136 El Ultimo Combate de Lenin PDF
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EL ÚLTIMO COMBATE
DE LENIN
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EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Libro 136
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Moshe Lewin
Colección
SOCIALISMO y LIBERTAD
Libro 1 LA REVOLUCIÓN ALEMANA
Víctor Serge - Karl Liebknecht - Rosa Luxemburgo
Libro 2 DIALÉCTICA DE LO CONCRETO
Karel Kosik
Libro 3 LAS IZQUIERDAS EN EL PROCESO POLÍTICO ARGENTINO
Silvio Frondizi
Libro 4 INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA DE LA PRAXIS
Antonio Gramsci
Libro 5 MAO Tse-tung
José Aricó
Libro 6 VENCEREMOS
Ernesto Guevara
Libro 7 DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO - DIALÉCTICA DE LO IDEAL
Edwald Ilienkov
Libro 8 LA DIALÉCTICA COMO ARMA, MÉTODO, CONCEPCIÓN y ARTE
Iñaki Gil de San Vicente
Libro 9 GUEVARISMO: UN MARXISMO BOLIVARIANO
Néstor Kohan
Libro 10 AMÉRICA NUESTRA. AMÉRICA MADRE
Julio Antonio Mella
Libro 11 FLN. Dos meses con los patriotas de Vietnam del sur
Madeleine Riffaud
Libro 12 MARX y ENGELS. Nueve conferencias en la Academia Socialista
David Riazánov
Libro 13 ANARQUISMO y COMUNISMO
Evgueni Preobrazhenski
Libro 14 REFORMA o REVOLUCIÓN - LA CRISIS DE LA
SOCIALDEMOCRACIA
Rosa Luxemburgo
Libro 15 ÉTICA y REVOLUCIÓN
Herbert Marcuse
Libro 16 EDUCACIÓN y LUCHA DE CLASES
Aníbal Ponce
Libro 17 LA MONTAÑA ES ALGO MÁS QUE UNA INMENSA ESTEPA VERDE
Omar Cabezas
Libro 18 LA REVOLUCIÓN EN FRANCIA. Breve historia del movimiento obrero en
Francia 1789-1848. Selección de textos de Alberto J. Plá
Libro 19 MARX y ENGELS
Karl Marx y Fiedrich Engels. Selección de textos
Libro 20 CLASES y PUEBLOS. Sobre el sujeto revolucionario
Iñaki Gil de San Vicente
Libro 21 LA FILOSOFÍA BURGUESA POSTCLÁSICA
Rubén Zardoya
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Anatoli V. Lunacharsky
Tesis sobre los problemas de la crítica marxista, 1928
https://elsudamericano.wordpress.com
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EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
ÍNDICE
PREFACIO
Capítulo I
UNA DICTADURA EN EL VACÍO
Capítulo II
LA NEP, ESA DESCONOCIDA
Capítulo III
EL ECLIPSE DE LENIN
Capitulo IV
STALIN, TROTSKY Y LOS GEORGIANOS
Capítulo V
EL ENFERMO Y SU GUARDIÁN
Capítulo VI
“EL TESTAMENTO” DE LENIN
Capítulo VII
“EL ASUNTO CLANDESTINO”
Capítulo VIII
RUSIA ENTRE OCCIDENTE Y ORIENTE
Capítulo IX
PARA UNA REFORMA DE LAS ESTRUCTURAS
GUBERNAMENTALES
Capitulo X
SI LENIN HUBIERA VIVIDO
ANEXOS
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Moshe Lewin
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EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
PREFACIO
1
Nueva Política Económica.
13
Moshe Lewin
Estas notas son tan importantes por su contenido como singulares por su
forma. Están presentadas en forma de un cuaderno con cuatro columnas:
fecha, nombre de la secretaria de servicio, encargos recibidos, notas sobre
su ejecución; en esta última columna también figuran observaciones
relativas a los acontecimientos acaecidos en el transcurso de la jornada de
trabajo en la oficina del presidente del Sovnarkom, del Consejo de
Comisarios del Pueblo.
2
Voprosy Istorii, 1963, núm. 2. El “Diario” también se reproduce en Sotchinenija (Obras)
de Lenin, tomo 45, págs. 455-486; la traducción francesa en Cahiers du monde russe et
soviétique, núm. VI I-2, abril-junio de 1967. Nuestras referencias (Sotch.) corresponden
siempre a la 5ª edición.
14
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Pero las notas del “Diario”, por lacónicas que sean, bastan para mostrarnos
el combate intenso y apasionado que Lenin, paralizado y sin duda
consciente de su cercano fin, libra, no sólo contra la decadencia física, sino
también contra el aparato rector de su partido. Penosamente, traza un
cuadro de conjunto de la situación del país, elabora un programa de acción
y se esfuerza en imponerlo a sus colegas del Buró Político y del Comité
Central. Este programa, que los miembros del Buró no le han pedido,
comprende, cambios importantes que alteran los métodos de gobierno, las
personas y, en parte, los objetivos. La mayoría del Buró se muestra
reticente.
15
Moshe Lewin
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Moshe Lewin
18
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capítulo I
UNA DICTADURA EN EL VACÍO
– Estáis solos: casi todos los Estados capitalistas nos lo han repetido
a cuenta de no importa qué asunto tratado con ellos. Es ahí donde
reside la dificultad esencial, es preciso darse cuenta de ello.” 4
3
Sotch., t. 44. págs. 9 y 418.
4
Discurso del 20 de noviembre de 1922. Sotch., t. 45, pág. 304.
19
Moshe Lewin
5
Ibíd., pág. 106.
20
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Por otra parte, escribirá también que el Partido es la más sólida raíz de la
dictadura, lo que constituye un fenómeno aberrante con respecto a la
teoría marxista. Bien organizados, guiados y encuadrados, las células y los
grupos locales proporcionaban a la vez jefes y ejecutores para la lucha que
se libraba en todos los frentes, para todas las tareas administrativas y
económicas. Un historiador norteamericano, que difícilmente puede
suponerse simpatizante con el comunismo, dice:
6
Ibíd., págs. 103 y 106.
7
Sotch., t. 38, pág. 170.
8
Sotch., t. 39, pág. 412 y t. 44, pág. 106.
21
Moshe Lewin
Hemos visto en una de las citas, que Lenin escribía entre comillas las
palabras: “las fuerzas de la clase obrera”. La vanguardia partisana ya no
tenía tras ella el grueso de sus tropas; su base social estuvo en lo sucesivo
entre comillas. Los cerebros más lúcidos del Partido se daban cuenta de
que él mismo estaba en cierto modo suspendido en el vacío, pero creer
que esta situación pudiera prolongarse por mucho tiempo era otra quimera
de teóricos. El vacío social en cuestión iba a rellenarse muy pronto con
fuerzas distintas de las que inicialmente se habían previsto.
9
Donald Treatgold, Twentieth Century Russia, Rand McNalIy & Co., 1959, pág. 181.
22
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Ante esta red apenas marcada por la influencia soviética, Lenin queda
perplejo y desarmado. Por otra parte, su análisis no es totalmente exacto,
ya que esta máquina se ha convertido, contra la voluntad de los
funcionarios en cuestión, en un auténtico sostén social del poder; ejecuta
mal que bien las tareas que le son asignadas por éste y a pesar de todo
está ligada a él por el hecho de que, aunque parcialmente, está constituida
por elementos adictos al nuevo régimen en una proporción más importante
que la que dice Lenin. Escuchemos a este respecto otro valioso testimonio,
el de Trotsky:
“¿Qué es lo que falta entonces? Está muy claro, lo que falta a los
dirigentes comunistas es la cultura. Consideremos el caso de Moscú:
cuatro mil setecientos comunistas responsables y una masa enorme
de burócratas. ¿Quién dirige y quién es dirigido? Dudo mucho que
pueda decirse que los comunistas dirigen, creo que puede decirse
que son dirigidos.”14
13
Véase O prodnaloge, Sotch., t. 43, pág. 234. Sotch., t. 45, pág. 95.
14
Sotch., t. 45, pág. 95.
15
Ibíd., pág. 19.
24
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
El Partido, al tener que imperar sobre los obreros que han permanecido
fuera de su organización, tiende a adoptar la misma actitud hacia los
obreros que se han unido a sus filas; y esta dominación se ejercerá con
mayor razón sobre los miembros de otras clases sociales que han podido
ser admitidos. La mayoría de obreros, incluso aquellos que trabajan en la
gran industria y que en teoría deberían ser por tanto los más sólidos
pilares del poder, son demasiado incultos para poder participar de forma
efectiva en la elaboración de la política y en el ejercicio de la función
gubernamental. Al decir esto, queremos referirnos a los obreros en cuanto
grupo, ya que, individualmente, llegaban a los puestos más altos del
Partido, que había permanecido fiel a la doctrina en este terreno y extraía
sus cuadros de las filas de la clase obrera, a veces hasta agotar la fuente.
Era la misma élite interna la única que podía asumir a la vez con éxito la
dirección de los asuntos y la educación de los miembros del Partido, ya
fueran obreros o procedieran de otras clases sociales.
16
Ibíd., págs. 18, 19.
17
Ibíd., pág. 20.
25
Moshe Lewin
régimen soviético pesa una fatalidad, pero es más justo ver en un conjunto
de circunstancias particularmente duras el origen de esta evolución. La
guerra civil ha tenido sobre este régimen una influencia más decisiva y
duradera de lo que se cree generalmente. Apenas instaurado y todavía
muy poco firme en su organización y sus métodos, se vio sometido a un
terrible esfuerzo y tuvo que volcar todas sus fuerzas hacia un solo objetivo:
vencer para sobrevivir. Quisiéramos insistir sobre el punto de que en la
época que comentamos el régimen salía de la guerra civil y había sido tan
moldeado por ella como por las doctrinas del Partido, o por la doctrina
sobre el Partido, en la que muchos historiadores ven el "pecado original"
de Lenin.
opuesta a una determinada línea o a uno de los jefes. Las protestas que
surgieron con la implantación de la NEP contra este procedimiento,
juzgado antidemocrático y contrario al principio electivo consagrado por los
estatutos del Partido, fueron poco eficaces. Para poner fin a esta política
que, en el interior del Partido, otorgaba un enorme poder al Orgburó, el
Buró de Organización, era necesario proceder a una reorganización de
arriba abajo del sistema de dirección, a una modificación casi
revolucionaria.18
18
Véase Carr, Socialism in One Country, 1924-1926, t. 2, Londres, Macmillan, 1959, cap.
19, especialmente págs. 201-204 sobre elsistema de nombramientos.
19
Véase Carr, The Interregnum, 1923-1924, Londres, Macmillan, 1954, anexo. Trotsky,
op. cit., pág. 506: “La interdicción de las fracciones estaba concebida, repetimos, como
una medida excepcional destinada a caer en desuso en cuanto mejorara la situación.”
27
Moshe Lewin
20
Loc. cit. Bertram D. Volfe, Lénine et Trotsky, París, Calmann-Lévy, 1951, pág. 142.
28
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
21
Sotch., t. 44, pág. 148 y t. 45, pág. 109.
22
Carr, op. cit., t. 1, págs. 103-104.
29
Moshe Lewin
Sobre este punto, otra decepción esperaba a los militantes al salir de las
ilusiones del comunismo de guerra. La construcción de las bases que
faltaban al edificio no iba a permitir un acceso directo al socialismo y, con
más razón, al comunismo. Lenin calma a los impacientes repitiendo que es
sólo un período de transición el que empieza, período para el cual él
admite la prolongación de la política de la NEP. Y, sin embargo, Lenin ve
perfectamente las terribles amenazas que a causa de ella se ciernen sobre
el régimen: amenazas exteriores, inestabilidad interior (la del campesinado),
pero asimismo el peligro que representa la tendencia a la degeneración de
los propios comunistas bajo la presión de un medio corruptor. Ante el XI
congreso del Partido, Lenin, prosiguiendo su idea de que los comunistas
ya no dirigen el juego sino que, por el contrario, son dirigidos, declara:
23
La primacía de la política sobre la economía en un sentido que seguramente difiere de
la concepción marxista clásica fue expresada claramente por Lenin, en especial en O
nachej revoltsii, Sotch., t. 45, págs. 378-382, y en el texto que hemos reproducido en
exergo. Véase también, Carr, op. cit., págs. 130-131.
24
República Socialista Federativa Soviética de Rusia.
30
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Este texto muestra que Lenin tenía un sentido agudo de los peligros que
acechaban a su régimen. Aun cuando los acontecimientos ulteriores de la
historia hayan sido bastante diferentes a lo que él suponía, debe
reconocerse que Lenin era un hombre que analizaba primero la situación y
decía seguidamente sin ambages, al Partido y al país entero, la verdad de
la situación tal como él la veía.
25
Sotch., t. 45, págs. 95-96.
31
Moshe Lewin
Capítulo II
LA NEP, ESA DESCONOCIDA
Lenin explicó que se trataba, con el fin de salvar al país del desastre, de
hacer las concesiones necesarias al campesinado para que éste
reemprendiera la producción y alimentara al país. Y estas concesiones
podían resumirse en la inyección de una dosis de capitalismo:
26
Sotch., págs. 85-86.
32
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Se verá que Lenin, sin poner en discusión la reforma, dijo más o menos lo
mismo de los campesinos. El campesinado ruso, poco interesado en las
experiencias socialistas, iletrado en su mayoría, y, por añadidura, muy mal
productor, constituía una masa de cien millones de personas en cuyo seno
se incubaba constantemente cierto espíritu de rebelión, el de la pugatchev-
chichina o sublevación popular, que a menudo había turbado la tranquilidad
de los zares. La NEP tenía la ventaja de conceder la libertad de comercio,
pero parecía aumentar aún los inconvenientes políticos de la división que
había provocado la reforma; no hacía otra cosa que ligar un poco más los
campesinos a la economía capitalista y separarlos de los principios
colectivistas del Partido.
29
El texto de agosto de 1921 está reproducido en Sotch., t. 44, págs. 101-102. Lenin
declaró el 6 de noviembre de 1918 en el congreso de los Soviets: "La Revolución de
Octubre de las ciudades no se ha convertido en una auténtica Revolución de Octubre
para el campo hasta otoño de 1918". Sotch., t. 37, pág. 144.
34
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
30
Sotch., t. 44, págs. 102, 145, 147.
31
Véase Carr, The Bolshevik Revolution, t. 2, pags. 273-278.
32
Sotch., t. 45, pág. 310 y más adelante.
35
Moshe Lewin
Para tener éxito en esta empresa, era preciso reorganizar, sobre todo en el
plano concreto. En una situación así, totalmente nueva, faltaban las
estructuras de referencia, la experiencia y toda base científica para la
elaboración de los programas de acción. Primer mal a curar, el que se
denunciaba con más frecuencia, el de la burocracia. Lenin confiesa: “No
sabemos cómo actuar”.35
34
Ibíd., pág. 4. Véase pág. 21. Sin embargo, se muestra más optimista en otros pasajes.
35
Sotch., t. 43, pág. 234.
36
Sotch., t. 45, págs. 197-201.
37
Fórmula empleada el 21 de noviembre de 1917. Sotch., t. 35, p.110.
37
Moshe Lewin
38
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capítulo III
EL ECLIPSE DE LENIN
38
Sotch., t. 44, pág. 106.
39
Después de haber ayudado eficazmente a Stalin a combatir la oposición de izquierda,
Uglanov se hará, sin embargo, bukhariniano en 1928.
39
Moshe Lewin
40
Trotsky, Ma vie, París, Livre de poche, 1966, pág. 547.
40
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
43
Carta secreta a Kamenev, del 3 de marzo de 1922, publicada por primera vez en 1959.
Sotch., t. 44, pág. 247). Véase igualmente la carta dirigida a Stalin, el 13 de octubre de
1922, publicada en 1950 (Sotch., t. 45, pág. 221).
42
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Era necesario primero lograr el acuerdo del Comité Central para que la
cuestión figurara de nuevo en su próxima orden del día. Para lograr sus
fines, Lenin envía carta tras carta a los miembros del Buró Político, a los
cekistas, los miembros del Comité Central, y a los altos funcionarios, se
reúne con Stalin y otras personalidades, busca apoyos activamente, y a
menudo en forma discreta, entre los miembros más importantes del
gobierno. Desde su retorno al trabajo, esta acción le ocupa la mayor parte
de su tiempo. Hecho significativo: el 11 de octubre invita a Trotsky a
conferenciar con él, especialmente de este problema. Dos días más tarde
envía una carta urgente al Buró Político en la que exige en términos
44
Carta a Stalin del 15 de mayo de 1922, desconocida hasta 1959. (Sotch., t. 45, p. 188).
45
Ibíd., p. 548.
43
Moshe Lewin
46
Citado por Fotieva, Iz vospominanij o Lenine, Moscú, 1964, págs. 28-29. La carta se
reproduce en el anexo IV.
47
La primera carta de Lenin a Trotsky a propósito de! monopolio fue escrita el 12 de
diciembre. Trotsky contestó el mismo día. Al día siguiente, Lenin le escribe de nuevo
naciendo constar su acuerdo en cuanto al monopolio, pero demostrando sus dudas en lo
que respecta al problema del Gosplan. Estas cartas fueron publicadas por Trotsky en La
Révolution défigurée (De la Révolution, París, Les Editions de Minuit, 1963), págs. 155-
158. Esta correspondencia está publicada en la actualidad en Sotchinenija, tomos 45 y
54, excepto una carta que figura en el texto de Trotsky.
44
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
El mismo día, en una carta dirigida a Stalin y a los otros miembros del
Comité Central, anuncia que ha tomado las disposiciones necesarias para
retirarse, pero –y esto debió causar sensación entre los cekistas– también
declara:
48
Sotch., t. 54, págs. 325-326.
49
Sotch., t. 45, pág. 338.
50
No podemos estudiar aquí las relaciones entre Trotsky y los otros miembros del Buró
Político durante la enfermedad de Lenin. Pueden leerse los capítulos que hacen
referencia a ello en Deutscher, Le Prophéte desarmé; Carr, The Interregnum, 1923-1924,
y Daniels, The Conscience of the Revolution. Harvard University Press, 1960.
51
Sotch., t. 45, pág. 339.
45
Moshe Lewin
Más adelante podrán verse las consecuencias de esta carta, que hizo
perder los estribos a Stalin. Por el momento, limitémonos a extraer algunas
conclusiones de esta “batalla del monopolio”.
Puede advertirse en primer lugar que, si bien Lenin preveía una larga
duración de la NEP, no era por ello menos consciente de los peligros que
hacía gravitar sobre el régimen. La alianza con el campesinado no podía
obtenerse sin hacerle concesiones, pero, por otra parte, no se podían
hacer concesiones sin mantener ciertos cerrojos de seguridad. Por lo
tanto, nada de libertad del comercio exterior. Esta libertad privaría al poder
de todo medio de controlar los precios y al productor campesino. Tampoco
había necesidad de dar libertad política al campesinado:
Segundo punto que el estudio del asunto del comercio exterior nos ha
permitido esclarecer: ¿cuál era la naturaleza de la dirección leninista? Se
ve claramente que las opiniones y los proyectos de Lenin no son
adoptados automáticamente; a menudo se ve obligado a luchar contra
otros miembros de la Dirección, que en esta época sigue siendo
52
Sotch., t. 54, págs. 327-328.
53
Sotch., t. 45, pág. 120 y t. 44, pág. 54.
46
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
47
Moshe Lewin
Capitulo IV
STALIN, TROTSKY Y LOS GEORGIANOS
En los años 1920-1921, las relaciones entre las seis repúblicas nacionales
(Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Azerbaidján, Armenia y Federación Rusa-
RSFSR), aun sin estar definidas con claridad, estaban reguladas por una
serie de tratados bilaterales entre la Federación Rusa y cada una de las
otras cinco repúblicas. En virtud de estos tratados, se había establecido
una colaboración en los campos de la economía, la defensa y la política
extranjera. Todos los gobiernos de las repúblicas poseían una estructura
paralela a la del gobierno de Rusia. La dirección central del Estado se
ejercía prácticamente por medio de los Comités Centrales de los Partidos
de cada república, que dirigían los gobiernos locales, pero que estaban
sometidos a la autoridad del Comité Central y del Buró Político con sede
en Moscú a través de los lazos de disciplina interna del Partido. Segundo
factor de cohesión que reforzaba la seguridad del régimen: la
centralización del ejército, aunque las repúblicas estuvieran implícitamente
autorizadas a disponer de unidades militares propias.
48
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
54
El problema nacional y las relaciones entre la Rusia Soviética y las Repúblicas del
Cáucaso son tratados en detalle por Richard Pipes, The Formation of the Soviet Union,
Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 1964, capítulos 5 y 6.
55
Fotieva, op. cit., pág. 54.
49
Moshe Lewin
56
Ibíd.
57
Según las notas del Instituto del Marxismo-Leninismo publicadas en las Sotchnenija,
págs. 556-560.
50
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
El texto de Stalin fue enviado a los Comités Centrales del Partido de las
repúblicas; mereció la aprobación de los de Azerbaidján y de Armenia,
dirigidos por hombres incondicionales, pero en el resto fue mal recibido. El
Comité Central de Bielorrusia respondió que prefería unas relaciones
basadas como hasta entonces en tratados bilaterales. Según nuestras
fuentes, Ucrania no habría tomado posición, pero no se nos explica el por
qué.59 La respuesta de los georgianos fue clara: estaban en contra. La
sesión de su Comité Central del 15 de septiembre decidió:
58
En el anexo I se encontrará el proyecto de Stalin.
59
Sotch., t. 45, pág. 556.
60
Ibíd.
61
Pipes, op. cit., págs. 271-272.
51
Moshe Lewin
52
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Nota de Kamenev:
Respuesta de Stalin:
63
V. I. Lenin. Biografía, Moscú, 1963, pág. 611.
54
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
64
Esta carta es reproducida por Trotsky en La Revolución défigurée (De la Révolution,
págs. 160-161). El Instituto del Marxismo-Leninismo no la reproduce, pero confirma su
existencia y las acusaciones de Stalin contra el "liberalismo nacional" de Lenin.
65
Sotch., t. 45, pág. 559. El texto de las resoluciones finales se reproduce en el Anexo III.
55
Moshe Lewin
Firmado: Lenin.”69
Lenin estaba, pues, tan seguro del valor de sus informaciones sobre el
asunto que remitía la queja contra Ordjonikidze y Stalin a manos de...
¡Stalin!
69
Sotch., t. 54, págs. 299-300.
70
Fotieva, op. cit., pág. 52. De hecho, nueve de los once miembros del Comité Central
georgiano dimitieron.
57
Moshe Lewin
71
Ibíd., pág. 75. El incidente se produjo sin duda hacia fines del mes de noviembre.
72
Ibíd., pág. 52.
73
Sotch., t. 45, pág. 595.
74
Pipes, op. cit., pág. 281.
58
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Cuando el Buró Político le hizo llegar, al objeto de que votara, los nombres
de los miembros de la comisión investigadora que el Secretariado enviaba
a Georgia para restablecer la paz en el seno del Partido, Lenin, según se
lee en el “Diario” con fecha 24 de noviembre, prefirió abstenerse. No
sabemos si pretendía así manifestar sus dudas acerca de la imparcialidad
de la comisión, tres miembros de la cual –Bzerjinsky, Lozovsky y
Kapsukas-Mitskevitchius– habían sido propuestos por Stalin, pero es
evidente que empezaba a desconfiar de sus primeros informadores y
buscaba otras fuentes para formarse una idea de los acontecimientos.
Rykov se dirigió a Georgia, sea porque Lenin le envió, sea porque tuviera
otras razones. De todos modos, debía seguir el asunto e informar de él a
Lenin. Este espera con impaciencia creciente el regreso de la comisión y
de Rykov. Las secretarias anotan fielmente en el “Diario” sus incesantes
preguntas sobre sus itinerarios.
Llegados a esta etapa del desarrollo del asunto, nos permitiremos hacer
algunas observaciones de orden general. No estamos en presencia de un
simple desequilibrio, inevitable en el curso de la ejecución de una política,
entre los principios y los objetivos, por una parte, y los métodos de
ejecución, por la otra. En este caso, el conjunto de los medios refleja un
cambio de objetivos que se opera con frecuencia de modo inconsciente
entre ciertos dirigentes: han convertido el centralismo del Estado en un
principio supremo.
Puesto que de todas formas era el Comité Central de Moscú el que decidía
e imponía su decisión a los Comités Centrales nacionales por medio de
“circulares directivas”, es decir por medio de órdenes cuya no ejecución
era penable con medidas disciplinarias, puesto que iba a declarar
solemnemente que la voluntad del Comité Central respondía al deseo de
las repúblicas, el sentido del proyecto de Stalin es evidente: se trataba de
hacer ratificar el hecho para que se convirtiera en ley. Lenin, por el
contrario, se niega a tomar en consideración la mera eficacia
administrativa, e intenta resolver el problema aplicando sus viejos
principios. En su carta dice, y no hay razón para dudar de su sinceridad,
que no quiere destruir la independencia de las repúblicas soviéticas, sino
crear un nuevo escalón en el ordenamiento constitucional: “una Federación
de Repúblicas independientes”. Para Lenin, la eficacia cuenta, claro está, y
la solución adoptada debe también reforzar el Estado, pero, precisamente,
el conjunto de la cuestión de las nacionalidades debe resolverse y no
suprimirse. No debe renegarse del internacionalismo en beneficio del
centralismo; también hay que seguir combatiendo la fuerte tradición de
opresión que caracterizaba al estado zarista. Esta voluntad constante de
61
Moshe Lewin
Para que las proposiciones de Lenin tuvieran sentido, era preciso realizar
modificaciones en el régimen interno del Partido. Más adelante se verá la
manera en que Lenin las había previsto.
Stalin, por su parte, era sincero cuando, al presentar la nueva versión del
proyecto de Unión, decía que sólo variaba en algunos detalles respecto a
su proyecto inicial, el cual también, afirmaba, era “correcto en principio y
absolutamente aceptable”.
62
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capítulo V
EL ENFERMO Y SU GUARDIÁN
Lenin sabe que esto tiene el aspecto de reto, puesto que los comunistas
no poseen todavía práctica en los asuntos públicos y están dominados por
los aparatos administrativos en lugar de ser ellos quienes los dominan. Lo
único que Lenin puede proclamar sin titubeos es que “la NEP sigue siendo
la consigna principal, inmediata, universal, de hoy”. 77
77
Ibíd., pág. 308.
78
Véase el testimonio de Trotsky sobre esta conversación en LaRévolution défigurée. De
la Révolution, pág. 165) y Deutscher, op.cit., págs. 66, 68-69. Trotsky se negó de nuevo
esta vez a convertirse en adjunto de Lenin, pero sin la misma firmeza que antes. Sobre
las críticas anteriores de Trotsky contra el RKI y el Gosplan, véase Sotch.,t. 45, págs.
180-182.
64
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Lenin, mejor informado y menos confiado que antes, iba a adoptar pronto
esta idea de Trotsky y a extraer de ella muchas consecuencias.
“Si las cosas han llegado hasta ahí, es fácil imaginar en qué lodazal
nos hemos hundido”.
79
Pipes, op. cit., pág. 281.
80
Fotieva, op. cit. pág. 54 y Sotch., t. 45, pág. 596.
65
Moshe Lewin
81
Sotch., t. 45, pág. 710.
66
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
políticas, pero era una preocupación peor para el jefe del Estado no poder
avanzar, mientras le fuera humanamente posible, hacia el cumplimiento de
su misión. Lo ambiguo de la situación aumentaba todavía por el hecho de
que el hombre que estaba encargado de velar para que fuera respetado
escrupulosamente el régimen del enfermo no era otro que Stalin. 82 Los
médicos dictaban las prescripciones, pero en constante coordinación con
el guardián nombrado por el Comité Central. Stalin estaba encargado
oficialmente de mantenerse al corriente de todo lo que ocurriera a la
cabecera de Lenin, y se dedicó a esta tarea con auténtico celo. Un
significativo incidente ocurrido entre Krupskaya y Stalin muestra en qué
forma entendía cumplir su misión.
82
Por una decisión del Comité Central del 18 de diciembre de 1922 (Ibíd., t. 45, p. 608).
83
La carta de Krupskaya a Kamenev se expone, por lo que parece con cortes, en Sotch.,
t. 54, págs. 674-675. Véase anexo V.
84
Deutscher, op. cit., p. 61.
67
Moshe Lewin
Una vez más, se trataba de un tema a través del cual se hacía alusión a
Stalin personalmente, en forma velada sin duda, pero evidente para el
interesado.
Lenin tendrá que librar su último combate contra esta vigilancia y contra
esta limitación a sus actividades, por otra parte legalmente justificadas. La
primera batalla se produce el 23 de diciembre. Lenin ha sufrido una grave
recaída en el transcurso de la noche del 22 al 23. Ha podido, sin embargo,
dormir, pero, al despertar por la mañana, comprueba que de nuevo tiene
paralizada una parte de su cuerpo, la mano y pierna derechas. La noticia
es comunicada de inmediato al Buró Político. A pesar de la conmoción
provocada por este ataque, el pensamiento de Lenin gira fundamentalmente
en torno a los destinos del Estado y del Partido. Exige entonces un
permiso para dictar cinco minutos al día. Presiente que el momento en que
habrá que “entregar la guardia” puede sobrevenir en cualquier instante y, si
no dicta, “cuando un problema le inquieta, no puede dormir”. Concedido el
85
Sotch., t. 54, pág. 314.
68
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
86
Relato de Uljanova, la hermana de Lenin, citado en Sotch., t. 45, pág. 591.
87
Ibíd., p. 170. Véase anexo VI.
88
Las notas de Lenin se encuentran reproducidas en el volumen 36 de la cuarta edición
en francés de sus obras, los artículos en el volumen 33. Reproducimos el plan de trabajo
y el último artículo en los anexos VII y IX. Estas notas y artículos son reproducidos de
nuevo en el volumen 45 de la 5ª edición francesa y en el volumen 54 se reproducen
muchas cartas inéditas.
69
Moshe Lewin
89
Este plan de trabajo se reproduce en Sotch., t. 45, pág. 592. Véase nuestro anexo VII.
70
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capítulo VI
“EL TESTAMENTO” DE LENIN
Las notas que Lenin empezó a dictar el 23 de diciembre tenían por objeto,
como manifiesta él mismo ya en la primera línea, proponer al próximo
congreso del Partido la realización de “una serie de cambios en nuestro
sistema político”.90 Enumera con extrema concisión las razones que le
llevan a proponer estos cambios: la dirección del país deberá hacer frente
sin duda a un encadenamiento de circunstancias poco favorables, puesto
que la lucha se agravará en el terreno internacional. Es preciso en primer
lugar reforzar la unidad del Comité Central, a fin de que sea capaz de
cumplir la urgente tarea que representa la reorganización o mejor la
reconstrucción del aparato estatal, a fin también de impedir que el Partido
sucumba al peligro que le acecha: la escisión susceptible de producirse
como consecuencia de las luchas entre grupos o entre personalidades,
Según Lenin, está en peligro la estabilidad del Partido. Y a este problema
concede él la prioridad.
90
Sotch., t. 45, pág. 343.
91
Ibíd.
92
Ibíd., págs. 593-594.
71
Moshe Lewin
Las divergencias más serias y la escisión que podía resultar de ellas –los
enemigos del régimen tenían razón en contar con ella– podían tener dos
orígenes. Uno consistía en la misma base social del régimen. Todo el
sistema se basaba en la alianza entre los obreros y los campesinos; si ésta
fallaba, era “inútil hablar siquiera de la estabilidad de nuestro Comité
Central”. Pero esta eventualidad era lejana e improbable. El peligro más
inmediato residía en las relaciones personales en la cumbre del poder.
“Más de la mitad del peligro de escisión” que Lenin quería remediar
dependía de las relaciones entre Stalin y Trotsky. Después de haber
llegado a esta comprobación profética, Lenin esboza los retratos de seis
personalidades: Stalin y Trotsky, Zinoviev y Kamenev, Bukharin y Pjatakov.
Estas notas, redactadas los días 23 y 24 de diciembre –cuando el estado
del enfermo era alarmante en extremo–, revelan un doloroso esfuerzo de
reflexión y ponderación, para expresar lo esencial sin frustrar a causa de
una palabra imprudente el objetivo perseguido: la continuidad y la
estabilidad del poder en manos de un Partido unido.
93
Ibíd., págs. 592-593. Las notas debían prepararse en cinco ejemplares —uno para los
archivos secretos, uno para Lenin, tres para Krupskaya— y debían ponerse en sobres
sellados. Voloditcheva reveló estos detalles en 1929. Sólo Lenin tenía derecho a abrir
estos sobres y, después de su muerte, Krupskaya. Pero Voloditcheva no osó escribir en
los sobres las fatídicas palabras "después de su muerte".
72
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
La idea de que Stalin y Trotsky eran los dos grandes jefes podía con
motivo –por la categoría que se otorgaba a Stalin– asombrar al país, herir
a Trotsky y sorprender desagradablemente a Zinoviev y a Kamenev que,
durante unos años, en el futuro triunvirato, iban a creerse los más fuertes.
Por parte de Lenin significaba quizá la comprobación de dos nuevos
factores: la importancia del cargo de secretario general creado
escasamente ocho meses atrás, y la posibilidad para su detentador de
haber adquirido en tan poco tiempo un poder inmenso. Puede observarse
asimismo que el paralelo entre Trotsky y Stalin se formula en tales
términos que no se puede descubrir en él la menor preferencia, ya que las
cualidades que se reconocen a Trotsky tienen como contrapartida
importantes defectos. ¿Cuál era la gravedad de su “tendencia a considerar
sólo el lado puramente administrativo de las cosas”? Es preciso analizar
las cualidades que Lenin exigía a un verdadero jefe: las pone de relieve en
sus notas sobre el Gosplan, Los días 27, 28 y 29 de diciembre, Lenin
enumera y repite con insistencia cuáles eran en su opinión las cualidades
94
Ibíd., pág. 345.
73
Moshe Lewin
que se requerían para dirigir toda gran institución del Estado, las mismas
que sin duda debían exigirse a los hombres que ocupaban los cargos
supremos. El jefe, según Lenin, debe poseer una sólida preparación
científica en una de las ramas de la economía o de la tecnología, debe ser
capaz de captar “una realidad global”, debe poder ejercer cierta atracción
sobre la gente a fin de guiar y controlar su trabajo. Al mismo tiempo, debe
estar dotado de capacidad organizadora y administrativa. Pero,
Era sin duda injusto reprochar a Trotsky una actitud que respondía a las
circunstancias de la guerra civil y que representaba entonces una fuerza y
una garantía de éxito. En circunstancias distintas, Trotsky era más capaz
de abordar los problemas del Estado y de la revolución de una forma
científica que el resto de los miembros del Comité Central. Podía
perfectamente captar “una realidad global” como Lenin exigía de un jefe
modelo. Por el contrario, era dudoso que tuviera “poder de atracción”, y,
por otra parte, Lenin sabía que carecía de ciertas cualidades de político en
un sentido más estricto: flexibilidad con los hombres, afición a la táctica,
capacidad de maniobra, habilidad para navegar en la “cocina” política de la
dictadura sin inhibiciones ni excesivos escrúpulos. El desarrollo de los
acontecimientos demostró que Trotsky era incapaz de jugar este juego, y
con mayor razón de salir airoso de él. Lenin tenía razón en dudar de sus
facultades de político, aunque las críticas formuladas contra él no lo fueran
en términos muy explícitos.
95
Ibíd., pág. 351.
74
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
En suma, Lenin sugería en este estadio que los dos altos jefes, Stalin y
Trotsky, conservaran ambos su preminencia, que Zinoviev y Kamenev
siguieran en segunda posición, ya que la debilidad que habían mostrado
ante una gran prueba no era fortuita y podía por tanto repetirse, que los
dos jóvenes, Bukharin y Pjatakov, por último, quedaran en tercera posición
a la espera de su perfeccionamiento. Pero, como no se podía resolver
mejor la situación, el Partido debía permanecer atento y vigilar a sus jefes,
puesto que no estaban exentos de defectos y sus rivalidades podían
75
Moshe Lewin
96
Sotch., t. 54, pág. 337. Esta carta podrá leerse más adelante
76
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Por otra parte, sabemos lo suficiente sobre Lenin para encontrar a las
declaraciones de Ilich contra Stalin una explicación que cuadre mejor a su
carácter, a su conciencia de jefe responsable, para quien la política se
antepone a cualquier otra consideración. El estudio de la primera nota del
“testamento” muestra claramente cuál era la preocupación más acuciante
de Lenin, y algunos otros datos lo confirman. Es vano suponer que una
ofensa personal cometida contra su mujer –no olvidemos que considera la
rudeza “plenamente insoportable” en las relaciones entre los comunistas–
le hubiera podido impulsar a un acto político capaz de trastornar las
relaciones de fuerza en el seno del Comité Central. Para realizarlo tenía
graves razones de otra índole. Para convencerse de ello basta estudiar las
notas sobre la cuestión nacional y sobre la autonomización dictadas los
días 30 y 31 de diciembre, cuestiones que, fiel a su plan de trabajo, aborda
una semana después del comienzo de sus dictados.
Este texto cuenta entre los más importantes del “testamento”, y sin duda
es el más significativo en cuanto nos permite medir la profundidad de la
crisis que Lenin atravesaba en este período, a la vez que su honestidad
intelectual y su audacia política. Es incluso verosímil pensar que sus
tribulaciones a propósito de los negocios públicos fueran de tal magnitud
que precipitaran el progreso de su enfermedad.
77
Moshe Lewin
“Por lo que parece soy muy culpable ante los obreros de Rusia por no
haber intervenido en forma suficientemente áspera y enérgica en este
famoso problema de autonomización que se denomina, diríamos,
oficialmente, el problema de la Unión de las Repúblicas Socialistas
Soviéticas”.97
“el día que llega será precisamente un día en que los pueblos
oprimidos por el imperialismo despertarán definitivamente, y empezará
una lucha decisiva y difícil para su liberación”.
Era inútil añadir que la sinceridad socialista y revolucionaria del Partido era
objeto de graves sospechas si se consideraban las actuaciones que Lenin
no dejó de estigmatizar en lo sucesivo.
Según Lenin, los jefes del Partido no han comprendido siquiera el primer
principio que debía guiarlos a dar una solución al problema de las
nacionalidades dentro de un espíritu internacionalista. El proletariado
debía, en su propio interés, conquistar la confianza de los pueblos
alógenos. Estos experimentaban una profunda desconfianza respecto a la
nación mayoritaria, que les había inferido ofensas hirientes y repetidas
97
Sotch., t. 45, pág. 356.
78
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
98
Ver más adelante, capítulo VII.
79
Moshe Lewin
99
Pipes, op. cit., pág. 276.
100
Fotieva, op. cit., pág. 50.
80
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capítulo VII
“EL ASUNTO CLANDESTINO”
Los meses de enero y febrero de 1923 fueron para Lenin dos meses de
intenso trabajo. Durante este período, su salud experimentó altos y bajos.
A veces su humor era excelente, se comprobaba una mejoría del estado
general, Lenin estaba satisfecho de sus dictados y bromeaba. Los médicos
le concedían entonces un tiempo suplementario de trabajo y el permiso de
leer, después, cuando pareció ceder la parálisis de la mano derecha,
consideraron incluso la posibilidad de permitirle recibir visitas y leer los
periódicos. Con frecuencia, Lenin se sentía perfectamente, hasta tal punto
que un día llegó a creer que su enfermedad era sólo nerviosa. 101
101
Véase el “Diario” en la fecha del 14 de febrero. No sabemos cuál era en este
momento el diagnóstico de los médicos y qué sabía Lenin de él. El fallecimiento fue
atribuido a arterioesclerosis.
81
Moshe Lewin
102
Fotieva, op. cit., pág. 70.
103
Véanse las notas de Fotieva en el “Diario” el 1 y el 3 de febrero.
82
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Kamenev:
– “Puesto que Vladimir Ilitch insiste, creo que será peor negárselo".
Stalin:
104
Pipes, op. cit., pág. 282 y Fotieva, op. cit., pág. 54.
83
Moshe Lewin
Lenin quería simplemente verificar los hechos por sus propios medios. A
este objeto, constituyó una comisión investigadora privada, formada por
Gorbunov, su encargado de negocios en el SNK, y por sus secretarias
Fotieva y Gliasser. Las primeras cuestiones que esta comisión debía poner
en claro –seguirían otras a medida que avanzara el estudio del
expediente– eran las siguientes:
107
Ibíd., pág. 107. Estas notas fueron redactadas por Fotieva. Soltz era uno de los
dirigentes de la Comisión Central de Control.
108
Fotieva, op. cit., pág. 75.
85
Moshe Lewin
Pero las fuerzas declinantes de Lenin no iban a permitirle vivir por mucho
tiempo en una tal tensión moral y nerviosa. A causa de ello, su enfermedad
se agravaría de una manera fatal. Y, efectivamente, bajo la acción
conjugada del drama que vivía y del proceso esclerótico progresivo, Lenin
empezó a encontrarse muy mal.111
Sin duda, ésta fue la razón que le impulsó a descargar sin más dilación los
golpes que preparaba desde hacía dos meses contra sus adversarios,
aunque fuera un poco prematuro hacerlo. Los tres primeros asaltos fueron
dirigidos contra un solo y único objetivo: Stalin. Ocultando a los médicos la
109
Fotieva menciona, sin embargo, en Iz vospominanij... notas tomadas el 10 de enero
(pág. 70) y el 16 de febrero (pág. 75). Pero éstas no figuran en el “Diario”.
110
Sotch., t. 45, pág. 714.
111
Véase, “Diario” del 5 y 6 de marzo, y Trotsky, La Révolution défigurée, op. cit., p. 164.
86
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Lenin no podía hacer nada sin un aliado. Trotsky no era sólo el único
posible, sino también un apoyo seguro. Con la protección de Lenin vivo,
Trotsky era todavía invencible en estos primeros meses de 1923. La
fórmula de saludo era tan calurosa que Stalin, obligado a leer esta carta
ante el Comité Central en julio de 1926, cuando su posición no podía ser
ya seriamente amenazada, prefirió, sin embargo, cambiarla por un simple:
“Con mi saludo comunista”.113 Esta carta significaba una gran victoria para
Trotsky: la conclusión definitiva de este “pacto contra la burocracia” que
Lenin le había propuesto a principios de diciembre y cuya realización había
esperado en vano.114 Podía sentirse también auténticamente consagrado
tomo heredero, y, por lo tanto, sentirse seguro en cuanto al resultado final
de la sorda intriga que se tramaba contra él desde la enfermedad de Lenin.
No se sabe con exactitud cuál era el objeto del viaje de Kamenev. Pero
Trotsky, que había recibido el memorándum del 20 de diciembre y otros
papeles de Lenin sobre Georgia, propuso mostrar estos textos a Kamenev
para que de inmediato pudiera tomar ciertas medidas sobre el terreno.
Fotieva fue a plantearle el asunto a Lenin, y regresó con una respuesta
categóricamente negativa:
115
Véase nuestra nota sobre la respuesta de Trotsky en el anexo VIII.
116
Sotch., t. 54, págs. 329-330. 126.
117
Ibíd., pág. 329.
88
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
“De ningún modo. Vladimir Ilitch dice que Kamenev enseñará la carta
a Stalin, que cerrará un trato desigual y lo traicionará luego”. 118
Esta actitud estaba lejos de la irritada respuesta de que hizo objeto a los
georgianos el 21 de octubre. Lenin había llegado a conclusiones diametral-
mente opuestas. No se lo ocultaba a sí mismo, y esto era una razón más
para defenderlos.
A pesar del deseo claramente expresado por Lenin de que la carta en que
exigía excusas llegara a manos de Stalin, Krupskaya titubeó en hacer
transmitir el mensaje. Evidentemente, en esta época ya temía al gensek.
Pidió a las secretarias que aplazaran el envío de la carta.
118
Trotsky, op. cit., págs. 163-164. El "Diario" y las otras fuentes a que nos referimos aquí
permiten constatar la exactitud del testimonio de Trotsky sobre estos puntos. Lo único
que quizá le sucede es equivocarse en veinticuatro horas en la cronología de los hechos.
119
Sotch., t. 54, pág. 330.
120
Trotsky, op. cit., pág. 164.
89
Moshe Lewin
La vida política de Lenin había terminado. Tenía sólo cincuenta y tres años
y moriría once meses después, el 21 de enero de 1924. Su organismo de
hierro no había cesado de librar un combate desesperado.
121
Deutscher, op. cit., pág. 90.
122
Véase en el anexo X nuestra nota sobre la enfermedad de Lenin después de la
recaída del 10 de marzo.
90
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capítulo VIII
RUSIA ENTRE OCCIDENTE Y ORIENTE
91
Moshe Lewin
Aunque el resultado final siga siendo hoy una incógnita, la conjetura era
acertada en cuanto a la dinámica de la historia contemporánea. Con un
sentido profundo de las realidades, Lenin prevé igualmente que el
desarrollo del proceso revolucionario adquirirá en el futuro formas todavía
más específicas y desconcertantes, para los defensores de un marxismo
demasiado esquemático, que las que había conocido en Rusia. En este
contexto, Lenin examina el carácter específico de la revolución rusa. Lo
explica por la posición de Rusia entre el mundo de la civilización capitalista
y el Oriente asiático, con una preponderancia de elementos orientales, en
aquel momento. A veces se busca la explicación del desarrollo del
fenómeno estaliniano en una herencia oriental: esta interpretación es
bastante leninista. No deja de tener interés citar a este respecto un párrafo
del texto Sobre nuestra Revolución, escrito contra las tesis de los social-
demócratas. Estas no toman en cuenta el hecho de que:
“Rusia, situada entre los países civilizados y los países que esta
guerra lleva por primera vez definitivamente a la civilización, es decir,
todo el Oriente, los países extra europeos, podía, y, por consiguiente,
tenía que mostrar algunos rasgos particulares, inscritos evidentemente
en el marco general de la evolución mundial, pero de naturaleza tal
que diferenciaban su revolución de todas las revoluciones anteriores
de la Europa Occidental, y que contenían en relación a éstas
elementos nuevos propios de los países orientales”.124
Pero, al mismo tiempo, era también casi una ventaja estratégica: la faz
occidental de Rusia era demasiado débil para poder desencadenar
revoluciones en el Oeste, pero su faz asiática parecía tener mejores
condiciones para jugar el papel de acelerador y de modelo entre las
123
Sotch., t. 45, pág. 404. Véase Anexo IX.
124
Ibíd., pág. 379.
92
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Todavía hay más; haciendo una cita un tanto sorprendente, Lenin añade:
“Recuerdo que Napoleón dijo: On s'engage... et puis on voit”. 125 La Rusia
soviética contemporánea, seguida por China o Cuba, ha demostrado con
hechos que se podía conquistar el poder primero y dedicarse a alcanzar el
nivel de las otras naciones después. Sin embargo, la máxima “On
s'engage... et puis on voit” no deja de ser ambigua. Lenin, marxista en toda
su Weltanschauung126 y en su sistema de comprensión de las realidades
sociales, partidario de una acción siempre en función del estado de
madurez de las fuerzas sociales, apartado de todo espíritu aventurero,
parece decir a la vez que el momento de la toma del poder y la manera de
tomarlo no pueden ser estrictamente calculados en términos de un análisis
histórico-social teórico. El acto revolucionario, como toda política, es en
cierto sentido un arte, en el cual el realismo se mezcla íntimamente con el
amor al riesgo. Ninguna revolución concordaba por completo con la teoría
que la había precedido y tendía a realizarla. Por esta razón, el mensaje de
Lenin a los futuros revolucionarios, aunque parezca casi una llamada a la
125
Ibíd., págs. 380-381.
126
Concepción del mundo.
94
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Todo esto no era fácil de decir, y Lenin no habría sentido este curioso
deseo de justificar su victoria si hubiera estado seguro de la supervivencia
de su régimen. Este no era el caso. La revolución todavía podía ser
aplastada, y de ser así Lenin no sabía cómo la juzgaría la historia.
127
lbíd., págs. 343-344.
128
lbíd., págs. 387-388.
129
lbíd., pág. 401
95
Moshe Lewin
A los ojos de Lenin, la NEP es y debe seguir siendo por mucho tiempo el
marco socioeconómico accesible al campesino, comprensible para él y
adecuado a sus intereses. Antes de morir, Lenin hace hincapié sobre el
carácter de auténtico principio rector de esta idea, durante un largo período
de transición y:
131
Ibíd., pág. 389.
132
Ibíd., pág. 370.
97
Moshe Lewin
a Lenin. Este cambio de doctrina plantea tantos problemas como los que
resuelve. Por ejemplo, Lenin no habla de cooperativas de producción; las
funciones que él proyecta serían principalmente comerciales. El campesino
y el comerciante ruso “ejercen el comercio a la manera asiática; mientras
que para ser un auténtico mercader es preciso comerciar a la europea”; el
cooperativismo permitirá a los campesinos convertirse en “comerciantes
inteligentes y civilizados”. Para Lenin éste sería entonces uno de los
signos que demostraría que Rusia había logrado recorrer todo el intervalo
de tiempo que la separaba de los países evolucionados.
Esta es la razón por la que, en estos textos, las tareas inmediatas más
importantes fueran bautizadas indistintamente con los nombres de
“socialismo” o de “comunismo”. Al ser el cooperativismo, a su juicio, una
empresa de importancia capital, le concede con liberalidad ejecutoria de
nobleza para incitar a las altas esferas del Partido a prestarle la necesaria
atención. Todo orden social nace con el apoyo de una clase determinada,
explica Lenin; apoyar el sistema cooperativo, la circulación cooperativa,
concediéndole créditos y ventajas, era de utilidad. Esto era lo que Lenin
deseaba que se hiciese pero, en este terreno, sus sucesores le iban a
secundar sólo en forma muy parcial.
99
Moshe Lewin
Capítulo IX
PARA UNA REFORMA DE LAS
ESTRUCTURAS GUBERNAMENTALES
Para luchar contra todas las tendencias perjudiciales, para intentar poner
remedio a todas las enfermedades del aparato estatal del Partido, Lenin
sólo veía un punto de partida: organizar en forma ejemplar la élite
comunista y, ante todo, la cabeza del Partido. De ahí tenía que partir la
renovación. De momento, incluso los grandes comisariados funcionaban
mal. Lenin no les dispensa de sus más severas críticas.
100
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
134
Estas ideas serán reasumidas por Lenin en sus artículos “Sobre la Inspección Obrera
y Campesina”, cuya primera versión se reproduce en Sotch., t. 45, págs. 442-450, y en
“Más vale menos, pero mejor”, reproducido aquí en el anexo IX.
135
Así como cuatro suplentes, entre ellos Bukharin y Kuybychev.
101
Moshe Lewin
Era preciso librarse cuanto antes de todo este fárrago, para conservar en
el seno del comisariado sólo a tres o cuatro cientos de los mejores
especialistas en métodos científicos de gestión y organización del trabajo,
reclutados entre los antiguos funcionarios de la RKI o en otra parte. De
esta manera podrían jugar un papel pedagógico ante los nuevos miembros
del Comité Central.
136
Según Deutscher, op. cit., págs. 88-90, la mayoría del Buró se oponía a la publicación;
Kuybychev había incluso propuesto imprimir, para uso de Lenin, un número especial de
Pravda con el artículo en cuestión. Pero Trotsky insistió para que el artículo fuera
publicado normalmente, y su idea triunfó finalmente con el apoyo de Kamenev o de
Zinoviev.
102
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
“éstas son” –dice Lenin–, las grandes tareas que sueño para nuestra
Inspección Obrera y Campesina. He ahí por qué proyecto para ella la
fusión del organismo supremo del Partido con un simple Comisariado
del Pueblo”.
Con estas palabras termina el último artículo que escribió Lenin. Lenin, que
se calificaba de marxista ortodoxo, que utilizaba indudablemente el método
marxista para considerar los fenómenos sociales y que abordaba el
problema internacional en términos de clases, se comporta, sin embargo,
en su programa, como un jefe ejecutivo guiado por un estricto sentido de
élite, en lo que se refiere a los problemas de gobierno. No aplica al hecho
de gobernar los métodos de análisis social, y se limita a examinarlo desde
el ángulo de las técnicas de organización. Esto no es más que el resultado
de la situación del poder soviético a principios del año 1923, puesto que,
repetimos, el poder político –sobre todo con la NEP– era el único
instrumento de acción que quedaba en manos de los bolcheviques.
103
Moshe Lewin
Es verdad que las circunstancias habían sido de tal especie, hasta fines de
1921, que era lógico que la preocupación principal de Lenin fuera defender
el poder, conquistado a costa de tanta audacia y de tantos sacrificios,
antes que organizar la defensa contra el poder, contra la hipertrofia de la
dictadura. La cuestión debía haberse planteado en 1922, pero se le
escapa, como lo había hecho la cuestión nacional “casi por completo”, para
decirlo con sus palabras. Lenin, prisionero de la enfermedad, pero también
de su propia máquina gubernamental, se plantea al fin el problema tan
difícil, y quizás insoluble a corto plazo, de los frenos y las garantías
necesarios para asegurar la salud política y moral de la dictadura. En este
momento no se puede confiar en las fuerzas sociales que deberían
participar en su funcionamiento, puesto que Rusia debe primero instruirse.
Los obreros, en especial, “quisieran darnos un aparato mejor, pero no
saben por dónde empezar, no tienen el nivel necesario”. 137 Los campesinos
deben más bien ser vigilados. Por este motivo, Lenin se opone duramente
a todo lo que, de cerca o de lejos, evoque la democracia burguesa. Pudo
haber sacado provecho de una más madura reflexión, pero, de inmediato,
estas prácticas hubieran llevado rápidamente a la exclusión de los
bolcheviques del poder. Este es el motivo de volver a la élite, a la calidad
de sus hombres, en espera de que el país adquiera una cultura.
Si todo el edificio descansa así sobre una base “idealista”, sobre la calidad
de los cuadros superiores, y no sobre la fuerza y la conciencia de la clase
obrera, esta actitud, por frágil que sea, e inesperada que sea en un
marxista, responde perfectamente a la situación que Lenin debe afrontar.
En otros países iban a presentarse más de una vez análogos problemas
de estructuras, que darían lugar a la misma tentativa de solución. En este
sentido y en esta medida, “el testamento de Lenin” conserva un interés
actual, al proponer una política de los cuadros gubernamentales.
137
Sotch., t. 45, págs. 390-391. La primera versión de los textos sobre la RKI dice que los
obreros deberán representar la fuerza esencial del nuevo Comité Central y de la
Comisión Central de Control. El articulo publicado por la Pravda ya habla menos de ello.
En "Más vale menos, pero mejor", la idea de la preponderancia de los obreros en las
nuevas instituciones queda totalmente abandonada.
104
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
A Stalin, siendo como el propio Lenin un técnico del poder, pero carente de
la envergadura intelectual y moral de éste y desprovisto de los escrúpulos
de los “cuadros europeos del Partido”, no le costaba nada incorporar a sus
proyectos todas las enmiendas de Lenin tendentes a un sentido idealista,
internacionalista o socialista, pues daba por descontado que muchas
cosas quedarían en letra muerta y que la realidad, tal como él la
comprendía, iba a prevalecer. De este modo, todos los proyectos a los que
Lenin atribuía tanta importancia –ampliación del Comité Central, creación
de la gran Comisión Central de Control y fusión con la RKI– serán
138
Ibíd., pág. 251.
105
Moshe Lewin
Lo abordó una vez más desde otro ángulo. Lenin sigue analizando el
Partido en su función de “vanguardia del proletariado”. Pero el Partido está
compuesto por una minoría de obreros que, además, no juega en el primer
papel, y esto inquieta a Lenin. La composición del Partido refleja más o
menos la situación de las fuerzas sociales del país. En su seno, al igual
que en el conjunto del régimen, la tendencia general –que más tarde
reforzará su “monolitismo”– va hacia la burocratización, que se expresa
especialmente por la preponderancia de las funciones ejecutivas y por la
estructura piramidal del aparato. Es el proceso de transformación de un
partido político en un aparato de poder. Stalin advierte la tendencia y, lejos
de frenarla como quería Lenin, la acepta, se apoya en ella y la robustece.
139
Carr, Socialism in One Country, t. II, pág. 200.
106
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
107
Moshe Lewin
108
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Capitulo X
SI LENIN HUBIERA VIVIDO
109
Moshe Lewin
Por otra parte, el nuevo carácter del período que se iniciaba –un período
de respiro según la apreciación de Lenin– parecía requerir estos cambios.
El espectro del hambre, particularmente aterrador durante los años 1920 y
1921, cedió ante la primera buena cosecha, la de 1922, recolectada bajo el
signo de la NEP. Se podría pasar a esas tareas de construcción y
civilización (en sentido dinámico: kulturnitchestvo) que iban a requerir un
tiempo indeterminado. Este trabajo en profundidad requeriría, como es
natural, sin que esto se dijera expresamente, no sólo una evolución en los
métodos y en el estilo del gobierno, sino también el advenimiento a la
cumbre de elementos nuevos, administradores y políticos cultos y
especializados, con un desplazamiento del centro de gravedad del poder,
que pasaría del Secretariado al Comité Central, tendente a desbancar el
apparatchik de costumbres rudas y poco instruido. El proyecto de Lenin
constituía un auténtico “golpe de Estado”, puesto que se trataba a la vez
de desplazar a algunos jefes y de implantar una nueva orientación en todo
el funcionamiento de la dictadura: métodos de reclutamiento y de trabajo,
nuevos criterios para la elección de los objetivos. Ante ello nos sentimos
tentados, extrapolando un término de moda, a hablar de una “revolución
tecnológica” contra la burocracia que Lenin encontraba primitiva en exceso.
110
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Deponed a Stalin.”
111
Moshe Lewin
“Es una equivocación muy grande pensar que la NPE haya puesto fin
al terror; todavía vamos a recurrir al terror y al terror económico”. 140
140
Carta a Kamenev del 3 de marzo de 1922, (Sotch., t. 45, p. 428).
141
Carta a Kurskij, comisario para la justicia, de fecha 15 de mayo de 1922. Ibíd., t. 45,
págs. 189-190.
112
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Esta frase está extraída de “Más vale menos, pero mejor”. Es mejor no
alcanzar el éxito:
“hasta dentro de dos años, o incluso hasta dentro de tres, antes que
precipitar las cosas sin ninguna esperanza de formar un buen material
humano”.
La regla de “Más vale menos, pero mejor” será ciertamente difícil de hacer
observar pero, por anticipado, Lenin rechaza el argumento de las
tendencias espontáneas:
113
Moshe Lewin
142
Ibíd., pág. 392. Véase anexo IX.
114
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
115
Moshe Lewin
116
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
143
Trotsky, Ma vie, op. cit., pág. 559.
117
Moshe Lewin
118
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
ANEXOS
144
Comité Ejecutivo Central Panruso.
145
Consejo de Comisarios del Pueblo.
146
Consejo del Trabajo y de la Defensa.
119
Moshe Lewin
120
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
2. Observaciones de Lenin
y su proyecto de formación de la URSS
“Carta a L. B. Kamenev, destinada a los miembros
del Buró Político del CC-PCR (b) 26/IX.
La segunda parte del párrafo 2 podría quedar como está: las quejas
(contra las decisiones del STO y del SNK) serán examinadas por el VCIK
federal, sin que por ello se retrase su resolución (como en el caso de la
RSFSR).
121
Moshe Lewin
La segunda parte del párrafo 3 queda como ésta; para ser más equitativos,
quizá podría decirse:
Tuyo Lenin.
148
Archivos centrales del Partido en el Instituto del Marxismo-Leninismo del CC-PCUS.
Fuente: Sotchinenija, t. 45, pág. 559.
123
Moshe Lewin
149
Archivos centrales del Partido en el Instituto del Marxismo-Leninismo del CC-PCUS.
Fuente: Fotieva, Iz vospominanij o Lenin, págs. 28-29.
124
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
“¡Lev Borisovitch! Stalin se permitió ayer una salida de tono de las más
groseras contra mí, a propósito de cuatro palabras que me dictó Lenin con
autorización de los médicos. No data de ayer mi entrada en el Partido. En
el curso de estos treinta años no he escuchado nunca una sola palabra
grosera de un camarada. Los intereses del Partido y de Ilich no me son
menos caros que a Stalin. En estos momentos tengo necesidad de todo mi
dominio sobre mí misma. Sé mejor que todos los médicos de qué se puede
hablar y de qué no se puede hablar a Ilich, ya que sé lo que le altera y lo
que no, y en cualquier caso lo sé mejor que Stalin.”
Krupskaya pide (según el resumen que hacen los redactores sin citar sus
palabras textuales) ser protegida contra “una injerencia grosera en su vida
privada, contra injurias indignas y amenazas”.
150
De los mismos archivos. Fuente: Sotchinenija, t. 54, págs. 674-675.
125
Moshe Lewin
“1. Se otorga a Vladimir Ilitch el derecho de dictar todos los días durante
cinco a diez minutos, pero esto no puede tener el carácter de una
correspondencia e Ilitch no debe esperar respuesta a estas notas. Las
entrevistas quedan prohibidas.
151
De los mismos archivos. Fuente: Sotchinenija, t.45, pág.710.
126
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
“Memorándum:
Temas a tratar:
152
Fuente: Sotchinenija, t. 45, pág. 592.
153
Unión de la Cooperación.
154
Comité de la Educación Profesional.
127
Moshe Lewin
155
El Instituto del Marxismo-Leninismo no cita esta carta, pero confirma su existencia y
señala que Fotieva la envió al Buró Político el 16 de abril de 1923
156
Véase Sotchinenija, t. 45, pág. 607; Fisher, La Vie de Lénine; Deutscher, op. cit.
157
Carta citada por Trotsky, op. cit., pág. 163. Las cursivas son nuestras.
128
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Las cosas andan tan mal con nuestro aparato estatal, para no decir que
son detestables, que primero nos es preciso reflexionar seriamente sobre
la forma de combatir sus defectos; defectos que, no lo olvidemos, se
remontan al pasado, el cual, ciertamente ha sido alterado pero no ha sido
todavía abolido; no se trata de una fase cultural superada hace tiempo.
Planteo aquí precisamente la cuestión de la cultura, porque en este orden
de cosas sólo hay que considerar realizado aquello que ha penetrado en la
vida cultural, en los modos de proceder y en las costumbres. Ahora bien,
entre nosotros, lo que hay de bueno en nuestra organización social ha sido
captado al vuelo, no puede ser menos meditado, comprendido, sentido,
examinado, probado, confirmado por la experiencia, consolidado, etc.
Ciertamente, no podía ser de otro modo en una época revolucionaria y con
un desarrollo tan vertiginoso que, en cinco años, nos ha llevado del
zarismo al régimen de los Soviets.
158
Traducción francesa: Oeuvres, Editions Sociales, París, t. 33, págs. 501-517.
129
Moshe Lewin
130
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Para esto, es preciso que todo lo que haya realmente de mejor en nuestro
régimen social se emplee con el máximo de prudencia, de reflexión y de
competencia, para crear este nuevo comisariado del pueblo.
Es preciso adoptar esta regla: más vale menos, pero mejor. Es preciso
adoptar esta regla; más vale dentro de dos años, o incluso de tres, que
precipitar las cosas sin esperanza alguna de formar un buen material
humano.
131
Moshe Lewin
Todo el mundo sabe que no existen instituciones peor organizadas que las
que dependen de nuestra Inspección Obrera y Campesina, y que en las
condiciones actuales no se puede exigir nada de este comisariado. Es
preciso tener esto muy presente si realmente queremos llegar a constituir,
de aquí a unos años, una institución que, en primer lugar, sea ejemplar, en
segundo lugar inspire a todos una confianza absoluta, y, por último,
demuestre a todos y a cada uno que hemos justificado realmente las
actividades de esta alta institución que es la Comisión Central de Control.
En mi opinión, todas las normas generales del personal de sus
administraciones deben ser proscritas de golpe y sin recurso. Debemos
escoger los cuadros de la Inspección Obrera y Campesina con un cuidado
particular, sometiéndoles al más riguroso examen, y de ninguna otra
manera. En efecto, ¿para qué instituir un comisariado del pueblo en que el
trabajo se luciera medianamente, y que, de nuevo, no inspirara la menor
confianza, y cuya opinión no tuviera más que una ínfima autoridad? Creo
que nuestra tarea principal es evitarlo cuando realicemos la reorganización
que proyectamos en la actualidad.
159
“¿Cómo reorganizar la Inspección Obrera y Campesina?”
132
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Reconozco que éstas son unas condiciones fuera de serie, y dudo mucho
que la mayoría de los “prácticos” de la Inspección Obrera y Campesina no
las declaren irrealizables, o no las acojan con una sonrisa desdeñosa.
Pero, a cualquiera de los dirigentes actuales de la Inspección Obrera y
Campesina o de las personas vinculadas a este comisariado, les pregunto:
¿puede alguno de ellos decirme francamente cuál es la utilidad práctica de
este comisariado del pueblo que es la Inspección Obrera y Campesina?
Creo que esta pregunta les permitirá encontrar el sentido de la medida. O
bien no vale la pena proceder a la reorganización –hemos visto tantas
cosas– de esta empresa desesperada que es la Inspección Obrera y
Campesina; o bien es realmente preciso imponerse la tarea de crear por
medio de un esfuerzo lento, difícil, desacostumbrado y no sin recurrir a
numerosas comprobaciones, algo auténticamente ejemplar, susceptible de
inspirar respeto a todos y a cada uno de nosotros, no por la única razón de
que títulos y grados obligan.
133
Moshe Lewin
Las medias tintas serían en este caso perjudiciales al máximo. Todas las
consideraciones de otro orden que se pudieran hacer a propósito de los
efectivos de la Inspección Obrera y Campesina estarían, en realidad,
basados en los viejos principios burocráticos, en los viejos prejuicios, en
aquello que ya ha sido condenado y que provoca la burla pública, etc.
134
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
135
Moshe Lewin
Por otra parte, deberán repartir su tiempo en forma racional entre las
diversas tareas de comprobación de los sistemas administrativos de
nuestras instituciones, desde las más pequeñas y menos importantes
hasta las grandes administraciones del Estado. Por último, deberán
estudiar también la teoría, es decir la teoría de la organización del trabajo
al que tienen intención de dedicarse; deberán incluso efectuar ejercicios
prácticos bajo la dirección de camaradas experimentados o de profesores
de los institutos superiores de la organización del trabajo.
160
En francés en el texto.
136
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
¿Cómo puede unirse una institución del Partido con una administración
soviética? ¿No hay en ello algo inadmisible?
En efecto, ¿por qué no reunir unas instituciones con las otras cuando el
interés de la cosa lo exige? ¿Es que nadie se ha dado cuenta jamás de
que, por ejemplo, en un comisariado del pueblo como el de asuntos
exteriores una tal reunión es extremadamente útil y se practica desde su
fundación? ¿Acaso el Buró Político no discute, desde el punto de vista del
Partido, multitud de cuestiones, grandes y pequeñas, relativas a nuestras
«contramaniobras» en respuesta a las «maniobras» de las potencias
extranjeras, a fin de prevenir para decirlo cortésmente, alguna artimaña por
su parte? ¿Acaso no es una fuente inmensa de energía en nuestra política
137
Moshe Lewin
138
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
139
Moshe Lewin
Por otra parte, buen número de países, los de Oriente, la India, China, etc.,
precisamente a causa de la última guerra imperialista, han sido desviados
definitivamente de su camino. Su evolución se orienta definitivamente
hacia el derrotero general del capitalismo europeo. Ha empezado en ellos
la efervescencia que afecta a toda Europa. Y se ha hecho evidente al
mundo entero que se han lanzado por un camino que no puede dejar de
acabar en una crisis del conjunto del capitalismo mundial.
Pero lo que nos atañe aquí no es de ningún modo esta victoria final del
socialismo. Lo que nos atañe es la táctica que debemos seguir nosotros,
Partido Comunista de Rusia, nosotros, poder de los Soviets de Rusia, para
impedir que nos aplasten los Estados contrarrevolucionarios de la Europa
occidental. Para que podamos subsistir hasta el próximo conflicto militar
entre el Occidente imperialista contrarrevolucionario y el Oriente
revolucionario y nacionalista, entre los Estados más civilizados del mundo
y los países atrasados como los de Oriente, que, sin embargo, constituyen
la mayoría, es preciso que esta mayoría tenga tiempo para civilizarse.
Nosotros tampoco, nosotros no somos lo bastante civilizados para poder
pasar directamente al socialismo, aunque poseamos las premisas
políticas. Debemos seguir esta táctica o bien adoptar para nuestra
salvación la política siguiente.
142
EL ÚLTIMO COMBATE DE LENIN
Ahí, y sólo ahí, están nuestras esperanzas. Sólo entonces podremos, para
emplear una imagen, cambiar de caballo, abandonar el penco del
campesino, del mujik, renunciar a las economías indispensables en un
país agrícola arruinado, y montar en el caballo que busca y no puede dejar
de buscar el proletariado, a saber, la gran industria mecanizada, la
electrificación, la central hidroeléctrica del Volkhov, etc.
Estas son las grandes tareas que sueño para nuestra Inspección Obrera y
Campesina. He ahí por qué proyecto para ella la fusión del organismo
supremo del Partido con un «simple» Comisariado del Pueblo.
Lenin.
2 de marzo de 1923.
143
Moshe Lewin