluencia de capi
deral y en el segundo, porque volvía al primer tales comenzó a mermar como consecuencia
plano la discusión por el gasto social y la con del aumento de las tasas de interés en el mer
frontación entre funcionarios del área econó cado internacional y se advirtió que, en el or
mica, que redundaron en las opiniones de los den interno, se había privilegiado el consumo
expertos que advertían una “dolarización” de a la inversión. Con la vista puesta en la situa
la economía. ción internacional, la Argentina sufrió, a prin
Desde el punto de vista social, cien años cipios de 1995, el “efecto Tequila”, denomina
después de haberse vencido al cólera, una nue ción coloquial de las consecuencias de la
va epidemia se desató en Salta (febrero), irn devaluación aplicada por México, país que ha
pulsada por una situación de extrema pobreza bía aplicado a su economía un recetario simi
y emergencia severa en materia de higiene: 18 lar al de Cavallo. Como en cascada, se retira
314‘ millones de personas carecían de servicios ron los activos financieros, aumentaron las
CRONICA 1933-2000
Hong Kong (octubre), no dejó país sin com cunstancia, con una deuda externa que a fines
prometer y la Argentina debió enfrentar su de 1999 sumó 144.784 millones de dólares.
cuota de consecuencias. Mayores dificultades Tanto el proyecto de presupuesto del ministro
y mayores costos para financiar la deuda pú Femández como las modificaciones que apor
blica, más problemas para exportar por la ge taria el equipo económico de la Alianza, triun
neralización de procesos recesivos o de deva fante en las elecciones de renovación presi
luación monetaria que implicó que los dencial, incluían un fuerte ajuste repartido
compradores de productos argentinos restrin entre incrementos tributarios y reducción del
gieran su demanda, especialmente Brasil, y gasto público. Con comentarios coincidentes
consumidores locales menos propensos a con acerca de que lo peor de la crisis había sido su
traer deudas por efecto de la incertidumbre perado, que repuntaban levemente los precios
general y, sobre todo, el aumento de las tasas internacionales y que se contaba con apoyo
de interés. Los efectos de esta crisis perdura extemo para llevar a cabo el ajuste fiscal, el
rían a lo largo de 1998 y si, por un lado, los nuevo gobierno parecía contar con algunos
ahorristas buscaron protección con el consa puntos a su favor. Sin embargo, no resultó así
bido recurso de refugiarse en el dólar, por y el primer año de gestión recorrió un camino
otro, se estancaron los depósitos bancarios; se que comenzó con una suba de impuestos que
restringió el crédito, también por la contrac recayó, principalmente, sobre la clase media,
ción del financiamiento externo y cayeron los agregó rebajas salariales, por decreto, en el sec
precios de los bienes exportables lo que afecta tor público, recortes de gastos en el Estado,
ría los resultados de la balanza comercial. Por cambios en el sistema previsional y desregula
otro lado, disminuyó la actividad industrial ción delas obras sociales. No obstante respon
—automotores, síderurgia, productos quími der con ello a las presiones de los inversores fi
cos, textiles y para la construcción—, contra nancieros, el resultado fue la continuación de
yéndose también las importaciones y afectan una recesión que llevó a la Argentina, hacia fi
do el mercado laboral al frenar la creación de nes de 2000, prácticamente a la cesación de
puestos de trabajo. En cuanto a las cuentas pú pagos y sin que la ayuda externa estuviera dis
blicas, la disminución de la recaudación fiscal puesta a extender su mano, una vez más. Para
obligó a realizar un recorte significativo del mayor abundancia de problemas, se confirmó
gasto público y a aumentar la presión tributa la presencia de aftosa en el ganado argentino,
ria, medida esta última, de difícil pero impres lo que obligó al sacrificio de un número eleva
cindible irnplementación. El último año del do de vacunos y a enfrentarse, una vez más,
gobierno de Carlos Menem señaló con más con la prohibición, por parte de Estados Uni
crudeza que nunca hasta dónde las decisiones, dos, de ingreso de carnes argentinas en sus
no solamente económicas, sino también polí mercados. Con esfuerzo, después de buscar
ticas reforzaron los lazos con el FMI y la reac socorro en el mercado financiero local donde
ción de los mercados durante los diez años las tasas de interés eran altísimas, el gobierno,
que sumaron sus presidencias. De esta mane finalmente, negoció un préstamo externo ex
ra, quien lo sucedería en el poder vería condi traordinario, conocido como “el blindaje”, pa
316 cionado su diseño económico por esta cir ra el que se unieron los aportes del FMI, del
CRÓNICA 1983-2000
Banco Mundial, del BID y los Tesoros de va organizada por el Foro Multisectorial, una
rias naciones. Como contrapartida, las autori agrupación nacida de la iniciativa del PREPA
dades propusieron congelar el gasto fiscal por SO que reunió a los principales partidos opo
cinco años, para lo que se firmó con las pro sitores como la UCR y Nueva Dirigencia, re
vincias -menos con Santa Cruz— un pacto que presentaciones obreras como la CTA y el
consignaba estas condiciones. La medida más MTA, otras de las pequeñas y medianas em
importante sería, sin embargo, la propuesta presas y la FUA. Un apagón de cinco minutos
para el área previsional, donde se ideó elirni y la gente en la calle haciendo sonar las cace
nar para los futuros jubilados la Prestación rolas, con un acatamiento del 60% en todo el
Básica Universal (PBU), haber a cargo del Es país, fueron los primeros pasos, seguidos, días
tado para todos los jubilados con más de después, por un paro con movilización convo
treinta años de aportes pertenecientes al sec cado por la CGT y otras organizaciones sindi
tor público o al privado. Se agudizaría así la cales (septiembre). De hecho, para 1997, las
confrontación social, correlato inevitable de estadísticas señalarían que más de la mitad de
las medidas económicas. los trabajadores se encontraba “en negro”, su
En 1996, el gobierno de Menem había su bocupada o desocupada y que el trabajador fi
frido cirnbronazos en el orden económico y jo con sueldo estable y cobertura social apenas
político; también había ocurrido en el orden alcanzaba al 30% de la fuerza laboral y que en
social con la ruptura de la alianza entre el sin el término de un año habían crecido en más
dicalismo y el menemismo. El antecedente in del 100% los empleos temporales en progra
mediato de las protestas fue la decisión de irn mas transitorios como Trabajar, Forestar, Ser
plementar por decreto un sistema más vicios Comunitarios y otros. No por nada, a
restrictivo de asignaciones familiares y la apli partir de este año 1997 comenzaría a exten
cación de impuestos al plus salarial otorgado derse una nueva protesta social, con cortes de
con tickets de consumo. En lo profundo, las rutas a cargo de grupos que terminarían por
causas remitían al envío al Congreso de dos ser conocidos como “piqueteros”, y que irían
proyectos referidos a la “flexibilización labo conformando con el tiempo, un verdadero
ral” y al régimen de despidos e indemnizacio movimiento nacional, expresivo de la “nueva
nes. El corazón de las propuestas atentaba pobreza”. También, desde el retorno a la nor
contra la mayor protección de los derechos del malidad constitucional y, en la medida que el
trabajador ampliada o instaurada desde hacía Estado fue desentendiéndose de muchas ac
más de cincuenta años en el país y se conver ciones que tradicionalmente habían abonado
tían en una fuente segura de “precarización” su papel de articulador fimdamental del orden
laboral, tal como sostenía el argumento cen social, crecieron en número y rango de activi
tral de las reclamaciones. Los actos recordato dad una serie de organizaciones no guberna
rios del golpe de Estado de 1976, en marzo, ya mentales que se hicieron cargo de ellas. Estos
habían sido, además, una manifestación gene y otros ámbitos de participación ciudadana
ralizada de protesta por la situación económi crearon espacios y redes de contención y solí
ca y social. A un paro nacional convocado en daridad social encargadas de una amplia gama
agosto, se sumó, un mes más tarde, la protesta de cuestiones que abarcan, entre otras cosas, 317
ADEN DA
alimentación, salud, educación, esparcimien bríos de las nuevas formas de protesta social
to, defensa de los derechos del consumidor. (mayo). La aprobación de esta ley se constitu
Por otro lado, los organismos de defensa de los yó, por otra parte, en el detonante de una cri
derechos humanos y conservación y preserva sis política e institucional, con desplazamien
ción de la memoria colectiva contribuyeron tos de funcionarios, promoción de juicio a
en gran medida a crear, ampliar y consolidar varios senadores y, por fin, la renuncia del vi
ese tejido solidario. cepresidente de la Nación, Carlos Alvarez. Es
Después de tres años de confrontaciones y ta cuestión se reveló emblemática en el campo
tironeos, la reforma laboral que redujo las in del problema de la corrupción, verdadera en
demnizaciones para los trabajadores con me crucijada entre política, economía y sociedad,
nor antigüedad y suprirnió los contratos pro como se ha dicho, cuyos entretelones se venían
movidos, fue aprobada en 1998, aunque con ventilando desde 1988, por lo menos. Los ca
críticas y el veto presidencial sobre algunas de sos pusieron en entredicho instituciones, or
sus disposiciones referidas a causales de despi ganismos nacionales, provinciales y locales,
do, realización de convenios y acuerdos referi funcionarios y autoridades de todo rango,
dos a regímenes jubilatorios complementa particulares, empresas, bancos, civiles y mili
rios. Por otra parte, la desregulación del tares y la Justicia se vio inundada por causas
sistema de cobertura de salud, que apuntó a largas y complejas, la mayoría de las cuales es
una de las áreas más sensibles del sector sindi tá aún pendiente de resolución. Por otro lado,
cal, el control de las obras sociales, abrió un algunos de estos casos, por la índole de lo ocu
debate que enfrentó a aquél con los defensores rrido, fueron fuente de una movilización so
del sistema de medicina prepaga y cuajó, por cial, donde la sociedad misma se constituyó en
primera vez, aunque la discusión no se cerró, juez y produjo su propia sentencia condenato
en la posibilidad de que la gente pudiera cam ria antes que la justicia, poniendo al descu
biar de obra social sindical. Con cifras que re bierto su descontento profundo por la falta de
velaron un aún más alarmante crecimiento de seguridad jurídica, y de respuestas válidas, por
la desocupación, se llegó al cambio de gobier parte de los poderes públicos, frente a proble
no y con éste, una nueva reforma laboral de mas que la afectaron gravemente. Al respecto,
trás de la que asomaba la decisión de bajar sa las reacciones por la muerte de la estudiante
larios. La ley desarticulaba, definitivamente, el María Soledad Morales (1990) en Catamarca,
principio de los convenios colectivos de traba los atentados a la embajada de Israel (1992) y
jo (abril). Se polarizó la opinión pública; los a la AMIA (1994) en Buenos Aires, y el asesi
empresarios y los organismos internacionales nato del fotógrafo periodístico Iosé Luis Cabe
brindaron su adhesión a la reforma, en tanto zas (1997) en el balneario de Pinamar, provin
que el sector sindical se dividió entre la CGT cia de Buenos Aires, aparecen como algunos
oficial (Rodolfo Daer) que la apoyó y la CGT de los símbolos más relevantes del poder de la
rebelde (Hugo Moyano) que la rechazó, como sociedad frente a las dilaciones y omisiones
también lo hizo la CTA (Víctor De Gennaro). del Estado en el cumplimiento inexcusable de
Antes de un mes, por otro lado, estallaría un sus obligaciones. En algimos casos, las senten
318 conflicto en el Noroeste que renovaría los cias para los culpables terminarían por llegar,
CRÓNICA 1983-2000
después de ocho años (1998) para el crimen esos países o tratados como el de Maastricht
de Morales, tres años después (2000) para el con sus implicancias para el orden económico
homicidio de Cabezas; en otros, como los y político europeo, condicionaron muchas de
atentados mencionados, siguen esperando. cisiones argentinas en materia de relaciones
exteriores. En Asia, la prolongación de conflic
tos como el de Medio Oriente, la retirada de la
LAS RELACIONES INTERNACIONALES. Unión Soviética de Afganistán, los cambios en
Los VIAJES PRESIDENCIALES la China comunista, sus nuevas relaciones eco
nómicas con los Estados Unidos, los acuerdos
En orden a las relaciones internacionales, con Gran Bretaña para liquidar la cuestión de
la Argentina debió actuar en el marco de una Hong Kong, la política migratoria de Corea del
aceleración creciente de cambios mundiales. Sur, la confrontación entre Irán e Irak, la gue
Numerosos viajes realizados por los presiden rra del Golfo y todos los compromisos y ali
tes Alfonsín y Menem que gravitaron sobre sus neamientos internacionales que ellas supusie
respectivas gestiones, formaron parte de las ron, cuyas derivaciones llegan hasta la
modificaciones en la definición de la política actualidad, también influyeron sobre cursos de
exterior nacional. No se trató de visitas al ex acción exterior de la Argentina. En África, los
tranjero meramente protocolares sino que, en procesos de consolidación nacional derivados
más de una oportunidad, por un lado, se jugó de la conflictiva descolonización del continen
el peso de la figura presidencial para negociar te, con su secuela de guerras tribales, el retiro
y firmar acuerdos, y por otro, se comprometió de Cuba de Angola y el final del aparïheid en
al país en participaciones y mediaciones que Sudáfrica, generaron una reorganización de las
no siguieron sus líneas tradicionales en mate relaciones mundiales y también argentinas con
ria de vinculaciones externas. la región. En América Latina, a pesar de que
La desarticulación de la Unión Soviética, poco a poco la mayoría de los países fueron re
un proceso que se fue acelerando durante la componiendo y normalizando su vida institu
década de 1980 y el hito del 9 de noviembre de cional y constitucional sobre bases democráti
1989, fecha de la caída del muro de Berlín que cas, las tensiones en las relaciones con Estados
marcaron el fin de la “guerra fría” ante la eufo Unidos articuladas por los problemas de las
ria del mundo, no alcanzaron para suprimir de respectivas deudas externas, la cuestión del
él la violencia generalizada, el aumento del te narcotráfico, el caso de Cuba, la difícil solución
rrorismo internacional, las “fronteras calien de distintos focos de violencia regional o en
tes” y la guerra en muchos puntos del planeta. frentamientos bélicos —Perú-Ecuador (1995),
En Europa, el renacimiento de los naciona por ejemplo- la formación de distintos blo
lismos más crudos, tras la caída del poder so ques regionales para la defensa económica y las
viético, con su corte de guerras sangrientas, cuestiones pendientes en materia de límites
migraciones y expresiones de diversos funda con países vecinos, impusieron e imponen su
mentalismos religiosos, el ingreso de España y lógica al diseño de la política exterior.
de Gran Bretaña en la Comunidad Europea, la Durante el primer año de gobierno de Al
caída del conservadorismo en el segundo de fonsín se liquidó la cuestión del canal Beagle. 319
ADEN DA
parte de una gira que comprendió también elegido presidente de la Asamblea de este or
Chile y Uruguay, fue el acontecimiento del ganismo por 91 votos contra 66. La consoli
año tanto en el orden pastoral como en mate dación de acuerdos con Brasil, Chile e Italia
ria de relaciones exteriores. El Pontífice visitó durante el mes de agosto se vería reforzada: en
Buenos Aires, Bahía Blanca, Viedma, Mendo lo concerniente a América, por la participa
za, Córdoba, Tucumán, Salta, Corrientes, Pa ción presidencial en la reunión del Grupo de
raná y Rosario, donde pronunció diversas alo los 8 realizada en Punta del Este en octubre,
cuciones en las que la reconciliación nacional donde se acordó como meta alcanzar el diálo
y la indisolubilidad del matrimonio fueron el go directo con Estados Unidos, y en noviem
tema recurrente. Para 1988, la agenda de los bre con la visita de los presidentes de Brasil y
viajes presidenciales incluyó a España (enero) Uruguay para tratar más asuntos concernien
donde Alfonsín suscribió un acta con las ba tes a la futura integración de un mercado co
ses para acuerdos de cooperación entre los mún entre los tres países; con referencia a Eu
dos países, que implicaría, además, inversio ropa, por la gira de Alfonsín a Alemania y a
nes españolas en la Argentina para el período Italia con una escala en Madrid (noviembre),
1988-1992, y a su regreso se reunió con los donde se dio impulso al Tratado de Relación
presidentes de Brasil, José Sarney y de Uru Asociativa con Italia y se anudaron compro
guay, Iulio M. Sanguinetti, porque este último misos de inversiones alemanas.
país se incorporaba al tratado de integración El año 1989 traería, con el nuevo gobierno,
existente entre las otras dos naciones, destina cambios y continuidades con respecto al dise
do a la formación de un mercado común en ño de las relaciones exteriores argentinas. El
los años siguientes. Más tarde, con Brasil presidente Menem viajó a Belgrado para la
(abril) se alcanzaron coincidencias básicas en Conferencia de Países No Alineados, donde
materia de política nuclear tendientes a irnpe ratificó los derechos argentinos sobre Malvi
dir el desarrollo de una posible carrera arma nas. Por otra parte, ofreció su mediación entre
mentista de ese carácter en América Latina. Palestina y Líbano, para lo que contaba con el
Mientras la concesión de nuevas licencias de aval árabe israelí, producto de sus conversa
pesca para la zona de Malvinas provocaba ciones con el líder palestino Yaser Arafat. Co
nuevas reacciones contra Inglaterra, apoyadas mo su antecesor, en España se reunió con Fe
por las democracias de América Latina, un ar lipe González. En Estados Unidos, ante la
gentino, Iosé María Ruda, resultaba elegido Asamblea de la ONU, aseguró que daría los
presidente de la Corte Internacional de La pasos necesarios para reanudar relaciones con
Haya (febrero). Estados Unidos y China fue Gran Bretaña, además de establecer lazos
ron los destinos presidenciales en abril y ma amistosos con el presidente Bush (septiem
yo y en la intervención en la ONU (junio), Al bre). Un mes después, Menem ofreció y se
fonsín reiteró la posición argentina sobre las aceptaron sus “buenos oficios” para componer
Malvinas, su rechazo a dejar de lado la cues la situación entre Daniel Ortega y los “con
tión de la soberanía y su disposición para ini tras” en Nicaragua, país al que viajó después
ciar un diálogo amplio con Gran Bretaña; pa de asistir a la reunión de presidentes convoca
ra septiembre, el canciller Caputo sería da por Costa Rica. Ya en el segundo año de su 321
ADENDA
gestión, el presidente Menem dio impulso a la tras tanto, el canciller Domingo Cavallo con
idea de enviar tropas al Golfo Pérsico, ante la seguía llevar a buen puerto la firma de un con
invasión de Kuwait por Irak. En una entrevis venio pesquero con Gran Bretaña en la zona
ta con el ministro de Energía de Kuwait en el de “soberanía disputada". A comienzos de
exilio, se confirmó que se enviarían tropas ar 1992, con el beneplácito de la comunidad ju
gentinas al Golfo Pérsico, aunque no las hu día, se levantó el secreto que pesaba sobre la
biera pedido la ONU, misión de paz que se pa documentación relativa a los refugiados nazis,
garía por un fondo especialmente creado por en vísperas de la gira europea del presidente
la comunidad internacional. Esta decisión de Menem que incluiría una presentación ante el
alinearse con Occidente, en el marco de una Parlamento Europeo (febrero). En mayo si
fuerza multilateral, la tomó sin consultar con guiente, realizó una visita a Medio Oriente; en
sus vecinos de la región, con los que se acaba Arabia Saudita anunció que la Argentina no
ban de firmar acuerdos de integración regio exportaría tecnología nuclear y que acordaría
nal. El canciller se vio obligado a convalidar la con Turquía la financiación del reactor nu
opción de acompañar a Estados Unidos y a los clear que se le había vendido. La firma del Tra
países árabes; en el Congreso, por su parte, el tado de No Proliferación Nuclear completó el
sector menemista tuvo que hacer un gran es énfasis puesto en la decisión argentina de no
fuerzo para contrarrestar las críticas de la opo confrontar con Estados Unidos en ese terreno.
sición, acicateadas por el ahora diputado radi Por lo que concieme a América Latina, Me
cal Dante Caputo (septiembre). Menem no nem viajó a Chile en el mes de agosto, sin lle
tuvo éxito en Washington con el equipo eco var la ratificación del Congreso -trabada por
nómico norteamericano cuando reclamó por la negativa de algtmos diputados peronistas
los subsidios a la producción de granos. Con de los acuerdos con el país trasandino por los
una escala en Caracas (octubre), el Presidente hielos continentales. Algunos puntos negati
emprendió una gira europea durante la cual se vos en materia de relaciones exteriores los
entrevistó con el Papa —tendría otras entrevis aportó el escándalo desatado por los gastos
tas especiales en 1997 y 1998- y en los países excesivos y la mala calidad del stand con que
del Este con Iaruzelski, Lech Walesa y Mikhail participó el país en la exposición de Sevilla
Gorbachov. De viaje por Asia (noviembre), el conmemorativa del quinto centenario del des
Presidente asistió a la coronación del empera cubrimiento de América. Como compensa
dor Akihito en Japón. En China visitó la Gran ción, a los ojos de la comunidad intemacional,
Muralla y se entrevistó con diferentes autori se incrementó la colaboración militar argenti
dades. En otras ocasiones volvería al Lejano na en la ex Yugoslavia (junio). El año se cerró
Oriente para visitar, por ejemplo, Malasia e con las visitas a Buenos Aires de Henry Kissin
Indonesia (1996), Vietnam, Tailandia, Singa ger y Mikhail Gorbachov.
pur (1997) y nuevamente Iapón (1998) A su En julio de 1993, Menem realizó una visi
regreso, se reunió con Collor de Melo, en Foz ta oficial a Estados Unidos, donde se entrevis
do Iguacú, para firmar acuerdos de salvaguar tó con Bill Clinton, presidente desde noviem
da nuclear, parte de un programa iniciado por bre del año anterior, ocasión en que se
322 los antecesores de ambos presidentes. Mien convalidaron las buenas relaciones entre los
CRÓNICA 1983-2000
dos países. Se anunció el cambio de embaja nuaron siendo los únicos sobre los que se po
dor norteamericano para la Argentina, cargo día negociar, esta visita era un logro significa
que ocuparía James Check, hombre cercano al tivo que se completó con la firma de un acuer
ex presidente Iames Carter. El desmantela do (julio de 1999) en Londres, por el que se
miento del misil Cóndor II formó parte de la retomaron las comunicaciones entre el conti
agenda de conversaciones y se anudaron nente y las islas Malvinas y se levantó la veda
acuerdos para su efectivización. En otro orden al ingreso de argentinos al archipiélago. La de
de asuntos, el canciller Guido Di Tella se ocu tención de Augusto Pinochet en la capital bri
pó de la reducción de la zona de exclusión de tánica indujo a Chile a aliarse con la Argenti
Malvinas e intentó flexibilizar la intransigen na para presionar por la cuestión de las islas, a
cia de los isleños frente a las relaciones con los cambio de la solidaridad de esta última para
argentinos. En Río de Janeiro se realizó la Se revertir el pedido de extradición que pesaba
gunda Cumbre Iberoamericana sin que se sobre el militar chileno. La exigencia chilena,
concretara un encuentro entre Menem y Cas compartida por brasileños y uruguayos, acer
tro, con el que se especulaba. La agenda de via ca de que los vuelos semanales a Malvinas de
jes del Presidente fue siempre más que nutrida bían hacer escala en territorio argentino, había
y sus recorridos cubrieron los cinco continen logrado sentar a los isleños a la mesa de las ne
tes. Hubo visitas oficiales como las efectuadas gociaciones para superar el aislamiento y la
a Italia y Brasil (1997), otras destinadas a la falta de aprovisionamiento que tal situación
captación de inversiones como en el viaje a les acarreaba. La cuestión de la soberanía con
Noruega, Suecia y Finlandia (1998), algtmas tinuaría pendiente y el canciller de la nueva
para asistir a reuniones internacionales como gestión, Adalberto Rodríguez Giavarini, im
las asambleas ordinarias o extraordinarias de prirniría un estilo diferente al tratamiento del
la ONU en Nueva York (1997-1998), el Grupo tema, señalando que la prioridad del gobierno
Río en Paraguay y el Foro Económico del Mer argentino sería negociar el caso directamente
cosur en San Pablo (1997); el Foro Económico con Gran Bretaña.
de Davos en Suiza, la Cumbre de las Américas La gestión del presidente Menem cerró
en Santiago de Chile y la VIII Cumbre Iberoa por fin, casi al concluir su período, la contro
mericana de Iefes de Estado en Oporto (1998) versia con Chile por los hielos continentales.
o la primera visita de un presidente argentino Se abandonaron los principios seguidos en
a Gran Bretaña, después de la guerra de Mal 1991 cuando se firmó un tratado que acorda
vinas (1998), que aportó la firma de seis ba una línea poligonal que no satisfizo a nin
acuerdos de cooperación en defensa, trans guna de las partes, estancando negociaciones
porte, comercio, inversiones, deportes, educa que no mejoraron cuando el fallo arbitral de
ción y actividades espaciales, además de reafir una Comisión Internacional favoreció a la Ar
marse la promesa británica de ablandar el gentina en la porción territorial conocida co
embargo de armas dispuesto por Londres en mo Laguna del Desierto (1994). Se trazó así
1982. Luego de la reanudación de las relacio una nueva línea que retomaba la considera
nes diplomáticas entre los dos países (1990), ción de las altas cumbres para fijar los límites.
cuando el tema de la pesca y el petróleo conti Aceptada a uno y otro lado de la cordillera, el 323
ADEN DA
acuerdo quedó aprobado el mismo día (3 de retirado el embajador después del episodio de
junio de 1999) en forma casi simultánea por el Ginebra y haría un nuevo nombramiento pa
Senado argentino y la Cámara de Diputados ra Buenos Aires después de esta cumbre (no
chilena. viembre) y, por fin, viajó a Costa Rica, a Méxi
En la misma línea que habían seguido sus co para la asunción de Vicente Fox y a Brasil
predecesores, Fernando de la Rúa atendió una para participar de la cumbre de mandatarios
nutrida agenda de viajes internacionales que del Mercosur (diciembre).
se desarrollaron a lo largo de su primer año de
gestión. Participó del Foro del Holocausto en
Suecia y del Foro Económico Mundial en Da EDUCACIÓN, CIENCIA Y CULTURA
vos (enero); asistió a las asunciones de mando
de los presidentes de Chile y Uruguay (mar Estos ámbitos constituyeron otra de las
zo); estuvo en Paraguay para brindar el apoyo urdimbres donde las agujas de la políüca, la
argentino al proceso de democratización de economía y la sociedad tejieron una trama de
esa nación (mayo); participó de diversas cum diseño abigarrado y complejo. A la gestión de
bres en Alemania, Colombia y Egipto, además Alfonsín le tocó devolver al sistema educativo,
de reunirse con el presidente Bill Clinton en científico y cultural una andadura regida por
Estados Unidos, país con el que se mantendría la expresión y la participación libre y plural,
la misma línea de relaciones estrechas vigente sostenidas por una reorganización institucio
hasta ese momento (junio). En ese sentido, ya nal del sector que resguardara esos principios
dos meses antes había alineado sus decisiones básicos contenidos en la Constitución Nacio
con el país del Norte, reiterando, también, po nal. Además de medidas relativas a la norma
siciones de su antecesor al votar por la conde lización de los cuatro niveles del sistema edu
na de Cuba en la Comisión de Derechos Hu cativo, ya en el primer año de gestión se creó
manos de la ONU, durante una reunión la Comisión Nacional de Alfabetización y
llevada a cabo en Ginebra; tomó parte en una Educación Permanente destinada a resolver
cumbre de mandatarios latinoamericanos en los problemas del analfabetismo y la deserción
Brasil; se entrevistó con los presidentes salien escolar. Al cabo de tres años de gobierno se ha
te y electo en Méidco, asistió a la Cumbre del bía incrementado el número de escuelas de
Milenio en la ONU en Nueva York, se entre enseñanza media en las diversas modalidades
vistó en Canadá con el premier de ese país y de bachillerato y educación técnica que de
realizó una visita oficial a la República Popu pendían de la Dirección de Enseñanza Media
lar China en busca de inversiones (septiem (DINEM) y del Consejo Nacional de Educa
bre); estuvo en la reunión de la SIP en Chile e ción Técnica, respectivamente. También se
hizo una visita de Estado a España (octubre); creó la Dirección Nacional de Enseñanza Su
visitó Bolivia y entrevistó al presidente Hugo perior, a cuyo cargo quedó la formación, ac
Banzer, además de participar en la primera tualización y perfeccionamiento docente, para
cumbre iberoamericana en Panamá, donde re lo cual se crearon, en todo el país, 46 carreras
cibió fuerte apoyo para la gestión económica y para esa categoría y 15 para no docentes. En
324 acercó posiciones con Fidel Castro, que había orden a la apertura de espacios de participa
CRÓNICA 1983-2000
los años previos al retorno constitucional; las ma del “cuentapropismo “ reinante. Prolifera
pujas por el diseño de una política científica ron, por otra parte, los espectáculos gratuitos
nacional inexorablemente unido a la pelea por o de muy bajo costo. En cuanto a los canales
un mayor presupuesto; la determinación del formales de expresión cultural, aumentó la
perfil que regiría las relaciones entre el CONI producción cinematográfica local que apeló a
CET y las universidades en orden a la promo temas históricos —Camila de María Luisa
ción y apoyo económico-financiero a la inves Bemberg; Asesinato en el Senado de la Nación
tigación. La mayoría de sus investigadores se de Juan Iosé Iusid— o a aquellos que daban
desempeña como docente en las universidades cuenta de episodios de los últimos años más
nacionales y subyacía el problema de articular conflictivos del país -Los chicos de la guerra de
convenientemente el sistema de dedicaciones Bebe Kamin; La historia oficial de Luis Puen
de ambas instituciones, no solamente por in zo; El exilio de Gardel de Fernando “Pino” So
cumbencias de orden académico sino como lanas—. Las salas del Teatro Nacional Cervantes
estrategia, discutible y discutida, para paliar la y del Municipal General San Martín ofrecie
tradicional penuria presupuestaria que ca ron buenas temporadas, con obras de autores
racteriza al área y la determinación de las rela nacionales que mejoraron las oportunidades
ciones con el sector privado como posible laborales de los actores del medio. Por otra
aportante al presupuesto científico y los condi parte, se recibió la visita de diversas compa
cionamientos que esa relación podría imponer ñías extranjeras de reconocido prestigio tanto
a la política científica. latinoamericanas como europeas. El Teatro
El tenor del presupuesto educativo y el Colón, entre tanto, fue centro de una polémi
consiguiente deterioro salarial enfrentaría, ca, aún vigente, sobre el uso de la sala para es
más de una vez, a la docencia con las autorida pectáculos de música popular, más allá de
des nacionales, provinciales y municipales. Al conservar su carácter de teatro de ópera, de
respecto, uno de los más prolongados conflic conciertos de música clásica y espectáculos de
tos (1988) dejó al descubierto la confronta ballet del mismo rango.
ción interna del poder político y económico También se amplió la oferta de programas
en lo concerniente a la competencia de la Na radiales y televisivos, pero acompañada de las
ción y de las provincias para resolver el con quejas por la falta de promoción de la música
flicto, dados los porcentajes de maestros y popular de origen nacional, a su poca difusión
profesores que dependían de cada una de esas en esos medios, salvo el caso del rock, mejor
jurisdicciones. considerado. Esto no irnpediría, sin embargo,
Las ciudades más grandes del país —sobre que la visita y los recitales de reconocidos mú
todo, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosa sicos y conjuntos latinoamericanos y europeos
rio y Tucurnán- asistieron por estos años a tuvieran la mejor acogida.
una apertura cultural que puso en las calles y En contraste con esta apertura -y a pesar
plazas a artistas y artesanos, abriendo más es del franco repunte de la circulación de diarios
pacios de participación e integración social y y revistas, tanto en el interior como en la Ca
comunitaria. Una modalidad que, mirada des pital, consignado por las estadísticas del Insti
326 de otra perspectiva, era reveladora de otra for tuto Verificador de Circulaciones—, los infor
CRÓNICA 1983-2000
temporáneo del Teatro San Martín y ofrecie implicó reequipamiento técnico, redirnensio
ron una muestra de teatro nacional y extran namiento de los planteles de personal, reorga
jero de excelente nivel. En cuanto a la música nización de la relación con productores, di
popular, asociada a esta modalidad cultural, rectores y actores, cambio en las modalidades
tres recitales masivos y gratuitos realizados en administrativas y pautas publicitarias, com
la avenida Nueve de Julio en ocasión del cen petencia con la aparición de empresas de tele
tenario del nacimiento de Carlos Gardel visión por cable, entre otras muchas cuestio
(1990), reunieron a 250.000 personas para es nes que atañen a ese medio, y el surgimiento
cuchar baladas, rock y tango. de un fenómeno cultural que abre insospe
En otro orden de cuestiones referidas al chadas vías de análisis. Por último, la venta de
ámbito de la cultura durante esta década, por libros en los supermercados y la proliferación
un lado, el teatro vio consagrada una larga as de centros comerciales, "shoppings", que in
piración de los actores con la sanción y regla cluyen salas cinematográficas, en el conurba
mentación de la Ley Nacional de Teatro no bonaerense y en las ciudades grandes del
(1997); por otro, la gestión cultural (2000), a resto del país, han creado otros espacios cul
la luz de la recurrente crisis económica y a te turales que modificaron muchos hábitos en
nor de los espacios ganados por la tendencia al ese terreno.
logro de apoyos privados para salir adelante, En materia de educación, durante las pre
impulsó proyectos concernientes a la sanción sidencias de Carlos Menem se dio curso a un
de una ley de mecenazgo, aún pendiente de proyecto de traspaso de la educación primaria
solución. En lo concerniente al cine, el saldo y secundaria de jurisdicción nacional a las ju
de la década reveló el ascenso de una genera risdicciones de la Capital Federal y de las pro
ción joven con formación profesional capaz vincias (1992), que formó parte de los renova
de renovar la producción nacional. En cuanto dos debates sobre el sector que jalonarían la
a la literatura y otros géneros, creció y se di década, a parür de la sanción y promulgación
versificó la producción; se adjudicaron con ra de la ley 24.196, Federal de Educación. Un
zonable regularidad los premios nacionales y Pacto Federal Educativo (septiembre de 1994)
la Argentina obtuvo, a través de prestigiosos convalidaría, con la firma de todas las jurisdic
escritores, varios premios internacionales, en ciones, los principios de la reforma que apun
tre los cuales figura el Cervantes, a Adolfo taron a una modificación curricular en lo con
Bioy Casares (1991). cerniente a ciclos educativos y sus contenidos
En cuanto a los medios, los avances de la y a la implementación de un sistema de capa
informática convirtieron a la red en otro me citación y actualización permanente de los do
dio periodístico capaz de instalar temas y pri centes y otro que habilite la evaluación de la
micias, utilizado como otra herramienta por calidad educativa tanto de los profesores co
la propia prensa escrita e incorporado como mo de las propuestas institucionales, ya sean
fuente y emisor de información, también por de gestión estatal o privada. Sin embargo, su
los medios audiovisuales. El desarrollo de la aplicación no se hizo efectiva y menos sirnul
televisión a partir de su inclusión en la políti táneamente en todas las jurisdicciones y sigue
328 ca de privatización aplicada por el gobierno, pendiente en la Capital Federal por múltiples
CRÓNICA 1933-2000
El último conflicto del siglo se desataría a dida a la expansión de los sistemas informáti
partir de la renovación presidencial de 1999, cos. La reacción no se hizo esperar y la comu
cuando cambió la conducción del área cientí nidad científica se movilizó en defensa de un
fica y se designó al frente de la que entonces sistema y un organismo, que aun con sus de
pasaba a denominarse Secretaría para la Tec fectos y penurias seguía sirviendo a los objeti
nología, la Ciencia y la Innovación Productiva, vos fijados al momento de su creación, cuaren
al licenciado Dante Caputo. Su proyecto de ta años antes. La crisis provocaría la caída del
promoción científica atacaba, en lo principal, secretario de Ciencia y Técnica y habría que
las bases del sistema conformado por el CONI destinar nuevos esfuerzos a restañar las conse
CET para reforzar la incumbencia universita cuencias de los renovados desacuerdos y desa
ria en el sector y daba una significación desme ciertos en materia de política científica.
331
AUTORIDADES POLITICAS NACIONALES
(1810-2000)“
' AUTOR: Sergio Galiana. Profesor en Historia. Universidad de Buenos Aires. 333
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1958/1961"
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1963/1966
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1973
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1983/1989
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1989/1999’
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1854/1855
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1856
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1857
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1858/1859
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Guru/mmm DEC/unan:
1860
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1861
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1924-1925 DE LAS CARRERAS, FRANCISCO
FERREYRA, ANDRES
10/06/1865-28/04/ 1870
1925 DEL CARRIL, SALVADOR MARIA
SUSSINI, MIGUEL
1 1/07/1870-26/09/ 1877
1926-1927 BARROS PAzOS, IOSE
01/ 10/ 1877-23/ l 1/0877
FERREYRA, ANDRES
1928-1930 GOROSTIAGA, IOSE BENJAMIN
14/01/1878-10/08/1887
CAFFERATA, IUAN FELIX
1932-1933 VICTORICA. BENJAMIN
10/08/ 1887- 1 5/06/ 1892
FRESCO (H), MANUEL A.
1934-1935 PAz, BENJAMIN
NOEL, CARLOS M.
13/07/1892-08/1 1/ 1902
1936-1937 BAzAN, ABEL
19/06/1903-24/ 10/ 1903
KAISER, JUAN G.
1938/1939 BERMEJO, ANTONIO
NOEL, CARLOS M.
18/05/1905-18/10/ 1929
1940 FIGUEROA ALCORTA, IOSE
03/10/1930-27/ 12/1931 341
ADENDA
NOTAS
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Ltda., 1937; TAU ANzoATEcUI, VIcroR, Formación del Es Justo lose Urquiza delegó el ejercicio del cargo en el Vi
tado Federal Argentino 1820-1852, 2' ed., Buenos Aires, cepresidente Salvador Maria Del Carril en numerosas
Ed. Perrot, 1996; VIzOsO GoRosTIAcA, MANUEL, Diccio ocasiones; algunas veces por períodos de varios meses.
nario y Cronologia Histórica Americana, Buenos Aires, n-I Q . Su renuncia al cargo de Presidente no fue presentada al
ocurrido el 02/01/1868. Hasta el regreso de Mitre del 22. Sanción de la Constitución Nacional el 10/05/1819
teatro de operaciones estuvieron a cargo del P.E.N. los . Sanción de la Constitución Nacional el 24/12/1826
ministros de estado en acuerdo general, Esta particular ION) ¡BU! . Ocupó la titularidad del P.E.N. en forma interina
situación contribuyó a impulsar la sanción de la Ley de 25. Ocupó la titularidad del P.E.N. en forma interina
Acefalía por el Congreso Nacional el 19/09/ 1868. .Para una nómina completa de los miembros de la
v Ü . Del 13/09/1975 al 23/10/1975 el presidente del Senado Corte Suprema de Justicia de la Nación véase ALFON
Italo Argentino Luder estuvo a cargo del P.E.N. por li so SANTIAGO (h), "Historia de la Corte Suprema Ar
cencia de la titular gentina. Algunos lineamientos básicos y fuentes para
. Pasó a asumir la titularidad del P.E.N. su estudio" en El Derecho N° 10363, Bs. A5., 22 de oc
. Sanción del Estatuto Provisorio de las Provincias Uni tubre de 2001.
das, 27/02/1813 . Presidente provisional.
343
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
ÍNDICE DE MATERIAS*
(srcuo xvr) 23
PRIMERA PARTE
LA ARGENTINA ABORIGEN. LAcoNQUrsrA ESPAÑOLA
Introducción
El escenario y las estrategias adaptativas
Las etapas y períodos del proceso cultural
vemáculo
Los hombres Capturadores de energía
Ernesto I. A. Maeder 25
primitivo 25 de la etapa paleoindia (8000 a.c.) 86
El espacio geográfico y el poblamiento Agricultores y pastores tribales del Período
aborigen 27
Prehistoria y distribución de la población
Formativo Inferior
(600 a.c.-500 d.c.)
Los señorios teocráticos del Período
87
y Portugal 30
La expansión atlántica de España Medio (500-800 d.c.) 91
argentino 32
La conquista y organización del territorio
Los cacicazgos serniurbanos del Período
Tardío (800- 1470 d.c.)
El imperio inca (1471-1536 d.c.)
Cultura, desarrollo y cambio cultural
93
97
La planicie chaqueña 46
Uruguay l. Los vestigios más antiguos
Etapa temprana: cazadores-recolectores
del Holoceno temprano y medio 113
Selvas y parques mesopotámicos 49 Uruguay u. Diversificación de ámbitos 113
Cuyo
Los yOasis
las sierras centrales52
andinos 50 Humaitá. Inicio de la explotación
del bosque de araucarias 115
las sierras centrales y los oasis pobres 54 Ivaí. Poblarniento de los saltos 116
La región parnpeana 55 Etapa media: cazadores-recolectores
del Holoceno tardío ll7
La Patagonia y el extremo austral S8
Orientación bibliográfica 62 Salto grande. Primeros vestigios
de cerámica 118
2. La biodiversidad amerindia
Susana Alicia Salceda - Marta Graciela Méndez 65 Esperanza. Aprovechamiento de diversos
no dilucidada 65
La oscura llegada. Una aventura aún ecosistemas
Taquara. Asentamientos con “casas pozo”
Los paleoamerindios o contingentes Ribereña paranaense. Ocupación
de cazadores y recolectores 68 de las costas bajas e islas
fisica del indio 71
Lo biológico y lo cultural en la imagen Vieira. Los “cer-ritos de indios"
Ibicueña. Cazadores-pescadores-recolectores
con arraigo 72
Los neoamerindios o los agricultores Etapa tardía: horticultores aldeanos
Tupiguarani. Difusión de la agricultura
' AUToRA: Karin Gran-nmatico. Profesora en Historia. Universidad de Buenos Aires.
lNDlCES GENERALES DE LA OBRA
287
de Islam 353
De las Canarias a las Azores. La sombra
Nobleza '
La monarquía y las estructuras nobiliarias
299
299
299
o1a atracción
señorial? 359
La colonización sistemática: ¿feudal
Gitanos Develando
El el espacio 373
descubrimiento 373
Los esclavos
La iglesia. Fuerza, dinamismo, religiosidad El primer ordenamiento del espacio 374
Predicación y catequesis
Inquisición del Río de la Plata 377
Don Pedro de Mendoza. adelantado
332
del Perú 393
Reorganización y ocupación del espacio 393
El nuevo ordenamiento: el Virreinato
Magallanes —
Las exploraciones
En la Patagonia y Tierra del Fuego
342
345
346
de Irala 413
Configuración del proyecto 411
Desde la perspectiva litoraleña: la propuesta
Río de la plata
Patagonia y Malvinas 40
Orientación bibliográfica
5. La sociedad hispano-criolla
César A. García Belsunce
145
149
Vías de comunicación y medios de transportes 40 En el siglo xvu 150
Orientación bibliográfica 45 El Tucumán 150
2. Las ciudades y el medio rural El Río de la Plata y Buenos Aires 157
Alberto de Paula - Ramón gutiérra 47 Cuyo 160
Desarrollo de los espacios públicos 49 En el siglo xvu! 161
La arquitectura doméstica 5-1 El tucumán 162
La arquitectura pública S5 Cuyo 165
Los profesionales de la arquitectura 57 Buenos aires 166
Arquitectura regional 59 Durante el Virreinato 170
Modelos altemativos a la traza convencional
hipanoamericana 61 Salta del Tucumán _
Córdoba del Tucumán
170
172
Otros poblados de origen funcional 62 Buenos Aires 173
Asentamiento del medio nrral 64 Orientación bibliográfica 178
La cultura urbana y arquitectónica 6. La sociedad indígena
poblados 68
en el Río de la Plata al crearse el Virreinato 67
La planificación del territorio y los pequeños
y proyecciones 71
El plan para Patagonia, objetivos
ciudades 79
Las fundaciones de Sobre Monte 78
las mejores edilicias en las principales
Orientación bibliográfica 84
La otra población de los espados indios:
portugueses y sectores marginales
El trabajo indígena en las haciendas
Esclavitud y deportaciones
201
203
204
U3
Susana R. Frías92
El Noroeste 89
. 1a expansión de la población Los proyectos de colonización
Orientación bibliográfica
204
206
Siglo xvm 99
EL DERECHO
Expansión de población y ruralización.
7. La Monarquía. Poder central
La estructura de la pobladón 104
La regiónchileno
Período cuyana 105
105 y poderes locales
Víctor Tau Anzoátegui 211
El Litoral
La estructura 109
de población 108
La monarquía española: esplendor
y declinación
Títulos para la dominación política
2ll
213
El población en los siglos XVI-xv1l 109 ¿Provincias reinos y colonias? 216
La estructura de la población lll El rey: símbolo y poder 218
El poblamiento del litoral en el siglo XVIII 114 El aparato gubemativo: su estructura 220
' La estructura de la población 117 El gobiemo provincial y local 224
Las misiones guaraníticas 119 Los comienzos 224
Las características más destacadas l 19 La organización en el actual territorio
Orientadón bibliográfica 121 argenüno 226 351
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Corrientes 56
Autoridades edesiásticas
Miguel Angel De Marco (h)
Diócesis del Río de la Plata (con sede
439
Chaco Ríos57
Buenos Aires y Capital Federal 55
Entre
Misiones 57
57
en Asunción)
Diócesis del Tucumán (con sede
en Santiago del Estero)
Diócesis de Tucumán ( con sede
441
442 Cuyo
Formosa58
Mendoza
S8
59
San Juan S9
en Córdoba, 1699- 1704)
Diócesis de la Santísima Trinidad del puerto
de Buenos Aires (con sede en esa ciudad)
San Luis 59
Patagonia 60
Diócesis de Salta (con sede en esa ciudad)
Si? Río Negro
Neuquén 60
60
Colaboradores del tomo lll
Santa Cniz
Chubut 60 60
TOMO IV
Tierra del Fuego 61
Islas Malvinas 61
TERCERA PARTE
LA CONFIGURACIÓN DE LA RHUBUCA
INDEPENDIENTE 1810-c.l9l4
Introducción
Sexo y edad 61
Estructura y composición de la población 6l
Composición étnica 64
Miguel Ángel De Marco
Transformaciones sociales
13
14
17
Fecundidad 70
68
Actividad económica de la población 65
Mortalidad
la dimensión politica
[a emancipación 18 Orientación bibliográfica 74
La Dictadura
[a caída de Rosas
20
21 Fernando Devoto 77
2. la inmigración
Litoral 122
Diferencias regionales e independencia 120
Crecimiento de la población
Crecimiento regional
Distribución de la población
El interior
47
50
SO
identidad 124
Nuevas responsabiliades y una renovada
233
napoleónica
la Guerra de Chile en las pampas 169 La desaparición de la España Borbónica.
Expediciones y Tratados. La época de Rosas 170 La constitución de Bayona. Las Indias
Después de Caseros 172 en la encrucijada 233
y de Roca 173
La ejecución de los planes de Alsina
Patagonia
por 175
las campañas militares 174 La continuidad de una política insoportable
para América 242
Noroeste 182
la actitud de los grupos indigenas móviles
ante la expansión de la sociedad nacional 181
271
271
La proyección y defensa de la Revolución
Pérdida de identidad de las comunidades 184 Revolución, milicia y sociedad 272
Orientación bibliográfica 185 Conductores y pensamiento militar 273
6. La ciudad y sus transfonnaciones Material de guerra. Características. Obtención 276
Ramón Gutiérra - Alberto Nicolini 189 Teatros de Operaciones 278
279
El proceso de urbanización
de la Confederación Argentina 191 El nuevo comando de la expedición
las transformaciones intemas de las ciudades 193 y el avance hacia el norte 279
Las nuevas topologías urbanas 197 La reacción realista y la revolución
Colonias agrícolas 197
Poblados de ferrocarril 198
en el Alto Perú 280
De Suipacha al Desaguadero. Armisticio 281
La ciudad de la transfonnación agro-industrial 199 La batalla de Huaqui o del Desaguadero 283
Las ciudades de nueva fundación 199 La expedición al Paraguay 284
Los elementos de la estructura urbana 200 Las designaciones de Manuel Belgrano 284
La red ferroviaria y de tranvías. Su impacto Organización de la expedición y marcha
en el territorio y en las ciudades 201 al Paraguay 284
El "boulevard" y la formación de las avenidas 203 Franqueo del Paraná. Avance en territorio
Las avenidas diagonales 205 paraguayo. Paraguan, Tacuarí y resultados 286
El paisajismo en las plazas y los parques 208 La fuerza marítima de Buenos Aires.
Tejido e infraestructura urbanos 211 El revés de San Nicolás 287
El ensanche de los barrios y la periferia urbana 212 Las operaciones en Entre Rios
Casa de campo, quintas y ciudades de veraneo 212 y la Banda Oriental 288
Orientación bibliográfica 215 La revolución en Entre Ríos. Las guerrillas
enuerrianas 288
I-l ¡ . LA DIMENSIÓN POLITICA (ACONTECIMIENTOS, La revolución en la Banda Oriental.
mus E INSTITUCIONES) 219 Primer Sitio de Montevideo 288
El Exodo Oriental. Ruptura del Tratado.
La crisis de la monarquía española y su marco Operaciones terrestres en 1812 289
internacional El combate de San Lorenzo 290
Eduardo Martiré 221 Evolución de la situación en la Banda
Un colonialismo agotado 221 Oriental en 1813- 1814 291 357
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
El país dividido en dos bloques: las ligas del La convención nacional refonnadora 446
Interior y del Litoral 390 La última campaña 447
El inesperado triunfo del Litoral Orientación bibliográfica 450
sobre el Interior 394 14. La politica entre 1862 y 1880
La conformación de un poder. Primer Isidoro I. Ruiz Moreno 453
gobiemo de Juan Manuel de Rosas 395 Los partidos y sus tendencias 453
Liberales contra federales 454
La Comisión representativa
Hacia la hegemonía de Rosas
El gobiemo de Balcarce, la campaña
al desierto y la división del partido federal
398
400
400
político 461
División partidista y entendimiento
Orientación bibliográfica
32. Las finanzas públicas y la moneda
en las provincias del interior (1810-1860)
502
y comercial 28
Variantes en el movimiento marítimo
productiva 84
La unidad de explotación cerealera: la chacra 82
Las asinaonias regionales y diversificación
TOMO VI
TERCERA PARTE
importantes 85
Córdoba, Tucumán y Cuyo: enclaves interiores
V. LA ECONOMIA (CONTINUACIÓN)
' mendocino 90
La reorientación del espacio económico
La expansión portuaria
[a agudización del enfrentamiento portuario
Montevideo- Buenos Aires
La ganadería 105
La expansión productiva (1880-1914):
La agricultura 107
Buenos aires: politica y comercio exterior Cultivos regionales 112
Las cuestiones legislativas Trabajadores y empresarios rurales 115
Los derechos a la exportación e importación El aédito agrario y la tecnificación 120
La extracción de metálico Conclusión: visiones del mundo agrario 123
La ilegalidad y el contrabando Orientación bibliográfica 124
El manejo del movimiento comercial 38. Artesania, manufactura e industria
Los ingresos fiscales ( 1810- l 850)
Las importaciones [uan Carlos Nicolau 129
Las exportaciones Los primeros gobiemos patrios y la industria 130 363
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Expansión del modelo de la escuela pública 296 Orígenes de la enseñanza artística 351
El “balance del centenario" 297 Primera exposición de pintura
Crisis de la enseñanza secundaria y apertura en Buenos Aires 352
a nuevas creaciones 297 Cierre de fronteras. Neodasicismo y
El Colegio Nacional 297 romanticismo (1830-1853) 353
La Escuela Nacional de Comercio 298 Pintores europeos que permanecieron
La Escuela Industrial de la Nación 298 y pintores “transeúntes” 353
1.a Escuela Normal Nacional 298 Primeros pintores argentinos 355
La institucionalización de las universidades las artes gráficas. Los álbumes litografiados 356
nacionales. La Ley Avellaneda 300 Introducción del daguerrotipo
Creación de universidades provinciales 300 y la fotografia 358
La Universidad de Santa Fe 300 Ampliación del mundo de las artes.
1.a Universidad de la Plata 301 Neoclasicismo, romanticismo
La Universidad de Tucumán 302 y realismo (1853-1880) 359
Consideraciones finales 303 en el país 359
Intento de creación de universidades libres 302 Pintores italianos y fianceses activos
Orientación bibliográfica 304 Otros pintores foráneos 361
Primeros becarios argentinos en europa 362
V111. LA CULTURA Y sus ÁMBITOS 309 Nuevos pintores argentinos 362
Dos pintores argentinos excepcionales 363
45. La literatura La escultura conquista su espacio 365
Pedro Luis Barcia 311 Los primeros monumentos conmemorativos 366
El neodasicismo. 1810-1830 312 la fundación de la sociedad esümulo
La ilustración rioplatense y las instituciones de Bellas Artes (1876) 367
literarias 312 Organización y consolidación del mundo
[a poesía neoclásica 313 de las artes. Del eclectismo acadernicista
La poesía gauchesca 314 al impresionismo (1880-1914) 367
La prosa 315 Europa maestra y modelo. La formación
Prosa política. mernorialista e historiográfica 315 académica 368
La narrativa 316 Pintores argentinos perfeccionados en Italia.
El teatro 316 Obras paradigmáticas 370
El romanticismo 317 Pintores argentinos perfeccionados en Francia.
Primer romanticismo (1830-1860) 319 Obras paradigmáticas 371
1a poesía 319 Otros pintores argentinos. Influencias
La poesía gauchesca 320 diversas 373
La narrativa 322 Conflicto “tradición académica-vanguardia” 375
El ensayo 323 importantes 376
El cuadro de costumbres 323 Primeros escultores argentinos. Obras
El teatro 327 Creación del Museo Nacional de Bellas Artes.
Romanticismo (1860-1880) 328 Coleccionismo y a-ílzica de arte 380
La poesía 328 Galerías y exposiciones de arte.
1.a poesía gauchesca 329 Gran Exposición del Centenario.
La generación del ochenta 331 Salones Nadonalm 381
Realismo. Naturalismo. Criollismo 334 Orientación bibliográfica 383
La narrativa 334 47. La música
El
Lateatro gauchesco
comedia 336 [uan en
337 Música María Veniard386
la iglesia 385
El sainete
El 338
338 Música
ensayo femenina
Música en
en el
elenteatro
salón 388
La literatura 339 Música la sala391
El modemismo 340 Música en la calle 397 394
El posmodemismo 342 Orientación bibliográfica 399
la literatura del centenario 342 48. la deuda
las divergentes lineas posmodernistas 343 Marcelo Montserrat 403
Orientación bibliográfica 344 El impulso rivadaviano 403
46. Las artes
Susana plásticas
Fabrici 349 [a
la política
renovada científica de Sarmiento
influencia 407
Italiana 412
Apertura al mundo de las artes. La apoteosis del progreso 417
Neoclasicismo (1810-1830) 349 Orientación bibliográfica 426
lNDlCES GENERALES DE LA OBRA
modemo 492
Las nuevas estrategias de financiamiento 491 CUARTA PARTE
Formas y contenidos del periodismo LA ARGENTINA DEL SIGLO xx c. 1914-1983 ll
La prensa en Hispanoamérica 493 Introducción
El caso argentino 494 César A. García Belsunce 13
Caseros y el proceso de transformación La vida política 17
de la vida pública 494 La vida religiosa 28
Un lastre de la proscripción: el hábito La vida económica 31
faccioso de la prensa 495 La vida cotidiana 33
Aspectos más provechosos del ejercicio de la 1.a educadón 35
libertad de expresión 496 Dimensión dentífica y cultural 37
Los poderes públicos, los parúdos y la prensa 497
La iniciación de dos grandes diarios: l. POBLACIÓN Y SOCIEDAD 41
La Prensa y 1.a Nación 499
político 501 Gladys Massé 43
La variante sattrica e ilustrada del periodismo 1. La pobladón
ÍNDICE DE MATERIAS
demográficos 45
El aedmiento total y sus componentes
Eduardo A Crivelli 145
4. Las sociedades aborígenes
Orientación bibliográfica
Provincia de Buenos Aires 158
La Patagonia 160
Los ranquelinos de la provincia de La Pampa 159
Norpatagonia 160
Fernando I. Devoto 77
2. La inmigración
La economía 161
La formación de las comunidades 160
La escuela 162
Entre disposiciones restrictivas y prácticas El problema de la tierra 163
Patagonia meridional 163
permisivas: las migraciones de los años veinte 78
Las migraciones y las crisis de los años treinta 83 Tierra del Fuego 166
la inmigración y la argentina de entreguerras: Las altemativas al hegemonismo
las vías de integración y las formas de prejuicio 85 del estado nacional: el indigenismo
extremismos 92
Inmigrantes y refugiados en tiempos de y las religiones evangélicas 167
peronismo 97
La inmigración y el estado durante el primer
la posesión por el espíritu santo: religiones
evangélicas entre los aborígenes 167
El pentecostalismo chaquense 167
yMigración de masas, políticas ambiguas
prácticas permisivas 100 La transposición religiosa de los antagonismos
sociales en el noroeste
El pentecostalismo mapuche 170
Un balance de las migraciones europeas
en la inmediata posguerra 103 El indigenismo 170
El ciclo de la inmigración limítrofe 105 Síntesis de las tendencias generales de la vida
Orientación bibliográfica 107 aborigen en el siglo xx 172
Hernán Otero lll
. La estructura de la población
La estructura social 112
Orientación bibliográfica 172
Ramón Gutiérrez 179
. La ciudad y sus uansformaciones
social l 26
Del Proceso de Reorganización Nacional
a la restauración democrática 122
Continuidades y rupturas en la estructura
(1912-1930) 13
Partido nacional y tradición provincialista Finanzas municipales
Poder de policía municipal
en las provincias 13
El impacto de la Ley Sáenz Peña Relaciones intermunicipales
Institutos de democracia directa o semidirecta
La “reparación” en las provincias: El control de los municipios
recomendaciones. comisionados nacionales e El régimen municipal en los territorios
interventores nacionales 14 nacionales
nacional 17
Recambio de elites y participación política 15
El papel de las provincias en un partido
Orientación bibliográfica
19. La politica intemacional (1914-1945)
y sociales 17
La intervención en las cuestiones económicas
Economía cuantitativa
De la ortodoxia al keynesianismo
Industrializadón y economía dirigida
y algodón 19
Las economías marginales. El caso del Gran
Chaco argentino: explotadón forestal
” AUTORA: Marta Soledad Aguirre. Licenciada en Historia (U.N.L.P.), Bibliotecaria Documentalista (U.N.L.P.). 379
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Adenauer, Konrad. VII, 335. Aguinaga, Iuan de. III, 392. Akerlundh. VIII, 164.
Adler, Rachel. X, 210. Aguinis, Marcos. X, 124. Aladheff, Peter. Vlll, S49.
Adorno, Theodor. X, 14. Aguirre, Agustín Casimiro de. Alameda, Cirilo de, Fray. VI,
Adriano VI, Papa. II, 386. II, 174; Ill, 97. 455.
Adrogué, Carlos. IX, 482. Aguirre, Antonio María . VIII, Alameda, Julián. VIII, 334.
Aebi, Hans. X, 224. 339. Alayldn, cacique. II, 198.
Affani, Garibaldi. VI, 376. Aguirre, Carlos. VIII, 493, 495. Alba, Antonio. III, 250.
Aftalión, Enrique R. V, 371, Aguirre, Cristóbal. IV, 490. Alba, Irene. X, 274.
399, 400; VIII, 405, 468. Aguirre, Familia. II, 136. Alba, Manuel. IX, 381.
Aftalión, Marcelo. X, 22. Aguirre, Francisco de, Fray. III, Albano, Enrique. X, 242.
Agache, Alfredo. VII, 180. 389. Albarellor, Nicanor. Ill, 420,
Agilda, Enrique. X, 130. Aguirre, Hernando de. I, 404, 42 l.
Agoglia, Rodolfo M. VI, 347. 42 l. Albarracín, María Inés. IX, 422.
Agosti, Héctor Pablo. VII, 290; Aguirre, José de. III, 385. Albarracín, Santiago. IV, 391,
X, 122, 190, 191, 198. Aguirre, Iuan Francisco de. l, 4 l 8.
Agosti, Orlando Ramón. VII, 203, 208, 403, 404, 406, 414. Albarracín Godoy. VII, 497.
382, 456; VIII, 248, 251, 253. 416, 420, 422, 442, 446, 447; Alberdi, Familia. IX, 318.
Agote, Luis. VII, 37; IX, 502, II, 79, 229, 230; III, 236, 41 l, Alberdi, Iuan Bautista. IV, 13, 85,
514, 527, 562, 564. 414, 431; V, 345; VI, 177. 86, 414, 430, 434, 441, 442, 443,
Agote, Pedro F. V, 403. Aguirre, Iuan Luis de. Ill, 214, 444, 445, 446, 450, 451, 462.
Agreda de Vergara, Familia. II, 269, 293, 312. 468, 485, 486, 508, 513; V, 29,
157 Aguirre, Iuan Pedro. IV, 122; V, 30, 31, 34, 4l, 43, 44, 50, 51, 52,
Agrelo, Emilio. VI, 367, 380; X, 179; VI, 5 l. 54, 56, 6l, 72, 73, 97, 103, 106,
212. Aguirre, Iulián. VI, 394, 401 . 107, 109, 140, 161, 183, 200.
Agrelo, Inocencio Antonio. Il, Aguirre, Manuel. IV, 396, 397. 201, 328, 330, 331, 366, 382,
175. Aguirre, Manuel (1850-1912). 388, 400, 402, 409, 421, 433.
Agrelo, Mariano. VI, 362. VI, 376. 450, 451, 453, 454, 455, 457.
Agrelo, Pedro José de. III, 398; Aguirre, Manuel Hermenegildo 459, 461; VI, 139, 144, 201, 262,
IV, 402; V, 320, 321, 322, 324; de. V, 182. 269, 280, 281, 305, 3l l, 317,
VI, 315, 457, 460, 479. Aguirre, Raúl Gustavo. IX, 349; 318, 320, 323, 324, 325, 327,
Agrest, Alberto. IX, 531. X, 115, 133, 158. 347, 362, 379, 472, 473, 475.
Aguado Bleye, Pedro. II, 349. Aguirre Cámara, lose’. VII, 275, 495, 512, 519; VII, 96, 107, 371,
Agudo, María Adela. X, 115. 418; VIII, 87. 380, 511, 512, 552; VIII, 80, 84,
Agüeda, Antonio. II, 170. Aguirre Elorriaga, Manuel. IV, 94, 476; X, 14, 15, 33, 39, 50, 62.
Agüero. III, 309. 246. 63, 64, 65.
Agüero, Antonio Esteban. X, Aguirre Lanari, Iuan Ramón. Alberini, Coriolano. , 4l, 374;
l 15. Vlll, 261. VI, 426; VII, 38; X, 46, 47, 6l,
Agüero, Eusebio. VI, 401. Aguirre y Tejada, Iuan Luis. V, 64, 65.
Agüero, Julián Segundo de. V, 314. Alberoni, Julio. Il, 327.
25, 43, 279, 288, 310, 315; VI, Aguila, Iuan Carlos. V, 168; VII, Albert, Bill. IX, 80.
356, 466, 467, 474. 417, 483, S52; VIII, 440; X, Alberti, Edgardo Marcelo. V,
Agüero, Vicente. IV, 379, 390. 15, 16, 20, 37, 38. 402; VIII, 442.
Agüero Blanch, V.O. I, 180. Agustí, Iorge W. IX, 338. Alberti, Manuel. V, 346.
Aguerre, Ana M. l, 230, 231; IV, Agustín, Santo. Il, 407; X, 45, Alberti, Rafael. X, 176.
187; VII, 176. 53, 55, 63. Alberto de Austria, El Piadoso.
Aguerrondo, Inés. IX, 423. Aguyari, Giuseppe. VI, 360, 367, III, 343.
Aguiar, Félix. VIII, 294, 299. 372, 374. Albiz, Iuan de. III, 385.
Aguilar, Cristóbal de. III, 130, Ahrens, Enrique. V, 370. Albornoz, Felipe de. II, 153; III,
134,135,139, 140, l4l, 142, Ahrens, Gualterio. IX, 519. 432.
143, 144, 145, 146, 147, 148, Ahumada, LC. X, 149. Albornoz, Mario. IX, 557.
149, 153, 154, 158, 159, 267. Ahumada, Jorge. VIII, 511. Albrieu, Oscar. VII, 486.
269, 279, 307, 312. Ahumada, Teresa de. III, 21 l. Alcalá Galiano, Antonio. IV,
Aguilar, Félix. IX, 382, S43, 544. Ahumada de Del Pino, E.B. IX, 227.
549. 424. Alcántara, Pedro de Santo. Il,
Aguilar, Gonzalo M. X, 270. Ainsa, Fernando. I, 444. 424.
Aguilar Vellicia, Antonio de. I, Aira, César. X, 125. Alcantara Pedemera, Pedro. III,
464 Airaldi, Roberto. IX, 263, 379. 375,
Aguilera Rojas, Javier. II, 84. Aizcorbe, Roberto. VII, 471. Alcazaba, Simón de. I, 346, 375,
380 Aguinaga, Carlos E. VII, 295. Akasawa, Takeru. I, 79. 375, 376
ÍNDICE DE NOMBRES
Alcázar, Andrés de. IV, 317. Alfaro, Alonso de. III, 434. Alonso. IX, 543.
Alcázar, Hernando de. III, 415. Alfaro, Francisco de. I, 451, 481, Alonso, Carlos. X, 219, 220,
Alcázar Molina, Cayetano. II. 486, 487, 488, 489, 490, 491, 228.
439. 492, 497, 505; II, 63, 139, Alonso, Fernando P. VI, 344,
Alcedo y Herrera, Antonio. III, 151, 243, 250, 306, 405, 436, 512; IX, 361; X, 195.
265. 439; III, 165, 383. Alonso, José. VII, 343; IX, 232,
Alchourrón, Carlos. VIII, 420; Alfaro Siqueiros, David. X, 212. 234.
X, 59. Alfonsín, Iorge. V, 360. Alonso, Iosé Ramón. II, 379.
Alcina Franch, I. I, 284. Alfonsín, Raúl Ricardo. V, 538; Alonso, Juan Carlos. VII, 39; X,
Alcón, Alfredo. X, 284. VII, 383, 387, 392, 393, 394, 207.
Alcorta, Amancio. V, 120, 140; 395, 462, 466, 500, 506, 518, Alonso, Paula. IV, 539, 540, 541;
VI, 305, 516. 519; VIII, 72, l2l, 154, 248, V, 74.
Alcorta, Diego. IV, 398; V, 364; 260, 261, 262, 264, 265, 359; Alonso, Rey de Portugal. I, 330.
VI, 519; X, 62. IX, 360, 392. Alonso, Rodolfo. X, llS.
Alcorta, Gloria. X, 122. Alfonso V, Rey de Portugal. I, Alonso Alvarez, L. VI, 35.
Alcorta, Manuel. IV, 390. 332, 354. Alonso Baquer, Miguel. II, 380.
Aldabe, Hernán. VIII, S19. Alfonso VII, Rey de España. I, Alonso de Barzana. I, 151.
Aldana y Ortega, Iosé de. III, 307. Alperín, Samuel. VII, 483.
436. Alfonso X, Rey de España. I, Alposta, Luis. X, 117.
Aldao, Carlos A. III, 131; VI, 62. 292, 322, 332; II, 408. Alsina, Adolfo. IV, 17, 23, 173,
Aldao, Familia. II, 53. Alfonso XI, Rey de España. I, 186, 456, 457, 463, 464, 470,
Aldao, Félix, Fray. IV, 340, 401, 292, 294, 295, 296, 297, 302. 471, 472, 473, 474, 475, 476.
414, 415; V, 288. Alfonso XII, Rey de España. VI, 477, 478, 480, 489, 491, 499,
Aldao, Iosé Félix. V, 244, S17; 557. 524; V, 36, 37, 39, 40, 48, 120.
VI, 356. Alfonso, Martín. Véase: Sousa, 126, 258; VI, 359, 498.
Aldao, Pedro. III, 398. Martín Alfonso de. Alsina, Cayo. VIII, 231.
Alday y Aspée, Manuel. II, 401, Alfonso-Goldfarb, Ana María. Alsina, Hugo. VIII, 405, 410.
415. III, 420. Alsina, Iuan de. III, 321, 395;
Aldazábal, Verónica. I, 207. Al-Idrisi. l, 287. IV, 94, 98; VII, 78.
Aldazor, Nicolás, Fray. V, 283. Alier, Manuel S. IX, 433. Alsina, Iuan A. V, 70.
Alegre, Iuan N. V, 290. Alippi, Elías. X, 259, 261, 284. Alsina, Julio R. X, 255.
Alejandro. VII, 327. Allende, A.A. V, 505. Alsina, Valentin. IV, 22, 371, 434,
Alejandro I, Zar de Rusia. IV, Allende, Andrés R. IV, S08; V, 446, 484; V, 120, 200, 249, 322,
232; V, 180. 525; X, 74, 86. 400, 419, 428, 429, 437; VI, 44,
Alejandro III, Zar de Rusia. IV, Allende, Familia. II, 53. 45, 48, 66, l0l, 324, 366, 41 l,
27; V, 356; VIII, 380. Allende, Iosé Norberto de. IV, 466, 475, 487, 510.
Alejandro VI, Papa. I, 31, 32, 414. Alsina Fuentes, Fidel. IX, 520,
293, 312, 336, 337, 338, 348; Allende, Iosé Saturnino. V, 290, 553.
Il, 385, 386, 388, 389; V, 341. 293, 294. Alsogaray, Alvaro C. VII, 200,
Alem, Leandro N. II, 81; IV, 25, Allende, Pedro Lucas. II, 170. 353; VIII, 236; IX, 343.
477, 506, 513, 517, 519, 529. Allende, Salvador. VII, 364, 378; Alsogaray, Julio. VIII, 236, 237,
530, 531, 539; V, 48, 49, 50, IX, 234. 238, 254.
56, 57, 59, lll, 120, 258; VII, Allende, Santiago Alejo de. IV, Altamira, Luis Roberto. II, 430;
251, 253, 294, 412. 279. Ill, 162, 365, 366; V, 31 l; X,
Alem Lascano, Luis C. VII, 263, Allende Posse, Justiniano. VII, 75.
296, 430; VIII, 94. 279. Altamira, Rafael de. II, 233,
Alemán, Pablo. IV, 41 l, 413. Allub, Rosendo. VII, 277. 249, 314; VI, 530; VIII, 409;
Alemann, Iuan. VIII, 506, 508, Almafuerte. Véase: Palacio, IX, 462; X, 72, 98.
513. Pedro Bonifacio. Altamirano, Aparicio. IX, 292.
Alemann, Roberto. VIII, S13. Almagro, Diego de. I, 29, 85, Altamirano, Carlos. V, 73; VII,
Alende, Oscar. VII, 370, 416; 98, 105, 273, 280, 375, 376, 138, 400, 467, 468; X, 167,
VIII, 30, 31, 70, 514; IX, 410. 378, 379, 382, 383, 387, 388. 170, 194, 198.
Alessandri, Arturo. VII, 337. Almagro, Iuan de. III, 152, 240. Altamirano, Lope Luis. II, 94,
Alexandre, Noel. III, 264. Almansia, Iuan de. II, 420. 110, 457, 458.
Alexandro, Conrado. I, 470. Almeida. II, 467. Alterio, Héctor. X, 266, 267.
Alexandro, Lucas. I, 470. Almenara, Salvador de. VII, Althusser, Louis. VII, 364.
Aliaga, Diego de. III, 339, 340, 263. Alt.ieri, Radamés. III, 245.
341. Almond, Gabriel. X, 27, 28, 38. Altimir, Oscar.VII, 141; VIII,
Alighieri, Dante. VI, 5 l 8. Aloé, Carlos. VIII, 41. 517, 518, 519; IX, ll4, 146. 381
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Altman, Carlos. IX, 31. Alvarez de Ionte, Antonio. V, Alzola, Iuan. III, 385.
Altolaguirre, Jacinto de. Ill, 173, 178, 184. Amadeo, Mario. VII, 354; VIII,
436. Alvarez de Morales, Antonio. 143.
Altolaguirre, León. IV, 256. III, 399. Amadeo, Octavio R. VIII, 452,
Altolaguirre, Martín de. III, Alvarez de Sotomayor, Antonio. 467.
408. II, S9. Amadeo, Rómulo. VI, 306; VIII,
Alton, Iohn. X, 258. Alvarez de Toledo, Federico. 324; IX, 422.
Alumni, Iosé. Il, 468. VIII, 180. Amador, Fernán Félix de. VIII,
Alvarado, Carlos Alberto. IX, Alvarez de Tomassone, Delia. 324.
507, 5 l 7. IX, 494. Amador, Pedro. III, 345.
Alvarado, Manuel R. VII, 273, Alvarez Díaz, Nicanor. X, 207. Amadori, Luis César. VII, 39; X,
286. Alvarez Ferretjans, Daniel. VI, 258, 259, 260, 261, 269.
Alvarado, Rudecindo. IV, 332, 488. Amantea, Adriana. VII, 357.
334, 342, 343, 344, 437, 438. Alvarez Guerrero, Osvaldo. VII, Amaral, Samuel. II, 176, 181;
Alvares Cabral. Veáse: Cabral, 263 III, 28, 30, 62, 64, 65, 67, 100.
Pedro Alvares. Alvarez Natale, Hugo. X, 29. 101, 102, 191; V, 466, 468,
Alvarez, Agustín. V, 71; X, 23. Alvarez Pereyra, Manuel. VIII, 469, 504; Vl, 41, 61, 64, 98,
Alvarez, Carlos. VIII, 248. 65. 563; VII, 325, 352, 353, 355.
Alvarez, Cayetano. Ill, 357. Alvarez Prados, Familia. V, 148. 356, 359, 466, 469, 555.
Alvarez, Eduardo. V, 283; X, Alvarez Thomas. IV, 318, 320, Amaral, Santiago M. X, 154.
207. 356, 359; V, 89. Amarilla, Manuel, Fray. Ill, 390.
Alvarez, Fernando. VII, 399. Alvear, Carlos de. IV, 274, 292, Amat, Manuel de. II, 262, 269.
Alvarez, Francisco. III, 168; IV, 294, 295, 303, 305, 306, 318, Amat de Graveson. III, 264.
414. 320, 356, 359, 360; V, 81, 89. Amat Olazábal, Hernán. l, 80,
Alvarez, Gregorio. VI, 561; VII, 193, 196, 201, 204, 240, 241; 284, 291, 292, 297.
175; VIII, 74. VI, 377, 522. Amato, E. VIII, 333.
Alvarez, Hernando. l, 471. Alvear, Diego de. III, 236, 408, Amatori, F. IX, 210.
Alvarez, Iesús Timoteo. VI, S11. 41 l, 414; VI, 494. Amaya, Adolfo A. VII, 29s.
Alvarez, José A. IX, S57. Alvear, Emilio de. IV, 474, 475; Ambrosetti, Iuan Bautista. I, 94,
Alvarez, Iosé Ceferino. VI, 334. VI, 497. 96, 107; III, 160.
Alvarez, José María. V, 406. Alvear, Marcelo T. de. V, 167; Ambrosetti, Santiago. VI, 333.
Alvarez, José Sixto. IV, 103; V, VII, 18, 19, 20, 28, 78, 79. Ameghino, Arturo. VII, 27l.
266; VI, 347, 359, 504. 181, 210, 241, 245, 248, 250. Ameghino, Carlos. VI, 419.
Alvarez, Iuan. III, 48, 99; IV, 41; 251, 252, 253, 254, 255, 256, Ameghino, Florentino. I, 27,
V, 70, 72, 73, 116, 272, S05; 257, 258, 259, 263, 267, 269. 155, 183, 188, 192, 261; IV,
VI, 144, 184, 202, 240, 241, 270, 272, 273, 275, 285, 287, 40; Vl, 378, 418, 419, 420.
256, 443, 444, 445; VIII, 425, 291, 292, 295, 415, 425, 427, 424, 425; IX, 536; X, 42, 44,
443; X, 32, 76, 91, 106. 428, 475, 482, 484, 515, 513, 45, 6l.
Alvarez, Julián. VI, 459. 519, 520, 522, 524, 525, 527. Amenábar, Iosé. IV, 388.
Alvarez, Manuel. III, 148, 415. 528, 531, 532, 538, 539; VIII. Americano, Pedro el, Fray. Veáse:
Alvarez, Manuel Gregorio. Ill, 17, 18, 51, 54, 55, 80, 102. Pacheco, Pedro Luis.
393. 151, 183, 186, 195,197, 201, Amicis, Eduardo de. VI, 509.
Alvarez, Mario Roberto. X, 287. 304, 428, 449, 452, 487, 505; Amigorena, Juan Francisco. II,
Alvarez, Moises. V, 299. IX, 18, 22, 97, 199, 307, 374, 195.
Alvarez, Olegario “Lega”. IX, 428, 429, 567, 567; X, 158. Amores de Pagella, Angela
292. 169, 278, 282. Blanco. Vl, 345.
Alvarez, Serafín. VI, 509. Alvear, Torcuato de. IV, 194, Amorin, María Eva. IX, 388,
Alvarez, Silvia. VIII, 74. 196, 200, 205, 209, 216. 392.
Alvarez, Teodoro. VI, S25. Alventosa, Ricardo. X, 264. Amoroso, Luis. VII, 174, 175.
Alvarez, Yamile. IX, 496. Alvino, Luis. IV, 208. Ampere, Andrés María. VI, 404.
Alvarez de Abreu, Antonio. II, Alzaga, Félix de. IV, 386. Ampuero, Miguel de. III, 385.
220, 391; lll, 263. Alzaga, Martín de. II, 173, 174, Amschem, A. IX, 583.
Alvarez de Acevedo, Tomas. II, 379, 382; III, 395; IV, 122, Anadón, Fidel. VIII, 218.
262. 238, 260, 262, 289. Ananía, Pablo. X, 113.
Alvarez de Arenales, Iuan Alzaga, Rodolfo de. X, 324. Anastasi, Leónidas. VIII, 405,
Antonio. IV, 306, 31 l, 337, Alzaga Unzué de Alvear, María. 436, 450.
345. IX, 25. Anastasi de Walger, María
Alvarez de Condarco, José A. IV, Alzaybar, Francisco de. III, 215. Luisa. VIII, 450.
382 278, 301, 319, 326; VI, 133. Alzoaga, Martín de. X, 71. Anaya, Elbio. VIII, 229.
ÍNDICE DE NOMBRES
Anaya, Iorge Isaac. VII, 390; Angeli, Héctor Miguel. X, 116. Apolonia, Santa. III, 157.
VIII, 248, 254, 257, 258, 259, Angelillo. IX, 31 l. Applegarth. VI, 489.
273, 357. Angelis, Alfredo de. IX, 272. Apthort Gould, Benjamín. IV,
Anaya, Leandro Enrique. VII, Angelis, Iuan Luis de. X, 60. 40.
376, 377; VIII, 248, 250, 253. Angelis, Pedro de. I, 407, 442; Aquino, Ignacio de. III, 389.
Ancalifu, cacique. IV, 169, 170. II, 206; III, 290, 311; IV, 40, Aquino, Luis I. VIII, 323; X,
Ancarola, Gerardo. X, 38. 41, 186, 407; V, 448, 455, 462; 204.
Anchieta, lose de, Santo. III, VI, 325, 404, 407, 434, 468, Aquino, Tomás de, Santo. I,
299, 313. 469, 470, 471, 517, 518, 520, 447; II, 213, 286, 407; III,
Anchorena, Familia. V, 295; VI, 533; X, 151. 387; V, 374; VIII, 420.
240, 380; X, 95. Angeloz, Eduardo. VII, 387. Ara, Guillermo. VI, 345, 347,
Anchorena, Iuan Esteban. II, Anglada Camarasa, 132.
173; III, 139; 1V, 122. Hermenegildo. X, 205. Aracatí, marqués. V, 197.
Anchorena, Iuan Iosé Cristóbal. Anglés y Gortari, Matías de. II, Arache, Sebastián. X, 266.
V, 444. 99; III, 435. Aragón, Agustín de. III, 385.
Anchorena, Nicolás. IV, 402; V, Angueíra, María del Carmen. Aragón, Roque Raúl. VIII, 334.
381. IX, 82, 21 l. Aragón Barra, Emi Beatriz. III,
Anchorena, Tomás Manuel de. Anguita, Eduardo. VII, 358, 31 1.
IV, 392, 396, 402; V, 202, 320, 360, 397, 469. Aramburu, Familia. II, l7l.
321, 322, 325, 339. Angulo, Francisco de. II, 421. Aramburu, Iuan Carlos. VIII,
Anchou, Gregorio. X, 269. Angulo, Iosé. III, 385. 341, 343, 351, 352.
Andersen, Benedict. I, 229; IV, Angulo, Martín de. III, 375. ">amburu, Pedro Eugenio. VII,
158. Angulo Iñiguez, Diego. II, 84, 23, 24, 25, 319, 329, 330, 331,
Andersen, Martin Edwin. VII, 85; III, 364. 333, 343, 344, 357, 375, 446,
384, 397. Anhouil, lean. X, 130. 495, 496, 545; VIII, 135, 224,
Anderson Imbert, Enrique. VI, Anibal. 1V, 322, 336. 226, 227, 228, 239, 243, 244,
346; VII, 38, 448; X, 120, 122, Anna, Timothy E. IV, 247. 249, 347; IX, 229, 343, 357,
123, 132. Annino, Antonio. IV, 130; V, 381, 519, 520.
Andonaegui, Iosé de. Il, 332, 102. Arana, Enrique. X, 149.
336, 365; III, 221, 380, 430. Anquín, Nimio de. VII, 21, 38, Arana, Enrique (h). VI, 485.
Andrada, Antonio. III, 214. 275, 424; VIII, 322; X, 49, 50, Arana, Felipe. IV, 416, 412, 431;
Andrada, Benigno H. VIII, 299. 51, 52, 54, 56, 57, 59, 63. V, 188, 189, 246, 322, 327.
Andrada, Ernesto M. VII, 283. Ansaldi, Waldo. IV, 113, 131; Arana, Pedro de. I, 421; III, 431.
Andrade. IX, 316, 317. VI, 126; IX, 211. Arancibia, Iosé M. II, 171, 413,
Andrade, Agustina. VI, 340. Anschütz, Camilo. IV, 346. 466; V, 309.
Andrade, Gómez Freire de. II, Anson, George. II, 330, 339, Arancibia Rodríguez, Alberto.
457. 361. VII, 284.
Andrade, Olegario V. IV, 468; V, Antelo, Nicomedes. VI, 412. Aranda, conde de. Il, 279, 340,
38; VI, 318, 328, 329, 340, Antequera y Castro, Iosé de. III, 347; III, 242, 249, 437; 1V,
499, 520, 523. 315. 223, 225, 227, 229.
Andrade y Villalba, Hernando Antín, Manuel. V1I, 39; X, 264, Aranda, Pedro de. I, 315.
de. I, 371. 265, 268, 270. Arandía, Baltasar de. III, 160.
Andrea, Miguel de. V, 65. Antokeletz, Daniel. V, 206. Aráoz, Bernabé. 1V, 308, 369;
Andrés-Gallego, Iosé. II, 122, Antonio. I, 201. VI, 477.
431. Antonio, Santo. III, 157, 158. Aráoz, Daniel. V, 120.
Andrés y Morell, Iuan. III, 265. Anunciación, Gabriel de la. II, Aráoz, Ernesto M. VII, 283.
Andreu, Mateo. III, 158. 437. Aráoz, Simón. VI, 132.
Andreu, Pedro Iuan. lI, 468; III, Anzoátegui, Ignacio B. VIII, Aráoz Alfaro, Gregorio. 1X, 503.
139, 142, 148, 158. 324; X, ll4. Aráoz Anzoátegui, Raúl. X, 115.
Andrien, Kenneth. IV, 113, 130. Anzorena, Oscar. VII, 355, 400, Aráoz de Lamadrid, Gregorio.
Andujar, losé de. III, 445. 469. IV, 299, 362, 369, 391, 394; V,
Aneiros, León Federico. IV, 504; Añasco, José de. III, 207, 437. 245; VI, 327.
V, 65, 283, 299, 303, 340. Aparicio, Francisco de. l, 28, Arapizandú, cacique. lI, 439.
Anet, Claude. IX, 261. 205, 217, 408; X, 149. Arata, Luis. X, 256, 280.
Angaco, cacique. II, 106. Aparicio, Iosé Narciso. V, 317. Arata, Pedro Narciso. VI, 416;
Angelellí, Enrique. VIII, 36, Aparicio, Néstor. VIII, 496. IX, 526, 536; X, 148.
342, 349, 353. Aparicio, Susana. IX, 60. Arato, Iosé. X, 212.
Angeles Ortiz, Manuel. X, 221. Aperger. III, 148. Araujo, Ioao Hermes Pereira de.
Angeletta, Hipólito. III, 378. Apold, Raúl. VII, 314; X, 182. III, 367. 383
ÍNDlCES GENERALES DE LA OBRA
Araujo, José Joaquín de. III, Argelander, Friedrich W. VI, Arícó, José. Vll, 360, 373, 468;
237, 254, 268, 276, 309. 409. X, 21,191,198.
Araujo, Seferino. VI, 509. Argerich. IV, 398. Arié, Rachel. I, 321.
Arballo de Bustamante, Pedro. Argerich, Antonio. VI, 335. Ariés, Philippe. Ill, 214.
I, 472. Argerich, Cosme M. III, 394, Aristarain, Adolfo. Vll, 39; X,
Arbenz, Jacobo. VIII, 132. 417; VI, 467. 268, 270.
Arboleda, Luis Carlos. Ill, 419. Argerich, Francisco Javier. lll, Aristóteles. III, 217, 385; X, 26,
Arce, Iosé. IV, 539; IX, 507, 524. 148, 378. 54.
Arce, Facundo. II, 125; X, 102. Argerich, Iuan A. VII, 475. Arizaga, Rodolfo. X, 253, 254.
Arce, Manuel, Fray. III, 389. Arguas, Margarita. VIII, 450. Arlt, Roberto. VII, 38; IX, 337,
Arce y Soria, Alonso de. III, Argüelles, Pedro. Ill, 322. 338; X, l2l, 130, 132, 135,
430. Argüello, lsauro P. VIII, 411. 170, 187, 263, 286.
Archetti, Eduardo P. IX, 268, Argüello, Kiko. VIII, 358. Armaignac, H. VI, 226, 228.
305, 331, 585. Argüello, Luis de. l, 469. Armando, Adriana. II, 206.
Archíbaldo Lanús, Iuan. VIII, Arguindeguy, Diego L. IX, 151. Armani, Alberto. Il, 467.
142. Arguindeguy, Pablo E. IV, 295, Armani, Horacio. X, 115, 133.
Arco, Manuel de. III, 215. 313; V, 272; VIII, 21 l. Armaza y Arregui, Iuan de. Ill,
Arcondo, Aníbal. III, 61, 100, Argumosa, Gregorio, Fray. III, 251, 435.
103; V, 168; VI, 99, 126; VIII, 389. Armencia, Martín de. III, 415.
516. Arias, Abelardo. X, 122. Armenta, Bernardo de. II, 421.
Arcos, Antonio. IV, 325, 326. Arias, Francisco Gabino. II, Armenta, Francisco de. I, 420.
Arcos, Rafael A. de. VIII, 176. 201, 465 ;III, 436. Armesto, F. X, 95.
Arden Quin, Carmelo. X, 218. Arias, Iosé Inocencio. V, 261, Armony, A.C. VII, 470.
Ardila Calderón, G. I, 284. 263. Arms, William. V, 350.
Ardiles, Miguel de. l, 403. Arias, María Benita. V, 292, 31 l. Armstrong, Clara. V, 352.
Ardiles Gray, Julio. X, 123. Arias, María Fernanda. VII, Armstrong, Francis. V, 352.
Ardit, M. VI, 35. 356. Armstrong, Francisca. V, 336.
Arduino, Juan. VI, 376. Arias, Pepe. X, 257, 259, 279, Armstrong, Iohn. V, 348, 359.
Areán, Carlos. X, 234. 282. Armstrong, Tomás. V, 349, 350.
Areche, Félix Manuel de. II, Arias Bucciarelli, Mario. VIII, Armstrong, Warwick. VII, 142.
195; HI, 434. 75 Armus, Diego. IV, 156; VII, 143;
Areche, Iosé Antonio de. II, Arias Dávila, Iuan. I, 315. IX, 147, 302; X, 110.
256, 257, 269. Arias de Mansilla, Felipe. III, Arnal, Pedro. III, 346.
Areguati, Pablo. V, 192. 375. Arnaldi, Juan Bautista. IV, 191.
Arellano, Iosé Luis de. III, 196. Arias de Saavedra, Familia. I, Arnaud, André-lean. VIII, 412,
Arenales, José. IV, 307, 336, 337, 441. 439.
339, 340, 341, 343; VI, 481, Arias de Saavedra, Hernando. I, Arnaudo, Aldo A. VIII, 516,
482. 130, 438, 439, 485, 452, 456, 521, 551, 571, 572, 573, 574,
Arenas, Tiburcio de. Ill, 149. 461, 464, 466, 468, 469, 471, 577; IX, 95, ll2.
Arendt, Hannah. VII, 457. 486; II, 63, lll, 153, 157, Arnauldi, Raúl. IX, 391.
Areno, Anthony C. VIII, 299. 296, 398, 399, 436, 439; III, Arndt, Pablo. X, 149.
Aresti, Cristóbal de, Fray. III, 74, 133, 136, 141, 160, 237, Arnold, Prudencio. VI, 223.
444. 372, 375, 377, 381, 416, 427, Arnolds, A. IX, 184.
Aretz, Isabel. VI, 538, 559, 560; 428. Arolas, Eduardo. IX, 272.
IX, 271. Arias Divito, Iuan Carlos. III, Aron, Henry. VIII, 387.
Arévalo, Oscar. VII, 297, 468. 30, 160. Aron, Raymond. VII, 363, 396.
Arévalo Briceño, Francisco. I, Arias Figueroa, Sergio. II, 87. Aronson, I. III, 367.
432. Arias Pelerano, Francisco. X, 29, Arosca. I, 359.
Argandoña, Pedro Miguel de. 39. Arozanera, Iuan de. II, 170.
II, 28, 33, 99, 165, 396, 400, Arias Rengel, Familia. II, 53, Arrechea, Claudio. VIII, 7l.
403, 413, 418; III, 216, 252, 171. Arredondo, José Miguel. IV,
297, 443. Arias Rengel, Pedro. II, 152, 457, 468, 470, 471; V, 261.
Argandoña, Tomás Felipe de. 170. Arredondo, Nicolás de. II, 176,
III, 434. Arias Velázquez, Familia. l, 136, 244, 306; III, 229, 390, 438, 476.
Argañaras, Familia. II, 136. 171. Arregui, Gabriel de, Fray. ll,
Argañaráz, Agustín, Fray. III, Arias Velázquez, Fernando. ll, 168; III, 445.
374. 152. Arregui, Iosé de. II, 95.
Argañaraz y Murguía, Francisco Arias Velázquez, Lorenzo. ll, Arregui, Iuan de, Fray. Il, 30,
384 de. I, 434, 441, 449; III, 216. l S2. 168.
ÍNDICE DE NOMBRES
Arriaga, Antonio. Il, 360; III, Asquini, Pedro. X, 287. Avellaneda, Lidoro I. V, 397.
436. Assadourian, Carlos Sempat. Avellaneda, Marco M. IV, 414,
Arriaga, Julián de, Fray. II, 252, III, 50, 90, 91, 99, 100; VI, 64, 415, 528; V, 61, 66,120,135,
255, 260; III, 445. 200; X, 85. 395; VI, 319, 477, 519; VIII,
Arriaza y Superviela, Iuan Assanori, A. X, 150. 48; X, 95.
Bautista. VI, 313. Asso, Iordán de. III, 264. Avellaneda, Nicolás. IV, 23, 24,
Arrieta, Rafael Alberto. III, 309, Assuncao, Fernando O. III, 192; 28, 37, 86, 470, 475, 476, 477,
330; VI, 228, 344, 346, 347, VI, 560, 561; IX, 302. 478, 480, 483, 491, 494, 495,
487, 532; X, 112, 126, 132, Astesano, Eduardo. X, 82. 497, 499, 500, 501, 502, 503,
134, 157, 161, 163. Astete, Gaspar. V, 303. 505, 506, 507, 508, 509, 512,
Arrighi, Pedro I. VIII, Sl l; IX, Astigueta, Iosé Mariano. IX, 524; V, 36, 37, 40, 41, 45, 48,
489, 490. 445, 446, 485. 50, 57,106, 108,110, 116,
Arrigoni, Gloria. l, 232. Asti Vera, Armando. X, 60. 120, 122, 123, 127, 129, 134,
Arrillaga, Francisco Cirilo. IX, Astiz, Iuana Eloísa. III, 130, 135, 140, 234, 263, 369, 486,
517. 161. 492; VI, 63, 87, 88, l0l, 102,
Arriola. III, 182. Astori, Danilo. IX, 29. 162, 283, 289, 300, 301, 302,
Arroyo, Familia. Il, 135. Astrada, Carlos. VII, 38, 490; X, 304, 330, 367, 379, 408, 410,
Arroyo, Fernando. II, 152. 49, 50, 51, 52, 63. 419, 421, 513, 516, 520; VIII,
Arroyo, Lorenzana de. I, 472. Astrada, Estela M. II, 45, 413. 147, 148; IX, 100, S39; X,
Arroyo y Pinedo, Manuel. IV, Astrada Ponce. Carlos. VIII, 87. 145, 278.
122. Astrain, Antonio. II, 467. Avendaño, Diego de..II, 391,
Artal, José. VI, 381. Astraudi, Jorge. II, 71. 409.
Artana, Daniel. IX, 114. Astrea. VIII, 445. Avendaño, Víctor. IX, 326.
Artayeta. II, 175. Asúa, Miguel de. VI, 426; IX. Avendaño y Valdivia, Francisco.
Artaza, Juanes de. II, 97, 99. 556. II, 156; III, 428, 433.
Arteaga, Andrés de. III, 415. Asunción Silva, Manuel. VI, Aver, V. I, 229.
Artieda, D. de. l, 347. 340. Averbach, Segismundo. V, 357.
Artieda, Teresa. IX, 424. Atahualpa, cacique. I, 98, 108, Avico. VIII, 453.
Artigas, José Gervasio de. IV, 176. Avila, Esteban de. II, 409.
183, 253, 288, 289, 291, 358, Atienza, Rafael de. V, 324, 325. Avila, lulio P. VI, 228.
359, 360, 361, 362, 364, 365, Atiguayé, cacique. III, 212. Avila, Pedro Esteban de. III,
369, 384; V, 21, 24, 43, 80, Attias, Alberto. VII, 494. 428.
175, 195, 237; VI, 15, 19, 462, Aubert, Roger. V, 309. Avila Echazú, Edgar. V, 207.
472, 543. Aubone, Guillermo. IX, 454. Avilés. IV, 310.
Artigue, Frédéric. VI, 358. Aucell, Miguel. III, 350, 366. Avilés, marqués de. Véase: Avilés
Artola, Miguel. I, 321; TV, 247. Audivert, Pompeyo. X, 214, 219. _ y del Fierro, Gabriel de.
Artundo, Argentina. IX, 505, Aufuzzo, Francisco. VIII, 367. Avilés y del Fierro, Gabriel de.
506. Augé, Marc. IX, 275, 302. II, 115, 280, 371; III, 129,
Arvía, A. IX, 552. Augsburger, Alberto E. X, 161. 160, 312, 397, 438; IV, 268; V,
Arze, Silvia. I, 107. Augspurg, Iorge. II, 88. 17; VI, 16.
Asa, Haim. VIII, 398. Auni, H. IV, 105. Avni, H. VII, 109.
Ascasubi, Hilario. VI, 315, 318, Ausburger, A. I, 141. Axelrod, Iulius. IX, S25.
320, 321, 329, 345, 474, 487, Austral, Antonio. l, 133. Ayala. I, 292.
501, 559. Auza, Néstor Tomás. IV, 508; V, Ayala, Fernando. VII, 39; X,
Ascasubi, José Antonio. III, 444; 45, 75, 272, 308, 309, 310, 261, 262, 263, 270.
VI, 482. 31 l, 344, 401, 403; VI, 306, Ayarragaray, Lucas. V, 71, 120;
Aschero, C. I, 107, 230, 231. 344, 346, 487, 512, 513, 533; VI, 339.
Ashton, T.S. V, 494. VII, 431; VIII, 303, 334, 335, Ayerza, Francisco. VI, 359, 380.
Ashworth, Eduardo. VI, 155. 577; X, 160. Ayerza, Hernán. VIII, 136.
Asís, Jorge. VII, 358. Avalos, Daniel Iacinto. IX, 60. Ayerza de Castillo, Laura. X,
Asís y Calvo, Francisco de. III, Avalos, Eduardo I. VII, 20, 21, 198.
326. 303; VIII, 218; IX, 225. Aymonino, P. IX, S52.
Aspeitía, Luis de. III, 445. Avalos, Ignacio. VIII, 235, 236. Ayolas, luan de. l, 378, 379,
Aspell de Yanzi Ferreira, Avalos y Mendoza, Familia. II, 380, 381, 382, 383, 413; III,
Marcela. ll, 147; V, 403; VIII, 136. 282, 283, 425.
443. Avella Cháfer, Francisco. II, Ayroldi, Cayetano. II, 82.
Aspiazu, Daniel. VII, 142; IX, 180; V, 308, 310. Ayroldi, Santiago. II, 82.
112,114,115. Avellaneda, Familia. V, 148. Azamor y Ramírez, Manuel de.
Aspillaga, E. I, 256. Avellaneda, lulio. IV, 480. III, 240, 249, 252, 256, 257, 385
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
259, 266, 271, 276, 277, 278, Badignana, Leonardo. I, 371. Balcarce, Marcos. IV, 317, 318,
302, 446; Vl, 515, 516, 533. Baeck, Leo. VIII, 392. 320. 397; VI, 354.
Azar, Pablo. VII, 164. Baer, Yitzak. I, 323. Balcarce, Mariano. IV, 442; V, 337.
Azara, Félix de. I, 273; Il, 39, Báez, Catalina. III, 178. Balcarce de Gutiérrez Estrada,
59, 73, 115, ll7, 205; 346; Báez, Guillermo Federico. IV, Iosefa. Vl, 526.
lll, 66, 147, 177, 178, 229. 432. Baldínelli, Elvio. VIII, 145.
236, 242, 380, 395, 405, 407. Báez de Maldonado, María Baldini, G. I, l07.
408, 409, 41 l, 420; IV, 55; V. Teresa. III, 178. Baldó Lacomba, Marc. III, 401.
441; VI, 44, 45, 47, 48, 61. Bagehot, Walter. V, 72. Baldomir, Alfredo. VIII, lll.
220. Bagú, Sergio. V, 234, 445, 462; Baldrich, Alberto. VIII, 75.
Azaretto, Roberto. VII, 431. Vl, 62; VII, 141; X, 21, 92, 93, Baldrich, I. Amadeo. V, 272.
Azcárate, Andrés, Fray. VIII, 107. Balduzzi, Iuan. IX, 454.
326. Bagua], cacique. II, 26, 437. Baldwin, Iames Mark. VI, 306.
Azcárraga, Emilio. IX, 367. Bahía, Manuel B. IX, 535, S38. Balestra, Iuan. IV, 540; V, 114,
Azcoaga, Enrique. X, 233. Bahn, P. l, 231. l 15
Azcona, Gregorio de, Fray. III, Baibiene, Santiago. V, 260. Ballaff-et, Julio. IV, 204.
389. Baigorri, Clemente. III, 298. Ballejos, Luján Iuana. III, 178.
Azcona Cranwell, Elizabeth. X, Baigorri, Gregorio. V, 283. Ballerini, Augusto. VI, 370, 377.
Baigorri Ruíz, Pedro de. III, Ballester Peña, Iuan. VIII, 323;
Azcona Imberto, Antonio de. II, 429. X, 221.
112, 144; III, lll, 381, 445. Baigorria. IV, 290. Ballesteros, Familia. II, 135.
Azcuénaga, Domingo de. III, Baigorria, Manuel. IV, 167, 172, Ballesteros Barragán, Familia.
304, 305, 312, 321, 275; VI, 173, 174, 186. II, 135.
313. Bailón, Agustín. V, 290. Ballesteros Beretta, Antonio. II,
Azcuénaga, Flora. VI, S22. Bails, Benito. III, 396. 349; III, 264.
Azcuénaga, Miguel de. VI, 354, Baily, Samuel L. IV, 104, 106, Ballina, Osvaldo. X, ll6.
363, 364. 107; IX, 240. Ballu, Roger. VI, 380.
Azcuénaga, Vicente. Il, 173. Baines, D. IV, 104. Ballvé, Antonio. VIII, 481, 494.
Azcuy Ameghino, Eduardo. III, Bainville, Iacques. X, 79. Balmer, Roberto. VII, 224.
101. Bairoletto, Iuan Bautista. IX, Balmes, Iaime. V, 368.
Aznar, Luis. X, 30. 292. Balsa, Iavier. VI, 126; IX, 32.
Aznárez, Enrique P. III, 162. Bairorri, Luis. VI, 132. Balseiro, Iosé A. IX, 550, 554.
Azopardo, Iuan Bautista. IV, Bajarlía, Iuan Iacobo. X, ll5. Balvé, Beatriz S. VII, 357.
287. Baker, Joseph. VII, 224. Balvé, Beba C. VII, 357.
Azpiazu, Daniel. VIII, 519; IX, Bakunin, Mikhail. VII, 406, 407. Balwin. X, 92.
10. Balá, Carlos. X, 265. Balzac, Honoré de. VI, 491.
Azurduy, Iuana. IV, 310. Balado, Manuel. IX, S28. Balze, Felipe A. M. de la. VIII,
Azzaretto, Roberto A. VII, 295. Balán, Iorge. VI, 125, 202; VII, 117, 144.
Azzoní, Roberto. X, 220. 109; 1X, 32; X, 30. Banchs, Enrique. VI, 342, 343,
Balanzat, Manuel. IX, 557. 518; X, 122, 142.
B Balazote Oliver, Alejandro. VII, Bandieri, S. VI, 125,
175, l77. Bandini, Mónica. IX, 60.
Babini, A. VII, 139. Balbín, Francisco. V, 490. Bandler. IX, 358.
Babini, Iosé. VI, 405, 426; IX, Balbín, Ricardo. VII, 23, 317, Banegas, Tiburcio. V, ll7.
541, 542, 543, 553, 556, 583. 333, 338, 346, 348, 350, 355, Banting, Frederick. IX, 505.
Babini, Nicolás. VII, 355. 367, 369, 378, 387, 389, 517, Banu Sarrach, Familia. l, 316.
Bach, Enrique. V, 357. S40; VIII, 227, 258. Banzato, Guillermo. VI, 64.
Bach, Ricardo M. VII, 209, 555. Balbín, Valentín. VI, 414, 420; Banzer, Hugo. VII, 376.
Bachelard, Gastón. X, ll5. IX, 537. Baptista, Mariano. V, 226,
Bachmann, Alois. VII, 38; IX, Balboa, Manuel. IX, 145. Baquedono, Iuan, Fray. II, 297.
504, 506, 531. Balcarce, Antonio. IV, 279, 330, Baquero Lascano, Carlos
Bacigalupo, Enrique. VII, 386, 332, 356, 359; V, 89. Octavio. VIII, 443.
399. Balcarce, Florencio. VI, 313, Baqui, José. Véase: Boquí, José.
Bacigalupo, Iuan. IX, 508, 528. 320; X, 126. Baquíjano y Carrillo, losé. III,
Bacle, César Hipólito. IV, 116, Balcarce, Iuan Ramón. IV, 280, 302.
119, 362 ,V, 188; VI, 57, 220, 281, 283, 297, 306, 315, 317. Bara, Ricardo. VIII, 522.
351, 357, 384, 470, 487; X, 212. 319, 331, 400, 401, 402, 403. Barahona, Gaspar. Véase:
Badi, Aquiles. X, 210. 406, 423, 424; V, 89, 104, 187, Varona, Gaspar.
386 Badii, Libero. X, 223, 229. 196, 237, 320; VI, 468, 469. Barasatián, Bagdasar. VIII, 383.
ÍNDICE DE NOMBRES
Barba, Alvaro Alonso. III, 418, Bargman, Daniel. VIII, 399. Barry, Viviana C. IX, 183.
419. Bargo, M. I, 205. Barsky, Osvaldo. VI, 124, 125;
Barba, Enrique M. Il, 259, 263, Barili, Roberto VII, 230. IX, 31, 59, 60.
265, 467; IV, 372, 378, 384, 423, Barletta, Leónidas. X, 121, 130, Barth, G. III, 275.
424, 425, 451; V. 26, 43, 45, 134, 213, 285, 286. Barth, Moglia. X, 258, 260, 261.
104, 206, 272; VI, 126, 200, Barnadas, Iosep M. I, 442; III, Bartolomé, Leopoldo. VII, 173.
201; VIII, 94; X, 74, 86, 89, 94. 103. Bartolomé, Miguel. VII, 173,
Barba, Fernando Enrique. IV, Barney Finn, Oscar. X, 266, 267, 174.
131; V, 45; VI, 29, 36, 98; IX, 269. Bartolucci, Mónica. VI, 256.
425, 493, 585; X, 95. Baroja, Ricardo. X, 214. Barúa, Iosé León de. III, 157.
Barbacena, Marqués de. V, 240, Barón, Ana. IX, 532. Barúa, Martín de. III, 221.
242. Barone, Enrico. VIII, 500, 501. Barye, Antoine-Louis. VI, 370.
Barbara, Iuan. IX, 263. Barousse, Amadeo P. IX, 531. Barzana, Alonso de. I, 151, 273,
Bárbara, Santa. III, 120, 157. Barra, Federico de la. VI, 497. 274, 278, 284, 433; II, 421,
Barbé, Carlos. V, 75. Barra, Iuana de la. III, 322. 436, 466; III, 202, 203, 297,
Barbeito, A. VII, 130, 139. Barra de Llanos, Emma de la. 299.
Barbería, E.M. VI, 125. VI, 340; X, 142. Bas, Arturo M. VII, 482; VIII,
Barberis, Santiago F. VII, 431. Barradas, Rafael. X, 208. 85, 93, 331; IX, 253.
Barbero, Estela Rosa. III, 161, Barragán, Luis_. X, 211. Basadre, Iorge. VI, 63.
162. Barral Souto, Iosé. VII, 31; VIII, Basaldúa, Héctor. VII, 38; VIII,
Barbero, María Inés. VI, 170, 501, 522. 323; X, 156, 210.
171; VII, 108, 143, 297, 431; Barranco y Zapiain, Iuan Iosé Basalo. VI, 181.
IX, 61, 80, 83, 117, 148,187, de. III, 430. Basavilbaso, Domingo. II, 41;
209, 210, 21 l, 585; X, 96, 109. Barrancos, Dora. VI, 427; IX, III, 141, 416.
Barbero, Omar U. VIII, 442. 302. Basavilbaso, Familia. II, 53.
Barbero, Santiago. II, 45, 413. Barraquero, Julián. V, 164, 370, Basavilbaso, Leopoldo. IX, 462,
Barbier, Frédéric. IX, 360. 401. 464, 466.
Barbier, Iacques. III, 30. Barrault, lean-Louis. X, 285. Basavilbaso, Manuel. III, 146,
Barbieri, Sergio. III, 196, 198, Barraza, Familia. V, 148. 377.
210, 245, 262, 366. Barreda, Iosé. II, 458. Bascary, Ana María. II, 100,
Barbieri, Vicente. IX, 348; X, Barreiro, Eduardo. IX, 584. 123,138,146.
115,122,130. Barreneche, Osvaldo. II, 316; Baschetti, Roberto. VII, 357,
Barbosa, Diego. l, 342. IV, 124, 131. 358, 399, 469.
Barcala, Lorenzo. V, 243. Barrenechea, Ana María. VI, Basile, Clemente. V, 272.
Barcelló Beade, Iuan Miguel. 560; X, 128. Basílico, Ernesto. I, 349.
VIII, 470. Barrera, Héctor A. VIII, 65. Baso, Germinal. IX, 496.
Barceló, Alberto. VII, 272, 278, Barrera, Iuan. III, 297, 312. Bassi, Angel C. VI, 306.
286 Barrera Buteler, Guillermo. VII, Bassi, Iuan Carlos. IV, 312.
Barcelona, Pietro. VIII, 423. 509. Bastian, lean Pierre. VIII, 374.
Bárcena, Ioaquín Roberto. I, Barrere, Agustín. V, 296, 307. Bastos, María Luisa. X, l77.
178, 179, 259, 284, S09. Barrero García, Ana M. II, 248. Bastos Kern, María Lucía. X,
Barcesat, Mercedes. VIII, 470. Barres, Francisco. VI, 202, 426. 235.
Barcia, Pedro Luis. VI, 31 l, 344, Barreto, Teresa. VI, 562. Basualdo, Eduardo M. VII, 142;
347, 533, 463; X, lll, 112, Barreyro, Iulio G. VIII, 75. IX, 60, 210.
129, 161. Barrientos, Gustavo. I, 205. Basualdo, Honorio. VII, 483.
Barco, Oscar del. X, 191. Barrientos, Iuan de. I, 386. Basurco y Herrera, Iosé
Barco, Ricardo del. VII, 321; X, Barrientos, María. VI, 531. Antonio. III, 446.
97. Barrio de Villanueva, P. VII, 468. Batista. X, 188.
Barco Centenera, Martín del. I, Barrios, Iuan de, Fray. I, 395. Batle. VIII, 479.
34, 435; III, 205, 21 l, 216, Barrios Medina, Ariel. IX, 496, Batllori, Miguel. III, 312.
217, 220, 244, 281, 287, 289. 501, 527, 528, S29, 585. Batolla, Dominga. III, 178.
290, 291, 292, 297, 31 l; VI, Barrios Pintos, A. VI, 38. Batolla, Octavio. VI, 231, 256,
326. Barroetaveña, Francisco. V, 54, 533.
Bard, Leopoldo. VII, 91, 476; 56, 61, 120; VII, 253, 263. Battaglia, Guillermo. X, 283.
VIII, 51. Barros, Alvaro. IV, 173, 477. Battista, Vicente. X, 124.
Bardecí, O. l. VIII, 523. Barros Arana, Diego. IV, 318, Battistessa, Angel I. VI, 346;
Baretta, Fernando I. IX, 494. 320; V, 230, 332. VIII, 324; X, 126, 132.
Bargalló Cirio, Iuan M. VII, Barros Pazos, Iosé. V, 122, 419; Battle Planas, Iuan. X, 26, 2l l.
490. VI, 472. Battro, Antonio. IX, 514. 387
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Baulina, Angel. VIII, 85. Becktein. IX, 258. Belou, Pedro. IX, 528.
Bausani, A. VIII, 387. Becú, Teodoro. X, 157, 162, 163. Beltrán, Iuan Ramón. III, 421.
Bausate y Mesa. Ill, 331. Bedel, Jacques. X, 23 l. Beltrán, Luis, Fray. IV, 208, 278,
Bauzá, Felipe. lll, l3l, 410, 412. Bedoya, Eduardo. X, 260, 261. 319; V, 288; VI, 133.
420; Vl, 178. Bedoya, Eusebio de. IV, 458; V, Beltrán, Oscar R. Vl, 485, 488,
Bavio, Ernesto. VI, 299. 290, 303. 511; IX, 361.
Bayer, Osvaldo. VII, 430; IX, Bedoya, Iosé María. IV, 388; VI, Beltrán, Virgilio. X, 22.
241, 330: X, 266. 481. Beltrán Vieyra, Familia. V, 148.
Baygorri Ruíz, Pedro de. ll, 357. Behaim, Martín. I, 334, 353, Beltrao, M. de Moraes
Bayle. VI, 463. Coutínho. I, 284.
Bayle, Constantino. Il, 429. Behring Emil, Adolf von. IX, Belza, Juan E. V, 31 l; VIII, 335.
Bayley, Edgar. X, 115. 525. Bemberg, Hermann. VI, 88,
Baylies, Francis. V, 193. Beiró, Francisco. VII, 18, 257, 391, 394.
Bayliña, Simón. III, 358. 521. Bemberg, María Luisa. VII, 39;
Bayls. III, 252. Bejar, María Dolores. VII, 295. X, 266, 267, 268, 270.
Bayly, Samuel L. VII, 296. Belascoián Sayós, Marcial. VIII, Bemberg, Otto. VII, 219, 286;
Bayo, Servando. IV, S04; V, ll7. 495. IX, 194, 562.
Bayón, Cristina. I, 206. Belaúnde, César H. VIII, 522. Benano, Víctor. IX, 489.
Bayón y Murillo Marx, Belaúnde Terry, Fernando. VII, Benarós, León. Vl, 347; IX, 302,
Damián. III, 365. 393; VIII, 287. 303; X, 115, 289.
Baz, Ignacio. Vl, 354, 362. Beláustegui, Luis. VI, 441. Benavente, Marcelino. V, 284;
Bazán, Abel. VIII, 452. Belgrano, Domingo. II, 175, VI, 337.
Bazán, Armando Raúl. l, 443; 176; III, 97, Benavente, Santo. X, 284.
II, 123, 124, 136, 173, 130; IV, Belgrano, Manuel (1770-1820). Benavídez. II, 157.
423, 481; V, 45, 103, 309; VI, Il, 37, 116, 268, 283, 382; Ill, Benavídez, Familia. Il, 135.
449; VII, 296; X, 101, 108. 251, 252, 266, 269, 328, 329. Benavídez, Miguel, Fray. III,
Bazán, Francisco. III, 385. 393, 395, 396, 397, 402, 408; 390.
Bazán, Iuan Gregorio. I, 403, IV, 19, 40, 189, 255, 258, 259, Benavídez, Nazario. IV, 415,
404, 420; III, 431. 268, 273, 274, 275, 284, 286, 444; V, 95, 326; VI, 482.
Bazán, Raúl. V, 45. 287, 288, 297, 298, 299, 300, Benavídez Bedoya, Alfredo. X,
Bazán, Teresa. III, 381. 301, 302, 303, 304, 308, 309. 214.
Bazán Frías, Andrés. IX, 292. 310, 355, 377, 401; V, 14, 22, Benavídez Courtois, Juan. III,
Bazán y Bustos, Abel. ll, 414; V, 51, 174, 175, 177, 303, 366, 365.
284, 309. 400, 441, 442, 443, 457; VI, Benbassat, Edgardo. I, 206.
Bazille, Iean Frédéric. Vl, 375. 131,132, 209, 223, 261, 313, Bence, Amelia. X, 257, 260.
Bazo y Berri, Iuan. III, 275. 315, 322, 349, 351, 366, 367, Benedetti, Mario. X, 266.
Bazzano, Orestes. X, 55. 377, 431, 432, 437, 455, 456. Benedit, Luis. VII, 39; X, 227,
Beals, R.L. Vl, 559. 457, 476, 516, 518, S19, 547; 23 l.
Beatriz, Infanta. l, 330.’ VIII, S12. Bendix, R. IV, 156.
Beaskin, Stephen. IX, 340. Belgrano, Manuel. VI, 317. Benedicto XIV, Papa. II, 405,
Beaudot, Ramón F. VI, 481, Belgrano, Mario C. V, 43, 399; 412; III, 262.
483. VI, 314. Benegas Lynch, Alberto. IV,
Beaumont, ].A.B. VI, 62. Belgrano Rawson, Eduardo. X, 158.
Beaumont y Navarra, Francés 124. Benencia, Iulio Arturo. IV, 377.
de. III, 427, 428. Belín Sarmiento, Augusto. V, 58, Benencia, Roberto. VII, 109.
Beaupuy, León. X, 273. 60. Bengoa, León. VIII, 223.
Beauvoír, Iosé. V, 300. Belín Sarmiento, Eugenia. Vl, Bengolea Zapata. VII, 490.
Beazley, Francisco. VI, 251. 363. Beniamino, Alziato. Vl, 251.
Beccar Varela, Horacio. VII, 270. Bellelli, Cristina Teresa. I, 230, Benítez. IV, 383.
Beccaria, Luis. V, 428; VII, 142. 231. Benítez, Antonio. VII, 374, 486.
Becco, Horacio Iorge. VI, 344, Bellemare, Guret. V, 381, 408, Benítez, Carlos A. IX, 448.
345, 346, 347, 560; X, 133. 435. Benítez, Hemán. VII, 450; VIII,
Becher, Emilio. VI, 524; X, 156. Bellesi, Diana. X, 116. 335.
Becher, Ricardo. X, 265. Bello, Andrés. III, 299, 309; VI, Benítez, Pantaleón, Fray. III,
Beck, Guido. IX, S49, S50. 328. 389.
Beck, Hugo Humberto. Il, 21, Bellocq, Adolfo. X, 156, 212, Benito de Palermo, Santo. III,
469; IV, 186. 215. 157.
Beck-Bemard, Lina. VI, 227. Belmar, A. de. IV, 451. Benkley, Allison W. VI, 347.
388 Becker, Jerónimo. II, 350. Belmonte, luan de. I. 472. Bennet, Gordon. VI, 492.
ÍNDICE DE NOMBRES
Bennet, John. VI, 358. Bernal, A.M. VI, 35. Berzocana, Juan de. III, 431.
Bennett, W. I, 106. Bemal, Francisco. I, 471. Bes, Daniel. 1X, 555.
Benoit, Georges. X, 256. Bemal, Pedro, Fray. II, 463; VI, Besasso, Manuel. VII, 483.
Benoit, Pierre. IV, 200; VI, 350. 141. Besi, Ludovico. V, 327, 332.
Bentancor, Arturo. VI, 38. Bernal de Mercado, Ana. III, Besio Moreno, Nicolás. II, lll,
Bentham, Ieremías. V, 26, 83, 293. 125; 111, 396, 401.
365, 371, 380, 407, 445; VI, Bernal de Mercado, Catalina. Besson, Pablo. V, 354, 359, 360;
263, 421, 467, 468; VIII, 474. III, 293. V111, 365.
Benvenutti, Nino. IX, 328. Bemard, Claude. VI, 418; IX, Best, Charles Herbert. IX, 505.
Beorchia Nigris, Antonio. I, S04, 505, 510, 525, 546. Best, Félix. V, 239, 271.
179. Bemard, Tomás Diego. VIII, 84, Best, Iorge. X, 150.
Berardi, José. V, 331. 86, 93. Best, Martín. IV, 312.
Beraza, Agustin. VI, 19, 38. Bemard, Gíldas. II, 248. Best Maugard, Adolfo. X, 205.
Berberíán, Eduardo Enrique. I, Bernard Cohen, I. VI, 427. Bestene, I. VI, 109.
135, 155, 156, 157, 178, 509. Bernard Shaw, George. X, 130. Betanzos, Miguel. IV, 310.
Bercaitz, Miguel A. VIII, 456. Bernárdez, Francisco Luis. VII, Betbezé de Ducós, Francisco. II,
Berceo, Gonzalo de. III, 294. 38; VIII, 324; 1X, 337; X, 113, 39, 41, 73, 87.
Berdichevsky, León. IX, 495. 1 14. Bethancourt, Pedro de. III, 416.
Berea, Francisco Antonio de. Bernardo, Santo. 111, 202. Bethell, Leslie. II, 121, 145, 178;
III, 378. Bernareggi, Francisco. X, 220. IV, 130, 155, 247, 538; VI,
Berenguer Carisomo, Arturo. Il, Bernetti, Iorge Luis. VII, 466; 171, 256; IX, 145.
88; III, 309, 312, 314; VI, 344, IX, 454. Béthencourt, Iean. I, 318, 319,
345, 348; X, 129, 132, 135, Berni, Antonio. VII, 39; X, 204, 320, 353.
289. 212, 215, 222, 225, 228. Betti, Atilio. X, 131.
Beresford, William Carr. II, 377, Berni y Catalá, Joseph. III, 264. Betts. Vl, 194.
378; III, 396. Bernheim, Alejandro. IV, 430, Bevans, Iames. IV, 190; V, 347.
Beretta, Eduardo. VIII, 60. 468. Bevans, María. VI, 354.
Berg, Carlos. VI, 421; IX, 538. Bernheim, Emest. V1, 439. Bevans, Santiago. IV, 199.
Berg. duque. Véase: Murat, Bemheim, George. VI, 381. Beveraggi Allende, Walter. IX,
Joaquín. Bernhardt, Sarah. VI, 531. 148.
Berg, Maxine. Vl, 171, 412. Bernstein, Eduardo. IV, S32; Beverina, Iuan. Il, 381; V, 272,
Bergadá, Mercedes. X, 58. VII, 402, 405, 478. 273.
Ber Gelbard, Iosé. IX, 235. Berón, Mónica. I, 207. Biagini, Hugo Edgardo. V, 74,
Berger, Esteban. III, 349. Berón, Satumino. VI, 393. 400; VI, 306, 427; X, 64, 65,
Berger, Luis. III, 348. Berón de Estrada, Genaro. IV, 107.
Berger, R. VIII, 506, 534. 415, 416, 417; V, 245, 325. Biagioni, Amelia. X, l 16.
Bergier. 111, 265, 269. Berr, Henri. X, 69, 71. Bialet Massé, Iuan. IV, 166, l85;V,
Bergson, Henri. vI, 425; x, 16,45. Berretta, Horacio. VII, 207. 66, 396, 397; 1X, 302; X, 16, 17.
Bergstein, Iorge. VII, 357. Berrío, Gaspar Miguel de. III, Bianchedi, Remo. X, 231.
Berheim. X, 69. 69. Bianchi, Alfredo. VI, 51 l; X,
Berisso, Emilio. X, 129. Berro, Bernardo. TV, 463; V, 221. 126, 167, 168.
Berístarayn, Iorge. X, 149. Berrú, Antón. I, 426. Bianchi, Mabel R. de. VII, 175.
Berjman, Sonia. IV, 215, 216; Berruti, Alejandro. X, 129, 289. Bianchi, Susana. VII, 323, 466;
VII, 205, 206, 230. Bertani, Ernesto. X, 231. Vlll, 75; 1X, 454.
Berlinsky, Iulio. IX, 104, ll2, Berthelot, Pierre. VI, 425. Bianchi di Carcano, Emilio.
145. Bertho Lavenir, Catherine. D(, VIII, 355.
Bermann, Gregorio. VII, 273. 360. Bianciotti, Héctor. X, 122.
Bermejo, Antonio. IV, 532; V, Bertoli, Paolo. VIII, 359. Bianco, Ernesto. X, 284.
420; VI, 298; VII, 479; V111, Bertoni, Leandro. IX, 60. Bianco, Iosé. IV, 538; V11, 263;
450, 451, 452; IX, 426, 433. Bertoni, Lilia Ana. 1V, 105; V, 75. IX, 421, 501, 527; X, 121,
Bermejo Cabrero, José Luis. l, Bertram Collip, Iames. IX, 507. 177, 189.
323. Bertrán, Felipe. III, 226. Biasatti, Santo. IX, 388.
Bermúdez, Familia. II, 135. Bertuzzi, María Laura. 1V, 216. Biasatti, Alfredo B. IX, 507, 510.
Bermúdez, Iorge. X, 203, 206, Beruü, Juan Manuel. III, 126, 129; 514, 528.
220. V, 14; V1, 209, 211, 213, 227. Biassutli, R. l, 68.
Bermúdez, Iusto. IV, 290. Berutti, Arturo. IV, 39; Vl, 391, Bibar, Jerónimo de. I, 151, 157.
Bermúdez de Castro, Iosé. II, 394, 400; X, 254. Bibiloni, Eduardo. Vl, 347.
51, 55; 111, 414, 430. Berutti, Pablo María. VI, 391, Bibiloni, Iuan Antonio. V, 372;
Bermúdez Franco. VIII, 323. 394. Vlll, 404, 429, 452. 389
lNDICES GENERALES DE LA OBRA
Biblia. X, 264. Bixio, Beatriz. l, 157, 158. Bogado, Félix. IV, 346.
Bidart Campos, Germán I. V, Bjerg, María. III, 103; IV, 105, Boghossián, Vartán Waldir.
33, 44, 137, 139; Vll, 493. l06;VI, 125, 126, 127; VII, VIll, 383.
507,509, 551; VIII, 86, 467, 108, 140. Bohm. II, 342.
468, 469; X, 29. Blaísten, Isidoro. X, 124. Bohorquez, Pedro. I, 281; II, 96;
Bidau, Eduardo. VI, 274. Blanc, Louis. V, 458. lII, 433.
Bidegain, Carlos María. VII, Blancas, Alberto. V, 340. Boivin, Mauricio. Vll, 176.
498, S51, 552. Blanche Dosne, Christiane. IX, Boj, Silveiro. X, 122.
Bidegain, Pedro. VIll, 51. 530. Bolaños, Hevia. II, 236, 288,
Bidondo, Emilio. X, 101. Blanco, Angel. VII, 240. 289.
Biedma, Carlos M. IX, 433. Blanco, Ernesto. IX, 320. Bolaños, Luis de, Fray. II, 26,
Biedma, Iosé Iuan. I, 475; VI, Blanco, Eugenio I. VIII, 512. 435, 436, 437, 466; III, 158.
517. Blanco, Eusebio. IV, 204. Bolatti, Guillermo. VllI, 348.
Biedma, Iuan Martín. III, 277. Blanco, Iosé María. II, 430; V, Bold, Adolfo de. IX, 531, 532.
Bielfeld. III, 265. 31 l. Boleda, Mario. II, 96, 122, 123,
Bielsa, Rafael. VIII, 85, 86, 405, Blanco Amores de Pagella, 124.
407, 410, 440; X, 32. Angela. III, 312; X, 135. Bolívar, Simón. IV, 335, 343,
Bíenteveo, Perico. VI, 321. Blanco Escalada. IV, 332. 344, 345, 371; V, 21, Sl, 184.
Biernat, C. VII, 108. Blanco Fombona, Rufino. X, 77. 204.
Bigatti, Alfredo. x, 20s, 211. Blanco White, Iosé María. IV, Bolle, Erica. I, 156, 157.
Bignone, Reynaldo B. VII, 27, 243, 244, 247; VI, 461. Bollini, Carlos. IX, 555.
383, 394, 395, 545; VIII, 126, Blackstone. V, 38. Bolsi, Alfredo. l, 62, 63; II, 119,
255, 258, 260, 261, 262, 357. Blanes, Iuan Manuel. VI, 361, 126, 467.
Bignozzi, Iuana. X, 116. 371, 384. Boltzmann, Ludwig. IX, S38.
Bilardo, Carlos Salvador. IX, Blanqui. II, 57, 58, 66. Bolzán, Iuan E. X, 60.
312. Blanstein, Eduardo. IX, 361. Boman, Eric. I, 94, 107, 179; VI,
Bilbao, Francisco. V, 369; VI, Blaquier, Iuan. IX, 541, 542. 561.
497, 502, 510, 520. Blas, Santo. III, 291. Bonacina, Pedro. VI, 415.
Bilbao, Manuel. Il, 88; VI, 499, Blasco Ibáñez, Vicente. IV, 197; Bonafini, Hebe de. VII, 399.
500, 532, 533. VI, 239, 423, 509, 530. Bonald, Louis Gabriel
Bilbao, Santiago Alberto. VII, Blassets, Lluis. IX, 390. Ambroise, vizconde de. V, 29.
173; IX, 302. Blaszko, Martín. X, 218. Bonamín, Victorio. VIII, 348,
Bill, Max. X, 217. Blaustein, Eduardo. VII, 399. 351.
Binayán Carmona, Narciso. II, Blet, Luis. III, 417. Bonome, Rodrigo. X, 221.
123, 179; V, 43; VIII, 375. Bleumstein, Juan. Vl, 143. Bonano, Luis Marcos. VIII, 41.
386, 577; X, 152. Bliss, Horacio W. V, 521, 526; VI, Bonaparte, losé. Véase: Iosé I
Biondi, Pepe. X, 265. 38, 144; IX, 32; X, 85, 101. Bonaparte, Rey de España.
Bioy Casares, Adolfo. VI, 248, Blixen, S. VII, 469. Bonaparte, Napoleón. Véase:
253, 255; VII, 38; VIII, 466; Bloch, Marc. VII, 138; X, 87. Napoleon I Bonaparte, Rey de
X, 120, 121, 133, 134, 143. Blomberg, Héctor P. Vl, 345. Francia.
177, 184, 263, 266. Blondel, LM. IV, 118; VI, 144; Bonasso, Miguel. VII, 358, 396,
Biradén, Federico. X, 154. X, 49, 53. 397.
Bird, I. I, 255. Bo, Armando. X, 265, 270. Bonastre, Manuel. VII, 277.
Bird, Iunius. I, 233, 246. Boabdil. Véase: Abu Abd Allah Bonaudo, Marta. IV, 131; VI,
Bird, Richard E. VIII, 165. Muhammad. 63, 98, 125.
Birkhoff, George D. IX, 549. Bobone, FJ. IX, 544. Bonavena, Pablo. VII, 359.
Birocco, Carlos M. II, 181. Bocayuva, Quintino. V, 224. Bonavía, Bernardo. III, 436.
Birrí, Fernando. X, 264, 270. Boccanera, Iorge. X, 116. 437.
Bisang, Roberto. IX, 145, 584. Bodenbender, Guillermo. VI, Bonavía, D. l, 284.
Biscay, Acarette du. II, 47, 95, 410. Boneo, Iuan Agustín. V, 284,
98, ll0. Bodman. VIII, 164. 287, 296.
Bischoff, Efraim. V, 310; VI, Boedo. X, ll3, l2l. Boneo, Martín León. II, 82, 84;
513, 532; VII, 296; IX, 302, Boero, Alejandra. X, 287. III, 113; VI, 362, 372.
303; X, 101. Boero, Felipe. X, 242, 243, 253. Bonet, Antonio. VII, 193, 194,
Bishko, ChJ. l, 323. Boero de Izeta, Carlota. X, 253.
Bishop, Patrick. VIII, 299. Boeuf, Francisco. IX, 541. Bonet, Carmelo. X, 126.
Bisio, Carlos S. V, 359. Boffi Boggero, Luis M. VII, 509; Bonet, Osvaldo. X, 284.
Bistúe, Noemí del Carmen. II, VIII, 461, 462, 464, 467, 468. Bonfiglio, Mario, Fray. V, 297.
390 146; III, 162. 469. Bonifacio, Santo. III, 120.
ÍNDICE DE NOMBRES
Bonifacio VIII, Papa. II, 406. Borón, Atilio. X, 34. Bouguereau, William. VI, 369,
Bonilla, Heraclio. III, 49. Bororquia, Cornelia. VI, 317. 374.
Bonnat, León. VI, 369, 372. Borrás, Iosé. III, 266. Bouillet, M.N. VI, 558.
Bonofiglío, Marta. I, 156. Borrero, Luis. I, 256; VII, 177. Bourdelle, Emile. VI, 237, 370,
Bonoli, Felipe. VII, 187. Borrini, Héctor. VIII, 74. 377.
Bonomini, Angel. X, 124. Borroni, Otelo. VII, 323. Bourget, Paul. VI, 425.
Bononi, Iosé L. VIII, 323. Borruat de Bun, Marta. VII, Bourgoing, Iean-Francois. IV,
Bonpland, Amado. IV, 439; VI, 175. 224.
403. Bortnik, Ruben. VII, 508. Boutier, lean Claude. IX, 328.
Bonura, Elena. III, 29. Borzani, Carlos A. VII, 274. Bouttats, Gaspar. III, 315.
Bonvecchi, Alejandro. X, 270. Bosca, R. VII, 466. Bouvard, Joseph. IV, 195, 200,
Bonvecchi, Carlos E. IX, 115. Bosch, Beatriz. IV, 423, 425, 208; VI, 426; VII, 180, 181, 205.
Boote, Samuel. IV, 210; V, 459, 426, 432, 435, 480, 543; V, 44, Bouysee Cassagne, I. I, 280,
VI, 294, 359. 207, 480, 505; VI, 62, S12; X, 284.
Booz, Mateo. X, 119, 156. 95, 102, 104. Bovadilla, Jerónimo. Véase:
Boqui, Iosé. III, 361, 362, 367. Bosch, Ernesto. V, 215; VII, 270; Castillo de Bovadilla,
Borbón, duque de. I, 319. VIII, 102. Jerónimo.
Borda, Guillermo. VIII, 238, Bosch, Familia. IV, 194. Bove, Giacomo. VI, 415.
405, 430, 442; IX, 485. Bosch, Iorge Tristán. V, 101; Boveris, Alberto A. IX, 532.
Bordabehere, Enzo. VII, 281, VIII, 468; X, 60. Bowley. VIII, s04.
416, 476, 533. Bosch, Mariano G. VI, 345, 400. Bowser, Frederick. II, 178.
Bordaberry, Iuan María. VII, Bosch, Roberto. VII, 275. Boy], Bernardo, Fray. II, 385.
376. Bosch Gimpera, P. I, 284. Boyle, S.C. VII, 140.
Bordas, Gerardo. III, 437. Boschin, María Teresa. I, 231; Bozzoli. VIII, 355.
Bordelois, Ivonne. X, 129. II, 206. Brabazón, Ionh. VI, 61, 62.
Bordeu, Iuan Manuel. IX, 324. Bosco, Iorge Eduardo. VI, 487; Brachetto Brian, Domingo. DK,
Bordo, M. V, 505. X, 115. 515.
Bordone, Benedetto. I, 327. Bosco, Iuan. V, 299; IX, 441. Bracht. IX, 194.
Borel, Emil. IX, 542. Bosco, María Angélica. X, 123. Brackenridge, E.M. VI, 209.
Borello, Rodolfo. III, 312; VI, 345, Bose, Emil. IX, 539. Braco, Fernando, Fray. III, 389.
346, 347, 348; X, 134, 160. Bosetti, Oscar. X, 270. Braden, Spruille. VII, 305, 446;
Bores, Tato. X, 282. Bosse, Walter B.L. IV, 507; VI, VIII, 107, 118; IX, 346.
Borgatello. V, 301. 201. Bradford Cannon, Walter. IX,
Borges, Graciela. X, 264. Bossio, Iorge A. III, 130; IX, 510.
Borges, Iorge Luis. VI, 330, 348, 302. Brading, David. III, 31.
548; VII, 38, 275, 387; VIII, 323; Bóssola, Ernesto. IX, 320. Braganza, Bárbara de. II, 329,
IX. 271, 272, 284, 293, 302, 337, Bossuet, Iacques Bénigne. III, 33 l, 336.
338; X, lll, ll2, 113, 114, 117, 242; V, 26. Braganza, Familia. I, 363.
120, l2l, 123, 127, 133, 134, Bosworth, C. E. VIII, 387. Braganza, Iuan de. V, 195.
135, 143, 144, 146, 170, 177, Botana, Natalio. VII, 269 Bragoni, Beatriz. VI, 202.
184, 187, 264, 266, 285. Botana, Natalio Félix. VI, 508; Brailovsky, Antonio. VII, 231,
Borges, Iuan Francisco. IV, 362. IX, 336, 340, 343, 361; X, 471.
Borges, M. IV, 105. 132, 2l2. Brambilla, Fernando. II, 329,
Borges, Norah. VIII, 323; X, Botana, Natalio R. IV, 507, 508, 339; III, 83.
208 538, 539; V, 44, 47, 73, 138, Branca, Fernando. VIII, 261.
Borges, Pedro. l, 392, 413, 429, 167, 462, 537; VI, 450; VII, Brandon, L.E. V, 351.
430, 466, 468. 357, 398, 431, 467, 470, 498, Brandsen, Federico. IV, 339; V,
Borget, Auguste. VI, 217. 509, S52; VIII, 79; IX, 584; X, 240.
Borja, Francisco de, Santo. III, 33, 34, 96. Brannon, R. IX, 31.
157. Botet, Iulio. IX, 463. Brasanelli. III, 349.
Borja Correa, Francisco de. II, Bottaro, Iosé María. VIII, 304. Braslavsky, Cecilia. IX, 454, 497.
386, 409; III, 442; VI, 478. Bottaro, Raúl H. X, 160. Brassey, Thomás. VI, 194.
Borlenghi, Angel. VII, 281; VIII, Bou, Marilú. X, 107. Braudel, Ferdinard. I, 453; IV,
64, 454; lX, 222. Bouchard, Hipólito. IV, 287, 31 l.
Bórmida, Marcelo. I, 79, 80, 297. Braudel, Fernand. X, 87, 88.
206, 230, 231; Vll, 175, 176. Boudier, Jacobo. IV, 189. Braum, George. I, 331, 355.
Born, Iorge. IX, 194, 21 l.
Boroa, Diego de. III, 199, 200,
213, 218, 272.
Boudón, Raymond. VII, 140.
Bougainville, Luis Antonio de.
II, 40, 339.
520. 391
Braun, Clara. VII, 206.
Braun, Oscar. VIII, 516, 517,
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Braun, Rafael. VII, 357, 374, Brizzi, Ary. X, 228. Buch, Tomás. IX, 559, 584, 585.
398, 399, 400, 470, 509; X, 34. Brizzolara, Luigi. Vl, 370. Buchbinder, Pablo. Vl, 450; IX,
Braun Menéndez, Armando. I, Broca, Paúl. VI, 419. 493.
349; X, 149, 157. Brocato, Carlos Alberto. X, l9l. Buchrucker, Cristian. VII, 297,
Braun Menéndez, Eduardo. IX, Brochero, Iosé Gabriel. V, 303, 322, 431, 466, 467, 468; X, 96.
512, 513, 515, 517, 519, 520, 310. Bucích Escobar, Ismael. IV, 507;
521, 528, 553. Brodersohn, Mario. IX, 112. V, 138.
Brauner Rodgers, Susana. VIII, Broggi, Hugo. VIIl, 500, 501. Buclde, Henry T. V, 52.
399. 503, 506. Bueno Mendoza, Alberto. l, 80.
Braunstein, I. I, 284. Broide, Iulio. Vl, 62; VIII, 513. Bufano, Alfredo. VIIl, 324; X,
Bravard, Augusto. IV, 439. Broitman, Ana. X, 27l. l 12.
Bravo, Antonio. X, 220. Bronner, Stephen Eric. X, 39. Buffa, Iosefa. II, 206.
Bravo, Augusto M. IX, 32. Bronzini, Teodoro. VIII, 87. Bufión, conde de. Véase: Leclerc,
Bravo, Domingo. Vl, 561. Brooke Naylor, Guillermo. IX, George Louis.
Bravo, Gaspar. IV, 414. 316. Buira, Demetrio. VIII, 58, 60.
Bravo, María del Carmen. IX, Brougham, Henry. V, 180. Buitrago, Guillermo. VIII, 323.
33. Brouwr, Desclee de. VIII, 328. Bujalesky, G. l, 229.
Bravo, Mario. Vl, 524; VII, 273, Brown, David. VIII, 299. Bulgheroni, Raúl. IX, 303.
277, 292, 403, 476, 483; IX. Brown, Guillermo. IV, 19, 292, Bull, Charles. V, 351.
401. 293, 294, 295, 296, 379, 420; Bullón de Mendoza, Alfonso.
Bravo Dávila y Cartagena, Juan. V, 190, 196, 241, 242, 246, IV, 313.
lll, 443. 348, 349; Vl, 313, 377. Bullrich, Eduardo I. X, 157.
Bravo Lira, Bernardino. Il, 220, Brown, Iohnathan. III, 99; IV, Bullrich, Rafael Augusto. IX,
248, 249, 250; lll, 244; V, 437; 131; VI, l7l. 522.
VIIl, 442. Brown, Jorge. IX, 308. Bullrich, Silvina. X, 121, 144.
Brayer, Miguel. IV, 329. Brown, Robert T. IX, 184. Bulnes, Alfonso. IV, 480.
Brecht, Bertolt. X, 130. Bruce, William I. VIII, 164, 165. Bulnes-Thomas, Víctor. VI, 17 l .
Breda, Emilio. V, 308. Bruch, Carlos. I, 28; IX, 543. Bulygin, Eugenio. X, 59.
Bredeston,. Guillermo. X, 288. Bruchman, Carlos A. VII, 277. Bunge, Alejandro E. VI, 168,
Bréhier, Emile. X, 49. Bruera, Ricardo P. IX, 450. 201; VII, 130, 139, 139; VIII,
Brennan, James P. VII, 356, 357; Brughetti, Faustino. VI, 375, 500, 502, 503, 504, 505, 506,
IX, 242. 376. 508, 509, 510, 513, 515, S22;
Brenner, Fernando. X, 270. Brughetti, Romualdo. VI, 383; IX, 16, 67, 68, 73, 82, 89, 112.
Brentano, Franz. X, 45. X, 127, 221, 233, 236. 146, 178, 182, 194, 211. 421.
Bresanelli. II, 58. Brunelli, Feliciano. IX, 263. 427, 433, 454, 583; X, 17.
Bresci, Domingo. VII, 360. Brunet, Iosé, Fray. II, 430; lll, Bunge, Augusto. IV, 534; V. 66;
Bresciani-Turroni, C. VIII, 574. 278; V, 310. VI, 424; VII, 273.
Bretes, Juan. IX, S43. Brunetiere, Ferdinard. VI, 425. Bunge, Carlos Octavio. V, 71,
Brezzo, Liliana M. VIII, 118. Bruni, Francisco. V, 327. 373, 401, 407, 434, 437; VI,
Bridges, E. Lucas. 276, 277, Bruniard, Enrique Danilo. l, 39, 297, 306, 339, 424; VIII, 405,
257; IV, 180, 187; VII, 166, 62, 63, 509; IX, 34. 406, 413, 414, 422, 443, 446.
177. Bruno, Cayetano. Il, 45, 122, 467; IX, 421; X, 23, 42.
Bridges, Familia. VII, 166. 139, 145, 154, 179, 180, 350, Bunge, Ernesto. VIII, 474.
Bridges, Thomas. I, 256; V, 351, 414, 429, 431, 466; Ill, 400, Bunge. Mario. IX, 549, 555; X,
359. 441; V, 299, 301, 309, 310. 60, 122.
Brie, Luis H. V, 357. 3l l, 342; VIIl, 333. Bunge de Gálvez, Delfina. VIII,
Brigham, Iohn. V, 347. Bryan, Alan. I, 206, 230. 324.
Brimó, Albert. X, 59, 65. Bryce, Iames. IV, 145, 157; V, Bunldey, Allison Williams. IV,
Brinolo, Manuel. IX, 268. 72 508
Briones de Lanata, Claudia. I, Brzujousky, Clemente. VIII, Buntig, Aldo. VIII, 335.
257; VII, 175, 177, 381. Buonocore, Domingo. VI, 532;
Bríscoe, Benny. IX, 328. Buasso, Iuan A. VIII, 254. X,.l55, 160, 162, 163.
Brito, Luis de. l, 363. Buber, Martin. X, 56. Burdeau, Georges. X, 33.
Brito Lima, Alberto. VII, 378. Bucareli y Ursúa, Francisco de Burden, Rodney A. VIII, 299.
Britos, Iuan I. (h). VIII, 501. Paula. Il, 341, 368, 460, 461, Buren de Sanguinetti, Luisa. III,
Brizuela, Pedro Nicolás de. II, 462, 463; lll, 215, 249, 377. 400.
63, 173. 384, 430; IV, 205, 256. Burger, L. l, 284.
Brizuela, Tomás. IV, 412, 413, Bucci, Domingo. IX, 320. Burgin, Miron. V, 462, 477, 505,
392 414, 416; V, 187. Buch, Esteban. IV, 269. 525; Vl, 38, 200; X, 91.
ÍNDICE DE NOMBRES
Burgoa, Avelino. IV, 460. Bustos Dávila, Nicolás. Vl, 274. Cabral, Iuan Bautista. IV, 290.
Burgos, Fausto. VIII, 324. Bustos Domecq, H. Véase: Bioy Cabral, Pedro Alvares. I, 32,
Burgos, Iuan Martín. IV, 199, Casares, Adolfo. 355, 356, 357, 358.
216. Bustos Fierro, Raúl. VII, 353, Cabral Texo, Jorge. V, 388, 402.
Burgos, Otto. IX, 489. 483, 489, 508. Cabred. VII, 186.
Burgués, Francisco. III, 385. Bustos y Ferreyra, Zenón. V, Cabrer, José María. lI, 59; lll,
Burguiere, André. II, 135. 284, 340. 414.
Burke, Edmund. V, 28. Buteler, Alfonso María. VIII, Cabrera, Alonso de. I, 381; Il,
Burkholder, Mark. IV, 247. 348. 421.
Burleigh, Henry. V, 351. Butler, Guillermo, Fray. VIII, Cabrera, Angel L. l, 62, 63; IX,
Burmeister, Carlos Germán 323. 557.
Conrado. IV, 40, IV, 439, 451, Butler, Horacio. VII, 38; X, 210. Cabrera, Familia. I, 442, 444.
495; VI, 225, 228, 361, 409. Butrón. III, 268. Cabrera, Félix. IIl, 148.
410, 414, 420, 416, 418, 420, Buttaro, Enrique. Vl, 338. Cabrera, Francisco. Ill, 335.
42l, 423, 506, 525, 528. Butty, Enrique. IX, 508. Cabrera, Gustavo. X, 270.
Burucúa, José Emilio. III, 365, Buxareo Uribe, Félix. X, 146. Cabrera, Hilario. III, 335.
367; X, 232, 234. Byron, Iohn. II, 40, 340; VI, Cabrera, Ierónimo Luis de. I,
Burundarena, Carlos. IX, 492. 520. 150, 152, 42l, 422, 424,425.
Burzio, Humberto F. III, 48, 49, 431, 434, 440, 441, 443, 445.
420; IV, 313; V, 271; VIII, C 448, 451, 456, 459, 461, 466;
21 l. ll, 24, 93, 156, 299, 301; lll,
Busaniche, Hernán. II, 88. Caamaño, Joaquín. II, 468. 216, 374, 381, 429, 431, 433.
Busaniche, Iosé C. IX, 493. Caamaño, Roberto. X, 253. Cabrera, Iosé de. III, 435.
Busaniche, José Luis. Il, 349; V, Caballería, Pedro de la. l, 306. Cabrera, Miguel. lII, 339.
104, 198; VI, 62, 181, 227, Caballero, A. IX, 184. Cabrera, Pablo. I, 157, 407, 443,
228, 488; X, 76. Caballero, Roberto. VII, 358. 504; II, 414; III,l60, 271, 277,
Buschenthal, Iosé de. IV, 443; V, 396, 397. 292, 294, 312, 401; V, 310; VL
200, 479. Caballero Martín, Angel. VI, 488; X, 75.
Buschiazzo, Iuan Antonio. IV, 306. Cabrera, Pedro Luis de. I, 467,
194. Cabanel, Alexandre. VI, 369. 472; Ill, 133.
Buschiazzo, Mario I. II, 82, 85, Cabanillas, Tránsito. V, 292. Cabrera, Tomás. II, 36; Ill, 202,
86. Cabanis, Pierre Iean Georges. V, 335, 339, 366, 338.
Busembaum, Hermann. III, 25; Vl, 464; X, 62. Cabrera Infante, Guillermo. X,
262, 264. Cabarrús, Francisco, conde de. 123.
Busnelli, Antonio. X, 150. IV, 224. Cabrera y Salta, Gerónimo Luis
Busser, Carlos. VIII, 259. Cabello, Francisco Antonio. III, de. Véase Cabrera, Jerónimo
Bussi, Antonio Domingo. VIII, 25 l. Luis de.
35, 252, 258. Cabello Balboa. Miguel. l, 107. Cabreros de Anta, Marcelino.
Bustamante, Iosé Luis. IV, 451. Cabello y Mesa, Francisco ll, 407, 414.
Bustamante, Iosé María. V, 292. Antonio. Ill, 233, 236, 304, Cabrillana, N. I, 323.
Bustamante Carlos Inca, 312, 319, 320, 321, 322, 323. Caccianiga, Paolo. VI, 351, 362.
Calixto. Véase: Concolorcorvo. 327, 330, 331. Cacciatore, Julio. VII, 206.
Bustillo, Alejandro. VII, 185, Cabeza de Vaca, Alvar Núñez. I, Cáceres, Diego de. I, 316.
221. 34, 342, 369, 382, 383, 384, Cáceres, Felipe de. l, 383, 401,
Bustillo, Exequiel. VII, 185, 187, 385, 386, 388, 397, 398, 427: 408, 423, 424; lII, 426.
231. lII, 284, 285, 286, 290, 291, Cáceres, Luis. V, 370; Vl, 497.
Bustillo, Iosé María. V, 265. 31 l, 426. Cáceres, Manuel. VII, 248.
Bustos. V, 467, 510, 514. Cabeza Enríquez. lll, 269. Cáceres Cano, Severo G. V, 521,
Bustos, Domingo. III, 375. Cabodi, Iuan Iorge. II, 87. 526.
Bustos, Eugenio. IV, 441. Cabot, Iuan Manuel. IV, 322, Cáceres Freyre, Julián. III, 131;
Bustos, Familia. II, 173. 323. X, 161.
Bustos, Francisco Ignacio. V, Caboto, Sebastián. I, 32, 130, 346. Cachul, cacique. IV, 171, 172.
204. 348, 371, 372, 373, 374, 375. Cacopardo, Fernando. IV, 158,
Bustos, Iuan. I, 432. 378, 391, 408, 414, 416, 419; lll, 216; Vl, 256.
Bustos, Iuan Bautista. IV, 308, 237, 405, 409, 415; Vl, 335. Cadena de Ressling, María
309, 343, 363, 364, 365, 366, Cabral, Antonio. IV, 382. Teresa. l, 475; IX, 424.
369, 372, 373, 375, 376, 378. Cabral, Antonio, Fray. III, 389. Cadícamo, Enrique. X, 117.
380, 381, 387; V, 25; Vl, 480. Cabral, Blas, Fray. lII, 390. Cady, Iohn F. V. 207.
Bustos, Miguel Angel. X. 116. Cabral, Humberto. VII, 275. Caeiro, Oscar. lll, 312. 393
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Cafferata, Agustín. VII, 23 l. Calleja Sandoval, Iuan Antonio. Campins, Graciela. VI, S62.
Cafferata, Francisco. VI, 377, VI, 357. Campo, Cupertino del. X, 202,
378. Callejas, Iuan Antonio. III, 361. 204.
Caferatta, Iuan F. VIII, 331; IX, Callfucurá, cacique. IV, 56, 172, Campo, Estanislao del. V, 251;
173, 174, 176; V, 249. Vl, 315, 321, 329, 345, 520,
Cafferata, Iuan M. V, 307. Caloni, Vicente, Fray. V, 31 l. 537, 559; X, 156.
Cafferata Nores, lose. VII, 179. Calou, Iuan Pedro. X, 112. Campo, Hugo del. VII, 322; IX,
l80. Calvetti, Iorge. X, ll5. 242.
Cafiero, Antonio. VII, 353; IX, Calvez, lean-Yves. VII, 400. Campo, Nicolás del. II, 244,
236. Calvino, Iuan. V, 65. 267, 272, 273; III, lll, 267,
Cafiero, Mercedes. VII, 358. Calvo, Carlos. V, 339, 340. 279, 351, 388, 438.
Caggiano, Antonio. II, 466; Calvo, Luis María. I, 445, 475, 509; Campo Jaramillo, Iuan de. III,
VIII, 317, 338, 341, 343, 344, II, ll0, 112, 125; III, 162. 442.
350, 351. Calvo, Nicolás. V, 120; VI, 496. Campobassi, José S. IV, 507,
Caggiano, María A. l, 131. Calzada, Rafael. Vl, 505, 509. 508; Vl, 306; IX, 421; X, 95.
Cagigas, Antonio de las. III, Calzadilla, Santiago. IV, 95; VI, Campodónico, Horacio. X, 269.
396. 363, 400, 533. Campomanes, conde de. Véase:
Cagliero, Iuan. V, 299, 300, 309, Calzato, Walter. l, 207. Rodríguez, Pedro.
339. . Camacho. III, 138, 144. Camponeschi, Angel María. II,
Cahen Salaberry, Enrique. X, Camacho, Horacio. VI, 427. 175, 424; III, ll0, 156, 351,
265 Camaña, Iuan. VI, 362, 367. 352, 365.
Caillavet, Chantal. Il, 122, 150, Camaño, Ioaquín. III, 297, 405. Cámpora, Héctor I. VII, 25,
179. Cámara, Alonso de. I, 432, 472. 248, 249, 369, 371, 374, 375.
Caillet-Bois, Julio. III, 285, 289, Cámara, Héctor. V, 402. 376, 378, 381, 453, 469, 517.
291, 306, 308, 309, 310, 330. Cámara, Isabel de la. III, 137. 519, 525, 531; VIII, 26, 123,
Caillet-Bois, Ricardo R. I, 349; Cámara, Lorenza de. III, 382. 131,132, 142, 143, 241, 247,
ll, 350, 381; lll, 161, 278, Camargo, Francisco de. l, 346. 249, 350; IX, 102, 235, 236,
279; lV, 312, 507; V, 21, 207, Camargo, Hernando. III, 336. 356.
234; VI, 36, 486; X, 84, 104. Camargo, Vicente. IV, 310. Campos, Julio. V, 263.
Caillet-Bois, Teodoro. IV,3 l 2; V, Cambá, cacique. IV, 165. Campos, Luis María. IV, 467,
272. Cambaceres, Antonio. Vl, 134, 468; V, 263, 268.
Caimari, Lila M. VII, 299, 323, 142. Campos, Presentació. I, 408.
466, 470, 555; VIII, 334, 471, Cambaceres, Eugenio. IV, 95; V, Campos Salles, Manuel Ferraz
494; lX, 454. 37, 304 , VI, 335, 347; X, ll7. de. VI, 532.
Cairo, Humberto. X, 255. Cambas, Aníbal. VIII, 74. Campoy, Luis. IX, 33.
Cajías, M. I, 107. Cambours Ocampo, Arturo. IX, Camps, Ramón. VIII, 255.
Calandra, Horacio. I, 178, 205. 342; X, . Camus, Albert. X, 123.
Calandrelli, Matías. VI, 415. Cameron, Rondo. V, S05; IX, Canabrava, Alice Pfiffer de. III,
Calandria, Justo. VI, 321. l 19. 54, 99.
Calatayud. III, 262. Camilión, Oscar. VII, 353, 400; Canal Feijoo, Bernardo. Vl, S60;
Calcagno. X, 267. VIII, 141, 258. X, 128, 130.
Calchaquí, Iuan. I, 95, 281, 433. Camiña, Alfredo. X, 258. Canale, Nicolás. IV, 194, 199.
Calchaquí, Pablo. I, 281. Campa, Iuan de la. VII, 267; IX, Canales y Quinteros, Gregoria.
Calciopi, Ricardo. IX, 454. 428. III, 381.
Caldcleugh, Alexander. VI, 228. Campanella, Hebe Noemí. VI, Canals Frau, Damián. IX, 550.
Caldenius, C. I, 210, 229. 533. Canals Frau, Salvador. I, 28,
Calderón, Mariana. II, 106. Campanella, Tomás de. II, 447. 177, 178, 180, 261, 408; Ill,
Calderón, Mencia. I, 397, 399, Campbell, Ieanette. IX, 306. 420; IV, 185; VI, 561.
441. Campero. IV, 183. Canaro, Francisco. IX, 263.
Calderón de la Barca. II, 245; Campero, Familia. II, 66. Canasi, Iosé. VII, 490.
Ill, 292. Campero, Iuan Manuel. III, Cancela, Arturo. IX, 433; X,
Calderón Trejo, Eligia. III, 365. 241, 338, 435. 119.
Calés, Mario. VI, 62. Campero, Miguel M. VII, 277, Cancino Troncoso, Hugo. VI,
Cali, Américo. X, 115. 283. 450.
Califano, Mario. VII, 168, 169, Campi, Daniel. V, 168; VI, 99, Canclini, Agustina V. de. VIII,
171, 173. 125, 165, 228; IX, 32. 374.
Calistro, Mariano. X, 269. Campillo, Iuan del. IV, 434, Canclini, Arnaldo. V, 345, 358,
Calixto III, Papa. I, 333. 436; V, 201, 330, 331; VIII, 359, 360, 537; VIII, 75, 363,
394 Calle, Lisandro’. VI, 478. 84, 85. 373. 494.
ÍNDICE DE NOMBRES
Canclini, Santiago. V, 359; VIII, Caparrós, Martín. VII, 358, 360, Cárcamo, Celes Ernesto. IX,
371. 372, 374. 397, 469. 516.
Candioti, Marcial R. VII, 210; Capdevielle, Fernando. IX, 515. Cárcano, Miguel Angel. II, 381;
IX, 527. Capdevila, Alberto. V, 268. IV, S39; V, 206; VI, 63, 104,
Cané, Luis. X, 114. Capdevila, Arturo. VI, 343; VII, 124, 126; VII, 263, 275, 280,
Cané, Miguel. IV, 38, 146, 185, 263; X. 112. 285.
477, 480, 525, S36, 539; V, 45, Capdevila, Iosé A. III, 394, 417. Cárcamo, Ramón I. IV, 207, 425,
60, 114, 124, 132, 133, 397. Capdevila, Pedro. VI, 34. 451, 514, 520; V, 55, lll, 140,
456; VI, 162, 252, 317, 318, Capdevila, Ricardo. VIII, 177. 207; VI, 200; VIII, 13,41; IX,
322, 323, 331, 332, 338, 380, Capelli, Darío. X, 270. l7, 403, 467, 494.
381, 413, 473, 510, 519; VIII, Capellini, Iesús Orlando. VIII, Cárcova, Ernesto de la. VI, 367,
470; X, 126, 156. 373, 374, 382, 521.
Canedo, Alfredo. VI, 348; VII, Capellini, Mercedes. VIII, 470. Cárdenas, Baltasar. IV, 302.
43 l. Capilla de Castellanos, A. VI, 38. Cárdenas, Bernardino de. II,
Canedo, Mariana. II, 126, 180; Capitán Chiquito, cacique. IV, 156, 449, 454, 455, 460.
III, 101. 177 Cárdenas, Eduardo. V, 75, 401;
Cánepa, Familia. IV, 191. Capitanelli, Ricardo. I, 62, 63. VII, 43 l.
Canevari, Marcelo. VlI, 231. Caponetto, Antonio. VII, 297. Cárdenas, Francisco de. I, 388;
Cangiano, María Cecilia. X, Capote, Truman. IX, 352. V, 322.
110. Capracia, Santo. III, 269. Cárdenas, G. VII, 469.
Canitrot, A. X, 30. Caprile, Familia. VI; 183. Cardero, Iosé. Il, 321.
Cannadine, David. VI, 171. Capristo, Oscar. X, 227. Cardich, Augusto. I, 79, 80, 209,
Canning, George. V, 181, 182, Caputo, Dante. X, 29, 30. 217, 230, 231, 284, 509.
196. Caputo de Astelarra, Sara. VIII, Cardich, L. I, 230.
Cano, Alonso. III, 337. 1 l7. Cardiel, José. l, 203; II, 71; III,
Cano, Guillermo. VII, 282. Caputto, Ranwel. IX, 516, 520, 245, 269, 274, 279, 405, 410,
Cano de Nogueira, M.C. VI, 529, 532. 41 l.
126. Carabajal, Zoilo. X, 277. Cardiff, Iuan. V, 308.
Cánovas del Castillo, Antonio. Caraballo, Gustavo. X, 256. Cardini, Carlos Eugenio. IX,
II, 352, 359, 380. Caraballo, Liliana. VII, 358. S15, 516.
Canter, Iuan. III, 329; IV, 377; Caracciolo, marqués de. III, Cardini, Eugenio. VI, 532; X,
VI, 486; X, 149. 265. 255.
Canterac, Iosé de. IV, 340, 342. Caraduje, Antonio. X, 217. Cardini, Franco. l, 321.
Cantillana. II, 465. Caraffa, Belisario. IX, 468. Cardón, Raúl Luis. IX, 524, 531.
Cantilo, José María. VI, S09; Caraffa, Emilio. VI, 352, 360; X, Cardone, Edgardo. VIII, 244.
VII, 95, 275, 286, 288; VIII, 219. Cardoso, Cesáreo. VIII, 269.
104, 109. Caramuel, Iuan. II, 58; III, 262. Cardoso, Oscar R. VIII, 144,
Cantilo, Iuan I. VIII, 487. Caramuru, Rey. Véase: Correja, 298.
Cantini, Iosé Luis. IX, 446, 497. Diego Alvares. Cardozo, Efraim. I, 408; Il, 349;
Canto, Estela. X, 122. Carassa, Ramón de. III, 436. III, 160; V, 234.
Cantón, Darío. IV, S39; VII, Caratini, Alicia. VII, 173. Cardozo, Fernando Enrique. X,
142, 264, 294, 295, 470, 550, Caravatti. IV, 191. 18
552; VIII, 209; X, 29, 33. Carballito. IX, 292. Cardozo, Oscar. VII, 400.
Cantón, Eliseo. III, 421; VI, 274. Carballo, Aída. X, 156. Cardozo Pardo, Iuan. Ill, 375,
Cantoni, Aldo. VII, 253, 254. Carballo, Pablo Marcos. VIII, 299. 376.
Cantoni, Federico. VII, 248, Carbia, Rómulo D. ll, 414; III, Carella, Tulio. VI, 345; X, 290.
254, 255, 259, 264, 274, 282; l6l, 222, 400; V, 73, 310, 343; Caretta de Gauffin, Gabriela. ll,
VIII, 15, 16, 18, 22, 41; IX, VI, 339, 446, 448, 449; X, 68, 180.
18, 33. 69, 70, 74, 105, 216. Carey, Iohn M. VII, 553.
Cañas, Carlos. X, 224. Carbó, Alejandro. VI, 299. Carey, Robert. V, 38, 456.
Cañedo-Argüelles Fábrega, Carbone, Alberto. VIII, 347. Carilla, Emilio. Ill, 310, 312; VI,
Teresa. l, 444. Carbone, Oscar E. X, 149. 346, 348; X, 128, 160.
Cañete, Francisco. II, 82, 83. Carbone, Rodolfo. VIIl, 335. Caripán, cacique. Il, 78.
Cañete, Pedro Vicente. III, 225, Carbonell de Masy, Rafael. II, Carlés, Manuel. VIII, 181.
243. 467. Carlino, Carlos. X, 130.
Cao, Claudia B. IX, 454. Carbonnier, Francois Casimir. Carlo, Nicolás de. V, 307.
Cao, Iosé María. V, 69; VI, 438, IV, 259. Carlomagno. III, 274.
504, 505; VIIl, 365. Carcagno, Iorge Raúl. VII, 376, Carlos, archiduque de Austria.
Capanema, barón de. V, 224. 377, 378; VIII, 248, 250, 254. ll, 323, 324. 395
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Carlos, Rey de Nápoles. II, 330. Carra, Carlo. X, 221. Carrió de la Vandera, Alonso.
Carlos l. Rey de España. II, 351, Carrancio, Iosé Vicente. III, 11, 45, 46, 52, 87, 100, 101.
359; lll, 441. 249, 252. 103; III, 130, 134, 135, 139.
Carlos 11, Rey de España. 11, Carranza, Adolfo Pedro. VI, 141, 142, 146,159, 268, 271.
319, 322. 323, 352, 361; 1V. 525, 526. 274, 279, 299, 300, 301, 312.
223. Carranza, Angel Justiniano. 1V, 409; V1, 178, 200.
Carlos III, Rey de España. 11, 312; V1, 371, 442, 500, 51 l. Carrizo, Antonio. X, 149.
13, 40, 82, 217, 251, 252, 259, 517, 523; X, 146, 148. Carrizo, César. X, 177.
261, 265, 268, 279, 280, 282. Carranza, Enrique. VIII, 156. Carrizo, Jesús María. 1X, 271.
331, 332, 336, 341, 342, 344. Carranza, Neftalí. VI. 348. Carrizo, luan Alfonso. V1, S50,
347, 349, 360, 365, 367, 370. Carranza, Pedro, Fray. I 466; II, 557, 558, 560; VIII, 324; 1X.
380, 388, 389, 396, 409, 412, 159, 396, 400; 111, 206, 208. 271, 295, 303; X, 128.
428, 459, 460: 111, 29, 30, 121, 237, 254, 257, 444. Carrizo, Nicolás. I, 421; III, 431.
122, 123, 124, 126, 127, 146. Carrasco, Benito. V11, 180, 184. Carta, Pedro. VI, 403, 404, 405,
147, 224, 228, 229, 230, 233. Carrasco, Gabriel. IV, 197, 216. 406
237, 252, 264, 279, 306, 373, Carrasco, Jacinto, Fray. II, 430; Cartagena, Juan de. I, 344.
384, 392, 399, 400, 403; 1V, III, 400; V, 310. Carter, Boyd G. X, 197.
222, 223, 225, 226, 227, 237, Carrasco, Morita. VII, 177. Carter, Iarnes. VIII, 131, 133.
239, 258, 274; V, 15, 279. Carrasco de Saavedra, Cartosio, Emma de. X, llS.
Carlos 1V, Rey de España. II, 31, Bernardo. II, 401. Carulla, Emilio. VII, 422, 424.
266, 267, 276, 279, 280, 282. Carrera, Arturo. X, ll6. Carulla, Iuan E. VII, 421, 508.
347, 348, 360, 374, 391; III. Carrera, lose Miguel. IV, 164, Caruso, Enrico. VI, 531.
120, 122, 124, 125, 127, 128, 170, 315, 317, 318, 366; V, Carvajal, Bemardino de. I, 335.
305, 446; IV, 223, 224, 225. 517, 519; VI, 361, 477, 479. Carvajal, Francisco de. 1, 393.
226, 227, 228, 229, 230, 231, Carreras, Enrique. X, 265. Carvajal, Gaspar de. II, 420.
232, 237, 246, 247, 261, 296; Carreras, Francisco de las. V, Carvajal y Lancásto, Iosé de. II,
V, 178. 122, 419. 457.
Carlos V, Rey de España. I, 337, Carrete D’Encausse, Hélene. Carvalho e Melo, Sebastián de.
342, 345, 346, 370, 371, 374. VII, 396. 11, 457, 458.
374, 375; II, 21 l, 219, 386. Carretera, A. M. 111, 31 l. Carvallo, Gonzalo. I, 467, 472.
390; III, 35. Carretero, Andrés M. V, 43; IX, Casa, Ramón de la. III, 250.
Carlos XII. III, 268. 267; X, 95. Casabal, Apolinario. V, 306.
Carlos Alberto, príncipe de Carretero, Rodolfo. IX, 489. Casabindo. Véase: Pisarro,
Carígnan. V1, 403. Carriego. V, 25. Matheo.
Carlota Ioaquina. IV, 230, 238, Carriego, Evaristo. IV, 468; VI, Casabona, Victoria. VII, 176.
261, 354; V, 14. 343, 524; IX, 288, 368; X, Casadevall, Domingo F. VI, 345;
Carlson, Anton Iulius. IX, 511. l 12. IX, 302; X, 135.
Carlyle, Thomas. V, 61, 173; X, Carrier-Belleuse, Albert-Ernest. Casado, Iván. IX, 261.
79. V1, 367, 370. Casado de Alisal, Carlos. IV, 32,
Carmagnani, Marcelo. III, 103, Carril, Benigno del. VI, 109, 502;VI, 192, 194.
538. l 10. Casagemas, Rafael. V, 401.
Carmen Pereyra, Elías del. III, Carril, Bonifacio del. III, 420; Casajus, Bernardo. III, 380.
388. IV, l7l, 290, 378; VI, 383, Casal, José, Fray. III, 389.
Carmona, Pedro. III, 354; VI, 384; VII, 354, 470, S09; VIII, Casal, Julián del. VI. 340.
57 345. Casal, Pedro S. V11, 273; VIII, 197.
Carnelutti. VIII, 416. Carril, Enrique V. del. VIII, 470. Casal Castel, Alberto. VII, 296.
Carnese, Francisco. VII, 173. Carril, Hugo del. X, 259, 260, Casamayor, Isabel. 111, 146.
Carnevale, Susana. 1X, 346, 355, 261, 262, 266, 270. Casamiquela, Rodolfo M. l.
36 l. Carril, Mario del. IX, 532. 180, 231, 232, 284; V, 187;
Carnicer, Francisco. VI, 483. Carril, Salvador María del. IV, V11, 175, 176.
Carnicero. III, 354. 380, 436, 437, 438, 444, 445, Casanova, Sixto. I, 28; IV, 409.
Caro, Carlos. VIII, 237. 446, 450, 454; V, 93, 110, 122. Casares, Carlos. IV, 536; V1, 78,
Carozza, Paola. VIII, 468. 317, 329, 419; V1, 212, 482, 247; V11, 38.
Carozzo, Roberto. IX, 330. 554; X, 95. Casares, Familia. V1, 247.
Carpani, Ricardo. X, 228, 229. Carrilla, Emilio. X, 95. Casares, Tomás D. VII, 426, 546;
Carpeaux, lean-Baptiste. VI, Carrillo, Ramón. VII, 202, 203. V111, 322, 324, 405, 420, 421.
367, 370. Carrió, Alejandro. VIII, 469. 446, 454, 462, 463, 464, 468.
Carpio, Adolfo. X, S7. Carrió, Genaro. VIII, 420; X, 469; 1X, 475; X, 54.
396 Carr, Raymond. V1, 169; IX, 81. 59. Casares Pearson, Olga. 1X, 263.
ÍNDICE DE NOMBRES
Casaretto, Iorge. VIII, 355. Castellanos, Joaquín. VI, 503; Castiñeira, Iulio R.VI, 306, 483;
Casaroli, Agostino. VIII, 361. VII, 253, 476. IX, 493, 557.
Casas, Bartolomé de las, Fray. I, Castellanos, Manuel. VII, 260. Castiñeira de Dios, José María.
7l, 76; II, 213, 214, 215; III, Castellanos, Rafael. VIII, 385. III, 312; X, 115.
268. Castellanos, Uladisloa. V, 284, Castlereagh, lord. v, 13o, 131, 132.
Casas, Iosé B. VIII, 87. 294, 339. Castrillo Mazeres, Francisco. Il,
Casas, Manuel Gonzalo. X, 56. Castelli, Eugenio. VI, Sl l. 380.
Casasbellas, Ramiro de. X, 115. Castelli, Iuan Iosé. IV, 279, 281, Castriota, Samuel. X, 275.
Casatilly, marqués de. II, 366. 283, 297, 351; V, 14. Castro. III, 265.
Casavalle, Carlos. VI, 518. 523. Castelli, Pedro. IV, 418. Castro, Alicia S. l, 207, 209,
Cascabel, Segunda. III, 148. Castellino, Marta Elena. VI, 230, 231, 232, 509.
Cascudo, Luis Da Cámara. VI, 5 l 3. Castro, Emilio. VIII, 474.
559. Castello, Antonio Emilio. VII, Castro, Emesto L. X, 123.
Casella, Enrique. X, 243, 244, 296, 353; VIII, 245. Castro, Eugenio de. VI, 521.
251. Castells, Alberto. X, 33. Castro, Familia. V, 148.
Casellas, Alberto A. VIII, 176. Castells, Iosé Conrado. VIII, 58, Castro, Fernando de. I, 329.
Casiello, Iuan. V, 342; VII, 508; 61. Castro, Fidel. VII, 363, 364, 392,
VIII, 324. Castelnuovo, Elías. X, 121, 175, 396; VIII, 230.
Caspar, Robert. VIII, 387. 285. Castro, Iosé María. X, 251.
Caspe. III, 229. Castex, Mariano N. VII, 470, Castro, Iuan B. VII, 277.
Cassani, Iorge Luis. X, 100. 509. Castro, Iuan losé. X. 243, 244,
Cassani, Iuan Enrique. IX, 400, Castex, Mariano Rafael. IX, 247, 253.
431. Castro, Lope de. Véase: García
Cassels, ].K. VI, 155. Castiglioni, Roberto. X, 163. de Castro, Lope.
Cassiano, Ricardo. II, 362, 381. Castilla. VI, 254. Castro, Lorenzo. III, 179.
Cassimatis, Irineo. VIII, 380. Castilla, Leopoldo. X, 116. Castro, Manuel. IX, 302.
Cassinelli, Luis. VIII, 199. Castilla, Manuel. X, 115. Castro, Manuel Antonio de. V,
Cassone, Florencia Ferreira de. Castilla, Santiago. III, 146. 25, 86, 365, 412, 425, 427,
X, 172, 173, 199. Castilla y Zamora, Cristóbal de. 429, 435, 437; VI, 460.
Castagna, Gustavo I. X, 270. III, 398. Castro, Rita. VI, 562.
Castagnino, Iuan Carlos. X, Castillo. V, 514. Castro, Saturnino. IV, 302, 303,
212, 225, 289, 290. Castillo, Abelardo. IX, 352; X, 304, 305.
Castagnino, Raúl H. VI, 344, 124. Castro, Silvana. X, 133.
345, 486; X, 126, 135, 160. Castillo, Antonio Yáñez del. III, Castro Barros, Pedro Ignacio
Castán Tobeñas, José. VIII, 441. 164. de. IV, 306; V, 279, 290, 310,
Castañares. Il, 205. Castillo, Benjamín E. del. VI, 315, 319, 346, 365; VI, 481.
Castañares, Martín de. Il, 95. Sl l. Castro Estévez, Ramón de. IV,
Castañeda, Francisco de Paula, Castillo, Cótulo. X, 117. 507.
Fray. III, 389; IV, 26; V, 279, Castillo, Dionisio del. II, 165. Castro Leiva, Luis. IV, 130.
290, 315, 365, 409; VI, 351, Castillo, Enrique Benjamín del. Castro Sánchez, Eduardo. VIII,
461, 462, 463, 464, 465, 466. IX, 506, 513, 514, 518. 234, 236.
477, 481, 486, 494. Castillo, Horacio. X, 116. Castropalao, Fernando. III, 262.
Castañeda, Gregorio de. I, 404; Castillo, Iuan de. II, 440. Catalán, Iuan I. IX, 490.
III, 431. Castillo, Pedro del. I, 406, 447, Cataldino, Iosé. II, 60, 440; III,
Castañeda, Jorge. VII, 397. 457, 475, 477; ll, 226, 229. 208, 212, 245, 263.
Castañeda Delgado, Paulino. I, Castillo, Ramón S. V, 148; VII, Catalina, Zarina de Rusia. II, 346.
348; lI, 414. 19, 20, 21 l, 285, 286, 287, Catalina II, Zarina de Rusia. V,
Castaño, Manuel. VI, 52. 288, 289, 293, 299, 337, 417, 353.
Castelar, Emilio. VI, 509. 426, 427, 503, 515, 518, 519, Catalina de Siena, Santa. III,
Castellani, Leonardo. VII, 38, 520, 521, 525, 526, 528, 529, 208, 262, 270, 358.
387, 449, 450, 468; VIII, 322, 531, 532, 538, S40, 548; VIII, Catena, Osvaldo. VIII, 339.
324; X, 119. 159,199, 200, 201, 214, 215, Caterina, Luis María. V, 141,
Castellano, Luis G. VIII, 283. 330; IX, 97, 344, 372, 431, 537; VII, 294, 431; VIII, 13.
Castellano, Ramón. VIII, 342, 436, 548; X, 286. Cathcart, William. VI, 504.
348. Castillo, Santiago H. del. VII, Cathrein. X, 54.
Castellanos, A. I, 155. 275, 284. Catriel, Cipriano. IV, l7l, 172,
Castellanos, Aarón. IV, 443.
Castellanos, Familia. II, 136,
171: V, 148.
Castillo, Vicente del. IV, 449.
Castillo de Bovadilla, Jerónimo.
ll, 235, 283, 289, 304.
158. 397
173, 476; VII, 158.
Catriel, Iuan Iosé. IV, 174; VII,
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Catriel, Marcelino. VII, 158. Centeno, Diego. I, 386, 394, 337, 338, 342, 343, 344, 346,
Cattaneo, Atilio E. Vll, 275, 395, 397. 415. 360, 365, 366, 367, 369, 370,
295; Vlll, 197. Centeno, Felipe. VIII, 49. 458, 465: III, l2l, 127, 147,
Cattaneo, Cayetano. III, 131, Centeno, Francisco. V, 206, 344. 179, 230, 236, 246, 302, 417,
212. Centurión, Emilio. VIII, 191. 430; IV, 250, 256.
Cattaneo, Leonardo. I, 371. Cepeda, Alonso de. I, 432; III, Chacón Torres, Mario. III, 367.
Cattaneo, Mario A. VII, 509. 432. Chaliapine, Feodor. IX, 258.
Cattaneo, Pedro. IX, 529. Ceppi, Iosé. Vl, 232, 233, 248, Challú, Amilcar. Vl, 275.
Cattaruzza, Alejandro. VII, 295. 251, 255. Chambo, Mariano, Fray. III,
Catterberg, Edgardo. X, 30, 34. Cerda, Luis de la. I, 328. 398.
Catucci, Silvia G. VIII, 470. Cereijido, Marcelino. IX, 528. Chamílín, cacique. l, 281.
Caturelli, Alberto. lll, 244, 312, Cerezo, Gregorio. VII, 283. Chancerel, León. X, 285.
401; V, 309, 368; VIII, 334; Cerini, Antonia. V, 292. Chandler, A. IX, 152, 210.
IX, 493; X, 50, 55, 57, 59, 61, Cernadas. VIII, 487. Chandler, C.L. VI, 37.
64, 65. Cernadas, Iuan Iosé. IV, 389; V, Chandler, D.S. IV, 247.
Causs, Mecha. IX, 263. 322. Chaneton, Abel. I, 375; III, 400;
Cauzzi, Teresa Beatriz. II, 315. Cernadas de Bulnes, Mabel N. V, 402; VIII, 442; X, 104, 157,
Cavadas, José de Sousa. III, 353, VI, 487. 163.
354. Cernuschi, Félix. IX, 549. Chano, Jacinto. VI, 315.
Cavafis, Constantin. X, 115. Cerretani, Arturo. X, 123, 130, Chanonga. VI, 321.
Cavalaro, Diana. VI, 486. 289. Chaplin, Charles. IX, 252.
Cavallero, Diana. VI, 533. Cerrutti, Eduardo. Vl, 185. Chapman, Anne. I, 276, 277; IV,
Cavallo, Domingo. IX, 59. Ceruti, Carlos N. I, 109, 132, 187; VII, 167, 177.
Cavallo, Guglielmo. X, 160. 133, 510. Char, René. IX, 349; X, llS.
Cavallo, Sandra. IX, 424. Cerutti, María Constanza. I, Charcot, Juan B. VIII, 164.
Cavallotti, Rubén. X, 261. 179. Charlevoix, Pedro Francisco
Cavanagh, Roberto. IX, 317. Cerutti Gulberg, H. VII, 469. Iavíer de. III, 267, 298; VI,
Cavañas, Manuel A. IV, 287. Cervantes Saavedra, Miguel de. 315.
Cavarozzí, Marcelo. VII, 352, II, 309; III, 136; VI, 518. Charlier, Noemí. VII, 358.
356, 508; X, 30, 34, 97. Cervera, Federico Guillermo. I, Chartier, Roger. X, 160.
Cave, Peter. X, 135. 443. Charton de Treville, Ernest. V,
Cavendish, Henry. VI, 406. Cervera, Felipe. II, 125, 147. 30, 449; VI, 360, 372, 374.
Cavia, Pedro. Véase: Sáenz de Cervera, Manuel María. I, 443; Chas, Francisco. III, 259, 260.
Cavia, Pedro. II, 45, ll0, 124; IV, 424; X, Chassaing, Iuan. VI, 320, 498,
Cayo], Roberto. VI, 338. 76. 520.
Cayupul. IV, 178. Cervetto, Iuan. VI, 504. Chateaubriand, Francois René
Cayuqueo, Félix. VII, 159. Cerviño, Pedro Antonio. III, de. V, 40,181.
Cayuso, Susana. VII, 551, 552. 324, 326, 328, 395, 396, 414; Chaunu, Pierre. I, 365; II, 127.
Cazorla, Eduardo. VI, 306. IV, 125. Chauri, Domingo. III, 436.
Ceballos, Alejandro. IX, 481. César, Francisco. I, 374, 379, Chaussemiche, Bernard. VII,
Ceballos, Francisco. IX, 3 l 5, 409, 415. l8l.
330. César, Iulio Ramón de. II, 59; Chavarría, Iosé Manuel. VI,
Ceballos, Jerónimo. III, 385. III, 338. 305.
Ceballos, R. I, 231. Cesati. VI, 414. Chavero, Héctor Roberto. X, 117.
Cedrón, Jorge. X, 266. Ceselli, Iuan Iosé. X, 115. Chávez, Alonso de. I, 348, 382,
Céfali, Francisco. VIII, 181. Céspedes, Conrado. VI, 488. 385, 386, 399, 4l4, 423.
Cejudo, Iorge. Il, 430, 468. Céspedes, Francisco de. II, 157, Chávez, Fermín. IV, 480, 481;
Celada. Claudio. V, 359; VIII, 374. 159; III, 428. VI, 274, 346, 348; X, 82.
Celada, Gabriel. II, 105, 106. Céspedes, Xería. Il, 441. Chávez, Gonzalo Leónidas. VII,
Celesia, Ernesto H. IV, 423; V, Céspedes del Castillo, 358.
103, 104. Guillermo. II, 153, 252, 263, Chávez, Nufrio de. I, 383, 385,
Cella, Susana. VII, 468; X, 133. 279, 280; III, 99; IV, 247, 268. 386, 395, 397, 398, 399, 400,
Celton, Dora Estela. II, 100, Cetrángelo, Oscar. X, 269. 419, 423.
122, 124, 128, 137, 139, 142, Ceva, Marcela. VII, 108; IX, 83, Chazarreta, Andrés. IX, 270; X,
146, 466; IV, 45, 62, 63, 64. 148, 210.
67, 69, 71, 74, 75; VII, 54, 73. Cevallos, Pedro de. II, 39, 68, Chejov, Anton. VI, 518; X, 130.
Cena, Iuan Carlos. VII, 357. 74,168, 195, 244, 260, 261, Chelemín, cacique. I, 28, 95.
Centeno, Angel M. VII, 399; 262, 263, 264, 265, 266, 267. Chenal, Pierre. X, 261.
398 VIII, 335, 342, 361. 269, 270, 272, 280, 333, 336. Chenebar, Itzjak. VIII, 399.
ÍNDICE DE NOMBRES
Chertudi, Susana. VI, S62; IX, Cicognani, Amleto Giovanni. Clemente VI, Papa. I, 328.
271, 292. VIII, 343. Clemente VII, Papa. II, 386.
Chesterton, Gilbert K. X, 121. Cid, Elena. VIII, 323. Clemente XIII, Papa. II, 412.
Cheuqueta, cacique. IV, 172. Cienfuegos, Iosé Ignacio. V, Clemente, Iosé Edmundo. X,
Chevalier, lean Jacques. VI, 305. 318; Vl, 313. 128, 134, 146.
Chiappori, Atilio. Vl, 342; X, Cieza de León, Incawasi de Clementí, Hebe. V, 43, 104; VII,
118, 142. Cañete. I, 108, 153, 273, 282. 263, 430; X, 96, 107.
Chiaramonte, José Carlos. III, Cigliano, Eduardo M. I, Clérice, Iustino. Vl, 391, 394.
30, 245; lV, 125, l3l, 268, 106,132, 205. Clerq, Hugo de. VI, 201.
425, 426; V, 42, 103, 441, .462, Ciocchini, Cleto. X, 204. Clerval, Massieu de. V, 190.
522, 523, 525, 537; Vl, 170, Ciocchini, Héctor. X, 115. Cleveland, Stephen Grover. V,
200; X, 91, 92, 94,191. Cipolletti, César. VII, 65. 224, 225.
Chichisola, Familia. VI, 181. Cipolletti, María Susana. I, 208; Clifford, Iaime. VIII, 374.
Chiclana, Feliciano. III, 440; IV, IV, 187; Vll, 174. Coan, Titus. V, 350.
397. Cires, Matías de. III, 397. Coatsworth, Iohn. IX, 82, 183.
Chikachiev, Platón. VI, 215, Ciria, Alberto. VII, 265, 293, Cobo, Norberto. IX, 544.
227. 294, 321, 323, 431, 466, 467; Cobo Borda, Iuan Gustavo. X,
Chilliendo, Gaucho. IX, 292. VIII, 209; IX, 495; X, 199. 160.
Chingotto, Mario Raúl. VIII, Cirigliano, Gustavo. IX, 454. Coca, Ioaquín. VII, 295; VIII,
176. Ciseri, Antonio. VI, 361, 362, 436.
Childs, Wendy R. I, 323. 369, 371. Cócaro, Nicolás. III, 31 l; X,
Chiodi, Hugo. IX, 517. Cisneros, Andrés. VIII, l 17, 134.
Chiovenda. VIII, 409. 142, 144, 145. Cocchiara, Giuseppe. VI, 558.
Chiozza, Elena. IV, 51, 74; IX, Cisneros, Baltasar Hidalgo de. Cochet, Gustavo. X, 214.
267. Ver: Hidalgo de Cisneros, Cochran, Thomas. IX, 83, 148,
Chipitruz, cacique. IV, 173. Baltasar de. 207, 210.
Chirinos de Posadas, Francisco. Cisneros, Cardenal. I, 308, 312, Cochrane, Thomas. IV, 297,
III, 433. 318; II, 385. 332, 333, 335, 339, 340, 342;
Chmyz, Igor. I, 133. Cisneros, Raúl. X, 154. VI, 313.
Chocori, cacique. IV, 172, 176. Citanovic, Dinko. III, 244. Cocilovo, LA. I, 256.
Chomel, Noel. III, 327. Ciuro Caldani, Miguel Angel. Codignola, Ernesto. IX, 400.
Chopin, Frederic. IX, 261; X, X, 59. Codignotto, I. l, 229.
241. Civit, Arturo. VII, 198. Codovilla, Victorio. VII, 20,
Chorroarín, Luis Iosé. III, 378, Civit, Emilio. IV, 527; V, 148, 410, 411, 446; X, 190, 191.
402; V, 290; VI, 515, 516. 149, 152. Coe, John Halstadt. IV, 435; V,
Chouhy Aguirre, Ana María. X, Civit, Francisco. VI, 88. 246, 248.
l 15. Clairac, Ramón de. III, 436. Coelho, M. IX, 454.
Christensen, Carlos Hugo. X, Clairaux, Auguste. VI, 359, 363. Coghlan, Eduardo A. VI, 62; IX,
258, 261, 269, 270. Clappertoni, C. I, 229. 268.
Christie, William D. IV, 444. Clara, Ierónimo Emiliano. V, Coggiola, Osvaldo. VII, 297.
Christophersen, Pedro. V, 356. 292, 294, 336. Cohen, Marcelo. X, 125.
Chubrétovich A., Carlos. VIII, Clara, Pedro N. V, 294. Cohen de Chervonagura, Elisa.
299. Clara de Asís, Santa. III, 119. Vl, S12.
Chuchler, S. I, 229. Claraz, Iorge. I, 232; IV, 187. Coihuepau, Venancio. IV, 172.
Chudnovslcy, D. IX, S84. Clarizza, Francisco I. VIII, 166. Coing, Helmut. Il, 314; X, 98.
Chueca Goitía, Fernando. II, 85. Clark. VI, 195. Coito, Manuel de. III, 350.
Chueco, Manuel. IX, 210. Claros, Familia. V, 148. Colacilli de Muro, María
Chulilaquini, cacique. IV, 177. Claude, Albert. IX, 51 l. Angélica. X, 60.
Chumay, cacique. I, 281. Claudel, Paul. X, 285. Colacrai de Trevisán, Miriam.
Chumbicha, cacique. I, 281. Claudet, Enrique. IX, 540, 557. V, 235.
Churchill, Winston. IX, 65; X, Clausewitz, Carl von. Vll, 366, Colautti, Carlos E. V, 102; X, 134.
l 76. 385, 464. Colbert, lean Baptiste. V, 450.
Ciancaglini, Humberto. IX, 520, Claver, Pedro. III, 263. Colina, Bartolomé de la. V, 322;
553. Clavero, Bartolomé. Vl, S13; VIII, 218.
Cicardo, Vicente Héctor. IX, VIII, 441. Colina, Salvador de la. V, 437.
Clemenceau, George. IV, 194; Coliqueo, cacique. IV, 173, 174,
Cicerchia, Ricardo. IX, 267.
Cicerón. lll, 268.
Cichero, Marta. VII, 355.
Vl, 530; VII, 180.
Clement, Gastón. VIII, 229, 230.
Clemente V, Papa. ll, 406.
159. 399
186.
Coliqueo, Ignacio. VII, 158,
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Coliqueo, Simón. Vll, 158, 159. Conan Doyle. VI, S18. Coquena. IV, 182.
Coll, Alberto R. Vlll, 299. Concatti, Rolando. VII, 360. Corbacho, Myriam Rosa. V1,
Coll, Jorge Eduardo. Vll, 36, Conci, Carlos. VIII, 335. 99.
286; Vlll, 434; IX, 432. Concina, Daniel. lll, 228, 264. Corbellini, Enrique C. V, 42.
Coll Cárdenas, Marcelo. D(, 454. Concolorcorvo. Véase Carrió de Corbiere, Emilio I. VII, 297,
Collado, Adriana. IV, 216; VII, la Vamíera, Alonso. 430; X, 160.
207. Conde, Agustín. II, 83, 84. Cordero, Héctor Adolfo. lll,
Collaert, Adrián. III, 343. Condillac, Etiene. V, 25; VI, 162.
Collesbury, Guillermo. V, 348. 464. Cordeu, Edgardo I. IV, 186; VII,
Colli, Néstor S. V, 207, 272. Condorcet, Marie-lean 173, 177.
Collino, Desiderio. VIII, 355. Antoine. Vl, 278, 279. Cordiviola, Luis Adolfo. X, 235.
Collivadino, Pío. VI, 376, 382, Conesa. V, 250. Córdoba. IV, 527.
384; X, 206, 212. Conforti, Carlos. VII, 476. Córdoba, Alberto Octavio. VI,
Collo, Iuan B. IX, 539. Coni, Emilio. III, 65, 99; IV, 347.
Colmeiro, Manuel. X, 212. 138, 215; V, 396; VI, 63. 560; Córdoba, Antonio. IV, 335.
Colmo, Alfredo. VIIl, 405, 407, X, 106. Córdoba, Clara, Santa. lll, 374,
409, 413, 414, 422, 428, 429, Coni, Femando A. X, ISO. 389.
430, 443, 446, 448, 449, 452, Coni, Pablo E. VI, 518; X, 151. Córdoba, Iosé de. IV, 280, 281.
458, 467. Conil Paz, Alberto A. V, 234; VI, Córdoba, Mariano. Di, 292.
Colom, Eduardo. VII, 483. 347; VIII, 117, 142. Córdoba Mejía, Pedro de. l,
Colomar, Inés. VIII, 334. Conlara. I, 406. 421.
Colombatti. X, 150. Cono de Rossini, Lelia. VI, 229. Córdova, Arturo de. X, 258,
Colombo, Francisco A. X, 150, Conrad, Josep. X, 119. 259, 261.
156. Conrero. VIII, 355. Córdova lturburu. Cayetano.
Colombo, Guillermo. VI, 127. Consens, Mario. I, 156, 157. VI, 383; X, 114, 133, 198,
Colombo, Luis. IX, 199, 200. Considérant, Víctor. V, 29. 233.
Colombres. II, 66. Consigli, Julieta. II, 45, 413. Coti, Carl Ferdinard. DK, 516,
Colombres, Iosé Eusebio. V, Constant, Benjamin. V, 26, 36, 517.
283; VI, 137. 43, 51, 355, 365, 399, 400; VI, Coria, Luis. V, 507, 518, 537.
Colombres, Iuan Carlos. IX, 486. Coria López, Luis Alberto. VI,
351, 359. Constantini, Alberto. IX, 490. 99.
Colombres, Restituta. VI, 137. Conti, Haroldo. X, 124. Corigliano, Francisco. VII, 400;
Colombres Garmendia, Conti, Viviana. IV, 131; VI, 200; VIII, 143.
Clementino. VI, 250. VII, 174. Cornblit, Oscar. IV, 157; VI,
Colón, Cristóbal. I, 31, 84, 104, Contreras, Jerónimo de. III, 169, 201; IX, 207; X, 18, 21,
288, 320, 326, 332, 334, 335, 136. 109.
337, 339, 355, 356, 368, 407; Contreras, José Joaquín. III, Cornejo, Atilio. I, 443; Ill, 277;
II, 224, 225, 385; III, 191, 439. VI, 137, 144; X, 75.
403, 414; X, 71. Contreras, luana. VI, 32 l. Cornejo, Juan Adrián. VI, 137.
Colonna Walewski, Alejandro. Contreras, Ramón. VI, 315. Comejo, Iulio. VII, 283.
V, l9l. Contreras, Simón. X, 217. Cornell. IV, 170.
Colque, cacique. I, 281. Contursi, Pascual. X, 275. Comell. IX, 462.
Coluccio, Félix. VI; S62; IX, Converso, Félix E. Il, 282; V, Comet, Salvador. IV, 278.
291, 292, 303; X, 128. 505, 507, 525; VI, 200. Comish, Graham. X, 160.
Coluccio, Susana. VI, 562. Cook. II, 347. Corona Baratech, C. IV, 247.
Columba, Ramón. Vll, 39, 551; Cook, Iohn. II, 339. Coronado, Martín. VI, 337, 521;
VIII, 82; X, 207. Cooke, Iohn William. VII, 331, X, 273.
Comadrán Ruiz, Jorge. I, 409; 345, 353, 438, 441, 442, 444, Coronato, A. l. 229.
II, 105, 106, 107, 122, 124, 445, 451, 452, 463, 486, 508; Coronidas Segura, Rodolfo. VII,
281, 282; III, 159, 277; V, 436; IX. 350; X, 181, 182, 192. 282, 418, 495.
X, 102. Cooke, Juan l. VIII, 58. Corpet, Oliver. X, 196, 197.
Comas, Iuan. l, 80. Coon, C. S. I, 77. Corrales, Rosalinda. X, 215.
Comenta], Pedro. III, 413. Cooper. VI, 489. Correa, Difunta. 1X, 291.
Comerci, Santiago. VIII, 177. Copello. VI, 181. Correa, Francisco. VII, 416, 482.
Cominetti, Edmo. X, 256. Capello, Santiago Luis. V, 307, Correa, María Angélica. II. 86.
Compayre, Gabriel. VI, 305. 31 l; VIII, 306, 307, 320, 330, Correa, Miguel Angel. X, ll9.
Comte, Augusto. V, 372, 373; 338. Correa Arce, Oscar. VII, 274,
VI, 291, 299. 305, 410; X, 13, Capi. Véase: Botana, Natalio. 282.
400 16, 41. Coppola, Horacio. X. 216. Correa Luna, Carlos. lll, 160.
ÍNDICE DE NOMBRES
Correa Morales, Lucio. VI, 367. Cossío, Carlos. VII, 490; VIII, Cristiani, Quirino. X, 256.
377, 378, 379, 382, 384, 520; 405, 419, 420, 432, 434, 440; Critto, Miguel. VII, 283, 286.
X, 223. IX, 471; X, 49, 59, 65. CrivelJi Montero, Eduardo
Correa Morales de Aparicio, Cossío, Simón de. V, 413. Adrián. I, 181, 199, 206, 207.
Cristina. VI, 62. Costa, Dalmiro. VI, 393. 208, 510; IV, 161, 186; VII,
Correa y Saa, Francisco. III, Costa, Eduardo. IV, 471, 484, 145, 555.
254. 489, 490; V, 130, 332, 335, Croce, Benedetto. X, 46, 69, 105.
Correas, Edmundo. VII, 282; 336, 425, 426; VI, 282. Crocce, Marcela. VII, 360; X,
IX, 494. Costa, Gerónimo. IV, 440, 441; 188, 199.
Correas, Enzo. VII,476. V, 246, 249. Crochetti, Silvia. VII, 175.
Correja, Diego Alvares. I, 359, Costa, Gustavo. VII, 231. Croix, Teodoro de. II, 256, 266.
361. Costa, Joaquín. VIII, 426. Cromwell, Oliver. IV, 221; V,
Corro, Gaspar Pío del. III, 312. Costa, Lucio. III, 367. 458; X, 79.
Corro, Miguel C. del. V, 290. Costa, Pietro. VIII, 442. Cronin. IX, 261.
Corso, Raffaele. VI, S58. Costa Méndez, Nicanor. VII, 27, Crosby, Bing. IX, 374.
Cortabarría, Iorge Juan. V, 169. 392; VIII, 131, 136, 144, 273, Cross, Esther. X, 125.
Cortajarena, Iosé A. VI, 507. 298, 343. Crotto, José Camilo. VII, 240,
Cortázar, Augusto Raúl. VI, Costa y Aguirre, Braulio. IV, 253.
345, 346, 543, S52, 558, 559. 122. Crumpe. III, 325.
560, 562; IX, 288; X, 128, Costantini. III, 265. Cruz. VI, 549.
152, 154. Costantini, Alberto. X, 124. Cruz, de la. IV. 329.
Cortázar, Julián de, Fray. II, 98, Cotler, Iulio C. VIII, 118. Cruz, Iorge. VI, 345; X, 129.
154, 400, 413; III, 293, 442. Cotta, Sergio. VII, 396; X, 58. Cruz, Luis de la. I, 205; III, 348.
Cortázar, Julio. VII, 38. 459; X, Coulanges, Fustel de. V, 51, 60. Cruz, Nazareno. X, 264.
lll, 122, 123,124, 132, 144, Coupland, R.T. 1X, 59. Cruz, Osvaldo. IX, 504.
184, 189, 264. Courbet, Gustave. VI, 369, 373. Cruz, Pedro Pascual de la. III,
Cortés. VII, 497. Courtois, Eugene. IV, 195, 209; 184, 186.
Cortés, Donoso. V, 29, 368. VII, 180. Cruz de Amenábar, Isabel. III,
Cortés, Gerónimo. V, 120, 372; Couselo, Iorge Miguel. X, 268, 129.
VI, 287, 288. 269, 270. Cruzao, Juan. Véase. Woallands,
Cortés, Hernán. I, 345, 374, Cousin, lean. l, 356. Luis.
407; II, 224. Cousin, Víctor. V, 39, 40, 366. Cuadros, Hilario. IX, 301.
Cortés, Julio. VIII, 385. Coutan, Jules-Felix. VI, 379. Cuarterolo, Miguel Angel. VI,
Cortés, Rosalía. VII, l4l. Couture de Troismont, 384.
Cortés Conde, Roberto. I, XXI; Roberto. X, 162. Cubas y Salas, Iosé. IV, 412,
IV, 104, 507, 538; V, 463, 487, Couyo Udmjian, Ricardo. I, 413, 415.
504, 505, 507, 537; VI, 97, 409. Cubillos, Gaucho. IX, 292.
124, 126, 127, 158, 159, 165, Covarrubias. II, 106. Cuccorese, Horacio I. Vl, 36,
166, 169, 170, 197, 202; VII, Covarrubias y Orozco, 38, 201, 449; VIII, 176; X, 69.
143, 294; IX, 30, 62, 80, 81, Sebastián. II, 286. 86, 106.
82, 110, 111,145,182, 209. Covián, Miguel Rolando. IX. Cuenca, Claudio Mamerto. Vl,
263; X, 84, 88, 90, 92, 109. 517. 328.
Cortés López, Iosé Luis. I 323. Coviello, Alfredo. IX, 342. Cuesta Figueroa, Marta de la. V,
Cortesao, Jaime. II, 349. Cowley, lord. V, 190. 436.
Cortínez, Santiago. IV, 499. Cox, Guillermo. IV, 187. Cueto, Adolfo. VII, 295.
Corujo, Silvano. X, l2l. Cozzo, Domingo. IX, 33. Cueto, Marcos. IX, 531.
Corunera. I 419. Cranwell, Ricardo. X, 149. Cueto Rúa, Julio. VIII, 467.
Corvalán. IV, 383. Crasbeeck, Pedro. III, 288. Cuello, Ignacio. III, 186.
Corvalán, Familia. Il, 242. Cravena, T. VII, 138. Cuello, Juan. VI, 253, 336, 500.
Corvalán, Francisco. III, 375. Craviotti. Clara. IX, 60. Cuesta, Antonio de la. III, 348.
Corvalán, Rafael I. VI, 472. Craviotto, José A. VI, 97; IX, 30. Cuesta Domingo, Mariano. I,
Corvalán, Santiago E. VII, 277. Crawford, Michael. I, 81. 325, 348, 349, 510.
Cosa, Iuan de la. I, 339, 343. Crespi, Eduardo. VIII, 255, 258. Cueva y Benavídez, Mendo de
Coscia, Adolfo A. IX, 59. Cresques, Abraham. I, 328. la. III, 428.
Cosimi, Nelo. X, 256. Cresson, W.P. V, 206. Cuevas, Francisco de. lll, 376.
Cosmelli Ibáñez, Iosé Luis. VI, Crisafulli, G. VI, 126. Cuevas Acevedo, Huberto. I, 65.
532; X, l6l.
Cossa, Roberto. X, 131, 287,
288.
Crisol, Miguel. IV, 207, 210.
Crispiano, Santo. lII, 157.
Crispin, Santo. III, 157.
416. 401
Cuitiño, Ciriaco. IV, 402.
Cullen, Domingo. IV. 392, 415,
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Cullen, Iosé María. IV, 440. Daguerre, Louis-Jacques. VI, Dávila L. de Guevara, C. IX,
Cullen, Patricio. IV, 459. 358. 210.
Cullen, Tomás R. VI, 304; VIII, Dagum, Camilo. VllI, 515. Davis, Gualterio. VlII, 165.
318. Dalcroze, Emile Jacques. X, 285. Davis, Pablo Julián. VllI, 244.
Cumming. VIII, 112. Dalí, Salvador. X, 150. De Andrea, Miguel. VII, 22, 28,
Cúneo, Dardo. IV, 539; V, 74; Dalla Marta, Griselda. VII, 176. 426; VIH, 304, 305, 335.
VI, 169, 348; VII, 263, 297. Dalmas, Marcelo. VIII, 373. De Biasse, Martín. VII, 360.
323; IX, 207, 494; X, 122, Dalmazzo, Gustavo O. IX, 496. De Bry, Teodoro. III, 284.
146. Dalou, Jules. VI, 370. De Caro, Iulio. IX, 273.
Cunietti-Ferrando, Arnaldo. III, Damasco, Aníbal V. VII, 38 l. De Cecco, Sergio. X, 131, 287.
49. Damel, Carlos. X, 129. De Espósito, Arnaldo. X, 244.
Cunill Cabanellas, Antonio. IX, Dameno, Domingo. IX, 528. De Finis, Mario L. IX, 514.
263; X, 130, 282, 283, 284. Damianovich, Horacio. VII, 38; De Forest Fredricks, Charles.
Cuña, Irma. X, 115. IX, 504, 508, S35, 536. VI, 358.
Curatella Manes, Pablo. VI, 378; Damonte Taborda, Raúl. X, 132. De lpola, Emilio. VII, 322.
X, 210, 225. Damonte Taborda, Raúl De Lellis, Mario Jorge. X, ll6.
Curia, Beatriz. III, 31 l. Natalio. X, 132, 225. De Lorenzi, Hermete. VII, 183.
Curruhuinca, Curapil, cacique. Dana Montaño, Salvador. VII, De Luca, Esteban. IV, 278; VI,
IV, 174; VII, 177. 482, 508; VIII, 85, 93, 324. 132, 314, 519.
Curtis. V, 38. 469; IX, 495, 496. De Lucía, Fidel. X, 220.
Curuzú, Iosé. IX, 292. Daniel, Elsa. X, 263. De Marco, Miguel Angel. I,
Cushman, David W. IX, S32. Daniel, Juan Bautista. III, 342, XXI; III, 159; IV, 13, 313,
Cussianovich, Guillermo 343, 366. 423, 480, 483, 507, 543; V, 45,
Ernesto. IV, 425. Danielian, Miguel. VIII, 468. 234, 237, 273, 505, 537; VI,
Custodio de Sá y Faría, Iosé. II, Dannemann, Manuel. VI, 559. 513; X, 102, 104.
59, 81. Dantas, Iosé S. V, 268. De Marco, Miguel Angel (h).
Cutolo, Vicente Osvaldo. III, Darío, Rubén. VI, 342, 343, 381, III, 441, 447; IV, 423; IX, 529.
278, 402; V, 401; VI, 384, 488. 509, 511, 521, 524, 533; IX, De Martino, Eduardo. X, 204.
Cutter, Ronald. III, 420. 340; X, 112, ll4, 126. De Nicola, Alejandro. IX, 531.
Cuvier, George. VI, 417. Darragueyra, Iosé. V, 413; VI, De Pablo, Iuan Carlos. VIII,
Cuyás y Sampere, Antonio. IV, 536. 520, 521, 522.
451. Darthés, Camilo. X, 129. De Paula, Alberto. I, 474; II, 47,
Cuzzani, Agustín. X, 131, 287. Darwin, Charles. I, 76, 77, 274; 87, 126; IV, 215, 216; V, 360;
Czetz, Iuan F. V, 261, 262. III, 408; V, 52, 372, 373; VI, VIII, 210, 244.
48. 291, 299, 407, 417, 420, De Robertís, Eduardo. IX, 512,
D 421, 422; X, 42, 44. 513, 516, 517, 518, 519, 520.
Dassen, Conrado Claro. IX, 521, S22, 523, 525, 528, 529,
D'Amicis, Eduardo. VI, 249, 537, 557. 553.
255. Dasso, María Cristina. VII, 173. De Rogartis, Pascual. X, 244.
D’Amico, Alicia. X, 216. Daufresne, Jules. VI, 358. De Ruschi, María Isabel. VIII.
D’Amico, Carlos. V, 140; X, 95. Daumas, Louis-Ioseph. VI, 366. 335.
D’Andrea Mohr, Iosé Luis. VIII, Daus, Federico A. I, 62, 63; II, De Sáes. IX, 167.
270. 350. De Santis, Daniel. VII, 358, 469.
D'Angers, David. VI, 366. Dávalos, Iaime. X, 117. De Santis, Luis. IX, 557.
D’Annunzio, Gabriele. X, 277. Dávalos, Iuan Carlos. IX, 271; De Tomaso, Antonio. VII, 20,
D’Arienzo, Juan. IX, 272. X, l 19. 261, 269, 273, 275, 279, 410;
D'Atri, Raúl Isidoro. VIII, 75. David, Carlos. IV, 210. VIII, 540; IX, 401.
Da Orden, María Liliana. IV, David, Jacques Louis. IV, 230; De Vicenzo, Roberto. VII, 35;
105; VI, 256; VII, 140. v1, 369. _ IX, 306.
Da Silva, F. II, 234. David, Mario. X, 266. Deane, Phyllis. V, 494; VIII, 516.
Dabove, Santiago. X, 12 l. David, Pedro. X, 22. Debenedetti, Edith. X, 95.
Dadone, Aldo E. VIII, S16. Davidoff, Costantino. VIII, 273, Debenedetti, Salvador. I, 178;
Daino, Leonardo. I, 205, 206. 274, 275, 297. VI, 561.
Daireaux, Emilio. V, 114, 140; Davies, T.M. VII, 470. Debole, Carlos Alberto. X, 133.
VI, 98, 255. Dávila. Il, 154. Debray, Régis. VII, 453.
Dagnino Pastore, Iosé María. Dávila, Tadeo. II, 173; III, 440. Decaris, Antonio. III, 252.
VIII, S20; IX, 104. Dávila, Pedrarias. I, 341. Decarli, Edgardo. VIII, S16.
Dagrossa, Norberto C. VI, 513; Dávila, Pedro Esteban. II, 357; Decker, Rodolfo. IX, 347, 348.
402 VIII, 441. III, 376. Deetjen, S.T. V, 348.
ÍNDICE DE NOMBRES
Defelippe, B.A. IX, 184. Demaría, Rafael. IV, 312. Dewey, Iohn. VII, 35; IX, 400.
Deffaudis, barón. V, 190. Dembo, Adolfo. I, 80. Dexter, Lewis. IX, 514.
Defilippis Novoa, Francisco. X, Demicheli, Alberto. V, 42, 43, Deyermond, Alan. I, 322.
129, 256, 279, 280. 102, 103. D'Hastrel de Rivedoux, Adolfo.
Degrossi, Osvaldo I. IX, 531. Dempsey, lack. IX, 254. VI, 354, 355, 358, 545, 546,
Deheza, Iulio. IX, 458. Dempster, Iohn. V, 349, 350. 548.
Deheza, Román Antonio. IV, Denegri, Pedro. X, 146, 149. D’Hers, Francisco. VII, 290.
390. Denevan, W. I, 284. Di Benedetto, Antonio. I, 63; X,
Deira, Ernesto. X, 228. Denevi, Marco. X, 123, 259. 124.
Deiros, Pablo E. VIII, 374. Deniker, I. I, 257. Di Benedetto, Elena. IX, 505,
Del Mazo, Gabriel. IX, 494, 495, Denis, Paul Ives. l, 63. 506.
496. Denner. VI, 248. Di Benedetto, Rebeca. IX, 505.
Del Moral, Familia. II, 173. Denton, G. I, 229. Di Giovanni, Severino. VII, 260,
Del Prete, Iuan. VII, 39; X, 21 l, Denys, Iehan. I, 359. 271, 406.
217 Derbecq, Germaine. X, 225. Di Lullo, Orestes. Vl, 560; IX,
Del Vecchio, George. VIII, 409, Derisi, Octavio Nicolás. VII, 38; 271; X, 75, 128.
419, 441, 467. VIII, 322, 323, 334, 354, 355; Di Marco, Luis E. VIII, 516.
Delacroix, Eugene. VI, 355, 356, X, 49, 54, 55, 59, 60, 63, 65. Di Núbila, Domingo. X, 269.
360, 369. Derqui, Santiago. IV, 434, 436, Di Prieto, Angel. V, 339.
Delbene, Floren. IX, 263. 438, 442, 444, 445, 446, 447, Di Rienzo, LA. I, 256.
Delfico, Alberto. IX, 240. 448, 454, 455, 466, 469, 476; Di Sandro, Iuan. X, 216.
Delfino, Augusto Mario. X, 122. V, 130, 251, 331; VI, 483, 497. Di Sarli, Carlos. IX, 273.
Delfino, Enrique Pedro. IX, 263. Desanzo, Iuan Carlos. X, 268. Di Stéfano, Italo Severino. VIII,
Delfino, Familia. VI, 183. Descalzi, Gaetano. VI, 353. 355.
Delgado, Francisco. V, 122, 419. Descalzi, Nicolás. IX, 543. Di Stéfano, Roberto. II, 181,
Delgado, Josefina. X, 129. Descartes, René. III, 386, 412; VIII, 333.
Delgado, Iulián. IX, l 15. VI, 209; X, 53. Di Tella, Andrés. VIII, 496.
Delgado Parker, Genaro. D(, 387. Déscola, lean. III, 129. Di Tella, Guido. VI, 97, 98, 166,
Delgado Ribas, I.M. VI, 36. Descole, Horacio. IX, 480, 495. 167, 169; VIII, 270, 517, 530;
Delhez, Víctor. VIII, 323; X, Desmadryl, Hareisse-Edmond IX, 30, 31, 68, 81, 82,112.
214, 220. Joseph. IV, 373, 381; VI, 360. 115, 145, 149; X, 89, 98.
Delia, Carlos. VIII, 251. Desmadryl, Narciso. VI, S20. Di Tella, Torcuato. VII, 143,
Delich, Francisco Iosé. VII, 122, Despard, G.P. I, 256. 294; VIII, 270, 508, 517; IX,
139,142, 357; X, 21, 38. Dessage. VI, 410. 71, 73, 83, 125, 148, 188, 207,
Dell’Oro Maini, Atilio. VI, 306; Dessein, Daniel Alberto. D(, 348. 210, 241, 565; X, 18, 19, 20,
VII, 21, 28, 421, 426; VIII, Destéfani, Laurio H. I, 349, 408; 21, 35, 37, 38, 88, 92, 99, 100.
323; IX, 482. II, 382; III, 420; IV, 312, 313, Diaconú, Alina. X, 124.
Dell’Orto, Ana M. F. II, 125. 508; V, 207, 271; VI, 36; VIII, Diament, Mario. X, 287.
Della Ferrera, Nelson C. II, 146, 159,176,177, 211; X, 103. Diana. III, 262, 264.
147, 385, 413, 414, 466, 469; Destutt de Tracy, Antoine Louis Diana, Marta. VII, 358.
V, 309, 310. Claude. V, 25. Diana, Pablo. VII, 102.
Della Paola, Carlos. VII, 181. Detaille, Edouard. VI, 371. Días, Bartolomeu. I, 356.
Della Paola, Gerardo. VIII, 529, Deulofeu, Venancio. IX, 505, Díaz, Adriano. IV, 451.
533, 549; IX, 80. 506, 508, 514, 515, 517, 519, Díaz, Angel, Fray. III, 390.
Della VaHe, Angel. VI, 360, 367, 520, 522, 528, 529, 532, 553. Díaz, Avelino. VI, 404, 467.
371, 377, 381, 384. Deveali, Mario L. VIII, 405. Díaz, Benito. V, 436; X, 94.
Dellepiane, Antonio. VI, 446, Devoto, Alberto. VIII, 338, 339, Díaz, César. IV, 451.
450; X, 15. 348. Díaz, Fanor. VII, 353.
Dellepiane, Carlos. IV, 346. Devoto, Antonio. IX, 194, 195, Díaz, Francisco Domingo. V,
Dellepiane, Luis I. VII, 250, 267, 370, 375.
290; VIII, 181, 186. Devoto, Bartolomé. IX, 512. Díaz, Iosé Antonio. lll, 378.
Dellepiane Cálcena, Carlos. VI, Devoto, Familia. IX, 374. Díaz, Iosé Iavier. IV, 360, 361,
561; IX, 292. Devoto, Fernando I. IV, 77, 105, 363.
Delorme, Philibert. II, 59. 106, 107, 156, 159, 540, 541, Díaz, Leopoldo. Vl, 341, 524; X,
Delorme, Pierre. III, 351; V, 82. 543; V, 75; Vl, 449, 450; VII, l 12.
Demarchi, Andrés. VII, 214. 77, 108, 109, 297, 431, 555; Díaz, Manuel. III, 354, 355.
Demare, Lucas. VII, 39; X, 258, VIII, 496; lX, 302; X, 87, 96, Díaz, Martín. VI, 557.
260, 261, 262, 269. 107, 108, 109. Díaz, Miguel. III, 182.
Demaría, Mariano. V, 305. Devoto, Fortunato. IX, 549. Díaz, Pedro. Ill, 415. 403
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Díaz, Ramón. VI, 314. Dickman, Emilio. IX, 183. Doll, Ramón. VII, 289, 290,
Díaz, Raúl B. VI, 295. 306. Dickmann, Enrique. IV, 539; 468; X, 77, 78, 175.
Díaz, Rogelio. VI, 488. VII, 20, 403, 405, 476; IX, Dolores, Tomás de los, Fray. III,
Diaz Alejandro, Carlos. VI, 166, 401.
168, 169; VII, 322; VIII, 530, Dickson, Jorge Federico. V, 347. Domecq García, Manuel. VIII,
548, 574; IX, 30, 70, 80, 81. Diderot, Denis. VI, 463. 181,183,184.
82, 90, 91, 94, 95, 112, 126, Diehl, Karl. VI, 463; VIII, 504. Domenech, José. VII, 281; IX,
145, 146, 182; X, 92. Diego, Celia de. III, 312. 220, 222, 224.
Díaz Arana, Iuan losé. V, 44; Diego el Descalzo. III, 374. Domenech, Roberto. IX, 59.
VIII, 502, 503, 504, 512. Diéguez, Héctor. VI, 124; VII, Domingo, Santo. III, 157, 294,
Díaz Araujo, Edgardo. Vl, 99. 141; VIII, 513, 514, 516, 517, 358.
Díaz Araujo, Enrique. VII, 267, 522;1X, 31, 81. Domingorena, Horacio. IX,
292, 294, 295, 508; IX, 495, 497. Diemer, Alwin. X, 58. 484, 496.
Díaz Bessone, Ramón Genaro. Dietrich Bracher, Karl. X, 39. Domínguez, Iosé. V, 425, 426;
VII, 359. Diez, Manuel María. VIII, 86. VI, 473.
Díaz Bialet, Agustín. V, 402. Diez de Andino, Iuan. II, 159; Domínguez, Iuan A. III, 420.
Díaz Bialet, Alejandro. VII, 378. III, 434. Domínguez, Lorenzo. X, 219,
Díaz Caballero, Alonso. I, 413. Díez del Corral, Luis. IV, 246. 220.
Díaz Cafferata, A.M. VIII, 522. Difrieri, Horacio A. I, 62, 205, Domínguez, Luis L. V, 333; VI,
Díaz Cisneros, César. V, 207, 279, 280, 284; Il, 87, 89. 320, 393, 431, 433, 473, 496.
234. Dike. VIII, 445. Domínguez, Manuel Augusto.
Díaz Colodrero, Pedro. IV, 434, Dillehay, T.D. 1,106, 284. III, 160.
435, 436; VIII, 85. Dillón, César A. X, 253. Domínguez, Mateo. l, 466.
Díaz Couselo, Iosé María. V, Dillón, Iusto R. VI, 413. Domínguez, Oscar. X, 22.5.
102, 363, 400, 401, 402, S37; Dilthey, Wilhelm. X, l6, 45, 46, Domínguez Compañy,
VIII, 442. 47. Francisco. II, 315.
Díaz de Guijarro, Enrique. VIII, Diógenes. I, 328. Domínguez Neira, Pedro. X,
470. Dios, Salustiano de. I, 322. 21 l.
Díaz de Guzmán, Ruy. I, 33, 34, Discépolo, Armando. VI, 338; Domini, Antonio. VIII, 334.
373, 442; ll, 190; III, 220, X, 129, 260, 280, 281, 290. Dompé, Hernán. X, 231.
244, 281, 282, 290, 291, 311. Discépolo, Enrique Santos. VIl, Donati, Marcos, Fray. V, 299.
405; VI, 316, 340. 278; X, 117, 260, 281, 288. Dondo, Osvaldo Horacio. VIII,
Díaz de la Peña, Miguel. IV, Disdéri, Alphonse. VI, 358. 324; X, 114.
390. Distéfano, Iuan Carlos. X, 229, Donni de Mirande, Nélida. VI,
Díaz de Loría, Pedro. II, 152. 231. 348.
Díaz de Mendoza, Fernando. X, Diz, Adolfo César. VIII, 516, Donoso, José. X, 123.
278, 282. 548. Donoso, Ricardo. III, 161.
Díaz de Perafan, Francisco. III, D'Onofrio, Arminda. VI, 384. Dopsch, Alfons. III, 49.
231. D'Orbigny, Alcides. I, 273; II, Dorantes, Pedro. I, 383.
Díaz de Solís, Iuan. Véase Solís. 45; IV, 57, 65, 178, 186, 188; Dorflinger, Iosé Walter. II, 126.
Díaz de Vivar, Joaquín. VII, VI, 138, 215, 227, 405. Dorfman, Adolfo. VI, 97, 144,
486. D'Ors, Eugenio. V, 374; X, 45, 151, 152, 166, 168; IX, 80,
Díaz del Castillo, Bernal. I, 274. 46 147, 210, 583; X, 93.
Díaz Melgarejo, Ruy. I, 383. Dobb, Maurice. X, 89. Doria, Alejandro. VII, 39; X,
Díaz Mondurruy, Liliana. X, Dobranich, Baldmar F. X, 148. 268.
125. Dobrizhoffer. II, 77, 206. 468; Doria, Carlos L. IX, 495.
Díaz Nicolau, María Cristina. III, 202, 407. Doria, Familia. II, 173.
VI, 513. Dobson, Andrew. I, 81. Doril, Pedro. X, 287.
Díaz Rementería, Carlos I. II. Dodds, Iames. V, 358. Dormais, Georges. IX, S42.
179, 208, 249, 315; III, 29. Dodero, Alberto. VIII, 152; X, Dormal, Julio. VI, 367, 382.
Díaz Romero, Eugenio. VI, 342. 149. Dornbusch, Rugider. IX, 112,
Díaz Taño, Francisco. III, 197. Dodero, Familia. VII, 103. 115, 149.
Díaz Vélez, Iosé Miguel. V, 89, Dodero, Luis. VI, 201; VIII, 152. Dorrego, Manuel. IV, 20, 303,
204; VI, 34. Doering, Adolfo. IX, 536. 304, 373, 374, 375, 376, 378,
Díaz Vélez, Eustaquio. IV, 283, Doering, Oscar. VI, 410, 423. 379, 380, 381, 385, 386, 387,
298, 300, 302; VII, 217. Doerner, Max. VI, 384. 395, 396; V, 25, 29, 186, 196,
Díaz y Clusellas, Iosefa. VI, 363. Doesburg, Theo van. X, 217. 237, 241, 243, 381, 409, 471.
Dickens, Charles. VI, 334, 419; Dolkart, Ronald H. VIl, 294, 474; VI, 34, 379, 466, 468,
404 X, 126. 297, 468. 469, 477, 532: X, 255.
ÍNDICE DE NOMBRES
Eguivar, Hermenegildo de. II, Enrique lll, Rey de España. l, 294. Escardó, Macedonia. Vl, 356.
57. Enrique IV, Rey de España. I, Escardó de Colombo Berra,
Eguren, Alicia. Vll, 353. 290, 295, 298, 313. 330, 322. Paulina. VIII, 65.
Eguren, Francisco de. lV, 278. 331. Escarpit, Robert. X, 160.
Eichelbaum, Samuel. X, 130, Enrique VllI, Rey de Inglaterra. Escobar, Adrián. VII, 476, 482;
174, 281, 285. VIII, 356. VIII, 49.
Eichengreen, Barry. VIIl, 526, Enrique, Federico. lX, 542. Escobar, Alberto. IX, 436.
527, 541. Enríquez. l, 281. Escobar, Juan de, Fray. Il, 421.
Einstein, Albert. VIII, 390; lX, Enríquez, Luis. lI, 96. Escobar, Juana de. II, 135.
542; X, 46, 113. Ensinck Jiménez, Oscar Luis. Escobar, María de. II, 135.
Eisenhower, Dwight David. III, 129; IV, 105; V, 168, 169; Escobar, Miguel. IV, 296.
VIII, 129. Vl, 201; X, 102. Escobar, Valentín de. III, 445.
Eizaguirre, Iosé Manuel. Vl, Entraigas, Raúl A. V, 309, 311; Escobar Castellanos, Tomás de.
228, 244, 256. VIII, 74. lI, 152.
Ekeloff. VIII, 164. Epelbaum de Weinstein, Ana. Escobar de Barragán, Antonia
Ekmekdjian, Miguel Angel. Vll, VIII, 400. de. Il, 135.
509. Erasmo. Ill, 247. Escobar y Becerra, deán. III,
Elal. VII, 165. Ercilla, Alonso de. III, 289. l l l, 278.
Elcano, Iuan Sebastián de. l, Erize, Esteban. VI, 561. Escriche, Ioaquín. V, 425.
344, 345, 249, 369, 370; II, Erize, Francisco. VII, 231. Escrivá de Balaguer, Iosé María.
224; III, 405. Errázuriz, Familia. IV, 194. VIII, 358.
Elenberg, Fernando. VII, 399. Errázuriz, Federico. V, 231, 332. Escudé, Carlos. V, 75, 235; VIII,
Elguera. VIl, 490. Errázuriz, Isidoro. V, 231. ll7, 142, 144, 145; IX, 148,
Elías, Angel. IV, 427. Errázuriz, Matías. X, 157. 422.
Elias, Iuan Ignacio. III, 377.
Elichondo, Margarita. VI, 559.
Elio, Francisco Javier de. Il,
266; IV, 262, 263, 289, 354; V,
Errecaborde, Iorge E. VIII, 298.
Errecart, Iuan. VIII, 65.
Erro, Iuan Carlos. X, 52, 122,
127,177, 183.
392. '
Escudé, Guillermo. IX, ll4.
Escudero, Francisco, Fray. III,
Esquilo. X, 156. Euler, Ulf von. IX, 525. Farina, Alberto. X, 270.
Esquiú, Mamerto, Fray. V, 283, Ewen, Enrique LR. V, 354. Fariní, Iuan Angel. VI, 486; X,
288, 294, 309, 328, 368: X. Eyzaguirre, Jaime. IV, 346. 148.
118. Eyzaguirre, José Ignacio Víctor. Farjat, Jorge Luis. VII, 87.
Esquivel, Héctor Darío. V, 342. V, 287. Farnesio, Isabel de. II, 327, 328,
Esquivel, Maria de. I, 470. Ezcurra, Mariano. IX, 17. 329, 330, 331.
Essomericq. I, 359. Ezcurra de Rosas, Encarnación. Farré, Luis. X, 46, 64.
Estaca, Iuan. VI, 420. IV, 402, 403, 417; VI, 356. Farrell, Edelmiro I. VII, 20, 21,
Estacio de Sa. I, 362. Ezquerra Abadía, Ramón. I, 301, 306, 308, 321, 545; VIII,
Estelle, Patricio. l 409. 408. 63, l0_6, 107, 214, 216, 217,
Esteras, Cristina. I, 474; lII, Ezquerrenea, Iuan Antonio. V, 218; IX, 375.
356, 361, 367. 322. Farrell, Gerardo. VIII, 356, 360.
Estevan y León, Manuel de. III, Farrington, I. I, 108.
435. F Faruk. IX, 383.
Esteve, Laura. IX, l5l. Fasciolo, Iuan Carlos. IX, Sl l,
Esteves Saguí, Miguel. V, 427, Fabre, Agustín. III, 254, 394. 512, 513, 517.
429, 430, 437. Fabrici, Susana. VI, 349, 366, Fasolino, Nicolás. II, 430; V,
Estévez, Adolfo. VIIl, 228. 377, 378, 563. 310; VI, 274; VIII, 342.
Estévez, E.I. I, 255. Fabrizi, Aldo. VII, 99. Fassi, Carlos. VIII, 70.
Estiú, Emilio. VII, 38; X, 56. Fabro, Fernando. Ill, 384, 435. Fassola Castaño, Francisco. VII,
Estrada, Angel de. VI, 342; VIII, Fabro, Gabriela. X, 269. 291.
324; X, 126, l5l. Facio, Sara. X, 124, 216, 236. Fatone, Vicente. X, 52, 59, 60,
Estrada, Carlos de. VIII, 45. Facio Hebequer, Guillermo. IX, 65, 122.
Estrada, Iosé Manuel. V, 37, 53, 220; X, 212, 213, 285. Fattori, Giovanni. VI, 369.
56, 120, 140, 306, 307, 368: Faciotti, María Celia. IX, 268. Faulkner, William. X, 122.
VI, 291, 303, 331, 338, 417. Fader, Fernando. VI, 376, 382; Faust Rocha, Miguel. X, 283.
421, 435, 440, 441, 502, 510, VII, 38; X, 203, 204, 208, 219, Faustin, Enrique. X, 261.
518, 520, S23; VII, 490; VIII, 220, 222, 235. Fautario, Héctor Luis. VIII, 248,
85, 312; X, 53. Fadrique. III, 148. 251.
Estrada, Liniers de. III, 159. Fadul, María Esther. VIII, 65. Fava, Athos. VII, 468.
Estrada, Marcos de. V, 206. Fahy, Antonio. V, 292. Favaloro, René. VII, 387.
Estrada, Santiago de. VI, 332, Faig, Carlos H. X, 289. Favaro, Orietta. VII, 356; VIII,
502; VIII, 335, 342, 343, 361. Fainholc, Beatriz. IX, 454.
Estrany-Gendre, Antonio. VIII, Fair, Familia. VI, 194. Favier, Alvin. VI, 358.
136. Fairburn, Iohn. III, 141, 145. Favio, Leonardo. X, 264, 270.
Estrella Gutiérrez, Fermín. X, Fagnani, Camilo O. IX, 268. Favré, Roberto. X, 258.
114, 132. Fagnano, Iosé. V, 300. Favretto, Giaccomo. VI, 369,
Etchart, Pablo Carlos. X, 157, 163. Fajardo, Pedro, Fray. III, 445. 371.
Etchebarne, Miguel. X, llS. Falcini, Luis. X, 223. Faya, Orlando. III, 415.
Etchecopar, Evaristo. VI, 88, Falcoff, Mark. VII, 294. Fayt, Carlos S. Vll, 322, 467,
138. Falcón, Ramón L. V, 261. 498, 509; X, 29, 35.
Etchecopar, Máximo. VII, 290, Falcón, Ricardo. IV, 541; V, 168; Febrero, Iosé. III, 275.
446; X, 127. VIII, 382; IX, 240. Febvre, Lucien. X, 87.
Etchegaray. Vl, 337. Falconer, Tomás, Véase: Falkner, Fedele, Javier. VII, 208.
Etcheguía, Gustavo. IX, 183. Tomás. Fedoseeff, N.B. IV, 293.
Etchepareborda, Roberto. IV, Falero, Ruy. I, 342. Feduchi, Luis. lII, 367.
269, 31 l, 540; V, 42, 234, 271, Faletto, Enzo. X, 18. Feijoo, B.I. VI, 316.
272, 273; VI, 486; VII, 263, Falguiere, Alexandre. VI, 370. Feijoo, María del Carmen. III,
295, 465, 508; VIII, 209; X, Falkner, Tomás. I, 273; II, 71, 263, 265, 269; IV, 156; X, 30.
96. 87; III, 148, 386, 405, 407, Feierstein, Ricardo. V, 360.
Etchevehere, Guillermo. X, 115. 415, 417. Feinmann, Juan Pablo. VII, 397,
Etchevehere, Luis. VII, 267. Fangio, Iuan Manuel. VII, 35; 471; X, 268.
Etcheverry Boneo, Rómulo. IX, 321, 322, 323, 324, 330, Feldman, E. IX, 125, 148.
VIII, 415, 443; IX, 475. 325, 329, 330. Feldman, Iorge. VII, 142.
Eteve, Laura. III, 13. Fanon, Franz. VII, 366. Feldman, Simón. X, 264, 270.
Etkin, Alberto M. Vll, 263. Faraday, Michael. VI, 406. Felgine, Odile. X, 198.
Eugenio, Emilio. I, 206, 207. Farberman, Judith. II, 123, 179; Felipe, el infante. II, 331.
Eujanian, Alejandro C. Vl, 449, III, 100, 190. Felipe Il, Rey de España. I, 281,
450. Farel. Guillermo. VIII, 333. 347, 363, 419, 427, 431, 445. 407
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
447, 448,, 450, 455; 11, 214, Femández, Stella Maris. X, 161. Fernández Navarro, César. X,
219. 245, 302, 308, 351, 352, 162, 163. 222.
387, 392, 397; 111, 35, 74, 208, Fernández Alvariño, Próspero Femández Pardo, C.A. VII, 469.
286, 416, 442. Germán. VII, 357. Fernández Pol, Iorge E. VIII,
Felipe III, Rey de España. II, Femández Balmaceda, Osvaldo. 513.
352; 111, 37, 212, 237, 444. V111, 5 1 5. Femández Pondal, Rodolfo.
Felipe IV, Rey de España. II, Fernández Blanco, Familia. VI, VIII, 253.
413, 442; lll, 383. 354. Fernández Tiscornia, Nelly. X,
Felipe V, Rey de España. II, 223, Femández Blanco y Rodrigo, 132.
251, 299, 322, 323, 324, 326, Isaac. VI, 363. Femández-Tresguerres, LA. I,
327, 328, 330, 331; 111, 27, 35, Fernández C., Jorge. IV, 186. 284.
37, 146, 264, 306. Fernández Campero, Iuan José. Fernández Valcárcel. 111, 269.
Felipe de Anjou. II, 323, 358, Il, 165. 27 l.
359, 360, 363, 364. Femández Chelo, Enrique. X, Femández Valdés, Eduardo. VII,
Feliú, Ramón. IV, 243. 1 S6. 283.
Falleti, Tulia Gabriela. V, 168. Fernández Cornejo, Iosé. IV, Fernández Villanueva, Julio. VI,
Fender, F. 1X, 31. 409, 41 1. 371.
Fénelon. III, 273, 319. Fernández de Agüero y Echave, Fernando, el Católico, Rey de
Fenner, Emilio. X, 150. Iuan Manuel. III, 303, 304, 306, España. 1, 288, 294, 295, 316.
Ferguson, Francisco. V, 355. 309, 312, 317, 321, 398V. 25. 317, 321, 357; 11, 389, 402.
Ferguson, Lula de. V, 355. 315, 364; V1, 465; X, 62. Fernando II, Rey de España. l,
Ferlini, Iuan. VII, 410. Femández de Andrada, Diego. 305.
Fermepin, Alphonse. VI, 357, III, 432. Fernando III, el Santo, Rey de
358. Fernández de Andrade, Pedro. España. I, 332.
Fermín, Santo. III, 200. l, 472. Fernando IV, Rey de España. I,
Femández. IX, 426. Fernández de Castro. III, 135. 297; Il, 329.
Fernández. 111, 135. Fernández de Enciso, Martín. I, Femando VI, Rey de España. 11,
Fernández, A. 1V, 106; VII, 109. 341. 333, 336, 237, 359, 370, 459;
Fernández, Alejandro. 111, 367. Femández de Fonseca, Iuan. III, 111, 123, 125, 127.
Fernández, Angela M. II, 141, Femando VII, Rey de España.
146; III, 190. Fernández de la Cruz, II, 347; III, 339, 351; IV, 18,
Femández, Arturo. X, 34, 38. Francisco. IV, 305, 306, 309, 19, 230, 231, 232, 233, 237,
Femández, Francisco F. IV, 468. 362, 367. 238, 239, 243, 261, 272, 350;
Fernández, LC. V1, 513. Fernández de la Torre, Pedro, V,1S, 16, 21, 78,172,176.
Fernández, Ianuario. II, 174; 111, Fray. I, 395, 423; lII, 441. 177,179,181, 206, 413; V1,
168, 169. Fernánda de Lugo, Pedro. I, 375. 459.
Fernández, Iorge. I, 180. Fernández de Moratín, Femícola, Elena A. VIII, 65.
Fernández, Iuan. III, 236. Leandro. III, 136. Fems, H.S. II, 382; V, 235, 499.
Femández, Juan Antonio. V1, 467. Fernández de Villegas, Ramón. 505; VI, 37, 202; 1X, 145, 182.
Fernández, Juan Carlos. VIII, III, 436. Ferrá, Coloma. VIII, 516.
441. Fernández Díaz, Augusto. l, Ferra de Bartol, Margarita. VII,
Fernández, Iuan N. V1, 106. 296.
Fernández, Iuan Rómulo. VI, Fernández Distell, A. 1, 107. Ferrando, Olegario. X, 260.
307, 485, 511; 1X, 361. Fernández Garay, Ana. VII, 175. Ferrara, Ricardo. VIII, 360.
Fernández, Mabel. I, 207. Fernández Latour de Botas, Ferrari, Gustavo. IV, 155, 157,
Fernández, Macedonio. IX, 338; Olga. VI, 345, 346, 535, 559, 538; V, 45, 74, 234, 235; VI,
X, 113, 120, 121,170. 560, 561, 562, 563; 1X, 269. 202, 449; V111, 142.
Fernández, María Angélica. VI, 302, 585; X, 128. Ferrari, [uan Carlos. Véase:
486. Fernández Long, Hilario. IX, Grande, Enrique.
Fernández, Manuel Ignacio. II, 486. Ferrari, Marcela. IV, 540, 541;
266, 267, 270, 272, 274, 277, Fernández López, Manuel. V, V1, 126.
281, 295; III, 439. 536; V111, 499, 522, 523, 578. Ferrari, Marta. X, 130.
Fernández, Marta. X, 38. Fernández Mejía. III, 264. Ferrari, Miguel. IX, 538.
Fernández, Patricio I. III, 263. Fernández Moreno, Baldomero. Ferrari, Rodolfo Iuan. VIII, 87.
Fernández, Pedro Juan. III, 321. X, 112. Ferrari Hardoy, lose’. VII, 193.
Fernández, Raúl. VI, 274; 1X, Fernández Moreno, César. VI, Ferraris, Carlos José. Vl, 404,
423. 348; X, 115. 405, 415.
Fernández, Roque. V111, 519. Fernández Muro, Antonio. X, Ferrater Mora, José. X, 61, 65.
408 Fernández, Silvia. Vl, 340. 224. Ferrati. VI. 522.
ÍNDICE DE NOMBRES
Ferré, Pedro. IV, 164, 391, 392, Fierro, Martín. I, 191; III, 302; Fioravanti, Iosé. X, 141.
393, 395, 417, 419, 423, 434. V, 38, 49, 253, 407; VI, 329. Fioravanti, Maurizio. II, 248.
435, 437, 451; V, 245, 446, 330, 331, 336, 340, 345, 359, Fiorentino, Raúl. IX. 59.
448, 461, 462; VI, 140, 144, 531, 538, 541, 549, 557, 559, Fiorini, Bartolomé. VIII, 86.
483; VIII, 85. 560; VII, 91; VIII, 476; IX. Fiorini, Jacobo. VI, 353, 362.
Ferreira, Andrés. IX, 410. 270, 286, 292, 302, 336, 338; Firmenich, Mario Eduardo. VII,
Ferreira, Fernando. X, 270. X, 52, 119, 125,126,133.14], 383, 384, 385, 386, 394, 397,
Ferreira, Gregorio. I, 466. 156, 157, 167, 263. 460, 464; VIII, 347.
Ferreira, I. Alfredo. Vl, 286, Figari, Guillermo Miguel. V, Firpo, Luis Angel. IX, 254, 326.
299, 306, 423, 426; X, 41. 234. Firpo, Roberto. X, 274.
Ferreira, Ramón. IV, 450. Figarillo. Véase: Alberdi, [uan Fischer, A. I, 230.
Ferreira, M. VII, 413. Bautista. Fischerman, Alberto. X, 265,
Ferreira Abad, Francisco. Il, 25. Figueira, Ricardo. VI, 63. 267.
Ferreira de Cassone, Florencia. Figueiroa, Silvia F. de M. IX, Fisher, Ana María. VI, 513.
VII, 294. 529. Fisher, Irving. V, 535; VlII, 501,
Ferreiro, Iosé. III, 354, 367. Figuerero, Manuel E. VI, 488. 504.
Ferreiro, Iuan Pablo. I, 506, S07; Figuerero, Manuel V. III, 160. Fisher, LR. VI, 17, 35, 36.
II, 123, 124; III, 190. Figuerero Torres, M.I. I, 256. Fitte, Ernesto I. I, 408; V, 272,
Ferrer, Aldo. VI, 166, 168; VIII, Figueroa, Agustín de. lII, 436. 505; VIII, 177.
511, 514, 515, 520, 521; IX, Figueroa, Andrés. IV, 423, 424, Fitzgerald, E.V.K. VI, 168.
30, 32, 81, 112; X, 92. 428. Fitz-Roy, Robert. I, 76, 257; V,
Ferrer, Concepción. VI, 254. Figueroa, Antonio de. II, 82. 350; VI, 420.
Ferrer, Miguel. IV, 295. Figueroa, Familia. V, 148. Flammarion. VI, 418.
Ferrer, Vicente, Santo. III, 110, Figueroa, Fernando R. VII, 296. Flux. Veáse: Palacio, Lino.
156. Figueroa, Iuana. IX, 291. Flechter, Lea. VI, 346.
Ferrero, Constancio, Fray. V, Figueroa, Mauricio. IV, 404, Flegenheimer, Nora. I, 185, 206,
297, 301. 405. 230.
Ferrero, Guglielmo. VI, 416; 1X, Figueroa Alcorta, Iosé. IV, 26, Fleider, Leo. X, 265.
462. 526; V, 27, 44, 62, 70, 98, 104. Fleitas, Iuan. VII, 425.
Ferrero, Roberto. VI, 98; VII, 110, 123, 127; VI, 382; VII, Fleitas, María Silvia. IX, 33.
295, 296; X, 96. 520; VIII, 452; X, 147. Fleming, William. VI, 202; IX,
Ferrero Mico, Remedios. VI, Figueroa Alcorta, Luis. IX, 528. 33.
274. Figueroa Quinteros, María Fleury, André-Hercule de. V,
Ferretti, Aurelio. X, 131. Angélica. II, 250. 303; X, 88.
Ferreyra, Alba. IX, 424. Figueroa Toledo y Pimental, Flexner, Abraham. IX, 501, 527.
Ferreyra, Ana Inés. IV, 113, 119, Gabriel de. III, 227. Flichman, G. I, 127.
131, 379, 422, 424, 425, 543; Figueroa y Guevara, Baltasar Fliess, Enrique. VIII, 180, l8l.
V, 505, 507, 515, 516, 525. de. III, 433. Flint, F. I, 229.
Ferreyra, José A. X, 256, 257, Figueroa y Mendoza, Lucas. II, Floranes. Ill, 236.
258. 156; III, 433. Flores, Familia. II, 135.
Ferreyra, María del Cannen. Il, Figuerola, Iosé. VII, 31, 301, Flores, Ignacio. II, 270, 274,
123, 128, 146. 306; VIII, 508, 509. 275; Ill, 242.
Ferreyra, María Esther. IX, 424. Fijman, Jacobo. VIII, 324; X, Flores, Iosé María. IV, 441.
Ferreyra, Martín. IX, 516. l 13. Flores, Miguel. X, 222.
Ferreyra, Ramón. IV, 414; V, Filangieri, Gaetano. V, 15, 26, Flores, Pedro. X, 225.
329. 38, 428, 443. Flores, Petiso. IX, 284.
Ferreyra, Roque. IV, 459. Filgueira, Carlo. VII, 134, 139. Flores, Venancio. IV, 445, 448,
Ferreyra Basso, Iuan G. X, 115. Filiberto, Iuan de Dios. IX, 263. 463, 484; V, 221, 251.
Ferri, Enrico. V, 373; VI, 417; Filicaya, Bacho de. I, 465, 470, Flores de Valdés, Diego. I, 347,
VIII, 478; IX, 462. 472. 439.
Ferro, Hellen. X, 123, 270. Filippani, Benito. V, 33 l. Florescano, Enrique. III, 50; IV,
Ferry, lules. V, 54, 55; VI, 292, Filippo, Iorge. VII, 176. 131.
293. Fillol, Joaquín. IV, 484. Flórez. III, 263, 269.
Fester, Gustavo. IX, 552. Filloy, Iuan. X, 121. Floria, Carlos Alberto. II, 380;
Feuillé, Luis. Ill, 407. Fingerit, Iulio. VIII, 324. IV, 491, 507, 538; V, 133; VII,
Fichte, Johann Gottlieb. V, 370. 297, 357, 361, 398, 400, 431,
178. 409
Finglhay, Iuan L. VI, 505.
Fidalgo, Francisco. l, 206, 229. Finkielman, Samuel. IX, 531. 470. 485, 494, 509, 552, 555;
Fieldhouse, Iohn. VIII, 284. Finó, lose Federico. X, 154, 162. IX, 183; X, 29, 33, 34, 104.
Fienup, D. IX, 31. Finochietto, Enrique. IX, S64.
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Floridablanca. Véase: Moñino, Foucault, Michel. VIII, 473. Francovich, Guillermo. III, 402.
José. Fouillée, Alfredo. V, 373. Frank, Waldo. X, 127, 175.
Florit, Carlos. VIII, 143. Foulché-Delbosc, Raymond. X, Franklin, Benjamín. III, 325,
Focher, Iuan de. II, 390, 409. 146. 326; VI, 41 l, 421, 427.
Fock, Niels. VII, 147. Fouquery, Charles. II, 129. Franks, Lord. VIII, 300.
Fodor, Iorge. IX, 149. Fourier, Charles. V, 29, 458. Franze, Iavier. IV, 540; VII, 430.
Fogarty, Iohn. VI, 124, 169; IX, Fourníer, Iean. I, 356. Frapiccini, A. VII, 109.
3 l , 81. Fovie, Iorge Guillermo. VII, Fraser, Douglas. VI, 155.
Foglí, Ghino. X, 150, 156, 157. 263. Fraser, Iohn Foster. IV, 145,
Foglia, Maria Elena. I, 463, 474; Fox, Elizabeth. IX, 393. 147, 157.
IV, 216. Foyel, cacique. IV, 176; VII, 160. Frasso, Pedro. II, 390; III, 263,
Foglia, Virgilio G. IX, S15, 524. Fracchia, Alberto. VIII, 5 l 7. 264.
Foguelman, Dina. VII, 231. 5 l 9. Fray Macho. Véase: Alvarez, Iosé
Fogwill, Rodolfo. X, 124. Frade, Carlos del. VIII, 42. Sixto.
Folcini, Enrique Eugenio. VIII, Fradkin, Raúl O. II, 180; III, Fredricks, Carlos D. IV, 433.
S12, 518. 101, 190. Fred Rippy, I. VI, 37.
Folguerá, Iosé. X, 116. Fraga, Iorge A. VIII, 177, 178. Freddy Masera. Ricardo. VII,
Folliet, Ioseph. II, 399. Fraga, Rosendo M. VII, 295, 355, 175.
Fonseca. III, 381, 385. 375, 376, 398; VIII, 209, 229, Fredericq, León. IX, 514.
Fonseca, Fabián de. III, 29. 230, 244, 247, 270, 271, 578. Freedman, Lawrence. VIII, 144.
Fonseca, Manuel de. III, 133. Fragueiro, Alfredo. X, 59. Freeman, Edward. V, 52.
Fonseca Contreras, Manuel de. Fragueiro, Mariano. IV, 430, Freels, Iohn W. IX, 21 l.
I, 470, 471. 436, 437, 438, 446, 454; V, 31, Fregeiro, Clemente. VI, 446; X,
Font, Iuan. III, 148. 451, 452, 461, 462, 479; VI. 149.
Font Ezcurra, Ricardo. VII, 487. 497. Fregonese, Hugo. X, 258, 261.
Fontaine, Ernesto R. VIII, 516. Fraguío, Carlos I. VIII, 176. Frei, Eduardo. VIII, 139.
Fontana, Clara. X, 270. Framini, Andrés. VII, 336, 338, Freidemberg, Daniel. X, 133.
Fontana, Lucio. X, 223. 381. Freire, Ramón. IV, 322, 323,
Fontana, Luis Iorge. VI, 333, France, Anatole. IV, 194; VI, 327, 329, 332.
423. 530. Freire, Susana. X, 289.
Fontana Lázaro, I. VI, 35, 36. Franceschi, Alfredo. X, 47. Freitas, Augusto Teixeira de. V,
Fontanella de Weinberg, B. IV, Franceschi, Gustavo I. V, 65, 388
105; VI, 561. 307; VII, 28, 431, 450, 470; French. IV, 307.
Foppa, Tito Livio. VI, 345; X, 135. VIII, 324, 329, 335, 338; IX, French, Peter. VII, 322.
Forbes, Iohn B. V, 182. 339, 422; X, 178. Frenguelli, Joaquín. I, 28, 62,
Ford, Alec. V, 504, 534, 535; IX, Francesconi, Luis. VIII, 367. 155, 217.
145. Franchico. VI, 543. Frenkel, Leopoldo. VII, 466.
Ford, Aníbal. IX, 393. Francia, Iosé Gaspar de. V, 174. Frenkel, R. X, 30.
Forestier, Iuan Nicolás. IV, 195; Francisco, Santo. III, 170, 210, Fresán, Rodrigo. X, 125.
VII, 180, 181, 205. 214, 233. Fresco, Manuel. VII, 185, 269,
Forman, Paul. IX, 557, 584. Francisco de Asís, Santo. Ill, 273, 286, 418; VIII, 20, 22;
Forner, Raquel. VII, 39; X, 211. 157. IX, 201.
Forni, Florial. X, 22. Francisco de Paula, Santo. III, Fresco, Rafael. X, 149.
Fornieles, Salvador. VIII, 405, Freud, Sigmund. X, 14, 23, 113,
408, 421, 425, 443. Francisco Xavier, Santo. III, 280.
Foronda. III, 325; V, 15. 157, 158, 195. Frexas, Enrique. VI, S05.
Forster, Ricardo. l, 257. Franco, Eva. IX, 263; X, 256, Frezier. III, 214.
Forsyth, Iohn. V, 193. 280, 281, 283, 284. Frías, Alonso de. III, 345.
Forte, Vicente. X, 21 l. Franco, Francisco. VII, 285, Frías, Bernardo. III, 188, 192,
Forteza, I. IX, 21 l. 292, 313, 348, 424, 426, 427. VI, 228.
Fortuny, Mariano. VI, 238. 462; VIII, 134; X, 178. Frías, Félix Ignacio. III, 398; IV,
Foschíatti, Ana. IV, 71, 75. Franco, Luis. IX, 337; X, 114, 414, 498, 499, 504; V, 25, 3l,
Fossatti, Iuan. IV, 191. 122, 127. 65, 120, 126, 303, 304, 305.
Foster, David. VI, 344. Franco, Nora. l, 207. 333, 368; VI, 278, 279, 280,
Foster, George. VI, 539, 553, Franco, Pedro B. X, 154. 288, 305, 473, 475, 496, 502:
559, 560. Franco, Rodolfo. X, 205, 206, VIII, 80; X, 95, 146.
Foster Stockwell, B. VIII, 365. 214, 284. Frías, José Domingo. III, 444.
Fotheringham, Ignacio H. IV, Franco, Rubén O. VIII, 248, Frías, José María. VI, 138.
410 165, 185; V, 254. 261. Frías, Justiniano. VI, 138.
ÍNDICE DE NOMBRES
Frías, Luis Rodolfo. IV, 481. Fucito, Felipe. VIII, 440, 441; X, Gadano, Nicolás. IX, 147.
Frías, Pedro Iosé. VII, 275, 509; 22. Gaddano, Iosé Enrique. VIII,
VIII, 42, 86, 342, 343, 361. Fuente, Ariel de la. VIII, 495. 75.
Frías, Ricardo. IX, 379. Fuente, Héctor de la. VII, 283. Gadé, Analía. X, 263.
Frías, Susana R. II, 89, 122, 125, Fuentes, Antón de. I, 472. Gaete, Familia. II, 157.
146, 469. Fuentes, Carlos. X, 123. Gagliano, Rafael. IX, 454.
Frías, Uladislao. V, 120, 128. Fuentes, Diego T. de la. IV, 492; Gagliardi. VI, 254.
Frías Martel. II, 157. VI, 282. Gagneux, Eduardo Guillermo.
Friedman, M. VIII, 574. Fuentes del Arco, Antonio. III, VIII, S06.
Friedmann, Wolfgang. VIII, 306; VI, 316. Gaignard, Romain. VI, 63, 97,
439. Fugger, Familia. I, 346, 370. 124, 125.
Friedrich, Carl. X, 33. Fugl, Iuan. IV, 83; V, 349, 359. Gainza, Fernando, Fray. III,
Frigerio, Iosé Oscar. VII, 177, Funes, Ambrosio. III, 131, 229, 390.
354, 355. 230, 252, 279, 352, 362. Gainza, Martín de. IV, 491; V,
Frigerio, Rogelio. VII, 335, 353, Funes, Diego de. I, 153. 259, 260.
368, 369, 446, 447, 467; VIII, Funes, Gregorio. III, 225, 227, Gainza, Pedro, Fray. III, 390.
227, 260, 521; IX, 100, 114; 228, 232, 237, 240, 243, 246, Gainza Paz, Familia. IX, 349.
X, 189. 252, 254, 261, 266, 268, 275, Gaito, Constantino. VI, 391,
Frizzi de Longoni, Haydée E. V, 279, 388, 390, 396, 401, 402; 394; X, 243.
344. IV, 40, 253, 257, 258, 259, Galán, Carlos. VIII, 353.
Frondizí, Arturo. VII, 23, 24, 268, 355, 397; V, l7, 18, 25, Galán, Martín. V, 173.
119,121, 200, 212, 285, 317, 279, 310, 314, 315, 343, 366. Galán, Raúl. X, 115.
321, 333, 334, 335, 336, 337, 400, 408; VI, 132, 209, 270, Galasso, Norberto. VII, 297, 468.
338, 344, 345, 352, 355, 356, 315, 457, 461, 465, 487, 518. Galdiano, Lázaro. I, 360.
369, 398, 416, 446, 447, 448, Funk. II, 342. Galeano, Eduardo. X, 193.
461, 467, 496, 503, 517, 518, Furbank, P.N. IV, 158. Galera Gómez, Andrés. III, 419.
519, 520, 525, 526, 528, 529, Furet, Francois. VII, 363. Galettini, Carlos. X, 266.
530, 531, 536, 540, 541, 542, Furlan, Luis R. X, 116, 133, 134. Galiani, abate. V, 14, 457.
544, 545; VIII, 30, 39, 65, Furlong, Guillermo. II, 81, 84, Galileo, Galilei. VI, 410.
122, 123, 125, 129, 130, 132, 86, 281, 350, 430, 466, 467. Galimbertj, Rodolfo. VII, 358,
135, 137, 143, 153, 156, 227, 468; III, 158, 159, 160, 162, 375.
228, 229, 230, 231, 233, 243. 244, 277, 279, 279, 297, 312. Galíndez, Bartolomé. IV, 540.
244, 245, 304, 342, 433, 455, 329, 330, 365, 371, 385, 401, Galíndez, Víctor. IX, 329.
465, 466, 514, 515, 521; IX, 402, 405, 408, 412, 414, 421; Galisteo, Elías. IV, 389, 416.
88, 92, 100, lOl, 102,105. V, 308, 309, 310, 311, 312, Galitelli, Bernardo. IX, 240.
109, 110, 114, 115,132,134, 343; VI, 256, 287, 399, 486; Galland, Adolfo. VIII, 219.
137, 138, 139, 147, 203, 204, VIII, 333; IX, 422; X, 65, 76, Gallardo, Alejandro. VII, 275,
230, 231, 233, 240, 350, 351, 81. 276.
367, 381, 412, 416, 445, 481, Furt, Iorge M. II, 88; III,l3l, Gallardo, Angel. VI, 506; VII,
482, 483, 484, 496; X, 25, 28. 245, 279, 292, 293, 294, 312; 215, 220, 254; VIII, 115, 335;
187, 190. VI, 560; X, 149, 157. IX, 535, 536.
Frondizí, Risieri. VII, 38; VIII, Furtado, Celso. VIII, Sl 1, 512, Gallardo, Carlos R. I, 276.
515, 516; IX, 482, 483, 523; 513, 521, 523. Gallardo, Guillermo. l, 443; V,
X, 48, 49, 56. Fustel de Coulanges, Numa 344; VI, 227, 400.
Frondizí, Silvio. VII, 359, 446, Denis. VI, 339. Gallardo, Iorge Emilio. VI, 561.
451, 467, 468; IX, 483. Fustinoni, Osvaldo. IX, 514. Gallardo, León. VI, 367.
Frontaura Argandoña, Manuel. Fustiñana, Rolando. X, 261. Gallardo, Mabel. II, 125, 147.
l, 408. Fvaternik, E. VII, 470. Gallardo, Manuel B. VI, 468,
Frontera, Carlos Guillermo. 474.
VII, 482, 508. G Gallardo, Rodolfo. II, 88.
Frúgoli, Amadeo. VIII, 258. Gallardo, Sara. X, 123.
Frugoni, Santiago Felipe. VIII, Gaboto, Sebastián. I, 445. Gallart, M. IX, 454.
87 Gabriel, Iosé. VII, 239, 263; Galle, Cornelio. III, 343, 344.
Frugoni Zabala, Domingo. VIII, XIX, 333. Gallego, Américo. IX, 312.
50 Gabriel, Santo. III, 157. Gallego, Isidora. III, 152.
Frutos, Pedro. VIII, 41 l. Gabrielli, Adolfo. VII, 509; VIII, Gallego Gredilla, Enrique. Il,
Fucaraccio, Angel. VIII, 513, 469. 85.
516. Gache, Benjamín. IX, 370. Gallego, Manuel. III, 251, 252,
Fuchs, Iaime. VII, 139. Gadamer, Hans-Georg. X, 49. 257, 275, 278. 411
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Gallegos. VI, 313. 518, 524, 533; VII, 21, 263, Garcés, Delia. X, 259, 261.
Gallegos, F. VI, 509. 418, 419, 420, 421, 431, 440, García. VIII, 355.
Gallegos Sánchez, Arturo. VIII, 450, 487; V111, 320, 324; X, García, Agustín. III, 395.
469. 77,117, 118,142, 160,187. Garcia, Alejo. I, 342, 372, 374,
Galles, Carlos D. 1X, 535, 585. 215. 378, 379, 383, 384, 408.
Galletti, Alfredo. IV, 539; V, 42, Gálvez, Oscar A. VII, 35; 1X, García, Alicia S. VII, 294; VIII,
138; VII, 507. 321, 322, 324. 245.
Galletti, Ana. V, 168. Gálvez, Víctor. IV, 451; VI, 227, García, Alizón. V111, 512.
Galli, Carlos María. VIII, 360. 512. García, Amalia. VIII, 74.
Galli Mainini, Carlos. IX, 513. Galyn, Martín de. Il, 170. García, Ana María. VII, 296.
Gallina, Mario. X, 269. Gama, Vasco da. I, 31. García, Baldomero. IV, 383; V,
Gallino, Cayetano. IV, 305. Gamarra, Andrés. IV, 340. 400; V1, 466, 477.
Gallo, Aniceto el. VI, 321, 501. Gamba, Virginia. VIII, 144. García, Benito. 1V, 383.
Gallo, Delfin. 1V, 515; V, 53, 54, Garnbaro, Griselda. X, 131, 287. García, Bibiana. VII, 158.
120; VI, 502. Gambartes, Leónidas. X, 222. García, Carlos F. V, 45.
Gallo, Delfina. VI, 245, 256. Gambier, Mariano. l, 163, 164, Garcia, Carlos O. X, 270.
Gallo, Edit. VII, 295. 167, 170,178. Garcia, César Reinaldo. VII,
Gallo, Ezequiel. I, XXI; IV, 155, Gambini, Hugo. VII, 321; IX, 294.
157, 158, 51 l, 538, 539, 540, 353, 355, 361, 422. García, Diego. l, 32; III, 408.
541, 543; V, 45, 55, 73, 74, Gamboa, Marcelo. V, 322, 383. García, Domingo. VI, 87.
168, 169, 235, 462; V1, 98, Gamez, Alonso, Fray. II, 437. García, Eduardo Alejandro. 1,
124, 127. 166, 169, 201, 202. Gamez Damián, A. VI, 36. 178.
249, 256, 449; V11, 294, 448, Gamiz, Mariana. Il, 113. García, Enrique. VIII, 153.
462, 467, 552; 1X, 31, 81; X, Gamiz, Teresa. II, 113. García, Enrique Eduardo. X,
33, 84, 90, 92, 95, 109. Gancedo, Julio César. VII, 277; l79.
Gallo, Familia. V, 148. 1X, 520, 553. García, Eustaquio Antonio. X,
Gallo, Klaus. Il, 382. Gándara, Carmen. X, 121. 138, 160.
Gallo, María Rosa. X, 284. Gandarillas, Manuel I. Vl, 459. García, Familia. V, 148.
Gallo, Mario. X, 255. 460, 517. García, Félix. Vl, S2.
Gallo, Ricardo. VII, 355. Gandia, Enrique de. I, 348, 349, García, Fernando, Fray. III, 390.
Gallo, Vicente G. IV, S08, 509; 408, 409, 443; 111, 160, 244, García, Francisco. II, 135.
V11, 18, 248, 251, 253, 257: 290, 31 l; 1V, 507; V, 41; V1, Garcia, Germán L. X, 124, 134.
VIII, 54. 486; X, 71,104, 193. Garcia, Héctor Ricardo. IX, 353,
Gallois, Lucien. I, 62. Gandolfi Herrero, Arístides. VI, 385.
Gallotti, Alicia. IX, 391. 344: X. 113, 121, 122, 130. García, Jorge. VII, 339.
Galmarini, Alfredo. VIII, 166; Gandolfo, Elvio. VII, 353. García, losé Manuel. III, 378.
X, 94. Gandolfo, R. IV, 106. García, Juan Agustin. III, 99; IV,
Galmarini, Oscar L. IX, 517. Gandulfo, Familia. VI, 183. 40; V, 59, 60, 120, 128, 135.
Galtier, Lysandro Z.D. V1, 533; Ganivet, Angel. V1, 426. 372, 390, 399, 401, 434; V1.
X, 114. Gans, Richard. IX, S39, 555. 339, 419, 443, 444, 445, 446.
Galtieri, Leopoldo Fortunato. Garate, M.M. V1, 36. 447, 518; V111, 404, 412, 413,
vn, 27, 333, 339, 39o, 391". Garavaglia, Iuan Carlos. II, 125, 441; X, 16, l7, 68, 91,106.
392, 393, 394, 545; V111, 121. 176, 181, 207; III, 30, 50, 62, García, Lia. ll, 125, 126.
123, 131, 135, 248, 257, 258. 64, 100, 101, 102, 103, 190. Garcia, Manuel José. IV, 367,
259, 260, 273, 357, 492. 191; VI, 37, 61, 63, 64, 200. 373, 403, 404; V, 43, 196, 315.
Galtieri, Luis. IX, 326. Garay, Alberto. VIII, 469. 321, 380, 400, 444, 462, 474.
Galván, Elías. III, 378. Garay, Familia. l, 441, 444. 475, 504; V, 279, 381; V1, 486.
Galván Moreno, Celedonio. Vl, Garay, Ignacio, Fray. Ill, 389. García, Mauricio. lll, 345.
485, 488, 51 l, 533; 1X, 361. Garay, losé de. ll, 152. García, Miguel. V, 322.
Gálvez, José de. II, 13, 7l, 254, Garay, Juan de. l, 33, 198, 199, García, Miguel P. IX, 407.
255, 256, 257, 258, 259, 261, 200, 399, 408, 422, 423, 424. García, N. V11], S22.
262, 263, 264, 265, 266, 268. 425, 426, 427, 429, 430, 431, Garcia, Norberto. l, 133.
270, 272, 273, 278, 279, 378; 434, 438, 439, 441, 443, 443. Garcia, Osvaldo l. V111, 274,
111, 31, 242; IV, 98, 253, 527; 449, 458, 459, 464, 466, 467. 277.
VI, 382. 477; ll, 26, 122, 157, 356; 111. Garcia, Pantaleón, Fray. Ill.
Gálvez, Juan. V11, 35; IX, 322, 239, 289, 291, 416, 426; V, 60: 232, 389, 390.
324. V1, 339. Garcia, Pedro Andrés. ll, 75; lll,
Gálvez, Manuel. IV, 480, 508; V, Garay, Manuel Javier. Ill, 357. 406: 1V, 186: V, 441, 442, 444.
412 75, 309; V1. 343. 426. 5l l. Garaycochea. 1X, 582. 461.
ÍNDICE DE NOMBRES
García, Rafael. V, 372. García Elorrio, Iuan. X, 192. 135, 255; X, 274, 275, 276,
García, Rolando. DK, 520, 553. García Estrada, Juan Agustín. 277, 278, 289.
García, Simón. VI, 137. VII, 38. Garcia Villoslada, Ricardo. I,
García, Vicente I. VI, 137. García-Gallo, Alfonso. I, 322, 324.
García Acevedo, Mario. VI, 400; 348; II, 225, 247, 248, 249, Garcia Vizcaíno, Iosé. VIII, 145.
X, 253. 250, 279, 314; X, 98. García Zúñiga, Victorio. V, 381.
Garcia Astrada, Arturo. X, 57. García Gallo, Juan I. X, 116. Garcilaso de la Vega, Inca. III,
García Baquero González, A. García Giménez, Francisco. X, 291.
VI, 36. l 17. Gardeazábal, Luis Francisco. III,
García Basalo, luan Carlos. García Gorostiaga, Raúl. VII, 97,
VIII, 494. 277. Gardel, Carlos. VII, 39; IX, 256,
García Bazán, Francisco. X, 57. García Goyena, Florencio. V, 272, 292, 301, 372; X, 173,
García Belsunce, César A. I, 256, 256, 257.
XXI; II, ll6, ll7, 125, 126. García Hamilton. VI, 508. Gardiner, Allen F. IV, 181; V,
127, 146, 147, 148, 149, 380, García Heras, Raúl. VII, 356; 350, 359, 360.
469; III, 102; ÏV; 64, 74, 105, IX, 147, 148, l66, 183, 209. Gardini, Walter. VIII, 387.
112, ll8, 120,126, 129, 130. García Huidobro, Joaquín. II, Gardner, G. A. I, 156.
306, 31 l, 312, 491, 507, 538; 314. Gargaro, Alfredo. X, 75.
V, 138, 399; VI, 229, 486; VII, García Losada, Matilde Isabel. Gari, Paulino. V, 322.
13, 485, 494, 555; lX, 183; X, X, 65 Garibaldi, Giuseppe. IV, 95; V,
33, 104. García Lupo, Rogelio. VIII, 298. 246; VI, 364.
García Bemal, María Cristina. García Mansilla, Eduardo. VI, Garma, Angel. IX, S16.
II, 282. 388, 391, 394, 400; X, 243, Garmendia, Iosé Ignacio. V,
García Buhr, Arturo. X, 260, 254. 224.
261. García Marín, Iosé. II, 249. Garnier, Ioseph. V, 456; VI, 367.
García Caffaro, Iosé L. X, 270. García Márquez, Gabriel. VII, Garófalo, Rafael. V, 373.
García Camba, Andrés. IV, 313. 386, 399; X, 123. Garrahan, Patricio. IX, 521.
García Castellanos, Telasco. IV, García Martínez, lose’ María. Garretón, Adolfo. II, 380; III,
S08; TVI, 427. VI, 384. 400.
García Costa, Víctor. VII, 297. García Mata, Raúl. IX, 83. Garrigós, Agustín. III, 316.
García de Almadén, Iuan. I, García Melljd, Atilio. VII, 290, Garrigós, Osvaldo. V, 502.
390. 449. Garro, Iosé de. II, lll, 321, 322,
García de Castro, Lope. I, 401, García Mérou, Enrique. IX, 370; 363; III, 429, 434.
419, 423. X, 157. Garro, Iuan Mamerto. III, 388,
García de Cortázar, Iosé Angel. García Mérou, Martín. V, 44; 401; IV, 529; V, 225; VI, 209,
I, 321. VI, 336, 339, 520. 228, 274, 288, 303, 305.
García de Cossío, Simón. V, García Molina, Femando. VII, Garro de Aréchaga, Alonso. III,
446. 295; VIII, 118. 415.
García de D’Agostino, Olga. VI, García Morente, Manuel. X, 46. Garro y Merlino. V, 225.
384. García Morillo, Roberto. X, 254 Garulli, Liliana. VII, 358.
García de Fanelli, Ana M. X, 22. García Olano, Francisco. VIII, Garzón, Emesto. X, S9.
García de Herrera, Diego. I, 510, 511, 513. Garzón, Ignacio. III, 131; X, 75.
319. García Oliveri, Ricardo. X, 269. Garzón Agulla, Agustín. VII,
García de Herrera, Familia. I, García Pelayo, Manuel. VIII, 275
300. 409. Garzón Maceda, Ceferino. II,
García de León y Pizarro, García Pizarro, Ramón. II, 200, 126; III, 49, 54, 61, 99, 149,
Ramón. II, 78, 82; III, 440. 275, 277; III, 261. 162; V, 505; X, 83, 85, 99.
García de Loydi, Ludovico. Il, García Pulido, José. IX, 34. Garzón Maceda, Félix. III, 420;
430; V, 310. García Rivera, F. IV, 313. VI, 228.
García de Moguer, Diego. l, García Ros, Baltasar. II, 245; lll, Garzón Valdés, Ernesto. VII,
371, 372, 373. 430. 398, 399, 471; VIII, 442.
García de Sena, Manuel. V, 24. García Soriano, Manuel. VI, Gascón, Blas. II, 263.
García de Zúniga, Pedro. III, Gascón, Esteban Agustín. V,
166, l7l, 175, 177. García Valdez, Pedro. IV, 396. 315.
García de Zúñiga, Victorio. IV, García Vázquez, E. VIII, 521. Gasparini, G. I, 108.
401, 402. García Vázquez, Francisco. X, Gasparini, Iuan. VII, 358, 469.
García del Molino, Fernando. 287. Gassendi, Pierre. III, 386.
VI, 351, 355, 356, 362, 384. García Velloso, Enrique. III, Gassio, Guillenno. X, 95.
García Delgado, D. VII, 471. 310; VI, 338, S21; X, 129, Gastiazoro, Eugenio. VII, 139. 413
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Gatica, José María. IX, 327, 328, Gentile, Giovanni. X, 46. Ghioldi, Rodolfo. VII, 410, 41 l,
329. Gentile, Guido. X, 132. 495; X, 190.
Gatica de Montiveros, Maria Gentile, Margarita. Vl, 125, 561. Ghirardi, Olsen A. V, 43, 400; X,
Delia. IX, 303. Gentz, Friedrich von. V, 180. 41, 65, 291.
Gato Castaño, Purificación. III, Geny, Francois. V, 431, 432; Ghirettj, Héctor. VII, 465.
401. VIII, 409. Ghossen, Juan. VIII, 381.
Gattinoni, Carlos T.VIII, 368, Geoghegan, Abel Adolfo. II, Giacalone, Rita Ana. VIII. 143.
374 350; V, 308; X, 152. Giacobbe, Juan Francisco. VI,
Gattinoni, Juan E. VIII, 367, Gera, Lucio. VIII, 335, 338, 346, 401; X, 242.
368, 374. 355, 356, 360. Giacobone, Carlos. VII, 295.
Gau, L. I, 206. Gérard. I, 356. Giambiagi, Juan José. IX, 550,
Gaudín, Joaquín. III, 386. Gerbet, Marie-Claude. I, 323. 555.
Gaudino, Gustavo. X, 270. Gerbino, Jose’. X, 205, 206. Gianello, Leoncio. I, 443; IV,
Gaudino, Juan Antonio. D(, 320. Gerchunoff, Alberto. IV, 103; 424; VI, 305, 487; IX, 421,
Gaudio, Ricardo. VII, 321; IX, VI, 342, 524; IX, 336; X, 117, 454; X, 102, 104, 162.
242. 266. Gianinni, Eustaquio. II, 59; III,
Gauffin, Gabriela C. de. Il, 124. Gerchunoff, Pablo. VI, 168; VII, 414.
Gaulle, Charles de. VIII, 124. 138, 141, 143, 323; IX, 30, 75, Giannini, París. IX, 320.
Gauss, Karl Friedrich. VI, 407, 80, 91,102, 103, 106, 112. Giannuzzi, Joaquín. X, 115.
408. 115,129,146. Gianotti, Francisco T. X, 208.
Gautier, Alfred de. VI, S20. Gericault, Theodore. IV, 326; Giaquinta. Carmelo. VIII, 338,
Gautier-Dalché, J. I, 321. VI, 355, 357. 353, 360.
Gavier, Gregorio. V, l 17. Gerlache, Adrián de. VIII, 162. Giardinelli, Mempo. X, 124.
Gavilán, Tamayo. VII, 271. Germani, Gino. IV, 100, 105, 134.
Gaviola, Enrique. IX, 471, 495, 106, 134, 136, 152, 153, 155. Giarraca, Norma. IX, 60; X,
544, 545, 546, 548, 549, 550. 156, 159; VII, 112, 113, 129.
555. 130,131, 138,139, 321, 329, Giast. Vl, S49.
Gavshon, Arthur. VIII, 299. 330, 332, 352, 354, 445, 462; Gibbs, A. Vl, 195; IX, 538.
Gay, Camilo. VIII, 249. IX, 241, 267, 496; X, 14, 17. Gíbelli, A. IV, 105.
Gay, Hebe. I, 156. 18, l9, 20, 21, 25, 35, 38, 86. Giberti, Horacio C.E. Vl, 61, 97,
Gay, Luis. VII, 310, 438; IX, 88, 89, 90, 97, 99, 100, 109. 124, 127; IX, 30, 59, 583.
224, 225, 226. Gerona, Benito, Fray. lll, 374, Giddens, Anthony. VII, 140.
Gayol, Sandra. IV, 157. 378. Gide, Charles. VIII, 499, 500, 504.
Gazaneo, Jorge O. II, 88. Gerschman, Rebeca. IX, 506, Gigena, Agustín. IV, 414.
Gazzotti, Andrés. IX, 316, 317. 517, 532. Gijalva, Cristóbal de. III, 385.
Gelabert y Crespo, José María. Gershanik, Simón. IX, S57. Gijón, Francisco Bernardo. Ill,
V, 283, 296, 334. Gerstein, Noemí. X, 229. 415.
Gelbard, José Ber. VII, 374, 379; Gertel, Héctor R. VIII, 516. Gil. V, 130.
VIII, 123, 136. Gervasoni. Carlos. lll, 131, 297. Gil. Adolfo. I, 205.
Geli, Patricio. VIII, 494. Gervasoni, José A. VIII, 429. Gil, Diego. Ill, 215.
Geller, Lucio. VI, 169. Gervinus, Georg. V, 51. Gil, Gauchito. IX, 292.
Gelli, María Angélica. VII, 399. Gerundio, Fray. III, 268. Gil, Noemí. Vl, 384.
400 Gesell. Silvio. V, 527, 534, 535; Gil de Castro, José. IV, 329.
Gellner, Lucio. X, 92. VIII, 512. Gil de Negrete, Francisco. lll,
Gelly y Obes, Juan Andrés. IV, Gessler. Vl, 422. 433.
463, 479, 484, 489. Gesualdo, Vicente. Vl, 200, 384, Gil Lozano, Fernanda. Vlll.
Gelman, Jorge Daniel. II, 125; 399; X, 233. 495.
lll, 30. 3l, 50, 64, 97, 101. Getino, Octavio. IX, 390; X, Gil Montero, Raquel. ll, 124,
102, 103, 190, l9l, 447; V, 266 l4l.
461; IX, 31. Gez, Juan W. l, 444; Vl, S08. Gil Munilla, Octavio. Il, 260.
Gelman, Juan. X, 116, 191. Ghersa, Claudio. IX, 59. 280; IV, 268.
Geneletti, Carlos. VII, 134, 139. Gheyn, Jacobo de. III, 340. Gil Navarro, Ramón. Vl, 496.
Genest, Eugenio A. VIII, 178. Ghiano, Juan Carlos. Vl, 345, Gil y Lemos, Francisco. ll, 266;
Genet, Jean. III, 264. 348; X, 128, 131, 132, 134. lll, 436.
Genovés, Vicente. I, 408. Ghida, Arturo Horacio. X, 115. Gilardi, Fernando. X, 121.
Genovesi, Antonio. Ill, 258, Ghío, José María. lll, 30, 64, 65. Gilardi, Gilardo. X. 242, 244.
265; V, 14, 443, 446. 67, 102. Gilbert, Daniel l. IX, 532.
Genta, Jordán Bruno. VII, 449, Ghioldi, Américo. Vll, 332, 403. Gilbert, Jorge. IX, 148, 2l0.
414 468; IX, 475. 455, 495; Vlll. S8, 87. Giles, Maria Rosa de. ll, 166.
ÍNDICE DE NOMBRES
Gilimon, Eduardo. IV, 539. Glusberg, Samuel. X, lSl. Gómez, Hernán. IX, 424.
Gillespie, Alexander. II, 69, 75, Glynn, lan Michael. IX, 521. Gómez, Ignacio. IX, 370.
87; III, 130. 138, 139, 140, Gnavi, Pedro. VIII, 238, 239. Gómez, Indalecio. IV, 516, 528,
141, 142, 144, 145, 148, 149. Gobbo, Iuan Diego. I, 108, 284. 537; V, 61, 67, 68; VII, 417.
150, 155, 159, 409; VII, 25. Gobelli, Rafael, Fray. V, 301, Gómez, Iosé Valentín. V, 279,
Gillespie, Richard. VII, 358. 3 l l. 288, 315, 317, 322; VI, 403.
378, 384, 397, 469; VIII, 270. Goblot, Edmond. X, 60. Gómez, Iuan. VI, 384; X, 236.
Giflies, Iuan. V, 348. Godino, Rodolfo. X, 116. Gómez, Iuan (ó Jorge). I, 372.
Gilson, Etienne. X, 54. Godío, Julio. VII, 263, 400; IX, Gómez, Iuan Carlos. IV, 441;
Giménez, Ramón Rosa. VIII, 240. VI, 264, 494, 502.
34. Godoy, Antonio Checa. VI, 511. Gómez, Miguel Angel. X, 115.
Giménez, Susana. IX, 328. Godoy, Arturo. IX, 326. Gómez, Norberto. X, 229, 231.
Giménez Pastor, Arturo. III, Godoy, Feliciana N. VI, 486. Gómez, Pilar. X, 283.
310; Vl, 344. Godoy, Juan G. VI, 478. Gómez, Ramón. III, 394, 417;
Giménez Zapiola, Emilio. VIII, Godoy, Luis. IV, 228. VII, 248.
449. Godoy, Manuel. lI, 279, 347, Gómez, Servando. X, 130.
Giménez Zapiola, Marcos. VI, 348, 376; IV, 223, 224, 225, Gómez, Teresita. IX, 183.
99, 169. 226, 227, 228, 229, 230, 231, Gómez, Thomas. I, 321.
Ginastera, Alberto. X, 121, 243, 232, 233, 237, 239, 246, 247. Gómez Araujo, Iuan lose. IX,
244, 253. Godoy, Raúl. VII, 417, 483. 43 l, 435.
Ginneo, Luis. X, 253. Godoy, Tadeo. III, 252. Gómez Bas, Ioaquín. X, ll4,
Gioja, Ambrosio L. V, 139, 437; Godoy Cruz, Tomás. V, 21. 123.
VIII, 405, 420. Goebel, Iulius (h). V, 207. Gómez Carrillo, Manuel. IX,
Giordano, Alberto. X, 237. Goethe, Johann Wolfgang. VI, 271; X, 245.
Girardet, Raoul. VII, 398. 329, 342. Gómez Cornet, Ramón. VII, 38;
Girardi, Urbano. VII, 283. Goetz, Arturo. IX, 82, 114. X, 203, 220.
Girardin, Emile. Vl, 492. Gógol, Nikolai Vasilievich. X, Gómez Dadal, Emilio. I, 408.
Girbal de Blacha, Noemí M. IV, 286. Gómez de Alarcón, Josefa. III,
S08; VI, 98, 99, 125, 126, 450, Goity, Elena. X, 269. 382.
513; VII, 466; VIII, 176; IX, Gola, Hugo. X, 116. Gómez del Junco, Felipe. VIII,
13, 31, 33, 361, 586; X, 165, Gola, Iosé. X, 257, 259. 65.
196. Golbert, Laura. VII, 142. Gómez Forgué. VII, 490.
Giribaldi, Daniel. X, ll7. Goldar, Ernesto. VII, 323, 467, Gómez Hoyos, Rafael. II, 414.
Girola, Claudio. X, 217. 469. Gómez Lollo, Humberto. X, 223.
Girondo, Oliverio. X, 113, 169, Goldberg, Marta B. II, 126, 141, Gómez Masía, Román. X, 129.
210. 147, 181; IV, 126; VI, 37. Gómez Morales, Alfredo. VII,
Girri, Alberto. X, 115, 177. Goldblatt, Harry. IX, 511, 512. 3 l 5; IX, 99.
Gisbert, Teresa. I, 107; III, 366. Goldemberg, Jorge. X, 132. Gómez Otero, I. l, 232.
Gitlin, Diana S. IX, 533. Goldman, Aaron. VIII, 391. Gómez Palmés, Oscar. VIII, 57.
Giudi, Roberto. X, 256. Goldman, Noemí. IV, 131, 423, Gómez Pérez, Carmen. II, 380.
Giudíci, Ernesto. VII, 290, 297, 424, 426; VI, 488. Gómez Piñeiro, Manuel. X, 216.
41 l; X, 162. Goldoni, Carlo. X, 288. Gómez Rial, Susana. X, 269.
Giudíci, Reinaldo. Vl, 367, 371, Goldschmidt, Werner. VIII, 405. Gómez Rincón, Abel. VII, 483.
372, 382. Goliat. X, 126. Gondell, Eduardo. X, 280.
Giuffra, Eduardo. VIII, Sl. Golub, Jennifer. VIII, 400. Gondra, Luis Roque. III, 48;
Giunta, Andrea. X, 237. Gómez. V, 25, 136. VIII, 500, 501, 504, 505, 506.
Giussani, Luipi. VIII, 358. Gómez, Alberto. X, 257. 513, 520, 522.
Giussani, Pablo. VII, 358, 397, Gómez, Albino. IX, S32. Gonet, Iean Baptiste. III, 264.
469. Gómez, Alejandro. VII, 337, Góngora, Mario. II, 99, 109,
Giusti, Roberto F. III, 314; VI, 430, 520, 521. 110,111,157, 247.
348, 51 l, S33; VII, 273, 508; Gómez, Antonio. III, 255, 264. Góngora y Argote, Luis de. III,
X, 126, 167, 169, 290. Gómez, Cristóbal. III, 385. 136, 292.
Glade, Carlos. IV, 200. Gómez, Esteban. l, 344. Góngora y Elizalde, Diego de.
Glavich, Eduardo. IX, 557. Gómez, Eusebio. V, 373; VI, Il, 356, 428.
Gleyzer, Raymundo. X, 266, 498; VllI, 434, 480, 481. Gonnet, Manuel B. V, 433; VIII,
270. Gómez, Fabriciano. X, 223. 468.
Glucksmann, Max. IX, 256. Gómez, Fauto. III, 169. Gonneville. I, 359.
Glusberg, Iorge. X, 231, 237. Gómez, Gregorio, Fray. III, 390; Gonzaga, Luis, Santo. III, 120,
Glusberg, Leonardo. X, 15 l . V, 182, 322. 157. 415
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Gonzaga Cony, Luis. VI, 352. González Arzac, Alberto. VII, González Lanuza, Eduardo. IX,
González, Alberto. IX, 542. 508, 509, 510. 338; X, 113, 130, 133, l77,
González, Alicia Ester. VIII, 75. González Balcarce, Antonio. 198, 221.
González, Antonio. ll, 103. Véase: Balcarce, Antonio. González Lebrero, Rodolfo. III,
González, Ariosto. V, 42, 102. González Balcarce, Iuan. 190.
González, Benjamín S. VII, 483. Ramón. Véase: Balcarce, [uan González Lonzieme, Enrique.
González, Diego. VIII, 48. Ramón. IV, 313.
González, Elba R. ll, 145, 179. González Balcarce, Marcos. González Marín. III, 376.
González. Elpidio. VII, 251, Véase: Balcarce, Marcos. González Maseda. VIII, S8.
252, 257, 267, 520, 521; VIII, González Bemaldo, Pilar. IV, González Melgarejo, Juan. II,
180. 131, 424. 33.
González, Enrique. VII, 103; González Bollo, Hemán. IV, González Mir, Jorge. X, 231.
VIII, 214. 153, 159; Vll, 141; X, 38. González Moreno, Antonio. II,
González, Ernesto. VII, 359. González Bonorino, Félix. IX, 174.
González, Evaristo. X, 169, 170, 519, 520, S53, 555. González Pacheco, Rodolfo. X,
l7l. González Calderón, Iuan
González, Florencio César. VI, Antonio. IV, 451; V, 137, 140; González Pinto, Carlos. IV, 204.
447. VII, 552; VIII, 405, 410, 414, Gonzalez Rodríguez, Adolfo
González, Florentino. V, 370, 415, 469; X, 32. Luis. I, 505, 507.
426. González Caravajal, Juan. lll, González Roura, Octavio. VIII,
González, Francisco. l, 472; IV, 254. 433.
414. González Carbalho. IX, 297; X, González Sabathie, l. M. VIII,
González, Gaspar. III, 441. 114, 122, 130, 133. 470.
González, Horacio. X, 270, 271. González Castillo, lose’. X, 129, González Téllez. Ill, 264.
González, Joaquín. III, 385. 256, 274, 290. González Telmo, Pedro, Santo.
González, Joaquín V. III, 400; González Climent, Anselmo. III, 395.
IV, 38, 41; IV, 95, 98, 461, VIII, 176. González Tuñón, Enrique. X.
503, 516, 528, 534, 537, 539; González Climent, Aurelio. 170.
V, 61, 62, 63, 66. 68, 7l, 74, VIII, 156, 176. González Tuñón, Raúl. IX, 337;
120, 122, 124, 140, 396, 401, González Crespo, Jorge. VII, X, 114, 121,122, 130, 170.
403; VI, 306, 334, 335, 343, 354; VIII, 244. l9l.
381, 445, 449, 518, 523, 524, González de Bonaveri, María I. González Velázquez, Antonio.
530; VII, 417, 476; Vlll, 80, I, 207. III, 346.
85, 90, 93, 404; IX, 397, 421, González de la Quadra, Pablo. González Velázquez, lsidro. lll,
461, 462, 470, 494, 503, 538; lll, 430. 346.
X, 16, 32. González de Martínez, Marcela. González Velázquez, Zacarías.
González, Iosé. III, 439. Vl, 229. Ill. 346.
González, José Froilán. IX, 322, González de Mendoza, Pedro. l, González y Dávila, Familia. V.
324. 3 l 3, 3 l 7. 148.
González, Iosé Vicente. Ill, 185, González de Nájera. II, 106. González y González, Julio. ll,
186. González de Salcedo, 85.
González, Julio César. Vl, 61. Francisco. ll, 401, 415. Goñi, R. l, 230.
González, Julio V. V, 102; 1X, González de Santa Cmz, Goñi Dematchi, Carlos A. V,
495. Roque. Il. 399, 440. 206.
González, Lucas. IV, 477, 489, González Domínguez, Alberto. Goñi Moreno, José María. VIII,
499, 500. IX, 542, 550. 469.
González, Marcela. II, 380. González Echegaray, l. l, 284. Goodin, Robert E. X, 38.
González, Mariano. IV. 414. González Esteves, Luis. VIII, 41. Goodfellow. William. V, 352.
González, Miguel. VII, 175. González Garaño, Alejo B. VI, Goodwín, Paul. Vl, 202; Vll,
González, Norberto. VIII, 51 l, 380. 384; X. 157. 264: IX, 147, 182, 183.
515, 516, 517. González Garaño, Alfredo. X, Gorbato, Viviana. Vll, 356.
González, Norma. VIII, 143. 205. 235. Gorbier, Juan Carlos. IX, 497.
González, Rubén. Ill, 400. González Gowland, Dimas. Vll, Gordillo. Familia. ll, l73.
González, Severo. VI, 478. 277. Gordillo, l. l, 97, 107.
González, Toribio de. I, 471. González Holguín, Diego. lll, Gordillo, Mónica. Vll, 357.
González Alderete. ll, 110. 263. Gordillo, S. l, 229.
González Alonso. B. l, 322. González lramaín. Héctor. VIl, Gordillo, Timoteo. Vl, 184.
González Arrilli, Bemardo. V, 269. 273. 275. Gordo, Julián. ll, 72.
416 359; VIII, 374; X, 119. González lacome, A. l, 284. Gordoa y Barrio. IV, 244.
ÍNDICE DE NOMBRES
Gordon, Iorge Hamilton. V, Goyeneche, Arturo. VII, 286. Graven-Horst, Hans. X, 161.
190, 194. Goyeneche, Iosé M. 1V, 271, Gravil, Roger. VIII, 118; IX, 80.
Gordon, Tibor. IX, 292. 279, 280, 281, 283, 298, 301, Gray, Asa. VI, 421.
Gore, Robert. V, 191. 310. Graziano, Margarita. IX, 392.
Gore Ouseley, William. V, 190; Goyeneche, Juan Carlos. X, 180. Greca, Alcides. VIII, 85, 92, 93;
VI, 358. Goyret, Iosé Teófilo. II, 351, X, 256.
Gori, Gastón. IX, 34. 469; IV, 271, 311, 315, 346, Greco, Alberto. X, 224, 225.
Gori, Iris. III, 245, 346, 366. 543; V, 272. Greco, El. VI, 352.
Gori, Pietro. V, 64. Graaner, Iean Adam. VI, 209, Greco, Vicente. 1X, 272.
Gorla, Carlos María. II, 281. 228. Greco, Virginio. IX, S15.
Gorojovsky, Néstor. VII, 74. Gracia, Joaquín. II, 430. Greely, Horace. VI, 492.
Gorosito, José. III, 176, 177. Gracián, Baltasar. III, 247, 263, Green, Raúl. IX, 148.
Gorostegui de Torres, Haydee. 279; X, 156. Greenberg, Daniel. IX, 33.
VI, 62, 97, 197, 145; X, 84, Graciano. II, 406. Greenough, Horatio. V, 52.
88. Graciano, César. III, 201. Gregorich, Luis. X, 268.
Gorostiaga, Iosé Benjamín. IV, Graciarena, Iorge. X, 38, 88. Gregorio IX, Papa. Il, 406.
433, 434, 435, 438, 446, 490, Gradin, Carlos. I, 206, 207, 231. Gregorio XIII, Papa. II, 386,
491; V, 31, 117, 122, 123, 328, Graetz, Roberto. VIII, 397, 398, 396,397,408; III, 415.
419, 420; VIII, 85, 451. 399. Gregorio XV, Papa. II, 392; III,
Gorostiaga, Norberto. VIII, 409, Graffigna, Omar. VIII, 257, 259. 383.
440. Graffigna, Santiago. VII, 282. Gregorio XVI, Papa. V, 277,
Gorostiza, Carlos. X, 130, 287, Graham, Billy. VIII, 371, 372. 320, 321, 327.
288. Graham Sumner, William. V, Gregorio de las Heras, Iuan. IV,
Gorriarán Merlo, Enrique. VII, 52. 317, 320, 322, 323, 325, 327,
469. Graham-Yooll, Andrew. VII, 329, 331, 333, 334, 335, 342,
Gorriti. V, 25, 14, 310, 352, 380, 400. 345, 368, 369, 371; V, 184,
Gorriti, Iosé Francisco. IV, 275. Grahame, Eduardo. IX, 315. 238, 348, 380.
Gorriti, Iuan Ignacio. III, 169; Graiver, Eduardo. IX, 358. Gregory, William. III, 155, 159.
1V, 355; V, 102; VI, 315. Gramajo, Toribio. IX, 259, 262. Grela, Iosé Ignacio, Fray. III,
Gorriti, Iuana Manuela. III, Gramajo de Martínez Moreno, 227, 246; V1, 516,
188, 192; VI, 322, 339, 340, Amalia. IX, 303. Grenón, Pedro. l, 407; II, 430; III,
506; X, 257. Gramajo Gutiérrez, Alfredo. 130, 144, 160, 277; X, 75, 101.
Gossen, Henry George. VIII, VII, 38; X, 203. Greslebin, Héctor. I, 155; VII,
501. Gramsci, Antonio. VII, 451, 175.
Gotta, Claudia. II, 206. 453; X, 21, 190, 191,198. Gresores, Gabriela. II, 143, 145.
Gottau, Jorge. VIII, 359. Granada, Luis de. IIl, 247. Gribeauval, Iean Baptiste de. II,
Gotthelf, René. IX, 494. Granada, Nicolás. VI, 337; X, 273. 371; IV, 275.
Gouchon, E. V, 61. Granata, María. X, 115, 122. Grierson, Cecilia. V, 358.
Gould, Benjamín Apthorp. IV, Grande, Enrique. X, 131. Grierson, John. X, 265.
494, 498; V, 52; VI, 405, 406, Grande, Manuel. IV, 173; VII, Griffith, Emile. IX, 328.
407, 408, 409, 412, 423, 424, 158. Griffiths, Charles. VI, 141.
529; IX, 539, 540. Grandinetti, Ricardo. IX, 381. Griffitz, Pascasio. VI, 420.
Gould, Eduardo Gregorio. S. II, Grandmontage, Francisco. VI, Grilo, Sarah. X, 224.
123, 179, 250. 523. Grimaldi, marqués de. Il, 332,
Gould, I. D. IV, 104. Granel, Joaquín. V, 120. 337.
Goulu, lean Philippe. VI, 350. Graneros de Alarcón, Diego. II, Grimau, José. III, 348.
Gounod, Charles Francois. VI, 95, 98, 156. Grimau, Matías. III, 157.
329. Granier, Gomucio. X, 18. Grimoldi, Alberto. X, 183.
Gover de Nasatsky, Miriam. X, Grant, Ulises. IV, 497. Grinberg, Eduardo Elías. IX,
133. Gras, Carla. IX, 60. 375.
Gowland, Daniel. IV, 440; V, Gras, Charles-Amédée. VI, 351, Grinberg, Miguel. X, 269, 270.
350. 354, 358, 362. Grippo, Víctor. X, 23 l.
Goya y Lucientes, Francisco de. Gras, Mario César. VI, 274, 384. Grisanti, Miguel. III, 421.
IV, 224. Grasaum, Baltasar. III, 415. Griva, Edelmi. VII, 176.
Goyanarte, Iuan. X, 122. Grassi, Alberto I. VIII, S2, 76. Groeber, P. I, 229.
Goycoechea, Antonio. III, 375. Graty, Alfredo M. du. IV, 439; Groisman, Enrique I. VII, 552;
Goyena, Pedro. V, 53, 54, 120; VI, 497. VIII, 469; X, 30.
VI, 278, 303, 332, 338, 422, Grau, Mario. VIII, 87. Grondona, Mariano. X, 33, 34.
502, 510, 523. Grau Sala. X, 225. Grondona, Nicolás. IV, 439. 417
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Groppa, Néstor. X, 116. Guerrero Soriano, Cándido P. Guilaine, Louis. VI, 52.
Groppo, Pedro. VII, 286. III, 30. Guillamondegui, Julio César. II,
Gros, lean B. V, 191. Guerrico, César. IX, 365; X, 315; V, 402.
Gros Espiell, Héctor. V, 24, 43. 258. Guillani, Serafín. IX, 392.
Grosser, Alfred. VII, 385, 396. Guerrico, Iosé Prudencio de. Guillén, Clotilde. IX, 400.
Grossi, Paolo. VI, 513; VIII, VI, 367, 380; IX, 370 . Guillén, Pablo. 111, 437.
410, 440, 441. Guerrino, Antonio Alberto. III, Guillermo, Rey de Inglaterra. II,
Grosso. IV, 191. 162. 323.
Grote, Federico. V, 65, 307, 396; Guevara. VI, 315. Guillot, Víctor I. VII, 242; VIII,
V1, 505; VII, 28, 425; VIII, Guevara, Antonio de. III, 247. 496.
3 l 4, 3 l 5. Guevara, Carlos N. VIII, 176. Guinard, Paul-I. III, 330.
Groussac, Paul. I, 407, 408, 443; Guevara, Darío. VI, 559. Guinnard, Auguste. IV, 186.
II, 382; III, 290, 31 l; IV, 101, Guevara, Ernesto “Che”. Vll, 24, Guinness, Harry. V, 359.
269, 480, 499, 539; V, 60, 61. 344, 345, 346, 463, 464, 453, Guiñazú, María Clelia. X, 38.
256, 257; VI, 324, 338, 342. 459, 460, 464; VIII, 230; IX. Güiraldes, Alberto. X, 156.
426, 436, 439, 440, 441, 447. 522; X, 189. Güiraldes, Manuel I. VII, 215,
449, S02, 511, 516, 523; X, 69, Guevara, Isabel de. III, 286, 224.
91,129, 145, 146, 153, 162. 31 l. Güiraldes, Ricardo. VI, 237,
Gruhn, R. I, 230. Guevara, Iosé. III, 204, 216, 548; VII, 38; IX, 270, 272; X,
Grünberg, Georg. VII, 173. 217, 218, 223, 245, 267, 298; 112,113,118, 119,142,156.
Grupe, Héctor. VIII, S15, S17. VII, 277. 206, 265.
Gschwind, Francisco. VIII, 467. Guevara Civit, Armando. VII, Guirior, Manuel de. 11, 266.
Guacurarí, Andrés. IV, 183, 184, 282. Guitián, Pedro, Fray. III, 389.
187, 188. Guglialmelli, Juan E. VIII, 300. Guizot, Francois. V, 29, 38, 55,
Guadalcázar, Santiago de. II, Guglielmi, Nilda. I, 287, 510; 189, 190, 191; V1, 4ll.
194. VI, 426; IX, 527. Gullón Abao, Alberto. II, 207;
Gual, Adriá. X, 282. Guglielmo Ferrero. VII, 387. III, 192.
Gualtieri, Fernando. VIII, 495. Guibert, Fernando. X, 115. Gumilla, lose. III, 263.
Guardia, Alfredo de la. X, 135, Guibert, LA. IV, 274. Gunche, Emesto. X, 255.
281, 289. Guibourg, Edmundo. X, 129, Guntau, Martín. IX, S29.
Guardo, Ricardo. VII, 438, 486. 174, 281, 289. Gunther, Bruno. IX, S14.
Guasch, Arturo E. V1, 255. Guibourg, Ricardo. X, 59. Gününa Küne. IV, 187.
Guayraca, cacique. III, 204. Guichón, R.A. l, 256. Gurrieri, A. VIII, 523.
Guber, Rosana. X, 183. Guida, Carlos. VIII, 87. Gusinde, Martin. l, 77, 256.
Gudiño Kieffer, Eduardo. X, Guido, Alfredo. VII, 38, 39; X, 257, 276, 277; 11, 315; 1V, 179.
124. 156, 156, 205, 206, 208, 209. 187; Vll, 166, 167, 176.
Guedes, Max Iusto. 1, 364. 213, 214, 222, 225. Gusmán, Luis. X, 124.
Güel, Francisco. II, 169. Guido, Angel. VII, 182, 184. Gutll. losé. V1, 272, 350, 351.
Güemes, Familia. V, 148. 206; X, 205, 222. Gutfreino. IV, 156.
Güemes, losé Manuel. III, 398. Guido, Beatriz. X, 123, 144, Gutiérrez, Bernardo. V1, 52.
Güemes, Martín de. IV. 274, 304. 263. Gutiérrez, Blas. III, 415.
306, 307, 308, 309; V, 465; V1, Guido, Iosé María. VII, 24, 337, Gutiérrez, Carlos. V1, 367.
360, 432, 548; X, 263. 338, 339, 341, 356, 517, 536. Gutiérrez, Celedonio. 1V, 436;
Güenaga, Rosario. V, 169; X, 544, 545, 546; VIII, 123, 130, VI, 137, 477.
103. 135, 135, 136, 231, 232, 233. Gutiérrez, Eduardo. Vl, 336.
Guerra, Alonso, Fray. II, 434; 244, 245, 345, 455; 1X, 352, 347, 500; X, 141. 273, 289.
III, 441. 445, S77. Gutiérrez, Felipe. I, 389, 390.
Guerra, Francois-Javier. 1V, 130, Guido, lose Tomás. IV, 474; Vl, Gutiérrez, lose Maria. IV. 489;
247 502. V1, 487, 498, 510.
Guerra, Pedro, Fray. II, 421. Guido, Mario. V11, 253, 272. Gutiérrez, luan. Maria. 111, 303.
Guerra, Rosa. VI, 340, 506. 275. 307, 31 l, 375, 401, 402; 1V.
Guerrero, Américo R. V1, 144, Guido, Tomás. IV, 305, 315, 40, 433, 434, 435, 436, 438.
170; IX, 21 l. 320, 385, 402, 403, 44], 442; 441, 444, 450, 474, 477, 480:
Guerrero, César H. 1, 409. V, 196, 197, 201, 203, 320; V1. V, 30, 31, 39, 207, 330, 333.
Guerrero, Cristian. V111, 118. 510, 522. 383, 419, 461; V1, 129, 269.
Guerrero, Iosé Luis. X, 49. Guido, Walter. V1, 348. 280, 305, 317, 318, 320, 322.
Guerrero, Luis Juan. V1, 347; X, Guido y Spano, Carlos. IV, 461, 323, 326, 344, 347, 360, 362.
53, 56. 468; V, 38, 39; V1, 341, 381. 405, 406, 412, 414. 418, 435.
418 Guerrero, María. X, 278, 282. 499. 501, 520. 521. 523. 472, 473, 475, 487, 497. 502.
ÍNDICE DE NOMBRES
510, 512, 517, 519, 520, 523; Guzmao, Alejandro de. II, 332, Hantouch. VIII, 382.
VII, 282; VIII, 85; X, 62, 126, 457. Harberger, Arnold C. VIII, 516.
152. Gvirtz, Silvina. IX, 423. Hardoy, Iorge Enrique. l, 473;
Gutiérrez, Ladislao. IV, 408; X, II, 85; VII, 205, 207, 295, 353,
268 H S09; VIII, 466.
Gutiérrez, Leandro. VI, 170; IX, Harf, Hans. VIII, 392, 393.
83, 148, 210; X, 110,160. Habiyú, I. M. III, 349. Hargreaves, Francisco. VI, 390,
Gutiérrez, María Alicia. X, 38. Hadamard, Iacques. IX, 542. 393.
Gutiérrez, Ramón. l, 445, 462, Hadfield, William. IV, 45 l. Harguindeguy, Albano. VIII,
464, 469, 473, 474, 510; II, Haeckel, Ernest. VI, 421, 422; X, 254, 255.
45, 47, 86, 88, 333, 335, 467, 44. Harls, Antonio. II, 58, 66.
470; III, 365; IV, 156, 189, Haenke, Tadeo. III, 131, 304, Haro, Cristóbal de. I, 342, 368,
215, 216, 425, 543; VII, 179, 320, 410, 412, 419, 200. 369, 370, 371.
205, 207, 230, 556; VIII, 21 l, Hahn, Otto. IX, 518. Haro, Ricardo. VII, 507.
244; X, 236. Haig, Alexander. VII, 392, 393; Harriague, Marcelo. IX, 80.
Gutiérrez, Ricardo. III, 365; VI, VIII, 131, 279, 280, 281, 299. Harrington, Horacio Jaime. IX,
318, 328. Haines, W. V, 177. 5 l 5.
Gutiérrez, Talía Violeta. X, 109. Halac, Ricardo. X, 131, 287. Harrington, Tomás. IV, 187;
Gutiérrez Barragán, Antonio. II, Hale, I. R. II, 379. VII, 175.
135. Halevi Goldman, Aarón. V, 357. Harriott, Iuan Carlos. IX, 318.
Gutiérrez de Escobar, Francisco. Hall, Daniel. V, 359; VIII, 374. Harris, G. IV, 341.
III, 260. Hall, Iosé I. V, 437. Harris, Ioel C. II, 177.
Gutiérrez de la Concha, Iuan. Hall, G.K. X, 153. Hartmann, Edmund von. X, 47,
III, 439; IV, 279. Hallado, Pedrito. IX, 292. 60, 63.
Gutiérrez de la Portilla. III, 338. Hallar, Miguel. VIII, 381. Hartzenbusch, Juan Eugenio.
Gutiérrez de Piñeres, Iosé Halperin Donghi, Leticia. VI, VI, 327.
Francisco. II, 256, 257. 406. Hastings, Max. VIII, 144, 299.
Gutiérrez de Santa Clara, Halperin Donghi, Tulio. III, 30, Haubert, Maxime. Il, 467.
Pedro. I, 153. 54, 58, 62, 90, 99; IV, 105, Haumann, Lucien. IX, 537.
Gutiérrez de Zevallos, José 112,115,159, 249, 311, 377, Hauser, A. I, 229.
Antonio. III, 443. 423, 426, S43; V, 15, 42, 44, Haussmann, Georges. IV, 204;
Gutiérrez Nájera, Manuel. VI, 45, 73, 74, 103, 104, 462, 477, VII, 181.
340. 504, S26; VI, 38, 61, 62, 97, Hauthal, Rodolfo. I, 210.
Gutiérrez Viñuales, Rodrigo. X, 98,165, 166, 167, 171, 197, Havelle, Iean-Barthélémi. II, 59.
201, 235, 291. 21 l, 228, 274, 305, 346, 449; Hayduk, A. I, 23o.
Gutiérrez Zaldívar, Ignacio. II, VII, 113, 143, 294, 297, 321, Hayek, Friedrich von. VII, 448.
88; IV, 216; X, 235. 323, 352, 366, 399, 429, 466; Hayes, C.I. VI, 305.
Gutman, Graciela E. IX, 60. IX, 145, 197, 207, 493, 494; Hayes, Rutherford B. IV, 58; V,
Gutman, Margarita. VII, 205, X, 21, 35, 81, 84, 86, 88, 90, 228.
207. 92, 93, 99, 108, 188, 189. Haynes, Alberto. IX, 338, 374.
Guttero, Alfredo. X, 208, 21 l. Halphon, Samuel. V, 357. Haynes, C.V. I, 230.
Guy, Donna I. V, 168; VI, 99, Ham de Duggan, Margarita. IX, Hayworth, Rita. X, 124.
125, 165, 202; VIII, 495; IX, 250. Head, Francis B. VI, 62, 219,
33, 210. Hamilton, Alexander. V, 29, 36, 221, 227.
Guyán. X, 213. 410; VI, 459, 461. Hearst, William Randolph. VI,
Guzmán, Alejo. IV, 459. Hamilton, Earl I. III, 49. 492; IX, 336.
Guzmán, Ana María de. III, Hammen, T. van der. I, 256. Hecker, Liliana. X, 125.
292. Hammerly Dupuy, Daniel. I, 81. Hegel, Georg Wilhelm
Guzmán, Diego de. III, 214. Hamnett, Brian R. IV, 247. Friedrich. V, 370; IX, 240; X,
Guzmán, G. IV, 481. Ham Villota, Orlando. I, 409. 24, 46, 50, 51, 52, 63.
Guzmán, Gaspar. X, 101. Hanihara, Tsunehiko. l, 79. Hegemann, Werner. VII, 18 l.
Guzmán, Gloria. X, 283. Hanke, Wanda. IV, 188; VII, Heguy, Eduardo. IX, 318.
Guzmán, María Florencia. II, 154, 174. Heidegger, Martin. X, 46, 51,
100, 124, 138, 146, 180. Hanon, Maxine. V, 360. 52, 56, 63.
Guzmán, Pablo de. III, 269, Hansen. IV, 150; VIII, 155, 156. Heinrich, Annemarie. X, 216.
292, 432. Hansen, Emilio. V, 503. Heintz, Peter. X, 18.
Guzmán Brito, Alejandro. VIll, Hansen, Leonardo, Fray. III, 344. Helbling, Conrado. VIII, 513.
441, 468. Hanson, Simón G. VI, 165; IX, Heller, Herman. V, 202; X, 33.
Guzmán Palomino, L. I, 284. 147. Helsby, Diego. V, 347. 419
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Helsby, Thomas. VI, 358. Hernández, Pilar. I, 348. Hidalgo, Bartolomé. VI, 312,
Helvecio. VI, 461. Hernández Arregui, Iuan Iosé. 314, 315, 317, 321, 345, 346,
Henríquez, Camilo, Fray. VI, VII, 360, 446, 449, 451, 461; 537, 538, 559; lX, 280, 299.
459, 486. X, 24, l9l. Hidalgo, Buenaventura. V, 322;
Henríquez Ureña, Pedro. III, Hernández de Cifuentes, X, 65.
289; VI, 486. Francisco. II, l l l. Hidalgo, 1. I. 23o, 234.
Henry. X, 88. Hernández de Serpa, D. I, 347. Hidalgo de Cisneros, Baltasar.
Heppelwithe. III, 364. Hernández Sánchez Barba, lll, ll4, 225, 229, 329, 439;
Hera, Alberto de la. II, 179, 386, Mario. II, 255, 280; IV, 247. IV, 262, 263, 264, 271, 281; V,
414. Hernani. VI, 327. 77, 88,171, 4l3;VI, l7, 18,
Heras, Carlos. III, 329; IV, 451, Henríquez, Camilo. VI, 317. 536.
480, 500, 501, 508; V, 45; Herrendorf, Daniel E. VIII, 468. Hieronymus, Iorge. VI, 410.
VIII, 94; X, 74, 86, 95. Herrera. Ill, 263. Hildno, T. IX, 210, 583.
Heras Velasco, María Juana. X, Herrera, A. IX, 184. Hilbert, Klaus K. l, 133.
229. Herrera, Antonio de. I, 102, Hill Creighton. David. V, 346.
Herberger. IX, 31 l. 260, 263, 369, 371. Hilton, Stanley. VIII, 144.
Hércules. III, 363; IV, 498. Herrera, Diego de. I, 332. Hindenburg, Paul von. VIII, 186.
Herder, Iohann Gottfried von. Herrera, Familia. V, 148. Hinchliff, Woodbine. VI, 228.
V, 29; VI, 326. Herrera, Helvio. IX, 312. Hipócrates. III, 327.
Herdlinka. I, 27. Herrera, I.C. VII, 551. Hippeau, C. VI, 305.
Heredia. X, 101. Herrera, Iuan Esteban. Il. 420. Hirsch, Alfredo. X, 149.
Heredia, Alejandro. III, 387; IV, Herrera, María Iosé. X, 231, Hirsch, Paul. Vlll, 393, 395.
309, 394, 404, 405, 406, 409, 237. Hirsch, Sanford. III, 360.
4ll, 412, 425; V, 27. Herrera, Mariano A. Vlll, 76. Hirst, Mónica. VIII, 143, 144.
Heredia, Edmundo A. V, 235; Herrera, Martín de. I, 375. Hitler, Adolfo. VII, 363, 484;
VI, 486. Herrera, Nicolás de. IV, 234. VIII, 409; IX, 374; X. 79, 178.
Heredia, Nicolás de. l, 382, 388, Herrera, Ricardo. X, 134. Hobbes, Thomas. X, 13.
389, 390, 391, 392, 393, 401. Herrera, Roberto. II, 207. Hoberman, Louisa Schell. IV,
Heredia, O. l, 107. Herrera Vegas, Rafael. VIII, S04. 130.
Hermeto, Honorio. IV, 451. 505. Hobsbawn, Eric. X, 100, 110,
Hermitte, Esther. VII, 173. Herrera y Loizaga, José l l l.
Hermosilla, Gabriel de. I, 470. Cipriano de. II, 236. Hoces, Francisco de. I, 345.
Hernández, Antonio María. Herrera y Sotomayor, losé de. Hodge, Iohn. lX, 184.
Vlll, 77, 93, 578. Il, 296; Ill, 429. Hodges, W.H. V, 358.
Hernández, Aurelio. VII, 310; Herrera y Tordesillas, Antonio Hodgson, M. G. VIII, 387.
IX, 226, 227. de. l, 335, 341, 348. Hoe, Robert. VI, 490.
Hernández, Clodomiro. Vlll, Herrero, Fabián. VI, 449. Hoffmann, Fritz L. V. 207.
58. Herrero, Félix. IX, 147. Hofft. Gerardus't. IX, S55.
Hernández, Francisco. III, 216. Herrero, Santiago Dardo. Vll, Hogan, Iuan Luis. IV. 508.
Hernández, Horacio H. X, 146. 277. Hohenberg, F. l. 355.
Hernández, Isabel. VII, 174, Herrero Ducloux, Enrique. IX, Hoijer, HJ. VI, 559.
177. 535, S37, 557. Holanda, Sergio Buarque de. I.
Hernández, Iorge R. VIII, 299. Herrero Fernández-Quesada, 364.
Hernández, lose. IV, 38, 452, María Dolores. ll, 380. Holbach, barón de. X, 62.
481; V, 37, 38, 40, 45, 48, 49, Herschel, Federico Julio. Vlll, Holdich, Thomas. V, 233.
50, 56, 459; Vl, 318, 328, 329, 511, 515, 517, 518. Holguín. Gerónimo de. lll, 431.
330, 341, 346, 359, 497, 538, Hesayne, Miguel. Vlll, 381. Hollander, Paul. Vll, 362, 396.
557, 559; lX, 286; X, 125, Hespanha, Antonio Manuel. Holrnberg, Eduardo Ladjslao. l.
126,141, 156, 157, 169,171. Vlll, 439, 441, 442. 194, 208; lV, 40, 209; VI, 414.
Hernández, Iuan Antonio Heusser, CJ. l, 229. 416, 4l8, 419, 420, 422, 423:
Gaspar. Ill, 353, 354, 366, Heusser, L. I, 229. IX, 535.
396, 397; VI, 351. Hevia Bolaños, Iuan de. ll, 236, Holmberg, Estanislao. Vl. 336.
Hernández, Iuan lose. X, 124. 288, 289, 409. Holmberg, Helena. Vlll, 253.
Hernández, Marcos. I, 472. Hevia y Pando, Gabriel Antonio Holmberg, Luis. IV, 312.
Hernández, Pablo. Il, 467; III, de. Ill, 324, 325, 328. Holmberg, barón de. Véase
279; V, 310. Hexham, H. lll, 340. Kailitz, Eduardo.
Hernandez, Pablo José. VII, Heylan, Francisco. I, 317. Home de Pesoa, Pedro. ll, 158.
353, 360, 469. Hicken, Cristóbal M. Vl, 423: Home Riggs Popham. ll, 377,
420 Hernández, Pedro. lll, 283, 285. lX, 557. 382.
ÍNDICE DE NOMBRES
Homen, Lopo. I, 362. Hughes, Augusto I. VIII, 248, Ibáñez Menta, Narciso. IX, 263;
Hood, Thomas Samuel. V, 190. 261.
Hoover, Herbert. VII, 259. Hughes, Iohn B. VI, 346. Ibañez Montoya, Joaquín. II, 84.
Hopkins, Edward. V, 201. Hughes, William M. V, 360. Ibarguren, Carlos. IV, 539; V, 104,
Hopkins, Iohn. IX, 76, 83. Hugo, Víctor. VI, 327, 520; VIII, 140; V1, 348; VII, 19, 264, 269,
Hora, Roy. IV, 144, 157; IX, 31, 440. 270, 274, 275, 294, 422, 423,
197, 209. Huici, Agustín. IV, 298. 468, 480, 481, 482, 489, 490,
Horacio. VI, 313, 320. Huidobro, Vicente. X, 113. 492, S08; VIII, 165; X, 77, 80.
Horkheiner, Max. X, 14. Huisman, Denis. X, 55, 61, 65. Ibarguren, Federico. VII, 487.
Homo de Babilonia, Santo. III, Huizinga, I. IV, 536. Ibarra. X, 101.
269. Hull, Cordell. VII, 19, 284; VIII, Ibarra, Felipe. IV, 389, 390, 394,
Hornos, Manuel. IV, 433, 440; 106, 109. 41 l, 412, 413, 416.
V, 249. Hulsius, Levinus. III, 284. Ibarra, Gregorio. VI, 358.
Horowitz, Irving L. IV, 159. Humanzoro, Diego de. II, 401. Ibarra de Santiago. IV, 309.
Horowitz, Ioel. VII, 322; IX, Humble, Iorge F. V, 351, 359. Ibarra Grasso, Dick Edgar. VI,
242. Humboldt, Alexander von. I, 561.
Horta, Hernando de. III, 257. 356; III, 412; VI, 355, 403, Ibarrola, Casimiro, Fray. III,
Hortelano, Benito. IV, 78; VI, 405. 390.
505, 510, 519, 533. Hume. VI, 195. Ibarzábal, Iorge. VIII, 249.
Horton Box, Pelham. V, 234. Hunt, Familia. V1, 34. Ibsen, Henrik. X, 129, 277, 281,
Horvarth, Ricardo. IX, 382, 392. Hunt, Rex. VIII, 275, 277. 284, 285.
Horvath, Laszlo.VI1, 321. Huntington, Samuel. VIII, 208. Idomeneo. VI, 3 l 7.
Hosford, Roberto S. VIII, 365. Hunziker, Iuan H. IX, 557. Igarzábal, Rafael. V, 120.
Hourcade, Luis A. X, 162. Hure, Nicolás. VIII, 234. Igarzábal de Nistal, María
Houssay, Bernardo Alberto. VII, Huret, Jules. IV, 145, 146, 157; Adela. VII, 205.
38; IX, 472, 473, 478, 487, VI, 236, 237, 243, 244, 247, Iglesia, Cristina. VI, 487.
495, 496, 501, 504, 505, S06, 248, 250, 254, 255. Iglesias, Evaristo. VI, 274.
507, 508, 509, 510, 511, 512, Hurtado. III, 262. Iglesias, Herminio. VIII, 262.
513, 514, 515, 516, 518, 519, Hurtado, Joseph. III, 77. Iglesias, Iosé “Pepe”. IX, 261,
S20, 521, 523, 524, 525, 526, Hurtere, los de. I, 353. 377.
528, 529, 530, 532, 545, 546, Husserl, Edmund. X, 46, 47, 51, Iglesias Echegaray, Arturo. VII,
548, 551, 553. 52, 60, 63. 353.
Howard, Iennie. V, 360. Hussey, Guillermo. IX, S41. Iglesias Paz, César. VI, 337.
Howden, Lord. V, 191. Huston Luiggie, Alice. V, 360. Ignacio, Santo. III, 157, 200,
Howel, Bartolomé. III, 414. Hutchinson, Thomas I. IV, 451; 201, 205, 350, 384.
Howells, Williams W. I, 79. VI, 97. Ignatieff, Michael. VII, 398.
Hoxmark, Guillermo. IX, 557. Hutton, Alezander Watson. IX, Ignes, Marcelo. VI, 51.
Hoyos, Pío. V, 290. 280. Ihering. VIII, 409. 440.
Hualde de Pérez Guilhou, Hux, Meinrado. I, 205; IV, 186; Illia, Arturo Umberto. VII, 24,
Margarita. V, 43; VI, 486. VII, 174. 275, 339, 341, 356, 387, 470,
Huáscar, cacique. I, 98, 108. Hyades, P.I. I, 247, 256, 257. 503, 517, 518, 519, 525, S26,
Huayna Cápac, cacique. I, 98, Hyslop, I. I, 108. 528, 529, 531, 538, 542, 545;
108. VIII, 16, 122, 126, 132,133,
Hubac, Angel. IV, 295. I 135, 138, 139, 156, 233, 234,
Hudson, Damián. VI, 228, 497. 235, 236, 237, 240, 241, 244,
Hudson, William Henry. V1, 62, Iácona, Lidia Anahí. I, 107, 108. 245, 251, 269, 342, 343, 346,
219, 228, 4l7;X, 119,127. Ianantuoni, Domingo Rafael. 464, 465, 519, 521; IX, 105,
Huergo, Delfín B. IV, 434, 441; IX, 407, 408, 422. 110, 111, 138, 232, 233, 353,
V, 31, 185, 200; VI, 494. Iazzeta, Osvaldo M. IX, 454. 354, 484, 548; X, 189.
Huergo, Iuan Carlos. X, 207, Ibad Illana, Manuel. III, 242. Imaz, José Luis de. VII, 138,
208. Ibañez, Agustín. I, 458. 360, 552; VIII, 209, 407, 440,
Huergo, Luis A. VI, 521. Ibáñez, Avelina M. VI, 345, 486. 495, 522; lX, 206, 207, 497;
Huerta, Roberto. VIII, 228. Ibáñez, Familia. V, 148. X, 20, 33.
Huertas, Marta M. VI, 200. Ibáñez de Echavarri, Bernardo. Imbelloni, José. I, 28, 80, 261;
Hueyo, Alberto. VII, 273, 279, III, 206, 21 l, 235, 236. VI, 559, 560, 561, 562; VII,
280; VIII, 506, 534, 537, S39, Ibáñez del Campo, Carlos. VIII, 147, 166, 176.
540, 542, 548.
Hug, Enrique. IX, 507, 514, 515,
528.
138.
Ibáñez Frocham, Manuel. V,
102, 435.
160. 421
Imbert, Julio. X, 131.
Inacayal, cacique. IV, 176; VII,
IN DICES GENERALES DE LA OBRA
Inez Hilger, M. VII, 175. 530, 538, 539; V, 39, 57, 59, Izratsoff, Constantino. VIII,
Infante, J. Daniel. VI, 505. 120,127,135, 218, 220, 221. 380. 381. 386.
Infesta, María Elena. VI, 63. 227, 228, 229; Vl, 34, 479.
Ingenieros, Jose’. IV, S34; V, 41, Irigoyen, Julio. X, 256. I
60, 61, 66, 74, 373; VI, 306, Irigoyen, Manuel. VI, 469, 470.
425, 505, 518, 524; VIII, 467, Irigoyen, Matías. V, 176. Jachudurián, Karekin. VIII, 383.
479, 480, 494, 495; IX, 261; Iriondo, Manuel de. VII, 273. Jackisch, Carlota. X, 34.
X, 23, 41, 42, 43, 44, 45, 61. Iriondo, Martín. I, 133. Jackson, Andrew. V, 193; VII,
65, 106, 125, 142. Iriondo, Simón de. IV, 477, 499, 247.
Inglese, Juan O. IX, 495. 527; V, ll7, 149. Jackson, Robert H. II, 92, 122.
Ingres, Dominique. VI, 369. Irós, Guillermo M. VII, 206. Jacobi, Friedrich Heinrich. IX,
Ini, María Gabriela. VIII, 495. Irrazábal, Pablo. IV, 467. 528.
Inocencio X, Papa. II, 413. Irti, Natalino. VIII, 418, 441. Jacobini, Ludovico. V, 337.
Inocencio XI, Papa. II, 321. Irurzum, Víctor. X, 22. Jacobo, Baradaeus. VIII, 380.
Insaurralde. III, 262. Irusta, Agustín. X, 259. Jacobsen, Nils. III, 29.
Insaurralde, Andrés. X, 269. Isaacson, José. X, 129. Jacovella, Bruno C. VI, 539,
Insco Buchnan, William. V, 227. Isabel, Santa. III, 295. 558, 559, 560, 562.
Insiarte, Manuel. V, 322; VI, Isabel l, Reina de España. I 288, Jacques, Amadeo. IV, 164, 185,
517. 290, 292, 293, 294, 295, 307. 439, 503; Vl, 225, 520.
Insúa, Jorge. IX, 520. 316, 317, 321, 330, 331, 357; Jacques, Cristóbal. I, 372.
Iñigo Carrera, Héctor J. V, 102, II, 292; III, 197; VIII, 389. Jaim Etcheverry, Guillermo. IX.
138; VII, 263, 550. Isabelle, Arsene. VI, 227. 423.
Iñigo Carrera, Nicolás. VII, 139. Isacovich, Marcelo. VII, 139. Jaime, Rey de España. III, 353.
Iñigo Madrigal, Luis. III, 312. Isasa, Manuel de. IV, 391, Jaimes Freyre, Ricardo. l, 442;
Iñiguez, Julia. X, 274. Isasmendi, Familia. II, 65, 170, VI, 51 l, 524.
Iommi, Enio. X, 217. 171. lakasa, Vitaic. Vlll, 253.
Iparraguirre, Silvia. X, 125. Isasmendi, Saverio. III, 167. lalabe, Ruth. VIII, 142.
Ipola, E. de. VII, 467. Iscan, Mehmet Y. I, 81. James, Daniel. VII, 309, 322,
Iradiel, Paulino. I, 321. lscaro, Rubens. VII, 296; X, 99. 355, 356, 469: lX, 242.
Irala, Domingo Martínez de. I, Isem, Juan. II, 430; V, 31 l; VIII, James, Davis. Vl, 384.
198, 379, 380, 381, 382, 383, 333, 495. James, Henry. VI, 246.
384, 385, 386, 391, 395, 397. Isla, José Francisco de. III, 268. Janin, R. VIII, 386.
398, 399, 400, 408, 413, 427. Isnardi, Teófilo. IX, S39, 545. Jansen, André. VI, 348.
441, 442 477, 483, 485; lll, Isola. Alberico. VI, 358. Jara, A. VI, 197, 202.
237, 285, 289, 290, 425, 426; Isratzoff. Constantin. V, 360. Jaroslavsky, César. Vll, 295.
VI, 335. lssouribehere de Delgado, Jasca, Adolfo. X, 160.
Irala, Francisco Martínez de. Gladys. IX, 302. Jaucourt, Louis de. IV, 222.
III, 432. Istilart, Juan B. VI, lSS, 157. Jáuregui, Anibal. IX, 21 l.
Irala, Ursula. III, 290. Isuani, Ernesto. VII, 142. Jáuregui, Guillermo Raúl. IX,
Irazábal de Pereyra, Antonia. Itkin, Silvia. IX, 391. 530.
III, 382. Iturbe, Mariano. IV, 413. Jáuregui, Martín de. III, 434.
Irazusta, Julio. IV, 424, 451; V, Iturbe, Mecha. VI, 340. Jaurés, Jean. Vl, 530; VII, 238,
26, 43, 104, 207; Vl, 348; Vll, Iturralde, Pedro. Fray. V, 298, 403, 478.
21, 267, 271, 289, 290, 294. 3l l. Jauretche, Arturo. Vll, 21, 290,
297, 421, 425, 468. 471, 487; Iturri, Francisco Javier. Ill, 243, 297, 360, 425, 433, 461; X, 24,
X, 76, 78, 79, 81, 82, 175, 180. 246, 261, 279, 297. 82, 191.
Irazusta, Rodolfo. VII, 266, 267. Iturrieta, A. VII, 465, 467, 469. Jauretche, Emesto. Vll, 358,
271, 289, 290, 421, 425. 487; Iturrioz, Juan José. III, 331. 471.
X, 76, 78, 180. Itzcovich, Samuel. VIII, Sl l, Jaussely, León. Vll, 180.
Iriarte, Juan José. VIII, 339, 515. Jeanneret, Charles Edouard.
352, 355. lvanisevich, Oscar. IX, 477, 489. Vll, l8l, 184, 193.
Iriarte, Tomás de. IV, 403; V, Ivanov, Miguel. V, 356; VIII, Jefferson, Thomas. Vl, 29.
240, 244. 380. Jelin, Elizabeth. X, 30.
Irigoin, Alfredo. IV, 157. Ivanowski. IV, 474. Jelinek, A. l, 230.
Irigoin, María Alejandra. VI, Ivern, Andrés. Vl, 274; IX, S30. Jelinek, George, X, 33.
256. lzard, M. Vl, 36. Jenkins. II, 330; Ill, 81.
Irigoyen, Bernardo de. Il, 174; Izquierdo, Josefina. Vl, 312. Jenkins, Simón. Vlll, 144, 299.
IV, 462, 474, 477, 499, 504, Izquierdo, Mariano. lll, 260, lenks, Leyland H. IX, 182.
422 505, 517, 524, 527, 528, 529. 278. lennison, Peter S. X, 160.
ÍNDICE DE NOMBRES
Jerez, Omar. VII, 173. Joseph, Henry. V, 357; VIII, 389. Jurado, Alicia. X, 177.
Jerónimo, Santo. III, 110, 119, Joslin, David. V, 504; VI, 257. Jurado, José María. VI, 41, 52,
209, 306. Jouffroy, T. X, 63. 61
Jesús, Miguel de, Fray. III, 374. Jovellanos, Gaspar Melchor de. Juradlo Padilla, Francisco. IX,
Jevons, William Stanley. VIII, IV, 224; V, 14, 15; VI, 261. 493.
501. Joy, Leonard. VIII, 516, 517. Jurafsky, Abraham. X, 253.
Jewell, Carlos. VI, 201, 250. Joyce, James. X, 122. Jusid, Juan José. X, 266, 267,
Jewett, David. V, 191. Joyce, Patrick. IV, 158. 270.
Jijano. III, 135. Jozami, E. VII, 109, 138. Justiniano. II, 286, 289; III, 264.
Jijena Sánchez, Rafael. VIII, Juan, Jorge. III, 263. Justo, José. VI, 321.
Juan, Príncipe. I, 316. Justo, Agustín P. VII, 19, 20, 38,
Jiménez, Salvador. V, 330. Juan I, Rey de España. I, 294, 93, 185, 258, 259, 267, 269, 272,
Jiménez de Asúa, Luis. V, 402; 296. 273, 275, 278, 279, 280, 284.
VIII, 409, 433, 434, 442. Juan I, Rey de Portugal. l, 354. 285, 286, 287, 288, 291, 292,
Jiménez de Mesa. IV, 256. Juan II, Rey de Portugal. I, 306, 295, 297, 41 l, 417, 426, 427,
Jiménez de Paz Barragán, 329, 334, 335, 337, 338. 431, 481, 482, 484, 515, 518,
Familia. II, 135. Juan III, Rey de Portugal. I, 519, 520, 522, 525, 526, 528,
Iitrik, Noé. X, 128, 133, 134. 354, 359, 360, 361, 363. 530, 531, 532, 533, 540, 545;
Jofré, Herman. VII, 483. Juan IV, Rey de Portugal. II, VIII, 21, 57, 102, 108, 113, 115,
Jofré, Oscar L. VIII, 283, 294, 319; III, 363. 155, 183, 184, 196, 197, 208,
299. Juan IV, de Béthencourt. I, 318. 209, 319, 429, 537, 541; D(, 38,
Jofré Barroso, Haydee. X, 129. Juan V, Rey de Portugal. II, 329. 70, 160, 338, 371,429, 509.
Jofre de Loaysa, García, Fray. I, Juan VI, Rey de Portugal. III, Justo, Alberto M. VIII, 468.
345, 370, 372. 364; V, 195; VI, 350. Justo, Juan B. IV, 25, 517, 532,
Johns, Michael. IV, 156. Juan XXII, Papa. II, 406. S33, 539, S40; V, 64, 65, 74,
Johnson, Ben. X, 130, 287. Juan XXIII, Papa. VIII, 338, 120; VI, 424, 505; VII, 236,
Johnson, Lyman L. Il, 117, 125, 339. 237, 238, 257, 268, 402, 403,
126, 147, 181; III, 103; IV, Juan el Bautista, Santo. III, 119, 404, 406, 408, 430, 451, 452,
ll3, 130; VIII, 133; X, 99. 158, 210, 269; IV, 526. 476, 477, 478, 483; VIII, 81,
Jolís, José. II, 189. 198, 205, 206, Juan Pablo I, Papa. VIII, 353. 502; IX, 401, 469; X, 39, 42,
468; III, 297. Juan Pablo II, Papa. VIl, 27, 106, 149, 167, l7l, 278.
Ionassen, Vitus. VIII, 164. 393, 394; VIII, 354, 355, 356, Justo, Luis. VII, 355.
Jones, Amable. VII, 240, 248, 357, 359, 379, 387. K
255. Juan Sebastián. II, 466.
Jones, Charles. VI, 202; IX, 149. Juana, la Beltraneja. I, 330. Kaflca, Franz. X, 122.
Jones, Gareth Stedman. IV, 158. Juana, la Loca. II, 402; III, 286. Kahana, David. VIII, 392.
Jones, Lewis. V, 360. Juárez, Familia. II, 123. Kahn, Heriberto. VII, 353; IX,
Jones, T. I, 231. Juárez, Gaspar. III, 243, 297, 357, 358.
Jordán, Alberto R. VII, 385, 407. Kailitz, Eduardo. IV, 274, 278,
400, 471, 509; IX, 497. Juárez, Rogelio. X, 274. 289, 312; VI, 132, 419.
Jorge, Carlos A, de. VII, 322. Juárez Celman, Miguel Angel. Kaillitz, Ladislao. VI, 419.
Jorge, Eduardo. VI, 170; IX, 82, IV, 24, 31, 476, 514, 515, 519, Kaiser, Georg. X, 280.
149 520, 521, 524, 525, 527, S28, Kamen, H. I, 324.
Jorge lll, Rey de Inglaterra. IV, 529; V, 36, 55, 56, 57, ll0, Kamphoefner, W. IV, 107.
221. 114, 115, ll7, 129, 134, 221. Kant, Inmanuel. V, 370, 374;
Jorge V, Rey de Inglaterra. IX, 337, 386, 496; VI, 104, 121, VIII, 419; X, 41, 45, 46, 47,
374. l9l, 192, 237, 371, 407, 502; 53.
Jorrat, Jorge Raúl. IV, 159; VII, VII, 520, 522; VIII, 332, 380. Kantorowicz, Ernest. l, 322.
139; X, 38, 109. Juarroz, Roberto. D(, 352; X, 115. Kapek, Karel. X, 280.
José, El Indio. III, 356. Jufré, Juan. I, 406, 409, 415, Kaplan, Marcos. IX, 21 l.
José, Rey de Portugal. III, 363. 438, 447, 451, 454, 455, 457, Karasik, G. VII, 109.
José, Santo. III, 210, 295, 335. 475; II, 105. Karlic, Estanislao. VIII, 355,
José, Susana. IX, 454. Jufré y Meneses, Luis. I, 438. 356.
José I, Rey de Austria. II, 324. Julien, Charles André. I, 364. Karrer, Pablo. III, 316.
José I, Rey de Portugal. II, 457. Julio II, Papa. Il, 386. Kartún, Mauricio. X, 132.
José I Bonaparte, Rey de Jumar, Fernando. III, 102, 103. Katari, Tomás. IV, 253.
España. IV, 233, 235, 237, Junior, Christiano. VI, 359. Katz, Bernard. IX, 525.
261; V, 388. Junot, Jean Andoche, duque de Katz, Jorge. VIII, 516; IX, 104,
Joseph, G. VIII, 495. Abrantes. IV, 232. 114,149, 2ll, 584. 423
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Katz, Rodolfo. lX, 348. Klein, Herbert S. III, 13, 18, 19, Koshetz, Nina. IX, 258.
Kauffman, Angélica. III, 229. 27, 28, 29, 30, 447; IV, 106; V, Kosíce, Gyula. IX, 345, 348; X,
Kaufmann, lose Luis. V, 343; 505. 218, 229.
VIII, 335. Klein, Julius. l, 323. Kotsias, Basilio A. lX, 531.
Kayser. VI, 412. Klein, Teodoro. X, 288. Kotska, Estanislao, Santo. III.
Kazezián, Juan Bautista. Vlll, Klein, Walter. VIII, 506, 508. 120, 157.
382. Kleiner, Bernardo. IX, 496, S21, Kovacci, Ofelia. X, 128.
Keegan, Iohn. VII, 385. S23. Kovadloff, Santiago. VII, 400; X,
Keen. V, 127. Klenicki, León. VIII, 389, 397, 128.
Kelly, Alfredo. VIII, 352. 398, 399, 578. Kraft, Guillermo. VI, 359, 518;
Kelsen, Hans. VIII, 409, 419, Klich, Ignacio. VII, 108, 109; X, 150, 151.
420, 441; X, 46, 59. VIII, 118, 244. Kramer, Gabriel. V, 357.
Kemble, Kenneth. X, 225. Kljmovsky, Gregorio. X, 22, 60. Krapf, Eduardo. IX, 528.
Kemmerer, Edwin. VIII, 339, Klimovslcy, León. X, 261, 285. Kratz, Guillenno. II, 467.
527. Klingemann, Hans-Dieter. X, Kratzenstein, Rudolp. VI, 359.
Kemmis, Familia. VI, 250. 38. Kraus. Juan. Il, 58.
Kendall, Edward Calvin. X, 33 Klint, Eric Gustav de. V, 183. Kraus, Rudolf. IX, 502, S03,
Kennedy, Familia. VII, 275. Kloosterman, Dirk. VII, 25. 504, 505, 506, 507, 527, 528.
Kennedy, Iohn F. VII, 366; VIII, Knecher, Lidia. VII, l4l. Krause, Federico. V, 370.
133; IX, 100. Knibbs, George H. VIII, 504, Krause, Julio. VIII, 228.
Kennedy, Kenneth A. R. l, 81. 506. Krausse, Otto. VI, 306; lX, 435.
Kennedy, Norma. VII, 378. Knowles, M.D. V, 309. Kreimer, Pablo. IX, 557.
Kenny, Arturo. IX, 316. Koch, Robert. IX, 502. Krieger Vasena, Adalbert. Vll,
Kenny, Mauricio. IX, 261. Koebel, W.H. IV, 145, 157. 24, 34: Vlll, 128, 238, 512.
Kent. V, 38, 419. Koening. VI, 489. 521: lX, 92, 104, 105, 134.
Kentenich, Ioseph. VIII, 358. Koesler Ilg, Berta. IX, 271. 234.
Kenworthy, Eldon. X, 35. Koestler, Arthur. VII, 395. Kroeber, Clifton B. VI, 36, 200,
Kern, Arno Alvarez. II, 467. Kogan, Jaime. X, 288. 201.
Kerne, Niels. IX, 525. Kohan, Néstor. X, 198. Kronfuss, Iuan. ll, 86.
Kessler, Gabriel. VII, 125, 131. Kohen, Héctor R. X, 269. Krópfe, Pedro E. Vll, 230.
143. Kóhler, Georges. IX, 525. Kropotkin, Pedro. V, 64; Vll,
Keynes, Iohn Maynard. VII, Kohon, David losé. X, 264, 265. 406: X. 213.
279; VIII, S07, 510; IX, 24, Kohn Loncarica. Alfredo. IX. 527. Krueger, Anne. IX, 94, l 12.
65. Koletis, Nicolás. VIII, 380. Kuatemik, Eugenio. Vll, 356.
Keyserling, Herman, conde de. Kolterjahn, Guillermo. X, 157. Kubler, George. ll, 86.
Vl, 339; X, 127. Konetzlce, Richard. Il, 109, 113; Kflhn, Franz. l, 62.
Khavisse, Miguel. VII, 142; IX, lll, 131,159. Kuhn, Rodolfo. X, 264, 265.
l 15, 210. Kooy, Eduardo von der. VII, Kuitca, Guillenno. X, 231.
Kiepja, Lola. VII, 167. 400; Vlll, 144, 298. Kula, Witold. X, 89.
Kiernan, Santiago. VI, 470. Koppers, Wilhelm. l, 257. Kulwin, Clifford Mairon. Vlll,
Kilcher, P. VIII, 506, 534. Kordon, Bernardo. X, 123. 398.
Kimel, Eduardo. VIII, 360. Koremblit, Bernardo Ezequiel. Kane, Gününa. VII, 175.
King, Iohn. X, 175, 198, 237. X, 128, 135. Kunz, Ana. Vll, 552; Vlll, 469.
Kinkelin, Emilio. VII, 271, 424. Korn, Alejandro. V, 41, 73, 374; Kurchan, luan. Vll, 193, 194.
Kirbus. Federico B. III, 285, 31 l. VI, 426; Vll, 38, 483; lX, 471, Kurth. William H. X, ¡60.
Kircher, Anastasio. III, 413. 494; X, 45, 46, 47, 49, 50, 52. Kusch, Rodolfo. IX, 302; X, 128.
Kirchmann, Julius. V, 437. 65, 166. Kvatemik, Eugenio. Vlll, 244;
Kirkpatrick, Jeanne. VII, 366, Korn, Francis. IV, 155, 156, 157, X. 34.
158, 541: VI, 23], 255, 256. Kyle, Juan lose. IX, S35. S36.
Kim. IX, 258. 563; IX, 247, 267, 268, 586; Kuznetz, Simón. IX, 152.
Kirschbaun, Ricardo. VII, 400; X, 21, 22, 99.
VIII, 144, 298. Korn, Julio. IX, 338. l.
Kirshoff. IX, 258. Korn Villafañe, Adolfo. Vlll, 85,
Kish, Lazlo. X, 258. 93, 324. La Croix, Maria Luisa. IX, 391.
Kisnerman, Natalio. VI, 347. Korol, luan Carlos. IV, 104; VI, La Gasca. l. 386, 394, 395. 397,
Kissinger, Henry. Vlll, 124. 147, 167, 170, l7l, 563: lX, 401, 402, 405, 415.
Kitasato, Shibasaburo. IX, S25. 80, 83, 148, 210; X, 109. La Mar. IV, 341, 342.
Klein, Guillermo Walter. Vll, Kosacofl", Bernardo. IX, 62, ll2. La Menu, F. lX, 541.
424 384. ll4, 125, l4S, l46, 149, 2ll. La Pradelle, P. de. V, 202.
ÍNDICE DE NOMBRES
La Roche, Augusto. VI, 143. Lagomarsino, Raúl E. X, 157, Lanata, I.L. I, 256, 257.
La Serna. IV, 310, 339, 340, 341. 162 Lancaster, duque de. I, 294.
La Touanne. VI, 176. Lagos, Hilario. IV, 434; V, 247, Landaburu, Iorge. VII, 356.
Labardén, Iuan Manuel de. II, 248, 263. Landaburu, Laureano. VII, 281.
231. Lagos, Iosé C. V, 322. Landi, Oscar. IX, 393; X, 98.
Labardén, Manuel Iosé de. IX, Lagos, Iulio A. VIII, 21 l. Landini, Carlos. X, 269, 270.
280 Lagos, Lisandro. IV, 440. Landini, Cecilia. I, 207.
Labayén, Iuan. VII, 483. Lagos, Luis. VIII, 271. Landolfi, Héctor. X, 160.
Labbe, Osvaldo A. III, 348. Lagos, Marcelo. II, 206. Landrú. Véase: Colombres, Iuan
Labougle, Ricardo de. IX, 475. Lagos, Ovidio. VI, 508. Carlos.
Laboulaye, Edouard. V, 38, 48. Lagos García, Luis. V, 120. Landsteiner, Karl. IX, S06.
Iabnma, Angel. VII, 35; 1x, 311. Lagrana, Manuel I. IV, 459. Lanfranco, Héctor. V, 5, 402.
Lacalle, Carlos. IV, 468. Laguna, Iuanito. X, 228. Lange, Norah. IX, 337, 338; X,
Lacey, Luis L. IX, 315, 318. Laguna, Iusto Omar. VIII, 353, 121.
Lachikirín, cacique. II, 196. 355, 356, 360. Langer. IX, S24.
Laciar, Santos. IX, 329. Lahille, Fernando. IX, 543. Langer, Erik. IV, 131; VII, 174.
Laclau, Ernesto. VII, 467. Lahitte, Ana Emilia. X, 116. Langlyke, Asger. IX, 522.
Laclau, Martín. V, 399; VIII, Lahitte, Emilio. IV, 144; V, 324. Langsner, Jacobo. X, 131.
441. Láinez, Manuel. V, 120; VI, 296, Lannot, Iorge O. VII, 357.
Laclau, Narciso. IX, 505, 506. 303, 502; IX, 343, 397. Lantier, Claudio. X, 21 l.
Lacordaire, Enrique de. VI, 278. Laíño, Félix. IX, 340. Lanús. VII, 275; VIII, 144.
Lacoste, Pablo. I, 179; III, 191; Laisney, Louis. VI, 350. Lanusse, Alejandro Agustín.
VII, 295, 297, 430. Laiseca, Alberto. X, 124. VII, 25, 342, 343, 344, 345,
Lacroze, Familia. VI, 194. Lajouane, Félix. VI, S18. 346, 347, 349, 353, 357, 359.
Lacueva, Luis R. X, 162. Lajous, Raúl E. VIII, 155. 367, 368, 370, 371, 376, 377.
Ladero Quesada, Miguel Angel. Lalinde Abadia, Iesús. II, 248. 379, 398, 454, 470, 498, 505,
I, 321, 322, 323. Lalueza, Carlos. I, 79. 510, 545; VIII, 124, 126, 136,
Lafaille, Héctor. V, 402; VIII, Lamadrid, Gregorio Aráoz de. 138, 238, 239, 240, 241, 242,
405, 424, 429, 431, 432, 436, IV, 307, 372, 414, 415, 423. 243, 249, 253, 254, 348; IX,
443. Lamaglia, Iuan. X, 266. 234, 235, 385, 388, 450; X, 34,
Laferrere, Alfonso de. VII, 267, Lamarca, Carlos. V, 202. 140, 193.
423; X, 256. Lamarca, Emilio. V, 306; VI, Lanuza, Iosé Luis. VI, 345; X,
Laferrere, Gregorio de. VI, 337; 303, 502. 128.
VII, 215; X, 275, 276. Lamarck, Iean Baptiste de Monet, Lanza, Miguel. IV, 310, 343.
Laferrere, Roberto. VII, 271. caballero de. VI, 417; X, 44. Lapa, Antonio, Fray. II, 465.
Laffaye, Horacio A. IX, 330. Lamarque, Carlos. IX, 370. Laperriere, Gabriela. V, 397.
Lafforgue, Iorge. X, 134, 160. Lamarque, Libertad. X, 257, Laphitzondo, Miguel F. IX, S15.
Lafinur, Iuan Crisóstomo. V, 25, 259, 261. Lapido, Graciela. IV, 186.
123, 364; VI, 212, 314, 464, Lamartine, Alphonse Marie Laplane, Alberto Numa. VII, 26,
465, 478, 519; X, 62. Louis. VI, 494. 381; VIII, 248, 250, 251, 253,
Lafitte, Fermín. IX, 422. Lamas, Andrés. VI, 326, 433, 254.
Lafleur, Héctor René. VI, 344, 435, 473, 510, 517; X, 148. Laplaza, Francisco P. V, 402; VI,
512; IX, 361; X, 165, 166, Lamas, Fernando. X, 261. 512; VIII, 439, 470.
170, 195. Lambert, Iacques. V, 139. Laporta, Francisco G. VIII. 442.
Lafón, Ciro R. I, 131. Lamborghini, Leónidas. X, 116. Laprida, Francisco Narciso. III,
Lafone, Samuel F. V, 350. Lambruscchini, Armando. VIII, 398; V, 25.
Lafone Quevedo, Samuel A. I, 248, 257. Laprida, Manuel. VIII, 236.
92, 284; III, 311; VI, S35, 536. Lamela, Baldomero. IV, 441. Lapzeson, Elías. X, 261.
Laforest, W. de. IV, 468. Lamennais, Félicité-Robert. V, Lara, Familia. II, 157.
Lafuente, Horacio Raúl. VIII, 29, 368; VI, 473. Lara, Tomás de. VIII, 324; IX,
42. Lami Dozo, Basilio. VII, 394; 272, 303.
Lafuente, Iosé Luis. V, 342. VIII, 248, 259, 357. Larcher, Rodolfo. VIII, 229.
Lafuente Machain, Ricardo de. Laming, A. I, 230, 255, 256. Larco, Iorge. X, 156.
I, 408, 442; II, 125; III, 129; Lamiña, Alfredo. X, 258. Lardíes González, Iulio. III, 421.
X, 149. Lamounier, Bolivar. X, 18. Lardy, Ivonne. X, 174.
Lagarde, Pierre. X, 140, 160. Lampíllas, Iosé. III, 265. Larguïa, Ionás. IV, 487.
Laghi, Pío. VIII, 351, 354. Lamuraglia, Nicolás I. X, 253. Lariz, Jacinto de. II, 380; Ill, 429.
Lagiglia, Humberto A. I, 168, Lanari, Alfredo. VII. 387; IX, Larra, Mariano lose de. VI, 323,
169, 173, 178,179. 514, 519, S21, 530. 327, 410, 472. 425
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Larra, Raúl. VIII, 21 l. Laurens, lean-Paul. VI, 369, Lebenshon, Moisés. VII, 285,
Larraga. III, 264, 268, 274. 371, 372, 373. 416, 430; Vlll, 466.
Larrain, Manuel. VIII, 337. Laurent, C. IX, 148. Leblanc, Louis. IV, 415; V, 188.
Larrain, Nicanor. I, 409; VI, Lauria, Antonio. VI, 416. Lebrón, Alonso. Il, 421.
145. Lauriston Conder, Eustace. IV, Leclerc, George Louis. III, 408.
Larralde, Crisólogo. VII, 416. 202. Ieoocq, Bernardo. Il, 59; III, 414.
Larrarnendi, Manuel de. II, 115; Lavalle, Horacio. IX, 326. Lecor, Carlos Federico. V, 195.
III, 269. Lavalle, Iuan Galo de. IV, 20, Lectoure, Tito. IX, 329.
Larraquy, Marcelo. VII, 358. 325, 337, 343, 379, 380, 381. Lecuona, Oscar. VII. 207.
396, 397. 382, 383, 384, 385, 386, 387. Ledesma, Blas de. III, 336.
Larrea, Iuan. IV, 292. 407, 414, 415, 418, 419, 423, Ledesma, Inda. X, 284.
Larreta, Enrique. III, 286; VI, 424; V, 186, 240, 241, 243, Ledesma, lose. VI, 351.
342, 348; X, 117, 129, 142, 245, 474, 514; Vl, 21 l, 328. Ledesma, Lázaro de. III, 336.
157, 207. 366, 378, 470, 481, 483. Ledesma, Roberto. X, 114, 122.
Iarrouy, Antonio. I, 407, 504; II, Lavalle, Ricardo. V, 109. Ledesma Medina, Luis A. I, 443.
123; V, 296; VI, 446; X, 72, 75. Lavalleja, Juan Antonio de. IV, Ledesma Valderrama, Martín
Larsen, Carl Anton. VIII, 163. 368, 369; V, 241. de. Il, 24.
Las Heras, Isabel. I, 321. Lavalleja de Calzadilla, Elvira. Lefebvre, Marcel. VIII, 348.
Lasala, Iuan Bautista. III, 318. VI, 363. Legón, Faustino I. V, 342; VII,
Lasalle. V, 28. Lavardén, Manuel José de. III, 490, 491, 508; Vlll, 324, 405:
Lascano, Benito. V, 281, 319. 238, 292, 303, 304, 305, 307. X, 32.
Lascano, Carlos María. VII, 490. 309, 312. 320, 321, 331; VI. Legorraga, Baltasar de. II, 103.
Lascano, Iulio Raúl. VI, 274. 313, 316, 327. Legoupil, D. I, 256.
Lascano, Miguel de. II, 97. Lavarello, Iosé. IV, 439, Legrand, Mirta. X, 259, 260.
Lascano González, Antonio. ll, Lavaysee, Benjamín l. IV, 433, Legrand, Silvia. X, 159.
88. 434, 435, 436. Leguina, Ezequiel. X, 146, 163.
Lascano Tegui, Emilio de, Laveleye, Emile de. VI, 279, 305. Leguisamo, lrineo. IX, 257, 274.
vizconde de. X, 112. Lavelli, Jorge. X, 287. Leguizamón, G. Vll, 280.
Lascar Saveanu. VIII, 522. Laviana, María Luisa. I, 326. Leguizamón, Martiniano. VI,
Laserre, Iuan. VI, 468, 48 l. Lawrence, Iohn. I. 256, 257; V, 334, 336.
Laso de la Vega, Francisco. l, 351, 359. ' ón, Onésimo. IV, 477,
490. l..awrie, Iames. Vl, 143. 499; V, 123, 305; Vl, 288.
Lassaga, Mario. VII, 271. Layman. Ill, 262. Leguizamón Pondal, Gonzalo.
Lasso Niño, Rodrigo. IlI, 343. Lázaro, Enrique. X, 212. X, 205, 223.
Lastiri, Raúl. VII, 25, 26. 376. Lázaro de Dou, Ramón. IV, 241. Lehman. IX, 258.
378, 517, 525; Vlll, 143; X, Lazcano y Velazco, Antonio de. Lehmann, Familia. Vl, 248.
158. Il, 156. Lehmann-Nitsche, Roberto. l,
Lastra, Abelardo. X, 274. Le Bon, Gustave. V, 61; X, l6. 408; Vl, 560; IX, 280.
Lastra, Bonifacio. IV, 532; VI, 23. Leibnitz. Gootfried. lll, 412; VI.
42 l. Le Bretón, Tomás. Vll, 79. 209.
Lastra. Claudio. VI, 353, 362. Le Corbusier. Véase: Ieanncret, Leipus, Marcela. I, 207.
Lastra, Héctor. X, 124. Charles Edouard. Leis, H.R. Vll, 471.
Lastra, Rosendo de la. V, 284. Le Prédour. V, l9l. Leite, Duarte. l, 356.
Latcham, Ricardo E. I, 80, 409. Le Play, Frederic. V, 38. Leiva. Alberto David. IV, 508; V,
Latella Frías, Donato. Vll, 275. Le Roux, Pierre. V, 29, 452; VI, 400, 401: Vl, 486, 513; VII.
Latino, Anibal. Véase: Ceppí, 473; X, 63. 507, 552: Vlll, 44l. 445, 469.
José. Leaden, sacerdote. Vlll, 352. 470, S78.
Latorre, Pablo. IV, 404; V, 27. Leal, Jorge Edgardo. VIII. 173. Leiva, Eusebio de. lll, 205.
Latrubesse, Amalia. Il, 181, 381; Leal de Ayala, Familia. ll, 135. Leiva, Manuel. IV, 382, 383.
lll, 192; IV. 130. Leal de Ayala, Mateo. lll, 428. 399, 400, 434. 435; V, 328;
Lattes, Alfredo. ll, 96, 121; Vl, Leal de Ibarra, Antonio. lll, Vlll, 85.
274: Vll, 73, 107, 140; X, 29. 437. Leiva y Sepúlveda. lll, 257.
Lattes, Zulma R. de. Il, 96, 121. Leal Rey, lndalecio. X, 287. Lejarza. Fermin. X, 222.
Lattuada, Mario. IX, S9. Lear. Gilberto M. V, 359; Vlll, Leloir, Alejandro. Vll, 486.
Latzina, Francisco. IX, 420. 368, 374. Leloir, Federico. Vll, 387.
Launhardt, Wilhelm. Vlll, 500. Leardo, Francisco. l, 37]. Leloir, Luis Federico. Vll, 38;
Laura, Guillermo D. Vll, 231. Learte, Estanislao. Vl, 481. IX, 487, Sl l, 512, 5l3, 5l6.
Laurencena, Miguel. Vll, 248, Learte, Miguel de. VI. 316. 517, 519, 520, 521. 524. S28.
426 251, 253; Vlll, l6. Lebedinsky, M. Vl, 127. 529. 553.
ÍNDICE DE NOMBRES
Lema, Manuel E. VII, 486. Lermon, Miguel. Vl, 347; X, Lewadowsld, Maurice. VI, 255.
Lemaire. II, 59. 149. Lewald, H. Ernest. X, 38.
Lemer, Felipe. III, 413. Lértora Mendoza, Celina, A. Ill, Lewin, Boleslao. V, 345, 357,
Lemmerich Muñoz, Fernando. 277, 369, 401, 403, 420, 447; 360.
X, 222. X, 64. Lewinger, Iorge Omar. VII, 358.
Lemos, Francisco da Silva. III, Lescano, Regino. VII, 275. Lewis, Colin. VI, 126, l7l, 202.
362, 363. Lescovich, Néstor. X, 267. 203; IX, 151, 182, 183, 586.
Lemos, Iosé León. IV, 322, 323. Lesser, Juana. VI, 486. Lewis, LM. VII, 177.
Lemos y Andrade, conde de. I, Lesser, Ricardo. VII, 142; IX, 82, Lewis, LT. IX, 506, 515, S17.
442. 183, 21 l. Lewis, Paul. VII, 468; IX, 81,
Lena Paz, Marta. X, 290. Lessio. III, 262. 209.
Lenci, María Laura. VIl, 360. Lestani, Iuan Ramón. VIII, 62, Lewis, W. Arthur. IX, 91, 112.
Lencinas, Carlos Washington 76. Leyendeker, Ernesto. V, 309.
“Gaucho". VII, 248, 254, 255, Letamendi, Francisco Antonio. Leyva, Manuel. Vl, 483.
260, 264, 273, 274; VIII, 15, lll, 251, 352, 362. Lezcano, Policarpo, Fray. III,
19, 23, 41; IX, 18, 33. Leturia, Pedro de. II, 414; V, 390.
Lencinas, losé Hipólito. VII, 343. Lezica, Antonio. IV, 122.
264, 274. Leumann, Carlos Alberto. X, Lezica, Faustino. V, 381.
Lencinas, Rafael. VII, 274. 117, l 18. Lezica, Iuana Nepomucena. III,
Leneve, Gustavo. IX, 326. Levaggi, Abelardo. l, 505; II,
Lenin, Vladimir Ilich Ulíanov. 207, 250, 315; Ill, 277; IV, Liaudat, Héctor César. VIII,
VII, 362, 396, 410, 461; X, 79. 187; V, 42, 44, 45, 102, 313,
Lenormand, Henri-René. X, 344, 400, 401, 402, 436, 437, Liberati, Iorge. VII, 355.
129, 280. 538; VII, 174, 175; VIII, 441, Licciardo, Cayetano. IX, 492.
Lenz, Heindrich Friedrich Emil. 442; X, 94. Liceaga, losé. VIII, 135.
VI, 249. Levalle, Nicolás. IV, 478; V, 254, Lichtblau, Myron. VI, 345.
Lenzi, Iuan Hilarión. V, 168; Lída, María Rosa. X, 122, 128.
VIll, 75. Levegh, Pierre. IX, 324. Lída, Raimundo. X, 122, 128.
León XII, Papa. V, 313, 319. Levene, Gustavo Gabriel. V, Lieber. V, 38.
León XIII, Papa. V, 53, 280, 335, 138; VII, 550. Lieberman, Iosé. VIII, 400.
336, 337, 339; Vl, 387, 388: Levene, Ricardo. I, XIX, XX; II, Liendo, Horacio Tomás. VII,
IX, 399. 87, 248, 263, 281, 314; III, 17, 390; VIII, 254, 255, 258.
León, Bernardo de. l, 472. 28, 43, 48, 53, 65, 99, 160, Liernur, Iorge F. IV, 158, 157.
León, Gregorio de, Fray. II, 422. 277; IV, 268, 269, 377, 507; V, Lilíedal, Augusto M. IV, 439;
León, Iosé, Fray. III, 390. 102, 103, 400, 401, 435, 436; VIII, 522.
León Pagano, Iosé. lII, 365; Vl, VI, 38, 446, 449; VII, 490. Liliedall, Rubert. IV, 439.
383, 384. 507; VIII, 405, 413, 416; IX, Lillo, Miguel. VI, 423.
León Pinelo, Antonio de. III, 268; X, 16, 39, 68, 69, 70, 71, Lima, Iosé Santos. IV, 296.
151. 73, 74, 76, 86, 90, 98, 106, Lima, Vicente Solano. VII, 25,
León Pinelo, Diego de. V, 345. 107. 278, 291, 369, 371, 517, 521.
Leonard, Irving A. III, 276. Levenogan, Pablo. IV, 170. Lima González Bonorino, Iorge
Leonhardt, Carlos. lIl, 131. Levenson, Gregorio. VII, 358. - F. II, 123, 138, 146.
Leoni de Rosciani, María Silvia. Levi-Civita, Tulio. IX, 542. Limpo de Abreu, Paulino. IV,
Vl, S13; VIII, 43, 75, 578. Levillier, Roberto. l, 349, 407, 442.
Leoni Pinto, Ramón. VI, 449, 408, 442, 443, 504, 505; II, Linares, Iosé María. V, 204.
450, 451, 512; X, 101, 108. 280; III, 42, 99, 245; IV, 245, Linares, Matías. V, 284.
Leopoldo, Rey de Austria. II, 507, S08, 538; Vl, 559; VII, Linares Quintana, Segundo V.
323. 83; X, 68, 74, 104. VII, 507; VIII, 74, 405, 439,
Leopoldo I, Rey de Bélgica. V, Levingston, Roberto Marcelo. 468, 469; X, 29.
183. VII, 25, 343, 344, 346, 357. Lincon, cacique. IV, 169.
Lepe, Diego de. I, 339, 368. 367, 470, 498, 505, 545; VIll, Lindemboin, Javier. VII, 139;
Lépori. VIII, 257. 124, 136, 239, 242; IX, 234; IX, 21 l.
Lerdo de Tejada, Eugenio. Ill, X, 34. Lindig, w. II, 206.
144, 242. Levinson, Luisa Mercedes. X, Lindón, curaca. I, 390, 392.
Lerma, Hernando de. I, 279, l2l. Liniers, Enrique de. III, 319.
430, 431, 432, 434, 449, 454; Levoratti, Armando. VIII, 339. Liniers, Santiago de. ll, 129,
ll, 93, 306; III, 432. Levy, Elisabeth. V, 357; VI, 251. 378, 379, 382; Ill, 146, 277,
Lerman, Gabriel D. VIII, 399. Levy, Matilde. v1, 345. 307, 308, 319, 390, 437, 438;
Lerminier. V, 29. Levy, Salomón. V, 357; Vl, 251. IV. 238. 259. 260. 261. 262. 427
LNDICES GENERALES DE LA OBRA
269, 279, 380; V, 14, 28, 60, Llorens, Emilio. VIII, 522; DL, López, Bartolomé. III, 163, 164.
88; VI, 17, 211, 337, 339, 378. 83. López, Cándido. IV, 39, 466; v.
440, 441. Llop, Elena. l, 79. 256, 272.
Línneo, Carlo. III, 404, 408. Llorente, Ignacio. VII. 142, 322; López, Carlos Antonio. V, 199.
Linz, Iuan. VII, 553; X, 33. VIII, 41. López, Cristina. I, 207.
Lippizi, Atilio. X, 256. Llorente, M. VI, 513. López, Estanislao. IV, 20, 164,
Lipset, S.M. IV, 156. Llovet, Juan I. X, 22. 308, 334, 362, 363, 364, 366.
Liqueno, María. VIII, 318. Lloyd, Riginald. IX, 182. 380, 381, 382, 383, 384, 388.
Lira Montt, Luis. III, 402. Lluch, A. VI, 126. 389, 391, 392, 393, 394, 395,
Lisón Tolosana, Carmelo. II, Llugdar, Elías. VII, 277. 398, 399, 400, 405, 409, 415,
218, 249. Lo Vuolo, R. VII, 130, 139. 416, 417, 421, 423, 424, 425.
Liss, Peggy K. I, 321. Loaysa, Jerónimo de. II, 397. 431; V, 95, 98, 99, 104, 237,
List, Friedrich. V, 456; VIII, 499. Lobato, James. Vll, 322. 243, 447, 519, 523, 525; X, 76,
Lista, Ramón. VI, 335, 506; VII, Lobato, Mirta Zaida. IV, 424; 102.
164. V1, 165; V11, 322; IX, 83, 147, López, Evaristo. IV, 459, 472.
Litichver, Cecilia. IX, 248, 249, 2l l. López, Francisco Solano. IV, 23,
252, 253, 258, 261, 262. Lobera. III, 268. 445, 464; V, 221.
Litichver, Fan. IX, 268. Lobo, Manuel. II, 321, 363. López, Gregorio. II, 220, 288;
Litichver, Luba de. IX, 248, 249. Lobo de la Vega, Luis. X, 219. III, 263.
Litichver, Natalie]. IX, 258. Lobos, Eleodoro. VIII, 505. López, Helio. IX, S19, 553.
Little, Walter. X, 35. Lobos, Héctor Ramón. I, 367, López, Javier. IV, 369.
Liverpool, lord. V, 177, 181. 411, 444, 510; 11, 123, 179; V, López, Jorge. X, 225.
Livingstone, David. VI, 420. 103. López, Juan Manuel. II, 82.
Lizardi, Julian de. III, 202, 207, Locche, Nicolino. IX, 327. López, Juan Pablo. IV, 416, 417;
219. Locke, Iohn. V, 17, 25, 26, 82, V, 245, 246, 514.
Lizarraga, Andrés. X, 131. 409; VI, 209; VII, 512; X, 13. López, Lucio Vicente. V, 120.
Lizarraga, Reginaldo, Fray. l, 94, Lockhart, James. II, 89, 92, 178. 406, 456: V1, 251.
442, 157; HI, 140, 142, 148. Lococo, Clemente. 1X, 264. López, Luis Cándido. V1, 364,
158, 286, 311, 405, 441. Lófling, Peter. III, 404. 365.
Lizoaín. III, 348. Logu, Pedro de. 111, 255. López, Manuel. IV. 409, 414; V,
Lizondo Borda, Manuel. I, 407, Lehmann-Villena, Guillenno. l, 293, 514, 515.
442, 476, 504; Il, 45, 94, 122, 442; 11, 214, 249. López, María Pía. X, 270.
179; III, 160; X, 75. Loij, Angela. VII, 167. López, Mario Iusto. V, 44, 101;
Llach, Iuan José. VII, 138, 141, Lojo, Maria Rosa. X, 125. V1, 201; Vll, 498; 1X, 183; X.
400; VIII, 520; IX, 31, 77, 82. Lolhe, Carlos. VIII, 328. 29, 32.
83, 85, 91, 94, 98, 103, 112. Lombardi, Giacomo. VIII, 367. López, Miguel. lll. 385.
114, 115, 149, 423, 586. Lombardo, Juan I. V111, 273, López, Nancy. IX, 32.
Llach, Lucas. VI. 168; VII, 143, 274. López, Robert. V1, 255.
323; 1X, 30, 75, 80, 102, 106. Lombroso, César. V, 373; Vlll, López, Vicente Fidel. lll, 329;
112,115, 129, 146. 478, 484. IV, 28, 40, 311, 315, 371, 377.
Llagas, Antonio de las, Fray. Ill, Lonardi, Eduardo. Vll, 23, 328. 414, 429, 437, 452, 474, 504;
374. 329, 330, 354, 319, 320, 495. V, 31, 38, 41, 45. 51, 52, 59,
Llamazares, luan. Vlll, 512; IX, 545: V111, 220, 221, 224, 225. 120, 322, 369, 381, 420, 456.
82 226, 242, 244; 1X, 228, 229. 457, 474, 498, 503; V1, 41,
Llambías, Héctor. V11, 290, 490. 239. 162, 269, 288, 318, 323, 326.
Llambías, Joaquin S. VII, 224. Lonardi, Marta. V11, 354. 334,393, 406, 435, 436. 437.
Llambías, Jorge Joaquín. V111, Loncan. jugador. IX, 307. 450, 455, 467, 475. 481. 494.
350, 405, 429. London. lack. 1X, 261. 502, 510, 518, 519, 523: 1X.
Llampa, Calixto. IV, 188. Longhi, Luis R. Vlll, 469. 562; X, 9|, 95.
Llanderas, Nicolás de las. X, Longoni, Ana. X, 237. López Anaya, Fernando. X, 235.
129, 284. Longueville, Gabriel. Vlll, 353. López Anaya, Jorge. V1, 383; X,
Llanes, Ricardo M. IX, 303. Lópes, Pero. l, 360. 234.
Llavallol, Felipe. 1V, 84; V, 303. Lopetegui, León. ll, 414. López Anfrane. Alcides. Vll,
Llerena, Baldomero. V, 372. López. V111, 355.
Llerena, Juan. 1V, 430; V, 31, López. ll, S7. López Armengol. María. l. 80.
130; V1, 479. López, Antonio (siglo XVIII). López Armentta, Gustavo. X.
Llerena Amadeo, luan R. 1X, lll, 316. 231.
450, 490, 492. López, Antonio (siglo XX). Vll, López Buchardo, Carlos. VI.
428 Llinás. lulio. DL 352: X. 115. 224. 296. 394: X. 253.
ÍNDICE DE NOMBRES
López Cantos, Angel. III, 129. Lore, Dallas D. V, 349. Luca, Esteban de. VI, 467.
López Claro, César. X, 222, 231. Lorea, Isidro. III, 352, 353, 354. Luca, Francisco de. III, 415.
López de Aguado, Antonio. II, Loreille, Eduardo. V, 350. Lucángeli, Iorge. IX, 125, 146,
83 Lorentz, Paul G. VI, 410, 412, 149.
López de Albornoz, Cristina. II, 423; IX, 538. Lucchesi, Urbano. VI, 370, 377.
100, 123, 136, 146, 172, 180; Lorenzano, César. IX, S29. Lucero, Alberto A. X, 161.
III, 191. Lorenzo, A.M. VI, 347. Lucero, Amador L. VI, 517.
López de Ayala, Pedro. I, 313, Loreto, marques de. Véase: Lucero, Franklin. VII, 319; VIII,
390; VI, 337. Campo, Nicolás del. 220, 222.
López de Castro. I, 427. Loria, Achille. V, 60. Lucero, Paulino. V, 133; VI, 321.
López de Fuenteseca, Francisco. Lorilleux. VI, 489. Lucianí, Albino. Véase: Juan
II, 413. Losa, Néstor Osvaldo. VII, 509. Pablo I, Papa.
López de Gomara, Francisco. Losada, Alejandro. VII, 357. Luder, Italo Argentino. VII, 26,
III, 263. Losano, Mario G. VIII, 439, 381, 387, 508, 509, 529; VIII,
López de Gomara, Iusto. VI, 440. 261, 469.
505. Loser, Claudio M. VIII, 516. Ludmer, Iosefina. X, 129.
López de Mata, Sara. Il, 124, Lothe, André. X, 210, 235. Ludueña, Froilán. IX, 515, 526.
136, 146, 180, 208; III, 100, Lothrop, Daniel. I, 208, 257, Ludvígsen, Karl. IX, 330.
191. 276. Ludwin Siegel, August. V, 349.
López de Mendoza. I, 317. Loubet, Iorgelina. X, 123. Lue y Riega, Benito. III, 446; V,
López de Urmendia, Pedro. III, Loudet, Osvaldo. VIII, 489. 281, 309, 346, 355.
181. Louro de Ortíz, A. VIII, 523. Luengo, Simón. IV, 460, 467,
López de Velasco. II, 89. Loustean Heduy, Guillermo. X, 471.
López del Amo, F. VI, 201. 33. Lugares, Pancho. VI, 321.
López Iordán, Ricardo. IV, 23, Love, Thomas George. VI, 471. Lugo. III, 262, 264.
296, 473, 480; V, 35, 131, 259, Lovell, T. I, 229. Lugones, Leopoldo. IV, 38, 98,
260, 486, 492; VI, 66, 330. Loveman, B. VII, 470. 103, 508; V, 60; VI, 341, 342,
López Lagar, Pedro. IX, 263; X, Lovero, Onofre. X, 288. 346, 347, 348, 51 l, 517, 524,
259, 261. Lowe, Kurt. IX, 381. 530, S31, 551; VII, 21, 91,
López Mañan, Iulio. I, 442. Loyarte, Ramón G. VI, 405; IX, 268, 269, 271, 291, 420, 421,
López Mayer, A. IX, 166, 184. 528, 539, 544, 557. 422, 423; VIII, 195; IX, 270,
López Merino, Francisco. X, Loyola, Martín Ignacio de, Fray. 272; X, 112, ll7, 121, 125,
1 14. II, 296, 400, 435; III, 120, 132, 142, 156, 198.
López Merino, Ismael. VIII, 58. 126, 297, 312, 441. Lugones, Lorenzo. VI, 327, 330.
López Moure, Iesús E. IX, 437. Loza, Emilio. IV, 312. Lugones, R. IX, 253.
López Naguil, Gregorio. X, 284. Loza, Mario. X, 224. Luíggi, Luis. V, 267.
López Oliván, I. V, 206. Lozano, Cayetano. IV, 414. Luis, Infante. IV, 226.
López Osornio, Clemente. I, 46. Lozano, Claudio. IX, 454. Luis I, Rey de España. II, 327,
López Osornio de Ortíz de Lozano, Familia. II, 135. 328; III, 127.
Rosas, Agustina. III, 177; VI, Lozano, Francisco. IV, 414. Luis XIV, Rey de Francia. II,
522. Lozano, Mariano. IV, 409. 321, 322, 323, 324, 326, 327;
López Rega, Iosé. VII, 26, 348, Lozano, Pedro. I, 273, 505; II, V, 386.
374, 378, 380, 381; VIII, 123, 467, 468; Ill, 196, 199, 201, Luis XVI, Rey de Francia. II,
136, 250, 350; IX, 236, 386. 203, 206, 207, 208, 209, 212. 347; III, 364; IV, 224, 225,
López Rita, A. VII, 469. 216, 217, 218, 220, 221, 222, 228.
López Rosas. X, 93. 223, 241, 245, 262, 263, 270. Luis Felipe, Rey de Francia. V,
López Torres, Francisco. V, 334, 298, 299, 405; VI, 315. 183, 189.
335. Lozano de Saravia, Família. II, Luján, Ildefonso. II, 310.
López Valero, Pedro, Fray. III, 135. Luján, Pedro de. III, 282.
392. Lozano Gómez de Saravia, Luján de Vargas, Antonio
López y Planes, Vicente. III, Familia. II, 135. Martínez. Ill, 164, 190.
308, 309, 314; IV, 39, 267, Lozano Moujan, José María. VI, Lúkacks, Gyórgy. X, 14.
374, 379; VI, 313, 314, S19, 383; X, 232. Lumb, Família. VI, 194.
522. Lozier, Ambrosio. VI, 522. Lumiere, Auguste. VI, S31, 532;
Loponte, Daniel. I, 206, 207. Lozza, Raúl. X, 217, 218, 223. X, 255.
Loprete, Carlos Alberto. VI, Lozzia, Luis Mario. X, 123. Lumiere, Louis. VI, 531, 532; X,
347. Lubertíno Beltrán, María I. IX,
Lorandi, Ana María. I, 80, 505, 454. Luna, ‘Félix. 1, 443; IV, 426, 539;
506; ll, 123; Ill, 190. Lubich, Chiara. VIII, 358. vn,235. 263,294, 296,321,
LNDICES GENERALES DE LA OBRA
360, 431, 508, 510, 556; VIII, 349: VI, 43, 44, 61, 135, 222. Madí. X, 218.
41, 209; IX, 349, 354, 361; X, 228. Madison, Iames. V, 29, 179; VI,
33, 97, 105, 193. Mac Culloch. V, 456, 457. 459.
Luna, Pelagio B. V, 307; VII, Mac Donald, Frederick C. V, Madrazo, Guillermo B. II, 123,
236, 521. 359. 179; IV, 131, 187; Vl, 99.
Lupercio de Zurbano, Mac Dougall, Hugo. X, 260. Madrid, María Celia. Di, 251,
Francisco. III, 208. Mac Entyre, Eduardo. X, 228. 252, 253, 258, 262.
Lupo, Remigio. VII, 78. Mac Gann, Thomas F. V, 235. Madrid, Patricia. I, 207, 208.
Luppi, Federico. X, 268. Mac Geagh, Robert. VIII, 335. Madrigal, Francisco de. I, 200.
Luque, David. V, 292. Mac Kay, Luis. IX, 482. Madrigal, Victorio. III, 335.
Luque, Mateo I. IV, 466, 467, Mac Lean, Iuan. VIII, 56. Madueño, Raúl. IX, 33.
470, 471, 472. Mac Namara, Iohn. II, 259, 365. Maeder, Ernesto I. A. I, XXI, 25,
Luque Colombres, Carlos A. I, Mac Neish, R. I, 266. 284, 510; ll, 45, 46, 87, 96,
443, 459, 462, 474; ll, 124, Macaire, Adrienne-Pauline. VI, 110,115,118, 120, 122, 124.
154, 179; III, 134, 160, 278, 357. 125, 126, 141, 148, 206, 248.
293, 312, 401, 402; X, 101. Macauley, lord. V, 38, 52, 59. 282, 333, 335, 417, 433, 466,
Luqui Lagleyre, Iulio Mario. IV, Macaya, Luis. X, 207. 467, 468, 470; lll, 28, 131.
3 l 3. Maccari, Cesare. VI, 369, 370, l9l, 244, 441: IV, 46, 47, 64,
Lurde, A. de. V, 190. 371. 73, 74, 75, 155, 185; V, 277.
Luro, Pedro. IV, 2 l 3, 214; Vl, Macchi, Mahuel E. VI, 98; X, 31 l, 436, 538; VI, 200, 427.
ll9; VII, 181, 216; VIII, 49, 102. 451, 512, 513; VIII, 74, 75;
52. Macció, Rómulo. X, 228. lX, 457, 496, 586; X, 103.
Lusich, Familia. VIII, 156. Maceyó, marqués. V, 196. Maeso, Justo. Vl, Sl, S2, 62,
Lusnich, Ana Laura. X, 269. Machado, Antonio. IX, 280; X, 179, 200, 496, 56].
Lussac, Gay. VI, 404. l l7. Maestrojuan, Pedro. VI, S62.
Lutero, Martín. V, 65, 345. Machado, losé Olegario. V, 372. Mafe Huertas, Salvador. VIII, 300.
Luther King, Martin. VII, 366. Machain, Facundo. V, 227, 228. Maffia, Pedro. lX, 272.
Luxburg, Karl von. VII, 244, Machain, Iosé l. IV, 286. Mafud, Julio. X, 128.
245; VIII, 101. Machilín, cacique. I, 28, 95. Magallanes, Hemando de. l, 32,
Lux-Wurn, Hernán. Il, ll0, Machinandiarena, Miguel. X, 339, 342, 344, 345, 349, 369.
125. 260. 370, 371, 374; ll, 224, 339.
Luz, Aída. IX, 263. Machinandiarena, Narciso. X, Magaña. Angel. X, 260, 261.
Luz, Iorge. X, 288. 260. Magariños Cervantes. VI, 510.
Luz, Rafael de la. II, 83, 88; III, Machinandiarena de Devoto, Magenta, M.A. IX, 506.
130, 440. Leonor. VIII, 144. Maggio de Taboada, Mario. X,
Luzuriaga, Lorenzo. IX, 422. Machoni, Antonio. II, 198; Ill, 134.
Lvovich, D. VII, 109. 263, 297, 298, 385, 405. Maglio, Ignacio. lX, S31.
Lyell y Agassiz. VI, 418. Macías, A. VI, 36. Maglio, Juan. lX, 272.
Lynch, Benito. Vl, 518; X, ll8, Maciel, [uan Baltazar. Véase: Magnaghi, Alberto. l, 356.
119, 260. Maziel, [uan Baltazar. Magnasco. lX, 426.
Lynch, Horacio M. VIII, 470. Maciel del Aguila, Maria. ll, Magnasco. Osvaldo. lV, 517; V,
Lynch, John. ll, 281; lll, 29; IV, l 58. 120.
246, 268, 424; X, 95. Mackau, barón de. V, 189, 246; Magrassi, Guillermo. Vll, 147,
Lynch, Justo M. Vl, 382; X, 204. Vl, 4] l. 173.
Lynch, Marta. X, 124. Madanes, Cecilio. X, 288. Maguna. ll, 144.
Lynch Arribálzaga. Enrique. Madariaga, Eduardo. Vlll, 65. Mahan, Arthur T. Vlll, 184.
Vlll, 52, 54, 55, 60. Madariaga, Familia. IV, 419; Vl, Mahicá, cacique. Vll, 158.
Lynch, Ventura Robustiano. VI, 380. Mahien, lose A. X, 269.
333, 520, 556, 560. Madariaga, Francisco. X, 115. Mahoma. V, 345; VIII, 376, 384.
Madariaga, Joaquin. TV, 427; V, 385.
M 245, 246, 248, 382. Maia, Carlos A. lll, 420.
Madariaga, luan. IV, 432, 433; Mailer. Norman. lX, 352.
Mably, Abbé de. VI, 461. Vl, 483. Maillart. Norberto. IV. 194; Vll,
Mabragaña, Angel C. V, 140; V], Madariaga, luan Ignacio de. ll, 181,186, 205; lX, l77.
306. 341, 367, 368. Maillol, Aristide. VI. 370.
Mabragaña, Heraclio. IV, 479, Madero, Marta. Vlll, 496; IX, Maineri, Jacinto. Vlll, 65.
206. 302. Mainwaring, Scott. Vll, 553.
Mac Bride. ll, 340. Maddison, Angus. lX, 86, 87, Maior, Marín Clotilde Souto.
430 Mac Cann. William. IV, 80; V, 102, 105, lll. lX, SH.
ÍNDICE DE NOMBRES
Maistre, L. de. V, 26, 29. Malvagni, Atilio. VIII, 433. Mantilla, Miguel F. II, 124.
Maitland, Thomas. IV, 316, 346. Malvagri, Antonio. VII, 86. Mantovani, Iuan. IV, 507; VII,
Maizani, Azucena. X, 257. Malvar y Pinto, Sebastián, Fray. 35; IX, 400, 422, 431, 433.
Malaccorto, Ernesto. VIII, 506, III, 113, 446. Manubens Calvet, laoquín. VII,
508, 534, 548. Malvendres, S. IV. 106; VI, 125, 275.
Málaga Grenet, Julio. X, 207. 126; VII, 108. Manuel l, Rey de Portugal. I,
Malagarriga, Carlos C. V, 402, Manauta, Iuan losé. X, 123. 306, 354, 357, 359.
437; VI, 505. Mancha y Velasco, Cristóbal de, Manuela Feliciana de Santa
Malagón Barceló, Iavier. II, 315. Fray. II, 400, 415, 449; III, Teresa, Sor. III, 382.
Malamud, Carlos. IV, 540; VII, lll, 253, 445. Manzana], Mabel. VI, 201; VII,
386, 399. Mancinelli. IX, 258. 139; IX, 32.
Malanca, Iosé. X, 204, 235. Mancini, Roberto Eusebio. IX, Manzano, Iuan. I, 335.
Malaspina, Alejandro. III, 410, 517, 521, 529. Manzano, Rafael. II, 84.
411, 412, 419, 420; Vl, 178. Manco Inca, cacique. I, 98, 108. Manzetti, Luigi. IX, 184.
Malatesta, Errico. V, 64. Mandeville, Henry. IV, 420; V, Manzi, Homero. Véase:
Malaventura. I, 391. 190. Manzione, Homero N.
Malaver, Antonio E. V, 400, 427; Mandrini, Raúl. II, 206; III, Manzione, Homero N. VII, 290,
VI, 509. l0l, l9l;VI, 64,125,125, 425; X, 117, 260, 261.
Malbrán, Carlos. IX, 502, 562. 126. Manzoni, Ignacio. IV, 455; Vl,
Maldonada. III, 291. Manera, Edmundo. VIII, 155. 359, 364.
Maldonado, Rodrigo. I 330. Manet, Edouard. VI, 381. Mao, Tse-Tung. VII, 362, 363,
Maldonado, Sancho. III, 164. Manetti, Ricardo. X, 269. 364, 396.
Maldonado, Tomás. X, 217, 223, Manganiello, Ethel M. Vl, 273. Maquiavelo, Nicolás. X, 13.
224. Mangel du Mestil, Emilio. VI, Maradona, Diego Armando.
Maldonado de Saavedra, 264. VII, 35; IX, 313, 314.
Melchor. II, 94,139, 154, 156, Mangieri, lose’ Luis. X, 191. Maradona, Santiago. VII, 277.
399, 413; III, 442. Mangone, Carlos. VII, 323; IX, Maradona, Timoteo. V, 283,
Malebranche, Nicolás. VI, 209. 495. 329; Vl, 482.
Malek, Gustavo. LX, 446, 488. Manguel, Alberto. X, 129, 160. Maranghello, César. X, 269.
Malfatti, Arnaldo. X, 129, 284. Mann, Horace. VI, 279, 305. Marañón, Gregorio. VII, 389.
Malgesini, Graciela. IX, 31. Mann, Mary. VI, 282, 305. Marasso, Arturo. X, 112, 126.
Malharro, Martín. VI, 360, 375, Mann, Thomas. IX, 261; X, 122. Maravall, ]osé.Antonio. I, 322;
376, 382, 524. Manna, Antonio. VII, 356. II, 213, 247, 248, 292, 308,
Malinowski, Bronislaw. X, 14. Mannheim, Karl. VII, 266; X, 14. 315, 316; Ill, 244.
Malinverno, Atilio. VII, 38; X, Manning, William R. V, 206. Maraver de Silva, P. l, 347.
204, 235. Manoilescu. VIII, Sl l. Marc, Iulio. III, 48.
Malis, mestiza. II, 113. Manoliu, Florin. VIII, S1 l. Marcel, Grabriel. X, 53.
Mallarmé, Stéphane. X, 126. Manrique, Francisco. VII, 370; Marcellano y Agramont,
Mallea, Eduardo. VII, 38, 236, IX, 343. Cayetano. III, 270, 275, 297,
263, 294, 457; X, 121, 125, Mansilla, Federico. IX, 368. 445.
127, 134, 144, 177, 187. Mansilla, Lucio V. IV, 38, 82. 95, Marcellino, Alberto. I, 79.
Mallea, Iuan Eugenio de. II, 203, 382, 383, 402, 470, 473, Marchant, D. l, 229.
106. 480; V, 25, 38, 115, 240, 246, Marchena Fernández, Iuan. Il,
Mallimacci, Fortunato. VIII, 247, 258, 350, 524; VI, 176, 380, 414.
335. 200, 21 l, 220, 227, 239, 251, Marchese, Víctor. X, 222.
Mallo, Silvia Cristina. II, 126, 255, 257, 327, 332, 333, 340, Marchione, Bartolomeu. l, 358.
147, 316; III, 331; IV, 109, 347, 381, 422, 479, 497, 520; Marchionni, Marcelo D. II, 124,
543. X, 156. 180.
Mallon, Richard D. VIII, 518; Mansilla de García, Eduarda. Marciañez, José. Il, 296.
IX, 112. VI, 340, 404, 506. Marciel de Lorenzana. II, 439.
Malocello, Lanzarote. I 287, Manso, Andrés. I, 399. Marcó, Celestino. VII, 248; IX,
318. Manso, Iuana. V, 352; VI, 264, 253, 428.
Malo de Luque, Eduardo. III, 305, 339, 506, 520. Marcó del Pont, lose’. VI, 442,
265. Mansur, M.E. I, 231. 450.
Malraux, André. VII, lll. Mansur-Franchomme, E. I, 256. Marcó del Pont, Ventura
Maltese, Corrado. VI, 384. Mantegazza, Pablo. VI, 412, Miguel. IV, 321, 322, 326; VI,
Malthus, Thomas Robert. V, 414. 371.
456; VII, 107. Mante], Rodolfo. VIII, S13, S17, Marcos, Susana. VI, 345.
Malthus Hoyos. IX, 550. 520. Marcuse, Herbert. X, 14. 431
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Marechal, Leopoldo. VI, 548; Marín Negrón, Diego. II, 291; Martín, P. 1, 230.
VII, 38; X, 113, 122, 130, 131, III, 427. Martín, Santo. 111, lll, 122.
144, 170. Marini, Marino. IV, 442; V, 331, Martin, Thales. 1X, 514.
Mareco, Iuan Carlos. IX, 377. 332, 333. Martín de Codoni, Elvira. III,
Marengo, Manuel. VIII, 340, Mariño, Nicolás. V1, 469, 470, 161.
355. 475. Marlin de T0115, Santo. III, 122.
Marenzi, Agustín. IX, 507, S17, Mariño, Raymundo. II, 82. Martín Yaniz, luan. V, 284.
528. Mariscotti, Ana M. VII, 174, Martín y Herrera, Félix. V111,
Maret, Hugo. IV, 234. 175. 499, 500.
Marfany, Roberto H. II, 46, 280, Mariscotti, Mario. 1X, 556. Marüna, Giacomo. V, 309.
381; 1V, 269; V, 15, 42, 399; X, Maritain, Iacques. VII, 22, 426, Martinetti, Filippo. X, 175.
76. 450; VIII, 324; IX, 405; X, 46, Martínez. 1X, S15.
Marga, Iris. X, 283. 54, 176. Martínez, Albert. VI, 255.
Margrave de Baden. 111, 328. Marrnier, Xavier. V1, 223. Martínez, Alberto B. IX, 146.
Margulies, L. I, 108. Mármol, losé. IV, 427; VI, 227, Martínez, Carlos Alberto. Vlll,
Mari, Enrique Eduardo. V, 400; 269, 318, 319, 320, 320, 322, 255, 258.
X, 65. 327, 473, 487, S10, 516, 513. Martínez, David. X, 115, 133.
Mari, María Cristina. II, 133, 520, 533; X, 255, 278. Martínez, Enrique. IV, 325, 344,
147. Marmontel. III, 265. 401, 402; V11, 267, 269, 521,
María, Isidoro de. VI, 480. Maroglio, Orlando. DK. 376, 377. 529.
María Antonia de Nápoles. IV, Maroto, Rafael. IV, 326, 327. Martínez, Epifanio. IV, 468.
230, 231. Marotta, Sebastián. IV, S41; IX, Martínez, Guillermo. X, 125.
María Carolina de Nápoles. IV, 240; X, 99. Martínez, l. IV, 216; V11, 206.
230. Márquez, Carlos D. V11, 286, Martínez. l. I, 106.
María losefa de los Dolores, 292, 533. Martinez, lerónimo. Ill, 361.
Sor. 111, 382. Márquez, Familia. II, 135. Martínez, losé Luis. X, 160.
María Luisa de Parma. II, 347; Márquez, Narciso. IV, 507. Martinez. lulián. 1V, 471. 489.
IV, 223, 224, 226, 228, 230. Márquez de la Plata, José. 11, Martínez, Leonardo. X, 116.
María Teresa de Austria. 11, 323, 297; 111, 253, 259. Martinez, María Elena. l, 475.
337. Márquez Miranda, Femando. l, Martínez, Miguel A. Vlll, 516.
Mariana. 111, 263. 28; 111, 367. Martinez. Mónica de la Cmz.
Mariana de Iesús, Santa. III, Marquieguj, Didier. 11, 116, 111, 178.
158, 263. 125; 1V, 106. Martínez, Pedro. Vll, 168.
Marianetti, Benito.VII. 282, Marsal, Iuan F. V11, 139, 468; X, Martinez, Pedro Santos. V, 206;
411; 1X, 32. 21, 22, 38. V1, 274; Vll, 295, 321; X, 90,
Mariani, Miguel A. V111, 449. Marsh, lohn L. V, 359. 102.
Mariani, Roberto. X, l2l. Marshall. V111, 452. Martínez, Raúl. X, 60.
Marías, Julian. VIII, 404, 440. Marshall. V, 29, 36. Martínel, Rodolfo. Vll, 339;
Mariátegui, Francisco Javier. X, Marshall, Adriana. Vll, 140. Vlll, 232.
2l. 141, 142. Martinez, Tomás Abraham. V11,
Marichal, Carlos. Vl, 201, 202; Marshall, Alfred. Vlll, 501, S04. 468.
IX, 149,194, 211. Marshall, Ninl. IX, 377: X, 259. Martinez, Tomás Eloy. Vll, 323;
Marienhoff, Miguel S. VIII, 86. 261, 269. X, 124.
Marigliano, Cecilia. ll, 124, 146. Martel. IV, 95. Martínez, V.1.. Vll, 470.
Mariluz Urquijo, losé María. ll, Martel, Julián. V1, 336; X, 117. Martínez Cuitiño, Vicente. IX.
144,147, 174, 180,181, 244. Martel de Guzmán, Leonor. lll. 303: X, 129.
248, 249, 250, 280, 281, 316. 165. Martínez de Irala. Domingo.
43l;111, 29. 129,130, 131. Martella. Vlll, 257. Véase: Irala, Domingo
159, l60, 161, 195, 245, 246. Martelliti, LA. 1X, 184. Martínez de.
277, 279, 304, 312, 330, 365. Martens. 1X, 258. Martínez de Codes. Rosa María.
367, 447: 1V, 112, 117, 130. Martí, l. l, 256. V, 41, 309.
245, 268; V, 43, 309, 399, 400. Martí, lose. V1, 340, 509. Martínez de Leiva, Santos. ll.
401, 413, 461, 462; V1, 36, 38. Martial. l, 257. 46, 87, 319, 350, 470: lll, 28.
142, 143, 486; X, 90. Martín, Jorge. X. 225. Martínez de Hoz, Federico. Vll,
Marimón, Domingo. IX, 322. Martín, Jorge Abel. X, 270. 27, 141, 278.
Marín, Enrique. Vlll, 516. Martín, lose Pablo. Vll, 360. Martinez de Hoz, lose Alfredo.
Marin, Joaquín. ll, 57. Martin, Juan. 1X, 59. Vlll, 253, 254, 258. 259, 271.
Marín, luan Carlos. X, 29. Martin, María Haydee. V, 169; 521; 1X, 30, 90, 107, 134. 142.
432 Marín. Mariano. IV. 400. 474. Vlll, 210. 244. 238.
ÍNDICE DE NOMBRES
Martínez de Hoz, Miguel. IX, Martínez Riaza, Ascensión. VI, Massarino, Marcelo. IX. 331.
316. 51 l. Massé, Gladys. VII, 43, 556.
Martínez de Irala, Francisco. Martínez Ruíz, Bernabé. I, 442. Massei, Inocencio. V, 301.
Véase: Irala, Francisco Martínez Saénz. II, 95. Massenet, Iules. VI, 253.
Martínez de. Martínez Sanz, Iosé Luis. III, Massera, Eduardo Emilio. VII,
Martínez de la Pera, Eduardo. 419. 382, 387, 388, 456; VIII, 124.
X, 255. Martínez Sarasola, Carlos. IV, 248, 251, 252, 257, 259, 261,
Martínez de Parra. III, 263. 185; VII, 177. 271.
Martínez de Perón, María Martínez Shaw, C. VI, 36. Masserano, príncipe de. II, 341.
Estela. VII, 25, 26, 122, 340, Martínez Sierra, Ramiro. Il, Massiac. II, 110.
346, 351, 378, 380, 381, 385. 381. Massini, Carlos. X, 59.
397, 503, 505, 517, 518, 519, Martínez Suárez, Iosé A. X, 264, Masson de Morvilliers. IV, 222.
520, 521, 522, 525, 528, 529, 265. Massuh, Víctor. X, 128.
534, 536; VIII, 123, 124, 135, Martínez Valle, Mabel. VI, 511; Mastai Ferretti, Iuan María. V,
136, 249, 250, 251, 259, 269, IX, 360. 318. Véase además: Pío IX,
270, 351; IX, 106, 232, 236, Martínez Villada, Luis Papa.
357, 489; X, 193. Guillermo. I, 442; III, 278; Mastellana, Andrea. IV, 541.
Martínez de Rozas, Familia. II, VII, 275. Mastrangelo, Carlos. X, 134.
242. Martínez Zuviría, Gustavo. I, Mastronardi, Carlos. X, 114.
Martínez de Salazar, José. II, 443; V, 307; VIII, 324; X, 117, Mata Linares, Benito de la. II,
110, 158; III, 429. 118, 142, 146, 147, 161,256. 220, 222, 274, 415; III, 237,
Martínez de San Vicente, Isabel. Martini, Héctor A. VIII, 298. 271.
IV, 216. Martini, Iuan. X, 124. Matallana, Andrea. VI, 257; IX,
Martínez de Sánchez, Ana Martini, Mónica P. II, 394, 414, 268.
María. lll, 130, 131, 161, 162, 415; III, 205,312, 315, 331, Matamoro, Blas. X, 198.
214. 447. Mateo, Iosé. III, 101; IV, 69, 75.
Martínez de Tineo, Iuan Martinic Beros, Mateo. IV, 187; Mateos, Francisco. II, 350, 415.
Victorino. II, 73, 171, 196, VII, 176. Matera, Luis. V, 335, 336, 337,
207, 270; III, 435. Martiniete, Guy. I, 321. 339.
Martínez de Toledo, Alfonso. I, Mártir de Anglería, Pedro. I, Matera, Raúl. VII, 338, 353; IX,
313. 371. 482.
Martínez de Ulate, Martín. III, Martiré, Eduardo. II, 250, 281, Matheu, Domingo. VI, 132.
316; IV, 221, 508, 543; V, 42, Matheu, Miguel. IV, 397.
Martínez Dougnac, Gabriela. 45, 103, 137, 402, 403; VII, Matienzo, Agustín. VI, 384.
III, 101. 552; VIII, 443. Matienzo, Iosé Nicolás. IV, 538;
Martinez Espinosa, Rodolfo. Martirena, Ana María. VIII, V, 70, 72, 119, 127, 136, 140.
VII, 275. 513. 143, 167,169, 372, 373, 391,
Martínez Estrada, Ezequiel. IV, Martorell, Guillermo. IX, 149. 397, 437; VI, 419, 424; VII,
492; VI, 346; VII, 293, 434; Martyrum, Regina. V, 294. 272, 475, 483, 508, 521, 552;
VIII, 24, 78; IX, 285; X, 23, Marx, Karl. IV, 532; V, 58, 60, VIII, 58,404, 412, 469; IX,
24, 37, 112, 122, 125, 126. 64; VI, 422; VII, 402, 403, 467, 470; X, 31, 32.
127, 130, 135, 187. 406, 411; IX, 152; X, 14, 21, Matienzo, Iuan de. I, 273, 274,
Martinez Moreno, Hugo. D(, 303. 24, Sl. 284, 415, 416, 418,421, 422,
Martínez Muñecas. VI, 87. Marzana, Mario. VIII, 517. 424, 428, 442, 451, 453.
Martínez Paiva, Claudio. X, Mascardi, Nicolás. III, 413. Matorras, Gregorio. II, 34, 36,
273. Mascetta. III, 270. 77, 165, 198, 199, 200, 201,
Martínez Paz, Enrique. III, 131, Maschio, Francisco. IX, 257. 465; III, 138, 146, 153, 338.
279, 294, 312, 401; V, 461, Maschio, Humberto. IX, 311. Matorras, Ierónimo Tomás. III,
505; VI, 305; VIII, 405, 413, Masculino, Manuel Mateo. VI, 202, 203, 338, 435, 436.
414, 416, 419, 428, 429, 443: 358. Matos, Ana de. II, 113.
IX, 467, 468; X, 16, 46, 47, Masdeu, Iuan Francisco de. III, Matos Rodríguez, Gerardo. IX,
59, 75. 264. 272.
Martínez Paz, Fernando. V, 75; Masella, Antonio. II, 58. Matsushíta, Hiroshi. VII, 296,
VI, 277, 564; VIII, 334, 335; Mases, Enrique. VIII, 75. 322, 430; IX, 213, 242, 586.
IX, 421, 423, 494, 495. Maseta, Simón. II, 440. Matthews, Abraham. V, 353,
Martínez Peroni, José Luis. V, Masías, Iuan. III, 157. 360.
401. Masiello, Francine. VI, 487. Matthews, Lucas. V, 348, 350.
Martínez Pita, Rodolfo. VIII, Masón, Diego. VIII, 62. Martini. Luís. VII, 357, 358,
188, 199. Masotta, Oscar. X, 128. 469. 433
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Marto de Turner, Clorinda. VI, Mazzei, Egidio S. 1X, 528. Meister, Femando. V, 299.
S06. Mazzini, Giuseppe. V, 29. Mejía, Iorge. V11, 400; V111, 338,
Maturana, Iosé de. VI, 524. Mazzocco, Pedro. IX, S18, 528. 341, 360; X, 178.
Maruro de Sola, Graciela. X, Mazzolli de Mathou, Estrella. Mejía, Luis. VI, 336.
116, 134. 1X, 550. Mejía Miraval, Hernán. I, 442.
Maunás, Delia. X, 162. Mazzoni, Carlos M. V111, 176. Mela, G. VI, 254.
Mauricio, Julio. X, 131. Mazzoti, Luis B. IX, 557. Melgarejo Muñoz, W. X, 156,
Maurín, Iuan. VII, 274, 282. Mazzucco, Mario. V111, 367. 157.
Mauro, Frédéric. I, 351, 364, Mc Cami. Véase. Mac Carm. Melia, Bartomeu. II, 466, 467.
365, 510; III, 102. Mc Garm, Thomas. IV, 131. Melinao, cacique. IV, 172.
Maurras, Charles. VII, 267, 421, Mc Gee Deutsch, Sandra. V11, Mellafe, Rolando. 11, 145, 179.
462; X, 79. 297, 468. Mellino, Silvia. VII, 176.
Mavá, barón de. V, 443, 479. Mc Guire, Iames W. VII, 356, Melo, Carlos. 1X, 471; X, 75, 95,
Max Rhode, Jorge. X, 126. 467; IX, 243. 101.
May. I, 357. Mc Laughlin. VIII, 232. Melo, Carlos F. V111, 54.
May, Ernest R. V, 207; VIII, 118. Mc Leod, Iames. IX, 505. Melo, Carlos Rito. IV, 507, 539;
Maya, Héctor. VII, 290. Mc Neile, Juan. VI, 34, 133. V11, 430; V111, 74, 94.
Mayans, Gregorio. III, 392. Meabe, Alfredo. V1, 442. Melo, Leopoldo. VII, 18, 248.
Mayer, Carlos M. X, 157, 163. Mead, George. X, 14. 251, 253, 257, 268, 269, 273.
Mayer, Jorge M. IV, 451, 480; V, Mead, Robert, (h). X, 135. 288, 479, 482.
43, 44; V1, 347, 487. Means, James. IX, S18. Melo de Portugal y Villena,
Maynard, Geoffrey. VIII, 518. Medeíros, Iosé de. Il, 136; III, Pedro. 11, 275, 277; 111, 122.
Mayo, Carlos Alberto. 1, 506; II, 266, 440. 228, 230, 246, 438.
144, 147, 167, 174, 176, 177, Medellín, Diego de. 11, 401. Melón, Julio César. 1V, 540; V11,
181, 313, 316, 381, 430;1I1. Medici, Eduardo. X, 231. 355.
64,l0l,102,163,190,191, Medina, Antonio. IX, 370. Meloni, Aledo Luis. X, 115.
192, 447; 1V, 130; VI, 228; Medina, Francisco. V11, 270. Melpómene. V1, 531.
VII, 295; VIII, ll8. Medina, Gaspar de. l, 420; 11, Meltzer, David l. 1, 230, 79.
Mayobre, Iosé A. VIII, 511. 97; 111, 431. Membrives, Lola. 1X, 263; X,
Mayochi, Enrique Mario. V1, Medina, lose Toribio. 111, 48, 284.
486, 513, 515, 533, 564. 278. Men de sa. 1, 362, 363.
Mayol, Familia. VI, 380. Medina, Justo G. VII, 483. Mena, Filiberto de. 11, 100, 196.
Mayol, Manuel. VI, S05; V111, Medina, Mario Melanio. V111, Mena, luan Bautista. 111, 289,
436. 355. 376.
Mayorga, Horacio A. V111, 298. Medina, Miguel de. 1, 472. Mena, Juan de Dios. X, 222.
Mayr. IX, 258. Medina, Pedro de. 111, 377. Menacho, M. 1V, 215.
Maza, Manuel Vicente. IV, 401, Medina, Salvador de. III, 436. Menaglioto, Lorenzo. 111, 415.
402, 403, 404, 407, 418, 424; Medina Echavarría, lose. X, 18. Mencikow, Alejandro. VI, 316.
V, 104, 187. Medina Sidonia. 1, 329. Mendé, Raúl A. 1X. 518.
Maza, Ramón. IV, 417, 418. Medina y Torres, Luis de. 111, 436. Mendelssohn, Félix. 1X, 262; X,
Mazán. 1V, 457. Medinaceli. 1V, 345. 241.
Mazeta, Simón. 11, 60; 111, 197, Medrano, Galaz de. 11, 175. Mendes, Fradique. X, 157.
207, 209. Medrano, Manuel. 111, 303, 304, Mendes Pinto. 111, 274.
Mazía, Floreal. VI, 62. 321. Mendeville, Familia. V1, 351.
Maziel, Iuan Baltasar. Il, 350, 430. Medrano, Mariano. 1V, 27; V, Méndez, Benjamín. 1V, 468.
431: lll, 111, 113, 138, 146, 161. 279, 281, 316, 319, 320, 321. Méndez, Eugenio. V11. 357.
207, 213, 230, 239, 241, 242, 323, 324, 325, 326, 327. Méndez, Eustaquio. 1V, 310.
245, 246, 257, 266, 268, 270. Medrano, Pedro. V, 413. Méndez, Evar. Véase: González.
278, 279, 302, 303, 304, 309. Medrano, Samuel W. V11, 491, Evaristo.
393. 446; V1, 314, 26. 508. Méndez, Evaristo. 1X, 336.
Mazo, Gabriel del. 1V, 539; V11, Meersh, van der. 1X, 261. Méndez, Liliana B. 11, 122, 125.
263, 290, 416, 430; V111, 65, Meggers, B. I. 1, 133. Méndez, Marta Graciela. l, 65,
65. Megías, Alicia. V, 168, 169. 79, 80, 510.
Mazza, Salvador. V11, 38; 1X, Meglioli, A. l. 229. Méndez. Patricia. X, 236.
504, S07, 530. Mehemet, Alí. V, 189. Méndez Calzada, Luis. V, 102.
Mazzanti, Diana. 1, 206. Meiggs, Henry. V1, 195. 406, 435.
Mazzao, Miguel. V11, 469. Meineia, Leandro. V11, 501. Méndez de Figueroa, lose
Mazzei, Angel. V1, 345; 1X, 303; Meínvielle, ]u1io.V11, 450, 462, Antonio. lll, 445.
434 X, 115. 468. Méndez Paz, Emilio. V1, 513.
ÍNDICE DE NOMBRES
Méndez San Martín, Armando. Menjot, Denis. l, 321, 322. Methfessel, Félix-Ernest
IX, 477. Menna, Lucía. VIII, 367. Adolph. v1. 361.
Mendieta, Diego de. I, 429; III, Menotti, César Luis. IX, 312, Metraux, Alfred. II, 467; IV,
426. 313, 314. 186.
Mendilaharzú, Domingo. IV, Menotti, Emilia Edda. VII, 356; Metternich-Winneburg,
389. VIII, 143; IX, 496. Klemens Lothar, príncipe de.
Mendilaharzú, Fortunato. X, Mentasti, Angel. X, 258. V, 180.
152 Mentasti, Atilio. X, 258. Metzler, Iosé. II, 415.
Mendilahauzú, Graciano. VI, Mentasti, Luis Angel. X, 258. Meunier, Constantin-Emile. VI,
372. Menvielle, Iulio. VIII, 335. 370, 377.
Menditeguy, Carlos. IX, 250, Menville, lord. IV, 316. Mevello, Familia.VI, 181.
261, 318, 324. Meo Guzmán, Luis. I, 206. Mexía de Mirabal, Hernán. Il,
Menditeguy, Iulio. IX, 250, 261. Mercadillo, Manuel, Fray. Il, 98; III, 292.
Mendive, Iorge. IX, 528. 399, 401, 404, 413; III, 443. Mexja de Mirabal, Leonor. III,
Mendizábal, Francisco Iavier Mercado, María Cecilia. II, 96, 292.
de. IV, 313. 99, 122, 124. Meyer, Arturo. VIII, 516.
Mendizábal, Rosendo. IX, 272. Mercado, Rubén José. VII, 294. Meyer, Camilo. IX, 538.
Mendoza, Angélica. VII, 410; Mercado, Tomás de, Fray. II, Meyer, D. I, 230.
VIII, 495. 285. Meyer, Marshall. VIII, 392, 395,
Mendoza, Antonio de. II, 225. Mercado, Valentín A. VIII, 87. 396, 399.
Mendoza, Familia. V, 149. Mercado de Peñaloza, Pedro. I, Meza Villalobos, Néstor. II, 219,
Mendoza, Francisco de. I, 385, 485; II, 398; III, 432. 249.
389, 390 392, 397; III, 426. Mercado Vera, Elías. III, 161. Mezquita, Alvaro de. I, 344.
Mendoza, Gonzalo de. I, 378, Mercado y Real, Ana. III, 135. Michaux, Henri. X, ll5.
379, 397; III, 426. Mercado y Villacorta, Alonso Michel Torino, David. IX, 338,
Mendoza, Iñigo de. I, 290. de. II, 24; III, 429, 433, 434. 348.
Mendoza, Luis de. I, 344. Mercante, Domingo. VII, 314, Michelena, Iuan A. IV, 288.
Mendoza, Pedro de. I, 190, 198, 485; VIII, 26; IX, 223; X, 181. Michelini, Daniel. V, 301.
346, 348, 374, 375, 376, 377, Mercante, Víctor. VI, 299; IX, Micheletti, Miguel Angel. VII,
378, 379, 381, 382, 383, 384, 421, 454. 509.
385, 387, 391, 398, 401, 403, Mercedes, Familia. IX, 516. Michels, E. VII, 266.
408, 416, 419, 426, 445, 446; Mercer, I. P. I, 210, 229. Michels, Robert. X, 14.
II, 226, 420; III, 136, 202, Merchensky, Marcos. V, 41; VII, Michetti, Francesco. VI, 370.
203, 247, 281, 282, 283, 286, 429, 465. Michieli, Catalina Teresa. I, 177,
409, 415, 425; V, 60; VI, 339. Mercier. X, 54. 178, 180.
Mendoza Mate de Luna, Merediz, R. VI, 36. Miel Asquía. VII, 483.
Fernando de. II, 24; III, 434. Merello, Tita. X, 257, 259, 260. Miers, Iohn. VI, 62.
Menegotto, Andrea. VII, 176. Mergenthaler, Ottmar. VI, 490. Migdal. vn, 260.
Menem, Carlos Saúl. VII, 294, Merkin, Marta. IX, 391. Mignacco, Carlos A. X, 149.
353; VIII, 72, 264. Merlino, Adrián. VI, 384; X, Mignona, Eduardo. X, 268.
Menéndez, Benjamín. VIII, 200, 233. Mignone, Emilio Fermín. VII,
221. Merlino, Rodolfo. VII, 174. 398, 399; VIII, 360; IX, 495,
Menéndez, Luciano B. VIII, Merode, conde. V, 183. 497.
248, 255, 256, 257. Mertens, Federico. X, 129, 135. Mignone, Mario. V, 300.
Menéndez, Mario Benjamín. Merton, Ambrose. Véase: Thoms, Miguel, Lorenzo. VII, 378; VIII,
VII, 293, 315, 390, 393, 494; William Iohn. 262.
VIII, 259, 282. Merton, Robert. X, 14. Miguel, Marcela María. VII,
Menéndez de Avila, P. I, 347. Mesa, Iosé de. III, 366.
Menéndez Pelayo, Mesa, Pedro de. III, 415. Miguel, María Esther de. X,
Marcelino.VI, 313, 326, 344. Mesa y Castro, Pedro de. III, 123, 152.
Menéndez Pidal, Ramón. VI, 436. Miguel, Santo. III, 122, 157,
557. Mestivíer, Iosé Francisco. V, 205.
Meneses, Antonio de. I, 428. 193. Miguel Angel. III, 335, 343.
Menger, Carl. VII, 478; VIII, Mestman, Mariano. X, 237. Miguens, Iosé Enrique. VII,
501. Mestre, Andrés de. II, 74, 77, 359, 466, 467; IX, 496; X, 21.
Menghin, Osvaldo. I, 131, 132, 270, 275, 277; III, 436, 440. Míguez. VII, 286.
155, 217, 230, 231, 247, 255. Mestre, Antonio. III, 399. Míguez, Eduardo. IV, 104, 106,
Mengoni Goñalons, G. I, 256. Mestre, Goar. IX, 367, 382, 385, 158; VI; 124, 126, 564; VII,
Mengs, Anton Raphael. III, 229. 392. 108, 109, 131, 140; IX, 211. 435
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Molina Campos, Florencio. X, Montale, Eugenio. X, ll5. Montiel, Alcides. VII, 486.
203, 222. Montalembert, Charles de. VI, Montiel, María de. VI, 340.
Molina de Mendoza, Pedro. IV, 278. Montiel, Ramona. X, 215, 228.
406. Montalvo, Hernando de. I, 434, Montini, Giovanni Bartista.
Molina Navarrete, Iuan de. I, 435. Véase: Pablo VI, Papa.
463. Montaña, Agapito. VIII, 65. Montoya, Adrián Rodolfo. IX,
Molina y Vedia, Iuan. VII, 205. Monteagudo, Bernardo de. IV, 424.
Molinas, Matías. X, 222. 344; V, 19, 80, 85, 364; VI, Montoya, Alfredo Carlos. VI,
Molinas, Ricardo F. VII, 431. 313, 315, 457, 458, 486, 523. 63, 133, 134, 144, l7l.
Molinari, Aldo Luis. VII, 357. Monteagudo, Luciano. X, 270. Montoya, Pedro de. III, 433.
Molinari, Diego Luis. l, 407, Monteagudo, María C.R. de. I, Montoya, Silvia. IX, 423.
409; II, 349, 381; III, 99; IV, 321. Montse, Nury. X, 261.
377, 451; V, 103, 272; VI, 446; Monteiro, Mario. I, 408. Montserrat, Marcelo. V, 74; VI,
VII, 91, 475; VIII, 200; X, 68, Montel, Paul. IX, 542. 403, 426, 427, 450, 564; VII,
74, 81. Montemayor, Fulgencio. III, 436. 295, 431, 465, 470.
Molinari, Iosé Luis. II, 430; III, Montenegro, Iosé Bernardo. III, Montuschi, Luisa. VIII, 513,
162, 42 l. 398. 520.
Molinari, Ricardo. VII, 38; IX, Montenegro, Pedro. III, 415, Monvoisin, Raimond-Auguste
337; X, 113, 157. 417, 418. Quinsac. VI, 355, 362, 384.
Molinario, Alberto D. VIII, 442. Montenegro, Pío. VII, 277. Monzón, Carlos. IX, 328, 330.
Molinas, Luciano. VII, 282; Montenegro de Yebes, Ana. VII, Moñino, Iosé. II, 71, 254, 256,
VIII, 20. 165. 259, 279; IV, 223, 224, 225,
Molinas, Nicanor. IV, 449. Montero, Carlos Iosé. III, 228, 227, 239, 246.
Molinelli, N. Guillermo. V, 138; 230, 246, 378. Mooney, Alfredo Eduardo. VII,
VII, 507, 531, 550, S51, 552; Montero, María Luisa. VI, 348. 509.
VIII, 469; X, 34, 96. Montero, Pedro. III, 445. Moore, Ieremy. VII, 393; VIII,
Moliner, Ioaquín. III, 375. Monterroso, Gervasio, Fray. III, 285.
Mollinedo. III, 338. 390. Moores, Guillermo. VI, 383.
Mommsen, Hans. V, 59. Montes. III, 322. Mor Roig, Arturo. VII, 25, 26,
Mónaco, Prímaldo. X, 217. Montes, Aníbal. I, 157. 370, 379, 498; VIII, 241, 348.
Monasterio, Angel. IV, 278, 289; Montes de Oca, Francisco. III, Mora, Iosé Ioaquín de la. VI,
VI, 132. 375, 381. 325, 404.
Moncaut, Carlos A. X, 149. Montes de Oca, Iuan Iosé. VI, Mora, Lola. VI, 378, 379; VIII,
Mondelo, Osvaldo. IV, 187; VII, 509. 447.
176. Montes de Oca, Manuel. VIII, Mora, María. X, 39.
Mondolfo, Rodolfo. X, 46, S0. 85. Mora y Araujo, Manuel. VII,
Mondragón. I, 359. Montes de Oca, Manuel Angel. 142, 322; VIII, 41; X, 18, 22,
Monet, Claude. VI, 369, 375. V, 120, 140. 30.
Moneta, Carlos Iuan. VIII, 143, Montes de Oca, Manuel Moral, Iosé Ioaquín del. IV,
144, 177, 178. Augusto. V, 340, 341, 433. 234.
Moneta, Pompeyo. IV, 194. Montesinos, Antonio de, Fray. Morales, Beatriz. V, 168.
Monferini, Iuan M. II, 381. Il, 213. Morales, Emilio. VI, 507.
Mongiardino, Iosé. V, 352. Montesquieu, Charles de Morales, Ernesto. IV, 480; VI,
Monguillot, Iuan Francisco. VI, Secondat, barón de. III, 265, 345; X, 135
496, S09. 266, 269; IV, 222, 246; V, 15, Morales, Santos. VII, 160.
Monjardín, Federico. VIII, 65. 18, 22, 26, 38, 50, 59, 77, 79, Morales Bermúdez, Francisco.
Monner Sanz, Iosé María. X, 82, 86, 101, 409, 428; VI, 277, VII, 376.
128, 129. 456, 461, 463; VII, 512, 542; Morales de Marega, H.G. VIII,
Monner Sanz, Ricardo. VI, 521. VIII, 449; X, 13. 522.
Monroe, Iames.V, 179, 181, Monteverde, Giulio. VI, 370. Morales Folguera, Iosé M. III,
182, 188, 223. Monti, Angel I. VII, 551; VIII, 129.
Monroi, G. I, 94. 515. Morales Guiñazú, Fernando. I,
Monsegur, Raúl. X, 222, 223. Monti, Daniel P. V, 358, 359; 180, 409, 444.
Monserrat, Marcelo. V, 400; X, VIII, 373. Morales Moya, Antonio. I, 322.
178. Monti, Familia. IX, 252. Morales Padrón, Francisco. I,
Monserrat, Santiago. IX, 348. Monti, Iuan Carlos. IX, 252, 364.
Montaigne, Michel Eyquem, 253, 262. Morales Solá, Ioaquín. VII, 391.
señor de. X, 126. Monti, Ricardo. X, 132, 287, Morante, Luis Ambrosio. VI,
Montalambert. conde. IV, 236. 288. 3 16, 3 l 7. 437
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Moreau, Etienne. II, 327. Moreto. III, 306. Moussy, Martin de. IV, 74, 439;
Moreau de Justo, Alicia. V11, Moreyra, Beatriz I. IV, 379, 425, V1, 48, 62, 79, 97, 410.
504; V111, 456; IX, 381. 543; V1, 65, 98, 564; 1X, 32; Moutoukías, Zacarías. 11, 158,
Moreira, Iuan. V, 407; V1, 253, X, 67, 95, 291. 179; 111, 51, 61, 67, 73, 76, 77,
335, 336, 345, S00; VIII, 476; Moreyras, Florencio Antonio. 79, 84, 87, 102, 103, 438, 448:
X, 135, 264, 273, 278, 289. 11, 231. IV, 255, 256, 268.
Morel, Carlos. IV, 117; VI, 181, Morgan, ].S. VI, 195 Moya, Ismael. VI, 560; IX, 280.
351, 353, 354, 355, 356, 358. Morgenthau, Hans. V11, 366 Moya, lose C. IV, 105, 155; VII,
384. Morillo, Pablo. IV, 335; V, 21, 109, 140.
Morel, Familia. VI, 340. 177. Moyano, Daniel. X, 124.
Morello, Augusto Mario. VIII, Morisoli, Edgar. X, llS. Moyano, Hugo. IV, ll7, 131; V1,
467, 468. Morla, Carlos. I, 348. 144
Morello, Jorge. 1X, 59. Mómer, Magnus. II, 89, 121, Moyano, l. C. l, 178.
Morelos, Iosé María. V, 21. 149, 179, 430, 467, 468; III, Moyano, luan Pablo. V1, 481.
Moreno, Alberto. X, 60. 100. Moyano, María Iosé. V11, 359.
Moreno, Carlos. V1, 63, 550. Moro, Aldo. V111, 353. Moyano Llerena, Carlos. V, 529.
Moreno, Francisco P. l, 222, Moro, Antonio. l, 360. 536; V11, 490; V111, 513, 522;
231; 1V, 13, 40, 187; V, 332; Moro, Roberto. VI, 487. IX, 104.
VI, 335, 416, 418, 419, 420. Moro, Rubén O. VIII, 292, 293. Moxó, Salvador de. l, 322.
422, 424, 506, 525; V11, 160, 295, 298. Moxó y de Francolí. Benito
221; IX, 538; X, 148. Moro, Tomás, Fray. 11, 447. María. 111, 246, 275.
Moreno, I. I, 232. Morón, Guillermo. 111, 244. Mozart, W.A. IV, 39; V1, 389.
Moreno, Joaquín. IV, 279, 280. Morosi, Julio A. IV, 216; V11, Mozzoni, Humberto. V111. 343.
Moreno, losé Luis. II, ll7, 118, 206. Muffatti, Nélida. Vlll, 517.
125, 175, 181; V11, 294; X, 90, Moroz de Rosciszewski, María Mugica, Adolfo C. Vll, S10.
99. Silvia. VIII, 75. Mugica, Carlos. Vll, 39, 345,
Moreno, Iosé Manuel. IX, 262. Morris, C. l, 108. 360, 379, 470; Vlll, 350, 351.
Moreno, Iosé María. V, 369, Morris, William C. V, 351, 359; Mugica, Francisco. X, 258, 259,
372, 400; V1, 509; VIII, 41 l. V1, 253; V11, 29; V111, 365. 260.
Moreno, Iulio. VIII, 180. 366, 374. Mugica, Miguel. X, 258.
Moreno, Lucas. X, ll6. Morse, Finley. ll, 99; V1, 490. Mugica, René. X, 264, 270.
Moreno, Manuel. IV, 264; V, 22, Morzone, Luis Antonio (h). V, Muhall, Miguel C. V1, S04.
25, 176, 194; V1, 404, 460. 234. Muhhammad XII. Véase: Abu
468, 516; 1X, 536; X, 95. Mosca, Enrique M. Vll, 21, 248, Abd Allah Muhammad.
Moreno, Margarite. X, 276. 253, 275, 285; V111, 185; 1X, Muhammad lbn Sa D (Zagal).
Moreno, Mariano. III, 226, 239, 405. l, 317.
240, 246, 398; 1V, 263, 264. Mosca, Gaetano. V11, 266; X, Muiño, Enrique. X, 259, 260.
269, 272, 312, 353, 377; V, 17, 14. 261, 279, 284.
18,19, 20, 22,l7l,176,178. Mosconi, Enrique. Vll, 254, Mujica, Bárbara. X. 262.
364, 376, 410, 430, 443: V1. 305;Vl1l, 18,197, 210, 21 I: Mujica, Martin de. l. 492.
17,131,145, 313, 314, 315, 1X, 565, 572, S73. Mujica, Miguel. IX, 365.
366, 378. 439, 453, 455, 456. Moscoso Pérez de Oblitas, Mujica, Rodolfo. Vlll, 254.
457, 467, 488, 515; X, 255. Angel Mariano. ll, 31, 33, 34. Mujica Láinez. Manuel. IV, 480:
Moreno, Miguel. V1, 393. 100, 403; 111, 227, 229, 243. Vl. 533; X. 121, 144, 187.
Moreno, Nahuel. V11, 359. 246, 342, 345, 346, 444; 1V. 267.
Moreno, P. I, 79, 229. S2. Mujica Pinilla y Burucúa. lll.
Moreno, Rodolfo (h). V, 391; Moscoso y Peralta, Iuan 340.
Vll, 278, 418; Vlll, 433, 434. Manuel. 111, 444. Muleiro, Vicente. Vll, 396.
Moreno, Zully. X, 258, 259, Mosquera, Joaquin Antonio de. Muley Hacen. Véase: Abu!
261. ll, 59, 81; lll, 414: V, 184. Hasan.
Moreno Alonso, Manuel. IV, Mossin Kotin, Cecilia. 1X, S50. Mulhall. IV. 128.
247. Mossotti, Octavio Fabricio. Vl. Mulleady, Ricardo. IX, 268.
Moreno Ocampo, Luis. Vll, 405, 406, 529. Müller. Vll, 154.
47 l. Motta Botello. 1V, 308. Müller, Alberto. Vlll. 52 l.
Moreno Quintana, Lucio. V11. Mouchet, Carlos. Vlll. 85. 94. Müller. Carl. IV, 437.
Mouján, Lozano. Ill, 337, 367. Müller. Federico. V1, 382.
Moreno Rexach, Luis l. ll, 84. Moussy, lean Antoine Víctor Müller. Franz. IV. 188; Vll, 174.
Moreri. lll, 263, 265. Martín de. Véase: Moussy, Müller, Klaus. lll, 100.
438 Moreta. Salustiano. l. 321. Martin de. Muller. Luis. Vll, 207.
ÍNDICE DE NOMBRES
Müller, María. IV, 71. 75. Murmis, Miguel. VII, 139, 142, Narbona, Iuan de. lI, 170.
Müller Rojas, Alberto A. VIII, 321; IX, 60, 242; X, 22, 29, Narbrough, Iohn. II, 361.
299. 35, 97. Nardi, Ricardo L.I. I, 107, 278;
Mulovski. II, 346. Murra, I. I, 107. VI, 561.
Munck, Geraldo. IX, 242. Murrieta. VI, 195. Nario, Hugo. IV, 186.
Munck, Ronaldo. IX, 240. Murúa, Lautaro. X, 264, 266, Narn, A. I, 229.
Mundlak, Yair. IX, S9. 270. Narodowski, Mariano. VI, 273;
Munis Barreto, A. VI, 37. Musacchio, Andrés. VIII, 118. IX, 423.
Munizaga, Iuan. I, 80. Musolino, Giuseppe. IX, 282. Narodowski, P. IX, 423.
Munoa, Rafael. III, 367. Musolino, Luis F. VIII, 177. Narváez, S. I, 94.
Münzel, Mark. II, 206. Musset, Alfred de. VI, 327, S20. Natale, Oscar. VII, 173.
Muñecas, Ildefonso de las. IV, Mussolini, Benito. VII, 420, Navajas Artaza, Adolfo. VIII,
310. 422, 424; IX, 374; X, 79, 178. 261.
Muñiz, Francisco Iavier. IV, Mustapic, Ana María. VII, 551; Navarro. V, 127.
186; VI, 407, 525. X, 96. Navarro. IV, 210.
Muñoa, Familia. VI, 224. Musters, George C. I, 232; IV, Navarro, Angel. VI, 474.
Muñoz. Il, S7, S8. 187. Navarro, Baltasar. II, 159.
Muñoz, Bartolomé Doroteo. III, Musto, Manuel. X, 222. Navarro, Bartolomé. III, 385.
406. Mutiloa y Andueza, Iuan Iosé Navarro, Benito. III, 236.
Muñoz, Diego. III, 343. de. III, 430. Navarro, Fanny. X, 269.
Muñoz, Heraldo. VII, 400. Mux, Néstor. X, 116. Navarro, Francisco. III, 415.
Muñoz, Jorge. VIII, 299. Muxica, Ventura de. III, 428. Navarro, Guillermo R. VIII,
Muñoz, Iuan Bautista. III, 215, Muzi, Iuan. V, 318, 333. 470.
243, 246, 279, 415. Muzio Zona. III, 417. Navarro, Iosé. IV, 369.
Muñoz, Iuan Francisco. IX, 516, Mychaszula, Sonia. IV, 69, 75. Navarro, Manuel. V, 382.
517. . Myers, Iorge. V, 43, 104; IV, 424; Navarro, Timoteo. X, 219.
Muñoz, Iuan Mauricio. IX, 511, VI, 487. Navarro Floria, Pedro. VIII, 75.
S12, 513. Navarro García, Luis. II, 279,
Muñoz, Iuan Ramón. V, 31. N 281.
Muñoz, Reinaldo. IX, 59. Navarro Gerassi, Marysa. VII,
Muñoz, Vicente. VI, 351. Nachón, Carlos Alberto. IX, 297, 323, 431, 468.
Muñoz Bejarano. II, 157. Navarro Lamarca, C. III, 31 l.
Muñoz del Solar, Carlos. X, Nacuzzi, Lidia. I, 230, 231; II, Navarro Viola, Alberto. VI, 517,
l l7. 206. S60; X, 152.
Muñoz Gadea, Iuan. II, lll. Nadal, Iosé. III, 378. Navarro Viola, Enrique. X, 152.
Muñoz Moraleja, Ernesto. I, Nadal Mora, Vicente. II, 88. Navarro Viola, Miguel. IV, 467,
443. Naef, Werner. V, 206. 468; V, 357, 368; VI, 435, 471,
Muñoz Torrero, Diego. IV, 244. Nagel, Liane María. II, 466. 502, 510; X, 142.
Muñoz y Cubero, Lucas. III, Nakamura, Leonard. IX, 82. Navia Osorio y Vigil, Alvaro de.
438. Nalé Roxlo, Conrado. X, 114, II, 360.
Muraña, Iuan. IX, 284. 122, 130. Nazar Anchorena, Benito. VII,
Muraro. II, 467. Nallim, Iorge. VII, 465, 467. 271; IX, 471, 557.
Muraro, Heriberto. IX, 393. Namuncurá, Manuel. I, 102, Nebrija, Antonio de. I, 289; III,
Murat, Franco. X, 60. 194; IV, 174. 385.
Murat, Joaquín. IV, 232, 234. Nantucci, Narciso. VIII, 367. Necker, Iacques. V, 82.
Muratgía, Catello. VIII, 486. Naón, Rómulo. VI, 304; VII, Necochea, Mariano. Il, 174; IV,
Muratore, Iosé. V, 253, 258. 482; VIII, 452. 325, 345.
Murena, Héctor A. X, 123, 128, Napoleón I Bonaparte, Rey de Née, Luis. III, 410.
177, 184. Francia. II, 347, 348; IV, 18, Neffa, Iulio César. IX, 30.
Murguía, Familia. III, 216. 226, 229, 230, 231, 232, 233, Negro, cacique. IV, 177.
Murías, Carlos de Dios. VIII, 234, 236, 237, 238, 242, 254, Negroni, Pablo. VII, 38; IX, 504.
353. 261, 264, 275, 278, 322, 536; Neíburg, Federico. IV, 159; VII,
Muriel, Ciríaco. II, 409. V, 13, 15, 20, 21,172,176. 322, 323, 354, 467; X, 189.
Muriel, Domingo. II, 468; III, 177, 388; VI, 31. Neifert, Agustín. X, 255, 270,
258, 270, 279; VI, 315. Napoleón III Bonaparte, Rey de 291.
Murillo, Bartolomé Esteban. VI, Francia. IV, 442; V, 38. Neira, Domingo, Fray. III, 353.
352.
Murillo Velarde, Pedro. II, 409;
III, 262, 263, 317.
Nápoles, Iosé. IX, 328.
Napp, Richard. VI, 52, 509.
Narancio, Edmundo M. V, 375.
210. 439
Neiva, Arturo. IX, 504.
Nellar, Fued G. V, 271; VIII,
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Nelson, Emesto. VI, 304, 306; Nieto Soria, Iosé Manuel. l, Novoa Monreal, Eduardo. VIII,
IX, 431; X, 154. 322, 324. 425.
Nelson, Iuan. IX, 315, 316. Nietzche, Friedrich Wilhelm. Nowinski, Wiktor W. IX, 516.
Nelson, Luis. IX, 315. VI, 424; X, 46, 51, 126. Noyola, Iuan F. VIII, 51 l.
Nemst, Hermann. IX, 539. Nieva, conde. l, 400; H, 229, 229. Nudehnan, Santiago. VIII, 68,
Neruda, Pablo. X, ll4, 264. Niklison, Iosé. VII, 173. 70.
Nervo, Amado. X, l 12. Nilve, Moisés. V, 402. Nudler, Julio. IX, 268.
Nestares Aguado, Roque de. III, Nino, Carlos S. VII, 553. Nuix. III, 264.
433. Niquiñilé, cacique. IV, 172. Nun, José. X, 22, 29.
Neuman, Franz. VII, 506. Nirenstein, Mauricio. VIII, 501, Nuno, Manuel. l, 368.
Neuman, Isaac. VIII, 397. 505, 506. Núñez, Fermín. IV, 224.
Neumann, luan Bautista. II, Nissen, Juan Iosé. IX, 544. Núñez, Ignacio. lll, 113, 129,
452; III, 315. Nixon, Richard. VIII, 124. 141, 145, 146, 147, 150,155.
Neumayer, Luis. VIII, 161. Noailles, Carlos Vicente. VII, 159; Vl, 465, 466, 467.
Navares, Alejo de. V, 303; VI, 502. 508. Núñez, Iusto. III, 378.
Nevares, Iaime de. VIII, 338, Noam, E.L. IX, 184. Núñez, L. l, 106, 133.
344, 348. Nóbile, Beatriz de. X, 290. NúñeL Luis. V, 360.
Neves, W. I, 230. Noble, Roberto I. VII, 273; VIII, Núñez, Maria. X, 270.
Newbery, Iorge. Vl, 527; VIII, 58; IX, 345. Núñez, Oscar. X, 217.
187, 188. Noblía, Héctor V. IX, S20. Núñez, Rafael. Vll, 247.
Newbery, Sara. VII, 174, 175. Nocetti, Oscar R. II, 249. Núñez de Ibarra, Manuel Pablo.
Newland, Carlos. Vl, 261, 273, Nochteff, Hugo. VIII, 519, S84. V, 443; VI, 357.
274, 275, 564. Noé, Julio. X, 168. Núñez de Vela, Blasco. l, 394.
Newlyn, Walter T. VIII, 516. Noé, Luis Felipe. X, 227, 228. Núñez del Prado, Juan. l, 280,
Newton, Isaac. III, 386; Vl, 421, Noel, Martin Alberto. VI, 384; 389. 394, 401, 402. 403, 404.
422. Vll, 181,189, 205; X, 122. 408, 414, 415, 446, 477; ll,
Newton, Iorge. VI, 256; IX, 21 l. 205, 206. 226, 420; lll, 431.
Newton, Lily de. VI, 256. Noelting, Lucila. III, 192. Núñez Seixas, X.M. IV, 106;
Newton, R.IV, 105; VII, 108. Noguer, Jorge. IX, 391. VII, 109.
Newton, Ronald C. VII, 296; Nogués, Germinal. IX, 303. Núñez Vemis, Bertha. lll, 346.
VIII, 118. Nogués, Juan Luis. Vll, 277. Nurkse, Ragnar. Vlll, 507, S44.
Neyra, Domingo, Fray. III, 210. Nogués, Pablo. VII, 279.
Niblett, Mister. VI, 214. Nolasco Barrientos, Pedro. III, Ñ
Nicolai, Jorge. IX, 542. 353, 389.
Nicolaides, Cristino. VII, 27; Nolasco Rodriguez, Pedro. IV, Ñamcucheu, cacique. IV, 176.
VIII, 248, 260, 261. 409, 416. Ñezú, cacique. ll, 440.
Nicolás, Santo. III, 117. Nonato, Ramón, Santo. lll, 157.
Nicolás V, Papa. I, 330, 332. Nordenflycht, barón de. V, 346. 0
Nicolau, Iuan Carlos. V, 462, Nordenskjóld, Otto. l, 210; IV,
470, 504, 505; Vl, 36, 63, 129, 6l;Vlll, 163.164.173.177. O'Dena, Emesto. Vl, 307.
144,171, 564. Nores, Antonio. IX. 467, 468. O'Donnell, Carlos. lll, 391. 396;
Nicolini, Alberto. l, 452, 453, Noronha, Fernando de. l, 358. Vl, 3Sl.
465, 473, 474, 475; TV, 189. Norris, William. V, 349. O'Donnell, Guillermo. Vll, 143.
216, 543; Vl, 256. North. X, 92. 356, 357, 359, 470, 510: X, 30.
Nicolini, Oscar. IX, 376. North, lord. ll, 34]. 34, 97.
Nicolle, Charles. IX, 506. Northcliffe, lord. IX, 337. O'Farrel.l, Santiago. V, 306.
Nicotra, Alejandro. X, 116. Norton. V, 241. O'Gorman, Camila. IV, 408; X,
Niella, Luis María. V, 284, 307. Nosiglia, Juan. VI, 336. 122, 268.
Nielsen, Axel. I, 156, 157. Nott, Jorge. V, 351; VII, 467. O'Gorman, Miguel. lll, 135.
Niemeyer, Otto. VII, 280; Vlll, Notter, Tomás. IV. 294. 394, 417: Vl, 516.
542, 543. Nougués, Juan. IV, 527; Vl, 88. O'Higgins, Bernardo. IV. 170.
Niepce, loseph-Nicéphone. Vl, 137. 309, 315, 317, 320, 321. 322.
358. Nougués, Familia. V, 148. 326, 327, 329, 330, 33l, 332.
Nieremberg, Iuan Eusebio. ll, Nougués, Miguel. Vlll, 23. 333, 335, 337, 340, 344, 346.
16; lll, 204, 205, 2] l, 262. Novak, Jorge. Vlll, 358, 360. 346; Vl, 477.
3 l 5, 3 l6. Novillo Corvalán, Sofanor. Vlll. O'Neill, Eugene. X, 130. 277,
Nieto, María. l, 206. 449, 463; lX, 473. 280.
Nieto, Vicente. IV, 27], 280, Novión, Alberto. Vl, 338; X, O'Neill, lones de. X. 286.
440 281. 129. O'Reilly. IV. 337.
ÍNDICE DE NOMBRES
Obando, Juana Clemencia de. Olavide, Pablo de. II, 76; III, Olson, Emiliano. V, 352.
Ill, 338. 392. Omacini, Elena. I, 351.
Obarrio, Manuel. V, 387, 426. Olazábal, Familia. II, 84. Ondarts, Raúl. VIII, 135.
Obieta, Adolfo de. X, 128. Olazábal, Félix. IV, 403. Ondetti, Miguel Angel. IX, 522,
Obispo, Martín, Santo. III, 302. Oldendorff, Ernesto. IV, 493. 525, 526, 532.
Obligado, Antonio V. V, 397. Old.s, H.G. IV, 139, 213, 214; V1, Onega, Gladys. IV, 105; VI, 348.
Obligado, Carlos. VII, 271; VIII, 111, 122, 233, 236; X, 245, 252. Onelli, Clemente. Vl, 416; VIl,
324; 1X, 475. Olezza, Mario L. VIII, 173. 163, 164, 176.
Obligado, Erasmo. V, 261. Olguín, Darío. VII, 264, 295. Onetto, Carlos. III, 348.
Obligado, Pastor. IV, 441; X, Oliden, Manuel Luis de. V, 89. Onetto, M, I, 230.
146. Oliva, Fernando. I, 207, 208. Onganía, Juan Carlos. VII, 24,
Obligado, Pedro Miguel. X, 112. Olivar, Guillermo. VI, 352. 25, 119, 134, 341, 342, 343,
Obligado, Rafael. VI, 318, 320, Olivari, Carlos. X, 260. 344, 345, 346, 353, 357, 359.
329, 334, 347, 381, 518, 520. Olivari, Nicolás. X, 114, 122, 367, 376, 400, 448, 454, 470,
523, 537, 559; X, 156. 130. 498, 504, 505, 508, 509, 510.
Obschatko, Edith S. de. IX, 60, Oliveira, Plinio Correa de. VIII, 517, 545; VIII, 39, 41, 125.
583. 348. 128,131,135, 136, 232, 233.
Ocampo, Eusebio. IV, 468; VI, Olivella, I. V, 113. 234, 235, 236, 237, 238, 239,
497. Oliver, Antonio, Fray. III, 228. 242, 243, 254, 343, 344, 350,
Ocampo, Gabriel. V, 322. Oliver, Ernesto Luis. III, 366. 430, 521; 1X, 92,111,139,
Ocampo, Iuan Cruz. IV, 448. Oliver, María Rosa. X, 122, 176. 233, 234, 386, 484, 485, 555.
Ocampo, Manuel. V, 130. Olivera. VII, 31. 580; X, 33, 34, 192, 230.
Ocampo, Miguel. X, 219, 224. Olivera, Carlos. VII, 476. Ongaro, Raimundo. IX, 233,
Ocampo, Silvina. X, 120, 133, Olivera, Eduardo. VI, 106. 234; X, 192, 228.
134, 177. Olivera, Eduardo A. IX, 330. Onofroff. VI, 254.
Ocampo, Victoria. VII, 38; IX, Olivera, Héctor. X, 261, 263, Onslow, Arthur. Vl, 350, 357.
342, 355; X, 122, 127, 175, 266, 268, 270. Onslow, Iohn Iames. IV, 385; V,
176, 177, 184, 185, 188, 189, Olivera, Iulio H.G. IX, 486, 496. 194.
190, 198, 276. Olivera, Miguel. VII, 175. Oñate, Pedro de. II, 396; IIl,
Ocantos, Carlos M. VI, 334, Olivera, Ricardo. VI, 524; X, 200, 384.
336. 149. Opie, Eugene. IX, 510.
Ocaña, Diego de, Fray. I, 404, Olivera SantiHán, Iulio. VIII, Oquendo, Manuel de. III, 345.
483, 485. 503, 512, 513, 514, 517, 520. Ordaz, Luis. VI, 345; X, l3l,
Ochagavia, Margarita Rufina. 521, 522. 135, 277, 281, 289.
V1, 520. Olivero, Sandra. II, 116. Ordimán, Pedro. VI, 546.
Ochoa, Familia. IIl, 216. Olivieri, Aníbal O. V11, 354. Ordóñez, Iosé. IV, 327, 329,
Ocho de Eguileor, I. X, 22. Olivieri, Mabel. V, 75. 331.
Ochoa de Zárate, Iuan. II, 153; Olivieri, Silvino. IV, 443; V, 248. Ordóñez, Manuel V. VII, 22;
111, 432. Olivieri López, Angel M. VIII, VIII, 466.
Oddo, Vicente. III, 415, 421. 144. Orellana, Rodrigo Antonio de.
Oddone, Jacinto. IV, 539; VI, Ollier, María Matilde. VII, 359, 111, 227, 444; 1V, 279; V, 281.
63; VII, 296, 429, 476; IX, 59, 469. 309.
189, 210, 240; X, 21, 99. Olmedo. V, 128. Orfila, Alejandro. VII, 255.
Odoardo, José Hipólito. IV, 235. Olmedo, Alberto. X, 267. Orgambide, Carlos. X, 267.
Ojeda, Alonso de. I, 339. Olmedo, Carlos. VII, 461. Orgambide, Pedro. X, 124, 133.
Olaechea, Iuan Bautista. II, 92, Olmedo, Iosé Joaquín de. III, Orgaz, Arturo. VII, 285.
96, 97, 98, 122, 179. 299. Orgaz, Iorge. IX, 486.
Olaechea y Alcorta, Pedro. VII, Olmedo, Sesostris. VIII, 76. Orgaz, Raúl A. V, 400; VII, S21;
476, 482. Olmos, Emilio F.VI1, 275, 418. V111, 405, 413, 443, 454, 455,
Olaguer Feliú, Antonio. II, 267, Olmos, Iosé Severo de. IV, 449, 465, 468; X, 16, 75.
372; 111, 394, 438. 455. Orgóñez, Rodrigo. I, 472.
Olañeta, coronel. IV, 307, 310, Olmos, Ramón Rosa. IV, 481; Oria, Iorge S. VII, 485, S08.
345. V1, 513; X, 75. Oria, José A. VI, 344, 486.
Olarra Giménez, Rafael. V, 504; Olmos, Sabina. X, 260. Orías, Oscar. 1X, S07, 515, 516,
VIII, 548. Olmos Castro, Amalio. I, 442. 517, 518, 520, 522, 528.
Olavarría Aranguren, Iosé. V, Olmos y Aguilera. II, 95. Oribe, Manuel. IV, lll, 407,
206, 235. Olsen de Serrano Redonnet, 414, 415, 417, 419, 420, 422,
Olavarrieta, Ramón. IV, 399; V, María Luisa. Ill, 130, 279, 429; V, 190, 191, 199, 245,
322, 447. 281, 310, 312, 331, 448. 246, 247.
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Orihuela. IV, 400. 296, 417, 427, 515, 518, 519, Ostiguy, Pierre. IX, 210.
Orizaola Roldán, Ezequiel. VIII, 520, 525, 526, 528, 530, 531. Oszlak, Oscar. IX, 183, 583; X,
76. 532, 533, 540; VIII, 21, 105, 29, 30, 34.
Orlandi, Héctor Rodolfo. V, lll, 199, 200, 208, 330; IX. Otamendi. II, 174.
403, 432. Otamendi, Femando I. VII, 217.
Orlansky, Dora. VII, 140. Ortiz, Tulio. V, 140. Otaola. Vll, 183.
Orllie-Antoine I, Rey de Ortiz Basualdo, Eduardo. VIII, Oteiza, Enrique. VII, 73; VIII,
Araucanía y la Patagonia. 455. 467, 469; IX, 527,556; X, 38.
Véase: Tounens, Orllie Ortiz Basualdo, Familia. IX, 27. Oteríño, Rafael. X, 116.
Antoine de. Ortíz de Haro, Isidro. III, 434. Otero, Edgardo A. VIII, 283.
Omstein, Leopoldo R. IV, 312, Ortíz de Haro, Nicolás. Ill, 434. Otero, Hemán. lll, 103; IV, 105,
346; V, 272. Ortiz de Landázuri, Tomás. II, 106,140, 141,154, 156,158;
Oro, Domingo de. IV, 383, 388, 254. VII, 108, lll, 556.
410; V, 391, 392; Vl, 475, 479. Ortiz de Montoya, Celia. D(, 421. Otero, lose Pacífico. III, 402; IV,
Oro, José Antonio de. III, 228; Ortíz de Ocampo, Francisco. ll, 346.
VIII, 449. 173; IV, 279, 280, 301, 302; V, Otero, Miguel. V, 202.
Oro, Iusto Santa María de. V, 514; Vl, 457. Otero, Ricardo. VII, 374.
281, 315, 319, 320. Ortíz de Rozas, Carlos. VHI, 144. Othon Friesz, Emile. X, 210,
Orona, luan V. VII, 267, 295, Ortíz de Rozas, Domingo. II, 235.
354; VIII, 209. 244; III, 430. Ottalagano, Alberto. IX, 489.
Otoño, Nicasio. IV, 446, 459, Ortíz de Rozas, León. III, 177. Ottonello, María Marta. l, 80.
463, 470, 471, 472, 492, 494. Ortíz de Rozas, Manuela. Véase: Oubiña. David. X, 270.
497; V, 120, 155, 333, 334; Vl, Rosas, Manuela. Outes, Félix. l, 28, 155; IV, 186;
498, 502. Ortíz de Urbina, Francisco. ll, X, 149.
Otoño, Santiago. IV, 416. 106. Ouvrard, Luis. X, 222.
Orosz, Ladislao. III, 236, 315, Ortíz de Vergara, Francisco. l, Ovalle, Alonso de. l, 273, 394.
385, 401. 383, 397, 400, 401; Ill, 426. 400, 414; ll, 423.
Orozco, Olga. X, 115, ll6, 122. Ortíz de Zárate, Juan. l, 395, Ovando, luan de. ll. 220.
Orphée, Elvira. X, 123. 401, 416, 419, 423, 424, 426. Ovando, Nicolás de. l, 316, 445;
Orquera, Luis Abel. I, 231, 233, 427, 428, 429, 430, 435, 436; ll, 224.
255, 256, 257, 510. Il, 93, 290; lll, 287, 426, 427. Oved, Iaacov. IV, 541; V, 75; Vll,
Orsatti, Alvaro. VII, 141. Ortíz de Zárate, Pedro. ll. 155, 296, 241.
Orsi, René. VII, 297. 418, 430. Ovejero, Daniel. X, ll9.
Orsolini, Mario. VII, 359. Ortiz de Zárate, Rodrigo. Ill. Ovejero, Familia. V, 148.
Ortega, Juan de. I, 381; Ill, 426. 427. Ovidio. lll, 268.
Ortega, Manuel. III. 202, 219. Ortiz de Zárate Mendieta, Oviedo, Gonzalo Fernández de.
Ortega, Ramón. X, 265, 267. Diego. I. 428. l, 273
Ortega, Rufino. V, ll7. Ortiz Pereyra, Manuel. Vll, 425. Oviedo Cavada, Carlos. ll, 415.
Ortega y Gasset, José. V, 374; Ortíz Troncoso, O. I, 256. Oyarvide, Andrés de. lll, 386.
Vll, 38; X, 14, l6, 43, 44, 45. Orúe, Martin de. I, 397, 428. 405, 406; V, 203.
46, 127, 175. Orzali, lose. VIII, 22. Oyarzábal, Guillermo Andrés.
Ortelli, Sara. ll, 206. Osborn, A. l, 232. Vlll, l47, 179.
Ortiguy, Pierre. VII, 142. Osbom, Thomas. Vl, 420. Oyhanarte, Horacio. Vll, 243.
Ortíz, Antonio. III, 251, 268, Oscar l, Rey de Suecia y 247, 259, 263, 267, 269.
272, 273, 274, 275, 316. Noruega. V, 183. Oyhanarte, Julio. V, 102, 123,
Ortíz, Eduardo L. IX, 557, 584. Osés, Enrique P. Vll, 424. 138, 419, 436, 337; Vll, 467.
Ortiz, Familia. V, 148. Osinde, Manuel. Vll, 378. 498, S04, S07, 510, 544, 551.
Ortíz, Federico F. IV, 215. Osorio, Josefa de. lll, 214. 552; Vlll, 45], 452, 454, 455,
Ortíz, Francisco I. V, 337. Osorio, Juan de. Ill, 282, 283. 463, 464, 467, 469, 578.
Ortíz, lavier. Vlll, 525, S29, Osorio, Luis de. lll, 426. Oyuela, Calixto. lll, 312; Vl.
533, 549, 578. Osorio, Mariano. IV, 321, 329, 330, 521: X, l2l.
Ortíz, luan L. X, ll4. 330, 331, 332. Ozanam, Federico. V, 303.
Ortiz, Marcos, Fray. Il, 463. Osorio, Miguel. Vll, 483. Ozores, luan Manuel. lll, 406,
Ortíz, Mecha. X, 258, 260, 261. Ospital. María Silvia. IV, 508; 414.
Ortiz, Ricardo M. V, 462; VI, IX, 34.
166,168, 201: IX, 15, l6, 30. Ossona, Luis. Vl, 97. P
182, 183; X, 106. Osorio Arana, Arturo. Vlll, 228.
Ortíz, Roberto M. Vll, 19, 20, Ostengo de Ahumada, Ana. IX. Pablo, luan Carlos de. Vll, 357,
442 93, 285, 286, 287, 289, 292. 32. 387. 400.
ÍNDICE DE NOMBRES
Pablo VI, Papa. VIII, 338, 342. Page, Joseph. VII, 323, 353; Palavecino, Enrique. I, 28; IV,
343, 345, 348, 351, 355. VIII, 243. 185; VI, 561; VII, 147.
Pabón, Nicolás. III, 397. Page, Thomas I. IV, 439, 451; Palazzi, Rubén O. VIII, 178,
Pacelli, Eugenio. Véase: Pío XII, VI, 270. 265, 273, 299, 578.
Papa. Pagés, Pedro. IX, 22, 190. Palazzo. VII, 182.
Pachacuti, cacique. I, 98. Pagés, Roberto. X, 270. Palazzolo, Octavio. IX, 361.
Pachamama. IV, 182; VII, 170. Pagés Larraya, Antonio. VI, 345, Palcos, Alberto. IV, 378, 492,
Pacheco, Angel. IV, 414, 415, 512, 561; VII, 176; X, 128, 494, 508; V, 44; VI, 347, 487;
419, 422; V, 245; VI, 438. 130. VII, 410; IX, 335.
Pacheco, Carlos Mauricio. X, Paillalef, Pablo. VII, 175. Paleari, Antonio. VI, 562.
129, 275, 290. Paillardelle, Enrique. IV, 304, Paleo, María C. l, 207, 232.
Pacheco, Diego. I, 418, 420; III, 3 l S, 316. Paleolítez, Francisco P. VI, 420.
431. Paillet, Fernando. IV, 143; V, Palermo, Miguel. II, 206.
Pacheco, Duarte. I, 357. 162; X, 215. Palermo, Vicente. VIII, 42.
Pacheco, Familia. II, 135. Paine, Roberto. X, 115. Paley, William. V, 355.
Pacheco, Francisco. III, 209. Paine, Thomas. V, 24, 82; VI, Pallavicini, Mercedes. VI, 513.
Pacheco, Iorge. V, 192. 460, 461, 464. Palliere, Iuan León. IV, 118,
Pacheco, Marcelo. X, 235. Painejilu, cacique. V, 299. 124, 165, 192; VI, 66, 70, 74,
Pacheco, Pedro Luis, Fray. III, Paiquín, cacique. II, 77. 215, 221, 360, 363, 371, 384,
389, 415; V, 317, 318. Paita, Iorge. X, 116. 552.
Pacheco de Melo, Iosé. II, 152. Paitovi, Antonio. VII, 210. Palma. VIII, 233.
Pacheco de Santa Cruz, Iuan. Pajón, Andrés. III, 376. Palma, Athos. X, 253.
III, 429. Pakenham Despard, George. V, Palma, Néstor Homero. I, 205;
Pachucho. I, 42 l. 350. VI, 561; VII, 174.
Pacini, Regina. X, 278. Palaci, Eduardo. VIII, 368. Palmeiro, Iosé. X, 225.
Padeletti, Hugo. X, 116. Palacio, Ernesto. VII, 21, 267, Palmero, Iuan S. VII, 275.
Padilla. II, 96. 271, 289, 290, 294, 421, 422, Palmerston, Henry John
Padilla. IX, 316. 486, 487; X, 76, 78, 79, 81, 82, Temple, tercer vizconde de.
Padilla, Alberto G. IV, 508; V, 180, 181. V, 190, 194.
44. Palacio, Eudoxio de Iesús, Fray. Palomar, Francisco. VI, 384.
Padilla, Alejandro. VII, 507. II, 430; III, 400. Palomeque, Silvia. III, 92, 100;
Padilla, Ernesto. V, 307; VI, 256; Palacio, Familia. V, 148. VI, 200.
VII, 270. Palacio, LM. VI, 126; IX, 208, Palomino, Héctor. VII, 138; IX,
Padilla, Familia. V, 148. 21 l. 0.
Padilla, José. VII, 286. Palacio, Lino.VII, 546; VIII, Palomino, Mirta. IX, 21 l.
Padilla, Manuel Ascencio. IV, 323. Pan, Luis. V, 74.
299, 310. Palacio Atard, Vicente. II, 349. Panaia, Martha. VII, 141, 142;
Padilla, Miguel M. VI, 137; VII, Palacios, Alfredo L. IV, S16; V, IX, 82,183, 2ll.
498, 507, 551. 68, 69, 396, 397; VII, 20, 238, Pancaldo. II, 113.
Padilla, Norberto. VIII, 337, 247, 269, 271, 273, 297, 403, Pandia Calogeras, I. V, 207.
361, 578. 495; VIII, 87, 405, 426, 435. Pando, Iosé Antonio. III, 301.
Padilla, Tiburcio. V, 54; IX, 522. 436, 446, 466, 467; IX, 253, Panesi, Iorge. X, 129.
Padilla y Barcena, Pablo. V, 284, 475, 523. Panettieri, Iosé. VI, 38, 170; VII,
340. Palacios, Aurelio. IV, 468. 296; X, 86.
Padrós, Iuan Simón. VII, 283. Palacios, Héctor. IX, 240. Panfichi, Aldo. IV, 157.
Paesa, Pascual. II, 126; V, 31 l. Palacios, Pedro Bonifacio. V, Panguitrur Gúor, cacique. Véase:
Páez, Roberto. X, 156. 120, 122; VI, 341; X, 112, Rosas, Mariano.
Páez, Sancho. III, 149. 142. Paniagua, Luis. VI, S62. .
Páez Allende, Luis. VII, 507. Palacios, Silvio. II, 467. Panizza, Héctor. VI, 391, 394,
Paéz de Clavijo, Diego. III, 428. Palade, George. IX, 51 l. 401; X, 253.
Páez de la Torre, Carlos (h). IV, Paladini, Alejandro C. IX, 496, Pankonin, A. I, 206.
423, 425; VI, 256, 513; VII, 516, 521, 528, 529. Panno, Iuan José. IX, 391.
296; IX, 333, 586; X, 96, l0l. Palafox, Iuan de. III, 235, 378. Panozzi, Américo. X, 220.
Páez de Molina, Iusto. IX, 414. Palanca, Floreal. I, 206. Pantaleoni, Maffeo. VIII, 500,
Pagano, Angelina. X, 285. Palant, Pablo. X, 131. 501.
Pagano, losé León. X, 232, 233, Palanti, Mario. VII, 183. Pantelides, Edith Alejandra. IV,
289. Palanza, M. Valeria. VII, 550, 75; VII, 74.
Pagano, Nora. X, 108, 129. 552. Pantoja, Menardo. X, 220.
Page, Irving H. IX, 512. Palau, Luis. VIII, 373. Panunzi, Benito. VI, 359. 443
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Pazos Silva, Vicente. V, 365; VI, Pena, José. V, 396. Peralta Ramos, Patricio. IV, 213;
457, 458, 460, 486. Pena de Matsushita, Marta. V, VII, 216.
Pearson, A. V, 494. 44. Peralta y Barnuevo, Pedro. III,
Peco, Iosé. VII, 272, 275; VIII, Penalba, Alicia. X, 225. 256.
405, 433, 434. Penas, Agustín. VIII, 23 l. Peramás, Iosé Manuel. III, 159,
Pecoraro, Susú. X, 267. Penelón, Iosé Fernando. VII, 279, 297, 298, 316, 400.
Pécuchet. VI, 426. 410, 41 l. Peraza, Inés. I, 319, 332.
Pedernera, Iuan Sebastián. IV, Penna, Carlos Victor. X, 152, Perazzo, Nelly. X, 217. 234, 236.
22, 445, 447, 448, 449. 154, 155, 162. Percas, Helena. VI, 346.
Pedone, Antonio. X, 204. Penna, Iosé. IX, S02, 503. Perceval, Iulio. X, 242.
Pedraza, Familia. l, 300. Pennington, Miles Stuart. IX, Perdía, Roberto Cirilo. VII, 357,
Pedreira, Luis Diego. X, 284. 543. 360, 384.
Pedro, Santo. III, 228. Penzotti, Francisco. V, 352, 359; Perdriel, Gregorio. IV, 318.
Pedro I, Rey de España. I, 293, VIII, 374. Perea, Enrique. IV, 187; VII,
295, 297, 305. Peña, David. IV, 41, 425; V, 31 l; 176.
Pedro II, Rey de Portugal. II, VI, 337, 444, 445, 446; VII, Pereda Valdés, Ildefonso. VI,
321, 323, 324. 501; X, 108.
Pedroni, José. X, 114. Peña, Enrique. II, 88; III, 131, Peredo. II, 94, 95.
Peel, Robert, lord. V, 190. 31 l; VI, 442, 450, 485; X,l48. Pereira, Duarte Coelho. I, 361.
Peicovich, Esteban. VII, 353. Peña, Félix de la. IV, 459. Pereira, Humberto. IX, 60.
Peinado, Ioaquín. X, 225. Peña, Fernando M. X, 270. Pereira Pintos, Iuan C. VIII,
Peirce, Benjamín. VI, 408. Peña, Gabriela Alejandra. III, 468.
Peire, Iaime. II, 207. 160. Perelstein, B. X, 65.
Pelayo. IV, 241. Peña, José de la. III, 386. Perera, Blas. VI, S22.
Pelayo, Félix M. X, 289. Peña, Iosé María. VI, 256; IX, Perero, Angel de. Véase: Perero,
Pelele. X, 207. 268. Angelo.
Pelichi, Pedro María, Fray. V, Peña, Iuan Bautista. IV, 441. Perero, Angelo. II, 195; III, 434.
297, 298, 31 l. Peña, Iuana. VI, 543. Perette, Carlos. VII, 24, 521.
Pellegrini, Aldo. X, 115, 223, Peña, Luis Iosé de la. IV, 433, Pereyra. II, 150.
228, 233. 442, .474; V, 200. Pereyra, Alfredo N. III, 160.
Pellegrini, Carlos. IV, 25, 26, 31, Peña, Milcíades. VII, 139, 294, Pereyra, Bnmo Francisco. III, 88.
146, 214, 477, 478, 516, 519, 359, 468; IX, 208. Pereyra, Carlos. VII, 487.
521, 523, 524, S25, 526, 527. Peña, Roberto Ignacio. III, 245, Pereyra, Ezequiel Federico. V,
528, 530, 532, 536, 537, 538. 402; V, 399, 400, 436; VII, 207.
539; V, 57, 63, 66, 74, 109, 498; X, 98. Pereyra, Gabriel A. IV, 442.
110, 115, 116, 120, 130, 132, Peña Lillo, Arturo. X, 160, 162. Pereyra, Leonardo. VI, 106, 367.
137, 234, 258, 266, 267, 341, Peña Lillo, Silvestre. VI, 21 l, Pereyra, Nicandro. X, llS.
347, 456, 500, 527, 528; Vl, 228; X, 82, 95. Pereyra, Washington Luis. VI,
71, 142, 162, 251, 252, 253, Peña Montenegro, Alonso de la. 344, 512; X, 133, 197, 198.
354, 407, 502, 524; VII, 520; II, 292, 391; III, 263. Pereyra Míguez, Adrián. IX,
VIII, 44; IX, 256, 562. Peña Unzué, Alfredo. IX, 315. 539.
Pellegrini, Carlos Enrique. IV, Peñaloza, Angel Vicente. IV, Pereyra Salas, Eugenio. III, 130.
78,110,171, 190; V, 365; VI, 420, 426, 457, 458, 459, 460, Pérez, AJ. IV, 507.
53, 133, 134, 135, 140, 351. 461, 473; V, 35, 45, 131, 252; Pérez, Alberto. V, 168.
354, 357, 358, 384, 394, 395. VI, 66, 330, 546; X, 82, 101. Pérez, Aldo. V, 400.
406, 407, 509, 522. Peñaloza, Vera. VII, 35. Pérez, E. VI, 99.
Pellet Lastra, Arturo. VII, 550. Peñóñori, Rafael. VIII, 470. Pérez, Enrique S. VII, 270.
Pellettieri, Osvaldo. VI, 345; X, Pera, Julián. VIII, 429. Pérez, Felipe S. VIII, 461.
135. Peralta. IX, 326. Pérez, Genaro. X, 219.
Pellicer, Eustaquio. VI, S04, 505. Peralta, A. IV, 531. Pérez, Guillermo. V, 400.
Pellicer, Iaime O. VI, 347. Peralta, Gabriel de. III, 445. Pérez, I. I, 28, 107.
Pelliza de Sagarza, Iosefina. VI, Peralta, Iosé Antonio de, Fray. Pérez, Joaquín. V, 43, 103; X,
340. Ill, 257, 445. 74, 86.
Pelosi, Hebe Carmen. VI, 513; Peralta, Manuel. III, 375. Pérez, Iosé Manuel, Fray. IV,
X, 109. Peralta, Santiago. VII, 99, 102; 434, 435; V, 328.
Peltzer, Federico. X, 123. VIII, 385. Pérez, Iosé Ruperto. VI, 479.
Pelvilain, Julio. IV, 118, 124, Peralta Ramos, Iorge. VI, 363. Pérez, Ioseph. l, 321.
165, 192 , VI, 66, 70, 74, 221, Peralta Ramos, Mónica. VII, Pérez, Luis, Fray. VI, 320, 321,
359, 360, 361, 552. 139. 345, 469. S43. 445
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Pérez, Miguel. X, 268. Pérez-Pérez, Alejandro. I, 79. 454, 457, 463, 464, 491, 508,
Pérez, Rafael. I, 470. Pérez R., Eduardo E. V1, 165. 511; IX, 41, 42, 43, 44, 49, 51,
Pérez Amuchástegui, Antonio I. Pérez Ruano, Benito. IV, 501. 57, 75, 88, 96, 98, 99, 100,
IV, 424, 507; V, 44; VI, 449; X, Pérez Valiente de Moctezuma, 101.102.106.107, 109,110,
100, 108. Antonio. X, 209. lll, ll4, 120, 122, 162, 203,
Pérez Brito, Iosé. II, 59, 72. Pérez y Ascasubi. VI, 312. 222, 223, 224, 225, 226, 227,
Pérez Bugallo, Rubén. VI, S61. Pérez Zelaschi, Adolfo. X, 123. 228, 229, 231, 232, 233, 234,
Pérez Celis. X, 228. Periés, Jorge. IX, 531. 236, 239, 241, 242, 243, 327,
Pérez Colman, César. II, 45. Perina, Emilio. VII. 355. 346, 347, 349, 350, 356, 357,
Pérez de Cuellar, Javier. VII, Perina, Rubén. VII, 357, 359, 361, 376, 379, 380, 385, 386,
393; VIII, 287, 289. 470; VIII, 143, 144. 388, 392, 405, 406, 407, 409,
Pérez de Espinosa, Juan. II, 105, Perinetti, Héctor. IX, S18. 410, 422, 437, 439, 447, 448,
161, 401. Peripí, Felipe. III, 209. 454, 474, 475, 477, 480, 486,
Pérez de Grado, Lorenzo. III, Perkins, Gastón. 1X, 324. 489, 536, 550, 551, 575, 576;
442. Perkins, Guillermo. VI, 498; IX, X, 97, 98,122, 178, 181,182,
Pérez de Guzmán, Fernán. l, 271. 184,186, 187,188,199, 231,
313. Perlender, Pablo. IX, 515. 262, 282.
Pérez de Mendoza, Iñigo. I, 313. Perlongher, Néstor. X, l l6. Perren. Jorge. VII, 354; VIII,
Pérez de Micou, C. I, 230. Perlotti, Luis. X, 223. 244.
Pérez de Salazar, Alonso. III, Perón, Eva. Véase: Duarte de Perrin, Michel. VII, 177.
428. Perón, María Eva. Perrine, Charles Dillone. IX.
Pérez de Smith. VII, 506, 544. Perón, Isabel. Véase: Martínez de 540, 544, 549.
Pérez de Tudela. II, 157. Perón, María Estela. Perrone. Angel. 1X, 370.
Pérez de Tudela y Bueso, Juan. Perón, Juan Domingo. VII, 20, Perrutti, Carlo. IV, 430.
II, 179. 21, 22, 23, 24, 25, 26, 36, 39, Pertjné, Basilio. VIII, 197.
Pérez de Urdinenea. IV, 343. 97, 108, ll6, 142, 157, 184, Perutz, Leo. X, 259.
Pérez de Zorita, Juan. l, 403, 188, 198, 200, 201, 204, 168, Pescador, Carmela. l, 323.
404, 406, 415, 416, 421, 433, 212, 293, 294, 295, 301, 302, Pescio, Cristina. IX, 60.
447; III, 431. 303, 304, 305, 306, 307, 308, Pessoa, Fernando. X, llS.
Pérez de Zurita, Iuan. Véase: 309, 310, 31 l, 312, 313, 314, Pestalardo, Agustin. V, 401;
Pérez de Zorita, Juan. 315, 316, 317, 318, 319, 320, V111, 413, 424, 443.
Pérez del Viso, Nicolás. III, 146, 321, 322, 323, 325, 326, 327, Pestraña y Chumacero, Iuan
439. 329, 330, 331, 332. 333, 334, Francisco de. III, 435.
Pérez Díaz, Víctor. VII, 400. 335, 336, 337, 338, 339, 340, Peters, Harold. IX, 148.
Pérez Diez, A.D. VII, 150. 344, 346, 347. 348, 349, 350. Peterson, D. I, 229.
Pérez Embid, Florentino. I, 348. 351, 352, 353, 354, 355, 356, Peterson, Harold F. V, 235.
Pérez Esquivel, Adolfo. VII, 399; 358, 359, 367, 368, 369, 370, Petit, C. V1, 513.
VIII, 355, 356. 371, 373, 374, 375, 377, 378, Petit de Murat, Ulyses. 1X, 337;
Pérez Fuentes, G. IV, 481. 379, 380, 381, 383, 397, 398, X, ll4, 122. 260, 261.
Pérez Funes, Carlos. VIII, 75. 400, 432, 435, 436, 437, 438. Petraglia, Jorge. X, 287.
Pérez Guilhou, Dardo. I, XXI; 439, 440. 441, 442, 443, 444, Petrarca, Domingo. ll, SS, 59;
IV, 246, 424, 508, 509; V, 13, 445, 446, 447, 448, 449, 450. Ill, 247, 414.
42, 43, 44, 45, 102, 103, 104, 452, 453, 455, 458, 460, 461, Petrecolla, Alberto. IX, 8]. 102,
430, 436, 538; V1, 450; VII, 462, 463, 466, 467, 469, 484, 115.
398, 465, 473, 509. S10, 552, 485, 486. 488, 489, 492, 493, Petrey, cacique. IV, 170.
556; VIII, 94, 461, 467, 468, 494, 495, 503. 508, 510, 516, Petris, Martín de. lll, 154.
469: 1X, 446; X, 30, 98. 517, 519, 522, 525, 526, 528, Petrolle, Billy. 1X, 326.
Pérez Holguín, Melchor. III, 529, 531, 534, 535, 537, 540, Petrone, Francisco. X, 259, 260,
341. 541, 545. 548; Vlll, 25, 26, 261.
Pérez Jiménez, Marcos. V11, 27, 28, 29, 33, 4], 62, 63, 64, Pettinato, Roberto. Vlll, 49],
66, 68, 69, 70,118, 121, 122, 492.
Pérez Leirós, Francisco. VII, 123.124.128.130, 131, 132, Pettoruti, Emilio. Vll, 38; X,
281, 476; 1X, 218, 222. 134, 135, 137, 138, 143, 167. 208, 209, 217, 223.
Pérez Lledó, Juan. VIII, 424, 209, 213, 214. 216. 217, 218, Peuser, Jacobo. 1V, 196, 202; V,
442. 219, 220, 221, 222, 223, 224. 135; VI. 518; X, 150, 151,
Pérez Menacho, Juan. ll, 409. 225, 226, 231, 233. 241, 242, 216.
Pérez Meroni, Mercedes. l, 207. 243, 244, 249, 250, 253, 254, Peverini. Néstor A. V. 359.
Pérez Moreda, Vicente. ll, 145. 270, 330, 348, 350, 351, 370, Peyret, Alejandro. V, 369.
Pérez Perdella, Agustin. X, 13 l. 374, 430, 432, 435, 438, 453, Peymu, Manuel. X, l2l.
ÍNDICE DE NOMBRES
Pezuela, Joaquín de. IV, 302, Pineau, Pablo. IX, 454. Piragino, María Teresa. III, 279.
306, 307, 310, 327, 336. 337. Pineda, Antonio. III, 410, 419. Pírán, Iosé M. IV, 433.
339; V, 21. Pineda, Iosé María. X, 214. Pirandello, Luiggi. X, 129, 280,
Pezzoni, Enrique. X, 129, 132, Pinedo, Federico. IV, 474, S31; 281.
177. V, 140; VII, 19, 20, 31, 32. Pironio, Eduardo. VIII, 337,
Pfandl, Ludwing. VI, 560. 238, 261, 269, 270, 273, 279, 338, 342, 346, 353.
Phelps, Dudley. IX, 147. 280, 284, 285, 296, 318, 410, Pirosky, Ignacio. IX, 519, 520,
Phelps, Vernon L. IX, 125, 128, 508; VIII, 48, 54, 506, 507, 521, 522, 530, 553.
132, 146, 149. 507, 508, 513, 520, 523, 534. Pirovano, Ignacio. VI, 378.
Phillips, William D. (h). I, 323. 537, 540, 541, 542, 544, S48; Pisano, Natalio I. IV, 508.
Pi, Juan. X, 250. IX, 29, 73, 88, 96, 97, 98, 110, Pisarello, Roberto S. VIII, 143;
Piaggi, Italo A. VIII, 299. 114, 371, 463. IX, 496.
Piaggio, Agustín. V, 310. Pinedo, José María. V, 193, 194 Pisarro, Camille. VI, 369.
Piana, Ernesto Luis. I, 233, 255, Pinillos, Teófilo. II, 430. Pisarro, Mateo. III, 337, 338,
256, 257, 5ll. Pino, Ioaquín del. II, 59, 83, 340.
Piana, Sebastián. IX, 273. 244, 348, 373, 374; III, 115, Piselli, Fortunata. VII, 140.
Piana de Cuestas, Josefina. I, 122, 378, 395, 414, 438; IV, Pistarini, Iuan. VIII, 153.
158, 505; III, 59, 100. 256. Pistarini, Pascual. VIII, 236,
Piazzolla, Astor. IX, 273. Pino Díaz, Fermín del. III, 419. 237, 254.
Picasso, Pablo Ruiz. X, 205, 225. Pinochet, Augusto. VII, 364, Pistoia, Benito H, Fray. II, 208,
Picchio, Ana María. X, 266. 376, 378, 386, 399, 505; VIII, 430.
Piccirilli, Ricardo. IV, 158, 378; 256. Pistone. I. Catalina. I, 443; II,
V, 43, 271, 400; VI, 486; X. Pinter, Harold. X, 130. 181.
93, 162. Pinti, Enrique. X, 282. Pistonesi, José. VIII, 372.
Pichihuinca, cacique. IV, 174. Pinto, Familia. V, 148. Pita, Enrique B. X, S5.
Pichiloncoy, cacique. IV, 169. Pinto, Francisco Antonio. VI, Pita, Valeria Silvina. VIII, 495.
Pichón-Riviere, Enrique. IX, 476. Pitteli, Celia A. IX, 422.
516. Pinto, Iuan. X, 132. Pitts, Fountain. V, 349.
Pickenhayn, Iorge O. X, 253. Pinto, Manuel Guillermo. IV, Pivel Devoto, Iuan E. IV, 269;
Pico. VII, 21. 403. VI, 38.
Pico, César. VII, 271, 421. Pinto, Octavio. X, 214. Pizarnik, Alejandra. X, 115,
Pico, Francisco. V, 197, 333, Pinto de Salem, Viviana. X, 134. 116.
335, 419; VI, 466, 474. Pinzón. Véase Yañez Pinzón, Pizarro, Félix. III, 375.
Pico, O.M. IX, 506. Vicente. Pizarro, Francisco. I, 78, 98,
Pico, Octavio. V, 230; VII, 270, Piña, Cristina. X, 129, 134. 373, 374, 375, 376, 378, 379,
272. Piñeiro, Elena. VII, 431, 468. 387, 395, 477; VI, 372.
Pico, Pedro E. X, 129, 279. Piñero, Miguel. VI, 475. Pizarro, Francisco D. V, 120,
Pico, Tomás. VII, 426. Piñero, Norberto. V, 373, 391, 122.
Piedra, Iuan de la. II, 40. 504; VI, 274, 439, 440, 441, Pizarro, Gonzalo. I, 405, 439.
Piedrabuena, Bernabé. IV, 412, 446; VII, 251. Pizarro, Hernando. I, 387.
413; V, 284. Piñero, Parmenio. VI, 380. Pizarro, Manuel D. V, 59, 71,
Pien, Sandra. VIII, 21 l. Piñero, Roberto. VII, 521. 126, 129, 132, 306, 335, 336.
Pierri, Orlando. X, 21 l. Piñeyro, Vicente. III, 357. Pizarro, Modestino. VII, 274.
Pierrou, Enrique I. VIII, 178. Pío V, Papa. II, 386, 392, 396. Pizzurno, Pablo. VI, 299, X,
Pietrantonío, Ricardo. VIII, 397, 408; III, 442, 446. 154.
374. Pío VII, Papa. IV, 26; V, 313. Plá, Alberto I. X, 84.
Pietris, Martín de. III, 351. Pío VIII, Papa. V, 320. Plá, Cortés. IX, 549.
Pietschmann, Horst. II, 247, Pío IX, Papa. IV, 442; V, 53, 278, Plá, Roger. X, 122, 266.
279, 315. 280, 294, 318, 327, 330, 332; Planas Casas, Iosé. X, 214.
Pigaffeta, Antonio. III, 405. VIII, 446. Planas Viader, Jorge. X, 222.
Piglia, Ricardo. X, 124, 194. Pío X, Papa. V, 304; VI, 388; Planes, Francisco. VI, 458.
Pillado, José Antonio. III, 129, VIII, 325; X, 240. Planiol. VIII, 409.
160, 279; VI, 517; X, 148. Pío XI, Papa. VIII, 317; IX, 374. Plantich, Nicolás. III, 385.
Pilone, Jorge. VII, 321; IX, 242. Pío XII, Papa. VII, 313; VIII, Plate, Leonor. VI, 274.
Pimentel, Francisco. III, 351. 319, 321. Platón. II, 447.
Pinaroli. IV, l9l. Piossek, Adolfo. VII, 284. Platt, D.C.M. VI, 169, l7l, 256;
Pinazo, Manuel de. II, 195. Piossek Prebisch, Teresa. I, 408, IX, 31, 82.
Pincén, cacique. IV, 174. 444, 475. Platte, Leonor. IX, 493.
Pincheira, Familia. I, 177. Piquet, Andrés. III, 419. Platzeck, Ricardo. IX, 544. 447
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Plavnik, Baruj. VIII, 396. Pombo de Otero, Francisco. III, Portocarrero, Felipe. IV, 157.
Plaza, Antonio. VIII, 341, 342, 257, 277. Porrogalo, José. Véase: Ananía,
343. Pomerat, Charles. IX, 514. Pablo.
Plaza, Fortunato de la. VII, 216. Pommeroy. V, 38. Portugués y Monente, Iosé
Plaza, Ramón. X, 116. Pompert de Valenzuela, María Antonio. II, 360.
Plaza, Victorino de la. IV, 26, Cristina. VI, 427, 449, 451, Posada, Abel. VI, 345.
439, 500, 527; V, 110, 135. 512; IX, 424. Posada, Adolfo. VIII, 409; DK,
136, 140, 258, 426, 487; Vll, Ponce, Aníbal. VII, 290; X, 44, 462; X, 32.
78, 91, 236, 247, 515; VIII, 125. Posadas, Abel. X, 269, 270.
45, 99; IX, 425. Ponce. Blas. I, 388, 433. Posadas, Alejandro. Vl, 532.
Plaza Montero, Alejandro. IV, Ponce, Pedro. VI, 471. Posadas, Gervasio Antonio. IV,
468. Ponce de León, Gabriel. III. 291, 294, 304, 305, 306, 317,
Plejanov, Gueorgui 443. 355, 356, 358; V, 177; VI, 34,
Valentínovich. X, 213. Ponce de León, Iuan. I, 347. 315.
Plessl, Sigfrido M. VIII, 274. Poncini, Familia. IV, 191. Posadas de Mayer, Dolores. VI,
Plinio. III, 276. Pondal Ríos, Sixto. X, 260. 354.
Plotkin, Mariano. VII, 323, 352, Ponferrada, Iuan Oscar. Vlll, Posse. Abel. X, 124.
354, 355, 356, 359, 466, 469; 324; X, ll4 , l3l. Posse, Familia. V, 148, 168.
VIII, 494. Pons, Albertina A.S. IX, 403. Posse, Filemón. IV, S15; V, 55,
Pluche. III, 263, 265. Pons, Horacio. VII, 357. 338.
Pochiettino, M. L. l, 107. Pons, Iosé. I, 79. Posse, José. IV, 446, 480, 497; V,
Poczter, R. VI, 274. Ponsonby. lohn. V, 196. 257.
Podestá. VIII, 257. Ponte, Federico N. del. IX, 435. Posse, lose María. V, 168.
Podestá, Blanca. X, 279. Ponte, Jorge Ricardo. l, 463, Posse, Justiniano. IV, 458, 459,
Podestá, Familia. X, 273. 475; IV, 216. 460
Podestá, Jerónimo. VIII, 342; X, Ponting, Clive. Vlll, 299. Posse, Vicente. VI, 87.
277, 278. Pontoríero, Gustavo. VII, 360, Posse, Wenceslao. Vl, 87, 138.
Podestá, Jorge. Vll, 139. 470. Postlethwaite, Familia. IV, 188.
Podestá, Iosé ]. VI, 253, 336; X, Ponz, Antonio. II, 225. Potash, Robert A. Vll, 264, 268.
278. Ponzo, Alberto L. X, ll6. 291, 292, 294, 321, 337, 352.
Podestá, Manuel. VI, 253, 335. Pooli, Leopoldo. VIII, 395. 355, 398, 400, 432; Vlll, 180,
Podestá, Pablo. VI, 253. 345. Popescu, Oreste. Il, 467; V, 44; 209, 213, 243, 244, 579: X, 33.
Podestá Costa, Luis. VIII, 101. Vlll, 51 l, 512, 513, 520, 522. 98.
Podetti, José Ramiro. VIII, 405. Popolizio, Enrique. IV, 480; VI, Potick, Dora. IX, 505, 506, 510.
Poduje, María l. VII, 175. 347. Pouget. V, 303.
Poenitz, Alfredo LE. II, 125, Popper, Julio. VIII, 161, 486. Poujade. Ruth A. l, 132.
468. Poquelin, Iean-Baptiste. Ill, Poviña, Alfredo. Vl, 558; X, lS.
Poenitz. Erich L. W. II, 181, 468. 263; X, 288. 16.
Poggi, Raúl. Vlll, 231. Porcel. Ill, 361. Powell, Bingham. X, 27.
Poínsett, Joel. V, 178. Porcel, Iorge. X, 265, 267. Powell, David R. Vlll, 374.
Poirier, Iosé Maria. VIII, 360. Porcelli, Luis. Vlll, 118. Powell, F. VIII, 542.
Poisson. VI, 406. Porchia, Antonio. X, llS. Poyo, Baltazar del. lll, 378.
Poivre, Francisco. VI, 416. Porlier, Antonio. ll, 220. Pozo, Alonso del, Fray. Ill. 375.
Polak, Laura. IX, 497. Porretti, Carlos. lll, 161. Pozo, Felipe Santiago del. lll,
Polak, Moisés. IX, S14, 532. Porro Girardi, Nelly Raquel. lll. 378.
Polesello, Rogelio. X, 227. 130, 133,161,162, 448. Pozo, Iosé del. lll, 41 l. 412.
Poletti, Sylvia. X, 123. Portalis, barón de. VI, 88; IX, Pozo y Marquy. lose del. ll, 59.
Poli, Manolita. X, 274. 194. Pozo y Silva, Alonso de. lll.
Politis, Gustavo. l, 206, 207, Portantiero, luan Carlos. V, 74; 443.
284. Vll, 142, 296, 321, 468; IX. Pozzi, Pablo. Vll, 359; IX, 242.
Polizzi, Juan. Vll, 483. 242; X, 22, 35, 97, 191. Pozzi, Santiago. VI, 416.
Pollo, Aniceto el. VI, 329. Porter, S. l, 229. Pouo. ll. S3.
Polo de Franco, Carmen. Vlll, Portillo, Eugenio del. lll, 320, Pozzo, Antonio. V, 253; Vl, 358.
134. 321. Prada, Alfredo. IX. 327.
Poma de Ayala y Betanzos, Portillo, Gregorio. Vlll, 167. Prada y Gayoso, Juan de. lll,
Guamán. l, l02, 108, 273. Portillos, Alfredo. X, 23]. 381.
402, 447; ll, 312. Portnoy, Antonio. V], 273. Pradere, [uan A. Vl, 383. 487.
Pomar, Gregorio. Vll, 272; Vlll, Porto, Alberto. IX, 112, 114. Praderio, Antonio. VI, 346, 488.
448 60. Porto, Aurelio. ll. 467. Prado, l. l. 205.
ÍNDICE DE NOMBRES
Prado, Ioao Fernando de Prior, Alfredo. X, 231. 405, 436, 437, 438; Vl, 513;
Almeida. I, 364. Priora, Juan C. V, 359. VIII, 441, 445, 467, 579.
Prado Maldonado, Manuel de. Pro, Diego F. V, 41, 42, 368, 400. Pugliese, Osvaldo. IX, 273.
III, 429. 401; lX, 494; X, 56, 65. Puhle, Hans Iürgen. III, 29.
Prado y Rojas, Aurelio. IV, 422. Probst, luan. lI, 430; III, 130, Puig, Francisco. III, 417.
Prados Arrarte, Jesús. IX, 148. l6l, 246, 278, 401. Puig, Juan. VlI, 374.
Prati, Lidy. X, 217. Prócuro. VIII, 469. Puig, Iuan Carlos. V, 234; VIII,
Pradt, abate de. IV, 222, 246; V, Proensa Brochado, José. I, 133. 142.
82; Vl, 461. Prono, Nelly. X, 267. Puig, Juan de la Cruz. III, 310;
Prats, Eugenio. I, 79. Pronsato, Domingo. X, 221. VI, 344.
Prats, Iaime. I, 165. Proteo. IX, 208. Puig, Manuel. X, 124, 144, 264.
Pré, Gran. IV, 235. Prou, Charles. VIII, S16. Puig Samper, Miguel Angel. III,
Prebisch, Alberto. VII, 182, 284; Proudhon, Pierre-Joseph. V, 420.
X, 208, 210. 458; VI, 417. Puiggarí, Miguel. VI, 420; IX,
Prebisch, Raúl. V, 503, S04 , VI, Proust, Marcel. X, 122. 536.
168; VII, 31, 32, 280; VIII, Provenzano, Sergio D. VI, 344, Puiggrós, Adriana. IX, 421, 423,
129, 501, 503, 505, 506, 507, 512; IX, 361; X, 165, 166, 454, 455.
508, 509, 510, 511, 512, 513, 170, 195. Puiggrós, Rodolfo. VII, 20, 263,
515, S20, 521, 522, 523, 534, Púa, Carlos de la. X, ll7. 294, 375, 429, 430, 451; IX,
537, 543, 544, 547, 548; IX, Puccí, Roberto. VI, 99. 147, 489; X, 24, 82.
82, 100, 104, 107, 112, 114, Pucciarelli, Alfredo R. IV, 131; Pujato, Hernán. VlII, 167,168,
137, 206, 580, S83; X, 17, 90. Vl, 63, 124, 125; VII, 38, 359, 169, 178.
Prego de Oliver, Iosé. III, 303, 469; IX, 31, 59, 2ll. Pujol, Juan. IV, 446, 450; V, 297;
329. Pucciarelli, Eugenio. X, 47, 58, VI, 434.
Preler, Horacio. X, 116. 60, 61. Pujol, Sergio. lX, 268, 391.
Prelorán, Iorge. VII, 39; X, 265, Pucciarelli, H. I, 230. Pulgar, Fernando del. I, 291.
270. Pucciarelli, Mario. X, 224. Pulitzer, Joseph. VI, 492.
Presas, Leopoldo. X, 21 l. Puccini. VIII, 155, 156. Punta, Ana Inés. IIl, 92, 100.
Preston Whitaker, Arthur. V, Puccini, Giacomo. VI, 253. Pupo-Walker, Enrique. III, 312.
207. Puch, Manuel de. IV, 436. Purvis, I.B. V, 190.
Pretto. VI, 194. Puchta, Iorge Federico. V, 371. Puvis de Chavannes, Pierre. VI,
Prévert, Iacques. IX, 349. Puelma, Guillermo. IX, 514. 369, 373.
Prevost, Iohn B. V, 182. Puente, Alejandro. X, 228. Puyol, Carlos. III, 186.
Prevost Parado]. V, 38. Puentes, Gabriel A. X, 81. Puzzovio, Dalila. X, 227.
Priestley, lohn Boynton. X, 280. Puentes, Gabriela. IV, 424. Py, Eugenio. X, 255.
Prieto, Adolfo. VI, 348; VIII, Puert Sarmiento, Iavier. III, Py, Luis. V, 262.
495; IX, 361; X, 128, 160, 419. Pyenson, Lewis. IX, S56.
161, 198. Pueyrredón, Alfredo. III, 401. Pyle, Iane. lI, 89, 90, 93, 122.
Prieto, Agustina. V, 168. Pueyrredón, Carlos A. X, 157,
Prieto, Aldo. I, 206. 163. Q
Prieto, Helios. VII, 359. Pueyrredón, Diego. II, 174.
Prieto, María del Rosario. I, Pueyrredón, Familia. Il, 66. Quadros, Ianio. VIII, 137.
180; II, 207. Pueyrredón, Feliciano. II, 176. Quarracino, Antonio. VIII, 337,
Prieto, Ramón. VII, 355. Pueyrredón, Honorio. VII, 235, 339, 345, 352, 355, 359.
Prieto y Pulido, Facundo de. 245, 254, 272, 275; VIII, 101, Quattrocchi-Woisson, Diana.
lll, 249, 255, 266, 276. 108, 182, 487. Vl, 450, 513; VII, 297, 323;
Prignano, Angel O. VII, 231. Pueyrredón, Iuan Martín. II, IX, 361; X, 108, 165, 196,
Primatesta, Raúl Francisco. 174; Ill, 252; IV, 170, 272, 199, 291.
Vlll, 338, 341, 342, 343, 349, 273, 275, 276, 297, 307, 303. Queirós, Eca de. X, 157.
352, 353. 309, 320, 321, 325, 333, 355, Quellet, Ricardo L. VIII, 21 l.
Primo de Rivera, Iosé Antonio. 356; V, 22, 81, 182, 184, 195, Queluz, marqués. V, 196.
VlI, 420, 424, 462. 346; VI, 24, 363, 460, 519; Quentin, Carlos. VI, 504.
Primo de Rivera, Miguel. Vll, VII, 18. Queraltó, Juan. VII, 290.
266. Pueyrredón, Prílidiano. IV, 39, Quereilhac, Matilde. VI, 562.
Prímoli, Juan Bautista. II, 58, 209, 370; Vl, 363, 364, 384. Quereilhac de Kusrrow, Alicia
62, 66; Ill, 414. Pueyrredón, Ricardo. lX, 381, C. Vl, 559, 561, 562; IX, 292.
Prince. IX, 307. 382. Querini, Manuel. III, 315.
Princen, Thomas. VIII, 144. Puga, Vasco de. II, 293. Quesada, C. VI, 62.
Prins, Enrique. VI, 384. Pugliese, María Rosa. II, 315; V, Quesada, Ernesto. IV, 40, 41; V, 449
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
66, 97, 104, 373; VI, 331, 381. Quínziano, Pascual. X. 270. Rabbi-Baldi Cabanillas, Renato.
419, 436, 437, 438, 439, 440, Quiñones, Aba. VIII, 333.
441, 446, 449, 450, 51 l, 520, Quiñones y Osorio, Luis de. l, Rabelo, luan. III, 164.
521; VII, 473; VIII, 404, 412, 467; HI, 432. Rabey, Mario. VII, 173, 174.
413, 415, 436, 444; X, 15, 16, Quipildor, cacique. l, 28, 95, Rabián. V1, 420.
69, 77. 281. Rabinovich, Ricardo D. Il, 315.
Quesada, Femando. VII, 430. Quirino Pasqualini, Rodolfo. Rabossi, Eduardo Antonio. X,
Quesada, Gaspar. I, 344. IX, 530. 57.
Quesada, Iuan Isidro. III, 159. Quirno Costa, Norberto. V, 224, Racciatti, Carmelo. V, 359; VIII,
Quesada, Sixto. V, 503. 225. 226, 231; VII, 417. 373.
Quesada, Vicente G. II, 350; III, Quiroga, A. l, 94, 107. Racedo, Eduardo. IV, 478, 527;
356, 399; IV, 474; V, 337, 338, Quiroga, Atenorio. IX, 536. V, 263.
339, 386, 419; VI, 21 l, 222, Quiroga, Berta Susana. VIII, 75. Rachmaninov, Serguéi
227, 255, 331, 431, 432, 433, Quiroga, Camila. X, 256, 284. Vasilievich. IX, 258, 261.
434, 435, 440, 441, 497, 510. Quiroga, Carlos B. X, 119. Rada, Andrés de. lll, 383, 384, _
511, 512, 516, 517; X, 148; Quiroga, Cicerón. IV, 458. 388, 389.
153. Quiroga, Gabriel. VI, 343; VII, Radaelli, Sigfrido A. ll, 85.
Quesada Allué, Luis A. IX, S33. 420. Rademaker, Iohn. IV, 289; V,
Quesnay, Francois. V, 14, 450, Quiroga, Héctor. X, 256. 175.
456. Quiroga, Horacio. VII, 38; X, Radicella, Renato. IX, 531.
Quevedo, Francisco de. Ill, 263, 119, 142. Radnitz, Gerry Theresa. IX. 516.
292. Quiroga, Hugo. VII, 399, 471, Radovanovic, Elisa. IV, 216; Vll,
Quevedo, María. V, 350. 510. 207, 230; X, 20], 291.
Quevedo Paiva, Adolfo. VIII, Quiroga, Iosé. III, 405, 410. 41 l. Radovich, Juan C. Vll, 176, 177.
178 413. Radowitzky. Simón. VIII, 487.
Quijada, Hermes. Vll, 25; VIII, Quiroga, Juan Facundo. IV, 20, Rafael. Vl, 352.
172. 172, 372, 382, 383, 387, 388. Rafael, Santo. Ill. l57.
Quijada, Mónica. VII, 431. 389, 390, 394, 395, 399, 400. Rafart, Gabriel. VII, 109; VIII, 75.
Quijano, Iuan Hortensio. VII, 401, 404, 405, 409, 410, 41 l. Raffino, Rodolfo A. l, 80, 83.
21. 521; VIII, 68. 423, 425, 426, 428; V, 27, 30. 106, l07, 108, 259, 284, 51 l.
Quilchamal, Agustina. VII, 165. 87, 98, 99, 104, 243, 421, 510. Raffo. Nello. X, 214.
Quilchamal, Manuel. VII, 163, 519, 520; VI, 444, 546, 557; Raffo, Santiago. X. 214.
164, 176. X, 95. Raffo de la Reta, ].C. V, 272.
Quiles, Ismael. III, 399; VII, 38; Quiroga, Marcial l. IX, 530; X, Rafú de Moyetta. VIII, 94.
VIII. 334; IX, 482; X, 55. 95. Rahhal, Safiuddln. VIII, 385.
Quimichi, Sebastián. III, 336. Quiroga, Nélida. X. 287. Rama, Angel. Vl, 345.
Quin, Arden. IX, 345. Quiroga, Pablo de. ll, 33. Ramalho, Joao. l, 359.
Quinet, Edgar. V, 52. Quiroga, Ramiro de. l, 400. Ramallo, Carlos M. VIII, 500.
Quinquela Martín, Benito. VII, Quiroga, Rodrigo de. I, 415, Ramallo. lorge Maria. Vl, 273.
39; x. 204. 427. 274: IX. 454.
Quintana, José de la. V, 290. Quiroga de la Rosa, Manuel. V, Ramella, Pablo A. Vll, 498. 508;
Quintana, Manuel José. IV, 26, 406; VI, 473. Vlll, 4|, 65, 67. 324.
239, 467, 526, 530; V, 37, 39. Quiroga Carril, Manuel Ramella de lefferies, Susana. V,
59, 62, ll0, 120, 126, 132. Gregorio. V. 319. 102, 103; VII. 296; VIII. 41.
134, 135, 384, 460; Vl, 313, Quiroga Lavié, Humberto. Vl, Ramírez, Francisco. IV, 334.
456; Vll, 520, 522; VIII, 48. 347. 362, 363. 364, 365. 366, 377:
Quintana, Raúl. lll, 279, 330, Quiroga Sarmiento, lose V, 89. 103. 229, 237, 272, Sl9.
33 l. Manuel Eufrasio. V. 281, 326, 520, 524; Vl, 479.
Quintana, Tomasa de la. VI, 327. Ramirez, Juan. IV. 303. 307.
522 Quirós. VI, 382. 336, 384.
Quintanilla, Antonio. IV, 345. Quirós, Cesáreo Bernaldo de. Ramirez, Luis. l. 29: lll, 409.
Quintanilla, l. de. l, 347. X, 202, 225. Ramirez. Pedro Pablo. Vll, 20.
Quintanilla Raso, María Quiróz, Servando. IV, 205. 21, 292. 293. 299, 300. 301.
Concepción. I, 323. Quiróz Martinez, Olga. lll, 399. 321, 545; Vlll. 106, 201. 214.
Quintar, Juan C. VIII, 75. 215. 216. 462; lX. 439.
Quinterno, Dante. IX, 341. R Ramirez de Arellano, Felipe. lll.
Quinterno, Lázaro. I, 472. 36.
Quinteros, Guillermo. Vl, 64. Rabanal, Rodolfo. X, l24. Ramirez de Arellano, lose
450 Quintuleo, cacique. IV. 170. Rabasco, lose. lll. 367. Vicente. V, 330.
ÍNDICE DE NOMBRES
Ramírez de Velasco, Juan. I, Rapoport, Mario. V, 235; VI, 97; Ré, Pedro Mateo Rafael. IX,
106, 279, 432, 433, 434, 435. VIH, ll7, 118, 142, 143, 144; S 18.
439, 441, 449, 460, 467, 484, IX, 30, 80, ll5, 132, 146, l47, Reagan, Ronald. VII, 389, 392;
485, 492; II, 93, 96, 97, 98; 148, 182. VIII, 131, 259, 260, 276.
III, Sl, 160, 216, 427, 432. Ras, Norberto. II, 167; lX, 59. Réal de Azúa, Gabriel
Ramírez García, Félix. VII, 425. Rascovsky, Arnaldo. IX, S16. Alejandro. VI, 313, 328.
Ramón y Cajal, Santiago. IX, Rasimi, Madame. X, 282. Réal de Curban. III, 265; V, 26.
513. Rasini, Beatriz. II, 124, 140, Rebollo Paz, León. IV, 451; VIII,
Ramoneda, Francisco. X, 220. 146. 74.
Ramorini, Iuan. VI, 415, 418. Rasore, Antonio. VI, 502. Rébora, Iuan Carlos. VIII, 405,
Ramos, Cándido. III, 29. Raspanti. VIII, 339.
Ramos, Iorge Abelardo. VII, Rasqui, Jaume. Véase: Rasquín, Reboratti, Carlos. VII, 177.
294, 297, 360, 429, 445, 451; Jaime. Rebuelto, Emilio. VI, 201.
VIII, 209; X, 24, 35, 82. Rasquín, Jaime. l, 198, 383, 399, Rebuffo, Víctor. X, 214, 219.
Ramos, Joseph. IX, 92. 408. Reca, Lucio G. IX, 59.
Ramos, Iuan P. V, 70, 102, 103, Ratliff, William E. VII, 353, 469. Reca, Telma. IX, 516.
167, 436; VI, 273, 275, 307; Rattenbach, Augusto B. VIII, Recansens Siches, Luis. VIII,
VII, 83, 422, 423; VIII, 433; 209. 441.
IX, 400. Rattenbach, Benjamín. VII, 393; Recchini de Lattes, Zulma. VII,
Ramos, Julián. X, 258. VIII, 232; X, 22. 74, 140, 141; IX, 267; X, 29.
Ramos Correa, Daniel. X, 225. Ratti, Egisto. VII, 230. Réclus, Elisée. VII, 406.
Ramos Feijoo, Claudio. VIII, Ratto, Héctor R. IV, 312. Reddaway, Walter. VIII, 516.
468. Ratto de Sambucetti, Susana. Redondo, Agustín. III, 244.
Ramos Foster, Virginia. VI, 344. IV, 509; X, 95. Reed, John. II, 365.
Ramos Mejía, Exequiel. IV, 536, Ratzel, José. II, 368; VII, 468. Rees Iones, Ricardo. II, 281.
S39; V, 140. Rauch, Enrique. VIII, 233. Reforzo Membrives, Iuan. IX,
Ramos Mejía, Familia. VI, 245. Rauch, Federico. IV, l7l. 518.
Ramos Mejía, Francisco. IV, Rava, Horacio G. V, 169; IX, Rega Molina, Horacio. X, 114.
169, 170; V, S9, 373. 342. Regalado de la Plaza, Pedro. IV,
Ramos Mejía, Gregorio. III, Ravenet, Iuan. lI, 167; III, 171, 318.
377. 187. Regalsky, Andrés M. VI, 173.
Ramos Mejía, Horacio. III, 399. Raventos, Catalina “Catita”. X, 202, 564; IX, ll7, 145, 156,
Ramos Mejía, Ildefonso. V, 90. 277. 180, 182, 207, 586.
Ramos Mejía, Iosé Francisco. V, Ravignani, Emilio. I, 407; II, 280, Reggini, Horacio C. VI, 427; IX,
61 350; HI, 48, 99, 103, 160, 401; 390.
Ramos Mejía, Iosé María. IV, IV, 376, 377, 422, 423, 450; V, Regueiro, V.N. I, 106.
98; V, 70, 373; VI, 339, 406, 28, 43, 101, 102, 103, 104, 138, Reguera, Andrea. II, 206; III,
419, 420, 421, 424; VII, 85; 206, 435, 461; Vl, 446, 449; VU, l0l, l9l; VI, 64; IX, 32.
IX, 398, 399; X, 23. 272; VIII, 504, 506; X, 68, 69. Regules, Elías. VI, 336.
Ramos Mejía de Bunge, 71, 73, 84, 86. Regules, Nacha. X, ll7, 261.
Constanza. Vl, 252. Ravina, Aurora. VI, 429, 450, Regulez Villasante. III, 255.
Ramos Pérez, Demetrio. II, 279, 564; VIII, 94; X, 168, 291. Regunaga, Marcelo. IX, S9.
380; IV, 244, 246. Ravines, R. I, 284. Reher, David S. II, 145.
Ramos Sosa, Rafael. III, 129. Raviña, G. I, 107. Reibel, Martín. VI, 524.
Rampolla, Mariano. V, 339. Rawson, Arturo. VII, 20, 293, Reichel, HJ. IV, 156; VI, 38.
Ramponi, Juan Enrique. X, 114. 299, 321, 347, 368; VIII, 201. Reid, Walter F. VI, 421.
Rams y Rubert, Esteban. IV, Rawson, Aman. V, 348. Reid Andrews, George. Vl, 228.
439, 443. Rawson, Arturo. VIII, 201, 214, Rein, Raanan. IX, 330.
Ramus, Carlos Gustavo. VIII, 215. Reina, Rubén. IX, 83, 148, 207,
347. Rawson, Benjamín Franflin. VI, 210.
Randle, Patricio. IX, 496. 354, 355, 362. Reinel, Pedro. l, 362.
Rane, lean. II, 322. Rawson, Guillermo. IV, 138, Reinhart, Iohn. X, 261.
Ranea, Guillermo. VI, 275. 468, 475, 484, 490, 497; V, 39. Reinoso, Domingo de. III, 267,
Ranís, Gustav. IX, 112. 120, 129; Vl, 362, 421. 396.
Ranís, Peter. VII, 322. Raynal, Guillaume Thomas. IV, Rela, Walter. III, 312.
Ranke, Leopold von. X, 79. 221, 222, 225; V, 444; VI, 209, Remanzo. X, 258.
Ranney. X, 33. 456, 461. Remedi, Francisco. Vl, 257.
Rapallo, Armando. X, 270. Razori, Amilcar. I, 474; II, 86. Remedi, Joaquín. V, 301.
Rapetti, Martín G. VIII, 521. Razzano, Gardel. IX, 256. Remmer, K. IV, S39. 451
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Remolar, R.M. VI, 306. Reyna, Iosé Luis. X, 18. Rico, Rosendo. III, 337.
Renan, Ernest. V, 51; VI, 339, Reyna, Máximo. VIII, 74. Ricoeur, Paul. VII, 385, 396.
425. Reyna Almandós, Luis. V11, 263. Rié, Aníbal del. VIII, 496.
Renan, Sergio. X, 266, 267, 270. Reynafé, Iosé Vicente. IV, 395, Riego, Rafael del. IV, 334, 335.
Renard, Abel. VII, 270; VIII, 405, 409; V, 510, 514. Riel, Franz van. X, 216.
196. Reyna]. lx. 316. Riera, Iuan. IlI, 419.
Renard, Iules. X, 286. Reyna], Pedro. Ill, 74. Riestra, Iorge. X, 123.
Renard, Madeleine. X, 285. Reynel, Iorge. l, 370, 375. Riestra, Norberto de la. IV, 500,
Rene-Moreno, Gabriel. I, 442. Reynolds, Francisco. VII, 267, 502.
Renouvin, Pierre. V, 206. 295. Riffel, Iorge. V, 355.
Repetto, Celina. IX, 542. Reynoso, Antonio. X, 275. Riganti, Raúl. IX, 320.
Repetto, Luis. X, 261. Reynoso y Roldán, Domingo Righi, Esteban. VIl, 374.
Repetto, Nicolás. IV, 539; V, de. 11, 273, 281; III, 439. Riglos, Ana. VI, 312.
140; VII, 20, 251, 264, 272, Rezaval, Ignacio de. III, 378. Riglos, Manuel. IV, 122.
280, 285, 297, 402, 403, 405, Rezk, Emesto. VIII, 516. Riglos, Miguel Iosé de. Il, 160,
476; Vlll.; IX, 401 Rezzano, Clotilde. VII, 35. 166,l76,l8l;lIl,134, 137,
Repetto, Roberto. VIII, 429, Rezzano, José. VII, 35; IX, 400. 248, 278, 446; V, 347; V1, S23.
452, 462, 463. Ribadeneyra y Barrientos, Rigod. A. VI, 19s.
Requeni, Antonio. VI, 523, 533; Antonio Joaquín de. Il, 391; Rijckeghem, Willy van. VIll,
X, lll, 292. Ill, 262, 265. 518.
Rest, Iaime. X, 134, 135, 161. Ribas, Federico. X, 207. Rimoldi, LA. 1X, 528.
Restano, Antonio. VI, 390. Ribera, Adolfo Luis. III, 138, Rinaldi, Carlos. X, 261.
Reston, Llamil. VIII, 262. 161, 358, 360, 366, 367, 368: Rinesi, Eduardo. X, 270, 271.
Retazos, María. VI, 465. V1, 384. Ringuelet, Susana. VIl, 174.
Rettaroli, Ierónimo M. IV, 216; Ribera, Alonso de. I, 453, 455; Rio, Manuel. VIl, 22.
VII, 206. Il, 24, 93, 94, 98, 425; lll. Río, Manuel E. VI, 305; D(, 494.
Retuerta, Iuan de. Ill, 433. 432. Rio Branco, barón de. V, 213.
Reuque curá, cacique. IV, 172. Ribera, Diego. Ill, 343. Rio Hortega, Pío del. 1X, 513,
Reuteman, Carlos. IX, 324. Ribera, I-lemando de. l, 384. 517, 531.
Revol, E.L. IX, 348. Ribera, Juan de Dios. II, 268, Rio y Amedo, Maria Antonia.
Revoredo, Andrés. 111, 186. 277. lll, 234.
Rex González, Alberto. l, 28, Ribera, luancito de la. X, 275. Riobo, lulio. V1, 384.
106, 107, 132, 155, 156, 179; Ribero, Diego. l, 344. Rios, Jacinto. V1, 278.
V1, 561. Riberos, Francisco de. l, 406. Rios, Octavio A. V111, 65.
Rey, Andrés Carlos. IX, 435. Riblos, Miguel de. Véase: Riglos, Ríos, Sixto. 1X, 557.
Rey, Carlos. VIII, 238, 239. Miguel Iosé de. Ríos Gutiérrez. Francisco de
Rey, Jerónimo del. Véase: Ricafort, Mariano. 1V, 336, 337. los. lll, 214.
Castellani, Leonardo. ' Ricard, Robert. lll, 108, 130. Ripa. lll, 202.
Rey, Osvaldo. VIl, 230. Ricardes, Raúl. VlIl, 145. Riparnonte, Carlos. V1, 382,
Rey Balmaceda, Raúl C. 1, 63; Ricardo, David. V, 444, 445;
ll, 350; V, 207, 234. V111, 501. Ripert‘, Georges. Vlll. 409, 417,
Rey de Guido, Clara. V1, 348. Ricchieri, Pablo. V, 109, 268; 418
Rey Pastor, Julio. 1X, 541, 542, VII, 267. Rlpodas Ardanaz, Daisy. l, XXI;
543, 555, 557. Ricci, Francisco. V, 290. ll, 87, 128, 132, 145, 146.
Rey y del Moral, María Ester Ricci, Teodoro. l, 62. 2'20, 249, 290, 315, 316, 400.
del. lll, 162. Riccio, Gustavo. X, 113. 415, 46:11], 107,130,131.
Reyes, Andrés. IV, 339. Rice, Desmond. V111, 299. 156, 159. 162, 226. 245, 247.
Reyes, Cipriano. VII, 310; VIII, Richard lorba, Rodolfo. V1, 99, 277, 278, 279, 312, 314. 330.
65; 1X, 225, 226. 125, 165. 331, 448; Vl, 533.
Reyes, Iosé María de los. 1V. 186. Richards, Pedro. V111, 357. Rippy. l. Fred. IX. H7.
Reyes Católicos. I, 31, 288, 289, Richelieu, Armand Emmanuel Riquelme, Norma. 1X, 423.
290, 291, 292, 293, 294, 295. du Plessis, cardenal de. ll, Riquelme de Guzmán, Alonso.
296, 297, 298, 299, 301, 302. 351. l, 383, 397; lll, 290.
305, 306, 307, 308, 31 l, 312. Richter, Ronald. IX. SSI, S75, Risolla, Marco Aurelio. Vlll.
313, 314, 316, 317, 318, 319, S76, 578. 405. 418, 431, 444.
320, 321, 322, 330, 332, 335. Rickert, Heinrich. X, 45. Rita, Santa. m. 158.
336, 337, 338, 454; 11, 219. Rico, Aldo. Vlll. 261. Rita de Casia, Santa. Ill, 269.
289, 351, 380, 385, 388, 390: Rico, Manuel. IV, 418. Riú, Francisco. Vlll. Sl, 52.
452 111, 32. Rico, Orfilia. X, 276. Riva, Benito. 111, 385, 386.
ÍNDICE DE NOMBRES
Riva Agüero, Iosé Mariano de Rivera, Iuan de Dios. VI, 357. 539; V, 36, 50, 53, 55, 57, 61,
la. IV, 344. Rivera, Manuel. VI, 132. 62, 64, 65, 66, 109, 110, 113,
Riva Herrero, Iuan Francisco de Rivera, Primo de. IV, 294. 114, 116, 117, 120, 124, 125,
la. III, 437. Rivera de Ventosa, Enrique. III, 127, 128, 129, 132, 134, 135,
Rivadavia, Bernardino. IV, 20, 400. 140, 144, 223, 231, 332, 252,
30, 40, 137, 189, 190, 203, Rivera Indarte, Iosé. VI, 320, 253, 258, 260, 261, 262, 264,
299, 364, 366, 367, 369, 370, 470, 473, 475, 487; VII, 274. 267, 268, 269, 335, 336, 337,
371, 373, 378, 404, 437, 506; Rivero, Antonio. III, 354. 339, 340, 352, 356, 371, 395,
V, 22, 25, 26, 43, 51, 82, 97, Rivero, Francisco de. IV, 282, 396, 397, 426, 491, 528; VI,
177, 184, 186, 196, 238, 315, 297. 87, 88, 101, 126, 188, 190,
316, 344, 380, 381, 417, 419, Rivero Astengo, Agustín. IV, 293, 331, 333, 334, 359, 367,
420, 445, 462, 474, 478: V1, 538. 377, 416, 423, 436, 441, 502,
212, 263, 265, 313, 325, 349, Rivero Olazábal, Raúl. VIII, 505, 531; VII, 170, 221, 235,
351, 367, 378, 379, 403, 404, 334. 267, 273, 519; VIII, 147, 148,
405, 406, 464, 466, 468, 474, Riveros, Santiago Omar. VIII, 149, 163, 177, 452, 485; IX,
485, 487, 516, 524, 525; X, 94. 257. 154, 397; X, 16.
Rivadavia, Martín. V, 267, 279, Riverós Tula, Aníbal M. II, 381. Roca, Iulio Argentino (h). IV,
288. Riviere, Tomás. IX, 295. 537; V, 397; VII, 19, 33, 240,
Rivadeneira, Fernando Franco Riz, Liliana de. VII, 352, 369, 247, 272, 280, 283, 417, 418,
de. III, 442. 399, 467, 509; VIII, 270; X, 423, 520, 521, 533; VIII, 98,
Rivadeneira, Pedro de. III, 315. 30, 34, 98. 506, 507, 541; 1X, 27, 97, 253.
Rivadeneyra, Iuan de, Fray. I, Rizo Patrón, Buenaventura, Roca, María Hortensia. VII, 158.
198, 431, 434; 111, 405. Fray. V, 283, 335. Roca, Nélida. X, 282.
Rivarola, Enrique E. VIII, 469. Rizzerio Molina, Víctor Roca, Rudecindo. VIII, 44.
Rivarola, Francisco Bruno. III, Manuel. V, 334, 335. Rocamora, Tomás de. II, 37, 76,
227, 229, 231, 234, 240, 242, Robacio, Carlos H. VIII, 299. 77, 115, 177, 178; III, 437; IV,
243, 246; V, 279, 309. Roberts, Bob. X, 261. 286, 287.
Rivarola, Horacio C. V, 139, Robertson, Familia. VI, 194, Rocca, Agostino. 1X, 134.
140; IX, 433, 454. 312, 350. Roccatagliata, Iuan A. IX, 184.
Rivarola, Mario. V, 139. Robertson, William Spence. II, Rocchi, Fernando. IV, 149, 157;
Rivarola, Pantaleón. III, 279, 115, 349, 382. VI, 167, 170, 203; IX, 61, 82,
302, 308, 314, 317, 331 ,V1, Robespierre, Maximilien de. V, 83,187,193, 208, 210, 211,
313. 428; VII, 363. 586; X, 109.
Rivarola, Rodolfo. IV, 538; V, Robledo, Angel Federico. VII, Rocchietti, A. I, 156.
70, 71, 72, 114, 133, 134,139, 374; VIII, 351. Rocha, Dardo. IV, 200, 214, 524,
140, 167, 373, 374, 391, 426, Robledo de Selassie, Beatriz. III, 527, 528; V, ll7, 120, 130,
427; VI, 419, 426, 509; VII, 277. 226, 457; X, 163.
482, 521; VIII, 404, 429; IX, Robles, Agustín de. III, 381, Rock, David. 1V, 113, 538, 539;
470, 471, 494; X, 31, 38, 41. 429. VI, 168, 171; VII, 263, 297,
Rivas, Carlos B. X, 161. Robles, Andrés de. III, 429. 430, 468; IX, 241; X, 96.
Rivas, Ignacio. IV, 173, 458, 474. Robles, Gavino. IV, 412. Rockefeller, Nelson. X, 176.
Rivas, Pedro de. I, 465. Robles de Peralta Ramos, Roda. III, 392.
Rivas, Ramón. III, 184. Cecilia. VI, 363. Rodil, José Ramón. IV, 345.
Rivera, Alberto A. II, 181, 468. Robiril, Pedro de. I, 371. Rodin, René-Francois-Auguste.
Rivera, Andrés. X, 123, 191. Robredo Albarracín, Alberto. VI, 237, 370, 377, 379.
Rivera, Angel. III, 331. VIII, 470. Rodney, César. V, 347.
Rivera, Felipe de. III, 335, 339, Roca. VII, 183. Rodney, Mary. V, 347.
347. Roca, Agustina Luisa. V, 336. Rodó, José Enrique. VI, 426,
Rivera, Francisco de la. I, 346, Roca, Deodoro. VII, 246, 272, 511; X, 156.
382. 290. Rodrigo, Celestino. VII, 381; IX,
Rivera, Fructuoso. IV, 369, 402, Roca, Eduardo A. VIII, ll7, 106.
416, 417, 4l9;V, 188,199, 144. Rodríguez, Adriana. IX, 112.
245. Roca, Iosé Segundo. V, 252. Rodríguez, Alberto. VI, 560; IX,
Rivera, Iorge B. VI, S12; 1X, Roca, Iulio Argentino. IV, 17, ll2. 271; X, 123.
334, 336, 361; X, 160, 161, 23, 24, 25, 26, 56, 112, 173, Rodríguez, Alfonso. II, 440.
165, 166, 198. 186, 439, 474, 476, 477, 479, Rodríguez, Alonso. III, 262.
Rivera, Jorge 0. V1, 347. 481, 501, 506, 512, 513, 514, Rodríguez, Amilcar. l, 132.
Rivera, Iuan Bautista de la,
Santo. II, 301.
516, 517, 521, 524, 525, 526,
527, 528, 529, 530, 536, 537, VIII, 210. 453
Rodríguez, Augusto G. V, 271;
ÍNDICES GENERALES DE m OBRA
Rodríguez, Bernardo. III, 348. Rodríguez de los Santos, Rogier, L]. V, 309.
Rodríguez, C. X, 96. Manuel. III, 148, 149. Rogind, William. VI, 201.
Rodríguez, Carlos A. VIII, 513. Rodríguez de Valdés y de la Roig, Arturo Andrés. V, 45, 368,
519. Banda, Diego. III, 427. 370, 400, 401; VII, 263.
Rodríguez, Carlos Iuan. IV, 466. Rodríguez de Vergara, García. I, Roig, C. l, 229.
Rodríguez, Catalina M. V, 292. 383. Roítenburd, Silvia N. D(, 423.
Rodríguez, Cayetano José, Fray. Rodriguez de Vida, Antonio. Rojas. V, 428, 437.
III, 375, 402; V, 279, 315, 365; III, 446. Rojas, Absalón. IV, 205, 209.
Vl, 313, 314, 458, 461, 465. Rodríguez Etchart, Severo. VI, Rojas, Angel. VII, 236.
5 l 5, 522. 360, 374. Rojas, Diego de. I, 29, 150, 153,
Rodríguez, Celso. VII, 264, 274; Rodríguez Flores, Familia. II, 374, 382, 388, 389, 401, 408.
VIII, 41, 244; IX, 33. l 35. 409, 415, 416, 444.
Rodríguez, Cipriano. III, 361. Rodríguez Flores, Iuan. lll, 214. Rojas, Elena M. VI, S12.
Rodríguez, Cruz. III, 383. Rodríguez Galisteo, Esmeralda. Rojas, Isaac F. VII, 23, 319, 320,
Rodríguez, Enrique. IV, 414; V, VI, 250. 331, 333, 334, 354; VIII, 224,
392. Rodríguez Gallardo, A. VIII, 65. 225226, 227, 228, 243, 244.
Rodríguez, Ernesto B. X, 21 l, Rodríguez Jurado, Arturo. IX, Rojas, lose María. IV, 278; V,
233. 326, 327. 381; VI, 132.
Rodríguez, Feliciano. I, 472. Rodríguez Iurado, Benigno. Rojas, Juan Ramón. Vl, 313,
Rodríguez, Horacio. IV, 313; V, VIII, 49. 314, S5 l.
272: VIII, 21 l. Rodríguez Lamas, Daniel. VII, Rojas, Miguel. VI, 390, 393.
Rodríguez, Iorge Amflcar. I, 321, 354, 355, 356, 470. Rojas, Nerío. IV, 508.
108,132,133, 511. Rodríguez Larreta, Carlos. VlI, Rojas, Pedro. IX, 507. 512, 528.
Rodríguez, Juan Iusto. VI, 316. 4 l 7. 528.
Rodríguez, Iulia. VIII, 494. Rodríguez Macedo, Jerónimo. l, Rojas, Ramón. IV, 310.
Rodríguez, Manuel A. VIl, 273; 433. Rojas, Ricardo. l, 476; lll, 288,
VIII, 197. Rodríguez Melgarejo. II, 440. 294, 307, 308, 309, 31 l, 330;
Rodríguez, Marcela. I, 207. Rodríguez Melgarejo, Gerardo. IV, 98, 480, 508: V, 69, 70, 73.
Rodríguez, Marcelino. VI, 350. Vlll, 360. 75; Vl, 208, 228, 330, 331,
Rodríguez, Martha. X, 108. Rodríguez Mohedano. III, 265. 343, 344, 345, 426, 518, 523.
Rodríguez, Martín. III, 417; IV, Rodríguez Molas, Ricardo. III, 524, S32: VII, 272, 275, 418.
30, 169, 170, 288, 295, 306, l9l; Vl, 345, 487, 560; Vll, 4l9, 420, 421, 431; Vlll, 487:
307; IV, 367, 370, 380; V, 188. 294; VIII, 245. IX, 270: X, 75, 76, 117, 125.
192, 238, 239, 315, 380.437, Rodríguez Monegal, Emir. X, 129. 132, 142, 154, 202, 209.
467; Vl, 212, 403, 465. 132. Rojas Barragán, Familia. ll, 135.
Rodríguez, Melchora Epifanía. Rodríguez Muñoz, Alberto. X, Rojas Mayer, Elena. VI, 561.
VIII, 75. 13 l, 287. Rojas Paz, Pablo. X, 119, l28.
Rodríguez, Nora Inés. VII, 296. Rodriguez Peña, Demetrio. VI. Rojas Silveira, lorge. VIII, 230.
Rodríguez, Pedro. II, 254, 256; 472, 475. Rojas y Acevedo, Familia. ll,
III, 236, 259, 265, 369, 392: Rodriguez Peña, lacinto. V], 135, 157.
lV, 224, 239; V, 14: VI, 261. 472. Rojas y Acevedo, Pedro de. lll,
Rodríguez, Victorino. Ill, 389, Rodriguez Peña, Nicolás. IV, 428.
390, 402, 439; IV, 279. 304, 315: V, l4. Rojas y Patrón, José María. IV,
Rodríguez Arellano. José Rodríguez Valdés y de la Banda, 392, 401.
Vicente. V, 283. Diego. I, 464. Rojo, Anselmo. IV, 436.
Rodríguez Braun, Carlos. VII, Rodríguez Varela, Alberto. V, Rojo, Roberto. Vl, 513.
400. 138. Rojo, Rudecindo. Vl, 482.
Rodríguez Bustamante, Rodríguez Yrigoyen, Luis. VII, Rolandi. D. l, l07.
Norberto. X, 21. 263. Roldán, Alberto F. Vlll, 373.
Rodríguez Cardozo, Francisco. Roederer, Juan. IX, 555. Roldán, V, 395; D(, 368.
III, 414. Roerano, Angel. VI, 380. Roldán, Dario. IV, S39; V, 74;
Rodríguez Casado, Vicente. ll, Roetti, Jorge. X, 60. Vl, 449.
256, 280, 349. Roffo, Angel H. IX, 507, 515. Roldán, Fabiana. l. 156.
Rodriguez Cruz, Agueda M. lll, Rofman, Alejandro. Vll, 139, Roldan, Flavia. lX. 423.
399 231; IX, 32. Roldán, luan. X, 142, 15].
Rodríguez de Armas, Domingo. Roger, Aimé. IV. 415; V, 188. Rolland. Romain. X. 288.
lll, 445. Rogers, William. Vlll, 468. Rolón, Camila. V, 292.
Rodríguez de Campomares, Roggiano, Alfredo. Vl, 344; X, Rolón, Zenón. Vl, 388. 390.
454 Pedro. ll, 430, 460. 468. 133. 393.
ÍNDICE DE NOMBRES
Romairone, Camilo. VI, 376. Rondeau, Iosé C. IV, 127, 288, 444, 446, 448, 451, 454, 462,
Román y Cavezales. III, 256. 289, 291, 294, 305, 306, 307, 474, 475, 476, 504, 510, 51 l,
Romano, Aníbal. VII, 295. 308, 31 l, 334, 356, 362, 363, 514, 516, 517, 520, 522, 523;
Romano, Ruggiero. III, 49, 103. 364; V, 21, 89, 317; VI, 211. VI, 34, 38, 66, 68, 71, 73, 95,
Romano, Silvia. VI, 64. Rondenay, M. IV, 295. 136,140,l41,183,185,19l,
Romaña, Cecilio. IX, 522. Róntgen, Wilhelm Konrad von. 216, 222, 223, 227, 229, 262,
Romarate, Iacinto de. IV, 287, IX, 538. 265, 269, 271, 274, 318, 319,
293, 294, 296. Roosevelt, Franklin D. VII, 273, 320, 321, 322, 324, 325, 326,
Romariz, Iosé Ramón. V11, 263. 279, 284, 440; VIII, 108; X, 328, 333, 339, 340, 342, 345,
Romay, Alejandro. IX, 385. 173. 345, 348, 353, 354, 355, 356,
Romay, Francisco L. III, 130. Roosevelt, Teodoro. VI, 530. 357, 360, 361, 362, 363, 383,
Romero. VII, 39. Roque, Benjamín. VI, 255. 392. 400, 429, 434, 437, 438,
Romero. V, 501. Roquer, Iaime. II, 82. 448, 450, 468, 469, 470, 471,
Romero. III, 223. Roquer, Ramón. II, 82. 473, 474, 475, 477, 478, 480,
Romero, Ambrosio. X, 95. Roquet, lean Constantin. VI, 481, 482, 483, 485, 487, 488,
Romero, C. I, 156. 352 495, 519, 526, 543; VIII, 472;
Romero, César Enrique. V, 103; Rosa, Agustín de. III, 437. 1X, 408, 543; X, 76, 77, 78,
VIII, 470. Rosa, Alejandro. VI, 442. 79, 80, 81, 82, 94,95, ll7,
Romero, Francisco. V, 73; VI, Rosa, Iosé María. V, 503, 528; 127, 184, 278.
360,367,370, 371, 372, 373, VII, 274, 295, 417, 459, 487; Rosas, Manuela. IV, 385; VI,
374, 375; VII, 38, 294; X, 47, X, 76, 79, 80, 81, 82. 362, 363, 438 , 526.
48, 49, 57, 60, 65, 122, 183. Rosa, Santa. III, 210. Rosas, Mariano. IV, 168, 173,
Romero, Inés. 111, 381. Rosa de Lima, Santa. III, 120, 174; VII, 160.
Romero, Iosé Luis. IV, 110, 115, 157, 295. Rosas de Mansilla, Agustina. IV,
130, 155, 156, 157, 159, 506; Rosado, Miguel Angel. X, 269. 431.
V, 23, 41, 42, 73, 74, 104; VI, Rosal, Luis Angel. II, 126, 142, Rosas de Oquendo, Mateo. III,
256, 425, 449; VII, 129, 135, 147. 205, 215, 217, 221.
139, 143, 265, 294, 295, 429, Rosal, Miguel Angel. VI, 64, Rosas de Rivera, Mercedes. VI,
433, 457, 465, 471; VIII, 78, 173, 564. 340.
79, 94; 1X, 32, 267, 268, 350; Rosales, César. X, 115. Rosas de Terrero, Manuela.
X, 33, 65, 83, 84, 85, 86, 87, Rosales, Leonardo. IV, 295. Véase: Rosas, Manuela.
89, 93, 98, 100, 108, 183, 193, Rosanas, Iuan. X, 55. Roscher, Wilhelm. VIII, 499.
231. Rosario de Santa Catalina. III, Rosemblat, Angel. I, 279, 284;
Romero, Iuan. II, 437; III, 206, 355. II, 89, 122; X, 128.
207. Rosarivo, Raúl M. X, 157, 160. Rosenbaum, Mauricio. IX, 522.
Romero, Luis Alberto. V1, 170, Rosas, Iuan Manuel de. I, 200, Rosenberg, Shalom. VIII, 399.
256; VII, 294; IX, 267, 268; X, 205; III, 177; 1V, 17, 20, 21, Rosenbusch, Francisco
110, 160. 27, 32, 35, 36, 38, 40, 41, 77, Conrado. IX, 504.
Romero, Manuel. X, 258, 260, 81, 82, 84, 85, 112, 127, 128, Rosende de Sierra, Petrona. VI,
261, 269, 270. 129,131,167,170,171,172, 312, 469.
Romero, Ricardo. IX, 496. 173,176,l78,l90, 191, 210, ‘Rosenthal, William A. VIII, 398.
Romero, Tomás Antonio. 11, 366, 379, 380, 381, 382, 383, Rosenzvaig, Eduardo. IX, 33.
174; III, 232; IV, 256, 257. 384, 385, 386, 387, 389, 391, Rosetti, Emilio. VI, 412, 413,
Romero B., Iesús. VIII, 299. 392, 394, 395, 396, 397, 398, 414; 1X, 537.
Romero Brest, Jorge. X, 223, 399, 400, 401, 402, 403, 404, Rosoli, G. IV; 106, 107, 541;
226, 227, 233. 405, 406, 407, 408, 409, 410, VII, 108, 109.
Romero Cabrera, Lilians B. II, 411, 412, 413, 414, 415, 416, Rospide, María Margarita. III,
180. 417, 418, 419, 420, 421, 422, 130, 161.
Romero Carranza, Ambrosio. V, 423, 424, 425, 428, 429, 431, Rospigliosi, Claudio. III, 251.
138, 401; VIII, 335. 444, 453, 454, 455, 460, 461; Rospigliosi, Iosé Antonio Julio.
Romero Carranza, Luis. 1X, V, 26, 27, 28, 30, 37, 43, 59, III, 398.
365, 367; X, 258. 61, 66, 87, 95, 96, 97, 98, 99, Rospigliosi, Ramón. III, 297.
Romero Sosa, Carlos Gregorio. 100,104,161,187,l88,189, Ross, Stanley. IV, 131.
VIII, 74. 190,191, 197, 198, 199, 203, Rossi. V, 29, 456.
Roncetti de Pantí, Inés 207, 244, 245, 246, 247, 248, Rossi, Adriano. VI, 359, 380.
Leonilda. IX, 272, 303. 272, 279, 280, 281, 291, 302, Rossi, Edgardo. V111, 75.
Ronchi March, Carlos Alberto. 320, 321, 323, 324, 325, 326, Rossi, Iris. X, 162.
X, 128. 327, 348, 350, 364, 367, 369, Rossi, Pellegrino. V, 29.
Rondeado, Mariano. 1V, 172. 370, 381, 382, 411, 419, 421, Rossi, Raúl. V111, 355. 455
ÍNDICES GENERALES DE [A OBRA
Rossi de Fiori, Iride. IH, l3l. Rúa. Fernando de la. VII, 371. Ruiz Moreno, Isidoro I. I, DK,
Rossini, Gioacchino. IV, 39; VI, 378. XXI; IV. 453, 480, 538, 543; V.
389. Rubens, Pieter Paul. V], 352. 45, 104, 140, 207, 234, 271;
Rosso, Lorenzo l. VI, 255; X, Rubens Grafigna, Omar VII, 323, 354, 509: VIII, 118.
142.150, 151,152. Domingo. VIII, 248. 209, 244, 299; X, 16, 96.
Rosso, Medardo. VI, 370. Rubenstein, Arthur. IX, 374. Ruiz Moreno, Martín T. IV, 451,
Rostow, W.W. VI, 169; X, 92. Rubertis, Víctor de. VI, 246, 463, 464; VIII, 441.
Rotenberg, Abrasha. DK, 361. 400 Ruiz Puente, Felipe. II, 339; III,
Rotger, Enrique. V, 272, 273. Rubin de Celis, Miguel. II, 59; 436.
Rothfuss, Rhod. X, 217, 218. HI, 406. 417. Rumbo, Edurado l. VII. 486.
Rottin, Luciano. DK. 268. Rubinstein, Daniel B. VIII, 399. Rumboll. VII, 231.
Rottjer, Enrique Inocencio. VII, Rubinstein. Juan Carlos. X, 29. Rupatini, Santiago. VII. 166.
267 Rubio. V, 350. Rusconi. Carlos. I, 178, 179.
Roth, Roberto. VII, S10; VIH, Rubio, Julián María. l, 408. Rusel, Takel. VIII, 69.
4l. Rubio, Nicolás. X. 225. Rush. V, 181.
Rothammer, Francisco. I, 79, Rnbiolo, Cándido. VIII, 355. Rusich, Luciano. VI, 348.
256. Rucci, José Ignacio. vn. 25. Rusovich, María Rosa. IX, 391.
Rothe, Guillermo. DK 436, 548. 350, 378; IX, 234, 235. Russel, Roberto. V, 235; VII,
Rothman, Ana. IV, 69, 75. Rncquoi, Adeline. I, 321, 322. 465.
Rot, Gabriel. VII, 358. 323. Russell. Roberto. VII, 465: VIII.
Roth, Roberto. VII, 357. Rudik, Pantaleimón. VIII, 381. 121, l43, 144, 579.
Rotschild. lord. V. 499, 500. Rueda, Miguel. IV, 436. Rutledge, Ian. IV, 187; VII, 174.
Rottemberg, Carlos. X, 288. Rueda, Santiago. x. 122. Ruy, Blas. v1, 326.
Rougés, Alberto. VI, 88; VII, 38;‘ Rufinelli, Jorge. X, 198. Ruzich, Ana Delia. VIII, 75.
VIII, 324; X, 47. Rugafiori. P. Iv, 105. Ruzo, Alejandro M. V, 397; VII.
Rougés, León. VII, 277. Rugendas, Juan Mauricio. VI, 476.
Rouggier. Valerio. VIII, 65. 355.
Roulet, Jorge. X, 29, 30. Ruggiem, Guido de. VI, 305. S
Rouquié, Alain. VII, 295, 323. Rugilo. IX. 3l l.
353, 355, 398, 432, 470, 471; Rugino, Ruggiero. VII, 410. Sai, Juan. IV, 447. 468.
VHI, 180, 209, 243; X, 98. Ruíbal, Beatriz. VIII, 493. 5¡á, Victor. X. 75.
Rousseau, lean Jacques. III, 226; Ruiz, Antonio, Fray. III. 390. Sai y Fai-ía, lose Custodio de.
IV, 265; V, 18, 19, 20, 36, 64. Ruíz. Familia. V, 148. III, 405. 406. 408, 414.
82, 365; VI, 277, 456, 461, Ruiz, Francisco. III, 298. Saadi. Vicente. VIII, 65.
463: X, 13, 33. Ruiz. Gonzalo. III, 348. Saavedra. IV, 297.
Roussel. I, 356. Ruiz, Juan. I. 313. Saavedra, Cornelio de. III. 238:
Raul, Luis. VII, 177. Ruiz. Teófilo. I. 322. IV, 18, 262, 264, 265, 353.
Rouzaut, Adolfo R. VII, 498, Ruiz, Valentin. V, 319. 354, 397; V, 15; VI. 210, 315,
509. Ruiz de Arellano. II, 166. 366.
Rovito. Oscar. X, 262. Ruiz de Barrantes, Marta Silvia. Saavedra, Diego de. V, 179.
Rovner. Eduardo. X, 132. VI, 562. Saavedra. ¡uan de. lll, 38l.
Rowe. VIII. 504. Ruiz de Castelblanco. III, S9. Saavedra, Juana de. II, H3; Ill.
Rowe. I. H. I, 107. Ruiz de Montoya. Antonio. II. 381.
Rowe, Leo. IX, 462. 440. 441, 442; III, 199, 205, Saavedra, Pedro de. III, 215.
Rowland, Robert. II, 127, 145. 207, 219, 245, 263. 297. 298. Saavedra Cerón, Alvaro de. l.
Ron-S- ¡uan 10st de. III, 381. 407. 345.
Rozas y Patrón. lose María. V, Ruiz Galán. Francisco. I, 379. Saavedra Fajardo. m. 12s.
446, 447, 448, 461; VI, 141. 380, 381; III, 425. Saavedra Lunas. Carlos. V, 120:
142. Ruiz Guiñazú, Enrique. l. 349. VII, 19, 273. 284; Vlll. l02.
Roy, Fitz. IV, 181. 409; Il, 316; V. 310: VI. 446; 103. 109, H5: IX. 401, 42l.
Royer, Marcelo. DK. 506. S07, VII, 288: VIII, 101, l05, 502. 425, 426, 454.
S14, 517. 503, 504: x. 68, 157. Sabanes, Julio M. VIII. 372.
Rozas de Oquendo. Mateo. III, Ruiz Guiñazú. Enrique (h). VII, Slbat. Hamenegildo. IX. 356.
140, 148, 150, 151, 160. 294. 359.
Rozenberg, Laura. IX, S31. Ruiz Huidobro. i056. IV, 401: V. Sabat. lost Maria. VIII. 74.
Rozenmacher, Germán. X, 124, 244. Salmo. Ernesto. VII. 38, 387.
287. Ruiz Huidobro, Pascual. Il, 378. 457: x. 120. 122, 127, 144.
Rozier. abate. Ill, 327. Ruiz Moreno. Isidoro. Vll, S21; 267.
456 Rozitchner, León. VII, 466. VIII. 46, 166. Sábato. Hilda. IV. 104, 106. H3.
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ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Sammi, Sergio. VIII, 380. 524; VII, 90, 135; IX, 287, Sánchez Reyes, Enrique. V1,
Samoré, Antonio. VII, 389; VIII, 335, 368; X, 274, 275, 277. 344.
140, 345. Sánchez, José. VIII, 155. Sánchez Ron, LM. IX, 557, 584.
Sampay, Arturo Enrique. V, 33, Sánchez, Iuan Carlos. VIII, 155, Sánchez Sorondo, Marcelo. V,
43, 44, 104, 400, 461; V11, 349. 138; V11, 290, 371, 446, 448,
435, 451, 459, 487, 490, 492, Sánchez, María de Todos los 465, 470, 490; X, 180, 181.
493, 507, 508, 509; VIII, 322. Santos. VI, 312. Sánchez Sorondo, Matías. VII,
324, 405; X, 32. Sánchez, Mariquita. Véase: 238, 270, 271, 272, 273, 296,
Sampzon, Esteban. III, 347, 355, Sánchez de Thompson, 476, 503; IX, 342.
356. Mariquita. Sánchez Viamonte, Carlos. V,
Samuelson. Paul A. IX, 86, 110, Sánchez, Néstor. X, 124. 44; VII, 245, 264; VIII, 85.
l 12. Sánchez, Pedro. Ill, 215. 466.
San Alberto, Iosé Antonio de. Sánchez, Tomás. III, 262, 264. Sánchez y luliá, Enrique. V11,
II, 34; III, 121, 226, 230, 232, Sánchez Agesta, Luis. V, 139. 175
235, 242, 246. 270, 279, 316, Sánchez Albomoz, Claudio. X, Sánchez Zinny, Fernando. VI,
345, 378, 382, 383, 388, 389, 87. 51 1.
391, 394, 401, 402, 444; VI, Sánchez Albornoz, Nicolás. II, Sanchis, Norma. VII, 323.
261. 136, 145; 111, 100; IV, 104; X, Sanchiz Muñoz, Iosé R. V111,
San Buenaventura, Alonso de, 84, 86, 88, 90, 99. 118.
Fray. II, 436, 437. Sánchez Alonso, B. IV, 105. Sancho IV, Rey de España. I,
San José, Manuel de, Fray. III, Sánchez Arjona, Eduardo. 111, 297.
380. 131. Sand, George. VI, 491.
San Leopoldo, vízconde de. V, Sánchez Bella, Ismael. 1, 442; II, Sandes, Ambrosio. IV, 457, 458.
179, 207, 249; IV, 246; V, 309. 467.
San Luis, Bartolina de. 111, 381. Sánchez de Arévalo, Rodrigo. I, Sandoval, Andrés de. lll, 429.
San Martín, Iosé de. IV, 19, 40, 293. Sandoval y Ocampo, Bartolomé
175, 272, 273. 274, 275, 284, Sánchez de Bustamante, de. Ill, 427.
290, 303, 304, 305, 307, 308, Familia. V, 148, Sandrini, Luis. X, 257, 258, 259.
309, 315, 316, 317, 318, 319, Sánchez de Bustamante, Sandro. X, 265.
320, 321, 322, 323, 324, 325, Teodoro. Ill, 398; VIII, S01. Sanger. Frederick. lX, 523, 525.
326, 327, 329, 330, 331, 332, Sánchez de Bustamante, Sangüeso, Pedrito. IX, 291.
333, 334, 335, 336, 337, 339, Teófilo. X, 75. Sanguineto, Pedro Pablo. Ill.
340, 341, 342, 343, 344, 345, Sánchez de Bustamante, Tomás. 436.
346, 347, 360, 362, 363, 384. VII, 377. Sanguinetti, Horacio l. V1, 274,
438, 506; V, 21, 43, Sl, 174, Sánchez de Hinojosa, Ruiz. 1, 305: V11, 295, 430: 1X, 495,
182, 184, 346, 348; VI, 133, 391, 392; 11, 135. 496; X, 96.
2ll, 215, 313, 317, 322, 351, Sánchez de Mendevílle, Sanguinetti. Manuel luan. lll,
357, 366, 367, 370, 383, 437, Mariquita. Véase: Sánchez de 402; V, 344.
459, 477, 478, 516, 518, 522, Thompson, Mariquita. Sanguinetti de Bórmida, A. l.
526, 547, S51; V11, 311; X, 71, Sánchez de Tejada, Ignacio. 1V, 230. 231.
126, 185. 234, 236. Sanjurjo, Inés Elena. V, 169;
San Martín, Juan de. lll, 214. Sánchez de Thompson. V111, 94.
San Martín. María Laura. X, Mariquita. 111, 130, 136, 138. Sanmartino, Ernesto. Vlll. 65.
233, 236. 145, 159; 1V, 39; V1, 209, 215. Sansón. Pedro. ll, 435.
San Mantín, Pedro I. V111, 65. 227, 312, 355, S22. 524. Santa Clara Córdoba, luan
San Martino de Dromi, María Sánchez Díaz. Abel. IX, 496, Antonio. 11, 430; Ill, 400; V.
Laura. V11, 295; VIII, 442; IX, 528. 310.
497. Sánchez Gardel, Julio. V1, 337; Santa Coloma. Familia. ll. 66.
San Miguel, Manuel. V111, S17. X, 279. Santa Coloma. Gaspar. lll. 97;
San Román, Cristina. X, 95. Sánchez Herrero, lose. l. 324. 1V. 122.
Sanabria, Diego de. l, 397, 441. Sánchez Labrador, José. l. 273; Santa Coloma, luan lose. lll.
Sanabria, Familia. 1, 441. 111, 212, 224, 245. 406, 407, 97.
Sanabria, Juan de. I, 386, 387, 408. Santa Coloma. Manuel. lll. 97;
394, 395, 397, 405. Sánchez Loría. Horacio. Vll, V1, 367.
Sánchez. 1V, 332. Santa Coloma. Prudencio. lll.
Sánchez, Carlos E. 1X, ll2. Sánchez Negrette, Angela. 1. 97.
Sánchez, Diego. Ill, 164. 462, 474:1V, 216: V11, 205. Santa Coloma, Rafael. lll, 97.
Sánchez, Enrique. IV, 480. Sánchez Pompas, luan. l. 471. Santa Cruz. Alonso de. l. 329.
458 Sánchez, Florencio. V1. 337, Sánchez Reina, Pedro. I, 344. 402.
ÍNDICE DE NOMBRES
Santa Cruz, Andrés. IV, 343, 411, Saravia, Iosé Vicente. VI, 497. Sarratea, Martín de. III, 416.
412, 413, 425; V, 198, 517. Saravia, Teodoro. V11, 230. Sarratea, Melchora. VI, 247,
Santa Cruz, Basilio de. III, 344, Saravia, Tomás. III, 353, 354. 312, 522.
381. Saravia y Aguirre, Iosé. II, 170; Sarria, Félix. VII, 482.
Santa María, Familia. I, 306. III, 169. Sarricolea y Olea, Iuan Manuel
Santaló, Luis A. IX, 557. Saraza, Iavier de. II, 170. de. II, 99, 163, 413; III, 443.
Santamaría, Antonio. VII, 269, Sardegna, Miguel Angel. VIII, Sartelli, Eduardo. IX, 208.
272; X, 157. 443. Sarthou, B. V, 311.
Santamaría, Daniel. Il, 126, Sardén, Iuan Iosé de. Ill, 380. Sartori, Giovanni. VII, S15; X,
183, 206, 207, 208, 470; IX, Sargent, Charles S. IV, 138, 156. 33.
32, 60. Sarli, Isabel. X, 265, 270. Sartre, lean-Paul. VII, 363, 366,
Santamaría, Horacio. VIII, 518; Sarlo, Beatriz. VII, 400; X, 129, 396, 451; X, 187.
IX, 114, 146. 161,167,170, 194, 198. Sas, Rodrigo. III, 343.
Santamarina, Ramón. V1, 119, Sarmiento, Domingo Faustino. Sasiañ, Iuan Bautista. VIII, 255,
125, 380. III, 136, 178, 335; IV, 23, 25, 258.
Santander, Iosefa. VII, 175. 37, 38, 85, 86, 95, 205, 210, Saslavsky, Luis. X, 258, 259,
Santángelo. X, 280. 371, 427, 446, 446, 449, 451, 260, 261, 262, 269.
Santantonín, Rubén. X, 227. 457, 460, 461, 467, 470, 471, Sassenay, Marqués de. IV, 261.
Santiago, Alfonso (h). VII, 399; 472, 473, 474, 475, 476, 480, Sasso. V, 437.
VIII, 467, 469. 483, 484, 490, 491, 492, 493, Sastre, Marcos. VI, 264, 280,
Santiago, Hugo. X, 266, 270. 494, 495, 496, 497, 498, 499, 305, 317, 353, 478, 479, 480,
Santiago el Apóstol, Santo. III, S00, 503, 504, 507, 508; V, 29, 516, 518, 519, 520; X, 62.
119, 200. 31, 33, 34, 35, 36, 37, 40, 41, Satas, Hugo R. V, 234.
Santillán. l, 489. 50, Sl, 52, 53, 57, 58, 62, 72, Sató, José. V, 295.
Santillán, Familia. V, 148. 73,106, 107, 109,110,111, Sauberan, Carlos. IX, 515.
Santillán de Andrés, Selva. I, 62. 116, 118,121,122, 123,127, Saubidet, Tito. X, 157.
Santis, Luciano de. I, 206. 128, 129, 133, 134, 135, 140, Sautu, Ruth. IV, 159; VII, 139;
Santis, Pablo de. X, 125. 247, 252, 258, 259, 260, 261, IX, 206, 207, 496; X, 29, 38,
Santiso y Moscoso, Iuan de. III, 267, 303, 352, 370, 384, 385, 109.
435. 390, 426, 486, 487; VI, 66, 78, Sautú Riestra, Alberto. VIII,
Santoro, Roberto. X, ll6. 218, 227, 251, 261, 262, 263, 186.
Santos, Agustín, Fray. III, 390. 266, 269, 279, 280, 281, 282, Saveanu, Lascar. VIII, 511, 512.
Santucho, Iulio. VII, 358, 469. 283, 299, 305, 318, 323, 324, Savigny, Friedrich Carl von. V,
Santucho, Mario Iorge. VII, 325, 330, 333, 340, 341, 347, 29, 370, 372; VIII, 409, 440.
358, 368, 375, 385, 397, 453. 360, 362, 363, 367, 378, 407, Savino, Enrique A. IX, 508.
Sanucci, Lía E.M. IV, 509, 540; 408, 409, 410, 411, 412, 416, Savino, Pablo. V, 299, 301.
V, 45; X, 95. 421, 426, 427, 473, 475, 476, Savio, Manuel Nicolás. VIII,
Sanvisens Marfull, Alejandro. 479, 480, 482, 487, 495, 501, 197,198, 200, 210, 211, 219,
III, 419. 502, 504, 506, 508, 510, 516, 244; IX, 570, 572, 573, 574.
Sanz, Francisco de Paula. II, 81, 519, 520, 522, 526, 529, 533, Sawers, Larry. IX, 208.
272, 273, 281; III, 134, 148, 538, 548, 551, 559; VII, 209; Say, Iuan Bautista. V, 444, 454,
159, 439; 1V, 281. VIII, 94, 147, 148, 451, 476, 456.
Sanz, Luis Santiago. II, 274, 483; IX, 270, 302, 539, 572; Sayhueque, cacique. VII, 160.
275, 282; IV, 509; V, l7l, 234, X, 14, 15, 23, 33, 44, 95, 108, Sbarra, Noel H. VI, 63.
538; VIII, 117, 119. 1l8,12S,l26,l45,l49, 153, Scala, Iosé Nicolás. V, 206.
Sapag, Elías. VIII, 31. 156, 157, 198. Scalabrini, Pedro. VI, 299, 306,
Sapag, Felipe. VIII, 31. Sarmiento de Gamboa, Pedro. l, 416, 417, 423.
Sapelak, Andrés. VIII, 382. 276, 439; II, 361. Scalabrini Ortíz, Raúl. Vl, 201;
Sar, Alberto del. VIII, 495. Sarmiento de Lenoir, Procesa. VII, 21, 290, 297, 424, 425,
Saracco, Norberto. VIII, 373. VI, 355, 363. 487; IX, 183; X, 23, 79, 80,
Saraceni, Iulio. X, 265. Sarobe, Iosé María. V, 272; VII, 106, 127.
Saraiva, Iosé Antonio. IV, 463. 267, 295, 508; VIII, 57, 76, Scannone, Iuan Carlos. VIII,
Sarasa, Esteban. I, 321. 210.
Saravia, Apolinario. IV, 300, Sarquís, Nicolás. X, 266, 267. Scardin, Francesco. VI, 241,
304. Sarratea, Familia. IV, 33. 246, 247, 255, 256.
Saravia, Eulogio. Vll, 230. Sarratea, Manuel de. IV, 276, Scarfó, Paulino. VII, 271.
Saravia, Familia. Il, 136, 171. 289, 291, 364, 365, 384; V, 89, Scarlett, Campell. VI, 228.
Saravia, Iosé Manuel. VIlI, 418, 176, 177, 206; VI, 479, 522. Scarpitti, Augusto. 1X, 361.
444. Sarratea, Mariano de. V, 381. Scarponi, Carlos A. IX, 531. 459
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Scarzanella, María Eugenia. IV, Schnyder, Otto. VI, 415. Seghesso de López Aragón,
105; VIII, 494. Schobinger, Juan. I, 106, 159, Crisfina. V, 43, 77, 102, 104.
Scasso, León. VII, 286. l7l, 175,178, 179, 180, 231, 167, 538; Vll, 296, 509.
Scenna, Miguel Angel. V, 102, 284, 511. Segismundo, Iuan Bautista. II,
l38, 235; Vl, 449; VII, 295, Schónfeld, Manfred. VIII, 298. 83.
297, 470, 550; VIII, 144, 209. Schoo, Ernesto. X, 124, 273, Segovia, Juan Femando. V, 74,
Schaden, Egon. II, 467. 292. 105, 538; Vll, 297, 375, 431,
Scháfer, E. II, 248. Schoo Lastra, Dionisio. V, 273. 433, 500, 507, 556; X, 39.
Schaller, Enrique César. V, 507, Schopenhauer, Arthur. X, 45. Segovia, Lisandro Vicente. V,
538. Schpflocher, Roberto. IV, 215. 372, 386, 391; VIII, 41 l, 441.
Schávelzon, Daniel. IX, 303. Schreiber, Mordehai. VIII, 397. Segre, Magdalena. VIII, 144.
Schavini, A.C. I, 255. Schultz de Mantovani, Fryda. X, Segreti, Carlos SA. l, 505; II,
Schechter, Salomón. VIII, 399. 128. 123, 280; IV. 312, 349, 378,
Scheler, Max. X, 16, 45, 46, 47, Schultz Solari, Alejandro. VII, 379, 424, 540, 543; V, 21, 25,
51, 60, 63. 38; X, 209, 210 43, 44, 104, 206, 504, 526; Vl,
Schellhorn, María Teresa. V, Schumpeter, Joseph. 1X, 187. 37, 228, 347; Vll, 508; IX,
206, 235. Schvarzer, Iorge. VI, 144, 166, 421; X, 35, 93, 94, 95, 102.
Schelling, Friedrich Wilhelm 167, 168, 169, 170; VII, l4l. Seguí, Juan Francisco. IV, 383,
Joseph. V, 370. 143, 323; Vlll, 271; IX, 32, 433, 434, 435, 436, 446; V, 45;
Schenone, Héctor H. Ill, 333, 80, 83, 148, 149, 183, 209. VI, 480, 497.
365, 366, 367, 368, 448. 2l l, 583; X, 109. Segura, lose F. V, 296.
Schenone, Osvaldo. VIII, 516. Schwartz. A. VIII, 574. Segura, luan Antonio. Vlll, 333.
Scher, Ariel. 1X, 330. Schwartz, Hugh. IX, 114. Segura, Juan lose Antonio. II,
Schiaffino, Carlos. Vl, S27. Schwartz, Marcia. X, 231. 45, 88; V, 308, 309.
Schiaffino, Eduardo. III, 365; Schwartz, Stuart. l, 364. Segura, Luis José Gabriel. V,
VI, 181, 360, 367, 374, 380. Schwarz, Wilhelm. V, 206. 283, 288, 290, 332.
381, 382, 383, 521. Schwarzstein, Dora. VI, 274; Segura, Martín de. II, 95.
Schiavoni, Augusto. X, 222. Vll, 108; IX, 493. Segura, Pedro de. l, 397.
Schieroni, Eliseo. IV, 201. Schweinstein de Reidel, María. Segura, Pedro Pascual. V, 327.
Schillizzi Moreno, Horacio. Vll, VI, 347, 487. Segurola, Satumino. lll. 237,
296. Schydlowsy, Daniel M. IX, 112. 398: V, 290, 322, 346; Vl, 515,
Schindler, Helmut. Il, 206, 207. Sciacca, Michele Federico. X, 516, 5l7.
Schiopetto, Ovidio V. VIII, 513. 55. Seibel, Beatriz. IX, 303.
Schipper. IX, 258. Scibona, Francisco. X, 154. Seignobos, Charles. X, 69.
Schiuma, Alfredo L. X, 243. Scilingo, Adolfo. VIII, l7l, 177. Seineldln, Mohamed Alí. VIII,
Schleh, Emilio. Vl, 99, 144. Scío de San Miguel. III, 227. 259, 261.
Schlesinger, Guillermo. VIII, Scobie, James R. IV, 113, 131, Seisdedos, Gabriel. Vlll, 360.
394. 156, 215, 216, 452; V, 207; Vl, Seligman, E.R.A. vm. s04.
Schlieper, Carlos. X, 269, 270. 98, 124; X, 92, 95. Selles, Roberto. IX. 303.
Schlimovich, Marcelo. X, 149. Sconner, Familia. VIII, 470. Selser, Gregorio. Vll, 470; Vlll,
Schmidl, Ulrico. I, 29, 34, 190, Scott. III, 263. 52 l.
198, 205, 208, 273, 380; lll, Scott, loan. VII, 141. Selser, lorge. Vll, 369.
281, 283, 284, 285, 31 l, 409; Scott, Robert F. VIII, 162. Selva, Manuel. X, 152. 154, 162.
Vl, 326. Scott, Walter. V, S2. 163.
Schmidt, Hermann. Vlll, 373; Scott Smyth, Francis. IX, 514. Semenza, G. IX, S29.
IX. 545. Scotti. Vl, 336. Semper, luan. l. 178.
Schmidtmeyer, Peter. VI, 49, Scuri, María Carolina. Vlll, 75. Sempere, Francisco. Vl, 423.
227. Sebastián, Rey de Portugal. l. Semprún, lose. lV, 3l3.
Schmiedecke, Augusto. IX, 420. 363. Sena Pereira. V, 242.
Schmieder, Oscar. VI, 63. Sebreli, luan lose. Vll, 230, 459, Senabre. Ricardo. Ill. 244.
Schmit, Roberto. Ill, 29, 101; 464, 467; IX, 341: X, 24, 95. Senderey, Moises. Vlll, 399.
VI, 64, 173, 200, 564. 127, 128. Senefelder, Aloys. Vl, 351. 489.
Schmitt, Carl. Vlll, 409, 440. Seco Serrano, Carlos. IV, 230, Senén González. Santiago. IX.
Schmitz, Pedro l. l, 132, 133. 246. 240.
Schmucler, Héctor. X, 194. Seco Villalba, lose Armando. IV, Senet, Rodolfo. VI. 299.
Schneider, Alejandro. VII, 359. 452; V, 44, lO2. Senevil, Courcelle. V. 456.
Schneider, Otto. lX, 557. Seelman-Eggebert, Walter. IX. Senillosa, Felipe. lV, 199. 398;
Schneidewind,’ Alberto. Vlll, S18, 552. Vl, 460, 467; IX. S42.
460 500. Segato. Rita. Vll, 177. Senkman, Beatriz. Vlll, 400.
ÍNDICE DE NOMBRES
Senkman, Leonardo. VII, 108, Siegler, Pedro. VII, 295. Simpson, Tomás Moro. X, 128.
468; VIII, 400. Siegrist de Gentile, Nora L. IV, Sin, Gisela. VII, 550, S52.
Sentenach, Felipe. IV, 273. 104; V, 205. Sinchel, cacique. IV, 177.
Seoane, Iuan Antonio. V, 388. Siement, Marx. IX, 536. Singerman, Paulina. X, 259,
Seoane, María Isabel. II, 145; Sierra, Bernardo. VIII, 58. 260.
III, 130, 161, 162; V, 40l;VIl, Sierra, Carmen de. VI, 450. Sintierra, Iuan. IV, 243, 247.
359, 385, 396, 397, 469; VIII, Sierra, Miguel de la. IV, 294. Sipán. I, 271.
442. Sierra, Pancho. IX, 292. Siracusano, Gabriela. X, 236.
Sepich, Iuan Ramón. VII, 38; Sierra, Vicente D. I, 408; II, 349, Siri, Obdulio. VII, 286, 545;
VIII, 322; X, 60. 380; V, 41; X, 81, 146. VIII, 454.
Sepp, Antonio. II, 61; III, 202, Sieyes, Emmanuel Ioseph. V, 20, Sirio, Alejandro. VII, 39; X, 157,
348. 36, 82. 85. 207, 209.
Sercovich, F.C. IX, S84. Siffredi, Alejandro. IV, 186; VII, Sirven, Pablo. IX, 350, 361, 391,
Sergent, Rene. IV, 194. 176, 177. 392; X, 199.
Serra y Canals, Francisco de. Siga], Silvia. IV, 539; VI, 450; Sisley, Alfred. VI, 369, 375.
III, 147, 159. VII, 322, 354, 360, 372, 373, Sisson, I-l.D. VI, 235, 250, 255.
Serrafero, Mario Daniel. VII, 400, 466, 471; X, 33, 38, 189, Sívori, Alejandro. VI, 367.
507, 511, 550, 551, 552, 556; 199. Sívori, Eduardo. VI, 360, 367,
X, 13, 38, 292. Sigal, Víctor. VIII, 400; IX, 497. 372, 373, 38l, 382, 521, 527;
Serrano, Antonio. I, 28, 106, Sigaut, Lorenzo. VIII, 258. X, 212.
131, 132, 155, 156, 157, 278, Sikkink, Kathryn. VII, 355. Sívori, Enrique Omar. IX, 31 l.
510. Silberstein, Carina F. de. IV, Siwak, Pedro. VIII, 360.
Serrano, Enrique. X, 259. 106, 106, 156. Sixto, Genaro. IX, 403.
Serrano, Iosé. II, 452; III, 315. Silgueira, I. Honorio. IX, 436. Sixto IV, Papa. I 332; Il, 406.
Serrano, Iosé Mariano. IV, 356. Silpitorle, cacique. I, 281. Sixto V, Papa. II, 386.
Serrano Gonzáñez, A. VI, 513. Silva, Carlos Alberto. V, 103, Sjaastad, Larry. VIII, 516.
Serrano Redonnet, Antonio E. 138; IX, 508, 528. Sldiar, O. IX, S57.
III, 130, 159, 279, 312. Silva, Cayetano. X, 274. Skou, lens. IX, 521.
Serrano Sanz, Manuel. IIl, 245, Silva, Francisco. X, 75. Skupch, Pedro. VII, 142; IX, 82,
3l l. Silva, Hernán Asdrúbal. III, 149,183, 21 l.
Serrera, Ramón María. II, 46. 161; VI, 13, 36, 37, 564; X, Slacum, Jorge W. V, 192.
Serrey, Carlos. VII, 281. 103. Slatta, Richard W. III, 191, 192;
Sertillanges. X, S4. Silva, Iuan de. III, 186. VI, 62, 228; IX, 330.
Service, E. I, 106, 274. Silva, Manuel. III, 375. Slodky, Iavier. VII, 509.
Service, R. I, 284. Silva, Marta. I, 475; IV, 216. Slutzky, Daniel. IX, 59.
Sese, Miguel de. III, 433. Silva, Matilde. VIII, 41. Smith, Adam. III, 98, 238; V, 14,
Sesto, Carmen. VI, 127; IX, 210, Silva Galdames, O. I, 284. 65, 443, 443, 450, 456, 457,
Severi, Francisco. IX, 542. Silva Lezaeta, Luis. I, 442. 459; VI, 421.
Severi, Marco. VI, 338; X, 278. Silva y Aguiar, Iosé de. III, 250, Smith, Iuan Carlos. X, 59.
Severino, Iorge Enrique. X, l6l. 254, 261, 316. Smith, Oscar. VIII, 253.
Severo de Isasi e Isasmendi, Silvano, María T. II, 116, 125. Smith, Peter H. VI, 165; VII,
Nicolás. II, 171; III, 440. Silveira, Francisco. V, 322. 264; VIII, 210; IX, 31, 57, 98,
Sguiglia, Eduardo. VII, 357. Silveira, Iuan de. I, 330. 147; X, 35.
Shaihueque, cacique. IV, 176. Silveira, Mario. I, 206, 207. Smith, Wayne. VII, 359.
Shakespeare, William. X, 286. Silveira de Ibarrola, Francisca. Smith, William C. Vll, 357.
Shannon, lack. V, 359; VIII, III, 154. Smulovitz, Catalina. VII, 142,
373. Silvestri, Graciela. IV,l58. 355, 356, 399.
Sharkey, Eugene. VI, 170; IX, Silveyra, Ricardo. VII, 279. Snow, Peter. I, 257; VII, 263; X,
21 l. Simmel, Georg. X, 16, 21, 127. 96.
Shaw, Alejandro E. X, 157. Simón, Hugh V. (h) VIII, 245. Soaje, Camilo. IX, 379.
Sheraton. III, 364. Simón, Iuan. V, 194. Soaje, Guido. X, S9.
Sheridan, Enrique. VI, 363. Simón, Pierre-Henri. VII, 399. Soares, Ernesto. VI, 202.
Shúa, Ana María. X, 125. Simoncini, Pedro. IX, 382. Soares, Iosé Carlos de Macedo.
Sicardi, Francisco. X, 118. Simone, Mercedes. X, 257. VIII, 115.
Sidicaro, Ricardo. IV, 541; VI, Simoneau, Karin. VII, 147. Sobert Shugart, Matthew. Vll,
513; Vll, 294; X, 22, 25, 38. Simonetti, Celia. IX, 514. 553.
Sidrauski, Miguel. VIII, 513, Simonetto, Ernesto. VIII, 441. Sobral, Antonio. VII, 275, 276.
514, 516, 517, 520, 522. Simons, Hanny S. de. X, 154. Sobral, losé María. VIII, 163,
Siegfried, André. VII, 361. Simpson, Máximo. X, 116. 164. 177.
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Sobre Monte, Rafael de. II, 31, Solís, Diego de. I, 32, 338, 340, Sosa Molina, Iosé Humberto.
33, 74, 75, 78, 79, 82, 83, 102, 341, 342, 346, 348, 368, 369. VIII, 218, 219, 220.
107, 108, 124, l72, 180, 275, 370, 372, 375, 377, 408, 472; Sosnowski, Saúl. X, 196.
277, 282, 299, 371, 374, 375, III, 237, 252, 263, 290; VI; Sota, de la. Il, 195.
378, 379, 382; III, 108,116, 335. Sota, Iuan Manuel de la. VI, 32.
121, 131, 307, 309, 378, 380. Solís, Leonardo León. II, 207. Sotelo, Walter. X, 223.
390, 397, 438, 439; IV, 210, Solórzano Pereira, Iuan de. II, Sotelo Narváez, Pedro. I, 273,
261; VI, 536. 150, 215, 216, 220, 222, 246, 274, 278, 279, 284, 43]; Il,
Sobrino. Ill, 254. 283, 289, 291, 388, 390, 404, 94; III, S6.
Socolow, Susan. ll, 117, 125, 415; III, 263, 264, 268. Soto, Domingo. lll, 262.
128, 132, 134, 142, 146, 147, Solórzano y Velasco. Il, 106. Soto, Iuan, Fray. III, 389.
180; III, 102, 147, 162; IV, Solveira, Beatriz R. I, 477, 505, Soto, Iuan José. IV, 467.
112, 130, l3l, 256, 268; X, 99. 51 l; V, 209, 235, 538; Vlll, Soto, Luis Emilio. X, 118, 128,
Soffici, Mario. VII, 39; X, 258, 95, 119, 579. 132.
259, 260. 262, 269. Sombart, Werner. X, 16. Soto Amango, Diana. III, 420.
Sófocles. X, 130, 287. Sombra, Segundo. IX, 270; X, Soto y Calvo, Francisco. X, 163.
Sofovich, Gerardo. X, 266. 118,119, 156, 265. Sotomayor, Alonso de. I, 371,
Sofovich, Hugo. X, 266. Somellera, Antonio. V, 242; VI, 404, 431, 438.
Soiza Reilly, Iuan lose de. D(, 373. 362, 474. Sotomayor, Familia. II, 242.
Sojit, Luis Elías. IX, 319, 323. Somellera, Pedro de. V, 381, Sotomayor, Ramón, Fray. lll.
Sojit, Manuel. IX, 323. 401, 407. 374.
Sojo, Eduardo. VI, S01, 505. Somenzi, Porro di. IX, S41. Soucoup, Rodolfo. VI, 501.
Solá, Héctor Hidalgo. VIII, 253. Somigliana, Carlos. X, 131, 287, Soulié, Frédéric. VI, 491.
Solá, Iuan Manuel. IV, 412, 413, 288. Sourrouille, Iuan V. Vlll, 518;
414. Sommariva, Luis H. IV, S38; V, lX,ll2,ll4, 125,146,147.
Solá, Iuan V. VII, 277, 550. 115, 167; VII, 263, 550. 149, 21 l.
Solá, Manuel. V, 187. Sommer, l. IX, 125, 148. Sousa, María de. I, 364.
Solá, Miguel. II, 88, 315; lll, Sommi, Luis V. IV, S40, 462; Sousa, Martín Alfonso de. l,
365; IV, 423; VI, 488. VII, 263; IX, 147. 360, 36], 375, 377.
Solá, Miguel Angel. IX, 530. Somoza, Jorge. IV, 7l, 75; Vll, Sousa, Tomé de. l, 36], 387,
Solá González, Alfonso. VI, 345, 73 398.
348; X, 115, 134. Sonderéguer, M. Vll, 468. Southem, Henry. IV, 421; V,
Solanas, Fernando. X, 266, 270. Sonsino, Rifat. Vlll, 397, 398, l9l.
Solanas Pacheco, Héctor. Vlll, 399. Souza, Diego de. V, 195.
228, 229. Sonzogni, Cristina. VI, l00. Souza, Jorge. X, 217.
Solano, Francisco de, Fray. l, Sonzogni, Elida. VI, 98. Souza, Paulino lose Soares de.
473; ll, 435, 466; lll, l57. Sordelli, Alfredo. IX, 504, 505. V, 197, 207.
Solar, Xul. Véase: Schultz Solari, 506, 507, 508, 517, 519, S28. Sowell, Benjamin. Vlll, 374.
Alejandro. 529, 53 l. Sowell, Sydney M. Vlll, 365.
Solari, Benjamín. Vlll, Sl. Sorel. Vll, 452. 374.
Solari, Manuel Horacio. lll, Sórensen, Niels. Vlll, 367. Sozzo, Maximo. Vlll, 494.
400; VI, 273. Soria, Ezequiel. X, 277. Spalding, H. IV, S41.
Solari Yrigoyen. Vll, 506. Soria, Joaquín de. Ill, 437. Sparza, Egidio. Vlll, 330.
Solberg, Carl. VI, 124; IX, 147. Soria, Iuan de. l, 153. Spears. l, 257
Solbrig, Otto T. IX, 35, 59, 587. Soria, Martín S. ll, 86; lll, 366. Spegazzini, Carlos Luis. VI, 4lS.
Soldi, Raúl. VII, 39; X, 21 l. Soria, Raúl. Vlll, 516. 416
Soler. lX, 550. Soriano, Alberto. lX, S9. Speluzzi, Bemardino. Vl. 412.
Soler, C.M. IX, 184. Soriano, Manuel María. VI, S13. 413, 414: lX, S37.
Soler, Hipólito, Fray. Ill, 390; Soriano, Osvaldo. X, 124, 268. Spencer, Herbert. V, 52, 72, 372.
Vl, 482. Sorokin, Pitirim. X, 14. 373, 459; Vl. 291, 299. 306.
Soler, Manuel. Vlll, 426. Sorrento, Luigi. IV, 246. 422, 423; X, 13, 16, 41.
Soler, Miguel Estanislao. IV, Sors, Guillermina. ll, 466. Spengler, Oswald. X. 16, 127.
325, 326, 327, 364. Sortais, Louis. IV, 194. 202.
Soler, Ricaurte. V, 74, 90; VI, Sosa, Adam F. Vlll, 372. Spiguel, Claudio. Vlll, 143.
306; X, 39, 65. Sosa, Luis de. Ill, 445. Spilimbergo, Jorge Enca. Vll,
Soler, Sebastián. Vlll, 405, 410, Sosa Cavadas, Iosé de. Véase 430, 468.
421, 422, 423, 433, 434, 454. Cavadas, lose de Sousa. Spilimbergo, Lino Enea. Vll, 39:
Soler Cañas, Luis. Vl, 345; X, Sosa de Newton, Lily. Vl. 346: X, 2| l, 212. 2l3, 2lS. 2l9.
462 133. IX. 268. 220.
ÍNDICE DE NOMBRES
Spinelli, María Estela. VIII, 75. 150,151,155, 159,176, 185. Suárez Lago, Gilberto. VII, 274,
Spiro, Miguel. IV, 295. 191, 210. 291.
Spiro, Nicolás. X, 115. Story, losé. V, 29, 36, 38, 370, Suárez Mason, Carlos
Spiro, Pedro. IV, 295. 419. Guillermo. VIII, 254, 255,
Spivacow, Boris. X, 162. Strangford, lord. V, 173, 176, 257.
Spota, Alberto A. Vll, 498; X, 177, 195. Suárez Urtubey, Pola. X, 253.
29. Strasberg. X, 130. Suárez Vilela, Ernesto. VIII,
Spota, Beatriz. IV, 186. Strasser, Carlos. Vll, 400, 467; 373.
Spotorno, Iuan Antonio. VIII, X, 34. Suayter, María Adela. IX, 424.
323. Straubinger, Iuan. VIII, 327. Subiza, Ramón. VIII, 69.
Squirru, Rafael. X, 223, 234, Strauss, Levy. X, 21. Sucre, Iosé Antonio de. IV, 342,
235. Street, Iohn. II, 382; V, 42; VI, 343, 344, 345, 371; V, 204.
Stabb, Martin. X, 135. 37. Sue, Eugene. VI, 491.
Stüel, Madame de. Véase: Streeten, Paul. VIII, 516. Sueldo, Horacio. VII, 370.
Sarratea, Melchora. Strindberg, lohan August. X, Suffern Arteaga de San Martín,
Stagnaro, Iuan Bautista. IX, 281. Elvira. X, 156.
S30. Strobel, Matías. III, 410. Sullivan, Pedro Iosé de, Fray.
Stagnaro, Iuan Iosé. X, 266. Strobel, Peregrino. VI, 412, 414, III, 389.
Stalin, loseph. VII, 363, 396; X, 415. Summerhill. IX, 183.
178. Stroessner, Alfredo. Vll, 376. Supisiche, Ricardo. X, 222, 224.
Stallings, Bárbara. IX, 148. Strong, Iohn. II, 339. Suplee, loan. IX, 33.
Stammler, Rudolf. VIII, 409, Studer, Elena S. F. de. III, 102. Suriano, Juan. IV, 156; V, 75;
419, 441. Suaiter Martínez, Francisco. VIII, 494; IX, 210.
Stanbury, Iohn B. IX, S18. VIII, 75. Susini, Enrique IX, 365, 367,
Stanchina, Lorenzo. X, 121. Suárez. IX, 517. 369, 379; X, 258.
Stanislavski, Constantin. X, 130. Suárez, Alejandro. VII, 286. Susnik, Branislava. II, 206, 467,
Staples, Roberto. VI, 34, 133. Suárez, Anastasio, Fray. III, 389. 468.
Stearns, Iorge A. V, 352; VI, 286, Suárez, Buenaventura. III, 297, Sustersic, Bozídar Darko. III,
423. 405, 412, 413, 414, 418; VI, 349, 367.
Stein, Enrique. VI, 318, 410, 529. Swaity, Meletios. VIII, 377, 380,
501, 527. Suárez, Francisco. II, 283; III, 381, 384, 385.
Stein, Stanley I. VI, 165. 224, 258, 387; IV, 265; V, 15; Sweeney, Ernest S. V, 168.
Steinmann. I, 210. VIII, 442; X, 21, 53. Swiderski, Graciela. Il, 85; Vll,
Steinthal, Fritz. VIII, 392. Suárez, Isidro. IV, 345; VI, 21 l. 87.
Stefano, Luciana de. I, 323. Suárez, Iusto. IX, 326, 326. Sylla, R. V, 505.
Stefenelli, Miguel. V, 300. Suárez, León. X, 266. Sylvestre, Santiago. X, 116.
Stelzner de Friburgo, Alfred. VI, Suárez, Leopoldo. VII, 282; Sylvestre Begnis, Carlos. VIII,
410. VIII, 234. 30.
Stemplowsky, Ryszard. VIII, Suárez, María Victoria. X, 116. Szathmáry, Emóke. I, 79.
l 18. Suárez, Mariano. V, 3 l 7. Szpunberg, Alberto. X, 116.
Stengel, A. IX, 211. Suárez, Martín. IV, 281, 282, Sztompka, Piotr. IV, 159.
Stengel, Sonia. II, 248. 285, 292, 328, 338. Szuchman, Mark D. IV, 106,
Stern, Grete. X, 216. Suárez, Odilia. VII, 205. 128,131, 156; VI, 274.
Stern, I. IV, 496. Suárez, Pablo. X, 226. Szusterman, Celia. VII, 355.
Steward, I. I, 279; Il, 89. Suárez, Reinaldo Iosé. X, l6l,
Stirling, Waite H. I,_,256; V, 351, 162, 163. T
359. Suárez de Cantillana, Lorenzo.
Stoetzer, O. Carlos. IV, 269. II, 418, 430, 465, 468. Taboada, Antonino. IV, 436,
Stoffel, Edgar Gabriel. V, 310. Suárez de Carvajal. I, 375. 468, 470, 472, 474, 476.
Stoller, Enrique. VII, 509. Suárez de Figueroa, Lorenzo. I, Taboada, Carlos. IV. 310.
Stoppani, Andrés O. IX, 517, 152, 422, 429, 448, 459, 466. Taboada, Diógenes. Vll, 286.
523, 529, 532. Suárez de la Concha, Melchor. Taboada, Familia. IV, 450; V,
Stoppani, Iuan. X, 227. II, 55, 56; III, 336. 148.
Storey, Rebecca. l, 81. Suárez de Toledo, Familia. I, Taboada, Gaspar. IV, 450, 479.
Storni, Alfonsina. X, 112, 113. 441. Taboada, Manuel. IV, 456; VI,
Storni, Carlos M. Il, 315. Suárez de Toledo, Martín. I, 538.
Storni, Hugo. II, 466. 383, 423, 424, 428, 448; lll, Taborda, Diógenes. X, 256.
Storni, Pablo. V, 396. 426. Taborda, Gabriel. X, 135.
Storni, Segundo R. VIII, 106, Suárez Fernández, Luis. l, 322. Taborda, Rafael. IX, 471. 463
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Taborda, Saúl. VII, 276; X, 47. Tarruella, Rodrigo. X, 270. Tejeda Miraval, luan de. Il, 425;
Tacca, Oscar. X, 128. Tartaglia de Silvano, Maria III, 292.
Taccone, luan losé. IX, 233, Teresa. II, 147. Tejeda y Guzmán, Luis lose de.
Tartarini, lorge. VII, 207, 230. lll, 292, 293, 312.
Tagle, Carlos A. VII, 482. Tassara, Mabel. X, 270. Tejedor, Carlos. IV, 24, 475, 477,
Tagle, Gregorio. III, 398; IV, Tasso, A. VII, 109. 478, 479, 481, 488, 506, S12.
402; V, 316, 322. Tasso, Torcuato. III, 268; VI, 529; V, 50,108,131, 219, 263.
Tagle, Mariano Antonio. III, 376. 389, 390, 402; Vl, 269, 378,
398. Tato, Miguel R X, 267. 472, 475, 516; Vlll, 472.
Tagle, Miguel F. III, 374, 375. Tau Anzoátegui, Víctor. I, XIX, Tejedor, Enrique. VII, 352.
Taiana, lorge A. VII, 374; IX, XXI; ll, 9, 88, 145, 21 l, 248. Tejo. IV, 228.
447, 489. 250, 282, 314, 315, 470; III. Telémaco Susini, Enrique. X,
Taine, Hippolyte. V, 60; VI, 339, 130, 244, 401; IV, 378, 424; V, 283.
449. 42, 44, 87, 99, 103, 104, 137. Teles Meneses, Miguel. Il, 78.
Tait, Guillermo. V, 347. 398, 400, 401, 402, 405, 435, Telesca, Ana María. X, 232, 235.
Talavera, Hernando de, Fray. I, 436, 437; VI, 274, 513; VII, Tellechea y Caviedes, María
308, 317, 318. 508, 552; VIII, 403, 439, 440. Calixta. Vl, 363.
Talesnik, Ricardo. VII, 134; X, 441, 468, 470, 579; X, 94, 95, Tello, Antonio Reynoso. II, 63.
13 l, 287. 107. Temis. Vlll, 445.
Talla. Vl, 531. Taullard, Alfredo. II, 88; lll, Tenorio T., Mauricio. Vl, 450.
Tálice, Roberto. IX, 361; X, 129. 367; Vl, 229, 345. Tenti Fanfani, Emilio. Vll, 142.
Tallón, AJ. V, 359. Taussig. VIII, S04. Teobaldi, Daniel Gustavo. Vl,
Tallón, losé Sebastián. X, 113. Tavares, Antonio Raposo. ll, 348.
Tamagna. VIII, 528. 320, 441. Tepaske, lohn l. III, l8, 29.
Tamayo, Manuel. VI, 337. Tavares, Preto Raposo. II, 320. Terán, Familia. V, 148.
Tamberlinck. Vl, 531. Tavella, Zulema. l, 207. Terán, Femando de. l, 473; ll,
Tamboleo, Bernabé, Fray. V, Tavema Irigoyen, lorge. X, 237. 86; Vll, 206.
298. Taviani, Paolo Emilio. I, 407. Terán, luan B. IV, 425; Vl, 138.
Tamborini, losé P. VII, 21, 253, Tavira, Antonio. Ill, 392. 302, 306, 445; Vll, 35, 277:
257, 304, 305; lX, 405. Tavolini, Francisco. V, 301. Vlll, 324; lX, 402, 422, 429.
Tamburini. Ill, 262, Taylor, Alan. Vlll, 549; lX, 80, Terán, Oscar. V, 73, 74; Vll, 323.
Tamburini, Francisco. IV, 194; 82 360, 471; Vlll, 494; X, 39,
X, 244. Taylor, Richard M. lX, S31. 184, 189, 199.
Tami, Felipe S. VIII, 517. Taylor, Tomás. IV, 295. Teresa de lesús, Santa. lll, 158,
Tamin, Alejandro. III, 375. Taylor, William B. ll, 122. 2l0, 254, 26], 268, 269, 292.
Tamiño, Alejandro. Veáse, Tcach, César. Vll, 296, 355; 295, 296.
Tamin, Alejandra. Vlll, 41. Terlinden, Vicomte. V, 206.
Tandeter, Enrique. lll, 29, 50, Tchaicovsky. IX, 258, 261. Tenneyer, Ramón de. lll, 407.
90, 101, 103; V, S05; Vl, l7l. Techo, Nicolás de. l, 94; lll, Ternavasio. Marcela. VIII, 80. 94.
Tank, Kurt. lX, 574, S75, S76. 245, 263, 298; Vl, 315. Terrador, Esteban. IX, 542.
Tanús, Eduardo. IX, 531. Tedeschi de Brunet, Sonia. IV, Terragno, Rodolfo H. IV, 346;
Tanzi, Héctor lose. IV, 313, 507; 425. Vll, 295; lX, 358.
Vlll, 21 l. Tedesco, luan Carlos. IX, 422, Terralla y Landa. lll, 322.
Tapia, AH. l, 255. 423, 454, 497. Terranova, Osvaldo. X, 280.
Tapia de Vargas, Familia. ll, Teissaire, Alberto. Vll, 436, S21; Terrara, Carlos. Vl, 480.
157. Vlll, 67. Terrazas, Matias. lll, 226, 228.
Tapia y Padilla, Isabel de la Tejeda, Gabriel. lll, 293. 246.
Presentación. lll, 344. Tejeda, Gregorio. lll, 293. Terrera, Guillermo. lX, 271.
Taquiní, Alberto Carlos. IX. Tejeda, luan de. lll, 15], 254, Terrero, lose Maria. V, 322; Vl,
496, 512, 513, 514, 515, 517. 338. 5l6.
521, 523, 524, S29, 531. Tejeda, Leonor de. ll, 97; lll, Terrero, luan Nepomuceno. V.
Taquini, Graciela. X, 270. 135,151,152, 292, 338, 38]. 284, 287.
Taraccio. Vl, 254. Tejeda, Luis de. lll, 131, 205, Terrero, Máximo. Vl, 34. 526.
Tarantini, Alberto. lX, 3 l 2. 216, 22], 245, 269, 275, 293. Terry, lose Alberto. V, 120, 460,
Tarcus, Horacio. Vll, 359, 468. 294, 295, 296. 3ll. S03; Vlll, 499, 500; X, 203.
Tardano, Angel. Vl, 251. Tejeda, Tristán de. l, 432, 452; 220.
Tarde. X, 16. lll, 292. Terry, Megan. X, 288.
Tarnopolsky, Samuel. Vl, 348. Tejada, Gómez, Armando. X. Teruel de Lagos, Ana. Il, 208;
Tarrago. Griselda. ll, 180. l l7. Vl, 99.
ÍNDICE DE NOMBRES
Terzaga, Alfredo. IV, 481. Tiscomia. Eleuterio F. X, 125. Torchia Estrada, Iuan Carlos.
Tessandori, Luis. X, 204. 235. Tissembaum, Mariano R. V, III, 373, 401; X, 64.
Testa, Clorindo. V11, 39; X, 231. 403. Toriano, cacique. IV, 172.
Tetruel, cacique. IV, 169, 170. Tissera, Iuan Capristrano, Fray. Toribio, Tomas. II, 58, 83, 84.
Tetu, Remus. 1X, 489. V, 336. Torino, Antonio. ll, 435.
Teubal, Familia. VIII, 398. Titara, Ladislao dos Santos. IV, Torino, Martín. VII, 253.
Teubal, Mauricio. VIII, 517. 451. Tormo, Antonio. IX, 301.
Teubal, Miguel. VIII, 516, 522. Tito Livio. III, 268. Tornquist, Carlos A. 1X, 146.
Tezanos Pinto, César de. VIII, Tiziano. VI, 352. Tornquist, Ernesto. Vl, 88; IX,
429. Tizón, Héctor. X, 124. 18, 20, 163, 178, 182, 188,
Tezanos Pinto, Familia. V, 148. Tjarks, Germán O.E. II, 281; III, 194.
Thatcher, Margaret. VII, 392. 102; IV, 268. Toro, Reginaldo. V, 284.
Thays, Carlos. IV, 195, 207, 210, Tobal, Gastón Federico. VIII, Toro y Pareja, Manuel. VI, 501.
21 l, 214; VI, 237; VII, 180, 405, 429, 430, 444, 448, 449, Torquemada, Tomás de, Fray. I,
188, 224. 461, 468. 314, 315.
Thélot, Claude. VII, 140. Tocqueville, Alexis de. V, 22, 29, Torrado, Susana. VI, 257; VII,
Thénon, Iorge. IX, S28. 38, 48; Vl, 277, 305, 41 l; VII, 55, 74,l16,l17,121,130,
Thernstrom, Stephan. VII, 140. 361, 462, 513; X, 14. 132, 138, 141; 1X, 267.
Thierry, Agustín. V, 38. Toennies. X, 16. Torre, Carlos. V, 354.
Thiers, Louis Adolphe. Vl, 41 l. Tokman, Víctor E. VII, 143. Torre, Elena B. VI, 30, 38; VIII,
Thomas, Dylan. IX, 349. Tolcachier, F. VII, 109. 74.
Thomas, Hernán. IX, 583. Toledo, Bernardino, Fray. III, Torre, Giuseppe. VI, 251.
Thompson, Carlos. X, 261. 400. Torre, Guillermo de. X, 177.
Thompson, D. I, 108. Toledo, Estela B. II, 179; III, Torre, Ioaquín de la. IV, 388.
Thompson, Diego. IV, 27. 100. Torre, Iuan Carlos. IV, 158; VII,
Thompson, Edward. X, 100. Toledo, Francisco de. I, 280, 142, 301, 321, 322, 330, 398;
Thompson, Familia. V, 350. 282, 284, 416, 418, 419, 421. V111, 270; 1X, 242; X, 22.
Thompson, Iuan. V, 200; VI, 422, 424, 425, 428, 442, 451; Torre, Lidia de la. VI, 256; IX,
473, 483. 11, 128, 290, 294, 306, 409; 267, 268.
Thompson, Julián. VIII, 299. III, 68. Torre, Lisandro de la. IV, 517,
Thompson, Ruth. DC, 183. Toledo, Gabriel de. III, 377. 527, 532, 536, 537; V, 71, 165;
Thoms, William Iohn. VI, 558. Toledo Pimentel, Familia. II, VII, 20, 235, 236, 268, 270,
Thomson, Diego. V, 346, 347, 170, 171. 272,280,281, 295, 409, 415,
348, 359, 360. Tolstoi, Alekséi Nikolaievich. 416, 417, 476; VIII, 82, 86;
Thomson, James. Véase: V1, 518; X, 213, 280, 281. IX, 27, 190.
Thomson, Diego. Toman, Miguel Luis. X, 158. Torre, Manuel Antonio de la.
Thomson, Iuan F. V, 352, 353, Tomas, Santo. III, 224; VIII, III, 229, 232, 446.
354, 357, 360; V111, 374. 322; X, 45, 52, 54, 63. Torre, Pedro de la, Fray. I, 472;
Thome, Iohn M. IX, S39. Tomás y Valiente, Francisco. IV, Il, 168; III, 268, 291.
Thorne, Iuan Bautista. V, 246. 247. Torre, Raúl de la. X, 266.
Thorne, Roberto. I, 371. Tomasini, Iuan Alfredo. Il, 207; Torre Nilson, Leopoldo. VII, 39;
Thorp, Rosmary. V11, 143. IV, 167, 186; VII, 147, 173. X, 263, 270.
Thot, Ladislao. VIII, 494. Tomé, Remigio. VI, 253. Torre Revello, Iosé. I, 407, 443,
Tiarajú, José. II, 458. Tommasi, Victorio. VIII, 65. 473; ll, 85, 88, 124, 179, 350,
Tibiletti. VII, 275. Tommasini, Gabriel, Fray. II, 381, 382, 466; III, 129, 130,
Tiempo, César. Véase: Zeitlin, 468. 131,160,161, 276, 278, 282.
Israel. Tonazzi, Iuan M. VlI, 292. 310, 330, 331, 365, 367; VI,
Tigerstedt, Robert. IX, 512. Tonda, Américo A. V, 309, 310, 305; IX, 493; X, 72.
Tijman, Gabriela. IX, 391. 343; X, 102. Torre Vela, Iosé de la. III, 434.
Tilly, Louis. VII. 141. Tonini, A. IX, 82, 21 l. Torre Vela, Manuel de la. III,
Tilly, R. V, sos. Tonna, Gratien. IX, 328. 434.
Tilton, barón de. VIII, 510. Tonni, Eduardo. l, 205, 206. Torreblanca. I, 274.
Timerman, Jacobo. VII, 399, Topio, Iulián. III, 326. Torrendell. Iuan. X, 143, 151.
506, 544; Vlll, 257, 457, 462; Toranzo, Severo. VII, 271; VIII, Torrente, Mariano. IV, 313.
IX, 355, 356, 358; X, 189. 186. Torres. III, 222.
Tinayre, Daniel. X, 258, 260, Toranzo Calderón, Samuel. Torres, Andrés. III, 279.
261, 262, 269. Vlll, 223. Torres, Camilo. IV, 241; VIII,
Tingitana, Mauritania. l, 329. Toranzo Montero, Carlos. VIII, 346.
Tiruel. ll, 93. 229, 230. Torres, Diego de. I, 467; Il, 60, 465
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
421, 437, 439. 447; Ill, 199. Traill, Familia. VI, 250; IX, 314, Tubichaminí, cacique. H, 26, 437.
206, 209, 218, 219, 293. 383. Tudó, Pepita. IV, 228.
Torres, Elpidio. VII, 357. Trail], Johnny. VI, 250; DC, 314, Tuis, Claudio. II, 117, 125, 147.
Torres, Iosé León, Fray. V, 293. 315, 318. Tukachev, Fedor (Teodoro).
Torres, Iosé Luis. VII, 289, 296. Trarnonti. IX, 220. VIII, 381.
Torres, julio. II, 415. Trapani, Pedro. VI, 34, Sl, 52, Tula Cerbin, Alonso de. l, 440.
Torres, Iulio César. VIII, 94. 133, 142. Tulchin, Joseph A. V, 235; VI,
Torres, Lorenzo. V, 322. Trasande, Iuan Alfredo. X, 150, 126; VII, 400 , VIII, 117, 143.
Torres, Luis María. II, 88; III, 162. Tululunave, cacique. l, 153.
400, 420; VI, 446; X, 68, 72. Treharne Lewis, luan. IX, S07, Túmburus, Iuan. X, 154.
Torres, Manuel, Fray. III, 408. 516. Tuñón de Lara, Manuel. l, 321;
Torres, Tomás de, Fray. III, 442. Trejo, Hernando de. l, 397. II, 279; IV, 247.
Torres Balbas, Leopoldo. II, 85. Trejo, Mario. X, 115. Tupac Arnarú. II, 257, 273; IV.
Torres Briceño, Dionisio. II, Trejo, Nemesio. Vl, 338; VII, 253; Vl, 317.
425; III, 249. 246. Tupac Amaru, José Gabriel. I,
Torres de Ugalde, Juana Iosefa. Trejo y Sanabria, Fernando de, 281.
III, 382. Fray. II, 25, 153, 154, 156, Túpac Inca Yupanqui. l, 98,
Torres de Vera y Aragón, Juan. 396, 398, 399, 400, 401, 413. 108, 272.
I, 428, 429, 434, 436, 438, 434, 466; Ill, 260, 383, 384, Turbon, Daniel. l. 79.
450, 456; III, 426, 427. 442. Turgot, Anne-Robert Jacques. V.
Torres de Vera y Aragón, Iuan Trelles, Manuel Ricardo. Il, 125; 456.
(h). ll, 154. Vl, 359, 431, 432, 435, 506. Turkieh, Mauricio. IX, 115.
Torres Frias, María. VI, 340. 516, 517, 525; X, 148. Turkow, Marc. Vlll, 400.
Torres García, Joaquín. X, 228. Trelles, Rogelio. Vll, 231. Turner ll, Christy G. l, 79.
Torres Lacroze, Federico. V, 401. Trenti Rocamora, lose Luis. X, Turner, Frederick C. Vll, 359,
Torres Lanzas, Pedro. I, 473; II, 160,161,163. 466, 467.
85. Trento, A. IV, 107. Turolo, Carlos M. (h). Vll, 397;
Torres Navarrete, Juan de. I, Trerótola, María Delicia. III. VIII, 299.
439; III, 427. 192. Twain, Mark. Vl, S18.
Torres Ríos, Leopoldo. X, 256, Tretter, Iosé. IX, 540.
257, 262, 263. Treves, Renato. Vlll, 440. U
Torres Zavaleta, Jorge. X, 125. Triffin. VIII, 544.
Torrey, William. V, 347, 348, Trímboli, ]. VII, 400, 468. Ubaldini, Saúl. IX, 238.
349, 350. Tripaldi, Nicolás M. X, 161. Uballes, Eufemio. IX, 463. 465,
Torrico Ximénez, Patricio. III, Tristán. Vll, 312. 470
378. Tristán, José de. III, 138. Udaondo, Guillermo. lll, 210;
Torroba Bernaldo de Quirós, Tristán, Pío. IV, 298, 299. 300. TV, 532; V, 344; Vl, 507, 526.
Felipe. VI, 51 l. 301. Ugarriza, Andrés. V, 390.
Tortella, G. V, 505. Tristán y Moscoso, Joaquín. III, Ugarte, Alicia. Vl, 257; IX, 268.
Torterolla, Familia. VI, l8l. 390. Ugarte, Francisco Ignacio de.
Tórtola, Angélica L. VI, 348. Tristany, Manuel Rogelio. V, lll, 322.
Tortolo, Adolfo. VIII, 34], 349, 383. Ugarte, Manuel. V, 70; X, 125.
351, 355. Troiani, Osiris. IX, 336. Ugarte, Marcelino. lV, 474, 527.
Tortti, María Cristina. Vll, 430. Troilo, Aníbal “PichucoÏ lX. 528, 531, S37, 539: V, 45, 135.
Tosacanelli, Paolo dal Pozzo. l, 263, 273. l48, 387; Vl, SlO; Vll, 235,
334. Troisi Melean, Jorge. Ill, 191. 239, 240, 4l7; IX, 538.
Toscanini. Arturo. IX, 258. Trombetta, Augusto M. IX. 497. Ugarteche, Félix de. Vl, 486,
Tosco. Agustín I. VII, 357; IX, Troncoso, Familia. ll, 135. 532: X, 162.
234. Troncoso, Manuel. ll, 152. Ugarteche, lose Francisco. IV,
Tounens, Orllie-Antoine de. Vl, Troncoso y Echagüe, luan Blas. 402. 403; Vl, 466.
416. lll, 398. Uhart, Hebe. X, 125.
Touraine, Alain. VII, 398. Trostiné, Rodolfo. lll, 366; Vl, Ulanovsky, Carlos. IX, 360, 361.
Tours, Martín de, Santo. lll, 487: X, 236. 391, 392; X. 197.
l 19. Trotz. Vlll, 269. Ulla, Noemí. Vl, Sll.
Tovar, Alberto. ll, 468. Troyano, María F. Ill, 130. Ulloa, Antonio. lll, 263.
Tow, Martín. IX, 379. Trucco, Raúl. IX. 516. Ulloa. Nicolás de. ll, 155. 413;
Towsend Brady, Cyrus (h). IX, Trueno, Alonso. ll, 420. Ill. 443.
528 Trusso, Alfredo. Vlll, 339. Ulloa Chaves, Antonio de. lll.
466 Tracy, ‘Destutt de. X, 62. Tïrbar y Sala, Francisco. lll. 446. 432.
ÍNDICE DE NOMBRES
Unamuno, Miguel de. VI, 509; Vl, 68, 98, 223, 270, 321, 324, Valencia Carmona, Salvador. V,
VII, 508. 328, 330, 360, 361, 410, 479, 139.
Underwood Faulkner, Harold. 480, 484, 495, 497, 501; VIII, Valenti Costa, Pedro. X, 241,
IV, 247. 84, 427; IX, 408; X, 102. 242.
Undiano y Gastelú, S. de. VI, Urquiza Almandoz, Oscar F. Il, Velentinuzzi, Máximo. IX, 557.
175, 200. 125; III, 332; VI, 200, 228, Valenzuela, Arturo. VII, 553.
Ungaza. V, 127. 486, 533; X, 102. Valenzuela, Luisa. X, 124.
Unsain, Alejandro M. V, 397; Urrejola, Francisco. III, 298. Valenzuela, Pedro. VII, 282.
VIII, 405. Urruchúa, Demetrio. X, 212, Válery, Paul. X, 196.
Unzue, Saturnino E. VlII, 310. 222. Valiente Noailles, Carlos. VIII,
Uranga, Carlos. IX, 315. Urrutia, Carlos de. III, 29. 468.
Uranga, Raúl. VIII, 30. Urrutia, María de. III, 340. Valiente Noailles, Enrique. X,
Urbano VIII, Papa. ll, 442; III, Urtasun, Martín. III, 201.
383. Urtubey, Cloromido. V, 262. Valladares, Edmundo. X, 266.
Urdemanes, Pedro. VI, 546. Urzainqui, Inmaculada. III, 330. Valle, Aristóbulo del. IV, 514,
Urgell, Guimar de. VI, 384. Usinger, Owen G. V, 234. 526, 529; V, 37, 55, ll4, 120,
Uriarte, Claudio. VIII, 271. Ussher, Santiago. V, 31 l; VIII, 130, 258, 462; VI, 253, 380,
Uriburu, Alberto E. X, 157. 334. 523.
Uriburu, Dámaso. V, 198, 204. Ustáriz, Gerónimo de. III, 169. Valle, Federico. X, 255, 269.
Uriburu, Enrique. VIII, S04, Utimba, cacique. l, 281. Valle Ibarlucea, Enrique del. V,
506, 548, 534. 66; VI, 505; VII, 410, 476,
Uriburu, Familia. II, 53; V, 148. V 477.
Uriburu, Iose Evaristo. IV, 25, Valle Inclán, Ramón del. VI,
526, 529; V, 58, 110, 116, 134, Vaca de Castro, Cristóbal. l, 530; X, 281.
267, 339; VI, 380. 274, 373, 387, 388, 394. Valle Moldes, Beatriz del. VII,
Uriburu, lose Felix. VII, 19, 91, Vaca Narvaja, Fernando. VII, 175.
114, 267, 268, 269, 270, 272, 394. Vallejo, Carlos. VII, 283.
277, 279, 283, 291, 295, 411, Vacarezza, Alberto. VI, 338; X, Vallejo, Cesar. VIII, 65; X, 114.
417, 422, 424, 426, 480, 481, 129, 275. Vallejo, Gerardo. X, 266.
482, 483, 515, S20, 529, 544; Vacca, Roberto. VIl, 323. Vallejo, Norma. II, 123, 138,
VIII, 184, 186, 187, 195, 196, Vaccaro, Severo. X, 142. 146.
197, 459, 487, 534; IX, 70, Vacchina, Bernardo. IV, 187. Vallejos de Llobet, Patricia. III,
338, 429; X, 282. Vacs, Aldo. VIII, 144. 331; VI, 488.
Uriburu, Vicente de. VI, 137. Vago, Ismael A. V, 359; VIII, Vallespín, Iosé. VII, 468.
Urízar y Arespacochaga, 374. Vallespinos, Horacio. II, 146.
Esteban de. II, 98, 99, 195, Valcárcel, Zoraida I. VIII, 41. Vallina, Carlos. X, 270.
198; III, 434, Valdelirios, marqués. Véase: Valsecchi, Francisco. VII, 31,
Urmendia. III, 182. Minive, Gaspar de. 490; VIII, 512, 513, 521, 523.
Urondo, Francisco. X, 116. Valdes. VII, 418. Valverde, Ana. III, 288.
Urquijo, Myriam de. IX, 379. Valdes, Diego de. I, 472. Van Gogh, Vincent. VI, 377.
Urquiza, Iusto lose de. IV, 21, Valdes e Inclán, Alonso Iuan de. Van Suerck, Justo. III, 133, 158.
22, 23, 27, 35, 36, lll, 173, II, 324, 363; III, 381, 429. Vanarelli, Mario. X, 284.
191, 416, 419, 421, 422, 425, Valdes y de la Banda. III, 42. Vandervelde, Emile. V, 60.
427, 428, 429, 430, 431, 432, Valdez, Antonio. VI, 459, 460. Vandor, Augusto T. VII, 24, 25,
433, 434, 435, 436, 437, 438, Valdez, Gerónimo. IV, 339. 335, 340, 341, 343, 346, 356;
439, 441, 442, 444, 445, 446, Valdez, María. X, 269. IX, 231, 232, 233, 234, 243.
447, 448, 449, 451, 452, 453, Valdez, Simón de. II, 158. Vanoli, Enrique. X, 268.
454, 455, 456, 457, 458, 459, Valdano, Jorge. IX, 312. Vanossi, Iorge Reinaldo. V, 44;
460, 461, 463, 464, 467, 469, Valdivia, Luis de. I, 177. VII, 498, 499, 508, 509, 510,
470, 471, 472, 473, 474, 475, Valdivia, Pedro de. I, 280, 386, 552; VIII, 86, 343; X, 29.
476, 478, 479, 480, 486, 486. 387, 387, 388, 394, 401, 402, Vanzo, Iulio. X, 222.
491; V, 27, 33, 34, 37, 100, 403, 405, 406, 414, 438, 442, Vapñarsky, Cesar A. IV, 215,
108, 110, 161, 184, l87, 188, 446. 216; VII, 74.
197, 201, 203, 204, 207, 245, Valdivia, Víctor. VIII, 99; IX, Vaquero, Iose A. VIII, 258, 260.
246, 247, 248, 249, 250, 251, 199, 373; X, 73, ll4, 207. Varanda, Atanasio. II, 350.
252, 255, 258, 259, 260, 261, Valencia, Daniel. IX, 312. Varangot. VI, 214.
272, 281, 330, 332, 333, 352, Velencia, Mario. X, 225. ' Varela, Alfredo. X, 122, 261.
375, 382, 383, 418, 419, 420. Valencia, Marta E. VI, 63, 64; Varela, Consuelo. l, 321.
421, 424, 476, 480, 514, 524; IX, 31. Varela, Domingo, Fray. Ill, 390. 467
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Varela, Familia. IV, 95; Vl, 380. Vázquez, Anibal S. Vl, 488. Vehíls, Rafael. IX, 513.
Varela, Felipe. IV, 467, 468, 481; Vázquez, Eladio. VIII, 233. Veiga, Sebastián Javier de. Il,
V, 35, 45. 131; X, 82,101. Vázquez, Iuan Agustín. III, 335. 374.
Varela, Florencio. IV, 427; V, Vázquez, María Esther. X, 123. Veiravé, Alfredo. X, l 16.
462; Vl, 313, 320, 325, 416, Vázquez, Rafael. X, ll6. Vela, Rubén. X, llS.
473, 475, 476, 477, 487. Vázquez, Santiago. IV, 396. Velarde, Max. X, 162.
Varela, Héctor. IV, 41, 95, VI, Vázquez de Agüero, Juan. II, Velasco, Andrés. IX, 80.
495, 524. 222. Velasco, Bernardo de. V, 174.
Varela, Héc r Benigno. VII, Vázquez de Ayllón, L. l, 347. Velasco, Jorge. VI, 478.
250;VlII, l , 1382. Vázquez de Espinosa, Antonio. Velasco, Luis de. l, 267.
Varela, Iuan de la Cruz. III, l, 279; Il, 93, 95, 98, 105, 106. Velasco, Mariano, Fray. III, 389,
299: ÍV, 380; VI, 3l3, 317. Vázquez de Liaño, Tomás. II, 390.
320, 326, 393, 465, 466, 468; 417; lll, 441. Velasco, Matilde. I, 63.
474, 487, 522. Vázquez de Pestaña, Lope. I, Velasco y Tejada, Manuel de.
Varela, Lorenzo. X, 233. 432. III, 429.
Varela, Mariano. IV, 41, 491; V, Vázquez Lucio, Oscar E. VI, Velazco, Bemardo de. Ill, 437;
222; VI, 495. 524. 487. IV, 286, 287, 413.
Varela, Rufino. IV, S12; V, S03. Vázquez Ocampo, Iosé María. Velazco, Leopoldo. VII, 263.
Varela Domínguez de Ghioldi, VIII, 143. Velazco Alvarado, Juan. Vll,
Delfino. V, 44. Vázquez Presedo, Vicente. VI, 376.
Varela Marcos, Iosé. II, 281. 124, 171; Vlll, 520, 548, 575; Velázquez, Diego de Silva. Vl,
Varela Marcos. Jesús. I, 348. IX, 112, 145, l46, 181, 453; 352.
Varela y Ulloa, José. Ill, 41 l. x, 92, Velazquez, Guillermo. Vll, 140.
Varetto, Juan C. V, 354, 360;
Vlll, 365, 368, 369, 374.
Vázquez Trujillo, Francisco. III,
200 Il, 157.
Velázquez Menéndez, Familia.
Varetto de Canclini, Agustina. Vázquez Vialard, Antonio. Vlll, Vélez. lll, 146.
V, 360. 438, 443. Vélez, Andgona. X. 130.
Vargas, D. de. l, 347. Vázquez Viera, Emilio. VII, 397, Vélez, Bemardo. V, 381, 385.
Vargas, Getulio. VII, 284; Vlll, 469, 510. 386, 387, 431.
113: X, l76. Veas, Abel de. lll, 236. Vélez, Luis. V, 120.
Vargas, Luján de. Ill, 100. Vedia, Agustin de. IV, 468; V, Vélez, Oscar G. Vlll, 21 l.
Vargas Llosa, Mario. X, 123. 432, 437, 503. Vélez Coria, Ramón. Vll, 281.
Vargas Machuca, Bemardo de. Vedia, Enrique de. Vl, 304, 306; Vélez de Mendoza. l, 339.
Il, 159, 353, 380. Vll, S21. Vélez Sarsfiel. Dalmacio. IV.
Vargas Ponce. I, 325. Vedia, Joaquín. Vl, 524; X, 277. 446, 457, 484, 488, 489, 491.
Vargas Ugarte, Rubén. ll, 415; Vedia, Nicolás de. V, 195. 494, 504; V, 25, 33, 34, 37,
Ill, l3l. Vedia y Mitre, Mariano de. V, 260, 279, 321, 322, 323, 328.
Varona, Gaspar. III, 434. 41, 120, 310; Vl, 486, 487; 333, 334, 344, 378, 382, 383.
Varsavsky, Oscar. Vlll, S17; IX, Vll, 284, 482; Vlll, 429; X. 384, 387, 388, 402, 428, 431:
578. 32, 156, 286. Vl, 413, 432, 494: Vlll, 428.
Varzi, Achille. lX, 322, 323. Vedoya, luan Carlos. Vl, 127, 429, 430, 43], 432, 442.
Vasallo. Angel. VII, 38; X, 49, 273. Vellard, lehan A. l, 80, 81.
53. Vega, Carlos. Vl, 400. 542, 555, Velles, Tomás. Vll, 410.
Vasarely, Víctor. X, 227. 558, 560, 561; lX, 271, 303. Veltman, Martinus. lX, SSS.
Vasconcelos, Antonio Pedro. l, Vega, Diego de. ll, 158, 272; Ill, Vena, Angel Domingo. X, 220.
325; ll, 328, 364. l6 l. 235.
Vasilachis de Gialdino, Irene. X, Vega, Iorge de la. IX, 259; X. Veniard, luan María. Vl, 385,
22. 228, 230. 400, S64: X, 239, 253, 292.
Vasquez. Anibal S. Vl, 513. Vega, Lope de. Ill, 292; Vl, 557. Venier. Bruno. X, 2] l.
Vassena, Pedro. lX, 248. Vega, Maria de la. lll, 133, 137. Ventura. Gioachino. VI. 278.
Vatel, Carlos. V, 389. Vega, Pedro de. lll, 377. Ventura Flores Pirán. Eduardo.
Vatteone, Augusto. X. 261. Vega, Santos. Vl, 320, 32], 329. V, l38.
Vauban, Sebastien le Preste, 336. 518, 523, 556, 559: X. Vera. Beatriz de. lll, 150.
marqués de. ll, 73. 156. Vera, Cruz. Vll, 282.
Vaulx, Henry de la. IV, 187. Vega, Urbano de la. IV, S07. Vera de Flachs. María Cristina.
Vaz, Oscar. X, 204. Vega, Ventura de la. Vl, 2| l. Vl, 274; lX, 397. 423, 587.
Vaz de Caminha. Pero. l, 357. Vega Belgrano, Carlos. Vl, 381. Vera Ocampo, Raúl. X. ll6.
Vazeilles, lose. VII. 297, 429, Sl l. Vera Peñaloza, Rosario. Vl, 299;
468 468. Vehil. Luisa. X. 283. lX, 400. 401.
ÍNDICE DE NOMBRES
Vera Vallejo, Iuan Carlos. VIII, 88, 115, 116, 126, 233, 235, Vidal, Miguel Angel. X, 228.
462. 255, 316, 377, 383, 388, 389, Vidal de Battini, Berta Elena.
Vera y Aragón, Alonso de. I, 33, 393, 411, 416, 417, 430, 438; VI, 540, 561, 562; IX, 271; X,
431, 434, 438, 450, 469; lll, VI, 356. 128.
427. Vertut, I. I, 231. Vidal de la Blache, Paul. I, 62.
Vera y Aragón, Francisca de. III, Ves Losada, Alfredo. X, 22. Vidart Linares, Iuan. III, 339.
293. Vespucio, Américo. I, 339, 341, Vadarte, Walter. X, 264.
Vera y Aragón, Pedro de. III, 349, 356, 358; X, 71. Videla, Eleazar. VIII, 155, 196,
135 Vessuri, Hebe. 1X, 531; X, 29. 197.
Vera y Mujica, Antonio de. II, Vetolaza y Luna, Iuan Vicente Videla, Horacio. IV, S08; VII,
156, 363; III, 434. de. III, 376. 282.
Vera y Pintado, Bernardo de. Veyga, Tomás de. IX, 253. Videla, Jorge Rafael. VII, 26, 27,
IV, 319; V, 173. Vezzetti. Hugo. VIII, 494. 352, 381, 382, 383, 386, 387,
Vera y Zárate, Iuan Alonso de. Viale, Familia. VI, 183. 388, 389, 397, 400, 453, 455,
II, 99, 154, 156; HI, 432. Viale, Oscar. X, 131. 456, 505, 517, 536, 545; VIII,
Verazzi, Baldasarre. VI, 359, Viamonte, Iuan Iosé. IV, 283, 124, 128, l3l, 133, 248, 251,
360. 297, 386, 403, 404, 424; V, 252, 253, 254, 255, 256, 257,
Verbitsky, Bernardo. IX, 345; X, 104, 186, 187, 242, 320, 350, 259, 260, 351, 353, 354, 355,
122. 381, 474, 475; VI, 468. 356, 359; IX, 107, 238, 357,
Verbitsky, Horacio. VII, 358, Viana, Francisco Iavier de. III, 490; X, 194.
377. 436. Videla, Iuan de Dios. IV, 466.
Vercesi, A. VIII, 521. Viana, Ioaquín. II, 329, 336. Videla, Ricardo. VII, 274, 282.
Verdaguer, Iosé Aníbal. II, 106, Viana, Sofia. IV, 216. Videla del Castillo. IV, 391.
124, 414; IIl, 160; V, 309. Viau, Domingo. X, 162. Videla del Pino, Nicolás. III,
Verdevoye, Paul. III, 332. Vicchi, Adolfo. VII, 282, 294, lll, 257, 277, 382, 446; V,
Verdross, Alfred. VIII, 441. 495. 281, 293.
Verdú, Pablo Lucas. V, 45. Vicens Vives, Iaime. I, 364; II, Videla Dorna, Daniel. VII, 417,
Verdum de Villaysán, 178; IV, 246. 483.
Bernardino. III, 445. Vicent, Antonio. V, 307. Viedma. II, 277.
Vergara. VI, 335. Vichi, Adolfo. VII, 418. Viedma, Andrés. III, 411.
Vergara, Carlos N. VI, 297, 306. Vico, Giovanni Battista. VI, Viedma, Antonio de. Il, 72; III,
Vergara, Ignacio. III, 346. 41 l.
Vergara, Iuan de. ll, 157, 158, Victoria, Eusebio, Fray. III, 374. Viedma, Francisco de. II, 40, 72;
159, 437; III, 134, 135, 136, Victoria, Francisco de, Fray. I, III, 41 l.
137, 138, 156, 158. 426, 431, 432, 434, 443; II, Viehweg, Theodoro. VIII, 421.
Vergara, Miguel Angel. II, 414, 151, 394, 398, 402, 434, 436; Viejobueno, Ioaquín. V, 263.
430, 466; V, 309; X, 75. III, 442. Viel Temperley, Héctor. X, 116.
Vemazza, Iorge. VII, 360; VIII, Victoria, Marcos. VI, 306; X, Vieyra, Emilio. X, 267.
350. 114. Vieytes, Iuan Hipólito. III, 238,
Verne, Iulio. VI, 418. Victoria, Maximio. VI, 299. 251, 266, 271, 323, 324, 325,
Vernengo, Aníbal. VIII, 210. Victoria, Reina de Inglaterra. 326, 327, 329, 330, 331, 332,
Vernengo, Roberto José. X, 59. VI, 420. 394; IV, 258, 268, 279; V, 14,
Vernengo Lima, Héctor. VIII, Victoriano de León, Manuel. II, 441, 442; VI, 261, 457.
218. 205. Viggiano Esaín, Iulio. V1. 560;
Vernet, Iuan. VIII, 385. Victorica, Benjamín. IV, 165, IX, 271.
Vernet, Luis. V, 192, 193, 351. 186, 445, 446, 452; V, 110, Vigil, Constancio C. IX, 333,
Vernier, Sergio. VIII, S16. 123; VI, 497. 335, 338, 341.
Vernon, Eduardo. II, 330. Victorica, Bernardo. V1, 136. Vigil, Familia. IX, 385.
Verón, Eliseo. VII, 322, 354, Victorica, Iulio. IV, 451, 480. Viglino, Ernesto Raúl. VIII, 467.
400, 466; X, 29, 38. Vicuña Mackenna, Benjamín. Viglione de Arrastía, Hebe. Il,
Veroni, Rapul. X, 156. IV, 346, 451; VI, 98, 228. 125.
Verrier, Roberto A. VIII, 512. Vidal. IV, 527. Viglizzo, Ernesto. IX, 59.
Verstraete, Iuan M. VIII, 516. Vidal, Emeric Essex. VI, 27, 33, Vignale, Pedro I. X, 133.
Vértiz y Salcedo, Iuan Iosé de. 47, 139, 174, 210, 214, 350, Vignart, Uberto. VII, 278.
II, 3l, 36, 39, 40, 70, 71, 72, 351. Vignati, Milcíades A. I, 28; VII,
73, 76, 78, 81, ll7, 144, 176, Vidal, Gardenia. VIII, 41. 173, 175; X, 149.
195, 244, 260, 266, 267, 270, Vidal, Iuan Ramón. VII, 278, Vignaux, Iuan Carlos. I, 356;
271, 272, 274, 275, 342, 343, 482. IX, 508, 542.
345, 366, 367, 369, 370; Ill, Vidal, Mateo. V, 322, 381. Vignes, Alberto. VIII, 123, 136. 469
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Vignola, Giacomo Barozzi da. Villarreal, Juan C. VII, 124, 130, Vitelli, Guillermo. IX, 80.
II, 58. 138, 141. Vítolo, Alfredo. VII, 282.
Vigny, Alfred de. VI, 327. Villarreal, Segundo V. IX, 493. Vitoria, Francisco. IlI, 375.
Vigo, Abraham. X, 212. 220. Villarroel, Diego de. l, 420. Vitoria, Francisco de. Il, 213,
Vigo, Iuan M. VII, 354. Villaroel, Familia. I, 44.1. 214, 215, 283, 287; V, 15.
Vigodet, Gaspar de. III, 437; IV, Villarroel, Gaspar de, Fray. II, Vitruvio Polión, Marco. I, 447.
288, 289, 291, 294, 295, 296. 390, 409; 111, 263, 264, 293. Vittori, losé Luis. Ill, 31 l.
Vigue, Alonso, Fray. 11, 285. Villarruel, losé C. 1X, 21 l. Vitulo, Alfredo C. 11, 88.
Viguera, Pedro. IlI, 378. Villava, Victorián de. Il, 274; Vivaldi, Familia. I, 287, 327.
Vila, MA. I, 255. lll, 258; V, 443, 446. Vivante, Armando. VI, 562.
Vilar, Pierre. X, 89. Villegas. IV, 56. Vivas, Mario Carlos. V, 403.
Vilas, Acdel Edgardo. VII, 385; Villegas. III, 262. Viveros, Felipe. III, 348.
VIII, 254.‘ Villegas, Alejo. V, 383. Vivez, Francois. III, 214.
Vilas, Guillermo. VII, 35; IX, Villegas, Iosé de. Ill, 212. Viviano, Osvaldo. X, 157.
306. Villegas, Miguel. V, 322. Vivot Cabral, María Inés. IX,
Vilas, Oscar. IX, S29. Villegas, Osisis. Vlll, 233. 262.
Vilaseca, Clara. VI, 227. Villegas, Sixto. V, 386, 390. Vocos Lescano, Jorge. X, 115,
Vilaseca, Héctor. VIII, 575. Villegas Basavilbaso, Benjamín. 122.
Vilches, Antonio M. 1X, 528. 1V, 312: V111, 86, 455. Vogelius, Federico. X, 149, 193.
Villacastin, Tomás de. Ill, 316. Villemur, Juan P. Vlll, 160, 176. Voirnba, cacique. l, 281.
Villacorta y Ocaña, Nicolás de. Villergas, Juan M. Vl, 501. Volney, Constantin Francois de
Il, 96, 99; III, 440. Villoldo, Angel. 1X, 272. Chasseboeuf, conde de. VI,
Villadiego, Alonso de. III, 415. Villoldo, Oscar Hermes. X, 116, 463, 464.
Villafañe, Benjamín. VI, 475; 198. Volta, Alessandro. Vl, 405.
VIl, 264, 286, 296; V111, S8; Villoresi. IX, 322. Voltaire, Francois-Marie
IX, 18. Villota, Cipriano Santiago. 111, Arouet. lll, 255, 266, 268.
Villafañe, Familia. lI, 173.
Villafañe, Segundo. VI, 336.
Villagómez y Adrigó, Iuan. III,
229, 378, 381.
Viloria, I. de. l, 347.
Viltipoco, cacique. l, 28, 95,
463. _
269; 1V, 222; V, 65; Vl, 456.
Walters, Vernon. VIII, 259. Wesker, Arnold. X, 130, 280. Wiñar, David L. IX, 454, 455.
Walter, Richard. IV, 540; V, 74; Westerkamp, Iosé F. IX, S55, Wiseman. VI, 417.
VII, 296, 297; VIII, 41. 557. Witcomb, Alejandro. V, 222,
Warburg, Otto. IX, Sl l. Westphal, Francis H.V, 355. 221, 460; Vl, 235, 242, 359,
Warley, Iorge A. VII, 323; IX, Weyenbergh, H. VI, 410, 421. 381; X, 216.
495. Weyne, O. IV, 105. Wladimirovich, Germán Boris.
Warnes, Ignacio. IV, 301, 302, Whaits, Robert. V, 351. VII, 406.
310, 31 l. Wharman, Dror. IV, 158. Wojtyla, Karol. Véase: [uan
Warnes, Mateo Iosé de. III, 398. Wheelwright, William. IV, 95, Pablo II, Papa.
Warren, G.F. V, 494. 486; V, 129, 352; VI, 194. Wolf, Sergio. X, 270.
Washington, George. IV, 435; V, Whigham, Thomas. VI, 64. Wolfe, Tom. IX, 352.
182. Whitaker, A.P. VI, 37. Wood, Alice B. VIII, 367.
Wassennan, August Paul. DL, 261. White, Gilbert. VI, 417. Wood, Tomas B. VIII, 364.
Wast, Hugo. Véase: Martínez White, Gregorio Pío. IV, 292. Woodward, Sandy. VIII, 299.
Zuviría, Gustavo. White, Guillermo. Vl, 421. Woollands, Luis. VI, 560.
Wasylyk, Myjailo. VIII, 386. Whitelocke, Iohn. II, 378, 379. Worswick, G.D.N. VIII, 516.
Watkins. X, 92. Wierix, Jerónimo. III, 339. Wrigth, Francisco A. VI, 468,
Watson, G.M. VIII, S42. Wieworka, Michel. VIl, 396, 475.
Weber, Max. VII, 266, 537, 548; 397. Wright, Pablo. VII, 173, l77.
IX, S8; X, 13, 16. Wilbert, Iohannes. VIl, 147. Wright, Winthrop R. Vl, 126,
Webster. V, 29, 36, 38. Wilcock, Iuan Rodolfo. X, 115, 202; IX, 147, 182.
Wechsler, Diana B. X, 234, 235. 122. Wroblesky, Ierzy. X, S9.
Weddell. I, 257. Wilcocke, Samuel Hull. III, 145, Wulff, Christian. V, 183.
Wedovoy, Enrique. III, 102. 159, 409. Wullicher, Ricardo. X, 266, 267.
Weert, Sebald de. II, 339. Wildbrunn. IX, 258. Würechmidt, José. IX, 549.
Weger. II, 58. Wilde, Diego. IV, 439.
Weil, Adolfo. VIII, 399. Wilde, Eduardo. IV, 528; V, 53, X
Weil, Félix I. IX, 83, 112. 54, lll, 137, 336, 337, 390,
Weiland, Walter G. X, 122. 392; VI, 288, 332, 338, 422. Xarque, Francisco. II, 443; III,
Weil], Georges. VI, 511. 502, 520. 196, 197, 207, 209, 212, 218.
Weinberg, Félix. III, 331; IV, Wilde, Iosé Antonio. Vl, 138, 223, 245, 279, 298, 348.
268, 508; V, 44; VI, 62, 453, 214, 227, 319, 400, 471, 516, Xifra Heras, Jorge. V, 101.
487, 564. 532. Ximénez. III, 263.
Weinberg, Gregorio. III, 399; Wilde, MJ. X, 96. Ximénez de Paz, Familia. II,
IV, 268; V, 74; VI, 273, 427; X, Wilde, Santiago. VI, 465, 467. 135.
126, 146. Wiley, Norbert. VII, 140. Ximénez de Paz y Márquez,
Weingarner. IX, 258. Wilkes. I, 257. Isabel. II, 135.
Weinstein, Daniel F. IV, S39; X, Wilcken, Guillermo. IV, 215,
96. 216. Y
Weintraub, S. VIII, 574. Wilkins, Mira. VI, 202.
Weis, Ignacio. IV, 423. Willey, G. R. I, 106. Yablon, Ariel. X, 270.
Weisbach, Alberto. X, 274. Williams, Adolfo Tomás. IX, Yaciendí. III, 197.
Weisberg, Pablo. X, 288. 508. Yacuhy, barón de. V, 197.
Weisbrot, Robert. VIII, 399. Williams, Alberto. IV, 39; Vl, Yahni, Roberto. X, 133.
Weisel, Eli. VIII, 399. 394, 400; VII, 86; IX, 264; X, Yaloshi. IV, 165, 185.
Weiss, Ana. IX, 306. 253. Yancey, Benjamín. IV, 444.
Weiss, Federico. IX, 544. Williams, Amancio. VII, 184. Yanez Gallardo, C. VII, 108.
Weiss, Jorge. IX, 348. Williams, Ike. IX, 327. Yankelevich, Iaime. IX, 367,
Wellesley, marqués de. V, 176. Williams, John H. V. 503, 504, 375, 377, 379, 382.
Welser, Familia. I, 370. S35; VIII, 506; IX, 145, 146. Yankelevich, Pablo. VI, 274; IX,
Wensell, Egil H. V, 359; VIII, Williams Alzaga, Enrique. Il, 493.
373. 382; VI, 97, 345. Yannuzzi, María de los Angeles.
Wentzel, Claudia. III, 100, 101; Willis, I.C. I, 256. VII, 397.
VI, 64, 200. Wilson, Anthony. VIII, 285. Yánover, Héctor. X, 116, 162.
Wernicke, Edmundo. III, 131, Wilson, O. VIII, 542. Yanzón, Martín. IV, 409, 410.
279, 3 l l. Wilson, Tomás. IV, 295. Yáñez Pinzón, Vicente. I, 339,
Wernicke, Enrique. X, 123. Windscheid, Bernardo. V, 371. 340, 356, 368.
Wernicke, Raúl. IX, S05, S06, Wine. IX, 307. Yáñiz. II, 174.
508, 528, 532, 550. Winter, G. IX, 532. Yapp, M. E. VIII, 387. 471
ÍNDICES GENERALES DE LA OBRA
Yapuguai, Nicolás. III, 317. Yutang, Lin. IX, 261. Zappi, Enrique V. DK, 508. 536.
Yapuguay, Nicolás. II, 452. Yves, Raúl E. VIII, 516. Zaprojetz, Kapitov. IX, 258.
Yarza Femández, Luis. I, 322. Zaquazarí. III, 209.
Yateman. IV, 448. Z Zar, Marcos A. VIII, 210.
Ybot León, Antonio. II, 429. Zárate. II, 161.
Yeannes, Ana. I, 63. Zabala, Antonio. IV, 290. Zárate, Dora P. de. Vl, 559.
Yelpo, Iosé Antonio. VIII, 210. Zabala, Bruno Mauricio de. II, Zárate, Fernando de. I, 428.
Yepes, Diego de, Fray. III, 343. 231, 302, 327, 328, 364; HL Zárate, José Ignacio. IV, 306,
Yesner, D. I, 232. lll, 205, 221, 430, 437. 310.
Ygobone, Aquiles D. VIII, 57, Zabaleta, Diego Estanislao. II, Zárate, Juana de. I, 428, 429,
74, 76. 176; III, 395; V, 25, 279, 310, 438.
Ynestares Aguado, Roque de. 314, 315, 316, 320, 322. Zárate, Hemando de. I, 435,
Véase: Nestares Aguado, Zabaleta, Mariano. III, 398; V, 464; Il, 230; lll, 427, 432.
Roque de. 315, 319, 322. Zárate, Pedro de. I, 425, 426.
Yofre, Felipe. IV, 480; V, l20, Zaccagnini, Antonio. VI, 505. Zárate, Tomás de. III, 377.
140. Zach, Franz Xaver von. VI, 405. Zarazaga, Carlos. IX, 82.
Young, Arthur. VIII, 527. Zacuto. Abraham. I, 352. Zarazaga, Marcial I. V11, 483.
Young, Edward. III, 252. Zadoff, Efraim. VII, 109; VIII. Zarco, Francisco Domingo. Il,
Young, Frank George. IX, 51 l. 400. 31.
Young, Iohn. VIII, 527. Zalazar Altamira, Iosé María. Zarrilli, Adrián Gustavo. 1X, 32,
Young, Terry. Di, 327. VII, 475. 34; X, 109.
Young, Thomas. V1, 405. Zalduendo, Eduardo A. VIII, Zarza Mensaque, Alberto. VII,
Yrigoyen, Hipólito. IV, 25, 26, 517; IX, 182, 206, 207. 550.
517, 519, 530, 531, 537, 539: Zalduendo, Horacio. VI, 126, Zaspe, Vicente Faustino. V111,
V, 57. 66, 67, 140, 148, 370; 201. 338, 339, 341, 342, 352, 355.
V1, 443, 448; V11, 17, 18, 19, Zalewsky. IX, 258. Zatuszek, Carlos. IX, 320.
36, 44, 77, 85, 86, 105, 186. Zambra, Eduardo R. IX, 530. Zavala, Bruno Mauricio de.
210, 236, 237, 238, 239, 240. Zamora, Antonio. IX, 338; X, Vase: Zabala, Bruno
241, 242, 243, 244, 245, 246, 113,143, 151,l7l,172,l73. Mauricio de.
247, 248, 249, 250, 251, 252. 174. Zavala, Silvio A. l, 505; ll, 247.
253, 254, 255, 256, 257, 258. Zamora, Hemando de. Ill, 415. 353, 380: lll, 101.
259, 260, 261, 262, 263, 264, Zamorano. V11, S06, 544; V111, Zavala Ortíz, Miguel Angel.
266, 267, 268, 269, 270, 271. 457. V111, 143, 343.
272, 274, 275, 278, 279, 292. Zamorano, Mariano. I, 63. Zavala Rodríguez. VII, 490.
294, 295, 337, 389, 398, 412. Zamucos, Ignacio de. ll, 195. Zavaleta. VI, 34.
413, 414, 415, 416, 422, 423. Zamudio, luan de. III. 434. Zavaleta, Diego Estanislao.
432, 446, 503, 511, 515, 516. Zanetta, Alberto lose. 1X, 519. Véase: Zabaleta, Diego
518, 519, 520, 522, 524, 525. 520, S53. Estanislao.
527, 528, 529, 530, 531, 532. Zanatta, Loris. V11, 321, 426. Zavaleta. Clemente de. lV, 278.
534. 538, 539, 544, 548, 549, 432, 466; V111, 243, 333, 335. Zavalla, Alberto de. 1X, 253; X,
551;Vl1l, 14.15.17, 45, 51. Zanotti, Luis l. IX, 422, 455. 258.
52, 80, 82, 96, 99, 100, 102. Zapaca, Marcos. Véase, Zapata. Zavalla, Clodomiro. V, 31, 138,
113, 152, 179,180, 181, 182. Marcos. 436, 455; VII, 482; Vlll, 93.
184, 186, 197, 209, 234, 243. Zapata. v, 31, 13o. 419;v1n. s5. 467.
533; 1X. 14, 16, 17, 22, 23, 24. Zapata, Bartolomé. IV. 288. Zavalía, Familia. V. 148.
215, 216, 217, 337, 364, 369. Zapata, Floriano. Vl, 250. Zavalia, Salustjano. 1V, 434.
372, 401, 425, 426, 427, 428. Zapata, Juan A. Vlll, S16. 436.
429, 469, 571; X, 79, 96, 107. Zapata, Marcos. Ill, 339, 340, Zavalia Matienzo, Roberto. l,
118,171,173, 256, 266. 345. 442.
Yriondo, Manuel de. IX, 431. Zapata, Martín. 1V, 433, 434. Zavalla. V, l 17.
Yrurtia, Rogelio. V1. 378, 379, 435, 436; Vl, 497. Zea, Francisco Antonio. 1V. 234.
382, 384. Zapata Gollán, Agustin. l, 443, Zea, Leopoldo. V. 74.
Yudnovsly, Oscar. 1X, 268. 475: ll. 180, 380: lll, 129. Zeballos. Estanislao. IV, 40, l74.
Yujnovsky, Oscar. V11, 207. 162. 176.186. 461, 480, 527: V.
Yunque, Alvaro. Véase: Galdolfi Zapater, Horacio. ll, 206. 120.125.136.139, 213, 214.
Herrero, Arístides. Zapico de Scheverin. Vlll, 94. 224, 225, 226, 228, 234, 338.
Yupanqui, Atahualpa. Véase: Zapiola. Bonifacio. lll, 398. 341: V1, 98, 248. 249, 256.
Chavero, Héctor Roberto. Zapiola, lose Matias. IV, 326, 331, 333, 344. 413, 415, 441.
472 Yupanqui, Tito. 111, 336. 332. 447, 506, 511. 521, 524: V11.
ÍNDICE DE NOMBRES
475; VIII, 54, 425; X, 149. Zinny, Augusto. IX, 260. Zubiaur, Iosé B. VI, 297, 298.
Zeballos y Bustillo, Ignacio. II, Zinny, Mario Antonio. IX, 260, Zubieta, Martín. VII, 399; IX,
425. 261. 361.
Zeberio, Blanca. III, 103; VI, Zito Lema, Vicente. X, 193. Zubillaga, Félix. II, 414.
126; IX, 32. Zizur, Pablo. III, 406. Zuccherino, Ricardo Miguel.
Zegada, Escolástico. V, 290. Zoffoli, Ena. II, 467. VII, 509; VIII, 93.
Zeitlin, Israel. IX, 342; X, 113, Zola, Emile. Vl, S09, 518. Zucchi, Carlos. IV, 190; VI, 351.
130, 133, 285. Zola, Emilio. X, ll7. Zügel, Heinrich von. VI, 376.
Zelada, Francisco de. IV, 322, Zonza Briano, Pedro. VI, 378. Zuleta, Emilia de. VI, 513; X,
323. Zorilla, Rubén. IV, 426. 160, 175, 197.
Zelaya, Cornelio. IV, 302, 303. Zorita, Pedro de. l, 426. Zuleta Alvarez, Enrique. V, 73,
Zelaya, Iuan Antonio. Il, 83. Zorraquín, Angelino. VII, 271. 75; Vl, 450; VII, 265, 297,
Zemborain, Familia. VI, 353. Zorraquín Becú, Horacio. IV, 420, 431, 468, 556; VIII, 335;
Zemborain, Iosé de. Il, 424; III, 481, 540; V, 45; VI, 346, 512; X, 96, 109, 180, 199.
365. VIl, 294; X, 163. Zuloaga, Angel María. VIII,
Zender Langer, Salomón. IX, Zorraquín Becú, Ricardo. I, 191, 210; IX, 184.
520 XIX, 349, 409, 505; Il, 227, Zuloaga, Ignacio. X, 203
Zenteno, Pedro A. IV, 434, 435; 229, 233, 242, 248, 249, 253. Zuluaga, Rosa M. II, 105, 124.
V, 328. 281, 314, 315, 316, 350, 415; Zumarán, Adriana. X, 118.
Zer, Iosé de. IX, 388. IIl, 425, 448; IV, 378; V, 15, Zúñiga y Acevedo, Gaspar de. I,
Zevallos. Ill, 265. 22, 42, 43, 44, 45, 103, 104. 436.
Zía, Lisardo. VII, 271. 113, 122, 138, 368, 384, 399, Zurbarán, Francisco de. III,
Ziegler. V, 499. 401, 402, 505, 537, 559; VII, 340.
Zigur, Pablo. III, 386. 551; VIII, 405, 442, 467; X, Zuretti, Iuan Carlos. II, 414,
Zilzer, Vera. X, 225. 93, 94, 104. 429; III, 402; V, 309; VIII,
Zimmermann, Eduardo A. IV, Zorrilla, Benjamín. VI, 295. 333.
133, 155, 156, 541, 543; V, 74; Zorrilla, Rubén H. VII, 296; X, Zurueta, Tomás. VIII, 180, 186.
Vl, 427, 450; Vll, 431, 467; 22. Zuviría, Facundo. IV, 433, 436,
VIII, 404, 493, S30. Zouví, Susana. VIII, 75. 437, 438; V, 44, 126, 288, 328,
Zimmermann, Iuan L. V, 348. Zubarry, Olga. X, 260, 261. 330, 368; VI, 475.
Zingoni, Iosé María. IV, 216. Zubeldía, Iuan. III, 415. Zweig, Stefan. IX, 261.
Zinny, Antonio. IV, 423; V, 103; Zubeldía, Osvaldo. IX, 31 l, 312. Zymelman, Manuel. VI, 97, 166,
Vl, 431, 433, 457, 477, 484. Zuberbühler, Carlos. VIII, 54. 169; IX, 30, 68, 81, 82, 112,
485, 486, 487, 488, 517; X, Zuberbühler, Luis. VI, 380; IX, 145; X, 89.
152. 20, 200.
473
COLABORADORES DEL TOMO X
476
ÍNDICE
académica 14
La “presociología” y la Sociología Los filósofos católicos
Otras expresiones y tendencias
53
55
La Sociología científica l7 Otros congresos 57
Figura y aporte de Gino Germani 18 La filosofía y las disciplinas.
La producción sociológica particulares. Los nuevos problemas.
y sus autores 19 La presencia argentina en el mundo 59
El ensayo sociológico o la La filosofía en el país 62
“parasociología” 22 Orientación bibliográfica 64
Sociales 24
El contexto social y las Ciencias
58. LA HISTORIOGRAFÍA 67
disciplina 26
La Ciencia Política como nueva Beatriz I. Moreyra
La profesionalización y la
La Ciencia Política en la Argentina 28 institucionalización de la Historia.
La producción académica 31 La Nueva Escuela Histórica 67
Los temas y el tema del peronismo 34 La institucionalización
Problemas y obstáculos y profesionalización de la disciplina
de las Ciencias Sociales 35 en el interior en la primera mitad
A modo de conclusión 37 del siglo xx 74
- Orientación bibliográfica 37 Historia y contrahistoria: una
aproximación al revisionismo
histórico y su evolución 76 477
Nuevas corrientes historiográficas Continente y De frente 181
y rupturas 83
(1955- 1966). Continuidades Realidad e Image Mundi 182
La persistencia de Sur 184
La expansión y la especialización
historiográficas 9l de plomo” 186
186
Después del peronismo. Los “años
Contorno
Las historiografias provinciales 100
Algunas obras generales y revistas 104 La influencia de la
Orientación bibliográfica 105 Revolución Cubana 188
Revistas comunistas 190
5 9. LA LITERATURA 1 1 1 Los años setenta l9l
A modo de conclusión 194
La poesía ll 17
ll
Antonio Requeni
479
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ACAtQÏT-L‘. 7-“ ‘, ÍEÏÁJRIA
h ; Ej ., 2p a r-¿{ÏA
PLAN GENERAL DE LA OBRA
Tomo I
PRIMERA PARTE: La Argentina aborigen.
La conquista española (siglo XVI)
Tomos Il y III
SEGUNDA PARTE: La Argentina
en los siglos XVII y XVIII, hasta 1810.
Tomos IV, V y VI
TERCERA PARTE: La configuración
de la República independiente (l8lO-c.l9l4).
I\H\ 950-49 mu 2
o 7895014 9101.3!
PLAN ETA