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Tema 10

Este documento trata sobre la educación sexual en la etapa infantil. Explica que la sexualidad forma parte integral del desarrollo humano y que los niños deben aprender a aceptar y valorar su propia identidad sexual sin prejuicios. También discute que la educación sexual debe ser proporcionada por los padres y educadores a través de información adecuada a la edad y buenos modelos de comportamiento. Finalmente, analiza algunas conductas sexuales comunes en la infancia como la autoestimulación y los juegos sexuales simbólicos.
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Este documento trata sobre la educación sexual en la etapa infantil. Explica que la sexualidad forma parte integral del desarrollo humano y que los niños deben aprender a aceptar y valorar su propia identidad sexual sin prejuicios. También discute que la educación sexual debe ser proporcionada por los padres y educadores a través de información adecuada a la edad y buenos modelos de comportamiento. Finalmente, analiza algunas conductas sexuales comunes en la infancia como la autoestimulación y los juegos sexuales simbólicos.
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EDUCACIÓN INFANTIL OPOMAESTROS

TEMA 10

LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ETAPA INFANTIL.


DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓNCON EL PROPIO
SEXO. LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ROLES MASCULINO Y
FEMENINO.

0. INTRODUCCIÓN.

1. LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ETAPA INFANTIL.

Conceptualización de la Educación Sexual.


Información biológica.
Formación integral de la persona.
Formación de actitudes positivas.
Quién, cuándo y dónde la Educación Sexual.
Padres.
Educadores.
Formación de criterios y actitudes básicas. Los educadores/as
deben:
Aceptar su yo personal.
Sexualidad, como parte integrante su hermano.
Su objetivo en la transmisión de información.
Tenga criterios comprensivos y abiertos sobre sexualidad.
Actitudes positivas sobre sexualidad.
Conductas sexuales infantiles.
Autoestimulación sexual.
Juegos sexuales.
Contacto corporal.
Exhibicionismo.
Observar las relaciones sexuales adultas.

2. DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN CON EL PROPIO


SEXO.
EDUCACIÓN INFANTIL OPOMAESTROS

Descubrimiento con el sexo individual.


Identificación con su propio sexo.

3. LA CONSTRUCCIÓN DE ROLES MASCULINOS Y


FEMENINOS.

Tipificación sexual (J. PALACIOS).


Teoría cognitiva.
Mecanismos de la identidad sexual (KOHBERG).

4. BIBLIOGRAFÍA.
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INTRODUCCIÓN.

El hombre es un ser sexuado desde el comienzo de su vida; la


sexualidad expresa el modo de vivir y manifestarse del hombre. La
sexualidad y el sexo abarcan toda la vida, la configuran.

Se nace con un sexo biológico determinado, pero el psicológico y social


ha de ser conquistado, formarse poco a poco. Una de las conquistas
que ha de realizar el niño/a del periodo evolutivo que nos ocupa, es la
de su yo sexuado. El niño/a ha de conocer, asumir y valorar su propio
yo diferenciado como niño o niña, ha de saberse dentro de su sexo y
asumir su propia condición sexuada sin prejuicios ni estereotipos.
Debemos, como adultos, ayudarle a que integre la sexualidad en su
personalidad, a que no la sienta como algo añadido, a que no perciba
las diferencias como superioridad o inferioridad de los sexos, sino
como valoración de los mismos y complementariedad de las
diferencias.

La importancia educativa es tal, que la reforma educativa le presta una


atención especial. El desarrollo curricular de infantil pone de relieve la
necesidad de que la educación sexual esté presente en la etapa de
infantil. Esta se incluye en los temas trasversales y será atendida tanto
en su vertiente de salud como en la de igualdad de oportunidades.

LA EDUCACIÓN SEXUAL EN LA ETAPA INFANTIL.


CONCEPTUALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN SEXUAL.

La educación sexual, integrada en la formación total del sujeto, trata


de impartir una información científica, progresiva y adecuada de lo que
es la sexualidad humana, tanto en su vertiente biológica como en la
afectivo−social. Debe perseguir la realización de una sexualidad plena
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y madura que permita al individuo una comunicación equilibrada con el


otro sexo, dentro de un contexto de afectividad y responsabilidad
humana.

De ella se derivan fundamentalmente, tres aspectos.

Información fisiológica o biológica: sobre cuestiones técnicas de


la función sexual y del aparato sexual femenino y masculino, que sean
veraces y empleen un vocabulario adecuado y sin connotaciones
negativas.

Formación integral de la persona: integración de la sexualidad


como aspecto de la afectividad de la persona y parte de la educación
global. El sexo condiciona muchas veces el comportamiento y, en
definitiva, la personalidad del individuo. Esto no ha de ser un handicap
sino una aceptación real y potenciadora de la conducta personal.

Formación de actitudes positivas: la vivencia de la sexualidad


como un valor humano a cultivar en las relaciones interpersonales.
Creación de comportamientos de respeto, que sean además
responsables.

La intervención educativa parte de 3 ámbitos:

De las preguntas que los niños/as realizan espontáneamente.


Del programa educativo como parte de la educación global y
sistemática.
Del modelo de comportamiento y actitud que padres y educadores
reflejan u ofrecen a los niños/as.

QUIÉN, CUÁNDO Y DÓNDE LA EDUCACIÓN SEXUAL. ·

La educación sexual es responsabilidad de todos los que están en


contacto con el niño/a. Padres y educadores con su actitud y relación
están trasmitiendo pautas sexuales, consciente o inconscientemente.
Se debe proporcionar al niño/a la información sana y veraz que su
curiosidad vaya demandando, y al ritmo de sus necesidades.
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Los padres ocupan, tanto de un modo inmediato como a largo plazo,


un papel importante en el desarrollo psico−sexual del niño. Las
actitudes sexuales paternas influyen en la sexualidad primaria del
niño/a, de forma tal, que los sentimientos que éste adquiere acerca de
su propio cuerpo, suponen una fuente de placer, y consigue una
autoimagen a través de la cual, deduce que es agradable y puede ser
amado por otros.

Esto es la base de lo que va a ser la sexualidad adulta. Durante los


primeros años, el niño/a obtiene sus mayores satisfacciones sexuales
gracias al cuerpo materno: primero chupando, luego cuando la madre
lo abraza, lo mece, lo acaricia, lo lava y lo cuida. La ternura del tacto
materno es para el niño/a una confianza fundamental en el mundo.

Los profesores/as de la etapa de educación infantil, además de cuidar


sus actitudes, deben programar aspectos de educación sexual, dentro
de la metodología globalizada que incorpora todos los temas de interés
para el niño/a y para su formación integral.

Si la sexualidad está presente desde el nacimiento, la educación sexual


aparecerá desde ese momento en base a las actitudes de cariño y
aceptación. La educación sexual atenderá a las necesidades de los
alumnos/as, y por tanto irá variando ( la información a proporcionar y
metodología) a lo largo de los cursos escolares.

Hay que tener en cuenta que todos los ámbitos que rodean al niño/a,
familia, escuela, grupo de amigos, medios de comunicación, realizan
educación sexual, ya que a través de ellos el niño/a adquiere
información y pautas de conducta.

FORMACIÓN DE CRITERIOS Y ACTITUDES BÁSICAS.

Ya hemos hablado de que la educación sexual entre otras, pretende la


formación de actitudes positivas frente al sexo y la sexualidad, y
asimismo ha de pretender que el niño/a pueda tener la base suficiente
apoyada en la información objetiva y técnica para formarse criterios
sobre aspectos particulares de la sexualidad.
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Requisito para ello es en primer lugar que el educador/a (bien sean


padres o profesores/as):

Acepte su yo sexual; el adulto que rechaza su sexualidad no podrá ser


modelo de identidad sexual, ni transmitir actitudes positivas.

Conciba la sexualidad como una parte integrante del ser humano.


Sea objetivo en la transmisión de la información.

Se haya formado criterios comprensivos y abiertos sobre la sexualidad


humana.

Tenga actitudes positivas sobre la sexualidad.

Los puntos señalados nos ayudarán en Educación Infantil a que el


profesor con su comportamiento y actitud frente al tema promueva
actitudes positivas de: aceptación de su yo sexual, actitud sana y
espontánea, actitud de respeto, responsabilidad, comprensión,... en los
niños/as; y con la información que les proporciones, ayudarles a que
se formen un juicio personal, dependiente de sus valores, sobre ciertas
manifestaciones de la sexualidad.

CONDUCTAS SEXUALES INFANTILES.

Autoestimulación sexual.

Durante los primeros años el niño/a explora todo lo que a su alcance


está y especialmente su cuerpo. Los órganos sexuales no escapan de
su curiosidad. A diferencia de otras zonas y por su sensibilidad
experimenta cierto placer que le hace fijar durante más tiempo dicha
actividad.
·
Es una acción natural e inofensiva por lo que no se debe
prestar mayor atención; si no se le hacen indicaciones en el
intento de corregir esa práctica, lo más probable es que su
curiosidad pronto se derive hacia otra cosa. Si por el contrario
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le reprendemos fijará su atención e incluso llegará a asociar


estas acciones que le dicen malas, con la maldad de los
órganos sexuales.

En niños/as que la practican durante un tiempo bastante


prolongado, sus causas las podríamos resumir en: falta de
ocupación; frustración de su afectividad por parte de los
padres; retraso psicomotor y se le exigen cosas que es incapaz
de hacer; enfermedad y separación de la familia; mala
adaptación a su cuerpo sexuado.

Juegos sexuales. Suelen producirse a partir de los 4 años y es un


juego bastante frecuente en forma simbólica (médicos,
padre−madre,...). Pretende examinar los cuerpos de los otros y las
diferencias respecto al suyo. Una vez conseguido su fin finalizará el
juego, por ello la actitud del educador ha de ser de indiferencia o
promoviendo otras actividades con las que el niño/a pueda conocer los
cuerpo de los demás.

Contacto corporal. El niño/a necesita de contacto y apoyo afectivo


mediante conductas tiernas y cariñosas. Deben vivir las relaciones de
contacto con naturalidad.

Exhibicionismo. Conducta frecuente en los niños/as de educación


infantil, es otro de los medios de que se sirve para mostrar sus
atributos, debido, muchas veces, a la sobre valoración del sexo del
niño/a por sus padres. Tampoco tiene trascendencia ante actitudes
adultas indiferentes, pues son de interés momentáneo.

Observar las relaciones sexuales adultas. Deberá adoptarse una


actitud comprensiva, tolerante y benevolente, haciéndole ver que son
conductas íntimas de los padres y que deben respetarse al igual que se
respetan sus actividades y juegos. Es necesario asimismo hacerle
comprender que es una manifestación sana y deseable.
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DESCUBRIMIENTO E IDENTIFICACIÓN CON EL PROPIO SEXO.


DESCUBRIMIENTO DEL SEXO INDIVIDUAL.

El descubrimiento del sexo individual tiene dos facetas:

El reconocimiento de sus órganos sexuales y la comprensión de que


son diferentes de los del otro sexo.

La identificación con el modelo de su propio sexo.

Hacia el tercer año de vida el niño/a descubre, siempre que tenga


ocasión de observarlas, las diferencias anatómicas de los sexos.
Anteriormente ya había explorado sus órganos sexuales, más como
objeto personal que como carácter propio de su sexo. Un año antes (2
años) ya sabía si era niño o niña, pero dicho conocimiento era más
social que anatómico, es decir, se basaba en el vestido, el pelo, la
posición de hacer pis,...

Para el niño/a es fundamental el momento ñeque percibe la existencia


de una diferencia sexual. Antes de esto, el niño pasa por la fase de
separación−individualización de la madre. El niño/a se va a reconocer
como individuo antes que reconocerse como sexo.
Cuando ya se ha establecido el sentimiento de individualidad, el niño/a
debe reconocer su pertenencia a un sexo.

Hasta los 3 años el niño/a se relaciona e identifica sobre todo con la


madre, sintiéndola más en su dimensión afectiva, que como persona
de sexo femenino. Mediante sus observaciones el niño/a toma plena
conciencia de que existe una madre de sexo femenino y un padre de
sexo masculino.

Hacia los 4 años el niño/a expresa una gran curiosidad por el sexo.
Busca la causa de las diferencias de estructura física, pero todavía no
comprende la significación profunda de los sexos.

A los 5−6 años está familiarizado con las diferencias de los sexos, pero
está poco interesado por ellas. A esta edad el niño/a realiza menos
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juegos sexuales y exhibicionistas y se muestra desnudo con menos


frecuencia.

Ya hacia los 6 años el niño/a va siendo consciente de las diferencias


sexuales y comienza a interesarse por estas diferencias. Empieza a
hacer preguntas a las que hay que responder de una manera clara e
informativa, sin demasiados detalles que no pueden comprender.

Tanto los niños como las niñas realizan investigaciones recíprocas que
les proporcionan respuestas precisas a los problemas de las diferencias
sexuales.

IDENTIFICACIÓN DE SU PROPIO SEXO.

Una vez que el niño/a ha descubierto su propio sexo, intentará por esa
forma discriminativa de su pensamiento, ver las semejanzas y
diferencias que existen entre él y los que son como él.

Mediante la imitación, el niño/a asume el tipo de conducta que la


cultura le asigna a su sexo.

El padre y la madre adquieren una importancia distinta para sus hijos,


según sean éstos varones o hembras.

Tanto unos como otros quieren mucho a sus padres y tienen necesidad
de ellos, pero los varones comienzan a comprender que son del mismo
sexo que el padre y las niñas toman conciencia de que ellas son como
su madre.

Los modelos de comportamiento de padre y madre serán decisivos en


esta identificación. La separación voluntaria entre sexos es un paso
más en reconocer sus propias diferencias y amoldarse a un modelo
que le brinde seguridad y aceptación.

Estas diferencias no han de llevar connotaciones de valía de uno sobre


otro sexo, sino la importancia que ambos tienen en el desarrollo
personal.
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LA CONSTRUCCIÓN DE ROLES MASCULINOS Y FEMENINOS.

Este proceso, denominado Tipificación sexual y que se refiere al


conocimiento de las funciones que la sociedad asigna a cada uno de
los sexos, se produce de forma paralela a la identidad sexual.

JESÚS PALACIOS y VICTORIA HIDALGO indican lo siguiente


acerca de este proceso:

La tipificación sexual consiste en el proceso a través del cual


niños y niñas adquieren pautas de conducta que la sociedad
considera típicas de uno y otro sexo.

Cada sociedad y cada momento histórico tiene unas expectativas y


unos roles asignados a uno y otro sexo.

Tales expectativas y roles son bastante difusos y pluriformes:


profesiones ligadas al sexo, comportamientos ligados al sexo, y toda
una gama de conductas tipificadas como masculinas y femeninas.
Algunos de estos estereotipos son evidentes y conocidos, mientras que
en otros casos son más sutiles. Al menos por lo que en las sociedades
occidentales se refiere, los estereotipos ligados al sexo no dejan de
debilitarse, dando paso a situaciones y relaciones cada vez más
igualitarias. Es éste un aspecto, en el que la educación juega un gran
papel, tanto en le sentido de estimular el sexismo, como en el sentido
de estimular el igualitarismo entre los sexos.

Para la teoría cognitiva sobre la diferenciación sexual, los niños y las


niñas se comportan de una manera sexualmente estereotipada, en
parte porque ello les ayuda a tener más clara su identidad en este
aspecto, fortaleciendo así sus esquemas cognitivos relativos a la
identidad sexual. Cuando estos esquemas están ya bien elaborados, es
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menos interesante y necesario servirse de ellos como la base de


diferenciación y aparece una mayor flexibilidad.

Pero hay sin duda otras muchas razones por las que los niños/as se
comportan de manera diferente según su sexo. La presión ambiental y
la educación juegan un papel clave, como ya hemos indicado. El hecho
de que en épocas anteriores de la historia de nuestra sociedad las
cosas relativas a la diferenciación sexual hayan sido muy diferentes a
como lo son ahora, y el hecho de que en otras culturas las cosas sean
también muy diferentes, muestra que la presión sociocultural es
fundamental.

Menos claro está el papel de los rasgos biológicos ligados al sexo, pues
incluso si hubiera algún determinante de diferencias ligados a
componentes hormonales, como a veces se ha indicado, de hecho
estos rasgos biológicos no se manifiestan en estado puro, sino
mediatizados por la educación. En todo caso, lo que parece razonable
es postular que, como toda conducta compleja, la diferenciación ligada
al sexo está multideterminada y que parece fuera de duda que en su
forma de manifestarse hay una clara determinaciónsociocultural. Ello
no niega la posibilidad de influencia de tipo biológico, sino que más
bien tiende a relativizar su importancia.

El psicólogo L. KOHBERG, investigador del desarrollo de la


adquisición de la identidad en la infancia, explica cómo en este
sentido, los niños y las niñas observan activa e inteligentemente el
entorno con el fin de orientarse en la búsqueda de su identidad. Para
él los mecanismos de la identidad son:

La tendencia a responder a intereses y actividades nuevas.

Una valoración egocéntrica del sujeto que lleva a cada niño/a a pensar
que su sexo es el mejor.

Tendencia a que los valores de prestigio, aptitud o bondad estén


asociados con los estereotipos sexuales.
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Tendencia a considerar una conformidad básica con el propio papel


como algo moral, acorde con un orden socio−moral general.

Es la identificación. Tendencia a imitar a las personas a las que se le


valora por su prestigio y aptitudes; y a las que se percibe como
parecidas a uno mismo.

BIBLIOGRAFÍA.

PALACIOS, J., y otros, Desarrollo psicológico y educación: I


Psicología evolutiva. 1990.

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