Corona Angélica y Consagración Al Arcángel San Miguel

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Corona Angélica y Consagración al Arcángel San Miguel

«¿Quién como Dios?», fue el grito de victoria que el arcángel lanzó contra Luzbel ¡Príncipe digno de eternal memoria!
Desde aquella lejana prehistoria, lo repite su nombre: Mi-ca-el. (Himno de la Liturgia de las Horas, Fiesta de los Santos
Á ngeles Gabriel, Miguel y Rafael).
INTRODUCCIÓN
Miguel, palabra hebrea que significa: “¿Quién como Dios?” San Miguel Arcá ngel es uno de los principales á ngeles; su
nombre era el grito de guerra de los á ngeles buenos en la batalla librada en el cielo en contra del enemigo y sus seguidores.
Su nombre se encuentra cuatro veces en la Escritura:
1. Daniel 10,13-21: Gabriel le dice a Daniel, cuando él le pide a Dios que permita a los judíos volver a Jerusalén: "El Á ngel
(B.D., príncipe) del Reino de Persia me ha hecho resistencia… pero Miguel, uno de los Primeros Príncipes, ha venido en
mi ayuda… Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe.”
2. Daniel 12: el Á ngel, hablando del fin del mundo y del Anticristo dice: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe
que defiende a los hijos de tu pueblo."
3. En la carta cató lica de San Judas 1,9: “En cambio el arcá ngel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputá ndose el
cuerpo de Moisés…” San Judas alude a la antigua tradició n judía de una disputa entre San Miguel y Sataná s sobre el
cuerpo de Moisés.
4. Apocalipsis 12,7: “Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Á ngeles combatieron con el Dragó n.” San Juan
habla del gran conflicto al final de los tiempos, que refleja también la batalla en el cielo al principio de los tiempos. De
acuerdo a los Padres a menudo hay controversia sobre San Miguel en la Escritura donde no se menciona su nombre.
Dicen que él era el querubín que estuvo en la puerta del paraíso, “para guardar el camino del á rbol de la vida” (Gén.
3,24), el á ngel a través de quien Dios publicó el Decá logo para su pueblo escogido, el á ngel que se puso en el camino para
estorbarle a Balaam (Nú m. 22,22 ss.), el á ngel que puso en fuga al ejército de Senaquerib (2 Ry. 19,35).
Segú n estos pasajes bíblicos, la tradició n cristiana le da a San Miguel cuatro oficios:
 Pelear contra Sataná s.
 Rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo, especialmente a la hora de la muerte.
 Ser el campeó n del pueblo de Dios: los judíos en la antigua Ley, los cristianos en el Nuevo Testamento; por lo tanto, él
era el patró n de la Iglesia, y de la orden de caballeros durante la Edad Media.
 Llamar de la tierra y traer las almas de los hombres a juicio
De acuerdo con una piadosa tradició n el arcá ngel san Miguel declaró a una persona devota que le sería grato se
pusieran en uso las siguientes oraciones en honor suyo. La propagació n y difusió n de esta devoció n se debe a una religiosa
carmelita del monasterio de Vetralla, dió cesis de Viterbo (Italia), muerta con fama de santidad en 1751. El 8 de agosto de
1851 Pío IX concedió indulgencias a la prá ctica de este piadoso ejercicio. A ser posible, delante de una imagen del santo
Arcá ngel, hacer un acto de verdadera contrició n y rezar a continuació n devotamente las siguientes salutaciones.
INVITATORIO
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
SALUTACIONES (SALUDOS)
Salutación 1
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del celeste coro de Serafines, suplicamos al Señ or nos haga dignos de una
llama de perfecta caridad. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María primer al primer coro angélico.
Pues eres quien las almas pesa libra del eterno mal
de Dios en el tribunal a quien devoto te confiesa
Salutación 2
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del coro celeste de Querubines, quiera el Señ or concedernos la gracia de
abandonar el camino del pecado, y de correr por el de la perfecció n cristiana. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María al segundo coro angélico.
La angélica perfección siempre fue tan elevada

1
que nació halla entronizada pues eres de tan noble empresa
dando a Dios adoración san Miguel el principal
Salutación 3
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del sagrado coro de los Tronos, infunda el Señ or en nuestros corazones un
espíritu de verdadera y sincera humildad. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María primer al tercer coro angélico.
Primer ministro de Dios lo mucho que puedes tu
eres con excelencia tanta pues dicha tal interesa
que al Cielo y a la tierra espanta ¿Quién tiene abogado tal?
Salutación 4
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del coro celeste de las Dominaciones, quiera el Señ or concedernos la gracia
de poder dominar nuestros sentidos y corregir las pasiones depravadas. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María primer al cuarto coro angélico.
Eres militar sin igual de la corte celestial
del escuadrón más sagrado pues tu amparo no cesa
Gobernador y privado contra la guerra fatal
Salutación 5
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del celeste coro de las Potestades, dígnese el Señ or librar nuestras almas de
las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María primer al quinto coro angélico.
Cuanto determina el cielo y siendo por nuestro bien
tú lo ejecutas también se adelanta tu celo
Salutación 6
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del coro de las admirables Virtudes celestiales, no permita el Señ or que
caigamos en las tentaciones, sino que nos libre de todo mal. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María primer al sexto coro angélico.
Y pues la Gloria en en todas sus monarquías
Dios te dio en sus jerarquías y pues tanto empleo expresa
el imperio universal que es tanto tu caudal
y vara de General
Salutación 7
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del coro celeste de los Principados, dígnese Dios llenar nuestras almas del
espíritu de verdadera y sincera obediencia. Amén.
Un Padrenuestro y un Ave María primer al séptimo coro angélico.
De aquel que esta aprisionado si te tiene por abogado
en sus culpas y pasiones y así suelto de la presa
rompes Miguel las prisiones de su enemigo mortal
Salutación 8
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del coro celeste de los Arcá ngeles, quiera el Señ or concedernos el don de la
perseverancia en la fe y en las obras buenas, para que podamos conseguir la gloria del paraíso. Amén.
Un Padrenuestro y un Avemarías al octavo coro angélico
Tú al que te llama llevas al puerto donde habitas
por este mar inconstante y pues la inmortal chispa
Dándole guía bastante aspira a luz inmortal
Salutación 9
Por intercesió n del glorioso arcá ngel san Miguel y del coro celeste de todos los Á ngeles, dígnese el Señ or concedernos que nos
guarden en la presente vida mortal, y después nos conduzcan a la gloria eterna de los cielos. Amén.
Un Padrenuestro y un Avemarías al noveno coro angélico.
Para claro testimonio de que el infierno se aterra
2
cuando hace san Miguel guerra sus plantas rabioso besa
cae a sus pies el demonio aquel dragón infernal
Se concluye este ejercicio con la siguiente antífona y oración final:
Antífona. Gloriosísimo príncipe san Miguel arcá ngel, cabeza y jefe de los ejércitos celestiales, depositario de las almas, vencedor
de los espíritus rebeldes, doméstico en la real morada de Dios, nuestra guía admirable después de Jesucristo, y de excelencia y
virtud sobrehumanas, dígnate librar de todo mal a todos los que acudimos a ti con confianza, y haz por medio de tu protecció n
incomparable que adelantemos cada día en servir fielmente a nuestro Dios.
V. Ruega por nosotros, oh gloriosísimo San Miguel arcá ngel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.

Oración de consagración a san Miguel Arcángel


Omnipotente y sempiterno Dios, que con un prodigio de bondad y misericordia para la salvació n de todos los
hombres elegiste por príncipe de tu Iglesia al gloriosísimo san Miguel arcá ngel; te suplicamos no hagas dignos de que con su
benéfica protecció n nos libre de todos nuestros enemigos, para que ninguno de ellos nos moleste en la hora de nuestra
muerte, sino que seamos conducidos por él a la presencia de tu divina Majestad. Por los méritos de Nuestros Señ or
Jesucristo. Amén.
Gran príncipe de los cielos, fiel y glorioso defensor de la Iglesia, San Miguel Arcá ngel, te saludo y te alabo por el
esplendor con que Dios se ha dignado adornarte tan ricamente, y aunque indigno de estar en tu presencia, confiando en tu
bondad, vengo ante ti en compañ ía de mi á ngel de la guarda y en presencia de los bienaventurados santos y á ngeles,
tomá ndolos por testigo, yo (decir nombre)quiero consagrarme a ti, te elijo hoy como mi protector y abogado particular, y
tengo la firme intenció n de honrar esta consagració n, auxiliado por la gracia divina, también pongo bajo tu poderosa
protecció n a mi familia y a mi comunidad.
Glorioso san Miguel Arcá ngel, asísteme a lo largo de mi vida, sé mi fuerza y mi guardiá n, ayú dame a nunca ofender a
Dios de pensamiento, palabra obra u omisió n, antes bien, ayú dame a imitar tu valor y lealtad a É l, obtén para mí la gracia de
amar a Dios y a la Santísima Virgen María con todo el corazó n, defiéndeme contra todas las tentaciones del diablo,
concédeme la victoria contra el enemigo del alma, en la hora de la muerte, dígnate interceder por la paz de mi alma,
defiéndela contra las asechanzas del enemigo y condú cela a la patria celestial. Amén.

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