Fertilización Del Arándano

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Fertilización del Arándano artículos

Equipo del Proyecto Fertilizar - INTA Pergamino

El ARÁNDANO es un grupo de especies pertenecientes al genero Vaccinium, originario


del hemisferio norte. El área de dispersión se extiende desde zonas con inviernos largos y
muy fríos (este de Canadá) hasta zonas de clima más templado y subtropical como el de la
Florida. Dichas especies evolucionaron en suelos minerales, ricos en materia orgánica y
de reacción ácida.
Estas adaptaciones definen los requerimientos agroclimáticos y consecuentes prácticas de
manejo que se esbozan a continuación.

- Suelos: El arándano, si bien tiene sus requerimientos de fertilización, no son exigentes


en nutrientes (incluso son sensibles a los excesos). Las mayores exigencias están en el
pH y la fertilidad física. El rango de pH más adecuado es entre 4.5 y 5.2 y los suelos tienen
que ser sueltos y de buena porosidad. Los requerimientos de acidez se relacionan
directamente con la nutrición mineral de la planta. En tanto, las características físicas, los
suelos sueltos son fundamentales para ofrecerle al sistema radicular, superficial y débil, el
ambiente adecuado que necesita para poder tener buena capacidad exploratoria. Desde el
punto de vista hídrico el arándano es sensible tanto al déficit como el exceso de agua, otra
razón importante que explican los requerimientos edáficos mencionados.

- Manejo de suelos: Aquellos lugares que no sean naturalmente aptos desde el punto de
vista de los suelos para el cultivo de esta berries (suelos sueltos bien drenados de pH
ácido y alto contenido de materia orgánica), deberán adecuarse a tal fin, de ser posible. De
lo contrario no es recomendable realizar la inversión en ese sitio. Las medidas culturales
que normalmente se recomiendan con respecto a la preparación del suelo apuntan a:
 Corregir el pH (con azufre, por ejemplo),
 Modificar los niveles de materia orgánica (subirlos, de ser bajos, con el agregado
de materia orgánica preferentemente de reacción ácida)
 Hacer todo lo necesario para impedir que el sistema radicular pueda, en algún
momento encontrarse en una situación de anegamiento (plantar en camellones,
cambiar la textura de los camellones con el agregado de corteza, aserrín, subsolar
el horizonte "B textural" muy arcilloso y compacto para evitar la formación de
pseudonapas, etc.).
Los fertilizantes deberían aplicarse debajo de la línea de riego y en lo amplio de la banda.
El transporte natural del agua y de los nutrientes de un sitio a otro del arbusto es pobre por
tal razón el fertilizante debe ser aplicado en un sitio de la planta.
La aplicación del fertilizante se debe realizar alrededor del arbusto o al menos en ambos
costados de las hileras.
La aparición de coloración marrón en puntas y bordes de hojas indican que se fertilizo en
exceso o que se fertilizo demasiado cerca de la corona, o una desigual distribución del
fertilizante; se aplicó fertilizante en período de sequía o se usaron fertilizantes con alto
contenido de sales.

Los arándanos tienen bajos requerimientos de nutrientes y son


sensibles a los excesos de fertilizaciones.
La cantidad de fertilizante requerido para un mejor crecimiento de la planta depende de la
estructura del suelo, grado de erosión y del manejo de ese suelo.
Se debe muestrear el suelo en el otoño desde la zona de las raíces cerca del riego, de
varias plantas ubicadas al azar en la plantación completa. Las áreas que se muestran
como problemáticas deberían tener muestras separadas.
Es prudente incluir además en los análisis de suelo los datos de calcio y magnesio. La
relación óptima de Mg/Ca debería ser 1:10 y la relación P/Ca 1:5.
Los análisis foliares son mas útiles que los de suelo dado que te determinan las cantidades
correctas de nutrientes que esta tomando las plantas.
Una planta poco vigorosa, hojas color verde pálido y caída temprana a menudo indican
baja fertilización. Las deficiencias mayores que un productor debería tener en cuenta son
las de nitrógeno, magnesio, hierro y en menor grado de potasio y boro.

En el próximo párrafo abordaremos las necesidades de cada nutriente en particular:

a) Nitrógeno:
Es el elemento que a menudo mas falta en el campo, resultando en una palidez uniforme o
amarillamiento en la superficie entera de la hoja.
Las recomendaciones comunes son 45 kg/ha/año, pero esta cantidad debe ser chequeada
con el análisis de suelo. La forma en la que se encuentra el fertilizante nitrogenado es muy
importante para el crecimiento de los arándanos. Si la planta recibe nitrato como fuente de
nitrógeno solamente, tiene un pobre crecimiento y muestran deficiencias de nitrógeno y
hierro, ya que los nitratos son fácilmente perdidos y absorbidos pobremente por la planta,
además los nitratos aumentan el pH del suelo.
Si se usa nitrato de amonio como fuente de nitrógeno solamente se reducen los
rendimientos y resulta en un tamaño menor del fruto.
Adicionar nitrógeno en la forma de amonio puede incrementar el crecimiento de la planta,
remover síntomas de deficiencia y contribuir a bajar el pH.
Este es la forma de fertilizante nitrogenado que prefieren las planta de arandanos y su
fuente más usual es la urea o sulfato de amonio.
Cuando se aplica urea a temperaturas mayores de 27 ºC cerca de 1/3 parte de la urea se
pierde por volatilización si no es incorporada rápidamente dentro del suelo. Diversos
autores encontraron que la urea aplicada en el suelo antes de la rotura de la yema
primaveral, se detecta en las hojas dentro de las dos semanas y alcanza la máxima
concentración a las tres semanas después de la aplicación. Cuando la estación llega a su
final, la planta de arándanos almacenó la mayoría en hojas y brotes jóvenes y recuperó
cerca del 32 % del nitrógeno aplicado, mientras que el 15% permaneció en el suelo.
La cantidad de urea aplicada en forma de spray en las hojas puede ser de 4.5-6 kg/ha en
570-760 litros, a fin de corregir las deficiencias de nitrógeno rápidamente.
Por otra parte, autores americanos encontraron que la fertilización por vía foliar no es tan
eficiente como las aplicaciones al suelo en las plantas maduras.
Se han recomendado aplicaciones con nitrógeno foliar en años en que el rendimiento del
cultivo no alcanza el esperado o cuando por las condiciones de sequía no se logra disolver
el fertilizante.
Algunos autores sugieren que excesivas cantidades de amonio pueden acidificar el suelo a
un punto tal que se incrementa el aluminio y el magnesio disponible y se podrían alterar los
beneficios de la fertilización.

b) Fósforo:
Las hojas que tienen deficiencia en este elemento aparecen con una coloración
ligeramente púrpura. Cuando los suelos tienen bajos niveles de fósforo, se recomienda
aplicar una relación de 34 kg/ha para incrementar producción.

c) Potasio:
Una deficiencia de potasio torna los bordes de las hojas de coloración rojiza. La necrosis
aparece en las hojas más viejas mientras que la clorosis internerval aparece en los
crecimientos jóvenes.
Sobre suelos con bajos niveles de nutrientes, se recomienda agregar 45 kg/ha, para
corregir la deficiencia.
La utilización de cloruro de potasio, como fuente de potasio, puede ser tóxico para las
plantas, resultando en un daño por frío o reduciendo el tamaño de fruto.

d) Magnesio:
Cuando este nutriente esta en deficiencia, los márgenes de las hojas llegan a ser
cloróticos mientras que en el centro están verdes.
Esto aparece primero en las hojas viejas. Los síntomas usualmente aparecen durante la
maduración de las bayas.
Altos niveles de potasio en el suelo pueden agravar la deficiencia de magnesio.
Si se presentan problemas por deficiencias, se recomienda adicionar 2 % de oxido de
magnesio al fertilizante para incrementar la producción.

e) Boro:
Los síntomas aparecen rápidamente, primero en los brotes siguiendo por una clorosis en
las puntas de las hojas. Se recomienda la aplicación foliar de boro. Es conveniente usar
Borax 0.36 kg/100 l o Solubor 0.2 kg/100 l.

f) Hierro:
Una planta con deficiencia de hierro muestra clorosis internerval, la cual aparece primero
en las hojas jóvenes. En algunos casos las hojas se tornan completamente amarillo limón
o marrones.
Suelos con altos niveles de fósforo pueden agravar la deficiencia de hierro.
La disponibilidad de hierro en la planta depende del bajo pH en el suelo, la acidez debería
chequearse primero y corregirla si fuera necesario.
Con un pH de 4.5, el hierro contenido en las raíces de los arándanos es 100 veces más
alto que el contenido en los brotes.
La presencia de nitrato de amonio aparece esencial para promover el metabolismo del
hierro, y si se usa nitrato de amonio como fertilizante se reducen las deficiencias por
hierro. Se puede aplicar sulfato ferroso (34% de hierro) 17 kg/ha. Excesivo uso del hierro
bajo condiciones de alto pH ( 6,5) restringen el crecimiento de la planta.
Recomendaciones de Fertilización:
Las recomendaciones de fertilización varían acorde al suelo y a la ubicación, muchos
expertos están de acuerdo en la relación 1-1-1 como mezcla de fertilizantes, tal como 10-
10-10. Al menos la mitad del nitrógeno debería ser de la forma orgánica, el cual llega a ser
disponible para la planta en el mismo momento. También la fertilización debería contener 2
% de óxido de magnesio.
De todos los elementos esenciales, el nitrógeno es el que da una respuesta mayor a la
plantación, mientras adiciona fósforo y potasio que a menudo resultan en pequeñas
mejoras en el crecimiento.
Se recomienda la aplicación de nitrógeno solo preferentemente bajo la forma de amonio.
Sin embargo excesivas fertilizaciones reducen rendimiento y se incrementan los daños por
heladas.
El sulfato de amonio a menudo es usado cuando el pH esta por encima de 5.2, y la urea
cuando esta debajo de 4.6.
Para la construcción de los camellones se recomienda usar cama de pollo a razón de
11.000 –13.500 kg/ha, la cual debería aplicarse tarde en el otoño o muy temprano en la
primavera. Los abonos dejan un ligero un residuo alcalino en el suelo por lo que se lo debe
monitorear cuidadosamente.
Las plantas nuevas deberían fertilizarse después de que el segundo rebrote haya
comenzado. Esto ocurre a menudo pocas semanas después de plantar. Una fertilización
temprana causa enrojecimiento de hojas y dilata el comienzo del nuevo crecimiento.
Aplicar el equivalente a 28 gramos de 10-10-10 por arbusto, extendido alrededor de la
planta al menos 10 cm, pero no más de 30 cm desde la corona. Se debe incrementar la
cantidad de fertilizante aplicado cada año hasta maduración de los arbustos (después de 6
años en el campo) y recibir 0.45 kg por planta, una mitad aplicada al principio de la
floración y la otra 5-6 semanas más tarde. En áreas con baja materia orgánica, suelos
arenosos con lluvias abundantes, se debería fertilizar más frecuentemente.
Si los arbustos maduros muestran bajo vigor, adicionar una mitad (0.22 kg) por arbusto
tarde en el otoño para ser destinados a reservas en las plantas y permitir un rápido
crecimiento en la primavera.
Diversos autores reportaron que aplicaciones de urea divididas (mitad aplicadas en la
rotura de yemas y la otra mitad a la caída de los pétalos) resultaron en un 10 % de
rendimientos más altos que las simples aplicaciones en rotura de yemas, ensayo realizado
en la zona de Michigan.

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