Pablo Ciccolella
Pablo Ciccolella
Pablo Ciccolella
Director del Instituto de Geografía-Facultad de Filosofía y Letras
UBA
Lo realmente importante es que nuestras ciudades sean buenos lugares para vivir.
Sin duda, tenemos un compromiso ético con la realidad, con la búsqueda de la
mejor aproximación a la verdad desde los métodos científicos, pero estos, a veces
están condicionados por nuestros posicionamientos ideológicos y pertenencia de
clase consciente o inconsciente. Pero, por otro lado, también como intelectuales,
pensadores o científicos, tenemos otro compromiso ético y moral e ideológico,
que es el compromiso con el derecho a la ciudad, con una ciudad para todos, con
la búsqueda de propuestas para ayudar, aún modestamente a construir ciudades
cada vez más democráticas, integradoras solidarias e inclusivas.
La ciudad global en América latina esta sólo representada por ciertos fragmentos
privilegiados de la ciudad, que el discurso político, el de los medios, y aún a
veces, el propio discurso académico mistifican por el conjunto de la ciudad.
Es necesaria más que nunca una Geografía Urbana Crítica que no sólo
cuantifique y describa aquellos artefactos. Es necesaria una Geografía Urbana
Crítica que no quede sólo fascinada y sorprendida por esos fenómenos. A veces,
leyendo decenas de artículos sobre la ciudad latinoamericana, da la sensación de
que muchos autores vuelven a dejar entrar por la puerta grande a la vieja
Geografía descriptiva, inventarista y catalogadora que había sido supuestamente
expulsada por la ventana. De pronto, esa Geografía pretérita parece salir del
letargo y de su estado residual, de esa especie de hibernación, para reaparecer
reina de nuestros razonamientos territoriales, travestida de marcos teóricos y
categorías conceptuales sumamente sofisticadas (y a veces distanciada de la
realidad), de técnicas muy avanzadas de análisis cuantitativo y de representación
cartográfica digitalizada, de narrativas políticamente correctas, pero sin
comprender lo que acontece y sin propuestas serias para lo que debería suceder
con nuestras ciudades.
Barrios enteros de la ciudad, a la vez han sido marginados por ese tipo de
modernización y en algún sentido son el germen de la resistencia a la misma y el
testimonio de que algo funciona muy mal en nuestras ciudades y en el
crecimiento económico de nuestros países, por cuanto los procesos de
fragmentación, segregación y marginación urbana no sólo no se solucionan con
ese tipo de crecimiento sino que la brecha entre distintos lugares de la ciudad
están en aumento.
Muchas voces están admitiendo desde el propio corazón del primer mundo sobre
el deterioro alarmante de la calidad de las democracias occidentales y su
vaciamiento de contenidos igualitarios y de los propios derechos ciudadanos. Lo
mismo acontece con la calidad de vida de crecientes sectores de esas sociedades
satisfechas. Es un buen espejo donde no mirarse.
Referencia bibliográfica