Poesía Colonial Hispanoamericana (Siglo Xvi-Xvii)

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Poesía colonial hispanoamericana : (siglos XVI y XVII)

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Angeles Mateo-del-Pino
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
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BlBLID 1116-:1169 (2004-2005) pp. 641-651

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MERCEDES SERNA (ed.), Poesía colonial hispanoamericana (siglos XT./I] XT./II),


Ediciones Cátedra (col. Letras Hispánicas, n° 551), Madrid, 2004, 414 pp.

Frecuentemente uno se alegra ante con un carácter marcadamente


una nueva publicación literaria, didáctico -acorde también con la
sobre todo, si se trata de una obra línea editorial-, pues se dirige, fun-
cuya principal finalidad es la de damentalmente, a los estudiantes,

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propiciar el acercamiento a un para que de esta forma puedan
escritor o a un grupo de ellos que, acceder -"conocer y leer"- a los
por diversas razones, han estado poetas de ese período. En este sen-
relegados al olvido. En algunos tido, se pone de manifiesto la pra-
casos, como es éste que nos ocupa, xis de dicha editora, ya que, como
el conocimiento de esos autores ha profesora e investigadora de litera-
pasado por ser privilegio de unos tura hispanoamericana, no ignora
pocos lectores, mayoritariamente las dificultades que presenta la
filólogos. Ahora bien, la satisfac- poesía del período colonial. Los
ción es mayor cuando la editorial inconvenientes surgen, especial-
que apuesta por esa obra posee un mente, por el escaso material
prestigio consolidado, al aunar bibliográfico que existe al respecto.
rigor crítico, máxima difusión No se trata, desde luego, de exigua
-entiéndase buena distribución- y producción crítica o antológica,
precio asequible. Sin duda, pro- pues -como recuerda Mercedes
puestas editoriales que son de Serna- no podemos olvidar los
agradecer en estos tiempos en los trabajos que en este campo han lle-
que el espíritu mercantil parece ir vado a cabo numerosos estudio-
por otros derroteros. sos: Alfonso -que no Antonio-
Estas cualidades son las que Méndez Plancarte, Marcelino
aporta el libro que reseñamos. La Menéndez Pelayo, Alejandro Ro-
editora de este volumen, Mercedes mualdo y Sebastián Salazar Bondy,
Serna, señala como primer objeti- Ricardo Silva-Santisteban, Antonio
vo el de ofrecer un panorama de la Campa y Raquel Chang-Rodríguez
poesía hispanoamericana de los y Horacio Jorge Becco, entre otros.
siglos XVI y XVII. Para lograr este Sin embargo, se echan en falta edi-
propósito concibe una antología ciones críticas que, conjugando el

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estudio y la recopilación de textos, los ensayos específicos -libros y


amplíen la nómina de poetas colo- artículos- a las antologías o edicio-
niales, casi siempre restringida a nes que se han publicado sobre
unos cuantos, que son los que poesía colonial. Además de las
figuran siempre. Con ello podría entradas relativas a manuales o his-
romperse el maleficio que parece torias de la literatura hispanoame-
pesar sobre estos textos: originales ricana que, desde un punto de vista
difíciles de consultar y numerosas más panorámico, han dado cuenta

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variantes o errores en los poemas, entre sus páginas de esta etapa.
dependiendo de las ediciones que Una segunda parte, más amplia, se
se manejen. Ante esta situación la destina a recoger los textos poéti-
editora eleva un ruego que com- cos que la editora ha seleccionado,
partimos: "sería deseable que ame- diferenciándose, bajo epígrafes
ricanistas y especialistas en la Edad distintos, entre aquellos que se
Media y Siglo de Oro españoles tra- adscriben al siglo XVI y los que
bajasen conjuntamente". De esta pertenecen al siglo XVII. En
manera cabría esperar que se ambos casos, la ordenación de los
pudieran paliar, en parte, los pro- poetas responde a un criterio cro-
blemas que afectan a la poesía his- nológico, atendiendo a sus fechas
panoamericana de esa época. de nacimiento. Antes de enfrentar-
Con esta finalidad, Mercedes nos a los poemas, casi a manera de
Serna estructura la obra en dos pórtico, se nos procura una pequeña
partes. Una primera, que se corres- información -vida y producción
ponde con la "Introducción", a literaria- de cada autor, que se
través de la cual se nos brinda un complementa con una bibliografía
recorrido por el período colonial, de las ediciones existentes de su
no sólo en su vertiente cultural, obra y de los estudios más relevan-
más particularmente literaria, sino tes sobre el escritor en cuestión.
también social. Se cierra este apar- En lo que concierne a los textos,
tado haciendo expresa mención de cabe precisar que, ante la imposibi-
cuáles han sido los criterios que se lidad manifiesta por la editora de
han seguido para realizar esta edi- acceder a los manuscritos origina-
ción. A ello se suma una bibliografía les, esta antología parte siempre de
general en la que figuran diversas "ediciones reputadas y validadas
referencias, aquellas que van desde por la crítica"; por ello, se consigna

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a pie de página tanto la edición que -tal como indicamos anteriormen-


ha servido de base como aquellas te-, no creemos que aludiendo
otras con las que se ha cotejado el precisamente al criterio ftlológico
texto que se incluye. En este senti- se pueda y deba afirmar la supre-
do, es de agradecer la serie de macía de la selección frente a la
notas explicativas que se añaden, "Introducción" o estudio realiza-
esencialmente de carácter filológi- do. Si antiguamente la Filología se
co e interpretativo. Con la inten- concibió como disciplina que se

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ción de hacer más comprensible ocupaba de fijar, restaurar y
-y cercana- la lectura poética, comentar los textos literarios, tra-
Mercedes Serna ha modernizado la tando de extraer de ellos las reglas
acentuación, la puntuación, la del uso lingüístico, modernamente
ortografía y las grafías. No obstan- amplió su campo de análisis para
te, ha conservado las diéresis convertirse en una ClenCla que
-cuando afectaban a la métrica del aborda la literatura y todos los
poema-, las metátesis, las oscila- fenómenos de cultura que intervie-
ciones vocálicas y consonánticas, nen en ella. Desde esta perspecti-
los grupos cultos, las formas arcaicas va, la "Introducción" aporta una
y latinizantes, además de las con- información que permite fijar cuál
tracciones con "de" más pronom- era la situación de esa nueva sociedad
bre. mestiza que surgió en América, a
Aun cuando la autora de esta partir del proceso de conquista y
antología señala que la segunda colonización, y los diversos avata-
parte de esta obra, la que concier- res culturales que concurrieron en
ne a la selección de los poetas ella. Por otro lado, de poco nos
coloniales y de sus textos más serviría, sobre todo si se pretende
representativos, es "la más impor- dotar de carácter didáctico a una
tante desde el punto de vista ftloló- obra -como es el caso que nos
gico", no compartimos entera- ocupa-, una selección de autores y
mente esta aseveración. Sin negar textos si no se contara con unas
la valía indiscutible que la propia nociones previas que tratasen de
recopilación supone, al posibilitar contextualizar a los escritores y,
el acercamiento a unos escritores por ende, a sus creaciones, para lo
que erróneamente se han conside- cual se hace imprescindible remitir
rado lectura de y para unos pocos a la época o al período en que

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éstos se insertan. De esta forma, Clones indígenas prehispánicas, el


esta edición de la poesía colonial elemento ibérico y africano y, pos-
hispanoamericana se constituye en teriormente, la inmigración euro-
una buena muestra de trabajo filo- pea y asiática. Con estas referen-
lógico y, como tal, ambos aparta- cias Mercedes Serna pretende
dos -introducción y recopilación- romper, apoyándose para ello en lo
resultan complementarios y nece- formulado por el investigador

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sarios para devenir antología críti- César Fernández Moreno, con "la
ca. Con todo, tal vez debamos polarización estéril que produjo la
considerar que bajo esta declara- falsa opción entre ser europeo y
ción se esconde una actitud de ser americano", pues -apunta de
"falsa modestia", ya que, al pare- nuevo- "Hispanoamérica vivió un
cer, se concede más valor a lo intenso proceso de transcultura-
escrito por otros que a las aporta- ción", aunque no con los mismos
ciones propias. resultados en todas las regiones. A
En lo que respecta a la "Intro- fin de contextualizar, la editora
ducción", queremos hacer hincapié recalca una serie de datos. El pro-
en algunos aspectos. Aparentemente ceso de conquista y colonización
dicho estudio se distribuye en de América altera la fisonomía de
cinco apartados, a través de los este continente, ya que al surgir
cuales se nos ofrece un panorama una nueva sociedad se hacen visi-
de la sociedad y la cultura colonial bles los cambios, no sólo en lo que
en Hispanoamérica, para luego afecta a lo económico -agricultura,
hacer mención explícita de su pro- ganadería y explotación de minas-
ducción literaria. El primer epígrafe sino también en lo que se refiere a
-"Sociedad y cultura coloniales"- lo cultural. De esta manera, convive
presenta el gran acierto de ser a la par una cultura urbana, vincu-
escueto y ágil, sin descuidar para lada a las grandes ciudades de cada
ello el rigor crítico. De esta forma uno de los virreinatos -el de Perú
se repara en la identidad hispanoa- y el de la Nueva España-, con una
mericana para desde ahí hacer cultura más ancestral, la que se
énfasis en el carácter mestizo de observa en los núcleos rurales.
América. Para ello se alude al sin- Transformaciones que imponen
cretismo cultural, conformado a nuevas reglas y otros juegos de
partir de los aportes de las civiliza- poder: los ideales de la Contrarre-

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forma, las rencillas entre los espa- tino- y el español, configure un


ñoles -discriminaciones de clases clima cultural atrasado, lo que
o jerarquias-, el malestar de los impidió que durante esa época se
criollos -los mejores puestos (virrey, forjara un pensamiento crítico más
arzobispo, juez) para los peninsu- libre y abierto en Hispanoamérica.
lares-, el tráfico de negros y las Una vez establecido el clima
órdenes religiosas que, junto a ins- social y cultural, Mercedes Serna
taurar el cristianismo, crear escue- esboza un panorama general de la

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las o centros educativos, alfabetizar literatura colonial, para luego, de
y defender los derechos de los manera más específica y por perío-
indios, instalan el Tribunal Inqui- dos, remitir a las manifestaciones
sitorial. En medio de este panora- propiamente poéticas. La editora
ma, la imprenta se hace notar parte de la base de que la literatura
prontamente -México (1535)-, americana como tal aparece con la
con ella las disposiciones legales Revolución, pues el proceso de
que prohíben la circulación de independencia, unido a la afirma-
obras de imaginación pura, en ción de lo nacional, dará lugar a un
prosa o en verso -"que ningún americanismo literario. Será poco
español o indio lea... libros de después, alrededor de 1888, cuan-
romances, que traten materias pro- do América deje sentir su influen-
fanas y fabulosas, e historias fingidas, cia sobre las letras españolas.
porque se siguen muchos inconve- Llevada por esta idea sostiene que
nientes", evoca Pedro Henríquez el peso cultural de la metrópoli se
Ureña- y se ordena que las autori- deja notar hasta el Modernismo,
dades no permitiesen que se impri- pues es en ese momento cuando,
mieran o trajeran de Europa. No por primera vez en la historia de la
obstante, a pesar de estas restric- literatura hispanoamericana, "Amé-
ciones, se sabe que novelas y poemas rica se pone a las vanguardias de
impresos en España penetraban en las novedades literarias". Aun
América, aun cuando se llevaba a cuando la editora no entra a pro-
cabo una estrecha vigilancia. No es fundizar en la ya consabida polé-
de extrañar, por tanto, que esta mica de cuándo debemos dar carta
censura, junto al hecho de que el de verdadera naturaleza a la litera-
único modelo literario que recibían tura hispanoamericana y cuáles
las colonias era el clásico -grecola- son los rasgos que la definen, tal

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vez hubiera sido conveniente que Con respecto a lo propiamente


se recordaran algunas de las posi- poético, Mercedes Serna destaca
ciones mantenidas por la crítica y, las que a su juicio son las caracte-
en este sentido, se podría haber rísticas más importantes de la poe-
traído a colación lo apuntado, sía de los siglos XVI Y XVII. En
entre otros, por José Enrique este sentido, conecta el gusto por
Rodó, Pedro Henríquez Ureña, los certámenes y la sociedades lite-
Octavio Paz o Emilio Carilla -al rarias, que desde muy pronto se

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único que se menciona-o Sin entrar advierte en el Nuevo Mundo, con
en ello, Mercedes Serna advierte los grandes grupos de versificado-
que en la producción textual de la res que surgen en algunas ciuda-
colonia se pueden rastrear, aunque des. De la misma manera, da cuen-
sea de forma indirecta, algunas ta de las dos tendencias que se
manifestaciones de americanis- aprecian en esta poesía: una popu-
mas. No obstante, eso no significa lar o tradicional -romances, letri-
-añade posteriormente- que sea llas y canciones- y otra culta -ita-
"pertinente buscar en la poesía lianizante y latinizante-. Ambas se
colonial hispanoamericana des- inician a un tiempo, a veces, un
cripciones de la realidad y naturale- mismo autor cultiva ambas co-
za americanas, por el mismo moti- rrientes. Desde un punto de vista
vo que tampoco se hace con la cronológico, tal y como se ha esta-
poesía española de esa época [...] blecido tradicionalmente, divide
Ni en la poesía lírica española ni en esta época en dos períodos, el cla-
la hispanoamericana el paisaje es sicista y el barroco -o gongorino-,
real, sino que está sometido a los con el año de 1630 se marca el
modelos clásicos". Para concluir, final de la primera etapa e inicio de
que, por tanto, "no hay que buscar la segunda. Sin embargo, como
tales conceptos en los escritores de precisa la editora, la literatura his-
la época sino, en todo caso, en las panoamericana presenta algunas
lecturas interpretativas que los crí- dificultades a la hora de englobarse
ticos y estudiosos contemporáneos bajo una terminología, sobre todo
hacen de la poesía de ese período". si ésta responde a una clasificación
Se echan en falta, una vez más, europea (Renacimiento, Manierismo,
algunas referencias a aquellos Barroco), por lo cual debe tomarse
investigadores a los que parece alu- como mera orientación, pues no
dir, aunque no cita a ninguno. termina de responder a los rasgos

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que se consideran más definidores guan las crónicas del descubri-


de esta producción literaria: las asi- miento y conquista de América.
metrías que se producen entre las En este punto, Mercedes Serna
manifestaciones americanas y las recuerda que fue Ramón Menéndez
españolas, la imbricación de esti- Pidal, unos de los grandes estudio-
los, el asincronismo, la yuxtaposi- sos de la literatura tradicional,
ción y superposición de escuelas quien confirmó la existencia de
literarias... Todo ello dificulta, sin romances en América. Éstos, pri-

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duda, el uso de unos rótulos, por mera expresión de poesía en el
más que estemos ante una poesía Nuevo Mundo, se pueden clasifi-
colonial y que, como tal, la mirada car, atendiendo a su temática, en:
de los escritores sea siempre euro- indígenas, satíricos, eruditos, pro-
pea, se trate de europeos emigra- fanos, religiosos, filosóficos o
dos al Nuevo Mundo o de criollos. amorosos. Pero ésta no es la única
Posteriormente, la independencia manifestación de poesía popular,
de las colonias impondrá una existen otras como las coplas, las
emancipación cultural y mental, así glosas, las décimas y las canciones
como una apuesta por una literatu- líricas, que, posteriormente, ten-
ra más propia. drán una honda repercusión en el
En lo relativo a la lírica rena- siglo XIX. Con referencia a la
centista, la editora resalta el hecho corriente culta se nos informa que
de que esta literatura se caracteri- ésta llega con la emigración de
za por su ideal heroico, ya que en letrados a suelo americano. Estos
el siglo XVI las hazañas fueron escritores no sólo escribieron
frecuentes. Por este motivo no obras de creación sino que realiza-
resulta raro que, de entre todos los ron compilaciones y recopilacio-
géneros, adquiera especial relevan- nes, formándose así los primeros
cia la poesía épica, así como las corpus poéticos que, junto a las tra-
crónicas, el teatro religioso, los dia- ducciones, contribuyeron a que la
rios de navegación y los relatos del poesía petrarquista e italianizante
descubrimiento. Por otro lado, cro- tuviera una vida intensa. Esta
nistas, soldados y conquistadores vertiente culta es propia de cená-
difunden en el Nuevo Mundo la culos, sometida a justas cortesanas,
corriente popular -romances y celebraciones y certámenes poéticos.
coplas-, tanto en su versión oral Puesto que las cortes virreinales y
como escrita, tal como lo atesti- los monasterios eran los centros

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que promovían la cultura, no es de crea la primera epopeya del indio


extrañar que sea en ellos donde americano, o a Martín del Barco
encontremos a los mecenas, quie- Centenera, que funda la épica rio-
nes propiciaban, por tanto, las platense con su poema Argentina y
manifestaciones literarias y parali- conquista del Río de la Plata. Sin duda,
terarias -representaciones teatra- obras que tendrán después una
les, sesiones de oratoria, concursos honda repercusión. Como docu-

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poéticos y homenajes-o Durante mento sociológico importante, ya
este tiempo se crean así mismo que gracias a ella conocemos algo
distintas academias poéticas, for- más de las costumbres y modos de
madas por ilustres criollos y por vida en el Nuevo Mundo, sería
ingenios peninsulares, aunque la injusto no mencionar la poesía
preceptiva poética que se sigue res- satírica, que se nutre tanto de lo
ponde a las exigencias literarias popular como de lo culto.
europeas. A pesar de ello, no es En este recorrido que nos pro-
difícil observar que se cultivan pone Mercedes Serna no podía fal-
otros temas, más propios o autóc- tar la alusión a la escuela manieris-
tonos, como las leyendas indígenas ta, la cual se sitúa precisamente en
o la usurpación de la identidad. la transición del Renacimiento al
Estos autores aspiran a que la his- Barroco. El Manierismo se carac-
toria del pasado precolombino se teriza por el predominio de los
dignifique y sea compatible con los conceptos, el ingenio y la agudeza
parámetros o modelos del mundo por sobre la imagen y los sentidos
europeo cristiano. Algunos llegan propios del Barroco. De entre los
incluso a una poesía de protesta, autores que Mercedes Serna selec-
pues denuncian la situación que ciona para representar esta escuela
padecen los indios. Con todo, no cabe destacar las figuras de dos
debemos olvidar que si la poesía poetas, Amarilis y C1arinda, féminas
culta tuvo un extraordinario desarro- y anónimas, ya que ambas recurrie-
llo en tierra americana fue debido, ron a los pseudónimos. Según
en gran parte, al clima heroico que comenta la editora, "el tono de ala-
supuso la conquista. Al respecto, banza y de exaltación hacia el sexo
cabe citar, siempre siguiendo a la opuesto puede que fuera la causa
autora de esta antología, a Alonso de que estas dos mujeres escribieran
de Ercilla, quien con La Araucana escondiendo su identidad real".

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Por último, de forma más exten- período, para concluir que si la lite-
sa, Mercedes Serna aborda el ratura colonial es, esencialmente,
"Barroco de Indias", tal como lo "masculina y clerical", la literatura
calificara Mariano Picón Salas. del siglo XVII es "minoritaria,
Antes de tratar la producción poé- docta, conceptista e ingeniosa".
tica, propiamente, la editora se Una estética que se define por el
hace eco de la discusión que plantea culto a lo difícil, intrincado o arti-
si en realidad América es barroca, ficial, ligada esencialmente al

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es decir, si dicho barroquismo es mundo de la Contrarreforma:
una cualidad intrínseca o, al con- "modelo de Estado al servicio de
trario, proviene de la asimilación una determinada estructura de
de las letras europeas. Para ello, dominación". Después de haber
trae a colación las tesis mantenidas hecho referencia al Barroco de
por la crítica, mencionando para manera general, se detiene, parti-
ello los ensayos de Alejo Carpentier, cularmente, en la corriente deno-
Severo Sarduy, Pedro Henríquez minada gongorismo. La importan-
Ureña, Emilio Carilla, Leonardo cia de Góngora en América fue tal
Acosta o John Beverly. Igualmente que Mercedes Serna, apoyándose
no desoye a aquellos otros que en John Beverly y en Mario
consideran que el Barroco se sien- Hernández Sánchez-Barba, señala
te como una estética que forma que se ha visto como "el reflejo
parte de su patrimonio cultural, estético de la estructura del poder
como afirman algunos escritores colonial", "una manifestación de
latinoamericanos contemporáneos: asentimiento, que empezará a que-
Andrés Bello, José Martí, Rubén brarse a finales del siglo y que pro-
Darío, Jorge Luis Borges, José vocará la tensión del Barroco en
Lezama Lima, Octavio Paz o Alejo espíritus inconformistas que reac-
Carpentier. Sin embargo, como en cionan de modo distinto". Por últi-
ocasiones anteriores, considera- mo, alude al criollismo, un nuevo
mos que hubiera sido necesario, régimen indiano que hacia 1620
por lo significativa que resulta esta hace su aparición para conceder un
polémica, desarrollar más en pro- intenso protagonismo histórico a
fundidad estas ideas. A continua- los criollos. De esta manera, si a
ción cita una serie de característi- través del Barroco resuenan los
cas temáticas y formales de este ecos de la escolástica, de la

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Contrarreforma, de las formas cuestiones de espacio no figuran


gongorinas y de la poética aristoté- en la presente antología determi-
lica, también se deja oír la voz del nados autores", e inclusive nombra
criollo que pugna por su reconoci- a todos aquellos que no fueron
miento social, su participación convocados a esta cita. Con todo,
política y su autonomía económi- podemos afirmar que la poesía his-
ca. Si bien para algunos autores el panoamericana de los siglos XVI y

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Barroco es un código que sirve de XVII queda suficientemente re-
vehículo a la inserción del sistema presentada, y de manera equilibra-
dominante y medio para cultivar da, en este volumen, pues se inclu-
un arte ceremonial, para otros este yen a veinticuatro escritores -a
modelo literario igualmente se uti- pesar de que la editora anote en los
lizó para denunciar la sociedad criterios de edición que éstos
represiva, con ello se enriquece la suman un total de veintiséis-o De
perspectiva, pues deviene algo más esta forma, junto a una selección
que una simple tendencia cortesa- de romances, coplas, cantares y
na de palabras vacuas y retóricas. poesía satírica anónima, pertene-
Por tanto, concluye la editora, cientes al siglo XVI, hacen su apa-
"decir Barroco no significa exclu- rición Juan de Castellanos, Enrique
sivamente el seguimiento del Garcés, Francisco de Terrazas,
canon hispánico", es también el Leonor de Ovando, Miguel Cabello
despertar del sentimiento criollo de Balboa, Alonso de Ercilla,
que aprovecha "lo barroco" para Hernán González de Eslava, Martín
afirmar una heterodoxia y así ale- del Barco Centenera, Diego Dá-
jarse del discurso oficial. valos y Figueroa, Francisca de
Para terminar, sólo nos resta Bribiesca y Arellano, Mateo Rosas
referirnos a la nómina de poetas de Oquendo y Bernardo de
que figuran en esta edición. No Balbuena. El siglo XVII, por su
podemos comentar mucho a este parte, cuenta con la participación
respecto, puesto que cualquier de Silvestre de Balboa, Diego
recopilación que se haga es sus- Mexía de Fernangil, Pedro de Oña,
ceptible de ampliarse o recortarse, Diego de Hojeda, Clarinda,
todo depende de los criterios y Amarilis, Fray Miguel de Guevara,
gustos personales del que antologa. Hernando Domínguez Camargo,
Como anota Mercede Serna "por Matías de Bocanegra, Jacinto de

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Evia, Juan del Valle Caviedes y Sor queda resumido en dos o tres
Juana Inés de la Cruz. autores por falta de material
A manera de cierre, sólo pode- bibliográfico". Éste es, quizá, su
mos concluir que esta antología mérito más importante.
responde fielmente al motivo fun-
damental que la propició, "que los
estudiantes puedan conocer y leer ÁNGELES MATEO DEL PINO
a los poetas del período colonial y Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

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ampliar este campo que a veces

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