Tipos de Suelos y Características

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TIPOS DE SUELOS Y CARACTERÍSTICAS

Entre los distintos tipos de suelos tenemos los los arenosos, los limosos, o
los de turba. Conocer las peculiaridades de cada tipo de suelo es importante en
la agricultura. Según el tipo de suelo se podrán plantar unos cultivos u otros,
además hay suelos más vulnerables a la contaminación y la sequía. En
Tendenzias te contamos más sobre los distintos tipos de suelo.
Hay básicamente cinco tipos de suelos que son los que los jardineros y
agricultores trabajan. Los cinco tipos son en realidad la combinación de tres tipos
de partículas de roca erosionada que componen el suelo, son el limo, la arena y la
arcilla. Según se combinan entre sí estas partículas crean un suelo con unas
características distintas.

Suelos arenosos

Entre los tipos de suelos, el arenoso contiene partículas más grandes que el


resto de los suelos. Es áspero y seco al tacto porque las partículas que lo
componen están muy separadas entre ellas y no mantienen bien el agua.
En los suelos arenosos el agua se drena rápidamente. Estos suelos no son los de
mejor calidad  para la agricultura ya que no retienen los nutrientes.  Las plantas en
suelos arenosos no tienen la oportunidad de aprovechar bien los nutrientes de
forma eficiente por la velocidad con la que el agua se drena.
El suelo arenoso por otro lado retine mejor la temperatura, así que en cuento llega
la primavera resulta más cálido que otro tipo de suelo. Entre los árboles que se
pueden cultivar en suelos arenosos está el aguacate, las palmeras, los pinos,
eucualiptus o los cipreses.

Suelos calizos

Llamamos caliza a una roca natural y de pequeño tamaño blanca. En su


composición encontramos el carbonato de calcio, de magnesio y además otros
minerales como puedan ser la arcilla, el cuarzo o la hematita. Se trata de un suelo
especialmente seco y muy árido.

Además, al contener carbonato del calcio hace que se seque muy rápido y que no
pueda adquirir de forma correcta los nutrientes de la tierra a través de las plantas.
Es por esto que el cultivo en los suelos calizos no es nada recomendado
porque no tiene ni agua ni nutrientes y es muy difícil que la planta sobreviva.
Aunque siempre existen tecnologías y fertilizantes que pueden ayudar a cultivar
estos suelos, con dificultad.

Suelos calizos
Algunos árboles que se cultivan en este tipo de suelos calizos porque pueden
resistir, de alguna manera, a estas condiciones son las higueras, el granado, el
citrus, el caqui y el almendro.

Suelos limosos

Estos tipos de suelos se componen de partículas más pequeñas y suaves al


tacto que los arenosos. Los suelos limosos retienen el agua por más tiempo, así
como los nutrientes.  Su color es marrón oscuro, los limos se componen de una
mezcla de arena fina y arcilla que forma una especie de barro junto al lodo y
restos vegetales. Este tipo de suelos se suele dar en el lecho de los ríos. Son
suelos muy fértiles dado su grado de humedad y nutrientes. Más fácil de cultivar
que suelos arenosos o los de arcilla.
Entre sus características principales:

1. Son pedregosos

2. De color oscuro

3. Filtran el agua con bastante rapidez, son suelos muy fértiles

4. La materia orgánica presente en este tipo de suelos se descompone con


rapidez, por esto es un suelo rico en nutrientes

Estos suelos se componen de partículas más pequeñas y suaves al tacto que los
arenosos. Los suelos limosos retienen el agua por más tiempo, así como los
nutrientes.  Su color es marrón oscuro, los limos se componen de una mezcla de
arena fina y arcilla que forma una especie de barro junto al lodo y restos
vegetales. Este tipo de suelos se suele dar en el lecho de los ríos.

En los suelos limosos puede crecer casi todos los tipos de árboles y plantas, salvo
las que necesiten condiciones muy secas. Crecen bien árboles como los sauces,
los fresnos, las encinas, los chopos o los álamos.

Suelos humíferos o de tierra negra

Llamamos suelos humíferos a aquellos suelos que ya cuentan con material orgánico
descompuesto. En este tipo de suelos podemos ver organismos o
microorganismos que pueden ser muy beneficiosos para sembrar. De esta manera, los
suelos humíferos son los más elegidos para desarrollar actividades del terreno agrícola.

Suelos humíferos o de tierra negra

En los suelos humíferos es normal encontrar lombrices y otros tipos de anélidos que se
dedican a hacer agujeros y permiten así que el suelo atrape todo el agua y los
minerales, siendo tierras muy fértiles.
Estos suelos también se conocen como suelos de tierra negra porque, al haber sustancias
en descomposición en la tierra, presenta un color muy oscuro. Además, suelen absorber
muy bien el agua por lo que es normal que también sean muy oscuros por la humedad.
De hecho, los trabajadores del campo o de la tierra suelen pensar que cuánto más negra
sea la tierra a trabajar mejor es para los cultivos.

Suelos arcillosos

Este tipo de suelos está formado por granos finos de color amarillento, arcilla en un 45%,
retienen mucho el agua y forman charcos. Si se mezcla con humos es bueno para
cultivar. Este tipo de suelos tienen gran poder de retener agua y nutrientes pero una baja
porosidad así que es difícil trabajarlos. Su textura y viscosidad hace que las raíces no
tengan una adecuada aireación y por lo tanto se pueden pudrir.

En este tipo de suelos no se puede plantar cualquier tipo de plantas o árboles, funcionan
los que tiene raíces de ir hacia zonas más profundas buscando aireación. Como la melisa
o el nogal, los alisos, el fresno, o el álamo blanco.

Suelos pedregosos

A este tipo de suelos se les llama así porque tienen pequeñas formaciones de piedra en
su composición. Esto se produce porque la superficie terrestre se desdobla por causas
naturales o por causas provocadas. El gran problema de este tipo de suelos es que son
semi-impermeables por lo que no permiten la entrada de agua. De esta manera, es
muy complicado el cultivo en este tipo de suelos aunque existe un tipo de plantas de
origen xerófilo que sí pueden crecer en este tipo de suelos.

Algunos de los cultivos típicos de estos suelos son: milenrama, caléndula, amor de


hombre o lavanda fina. Suelos de turba

Un excelente suelo para el cultivo, se usa en la agricultura como sustrato para el


cultivo. El suelo de turba es de color oscuro marrón o negro. Son de textura suave y
tienen un alto contenido en agua y nutrientes. Los suelos de turba suelen estar saturados
de agua pero una vez drenados son excelentes para el cultivo.

Una de las características valiosas de los suelos de turba es su capacidad para retener
agua en los meses secos y su capacidad para proteger las raíces de la bajas
temperaturas en épocas de invierno. Los suelos de turba contienen un ph ácido entre 3,5 
y 4 de pH y los agricultores lo usa para regular la química del suelo así como agente de
control de las plagas del suelo.

El suelo de turba es perfecto para todo tipo de semillero al ser porosos y retener bien la 
humedad.

Suelos salinos
Son característicos de regiones secas, su alto contenido en sales influye en las plantas,
no son suelos buenos para la agricultura ya que causan dificultades en su crecimiento. En
este tipo de suelos los cultivos crecen poco ya que se acumulan las sales solubles en la
zona de las raíces. Se suelen reconocer a la vista por el cultivo de plantas débiles y
raquíticas y por la presencia de costras blancas de sal en la superficie.

Si la salinidad de suelo es moderada puede pasar desapercibía ya que no causa efectos


muy evidentes, influye en el crecimiento de las plantas que suelen tener hojas más
pequeñas y con un color  verde azulad más oscuro que la hojas normales. Además
mucho suelos salinos conienen cantidades altas de yeso. Su valor de Ph saturado es
siempre menor a 8,2.

Los suelos salinoso son indicativos de un drenaje inadecuad para lixiviar la sal de la


tierra o la que proviene del agua. Algunos suelos son de forma natural sódicos o salinos si
se han formado sobre material alto en sales como depósitos marinos.

No hay un «punto crítico» de salinidad donde las plantas no crecen. A medida que
aumenta la salinidad las plantas se debilitan acumulan cloro y se mueren. Entre los
árboles resistentes a los suelos salinos destacan: el madroño, la morera, la acacia, el
arce, el cedro, el algarrobo o el ciprés común.  Hay que destacar que la gran mayoría de
lo cultivo en sus primeras fasees, las de germinación son muy suscetibles a problemas
por salinidad. Si la planta supera las primeras etapas de crecimiento luego es más fácil
sobrevivir en estas condiciones.

Importancia de las capas estructuradas del suelo

Una vez definidos los tipos de suelos que nos podemos encontrar en la naturaleza,


vamos a hablar sobre la importancia de las capas estructuradas del suelo para mejorar la
siembra y el cultivo en la agricultura.

El suelo se fragmenta en tres capas:

 Una superior

 Una capa intermedia

 Una interior

En cada una de ellas nos podemos encontrar diferentes partículas de suelo y la materia
en sus diversos estados (sólido, líquido y gaseoso). Además, cada capa surge por varias
razones.

La capa superior del suelo se compone de: arena, arcilla, mantillo (humus), agua y aire.
Al estar en continuo contacto con el aire de la atmósfera, se propicia la descomposición
de los restos vegetales y animales, favoreciendo así a la creación de nutrientes para los
cultivos. Este sustrato es aprovechado por las raíces.
Esta capa es la más importante de todas, sobre todo para la conservación de los cultivos,
puesto que a ella se aferra el sustento de las plantaciones, es decir, sus raíces.

En la capa intermedia del suelo podemos encontrar: piedras, arenas, arcillas y agua. En
este nivel pueden aparecer las aguas subterráneas si se dispone de un suelo drenante en
la superficie, y un suelo limoso en la zona inferior, haciéndolo así impermeable. Esto
favorecerá la acumulación de agua.

Y por último, nos encontramos con la capa inferior del suelo, que es donde se ubican
las rocas, que es la base de la formación del suelo. Debido a la disgregación de sus
partículas van surgiendo las capas superiores.

El que un agricultor tenga beneficios al cultivar sus suelos dependerá, en su mayor parte,
de la buena fragmentación de la base del cultivo, que es el suelo. Debe tener nutrientes
que absorban bien el oxígeno del aire o del agua, y que sea un suelo resistente, según
para qué tipo de plantación quiera emplearse.

Como ya dijimos en los puntos anteriores sobre los tipos de suelo, el pH del suelo nos
indicará si estamos ante un suelo alcalino, neutro o ácido. La mayoría de plantaciones
requieren un suelo cargado de nutrientes que, en ese caso, será uno con un pH entre el
5’5 y el 7.0 (ácido neutro).

Este aspecto es muy importante a la hora de cultivar un suelo. Si observamos que no


florece tan rápido la cosecha como en un principio, puede deberse a un caso típico de
“fatiga del suelo”. Esto es así por la rápida plantación y siguiente cosecha sin dejar
descansar al suelo para poder recuperar los nutrientes que ha consumido en el inmediato
anterior labrado. El agua de la lluvia o la procedente del riego es a lo que atribuimos la
culpabilidad de que el suelo se disgregue e imposibilite que, las capas donde se localizan
los nutrientes, se reconstruyan.

Recuperación del suelo “fatigado”

Existen varios métodos para recuperar un suelo “fatigado”. Antes de nada, se aconseja


un análisis del pH para saber cómo actuar.

La técnica más empleada es el abono con materia orgánica, para así favorecer la
creación de nutrientes, aumentar las reservas de agua, crear una capa superior apta para
el agarre de las raíces. De esta forma, se evita que las raíces penetren en la siguiente
capa y fragmenten la roca madre.

Otra técnica para solventar este problema es el uso de acolchados (orgánicos, plásticos)


para un mejor control de la temperatura propia del suelo.

Composición y clasificación de los suelos


Los animales, las plantas y los microorganismos que habitan en los
ecosistemas terrestres se relacionan directamente con el suelo y dependen
de él en gran medida, de las propiedades químicas y físicas que presenta.

El suelo

Es la parte más externa de la corteza está formada por materiales en diversos


estados.

. Sólidos. Fragmentos de la roca madre, en diferentes estados de descomposición,


constituidos por una mezcla de minerales.
. Líquidos. El agua que se filtra entre las partículas sólidas.
. Gaseosos. Principalmente el oxígeno y el dióxido de carbono.

Además de estos componentes, en el suelo y sobre él, existen seres vivos. Los
animales, las raíces de las plantas y numerosos microorganismos. El suelo es
importante para todos ellos pero, sobre todo, para las plantas ya que ellas deben
tomar el agua y las sales minerales presentes en él por medio de sus raíces.

Clases de suelo

Los suelos se clasifican según diferentes criterios: su evolución, composición,


capacidad de uso en agricultura y textura, entre otros.

Las partículas minerales que forman el suelo tienen diferentes tamaños y se


llaman arena, limo y arcilla, de mayor a menor. La textura del suelo depende de
la partícula mineral más abundante en él. Entonces, de acuerdo a la textura, los
suelos se clasifican en:

. Arenosos. En ellos predomina la arena. Por el tamaño grande de sus partículas,


estos suelos no retienen el agua que baja a zonas más profundas. Generalmente
son de color claro y como no contienen mucha materia orgánica no suelen ser
productivos para la agricultura.
. Limosos. Las partículas de tamaño medio, el limo, son las que predominan. Por
ello, son suelos que no filtran el agua rápidamente, contienen mucha materia
orgánica pero se compactan mucho al secarse.
. Arcillosos. La arcilla, partícula de menor tamaño es la predominante. Son suelos
casi impermeables pero muy compactos en ausencia de agua. Contienen mucha
materia orgánica pero cuando están secos casi no permiten el crecimiento de las
raíces.

Se llama suelo franco a aquel que tiene aproximadamente la misma proporción


de las tres clases de partículas minerales y por ello tiene propiedades que lo
hacen ideal para la agricultura.

Según la evolución del suelo y la descomposición de la roca que le dio origen, los
suelos se clasifican en:
•Suelos no evolucionados: De formación reciente, próximos a la roca madre con
poca materia orgánica.
•Suelos poco evolucionados: Con gran cantidad de materia orgánica y color
variable dependiendo de la composición.
•Suelos evolucionados: Con mucha materia orgánica en diferentes estados de
descomposición, roca madre bien desintegrada. Aptos para la agricultura.
El suelo y sus componentes

Se denomina suelo a la parte superficial de la corteza terrestre, biológicamente activa,


que proviene de la desintegración o alteración física y química de las rocas y de los
residuos de las actividades de los seres vivos que se asientan sobre ella.

Los suelos son sistemas complejos donde ocurren una vasta gama de procesos químicos,
físicos y biológicos que se ven reflejados en la gran variedad de suelos existentes en la
tierra.

Son muchos los procesos que pueden contribuir a crear un suelo particular, algunos de
estos son: la deposición eólica, sedimentación en cursos de agua, meteorización, y
deposición de material orgánico.

De un modo simplificado puede decirse que las etapas implicadas en la formación del
suelo son las siguientes:

 Disgregación mecánica de las rocas.

 Meteorización química de los materiales regolíticos, liberados.

 Instalación de los seres vivos (microorganismos, líquenes, musgos, etc.) sobre ese


sustrato inorgánico. Esta es la fase más significativa, ya que con sus procesos
vitales y metabólicos, continúan la meteorización de los minerales, iniciada por
mecanismos inorgánicos. Además, los restos vegetales y animales a través de
la fermentación y la putrefacción enriquecen ese sustrato.

 Mezcla de todos estos elementos entre sí, y con agua y aire intersticiales.

Inicialmente, se da la alteración de factores físicos y químicos de las rocas, realizada,


fundamentalmente, por la acción geológica del agua y otros agentes geológicos externos,
y posteriormente por la influencia de los seres vivos, que es fundamental en este proceso
de formación. Se desarrolla así una estructura en niveles superpuestos, conocida como el
perfil de un suelo, y una composición química y biológica definida. Las características
locales de los sistemas implicados —litología y relieve, clima y biota— y sus interacciones
dan lugar a los diferentes tipos de suelo.

Los procesos de alteración mecánica y meteorización química de las rocas, determinan la


formación de un manto de alteración o eluvión que, cuando por la acción de los
mecanismos de transporte de laderas, es desplazado de su posición de origen, se
denomina coluvión.

Sobre los materiales del coluvión, puede desarrollarse lo que comúnmente se conoce
como suelo; el suelo es el resultado de la dinámica física, química y biológica de los
materiales alterados del coluvión, originándose en su seno una diferenciación vertical en
niveles horizontales u horizontes. En estos procesos, los de carácter biológico y
bioquímico llegan a adquirir una gran importancia, ya sea por la descomposición de los
productos vegetales y su metabolismo, por los microorganismos y los animales
zapadores.

El conjunto de disciplinas que se abocan al estudio del suelo se engloban en el conjunto


denominado Ciencias del Suelo, aunque entre ellas predomina la edafología e incluso se
usa el adjetivo edáfico para todo lo relativo al suelo. El estudio del suelo implica el análisis
de su mineralogía, su física, su química y su biología.

COMPONENTES DEL SUELO

Parte mineral:

Es una sustancia sólida, natural, homogénea, de origen inorgánico, de composición


química definida (pero variable dentro de ciertos límites). Estas sustancias inorgánicas
poseen una disposición ordenada de átomos de los elementos de que está compuesto, y
esto da como resultado el desarrollo de superficies planas conocidas como caras. Si el
mineral ha sido capaz de crecer sin interferencias, pueden generar formas geométricas
características, conocidas como cristales. Tienen gran importancia por sus múltiples
aplicaciones en los diversos campos de la actividad humana. La industria moderna
depende directa o indirectamente de los minerales; se usan para fabricar múltiples
productos, desde herramientas y ordenadores hasta rascacielos. Algunos minerales se
utilizan prácticamente tal como se extraen; por ejemplo el azufre, el talco, etc. Otros, en
cambio, deben ser sometidos a diversos procesos para obtener el producto deseado,
como el hierro, cobre, aluminio, estaño, etc. En diferentes y variados tamaños, constituyen
entre el 45 y el 50% del volumen total.

Materia orgánica:

Es la formada por los restos animales y vegetales en diferentes estados de


descomposición y que por lo general solo ocupan entre el 0.5 y el 5% del volumen total,
Son sustancias químicas que contienen carbono, formando enlaces covalentes carbono-
carbono o carbono-hidrógeno. En muchos casos contienen oxígeno, nitrógeno, azufre,
fósforo, boro, halógenos y otros elementos. Estos compuestos se denominan moléculas
orgánicas. No son moléculas orgánicas los compuestos que contienen carburos, los
carbonatos y los óxidos de carbono. La principal característica de estas sustancias es que
arden y pueden ser quemadas (son compuestos combustibles).

Las moléculas orgánicas pueden ser de dos tipos:

Moléculas orgánicas naturales: Son las sintetizadas por los seres vivos, y se llaman
biomoléculas, las cuales son estudiadas por la bioquímica.

Moléculas orgánicas artificiales: Son sustancias que no existen en la naturaleza y han


sido fabricadas por el hombre como los plásticos.
La línea que divide las moléculas orgánicas de las inorgánicas ha originado polémicas e
históricamente ha sido arbitraria, pero generalmente, los compuestos orgánicos tienen
carbono con enlaces de hidrógeno, y los compuestos inorgánicos, no. Así el ácido
carbónico es inorgánico, mientras que el ácido fórmico, el primer ácido graso, es orgánico.
El anhídrido carbónico y el monóxido de carbono, son compuestos inorgánicos. Por lo
tanto, todas las moléculas orgánicas contienen carbono, pero no todas las moléculas que
contienen carbono, son moléculas orgánicas.

Aire:

Se denomina aire a la mezcla de gases que constituye la atmósfera terrestre, que


permanecen alrededor de la Tierra por la acción de la fuerza de gravedad. El aire es
esencial para la vida en el planeta, es particularmente delicado y está compuesto en
proporciones ligeramente variables por sustancias tales como el nitrógeno (78%), oxígeno
(21%), vapor de agua (variable entre 0-7%), ozono, dióxido de carbono, hidrógeno y
algunos gases nobles como el criptón o el argón, es decir, 1% de otras sustancias.

Composición del aire:

Actualmente se conocen los componentes del aire con bastante exactitud. Éstos pueden
ser divididos en:

Componentes fundamentales: nitrógeno (78,1%), oxígeno (20,9%) y vapor de agua


(variable entre 0% y 7%).            

Componentes secundarios: gases nobles y dióxido de carbono (1%).

Contaminantes: Monóxido de nitrógeno, metano, dióxido de nitrógeno, amoníaco y


monóxido de carbono.

Componentes universales: agua (en sus 3 estados) y polvo atmosférico (humo, sal, arena
fina, cenizas, esporas, polen, microorganismos, etc.).

Las proporciones de vapor de agua varían según el punto geográfico de la Tierra.

Las proporciones de estos gases se pueden considerar exactas más o menos a 25 km de


altura.

En condiciones normales ocupa el 25% del volumen total, y su composición total consta
de más anhídrido carbónico que de oxigeno.

Agua:

Es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de
oxígeno (H2O). Es esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas de vida.
En su uso más común, con agua nos referimos a la sustancia en su estado líquido, pero la
misma puede hallarse en su forma sólida llamada hielo, y en forma gaseosa que
llamamos vapor. El agua cubre el 71% de la superficie de la corteza terrestre.[2] En nuestro
planeta, se localiza principalmente en los océanos donde se concentra el 96,5% del agua
total, los glaciares y casquetes polares tiene el 1,74%, los depósitos subterráneos
(acuíferos), los permafrost y los glaciares continentales suponen el 1,72% y el restante
0,04% se reparte en orden decreciente entre lagos, la humedad del suelo, atmósfera,
embalses, ríos y seres vivos.[3] Contrario a la creencia popular, el agua es un elemento
bastante común en nuestro sistema solar y esto cada vez se confirma con nuevos
descubrimientos. Podemos encontrar agua principalmente en forma de hielo; de hecho, es
el material base de los cometas, y el vapor compone la cola de ellos.

Desde el punto de vista físico, el agua circula constantemente en un ciclo de evaporación


o transpiración (evapotranspiración), precipitación, y desplazamiento hacia el mar. Los
vientos transportan tanto vapor de agua como el que se vierte en los mares mediante su
curso sobre la tierra, en una cantidad aproximada de 45.000 km³ al año. En tierra firme, la
evaporación y transpiración contribuyen con 74.000 km³ anuales a causar precipitaciones
de 119.000 km³ al año.

Ocupa aproximadamente el 25% y aunque sea móvil como el aire, siempre depende del
nivel de humedad (mas humedad igual a mas agua y menos aire, menor humedad igual a
menos agua y mas aire).

Microorganismos:

También llamado microbio u organismo microscópico, es un ser vivo que sólo puede
visualizarse con el microscopio. La ciencia que estudia a los microorganismos es la
microbiología. «Micro» del griego μικρο (diminuto, pequeño) y «bio» del griego βιος (vida)
seres vivos diminutos.

Son organismos dotados de individualidad que presentan, a diferencia de las plantas y los
animales, una organización biológica elemental. En su mayoría son unicelulares, aunque
en algunos casos se trate de organismos cenóticos compuestos por células
multinucleadas, o incluso multicelulares.

Dentro de los microorganismos se encuentran organismos unicelulares procariotas, como


las bacterias, y eucariotas, como los protozoos, una parte de las algas y los hongos, e
incluso los organismos de tamaño ultramicroscópico, como los virus.

Los microbios tienen múltiples formas y tamaños. Si un virus tuviera el tamaño de una
pelota de tenis, una bacteria sería del tamaño de media cancha de tenis y una célula
eucariota sería como un estadio entero de fútbol.

Son diminutos seres vivos que pueblan el suelo, pero que no están contabilizados en
porcentaje (Bacterias, hongos, algas,..)

Seres vivos:

También llamado organismo, es un conjunto de átomos y moléculas que forman una


estructura material muy organizada y compleja, en la que intervienen sistemas de
comunicación molecular, que se relaciona con el ambiente con un intercambio de materia
y energía de una forma ordenada y que tiene la capacidad de desempeñar las funciones
básicas de la vida que son la nutrición, la relación y la reproducción, de tal manera que los
seres vivos actúan y funcionan por sí mismos sin perder su nivel estructural hasta su
muerte. La materia que compone los seres vivos está formada en un 95% por cuatro
bioelementos (átomos) que son el carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, a partir de los
cuales se forman las biomoléculas:

Biomoléculas orgánicas o principios inmediatos: glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos


nucleicos.

Biomoléculas inorgánicas: agua, sales minerales y gases.

Estas moléculas se repiten constantemente en todos los seres vivos, por lo que el origen
de la vida procede de un antecesor común, pues sería muy improbable que hayan
aparecido independientemente dos seres vivos con las mismas moléculas orgánicas. Se
han encontrado biomarcadores en rocas con una antigüedad de hasta 3.500 millones de
años, por lo que la vida podría haber surgido sobre la Tierra hace 3.800-4.000 millones de
años.

Todos los seres vivos están constituidos por células (véase teoría celular). En el interior
de éstas se realizan las secuencias de reacciones químicas, catalizadas por enzimas,
necesarias para la vida.

Igual que los microorganismos, pero perceptibles a la vista (gusanos, escarabajos,..),


como los anteriores forman parte de la materia orgánica.

Elementos nutritivos:

Estos ya están incluidos dentro de los apartados de orgánico y mineral, los debemos
nombrar debido a su importancia para la supervivencia de las plantas.

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