Articulo Cientifico de Los Delitos y Las Penas

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Autor: Evelyn Carolina Itzep Zárate

Carné 199931779

TRATADO DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS


DE CESARE BECARIA

Resumen
El tratado de los delitos y las penas es un ensayo jurídico escrito en el año 1764,
por el filósofo y jurista italiano Cesare Beccaria, quien fue uno de los más
importantes inspiradores de las reformas del derecho penal europeo, ya que este
derecho se caracterizaba por ser extremadamente cruel, en el mismo se aprecian
las ideologías, escenarios y problemas de la época, definiéndolas como restos de
leyes de un antiguo pueblo conquistador, con recopilaciones de un príncipe que
doce siglos antes reinaba Constantinopla, refiriéndose a Justiniano.

Introducción
Cesare Beccaria, con el ensayo de los delitos y las penas, se propuso exponer las
carencias de legislación. Consideraba necesario que determinar los delitos y las
penas se hiciera a través de un código bien claro y definido de leyes, no debía
dejarse nada al arbitrio del juez, pues como hombre el juez podría dejarse llevar
por instintos, por lo que era preciso terminar el abuso de las interpretaciones.
Todos los hombres tenían la obligación de conocer los límites de su
responsabilidad, por lo que a partir de la divulgación de los códigos no podría
nadie aducir ignorancia. Indicaba que no es justo el derecho de castigar, de tratar
con crueldad a los acusados mientras no se compruebe su culpabilidad, por lo
cual correspondía prohibirse el sometimiento de los acusados a tortura antes del
proceso, la prisión debía considerarse vergonzosa. Los juicios debían ser públicos
para no dar lugar a las injusticias y era necesario eliminar el deplorable sistema de
acusaciones secretas. Condenaba el uso de la tortura, considerándola inútil para
esclarecer la verdad. Las penas no debían ser despiadadas, para que logre su fin.
También condeno la pena de muerte, por ser contraria al espíritu del contrato
social y porque desde el punto de vista de la intimidación, asusta más la idea de
una pena prolongada que la de una pena intensa e instantánea como la pena de
muerte; estimo que la esclavitud perpetua es capaz de apartar las mentes de
concebir la idea de un delito. La pena debía tener un doble fin, primeramente que
los imputados salgan pronto del estado de incertidumbre sobre su suerte y
segundo aclarar en las mentes de los individuos la relación causal entre culpa y
castigo. Las penas deben ser proporcionales a los delitos, pero lo mejor es tratar
de prevenir los delitos, de modo que las leyes deben ser claras y deben ser
respetadas por el pueblo.
Origen de las Penas
Los hombres, cansados de vivir en un continuo estado de guerra, crearon las
leyes, buscando mejorar la convivencia, sacrificando una parte de su libertad, para
gozar de una restante tranquilidad, donde el soberano pasa a ser el administrador.
Sin embargo para que la convivencia mejorara, era necesario que todos
cumplieran las leyes que estaban establecidas, por ese motivo se establecieron
penas contra los infractores de las leyes, con el objeto de evitar usurpaciones de
los bienes.
Derecho de Castigar
1
El fundamento del derecho del soberano refiriéndose al gobierno a penar los
delitos, lo encontramos en que: “Todo acto de autoridad de hombre a hombre que
no se derive de la absoluta necesidad es tiránico”1. Se refiere entonces a que la
pena sólo debe existir, si se deriva de la absoluta necesidad. Las penas son más
justas, mientras sea más sagrada e inviolable la seguridad y sea mayor la libertad
que el soberano conserve a sus súbditos. La necesidad, obligó a los hombres a
ceder una pequeña parte de su libertad y la suma de esas pequeñas partes de
libertad son las que forman el derecho de castigar, todo lo demás es hecho y no
derecho, es abuso y no justicia.
Consecuencias
La primera consecuencia es que las penas de los delitos sólo pueden ser decretas
por las leyes y esta autoridad únicamente le corresponde al legislador. La segunda
consecuencia establece que el soberano puede crear leyes generales que sean de
carácter obligatorio para todos los habitantes, esto significa que el interés de todos
se basa en la observación de los pactos, pero cuando alguna persona viole alguna
de esas leyes, el soberano no puede juzgarlo, si no que le correspondería esa
obligación a un magistrado cuyas sentencias sean inapelables. Ante la ley no debe
existir diferencia alguna, debido a que está pactado un contrato social entre
humanos. La tercera consecuencia es que cuando se probase que la atrocidad de
las penas, son orientadas con el fin de impedir los delitos, sería contrario a la
justicia y a la naturaleza del contrato social.
Interpretación de las leyes
Considerada la cuarta consecuencia, ya que los jueces criminales no pueden
interpretar las leyes penales, porque no son legisladores. Los jueces han recibido
las leyes como una legitima voluntad de la sociedad, no como una tradición o un
testamento. En todo delito el juez debe hacer un silogismo perfecto, lo cual
significa que la premisa mayor, ósea “La ley general”, la menor “La Acción,
conforme o no a la ley”, la consecuencia será entonces “La Libertad o la Pena.
Oscuridad de las leyes
Es un mal que las leyes estén escritas en una lengua extraña para el pueblo, ya
que solo unos pocos pueden entenderla por lo que debería ser lo contrario, pues
cuanto más grande sea el número de las personas que entiendan y tengan a su
alcance las leyes, menor será la cantidad de delitos cometidos.
Proporción entre los delitos y las penas
El logro no es solo que no se cometan delitos, sino que cada vez sean menos
frecuentes, pues no todos los delitos dañan de igual manera a la sociedad,
entonces cuanto mayor sea el delito, mayor deberá ser la pena correspondiente.
Es imposible prevenir todo delito ya que crecen en razón de la sociedad, por eso
existe la necesidad de agravar las penas. Existe una escala de infracciones, en
primer grado existen aquellos que destruyen inmediatamente a la sociedad y el
último grado existen aquellos que consisten en la más pequeña injusticia cometida
contra los miembros de la sociedad, por ese motivo debe existir una escala de
penas, ya que no todos los delitos dañan de igual forma a la sociedad,
consecuentemente deben ser proporcionales, a mayor delito mayor debe ser la
pena que le corresponda.

1
Montesquieu

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Errores en la graduación de las penas
La verdadera medida de los delitos es el daño hecho a la nación. Se han tenido
conceptos errados sobre la graduación de los delitos, algunos creen que se miden
por la intención de quien comete el delito, circunstancia que varía en todos los
hombres y que sería subjetivo, otros consideran que se mide por la dignidad de la
persona ofendida respecto del bien público y otros por la gravedad del pecado
cometido.
División de los delitos
El daño hecho a la sociedad es la verdadera medida de los delitos, cuanto más
grande sea el daño hecho a la nación, mayor será el delito y por lo tanto la pena.
Concurren diferentes clases de delitos y el modo de castigarlos, primero existen
delitos que destruyen inmediatamente la sociedad y tendrán una pena mayor;
segundo existen delitos que ofenden la seguridad privada de algún ciudadano, sin
embargo cualquier delito aunque privado, ofende a la sociedad y tercero existen
los delitos que son acciones contrarias a la seguridad de cada particular.
Del honor
Existe una diferencia entre las leyes civiles y las de honor. El honor es una idea
compleja que corresponde a un agregado de ideas simples. El honor es una
condición que incluyen en la existencia propia, nacido después de la formación de
la sociedad. El honor es uno de los principios fundamentales de aquellas
monarquías que son un despotismo disminuido. 
De los duelos
Los duelos privados, tuvieron su origen en la anarquía de las leyes. El duelo era
un espectáculo ordinario, donde el hombre de honor era expuesto a una vida
solitaria. El mejor método de precaver este delito es castigar al que ha dado
ocasión al duelo, declarando inocente al que sin culpa se haya defendido.
De la tranquilidad pública
Entre los delitos de la tercera especie se encuentran aquellos que turban la
tranquilidad pública de los ciudadanos. Inconformidades de la sociedad, para que
el soberano las escuche. La función de la policía es prevenir la fermentación de
las pasiones populares, pero si el magistrado obrare con leyes arbitrarias se abre
la puerta a la tiranía.
Fin de las penas
El fin de las penas no es atormentar y afligir a un ser sensible, ni deshacer un
delito ya cometido, El fin no es otro que impedir al reo causar nuevos daños y
apartar a los demás de la comisión de otro delitos iguales.
De los testigos
Cualquier hombre racional puede ser testigo. La graduación de su credibilidad
está en el interés que tenga de decir o no la verdad y su testimonio es el resultado
de las impresiones hechas sobre sus sentidos, sobre las acciones cuanto mayor
número de circunstancias se traen a prueba, mayores medios se suministra al reo
para justificarse.
Indicios y formas de juicios
Para calcular la certidumbre de un hecho, son necesarios los indicios de un delito.
Cuando las pruebas son independientes la una de la otra y cuantos mayores
pruebas se traen, tanto más crece la probabilidad del hecho, porque la falacia de
una prueba no influye sobre la otra. Las pruebas pueden distinguirse en perfectas
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e imperfectas, de las primeras basta una sola para la condenación y las segundas
necesitan varias para formar una perfecta.
Acusaciones secretas
Las acusaciones secretas son desordenes admitidos como necesarios por la
flaqueza de la constitución. Semejante costumbre hace a los hombres falsos,
entonces los hombres se acostumbran a enmascarar sus propios dictámenes con
el hábito de esconderlo a otros, sin principios claros que los guíen, pensaran
siempre en estar amenazados, cómo se justifican entonces las acusaciones y
penas secretas, cuando las acciones útiles llamados delitos, se castigan de
manera pública, por lo que los juicios nunca serán secretos.
De la tortura
Es una crueldad el uso en la mayor parte de las naciones de la tortura del reo,
mientras se forma el proceso, para obligarlo a confesar un delito, por las
contradicciones en que incurre, por el descubrimiento de los cómplices o por
cualquier razón. Acaso el fin de las penas, es el terror de los hombres. El resultado
de la tortura es un asunto de temperamento y calculo, que varía en cada hombre
según su robustez y su sensibilidad, ya que si el reo resiste al dolor es absuelto y
si el débil cede a la tortura es condenado.
Del fisco
Hubo un tiempo en que casi todas las penas eran pecuniarias. Los delitos eran
considerados patrimonio del príncipe. Los atentados contra la seguridad pública
eran un objeto de lucro. El objeto de las penas era un negocio civil, un litigio entre
el fisco y el reo, donde el juez más que un protector de las leyes, era un abogado
del fisco y no un indagador de la verdad y cuando el reo se declaraba culpable,
automáticamente se declaraba deudor del fisco.
De los juramentos
De una contradicción entre las leyes y los sentimientos naturales del hombre
nacen los juramentos, por medio de los cuales se pide al reo, que diga
sencillamente la verdad cuando tiene mayor interés en encubrirla.
Prontitud de la pena
Más justa y útil será la pena, cuanto es menor la distancia del tiempo que pasa
entre la pena y el delito. En relación al reo sería más justa porque le evitaría el
inútil y fiero tormento de la incertidumbre. El proceso debe acabarse en el más
breve tiempo posible, la cárcel es solo la simple custodia del ciudadano, necesaria
para impedir la fuga o para que no se oculten las pruebas de los delitos, debe
durar el menor tiempo posible.
Violencias
Existen dos tipos de atentados, unos considerados delitos contra la persona y
otros delitos contra los bienes. Los atentados contra las personas deben ser
penados con castigos corporales, las riquezas bajo la tutela de las leyes son el
premio de la industria que se vuelve alimento de la tiranía.
Penas de los nobles
Las penas con que se debe castigar a los nobles, deben ser las mismas para el
primero que para el último ciudadano. Toda distinción en las riquezas, para que se
tenga por legítima, supone una anterior igualdad fundada sobre las leyes. La pena
dada al noble y al plebeyo no es realmente la misma por la diversidad de la
educación y por la infamia que se extiende a una familia ilustre, sin embargo la
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sensibilidad del reo no es medida de las penas sino el daño público, por lo que la
igualdad de las penas no puede ser diversa en cada individuo.
Hurtos
Los hurtos que no tienen violencia deberían ser castigados con pena pecuniaria.
Pero cuando el hurto sea violento, la pena debe ser una mezcla corporal y servil.
Infamia
Las injurias personales y contrarias al honor, deben ser castigadas con la infamia.
Es un signo de la desaprobación pública, que priva al reo de la confianza de la
patria y de los votos públicos.
Ociosos
El que turba la tranquilidad pública, el que no obedece las leyes, debe ser excluido
de la sociedad, desterrado de ella. Cuando un ciudadano hubiere sido acusado de
ocio, debiera decretarse contra él la pena del destierro pero siempre reservándole
el sagrado derecho de probar su inocencia.
Destierros y confiscaciones
El destierro y exclusión para siempre de la sociedad de la que se es miembro es
considerada una pena, pero la confiscación o la perdida de los bienes, en
proporción a los delitos en que se incurra es pena mayor. Sin embargo aun
cuando las penas producen un bien, no por eso son justas, ya que las
confiscaciones hacen sufrir al inocente.
Del espíritu de familia
Las injusticias fueron aprobadas por los aún más iluminados y ejercitadas en las
repúblicas más libres, por haber considerado a la sociedad no como unión de
hombres, sino como unión de familias. En la unión de familias, habrá una
república, en la unión de hombres, la familia no es una subordinación de mando
sino de contrato.
Dulzura de las penas
La crueldad de las penas no es el freno a los delitos. La incertidumbre del castigo,
aunque moderado, hará mayor el temor de otro más terrible, porque los males
aunque pequeños, amedrentan siempre los ánimos de los hombres.
De la pena de muerte
¿La muerte, es verdaderamente útil y justa en un gobierno bien organizado? Por
solo dos motivos puede creerse necesaria la pena de muerte: Primero: Cuando
aún privado de la libertad tenga relaciones y poder que comprometa la seguridad
de la nación, y segunda: Cuando su muerte fuese el verdadero y único freno para
contener a otros y los separe de cometer delitos. Para que una pena sea justa, no
debe tener más que los grados de intensidad que bastan para separar a los
hombres de los delitos, por tanto la intensidad de la pena de esclavitud perpetua,
en sustitución de la pena de muerte, tiene lo que basta para disuadir el delito.
De la prisión
La prisión es una pena que sólo la ley puede determinar. Son pruebas suficientes
para encarcelar a un ciudadano: la fuga, la confesión extrajudicial, las amenazas y
otros. Las penas no solamente deben ser proporcionadas a los delitos entre sí,
sino también en el modo de ejecutarlas.
Procesos y prescripciones
Las leyes deben fijar un tiempo para la defensa y para las pruebas de los delitos y
el juez vendría a ser legislador y determinar el tiempo necesario para probar un
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delito. Se distinguen dos clases de delitos, primero los más atroces, empezando
desde el homicidio que comprende todas las maldades ulteriores, en estos delitos
debe disminuirse el tiempo del examen, por lo que aumenta la probabilidad de la
inocencia del reo y debe de crecer el de la prescripción porque da la sentencia
definitiva en que se declara un hombre inocente o culpable; la segunda es de los
delitos menores, disminuyéndose la probabilidad de inocencia del reo, debe
aumentarse el tiempo del examen y de la prescripción.
Delitos de prueba difícil
Hay algunos delitos que son difíciles de probar y al mismo tiempo son frecuentes
en la sociedad, la dificultad se haya en la probabilidad de la inocencia, por lo que
el tiempo del examen y de la prescripción deben disminuirse. Señala que no es
justa la pena de un delito, cuando la ley no ha procurado con diligencia el mejor
medio posible de evitar el delito.
Suicidio
El suicidio es un delito pero no admite una pena ya que no se puede hacer recaer
la pena sobre un cuerpo frio e insensible.
Contrabandos
El contrabando es un delito que ofende tanto al soberano como a la nación, pero
su pena no debe ser infamante ya que el hecho no produce infamia en la opinión
pública. Es delito nace de la ley misma ya que creciendo la gabela crece la utilidad
y con ella la tentación de hacer contrabando.
De los deudores
La buena fe de los contratos y la seguridad del comercio, hacer al legislador que
asegure a los acreedores las personas de los deudores fallidos, considerando
primero al fallido fraudulento quien debe ser castigado con la misma pena que el
falsificador y segundo el fallido inocente es decir aquel que ha probado ante los
jueces que contratiempos inevitables le han despojado de sus bienes.
Asilos
Se examina si los asilos son justos y si el pacto entre la naciones de entregarse
recíprocamente los reos es o no útil. Dentro de los confines de un país no debe
haber lugar independiente de las leyes, su poder debe seguir a todo ciudadano.
De la talla
Una cuestión importante es saber si es útil poner precio al que entrega la cabeza
de un hombre declarado reo. Si el reo está fuera de los confines de la nación, el
soberano estimula a los ciudadanos a cometer un delito y autoriza a las otras
naciones para que hagan lo mismo con él y si el reo está fuera de los confines,
muestra la flaqueza de la nación.
Atentados, cómplices, impunidad
Aunque las leyes no castigan la intención, ello no quiere decir que cuando un
delito empieza por alguna una acción que manifiesta voluntad de cometerlo no
merezca algún castigo, el hecho pero siempre menor a la comisión de él.
Interrogaciones sugestivas y deposiciones
Las leyes reprueban que en el proceso las interrogaciones sugestivas, es decir
donde se pregunta de la especie y no del género, quiere decir interrogaciones que
sugieren al reo una respuesta inmediata.
De un género particular de delitos

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Existía un género de delitos que cubrió de sangre humana a Europa, por medio de
funestas hogueras. Muy largo sería probar como debe ser necesaria una perfecta
uniformidad de pensamientos en un estado, que distan entre sí por algunas
sutilísimas y oscuras diferencias, apartadas de la capacidad humana.
Falsas ideas de utilidad
Un manantial de errores y de injusticias son las falsas ideas de utilidad que se
forman los legisladores, aquellos que anteponen los inconvenientes particulares al
inconveniente general; sacrifica mil ventajas reales por un inconveniente
imaginario; sacrificando la cosa divide el bien del público del bien de todos los
particulares. 
Cómo se evitan los delitos
Es mejor evitar los delitos que castigarlos. El fin principal de toda buena legislación
es conducir a los hombres a la mayor felicidad o a la menor infelicidad posible.
Para evitar los delitos las leyes tienen que ser claras, simples, los hombres deben
temer a las leyes.
De las ciencias
Si se quiere evitar los delitos, el hombre iluminado es el don más precioso que
puede hacer a la nación y asimismo al soberano, creándolo guardador de la leyes
santas. No es verdad que las ciencias sean dañosas siempre a la humanidad y si
lo fuera es un mal inevitable de los hombres.
Magistrados
Cuanto mayor fuera en número de ejecutores de la ley menos peligroso sería la
usurpación ya que son menos interesados en acrecentar la autoridad propia
cuando es menor la porción que tocaría a cada uno.
Recompensas
Para evitar los delitos tenemos el medio de: “recompensar la virtud”, en las leyes
de las naciones se observa un silencio sobre ello, pero es claro que si el soberano
recompensará las acciones virtuosas se multiplicarán.
Educación
Perfeccionar la educación es el más seguro medio para evitar los delitos, para
lograr separar el mal por la necesidad e inconveniente y no hacerlo por el camino
del mando y de la fuerza por donde se obtiene una disimulada y momentánea
obediencia.
Del perdón
A medida que las penas son más dulces, la clemencia y el perdón es menos
necesario, la clemencia debería ser suprimida de aquellas legislaciones donde las
penas son muy suaves, ya que los perdones y las gracias son necesarias a
proporción de lo absurdo de las leyes y de la atrocidad de las sentencias.
Conclusión
La gravedad de las penas debe ser relativa al estado de la nación, a medida que
los ánimos se suavizan en el estado crece la sensibilidad y al mismo tiempo debe
disminuirse la fuerza de la pena. Para que toda pena no sea violencia contra un
particular debe ser pública, pronta, necesaria, la más pequeña de las posibles,
proporcionada y dictada por las leyes.

FUENTES DE CONSULTA:

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PUBLICACIONES:

Cesare Beccaria. “Tratado de los delitos y las penas” Armar Editores. Guatemala,
2013. 

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