La Musica Como Lenguaje Sobre Dios
La Musica Como Lenguaje Sobre Dios
La Musica Como Lenguaje Sobre Dios
Introducción
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Pero, por otro lado, no podemos negar que la música es una forma y un canal de
comunicación: la música ha comunicado de hecho la interioridad humana desde hace
siglos. Según nuestro entender, la misma ambigüedad expresiva de la música, esa
pluralidad de significados que abre y sugiere, lejos de ser una limitación, es una
fortaleza comunicacional que atrae y seduce, porque nunca se agota.
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“La expresión artística ya manifiesta en sí misma la profunda dimensión espiritual del ser humano. Un
ser que, aun cuando pueda ser no consciente de ello, participa del mismo ser creativo de Dios. El artista
y el místico tienen mucho en común. Son personas de experiencia del misterio escondido, […] de la
belleza que quizás nuestros ojos no son capaces ya de percibir.” Fco. Javier Sancho Fermín,
“Presentación”, en Estética y Espiritualidad. “Via pulchritudinis”. Coord. Fco. Javier Sancho Fermín, 8
(Burgos: Monte Carmelo – CITeS, 2012).
8
“La dinámica del conocimiento comienza con […] la oferta del ser y su percepción por parte del
hombre. Porque los trascendentales tienen su propia correspondencia en los mecanismos del
conocimiento humano. Y en este sentido, la verdad se dirige a la inteligencia que busca la adecuación
con las cosas que percibe; igualmente el bien se orienta a la voluntad, a lo que ella quiere y desea; y la
belleza afecta a la sensibilidad, a los dispositivos propios de la admiración, del entusiasmo y de la
contemplación.” Jesús Casás Otero, “Estética teológica y arte sagrado”, en Estética, 16
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supeditada a su funcionalidad respecto del rito litúrgico: es “la función ministerial de la
música sacra en el servicio divino”.9
Por este motivo relaciono el camino de expresión musical litúrgica con la Vía
ascética. Aquí la música debe resignar de ella todo lo que pueda resultar un estorbo a su
cometido principal: servir al texto sagrado.10
9
“La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale
entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras,
constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne”. Concilio Vaticano II, Constitución
Sacrosantum Concilium, 112b, Página web de la Ciudad del Vaticano, (consultado el 22/XI/2019)
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.html
10
Poniendo a la música en analogía con la persona en su camino hacia Dios: “El aspecto negativo de la
vida cristiana consiste en luchar y desembarazarse de todo cuanto pueda constituir un estorbo en el
camino de nuestra santificación.” Antonio Royo Marín. Teología de la Perfección cristiana (Madrid:
B.A.C., 1962): 288.
11
Sacrosantum Concilium, 112a
12
Ibid., 113
13
Como la Revelación experimentamos que Dios habla, la Palabra será un elemento clave en la Liturgia:
Jordi-Agustín Piqué I Collado. "Palabra, Espacio y Música: parámetros teológicos de la Música Litúrgica,"
Scripta Theologica 47, n° 3 (2015): 693.
14
Ibid., 114
15
Para cimentar la nueva fe en los pueblos recién evangelizados, la Iglesia cortó toda manifestación
musical que pudiera rememorar el antiguo paganismo, incluida toda música instrumental.
16
La rítmica regular implica una acentuación periódica de un conjunto de pulsos. Como las palabras en
un texto acentúan sus silabas diversamente, la rítmica resultante no será regular, a menos que se
ubiquen las palabras de modo que resulte regular, como es el caso de una poesía en verso.
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canto respeta las articulaciones de la palabra y de la frase pero algunas veces las sílabas
pueden contener más un sonido: es lo que se llama “melisma”. El melisma realza la
sílaba y en ella la palabra, dotándola de mayor solemnidad.
La forma del discurso musical está dada por la estructura del texto: sus pausas y
unidades de sentido están determinadas por las del texto.
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“¡Por supuesto que escuchamos las palabras! Y sin embargo, siempre y cuando estemos en presencia
de música auténtica, significativa, y a condición de que la escuchemos de manera adecuada, percibimos
siempre un significado adicional, sumamente íntimo, que estaría ausente de las palabras por sí solas.
Josef Pieper. Solo quien ama canta, El arte y la contemplación (Madrid: Encuentro, 2015): 40-41
18
Los modos se arman con la escala sucesiva de las notas (do-re-mi-fa-sol-la-si) pero cada modo toma
como punto de partida una nota distinta: uno recorre desde la hasta el la de la octava siguiente, otro del
re hasta el re de la octava siguiente, etc…
19
Aristóteles. Política (Madrid: Gredos, 1988): 1342a
20
Confesiones, Libro X, Capítulo XXXIII. San Agustín. Confesiones (Madrid: B.A.C., 1979). Las citas a
continuación remiten al mismo capítulo. El cuidado en la elección de los modos musicales y en la
interpretación de los cantos señala la función educativa que se le reconoce a la música en la antigüedad:
“La música, de acuerdo con Platón, no es tan sólo un instrumento para formar el carácter del hombre,
sino también un instrumento para el correcto ordenamiento de la estructura legal de la sociedad [...] en
cuanto relacionado con la consecución del bien común” Pieper, 40-41
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El canto, al ser sonoro, influye en la sensibilidad. Será más funcional a la
Liturgia cuando las sensaciones que despierte sintonicen con el texto cantado y el
propósito y el sentido del rito litúrgico.
Agustín, desde su propia experiencia, analiza el ministerio del canto litúrgico.
Opina que el canto ayuda a “que el espíritu flaco se despierte a piedad con el deleite del
oído”. El deleite musical actúa de atractivo para que las palabras pronunciadas queden
más fijas en la conciencia creyente. Pero el Santo también reconoce que, al escuchar los
cantos de la Iglesia, experimenta una lucha interior entre el deleite del oído por la
música y la captación del significado por las palabras. Y al sentirse “más movido por el
canto que por lo que se canta” querría quitar de la Iglesia todos los cantos pero, al
recordar cuánto le ayudaron a llegar a la fe en la Iglesia de Milán, retrocede y acepta de
nuevo su “gran utilidad”.
La propiedad de atraer y emocionar que posee la música es su don para la
Liturgia y, a la vez, es su mayor riesgo: puede despertar sensaciones que no sean
apropiadas al momento litúrgico correspondiente y puede volverse el centro de la
atención y punto de llegada dejando de ser camino hacia Dios.
Las reglas litúrgicas modelan, por eso, la manera de composición e
interpretación musicales para que la música se avenga a cumplir su función litúrgica.
San Agustín, comentando el Salmo 32, v.3 (Cantadle un cántico nuevo, cantadle
bien, con júbilo) justifica que el canto y la palabra adquieran una relación de autonomía:
“¿Qué es cantar con júbilo? Comprender, pero sin poder explicar con palabras,
lo que se canta con el corazón. [...] El júbilo sería algo así como lo que da a luz el
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corazón para expresar algo imposible de decir con palabras. ¿Y a quién le gusta esta
expresión jubilosa, sino al Dios inefable? Es inefable lo que no puedes expresar con
palabras. Pero si no lo puedes pronunciar, y tampoco lo debes callar ¿qué queda, sino
que te desahogues en el júbilo, para que, sin palabras, se regocije tu corazón, y el campo
inmenso de las alegrías no quede aprisionado por los límites de las sílabas?”21
La unidad en el canto, es otro elemento central del Gregoriano que fue mutando
poco a poco y dando paso a un nuevo género musical: la Polifonía musical. Como
muestras de esta primera polifonía tenemos sobretodo el testimonio Guillaume de
Machaut, compositor litúrgico que compuso la primera Misa “firmada” (primera
composición no anónima de la que tenemos registro22).
La unidad de la monodia y el anonimato de la composición eran dos elementos
que remitían a la Iglesia de voz única y toda ella Orante. Ahora va apareciendo una
Iglesia como Pueblo más diverso y plural. Por otro lado, la música va adquiriendo
rostro y nombre y se emancipa de la invisibilidad funcional litúrgica.
21
San Agustín. Comentarios a los Salmos, 32, II, 1. En Nova Biblioteca Agustiniana (on line) (consultado
el 22/XI/2019) https://www.augustinus.it/spagnolo/esposizioni_salmi/index2.htm
22
Cf. La Messe de Notre Dame: https://www.youtube.com/watch?v=mvIEA2dBKGA
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esperanza, o estados anímicos como la serenidad o la tensión. ¿Acaso no están estas
sensaciones o estados anímicos en la base de toda experiencia religiosa?
El ritmo ya no será liso o irregular para regirse según las acentuaciones del texto
sino regular y hará al texto ajustarse a la métrica de la melodía musical. A pesar de su
matriz de ritmo regular, la Polifonía renacentista logra generar la sensación de
“navegar” sobre aguas sin pisar tierra firme y comunica de manera magnifica esta
condición del Misterio de Dios: la permanente actividad.
El texto musicalizado en gran parte de la Polifonía se diluye entre repeticiones,
estiramientos de sílabas, adelantamiento y superposiciones. Esto muestra que la
comunicación de lo divino no pasa principalmente por la intelección del texto.
La complejidad sonora que ofrece el discurso musical de estos períodos se aleja
notablemente de la simplicidad de la monodia que, en su desnuda sencillez, mostraba la
simpleza de Dios y la desnudez necesaria para comunicarse con Él. El discurso tiene
profundidad, se reconoce una diversidad de planos y, en todas estas texturas resultantes,
el oyente encuentra un discurso complejo que comunica la majestuosidad, la amplitud,
la profundidad del Misterio de Dios.23
23
Un atisbo de lo que nos canta el autor de la carta a los Efesios: “Así podrán comprender, con todos los
santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán
conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios.”
(Ef 3, 18-19)
24
Experimentando una incomodidad con el paradigma anterior, en esta vía se fragua un nuevo modo de
relación con Dios desde una mayor libertad respecto de los moldes de la meditación ordinaria. Se
evidencia un crecimiento de las virtudes por la efusión y el mayor aprovechamiento de los dones del
Espíritu Santo. “...Llaman vía iluminativa o de contemplación infusa, con que Dios de suyo anda
apacentando y reficionando el alma sin discurso ni ayuda activa de la misma alma”. San Juan de la Cruz.
5
Noche Oscura, I, I, 14, 1. Obras Completas (Madrid: Editorial de Espiritualidad, 1993), 486.
8
Corales de J. S. Bach, los Glorias de Vivaldi, el Requiem de Mozart o de Fauré , son
algunos ejemplos de los innumerables composiciones que han inmortalizado textos
litúrgicos y religiosos en diversas versiones musicales.
Sin embargo, tanto en el Concilio de Trento (1545-1563) como en disposiciones
papales posteriores25, la Iglesia exige a la Música – llamada Sacra composiciones que
respeten la comprensibilidad del texto, la dignidad de la expresión (sin afectaciones), la
exclusión de melodías profanas y un uso de los instrumentos que logre “ayudar
eficazmente a conseguir el elevado fin de la música sagrada” en las que se “conmueve
las almas de los fieles con la grandiosidad y dulzura de sus sonidos, llena las almas de
una alegría casi celestial y las eleva con vehemencia hacia Dios y los bienes
sobrenaturales.”26
La tensión que genera, al interior del Magisterio, la evolución de la música en
los siglos XIX y XX hace que la expresión musical litúrgica quede, en adelante, fijada
en los estilos ya consagrados del pasado.
25
Tra le Sollecitudini de Pío X (1903) y Musicae Sacrae de Pio XII (1955)
26
Pio XII, Musicae Sacrae, 18. Página oficial del Vaticano, (22/XI/2019)
http://w2.vatican.va/content/pius-xii/es/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_25121955_musicae-
sacrae.html
27
Con este nombre se suele identificar a la música que no es producida comercialmente para satisfacer
el consumo musical masivo.
28
Olivier Messiaen, La Nativité du Seigneur, Les anges:
https://www.youtube.com/watch?v=B15OacVHXkQ / Piotr Ilich Tchaikovsky. Himno de los Querubines:
"Los que místicamente somos íconos de los querubines "--y a la vivificante Trinidad, cantamos el himno
Tres veces Santo--, "todo afán material desechemos... "Para recibir al Soberano del Todo, "por angélicas
huestes, invisiblemente escoltado: "¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!"
https://www.youtube.com/watch?v=OPlK5HwFxcw / Samuel Barber, Adagio for Strings:
https://www.youtube.com/watch?v=tVNhFMZP4NM / György Ligeti, Lux Aeterna :
https://www.youtube.com/watch?v=Ftc7JMm8B1I (22/XI/2019)
9
3.a) La Belleza de la música en la “vía unitiva”. Correspondencia entre la
música y el Misterio de Dios.
La dimensión teofánica del arte (y por lo tanto, de la música) ha sido
abundantemente estudiada29.
Quisiéramos aportar una perspectiva: dentro de lo específicamente musical hay
una suerte de afinidad o correspondencia con lo divino (o con el Misterio) que le ubica
privilegiadamente respecto de las demás artes en las posibilidades de expresividad30.
¿Qué es lo que tiene la música que suscita conversiones súbitas de personas que
no habían manifestado ningún entusiasmo especial por lo religioso?31 Reconocemos
pintores o escultores que se han destacado notablemente por su arte, pero... ¿qué tendrá
la música que solo en ella se ha dado el caso de los llamados niños prodigio que, a poco
de aprender (o de mirar simplemente a alguien hacer música), son capaces de desarrollar
una maestría singularmente precoz en el arte musical?
Lo que permite a la música comunicar mejor a Dios, no son sus parámetros
como la melodía o la armonía, no tiene que ver con una determinada organización de los
sonidos, sino con su propia naturaleza. Hay en la música como fenómeno, como medio
de expresión, una correspondencia o afinidad, una semejanza con el misterio de lo
humano y con el Misterio de lo divino. Y nos referimos a una semejanza con la vía
unitiva porque este modo de expresión es sin modo y acontece simplemente en el ser de
la música.
La música guarda una especial relación con el misterio humano. Josef Pieper
comprende el interés de los filósofos hacia la música porque esta se encuentra “por su
misma naturaleza, tan cerca de los fundamentos de la existencia humana.”32 Según él, la
música “expresa el dinamismo interior del yo existencial del hombre, el cual es la
materia prima de la música (por así decirlo), compartiendo ambos una característica
particular: los dos discurren en el tiempo”. 33 Esta especie de afinidad de la música con
lo humano, esa posibilidad de reflejarle su interioridad de forma inmediata, interpela y
desafía al hombre a un “nivel profundo, donde acontece su auto-realización.”34 ¿No
rozamos aquí una correspondencia de la música con el Misterio de Dios?
Otras características de la música como lenguaje la hacen afín y apropiada para
comunicar el Misterio de Dios.
29
“El arte responde al intento de expresar, con el lenguaje más adecuado, el impacto sensacional de las
tensiones que experimenta ante sus interrogantes y la trascendencia del misterio.” Jesús Casás Otero.
“Estética”, en Estética, 26-27. “La belleza artística suscita la emoción interior, provoca, en el silencio, el
a
encantamiento y esa “salida de sí mismo”, [...] por la intensidad del sentimiento experimentado.” M .
Ángeles Almacellas Bernardó. “El cine y el misterio del hombre”, en Estética, 165.
“El arte de los sonidos es verdaderamente y dicho esto sin metáforas la intimidad de la interioridad
30
y el fuero interno de las demás artes. Para admitir que la música traduce el alma de una situación, y
hace que esta última sea perceptible al oído de nuestra alma, no es necesario conferirle un alcance
transfísico.” Vladimir Jankélévitch, La música, 122-123
31
Es muy conocido el caso de García Morente: cf. Oscar Valado Dominguez, “75 aniversario de la
conversión de Manuel García Morente. ¿La música como “preludio” de un acto de fe?”, en Teología
Espiritual, LVI, 167, (2012): 177-191.
32
Pieper, Solo, 38
33
Ibíd., 45
34
Ibíd., 47
10
Su inefabilidad:
Lo inefable es inexpresable por ser infinito e interminable cuanto sobre ello hay que
decir. Este es el insondable misterio de Dios, [...] (y) el misterio que la música nos
transmite no es lo inexpresable estéril de la muerte, sino lo inexpresable fecundo de la
vida, la libertad y el amor dicho brevemente, el misterio musical no es lo invisible, sino,
lo inefable. [...] donde la palabra falta, allí comienza la música; donde las palabras se
detienen, el hombre no puede hacer más que cantar. 35
Su fuerza creativa y presencial. La música es obra. En la composición, la
interpretación y la escucha de la música hay
...una operación mágica: el instrumentista o el cantante cooperan con el primero
[compositor] porque de modo efectivo materializa la obra en el aire vibrante durante un
cierto lapso de tiempo; [...] la verdad eterna deviene entonces operación temporal y
comienza a suceder efectivamente, según coordenadas de horario y calendario. Esto se
llama “tener lugar”. [...] ¡la música no ha sido inventada para que se hable de música!,
¿y no es ésta la definición misma del Bien? El Bien debe ser hecho, no dicho o
conocido.36
Su carácter experiencial: ¿cómo explicar el gusto de ese encantamiento que
irremplazablemente hay que experimentar para poderlo comprender?37
Su relación con el silencio. La música es capaz de engendrar el silencio interior
de la escucha, y a la vez su alocución es silenciosa, no es evidente sino que nos confía la
tarea de la interpretación.38
No es tanto el contenido expresado sino el medio mismo quien comunica el
Misterio: sin dejar de ser lo que es, participa en su ser del Misterio y lo transparenta.
Conclusión
Así como en las etapas del itinerario espiritual, la gracia de Dios tiene la
iniciativa y, ya desde la vía ascética, mueve y atrae al creyente, la música comunica y
refleja esa correspondencia o afinidad con el Misterio de Dios en cada una de las
manifestaciones musicales de la historia con las que el ser humano ha buscado expresar
su experiencia de Dios. Creemos que no es alguno de los elementos del lenguaje
musical en particular el que nos regala atisbar el Misterio de Dios y nos provoca
admiración y sobrecogimiento, sino la música misma como lenguaje, como mano y
corazón humanos que insisten en alcanzar ese Misterio del que, sin merecerlo, como un
don, llevamos su huella... ¿no es acaso el ritmo (cardíaco) nuestro principal signo vital?
35
Vladimir Jankélévitch, La música, 118
36
Ibíd., 127.129
37
Ibíd., 133-134
38
Ibíd., 136; J. Pieper, Solo, 54
11
BIBLIOGRAFIA
- Comentarios a los Salmos, 32, II, 1. En Nova Biblioteca Agustiniana (on line)
(consultado el 22/XI/2019)
https://www.augustinus.it/spagnolo/esposizioni_salmi/index2.htm
Castro Rodríguez, Sixto José. "Una aproximación al complejo emotivo del Arte,"
Aisthesis: Revista chilena de Investigaciones Estéticas, no. 62 (2017) DOI:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6607219.pdf
Pieper, Josef. Solo quien ama canta. El arte y la contemplación. Madrid: Encuentro,
2015.
Rosen, Charles. Las Fronteras del Significado. Tres Charlas Sobre Música, traducido
por F. López Martín. Barcelona: Acantilado, 2017.
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