Filosofía Andina

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Filosofía andina

La cosmovisión andina es la visión de cuidado de la naturaleza, del cosmos-


vivo (Pachamama) y de la relación sagrada entre el ser humano y la Madre
Tierra. También es la visión del comunitarismo andino basado en la
reciprocidad (Ayni) y el cuidado de las relaciones humanas, del vivir en
comunidad (Ayllu) del amor y respeto a los seres vivos, a los niños y ancianos,
a los árboles, las montañas, los ríos y el universo entero.
Desde hace 5 mil años, los pueblos originarios tuvieron una manifestación
profundamente religiosa integrada en la cosmovisión andina. A esto lo llamaron «Illa
Teqsi» que significa «Fundamento de la Luz» «Luz Primigenia» «Luz Eterna» pues los
ancestros creían que todo se originó del «Illa» que es la energía de la que se formó el
universo.

En la cultura andina todo esta impregnado de «Illa» y esta se considera «Sami» es decir,
energía positiva. Al ser la sustancia primigenia que da «ánima» «forma» y
«movimiento» al universo también lo llamaron «Pachakamaq» que significa «El que
anima el cosmos» «El ordenador el universo» y según afirman los cronistas Blas Valera,
Guaman Poma de Ayala y Garcilaso de la Vega, tuvieron al «Illa Teqse Wiraqucha»
como única deidad, siendo la luz solar del «Inti» (El Sol) su manifestación directa y por
ello tuvieron al Sol por lo más sagrado después del Illa Teqse.
Desde tiempos ancestrales, nuestros abuelos entendieron la interconexión existente en el
universo, que recrea y transforma el alma de todo lo vivo, convirtiéndonos en millones
de células de un mismo tejido hecho a paridad complementaria del cosmos.

Dicho de este modo, es una verdad que rebate en un párrafo único la llamada verdad
absoluta acerca de nuestra vida y lo que se proyecta a partir de ella. La interconexión
universal devela una fuerza suprema capaz de gobernar la naturaleza y el cosmos con
presteza; la hermandad no sólo habla de seres humanos en familia y en compromiso de
cuidarse y protegerse, se trata de una fraternidad extendida hasta el reino animal y
vegetal, se trata del apellido que nos da el poder respirar u ocupar un espacio en el
universo.

Comprendiéndonos como fuegos de una misma estrella, los pueblos indígenas


originarios basaron su modo de vivir en relaciones de armonía y equilibrio; el término
Allin Kawsay se aplica a quien “sabe vivir” mas el término significa Buen Vivir.
Del quechua obtenemos la siguiente traducción:

Allin: Bien, bueno, correcto, positivo

Sumak = plenitud, sublime, excelente, magnífico, superior

Kawsay = vida, ser estando, estar siendo

El término en ambas traducciones acuña el significado único de Vida en Plenitud, cuya


práctica se llevó a cabo entre las comunidades originarias de los actuales Perú, Bolivia y
Ecuador. Nuestros ancestros generaron un paradigma que dista del pensamiento
individualista y hedonista de occidente; el estar siendo denota sintonía con el presente y
nada más, ignorando los recuerdos que encadenan nuestro pensamiento al pasado y el
estrés que genera la expectativa por un futuro incierto.
Este paradigma unifica la interdependencia de todo ser vivo; la responsabilidad que
tienen sobre la creación tanto la figura masculina como la femenina en
complementariedad no competitiva, proyectando esta relación a todas las que se crean
entre humanos, humanos y animales, humanos y naturaleza.
Entendido esto sentimos entonces la necesidad de preservar el equilibrio y la armonía de
todo cuanto existe, pues somos una energía en vibración compartida y contínua entre los
seres vivos. De este modo, la preocupación central de occidente que es acumular para
un mañana incierto o escalar en base al daño que ocasionamos a otros, no encaja en la
visión del Vivir Bien.
El paradigma andino del Vivir Bien de la cosmovision andina, establece entre sus
principios un pensamiento contrario a la separación de la naturaleza que pregona
occidente; se trata de construir una simbiosis con la naturaleza, el espacio-tiempo de la
calidad de vida.

La cultura occidental esparció el fundamento de que el hombre debía dominar la tierra,


doblegarla y explotarla; en un orden de ideas similar, el filósofo Aristóteles decía que la
buena vida se encontraba en las ciudades y todo aquel ubicado fuera del perímetro de la
polis, se encontraba en espacio y actitudes bárbaras como la agricultura y el bosque.
Oponiendo la naturaleza a la cultura.

NO SE PUEDE DOMINAR LA TIERRA SI SE TIENE PLENA CONSCIENCIA DE


SER PARTE SIMBIÓTICA DE ELLA (JAVIER MEDINA)

En este aspecto, en la sabiduría andina se mantienen unidos los puntos del cuidado de la
tierra y la vida en comunidad (Khuyapayaq), pues son subsidiarias. El buen vivir para
los pueblos originarios tiene como centro el disfrute de las actividades de la naturaleza:
el florecimiento de los cultivos, la cría de animales, tiempo para compartir festivamente,
disfrutar de los bienes suficientes para la reciprocidad desde donde surgirán los valores
de la comunidad como la confianza, amistad, alianza, cooperación mutua, que son
productos directos de las relaciones interpersonales en el Ayllu.

El andino está en contra del abuso, maltrato o agotamiento de la tierra y aborrece la


sobreexplotación de su fertilidad y riqueza, el despilfarro y el consumismo; su premisa
es ayudar a parir a la Madre Tierra.

La comunidad como artífice del cuidado de la tierra, es descrita entonces como un ente
que promueve la interactividad, la vivencia cotidiana de tener a la mano lo necesario y
suficiente dentro de la austeridad, equilibrio y suficiencia de lo bueno y necesario de la
naturaleza.

Dentro del paradigma de nuestros ancestros está el de la vida en comunidad, cuyos


principios parten de la conciencia de la interconexión que hay en todo lo existente,
determinando que cada hermano, cada planta y animal es un componente de la
comunidad y por ello un daño sobre alguno repercute en desequilibrio y caos.

El vivir bien no sólo abarca entonces la vida y relaciones de los humanos, sino la
integralidad de una comunidad entera dispuesta a ser guardián y apoyo de cada
hermano. Para tener consciencia de esto es preciso entender que en la sabiduría andina
no existe el yo sino el nosotros (Ñukanchiq) alejados del pensamiento de la
subordinación.
LA PRIMERA PERSONA NO ES YO SINO NOSOTROS (ÑUKANCHIQ) Y
NOSOTROS ES LA MONTAÑA, LAS PLANTAS, LOS INSECTOS, LAS PIEDRAS,
LOS RÍOS, TODO ES NOSOTROS. EN UN SIGNIFICADO MÁS PROFUNDO
SERÍA MUERO YO PARA UNIFICARME CON EL ENTORNO.
La meta de los pueblos originarios es el Buen Vivir; la protección y unificación de todos
los miembros de la comunidad en un retorno a la memoria ancestral, pues en ella reside
el principio de que la vida se genera de la relación complementaria.

En la comunidad no se aspira a la perfección, el objetivo es la crianza mutua entre todas


las formas de vida: los astros, los animales y las plantas. Se promueve el trabajo como
un regalo, necesidad y alegría del espíritu; es una actividad litúrgica y sagrada. El
trabajo es contemplación, meditación y celebración que deviene en punto de encuentro
y diálogo para los miembros de la comunidad, por tanto no existe la violencia, la
subordinación o el abuso hacia el trabajador.

El paradigma de la paridad complementaria que se ha mencionado es especialmente


expuesto en la formación del cosmos, como producto de una fecundación en la que
participan el principio de lo masculino y lo femenino en dualidad complementaria. Por
ello el cosmos se concibe como un pariverso: el todo girado en paridad. Contrario al
paradigma occidental que pregona el todo girado en unidad opuesta y antagónica.

El pensamiento andino de la paridad establece el encuentro entre los opuestos


complementarios.

Basados en el quechua, la idea del ser no existe en sus vocablos ni en sus símbolos; en
caso de existir un equivalente, sería subsidiario de la idea de relación o vínculo, pues el
vínculo es coexistente con la idea del par.

El mundo tiene principios que lo ordenan y lo mantienen en equilibrio; cuando esos


principios se rompen, viene la catástrofe. Los pueblos indígenas han sabido leer esos
principios y han sabido respetarlos, es por eso que la naturaleza ha sido armoniosa con
ellos.

Esos principios son los elementos principales de la cosmovisión. Cambian de nombre y


características de pueblo a pueblo, pero en general son los mismos para todos: todo está
relacionado, todo se complementa y todo debe ser recíproco; estos principios son los
que rigen nuestra manera de ver y sentir el universo. Esa manera de ver el mundo se
apoya en cuatro principios fundamentales
Los principios de la reciprocidad: dar, devolver y recibir
La reciprocidad está ligado al significado de solidaridad, es el intercambio de bienes y
servicios entre personas conocidas entre sí, en el que entre una prestación su devolución
debe transcurrir un cierto tiempo y el proceso de negociación en lugar de ser un proceso
de regateo posee más bien formas ceremoniales.

La reciprocidad andina es devolver por igual lo que se ha recibido y recibir como


devolución lo que se ha dado También es como una contra prestación voluntaria.

También podría gustarte