Entendiendo La Biblia Por Completo Jonathan Walton PDF

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ENTENDIENDO LA BIBLIA POR COMPLETO

Este libro de texto es un extracto del curso de diecinueve semanas


llamado “Entendiendo la Biblia por completo, de Génesis a
Apocalipsis”, enseñado por el autor y doctor en teología Jonathan
Welton.

Si quieres devorar la Palabra, ¡este libro te dará el cuchillo, el


tenedor y hasta incluso la servilleta y las golosinas, y te enseñará
cómo comer!

TEMAS INCLUIDOS:

Diferencias entre Teología Sistemática y Bíblica.

¿De dónde salió la Biblia?

Traducciones y herramientas de estudio.

Libre albedrío Vs. Predestinación.

Dispensacionalismo y Teología del Pacto.

Cesacionismo y Sobrenaturalismo.

Los Cinco Pactos Mayores: Noé, Abraham, Moisés, David, y el


Nuevo Pacto.

Las promesas cumplidas del Pacto.

Dios no es un monstruo del Antiguo Pacto.

Entendiendo el Sacrificio.
Teología del Nuevo Pacto.

La Transición del Mejor Pacto.

El fin del Siglo.

La revelación de Jesús.

La única ley del Nuevo Pacto.

EL DOCTOR JONATHAN WELTON (VISION


INTERNATIONAL) ES EL PROFESOR FUNDADOR DE LA
WELTON ACADEMY SUPERNATURAL BIBLE SCHOOL. ES UN
AUTOR PROLÍFICO, CUYOS TRABAJOS INCLUYEN DOS
BEST SELLERS: “THE SCHOOL OF THE SEERS” Y
“RAPTURELESS”. EL DR. WELTON ES EL PADRE DEL
SISTEMA DE INTERPRETACIÓN CONOCIDO COMO
TEOLOGÍA DEL NUEVO PACTO (BETTER COVENANT
THEOLOGY). HA MINISTRADO ALREDEDOR DEL MUNDO
Y ES MUY ACTIVO CREANDO ARTÍCULOS DE GRAN
VALOR EN LAS REDES SOCIALES.
Este libro de texto ha sido revisado y aprobado por:
Dr. Martin Trench
Dr. Stan DeKoven
Dr. Stan Newton.
DEDICATORIA
Con gran amor dedico este trabajo a mis padres, Jim y Carolyn
Welton. Ustedes me dieron un amor apasionado por la Palabra de
Dios, que es raro en mi generación, y ser su hijo ha sido el honor
más grande de mi vida. Sé que están orgullosos de mí, pero yo tengo
el mismo orgullo hacia ustedes. Nuestro Padre tendrá una gran
celebración en honor a su fidelidad el día en que lleguen a Su
regazo. Estaré muy triste cuando ese día llegue, pero su legado
vivirá por siempre por causa del amor por el Señor que ustedes han
contagiado en mi corazón, y que tengo el honor de desperdigar a
través del mundo a través de mis libros.

Le doy las gracias a mi esposa, Karen Hannah Welton, por ser mi


pilar a través de las tormentas. Amo compartir mi vida contigo. Me
has traído gran ánimo, confianza, y aceptación. Me has amado, me
has valorado y me has animado en mis incontables horas de estudio,
en las compras de libros, y en mis conversaciones nerd de la Biblia.
No sería ni de cerca el hombre que soy hoy si no hubiese sido por
tus constantes enseñanzas y desafíos para que abra el corazón. ¡Te
amo!

A mi primer hija, Hannah Elizabeth Welton. Tú me hiciste padre, y


haciendo eso, me has mostrado cómo se siente el Padre respecto a
mí. La alegría que tu vida trae a mi vida es indescriptible. Eres una
de las principales motivaciones en todo lo que escribo. Escribo con
el deseo de que tu generación vea claramente el corazón de Jesús y
que por causa de eso, se vean a sí mismos correctamente. Eres mi
luz de sol, mi adorable luz de sol.
CONTENIDOS

PARTE UNO
CIMIENTOS Y FILTROS
1. ENTENDIENDO TEOLOGÍA
Teología sistemática. Teología Bíblica. Exégesis y Eiségesis.
Hermenéutica. Formas de estudio.

2. ENTENDIENDO LA BIBLIA
La historia del Canon. ¿Por qué hay sesenta y seis libros? La
autoridad de la Biblia. Cristianismo Académico Vs. Cristianismo
Popular.

3. TRADUCCIONES BÍBLICAS Y HERRAMIENTAS DE


ESTUDIO
Traducciones bíblicas. Herramientas de estudio. Cómo usarlos.

4. FILTROS: CALVINISMO
La historia del Calvinismo. Inmutable, Impasible, y Atemporal.
Arminianismo. Teísmo Abierto. Molinismo. TULIP (O “Los cinco
puntos del Calvinismo”). La soberanía de Dios.

5. FILTROS: DISPENSACIONALISMO, TEOLOGÍA DEL


PACTO, Y TEOLOGÍA DEL NUEVO PACTO.
Dispensacionalismo. Teología del Pacto. Teología del Nuevo Pacto.

6. FILTROS: CESACIONISMO Y TEOLOGÍA LIBERAL.


Cesacionismo. Otras influencias. Teología liberal. El peso de la
evidencia.
PARTE DOS
LOS CINCO PACTOS
7. CRONOLOGÍA BÍBLICA Y LOS CINCO PACTOS.
La organización del Antiguo Testamento. Una Cronología Revisada
de la Cronología del Nuevo Testamento. Los Cinco Pactos Mayores
y Cánones.

8. EL PACTO NOÉTICO.
El Jardín del Edén. Caín y Abel. El Linaje. El diluvio. El Pacto. La
torre de Babel.

9. EL PACTO ABRAHÁMICO.
Comienza el Viaje. Melquisedec. Pacto de Corte. Agar e Ismael.
Confirmando el Pacto. Sodoma y Gomorra. El Nacimiento de Isaac.
El Sacrificio. La importancia de Sara.

10. EL PACTO MOSAICO. PARTE UNO.


El Peor Momento de Israel. De un Pacto de Concesión a un Pacto
Monárquico. El Becerro de Oro. El Resultado. La Tierra Prometida.
Los Cuarenta Años.

11. EL PACTO MOSAICO. PARTE DOS.


De un Pacto Monárquico a un Pacto de Vasallaje. La Maldición de
la Ley. Su Fracaso Profetizado. No Demasiado Difícil. En Defensa
de Dios. La Canción de Moisés.

12. EL PACTO DAVÍDICO.


Una Casa para Dios. Las Cuatro Promesas Mayores. Comparación
con otros Pactos. Su Conexión con el Nuevo Pacto. La Naturaleza
del Reino. La Resurrección.

13. EL CUMPLIMIENTO DEL PACTO ABRAHÁMICO.


Jesús como Mesías. Jesús: Mayor que Abraham. La Importancia de
la Circuncisión. La Circuncisión del Corazón. La Ley y la Fe.

14. TEORÍA DEL SACRIFICIO.


Tres Perspectivas del Sacrificio. Perdón o Castigo. Los Tipos y
Figuras. Dios en Ambos Lados del Pacto. Algunas Objeciones. El
Concepto de la Ira.

15. PREGUNTAS FRECUENTES ACERCA DEL SACRIFICIO.


¿Por qué Jesús tuvo que sufrir? ¿Puede un Dios que perdona el
pecado ser justo? ¿Por qué Dios pidió sacrificios de animales? ¿Qué
hay del chivo expiatorio? ¿Cuándo terminó realmente el Antiguo
Pacto? ¿Qué parte tuvimos en la muerte de Jesús?

PARTE TRES
TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO
16. ANUNCIANDO LA TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO
El Canon del Nuevo Pacto. El Problema de las Teologías Actuales.
Los Pilares de la Teología del Mejor Pacto. La Ley del Amor. Las
Cinco Esferas.

17. HEBREOS: LA TRANSICIÓN DEL PACTO.


Los Principales Temas. Un Bosquejo de Hebreos. Christus Victor.
El Reino Inconmovible. El Siglo Venidero y Los Ultimos Días. La
Inminente Transición. Melquisedec.

18. DANIEL 9: UNA DEMOSTRACIÓN DEL NUEVO PACTO


DE AMOR.
El Reino Ahora. Creencias Populares de los Últimos Tiempos. El
Entendimiento Histórico de Daniel 9. Los Últimos Tres Años y
Medio. La Abominación de la Desolación. Embajadores de Amor.

19. MATEO 24: EL FIN DEL SIGLO.


Cuatro Perspectivas Básicas de la Escatología. Carismáticos,
Teología del Pacto, y Sionismo. Preterismo Parcial, Total y Kik.
Doble Cumplimiento. Solo Un Cumplimiento. Los Paralelos. Cuatro
Diferencias. Tres Términos Importantes. Mateo 25. Conclusiones.

20. APOCALIPSIS: EL FIN DEL PACTO MOSAICO


El Desafío de Apocalipsis. Apocalipsis como una Pintura. La
Revelación de Jesucristo. El Corazón de Dios en Apocalipsis. Un
Estudio de Apocalipsis.
PARTE UNO

CIMIENTOS Y FILTROS
CAPÍTULO UNO:

ENTENDIENDO TEOLOGÍA
Mucha gente se sienta en la iglesia todos los domingos, año
tras año, para escuchar un breve mensaje, pero aun así se sienten
insatisfechos. Tienen un deseo en marcha de aprender y comprender
la Biblia, pero un sermón dominical tópico de media hora realmente
no les permite “entender el libro”. Quizás aprendan acerca de
determinados temas, dependiendo de la iglesia a la que asistan, pero
ese sano deseo de un mayor entendimiento de las Escrituras sigue
aún sin cumplirse. Algunas personas, para satisfacer este deseo, van
a la escuela para aprender más. Quizás vayan a una escuela de
ministerio, en donde aprenderán cómo ministrar a las personas
(evangelismo urbano, profecía, orar por los enfermos, etc.). O quizás
elijan asistir a un seminario o a una escuela de teología, en donde
aprenderán teología sistemática. Una tercera opción para aprender
las Escrituras es una escuela de Biblia, en donde la gente aprende
un enfoque teológico diferente llamado teología bíblica. Este libro
de texto presenta una teología bíblica, o estudios bíblicos que
ayudan a comprender la Biblia.

La siguiente tabla provee una simple explicación de las


diferencias entre teología sistemática y teología bíblica:

Teología Sistemática Teología Bíblica


Soteriología Estudio del Antiguo Testamento
Pneumatología Estudio del Nuevo Testamento
Teorías del Sacrificio Hermenéutica
Angeología/Demonología
Escatología
Eclesiología
Canonicidad
TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

Los estudiantes de teología sistemática aprenden, como


mínimo, estas siete áreas de estudio. La Soteriología es el estudio de
la doctrina de la Salvación; la Pneumatología es el estudio del
Espíritu Santo. Las Teorías del Sacrificio se refieren a las varias
teorías y entendimientos del sacrificio, que los teólogos estudian y
debaten. Angeología y Demonología son los estudios de ángeles y
demonios. Escatología es el estudio de los últimos tiempos.
Eclesiología es el estudio del entendimiento de la Iglesia.
Canonicidad es el estudio de la conformación de la Biblia. La
forma en la que estos temas son enseñados varían grandemente
dependiendo del seminario, pero todos serán cubiertos en una
escuela de teología sistemática.

Nosotros vamos a usar Teorías del Sacrificio como un


ejemplo de cómo la teología sistemática funciona. Uno de los libros
más conocidos de teología sistemática es Teología Sistemática de
Wayne Grudem. Tiene acerca de 1290 páginas y se han impreso más
de 400.000 copias. Grudem es muy abierto al Espíritu Santo, así que
cubre todos los temas que se enlistaron anteriormente desde esa
perspectiva. En comparación, Thomas F. Torrence, un teólogo muy
reconocido, ha escrito un libro de 500 páginas titulado Sacrificio,
cubriendo solo uno de los temas de la teología sistemática, teorías
del sacrificio. Pero el libro de Torrence muestra solo una de
perspectivas del sacrificio, entre muchas. Lo que esto nos muestra es
que los teólogos pueden tomar el libro de Grudem, Teología
Sistemática, y literalmente multiplicarlo en quince o más libros de
500 páginas, dada la variedad de puntos de vista existentes. El
resultado final son muchos libros extensos y apasionados
desacuerdos. De esta manera, la teología sistemática aparenta ser un
estudio interminable.

Los estudiantes de teología sistemática aprenden muchísima


terminología. Como en el campo médico, los teólogos tienen una
jerga específica respecto a la Biblia, que el cristiano promedio no
entenderá. Esto puede ser útil por causa de la precisión que
involucra, pero también puede arribar a distintos caminos que no
llevan a ninguna conclusión verdadera de lo que un pasaje bíblico en
particular significa. La teología sistemática crea una red con una
gran habilidad de capturar ciertas ideas pero también tiene huecos, y
uno de los más grandes es la falta de conocimiento acerca de
versículos bíblicos específicos, las historias, y el contexto histórico
de la Biblia. Para llenar algunos de esos huecos, muchos seminarios
han añadido Estudios del Nuevo Testamento y Estudios del
Antiguo Testamento como cursos, que proveen una visión en
conjunto del Antiguo y Nuevo Testamento. El propósito de estas
clases es ayudar a los estudiantes a entender, generalmente, la
historia, los personajes principales y la geografía de la Biblia. Casi
siempre estos cursos ocupan solo una pequeña parte del estudio de la
teología sistemática.

Por causa de este énfasis en las ideas teológicas, los teólogos


sistemáticos tienden a aproximarse a la Escritura con el fin del
debate. Ven a la Biblia de acuerdo a las categorías teológicas que se
estudian, y la usan para probar sus posiciones en cada una de ellas.
Este es un entendimiento bíblico con el que la mayoría de las
personas no se puede identificar, y es por eso que deja insatisfechos
a aquellos que están hambrientos por mayor entendimiento de la
Biblia. Cuando estos cristianos hambrientos por conocer más de la
Biblia van al seminario, van a aprender los temas que se enumeraron
anteriormente, y sabrán en dónde están los versículos para defender
sus opiniones personales dentro de los mismos. También van a
aprender cómo debatir con otros respecto a estos temas, usando la
jerga teológica. De todas maneras, cuando vuelven a la vida normal
de iglesia, siguen sintiendo la misma frustración que los condujo al
seminario. Siguen sintiendo que aún no entienden la Biblia. O
quizás vayan al seminario esperando ser pastores, pero
eventualmente se dan cuenta de que la mayoría de las cosas que
aprendieron allí no es de ayuda para la persona promedio de la
iglesia, que espera enseñanzas prácticas sobre cómo vivir la vida
cristiana y ser un buen empleado y madre o padre. La pieza perdida
en la teología sistemática es que no prepara a los pastores para darle
a la gente instrucciones prácticas de la Biblia.

TEOLOGÍA BÍBLICA
En contraste, el segundo enfoque, la teología bíblica, es una
combinación de estudios del Antiguo y del Nuevo Testamento,
como así también de hermenéutica, que es simplemente la
aplicación de métodos para interpretar la Biblia. En la teología
sistemática, la gente se aproxima a la Biblia con un filtro, usando
uno de los temas enlistados anteriormente. Por ejemplo, cuando la
gente estudia la Biblia usando el filtro de la Soteriología, comienzan
por delimitar los varios puntos de vista al respecto, y los versículos
utilizados para respaldar a los mismos. Es por esto que decimos que
es un filtro, porque no están simplemente leyendo la Biblia.
Comienzan con presuposiciones que determinan cómo van a leerla.
Por otro lado, la teología bíblica no comienza con nada sino con la
Biblia. Los estudiantes de teología bíblica simplemente leen la
Biblia paso a paso, procurando entender el texto desde las
perspectivas del lector y escritor originales. Haciendo eso, muchas
veces llegan a conclusiones completamente diferentes que aquellos
que usan la teología sistemática.

EXÉGESIS Y EISÉGESIS

Dos términos muy importantes para entender cómo


estudiamos la Biblia, son la exegesis y la eiségesis. Exégesis
significa acercarse a la Biblia y entender de ella lo que realmente
quiere decir. Nosotros estamos tratando de entender lo que la Biblia
realmente dice y significa, sacando conclusiones que ya están ahí
mismo. En contraste, la eiségesis se da cuando nos acercamos a la
Biblia y le insertamos lo que pensamos, o lo que pensamos que
quiere decir.

Por ejemplo, una exégesis de Mateo 24 significa leer


también los capítulos que le preceden. En los mismos, encontramos
a Jesús declarando y soltando juicio sobre Jerusalén. Con este
fundamento, es fácil entender lo que los discípulos quisieron decir
cuando le preguntaron, en Mateo 24, cuándo esas cosas
acontecerían. Es claro que se estaban refiriendo al juicio del que
Jesús había hablado en los capítulos anteriores. Esto es lo que quiere
decir “sacar” conclusiones de la Escritura basándose en el contenido
y el contexto de la misma, sin ideas preconcebidas.
En contraste, muchos puntos de vista modernos de
Apocalipsis son un buen ejemplo de eiségesis. Por ejemplo, cuando
la gente lee en Apocalipsis acerca del águila que vuela y declara
ayes (en Apocalipsis 8:13), se asume que el águila debe ser un
símbolo de los Estados Unidos dado que este animal es el símbolo
nacional. Eso es eiségesis porque claramente no es a lo que Juan se
estaba refiriendo. Los Estados Unidos no existían en los días del
apóstol, así que no pudo hacer mención a este país.

La raíz de este error es la manera en la que se interpreta la


Biblia. El problema con decir cosas como, “El Espíritu Santo me
dijo que esto es lo que Juan quiso decir en Apocalipsis…” es que 1
Pedro 20-21 dice que las Escrituras no son de interpretación privada.
Pensar que podemos descubrir por nosotros mismos lo que la Biblia
quiere realmente decir, puede llevarnos a lugares peligrosos.
Eventualmente, hacer esto nos puede guiar a interpretarla sin probar
adecuadamente lo que nosotros pensamos contra lo que el resto de la
Biblia dice. Esto es un camino rápido a una eiségesis hecha y
derecha…y sucede de manera muy habitual, sobre todo cuando se
ponen en juego factores culturales: si una iglesia está localizada en
una cultura o en un país en donde es aceptable oprimir a las mujeres,
generalmente la iglesia hará lo posible para justificar la opresión con
la Biblia. La iglesia americana de antes y durante la Guerra Civil es
otro ejemplo del poder de la eiségesis. En ese momento, muchas
iglesias en Estados Unidos predicaban a favor de la esclavitud. Para
ello, sacaban de contexto algunos versículos y decían, “Ven, es
escritural”. Prácticamente podemos hacer que cualquier versículo de
la Biblia diga lo que nosotros queremos que diga si empezamos a
leerla con preconceptos en lugar de leerla con un entendimiento
dispuesto a sacar de la misma lo que Dios quiso expresar. Darse
cuenta de esto, puede llevar a la gente a preguntarse, “¿Cómo sé si
estoy interpretando la Biblia a partir de mis preconceptos, o si estoy
entendiendo lo que debería de entender?” Aquí es donde la
hermenéutica entra en escena.

HERMENÉUTICA

Hermenéutica es una palabra cuya raíz proviene del griego y


significa “interpretar”. Por lo tanto, la hermenéutica no solo está
relacionada con la teología sino también con cualquier estudio
literario o histórico que requiera de interpretación, tal como los
escritos de Platón o Aristóteles. Es el arte o la ciencia de la
interpretación. Cuando leemos algo de Aristóteles, necesitamos una
hermenéutica para ser capaces de interpretar lo que él quiso decir.
La hermenéutica que muchos estudiosos consideran ser la más
efectiva es la llamada hermenéutica histórica y contextual. En la
misma, la primer pregunta que se hace es “¿Qué es lo que esto
significó para el autor?”. La segunda pregunta es, “¿Qué es lo que
esto significó para el lector original?”

Estas preguntas implican el concepto de la relevancia del


lector. Cuando la gente leyó el libro de Apocalipsis en el siglo
primero D.C., no estaban pensando en los Estados Unidos cuando
leyeron del águila. Esa interpretación no tiene relevancia del lector
alguna, así que no puede ser lo que ese texto significa. Es de
importancia crucial que, cuando se lee la Biblia, nos pongamos en el
lugar del autor y del lector originales. Para muchos de nosotros, esto
es todo un desafío porque venimos de culturas muy diferentes de las
de los escritores bíblicos. También tenemos una brecha temporal
muy importante, y esta afecta al lenguaje y al entendimiento, porque
el uso y significado de las palabras cambian con el tiempo. Las
palabras, de hecho, cambian de significado por causa de la
influencia de la cultura. Un ejemplo muy común es la palabra gay,
que hasta hace unos cincuenta años atrás significaba feliz (en inglés).
Ahora se le ha dado un nuevo significado por la cultura y significa
homosexual. Así de rápido y de drástico el significado de las
palabras puede cambiar. Por lo tanto, no solo estamos lidiando con
nuestro propio lenguaje que cambia todo el tiempo, sino con los
cambios dentro de los lenguajes de la Biblia (hebreo, griego y
arameo). Esto puede crear un gran desafío cuando queremos
interpretar.

Otro ejemplo de esto está en 2 Pedro 3:7, y es la frase cielo y


tierra pasarán… usualmente entendido como literalmente cielo y
tierra pasando. El cristiano promedio lee ese versículo y cree que el
cielo y la tierra están reservados al juicio con fuego. Pero, si
interpretamos el pasaje con una hermenéutica histórica y contextual,
descubriremos que la frase original traducida como “cielo y tierra”
se utilizaba para referirse al templo. Dentro del templo estaba el
Lugar Santísimo, donde se ubicaba el arca del pacto y en donde el
querubín había sido cosido a las paredes. Para los judíos, ese cuarto
representaba el cielo. El área secundaria del templo tenía un piso de
tierra, los candelabros, la tabla con los panes, y significaba la tierra.
En los atrios, el recipiente grande de bronce representaba el mar. Por
esto, el templo se dividía en los cielos, la tierra, y el mar.

Como sea, más de 2000 años después, es fácil malinterpretar


lo que Pedro y Jesús quisieron decir cuando hablaron del cielo y la
tierra, por causa de la brecha temporal y cultural. Gracias a nuestra
interpretación literal, pensamos que ellos estaban diciendo que los
cielos y la tierra literalmente pasarían. En lugar de eso, ellos estaban
hablando en el lenguaje vulgar de su cultura y sus oidores originales
entendieron que estaban describiendo al templo. De hecho, Pedro
estaba escribiendo acerca de la destrucción con fuego del templo
apenas unos años antes que fuese consumido por el fuego. Pero si no
sabemos eso, pensamos que el cielo y la tierra serán quemados con
fuego en alguna clase de explosión nuclear. Y en un abrir y cerrar de
ojos, hemos errado por lejos el significado original del texto y
hacemos lugar para un montón de falsas enseñanzas.

Una teología bíblica sana comienza con dos presuposiciones.


La primera es una hermenéutica histórica y contextual. La segunda
es entender que Dios se revela progresivamente a través de la Biblia.
Esta segunda presuposición es muchas veces olvidada,
especialmente en la teología sistemática. La Biblia fue literalmente
escrita en el curso de 1500 años por más de cuarenta autores. Ahora
la tenemos compilada en un solo volumen y el enfoque sistemático
tiende a sacar versículos de aquí y allá, en lugar de entender que
tenemos que comenzar desde el principio y leer cronológicamente.
De esta manera, leemos las Escrituras de acuerdo a la revelación de
Dios que la gente tenía cuando estaban escribiendo. Por ejemplo,
Noé no sabía nada acerca de la Ley o de los Diez Mandamientos. No
sabía nada respecto a adorar a Dios en el Tabernáculo o de la nación
de Israel. Él nació antes de todo eso, y tenemos que entender esto si
queremos comprender su historia adecuadamente.

Job es otro ejemplo de esto. La mayoría de los estudiosos


creen que el libro de Job es el primero de la Biblia, aunque no
obstante en nuestra versión actual lo encontramos más bien en el
medio. El resultado de esto es que la gente lee este libro y asume
que Job tenía una revelación más grande de Dios de la que en
realidad tenía. Parte de este problema es que nuestra Biblia fue
organizada según categorías: libros históricos, poéticos, proféticos,
etc., lo que quiere decir que todo está fuera de orden. Nuestra
Escritura no tiene cronología, lo que crea mucha confusión. Job, en
realidad, debería estar insertado luego de Génesis capítulo 3, pero en
lugar de eso sigue al libro de Ester, que cuenta la historia del exilio
de los israelitas. Claramente, nuestra cronología es un lío.

Los libros de Esdras y Nehemías también están


completamente fuera de lugar, lo que causa que el entendimiento
histórico de la Biblia muy difícil y confuso. Esdras y Nehemías en
realidad deberían estar al final del Antiguo Testamento, pero en
cambio le siguen a 2 Crónicas, que cuenta la historia de Salomón y
los reyes de Judá hasta que la nación cae en cautividad.

Aquí está la cronología del Antiguo Testamento: el Jardín


del Edén; Noé y la inundación; Abraham, Isaac, y Jacob; los doce
hijos de Jacob (Israel), incluyendo a José; Israel permanece en
Egipto por 430 años; Israel se escapa de la esclavitud de Egipto bajo
el mando de Moisés; la Ley para Israel; los 40 años en el desierto; el
liderazgo de Josué hacia la Tierra Prometida; el reinado de los
jueces en Israel; el Rey Saúl; el Rey David; el Rey Salomón. La
mayoría de los cristianos familiarizados con la Biblia conocen estas
historias del Antiguo Testamento, pero luego de Salomón, la línea
histórica se vuelve confusa y la mayoría no la conoce muy bien.

En el tiempo que le siguió al reinado de Salomón, la nación


se dividió en dos naciones y muchos reyes distintos (algunos
buenos, pero la mayoría, malvados) quienes tomaron el trono de
Israel o Judá. Este fue el período de Acab y Jezabel, y de Elias y
Elíseo. Eventualmente, Babilonia y Asiría vienen y toman posesión
de las dos naciones. La mayoría de los israelitas sobrevivientes caen
en cautividad, incluyendo a Daniel. Este oró lo que Jeremías había
profetizado: el profeta Jeremías había hablado de la cautividad,
diciéndole a la gente que habrían de estar en cautividad por setenta
años. Cuando Daniel lee el libro de Jeremías, él oró: “Señor, ¿qué es
lo que va a suceder?” (Ver Daniel 19:2). Los sueños proféticos y las
visiones en su libro fueron una respuesta a esa pregunta. Finalmente,
la gente vuelve a la tierra, Nehemías reconstruye los muros de la
ciudad, y Esdras reconstruye el sistema del templo. Es por esto que
Esdras y Nehemías deberían aparecer al final del Antiguo
Testamento, no antes de los libros poéticos.

La organización de la Biblia por temas ha creado muchísima


confusión al cristiano promedio que trata de entenderla. De muchas
maneras, el resultado de esta organización tiene el mismo resultado
que la teología sistemática. En lugar de ser presentado de manera
progresiva, el material es agrupado de manera arbitraria. Por eso, los
libros poéticos (Salmos, Proverbios, Cantar de los Cantares y
Lamentaciones) se ubican y se leen todos juntos, aunque quizás no
tengan relación alguna entre sí y cuando algunos se escribieron en
diferentes períodos históricos. Incluso dentro de Salmos hay algunos
de Moisés y David, que tienen períodos históricos completamente
distintos. Este tipo de organización simplemente no tiene sentido.
Cuando leemos así, no tomamos en cuenta el hecho de que Dios se
revela progresivamente en la Biblia.

Vemos claramente esta revelación progresiva en los nombres


de Dios en la Biblia, que fue una de las primeras maneras en las que
se reveló a sí mismo y a Su naturaleza a los israelitas. De hecho, uno
de los significados del nombre personal de Dios es Jehová (YHWH),
que significa “que se revela a sí mismo”. En otras palabras, Él se
revela a sí mismo a través de la adición de atributos a Su nombre.
Entonces, Jehová Jiréh significa “Dios Proveerá”. Como no leemos
la Biblia progresivamente, fácilmente podemos perder cuán
significativas fueron estas revelaciones del nombre de Dios. Cada
vez que Dios reveló un nuevo nombre, reveló un nuevo aspecto de
quién es como Dios. Antes de que Dios se llame a sí mismo como
Jehová Jiréh, nadie sabía que Él proveería para ellos.

A través de estos ejemplos, podemos ver la importancia de


leer la Biblia con una hermenéutica histórica y contextual y con un
entendimiento de la naturaleza progresiva de la Escritura. Cuando
estudiamos la Biblia de esta manera, ya no comprenderemos las
historias de una forma en la que los personajes jamás la hubiesen
entendido. Ya no agregaremos ideas o significados que
originalmente no estaban ahí. En lugar de eso, vamos a ser capaces
de dar un paso atrás y observar, sabiendo que entendemos lo que
Dios estaba haciendo, pero que Abraham y Noé no lo entendían. Por
causa de nuestra perspectiva, somos capaces de ver ciertas cosas que
ellos no. Sabemos cómo terminaron sus historias, pero ellos no lo
sabían. Podemos ver más de lo que ellos podían, pero no podemos
inyectar lo que nosotros sabemos a sus pensamientos.

Ahora que hemos examinado las diferencias entre la teología


sistemática y teología bíblica y las dos claves para entender la Biblia
con la teología bíblica, miraremos las maneras en las que podemos
estudiar la Biblia, o métodos de estudio.

MÉTODOS DE ESTUDIO

La pregunta natural que sale luego del tema anterior que se


vio en este capítulo es, “¿Cómo se supone que debo entender este
libro?”. Como aún no existe una buena Biblia cronológica1, ¿cómo
leemos la Biblia con una hermenéutica histórica y contextual y un
entendimiento progresivo de la revelación de Dios en las Escrituras?
Para responder a esta pregunta, debemos mirar las maneras en la que
la gente ha estudiado la Biblia, o métodos de estudios comunes. Esta
tabla nos muestra una simple lista de los mismos.

Métodos de estudio
Devocionales Estudio basado en una lectura
pequeña lectura diaria de la
Escritura (ejemplo: 1 Timoteo 1).
Estudio temático Estudio basado en un tema en
particular (ejemplo: morir a uno
mismo) y los pasajes
relacionados.
Estudio Expositivo Estudio de un pasaje con su
debido contexto histórico.

1. Devocionales
El término devocional ha salido de la creencia moderna entre los
cristianos, que dice que debemos leer al menos un capítulo diario de
la Biblia para ser buenos cristianos. Mucha gente ha sido criada con
esta idea y sienten mucha culpa si no leen la Biblia a diario, pero
esta idea tiene problemas graves, que analizaremos a continuación.
La idea de devocionales diarios es, en sí misma, defectuosa cuando
consideramos que la mayor parte del Nuevo Testamento está
compuesta de epístolas (también conocidas como cartas). En la vida,
no leeríamos una carta de un amigo en pequeñas porciones diarias.
Eso haría innecesariamente difícil la tarea de seguir el flujo del
mensaje y de comprender su contexto. Aun así, esto es lo que
muchos hacen con las cartas del Nuevo Testamento.

La carta de 1 Timoteo es un gran ejemplo de esto, especialmente


porque los lugares en donde los cortes de los capítulos fueron
insertados en el texto, son algunas veces horriblemente confusos. La
primera carta de Timoteo se compone en seis capítulos, pero los
cortes de los capítulos deberían estar en lugares diferentes. En 1
Timoteo 1:15 dice, “Palabra fiel y digna de ser recibidas por
todos…”. Luego, en 1 Timoteo 3:1 dice, “Palabra fiel…”. Luego,
en 1 Timoteo 4:9 dice, “Palabra fiel es esta y digna de ser recibidas
por todos”. En estos tres versículos, Pablo destacó los tres temas
que les estaba escribiendo a Timoteo en su carta.

Si fuésemos a escribir 1 Timoteo como un blog, el comienzo (1


Timoteo 1:1 – 14) sería la introducción, ya que establece el
fundamento. Luego insertaríamos un subtítulo, quizás en letra
negrita, que diga: Palabra Fiel #1. Luego del texto de ese punto (1
Timoteo 1:15 – 2:15), insertaríamos el subtítulo Palabra Fiel #2 (1
Timoteo 3:1 – 4:8), y luego Palabra Fiel #3 (1 Timoteo 4:9 – 6:11).
El texto restante sería la conclusión, el encargo final a Timoteo (1
Timoteo 6:12 – 21). Esta es una manera sensata de dividir a 1
Timoteo, ya que fluye con la intención del autor y el entendimiento
tópico. En lugar de eso, los quiebres de los capítulos no fluyen con
el contenido de la carta.

Esto, por supuesto, no es un problema si leemos la carta entera


de una sola vez, pero si leemos solo un capítulo por día nos puede
crear todo un desafío para nuestra habilidad de entender el contexto.
Cuando dejamos de leer en la mitad de un capítulo, en realidad nos
detenemos en una de las conclusiones de Pablo, y cuando volvemos
a leer al día siguiente probablemente ya hayamos olvidado lo que
leimos hace un día. Vemos los capítulos y los separamos, y es por
eso que no entendemos lo que Pablo quiso decir. Debemos leer las
cartas como una sola cosa y entender la idea entera.

Tenemos que leer la carta por completo, siguiendo lo que el autor


estaba diciendo como un sobre-arqueo, y permitiendo que los
quiebres naturales salgan a la superficie. De otra manera,
terminaremos con un acercamiento devocional desarticulado.
Leeremos nuestro primer capítulo, pero no entenderemos el contexto
o lo que se quiso decir como idea general. Como resultado, no
recibimos la revelación que necesitamos.

2. Estudio Bíblico Temático.

En segundo lugar, el método de estudio temático es lo que


muchos cristianos en todo el mundo experimentan en las reuniones
de iglesia de domingo. Si el pastor Bob elige el tema “Morir a uno
mismo” como el tema para enseñar el domingo, él elegirá muchos
pasajes clave a partir de los cuales desarrollará la enseñanza.
Seguramente él empezaría con 1 Corintios 15:31, que en la versión
Reina Valera 1960 dice, “…cada día muero”. El pastor Bob, de
acuerdo a sus estudios de teología sistemática, tomará este versículo,
sin leerlo en contexto, y luego predicará por media hora respecto a
cómo todos necesitamos morir a nosotros mismos (a nuestros
deseos, pasiones, sueños, y visiones). Él tomará otros versículos que
parecen apoyar a su idea, como Lucas 14:27, en donde Jesús le dice
a Sus discípulos “Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no
puede ser mi discípulo” (RVR1960). Por causa de la forma en la
que el pastor Bob une a estos versículos, pareciera que la conexión
entre ellos es natural…hasta casi resulta lógico que Jesús y Pablo
estén hablando de lo mismo. Pero este acercamiento a la Escritura
contiene problemas graves.

Primero, un estudio bíblico temático no da un entendimiento


histórico y contextual. Los pasajes son utilizados por fuera del
contexto en el que originalmente fueron escritos, sin mencionar las
fallas en la comprensión en las realidades históricas de esos tiempos.
Si el pastor Bob leyese los versículos anteriores y posteriores de 1
Corintios 15:31, su sermón se caería por completo. El versículo 30
dice, “¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?”. Esto muestra
claramente que la muerte diaria mencionada, se refiere a una muerte
física. Se vuelve más claro si leemos 1 Corintios 15:31 en versiones
diferentes a Reina Valera 1960, que no ha traducido adecuadamente
el significado de estos versículos. La versión Traducción en
Lenguaje Actual dice:

Ustedes bien saben que todos los días estoy en peligro de


muerte. Esto es tan cierto como la satisfacción que tengo de que
ustedes creen en Cristo. En Éfeso luché con hombres que
parecían fieras salvajes. Pero, si es verdad que los muertos no
vuelven a vivir, entonces ¿qué gané con eso? Mejor hagamos lo
que algunos dicen: «Comamos y bebamos, que mañana
moriremos.» (1 Corintios 15:31-32)

Claramente, Pablo estaba hablando acerca de la persecución


física y a la amenaza de muerte que los primeros cristianos
enfrentaban todos los días. Esa no es la realidad de todos, pero era la
realidad cuando escribió la letra a los corintios. Pablo podía decir
que se había enfrentado con fieras salvajes porque eso era parte de
su historia, pero no es parte de la historia de la mayoría de las
personas. En otras palabras, no es algo universal. Esto significa que
no es permisible aplicarlo para todos. Muchas veces citamos la
Escritura como parte de nuestra historia personal cuando no lo es.
Eso no es un uso aceptable o exacto de la Escritura. Así podemos
ver el peligro de sacar un versículo o frase por fuera de su contexto
y usarlo para probar un punto que en realidad no se está probando en
el mismo.

Este mismo principio aplica al pasaje que rodea al mandamiento


de Jesús de tomar nuestra cruz (Lucas 14:27). Mirando los
versículos que le anteceden, esto es lo que encontramos:

“Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si


alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y
mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su
propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su
cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.”
(Lucas 14:25-27)

Para entender este pasaje apropiadamente, tenemos que


recordar la segunda clave de la teología bíblica: leer
progresivamente. Cuando Jesús dijo esas palabras, no había sido
crucificado aún. Nuestro entendimiento de la crucifixión de
Jesucristo no puede ser inyectado en el entendimiento de aquellos
que estaban escuchando a Jesús en Lucas 14. Estaría mal hacer eso.
Ellos no entendían lo que nosotros entendemos acerca de la muerte
de Jesús en la cruz. Por eso, tenemos que pensar lo que la palabras
de Jesús significaron para aquellos que lo estaban escuchando en ese
momento, que eran gente que no tenía idea de que Jesús iría a morir
en una cruz en el futuro. Otro factor importante para recordar es que
Jesús no le estaba hablando a cristianos, a la Iglesia, o a la gente que
había estado con él por años. Él les estaba hablando a grandes
multitudes de no creyentes. Es por esto que Él dice, “Si quieres ser
mi discípulo…”. Él estaba diciendo, “Si vas a tomar la decisión de
ser mi seguidor, tienes que saber el costo que conlleva tomar tu
propia cruz, y luego seguirme”. Les estaba diciendo esto a
incrédulos y no a creyentes. Esto significa que no podemos aplicar
este mensaje a grandes rasgos a la Iglesia, como muchos hacen.

Si seguimos leyendo este pasaje, obtendremos una idea


general de lo que esta cruz, o costo, al que Jesús se estaba refiriendo:

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre,


no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo
que necesita para acabarla? No sea que después que haya
puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo
vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre
comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al
marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y
considera si puede hacer frente con diez mil al que viene
contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está
todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones
de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a
todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se
sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la
arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.” (Lucas 14:
28 – 35)

Aquí Jesús da dos imágenes diferentes para explicar lo que


quería decir: Un rey yendo a la guerra y un constructor construyendo
una torre. Él dijo, “No vayan hasta mitad de camino y abandones
cuando tengas las cosas construidas por la mitad, porque luego todos
alrededor tuyo se burlarán y se reirán. No seas el rey que se va a la
guerra sin suficiente gente, o la gente se reirá de ti”. Dicho más
simplemente, su punto era: Si vas a ser un discípulo, no seas medio
discípulo. Les estaba diciendo a los seguidores en potencia que no
comiencen a seguirlo si luego iban a dar media vuelta y marcharse
porque sus amigos y familia se burlarían. Cuando entendemos esto,
entendemos porque Jesús habló de menospreciar a madre, padre,
esposa, hijos, hermanos y hermanas, en incluso la propia vida. Él no
les estaba diciendo a los cristianos que deberían odiar a todos los
que los rodeaban. Lo que estaba diciendo es que aquellos que
querían seguirlo, no debían seguirlo a medias.

Esto comienza a tener más sentido cuando nos damos cuenta,


en el contexto más grande de la historia, que en ese momento la cruz
era un terrible castigo reservado solo para rebeldes y para la peor
clase de delincuentes. Los romanos crucificaban a los insurgentes,
usando esta forma específica de muerte como un signo de
advertencia para los demás, diciendo “si ustedes también se rebelan,
terminarán así”. Esta conexión entre el término crucifixión y hacer
un escarmiento público de alguien, permanece en nuestro lenguaje
hasta hoy. Se suele decir, por ejemplo, “Este político hizo un error, y
los medios lo crucificaron”. La gente no dice, “Este político se
equivocó y los medios le dieron una inyección letal”, porque no se
está hablando de muerte sino de humillación pública. La crucifixión
siempre ha significado hacer un show público de alguien para
mostrarles a aquellos que hagan lo mismo que serían destruidos de
la misma manera. Por eso, en lo que Jesús dijo vemos que usó este
término como una metáfora que indicaba la humillación que los
judíos de aquel tiempo experimentarían si elegían seguirlo. Tenían
que tomar en cuenta el riesgo de manera muy tangible, porque se
arriesgarían a sufrir el rechazo de sus familias y amigos, y
persecución política y religiosa. La decisión de seguirlo literalmente
significaba darle la espalda a todo lo que anteriormente habían
tenido como una fuente de identidad y reputación. Si queremos tener
una interpretación hermenéutica correcta de este pasaje, no podemos
decir que Jesús les estaba hablando a los cristianos respecto a cómo
vencer la tentación. Aún así, muchos pastores hacen esto. Sacan
versículos de contexto para crear enseñanzas temáticas o tópicas.

Por supuesto, es importante aclarar aquí que los sermones


tópicos no son necesariamente malos. El problema radica en cuando
la gente saca versículos de contexto para crear un mensaje tópico sin
considerar lo que esos versículos en realidad significaban en su
contexto. Cuando la gente hace eso, fuerzan múltiples versículos que
no tienen nada que ver entre sí con el solo fin de armar un sermón de
un tema en particular (como vimos con el ejemplo de morir a uno
mismo). Como resultado, enseñan mensajes no bíblicos que tienen la
apariencia de serlo para aquellos que no tienen estudios, causando
mucha confusión respecto a lo que la Biblia realmente quiere decir.
Esto es lo que nosotros no queremos. De todas maneras, podemos
crear un excelente y bíblicamente correcto sermón de un tema en
particular si usamos una hermenéutica histórica y contextual para
analizar todos los versículos de un tema en particular, tales como la
ira de Dios. (Vamos a ver este tema en profundidad en el capítulo 3).
Los mensajes temáticos pueden ser maravillosos si somos
cuidadosos al respetar el contexto de los versículos que usamos. Si
usamos un versículo sin tener en cuenta su contexto, es importante
aclararlo a nuestra audiencia, diciendo algo así: “Sé que este
versículo en contexto se refiere a esto, pero el Espíritu Santo me ha
estado hablando a través del mismo y quiero compartírselos sin
ignorar el significado y contexto originales”. Esta clase de
aclaración es crucial, y le da lugar a mensajes nuevos del Espíritu
Santo sin dejar de honrar (y sin contradecir) el mensaje original de
la Escritura.

3. Estudio Bíblico Expositivo.

Por causa de que el cristianismo moderno occidental está basado


en sermones temáticos dominicales y devocionales diarios
personales, mucha gente ha llegado a conclusiones erradas de la
Escritura. La pregunta es, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo leemos la
Escritura y nos direccionamos en nuestro caminar cristiano de una
manera que el camino sea exacto y vivificante? Una palabra
describe la respuesta a nuestro dilema, y es expositivo. Un estudio
bíblico expositivo y una predicación expositiva simplemente expone
lo que la Biblia está diciendo en su contexto. Esto es exactamente lo
que hicimos con los versículos que analizamos anteriormente:
expusimos lo que los versículos realmente significan en contexto.
Un estudio expositivo mira a un pasaje y ve su contexto, el lugar
histórico, y considera a quién se le está escribiendo y el contexto del
autor. De esta manera, el estudio expositivo puede tomar un pasaje
para ayudarnos a entender un tema en particular en su ubicación
apropiada.

Algunas veces esto puede sonar muy parecido a una enseñanza


tópica, pero la diferencia es que el estudio expositivo respeta el
contexto, el fluir, el lugar histórico, la progresión, la audiencia
original del pasaje, y la relevancia para el lector moderno. En un
estudio bíblico expositivo, tomamos un pasaje y estudiamos su
contexto mediante las preguntas: ¿Por qué se escribió? ¿A quién se
le escribió? Y ¿Cuáles fueron los propósitos, el valor, y las
intenciones del pasaje? Solo cuando nos hacemos esas preguntas es
que estamos listos para arribar a conclusiones precisas.

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuál es la diferencia entre exégesis y eiségesis?


2. La hermenéutica más confiable para trabajar es llamada
______________. La pregunta que siempre hay que hacer es,
“______________________________________________________
La segunda pregunta sería
“_________________________________________________?”
3. En 1 Timoteo, la carta se divide en____ capítulos. La
localización de estos tres temas o palabras fieles de Pablo a
Timoteo se encuentran en
_____________________________________________
4. La teología sistemática crea una ___________, que tiene una
gran capacidad de capturar ciertas cosas, pero que también
tiene algunos ______________, en donde terminas no
sabiendo cómo responder ciertas preguntas.

PALABRAS CLAVE

Escuela de ministerio Canonicidad


Seminario Estudio del Antiguo Testamento
Escuela de teología Estudio del Nuevo Testamento
Teología sistemática Hermenéutica
Escuela de Biblia Exegesis
Teología bíblica Eiségesis
Soteriología Hermenéutica histórico-contextual
Pneumatología Relevancia del lector
Teorías del sacrificio Devocionales
Angeología/Demonología Estudio bíblico temático
Escatología Estudio bíblico expositivo
Eclesiología

MATERIALES RELACIONADOS

Gordon D. Fee and Douglas Stuart, How to Read the Bible for All Its
Worth.
Wayne Grudem, Systematic Theology.
Peter J. Leithhart, A House For My Name: A Survey of the Old
Testament.
Peter J. Leithhart, Deep Exegesis: The Mystery of Reading Scripture
James Stuart Russell, The Parousia
Milton Spenser Terry, Biblical Hermeneutics.

1Buena es un término relativo, y para la opinión del autor aún no


existe una buena Biblia cronológica. Welton Academy está en el
proceso de crear tal trabajo.
CAPÍTULO DOS

ENTENDIENDO LA BIBLIA
En nuestra cultura moderna, la gente generalmente conoce
que la Biblia es un libro que muchas personas creen que es la
Palabra de Dios. Nosotros estamos de acuerdo con esta apreciación.
Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios y que necesita ser
entendida, estudiada y enseñada como verdad absoluta. Hasta el
advenimiento del movimiento postmodernista, estas verdades eran
generalmente aceptadas por todos los cristianos. Hoy, en cambio,
muchos dicen cosas como “No hay tal cosa como la verdad” o “La
verdad es debatible”. Con este cambio cultural, uno de los ataques
principales del postmodernismo en contra del cristianismo ha sido
en contra de las Escrituras en sí. La gente dice, “La Biblia es
simplemente algo escrito por hombres, y si fue escrita por el
hombre, puede ser manipulada por ciertos sectores políticos y ser
usada para oprimir a la gente”. La gente se pregunta, “¿Cómo
entendemos el valor y la integridad de la Escritura si no conocemos
su origen?”. Esa es realmente la cuestión. ¿De dónde salió nuestra
Biblia?

¿Cuál es su fuente, por qué tiene la forma que tiene, y cómo


sabemos que tenemos los libros correctos de la Biblia? La Biblia se
compone de 66 libros que fueron seleccionados de un canon más
grande de escritos, incluyendo libros como el Evangelio de Tomás y
otros evangelios gnósticos, como así también libros apócrifos y
pseudoepigráficos. Si vamos a tratar a la Biblia como la Palabra de
Dios y como fuente de verdad absoluta, es importante para nosotros
que entendamos por qué estos sesenta y seis fueron escogidos de
entre los demás y considerados como inspirados por Dios. Una vez
que entendamos esto, también seremos capaces de tener una
perspectiva apropiada de los libros que no pudieron entrar al canon
bíblico.
LA HISTORIA DEL CANON

El Canon Bíblico son los sesenta y seis libros que la Iglesia


entera, a través de la historia de la Iglesia, ha aceptado como la
Palabra de Dios. Esto incluye todas las ramas del cristianismo
(griegos ortodoxos, católicos romanos, y protestantes). Todos
aceptan la misma lista de libros desde que fueron agrupados por
primera vez en el siglo cuatro. La Biblia Católica Romana contiene
algunos libros extras, llamados apócrifos, pero los católicos no los
consideran como Escritura canonizada. Éstos son libros importantes
a nivel histórico, que complementan a la Escritura pero que no están
al mismo nivel.

Uno de los padres de la Iglesia, Eusebio, escribió un libro


llamado Historia Eclesiástica, que relata la historia de la Iglesia
primitiva. Eusebio vivió entre el 263 al 339 D.C. y esencialmente
escribió lo que se considera la continuación del libro de los Hechos,
ya que el relato comienza cuando Hechos termina. En el mismo, Él
cuenta cómo los libros de la Biblia fueron aceptados, cuáles fueron
debatidos, y cuáles fueron rechazados. En el siglo IV los líderes de
la Iglesia dividieron a los libros en cuatro categorías: libros
aceptados, libros en disputa, libros rechazados, y libros heréticos. La
primer categoría incluía a la mayoría de los libros que tenemos
actualmente en el Nuevo Testamento. La categoría de libros en
disputa incluía los libros de Judas, Segunda de Pedro, Segunda de
Juan, Tercera de Juan, y Santiago. El único libro del Nuevo
Testamento incluido en la lista de rechazados fue Apocalipsis, con
una nota que decía que muchos, no obstante, lo consideraban un
libro aceptado (Eusebio mismo creía esto). Finalmente, la categoría
de libros heréticos incluía a libros pseudoepigráficos, que explicaré
con detalle más adelante.

Los libros en disputa eran todos cuestionados por una razón.


Judas fue puesto en disputa porque citaba al libro de Enoc, que no es
aceptado como parte del Canon del Antiguo Testamento. Segunda
de Pedro fue debatido porque la manera de escritura del griego que
utiliza es muy diferente que la de Primera de Pedro. Los eruditos
aún debaten si Segunda de Pedro fue escrita por el mismo Pedro que
escribió Primera de Pedro2. Segunda y Tercera de Juan también
fueron debatidos (hasta el día de hoy) porque la persona que los
escribe se presenta como “el anciano”. ¿Quién era el anciano?
Mucha gente ha asumido que es Juan, pero también esto ha sido
fuente de muchos debates.

El libro de Santiago también fue disputado. Técnicamente


hablando, el libro de Santiago es probablemente el primer libro
escrito del Nuevo Testamento. A pesar de esto, se debate por causa
de que Santiago habla acerca de que nuestra fe es probada a través
de las obras. Alguna gente ha tenido dificultades para entender cómo
este libro complementa perfectamente lo que el apóstol Pablo
escribe en Romanos (que la fe debe evidenciarse, y que nuestra fe
establece y completa todo). Incluso Martín Lutero, más de mil años
después de que el canon bíblico fue formado, cuestionó si Santiago
debía o no estar en la Biblia. El debate sigue hasta el día de hoy. De
todas maneras, cuando es entendido adecuadamente, el libro de
Santiago y de Romanos se complementan muy bien el uno al otro.

El libro de Apocalipsis aún sigue siendo muy debatido, y


algunos dicen que no debería estar en la Biblia por causa de que fue
escrito más adelante. Estas personas creen que el libro de
Apocalipsis fue escrito en el año 96 D.C., mucho tiempo después
que el resto del Nuevo Testamento. Algunos también dicen que
Mateo, Marcos, y Lucas deben haberse escrito en el año 90 D.C. por
causa de los pasajes paralelos de la destrucción de Jerusalén (Ver
Mateo 24, Marcos 13, y Lucas 21). Ellos piensan que son demasiado
perfectas para ser profecías. Si estos libros fueron escritos antes del
año 70 D.C., dicen, significaría que Jesús profetizó de manera
demasiado perfecta, lo que validaría al don de profecía. Por causa de
que algunos estudiosos, profesores, y académicos no creen en lo
sobrenatural, le han cambiado la fecha de escritura a los libros y
claman que fueron escritos luego del año 70 D.C. para hacer que
Jesús no luzca como un profeta extraordinario.

Cuando se decidió respecto a cuáles serían los libros


aceptados de la Biblia, la Iglesia primitiva usó dos criterios
principales. El primero se desprendió del edicto del emperador
romano Diocleciano (284 – 305 D.C.), que decía que los cristianos
debían ser sacrificados a los dioses. Además, este edicto les
ordenaba a los cristianos quemar sus libros. Por esta razón, la Iglesia
primitiva tuvo que decidir cuáles eran los libros por los que estaban
dispuestos a morir. ¿Qué libros esconderían y protegerían incluso si
les costase sus vidas? Esos son los libros que luego fueron incluidos
en el Santo Canon que tenemos hoy. Los sesenta y seis libros de la
Biblia actual son los libros que la Iglesia primitiva literalmente
estaba dispuesta a defender con sus vidas.

El segundo criterio fue el asunto de la autoría. Aquí


encontramos el problema de la pseudoepigrafía, o libros que en
realidad no fueron escritos por la persona que dice que los escribió.
Esta es la razón por la que algunas personas cuestionan la validez de
Segunda de Pedro. Piensan que alguna otra persona que no era
Pedro escribió el libro, y que aunque está firmada con su nombre,
Pedro no es el autor. Este asunto es importante porque si no fue
escrito por él, entonces lo hizo un impostor y no tiene el mismo
valor. Todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por los
apóstoles del siglo primero (Marcos y Lucas no eran apóstoles pero
escribieron lo que vieron para los otros apóstoles. Marcos
esencialmente escribió para Pedro, y Lucas lo hizo para Pablo). Si
un libro dice que fue escrito por uno de los apóstoles pero en
realidad no lo fue, entonces se considera que hubo pseudoepigrafía.
No tiene el valor suficiente para incluirse dentro del Canon Bíblico.
Estos fueron los dos criterios que los primeros cristianos usaron para
decidir qué libro incluir: ¿Fue escrito por un apóstol? ¿Era un libro
por el que valía la pena morir?

La primera lista oficial de libros aceptados de la Biblia fue


agrupada por primera vez en el Concilio de Cartago en el año 397
D.C. Desde la formación de la Biblia en este año, ha mantenido la
misma composición básica de estos sesenta y seis libros. Por
supuesto, no obstante, ha cambiado con las traducciones. Recibimos
a la Biblia en el año 397 D.C., pero ha sido entendida de muchas
maneras diferentes a través de los años por causa de las
traducciones.

¿POR QUÉ SESENTA Y SEIS LIBROS?


Hasta ahora, hemos visto algunos de los criterios utilizados
para categorizar y aceptar o rechazar libros con el potencial de estar
en la Biblia. Ahora vamos a mirar específicamente a la cantidad de
libros (sesenta y seis). Mientras podemos aceptar que la cantidad fue
así por voluntad divina, sin que los hombres tuviesen participación,
también es bastante posible que los líderes de la Iglesia primitiva
usasen un patrón del Antiguo Testamento para ayudarse a llegar a
sesenta y seis libros. Esto es simplemente una teoría, no algo que
podamos probar de alguna manera, dado que ninguno de nosotros
conoce lo que los líderes de la Iglesia de ese momento estaban
pensando.

Debajo hay un dibujo de un candelabro, que fue tomado de


Éxodo 25, en donde Moisés recibió la descripción de lo que debía
construir para el tabernáculo y los artículos que el mismo debía
incluir.

ÉXODO 25
Comenzando en el versículo 31 dice:

Haz un candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base,


su tallo y sus copas, cálices y flores, formarán una sola
pieza. Seis de sus brazos se abrirán a los costados, tres de
un lado y tres del otro. Cada uno de los seis brazos del
candelabro tendrá tres copas en forma de flor de almendro,
con cálices y pétalos. El candelabro mismo tendrá cuatro
copas en forma de flor de almendro, con cálices y pétalos.
Cada uno de los tres pares de brazos tendrá un cáliz en la
parte inferior, donde se unen con el tallo del candelabro.
Los cálices y los brazos deben formar una sola pieza con el
candelabro, y ser de oro puro labrado a martillo.

Como explican estos versículos, los brazos del candelabro


tenía copas, cálices, y pétalos. Este patrón se repite a lo largo de los
brazos, de manera tal que cada brazo del lado izquierdo tenía nueve
de esos ítems (tres copas, tres cálices, y tres pétalos). Esto da un
total de nueve copas, nueve cálices, y nueve pétalos en uno de los
lados del candelabro. Del otro lado, había la misma cantidad.
También, si se iba hacia abajo y llegábamos al brazo del medio, o
lámpara, había cuatro copas, cuatro cálices y cuatro pétalos.

Así que, en total, contando los ítems del lado derecho e


izquierdo, tenemos nueve, nueve, nueve (ítems en los brazos
izquierdos); doce (ítems en la lámpara misma); y nueve, nueve,
nueve (ítems en los brazos derechos). Encontramos el significado de
la lámpara en el Salmo 119:105, que la conecta con la Palabra de
Dios, siendo fuente de iluminación y de guía: “Tu palabra es una
lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”. Esta era la
mentalidad hebrea respecto a lo que entendían por lámpara. Por lo
tanto, no sorprende que si agregamos los números, encontremos la
misma cantidad de libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. El
lado izquierdo y el tallo medio del candelabro (9 + 9 + 9 +12), nos
da un total de treinta y nueve, mientras que el costado derecho (9+ 9
+ 9) da un total de veintisiete. Las decoraciones del lado izquierdo
de la lámpara y las decoraciones de la lámpara misma representan
los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Las decoraciones
de los brazos del lado derecho representan los veintisiete libros del
Nuevo Testamento.

La siguiente figura muestra al candelabro como la Palabra de


Dios, con treinta y nueve libros en el Antiguo Testamento y
veintisiete libros en el Nuevo Testamento.
Es también importante notar que el candelabro era hecho de
oro puro, lo que habla de su integridad y pureza. El Salmo 12:6 dice,
“Las palabras del SEÑOR son tan puras y verdaderas como oro o
plata terrenales que han sido fundidas y purificadas siete veces en el
horno”. En otras palabras, es puro. También ha sido formado de una
pieza entera de oro. No son dos piezas unidas. No es una lámpara
“antigua” y una “nueva”, es una sola lámpara. De la misma manera,
tenemos una Biblia. Aunque tenga dos lados, es una unidad
inseparable. Por último, la parte del medio de la lámpara es
entendida como un simbolismo de Cristo. Por esta causa, Gálatas
4:4 dice que Jesús nació como hombre “bajo la ley”. El bastón del
medio está también ubicado en la parte que simboliza al Antiguo
Testamento. Jesús apareció como hombre bajo la Ley y se movió
con las leyes del Antiguo Testamento, cumpliéndolas para llevarnos
a lo nuevo. Los paralelos entre la lámpara y la Palabra de Dios son
llamativas, y es muy posible que los cristianos primitivos usasen la
lámpara para determinar el número de libros del Nuevo Testamento
incluidos en la Biblia. (Interesantemente, si se cuentan los
accesorios de los seis brazos junto con los del bastón principal, la
lámpara terminaría teniendo 73 accesorios, que es el número de
libros aceptados por la Biblia Católica Romana).

Esta es otra posibilidad: la Iglesia primitiva haya, quizás,


también considerado la estructura del libro de Isaías en las
decisiones respecto al canon del Nuevo Testamento. En nuestra
Biblia, Isaías es un solo libro, pero en las Escrituras hebreas, se
divide en Isaías 1 (del capítulo 1 al 39), e Isaías 2 (capítulos 40 al
66). Es importante recordar que la división de capítulos y versículos
no ocurrió hasta cientos de años más tarde. La división de capítulos
corresponde a la cantidad de libros de la Biblia en el Antiguo
Testamento y Nuevo Testamento.

Esto parece una coincidencia, hasta que miramos al texto de


Isaías 40, que es el comienzo del segundo libro, que dice: “Voz que
clama en el desierto: Preparad camino a jehová; enderezad calzada
en la soledad a nuestro Dios.” (Isaías 40:3). Esta era una profecía
acerca de Juan el Bautista, y es citada en el primer libro del Nuevo
Testamento, Mateo, en donde dice: “Pues éste es aquel de quien
habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el
desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.”
(Mateo 3:3). Por lo tanto, Isaías 40, o el primer capítulo del segundo
libro de Isaías, se corresponde con Mateo.

Isaías 66, el capítulo final, reafirma la idea del paralelo. En


Isaías 66:22 leemos: “Porque como los cielos nuevos y la nueva
tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice jehová, así
permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre”. El último
libro de Isaías habla de cielos y tierra nueva, justo como el último
libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis. Juan, el escritor de
Apocalipsis, estaba citando a Isaías cuando usó esa imagen. “Vi un
cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” (Apocalipsis 21:1).
Algunas versiones ponen entre comillas simples a la expresión
utilizada en Apocalipsis, cielo nuevo y tierra nueva, porque es una
cita de Isaías 65 y 66. Por lo tanto, podemos ver estos paralelos entre
Isaías y el Nuevo Testamento:

1. Isaías (primer libro): Capítulos 1 al 39.


2. Isaías (segundo libro): Capítulos 40 al 66.
3. Isaías 40 corresponde a Mateo 3.
4. Isaías 65 y 66 se corresponden con Apocalipsis 21.

Los paralelos son muy fuertes para ser accidentales.


Increíblemente, tanto la imagen de la lámpara y los libros de Isaías
son patrones que los líderes de la Iglesia primitiva pudo haber usado
para determinar el número de libros en el Nuevo Testamento. No
solo ambos patrones dan el mismo número al dividirlos en dos
mitades (treinta y nueve y veintisiete), sino que el patrón de Isaías
también provee el sentido del orden. El efecto no sería el mismo si
Mateo no fuese el primer libro de la Biblia y Apocalipsis, el último.
Estos paralelos son una figura muy fuerte de cómo Dios usa
patrones y símbolos a través de la historia (incluso si los humanos
involucrados eran conscientes de esto no). Como una gran parte de
los primeros cristianos eran judíos que tenían un conocimiento muy
profundo de la historia de sus creencias, es altamente posible que los
líderes de la Iglesia hayan participado intencionalmente con Dios al
crear estos paralelo, aunque también es probable que hayan estado
completamente inconscientes de lo que Dios estaba haciendo. De
cualquier manera, los paralelos nos proveen imágenes interesantes.

Hebreos 8:5 habla acerca del poder de los símbolos en la Biblia:

…los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas


celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el
tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al
modelo que se te ha mostrado en el monte.

Colosenses 2:16-17 también muestra que el propósito de gran


parte de la Ley del Antiguo Testamento, junto con las prácticas
religiosas, eran simbolizar al Cristo real:

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a


días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es
sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Cuando miramos a la vida de Jesús en la Tierra, vemos


cumplidas muchas de las sombras y figuras del Antiguo Testamento.
Por ejemplo, Jesús recibió bautismo en aguas, que 1 Corintios 10:2
nos dice que era una figura de Israel atravesando el Mar Rojo. Como
Israel, Jesús fue a través del Mar Rojo, llegó al otro lado, fue
bautizado en el Espíritu Santo, y luego estuvo en el desierto por
cuarenta días. Allí se encontró con un enemigo, el diablo, y en lugar
de intimidarse, Él se paró en Su identidad y Su relación con el Padre
y lo resistió, caminando fuera del desierto en victoria. En contraste,
los israelitas caminaron cuarenta días en el desierto, fueron
intimidados, dudaron de Dios, se alejaron de Él, y comenzaron a
quejarse. Como resultado, tuvieron que pasar cuarenta años en el
desierto. Muchas veces, las acciones de Jesús en los Evangelios
cumplieron o imitaron una sombra del Antiguo Testamento que
apuntaban a Él.

Claramente, el Antiguo Testamento contiene muchas sombras de


la realidad que ahora tenemos en Cristo. Esto es claramente lo que
vemos en la lámpara o candelabro, y el libro de Isaías. Son sombras
muy claras de la Biblia, antes de que la Biblia se convirtiese en el
libro que hoy tenemos entre nuestras manos. La realidad de Dios
involucrándose íntimamente en la formación de la Biblia nos
muestra el nivel de autoridad que carga.

LA AUTORIDAD DE LA BIBLIA

Cuando la gente habla de la Biblia como un libro y de su


formación, a menudo usan palabras como autorizada, inspirada, o
inequívoca para describir lo que piensan de la Biblia. Antes de
terminar este capítulo, vamos a ver muchos de estos términos y lo
que significan. Cuando la gente dice que la Biblia es autorizada,
significa que la misma tiene autoridad como la Palabra de Dios, y
que por eso se someten a los mandamientos que ésta dice. La idea de
que la Biblia es inspirada simplemente hace referencia a que Dios
le habló a ciertos hombres para escribir la Escritura. Esto significa
que deberíamos elevarla por sobre nuestro entendimiento humano,
ya que no es de inspiración humana sino divina. Cuando la gente
clama que la Biblia es inequívoca, quieren decir que no tiene
errores. Similarmente, algunos usan también el término infalible
para decir que la Biblia no contiene errores o que es incapaz de estar
errada.

Primero, cuando hablamos de Palabra autorizada, queremos


decir que la intención de la misma es la enseñanza, el crecimiento, la
exhortación, el entrenamiento, y todo lo que está enlistado en 2
Timoteo 3:16-17, y esto es producto de la autoridad de la Biblia.
Esto mismo dice 2 Pedro 1:19, en donde nos dice que la Biblia es
algo “completamente confiable” y la “palabra profética más
segura”. Lo que esto quiere decir es si la gente cree haber oído algo
de parte de Dios, pero contradice a la Escritura, entonces están
oyendo mal. La Biblia es la palabra profética más segura. Tiene la
autoridad máxima para determinar lo que Dios está diciendo, y
debemos siempre probar lo que creemos oír de Dios con la Palabra.

Segundo, para entender lo que significa que la Biblia sea la


Palabra inspirada de Dios, podemos mirar a 2 Pedro 1:20-21, que
nos dice cómo los humanos recibieron la Escritura:

…entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la


Escritura es de interpretación privada, porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu
Santo.

En otras palabras, lo que dice es que aunque los autores eran


humanos, no estaban escribiendo su propia interpretación privada,
sino lo que el Espíritu Santo los inspiró. Es una realidad mística el
entender que fue el Espíritu Santo quien escribió a través de los
autores de las Escrituras. Sí, fue escrita por personas, pero fue
inspirada por el Espíritu Santo de una manera en la que otros
documentos no. 2 Timoteo 3:16-17 añade a este concepto:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,


para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra.

Esto dice claramente que la Biblia fue inspirada, como así


también es autorizada. Por supuesto, debemos mantener en mente
que cuando Pedro y Pablo escribieron esos pasajes, no sabían que
estaban escribiendo parte de la Biblia. Las Escrituras a las que ellos
se estaban refiriendo eran a los 39 libros del Antiguo Testamento, lo
que era llamado la Septuaginta, o la versión griega del Antiguo
Testamento. Ésta fue escrita 300 años A.C., cuando setenta
estudiosos hebreos trabajaron juntos para traducir las Escrituras
hebreas al griego. La Septuaginta, que en algunos lugares difiere
del Antiguo Testamento hebreo, era la Escritura de la Iglesia
primitiva. Esto explica por qué en nuestras versiones en español a
veces vemos diferencias entre pasajes del Antiguo Testamento (que
han sido traducidos del hebreo), y citas del Antiguo Testamento en
el Nuevo Testamento (que han sido traducidas de la Septuaginta). A
pesar de las pequeñas diferencias entre el Antiguo Testamento
hebreo y griego, era la versión griega la que la Iglesia primitiva leyó
y citó pasajes.

De todas maneras, encontramos en el Nuevo Testamento


signos de que incluso durante el siglo I, los cristianos habían
comenzado a reconocer escritos que ahora forman parte del Nuevo
Testamento. Uno de los primero de esos signos se encuentra en 2
Pedro 3:15-16, en donde Pedro habla de las cartas de Pablo:

Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para


salvación; como también nuestro amado hermano Pablo,
según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en
todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre
las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los
indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras
Escrituras, para su propia perdición.

En este pasaje, Pedro alude a algo impresionante. Cuando


escribe que los inconstantes e indoctos tuercen las cartas de Pablo
“como hacen con las otras Escrituras”, él está poniendo las cartas
del apóstol a la par de los escritos del Antiguo Testamento. Es tan
sutil que muchas veces se pasa por alto, pero Pedro estaba diciendo
claramente que la misma gente que distorsionada las Escrituras del
Antiguo Testamento estaban ahora también distorsionando a las
Nuevas Escrituras, que serían las cartas de Pablo. A pesar de que el
Nuevo Testamento no sería formalizado hasta cientos de años
después, incluso en ese entonces ellos tenían la sensación de que lo
que estaban escribiendo también eran palabras autorizadas e
inspiradas por el Señor, con las del Antiguo Testamento.

Tercero, algunas personas usan términos como inequívoca e


infalible para describir a la Biblia, pero los conceptos que encierran
esos términos son problemáticos. Por ejemplo, si decimos que la
Biblia es la Palabra inequívoca de Dios, tenemos que ir a los
documentos originales inspirados en hebreo y en griego. Cuando
vayamos al Nuevo Testamento, encontraremos cinco mil
manuscritos en griego que son casi idénticos, aunque algunos de
ellos contienen pequeñas diferencias. Eso fue lo que los traductores
usaron para nuestras Biblias modernas. De todas maneras, los
humanos no fueron inspirados para traducir la Biblia de la misma
manera en la que los escritores originales lo fueron. Los traductores
hacen los mejor posible, de acuerdo a su entendimiento, pero están
operando con entendimiento humano y no divino. Son eruditos
brillantes, pero inclusive así a veces pasan por alto ciertas cosas. Es
por esto que, desde una perspectiva académica, no podemos decir
que la Biblia es inequívoca, ya que incluso las copias de los
originales tienen ciertas diferencias, y las traducciones modernas
que leemos son a veces muy diferentes. Un buen ejemplo de esto es
Romanos 8:1. La traducción al español del griego dice: “Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”,
pero las traducciones modernas le han añadido a esta oración: “…los
que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
(RVR1960). Las variantes entre las traducciones al español hace
difícil decir que la Biblia es inequívoca o infalible. No solo eso, sino
que tal declaración da como resultado ver a la Escritura de manera
muy rígida, evitando que la gente excave más profundo en la
búsqueda de ganar mayor entendimiento de lo que la Biblia
realmente quiere decir. Algunos cristianos están tan atascados en las
palabras literales de sus traducciones al español, que terminan
apartándose a sí mismos de encontrar un mayor significado de la
Palabra de Dios. Describir a la Biblia como la Palabra autorizada e
inspirada es suficiente. Fue divinamente inspirada, y tiene la mayor
autoridad.

CRISTIANISMO POPULAR VS. CRISTIANISMO ACADÉMICO

Conectado a la idea del origen y formación de la Biblia, está


la manera en la que los cristianos piensan y discuten acerca de su
sistema de creencias. Antes de mirar a sistemas de creencias
específicos y enseñanzas de la Biblia, debemos considerar la
diferencia entre las dos subculturas más prominentes en la cultura
cristiana: el cristianismo académico y el cristianismo popular.

Desde una perspectiva antropológica, todas las culturas


contienen dos divisiones principales: una cultura de elite y una
cultura popular. La cultura de elite está compuesta típicamente por
los sectores más ricos y eruditos de la población. Esta gente aprecia
las cosas finas: vinos caros, cena costosa, música clásica, atuendos
formales, etc. La cultura de elite es una minoría de la cultura en
general, pero carga un mayor poder e influencia. En contraste a la
misma, existe la cultura popular (o cultura pop), que incluye a la
mayor parte de la población y determina lo que es popular en la
misma. Aquellos que están inmersos en la cultura popular, suelen
escuchar la música que suena en la radio e ir a ver las últimas
películas que están en la cartelera del cine. Comen en restaurantes
baratos, y compran en tiendas económicas. Un tercer grupo, llamado
la cultura folk, a veces emerge como reacción a la cultura popular.
Pero en lugar de unirse a la cultura de elite, se separan de la norma e
implementan sus propias costumbres. Se enorgullecen de hacer
elecciones contra-cultura. Por ejemplo, quizás sean veganos, tengan
los partos de sus bebés en sus casas, decidan no vacunar a sus hijos,
escuchen música independiente y vean películas que raramente
lleguen al cine. Las diferencias entre estos tres grupos son enormes,
pero todos son parte de la cultura en general.

Dentro de la Iglesia, también vemos estos tres tipos de


cultura. El cristianismo popular es la cultura de la mayor parte de
los cristianos. En los Estados Unidos, esta cultura incluye cosas
como los Cuentos de Vegetales, pulseras de WWJD3, y música
cristiana pop. La cultura folk, a diferencia de la cultura popular,
prefiere música menos famosa y hace pequeños intentos por alejarse
de la cultura predominante, pero para los propósitos de nuestro
estudio diremos que la cultura folk es esencialmente una
subcategoría del cristianismo popular. Cuando hablamos de teología
y de la Biblia, el cristianismo popular toma una visión muy rígida de
la verdad.

En contraste, el cristianismo académico, que está


compuesto principalmente de teólogos e intelectuales, tiene un gran
valor por las conversaciones teológicas y el debate. Algunos
reconocidos teólogos modernos, como N.T. Wright y Gordon Fee
han cruzado hasta el círculo de la cultura popular y están siendo
leídos por no académicos. Cientos de otros teólogos de los círculos
académicos, hablan y escriben en lenguaje técnico, y sus materiales
nunca llegan a la cultura popular. No es de sorprender que los
miembros de estos dos grupos se alejen de los miembros del grupo
contrario, pero es importante entender el valor de ambas culturas.

Uno de los riesgos potenciales del cristianismo académico se


describe en la declaración de Pablo de 1 Corintios 8:1: “El
conocimiento envanece”. El conocimiento es bueno, pero debe
siempre ser templado con amor, que no es algo que los seminarios
siempre enseñen. Si entendemos toda la teología y sabemos todas las
palabras griegas, pero como cristianos tenemos grandes problemas
con nuestras familias y amigos, entonces tenemos un gran problema.

Como sea, una de las fortalezas del cristianismo académico


se encuentra en la diferencia de estos dos conceptos: no estar de
acuerdo y faltar el respeto. El cristianismo popular no sabe manejar
muy el no estar de acuerdo. Cuando los líderes disienten, tienden a
tratarse el uno al otro con un grado muy alto de falta de respeto,
usando etiquetas como hereje, falso maestro, blasfemo, o incluso
anticristo. Generalmente, tales líderes no están dispuestos a discutir
sus diferencias de una manera tranquila y abierta, sino que prefieren
hacer declaraciones difamatorias y a apuntar con el dedo. Tiene
miedo de que sus seguidores sean atrapados por alguna falsa
enseñanza, así que tratan activamente de persuadir a aquellos que
están bajo su influencia para que no digan ninguna falsa doctrina.
Como resultado, influencian a sus seguidores para que también le
falten el respeto a tal persona o movimiento. En otras palabras, esta
falta de respeto es un sistema que comienza con un líder que no está
de acuerdo con algo, y que se replica en las personas bajo su
influencia.

En contraste, los cristianos académicos tienen una gran


apreciación por el debate y la discusión de ideas sin faltar el respeto.
Esto es importante para todos los que quieren estudiar teología,
porque necesitamos ser capaces de examinar lo que las otras
personas creen y opinan sobre ciertos temas, mientras que los
respetamos como personas y cristianos. Los académicos valoran el
defender su propia opinión, que se basa en sus propios estudios, y
por eso dicen algo como, “Creo en esto y en esto por estas
razones…”. Esto es simplemente una declaración de una opinión
personal y no tiene notas negativas. Para el cristianismo académico
está bien no estar de acuerdo y no ve a la disensión como una razón
para faltar el respeto. Está bien que la gente tenga opiniones
diferentes y así y todo, seguir siendo amigos.

La gente en la cultura del cristianismo académico hace


declaraciones personales si no están de acuerdo con algo, pero éstas
no tienen el fin de ejercer influencia en otros. En contraste, los
líderes del cristianismo popular hacen declaraciones difamatorias en
contra de los líderes y de los movimientos, provocando una red de
falta de respeto que se replica rápidamente.

La mejor manera de acercarse a la teología es con una


predisposición a no estar de acuerdo muchas veces, pero estando
abierto a aprender de los demás. El cristianismo académico ha hecho
muy bien esta parte, y sería muy sabio de nosotros el imitarlos en
esto. Pensar como un académico significa creen que necesitamos oír
todas las distintas opiniones sobre un tema para decidir
racionalmente nuestra posición. En esta cultura, somos libres de oír
todos los diferentes entendimientos y arribar a nuestras propias
conclusiones, incluso si las mismas son diferentes de aquellas que
tienen nuestros amigos o líderes. Esta es la razón por la que, en el
cristianismo académico, encontramos muchos libros que presentan
diferentes perspectivas sobre un tema en particular. Estos libros no
están escritos por un autor que tiene una opinión de antemano y
escribe mostrando cierta inclinación. En lugar de eso, son una
compilación de escritos elaborados por teólogos que explican sus
propias creencias4. Otro tipo de libro común en el cristianismo
académico es un libro en respuesta, en donde un teólogo escribe un
libro en respuesta a los escritos de otro teólogo.5

Parte de lo que significa disentir de manera respetuosa es


citar aquello con lo que no se está de acuerdo, en una manera en la
se presente adecuadamente lo que la otra persona dijo, sin sacar de
contexto. Los académicos son muy cuidadosos al hacer esto, pero
desafortunadamente, muchos líderes del cristianismo popular
tergiversan a aquellos con los que no están de acuerdo. Sacan sus
palabras fuera de contexto y hacen presunciones acerca de lo que los
otros quisieron decir y lo que realmente dijeron. Estas clases de
tergiversaciones, malentendidos, y ataques a los demás son muy
populares en ciertos sectores, pero no es honroso o de ayuda el
hecho de expresar la disensión de esta manera. En lugar de eso,
necesitamos aprender cómo no estar de acuerdo con algo o alguien
sin faltar el respeto y sin deformar la realidad. A través de este
curso, nuestro objetivo será entender claramente las creencias de los
demás para poder sacar nuestras propias conclusiones.
PREGUNTAS DE REPASO

1. Tenemos los 66 libros de la Biblia porque la Iglesia primitiva


decidió que por algunos de los libros que están en nuestro
canon valía la pena…¿qué cosa?

2. ¿En qué año se estableció la primera lista oficial de libros


mediante un Cónsul?

3. El candelabro o lámpara de Éxodo 25 está decorada desde la


izquierda hasta el medio con un patrón de nueve, nueve,
nueve, doce, lo que da un total de treinta y nueve
decoraciones. Desde el medio a la derecha hay nueve, nueve,
nueve, que da un total de veintisiete decoraciones. ¿Qué
representan el treinta y nueve de la izquierda y el veintisiete
de la derecha?

4. Términos como autorizada e inspirada son adecuadas


descripciones de la Biblia, pero, ¿qué otros términos
deberían ser removidos a la hora de describir a la Palabra?

5. ¿Cuál es la diferencia entre un entendimiento académico y


un entendimiento popular?

6. Tanto Hebreos 8:5 como Colosenses 2:16-17 hablan de que


el Antiguo Testamento contiene
________________________, pero que ahora en Cristo
tenemos ______________________________________

PALABRAS CLAVE

Septuaginta Canon Bíblico


Teólogos liberales Apócrifo
Autorizada Pseudoepigrafía
Inspirada Cristianismo Académico
Inequívoca Cristianismo Popular
Infalible
MATERIAL RELACIONADO

James Beilby y Paul R. Eddy, Eds., The Nature of the Atonement:


Four Views, con colaboraciones de Gregory A. Boyd, Joel B. Green,
Bruce R. Reichenbach, y Thomas R. Schreiner

Eusebio, Historia Eclesiástica

Gregory E. Ganssle, Ed., God and Time: Four Views, con


contribuciones de Paul Helm, Alan G. Padgett, William Lane Craig,
y Nicholas Wolterstorff.

Stanley N. Gundry y C. Marvin Pate, Eds., Four Views of the Book


of Revelation, con colaboraciones de Kenneth L. Gentry Jr., Sam
Hamstra Jr., C. Marvin Pate, y Robert L. Thomas.

Peter J. Leithart, The Promise of His Appearing.

2
El estudioso altamente respetado, Peter J. Leithart, ha escrito un
libro, The Promise of His Appearing, que demuestra que Segunda de
Pedro, de hecho, fue escrita por el mismo Pedro que escribió la
primer carta.
3 WWJD es una sigla que significa “What Would jesús Do?” (¿Qué

haría Jesús?) que se volvió popular en los Estados Unidos en los


años ’90. Es un recordatorio que usaban los sectores evangélicos
para recordarse que siempre deben actuar como Jesús.
4 Por ejemplo, el libro The Nature of the Atonement: Four Views
contiene contribuciones de cuatro teólogos con diferentes opiniones
sobre el Sacrificio de Jesús. De la misma manera, Four Views on the
Book of Revelation y God and Time: Four Different Views presentan
perspectivas que difieren entre sí, pero sobre un mismo tema.
5
Un gran ejemplo de esto es el libro de Kenneth Gentry, The
Charismatic Gift of Prophecy: A Reformed Response to Wayne
Grudem. En el, Gentry difiere fuertemente pero de manera
respetuosa con las creencias de Grudem sobre el Espíritu Santo,
desde una perspectiva académica.
CAPÍTULO TRES

TRADUCCIONES BÍBLICAS
Y HERRAMIENTAS DE
ESTUDIO
Antes de comenzar a estudiar la Biblia, uno debe entender la
variedad de traducciones de la misma y de herramientas de estudio
disponibles. En este capítulo, vamos a estudiar brevemente algunos
de las más prominentes traducciones bíblicas y herramientas de
estudio, y luego vamos a usarlas para examinar algunos de los temas
más controversiales de la Escritura.

TRADUCCIONES BÍBLICAS

La versión en uso más antigua de la Biblia en los Estados


Unidos es la versión King James (KJV)6. Algunos cristianos, como
los integrantes del Movimiento King James7, defienden a la Biblia
KJV como la única traducción bíblica válida y creen que las
traducciones más recientes fueron escritas para incorporar
enseñanzas y prácticas de la Nueva Era a la Biblia. Esto es
particularmente cierto en el sudeste de los Estados Unidos. La Biblia
KJV se remonta a 1611, y el lenguaje que emplea refleja la brecha
histórica entre ese tiempo y la actualidad. Mucha gente encuentra a
la Biblia KJV difícil de leer, pero otros creen que su antigüedad la
vuelve más confiable, especialmente dado que muchas copias dicen
“Traducida desde los lenguajes y dialectos originales”, pero esto, de
hecho, no es cierto. La Biblia KJV está precedida por dos
traducciones: La Biblia de Ginebra8 y la Biblia Bishop9. La
decisión de crear esta nueva traducción fue de un movimiento
político inspirado por ciertas transiciones de la historia de la Iglesia
de Inglaterra. Por esta causa, los líderes políticos y religiosos le
dieron a los traductores once lineamientos que en realidad buscaban
cambiar la manera en la que la Biblia sería traducida. Además, el
75% de la Biblia KJV fue tomada directamente de la Biblia Bishop.
Fue literalmente copiada en la nueva traducción sin volver a los
manuscritos originales.

Es por esto que la pretensión de la versión KJV al decir que


fue traducida de los lenguajes originales, es falsa. En algunos
pasajes, los traductores sí recurrieron a los originales, pero no en la
mayoría. Esto quiere decir que la Biblia KJV no es la traducción
más correcta, porque no fue traducida de los manuscritos originales,
a diferencia de muchas traducciones modernas.10

Recientemente, la versión KJV fue modernizada en la


versión New King James Version (NKJV). Los traductores de la
versión NKJV tampoco consultaron a los manuscritos originales, y
solo cambiaron alrededor de cuarenta mil palabras en la
actualización de KJV a NKJV. Principalmente, esto sirvió
simplemente como una actualización de la versión antigua. Suavizó
el lenguaje de la KJV y facilitó su entendimiento para el lector
moderno.

Luego de las versiones KJV y NKJV, la traducción más


usada es la Nueva Versión Internacional (NVI), que fue creada en
1980. Mucha gente prefiere esta versión simplemente porque es más
fácil de leer. La versión NVI y otra versión similar, la English
Standard Version (ESV), traducida en el año 2000, tomaron las
cartas y libros en sus lenguajes originales y tradujeron el texto idea
por idea. En otras palabras, cuando los traductores tradujeron las
oraciones de la Palabra del griego al español e inglés, pusieron su
prioridad en que sea fácil de leer.

En comparación, una Biblia literal, tal como Young Literal


Translation (YLT) o la Weymouth Literal Translation (WYT),
han sido traducidas del griego al inglés palabra por palabra,
siguiendo el orden original de las palabras, sin importar que el
resultado sea fácil de leer o entender. La gente raramente lee las
traducciones literales porque son bastante difíciles de comprender.
La estructura de las oraciones en el griego y en el inglés son muy
diferentes, y es por eso que una traducción siguiendo el orden literal
a veces resulta caótica. No obstante, las traducciones literales son
una buena herramienta de estudio.

Otro tipo de Biblia son las llamadas Biblias parafraseadas. El


ejemplo más prominente de este tipo es la versión The Message11,
que fue escrita por Eugene Peterson en la década de los 90’. Las
versiones parafraseadas por lo general traducen desde los lenguajes
originales, sino que toman la versión KJV y parafrasean en lenguaje
moderno lo que los autores querían decir. Estas versiones pueden ser
útiles para los recién convertidos que no se sienten cómodos leyendo
ni siquiera la versión NVI. A veces las versiones parafraseadas
también pueden brindarnos una nueva perspectiva de un versículo
con el que ya estamos familiarizados. No obstante, las paráfrasis no
son herramientas de estudio útiles, dado que la opinión personal del
autor está implícita todo el tiempo.

Finalmente, tenemos otras dos traducciones, la Biblia de las


Americas (LBLA) y la Traducción Wuest del Nuevo Testamento,
que le dan muchísima importancia a los tiempos verbales. Muchas
traducciones de la Biblia tienen tiempos verbales incorrectos, lo que
puede marcar una gran diferencia en el significado del texto.
Considera la diferencia entre decir que uno se corrompe todos los
días, a que uno fue corrompido. De esta manera, estas traducciones
pueden ser muy útiles para ayudarnos a determinar el tiempo verbal
correcto de varios versículos bíblicos. Existen muchas otras
traducciones de la Biblia, pero las mencionadas son las más
prominentes.12

Versión de la Enfoque de la traducción


Biblia
KJV Principalmente copiada de la Biblia Bishop, con
mínimas referencias al lenguaje original.
NKJV Principalmente una modernización de la KJV, con
mínimas referencias a los idiomas originales.
NVI, ESV Traducidas idea por idea de los lenguajes
originales.
YLT, WLT (Y Traducidas palabra por palabra de los lenguajes
demás Biblias originales.
literales)
The Message (Y Paráfrasis (no traducciones) de una Biblia más
demás Biblias antigua, como la KJV, en un lenguaje moderno,
parafraseadas) basadas en la interpretación del autor.
LBLA, Traducidas de los lenguajes originales. Les dan
Traducción especial atención a la traducción de los tiempos
Wuest verbales.

HERRAMIENTAS DE ESTUDIO

Ahora consideremos algunas de las más importantes


herramientas de estudio de la Biblia. Una Biblia paralela contiene
múltiples traducciones de la Biblia comparadas en columnas, para
hacer más fácil para el lector comparar traducciones. Una Biblia
interlinear contiene las palabras en el griego o hebreo originales,
junto con la traducción en español debajo. Muchas veces también va
a tener el número de referencia de la palabra en la Concordancia
Strong, la transliteración (la conversión del texto al alfabeto
español), y el análisis sintáctico. Por ejemplo, aquí está la palabra
“Jesús” de Mateo 1 de la Biblia interlinear de Biblehub.com:

2424 Número de referencia Strong


Iēsou Transliteración
Ἰησoῦ Palabra griega original
de Jesús Traducción al español
N-GMS Análisis sintáctico (Sustantivo – Masculino – Singular)

Esto puede ser útil para la búsqueda del significado original


de palabras en particular mientras van apareciendo en la Biblia. El
compañero infaltable de una Biblia interlinear es la Concordancia
Exhaustiva Strong, que contiene una gran lista de la aparición de
todas las palabras, haciendo diferencia entre el lenguaje original
(griego o hebreo). Junto con la concordancia, también necesitamos
un diccionario. Los dos más reconocidos son el Diccionario Bíblico
Vine y el Diccionario Bíblico Mounce. Por muchos años, el
diccionario Vine ha sido el más conocido, pero el más reciente, el
diccionario Mounce, dice ser más exacto y detallado.

Otro libro de consulta es el Compact Bible Handbook13,


que hace una revisión de todos los libros de la Biblia y da un
resumen compacto, incluyendo al autor, la fecha de escritura, y la
historia que rodeaba al libro en cuestión. Este libro es más confiable
que muchos de los resúmenes disponibles en internet porque el
autor, Thomas Nelson, ha investigado y editado la información para
estar seguro de que es lo más exacta posible.

CÓMO USARLOS

Ahora miraremos a muchos ejemplos que nos mostrarán


cómo usar estas herramientas de estudio.

Ejemplo: La ira de Dios.

Para nuestro primer ejemplo, vamos a comenzar con la


Concordancia Strong. Para buscar la palabra “ira” vamos a ir al
índice y buscaremos la letra I, y al ir bajando por la columna
encontraremos la palabra ira. Debajo, encontraremos varias
oraciones como “y mi i se encenderá, y os mataré…”, seguido por el
versículo bíblico de referencia, Éxodo 22:14. Aquí se enlistarán las
partes de la Biblia que contienen la palabra que estamos buscando.
La i en la oración es por ira, y la referencia nos dice dónde se puede
encontrar ese versículo en particular. La Concordancia Strong
originalmente estaba basada en la versión KJV, pero ahora también
se basa en otras traducciones. Cuando buscamos palabras, es
importante saber exactamente lo que estamos buscando. Un
versículo que dice “Dios está enojado”, no es lo mismo que un
versículo que hable de la ira de Dios, porque no se tradujeron de la
misma palabra.

Al final de la lista de Strong, luego del versículo y de la


referencia escritural, hay un número que se corresponde con la
sección del diccionario. Para el versículo anterior, el número es 639.
Al seguir ese número, llegaremos a la sección hebrea (el Antiguo
Testamento es hebreo y el Nuevo Testamento es griego), en donde
descubrimos que la palabra hebrea traducida como ira en Éxodo
22:24 es aph. Ahora podemos buscar esa palabra en un diccionario
bíblico y tener una definición de lo que quería decir en hebreo.

Ejemplo: El fin del siglo.

Ahora consideremos Mateo 24:3, en donde los discípulos le


hacen tres preguntas a Jesús que muchas veces se citan como
referencia al fin del mundo o de los tiempos finales. La versión NVI
dice, “…¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y
del fin del mundo?”. De acuerdo a esta versión, estas preguntas
parecieran estar refiriéndose al fin del mundo. Pero la versión
RVR1960 lo traduce de manera diferente: “…Dinos, ¿cuándo serán
estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”.
Esto nos hace preguntarnos: ¿Es lo mismo el fin del siglo que el fin
del mundo? Para saber la respuesta, tenemos que investigar quién
tradujo esta palabra correctamente. Para hacerlo, debemos buscar la
palabra mundo (NVI) o siglo (RVR1960) en su lenguaje griego
original. Descubriremos que la palabra utilizada aquí es aion. Al
buscar esta palabra en un diccionario bíblico, veremos que significa
“período de tiempo”. En otras palabras, está hablando de un lapso de
tiempo específico, no del final del planeta.

Cuando miramos al contexto de este versículo, vemos que en


Mateo 21-24, Jesús había estado declarando destrucción venidera.
En Mateo 24, específicamente dice que el templo sería destruido.
Esto es de lo que Él estaba hablando justo antes de que los
discípulos le hiciesen esas tres preguntas. Lógicamente, podemos
ver que le estaban preguntando acerca de cuándo esos eventos que
mencionó iban a pasar. No le estaban preguntando acerca de Su
regreso, porque en ese momento, los discípulos ni siquiera entendían
que Él los habría de dejar. Leer este pasaje como referencia al fin
del mundo simplemente no tiene sentido de acuerdo al contexto y a
la definición de la palabra aion. Esto tiene un impacto impresionante
de acuerdo a la manera de interpretar el pasaje.

Por eso es importante estudiar la Biblia. Muchos cristianos


están contentos con simplemente aceptar lo que sus pastores o
maestros les dicen sin estudiar por sí mismos. En lugar de eso,
debemos ser creyentes que sepan cómo usar las herramientas de
estudio de la Biblia y hacer una investigación de las palabras
originales por sí mismos. Luego, estaremos mejor equipados para
entender la Biblia y también para saber cómo reaccionar ante las
enseñanzas de los demás.

Ejemplo: El ministerio de la mujer.

Ahora consideraremos otro ejemplo en mucho más detalle: el


problema de las mujeres en el ministerio. La mayoría de las
enseñanzas en contra del ministerio de la mujer están basados en tres
versículos problemáticos porque parecen contradecir lo que el resto
de la Biblia enseña. Cuando encontremos versículos que parezcan
contradecir los mensajes generales de la Biblia, es un buen momento
para sacar nuestras herramientas de estudio y comenzar a excavar
más profundo. Aquí haremos eso con los versículos problemáticos
relacionados con la mujer en la Iglesia.

Primero, para establecer el contexto adecuado,


consideraremos el rol de la mujer en la Biblia desde el comienzo. En
el Jardín del Edén, Dios creó a Eva como su compañera. Se han
hecho muchos estudios respecto a esta palabra, pero para ponerlo
simple, se refiere a una posición igualitaria. Adán y Eva fueron
creados iguales, pero luego pecaron. Como resultado de la Caída,
parte de la maldición a Eva dice: “…tu deseo será para tu marido, y
él se enseñoreará de ti” (Génesis 3:16). En otras palabras, su deseo
sería ser igual que su marido, pero él se enseñorearía de ella. Es
importante notar que esta maldición fue entre la relación entre la
mujer y el hombre, y no entre la mujer y Dios. La maldición no hizo
que Dios cambiase la manera en que Él veía a la mujer. El no la veía
menor que los hombres, pero como resultado de esta maldición, el
hombre la vería de esta manera. Esta es una diferencia muy sutil,
pero es importante darse cuenta que la maldición afectó las
relaciones humanas entre hombres y mujeres, no entre las mujeres y
Dios.

Se puede ver esta realidad en el trato de Dios a la mujer en el


Antiguo Testamento. Por ejemplo, Miriam, la hermana de Moisés,
era profeta (Ver Éxodo 15:20). Hulda fue nombrada profeta (Ver 2
Reyes 22:14). Débora era tanto profeta como jueza (líder político de
la nación. Ver Jueces 4:4). Incluso en el sistema del Antiguo
Testamento, Dios colocó a las mujeres cómo líderes políticas y
espirituales. Esto nos dice algo acerca de cómo Él ve a la mujer y
acerca de si está de acuerdo o no con las mujeres en el ministerio.

Encontramos un ejemplo pequeño respecto a la diferencia


entre los ideales de Dios y los ideales del hombre en la historia de
Noé. Cuando Noé y su familia entraron al arca, entraron en un orden
específico que reflejaba los ideales de la cultura en la que habían
crecido. Para entrar, hicieron una sola fila. Primero estaba Noé,
luego sus tres hijos, luego su esposa, y luego las esposas de sus hijos
(Ver Génesis 7:13). Los hombres precedían a las mujeres. Como
sea, mientras estaban en el arca, Dios le habla específicamente a
Noé respecto a cómo debían salir del arca: “Sal del arca tú, y tu
mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.” (Génesis
8:16). En otras palabras, Él les dijo que saliesen juntos como
parejas, no separados por género. Así era cómo Dios quería
comenzar el planeta nuevamente, con igualdad entre el hombre y la
mujer. No obstante, Noé desobedece la orden, y él y su familia salen
del arca de la misma manera en la que habían entrado: los hombres
primero, y las mujeres después.

El Nuevo Testamento también nos da ejemplos de mujeres


que tuvieron importantes posiciones en el liderazgo. La viuda Ana
es nombrada como profeta (Ver Lucas 2:36), lo que es muy
significativo, ya que un profeta es el segundo nivel más alto de
autoridad dentro de la Iglesia: “Y a unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros…” (1
Corintios 12:28). En la Iglesia, los apóstoles tienen el nivel más alto
de autoridad, seguido por los profetas y luego por los maestros. Los
otros dones dentro del ministerio quintuple, pastores y evangelistas,
ni siquiera están en esta lista (Ver Efesios 4:11). Es importante
tomar nota de que la autoridad bíblica no significa control. Para
decirlo simplemente, tener autoridad significa tener una
responsabilidad para servir. Cuando uno tiene mayor autoridad,
tiene más pies para lavar. De acuerdo a este sistema, los apóstoles y
los profetas tienen más autoridad que los pastores. A pesar de que a
muchas personas les preocupe la idea de que las mujeres puedan ser
pastoras, la Biblia nos muestra que hubo mujeres profetas, e incluso
una mujer apóstol, Junias.
Romanos 16:7 dice, “Saludad a Andrónico y a Junias, mis
parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy
estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en
Cristo.” Uno de esos dos apóstoles era una mujer. El nombre Junias
deriva de la diosa griega Juno, que se creía que dilataba el útero de
la mujer durante el embarazo. En otras palabras, era claramente un
nombre muy femenino. Algunas traducciones han cambiado el
nombre y le dieron una raíz masculina porque la teología de los
traductores no permite a una mujer apóstol. Junias era una apóstol, y
muy estimada entre los mismos. Como tenemos un ejemplo de una
mujer apóstol, y los apóstoles son la posición más alta de autoridad
dentro de la Iglesia, la conclusión lógica es que las mujeres también
pueden ocupar las posiciones que están debajo.

A lo largo de la Biblia encontramos historias de mujeres en


autoridad que tenían posiciones altas dentro del liderazgo, y vemos
que Dios no tiene problema alguno en poner a las mujeres en el
liderazgo. Todo esto suena genial, hasta que vemos tres pasajes
problemáticos, 1 Corintios 14, 1 Timoteo 2, y 1 Pedro 3.

1 Corintios 14:34-35 dice:

…vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no


les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como
también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten
en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer
hable en la congregación.

Muchos artículos académicos y libros se han escrito para


explicar estos versículos, que parecen tan diferentes a la visión de la
mujer que se muestra a lo largo de la Biblia (y que ya hemos
observado). En resumen, la explicación más simple de estos
versículos es que son una cita de una carta que los corintios le
habían escrito a Pablo14. En otras palabras, esta no era la palabra de
Pablo. Estaba citando lo que los corintios le habían dicho. La prueba
de este argumento es lo que sigue. El primer paso para entender las
cartas del Nuevo Testamento adecuadamente, como hemos discutido
en el capítulo 1, es leerlas de comienzo a fin, no en pequeños
segmentos. Entonces, para entender lo que Pablo dice en el capítulo
14, tenemos que leer comenzando desde el capítulo 1. Esto nos da el
contexto completo.

Leyendo de esta manera, cuando llegamos a 1 Corintios 7:1,


que dice: “En cuanto a las cosas de que me escribisteis…”,
entendemos que los capítulos que siguen son la respuesta de Pablo a
la carta que los corintios le habían enviado. Si seguimos leyendo,
llegamos al capítulo 11. Allí Pablo habla del velo en la cabeza, y
como parte de la misma discusión, él dice que las mujeres pueden
profetizar mientras tengan sus cabezas cubiertas. Dejando de lado la
pregunta respecto a la cobertura de la cabeza, que la mayoría de los
estudiosos están de acuerdo que era un mandato cultural que no
aplica para nosotros hoy, el punto aquí es que dice que las mujeres
pueden hablarle a la Iglesia. Pero, un par de capítulos después, dice,
“…le es deshonroso a la mujer hablar en la Iglesia”. Si hemos
estado leyendo desde el capítulo 1, reconoceremos que esto
pareciera ser una contradicción con lo que Pablo dijo apenas tres
capítulos antes. Como sabemos que es una carta en respuesta, y
reconocemos la significante inconsistencia entre gran parte del
capítulo 11 y estos dos versículos del capítulo 14, comenzamos a
hacernos preguntas. Empezamos a excavar en búsqueda de una
explicación en lugar de aceptar estos versículos como nos los
enseñaron, porque reconocemos que hay algo que no encaja.

Al final del capítulo 14, encontramos otra pista, si es que


estamos familiarizados con el Nuevo Testamento y el mensaje
general del apóstol Pablo. El versículo 34 dice, “vuestras mujeres
callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar,
sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.” Cualquiera que
esté familiarizado con los escritos de Pablo, se dará cuenta que esto
no suena como él. Pablo fue el campeón de la gracia, no de la Ley.
Escribió la carta a los gálatas para reprender a los cristianos que se
estaban volviendo a la Ley, y la mayoría de sus escritos son anti
Ley, dado que esta estaba relacionada con el Antiguo Pacto. De
hecho, Pablo se refiere a la Ley como “el ministerio de muerte…”
(2 Corintios 3:7). Por lo tanto, la dura frase “como también la ley lo
dice” debería tener grandes banderas de advertencia. Es un
indicador claro de que estos dos versículos no son la voz de Pablo.
Además, si vamos a la Ley, vamos a encontrar que no dice nada
respecto a las mujeres permaneciendo en silencio. Simplemente no
tiene sentido. Como sabemos que esto es una carta en respuesta, es
fácil ver que estos versículos han sido citados de la carta de los
corintios a Pablo.

Esto se vuelve más claro cuando leemos los versículos que le


siguen a este pasaje, en los cuales Pablo, de hecho, reprende a las
ideas expresadas en los versículos 34-35:

¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a


vosotros ha llegado? Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son mandamientos del
Señor. Mas el que ignora, ignore. Así que, hermanos,
procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero
hágase todo decentemente y con orden.

Aquí, en contraste con el dicho “como también la ley lo


dice”, Pablo dice “reconozca que lo que os escribo son
mandamientos del Señor”. Él también incluyó a las mujeres en su
mandato de profetizar y hablar en lenguas. Termina con un llamado
al orden, que se refiere en realidad nuevamente al versículo antes de
esta cita de los corintios: “pues Dios no es Dios de confusión, sino
de paz. Como en todas las iglesias de los santos” (1 Corintios
14:33). Estas dos declaraciones, los versículos 33 y 40, son
delimitadores de la exhortación de Pablo. La esencia de esa
exhortación, en un lenguaje moderno, podría ser algo así: “Esto es lo
que ustedes están diciendo: ‘Oprimamos a las mujeres para que
nuestros servicios sean buenos’. ¡No! No lo hagan. ¿Quiénes se
piensan que son? ¿Ustedes escribieron la Palabra de Dios? No. Están
fuera de lugar. En lugar de eso, tienen que hacer lo que les digo, que
es un mandamiento del Señor: Permitan que todos profeticen,
hombres y mujeres, y no prohíban el hablar en lenguas,
asegurándose que todo sea hecho con orden.”

Todo esto es claro cuando leemos el pasaje en contexto, sin


la necesidad de hacer un estudio demasiado profundo. Cuando
miramos al griego, solo confirma estas conclusiones. En el griego,
encontramos una marca al comienzo del versículo 34. Esta marca,
llamada eta en griego, indica una pregunta retórica o una cita de lo
que otra persona dijo. Claramente, los versículos 34 y 35 son una
cita de lo que los corintios le habían escrito a Pablo, y como tal, no
debería ser tomado como mandado para nosotros. En lugar de eso,
deberíamos aprender del error de las declaraciones de los corintios,
que Pablo reprendió fuertemente:

El segundo pasaje problemático es 1 Timoteo 2:11-15:

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no


permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado
primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la
mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se
salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y
santificación, con modestia.

Este pasaje es muy extraño, especialmente la parte que dice


“(la mujer) se salvará engendrando hijos”. Esto debería
provocarnos cuestionamientos, ya que claramente contradice el
mensaje del evangelio. Para encontrar nuestras respuestas, debemos
comenzar leyendo la carta desde el comienzo hasta el fin. Esto es
especialmente importante en 1 Timoteo, porque los capítulos están
divididos arbitrariamente y no siguen los cortes lógicos del texto. 1
Timoteo está compuesta de una introducción, tres “palabra fiel es
esta”, y una conclusión. De todas maneras, la división de los
capítulos no se alinean con esas partes. Este es el bosquejo básico:

Introducción 1:1- 1:14


Palabra Fiel #1 1:14-2:15
Palabra Fiel #2 3:l-4:8
Palabra Fiel #3 4:9-6:10
Conclusión 6:11-21

El pasaje que estamos estudiando está al final de la parte de


la palabra fiel #1, que dice:

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo


jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a
misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero
toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer
en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos,
inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.

Este es el contexto de la declaración que analizaremos.


Luego de decir “Palabra fiel”, Pablo se dirige específicamente a
Timoteo (Ver 1 Timoteo 1:18-20). Luego le da instrucciones a toda
la iglesia (Ver 1 Timoteo 2:1-7). Más tarde, le habla específicamente
a los hombres (Ver 1 Timoteo 2:8), y luego a las mujeres (Ver 1
Timoteo 2:9-10). Luego, en los últimos cinco versículos de esta
sección, Pablo deja de hablar en plural (todos, los hombres, las
mujeres), y pasa a hablar en singular: una mujer en particular. En
otras palabras, en los versículos del 11 al 15, él no le está hablando a
todas las mujeres sino a esta mujer en particular.

Los comentaristas que han estudiado a este pasaje al detalle,


dicen que Timoteo recibió esta carta cuando comenzó a ser el líder
de la iglesia de Éfeso. Pablo había estado enseñando todos los días
durante dos años en la escuela de Tiranno (Ver Hechos 19:9). Ahora
Timoteo era el apóstol principal aquí, y estaba teniendo algunos
inconvenientes dado que Éfeso era la casa de culto a Diana (o
Artemisa). Una de las enseñanzas del culto a Diana era que Eva,
como pináculo de la creación, había sido creada primero, y que
Adán había sido el engañado en el Jardín del Edén. Por eso, usaban
esta creencia para culpabilizar a los hombres. El problema era que,
cuando esas mujeres adoradoras de Diana fueron salvas, tenían esta
dura teología acerca de la historia de la creación, que les había dado
una actitud negativa en torno a los hombres. Muchos estudiosos
creen que había una mujer en particular que le estaba causando
problemas a Timoteo15. Es por eso que Pablo dice, “no permito a la
mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre”. Este era el
contexto histórico.

Si miramos a la palabra griega traducida como autoridad,


tendremos incluso mayor claridad. La palabra griega usada aquí es
authentian, y no es la palabra común para autoridad. Authentian
significa violenta usurpación de la autoridad. Mientras que la
autoridad es algo bueno, authentian nunca lo es. Pablo no estaba
implicando que les iba a permitir solo a los hombres ejercer la
violenta usurpación de la autoridad. En otras palabras, el género no
es el problema en este asunto. En lugar de eso, lo que en esencia
estaba diciendo es “No voy a permitirle a esa mujer que siga
usurpando tu autoridad irrumpiendo lo que está pasando en tus
servicios”. Pablo estaba señalando el comportamiento inapropiado
de esta mujer, y el problema no estaba en su género sino en sus
acciones. La gente estaba, literalmente, gritando en el medio de las
reuniones para tratar de tomar el control con sus propias enseñanzas
anti bíblicas. Esto es de lo que Pablo está hablando. Y es por esto
que él clarifica el orden de la historia de la creación, para corregir
las enseñanzas que esta mujer estaba esparciendo.

Todo esto es muy valioso, pero no explica el versículo 15:


“Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y
santificación, con modestia.” Para un mejor estudio de este pasaje,
necesitamos ir a una Biblia interlinear. Así es como la Biblia
interlinear analiza esta parte del versículo:

La traducción literal aquí es, “Ella será salva además a través


(espacio en blanco) alumbramiento”. La versión NVI traduce esta
parte del versículo como, “Pero la mujer se salvará siendo
madre…”. Lo que la traducción deja afuera es la palabra tēs, que es
el artículo “el”. Lo dejaron afuera porque parecía no tener sentido.
¿Qué quiere decir el versículo con el alumbramiento? Las
traducciones a veces omiten artículos porque los traductores piensan
que algunos versículos tienen más sentido sin ellos. Algunas
versiones de la Biblia incluyen el artículo “el”, pero la mayoría lo
omiten. Esto es muy desafortunado, porque esta pequeña palabra
clarifica el significado de la oración de manera rotunda. El
alumbramiento se refiere a que la salvación viene a través del niño
que fue nacido, Jesús. Las mujeres (y todos nosotros) son salvas a
través del alumbramiento, que finalmente cumplió la profecía de
Génesis 3:15 respecto al diablo: “Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la
cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Cuando Jesús vino, Él
aplastó para siempre la cabeza del enemigo. Este es el verdadero
significado del pasaje.

El tercer pasaje problemático es 1 Pedro 3:7:

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente,


dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a
coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no tengan estorbo.

Mucha gente usa este versículo para relegar a la mujer a una


posición menor. Este es uno de los versículos en donde la versión
RVR1960 tiene la traducción más adecuada: “vaso más frágil.” Si
miramos a la palabra que se tradujo como “vaso” o “compañera”, en
otras versiones, descubriremos que se refiere a porcelana: vasos,
platos, recipientes. Así que cuando Pedro estaba hablando de un
vaso más frágil, estaba comparando a las mujeres a porcelana frágil,
como fina porcelana china. Esto cambia por completo la manera en
la que leemos esto si insertamos este significado en el versículo:

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente,


dando honor a la mujer como fina porcelana china, y como
a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras
oraciones no tengan estorbo.

Pedro estaba haciendo una declaración acerca de la calidad


de las mujeres, y aclaró que por causa de la misma necesitaban ser
tratadas con consideración y respeto. No estaba diciendo que las
mujeres tenían menos valor al ser un más débiles. La idea de ser
considerado y respetuoso con las mujeres porque son más débiles ni
siquiera tiene sentido. En términos modernos, él estaba diciendo que
las traten como fina porcelana china. La porcelana fina no se mete al
microondas o al lavavajillas, porque necesita un cuidado especial.
Necesita ser lavada a mano y ponerla en una vitrina para que todos
puedan ver lo hermosa que es. Si las mujeres son porcelana fina, los
hombres pueden ser comparados con porcelana Corelleware16, que
no se rompe fácilmente. La manera en la que las mujeres necesitan
ser tratadas es distinta que a los hombres, y Pedro estaba
simplemente recordándoles que traten a sus esposas con respeto y
coherederas en Cristo.

En estos ejemplos, vemos cuán simple es usar las


herramientas de estudio de la Biblia y excavar más profundo en la
Escritura. Si lo hacemos, mucha información y revelación nos estará
esperando.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Algunas Biblias transmiten “idea por idea”, mientras que


otras también lo hacen______________ ________
____________.

2. “Y mi i se encenderá, y os mataré…” ¿Qué palabra significa


la letra i si está en itálica en una Concordancia Strong?

3. Si los hombres son porcelana Corelleware, ¿qué son las


mujeres? _______________

PALABRAS CLAVE

King James Version Weymouth Literal Translation


New King James Version Parafraseo
Biblia Geneva Biblia The Message
Biblia Bishop Biblia de las Americas
Nueva Versión Internacional Traducción Weust
English Standard Version Biblias Paralelas
Biblia Literal Biblias Interlineares
Young’s Literal Translation Concordancia Exhaustiva Strong
Diccionario Bíblico Vine Diccionario Bíblico Mounce
Compact Bible Handbook
MATERIAL RELACIONADO

Harold L. Eberle, Living and Dying with the King James Bible.

George Knight y James Edwards, Eds., Compact Bible Handbook.

William D. Mounce, Mounce’s Complete Expository Bible


Dictionary of Old and New Testament Words.

James Strong, Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible.

W.E. Vine, Vine’s Complete Expository Bible Dictionary of Old and


New Testament Words.

6
Nota de traducción: En español, la Biblia King James Version
(KJV) es conocida como “Biblia del Rey Jacobo” y no es de uso
popular en el habla hispana. Para fines prácticos, diremos que el
equivalente en español de la versión King James en inglés, es la
versión Reina Valera 1960 (RVR1960). Afirmamos esto solo y
únicamente por su popularidad y extensión. No se está diciendo, de
ninguna manera, que King James Version y Reina Valera 1960 sean
la misma traducción de la Biblia.
7 Grupo de cristianos de los Estados Unidos, que declara que la

versión King James es superior y la única traducción que se debería


leer de la Biblia.
8
En inglés, Geneva Bible (GNV)
9
Bishop Bible, en inglés.
10
Un pequeño libro de Harold Eberle, Living and Dying with the
King James Bible, explica la historia detrás de la versión KJV y
algunos de los problemas principales con la misma.
11 Nota de traducción: si bien hasta el momento no existe una
traducción de la versión The Message en español, las versiones
parafraseadas más comunes en el habla hispana son Dios Habla Hoy
(DHH) y Traducción en Lenguaje Actual (TLA).
12 La mejor herramienta para explorar las distintas versiones de la
Biblia es el sitio web http://www.BibleHub.com. Es actualizado
periódicamente y es gratuito (La versión completa del sitio web está
disponible únicamente en inglés. Existe una versión en español pero
es parcial).
13 Nota de traducción: al momento de la traducción, este libro no se
encuentra disponible al español.
14 Grady, 10 Lies the Church Tells Women, página 57.
15 Cunningham y Hamilton, Why Not Women?, Páginas 205-216.
16 Corelleware es un tipo de porcelana americana muy resistente.
CAPÍTULO CUATRO

FILTROS: CALVINISMO
Como personas que estamos viviendo muchos años después
del comienzo de la Iglesia, culturalmente hemos heredado algunas
percepciones y creencias acerca de Dios y la Biblia, formando un
filtro subconsciente o lente a través del que miramos cuando leemos
la Biblia. Esto es una realidad para todos nosotros, sin importar
nuestro trasfondo: nuestras experiencias y lo que hemos oído de
otros nos han moldeado de maneras particulares que afectan la
manera en la que leemos y entendemos la Biblia. Estos filtros
provocan que miremos todo desde una perspectiva particular. La
pregunta para estudiantes serios de la Biblia es: ¿Cómo podemos
estudiar este libro, sabiendo su historia y contexto, sin todos los
filtros que interfieren en nuestro entendimiento? A pesar de que es
imposible evadir nuestros filtros por completo, si examinamos
algunos de los más comunes seremos más capaces de descubrirlos,
mientras leemos y entendemos la Escritura.

Parte de esto incluye liberar la creencia de que ya tenemos


un entendimiento completo de Dios y la Biblia, o de que Éstos
nunca cambiarán y nunca deberían ser cuestionados. Como la base
del cristianismo es una relación con el Dios viviente, tenemos que
entender nuestra amistad con Dios y nuestro entendimiento de Él a
través de la Biblia de la misma manera en que entendemos una
relación matrimonial. La misma siempre debería estar creciendo y
profundizándose. Un marido nunca debería llegar a un punto en
donde diga, “Esto es lo que entiendo de mi esposa. Es todo lo que
necesito conocer, así que por favor no cuestiones ninguna de mis
percepciones de ella.” Por el contrario, el marido y la esposa están
constantemente evolucionando en la relación con el otro. De la
misma manera, mientras más estudiamos la Biblia, más nos damos
cuenta que contiene algo más de lo que hemos oído a lo largo de
nuestras vidas. Vemos verdades que nunca antes vimos, y
descubrimos que algunas cosas que hemos creído quizás estén
erradas. Examinar nuestros filtros nos ayudará a esto: a dar un paso
por fuera de nuestros supuestos y mirar a la Escritura de una nueva
manera.

LA HISTORIA DEL CALVINISMO

Uno de nuestros más antiguos y prominentes filtros en el


cristianismo es el Calvinismo. Naturalmente, cuando oímos la
palabra calvinismo, pensamos en John Calvin o Juan Calvino en
1500, pero a pesar de que el sistema se formalizó con este nombre,
se originó muchos años antes que él. Cuando observamos la historia
de la Iglesia, vemos que el calvinismo estuvo presente desde
siempre. No sobresalió especialmente durante la Reforma, y no es
necesariamente protestante. De hecho, la Iglesia Católica Apostólica
Romana (ICAR) también ha sido influenciada profundamente por el
calvinismo porque el creador del sistema era católico. Calvino
obtuvo sus ideas de San Agustín, quien vivió entre los años 354-430
D.C., en el mismo período que Eusebio, en los primeros años de la
historia de la Iglesia. San Agustín era un filósofo destacado en sus
días, incluso antes de convertirse en cristiano, y estaba altamente
influenciado por la filosofía griega. El mentor de San Agustín en sus
comienzo, Plotino, era un seguidor de Platón, y antes de que San
Agustín se convirtiese al cristianismo, éste adoptó las ideas de
Plotino, basadas en obras de Platón. Así que en un sentido muy real,
lo que ahora conocemos como calvinismo fue, en realidad, originado
por Platón.

Por causa de la longevidad de este sistema de creencias, ha


influenciado a casi todas las ramas del cristianismo, incluso a
aquellas que dicen no ser calvinistas. La dificultad con esto, es que
hoy en día muy pocos cristianos entienden filosofía griega y no
reconocen cuando sus ideas están tomando lugar por encima de las
Escrituras para interpretarlas de cierta manera. Estas ideas son filtros
subconscientes de nuestra mente, que provocan que creamos e
interpretemos de cierta manera, sin entender el porqué. Por esta
razón, es importante para todos los cristianos entender las creencias
y presunciones del calvinismo para reconocer cómo el filtro ha
influenciado sus perspectivas de la Biblia.

INMUTABLE, IMPASIBLE, Y ATEMPORAL.

El calvinismo yace sobre el fundamento de tres ideas acerca


de la naturaleza de Dios, inmutable (que no cambia), impasible (sin
emoción), y atemporal (sin tiempo). Los filósofos griegos Platón,
Aristóteles y Sócrates, quienes vivieron entre los años 500 y 300
A.C., se hicieron la pregunta: “Si hay un dios creador que ha creado
todo, ¿cómo tendría que ser?”. Respondiendo esta pregunta solo con
la perspectiva filosófica, arribaron a la conclusión de que el dios
creador debía tener tres atributos: inmutable, impasible, y atemporal.
Este es el origen del fundamento del calvinismo.

El calvinismo es una teología sistemática, un brillante


pensamiento filosófico, y un sistema de interpretación. No está
basado directamente en la Escritura, sino en ideas filosóficas acerca
de Dios que son usadas para interpretarla. Puede alardear de algunas
de las mentes más brillantes de la historia del cristianismo, e incluso
hoy en día tiene algunos de los más respetables líderes, como R.C.
Sproul, pero el hecho de que mentes brillantes adopten al
calvinismo, no significa que tenga sentido con la Escritura.
Aproximadamente un 80% de la Biblia encaja bien con el
calvinismo, pero luego los calvinistas tienen que hacer que el otro
20% restante encaje en su sistema. Vemos esto claramente en los
tres conceptos fundacionales del calvinismo.

Calvinismo
Inmutable
Impasible
Atemporal

Inmutable

La creencia de que Dios no cambia es prominente a través de


la historia de la Iglesia. Después de todo, Hebreos 13:8 dice,
“Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y para siempre.” La idea de que
Dios no cambia es muy confortante. Él siempre será amoroso,
bueno, y justo. La Biblia deja esto muy en claro. De todas maneras,
es importante notar la diferencia entre decir que Dios no puede
cambiar y decir que Dios no puede cambiar de parecer. La Biblia sí
nos dice que Dios no cambia Su carácter e integridad, pero no nos
dice que Él no cambie de parecer. Como sea, mucha gente,
incluyendo a muchos maestros y teólogos prominentes a través de la
historia, que creen que Dios no cambia en lo absoluto, ni siquiera de
parecer. Esta es la posición calvinista. Por ejemplo, el clásico libro
de A.W. Tozer, Los Atributos de Dios, Vol. 2, contiene un capítulo
entero hablando de la inmutabilidad de Dios. El problema con esta
idea es que en el Antiguo Testamento dice en muchos lados que
Dios cambió de parecer (Ver Éxodo 32:14; 33: 1-3; 14; Números
16:20-35; 41-48; Deuteronomio 9:13-29; 1 Reyes 21:21-29; 2
Crónicas 12:5-8; Jeremías 26:2-3; Amos 7:1-6; Jonás 3:10).

¿Cómo se entienden esos versículos a la luz de la


inmutabilidad? Aquellos que se acercan con el filtro del calvinismo,
asumirán que esos versículos no pueden significar que Dios cambió
de parecer, porque creen que Él no cambia. Es por eso que, cuando
leen la historia de Dios decidiendo matar a los israelitas hasta que
Moisés discute con Él y lo convence de que se arrepienta, ellos dirán
que este versículo no significa que Dios cambió de parecer, incluso
cuando el texto claramente dice, “Entonces Jehová se arrepintió del
mal que dijo que había de hacer a su pueblo.” (Éxodo 32:14).
Cuando esto es leído a través del sistema calvinista, la única
conclusión lógica es que Dios estaba jugando un juego con Moisés.
Dirán que Dios no cambió de parecer, sino que orquestó que Moisés
iba a tener esta discusión con Él y que el resultado fuese que Él no
matase a Israel. De la misma manera, cuando ellos leen Génesis 6:6,
en donde dice “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la
tierra, y le dolió en su corazón.”, manifiestan que esto no puede
significar que Él realmente se arrepintió de algo porque Él es un
Dios que no cambia.

Esta clase de racionalización de una escrito para hacer que


encaje con determinado filtro se llama antropomorfismo, una
explicación humana para lo divino. De esta manera, la gente dice
que la Biblia no puede realmente significar lo que aparenta
significar, porque eso violaría sus creencias racionales acerca de la
naturaleza de Dios. Esto es algo muy común entre los calvinistas,
porque están trabajando con un sistema basado en filosofía humana,
no en la Biblia. Es la filosofía la que les ha dicho que Dios es
inmutable y que no puede cambiar de parecer, no la Palabra de Dios.

Impasible

Lo mismo sucede con impasible, el concepto de que Dios no


experimenta emoción. Los filósofos griegos tenían al estoicismo en
alta estima y consideraban a la emoción como parte de alguien de
naturaleza menor, algo para ser suprimido y superado, y por eso
trataban de vivir sus vidas en completo desapego emocional. Por
esta razón, creían que un dios perfecto no podía tener emociones.
Pero al mirar a la Biblia, nos damos cuenta cuánto tendríamos que
cambiar la Escritura para creer que Dios no experimenta emoción.
La Biblia está llena de declaraciones acerca de las emociones de
Dios (ira, placer, amor, alegría, etc.). Por ejemplo, de acuerdo al
lenguaje original, Jesús saltó y remolineó de alegría cuando los
discípulos volvieron de su salida misionera y le dijeron que todos
los demonios habían sido echados fuera y que los enfermos habían
sido sanados (ver Lucas 10:21). Jesús es la representación exacta del
Padre (Ver Hebreos 1:3) y Él mostró muchas emociones durante Su
vida en la tierra. Claramente, la idea de un Dios impasible no está
representada en la Escritura.

En consecuencia, para creer que Dios es impasible, la gente


tiene que hacer toda clase de explicaciones (antropomorfismos) para
decir que la Biblia en realidad no puede estar describiendo a un Dios
emocional. Como este concepto es tan ilógico, muchos calvinistas
son inconsistentes en este punto. Creen que Dios es impasible, pero
también hablan de Su ira. Por eso, algunos creen que Dios puede
experimentar algunas emociones negativas, pero ninguna positiva.
Es fácil ver cómo esta creencia puede inhibir nuestra habilidad de
entender a Dios como nuestro Padre. Si Él no tiene emociones, o
solo emociones como la ira o enojo, eso da como resultado una
relación fría y negativa con Él.
Atemporal

Las ideas de inmutabilidad e impasibilidad están ligadas muy


íntimamente con el tercer fundamento del pensamiento calvinista, la
atemporalidad. Platón pensaba que si existía un dios del universo,
entonces debía ser impasible por causa de su atemporalidad17. Si
Dios está por fuera del tiempo, entonces lógicamente nunca
cambiaría y no experimentaría emoción. Dios nunca estaría enojado
o sorprendido acerca de los eventos en la tierra porque siempre
sabría de los mismos. Este concepto es muy popular entre los
cristianos. Suena realmente espiritual y parece lógico decir que Dios
vive en un plano en donde no hay tiempo. Comenzando con esta
idea, podemos extrapolarla usando Escrituras que la prueban, tales
como la promesa de que Él ve desde el fin hasta el comienzo (Ver
Isaías 46:10), para aplicarla a cada detalle de nuestras vidas. Así,
concluimos que Él conoce cada pequeño detalle de todo lo que
sucede, todo el tiempo. El famoso escritor cristiano C.S. Lewis
escribió acerca de la atemporalidad de Dios, diciendo que si
comparamos a la historia de la humanidad con una línea de tiempo
que midiese literalmente una pulgada, entonces Dios estaría por
fuera, mirando a la pulgada entera al mismo tiempo.18

Pero, otra vez, la Biblia nos muestra algo diferente. Por


ejemplo, en la historia de Sodoma y Gomorra, los ángeles,
incluyendo al Ángel del Señor, fueron a visitar a Abraham. El Señor
le dice a Abraham que Él había oído las oraciones que habían subido
desde Sodoma y Gomorra, y que había venido a investigar para ver
qué estaba pasando, para ver si era realmente tan horrible como le
habían reportado:

Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra


Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de
ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si
han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta
mí; y si no, lo sabré. (Génesis 18:20-21)

Si pensamos en Dios como atemporal, tenemos que


preguntar: ¿Por qué Dios descendería en forma del Ángel del Señor,
junto con otros dos ángeles, para investigar? ¿No debería haberlo
sabido? No encaja con la idea de Él estando por fuera del tiempo.
Una vez que el Ángel del Señor juzgó a Sodoma y Gomorra y
decidió que las ciudades debían ser destruidas, Él vuelve para
decirle a Abraham, y éste se pone a negociar con Dios respecto a
cuántos justos serían suficientes para salvar a las ciudades. Si
leemos la historia con el lente de un Dios atemporal, la única
conclusión lógica es que Dios estaba jugando con Abraham, no
discutiendo con Él de verdad. En otras palabras, de acuerdo a esta
perspectiva, Dios sabía que Abraham se detendría al llegar a diez, y
Él sabía que no había diez justos en esas ciudades, pero le permitió a
Abraham negociar con Él para que éste se sintiese mejor acerca de
la decisión de Dios de destruirlas. De esta manera, la gente explica
lo que Biblia en realidad quiere decir para proteger sus doctrinas. El
resultado final de la idea de un Dios atemporal, es un Dios que es
mucho menos relacional, porque Él ya sabe todo y tiene todo
resuelto, y nosotros pasamos a ser simplemente peones en Su plan.
Pero si examinamos lo que la Escritura realmente dice, veremos que
esta historia en realidad nos muestra que Dios no está por fuera del
tiempo y que no está al tanto de todo lo que irá a pasar.

Vemos esto claramente en otra historia. Cuando los israelitas


estaban sacrificando en el fuego a los niños en culto al ídolo Moloc,
Dios les dice a través del profeta Jeremías cuán sorprendido estaba
por causa de lo que habían hecho:

Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle


del hijo de Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y
sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé, ni me vino al
pensamiento que hiciesen esta abominación, para hacer
pecar a Judá. (Jeremías 32:35)

Aquí Dios dice claramente que Él nunca siquiera pensó que


harían algo así. En otras palabras, Él no lo sabía de antemano.

Junto con la idea de que Dios está por fuera del tiempo, está
la idea de que el cielo también lo está. No obstante, la Biblia nos
muestra claramente lo contrario. El apóstol Juan, cuando estaba
relatando su visión en el libro de Apocalipsis, dice que el cielo
estuvo en silencio por media hora (Ver Apocalipsis 8:1). De la
misma manera, un ángel le dice a Daniel que peleó contra el ángel
de Persia en el plano espiritual por veintiún días (Ver Daniel 10:12-
13). Ambas historias indican alguna especie de tiempo en el plano
espiritual. No solo eso, sino que la Biblia nos dice que la cruz
cambió la realidad, tanto en lo natural como en lo espiritual. Esto
significa que el plano espiritual experimentó un cambio. Si el plano
espiritual realmente no tuviese tiempo, nada podría jamás cambiar,
porque el cambio indica progresión, que requiere tiempo. Además,
la Biblia nos dice que en algún punto en el futuro el diablo será
arrojado en el lago de fuego (Ver Apocalipsis 20:1-3, 7-10). Este es
un evento espiritual que sucede en un lugar espiritual (el lago de
fuego); no es una realidad aún pero lo será en el futuro. En otras
palabras, el plano espiritual tiene una línea temporal. Quizás luzca
diferente de nuestra concepción del tiempo, pero eso no quiere decir
que el tiempo no exista en lo absoluto en el plano espiritual.

ARMINIANISMO

CalvinismoArminianismo
Inmutable
Impasible
Atemporal Atemporal

Ninguna discusión del calvinismo estaría completa sin


considerar al arminianismo, una reacción al calvinismo desarrollada
por Jacobus Arminius o Jacobo Arminiano. El arminianismo no es
lo opuesto al calvinismo: es una respuesta y un reto para el mismo.
El arminianismo, de hecho, tiene algunas de las mismas fundaciones
que el calvinismo. También dice que Dios es atemporal, pero es más
flexible respecto a si Dios puede o no cambiar de parecer y a si tiene
emociones o no. En respuesta al énfasis calvinista sobre la soberanía
de Dios, el arminianismo hace hincapié en el libre albedrío que Dios
le dio a la humanidad. A pesar de que el arminianismo no sea un
sistema bien desarrollado como el calvinismo, tiene la habilidad de
llenar los huecos que éste no puede.19

TEÍSMO ABIERTO
Otra posición es la llamada teísmo abierto, también a veces
llamado Visión Abierta de Dios, la Visión Abierta del Futuro, la
Visión Abierta, o la Abertura. Uno de los líderes más conocidos del
teísmo abierto es Gregory Boyd, un pastor y teólogo altamente
respetado. Antes de Boyd, el representante más famoso fue Clark
Pinnock (1937-2010), quien fue un pionero del teísmo abierto.20

El teísmo abierto está en la otra punta del espectro, siendo lo


opuesto al calvinismo y al arminianismo como respuesta al
calvinismo, pero aun así no desafía por completo a todos los
fundamentos de estos sistemas. En contraste, el teísmo abierto es
otro sistema como el calvinismo, pero es completamente diferente
en sus conclusiones. El rasgo de Dios que los calvinistas más
destacan, es Su soberanía, o que Él está en control de todo. Los
arminianistas dicen que Su rasgo más distintivo es el libre albedrío
que le ha dado a la humanidad, permitiéndoles hacer elecciones. En
contraste con estos dos énfasis, el teísmo abierto destaca como rasgo
distintivo el hecho de que Dios es relacional.

Como resultado, los teístas abiertos dicen que Dios tiene


emociones; que no puede cambiar Su naturaleza, pero sí de parecer;
y que Dios camina en el tiempo. El teísmo abierto no es tan antiguo
como el calvinismo, sino que es un concepto nuevo que no es ni una
respuesta a otro sistema, ni es nacido de una filosofía. El teísmo
abierto trata de leer la Biblia sin un filtro. Esto es algo
completamente diferente a la manera en la que los calvinistas leen la
Escritura, y es por eso que muchos calvinistas y arminianistas
llaman al teísmo abierto una herejía, porque llegan a conclusiones
que contradicen a sus tres puntos fundacionales. Como sea, en los
últimos años el teísmo abierto ha ganado mucha más credibilidad y
un creciente número de maestros y líderes han comenzado a
enseñarlo.

Calvinismo Arminianismo Teísmo Abierto


Inmutable Cambia de Parecer
Impasible Emocional
Atemporal Atemporal Camina en el tiempo

El teísmo abierto no solo desafía a la creencia calvinista de


un Dios sin emociones, sino que también cuestiona la validez de la
inmutabilidad de Dios. Para expresarlo simplemente, lo que el
teísmo abierto dice es, “No puedo sacar conclusiones desde
antropomorfismos. Dios quizás sí tenga emociones, y a veces quizás
sí cambie de parecer. El carácter de un esposo no cambia si él decide
tomar una decisión diferente. Somos la Esposa de Cristo, y si
nuestro esposo, Jesús, toma una decisión diferente, no cambiaría la
naturaleza de Su carácter.” Esto desafía directamente a la idea de la
inmutabilidad.

Por último, el teísmo abierto contradice la creencia calvinista


de que Dios está por fuera del tiempo, y cree que, en realidad, Él
camina dentro del tiempo. Esta es una perspectiva muy diferente. Si
creemos que Dios camina dentro del tiempo, entonces tendremos un
entendimiento sorprendentemente diferente de Su naturaleza. Fuera
del tiempo implica distancia; no tiene la misma cercanía relacional
implicada en la idea de un Dios caminando dentro del tiempo. En
lugar de pensar en Dios como alguien caminando por ahí, que sabe
todo mientras nosotros tratamos de descubrir a los tropezones qué es
lo que Él querrá hacer, el teísmo abierto piensa que Dios camina
dentro del tiempo de una manera relacional. El teísmo abierto apunta
a los problemas de la idea de la atemporalidad a través de pasajes
como Génesis 22, en donde Dios prueba a Abraham ordenándole
que sacrifique a Isaac. Para la mente calvinista, la idea de probar a
alguien no tiene sentido, dado que Dios ya sabe todo. Él ya ha visto
todo, y si Él sabe lo que la gente va a hacer, no necesitaría probarlos.
Lo mismo sucede con Deuteronomio 8:2, en donde Moisés le dice a
los israelitas:

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído


Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para
afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu
corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Aquí claramente dice que Dios necesita probarlos para saber


lo que había en sus corazones, lo que es muy difícil de entender a
través de una perspectiva calvinista.

En contraste, el teísmo abierto ve al conocimiento de Dios


desde el fin desde el comienzo, pero de una manera direccional, de
la misma manera que un GPS sabe la dirección desde el comienzo
de un viaje hasta el final. Si nos salimos del camino indicado,
iremos en una dirección incorrecta y el GPS tendría que recalcular
para volvernos a encaminar al destino indicado. En otras palabras,
de acuerdo a los teístas abiertos, Dios sabe el final desde el
principio. Sabe el proceso desde el comienzo del viaje hasta el fin, y
camina con nosotros. Él es el auto que nos lleva por el camino.
Cuando comparamos esta idea con la Escritura, veremos que esta
visión de Dios caminando dentro del tiempo realmente encaja muy
bien. Una y otra vez vemos a Dios caminando dentro del tiempo con
la gente, mientras que, al mismo tiempo, ciertas cosas parecieran
estar predeterminadas. La Biblia claramente nos muestra que
algunos eventos están predeterminados, como la Segunda Venida de
Cristo. La muerte de Jesús en la cruz también estaba
predeterminada, como vemos en las claras profecías en la Biblia
acerca de cuándo y cómo sucederían. Al mismo tiempo, las cosas
pueden cambiar, y Dios puede cambiar de parecer respecto a cómo
enfocarnos en algo o qué camino tomar.

Para alguien que viene de un trasfondo calvinista, un cambio


tan drástico puede ser difícil de aceptar. Mucha gente mira con
sospecha a las ideas nuevas. Creen que deben seguir aferrados a las
ideas que los padres de la Iglesia primitiva tenían, pero este temor
está basado en un concepto errado respecto a cuánto la gente en el
pasado realmente entendía. Consideremos algunos hechos:

• El Nuevo Testamento no fue canonizado hasta casi el 400


D.C., lo que significa que muchos cristianos primitivos solo
tuvieron acceso al Antiguo Testamento por muchos siglos.

• La Biblia no fue traducida a lenguajes comunes hasta casi el


final del siglo XIV; anteriormente estaba escrita y era leída
únicamente en latín. Esto significa que la gente no entendía
ni tenía acceso a la misma.

• La Biblia existía solo en copias manuscritas y fue, por la


misma razón, muy impopular hasta el siglo XVI, cuando la
Imprenta Gutenberg fue inventada. Este invento permitió la
distribución e impresión de Biblias en múltiples lenguajes.

• En el siglo XVI, Martín Lutero trajo a la luz nuevamente el


entendimiento básico de salvación por gracia a través de la fe
de la Iglesia. Anteriormente, este concepto había estado
perdido por cientos de años en gran parte de la Iglesia.

• Hasta comienzos del siglo XX, la Iglesia había perdido, casi


en su totalidad, la revelación del bautismo del Espíritu Santo.
Esto fue apenas cien años atrás.

Considerando que la mayor parte del cristianismo hasta el siglo


XVI no tenía acceso a la Biblia o ni siquiera entendía el mensaje
básico de la Salvación, no podemos decir que ellos tenían más
entendimiento de las Escrituras o del Evangelio que nosotros. Es
cierto que parte del liderazgo de la Iglesia primitiva tenía gran
revelación de la Escritura, y que deberíamos aprender de ellos, pero
el punto es que la Iglesia tiene un entendimiento del Evangelio que
va en aumento. Aprendemos de aquellos que estuvieron antes que
nosotros, pero colectivamente nuestra revelación de Dios va en
progreso. Esto significa que nuevas ideas y entendimientos no son
malos, siempre y cuando no contradigan a la Biblia.

No nos olvidemos de que un niño de octavo grado de hoy en día


sabe, en promedio, más acerca de geografía, política, economía y
ciencia que lo que Calvino sabía en su momento más brillante. En
este momento de la historia, tenemos un acceso al conocimiento
significativamente mayor al que tenía cualquier otra generación
anterior. Aquellos que vivieron en otros tiempos hicieron lo mejor
que pudieron en el tiempo en el que vivieron, pero no tenían el
mismo grado de acceso a la información que nosotros tenemos.
Podemos tomar lo que hicieron y, así sea que estemos de acuerdo
con ellos o no, se puede aprender. Es nuestra responsabilidad decidir
por nosotros mismos si queremos seguir avanzando, o si preferimos
quedarnos con lo que las generaciones anteriores tenían. Las
creencias diferentes siempre existirán, e incluso Juan Calvino tenía a
Jacobo Arminiano como contemporáneo para discutir con él y
aguzar hierro con hierro (Ver Proverbios 27:17). En otras palabras,
esta clase de diálogo y examinación de ideas nos ayuda a crecer.
Aceptar ciegamente lo que otros dicen sin examinarlo a la luz de las
Escrituras no ayuda a nadie.

MOLINISMO

Por supuesto, existen muchos puntos de vista diferentes


respecto a las tres ideas básicas de la naturaleza de Dios, según el
calvinismo. A continuación mencionaremos solo una más: el
molinismo.

Uno de los mejores maestros del molinismo es el filósofo y


teólogo William Lane Craig. De cierta forma, el molinismo es
similar al teísmo abierto, ya que representa a Dios caminando con
nosotros (como lo que cree el teísmo abierto), pero también dice que
Dios conoce cada posibilidad de lo que podría pasar. Usando la
analogía previa de un GPS, la perspectiva del molinismo es que
Dios sabe todos los caminos que existen. Él sabe todo camino
posible para llegar de un punto al otro. Esto pareciera ser una
posibilidad alentadora. En contraste, el teísmo abierto dice que Dios
está al tanto de cada posibilidad, pero al mismo tiempo se limita a sí
mismo para vivir en el presente con nosotros, aunque sabe de ciertas
cosas que inevitablemente pasarán en el futuro.

T.U.L.I.P. (O “LOS CINCO PUNTOS DEL CALVINISMO”)

Ahora que hemos visto las ideas fundacionales del


calvinismo, como así también diferentes puntos de vista de esas
ideas, vamos a examinar los cinco puntos del calvinismo, que
pueden resumirse en el acrónimo TULIP21.
Los Cinco Puntos del
Calvinismo
Depravación Total
Elección Incondicional
Sacrificio limitado
Gracia Irresistible
Constancia de los Santos

Si la gente cree que Dios es inmutable, impasible, y


atemporal, van a terminar siendo calvinistas. Esa es la base
fundamental. Sobre ese fundamento, están estos cinco principios,
que vamos a examinar brevemente.22

1. Depravación Total.

El concepto de depravación total dice que todos nacemos con


algo llamado pecado original, o pecado que es transmitido por la
línea sanguínea desde Adán a todos los seres humanos. De acuerdo a
esta perspectiva, el pecado está en el corazón humano
inherentemente, y las personas no tienen habilidad para controlarlo.
Este concepto fue originado por San Agustín, quien tenía un gran
asunto con el pecado sexual, como enseñó en su trabajo The City Of
God (“La Ciudad de Dios”)23. San Agustín explicó su creencia de
la depravación total diciendo que el pecado original se transmitía a
las generaciones a través del contacto sexual, que él creía que era
pecaminoso y malvado. Por eso, para San Agustín, la creación de un
niño para otra generación requería necesariamente un acto
pecaminoso que le trasmitía el pecado al bebé, provocando que éste
también creciera con el pecado original. Claramente, él no tenía un
gran entendimiento respecto a la intimidad sexual, y no veía al sexo
como un regalo de Dios dentro del matrimonio. Su entendimiento se
basaba es su estilo de vida inmoral antes de ser cristiano, y en su
lucha para superar la tentación, de los cuales derivó la doctrina que
ahora conocemos como depravación total. Este concepto ha sido
enseñado generación a generación, y, en gran parte, ha hecho del
sexo un tema tabú en muchas iglesias. También, ha influenciado
negativamente la percepción que los cristianos tienen del sexo. Por
eso, muchas personas hasta hoy en día ven al sexo como una clase
de “mal necesario”, provocando que muchos tengan dificultades
para hablar de eso, o para ser libres de disfrutarlo en el matrimonio.

Aquellos que no están de acuerdo con el punto de la depravación


total, apuntan a Génesis 4, en donde Dios habla con Caín luego de
que el sacrificio de Abel fuese aceptado y el suyo, rechazado. Caín
se enoja, y Dios le dice: “…el pecado te acecha, como una fiera
lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.” (Génesis
4:7. NVI) Lo que los conceptos de pecado original y depravación
total enseñan es que el pecado está en nuestros corazones
inherentemente, y no tenemos la habilidad para dominarlo; pero en
este pasaje, Dios se refiere al pecado como una fuerza exterior
buscando dominar a Caín. Dios le dice que tenía la habilidad para
dominarlo, por lo que siempre fue una decisión de él el dejar entrar
el pecado en el corazón o mantenerlo afuera. Este es un pensamiento
opuesto, que dice que los seres humanos nacemos inocentes, pero
como vivimos en un mundo en pecado y tenemos una naturaleza
pecaminosa, en algún punto todos vamos a elegir el abrirle la puerta
al pecado. Algunos se refieren a esto como el paso a la edad de
imputabilidad.

Por causa de que los calvinistas creen que los seres humanos son
inherentemente pecaminosos desde el nacimiento, muchas iglesias
calvinistas practican el bautismo de infantes. Les preocupa la idea de
que los infantes puedan llegar a morir antes de ser suficientemente
mayores como para confesar su fe en Jesús y, como resultado, vayan
al infierno. En contraste, aquellos que creen que los bebés nacen
inocentes, pero luego le dan lugar al pecado, usualmente no bautizan
a la gente hasta que son suficientemente maduros para tomar una
decisión por sí mismos de seguir a Cristo. De acuerdo a este punto
de vista, los humanos eligen hacer el mal porque quieren hacerlo, y
no porque la naturaleza pecaminosa fluya de ellos inminentemente.

2. Elección Incondicional.

El segundo punto, la elección incondicional, que también a


veces es llamada doble predestinación, enseña que Dios ha elegido
quiénes van a ir al cielo y quiénes van a ir al infierno. Ninguno de
nosotros sabe quién se salvará y quién no, pero Dios ya lo sabe y Él
hará todas las cosas conforme a Su voluntad. De acuerdo a esta
perspectiva, como Dios sabe el final y el principio y está por fuera
del tiempo, nuestra responsabilidad es simplemente alinearnos con
lo que Él ya sabe y caminar en eso. Dicen “Dios ya ha elegido a Su
gente, y ya ha rechazado al resto”. Esta idea socava el ímpetu por el
evangelismo, aunque los calvinistas siguen haciéndolo porque no
saben cuáles son los escogidos, y porque todos tenemos el mandato
de ir a evangelizar. En otras palabras, lo hacen únicamente por
obediencia.

3. Sacrificio Limitado.

El tercer punto del calvinismo es el sacrificio limitado. Enseña


que la sangre de Jesús fue únicamente derramada para aquellos que
son incondicionalmente elegidos. En otras palabras, cuando Jesús
murió en la cruz y derramó Su sangre, no se desperdició ni una sola
gota, sino que murió solo por los escogidos y no por aquellos que
están predestinados a ir al infierno. Muchos calvinistas han decidido
alejarse de este punto, diciendo que creen en un sacrificio ilimitado,
es decir, que Jesús murió por todos, pero no todos son escogidos.
Tales calvinistas se refieren a sí mismos como “calvinistas de cuatro
puntos”.

4. Gracia Irresistible

Cuarto, el principio de gracia irresistible enseña que los


escogidos, es decir, aquellos por los que Jesús murió, no pueden
resistir a la Salvación. No podrán ser capaces de escapar de la
misma, sin importan cuán grave su pecado es o cuán duros sus
corazones puedan ser. Sin importar su situación, se convertirán al
cristianismo porque Jesús derramó Su sangre por ellos y son
incondicionalmente elegidos. No tienen posibilidades de morir en
pecado.

5. Constancia de los Santos

Por último, el concepto de constancia (o perseverancia) de los


santos puede ser resumido por la frase, “una vez salvo, siempre
salvo”. El versículo comúnmente citado para apoyar a esta posición
es 1 Juan 2:19:
Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si
hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros;
pero salieron para que se manifestase que no todos son de
nosotros.

Prácticamente hablando, esto significa que si un individuo ha


estado en la iglesia por años y pareciera ser un verdadero creyente,
pero luego decide alejarse de Dios, esa persona nunca ha sido
verdaderamente salva. Como los calvinistas creen que los cristianos
son incondicionalmente elegidos para recibir el sacrificio limitado
de Cristo y están bajo la influencia de la gracia irresistible, entonces
también creen que es imposible para un verdadero cristiano alejarse
de Dios. En Juan, Jesús dice que Él tiene a Su pueblo en Sus manos,
y que Dios tiene a Jesús y a Su pueblo en Sus manos (Ver Juan
3:35-36; 10:29). Generalmente, esto se usa para alentar a los
creyentes, diciéndoles que no necesitan preocuparse por caer en
pecado y alejarse de Dios.

Puntos de vista diferentes indican que la intención de Dios para


Su Hijo es una Esposa (la Iglesia), que está igualmente unida con Él
de la misma manera que leemos en 2 Corintios 6:14. Para que Cristo
esté unido con Su Esposa, ambos necesitan tener cierto nivel de
libertad en la relación, hasta el punto en que la Esposa podría
alejarse si lo desea, o tener un corazón endurecido, porque necesita
libertad de elección. Dentro del calvinismo, no obstante, la gente no
puede elegir el alejarse, porque esa decisión indicaría que no serían
verdaderos cristianos.

LA SOBERANÍA DE DIOS

Las implicaciones de lo que acabamos de estudiar concluyen


en la cuestión de la soberanía: ¿Está Dios en control, o está Dios a
cargo? Los calvinistas, los arminianistas, y los teístas abiertos están
de acuerdo con que Dios es soberano. No obstante, los calvinistas
tienen una posición llamada soberanía absoluta, que no solo dice que
Dios está en control, sino que también Él tiene dominio total sobre
los eventos del mundo. Del lado positivo, esto significa que los
creyentes pueden reposar en la soberanía de Dios porque creen que
todo operará para bien. Creen que como Dios tiene un propósito
detrás de todo, se hará cargo también de los problemas de sus vidas.
Los calvinistas hacen un fuerte énfasis en el reposo en Dios porque
creen que Él está en absoluto control.

No obstante, esa línea de pensamiento implica que incluso


cuando una tragedia tiene lugar, Dios está en control. La gente
explica las cosas diciendo, “Los caminos de Dios son misteriosos” o
“Todo pasa por una razón”. La conclusión lógica de tales
declaraciones es que esa tragedia fue el juicio de Dios. El problema
con la doctrina de la soberanía absoluta es que si Dios está al control
de todas las cosas, entonces cuando lo malo pasa, Él tuvo el control,
también. Esto crea una imagen de Dios muy oscura y confusa. Dios
pasa a ser quien bendice, provee, protege, sana, etc., pero también
está detrás del aborto, las violaciones, los asesinatos, el incesto, el
genocidio, la guerra, y toda otra clase de mal. El calvinismo se
justifica diciendo que como Dios tiene soberanía absoluta y vive
fuera del tiempo, incluso la tragedia y el mal son parte de Su plan
preexistente. Asimismo el diablo, el padre de la maldad, se ve como
un títere del plan soberano de Dios. Esto implica que resistir al
diablo sería esencialmente lo mismo que resistir a Dios. En otras
palabras, los calvinistas lógicamente no pueden luchar contra
principados, poderes, potestades y gobernadores de los lugares
celestes (como dice Efesios 6:5), si es que creen que Dios es el que
orquesta todo estos eventos malvados.

Además de la confusión que crea acerca del carácter de Dios,


el problema con la doctrina de la soberanía absoluta es que es difícil
de encontrarla en la Escritura. En lugar de la idea de que Dios está
en control de todo y detrás de cada evento, la Biblia nos muestra que
Dios está a cargo. Estas palabras son similares, pero la diferencia
conlleva grandes implicaciones. Cuando decimos que Dios está a
cargo, queremos decir que Él es todopoderoso y que tiene autoridad
sobre el universo y todo lo que en el hay. Pero esto no quiere decir
que Él está al control de toda situación. En otras palabras, si Dios
está a cargo (pero no en control), entonces la gente puede actuar en
contra del plan de Dios. La gente puede ser influenciada por el mal
para hacer el mal, y Dios no tiene parte en eso. Si Dios está a cargo,
quiere decir que Él es como un rey sentado en el trono mientras
muchas cosas, buenas y malas, suceden en la tierra. La tierra está
llena de embajadores, con gente que tiene una relación con Él, pero
también rebeldes, demonios, y Satanás mismo. Él se sienta en el
trono como autoridad final, y es todopoderoso, pero no es el que
causa todas las cosas que tienen lugar en la tierra. Esta es la
diferencia entre estar en control y estar a cargo.

Si Dios controla todas las cosas, esto quiere decir que los
humanos no somos libres para hacer elecciones. La libertad implica
la habilidad de tomar una decisión. Ésta puede ser buena o mala,
pero es según la voluntad de la persona, y no porque sea algo que
esté predestinado. Las implicaciones lógicas de la idea de que Dios
controla todo son un sólido argumento en contra de la doctrina. Por
ejemplo, si una persona está predestinada a pecar, eso significa que
Dios es el que causó el pecado. Si eso es verdad, esa persona
difícilmente asumirá la responsabilidad por el pecado, aunque,
según el calvinismo, será enviada al infierno por los pecados que
Dios predestinó que cometiera. En pocas palabras, el problema con
la soberanía absoluta es que no tiene lógica, y ha causado que
muchos se conviertan en ateos, porque no pueden aceptar a esa clase
de Dios.

Aquellos que creen que Dios está a cargo pero no en control,


arriban a una conclusión completamente diferente respecto al mal,
comúnmente denominada cosmovisión de guerra. Cuando ven al
mal en el mundo, creen que es el resultado de gente que está
influenciada por Satanás para tomar malas decisiones en contra de la
voluntad de Dios. Pero como creen que Dios está a cargo y que son
Sus embajadores, creen que tienen la autoridad para hacer algo con
el mal. Pueden sanar a las personas, calmar tormentas, resucitar
muertos, etc. Esta línea de pensamiento cambia la pregunta “¿Por
qué Dios dejó que esto pase?” por “¿Por qué dejamos que esto
pase?”. Esto crea una responsabilidad personal basada en la creencia
de que el cielo es del Señor, y que Él le ha dado la tierra a la
humanidad (Ver Salmo 115:16). Él también le dio a Su gente el
dominio y propiedad para ser embajadores, y traer el cielo a la tierra.

En este escenario, el diablo es un agente rebelde que actúa en


contra de la voluntad de Dios, pero podemos resistirle y hacer que se
someta Su voluntad. Esto se alinea con el patrón escritural, en donde
Jesús entrenó a Sus apóstoles para que, a su vez, entrenasen a la
Iglesia para sanar a los enfermos y echar fuera demonios. De una
manera muy real, los humanos están involucrados activamente en
este proceso, y no son solamente marionetas de Dios esperando que
se cumpla la voluntad de un Dios soberano. Se les fue dada
autoridad para actuar. Las implicaciones de esta autoridad es que
Dios en realidad le ha dado a Su pueblo una porción de control, lo
que quiere decir que Él no puede estar en control de todas las cosas.
De acuerdo a esta cosmovisión de guerra, somos embajadores,
nuestros enemigos siguen aquí, y estaremos en guerra hasta que toda
rodilla se doble ante Cristo en el algún punto en el futuro.24

Otra implicación de este debate entre el control y el cargo,


es el problema de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Si
creemos que Dios es un Dios controlador, vamos a preguntarnos
continuamente si lo que estamos haciendo es la voluntad de Dios
para nuestras vidas. Si Jesús es la puerta y las pasturas en Su reino,
cuando entramos a Sus pasturas como Sus ovejas, esperaríamos que
Él arranque cada trozo de pasto predestinado para que nosotros
comamos, uno por uno. En contraste, aquellos que ven a Dios a
cargo, se ven a sí mismos teniendo libertad de elección y autoridad
para hacer decisiones, siempre y cuando las mismas se alineen con
la naturaleza y propósitos del Reino de Dios. Ellos creen, como
ovejas en las pasturas del Reino de Dios, que Él les dice que pueden
comer cualquier pasto dentro de la pastura. En otras palabras, la
gente legítimamente toma decisiones, y quizás no lleguen a las
mismas esperando que Dios les responda preguntas una por una. De
acuerdo a esta perspectiva, la voluntad de Dios no es un plan rígido
paso a paso, sino una manera de vivir y relacionarse con Dios.
Vemos esta realidad de la manera en que la Biblia habla de la
voluntad de Dios. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 5:16-18, Pablo
escribe: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en
todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en
Cristo Jesús.” Aquí, la voluntad de Dios es explicada en principios
generales que pueden ser aplicados a todos los escenarios de la vida
de uno. No se trata de a dónde moverse o con quién casarse, sino
con las actitudes y prácticas que deberían ser parte de cada
temporada de la vida. En estos versículos, Dios está diciendo que
quiere que seamos felices, en comunicación con Él, y que estemos
satisfechos. Estos son las mismas tres cosas que un esposo desearía
para su esposa.

Similarmente, 1 Pedro 2:15 dice, “Porque esta es la


voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de
los hombres insensatos.” En otras palabras, la voluntad de Dios para
nosotros es que vivamos con tal integridad y carácter que siempre
silenciemos a los insensatos. En Filipenses 2:13, que dice “…porque
Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por
su buena voluntad.”, aprendemos que Dios en realidad está en
nosotros, trabajando para que estemos en Su voluntad. Esto no tiene
solo que ver con acciones y elecciones, sino con lo que Él está
creando dentro de nosotros. Romanos 12:2 dice al respecto:

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio


de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.

Aquí, nuevamente vemos que la voluntad de Dios es a nivel


macro, no detallista. Su voluntad para nosotros es que tengamos la
mente renovada. Esta perspectiva de la voluntad de Dios está
apoyada por Santiago 1:5, que dice, “Y si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente
y sin reproche, y le será dada.” Este versículo no está hablando
acerca de conocer la voluntad de Dios, sino de la necesidad de
sabiduría para hacer nuestras propias decisiones. Cuando vivimos
dentro de la voluntad de Dios entendiéndola como un estado de ser,
podemos encontrar sabiduría para hacer nuestras propias decisiones.
Los discípulos y cristianos primitivos ciertamente modelaron esta
manera de vivir. Ellos no se preocuparon por tomar la decisión
correcta, sino que operaron bajo el principio de la luz verde. En
otras palabras, usando la figura de un semáforo, la luz es verde, a
menos que se vuelva roja.

Vemos esto en Hechos 16:6:

Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue


prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;
El viaje misionero fue bloqueado por el Espíritu de Jesús. No
comenzaron su viaje preguntándole a Dios a dónde deberían ir, sino
que decidieron ir a algún lado, y si Él intervenía, irían a otro. Dios
les había dicho que prediquen el evangelio, y eso estaban haciendo.
Vivieron desde la perspectiva de la voluntad de Dios a nivel macro,
sin tener en cuenta los detalles de dónde. En el medio de ese estilo
de vida, Dios a veces les dio direcciones específicas, como con la
historia que sigue más adelante en el mismo capítulo:

Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón


macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a
Macedonia y ayúdanos.
Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para
Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que
les anunciásemos el evangelio. (Hechos 16:9-10)

Tenían la confianza de que si iban a dar un mal giro, Dios


podía detenerlos o redireccionarlos. Nosotros podemos vivir con la
misma confianza. Este conocimiento nos habilita a vivir de acuerdo
al principio de la luz verde e ir por ello, confiando en que Dios nos
detendrá si estamos yendo a la dirección equivocada.

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Qué significa el término antropomorfismo?

2. La teología arminianista no es lo opuesto al calvinismo, es


una _______________ al calvinismo.

3. El calvinismo no se originó con Calvino; en realidad viene


de un padre de la Iglesia primitiva llamado
_______________________, quien adaptó las ideas de su
mentor, Plotino, quien a su vez fue un estudiante de las
enseñanzas del filósofo _____________________.

4. ¿Qué tres palabras forman el fundamento del calvinismo?


___________________ significa que Dios no tiene
emociones; ___________________ significa que Dios no
cambia; y asumir que Él es _______________________ lo
vuelve mucho menos relacional con nosotros.

5. Verdadero o falso: El teísmo abierto dice


Dios tiene emociones_________
Dios no cambia de parecer _________
Dios camina dentro del tiempo con nosotros _________

6. ¿Cuáles son los cinco puntos del calvinismo? (Acrónimo


TULIP)
______________________________________
______________________________________
______________________________________
______________________________________
______________________________________

7. En lugar de esperar que Jesús arranque cada fibra de pasto y


nos alimente como Sus ovejas, un pasto a la vez, ¿cuál
debería ser nuestra manera de pensar al entrar a las pasturas
de Su reino?

8. La voluntad de Dios para nosotros es un estado de ser, que


puede ser resumido por tres cosas que un esposo quiere para
su esposa en un buen matrimonio. ¿Cuáles son?

PALABRAS CLAVE

Calvinismo Pecado Original


Inmutable Edad de Imputabilidad
Impasible Elección Incondicional
Atemporal Sacrificio Limitado
Antropomorfismo Gracia Irresistible
Arminianismo Constancia de los Santos
Teísmo Abierto Soberanía Absoluta
Molinismo Cosmovisión de Guerra
Depravación Total
MATERIAL RELACIONADO

Gregory Boyd, God at War: The Bible and Spiritual Conflict.

Gregory Boyd, God of the Possible.

Gregory Boyd, Is God to Blame?: Beyond Pat Answers to the


Problem of Suffering.

Gregory Boyd, Satan and the Problem of Evil.

Harold Eberle, Who is God?

Dave Hunt, What Love Is This?: Calvinism’s Misrepresentation of


God.

David Steele, Curtis Thompson, y Lance Quinn, The Five Points of


Calvinism: Defined, Defended and Documented.

17 Platón, Timaeus, 7.38


18 C.S.Lewis, Mere Christianity, 168.
19 Un buen ejemplo de esto puede encontrarse en el libro de Dave
Hunt, What Love Is?: Calvinism’s Misrepresentation of God. En
algunos de sus otros libros, Dave Hunt ataca a lo sobrenatural, a la
escatología victoriosa, y a otro montón de ideas bíblicas de maneras
que no son útiles, pero en este libro él manifiesta una crítica muy
útil del calvinismo.
20 Dos libros excelentes que explican la posición del teísmo abierto
son God of the Possible, de Gregory Boyd, y Who Is God?, de
Harold Eberle.
21
Nota de traducción: El acrónimo TULIP tiene sentido solamente
en el idioma inglés. No obstante, se ha decidido mantener el nombre
TULIP debido a que muchos libros de teología en español han
decidido conservarlo, y por esta causa, el acrónimo también es
usualmente utilizado en el habla hispana para referirse a los cinco
puntos fundamentales del calvinismo.
22 Una explicación más detallada del TULIP desde una perspectiva
calvinista puede encontrarse en un libro reciente, publicado por tres
calvinistas. “The Five Points of Calvinism: Defined, Defended and
Documented”, por David Steele, Curtis Thompson, y Lance Quinn.
23 San Agustín, The City of God, 14:16-26
24 Gregory Boyd ha escrito muchos libros respecto a los problemas
con la soberanía absoluta: Satan and the Problem of Evil; The Bible
and Spiritual Conflict; y Is God Blame?: Beyond Pat Answers to the
Problem of Suffering.
CAPÍTULO CINCO

FILTROS:
DISPENSACIONALISMO,
TEOLOGÍA DEL PACTO, Y
TEOLOGÍA DEL NUEVO
PACTO.
Ahora que hemos examinado el calvinismo, el segundo
mayor filtro que tenemos que entender es el dispensacionalismo,
junto con las perspectivas de la teología del pacto y la teología del
nuevo pacto. Cada uno de esos filtros presenta un punto de vista
diferente de la historia de la humanidad y de cómo Dios interactúa
con la misma a través de la historia.

DISPENSACIONALISMO

El dispensacionalismo se originó mucho más recientemente


que el calvinismo, pero su impacto ha tenido mucho alcance. En
primera instancia, fue creado y sistematizado por John Darby en la
década de 1830 y se expandió a través de la Biblia de Estudio
Scofield. En este capítulo, vamos a estudiar al dispensacionalismo
desde una perspectiva académica para poder entender cómo los
dispensacionalistas ven al mundo y cómo su visión ha afectado e
influenciado nuestras percepciones de la Biblia.

La premisa principal del dispensacionalismo es que la Biblia


puede ser entendida al dividirla en períodos de tiempo, llamados
dispensaciones, comenzando con el Jardín del Edén y continuando
hasta el Milenio en Apocalipsis. De esta manera, la historia de la
humanidad se divide en siete dispensaciones mayores: el Jardín; la
Caída; la Inundación; Abraham; Moisés; la Iglesia; y el Milenio.

Las Siete Dispensaciones


El Jardín
La Caída
La Inundación
Abraham
Moisés
La Iglesia
El Milenio

Estas dispensaciones se basan en un patrón percibido


estudiando la historia de la humanidad: Dios crea un plan, el ser
humano comienza a caminar en él, pero eventualmente falla, y como
resultado, Dios debe comenzar nuevamente con una nueva
dispensación. De esta manera, el dispensacionalismo es, en parte, un
sistema fatalista, porque pone su lente sobre la Escritura que siempre
le da un tinte negativo en el sentido que inevitablemente el hombre
terminará equivocándose.

En resumen, el entendimiento histórico dispensacionalista es


algo así: Dios crea un increíble Jardín lleno de inocencia, pero los
humanos eventualmente pecan. Luego de la Caída del hombre, Él
los restaura, les da ropas para que se cubran, e instituye un sistema
de sacrificios. Para los dispensacionalistas, esto es conocido como la
era de la conciencia. Ahora los humanos comienzan a vivir con
conocimiento del bien y del mal, lo que los llevó a un mayor mal. El
planeta se volvió tan malvado, que Dios tiene que eliminar a casi
toda la humanidad con la Inundación. Luego de eso, Él vuelve a
crear el sistema, esta vez volviéndose a una era de gobierno civil.
Debajo de este sistema, Dios le dice a Noé que no permita que los
asesinos se queden sin culpa. La sangre clamaba desde el suelo, y la
justicia era requerida. Eventualmente, dentro de este mundo oscuro,
nació Abraham y Dios lo usó para introducir una nueva era de fe
que abarcó el período de los patriarcas. Esta dispensación falló
cuando los israelitas terminaron en cautividad en Egipto por
cuatrocientos años y, producto de eso, perdieron la revelación de
Dios que habían tenido sus antepasados. Para remediar este
problema, Dios levanta a Moisés, quien liberó a Israel de Egipto e
introdujo la era de la Ley, que duró por 1300 años. De todas
formas, como Israel era muy mala para cumplir la ley, fueron
eventualmente exiliados a Babilonia y Asiria.

Luego de un período de cuatrocientos años de silencio (entre


el Antiguo y Nuevo Testamento), Dios envío a Jesús para instituir la
era de la Iglesia o la era de la gracia. Esta era, que comienza con la
primera venida de Jesús, culminará con su Segunda Venida. De
acuerdo a este sistema, dentro de la historia de la humanidad
nosotros estaríamos en la era de la Iglesia. Dado que no estamos aún
al final de esta era, no hemos corrompido completamente este
sistema, pero como con toda otra dispensación previa, equivocarse
sería inevitable. Esta perspectiva ve a la falla y a la corrupción de la
Iglesia como una señal de que estamos cerca del final de la era (y,
por lo tanto, del mundo). Muchos dispensacionalistas han dividido a
la era de la Iglesia en siete subcategorías de acuerdo a las siete cartas
a las iglesias en Apocalipsis 2-3. De esta manera, la primer carta
describiría a la Iglesia primitiva, y así sucesivamente, hasta que
llegamos a la carta a la iglesia de Laodicea, que se dice describiría la
parte final de la era de la Iglesia. Este último período es llamado por
algunos como la era de Laodicea. Como esta iglesia era tibia y se
había deslizado, esto encajaría con la expectativa dispensacionalista
de que la Iglesia al final de la era será débil, no una Iglesia
levantándose en victoria.

Al final de la era de la Iglesia, los dispensacionalistas


esperan un breve período conocido como últimos tiempos, que
incluiría al rapto, a los siete años de tribulación, y al anticristo. No
todos los dispensacionalistas tienen la misma visión respecto a cómo
esos eventos de los últimos tiempos serán, pero todos están de
acuerdo en que estos eventos tendrán lugar al final de la era de la
Iglesia. Como la historia en su momento más oscuro, la era de la
Iglesia llegará a un fin, y Jesús volverá para establecer Su Reino
Milenial, o la era del reino. Por causa de esta división entre la
Iglesia y el Reino, todas las partes del Nuevo Testamento en donde
se habla del Reino de Dios, son asignadas a la era del reino, no a
nuestros tiempos modernos. Como resultados, los
dispensacionalistas típicamente no esperan ver milagros o eventos
sobrenaturales, porque tales cosas estarían reservadas para el Reino.
Ciertamente, no esperan que la Iglesia crezca como un grano de
mostaza, hasta ser un gran árbol, o como levadura estirando toda la
masa (Ver Lucas 13:18-21; Mateo 13:31-33). Solamente esperan
señales falsas de falsos profetas de los últimos tiempos, y ver la
maldad aumentando.

En aquellos que no han estudiado completamente el sistema


de creencias, pero han sido influidos por él, el dispensacionalismo
los guiará a una escatología negativa. Gracias a este filtro, mucha
gente tiene problemas con la idea de un Reino que avanza. Muchos
creyentes carismáticos han adoptado porciones del pensamiento
dispensacionalista sin darse cuenta de que es teológicamente
inconsistente ser, al mismo tiempo, un creyente del Reino lleno del
Espíritu y un dispensacionalista. Esto se debe a que los
dispensacionalistas creen que la Iglesia está debilitándose, lo que es
lo contrario a creer que el Reino está avanzando.
Sorprendentemente, algunos grupos carismáticos tratan de
reconciliar estas dos ideas opuestas de avanzar el Reino por un lado,
y por el otro, tener una expectativa de ver a una Iglesia debilitada en
los últimos tiempos. La realidad es que ambos conceptos son
completamente incompatibles entre sí.

Mientras que el dispensacionalismo enseña que la maldad


del mundo será cada vez peor hasta que Cristo vuelva por segunda
vez, aquellos que creen que el Reino está siempre avanzando
enseñan que el Reino de Dios va siempre en aumento. Ellos miran a
Daniel 2, en donde se profetiza a una roca (Cristo) que se convertiría
en una montaña (el Reino de Dios) y crecería hasta llenar toda la
tierra (ver Daniel 2:34-35;45). De acuerdo a esta imagen, el Reino
está en continuo avance y crecimiento. Si ese es el caso, entonces es
muy difícil creer que estamos yendo hacia una Iglesia debilitada y
que nos convertiremos en la Iglesia tibia de Laodicea. También es
difícil de creer que estamos en la era de la Iglesia y que el Reino no
está disponible para nosotros…¿Cómo vamos a poder hacer
extender un Reino al que ni siquiera podemos acceder? El
dispensacionalismo es un verdadero desafío, pero para seguir
creciendo, es otro de los filtros que debemos eliminar. Solo cuando
el lente del dispensacionalismo sea removido, la gente será capaz de
abrazar por completo la idea de un avance progresivo del Reino en
este tiempo en que vivimos.

TEOLOGÍA DEL PACTO

La perspectiva opuesta al dispensacionalismo es la teología


del pacto. En lugar de dividir a la historia en dispensaciones, la
teología del pacto ve a la historia como una línea continua, y cree
que Dios ha interactuado con la humanidad de la misma manera a
través del tiempo y que cada pacto se construye en la cima del pacto
previo. Por eso, un teólogo que crea en esta teología diría que en
nuevo pacto revelado en el Nuevo Testamento es una renovación del
antiguo pacto. Es el mismo pacto, pero solo actualizado y mejorado.

Un teólogo del pacto también divide a la Ley del Antiguo


Testamento en tres partes: ceremonial, civil, y moral. Las leyes
ceremoniales se relacionan con las ceremonias del templo (cómo
hacer un sacrificio, cómo matar a los animales, cómo derramar la
sangre, etc.) Las leyes civiles se corresponden con las acciones que
merecían un castigo civil. Por ejemplo, si un joven maldecía a sus
padres, tenían que juzgarlo y lapidarlo hasta la muerte (ver Levítico
20:9). Las leyes morales estaban relacionadas al incesto, la
homosexualidad, la fornicación, y demás asuntos morales. Al dividir
las leyes en tres categorías, el teólogo del pacto es capaz de decir
que las leyes morales aún aplican bajo en nuevo pacto, pero no las
ceremoniales y civiles. Entonces, Jesús no habría removido la Ley
de Moisés por completo sino solo un segmento de la misma. En
otras palabras, el nuevo pacto es simplemente una nueva adición al
antiguo pacto, que permanece intacto.

Como la Biblia en realidad no hace una división de la Ley en


tres partes (esta división recién aparece en la Iglesia en el siglo
XIII), esta teoría puede llevar a algunas malinterpretaciones de la
Escritura. Dentro de la teología del pacto, la pregunta es siempre,
“¿Qué conservamos, y qué removió Jesús?”. Como la Biblia no
contiene ninguna línea divisoria en la Ley, estas líneas deben
necesariamente ser trazadas, y en dónde deberían estar es algo que
lleva a continuos y acalorados debates. Los seguidores de la teología
del pacto siempre están preguntando cosas como, “¿Puedo hacerme
tatuajes?”, o “¿Puedo comer tocino?”.

El verso clave que socava este punto de vista es Hebreos 8:7-


10, en donde el autor se refiere con claridad al nuevo pacto:

“Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto,


ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el
Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de
Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus
padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la
tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi
pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel.
Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en
la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a
ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.”

Aquí Dios claramente dijo que el nuevo pacto no sería nada


igual al pacto que Él había hecho con sus ancestros. En otras
palabras, Él no estaba renovando al antiguo pacto, sino creando algo
completamente diferente.

TEOLOGÍA DEL NUEVO PACTO

Una tercera perspectiva es la teología del nuevo pacto


(TNP). A diferencia de la teología del pacto, la teología del nuevo
pacto reconoce un claro quiebre entre en nuevo pacto y el antiguo
pacto. Los teólogos del nuevo pacto postulan que éste es un sistema
completamente nuevo y que no tiene nada en común con el antiguo.
De todas maneras, ellos ven al nuevo pacto como uno basado en la
ley, lo que ha causado que lean el Nuevo Testamento buscando
mandamientos nuevos y catalogándolos como leyes del nuevo
pacto. Por eso, mientras el antiguo pacto tenía solo 613 leyes, el
nuevo pacto tiene 1050. Los teólogos del nuevo pacto no creen que
esto sea un problema porque, como personas nacidas de nuevo y
llenas del Espíritu Santo, tenemos una habilidad extra para mantener
todas estas leyes.25

Mientras que es cierto que vivimos en un nuevo pacto que es


completamente diferente del antiguo, en ninguna parte de la Biblia
encontramos un fundamento para decir que se trata de un pacto
basado en la ley. En lugar de eso, en el Nuevo Testamento Jesús lo
dejó claro al decir que la ley del nuevo pacto es la ley del amor:
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os
he amado.” (Juan 15:12). Bajo el antiguo pacto, a la gente se le
ordenaba amar a su prójimo como a ellos mismos. En otras palabras,
solo podían amar a los demás en la misma medida que se amaban a
ellos mismos. El nuevo pacto levantó esta medida. De acuerdo a
Juan 15:12, nuestra medida no es cuánto nos amamos a nosotros
mismos, sino el amor que Jesús tuvo por nosotros. La ley del nuevo
pacto es simplemente amar. Por supuesto, aquellos que están
caminando en amor no serán llenos con ira, amargura, falta de
perdón, malicia, ni ninguna otra clase de pecado que se muestra en
la Escritura. De esta manera, el amor cumple la ley, haciendo la lista
de 1050 leyes completamente innecesaria.

Mirando a estas tres perspectivas de la relación de Dios con


la humanidad a través de los diferentes períodos históricos, podemos
ver que la Biblia en realidad sí contiene diferentes períodos de
tiempo en donde las realidades espirituales cambiaron. Como sea, la
manera en que estos tres sistemas dividen a la historia y explican la
diferencia entre el antiguo y el nuevo pacto no encaja con la
explicación que da la Escritura respecto a los pactos. Esto es algo
que examinaremos con mayor detalle en los siguientes capítulos.

PREGUNTAS DE REPASO

1. John Nelson Darby creó un sistema fatalista que divide a la


Biblia en siete categorías según el momento histórico de la
Iglesia. ¿Cómo se llama este sistema?

PALABRAS CLAVE
Dispensacionalismo Era de la gracia
Dispensaciones Era de Laodicea
Era de la consciencia Teología del Pacto
Era del gobierno civil Teología del nuevo pacto
Era de la fe Leyes del nuevo pacto
Era de la Ley

MATERIAL RELACIONADO

Steve Lehrer, New Covenant Theology Questions Answered.

John Reisinger, In Defense of Jesus, the New Lawgiver.

Charles Ryrie, Dispensationalism.

Tom Wells y Fred Zaspel, New Covenant Theology.

25Algunos libros escritos desde la perspectiva de la teología del


nuevo pacto incluyen New Covenant Theology, de Tom Wells y
Fred Zaspel; In Defense of Jesus, The New Lawgiver de John
Reisinger; y New Covenant Theology: Questions Answered de Steve
Lehrer.
CAPÍTULO SEIS

FILTROS: CESACIONISMO
Y TEOLOGÍA LIBERAL
El último filtro que vamos a examinar es el cesacionismo, o
la creencia de que los dones del Espíritu Santo no son para hoy en
día. De hecho, este término es una abreviatura para cesacionismo de
los dones. Los cesacionistas creen que los dones espirituales
existieron durante el tiempo en el cual la Biblia estaba siendo
escrita, pero hoy por hoy han cesado de estar en operación. Este
filtro cruza muchas líneas denominacionales, incluyendo a los
presbiterianos, luteranos, bautistas, metodistas, etc. También está
íntimamente conectado con el calvinismo y el dispensacionalismo.
A pesar de que el calvinismo se originó mucho tiempo antes, ganó
popularidad en el siglo XVI, y el dispensacionalismo se extendió
recién en el siglo XIX. No mucho tiempo después, como una adición
al dispensacionalismo, el cesacionismo llegó a escena y fue
popularizado por líderes como B.B. Warfield, quien escribió un
libro llamado Counterfeit Miracles (Milagros Falsificados). Desde
entonces, se ha hecho muy popular.

El opuesto teológico a este creencia es el continuacionismo.


Este es un término académico. En el cristianismo popular, aquellos
que creen que los dones del Espíritu siguen en operación hasta hoy
en día se llaman carismáticos, o supernaturalistas. Un tercer grupo
está compuesto por los teólogos liberales, quienes ni siquiera creen
que los milagros pasaron alguna vez. Mientras que la teología
liberal está primariamente confinada a los círculos académicos, el
cesacionismo es mucho más común para el cristiano promedio.
CESACIONISMO

Gran parte del debate que ronda alrededor de los dones del
Espíritu se centra en 1 Corintios 13, que usualmente es conocido
como el Capítulo del Amor. En el capítulo 12, Pablo le da
instrucciones a los corintios acerca del uso correcto de los dones,
continuando con las mismas en el capítulo 14, pero justo en el medio
hace una pausa para hablar de la importancia del amor. El capítulo
12 lleva la discusión en torno al amor en este versículo: “Procurad,
pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más
excelente.” (1 Corintios 12:31). Este camino más excelente es el
camino del amor. El amor es más grande y es más importante que
los dones sobrenaturales. Esto es algo importante de recordar,
porque sin amor los dones no tienen ningún fin. Cuando actuamos
en amor, seremos capaces de usar los dones de una manera que
honre a Dios y beneficie a los otros. Luego de enlistar todos los
atributos del amor, Pablo dice:

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y


cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo
perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo
era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba
como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de
niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces
veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la
esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el
amor. (1 Corintios 13:8-13)

Los cesacionistas tienden a tomar estos versículos,


especialmente el versículo 10, que dice, “mas cuando venga lo
perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”, para probar que
los dones han cesado. Ellos postulan que “lo perfecto” (RVR1960)
que se menciona en este pasaje, hace referencia a la Biblia. Entonces
dicen que, cuando lo perfecto (la Biblia) fue establecido, los dones,
que fueron “en parte”, se acabaron. Como ahora tenemos la Biblia,
ya no tenemos necesidad de la profecía, la revelación, los sueños, y
cosas así. Todo lo que necesitamos saber sobre Dios ya está en las
Escrituras. Esa es la perspectiva cesacionista.

Como sea, esta línea de razonamiento viola completamente a


la hermenéutica. Los corintios, quienes fueron los destinatarios
originales de esta carta, no entendieron que Pablo estaba hablando
de la Biblia. De hecho, ellos ni siquiera tenían idea de que habría
una Biblia además del Antiguo Testamento. La primera lista de
libros de la Biblia no aparecería hasta cientos de años después. En
realidad, esta idea fue inyectada al texto más de mil años después de
que Pablo escribiese la carta. Claramente, el apóstol no estaba
hablando de la Biblia. No estaba profetizando, sino enseñando de
una manera lógica, que estaba conectada con las secciones
anteriores y posteriores. En un contexto más amplio de su punto
respecto a la profecía, él estaba diciendo que profetizamos “en
parte” y que en algún punto, lo parcial se completaría. Él también
compara a “lo parcial” con ser como un niño. Cuando llega la
madurez, lo parcial es dejado atrás.

Encontramos una pista de lo que es, para Pablo, una


progresión de lo parcial a la madurez en el versículo 12: “Ahora
vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui
conocido”. En otras palabras, él estaba hablando de algo que él no
tenía en el presente: una interacción cara a cara con el Amor mismo.
El tema de 1 Corintios 13 es el amor, y la perfecta personificación
del amor es Dios. Ahora solo vemos y experimentamos a Dios de
manera parcial, o incompletamente, en nuestros cuerpos humanos.
Pero cuando lo veamos a Él cara a cara, vamos a conocerlo
completamente, porque tendremos al perfecto amor. En otras
palabras, cuando muramos y veamos al Señor cara a cara, entonces
vamos a conocer cómo fuimos conocidos, de manera completa. En
el cielo, las profecías personales no serán necesarias. Si la profecía
personal tiene que ver con ayudarnos a alcanzar nuestro llamado o
identidad, entonces no necesitaremos nada de eso cuando muramos
y estemos en la presencia del Señor.

Algunos comentaristas ofrecen otra posible interpretación


para este pasaje, y dicen que “lo perfecto” será cuando Jesús regrese.
Aquí opera el mismo principio. Si Jesús aparece y todos lo vemos
cara a cara, nuestra necesidad de profecía o de otros dones
espirituales se desvanece, porque estamos en la presencia del Amor
personificado. Esto se conecta con lo que Juan escribió:

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha


manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando
él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es. (1 Juan 3:2)

Aquí, otra vez, se muestra la idea de un conocimiento parcial


que será hecho perfecto cuando veamos a Cristo cara a cara. Cuando
lo veamos, ya sea en nuestra muerte o en Su Segunda Venida,
vamos a ser como Él. En un momento, seremos transformados para
vivir en el plano sobrenatural, y, en ese punto, ya no vamos a
necesitar a los dones del Espíritu. Claramente, 1 Corintios 13 no
indica una cesación de los dones en la actualidad.

Más allá de la evidencia de 1 Corintios 13, una de las


principales razones por las que el cesacionismo no puede ser verdad,
es encontrado en Efesios 4:11-13:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a


otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo.

La expresión “hasta que” es un indicador que muestra


claramente que la temporada de necesidad de los dones espirituales
no se acabó. Los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, y
maestros, serán hasta que “todos lleguemos a la unidad de la fe y
del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo.” David B. Barrett, George T.
Kurian, y Todd M. Johnson han escrito la Enciclopedia Cristiana
Mundial, que enlista más de 33.000 denominaciones. ¡Claramente,
aún no hemos alcanzado la unidad de la fe!
La unidad de la fe puede ser entendida de esta manera: cada
denominación contiene fortalezas y debilidades. La unidad será
alcanzada cuando todos comencemos a honrar las fortalezas de los
demás. En otras palabras, la unidad no significa conformismo.
Tampoco significa que todos estemos de acuerdo o tengamos la
misma doctrina, porque, en realidad, eso no pasará hasta que Cristo
vuelva y nos dé Su perfecta teología. La gente usualmente se refiere
a Amós 3:3, que dice, “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de
acuerdo?” (RVR1960). Algunos interpretan este versículo para
decir que dos grupos no pueden trabajar juntos si no están de
acuerdo en su doctrina. Como sea, si consideramos este versículo a
nivel relacional, nos vamos rápidamente a dar cuenta de que no tiene
sentido. Si necesitásemos que nuestros amigos estén de acuerdo con
nosotros en absolutamente todo, entonces no tendríamos amigos. Un
esposo y una esposa no siempre están de acuerdo, pero están
dispuestos a caminar juntos. Esto es porque su acuerdo no se basa en
sus ideas, sino en una decisión de caminar juntos en amor. La
versión NVI traduce este versículo como: “¿Pueden dos caminar
juntos sin antes ponerse de acuerdo?”. En otras palabras, el acuerdo
se basa en una decisión de caminar juntos, no en la doctrina. La
unidad de la fe significa elegir caminar juntos por causa del amor,
no por causa de un acuerdo doctrinal. En resumen, la Iglesia no está
ni siquiera cerca de caminar en esta realidad. Esto significa que los
dones del Espíritu deben seguir en operación, y que el cesacionismo
no puede ser verdadero.

OTRAS INFLUENCIAS

Como sea, el cesacionismo no está únicamente basado en 1


Corintios 13 sino en el lente del dispensacionalismo, que ya hemos
analizado en el capítulo anterior. Muchos cesacionistas son también
dispensacionalistas. Esto es significativo porque el
dispensacionalismo enseña acerca de siete dispensaciones históricas,
ubicando al momento histórico actual en la sexta dispensación, o la
era de la Iglesia. Como los cesacionistas dispensacionalistas esperan
que la Iglesia actual sea tibia como la iglesia de Laodicea, las únicas
señales que en realidad están buscando son falsos milagros y
señales, que apuntarían al fin del mundo: “Y entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de
su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo
advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y
prodigios mentirosos.” (2 Tesalonicenses 2:9). Por causa de esta
mentalidad, cuando ven algo milagroso, inmediatamente su
respuesta es que es parte del engaño de Satanás. Esto pone en las
personas un filtro que los hace nunca esperar algo milagroso de
parte de Dios. En esta era de la Iglesia, todo lo que esperan es
debilitamiento y apostasía hasta que Jesús regrese para establecer Su
reino.

La séptima y última era, la era del reino, no sucederá hasta


que Jesús regrese. Solo entonces experimentaremos las realidades
del Reino que la Biblia menciona (incluyendo a los dones del
Espíritu). Los dispensacionalistas creen que Jesús ofreció el Reino a
los judíos durante sus tres años y medio de ministerio, pero como lo
rechazaron a Él y a Su reino, todas las cosas buenas del mismo
fueron quitadas y reservadas para el Milenio. De todas maneras,
como Jesús había entrenado a sus doce apóstoles y les impartió Su
Espíritu, mientras éstos vivieron la presencia del Reino reposó sobre
la tierra. Una vez que los apóstoles murieron, los dones cesaron.
Este período a veces se denomina como la era apostólica.

No obstante, ¡la historia no nos da ninguna evidencia de que


los milagros se detuvieron con la muerte de los apóstoles! Primero,
el Nuevo Testamento muestra un total de veintidós apóstoles, no
solo a los doce apóstoles originales, y es claro que esos otros
apóstoles también se movieron en milagros. El apóstol Pablo es un
buen ejemplo. A pesar de que Él no fue uno de los discípulos de
Jesús durante Su vida en la tierra, Pablo se trasformó en un siervo
que se movió en milagros luego de su conversión. No solo eso, sino
que también personas que no eran apóstoles también operaron en lo
sobrenatural. Esteban, el primer mártir, vio en visión al cielo abierto
y a Jesús, y él era solo un diácono (Ver Hechos 7:55-56). Felipe, que
tampoco era un apóstol, causó un avivamiento masivo en la zona de
Samaría a través de la predicación del Evangelio y de los milagros y
sanidades (Ver Hechos 8:5-8). Esta realidad se alinea con lo que
Pedro dijo en Hechos 2:
Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros
días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros
jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;
y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos
días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. (Hechos 2:16-
18)

En otras palabras, el Espíritu ya fue derramado sobre todos,


y todos los creyentes en Jesús se moverán en milagros, no solo los
apóstoles.

Segundo, Eusebio de Cesarea, el historiador de la Iglesia


primitiva, escribió en el año 367 D.C. la continuación de los
milagros sobrenaturales de la Iglesia. Y no solo él, sino que muchos,
muchos milagros fueron registrados a lo largo de la historia,
incluyendo la resucitación de los muertos. Por ejemplo, cerca del
año 400 D.C., San Patricio resucitó a un joven de la muerte.26 De
hecho, San Patricio resucitó a más de 33 personas.27 El hecho de que
los miembros de la Iglesia siguieron operando en milagros a lo largo
de la historia continuó mostrando que los dones no cesaron con los
apóstoles.

Una segunda influencia al cesacionismo es el calvinismo.


Acerca de los dones del Espíritu Santo y lo sobrenatural, los
calvinistas dirían: “Si Dios quiere sanar a alguien, Él lo haría
soberanamente. No tenemos que orar por las personas. No estamos
en guerra con el diablo. Dios puede hacer lo que Él quiera porque es
Dios, y si Él quiere sanar a alguien, lo hará.” En resumen, ellos
removieron el involucramiento humano en lo sobrenatural y
pusieron la responsabilidad únicamente en Dios. Si Dios, en su
soberanía absoluta, quiere hacer un milagro, entonces puede y lo
hará, pero para ellos no tiene sentido creer que podemos colaborar
con Dios para que eso pase. Ya hemos discutido los problemas con
esta creencia en el capítulo anterior, pero, en resumen, el problema
con esta perspectiva de soberanía absoluta es que no deposita
responsabilidad alguna en el creyente. Nos vuelve robots que no
tienen nada que decir ante los eventos del mundo, previniéndonos de
hacer lo que Jesús nos mandó que hagamos (predicar el evangelio,
orar por enfermos, echar fuera demonios, etc.). La verdad es que
Dios está buscando embajadores que quieran ser Sus compañeros en
esta tarea. Está buscando a una esposa que esté igualmente equipada
que Él. Esto significa que Dios no quiere controlarnos, sino trabajar
a través de nosotros al pararnos en nuestra identidad, autoridad, y
dignidad, como representantes del Rey.

Cuando examinamos la evidencia histórica a la luz de la


Escritura, el sistema de creencias del cesacionismo se derrumba
rápidamente. A continuación, examinaremos brevemente otro punto
de vista que también se opone a lo sobrenatural.

TEOLOGÍA LIBERAL

La teología liberal es otra escuela teológica de pensamiento


que no cree en lo sobrenatural, pero por razones completamente
diferentes a las del cesacionismo. Los cesacionistas creen que los
dones existieron en tiempos bíblicos; y es por eso que leen las
historias de Moisés, Abraham, David, y los apóstoles del Nuevo
Testamento, y creen que los milagros fueron absolutamente ciertos.
Creen que los dones espirituales fueron parte de la Iglesia del Nuevo
Testamento para confirmar la verdad del Evangelio predicado, pero
no creen que tales cosas sucedan en la actualidad.

En contraste, los teólogos liberales dicen que los milagros en


la Biblia no sucedieron en la manera en la que fueron escritos. Por
ejemplo, cuando leen acerca de las diez plagas de Egipto, buscarán
por razones naturales por las cuales esas diez plagas tuvieron lugar.
Es un hecho histórico que un volcán entró en erupción en el Nilo en
ese momento, y por eso los teólogos liberales dicen que esa erupción
derramó cenizas rojas en el agua, de tal manera que cuando el caudal
llegó a Egipto, tenía un color colorado. Para ellos, no fue un
episodio sobrenatural, sino simplemente agua roja, no sangre. De
esta manera, la teología liberal trabaja para explicar las historias
sobrenaturales y darles una explicación lógica y natural. Leen la
Biblia con una actitud como la siguiente, “En la historia antigua, la
gente escribió cosas como sobrenaturales porque no tenían otra
explicación, pero en realidad fueron cosas naturales. Simplemente,
la gente que escribió la Biblia no tenía otras herramientas. Ahora
nosotros podemos explicarlas porque tenemos a la ciencia.”

Por ejemplo, tratan de explicar la huida de Israel cruzando el Mar


Rojo diciendo que en realidad no cruzaron el Mar Rojo28 sino Mar
de Cañas29, que solo tiene ocho pulgadas de profundidad
(aproximadamente, veinte centímetros). El problema obvio con este
cambio es que luego se nos pide que creamos que la armada egipcia
entera se ahogó ¡en solo veinte centímetros de agua! Un grupo de
estos estudiosos liberales formó algo llamado el Jesus Seminar, en el
cual estos individuos inteligentes y muy bien educados debaten cuál
de los milagros de Jesús fue, en realidad, un verdadero milagro. Por
ejemplo, estas personas han dicho que la historia de la
multiplicación de los panes y los peces no pudo haber sido
sobrenatural, así que debió haber sido un derramamiento de
generosidad: si el muchacho compartió su pan y los discípulos
comenzaron a pasarlo, otra gente debió también tomar sus bolsas
para comenzar a compartir su pan, un pan que se habían olvidado
que tenían. Y así esto continuó, hasta terminar con doce cestas de
sobras de comida.

La teología liberal es prominente en algunas de las


universidades de Ivy League, tales como Yale, Harvard, y Princeton,
como así también en cualquier otro seminario teológico asociado
con la que a veces se denomina alta crítica. Para ponerlo
simplemente, el término alta crítica se refiere a la idea de que no
podemos leer la Biblia literalmente. Es cierto que no podemos
entender la Biblia literalmente, en el sentido que requiere una
interpretación. Por ejemplo, no podemos leer un poema de la Biblia
y volverlo algo literal, porque es un poema. Y no deberíamos leer
una profecía sin interpretarla a través del simbolismo de ese
momento, porque necesitamos entender qué significó para la
audiencia original. Esto es parte de la hermenéutica. De todas
maneras, eso no significa que se deban racionalizar los hechos
históricos presentados en la Escritura, pero eso es exactamente lo
que la teología liberal y la alta crítica hacen. Todo es reinterpretado
a través de un lente científico moderno, pero esto no es una
hermenéutica confiable: la Escritura no puede significar algo
diferente ahora, que lo que significó para la audiencia y escritor
originales. Esto no quiere decir que deberíamos descartar todo lo
que dice este ámbito, pero es de gran ayuda estar al tanto respecto al
lente que utilizamos para interpretar.

EL PESO DE LA EVIDENCIA

Considerando la cantidad significativa de bases bíblicas para


creer en lo sobrenatural, el peso de la evidencia yace en los liberales
y cesacionistas, que dicen que esto no es para hoy. Bíblicamente, no
tienen pruebas para hacer tal declaración. En lugar de eso, la
realidad es que la Biblia nos ofrece un mejor pacto con mejores
provisiones. Hebreos 7:22 dice, “…Jesús es hecho fiador de un
mejor pacto.” Comparado con el antiguo pacto, tenemos un mejor
pacto, y por eso tenemos mejores problemas y un mejor fiador. Esto
incluye a todas las cosas buenas que tenía el antiguo pacto, y más.
En otras palabras, dado que el antiguo pacto contiene milagros y
eventos sobrenaturales, el nuevo pacto verdaderamente no sería
mejor si no los tuviera.

No obstante, y por causa de estos filtros, mucha gente está


bloqueada para entender el mensaje general de la Escritura. Estos
tres filtros en particular (calvinismo, dispensacionalismo, y
cesacionismo) trabajan juntos de una manera que limita la habilidad
de entender la Biblia y caminar en el llamado del creyente como
embajador del Reino. En última instancia, estos filtros nos paralizan
de vivir en lo que la Biblia dice. Es por esto que debemos entender
los filtros engañosos antes de examinar la Biblia en contexto.
Removerlos nos ayudará a leer la Escritura con un entendimiento
nuevo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Si alguien dice que en realidad Israel cruzó el Mar de Cañas


en lugar del Mar Rojo, ¿cuál sería una buena pregunta para
rebatir tal planteo?

2. El cesacionismo cree que lo perfecto de 1 Corintios 13 ya ha


venido y que los dones del Espíritu Santo han cesado. De
acuerdo a esta interpretación errada, ¿qué es lo perfecto?

3. En el Nuevo Testamento, hubo veintidós


__________________.

4. Un base bíblica para creer que tenemos sanidad disponible


para hoy en día está en Hebreos 7:22, que dice que tenemos
¿qué cosa?

PALABRAS CLAVE

Cesacionismo Teología Liberal


Continuacionismo Alta Crítica
Carismáticos Era apostólica
Supernaturalistas

MATERIAL RELACIONADO

David B. Barrett, George T. Kurian, y Todd M. Johnson,


Enciclopedia Cristiana Mundial.

B.B. Warfield, Counterfeit Miracles.

26 Pychtes, 231-232
27 Hebert, 191-192
28
Red Sea, en inglés.
29
Reed Sea, en inglés. Claramente se ve un juego de palabras que
no se aprecia en el idioma español.
PARTE DOS

LOS CINCO PACTOS


CAPÍTULO SIETE:

CRONOLOGÍA BÍBLICA Y
LOS CINCO PACTOS
En el Capítulo 1 hablamos brevemente de la dificultad de la
cronología bíblica. Muchos libros del Antiguo Testamento no están
organizados cronológicamente, lo que le ha causado una gran
confusión al cristiano promedio, especialmente cuando se llega a la
segunda mitad del Antiguo Testamento. Como sea, las Biblias
cronológicas no son de mucha ayuda, tampoco, por una variedad de
razones. Por ejemplo, muchos estudiosos dicen que Job estuvo en
algún momento histórico entre Noé y Abraham (en el libro de
Génesis). Si se coloca el libro de Job antes de Génesis, entonces lo
tendríamos antes de la historia de la Creación, pero si se lo coloca
después de Génesis, entonces estaría entre el pueblo de Israel como
esclavo en Egipto y el Éxodo, lo que tampoco es el lugar correcto.
La solución más correcta, quizás, sería dividir Génesis en la mitad, e
insertar el libro de Job luego de la historia de Noé. Hacer cambios
tan significativos, no obstante, haría a esa Biblia muy difícil de usar,
por ejemplo, en un sermón de domingo en la iglesia. Claramente, no
es un problema fácil de resolver.

El mejor método para superar este problema es simplemente


estar conscientes de la debilidad de la organización de la Biblia y del
tiempo histórico al que cada libro pertenece.

LA ORGANIZACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El primer gran problema que existe en la cronología del


Antiguo Testamento es que está organizada en cuatro categorías
mayores: libros históricos, libros poéticos, profetas mayores, y
profetas menores. La siguiente tabla muestra los libros que se
encuentran en las categorías mencionadas:

De cierta forma, esta organización funciona, en la manera en


la que categoriza a los libros según su tipo. Toda la historia está por
un lado, junto con la poesía. Además, todos los profetas mayores
están separados de los profetas menores. El desafortunado resultado,
no obstante, es la confusión que produce en la línea de tiempo. ¿En
dónde encajan los libros proféticos en la historia, y de qué eventos
están hablando? Esto es especialmente importante de entender
cuando nos damos cuenta, como vimos en el capítulo 1, que Dios se
revela progresivamente a sí mismo a lo largo de la historia. Así que
entender en dónde encaja un libro en la historia es importante para
saber el grado de revelación que el escritor tenía de Dios.

Brevemente, estudiaremos la organización de cada libro y


luego consideraremos en dónde encajaría más adecuadamente. El
principio de la Biblia, desde Génesis hasta el Primer y Segundo libro
de Samuel, es bastante exacto. Estos son libros históricos, y línea
temporal es bastante acertada.

• Génesis: desde la historia de la Creación, hasta la esclavitud


de Israel en Egipto.

• Éxodo: desde la historia del escape de Israel de Egipto, hasta


el viaje a la Tierra Prometida.

• Levítico: instrucciones para los sacerdotes dadas durante el


éxodo.

• Números: la historia de los cuarenta años de Israel en el


desierto.

• Deuteronomio: la renovación del pacto, que fue heredado


desde Moisés a su sucesor Josué.

• Josué: la historia de la entrada de Israel a la Tierra


Prometida.

• Jueces: las historias de los jueces que guiaron a Israel luego


de Josué.

• Ruth: un pequeño libro acerca de la historia de una mujer.

• Primer y Segundo libro de Samuel: las historias de Samuel,


el Rey Saúl, y el Rey David.

Estos libros son bastante fáciles de leer, sin confusión respecto a


su ubicación en la línea temporal. Los libros que le siguen son otra
historia:

• Primer y Segundo libro de Reyes: la historia del Rey


Salomón y la división de la nación en dos diferentes
reinos, Judá e Israel. Luego le siguen las historias de los
reyes de ambos reinos hasta que ambos son exiliados a
Asiria y Babilonia.

• Primer y Segundo libro de Crónicas: las historias del


Rey Saúl, el Rey David, del Rey Salomón, y de los reyes
de Judá (esto es, el linaje de David), hasta el exilio a
Babilonia.

En estos últimos cuatro libros encontramos muchísimas


historias repetidas y paralelos. Tanto el Segundo libro de Reyes y el
Segundo libro de Crónicas terminan con la nación de Judá siendo
exiliada a Babilonia. Luego están Esdras y Nehemías, dos libros que
cuentan la reconstrucción de Jerusalén. Este es un salto importante
hasta adelante en la línea de tiempo, pero no hay explicación alguna
de lo que ha pasado entremedio. Luego de Nehemías está Ester, la
historia de una muchacha durante la cautividad, y no pareciera
encajar con el resto. Ester está al final de los libros históricos.
Después está Job, una historia contemporánea a los días de Noé,
seguido por los Salmos, que fueron escritos por una variedad de
personas en diferentes períodos históricos. Le siguen Proverbios,
Eclesiastés, y Cantar de los Cantares. Este último fue escrito
completamente por Salomón, y es contemporáneo al Primer Libro
de Reyes.
Los libros poéticos fueron escritos en momentos históricos
muy diferentes, y por eso mismo tendemos a perder el sentido del
tiempo al leerlos de corrido. Se tornan libros aislados de su contexto
histórico, que es justamente lo que nosotros no queremos.

Luego de los libros poéticos están los profetas mayores:


Isaías, Jeremías, Lamentaciones (también escrito por Jeremías),
Ezequiel, y Daniel. Los primeros cuatro profetizaron el futuro exilio
de Israel y Judá durante el período histórico del Segundo Libro de
Reyes y el Segundo Libro de Crónicas. Estos cuatro profetizaron la
destrucción, de la que luego Esdras y Nehemías profetizaron la
reconstrucción. No obstante, estos cuatro libros históricos están
situados después de Esdras y Nehemías, creando un caos en el
entendimiento del lector promedio de la Biblia, porque es poco claro
cómo estas profecías encajan con la historia. Daniel, el último
profeta mayor, profetizó en un momento histórico diferente que los
otros profetas mayores, como podemos ver por el hecho de que él se
refiere a la profecía de Jeremías (Ver Daniel 9:1). Daniel era un
muchacho cautivo en Babilonia, y se volvió un hombre de influencia
y profeta durante el exilio. Sus profecías tomaron lugar al final del
exilio babilónico, y algunos de ellas hablaban del regreso de su
gente a sus tierras. En otras palabras, las profecías de Daniel
hablaban de lo que está registrado en los libros de Esdras y
Nehemías.

Siguiendo a los profetas mayores, están los profetas


menores. La mayoría de ellos eran contemporáneos a Isaías,
Ezequiel, y Jeremías, y son similares en la manera en la que todos
ellos profetizan la destrucción de Israel y Judá por Asiría y
Babilonia. Las excepciones son Hageo, Zacarías, y Malaquías,
quienes profetizaron durante el tiempo de la reconstrucción de
Jerusalén y declararon una gloria postrera mayor que la primera.

En la anterior exposición de los libros del Antiguo


Testamento, podemos ver la potencial confusión causada por ubicar
los libros proféticos, que hablaban del año 586 A.C. y la destrucción
de Jerusalén y el exilio a Asiría y Babilonia, después de los libros
acerca de la reconstrucción de Jerusalén. La línea histórica de
nuestra Biblia está completamente dañada.

UNA CRONOLOGÍA REVISADA

Debajo hay una tabla que muestra una organización bíblica


que funcionaría mucho mejor. No es perfecta, pero al menos da
mayor sentido de cómo la historia muestra lo escrito en los libros
proféticos.

Aquí, la profecía se divide en dos porciones, una antes del


exilio y otra después. Al final de la Historia, en donde los reinos se
han dividido y los reyes se están volviendo cada vez más malvados,
están los profetas del Pre-Exilio (exceptuando a Daniel) y los
profetas menores. Por eso, las profecías que hablan del exilio en
manos de Asiría y Babilonia están ubicados más cerca de los
momentos históricos. Finalmente, el Antiguo Testamento concluiría
con la vuelta de un remanente de Judá a Jerusalén para reconstruir la
ciudad y el templo, como está escrito en Daniel, Esdras, y
Nehemías, seguidos por los tres libros proféticos del Post-Exilio.
Esto nos daría una imagen cronológicamente más exacta del
Antiguo Testamento.
Los libros poéticos podrían ser agregados de muchas
maneras diferentes. Podríamos dividirlos, ubicando los salmos
escritos por Moisés luego de Deuteronomio, los salmos escritos por
David luego del Primer Libro de Samuel, y el material escrito por
Salomón luego del Segundo Libro de Samuel. También podrían ser
agregados en una sección solo para libros poéticos. La pregunta de
Job, por supuesto, es capciosa. Quizás se podría insertar una nota en
el medio de Génesis en donde Job debería aparecer
cronológicamente, guiando a los lectores a Job, que podría aparecer
inmediatamente después de Génesis. Quizás falte mucho tiempo
para que los libros de la Biblia sean reorganizados de esta manera,
pero tener esta organización en nuestras mente nos puede ayudar a
que el texto tenga sentido mientras leemos. Será de gran ayuda
recordar que Isaías estaba profetizando sobre la destrucción que tuvo
lugar al final del Segundo Libro de Reyes, no de algo en nuestro
futuro. Desafortunadamente, hay mucha confusión respecto a las
profecías del Antiguo Testamento, y esto se debe a la falta de
entendimiento respecto al momento histórico, a los eventos a los que
se estaban refiriendo, y a cuándo estos eventos tuvieron lugar en
Israel. Simplemente entender la cronología bíblica nos ahorrará de
caer en malentendidos.

CRONOLOGÍA DEL NUEVO TESTAMENTO

La cronología del Nuevo Testamento está muy lejos de ser


tan problemática. La organización realmente no importa tanto en el
Nuevo Testamento porque todos los veintisiete libros transcurren en
el lapso de cuarenta años. En comparación, solo Génesis relata 2417
años, y el resto del Antiguo Testamento, otros 1300 años. Si
consideramos eso, entonces cuarenta años son solo un punto en la
línea histórica. En otras palabras, el Nuevo Testamento fue escrito
solo en una generación por autores que vivieron en el mismo
ambiente social y político. Como mencionamos previamente,
algunos estudiosos hacen hincapié en probar que algunos de los
libros del Antiguo Testamento fueron escritos en el año 80 D.C. o
después. Como sea, John A. T. Robinson, un prominente teólogo y
académico, ha escrito un libro llamado Re-Dating the New
Testament, en donde ha demostrado por qué todos los libros del
Nuevo Testamento deben haber sido escritos entre el año 30 D.C. y
el 70 D.C. Kenneth Gentry también escribió su doctorado, Before
Jerusalem Fell, que aún no ha sido refutado, en donde prueba que
Apocalipsis fue escrito bajo el reinado de Nerón en algún momento
de los años 60 D.C. Como lo demuestran estos autores, hay pruebas
suficientes para decir que en Nuevo Testamento ha sido escrito en su
totalidad entre el 30 y el 70 D.C., en solo cuarenta años. Por esta
razón, la cronología del Nuevo Testamento no es demasiado
importante.

LOS CINCO PACTOS MAYORES Y LOS CÁNONES

Ahora que hemos discutido respecto a la cronología de la


Biblia, y particularmente el Antiguo Testamento, vamos a
considerar la trama de la misma. Obviamente, entender la cronología
es muy importante a la hora de entender la trama. La historia de la
Biblia no es solamente una historia de una religión, es la historia de
los pactos de Dios con la humanidad. Las historias yacen en el
fundamento de los pactos de Dios con la gente a lo largo del tiempo,
y no podemos entenderlas completamente si no comprendemos los
pactos y los cánones que les corresponden.

En el mundo antiguo, cuando dos partes hacían un pacto


juntos, lo escribían y lo firmaban, y eso era algo legal que había que
cumplir. Luego, sobre el curso del cumplimiento de ese pacto, las
dos partes agregarían algo llamado un canon, o la historia de cómo
las dos partes habían cumplido ese pacto. Esto incluía poesía,
música, arte, y cultura formada durante el mismo. Un canon es un
cuerpo literario. Lo que encontramos en la Biblia son cinco pactos
mayores entre Dios y un humano (o una nación), y el canon que los
rodeaba:

1. Pacto de Dios con Noé.

2. Pacto de Dios con Abraham.

3. Pacto de Dios con Moisés.

4. Pacto de Dios con David.

5. Nuevo Pacto de Jesús.

Cada uno de estos pactos tiene un canon que lo rodea. El


canon para el Nuevo Pacto es el Nuevo Testamento entero, pero los
otros cuatro pactos y sus cánones están dentro del Antiguo
Testamento. El siguiente diagrama representa a los pactos como
círculos grises, con un círculo blanco que los rodea, en
representación del canon de ese pacto.
Basados en el tamaño del canon de literatura que rodea cada
pacto, el círculo que rodea el pacto Noético debería ser, incluso, más
pequeño. El pacto Mosaico es realmente muy grande. El pacto
Davídico es un poco más pequeño, mientras que el Nuevo Pacto, el
Pacto de Jesús, tiene el canon más extenso (veintisiete libros).
Si no entendemos que el Antiguo Testamento en realidad
posee cuatro pactos y cánones, no vamos a tener una idea clara de
los eventos que tuvieron lugar y de sus porqué. Por ejemplo, todo lo
que sucede entre Génesis 1 a Éxodo 19, tiene lugar del pacto con
Moisés, que comienza en el Monte Sinaí en Éxodo 20.
Interesantemente, antes de Éxodo 20, Dios nunca les dice lo que le
provocaba ira. La primera vez que Dios les dice lo que le provocaría
ira, aparece en Éxodo 22, y está relacionado a la negligencia hacia
los huérfanos y viudas. Si la gente quería hacer enojar a Dios, esa
era la manera de hacerlo. Antes de eso, Sodoma y Gomorra habían
sido destruidos, y el Diluvio había traído destrucción, pero la Biblia
no menciona la palabra “ira de Dios”. En lugar de eso, en el Diluvio
el corazón de Dios estaba dolido, y en Sodoma y Gomorra, Él
respondió en justicia a los actos horrorosos que le habían llegado de
esas dos ciudades. Pero solo dos capítulos después del
establecimiento de la Ley, la ira de Dios hace su primera aparición.
Esto tiene más sentido cuando leemos en Romanos 4:15, que dice,
“La ley produce ira…”. En otras palabras, la ira de Dios vino con la
Ley. Esto no era parte de los pactos o cánones anteriores, lo que es
de consideración a la hora de entender la trama. Incluso con una
cronología adecuada, vamos a malinterpretar gran parte del Antiguo
Testamento si lo leemos como una sola gran cosa, sin entender las
diferencias entre cada pacto y su canon correspondiente. No están
interconectados, sino que son diferentes pactos, y sus cánones
cuentan diferentes historias de la relación de Dios con la gente.
El problema viene cuando nosotros, creyentes del Nuevo
Pacto, tratamos de aplicar para nosotros mismos aspectos de un
viejo pacto que no fue escrito para nosotros. El libro de Job no tiene
nada que ver con nuestro pacto y canon, y no podemos leer como si
hubiese sido escrito para nosotros. Sí, podemos aprender de él, pero
estamos viviendo un nuevo pacto, con diferentes circunstancias y
una relación diferente con Dios. Por eso, tenemos que entender las
diferencias entre los pactos y cuáles aplican para nosotros hoy. Esto
es, a veces, complicado, por el hecho de que algunas de las
promesas en los cánones de los antiguos pactos están cumplidos en
el Nuevo Pacto.
Leer la Biblia desde la perspectiva de los pactos y sus
cánones cambia completamente nuestra perspectiva. En lugar de
empezar en Génesis 1 y leerlo como una simple historia, nos damos
cuenta de que Génesis 1 y los capítulos que le siguen son parte de un
canon que está contando la historia del pacto de Dios con Noé. Está
dando el contexto mostrando cuán malvado era el mundo, y cuán
necesaria era un Diluvio. Lo mismo aplica para el pacto de Dios con
Abram (Abraham), un hombre de Dios elegido para hacer pacto con
Él. Israel aún no existía, y la gente de ese momento no sabía casi
nada respecto a Dios. Abram creció como un adorador de ídolos,
como sus vecinos, pero Dios lo llamó y comenzó una relación con
él. El despliegue de la historia rodea al pacto.
Luego, años después, encontramos a Moisés y a los israelitas
en esclavitud en Egipto. Dios los llama y crea un pacto
completamente nuevo con la nación, creando un sistema concreto de
alabanza y la Ley. Todas las leyes y las historias son parte del canon
de este pacto. Muchos años después de eso, David aparece en escena
y quiere construir una casa para el Señor. Dios le dice que Él no
habitaría en casas creadas por el ser humano, pero le dice que le
daría a David una casa para establecer un pacto con él y su linaje
sanguíneo. Luego, finalmente, cuando Jesús vino, estableció un
Nuevo Pacto a través de Su muerte y resurrección30.

Cuando se trata de entender la trama de la Biblia, los


cristianos han usado tradicionalmente unos de los tres filtros
analizados en el capítulo 5: dispensacionalismo, teología del pacto, y
teología del nuevo pacto. Pero ninguno de esos filtros funciona. La
Biblia no puede encajar en ninguno de esos tres sistemas. En lugar
de eso, se compone de cinco pactos diferentes y cánones que los
rodean. En los siguientes capítulos, examinaremos cada uno de esos
pactos y sus cánones en mucho más detalle. Mientras los analizamos
en orden cronológico, vamos a ver cómo se conectan, lo que
sucedió, la transición hacia el siguiente pacto, y cómo algunas de las
promesas anteriores se cumplieron.

PREGUNTAS DE REPASO
1. Génesis a Ester, Job a Cantar de los Cantares, Isaías a
Daniel, y Oseas a Malaquías, representan la división actual
de la Biblia dentro de cuatro categorías. ¿Cuáles son?

2. Genesis abarca _________ años, y de Éxodo a Malaquías se


abarcan _______ años. El Nuevo Testamento, no obstante,
abarca ______ años en su totalidad.

PALABRAS CLAVE

Pacto Canon

MATERIAL RELACIONADO

Kenneth Gentry, Before Jerusalem Fell.

Scott Hahn, Kinship by Covenant.

John A. T. Robinson, Re-dating the New Testament.

30 Este sistema de interpretación está tomado, en gran parte, del


libro de Scott Hahn, Kinship by Covenant. Hahn es un académico
católico brillante y muy respetado, y en este libro examina los cinco
pactos y sus cánones. También examina las tres clases de pactos,
porque no todos los cinco pactos son iguales, y el tipo de pacto
marca una diferencia significativa.
CAPÍTULO OCHO

EL PACTO NOÉTICO
Luego de haber establecido un fundamento en los primeros
siete capítulos, comenzaremos a estudiar el texto bíblico. Vamos a
leerlo de una manera diferente a lo que muchos teólogos y
seminarios lo hacen, ya que no vamos a hacer un curso del Antiguo
y Nuevo Testamento, estudiando algunas de las tramas principales.
En lugar de eso, vamos a leer la historia desde la perspectiva de los
cinco pactos y sus cánones, comenzando por el primero: el pacto
Noético.

El pacto con Noé tiene lugar en Génesis 9, pero su canon


comienza en Génesis 1:1 y va hasta el final de Génesis 11. Génesis 1
nos da un resumen de la historia de la Creación, diciéndonos que
todo fue creado en siete días (creándose la humanidad en el día
sexto), y terminando con el descanso del Señor. Luego, en Génesis 2
la historia de la creación de la humanidad se cuenta en mucho más
detalle, incluyendo aspectos del Jardín del Edén. En Génesis 3, se
relata la Caída del hombre. La serpiente engaña a Adán y a Eva, y
desobedecen a Dios. Como resultado, en Génesis 4 son echados
fuera del Jardín, y comenzamos a leer las historias de Caín, Abel, y
Set. Génesis 5 cuenta el linaje de Adán a Noé. Génesis 6 habla
acerca de la maldad del hombre, que llenaba la tierra, y se introduce
a Noé. A éste, Dios le cuenta respecto al futuro Diluvio y le promete
hacer pacto con él. Génesis 7 cuenta el viaje dentro del arca durante
el Diluvio. Génesis 8 encapsula el desembarque y cuenta la historia
de Noé enviando al cuervo y a las palomas. En Génesis 9, como
prometió, Dios hace Su pacto con Noé. Este capítulo también cuenta
la historia de éste emborrachándose. En Génesis 10, se muestra el
linaje de los tres hijos de Noé, Sem, Cam, y Jafet. Génesis 11, relata
la historia de la torre de Babel, y otro linaje desde Sem a Abram.
Este es el fin del canon que rodea al pacto de Noé, y Génesis 12
comienza con la historia de Abram.

El Pacto Noético en Génesis


Génesis 1 Siete días de Creación.
Génesis 2 La creación de la Humanidad en detalle, el Jardín del
Edén.
Génesis 3 La Caída del Hombre.
Génesis 4 Caín y Abel.
Génesis 5 El linaje, desde Adán a Noé.
Génesis 6 Maldad del Hombre, Noé, la promesa del Pacto.
Génesis 7 Dentro del arca.
Génesis 8 Desembarque en tierra.
Génesis 9 Pacto de Dios con Noé, Noé se emborracha.
Génesis 10El linaje de Sem, Cam, y Jafet.
Génesis 11La torre de Babel, el linaje desde Sem a Abram.

En este capítulo, vamos a resaltar algunas de las partes del


pacto con Noé junto con su canon, que nos brindarán un
entendimiento general. Nuestra meta con este libro es entender la
Biblia entera, lo que no significa saber todas las palabras. Vamos a
saltear muchísimo material, pero, al mismo tiempo, vamos a
construir un fundamento para comprender el cuadro entero. Cuando
tengamos eso, seremos capaces de estudiar dentro del cuadro y
descubrir que el texto tiene sentido de una manera en la que no
habíamos entendido anteriormente.

EL JARDÍN DEL EDÉN

Para entender el pacto de Noé apropiadamente, debemos


primeramente mirar al contexto o a la historia que contienen los
primeros ocho capítulos de Génesis. El primer capítulo de Génesis,
nos cuenta la historia de la Creación en siete días; Génesis 2 relata
una versión detallada de la creación de la Humanidad, y nos cuenta
acerca del jardín del Edén, lo que observaremos en mayor detalle:

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso


allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer
de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para
comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el
árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río
para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.
El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la
tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es
bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del
segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de
Cus. Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va
al oriente de Asiría. Y el cuarto río es el Eufrates. (Génesis
2:8-14)

La primera pieza importante de información aquí, es que el


río fluía desde Edén hasta el jardín y luego continuaba. La gente a
veces se refiere a este jardín como el Jardín del Edén, pensando que
Edén era el nombre del mismo. En realidad, Edén era el nombre de
la tierra, y dentro de esa tierra, había un jardín. Entonces, el río fluía
desde Edén hasta dentro del jardín.

El agua del jardín venía desde Edén. Mientras fluía hacia


fuera del jardín, se dividía en cuatro brazos: Pisón, Gihón, Hidekel,
y Eufrates. El siguiente diagrama nos da una vista aérea. El pasaje
no nos dice hacia qué direcciones los ríos fluían, así que están
ubicados arbitrariamente:
Otra manera de describir al jardín sería como un oasis en la
tierra de Edén. Un gran río fluía hacia él, y luego se dividía en
cuatro ríos más pequeños. En el lugar de esta división, una acuosa,
pantanosa, y fértil área se creaba, en donde crecían toda clase de
árboles y cultivos. Este era el jardín. Desde aquí, los ríos se
expandían, el Gihón hacia la tierra de Cus; el Pisón hacia la tierra de
oro, bedelio y ónice; el Hidekel (o Tigris) hacia el oriente de Asia; y
el Eufrates. A través del resto de la Biblia, el Tigris y el Eufrates son
mencionados, pero nunca más oímos del río Pisón o Gihón, y ni
siquiera sabemos dónde se localizaban. Incluso el Tigris y el
Eufrates que se mencionan más adelante en la Escritura, quizás no
tuviesen la misma dirección de antes debido al Diluvio e inundación
que aconteció apenas unos capítulos después.

A menudo, cuando consideramos al Jardín del Edén,


pensamos en él como un concepto teológico, no como un mapa.
Cuando pensamos en un mapa, nos damos cuenta de que Edén
debería haber estado en un lugar más alto que el jardín, que estaba
ligeramente hacia el este del Edén, y que el paisaje debajo del jardín
debería estar muy bien regado. Con esto en mente, el siguiente
diagrama nos mostrará algo muy importante:
El círculo en el medio representa al jardín. Dentro del círculo
hay dos árboles, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del
bien y del mal. A Adán y Eva se les permitió comer del fruto del
primer árbol, pero no del segundo. Hacia el este del jardín, había un
ángel con una espada. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios,
dice en Génesis 3:24, “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al
oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que
se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la
vida.” Dios los envío hacia el este cuando los echó, para que no
pudiesen regresar al jardín. Este detalle direccional nos muestra un
importante patrón que se repite a través de la Escritura:
Cuando, en la Biblia, los humanos van hacia el este, es algo
malo. Cuando se mueven hacia el oeste, es algo bueno, porque se
dirigen hacia la dirección del jardín y eso es algo bueno. Este
simbolismo continúa a través de la Escritura. Por ejemplo:

• Cuando Caín fue echado de la tierra, deambuló en una tierra


llamada Nod, al este de Edén (Ver Génesis 4:16).

• Lot se movió hacia el este y se asentó cerca de Sodoma (Ver


Génesis 13:11).

• Cuando Israel dejó Egipto, en realidad fueron alrededor de


Moab y cruzaron el Jordán yendo de este a oeste. Lo hicieron
así para poder cruzarlo desde el oeste, ya que ir hacia la
Tierra Prometida, era, en esencia, volver al Jardín (Ver Josué
5:1).

• Cuando Israel fue al exilio en Babilonia, muchos años


después, fueron hacia el este.

• Cuando Israel salió del exilio y fue a reconstruir Jerusalén


bajo Nehemías y Esdras, se movieron en dirección al oeste,
yendo en dirección al Jardín.

• Cuando los reyes magos fueron a ver a Jesús de bebé, fueron


de este a oeste (Ver Mateo 2). Fueron hacia el oeste para
encontrar el Jardín y el árbol de la vida en Jesús.

Encontramos otro ejemplo de esto en el campamento de Israel


mientras vivía en el desierto. Donde sea que la luna se movía, el
campamento se levantaba y la seguía. Cuando se detenía, asentaban
un campamento siguiendo un orden específico establecido en
Números 2. El siguiente diagrama muestra el tabernáculo en el
medio del campamento, con tres de las doce tribus (representadas
con las líneas) en cada dirección:
La disposición que el tabernáculo debía tener, decía que el
cuarto hacia el oeste, el Lugar Santísimo, debía contener al arca del
pacto. El cuarto del medio era el lugar intermedio, y el cuarto hacia
el este eran los atrios. De esta manera, el lugar del tabernáculo
mostraba que mientras más al oeste uno fuese, más cerca estaba de
Dios. El sacerdote entraba desde el lado este y avanzaba en
dirección oeste hacia el Lugar Santísimo. Cuando dejaba el
tabernáculo, tenía que hacerlo yendo hacia el este.

De todo esto podemos ver que el Jardín del Edén fue el


símbolo original de la presencia de Dios en la tierra, seguido por el
arca del pacto, Jesús, y ahora cada creyente. Y dentro de este
símbolo tenemos el concepto del este a oeste como una progresión
en dirección a la presencia de Dios.

Mirando al diagrama del campamento de Israel, encontramos


otro hecho interesante. Las tribus hacia el oeste del tabernáculo eran
las más pequeñas, mientas que hacia el este la tribu más alejada del
tabernáculo era la de Judá, que tenía un campamento más grande
que las demás. Las tribus hacia el norte y hacia el sur eran iguales en
tamaño. El resultado era que el campamento tenía forma de cruz,
con la parte de arriba de la misma estando hacia el extremo oeste del
campamento.
Una foto aérea de las doce tribus acampando alrededor de la
presencia de Dios, que más tarde sería Jesús, nos daría una foto de
una cruz. En todo esto podemos ver los llamativos símbolos
incrustados en los detalles del Jardín del Edén. Es importante aclarar
que si seguimos avanzando en la lectura de la Biblia con esto en
mente, nos daremos cuenta de que los pequeños detalles pueden
contener un gran significado que el que originalmente le dábamos.31

CAÍN Y ABEL

Luego del Jardín del Edén, en Génesis 3, llegamos a la


historia de la Caída de la humanidad. Como resultado de la misma,
Adán y Eva tienen que dejar el Jardín y se asientan hacia el este, en
donde tienen dos hijos, Caín y Abel.

En Génesis 4:6-7, el Señor le dice a Caín:

Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y


por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás
enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta;
con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

Como ya hemos mencionado en el capítulo 4, respecto a la


discusión del pecado original, este pasaje crea un gran contraste para
la visión popular del pecado. Aquí, Dios le dice a Caín que el
pecado estaba fuera de él, pero que puede dominarlo, lo que nos
muestra que enseñorearse sobre el pecado es posible. En ese
momento de la historia, nadie había sido jamás asesinado. El pecado
que conocían era haber comido la fruta del jardín. No se habían
movido demasiado de esa realidad, y Dios pone las cosas simples
para Caín: haz lo que es correcto, y serás aceptado. En ese momento,
no existían ni la ley ni los pactos, pero como vemos que Dios le dice
a Caín que haga lo que es correcto, se deja entrever que tenían un
código inherente respecto a lo que estaba bien y a lo que estaba mal.
El asesinato claramente estaba mal.

Algunos todavía se preguntan si, hasta ese momento, Caín


realmente sabía lo que era la muerte, dado que era miembro de la
primer familia de la tierra. No obstante, vemos que Dios mata a un
cordero para vestir a Adán y Eva, por lo que podemos asumir que
ellos continuaron con ese método para vestir a sus hijos; por lo que
el concepto de la muerte en animales, existía. Algunos cristianos
creen que la muerte no existía antes de la Caída, pero lo que Dios le
dice a Adán y Eva: “Cuando coman del fruto de este árbol, de
cierto morirán”, no quiere decir que la muerte existía. De hecho, la
ecología básica y biología muestran que este mundo necesita del
ciclo de la vida y la muerte de plantas y animales para funcionar.
Incluso el hecho de comer una panta es una forma de muerte para la
misma, así que el ciclo de la vida en el jardín incluía la muerte de
animales y plantas, pero la humanidad estaba exenta de este ciclo
hasta la Caída. Originalmente, teníamos una única forma de vida,
diferente del resto de la creación, que estaba libre de la muerte, pero
Adán y Eva renunciaron a ese privilegio cuando eligieron pecar.

Como sea, la decisión de pecar no hizo a la descendencia


inherentemente pecaminosa (como la doctrina del pecado original
enseña). Esta es la razón por la que Dios le dice a Caín que él tenía
que elegir si elegía pecar o no. Muchos teólogos usan Romanos 5:12
como base para apoyar la idea del pecado original. El mismo dice:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre


(Adán), y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a
todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Adán pecó, y a través del pecado, la muerte entró al mundo,


que fue heredada a toda la humanidad. Todos después de Adán
tienen muerte por causa del pecado de Adán. No obstante, el
siguiente versículo nos da un detalle muy importante:

Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde


no hay ley, no se inculpa de pecado. (Romanos 5:13)

La Ley es el antiguo pacto o el pacto mosaico. En Romanos


5, Pablo estaba señalando al pasado, para decir que el pecado estaba
en el mundo desde antes del pacto mosaico. Históricamente, hubo
2847 años desde Adán hasta el éxodo de Egipto, cuando los
israelitas recibieron la Ley. Esto es casi 3000 años sin la Ley. Es un
tiempo muy largo, comparado con los 1300 años de duración que
tuvo el pacto mosaico. El pasaje continúa:

No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun


en los que no pecaron a la manera de la transgresión de
Adán, el cual es figura del que había de venir. (Romanos
5:14)

En otras palabras, a pesar de que la Ley no existía, la muerte


aún reinaba incluso sobre aquellos que no habían pecado al no
romper ningún mandamiento. En ese momento, no había
mandamientos, así que no había pecado por el cual ser inculpado.
Luego Pablo hace un salto de mil años en el tiempo, y se refiere a la
muerte y resurrección de Jesús, y compara a Jesús con Adán:

Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la


transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron
mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por
la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don no sucede
como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente
el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación,
pero el don vino a causa de muchas transgresiones para
justificación. (Romanos 5:15-16)

De la misma manera que Adán causó que todos después de él


recibieran la muerte, Jesús vino a distribuir gracia sobreabundante
para muchos. El don de la gracia en Jesús triunfó sobre la maldición
del pecado, que vino a través de Adán. La condenación vino después
del pecado, pero el don fue capaz de anular el impacto de millones
de pecados sobre el curso de miles de años en la historia. Pablo
termina con esta triunfante declaración:

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte,


mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los
que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia. (Romanos 5:17)

A través de Adán, a la muerte le fue dada el poder para


reinar, pero a través de Cristo, recibimos el regalo de la justicia y la
habilidad para reinar en vida. ¡Qué verdad más maravillosa!

Romanos 5 contiene un detalle importante que a menudo es


leído para apoyar la idea del pecado original, pero que en realidad
significa justamente lo contrario. El concepto del pecado original
dice que el pecado es pasado al ser humano desde la concepción,
como un linaje sanguíneo, como el siguiente diagrama muestra:
Pero, Romanos 5 nos muestra una imagen muy diferente:
El versículo 12 nos dice que el pecado entró al mundo a
través de un hombre. Entró al mundo, no a la familia mundial o al
linaje sanguíneo de la humanidad. En lugar de eso, literalmente
entró en la creación. En el diagrama anterior, se muestra que los
humanos están colocados sobre la tierra, mostrando el mandato a
enseñorearse sobre el planeta que habían recibido del Señor. Los
humanos eran, literalmente, los guardianes del planeta tierra, y
podían elegir si dejaban que el pecado entrase en la atmósfera o
mantenerlo afuera. Cuando pecaron, invitaron a la muerte al mundo.
Como guardianes, Adán y Eva permitieron que el pecado entrase al
mundo, lo que trajo muerte. De esta manera, “la muerte pasó a
todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Este siguiente
diagrama muestra a Adán permitiendo el pecado entrar en la
atmósfera del mundo:
Por causa de la elección de Adán, cada persona, en algún
momento de su vida, elegirá voluntariamente rebelarse contra Dios,
y pecar. El momento en la historia de cada persona es cuando el
pecado entra en la vida de la misma. No entra al nacer, sino como
elección voluntaria de rebelarse como Adán. Esta es la imagen que
Romanos 5 muestra. Adán, como soberano sobre la creación, abrió
la puerta y le dio el permiso al pecado para dominar la tierra,
trayendo con él, a la muerte. Ahora el pecado está en la atmósfera, y
como resultado, la gente crece y eventualmente elige pecar. Abren la
puerta como Caín lo hizo.32

La teoría del sacrificio es un tema muy amplio y complejo


que no podemos desarrollar aquí (pero que examinaremos
detalladamente en los capítulos 14 y 15). En resumen, por los
primeros mil años de cristianismo, la mayor parte de los cristianos
tenía un solo punto de vista respecto al sacrificio, llamado Christus
Victor. Esta perspectiva establece que a Adán y Eva les fueron
dadas las llaves para reinar sobre el planeta tierra, para sojuzgarla,
llenarla, y multiplicarla. Cuando cayeron en tentación, les dieron las
llaves (su autoridad) al diablo. El diablo luego reinó bajo el poder
del pecado y de la muerte hasta que Jesús vino como hombre, como
el “nuevo Adán”, para vivir como un segundo Adán y recuperar las
llaves bajo el dominio de la muerte y del diablo, y que estaban en el
Hades. Entonces, Cristo es victorioso (Christus Victor). Hoy en día,
hay muchas perspectivas respecto al sacrificio. El concepto
desarrollado anteriormente, de Adán sobre la tierra permitiendo que
el pecado entre a la atmósfera, se alinea con la perspectiva Christus
Victor del sacrificio o expiación.

Luego de la historia de Caín y Abel en Génesis 4,


encontramos la breve historia del descendiente de Caín, Lamec. La
Biblia no nos dice mucho acerca de él, pero nos dice que “Lamec
tomo para sí dos mujeres…” (Génesis 4:19). Esta es la primera vez
que la poligamia es mencionada en la Biblia. La tentación en el
Jardín y la pelea entre Caín y Abel fueron inspirados por la envidia,
pero aquí la tentación sexual, en forma de poligamia, aparece por
primera vez. Un par de versículos después, la Escritura dice:
“Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz;
mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré
por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será
vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.”
(Génesis 4:23-24)

Lamec, como se describe a sí mismo, poseía un gran nivel de


amargura y de enojo. ¡Había matado a alguien por haberlo herido!
Eso es extremo. Lo que vemos aquí es una conexión entre la
amargura y la poligamia. Jesús también se refiere a esto en los
evangelios, cuando les dice a los judíos que Moisés había dado el
permiso de divorciarse por causa de la dureza (amargura) del
corazón (Ver Mateo 19:8). Esta es una buena imagen de por qué los
divorcios suceden. Si ambos tienen corazones suaves serán capaces
de trabajar con sus problemas, pero si uno o ambos tienen corazones
endurecidos, será imposible arreglar el matrimonio. Similarmente,
Lamec estaba extremadamente amargado y enojado, y también fue
la primer persona en tener dos esposas. Por causa de la dureza de su
corazón, una mujer no era suficiente para satisfacerlo. Esta es una
pieza significativa en el problema del pecado sexual. Cuando las
personas retienen amargura y enojo y permiten que sus corazones se
endurezcan, tienen tendencia a necesitar más de una esposa. En
tiempos modernos, esto suele traducirse en tener amantes o volverse
adictos a la pornografía.

EL LINAJE, DE ADÁN A NOÉ

Cuando la mayoría de las personas llega a Génesis 5, la


primer genealogía de la Biblia, suelen pasar de largo hasta el
siguiente capítulo. Allí, se escribe la genealogía de Adán. Uno de los
más famosos miembros del linaje de Adán fue Enoc, quien caminó
con el Señor. Génesis 5:22-24 dice:

Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a


Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y
fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco
años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque
le llevó Dios.
La gente generalmente entiende esto como un rapto de una
persona, en donde Enoc fue llevado directamente al cielo sin
experimentar la muerte. Un hecho importante a destacar de Enoc es
que caminó con Dios pero también tuvo hijos e hijas. En otras
palabras, no era un místico ermitaño viviendo en una cueva. Era un
hombre casado y tenía una familia mientras caminó fielmente al
lado del Señor por trescientos años. Como un padre de familia, se
encomendó tan profundamente al Señor que fue trasladado en el
espíritu y simplemente no se cuenta más. Esto contradice las ideas
místicas que muchas personas tienen, que para ser verdaderamente
santo uno no debe tener una vida normal, debe mantener una cierta
dieta mística, y vivir en reclusión. Pero Enoc, uno de nuestros más
grandes ejemplos de una persona en santidad, era claramente un
padre de familia viviendo en el medio de su cultura, pero aun así
caminaba íntimamente con Dios.

Como sea, hay más en esta genealogía que una simple lista
de nombres. Lo que muchos pasan por alto, por causa de nuestra
cultura y lenguaje moderno, es la significancia de los nombres
enlistados en la misma. El capítulo 5 nombra a los siguientes
individuos: Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc,
Matusalén, Lamec, y Noé. Si miramos los significados de estos
nombres en orden, encontraremos un mensaje secreto:

Adán: Hombre
Set: Determinación
Enós: Mortal
Cainán: Pena
Mahalaleel: El bendito Dios
Jared: Descender
Enoc: Enseñanza
Matusalén: Su muerte traerá
Lamec: Fatigado
Noé: Descanso

En conjunto, dice: “El hombre determinó mortal pena. El


bendito Dios descenderá con enseñanza. Su muerte traerá al fatigado
descanso”. Esto es una profecía mesiánica. Cuando los hebreos leen
este mensaje en la Torá ven este mensaje profético, porque leen el
hebreo original y entienden la importancia detrás del significado de
los significados de los nombres.33

Es interesante meditar en qué debieron haber pensado los


hombres acerca de esta genealogía mientras iba avanzando.
Obviamente, no podían ver la imagen más grande, como lo hacemos
nosotros, pero quizás hayan notado el significado de los comienzos
del mensaje. Matusalén, quien fue la persona más anciana de la que
haya registro en la historia, vivió 969 años. Su nombre significa “Su
muerte traerá”. Además del significado mesiánico, que Matusalén
no conocía, su nombre también profetizaba un evento mucho más
próximo. Quizás la mayor parte de su vida Matusalén se haya
preguntado qué era lo que su muerte traería, y luego, en el mismo
año que murió, el Señor cerró la puerta del arca de Noé. Noé nació
muchas generaciones después que Matusalén, pero como éste vivió
tanto tiempo, aún estaba vivo durante los años que Noé estuvo
construyendo el arca. Uno se pregunta si él conectó los puntos y
creyó lo que Noé dijo respecto a una futura inundación. Quizás Noé
también haya notado la importancia del significado del nombre de
Matusalén y se haya preguntado si la muerte de éste se alinearía con
la inundación que Dios le dijo que estaba por venir.

EL DILUVIO

Génesis 6, que cuenta la historia de Noé, comienza con este


muy interesante pasaje:

Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre


para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus
días ciento veinte años. (Génesis 6:3)

Mucha gente usa este pasaje para definir lo que llaman como
“la edad del hombre”, y dicen que después del Diluvio, Dios limitó
la vida de los seres humanos a 120 años. Como sea, esto no es en lo
absoluto lo que Dios estaba diciendo. Sabemos esto porque luego
del Diluvio cada individuo enlistado en la genealogía entre Noé y
Abram en Génesis 11 vivió más de 120 años. En lugar de eso, Dios
estaba declarando el tiempo que quedaba hasta la inundación,
cuando Él destruiría a los humanos que vivían en ese tiempo, para
comenzar de nuevo con la familia de Noé. Él estaba diciendo,
“serán sus días (hasta que los mate), ciento veinte años”. Podemos
ver que esto es verdad basándonos en la edad de Noé, el tiempo del
Diluvio, el momento en el que recibió la orden de construir, y
cuánto tiempo le llevó construir el arca.34

El punto al comienzo de los versículos de Génesis 6 es que


Dios estaba dolido con la humanidad. Era tiempo de un cambio.

Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y


le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz
de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre
hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me
arrepiento de haberlos hecho. Pero Noé halló gracia ante
los ojos de Jehová. (Génesis 6:6-8)

En otras palabras, Dios se estaba diciendo a sí mismo, “Esto no está


yendo como debería. Esta gente está siendo completa e
increíblemente malvada los unos con los otros y con este planeta que
creé, y me arrepiento de esto”. Su corazón estaba “dolido” o “con
mucho dolor” (DHH). Lo que estamos viendo aquí es, en la historia
del Diluvio, una imagen de lo que estaba pasando, desde la
perspectiva de Dios. El Diluvio no había sido motivado por un
furioso, enojado e iracundo Dios. Había sido motivado por el dolor
de Dios al ver cuán malvada la gente se había transformado y se dio
cuenta de que debía ponerle un fin a eso. La gente a veces lee
historias de Génesis, como el Diluvio, la Torre de Babel, y Sodoma
y Gomorra a través de los lentes del antiguo pacto (pacto mosaico).
Ven estos eventos como un acto de la ira de Dios, pero esa es una
interpretación errada, como lo deja en claro Génesis 6:6-8. Como se
mencionó previamente, la ira de Dios ni siquiera se menciona en la
Biblia hasta la instauración del pacto mosaico. La historia del
Diluvio no es producto de la ira de Dios, sino de Su gran dolor ante
la increíble maldad humana. Como resultado, Dios decidió limpiar
la tierra y comenzar de nuevo con Noé, quien había hallado favor
ante Sus ojos.

Así que Dios le reveló Su plan a Noé:


Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú,
tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de
todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás
en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra
serán. De las aves según su especie, y de las bestias según su
especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de
cada especie entrarán contigo, para que tengan vida. Y toma
contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y
servirá de sustento para ti y para ellos. Y lo hizo así Noé;
hizo conforme a todo lo que Dios le mandó. (Génesis 6:18-
22)

Esta es la primera vez que oímos del pacto, y no se menciona


otra vez hasta que Dios establece Su pacto con Noé en Génesis 9:9.
Mientras tanto, en Génesis 7-8, Noé construye y entra al arca, y el
Diluvio viene y destruye todo lo que está fuera del arca. Luego de
cuarenta días y noches, la lluvia termina, y eventualmente Noé, su
familia y los animales pueden salir del arca y caminar en la nueva
tierra.

Hay mucha discusión respecto a en dónde en realidad ocurrió


el Diluvio. Algunos teólogos dicen que fue una inundación local que
mató todo en una gran región del Medioeste. La gente de esa época
no se había desperdigado mucho más lejos del Jardín del Edén, así
que una inundación mundial no era necesaria para barrer con toda la
humanidad.35 Aquellos que se aferran a esta posición, dicen que el
lenguaje original indica más bien una región local de tierra, no el
mundo entero (no muy diferente de lo que sucede con la palabra
usada en Mateo 24:15, que ya hemos discutido previamente)36. La
otra posición dice que hubo una inundación a nivel mundial, y se
basan en la evidencia fósil que dan prueba de una inundación de este
tipo. Geológicamente, están las evidencias para hablar de una
inundación mundial. Esta postura también dice que hubo un solo
continente, Pangea, que luego se dividió en todos los demás
continentes, explicando así lo que la Biblia dice, que “fueron rotas
todas las fuentes del abismo” (Génesis 7:11)37. Mucha gente se
debate en estas posiciones, pero ninguna es plausible. Claramente,
todos fuera del arca murieron, y ese es el punto que nos interesa.
Luego, si las aguas se extendieron por todo el mundo o solo en una
determinada zona geográfica, es debatible.

También, otro resultado importante del Diluvio es la


desaparición del Jardín del Edén. Hasta la inundación, el Jardín del
Edén aún permanecía, custodiado por un ángel, pero luego del
Diluvio, desapareció. Los cuatro ríos que fluían desde el jardín, o
desaparecieron o tuvieron un nuevo cauce. Dos de los ríos, el Tigris
y el Eufrates, se mencionan nuevamente en la Biblia, pero es
probable que no estuviesen localizados en el lugar de los ríos
originales por causa del impacto masivo del Diluvio en la geografía.

EL PACTO CON NOÉ

En Génesis 9, luego de que Noé y su familia salen del arca,


Dios cumple su promesa de hacer pacto con él. Comenzó con una
orden, “…Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.” (Génesis
9:1). Esto se parece mucho a Génesis 1:28, en donde Dios les da un
mandato similar a Adán y Eva. La diferencia es que, mientras en
ambos mandamientos menciona el fructificarse y el llenar la tierra,
esta vez no le da a Noé el mandato de sojuzgar la tierra, como les
había dicho a Adán y Eva. Esto se debe a que Adán ya había
entregado la autoridad de la humanidad de reinar sobre la tierra. La
muerte ya estaba reinando sobre la atmósfera, y la victoria de Jesús
aún no se había manifestado. Noé no tenía la autoridad que tenía
Adán. Simplemente se le ordenó llenar la tierra, no sojuzgarla, como
debía hacer el primero. El pacto que Dios hace con Noé era una
promesa de nunca jamás volver a destruir la tierra para comenzar
nuevamente:

He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con


vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser
viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia
de la tierra que está con vosotros, desde todos los que
salieron del arca hasta todo animal de la tierra. Estableceré
mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne
con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la
tierra. (Génesis 9:9-11)
Para entender el impacto de este pacto, tenemos que
considerar lo que Noé y su familia acababan de experimentar. Nunca
antes en la historia de la tierra había llovido, pero por cuarenta días
y cuarenta noches no había cesado de llover, y todos el mundo,
excepto ellos, se había ahogado en la inundación que había causado
el Diluvio. Imagina el miedo con el que el corazón de Noé se llenó
cada vez que comenzaba a llover, luego de haber vivido el Diluvio.
Mientras todos sus amigos y familia extendida estaban muriendo, la
familia de Noé estaba encerrada en el arca con un gran número de
animales, tratando de alimentarlos y tranquilizarlos. El estrés de esa
situación, junto con el desconocimiento de lo que habría de pasar,
debió haber sido inimaginable. Además, cuando todos se bajaron del
arca y pisaron la tierra seca, el paisaje de la tierra había cambiado
significativamente, y todo lo que conocían se había ido. Es difícil
para nosotros imaginar esta clase de trauma en sus vidas. No hay
dudas de por qué Noé construyó un viñedo y se emborrachó (Ver
Génesis 9:20-21). Habían pasado por un momento muy difícil, y el
pacto de Dios con ellos y con la nueva tierra mencionaba el trauma
que acababan de experimentar. “Nunca más”, dijo Dios, “haré lo
mismo.” Esta no solo es una gran promesa para la humanidad, sino
también un gran consuelo para el corazón de Noé. No debía
preocuparse cada vez que lloviese. No debía construir otro arca
jamás. Esta promesa fue esencial para la habilidad de la familia de
Noé de cumplir el mandato de Dios de fructificarse. Solo cuando se
sintiesen seguros serían capaces de asentarse y comenzar a tener
niños. El pacto les permitió comenzar de vuelta.

La señal del pacto fue el arcoíris. Cuando Noé y su familia lo


veían, recordaban la promesa de Dios de nunca jamás enviar otra
inundación para destruir la tierra. Esto implicaba que, en el futuro,
Dios trataría con la maldad humana de una manera diferente, como
profetizó en la genealogía de Génesis 5.

Luego de que Dios hace Su pacto con Noé, leemos que éste
construye un viñedo y se emborracha. Mientras estaba ebrio y
desnudo en su tienda, su hijo Cam lo ve y les dice a sus hermanos,
aparentemente para burlarse de su padre. Pero los otros dos
hermanos, Sem y Jafet, encuentran una capa y la colocan en la
espalda de su padre para cubrirlo de manera honorable. Cuando Noé
se despierta y descubre lo que pasó, maldice a Cam, pero bendice a
Sem y Jafet.

Y dijo: Maldito sea Canaán (Cam); siervo de siervos será a


sus hermanos. Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea
Sem, y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y
habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo.
(Génesis 9:25-27)

Los descendientes de Cam fueron conocidos como los


cananitas, quienes luego se convirtieron en enemigos de Israel. Sem
fue el ancestro de Abram, quien fue el padre de la nación de Israel.
De él, deriva la palabra Semita, que se refiere al grupo de personas
descendientes de la zona del sudoeste de Asia, incluyendo árabes y
judíos. Estos son los descendientes de Sem. Cuando sus
descendientes en la nación de Israel entraron a la Tierra Prometida,
pelearon contra los descendientes de Cam y tomaron la tierra que
éstos habitaban. En otras palabras, la profecía de Noé se cumplió.

En Génesis 10 encontramos la genealogía de los tres hijos de


Noé mientras sus descendientes se esparcían alrededor de la tierra.

LA TORRE DE BABEL

Génesis 11 es el capítulo final del canon del pacto noético.


En él, encontramos la historia de la misteriosa Torre de Babel. La
historia comienza con un grupo de gente yendo hacia el este, que es
un simbolismo de apartarse de Dios. Esta es la primer pista para
pensar que lo que va a acontecer será problemático. La segunda, es
que esta gente establece un plan para ir a Sinar, lo que nos dice
quiénes son: descendientes de Cam, quien había sido maldecido por
Noé: “Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en
la tierra de Sinar.” (Genesis 10:10). Habían sido maldecidos por
Noé, quien tenía una relación con Dios, así que marcharon hacia el
este para construir algo como rebelión en contra de Dios. El texto
continúa:

Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y


cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de
piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue
al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos
esparcidos sobre la faz de toda la tierra. (Génesis 11:3-4)

Esto nos dice tres cosas muy importantes: primero, esta


gente no quería esparcirse sobre la faz de la tierra, justo lo contrario
del mandato de Dios a Adán y Eva, que luego también les dio a Noé
y sus hijos. Segundo, esto también significa que querían convertirse
en una nación poderosa con grandes ejércitos con la habilidad de
oprimir a las personas. Tercero, construyeron una torre con el fin de
alcanzar el cielo. Debido a la manera en la que está redactado,
algunas personas leen este versículo y se imaginan un edificio muy
alto que llegó a tocar al cielo, de manera tal que incomodó a Dios.
Claramente, esto no pudo ser así porque ninguna torre podría ser
jamás tan alta como para incomodar a Dios. Una mejor manera de
traducir esta frase sería, “una torre para honrar al cielo”. En otras
palabras, estaban construyendo un templo de culto a la astrología, o
a algún tipo de creación. Este tipo de edificios antiguos eran
llamados zigurats, y eran de construcción común en el mundo
antiguo. Este fue el primero de esta clase. El zigurat más elaborado
de la historia estaba localizado en Babilonia, que fue el nombre
posterior para el lugar conocido aquí como Babel. En otras palabras,
era la misma locación, y la torre estaba específicamente conectada
con el culto a la astrología y al ocultismo.

También, es importante notar aquí el nivel de habilidad y de


inteligencia que la gente tenía. Habían inventado ladrillos, algunos
de los cuales quizás sigan estando de pie en las ruinas del zigurat de
Babilonia. Esto fue solo un par de generaciones después del Diluvio,
pero las personas ya habían desarrollado esta habilidad increíble
para la construcción. El punto aquí es que esta gente no era menos
inteligente que nosotros: habían unificado el lenguaje y fueron
capaces de organizarse para construir una torre enorme con
materiales que acababan de inventar. Desde el comienzo, la raza
humana ha sido increíblemente creativa e inteligente. No hemos
cambiado de seres humanos menos inteligentes a más inteligentes,
porque desde el comienzo hemos sido creados a imagen de Dios. En
esta instancia, la gente estaba usando sus propias habilidades para
exaltarse a sí mismos. No obstante, el versículo 5 nos dice, “Y
descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los
hijos de los hombres.” Esta idea suena extraña, pero está expresada
de esta manera para mostrarnos algo: no importa cuán grande o cuán
magnífica la torre era, aún así estaba tan lejos de Dios que Él tuvo
que “descender” para verla. De la misma manera en la que Adán y
Eva trataron de engrandecerse sin Dios, los descendientes de Cam
estaban tratando de construir un imperio alejados de Él. Como
veremos en el siguiente capítulo, las acciones de estas personas
estaban contrastadas con Abram, a quien Dios le prometió: “Y haré
de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre,
y serás de bendición.” (Génesis 12:2). Por causa de que el poder de
Abram venía de Dios, sería de bendición. Por el contrario, los
constructores de la Torre de Babel intentaron usar su propio poder
para engrandecerse. Si Dios hubiese permitido que Babel se hiciese
un nombre grande para sí misma, no hubiese sido de bendición para
la tierra. Así que después de confundir a los constructores de Babel,
Dios hizo algo diferente llamando a Abram diciéndole,
“engrandeceré tu nombre.”

En respuesta al intento de la gente de crear su propio


imperio, Dios confunde su lenguaje y provoca que se esparzan por
toda la tierra:

Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen


un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará
desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues,
descendamos, y confundamos allí su lengua, para que
ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció
Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de
edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella
Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la
tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
(Génesis 11:6-9)

El texto dice que Babel indica confusión; pero también


tienen un significado literal en hebreo: Babel se compone de dos
palabras, bab, que significa “puerta” y el, que significa “Dios”. Por
lo tanto, Babel significa “puerta de Dios”. La gente estaba tratando
de construir un zigurat, que serviría como una puerta entre el cielo y
la tierra. Los historiadores creen que el uso práctico de los zigurats
era establecer una plataforma en las alturas, en donde se creía que el
dios de la ciudad descendería del cielo, aterrizaría en la plataforma,
y le hablaría al sacerdote. El zigurat era, literalmente, entendido
como una puerta entre los dioses de los cielos y la tierra.38 De esta
manera, la torre era una copia burda del Jardín del Edén, en donde el
cielo y la tierra originalmente se encontraban el uno al otro. Dios
descendía y caminaba con Adán y Eva allí. Ahora, la gente estaba
tratando de replicar un lugar de encuentro entre el cielo y la tierra,
pero en sus propios términos y con sus propios dioses. A pesar de
que la gente de Babel intentó que la torre sea “la torre de la puerta
de dios”, Dios la renombró y la llamó, “la torre de la confusión”.
Luego, en Génesis 28, cuando Dios desciende y se encuentra con
Jacob, Éste no le muestra la puerta de Dios (Babel), sino la casa de
Dios (Betel). Esto nos muestra la diferencia entre el dios de Babel,
con un gran templo y rituales meticulosos, y el Dios de Betel, quien
simplemente encontró a un humano en un lugar desconocido,
cuando Jacob ni siquiera lo estaba buscando.

La respuesta de Dios para Babel, fue confusión. Pero, un día


en un distante futuro, Él revertiría lo que había pasado en Babel.
Esto fue profetizado en Sofonías 3:9-10:

En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos la pureza de


labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para
que le sirvan de común consentimiento. De la región más
allá de los ríos de Etiopía me suplicarán; la hija de mis
esparcidos traerá mi ofrenda.

Esta profecía se cumplió en Hechos 2:6-12, en el día de


Pentecostés:

Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban


confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia
lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad,
¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les
oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que
hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos
en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en
Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de
África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto
judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar
en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos
atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere
decir esto?

En el plano natural, en la Torre de Babel, Dios esparció a la


gente hacia muchas naciones, tribus, subculturas, y lenguajes; pero
lo que Sofonías profetizó, y lo que sucedió dentro del nuevo pacto,
es que Dios los volvió a juntar. A través del don de lenguas, Él
atrajo a la gente de vuelta en el Espíritu. Esto no significa que todos
hablamos todos los lenguajes, pero el lenguaje espiritual del amor
que nos ha sido dado, cruza todas las barreras idiomáticas de la
tierra. El don de lenguas es un vistazo de la reversión completa de la
confusión que trajo la Torre de Babel, que sucederá en el cielo. En
Génesis 11:6, Dios notó el poder de hablar un solo lenguaje,
diciendo, “nada les hará desistir de lo que han pensado hacer”.
Esto, también, fue restaurado en Pentecostés, y en el nuevo pacto
Dios declaró que nada sería imposible para la gente en Su Reino
(Ver Mateo 17:20). El poder que Dios le quitó a la gente de Babel,
nos ha sido entregado a nosotros gratuitamente.

PREGUNTAS DE REPASO

1. El río fluía desde la Tierra de ____________ hasta el Jardín,


y luego continuó desde allí.

2. Moverse hacia el este es algo _____________; cuando la


gente iba hacia el oeste era algo _____________, porque en
esencia estaban volviendo hacia el
__________________________

3. ¿Qué forma tiene una imagen aérea de las doce tribus


acampando alrededor del Tabernáculo?

4. ¿Cuál es el nombre de la perspectiva que dice que a Adán y


Eva les había sido entregada autoridad, y que se la dieron a
la serpiente hasta que Jesús vino como hombre y recuperó
las llaves?

5. ¿Quién tenía un gran nivel de amargura, que estaba


relacionada con su poligamia?

6. En la genealogía de Génesis 5, si escribes el significado de


los nombres de Adán a Noé, ¿qué oración se forma, que
comienza con la palabra hombre y termina con la palabra
descanso?

7. En Génesis 6, Dios no estaba limitando la vida humana a 120


años, sino que estaba diciendo que quedaban 120 años para,
¿qué evento?

8. ¿Qué evento en Hechos 2 fue lo contrario de lo que sucedió


en Génesis 11?

PALABRAS CLAVE

Christus Victor Zigurats

MATERIAL RELACIONADO

Kevin Conner, The Tabernacle of Moses: The Riches of


Redemption’s Story as Revealed in the Tabernacle.

Kevin Conner, The Tabernacle of David: The Presence of God as


Experienced in the Tabernacle.

Kevin Conner, The Temple of Solomon: The Glory of God as


Displayed Through the Temple.

Harold Eberle, Precious in His Sight: A Fresh Look at The Nature of


Man.
31 Un excelente recurso en este tema son los materiales del autor
Kevin Conner, quien ha escrito una serie de libros basados en el
tabernáculo de Moisés, el tabernáculo de David, y el templo de
Salomón.
32 El libro de Harold Eberle, Precious In His Sight: A Fresh Look at
the Nature of Man, provee una buena discusión de la conexión entre
Romanos 5, la creación, y la doctrina del pecado original.
33 Tomado de Chuck Missler, en “Meanings of the Names in
Genesis 5”. Missler, de la iglesia Koinonia Chapel, ha hecho un gran
trabajo en la investigación de los nombres del Antiguo Testamento y
su significado según las raíces originales.
34 Noé se tomó menos de ochenta años, no ciento veinte años, para
construir el arca. Sabemos esto porque el texto dice que Noé
concibió tres hijos cuando tenía 500, y también dice que tenía 600
años cuando entró al arca. Cuando Dios le ordena a Noé construir el
arca, incluyó a sus hijos y a las esposas de sus hijos, lo que significa
que al comienzo de la construcción todos sus hijos debían ser
suficientemente mayores como para estar casados. Por eso podemos
decir que, como mínimo, cuando Noé comenzó a construir el arca
tenía 520 y concluyó cuando tenía 600.
35 Collins, “Yes, Noah’s Flood May Have Happened”
36 Concordancia Exhaustiva Strong, Hebreo #776
37 “Pangea in the Bible?”
38
Hamblin y Peterson, “Ziggurats are temple platforms of ancient
Mesopotamia” (Los zigurats son tamplos y plataformas de la
Mesopotamia antigua); Alemán, “Ziggurat of Ur”
CAPÍTULO NUEVE

EL PACTO ABRAHÁMICO
El pacto abrahámico es el segundo de los cinco pactos
mayores de la Biblia. El pacto con Abraham y su canon es mucho
más extenso que el pacto anterior y, por lo tanto, contiene más
material que el pacto noético. Está contenido primariamente en
Génesis 15-25, pero en realidad se extiende hasta Génesis 50.
Incluso solo el resumen de los capítulos 15 al 25 ocuparía mucho
más espacio del que se dispone para este capítulo; y es por eso que
solamente vamos a resaltar las partes clave y lo esencial para
entender este pacto en rasgos generales.

El pacto con Abraham es significativo para el nuevo pacto y


mencionado a menudo en el Nuevo Testamento. No obstante,
nuestro objetivo aquí es analizarlo aisladamente, quitando nuestro
lente de personas viviendo miles de años después bajo en nuevo
pacto. En el capítulo 13, examinaremos el pacto abrahámico dentro
del Nuevo Testamento, pero para nuestros propósitos aquí
trataremos de analizarlo como lo hubiese hecho Abram, dentro de lo
posible.

EL VIAJE COMIENZA

El pacto comienza con la historia de Abram y su esposa


Sarai, que se relata inmediatamente después de la historia de la
Torre de Babel, y la genealogía de Sem hasta Abram. En Génesis
12, Dios le dice a Abram que deje la casa de su padre porque le
daría una gran bendición:

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu


parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te
mostraré; y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los
que bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra. (Génesis 12:1-
3)

Esencialmente, Dios llamó a Abram y le prometió


engrandecer su nombre incluso cuando no era algo que Abram
estuviese buscando; fue algo que el Señor simplemente le dio. A
veces pensamos en Abram como el padre de la fe, pero en realidad
él no fue llamado por Dios para empezar una nueva religión. En
lugar de eso, fue llamado para comenzar una nueva nación, la misma
que eventualmente se convertiría en Israel. Es fácil olvidar esto si
leemos con el lente del nuevo pacto, pero Abram entendió este
llamado simplemente como una comisión para comenzar una nueva
nación. Sabía que Dios había prometido bendecirlo, engrandecer su
nombre, hacer grande a esta nueva nación, y bendecir a toda la tierra
a través de él. Abram no entendió este llamado como Dios
separándolo del resto de las personas para crear una nueva religión.
Si no entendemos esto, partes de la historia de Abram no van a tener
sentido. De la misma manera, no podemos leer eventos de su vida a
través del lente del pacto mosaico, porque el pacto y La Ley aún no
existían. Como Noé, todo lo que Abram tenía era la conciencia.

Cuando Abram y Sarai se fueron de la casa del padre de


Abram, se llevaron a su sobrino Lot, como así también a sus
sirvientes y bienes. Uno de los primeros lugares en los que se
detuvieron fue cerca de Betel, en donde Abram construyó un altar a
Dios. Como hemos discutido en el capítulo anterior, Betel es “la
casa de Dios” (en contraste con Babel, “la puerta de Dios”). Betel, la
casa de Dios, se menciona una y otra vez en Génesis.

Cerca del final del capítulo 12, leemos de la gran hambruna


que causó que Abram lleve a su familia a Egipto. Aquí es importante
ubicar la historia de Abram en la línea de tiempo. Las personas a
menudo imaginan que las pirámides de Egipto fueron construidas
por los esclavos hebreos durante los cuatrocientos años de
cautiverio. No obstante, la historia indica que las pirámides habían
sido construidas 500 años antes de que Abram arribe a Egipto.
Cuando Abram y Sarai entraron a Egipto, algunos eventos
interesantes tomaron lugar:

Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a


Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de
hermoso aspecto; y cuando te vean los egipcios, dirán: Su
mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.
Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien
por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. (Génesis
12:11-13)

Por causa de su inseguridad, Abram tuvo miedo de que los


egipcios lo matasen para tomar a su esposa, así que pensó en esta
mentira. Como resultado, Faraón, creyendo que Sarai era la hermana
de Abram, la llevó a su palacio para que fuese parte de su harén. No
obstante, la Escritura sigue diciendo: “Mas Jehová hirió a Faraón y
a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.”
(Génesis 12:17). Al final, Abram y Sara se van de Egipto. Incluso
cuando Abram había mentido, Dios protegió a su esposa a través de
las plagas que le envió a Faraón. Esto no quiere decir que la mentira
estuvo bien, pero el punto es que Abram no tenía un mandamiento
que le dijese que mentir estaba mal. En lugar de eso, como Pablo
escribió en Romanos 1, antes de La Ley Dios lidiaba con las
personas de acuerdo a su conciencia. Como la conciencia de Abram
estaba llena de miedo, pensó que la respuesta correcta para esta
situación era engañar a los egipcios.

En el próximo capítulo, Génesis 13, Abram y su sobrino Lot


se separan porque ya no tenían espacio suficiente para todas sus
posesiones. Lot eligió ir hacia el este, en dirección a Sodoma. En
este momento, Sodoma no era como la malvada Sodoma que Dios
luego destruyó, pero como sabemos que ir hacia el este simboliza
apartarse de la presencia de Dios, entendemos que este era un
símbolo de algo malo.

En Génesis 14, los reyes de la región comienzan una guerra,


peleando y tomando cautivos. Uno de esos reyes tomó cautivos a
Lot y a su familia, así que Abram llamó a sus criados y a los nacidos
en su casa, formando una armada de 318 hombres. El propósito era
atacar a estos reyes y rescatar a Lot y su familia. Esto se convierte
en un patrón en la vida de Lot: es una víctima que necesita todo el
tiempo ser rescatado.

MELQUISEDEC

Luego de que Abram derrotó a los reyes enemigos y liberó a los


cautivos, el rey de Sodoma y el rey de Salem, Melquisedec, salió a
su encuentro.

Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes


que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al
valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces Melquisedec,
rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;
y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios
Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio
Abram los diezmos de todo. (Génesis 14:17-20)

Melquisedec es una persona misteriosa, de quien no sabemos


mucho, y en torno al cual circulan diversas teorías. Discutiremos su
importancia en mucho más detalle en el capítulo 17. Lo que
sabemos aquí es que Melquisedec era el rey de Salem, que fue el
primer nombre para la ciudad que luego se llamó Jerusalén; como
así también que fue el primer sacerdote de Dios que se menciona en
la Escritura. También, de Hebreos 7, capítulo que habla de este
personaje, sabemos que Melquisedec no era un nombre propio sino
un título. Jesús fue un sacerdote según el orden de Melquisedec.
Este fue un título que significaba “rey de justicia” o “el justo”.
Luego de que Melquisedec bendice a Abram, éste le da el diezmo de
los botines de la guerra, siendo esta la primera vez que aparecen los
diezmos en la Escritura.

Luego, el rey de Sodoma, cuyo pueblo y bienes habían sido


rescatados por Abram, le dice que él se llevaría a su gente, pero
también le dice a Abram que se quedase con los bienes en honor por
haberlos rescatado. No obstante, Abram responde:
Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a
Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,
que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré
de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a
Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la
parte de los varones que fueron conmigo, Aher, Escol y
Mamre, los cuales tomarán su parte. (Génesis 14:22-24)

Este fue un momento intenso. El rey de Sodoma quería


bendecir y recompensar a Abram por la pelea que había librado,
pero Abram duramente lo rechaza. Dios le había dicho que no
tomase nada del rey de Sodoma, y él obedeció. Lo más probable es
que él ya hubiese discernido del corazón malvado del rey de
Sodoma. Aceptar un regalo de él los hubiese puesto en una relación
de pacto, que era justamente lo que Abram y Dios no querían.

En el capítulo 15, inmediatamente después de esto, Dios


confirma la obediencia de Abram: “Después de estas cosas vino la
palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram;
yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.” En otras
palabras, Dios estaba alentando a Abram diciéndole que Él era su
verdadero galardón, mejor que cualquier recompensa del rey de
Sodoma, y que también era su verdadero protector. Ninguna
recompensa o alianza con el rey de Sodoma se comparaba con el
galardón y protección del pacto con Dios. Cuando Abram tomó la
decisión de obedecer, al rechazar al rey de Sodoma, Dios
inmediatamente vino y tomó el lugar que Abram había apartado para
Él.

PACTO DE CORTE

No obstante, Abram le responde a Dios señalándole su falta


de heredero:

Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo


así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese
damasceno Eliezer? Dijo también Abram: Mira que no me
has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo
nacido en mi casa. (Génesis 15:2-3)

Antiguamente, si un hombre no tenía herencia, el sirviente


que había estado en su casa por el mayor tiempo recibía la herencia.
Mientras Abram escuchaba la promesa del Señor de ser su escudo y
galardón, él seguramente se preguntó de qué le serviría todo eso si
no tenía a quién heredárselo. Esencialmente le estaba diciendo a
Dios: “¿Y qué hay de tu promesa de que me ibas a convertir en una
gran nación? ¿Qué sentido tiene recibir recompensa si no tengo
heredero y termino dándole todo a mi siervo Eliezer?” El mismo
Eliezer sería, muchos años después, el siervo fiel a quien Abram le
encomendase la tarea de encontrarle esposa a su hijo Isaac. Eliezer
seguramente estuviese expectante ante la idea de recibir toda la
herencia de Abram una vez que éste muriese, pero, no obstante,
cuando el niño del milagro nació a una edad muy avanzada de
Abram, Eliezer permaneció fiel a la familia. Aquí hay una
importante actitud en su carácter para tener en cuenta.

Dios no culpabilizó ni castigo a Abram por sus quejas, sino


que le respondió con esperanza para su futuro:

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará


este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó
fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas,
si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y
creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. (Génesis 15:4-
6

Luego, en Génesis 15, Dios viene a Abram y le dice que


tome ciertos animales, los corte a la mitad, y que hiciese un camino
poniendo las mitades una enfrente de la otra. En la antigüedad, esta
era una forma habitual de hacer un pacto. Cuando se hacían esos
“pactos de corte”, ambas partes caminaban a través de los animales
cortados a la mitad, declarando, “Si no cumplo las obligaciones del
pacto, que sea hecho conmigo lo mismo que se ha hecho con estos
animales.” En otras palabras, este era un ritual de pacto muy
sangriento e intenso. Abram siguió las instrucciones de Dios; pero
luego, mientras él esperaba por Dios, las aves de rapiña
descendieron para comer los cuerpos muertos. Hasta donde
sabemos, Abram no sabía exactamente las intenciones de Dios, así
que esperó hasta que Él apareciera. Eventualmente, llegó la tarde y
Abram se durmió profundamente. El Señor finalmente aparece
mientras estaba durmiendo, y dice:

Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu


descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y
será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación
a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con
gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serán
sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación
volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la
maldad del amorreo hasta aquí. (Génesis 15: 13-16)

Luego, en la oscuridad, mientras Abram seguía durmiendo,


un horno humeando y una antorcha de fuego pasó por entre los
animales cortados a la mitad. Y así Dios hizo pacto con Abram:

En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A


tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto
hasta el río grande, el río Éufrates; la tierra de los ceneos,
los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los
refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los
jebuseos. (Génesis 15: 18-21)

Mientras Abram dormía, Dios le dice lo que les sucedería a


sus descendientes en el futuro distante y le promete la tierra de los
amorreos una vez que estos se hayan vuelto tan malvados que Él
debiese castigarlos. En otras palabras, Dios le da a los amorreos
cierto tiempo mientras los israelitas crecían como nación bajo el
yugo egipcio. No obstante, para el final de esos cuatrocientos años,
Dios sabía que los amorreos alcanzarían un punto en donde
necesitarían ser castigados por su maldad. La conquista de la tierra
de los amorreos por parte de Israel sería un castigo de Dios para el
primer pueblo, pero antes de eso, recibieron misericordia de Dios
porque aún no habían llegado al límite de su maldad.

Dios confirmó su promesa apareciéndose como horno


humeando y antorcha de fuego, y pasando por entre los animales.
Interesantemente, Abram no pasó por entre los animales puesto que
estaba dormido. En otras palabras, Dios estaba declarando cumplir
Su parte del pacto con Abram, pero no presiona a éste a cumplir su
parte. De hecho, si Abram hubiese tenido que cumplir algo, hubiese
estado despierto (o Dios lo hubiese despertado) y hubiese caminado
entre los animales como había hecho Dios. Esto nos muestra el tipo
de pacto que Dios hizo con Abram. En aquellos días, había tres tipos
comunes de pacto:

1. Pacto de Concesión (o Subvención): es un pacto en


donde una de las partes es mayor, más importante, o más
poderosa; y la otra es menor, o menos poderosa. La más
poderosa tomaba todas las obligaciones. El menor
solamente necesitaba tomar lo que el mayor le otorgaba.

2. Pacto de Parentesco: es un pacto en donde dos partes


iguales se unen, como sucede en el matrimonio. Este tipo
de pacto tenía una pequeña lista de obligaciones, que se
dividía igualmente entre las dos partes. El pacto de
parentesco es también conocido como pacto de paridad.

3. Pacto de Vasallaje: es un pacto que contiene, al igual


que en el pacto de concesión, un mayor y un menor. La
diferencia es que el pacto se basa en la habilidad del
mayor de destruir al menor. En lugar de destruirlo, el
mayor le ofrecía seguridad al menor, y a cambio recibía
impuestos y tributos, servidumbre, etc. Se daba
típicamente cuando un reino conquistaba una nación y le
concedía a la gente de esa región el derecho a seguir
viviendo, a cambio de un nivel de servicio. Como
resultado, en este pacto el mayor tiene todo el poder, y el
menor tiene que cumplir un gran número de
obligaciones. El pacto de vasallaje también es conocido
como pacto de soberano.39

Claramente, un pacto de concesión es el mejor, seguido por


el pacto de parentesco. Un pacto de vasallaje es completamente
indeseable. En esta lista de cinco pactos bíblicos mayores, tanto el
pacto noético como el abrahámico son pactos de concesión. Dios
simplemente se les aparece a Noé y a Abraham y les hace promesas
que Él mismo cumpliría, sin ninguna estipulación u obligación de
las otras partes. Cuando Dios pasa a través de los animales,
prácticamente estaba diciendo, “Me estoy amenazando de muerte a
mí mismo para probar que absolutamente voy a cumplir mi pacto
contigo.” A esto es a lo que se refiere el libro de Hebreos cuando
dice: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no
pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” (Hebreos 6:13).
A pesar de que es obviamente imposible que Dios recibiera la
misma suerte que los animales, Él usa esta imagen para comunicar
Su nivel de compromiso con Abram, y mientras éste dormía, Dios
toma todas las obligaciones. Este es un pacto de concesión. No tuvo
ningún tipo de especulación sobre Abram. Dios no le dijo a Noé,
“Nunca más enviaré una inundación para destruir la tierra, excepto
que tú…” Tampoco le dijo a Abram, “Le daré esta tierra esta a tu
descendencia, pero sólo si tú…” No. Dios hizo grandes promesas
que no requerían nada de la otra parte.

AGAR E ISMAEL

En Génesis 16, Abram y Sarai deciden tomar la promesa de


Dios en sus manos y tratan de cumplirla por sí mismos:

Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenia una


sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a
Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego,
pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y
atendió Abram al ruego de Sarai. (Génesis 16:1-2)

Esta era una costumbre común en aquellos tiempos, pero no


era el plan de Dios para ellos. Como resultado de sus propias
maquinaciones, Agar queda embarazada y el conflicto entre Sarai y
Agar se comienza a generar. Llegó a tal punto que, incluso cuando
esta fue originalmente una idea de Sarai, ésta maltrata a Agar tan
severamente que se ve obligada a huir al desierto. No obstante, el
Señor encuentra a Agar, le dice que regrese y se sujete a su ama, y le
hace una promesa en torno a su hijo.
Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en
el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y
le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde
vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora.
Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte
sumisa bajo su mano. Le dijo también el ángel de Jehová:
Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser
contada a causa de la multitud. Además le dijo el ángel de
Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y
llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu
aflicción. (Génesis 16:7-11)

Aquí Agar se convierte en la primera de las únicas cuatro


personas en las Escrituras a quienes Dios les revela el nombre de sus
hijos mientras aún están en el vientre. Ismael fue el primero, y luego
Isaac. Luego no vuelve a suceder nuevamente hasta el Nuevo
Testamento, primero con Juan el Bautista, y después con Jesús. Solo
estos cuatro fueron nombrados por Dios en el vientre. Ismael
significa “Dios escucha”, y para Agar fue una promesa de que Dios
había oído su aflicción y de que no la olvidaría. En respuesta, Agar
llama al Señor “el Dios que me ve”, y luego regresa a Abram y
Sarai, en donde eventualmente da a luz a su hijo Ismael. Este mismo
Ismael luego sería el padre de las naciones arábicas de esa región,
mientras que Isaac se convierte en el padre de los israelitas.

CONFIRMANDO EL PACTO

El siguiente capítulo retoma la historia trece años después,


cuando Abram tenía 99 años. El Señor nuevamente se le aparece y le
dice, “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé
perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran
manera.” (Génesis 17:1-2). Esto le debió haber parecido algo raro a
Abram. Después de todo, Dios ya había hecho pacto con él en
Génesis 15. Aquí Dios menciona el pacto como algo que debía pasar
en el futuro, y algo muy similar dice en Génesis 22. Con las
traducciones modernas, esto puede parecer muy confuso. Puede
sonar como Dios diciendo, “Haré un pacto contigo”, cuando lo
cierto es que ya había hecho un pacto con Abram. Lo que Dios en
realidad estaba comunicándole era esto: “Voy a confirmar mi pacto
contigo”. No quiere decir que Él no había hecho el pacto aún, sino
que estaba viniendo para confirmar un aspecto en particular del
mismo. Aquí hay una pequeña guía del proceso del pacto en la vida
de Abram:

1. En Génesis 12, Dios le promete cinco cosas a Abram: Te


bendeciré; engrandeceré tu nombre; a quien te bendijese,
bendeciré; a quien te maldijese, maldeciré; y tu descendencia
será una bendición a toda la tierra.

2. En Génesis 15, Dios hace pacto con Abram.

3. En Génesis 17, Dios comienza a confirmar el pacto al


cambiar el nombre de Abram a Abraham, y al introducir la
señal de la circuncisión.

4. En Génesis 22, Dios finaliza la confirmación de su pacto a


través de la prueba a la que somete a Abraham en el Monte
Moriah.

Por esta razón, no podemos señalar solo a un único capítulo para


hablar del pacto abrahámico. Fue explicado y confirmado a lo largo
de una serie de años.

En Génesis 17, Dios se aparece ante Abram para confirmar el


pacto y le dice:

He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de


gentes. Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu
nombre Abraham, porque te he puesto por padre de
muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y
haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto
entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus
generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu
descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia
después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán
en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos. (Génesis 17:4-8)
Dios continúa y menciona la circuncisión. No vamos a discutir
este tema en profundidad, pero es importante notar que la práctica
de la circuncisión era común entre los pueblos de la antigüedad. No
fue un concepto nuevo introducido por Dios; y por eso Abram sabía
exactamente lo que Dios le estaba pidiendo. Dios solamente
introduce esta práctica dentro del pueblo israelita y también les da
un nuevo nombre a Abram y Sarai. Abram (“padre enaltecido”) fue
llamado Abraham (“padre de naciones”), y Sarai (“contenciosa”) fue
llamada Sara (“princesa”). 40

SODOMA Y GOMORRA

En Génesis 18, tres visitantes (ángeles) vienen a Abraham y


Sara en su camino a Sodoma y Gomorra para ver si la maldad de
estos pueblos era tan malo como lo que se oía de ellos, y si lo era,
soltar juicio. Cuando se detienen para visitar a Abraham, ellos le dan
esta palabra: “De cierto volveré a ti; y según el tiempo de la vida, he
aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo.” (Génesis 18:10) Mientras
tanto, Sara, que estaba escuchando en la tienda, se ríe, pensando que
la promesa era algo imposible dado que ya era de edad muy
avanzada. No obstante, el Señor la reprende, diciéndole:

Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara


diciendo: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?
¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado
volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un
hijo. (Génesis 18:13-14)

Luego el Señor anuncia Su plan de ir a comprobar la maldad


de Sodoma y Gomorra, y Abraham empieza a discutir con Dios
respecto a cuántos justos eran necesarios para salvar a las ciudades
de la destrucción. Éste le dice a Dios:

Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo


con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la
ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por
amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? (Génesis
18:23-25)
Dios le responde, y siguen discutiendo respecto a 50 justos,
45, 40, 30, 20, 10. Abraham estuvo satisfecho con diez, pensando
que habría al menos diez justos en las dos ciudades. Como la Ley
aún no existía, debemos preguntar lo que Abraham entendía por
justos. No había aún un concepto estructurado de lo que significaba
ser justo, más que vivir de acuerdo a la conciencia de uno mismo y
honrar a Dios. La única calificación para justicia enlistada en las
Escrituras hasta ese entonces era: “Y creyó a Jehová, y le fue
contado por justicia.” (Génesis 15:6) En otras palabras, la gente que
creía a Dios era considerada justa. No obstante, incluso con esos
estándares, solo encontraron seis justos: Lot, su esposa, sus dos
hijas, y sus dos yernos. Si Abraham le hubiese preguntado a Dios
solo una vez más y hubiese disminuido la cantidad necesaria de
justos hasta llegar a cinco, quizás hubiese salvado a Sodoma y
Gomorra. Pero el resultado final fue que las ciudades fueron
destruidas, y en Génesis 19, dos ángeles descienden para advertir a
Lot y a su familia, para que huyesen de la ciudad. No obstante, sus
dos yernos no le creen a Lot cuando éste les dice que un juicio
estaba viniendo.

Los ángeles le dicen a la familia de Lot: “Y cuando los


hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras
ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que
perezcas.” (Génesis 19:17) Le dicen que eviten ser atrapados en esta
destrucción. No obstante, Lot les dice que él ya era muy viejo para ir
hacia la montaña y les pregunta si pueden ir, en cambio, a otra
ciudad. Los ángeles están de acuerdo con esto, y Lot y su familia
huyen. Cuando habían alcanzado la ciudad de Zoar, Dios hace llover
azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y Gomorra, destruyendo por
completo las ciudades y todo lo que en ellas había, incluyendo las
plantas.

A pesar de esto, la esposa de Lot mira hacia la destrucción y


se convierte en estatua de sal. Mientras muchos tienden a pensar en
este hecho como una especie de juicio divino sobre la esposa de Lot,
la mayoría de los comentaristas apuntan a causas naturales. Cuando
Dios hizo llover azufre, destruyó absolutamente todo; y es por esto
que les dice a los ángeles que huyan y no miren atrás. Literalmente,
la destrucción estaba aconteciendo a sus espaldas mientras ellos
corrían, y la esposa de Lot comete el error de detenerse y mirar
atrás, quedando atrapada en la lluvia de azufre y fuego. De acuerdo
a muchos comentarios, es muy posible que la mujer hubiese estado
suficientemente cerca del azufre ardiente que se había cristalizado
por el calor. Al tomar contacto con ella, la mujer debió cristalizarse
también. En esencia, se cristalizó tomando la apariencia de un fósil
de sal, creencia que es substanciada por los hallazgos arqueológicos
encontrados en esta región.

La historia de la esposa de Lot se vuelve incluso más


interesante cuando miramos a dos tárgums, o documentos escritos
religiosos que a veces incluyen historias y linajes no hallados en la
Escritura. Tanto el Tárgum de Jonathan y el Tárgum de
Jerusalén indican que la esposa de Lot (cuyo nombre no se
menciona en la Escritura), se llamaba Aedith y era nativa de
Sodoma. Es muy interesante considerar esa posibilidad. Muchos
años antes del juicio a las ciudades, cuando Abram y Lot vivían
juntos, Lot decide ir hacia el este hacia Sodoma y casarse con una
mujer de esta región. Si esto es cierto, significa que Aedith tenía una
relación emocional a la ciudad, lo que pudo haber causado que no
quisiese huir y, en lugar de eso, mirar hacia la destrucción que
estaba tomando lugar a sus espaldas.

También, es muy importante entender que la sal es un


elemento de pacto. Vemos esto en Números 18:

Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los


hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y
para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto
perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti
y para tu descendencia contigo. (Génesis 18:19)

En aquellos días, muchos pactos eran como tratados entre las


personas, que podían ser cambiados y transformados a través del
tiempo, cuando los individuos renovaban el pacto. Como sea, un
pacto de sal era diferente.41 Era un pacto eterno, que no podía
cambiar. En el mundo antiguo, la gente usaba una pequeña bolsa con
sal en la cadera. Cuando dos hombres hacían un pacto de sal entre
ellos, uno tomaba un poco de sal de su bolsa y la ponía en la bolsa
del otro, y viceversa. Esto significaba, “Si puedes alcanzar mi bolsa
de sal y tomar únicamente los granos de sal que tú has puesto,
entonces podrás cambiar o romper tu pacto conmigo.” Obviamente,
esto era imposible, lo que hacía que el pacto de sal fuese
permanente. Es por esto que, anteriormente, Abram se había negado
tan rotundamente al rey de Sodoma cuando éste le ofreció todas las
riquezas. Él no quería una obligación de pacto con Sodoma.

En la esposa de Lot encontramos una situación


completamente opuesta. Era nativa de Sodoma y no pudo dejar atrás
su tierra. Estaba conectada a través de un pacto con la ciudad y por
eso no podía dejarla atrás, incluso a expensas de su propia vida. La
esposa de Lot es mencionada solo una vez más en la Escritura, en
Lucas 17:31-32, cuando Jesús estaba profetizando de la destrucción
de Jerusalén en el año 70 D.C. Mientras hablaba respecto a lo que
habría de pasar, Jesús se refiere a la mujer de Lot y dice:

En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa,


no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no
vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot.

No sean como la esposa de Lot, quien se volvió atrás porque


su corazón estaba conectado a la ciudad y a las posesiones que tenía
allí. De acuerdo a la declaración de Jesús, parte de la conexión de la
esposa de Lot con Sodoma estaba basada en su materialismo. No
podía dejar ir sus cosas, incluso cuando le costó perder su propia
vida.

EL NACIMIENTO DE ISAAC

Génesis 20 comienza con una historia similar a otra, en


donde Abraham miente respecto a Sara, y dice que es su hermana en
vez de su esposa, pero esta vez se lo dice a Abimelec. Otra vez, a
Abraham le preocupaba la idea de ser asesinado por causa de su
bella esposa. Esta vez, también, Dios protege a Sara, volviendo
estériles a todas las personas de su casa. De repente, nadie era capaz
de tener hijos.

Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a


su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos. Porque Jehová
había cerrado completamente toda matriz de la casa de
Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham. (Génesis
20:17-18)

Este escenario en nuevamente desconcertante. ¿Por qué


Abraham miente? ¿Por qué aunque mintió Dios lo respaldó?
Encontramos la respuesta a esto en Génesis 17:18-21, en donde
Abraham le pregunta a Dios si Ismael podría ser el hijo prometido.
En esencia, Dios le dice: “No. Solo haré Mi pacto con el hijo que
Sara te dará.” En otras palabras, el pacto no solo era con Abraham
sino también con Sara, por eso Él declaró que ella sería madre de
naciones, así como Abraham sería padre de naciones. Por esta causa,
Dios no aceptaría el hijo de Abraham nacido de Agar. Cuando
entendemos la importancia de Sara para el pacto podemos
comprender por qué Dios protegió tanto su pureza, incluso cuando
su esposo se equivocaba. Dios necesitó protegerla para cumplir su
pacto a través de ella.

En el capítulo siguiente, esto es exactamente lo que Dios


hace. Cuando Abraham tenía cien años, Sara queda embarazada y da
a luz al hijo prometido, Isaac. En el octavo día después de su
nacimiento, lo circuncidan tal como Dios había mandado. Este es un
detalle interesante que tiene muchísima importancia. Abraham no
sabía por qué Dios le había dicho que debía circuncidar a su hijo en
el octavo día, pero fue obediente. No obstante, hay una razón
científica para esto: cuando los bebés nacen, su nivel de vitamina K,
que ayuda con la coagulación de la sangre, aumenta progresiva y
significativamente durante los primeros siete días de vida. No
obstante, en el octavo día de vida, los niveles de vitamina K
aumentan por sobre el cien porciento…¡dándole a los bebés, en ese
día, más vitamina K que en cualquier otro momento de sus vidas!

Es por esto que Dios le dice a Abraham que circuncide a


Isaac en su octavo día de vida. Si lo hubiese hecho antes, hubiese
arriesgado la vida de su hijo, dado que la habilidad de Isaac de
coagular la sangre era muy baja durante la primer semana. En la
actualidad, la comunidad médica usualmente les da a los bebés
varones una gran dosis de vitamina K y practican la circuncisión
dentro de los dos días de vida. Abraham no sabía nada de esto, lo
que nos muestra la increíble bondad de Dios escondida en sus
mandamientos. Más tarde, algunas de las leyes de Dios tendrían
como objetivo proteger a los israelitas de las enfermedades de
Egipto.42

Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e


hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus
mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna
enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti;
porque yo soy Jehová tu sanador. (Éxodo 15:26)

Dios otorgó leyes específicas acerca de lo que podían o no


podían tocar o comer, y cómo purificarse. Las mismas estaban
conectadas directamente para prevenir la enfermedad en ese
momento histórico, cuando la higiene era muy extraña y las
enfermedades prevenibles, muy comunes. Él prometió que si
cumplían Su Ley, no tendrían ninguna de esas enfermedades, y
ahora, con la ayuda de la ciencia médica, sabemos por qué esto era
cierto.
Otro aspecto interesante de la historia es el nacimiento de
Isaac desde la perspectiva musulmana. Éstos también se refieren a
Abraham como su padre, pero dicen que Ismael fue el hijo
prometido, diciendo que en realidad fue Isaac el hijo de la esclava.
Cuando Abraham lleva a su hijo a la montaña para sacrificarlo, los
musulmanes dicen que llevó a Ismael, no a Isaac.43 Es importante
para nosotros entender esto si llegamos a hablar con un musulmán,
dado que su historia ha dado vuelta los personajes para hacer de
Ismael y de los árabes el pueblo escogido por Dios.

Luego de que Isaac fue destetado, Sara vio a Ismael burlarse


de hijo, y les demandó a él y a su madre que se fuesen porque no
quería que compartiesen el legado de su hijo. Abraham, como un
buen padre, se entristeció porque amaba a sus dos hijos. No
obstante, Dios lo confortó diciéndole que Él cuidaría de Agar e
Ismael. Dios le prometió a Ismael una nación, también, por ser hijo
de Abraham. Éste le creyó a Dios y envió a Agar e Ismael al desierto
con agua y comida. Cuando se les acaba el agua, Agar le dice a
Ismael, quien en este punto tendría catorce o quince años, que se
recueste debajo de un arbusto. Luego ella se apartó un poco de él y
comenzó a llorar, porque creyó que ambos iban a morir y no quería
ver morir a su hijo. Mientras ella lloraba, Dios la llama:

Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a


Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas;
porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.
Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque
yo haré de él una gran nación. (Génesis 21:17-18)

Luego Dios le abre los ojos para ver una fuente de agua.
Agar llena su odre y le da de beber a Ismael. Desde entonces, Dios
estuvo con Ismael mientras creció. Con el pasar de los años, éste se
convirtió en un arquero y se casó con una mujer egipcia. De esta
manera, Dios cumplió su promesa de darle protección y cuidado a
Ismael. Es importante para nosotros recordar esto mientras leemos la
historia de Abraham. Él ya tenía una relación afianzada con el
Señor, mostrando siempre su confianza de que Él le proveería en
situaciones difíciles.

EL SACRIFICIO

Génesis 22 cuanta la historia del sacrificio del sacrificio de


Isaac, que debe ofrecer Abraham en el Monte Moriah. Esta historia
es frecuentemente malentendida porque en ella Dios le pide a
Abraham que mate a su hijo, algo que luego Él prohibió bajo la Ley
Mosaica. Muchos han acusado a Dios de ser cruel, pero esto es
porque están leyendo la historia desde la perspectiva moderna y no
desde la perspectiva de Abraham, como alguien que no tenía la Ley.
Todo lo que Abraham conocía, es que todas las religiones que había
visto demandaban el sacrificio de niños a los dioses. Ahora, este
Dios que él estaba conociendo el pedía hacer lo mismo, excepto que
Él lo interrumpió para evitar que sacrifique a su hijo. Puede ser
difícil, desde nuestra perspectiva, ponernos en los pies de Abraham
para entender su experiencia, pero debemos intentarlo especialmente
en historias desafiantes como esta.

Para hacer esto, empezaremos desde el primer versículo:


“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham.”
(Génesis 22:1). Esta es nuestra primera pista: lo que estaba pasando
era solo una prueba. No fue una expresión del deseo de Dios. Para
probar a Abraham, Dios le dice: Y dijo: “Toma ahora tu hijo, tu
único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí
en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” (Génesis
22:2). En español, esto suena como un mandato, pero algunos
estudiosos han señalado que en realidad esta frase, en hebreo,
implica un tono de súplica, sonando casi como si le agregásemos las
palabras por favor.44 Podría haberse negado, y Dios lo hubiese
aceptado. En un parafraseo moderno, la esencia de lo que Dios
quería comunicar sería algo así: “Mira, sé que tu hijo significa
muchísimo para ti. Es tu único hijo y aquel a quien amas. Lo
entiendo. Pero, ¿harías lo que te pido?” En otras palabras, Dios
estaba pidiendo algo, y Abraham podía escoger. Dios ya había
hecho un pacto de concesión con Abraham, así que las promesas no
estaban en juego. Abraham simplemente necesitó escoger si honraría
el pedido de su compañero de pacto. Esta fue una prueba difícil, no
solo porque Abraham amaba a Isaac, sino porque éste era el único
hijo que le quedaba. Ismael ya se había ido porque él había confiado
que Dios lo tendría en Sus manos. Abraham, el hombre de la fe,
decidió confiar en Dios con este hijo, también.

Abraham le dijo que sí a Dios y se preparó para irse con


Isaac. Hizo esto con la esperanza de que Dios resucitaría a Isaac,
dado que era el hijo de la promesa. Es por esto que le dice a sus
sirvientes, “Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con
el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y
volveremos a vosotros.” (Génesis 22:5). Esto era lo que Abraham
creía. El escritor de Hebreos medita sobre esta historia: “Pensando
que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de
donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.” (Hebreos
11:19). Leyendo esto cuatro mil años después, podemos ver que el
escenario entre Abraham e Isaac no es más que una sombra de Dios
enviando a Su Hijo para morir en la cruz y resucitar. No es una
figura perfecta, en el sentido que Isaac en realidad nunca muere,
pero sí es una sombra de la muerte de Cristo porque Abraham
entendió que Isaac moriría y resucitaría de entre los muertos.
Abraham nunca antes había oído de una resurrección, y es por esto
que se lo llama el padre de la fe. Él creyó la promesa de Dios para
hacer de él una nación grande a través de Isaac, y sabía que Dios
cumpliría la misma, incluso si implicaba resucitar a alguien de la
muerte.

Al llegar a la montaña, Abraham estaba a punto de sacrificar


a Isaac cuando Dios lo detiene y le provee un carnero para que sea el
sacrificio. Luego, él y su hijo vuelven juntos de la montaña, tal
como él había esperado. Abraham había pasado la prueba. Poco
tiempo después, Dios le habla a Abraham nuevamente y le dice:

Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto


has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;
de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como
las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del
mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra,
por cuanto obedeciste a mi voz. (Génesis 22:16-18)

Esto parecería ser una repetición del mismo pacto, pero es la


confirmación de lo que había mencionado previamente. Dios estaba
diciendo que la decisión de Abraham de ofrecer a Isaac le había
asegurado una descendencia infinita. Previamente, Dios había
confirmado parte del pacto al pasar entre los animales muertos; y
luego otra parte a través de la introducción de la circuncisión; y aquí
confirma el resto con la prueba de Abraham. Lo que Abraham
recibió de Dios a través de este pacto de concesión fue tan grande y
significante, que Dios eligió confirmarlo en tres partes, entre
Génesis 12 y Génesis 22. En Génesis 12 le da una lista de promesas.
Luego, en Génesis 15, 17, y 22, consecutivamente confirma
porciones del pacto. Esta era la confirmación final.

LA IMPORTANCIA DE SARA

Génesis 23 nos cuenta la historia de la muerte de Sara. El


hecho de que la Biblia dedique un capítulo entero a su muerte, su
edad, y su lugar de sepultura nos muestra la importancia de esta
mujer. El primer versículo de este capítulo nos dice que Sara vivió
127 años. Esta es la única vez, en toda la Biblia, que la edad de una
mujer aparece registrada. Luego de que Abraham lloró a su esposa,
va a los hititas para negociar y comparar un sitio para su sepultura.
Inicialmente, los hititas simplemente querían darle cualquier parte
de la tierra que él quisiese por causa del gran respeto que sentían
hacia él, pero Abraham insistió en pagar. Lo que esta historia nos
muestra no es solo el amor que Abraham sentía por su esposa, sino
el amor de Dios hacia Sara.

Usualmente se lee la historia de Abraham centrada


primariamente en él, dándole a Sara un rol mínimo. La realidad es
que Dios hace Su pacto con Abraham y Sara como matrimonio.
Vemos esto, como se mencionó anteriormente, en el hecho de que
Dios no aceptó el hijo que éste tuvo con otra. El hijo de la promesa
debía venir únicamente de Sara y de Abraham, y éstos debían unirse
para que la promesa comenzase a fructificar. Esta es una verdad
poderosa, y muestra, nuevamente, el deseo de Dios de igualdad entre
el hombre y la mujer. Abraham no lo entendió, pero el anhelo del
Señor era cambiar el entendimiento humano de la relación entre el
hombre y la mujer. No fue que luego de Jesús cambió el corazón de
Dios respecto a la igualdad entre los sexos. Sara es una figura que
muestra que Dios quiso la igualdad desde el comienzo. Él no ignoró
a Sara o la dejó de lado. En lugar de eso, la honró igualmente junto
con Abraham como su compañera de pacto, como la madre de
naciones (Ver Génesis 17:16). El Nuevo Testamento confirma esta
perspectiva de Sara en muchas partes. En Gálatas 4, Pablo honra a
Sara usándola como una figura del nuevo pacto. Luego, en Hebreos
11, Sara es una de las pocas mujeres incluidas en la lista de los
héroes de la fe. Tenemos una tendencia natural a minimizarla, pero
Dios la pone junto a Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moisés.
Ella es la madre de la fe. Por último, en 1 Pedro 3, Pedro les dice a
las mujeres cristianas que imiten a Sara, y que sean hijas como ella
(Ver 1 Pedro 3:6). Ningún otro personaje femenino del Antiguo
Testamento fue exaltado con el mismo nivel de consideración que
Sara. No debemos menospreciar su importancia en la historia del
pacto.

Luego de que Sara muere, la Biblia registra solo un evento


significativo antes de la muerte de Abraham. En Génesis 24,
Abraham envía a su siervo Eliezer a buscarle esposa a Isaac, quien
estaba en mucho dolor por la muerte de su madre. Eliezer encuentra
a Rebeca y vuelve con ella, e Isaac la amó y fue confortado luego de
la muerte de su madre. Luego, en Génesis 25, leemos la muerte de
Abraham y el linaje de algunos de los hijos de Ismael, como así
también de los hijos de Isaac, Jacob y Esaú. Este es el fin de la
historia primaria que rodea el pacto abrahámico, a pesar de que el
canon continúa hasta el éxodo de los israelitas desde Egipto y el
establecimiento del pacto mosaico. El énfasis principal de esta
historia del pacto entre Dios y Abraham es simplemente el caminar
por fe. Abraham comenzó oyendo la voz de Dios, caminó en pos de
Sus promesas, y obedeció lo que Él decía. No tuvo reglas, ni Ley, ni
condiciones; él simplemente caminó en fe y como le creyó a Dios,
fue considerado justo. Este entendimiento tan simple de la relación
con Dios es el que el libro de Romanos trata de señalarnos al hablar
del nuevo pacto. Por esta causa, el pacto abrahámico tiene más en
común con el nuevo pacto que el pacto mosaico. Es por esto que
Hebreos 8:8-9 se refiere a que la promesa de Dios de crear un nuevo
pacto con Su pueblo no sería como el pacto que había hecho con
Sus ancestros que salieron de Egipto (Ver también Jeremías 31:31-
32). El nuevo pacto no es como el pacto mosaico, es más como el
abrahámico. El nuevo pacto tiene que ver con caminar con Dios por
la fe, y con ser justos simplemente por causa de la fe en Dios. Esta
es la figura que obtenemos de Abraham.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Antes de que fuese dada la Ley, Dios lidiaba con la gente de


acuerdo a…¿qué cosa?

2. ¿Era Melquisedec un nombre o un título? ¿Qué significaba?


(Ver Hebreos 7:2).

3. Nombra los tres tipos de pacto.

4. ¿Dónde se menciona, en la Biblia, la frase “pacto de sal”?

5. Dios le dice a Su pueblo que circunciden a los infantes en el


octavo día porque en este día los bebés tienen más alto el
nivel de…¿qué cosa?
6. Solo se menciona la edad de una sola mujer en la Biblia.
¿Cuál era su nombre y cuántos años tenía cuando murió?

PALABRAS CLAVE

Pacto de concesión Tárgums


Pacto de parentesco Tárgum de Jonathan
Pacto de paridad Tárgum de Jerusalén
Pacto de vasallaje Pacto de sal
Pacto de soberano

MATERIALES RELACIONADOS

H. Clay Trumbull, The Salt Covenant.

H. Clay Trumbull, The Blood Covenant.

H. Clay Trumbull, The Threshold Covenant.

S.I. McMillan, None of These Diseases.

Faisal Malick, The Destiny of Islam.

Paul Copan, Is God a Moral Monster?: Making Sense of the Old


Covenant God.

39 Hahn, Kinship By Covenant, 29


40 “Sarah, Sarai, Sara.” Elsdon C. Smith sugiere que Sarai puede
haber significado “contenciosa” o “enfadadiza”, pero fue cambiado
a Sara, no accidentalmente, por Dios mismo para que sea una señal
de Su propósito. Este nuevo nombre significaba “princesa, o fuente
de naciones y reyes.”
41 H. Clay Trumbull estudió los pactos antiguos del Noreste y

escribió muchísimos libros sobre este tema: The Salt Covenant (El
Pacto de Sal); The Blood Covenant (El Pacto de Sangre); y The
Threshold Covenant (El Pacto Límite). Esto nos da una perspectiva
de los diferentes tipos de pactos durante ese momento histórico.
42 S.I. McMillan ha escrito un libro llamado None of These Diseases
(Ninguna de Estas Enfermedades), en donde estudia la ciencia
médica que hay detrás de muchas de las leyes que Dios le dio a
Israel.
43
Faisal Malick, un exmusulmán que es ahora un líder cristiano, ha
escrito acerca de esto en su libro The Destiny of Islam in the End
Times (El Destino del Islam en los Últimos Tiempos)
44 Copan, Is God a Moral Monster? (¿Es Dios un Monstruo

Moral?), 47. Copan estudia esta historia en detalle, demostrando que


el mandato en realidad estaba formulado como una pregunta,
dándole a Abraham la oportunidad de decir que no.
CAPÍTULO DIEZ

EL PACTO MOSAICO
PARTE UNO
El pacto mosaico es un tema muy largo. Como muestra la
tabla que sigue, el pacto mosaico se divide en dos partes, no solo por
su extensión sino también por su contenido.

Estudio de los Pactos y los Cánones


Noético (Génesis 1 – 11)
Abrahámico (Génesis 12 – 50)
Mosaico Parte 1 (Éxodo 1 – 45; Números; Levítico)
Mosaico Parte 2 (Deuteronomio)

La primera parte del pacto mosaico es un pacto de


parentesco o paridad, pero la segunda parte es un pacto de vasallaje.
En otras palabras, el pacto de Dios con Moisés y la nación de Israel
cambió con el tiempo. La segunda parte será el tema de estudio del
próximo capítulo. En este capítulo, vamos a examinar la primera
parte del pacto mosaico, enfocándonos primariamente en el libro de
Éxodo.

Por causa de la extensión del canon que rodea este pacto,


saltearemos Éxodo 1-18, incluyendo los primeros años de Moisés,
las plagas, y el escape de Egipto. Vamos a retomar la historia en el
monte Sinaí, cuando los israelitas cometen el peor error en la
historia de su nación.

EL PEOR MOMENTO DE ISRAEL


El pacto de paridad registrado en Éxodo se desprende del
peor momento de Israel como nación. En Éxodo 19, los israelitas
alcanzan el pie del monte Sinaí, guiados por la nube de la presencia
de Dios. En los capítulos 19 y 20, Dios da la Ley a los israelitas. En
los 2847 años de historia humana anteriores, no existía la Ley.
Luego de que la Ley fue dada, pasaron alrededor de 1300 años hasta
que Jesús vino. Hubo más de la mitad del tiempo sin la ley, que con
ella. Con el advenimiento de la Ley, vino el drástico cambio que
Pablo menciona en 2 Corintios 3:6: “el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del
espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” En otras
palabras, cuando la letra de la Ley fue dada, trajo muerte. Por eso
encontramos un patrón de muerte y castigo luego de Éxodo 19 y 20
que no existían anteriormente. Considera estos ejemplos:

Antes de que la Ley fuese dada:

• Éxodo 15:22-26: las quejas de los israelitas al comienzo de


su viaje no trajeron ningún castigo.

• Éxodo 16:1-15: las quejas de los israelitas respecto al maná y


las codornices no trajeron ningún castigo.

• Éxodo 16:27-30: la violación del Sábado trajo como


resultado una reprimenda.

• Éxodo 17:1-7: las quejas de los israelitas sobre el agua no


trajeron ningún castigo.

Luego de que la Ley fue dada en el monte Sinaí:

• Números 11:1-3: las quejas de los israelitas llevaron a la


destrucción con fuego.

• Números 11:33-34: las quejas de los israelitas acerca del


maná y las codornices llevaron a una plaga mortal.

• Números 15:32-36: la violación del Sábado resultó en muerte


por lapidación.
• Números 21:4-6: las quejas de los israelitas sobre la comida y
el agua trajeron como consecuencia que el Señor envíe
serpientes venenosas sobre la gente.

En otras palabras, algo cambió radicalmente en el monte


Sinaí con la entrega de la Ley. Para entender lo que pasó,
necesitamos comenzar desde el principio, cuando Dios inició Su
pacto con los israelitas.

Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte,


diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los
hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y
cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos;
porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino
de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que
dirás a los hijos de Israel. (Éxodo 19:3-6)

Aquí, Dios comenzó el pacto con una maravillosa oferta,


proponiéndoles un pacto de concesión. Él les prometió protección
divina y el privilegio de ser una nación de sacerdotes para Él. En
otras palabras, todos tendrían libre acceso a Dios. Esta era una oferta
increíble. En el versículo 8, la gente sabiamente acepta esta oferta,
diciendo: “Haremos todo lo que el Señor ha dicho.”

Luego, en los versículos del 9 al 13, Dios le da a Moisés las


instrucciones mostrándole cómo debían prepararse para la
ceremonia del pacto. Les dijo que se consagren y se laven por tres
días, ya que al tercer día Dios descendería a la montaña en una
densa nube. Les dijo que no debían tocar la montaña o acercarse a
ésta hasta que oyesen el largo sonido de una bocina. Luego de este
sonido, debían acercarse. Estaban invitados a acercarse, pero solo
después del tercer día. La gente hizo lo que Dios le pidió. En los
versículos 16-17, en la mañana del tercer día, una densa nube
descendió sobre la montaña, con relámpagos, truenos, y un fuerte
sonido de bocina. Todos en el campamento, temblaron. Moisés los
guió a encontrarse con Dios en el pie de la montaña. La historia
continúa:
Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había
descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo
de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés
hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. (Éxodo
19:18-19)

Este es el punto de la historia en donde necesitamos más


información. En Deuteronomio 5 vemos el detrás de escena de lo
que sucedió cuando la gente oyó a Dios hablar en Éxodo 19:19.

Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio


de las tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego,
vinisteis a mí, todos los príncipes de vuestras tribus, y
vuestros ancianos, y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios
nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su
voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová
habla al hombre, y éste aún vive. Ahora, pues, ¿por qué
vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si
oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios,
moriremos. Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz
del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como
nosotros la oímos, y aún viva? Acércate tú, y oye todas las
cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo
que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y
haremos. (Deuteronomio 5:23-27)

La gente se asustó y le dijo a Moisés que ya no querían oír a


Dios, y que fuese él en nombre de todos para simplemente recibir las
reglas que obedecerían. Por causa de la mentalidad de esclavos,
temieron, y sacrificaron la relación pidiendo, en cambio, reglas.
Ahora podemos entender el resto de la historia en Éxodo 19.

Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre


del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y
Moisés subió. Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al
pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque
caerá multitud de ellos. Y también que se santifiquen los
sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no
haga en ellos estrago. Moisés dijo a Jehová: El pueblo no
podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado
diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. Y Jehová le
dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los
sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a
Jehová, no sea que haga en ellos estrago. Entonces Moisés
descendió y se lo dijo al pueblo. (Éxodo 19:20-25)45

Podemos ver de esto que el Señor se ajustó al pedido de los


israelitas. Por eso, en lugar de que toda la nación fuese a tener una
relación con Dios, solo Moisés y Aarón subieron para obtener las
reglas.

Este fue el momento más trágico de Israel, porque cuando


Dios descendió y habló audiblemente a toda la nación en Éxodo
19:19, ellos decidieron, incluso cuando ya habían oído su voz y
habían vivido, que no querían oírlo nunca más. En lugar de eso,
escogieron a Moisés como intermediario por causa del temor
producto de su mentalidad de esclavos. Estaban tan aterrados por la
majestuosidad de Dios que se presentó frente a ellos, que eliminaron
la posibilidad de una relación con Él. Dijeron, “Tenemos miedo de
morir en Su presencia”, incluso cuando Dios ya les había
demostrado que nadie moriría. Por eso, le pidieron a Moisés que
hablase con Dios para saber lo que Él quería, y ellos se limitarían a
obedecer. Este fue un terrible punto de giro.

Es interesante notar que esta es la primera instancia en la


Biblia donde se registra que la gente estaba tan aterrada de Dios que
eligieron escaparse y rechazar la interacción con Él. Incluso Adán y
Eva, quienes se escondieron de Dios, vinieron ante Él cuando los
llamó. No podemos saber a ciencia cierta por qué los israelitas
respondieron de esta manera a Dios, como nunca nadie había hecho.
Lo más probable es que, luego de 430 años de esclavitud, su
perspectiva e imagen de Dios haya sido alterada, y simplemente no
supieran quién era su padre. Los únicos dioses que conocían eran los
de Egipto, que luego fueron derrotados de una manera muy
dramática por el Dios de sus ancestros. Quizás esto pudo haber
creado preocupación y temor en los israelitas. Más allá de la razón
de su miedo, Dios intentó mostrarles que no debían estar
atemorizados. Tal como Dios había probado a Abraham con el
mandamiento de sacrificar a Isaac para mostrarle que Él era
diferente de otros dioses, Dios también probó a los israelitas aquí,
así como Moisés les señaló en Éxodo 20:20. Dios estaba
probándolos para mostrarles cuál era Su verdadera identidad, pero
los israelitas se aferraron al espíritu de temor en lugar de permitir la
prueba y caminar hacia la nube, en donde Dios les iba a mostrar cuál
era Su verdadera apariencia.

Esto puede ser difícil de aceptar para algunas personas, pero


en la Escritura muchas veces Dios usa la ofensa. Jesús hizo cosas
ofensivas muchas veces en Su ministerio. Le dijo a un cojo que se
levante y camine. Hizo barro con saliva y lo untó sobre los ojos de
un hombre ciego. Luego le dijo al ciego que caminase a cierto
estanque para que pudiese quitarse el barro. Esto debió haber sido
terriblemente ofensivo, pero el hombre superó la ofensa que Jesús
había hecho, y como resultado recibió sanidad. El Señor usa estos
abordajes ofensivos como pruebas, para ver si perseveramos en la
relación con Él, o si decidimos echarnos atrás por causa de la
misma. Esto es exactamente lo que Dios hizo con los israelitas, y,
lamentablemente, ellos decidieron que no querían relación. Habían
visto a Dios hacer cosas maravillosas. Había destruido a sus
captores, abierto el mar para que pudiesen pasar caminando sobre la
tierra seca, los protegió de los enemigos, le había dado a Miriam una
extensa canción profética, los había alimentado con codornices y
maná, etc. Todas estas cosas eran signos que ya les habían mostrado
qué clase de persona era Dios, y si debían o no confiar en Él. Aun
así, cuando Él probó su entendimiento para ver si confiaban en Su
carácter y Su verdad, fallaron rotundamente. Rechazaron Su oferta
de un pacto de concesión en donde cada persona sería un sacerdote,
y eligieron a Moisés como mediador. En otras palabras, eligieron las
reglas por sobre la relación, e iniciaron un pacto de paridad o
parentesco en lugar del pacto de concesión que Dios les había
propuesto.

DE PACTO DE CONCESIÓN A PACTO DE PARIDAD

Así es como, en el peor momento de Israel, cambiaron su


pacto con Dios de un pacto de concesión a un pacto de paridad. En
Éxodo 19:3-6, Dios propuso un pacto de concesión, pero en Éxodo
19:19 y en pasaje paralelo de Deuteronomio 5:23-27, los israelitas
respondieron a Dios en temor y le pidieron a Moisés que sea el
mediador (esto se reitera en Éxodo 20:18-19). Inmediatamente a
esto, sigue el otorgamiento de los Diez Mandamientos, en una
ceremonia de un pacto de paridad. A diferencia de lo registrado en
Éxodo 20, mostrando que Dios quería hacer de todos sacerdotes, una
nación santa, un especial tesoro, se registra una ceremonia de un
pacto de paridad. Cualquier persona del mundo antiguo que hubiese
leído lo sucedido, hubiese entendido el cambio de la ceremonia de
un pacto de concesión a uno de paridad.

Esta es la manera en la que una ceremonia normal de un


pacto de paridad se desarrollaba: si dos grupos de personas querían
hacer un pacto, se ponían de acuerdo, como iguales. Juntos, harían
una lista de reglas que ambos grupos debían obedecer. Esta lista de
reglas sería el cuerpo del pacto que acordarían. Esto es lo que
sucedió en la historia de los Diez Mandamientos.

No obstante, nuestras ideas modernas de los Diez


Mandamientos se han convertido en un velo que nos impiden
entender lo que en verdad eran. Generalmente, nos imaginamos dos
tablas redondeadas hechas de piedra con los mandamientos
numerados con números romanos, cinco en una tabla y cinco en
otra. Pero, en el mundo antiguo, esto se hubiese considerado un gran
desperdicio de materiales. En lugar de eso, las tablas eran
rectangulares, con los mandamientos del 1 al 5 al frente, y del 6 al
10 en el revés. Es en Éxodo 32:15 cuando se nos dice que las tablas
estabas inscriptas en ambos lados: “Y volvió Moisés y descendió del
monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas
escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas.” En
otras palabras, en ambas tabletas estaban los Diez Mandamientos.
La segunda tableta era una copia, un duplicado, lo que era
una práctica normal en el mundo antiguo (como lo es al día de hoy).
De esta manera, cuando las dos partes se reunían para hacer la lista
de reglas que compondrían el pacto, cada parte se podía llevar
consigo una de las copias del acuerdo del pacto. Esta era una
práctica normal en una ceremonia de pacto de paridad.
Cuando los delegados de las naciones que habían hecho
pacto volvían a sus pueblos, llevaban las copias del pacto al templo
o tabernáculo, en donde lo ponían dentro de una caja llamada “arca”.
Israel no fue la primer nación en tener un arca; esto era una práctica
común en esos tiempos. Era únicamente utilizada para contener las
copias de los acuerdos del pacto. Por eso, era llamada “el arca del
pacto.”
En el diagrama anterior, vemos al delegado 1 volviendo a su
tribu y colocando la tableta en el arca de su dios (dios 1). El
delegado 2 hace lo mismo, colocando la tableta en el arca de su dios
(dios 2). El entendimiento era el siguiente: si la tribu 1 viola el pacto
con la tribu 2, el dios de la tribu 1 los castigaría por la violación. En
otras palabras, su propio dios los castigaría por violar el pacto,
porque era el dios en quien creían, y no creían en el dios de la otra
tribu. Por lo tanto, cuando estas tribus hacían un pacto de paridad,
ellos prácticamente acordaban: “Si violamos nuestro pacto con
ustedes, entonces nuestro propio dios nos castigará.” Este era el
concepto normal de un pacto de paridad, pero en el caso de Israel y
Dios, no funcionó de la misma manera. Esto se debe a que, como
muestra el siguiente diagrama, Dios se estaba representando a Sí
mismo.
Del lado derecho, Dios estaba solo. No tenía un pueblo o
tribu, ni ningún Dios sobre Sí mismo. No tenía un templo para
guardar Su copia de la tableta. Por eso, cuando el Señor va al
encuentro con Moisés y éste le comunica el deseo de Israel de tener
un pacto de paridad, Moisés guarda ambas copias de las tablas del
pacto. Israel tenía que construir un tabernáculo, y Dios les dice
cómo debían hacerlo porque nunca antes habían tenido uno. Eran
una nación de exesclavos que nunca antes habían tenido una
religión. Todo esto puso a Dios en una posición bastante extraña,
porque no había ninguno sobre Él para asegurarse de que Él
mantuviese Su palabra, y es por esto que se dice de Él, “has
engrandecido Tu nombre, y Tu palabra sobre todas las cosas”
(Salmos 138:2b). En otras palabras, Él eligió ponerse a Sí mismo
bajo Su Palabra como una promesa de que Él cumpliría Su pacto, sin
importar qué.

COMPAÑERO Y CASTIGADOR

La parte más incómoda del arreglo era que Dios tenía que
cumplir los roles del dios 1 y del dios 2 en la ecuación. Él era aquel
que estaba haciendo el pacto, poniéndose a Sí mismo como garante
de cumplir Su Palabra, pero también debía ser el garante de Israel,
su compañero de pacto, para asegurarse de que también lo
cumpliese. Esto lo puso en una posición horrible como el castigador
de Su compañero de pacto, cuando éste violaba la Ley. Es
importante para nosotros entender que esta no era la idea de Dios
sino la de Israel. A través de este pacto de paridad propuesto por los
israelitas, se puso a Dios en una posición que Él nunca quiso,
forzándolo a castigarlos.

Dios quería una nación de sacerdotes que tuvieran un acceso


directo a Él y lo representaran en el resto del mundo. Él quería un
especial tesoro y una nación santa. En lugar de eso, le pidieron este
arreglo de paridad, que se parecía más a lo que habían visto en
Egipto. Realmente, el pacto de concesión tenía demasiadas
bendiciones para que la gente con mentalidad de esclavos lo
comprendiese o aceptara. Por eso, eligieron un pacto de paridad que
inicialmente sonaba como algo que suponía igualdad, pero que
luego se comprobó que estaba destinado a fallar. Incluso cuando
Dios reconoció que esto era una mala idea, Él acordó hacerlo a la
manera de los israelitas.

Este es el pacto con el que vivieron por cuarenta años,


mientras estuvieron en el desierto. Estaba compuesto por los Diez
Mandamientos, como así también las instrucciones para construir el
tabernáculo, el arca, y los elementos para el tabernáculo. También
incluía una guía que le mostraba a los sacerdotes la manera en que
debían tomar cuidado del tabernáculo. Dios solamente les dio estas
instrucciones básicas. Pero incluso los simples Diez Mandamientos
ponían a Dios en una posición en donde Él tenía que castigar a Israel
cada vez que violaban el pacto, lo que sucedía muy frecuentemente.
Esto explica la diferencia entre las respuestas de Dios antes y
después del monte Sinaí ante las quejas de Israel. Antes del Sinaí,
Dios los corregía sigilosamente, porque Él anhelaba que se
convirtiesen en una nación de sacerdotes; pero después del Sinaí,
estuvo forzado por el pacto a castigarlos por violar la Ley. Esta fue
una situación horrible para el Señor.

El otro aspecto del pacto de paridad es que puso a Dios en


conflicto con todos los enemigos de Israel. Él ahora estaba obligado
por el pacto a hacer llover juicio contra los cananeos, hititas,
ferezeos, y cualquier otro pueblo que estuviese en contra de Israel.
Bajo un pacto de concesión, Él no hubiese tenido que hacer esto
porque Su gente hubiese sido sacerdote para representarlo a Él ante
la humanidad. Pero bajo el pacto de paridad en el que estaban, Dios
era el compañero de Israel y debía unírsele y pelear en contra de los
enemigos de Israel, algo que Él nunca quiso.
En otras palabras, Dios no solo tuvo que ser el castigador
que nunca quiso, sino que también tenía que ser un aliado en las
peleas que Él nunca deseó o eligió. Es por esto que 2 Corintios 3-4
Pablo dice que el pacto mosaico, o el antiguo pacto, puso un velo
sobre Dios. Solo en Cristo el velo es quitado. Es por esta causa que
el pacto de concesión que Dios ofreció en Éxodo 19 vino de Su
corazón, mientras que el pacto de paridad de la Ley provino del
corazón de la gente. Ese pacto no lo representaba ni a Él ni a Su
corazón en torno a la humanidad. No presentaba Sus intereses o Sus
deseos para el planeta. Por eso, el pacto de paridad y la Ley
pusieron un velo sobre Dios, disfrazando los verdaderos deseos de
Su corazón. Como resultado, por los siguientes 1300 años, la gente
estuvo confundida respecto a Dios. Muchos aún lo están, porque
miran hacia la Ley, lo que oscurece la imagen real del Padre.

Esto es lo que debemos recordar: la Ley es un velo. Es algo


que Dios nunca pidió o deseó, y no vino de Su corazón. Pero incluso
en la Ley, Dios hizo lo mejor que pudo para mostrar Su corazón. Por
ejemplo, los israelitas recién habían salido de la esclavitud de
Egipto, en donde hacían ladrillos bajo circunstancias muy difíciles,
siete días a la semana. No tenían descanso. Por eso, en el medio de
los Diez Mandamientos, Dios incluyó un día para que lo tuviesen
libre del trabajo y se dediquen solamente a descansar. En otras
palabras, Él estaba tratando de inyectar Su corazón incluso en este
arreglo horrible, pero Su gente no podía verlo. Es por eso que en
lugar de tomar el Sábado como una bendición, se les volvió una
carga agobiante. Es por esto que Jesús, reflejando lo que la gente
había hecho con el Sábado, dijo: “También les dijo: El día de
reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa
del día de reposo.” (Marcos 2:27)

Encontramos otra muestra del corazón de Dios en Éxodo


23:28-30, cuando Él le dice a Moisés Sus planes de vaciar la Tierra
Prometida para que los israelitas pudiesen poseerla:

Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al


cananeo y al heteo, de delante de ti. No los echaré de
delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta,
y se aumenten contra ti las fieras del campo. Poco a poco
los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes
posesión de la tierra.

En otras palabras, Él iba a usar las fuerzas naturales (no la


guerra) para echarlos fuera. Él iba a causar que se fuesen por sus
propios medios en lugar de hacer que Israel los atacase para
preservar muchas vidas, tanto de Israel como de las otras naciones.
No obstante, y desafortunadamente, la gente que había sido echada
por causas naturales comenzó a atacar a Israel, lo que llevó a un
ataque en respuesta y demandó la intervención del Señor para salvar
a Israel. Más tarde, en el libro de Josué, la situación había cambiado,
lo que discutiremos luego cuando hablemos sobre Deuteronomio.
Pero inicialmente, el plan de Dios no era hacer la guerra.

Es también interesante notar que luego de que Dios le habló


los Diez Mandamientos audiblemente a la nación, en la ceremonia
de paridad, fue la última vez en la que Dios habló de esta manera a
un grupo de personas en el Antiguo Testamento. Dios dejó de hablar
corporativamente porque la gente había pedido un mediador, así que
desde entonces, Él solo le habló a Moisés. Es por esto que,
inmediatamente después de que los Diez Mandamientos fueron
otorgados, Moisés se dirige a la oscura y densa nube en donde Dios
estaba, para hablar con Él y recibir más mandamientos para la gente
(Ver Éxodo 20:21). Esta fue la transición oficial del deseo original
de Dios, al deseo de la gente de tener un mediador entre ellos y el
Señor. Desde entonces, la voz audible no volvió a escucharse
corporativamente hasta Jesús. Moisés estuvo en la nube por cuarenta
días recibiendo las instrucciones de Dios. Cuando volvió a la gente,
descubrió que habían hecho un becerro de oro.

EL BECERRO DE ORO

Mientras Moisés estuvo en la montaña hablando con Dios,


dejó a Aarón a cargo. Luego de un tiempo, la gente empezó a
razonar: “No sabemos lo que ha pasado con Moisés. Probablemente
esté muerto. Hagámonos un dios.” Acababan de oír a Dios
audiblemente hablar con ellos y darles los Diez Mandamientos,
incluyendo el mandamiento en contra de los ídolos, pero casi
inmediatamente después se hacen uno. Menos de cuarenta días
después del pacto, la gente ya había violado los primeros dos
mandamientos. Claramente, el pacto de paridad no iba a funcionar
muy bien para ellos. En una violación directa al pacto, la gente hace
que Aarón le construya un becerro de oro para ellos.

Cambiaron al creador del universo por un pequeño becerro


dorado del tamaño de un becerro real. Algunos se han imaginado
esta figura como una estatua enorme, pero esto no es lo que el texto
nos muestra. El mismo dice que Aarón hizo un becerro de un molde
y que lo moldeó con una herramienta (ver Éxodo 32:4). Esto nos
muestra que la figura necesitó ser lo suficientemente pequeña como
para poder hacer un molde para ella. Esta imagen es obviamente
muy inferior al Dios que los había sacado de Egipto, pero ellos
estaban dispuestos a atribuirle el milagroso escape a este becerro:
“Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la
tierra de Egipto.” (Éxodo 32:4). Le dieron al becerro el crédito por
lo que Dios había hecho.

Luego, después de que el becerro fue construido, adoraron


en la manera que habían aprendido en Egipto:

Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y


presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y
a beber, y se levantó a regocijarse. (Éxodo 32:6)

Muchas versiones de la Biblia traducen la última frase como


“regocijarse” o “alegrarse”, pero lo que estaba pasando aquí era algo
mucho más serio. Lo que la gente estaba ofreciendo, en realidad,
eran orgías. De esta manera, la gente entró en una ceremonia de un
sacrificio pagano, incluyendo sacrificios a este ídolo y participando
en prácticas sexuales a modo de ofrenda. Los traductores realmente
han usado palabras muy suaves para presentar la grave situación de
Éxodo 32:6. Esto es importante porque ayuda a entender la
severidad del juicio de Dios contra ellos.

Luego de que Dios le dice a Moisés lo que la gente había


hecho, Él dice:
Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que
por cierto es pueblo de dura cerviz. Ahora, pues, déjame que
se encienda mi ira en ellos, y los consuma; y de ti yo haré
una nación grande. (Éxodo 32:9-10)

De acuerdo al pacto que la gente había escogido, este


hubiese sido el castigo merecido. Dios estaba listo para cumplirlo,
porque el pacto de paridad no estaba funcionando. No obstante,
Moisés hizo algo extraordinario:

Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo:


Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo,
que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con
mano fuerte?¿Por qué han de hablar los egipcios, diciendo:
Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para
raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu
ira, y arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate
de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales
has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré
vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a
vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y
la tomarán por heredad para siempre. Entonces Jehová se
arrepintió del mal que dijo que había de hacer a su pueblo.
(Éxodo 32:11-14)

Aquí Moisés suplicó a Dios en base al pacto de concesión


con Abraham, no a Su pacto de paridad con Israel. El pacto de
paridad hubiese supuesto una gran razón para matarlos a todos
inmediatamente, así que Moisés apeló a las promesas de Dios hacia
Abraham, Isaac y Jacob, y hacia la descendencia que tendrían. Se
aferró al pacto de concesión que tuvo en un tiempo anterior para que
Dios mostrase misericordia hacia el pacto de paridad. Dios estuvo de
acuerdo con Moisés y decidió no destruir a la nación, pero sí a
aquellos que estuvieron involucrados en el culto a los ídolos.
Cuando Moisés descendió de la montaña, destruyó las tabletas del
pacto que Dios había escrito para él. Luego:

Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned


cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de
puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su
hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo
hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo
en aquel día como tres mil hombres. Entonces Moisés dijo:
Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha
consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé
bendición hoy sobre vosotros. (Éxodo 32:27-29)

El mandamiento de matar suena muy arbitrario a menos que


uno recuerde la orgía que estaba tomando lugar. Entonces cuando
Moisés liberó a los levitas para matar, éstos mataron a aquellos
involucrados en la adoración y en la orgía para los ídolos.46 Esto
terminó arrojando un total de 3000 personas. En el mismo día en
que la Ley fue finalizada a través de la escritura de las tabletas, tres
mil personas murieron. En contraste, en el día de Pentecostés,
cuando el Espíritu del Señor fue dado, 3000 personas fueron salvas.
Es por esto que el apóstol Pablo escribió: “La letra mata, pero el
espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6). Este es el contraste entre el
antiguo pacto y el nuevo pacto, entre el pacto que las personas
desearon y el pacto que Dios deseaba.

EL RESULTADO

Ahora que los adoradores de ídolos había sido destruidos,


Dios tuvo que decidir lo que seguía. ¿Cómo podía manejar este
pacto de paridad de la mejor manera posible? Por eso le dice a
Moisés:

Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que


sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a
Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la
daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al
cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al
jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré
en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea
que te consuma en el camino. (Éxodo 33:1-3)

En otras palabras, Él estaba diciendo: “Mantendré Mi pacto,


pero Yo voy a tomar un paso al costado aquí y en cambio voy enviar
al ángel con ustedes, porque son tan testarudos que quizás termine
matándolos a todos.” Esto quizás suene duro, pero era la valoración
de Dios respecto a la situación y a la incapacidad de los israelitas de
ser buenos compañeros de pacto. De esta manera, Él estaba tratando
de ser misericordioso con ellos, a pesar de la traición que habían
cometido. Esto era serio, y causó que los israelitas se lamentasen y
llevasen luto. Luego, Moisés tomó una tienda y la ubicó en las
afueras del campamento como un lugar en donde la gente pudiese
encontrarse con el Señor. Luego Dios vino a él en un pilar de nube y
habló con él cara a cara, como un amigo. Moisés habló con el Señor
acerca de la situación, pidiéndole que fuese con ellos. Le rogó a
Dios que reconsidere la situación y que siguiese con ellos,
basándose en el hecho de que él había hallado favor ante Sus ojos y
que lo conocía por nombre. El Señor estuvo de acuerdo con su
pedido.

Luego Moisés le pide al Señor que le muestre Su gloria. Este


es un pasaje muy conocido, pero muchas veces se pasan por alto
algunos detalles. Cuando Moisés le pide a Dios que le muestre Su
gloria, aún estaban juntos en la tienda de reunión. Moisés aún no
estaba en la montaña, en donde Dios lo escondió en la hendidura de
una roca. En respuesta al pedido de Moisés, Dios dice:

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás


sobre la peña; y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una
hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que
haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis
espaldas; mas no se verá mi rostro. (Éxodo 33:21-23)

Esta era una promesa de Dios para Moisés, que aún no se


había cumplido. Inmediatamente después, Dios le dice a Moisés que
prepare dos tablas de piedra como las que había roto, para que Él
pudiese escribir los mandamientos otra vez. Entonces, la primera
vez Dios preparó las tabletas y escribió en ellas, y la segunda vez,
Moisés prepara las tabletas pero Dios las escribe. Moisés hizo tal
como Dios le dijo que hiciese, y lleva las tabletas hacia la montaña
para el Señor. Allí, Dios pasó frente a él, como prometió:
Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él,
proclamando el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por
delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en
misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares,
que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de
ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la
iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de
los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces
Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y
adoró. Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos,
vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un
pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y
nuestro pecado, y tómanos por tu heredad. (Éxodo 34:5-9)

En los siguientes cuarenta días, Moisés nuevamente recibió


todas las instrucciones del Señor para la gente en torno al
tabernáculo, la consagración de los sacerdotes, los festivales, etc.
Cuando descendió a las personas, habían pasado ochenta días desde
que el pacto de paridad fue creado. El resto de Éxodo dice cómo
comenzaron a caminar en las instrucciones de Dios. De Éxodo 35 al
37, juntan los materiales y comienzan a construir el arca, el
tabernáculo, la tabla, el altar del incienso, y el candelero. De Éxodo
38 al 39, hacen los adornos sacerdotales y construyen el lavabo.
Éxodo 22 al 30 da las instrucciones para estos ítems, y ahora los
israelitas las estaban siguiendo. Para Éxodo 40, todo estaba
terminado y el tabernáculo estaba acomodado de acuerdo a las
instrucciones de Dios. Luego de esto:

Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la


gloria de Jehová llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés
entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba
sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. Y cuando la nube
se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en
todas sus jornadas; pero si la nube no se alzaba, no se
movían hasta el día en que ella se alzaba. Porque la nube de
Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba
de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas
sus jornadas. (Éxodo 40:34-38)
Aquí vemos que los israelitas sabían que la presencia del
Señor estaba ahí, con ellos, y sabían que Dios estaba con Moisés.
Tenían una prueba tangible de Su presencia, pero habían rechazado
la relación y Él ya no interactuaba con ellos personalmente. A pesar
de que podían ver la presencia de Dios con sus ojos, eligieron
escoger la distancia. Este fue el trágico punto de giro en la historia
de Israel, y las cosas solo empeoran desde entonces. Cuando
apartaron a Dios, todo comenzó a declinar. No podemos saber a
ciencia cierta qué hubiese pasado si Israel hubiese aceptado el pacto
de concesión que Él había propuesto. Si el Señor iba a crear un
sacerdocio divino, como dijo en Éxodo 19:6, todo indicaría que Él
hubiese inaugurado lo que nosotros conocemos como nuevo pacto
allí mismo, en el monte Sinaí. Obviamente, Dios hubiese tenido que
hacer algo respecto al nuevo nacimiento de la gente, pero si
hubiesen aceptado Su pacto de concesión, Él seguramente hubiese
tenido un plan respecto a cómo restaurar sus identidades de
pecadores. En lugar de eso, la Ley fue creada y perduró por 1300
años.

HACIA LA TIERRA PROMETIDA

Luego de Éxodo viene el libro de Levítico, que es una guía


para el sacerdocio, para que éstos supiesen cómo manejar el
tabernáculo de Dios que Moisés acababa de establecer. Levítico
también incluye instrucciones respecto a qué animales eran
considerados limpios o inmundos para comer.47 Esta lista de
animales inmundos no era algo únicamente pertinente a Israel o a los
patriarcas, sino que era una creencia común en las personas que
vivían en el mundo antiguo. Si podemos ubicar la Biblia dentro de la
cultura en donde fue escrita, tendrá mucho más sentido. Por
ejemplo, el concepto de animales limpios e inmundos era muy
conocido, y se originó en los días de Noé (dado que él supo dividir a
los animales entre limpios e inmundos). Para decirlo simplemente,
los animales que se alimentaban de la basura eran considerados
inmundos, y el resto de los animales eran limpios. Esto nos muestra
que este concepto no se originó con la Ley, y que la intención de
Dios nunca fue ser restrictivo sino protector. Él estaba afirmando el
entendimiento de esos días de que los animales que se alimentaban
de la basura eran, verdaderamente, inmundos (no aptos para ser
consumidos), y que debían ser evitados. A pesar de que esta gente
del mundo antiguo no tenía un entendimiento científico de los
animales saludables, como lo tenemos nosotros, la dieta que Dios les
dio era muy sana.48

La línea de tiempo de los israelitas se resume en el libro de


Números, que comienza con un censo. Luego leemos de los
israelitas celebrando las primeras Pascuas, lo que significaba que
habían estado al pie del monte Sinaí por un año. En Números 10,
comienzan su viaje desde el monte Sinaí hacia la Tierra Prometida.
En Números 11, la gente se queja respecto al maná, entonces Dios
envía codornices, pero con la queja vino también una plaga. Como
se mencionó previamente, esto era porque ahora estaban viviendo
bajo el pacto de paridad que ellos habían pedido. En Números 12,
Miriam y Aarón se revelan contra Moisés, y como resultado, el
Señor vuelve leprosa a la mujer. No obstante, Miriam fue sanada a
través de la intercesión de Moisés.

En Números 13, Dios le dice a Moisés que envíe doce espías


a la Tierra Prometida: “Envía tú hombres que reconozcan la tierra
de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus
padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.”
(Números 13:2). El concepto aquí es que uno de los compañeros del
pacto le estaba pidiendo al otro que envíe a un equipo a mirar la
tierra que el primer compañero estaba a punto de darle al segundo.
En otras palabras, Dios no les pidió que fuesen a evaluar si podían
tomar la tierra o no; simplemente les pidió que fuesen a mirarla. Así
es como Moisés les da esta orden a los doce espías:

Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán,


diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y
observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es
fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra
habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades
habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo
es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y
esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las
primeras uvas. (Números 13:17-20)
Dios ya había prometido darles la tierra, pero aun así diez de
los doce líderes malentendieron la misión y pensaron que debían
obtener la tierra por sus propios medios. Por eso, se centraron en los
gigantes de la tierra, y, al final de los cuarenta días, volvieron con
gran temor, desperdigando un reporte desfavorable respecto a la
Tierra Prometida por todo el campamento. Solo Caleb y Josué
tuvieron un reporte positivo. Como resultado, en Números 14:1-10,
la gente planea una conspiración para matar a los líderes y volver a
Egipto. Esto era algo ridículo, sobre todo considerando cuántas
pruebas Dios les había dado desde que habían salido de Egipto.
Todos los días Él les daba comida del cielo. Más de un año después,
Su nube seguía estando en el tabernáculo de reunión. Además,
cuando Moisés se encontraba con Él, su rostro comenzaba a brillar
por causa de la gloria de Dios. Pero a pesar de esta revelación de la
gloria y del poder de Dios, ¡los israelitas se preocupan tanto por
causa de los gigantes que querían matar a Moisés y regresar a la
esclavitud de Egipto! No es de sorprender que Dios amenace con
matarlos a todos y comenzar todo de cero con Moisés, como ya
había considerado hacer en Éxodo 32 y 33.

Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este


pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales
que he hecho en medio de ellos? Yo los heriré de mortandad
y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más grande y
más fuerte que ellos. (Números 14:11-12)

Una vez más, Moisés interviene, diciendo:

Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los


egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo
con tu poder; y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los
cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en medio de este
pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu
nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en
columna de nube, y de noche en columna de fuego; y que has
hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las
gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo: Por
cuanto no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la
cual les había jurado, los mató en el desierto. Ahora, pues,
yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo
hablaste, diciendo: Jehová, tardo para la ira y grande en
misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque
de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita
la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y
hasta los cuartos. Perdona ahora la iniquidad de este pueblo
según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado
a este pueblo desde Egipto hasta aquí. (Números 14:13-19)

Aquí Moisés apeló no solo a la reputación que tendría Dios


con las otras naciones, sino también a Su amor. A pesar de que la
gente había amenazado con pecar al planificar matar a los líderes y
volver a Egipto, Moisés le pide a Dios que los perdone nuevamente
y continuase con el plan. Como tenían un pacto de paridad, Dios
tenía todo derecho a destruirlos, basándose en la rebelión en contra
del pacto, pero Moisés apela a Su naturaleza de perdón. Es por esto
que vemos a Dios extender Su perdón y Su gran amor sobre gente
que ni lo merecía, ni lo apreciaba. Como compañero de Su pacto,
Israel era terrible, pero Dios continuó perdonándolos. En lugar de
destruirlos, Dios decide castigarlos causando que deambulen en el
desierto por cuarenta años antes de entrar a la Tierra Prometida. Por
cada día que los espías habían estado en la tierra, la gente tendría
que deambular por un año en el desierto (Ver Números 14:34). Los
diez espías que habían dado reportes negativos, fueron asesinados
inmediatamente. Aun así, los cuarenta años en el desierto eran, en
realidad, una sentencia de muerte, como Dios revela en Números
14:29-30:

En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de


los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años
arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotros a la
verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y
juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo
de Jefone, y a Josué hijo de Nun.

Para el final de los cuarenta años, Israel estaba compuesta de


una nueva generación, la que finalmente entró en la Tierra
Prometida.
LOS CUARENTA AÑOS

Por esta misma razón, Israel tuvo que estar cuarenta años
caminando en el desierto cuando podrían haberlo cruzado en
aproximadamente once días. Para el final de los cuarenta años, los
de veinte años tendrían sesenta, y todos aquellos con mentalidad de
esclavos de la generación anterior estarían muertos, excepto por
Josué y Caleb. Esto marca otro cambio muy significativo en la
historia y en la manera de pensar israelita. Antes, cuando se habían
rebelado contra Dios, incluso bajo el pacto de paridad, Él había
respondido primariamente con misericordia, solo castigando a
aquellos directamente responsables de la rebelión. Ahora la
generación completa debía pagar las consecuencias, y habían
aprendido el significado de las palabras de Dios: “Cuarenta años
llevarán a cuestas su maldad, y sabrán lo que es tenerme por
enemigo” (Números 14:34. NVI). Luego de perdonarlos una y otra
vez, Dios se había dado por vencido con esa generación. Esta es la
primer experiencia como esta en la historia de Israel.

Aquí es importante mencionar que el Antiguo Testamento no


nos da la misma claridad respecto al cielo y al infierno como lo da el
Nuevo Testamento, y esta historia no dice que la generación entera
se fue al infierno. En lugar de eso, simplemente dice que Dios los
hizo a un lado porque no podía seguir trabajando con ellos, y por eso
esperaría a la siguiente generación para cumplir Su promesa.
Cuando los israelitas establecieron el sistema de sacrificios, durante
sus años en el desierto, creían que el Mesías vendría en el futuro, y
el hecho de que fueron excluidos de la Tierra Prometida en la tierra
no quiere decir necesariamente que fueron excluidos del cielo.
Incluso a Moisés no se le permitió entrar a la Tierra Prometida.

Números desde el capítulo 15 al 36 contiene la historia del


viaje de los cuarenta años. Durante este tiempo, los cananeos
comenzaron a venir al desierto para atacar a Israel, lo que significó
que Dios tuvo que defenderlos como su compañero de pacto. En
Éxodo 23, Dios había prometido echar a los cananeos a través de
causas naturales, y esto es lo que Él hubiese hecho si los espías no
hubiesen esparcido un reporte negativo. Ahora, los israelitas estaban
atrapados en una deambulación sin sentido en el desierto por
cuarenta años, y durante este tiempo, los cananeos se volvieron
agresivos en torno a ellos. Esto estableció un escenario entre los
israelitas y cananeos que se resolvería en la conquista de la tierra de
Canaán años después. No obstante, esta no era la intención original
de Dios. Cuando los israelitas llegaron al final de los cuarenta años,
experimentaron otro cambio significativo en el pacto. El mismo
pasó de ser un pacto de paridad a un pacto de vasallaje, lo que
analizaremos en el próximo capítulo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. “La letra _____________ pero el Espíritu


________________” (2 Corintios 3:6)

2. ¿Cuál fue el peor momento en la historia de Israel?

3. En el mundo antiguo del Noroeste, ¿quién era considerado


un sacerdote en cada casa?

4. Moisés apeló a la misericordia de Dios hacia Israel


apoyándose en un pacto anterior…¿Cuál era ese pacto y
quién era su compañero de pacto?

MATERIAL RELACIONADO

Mary Douglas, Purity and Danger.

Jordan S. Rubin, The Maker’s Diet.

45 Aquí es importante señalar que cuando Dios menciona a los


sacerdotes, no se está refiriendo a los sacerdotes que vinieron
después de la Ley, porque la Ley no había sido dada aún. En lugar
de eso, se está refiriendo al entendimiento que había en el antiguo
Noroeste, en donde el miembro varón más viejo de cada casa era
automáticamente el sacerdote de esa familia. Así era como el
sistema de patriarcado funcionaba. Así que, cuando Dios se refiere a
los sacerdotes en este pasaje, se estaba refiriendo a las cabezas de las
casas, asegurándose de que conocieran que el mandamiento de la
consagración también aplicaba para ellos.
46 Edersheim, Bible History: Old Testament, 218.
47 El libro de Mary Douglas, Purity and Danger, es un libro de
antropología que analiza a las civilizaciones antiguas y los
conceptos de los rituales, los animales inmundos, y otros factores
pertinentes a nuestro entendimiento del mundo antiguo.
48 Rubin, The Maker’s Diet.
CAPÍTULO ONCE

EL PACTO MOSAICO
PARTE DOS
Como mencioné en el capítulo anterior, el libro de
Deuteronomio marca un cambio en el pacto mosaico, de un pacto de
paridad a un pacto de vasallaje. Por eso, el libro comienza con la
proclamación de Moisés a los israelitas en el primer día del mes
once del año cuarenta en el desierto. Ahora que los cuarenta años
estaban terminando, era tiempo para el Libro de la Ley, también
conocido como Deuteronomio. Hasta entonces, las leyes
primordiales que los israelitas tenían eran aquellas mencionadas en
Éxodo y Levítico, que hablaban respecto a qué comer, cómo
manejar las enfermedades, las funciones de los levitas y sacerdotes,
etc. Moisés ahora tenía 120 años, y estaba listo para morir. No le fue
permitido entrar a la Tierra Prometida, y por eso necesitó pasarle el
liderazgo de la nación a Josué. Hacer eso dentro de un pacto de
paridad, requería una renovación del pacto. Moisés, en
representación de Israel, y Dios, eran compañeros de pacto. Ahora
que Moisés estaba listo para morir, Dios estaba pronto a perder a su
compañero. Es por esto que Israel tuvo que suplirse de un nuevo
representante, Josué. La entrada en escena de este nuevo compañero
requirió una renovación del pacto, lo que también necesitó un
informe de cómo el pacto había funcionado hasta el momento.

DE UN PACTO DE PARIDAD A UN PACTO DE VASALLAJE

Si dos reyes estaban juntos en un pacto de paridad, pero uno


de ellos era un compañero de pacto horrible, cuando ese rey moría
se hacía una renovación del pacto con su sucesor. El otro rey sería el
que pediría un cambio en el pacto, dado que anterior no había
funcionado bien. No podía cambiarlo mientras estuviese aún en un
pacto con el primer rey, pero cuando su sucesor entraba en escena,
entonces podía hacerlo. Esto es exactamente lo que pasó entre Dios
y Josué. Mientras Dios estaba en un pacto con Moisés, no podía
cambiarlo, y es por esta razón que Él nunca amenazó con destruir a
Moisés junto con el pueblo. Él era su compañero de pacto. Si Dios
hubiese destruido la nación, Él hubiese podido comenzar de nuevo
con Moisés.

No obstante, cuando Josué entra en escena, Dios instituye un


nuevo pacto con él en el libro de Deuteronomio, en donde el pacto
fue bajado de categoría a uno de vasallaje. Mientras que un pacto de
paridad se daba entre dos iguales, un pacto de vasallaje se daba entre
un gran rey y un rey de menor importancia. En otras palabras, entre
personas que no estaban en situación de igualdad. Encontramos la
prueba de que Deuteronomio es un pacto de vasallaje en su
estructura, que se separa en las mismas cinco partes usadas en los
pactos de vasallaje, como era costumbre en el mundo antiguo.49 Así
es cómo las cinco partes de un pacto de vasallaje se cumplen en el
libro de Deuteronomio:

1. El Preámbulo: Deuteronomio 1:1-5

Cada uno de estos pactos de vasallaje y sus arreglos


comenzaban con un preámbulo que indicaba la fecha cuando el
pacto tuvo lugar, y quién era el mediador del pacto. Servía como una
introducción.

2. Prólogo Histórico: Deuteronomio 1-4

A continuación sigue la historia del pacto, o la historia de


cómo los dos compañeros habían caminado juntos en el pacto
anterior, incluyendo si alguno de los mismos había faltado al pacto.

3. Estipulaciones/Obligaciones: Deuteronomio 5-26

Esta sección enlista lo que era requerido para vivir dentro del
pacto de vasallaje. Siempre era la parte más larga de las cinco que
componían al pacto. Es por esto que Deuteronomio contiene
capítulos y capítulos llenos de reglas. Estas son las estipulaciones
del pacto.

4. Sanciones Finales/Ratificación del Pacto: Deuteronomio


27-30

Este es el arreglo del pacto, en donde el rey menor llega a un


acuerdo con las estipulaciones del rey mayor.

5. Continuidad del Pacto/Sucesión de la Dinastía:


Deuteronomio 31-34

Aquí es donde se indica quién será el sucesor del pacto.


Enlista quién era el rey que estaba por morir, y quién sería la
persona que ocuparía su lugar.

Hacia el final de Deuteronomio, luego de que Moisés escribe


la Ley, Dios le dice que la ubique junto al arca del pacto como
testigo contra Israel (Ver Deuteronomio 31:26). Anteriormente, las
dos tabletas del pacto de paridad (los Diez Mandamientos) estaban
ubicados dentro del arca, pero el libro de Ley estaba afuera. En otras
palabras, era un apéndice. El pacto de paridad era el pacto real que
habían recibido en la piedra, pero por causa de que Israel había
hecho un muy mal trabajo cumpliéndolo, esta adición cambió el
pacto con un arreglo de vasallaje. Como resultado, todas estas
nuevas obligaciones fueron añadidas. Esto muestra el peso extra que
trajo el libro de la Ley sobre Israel.

LA MALDICIÓN DE LA LEY

A continuación echaremos un vistazo más de cerca de la


ratificación de la Ley. Dios estableció el formato de esto en
Deuteronomio 27:14-15.

Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta


voz: Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de
fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice,
y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá:
Amén.

El resto de Deuteronomio 27 toma este ritmo, en donde los


levitas declaran una maldición para la desobediencia, y la gente
debía responder “Amén.” En otras palabras, las estipulaciones de
Dios y las consecuencias de la desobediencia debían ser declaradas
en voz alta, y la gente debía responder en afirmación. Esto nos
muestra que el pacto ya no era entre iguales, sino que un rey mayor
(Dios) les estaba dando una lista de reglas, y a ellos les era requerido
obedecer. Esto se basaba en el hecho de que Israel había violado su
pacto de paridad con Dios en repetidas oportunidades, lo que le dio a
Él el derecho de esencialmente decirles: “Ustedes deben obedecer
estas estipulaciones, o morirán.” Dicho de otra manera, Él estaba
teniendo misericordia al ofrecerles otra chance, en lugar de
simplemente lanzar el castigo que se merecían por sus violaciones al
pacto de paridad.

Este concepto continuó en Deuteronomio 28, que contiene


las bendiciones por la obediencia y las maldiciones por la
desobediencia. Las bendiciones de Deuteronomio 28 son aplicables
para nosotros, en el sentido de que fueron sombras y figuras de las
mayores bendiciones que serían reservadas para nosotros en el
nuevo pacto. Es por esto mismo que podemos tener más bendiciones
que las que se enlistan en Deuteronomio 28 si las reclamamos para
nuestras vidas. No obstante, es importante notar que las maldiciones
no aplican en el nuevo pacto, porque ahora tenemos perdón cuando
pecamos. Ya no podemos ser maldecidos, porque nuestro
compañero de pacto no utiliza estos métodos bajo el nuevo pacto.
Esto no significa que no experimentemos las consecuencias por
nuestras acciones. El principio bíblico de la siembra y la cosecha
aún aplica, y si sembramos pecado, cosecharemos de acuerdo a ese
género. Ese no es Dios poniendo una maldición sobre nosotros. Eso
es simplemente las consecuencias de nuestras decisiones estúpidas.
Todos tenemos la libertad para tomar decisiones que no nos harán
bien, pero no es recomendable. La diferencia entre el nuevo y el
antiguo pacto es que Dios no nos maldice por nuestras pobres
decisiones. A diferencia de nosotros, los israelitas vivían bajo el
peso de una realidad en la que, si desobedecían al pacto, Dios los
maldeciría.
EL FRACASO PROFETIZADO

En Deuteronomio 29, cuando Moisés renovó el pacto, él


profetizó el fracaso y la destrucción de Israel. Esta es solo una parte
de esta profecía:

Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se


levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de
lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y
sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar
(azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni
producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió
en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de
Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);
más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto
Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran
ira? Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová
el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los
sacó de la tierra de Egipto, y fueron y sirvieron a dioses
ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que
ninguna cosa les habían dado. Por tanto, se encendió la ira
de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las
maldiciones escritas en este libro; y Jehová los desarraigó
de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y
los arrojó a otra tierra, como hoy se ve. (Deuteronomio
29:22-28)

Aquí Moisés está mostrando una figura de la destrucción que


tendría lugar durante los exilios de Asiría y Babilonia. Toda la gente
había terminado de ratificando el pacto al decir amén a todas las
maldiciones por la desobediencia. Luego Moisés profetizó el
fracaso. Él les recordó, “Esto es lo que ustedes pidieron. Traté de
hacerlos una nación de sacerdotes, pero ustedes no lo quisieron.
Ustedes optaron por un mediador. Luego dudaron de su mediador y
trataron de volver a Egipto. Este pacto es un resultado de sus propias
decisiones, y sé que fallarán porque son gente testaruda.”

Luego, en Deuteronomio 30, Moisés les dice que regresarían


a la tierra luego de la destrucción:
Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas
cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de
ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde
te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a
Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo
que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y
con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus
cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte
de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en
las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te
recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará
volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y
será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus
padres. (Deuteronomio 30:1-5)

Esto profetiza el regreso del exilio bajo el mando de


Nehemías y Esdras, cuando los judíos volvieron y reconstruyeron
Jerusalén y el templo. No se refiere a los últimos tiempos, como
algunos enseñan. Sabemos esto porque el versículo seis nos dice el
período histórico:

Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu


descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
(Deuteronomio 30:6)

Esta es la primera vez que la Biblia menciona la circuncisión


del corazón, y es una de las primeras menciones de un futuro nuevo
pacto. En otras palabras, a través de Moisés, Dios estaba
profetizando que luego de que los israelitas volviesen del exilio a su
tierra, Él instituiría un nuevo pacto. Esto significa que este pasaje se
refiere a un período histórico anterior al nuevo pacto, y no hay
posibilidad de que se refiera a los últimos tiempos. Luego de que
Moisés profetizara sobre el fracaso de Israel y el exilio, Él también
prometió el futuro advenimiento de un nuevo pacto, uno diferente
que incluiría la circuncisión del corazón. Así, escondida en la mala
noticia de su situación actual, estaba la promesa de algo mucho
mejor para el futuro.
NO DEMASIADO DIFÍCIL

Es importante notar aquí que incluso a pesar de que Moisés


profetizó el fracaso de Israel, era completamente posible para ellos
tener éxito. Mucha gente dice, “No podemos cumplir la Ley porque
es demasiado difícil. Es humanamente imposible.” No obstante,
Deuteronomio 30 dice exactamente lo contrario:

Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es


demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo,
para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo
traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al
otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por
nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a
fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la
palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la
muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová
tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus
mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y
seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a
la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu
corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te
inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy
que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días
sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar
en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por
testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la
vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues,
la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a
Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él;
porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de
que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres,
Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
(Deuteronomio 30:11-20)

Hay muchísimo para analizar en este pasaje. Primero,


debemos considerar lo que algunas personas consideran un
narcicismo implícito. Par algunos, el mandamiento de amar a Dios
suena arrogante y narcisista de Su parte. Pero este es un
malentendido cultural. El mandamiento de amar al rey mayor era
simplemente parte del pacto de vasallaje, porque lo contrario del
amor es el odio, y ese sentimiento hubiese movido a las personas a
romper las leyes del pacto. Por esto, se utiliza el mandato de “amar”
a la obediencia y a un servicio fiel. Algunas personas también han
malinterpretado las sanciones de Dios contra la idolatría, y creen que
se trata de narcisismo. Pero la realidad era que, dentro de un pacto,
adorar a otros dioses era equiparable al adulterio. Como ellos
estaban en un pacto con Dios y lo aclamaban como su Señor, cuando
adoraban a otros dioses estaban engañando a su compañero de pacto.
Dios fue un compañero fiel a Israel. No hizo pactos con otras
naciones, y El deseaba que Israel lo honre de la misma manera al no
adorar a otros dioses. Es por esto que, en un mundo politeísta, los
israelitas fueron llamados a adorar al único Dios de Israel.

Segundo, estudiaremos el mito de que la Ley era demasiado


difícil de cumplir para los humanos. El siguiente diagrama ilustra lo
que Dios dijo de ellos respecto a la accesibilidad de la Ley:
En otras palabras, “La Ley no está en el cielo, lejos de tu
alcance. No está del otro lado del mar, para que nades una gran
distancia para alcanzarla. En realidad, está cerca: en tu corazón y en
tu boca.” Esto es muy diferente de lo que normalmente se piensa.
Mucha gente cree que Jesús vino a cumplir la Ley al pie de la letra
porque ningún hombre lo había hecho antes. Ese pensamiento no
solo contradice la Biblia, sino que tampoco tiene sentido porque
Jesús no vino a ganar las bendiciones de la Ley, que eran
bendiciones materiales. Él no compró las bendiciones de
Deuteronomio 28 al cumplir Deuteronomio a la perfección. En lugar
de eso, vino a establecer un nuevo pacto completamente diferente.
Desarrollaremos más a fondo este tema más adelante, pero el punto
aquí es que Jesús no fue la primer persona en obedecer el antiguo
pacto.

Si ese hubiese sido el caso, y si hubiese sido imposible para


una persona cumplir la Ley, hablaría muy mal de Dios. ¿Realmente
creemos que Él podría darle una Ley que nadie podría cumplir y
condenar a los israelitas a fallar? Eso está muy lejos de la verdad,
como el pasaje mostrado anteriormente indica. Lo que debemos
recordar es que el antiguo pacto estaba basado en bendiciones y
maldiciones, y el resultado de obedecer el pacto eran bendiciones
para la vida. Cuando leemos el Antiguo Testamento, y pensamos
que al seguir la Ley obtendremos salvación, estamos obviando algo
muy importante: ni la salvación, ni la vida eterna se mencionan en la
Ley. La recompensa por la obediencia era simplemente bendición
para la vida. La Ley no tenía nada que ver con la vida eterna, así que
si incluso la gente la obedecía perfectamente, debía ser reemplazada
al ser un pacto inferior al nuevo pacto. Es crucial que entendamos
esto. Por supuesto, la Ley sí revela la maldad de los corazones de las
personas, como Pablo señala en Romanos 3:20: “(…) porque por
medio de la ley es el conocimiento del pecado.” También 1
Corintios 15:56 dice: “ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y
el poder del pecado, la ley.” La Ley revela el pecado, pero eso no
significa que es imposible de cumplir.

Vemos esto en Filipenses 3, en donde Pablo escribe acerca


de su propia experiencia antes de su salvación:
Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu
servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo jesús, no teniendo
confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué
confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué
confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del
linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos;
en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de
la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley,
irreprensible. (Filipenses 3:3-6)

Aquí, Pablo claramente dice que él era justo conforme a la


Ley, y que la obedeció irreprensiblemente. Respecto a Zacarías y
Elizabeth, Lucas 1 dice: “Ambos eran justos delante de Dios, y
andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del
Señor.” (Lucas 1:6)

La gente a veces obtiene la idea de que no podemos cumplir


la Ley de Santiago 1, en donde dice que si violamos una sola parte
de la Ley, la rompemos por completo. En otras palabras, requiere un
100% de consistencia. Esto es verdad, y eso hace a la Ley dificil,
pero no la vuelve imposible. Santiago y los otros apóstoles
predicaron en contra de la reinstauración de la Ley, no porque fuese
imposible cumplirla, sino porque ahora había un pacto mejor. Le
estaban diciendo a la Iglesia que no se volvieran a la Ley, y que
permanecieran en el nuevo pacto. En otras palabras, les decían,
“Incluso si sigues la Ley sin falta, ¿cuál es el punto? Ganarías
bendiciones en tu vida, pero te perderías las mejores promesas del
nuevo pacto.” Es mucho mejor vivir en el nuevo pacto (un pacto de
concesión), en donde nuestros corazones están circuncidados y no
necesitamos preocuparnos por cumplir la Ley para evitar la muerte.
El nuevo pacto es muy superior al antiguo, así que la idea de volver
a la Ley es ridicula. Esto es lo que los apóstoles querían decir. No
indicaban que la Ley era imposible de seguir.

Encontramos otros ejemplos de la accesibilidad de la Ley en


la historia del joven rico, quien aclamó que había cumplido los
mandamientos desde que era un niño. Jesús no lo reprende por tal
declaración, diciendo que tal cosa era imposible. Él aceptó lo que el
joven había dicho, y lo invitó a vender todo y a seguirlo si quería
obtener vida eterna (Ver Mateo 19:16-21). Este concepto contradice
lo que le fue enseñado a muchos cristianos: que Dios dio una Ley
imposible de cumplir.

Como padre, pedirle a mi hija de dos años que lleve una


piedra de veinte kilos en la cabeza mientras camina a través del
patio (porque si no lo hace, no la alimentaré), haría de mí un
psicópata que necesita ser encerrado cuanto antes. La idea de Dios
pidiéndole a los israelitas que siguiesen algo imposible de cumplir
haría que Dios se vea como un padre terrible.

Algunos han dicho que el nuevo pacto es una renovación del


antiguo, y que ahora somos capaces de cumplir la Ley porque somos
nuevas creaciones y tenemos al Espíritu Santo dentro de nosotros.
Eso contradice completamente lo que dice la Ley: “Porque este
mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti,
ni está lejos.” (Deuteronomio 30:11). La Ley era posible de cumplir
para ellos, incluso sin ser regenerados por el Espíritu.

EN DEFENSA DE DIOS

Ahora vamos a estudiar a la falsa imagen de Dios que


muchas personas han obtenido de los libros de Levítico y
Deuteronomio. Estos dos libros probablemente han provocado un
mayor número de ateos que cualquier otro libro de la Biblia. Mucha
gente lee las leyes y piensan que nos muestran cómo es Dios. Por
ejemplo, piensan que para Él está bien la esclavitud, maltratar a las
mujeres, y toda esa calse de cosas que suenan horribles para
nosotros. Por esta causa, han comenzado a desarrollar una imagen
errónea de Dios.

Muchos líderes modernos del ateísmo, tales como


Christopher Hitchens, Sam Harris, y Richard Dawkins, leen la
Escritura a través de los lentes de Deuteronomio. Sacan esas leyes
raras, que son estipulaciones del pacto de vasallaje entre Dios e
Israel en Deuteronomio 5-26, y las usan para decir, “Tu Dios es un
loco. Mira a estas leyes. ¿Por qué para Él está bien esto?” Por
ejemplo, Richard Dawkins, uno de los más reconocidos ateos del
mundo, escribió:

Podría decirse que el Dios el antiguo pacto es el personaje


más desagradable de toda la ficción: celoso y orgulloso de
serlo; un quisquilloso; un injusto; un rencoroso maníatico del
control; un reivindicativo, hambriento de sangre; un
discriminador; un misógino; un homofóbico, racista,
genocida, pestilente, megalomaniático; un sadomasoquista; y
un abusivo caprichoso y malevolente.

Todos esos conceptos están tomados de las leyes de


Deuteronomio. Desafortunadamente, cuando se encuentran con
declaraciones como esta, la mayoría de los cristianos no saben cómo
explicar el propósito de la Ley y cómo es (y cómo no es) la
naturaleza de Dios.

Encontramos otros ejemplos, este más gracioso, en una carta


escrita a la Dra. Laura Schlessinger, una personalidad radial. Un
escritor anónimo le envió la siguiente carta basada en sus intentos de
ser consistente como una persona ortodoxa judía de acuerdo a la
Ley. Él le responde frente a su declaración que, para un ortodoxo
judío y de acuerdo a Levítico 18:22, la homosexualidad es una
abominación y no está permitida.

Querida Dra. Laura:

Gracias por lo mucho que hace para educar a las personas respecto a
la Ley de Dios. He aprendido muchas cosas de su programa, y trato
de enseñarles ese conocimiento a la mayor cantidad de personas que
puedo. Cuando alguien trata de defender el estilo de vida
homosexual, por ejemplo, yo simplemente le recuerdo lo que dice
Levítico 18:22, y le digo que eso es una abominación. Fin del
debate.

No obstante, necesito algunos consejos de usted respecto a algunos


otros conceptos de la Ley de Dios y cómo cumplirlos:

1. Levítico 25:44 dice que puedo tener esclavos, tanto hombres


como mujeres, que provengan de naciones vecinas. Un
amigo mío dice que eso aplica para los mexicanos, pero no
para los canadienses. ¿Puedes aclararme esto? ¿Por qué no
puedo obtener canadienses?

2. Me gustaría vender a mi hija a la esclavitud, como dice en


Levítico 21:7. En este tiempo y cultura, ¿cuál cree usted que
sería el precio justo por ella?

3. Sé que no puedo estar en contacto con ninguna mujer


mientras ésta esté menstruando porque está “inmunda”,
como dice Levítico 15:19-24. El problema es, ¿cómo me doy
cuenta? Intenté preguntarles, pero la mayoría de las mujeres
se ofende.

4. Cuando quemo un toro en el altar como sacrificio sé que crea


un olor fragante para el Señor, como dice Levítico 1:9. El
problema son mis vecinos. Me dicen que el olor no es
fragante para ellos. ¿Debo golpearlos?

5. Tengo un vecino que insiste en trabajar en el día Sábado.


Éxodo 35:2 claramente dice que debería ser asesinado.
¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo, o debería
pedirle a la policía que lo haga?

6. Un amigo mío siente que comer de manera egoísta es una


abominación, como dice Levítico 11:10, y que ésta es una
abominación menor que la homosexualidad. Yo no estoy de
acuerdo. ¿Podría aclarar esto? ¿Hay diferentes grados de
abominación?

7. Levítico 21:20 dice que no me acerque al altar de Dios si


tengo un defecto en la vista. Tengo que admitir que uso
lentes de lectura. ¿Mi visión tiene que ser 20/20 o estoy bien
así?

8. La mayoría de mis amigos varones tienen cabello corto,


incluyendo el de alrededor de sus sienes. Levítico 19:27 lo
prohíbe expresamente. ¿Cómo deben ser puestos a muerte?
9. Sé de Levítico 11:6-8 que tocar la piel de un cerdo muerto
me hace inmundo. ¿Puedo seguir jugando con la pelota si
uso guantes?

10. Mi tío es un granjero. Viola lo que dice en Levítico 19:19 al


plantar diferentes cultivos en el mismo campo. Su esposa
también lo hace al usar prendas de vestir que tienen
diferentes géneros (poliester y algodón). Él también maldice
y blasfema mucho. ¿Es realmente necesario que juntemos a
toda la ciudad para que sean apredreados? (Como dice
Levítico 24:10-16). ¿No podemos quemarlos de manera
privada, como se hace con la gente que duerme con sus
cuñados y cuñadas? (Levítico 20:4). Sé que usted ha
estudiado mucho sobre estas cosas, así que estoy seguro de
que usted podrá ayudarme. Gracias otra vez por recordarnos
que la Palabra de Dios es eterna y que no cambia.

Su discípulo y su fan.
AJC

P.D: Realmente es terrible no poder comprar canadienses.

El punto aquí, obviamente, es que debemos pensar mejor las


cosas de lo que muchas veces hacemos. Si decimos que parte de la
Ley aplica para nosotros, debemos ser consistentes. No tiene sentido
decirle a alguien que no puede tatuarse mientras que sí puede comer
tocino. Es inconsistente. Pero lo que es más importante, debemos
recordar que no estamos bajo la Ley sino bajo Jesús. Somos parte
del nuevo pacto, no del antiguo. La realidad es que algunas leyes
son muy difíciles de comprender debido a nuestro manera de pensar
moderna.

En el año 144 D.C., un líder de la Iglesia primitiva llamado


Marción creó un sistema de creencias que luego se denominó como
Marcionismo. No tenemos copias de sus escritos, pero Tertuliano,
un reconocido padre de la Iglesia, escribió una serie de cinco
volúmenes refutando a Marción. De esto podemos deducir que este
personaje fue de gran influencia en aquellos tiempos. De las
refutaciones de Tertuliano, podemos entender qué era lo que
Marción creía. El concepto central detrás de su enseñanza era que el
Dios el Antiguo Testamento no era el padre de Jesús. Esto se basa
en el razonamiento de que Jesús, el reflejo de Dios el Padre, no es
como el Dios el Antiguo Testamento. Basándose en las leyes del
Antiguo Testamento, ese Dios era diferente del padre de Jesús. Por
eso, decía, había dos dioses en la Escritura. Claramente, la
disparidad entre el Dios del Nuevo y del Antiguo Testamento es
algo que ha inquietado a la Iglesia desde sus comienzos. Los
cristianos modernos han ofrecido toda clase de respuesta a este
problema, muchas de las cuales tienen una falta de entendimiento de
los pactos bíblicos.

Por ejemplo, algunos maestros dicen que Satanás no fue


mencionado muchas veces en el Antiguo Testamento porque la
gente de ese entonces le atribuía todo a Dios, tanto el bien como el
mal. Entonces, cuando los israelitas morían por causa de las plagas u
otros “juicios”, se lo atribuían a Dios, pero en realidad era obra de
Satanás. Esto requiere que uno lea la Escritura con un filtro que
malinterpreta lo que el texto en realidad dice. Otros maestros
intentan hacer encajar a Jesús en cada parte del Antiguo Testamento,
incluyendo la Ley. Esto requiere ser realmente amplios de mente.
Ciertamente, el Antiguo Testamento está lleno de sombras y figuras,
pero la Ley no es una de ellas. No apunta a Jesús excepto en la
promesa de que Dios eventualmente circuncidaría sus corazones en
un nuevo pacto. La idea de hacer que todo apunte a Jesús es muy
popular, pero la realidad es que la Ley apuntaba a la situación de
Israel y al problema en que ellos mismos se habían metido al
rechazar la oferta de Dios de un pacto de concesión, y luego no ser
fieles al pacto de paridad con Él. Solo entenderemos esto
adecuadamente cuando estudiemos la Escritura a la luz de los cinco
pactos mayores y sus cánones.

La clave para entender la rareza de las leyes en Levítico y


Deuteronomio es el patrón de leyes popular en esos tiempos.
Muchos otros países alrededor de Israel también tenían libros de
leyes que servían como un intento temprano de ley civil. Uno de los
más conocidos libros de leyes de ese período es el Código de
Hammurabi, que contiene 282 leyes. Siguiendo el mismo patrón,
Dios le dio a Su gente un libro de leyes llena de reglas que podían
obedecer. Lo que la mayoría de los cristianos no sabe es que las
leyes que Dios le dio a Su pueblo eran muy similares a las leyes
antiguas de los pueblos vecinos, con la excepción de que la Ley de
Dios era mejor que las otras leyes. Por ejemplo, si los hititas tenían
que juzgar a un ladrón, le hubiesen cortado la mano. En Israel, el
mismo ladrón hubiese tenido que pagar cuatro veces el valor de lo
que había robado (pero conservaría su mano). En aquellos tiempos,
la mutilación era un castigo muy común, y el Código de Hammurabi
incluye al menos dieciséis castigos que involucraban mutilaciones.
En contraste, ninguna de las leyes en Levítico y Deuteronomio
instituían la mutilación como parte de la Ley. De esta forma, la Ley
fue mejor que las otras leyes que tenían las naciones vecinas a
Israel.50

Esta es la desconexión que a veces le sucede al lector moderno.


Pensamos que estas leyes representan el corazón de Dios o lo ideal
de Dios, pero eso está muy lejos de la verdad. El ideal de Dios es la
forma en la que las cosas eran en el Jardín del Edén. En el nuevo
pacto, Su Jardín está al final de Apocalipsis para guiarnos a la
ciudad del Jardín, que es Su ideal. Pero la Ley del Antiguo
Testamento no era acerca de que los israelitas volviesen al Jardín.
Simplemente fue una adición en la Ley para llegar a un arreglo y
estar en un pacto de vasallaje. Como parte del pacto de vasallaje,
tenían que tener leyes. Aun así, en la bondad de Dios, les dio una
Ley que era mejor que las que tenían las naciones vecinas. No
obstante, no era el ideal del Edén. No reflejaba Su corazón.51

La existencia de la exclavitud no está en el corazón de Dios.


No está en Su corazón que los padres vendan a sus hijos a la
esclavitud. Ni siquiera está en el corazón de Dios que los ladrones
tengan que pagar cuatro veces el valor de lo que robaron. El corazón
de Dios tiene perdón, anhela ver a la gente restaurada, regenerada, y
cambiada. Pero dentro de una sociedad civil sin gente regenerada
por el Espíritu, Él tuvo que darles leyes. En su sabiduría y bondad,
les dio leyes que eran superiores a cualquier otra en ese tiempo. No
obstante, debemos entender que este código de la ley no era, de
ninguna manera, el ideal de Dios. No reflejaba Su corazón porque
Israel había escogido otro estilo de vida. Habían rechazado la
regeneración y un pacto de concesión, así que Él les dio lo mejor
que pudo dentro de esa situación, pero no era el Jardín del Edén.
Algunas personas dicen que necesitamos poner la Ley Mosaica en
nuestros gobiernos para que los gobernantes puedan aplicar los
“ideales de Dios” en nuestras naciones…¡Pero la Ley del antiguo
pacto no era el ideal de Dios! Era simplemente una mejora de una
situación horrible que Israel había escogido.

En el nuevo pacto, encontramos el ideal de Dios en el


mandamiento de Jesús: “Este es mi mandamiento: Que os améis
unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12). Un par de
versículos más adelante, Él dice de nuevo: “Esto os mando: Que os
améis unos a otros” (Juan 15:17). La medida del antiguo pacto era
“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18), que estaba
basado en amor condicional. En otras palabras, era amar a otros
basándose en una medida propia. Jesús subió la medida en el nuevo
pacto cuando Él mandó a amar como Él ama, lo que supone un tipo
de amor incondicional. ¡Existe una gran diferencia entre el amor
condicional del antiguo pacto y el amor incondicional del nuevo
pacto! Su ideal no se reveló en el antiguo.

Como se ha mencionado en el capítulo anterior, el antiguo


pacto en realidad veló a Dios. A pesar de que las leyes eran
ligeramente mejores que aquellas que tenían los pueblos vecinos a
Israel, no estaban ni siquiera cerca de mostrar el corazón o los
ideales de Dios. Por ejemplo, Él no estaba diciendo que aprobaba la
esclavitud, sino algo como lo siguiente: “Si van a tener esclavos por
causa de esta horrible situación como gente sin regeneración, y yo
estoy en un pacto con ustedes y sé que no están haciendo las cosas
bien, no voy a darles una ley tan difícil que sea imposible para
ustedes de cumplir. Voy a darles una ley que está muy cerca de
ustedes. No voy a darles una ley basada en Mis ideales, en donde
todos somos libres e iguales, en donde el racismo y la misoginia no
existen, y todos somos iguales…Tal ley los mataría, y nunca podrían
cumplirla porque no están regenerados. En lugar de eso, voy a bajar
a su nivel, y voy a darles una ley que es similar (pero mejor) a la que
tienen los otros pueblos que los rodean, para que puedan cumplirla.”
Esa es la Ley que Él les dio, pero no fluyó de Su corazón. No lo
representa ni muestra quién realmente Él es. En lugar de eso, nos
muestra cómo el descendió al nivel de los israelitas para darles una
ley con la que pudieran identificarse y obedecerla.
Desafortunadamente, mucha gente ha leído la Ley como una
descripción de quién es Dios. Esto ha puesto un velo sobre los ojos,
que no los deja ver Su corazón, y todo lo que ven es leyes locas.
Tres mil años después, no podemos entender esas leyes en lo
absoluto por causa de que nuestras actuales leyes en los códigos
civiles modernos del mundo occidental son significativamente
mejores que el Código de Hammurabi u otras leyes del mundo
antiguo, incluyendo la Ley de Dios. La civilización, en general, no
ha parado de mejorar. La gente promedio del mundo actual vive
muchísimo mejor que los israelitas del mundo antiguo, y esto a
veces nos confunde porque no nos damos cuenta de que Ley fue un
reflejo de un período histórico y no del corazón de Dios.

LA CANCIÓN DE MOISÉS

Luego de que el pacto fuese ratificado y de que el fracaso de


Israel fuese profetizado, Dios le dice a Moisés que escribiese una
canción profética sobre eso:

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus


padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses
ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y
me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él; y
se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los
abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán
consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y
angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos
males porque no está mi Dios en medio de mí? Pero
ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el
mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses
ajenos. Ahora pues, escribios este cántico, y enséñalo a los
hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico
me sea por testigo contra los hijos de Israel. Porque yo les
introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye
leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se
volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e
invalidarán mi pacto. Y cuando les vinieren muchos males y
angustias, entonces este cántico responderá en su cara como
testigo, pues será recordado por la boca de sus
descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de
antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré
darles. Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó
a los hijos de Israel. (Deuteronomio 31:16-22)

La canción entera está registrada en Deuteronomio 32.


Moisés recita las palabras de la canción desde el principio hasta el
final mientras la asamblea de Israel oía. Él terminó con estas
palabras en Deuteronomio 32:46-47:

…y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras


que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros
hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de
esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por
medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la
tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión
de ella.

Inmediatamente después, en Deuteronomio 32:48-52, se


registra la muerte de Moisés. En Deuteronomio 33, Moisés bendice
a las tribus. Esto está un poquito fuera de orden, pero esto se debe a
que fue él quien escribió la mayor parte de la Ley. Luego, su
sucesor, Josué, añadió el hecho de la muerte de Moisés. Este era el
procedimiento estándar cuando alguien renovaba los votos y le
pasaba los derechos a su sucesor. Deuteronomio 34 nuevamente
registra la muerte de Moisés. Esto, también, debió haber sido algo
que añadió Josué para completar el pacto de vasallaje de
Deuteronomio.

Luego de esto, la Biblia no menciona otras renovaciones de


este pacto. Una vez que el pacto de paridad fue cambiado por un
pacto de vasallaje, no necesitó renovarse cuando cambiaba el
sucesor. Simplemente pasaba de generación en generación. Luego
de Josué vino una serie de Jueces. Luego Israel tuvo una sucesión de
tres reyes, Saúl, David, y Salomón. Luego de Salomón, el reino se
divide, y comienza una sucesión de distintos reyes que gobernaron
sobre Israel y Judá hasta que cayeron en cautividad. Durante la
historia de Israel, y hasta que Jesús vino con un nuevo pacto, el
pueblo vivió bajo el pacto de vasallaje que se registra en
Deuteronomio. Esencialmente, este pacto se extiende desde
Números 1 hasta el final del Antiguo Testamento, con un pequeño
cambio durante el reinado de David (tema que estudiaremos en el
capítulo que sigue.)

PREGUNTAS DE REPASO

1. El libro de Deuteronomio está basado en la misma estructura


de los antiguos pactos de vasallaje, y por eso se divide en…
¿cuántas partes?

2. En un pacto de vasallaje, el rey mayor establecía las reglas y


esperaba que el rey menor dijiese “amén”; esta parte del
arreglo del pacto era llamada ______________________

3. Verdadero o Falso: Dios dio una Ley que era imposible de


cumplir, haciendo a Jesús el único que capaz de cumplirla.

4. ¿Cuáles son los dos libros de la Biblia que han causado el


mayor número de ateos?

PALABRAS CLAVE

Marcionismo

MATERIAL DE REPASO

Pablo Copan, Is God A Moral Monster?: Making Sense of The Old


Covenant God.

Scott Hahn, Kinship By Covenant.

Meredith G. Kline, Treaty of the Great Kings.


Jason Meyer, The End of The Law: Mosaic Covenant in Pauline
Theology.

John H. Walton, Ancient Near Eastern Thought and the Old


Covenant.

49
Ancient Near Eastern Thought and the Old Testament de John H.
Walton muestra pactos de vasallaje entre otras naciones
contemporáneas a Israel, encontrados en excavaciones
arqueológicas. Todos contienen la misma estructura de cinco partes.
Otro libro excelente en este tema es Treaty of the Great King, de
Meredith G. Kline, quien fue una de las personas más eminentes en
el estudio de los pactos antiguos. Este libro es un comentario a
través del libro de Deuteronomio y explica cómo las cinco partes del
pacto funcionan.
50 Copan, Is God a Moral Monster?, 121. Aquí Copan muestra
cómo las malas traducciones han hecho que la Ley en algunas partes
suene como si incluyese mutilaciones en algunos lugares, pero en
realidad no es así.
51
El libro de Jason Meyer, The Enf of the Law: Mosaic Covenant in
Pauline Theology muestra el contraste entre el nuevo pacto y el
pacto mosaico dentro del Nuevo Testamento.
CAPÍTULO DOCE

EL PACTO DAVÍDICO
Muchos años después de la inauguración del pacto mosaico,
Dios hace un pacto especial con David en el medio del mismo. Era
muy distinto, como veremos, al pacto con Moisés. Luego de
establecer un pacto de vasallaje con Josué, los israelitas
conquistaron la Tierra Prometida. Al final de su vida, Josué no
levantó a un sucesor, lo que resultó en una serie de jueces que
gobernaron sobre Israel. Estos están registrados en el libro de
Jueces, que cuenta la historia del ciclo de Israel alejándose de Dios,
hasta que la calamidad venía y Dios enviaba a un juez para
rescatarlos. Cuando un juez moría, el ciclo se repetía.
Eventualmente, el profeta Samuel comienza a liderar la nación como
un juez, y unge al primer rey de Israel, Saúl. A pesar de que éste
comenzó bien, se apartó de Dios y necesitó ser reemplazado por el
rey más grandioso de Israel, David.

A pesar de que algunas personas debaten respecto a si Dios


quería o no que Israel tuviese reyes, vemos que en las promesas de
Abraham Dios menciona que futuros reyes vendrían de su linaje
(Ver Génesis 17:6). Él le repite esta promesa de futuros reyes al
nieto de Abraham, Jacob (Ver Génesis 35:11). Aquí no vemos que el
problema era necesariamente con los reyes. En lugar de eso, cuando
estudiamos la historia de Saúl, vemos que el problema era que la
gente había apartado sus corazones de Dios, rechazándolo y
buscando el favor de un rey terrenal. Como resultado, obtuvieron a
Saúl. No obstante, si hubiesen esperado a que Dios estuviese listo
para darles un rey, quizás David hubiese sido su primer rey, y no
hubiesen tenido que soportar los cuarenta años de liderazgo déspota
de Saúl.

Cientos de años después de Josué y el cambio del pacto de


paridad a uno de vasallaje, llegamos al rey David y su pacto, que se
encuentra en 2 Samuel 7 y en el Salmo 89. El canon para el pacto
davídico incluye 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Crónicas, 2 Crónicas, 1
Reyes, 2 Reyes, Cantar de los Cantares, Proverbios, Eclesiastés, y
algunos de los Salmos. No todos los 150 salmos son parte del canon
porque tuvieron diferentes autores y fueron escritos en distintos
tiempos históricos. Por esta razón, no todos encajan dentro del pacto
davídico.

UNA CASA PARA DIOS

En 2 Samuel 7, vemos que David era un líder adulto y


maduro, que había pasado la mayor parte de su liderazgo como un
maravilloso adorador de Dios. Ahora había decidido construir una
casa para Dios. Él ya había construido su propia casa, y sentía cierta
condenación respecto al hecho de que Dios tuviese que vivir en una
tienda (el tabernáculo), mientras él estaba viviendo en un palacio.
Cuando David le comenta al profeta Natán respecto a su idea de
construir una casa para Dios, éste le responde: “Haz lo que sea que
esté en tu corazón.” Esta fue la respuesta intuitiva de Natán, porque
no había pasado ningún tiempo orando al respecto. Sabemos esto
porque en la mitad de la noche, Dios le habla a Natán y le dice que
Él no quería que David le construyese una casa, y también le hace
muchas promesas a David.

Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has


de edificar casa en que yo more? Ciertamente no he
habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de
Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y
en tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los
hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las
tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi
pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado
casa de cedro?

Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho


Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las
ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre
Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y
delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado
nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en
la tierra. Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo
plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea
removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,
desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti
te daré descanso de todos tus enemigos.

Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y


cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres,
yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará
casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él
hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con
azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se
apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de
delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para
siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable
eternamente. Conforme a todas estas palabras, y conforme a
toda esta visión, así habló Natán a David. (2 Samuel 7:5-17)

Este es el pacto que Dios hace con David. En respuesta, éste


entra en la presencia del Señor y, en el versículo 19, dice: “Y aun te
ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de
la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el
hombre, Señor Jehová?” Las versiones actuales de la Biblia no han
traducido fielmente lo que este versículo en verdad muestra. De
hecho, algunas traducciones ponen una nota al pie y cambian “el
hombre” por “con la raza humana”. Eso no da un sentido más real
de lo que David estaba comunicando. En el lenguaje original, se ve
que es claro que David estaba muy entusiasmado acerca de lo que
Dios acababa de decirle, y producto de este sentimiento, dice: “Esto
es tan grande, que no es solo para mí, sino para toda la raza
humana.” Estaba declarando una poderosa verdad y promesa para el
futuro. Este es en verdad el núcleo del pacto davídico. Pero
completamente se pasa por alto si leemos sin prestar atención al
lenguaje original.
David sigue diciendo en los versículos 28-29:

Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son


verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a
bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca
perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has
dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo
para siempre.

Los estudiosos de la Biblia han debatido largamente respecto


a si Dios hizo o no pacto con David, o si simplemente éste tuvo
promesas. En el Salmo 89, que fue escrito por Etán, uno de los tres
videntes que sirvieron en la tienda de adoración de David. Acerca de
este evento, Etán escribió:

Hice pacto con mi escogido; Juré a David mi siervo,


diciendo: Para siempre confirmaré tu descendencia. Y
edificaré tu trono por todas las generaciones. (Salmo 89:3-
4)

Aquí vemos que durante ese período histórico, la gente no


veía a las promesas de Dios a David como simples palabras, sino
como un pacto.

CUATRO PROMESAS PRINCIPALES

Este pacto entre David y Dios contiene cuatro promesas


principales:

1. Engrandeceré tu nombre.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

3. Te construiré una casa.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.


1. Engrandeceré tu nombre.

Esto repite la promesa de Dios a Abram en Génesis 12. En


contraste a lo que la gente anhelaba al construir la Torre de Babel
para hacerse un nombre grande para sí mismos, Dios elige a Abram
y le promete engrandecer su nombre. Aquí, Él hace lo mismo con
David. Él resume la historia de Su relación con David (Ver 2
Samuel 7:8-9), y luego le ofrece este pacto que repetía algunas cosas
del pacto con Abraham: “Yo he estado contigo por dondequiera que
has ido, y por ti he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a
hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra.” (2 Samuel
7:9. NVI) Como el pacto abrahámico, este era un pacto de
concesión. Aparentemente, Dios siempre quiere hacer pactos de este
tipo. Hizo pactos de concesión con Noé y Abraham, y trató de hacer
uno así con Israel, pero lo rechazaron y pidieron uno de paridad, que
eventualmente llegó a ser un pacto de vasallaje. En el medio de este
sistema de vasallaje, David se erige como un hombre que
genuinamente quería honrar al Señor, y, en respuesta, el Señor lo
honra. Así que la primer parte de la promesa de Dios a David es
hacer su nombre grande o famoso.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

En la segunda parte de la promesa a David, Dios habla de Su


relación con el hijo de David, el primer sucesor de su línea familiar.
Acerca de él, Dios dice:

Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el


trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí
hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de
hombres, y con azotes de hijos de hombres. (2 Samuel 7:13-
14)

Estos versículos hablan del hijo de David, Salomón.

3. Te construiré una casa.


En su deseo de honrar a Dios, David quería construirle una
casa, así que Dios en respuesta quiere construirle una casa a David,
o un linaje.

…desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a


ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová
te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean
cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después
de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y
afirmaré su reino. (2 Samuel 7:11-12)

En el mundo antiguo, si la gente hablaba de “la casa de David”, se


referían al linaje y a los sucesores que seguían con el reinado. Así
que la tercera parte de la promesa de Dios a David fue un linaje.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.

La cuarta promesa que Dios le hace a David se encuentran en


los versículos 13 y 16: “…y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino.”, “Y será afirmada tu casa (linaje) y tu reino para siempre
delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.” En otras
palabras, Él le promete a David un linaje eterno.

COMPARATIVA ENTRE LOS PACTOS

Como este pacto era un pacto de concesión, tiene muchas


similitudes con el pacto abrahámico. Como cualquier pacto de
concesión, no tiene la cláusula “a menos que te equivoques y
arruines todo”. Era incondicional. También, ambos pactos prometían
una bendición de todas las naciones a través de una simiente.
Estamos más familiarizados con este término con el pacto
abrahámico porque Pablo lo interpretó en Gálatas 3-4 para
ayudarnos a entender que Dios estaba hablando de Jesús. La
simiente que le fue prometida a Abraham no fue simplemente Isaac,
sino también Jesús. Así que, cuando Abraham recibió el pacto de
que sería de bendición para todas las naciones de la tierra,
significaba que bendeciría a todos, lo que tuvo lugar en el nuevo
pacto. El diagrama que sigue muestra el efecto del pacto
abrahámico:
El mismo concepto existe en 2 Samuel 7:12-14:

Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres,


yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual
procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará
casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él
hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con
azotes de hijos de hombres

Aquí, Dios estaba hablando de Salomón, el hijo de David en


el contexto inmediato, pero también estaba hablando en un contexto
más amplio de Su Hijo Jesús, quien claramente era tanto Hijo de
Dios como descendiente de David. Este lenguaje habla de una
distancia futura y de promesas mucho más grandes de las que
cualquier otro rey terrenal había jamás experimentado. Esto se
confirma en Hebreos 1:5, en donde el escritor cita este pasaje en
referencia a Jesús: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él
Padre, y él me será a mí hijo?” Al citar directamente de la promesa
a David, el escritor de Hebreos nos está mostrando que la misma en
realidad se cumplió de una manera más amplia en Cristo. Jesús, el
Hijo de Dios e hijo de David, fue en realidad el cumplimiento
perfecto, no solo Salomón.

De hecho, la promesa en 2 Samuel 7:14: “Yo seré su padre,


y él será a mí hijo…” se refiere más bien a Jesús que a Salomón. No
obstante, la segunda parte del versículo muestra que este versículo
no habla únicamente de Jesús. La promesa sigue diciendo: “Y si él
hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de
hijos de hombres” obviamente, eso no encaja con Jesús, porque Él
no hizo el mal (Ver Hebreos 4:15). Esta parte está dirigida a
Salomón, quien hizo el mal al final de su reinado. También, algunas
versiones (como la NVI) traducen esta frase como “cuando haga
mal”, y otras versiones dicen, “si hiciera el mal”, mostrando en
realidad el carácter condicional. Salomón no estaba predestinado a
hacer el mal, sino que tenía opciones. En el caso de optar por hacer
el mal, Dios había prometido corregirlo.
Vemos una similitud significativa entre los pactos
abrahámico y davídico, como se ilustra en el diagrama que sigue a
continuación. El pacto de Dios con David fue una bendición para
David en ese momento; y el pacto de Dios con Abraham también
fue una bendición para Abraham, pero ambos, cuando el nuevo
pacto llegó, se volvieron una bendición para la humanidad. Dios le
prometió a Abraham que su simiente algún día sería de bendición
para todas las naciones, y lo mismo hizo con el linaje de David.
Esto muestra un contraste con el pacto mosaico, que jamás
tuvo la intención de ser de bendición para todas las naciones. De
hecho, en realidad se convirtió en un horrible peso sobre Israel.
Como hemos discutido previamente, Dios también quería bendecir a
Israel con un pacto de concesión. Vemos en Su ofrecimiento que Él
quiso extender la promesa de ser de bendición para toda la tierra,
también. Esto es lo que significaba ser una nación de sacerdotes.
Como una nación cuyos individuos tuviesen una relación directa con
el Señor, Israel hubiese sido la representante de Dios en la tierra. A
través de ellos y de su relación con Él, Dios quería bendecir a la
tierra entera al atraer a las personas a Su presencia. Esa fue la
intención de Dios, pero Israel la rechazó. Como resultado, el pacto
mosaico no fue una bendición para todo el mundo. Podía bendecir a
Israel solo si cumplían su parte del pacto y no traían maldiciones
sobre sí mismos. No obstante, eso no pasó muy a menudo.

Otra similitud entre los pactos con Abraham y David, es la


mención de Melquisedec. La Escritura solo menciona a Melquisedec
en tres lugares. La primera es en Génesis 12, cuando Abram lo
conoce. La segunda, en el Salmo 110, cuando David escribe sobre
él. La tercera, está en el capítulo 7 de Hebreos. En otras palabras, en
el Antiguo Testamento, Melquisedec solo se menciona en el
contexto de Abraham y David. Significativamente, el Salmo 110 es
el pasaje del Antiguo Testamento más citado en el Nuevo
Testamento (citado más de 30 veces). Es un salmo increíblemente
importante dentro del Nuevo Testamento, que fue escrito por David
y que menciona a Melquisedec. La tercera mención, en el libro de
los Hebreos, es en el contexto de la transición del antiguo pacto al
nuevo pacto. Vamos a ampliar este tema en detalle en el capítulo 17.
Por ahora, el hecho importante es que a través del Antiguo
Testamento, solo Abraham y David se refirieron a Melquisedec.

Luego de la muerte de David, en las siguientes generaciones


la nación se divide en dos y declinan hacia la maldad. A través de
esos años de apostasía, los profetas regularmente hablaban de la
restauración de la casa de David, refiriéndose al cumplimiento del
pacto davídico. En Isaías 9, 11, y 55; Jeremías 3 y 23; Ezequiel 34 y
37; Miqueas 5; y Amos 9, Dios habla a través de Sus profetas acerca
de un futuro levantamiento del “tabernáculo caído de David”, que es
una referencia a la casa o dinastía de David. Una y otra vez, Dios
promete restaurarlo y cumplir Su promesa a David. El pasaje más
famoso de los anteriores es Amos 9, que se cita en Hechos 15 para
probar que el Reino de Jesús es la restauración del tabernáculo caído
de David. En contraste, ninguno de los profetas habló de la
restauración o del cumplimiento del pacto mosaico. En ningún
momento profetizaron respecto a Dios atrayendo a la nación para
volver al pacto mosaico. De hecho, no se profetizó nada positivo
respecto a la Ley en lo absoluto. En lugar de eso, los profetas
hablaban de la restauración del pacto davídico. Esto es una
diferencia significativa entre ambos pactos.

De esta manera, el pacto davídico se situaba en una postura


muy diferente respecto a la naturaleza del pacto mosaico imperante
en aquellos días. En el medio del pacto de vasallaje de Dios con
Israel, David recibe un pacto de concesión simplemente porque su
corazón fue recto. Él amó al Señor y quiso honrarlo, y por eso el
Señor pudo darle un pacto de concesión mientras que el resto de
Israel aún vivía bajo el sistema del pacto de vasallaje de
Deuteronomio. El resto de Israel veía a Dios a través de este velo,
porque habían entenebrecido Su identidad, pero David de alguna
manera fue capaz de ver a través del velo y amar al Señor de una
manera en la que no se había visto hasta entonces. De esta manera,
el pacto davídico se separa del contexto más amplio que se estaba
viviendo en ese entonces, y se convierte en una pieza clave del
nuevo pacto.

LA CONEXIÓN CON EL NUEVO PACTO

Mateo 1:1 marca el comienzo del Nuevo Testamento con


estas palabras: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David,
hijo de Abraham.” Este es el comienzo del canon del nuevo pacto, y
comienza con una referencia a David y a Abraham, los únicos dos
que tuvieron pactos de concesión en el Antiguo Testamento. El
nuevo pacto comenzó entre la Última Cena y la muerte de Jesús en
la cruz, pero Mateo 1:1 marca el comienzo de la historia del nuevo
pacto, mostrando una conexión entre el pacto davídico y el pacto
abrahámico al decir que Jesús, el Mesías, era hijo de David e hijo de
Abraham. En otras palabras, Él es el cumplimiento de las promesas
hacia Abraham y David. Luego Mateo detalla la genealogía desde
David hasta Jesús para mostrar que, literalmente, era del linaje de
David. No era un hijo simbólico de David, sino que tenían la misma
sangre. Lucas también demuestra esto en su genealogía. Jesús es el
hijo de David profetizado y prometido.

En Lucas 1, cuando el ángel Gabriel visita a María, él


específicamente menciona al pacto davídico en su declaración:

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia


delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y


llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será
llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono
de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:30-33)

2 Samuel 7 contiene cuatro promesas específicas, que ya


enlistamos al comienzo. Cuando Gabriel apareció, declaró el
cumplimiento de cada una de esas promesas hechas a David. No hay
dudas de por qué María quedó sorprendida ante sus palabras. No
solo le estaba diciendo que ella iba a tener un hijo siendo virgen (lo
que ya es sorprendente) sino que también su hijo sería el
cumplimiento del pacto davídico que todo Israel había estado
esperando. Esta es la lista de las promesas y su cumplimiento en
Jesús:

Promesas del pacto davídico:

1. Engrandeceré tu nombre.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

3. Te construiré una casa.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.


Cumplimiento en Jesús en Lucas 1:32-33:

1. Este será grande.

2. Será llamado Hijo del Altísimo.

3. Dios le dará el trono de su padre David.

4. Reinará para siempre y Su reino no tendrá fin.

Aquí, las mismas cuatro promesas del pacto davídico se


repiten en el Nuevo Testamento, pero la mayoría de los cristianos no
están al tanto de esto.

A través del Nuevo Testamento, Jesús es llamado el Hijo de


Dios. Esto, por supuesto, hace referencia a Su identidad como
miembro de la Trinidad. Pero en realidad es más que eso. La
referencia a Jesús como Hijo de Dios hace referencia a la promesa
que David recibió, cuando Dios dijo “Seré Su padre, y él será a mí
hijo” (2 Samuel 7:14). Cuando la gente llamaba a Jesús como Hijo
de Dios, se estaban refiriendo al pacto con David. En otras palabras,
el razonamiento era: “Jesús es el Hijo de Dios que le fue prometido
a David.” Él es el Hijo de Dios y el Hijo de David. Ambos términos
son usados para referirse a este concepto. Por eso el ciego Bartimeo
clamó, “Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!” (Marcos
10:47). Él estaba llamando a Jesús identificándolo como Aquel que
había cumplido la promesa dada a David. Esto quiere decir que
cuando leemos Hijo de Dios en el Nuevo Testamento, tenemos que
ponerlo en un contexto apropiado para entender su correlación con
el pacto davídico.

De la misma forma, cuando la gente llamaba a Jesús como


Hijo de Dios o Hijo de David, en contexto se referían al hijo
prometido que tomaría el trono de David y cuyo trono no tendría fin.
Decirle a Jesús Hijo de Dios o Hijo de David era lo mismo que
decirle Rey. Por eso, cuando Jesús menciona al Reino, estaba
hablando acerca de tomar el pacto con David como el rey que
tomaría el reino y se sentaría en un trono que no tendría fin. La
diferencia está, por supuesto, en que lo que fue prometido a David
en lo natural fue cumplido por Jesús en el reino del Espíritu. Esto
explica la confusión que tuvieron algunos de los seguidores de
Jesús. Ellos sabían que Él era el cumplimiento del pacto davídico,
pero no entendieron que el Reino sería espiritual. Ellos pensaron que
Él se sentaría en un trono terrenal en Jerusalén y reinaría sobre
Jerusalén. Jesús trató de cambiar sus pensamientos con
declaraciones como, “…El reino de Dios no vendrá con
advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino
de Dios está entre vosotros.” (Lucas 17:20-21) Es fácil entender
ahora por qué todos estaban tan confundidos cuando incluso Jesús
mismo trazó una comparación entre Él y Sus discípulos y David y su
compañía:

Aconteció en un día de reposo, que pasando jesús por los


sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían,
restregándolas con las manos. Y algunos de los fariseos les
dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días
de reposo? Respondiendo jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis
leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que
con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los
panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino
sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que
estaban con él? Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor
aun del día de reposo. (Lucas 6:1-5)

Durante el tiempo en que estuvieron con Él, los discípulos


pensaron todo el tiempo respecto a Jesús y Su Reino en términos
naturales. No fue hasta después de la muerte y resurrección de Jesús
que se dieron cuenta de que Su Reino era, en realidad, un reino
espiritual que también impacta el plano natural. Lo que es
importante que nosotros entendamos es la perspectiva del pacto
davídico a través de todo el ministerio de Jesús, como así también
cuando hizo referencias al Reino de Dios, y de todas las veces que la
gente lo llamaba Hijo de Dios o Hijo de David. Ocasionalmente,
también fue llamado Hijo de Abraham. Así, es incluso más claro
entender que Jesús vino como un cumplimiento tanto el pacto
davídico como abrahámico.

No obstante, Él no vino a cumplir el pacto mosaico o antiguo


pacto, sino a reemplazarlo. La Ley no tenía promesas que
necesitasen ser cumplidas en el futuro, como los pactos con
Abraham y David. En lugar de eso, fue un sistema temporal con
promesas de las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la
desobediencia. Como vemos en Deuteronomio, Dios le dice a los
israelitas que fallarían y que irían a un exilio, pero también les dice
que Él los traería de vuelva y circuncidaría sus corazones. En otras
palabras, Él comenzaría un nuevo pacto. El punto es que, así como
el nuevo pacto es el cumplimiento de los pactos davídico y
abrahámico, también es la destrucción del pacto mosaico.52 Esto
marca un cambio muy fuerte en la manera de pensar de muchas
personas, que ven a todos los pactos como similares e
interconectados. En realidad, son completamente diferentes y
separados de los otros. Los pactos davídico y abrahámico se
cumplieron en Jesús y continuaron a través de Su Reino eterno. Pero
el pacto con Moisés no continúa. Fue un arreglo temporal, y ya no
aplica. Nunca tuvo la intención de ser algo eterno. Este tema se
estudiará más en detalle en los últimos capítulos.

LA NATURALEZA DEL REINO

Vemos una conexión más profunda entre el pacto davídico y


el nuevo pacto en el libro de los Hechos, que continúa la historia de
Jesús y Sus discípulos que comienza en el libro de Lucas. El libro
comienza refiriéndose a la historia de Jesús que se cuenta en Lucas.
Nos dice que luego de que Su resurrección, Jesús se aparece a Sus
discípulos y les enseña del Reino de Dios por cuarenta días (Ver
Hechos 1:13). El único tema del que Jesús enseñó antes de dejar la
tierra, fue del Reino. Durante este tiempo le dio a Sus discípulos este
mandamiento:

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén,


sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo,
oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua,
mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro
de no muchos días. (Hechos 1:4-5)

La orden es muy importante. Primero, Él les enseñó del


Reino; luego des dice que esperen la promesa del Padre de darles el
Espíritu Santo. La primera respuesta de los discípulos fue preguntar
si ya había llegado el tiempo en que Jesús cumpliría la promesa de
David al restaurarle un reino terrenal a Israel. Claramente, aún no
entendían del Reino. Habían estado oyendo todas las enseñanzas del
Reino, y cuando Jesús les habla de la promesa del Padre, lo
interpretaron en un contexto de un reino natural. Aún pensaban que
Jesús sería un rey terrenal. Jesús les responde diciéndoles: “Y les
dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el
Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). En otras palabras, Él
les dijo que no les diría cuándo sucedería. Luego agregó: “Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría,
y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8) Inmediatamente
después, la Escritura sigue: “y habiendo dicho estas cosas, viéndolo
ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus
ojos.”(Hechos 1:9)

Lo que los discípulos no se dieron cuenta en ese momento es


que esta promesa del Espíritu Santo era, en realidad, la respuesta a
sus preguntas respecto a la restauración del Reino. Jesús les dijo,
“No voy a decirles exactamente cuándo, pero sí les diré cómo:
Recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes.” Esto
es incluso más claro cuando miramos el texto en el griego original.
En el versículo 6, cuando los discípulos le preguntan: “…Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”, la palabra reino
viene de la palabra griega basileia, que significa autoridad (también
realeza y reinado)53. Le estaban preguntando cuándo le devolvería la
autoridad a Israel, pero Jesús les responde: “No os toca a vosotros
saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad (basileia). Pero recibirán poder (dunamis54)…”, para
contrastar la diferencia entre lo que los discípulos esperaban y la
naturaleza de Su Reino. Él les estaba diciendo, “No voy a restaurar
una estructura de autoridad. Voy a darles el poder para que sean mis
testigos o delegados”

Un erudito escribió esto:

Respecto a la pregunta de los discípulos en torno a la


restauración del reino a Israel y los tiempos y sazones, Jesús
inmediatamente establece: “Pero recibirán poder con la
venida del Espíritu Santo sobre ustedes y sean mis testigos
en Jerusalén, Judea, Samaría, y hasta lo último de la tierra.”
Esta es una pista muy grande respecto a su pregunta. Ellos le
estaban preguntando acerca de la restauración de la autoridad
o dominio, y Jesús responde que recibirían autoridad o poder
cuando el Espíritu Santo viniese sobre ellos. Cuando Jesús
estuviese reinando en Su Reino, en la verdadera Israel en el
Cielo, Él les enviaría Su autoridad y poder para dominar el
Israel de Dios en la tierra a través de sus creyentes, por
medio del Espíritu Santo. Así comenzó la restauración del
Reino.55

Esto expresa, en parte, el cambio al que Jesús los estaba


guiando. Él los estaba desafiando a que dejen de pensar en un reino
natural y comenzasen a entender el poder sobrenatural necesitado
para operar y reinar sobre Su Reino.

Otro ángulo sobre este tema puede verse claramente en


Lucas 20, un poco antes en la historia:

Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de


David? Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos
(citado del Salmo 110): Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a
mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de
tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su
hijo? (Lucas 20:41-44)

Los fariseos le habían hecho a Jesús la pregunta antagónica a


la que le habían hecho los discípulos, y Él les da una genial
respuesta que los deja callados. Luego Él les hace esta pregunta,
para la que ninguno tuvo respuesta. De hecho, Su respuesta fue
abrumadora para ellos. Él estaba estableciendo, “Como el Mesías,
voy a sentarme en la diestra del Padre mientras todos Mis enemigos
son puestos bajo Mis pies.” Los fariseos estaban sorprendidos e
incluso amenazados por la respuesta de Jesús. Dos capítulos
después, Jesús reintroduce esta idea en la Última Cena, cuando dijo:
Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a
mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os
sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel. (Lucas
22:29-30)

Algunas traducciones usan la palabra pacto en lugar de la


palabra reino. Puede ser traducida de ambas maneras, dependiendo
del contexto. En realidad, significaba ambas: Él les estaba dando el
Reino del pacto, o el Reino que le había sido pactado a David. El
Padre había llamado a Jesús como Su Hijo y le había dado un Reino
como heredero de las promesas de David. Ahora Jesús, al final de
Su ministerio, impartió ese Reino a Sus seguidores. Él se refirió a
ellos como el nuevo liderazgo sobre la tierra, de la misma manera en
la que el Padre lo había hecho el primer líder de la tierra. Los
discípulos no entendieron lo que Jesús había querido decir, y es por
esta razón por la que Él les enseñó del Reino por cuarenta días luego
de resucitar. Él les estaba dando el gobierno del Reino sobre la
tierra.

LA RESURRECCIÓN

En Lucas 24, Jesús explica las promesas del pacto a los dos
discípulos camino a Emaús. Cuando Jesús aparece y comienza a
caminar con ellos, no lo reconocen. Cuando Él les pregunta respecto
a su desánimo, ellos le dan su entendimiento respecto a la muerte de
Jesús, incluyendo esta declaración: “Pero nosotros esperábamos
que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo
esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.” (Lucas 24:21)
Esta era la imagen que ellos tenían de Jesús: un gran profeta,
poderoso en Sus palabras y frente a las personas, pero que ahora los
fariseos lo habían entregado y había sido crucificado. Ellos estaban
esperando que Él cumpliese el pacto davídico en el plano natural y
redimiese a Israel. Claramente, no tenían ni idea de lo que en verdad
estaba sucediendo. Luego le dicen a Jesús respecto a la mujer que
había dicho que había resucitado. Cuando ellos terminaron, Jesús
“comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les
declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.” (Lucas
24:27) Como ellos no entendían, Jesús los llevó a las Escrituras y les
mostró cómo todas apuntaban a Él, y a Su muerte y resurrección,
que tendría como resultado el ser glorificado. Jesús les explica la
importancia de la resurrección, algo que es importante entender
hasta el día de hoy.

Bajo el sistema mosaico, un cordero debía morir para cubrir


los pecados de la gente. Por causa de la dispersión de sangre, Israel
era perdonado por otro año. Luego llegó Jesús como el cordero
perfecto y sin pecado, con sangre perfecta, y murió por nuestros
pecados. Pero, en su muerte, Él emitió perdón. Si Él hubiese muerto
pero no hubiese resucitado, todos estaríamos, igualmente,
perdonados. Ninguno de los corderos del Antiguo Testamento
resucitó jamás, así que en Su muerte, Él ya había cumplido esa
sombra y figura. ¿Cuál es, entonces, la importancia de Su
resurrección? La respuesta es simple. A través de Su muerte, Él nos
dio perdón; y a través de Su resurrección, Él hizo una nueva
creación. Es por esta razón que Jesús es llamado la primicia: Él fue
el primero en ser levantado de la muerte. Y ahora, como Él y por el
poder de Su muerte y resurrección, nuestros viejos hombres mueren
y son resucitados como nuevas criaturas, que son empoderados para
vivir justificados por la gracia. Por esta razón, salimos de nuestras
vidas de muerte y pecado, que Él ha perdonado y limpiado, y
caminamos en una nueva vida. En otras palabras, si Jesús solamente
hubiese muerto, seríamos perdonados, pero no seríamos
empoderados para vivir de una manera diferente. Esto es muy
importante pero a veces lo pasamos por alto en el mensaje del
Evangelio. A través del libro de los Hechos, los apóstoles pusieron
un mayor enfoque en la resurrección de Jesús, en la ascensión, y en
la entronización a la diestra del Padre. Esta era lo más importante en
su mensaje de salvación. Sin eso, la promesa de David no hubiese
podido ser cumplida.

Esto es evidente en el sermón de Pedro en Hechos 2, en el


día de Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección de
Jesús. Cuando el Espíritu Santo se derramó en los creyentes, los que
los miraban estaban confundidos y pensaron que estaban borrachos.
Por eso, Pedro tiene que explicar que lo que estaba sucediendo era el
cumplimiento de la profecía de Joel 2:
Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu
sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros
ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y
sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu,
y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales
abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se
convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga
el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo. Varones israelitas,
oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios
entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que
Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros
mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo
y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis
por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó,
sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible
que fuese retenido por ella. (Hechos 2:22-24)

Aquí vemos la doctrina de Christus Victor. Jesús no sufrió la


ira del Padre, sino que el Padre y el Hijo planearon juntos enviar a
Jesús a la tierra para morir y quitarle el poder a la muerte. Esto es
claramente evidente por la declaración: “era imposible que fuese
retenido por la muerte.” Cristo vino y la venció. Luego de
establecer esto, Pedro comienza a predicar desde el Salmo 16,
escrito por David:

Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de


mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual
mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne
descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el
Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste
conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu
presencia. (Hechos 2:25-28)

Desde el versículo 25 en adelante, el sermón tiene un foco


muy davídico, ya que Pedro comienza a comparar a David con
Jesús, mostrando cómo Jesús cumplió las promesas del pacto de
Dios con David.
Varones hermanos, se os puede decir libremente del
patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro
está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y
sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su
descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo
para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la
resurrección de Cristo… (Hechos 2:29-31)

¿Cómo se sentó Jesús en el trono de David? De acuerdo a


Pedro, la promesa de que David tendría una descendencia en el
trono se cumplió con la resurrección de Jesús. El sermón continúa:

…que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio


corrupción. A este jesús resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de
Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu
Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque
David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a
tus enemigos por estrado de tus pies. (Salmo 110) Sepa,
pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este jesús
a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y
Cristo. (Hechos 2:31-36)

En otras palabras, Jesús no solo fue el Mesías, sino también


el rey, el rey que habían estado esperando que se sentase en el trono
de David para restablecer su reinado. Él era el cumplimiento de la
profecía del Salmo 110, porque Él había ascendido al cielo y se
había sentado a la diestra del Padre. La ascensión de jesús cumplió
la promesa hecha a David, aquella que decía que él tendría una
descendencia que reinaría en un reino eterno que no tendría fin.

Cuando la gente oyó esta verdad, la que decía que ellos


mismos habían crucificado al verdadero rey que habían estado
esperando durante tanto tiempo, se compungieron de corazón. En
respuesta, Pedro les dice que se arrepintiesen y que sean bautizados
en el nombre de Jesús, para el perdón de los pecados. Luego,
recibirían al Espíritu Santo. El tema central del mensaje
evangelístico de Pedro fue el pacto davídico. De eso se trata el
nuevo pacto, del cumplimiento de las promesas hechas a Abraham y
a David.

En esos dos pactos, vemos las dos caras del nuevo pacto:
Jesús como rey y como Mesías. En cumplimiento del pacto
davídico, Jesús era ahora el rey que reina sobre todo y cuyo Reino
no tiene fin. Ante este Reino, todos estamos subyugados.

Para que en el nombre de jesús se doble toda rodilla de los


que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y
toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria
de Dios Padre. (Filipenses 2:10-11).

En cumplimiento del pacto abrahámico, Jesús es también el


Mesías: el perfecto cumplimiento de la figura dada en la historia de
Abraham e Isaac como hijo crucificado. Esta es la manera en la que
los primeros cristianos predicaban el evangelio. En ese contexto, los
judíos de ese tiempo lo entendían. Muchos cristianos modernos
pasan por alto este tema central por causa de la falta de
entendimiento respecto a los pactos davídico y abrahámico, pero
aquellos que oyeron el mensaje predicado el día de Pentecostés
entendieron exactamente lo que Pedro quiso decir. Como resultado,
tres mil personas se convirtieron al Señor, en lo que fue el primer
mensaje luego de la ascensión de Jesús y la inauguración del nuevo
pacto (en contraste a los tres mil que habían muerto con la
inauguración del antiguo pacto). Verdaderamente, la Ley mata, pero
el Espíritu da vida (ver 2 Corintios 3:6).

Desafortunadamente, los cristianos modernos no entienden


cómo Jesús ya cumplió los pactos con Abraham y David al ascender
y sentarse a la diestra de Dios el Padre, y es por esto que muchos
creen que Jesús volverá en algún momento a la Jerusalén terrenal y
se sentará en el trono de David para establecer Su reino en el futuro.
La Biblia no enseña eso. Hay muchísima confusión respecto al tema
del reino de mil años que se menciona en Apocalipsis 20. No
obstante, ese pasaje en ninguna manera indica un reinado físico en la
tierra desde Jerusalén. Esa idea ha sido insertada por personas que
no entienden que Jesús ya se ha sentado en el trono de David en el
cielo. Han malinterpretado Hechos 2, y como resultado, han creado
algunos entendimientos erróneos acerca del futuro y del reinado de
Jesús. Irónicamente, los discípulos también esperaban que Jesús
volviera y se sentase en un trono terrenal en Jerusalén, y también
estaban completamente errados. No fue hasta el día de Pentecostés
que entendieron cómo Dios cumplió las promesas a David. Por
causa de que esta realidad fue el foco del primer mensaje
evangelístico luego de la ascensión de Jesús, no podemos pasarlo
por alto.

El resultado final es este: el pacto davídico está consumado.


Ya se ha cumplido en su totalidad en Cristo, y ahora estamos
viviendo dentro del Reino del Rey Jesús como Sus embajadores en
la Tierra. El pacto davídico ha hecho de Jesús un rey, y Su Reino
nos ha sido otorgado a nosotros, Sus representantes. Una de las
maneras en las que podemos demostrar Su Reino es a través de lo
sobrenatural, porque Su Reino no es uno terrenal sino uno espiritual,
pero que ejerce influencia sobre la tierra.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Cuando el Señor dice que Él le construiría una casa a David,


Él no estaba hablando literalmente de una casa, sino que le
daría un l__________ y que haría su nombre grande.

2. ¿Qué clase de pacto son tanto el pacto abrahámico como


davídico?

3. Verdadero o Falso: El pacto mosaico eventualmente se


convirtió en una bendición para la humanidad.

4. ¿Qué versículo nos muestra que Jesús era tanto el Hijo de


David como el de Abraham?

5. Bajo el antiguo pacto, tres mil personas _________________


en un día; mientras que en el nuevo pacto, tres mil personas
fueron ____________ en un día

6. El tema principal del primer mensaje evangelístico de Pedro


en el día de Pentecostés fue el cumplimiento del
pacto______________.

52 Una prueba sólida de esta declaración se encuentra en el libro


de Don Preston, Torah to Teleos: The Passing of the Law of
Moses. A pesar de que Preston sea un preterista total, es muy
significante su estudio respecto al fin de la Ley en el año 70 D.C.
53 Concordancia Strong, Griego #932
54 Ibid., #1411
55 McLarty
CAPÍTULO TRECE

EL CUMPLIMIENTO DEL
PACTO ABRAHÁMICO
En el capítulo 9, hablamos del pacto abrahámico desde la
perspectiva del Antiguo Testamento. En este capítulo, vamos a
examinarlo desde la perspectiva del Nuevo Testamento. Como se
mencionó en el capítulo anterior, la introducción al Nuevo
Testamento es: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de
David, hijo de Abraham.” (Mateo 1:1) De esto se trata todo el
Nuevo Testamento. Es el cumplimiento de los pactos davídico y
abrahámico, y el cierre de la Ley de Moisés. En el capítulo anterior
hemos visto cómo esto aplica para el pacto entre Dios y David; y en
este estudiaremos a fondo cómo también aplica para el pacto entre
Dios y Abraham.

JESÚS COMO MESÍAS

Vamos a comenzar con Mateo 1:17, que termina la


genealogía de esta manera: “De manera que todas las generaciones
desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la
deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a
Babilonia hasta Cristo, catorce.” Aquí, en esta división,
encontramos cuatro personajes o temas: Abraham, David, el exilio,
y el Mesías. Todos estos se relacionan con el pacto de una manera
muy directa. Abraham y David recibieron sus pactos del mismo
Dios. El exilio fue parte del pacto mosaico al final de Deuteronomio,
cuando Dios dice:

“Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas


cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de
ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde
te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a
Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo
que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y
con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus
cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte
de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en
las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te
recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; y te hará
volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y
será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus
padres. Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el
corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.”
(Deuteronomio 30:1-6)

En otras palabras, incluso cuando Dios envía a Israel al


exilio, seguía estando en pacto con ellos. Por último, el Mesías viene
a inaugurar un nuevo pacto, circuncidando los corazones de la gente.

Lucas 1, que cuenta la historia del nacimiento de Jesús y de


Juan el Bautista, también arroja importante información respecto a
este tema. Luego del nacimiento de Juan, su padre Zacarías fue lleno
del Espíritu y comenzó a profetizar:

Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a


su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de
David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas
que fueron desde el principio; Salvación de nuestros
enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron.
(Lucas 1:68-71)

Aquí, no estaba hablando de su hijo Juan sino del Mesías,


quien vendría de la casa de David. Luego, en los siguientes
versículos, profetizó respecto a cómo el Mesías también cumpliría el
pacto con Abraham:
Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse
de su santo pacto; del juramento que hizo a Abraham
nuestro padre, que nos había de conceder que, librados de
nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en
justicia delante de él, todos nuestros días. (Lucas 1:72-75)

Finalmente, Zacarías comienza a profetizar respecto a su hijo


Juan, quien anunciaría el camino al Mesías. Es muy significativo
que en estos dos evangelios, la historia de Jesús es introducida con
referencias a Su cumplimiento de los pactos davídico y abrahámico.
Este es un fundamento sumamente importante para un
entendimiento adecuado del mensaje del evangelio: el Nuevo
Testamento se trata del cumplimiento de estos pactos previos. Es por
esta razón que los autores del Nuevo Testamento con frecuencia se
refieren a las Escrituras (el Antiguo Testamento). Incluso Jesús dijo:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en
ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de
mí.” (Juan 5:39) Cuando la gente de aquel tiempo leía el Antiguo
Testamento, leían las promesas de Dios a Abraham y David acerca
de una simiente que algún día vendría y bendeciría al mundo entero.
Ese era el Mesías que ellos estaban esperando. Cuando Mateo,
Marcos, Lucas y Juan testificaron al escribir los Evangelios, se
estaban embarcando en algo muy arriesgado para su cultura. Estaban
declarando que lo que todo el mundo había anticipado y estaba
esperando, ya había sucedido. El Mesías ya había venido.

Como hemos discutido en el capítulo anterior, en Hechos 2,


Lucas cuenta la historia del día de Pentecostés y el sermón de Pedro,
que revela a Jesús como el cumplimiento de las promesas a David.
Hechos 3 cuenta la historia de Pedro y Juan sanando a un hombre
cojo en las puertas del Templo La Hermosa. Luego de que el
hombre es sanado, Pedro y Juan comienzan a predicar, pero esta vez
fue el turno del pacto abrahámico.

Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios
hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu
simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A
vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo,
lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se
convierta de su maldad. (Hechos 3:25-26)

Este es el fin del segundo sermón registrado luego de la


ascensión, que enfatiza el cumplimiento del pacto abrahámico. En el
siguiente capítulo, leemos que muchos de los que escucharon el
mensaje, creyeron, y como resultado el número de creyentes
aumentó a 5000. Este mensaje del Evangelio, basado en el
cumplimiento de los pactos, es muy diferente del típico mensaje de
Salvación moderno. Esencialmente, ellos predicaban: “Esta persona
que ustedes crucificaron es el cumplimiento de las promesas de
estos dos pactos. Ahora Él está entronizado a la diestra de Dios, y
necesitan arrepentirse, entregarle sus vidas a Él, y creer que Él es el
cumplimiento de las promesas de Dios a Abraham y David.” Esto es
también lo que vemos en Romanos 10:9-10, cuando Pablo dice que
“Crean con todo su corazón que Jesús es el Señor” y que “Dios le
levantó de entre los muertos” para ser salvos. Este es el mensaje
básico del Evangelio: crean que Jesús es el Señor y que Dios le
levantó de entre los muertos para recibir Salvación.

Esas dos creencias están conectadas con los pactos hechos a


David y Abraham. Como se mencionó en el capítulo anterior, el
hecho de que Jesús es el Señor cumple el pacto de David, y el hecho
de que fue levantado de entre los muertos se conecta con el pacto de
Abraham. En Génesis 22, Abraham pone a su hijo de la misma
manera en la que Dios el Padre estaba dispuesto a enviar a Su Hijo
para morir por nosotros. Esos eran los elementos del evangelio que
tenían que entenderse, de acuerdo a la Iglesia primitiva.

JESÚS: MAYOR QUE ABRAHAM

En Juan 8 encontramos un debate entre Jesús y algunos de


los judíos que habían creído en Él:

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si


vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham
somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices
tú: Seréis libres? (Juan 8:31-33)

Aquí estos judíos responden de manera muy literal y


completamente malentendiendo el punto. Habían oído la promesa de
Jesús (“La verdad os hará libres”) a través de una perspectiva
natural, y por eso respondieron: “¡Pero nosotros no somos esclavos!
No necesitamos ser libres. Somos descendientes de Abraham.”
Entonces, Jesús les explica lo que había querido decir:

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo


aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo
no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para
siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de
Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no
halla cabida en vosotros. (Juan 8:34-37)

Jesús le estaba hablando a gente que creía en Él, pero no


obstante procuraban matarlo porque no podían tolerar ni recibir Su
mensaje de su esclavitud espiritual. No le dieron cabida a Su
palabra. Esta es la palabra que Él había oído de Su Padre (Dios), que
Él contrastó con lo que estas personas habían oído de su padre.

Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis


lo que habéis oído cerca de vuestro padre. (Juan 8:38)

Ellos decían ser hijos de Abraham su padre, pero Jesús los


trae a la realidad:

Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús


les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham
haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os
he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto
Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre (…)
(Juan 8:39-41)

Si ellos realmente hubiesen sido hijos de Abraham, no


hubiesen estado deseando matar a Jesús. Como Jesús les había
demostrado que no eran hijos de Abraham, ellos enseguida dijeron
que eran hijos de Dios, diciendo: “Nosotros no somos nacidos de
fornicación; un padre tenemos, que es Dios.” (Juan 8:41).
Finalmente, Jesús les dice quién era su padre:

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios,


ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he
venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me
envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis
escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el
diablo (…) (Juan 8:42-44)

Jesús continuó con declaraciones muy fuertes respecto a sus


verdaderas intenciones y deseos, pero también les mostró que la
solución estaba en Él:

(…) y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido


homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira,
de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a
mí, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros
me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué
vosotros no me creéis? El que es de Dios, las palabras de
Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de
Dios. (Juan 8:44-47)

En otras palabras, Él les dice que ser descendientes naturales


de Abraham no importaba si no tenían la misma fe que él. El linaje
natural no significa, necesariamente, tener el mismo linaje espiritual.
En lugar de ser como Abraham, ellos eran como su verdadero padre,
el diablo. Los judíos, sorprendentemente, se ofendieron y le
respondieron: “¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano,
y que tienes demonio?” (Juan 8:48).

La discusión entre ellos continuó así:

Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi


Padre; y vosotros me deshonráis. Pero yo no busco mi
gloria; hay quien la busca, y juzga. De cierto, de cierto os
digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.
Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes
demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que
guarda mi palabra, nunca sufrirá muerte. ¿Eres tú acaso
mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los
profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo? Respondió
Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi
Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es
vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis; mas yo le
conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como
vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra. Abraham
vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y
se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes
cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De
cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se
escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de
ellos, se fue. (Juan 8:49-59)

En resumen, lo que Jesús les dijo es que no importaba la


descendencia sanguínea, sino que creyesen en Sus palabras, porque
Él es Dios. Es fácil para nosotros pasar por alto este hecho, pero en
este pasaje los judíos claramente entendieron que Jesús estaba
diciendo ser Dios. Cuando Él les dijo “Antes de que Abraham fuese,
yo soy.”, Él estaba repitiendo la declaración de Dios de Su nombre a
Moisés desde la zarza ardiente: “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo
3:14). Hacer una declaración como tal, merecía, para los judíos, ser
lapidado hasta la muerte. Es por esta razón que tomaron las piedras.
Ellos entendieron lo que Él estaba queriendo decir, y no estaban
dispuestos a aceptarlo. Encontramos otro ejemplo de esto en Juan
5:18: “Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no
sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios
era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.” Es tan cierto hoy en
día como lo fue en ese momento: declarar que Jesús es Dios molesta
y ofende a la gente. A nadie le ofende decir que Él fue un gran
profeta o un santo, pero decir que Jesús es Dios requiere una
sumisión a Él. Muchas personas, como los judíos, no están
dispuestos a aceptarlo. Al declarar ser mayor que Abraham, Jesús
claramente dijo, “Yo soy Dios. Soy la palabra que estaba con Dios,
y que era Dios.” Los verdaderos descendientes de Abraham, el padre
de la fe, reconocerían a Jesús como el Mesías prometido.
Esta creencia fundamental del nuevo pacto, que dice que
Jesús es mayor que Abraham, se desarrolla más ampliamente en el
libro a los Hebreos, donde se muestra la interacción de Abraham con
Melquisedec (Ver Hebreos 6:13-7:3). En este pasaje, el autor a los
Hebreos primero habla de la promesa de Dios a Abraham. Luego
comienza una transición para hablar respecto a Jesús como sacerdote
según el orden de Melquisedec, un tema que se extiende hasta el
capítulo 7. La posición de Jesús en el orden de Melquisedec es
importante por la relación entre Abraham y este personaje. Cuando
Abraham le da el diezmo de todo el botín de guerra, declaró que
Melquisedec era más grande que él. Por eso, si Jesús es según el
orden de Melquisedec, y éste era más grande que Abraham,
entonces Jesús también es mayor que él. Como Jesús era según este
orden, está por encima de Abraham. Esto es lo que Jesús dijo en
Juan 8, y fue una declaración muy fuerte para esta cultura, en donde
Abraham era el padre y el héroe de su fe. De esta manera, Jesús
declaró que Él era el cumplimiento de las promesas de Abraham.

LA IMPORTANCIA DE LA CIRCUNCISIÓN

El cumplimiento del pacto abrahámico en el nuevo pacto


también se ve con el problema de la circuncisión. Cada uno de los
pactos del Antiguo Testamento vino con una señal que sirvió como
un símbolo o recordatorio de que ambas partes estaban juntas en un
pacto. Entonces, cada vez que Moisés veía un arcoíris, era un
recordatorio de que Dios no enviaría otra inundación mundial.
Abraham tenía la circuncisión como un recordatorio diario de su
pacto con el Señor. Moisés y los israelitas tenían la celebración de la
Pascua como un recordatorio de su pacto con Dios, como también
de la liberación de la esclavitud de Egipto. El símbolo de David es
menos certero, porque aunque él vio las promesas de Dios como un
pacto, no hubo una ceremonia de pacto. Entonces, el símbolo del
pacto pudo haber sido el trono, pero también es posible que este
pacto no tuviese un signo como los otros. El punto es que, para
Abraham, la circuncisión era una señal del pacto con Dios. Todos
los hombres de su familia eran circuncidados como signo de que
eran parte del pacto de Abraham y Dios.
Cuando la Ley fue introducida años después, la misma decía
que los varones debían ser circuncidados al octavo día después de
nacer. De esta manera, la circuncisión pasó de ser un signo del pacto
abrahámico a ser parte de la Ley. Luego, como ya no fue un signo,
se fue convirtiendo en un peso. Con el paso del tiempo, el concepto
de la circuncisión cambió. Cuando Jesús estuvo en la tierra, la
importancia de la circuncisión era la siguiente: “Somos hijos de
Abraham. Somos mejores que el resto de las naciones del mundo.
Tenemos un pacto con Dios porque hemos sido circuncidados.” Este
es un cambio sutil pero muy significativo. Estaban confiando más en
la señal del pacto en lugar de confiar en el pacto en sí. Habían
cumplido con la circuncisión porque la Ley así lo decía, pero la
misma no era más que una señal del pacto abrahámico y la relación
entre Abraham y Dios el Padre. Mientras Abraham confió en su
pacto con Dios, los judíos comenzaron a confiar en la circuncisión
(la señal) en lugar de en la relación. Esto sería como poner tu
confianza en tu anillo de casamiento, que es una señal de tu
matrimonio, en lugar de desarrollar una relación matrimonial. El
Bautismo también es una señal, pero la relación es lo que trae
Salvación. Este era el problema que estaba teniendo lugar en el
tiempo en que Jesús estuvo caminando en la tierra.

Luego de la muerte y resurrección de Jesús, la circuncisión


se volvió un tema de debate en la Iglesia primitiva. Muchos se
preguntaban, “¿Tenemos que seguir enseñando la circuncisión?” De
acuerdo a las enseñanzas de los apóstoles Pablo, Pedro, Santiago, y
Juan, la circuncisión que Jesús trajo fue la del corazón, lo que quería
decir que los hombres ya no necesitan un signo en su carne como un
signo del pacto. El nuevo pacto es un pacto interior y espiritual a
través del cual Dios pone un nuevo corazón (un nuevo espíritu) en
nosotros. Él nos hace participantes de la naturaleza divina, y hace
cambios invisibles dentro de nuestros corazones. Esto significa que
ya no necesitamos el signo exterior de la circuncisión. No obstante,
por muchos años este tema fue de gran debate en la Iglesia
primitiva, porque la gente aún se estaba ajustando a las realidades
del nuevo pacto. Muchos de los judíos convertidos al cristianismo
querían que los nuevos cristianos fuesen circuncidados al
convertirse, porque pensaban que la misma era un necesario signo
del pacto.56
Pablo hace una declaración muy fuerte en contra de aquellos
a favor de la circuncisión en Gálatas 5:12: “¡Ojalá se mutilasen los
que os perturban!” Pablo estaba muy disgustado con el movimiento
a favor de la circuncisión, porque él lo entendía como lo que era: un
paso atrás hacia el antiguo pacto. Pablo veía la insensatez de
aquellos que vivían en el nuevo pacto, pero aun así cumplían y
enseñaban la Ley. No obstante, no muchos lo entendían, tal como
hasta el día de hoy muchos siguen sin entenderlo. Para probar este
punto, Pablo se refirió a la historia de la circuncisión bajo el pacto
abrahámico y dijo, “Porque en Cristo jesús ni la circuncisión vale
nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación”. (Gálatas
6:15). En otras palabras, dijo: “Este signo ya no tiene importancia.
Lo que importa es ser una nueva creación, a través de una
circuncisión del corazón.” Al decir esto, Pablo estaba diciendo que
nada del antiguo pacto tenía importancia ahora que había llegado el
nuevo pacto. El nuevo pacto había dejado obsoleto al antiguo pacto.
De esta manera, puso fundamento respecto al sistema de la Ley en el
nuevo pacto.

LA CIRCUNCISIÓN DEL CORAZÓN

Esta idea fue un golpe para la religión judía del siglo I, como
vemos en la historia de Esteban, quien en realidad fue lapidado hasta
morir por hablar del tema de la circuncisión. En Hechos 6, Esteban
estaba ante un tribunal por predicar el Evangelio. Los judíos habían
traído un testigo falso para hablar en contra de él. En respuesta, en el
capítulo 7, Esteban comienza a dar un discurso maravilloso que fue
esencialmente un resumen bíblico de los pactos mayores,
comenzando con Abraham y culminando con Jesús. Luego de eso, él
reprende a los judíos por su rechazo a Jesús como el Mesías
prometido:

¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!


Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros
padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no
persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que
anunciaron de antemano la venida del justo, de quien
vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores;
vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y
no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus
corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban,
lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la
gloria de Dios, y a jesús que estaba a la diestra de Dios, y
dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre
que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes
voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.
Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos
pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba
Saulo. (Hechos 7:51-58)

No fue únicamente lo que dijo respecto a Jesús lo que los


ofendió. Lo que en realidad les molestó a los judíos fue la
declaración en contra de ellos: “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de
corazón y de oídos!” En la misma, él se estaba refiriendo a
Deuteronomio 30:6, que profetizó que luego del exilio a Babilonia la
gente sería nuevamente reunida por Dios y sus corazones serían
circuncidados. Esteban los estaba acusando de rechazar el
cumplimiento de esa profecía al rechazar el nuevo pacto y a Aquel
que había sido enviado a circuncidarles el corazón. Esto,
nuevamente, nos muestra la realidad de que lo que la Iglesia
primitiva predicaba era únicamente el cumplimiento de los pactos
hechos a David y a Abraham. A través del Nuevo Testamento, este
énfasis es claro. Justamente, ese mensaje fue lo que causó que los
judíos apedreasen a Esteban hasta la muerte acusado de blasfemia.
Los judíos rechazaron aceptar la posibilidad de que Jesús había sido
el Mesías y de que no habían podido identificarlo. Esta es la
importancia de la circuncisión en el Nuevo Testamento. La
transición de un signo físico a través de la circuncisión, a uno
interno e invisible a través de la circuncisión del corazón fue la
piedra angular de la transición del antiguo pacto al nuevo. La
eliminación del mandato de circuncidar significaba la eliminación
por completo del antiguo pacto.

LA LEY Y LA FE

Hay un debate en el Nuevo Testamento conectado


profundamente con el tema anterior, y es la discusión entre la Ley y
la fe, diferencia central entre el antiguo pacto y el nuevo pacto.
Puede ser resumida de la siguiente manera: “¿Vas a vivir de acuerdo
a tu habilidad de cumplir la Ley, o vas a caminar en la fe de
Abraham, que fue considerado justo?” En Gálatas 3:1-2, Pablo deja
en claro esta división:

¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer


a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya
presentado claramente entre vosotros como crucificado?
Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu
por las obras de la ley, o por el oír con fe?

Él le estaba preguntando a los gálatas si habían recibido al


Espíritu por seguir la Ley o por haber creído (fe). Pablo continúa:

¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu,


ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis
padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel,
pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre
vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con
fe? (Gálatas 3:3-5).

Ahora les está preguntando si los milagros de Dios con ellos


habían provenido como resultado de la Ley o de la fe. La respuesta
obvia es la fe. Esto es muy importante. Mucha gente se enoja cuando
un ministro conocido que se mueve en milagros y señales, termina
cayendo en pecado o en corrupción financiera, y dicen cosas como:
“¿Cómo pudo Dios obrar milagros en su ministro cuando éste estaba
cometiendo tantos pecados?”, o “No debió ser Dios el que hizo esas
señales, porque había pecado oculto en su vida.” Ambos
declaraciones son erróneas. Los milagros suceden por causa de la fe,
no por causa de la Ley. Lo que eso significa es que una persona
puede ser un desastre total, pero tener una enorme cantidad de fe.
Por esta misma razón, los milagros pueden suceder a través de esa
persona. Eso sucede a pesar del hecho de que esa persona esté
emocionalmente enferma, o sea inmadura, o esté lidiando con el
pecado. Sansón es un buen ejemplo de esto. De hecho, muchos de
los héroes del Antiguo Testamento fueron usados poderosamente
por Dios a pesar de sus problemas personales. En el Nuevo
Testamento, Pedro sanaba a las personas con su sombra, pero seguía
siendo un racista. Hasta que Dios no cambió su corazón, Pedro tenía
un racismo muy arraigado que afectaba la manera en la que trataba a
los gentiles. No obstante, por causa de su fe en Jesús, él obró en
milagros extraordinarios en su ministerio. El punto es que la fe es lo
que causa los milagros, no las obras de justicia hechas para cumplir
la Ley.

Muchos creyentes tienen la falsa percepción de que los


milagros son una señal de la justicia y rectitud de una persona, y
cuando ven milagros que acontecen a través de la misma, asumen
que esa persona debe ser un cristiano increíble con un carácter
impecable. La verdad es que los milagros sucederán a través de
cualquiera que crea, es decir, a través de cualquiera que tenga fe.

En Gálatas 3:6-7, Pablo continúa hablando de Abraham, el


padre de la fe: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por
justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de
Abraham.” En otras palabras, Abraham fue justo por causa de su fe,
no por seguir la Ley, que ni siquiera existía en ese entonces. Cuando
vivimos según la fe y no según la Ley, somos hijos de Abraham. El
versículo 8 sigue: “Y la Escritura, previendo que Dios había de
justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a
Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.” Todas
las naciones no recibieron bendición a través de la Ley, pero todas
las naciones sí recibieron bendición a través de la fe de Abraham. La
Escritura sigue: “De modo que los de la fe son bendecidos con el
creyente Abraham.” (Gálatas 3:9). Si tenemos fe, somos bendecidos
como lo fue Abraham, no en base a nuestras obras sino en base a
nuestra fe.

En contraste, la Ley trae una maldición: “Porque todos los


que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues
escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las
cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” (Gálatas 3:10).
¡Aquellos que dependan de la Ley serán malditos, pero el que
dependa de la fe será bendito! Pablo lo dejó en claro para que no
quede lugar para la duda: “Y que por la ley ninguno se justifica para
con Dios, es evidente…” (Gálatas 3:11). No solo aquellos que estén
bajo la Ley serán malditos, sino que tampoco serán justificados.
Pablo hizo su comparación entre la Ley y la fe de la siguiente
manera:

La ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas


vivirá por ellas. Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito
todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a
fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.
(Gálatas 3:12-14)

En otras palabras, Cristo removió la maldición de la Ley para


que podamos ser benditos con Abraham. No solo Cristo nos
justifica, sino que también lanzó bendición sobre nosotros. Al
remover la maldición de la Ley de Moisés, abrió la puerta para que
heredemos la bendición de la fe de Abraham, que es ser de
bendición para todas las naciones de la tierra. Las bendiciones de
Deuteronomio 28 estaban limitadas a aquellos que estaban
circuncidados y seguían la Ley dentro del pacto de vasallaje. Jesús
no nos ofreció una bendición minúscula, sino que removió la
maldición que colgaba del mandamiento de obedecer, y abrió la
puerta de la bendición a través de la fe. Luego de esa comparación,
Pablo sigue con un ejemplo que era muy claro para los lectores de la
época: “Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque
sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.”
(Gálatas 3:15) Para los lectores originales, esto era perfectamente
entendible, pero no es claro para nosotros, miles de años después. A
lo que Pablo se estaba refiriendo era al entendimiento de que una
vez establecido, un pacto no podía ser cambiado. Vemos esto en el
comentario de Pablo respecto al pacto abrahámico:

Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su


simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de
muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.
(Gálatas 3:16)

A Abraham le fueron hechas ciertas promesas, y estas no


decían “tus simientes” (sus descendientes físicos, Israel), sino “tu
simiente” (Cristo). Por esto, la promesa de Abraham no fue para una
nación de descendientes, sino para su simiente, Jesús. Pablo
continúa:

Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios


para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años
después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si
la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios
la concedió a Abraham mediante la promesa. (Gálatas 3:17-
18)
La Ley no desvaneció las promesas hechas a Abraham. No
las invalidó, ni tampoco las reemplazó. Simplemente apareció como
un pacto diferente. Esto significa, como dijo Pablo, que la Ley no
cumplió las promesas a Abraham. En lugar de eso, la promesa fue
antes de la Ley y estuvo basada en la fe. Luego, Pablo señala el
propósito de la Ley:

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de


las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue
hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en
mano de un mediador. Y el mediador no lo es de uno solo;
pero Dios es uno. ¿Luego la ley es contraria a las promesas
de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera
vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.
(Gálatas 3:19-21)

Podría decirse que, según estos versículos, este fue un gran


intercambio. El punto de Pablo aquí fue contrastar la Ley la fe. La
primera no fue dada para justificarnos, porque no era posible. La
Ley no vino para traer justicia, sino como resultado de la
trasgresión. Esos son dos propósitos muy diferentes. Por eso, en los
años entre Moisés y Jesús, los israelitas vivieron bajo la sombra de
la Ley, esperando el tiempo cuando la promesa de Abraham
(anterior a la Ley) se cumpliese. La promesa de una simiente, el
Cristo, finalmente se cumplió con la llegada de Jesús.

Pablo continuó:

Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la


promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los
creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos
confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a
ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo. (Gálatas
3:22-25)

La traducción más reveladora del versículo 22 es la versión


Dios Habla Hoy (DHH), que dice: “Pero, según lo que dice la
Escritura, todos son prisioneros del pecado, para que quienes creen
en Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha prometido.” En otras
palabras, durante el tiempo entre la Ley hasta Jesús, los israelitas
estuvieron bajo un ayo o guardián, o bajo la custodia de la Ley.
Literalmente, eran prisioneros de la Ley. Algunos usan estos
versículos para decir que la Ley nos conduce a Cristo, por causa del
uso de la palabra ayo o guardián, pero ese no es el significado de
este versículo. El significado es un carcelero. La Ley los mantuvo
prisioneros hasta que la simiente prometida vino. Hasta entonces,
estuvieron “encerrados”, como muestra el versículo 22.

Pablo describe el resultado final de esta manera:

Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;


porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de
Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay
esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de
Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos
según la promesa. (Gálatas 3:26-29)

En otras palabras, aquellos que le pertenecen a Cristo, quien


es la simiente de Abraham, son hechos herederos de acuerdo a la
promesa. Ya no somos esclavos sino hijos de Dios y, por lo tanto,
herederos de la misma promesa del Hijo de Dios. Pablo lo resume de
la siguiente manera:

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en


nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que
está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el
padre. Así también nosotros, cuando éramos niños,
estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a
su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que
redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos,
Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el
cual clama: !!Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino
hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de
Cristo. (Gálatas 4:1-7)

En estos versículos, es importante notar que Cristo nació


bajo la Ley (ver Gálatas 4:4). Dicho de otra manera, la Ley seguía
en operación. No terminó con Su nacimiento, sino que vivió y
ministró bajo la Ley hasta que la Ley terminó con la cruz. A través
de Su muerte en la cruz, Jesús liberó a los israelitas de la Ley al
remover el sistema del pacto mosaico. Él les dijo, “Ya no son
esclavos sino hijos de Dios, para que ahora puedan heredar las
promesas de Dios.” De esta manera, Cristo los liberó de la Ley para
que pudiesen vivir y ser justos, como Abraham, por la fe. Pablo
establece el mismo contraste entre la Ley y la fe en Romanos 4.

Algunos han tenido problemas para aceptar esta realidad por


causa de Santiago 2; misma causa que casi provocó que la Iglesia
primitiva eliminase la carta de Santiago del canon bíblico. Algunos
vieron un conflicto entre este pasaje, con el mensaje claro de Gálatas
3-4 y Romanos 4. Por esta razón, debemos considerar el pasaje antes
de terminar nuestra discusión del debate entre la Ley y la fe.
Santiago 2 dice:

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que


tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un
hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad
del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les
dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las
cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué
aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en
sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los
demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre
vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por
las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo
Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con
sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se
cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le
fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.
Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las
obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la
ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los
mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el
cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras
está muerta. (Santiago 2:14-26)

La declaración de Santiago, “…el hombre es justificado por


las obras, y no solamente por la fe” ha molestado a muchas
personas. Otros la han aceptado, y es por eso que el debate entre la
Ley (obras) y la fe continúa. Hoy en día, gran parte de este debate se
centra en Obras vs. Gracia. Aquellos del lado de la gracia dicen que
las obras que los cristianos hacemos no son necesarias porque el
Evangelio es acerca de la gracia y de lo que ya hemos recibido en
Cristo. Pero, de hecho, el Evangelio no se trata de la gracia. La
gracia es parte de él, porque es el empoderamiento que viene con el
Evangelio, pero el mensaje central es el nuevo pacto, del cual la
gracia es solo una parte.

La confusión respecto a estos temas provienen de un


pensamiento de “un solo lente”, en donde grupos y movimientos
enteros toman solo un aspecto del Evangelio y lo transforman su
enfoque central, hasta el punto en que pierden otros aspectos de la
vida en el nuevo pacto. Por ejemplo, algunos se han centrado tanto
en su enfoque en la gracia, que no hacen ningún tipo de obra. La
verdad es que la obras nunca te justificarán, pero el fruto de la fe son
las obras. Esto es lo que Santiago quería explicar en este pasaje. Él
estaba viendo cristianos que decían vivir por fe, pero que no
ayudaban a sus hermanos y hermanas en necesidad, y estaba
señalando que eso estaba mal. Santiago no estaba diciendo que la
Ley (obras) nos justifican, sino que si tenemos fe la misma debería
evidenciarse porque la fe da frutos de buenas obras. Las mismas, si
nacen de nuestra fe, son la prueba evidente de que efectivamente la
tenemos. Ambas van juntas, y cuando nos centramos solamente en
un aspecto y eliminamos el otro, perdemos la esencia del mensaje
del nuevo pacto.

En resumen, es muy bueno salir del sistema de la Ley para ir


a la fe. El mensaje del nuevo pacto es libertad, y cuando nos
movemos en pos de la fe, la gracia de Dios nos empodera para
caminar en fe, lo que nos hace dar frutos, que son buenas obras. El
movimiento moderno de la hipergracia le ha recordado a muchas
personas la importancia de la gracia en nuestras vidas, pero ha
enfatizado por demás a la gracia y a la fe, que nos hace hijos de
Dios. Como Santiago claramente establece, la fe, si es verdadera,
nos hará dar fruto. No podemos tener fe sin frutos, y la gracia es el
empoderamiento que nos hace caminar en el fruto de nuestra fe. La
división bíblica no es entre la Ley y la gracia, sino entre la Ley y la
fe. Si estamos caminando en la fe de Abraham y creemos que la
simiente prometida (Jesús) ha venido para liberarnos de la Ley,
entonces deberíamos tener evidencia de esa fe fluyendo de nuestras
vidas. Si verdaderamente somos hijos de Dios, vamos a tener la
evidencia en nuestra vidas porque, como Jesús, haremos las mismas
obras que hace nuestro Padre. Vamos a heredar los rasgos de nuestra
familia.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Era muy importante que Jesús fuese del orden de


Melquisedec, porque éste era más importante que, ¿qué
personaje bíblico?

2. Cada uno de los pactos vino con un signo. Enlista los signos
correspondientes a estos tres pactos: Noé, Abraham, y
Moisés.

3. Confiar más en la señal más que en el pacto y la relación con


Dios equivale a una pareja casada que confía más en sus
_______________, que en su relación.

4. ¿Qué versículo de Deuteronomio 30 citó Esteban?

5. Los milagros suceden por causa de la ______________.

6. ¿Cuál fue el carcelero desde el tiempo de Moisés hasta


Jesús?
56
Algunos pasajes importantes respecto al debate de la circuncisión
incluye Romanos 2:25-3:1; 4:11; 1 Corintios 7:19; Gálatas 2:12;
5:6-12; 6:11-15; Efesios 2:11; Filipenses 3:3; Colosenses 2:11; Tito
1:10. La cantidad de pasajes muestra cuán grande era el debate en
ese momento.
CAPÍTULO CATORCE

TEORÍA DE LA EXPIACIÓN
En este capítulo y en el siguiente, estudiaremos un
fundamento de la teología, llamado la expiación. Una definición
simple explica que la expiación es una relación que se restaura entre
dos compañeros. Cuando la teología cristiana se refiere a este
término, se refiere a lo que tuvo lugar en la cruz. Existe una gran
cantidad de perspectivas respecto a este tema debido a que los
pensadores cristianos lo han estado estudiado por casi dos mil años.
El Antiguo Testamento contiene muchas sombras y figuras respecto
a lo que sucedió en Cristo. No vamos a enfocarnos en los tipos de
expiación del Antiguo Testamento, pero necesitamos entenderlos
para comprender la realidad en Cristo. Como ya hemos estudiado los
diferentes pactos del Antiguo Testamento, ahora nos enfocaremos en
el nuevo pacto, mientras que ocasionalmente volveremos a las
sombras y a las figuras del viejo pacto.

TRES PERSPECTIVAS DE LA EXPIACIÓN

Vamos a estudiar este tema de manera histórica, analizando


los puntos de vista principales de la expiación según el período
histórico, desde la cruz hasta el presente.

1. Teoría Christus Victor

Desde la cruz hasta el año 1100 D.C., solo existió una sola
perspectiva de la expiación llamada Christus Victor, que son las
palabras en latín para “Cristo es Victorioso.” Otro nombre para esta
creencia es perspectiva de la redención. Christus Victor es el nombre
oficial, pero “Perspectiva de la redención” y “Perspectiva del
rescate” también son usadas para referirse a la misma.
De acuerdo a Christus Victor, Dios le dio la autoridad sobre
la tierra a Adán y Eva. No obstante, el diablo los engañó y ellos le
dieron su autoridad a él. Como resultado, el diablo tomó autoridad
sobre la tierra. Para remediar esto, el Rey Jesús vino y tomó las
llaves del mismo infierno y luego se las volvió a dar sobre la
humanidad. Este es el concepto de Christus Victor, que como
humano, “segundo Adán” que es sin pecado, Jesús vino para tomar
la autoridad sobre la tierra que Adán y Eva habían perdido. Atravesó
toda clase de tentaciones y pruebas, murió, pero también resucitó. Al
morir, liberó a los cautivos, y, con las llaves (la autoridad), vació el
infierno. En otras palabras, recuperó todo lo que el enemigo había
robado de Adán y Eva, y se lo devolvió a la humanidad. Esto se ve
en Lucas 22, en la Última Cena, cuando Jesús le dijo a sus
discípulos: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo
asignó a mí.” (Lucas 22:29). Por eso cuando le dijo a Pedro “Y a ti
te daré las llaves del reino de los cielos” (Mateo 16:19), le estaba
mostrando Su intención de volver a darle el Reino a la humanidad.
Esta es la idea fundamental que plantea la teoría Christus Victor,
que la Iglesia primitiva creyó por lo primeros 1100 años de historia,
junto con los padres de la Iglesia.

2. Teoría de la Satisfacción

Alrededor de 1100 D.C., un hombre llamado Anselmo era el


reverendo de Canterbury, una posición altamente estimada en la
Iglesia. Él planteó una nueva teoría respecto a lo que sucedió en la
cruz, que se conoce como la teoría de la satisfacción. En lugar de
centrarse en la devolución de la autoridad a la humanidad, esta
teoría se centró en el hecho de que la humanidad había deshonrado a
Dios, creando una gran pared divisoria entre la gente y el Señor. En
otras palabras, de acuerdo a esta teoría, el pecado era el foco de la
expiación, y no el haberle devuelto la autoridad e identidad a la
humanidad. Entonces, planteó que Jesús vino a morir por el pecado,
por causa de la deshonra que la humanidad le había provocado a
Dios. Esta idea fue tomada de Romanos 6:23, que dice: “Porque la
paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.” Por eso el pecado, que se había vuelto
tan grande, necesitó como paga que alguien (Jesús) volviese y
satisficiese a Dios para traer justicia. Alguien tenía que venir a pagar
la deuda que había generado el pecado, porque Dios es un Dios
justo.

Cuando Anselmo presentó este concepto en el año 1100


D.C., no dijo que alguien necesitaba ser castigado por el pecado. En
cambio, dijo que Dios había sido deshonrado y que alguien tenía que
volverlo a honrar, pero como ninguna de nuestras obras era
suficientes para honrarlo, Jesús vino a la tierra y vivió una vida
como hombre para hacerlo.

3. Teoría de la Sustitución Penal

En el año 1500, Juan Calvino agregó una tercera teoría de la


expiación. Él planteó que el pecado había deshonrado a Dios, y que
el mismo requería castigo. Esta teoría, conocida como sustitución
penal, cambió bastante el entendimiento de lo que en realidad
sucedió en la cruz.
De acuerdo a Juan Calvino, cuando Jesús murió, tomó el
lugar de la humanidad. El ser humano necesitaba ser castigado por
causa del pecado, y Dios debía enviar un juicio sobre nosotros. En
lugar de eso, decidió enviarlo sobre Jesús. Por eso, Jesús tomó
nuestro lugar y recibió el castigo para que pudiésemos ser libres. En
otras palabras, el foco de esta perspectiva es que el pecado
demandaba justicia.

A pesar de que esta teoría no existió durante los primeros


1500 años del cristianismo, hoy en día está muy expandida y
muchos cristianos creen que esta perspectiva es la teoría “normal”
de la expiación: que Jesús necesitó venir y ser castigado en nuestro
lugar. Junto con esto, Calvino también planteó la idea de una
expiación limitada, que hemos estudiado en el capítulo 4. Para
explicarlo simplemente, la expiación limitada dice que Jesús tomó el
castigo de ciertos cristianos (los escogidos), pero no los del resto de
la humanidad, lo que significa que éstos recibirán el juicio. Esto es
lo que muestra el siguiente diagrama. Los cristianos están protegidos
del juicio de Dios por la “burbuja” de Jesús, pero los no cristianos
no, y son castigados. Los elegidos están protegidos por Jesús, pero
aquellos que no, no están protegidos del juicio.
Es fácil desterrar esta teoría basándonos en 1 Juan 2:2, que
dice: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente
por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” Por causa
de este versículo, incluso muchos calvinistas han rechazado la idea
del sacrificio o expiación limitada. Aun la sombra y figura de la
expiación no encaja con la idea de la limitación. En el Día del
Sacrificio, el cordero era sacrificado por todo Israel, y eso incluía a
los buenos israelitas y a los malos israelitas. Todos en Israel
recibieron el beneficio del sacrificio.

PERDÓN O CASTIGO

Esto trae a la luz una pregunta muy importante que muestra


la diferencia entre la perspectiva original (Christus Victor) y las dos
más modernas (Teoría de la Satisfacción y Sustitución Penal): El
pecado, ¿fue perdonado o fue pagado?
Algunas personas dicen que fue pagado y que fue perdonado
al mismo tiempo, pero debe ser una de las opciones o la otra. Si una
persona tiene una hipoteca con el banco, esa persona tiene dos
opciones para pagar su casa. O puede pagar completamente el valor,
o el banco puede perdonarle la deuda. Si la persona paga la hipoteca,
no es lo mismo que el banco se la haya perdonado. Lo mismo aplica
para el debate entre el castigo y el perdón. O nuestros pecados
fueron pagados, y Jesús llevó el castigo que merecíamos, o fueron
perdonados, sin castigo.

Desde el año 1100, el énfasis había cambiado respecto al


concepto original del perdón, por uno de castigo. Esto se vio mucho
más desde la formalización del calvinismo en el año 1500. Por eso,
la Iglesia ha adoptado este concepto de sala de justicia, en donde un
Padre Dios enojado juzga y demanda paga por la deuda del pecado.
Jesús interviene, como hombre perfecto, y dice, “moriré en su lugar
por sus pecados.” Los historiadores se han referido a este concepto
como la “legalización del cristianismo”. El mismo fue inventado por
Juan Calvino, quien había trabajado como abogado. Por causa de su
trasfondo en las leyes, Calvino vio al Padre como un juez en lugar
de como un papá, y percibió el mensaje del Evangelio a través de
lentes de legalismo en lugar de lentes de relación57. Este fue el
origen de la sustitución penal.

Conectado muy de cerca a este concepto, está la idea de un


Dios enojado. Si el pecado necesitó de un castigo, entonces Dios
debió haber estar muy enojado por causa de que su santa Ley estaba
siendo violada continuamente. Por eso, durante los años en que la
humanidad rebelde pecó contra Dios, habían provocado que Dios
acumule mucha ira, que culminó en la cruz, donde Jesús sufrió la ira
de Dios en nuestro lugar. Como aquellos beneficiarios del
sufrimiento de Jesús, deberíamos estar tristes de que Él haya sufrido
la ira de Dios, pero también agradecidos de que haya sido sobre Él y
no sobre nosotros. Jesús tomó nuestro lugar frente al arbitrario y
enojado Padre, y tomó el castigo que nos merecíamos. Esta idea es
especialmente fácil de aceptar para las personas que han tenido un
padre enojado en lo natural, por causa de que encaja con su
experiencia respecto a cómo es un padre. Incluso para aquellos que
tienen padres terrenales buenos, este concepto de un Dios enojado
les provoca una distancia emocional entre ellos mismos y Dios. Por
eso, ellos pueden leer una historia como la del hijo pródigo (ver
Lucas 15) y pensar: “Eso no tiene sentido para mí. Me identifico
con el hijo, pero, ¿es el Padre realmente así?” De esta manera, la
imagen de Dios como un juez enojado sirve como un lente que
colorea la forma en la que la gente lee y entiende la Biblia. Ven la
relación con Él ligada al sufrimiento de Jesús en nuestro lugar. Jesús
pagó la deuda para que podamos tener una relación con el enojado y
justo Padre.

De hecho, esta enseñanza también está conectada con el


Movimiento de la Gracia. Algunos de sus maestros son tan pro-
gracia, que enseñan la perspectiva de la sustitución penal.58 En otras
palabras, Dios el Padre derramó toda Su ira en Jesús en la cruz, lo
que significa que Dios ya no tiene ira en contra de nosotros. La
derramó por completo en Jesús, y por esa misma razón, ya nunca
está enojado con nosotros. Esta es la conclusión lógica y
fundamento del Movimiento de la Gracia. El problema con el mismo
es, obviamente, que cuando leemos el Nuevo Testamento
descubrimos que hay más ira. El tema de la ira de Dios aparece
repetidamente en el Nuevo Testamento, lo que no tiene sentido si
Dios derramó toda Su ira sobre el cuerpo de Jesús. En lugar de eso,
si miramos lo que dice el Evangelio y nos preguntamos, “¿en dónde
vemos que Dios derramó ira en la cruz?”, la respuesta será que no
encontraremos ninguna evidencia. El Nuevo Testamento no conecta
la ira con la cruz. La ira de Dios no estuvo presente ni tuvo que ver,
de manera alguna, con la crucifixión del Hijo.

Soy consciente de que tal declaración es muy fuerte, pero es


demostrable, como veremos en este capítulo. Como sea, eliminar la
idea de la ira no responde la pregunta de si los pecados son
perdonados o pagados. Técnicamente, Dios podría haber castigado
sin ira, o sin sentir ninguna emoción. Por lo tanto, no podemos usar
la eliminación de la ira para probar que Dios no castiga el pecado.
No obstante, en la Escritura veremos que es evidente que el pecado
fue perdonado, y no pagado. Todos teníamos una deuda con el
pecado, pero en lugar de castigar a Jesús en nuestro lugar, el Padre
eligió simplemente perdonar la deuda sin un pago sustitutorio.
Comprobaremos que esto es cierto a través de la examinación de las
sombras y figuras de la expiación que Jesús vino a cumplir.

LAS SOMBRAS Y FIGURAS

Lo que las ideas modernas sobre la expiación pasan por alto


es un buen lugar en donde comenzar. Muchos estudiosos solo toman
las perspectivas históricas de las teorías de la expiación en la Iglesia,
y tratan de determinar cuál estaba más acertada. ¿Fue Calvino? ¿Fue
Anselmo? ¿Fueron los padres de la Iglesia? Se debaten entre estas
tres perspectivas que comenzaron después de la cruz, en lugar de ir a
las sombras y figuras que hacían referencia a la cruz. Si queremos
entender la expiación adecuadamente, esta es la verdadera pregunta
que deberíamos hacernos: ¿A dónde apuntaban las sombras y
figuras, al perdón o al castigo?

El Antiguo Testamento contiene tres tipos principales de


sombras y figuras de la expiación:

1. Abraham e Isaac.

2. El Cordero de la Pascua.

3. El día de la expiación o el cordero expiatorio.

Estas tres imágenes fueron dadas a los judíos como tipos y


figuras, de manera tal que cuando el año 30 D.C. llegase y
estuviesen parados frente a la cruz, entendiesen perfectamente lo
que estaba sucediendo.

1. Abraham ofrece a Isaac

En la historia de Abraham e Isaac, vemos tres personajes


principales. Isaac fue con su padre y estaba inmovilizado. Abraham
estaba a punto de sacrificarlo, pero el ángel lo detiene, mostrándole
un carnero a quien sacrificar en lugar de a su hijo. De acuerdo a
Gálatas 4:21-31, Isaac, como la simiente prometida y el hijo de la
promesa, era una figura del nuevo pacto y Jesús. El otro hijo,
Ismael, era la figura del antiguo pacto. Por eso, Hebreos 11:17-19
habla de cómo Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo,
creyendo que si moría Dios podía levantarlo de entre los muertos.
Claramente, este es un paralelo del Padre y el Hijo. Por eso,
podemos ver que Isaac (no el carnero) fue la sombra y figura de
Jesús en la historia. El cordero no cumplió una parte predominante
en la historia.

Ahora debemos considerar la dinámica de esta situación y


por qué ocurrió. Como una sombra y figura de la expiación, ¿qué
nos dice respecto a la naturaleza de la misma? Primero, es
importante notar, como hemos discutido en el capítulo 9, que Dios le
pidió a Abraham que sacrifique a Isaac para probarlo. No fue porque
Él estuviese enojado con Abraham, o porque Abraham tuviese una
deuda con el Señor. De hecho, al final de la historia, Abraham fue
declarado justo por su fe, y tuvo a la simiente prometida, Isaac, junto
con las promesas del pacto. En otras palabras, Isaac no estaba
muriendo en lugar de otra persona para pagar una deuda. En lugar de
eso, Abraham fue probado, como el compañero de pacto de Dios, y
Él también le estaba probando a Abraham que Él era diferente a
otros dioses (porque no requería el sacrificio de un niño). Por eso, el
sacrificio de Isaac fue una ofrenda del pacto. En aquellos días, esa
era una parte normal de mostrar lealtad a un dios, que demandaba la
vida de un primogénito como prueba de que la otra parte estaba
comprometida con el pacto. Así que, recordando las normas de los
días de Abraham, Dios le pidió que sacrifique a Isaac como una
prueba de lealtad. No obstante, Dios interrumpió el sacrificio y
proveyó un carnero como sustituto, en lugar de Isaac. En otras
palabras, Él estaba declarando que no era como los otros dioses, y
que estaba en contra del sacrificio de niños.

En resumen, en esta primera sombra y figura del pacto,


tenemos dos lecciones muy importantes. La primera, que no fue un
castigo por el pecado, y que Isaac no fue un sustituto de lo que en
realidad merecía Abraham. La segunda, se relaciona con la
aprobación de la relación de Abraham e Isaac dentro del pacto con
Dios.
2. La Pascua

La siguiente sombra y figura de la expiación es la Pascua. En


el diagrama a continuación, Dios está de un lado, y Moisés e Israel
del otro, con la gran nube oscura en medio de ellos, representando el
ángel de la muerte. Debajo de la nube, está el cordero de la Pascua,
que es la figura de Jesús en esta historia. Vemos esto claramente en
el Nuevo Testamento, en la declaración de Pablo: “Limpiaos, pues,
de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como
sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por
nosotros.” (1 Corintios 5:7) Jesús también le dejó esto en claro a sus
discípulos cuando usó la cena de la Pascua para profetizar sobre Su
muerte y resurrección, en lo que se convirtió en la Eucaristía o Cena
del Señor (ver Lucas 22:19-20). Jesús fue el cordero de la Pascua.
Otro rol importante en esta historia, no mostrado en el
diagrama, fue Egipto. Israel había estado cautivo en Egipto, y, a
través de Moisés, Dios había soltado nueve plagas sobre este lugar.
El ángel de la muerte fue la décima y final plaga, en donde todos los
primogénitos y animales murieron. No obstante, Dios había
protegido a los israelitas, para que sus primogénitos no muriesen.
Para hacer que el ángel de la muerte pasase sobre ellos59, las
familias israelitas debían matar un cordero, poner la sangre en la
puerta, y comer juntos una cena del pacto. Vemos la importancia de
la comida en el mandamiento de que aquellos con familias pequeñas
debían sumarse a los demás para que haya suficientemente gente
para disfrutar de la comida. El punto de todo esto fue mostrar que
aquellos que tenían la sangre, tenían una relación con Dios.
Aquellos que no tenían la sangre, no tenían una relación con Él.
Dios estaba marcando a los israelitas como Su gente a través de esta
cena, y la sangre en las puertas era un símbolo de que la muerte no
podía tocarlos y de que Dios los protegía. Lo que no vemos aquí es
ira, o justicia, o venganza. El cordero moría para poder tener una
cena del pacto, lo que muestra la relación que la gente tenía con
Dios.

Cuando la gente trata de forzar la sustitución dentro de la


imagen, dicen que el cordero murió en lugar del primogénito. No
obstante, lo que vemos aquí es un rito ancestral llamado cena del
pacto. La relación de Dios con los israelitas no tenía nada que ver
con el castigo. En cambio, los estaba rescatando de la esclavitud y
protegiéndolos sobre las plagas que fueron sobre sus opresores. La
ira de Dios en torno a los israelitas, como ya hemos mencionado
previamente, no entró en escena hasta Éxodo 20, con la iniciación
del pacto de paridad. Dios no le dijo a Israel, “¡Estoy muy ofendido
contigo, así que mejor matas a un cordero y derramas la sangre
sobre las puertas, porque si no, te mataré!” Ni Dios estaba
mostrando ira para con Israel, ni el cordero de la Pascua tuvo que
ver con el castigo del pecado. Todo esto tuvo que ver con la
relación.

3. El cordero expiatorio.
En tercer lugar, está el cordero expiatorio, explicado en
Levítico 16. Bajo un pacto de paridad con Él, Dios le da a Israel
estas indicaciones para la expiación. El sumo sacerdote, Aarón en
ese momento, debía sacrificar un toro como una ofrenda por sus
propios pecados. Luego él debía tomar dos corderos, uno que sería
inmolado, y otro que sería dejado en libertad. El sumo sacerdote
luego debía cortar el cuello del cordero inmolado y desangrarlo.
Luego, debía tomar la sangre del cordero y llevarla al Lugar
Santísimo, al arca del pacto, y salpicar el arca con la sangre, que
expiaba los pecados de Israel del año anterior. En otras palabras, era
un día al año en donde se hacía el sacrificio de la expiación. Luego
de esto, Aarón debía salir del Lugar Santísimo, y, con sus manos
todavía llenas de sangre del cordero inmolado, debía tomar al
segundo animal y declarar el resto de los pecados e iniquidades de
Israel, poniendo las manos sobre su cabeza. Luego el cordero debía
ser llevado al desierto y puesto en libertad. Ambas ofrendas, el
cordero inmolado y el que era puesto en libertad, debían hacerse en
el día de la expiación. De esta manera, un cordero era el sacrificio
del pacto que cubría los pecados de la gente, mientras que el otro
debía cargar los pecados de estos. Ambos animales representaban
cosas diferentes. 60

Hay muchas cosas que suceden aquí. Primero, Hebreos 10


muestra que Jesús cumplió los dos roles en su sombra y figura de la
expiación. Él es el sumo sacerdote, pero, a diferencia de Aarón, no
necesitó ser limpiado por la sangre de un toro antes de poder entrar
al Lugar Santísimo. No solo es un sumo sacerdote más grande, sino
que también es el cordero de la expiación. Entonces, como el Sumo
Sacerdote que ya no debía ser limpiado por la sangre de un toro,
tomó Su propia sangre, como el cordero inmolado, al tabernáculo
celestial y puso Su sangre en la cima del arca que está en el cielo
(ver Apocalipsis 15). Jesús es muy diferente de Aarón, porque Él es
perfecto y pudo tomar ambos roles, como sacerdote y como
sacrificio.

Segundo, el cordero no era un sustituto de un sacrificio


humano. En otras palabras, el significado no fue: Aarón debe morir,
pero el cordero tomará su lugar. De hecho, el cordero ni siquiera era
un sacrificio por Aarón; era la ofrenda de un toro lo que lo había
limpiado para que pudiese llevar la sangre del cordero al Lugar
Santísimo. La idea de un sacrificio en sustitución simplemente no
tiene lugar en esta figura. En lugar de eso, lo que vemos aquí es un
sacrificio del pacto. Este sacrificio proveía perdón de pecados, no
castigo por los mismos. Ni castigo ni ira eran derramados sobre el
cordero. No se golpeaba ni se torturaba al animal; simplemente
cortaban su garganta. Por eso, vemos que Jesús, como el sumo
sacerdote y cordero inmolado, fue ofrecido como un sacrificio del
pacto para restaurar la relación entre Dios y la humanidad.

Cuando un cordero expiatorio se sacrificaba cada año, era


una ceremonia de renovación, que restauraba y renovaba la relación
entre Israel y Dios. El centro nunca estuvo en que el animal estaba
muriendo en lugar de ellos. Por el contrario, era una reafirmación y
un volver a empezar del pacto que habían estado rompiendo todo el
año. Era una renovación, un restablecimiento, un regreso a la
relación. Por eso, la sangre, el símbolo de la relación de Dios con
Israel, era salpicada en el arca del pacto, que contenía los Diez
Mandamientos (el arreglo del pacto que habían violado durante todo
el año). Cuando Aarón entraba al Lugar Santísimo, ponía la sangre
en el arca como un símbolo del Mesías que vendría en el futuro.
Hacían esto en fe, creyendo que Dios los perdonaría. En respuesta a
esta fe, Él recibía el sacrificio y perdonaba los pecados. De esta
manera, la sangre cubría el pecado y permitía la restauración de la
relación entre las dos partes del pacto.

Mucha gente cree que la expiación significa que Jesús estaba


pagando por nuestros pecados. No obstante, esto contradice
completamente los tipos y figuras respecto a la expiación que se
encuentran en el Antiguo Testamento. Israel no hubiese podido
nunca pagar la deuda de sus pecados. Como compañeros de pactos
con Dios, hubiesen y debiesen haber sido aniquilados, pero esto no
fue así por causa de que el perdón de Dios se extendió sobre ellos
año tras año. El sacrificio del cordero no servía para satisfacer la ira
de Dios por el pecado. Por eso, el sacrificio del animal era un acto
de fe hacia Dios y sus promesas, esperando que los perdonase.
Dentro del pacto temporal que Israel había demandado, Dios creó
para ellos una manera de hacer este sacrificio de fe para que
recibiesen perdón, basándose en lo que haría Jesús en el futuro. Los
israelitas podían cumplir la sombra y figura de la expiación, yendo
en fe hacia Él como su compañero de pacto, y recibir el perdón del
Señor año tras año. De esta manera, Dios continuamente perdonó en
respuesta a la fe de Israel, demostrada en el día de la expiación,
hasta que eventualmente Su Hijo se ofreció como el cordero
inmolado, cuyo sacrificio permite que Dios perdone de manera
permanente.
Jesús no solo cumplió la sombra y figura del antiguo pacto.
Esta sombra y figura fue implantada en el antiguo pacto, que la
gente demandó, pero el mismo veló a Dios y no representaba Su
corazón. Incluso dentro de este sistema espantoso, Dios implantó
una sombra y figura -el día de la expiación- que apuntaría a Su Hijo.
Por eso, la cruz en sí, la muerte de Jesús como el cordero inmolado,
fue el establecimiento del nuevo pacto. Jesús se volvió Isaac, el
cordero de la Pascua, y el cordero inmolado del nuevo pacto. Su
Sangre fue derramada para sellar un trato completamente nuevo, en
el cual Él cumplió las promesas a David y a Abraham, y destruyó el
antiguo pacto. Hebreos 8:13 declara claramente: “Al decir: Nuevo
pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se
envejece, está próximo a desaparecer.” Él destruyó el antiguo pacto
e inauguró el nuevo pacto en su lugar.

DIOS EN AMBOS LADOS DEL PACTO

Consideremos lo siguiente: Dios el Padre siempre ha estado


en uno de los lados del pacto. En el otro lado del antiguo pacto
estaban Moisés e Israel. Ahora, en el otro lado del nuevo pacto está
Jesús. Cuando Israel y Moisés estaban del otro lado, nunca pudieron
cumplir el arreglo del pacto. Continuamente necesitaban renovar el
pacto en el día de la expiación, recibiendo perdón por sus errores
una y otra vez. Aun así, Israel siempre falló. Por eso, bajo el nuevo
pacto, Jesús se hizo hombre y fue el compañero del pacto con Dios
el Padre. En otras palabras, ahora Dios está en ambos lados del
pacto. Jesús no hubiese podido hacer eso como Dios; tenía que
hacerlo como humano. Es por eso que Jesús es tanto hombre como
Dios, lo que es una doctrina muy bien cimentada en la Iglesia,
llamada unión hipostática. Jesús es completamente hombre y
completamente Dios. Como Dios hecho hombre, Jesús está en uno
de los lados del pacto, como Dios y como hombre (el Hijo de
Dios/el Hijo del Hombre), para poder cumplir perfectamente ese
lado del pacto.

Jesús es el sumo sacerdote para toda la humanidad, no solo


para Israel. No solo eso, sino que Jesús también es el perfecto
cordero inmolado en el medio del pacto. Por eso, las dos partes
pueden juntarse, Dios el Padre y Dios el Hijo. Jesús es también el
cordero que sella el nuevo pacto. Esta es la razón por la que Él
puede ser el sumo sacerdote que lleva Su propia sangre al
tabernáculo celestial y llevarla hasta el trono de misericordia,
limpiando y proveyendo perdón y limpieza de pecados de manera
permanente, para toda la humanidad. (Ver Hebreos 9)
1 Juan 2:2 declara: “Y él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de
todo el mundo.” En otras palabras, Jesús estuvo en lugar de la
humanidad ante Dios, y perdonó pecados del pasado, del presente, y
del futuro. Esto ha confundido a la gente, provocando que se
vuelvan Universalistas, creyendo que todos van al Cielo. No
obstante, lo importante es esto: Jesús ha perdonado los pecados de
todos, pero necesitamos recibir ese perdón para estar reconciliados
con Dios.

Este es el punto: Dios, en ambos lados del pacto, ha hecho


todo lo posible para reconciliar al mundo consigo mismo. Él ha
hecho un perfecto pacto dentro de la Trinidad. El nuevo pacto no es
entre la Iglesia y Dios de la forma en la que el antiguo pacto fue
entre Israel y Dios. El nuevo pacto es entre el Padre y el Hijo. Es por
esta razón que el Hijo no pudo haber sido simplemente un buen
profeta o un buen hombre que nunca pecó. ¡Él es, literalmente, la
encarnación de Dios! El Señor está en las dos partes del trato, como
un ser eterno, para crear un pacto perfecto y sin fin consigo mismo.
Aquí claramente vemos que la cruz no tuvo que ver con la ira de
Dios, y que el Padre no estaba en desacuerdo con el Hijo sino que
estaba con Él. 2 Corintios 5:18-19 nos da una mejor perspectiva de
lo que estaba sucediendo entre el Padre y el Hijo:

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo


mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación.

Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo en


Cristo. Dios el Padre estaba en uno de los lados de la ecuación, y
Dios el Hijo estaba en el otro. En este versículo, vemos que el Padre
entró dentro del Hijo. Dios mismo estuvo en Cristo reconciliando a
la humanidad entera consigo. En otras palabras, el Padre no
abandonó al Hijo, ni lo castigó con ira. El Padre estaba por completo
en el Hijo, y juntos, reconciliaron al mundo con Dios. Colosenses
2:9 repite esta idea cuando dice que en Cristo habita corporalmente
toda la plenitud de la Deidad. Jesús tenía en Sí mismo al Espíritu
Santo, a Sí mismo por completo como la segunda persona de la
Trinidad, y al Padre. ¡Esa es la Deidad que Jesús cargó! Son tres en
uno solo.

Como ahora estamos en un nuevo pacto, la humanidad ahora


está o “en Cristo”, o aún sigue viviendo “en Adán.” Esas son las
únicas dos opciones disponibles. Si estamos “en Cristo”, recibimos
todas las bendiciones del nuevo pacto. Esto es lo que dice Efesios
1:3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales
en Cristo.” Cuando esto pasa, estamos unidos con Él, y nos
volvemos uno solo. “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con
él.” (1 Corintios 6:17) Como Su Esposa, recibimos todo lo que está
en Él. Cuando la fusión toma lugar, recibimos todas las bendiciones
del nuevo pacto. En contraste, aquellos que aún están en Adán viven
bajo la realidad de la Caída.

ALGUNAS OBJECIONES

Dos pasajes en la Biblia, en particular, le han dificultado a


las personas el aceptar la perspectiva Christus Victor, pero esto se
debe simplemente a que han sido interpretados erróneamente bajo el
lente calvinista. Ahora estudiaremos esos pasajes brevemente para
mostrar que en realidad apoyan la teoría Christus Victor.

El primer pasaje conflictivo es la cita de Jesús del Salmo 22


mientras estaba en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?” (Mateo 27:46). Este pasaje frecuentemente ha sido
enseñado como un juicio en donde Jesús sufrió la completa
separación del Padre mientras que todo el pecado de la humanidad
era sobre Él. Como el Padre no podía mirar al pecado, tuvo que
apartarse del Hijo, y Éste experimentó una completa desconexión de
una manera que nunca había vivido hasta entonces. Es una idea
espantosa. Afortunadamente, eso no fue para nada lo que pasó.
Cuando Jesús clamó, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?”, estaba citando la primera línea del Salmo 22, que
es un salmo mesiánico. Para los judíos de los tiempos de Jesús, citar
una sola línea de un salmo era lo mismo que citar el salmo entero.61
Ese era el entendimiento judío de la época, y sabían lo que el salmo
entero decía porque debían estudiarlos y memorizarlos. Citar solo
una línea era una especie de resumen. Esto significa que Jesús se
estaba refiriendo a la totalidad del Salmo 22, no solo a la primera
frase. Cuando leemos este salmo, descubrimos que no habla de una
separación entre el Padre y el Hijo, sino de Christus Victor.

El salmo 22 comienza con la famosa línea, “Dios mío, Dios


mío, ¿por qué me has desamparado?” (Salmo 22:1), luego de lo
cual habla de la dolorosa experiencia de Jesús de ser traicionado y
crucificado. No obstante, la separación del Padre no fue parte de Su
experiencia, como vemos en el versículo 24: “Porque no
menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió
su rostro; sino que cuando clamó a él, le oyó.” El salmo en realidad
llega a la conclusión opuesta de lo que la mayoría de las personas
cree al leer la primera línea. Comenzando en el versículo 27, el
salmo claramente apoya a la perspectiva Christus Victor.

Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de


la tierra, ytodas las familias de las naciones adorarán
delante de ti. Porque de Jehová es el reino, y él regirá las
naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de la
tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al
polvo, aun el que no puede conservar la vida a su propia
alma. La posteridad le servirá; esto será contado de Jehová
hasta la postrera generación. Vendrán, y anunciarán su
justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo
esto. (Salmo 22:27-31)

Esto explica por qué la Iglesia primitiva podía leer esto e


interpretarlo como Christus Victor, mientras que los lectores
posteriores, que están mucho más alejados del contexto original,
pueden llegar a una conclusión completamente opuesta. Cuando los
judíos y los creyentes presentes en la crucifixión, como así también
los primeros cristianos que leyeron esto después, oyeron la cita de
Jesús del Salmo 22:1, entendieron que Él estaba equiparando Su
experiencia en la cruz con la historia del Salmo 22.
El segundo pasaje conflictivo es Isaías 53, en donde habla de
Jesús como el siervo sufriente. Lo que debemos entender
primeramente respecto a Isaías 53 es que ha sido manipulado en la
traducción a través de los años, basándose en las diferentes teorías
de la expiación. Esto significa que muchas de las traducciones
modernas han sido gravemente influenciadas por el pensamiento
calvinista. Esto no solo es cierto con este pasaje, sino con la Biblia
entera; sin embargo, es especialmente relevante en este pasaje. Por
causa de que nuestras Biblias tienen influencia calvinista, debemos
ir mucho más atrás para ver lo que el texto en realidad decía. La
mejor opción es la Biblia Septuaginta LXX, que es la traducción que
Jesús hubiese leído, ya que se produjo alrededor del año 200-300
A.C. Era la Biblia más común de la época.

Si estudiamos la versión LXX y algunas de las traducciones


literales de Isaías 53, llegaremos a conclusiones muy diferentes que
a las que llegamos con nuestras Biblias modernas. Esencialmente, la
diferencia principal es que la Biblia moderna parece encajar mejor
con la teoría de la sustitución penal, en donde el Padre derrama su
ira sobre Jesús; mientras que mejores traducciones muestran que
Jesús tomó el pecado sobre sí mismo como si fuese una plaga, y
luego el Padre lo limpió de la plaga del pecado:

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por


nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y
por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53:5.
RVR1960)

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por


nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de
nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. (Isaías
53:5. NVI)

Pero él fue herido por nuestros pecados, y enfermo está por


nuestras iniquidades; la enseñanza de nuestra paz fue sobre
él; con su herida nosotros fuimos sanos. (Isaías 53:5. LXX)

La gran diferencia entre estas traducciones se encuentran en


que el pecado Lo enfermó para que nosotros seamos sanos. No tenía
que ver con derramar ira sobre el Hijo; sino de proveer sanidad para
el pecado y para la enfermedad de la humanidad. Luego en Isaías
53:6, leemos: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada
cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de
todos nosotros.” 62 Esa es la parte de expiación de la historia, no
que Dios lo molió a los golpes por causa de Su ira, Su enojo, y Su
castigo. En lugar de eso, el sufrimiento, la iniquidad, la transgresión,
y toda la maldad fue puesta sobre Jesús como cordero expiatorio.
Esa es una idea muy diferente de Jesús siendo castigado por Dios
por nuestros pecados.

Si seguimos adelante, en el versículo 8 leemos:

Por la rebelión de mi pueblo fue herido. (Isaías 53:8.


RVR1960)

Por la transgresión de Mi pueblo, él fue infestado (Isaías


53:8. YLT63)

La traducción RVR1960 sugiere sustitución, mostrando que


nosotros debimos haber sido aquellos que debíamos recibir el
castigo. Una mejor traducción, como es la YLT, dice que por causa
de la transgresión, Él fue infestado, como si hubiese sido una
enfermedad. En otras palabras, la infestación se refiere a lo que
significó para Él cuando, como el cordero perfecto, saludable, y sin
pecado, la enfermedad (pecado) de Israel fue puesta sobre Él. Por su
transgresión, Él fue infestado.

El pasaje continúa:

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a


padecimiento… (Isaías 53:10. RVR1960)

Y el Señor quiere purificarle de la plaga… (Isaías 53:10.


LXX)

Dos versículos atrás, dice que la plaga o enfermedad fue


puesta sobre Él, y ahora aquí dice que Dios quería purificarlo de la
misma. Para reafirmar esto, en este pasaje se refiere al pecado como
una enfermedad que la humanidad tenía, y que el cordero expiatorio,
Jesús, el siervo sufriente, vino y tomó esta enfermedad sobre Sí
mismo, cargando nuestros pecados, penas, cargas, y toda esa clase
de plagas en la cruz. A través de su muerte y resurrección, Él llevó
la plaga a la tumba, y cuando salió de la misma, dejó toda plaga
dentro. Como resultado, Él inauguró una nueva creación y una
nueva raza, diferente del primer Adán. Obtenemos una imagen muy
diferente de este pasaje cuando lo vemos traducido sin el lente de las
teorías modernas de la expiación, que proponen un Padre y un Hijo
enfrentados.

EL CONCEPTO DE LA REDENCIÓN

Otro problema que ha tenido la perspectiva Christus Victor


es un sobre-énfasis sobre el tema de la redención. Como se
mencionó anteriormente, esta perspectiva a veces es llamada la
perspectiva de la redención o teoría del rescate, porque en Marcos
10:45 dice: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate (redención) por
muchos.” Las implicaciones de la palabra rescate ha causado
confusión a algunas personas, porque se hacen esta pregunta:
“¿Quién tenía el dinero?” Dado que Jesús murió para vencer al
enemigo, ¿eso quiere decir que Él le pagó para liberarnos? Esto nos
lleva de vuelta a la imagen original de Dios, la humanidad, y el
diablo, en donde la humanidad estuvo sujeta al enemigo hasta que
Jesús vino y recuperó las llaves que tenía, para devolvérselas a la
humanidad. Algunos de los padres de la Iglesia primitiva tomaron
esto de manera muy literal, en un sentido errado, diciendo que la
muerte de Jesús fue un pago de un rescate al enemigo, para
recuperar a la humanidad. Obviamente, esta idea no tiene mucho
sentido, lo que ha provocado que eventualmente algunas personas
miren a otras teorías para explicar la expiación. La idea del rescate
había comenzado a tener demasiado énfasis, a diferencia de la
perspectiva original que propone Christus Victor. Esencialmente, es
por esta razón que Anselmo desarrolló la teoría de la satisfacción,
porque desenfatizaba al diablo. Fue una respuesta a la perspectiva
del rescate, que lo sobre enfatizaba
Un libro de 1931, Christus Victor, de Gustaf Aulen, un
teólogo luterano sueco, nos da una clave muy importante para
entender el elemento de la redención o rescate de la perspectiva
Christus Victor. Gustaf Aulen colaboró con la teología de una
manera extraordinaria, estudiando a los primeros padres de la
Iglesia, lo que dijeron y lo que creían. Su libro cubre la progresión
desde la Iglesia primitiva hasta Anselmo de Canterbury, explicando
la teoría de la satisfacción y por qué cambió. Luego estudia a
Calvino y a los cambios que le hizo a su perspectiva de la expiación.
Finalmente, explica por qué estamos donde estamos (refiriéndose a
las teorías modernas de la expiación), y llamando a una vuelta a la
perspectiva Christus Victor. También destaca muchas de las
diferentes cosas de las que Jesús nos liberó. El concepto original de
Christus Victor, con un énfasis sobre el concepto de la redención o
rescate, se enfocaba demasiado en el diablo, diciendo que Dios
envió a Jesús a rescatarnos del diablo, quien había tomado nuestra
autoridad. Cuando Jesús vino, recuperó las llaves que tenía el diablo
y nos la dio para que echemos al diablo de este mundo. La clave que
Gustaf Aulen arroja aquí es que Jesús vino a librarnos del pecado, de
la carne, de la muerte, del diablo, y por último, de la Ley. En otras
palabras, no nos liberó solamente del diablo. En un momento, Aulen
señala que el apóstol Pablo en realidad argumentaba desde esta
teoría, pero enfatizando la victoria de Jesús sobre la Ley, en lugar de
sobre el diablo. En otras palabras, lo que Jesús hizo en la cruz
estableció un nuevo pacto de victoria que reemplazó al antiguo
pacto de muerte.64

En las epístolas del apóstol Pablo, Christus Victor se centra


en la Ley, porque Jesús vino y cumplió la Ley, volviéndose
victorioso y estableciendo un nuevo pacto. No se centró en el pago
de un rescate al diablo por nuestras vidas. En lugar de eso, Cristo
vino y tomó la maldición del antiguo pacto, muriendo como un
sacrificio del nuevo pacto para reemplazarlo. Por esta razón, Él
mismo es la paga que nos liberó del antiguo pacto. La paga no fue
dada al diablo. Fue el pago de la deuda que se le debía al antiguo
pacto. Su muerte creó un nuevo pacto de perdón. Al mismo tiempo,
Él fue un pago, pero no dado al diablo para rescatar a la humanidad,
sino para rescatar a su propia gente que estaba viviendo bajo un
carcelero (la Ley). Entonces, el carcelero (la Ley) recibió el pago.
La mayoría de la gente no sabe dónde poner el elemento del rescate
o redención dentro de este rompecabezas de la expiación, pero
Gustaf Aulen nos dio una pista, a pesar de que no tenía un concepto
muy claro. Cuando leemos la Escritura a través de los cinco pactos
mayores, tiene sentido que el rescate haya sido pagado a la Ley.

En resumen, la única perspectiva de la expiación que encaja


con las imágenes bíblicas, es que Jesús cumplió las sombras y
figuras al convertirse en el sacrificio del pacto para crear un nuevo
pacto. Mucho de lo que la Iglesia ha creído en los últimos años
respecto a la expiación, está errado:

1. Jesús no murió en nuestro lugar como un sustituto.

2. Jesús no pagó la “penalidad” por nuestros pecados.

3. Jesús no recibió la ira de Dios.

En lugar de eso, lo que sucedió en la cruz fue el


establecimiento del nuevo pacto de perdón y la remoción del antiguo
pacto y el viejo sistema. Él causó que se volviese viejo y obsoleto, y
lo removió para establecer e introducir el nuevo pacto. Entonces,
Jesús murió para establecer un nuevo pacto de perdón, para
redimirnos de la Ley, que se había vuelvo una maldición para la
humanidad, y para cancelar nuestra deuda con el antiguo pacto.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Dentro del cristianismo, ¿a qué se refieren los cristianos


cuando usan la palabra expiación?

2. ¿Qué versículo refuta rápidamente la teoría de la expiación


limitada?

3. El pecado, ¿fue perdonado o fue pagado? ¿Qué ejemplo


ilustra por qué no puede ser ambas?

4. Enlista tres sombras y figuras de la muerte de Jesús.


5. ¿Qué restauraba el cordero expiatorio ofrecido en sacrificio?

6. El nuevo pacto es entre el __________________ y el


_____________________

PALABRAS CLAVE

Christus Victor Sustitución Penal


Teoría de la Satisfacción

MATERIAL RELACIONADO

Gustaf Aulen, Christus Victor.

James Beilby y Paul R. Eddy, Eds., The Nature of the Atonement:


Four Views.

Kevin Conner, The Tabernacle of Moses.

57
Calvino, Institución, III, xi, 2.
58
Prince, Destined to Reign, 49-60.
59
Pésaj, la palabra hebrea para Pascua, literalmente significa “pasar
por alto”, en referencia a que el ángel de la muerte pasó sobre Israel.
60
El libro de Kevin Cooner, The Tabernacle of Moses, estudia este
proceso con mucho detalle. A pesar de que tenga algunas
enseñanzas calvinistas, el mensaje simbólico de este libro es
excelente.
61 Kruger, 58-62
62 De acuerdo a los comentarios Barnes de la Biblia, “La palabra no

necesariamente denota castigo, a pesar de que a menudo se usa en


ese sentido…Aquí no puede propiamente significar castigo, porque
no hay castigo donde no hay culpa, y el Redentor no había cometido
pecado, sino que significa que él tomó sobre sí mismo los
sufrimientos que asegurarían la paz para aquellos por quienes Él
murió. Éstos, si hubiesen podido soportar por sí mismos, hubiesen
efectuado las paces con Dios. La palabra paz significa
evidentemente su paz con Dios, reconciliándose con su Creador.” El
comentario completo está disponible en Biblehub.com
63 Young Living Translation. Esta versión de la Biblia no se
encuentra disponible en español al momento de la traducción, pero
se ha traducido este versículo por fines prácticos.
64
Aulen, Christus Victor, capítulo 4, sección 2.
CAPÍTULO QUINCE

PREGUNTAS FRECUENTES
ACERCA DEL SACRIFICIO
En el capítulo anterior examinamos las teorías básicas del
sacrificio o expiación, y las sombras y figuras que se encuentran en
el Antiguo Testamento, concluyendo que la perspectiva Christus
Victor es la que mejor encaja con lo que expone la Biblia. En este
capítulo, vamos a responder algunas preguntas acerca de la
perspectiva Christus Victor respecto al sacrificio, y sus
implicaciones.

¿POR QUÉ JESÚS TUVO QUE SUFRIR?

Si Jesús no tuvo que ser castigado por nuestros pecados, ¿por


qué tuvo que ser golpeado brutalmente y morir de una manera tan
horrible? Muchos cristianos han respondido esta pregunta diciendo
que fue la ira de Dios derramada sobre el cuerpo de Jesús en la cruz,
pero, como ya hemos visto, la ira de Dios no estuvo presente en la
cruz, y Jesús no fue castigado. Además, ninguna de la sombras y
figuras de la expiación presentes en el Antiguo Testamento (Isaac, el
cordero de la Pascua, o el cordero expiatorio) implicaban un castigo,
burla, o tortura. A ninguna de estas sombras se las golpeó mientras
otras personas se burlaban. A ninguna de ellas se les arrancó el pelo
o se les hizo llevar una corona de espinas. Ninguna de ellas murió de
una manera lenta y tortuosa. Tampoco ninguna de ellas fue
crucificada. Por el contrario, los corderos morían de una manera
muy rápida y simple, cortándoles el cuello. Esta falta de consistencia
entre las sombras y figuras, y el cumplimiento de las profecías en
Jesús debería provocarnos cuestionamientos.
Para encontrar la respuestas a estas preguntas, debemos
primero considerar esta realidad: si Jesús hubiese muerto de la
misma manera en la que morían los corderos, también hubiésemos
sido perdonados. De acuerdo a las sombras y figuras, era la muerte
de un cordero y el derramamiento de su sangre lo que provocaba el
perdón de los pecados. En otras palabras, Él no tuvo que ser
castigado para alcanzar perdón para nosotros. A Jesús simplemente
se le pudo haber cortado el cuello, y hubiese cumplido con las
sombras y figuras de manera perfecta, dando como resultado el
perdón de los pecados; pero Él fue más allá. La horrible tortura que
sufrió tuvo el propósito de comprar lo que llamaríamos, en términos
modernos, “el paquete de beneficios.” En otras palabras, estaba
comprando todos los beneficios del nuevo pacto: no solo quiso
darnos perdón permanente, sino que quiso darnos realidades
maravillosas, como la sanidad. Es por esta razón que Isaías 53:5 dice
que “por sus heridas fuimos sanados.”

El sistema de sacrificios del antiguo pacto solo garantizaba el


perdón de los pecados. No incluía sanidad, aunque a veces Dios
sanó a algunos por causa de su naturaleza de Jehová Raffa, el Señor
nuestro Sanador. La sanidad era una bendición extra al que la gente
podía acceder mediante la fe en Dios. En el nuevo pacto, no
obstante, Dios decidió hacerlo de manera diferente, y puso sanidad
del arreglo del pacto, de manera tal que la sanidad es parte del
mismo como lo es el perdón, todo gracias a este “paquete de
beneficios.”

Isaías 53 dice que Él cargó nuestra vergüenza, lamento, y


dolor. Hebreos 2:9-10 dice que Jesús sufrió “a fin de llevar muchos
hijos a la gloria.” Aquí vemos un intercambio tomando lugar. Él
tomo nuestra vergüenza y nos dio gloria. En Juan 17, Jesús oró para
que sus discípulos fuesen glorificados como el Padre lo había
glorificado a Él. En el nuevo pacto, Jesús se llevó nuestra vergüenza
y nos dio Su gloria. Él también experimentó la muerte para darnos
vida, y se volvió maldición para darnos bendición (Ver Gálatas 3 y
Efesios 1:3). Mientras que en el sistema del antiguo pacto la gente
era bendecida o maldecida de acuerdo a sus obras, en el sistema del
nuevo pacto somos bendecidos antes de hacer algo por causa de que
Jesús murió por nosotros. No podemos ser maldecidos por Dios bajo
el nuevo pacto, porque no hay maldición, solo perdón. Esta es una
diferencia muy drástica. Muchos cristianos han mezclado ambos
pactos, y aunque se consideran cristianos del nuevo pacto, basan su
vida de acuerdo a sus obras. La gente que vive la vida buscando
hacer obras para agradarle a Dios, cree que será bendecida cuando
obre bien. La realidad del nuevo pacto es que ya somos bendecidos,
y por esa misma causa, hacemos obras porque somos nuevas
criaturas. Somos capaces de vivir sin pecado porque somos justos.
No obstante, muchas personas sabotean esta realidad en sus vidas
porque aún están tratando de vivir en el sistema del antiguo pacto,
haciendo obras para agradarle al Señor, y no entienden la gloriosa
verdad de la nueva creación.

La verdad es que, desde el momento en que aceptamos el


regalo de Jesús del nuevo pacto, ya somos nuevas criaturas. Esta es
nuestra realidad actual. Ahora, como nuevas creaciones, tenemos
que aprender cómo caminar en nuestra nueva realidad. Es un
proceso de crecimiento. Desde el día uno somos nuevas criaturas
que tienen Su santidad y no tienen mancha, justos, glorificados, y
sin arruga. Pero en el día uno, no tenemos ni idea de cómo caminar
en esas realidades. ¡Eso es un proceso! Esto es lo que Filipenses
3:16 dice: “Vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.”

En 2 Corintios 8:9 vemos que el sufrimiento de Jesús hizo un


intercambio a nuestro favor: “Porque ya conocéis la gracia de
nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre,
siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos.” Parte del “paquete de beneficios” del nuevo pacto es
que Jesús se humilló para hacer un intercambio. Nos proveyó
sanidad en intercambio de nuestra enfermedad; nos dio prosperidad
en intercambio de nuestra pobreza; nos dio bendición en intercambio
de nuestra maldición; y alegría en intercambio de nuestra pena y
dolor. Él sanó a los quebrantados de corazón y liberó a los cautivos.
Todos esos intercambios pueden tomar lugar porque Él tomó el
lugar del sufrimiento y humillación. En lugar de sustitución, se ve
un intercambio. La encarnación significa que Jesús vivió como
humano de una manera completa. A través de su encarnación, Él
hizo estos intercambios. Ese fue el propósito de Jesús sufriendo en
la cruz.
Cuando no experimentamos este intercambio en nuestras
vidas, es porque estamos creyendo mentiras. Cualquier experiencia
que sea menor que lo que el pacto declara, no es de parte de Dios.
Jesús fue avergonzado para que nosotros no lo seamos. Cargó la
enfermedad para que nosotros no lo hagamos. En realidad, está mal
que carguemos cualquier cosa que Él ya cargó por nosotros. En el
nuevo pacto, ser un buen compañero de pacto significa recibir lo que
Él nos dio y darle a Él todo lo que vino a tomar. Debemos darle
nuestra vergüenza, enfermedad, pena, etc. y en intercambio
recibiremos todos los beneficios del pacto.65

¿POR QUÉ JESÚS RESUCITÓ?

Como hemos discutido en el Capítulo 12, el en capítulo del


pacto davídico, el propósito de la resurrección de Jesús fue hacer
una nueva creación. Por causa de Su muerte, fuimos perdonados,
incluso si no hubiese resucitado. No obstante, no seríamos nuevas
criaturas. Es por esta razón que Jesús es llamado la “primicia”: a
través de Su resurrección, Él nos dio una nueva naturaleza que nos
permite vivir como justos. Cuando Jesús murió en la cruz, Él lanzó
perdón para aquellos que éramos viejas criaturas. Cuando resucitó,
nos transformó en algo completamente nuevo. Si Él no lo hubiese
hecho, nosotros seguiríamos atrapados en nuestra naturaleza
pecaminosa. Afortunadamente, a través de Su resurrección, Jesús
nos hizo participantes de la naturaleza divina (Ver 2 Pedro 1:4)

A través de Su resurrección, Él también limpió nuestras


conciencias. Bajo el sistema del antiguo pacto, incluso aunque los
pecados de la gente eran perdonados en el día de la expiación, las
conciencias seguían sintiéndose culpables, y la ofrenda servía como
un recordatorio del pecado (Ver Hebreos 10:1-4). En contraste, bajo
el nuevo pacto nuestras conciencias son limpias, y podemos
experimentar libertad.

¿CÓMO PUEDE SER JUSTO UN DIOS QUE PERDONA EL


PECADO?
Si Dios perdonó el pecado (en lugar de castigarlo), ¿cómo
puede ser justo? Para muchas personas, la idea del perdón parece ser
contradictoria con la imagen de un Dios justo. Si hubo perdón,
pareciera que no hubo justicia. El primer paso para entender que
Dios perdonó, es comprender que Él no decidió simplemente
perdonar a la gente: creó un nuevo pacto de perdón. Este pacto era
necesario para que el perdón de los pecados no violase la identidad
del Padre como un Dios justo. Algunas personas ven al perdón como
una clase de varita mágica, pero el nuevo pacto de perdón de Dios
va de la mano de una nueva creación, que intercambia nuestra
humanidad pecaminosa por la naturaleza divina. Por eso, no implicó
solo perdón sino también empoderamiento para vivir de manera
justa. Él creó un nuevo sistema que le permitió tanto perdonar, como
hacer una nueva creación. Este nuevo pacto era necesario para que
un perdón permanente fuese posible.

Lo que esto significa es que al perdonar, Dios no pasó por


alto ni desobedeció a la Ley, porque creó una nueva ley en un nuevo
pacto que permitió el perdón. Lo que cualquier juez justo hace, al
tomar el dominio de un territorio nuevo, es crear leyes y ordenar que
se cumplan. Esto es exactamente lo que Dios ha hecho en el nuevo
pacto. Él perdonó el pecado al cambiar la ley y establecer un nuevo
pacto. Hebreos 7:12 dice: “Porque cambiado el sacerdocio,
necesario es que haya también cambio de ley.” La Ley del antiguo
pacto cambió, y la ley bajo la que ahora vivimos es un nuevo pacto
de perdón. Esto significa que, para ser un juez justo, Dios debe
perdonar. Si Él tratase de aplicar el antiguo pacto con nosotros,
estaría siendo injusto porque ya no estamos bajo la Ley. Dios vive
dentro del pacto que establece, y será fiel al mismo, porque Él es
justo y siempre opera dentro del pacto en el que está. Cumplir el
nuevo pacto en el que estamos, significa que siempre hay perdón,
bendición, prosperidad, sanidad, y gloria.

¿POR QUÉ DIOS PIDIÓ SACRIFICIOS DE ANIMALES?

Cuando se mira al tema de la expiación desde lejos,


incluyendo a las sombras y figuras de Antiguo Testamento, algunas
personas se preguntan por qué Dios requería sacrificios de animales.
Esta pregunta primariamente se desprende de la idea detrás de la
palabra propiciación, que se usa cuatro veces en el Nuevo
Testamento, dependiendo de la traducción (Ver Romanos 3:25;
Hebreos 2:17; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10) La palabra griega que a veces
se traduce como propiciación es hilasmos66. En el siglo primero, el
entendimiento popular de esta palabra era llevarle un sacrificio a un
rey o dios enojado, para aplacarlo. Esta idea, obviamente, encaja
muy bien con el pensamiento calvinista, y ha contribuido
grandemente a la malinterpretación de la expiación y de la
naturaleza de Dios. En las culturas paganas del siglo primero (y de
siglos anteriores, también), la gente le llevaba granos, animales, y
hasta incluso niños como sacrificios a sus dioses para aplacar su
enojo. Este no era el concepto encerrado en el sistema de sacrificios
del Antiguo Testamento, pero cuando el Antiguo Testamento fue
traducido al griego, la palabra hilasmos era la única palabra
disponible para expresar el concepto hebreo de la expiación, incluso
cuando la connotación cultural de la palabra era muy diferente. De
esta manera, cuando los setenta estudiosos tradujeron la Biblia
Septuaginta LXX, usaron la mejor palabra que pudieron encontrar.
No obstante, por causa de que estaban traduciendo a un lenguaje
basado en la cultura pagana, la palabra no expresaba correctamente
el significado hebreo. Simplemente no describe a las sombras y
figuras del Antiguo Testamento, o la realidad en la cruz.

Aplacar la ira nunca ha sido parte del concepto bíblico de la


expiación, ni siquiera con los sacrificios del sistema del antiguo
pacto. A través de los sacrificios de animales, los israelitas no
estaban tratando de “pagarle” a Dios para aplacar su enojo y sus
juicios hasta el año siguiente. La idea de que un cordero o un toro
hubiese sido pago suficiente para el pecado humano es casi cómica.
Claramente, tales sacrificios no pagaban, de ninguna manera, la
deuda de los israelitas con el pecado. En lugar de eso, el concepto
detrás del sacrificio de animales era una comida del pacto.

Para el lector moderno, la presencia de tanta sangre y


sacrificios en el Antiguo Testamento pueden hacer que Dios parezca
un Dios sediento de sangre. Después de todo, vivimos en una cultura
esterilizada en donde nosotros casi nunca matamos a los animales
que comemos, y ni siquiera los vemos en una forma que se asemeje
al animal del que nos estamos alimentando. Estamos muy
desconectados de esa idea, pero era algo muy normal dentro de la
vida de los israelitas (como lo sigue siendo en algunas partes del
mundo). El mundo antiguo era agricultor. Su existencia se basaba en
plantar cultivos y criar ganado. Por eso, cuando los visitaba un
invitado, la mejor manera de honrarlo era tomar lo mejor del ganado
(un cordero, un chivo, o una oveja, por ejemplo), y sacrificarlo para
la cena. Este sacrificio del animal honraba al invitado y facilitaba la
relación entre las dos partes.

Este era el contexto en el que Dios le pedía a los israelitas


que le sacrificasen animales. Estos sacrificios del pacto no tenían
que ver con la idea de un Dios enojado que necesitaba sangre para
aplacarse. Por el contrario, era la forma de honrar a Dios y de
renovar la relación del pacto entre ellos. Era como si Dios les dijese:
“Soy su compañero del pacto. Ustedes son el otro compañero de esta
relación. Cuando nos reunimos en el día de la expiación, tenemos
que tener una comida del pacto juntos. Entonces, van a sacrificar un
animal y van a poner la sangre sobre el arca del pacto, porque dentro
de esta están las tablas de piedra que traen muerte. La sangre
salpicada allí representará una renovación de nuestra relación y
nuestra comida del pacto juntos, y como resultado, perdonaré sus
pecados del año pasado.” Como hemos discutido previamente, Dios
podía perdonar sus pecados basándose en la fe manifestada en el
sacrificio de un cordero en el día de la expiación. Esta fe era un acto
profético en torno al Mesías, quien vendría a circuncidar los
corazones. Incluso bajo el sistema del antiguo pacto, los pecados
eran perdonados por la fe. No eran perdonados por causa de que la
sangre del cordero era especial, sino porque al esparcir la sangre del
animal los israelitas mostraban que creían que Dios era su
compañero del pacto, quien los perdonaría. A través del sacrificio,
restauraban y renovaban la relación incluso cuando la gente había
pecado todo el año anterior. De la misma manera, Dios no instituyó
los festivales para perpetuar el derramamiento de sangre sino para
tener relación con Su gente.

¿QUÉ SIMBOLIZABA EL CORDERO QUE QUEDABA LIBRE?


En el día de la expiación, que fue una sombra y figura del
sacrificio cumplido en Cristo, había dos corderos. Uno, como ya
hemos discutido, era asesinado, y su sangre era salpicada en el arca
del pacto. El otro, el cordero que escapaba, era dejado en libertad en
el desierto, para cargar los pecados de la gente, en donde se asumía
que sería devorado por las bestias. Literalmente, la palabra original
significa “el cordero que partía.”67 Los israelitas ponían la sangre
(simbolismo del pecado) en la cabeza de ese cordero, y debía ser
dejado en libertad. El primer cordero (el cordero inmolado) era
figura de Cristo. No obstante, los teólogos se debaten respecto a
dónde encaja la figura del segundo cordero. ¿Cómo se cumplió la
sombra y figura del cordero que escapaba en el nuevo pacto? Mucha
gente ha tratado de decir que Jesús es ambos corderos, pero esa
interpretación no encaja con la figura bíblica. En ningún lugar del
Nuevo Testamento se hace referencia a Jesús como el cordero que
escapaba. Este es un problema teológico que se sigue debatiendo
hasta hoy en día.

No obstante, podemos encontrar una pista para responderlo


al mirar más de cerca al concepto de la ira. En la línea de tiempo que
se muestra a continuación, Génesis 1 es el comienzo del tiempo.
Éxodo 22, en donde la ira de Dios se menciona por primera vez, está
un poco más adelante en el tiempo. La cruz se localiza cerca del
final de la línea de tiempo, en el año 30 D.C., seguido por la
destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C.
Como se mencionó previamente, Dios no expresa lo que le
provoca ira hasta Éxodo 22, con la institución del pacto mosaico.
Como Pablo dijo en Romanos 4:15, “la Ley trae ira.” De Éxodo 22
a la cruz en el año 30, la ira de Dios continuó. Como sabemos, ésta
no se derramó sobre Jesús en la cruz, sino que estableció una nueva
realidad, una opción dos, que es el perdón. El nuevo pacto es la
opción 2.
No obstante, por causa de que la ira de Dios no fue
derramada en la cruz, el antiguo pacto continuó por un tiempo más.
La cruz estableció un nuevo pacto, pero el antiguo pacto continuó
hasta el año 70 D.C. Hebreos 8:13 hace referencia a esto cuando
dice: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que
se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” En otras
palabras, cuando Jesús estableció el nuevo pacto en la cruz, Él
volvió obsoleto al antiguo pacto, pero no hizo que desapareciera. Al
momento de la escritura de Hebreos, el antiguo pacto aún existía,
pero Dios no tenía interacción con él y no estaba honrándolo como
un pacto real. Aquellos que eligieron seguir bajo el antiguo pacto ya
no eran Sus compañeros, y por eso Él los entregó a la destrucción
que tuvo lugar en el año 70 D.C.

Es por esta razón que el Nuevo Testamento contiene tantas


menciones de la ira de Dios luego de la cruz. Los escritores se
estaban refiriendo a “la ira venidera” (el fin del sistema del antiguo
pacto en la destrucción de Jerusalén, cuando todos los sacerdotes
fueron asesinados y los registros genealógicos de los linajes
sacerdotales fueron quemados). Los judíos nunca podrán restablecer
el sistema sacerdotal sin los registros genealógicos, lo que significa
que el antiguo sistema nunca podrá volver. No solo eso, sino que en
la destrucción total de Jerusalén, fueron asesinados más de 1.1
millones de judíos. Este fue un punto decisivo en la historia, pero
aconteció tiempo después de que la Escritura terminó de escribirse.
La Biblia no habla sobre la destrucción del año 70 D.C. (excepto
proféticamente), porque fue escrita en su totalidad antes de este año.
Todas las referencias del Nuevo Testamento de la ira venidera
hablan de este episodio que puso un fin al sistema del antiguo pacto.

En Mateo 23, cuando Jesús profetizó la destrucción venidera


de Jerusalén, hizo una declaración muy interesante:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se


ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el
justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien
matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que
todo esto vendrá sobre esta generación. (Mateo 23:35-36)
Aquí, Jesús estaba declarando que la sangre por los pecados
de las generaciones anteriores, sería derramada en esa generación.
No mucho tiempo después, cuando Jesús fue entregado, Pilato
realizó un intento de salvar a Jesús de la demanda de los judíos de
una crucifixión. Lavó sus manos, diciendo: “Soy inocente del
derramamiento de la sangre de este hombre…Es su responsabilidad”
(Ver Mateo 27:24) En respuesta, todos los judíos respondieron: “Su
sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25) En
estos versículos se ve que es muy probable que aquella Jerusalén, la
del siglo primero, sea el cordero que era dejado en libertad, el
animal sobre quien eran todos los pecados del pueblo. Jesús, como
el cordero inmolado, creó un nuevo pacto en el año 30 D.C., y
Jerusalén fue el segundo cordero, que era dejado en libertad en el
desierto (lejos del nuevo pacto con Dios), que eventualmente fue
devorado por la bestia (Roma) en el año 70 D.C. Este es un paralelo
muy importante con Apocalipsis 17, en donde se habla de una
ramera con blasfemias escritas sobre ella, que está en el desierto y
que eventualmente es asesinada por la bestia.

De esta manera, pareciera que la sangre de Jesús, como la


sangre del antiguo pacto y de la Ley, fue sobre la cabeza de la gente
del antiguo pacto. En el año 70 D.C., cuando Dios destruyó y
removió el antiguo pacto, Él no estaba actuando en ira contra
individuos en particular, sino contra el antiguo pacto. Aquellos que
se aferraron al antiguo pacto, cuando éste era como una nave que se
hundía, se ahogaron junto con él. Algunas personas se preguntan
cómo un Dios de amor pudo hacer algo así. La respuesta simple es
que Él no quiso, pero que fue obligado a hacerlo por el sistema del
antiguo pacto. Estuvo obligado a hacerlo para que el sistema
desapareciera completamente (Ver Deuteronomio 32 y Apocalipsis
15:3). La canción de juicio de Moisés tenía que cumplirse. Por eso,
todo la maldición del antiguo pacto recayó sobre una sola
generación. Dios no se estaba vengando de aquellos que habían
matado a Jesús, sino que estaba destruyendo el antiguo pacto. Él les
pidió a los judíos que abracen Su nuevo pacto, y esperó cuarenta
años (desde la muerte y resurrección de Jesús hasta la destrucción de
Jerusalén) porque Él “es paciente…no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9)
Jesús había profetizado que la destrucción vendría sobre “esta
generación” (Mateo 23:36), lo que en terminología bíblica
significan cuarenta años. Por eso, a pesar de que Dios podría haber
traído la destrucción en cualquier momento dentro de esos cuarenta
años, decidió esperar hasta el último momento para que más judíos
pudiesen ser salvos y evitar la destrucción. Fue hasta el final de esa
generación que Él finalmente destruyó al sistema del antiguo pacto,
como a aquellos que prefirieron aferrarse a él.

Asumiendo que el libro de Apocalipsis fue escrito antes de la


destrucción de Jerusalén en el año 7068, podemos ver en Apocalipsis
15:1 cómo todo esto se relaciona con la ira de Dios: “Vi en el cielo
otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete
plagas postreras; porque en ella se consumaba la ira de Dios.”
Aquí claramente dice que la ira de Dios fue consumada, y que la
destrucción de Jerusalén fue el último derramamiento de la misma, y
por eso nunca se repetirá. Esto tiene sentido, porque si “la Ley trae
ira” (Romanos 4:15), entonces el razonamiento es que cuando la
Ley fue destruida, la ira también lo fue. Por eso, cuando Jerusalén y
el sistema del antiguo pacto fueron dejados en libertad en el
desierto, como el segundo cordero, y fueron destruidos por la bestia,
se llevaron los pecados de las generaciones anteriores, asociados con
la Ley. Sobre ellos se derramó la ira de Dios por completo, y
finalmente, nunca más volverá a aparecer. Cuando el antiguo pacto
fue destruido, la ira se destruyó también, lo que significa que no hay
ira asociada al sistema del nuevo pacto. Entonces, no solo vivimos
en un pacto de perdón, sino que vivimos en un pacto sin ira.

¿CUÁNDO TERMINÓ EL ANTIGUO PACTO?

Cuando hablamos del sacrificio de Jesús desde una


perspectiva Christus Victor, una de las preguntas lógicas es:
“¿Cuándo terminó el antiguo pacto, entonces?” Sabemos que la
muerte de Jesús estableció un nuevo pacto, pero no es tan fácil ver
cuándo fue el final del antiguo pacto, especialmente si sabemos que
Dios no derramó su ira en la cruz. La respuesta a esta pregunta se
conecta con la pregunta en sí, porque como hemos visto, entre la
muerte de Jesús en el año 30 D.C. y la destrucción de Jerusalén en el
año 70 D.C., hubo un período de coexistencia entre ambos pactos, a
pesar de que el antiguo pacto estaba muriéndose. Este período de
cuarenta años fue el momento en el que todo el Nuevo Testamento
fue escrito. Todas las historias que se cuentan allí hacen referencia a
este momento. Esto explica todos los debates entre los creyentes y
algunos elementos y creencias del antiguo pacto. Los mismos se
debían a que los cristianos primitivos estaban tratando de entender el
cambio del antiguo al nuevo pacto. No entendían cómo aplicar el
nuevo pacto de una manera práctica. Por eso, se debatían respecto a
la circuncisión, la autoridad de la mujer, la posición de los gentiles,
si debían comer o no ciertos animales inmundos según la Ley, entre
otras cosas. Este período de transición duró cuarenta años, lo que es
un número bíblico significativo, a menudo relacionado con una
transición de algo malo a algo bueno. Por ejemplo:

1. Saúl fue rey de Israel por cuarenta años antes de que David
lo fuese (Ver Hechos 13:21). Por causa del corazón rebelde
de Saúl, Dios lo rechazó como rey al comienzo de esos
cuarenta años. En ese mismo año, el profeta Samuel ungió a
David como el futuro rey elegido por Dios. Aun así, fue
cuarenta años después cuando David finalmente tomó el
trono de Israel. Esto es un paralelo con lo que sucedió con
los pactos antiguo y nuevo.

2. Los israelitas tuvieron que vivir como nómades en el desierto


por cuarenta años, luego de lo cual entraron a la Tierra
Prometida. Durante esos cuarenta años, la generación sin fe
tuvo que morir para que la generación nueva pudiese acceder
a la promesa.

3. Luego en Gálatas 4, Pablo compara al antiguo pacto con


Agar e Ismael, y al nuevo pacto con Sara e Isaac. En la
historia de Abraham, esos dos hijos (simbolismo de los
pactos) coexistieron por un período. Ismael tenía trece
cuando Isaac nació, y el niño mayor se burlaba del menor,
hasta que Sara ordenó que fuesen enviados al desierto. De la
misma manera, el antiguo pacto (los fariseos, el sistema del
templo, el Sanedrín) persiguió al nuevo pacto hasta que el
antiguo fue destruido. Pablo trazó este paralelo en Gálatas 4,
y es una figura muy exacta de la transición.
Muchos cristianos no reconocen este período transicional
entre los dos pactos, sino que asumen que hay una línea divisoria
clara que indica cuándo empezó un pacto y terminó el otro. Algunos
incluso dicen que el antiguo pacto termina al final del Nuevo
Testamento (con Malaquías). Esta presunción está claramente
errada, dado que Jesús nació bajo la Ley (Ver Gálatas 4:4), y fue Su
muerte, no Su nacimiento, lo que introdujo al nuevo pacto. Otra
teoría que otros proponen respecto a este tema es que el antiguo
pacto terminó con la muerte de Juan el Bautista, dado que Jesús se
refirió a él como el más grande de los profetas, pero el menor en el
Reino. Otros sugieren que el Monte de la Transfiguración marcó el
momento en que el antiguo pacto terminó, porque Moisés (la Ley) y
Elias (los profetas) aparecen junto con Jesús. Ninguna de estas
teorías encajan con el texto del Nuevo Testamento. La Ley
claramente siguió presente. Sí, esos fueron eventos de gran
importancia que apuntaban al período de transición, pero ninguno de
ellos marcó la transición en sí.

Por último, muchos otros han adoptado una perspectiva del


quiebre entre los pactos antiguo y nuevo en algo que los teólogos
llaman “el Evangelio Paulino.” Ellos dicen que como Jesús nació
bajo la Ley (Ver Gálatas 4:4), Él operó completamente bajo el
antiguo pacto, y que incluso sus enseñanzas y predicaciones son
parte del antiguo pacto. Ellos sitúan la línea divisoria entre el nuevo
y el antiguo pacto en la cruz, y proponen que por eso mismo
debemos prestar atención únicamente a lo que sucedió después de la
cruz. Es por eso que se llama el Evangelio Paulino, porque recae
mayormente en los escritos de Pablo y los otros apóstoles después
de la cruz. Esta es una perspectiva peligrosa, porque excluye a
Cristo del Evangelio. Ciertamente, Jesús estaba cumpliendo partes
del antiguo testamento, como así también citando algunas partes de
la Ley para mostrarles el verdadero significado escondido en las
leyes. Pero decir que Jesús fue un predicador del antiguo pacto es
perder completamente la transición entre los pactos. Uno de los
principales problemas al decir que la línea divisoria es la cruz, es el
hecho de que siguieron apareciendo problemas respecto a la Ley
después de la muerte de Jesús. Esto crea un montón de dilemas en la
gente que cree que el antiguo pacto culminó con la cruz, porque el
Nuevo Testamento está lleno de historias muy similares a las del
antiguo pacto, como la de Ananias y Safira (Ver Hechos 5), la
muerte del rey Herodes (Ver Hechos 12), y el libro de Apocalipsis.

El punto clave es que no existe una clara línea divisoria, y


cuando la gente trata de encontrar una, terminan pasando por alto
ciertas partes de la Escritura para hacer que sus teorías funcionen.
Eso no es lo que nosotros queremos hacer. En lugar de una línea
divisoria clara, lo que se ve en el Nuevo Testamento es que estos
cuarenta años fueron un período de transición, donde la gente estaba
aprendiendo cómo caminar en el nuevo pacto. Es por esta razón que
la Iglesia primitiva enfrentó tantos desafíos teológicos y prácticos:
estaban aprendiendo cómo era la transición entre el antiguo y el
nuevo pacto. Por eso, el Nuevo Testamento registra para nosotros el
proceso de la transición a la libertad. Cuando entendemos que tanto
el antiguo como el nuevo pacto estaban en operación en el Nuevo
Testamento, podemos comenzar a entender lo que pasaba en
aquellos pasajes que a veces son tan problemáticos.

Quizás el pasaje problemático más prominente en el Nuevo


Testamento es la historia de Ananias y Safira, en Hechos 5. La gente
piensa que, como esto sucedió después de la cruz, el perdón debió
gobernar ese día, no el juicio. No obstante, dado que sabemos que
ambos pactos coexistieron y estaban en operación, entendemos que
eso no es necesariamente cierto. Para entender la historia de Ananias
y Safira, tenemos que prestar atención al momento en que Santiago
y Juan quisieron que lloviese fuego del cielo sobre Samaría (Ver
Lucas 9:54-56) En respuesta, Jesús los reprendió, diciéndoles, “…
Vosotros no sabéis de qué espíritu sois.” (Lucas 9:55) Él no dijo
que no podían hacerlo. Los discípulos hicieron esta pregunta con
Elias en mente, recordando cómo él había hecho descender fuego
del cielo en diferentes ocasiones para matar a los soldados que lo
estaban persiguiendo. En otras palabras, estaban tratando de aplicar
un concepto del antiguo pacto. Es por esto que Jesús habló del
espíritu que tenían. Él se estaba refiriendo al espíritu del antiguo
pacto, y estaba diciendo que no iban a operar en él.

El punto es que los discípulos tenían el poder para orar


dentro del antiguo pacto, lo que explica cómo Pedro tuvo el poder de
lanzar muerte sobre Ananias y Safira. En otras palabras, Pedro actuó
en el espíritu errado en Hechos 5. Estaba actuando de acuerdo el
juicio del antiguo pacto, no en el perdón del nuevo pacto. Esta no
fue la única vez que Pedro actuó así. Es notable notar que Pedro se
mantuvo siendo racista durante años luego del advenimiento del
nuevo pacto, como se evidencia en su renuencia a predicarle a los
gentiles (Ver Hechos 10), y en la exhortación de Pablo en Gálatas 2.
A pesar de su racismo y de su idiosincrasia propia del antiguo pacto,
Pedro tenía una autoridad y un poder increíbles, por eso cuando
descubrió el pecado de Ananias y Safira y declaró muerte sobre
ellos, estos murieron. El hecho que tuviese poder no significa que
sus acciones expresasen el corazón de Dios. En ningún lugar en
Hechos dice que las acciones de Pedro estuvieron bien, o que fue
Dios el que los mató. Hechos es simplemente el registro de lo que
sucedió, pero no significa que todo lo que pasó fue voluntad de
Dios. La historia de Ananias y Safira se vuelve más clara cuando la
estudiamos a la luz del período transicional entre los pactos. De una
manera muy real, Pedro tenía un pie en cada pacto. Luego, Pablo lo
corrige, y mientras la transición continuó, los discípulos aprendieron
más respecto a cómo caminar por completo en el nuevo pacto.

Ahora, en el otro lado del año 70 D.C., no deberíamos tener


nada del antiguo pacto mezclado sobre el nuevo pacto. Durante el
período de transición, mucho del pensamiento del antiguo pacto
continuó, pero ya no debería ser un problema en nuestros días. No
deberíamos repetir los errores de la Iglesia primitiva solo porque
esos errores están registrados en la Escritura. Por ejemplo, el hecho
de que los mártires en Apocalipsis orasen violentamente
(maldiciendo y pidiendo juicio contra sus enemigos), no significa
que debamos hacer lo mismo. En el nuevo pacto, no tenemos
derecho de lanzar juicio sobre otras personas. No obstante, durante
el período único de transición entre los pactos, los cristianos oraron
por juicio en contra del sistema del antiguo pacto que los estaba
persiguiendo y matando. Ahora que el antiguo pacto desapareció y
estamos por completo en el nuevo pacto, no estamos llamados a
hacer esta clase de cosas.

Todos los debates respecto a los diferentes aspectos del


antiguo pacto, terminaron en el año 70 D.C., porque la destrucción
de Jerusalén y el templo terminó para siempre con el judaismo del
antiguo pacto. Por causa de que la religión judía dependía en el
templo y en el sistema sacerdotal, la destrucción de estos elementos
marcó un cambio permanente en el judaismo. Ya no pueden ofrecer
sacrificios, lo que significa que no pueden cumplir la Ley del
antiguo pacto. Su mundo entero ha sido destruido, y, literalmente, el
antiguo pacto ha muerto, porque es imposible seguir cumpliendo
con la Ley. Esto marcó el comienzo del judaismo rabínico, o
judaismo moderno, que se centra en las sinagogas y en el rabí.69

¿QUÉ PARTE TUVIMOS EN LA MUERTE DE JESÚS?

Mucha gente presenta el Evangelio como “Jesús murió para


que tú no tengas que morir” o “Jesús tomó la muerte que nosotros
merecíamos.” En otras palabras, lo presentan como una
sustitución…pero ese es un concepto que está completamente
errado, porque cuando Él murió, nosotros morimos con Él. 2
Corintios 5:14-15 lo deja muy en claro:

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que


si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos
murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para
aquel que murió y resucitó por ellos.

En otras palabras, estamos unidos con Él en su muerte. En


lugar de sustitución, es identificación. Cuando Él murió, nosotros
morimos. El pasaje continúa:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las


cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y
todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de
Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os
rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2
Corintios 5:17-21)
A través de la muerte con Cristo, también resucitamos con Él
para una nueva vida como una nueva creación. Lo nuevo ha venido,
y lo viejo se ha ido. Esto también está muy claro en Romanos 6:

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en


Cristo jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en
vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en
la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de
su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del
pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al
pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del
pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también
viviremos con él. (Romanos 6:3-8)

Nuevamente, es claro que Jesús no vino a tomar nuestro


lugar, sino que nosotros morimos con Él, no físicamente sino a
través de la identificación. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro
Salvador, se produce una unión en la que espiritualmente vamos a la
tumba y somos resucitados junto con Él. Como resultado, estamos
unidos con Él en Su resurrección y podemos vivir como nuevas
criaturas.

Uno de los más famosos versículos respecto a este tema es


Gálatas 2:20:

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,


mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a
sí mismo por mí.

La segunda mitad de este versículo puede sonar como


sustitución si nos salteamos la primera parte, pero es claro, leyendo
el versículo entero, que Jesús no murió para que nosotros no
tengamos que hacerlo, sino que Él murió para que podamos ser
resucitados espiritualmente junto con Él y tener una nueva vida.
Jesús nos ha dado el poder que Él mismo tiene sobre el pecado y la
muerte, porque resucitamos junto con Él. No solo somos
perdonados, sino que también recibimos el poder de la gracia. Como
Pablo dijo en Romanos 5:17, “Pues si por la transgresión de uno
solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de
la justicia.” A través de la identificación con su muerte y
resurrección, recibimos su gracia abundante para vivir como justos.
Esta es una perspectiva muy diferente de la historia de la sustitución
que cuentan muchas iglesias, pero es lo que la Biblia enseña. Es
también la manera en la que la Iglesia primitiva, por muchos siglos,
entendió el sacrificio.

Clemente de Alejandría, uno de los padre de la Iglesia


primitiva, describió la expiación de esta manera: “El Logos de Dios
se ha hecho hombre para podamos aprender de un hombre cómo un
hombre puede convertirse en Dios.”70 Similarmente, el teólogo del
siglo tercero, Orígenes, escribió: “En Cristo comenzó la unión de lo
Divino con lo humano, para que el humano, en comunión con lo
Divino, pueda también volverse Divino.”71 Atanasio de Alejandría,
un padre dentro de la Iglesia Occidental Ortodoxa, tuvo un
entendimiento de Dios lejos del platonismo, que se manifestó a
través de San Agustín. Respecto a la encarnación, éste escribió: “La
Palabra se hizo hombre para que podamos ser hechos Dios.”72

Citas como las anteriores pueden asustar a muchas personas.


Suena como demasiado, quizás, el reclamar ser como Dios. No
obstante, para nuestra participación en la naturaleza divina es
realmente importante nuestra identificación como la Esposa de
Cristo, porque Cristo necesitó casarse con un igual. Esto, por
supuesto, no significa que nosotros nos volvemos Dios. La Trinidad,
la Deidad, es divinidad sin un comienzo, eterna, siempre
omnipresente y omnipotente. La Deidad es única y nunca será
replicada. No obstante, como la Esposa de Cristo, nos volvemos
“divinidad creada.” Dios encarnó para ayudar a que los humanos se
encarnen en Él. Por eso, Él no nos deja cuando pecamos sino que
nos exalta y nos da el poder para reinar en la vida. Él nos permite
estar sentados en Cristo en lugares celestiales a la diestra de Dios el
Padre. De esta manera, nos podemos convertir en una digna Esposa
de Cristo.

Pedro habló de nuestra divinidad cuando escribió:

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y


grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la
corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia (2 Pedro 1:4)

En Colosenses 2:9, Pablo escribió, “Porque en él habita


corporalmente toda la plenitud de la Deidad.” Luego, en Efesios
3:17-19, él agrega que, como Cristo, seamos llenos de la plenitud de
Dios:

Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin


de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente
capaces de comprender con todos los santos cuál sea la
anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

De esta manera, nos volvemos participantes de la naturaleza


divina. Este es el significado completo de la nueva creación. Es
mucho más que simplemente ser capaces de vivir por sobre el
pecado. A través de la revelación y el conocimiento de Su amor (una
revelación que sobrepasa el entendimiento), podemos ser llenos de
la plenitud de Dios. Esto es realmente algo impresionante. Es por
esto mismo que Pablo reprende a los corintios al decirles, “Dejen de
actuar como si fuesen simplemente humanos.” (Ver 1 Corintios 3:3)
Luego, en la misma carta, él los reprende nuevamente al decirles,
“¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (1 Corintios
6:3). Básicamente, los estaba reprendiendo por no entender quiénes
eran realmente, por no comprender el nivel que habían alcanzado a
través de ser nuevas criaturas. Ya no eran simplemente humanos.

Mucha gente tiene miedo de esta idea por causa del


desbalance y de la herejía que a veces se desprende de esta verdad.
Por eso es siempre importante aclarar que no somos Dios, pero que
Él nos ha hecho participantes de Su naturaleza divina. Él está dentro
de nosotros, y de la misma manera en que se encarnó en Jesús,
somos encarnaciones de Dios en esta tierra. Por causa de la misma,
Dios vive en nosotros. Somos Sus templos, los portadores de Su
presencia en la tierra, porque hemos muerto con Cristo y fuimos
resucitados con Él para tener vida divina.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Verdadero o Falso: Toda la Biblia es aplicable para hoy en


día. Por ejemplo, es posible que tengas una experiencia como
la que tuvo Job.

2. La mayoría de las personas que rechazan el Evangelio lo


hacen porque han recibido una _________________ del
antiguo y del nuevo testamento.

3. Dado que la ira de Dios no tuvo lugar en la crucifixión y en


el sufrimiento de Jesús, porque la tortura no era parte del
sacrificio de los corderos ni de las sombras y figuras, ¿por
qué Jesús tuvo que sufrir una muerte tan horrible?

4. Verdadero o Falso: Jesús no tuvo que resucitar para que


recibamos perdón.

5. El “paquete de beneficios” incluye: Jesús toma tu


enfermedad y te da ____________; toma tu deshonra y te da
_______________; toma tus maldiciones y te da
________________; y se vuelve pobre para que a través de
Su pobreza puedas ser __________________.

6. A pesar de que no hay sustitución, hubo un gran


i_______________. La encarnación no es simplemente una
celebración en Navidad, fue Jesús siendo un _____________
por completo.

7. Los sacrificios de sangre no tuvieron el fin de aplacar a un


Dios sediento de sangre, sino que fueron una
c_______________ del p_______________. A través de
misma, se producía una renovación en la
r_________________. Es por esta misma razón que los
festivales fueron instituidos.

8. Romanos 8:25; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10; y Hebreos 2:17 son


cuatro referencias en el Nuevo Testamento en donde
encontramos qué palabra para referirse a la expiación.

MATERIAL RELACIONADO

Brad Jersak y Michael Hardin, Eds., Stricken by God?: Nonviolent


Identification and the Victory of Christ.

65 Relacionado a esta idea del intercambio hay un libro excelente,


Stricken by God?: Nonviolent Identification and the Victory of
Christ, editado por Brad Jersak y Michael Hardin. Es una
compilación de escritos de muchos teólogos, quienes destierran a la
sustitución penal, y los conceptos que encierra.
66
Concordancia Strong. Griego #2434, 2435
67
Concordancia Exhaustiva Strong, hebreo #5799
68
Para más información y una explicación más extensa de este
tema, ver el libro de Gentry, Before Jerusalem Fell.
69
El libro History of the Jewish Nation: After the Destruction of
Jerusalem Under Titus, de Alfred Edersheim, es un estudio
exhaustivo de los cambios que tuvieron lugar como resultado de la
destrucción del año 70 D.C. y del fin del antiguo pacto.
70 Jersak y Hardin, Stricken by God?, 49.
71 Ibid.
72 Ibid.
TERCERA PARTE

TEOLOGÍA DEL MEJOR


PACTO
CAPÍTULO DIECISÉIS

ANUNCIANDO LA
TEOLOGÍA DEL MEJOR
PACTO
Ahora que hemos estudiado a la transición del antiguo al
nuevo pacto y cómo afecta a la forma en la que creemos, tenemos
que considerar las implicaciones de este sistema de creencias. Por
causa de que la mayor parte de la Iglesia sigue viviendo en ambos
pactos, vivir y pensar acorde al nuevo pacto propone un cambio
significativo a la norma.

EL CANON DEL NUEVO PACTO

Lo primero a considerar es el rol del Nuevo Testamento.


Como hemos discutido en el último capítulo, los cuarenta años entre
la muerte de Jesús y la destrucción de Jerusalén fueron un período
de coexistencia entre ambos pactos. Volviendo a los cinco pactos
mayores que hemos nombrado en este libro, en los cuales cada uno
está rodeado por un canon; vemos que el Nuevo Testamento por
completo, escrito en esos cuarenta años de transición, compone el
canon del nuevo pacto. El mismo cuenta la historia de cómo se
estableció el nuevo pacto, registra los primeros pasos de los
primeros cristianos, y cómo éstos aprendieron a caminar en esta
nueva relación con Dios. También profetiza la destrucción del
antiguo pacto, en el año 70 D.C., pero no incluye registros de ese
final, que tuvo lugar después de que el canon del nuevo pacto fuese
escrito.
El Nuevo Testamento es el canon del nuevo pacto. Como tal,
contiene lo que necesitamos saber del pacto que rodea. A través del
mismo, deberíamos ser capaces de entender apropiadamente lo que
es el nuevo pacto y cómo vivir en él. Por eso, el Nuevo Testamento
es el fundamento de una teología adecuada basada en el nuevo
pacto.

EL PROBLEMA CON LAS TEOLOGÍAS EXISTENTES

Por supuesto, como se mencionó en el capítulo 5, hay


muchos filtros teológicos que “contaminan” la manera en la que
muchos leen y entienden el Nuevo Testamento. Examinaremos tres
filtros: teología dispensacionalista, teología del pacto, y teología del
nuevo pacto. Sin repetir todo lo que ya se mencionó en el capítulo 5,
vamos a hacer un pequeño repaso.

1. Teología Dispensacionalista

Los dispensacionalistas dividen la Biblia de esta manera: el


Antiguo Testamento, desde Moisés a Jesús, como la Dispensación
de la Ley. De la misma manera, desde la cruz hasta nuestros días y
nuestro futuro inmediato compone la Dispensación de la Gracia.
Como resultado, terminan con un gran debate entre la Ley y la
gracia. No obstante, como ya hemos visto en el capítulo 13, el
debate escritural es, en realidad, entre la Ley y la fe.

2. Teología del Pacto

La teología del pacto quita el énfasis entre la diferencia entre


el antiguo y el nuevo pacto. Trata de conectarlos de tal manera que,
para ellos, el nuevo pacto es un pacto “renovado” en lugar de un
pacto completamente diferente. Ese es el error fatal de la teología
del pacto, porque el Nuevo Testamento deja en claro que el nuevo
pacto no es como el antiguo (Ver Hebreos 8:9)

Uno de los movimientos más significativos que se ha


desprendido de la teología del pacto es el Movimiento Mesiánico.
El mismo depende de este tipo de teología porque la misma plantea
que no hay desconexión entre el antiguo y el nuevo pacto. Esto es
muy importante, porque una vez que la gente ve la desconexión
entre ambos, no pueden volver atrás y traer cosas del antiguo pacto
al nuevo, por ejemplo, re-implementando las festividades judías,
guardando el Sábado, y cumpliendo muchas leyes del antiguo pacto.
Los cristianos mesiánicos dicen algo como, “Esto es parte de
nosotros, también.”, pero la realidad es que el Nuevo Testamento
deja en claro que no hay punto de comparación entre ambos pactos.
De esta manera, la teología del pacto mantiene a la gente viviendo
tanto en la ley del espíritu de vida y en la ley de la muerte. Vivir con
un pie en cada pacto, es estar vivo a medias.

Otro movimiento basado en la teología del pacto se llama


Teonomía o Teonómica. El concepto del mismo es que nosotros,
como la gente de Dios del nuevo pacto, tenemos que instaurar el
reino de Dios en la tierra exactamente de la misma manera en la que
Moisés instauró la Ley en el gobierno civil de Israel. En otras
palabras, los teonómicos son partidarios de un ley civil basada en el
nuevo pacto para el mundo, en donde se implementen todas las leyes
de Deuteronomio en nuestra sociedad moderna. Sin la teología del
pacto, la teonomía no tiene sentido, porque es fácil ver que el
antiguo pacto no provino del corazón de Dios. Tratar de instaurar las
leyes del antiguo pacto en un gobierno moderno, no representaría
correctamente a Dios porque ese pacto vela quien realmente Él es.

La teología del pacto también divide a la Ley en tres partes:


civil, ceremonial, y moral, diciendo que las primeras dos divisiones
no aplican, pero que la parte moral, sí. No obstante, esta no fue la
manera en la que el antiguo pacto funcionó. Nadie dividió la Ley de
esta manera, porque el entendimiento era que si una persona rompía
solo una parte de la Ley, había violado la Ley en su totalidad. Nadie
contemporáneo al antiguo pacto lo dividió de esa manera. La
Escritura deja en claro que no podemos elegir y seleccionar solo
parte de la Ley: o la cumplimos en su totalidad, o la desechamos.
Este es uno de los principales errores de la teología del pacto, pero
aun así ha contaminado gran parte de la doctrina de la Iglesia. Es por
esta razón que mucha gente piensa que no puede tatuarse (entre
muchas otras cosas), basándose en la Ley de Deuteronomio.
3. Teología del Nuevo Pacto

La Teología del Nuevo Pacto básicamente dice que Jesús


vino como un nuevo Moisés. Como resultado, los teólogos del
nuevo pacto han estudiado el Nuevo Testamento buscando cuáles
son las leyes que se deben cumplir en el nuevo pacto. En lugar de
encontrar 613 leyes, como en el antiguo pacto, han encontrado 1050
nuevas leyes del pacto. Nuevamente, el problema es que pasan por
alto el hecho de que el nuevo pacto no se parece en nada al antiguo
pacto (Ver Hebreos 8:9) No es un pacto basado en leyes. Es
completamente diferente.

Estas son las tres principales corrientes teológicas al


momento de estudiar la Biblia, pero cada una tiene un error fatal
cuando se compara lo que proponen con lo que dice la Escritura. Por
eso, en esta siguiente sección, introduciremos algo que hemos estado
estudiando en todo este libro: una nueva corriente para estudiar la
Biblia, llamada Teología del Mejor Pacto.

LOS PILARES DE LA TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO

El nombre de este sistema de creencias se basa en Hebreos


8:6, que dice: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto
es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores
promesas.” A continuación se presentarán los diez pilares o puntos
fundamentales de la Teología del Mejor Pacto. Los razonamientos
detrás de la mayoría de cada uno de estos puntos ya han sido
explicados en los capítulos anteriores; pero la explicación para el
punto 8 y 10 se desarrollará en los siguientes capítulos. Con el
propósito de definir esta nueva teología, se presentarán sus
fundamentos en una lista sencilla y fácil de entender, que muestra
las bases de la Teología del Mejor Pacto.

1. El nacimiento de Jesús fue el cumplimiento del pacto


abrahámico.

2. La muerte de Jesús creó un nuevo pacto.


3. El nuevo pacto es entre el Padre y el Hijo.

4. La ascensión de Jesús y el hecho de que esté sentado el


en Trono Celestial, marcaron el cumplimiento del pacto
davídico.

5. La destrucción del año 70 D.C. removió el antiguo pacto


para siempre y cumplió Hebreos 8:13.

6. Entre la cruz y el año 70 D.C. existieron cuarenta años de


transición para la Iglesia.

7. Durante el período de transición, el antiguo pacto y el


nuevo pacto coexistieron.

8. El fin del siglo y los últimos tiempos fueron referencias


que los líderes del siglo primero usaron para referirse a
los últimos días del antiguo pacto y al final de la era del
antiguo pacto.

9. Ningún tipo de aplicación del pacto mosaico (ni de


paridad, ni de vasallaje) es válida hoy en día: los
festivales, Sábados, leyes civiles, leyes ceremoniales, y
leyes morales, dejaron de aplicar con la destrucción del
antiguo pacto.

10. La ley del nuevo pacto es: “Ámense los unos a los otros
como yo los he amado.”

Estas son las diez características principales de la Teología


del Mejor Pacto. Son rasgos grandes y amplios, pero si los
entendemos, la Biblia entera comenzará a tener sentido, porque
comenzaremos a entender la línea histórica, las transiciones, y el
porqué de Dios actuando tan diferente según el período histórico.
Este sistema de creencias es la culminación de todo lo que hemos
estudiado en este libro.

LA LEY DEL AMOR


El punto número 10 de este sistema de creencias habla de la
ley del amor del nuevo pacto, y está basado en la declaración de
Jesús a Sus discípulos: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis
unos a otros.” (Juan 13:34) Para tener un entendimiento apropiado
de este mandato de amar, debemos primero entender los dos grupos
que existieron en el siglo primero: los judaizantes y los
antinomianos. Los judaizantes del siglo primero eran los teólogos
del momento. Querían arrastrar costumbres del antiguo pacto al
nuevo pacto. Pablo escribe el libro entero de Gálatas en respuesta al
error de los judaizantes, porque batalló contra sus falsas enseñanzas
durante todo su ministerio. Del lado opuesto a los judaizantes,
estaban los antinomianos, quienes decían que no había ley. Anti
significa “en contra”, y nomia significa “ley.” Literalmente, este
grupo estaba en contra de cualquier tipo de ley. Creían que la gracia
significaba que podían pecar cuanto quisieran. Pablo escribe en
contra de este grupo en Romanos.

La posición de la Teología del Nuevo Pacto no es ninguna de


esas dos, ni tampoco toma una postura de balance, ubicándose en el
medio de ambas. Es algo completamente nuevo, porque la ley de
Cristo no encaja con ninguna de esas dos ideas. No es la Ley del
antiguo pacto, y no es un rechazo a cualquier tipo de ley, como
plantean los antinomiamos. Es una idea completamente diferente,
llamada la ley de Cristo. Cuando decimos que la ley de Cristo es el
amor, es un resumen bastante acertado, pero es solo un resumen. La
gente puede escuchar eso y llegar a conclusiones muy diferentes, y
hasta puede guiar a algunos a tomar decisiones inmorales. La
pregunta que yace en el fondo de toda esta cuestión es: ¿Quién
define lo que el amor es? En otras palabras, la ley del amor puede
ser muy subjetiva.

Por esa misma razón, aclararemos lo que la ley del amor del
nuevo pacto es, según el Nuevo Testamento. Para comenzar, vamos
a estudiar lo que típicamente se conoce como el Gran Mandamiento.
En Mateo 22, un letrado se acerca a Jesús y le pregunta: “Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley?” (Mateo 22:36) En otras
palabras, le estaba preguntando a Jesús cuál era el mandamiento más
importante del antiguo pacto. Jesús le responde:
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y
grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a
tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)

Aquí es importante notar que Jesús no dijo, “Esta es Mi


norma para ustedes.” Él simplemente resumió el antiguo pacto en
dos mandamientos. Eso está muy claro en Su declaración, “De estos
dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” Este es un
resumen del antiguo pacto, no un mandamiento del nuevo pacto.

Si entendemos eso, podemos entonces ir a Juan 13:34-35, en


donde Jesús dice a Sus discípulos:

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;


como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros.

Su mandamiento no fue “amen a su prójimo como a ustedes


mismos.”, sino “ámense los unos a los otros como yo los he amado.”
En otras palabras, Él dijo que debemos amar a los demás de la
misma manera en la que Él los ama. Jesús ama a todo el mundo de
la misma manera, perfectamente, e incondicionalmente. Esta es la
medida, el nuevo mandamiento que debemos seguir. Si buscamos la
palabra mandamiento en la Concordancia Strong, lo que vamos a
encontrar es que este mandamiento es el único mandamiento que
Jesús dio. Por ejemplo, más tarde en Juan Él dice, “Este es mi
mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.”
(Juan 15:12) y, “Esto os mando: Que os améis unos a otros.” (Juan
15:17)

Cuando Jesús le dio a Sus discípulos lo que ahora llamamos


la Gran Comisión, Él les dice que le enseñen a los nuevos discípulos
a “que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo
28:20). A los discípulos no se les fue dicho que “enseñen todo lo
que hice o dije”, sino que “enseñen a obedecer todo lo que he
mandado.” ¡La única cosa que Jesús mandó fue a amar como Cristo
los había amado!

Vemos otra mención del mandato de Jesús de amar en la


segunda carta de Juan, donde éste escribe:

Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo


mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio,
que nos amemos unos a otros. Y este es el amor, que
andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento:
que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el
principio. (2 Juan 1:5-6)

Por esto mismo, en 1 Juan 3:23 dice: “Y este es su


mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y
nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.” Justo unos
versículos antes de esto, en el verso 16, Juan da una definición del
amor: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por
nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los
hermanos.” (1 Juan 3:16). En otras palabras, Jesús es la definición
de amor; y estamos llamados a amar como Él ama. Esto, de hecho,
es la prueba que Juan considera que muestra que somos salvos:
“Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que
amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece
en muerte.” (1 Juan 3:14) Somos verdaderamente cristianos si
amamos como Jesús amó. Jesús hizo la misma declaración cuando
dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros.” (Juan 13:35) Vivir en el amor de
Cristo es la evidencia de nuestra fe. Como estamos unidos con Él, el
amor fluye en nosotros de la misma manera en la que fluyó en Él.

Pablo también afirma esto en 1 Timoteo 1:5: “Pues el


propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón
limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida.” Luego, en la
misma carta, Pablo continúa con este razonamiento al decir:

Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la


justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano
de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,
habiendo hecho la buena profesión delante de muchos
testigos. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las
cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena
profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el
mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición
de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el
bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de
señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz
inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni
puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.
Amén. (1 Timoteo 6:11-16)

El mandamiento de Pablo se estaba refiriendo a, como dice


el versículo 11, una versión extendida de la ley del amor: “perseguir
la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.”
Es esencialmente el mismo mandamiento de amar que había dado
Jesús, que es el que encontramos una y otra vez en el Nuevo
Testamento. El mandamiento siempre habla del amor.

Pablo hace un contraste en 1 Corintios 7 entre los antiguos


mandamientos y el nuevo. Hablando de la circuncisión a la Iglesia,
él dice:

Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó


a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue
llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso.
¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide.
La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el
guardar los mandamientos de Dios. (1 Corintios 7:17-19)

Su mención de la circuncisión es una referencia a la Ley del


antiguo pacto, en donde la señal del pacto era la circuncisión. La
señal del nuevo pacto es, “En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:35)
Vivir en el amor de Cristo es la señal de que estamos en Cristo,
caminando en el nuevo pacto. El punto de Pablo fue que la Ley ya
no interesa; lo que importa ahora es cumplir el nuevo mandamiento
de Dios (la ley de Cristo). Pablo específicamente menciona esta ley
cuando dice, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y
cumplid así la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2). Cumplimos la ley de
Cristo al amar a los demás. Aquí, Pablo le da una aplicación práctica
a este tipo de amor: sobrellevar las cargas de los demás.

Pablo también menciona la ley de Cristo en 1 Corintios 9:21,


cuando dice, “A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley
(no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para
ganar a los que están sin ley.” Pablo estaba diciendo que cuando él
estaba con los gentiles (la gente sin Ley), él se hacía como ellos, no
porque no tuviese ley sino porque su ley era la ley de Cristo, que
incluye libertad para ministrar a los gentiles de una manera en la que
ellos se puedan identificar. Él estaba libre de la Ley (el antiguo
pacto), pero no libre de toda ley, porque estaba bajo la ley de Cristo,
la ley del amor.

En los pasajes bíblicos sobre el mandamiento del nuevo


pacto, a veces se usa la palabra en singular (el mandamiento) y a
veces en plural (los mandamientos). La razón de esto es que el
mandamiento básico, amar como jesús, se materializa en muchos
mandamientos periféricos que caen dentro del gran mandamiento de
amar, lo que es la ley de Cristo. Entonces, a través del Nuevo
Testamento, Pablo y otros apóstoles expusieron lo que el
mandamiento de Cristo significaba de una manera concreta,
adhiriendo mandamientos más específicos para darle un fin práctico
a la ley del amor.

Por ejemplo, Pablo escribió: “Así también ordenó el Señor a


los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (1
Corintios 9:14) Haciendo eso, él estaba mostrando que una de las
maneras de cumplir la ley del amor es ocupándose financieramente
de aquellos a quienes el Señor había llamado al Cuerpo para equipar
y servir a la Iglesia. En otras palabras, dar dinero para apoyar a
ministerios del Evangelio es parte de la ley del amor. De la misma
manera, la igualdad de género es parte de la ley del amor, como se
evidencia en la represión de Pablo a los corintios por tratar a las
mujeres como “inferiores.” Cerró su argumento al decir, “Si alguno
se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son
mandamientos del Señor.” (1 Corintios 14:37) Al utilizar la palabra
mandamiento, Pablo estaba diciendo que la igualdad de género era
parte de la ley del amor. Otro ejemplo es la igualdad racial, que
Pablo toca en Efesios 2:14-16:

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno,


derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en
su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los
dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la
cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo,
matando en ella las enemistades.

Algunas personas enseñan que esto se cumplirá en algún


momento en el futuro, pero el pasaje claramente dice que Jesús ya lo
ha hecho. Él ya ha creado una nueva humanidad y, por lo tanto,
declaró ilegal el racismo dentro de la ley del amor. Mientras que la
Ley del antiguo pacto trae división y racismo entre los grupos y los
géneros, la nueva ley de Cristo trae igualdad. Esto significa que
podemos amar a todos de igual manera.

La ley de Cristo es la ley del amor, que tiene muchas


diferentes manifestaciones y aplicaciones. Otra manera en la que
podemos expresar esto es que la ley de Cristo es la ley del Espíritu y
la ley de la libertad. Pablo mostró la conexión entre el nuevo pacto y
el Espíritu cuando escribió: “El cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3:6) La
naturaleza de esta nueva ley, es espiritual. No está escrita ni en letra,
ni en piedra. Da vida, no muerte. De manera similar, Romanos 7:6
dice: “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para
aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el
régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”
En otras palabras, la ley del Espíritu no está escrita en una serie de
reglas. En Gálatas 6:15, Pablo también dice: “Porque en Cristo
jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una
nueva creación.” En el nuevo pacto, siendo una nueva creación, no
estamos guiados por una serie de reglas sino por la naturaleza de
Cristo viviendo en nosotros y por la ley del amor. Pablo a veces se
refiere a este estilo de vida como la vida en el Espíritu: “Si vivimos
por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos
vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a
otros.” (Gálatas 5:25-26) En lugar de vivir de acuerdo a una serie de
reglas, vivimos caminando en el Espíritu. Es por esto que, “si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.” (Gálatas 5:18)
Cuando somos guiados por el Espíritu, estamos siguiendo la ley de
Cristo, que se recapitula en lo que Pedro llamó “el santo
mandamiento” (2 Pedro 2:21): el mandato de amar como Dios ama.
Esta es la esencia del nuevo pacto, que es el pacto de la vida y el
perdón, no de muerte y juicio.

Una pregunta que la gente muchas veces hace respecto a la


realidad del nuevo pacto de perdón y amor, es: ¿Qué pasa cuando
pecamos? Claramente, a pesar de que no estamos bajo la Ley del
antiguo pacto, estamos bajo la ley de Cristo, que nos manda a vivir
de cierta manera (amando como Él ama). Dado que Dios ya nos ha
perdonado permanentemente en la cruz, ¿cuál es la consecuencia del
pecado en nuestras vidas? La ira de Dios ya no existe, lo que
significa que Él no se enoja cuando pecamos. Somos pre-
perdonados y eternamente amados, lo que quiere decir que Él nos
perdonará siempre por cualquier cosa que hagamos. No obstante,
cuando pecamos, contristamos al Espíritu Santo, tema que Pablo
trata en Efesios 4. Cuando elegimos pecar, no estamos viviendo de
acuerdo a nuestra verdadera identidad en cristo, y no estamos
amando a los demás en la manera en la que deberíamos. Eso
contrista al Espíritu Santo, porque Él conoce nuestro potencial, y se
hiere cuando ve que Sus hijos se lastiman los unos a los otros. No es
un asunto de que deje de perdonarnos o de amarnos; es un asunto de
que debemos caminar en luz, conforme a nuestra identidad. Parte de
caminar con el Espíritu Santo es ser vulnerables y transparentes,
viviendo con un corazón abierto. Cuando hacemos esto, cada vez es
menos y menos probable que contristemos al Espíritu Santo con
nuestras acciones y actitudes.

LOS CINCO PLANOS

Ahora que hemos establecido con exactitud lo que la


Teología del Nuevo Pacto es, vamos a terminar este capítulo
mostrando cómo esta revelación transformará a la Iglesia para que
sea una Esposa de Cristo más madura. Para hacer esto, vamos a
considerar la realidad desde la perspectiva de los cinco planos. Cada
persona sobre la tierra vive en alguno de estos planos, y dentro de
cada uno de estos planos hay una progresión, porque la gente está
diseñada para ir avanzando de uno a otro a lo largo de sus vidas.

1. El plano del Mundo

Este el punto de inicio. Aquellos que viven en el mundo no


son cristianos. No caminan con el Señor.

2. El plano de la Iglesia

Cuando las personas se convierten en creyentes de Jesús,


entran al plano de la Iglesia. En el mismo, aprenden de
compañerismo, de la Cena del Señor, del bautismo, y el mensaje
básico del Evangelio. Algunos viven toda su vida en el plano de la
Iglesia, con un entendimiento muy básico de la Palabra.

3. El plano Sobrenatural

Otra gente en el plano de la Iglesia comienza a darse cuenta


de que debe haber algo más, y hacen una transición al plano de lo
sobrenatural. Quizás comiencen a escuchar a Sid Roth, a Patricia
King, a las enseñanzas de Bill Johnson y Bethel, o a cualquier otro
ministro carismático reconocido; lo que hace que comience el
hambre por lo sobrenatural en ellos. Comienzan a pensar, “No
puedo simplemente ir a sentarme en la iglesia. Tiene que haber algo
más.” Como resultado, comienzan su búsqueda por lo sobrenatural.
He notado que típicamente el período de transición que se necesita
para pasar del Plano de la Iglesia al Plano Sobrenatural funciona así:
por cada diez años que la persona haya pasado en el Plano de la
Iglesia, necesitará de a uno a dos años de reajuste para entrar al
Plano Sobrenatural. Eventualmente, luego de este período de
transición, lo sobrenatural se vuelve parte de su vida, y parte de su
vida de iglesia, porque, además, esta gente buscará llevar lo
sobrenatural a las actividades de la iglesia.

4. El Plano del Reino


Una vez que la gente se ha aclimatado al Plano Sobrenatural,
suelen moverse a otro plano llamado el Plano del Reino. Esto es lo
que pasa cuando la gente comienza a decir, “Estamos sanando a la
gente en la iglesia, pero quiero ver a mi ciudad transformada. Quiero
ver a mi vecindario, a mi familia, a mi negocio, a mi gobierno local,
a todos estos siendo transformados.” Es un paso más allá de lo
sobrenatural, para expandir el Reino. El concepto de Lance Wallnau
de las siete montañas se conecta con este plano, como también las
enseñanzas de la iglesia Bethel de Redding, California.73 En el
Plano del Reino, el pensamiento de la gente es: Esto es más grande
que mi grupo local o que la iglesia sanando gente en el púlpito los
domingos a la mañana. Tenemos que impactar a la ciudad.
Necesitamos estar involucrados en algo mayor. Por eso, el Plano del
Reino es más grande que el Plano Sobrenatural, y el Plano
Sobrenatural es más grande que el Plano de la Iglesia. Cada plano
expande la experiencia de cada persona mientras que la perspectiva
de la misma, progresa.

5. El Plano del Nuevo Pacto

Finalmente, tenemos el Plano del Nuevo Pacto, que es la


actual reforma de la Iglesia. En los últimos cincuenta años, la
Iglesia se ha vuelvo más balanceada y más bíblica respecto al
entendimiento de la expansión del Reino, y respecto a lo que
significa traer el cielo a la tierra. Esto es muy importante. Pero el
Plano del Nuevo Pacto es otro paso en la dirección a la que estamos
yendo. Parte de lo que la gente se pierde si no viven el Plano del
Nuevo Pacto es que no conocen el corazón de Dios el Padre respecto
a ellos. Una de las evidencias más obvias es la forma en la que la
gente que vive en cualquiera de los planos anteriores responde a la
tragedia o a los desastres naturales. Cuando pasan estas cosas
terribles, esta gente no sabe si fueron causadas por Dios, por el
diablo, o por el pecado de los seres humanos. Se preguntan, “¿Fue
eso un juicio, ira, o algo más?” La razón por la que no entienden
esto es porque no entienden que Dios actúa en correspondencia al
pacto en el que está. Como no entienden la progresión de los pactos,
no saben cómo diferenciar entre la manera en la que Dios obraba en
el antiguo pacto y en la que actúa en el nuevo pacto.
Esta es la razón por la que la gente hace declaraciones tontas
como, “Dios tiene una manera de actuar misteriosa.” Eso no es
verdad. Él no actúa de manera misteriosa. De hecho, cuando el
Nuevo Testamento habla de misterio, está hablando del misterio de
quitar el velo de Cristo, lo que ya no es un misterio, dado que todo
velo ha sido quitado. Lo que una vez fue misterioso, está ahora
revelado para nosotros en el nuevo pacto:

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído
oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios
ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló
a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios. (1 Corintios 2:9-10)

La primera parte de este versículo es una cita de Isaías 64:4,


del antiguo pacto. Pablo está diciendo que lo que había estado
escondido, ahora ha sido revelado por el Espíritu. Dios ya no lo está
escondiendo de nosotros. Como Dios siempre actúa en
correspondencia al pacto en el que está, ahora sabemos lo que Él va
a hacer. ¡Y también sabemos lo que Él no va a hacer! Esa es nuestra
relación dentro del pacto que tenemos con Dios. Si sabemos que
tenemos este tipo de relación con Él, entonces sabremos lo que está
en Su corazón. Entonces, cuando algo trágico suceda, sabremos Su
corazón y su posición respecto a ese evento, porque estamos
conectados con el mismo. Todas esas preguntas se responden al
entender el pacto en el que estamos.

A la inversa, una falta de entendimiento de los pactos previos


puede velarnos la imagen de Dios. Si no entendemos el antiguo
pacto, se vuelve un velo que nos impide ver Su corazón y Su
personalidad. Por eso mismo, a veces algunos ven al antiguo pacto y
viven con temor, incluso cuando ya no estamos en ese pacto. El
hecho importante que la gente pasa por algo, y que ya hemos
mencionado anteriormente, es que el antiguo pacto no salió del
corazón de Dios, sino de la gente. La gente lo pidió y Dios cumplió,
incluso cuando el pacto que pedían era horrible. La Ley fue un pacto
temporal, que Dios desde el principio prometió destruir y
reemplazar con la circuncisión del corazón, que es el nuevo pacto.
Por eso el Plano del Nuevo Pacto nos ayuda a entender cómo el Rey
se siente respecto a nosotros. Muchos cristianos tratan de expandir el
Reino, pero ni siquiera saben cómo es el corazón de Dios respecto a
ellos.

Es importante que entendamos estos cinco planos para que


cuando hablemos con otros podamos determinar en qué plano están.
Aquellos que están en Plano Sobrenatural son los que más
fácilmente pueden ser llevados al Plano del Nuevo Pacto. Su
posición está muy cerca, y por eso muchas veces entenderán y
abrazarán rápidamente la progresión (ciertamente mucho más rápido
que alguien en el Plano de la Iglesia). Mientras empezamos a
comunicarles a los demás todo lo que hemos aprendido acerca del
nuevo pacto, es importante determinar primeramente en qué lugar
están. Si tenemos esta división en mente, será más fácil saber cómo
comunicarnos con cada persona.

De todos los planos mayores, probablemente el Plano del


Nuevo Pacto sea el que se comunique mejor con el Plano del
Mundo. En Hechos, el Evangelio es presentado como el Evangelio
del nuevo pacto. Por ejemplo, la palabra ministro aparece siete veces
en el Nuevo Testamento en conexión con el Evangelio. En seis de
estos lugares, dice “ministro del Evangelio de Jesucristo.” Eso es
tanto muy sencillo como increíblemente impreciso. 2 Corintios 3:6
dice, “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo
pacto…” Esto nos lleva a la pregunta, “¿Cuál es el Evangelio que
predicamos?” ¿De qué mensaje somos hechos ministros? El
Evangelio que predicamos es el Evangelio del Reino. Como hemos
aprendido previamente, este Evangelio es el cumplimiento de las
promesas a David de un reino y un trono eternos. Entonces, el nuevo
pacto es el evangelio del Reino. Son sinónimos. El Evangelio del
nuevo pacto es también el Evangelio de la fe de Abraham, que se
cumplió en la simiente, Jesús. El nuevo pacto cumple tanto la
promesa del reino a David, y de la simiente de Abraham. En otras
palabras, el nuevo pacto es el Evangelio que le presentamos a la
gente.

No obstante, a través de los años, la Iglesia ha perdido de


vista del mensaje del nuevo pacto y presentó a la Biblia entera como
la Palabra y la voluntad de Dios. Así es como la gente comienza a
creer que todo lo que está en la Biblia es aplicable para todo el
mundo, en todo momento. Eso no es verdad, porque algunas de las
cosas que están en la Biblia pertenecen al antiguo pacto, en el cual
nadie vive en la actualidad. Podemos leer y aprender de esos
pasajes, pero no son aplicables para nosotros de la misma manera en
la que lo fueron para los receptores originales. Como Pablo dijo, “Y
estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los
siglos.” (1 Corintios 10:11) Podemos aprender de estos ejemplos,
pero no aplicamos la Ley o alguna situación del antiguo pacto para
nuestras vidas. Algunas personas han tratado de decir que la Biblia
es un libro en el que todo aplica de la misma manera; y que todo lo
que dice es voluntad de Dios. Esto está muy lejos de la verdad del
nuevo pacto, presentada en el Nuevo Testamento. Es por esta misma
razón que el Plano del Nuevo Pacto tiene el potencial de ser el mejor
de los planos para evangelizar al mundo, porque en este plano la
gente no mezcla los pactos en su presentación.

Mucha gente rechaza el evangelio porque el mensaje que


reciben de la Iglesia es una mezcla del antiguo y del nuevo pacto, y
no pueden aceptarlo. Un mensaje del nuevo pacto sin diluir causará
una aceleración en las conversiones y cambiará vidas.
Desafortunadamente, tenemos esta mezcla que ha sido un problema
desde los tiempos de la Iglesia primitiva. De hecho, Pablo pasa la
mayor parte de su ministerio luchando en contra de la mezcla en el
mensaje del Evangelio, particularmente de los judaizantes, quienes
estaban tratando de arrastrar a la gente del nuevo pacto y llevarlas
nuevamente al antiguo pacto. Todo Hebreos y Gálatas, y una gran
parte de otras cartas, hablan de este problema. El mismo problema
de la mezcla entre los pactos existe hoy en día, y se ha infiltrado en
muchísimas áreas diferentes dentro de la Iglesia, causándole
problemas en sus razonamientos. Es por esta razón que el Plano del
Nuevo Pacto es tan importante. La reforma que Dios está trayendo
sobre la Iglesia tendrá que lidiar con todo este pensamiento del
antiguo pacto, para establecer las mentes de la gente en un
pensamiento del nuevo pacto. Demolerá el temor, la paranoia con
los últimos tiempos, el legalismo, la desigualdad de género, el
racismo, y todas aquellas áreas en las que la Iglesia aún está en falta.
Hacia allí es donde la Iglesia mundial está yendo. Esto lo que el
Espíritu Santo está haciendo en nuestros días: una reforma.
PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Desechar el antiguo pacto es lo mismo que desechar el


Antiguo Testamento? Sí o No

2. Nombra tres sistemas de teología con los que el autor no está


de acuerdo.

3. Basándose en Hebreos 8:6, ¿cuál es el nombre de este nuevo


entendimiento teológico?

4. ¿Cuál es la ley del nuevo pacto?

5. Nombra a aquellos dos grupos del siglo primero: 1. Aquellos


que querían mezclar el antiguo pacto con el nuevo. 2.
Aquellos que decían que no había ley, y que por lo tanto se
podía pecar tanto como queramos.

6. Mateo 22:34-40; Juan 13:34; 15:12; 15:17; Mateo 28:20b; 1


Timoteo 1:5; y 1 Corintios 7:17b-19, son todas referencias
que nos dan una idea de cómo debemos obedecer la ley de
Cristo. Este mandamiento dice que hagamos, ¿qué cosa?

7. ¿Qué cinco planos debemos entender?

8. Generalmente, por cada diez años que uno haya pasado en el


Plano de la Iglesia, ¿cuántos años le lleva aclimatarse al
Plano Sobrenatural?

9. Verdadero o Falso: Dios tiene una manera de actuar que es


misteriosa.

10. Si miras a la palabra ministro en el Nuevo Testamento, verás


que aparece siete veces, de las cuales seis son similares. ¿En
dónde se puede encontrar en la Biblia el versículo que dice
algo diferente?
PALABRAS CLAVE

Movimiento Mesiánico Judaizantes


Teonomía Antinomianos
Teología del Mejor Pacto

MATERIAL RELACIONADO

Alfred Edersheim, History of the Jewish Nation: After the


Destruction of Jerusalem Under Titus.

73
Johnson, 92-108.
CAPÍTULO DIECISIETE

HEBREOS: LA TRANSICIÓN
DEL PACTO
En este capítulo, vamos a examinar la transición del pacto a
partir del libro de Hebreos. Más que ningún otro libro del Nuevo
Testamento, Hebreos conecta lo que estaba sucediendo en el sistema
del antiguo pacto con los cambios que tuvieron lugar gracias a la
instauración del sistema del nuevo pacto. Desafortunadamente,
muchos cristianos no han prestado demasiada atención a Hebreos.
Esto sucede porque a menudo no entienden la importancia de los
pactos y Hebreos habla todo el tiempo de los mismos. Para muchos,
Hebreos es tan misterioso como el libro de Apocalipsis. No
obstante, si entendemos Hebreos, vamos a entender Apocalipsis. Se
complementan bastante bien, a pesar de estar escritos de una manera
muy diferente. No sabemos a ciencia cierta quién escribió Hebreos,
pero hay mucha similitud en el contenido de ambos libros. Uno de
los principales temas de ambos, es la transición que tuvo lugar hasta
el establecimiento por completo del nuevo pacto y la destrucción del
antiguo pacto.

El siguiente diagrama ilustra la transición del pacto:


Como hemos discutido previamente, los pactos abrahámico y
davídico se cumplieron en Jesús y se expandieron para ser de
bendición e impactar toda la tierra. Pero el pacto mosaico, o la Ley,
fue diferente. En lugar de continuar dentro del nuevo pacto, éste
tuvo un final marcado. Por eso, cuando en el diagrama el antiguo
pacto se intersecta con el advenimiento del nuevo pacto, continúa
una corta distancia hasta que se detiene. Llegó a un fin en su
totalidad en el año 70 D.C.

LOS TEMAS PRINCIPALES

Es importante entender que el libro de Hebreos fue escrito


cerca del año 65 D.C., justo unos años antes de la destrucción de
Jerusalén. En ese tiempo, los cristianos a quienes se les escribió esta
carta estaban volviéndose al antiguo pacto. Este es el trasfondo
histórico, como vemos en Hebreos 6:4-8:

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y


gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del
Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de
Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra
vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo
para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae
sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los
cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que
produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada.

Mucha gente ha tomado este pasaje fuera de su contexto


original y lo usa de una manera muy condenatoria. Pero una vez que
lo leemos entendiendo el trasfondo histórico, tiene sentido. No
podemos aplicarlo para nosotros mismos, y esta frase nos dice el
porqué: “gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del
siglo venidero…” Este es un indicador histórico que nos muestra
que el autor se estaba refiriendo a una realidad del siglo (o era) que
estaba por venir, que se establecería en el año 70 D.C. En otras
palabras, como fue escrito en el período de transición, con la
esperanza puesta en el establecimiento total del nuevo pacto, no
puede ser aplicado para nosotros, porque ya no vivimos en ese
período histórico de transición entre los dos pactos. El siglo
venidero, de acuerdo al pensamiento judío, se refería a la creencia
popular de los dos siglos (o eras): la era antigua (o el siglo antiguo),
y la nueva era (o el siglo venidero). La era antigua era el pacto
mosaico, y ellos esperaban el día en que la nueva era llegase para
establecer un Reino Mesiánico. Esta es la era (o siglo) al que el
autor se está refiriendo. Viviendo en ese período, en donde el
antiguo pacto seguía en vigencia, el autor esperaba el momento en
que el antiguo pacto fuese destruido. Por eso, se habla acerca de
aquellos que pusieron un pie atravesando la línea y probaron lo que
vendría después del año 70, solo para después echarse atrás.

Él agrega esto: “Crucificando de nuevo para sí mismos al


Hijo de Dios…” Cuando Jesús fue crucificado, sucedió porque los
judíos lo rechazaron como Mesías. Muchas de las personas a las que
esta carta estaba dirigida, habían sido parte del rechazo original de
Jesús en el año 30 D.C. Al rechazarlo nuevamente, se estaban
volviendo a identificar con el sistema del antiguo pacto, que había
literalmente matado a Jesús. De esta manera, estaban,
metafóricamente hablando, “crucificando de nuevo” a Jesús.
Viviendo dos mil años después, es imposible para nosotros volver a
identificarnos con el antiguo sistema, porque no hemos vivido en ese
período histórico. No obstante, algunas personas han interpretado
este pasaje para referirse a las personas, cada vez que estas pecan.
Claramente, eso no fue lo que el lector original entendió.

El peligro principal para la Iglesia de ese momento histórico,


justo antes del año 70, era caer en la tentación de echarse atrás y
volver a atarse al sistema del templo, que estaba a punto de ser
destruido. Por esta causa, el autor de Hebreos se concentró en estos
tres temas principales:

1. Estaban viviendo los últimos tiempos, y el antiguo pacto


estaba a punto de desaparecer.

2. El sacrificio se trató de Christus Victor.


3. Jesús y el nuevo pacto son mejores que el antiguo pacto.

Algunas personas que no han entendido la importancia de los


pactos bíblicos, discuten respecto a si Hebreos es simplemente una
interpretación de las sombras y figuras. Estas mismas personas aún
ponen un pie en el antiguo sistema y en el nuevo. Mientras que es
cierto que Hebreos habla de las sombras y figuras, la realidad más
grande se centra en la superioridad de Jesús y el nuevo pacto. Este
fue el mensaje del autor, con el propósito de desalentar a las
personas que se estaban volviendo al antiguo pacto.

UN BOSQUEJO DE HEBREOS

Hebreos tiene 13 capítulos, así que para tener una idea


general del libro, tenemos que considerarlo en un bosquejo. Primero,
el libro puede ser dividido en tres grandes secciones:

1. Hebreos 1-7: Jesús es mejor

2. Hebreos 8-10: El nuevo pacto es mejor

3. Hebreos 11-13: La fe es nuestra respuesta

Una versión más detallada del bosquejo, sería así:

1. Hebreos 1-7: Jesús es mejor

a) Hebreos 1-2: Jesús es completamente hombre y


completamente Dios, y es superior a los ángeles.

b) Hebreos 3-4:13: Jesús el apóstol es superior a


Moisés.

c) Hebreos 4:14-6:12: Jesús el sumo sacerdote es


superior que Aarón.

d) Hebreos 6:13-7: Jesús es superior que Melquisedec.


2. Hebreos 8-10: El nuevo pacto es mejor

a) Hebreos 8: El nuevo pacto se basa en mejores


promesas.

b) Hebreos 9:1-10: El nuevo pacto tiene un mejor


santuario.

c) Hebreos 9:11-28: El nuevo pacto tiene un mejor


sacrificio.

d) Hebreos 10:1-18: El nuevo pacto tiene mejores


resultados.

3. Hebreos 11-13: La fe es nuestra respuesta

a) Hebreos 10:19-39: La fe es la respuesta natural a las


“cosas mejores” del nuevo pacto, y nos conectamos a
él a través de la fe.

b) Hebreos 11: Adam, Noé, Enoc, y muchos otros nos


dieron el ejemplo de cómo conectarnos por fe.

c) Hebreos 12: La fe es la base de una mejor relación.

d) Hebreos 13: La fe es una mejor manera de vivir.

CHRISTUS VICTOR

Uno de los más importantes mensajes de Hebreos es la


afirmación de la perspectiva Christus Victor del sacrificio. Vemos
esto en el comienzo de Hebreos 2, que habla de la superioridad de
Jesús respecto a los ángeles. En este contexto, dice:

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca


del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto
lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de
él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un
poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de
honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo
sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las
cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no
vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a
aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a jesús,
coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de
la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte
por todos. (Hebreos 2:5-9)

Todo este pasaje habla de Christus Victor. Resume cómo


Dios sujetó todas las cosas a la humanidad en la Creación, y cómo
luego perdieron esa autoridad. En respuesta a esto, Jesús vino, como
hombre, sufrió la muerte y fue resucitado con gloria y honor. En
otras palabras, Él recuperó la autoridad sobre la tierra, que la
humanidad había perdido. Jesús no murió como una víctima, sino
que cuando murió, en realidad fue exaltado. Salió victorioso.

Es importante notar el versículo 8, en donde dice, “pero


todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.” La realidad
es que Cristo es victorioso, pero aun así, no todas las cosas están
viviendo bajo victoria. Esto no significa que la victoria esté fuera de
nuestros límites o de nuestro alcance. En lugar de eso, apunta a la
realidad de nuestra lucha con el enemigo. La batalla continúa hasta
el día de hoy, y algunas cosas todavía necesitan ser puestas bajo los
pies de Jesús. Algunas personas han adoptado la postura Christus
Victor de una forma desbalanceada y extrema, hasta el punto de
negar esta realidad en nuestras vidas. Sí, Jesús obtuvo la victoria,
pero todavía estamos aprendiendo cómo caminar en esa victoria aquí
en la tierra. Es por esta razón que aún hay enfermedad, daños
emocionales, y derrota en la vida de muchas personas. En Su
victoria, Él proveyó victoria para nosotros. Nos hemos sentado con
Él en lugares celestiales y fuimos constituidos hijos de Dios (Ver
Hebreos 2:10-11) Aun así, no todo está sujeto a Él; está en proceso,
y nosotros somos parte del mismo.

Somos participantes en la extensión del nuevo pacto. Él


sigue siendo victorioso; y sigue estando sentado a la diestra del
Padre…¡pero aún nos queda mucho trabajo por hacer! Tenemos que
poner nuestras vidas en alineación con Su victoria. No se trata de
nuestras obras, sino de nuestra participación en expandir el efecto de
la victoria de Jesús en la tierra.

Siguiendo por el versículo 14, vemos Christus Victor otra


vez:

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre,


él también participó de lo mismo, para destruir por medio de
la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte
estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque
ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la
descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y
fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar
los pecados del pueblo. (Hebreos 2:15-17)

Aquí, el autor resalta la encarnación, mediante la cual Dios


se volvió humano para ser capaz de estar en ambos lados del pacto.
Así es como el Padre hizo un pacto con su Hijo, quien era
completamente humano y completamente Dios. A través de la
encarnación, Cristo se metió dentro de la humanidad para ganar la
victoria y recuperar la autoridad que se había perdido en el Jardín
del Edén. En Hebreos, este concepto de la encarnación y de Christus
Victor aparecen una y otra vez.

UN REINO INCONMOVIBLE

Ahora consideraremos otro mensaje principal de libro de


Hebreos: el reino inconmovible. Para hacer esto, vamos a comenzar
en Hebreos 12:

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar,


y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la
tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba,
la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,
porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una
bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;
y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy
espantado y temblando. (Hebreos 12:18-21)

Aquí, comenzando con lo negativo, el autor comienza con la


escena del Monte Sinaí en Éxodo 19-20, donde los israelitas
estuvieron asustados y como resultado, rechazaron la oferta del
pacto de Dios. El autor está contrastando el nuevo pacto con el
antiguo pacto de Éxodo, diciendo, “Este viejo pacto en la montaña,
lleno de temor y penumbras, no es para lo que ustedes han venido al
mundo.”

…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad


del Dios vivo, jerusalén la celestial, a la compañía de
muchos millares de ángeles, a la congregación de los
primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el juez
de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a
jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que
habla mejor que la de Abel. (Hebreos 12:22-24)

La palabra mejor aparece una y otra vez en Hebreos, y aquí


se usa al decir. “la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”
La sangre de Abel se refiere al asesinato de éste en manos de su
hermano Caín, y a la declaración de Dios al respecto: “Y él le dijo:
¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí
desde la tierra.” (Génesis 4:10) La implicación es que la sangre de
Abel hablaba una palabra de juicio, condenación, justicia, venganza,
o vindicación. En contraste, en el nuevo pacto tenemos “a jesús el
Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor
que la de Abel.” La sangre de Jesús habla de algo mejor: perdón, no
condenación. Por esta causa, el autor de Hebreos dice:

Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no


escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba
en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que
amonesta desde los cielos. La voz del cual conmovió
entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún
una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el
cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las
cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las
inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a
Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro
Dios es fuego consumidor. (Hebreos 12:25-29)

Su conclusión al contraste entre el tenebroso Monte Sinaí de


Éxodo 19 (el viejo pacto y Jerusalén) y el alegre Monte de Sión (el
nuevo pacto y la Jerusalén celestial) es que una vez más “Dios va a
conmoverlo todo”, y luego de eso, solo las cosas inconmovibles
permanecerán. Esta es una imagen de la destrucción del antiguo
pacto y Jerusalén, luego de la cual lo único que quedó fue la gente
de Dios y el Reino inconmovible. En otras palabras, esta es otra
figura de los cuarenta años de transición cuando ambos pactos
(montañas) coexistieron, y termina con una profecía de la
destrucción del viejo y movible pacto, para que solo el nuevo e
inamovible permanezca. 74

El pasaje sigue diciendo, “conmoveré no solamente la tierra,


sino también el cielo”, que es una frase usada para referirse al
templo en el Nuevo Testamento. El templo tenía tres
compartimientos principales: el Lugar Santísimo, el patio interior, y
el patio exterior. El Lugar Santísimo, que contenía el arca del pacto
y el velo cubierto con un querubín, era una representación del cielo.
El patio interior, o el Lugar Santo, representaba la tierra.
Finalmente, el patio exterior, que contenía la vasija de bronce (un
gran tazón de agua utilizado en el ritual de limpieza), representaba el
mar. Esta era la imagen del templo entendida en el mundo en esos
momentos, como registran Josefo, Maimónides, y otros.75

Esto nos da una pauta de lo que Jesús quiso decir en Mateo


5, cuando dijo: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el
cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que
todo se haya cumplido.” (Mateo 5:18) Es obvio que Jesús no pudo
estar refiriéndose a un fin del mundo literal, porque luego del año 70
fue imposible cumplir cualquier aspecto de la Ley, dado que ni el
sacerdocio ni el templo existían. Por eso, la Ley desapareció cuando
“el cielo y la tierra” (el sistema del templo) desaparecieron. Conocer
la historia de esta frase nos ayudará a entender a lo que Jesús se
refirió. Jesús utilizó el mismo concepto más tarde en Mateo 24,
cuando profetizó la destrucción del templo. Cerca del final de la
discusión, Él dice, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras
no pasarán.” (Mateo 24:35) En otras palabras, el templo y el
sistema del antiguo pacto se presentan junto con la idea de que
pasarán, pero, no obstante, Su palabra y el nuevo pacto
permanecerán para siempre. La gente que lo escuchó, hubiese
entendido exactamente lo que Él quiso decir.

De esta manera, Hebreos 12 hace un contraste entre las dos


montañas y las dos ciudades (como figuras de los pactos), y
concluye con una profecía de la destrucción de unas y con la
permanencia de otras. Un contraste similar sucede en Gálatas 4, en
donde Pablo habla de dos ciudades y dos mujeres (como figuras de
los pactos). El contraste es tan similar que vale la pena leer este
pasaje:

Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído
la ley? Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno
de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació
según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual
es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el
uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para
esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en
Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta,
junto con sus hijos, está en esclavitud. (Gálatas 4:21-25)

De un lado tenemos la imagen de la Jerusalén actual, el


Monte Sinaí, y Agar, la mama de Ismael. Estos representan al
antiguo pacto, en donde la Ley traía esclavitud. Luego Pablo
describe el otro lado en comparación, en donde están la Jerusalén
celestial, el nuevo pacto, y Sara, la madre del Isaac prometido:

Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos


nosotros, es libre. Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril,
tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no
tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la
desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos,
nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como
entonces el que había nacido según la carne perseguía al
que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
(Gálatas 4:26-29)

Ismael, quien tenía trece años cuando nació Isaac, se burlaba


de Isaac y lo perseguía. En la misma manera, el antiguo pacto
persiguió al nuevo pacto durante el período de cuarenta años de
coexistencia entre los pactos. Esta es la conclusión de Pablo:

Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su


hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de
la libre. De manera, hermanos, que no somos hijos de la
esclava, sino de la libre. (Gálatas 4:30-31)

En otras palabras, los dos pactos no son compatibles, y por


eso el antiguo necesitaba ser demolido. Necesitó ser desechado,
como la esclava y su hijo. Interesantemente, el libro de Apocalipsis
también habla de dos mujeres (la ramera y la novia), dos ciudades
(Jerusalén terrenal y celestial), y dos pactos. Es muy importante que
entendamos estos contrastes entre Hebreos, Gálatas, y Apocalipsis,
porque de otra manera no comprenderemos adecuadamente la
transición entre los dos pactos, ni la razón por la que el antiguo
pacto necesitó ser destruido y el nuevo pacto, permanecer para
siempre.

EL SIGLO VENIDERO Y LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Una parte fundamental de la descripción en Hebreos del


período transicional, se resume en dos frases muy malentendidas a
lo largo del tiempo: el siglo venidero (o era venidera) y los últimos
tiempos. Del primer término, hemos hablado brevemente al
comienzo del capítulo. A continuación estudiaremos estos términos
al detalle, para desenmascarar el mito popular que dice que los
mismos se refieren al fin del mundo.

El comentador William Barclay escribió acerca del concepto


judío de los dos siglos o eras:
Los judíos dividieron todo el tiempo en dos eras: estaba, por
un lado, la era o el siglo presente (la era mosaica). Ésta
representaba todo lo malo, porque estaba fuera de la
redención. No podía ser reformada, porque para la misma
solo había un solo destino: destrucción y obliteración. Los
judíos, entonces, esperaban el final de esta era. Por otro lado,
también estaba la era venidera o el siglo venidero (la era
mesiánica). La misma sería buena y justa; el siglo dorado de
Dios. La gente de Dios sería vindicada, y recibiría el lugar
que era suyo por derecho. 76

Incluso antes de que Jesús viniese al mundo, los judíos ya


sabían que estaban viviendo en una era de oscuridad que no podía
ser salvada. Por lo tanto, su esperanza estaba en la era venidera, en
donde todo sería muchísimo mejor. Entender esto nos ayudará a
comprender por qué los escritores del Nuevo Testamento usaban
esta frase tan a menudo. Estaban comunicándole el mensaje a los
judíos de sus días, usando un concepto que éstos entendían y que
para esta cultura tenía implicaciones poderosas.

De manera similar, la frase últimos días (o últimos tiempos, y


también postreros días) se refería al tiempo de transición precedente
a la destrucción de Jerusalén. Por eso, Hebreos comienza:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras


en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo (Hebreos 1:1-2)

Aquí, la frase es usada en un sentido comparativo,


contrastando el pasado con “estos postreros días” (el presente del
autor que estaba escribiendo Hebreos). La comparación es simple.
En el pasado, Dios habló a través de numerosos profetas bajo el
antiguo pacto; pero ahora Él ha hablado a través de Su Hijo en el
nuevo pacto. Esta es la introducción del autor, como premisa de todo
el libro: lo nuevo es mejor que lo anterior. Les dejó en claro que en
esos últimos tiempos, habían recibido un Reino eterno.
El período de transición es el único período histórico, pasado
o futuro, que puede llamarse como últimos días, porque eran,
literalmente, los últimos días del antiguo pacto. Indicaban que la era
en la que vivían estaba a punto de acabarse. Por esto, no podemos
aplicar el término últimos tiempos para nuestro futuro, porque
ningún escritor del Nuevo Testamento estaba escribiendo con esa
intención. El Nuevo Testamento fue escrito como en canon del
nuevo pacto; no fue escrito para predecir nuestro futuro. No
obstante, dentro del mismo se hablaba del fin del antiguo pacto y el
establecimiento completo del nuevo pacto. Estas predicciones
fueron para su futuro inmediato, no para dos mil años después. Por
eso, el término últimos días no puede aplicar para nuestro futuro,
porque vivimos en un Reino que no puede ser conmovido. Es un
pacto eterno.

Por supuesto, como hemos aprendido en Hebreos 2, no todo


está de la manera en la que debería; no todo está bajo Sus pies.
Efesios 1:10 habla de unir todo lo que está en la tierra con el cielo,
bajo el reinado de Cristo. Esto sucederá en nuestro futuro, mientras
el Reino continúe creciendo y expandiéndose. No obstante, es a lo
que se referían los autores con el término últimos días. Ésta era una
frase siempre usada para referirse al fin de la era mosaica. Eso aplica
para cada vez que esta expresión aparece en la Biblia. En 1 Juan
2:18, dice: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis
que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos;
por esto conocemos que es el último tiempo” ¡Esta es una
declaración para el tiempo presente de los lectores originales, no
para nosotros! Juan no está diciendo “El último tiempo será en algún
momento, dos mil años más adelante.” De la misma manera, en 2
Tesalonicenses 2:7 dice: “ya está en acción el misterio de la
iniquidad.” En ningún lugar dice que ese poder duraría por más de
dos mil años. En lugar de eso, fue una realidad por un corto período
de tiempo, durante el entrecruzamiento entre el antiguo pacto y el
nuevo pacto, que culminó con la destrucción de Jerusalén.

LA INMINENTE TRANSICIÓN

Para los escritores del Nuevo Testamento (y para los lectores


originales), el sentido de una transición estaba inminentemente
claro. Sabían que el fin del antiguo pacto estaba próximo. Hebreos
8:13 es uno de los indicadores más obvios de esta transición: “Al
decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por
viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” En este momento,
el antiguo pacto era obsoleto y estaba envejeciendo, pero no había
desaparecido por completo. Sobrevivió hasta su remoción total en el
año 70 D.C. Este concepto se repite una y otra vez en el Nuevo
Testamento. Los siguientes son apenas algunos ejemplos:

Pablo, en 2 Corintios 3:10-11, habló de la gloria del nuevo


pacto, que traería más gloria que el antiguo pacto. Muchas versiones
de la Biblia no han hecho una buena traducción, porque usan el
tiempo verbal incorrecto. Una traducción más certera, tendría los
verbos en tiempo presente. 77

Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este


respecto, en comparación con la gloria más eminente.
Porque si lo que perece tuvo (tiene) gloria, mucho más
glorioso será (es) lo que permanece.

En otras palabras, Pablo estaba indicando que, en aquel


tiempo, la gloria del antiguo pacto aún se estaba desvaneciendo,
pero no había desaparecido por completo. Durante esos cuarenta
años, la gloria del antiguo pacto estaba desvaneciéndose. No
obstante, también aclaró que la gloria sin fin del nuevo pacto era
mucho mayor.

De la misma manera, Hebreos 9:26 dice:

De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas


veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la
consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre
por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el
pecado.

En esta frase, la consumación de los siglos, el autor nos da,


por un lado, una imagen de la era de Moisés y el antiguo pacto, por
el otro, la era del nuevo pacto. Entre ellos, en el lugar en donde
ambas eras coexistían, estaba la consumación o culminación de los
siglos.
La transición era, entonces, la culminación de las eras; en la
que el antiguo pacto desaparecía para siempre, y el nuevo pacto se
levantaba para ser completamente establecido.

Encontramos otra prueba de la transición en Hebreos 10:8-9:

Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y


expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las
cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He
aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo
primero, para establecer esto último.

La última oración es muy clara. Jesús quita lo primero, para


establecer lo último. Luego, en el mismo capítulo, dice:

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y


a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como
algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:24-
25)

Con la frase “aquel día”, el autor se está refiriendo a un día


muy específico. En otras palabras, estaba hablando acerca de cómo
debían vivir a la luz de la destrucción próxima de Jerusalén y el
sistema del viejo pacto. En aquella realidad, le estaba pidiendo a las
personas que no se aíslen. Debían seguir con sus reuniones, porque
un peligro muy grande estaba a la vuelta de la esquina, y necesitaban
estar preparados y prestar atención a las señales para escapar del
juicio que venía a Jerusalén. Vivían en una época de constante
desorden, guerras, rebeliones, y revueltas. Por eso, necesitaban estar
en comunidad para darse cuenta, juntos, cuándo era el tiempo de
dejar Jerusalén. Sabemos que los cristianos oyeron esta advertencia,
y la cumplieron, porque la historia dice que todos escaparon cuando
vieron que las fuerzas romanas rodearon Jerusalén. Eusebio, el
primer historiador de la Iglesia (300 D.C.), registró que ningún
cristiano murió en la destrucción de Jerusalén. 78 Dado que Hebreos
fue escrito cinco años antes de las destrucción de Jerusalén, fue un
recordatorio importante de la destrucción venidera para los
creyentes de ese tiempo.

Hebreos 13:14 vuelve a repetir esta realidad cuando dice:


“porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la
por venir.” Este es un claro pronóstico de la inminente destrucción
de Jerusalén y de la transición entre ambos pactos, que culminaría
con el establecimiento final de “la ciudad por venir”, que es la
Jerusalén celestial. Por supuesto, ya eran parte del mundo del nuevo
pacto y de la Jerusalén celestial, pero estaba a punto de ser
completamente develada cuando fuese lo único que permaneciese
luego de que todas las cosas fuesen conmovidas. En estos pasajes
vemos el constante trasfondo, en el libro de los Hebreos, de los
últimos días y la transición entre los pactos. Ese era el período
histórico en que vivieron, justo antes del año 70. Nuestra realidad es
muy diferente, y el antiguo pacto ya ha sido completamente
removido.

MELQUISEDEC

Otro personaje muy importante en el libro de los Hebreos es


el misterioso Melquisedec. Lo hemos estudiado brevemente en el
capítulo 9 y en el 13. Ahora, examinaremos la importancia de
Melquisedec a la luz de la transición entre ambos pactos.

Como se dijo previamente, Melquisedec solo se menciona


tres veces en la Escritura (Génesis 14; Salmo 110; y Hebreos 6-7).
El Salmo 110, que dice de Jesús: “Tú eres sacerdote para siempre,
según el orden de Melquisedec.” (Salmo 110:4), es citado en el
Nuevo Testamento más que ningún otro salmo. Lo que es
importante considerar es que Jesús no estaba calificado para ser
sumo sacerdote, porque no era levita. Él no descendió de la tribu del
sacerdocio de Israel. Esta es una característica importante de
Melquisedec, porque no era del orden de Aarón. Implicado en esto,
está que Él es superior a Aarón, dado que Melquisedec era mayor
que Abraham, quien es el padre de los israelitas. Melquisedec fue
anterior y superior que el sacerdote levítico. A pesar de que Jesús no
fue levita, Él pudo convertirse en el más grande de los sumo
sacerdotes por Su asociación con Melquisedec. Esto es también muy
importante, como se mencionó previamente, porque la idea de Dios
no era tener simplemente una tribu de sacerdotes. Él quería una
nación entera de sacerdotes para Él; entonces, si Jesús hubiese sido
sacerdote según el orden de Aarón, hubiese sido de un orden
defectuoso. Por eso, Él fue bajo el sacerdocio de Melquisedec, que
estaba alineado con el diseño de Dios.

Cuando Abram se encontró con Melquisedec, éste era tanto


rey como sacerdote, y Abram decidió darle el 10% de su botín de
guerra. Esto genera muchos interrogantes. Primero, ¿cómo es
posible que fuese tanto rey como sacerdote? La respuesta se
encuentra en la historia y cultura: el hombre más anciano de cada
familia, era considerado sacerdote de esa casa. Melquisedec,
entonces, debió haber sido el patriarca de su familia, lo que lo volvió
sacerdote. El segundo interrogante que sale de este escenario
confuso es el siguiente: ¿Por qué Abram, quien hacía poco tiempo
que era seguidor de Dios (dos capítulos atrás), le dio el diez
porciento de su botín de guerra a un sacerdote de cualquier familia?
La respuesta es que Melquisedec no era un sacerdote cualquiera. De
hecho, la única manera de que esto tenga sentido es que
Melquisedec tuviese un lazo sanguíneo con Abram y, por eso, como
hombre más viejo de la familia, fuese el sacerdote de la misma. De
otra manera, Abram le hubiese dado el diezmo a un sacerdote
pagano de otra familia, y eso no fue lo que sucedió. ¡No lo quiera
Dios! Increíblemente, en un mundo pagano, este Melquisedec era un
sacerdote del Dios Altísimo, y servía la mismo Dios que Abram.
¿Quién pudo haber sido este pariente de Abram? Algunos estudiosos
creen que Melquisedec era, en verdad, Sem, el hijo de Noé, de
quienes los israelitas (o semitas) descendieron. 79

En la genealogía de Génesis 5, de Noé a Abraham,


encontramos que Sem era doce generaciones más viejo que Abram.
Esto pareciera hacer imposible el hecho de que estos personajes se
cruzasen; pero si comparamos el tiempo que vivió Sem con lo vivió
Abraham, ¡descubriremos que Sem en realidad vivió treintaicinco
años más que Abraham! Sem era doce generaciones más viejo que
Abram y había estado en el Diluvio. Conocía al mismo Dios que
Abraham conocía, porque había visto cómo este había salvado a
toda su familia. Considerando esto, ¿por qué la Biblia se refiere a
Sem como Melquisedec? La respuesta es simple. Su nombre era
Sem; Melquisedec era su título. Los judíos entendían esto y sabían a
quién Abram le había dado su dinero. Podemos ver esto en Hebreos
7:2, que dice: “a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo;
cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey
de Salem, esto es, Rey de paz.” Él era el rey de Salem (que significa
paz), y su gente le había dado el título Rey de Justicia, lo que
traducido es Melquisedec. Por eso, Melquisedec fue un título, no un
nombre.

Algunas personas tienen dificultad para aceptar esta idea por


el siguiente versículo en Hebreos 7, que dice: “sin padre, sin madre,
sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino
hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre.” (Hebreos 7:3) Usan este versículo para decir que
Melquisedec debió haber sido una especie de Cristo pre-encarnado,
o incluso un extraterrestre. No obstante, este versículo no significa
lo que nosotros, dos mil años después, creemos que significa. En
lugar de esto, este versículo marca un contraste entre Melquisedec y
el sacerdote según el orden levítico. A los sacerdotes levíticos les
era requerido comenzar su ministerio a los treinta años, y retirarse a
los cincuenta. También, se les pedía que llevasen sus registros
genealógicos todo el tiempo con ellos, para probar quiénes eran sus
padres y su legitimidad como sacerdotes levíticos. Este era el
procedimiento estándar en los tiempos de Jesús. Entonces, cuando el
autor de Hebreos dice que Melquisedec era “sin padre, sin madre,
sin genealogía”, estaba diciendo que Melquisedec precedía al
sacerdocio levítico y no era parte del mismo. Él no tenía registro
genealógico que lo calificase como levita. Jesús, tampoco los tenía.
Por eso, no fue sacerdote según el orden establecido, sino según el
de Melquisedec.

De la misma manera, la declaración “ni tiene principio de


días, ni fin de vida” creó otro contraste con los levitas, quienes
tenían un tiempo establecido para cumplir su ministerio.
Melquisedec no comenzó su ministerio a los treinta y lo terminó a
los cincuenta, como los levitas, y tampoco lo hizo Jesús. En lugar de
eso, Melquisedec duró mucho más que veinte años, y Jesús,
siguiendo el orden de Melquisedec, fue establecido como el Gran
Sumo Sacerdote para siempre. En otras palabras, este versículo no
está diciendo que Melquisedec es eterno, sino que está comparando
la duración de su ministerio con los rígidos requerimientos del
sacerdocio levítico.

El autor de Hebreos señala todo esto para indicar que Jesús


no estaba sometido a los requerimientos del sacerdocio levítico. En
el versículo 14, dice: “Porque manifiesto es que nuestro Señor vino
de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al
sacerdocio.” Esta era la pregunta en la mente judía del primer siglo:
“¿Cómo puede Jesús ser un sacerdote siendo de la tribu de Judá?”
Por eso, el autor de Hebreos hace esta maravillosa explicación para
mostrar que el sacerdocio de Jesús es más grande que el levítico por
ser según del orden de Melquisedec: sin padre, sin madre, y sin
genealogía; y sin comienzo y fin de su ministerio.

Esta información trae mucha claridad a este pasaje que ha


confundido a muchas personas por tanto tiempo. Abram honró a
Sem (el rey llamado Melquisedec) por ser el más anciano y por lo
tanto, el sacerdote de su familia, al darle el diez porciento del botín
de guerra. Lo que es más asombroso de este hombre, quien sería
utilizado como sombra y figura del futuro Rey de Justicia (Jesús), le
trajo a Abram pan y vino, los elementos de la comunión o cena del
Señor. Este evento fue miles de años antes de la Última Cena de
Jesús con Sus discípulos, pero marcó una sombra y figura de lo que
Jesús haría como Gran Sumo Sacerdote, según el orden de
Melquisedec. Verdaderamente, Melquisedec es una gran figura
profética de Cristo, quien fue tanto el Gran Sumo Sacerdote como el
Rey de Justicia, quien reina para siempre sobre la ciudad de la paz
(la Jerusalén celestial). Esta es la importancia de Melquisedec.

Es importante que entendamos esto por causa de la conexión


entre el sacerdocio y el pacto. Hebreos 7:12 deja esto en claro:
“Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también
cambio de ley.” En otras palabras, si Jesús hubiese sido un sacerdote
según el orden de Leví, el antiguo pacto no hubiese sido abolido.
Por eso, Él vino según el orden de un sacerdocio diferente y con un
nuevo pacto. Jesús comenzó un sistema completamente nuevo de
sacerdocio, conectado con Melquisedec, quien no tenía la Ley. Por
eso, como el sacerdocio había sido cambiado, la Ley debía cambiar
también. De esta manera, la conexión de Jesús con Melquisedec
muestra la necesidad de terminar con el antiguo pacto y establecer el
nuevo pacto de una manera eterna. Este versículo claramente prueba
que el antiguo pacto no puede continuar coexistiendo con el nuevo.
De la misma manera, en Romanos 7:1-4, Pablo habla acerca de estar
casado con la Ley, diciendo que cuando nosotros morimos en Cristo,
ya no estamos atados a la Ley del antiguo pacto y somos libres para
casarnos nuevamente. En otras palabras, cuando llegamos al nuevo
pacto, nuestra conexión con el antiguo pacto es eliminada. Hemos
terminado con ese matrimonio a través de la muerte, y ahora somos
libres para estar unidos con Cristo.

Esta es la maravillosa realidad escondida en la figura de


Melquisedec. El sacerdocio de Jesús sobrepasa por mucho al
sacerdocio levítico, y gracias a eso, Jesús estableció un nuevo pacto.
Comparado al antiguo modelo de sacerdocio levítico, Jesús salva
para siempre, vive para siempre, es un sacerdote para siempre, y nos
limpia para siempre.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Si entiendes Hebreos, probablemente entenderás otro libro


de la Biblia que tiene un contenido similar. ¿Cuál es ese
libro?

2. Si los pactos estuviesen divididos en líneas, veríamos que los


pactos abrahámico y davídico siguieron teniendo
bendiciones extra para la humanidad cuando el nuevo pacto
fue creado en la cruz. Pero, ¿qué pasó con el antiguo pacto?

3. ¿Quién fue el autor del libro de Hebreos, y cuándo fue


escrito?

4. La carta a los Hebreos tiene una estructura que puede ser


dividida simplemente en tres secciones. Nombra las tres
secciones que corresponden a Hebreos 1-7, 8-10, y 11-13.

5. ¿Qué es lo que hablaba la sangre de Abel, y por qué la


sangre de Jesús habla mejor que la de él?

6. Cuando en la Biblia algo es sacudido o conmovido,


usualmente se refiere a la destrucción de…¿qué cosa?
Cuando las cosas son sacudidas, solo las inconmovibles
permanecen. ¿Qué es lo único inconmovible?

7. Los cielos, la tierra, y el mar pasarán. ¿Cómo era entendido


el significado de esta frase en el siglo primero y qué era lo
verdaderamente que iba a pasar?

8. Dado que los últimos días no tienen nada que ver con el fin
del mundo, ¿de qué habla el Nuevo Testamento? ¿Cuándo
fueron los últimos días, entonces?

MATERIAL DE REPASO

Alfred Edersheim, History of the Jewish Nation: After the


Destruction of Jerusalem under Titus.

74
Cuando en el Antiguo Testamento se hablaba de algo siendo
conmovido o sacudido, era un simbolismo de la destrucción de la
ciudad. Ver el libro Raptureless (Sin Rapto) de este mismo autor,
para ejemplos bíblicos. Por esta razón, en este pasaje lo que es
conmovido es Jerusalén y el sistema del antiguo pacto, y lo único
que permanece es el nuevo pacto y el Reino, que son inconmovibles.
75
Welton, Raptureless, 129-131.
76
Barclay, The Revelation of John, Vol 1, 3-4.
77
Algunas traducciones más modernas, como la versión Young
Living Translation, traduce ambos verbos en presente.
78
Eusebio, The Church History (Historia Eclesiástica), Capítulo 5,
Sección 3.
79 Hahn, Kinship by Covenant, 132.
CAPÍTULO DIECIOCHO

DANIEL 9: UNA
DEMOSTRACIÓN DEL
AMOR DEL NUEVO PACTO
DE DIOS
La escatología futurista conecta partes del libro de Daniel
con el libro de Apocalipsis, como si hablasen de los mismos eventos
en nuestro futuro. No obstante, ese es una interpretación incorrecta.
Daniel y Apocalipsis no tocan los mismos temas, y ciertamente no
relatan eventos que acontecerán en nuestro futuro. Como hemos
aprendido en capítulos anteriores de este libro, tomar capítulos de
libros como Daniel y Ezequiel y unirlos con Apocalipsis, es una
violación a la hermenéutica histórico-contextual. Aun así, mucha
gente lo hace intentando predecir algunos supuestos eventos futuros.

EL REINO AHORA

A menudo esto pasa porque la gente no tiene en claro de la


realidad actual del Reino. Hemos estudiado este tema anteriormente,
y es especialmente importante entenderlo a la luz de nuestro tema a
tratar en este capítulo que hablará de Daniel 9. Trataremos dos
perspectivas principales en relación con el nuevo pacto: la
perspectiva dispensacionalista y la perspectiva de pacto dual, en
donde ambas plantean un establecimiento completo del nuevo pacto
en algún momento del futuro.

Primero, estudiaremos la perspectiva dispensacionalista.


Hebreos 13:20 se refiere al nuevo pacto como “un pacto eterno”,
pero los dispensacionalistas no creen que el mismo lo sea porque
creen que la Iglesia no era parte del plan original de Dios. De
acuerdo a ellos, Dios nunca profetizó a la Iglesia en el Antiguo
Testamento porque la misma, dicen, fue un resultado del rechazo de
los judíos del siglo primero hacia Jesús. Éstos rechazaron a su
Mesías, por lo tanto, la Iglesia sería “el plan B” de Dios cuando Éste
tuvo que volverse a los gentiles. De acuerdo a esta perspectiva, Dios
dejó de lado el nuevo pacto para relacionarse con los gentiles, de
manera tal que ahora no viviríamos en el verdadero nuevo pacto,
porque no somos judíos.80 Por eso, los dispensacionalistas plantean
que los cristianos estamos esperando hasta el día cuando la Iglesia
sea raptada para que Dios pueda establecer Su nuevo pacto con Su
gente “de verdad”: los judíos de sangre. Esta creencia de que la
Iglesia es un plan B y que Dios aún tiene preferencia por los judíos
(haciendo, de esta manera, cristianos de segunda clase a los gentiles)
es una forma de racismo cristiano que es completamente ajena a la
Escritura.

Segundo, un sistema de creencias similar, llamado sistema


de pacto dual, enseña que Dios aún honra, por un lado, Su pacto con
Abraham a través de la gente judía, mientras que por el otro tiene un
nuevo pacto a través del Mesías con los gentiles. Por eso, un sistema
de pacto dual entiende que hay dos pactos en operación, uno para los
judíos y otro para los gentiles.81 Esto, no obstante, divide entre los
que recibieron un pacto y el otro cuando, en realidad, tanto Abraham
como David anhelaban el día en que sus pactos se completasen y
expandiesen hacia el mundo entero a través del nuevo pacto. Dentro
del pacto de Abraham, vemos el verdadero corazón de Dios, que
quiere bendecir a todo el mundo. Por eso, un sistema que divide es
esencialmente un regreso a las categorizaciones del antiguo pacto,
entre el Israel natural (de sangre) y aquellos que eran paganos y
gentiles. Ese sistema no representa el corazón de Dios.

Algunos llevan estas ideas al extremo de creer que el antiguo


pacto se restablecerá literalmente en Jerusalén luego del rapto
(incluyendo sacrificios de animales, un sacerdocio, y todas las
insignias reales) Creen que Dios honrará otra vez el antiguo pacto
por un período de siete años, durante el cual el anticristo se
convertirá en “la abominación de la desolación”, y que se
reconstruirá el templo. Entonces, al final del período de los siete
años, Dios establecerá el nuevo pacto con los judíos.

La verdad es que ya estamos en un pacto eterno (Ver


Hebreos 13:20). No estamos esperando que aparezca en el futuro.
No esperamos que se cumplan las promesas a David y Abraham
porque ya se han cumplido (como hemos discutido a lo largo de este
libro)

No estamos esperando por nada. La última vez que la gente


tuvo que “esperar en Dios” fue en Hechos 2. Luego, el Espíritu
Santo vino y como resultado, ya no estamos esperando. Ahora, es
Dios quien está esperando a Su Iglesia. No estamos esperando a
Dios, porque ya lo tenemos. No tenemos que sentirnos
desconectados porque Su Espíritu vive dentro de nosotros, y
tenemos un pacto eterno con Él. En otras palabras, tenemos el Reino
ahora. Definido simplemente, el Reino ahora es una frase utilizada
para decir que Jesús, el Rey, trajo el Reino, y que ha estado
creciendo siempre desde que Él nos dejó como embajadores. Es
nuestro trabajo trabajar para hacer expandir el Reino, y no sentarnos
a esperar que algún día Él lo traiga. Él nos hizo embajadores del
Reino para traer el cielo a la tierra.

En Mateo 13:31-33, Jesús comparó al Reino con una


levadura que se pone dentro de una masa, y la leuda en su totalidad.
También lo comparó con la más pequeña de las semillas del jardín,
la semilla de mostaza, que crece como un arbusto, luego sigue
creciendo hasta ser un árbol, y sigue creciendo hasta ser el árbol más
grande del jardín. De esta misma manera, el Reino siempre se
expande. Incluso estadísticamente, vemos prueba de esto en la
historia. En el año 100 D.C. una de cada 360 personas era cristiano.
Hoy, en la década de 2010, aproximadamente uno de cada tres
personas lo es.82 El Reino se está expandiendo, no solo en números
sino también en influencia.

Uno de los argumentos que plantean aquellos que dicen que


aún no estamos viviendo en el Reino, es usualmente el siguiente:
“Aún estamos esperando que se cumplan las promesas a Abraham (o
a David o Moisés)” Ellos creen que el antiguo pacto no ha
desaparecido por completo porque aún hay promesas que no se
cumplieron. No obstante, un versículo de Josué que a veces se pasa
por alto, deja en claro que no estamos esperando que se cumplan
ninguna de las promesas del antiguo pacto:

De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había


jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella.
Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que
había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos
pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a
todos sus enemigos. No faltó palabra de todas las buenas
promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo
se cumplió. (Josué 21:43-45)

Cada una de las promesas de la tierra y otras promesas


asociadas a la nación de Israel, se cumplieron en la generación que
entró a la Tierra Prometida. Como hemos estudiado anteriormente,
las promesas a Abraham y David de una futura simiente y un futuro
reino, se cumplieron en Cristo. En otras palabras, no estamos
esperando que ninguna de las promesas del antiguo pacto se
cumplan, porque ya lo han hecho.

CREENCIAS POPULARES RESPECTO A LOS ÚLTIMOS


TIEMPOS

Desafortunadamente, muchos cristianos creen que estamos


esperando el cumplimiento de ciertas promesas del Antiguo
Testamento, y esa creencia ha moldeado su escatología. En lugar de
abrazar el Reino ahora, han ubicado al Reino en algún momento del
futuro que seguirá a los “últimos tiempos.” Esta perspectiva
escatológica es comúnmente llamada futurismo. La misma fue
introducida gracias a malinterpretaciones de varias porciones de la
Escritura, incluyendo Daniel 9. Para apreciar la importancia de una
correcta interpretación de Daniel 9, debemos primeramente entender
las perspectivas futuristas más comunes, en donde los eventos
relatados en Daniel 9 se juntan con el libro de Apocalipsis, y se
aplican a un futuro distante.
La siguiente línea de tiempo muestra la perspectiva futurista
básica del período de siete años que ellos llaman “la Gran
Tribulación”
Lo primero que se ve en la línea es el rapto de la verdadera
Iglesia, dejando a los cristianos no-reales en la tierra. Luego de este
evento, el sol, la luna, y las estrellas caerán a la tierra y causarán
daño. La marca en los tres años y medio es significativa, porque
antes el templo será reconstruido en Jerusalén. Durante este nuevo
tiempo de templo, por tres años y medio los sacrificios de animales
y el antiguo pacto serán reinstituidos para honrar a Dios.83 De
acuerdo a esta creencia, el templo debe ser reconstruido antes del
levantamiento final de la figura al final de la línea de tiempo: el
anticristo, un hombre malvado lleno de demonios, que traerá terror a
la tierra. En la marca del medio de los tres años y medio, el
anticristo se sentará en el nuevo templo, que es la abominación que
causa desolación. Por causa del anticristo, Dios enviará Su ira con
una fuerza sin precedentes a toda la tierra. Finalmente, al final de
esta tribulación, Jesús volverá a Jerusalén, en donde se sentará en el
trono por mil años como el rey que finalmente cumple las promesas
del pacto davídico. De acuerdo al futurismo, todos estos drásticos
eventos tendrán lugar en el futuro, y se llevarán a cabo en siete años.

Este es el entendimiento común del futurismo, aunque


claramente contradice un entendimiento bíblico correcto de los
pactos. En los capítulos 12 y 13 se describe la manera en que Jesús
cumplió completamente los pactos davídico y abrahámico. En esos
capítulos, también hemos estudiado que no necesitamos un futuro
cumplimiento de esas promesas, ¡porque ya se han cumplido!

Ahora nos centraremos en solo uno de los aspectos del


futurismo: la tribulación de siete años. Este es el fundamento sobre
el cual yace toda la teoría, pero ningún período de siete años se
menciona en Apocalipsis o en alguno de los evangelios (incluyendo
el Discurso de los Olivos en Lucas 21, Marcos 13, y Mateo 24). De
hecho, no se menciona en ninguna parte del Nuevo Testamento. Esta
es la razón por la que, hasta la llegada de la teología de John Nelson
Darby en 1800, aquellos que estaban en la Iglesia y que creían en
una futura tribulación, creían que sería de solo tres años y medio,
porque ese es el número registrado en Apocalipsis. Claramente, hay
una pieza perdida muy importante en la creencia futurista moderna.
Entonces, ¿de dónde sacaron los futuristas esta idea de una
tribulación de siete años? Lo hacen de Daniel 9.

Gracias a la influencia de libros futuristas como The Late


Great Planet Earth (La Agonía del Gran Planeta Tierra), de Hal
Lindsey, que fue un mega best-seller en la década de 1970, el
futurismo se ha vuelto la escatología dominante en el cristianismo
moderno. La misma, influencia la manera en la que la gente lee y
entiende la Biblia. Por causa de que muchos cristianos no han
entendido los pactos o cómo estudiar adecuadamente la Biblia, la
Iglesia moderna está cimentada sobre el fundamento del futurismo y
el dispensacionalismo. Como resultado, no pueden entrar al plano
del Reino porque los dispensacionalistas creen que todo está
empeorando todos los días y que estamos yendo hacia una gran
apostasía. Engranado a este sistema está un evangelismo fatalista,
que espera que los números en las iglesias crezcan, pero no espera
impactar la sociedad, ya que el Reino no vendrá hasta después de los
últimos tiempos.

Todo este pensamiento está basado en un entendimiento


erróneo de Daniel 9, que ha llevado a una creencia de una
tribulación de siete años y todo lo demás que ya vimos que sigue.
No obstante, Daniel 9 en realidad es una profecía de la venida del
Mesías. Ese era el entendimiento histórico de Daniel 9 antes de la
llegada del Darbyismo. Mientras estudiemos el texto, veremos cómo
encaja tan perfectamente con la historia de Jesús.

EL ENTENDIMIENTO HISTÓRICO DE DANIEL 9

Daniel era un israelita cautivo en Babilonia, luego de la


destrucción babilónica de Jerusalén. Mientras estuvo cautivo, leyó el
libro de Jeremías, en el cual Jeremías había profetizado que el juicio
estaba viniendo. Esta profecía se cumplió con la invasión de
Babilonia. En la profecía de Jeremías, Daniel también vio que los
israelitas estarían en cautividad por setenta años. Por eso, él
comenzó a orar cerca del final de los setenta años de cautividad,
pidiéndole a Dios que liberase a Israel para que pudiesen volver a su
nación y a su tierra. Esta oración fue respondida después, como se
registra en el libro de Esdras y Nehemías. Mientras Daniel oraba,
tuvo un encuentro angélico:

Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el


pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante
de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún
estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a
quien había visto en la visión al principio, volando con
presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.
(Daniel 9:20-21)

Este ángel, Gabriel, le dio una profecía a Daniel:

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre


tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin
al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia
perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo
de los santos. (Daniel 9:24)

Gabriel enlista seis actividades y dice que “setenta semanas”


habían sido decretadas para las mismas y para la ciudad santa. El
ángel continuó:

Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para


restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe,
habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a
edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. (Daniel
9:25)

Al leer esto, cualquiera sin un pensamiento


dispensacionalista entendería la frase el Mesías Príncipe, pensaría
en Jesús. Esta es una manera muy común de referirse a Él en la
Escritura, pero Darby interpretó que esta frase se estaba refiriendo,
en realidad, al anticristo. Este es un cambio rotundo y drástico. La
profecía de Gabriel acerca del Mesías Príncipe continúa:

Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al


Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de
venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las
devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con
muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la
ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones
vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo
que está determinado se derrame sobre el desolador. (Daniel
9:26-27)

Esto nos muestra una imagen tan clara de Jesús, a quien le


fue quitada la vida y puso un fin al sacrificio y a la ofrenda. No
obstante, los futuristas ven el final del sacrificio y la ofrenda (el
antiguo pacto) como algo malo, por lo que dicen que el Príncipe
Mesías debe ser, en realidad, el anticristo, quien haría esto en el
futuro. Es necesario aclarar que casi todo el mundo creía que Daniel
9 era una profecía que hablaba de Jesús, hasta la llegada de John
Darby. Matthew Henry, un renombrado comentarista, escribió esto
de Daniel 9:24-27: “En Daniel 9 tenemos una de las predicciones de
Cristo y del Evangelio de la gracia más destacables de todo el
Antiguo Testamento.”84 ¡Es increíble cómo la gente puede hacer de
una de las profecías más impresionantes acerca de Jesús un relato
del levantamiento del anticristo y de los últimos tiempos!

Para entender lo que realmente sucede en este pasaje,


debemos ir más profundo. La primera de las cuestiones es las
“setenta semanas” o los “setenta sietes”. Los teólogos de todos los
campos están de acuerdo en que esta frase significa setenta series de
siete, lo que da como resultado 490 (70x7=490). El entendimiento es
que estos sietes indican años. Algunas traducciones usan la palabra
semanas en lugar de sietes; pero éstas no significan semanas
literales sino que eran referencias proféticas judías en referencia a
los años. Por eso, 490 se refiere a 490 años. Luego, en el versículo
25, dice: “…y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá
siete semanas, y sesenta y dos semanas…” Aquí hay otra ecuación,
en donde 62 sietes se suman a los 7 sietes, el resultado del cual son
69 sietes (62+7=69). Esto significa que de los 70 sietes (490), 69
sietes ya habían pasado. Como 69 de los 70 sietes ya habían
sucedido, eso nos da un total de 483 (69x7=483). Eso nos deja con
un solo siete. Este es el entendimiento con el que están de acuerdo
todos los teólogos, de todas las diferentes áreas futuristas y
preteristas. Este último siete es el siete de la cuestión. De acuerdo al
pensamiento futurista, aquí es donde la tribulación de siete años
comienza.

No obstante, la interpretación histórica de este pasaje es un


poco diferente. Los 490 años fueron un período de tiempo dado a
Daniel en el cual ciertas cosas sucederían. En el versículo 25,
Gabriel clarificó que esa línea de tiempo no comenzaría de
inmediato, sino cuando el mandato de restaurar y reconstruir
Jerusalén se emitiera. Desde ese mandato hasta que el Príncipe
Mesías viniese, serían 483 años (69 de los 70 sietes). Ese decreto de
restaurar y reedificar Jerusalén fue más tarde dado a Esdras 7:12-26
por el rey Artajerjes en el año 457 A.C. Entonces, el período de
tiempo comenzó en el año 457 A.C. y continuó por 490 años. En la
línea de tiempo, los 69 sietes iniciales (483 años) terminan en el año
27 D.C.
Jesús nació en el año 3 D.C., lo que significa que en el año
27 D.C., tenía treinta años. En otras palabras, Él comenzó Su
ministerio público en el momento exacto en que los 483 años
estaban terminando, que fue cuando se profetizó en Daniel 9 que el
Príncipe Mesías entraría en escena. El ministerio de Jesús en la
tierra duró tres años y medio, lo que en la línea temporal sería en el
año 30 D.C. cuando lo terminó y, a través de Su muerte, puso fin al
sacrificio y a las ofrendas. Cuando murió en la cruz, a los ojos de
Dios se puso un fin al sacrificio y a las ofrendas; ya que Jesús había
vuelto al antiguo pacto obsoleto, viejo, y próximo a desaparecer.
(Ver Hebreos 8:13)
El versículo 25 dice, hablando de Jerusalén: “Se volverá a
edificarla plaza y el muro en tiempos angustiosos.” Y después
continúa: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la
vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de
venir destruirá la ciudady el santuario…” (Daniel 9:26) La primer
parte de este versículo marca la crucifixión de Jesús. La segunda
mitad comienza hablando de otra persona, de un príncipe que ha de
venir y destruirá la ciudad y el santuario. Es importante entender
esta línea divisoria en el versículo 26. Luego de que al Mesías
(Jesús) le fuese quitada la vida, el tema lógicamente gira hacia otro
personaje. La profecía respecto al segundo individuo (el príncipe)
continúa: “y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la
ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de
la guerra durarán las devastaciones.” (Daniel 9:26). Todo esto
habla del príncipe que habría de venir en contra de Jerusalén. A
través de toda la historia de la Iglesia, esto ha sido interpretado
como una referencia al General Tito, quien destruyó la ciudad y el
santuario en el año 70 D.C. Luego, en el versículo 27, el versículo
vuelve a hablar de Jesús, diciendo: “Y por otra semana confirmará
el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el
sacrificio y la ofrenda” Este versículo habla del último “siete”,
durante el cual Jesús confirmó un pacto con muchos a través de Su
ministerio terrenal. En el medio de estos siete años, Él le puso un fin
al sacrificio a través de Su muerte. Como estamos leyendo una
traducción al español, puede que no entendamos la estructura de la
profecía, y por eso podemos perdernos este ida y vuelta entre los dos
personajes de la profecía; pero así era como esto era entendido en la
Iglesia hasta la llegada de Darby, quien cambió el sujeto de esta
predicción y dijo que hablaba del anticristo.

Lo que en realidad nos presenta Daniel 9, es una profecía de


cinco partes acerca del Mesías y de los eventos que rodeaban a la
introducción del nuevo pacto:

1. Predice el año de la llegada del Mesías. Literalmente


predijo el año exacto en que Jesús entraría en escena: 27
D.C.
2. Predice la muerte del Mesías.

3. Predice el fin del antiguo pacto. Esto se muestra cuando el


texto habla del “fin del sacrificio y de la ofrenda” ¡Eso es el
fin del antiguo pacto!

4. Predice la confirmación de un nuevo pacto. Esto está


implicado en el versículo 27, donde dice: “Y por otra
semana confirmará el pacto con muchos” En otras palabras,
el Mesías establecería un nuevo pacto.

5. Predice la destrucción de Jerusalén.

Todo esto se predice en solo cuatro versículos. En resumen,


483 años (desde el año 457 A.C. al 27 D.C.) pasaron desde el
mandato de restaurar Jerusalén hasta que el Mesías apareció en
escena. La primera mitad de los últimos siete años fueron el
ministerio terrenal de Jesús, que culminó en el año 30 D.C., cuando
Jesús puso un fin al sacrificio y estableció un nuevo pacto a través
de Su muerte y resurrección. No detuvo el sacrificio de animales,
pero sí puso un fin al antiguo pacto ante los ojos de Dios el Padre.
Ahora Jesús es el perfecto sacrificio, haciendo nulo al antiguo pacto.
Luego de eso, quedan otros tres años y medio, llegando hasta el año
33 D.C.
Antes de estudiar los últimos tres años y medio, vamos a ver
una breve referencia que hizo Jesús respecto a esta profecía de
Daniel 9:

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor; ¿cuántas veces


perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta
siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta
setenta veces siete. (Mateo 18:21-22)

Este uso de setenta veces siete era una alusión a Daniel 9,


que era una profecía muy conocida y debatida en el primer siglo.
Los judíos reconocían que las 69 semanas de Daniel estaban
pasando, y que era tiempo de que el Príncipe Mesías entrase en
escena. Por eso, todos estaban esperando ansiosamente para ver
cuando esto sucediese. Es por esta razón que este período histórico
estuvo tan lleno de falsos mesías. El pensamiento general de estos
falsos mesías era: “estamos cumpliendo el final de la profecía de
Daniel 9.” Por eso, Jesús usó esta profecía para enseñarle a Pedro
una lección sobre el perdón. Cuando Jesús le dijo que debía
perdonar “hasta setenta veces siete”, estaba haciendo alusión a los
490 años de gracia que el Padre le había dado a Israel para que se
arrepintiese. Él no estaba, como se enseña popularmente, usando un
número grande simbolizando infinitas veces. En lugar de eso, se
estaba refiriendo a una profecía que todos sabían y estaba enseñando
que deberíamos perdonar como perdona Dios, quien le había dado
a Israel 490 años de gracia. En contexto, Daniel 9 era muy
conocido. Los judíos estaban en búsqueda del Príncipe Mesías, pero
Lo crucificaron porque éstos no habían preparado sus corazones
para recibirlo a Él y a Su nuevo pacto.

LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS Y MEDIO

Luego de la muerte de Jesús y Su resurrección, de acuerdo a


la línea temporal de Daniel 9, quedaban tres años y medio del
período de gracia de 490 años para Israel. Estos últimos tres años y
medio nos llevan a la muerte de Esteban en Hechos 7:
Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y
crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del
Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de
Dios, y a jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He
aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a
la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se
taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y
echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos
pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba
Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y
decía: Señor jesús, recibe mi espíritu. (Hechos 7:54-59)

Esto marcó el fin de los 490 años de gracia, esa temporada


en donde los israelitas estaban preparados para aceptar a Jesús como
su Mesías. Con la lapidación de Esteban, la ventana se cerró. El
Padre había abierto una oportunidad para que Israel entendiese y
recibiese al Mesías incluso bajo el antiguo pacto. Esto es
exactamente lo que Esteban explicó en su monólogo ante el
Sanedrín. No obstante, rechazaron el mensaje y decidieron matarlo
por hereje. Esto, por supuesto, no significa que ningún judío fue
salvo después de esto. Simplemente quiere decir que la oportunidad
de los judíos para ver a Jesús bajo el antiguo pacto (antes de su
destrucción) había terminado. Con el asesinato de Esteban, los
judíos sellaron su destino, que Jesús había profetizado en Mateo 23:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se


ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el
justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien
matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que
todo esto vendrá sobre esta generación. (Mateo 23: 35-36)

Al final del año 33 D.C., los judíos decididamente


escogieron el antiguo pacto y rechazaron al Mesías. No mucho
tiempo después, la Iglesia comenzó a ponerse en marcha desde
Jerusalén hacia todas las naciones vecinas, y recibieron a los gentiles
en el Reino. Por eso, el final de los 490 años marcó un cambio de
paradigma significativo. Tres capítulos después, Pedro recibe una
visión en donde Dios le dice que no llame inmundo a lo que él había
purificado (los gentiles). Ahora el Evangelio era para todos. Por
supuesto que siempre fue para todos, pero pudo haber sido para
todos incluyendo a Israel, siendo más grandioso.

LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN

La última parte de Daniel 9 aún necesita explicarse: “la


abominación que causa desolación” (Daniel 9:27). Jesús mencionó
esta parte de Daniel 9 específicamente en Mateo 24:

Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación


desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee,
entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los
montes. (Mateo 24:15-16)

Jesús citó el último versículo de Daniel 9 y esperó que su


audiencia lo entendiese. Incluso el escritor del libro de Mateo
añadió, “el que lee, entienda.” En otras palabras, no era un concepto
difícil de entender, y se refería a algo que aquellos que oyeron a
Jesús fuesen capaces de reconocer de manera tal que pudiesen “huir
a los montes.” Tuvo que haber tenido sentido para ellos, y sabemos
que lo tuvo, dado que, de hecho, escaparon de Jerusalén al huir a las
montañas. Para entender esto completamente, también debemos
considerar los versículos que le siguen:

Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que


esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;
y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su
capa. Mas !ay de las que estén encintas, y de las que críen
en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en
invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran
tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora, ni la habrá. (Mateo 24:16-21)

Este versículo pone a la abominación de la desolación en un


contexto histórico:

1. “Orad, pues, que vuestra huida no sea…en día de reposo”


Hay que recordar que esto sucedió en el siglo primero,
cuando era ilegal para un judío caminar más de tres cuartos
de milla en un día de reposo (Ver Hechos 1:12). Por eso, si
tenían que huir un Sábado, hubiese sido difícil llegar lejos
sin ser arrestados por violar el día de reposo.

2. “El que esté en la azotea, no descienda” Esto también habla


de algo cultural del siglo primero, cuando era común que la
gente tuviese casas con azoteas, en donde las personas solían
pasar mucho tiempo. Jesús estaba diciendo, “Si estás en la
azotea, no pierdas tiempo yendo a buscar tus cosas adentro,
sino huye pronto.”

3. !Ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos


días! Esto se refiere a la dificultad de huir desde Jerusalén a
las montañas a pie, mientras se estaba embarazada o
cargando un bebé.

4. “Los que estén en Judea, huyan a los montes” Más que en


ningún otro versículo, esto indica que se trataba de un evento
local que solo aplicaba para los que vivían en Judea.

Luego de describir la prisa con la que debía huir, Jesús les


cuenta la ferocidad de lo que habría de ocurrir: “porque habrá
entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio
del mundo hasta ahora, ni la habrá.” (Mateo 24:21). Aquí
encontramos una gran pista que indica que este evento no puede
tratarse del fin del mundo. Si esos eventos estaban programados para
que sucediesen al final de la historia de la humanidad, Jesús no
hubiese tenido necesidad de decir, “ni la habrá.” Esta frase indica
que la historia continuaría después. Algunos dicen que esto debe
pasar al final del mundo porque, en su opinión, eventos más
recientes en la historia fueron peores que la destrucción del año 70
D.C. Ciertamente, si nos centramos solamente en números, la
destrucción de Jerusalén no fue la peor de la historia. No obstante,
Jesús no estaba diciendo que sería el peor evento jamás registrado,
sino que sería el peor evento en la historia de los judíos. Cuando
consideramos no solo el sufrimiento y el baño de sangre, sino
también la implicancia que tuvo para el judaismo, podemos decir
que sin duda lo acontecido en el año 70 D.C. fue el peor evento de la
historia del pueblo israelita. Luego de la destrucción babilónica, los
judíos reconstruyeron el templo y volvieron a Jerusalén. Pero
incluso 1900 años después de la destrucción romana, los judíos
siguen sin tener un templo hasta hoy en día. Incluso peor, los
registros del sacerdocio fueron destruidos, lo que significa que si
incluso reconstruyesen el templo, no podrían restablecer
auténticamente el sacerdocio levítico. Por eso, el judaismo no podrá
volver a ser jamás el mismo que era antes del año 70. En resumen,
más allá de la destrucción, esto es lo que sufrieron los judíos:

1. Su templo fue destruido.

2. Todo el sacerdocio (8500 sacerdotes) fueron asesinados.

3. Murieron 1.1 millones de judíos, muchos de ellos de


maneras horribles.

4. Los registros genealógicos fueron destruidos, lo que significa


que nunca más podrán instaurar un verdadero sacerdocio
levítico.

Por eso, el judaismo tuvo una transición del judaismo


mosaico al judaismo rabínico. La versión moderna del judaismo ni
siquiera está conectada con la versión antigua, porque ya no pueden
juntarse en el templo para ofrecer sacrificios. Por eso, la destrucción
de Jerusalén en el año 70 fue verdaderamente un evento devastador
para los israelitas.

No obstante, hasta ahora esto no nos dice a qué se estaba


refiriendo Jesús cuando mencionó la abominación. En el pasaje
paralelo, Lucas 21, encontramos la identificación de Jesús de los
eventos que Daniel llamó la abominación de la desolación:

Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed


entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que
estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de
ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en
ella. Porque estos son días de retribución, para que se
cumplan todas las cosas que están escritas. Mas !ay de las
que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este
pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos
a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los
gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.
(Lucas 21:20-24)

Aquí Jesús dice que “la abominación que causa desolación”


serían los ejércitos que rodearían a Israel para desolarla. Algunas
traducciones usan la palabra destrucción, pero una traducción más
certera es desolación. Los ejércitos que vinieron y destruyeron
Jerusalén eran la abominación. Él claramente les estaba diciendo,
“Cuando ven a los ejércitos, huyan a los montes.” Y esto fue
exactamente lo que hicieron los cristianos primitivos.
Aproximadamente 1.1 millones de judíos no cristianos se quedaron
en Jerusalén y fueron asesinados, mientras que ningún cristiano se
quedó en Jerusalén. Todos ellos huyeron al Monte Pella cuando
vieron a los ejércitos romanos.85 Esto fue posible porque, de acuerdo
a Flavio Josefo, el General Cestio Galo primero vino en contra de
Jerusalén, pero de repente se detuvo y se retiró por un corto tiempo.
Durante este retiro, los cristianos en la ciudad huyeron rápidamente.
Luego de esto, Cestio Galo volvió y continuó su ataque.
Eventualmente, fue sustituido por Tito, quien redujo la ciudad a
cenizas.

Mientras los cristianos huían, el resto de los judíos se


quedaron en Jerusalén, porque asumieron que Cestio Galo había ido
por comida. Pensaron que Dios estaba de su lado, y que por eso no
podían perder. Nunca se imaginaron que Jerusalén podía ser tomada,
saqueada, y destruida; lo que provocó que los judíos se revelasen
incluso más en contra de Roma. Esta rebelión constante causó que
los romanos destruyesen Jerusalén hasta dejar la ciudad en cenizas.
Este contraste entre las acciones de los cristianos y los judíos, fueron
la prueba más grande de que los primeros habían interpretado Mateo
24 correctamente. Jesús les advirtió todo lo que debía pasar; y los
cristianos siguieron Sus instrucciones y huyeron rápidamente,
salvándose de la destrucción. La historia prueba que la profecía de
Jesús fue inmensamente certera.
Por eso, a través de la profecía de Jesús de la abominación de
la desolación, podemos entender lo que Daniel 9 quiere decir: Jesús
comenzó su ministerio en el año 27 D.C. para “confirmar su pacto
con muchos.” Jesús incluso citó este pasaje en Mateo 26:28:
“Porque esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y
su pueblo. Es derramada como sacrificio para perdonar los pecados
de muchos.” (NTV) Él confirmó su pacto con muchos. Jesús estaba
parafraseando intencionalmente Daniel 9. Luego de confirmar el
pacto, puso un fin al sacrificio a través de Su propia muerte en el
año 30 D.C. En el año 33 D.C., la ventana de 490 años de gracia, se
cerró, y la historia comenzó a moverse en pos del clímax de la
profecía de Daniel 9 en la destrucción de la ciudad y el santuario a
través de la abominación que traería desolación, lo que aconteció en
el año 70 D.C. Desde ese punto en adelante en la historia, estamos
en un pacto eterno y vivimos en un Reino inamovible.

EMBAJADORES DE AMOR

Un entendimiento correcto de Daniel 9 y de la lectura


apocalíptica del Nuevo Testamento, nos llevará a darnos cuenta de
varias conclusiones:

• La ira de Dios quedó en el pasado.

• El antiguo pacto desapareció.

• Vivimos en un nuevo pacto eterno, y en un Reino


inamovible.

• El Reino está avanzando y creciendo, como la levadura que


leuda toda la masa.

• El Reino del nuevo pacto tiene una ley: “Ámense los unos a
los otros como yo los he amado.”

Estas realidades del Reino nos liberan del legalismo, el


racismo, el machismo, la ira, y la creencia de un Dios enojado. Sin
esos engaños de la religión, tenemos el mandato esencial: amar a los
demás como Cristo nos amó, haciendo avanzar el Reino como
embajadores de amor.

Con esta misión, nuestro futuro como Iglesia se expresa en


Efesios 1:9-10:

dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su


beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de
reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos,
como las que están en la tierra.

Nuestro futuro espera la unificación de todo lo que está en el


cielo con lo que está en la tierra. Ahora mismo, el cielo y la tierra no
están en unidad, lo que significa que estamos yendo en pos de la
misma. En donde sea que la hambruna, la guerra, la corrupción
política, el adulterio, el abuso, las mentiras, la enfermedad, la
muerte, y toda otra clase de maldad exista, crean desunión entre el
cielo y la tierra. Estamos aquí, como embajadores de Cristo, para
establecer esa unidad. En esto es lo que tenemos que trabajar: en
traer el cielo a la tierra. Contrariamente al pensamiento futurista, no
estamos esperando mayor desunión en la tierra para ser cada vez
menos parecidos al cielo. En lugar de eso, el cielo esta esperando
que nosotros comencemos a caminar en nuestra verdadera identidad
y poderosamente lo traigamos a la tierra. Algo está sucediendo en
este momento. No se trata de una diferente teología o una diferente
perspectiva del futuro. Estamos dentro de un nuevo pacto, lo que
significa que ya estamos viviendo como embajadores, bajo la ley del
amor. Podemos ver esta ley del amor muy claramente en la primer
carta de Pablo a los Tesalonicenses:

Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un


poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más
procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro; por lo cual
quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez;
pero Satanás nos estorbó. Porque ¿cuál es nuestra
esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois
vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?
Vosotros sois nuestra gloria y gozo. Por lo cual, no
pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en
Atenas, y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de
Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para
confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, a fin de que
nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros
mismos sabéis que para esto estamos puestos. Porque
también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a
pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo
cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para
informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el
tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano. (1
Tesalonicenses 2:17-3:5)

Aquí Pablo habla con una gran pasión de su gran anhelo de


ver a los cristianos de Tesalónica. Podemos sentir su corazón. A
pesar de que no estaba físicamente con ellos, sus pensamientos
estaban continuamente en ellos, y sentía dolor al estar separado de la
iglesia, incluso por un breve tiempo. Por causa de este profundo e
intenso amor, él había hecho esfuerzos para verlos. Esto fue muy
emocional, sincero, y amoroso de Pablo; y es la clase de corazón
que empezamos a desarrollar cuando vivimos en el nuevo pacto.
Radicalmente nuestros corazones se volverán tiernos y llenos de
emociones, tal como el de Pablo. En el nuevo pacto, nuestros
corazones no funcionan como nuestros antiguos corazones lo hacían.
Nuestros viejos corazones estaban llenos de inseguridades, miedos,
legalismo, y toda clase de basura que nos impedía vivir amando
plenamente a los demás. Pero nuestros corazones están diseñados
para ser intensos, para anhelar la conexión con los demás, y para
sentirse solos cuando nos alejamos de nuestras relaciones cercanas.
Para algunos, eso puede haber sonado muy extremo, pero la verdad
es que estamos llamados a vivir con estos corazones apasionados del
nuevo pacto, llenos de amor a la gente. Y, de hecho, nuestros
corazones del nuevo pacto están programados para amar de esta
manera. No es difícil o complicado; es la maravillosa manera en la
que Dios nos creó.

Cuando abramos nuestro corazón con las personas y


mantengamos una conexión, veremos que incluso cuando seamos
heridos o haya desacuerdos, seremos capaces de superar la situación
con una mayor pasión y un mayor amor. Este amor es la
demostración del nuevo pacto. Muchos de nosotros ya hemos
aprendido a demostrar el Reino a través del poder sobrenatural y de
la autoridad. De la misma manera, nuestra demostración del nuevo
pacto es el desarrollo de una familia de la fe, con corazones abiertos,
y relaciones apasionadas libres del legalismo, el miedo, y la
inseguridad. Podremos saber que estamos viviendo en el nuevo
pacto cuando la gente pueda mirarse los unos a los otros a los ojos y
hablar de las cosas más profundas, y de sus problemas personales,
porque se habrán encontrado con una verdadera familia. Esta es la
manera en la que el nuevo pacto se demuestra.

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuándo viviremos en un pacto eterno y en un Reino


inconmovible?

2. ¿Qué versículo del libro de Josué demuestra que ya no


estamos esperando que promesas del antiguo pacto se
cumplan?

3. ¿En dónde se menciona el período de siete años en el libro


de Apocalipsis, y en dónde se menciona en los evangelios
sinópticos? Cita todas y cada una de las veces en que el
Nuevo Testamento mencione a este período.

4. ¿Cuáles son las cinco partes de la profecía de Daniel 9?

5. ¿Por qué fue el año 70 D.C. lo peor que le pudo haber


pasado jamás al pueblo judío?

6. ¿Cuál fue la abominación que causa desolación?

80
Showers, There Really Is a Difference?, 103-111. Showers, un
dispensacionalista devoto, explica la diferencia entre las dos
perspectivas y demuestra las conclusiones lógicas del verdadero
pensamiento dispensacionalista.
81 Hagee, Final Dawn over Jerusalem, 108-109. El Capítulo 3:
Zion’s Christian Soldiers?, provee una perspectiva de gran ayuda
para comprender esta perspectiva.
82 Weigel, “Christian Number-Crunching”
83 Originalmente, los futuristas decían que el templo se reconstruiría
en su lugar original, en la Cúpula de la Roca, que es también uno de
los lugares más sagrados para el Islam. No obstante, debido a que la
probabilidad de que esto suceda es muy baja, en los últimos años
algunos han sugerido que el templo en realidad se construiría en un
lugar diferente y en una locación menos problemática.
84 Henry, Matthew Henry Commentary, Daniel 9.
85 Eusebio, Historia Eclesiástica, Vol 3., Capítulo 5, Sección 3.
CAPÍTULO DIECINUEVE

MATEO 24: EL FIN DEL


MUNDO
En el último capítulo, nos centramos en el estudio de una
interpretación apropiada de Daniel 9 y cómo se relaciona con el
nuevo pacto. En este capítulo, vamos a echarle un vistazo a Mateo
24 a la luz del nuevo pacto.86

CUATRO PERSPECTIVAS BÁSICAS DE LA ESCATOLOGÍA

La escatología es importante porque moldea la manera en la


que la gente entiende el Reino y lo que significa vivir en el nuevo
pacto. El tema central de la escatología es el cambio de pacto, del
antiguo al nuevo. La palabra escatología es una combinación de la
palabra eschatos (que significa “lo último” o “las últimas cosas”)
con el sufijo –logia (que significa “el estudio de”). Entonces, la
escatología es “el estudio de las últimas cosas.” Otros términos que
también se utilizan a menudo en la Biblia para definir este concepto
son el fin del mundo, el fin del siglo, o el fin de la era. Como hemos
discutido en el Capítulo 17, los últimos tiempos no están en nuestro
futuro. No obstante, un término muy similar, el último día, sí está en
nuestro futuro. Los últimos tiempos tuvieron lugar en el siglo
primero, entre el año 30 D.C. y el 70 D.C. Esos fueron los últimos
tiempos, no del planeta, sino del sistema del antiguo pacto. El día
cuando el templo fue destruido fue el último de los últimos días. El
Nuevo Testamento por completo fue escrito antes de, y para la
preparación de la culminación de los últimos tiempos, mediante la
destrucción de Jerusalén y el templo. Esta creencia sobre los últimos
tiempos, que es una creencia central de la Teología del Mejor Pacto,
difiere de muchas de las perspectivas modernas.

Para entender esto, primero examinaremos brevemente cada


una de las principales perspectivas imperantes de la escatología:
futurismo, idealismo (o perspectiva espiritual), historicismo, y
preterismo.

El futurismo es la creencia básica de los eventos


apocalípticos descriptos en la Escrituras, que postula que los mismos
acontecerán en el futuro. Dentro de este campo, hay tres divisiones
relacionadas a cuándo la Iglesia será raptada: pre-tribulacion,
mediados de la tribulación, y post-tribulación.

El idealismo, también conocido como perspectiva espiritual,


entiende el libro de Apocalipsis y pasajes relacionados como
alegorías. En otras palabras, lo concibe como una historia en donde
cada cosa tiene un lenguaje simbólico. Por eso, de acuerdo a esta
perspectiva, el libro de Apocalipsis no fue escrito como una guía
para ser aplicada por individuos específicos dentro de un período
histórico determinado. En cambio, creen que se trata de una
colección de imágenes que siempre significan lo mismo para todos
nosotros. Siempre habrá sistemas bestiales en los gobiernos del
mundo, y siempre podemos ser animados cuando leemos que
debemos estar firmes con la palabra de nuestro testimonio y la
sangre del Cordero. Esta es una perspectiva moderna, que tiene
aproximadamente cien años.

El historicismo ubica los eventos del libro de Apocalipsis en


los últimos dos mil años y lo alinea con diferentes personajes
históricos. Extiende el libro de Apocalipsis sobre toda la historia y le
asigna diferentes eventos a diferentes períodos históricos. Por
ejemplo, muchos de los pasados historicistas, han identificado a
Napoleón Bonaparte como la Bestia de Apocalipsis 13. Esto
significaría que el material de los primeros 12 capítulos ya se han
cumplido en la historia, pero también que los capítulos que le siguen
se cumplirían en el futuro hasta el fin del libro y el fin del mundo.
Como es difícil de apoyar, especialmente cuando la llamada bestia
muere, muchos la han combinado con el idealismo para decir que
algunos personajes históricos, como Napoleón, representan al
espíritu o al principado de la bestia.

El preterismo deviene de una palabra en latín cuyo


significado es “pasado.” En otras palabras, esta es la perspectiva que
dice que los eventos apocalípticos pronosticados en el Nuevo
Testamento ya han sucedido en nuestro pasado, en el año 70 D.C.
Por eso, es lo opuesto al futurismo. Dentro del preterismo existen
dos campos principales: preterismo parcial y preterismo total. Hay
una tercera división a la que voy a llamar preterismo Kik (basada en
el nombre de su creador, J. Marcellus Kik.)

CARISMÁTICOS, TEOLOGÍA DEL PACTO, Y SIONISMO.

Los cristianos carismáticos son aquellos que han avanzado


del Plano de la Iglesia al Plano Sobrenatural, y a veces hasta el
Plano del Reino. Aun así, muchos de ellos no pueden seguir
avanzando al Plano del Nuevo Pacto por su lente teológico. Hemos
examinado muchas veces las implicaciones del dispensacionalismo
y de la teología del pacto. Sin repetir todo lo que dijimos antes,
ahora vamos a resaltar cómo estos dos grupos se relacionan con el
movimiento carismático.

Primero, los dispensacionalistas por lo general no son


carismáticos, porque éstos creen que vivimos en la era de la Iglesia,
y que la era de sobrenatural está después o durante el milenio. Para
ellos, todo lo sobrenatural está reservado para algún día en el futuro.
Los dispensacionalistas usualmente también creen que cuando el
último de los apóstoles originales murió, la era de los apóstoles
culminó, y que los dones sobrenaturales cesaron hasta el milenio.
Algunas variaciones existen respecto a cuándo creen que los dones
cesaron, pero el punto es que no creen que los dones sobrenaturales
existan hoy. Por lo tanto, es muy raro que un dispensacionalista sea
carismático porque estos dos se contradicen el uno al otro.

En contraste al dispensacionalismo, están aquellos que se


aferran a la teología del pacto. Éstos creen que los pactos son una
revelación progresiva, y que cada pacto se construye en la cima del
anterior. Basándose en esto, el nuevo pacto es esencialmente un
antiguo pacto renovado. El problema con esto es que, como hemos
discutido largamente en capítulos anteriores, es la falla en reconocer
los distintos tipo de pacto (de concesión, de paridad, y de vasallaje)
y por lo tanto, el importante cambio entre el antiguo pacto y el
nuevo pacto. Como resultado, los teólogos del pacto combinan todos
los pactos en uno. Entonces, a pesar de que vivimos en el nuevo
pacto y que el antiguo pacto se ha extinguido, ellos no creen que ha
desaparecido para siempre. De acuerdo a ellos, no tenemos que
hacer sacrificios o ir al templo, ni seguir leyes civiles o alimenticias,
pero sí necesitamos seguir algunas leyes de la Ley del antiguo pacto.
La mayoría de los cristianos carismáticos pertenecen a este grupo.
Es la base de su doctrina, aunque no se la identifique ni se la nombre
como tal. Vemos no la prueba de esto, no obstante, en el nacimiento
de movimientos como el Movimiento Mesiánico, cuyo fin en
restablecer algunas partes del antiguo pacto.

Otro trasfondo de gran parte del movimiento carismático está


enfocado en Israel, y se llama Sionismo. El sionismo cristiano es un
movimiento en sí mismo, que está íntimamente relacionado con el
movimiento carismático. Muchos creen que el sionismo cristiano es
increíblemente positivo para los judíos. No obstante, lo que no se
menciona es la creencia fundacional de este movimiento (que tiene
una escatología futurista). La misma consiste en la esperanza de que
ciertas profecías de Zacarías se cumplan en el futuro, incluyendo las
promesas que hablan de dos tercios del total de los israelitas siendo
destruidos en algún momento.87 El énfasis en llevar a los judíos de
vuelta a su tierra natal está basado, al menos en parte, en la creencia
que de su regreso iniciaría el tiempo final. Luego, ellos creen, la
Iglesia será raptada e Israel será atacada ferozmente, dando como
resultado que solo un tercio del total de judíos sobrevivan para ver el
regreso de Jesús a Jerusalén. Mientras que algunos cristianos creen
que no ser sionista es anti-semita, en realidad es lo opuesto. El
cristianismo sionista es, en su fundamento, anti-semita, porque cree
y espera una destrucción de la mayoría de los judíos. Los cristianos
sionistas también han perpetuado la creencia de que los judíos y los
gentiles aún siguen separados, y que Dios tiene planes diferentes
para cada uno.88 Esto contradice directamente la realidad del nuevo
pacto explicada en Efesios 2, en donde dice que la pared de
separación entre los judíos y gentiles ha sido demolida. Como
resultado, somos “una nueva humanidad” en Cristo Jesús (Efesios
2:15)

Esta es una de las creencias fundamentales de gran parte del


cristianismo carismático, causando que muchos de ellos vivan en el
antiguo pacto con un foco en lo que creen que pasará en los últimos
tiempos. Si entendemos el cambio de pacto que estaba tomando
lugar en el siglo primero, luego será fácil entender el tema de la
escatología. Aferrándose a una teología del pacto, es casi imposible
entenderla apropiadamente. Para entender el cambio de pacto,
necesitaremos estudiar el preterismo en mayor detalle.

PRETERISMO TOTAL, PARCIAL, Y KIK

El preterismo total está compuesto por muy pocos


representantes, incluso históricamente hablando, pero su influencia
se ha incrementado en los últimos veinte años. Éstos claman que
cada una de las profecías de la Biblia se cumplió en el año 70 D.C.,
lo que significa que no queda nada por cumplir en nuestro futuro. En
contraste, la mayoría de los preteristas integran el campo del
preterismo parcial, que enseña que la mayoría de las profecías ya
se han cumplido, pero que aún quedan algunas por cumplir en
nuestro futuro, por ejemplo: el regreso de Jesús, la resurrección de
los muertos, y el juicio final. Algunos se refieren a los preteristas
totales como hiper-preteristas, obviamente de manera despectiva.
En respuesta, los preteristas totales se llaman a sí mismos preteristas
consistentes. Pero esa clase de terminología no es ni necesaria ni
constituye un lenguaje académico que sea de ayuda.

La creencia de que Jesús volverá en el futuro es una parte


fundamental del preterismo parcial. Se basa, en parte, en 1 Corintios
13:10, en donde dice: “Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo
que es en parte se acabará.”, hablando de los dones espirituales. En
otras palabras, cuando venga lo perfecto, ya no vamos a necesitar
hablar en lenguas, ni profetizar, ni sanar a los enfermos. La mayoría
de las personas interpretan a “lo perfecto” como el regreso de Cristo,
porque entonces esos dones no serán necesarios. No obstante, los
preteristas totales creen que este versículo ya se ha cumplido, y es
por esta razón por la que los éstos no creen en los dones
sobrenaturales. El preterismo parcial encaja mucho mejor con la
creencia carismática de que los dones del Espíritu siguen en
operación hasta hoy. Interesantemente, muchos preteristas parciales
son cesacionistas y no creen que los dones del Espíritu sigan en
ejercicio.

Como he mencionado, hay una tercer campo dentro del


preterismo, que yo he llamado preterismo Kik. En 1971, J.
Marcellus Kik publicó su excelente libro, An Eschatology of Victory.
En él, se estudia la historia del año 70 D.C. y conecta los puntos de
cómo se cumplieron, pieza por pieza, las profecías de Jesús en
Mateo 24 en este evento. Este libro fue un trabajo importantísimo
para el momento en que fue publicado, y hace un trabajo excelente
al mostrar el cumplimiento de Mateo 24.

La debilidad del preterismo Kik es que divide las tres


preguntas de Mateo 24:3, y plantea que se cumplirán en dos
períodos diferentes:

1. ¿Cuándo sucederán estas cosas? (70 D.C.)

2. ¿Cuál será la señal de tu venida?89 (70 D.C.)

3. ¿Y del fin del siglo? (Algún día en nuestro futuro)

Al interpretar la profecía de Mateo 24 de esta manera, Kik


mostró que no tenía entendimiento del cambio de pacto que estaba
teniendo lugar en el siglo primero. Kik esencialmente tomó las
predicciones de Jesús y las alineó con su cumplimiento histórico, lo
que es de ayuda; pero no tomó en cuenta que Jesús estaba hablando
del fin de la era del antiguo pacto. Por eso, aquellos que siguen el
método de Kik pueden ver las profecías de Jesús tomando lugar en
el pasado, pero no pueden ver el cambio de pacto.

Cuando la gente no reconoce este cambio, no pueden ver que


los últimos tiempos o últimos días eran términos usados para
referirse a la transición entre el año 30 al 70 D.C. Como
consecuencia, algunos cristianos “estiran” los últimos días para que
encajen desde la cruz de Cristo hasta el regreso de Cristo…por lo
tanto, dicen, ¡estamos viviendo los últimos tiempos desde siempre!
Como resultado del preterismo Kik, un gran grupo de cristianos
creen que en el año 70 D.C. se cumplió Mateo 24, pero no le dan
importancia al cambio de pacto. En lugar de eso, creen que los
últimos días han continuado desde la cruz hasta el presente. Hechos
2 es uno de los pasajes que suelen utilizarse para apoyar a esta
creencia:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros


días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros
jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños;
y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos
día derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré
prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra,
sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en
tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del
Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo. (Hechos 2:16-21)

Ellos no comprenden que este pasaje ya se ha cumplido,


porque interpretan que el cumplimiento de la misma es Dios
derramando de Su Espíritu sobre cada persona sobre el planeta. Por
eso, entienden que los últimos días se extienden hasta nuestro
futuro, hasta que en algún momento cercano al fin del mundo, cada
persona tendrá al Espíritu. Los preteristas Kik se aferran
ardientemente a la creencia de que el fin del siglo se refiere al fin del
mundo; pero el hecho es que la Biblia no menciona de ninguna
manera al fin del mundo. Por el contrario, muchos versículos hablan
de una tierra que no tendrá fin (Ver Eclesiastés 1:4; Salmos 78:69;
Salmos 104:5) No solo eso, sino que la palabra traducida como siglo
en la frase el fin del siglo (Ver Mateo 24:3) es aion, que significa
“un período histórico.” En contraste, la frase el fin del mundo
requeriría el uso de la palabra griega kosmos, que significa “el
mundo, el universo.” Claramente, esta creencia acerca de que los
últimos días o el fin del siglo hablan del fin del mundo, es
problemática es muchos niveles.
En la Teología del Mejor Pacto, entendemos que Hechos 2 se
refiere a la transición del antiguo pacto, en donde solo unos pocos
individuos tenían al Espíritu Santo; al nuevo pacto, en donde todos
los creyentes tenemos al Espíritu. Por esta razón, no habla de algo
que se cumplirá en el futuro, sino de algo que Jesús consiguió en la
cruz. Ahora todas las personas pueden tener al Espíritu derramado
sobre ellos, sin importar su edad, su género, o su posición. El
bautismo del Espíritu Santo está disponible para todos, y ese fue el
punto del que estaba hablando Pedro. No se trata de la cantidad
(cuántos son llenos), sino de la inclusión de los gentiles (cuántos
pueden ser llenos). En el nuevo pacto, el Espíritu está disponible
para todos de una manera en la que nunca estuvo. El hecho de que la
profecía de Joel se refiera a un tiempo específico entre el año 30 y el
70 D.C., se confirma con el recordatorio de esta profecía, que
continúa hasta predecir el evento que tuvo lugar en el año 70 D.C.
Usando el típico lenguaje apocalíptico que en toda la Biblia se
utiliza para referirse a la destrucción de una ciudad, Joel profetiza:

Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y


columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso
de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová
será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá
salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al
cual él habrá llamado. (Joel 2:30-32)

Este pasaje habla de lo que sucedió en el año 70 D.C. Esta


clase de imágenes se usan simbólicamente a través del Antiguo
Testamento; pero, no obstante, muchas personas quieren interpretar
el mismo lenguaje en el Nuevo Testamento de manera literal,
diciendo que hasta que estos eventos apocalípticos pasen, las
profecías estarán sin cumplirse. El problema con esto es, por
supuesto, que no solo que viola a la interpretación de la Biblia en sí,
sino que también es completamente irrealista. Por ejemplo, imagina
si Apocalipsis 6:12-14 se cumpliese literalmente:

Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran


terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la
luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos
cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se
desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte
y toda isla se removió de su lugar.

Eso marcaría prácticamente el fin del planeta tierra. Aun así,


el libro de Apocalipsis continúa por dieciséis capítulos más. La
gente judía entendía este simbolismo, pero miles de años después,
muchos cristianos lo han pasado por alto completamente.

UN SOLO CUMPLIMIENTO

Una táctica común de los futuristas es decir que las


predicciones de Jesús en el año 70 D.C. fueron exactas, pero que en
realidad fueron una mera figura de lo que será el verdadero
cumplimiento, que será en el fin del mundo. Para un preterista Kik,
no hay defensa contra este razonamiento. Pero para un verdadero
preterista parcial, la refutación es fácil y obvia. Si entendemos
Mateo 24 y el año 70 D.C. a la luz del cambio del antiguo pacto al
nuevo pacto, nos daremos cuenta de que estos eventos jamás podrán
suceder nuevamente. Mateo 24 habla del fin de la era del antiguo
pacto, y eso es algo que jamás se repetirá porque ahora vivimos en
un pacto eterno que jamás será reemplazado.

Mirando nuevamente al contexto, vemos cómo claramente


Jesús predijo la destrucción venidera. En Mateo 21, luego de Su
entrada triunfal en Jerusalén, Jesús contó muchas parábolas acerca
de la dureza del corazón de los judíos, incluyendo la parábola de los
viñadores (Ver Mateo 21:33). Al final, Él pregunta: “Cuando venga,
pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?” (Mateo
21:40) Los fariseos respondieron:

Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y


arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto
a su tiempo. (Mateo 21:41)

Así, declararon su propio fin. No obstante, un par de


versículos después, dice: “Y oyendo sus parábolas los principales
sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.” (Mateo
21:45). Ellos claramente entendieron que Él estaba prediciendo su
destrucción. Eso significa que sus discípulos también lo entendieron.
En el siguiente capítulo, Jesús continúa haciendo declaraciones muy
duras sobre los judíos con la parábola del banquete de las bodas, que
termina con estas palabras: “Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus
ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.”
(Mateo 22:7) Luego, en Mateo 23, él pronunció siete lamentaciones
sobre los fariseos. Al final del capítulo, declara:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se


ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el
justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien
matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que
todo esto vendrá sobre esta generación. (Mateo 23:35-36)

Inmediatamente después, declara la destrucción del templo


en los primeros dos versículos de Mateo 24:

Cuando jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus


discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os
digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea
derribada. (Mateo 24:1-2)

En este punto, los discípulos debieron haberse sentido


abrumados y quizás atemorizados por lo que Jesús había dicho.
Sabían que eso los afectaría a ellos y a su mundo en un futuro
inmediato, entonces le preguntaron a Jesús cuándo estas cosas
sucederían y qué señales les mostrarían que estaban cerca del
cumplimiento. Claramente, en el contexto de todo lo que Jesús
acababa de decir, no le estaban preguntando respecto al fin del
mundo sino acerca de la destrucción venidera, que marcaría el fin de
la era del antiguo pacto.90

LOS PARALELOS

En Mateo 24:3 hay tres preguntas: ¿Cuándo serán estas


cosas, y qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo?, mientras
que en los pasajes paralelos de Lucas y Marcos solo contienen dos
preguntas:

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y


qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?
(Lucas 21:7)

Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá


cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? (Marcos
13:4)

Los preteristas Kik creen que las dos preguntas Marcos y


Lucas, como así también las dos primeras preguntas de Mateo, se
han cumplido en el año 70 D.C; pero plantean que la tercer pregunta
de Mateo 24:3 es acerca del fin del mundo. Llegan a esta conclusión
porque piensan que Mateo 24:36-51 profetiza eventos que no están
incluidos en Lucas 21 y Marcos 13. Si ese razonamiento es cierto,
entonces las parábolas de Mateo 24:36-51 no deberían tener
paralelos en Marcos o Lucas, pero como podemos ver en la
siguiente tabla, los paralelos sí existen:

Mateo 24: Tres preguntas Lucas 21: Dos Marcos 13: Dos
preguntas preguntas
Mateo 24:36-41 Lucas 17:20-36 ----------

Días de Noé/Dos hombres


en un campo
Mateo 24:42-44 Lucas 21:34-36 Marcos 13:32-37

Estén atentos
Mateo 24:45-51 Lucas 12:39-46 Marcos 13:34-37

Siervo fiel

De acuerdo a Kik, Mateo 24:36-51 se separa y habla


únicamente del regreso de Cristo y del fin del mundo.91 No obstante,
lo que Kik pasó por alto es que estas tres enseñanzas también
aparecen en pasajes paralelos en Lucas y Marcos, a pesar de que
éstos no registran la pregunta respecto al fin del siglo y, por lo tanto,
¡se supone que se cumplió en el pasado! En otras palabras, el
preterismo Kik solo puede seguir en pie si no se examinan los
paralelos de Marcos y de Lucas.

De hecho, cuando comparamos los tres pasajes más de cerca,


lo que vemos es que el orden de las parábolas y de las enseñanzas es
completamente diferente en cada libro. Lucas, por ejemplo, registra
estas tres enseñanzas en tres capítulos diferentes y en un orden
diferente que el que aparece en Mateo 24. Es importante reconocer
esto, porque nos muestra que los pasajes profetizaron solo de un
evento: el año 70 D.C. Si solo tenemos un evento en vista, el orden
no importa; pero si tenemos en cuenta el año 70 D.C. y el fin del
mundo, el orden es muy importante. La falta de una clara línea
divisoria, cuando se comparan a los tres evangelios sinópticos, es
una prueba más de que Jesús estaba hablando de un solo evento.

En resumen, de acuerdo a un contexto histórico, todo lo


relatado en Mateo 24 es una profecía de eventos que sucedieron en
su totalidad en el año 70 D.C., que fue el fin del siglo. Es cuando
nos damos cuenta de esto que finalmente entendemos que el punto
del fin del siglo era el fin del sistema del antiguo pacto. Esto, si
somos honestos, debería hacer que dejemos la teología del pacto a
un lado y que nos demos cuenta de que no podemos seguir haciendo
uso de un pacto que ya no existe. Como Pablo dijo en Romanos
10:4, “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel
que cree.” Cristo marcó el fin. Él es el telos de la Ley para traer
justicia a todos aquellos que creen. El fin no es algo que sucederá en
nuestro futuro, sino algo que Jesús trajo para nosotros: el fin de la
Ley.

CUATRO DIFERENCIAS

Esta es una pequeña explicación de cómo los preteristas Kik


difieren de los preteristas parciales:

1. Los preteristas Kik extienden el período de los últimos días


desde la cruz hasta el fin del mundo, porque no entienden
que los últimos días son una referencia al fin del antiguo
pacto.

2. Los preteristas Kik se apoyan en la teología del pacto, y por


lo tanto, no ven diferencia entre el antiguo pacto y en nuevo
pacto.

3. Los preteristas Kik asocian el fin del siglo con el fin del
mundo, en lugar de hacerlo con la era mosaica/la Ley.

4. Los preteristas Kik descartan la hermenéutica histórico-


contextual a favor de la teología del pacto. Primariamente,
porque no entienden correctamente el término el fin del
siglo.

TRES TÉRMINOS IMPORTANTES

Todo esto nos lleva nuevamente a nuestra interpretación de


tres palabras griegas en el Nuevo Testamento: era o siglo (aion), fin,
(telos) y últimos (eschatos). Estas tres palabras aparecen en muchas
partes del Nuevo Testamento, y cómo las entendamos determinará si
entendemos adecuadamente la Escritura. Los escritores del Nuevo
Testamento usaron consistentemente estos términos para decir que
estaban en los últimos días o en el fin del siglo (es decir, que la era
del antiguo pacto estaba por terminar y que la era del nuevo pacto
estaba comenzando) Este es un tema central en el Nuevo
Testamento, pero es pasado por alto por la mayoría de los lectores
modernos. En el capítulo 17, hemos discutido el uso de estas frases
para mostrar el período de transición entre los pactos y la
expectativa de los cristianos primitivos en ver el fin del antiguo
pacto. En este capítulo, vamos a estudiar estos términos
nuevamente, pero desde una perspectiva un poco diferente: para
demostrar que los cristianos primitivos no utilizaron estos términos
para referirse al fin del mundo.

1. Siglo o Era (Aion)


Como se ha mencionado en el capítulo 17, los judíos del
siglo primero entendían que el tiempo se dividía en dos eras o
siglos: la era presente, malvada; y la era por venir, gloriosa.
Lamentablemente, a pesar de que la estaban esperando, muchos de
ellos la dejaron pasar cuando vino. Ese era el trasfondo con el que
los escritores del Nuevo Testamento trabajaron, para que fuese
entendido por los lectores originales. Como el famoso teólogo y
escritor, N.T. Wright, estableció:

Si Jesús y la Iglesia primitiva utilizaron este lenguaje


relevante de la misma manera en la que sus contemporáneos,
es muy poco probable que se hubiesen referido a un fin del
mundo literal; y es altamente probable que se hubiesen
referido a eventos dentro del espacio y tiempo en los que
ellos interpretaban como la llegada del Reino.92

Los judíos de los días de Jesús anticipaban un tiempo cuando


la era presente y malvada terminaría, y la nueva era, a menudo
llamada el Reino Mesiánico, fuese establecida. Claramente, no
estaban enfocados en el fin del planeta sino en el fin de la era
malvada de la Ley. Vemos esta creencia de las dos eras o siglos en
muchos pasajes del Nuevo Testamento. en Mateo 12:32, Jesús dijo:

A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del


Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el
Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en
el venidero.

Aquí, Él claramente se refiere a estos dos siglos. Vemos el


mismo concepto en Marcos 10:

Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay


ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o
padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y
del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este
tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras,
con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.

De la misma manera, en Efesios 1:21, Pablo escribe acerca


del dominio de Jesús, que es “…sobre todo principado y autoridad y
poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en
este siglo, sino también en el venidero.” Este fue el comentario de
Pablo luego de la cruz, pero durante el período transicional. Por eso,
él aún se refería a la era malvada del presente, porque no se había
terminado con el antiguo pacto. Vemos referencias similares a la
malvada era presente en muchos otros pasajes (Ver Lucas 20:34;
Romanos 12:2; 1 Corintios 2:6-8; 3:18; 2 Corintios 4:4; Gálatas 1:4)
Estos versículos claramente presentan un contraste entre la era
antigua (presente para el primero siglo), que estaba a punto de
desaparecer con el antiguo pacto, y la nueva era, que había llegado
con Cristo y pronto sería establecida por completo. No obstante, los
preteristas Kik arrastran estos versículos al futuro y dicen que
hablan del fin del mundo, argumentando que estamos en la era
malvada. Los preteristas Kik están confundidos, porque creen que el
fin del siglo y la culminación de los siglos sucederán en el futuro.
No obstante, 1 Corintios 10:11 demuestra justo lo contrario:

Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están


escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han
alcanzado los fines de los siglos.

Pablo claramente estableció que la culminación de los siglos


había sucedido entre la gente de su tiempo. De la misma manera, en
Hebreos 9:26 dice que Cristo apareció “…en la consumación de los
siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí
mismo para quitar de en medio el pecado” Esto ya sucedió en el
primer siglo. La palabra traducida como “consumación” en este
pasaje es una versión de la palabra griega para “fin”, telos.93 Una de
las definiciones de esta palabra es: “no es estrictamente la
terminación sino la consumación o la terminación que marca el
comienzo de una nueva época, era, o edad.” Esto es lo que esta
consumación quiere decir en este versículo. La consumación de los
siglos completó a la era antigua y marcó el comienzo de la nueva
era. Claramente, fue un evento del siglo primero.

También, era un evento que los discípulos esperaban, como


podemos ver en su pregunta en Mateo 24:3. Como cualquier otro
judío durante ese tiempo, esperaban que su era presente terminase.
Jesús abordó sus expectativas cuando Él les dijo a los discípulos que
Él estaría con ellos siempre y hasta el fin del siglo (algunas
versiones han traducido esta palabra como mundo. Ver Mateo
28:20) Él estaba respondiendo a su preocupación respecto a la
llegada del fin del siglo al asegurarles que Él estaría con ellos. Esta
declaración solo tiene sentido si se refiere a algo que sucedería en
sus vidas.

En Mateo 13, Jesús usó el término el fin del siglo para


profetizar los eventos del año 70 D.C., cuando Jerusalén fue
reducida a cenizas:

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del


siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como
se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el
fin de este siglo…. Así será al fin del siglo: saldrán los
ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los
echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de
dientes. (Mateo 13:39-40, 49-50)

Muchos cristianos han interpretado esto como el fin del


mundo, pero no es lo que los discípulos entendieron. Ellos
interpretaron correctamente porque estaba en la jerga de sus días, y
entendieron que el fin del siglo se refería al fin del antiguo pacto. Y
ellos creyeron que pasaría pronto. Jesús les había dicho que en el fin
del siglo se separaría lo bueno de lo malo, y esto pasó en el año 70
D.C., cuando los cristianos huyeron al Monte Pella justo antes de
que la ciudad fuese reducida a cenizas. En un sentido muy real,
aquellos que habían aceptado a Jesús y a Su nuevo pacto se
separaron de aquellos que no. En otras palabras, Mateo 13 no aplica
para nuestro futuro o para el fin del mundo.

Mateo 13 comienza con la parábola del sembrador. Luego,


en el versículo 24, se relata la parábola de las semillas. Los
versículos del 31 al 35 hablan acerca del Reino siendo como una
semilla de mostaza y como levadura. Luego, comenzando en el
versículo 36, encontramos la explicación de la parábola de las
semillas. El versículo 44 comienza con la parábola del tesoro
escondido y la perla. Esto culmina con la visión de la separación y el
juicio en el fin del siglo:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que


echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez
llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en
cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo:
saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los
justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y
el crujir de dientes. (Mateo 13: 47-50)

En conclusión para todo lo que Él había dicho, Jesús luego le


pregunta a Sus discípulos, “jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas
estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.” (Mateo 13:51) En
respuesta, Jesús dice:

Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los


cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su
tesoro cosas nuevas y cosas viejas. (Mateo 13:52)

Esa es la conclusión para todo Mateo 13. Les estaba diciendo


que, en ese período histórico, si la gente salía del mundo del antiguo
pacto e iba al mundo del nuevo pacto, serían aquellos que podrían ir
y obtener los ejemplos escritos para ellos, (Ver 1 Corintios 10:6, 11)
como tesoros del Antiguo Testamento para traerlos dentro del
entendimiento del nuevo pacto. En otras palabras, tal gente sería
capaz de entender tanto el antiguo pacto como el nuevo. Serían
capaces de ir al Antiguo Testamento para sacar tesoros de él.

2. Fin (Telos)

Otra palabra en el Nuevo Testamento relacionada como lo


que hemos examinado es la palabra fin (telos). ¿El fin de qué? Los
cristianos modernos han interpretado muchos pasajes y dicen que
hablan del fin del mundo, pero esta palabra en realidad está
contextualmente conectada con la frase anterior, el fin del siglo. Por
esta razón, puede ser de ayuda que cuando veamos que se hable del
fin en el Nuevo Testamento, insertemos “del siglo.” Por ejemplo, en
Mateo 10:22 dice: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi
nombre; mas el que persevere hasta el fin (del siglo), este será
salvo.” Si pensamos en lo que este versículo está diciendo, nos
daremos cuenta de que no puede estar hablando de salvación eterna,
ni del fin del mundo. Ya recibimos salvación al aceptar a Jesús
como nuestro Salvador, no por perseverar hasta el fin. Lo que en
realidad este versículo dice, es que aquellos que permaneciesen
firmes en su fe y no regresasen al antiguo pacto, serían salvos de la
destrucción venidera del año 70 D.C. De la misma manera, Mateo
24:13 dice, “Mas el que persevere hasta el fin (del siglo), éste será
salvo.”

Similarmente, Jesús se refirió al fin del siglo cuando dijo, “Y


oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis,
porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin
(del siglo).” (Mateo 24:6) y “Y será predicado este evangelio del
reino en todo el mundo (oikoumene94), para testimonio a todas las
naciones; y entonces vendrá el fin (del siglo).” (Mateo 24:14)

Pablo también usó este término para referirse al juicio


venidero hacia el sistema del antiguo pacto, como podemos ver en
Romanos 10:4: “Porque el fin de la ley (o del fin del siglo) es
Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” El fin de la ley y el fin
del siglo eran sinónimos, porque era la era de la Ley la que estaba
terminando.

La ira de Dios iba a derramarse sobre aquellos que no


creyesen hasta el fin del siglo, y el fin de la Ley. En contraste con
aquellos que estaban yendo a una destrucción segura, Pablo les
promete a los creyentes: “El cual también os confirmará hasta el fin
(del siglo), para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor
Jesucristo.” (1 Corintios 1:8) Él no estaba prometiendo que Dios los
mantendría firmes hasta el fin del mundo. Eso no tendría sentido,
dado que los lectores originales murieron hace mucho tiempo, y el
mundo sigue existiendo. Por el contrario, Pablo estaba hablando del
fin del siglo, que muchos lectores originales vivieron para ver.
Similarmente, el autor de Hebreos escribió: “Pero Cristo como hijo
sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme
hasta el fin (del siglo) la confianza y el gloriarnos en la
esperanza.” (Hebreos 3:6) El único fin que los cristianos primitivos
tenían en mente era el fin del siglo en el que estaban viviendo.
Estaban enfocados en ver el fin del antiguo pacto, no el fin del
mundo.

3. Último (Eschatos)

La tercer palabra griega, eschatos95, se traduce como


“último” o “postrero.” Muy a menudo aparece en la frase los últimos
días o últimos tiempos, expresiones que aparecen en las cartas del
Nuevo Testamento. Por ejemplo, en 2 Timoteo 3:1, Pablo escribe:
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos…” Pablo le estaba declarando esto a Timoteo,
quien era contemporáneo a esos tiempos peligrosos. No estaba
haciendo una declaración acerca de un día en un futuro distante.
Esos tiempos horribles quedaron atrás. De la misma manera, Pedro
escribe de los últimos días: “…sabiendo primero esto, que en los
postreros días vendrán burladores, andando según sus propias
concupiscencias.” (2 Pedro 3:3) Los futuristas leen estos versículos
y asumen que los postreros días hacen referencia a algo en el futuro;
no obstante, como dejó en claro el escritor de Hebreos, el tiempo en
que los postreros días tuvieron lugar fue en el siglo primero: “En
estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó
heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos
1:2)

Similarmente, el apóstol Santiago le escribe a los cristianos


primitivos acerca del peligro de estar distraídos por cosas materiales
en el siglo primero:

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará


contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como
fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
(Santiago 5:3)

Al final de esta exhortación, él dice: “Tened también


vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida
del Señor se acerca.” (Santiago 5:8) Él estaba hablando de la venida
del Señor en juicio contra Jerusalén, no de su Segunda Venida. Su
venida en juicio estaba muy próxima en aquellos tiempos, y a la luz
de eso, Santiago le advirtió a los cristianos primitivos que no debían
abarrotarse de cosas materiales, porque debían huir rápidamente
cuando viniese el tiempo.

En 1 Pedro, Pedro escribe:

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que


según su grande misericordia nos hizo renacer para una
esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para
alcanzar la salvación que está preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero. (1 Pedro 1:3-5)

En el versículo 20, agregó: “Cristo, a quien Dios escogió


antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos
tiempos en beneficio de ustedes.” (NVI) “Éstos últimos tiempos” se
refiere a los días en los que Pedro vivió, el siglo primero.

El apóstol Juan también testificó de los últimos días.


Escribió: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis
que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos;
por esto conocemos que es el último tiempo.” (1 Juan 2:18)96 De la
misma manera, Judas escribió:

…los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores,


que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que
causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.
(Judas 18-19)

En tiempo presente, Judas describe a los que estaban


causando divisiones en el siglo primero. Esta gente, decía, eran los
que se había profetizado que aparecerían en los últimos días. De
estos versículos, podemos ver que los apóstoles entendieron que los
últimos días hacían referencia al tiempo en el que ellos estaban
viviendo, el tiempo hasta el final del siglo con la destrucción de
Jerusalén. Esto significa, para nosotros, que los últimos días
estuvieron en el pasado, y no estarán en nuestro futuro.
MATEO 25

Una pregunta lógica, como ya hemos estudiado Mateo 24, es


“¿y qué pasa con Mateo 25?” Mateo 25 habla acerca de las ovejas y
de los cabritos y del gran Trono Blanco. De acuerdo a una
perspectiva preterista parcial, estos eventos sí hablan de eventos que
sucederán en nuestro futuro. Parte de la razón para esta creencia es
que Mateo 25 no tiene paralelos con otros evangelios. Está
completamente separado. Una segunda razón puede encontrarse en
el contraste entre Mateo 24 y Mateo 25. En Mateo 24:48, el siervo
malo se dice, “Mi señor tarda en venir.”, y comienza a golpear a sus
consiervos y a comer y beber con los borrachos. Pero estaba
equivocado: el señor vino inmediatamente (tal como el juicio del
año 70 D.C. era inminente). En contraste, Mateo 25 dice: “luego de
un largo tiempo” el señor vino a sus siervos para ponerse a cuenta
con ellos. En Mateo 25, el tiempo al que se hace referencia es en
verdad muy largo, mientras que en Mateo 24 se pensó que sería muy
largo, pero fue un tiempo muy corto. También, en Mateo 25:5 dice:
“Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.” Esto
suena mucho más como una referencia a la historia de la Iglesia, que
a la ventana de cuarenta años entre el año 30 y 70 D.C., cuando la
Iglesia estaba activamente esperando Su regreso y Su juicio contra
Jerusalén. De acuerdo a Milton Terry, la mayoría de los comentarios
trazan una línea en Mateo 25, diciendo que aquí Jesús comenzó a
hablar de un futuro realmente distante.

PENSAMIENTO FINAL

A pesar de que muchos líderes usen la terminología que


hemos estudiado en este capítulo y los relacionan con su sistema de
creencias basado en una teología de pacto, la verdad es: No estamos
viviendo los últimos tiempos. Los últimos tiempos hacen referencia
a un tiempo horrible en la historia humana que, gracias a Dios, pasó
hace dos mil años. Ahora, estamos viviendo en un nuevo pacto y en
el Reino inconmovible. Estamos haciendo avanzar el Reino, y
mientras lo hacemos, Dios “está haciendo nuevas todas las cosas”
(Apocalipsis 2:15). Aún estamos haciendo avanzar el Reino, para
que cuando Jesús vuelva a la tierra, en el futuro, el cielo y la tierra se
encuentren y se combinen por completo. Ese evento aún está en
nuestro futuro, pero no es la culminación de los siglos. La
culminación aconteció cuando los dos pactos se encontraron en el
siglo primero, y el antiguo quedó obsoleto, para ser finalmente
destruido por el nuevo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Los dispensacionalistas típicamente no son carismáticos.


¿Por qué?

2. ¿Cuál es el tema central de la escatología?

3. Los preteristas totales creen que todas las profecías ya se


cumplieron, pero los preteristas parciales creen que todavía
hay tres cosas por cumplirse en el futuro. ¿Cuáles son?

4. ¿Cuáles son las palabras griegas traducidas para último, fin, y


siglo?

PALABRAS CLAVE

Escatología Preterismo
Futurismo Preterismo total
Idealismo Preterismo parcial
Historicismo Preterismo Kik

MATERIAL RELACIONADO

J. Marcellus Kik, An Eschatology of Victory

86
Para un estudio en profundidad de Mateo 24, se recomienda leer
el libro del mismo autor, Raptureless: An Optimistic Guide to the
End of the World (Sin Rapto: Una Guía Optimista del Fin del
Mundo)
87 “Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras

partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará


en ella.” (Zacarías 13:8)
88 Sizer, 40-73
89 La palabra venida está conectada, en el pensamiento judío, con

Dios viniendo en juicio sobre una ciudad o nación. Lógicamente, no


podían estar preguntándole a Jesús respecto a su Segunda Venida,
porque Él todavía no había muerto y los discípulos no tenían ningún
entendimiento de Su regreso. En lugar de eso, claramente le estaban
preguntando cuándo iba a venir en juicio en contra de Jerusalén.
90 Como se mencionó previamente, el concepto del fin del mundo
no está en la Escritura y era una idea completamente extraña para
los discípulos.
91 Kik, An Eschatology of Victory, 158-165.
92
Wright, jesús and the Victory of God, 2:321
93
Concordancia Strong, Griego #4930
94
Concordancia Strong, griego #3625: una región localizada, no el
planeta tierra.
95
Concordancia Strong, Griego #2078
96
El término anticristo solo se usa cuatro veces en el Nuevo
Testamento, tres veces en 1 Juan, y una en 2 Juan. Siempre y
únicamente se usa para referirse a una falsa enseñanza del siglo
primero, que clamaba que Jesús no había venido en carne. Esta era
parte de la herejía gnóstica del siglo primero. Welton, Raptureless,
138-141.
CAPÍTULO VEINTE

APOCALIPSIS: EL FIN DEL


PACTO MOSAICO
El énfasis fundamental de la escatología es el cambio del
antiguo pacto al nuevo pacto. Si realmente queremos entender el
libro de Apocalipsis, debemos reconocer esta verdad.

EL DESAFÍO DE APOCALIPSIS

De alguna manera, el libro de Apocalipsis parece encajar


mejor con los libros proféticos del Antiguo Testamento que con los
del Nuevo Testamento. Es el único libro de este tipo (literatura
apocalíptica) del Nuevo Testamento. de hecho, la típica literatura de
este tipo de la época, escrita por los griegos y romanos, nunca tuvo
el fin de ser interpretada. En lugar de eso, algunos escritos tenían
una gran cantidad de símbolos sin interpretación, con el único fin de
mostrar que algo horrible, trágico, y épico había tenido lugar. Esa
era la versión pagana de la literatura apocalíptica, en donde el libro
de Apocalipsis en realidad no encaja demasiado, porque está lleno
de símbolos que sí necesitaban ser interpretados y entendidos.

Muchos estudiosos dicen que el libro de Apocalipsis es el


libro más hebreo del Nuevo Testamento, porque tiene casi el doble
de la extensión del libro de Hebreos y está lleno de citas del Antiguo
Testamento. La mayoría de estas citas vienen del libro de Ezequiel,
pero también hay un número significativo de citas de Isaías y
Jeremías. Estos tres profetas profetizaron inmediatamente antes de la
destrucción de Jerusalén en manos de Babilonia. Ese es un factor
importante a considerar, pero que examinaremos en más detalle más
adelante en este mismo capítulo.

Como el libro de Apocalipsis es tan hebreo, no puede ser


entendido sin el trasfondo de la cultura e historia hebrea del Antiguo
Testamento. No obstante, muchos cristianos nuevos se fascinan por
este libro por las interpretaciones sensacionalistas que los medios le
han dado. Por eso, se saltean los otros sesenta y cinco libros de la
Biblia y estudian Apocalipsis de lleno. El problema con esto es que
están tratando de entenderlo sin entender apropiadamente a los otros
libros, y eso los lleva a una interpretación errónea e ingenua. Del
otro lado del espectro, tremendos maestros de la Biblia de todas las
generaciones, incluidos algunos reformadores, se han abstenido de
comentar el libro de Apocalipsis por considerarlo demasiado
hermoso, profundo, complejo, y misterioso. Creían que un simple
comentario de ellos sobre este libro no le haría la justicia que se
merece, así que no opinaron respecto al mismo.

Es una realidad muy trágica la realidad de que algunos de las


mentes más brillantes del cristianismo no hayan hablado del libro de
Apocalipsis, mientras que novatos se fascinen con él y creen
doctrinas extrañas, separando completamente el libro de su contexto.
Algunas de estas doctrinas han impactado de manera significativa la
forma en la que el cristianismo popular entiende el libro de
Apocalipsis y los últimos tiempos en general. Esto hace que sea
fundamental para nosotros entender el libro correctamente, dentro de
su contexto.

A través de este libro, nos hemos referido a los cinco pactos


y sus cánones, o el material que los rodea. El libro de Apocalipsis es
parte del canon del nuevo pacto, pero muchos lo separan del resto,
especialmente aquellos que creen que se está cumpliendo de manera
progresiva (historicismo) o que se cumplirá en el futuro (futurismo).
Solo cuando entendamos las intrincadas conexiones de este libro con
el nuevo pacto, seremos capaces de comprenderlo adecuadamente.
Es completamente ilógico asumir que, en el medio una temporada de
gran prueba y persecución, Juan escribiese un libro para la Iglesia
primitiva que contuviese símbolos raros que no ésta no entendiese,
sobre un futuro muy distante. Tal idea no tiene sentido alguno. En
cambio, Juan escribió Apocalipsis, uno de los libros más extensos
del Nuevo Testamento, para animar y consolar a los creyentes que
estaban experimentando gran persecución, al mostrarles lo que
estaba pasando en el Reino de Dios y que muy pronto habría un
alivio para su sufrimiento.

El razonamiento lógico, entonces, es que la Iglesia primitiva


entendió exactamente lo que Apocalipsis quería decir. Estaban
familiarizados con el simbolismo y con la historia hebrea, y
entendieron acerca de lo que Juan estaba profetizando. De otras
manera, no hubiese sido de aliento ni de consuelo para ellos. Por
causa de nuestra distancia temporal y cultural, tenemos dificultades
para entender esto, pero para ellos tenía sentido. Solo cuando nos
tomemos el trabajo de leerlo desde su perspectiva cultural, tomando
en cuenta el contexto hebreo y la conexión de este libro con el canon
del nuevo pacto, seremos capaces de entenderlo apropiadamente.

APOCALIPSIS COMO UNA PINTURA

Mucha gente quiere acercarse a Apocalipsis con un


microscopio, analizando cada símbolo de manera individual. No
obstante, al hacer esto se apartan del entendimiento más amplio del
libro en su totalidad. Es por esto que debemos estudiar el libro como
un crítico de arte se acercaría a una pintura. La historia de
Apocalipsis no es acerca de detalles, tal como el significado de una
pintura no puede ser hallado en un solo aspecto de la misma. Los
verdaderos críticos del arte saben que primero deben dar un paso
atrás y apreciar la pieza de arte desde la distancia. Esta perspectiva
les permitirá, entonces, entender luego los detalles a la luz del
contexto en general. Para hacer esto, el crítico de arte debe primero
responder estas preguntas:

1. ¿Cuándo fue pintada la obra?

Si estamos mirando una gran pintura de una escena de


batalla, sería importante para nosotros saber cuándo la obra fue
pintada y a qué período histórico perteneció, para saber acerca de
qué evento se trata. Sin ese entendimiento, sería imposible para
nosotros entender muchos de los detalles de la pintura, ya que éstos
están relacionados al evento y al momento histórico.

De la misma manera, es crucial entender cuándo el libro de


Apocalipsis fue escrito. Hay dos opiniones principales acerca de la
fecha. Un campo de la teología dice que fue escrito alrededor del
año 65 D.C., justo antes de la destrucción de Jerusalén. El otro
campo lo data después, en el año 96 D.C., veintiséis años después de
la caída de Jerusalén. La posición historicista ha adoptado, en su
mayoría, la fecha del año 96 D.C. No obstante, la mayor parte de la
evidencia dentro de la Escritura indica que el libro fue escrito antes
de la caída de Jerusalén. A pesar de esto, algunos teólogos modernos
apuntan a la fecha del año 96 D.C. porque el líder de Roma en este
año era Domiciano, y el historiados de la Iglesia, Ireneo de Lyon,
quien escribió alrededor del año 120 D.C., aparentemente dijo que
Apocalipsis fue escrito durante el reinado de Domiciano.97 El
problema con Ireneo de Lyon es que ha perdido credibilidad entre
algunos teólogos porque también escribió que Jesús comenzó su
ministerio a los treinta, y lo terminó a los cincuenta (en lugar de
haber sido un ministerio de tres años y medio)98 El error en esto ha
causado que muchas personas cuestionen la credibilidad de este
historiados en torno a las fechas y números. También es interesante
notar un detalle poco conocido, encontrado por Frank Viola en su
libro, The Untold Story of the New Testament Church (La Historia
No Contada de la Iglesia del Nuevo Testamento): Domiciano fue en
realidad emperador de Roma por un período de seis meses en el año
70 D.C.; y luego fue nuevamente emperador desde el año 81 al 96
D.C. Esto significa que, incluso si Ireneo de Lyon escribió
correctamente, se pudo estar refiriendo al primer período, que fue
antes de la caída de Jerusalén.99

Además de los cuestionamientos respecto a los registros de


Ireneo de Lyon, podemos encontrar sólidas pruebas de que
Apocalipsis se escribió antes del año 70 D.C.:

1. La primera versión del Nuevo Testamento, llamada la


Peshitta o Biblia Siríaca, incluye una oración al
comienzo del libro de Apocalipsis que dice:
“Nuevamente, la revelación que fue sobre el santo Juan,
el evangelista de Dios cuando estuvo en la isla de
Patmos, mientras gobernaba el emperador Nerón.”
Nerón gobernó el Imperio Romano desde el año 54 al 68
D.C.

2. Apocalipsis 17:10 dice: “y son siete reyes. Cinco de ellos


han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando
venga, es necesario que dure breve tiempo.” El primero
de cinco emperadores romanos, quienes ya habían
muerto, fueron Julio César, Augusto, Tiberio, Caligula, y
Claudio. El sexto emperador fue Nerón, quien era el
emperador al momento en el que Juan escribía. Luego de
Nerón vendría el séptimo: “y el otro aún no ha venido; y
cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.”
Después de Nerón, quien había estado en el poder por
catorce años, Galba estuvo en el trono y gobernó solo por
seis meses. En otras palabras, Juan estaba hablando de
los pasados emperadores romanos, del actual emperador
(Nerón), y del que iba a venir, quien Juan profetizó que
estaría en el poder solo por un breve tiempo. Esta es una
profecía impresionantemente acertada, que claramente
muestra que el libro se escribió en el reinado de Nerón.

3. Apocalipsis 1:7 dice que “los que le traspasaron” verían


la venida de Jesús. Esto ubica estos eventos (y la
escritura de Apocalipsis) dentro de la esperanza de vida
de aquellos que habían sido adultos en el momento de la
crucifixión de Jesús. Aquellos quienes literalmente Lo
habían traspasado, verían Su regreso en juicio.100

4. Apocalipsis 6-7 habla sobre la persecución judía sobre


los cristianos, que también se registra en el resto del
Nuevo Testamento y en registros históricos. No obstante,
toda la persecución judía cesó luego del año 70 D.C.,
porque su mundo entero había desaparecido.

5. La influencia de la herejía judaizante se menciona en las


cartas a las siete iglesias en Apocalipsis 2-3, y se
reprenden en muchos versículos (Ver Apocalipsis 2:6, 9,
15, 3:9). Esto data a Apocalipsis antes del año 70 D.C.,
porque los judaizantes esencialmente se desvanecieron
luego de la destrucción del templo. Ya no había manera
de regresar al antiguo pacto.

6. Apocalipsis 11 habla acerca de medir el templo en


Jerusalén, que ya obviamente no existía después del año
70 D.C. Si esta visión hubiese tenido lugar veintiséis
años después, el templo hubiese estado destruido, como
ya se mencionó. En cambio, el autor habla de Jerusalén y
del templo como si todavía estuviesen de pie.

7. En Apocalipsis 1:1, y en 1:3; como así también en el


22:10 y en el 22:20, encontramos indicadores temporales
que declaran “el tiempo está cerca”, “estas cosas
sucederán pronto”, “Él viene pronto”, y “Mira, Él viene
pronto” Juan claramente indica que el tiempo del juicio
estaba próximo. Esto solo tiene sentido si el libro fue
escrito antes de la destrucción de Jerusalén.

8. Uno de los padre de la Iglesia, San Jerónimo, escribió en


uno de sus libros que “Juan había sido visto en público
en el año 96 D.C., y tuvo que ser ayudado por otras
personas para moverse. Solo pudo hablar unas pocas
palabras con la gente debido a su avanzada edad”101 Juan
estaba débil y enfermo por su edad en el año 96 D.C. No
obstante, en Apocalipsis 10:11, Dios le dice a Juan: “Y él
me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre
muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.” Esto indica
que tendría que haber vivido bastante y estar sano para
viajar y hablar delante de muchos pueblos, lo que nos
lleva a concluir que Apocalipsis fue escrito mucho antes
que el año 96 D.C.

9. A Daniel, quien profetizó acerca de eventos que


sucederían cientos de años después, le fue dicho,
“Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el
tiempo del fin…” (Daniel 12:4). En contraste, a Juan le
fue dicho, “…No selles las palabras de la profecía de
este libro, porque el tiempo está cerca.” (Apocalipsis
22:10). Mientras que a Daniel le fue dicho que sellase el
libro porque faltaba mucho tiempo (alrededor de 500
años), a Juan le fue dicho que no lo sellase porque el
tiempo estaba cerca. En otras palabras, estos eventos
hablaban del año 70 D.C.

10. La existencia de solo siete iglesias en Asia Menor (como


se ve en Apocalipsis 2-3) indica una escritura anterior a
la gran expansión del cristianismo en la región, que tuvo
lugar después de la caída de Jerusalén.

Claramente, la evidencia abrumadora muestra que la


escritura de Apocalipsis fue antes del año 70 D.C.102

2. ¿Cómo (con qué elementos) se realizó la pintura?

Ahora que sabemos el período histórico al que pertenece, la


siguiente pregunta que debemos hacernos es cómo, o con qué
elementos, se realizó la pintura. ¿Por qué el artista eligió hacer la
pintura de esa manera? En el arte, siempre hay una razón detrás de
los elementos con el que el artista trabaja. También, se desarrollaron
diferentes materiales en diferentes períodos históricos, entonces la
combinación del período histórico y del elemento con que fue
pintada, puede decirnos bastante al respecto. Cuando consideramos
el libro de Apocalipsis según esta óptica, veremos que es
obviamente diferente del resto del Nuevo Testamento. La pregunta
es: ¿Por qué Juan escribió de esta manera? La respuesta para esto
puede no ser muy obvia, y esto es porque la mayoría de los
cristianos no comprenden muy bien el Antiguo Testamento,
especialmente el hilo que va desde Salomón a Mateo. Por esta causa,
no reconocemos que en Apocalipsis, Juan estaba haciendo un
paralelo muy parecido al libro de Ezequiel. Usó las imágenes de
Ezequiel (y de Isaías y Jeremías), que hablaba de la destrucción
venidera de Jerusalén en manos de los babilonios, en el año 586
A.C. Como su materia era muy similar, Juan usó las imágenes y la
estructura de Ezequiel para profetizar la próxima destrucción de
Jerusalén. Cuando comparamos estos libros, encontramos que
Ezequiel y Apocalipsis son un paralelo asombroso. Cada uno de
estos elementos está en ambos libros:
CONTENIDO APOCALIPSIS EZEQUIEL
La visión del Trono 4 1
El Libro 5 2-3
Las Cuatro Plagas 6:1 – 8 5
Los Muertos bajo el Altar 6:9 – 11 6
La Ira de Dios 6:12 - 17 7
El Sello Sobre la Frente de los Santos 7 9
Los Carbones del Altar 8 10
No Más Demora 10:1 – 7 12
Comer el Libro 10:8 – 11 2
Medir el Templo 11:1 – 2 40 - 43
Jerusalén y Sodoma 11:8 16
La Copa de Ira 14 23
La Viña de la Tierra 14:18 – 20 15
La Gran Ramera 17- 18 16 - 23
El Lamento sobre la Ciudad 18 27
La Celebración de los Mártires 19 39
La Primera Resurrección 20:4 – 9 37
La Batalla con Gog y Magog 20:7 – 9 38 - 39
La Nueva Jerusalén 21 40 - 48
El Río de Vida 22 47

Los lectores del primer siglo entendieron este paralelo y sus


implicaciones. Hubiesen entendido que Juan estaba profetizando de
un evento muy similar al que Ezequiel había profetizado. La única
diferencia fue el destructor (Roma en lugar de Babilonia), y el
resultado final. Mientras que Ezequiel profetizó un regreso después
del exilio y una reconstrucción de Jerusalén, Juan no profetizó lo
mismo. En cambio, profetizó que Jerusalén sería reemplazada por un
cielo nuevo y una tierra nueva, y una nueva Jerusalén (celestial). Los
lectores originales entendieron esta diferencia, también, y el cambio
significativo en la profecía. La realidad de este paralelo está
confirmado por el hecho histórico de que la destrucción de Jerusalén
en el 586 A.C., y la destrucción del templo en el año 70 D.C.,
tuvieron lugar en el mismo día en el calendario judío (el noveno día
de Av.) El asombroso paralelo entre estas dos fechas y la ironía
profética de que hayan acontecido en el mismo día, confirma que
estas profecías contenían el mismo concepto, excepto que esta vez
no habría reconstrucción y restauración. En lugar de volver al
antiguo pacto, iban a hacer una transición por completo al nuevo
pacto. Esta es la razón por la que Juan escribió de la manera en la
que lo hizo. Usando la misma estructura y las mismas imágenes de
Ezequiel, Isaías y Jeremías, hizo una clara comparación entre lo que
había pasado antes, y lo que habría de acontecer nuevamente.

3. ¿Por qué el artista realizó esta pintura?

La tercer pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué el


artista escogió pintar esta pintura? ¿Cuál fue su objetivo? Cuando
hablamos de Apocalipsis, sabemos que Jesús ya lo había profetizado
del año 70 D.C. en su Discurso del Monte de los Olivos, como se
registra en Mateo 24, Lucas 21, y Marcos 13. Los cristianos
primitivos ya tenían estos libros, entonces, ¿cuál fue el objetivo de
Juan en escribir el libro de Apocalipsis treinta y cinco años después?

Podemos encontrar la respuesta a esto, primeramente, en el


hecho de que el Evangelio de Juan no tiene declaraciones respecto al
año 70 D.C. y a la destrucción venidera. De alguna manera,
entonces, el libro de Apocalipsis es un paralelo con el Discurso del
Monte los Olivos registrado en los tres otros evangelios. Juan fue
una especie de rebelde, en el sentido que no escribió su Evangelio de
la misma manera en que los otros tres lo hicieron. Él tuvo un
enfoque completamente diferente y registró historias arriesgadas
(como el mandamiento de Jesús de comer Su carne y beber Su
sangre), que los otros omiten. Tiene sentido, entonces, que Juan no
escribiese el Discurso del Monte de los Olivos de manera normal,
sino que escribiese el altamente simbólico libro de Apocalipsis, que
hacía un paralelo con los profetas del Antiguo Testamento. Esto
encaja mucho más con la personalidad de Juan como escritor, que
con cualquier otro escritor del Nuevo Testamento.

Segundo, cuando Jesús se le apareció a Juan le dio una


visión que era un paralelo de la destrucción de Jerusalén en el
Antiguo Testamento, que también sirvió como una actualización y
un estímulo para los cristianos que habían estado creyendo por los
últimos treinta y cinco años que Jesús vendría en juicio en cualquier
momento. Él les estaba recordando que debían seguir estando alertas
porque lo que habían estado esperando, estaba a la vuelta de la
esquina. En este punto, muchos de los compañeros de Juan habían
sido asesinados por los romanos, y Apocalipsis sirvió como una
especie de último lamento y un recordatorio de: “Está llegando. ¡No
perdamos la esperanza! ¡Mantengámonos firmes y perseveremos!”
Fue tanto un paralelo de Juan del Discurso del Monte de los Olivos,
como un recordatorio a los cristianos de ese tiempo de que se
mantuviesen firmes.

4. ¿En dónde se hizo la pintura?

La siguiente pregunta es: ¿En dónde se hizo la pintura? ¿A


qué locación hace referencia? La locación hace una gran diferencia
en el entendimiento histórico de la pieza. Lo mismo es cierto para
Apocalipsis. Descubrir en dónde fue escrito geográficamente provee
un importante marco de referencia para nuestra interpretación.
Muchos, leyendo desde una perspectiva futurista, asumen que
Apocalipsis habla de una catástrofe a nivel mundial. No obstante, el
texto en realidad habla de un evento regional.

Una y otra vez, el texto habla de tercios (un tercio del


césped, un tercio de los árboles, un tercio de la tierra) Por causa de
los errores de traducción, es fácil para nosotros leer esto en un
contexto global. No obstante, la palabra griega a menudo traducida
como “tierra” o “planeta” sería mejor traducida como “región.” El
lenguaje griego tiene dos palabras usualmente traducidas como
tierra en el Nuevo Testamento, kosmos, que significa “el planeta
entero”103; y ge, que significa “una tierra local, tierra poblada, o
región.”104 Esta palabra ge es usada 64 veces en Apocalipsis,
mostrando claramente que se trataba de un evento que afectaría solo
a una región, no al planeta entero. En contraste, kosmos se utiliza
solo tres veces en Apocalipsis.

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en


el cielo, que decían: Los reinos del mundo (kosmos) han
venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará
por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 11:15)

Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos


nombres no estaban escritos en el libro de la vida del
Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo
(kosmos). (Apocalipsis 13:8)

…Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no


están escritos desde la fundación del mundo (kosmos) en el
libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no
es, y será (Apocalipsis 17:8b)

Cada uno de estos versículos usan el término kosmos en


referencia al planeta entero. El recordatorio del libro de Apocalipsis
se refiere a los eventos de un área local. Obviamente, hay una gran
diferencia entre decir un tercio del césped y árboles de Israel serán
quemados, que un tercio del césped y árboles del planeta tierra.
Cuando pensamos en el daño que los ejércitos le hicieron a la
región, este número es muy lógico en un contexto limitado. Y es
exactamente lo que sucedió localmente en la zona de Israel.

LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO

Otro aspecto importante de cualquier pintura es el nombre.


Lo mismo es verdad para cualquier otro libro. El nombre del libro es
Apocalipsis es “La Revelación de Jesucristo.” No es el libro de las
revelaciones en general, sino la revelación de algo específico:
Jesucristo. Esto debería hacernos preguntar ciertas cosas. Primero,
¿por qué esto es diferente del nacimiento y muerte de Jesús? ¿Fue
completamente revelado en su nacimiento, en su ministerio, en su
muerte y resurrección? ¿O era necesaria otra revelación? Segundo,
si Él aún necesitaba ser revelado, ¿qué lo estaba velando?

Las ideas escondidas tras estas preguntas parecen contradecir


mucho de lo que hemos aprendido en el cristianismo, pero encajan
bien con los escritores del Nuevo Testamento, quienes escribieron
de una inminente revelación o manifestación de Jesús. Por ejemplo,
Pedro escribió:

…para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más


preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba
con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando
sea manifestado Jesucristo. (1 Pedro 1:7)

Un poco más adelante, Pedro vuelve a repetir esta idea


cuando dice: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento,
sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá
cuando Jesucristo sea manifestado” (1 Pedro 1:13). Como se
mencionó previamente, la venida de Jesús era una jerga del siglo
primero usada en la Escritura para referirse a la venida en
destrucción. Pedro no estaba hablando de la Segunda Venida Final
de Jesús en este pasaje, sino de la venida en destrucción sobre
Jerusalén.

De la misma manera, en 2 Tesalonicenses 1:6-7, hablándole


a la gente que estaba sufriendo una tremenda persecución, Pablo
escribe:

Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los


que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros
reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder

Esto es exactamente lo que pasó en el año 70 D.C., cuando la


destrucción de Jerusalén acabó con aquellos que perseguían a la
Iglesia. La persecución judía hacia los cristianos cesó, y aunque los
romanos continuaron persiguiéndolos, la severidad de los castigos
decrecieron luego de la muerte de Nerón en el año 68 D.C. Todo
esto sucedió cuando Pablo dijo que sucedería: “…Cuando se
manifieste el Señor Jesús.” En su primera carta a los corintios, Pablo
también escribió: “de tal manera que nada os falta en ningún don,
esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1
Corintios 1:7). Estos son solo algunos ejemplos de un tema
prominente en el Nuevo Testamento. Estaban esperando por la
revelación o manifestación completa de Jesús en un futuro cercano,
y lo conectaban con la destrucción de Jerusalén. Entonces, cuando
Juan nombró al libro de Apocalipsis, estaba claro que estaba
hablando de la revelación de Apocalipsis. Este era el evento por el
que estaban esperando.
Esto se conecta con la segunda pregunta: ¿Qué estaba
escondiendo (o velando) a Jesús? La respuesta está en 2 Corintios 3,
en donde Pablo habla del antiguo pacto:

Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras


fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar
la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su
rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien
con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio
de condenación fue con gloria, mucho más abundará en
gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue
glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación
con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo
gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. (2
Corintios 3:7-11)

La gloria del nuevo pacto era mucho mejor que la gloria del
antiguo pacto, entonces Pablo concluye:

Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha


franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su
rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el
fin de aquello que había de ser abolido. Pero el
entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de
hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo
no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el
día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre
el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el
velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está
el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros
todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en
la misma imagen, como por el Espíritu del Señor (2
Corintios 3:12-18)

En otras palabras, era el antiguo pacto lo que velaba a Jesús.


Lo veló cuando nació, lo veló cuando murió, y lo veló cuando
resucitó. No fue hasta el Apocalipsis, la revelación, que el velo fue
quitado. Lo que este libro profetizó se hizo realidad cuando el
templo y el antiguo pacto fueron destruidos. El velo del juicio de
muerte, a través del cual la gente había visto a desde el día del pacto
de paridad, finalmente había sido removido. El antiguo pacto había
evitado que la gente viese la verdadera imagen de Dios, y todo lo
que veían era juicio y condenación. Pero del otro lado del año 70
D.C., el velo se removió, y ahora podemos ver a Dios como el Padre
amoroso que realmente es. Los creyentes del siglo primero
entendieron de qué se trataba Apocalipsis: una profecía de la
destrucción del antiguo pacto, que había velado a Dios, y una
revelación completa de la gloria de Jesús y Su nuevo pacto.

EL CORAZÓN DE DIOS EN APOCALIPSIS

Cuando la gente lee Apocalipsis sin el entendimiento de su


trasfondo y su propósito, puede sonar muy terrorífico, perturbador,
trágico y confuso. Los futuristas viven con miedo de experimentar
esos eventos en algún momento de sus vidas, e incluso algunos
preteristas miran a esos eventos históricos con horror. No obstante,
cuando lo leemos con el entendimiento del nuevo pacto y su canon,
comenzamos a ver el corazón de Dios en el libro. Ciertamente, la
pérdida de las vidas fue trágica y terrible. No queremos pasar por
alto ese hecho. No obstante, para Dios los eventos del libro de
Apocalipsis fueron hermosos porque iniciaron el anticipado
momento en la historia cuando el velo finalmente se removió. Dios
había sufrido mil quinientos años de ser malentendido y rechazado,
todo por causa del velo que los mismos israelitas habían creado
cuando rechazaron Su ofrecimiento del pacto y pidieron la Ley.
Ahora, el velo no puede prevenir a la gente de relacionarse con Él.
Si entendemos esto, veremos cuán glorioso este evento en verdad
fue.

Apocalipsis no se centró en la destrucción de las personas,


sino en la destrucción de un sistema con errores que había velado al
Señor por años. Fue la revelación del nuevo pacto de Jesucristo.
Vemos esto en Apocalipsis 11:19, en donde dice:

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su


pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces,
truenos, un terremoto y grande granizo.

El arca terrenal del pacto se había perdido en la primera


destrucción de Jerusalén en el año 586 A.C. No había sido vista por
muchísimos años. Cuando Jesús murió, el templo se sacudió y el
velo se rasgó, mostrando el cuarto vacío en donde el arca debería
estar. Cuando Juan vio el arca del pacto, no estaba viendo el arca del
antiguo pacto, que se había perdido. Él en verdad estaba viendo el
templo en el cielo, en donde Jesús entró y, de acuerdo a Hebreos,
salpicó Su sangre en el arca celestial del pacto. Si Jesús hubiese
puesto Su sangre en el arca del antiguo pacto, Él hubiese sido el
perfecto cordero inmolado, y nos hubiese sellado dentro del antiguo
pacto para siempre. Afortunadamente, Él, en cambio, puso Su
sangre en el arca del nuevo pacto en el templo en el cielo. ¡Esta fue
una transición asombrosa y gloriosa, de la carga de la Ley a la
libertad de la fe!

Vemos aun más evidencia de Apocalipsis siendo canon del


pacto en este pasaje tan frecuentemente malinterpretado:

Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía


de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá
sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si
alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía,
Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa
ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.
(Apocalipsis 22:18-19)

El mandamiento de no agregar o quitar palabras, también se


encuentra en otro lado de la Escritura: “No añadiréis a la palabra
que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los
mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.”
(Deuteronomio 4:2). De hecho, esta era una frase que era común en
el lenguaje antiguo, que se usaba para “sellar” un pacto entre dos
partes.105 Por eso, tiene sentido absoluto que una declaración como
tal selle el último libro del canon del nuevo pacto. El propósito de
Apocalipsis 22:18-19 no es asustar a la gente, sino demostrar la
posición de este libro dentro del canon del nuevo pacto. Era otra
manera de mostrar que el libro entero era un libro del pacto, uno que
era muy importante para los cristianos del siglo primero, quienes
dependían de estas instrucciones para escapar de la destrucción de
Jerusalén. Es por esta razón que era tan importante no agregar ni
quitar nada.

UN RESUMEN DE APOCALIPSIS

Ahora que entendemos el trasfondo y el contexto de


Apocalipsis, haremos un pequeño resumen de los contenidos de los
capítulos del 1 al 20. El libro de Apocalipsis se divide en nueve
partes. Comienza con una introducción y termina con un epílogo; en
el medio hay siete visiones.

1. La Introducción

2. Primera Visión: Las Siete Iglesias

3. Segunda Visión: Los Siete Sellos

4. Tercera Visión: Las Siete Trompetas

5. Cuarta Visión: Los Seguidores del Cordero o Los


Seguidores de la Bestia

6. Quinta Visión: Los Siete Cuencos

7. Sexta Visión: La Ramera Babilónica y la Novia

8. Séptima Visión: Cielos Nuevos y Tierra Nueva

9. Epílogo

Por lo que resta de este capítulo, nos centraremos en la


séptima visión; pero antes estudiaremos brevemente Apocalipsis 18-
19, que cuenta la caída de Babilonia.
LA CAIDA DE BABILONIA

En Apocalipsis 18, comenzando con el versículo 9,


encontramos una sección a menudo referida como la “Triple
Lamentación sobre la Caída de Babilonia.” La primera pregunta que
debemos hacer es: ¿De qué ciudad estaba hablando Juan al referirse
a Babilonia? La respuesta puede ser encontrada al examinar el uso
de una frase usada a menudo en Apocalipsis: la gran ciudad o la
ciudad fuerte. La identidad de la ciudad se clarifica en Apocalipsis
11:8, en donde habla de dos testigos: “Y sus cadáveres estarán en la
plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama
Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.” En
otras palabras, la grande ciudad es Jerusalén. Allí es donde el Señor
fue crucificado. Vemos que Juan estaba usando nombres simbólicos
en su declaración: “en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto”
Esto significa que, cuando vemos los nombres de Sodoma y Egipto
en Apocalipsis, son referencias a Jerusalén. Como Jerusalén se había
convertido como Sodoma y Egipto a los ojos de Dios, las plagas y la
destrucción que una vez habían venido sobre estas dos ciudades,
estaban ahora viniendo a Jerusalén. Estos dos nombres son usados
como una imagen de Jerusalén a través del libro.

La otra imagen de Jerusalén es Babilonia. Sabemos esto


porque Babilonia también es referida como la ciudad fuerte. Esta es
nuestra pista de que es otro símbolo de Jerusalén y la destrucción
venidera. Vemos este término usado a través de Apocalipsis 18, en
donde habla de la caída de Babilonia:

…parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo:


!Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte;
porque en una hora vino tu juicio! (Apocalipsis 18:10)

…y diciendo: !Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida


de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de
oro, de piedras preciosas y de perlas! Porque en una hora
han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos
los que viajan en naves, y marineros, y todos los que
trabajan en el mar, se pararon lejos (Apocalipsis 18:16-17)
…y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo:
¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?
(Apocalipsis 18:18)

Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando


y lamentando, diciendo: !Ay, ay de la gran ciudad, en la
cual todos los que tenían naves en el mar se habían
enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido
desolada! (Apocalipsis 18:19)

Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra


de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo
ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca
más será hallada. (Apocalipsis 18:21)

Juan claramente conectó a Babilonia, la gran ciudad, con la


gran ciudad mencionada en Apocalipsis 11:8: Jerusalén. Por eso,
podemos ver en Apocalipsis que los nombres de Babilonia, Egipto y
Sodoma (como así también La Gran Ramera) están hablando
simbólicamente de Jerusalén. Las tres lamentaciones sobre la caída
de Babilonia son, en realidad, lamentaciones sobre la caída de
Jerusalén. En el capítulo 19, encontramos “El Gran Aleluya Sobre la
Caída de Babilonia.” Esta es la perspectiva opuesta sobre le mismo
evento. Mientras que Apocalipsis 18 muestra el lamento de la
humanidad sobre la destrucción de Jerusalén, que era una ciudad
comercial muy importante, la ciudad santa, y la ciudad de los
ancestros; Apocalipsis 19 muestra una perspectiva del cielo, que no
fue una lamentación sino un regocijo. El cielo se regocijó con la
caída de Jerusalén, porque marcó el fin para siempre del antiguo
pacto y el comienzo de la gloria del nuevo pacto en su totalidad.

LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA

Esto nos lleva a la séptima revelación de Apocalipsis: cielos


nuevos y tierra nueva, en Apocalipsis 21-22. Muchos cristianos han
pensado que esta debe ser una imagen del cielo luego del juicio
final. El problema con esta idea es, no obstante, que al final del
capítulo 22, Juan dice: “Esto sucederá pronto.” La pregunta es: ¿La
palabra esto incluye todo lo que está en Apocalipsis? ¿Todo lo que
está en el libro sucederá pronto, o solo parte de él?

Cuando estudiamos Apocalipsis 21-22 sin asumir que se está


hablando del cielo, encontraremos algunos paralelos con el nuevo
pacto. El Cielo ciertamente existe como la morada de Dios y de los
creyentes después de la muerte (y después del futuro regreso final de
Cristo). Pero este pasaje no describe solo algo en la eternidad, sino
algo que podemos experimentar ahora mismo. Es la “era por venir”,
la era que los judíos creían que reemplazarían a la era malvada de la
Ley. Esto es exactamente lo que Juan describió simbólicamente
aquí. A continuación hay nueve evidencias de que Apocalipsis 21-
22 no es una descripción del cielo sino una descripción del mundo
del nuevo pacto:

1. El río de vida (Ver Apocalipsis 22:1). Esto representa


la Salvación de Dios. Jesús habló de esto en Juan 4 con
la mujer samaritana. También habló de esto mismo en
Juan 7. Estamos invitados a ir y a beber de este río.

2. Los doce fundamentos con los nombres de los


apóstoles escritos en ellos (Ver Apocalipsis 21:14).
Pablo también escribió que la Iglesia estaba cimentada
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, en
Efesios 2:20. Eso no es solamente para el futuro, sino
para el presente.

3. Jerusalén celestial en un cubo (Ver Apocalipsis


21:16). La ciudad es descripta como un cubo, en donde
cada lado mide 1200 estadios, que en términos modernos
serían aproximadamente 2255 kilómetros. Si midiésemos
desde Roma hasta Jerusalén desde el Este hacia el Oeste,
y desde el borde norte al borde sur del Imperio Romano
de aquellos días, nos daría 2255 kilómetros por 2255
kilómetros, con la isla de Patmos exactamente en el
medio de esa medición.106 Entonces el mundo del nuevo
pacto de aquellos tiempos, medía 2255 kilómetros
cuadrados (o 1200 estadios), y Juan estaba en la isla
ubicada en el medio. También se extiende hasta el cielo,
lo que hace que tenga forma de cubo.

4. La ausencia de templo en la Nueva Jerusalén (Ver


Apocalipsis 21:22). El templo no existe en la Nueva
Jerusalén porque el trabajo en la cruz ha removido al
necesidad del mismo. Nosotros somos los templos ahora,
de acuerdo a 1 Corintios 3 y 6.

5. Las naciones caminarán a su luz (ver Apocalipsis


21:24). Esto sugiere que las naciones aún existen como
entidades nacionales separadas, lo que nos lleva a la
conclusión de que es una condición presente, no la
eterna, la condición celestial. Jesús también se refirió a la
Iglesia como “la luz de este mundo.” (Mateo 5:14)

6. Las puertas están siempre abiertas (Ver Apocalipsis


21:25). Esto ilustra la tarea del evangelismo.

7. Los inmundos practican abominación y mentira (Ver


Apocalipsis 21:27). Aquí nuevamente vemos evidencia
de un pre-ajuste del juicio final. El cielo no admitirá
gente de este tipo.

8. El árbol de vida tiene hojas para sanidad de las


naciones (Ver Apocalipsis 22:1-2). Esta declaración
indica que las naciones no habían sido sanadas aún.

9. Los hechiceros, la gente inmoral, los asesinos, los


idólatras, y aquellos que amen y practiquen la
mentira están afuera de las puertas (Ver Apocalipsis
22:15). Esta gente está justo afuera de las puertas y
pueden entrar en cualquier momento. Esto muestra
nuestra realidad presente, no la vida después del juicio
final. Siguiendo al juicio final, esta gente será enviada al
lago de fuego. Pero esa no es la imagen que vemos aquí.
En lugar de eso, vemos que detrás de nuestras puertas se
viven toda clase de inmundicias, pero éstas están abiertas
para que las personas puedan ser salvas y entrar en
cualquier momento.
Lo que vemos descripto en Apocalipsis 21-22 es el mundo
del nuevo pacto, con la Nueva Jerusalén, la Esposa de Cristo, los
cielos nuevos, y la tierra nueva, y el nuevo templo. Todo esto
describe el mundo del nuevo pacto en el que vivimos ahora mismo.

LO QUE RESTA

El hecho de que Apocalipsis describa eventos que tuvieron


lugar en el pasado, no lo hace menos relevante para nosotros.
Después de todo, los otros relatos históricos de la Biblia (tales como
el nacimiento de Jesús, su muerte, y su resurrección) aún tienen
mucha relevancia para nosotros muchos años después. La Biblia está
llena de información relevante para nosotros, incluso cuando la
mayor parte de la misma no sucederá en nuestro futuro. La
relevancia no cambia solo porque las profecías de Jesús ya se han
cumplido. Estamos viviendo en el maravilloso resultado del
cumplimiento de aquellas profecías (el mundo del nuevo pacto, con
una puerta abierta en la que todos pueden entrar)

No obstante, también hay algunas profecías que deben


cumplirse en nuestro futuro. Sabemos que esto es verdad
basándonos en Apocalipsis 21:5, que dice: “Y el que estaba sentado
en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.” Esto
está en tiempo presente. Dios no ha terminado. El mundo aún no es
perfecto. En cambio, Él está en el proceso de hacer todas las cosas
nuevas, y nosotros tenemos la oportunidad de trabajar en la
expansión del Reino en la tierra. Somos sus colaboradores, su
Esposa, y estamos sentados en lugares celestiales con Él. Por eso,
podemos hacer todas las cosas nuevas como embajadores en la
tierra. Esto es un proceso gradual que eventualmente llegará a un
punto de perfección en el futuro, que aún no hemos alcanzado.

En conclusión, estas son cinco cosas en la que vemos que


entender Apocalipsis es importante y valioso para nosotros. cuando
tenemos un entendimiento apropiado de este libro, nos damos cuenta
de:

1. Hemos sido completamente establecidos en el nuevo


pacto con nuestro Esposo, el Rey Jesús.

2. Toda la ira fue derramada en el sistema del antiguo pacto


y nunca jamás se repetirá. El sistema del nuevo pacto no
tiene ira, tiene perdón.

3. Estamos trabajando con el Rey para hacer nuevas todas


las cosas.

4. No tenemos razón para tener miedo de un gobierno único


en el futuro, gobernado por la bestia; ni de ningún otro
pronóstico futurista acerca de los tiempos finales.

5. Jerusalén no debería ser un ídolo del cristianismo


moderno. Vivimos en la Jerusalén celestial y somos parte
del mundo del nuevo pacto. El antiguo pacto quedó en el
pasado, y Dios clamó tres veces aleluya sobre la
destrucción de esta ciudad. Jerusalén no debería ser el
centro de nuestra escatología.

Apocalipsis cierra el canon del nuevo pacto porque es la


palabra final del fin del antiguo pacto y el establecimiento del nuevo
pacto. Ahora estamos para siempre en el nuevo pacto, en donde
Jesús está revelado y la libertad fue lanzada. Las puertas están
abiertas para todos, y estamos invitados a colaborar con Jesús para
hacer nuevas todas las cosas.

PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuándo se escribió el libro de Apocalipsis?

2. ¿Bajo el reinado de qué emperador escribió Juan el libro de


Apocalipsis, según la Peshitta?

3. Juan tomó imágenes y símbolos de tres libros del Antiguo


Testamento para escribir Apocalipsis. ¿Qué libros fueron?

4. ¿En qué día se destruyó el templo, tanto en el año 586 A.C. y


en el año 70 D.C.?

5. En el griego, ¿cuántas veces aparece en Apocalipsis la


palabra ge (indicando un evento local) para hablar de un
tercio de la tierra siendo destruida? ¿Cuántas veces en el
mismo libro aparece la palabra kosmos (hablando del planeta
entero)?

6. ¿Qué estaba velando a Jesús, de acuerdo a 2 Corintios 3?

7. ¿De qué ciudad hablan los términos Egipto, Sodoma, y


Babilonia en el libro de Apocalipsis?

MATERIAL RELACIONADO

Kenneth Gentry, Before Jerusalem Fell.

John A. T. Robinson, Re-dating the New Testament.

Frank Viola, The Untold Story of the New Testament Church.

97 Gentry, Before Jerusalem Fell, 45-67


98 Ibid. 63-64
99 Viola, The Untold Story of the New Testament Church, 176.
100
La frase “viniendo en las nubes” es usada en Ezequiel, Jeremías,
e Isaías en referencia a Dios viniendo en juicio sobre una ciudad o
nación. Ya sea que fuese sobre Babilonia, Edom, Egipto, o Israel,
este idioma significaba que Él estaba viniendo para traer juicio. Era
un lenguaje profético comúnmente entendido en el siglo primero, y
no habla del fin del mundo.
101 Eberle y Trench, Victorious Eschatology, 127.
102 Un libro importante sobre este tema es Before Jerusalem Fell,

del Dr. Kenneth Gentry, el principal líder preterista del libro de


Apocalipsis. En él, Gentry analiza evidencia interna y externa que
muestran que el libro se escribió antes del año 70 D.C. Otro libro de
gran ayuda en este tema es Re-Dating the New Testament, de John
A. T. Robinson, en donde él concluye que el Nuevo Testamento en
su totalidad fue escrito antes del año 70 D.C.
103 Concordancia Exhaustiva Strong, Griego, #2889
104 Ibid., Griego #1093
105 Kline, Treaty of the Great King, 59
106 Mulholland, Revelation, 122.

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