La Atmosfera Del Hogar

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Capítulo 1—La atmósfera del hogar

El hogar es el centro de toda actividad—La sociedad se compone de familias, y será lo


que la hagan las cabezas de familia. Del corazón “mana la vida;” y el hogar es el
corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación.1* La elevación o la decadencia
futura de la sociedad será determinada por los modales y la moralidad de la juventud
que se va criando en derredor nuestro. Según se hayan educado los jóvenes y en la
medida en que su carácter fué amoldado en la infancia por hábitos virtuosos, de dominio
propio y temperancia, será su influencia sobre la sociedad. Si se los deja sin instrucción
ni control, y como resultado llegan a ser tercos, intemperantes en sus apetitos y
pasiones, así será su influencia futura en lo que se refiere a amoldar la sociedad. Las
compañías que frecuenten los jóvenes ahora, los hábitos que adquieran y los principios
que adopten indican cuál será el estado de la sociedad durante los años venideros.2 El
más dulce de los cielos—El hogar debe ser hecho todo lo que la palabra implica. Debe
ser un pequeño cielo en la tierra, un lugar donde los afectos son cultivados en vez de ser
estudiosamente reprimidos. Nuestra felicidad depende de que se cultive así el amor, la
simpatía y la verdadera cortesía mutua.3 [12] El símbolo más dulce del cielo es un
hogar presidido por el espíritu del Señor. Si se cumple la voluntad de Dios, los esposos
se respetarán mutuamente y cultivarán el amor y la confianza.4 Importancia del
ambiente hogareño—La atmósfera que rodea las almas de padres y madres llena toda la
casa, y se siente en todo departamento del hogar.5 *Unos cuantos de los libros de la Sra.
E. G. de White que se citan en esta obra han sido traducidos al castellano a través de los
años. En todos los casos en que resultó posible, las citas se transcribieron de las
ediciones publicadas en la Biblioteca del Hogar Cristiano, a la cual se incorporó
también la edición revisada y corregida de “El Ministerio de Curación.”—El traductor.
10 La atmósfera del hogar 11 Los padres crean en extenso grado la atmósfera que reina
en el círculo del hogar, y donde hay desacuerdo entre el padre y la madre, los niños
participan del mismo espíritu. Impregnad la atmósfera de vuestro hogar con la fragancia
de un espíritu tierno y servicial. Si os habéis convertido en extraños y no habéis sido
cristianos de acuerdo con la Biblia, convertíos; porque el carácter que adquiráis durante
el tiempo de gracia será el carácter que tendréis cuando venga Cristo. Si queréis ser
santos en el cielo, debéis ser santos primero en la tierra. Los rasgos de carácter que
cultivéis en la vida no serán cambiados por la muerte ni por la resurrección. Saldréis de
la tumba con la misma disposición que manifestasteis en vuestro hogar y en la sociedad.
Jesús no cambia nuestro carácter al venir. La obra de transformación debe hacerse
ahora. Nuestra vida diaria determina nuestro destino.6 La creación de una atmósfera
pura—Todo hogar cristiano debe tener reglas; y los padres deben, por sus palabras y su
conducta el uno hacia el otro, dar a los hijos un ejemplo vivo y precioso de lo que
desean verlos llegar a ser. Debe manifestarse pureza en la conversación y debe
practicarse constantemente la verdadera cortesía cristiana. Enseñemos a los niños y
jóvenes a respetarse a sí mismos, a ser fieles a Dios y a los buenos principios;
enseñémosles a respetar y obedecer la ley de Dios. Estos principios regirán entonces su
vida y los pondrán en práctica en sus relaciones con los demás. Crearán una atmósfera
pura, que ejerza una influencia tendiente a alentar a las almas débiles en la senda hacia
arriba que conduce a la santidad [13] y al cielo. Sea cada lección de un carácter elevador
y ennoblecedor, y las anotaciones hechas en los libros de los cielos serán tales que no
nos avergonzaremos de ellas en el juicio. Los niños que reciban esta clase de instrucción
... estarán preparados para ocupar puestos de responsabilidad y, mediante el precepto y
el ejemplo, estarán constantemente ayudando a otros a hacer lo recto. Aquellos cuyas
sensibilidades morales no hayan sido embotadas apreciarán los buenos principios;
estimarán correctamente sus dotes naturales y darán el mejor uso posible a sus
facultades físicas, mentales y morales. Esas almas se ven grandemente fortalecidas
contra la tentación; están rodeadas de una muralla que no se derribará fácilmente.7 12
El Hogar Cristiano Dios quisiera que nuestras familias fuesen símbolos de la familia del
cielo. Recuerden esto cada día los padres y los hijos, y relaciónense unos con otros
como miembros de la familia de Dios. Entonces su vida será de tal carácter que dará al
mundo una lección objetiva de lo que pueden ser las familias que aman a Dios y
guardan sus mandamientos. Cristo será glorificado; su paz, su gracia y su amor
compenetrarán el círculo familiar como un perfume precioso.8 Mucho depende del
padre y de la madre. Ellos deben ser firmes y bondadosos en su disciplina, y deben
obrar con el mayor fervor para tener una familia ordenada y correcta, a fin de que los
ángeles celestiales sean atraídos hacia ella y le impartan una fragante influencia y paz.9
Sea el hogar alegre y feliz—No olvidéis jamás que por el aprecio de los atributos del
Salvador debéis hacer que el hogar sea un sitio alegre y feliz para vosotros mismos y
para vuestros hijos. Si invitáis a Cristo a vuestro hogar, podréis discernir entre el bien y
el mal. Podréis ayudar a vuestros hijos para que sean árboles de justicia, que lleven los
frutos del Espíritu.10 Podrán sobrevenir dificultades, pero éstas constituyen la suerte
[14] que le toca a toda la humanidad. Resplandezcan la paciencia, la gratitud y el amor
en el corazón, por nublado que esté el día.11 El hogar puede ser sencillo, pero puede ser
siempre un lugar donde se pronuncien palabras alentadoras y se realicen acciones
bondadosas, donde la cortesía y el amor sean huéspedes permanentes.12 Administrad
las reglas del hogar con sabiduría y amor, no con vara de hierro. Los niños responderán
con obediencia voluntaria a la ley del amor. Elogiad a vuestros hijos siempre que
podáis. Haced que sus vidas sean tan felices como fuere posible. ... Mantened blando el
terreno del corazón por la manifestación del amor y del afecto, preparándolo así para la
semilla de la verdad. Recordad que el Señor da a la tierra no solamente nubes y lluvia,
sino el hermoso y sonriente sol, que hace germinar la semilla y hace aparecer las flores.
Recordad que los niños necesitan no solamente reproches y corrección, sino estímulo y
encomio, el agradable sol de las palabras bondadosas.13 No debéis tener disensión en
vuestra casa. “Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después
pacífica, modesta, La atmósfera del hogar 13 benigna, llena de misericordia y de buenos
frutos, no juzgadora, no fingida. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos
que hacen paz.” Mansedumbre y paz es lo que anhelamos para nuestros hogares.14
Tiernos lazos que nos unen—El vínculo de la familia es el más estrecho, el más tierno y
sagrado de la tierra. Estaba destinado a ser una bendición para la humanidad. Y lo es
siempre que el pacto matrimonial sea sellado con inteligencia, en el temor de Dios, y
con la debida consideración de sus responsabilidades.15 Todo hogar debiera ser un
lugar donde reine el amor, donde moren los ángeles de Dios, y donde ejerzan una
influencia suavizadora y subyugadora sobre los corazones de los padres y de los
hijos.16 [15] Debemos hacer de nuestros hogares un Betel, y de nuestros corazones un
sagrario. Dondequiera que el amor de Dios sea aprcciado en el alma, habrá paz, luz y
gozo. Presentad la Palabra de Dios a vuestras familias con amor, y preguntad: “¿Qué ha
dicho Dios?” 17 La presencia de Cristo hace cristiano el hogar—El hogar hermoseado
por el amor, la simpatía y la ternura es un lugar que los ángeles visitan con agrado, y
donde se glorifica a Dios. La influencia de un hogar cristiano cuidadosamente
custodiado en los años de la infancia y la juventud, es la salvaguardia más segura contra
las corrupciones del mundo. En la atmósfera de un hogar tal, los niños aprenderán a
amar a sus padres terrenales y a su Padre celestial.18 Los jóvenes necesitan, desde su
infancia, que se levante una firme barrera entre ellos y el mundo, a fin de que no los
afecten sus influencias corruptoras.19 Toda familia cristiana debe ilustrar ante el mundo
el poder y la excelencia de la influencia cristiana. ... Los padres deben comprender su
responsabilidad en lo que concierne a mantener sus hogares libres de toda mancha del
mal moral.20 La santidad para con Dios debe compenetrar el hogar. ... Los padres y los
hijos deben educarse para cooperar con Dios. Deben poner sus hábitos y sus prácticas
en armonía con los planes de Dios. 21 Las relaciones familiares deben ejercer una
influencia santificadora. Los hogares cristianos, establecidos y dirigidos de acuerdo con
el plan de Dios, contribuyen en forma admirable a la formación de un carácter cristiano.
... Los padres y los hijos deben ofrecer juntos 14 El Hogar Cristiano un servicio amante
al Unico que puede mantener puro y noble el amor humano.22 La primera obra que
debe hacerse en un hogar cristiano es asegurarse de que el Espíritu de Cristo more allí, y
de que cada miembro de la familia pueda tomar su cruz y seguir a Jesús dondequiera
que él le conduzca.23 [16] [17] 1El Ministerio de Curación, 269. 2Pacific Health
Journal, junio de 1890. 3Testimonies for the Church 3:539. 4The Signs of the Times, 20
de junio de 1911. 5Manuscrito 49, 1898. 6Carta 18b, 1891. 7Special Testimonies,
Series B 16:4, 5. 8The Review and Herald, 17 de noviembre de 1896. 9Manuscrito 14,
1905. 10Carta 29, 1902. 11El Ministerio de Curación, 305. 12The Review and Herald, 9
de julio de 1901. 13Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 88. 14Manuscrito 9,
1893. 15El Ministerio de Curación, 275. 16Carta 25, 1904. 17Carta 24a, 1896.
18Manuscrito 126, 1903. 19Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 92. 20The
Review and Herald, 9 de octubre de 1900. 21Carta 9, 1904. 22Manuscrito 16, 1899.
23Manuscrito 17, 1891.

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