Vuelve A Dios - Jonas 2

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¡VUELVE A DIOS!

– JONÁS 2
Hay veces en nuestra vida en las que creemos que hemos tocado fondo. Pensamos que ya
no hay remedio ni esperanza para nosotros. Puede ser un vicio o adicción, o quizá una
relación rota que creemos que ya no tiene solución, o simplemente hemos hecho cosas tan
malas que creemos que Dios ya no nos puede perdonar. Han sido tantas veces que le hemos
fallado que en nuestra mente esta la idea de que hemos perdido toda oportunidad de ser
perdonados. Y en cierto sentido esto es bueno, porque en realidad ninguno de nosotros puede
ser lo suficientemente bueno para agradar a Dios. Entonces yo considero que es Dios quien
pone en nosotros este sentir para que podamos conocer su gracia y su misericordia. De otra
manera creeríamos que por nuestro buen comportamiento hemos ganado su favor. No es
quien nos hace pecar, pero si nos deja cosechar las consecuencias de nuestras acciones como
un medio para llamarnos al arrepentimiento.
Ahora, lo que quiero que veamos hoy es que Dios está más cerca de nosotros de lo que nos
imaginamos, está a la distancia de una oración, de hablar con él. Por eso “Vuelve a Dios”
no encontrarás a nadie más como él.
Antes de entrar en el capítulo 2 déjenme recordar unas pocas cosas del capítulo 1 que son
necesarias para el mensaje de hoy:
Dios le dio la orden a Jonás de ir a Nínive a pronunciar su juicio porque era una nación que
había pecado en extremo. Pero Jonás se niega a obedecer a Dios y se va en dirección contraria.
Hay una incongruencia en su concepción de Dios. Ellos lo conocen como el Creador
del Cielo, de la tierra y del mar y que, sin embargo, se encuentra limitado a una región
geográfica en particular, Israel, y más precisamente en el templo. Así que a Jonás se le
hace fácil “escapar” de Dios yéndose a un lugar lejano para huir del Señor.
Entonces Dios mando una gran tempestad, los marineros oraban a sus dioses mientras Jonás
dormía. Echaron suertes y resultó que la culpa era de Jonás y entonces les dice que lo echen al
mar para que la tempestad se calme. Quería morir para no obedecer a Dios.
Los marineros no querían echarlo al mar, pero la tormenta no cede y entonces claman al Dios
de Jonás y le piden perdón por adelantado.
La tormenta se detiene y los marineros le ofrecen un sacrificio a Dios y prometen servirle.
Hemos llegado al episodio más famoso de todo el libro de Jonás. Quienes no saben otra cosa
de Jonás, saben al menos que se lo trago una “ballena” (Pinocho). Todos los dibujos de las
historias para niños incluyen al gran pez. En algunos Jonás está dentro, en otros Jonás esta
fuera después de que lo vomita el pez, pero siempre en los dibujos sale el pez.
Este episodio, o la segunda escena comienza en realidad en el versículo 17, porque comienza
con el pez y termina con el pez.
17 PeroJehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el
vientre del pez tres días y tres noches.
Lo primero que notamos es que Dios es el sujeto de la acción. Es decir, Dios se mueve a hacer
algo. Fue el quien proveyó a este pez, ya lo tenía preparado. Así como envió la tempestad en
1:4 “4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar”, aquí envía a un pez. Es como si Dios
estuviera haciendo todo esto para algo, le manda la tormenta a Jonás para ver si se arrepiente,
pero no, de hecho Jonás no confiesa hasta que es acorralado por la “suerte”. Luego Dios manda
a este gran pez que trague a Jonás. Dios manda la tormenta y Dios manda al pez. Entonces algo
que aprendemos de Dios en capítulo 1 es que Dios es el Señor del cielo, la tierra y el mar, y
aquí en el capítulo 2 hay que agregarle algo más: y de todo lo que hay en ella.
Paso tres días y tres noches en el vientre del pez. Imaginen la situación de Jonás al pasar
estos tres días en el vientre del animal. Yo creo, según lo entiendo del texto, que cuando los
marineros echan al mar Jonás él espera morir para no obedecer a Dios, luego se lo traga este
pez y Jonás piensa que por fin su vida va a terminar, pero no. Tienen que pasar tres días allí
para darse cuenta de que no está en los planes de Dios que muera. Dios no desea Jonás
muera en su desobediencia y con esta tempestad y con este pez lo está llamando. Ez.
33:11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el
impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis…?
La respuesta a esta pregunta sería, por ser obstinados en desobedecer. Dios no quiere que
mueras por tu desobediencia, al contrario, él es un Dios que se complace en dar vida,
por eso vuelve a Dios.
Entonces Dios pone a Jonás en esta situación desesperante y entonces…
2 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,
La palabra orar en este versículo se refiere a una oración de lamento o de queja. Así que una
de dos, o se está quejando, o se está lamentando. La verdad es que ya sea que se queje o se
lamente da igual, lo importante es que habla con Dios. Jonás entiende que todo lo que le ha
pasado Dios lo está usando para este momento, para que en medio de su situación
desesperada clame a Dios, hable con él. Dios desea hablar y darse a conocer a las
personas, él quiere tener una relación con su creación. Hasta esta parte de la historia es
Dios quien le ha estado hablando a Jonás, pero Jonás no ha dicho nada (c. 1)
2ydijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi
voz oíste.
En mi angustia, en la situación en la que se encontraba Jonás, dentro del gran pez. Desde el
seno del Seol, Jonás piensa que está más allá de la esperanza humana, está en el lugar en
donde habitan los muertos.
Anteriormente, mientras estaba la tormenta Jonás no oró, su actitud era la de alguien que no
deseaba presentarse ante Dios, pero cae en esta angustia y entonces si clama al Señor. Que
conveniente ¿no? Pensaríamos que Dios no tiene por qué escuchar a Jonás, pero allí dice y mi
voz oíste. Qué bueno que Dios no es como nosotros, no guarda rencor, y está dispuesto a
escuchar a cualquiera. Aunque en otro momento le haya dado la espalda a Dios, él está
dispuesto a escuchar a Jonás y le responde. Por más desesperante, desobediente, sucia o
alejada de Dios que sea nuestra situación podemos hablarle y Dios va a escuchar.
3 Meechaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus
ondas y tus olas pasaron sobre mí.
Me echaste a lo profundo. Jonás entiende que está “muerte” es a causa de su desobediencia y
que es Dios mismo quien lo ha echado en el mar. Es verdad, fueron los marineros quienes lo
aventaron al mar, pero fue una consecuencia del castigo de Dios por la huida de Jonás.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; ¿aún veré tu santo templo?
La desesperación de Jonás llega a su punto culminante. Vaya ironía, el profeta que quiso huir
de la presencia de Dios ahora se lamenta de que Dios parece no verle más. Jonás a logrado su
propósito, pero solo encuentra angustia y desesperación. Porque lejos de Dios es lo único
que se encuentra: angustia y desesperación.
Y hay algo que le duele a Jonás el templo. Jonás piensa: estoy lejos, Dios está allá en Jerusalén,
en su templo, yo estoy aquí en el lugar de los muertos. Dios no está aquí, he sido desechado,
Dios no me va a escuchar más. Y lo que sigue son dos versículos de profunda desesperación y
dolor, que hasta podemos sentir lo que sentía Jonás, es lo bueno de la poesía que transmite
esas sensaciones:
5 Lasaguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi
cabeza. 6 Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí
para siempre;
Jonás utiliza varias expresiones para mostrar su situación: rodeado de aguas (ahogándose),
enredado en algas (ahorcándose), bajo mucha tierra, montañas de tierra encima de él
(enterrado vivo). ¿Quién podía sacar a Jonás de esta situación? Quiero que vean que Jonás no
podía salvarse a sí mismo, ni salir por sus propios medios. En todas las expresiones de
angustia que escrito Jonás tiene que haber alguien que lo saque de esa situación, se está
ahogando, se está ahorcando, ha sido enterrado vivo, alguien tiene que tenderle la mano,
alguien tiene que cortar la cuerda, alguien tiene que quitar toda esa tierra de por medio. Jonás
está bastante desesperado pues él no puede salir por sí mismo de su situación, no parece
haber salvación posible, pero sigue diciendo:
Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
Otra versión dice me has arrebatado de las garras de la muerte. ¿Quién? El que ha sacado
a Jonás de la muerte es Dios, porque solo Dios tiene el poder para dar vida.
El versículo 7 es un resumen de esto.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en
tu santo templo.
En su más profunda desesperación, el profeta se acordó de Dios, y Dios lo escuchó. Y dice
Jonás: mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo. Ahora en el fondo del mar, al parecer
abandonado por Dios, Jonás siente nostalgia por el templo que está lejos, allá en Jerusalén y
desde el lejano templo Dios le escucha.
Cuando Jonás estaba en Israel, cerca del Templo, el profeta no quiso escuchar a Dios. En el
fondo del mar, el Dios “del Templo” lo escucha a él. Jonás en el fondo del mar, lejos del
Templo, adora a Dios mejor que cuando estaba en Israel. No es cuestión de lugares. Es
cuestión de adorar en espíritu y en verdad, estés en donde estés. Es cuestión de hablar
con Dios sinceramente. Luego Jonás llega a la siguiente conclusión
8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.
8 Los que siguen a ídolos vanos abandonan el amor de Dios (NVI)
8Los que rinden culto a dioses falsos le dan la espalda a todas las misericordias de Dios.
(NTV)
En estas pocas palabras Jonás dice tanto. Las vanidades ilusorias son ídolos, dioses falsos. Las
tres traducciones interpretan correctamente. La palabra hebrea que están traduciendo es
jebel que es la misma que encontramos en Eclesiastés “vanidad de vanidades, todo es vanidad”
jebel, jebel, todo es jebel. En realidad, no tenemos una palabra en español para transmitir con
fuerza el significado de esta palabra, una traducción más literal sería “humo”.
Ahora permítanme darles un ejemplo y espero que no se molesten por él. Hay concursos de
fumadores en los que se hacen figuras con el humo y si no sabían por lo menos lo han visto en
películas (el Señor de los amillos – Gandalf hace un barco que entra en un círculo que hace
Bilbo Bolsón). Pero si tú quieres tomar con tus manos esas figuras de humo ¿qué pasa?
desaparecen. Imagina que yo hago un bastón de humo para que te sostengas de él, o te tiendo
una mano de humo ¿lo tomarías? ¿te agarrarías de él? ¡No! A eso se refiere jebel es una falsa
ilusión que parece que puedes tomar pero que se esfuma tan pronto y pasas tu mano sobre
ella, es humo.
Entonces Jonás está diciendo aquí que los que se apoyan en esas falas ilusiones, ídolos, dioses
falsos le están dando la espalda a la misericordia de Dios porque son humo. En medio de toda
situación desesperante el ser humano busca salvación en su dinero, en su poder, en su
posición de privilegio, en su salud, en su trabajo, en su inteligencia, en su educación, pero
poner nuestras esperanzas en ello es jebel. El único que puede tender una mano firme para
librarnos de la muerte es Dios, todo lo demás es humo.
9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La
salvación es de Jehová. 10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Jonás tuvo que recorrer todas estas experiencias para reconocer y aprender una sola cosa La
salvación es de Jehová. Solo Dios puede salvar al ser humano de ser destruido por su propia
desobediencia.
Ahora antes de continuar, recordemos quien puso a Jonás en esta situación. Es verdad que fue
por la desobediencia de Jonás, pero fue Dios quien fue llevando todo el proceso para que Jonás
reconociera esta verdad: Que solo en Dios puede el hombre encontrar su salvación.
En medio de la desesperada situación en la que te encuentras, clama a Dios. Tal vez
pienses que ya no hay más esperanza, pero recuerda que Dios está dispuesto a escuchar y a
rescatarte, aunque le hayas dado la espalda en otro momento. No importa lo que hayas
hecho, arrepiéntete y pon tu confianza en Dios.
Jonás creía que ya no había salvación para él y Dios lo rescato
Jonás pensaba que Dios estaba lejos, y Dios lo escucho
Jonás era un profeta que había desobedecido a Dios, ya lo conocía y aun así Dios le dio
otra oportunidad.

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