Etimologia Parte 2
Etimologia Parte 2
Etimologia Parte 2
La palabra etimología proviene del latín etymologĭa; ésta, a su vez, del griego ἐτυμολογία, compuesta por
ἔτυμος étymos («[elemento] verdadero, auténtico»), y -λογία -logía («tratado, estudio»).2
Historia
El poeta griego Píndaro empleó etimologías creativas para halagar a sus mecenas. Plutarco empleó etimologías
basadas inseguramente en fantasiosas semejanzas de los sonidos. Una de las definiciones tempranas
de etimología, que además aporta una idea bastante clara de la concepción imperante en la época clásica –y
posteriormente– acerca de esta disciplina es la que, alrededor del año 630, escribió el gramático Melampo en
sus comentarios a la Tékhne Grammatiké, de Dionisio de Tracia:
Ἐτυμολογία ἐστὶν ἀνάπτυξις τῶν λέξεων, δἱ ἧς τὸ ἀληθὲς σαφηνίζεται• ἔτυμον γὰρ λέγεται τὸ αληθές […], ἐτυμολογία ὡς ἂν
εἴ τις εἴποι ἀληθινολογία. οὐ γὰρ ὡς ἔτυχεν ἐξ ἀρχῆς αἱ Ἑλληνικαὶ λἐξεις ἐπετέθησαν ἑκἀστῳ πράγματι, ἀλλὰ διὰ τὸ τὸν
νοῦν ἀναπτύσσοντας ἑξευρίσκειν, χάριν τίνος τὀδε τι καὶ πῶς δὲ λέγεται. τέταρτον οὗν μέρος τῆς γραμματικῆς ἐστιν, ὡς εἴ
εις εἴροιτό με, βλέφαρον διὰ τί εἴρηται, τρέψας τὸ φ εἰς τὸ π, καὶ διαστεἰλας τὴν λἐξιν, εὗρον ὅτι διὰ τοῦτο λέγεται
βλέφαρον, διὸτι αἰρομένου αὐτοῦ ἐπὶ τὰ ἀνω βλέπομεν, οἷον βλεπέαρον, ἆρον καὶ βλέπεις• ἢ μηδὲ τρέψας τι, διαστείλας δὲ
μόνον τὴν λέξιν, εὗρον ὅτι ὥς ανεὶ φᾶρος, ὅπερ περιβόλαιόν ἐστι τοῦ βλέμματος. πάλιν εἴ τις ἔροιτό με, γλῶσσα διὰ τί
λέγεται, τρέψας τὸ λ εἰς τὸ ν καὶ τὸ δεύτερον σ εἰς τὸ τ, φημί οὕτως, ἡ γνωστὰ ἐν τῷ νῷ τοῖς ἀκούουσι ποιοῦσα τὰ
λεγόμενα• οὐ γὰρ δἰ ἑτέρου μέρους σωματικοῦ γινώσκομεν τὴν ἑκάστου ἔννοιαν. πάλιν εἴ τις ἔροιτό με, ὀδόντες διὰ τί
λέγονται, τρέψας τὸ ο εἰς τὸ ε, εὗρον ὡς ανεὶ οἱ ἔδοντες, τουτέστιν οἱ έσθίοντες.3
Etimología es la desmembración de las palabras, mediante la cual se aclara la verdad; ἔτυμον, en efecto, se llama lo
verdadero […] Luego etimología es como si se dijera ἀληθινολογία («estudio de la verdad»), pues las palabras griegas no
fueron en su origen dispuestas a cada cosa al azar, sino que mediante el análisis del sentido descubrimos por qué tal cosa se
llama de tal modo. Como si alguien me preguntase por qué se llama βλέφαρον («párpado»): cambiando la φ en π y partiendo
de la palabra, descubrí que se llama βλέφαρον porque cuando está levantado «miramos hacia arriba», como si fuese
βλεπέαρον («mira hacia lo alto»). O bien, sin cambiar nada, solo partiendo de la palabra, hallé que es como un φᾶρος
(«manto») porque es cobertor de nuestra mirada. Por otro lado, si se me preguntase por qué se llama γλῶσσα («lengua»),
cambiando la λ en ν y la segunda σ en τ, digo γνωστὰ («conocida»), la que hace «cognoscible» a los oyentes lo que está en
nuestra mente. Pues por ningún otro órgano físico conocemos el pensamiento de cada uno. Más aún, si alguien me
preguntase por qué se llaman ὀδόντες («dientes»), cambiando la ο en ε hallé algo así como ἔδοντες, es decir, «los que
comen», y, en efecto, gracias a ellos comemos.4
Etymologicum genuinum es una enciclopedia gramatical editada en Constantinopla en el siglo IX, uno de tantos
trabajos similares bizantinos.56
Etymologiae, de Isidoro de Sevilla, fue una enciclopedia de indagación de las «primeras cosas», que, sin críticas,
permaneció en uso en Europa hasta el siglo XVI.
Cicerón, en Tópica (Tópicos) 8, 35, al traducir obras de los clásicos griegos, usaba el
vocablo vērĭlŏquĭum, plural vērĭlŏquĭi, de vērus: verdadero, y lŏquor: hablar, pero prefería la
dicción nŏtātiŏ: nota, observación, reparo.7
La ciencia etimológica
La etimología comprende no solamente el análisis de las raíces (radicales) de las palabras, sino también de sus
elementos constitutivos: desinencia, tema, terminación y radical.
a mejorar la ortografía;
a la aplicación correcta de la sinonimia, pues solo muy pocos sinónimos son 100% equivalentes.
Usando textos antiguos, los etimólogos tratan de saber la cronología y la modalidad de la incorporación, la
evolución –hacia el lenguaje actual– y las mutaciones que han acontecido a una palabra. La etimología
en castellano y en catalán debe mucho a la obra del filólogo catalán Joan Coromines, del siglo XX.
La valoración de su importancia ha variado según las tendencias del momento. Su época dorada acaeció
durante el siglo XIX, cuando se emprendieron trascendentes proyectos de estudio etimológico, tales como los
que culminaron en la edición de las obras siguientes: