Autocontrol
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Las técnicas de Autocontrol se derivan, en nuestro marco teórico, de los intentos de combinar
el enfoque del análisis experimental de la conducta con los resultados generados por la
investigación en el ámbito de la psicología social y clínica. Estos resultados ponían de
manifiesto el efecto positivo que podía tener para el cambio de la conducta de un sujeto el que
pudiera atribuirse a sí mismo, al menos, una parte de los resultados de su conducta, se
percibiese con algún control sobre el contexto en el que interactuaba y gozara de ciertas
autonomías a la hora de tomar decisiones.
En suma desde la perspectiva del autocontrol el sujeto puede actuar, por un lado, como
generador de conductas permiten al sujeto emanciparse del terapeuta relegando el papel de
este al consultor, en todo caso se habrá de recordar que el termino autocontrol identifica aquí
la aplicación de los aprendizajes ya mencionados a conductas concretas y en situaciones
específicas que apliquen el control de respuestas conflictivas, por lo que el autocontrol se
considera como un caso particular del control de conducta. Por otra parte solo se puede hablar
de autocontrol cuando la conducta tiene lugar sin ningún tipo de instigación exterior, física o
social.
Distintos autores han demostrado posturas teóricas convergentes con la de Skinner a la hora de
dar cuenta del autocontrol. Así, Cautela habla de una modificación de conducta autoimpuesta,
consistente en el aumento o disminución de la frecuencia de una respuesta; Goldiamond
sostiene que el autocontrol no es más que la manipulación efectuada por el propio sujeto de las
condiciones que él sabe controlar una determinada respuesta, en la actualidad, como ya hemos
comentado, se dispone de datos que prueban que el progreso terapéutico se acelera
positivamente si el cliente atribuye al menos parte de los resultados obtenidos a su propia
actividad o, así mismo, si se percibe con cierto poder de control y decisión sobre su entorno;
así, el obeso que comiendo equilibrada y haciendo ejercicio consigue una disminución del
peso o el estudiante que consigue aprobar un examen como consecuencia de una distribución
racional de las horas de estudio. Si seguimos un orden cronológico, en la exposición de las
aportaciones que han contribuido a la génesis y desarrollo de las bases teóricas y del apoyo
empírico y experimental a la perspectiva del autocontrol, al trabajo de Skinner.
Rotter, desarrollo un modelo que pretende dar cuenta de las relaciones entre nuestra conducta
y las expectativas que asignamos a los posibles resultados de una conducta y las expectativas
que asignamos a los posibles resultados de una conducta específica. Para este autor la
conducta no es una función de la probabilidad objetiva de refuerzos externo contingente, sino
de las expectativas que el propio sujeto tiene sobre la probabilidad de un resultado.
Frederick, da a conocer su modelo sobre autocontrol. En el que consiste que el autocontrol que
tiene como obstáculo principal el enfrentamiento con las consecuencias que son contingentes
a la conducta del sujeto y que contribuyen a su mantenimiento. Por gentes a la conducta del
sujeto y que contribuyen a su mantenimiento. Por tanto, se entiende el autocontrol como el
conjunto de estrategias aprendidas que le permiten al sujeto modificar la probabilidad de
ocurrencias externas existentes.
Por lo último hemos de señalar que la inclusión progresiva de las técnicas de autocontrol en el
campo de la terapia de conducta obedece a la confluencia temporal de un conjunto de intereses
entre los que cabe destacar:
● La consideración desde el ámbito de la modificación de conducta del control externo y
del autocontrol como los dos polos de un continuum donde la responsabilidad de
planificar los antecedentes, y programar los consecuentes, desplaza su centro de
gravedad desde el terapeuta u otros agentes externos hasta el propio sujeto. Esta
posición surge como una consecuencia del interés de los modificadores de la conducta
por generalizar la aplicación de los principios operantes del control externo al
autocontrol.
● El reconocimiento de la importancia de que el sujeto juegue un papel activo dentro de
la terapia y, en consecuencia, un intenso afán porque se cumplan los prerrequisitos que
fundamentan el nuevo concepto de Educación para la salud (aprendizaje de
competencia de auto vigilancia y autocuidado)
● La superación de los prejuicios mentalistas por parte de la psicología cognitiva y el
consiguiente impulso otorgado por esta disciplina al estudio de los eventos privados, a
través de la debida formulación de contratación de hipótesis susceptibles de felación.
● El interés por el incremento de la autodisciplina como consecuencia del elevado
número de consulta relacionado con problemas de alimentación.
● El reconocimiento de la necesidad de llevar a cabo la modificación de la conducta en el
contexto natural donde esta tiene lugar, habida cuenta de que numerosos problemas de
conducta tienen su origen y/o están mantenidos por circunstancias de la vida cotidiana.
LÍNEA DE TIEMPO DE DESARROLLO TEÓRICO DE CONCEPTO
Rotter (1954). La conducta no es una función de la probabilidad objetiva del refuerzo externo
contingente sino de lo expectativo del sujeto. Expectativas de resultado: la conducta es función
del valor subjetivo que el sujeto le concede al resultado de su conducta (refuerzo externo).
Bandura (1977). Añade una variable más en la explicación del mecanismo autocontrol:
Expectativa de autoeficiencia: interpretación subjetiva de la propia capacidad de respuesta.
PROCEDIMIENTO
Un experto debe asesorar y dirigir a otro sujeto para que éste adquiera nuevas competencias
que le permitan, finalmente, reducir la intervención del terapeuta. El procedimiento estándar
permite asimilar el asesoramiento del experto a la fase educativa o de información de todo
programa de modificación de conducta; la fase de entrenamiento (ensayo de conducta,
modelado, role- playing, etc.) quedando la autoaplicación de las técnicas de control para la
tercera fase o de aplicación del entrenamiento en situaciones ajenas al ámbito clínico. La
prolongación, acortamiento, la propia inclusión de las fases educativa y de entrenamiento,
previas a la aplicación propiamente dicha de las técnicas de autocontrol, quedan siempre al
criterio del terapeuta (aun cuando generalmente sea recomendables su inclusión).
La información sobre los principios básicos del aprendizaje suele facilitarse a través de alguna
modalidad de curso abreviado que garantice el conocimiento de estos principios, a fin de que
el sujeto pueda recurrir a ellos cuando se vea precisado.
Fase de Entrenamiento
Es importante entrenar al paciente en las habilidades básicas sin cuyo dominio no es posible el
autocontrol. Esto se realiza para que el sujeto disminuya el problema que tiene o por lo cual
solicitó ayuda.
Es importante que el terapeuta hable con el paciente y elaboren un contrato terapéutico donde
se especifiquen los objetivos y procedimientos de la terapia. Esto es recomendable como
medida preventiva de los incumplimientos del programa, lo que lo llevará al fracaso.
Avia (1990) indica la siguiente clasificación:
● Técnicas para facilitar el cambio de conducta: aumenta la motivación del sujeto para
proseguir y colaborar en la terapia.
● Técnicas de planificación ambiental: revisan y replantean los antecedentes de la
conducta a modificar y
● Técnicas de programación conductual: reestructuran las consecuencias de la conducta
después de que se ha ejecutado.
Entre todas las tareas es importante la propia autoobservación y el autorregistro. Esto conlleva
a un mejoramiento de la conducta problema. El entrenamiento debe conllevar la
discriminación de aquellos casos en los que conviene actuar sobre los antecedentes físicos y
sociales con el fin de:
● Eliminarlos / disminuirlos cuando desencadenan una respuesta cuya frecuencia
deseamos decrecer o anular (consumir menos cigarrillos).
● Programar su presencia / incrementar su número cuando queremos poner bajo su
control un comportamiento poco habitual que deseamos incrementar (hacer ejercicio).
● Sustituirlos por otros más adaptativos, tal es el caso cuando logramos cambiar el
control inadecuado de un conjunto estimular por otro más adaptativo (así por ejemplo,
un sujeto delincuente del que se logra que no sólo emita conductas de colaboración
social ante su pandilla).
Cuando los problemas de conductas que presenta el sujeto radican en un control estimular
inapropiado se presentan distintas formas de llevar a cabo su control.
CONTRATOS DE CONTINGENCIA
Son acuerdos entre el px y otras personas, se detllan tanto las conductas que se van a modificar
como las condiciones y consecuencias de su cumplimiento. Para que el contrato de
contingencias pueda ser eficaz debe cumplir las siguientes condiciones:
● Que reforzadores y con qué frecuencia se administraran
● Las conductas deben estar formuladas en base a verbos y cantidades.
● Anunciar los acuerdos en términos positivos
● Identificar los beneficios que conlleva su cumplimiento
● Señalar las sanciones si no se cumple con lo acordado
● Fijar la duración de su vigencia
● Llevar un registro de reforzamiento intercambiado
ENTRENAMIENTO EN EL EMPLEO DE RESPUESTAS ALTERNATIVAS
Tiene como objetivo instalar o incrementar la ejecución de conductas competitivas o
incompatibles con la conducta problema cuya frecuencia se desea disminuir o anular.
RELAJACIÓN: relajación condicionada a palabras como calma, control, relax, o la
desensibilización sistemática, autoaplicada.
VARIANTES
La estrategia de administración efectiva del tiempo se inicia con una fase de autoobservación-
autorregistro en la que el sujeto examina su forma habitual de distribuir el tiempo. Durante
siete días, se anota cada una de las actividades realizadas y el tiempo empleado en las mismas.
Una forma de agrupar dichas actividades puede ser: trabajo productivo, actividad social,
trabajo de rutina, tareas de poca urgencia, reuniones y llamadas telefónicas. Estas categorías se
modifican en función de los intereses del cliente.
Una vez finalizado el registro, se contabiliza la cantidad de tiempo invertido en cada una de
las categorías, el objetivo es reconocer y examinar las actividades en las que el cliente invierte
su tiempo y poder determinar posteriormente si desea invertir más o menos del que viene
empleando. El simple hecho de observarse puede modificar de forma positiva muchas
creencias del sujeto respecto a cómo utiliza o cómo él consideraba que malutilizaba su tiempo.
Posteriormente, en una segunda fase, se establecen prioridades a corto, medio y largo plazo y
se planifica el horario diario y semanal, diferenciándose claramente entre horas de trabajo y
horas de descanso. Las prioridades u objetivos se desglosan en distintos pasos para facilitar su
realización. Un objetivo a corto plazo puede ser sacar tiempo para actividades de ocio, para
descansar, lo que requiere una mejor organización y probable limitación de otras actividades
productivas que absorben el tiempo; a medio plazo puede ser, por ejemplo, para un jefe de
oficina de una pequeña empresa poner al día el trabajo acumulado para el que nunca le queda
tiempo porque, en su opinión, dedica demasiadas horas a los clientes (suele salir con ellos a
tomar café, a comer etc.). En este último caso, el desglose en una serie de pasos con su
correspondiente calendario facilitará su relación.
Existen una serie de reglas que el cliente debe aprender y poner en práctica con el fin de ganar
tiempo, entre éstas, algunas de las más importantes serían: realizar una lista diaria de
actividades, incluyendo en el horario tiempo para acontecimientos imprevistos; aprender a
decir no, librándose de compromisos que le puedan llevar a malgastar el tiempo en aspectos no
prioritarios para el cliente; delegar en otros ciertos trabajos pareja, hijos, secretaria, etc.;
considerar la posibilidad de levantarse media hora o una hora antes de lo acostumbrado y
convencerse que la televisión constituye una forma absurda de perder mucho tiempo!.
En un trabajo de Buceta de 1988 hallamos una aplicación de esta técnica en un caso de estrés.
El paciente era un hombre de cuarentaiún años de edad, casado y con dos hijos; trabajaba
como agente de ventas por cuenta propia por lo que viajaba continuamente por asuntos
laborales. Cuando acude a consulta presentaba una continua preocupación, conductas de
evitación, sentimientos de inutilidad, etc. Tuvo que cumplimentar dos tipos de autorregistros.
En el primero tenía que anotar sus actividades diarias en general así como levantarse, visitar
clientes, comer, etc., y en el segundo recogía aspectos relacionados con los viajes de trabajo
lugar de destino, duración del viaje, número de clientes visitados, pensamientos en relación al
viaje, etc. En el análisis funcional de todos los datos recogidos se observó una importante
disminución de la actividad del paciente, en comparación con el nivel de actividad en fechas
anteriores, duración de los viajes, distancia recorrida, número de clientes visitados, trabajos
domésticos, salidas con su mujer. Se encuentra muy nervioso y tenso del estómago, nuca y
cuello. Piensa de forma negativa e irracional sobre el futuro. Una de las secuencias
observadas, por ejemplo, fue la pérdida de ingresos que se estableció.
El principal objetivo terapéutico fue planificar su tiempo diario y semanal diferenciando entre
horas de trabajo y horas de descanso. Así, en un principio se limitó el tiempo de trabajo a 5-7
horas diarias y el resto del tiempo debía dedicarlo a otras tareas. Se planificó también su
tiempo libre y de ocio así como las salidas con su mujer y sus amigos. De forma progresiva se
fue planificando e instaurando en el estilo de vida del paciente una forma de trabajo más
racional. Todo ello se complementó con un intenso trabajo sobre las cogniciones y
distorsiones del paciente.
APLICACIONES
Problemas de alimentación:
López, Rodríguez-Naranjo, Gavino y Godoy (1994) presentan un caso de rigidez en la
alimentación de una mujer de veinticinco años, abogada y estudiante del tercer ciclo
universitario. La paciente presentaba también otros problemas como miedo a hablar ante un
grupo de gente tanto si es conocida por ella como si se trata de personas desconocidas; tenía
dificultad para relacionarse con sus compañeros, estudiantes de tercer ciclo, y dudas sobre la
validez de sus hábitos de estudio. En las sesiones de evaluación se le hicieron las entrevistas
pertinentes y se le pidió que cumplimentara unos autorregistros en los que debía anotar todo lo
que comía diariamente. También se le pidió que anotara su peso diario. Los datos obtenidos
confirmaron el problema de rigidez en la alimentación. La paciente tuvo que cumplimentar
otros autorregistros sobre situaciones de relación con los demás en el contexto académico.
Como hipótesis explicativa, a partir de los datos obtenidos, se planteó que la conducta
problema, rigidez en la alimentación tenía entre otros antecedentes: no gustarle su físico, la
dieta puesta por el médico y la estabilización del peso; como consecuentes se deban, por una
parte, un reforzamiento positivo al considerar su familia el problema como una enfermedad y
por otra, un refuerzo negativo al disminuir su estado de ansiedad debido a no producirse un
aumento del peso. Se formularon dos objetivos terapéuticos:
● Que la paciente comiera de todo sin experimentar ansiedad aunque se produjeran
variaciones en el peso.
● Que desaparecieran las respuestas de ansiedad en las relaciones sociales.
A partir del análisis realizado y de las característica tanto personales como situacionales de la
paciente los terapeutas optaron por aplicar las siguientes técnicas de autocontrol:
● Estrategias que facilitan el cambio de conducta:
✓ Autoobservación. A través de los autorregistros la paciente observaba el tipo de
alimentos que tomaba, la cantidad de calorías y lo que pesaba diariamente.
✓ Autoevaluación. Para introducir nuevos alimentos en su dieta se fijaban unos criterios
cuya superación indicaba que se podían hacer el cambio.
● Control de estímulos. Para controlar los antecedentes de la rigidez en la alimentación la
propia paciente era quien le decía a su madre la comida que debían ponerse.
● Programación conductual y de las consecuencias. Aunque en un principio era el
terapeuta el encargado de introducir cambios en el tipo de alimentos poco apoco fue la
paciente quien fue introduciendo dichos cambios. A ello se unió un gran refuerzo
social (terapeuta, novio, familia…) supervisado desde la consulta. El resultado al que
llegaron mostró el éxito de la intervención (doce sesiones), que se mantuvo al cabo de
dos años de seguimiento, confirmado así, una vez más, que este tipo de estrategias es
adecuado para abordar trastornos alimenticios.
Problemas de tabaco
Por parte, Froja y Santacreu también abordaron el tratamiento del hábito de fumar a través de
un programa centrado en el entrenamiento en estrategias de autocontrol. El programa constaba
en 11 sesiones en grupo:
● 2 de evaluación: ficha y auto registros para control de ejercicio y de cigarrillos.
● 7 de tratamiento: realización de manual para ejercicio, las tareas asignadas y llenado de
auto registros.
● 2 de seguimiento: planificación ambiental, contrato de contingencia, control de
estímulo y auto refuerzo positivo a través de verbalizaciones.
Problemas de Salud:
Problemas a tratar:
● Tasa cardiaca
● Control de dieta
● Conductas de fumar
● Relaciones sexuales imprudentes
Cosas que debemos hacer para que el tratamiento funcione y el paciente se sienta
motivado:
● Presentar indicaciones simples
● El tratamiento no hacerlo mucho tiempo
● Las indicaciones deben adaptarse a la rutina del paciente
● El tratamiento deber ser supervisado
● El paciente cuenta con apoyo social