Horno de Cerámica

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Taller Chirimbolo – Anita Berón

Construcción de horno de ladrillo de tiro directo y carga


superior: “Horno de prueba”.

Lo primero que se debe tener en cuenta antes de comenzar la construcción del horno, es la
ubicación que va a tener, con respecto a los vientos predominantes del lugar. Lo
conveniente es orientar la boca del horno en dirección al el viento predominante para que
esto ayude durante la cocción y no se convierta en un estorbo. En Bahía Blanca, por
ejemplo, los vientos predominantes son Norte – Sur.

Partiendo de un terreno previamente


nivelado, se colocan los ladrillos que serán
el piso del horno. Lo ideal, es colocarlos de
manera que se traben entre sí y que los
ladrillos sean de primera calidad para
lograr una superficie lo más pareja
posible.

Sobre esta base se colocan los dos ladrillos


refractarios que sostendrán a la placa
refractaria que será la base del horno.

Una vez presentada la placa refractaria se comienza a


levantar el horno, teniendo en cuenta para calcular las
medidas, que alrededor de la placa debe poder
circular aire, por lo tanto deben quedar unos 5 cm. a
su alrededor aproximadamente.

Para su construcción utilizamos medios ladrillos, que se apoyan


entre sí (trabados) sin utilizar ninguna mezcla.

En la primera vuelta se dejan pequeños espacios, por donde entrará


el aire para la combustión, de manera que se puedan dejar libres o
tapar de ser necesario. Serán pequeñas toberas que se tapan o
destapan según la necesidad.

Las dos primeras vueltas de ladrillos tienen forma de herradura, de


manera que en la tercera se coloca un ladrillo entero para cerrar el
círculo. De ahí en más, la sección es circular y deberá ir perdiendo
diámetro en cada vuelta, hasta tener aproximadamente 30 cm. Hasta ahí, es la parte fija del
horno. Luego se continúa cerrando y angostando el diámetro del horno con ladrillos
enteros que serán móviles y se ajustarán a las necesidades de cada horneada.
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De este modo, a la vez que se construye el horno, se está construyendo la chimenea por la
que circulan los gases de la horneada, por lo tanto nunca se debe cerrar completamente el
orificio, salvo una vez finalizada la misma.

Algo que yo le agregué al diseño básico fue


un mini hogar, para encender el primer
fuego, ya que veía que sin él era demasiado
el calor que se desperdiciaba y no entraba en
el horno al principio del precalentado
(puede ser un poquito más largo también)

Para el revoque del horno utilicé una mezcla


que gentilmente me dieron en el horno
ladrillero, a la cual le agregué aserrín, para
hacerla aún más aislante.

…finalmente, así quedó el horno


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Marcha de la horneada
Al ser un horno pequeño, la temperatura tiende a subir muy fácilmente, por lo que se debe
tener especial cuidado en que la subida no se realice bruscamente ya que podría rajar las
piezas.
La horneada se podría dividir en tres etapas de una hora, hora y media aproximadamente
cada una.

Primera etapa: Templado


En la primera etapa (de precalentamiento) se elimina el agua
agregada de las piezas. Recordemos que el agua se evapora
superando los 100 ° por lo que debemos calentar las piezas a
esta temperatura… o un poquitito más para que esto suceda.
El fuego se realiza en la puerta del hogar, cuidando de que las
llamas no toquen las piezas. La abertura superior debe estar
completamente abierta para desalojar la humedad, tanto del
interior del horno como de las piezas.
Todos los venteos inferiores se dejan cerrados para no perder
calor.
El fuego se realiza con ramas gruesas cruzadas, intercaladas con
leña fina para que prenda, y las brazas se van introduciendo de a poco en el fondo del
horno. Esta etapa va a durar por lo menos una hora, dependiendo de la humedad de las
piezas, la humedad del horno, la época del año, la humedad del ambiente.

Segunda etapa: Fogueo


Una vez que se percibe que ya no hay humedad en la
chimenea proveniente de las piezas, se va introduciendo de
a poco el fuego hacia el interior del horno. (Esto se puede
comprobar acercando a la salida del horno un objeto de
vidrio, observando que no se empaña).
Se cierra un poco la abertura superior con ladrillos y se
abren los venteos laterales. En el caso de estar realizando
esmaltes, se debe tener especial cuidado de que los ladrillos
estén completamente limpios y no liberen partículas hacia
el interior del horno.
Se coloca leña más fina y se realizan cargas más frecuentes. Las llamas comienzan a subir
por las paredes y tocan las piezas.
En esta etapa el horno se tiñe de negro, por el hollín proveniente de la combustión
incompleta de la leña (aproximadamente a los 300/350°C).
Alrededor de los 400°C el carbón se quema y el horno queda limpio de hollín. A esta etapa
de “blanqueo”, le sigue la de “alboreo”, en la cual el horno comienza a verse incandescente.
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Tercera etapa: Fogueo


Es en este momento, cerca de los 550°C, donde el barro ya se
comienza a convertir en cerámica, se da comienzo a la última
etapa de fogueo intenso, en la cual se llega hasta los 950°C…
1040 … 1060 o la temperatura que se desee. Se cierra un poco
más la abertura superior, se abren todos los venteos y se
realizan cargas mas seguidas teniendo en cuenta el
comportamiento del humo durante la misma: apenas se carga
la leña, se libera humo oscuro, en ese momento se reduce un
poco la temperatura dentro del horno. Luego el humo se va
aclarando, de blanco a transparente, que es cuando la
temperatura se eleva, y cuando se debe volver a cargar con
leña.
En esta etapa, se debe mantener la llama saliendo por la
abertura superior todo el tiempo.
Cuando deseo realizar una meseta, en la cocción de esmaltes por ejemplo, para que la
temperatura no siga elevándose, lo que hago es hacer cargas menos seguidas, y con leña
más gruesa, o las tablas acostadas, de manera que tarden más tiempo en quemarse.
Una vez que se llega a la temperatura deseada, se cierra la abertura superior, la entrada del
hogar y los venteos y se deja enfriar.

Medición de la temperatura

Normalmente, cuando se cocina a leña, el elemento de medición más utilizado es el


“ojímetro”, principalmente por ser el más fiel. El color del horno y de las piezas no miente,
no hay duda con respecto a lo que se ve.
En mi experiencia, trabajar con el ojímetro me enseñó mucho. Me enseñó a prestar atención
constantemente al horno, a ser partícipe de lo que está sucediendo, de la transformación
del barro en cerámica. Me enseñó a ver los deferentes colores y poder asociarlos con las
diferentes temperaturas.

Guía visual de temperatura:

•Rojo apagado: 450°C


•Rojo oscuro: 450 – 650°C
•Rojo sangre: 650 – 750°C
•Rojo anaranjado: 750 – 800°C
•Naranja brillante: 800 – 900°C
•Amarillo anaranjado: 900 – 1050°C
•Amarillo: 1050 – 1250°C
•de amarillo a blanco: 1250 – 1300°C

Algo que tiene de bueno este horno, es que al ser pequeño, no


solo puedo ver a través de las mirillas, sino que también al
subirme a un banquito puedo ver directamente hacia adentro del
horno, y ver fielmente el color de las piezas.

Si se desea llegar a una temperatura exacta determinada, para no


fallar con el ojímetro, se puede utilizar un cono pirométrico,
formulado para la temperatura a la cual se desee llegar.
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También se podrían utilizar pirómetros, pero no siempre nos ha dado buenos resultados,
ya que la temperatura que marca no representa la temperatura verdadera que hay dentro
del horno, ya que si se coloca en un lugar donde le da la llama
directa, esto modifica la medición de la temperatura y la hace
“infiel”, cosa que nos ha sucedido.

La leña que utilizo para hornear proviene de viejos pallets cortados en listones de 50 x 7 x1
cm. aproximadamente. Cuando deseo lograr una llama intensa, corto esos listones para
hacer una leña más fina, y cuando deseo una llama más moderada, utilizo los listones como
vienen. De esta manera, puedo controlar la temperatura, variando el tamaño de leña que
utilizo. Los cajones de verdura, generalmente son de madera fina de pino, por lo que se
debe tener cuidado ya que “prenden enseguida” y puede generar una llama muy brusca en
el comienzo de una horneada. Si se utiliza leña de poda, se debe dejar secar bien, caso
contrario generará mucho humo producto de la resina que contienen todavía en su interior.
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Planos del horno:

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