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Qué Es La Salud Ambiental

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GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

MINSITERIO DE SLAUD
SALUD AMBIENTAL 2016

¿QUÉ ES LA SALUD AMBIENTAL?

A lo largo de la historia y de las distintas culturas el ambiente ha sido reconocido con un factor en fuerte
relación con la salud. A partir de la visibilización del deterioro del ambiente, producido por los cambios
en las formas de producción y consumo a escala mundial de las últimas décadas, se empiezan a estudiar
sus impactos sobre el proceso salud-enfermedad-atención. 1

Desde este reconocimiento, entonces, identificar los problemas de salud relacionados con el ambiente y
las condiciones de vida es una manera de focalizar sobre los postulados de salud integral y de la
estrategia de Atención Primaria de la Salud, propuestos en nuestro sistema público, a través de la Ley
Básica de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.

Siguiendo a Floreal Ferrara (2010) podemos afirmar que la salud surge del intercambio dinámico del
hombre con su medio. Es la capacidad individual y social de modificar las condiciones que limitan la vida,
en pos de la construcción de nuestra felicidad. En este marco el medio ambiente es el escenario, el
campo, el espacio en que esa capacidad se despliega y por ello, la puede potenciar u obstaculizar.
Definimos al ambiente como el conjunto de sistemas naturales y construidos que es modificado
históricamente por la acción humana, y que rige y condiciona todas las posibilidades de vida en la tierra,
en especial la humana, al ser su hábitat y fuente de recursos. A su vez, tal como plantea Ferrara, la salud
de la población está vinculada directamente con las políticas sociales que permiten y garantizan la salud
como derecho. En este sentido, entendemos a la salud como un derecho esencial para el desarrollo
humano, que le permite alcanzar a los sujetos y a las comunidades una mejor calidad de vida,
concibiendo al Estado como garante de derechos (Coordinación Salud Ambiental, GCABA, 2003).

Desde este enfoque “la salud ambiental comprende aquellos aspectos de la salud humana, incluida la
calidad de vida, que son determinados por factores ambientales físicos, químicos, biológicos, sociales y
psicosociales. También se refiere a la teoría y práctica de evaluación, corrección, control y prevención de
los factores ambientales que pueden afectar de forma adversa la salud de la presente y futuras
generaciones”. Con esta declaración, la Organización Mundial de la Salud, en su Reunión Consultiva de
1993 en Sofía, definió un campo del quehacer de la salud que toma forma y se enriquece en los últimos
años.

La mayoría de los problemas de salud de la población, son prevenibles y es reconocido que en el


panorama actual encontramos enfermedades emergentes y reemergentes, dando cuenta del avance y
del retroceso en la calidad de vida. La misma se refleja en las condiciones de vida, que son el entorno
cotidiano de las personas, donde viven, actúan y trabajan. Estas condiciones de vida son producto de las
circunstancias sociales y económicas, y del entorno físico, y están en gran medida fuera del control
inmediato del individuo. Repercuten directamente sobre los procesos de salud- enfermedad-atención de

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Entender la salud como un proceso en continuo cambio y no como un estado, es decir, reconocer su carácter dinámico
constituyó un cambio significativo que repercutió en los abordajes desde el ámbito de la Salud Pública. Asa C. Laurell (1982)
amplió el concepto definiendo la salud-enfermedad como proceso social e histórico. Eduardo Menéndez (1984) incorporó el
modelo de atención como factor inseparable del proceso, por su influencia en la dinámica de este proceso, sea a través de su
influencia sobre los individuos o sobre la sociedad.

1
las personas a nivel individual y colectivo y sus diferencias determinan -entre otros factores- desigual
distribución de los problemas de salud en una población.

En este sentido, como equipo de Salud Ambiental -que depende del Ministerio de Salud del Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires- privilegiamos el trabajo con los grupos de población que presentan los
indicadores socio- sanitarios más deficitarios, que expresan la vulneración de sus derechos. Si bien es
cierto que existe un deterioro ambiental que involucra a la mayor parte del ejido de la Ciudad, dado por
la contaminación sonora, la polución del aire por el parque automotor y la actividad industrial, el
deficiente manejo de residuos urbanos, la contaminación de los cursos de agua como el Riachuelo y el
Río de la Plata, a estas características se añaden la insuficiente provisión de agua segura, la radicación de
barrios en zonas anegables, la presencia de contaminantes en el suelo, la proliferación de plagas, entre
otras, concentradas en determinadas áreas particulares de la Ciudad. La necesidad del trabajo en esas
áreas, a través de los efectores de salud y en forma intersectorial, marca la agenda de la salud ambiental
urbana hoy.

En la década del 70, el informe generado por Mac Lalonde


en Canadá, reconoce al ambiente como uno de los factores
determinantes de la salud y enfermedad de las personas y
de las poblaciones. Existe una relación estrecha entre la
situación ambiental y la salud de las comunidades, que es
ampliamente reconocida. En América Latina y el Caribe,
hacia 1990, un 11% de los años de vida perdidos por muerte
o discapacidad eran atribuibles directamente a causas
ambientales, correspondiendo el primer lugar al agua y
saneamiento inadecuados. La carga de enfermedad debida
a estas causas correspondía al 18% del total en los países en
desarrollo, a diferencia del 4.5% en los países
industrializados (OPS, 2000; OMS, 2003).

En 2006 también la OMS, a través del informe “Ambientes saludables y Prevención de Enfermedades,
hacia una estimación de la carga de morbilidad atribuible al medio ambiente”, determina que hasta el
24% de la carga de morbilidad mundial se debe a la exposición a riesgos ambientales, evitables mediante
intervenciones bien orientadas. En el informe también se estima que más del 33% de las enfermedades
de los niños menores de cinco años se debe a la exposición a riesgos ambientales y si se considera la
mortalidad, en los niños de 0 a 14 años, hasta el 36% de las muertes pueden atribuirse a causas
medioambientales.

Según la segunda edición de dicho informe, del año 2016, las muertes por enfermedades no
transmisibles que pueden atribuirse a la contaminación del aire (incluida la exposición al humo ajeno)
han aumentado hasta la cifra de 8,2 millones. Las enfermedades no transmisibles, como los accidentes
cerebrovasculares, los cánceres y las neumopatías crónicas, constituyen actualmente casi dos terceras
partes del total de muertes debidas la insalubridad del medio ambiente. En ese mismo periodo se han
reducido las muertes debidas a enfermedades infecciosas como la diarrea y el paludismo, con frecuencia
vinculadas a deficiencias en el suministro de agua, el saneamiento y la gestión de los desechos. A esa
reducción ha contribuido en gran medida la mejora del acceso al agua potable y el saneamiento, así
como a la inmunización, a mosquiteros tratados con insecticidas y a medicamentos esenciales. Según se
indica en el informe, los más afectados por los riesgos ambientales son los niños pequeños y las personas
mayores, en concreto los menores de cinco años y los adultos de 50 a 75 años. Las infecciones de las vías
respiratorias inferiores y las enfermedades diarreicas afectan sobre todo a los menores de cinco años,
mientras que las personas mayores son las más afectadas por las enfermedades no transmisibles. La
mayor carga de morbilidad por razones ambientales, si se tienen en cuenta todos los tipos de
enfermedades y lesiones, recae sobre los países de ingresos bajos y medianos, como son la mayor parte
de países latinoamericanos.

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Ante este panorama la salud ambiental se define como una política pública, y como tal tiene por
propósito: “disminuir la ocurrencia de enfermedades derivadas de condiciones medioambientales
inapropiadas y de la carencia o deficiencia de servicios básicos, mediante acciones de promoción y
protección de la salud y prevención de la enfermedad, a través del desarrollo de programas para detectar,
mensurar y controlar los factores negativos provenientes de la exposición a diversos contaminantes que
signifiquen un riesgo para la salud humana a partir de la gestión intersectorial e intrasectorial”
(Resolución de Creación del Programa de Salud Ambiental, GCABA, 2003).

En este sentido, se enmarca en el concepto de políticas


públicas saludables, “que reconocen que todas las
dimensiones de la actividad del Estado influyen en las
condiciones de salud de la población. Por lo tanto, las
consideraciones multisectoriales y multidisciplinarias son
esenciales para la formulación de políticas públicas
saludables” (OPS, 2002). Las políticas públicas saludables
exceden al sector de la salud y ponen en relación –y en
tensión- a distintos sectores que están bajo la égida de
diversos ministerios, como medioambiente, trabajo,
vivienda, etc. (Milio, 1987; OPS, 1999; Lavis & Sullivan,
2000; Restrepo, 2001). Por otra parte se orientan hacia la
equidad, en la medida en que deben proteger y garantizar los derechos de los ciudadanos.

Desde el departamento de salud ambiental utilizamos para la identificación, diagnóstico y análisis de las
problemáticas e intervenciones, el marco teórico que brinda la corriente sanitaria de Salud Colectiva. La
misma considera que hay que cambiar el eje del análisis centrado en la enfermedad y su tratamiento, y
entender el proceso salud-enfermedad-atención como un proceso construido colectivamente, tanto en
la forma que adquiere en cada sociedad y momento histórico como en las posibilidades de
transformarlo. (Iriart et al, 2002).

La salud colectiva conceptualiza la salud-enfermedad como un proceso dialéctico y no como una


categoría dicotómica. El perfil epidemiológico de un colectivo social o institucional en una determinada
sociedad requiere un análisis de múltiples niveles para comprender por qué y cómo las condiciones
sociales, tales como la reproducción social, la producción económica, la cultura, la marginalización y la
participación política, se organizan históricamente en distintos modos de vida. (Iriart et al, 2002).

Asimismo, un concepto incluido en el marco de la salud ambiental es el de desarrollo sostenible, que se


define como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades (WCED2, 1987). Incorpora numerosos
elementos y sectores, incluido el sector sanitario, que deben contribuir a lograr dicho desarrollo. Aun
cuando acordamos con muchas de las críticas que se hacen a este concepto, dado que el desarrollo es
“insostenible” en las actuales condiciones de producción y consumo globalizados, entendemos que
puede aportar a la construcción de una idea de responsabilización de las sociedades hacia las
generaciones que vendrán.

Así, podemos afirmar que las amenazas ambientales para la salud comprenden tanto riesgos
“tradicionales”, ligados a la pobreza y ausencia de desarrollo, como riesgos “modernos” asociados al
desarrollo, desigual y combinado, como se da en Argentina y en otros países de América Latina. Estas
condiciones presentan como diferencia el hecho que la exposición a los riesgos tradicionales ocasiona
efectos en la salud con mayor posibilidad de identificación temprana, mientras que la exposición al grupo
de riesgos modernos en muchas ocasiones produce efectos a largo plazo. Pueden existir múltiples
2
Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (WCED).

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determinantes para un solo efecto y a su vez existir múltiples efectos provocados por un solo
determinante (modelos epidemiológicos multicausa-multiefecto (Informe Anual Ambiental, 2008).
La evaluación de efectos tardíos de los riesgos ambientales suele ser dificultosa. La exposición a bajas
dosis de contaminantes durante largos períodos de tiempo determina una acumulación lenta de los
mismos y esto hace que sea complejo establecer con precisión la asociación entre efectos/daños y
condiciones de riesgo. Existe una vastedad de estudios epidemiológicos y toxicológicos, tanto en países
desarrollados como en América Latina, que dan cuenta de la asociación entre determinados
contaminantes ambientales y los efectos que provocan en la salud humana.

Considerando la evidencia acumulada sobre contaminantes y efectos en la salud, y el alto costo que
representan los estudios de investigación en salud, creemos que el objetivo no debe estar dirigido
prioritaria o exclusivamente a demostrar la existencia de daño, para decidir acciones a posteriori y a lo
sumo, mitigarlo. El esfuerzo debe estar puesto en realizar desarrollos de investigación-acción que
posibiliten la prevención de la ocurrencia del daño. En este sentido, adherimos a los lineamientos de los
programas de Sitios Contaminados, que desde hace años se proponen identificar áreas geográficas con
contaminación. Los objetivos de esta identificación se dirigen a concretar las bases técnicas, la gestión y
el seguimiento de la remediación adecuada, la coordinación con entidades involucradas en la gestión de
sitios contaminados y el logro de una participación activa y responsable desde el gobierno, la academia y
la industria..

Queremos destacar el salto cualitativo que significa en la


Justicia la adopción del principio precautorio para el
abordaje de las cuestiones de salud ambiental, pues
introduce una mirada más justa, centrada en los seres
humanos y sus derechos. El mismo afirma que: Cuando
haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de
información o certeza científica absoluta no deberá
utilizarse como razón para postergar la adopción de
medidas eficaces, para evitar el daño a la salud humana e
impedir la degradación del medio ambiente (Declaración
de Río de Janeiro, 1992). Esto implica un cambio en la
orientación de las acciones en materia legal, dado que
ahora, es quien introduce una sustancia, un material y/o un procedimiento quien tiene que demostrar
que el mismo es inocuo o no produce daño a la salud, lo que se denomina en derecho “inversión de la
carga de prueba”.

Los problemas ambientales, de acuerdo con su escala y sus ámbitos, pueden clasificarse de la siguiente
manera:
Global/nacional: cambio climático, disminución de la capa de ozono, con repercusiones
nacionales y regionales.
Regional: contaminación de ríos, lagos, cuencas, etc. que tienen repercusiones nacionales y
locales.
Locales: los que tienen repercusión directa en la salud y la calidad de vida de la comunidad o
municipalidad donde se originan, y son aquellos que se deben observar en el nivel primario
ambiental.

Esta clasificación impone la concertación de las diferentes jurisdicciones y actores. El sector público de
salud soporta a través de sus prestaciones, el impacto negativo, que sobre la salud de las personas y
comunidades produce la inadecuada calidad de vida; visibilizando desigualdades, inequidades y pobreza.
Algunos autores como Barbosa Da Silva y Berti Azevedo Barros (2002 en López et al, 2006), distinguen
entre desigualdades naturales y sociales: las primeras son consecuencia de las diferencias entre
individuos (sexo, raza y edad), mientras que las sociales se originan en las distintas posiciones que

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pueden ocupar los individuos en la estructura social. Whitehead (1991) considera que la equidad en
salud significa idealmente que todos deben tener la
oportunidad justa de alcanzar su potencial de salud. A su
vez, la incorporación de la perspectiva de género en el
ámbito de la salud permitió demostrar cómo los roles de
género y la posición social de menor poder (status de
subordinación) de las mujeres, generan desigualdades en
salud entre los hombres y las mujeres. Según la OPS
(1999), la desigualdad en salud implica diferencia entre
individuos o grupos de población y la inequidad
representa la calificación de esta diferencia como injusta.
Se entiende por inequidades sanitarias las
desigualdades evitables en materia de salud entre grupos
de población de un mismo país, o entre países.

Una mirada posible en relación a las diversas problemáticas de salud ambiental es considerar las
dimensiones de:

lo transversal: el campo de la salud ambiental se encuentra atravesado por múltiples


determinantes y actores, por lo cual su abordaje es desde distintos niveles y según los saberes de
los actores involucrados.

lo complejo: existe un entrecruzamiento de acciones, de interacciones e interdependencias


difíciles de registrar y explicar desde una única óptica. Asimismo, una multiplicidad de eventos
que confluyen determinan las características del proceso de salud-enfermedad actual en cada
comunidad.

lo interdisciplinario: las problemáticas de salud ambiental no pueden ser tratadas en el ámbito


de una única disciplina, tanto para la definición de los problemas como para las acciones en
terreno. Los saberes de diferentes ciencias y de la experiencia popular configuran nuevos
conocimientos que permiten análisis y construcciones originales acerca de las condiciones de
vida.

lo intersectorial: las problemáticas requieren del trabajo coordinado de diversos actores


sociales, representantes de diversos sectores, que interviniendo conjuntamente tienden a
transformar la situación de salud de la población. Este abordaje desde distintas lógicas de gestión
es imprescindible para la solución de los problemas de salud ambiental de las poblaciones.

lo local: es necesario abordar los problemas en el nivel primario ambiental, con la participación
de los actores afectados teniendo en cuenta la capacidad resolutiva y el grado de
responsabilidad que incumbe a este nivel y a los demás sectores involucrados. El ámbito
territorial de cada comunidad refleja las determinaciones a que la misma está sometida y
permite focalizar en las problemáticas relevantes.

lo interjurisdiccional: se incorpora a la modalidad de trabajo toda vez que los problemas de


salud y ambiente no reconocen fronteras administrativas ni políticas.

¿Qué desafíos tenemos? La salud ambiental impulsa el paso del problema individual al problema
colectivo, y del daño instalado a la prevención del daño y, aún más, a la promoción de la salud. Es
necesario visibilizar el problema ambiental como inherente a la salud integral y la salud como
preocupación y responsabilidad de todos los sectores.

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Algunas de las temáticas abordadas desde la Salud Ambiental pueden resumirse como:
 Contaminación por saneamiento básico insatisfecho y pobreza:
agua segura para consumo humano
disposición adecuada de excretas
gestión de residuos urbanos (manipulación, segregación, aprovechamiento, disposición
final)
plagas urbanas
 Vivienda saludable
materiales. Caídas de altura
ventilación, calefacción: aire interior
emplazamiento, entorno
tenencia de tierras
hacinamiento
 Salud Ambiental Infantil
 Hospitales verdes y saludables:
Prevención de la contaminación acústica
Minimización del uso de químicos en las prácticas en salud (mercurio, ftalatos y látex)
Manejo adecuado de residuos
Eficiencia energética
 Contaminación química (por industrias, por agroquímicos, por transporte)
 Cambio climático. Eventos climáticos extremos y consecuencias en la salud
 Problemáticas del Área de la Cuenca Matanza Riachuelo
 Capacitación en salud ambiental

Algunas experiencias locales, en las que desarrollamos un trabajo intersectorial e interdisciplinario en


Salud Ambiental, son:
En el Asentamiento Los Arcos, en el área de responsabilidad del CeSAC 16, se trabaja con las siguientes
problemáticas: agua segura, manejo de residuos domiciliarios, prevención de la proliferación de plagas,
condiciones de las viviendas.
En área de la Cuenca Matanza Riachuelo, participamos en el proceso de relocalización de familias
residentes (particularmente en el camino de sirga) a Complejos Habitacionales: Complejo Luzuriaga
(Barracas), Complejo Mugica (Mataderos), Complejo de Av.
Cruz, etc.
En la Villa 20, junto con el CeSAC 18, se aborda la problemática
de contaminación por plomo, particularmente en niños, niñas y
embarazadas.
En los Hospitales Rivadavia y Vélez Sarsfield se trabaja con la
problemática de contaminación sonora.
En CeSACs del Hospital Piñero se aborda la temática de caídas
de altura.
En el CeSAC 24 se hicieron estudios para evaluar la
contaminación del suelo, se trabaja el tema de gestión de
residuos domiciliarios y la prevención de dengue, entre otros.
En el CeSAC 35, se articula en conjunto la detección de familias y personas con parámetros alterados en
sangre por contaminación.
En el CeSAC 7 participamos en el abordaje de la problemática de gestión de residuos.
En el Instituto Pasteur se realizó un relevamiento y clasificación de productos químicos.
En barrios y áreas más afectadas por la epidemia de dengue, se articulan acciones de prevención y
detección con la Subsecretaría de atención primaria, ambulatoria y comunitaria del Ministerio de Salud
de la Ciudad de Buenos Aires y con los equipos locales del primer nivel de atención.
Por otra parte, desarrollamos de manera continua acciones de capacitación, de modo de avanzar en la
instalación de estas temáticas en las prácticas cotidianas de los efectores de salud.

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Bibliografía

-Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (WCED). 1987. “Salud y Medio Ambiente en el
Desarrollo Sostenible”.
-Coordinación Salud Ambiental, GCABA. 2003. Resolución de Creación del Programa de Salud Ambiental.
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Médica Panamericana.
-Whitehead M. 1991. The concepts and principles of equity and health. Copenhague: WHO.

Versión original: Ferrer, Silvia y Olivetto, Adriana. 2011


Revisado por Estrella, Paula y Olivetto, Adriana. 2016

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