Malamboooooo
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“P A T R I A Y G L O R I A”
PROFESORES – DIRECTORES
El Malambo
Nuestro hombre zapateó por razones muy poderosas: la soledad, el aislamiento y la necesidad de
expresarse. Fue la forma de sobrevivir, canalizando de alguna manera la energía física y espiritual.
Animó así las horas de diversión, de descanso y dio prestigio a los más esforzados y hábiles zapateadores.
Clasificación
El Malambo, es la danza que el hombre sólo hace con los pies, en la menor superficie posible, una serie
de ciclos de movimientos llamados mudanzas. Es entonces una danza individual, la principal y más
difundida en Argentina.
Para que un zapateo pueda ser considerado como tal, es necesario que produzca mudanzas en serie.
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Cada mudanza es una totalidad inconclusa que tiene sus reglas internas.
Sobre la base de un pie menos móvil y a veces hasta quieto, el otro pie realiza una serie de movimientos
juego rítmico con bastante libertad y amplitud. Inmediatamente debe cambiarse la función de cada pie.
Así, cuando el ciclo que se inició con la derecha, se ha reproducido con la izquierda, la mudanza se
completa y termina.
Hay mudanzas simples con una sola combinación de movimientos, que se repite varias veces y mudanzas
complejas (dos o más combinaciones integran la figura).
El cuerpo del zapateador no interviene, los brazos no son un complemento de la danza, toda la atención se
concentra en los pies.
Un bailarín sólo hace oír una serie de fórmulas rítmicas mediante golpes que da contra el suelo
principalmente con la planta, con la punta de y con el talón.
La música no tiene una medida o cantidad determinada de compases, depende de la duración que le de el
bailarín a "Su Malambo".
Según el investigador Lázaro Flury, El Malambo en nuestro país tomó las características propias de dos
regiones bien definidas: Norte y Sur. El medio físico y el paisaje influyeron sobre la elaboración y
desarrollo de las figuras.
Dicho autor explica, que el MALAMBO SUREÑO O PAMPEANO, es fiel exponente de su paisaje y si
hobre, rito de introversión ante la soledad circundante y la amenaza permanente del desierto. Suave como
las tardes misteriosas, o henchidas de luz como los amaneceres radiantes, pero siguiendo siempre un
curso evolutivo que es el del sol como sus mutaciones graduales, mezclado con los golpes del paso, trote
o galope del caballo.
Místico, filosófico, el malambo sureño o pampeano habla en voz baja, a través de los malabarismos de
sus pies, en un lenguaje que solamente sus hombres comprenden, porque es la explicación sonora a sus
interrogantes sentimentales y filosóficos.
El MALAMBO NORTEÑO en cambio, se forjó en otro clima y paisaje. Es el monte y la montaña, con
sus cambios de forma y ruptura del horizonte, influyendo sobre su ritmo los antepasados aborígenes. Por
eso, es más rápido, más sólido y sigue el desplazamiento de los remolinos. Más sonoro en gran parte por
la influencia de la bota de taco, trata de sustituir los golpes del parche del bombo. Es único del hombre
norteño, que ha creado sus figuras y las distintas combinaciones.
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Esencialmente, la danza en que ejecutante solo, hace con los pies, una serie de pequeños movimientos
llamados mudanzas. El malambo no consiste en un zapateo de cualquier clase. La acción de zapatear
puede ser complementaria del juego de brazos y manos, por ejemplo: bailarina española o un simple
golpeteo rítmico sobre el piso. Nada de eso es el Malambo argentino. Para que un zapateo pueda recibir
este nombre es necesario que produzca mudanzas en serie. La atención del bailarín y la de los
espectadores se concentra en los pies. Luego está el contrapunto de zapateadores, una variante de este
malambo es la que presenta tres o más bailarines en sucesión, cada uno baila hasta que agota su repertorio
y por resultado se distingue el que ha presentado mayor número de mudanzas o el que hizo las mas
complejas y originales. Esta variante se conoció en la Llanura Pampeana y en las provincias de Santiago
del Estero, Tucumán y zonas vecinas.
Historia
Es danza extinta la competencia no se limitaba. En la región Pampeana solían atarse un cuchillo en cada
pierna y en tanto hacían los movimientos, producían acompasados golpes por entre choques de los
cuchillos otras veces, para crearse dificultades, limitaban cada cuatro cuchillos los filos hacía adentro, el
pequeño cuadro en que bailaban o cuatro velas las cuales iluminaban los movimientos y creaban el
compromiso de no apagarlas o derribarlas. El mérito del danzante era mayor si afrontaba el cotejo sin
quitarse las espuelas. Para todo esto se estipulaba un juez y cruzaban apuestas, la forma regular consistía
en la simple exhibición de mudanzas pero a veces se convenía en que cada bailarín debía reproducir las
mudanzas que le presentaba el contrario. Ventura Lynch dice: "malambo es el torneo del gaucho cuando
se trata de lucir sus habilidades como danzante".Dos hombres se colocan enfrentados las guitarras,
inundan el rancho de armonías, un gaucho da principio después para y sigue su antagonista y así
progresivamente, muchas veces la justa dura de seis a siete horas. En Bragado en 1871 vimos un
malambo que duró casi toda la noche constando de 76 figuras diferentes por cada uno de los bailarines.
En los populares circos porteños el malambo fue número de equilibristas es decir que lo danzaron en la
cuerda. El diario de la Tarde anuncia el 19 de Noviembre de 1840 que Gervasio Masías bailará el
malambo en carácter de paisano y repite el aviso el 9 de Agosto de 1839 "El beneficiado que es el mismo
Masías bailará el malambo con espuela, chiripa, etc.".Manual Bilbao publicó en la prensa en 1932 nos
presenta a Juan Manuel de Rosas bailando un malambo personal. Nuestra danza se conoció también en
Chile y Perú. En fin, el malambo danza individual, se bailó en gran parte de la Argentina, existió en el
Perú donde seguramente tomo su nombre y se reconoció en Chile donde el rótulo se conserva adherido a
una danza de pareja.
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Origen:
Las danzas individuales son con las colectivas las primeras danzas humanas. En el trance de la pubertad
danzaba solo la mujer aborigen para conquistar los beneficios de la fecundidad, danzaba solo el hechicero
para conjurar la adversidad. Hoy no son abundantes las danzas individuales debido a la creación de danza
de pareja. Una de las formas que ha llegado hasta nuestros días en algunas poblaciones peruanas, es
individual y de competencia: dos hombres frente a frente zapatean alternadamente hasta que uno se da por
vencido. Esta es exactamente la del malambo pampeano.
Música:
La primera versión musical del malambo fue publicada por el mismo Ventura Lynch en 1883. Lo esencial
de la música del malambo en un esquema rítmico de seis unidades por compás. En la región de Tucumán
se añade al bombo o a las guitarras un breve tema infinitamente repetido en la llanura oriental, el
malambo se baila únicamente al son de una o más guitarras rasgueadas. El rasgueo criollo puede utilizar
el punto clásico por instantes pero generalmente obtiene el sonido por su especial manera de
punteo. Colocase sobre las cuerdas la mano cerrada, el puño se aplica a la cuerda no a la yema sino al
revés la uña la primera falange, y la aplicación varia desde el deslizamiento pleno, de frente hasta el de
perfil.
Cronología:
No hay dificultad en "poner" el malambo dentro de los términos del siglo XIX en la campaña pampeana o
las zonas del centro y del noroeste. Estos límites pueden extenderse a las dos últimas décadas del siglo
XVIII y a las dos primeras del XX.
Es danza ruda pero sobria. De ningún modo pueden aceptarse, sin alterar su estilo los saltos violentos, las
contorsiones desgobernadas y los movimientos acrobáticos. La mesura es su característica tradicional en
la Argentina.
Son abundantes las crónicas del siglo XIX que registraron la práctica del malambo en diversas regiones
del país. Una de ellas (de 1883) es del viajero Ventura Lynch y dice en un pasaje: "Dos hombres se
colocan el uno frente al otro. Las guitarras inundan el rancho de armonías; un gaucho da principio,
después para, sigue su antagonista y así progresivamente; muchas veces la justa dura de seis a siete horas.
En el Bragado, en 1971, vimos un malambo que duró casi toda una noche, constando de setenta y siete
figuras diferentes por cada uno de los bailarines". La crónica también describe un encuentro en un rancho
bonaerense: "El auditorio está pendiente de los pies de los danzantes que escobillean, zapatean, repican,
ora arqueando, inclinando, doblando y cruzando sus pies, cuya planta apenas palpita sobre la tierra (...).
Los espectadores aplauden, gritan, se cruzan apuestas a favor de uno y otro y hasta las mujeres y los niños
participan del frenético entusiasmo que les comunica aquel precioso vértigo".
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EL MALAMBO
Publicado por Pablito Piris
El Malambo es una de las danzas tradicionales de la Argentina que nació cerca del año 1600 en las
soledades pampeanas. Esta danza varonil se baila en todas las regiones aunque pueden diferenciarse dos
estilos: el norteño y el sureño, donde los hombres compiten en grandes duelos de "habilidad gaucha".
El malambo es una danza que prueba el vigor de sus bailarines, en los siglos pasados en las pulperías y
fogones ánimo las horas de descanso de los "explotados" gauchos de nuestro país, se bailó en todas las
provincias en ambientes rurales.
El bailarín del malambo se luce con una serie de movimientos llamados mudanzas, como el zapateo
(golpes del pie contra el piso), la cepillada (rozar el piso con la planta del pie), el repique (golpes con el
taco y las espuelas contra el suelo) y los floreos.
Hay dos estilos populares del malambo: el norteño y el sureño. El estilo norteño se caracteriza por su
agilidad y destreza, acompañado por una hábil "rudeza". En cambio en el estilo sureño las figuras son más
suaves y el bailarín muestra ingenio y habilidad, sin tanta rudeza.
El malambo es una danza exclusiva para varones, individual y una de las más difundidas en la Argentina,
que nos sigue sorprendiendo con la velocidad y habilidad de sus ejecutantes en el zapateo, a veces, hasta
añadiéndole figuras con el manejo de boleadoras y lazos que hacen dibujos en el aire acompañando el
ritmo de sus pies.
Esta danza individual de zapateos, enérgica y varonil, se reserva exclusivamente a los hombres (lo que no
impide que en algunas danzas la dama pueda hacer algunos zapateos), se bailo antaño en la mayor parte
de nuestro país, especialmente en la zona pampeana, central y andina. Se cree que ya era popular en la
segunda década del Siglo XIX. Nos dice el profesor Pedro Berruti en su "Manual de Danzas Nativas", que
el malambo posiblemente venga del Perú, de donde tomo el nombre de un barrio de negros llamado
precisamente con ese nombre: Malambo. Según algunos historiadores, ya era conocido en 1817. Hemos
incluido esta varonil y difícil danza porque está siendo desvirtuada constantemente y de a poco se va
desvaneciendo su esencia.
La primera versión musical de malambo Corresponde a Ventura Lynch (1883), Andrés Chazarreta publicó
su versión en 1935 (álbum N° 6).
Para realizar este trabajo hemos acudido al profesor superior de Danzas Folklóricas y Campeón Argentino
de Malambo 1995, Marcelo Sánchez, quién nos ilustró y a quien pertenecen los conceptos vertidos en esta
sección.
Nos dice el Profesor Marcelo Sánchez que existen básicamente dos estilos de malambo: el Sureño y el
Norteño, aunque también podemos vislumbrar un estilo Central o Puntano-Cordobés que en realidad
hasta ahora no tuvo mayor acogida.
Entre los principales estilos (norteño-sureño) no puede hacerse una comparación, simplemente son
distintos: "la elegancia del sureño... el brío del norteño". La vestimenta es un claro ejemplo, la cual es fiel
representante de la región del malambista, el sureño baila con bota de potro (cerrada o de medio pie),
mientras el norteño con bota fuerte.
En competencia, el malambo sureño se acompaña con guitarra, el norteño con bombo y guitarra (esta
última se puede suplantar con bandoneón, violín o acordeón). En ambos estilos se puede zapatear a
capella.
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El malambo principalmente nació del contrapunto, y según Carlos Vega en la Región Pampeana algunos
malambistas solían utilizar elementos o accesorios como ser cuchillos, velas o espuelas.
Extraído del libro Danzas tradicionales argentinas; una nueva propuesta autor Héctor Aricó (Jurado del
Festival Nacional del Malambo Laborde-Córdoba) pp. 262-264, 3ra edición, Buenos Aires, el autor, 2008,
344 p., 29 x 21 cm ISBN 978-987-05-4901-7
MALAMBO
Ubicación histórico-geográfica: Se bailó en la campaña de las regiones pampeana, central y norteña desde
1800 hasta 1920; algunos documentos admiten su práctica desde 1780. No tuvo difusión en los salones.
Se trata de una forma única de danza que debido a su difusión geográfica, idiosincrasia regional y el paso
del tiempo adquirió dos estilos característicos de interpretación: sureño y norteño, aunque debe
considerarse un tercer estilo central puntano-cordobés diferente de los otros.
Coreografía: Es la única danza individual argentina con vigencia comprobada. La ejecuta el varón y se
compone de una serie de figuras o mudanzas de zapateo que el intérprete selecciona o improvisa sobre la
marcha. La duración musical de las figuras tradicionales es de ½, 1 ó 2 c. y el cierre de Malambo de 2 c.
El zapateo, contracción de la voz ‘zapateado’, es una combinación de movimientos y golpes rítmicos que
se efectúan con los pies. Cada conjunto de movimientos y golpes ordenados dentro de una determinada
métrica musical se denomina figura o mudanza. La selección, creación, ordenamiento, calidad y destreza
de las mudanzas depende de la habilidad de cada bailarín.
El propósito original del Malambo fue la exhibición individual que se desarrollaba del siguiente modo: El
intérprete ejecutaba una determinada figura iniciándola con el pie izquierdo y de inmediato la repetía
comenzando con el derecho. Una vez finalizada la figura y su correspondiente devolución, intercalaba
un repique para luego presentar la próxima. Así continuaba su rutina, efectuando mudanzas cada vez más
complejas hasta concluir la danza cuando él mismo lo deseaba. Esta estructura compuesta
de comienzo, desarrollo y remate con cierre mantenía una velocidad constante durante toda su duración.
Ahora bien, la continuidad de su práctica en los certámenes de danza modificó la estructura en velocidad
y ejecución. Este nuevo modo es el utilizado por la mayoría de los malambistas en la actualidad y se
compone de un comienzo lento (de acuerdo a cada estilo) con aumento paulatino de la velocidad durante
el desarrollo y el remate con cierre, lo que sugiere un mayor lucimiento si las mudanzas se ordenan a la
inversa de la estructura anterior, es decir, de complejas a simples.
Asimismo y atendiendo a la creatividad del intérprete las competencias admiten figuras de hasta 8 c. de
duración, como el reglamento del Festival Nacional del Malambo en Laborde-Córdoba donde cada año se
proclama al Campeón Argentino de Malambo.
Con lo dicho hasta ahora podemos afirmar que el Malambo es una danza exclusiva para habilidosos.
Su coreografía de índole simétrica, en oposición a la asimetría humana, requiere un amplio dominio de la
lateralidad para lograr el equilibrio cinético óptimo.
La forma estructural actual y la extensión métrica de las mudanzas no afectarán su condición tradicional
si se las trabaja con moderación. No olvidemos que la creación y la destreza fueron sus rasgos peculiares
y desde allí caben ciertas licencias del intérprete.
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Un aporte muy interesante es el que ofrece José Abelardo Lojo Vidal respecto de una variante del estilo
Norteño que él denomina ‘en yunta’. Dice que “consistía en zapatear dos bailarines al unísono haciendo
las mismas mudanzas e inclusive combinándolas entre sí”. Aunque los documentos del siglo XIX no citan
esta forma, Lojo Vidal sostiene que es tradicional basándose en el posible origen popular del Malambo
que la compañía de Andrés Chazarreta presentó en el teatro Politeama de Buenos Aires en 1921.
También existió la forma tradicional en competencia que comprendía las siguientes modalidades:
- Malambo en alternancia: Participan dos bailarines que alternadamente exhiben dos o tres figuras por
vez. El público o un juez decide quien es el triunfador, excepto que alguno de los intérpretes abandone
por agotamiento o falta de repertorio. Se ejecuta en todos los estilos.
- Malambo a devolver figura: Participan dos bailarines y se desarrolla del siguiente modo: Uno de ellos
presenta la mudanza inicial; entonces el adversario debe reproducirla y de inmediato ejecuta una distinta
para que a su vez el otro la devuelva. Así continúa la secuencia hasta que resulta ganador aquel que haya
efectuado la figura que su contrincante no es capaz de devolver. Se ejecuta sólo en el estilo sureño.
- Malambo de contrapunto o en sucesión: Participan tres o más bailarines y consiste en que cada uno a
su turno efectúa su rutina completa. El público, un juez o los mismos participantes proclaman triunfador a
aquel que haya demostrado la mejor estructura y calidad interpretativa. Se ejecuta en todos los estilos.
Es factible la ejecución sin acompañamiento musical siempre que el bailarín sea capaz de mantener la
‘base rítmica’. Para ello se requiere absoluto dominio del ritmo y mucha experiencia.
Elementos Accesorios: No tiene. Pero es muy conveniente aclarar que algunos documentos describen la
realización del Malambo ‘en competencia’ -en alternancia o de contrapunto- con el agregado de ciertos
elementos accesorios como cuchillos y velas. En estos casos se nombraba un juez y el público realizaba
apuestas. Don Carlos Vega dice que, especialmente en la región pampeana, algunos malambistas solían
atarse un cuchillo en cada pie para chocarlos mientras zapateaban. Además, se festejaba la habilidad de
aquel zapateador que efectuara su rutina en la mínima superficie posible. Por esta razón se limitaba el
espacio con cuatro cuchillos clavados en el piso con los filos hacia adentro o cuatro velas que no debían
apagarse ni caerse. Y era más meritorio aún si el bailarín zapateaba sin quitarse las espuelas.
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Características: No resulta demasiado fácil rastrear los orígenes de nuestro Malambo. Pero es factible
alcanzar un acercamiento, asociando la información que brindan los escritos antiguos y la tradición oral.
Los antecedentes históricos de la danza en occidente demuestran que casi todos los pueblos de Europa y
América incluyeron zapateados en sus bailes campesinos. Incluso, las mujeres hacían gran alarde de sus
habilidades en este sentido. Hemos visto que muchas versiones coreográficas documentales de nuestro
país presentan el zapateo femenino en simultaneidad con el compañero.
Ante este panorama y para poder sumergirnos en el pasado, comencemos por enunciar los elementos que
constituyen la danza Malambo como fenómeno de la tradición coreográfica argentina. Así tenemos que
ellos son: el nombre, la ejecución individual masculina, la coreografía compuesta exclusivamente por una
serie de mudanzas de zapateo, el acompañamiento musical y las dos maneras de su exhumación, la
exhibición y la competencia.
La información más antigua acerca del término malambo (de posible origen africano) proviene del Perú.
En este país se llamó ‘malambo’ a una especie de zapateado criollo, a un baile indígena y a un barrio de
negros en la ciudad de Lima. Más tarde, en los ambientes populares de Chile recibieron el mismo nombre
tanto una danza de pareja como un baile solista que incluían zapateo.
Sólo estos pocos datos delinean la coherencia histórica: la asociación del nombre con la danza zapateada
y el devenir diacrónico de los bailes occidentales por la vía descendente Perú, Chile y Argentina.
Por otra parte las crónicas hacen referencia, entre tantas, a ciertas danzas como el ‘Agua de nieve’ y el
‘Solo inglés’ que revisten suma importancia para el tema que nos ocupa.
El ‘Agua de nieve’ fue un baile individual que pasó de España a Perú en el siglo XVIII,
transformándose luego en una justa entre dos varones zapateadores.
El ‘Solo inglés’ -también llamado ‘Pieza inglesa’, ‘Baile inglés’ o ‘Hornpipe’- fue una danza individual
de zapateo que surgió en Europa en el siglo XVII y después pasó a América donde se practicó durante los
siglos XVIII y XIX. En realidad, se trata de un baile rural de las Islas Británicas que ascendió a los
salones como danza teatral solista, aunque más tarde también se enseñó al público. En nuestro país gozó
de cierta popularidad, sobre todo en las tertulias porteñas. Así lo confirma José Antonio Wilde en su
libro Buenos Aires desde setenta años atrás (1881) con el siguiente comentario: (...) “Bailábase de vez en
cuando por algún joven el solo inglés”.
Carlos Vega, al publicar su folleto El Malambo (1953) señala que la noticia más antigua de esta danza en
Argentina se encuentra en un anuncio teatral de la Gaceta Mercantil del día 01/07/1826 donde se la
menciona como “El Hornpipe o pieza inglesa”. Pero Olga Fernández Latour de Botas en su artículo
“Mayo y la Danza” (1998) transcribe fragmentos de la “Autobiografía” de Ignacio Núñez (1792-1846)
publicada en 1996, quien al referirse a los bailes de su época dice: (...) “La pieza inglesa, o lo que hoy se
llama solo inglés”. Según las fechas que figuran en ese documento, Núñez finalizó su autobiografía en
1807. Esto significa el hallazgo de una noticia anterior a la citada por Vega.
Asimismo, vale mencionar a ‘La campana’ que fue otra danza individual conocida hacia 1840 en algunas
provincias argentinas, aunque son escasos los documentos que la nombran. No se sabe si constaba de
zapateos ni si era interpretada por una mujer o un varón.
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Además, otras crónicas hablan del ‘Zapateo’ como un antiguo baile practicado en los pueblos argentinos
cercanos a la frontera con Bolivia. Era una danza de pareja que, en ocasiones, competía con otras parejas
mediante zapateos. En realidad, era una contienda entre varones secundados por sus compañeras. Incluso,
con la intención de triunfar en estos torneos espontáneos, solían zapatear colocándose un vaso de vino o
chicha sobre la cabeza. Algo similar describe Carlos Vega acerca de una añeja expresión coreográfica
llamada ‘malambo’ -en la provincia de Buenos Aires- que era como una especie de justa entre parejas que
zapateaban simultáneamente mientras las mujeres levantaban sus faldas. Luego aclara que no posee
ninguna confirmación escrita de esta tradición oral.
Mención especial merece el profundo análisis que realiza la Dra. Olga Fernández Latour de Botas en su
ensayo titulado “El canario: un baile con historia” (en Investigaciones y ensayos, Academia Nacional de
la Historia, Buenos Aires, 2001). A través de sus páginas, colmadas de testimonios escritos y ejemplos
musicales, sondea el itinerario y contexto histórico del Canario como danza individual zapateada en la
España de los siglos XVI y XVII, y su parentesco coreomusicológico con el Malambo rioplatense, forma
criolla más antigua que luego se extendió hacia otras latitudes del país.
Sólo unas pocas palabras finales para decir que la fórmula rítmica básica de nuestro Malambo no difiere
demasiado de ciertos ritmos africanos, españoles (flamencos), árabes y por supuesto latinoamericanos.
Casi con seguridad, morfologías populares comunes de la cultura universal.
Lo expuesto aquí, sin duda nos acerca un poco más a comprender la procedencia de los elementos cuya
conjunción formó la cristalización denominada Malambo argentino.