Reseña El Porfiriato
Reseña El Porfiriato
Reseña El Porfiriato
Historia
Porfirio Díaz fue un militar que destacó por su participación en la Guerra de Reforma y en
la Intervención francesa en la que logró recuperar para la causa republicana la Ciudad de
México y Puebla. Conocido como el héroe del 2 de abril, contendió por la presidencia
contra Benito Juárez en 1867 y 1871, y al ser derrotado proclamó el Plan de la Noria.
Vencido, a la muerte de Juárez, por Sebastián Lerdo de Tejada, Díaz se retiró a Veracruz
donde logró posicionarse políticamente gracias a la impopularidad creciente de Lerdo. Al
acercarse la reelección de este, Porfirio Díaz decidió rebelarse militarmente en su contra.
Díaz gozaba de gran prestigio entre los militares y de renombre en los círculos políticos del
país. El triunfo del Plan de Tuxtepec, lo llevó a la presidencia de México para gobernar
desde 1876 hasta 1911, con una breve interrupción durante el gobierno de Manuel
González.
En los 31 años de Porfiriato se construyeron en México más de 19 000 kilómetros de vías
férreas gracias a la inversión extranjera; el país quedó comunicado por la red telegráfica;
se realizaron inversiones de capital extranjero en minería, agricultura, petróleo, entre otros
rubros y se impulsó la industria nacional.
Con la entrada de José Ives Limantour en Hacienda en 1893 surgió un auge de las
compañías enajenadoras de terrenos comunes baldíos, se modificó la Constitución
de 1857 para permitir las reelecciones y se aprobó la ley que otorgaba la gran explotación
minera a los capitales de Estados Unidos y Gran Bretaña. Limantour, tras la crisis de 1891,
abrió el país a la inversión extranjera y promovió la creación de nuevas industrias. La
corrupción, el fraude electoral y la represión fueron las propuestas de la administración
Díaz a las tensiones sociales, nacidas del contraste entre una oligarquía poderosa,
controladora de los resortes económicos y políticos y una población de casi 13 millones de
personas ligadas mayoritariamente a la tierra. La crisis de 1907 y las luchas de sucesión
en el seno del gobierno favorecieron el inicio de la revolución mexicana, dirigida
por Madero.3
En este periodo se continuó el esfuerzo iniciado con Manuel González por superar la
educación en todos sus niveles; hombres de la talla de Joaquín Baranda, Ezequiel
Chávez, Enrique C. Rébsamen, Ignacio Manuel Altamirano y Justo Sierra Méndez le
dieron lustre a este proceso que incluyó desde los jardines de niños hasta la educación
superior, pasando por la formación de maestros.
Aunque Porfirio Díaz reiteraba que ya el país se encontraba listo para la democracia,
realmente nunca quiso dejar el poder y en 1910, a la edad de 80 años, presentó su
candidatura para una nueva reelección, la cual fue rechazada por el público obrero. Ante
estos hechos, Francisco I. Madero convocó a la rebelión, la cual surgió el 20 de
noviembre de ese año, y terminó con la entrada triunfal a la ciudad, derrotando al dictador.
Chihuahua fue el principal escenario de las derrotas porfiristas ya que Pancho Villa y
Pascual Orozco conquistaron Ciudad de Guerrero, Mal Paso, venció en la batalla de
Casas Grandes, Chihuahua y la toma de Ciudad Juárez, por el Sur, Emiliano Zapata al
frente de sus tropas campesinas, amagaban la capital y derrotaron en Cuautla al 5.°
Regimiento de Oro (el mejor batallón del Ejército federal) aunque irrelevantes en el plano
militar, fueron las batallas que facilitaron el camino de los revolucionarios hacia la victoria
contra la dictadura. Habiendo tenido esos fracasos en el terreno militar y otros en el plano
de las negociaciones, Díaz prefirió renunciar a la presidencia y abandonó el país en mayo
de 1911.
Díaz heredó una hacienda pública en quiebra. Las deudas con el extranjero y con
prestamistas nacionales eran considerables.
Para el arreglo de las finanzas los ministros de hacienda (Matías Romero, Manuel Dublán
y José Yves Limantour) recurrieron a diversas vías:
Durante esta época la marina mercante nacional recibió un impulso inusitado. Se legisló
mediante códigos de fechas 1884 y 1889, se reconoció que la marina se encontraba en un
estado deplorable.
Díaz con uniforme de gala.
El 13 de mayo de 1891 se promulgó una Ley expedida por el Congreso, virtud a la cual se
establecía la distribución de los quehaceres públicos del Poder Ejecutivo en siete
Secretarías de Estado, entre las que figuraba por primera vez la de Comunicaciones y
Obras Públicas, lo que viene a significar un cambio en la política de construcción de
caminos, considerándose que las carreteras y su desarrollo eran indispensables para
impulsar la economía del país.
Pulquería en Tacubaya.
A fin de organizar las instancias administrativas dispersas que atendían los servicios de
comunicación nacional, quedaron incorporados a este nuevo Ministerio 12
sectores: Correos Internos, Vías Marítimas de Comunicación o Vapores, Faros, Unión
Postal Universal, Telégrafos y Teléfonos, Ferrocarriles, Monumentos, Carreteras, Calzadas
y Puentes, Lagos y Canales, Consejería y Obras con el Palacio Nacional y Chapultepec,
y Desagüe del Valle de México.
Esta Secretaría (llamada por muchos autores Ministerio) de Comunicaciones y Obras
Públicas conservó su estructura institucional durante el período revolucionario