El Puñal Del Tirano - Hilarion Abaca - Seud. de Policarpo Albarracin PDF

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IEL PUÑAL v~EL TIRANO í

! Poema en versos
1

por

HILARION ABACA .
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,, 1167 Sarmiento 1173 t'
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SUMARIO

El Puñal del Tirano . Pág. 3


Entre las Brasas . . . » 6
Santos Lugares j Sombrío 1 )) 24
Por el Banquillo . . . )) 29
Exterminio, Perseccc:ón y Saqueo » 33
Los Chacales del Tirano . » 36
El Fraile AMao. . . )) 41
Un triunfo de Lavalle . » 45
La Tiranía en Embrión )) 49
Retirada del Bravo. . . » 56
La muerte del Héroe . » .58
La Tonnenta. . . . » 64
En Camino al Triunfo » 58
El Crápula Oribe, Abdica » 72
En marcha a Caseros. . » 75
La víspera del Combate » 79
Urquiza a la Espectativa. . » 82
La Batalla . . . » 84
La Derrota . . . » 90
!:l ad:os del Déspota » 94

CARLOS MAuccr - Editor -- Geuoya


El PUÑAL DEL TIR~NO

Después de un bre'fe de9ca1l3O


Descanso breve, por cierto,
Me dispongo a proseguir
narrando al punto los hechos
barbéricos y salvajes,
; barbé ricos y sanguinariOll ~

A medida quo leyendo


poco a poco fui la historia
donde el escritor nos cuenta
Je que hiciera la Mazorca.
un frio send en el alma
y renegué contra Rosas.

BU9Qu~ distraer mi memoria


para olvidar co~as tristes,
para olvidar lo que hicieran
-4-
aquello humanos tigres;
j tigres que estaban cebados
en la rapiña y los crímenes t

Pero vano fué mi esfuerzo.


mi esfuerzo resultó vano
po,rque en contra de todo eso ...
mi voluntad se ha estrellado
como se estrella en la roca
de la mar furiosa un barco.

jy quién olvid.ar podrá


aquellos tiempos luctuosos,
donde a cabo se llevaron
los crímenes j ah! más monstruosos!
¡ bajo las hordas salvajes
de aquellos facinerosos!

jCuál es aquél argentino


que no se hallará enterado,
de todo cuánto ha sufrido
este pueblo americano,
por la maldad de aquel hombre
rastrero, salvaje y bárbaro !

Quién es el que no ha leído


j
la historia escrita en buena hora
donde el escritor no.s habla
con as:o de la Mazorca j -
compañía de hombres-fieras
que azot.a., asesina y roba!
-5-
Hasta los niños de hoy día
que empiezan a ir a la escuela,
se encuentran bien enterados
de lo que antes sucediera
por mandato del tirano
que nació para, ser hiena.

Pero dejaré de un lado


por hoy los considerandós
y procuraré ocuparme
de tanto crimen nefasto,
cometido, j cometido!
por tanto asesino nato!
-5-

ENTRE LAS BRASAS

El crimen salvaje y bárbaro


había al colmo llegado,
de manera que azotar
era una cosa de paso,
que no ofre:ía ningún
aliciente a aqu·ellos huasos.

La Mazorca precisaba
diariamente victimarios
para aumentar la cadena
de monstruos, ¡ innecesarios 1
j pero sí para saciar
la sed de sangre de bárbaros!

El cuchillo bien mellado


y la sierra destempbda
qu·e usaban 1~ mazorqu6ro!
para cortar la garganta,
ya no tenían v.alor,
j y de un jugu~ se trata!

Mil ochClCientos cuarenta,


-éste fué el afio terrible,-.-
tos crímenes más horrible~
-7-
entonces se cometieron,
y las cosas que se vieron
allí. parece increíble.

La ciudad de Buenos Aires


que ha sido la madriguera
de la gente mazorquera
que hizo de sangre derroche,
en cuanto entraba la noche
quedaba peor que tapera.

Es que las gentes viviendo


bajo el terror del tirano
se encerraban bien temprano.
y llenos de sobresalto,
temerosos del asalto
de las iras del villano.
~- . '.'-'~¡J.-. ~.. .. "..;'p-..,-r--
Pero en cambio nor las calles
de lfl cfl1<1Rd. m" ..~ ~pntra1es,
vap~han Jos , .~rler9'es
dando fuer. teS alaridos,
j como ~. Avales oerc1ldos
en l~s • klv3S troplcaleC3!

ft,an en ~rup~, borracho~


~¡ cabellos de-F.refíados;
~br8ndo los d~!8'mado~
~n medio de su furor,

.i el t~f!'0r d_
el espanto v el terror .
.perado!
-8-

Ellos tenían el derecho


de asesinar a su antojo : -~ ~­
siempre estaba el puño rojo
por la sangre derramada,
al darle la puñalada
a la víctima, el más flojo.

Ese célebre Mariño,


ese celebre cobarde
que de asesino hizo alarde
y que desoyó las quejas,
hacía moreillas de orejas
bien de mañana o de tarde,

y las llevaba al mercado


y con toda sangre fría
colgadas las exhibía
de los puntiagudos ganchos
y diciendo: «(Son de chanchoe
a gritos las ofrecía)) !

En los salones de Rosas


se encontraban sobre el piano
distintos miembros humanos
ligado5 como rosario-
según ellos de ((unitarios))
c1asifacados marranos.

Tampoco era de ,extrgnar


ver entrar a un foragid~
al salón, metiendo ruido
-9--

buscando el Restaurador.
a delatar al... traidor
unitario, empedernido.

Como también igualmente


ostentando en ambas manos
las cabezas de cristianos
hacía un momento cortadas
por las sierras bien melladas.
que ejercían los inhumanos.

y si en el instante aquel
'lue el bandido se 'Colaba
en los salones se hallaba
el séquito del tirano,
por cierto, de mano en mano
la cabeza circulaba.

y alli el que más el que menos


con indecible alegria
como un demente reía
a mandíbula batiente
y al~una sátir!l hiriente
al cráneo le dirigía.

Muc!1as veces-según dicen-


lleg6 al cuartel 'general,
enviado como especial
un caj6n muy bien cerrado j
iba en é~te destrozado
un cuerpo humano entre sal.
-10-

Es que los jueces de paz


para ganarse el aprecio
del jefe, mataban recio
y cuando nó: j hacian matar!
y así venían a ganar
la c.onfianza de aquel necio.

Los adulones, por cierto


en esa época abundaban
y los Que mas mal pensaban
eran los más traicioneros;
ellos eran los primeros
que ante el amo se arrasttaban.

Fué así como cierto día


de un cajón, con gran destreza
extrajeron la cabeza
de un hombre que fué un titán,
este fué Zelarrayán
muerto con toda vileza.

No b:en sa:aron el cráneo


del cajón donde se hallaba
en la sala circulaba
en medio de la algazara
entre aquella gente avara
qU6 ante el muorto se mofaba.

El bufo que tenía Rosas


tocaba la pandereta
y haciendo mil morisquetas
-11-

con la cabeza jugaba,-


porque así cumplimentaba
a la gente de ... «etiqueta».

De esa manera el tirano


gozaba con sus amigos;
profanaba al enemigo
en una forma cobarde,
y al mismo tiempo hacía alarde
de ser auro en el castrgo.

No pasaba un solo día


sin oue aouel pueblo porteño
no se m.anchara con sangre
. de diez o doce degüellos,
consumados con cinismo
por esos seres protervos.

y como los mazoraueros


en chicas jamás paraban,
obraban por cuenta propia
y como les daba gana,
para contentar al amo
1al amo de la canalla!

A las nitlas más hermosas


de la so:iedad portena,
si eran hilas de unitari~
les cercen.aban las trenzas
desDués de ser azotadas
en forma vH y rastrera.
-12-
El abuso había llegado
de verdad a tal extremo,
que ya ningún ciudadano
era de su vida dueño.-
i Dueños de su vida eran
la mazorca y el gobierno!

y como dije hace poco


que aquella jauría de lobos
no se encontraba contenta
con el degüello y el robo
fué como una noche echaran
al fuego a un hombre buen mozo.

Este señor se llamaba


creo, Martín Eguilaz
y era por cierto valiente
y valiente, como el más!
cuando alguno le hItaba
bien que se hacia respetar!

Era nacido en Espafta-


más no sé por qué ni cómo-
vino a caer a Buenos Aire!
i quizas como muchos otros,
dispuesto a labrar fortuna
vendiendo caña y porotos!

Tenia instalado un negocio


de almacén en Tacuarf,
y el hombre por ciertto, alU,-
-13-

por ser honrado y formal,


había ~anado un platal
cabe bien decir así.

Por sus prendas personales


era por cierto estimado
y de todos respetado,
y de todos muy querido;
j hombre cortés y cumplido
según nos lo han pintado 1

Tenia un corazón tan grande


que en su pecho no cabía
y no pasó un solo día
que con gran cordura y juicio,
no hiciera algún beneficio
a aquel que se lo Pedía.

A los hombres copetudos


allegados al tirano,
Eguilaz les dió la mano,
Eguilaz los ayudó,
y con ellos se portó
como amigo y buen cristiano.

Muchos de ellos le debían


grandes sumas de dinero,
más como era un caballero
-aún cuando el tiempo pasaba
a ninguno le cobraba
(acaso por ser sincero).
-14 -

De esta manera se había


formado un vasto partido;
con él lo más distinguido
de la «crema)) se codeaba,
con él la gente se daba
sin rodeos y cumplidos.

y esta bondad puesta a prueba


fué a servirle de perjuicio,-
pues por tanto beneficio
que les brindó a sus amigos
vino a hacerse de enemigos
para caer al suplicio.

Aquelloi que le debían


tantos y tantos favores;
a·quellos que eran deudore.s
de tanta plata prestada,
le tienden una celada
obrando como traidores.

Sab!endo los iscariote&


que solo era necesario,
decir ese es unitario
para « tocarle)) el violin
proceden en forma ruín
para hacerlo victimario.

Con el fin de malquistado


con el gran Restaurador,
uno de aquellos deudores
- 15-

a éste un p.apel le mandó,


y en el cual se le decía
que Eguilaz era traidor.

Que mantenía relaciones


con salvajes unitarios j
que a muchos los ayudaba
con dinero y con gastos
«y que al parecer aquél))
era hombr,e de malos tratos.

-u na tarde a su nego:-io
varios borrachos entraron
y después que se ambriagaron
como se les dió las ganas
hablando al punto macanas
los canallas se entregaron.

Habían consumido ca1ia


y vino de lo mejor,
y sobre del mostrador
había un atado con vicios
que aquellos gauchos sin juicios
los pidieron con ardor.

Cuando intentaron marcharse


-<:omo era justo y prudent~
les ordenó el dependiente
-16-

paga,ran el consumido.-
Al oir esto el más bandido
se onojó cobardemente.

-(( Ya te vamos a pagar


gaIleguete ':ompadrón,
con la punta del facón
que marcha a nuestra, cintura j
puedes llamar al basura
del salvaje, tu patrón.))

y viéndolo al dependiente
que se quedaba sereno,
un mazorquero moreno
daga en mano lo cargó,-
el dependiente llamó
a Eguilaz con voz de trueno.

Eguilaz que está almorzando


en una pieza del al lado,
acude presto al llamado
de su noble dependiente,
y ve allí un montón de gente
con el rostro demacrado.

Conoció a primera vista


que aquel grupo de borrachos
eran de los asesinos
más cobardes y r¡""' :~'~~:mchos
que componían la mazorca,
conjunto de perdularios.
- 17-

--¡ Fuera de casa, les dijo


con un tono imperativo!
que clientela de esta clase
por cierto, no necesito.-
¡ A mi no me hacen feliz
los sabuesos de Cuitiño!

y tomó del mostrador


de vicios, pronto el atado,
y a la calle sin tardanza

~----------------------

lo aventó desesperado
saliendo luego él también
a combatir prep.a,rado.

Al avío desgraciado
les gritó : - Todos cargaron
pero ense'guida ro.daron

" ptdlal del tirQf\.tl


- 18-

tres de aquellos contra el suelo;


uno 'chocó en el pañuelo
que de vicios prepararon.

Uno de a-quellos malvados


a Eguilaz le largó un chumbo;
este tiro iba con rumbo
a la de guardar puchero,
éste anduvo tan Hjero
que al agresor le dió un tumbo.

Otro más que lo cargó


enseguida, daga en mano;
gruñendo como un marrano
salió con la t1rompa huichada
sin acordarse de nada
y lo mismo que un insano.

Es que a este tipo Eguilaz


-sabiéndolo, que era malo-
de revés le aplicó un palo
en medio de la bbeca:-
como gallina clueca
pudo al punto al suelo darlo.

Como Eguilaz no era lerdo


para tirar el cu:hillo,
pronto correteó a los pillos
v del campo quedó dueño,-
esto ,~n el pueblo porteño
no era un caso muy sencillo.
- 19-

Resultó de aquí que al poco


tiempo, de salir triunfante
le tendieron la celada
más canalIa y más infame
que se puede calcular
dada la forma cobarde.

Sucede de que una noche


que al teatro se dirigía
divisó 'que en plena calle
una gran fogata ardía
y la gente se movía
de un lado a otro con (( donaire))

Eguilaz llevaba encima


de su persona el toledo,
arma que siempre cargaba
para su santo gobierno,
porque Eguilaz era guapo
y de nadie tuvo miedo.

Sin reparar el peligro


hácia el incendio avanzó,
en tanto su pensamiento
iba tras de una ilusión,-
tras de una hermosa mujer
que su mente acarició.

H atiendo miles proyectos


se dirigía a paso largo
sin detenerse a mirar
-20-
siquiera para un costado
cuando vió que al lado suyo
ma,rchaban tres emponchados.

Alto! el salvaje unitario


j
gritó uno de los bandidos,
a tiempo que desnudaba
de la cintura un cuchillo.
Eguilaz reconoció
a los perros de Cuitiño.

Entre este grupo se hallaba


el celebrado Cabrera
hombre de instintos perversos
de la más baja ralea,
Salomón, Gaetán, Badfa
y el famoso «comadreja)).

Eguilaz reconoció
a los que habia maltratado.
de manera que librarse
de .aquél montón de borrachos
era así casi imposible
a pesar de ser tan guapo.

Más, al llegar al convento


de la calle Tacuarí
Eguilaz fué detenido
de una manera muy ruin
todos le cierran el paso
y todos caen contra sí.

- 21-

¡ Alto! salvaje unitario


grita de nuevo Cabrera,
en tanto el vil y cobarde
en la tetilla derecha,
sin ninguna compasión
tal puñalada le asesta.

Herido y todo Eguilaz


desnudó su toledano
dispuesto a trabarse en lucha
con aquellos perros flacos,
que oficiaban de verdugos
para agradar al tirano.

Pero enseguida sintió


que las piernas le flaquearon
y fué a rodar contra el suelo
con un pulmón trapasado
por el filoso cuchillo
de uno de los tantos huasos.
,-
j A la hoguera! j A la hoguera!
todos a un tiempo gritaban
y la boca se golpeaban
como vivando la fiesta,-
pues la chusma está dispuesta ...
y por eso zapateaban.

En medio de contorsiones
cuatro brutos lo llevaron
y a la hoguera lo arrojaron
-22-

--en !Jl\uella noche oscura-


como si fuera basura
que en el car.1ino ,~ncontraron.

Barbaridad semejante
solo es obra de dementes,
de personas incoscientes
que rí,en del mal ageno,-
cap~ces de dar veneno
a lo~ pobres inocentes.

Nada entonces que extrañar


que a ese pobre victimario,
lo arrojaran a las brasas
como en los circos romanos,
sin compasión arrojaban
a fervorosos cristianos.

j Arda el salvaje unitario!


la turba a,quella decía,
mientras la catne chirriaba
por la fogata que ardía,
en tanto el loco Badia
con caña se emborrachaba.

Para que aquel espectáculo


fuera más espeluznante,
echaban cochetes al fuego,
grasa, alquitrán, y aceite,
para que el cuerpo se asara
con el fuego sofocante.
-23-

Arededor de la hoguera
bailaban los fora'gidos .
dando golpes en las man{)s
c(\mo una invasión de indios
cuando entraban al poblado
cometiendo desatinos.

jQué arda el salvaje unitario!


j Que arda el traidor de la causa!
El proxeneta, el villano,
en esta hoguera que arda,
para que purgue su culpa,
para que pague su falta ...

j Aunque Eguilaz no tenía


en su persona, una mancha!
-24-

SANTOS LUGARES j SOMBRIO!

He aqui un lugar siniestro


donde por orden de Rosas,
entre mil diversas cosas
sin piedad se asesinaba
y donde se fusilaba
en forma audaz, bochornosa,

Deduzcan, pues los lectores


y mediten con criter\o
sobre toda.s las personas
que fueron al cautiverio,
para morir fusiladas
per orden de aquel malevo.

El día 18 de Enero
en mil ochocientos cuarenta,
hay un parte que da cuenta
que Marcos Leguizamón,-
acusado de traición
fué muerto en forma violenta.

El dia diez de Septiembre


a las tres de la mañana.
al primer toque de diana
-25-
al banquillo los sentaron
a los pobres desgraciados
de la causa americana.
;...,-
Fueron allí fusilados
Gimenez y Pedro Burgos,
Lorenzo Cabral, Ramirez
Antonio Helguero, Ventura-
y una vieja algo madura
sabedora de tapujos.

José Felipe Quintana


rué muerto el 4 de Marzq,
sin escuchar las razones
que exponía el desgraciado
mientras marchaba al banquillo
con gran razón protestando.

j Cuántas cosa,s! j Cuántas cosas!


se llevaron allí a cabo;
j qué de atropellos salvajes!
j qué de crímenes macabros!
consumados por las manos
de aquelltls hombres tan bárbaros!

Oh! Santos Lugar,es! j Santos!


que nada tienes de aquello ...
lugar patético y frío
que vistes tantos degüellos
yo te detesto, por que
tengo razón para hacerlo.
-26-
Fué remitido de Zárate
el español Navarrete,
tercer piloto de un barco,
de un crucero o de un paquete,
para ser ajusticiado
por ser tipo ((mequetrefe)).

Todo el que iba a ese lugar


sabía que iba al suplicio;-
algunos perdían el juicio
al tener conocimiento
-que les llegaba el momento
de caer al sacrifi::io.

En a-quel tiempo, ninguno


era de su vida dueño;
todo ser era pequeño
a la par de aquel cirano
de corazór: inhumano
en aquel mundo porteño.

Por ser salvaje unitario


fué muerto Lucas Gonzalez,-
y también Juan Cruz Ocampo
porque sirvió con Lavalle
fué asesinado allí mismo
en una forma cobarde.

Pero a fin de dar cabida


a tanto triste pasaje
que se registran en la historia
-Z7-
voy a seguir adelante,
sin detenerme a narrar
los crímenes miserables.

Hay que hablar de todo un poco


hay que hacer de todo historia,
y refrescar la memoria
es justo y es mi deber,-
quiero dar a conocer
salvajadas de la es~oria.

De modo que les suplico


no censuren mis ddectos,
y si salen incompletos
mis detalles esta vez,
les pido con altivez
no me traten de incorrecto.

Porque si yerro el camino


al fin la culpa no es mía
yo de verdad desearía
dejar a todos contentos
pero el pobre pensamiento
se oscurece como el día.

y desde allí se comprende


bajo este punto de vista
que ocasiones el arfsta
por más artista que es,
sucede que da un traspiés
y resbala como arista
-28-

y entonces el aquilón
se la lleva jugueteando,
ora prosigue rodando,
ora vuela sin sosiego
y este marcha, marcha luego
en sus alas galopando.

Yo, 10 mismo que sea arista


que el viento recoje al paso,
quiero elevarme al Parnaso
para cantar con altura,
pero esto es una locura,-
mi pensamiento es escaso.

Desde luego se comprendo


que tenga que aridar a ciegas.-
Yo, del gaucho, Santos Vega
no saqué la inspiración
y sería una pretensión
elevarme como Ortega.

Pero dejemos atrás


y sigamos la hilación,
haciendo la narración
de las cosas del tirano
que vale decir marrano
sin ninguna dilación.
-29-

POR EL BANQUILLO ...

Todos estos nombres qué


señores, voy a citar-
son mandados fusilar
por unitarios, o por
que al señor Restaurador
se le antojó decretar:

Raimundo Pedriel, primero,


Ramón Cá,:eres. segundo,
Cleto Videla y Edmundo,
Daniel Peralta y La,torre
y Prudencio Perez Torres
(venido del viejo mundo).

José Centurión, Quinteros,


Faustino Ruiz, Luis Aquino,
y un tal José Masculino
('lue era por el verbo, ma,cho)
Ramón Gorosito, Pacho
y José Vicente Andino.

Ignacio Merón, Acosta


Lorenzo Cale, Cufré j -
(por vago) López José
-30-
y por salvaje traidor,
Juan Manuel Villamayor
y el anciano Juan del Pé.

Miguel Barrios, Gutierrez


y Pedro Palavecino
(por '~orrer a un asesino
de los perros del tirano)
y a don José Maturano
por ser un mal argentino.

Santiago Gomez, C. Ma·rtez


(pero no Martes de día)
y Rojas José María,
Carlos Rodriguez, Juan Sosa
y el mulato Peñalosa
(acusado. por espía).

Juan López, Ramón Lisián


y Lorenzo Gorosito,-
muerto porque no dió ~rito
j Viva la Federación!-
una ta,rde a la oración
(por el barrio Caballito).

Cayó allí Pascual Berán


como Lorenzo Cisneros,---
el último y el primero
del ,ejército fugaron,
y a los dos los agarraron
y en reos los convirtieron.
- 31-

Paulina, Gómez, Gonzalez,


I. Monsalva, M. Medina,
Manuel Muntil, J. Espina,
y el recto mayor Montero,
Pedro B. Aco3ta, 1. Lucero
y el chato Santiago Lina.

Manuel Aguirre, Luis Sosa,


José Castro, F. Femandez,
Luciano Sandisa, Hernandez
y Feliciano Gordillo,
Norberto Lugue, Juan Trillo
y Manuel y José Grande.

Juan de la Rosa, B. Trejo,


León Florencio, I. Pitano,
Manuel Cien fuegos, Rescano,
Juan Gomez y B. Mansilla
y Pedro Angel d·e la Villa.
y Marcelino Machado.

Manuel Lopez, C. Tuitiño,


P. Burgos, Comelio Casas,
Luciano Cruz, M. Escala,
Ambrosio López, Muñoz,
Crispin Peralta, Albornoz
y Délio Martin Esparta.

Manuel Garrigo, Iturrualda,


D. Correa, .lulián Mora,
Luciano Cruz, Pedro Dora
-32-

y Sanfurnino Vidal,
Pedro y Antonino Bernal
y Marcelo. de la Sota.

Coralino de la Ve'ga
y Eustaquio Santa María
por ser de la tiranía
un acérrimo contrario.
y por salvaje unitario
a Ciriaco Demaría.

Juan Pérez, Benito Plazas,


A. Gaetán, Mariano Llanos,
Lorenzo Escobar, Barreiro,
N. Rodriguez, Navarro,
Manuel E. Suarez, Cladellas
y Vídela Apolinario.
EXTERMINIO,
PERSECUCION y SAQUEO

Helos, aquf están los nombres


de algunos que se fugaron
para librarse de caer
al punto sacrificados
bajo las hordas salvajes
de aquellos seres malvados :

Miguel Azcuénaga, Mármol


J. M. Castro, Moreno,
Ladislao Martinez Salas,
P. Gomez Angel Medina,
C. Lamarca, Echeverría,
P. Tarragana y Lacarra.

Manuel Carrera, N. lista,


'h'oque Pérez, Juan Piñ,ero.
S. Viola, F. Romero,
Elías Buteler, Miró,-
Juan la Madrid que cayó
¡ pobrecito, prisionero!

Mariano Vega, B. Costa"


M. Vidal, Fermin Orma,
(por no ajustarse a la forma
El puñal del tirano a
- 34--

que la Mazorca imponía)-


Luis Goya y Manuel García
y un tal Felip·e Collorda

Francisco Diaz, Martinez,


(estos fueron perseguidos)
por aquellos foragidos
que sin piedad degollaban
si a ellos se les antojaba
(o los mandaba Cuitiñe).

Juan J. Basavilba30
(antes de ser fusilado.)
fué sin piedad estropeado
en una ferma brutal,
por tanto ruin criminal
c;ue secundaba al tirano.

Grego.rlo Vidal, Martinez,


F. Ramalle, E. Balbastro,
D. Gorestiaga, Juan Castro
y Celestino Carreras,
Lorenzo. Valdez, Utrera
y den Marcelino Paseo.

Joaquin Belgrano, C. Cueto,


R. Maninez, Cebal!os,
J. M. Ereiza, Juan Pablo
y Pastor Albarracín
que llevan el mismo. fin
do morir sacrificados.
-. 35-,-

Ramón Rechar I desgraciado!


rué con su barra de grillo
a morir en el banquillo
con el cuerpo hecho pedazos,
a, causa de los sablazos
que le habían dado los pillos.

s. Gutierrez, Martinez,
Felipe Alzaga, P. Frías
Daniel Peralta, Gamboa
Eréscano y Sáenz Valiente,
muertos, por ser consecuentes
contra de la tiranía.

Como verán los lectores


la, lista no es tan pequeña,
dejando y habiendo tema
para mil páginas llenas,
y para hace1'-por ejemplo--
voluminosa novela.

Quiero hablar de todo un poco


en la plena convicción
de que a muchos de vosotros
verán que tengo razón
al hacer en este libro
hoy « completa)) variación.
-36-

LOS CHACALES DEL TIRANO

Mientras en Santos Lugare3


se torturaba a la 'gente
usando para el castigo
los martirios más crueles,-
en las provincias del norte
no se obraba diferente.

Por a11á se hablaba Oribe


el cobarde victimario,
este era el más sanguinario
de los agentes de Rosas,
hacía todas las cosas
lo mismo que los sicarios.

Era una hiena en dos patas


según la gente decía;-
de nada se condolía
j y que se iba a condoler!
si no aprendió a conocer
el placer ni la alegria.

Oribe era peor que Rosas,


rastrero, vil y canalla,
el inquisidor más duro
-37 -

que hubo tenido esta patria,


j esta patria que se viera
escarnecida, ultrajada!

Para agradar al verdugo


no trepidó un solo instante
de hacer todo el mal posible
al 'que tenía por delante.
j Se gozaba ,en el martirio,
en el lamento y los ayes!

Egoista, sinvergüenza,
malo, mezquino, trompeta,
pues todo cuanto proyecta
es solo buscando el mal ;--
j no hay duda· que algún chacal
10 alimentó con la teta!

j Pobre del ser que a sus manos


caía en tal emergenda!
ni Dios ni la Providencia
10 salvaba del apuro,
allí el reo era seguro
moriría sin clemencia.

Para aumentar la tortura,


y para aumentar el mal,
este inmundo general
a los que hacía prisioneros,-
mil tormentos verdaderos
siempre les hacía pasar.
-38--
Al caer bajo sus manos
con crueldad los maltrataba
con cinismo se burlaba
de su mal y su dolor,
y luego para peor
sin pied.ad los estropeaba.

A los pobres prisioneros


los hacía descalzar,
los obligaba a marchar
y a ve::es hasta sin ropa
a vanguardia de la tropa
como es dado sospechar.

Los pobrecitos gemían


al ir con los piés desnudos
pisando los espinudos
cardos negros y chañares,
que por aquellos lugares
se elevaban puntia:gudos.

Con los pies ensangrentados


caminaban todo el día,
y el primero que cala
por el dolor agobiado,
era al punto degollado
con la mayor sangre fria·.

Bajo los fuertes calores


la tropa aquella carnina;
hácia la r~jón andina
-39-

con precipitado paso,-


la comanda Oribe el huaso,
(humana fiera argentina).

y mientras la tropa sigue


por entre los pajonales
se multipIi:an lo~ males
de los militares presos.
que van quedándo:;e tiesos
al morir peor que animales ...

Cuentan los historiado,res


que aquello causaba pena,
ver quedar entre la arena
cuerpos de hombres, mutilados,
desnudos y ensangrentados
y con la vista .... serena.

Luego Oribe para hacer


mas amarga la agonía,
mandaba a su compañía,
a comer--como es muy justo-
para 'gozarse allí el bruto
del hambre del que sufría.

Ninguno de los cautivos


tenía derecho a quejarse ...
j qué reo podría librarse
de la furia de aquel loco I

nacido para hacer mal


y con instintO! de lobo.
-40-
jCuánto j6ven tan gallardo
vino a caer a Palermo,
con el 'cuerpo agusanado .
y extenuado como un viejo,
a causa de las heridas
que en la marcha recibieron.

j Ah! los chacales de Rosas


qué de crímenes hicieron!
j cuánta maldad cometieron!
durante la tiranía!
j Cuánta infamia y villanía!
Por ellos, j cuántos murieron!
-41-

EL FRAILE ALDAO

..¡ Otro más de los secuaces


servidores del tirano!
Este es un cura, un villano
célebre por La· manera
de pisot·ear la bandera
de este pueblo americano.
Ii¡.-
~'

Bajo el mando de este fraile


Mendoza, por cierto, estaba j
Aldao allí gobernaba
como se le daba gana,
era un cura de sotana,
un cura que claudicaba.

Era un borracho perdido


y de un corazón perverso,
era más feo que escuerzo,
era un inmundo reptil
que procedía como vil
distribuyendo VeJlOIlO.

El fraile Aldao disfraza,ba


su maldad con la sotana,
y en una forma villana
-42-

combatía al enemigo.
j Ay! daba cada castigo
del peso de una ... montaña.

Compartía su aguard:ente
con mujeres depravadas,
con esas más desgraciadas
que allí solían existir,
ie gustaba ver sufrir
y tener muchas amadas.

Muchos hombres de valía


por su mano sucumbieron,
muchos, j muchos! perecieron
bajo el instinto brutal,
de semejante animal
de los tiempos que murieron.

Aldao tenia por costumbre


en las contiendas de lucha
hacer las veces de jefe,
de jefe de aquellas turbas
para ordenar los ataques
con inde~ible bravura.

No era jamas cosa extraña


verlo saltar a caballo
con la rapidez del rayo
--de noche o por la mañana--
sin sacarse la sotana
este inmundo guacamayo.
-43-

• El empuñab! el machete
con lal destreza y donaire,
y manejaba la lanza
mejor que cualquier salvaje,-
de esos que habitan las tribus
en apanados lug.res.

Cuando nevaba un araque


y la suerte lo ayudaba,
enlonces se desataba ...
y ebrio de sangre y sediento
j ay! sin ningún miramiento
degollaba, j degollaba I

Como tigre sanguinario


cara contra la presa,
y con toda Hlereza
entre aquél terror que espanta,
al caldo, la garganta
le cortaba con presteza.

Qué le importaba a ~1 que fueran


quinientos los prisio~ros
si los aVes lastimeros
en ~l no encontraron eco,
~ste tenla el cráneo hueco ...
y era un tipo traicioaero

Nunea de ver correr sangre


se saciaba este malvado.-
'r' como ¡jy ser desconfiado
-44-
dudaba de todo el mundo;-

canallesco tipo inmundo,-
j inmundo ser desgraciado 1

Al mismo tirano Rosas


se le hinchaba el corazón
cada vez que tenia ocasión
de leer un parte del cura,
al comprender la locura
con que obraba sin razón.
-45-

UN TRIUNFO DE LAV ALLE

y mientras que Buenos Aires


gemía al peso del yu'go,
que le había ungido el verdugo
si ninguna compasión,
Lavalle con su escuadrón
peleaba, por cierto duro.

Con el sanguInario Oribe


por Mendoza se batió,
cuando de regreso armó
el bizarro oontingente
de tanto gau<: ho valiente
que a su llamado acudió.

'LavalIe, como ya saben-


emigró á Montevideo;
escapó de Buenos Aires
en un bergantin velero.
a fin de salvar su vida
de aquel tirano perverso.

y desde allí, confinado-


con creciente desconsuelo,
dirigía la mirada
-46-
con rumbo a su patrio suelo,
como pidiendo al Creador
que concluyera con eso ...

En a·queUa patria amiga


y de la Argentina hermana
corrían a refugiarse
la gente que se es:apaba
de caer bajo el puñal
cuando Rosas gobernaba.

Entre aquellos expatriados


marchó el valiente Lavalle,
manteniendo la esperanza
de volver a Buenos Aires,
para ajustarle las cuentas
a Rosas el miserable.

Fácilmente 80 oomprende
que la gente que escapaba
era porque en ese entonces
. tenía idea avanzada » •••
(l'

y también porque con R'osas


por cierto, no comulgaba.

Por esta doble razón


en el territorio amigo,
j había tantos orientales,
como tantos argentinos!
y les últimos, por cierto
eran jóvenes instruidos.
-47-

De allí regresó Lavalle


decidido a combatir
bien a ven:er o morir
en pro de la redención.
Hastiado ya con razón
de ver al pueblo sufrir.

Acompañado de aquellos
esforzados paladines,
aparece en Paraná
con su mirada de tigre,
de tigre, sí, porque ansiaba
vencer al canalla Oribe.

De tigre, digo porque


ante la visión siniestra
que a su mente aparecía
de aquel hombre semi-fiera,
su mirada allí tornaba
la expresión de un alma negra.

Ya estando en el Paraná
arma allí sus compañías
y pelea con denuedo
contra las fuerzas rosistas,
que intentan cerrarle el paso
con marcada cobardía.

La lucha por ambas partes


encarnizada se entabla.
j Cómo peleaba LavaUe!
-48-
j Cómo su gente peleaba
deseando acanzar el triunfo
en pró de su patria amada!

Tres horas dura el combate


en aquel suelo querido,
donde quedan-de ambas partes
por cierto, muertos y heridos.--
Es allí donde Lavalle
pone en fuga al enemigo.

Toma muchos prisioneros


y municiones bastantes,
armas de acero cortantes, ......
sables, lanzas, tercerolas,-
carabinas y pistolas,
(de los que se usaban antes).

y sin pérdida de tiempo


y obrando con altivez
pasa luego a Santa Fe
-según nos cuenta la historia--
lleno de prestIgio y gloria
ganada con el poder ...

El ejército de López
-que 10 componían 'canallas-
quedó en la primer batalla
por completo destrol.?do.,
pues López fué derrotado
no obstante de poner vallas.
- 49--

Oribe por ese entonces


se encontraba en Mendoza,-
y desde luego estas cosas
no las poda remediar,
además él debía estar
donde lo mandaba Rosas.

LA TIRANIA DE EMBRION

La noticia del combate


sostenido por Lavalle
no tardó ni cuatro días
sin saberse en Buenos Aires,
j pero allí los federales
lo comában derrotado!

Solo la verdad del hecho


Rosas nomás lo sabía,
pero no le convenía
1!l puñal del tirano
-50-
de que el pueblo lo supiera j--
para el tirano aquello era
una 'letal agonía.

Para engañar a ese pueblo


que sufría tanta afrenta,
se permitió decretar
una seI1}ana de fiesta,
celebrando la derrota
que el gran Lavalle sufriera.

Los canallas mazorqueros


al saber esta noticia,
azotan, matan, degüellan,
rob?n, in:endian, lastiman,
y marchan por esas calles
igual que aves de rapiña.

Se entregan con desenfrene


a hacer todo el mal posible
a las gentes que no van
con la, doctrina de .oribe.
que al fin viene a ser la misma
implantada por el tigre.

Pero la ale'gría de pronto


se trueca en desasosiego,
y lo que más pavor sienten
son esos lobos hambrientos,
qut' dejan por donde pasan
hombres heridos y muertos.
- 51-

Es que LavaHe tan pronto


desembarcó en Santa Fe
llamó a todos los patriotas
que quisieran ir con él
a luchar contra el tirano
que fué con todos cnte!.

Como es justo, a su llamado


voluntarios le llovieron;-
de todos lados cayeron
hombres jóvenes y viejos.-
Más tarde duro y parejo
a Oribe le sacudieron.

¡ Oribe! ¡ Oribe! por cierto


que ni nombrarte quisiera,
me resultas una fiera
más saniguinaria que hiena,-
mi conciencia hoy te condena,
te condena a su manera!

y una vez de reforzado


su glorioso batallón
siguió pronto en dirección
a la hermosa capital
buscando extirpar el mal
que diezmaba, en la ocasión.

j Pobre Lavalle! mar::haba


a-:elerando su paso
en b1.3sca de aquel [¡l·~!n::.
-52-

y de todos los malvados,


que obrando peor que salvajes
degollaban sin reparo.

Lavalle sin detenerse


solo el tiempo necesario,
pasó por este Rosario
-y que entonces no era nada-
Más, dirigía su mirada
hácia el tigre temerario.

De repente a Buenos Aires


llegó sin ningún r'eparo
la noticia de que López-
fiel servidor del tirano,-
había sufrido en la h.:cha
un terrible descalabro.

Es de presumir el susto
que se: diera aquella chusma
que había creído que López
hiciera la, causa suya,
derrotándolo a Lavalle
en una batalla dura.

Los que esta,ban con la mente


completamente extraviada
bajo la fuerza del vino
y la presión de la caña,
se refres:aron al punto
con noticia tan infausta.
-53-

Andaban la cara larga


y con la cabeza gacha,
desde el federal más grande
hasta el más ruin y canalla;
temerosos que LavalIe
a Buenos Aires entrara.

y Lavalle estuvo a punto


de derrocar al malvado,
porque se halló a solo un paso
de aquel pueblo pisoteado,-
pero de pronto se vió
8 retirarse obligado.

Rosas le hiizo una jugada


con astucia de pilluelo
por intermedio de un
comodín y pobre negro,
y Lavalle sin querer
esa vez tragó el anzuelo.

. . .
-Restándome poco espa:io
dejo adentro del tintero
la forma como operó
tanto Rosas como el negro
concretándome a se'guir
sereno, mi derrotero.

Lavalle t·emiendo caer


envuelto,-en vez de avanzar-
-54-
hácia atrás pronto echó a andar
y esa fué la perdición.
Ah! si av.ama eS1 ocasión
Rosas no logra es:apar.

Quien sabe por qué raz·ones


para el interior rumbe.ó,
luego andando s'e topó
con el sanguinario Oribe
y entonces aquel recibe
un castigo de mi flor.

Lavalle y Oribe tratan


de vencerse el uno al otro,-
Lavalle como insurrecto
combate con todo aplomo,
y logra la brava tropa
a Oribe plancharle el lomo.

La gente que lleva el héroe


combate con tal bravura,
que sin medir el peligro
lucha aquella gente, j lucha!
con la ente,ra valentía
del que va por causa justa.

j A la carga I ¡ A la carga t
LavaIle grita riaocundo
que hoy ha llegado el momento
de derrocar al perjuro, .
-55-

al miserable, al canalla,
al fascineroso inmundo.

y sus valientes soldados,


al enemigo cargaban
con aquel her6ico arrojo
de los hijos de esta patria
demostrado en Humaitá
con la gente paraguaya,.

Derrotado allí el verdugo


se da a correr como un galgo,
buscando de esa manera
ponerse del fuego a salvo,
y corre, 'corre d canalla
con la rapidez del rayo.

y a no acudir en su auxilio
López, que iba bien armado
y con el ejército fresco,-
de seguro que el marrano
no se escapaba aquel día
de ser allí fusilado.

L6pez cae contra Lavalle,


y entonces el perro Oribe
se vuelve sobre sus pasos
y combate como un tigre.
deseoso de dar por tierra
al bravo que lo persrgue.
-56-

RETIRADA DEL BRAVO

Lavalle se ve obligado
después de tanto luchar
a tenerse que alejar
hácia· el lado de La Rioja,
refugiándose enseguida
en casa do un tal Bedoz!.

Va con la finne intención


de descansar la fatiga,
para seguir más después
en dirección a Bolivia
de donde cree volverá
a libertar la Argentina.

Entretanto la Mazorca
sigue azotando, j azotando!
y Rosas-según se dice-
se tornó más sanguinario,
acaso por el peligro
que ha comenzado a minarlo.

En la hermosa Buenos Aires


está la gente aterrada
por las cosas que comete
-57 -

aquella chusma sin alma,


que asesina, hiere, azota
y de todo el bien se aparta.

Lavalle todo calcula


y se entristece de pena
y un profondo sentimiento
lo trasfonna y lo marea,
y piensa en el porvenir
que a la Ar'gentina le espera.

Aguardando allf se encuentra


que descuide la justicia
que va rastreando los pasos
para seguir a Bolivia,
donde piensa radi<:arse
a esperar un mejor día.

Por una de esas partidas


que mandaba un tosco gaucho,
se llegó a saber de que
Lavalle se había ocultado
en la casa de Bedoya
después de ser .derrotado.

y era verdad-allí estaba


el bravo a la espectativa,
esperando por momentos
proseguir la cuesta arriba,
pues, como he dicho, deseaba
poder llegar a Bolivia.
- 58-

Pero los canes de Rosas


al descubrir la guarida,
van a cercarle la ca'sa
con esa ansia desmedida
que sienten los asesinos
que no r~sp,etan las vidas.

LA MUERTE DEL HEROE

Bracho, gaucho miserable


ordena a su conting'ente
que le abra un fuego nutrido
al lugar donde está el huésped
sin reparar-por ejemolo-
en los perjuicios que hiciere.

Lavalle, puede decirse


que allí solo dos se encontraba,
pues solo dos ayudantes
de casuaEdad, se hallaban
Por armas de dos pistolas
tenía y su dfgna espada.

Cansados ya de hacer fuego


sin ningún buen resultado,
Bracho ordenó a sus secu.aces
-59-

que marcharan salble en mano,


hasta -encontrar al «sujeto»
que a Oribe había correteado.

LavaIle estaha, por ,.:ie;to,


dispuesto a pele3r de firme.
antes de caer prisionero
-ne era posible r:endirse,--
menos, él mism,o que ansiaba
ver a esta su patria libre.

Empunando una pisto13


s' la puerta se acercó
y con cautela empezó
a observar lo que pasaba.
El desde adentro miraba
al bestia que lo mató.

Con muchísima cautela


se acercó contra la puertá
pa,ra observar impaciente
lo que se fraguaba afuera,
a tiempo Ique sonó un tiro
al parecer de escopeta.

Era ~l asesino Bracho


que anhelando el miserable
penetrar dentro la pieza
tira derecho a la llave
un tiro, y aquella bala
va en el cerebro incrustarse.
-60-

j Pobre Lavalle! y cayó


con la cabeza partida,
porque aquel plomo homicida
partió sin ningún tropiezo
y le hizo saltar 103 sesos
arrancándole la vida.

Cuando Bracho penetró


8 la pieza, halló estirado
el cuerpo en sangre bañado
con el cráneo hecho pedazos
1Ah! maldito aquel balazo
que le hubieron arrojado.

El 85e8ino contento
por el crimen cometido
10 primero que atinó
fué a urguetearle los bolsillos
para sacarle el dinero,
el reloj y dos anillos.

Ante la muerte cochina


de este noble americano,
de gozo sonrió el tirano
hizo f¡esta y tiró cohetes,
y el fraile inmundo Gaete
«chupaba» más que italiano.

Para premiar tal hazaña


Rosas a Bracho llamó,
éste al llamado acudió
- 61-

-asesino desalmado--
y fué allí felicitado
¡que sarcasmo, vive Dios!

y mientras que en Buenos Aires


se encontraban de gran fiesta
festejando aquella muerte
hecha en forma tan rastrera,
con el cadáver del muerto
van sus ami'gos afuer.a.

Estos son los comandantes


fieles~MoIina y Lacasa
que habían compartido juntos
en una y otra jornada
pasando miles penurias
en pró de La· santa causa.

Comprendiendo que el tirano


pediría sin tardanza
la·cabeza de Lavalle
para enseguida salarla,
se robaron el cadáver
a ocultas de la canalla.

y a la sombra de la noche
por esos campos desiertos,
marchan los fieles amigos
caminando a pa~ lento,
buscando salvar el cuerpo
de tan distinguido muerto.
-62-

Caminan, marchan, caminan
de noche,-menos de día-
porque tienen que ocultarse
de las contrarias partidas,
porque ellos marchan con rumbo
pero con .rumbo a Bolivia.

Luego, tras mucho marchar


llegan al suelo vecino
y allí le dan sepultura
al militar distinguido))
que tanto ha,bía batalrlado
por el gran pueblo argentino.

Cuando Rosas se enteró


que allí Lavalle se hallaba,
a Urd:menea le envió
una nota dura y brava,
pidiéndole la extradición
del que allí en paz reposaba.

Enterado Urdimenea
de: aquella nota insolente
contestó rotundamente
que al pedido que se nacía
él jamás accedería
porque no era prudente.

T)'e I:!S·,'] manera se vió


fracasado el plan rastrero
.
oue: va- tenían amasado
• -63-

para presentar al pueblo


el tirano, el miserable,
el escariote el protervo.

y mientras la gente honrada


lloraba con grande pena
la muerte del hombre ilustre
que ya dormía en patria a'gena
la mazorca se había puesto
más canalla y más perversa.

De todo lo peor hacía


porque se le daba gana
en tanto se agasajaba
al miserable y canalla
a
que había matado Lavalle
y en. Buenos Aires se hallaba.

A Bracho el insano Rosas


mucho dinero le dió
por eso cuando volvió
a la ciudada de Mendoza,
se llevaba entre otras cosas
un buen zarzo qUe compró.
LA TORIVIENT A

Ante la muerte instantgnea


del buen general Lavalle,
el noble pueblo argentino
está de calor que arde
y se prepara en silencio
a cometer un desastre ...

Ya no- es solo en Buenos Aires


dó está la gente indignada,
lo está en es Sur, en la Norte
en el llano, en la montaña
y espera con impaciencia
ir en contra la canalla.

Es daro 'que con la ausencia


de tRn terrible enemgio,
h\ Mazorca era la dueña
d-el territorio argentino,-
pues de terror escapaban
del suelo, los buenos hijos.

Los que podían escapar


se iban R Montevideo
y los ,que tal intentaban
y caían prisioneros,
eran pronto ajusticiados
en el barrio de Palenno~
-65-
Así resultaba que
los que en nada comulgaba
con la ley donde imperaba
el trabuco y el facón,
sin ninguna compasión
la Mazorca los mataba.

De esta manera la gente


vivía en continua zozobra,-
la novia llora al amado
y la madre al hijo llora,
con esa amargura tal
que al que sufre lo destroza.

El cIamoreo,- por cierto,


por completo se ha expandido ...
porque el puñal d~l bandido
al pueblo convulsionó
j al pueblo que soportó
la maldad de tanto pillo!

CAln la muerte de LavalIe


la República Argentina
puede decirse que queda
como una rea cautiva.
vigilada muy d,e cerca
por un astuto vigía.

Pero de pronto nos lleg.an


del otro lado d,el Plata
las voces de los proscriptos
puñal del tirano 5
-.66-

que están llorando la Patria,-


y aquellas voces, de veras
estan clamando venganza.

Rosas que está enseñoreado


con el prestigio que tiene
sobre toda la canalla
que a su persona defiende,
tiembla una tarde al saber
((algo)) que no leconvie;¡~.

Es que en este mundo infame


nada por cierto es eterno,
aquí todo t:ene fin,
muere aquí el malo y el bueno;
j todo aquí empieza y acaba
por mandato del Supremo!...

y de este modo el tirano


después de obrar a su antojo,
después de haber apagado
su sed de sangre,-cual lobo,-
teme sufrir la caída
del pedestal de su trono.

Es que a medlda Que pasan


los días y las semanas
se multiplican las voces
de los que gritan: j Venganza!
Expatriados perse'Quido
por amor a la patria.
-67-

Es que el maldito destino


quiere ponerse de p.arte
de todos los que sufrieron
vienen en forma cobarde,
dando por tierra el prestigio
del villano y miserable.

Corr..o por justo castigo


quiso el cielo cierto, día,
que uno de los servido.res
buscara caerle encima
claudicando las ide,as
que de tiempos sostenía.

Me refiero a José Urquiza


que hallándose en Entre Rios
pensó-como era ambicioso
rodearse de poderío.--·-
Par.a lograr tal ob;eto
irá contra Rosas mismo.

Conociendo que a la idea


de derrocar al tirano
iba a encontrar acogida
en el seno americano,
empez6se a preparar
para caer de callado.
-68-

EN CAMINO AL TRIUNFO

Urquiza que comprendía


que gozaba de prestigio
y que como militar
era de muchos querido,-
en Mayo el cincuenta y uno
convoca al pueblo argentino.

Urquiza está en Entre Rios


y para lograr su plan
se prepara con afán
poder llegar a Corrientes
por razones convenientes
que a muchos no escaparán.

Para no infundir sospechas


sobre el plan que proyectaba,
José Urquiza trabaja,ba
con mu.:hísimo s:gilo.;-
1Vale mu.::ho ser tranquilo
de vez en cuando exclamaba!

Al gobierno correntinQ
le comunicó la idea
de quitarle a Buenos Aires
aquella «humana)) pantera
que había puesto sobre el pueblo
una terrible cadena ...
-69 -

El «altruista» mandatario
encontr6 bueno el proyeto
y ambos se ponen al punto
a trabajar en secreto
a los efectos de no
infundir nin'gún recelo,

De esta manera resulta


que a la primera l1amada
acude a prisa la gente
dispuesta a tomar las armas,
para luchar a su lado
en pr6 de la santa causa.

De fa provincia entrerriana
marcha con rumbo a Corrientes
donde refuerza el ejército
con esos indios valientes
que no saben dar la espalda
pero saben' d~r el frente.

Cuando mil infantes tiene


Urquiza, prontos y listos
para e,ntrar en un combate
si llegaran a exigirlo;-
con ellos va al Uruguay
feliz, alegre. tranquilo.

Una vez que allí llegó


se dirige a P,aisandú
y ligero como luz
-- 70-

le ruega al pueblo oriental,


le ayude a extirpar el mal
d,errocando al belcebú

Proclama al pueblo y al punto


tuvo decidida ayud,a;-
la gente de ale~ría muda
ya su concurso le ofrece
y allí ,el entl:lsiasmo crece
para ir a la lucha rud!i.

Los orientales -por cierto


est.aban 21'go can<;adcs
de luch~i' ~¡i' feco;ultado
en pró del pueblo argentino
porque siempre eI cme! dest1Jlo
no se puso de su lado.

Pero esta vez compre¡.dlendo


que la empresa era mejor,
aquel pueblo de valor
acude al llamado presto.-
El oriental es diSpt~~3tc
por s!.empre a hacer un favor.

El primer jefe uruguayo


que se le presenta a Urquiza
en un tal Servando Gomez
hombre de mucha valia,-
lleva mil qunientas plaZ8$
armadas a c~ra\)~.
-71 -"

Urquiza nombrólo al punto.


primer jefe de vanguard~a,
premiando de esa manera
del hombre tanta confianza,
y así marchaban alegres
los hijos de aquella patria.

Además el bravo Urauiza


se había al Brasil dirigido
rogándole a aquel gobierno
fuera por cierto benigno
ayudando a libertar
al pueb!o esclavo argentino

El gobierno brasileño
no titubeó en ayudarlo
enviando doce mil hombres
todos bien municionados
para mar:har con urqujza
a derrocar al tirano.

Además puso su escuadrs


a las órdenes del héroe
en ca:so de precisarla
al hacerse el entrevero ...
Oh! cuán bueno se mostró
el )efe del pueblo negro!
-72 -

EL CRAPULA ORIBE ABnICA

La sublevación de Urquiza
que era el brazo del tirano
y en quien cifradas tenía
toda su fe aquel malvado
la recibieron con ~ozo
los sa,lvajes unitarios.

e uando llegó la noticia


hasta el despacho de Rosas
de que el general Urquiza
tenía tre.inta mil personas
para venir a ensillarlo
y poneile las caronas.

Se di6 el tirano a los diablos


y como un mico ':hiillaba
y a U rquiza-desde su asiento-
traicionero lo llamaba.
j Traicionero porque aquél
iba en contra de su causa ! ...

Rosas no encontraba medios


para hablarse con Oribe,
porque andaba en las provincias
de3de mucho tiempo el «tigre)),
j y Rosas con José Urquiza
t'en,a temor de batirse!
-73-

La escuadra de Rio Janeiro


impedía con razón
toda comunicación
entre el tirano y Oribe
quien ya llora como un pibe
por resultas del jabón.

y este crápula no tuvo


. ni un chiquito de verguenza
porque apenas que comienza
Justo Urquiza a prepararse
éste buscando salvarse
embarcarse a España piensa.

Primero--romo el cobarde.-
echa una hojeada al rival
y viendo que se halla en mal
terreno, para pelear,
va el canalla a claudicar
(porque no es más federal).

Es que el protervo comprende


que va .a 'caer derrotado
porque la hora ha sonado
de disparar-por ejemplo--
oues los cimientos del templo
-federal, so han vio¡'~ntado.

y no encontr!ndo otro moo.io


para evitar la caída,
se pone al habla ens'~guida
-- 74-

con el gran libertador


y le propone el traidor
su ejército por la huida.

Urquiza acepta con asco


aquel puerco ofrecimiento
y ordena ponga al momento
a sus órdenes-se ·'!ntiende -
la gente que lo def!ende
al tirano, con contento.

Oribe-todo un protervo
le entrega a U rquiza la espada,
esa espada que en mil cuerpos
humanos fué sepultada,
sin atreverse a hacer uso
contra Urquiza este canalla.

Luego entre'~óle su ejército


del que Urquiza se hizo cargo
entre tanto el «vendedofl>
abandonaba estos pagos
donde tanto mal había hecho
obrando igual que malvado.

Comprendo, dijo: Que aquí


si me quedo hasta mañana
no es difícil que me siegue
como al pasto, la guadaña,
conviene, pues, que me vaya
cuanto antes, mej~ a España·,
-75 --

EN MARCHA A CASEROS

Urquiza al verse rodeado


de poderoso elemento
camina con entusiasmo
en dirección a Caseros,
dejando ver que al tirano
no le tiene ni recelo.

Toda la gente de Rosas


de pronto ha palidecido,
¡ ya no grita la mazor:a
ni manda matar Cuitiño!
¡ Es que así son los cobardes,
así son los asesinos!

Hiere cuando hallan blandura


y cuando andan en cuadrillas,
ahora ocultan las cuchillas
y fingen ser unitarios.
Ah! miserables sectarioe
S8headore15 en gavilla.

Rosa5 -que ha visto de cerca


la magnitud del peUgro,
sabe que nQ va a pod-er
-.76 --.

derrotar al enemigo,
j el enemigo que viene
a tronchar su poderlo J

Este es el otro vi! ::u~eto


-hijo de madre maldita-
ahora no pega ni grita
ni hace gala de ser bravo ...
anda lo mismo que el pavo
con una cara marchita.

Sabiendo que Urquiza marcha


a donde el mismo se encuentra
a su gen te reconcen tra
sobre el lugar de Caseros,
para atacarlo él primero
si aquél primero no se entra .•.

El ejército de Rosas
era mayor que el de Urquiza,
pero asf mismo temía
que le diera una paliza r-
andaba la gente aquella
de jabón que se moría.

El mismísimo tirano
empez6se a pr,eparar.
pues temía fracasar
al lanzarse a la pelea,
y aunque ninguno lo crea
-Rosas aosiab\1 ~s:oap:u',
-77 .-

Para amasar sus proyectos


encerróse en su salón
y con mucha precaución
la víspera del combate,- .
empieza a liar sus petates
echándolos a un cajón.

En aquella operación
le ayuda la hija Manuela,
en tanto que el centinela
(al tirano s:empre fiel)
va recorriendo el cuartel
donde suena la vihuela.

Nadie sospecha que Rosas


en su loco desconsuelo
piensa abandonar el suelo
en cuanto se vea perdido.
j Como el cóndor perseguido
tendrá que elevar el vuelo.

Como el viaje será largo


a Manuelita le dijo,
se hace, por cierto preciso
que arriemos hija, con todo,
porque hoy yo veo a mi modo
que la perderé de fijo.

y en cayo·nes que tenía


fabricados de exprofeso
hizo guardar las alhajas
-78 -

y muchos miles de pesos,


con lo que podía pasar
su vida, en el extranjero.

y después de tener listo


todo cuanto llevaría
en caso que en la batalla
lograra vencerlo U rquiza
mandó a la hennosa Ivtanuela
hácia una casa vecina.

Era la diré
ca91l,
del ministro de Inglaterra
dó el enemigo no iría
respetando la bandera,-
símbolo que representa
toda nación extrajera.
-79·--

LA VISPERA DEL COMBATE

Terminada la faena
y listo paara escapar
hizo enseguida llamar
a Burgos y Chilavert,
porque deseaba tener
el loco, con quien hablar.

Después de hablar largo rato


de asuntos... particulares,
Rosas a Santos Lugares
S~ dirige a paso lento,
j Sabe Dios cuántas ideas
cruzan por su pensamiento I

U na vez de hallarse alli,


con un asistente chueco
a quien le decían "maneco))
porque hablaba el portugués
mandó llamar de una vez
al buen general Pacheco.

Este acudió a su llamado


por juzgado d·e un deber,
lue'go también Chilavert
-80-

fué quazás a con3ultar ...


y allí empiezan a tratar
c.n lo que tienen de h2.cer.

Hay disparidad de ideas


entre Rosas y los suycs,-
Chilav,ert mete un barullo.
de mil quinientos gorriones,-
jOb! qué hermosos papelones
háceles hacer el «(chucho)).

Luego entre Pa:heco y Rosas


se sucedío un altercado
y hasta ahora no se supo
porque «aquello)) hubo pasado,
aunoue mu:hos suponían
que Pacheeo había abdicado.

Algo grave debió ser


lo que por cierto pasó
porque luego se le. vió
a Pacheco abandonar
mudo y pálido, el lugar
por dende nunca volvió ...

Hay quien dice que Pachxo


más militar que el tirano
le dijo,-que a juicio suyo
tendría que ser j ~~·::'·.1do,
porque el paraje elegido
por Rosas, no era apropiado.
-- 81 .-

Que allí donde había campado


no había lugar suficiente
para operar libremente
la briosa caballería,-
que de ese modo tendría
que morir cobardemente.

Esta opinión dolorosa


al tirano lo irritó
de tal modo, 'que llamó
a uno, de sus edecanes
y entre gritos y ademanes
a Pacheco despidó. '

Este salió del salón


de su 'escolta custodiado
y montando en su testado
para su estancia rumbeó.-
Rosas entonces quedó
en un sillón, reclinado.

El pU1ial del tirano


"'-82-

URQUlZA A LA ESPECTATIVA

y mientras los federales


se reunen y hacen consultas,
dejando ver las escuálidas
caras largas como mulas,
Urquiza há:ia todas partes
sigu'e mandando patrullas.

y estas tienen la misión


de tr·aer a los paisanos
pór las bu'enas o las malas
a pelear contra el tirano,
para libertar al pueblo
que harto está de ser esclavo.

-Cuitiño, Parra. Badía,


Troncoso, Al e'gre , Gaetán,
hácia todos lados ván
sin saber lo que les pasa;
ya no maldicen la r,aza
que vejaron con afán.

Marchan lo mismo que perros


con el rabo entre las patas,
porque ven que la hora ingrata
está próxima a sonar ;--
y ~llo3 tendrán que pagar
i con la vida, tanta infamia!
-83-

A las patrullas libradas


para buscar voluntarios,
pmnto se plegan del Sur
aquellos criollos bravos
que formaron el bizarro
escuadrón de .(Colorados)).

Dando mueras al tirano


acuden al campamento
donde está el libertador
feliz, sereno, contento,-
los criollos Ique van llegando
«sin precisar cadeneros)).

Muchos de los voluntarios


tr.aen sables y tercerolas,
algunos, sucias pistolas
sin balas y sin gatillo,
y por cierto, los más pillos
no se vienen sin las bolas .
./

Ante estos preparativos


tiemblan de horror los fO:;-.iStas
que nunca jamás pensaron
que podía llegar ,::1 día
de que el pueblo pisoteado
les pegara una paliza! ...

U rquiza ~spera con ánsias


poder presentar batalla
para batir al tirano
-84-
en unión de su canalla,
que con el pueblo argentino
cometiera tanta infamia.

Buenos Aires, j Buenos Aires!


con satisfacción respira .
porque pr'esume el derrumbe
de la' crápula b.andida
que arrebató mil fortunas
y arrebató tantas vidas.

LA BATALLA

y llegó el ansiadc dí:1


para el ti'gre de Montiel
que desempeñará el papel
má.j im~ortante y mejor
d·erro:ando al dictador
que fué con su pueblo cruel.

El día 3 de F'e.brero
del año cincuenta y dos
en cuanto Febo asomó,
Urquiza a paso Hjero
en dirección a Caseros
con su ejército marchó.

Rosas que había calculado


que Urquiza lo iría a buscar
empezóse a preparar
-85-
para el caso de un ataque
porque a·quel sobre el ((empaque))
se le había de presentar.

Montando un tordDlo negro


pingo de bonita talla
Rosas se tiende en batalla
con marcada bizarría,
y arenga a la infantería
y hace alistar la ... metralla.

Desplegando actividades
en forma justa y prudente,
pone a todos al corriente
del peligro que amenaza
si la v:ctoria fr.aeasa
en el caso allí presente.

Urquiza que habría sabido


que el tirano mandaría
la batalla en aquel día
de dulce recordación,
notó que su corazón
se llenaba de alegría.

Ahora jugaría el pescuezo


a su ejército le dijo,
. que el triunfo es nuestro, de fijo
y la victoria~s completa,
porque R'osas- el trompeta
hace de padre y no de hijo.
- 86--

El mismo se ha preparado
para meterse en combate,-
jamás en tal disparate
otro se hubiese metido,-
llevará su merecido
'si sale sin que lo mate ..

y dando un muera al tirano


avanzar manda su g,ente,
que. camina diligente
a donde está el enemigo
dispuesta a darle el castrgo
por juzgarlo conveniente.

De pronto U rquiza divisa


a manera de rosario
al ejército contrario
que está en batalla te~ndido
como atisbando al vencido
o cuidando al adversario.

Es numeroso el ejercito
Urquiza exclamó asombrado,
pero yo estoy encargado
de derrotar al canalla;-
yo vengo a ponerlo a raya
en bien del pueblo vejado.

y mientras esto decía


a paso lento avanzaba
há~ia el lugar donde ~taba
-87 -

en acecho el tigre humano ¡ -


éste llevaba en la mano
su linda y filosa espada.

La .división de orientales
iba avanzando a van'guard:a
de ést.a a la retaguardia
con marchado y justo empeño
marchaban los brasileños
comentando la patriada.

Rosas en cuanto tendió


su vista al bando enemigo,
reconoció a los mac.acos
por esa ropa de abrigo,
que eHes usan en verano
porque siempre tienen frío.

«Es necesario que aquellos


negros olor a catin'ga,
vuelvan sin rabo a su patria
o aquí quedan panza arriba,
para .que tengan recuerdos
por cierto, de la argentina.))

y diciendo estas palabras


Rosas mandó romper fuego,-
más Urquiza pronto, luego
ordenó a su artillería,
voltear la caballería
y causar desasosiego .. ,
-88-

Acc.endiendo al petitorio
terrible empieza la lucha
y entre aquella gente mucha
y por cierto bien armada,
la vos triste y apagada
del moribundo se escu~ha.

j Fuego a la caballería I
grita enérgico el 'guerrero,
a los bravos artilleros
que asidos de 1.a cureña,
cada hombre despierto sueña
hacer el tiro certero.

Las balas cruzan silbando


hasta dar con el ginete
que enarbolando 'eL .. machete
cae al suelo sin sentido,
a veces muerto o herido
por un incendiario cohete.

Pues la intención primitiva


que Urquiza tomó de paso
era la de haoer pedazos
la caballería enemiga,
porque sabe que destruida
ya no hay temor de fracaso.

Chilavert, obedeciendo
la palabra del tirano
hace conv,erger los fuegos
-89-

sobre los pobres macacos


que empieza'n a caer al suelo
heridos o hechos pedazos.

El fuego por ambas partes


toma grandes proporciones,-
aquí br.aman los cañones,
allá zumba la metralla,-
y en la ciudad la canalla
está rezando oraciones ...
,
Los valientes orientales
pelean con tal denuedo,-
como que jamás el miedo
nunca estuvo de su parte,-
pues combaten con tal arte
en defensa de su credo.

Bajo el mortífero plomo


de la artillería de Rosas
entre muchas otras cosas
-bajo el argentino cielo-
los negros caen contra el suelo
lo mIsmo que mariposns.

Urquiza viendo las bajas


que el enemigo le hacía
ordenó a la infantería
que avanzara, j que av,anzará!
y por cierto procurara
poner bien la puntería.
-90-

LA DERROTA

Rosas, apenas notó


que la lucha era tremenda
dió al tordillo media rienda
y abandonando su 'gente,
echa a correr velozmente
huyendo de la contienda.

En el campo de batalla
al verse sin el cOlHando,
Chilavert afronta el mando
pero como el pavor crece,
la gente ya no obedece
a su dura voz de mando.

La inmensa cabaHería
federal ya se desbandes,
y echa a correr se comprende
del todo desesperada,
temerosa de encontrarse
por las balas destrozada.

La infantería claudica
y el fuego de pronto cesa,
y la columna endereza
- 91-

a paso largo, de prisa


al lugar donde está Urqulza
lleno de tanta entereza.

Al ver esto los demás


que se decían federales,
gritan como pavos reales
y dejando de hacer fuego,
toman las de Villadiego
para resultar iguales ...

Entonces Urquiza avanza


y con toda bizarría,
de éste la caballería
pers!'gue a los fugitivos,
y traen de estos muchos vivos
sin usar de cobardía. .

La disparada a'quél día


fué de ~randes proporcio.nes
pues en todas direcciones
la gentuaya disparab~,
ya ninguno se acordaba
de gatil1ar los cañone3.

El borrachón coronel
llamado Santa Coloma
rué y metió a una capilla
como si fuese palcm~',
dede donde lo sac2rC'n
para fusilarlo a la hora .. ,
-92-

Pinedo y Hernández, van


disparando campo afuera
como si de esa m'Hlera
en tan crítica ocasión
hallaran la salvación
(aunque ninguno la espera).

y gracias a que rodaron


los tomaron prisioneros
y cuentan que estos «valientes))
lloraban que metía miedo
por el temor de que Urquiza
se interesara en el... cuero.

Solo en el campo enemigo


parado junto a un cañón,
quedóse un hombre y debía
de ser bravo con razón
desde el momento en que allí
de salvarse no intentó.

Este hombre era Chilavert


-y s:n duda fué el más bravo
de todos los militares
que había tenido el· tirano,
por lo que Urquiza decía
que era lástima matarlo

Cuitiño, Parra, Badía,


Maza y el crápula Reyes.
y toda esa sabandija
-93-

que azotaron a mujeres,


corren por las calles, corren,
bus:ando donde esconderse.

Al son de dianas triunfales


y gritos de j Viva Urquiza!
van entrando a la ciudad
las gentes de las provincias,
la gente que había luchado
buscando ha:erse justicia.

Al no encontrar resistencia
Urquiza el paso acelera
y hace fLamear la bandera
de su heróico batallón,
mientras cantan la canciión
que dice: j El tirano, muera 1
-94-

EL ADIOS DEL DESPOTA

Rosas :::uando presenció


que ya empezaba el desbande
fué con el ministro in'glés
hasta el puerto conversando
para embarcarse en el buque
que allí se encontraba anclado.

Alzó su mirada al cielo


y mesando sus cabellos
exclamó con ronco acento
¡ adiós! para siempre pueblo,
pueblo al que yo hube domado
y al que traté sin respeto!

y luego que empieza a and.ar


sobr·e las aguas la nave,
. R:osas se sube a cubierta
y maldice al miserable
d·estino, que lo ha vencido
en una forma cobarde.

Entre tanto el populacho


que lo soguzga escondido
lo bus:a para lincharlo
-95 ~

corno él hacía con los indios


y con los padres salvajes
unitarios y sus hijos

La gente ansiosa de hallarlo


corre de aquí para allá,
Pedro viene Cárlos va
y así que el barullo crece,
el tirano no aparece
el tiraano ¿ dónde está?

Está sobre un buque inglés,


el rostro lívido, enjuto,
enteramente sombrío
y completamente mudo,
mudo h.asta el extremo que
parecía un ser muy bruto.

y en la forma aquí expresad~ •


siin ninguna cobardía,-
la patria de Echeverría
después de tanto sufrir,
vió para siempre morir
tan odiosa tiranía.

HILARION ABACA.

Doctores: Hoftmann - Hüfeland - Maucci


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