Descubrimiento de Las Vacunas

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Descubrimiento de las vacunas

Rabia
El 6 de julio de 1885, el químico francés Louis Pasteur, por primera vez en la
Historia, vacuna contra la rabia con éxito al niño Joseph Meister.
En 1885, a los nueve años de edad, Joseph Meister fue mordido por un perro con
rabia, de camino a la escuela de Meissengott (actualmente Maisonsgoutte), tras
haberlo provocado con un palo. Pero Pasteur no era médico, de modo que si lo
trataba con una vacuna sin probar suficientemente podía acarrear un problema
legal. Sin embargo, tras consultar con sus colegas, el químico se decidió a
inocular la vacuna al muchacho.
Pasteur decidió tratar al niño con un virus de la rabia estudiado en conejos y
debilitado posteriormente. Este método había sido tratado tiempo atrás en perros.
El tratamiento fue todo un éxito, el cual duró 10 días con inyecciones diarias,
gracias a las cuales el niño no desarrolló la enfermedad. Pasteur nuevamente fue
alabado como héroe. La fama de esta primera vacunación permitió poner en
marcha la creación del Instituto Pasteur.
Viruela
El responsable del descubrimiento de la vacuna de la viruela fue el médico inglés
Edward Jenner (1749- 1823), quien empezó sus investigaciones después de haber
atendido a una de sus pacientes que le consultó por unos granos que tenía en
piel.
El hallazgo de Jenner estaba vinculado con la viruela bovina. Había estado
experimentando durante largo tiempo con animales y descubierto que tomando un
extracto de una llaga de una vaca infectada con viruela, e inyectándoselo a un ser
humano, esa persona quedaba protegida contra la enfermedad.
Difteria
La inmunización para la difteria se logra a través de un toxoide (una versión
modificada de la toxina de la difteria). El toxoide de la difteria no se aplica en una
sola inyección; más bien se combina con el toxoide del tétanos y, con frecuencia,
con la vacuna contra la tos ferina en una preparación llamada Tdap, DTaP, Td o
DT.
Desde que se introdujo la inmunización efectiva, a partir de la década de 1920, las
tasas de difteria han disminuido considerablemente en Estados Unidos y en otros
países donde se aplican mucho las vacunas. En 1974 se amplió el alcance de la
inmunización contra la difteria cuando la Organización Mundial de la Salud incluyó
al toxoide de la difteria en su lista de inmunizaciones recomendadas dentro de su
Programa Ampliado de Inmunización para los países en desarrollo.
Entre el 2004 y el 2008, no se registraron casos de difteria en los Estados Unidos.
Sin embargo, la enfermedad sigue presente a nivel mundial. En 2007 se informó
de 4,190 casos de difteria en todo el mundo, lo cual probablemente sea una
cantidad menor que los casos reales.
Hepatitis
En los años cincuenta, Baruch Blumberg era un antropólogo médico de Nueva
York, interesado en los factores genéticos que afectaban a la susceptibilidad de
contraer una enfermedad. Recorrió medio mundo con su equipo de colaboradores
recogiendo muestras de sangre, con la esperanza de encontrar marcadores
hereditarios que correlacionaran con alguna enfermedad, o con la predisposición a
contraerla. Aunque este proyecto de investigación tiene un aire inequívocamente
moderno, se mostró inviable con las precarias técnicas genéticas de las que
disponían en la época.
En una fase de sus investigaciones, sin embargo, Baruch Blumberg empezó a
utilizar sangre de pacientes hemofílicos como una especie de amplificador
inmunológico. Como los hemofílicos reciben continuas transfusiones de sangre,
razonó Blumberg, sus sistemas inmunitarios deben haber reaccionado contra
decenas o cientos de antígenos extraños.
Esos anticuerpos, si seguían estando en la sangre del hemofílico, podrían
reaccionar contra antígenos similares en las muestras de sangre que había
recogido por el mundo. Durante estas pruebas, los anticuerpos de la sangre de un
hemofílico neoyorquino reconocieron algo en la sangre de un aborigen australiano.
Blumberg lo llamó el antígeno Australia, y resultó ser el virus de la hepatitis B. El
descubrimiento ocurrió en 1967. Blumberg murió el pasado 5 de abril a los 85
años de edad.
Fue también Blumberg quien desarrolló la prueba diagnóstica para esa
enfermedad y quien, junto al científico Irving Millman, inventó dos años más tarde
la primera vacuna contra la hepatitis B, en 1969. Por todo ello recibió el Premio
Nobel de Medicina en 1976 junto a Daniel Gajdusek, uno de los pioneros en el
estudio de las enfermedades priónicas. El comité que le concedió el galardón
reconoció sus "descubrimientos sobre nuevos mecanismos de origen y
diseminación de enfermedades infecciosas". El científico presidió la American
Philosophical Society desde 2005 hasta su muerte.
Sarampión
En la década de 1960 se creó una vacuna para proteger contra el sarampión, la
cual se adoptó rápidamente. Los programas de vacunación extensa, incluida la
Iniciativa contra el sarampión, que se inició en el 2001 a través de la Cruz Roja
Americana, la Fundación de las Naciones Unidas, los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades de EE.UU., la UNICEF y la Organización Mundial de
la Salud, contribuyeron a disminuir en todo el mundo los casos de sarampión,
hasta que el número de casos entre los niños se redujo a 118,000 para el año
2008.
Sin embargo, desde el 2008 las campañas de vacunación han sufrido recortes de
presupuesto, lo que ha causado la intensa reaparición de una enfermedad
sumamente contagiosa. A pesar de que el costo de vacunar a un niño contra el
sarampión es menor a $1 USD, de acuerdo con la Organización Mundial de la
Salud, se han reportado brotes en 30 países africanos, así como en Tailandia,
Bulgaria, Indonesia y Vietnam. Gran Bretaña también ha sufrido un resurgimiento
de la enfermedad después de la publicación de un trabajo erróneo de 1998 que
sugería un vínculo entre la vacuna MMR y el autismo. Aunque el trabajo ya fue
retirado y se revocó la licencia del autor para practicar medicina en Gran Bretaña,
los niveles de vacunación de MMR en el país no han regresado al nivel que tenían
antes de publicar el trabajo. A su vez, los casos de sarampión han aumentado
más de 10 veces la cantidad reportada una década antes.
Poliomielitis
La ansiada vacuna de la polio llegó en 1955 de la mano de Jonas Salk,
microbiólogo neoyorkino de origen judío y ruso. La historia de su creación es un
ejemplo de perseverancia y trabajo duro.
En 1947 la Fundación Nacional estadounidense para la Parálisis Infantil, le
propuso buscar una manera de frenar la polio. El médico no dudó. Estaba muy
sensibilizado, veía que la enfermedad producía tantas muertes, dolor y secuelas
que decidió dedicarse en cuerpo y alma a la investigación para el desarrollo de
una vacuna. Así estuvo durante ocho años hasta que anunció la creación de un
prototipo vacunal.
La vacuna era inyectable y estaba basada en las tres variedades del virus
cultivadas en tejido de mono e inactivados posteriormente en formol. Una vez se
inyectaba en el organismo los virus recorrían el torrente sanguíneo y el sistema
inmunológico del paciente desarrollaba defensas contra el virus. Las personas
vacunadas no desarrollaban la enfermedad, pero sí podían ser portadoras del
virus que seguían propagando a través de las heces y la saliva.
Los primeros en probar la vacuna fueron un grupo de voluntarios entre los que
figuraba el mismo Salk, su mujer y sus tres hijos. Todos los que probaron la
vacuna generaron anticuerpos contra el virus y no enfermaron.
Varicela
La varicela está causada por el virus varicela-zoster, una variante del herpes.
Cuando una persona se contagia con el virus, padece la infección y, de sólito, se
recupera sin secuelas. Pero el virus no se elimina del organismo. Antes bien, se
oculta en las células nerviosas (neuronas, células de glía) durante años, incluso
décadas, emergiendo en los adultos en forma de un cuadro clínico dérmico muy
doloroso.

El Dr. Takahashi preparó la vacuna usando virus vivos, cuya virulencia se


conseguía menguar mediante el cultivo en células humanas y animales. La vacuna
no da lugar a síntomas clínicos pero desencadena la producción de anticuerpos
contra el virus.
La vacuna de Michiaki Takahashi es la única vacuna frente a cualquier versión de
los virus herpes-zoster.
En el año 2006, el CDC (acrónimo de Centers for Disease Control and Prevention)
comenzó a recomendar la administración de una dosis de recuerdo en las
campañas de vacunación contra la varicela. El protocolo de administración
consiste en inyectar una primera dosis cuando los niños tienen entre 12 meses y
15 meses; y una segunda dosis (dosis de recuerdo) a una edad entre 4 años y 6
años.
Antes de la autorización de la vacuna contra la varicela en el año 1995, la F.D.A.
norteamericana afirmó que prácticamente el total de los adultos se contagian por
el virus herpes-zoster. Solo en Estados Unidos, alrededor de cuatro millones de
personas contraen varicela en su edad adulta, dando lugar a unas 11.000
hospitalizaciones, de las que fallecen entre 100 y 150 personas.
Hoy día, la varicela, a semejanza de otras enfermedades infantiles para las que
existen vacunas desde mucho antes que para la varicela (vg, sarampión, rubéola y
poliomielitis) es un problema médico del pasado. En un estudio prospectivo se
observó que un pequeño porcentaje de niños a quienes se les administraba una
dosis de la vacuna contra la varicela contraían la infección, bien es verdad que con
una sintomatología leve o moderada; pero, tras la administración de una segunda
dosis de vacuna, no se notificaba ningún nuevo caso de varicela.
Michiaki Takahashi había nacido el 17 de febrero de 1928 en Osaka, Japón,
graduándose en la Universidad de dicha ciudad en el año 1954.
Antes de desarrollar la vacuna contra la varicela, el Dr. Takahashi colaboró en la
obtención de otras vacunas, tales como la del sarampión y rubéola. Hasta no hace
mucho formó parte del panel de directores de la Fundación de Investigación para
Enfermedades Microbianas en la Universidad de Osaka.
Le sobreviven su esposa, Hiroko, y su hijo, Teruyuki, aquel que contrajo la varicela
cuando niño y sirvió de estímulo para el desarrollo de tan trascendente vacuna.
Influenza
Tuberculosis
A inicios del siglo XX, el investigador francés Albert Calmette (1863-1933) adquirió
la cepa M. bovis de tuberculosis, la cual había sido aislada a partir de la leche de
una vaca infectada. En 1908, en el Instituto Pasteur en Lille, Francia, él y el
veterinario Jean-Marie Camille Guérin (1872-1961) comenzaron a atenuar la M.
bovis al pasarla a través de un medio de crecimiento que había desarrollado
específicamente para este fin. Su meta inmediata era debilitar la bacteria hasta el
punto en que ya no pudiera matar a un conejillo de indias. A final de cuentas, los
investigadores esperaban producir una cepa del bacilo que pudiera conferir, de
manera segura, inmunidad a un portador no infectado. En 1921 comenzaron sus
primeras pruebas en humanos con el bacilo de tuberculosis atenuado. A su
preparación se le conoce como bacilo de Calmette-Guérin o BCG, y en la
actualidad se usa todavía en muchas partes del mundo.
Virus del papiloma humano
a transmisión sexual, como un factor de riesgo para el desarrollo de CaCu, fue
descrita desde 1842 por Domenio Rigoni-Stern, mientras que el origen infeccioso
de las verrugas fue establecido en 1907 por Giussepe Ciuffo; no fue sino hasta
1983 que se relacionó la infección por VPH como una causa de CaCu, momento
en el cual el ADN del VPH16 fue aislado en cerca de 60% de las muestras de
tejido que Herald zur Hausen y su equipo de investigadores habían examinado.
Harold zur Hausen es el investigador merecedor del premio Nobel por ser el
pionero en la investigación de los VPH relacionados con cáncer. Antes de que zur
Hausen y colaboradores en su laboratorio de Alemania, descubrieran y aislaran
los virus oncógenos se sospechaba más del virus del herpes simple tipo 2 (HSV-2)
y pocos científicos apoyaban la teoría de zur Hausen. Pocos años después, la
hipótesis del virus herpes simple 2 se descartó, pues no logró identificarse su
genoma en la mayoría de los tumores cervicouterinos.
Para analizar su hipótesis, zur Hausen inició una gran búsqueda de VPH en
cualquier tipo de lesiones cervicales. A finales de la década de 1970, se contaba
ya con la tecnología de ADN, que se utilizó para aislar el genoma de los VPH
identificados en las verrugas. Mediante ensayos de hibridación y restricción
demostraron que los virus que aislaron de las diferentes muestras clínicas no eran
todos idénticos, así que se procedió a clasificarlos por tipos en 1, 2, 3, 4 y así de
forma sucesiva, según se iban descubriendo nuevos subtipos del virus7.
En 1980, con el ADN del VPH1 como sonda, Lutz Gissman (profesor asociado en
el laboratorio de zur Hausen), identificó y aisló el genoma del VPH6 de un
condiloma acuminado y con la sonda del mismo virus descubrió el VPH11 en un
papiloma laríngeo. El punto decisivo ocurrió en 1983, cuando Dürst, Gissman y
otros colaboradores de zur Hausen aislaron el VPH16 y un año después el
VPH18, a partir de muestras de CaCu. Más adelante se demostró que 60% a 70%
de las mujeres con CaCu presentaba estos 2 tipos virales7.

Esta fue la primera evidencia experimental sólida de la asociación del VPH con el
CaCu. De esta forma, se fortaleció la hipótesis del VPH como agente causal del
CaCu y creció en gran medida el interés por la investigación entre este virus y
otras neoplasias genitales. Al continuar con la investigación, el grupo de zur
Hausen descubrió otros tipos virales y mecanismos moleculares en los que los
VPH participan en la carcinogénesis.
Gissman, como investigador del grupo de zur Hausen, participó en la búsqueda de
los mecanismos de la respuesta inmunitaria del huésped contra el VPH y las
células tumorales. Aunque en ese momento no se trabajó directamente en el
desarrollo de una vacuna, sus observaciones han sido de gran utilidad puesto que
sentaron las bases para el uso eficaz de los viruslike particles (VlP), que son
viriones vacíos, sin genoma viral, producidos en forma recombinante en el
laboratorio.

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