A.S. 747-2014-RRC Cochabamba 71-2014 (Infundado) - Estelionato
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RESULTANDO
Por memorial cursante de fs. 282 a 287 vta., presentado el 1 de septiembre de 2014, por Filiberto
Choque Vásquez, interpone recurso de casación impugnando el Auto de Vista 40 de 9 de junio de
2014, de fs. 248 a 251 vta., pronunciado por la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de Cochabamba, dentro del proceso penal que le sigue el Ministerio Público y Eliodoro Bustos
Baltazar contra el recurrente por la presunta comisión del delito de Estelionato, previsto y sancionado
por el art. 337 del Código Penal (CP).
I.1. Antecedentes
b. La mencionada Sentencia, fue objeto de apelación restringida por el imputado (fs. 199 a 202),
que mereció el pronunciamiento del Auto de Vista 12 de 3 de febrero de 2014, que dispuso
anular el sorteo de 7 de febrero del mismo año (fs. 224 a 225), a cuyo efecto el 10 de febrero de
2014, el recurrente amplió el recurso de apelación restringida (fs. 242 a 246), habiendo sido
resuelto por Auto de Vista 40 de 9 de junio de 2014, por el que se declaró procedente en parte,
estableciéndose, en aplicación de los arts. 413 última parte y 414 primera parte (parte in fine
) del
Código de Procedimiento Penal (CPP), que la pena por la comisión del delito de Estelionato, es de
cuatro (4) años de reclusión, que deberá cumplir el imputado en el penal de “San Sebastián”,
confirmando la Sentencia apelada en lo demás (fs. 248 a 251 vta.), motivando la interposición del
presente recurso de casación.
2. Previa cita de “la jurisprudencia Internacional de la república de Costa Rica” (sic) y haciendo
alusión a la fundamentación de las resoluciones, elemento del debido proceso, señaló que deben
tomarse en cuenta las atenuantes y agravantes que establece la ley penal sustantiva, a objeto de
imponer la sanción, conforme los arts. 37, 38, 39 y 40 del CP, caso contrario se incurre en defecto
absoluto conforme disponen los arts. 169 inc. 3) y 370 incs. 1), 4) y 5) del CPP, así como a la
lesión de los derechos y garantías previstos en la Constitución Política del Estado, Tratados y
Convenios internacionales, asevera que el Juez de Sentencia, se limitó a dictar resolución
señalando que su persona era instruida con una educación de nivel superior, sin tomar en cuenta
los arts. 37 y 38 incs. 1).b) y 2 del CPP; es decir, sin considerar que canceló las deudas que tenía y
dejó libre de gravámenes el inmueble objeto de la litis
, ni la inexistencia de un móvil para realizar
el tipo penal atribuido pues no tenía la predeterminación de afectar a nadie, que el documento que
firmó con su hijastra era ficticio, ni que el acusador particular no perdió un sólo centavo; a pesar
de lo cual, se le impuso una excesiva pena de “cuatro” años siendo totalmente desproporcional al
daño ocasionado, afirmando que el Juez de
Sentencia realizó una aplicación indebida de la norma sustantiva penal, error en el que también
cayó el Tribunal de alzada, que argumentó que la Sentencia tiene total logicidad. Cita como
precedente el Auto Supremo 214 de 28 de marzo de 2007.
I.1.2. Petitorio.
Por lo expuesto, el recurrente solicita se anule el Auto de Vista 40 de 9 de junio de 2014 y la Sentencia
04/2011, ordenando la reposición del juicio por otro Tribunal o “SE DECLARE MI ABSOLUCIÓN”
(sic).
I.2. Admisión del recurso.
Mediante Auto Supremo 523/2014-RA, cursante de fs. 295 a 297 vta., este Tribunal admitió, el recurso
formulado por Filiberto Choque Vásquez, para su análisis de fondo.
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II.1. De la Sentencia.
Eliodoro Bustos Baltazar y Victoria Cayo Copa de Bustos, en calidad de adquirientes (MP2);
copia fotostática de la minuta de transferencia de acciones y derechos de 3 de julio de 2003,
por la que el imputado y su esposa, como propietarios de acciones y derechos sobre el lote de
terreno de extensión superficial de 600 m2, con las características antes indicadas, otorgaron en
calidad de venta la fracción de 200 m2, a favor de los esposos Eliodoro Bustos Baltazar y
Victoria Cayo Copa, en la suma de Bs. 2000.- (dos mil bolivianos) (MP3); de la minuta de
trasferencia de 23 de febrero de 2006, con reconocimiento de firmas de 24 del mismo mes y
año celebrado entre el imputado y Fortunata Jiménez de Choque, en calidad de propietarios del
lote de terreno de 600 m2 de superficie por el que otorgaron en calidad de venta real y
definitiva la totalidad de la extensión a favor de Ángel Ramírez Poma (MP4); copia legalizada de
la minuta de préstamo de dineros con garantía hipotecaria de 29 de diciembre de 2005, que
adquirió el imputado Filiberto Choque Vásquez de Edgar Isidro Romero Copa y Elena Rosemary
Choque de Romero, por la deuda adquirida de $us. 12.000.-, garantizándolo con el inmueble de
su propiedad descrito anteriormente; certificación de la oficina de Derechos Reales de 18 de
agosto de 2008, sobre el gravamen impuesto al inmueble debido al préstamo de dinero antes
descrito, consignándose además una nota marginal sobre la orden judicial de anotación
preventiva
del mismo, dentro de la demanda ejecutiva seguida por Maritza Huanca (MP6); vi) La prueba
testifical y documental de la acusación particular, consistente en las atestaciones de
Victoria Cayo Copa de Bustos, Dora Rosario Montero Jiménez, Fortunata Jiménez Chumbe,
Freddy Vásquez Castellón y María Mercedes Mancilla Vargas; así como el documento privado de
compromiso de compraventa de 8 de octubre de 2001, por el que Filiberto Choque Vásquez y su
esposa, en calidad de propietarios del lote de terreno tantas veces señalado, otorgó un
compromiso de venta 300 m2 del referido inmueble, a favor del acusador particular y su
esposa, por el precio de $us. 4000.- (AP1); minuta de transferencia de acciones y derechos de 3
de julio de 2003, por el que se estableció que Filiberto Choque Vásquez y su esposa Fortunata
Jiménez Chumbe, otorgaron en calidad de venta la fracción de terreno de 200 m2 de una
superficie total de 600 m2 a favor de los esposos Eliodoro Bustos Baltazar y Victoria Cayo Copa
(AP2); factura y contrato de suministro de energía eléctrica de 17 de noviembre de 2005, por el
que Eliodoro Bustos Baltazar, compró un medidor y suscribió contrato de provisión de energía
eléctrica con la Empresa “ELFEC”, en la Zona de Villa Urkupiña (AP3); copias fotostáticas de la
certificación de la oficina de Derechos Reales de 18 de agosto de 2008, descrito anteriormente
(AP4); de la minuta de 23 de febrero de 2006, cuyo reconocimiento de firmas es de 24 de
febrero de 2006, descrito precedentemente (AP5); del memorial de concurso necesario de 8 de
mayo de 2008, por el que Albina Huanca Huanca promovió concurso necesario ante el Juez de
Partido de Turno en lo Civil, dentro de la demanda coactiva, iniciada por Edgar Isidro Romero
Copa y Elena Rosemery Choque, solicitando la acumulación de todos los procesos ejecutivos y
coactivos en contra del acusado (AP6); memorial de denuncia de 4 de mayo de 2006 por la que
Eliodoro Bustos Baltazar, presentó denuncia en contra de Gonzalo Agreda, por lo delitos de
Estafa, Apropiación Indebida y Abuso de Confianza, por la retención de documentos de compra
de un lote de terreno con el respectivo plano de lote (AP8); documento privado de cancelación
y pago total de 2 de enero de 2008 por la que estableció que Ángel Ramírez Poma, con
domicilio en la calle Cochabamba, zona Calvario Villa Urkupiña, declarando que el 8 de julio de
2007, suscribió con Eliodoro Bustos Baltazar un documento privado de compra y venta de un
lote de terreno de una extensión de 600 m2 (AP9); prueba extraordinaria de la acusación
particular, consistente en una copia de memorial de 22 de marzo de 2008, dentro del proceso
coactivo tramitado ante el Juez Segundo de Partido en lo Civil de Quillacollo, por el que el
imputado respondió y pidió concurso voluntario, reconociendo deudas contraídas de Albina
Huanca la suma de $us. 6000.- y a Maritza Huanca Mamani, $us. 5000.-, solicitando se
convoque a concurso voluntario de acreedores; vii) La prueba de descargo testifical y
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literal, consistente en la atestación de René Filiberto Choque Jiménez, hijo del imputado,
certificación de la Secretaria abogada del Juzgado Primero de Partido en lo Civil y Comercial de
Quillacollo, por la que estableció que revisado el libro de procesos, advertía que el 3 de agosto
de 2009, ingresó a despacho judicial el proceso ordinario de nulidad de documento, interpuesto
por Filiberto Choque Vásquez contra Elena Rosemery Choque de Romero y Edgar Isidro Romero
Copa, que se encontraba en etapa de conclusión de término de prueba (DP1); copia de
memorial de desistimiento de demanda de Albina Huanca Huanca ante el Juzgado Primero de
Instrucción de Quillacollo dentro de un proceso ejecutivo, solicitado a favor del imputado por
pago de la suma de $us. 6000.-, que fue aceptada por decreto de 25 de mayo de 2010,
habiéndose dispuesto el archivo de obrados (DP2); copia de memorial de 20 de mayo de 2010
por la que Filiberto Choque Vásquez solicitó al Juez del Juzgado de Instrucción, se eleve informe
del estado hipotecario del bien inmueble con registro a fojas y partida 4067, en mérito al
desistimiento aceptado, habiéndose dispuesto la notificación con dicha solicitud al titular de
Derechos Reales de Quillacollo; viii) En el apartado de “Fundamentación intelectiva”,
concluyó que de la valoración conjunta de las pruebas testificales, literales y periciales de cargo
producidas bajo el principio de la inmediación y concentración, en aplicación de los principios de
la sana crítica, los miembros del Tribunal Mixto de Sentencia, arribaron a la convicción que el
imputado Filiberto Choque Vásquez, mediante diferentes documentos de venta, efectuó dos
ventas a favor del querellante Eliodoro Baltasar Bustos y su esposa, la primera de la extensión
superficial de 300 m2, luego la extensión de 200 m2, contrayendo posteriormente un préstamo
de dineros hasta la suma de $us. 12.000.- con la garantía hipotecaria de la totalidad del bien
inmueble, no obstante de haber transferido dicho inmueble con anterioridad a la suscripción del
préstamo de dineros, culminando su accionar con la venta total del bien a favor de Ángel
Ramírez Copa, que según la declaración de los testigos de cargo, se encontraba en estado de
subasta y remate y el querellante Eliodoro Bustos y familia a punto de sufrir el desalojo del lote
referido, a pesar de contar con una construcción de vivienda sin poder contar con la
documentación necesaria y registro en la oficina de Derechos Reales hasta la fecha; ix)
Continúa afirmando que las pruebas de cargo, testificales y literales, resultan relevantes por su
idoneidad y espontaneidad para el esclarecimiento de la verdad histórica del hecho, por cuanto
revelan que el imputado Filiberto Choque Vásquez, con los actos realizados de manera dolosa y
premeditada buscó un resultado, obtener dineros de manera indebida por la doble venta, para
luego otorgar el mismo lote de terreno en calidad de garantía hipotecaria en desmedro de la
economía y patrimonio del querellante Eliodoro Bustos Baltazar; asimismo, concluyó que los
medios probatorios de descargo, no enervan ni desvirtúan el hecho acusado, ni le exime de
responsabilidad; sin embargo, a través de ellas se tiene conocimiento que Filiberto Choque
Vásquez, es autor de un primer delito sin antecedentes penales o policiales, aspectos que
analiza para la imposición de la sanción penal que corresponda; x) Finalmente, en el acápite de
“Fundamentación jurídica”, previa descripción del tipo penal de Estelionato y la concepción
asumida por Manuel Osorio del mismo, culminó estableciendo que el bien jurídico protegido es
el patrimonio y que Filiberto Choque Vásquez, tenía pleno conocimiento de la doble venta del
mismo lote de terreno y además su otorgación en calidad de garantía hipotecaria y venta
definitiva a favor de Ángel Ramírez Poma, por lo que incurrió en la comisión del ilícito de
Estelionato, habiendo desarrollado su actuación sólo, dentro del contexto establecido en el art.
20 del CP; xi) En cuanto a la Individualización de la pena, encontrándose subsumida la
conducta del imputado al tipo penal acusado, establecido el bien jurídico lesionado, el
considerar que la víctima a momento del juicio, se encontraba ejerciendo libre, pacífica,
continuada y consentida posesión del bien inmueble.
Radicada la causa ante la Sala Penal Tercera del Tribunal Departamental de Justicia de
Cochabamba, resolvió el fondo del recurso de apelación restringida emitiendo el Auto de Vista
40, declarando procedente en parte el recurso planteado, confirmando en lo demás la
Sentencia, fundamentado en los siguientes argumentos: 1) En cuanto a la denuncia de errónea
aplicación de la ley sustantiva, con la cita del art. 370 inc. 1) del CPP, el apelante se limitó a
manifestar enunciativamente que existe inobservancia o errónea aplicación del art. 337 del CP,
en razón a que el hecho acusado es de índole civil, puesto que los hechos no se adecuarían al
ilícito de Estelionato; empero, no argumentó de manera concreta porqué consideró la existencia
de inobservancia o errónea aplicación de la disposición legal citada; es decir, no especificó el
punto de agravio, por cuanto no fundamentó si se trata de una errónea calificación de los
hechos (tipicidad), errónea concreción del marco penal y/o errónea fijación judicial de la pena, a
pesar que por Auto de Vista de 3 de febrero de 2014, se ordenó al apelante fundamentar su
apelación; 2) En cuanto a la denuncia de defecto insalvable por cuanto el Tribunal de Sentencia
no señaló expresamente el tiempo de su condena, mencionando simplemente “4”, sin indicar si
son meses, días o años, dejándolo en duda respecto a cuál sería la pena intermedia,
considerando que se infringió los arts. 359 y 360 concordante con el art. 370 incs. 1), 5), 8) y
10) del CPP, por lo cual, previa transcripción del último considerando de la Sentencia, concluye
que el Tribunal de Sentencia, tomó en cuenta los parámetros para imponer la pena al apelante;
empero, en la parte resolutiva se indicó que se imponía la pena de “4” de reclusión en la cárcel
pública de San Sebastián de la ciudad de Cochabamba, sin especificar si se trata de
como proceso interno del Juez o del Tribunal de Sentencia, sino controlar la expresión que
hicieron dichos jueces en la fundamentación de la resolución, verificando si la misma siguió los
pasos lógicos aceptados como propios de un pensamiento correcto, a cuyo efecto citó la
doctrina legal aplicable, asumida en el Auto Supremo 151 de 2 de febrero de 2007 y 111 de 31
de enero de 2007, 214 de 28 de marzo de 2007, sobre lo cual concluye que cuando la parte
recurrente alega la existencia del defecto de sentencia previsto en el art. 370 inc. 6) del CPP, no
puede pretender que el Tribunal de alzada vuelva a valorar las pruebas documentales y
testificales a las que hace referencia, que fueron valoradas en sentencia, sino que tiene que
atacar la logicidad de la Sentencia impugnada en lo que atañe a la actividad probatoria y su
relación con la vulneración de las reglas de la sana crítica racional, las que están constituidas
por los principios de la lógica (de no contradicción, tercero excluido, razón suficiente y de
identidad), la experiencia común y de la psicología, correspondiendo reflexionar en este punto
que el apelante no demostró de manera alguna las acciones u omisiones que evidencien la
defectuosa valoración probatoria, puesto que contrariamente se advierte que la Sentencia se
encuentra debidamente fundamentada y motivada, siendo la misma expresa, clara y completa,
debiendo tener presente en este punto que el apelante efectuó sus propias apreciaciones y
conclusiones con relación a dicha prueba, sin mencionar qué reglas de la lógica habrían sido
inobservadas por el Tribunal de Sentencia a momento de dictar la Sentencia para que de esa
forma el Tribunal pueda ejercer el control sobre la logicidad de la resolución cuestionada, por
cuanto no explica por qué la declaración prestada por su hijo, así como la prueba documental
consistente en la sentencia civil, documento ficto a favor de la hija de su ex esposa, la prueba
DP P-1 y el documento importante que habría sido acompañado por el querellante y por el
Ministerio Público resultarían determinantes para dictar Sentencia absolutoria a su favor y/o de
qué manera hubiera incidido en el fondo, de tal manera que permita al Tribunal de alzada,
verificar su relevancia probatoria, limitándose el apelante a señalar que el Tribunal de Sentencia
no valoró dicha prueba, sin expresar su incidencia en la verdad material, conforme a los
principios previstos en el art. 180.I de la Constitución Política del Estado (CPE), más aún si se
toma en cuenta que la sentencia civil no fue ofrecida en el memorial de 20 de agosto de 2010,
por lo que mal se puede pedir su valoración; asimismo, no individualiza el documento
importante que habría presentado la acusación y si se valoró la prueba DPP-1, por lo que
concibe que la Sentencia es suficiente para sustentar el fallo y no contiene el defecto de
Sentencia aludido por el apelante.
Conforme a lo antedicho, este Tribunal admitió el recurso de casación interpuesto por el recurrente, en
el que cuestiona: a) Que el Tribunal de alzada no aplicó los precedentes contradictorios invocados
sobre la falta de tipicidad en su accionar, por cuanto nunca vendió ni gravó un bien que no era suyo,
extremo por el que denunció que la Sentencia incurrió en una errónea valoración de la prueba,
limitándose a considerar únicamente la prueba de cargo; y, b) Que el Tribunal de Sentencia no
consideró los arts. 37 y 38 incs. 1).b) y 2 del CP para la imposición de la pena de cuatro años de
privación de libertad, que considera es desproporcional al daño ocasionado, por lo que denuncia una
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indebida aplicación de la norma sustantiva penal, error en el que también cayó el Tribunal de
apelación, que argumentó que la Sentencia tenía total logicidad.
III.1. De los precedentes contradictorios invocados.
Con la finalidad de sustentar la denuncia sobre la actuación del Tribunal de Sentencia con
relación a la falta de tipicidad de su accionar, la que habría convalidado el Tribunal de apelación
se habría pronunciado, el recurrente invocó los precedentes contradictorios contenidos en los
siguientes pronunciamientos:
El Auto Supremo 329 de 29 de agosto de 2006, que resolvió un caso en el que el Auto de Vista
recurrido, confirmó la sentencia que condenó al imputado, por el delito de Tráfico de Sustancias
Controladas; empero, no se dieron los elementos constitutivos para demostrar que su conducta
se hubiera adecuado a la acción de Tráfico Sustancias Controladas, por cuanto del pliego
acusatorio formulado por el Ministerio Público, en lo relativo a la supuesta comisión del delito
referido, se constató que no concurrieron los elementos constitutivos del mismo, sino más bien
del de Transporte de Sustancias Controladas, por cuanto el imputado, fue encontrado
trasladando o transportando la droga en un motorizado de servicio público, sin autorización
legal y a sabiendas que el hecho de conducir o llevar ilícitamente dichas sustancias de un lugar
a otro, ya sea como cargador, consignatario o remitente, o los medios de transporte, sea aéreo,
terrestre lacustre, fluviales o ferroviarios, ni el lugar de destino, en tal sentido subsumió su
conducta en la tipificación contenida en el art. 55 de la Ley del Régimen de la Coca y Sustancias
Controladas (Ley 1008), en ese entendido estableció:
“La calificación del delito en el Código de Procedimiento Penal, se entiende como la apreciación
que cada una de las partes hace de los hechos, de las leyes aplicables y de la resultante
relacionada al acusado, y, cuando no se la califica adecuadamente, se genera una errónea
aplicación de la ley sustantiva, por la errónea calificación de los hechos (tipicidad), porque la
adecuación de la conducta humana a la descripción objetiva del o de los delitos endilgados,
debe ser correcta y exacta.
Por otra parte, conviene recordar que el Auto Supremo Nº 417/03 de 19 de agosto de 2003,
estableció que la ‘tipicidad, es la adecuación de la conducta del sujeto al tipo penal, es decir que
el hecho se adecua al tipo’.
Que la parte final del Art. 413 del Código de Procedimiento Penal, atribuye al Ad-quem, la
facultad de que ‘cuando sea evidente, que para dictar una nueva sentencia, no es necesaria la
realización de un nuevo juicio, resolverá directamente’, se refiere al caso sometido a su
conocimiento, con la jurisdicción y competencia que le asignan los artículos 42, 43, inc. 2, y, 51,
numeral 2), del mismo Código, por lo que corresponde regularizar el procedimiento y
determinar que el Tribunal de Alzada dicte una nueva sentencia conforme a la doctrina legal
aplicable”. (En sentido similar se pronunció el Auto Supremo 315 de 25 de agosto de 2006).
El Auto Supremo 231 de 4 de julio de 2006, a tiempo de establecer que la Sentencia incurrió en
evidente infracción de la norma penal sustantiva respecto a la subsunción del hecho (base
fáctica) al tipo penal de Apropiación Indebida, previsto en el art. 345 del CP, debido a que no se
establecieron los elementos propios del delito referido en la conducta del imputado, por cuanto
de la prueba producida se llegó a establecer que si bien el imputado se hubiera apropiado de
una cosa mueble ajena, en este caso los 7.000 $us.; empero, dichos dineros fueron entregados
a una tercera persona, no se demostró que el imputado hubiera tenido el propósito de
aprovecharse de los mismos debido a que ni siquiera los recibió él mismo; en consecuencia, no
tuvo la intención de apropiarse de esos dineros de los cuales nunca detentó la posesión así
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como no tenía la obligación de devolverlos, demostrándose con ello la “falta de tipicidad”, en tal
sentido determinó:
“La doctrina legal existente establece que es imprescindible que el juzgador realice
adecuadamente el trabajo de subsunción del hecho (base fáctica) con el tipo penal en el que se
subsuma la conducta tachada de delictiva, lo contrario daría lugar al denominado caso de
‘atipicidad’ o conducta no delictiva en el Código Penal, para este efecto y de acuerdo al giro
positivo sufrido por el Código Penal a partir del año 1997 es necesario establecer la conducta
final del imputado siendo para este efecto preciso determinar: 1.- La creación de un riesgo
jurídico-penalmente relevante o no permitido. 2.- La realización del riesgo imputable en el
resultado y 3.- La concurrencia de todos los elementos objetivos y subjetivos en la conducta del
agente con el tipo de injusto imputado. En el primer aspecto deberá constatarse si la conducta
del agente genera ‘riesgo ilegal o no permitido’. Para ello habrán de valorarse en primer lugar
las normas administrativas de control de la actividad en que se desenvuelve el imputado,
respecto al segundo aspecto esa conducta generadora de riesgo ilegal debe dar lugar a la
vulneración de un bien jurídico, consecuentemente a la subsunción del hecho a un determinado
tipo penal, de lo contrario y ante su inexistencia dará lugar a la ‘falta de tipicidad’ en la
conducta del agente y finalmente en el tercer aspecto es imprescindible la concurrencia de
todos los elementos del tipo de injusto, objetivos y subjetivos, detallados en el tipo penal en el
cual se pretende subsumir la conducta del imputado, su no concurrencia da a lugar a la ‘falta de
tipicidad’…”.
El Auto Supremo 038/2013-RRC de 18 de febrero, que estableció que el Tribunal de Sentencia
no observó las normas referidas a la fijación de la pena, contenidas en los arts. 37, 38 y 40 del
CP, no se hizo referencia a la personalidad del recurrente porque no se describieron sus rasgos
psicológicos, actitudes y comportamiento a lo largo del juicio oral, su conducta precedente o
posterior, no se consideró sus costumbres, tampoco se hizo referencia a su situación económica
ni existe fundamentación respecto a sus condiciones especiales, ni a sus antecedentes y
condiciones personales, olvidando que la cantidad de atenuantes era mayor a las agravantes a
los fines de la ponderación para finalmente imponer la pena, actividad sobre la que el Tribunal
superior no efectuó control de legalidad, por lo que asumió el siguiente razonamiento:
El tipo penal en análisis, se encuentra previsto en el art. 337 del CP, que a la letra dispone que “el que
vendiere o gravare como bienes libres los que fueren litigiosos o estuvieren embargados o gravados y
el que vendiere, gravare o arrendare, como propios, bienes ajenos, será sancionado con privación de
libertad de uno (1) a cinco años (5) años”.
El referido tipo penal, se encuentra en el Título XII dedicado a los “Delitos contra la Propiedad”,
Capítulo IV sobre “Estafa y otras Defraudaciones” del Código Penal, de donde resulta que el bien
jurídico protegido es el de la propiedad; sin embargo, es imperioso resaltar que a diferencia de
otras figuras delictivas previstas en el mismo Título, la tipificación de esta conducta está dirigida a
garantizar el ejercicio del derecho propietario, no pudiendo alcanzar la protección a la sola posesión o
detentación del bien, como ocurren en los delitos de Hurto o Robo.
Ahora bien, en cuanto a la acciones típicas que caracterizan a esta figura delictiva, están previstas
las de vender, gravar y arrendar el bien mueble o inmueble, el mismo que constituye el
objeto del delito, cuya característica es que esté embargado, gravado o que sea ajeno. Al respecto y
con estricta relación al caso en concreto, el tratadista Carlos Creus1, estableció que: “Vende el que con
las formalidades exigidas por ley (…) se obliga a trasferir a otro la propiedad de una cosa por un precio
(…) no es indispensable que se haya efectuado la tradición de la cosa, ya que la venta a que se refiere
el Código Penal es el respectivo contrato, no la adquisición perfecta del derecho real; pero no se puede
decir que ha vendido quien sólo ha prometido la venta, como ocurre en los casos en que el contrato
no se ha perfeccionado por falta de las formalidades legales (…) sin perjuicio de que el hecho pueda
constituir estafa”, por otro lado “Grava el que constituye sobre la cosa un derecho real de garantía
(hipoteca, prenda, anticresis)…”. Dentro de ese marco, se entiende que un bien es ajeno cuando
pertenece en su totalidad a otra persona como aquel que sólo le pertenece en parte2, debiendo
manifestarse en la acción del sujeto activo el conocimiento de dicha condición; es decir, que sepa que
el objeto del delito no le pertenece en su totalidad o en parte y no obstante de ello aparente la
condición de propietario con la finalidad de obtener un beneficio para sí en perjuicio de otro,
denotando el dolo en el accionar, que de acuerdo a Carlos Creus3, el perjuicio se da, en los casos
de venta, cuando se efectúa el pago del precio o al momento de la trasferencia del bien por el sujeto
pasivo, ya que el dominio se adquiere sobre un bien del que no se podrá disponer libremente a causa
de su condición.
Siguiendo al mismo autor, como todo fraude defraudatorio tiene que estar dirigido a inducir en error al
sujeto pasivo sobre la condición del bien respecto del cual contrata, sea a través de un acto de
ocultamiento o a través del silencio: el agente calla para que el sujeto pasivo no conozca la condición
del bien y contrate como si ella no existiera o fuera distinta4.
A modo ilustrativo, vale la pena resaltar el razonamiento asumido en el Auto Supremo 486 de 18 de
octubre de 1995, que estableció que: “…del análisis precedente, se comprueba incontrastablemente,
que la recurrente (…) con argucia, embuste y ardid y en beneficio propio y con serios
perjuicios de los querellantes, transfirió en favor de éstos, con la modalidad de venta con
pacto de rescate el inmueble (…) en fecha 177 de octubre de 1989…con la apariencia
engañosa de ser la legítima propietaria, siendo que ya en fecha 11 de julio de 1989 y bajo la
misma modalidad (…) había vendido el referido inmueble (…) infiriéndose que la procesada sin el
mínimo de escrúpulo y respeto a la majestad de la Ley y derechos de los querellantes, con su actitud
adecúa su conducta en los tipos penales de los arts. 335 y 337 del Código Punitivo…”.
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De acuerdo a los argumentos expuestos y admitidos del recurso de casación, con relación a la
denuncia de falta de tipicidad en la conducta del recurrente respecto al delito de Estelionato, se
advierte que el Tribunal de Sentencia, a efectos de determinar la responsabilidad del imputado
por la conducta atribuida, de manera detallada procedió a describir las pruebas testificales y
documentales de cargo, llegando a declarar como hechos probados los siguientes: 1) El
imputado, conjuntamente con su ex esposa,
Fortunata Jiménez Chumbe, en su calidad de propietarios del bien inmueble, como efecto de la
transferencia expresada en el Testimonio 56/2000 de 17 de abril de 2000, de una extensión
superficial de 600 m2, ubicado en Villa Urkupiña de Quillacollo, debidamente registrado en la
oficina de Derechos Reales bajo la partida y fojas 4067 del Libro Primero de Propiedad de
Quillacollo el 31 de octubre del mismo año, suscribieron un documento privado de compromiso
de venta de 8 de octubre de 2001, por el que se obligaron a la venta de la extensión superficial
de 300 m2, a favor de Eliodoro Bustos Baltazar, acusador particular; y, Victoria Cayo Copa de
Bustos, habiéndose consolidado en forma posterior la venta de sólo 200 m2, a través de minuta
de transferencia de acciones y derechos de 3 de julio de 2003; 2) El imputado, no obstante
haberse entregado en calidad de venta el 50% del inmueble y posteriormente la extensión
superficial de 200 m2 a los esposos Eliodoro Bustos Baltazar y Victoria Cayo Copa, mediante
minuta de préstamo de dinero con garantía hipotecaria de 29 de diciembre de 2005 por la suma
de $us. 12.000.-, adquirió el préstamo de Edgar Isidoro Romero Copa y Elena Rosemary
Choque de Romero, sobre las acciones y derechos de la totalidad del inmueble señalado; es
decir, la extensión superficial de 600,24 m2, inscrito en la oficina de Derechos Reales el 7 de
febrero de 2006, constando una nota marginal de 27 de mayo de 2008, de anotación preventiva
ordenada por la Jueza “Coca Revollo”, a través del Auto de 23 de abril de 2008, sobre las
acciones y derechos de Filiberto Choque Vásquez, por el cobro de la suma de $us. 5000.-,
dentro de la demanda ejecutiva seguida por Maritza Huanca; 3) En forma posterior al préstamo
de dinero con garantía hipotecaria, mediante minuta de 23 de febrero de 2006 con
reconocimiento de firmas de 24 del mismo mes y año, el imputado Felipe Choque Vásquez y
Fortunata Jiménez de Choque, en calidad de propietarios del lote de terreno descrito
anteriormente, otorgaron en calidad de venta real y definitiva la totalidad de la extensión
superficial señalada a favor de Ángel Ramírez Poma.
Las referidas conclusiones, fueron sustentadas por el Tribunal de Sentencia en base a los
elementos probatorios testificales y documentales de cargo, descritas de manera clara y
detallada en el Considerando IV de la Sentencia, refiriendo que la prueba testifical y documental
de descargo, no desvirtuaban la perpetración del hecho delictivo, razón por la cual, en el
apartado dedicado a la fundamentación intelectiva, se culminó afirmando que arribaron a la
convicción que el imputado Filiberto Choque Vásquez, mediante diferentes documentos de
venta, efectuó dos ventas a favor del querellante Eliodoro Baltazar Bustos y su esposa, la
primera de la extensión superficial de 300 m2, luego la extensión de 200 m2; empero,
posteriormente a tiempo de contraer un préstamo de dineros hasta la suma de $us. 12.000.-
garantizó el mismo con la hipoteca de la totalidad del bien inmueble; es decir, de los 600 m2,
no obstante de haber transferido parcialmente dicho inmueble con anterioridad, culminando su
accionar con la venta total del mismo bien a favor de Ángel Ramírez Copa, que según la
declaración de los testigos de cargo, se encontraba en estado de subasta y remate y el
querellante Eliodoro Bustos y familia a punto de sufrir el desalojo del lote referido, a pesar de
contar con una construcción de vivienda.
efectuó sus propias apreciaciones y conclusiones con relación a los razonamientos asumidos en
Sentencia sin efectuar mayores explicaciones; en consecuencia, consideró que los fundamentos
del Tribunal de mérito, eran suficientes para sustentar el fallo y que no contenía los defectos de
Sentencia aludidos por el apelante, razonamientos que al estar plenamente sustentados en los
antecedentes del proceso, implica la declaración de infundado del recurso de casación
formulado por el recurrente.
Por último, el Auto Supremo 214 de 28 de marzo de 2007 invocado por el recurrente, no fue
considerado para la resolución de fondo, debido a que no contiene supuestos de hechos
análogos con el caso concreto, resultando su inaplicabilidad.
POR TANTO
La Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia, con la facultad conferida por el art. 42.I.1 de la LOJ y
lo previsto por el art. 419 del CPP, declara INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por
Filiberto Choque Vásquez.
1
CREUS, Carlos. “Derecho Penal: Parte Especial” Tomo 1. 7ª edición. Buenos Aires. Editorial Astrea. 2008. p. 543.
2
VALDA Daza, Juan José. “Código Penal Boliviano Comentado”. Tomos I-II. 3ª edición. La Paz. El Original-San José. 2014. 1566 pp.
3
CREUS, Carlos. ob. cit.
4
Ob. cit. p. 545.