Sentencia Art. 74 Ley 1116 de 2006 Accion Revocatoria y de Simulacion Supersociedades STC2595-2016
Sentencia Art. 74 Ley 1116 de 2006 Accion Revocatoria y de Simulacion Supersociedades STC2595-2016
Sentencia Art. 74 Ley 1116 de 2006 Accion Revocatoria y de Simulacion Supersociedades STC2595-2016
: 11001-02-03-000-2016-00092-00
Mayo 10 DE 2019
b) Inadmitió la apelación.
1
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
5.- Se han planteado divergencias en torno a si los fallos que emiten los jueces
del concurso, en punto de las acciones revocatorias, son «apelables» o no,
habida cuenta que sobre el particular median dos tesis.
Una pregona que son inapelables por cuanto que, grosso modo, según estipula el
artículo 6º de la Ley 1116 de 27 de diciembre de 2006, por la cual «se establece
el Régimen de Insolvencia Empresarial en la República de Colombia y se
dictan otras disposiciones», el «proceso de insolvencia adelantado ante la
Superintendencia de Sociedades es de única instancia», y en vista de que esas
acciones se surten bajo el cobijo legal de la insolvencia, en calidad de
accesorias, esa es la senda que también se impone para ellas. La otra, sostiene
que tanto la «acción revocatoria» como la de «simulación», reguladas por los
preceptos 74 y 75 ejúsdem, refieren a una acción autónoma que, por ende, se
rige por pautas particulares que autorizan el recurso vertical de las sentencias de
primer grado al efecto dictadas.
2
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
5.1.- Antes que otra cosa, valga aclarar que si bien esta Corporación en CSJ
STC12055-2015, 11 sep. 2015, rad. 01993-00, sostuvo en un asunto que guarda
simetría con el ahora planteado que «los procesos de liquidación que sean
tramitados ante la Superintendencia de Sociedades, incluyendo las peticiones
de revocatoria que se resuelvan dentro de éstos juicios, son de única instancia,
por lo que no pueden concederse recursos de apelación contra las decisiones
proferidas en tales controversias», lo cierto es que tal manifestación se trató de
un «dicho al pasar», o sea, que esa apreciación constituyó un obiter dictum que
como tal carece de poder vinculante, por cuanto su naturaleza fue meramente
complementaria si no se olvida que en tal providencia el asunto abordado se
zanjó conforme al «requisito general de procedencia de la acción de tutela
contra providencia judiciales» denominado como «subsidiariedad» o
«residualidad», habida cuenta que al efecto en esa oportunidad se sostuvo, en
suma, que no fueron «agotados todos los mecanismos de defensa judicial,
previstos en el ordenamiento jurídico», tópico este que materializó la ratio
decidendi de la decisión en tanto que dicho argumento fue el que constituyó la
base por la que finalmente se resolvió sobre la materia sometida a conocimiento
en esa ocasión.
5.2.- Las acciones a que viene aludiéndose, históricamente han sido abordadas
por el legislador en varios compendios legales, los que por regla general
otorgaron a las decisiones definitivas la posibilidad de segunda instancia.
Veamos:
3
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
5.2.2.- Los más recientes son las Leyes 222 de 20 de diciembre de 1995, «[p]or
la cual se modifica el Libro II del Código de Comercio, se expide un nuevo
régimen de procesos concursales y se dictan otras disposiciones»; 550 de 30 de
diciembre de 1999, «[p]or la cual se establece un régimen que promueva y
facilite la reactivación empresarial y la reestructuración de los entes
territoriales para asegurar la función social de las empresas y lograr el
desarrollo armónico de las regiones y se dictan disposiciones para armonizar
el régimen legal vigente con las normas de esta ley»; y, 1116 de 2006, enantes
mentada; amén, en el Decreto 1910 de 27 de mayo de 2009, «[p]or el cual se
reglamenta parcialmente el Decreto 4334 de 2008, la Ley 1116 de 2006, y el
artículo 2 del Decreto 4591 de 2008 y se dictan otras disposiciones».
5.2.2.3.- Por su parte, la Ley 1116 de 2006, vigente y aplicable al caso, ordenó
en las normas: 74, al tratar de la «acción revocatoria y de simulación», que «[d]urante
el trámite del proceso de insolvencia podrá demandarse ante el juez del concurso, la
revocación o simulación de los siguientes actos o negocios realizados por el deudor
cuando dichos actos hayan perjudicado a cualquiera de los acreedores o afectado el
orden de prelación de los pagos y cuando los bienes que componen el patrimonio del
deudor sean insuficientes para cubrir el total de los créditos reconocidos […]».
4
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
5.3.- Según viene de verse, los artículos 74 y 75 de la Ley 1116 de 2006, que es
el compendio normativo que regula el punto objeto del presente
pronunciamiento, en manera alguna permiten deducir válidamente que los
juicios abreviados (hoy día verbales, de acuerdo al precepto 21 de la Ley 1395
de 2010) en que se debaten acciones revocatorias -como lo es la proferida en el
sub examine- o de simulación no sean susceptibles de ser tramitados en doble
instancia, esto es, asimismo, que las sentencias dictadas al interior de tales no
sean aptas de recurso de apelación (salvedad hecha, eso sí, de los asuntos de
mínima cuantía que, entonces, se adelantarán por el procedimiento verbal
sumario y bajo las precisas pautas de este), pues si nos remitimos al rito que
legalmente está demarcado en el Código de Procedimiento Civil para esa
especie de litigios declarativos, surge que los asuntos que se regulan por dicha
cuerda procesal (preceptos 408 a 426 de la ley de ritos civiles), salvo aquellos
en que puntualmente se ha hecho excepción (verbigracia, ver el trámite de
restitución de bien raíz arrendado: artículo 424 ibídem, que ha de armonizarse
con el 39 de la Ley 820 de 2003), son dignos, todos, de surtirse ante a quo y ad
quem, en este último evento si tempestivamente se activa por los interesados el
debido ejercicio del medio impugnativo vertical que al efecto es menester.
Con todo, vale la pena apuntar que no obstante que en algunas épocas, como
quedó visto, se les dio «trámite de única instancia» según de ese modo lo
prescribió la ley, lo cierto es que esa eventualidad ya no ocurre con las acciones
de simulación o revocatorias contempladas en la 1116 de 2006, porque si hoy
día se surten por la vía verbal, lo propio lo único que depara es que según la
cuantía tengan o no «doble instancia»; es de ver que ese entendido se predica,
también, para las «acciones revocatorias de que tratan los artículos 19, 20 y 56
del Decreto 350 de 1989», según así lo contempla el canon 427-14 del Código
de Procedimiento Civil, lo cual refuerza el aserto de marras.
5
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
6.- En segundo término, dado que en tales no se sostuvo que las acciones de
marras sean de naturaleza subalterna a las demás contempladas en el Régimen
de Insolvencia, lo cual no es un tópico coyuntural sino que, como se vio, el
legislador así lo ha venido estableciendo históricamente al punto que ha llegado
a relievar, expresamente, que por el hecho de iniciarse una «acción revocatoria»
o una «de simulación», ello «no suspenderá ni afectará el curso del trámite
liquidatorio».
6
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
7.- En tercer lugar, comoquiera que las apuntadas acciones detentan unas
connotaciones que las perfilan como totalmente autónomas e independientes del
proceso de insolvencia.
8.- Aparte de lo anterior, otro aspecto pone de presente que los fallos dictados
al interior de dichas acciones son apelables: no puede olvidarse que en tales está
de por medio la contingente intervención de terceros extraños a la actuación de
insolvencia que paralelamente cursa, por lo cual de ser sometidos a un trámite
de única instancia, se verían vulnerados en su derecho al debido proceso pues
sólo a ellos se les sometería a litigar en un juicio de naturaleza abreviada (hoy
verbal) en que, sin que el legislador hubiere hecho excepción, así se les
impusiere, cuando sabido es que sólo los ritos en que expresamente se
contempla aquella connotación está restringida la apelabilidad de las decisiones
que se adopten.
9.1.- En cuanto al «principio de confianza legítima», ha dicho esta Sala que tal
postulado:
7
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
En efecto, sin perjuicio de reafirmar que las normas procesales son de orden
público y de interpretación estricta, existen casos excepcionales en los que la
determinación de una autoridad judicial genera una expectativa legítima en el
particular respecto del mantenimiento de una situación determinada o sobre la
manera como una solicitud debe ser planteada ante los jueces, circunstancia
ésta en la que la administración de justicia no puede con posterioridad adoptar
decisiones contradictorias, desconociendo las expectativas que dicho
particular, de buena fe, se haya formado. Por esa razón, se ha señalado, por
ejemplo, que las consecuencias de un error judicial no pueden afectar
negativamente a la parte procesal que lo padece al punto de socavar su
derecho a la defensa o el acceso a la administración de justicia (CSJ STC 18
dic. 2012, rad. 00119-01; reiterada en CST STC2410-2015, 5 mar. 2015, rad.
00384-00).
El principio de confianza legítima tiene origen en la buena fe con que se presume que
los particulares obran frente a la administración; se halla interrelacionado con el de
seguridad jurídica que reclama estabilidad en las decisiones de la jurisdicción, y guarda
tensión con el de legalidad que implica apego irrestricto a las leyes.
Decantado en un comienzo para asegurar que ciertas situaciones creadas a favor de las
personas no pudieran ser alteradas inopinadamente por el Estado, la sugestiva
dinámica de su predicamento ha permeado y anidado en el campo del litigio civil, en
donde ya no se trata del individuo a merced del Leviatán, sino contrapuesto a otro con
la inmediación de éste (CSJ STC5160-2015, 30 abr. 2015, rad. 2014-00660-02).
8
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
10.- Así las cosas, surge que la sala recriminada vulneró a la entidad
suplicante el derecho fundamental al debido proceso al dictar el
pronunciamiento objeto de reparo constitucional, es decir, el de 20 de octubre
de 2015, a través del que «inadmiti[ó]» la «apelación» que esta interpuso
frente a la «sentencia» de 20 de mayo de ese año que dictó la
Superintendencia de Sociedades, por lo que, entonces, emerge próspera la
reclamación extraordinaria, como efectivamente se dispondrá, y en
consecuencia, se dejará sin valor y efecto el aludido proveído, así como las
actuaciones que del mismo se desprendan, ordenando a la colegiatura
accionada, que en el término de un (1) día, contado a partir del momento en que
tenga conocimiento de esta determinación, tome la decisión que corresponde en
ese puntual aspecto, a fin de que se siga surtiendo el trámite de ley en la
segunda instancia según se venía haciendo, para luego definir la controversia,
consultando las disposiciones legales que gobiernan la materia, de conformidad
con lo plasmado en la parte motiva de este pronunciamiento.
DECISIÓN
RESUELVE:
9
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
Notifíquese
10
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
LVAMENTO DE VOTO
11
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
12
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
13
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
14
Rad.: 11001-02-03-000-2016-00092-00
15
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
SALVAMENTO DE VOTO
Radicación n° 11001-02-03-000-2016-00092-00
Con todo el respeto que profeso por quienes suscriben la providencia, debo señalar
las razones de mi voto disidente en la tutela STC2595-2016, radicación 11001-02-03-
000-2016-00092-00, en los siguientes términos:
2. Lucen razonables los argumentos utilizados por el Tribunal accionado para declarar
la nulidad de lo actuado en esa sede e inadmitir la apelación promovida contra el auto
dictado por la Superintendencia de Sociedades el 20 de mayo de 2015, tras inferir:
“(…) si la ley instituyó el régimen de insolvencia [y] señaló que ese proceso es de
única instancia, significa que esa regla rige para los trámites allí autorizados
(reorganización, liquidación judicial, revocatoria o simulación) (…)”.
Adujo la Sala acusada que, no obstante, el trámite revocatorio subexámine regirse por
las normas del proceso abreviado, hoy oral, en virtud de la remisión llevada a cabo
por el canon 75 de la Ley 1116 de 2006, no por esto se abre paso a una segunda
instancia para ese tipo de procedimientos accesorios, pues los mismos deben sujetarse
en lo pertinente a las reglas del asunto principal, esto es, la insolvencia, que para el
caso en concreto, estatuye solo, una única sede para su resolución cuando se adelanta
ante la Superintendencia de Sociedades, desgajando la posibilidad de apelar las
determinaciones allí adoptadas (parágrafo 1º del artículo 6 ibídem).
Por tanto, las conclusiones adoptadas se observan lógicas; de su lectura, prima facie,
no refulge vía de hecho o atropello; la Colegiatura efectuó una juiciosa valoración
normativa que llevó a la decisión ahora atacada. Lo realmente perseguido en este
amparo por el Banco de Occidente es reabrir un debate fenecido, pretensión sin
asidero en esta sede constitucional, por cuanto no constituye una posibilidad revisora
adicional a las previstas por el legislador ordinario.
Téngase en cuenta que la sola divergencia conceptual no puede ser venero para
demandar el amparo porque la tutela no es instrumento para definir cuál
planteamiento hermenéutico en las hipótesis de subsunción legal es el válido, ni cuál
de las inferencias valorativas de los elementos fácticos es la más acertada o la más
1
CSJ. Civil. Sentencia de 18 de marzo de 2010, exp. 2010-00367-00; ver en el mismo sentido
el fallo de 18 de diciembre de 2012, exp. 2012-01828-01.
Radicación n°11001-02-03-000-2016-00092-00
correcta para dar lugar a la intervención del juez constitucional. El resguardo previsto
en la regla 86 es residual y subsidiario.
4. Una de las principales medidas para llevar a cabo este cometido, en procura de un
salvamento pronto es el ya citado parágrafo 1° del canon 6 ejúsdem, según el cual,
“(…) el proceso de insolvencia adelantado ante la Superintendencia de Sociedades
es de única instancia (…)”, como instrumento para evitar un litigio interminable.
La Ley 550 de 1999 estatuyó en el parágrafo 1º del artículo 39: “(…) Las acciones
revocatorias y de simulación (…) se tramitarán ante la Superintendencia de
Sociedades, en única instancia y a través del procedimiento verbal sumario (…)”
(subraya fuera de texto).
17
Radicación n°11001-02-03-000-2016-00092-00
Además, todas esas leyes, al unísono, dejan entrever el ánimo muy razonable por
construir recursos, concordatos o insolvencias ágiles y expeditas, en las cuales las
apelaciones son excepcionales o inexistentes para mantener la productividad, pero
también para proteger las fuentes de empleo.
5. Ahora bien, al interior del trámite de insolvencia, regido en la actualidad por la Ley
1126 de 2006, se incluyó la posibilidad de iniciar las acciones de revocatoria y de
simulación (art. 74 ídem.), con el fin de proteger el éxito mismo de ese procedimiento,
ceñidas a las reglas especiales del trámite principal, mediado éste por la celeridad y
prontitud, y ajustado en un todo a la única instancia, sin importar que las acciones
accesorias deban evacuarse “como proceso abreviado regulado en el Código de
Procedimiento Civil”. Lo contrario desvertebra el fuero de atracción y el principio de
universalidad.
2
CSJ. Civil, STC12055 de 12 de septiembre de 2015, rad. 2015-01993-00.
18
Radicación n°11001-02-03-000-2016-00092-00
Fecha, ut supra
19