Monografía Lesión Enorme

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LESIÓN ENORME.

Asesor

Simón José Bolívar Palacios

Especialista en derecho civil

FACULTAD DE DERECHO

SEDE MONTERIA

2019
TABLA DE CONTENIDO

PÁG

INTRODUCCIÓN.......................................................................................................3

1. ORIGEN.................................................................................................................5

2. CONCEPTO...........................................................................................................9

3. MARCO LEGAL...................................................................................................13

4. MARCO JURISPRUDENCIAL.............................................................................16

5. LEGISLACIÓN COMPARADA............................................................................20

6. APLICACIÓN.......................................................................................................27

7. EXTRACONTRACTUAL......................................................................................30

8. CASOS EXPERIMENTADOS.............................................................................36

9. APLICACIÓN JURÍDICA.....................................................................................41

10. CONCLUSIONES..............................................................................................45

11. BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................48

2
INTRODUCCIÓN

El derecho romano, introdujo un amparo especial para los contratantes para


cuando se presentara una gran desproporción entre los intereses de las partes
involucradas, a lo que se le llamó lesión y que aún hoy día, ha permanecido
vigente en muchas legislaciones tal y como ocurre en el caso colombiano,
conociéndosele como Lesión Enorme.

Es relevante proceder con un estudio que dé cuenta de sus orígenes y su estado


actual, toda vez que esta se configura como un gran instrumento para la
protección de las personas que hayan efectuado un contrato o negocio y se hayan
visto perjudicadas por una desproporción bastante grande en las prestaciones
recibidas.

A este tenor, es trascendental establecer y comprender la disposición de esta


figura en los sistemas jurídicos.

La trascendencia del equilibrio en los contratos se pone de manifiesto en diversas


figuras que se da de acuerdo a la etapa del contracto. En la fase de ejecución,
existe la posibilidad de rescindir o examinar el contrato frente a escenarios
imprevistos y sobrevinientes a su celebración (que alteren de forma grave la
ecuación económica-financiera que es en definitiva la índole del contrato).

En este sentido, la lesión enorme, es uno de los mecanismos que procura


sancionar aquellos negocios jurídicos que se han efectuado de manera
desequilibrada. Las legislaciones al reglamentar esta figura afronta al desafío de
preconizar el principio de la seguridad jurídica y garantizar el respeto hacia la
autonomía privada, por una parte, y la equidad y la justicia, por la otra.

Asimismo, se estará realizando una comparación entre los ordenamientos


jurídicos de algunos países hispanos con el propósito de conseguir que la
perspectiva sea mayor, al igual, que el vértice con el que se estudia la lesión

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enorme sea mayor, ilustrando con ello las diferentes posiciones para dar
respuesta a esta problemática (la lesión enorme), por lo que se iniciará este
estudio examinando y cotejando el concepto de lesión, sus antecedentes y
fundamento jurídico, los aspectos que la constituyen, su ámbito de aplicación y
sus efectos.

Todo esto, sin dejar de recordar que en Colombia, el contrato de compraventa de


un bien le asiste a las dos partes, tanto al comprador, como al vendedor, de forma
tal que cualquiera de ellos puede ser objeto de la lesión enorme en cuanto al valor
negociado y pagado.

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1. ORIGEN

El origen de la “lesión enorme” se remonta hasta la época Aristotélica, en su


condición de primer economista analítico, siendo Aristóteles el primero en vincular
la justicia con la regulación de los precios, a partir de la equivalencia (valor de
cambio) entre valores de uso disímiles en el marco de un intercambio. Tras esta
situación surgió la definición ética del “justo precio”, que luego sería intervenida y
desarrollada por los escolásticos con el propósito de resolver, desde una mirada
subjetiva, el problema incesante de la fijación del valor justo de toda cosa bajo su
condición de mercancía.

Esta concepción apela a una equivalencia puesta en el objeto, en su valor


equivalente (medible) y no en la apreciación del comprador, dicho de otra manera,
apela a una paridad o equivalencia práctica (imparcial) del cambio, acorde con un
principio abstracto, la justicia.

Esta teoría es el punto de partida de gran cantidad de debates a lo largo de la


historia pero sin duda es el punto de partida para lo que hoy conocemos como
lesión enorme, es conveniente decir que esta teoría se aplicaba tanto a bienes
muebles como inmuebles e incluía toda la dinámica económica de la época.

De otra parte, el acto o negocio jurídico lesivo, denominado también negocio


usurario, por el que una de las partes sufre un perjuicio en razón de la
discordancia entre las prestaciones al momento de su celebración, fue
desconocido en el Derecho romano clásico debido al culto a la voluntad y al
formalismo ritual. [ CITATION Del83 \l 9226 ]

La lesión enorme, fue adoptada como remedio pretoriano 1, hasta que en el siglo III
las constituciones de los emperadores Dioclesiano y Maximiliano instauraron que

1
En Roma la anulabilidad pretoria era un acto de imperio que dejaba sin efecto un contrato a pedido del
perjudicado, restituyendo las cosas al ser y estado anterior (restitutio in integrum). Junto a la restitutio in
integrum existió como remedio pretoriano el interdictum fraudatorium. Una y otra eran supuestos de rescisión
y se basaban en la equidad (Laurent, F., Principes de Droit civil francais, 5ta. Ed., t. XVIII, p. 535).

5
si una persona vendía un bien en menos de la mitad de su valor, esta persona
estaba autorizada para pedir la rescisión del contrato. La “laesio enormis" se
confirió por motivos de humanidad, y se le consideró como un supuesto de
rescisión simultáneamente con la “restitutio in integrum” y el “interdictum
fraudatorium”. La cesación de esta, se dio debido a la invasión bárbara. Siendo
retomada por Justiniano; El Codex de Justiniano, “lex secunda”, título 44, libro 4,
concedió acción sólo al vendedor para invalidar la venta si hubiese sufrido lesión
en más de la mitad del justo precio, que valía la cosa vendida [ CITATION
Maz59 \l 9226 ]; en la ley octava, título XLIV, Libro IV, señala:

“Ni la buena fe permite, ni razón alguna concede, que se rescinda un contrato


concluido por el consentimiento; salvo que se haya dado menos de la mitad del
justo precio al tiempo de la venta, y deba reservarse al comprador la elección
ya otorgada” [CITATION sa18 \l 9226 ]

El Derecho canónico lo impulsó bajo apoyándose sobre la misma consideración


aristotélica del justo precio y en la fundamentación expresada por Santo Tomás de
Aquino, quien sostenía que en los contratos de cambio debe preponderar la
reciprocidad proporcional. Restringida en los siglos XV y XVI, volviendo a surgir en
el renacimiento pero limitada a la compraventa no aleatoria de inmuebles.

En el antiguo Derecho español, el Fuero Juzgo no dio lugar a acción alguna por
lesión enorme. “Si alguno ome, dice, vende algunas cosas o tierras o vinnas, o
siervos, o siervas, o animales, u otras cosas, no debe desfacer la vendición
porque dis que lo vendió por poco” [ CITATION Cód81 \l 9226 ]

Para los inicios del Código civil de Francia, en 1804, se presentaron acalorados
debates entre los que defendían la firmeza del contrato y los defensores de la
equivalencia de las prestaciones en los contratos onerosos. Inicialmente fue
defendida por Domat, limitándola a la venta de inmuebles, y Pothier, admitiéndola
en todos los contratos y en beneficio de cualquiera de los contratantes;
subsiguientemente fue respaldada por Portalis y Tronchet, con la oposición de

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Berlier y Thomasius. Napoleón puso fin a la discusión pronunciándose por la
lesión en la compraventa, exclusivamente a favor del vendedor, y en la partición
de inmuebles. Napoleón dijo:

“(…) poco importa cómo un individuo dispone de unos diamantes o cuadros; pero la
manera como lo hace respecto de su propiedad territorial no puede ser indiferente a la
sociedad y a esta le pertenece marcar límites al derecho de disponer de ella”.
[ CITATION Rub99 \l 9226 ]

En el siglo XIX, durante el liberalismo, existieron actitudes hostiles hacia la lesión;


el Código de Portugal de 1867 lo eliminó completamente, lo mismo ocurrió con el
Código civil argentino, los códigos de Panamá, Honduras, Costa Rica, Guatemala,
el del Brasil de 1917; prevalece la idea de que cada uno es libre de hacer lo que
desee,

“(…) el principio del laisser faire, laisser passer que predominó en el campo
económico se traduce en la esfera contractual en la consagración de la más absoluta
autonomía de la voluntad, aceptando que cada uno elija sin cortapisas las condiciones
que considere más convenientes a sus propios intereses” [CITATION Moi90 \l
9226 ].

Ya para el siglo XX, y debido a la predominio de las doctrinas sociales favorables


a la intervención del juez y de la ley en los contratos para impedir la explotación de
los débiles y necesitados, se vuelve a retomar la lesión, pero renunciando la
fórmula romana que atendía solamente al elemento objetivo de la discrepancia de
las prestaciones, sino incorporando dos elementos subjetivos: el estado de
inferioridad de la parte lesionada y el aprovechamiento de ese estado por la parte
lesionante.

En los países del “common law” no existe la figura de la lesión. [ CITATION Bar02
\l 9226 ] Dice que queda insumida en el caso genérico de la “undue influence” que,
como vicio del consentimiento debe ser probado por quien lo invoca, existiendo

7
casos en que el vicio se presume, quedando la prueba a cargo del demandado.
Agrega Barandiarán que

“ello ocurre en razón de una circunstancia subjetiva, cuando la presión moral es


evidente, como en el caso del tutor y pupilo; y también en razón de una
circunstancia objetiva, cuando la lesión es de tal magnitud, que importa por si sola
la existencia de un negocio deshonesto, contrario a la conciencia (unconscionable
bargain).” [ CITATION Bar02 \l 9226 ]

Ya en Colombia el Código civil de Andrés Bello: la figura de lesión enorme, se


establece por inspiración de código romano, pero se excluyen los bienes muebles
y el vendedor como el comprador pueden entablar acción por lesión enorme, si las
circunstancias así lo sugieren.

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2. CONCEPTO

La etimología del vocablo lesión hace referencia a “herida” y en un sentido


figurativo se refiere a cualquier daño, perjuicio o detrimento y es esta la
connotación lingüística que emplea en el derecho. El establecimiento y/o
fundación de la “laesio enormis”, desde sus inicios, pretendió enmendar una
situación de hecho cimentada en una razón de equidad: la de proteger al vendedor
del engaño al que podía estar expuesto en la venta de un bien inmueble y evitar
que recibiera un precio inferior al tiempo de celebrar la venta, independientemente
de las circunstancias que lo orillara a aceptar tal negocio.

La lesión radicaba en recibir un precio inferior a la mitad del justo precio y cuando
eso ocurriese el vendedor disponía de acción para pedir la rescisión de la venta
por el perjuicio económico sufrido con ella. “De ahí que se le llamara lesión por
más de la mitad, laesio ultra dimidium laesio enormis” según afirma [CITATION
Ale03 \l 9226 ]. Esa percepción primera, perdura hasta la actualidad con algunas
excepciones.

Como apunta [CITATION Ale03 \l 9226 ],

“(…) el origen de esta acción fue el deseo de proteger al vendedor que, urgido por
la situación, vendía su propiedad a vil precio. Fue la equidad la que la originó,
como se desprende de su propio texto que dice que es humano dar en ese caso
acción al vendedor”.

Adicionalmente el autor agrega, que es el abuso de que puede ser víctima una de
las partes, lo que se procura remediar con la figura de la lesión enorme.

“Es esa violencia moral, por decirlo así, que sufre el vendedor o el comprador, la
que motiva la acción rescisoria por lesión enorme. No es propiamente una
coacción o violencia en el sentido jurídico de esta palabra, la que sufre el
contratante lesionado; no es un error en el precio que recibe o que paga; no es la

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consecuencia de un engaño, sino la necesidad de procurarse el dinero o la cosa lo
que obliga a aceptar un negocio perjudicial para sus intereses. Son, pues, razones
de interés práctico, de interés social y no de carácter jurídico las que han dado
origen a esta institución y pretender encontrar en el derecho lo que arranca de una
necesidad de hecho es buscar lo imposible” [CITATION Ale03 \l 9226 ]

Según se explican [ CITATION Ale05 \l 9226 ] en su obra titulada “Tratado de


Derecho Civil”:

“La lesión, cuando reviste caracteres graves, cuando es enorme, reclama una
sanción en nombre de la equidad que, conforme a la etimología de la palabra,
consiste en la igualdad de trato”. Como sostenía Josserand, citado en este
mismo texto, “Los más débiles deben ser protegidos contra los más ávidos y
astutos, para así nivelar las desigualdades” [ CITATION Ale05 \l 9226 ]

Y como sostiene en la doctrina francesa Jean Carbonnier, “la rescisión no se


subordina a la demostración de la falta que haya podido cometer uno de los
contratantes, explotando las necesidades del otro, ni es preciso demostrar la
ausencia de libertad en el consentimiento de la parte perjudicada. La lesión no
constituye un vicio del consentimiento, debiendo pronunciarse tan pronto como se
compruebe, objetiva y matemáticamente, la existencia de la desproporción
prevista en la ley”.13

De acuerdo con [ CITATION Car80 \l 9226 ],

“(…) la lesión es el perjuicio pecuniario que experimenta una de las partes por
obra de una desigualdad de valor entre las prestaciones (si, por eje., el comprador
compra demasiado caro o el vendedor se deshace de sus productos a precio
excesivamente bajo)”. [ CITATION Car80 \l 9226 ]

Este concepto, con mayor o menor precisión, en el fondo, se encuentra presente


en la casi totalidad de la doctrina.

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Por su parte, [ CITATION Mez66 \l 9226 ] expresa que la lesión “es el perjuicio
pecuniario que las partes sufren como consecuencia de las prestaciones
recíprocas de un contrato conmutativo”. José Antonio Martín Pérez -según cita de
Quiroz Valenzuela- en su Tesis doctoral sustenta que la lesión es “el perjuicio
patrimonial injusto que sufre un contratante a causa del desequilibrio entre las
prestaciones de un contrato oneroso válido, que a su vez, provoca un
enriquecimiento para la otra parte” [ CITATION Qui01 \l 9226 ].

A este tenor, [ CITATION Ale08 \l 9226 ] la discierne como:

“(…) el perjuicio experimentado por una persona como consecuencia de un acto


jurídico ejecutado por ella; consiste, más precisamente en los contratos a título
oneroso, en el hecho de recibir una prestación de un valor inferior a la que él
proporciona.” [ CITATION Ale08 \l 9226 ]

Cabe destacar que no se trata de cualquiera lesión económica, toda vez que
siempre podría existir una diferencia, sino de un asaz menoscabo para que sea
justificable la anulación del contrato. Dificultosamente, la equivalencia de las
prestaciones recíprocas, será rigurosamente exacta. Como explica [CITATION
Ale03 \l 9226 ], “buscar una equivalencia absoluta en los contratos es imposible.
Se trata únicamente de buscar una equivalencia relativa”. Y, efectivamente, en
todo contrato siempre podría descubrirse que una de las partes resulta lesionado.
Y si se admitiera que cualquier discrepancia permitiera invocar la lesión eso iría en
contra del interés general por la resultante inseguridad jurídica que derivaría de
aquello.

De esta situación parte la noción considerada desde un principio: “que la lesión


debía ser significativa”, sosteniéndose en la noción romana de que tal lesión la
sufría el vendedor cuando recibía como precio una suma menor a la mitad de lo
que era el justo precio del inmueble al momento de celebrarse el contrato. En
otras palabras, y según fue concebida por los romanos, la lesión debía ser

11
“enorme”, criterio que permanecería por las razones obvias indicadas, quedando
fuera de esta las lesiones de poca monta o limitadamente intrascendentes.

Acorde con esta figura jurídica el precio de la cosa podía diferir del justo precio al
momento de celebrar el contrato, pero siempre que se oscilara entre determinados
márgenes con respecto al valor de mercado de la cosa en ese momento. Sin
embargo, cuando caía en un determinado porcentaje de lo que se consideraba el
justo precio, componía un grave perjuicio o lesión enorme para la parte vendedora
que esta no tenía por qué admitir, otorgándole acciones para pedir la rescisión del
contrato de venta celebrado bajo una circunstancia dañina para su patrimonio.

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3. MARCO LEGAL

La Constitución política de Colombia 2 y 13, estos configuran las bases de la


convivencia e igualdad de todos los ciudadanos ante el Estado y con ello la
facilitación de la participación de todas las decisiones que les pueden afectar en
su vida económica, teniendo como base la igualdad de derechos, la protección y
trato de las autoridades gozando de las mismas libertades y oportunidades.

“Artículo 2: Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la


prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y
deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las
decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y
cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad
territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las


personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás
derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del
Estado y de los particulares.”

“Artículo 13: Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la
misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos,
libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza,
origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica.”

De igual manera, se encuentra dispuesto en el Pacto Internacional de Derechos


Civiles y Políticos en su artículo 26 y en la Convención Americana de Derechos
Humanos en el artículo 24.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

“Artículo 26: Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin
discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda

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discriminación y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra
cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social.” [ CITATION Pac66 \l
9226 ]

Convención Americana de Derechos Humanos.

“Artículo 24: Todas las personas son iguales ante la ley.  En consecuencia, tienen
derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley.” [CITATION Con1 \l
9226 ]

Por su parte, la acción rescisoria por lesión enorme, se encuentra reglamentado


en el código civil colombiano, específicamente en el capítulo XIII, en los artículos
1946 al 1954. [CITATION Ley2 \l 9226 ]

Permitiéndose la capacidad de rescindir un contrato tal y como lo estipula el

artículo 1946 que expresa que: “El contrato de compraventa podrá rescindirse por

lesión enorme.”

Hay que recordar que la lesión enorme se produce cuando se compra un bien
inmueble por un valor superior al doble del valor real o justo, o cuando se vende
un bien por menos de la mitad del valor justo o real [Artículo 1947 del código civil
colombiano].

“Artículo 1947: El vendedor sufre lesión enorme cuando el precio que recibe es
inferior a la mitad del justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez
sufre lesión enorme, cuando el justo precio de la cosa que compra es inferior a la
mitad del precio que paga por ella.

El justo precio se refiere al tiempo del contrato.” [CITATION Ley2 \l 9226 ]

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Por ejemplo, si una persona le vende a otra un bien inmueble por 40  millones
cuando el valor real es de 100 millones, se configura la lesión enorme, y el
vendedor puede interponer la acción rescisoria del contrato de compraventa
respectivo para remediar la “enorme” pérdida patrimonial por cuenta de ese
negocio poco afortunado.

Pero si el comprador ya vendió este bien inmueble, no se puede buscar la


rescisión ni del primer contrato de compraventa, ni el segundo considerando la
excepción contemplada por la norma.

Al respecto dice el artículo 1951 del código civil:

“Improcedencia de la acción por pérdida o venta. Perdida la cosa en poder del


comprador, no habrá derecho por una ni por otra parte para la rescisión del
contrato.

Lo mismo será si el comprador hubiere enajenado la cosa; salvo que la haya


vendido por más de lo que había pagado por ella, pues en tal caso podrá el primer
vendedor reclamar este exceso, pero sólo hasta concurrencia del justo valor de la
cosa, con deducción de una décima parte.”

En este sentido, si el comprador vende en 120 millones, el vendedor inicial no


puede buscar recuperar el inmueble vía rescisión del contrato de compraventa por
lesión enorme, pero sí puede exigir que se le reintegre el dinero pagado de
menos, para remediar así la lesión enorme causada.

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4. MARCO JURISPRUDENCIAL

La jurisprudencia de la lesión enorme se encuentra delimitada por la [ CITATION


Sen94 \l 9226 ]

Esta sentencia contempla que “la lesión enorme no constituye una institución de
aplicación generalizada en nuestro derecho civil, y se ha consagrado como un
instrumento adecuado de control y defensa del principio de "equidad", que puede
verse comprometido no sólo en la compraventa, sino también en otros actos o
convenios jurídicos”. Bajo esta perspectiva deja claro su carácter de órgano de
control que busca la equidad, entendida esta como darle a cada quien lo que le
pertenece, medida que resulta apenas pertinente para que quien vende no lo
haga con fines de usura o para que el comprador, que por algún tipo de
ingenuidad o desconocimiento de la dinámica económica no salga perjudicado de
la negociación.

El objeto de esta sentencia es entablar una acción de tutela debido a que se no se


manifiesta igualdad el trato de las partes del contrato. Se manifiesta que la norma
carece de equidad debido a que mientras el vendedor puede alegar lesión
enorme cuando recibe menos de la mitad del precio justo del bien inmueble, para
el caso de comprador se aplica la acción si ha pagado más de la mitad del precio
justo. La demandante afirma que el comprador tiene más ventaja en relación al
comprador, debido a que puede realizar la acción cuando ha pagado el doble, que
en términos matemáticos se traduce en más dinero aportado. Siendo más explícita
y haciendo uso del ejemplo de la demandante, el precio justo del bien inmueble es
de 100´000.000 es vendedor podrá alegar lesión enorme si recibe 49´100.000
(51`000.000 de perdida en la negociación), entre tanto el comprador podrá
instaurar la acción de lesión enorme si paga por el bien 201´000.000 (101´000.000
de pago adicional)

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La regulación de la lesión enorme se encuentra en el artículo 1954 del código civil,
frente a la demanda la corte constitucional considera que el anterior artículo no
viola el principio de igualdad, debido a que las situaciones jurídicas del comprador
y del vendedor son diferentes y por ello requiere una el trato diferente en la
norma. La principal obligación del comprador es la de pagar el precio convenido y
la del vendedor es la de entregar la cosa; cada una obligaciones de naturaleza
distinta así como también lo son las acciones de saneamiento en beneficio del
comprador y la de lesión enorme que se reconoce a las partes en los términos que
dispone la ley. Se reconoce la posición de ventaja del comprador al adquirir un
bien inmueble al considerarse que realizo una inversión segura y con tendencia a
valorizarse y recuperar el excedente en dinero pagado; situación que no acurre
con el comprador quien recibe dinero que está sujeto a la inflación y demás
factores que afectan el manejo de la divisa.

De otra parte se encuentra la [CITATION Sen14 \l 9226 ] Y la [CITATION Res97 \l


9226 ] que declaran exequibles dos aparte y el inciso segundo del artículo 1958:

Donde los apartes “deducción de una décima parte” y “aumentado en una décima
parte” fueron declarados EXEQUIBLES, por los cargos analizados, por la Corte
Constitucional mediante Sentencia C-236-14 de 9 de abril de 2014 por el
Magistrado Ponente Dr. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo.

Con fundamento en las consideraciones de las demanda se impuso, concluir que,


por los cargos analizados, los segmentos acusados del artículo 1948 del Código
Civil son exequibles y así lo declarará la Corte en la parte resolutiva de esta
providencia, puesto que no es del todo aceptable la interpretación de los
demandantes, quienes sostienen que las fórmulas previstas por el legislador para
reparar la lesión enorme judicialmente declarada representan, siempre, un
perjuicio para el vendedor, sea que lesione o que resulte lesionado y un beneficio
para el comprador, tanto cuando causa la lesión, como cuando la padece.

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Otorgándole la razón a los actores en cuanto predican que, siendo el vendedor
quien resulta lesionado, la manera de restablecer el equilibrio consiste en que el
comprador complete el justo precio, con deducción de una décima parte de ese
valor que, por lo tanto, no se traslada al patrimonio del enajenante, mas no se la
otorga respecto de la interpretación según la cual, siendo el comprador el
lesionado, el vendedor pierde, pues debe restituir lo recibido en exceso sobre el
justo precio, más un 10% ordenado por la ley, lo que, a juicio de los demandantes,
significa que debe pagar una suma superior al justo precio, con notable detrimento
patrimonial.

Para la Corte el adecuado entendimiento de la preceptiva demandada conduce a


una conclusión distinta, porque la devolución del exceso sobre el precio justo, a
cargo del vendedor, comporta la restitución del exceso descontándole la décima
parte al precio justo, descuento favorable al enajenante y demostrativo de que la
parte no lesionada siempre recibe un beneficio, trátese del comprador o del
vendedor, de donde resulta no ser cierto que en todos los supuestos este último
sufre detrimento patrimonial.

(...)

Para evitar la rescisión de la venta decretada judicialmente tanto el comprador


responsable de la lesión que debe completar la diferencia con el justo precio como
el vendedor causante de la misma que con el mismo propósito tiene que devolver
lo que recibió de más respecto del justo precio, en la práctica, tienen derecho a
retener o deducir una décima parte del monto de lo que el primero completa y el
segundo devuelve. Así las cosas, en lo concerniente con el aspecto examinado
ambos reciben un trato equivalente. Por ende cabe afirmar que,
consecuentemente, tanto el comprador como el vendedor lesionados pierden o
dejan de percibir esa misma proporción. No se trata entonces de que, como se
afirma en la demanda, el vendedor que lesiona soporte un gravamen en tanto, que

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en el mismo caso, el comprador disfruta de una ventaja injustificada por cuanto, en
realidad, ambos ostentan idéntico privilegio.

Dejando sin argumento la noción de que "el comprador opta por la rescisión de la
compraventa, el precio que haya pagado debe ser restituido con corrección
monetaria, pero si él debe completar el justo precio para persistir en la
compraventa y obstar la rescisión, el precio debe complementarlo sin corrección
monetaria"; interpretación esta que, según él, se erige en un tratamiento injusto
para con el vendedor.

Dando por sentado, que la norma bajo examen no dispone  nada en relación con
el problema planteado. Es decir, de manera directa no contiene ninguna
regulación relativa al reconocimiento de la corrección monetaria o indexación en
las restituciones mutuas o el pago de complementos a que haya lugar por motivo
de la declaratoria de rescisión por lesión enorme.

Así las cosas, no compete a la Corte pronunciarse sobre la interpretación que de


una norma legal haya podido hacer y declarando exequible el segundo inciso del
artículo 1958.

En este segundo pronunciamiento, la Corporación, en Sentencia C-153 de 1997,


declaró la exequibilidad del segundo inciso del artículo 1948 del Código Civil al
encontrarlo ajustado al preámbulo y a los artículos 2°, 13, 58, 228 y 230 de la
Constitución Política. En esa ocasión, el demandante planteó que la norma
establecía un trato discriminatorio entre las partes de la compraventa al limitar las
prestaciones mutuas derivadas de la rescisión por lesión enorme. Al respecto, la
Corte sostuvo que en el ordenamiento jurídico se adoptó un criterio objetivo para
determinar la configuración de la lesión enorme, que se limita a la confrontación
matemática del precio convenido y el justo precio de la cosa.

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5. LEGISLACIÓN COMPARADA

Una vez expresada el origen y los criterios que se le han atribuido a la lesión
enorme, se procede a desglosar algunos cuerpos legales que revisten de
provecho el tema que nos atañe:

Perú:

El Código Civil Peruano de 1984 trata de la lesión en su Libro VIII "De Las Fuentes
de las Obligaciones", Título IX. Se transcriben textualmente algunas de sus
disposiciones:

“Artículo 1447.- La acción rescisoria por lesión sólo puede ejercitarse cuando la
desproporción entre las prestaciones al momento de celebrarse el contrato es
mayor de las dos quintas partes y siempre que tal desproporción resulte del
aprovechamiento por uno de los contratantes de la necesidad apremiante del otro.
Procede también en los contratos aleatorios, cuando se produzca la desproporción
por causas extrañas al riesgo propio de ellos.

Artículo 1448.- En el caso del artículo 1447, si la desproporción fuera igual o


superior a las dos terceras partes, se presume al aprovechamiento por el
lesionante de la necesidad apremiante del lesionado.

Artículo 1451.- El demandado puede reconvenir el reajuste del valor. En este


caso, la sentencia dispondrá el pago de la diferencia de valor establecido, más sus
intereses legales, dentro del plazo de ocho días, bajo apercibimiento de declararse
rescindido el contrato.

Artículo 1452.- En los casos en que la acción rescisoria a que se refiere el artículo
1447 fuere inútil para el lesionado, por no ser posible que el demandado devuelva
la prestación recibida, procederá la acción de reajuste.

Artículo 1453.- Es nula la renuncia a la acción por lesión.

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Artículo 1455.- No procede la acción por lesión:

1. En la transacción.

2. En las ventas hechas por remate público.

Artículo 1456.- No puede ejercitar la acción por lesión el copropietario que haya
enajenado bienes por más de la mitad del valor en que le fueron adjudicados.”

De los artículos anotados, se presentan las subsiguientes conclusiones:

1. La aplicación de la lesión es extensa, aplicándose incluso a los contratos


aleatorios frente al supuesto que indica la norma. Explícitamente quedan
excluidos los contratos de transacción y ventas en remate público, además
de la partición en el supuesto referido en la norma.
2. Se acoge adicionalmente a un criterio mixto, el Código Civil Peruano limita
bastante el elemento subjetivo, estableciéndolo como un aprovechamiento
de una necesidad imperiosa de alguna de las partes. Para lo antepuesto,
existe una presunción de aprovechamiento, cuya base es una
desproporción ascendente a las 2/3 partes.
3. Por su parte, el elemento objetivo es cuantificado, conformándose como
lesión frente a una desproporción superior a las 2/5 partes.
4. La sanción es la nulidad, salvo cuando ésta fuera inútil para el demandante,
en cuyo caso se hará un reajuste. Esta última también puede ejecutarse
reconvencionalmente.

México:

El Código Civil Mexicano de 1928, en sus primeros artículos estipula respecto a la


lesión lo siguiente:

“Artículo 17. Cuando alguno, explotando la suma ignorancia, notoria inexperiencia


o extrema miseria de otro, obtiene un lucro excesivo que sea evidentemente
desproporcionado a lo que él por su parte se obliga, el perjudicado tiene derecho a

21
elegir entre pedir la nulidad del contrato o la reducción equitativa de su obligación,
más el pago de los correspondientes daños y perjuicios.

El derecho concedido en este artículo dura un año.”

De forma concisa, el Código Civil Mexicano instaura los supuestos de la lesión:

a) La lesión tiene una aplicación extensa a todos los actos jurídicos.


b) Consagra igualmente un criterio mixto, cuyo elemento subjetivo está
basado en el aprovechamiento de la inferioridad de la contraparte, no
instaurando una presunción para instituirlo; el elemento objetivo no ha sido
cuantificado, por lo que su establecimiento queda absolutamente encargada
al juez.
c) La sanción que procede a la lesión es la nulidad, con la posibilidad de optar
por la reducción equitativa de la obligación para el afectado, extendiéndose
inclusive a la indemnización de perjuicios.

Argentina:

El Capítulo IV del Título V denominado "De los Vicios de la Voluntad y de los Actos
Jurídicos" del Código Civil argentino de 1869 dispone:

“Artículo 954. Podrán anularse los actos viciados de error, dolo, violencia,
intimidación o simulación. También podrá demandarse la nulidad o la modificación
de los actos jurídicos cuando una de las partes explotando la necesidad, ligereza o
inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación. Se presume, salvo prueba en
contrario, que existe tal explotación en caso de notable desproporción de las
prestaciones. Los cálculos deberán hacerse según valores al tiempo del acto y la
desproporción deberá subsistir en el momento de la demanda. Sólo el lesionado o
sus herederos podrán ejercer la acción cuya prescripción se operará a los cinco
años de otorgado el acto. El accionante tiene opción para demandar la nulidad o
un reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas acciones se

22
transformará en acción de reajuste si éste fuere ofrecido por el demandado al
contestar la demanda.”

El citado código civil presenta las siguientes características:

1. La lesión tiene una aplicabilidad general a todos los actos jurídicos,


siempre y cuando sean conmutativos.
2. Opta por un criterio mixto, combinado con un elemento objetivo no
determinado y un elemento subjetivo consistente en la explotación de la
necesidad, ligereza o inexperiencia de alguna de las partes; a este efecto,
consagra una presunción de explotación, cuando existe notable
desproporción de los valores. Esta notable desproporción debe calificarla
el juez.
3. Existe una opción del demandante entre la acción de nulidad y la de
reajuste. Si el demandado ofrece el reajuste, la acción de nulidad
interpuesta se transforma inmediatamente en una acción de reajuste.

Bolivia

El Código Civil boliviano de 1975, en su Capítulo IX "De Las Fuentes de las


Obligaciones" consagra:

“Art. 561.-1. A demanda de la parte perjudicada es rescindióle el contrato en el


cual sea manifiestamente desproporcionada la diferencia entre la prestación de
dicha parte y la contraprestación de la otra, siempre que la lesión resultare de
haberse explotado las necesidades apremiantes, la ligereza o la ignorancia de la
parte perjudicada.

II. La acción rescisoria sólo será admisible si la lesión excede a la mitad del valor
de la prestación ejecutada o prometida. (Arts. 413, 563, 1277, 1278 del Código
Civil)

Art. 562.- Quedan excluidos del régimen de la lesión:

23
1) Los contratos a título gratuito.

2) Los contratos aleatorios.

3) La transacción.

4) Las ventas judiciales, tanto forzosas como voluntarias.

5) Los demás casos expresamente señalados por la ley.

Art. 563.- I. Para apreciar la lesión se tendrá en cuenta el perjuicio resultante en el


momento de la conclusión del contrato.

II. Se exceptúa el contrato preliminar en el cual la lesión se apreciará en el día en


que se celebre el contrato definitivo.”

Con lo anterior se pone de manifiesto el tratamiento que las normas en materia de


lesión enorme son bastante minuciosas:

1. El Código Civil boliviano especifica con mucha precisión los actos y


contratos excluidos de la aplicación de la lesión. Es interesante la expresa
mención que efectúan al contrato de promesa entre las normas de la lesión,
instituyendo que la inequivalencia de las prestaciones se apreciará el
momento en que se celebre el contrato definitivo.
2. Adopta un criterio mixto, cuyo elemento subjetivo es similar a los textos
legales anteriormente analizados y contemplando un elemento objetivo
cuantificado en un 50%.
3. En cuanto a la sanción, se contempla la rescisión del contrato,
prescindiendo de la posibilidad de revivirlo completando o restituyendo la
diferencia de valores.

España

24
El Código Civil español de 1889 plantea un tratamiento asistemático de la lesión,
estableciéndola en distintos artículos e instituciones.

En el Libro IV "De las Obligaciones y de los Contratos", el cuerpo legal en comento


establece:

“1291: Son rescindibles

“1. Los contratos que pudieren celebrar los tutores sin autorización judicial,
siempre que las personas a quienes representan hayan sufrido lesión en más de la
cuarta parte del valor de las cosas que hubiesen sido objeto de aquellos.

2. Los celebrados en representación de los ausentes, siempre que éstos hayan


sufrido la lesión a que se refiere el número anterior

Art. 1.293: Ningún contrato se rescindirá por lesión, fuera de los casos
mencionados en los números 1° y 2° del artículo 1.291.

Art. 1.294: La acción de rescisión es subsidiaria; no podrá ejercitarse sino cuando


el perjudicado carezca de todo otro recurso legal para obtener la reparación del
perjuicio.

Art. 1.296: La rescisión de que trata el número 2° del artículo 1.291, no tendrá
lugar respecto de los contratos celebrados con autorización judicial.”

Por su parte, en el Libro III "De la Colación y Partición", se estipula:

“1074: Podrán también ser rescindidas las particiones por causa de lesión en más
de la cuarta parte, atendido el valor de las cosas cuando fueron adjudicadas.

Art. 1.075: La partición hecha por el difunto no puede ser impugnada por causa de
lesión, sino en el caso de que perjudique la legítima de los herederos forzosos o
de que aparezca, o racionalmente se presuma, que fue otra la voluntad del
testador.

25
Art. 1.076: La acción rescisoria por causa de lesión durará cuatro años, contados
desde que se hizo la partición.

Art. 1.078: No podrá ejercitar la acción rescisoria por lesión el heredero que
hubiese enajenado el todo o una parte considerable de los bienes inmuebles que
le hubieran sido adjudicados.”

De estas normas se puede decir que:

a) Su establecimiento como institución de aplicación restringida sólo a los


contratos celebrados por tutores o en representación de los ausentes, en
ambos casos sin autorización judicial y en la partición de bienes.
b) El Código Civil español adopta un criterio objetivo, siendo éste cuantificado
en una cuarta parte del valor de las cosas que hayan sido objeto del acto
particional o contrato en que se aplica la lesión.
c) En los casos en se presenta la lesión, la sanción aplicable es la rescisión
con las limitaciones dispuestas en las disposiciones transcritas.

26
6. APLICACIÓN

Comúnmente, cuando un negociante, a causa de ciertas circunstancias, sobre


todo por encontrarse bajo circunstancias de necesidad, por la falta de sus
facultades mentales, o por su poca experiencia en el comercio, realiza un negocio
que es ostensiblemente perjudicial a sus intereses, en verdad no ha expresado
libremente su voluntad, ya que esta ha sido viciada.

El Código Civil concretó esta idea exigiendo un criterio numérico, esto es, una
relación entre el valor del objeto del negocio y lo que se recibe o se da por él, por
una parte; y, por la otra, circunscribió tal concepto a un número limitado de
negocios:

1.- Compraventa de Bienes Inmuebles: (art. 1946 a 1954 Código Civil.). Existe


lesión enorme cuando el vendedor vende una cosa por más del doble de su justo
precio (lesión para el comprador), o cuando vende por menos de la mitad de tal
precio (lesión para el vendedor).

La compraventa de bienes muebles a precios desproporcionados o irrisorios son


negocios en los que se desconocen principios generales del derecho, como la
buena fe, la prohibición del enriquecimiento sin causa y el abuso de los derechos.

2.- Permuta de Inmuebles: para la permuta de inmuebles existe el mismo criterio.

3.- Mutuo Con Intereses: (art. 2231 Código Civil) tiene efecto cuando el interés
pactado excede en una mitad al que se probare haber sido el interés corriente al
tiempo de la convención.

4.- Anticresis: (art. 2466 inc.2 Código Civil.) en las mismas condiciones que en el
mutuo.

27
5.- Cláusula Penal: (art. 1601 Código Civil.) en ningún caso puede ser el doble de
la obligación asegurada.

6.- Aceptación de una Herencia: (art. 1291 Código Civil.) cuando en virtud de una
disposición testamentaria de que no tenía conocimiento el heredero en el
momento de aceptar, su asignación se disminuye en más de la mitad.

7.- Partición de Bienes: (art. 1405 par. 2 Código Civil.) el adjudicatario que ha sido
perjudicado en más de la mitad de su cuota en relación con la que ha
correspondido a los otros adjudicatarios, es titular de la acción de lesión enorme.

8.- Dación en Pago: se rige por la compraventa, si se entregan inmuebles para


solucionar la obligación.

9.- La Hipoteca: (art. 2455 inc. 2 Código Civil.) hay lesión enorme si la hipoteca
implica más del duplo del importe conocido.

10.- El Censo: la razón entre el canon y el capital no podrá exceder la cuota de


ley; su máximo es del 5%

El concepto de la lesión en los negocios, debe medirse teniendo en cuenta varios


puntos de vista:

 Una persona puede encontrarse en tres situaciones distintas para realizar un


negocio lesivo a sus intereses:
1. Estado de necesidad: como cuando el vendedor se ve obligado a
vender por cualquier precio.
2. Debilidad de sus facultades mentales
3. Estado de inexperiencia en el comercio.

En cualquiera de estos estados la voluntad carece de la suficiente libertad, es


decir, se encuentra viciada.

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 La lesión puede presentarse tanto en los contratos de enajenación
(compraventa, permuta, aporte a una sociedad etc.) como en los de
administración (arrendamiento, trabajo etc.).

En síntesis, todos los negocios onerosos pueden ser usurarios, es decir, viciados
por lesión. En general, negocio oneroso es aquel que tiene por objeto la utilidad de
ambos contrayentes, gravándose cada uno en beneficio del otro (art. 1497 C.C.).

 La usura o lesión puede presentarse no solo en la conclusión de los negocios,


sino también en los negocios de cumplimiento, la explotación usuraria puede
realizarse a favor de otro negociante o de un tercero.

29
7. EXTRACONTRACTUAL

La responsabilidad extracontractual, se da cuando una persona causa, ya sea por


sí misma, por medio de otra de la que responde o por una cosa de su propiedad o
que posee, un daño a otra persona respecto de la cual no estaba ligada por un
vínculo obligatorio, adquiriendo esta la obligación de resarcir el daño provocado
por un incumplimiento contractual, configurándose así la sujeción de una persona
que vulnera un deber de conducta impuesto en interés de otro sujeto a la
obligación de reparar el daño producido.

Al llevar la responsabilidad extracontractual a la lesión se tiene que esta se


presenta en:

1. Sucesión por fallecimiento.


2. Sociedad conyugal
3. Sociedad patrimonial
4. Sociedad comercial
5. Proceso de división material
6. Lesión enorme para reducir la prestación
7. Lesión enorme para aumentar la prestación
8. Lesión enorme como causal de la sanción que afecte el contrato
9. Aplicabilidad de la sanción enorme.
1. Sucesión por fallecimiento

La repartición de herencias es una fuente de conflictos familiares muy común


debido a la naturaleza humana que empuja a las personas a tomar decisiones que
le favorecen a sí mismo y perjudican a los demás, y es de lo más cotidiano que
sea distribuido de forma inequitativa los bienes que componen la masa sucesoral, 
y es en estos casos donde resulta útil conocer que la lesión enorme también se
aplica en la repartición de bienes de propiedad común como en el caso de la
sucesiones.

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La premisa para que se configure la lesión enorme es que el valor pagado o
recibido difiera en más de la mitad con respecto al valor del bien, lo que en
principio se podría afirmar que no aplica en la repartición de una herencia, debido
a que el beneficiario no paga nada por recibir un bien o una parte de él, de modo
que no es posible determinar una diferencia monetaria que permita cuantificar el
detrimento económico del afectado. Sin embargo, es posible alegar la lesión
enorme en el caso de repartición de bienes comunes como claramente lo expresó
la sala civil de la corte suprema de justicia en sentencia del 30 de junio de 2011
con referencia 20001-3103-003-1998-00238-01 y ponencia del magistrado Arturo
Solarte Rodríguez:

“En el supuesto específico de la rescisión por lesión enorme de la partición de


bienes comunes, se presenta la peculiaridad de que el negocio jurídico
correspondiente no genera prestaciones correlativas, de tal manera que pueda
realizarse un juicio de comparación entre lo entregado y lo recibido, para efectos
de determinar la desproporción existente entre uno y otro. Por el contrario, en la
partición o división de bienes, a cada uno se le habrá de entregar “lo suyo”, sin que
deba dar nada a cambio, por lo que el criterio básico para examinar la justicia del
trabajo partitivo ha de ser la relación entre lo efectivamente entregado y la cuota
respectiva, considerada ésta como la medida ideal del derecho que tiene el
comunero sobre la cosa común (artículo 2323 del Código Civil), en cuyo caso, si
los bienes finalmente asignados como consecuencia de la partición conducen a
que lo recibido resulta ser inferior a la mitad del valor de la cuota, se entenderá
que ese comunero ha sido lesionado enormemente, con la consecuencia particular
de que el afectado con dicha circunstancia, podrá pedir que se rescinda el
correspondiente acto de partición, esto es, que cesen sus efectos hacia el futuro y
que dicha determinación tenga igualmente efectos hacia el pasado -si ello es
posible-, con las restituciones recíprocas a que haya lugar.” [CITATION Sen11 \l
9226 ]

El problema es que esta figura sólo aplica si lo que recibió el heredero es menor al
50% de la cuota que le correspondería.

31
Por ejemplo, si el valor de los bienes a repartir es de 1.000 millones de  pesos
entre 5 herederos, a cada uno le debe corresponder el valor de 200 millones de
pesos, de manera que la lesión enorme sólo se configura si algún heredero recibe
una propiedad que vale menos de 100 millones de pesos, de manera que siempre
queda un margen para que alguien saque ventaja, pues si recibe una  propiedad
avaluada en 100 millones o 110 millones, no se configura la lesión enorme.

2. Sociedad conyugal

Como lo expresó el funcionario judicial de primer grado, el artículo 7º de la


[ CITATION Ley \l 9226 ], prevé que para la liquidación de la sociedad patrimonial
entre compañeros permanentes se acude a lo previsto en Libro IV, Título XXII,
Capítulos I al VI del Código Civil y, por esa vía, abre la posibilidad de rescindir la
partición hecha como epílogo de la sociedad patrimonial, por expreso mandato del
artículo 1405 ibídem. Precisamente, la antedicha norma establece de modo
general que las particiones se anulan o rescinden de la misma manera que los
contratos. En verdad las particiones son actos y no contratos, lo cual no obsta
para que sobre ellas recaiga alguna causal genérica de nulidad, como tampoco se
descarta que pueda haber una ruptura de la proporcionalidad de las
adjudicaciones que a cada participe se otorgan y, de contera, que ello pueda
deparar una lesión enorme. Desde el propio comienzo, el artículo 1405 del Código
Civil tiene consagrado que los actos partitivos pueden adolecer de nulidad y
también de lesión enorme.

3. Demás casos

La figura de la lesión es igualmente aplicable a otros casos que de manera


taxativa ha definido la ley (asignaciones y particiones sucesorales, intereses
excesivos). Para la compraventa, la procedibilidad de la acción se limita a aquellos
eventos en que tenga como objeto un bien inmueble o raíz, por la improcedencia
para los bienes muebles y para las ventas por ministerio de la justicia que dispone
el artículo 1949 c.c. Dicha desproporción consiste en un criterio objetivo, que no se

32
detiene a considerar la situación de las partes, sino que se condensa en una
fórmula matemática descrita para la compraventa inmobiliaria de la siguiente
manera:

"El vendedor sufre lesión enorme cuando el precio que recibe es inferior a
la mitad del justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez
sufre lesión enorme, cuando el justo precio de la cosa que compra es
inferior a la mitad del precio que paga por ella".

Así se determina una relación de dos a uno para establecer la desproporción. De


igual forma debe tenerse presente que el justo precio se refiere al valor comercial
del bien al tiempo de la celebración del contrato.

El efecto básico de la existencia de la lesión enorme en estos contratos es que se


habilita a solicitar la rescisión, volviendo las cosas a su estado anterior. Pese a
esto, la misma ley confiere al contratante que recibe provecho de la desproporción
la posibilidad de impedir la rescisión de la siguiente manera:

“el comprador contra quien se pronuncia la rescisión podrá, a su arbitrio, consentir


en ella, o completar el justo precio con deducción de una décima parte; y el
vendedor, en el mismo caso, podrá a su arbitrio consentir en la rescisión, o restituir
el exceso del precio recibido sobre el justo precio aumentado en una décima
parte".

A este respecto la Corte Constitucional se ha pronunciado para determinar que

"los criterios de restauración respetan las expresiones de la autonomía contractual


patentes en el acuerdo inicial que, no obstante la desproporción, es indicativo de
que si se pagó una cantidad menor al justo precio se tuvo el propósito de conferirle
un beneficio al comprador y, así mismo, de que si se recibió una cantidad mayor al
justo precio la intención fue beneficiar al vendedor". [ CITATION Sen \l 9226 ]

Esta consideración de la Corte Constitucional pasa de largo por sobre la norma del
artículo 1° del Decreto 1712 de 1989, que subrogó al artículo 1458 c.c., en tanto

33
el “animus donandi” exige la insinuación notarial, cuando quiera que el negocio
supere los 50 salarios mínimos. Igualmente descuida la norma del artículo 1450
c.c., según la cual la "donación entre vivos no se presume".

Adicionalmente habrá que tener en cuenta que la jurisprudencia, interpretando el


artículo 1950 c.c., concluye que si bien resulta ineficaz que en el contrato mismo
se incluya la renuncia a la acción rescisoria, este efecto no se extiende a los
pactos que se celebren con posterioridad a la celebración de aquel. Igualmente,
en caso de no renunciarse con posterioridad, la acción se encontrará limitada en el
tiempo, puesto que la ley fija en cuatro años el término de prescripción. En cuanto
a los requisitos para que prospere la acción, la Corte Suprema de Justicia, en
sentencia del 19 de diciembre de 2005, establece:

“...lo primero que debe examinar el fallador, una vez allanada la vía para el
pro-ferimiento de decisión de mérito, es lo atañedero a la presencia de los
elementos configurantes de la acción pertinente, que para el caso
estudiado de la rescisión por lesión enorme son los siguientes: "a) Que
verse sobre inmuebles y que la venta no se haya hecho por ministerio de la
justicia (artículo 32 de la ley 57 de 1887); b) Que el engaño sea enorme
(art. 1947); c) Que no se trate de un contrato de carácter aleatorio; d) Que
después de la celebración del contrato de compraventa no se haya
renunciado la acción rescisoria por lesión enorme; e) Que la cosa no se
haya perdido en poder del comprador; f) Que la acción se instaure dentro
del término legal".

Por último, habrá que indicar que si bien la figura se encuentra regulada
únicamente en la legislación civil, la jurisprudencia la ha extendido, por disposición
del artículo 822 c.co., a los contratos mercantiles que cumplan las mismas
características [ CITATION Sen1 \l 9226 ], pese a existir en esta regulación el
concepto de precio irrisorio y a que en el código que lo precede se hacía una
exclusión expresa de la figura.

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De esta forma, la duda que surge es si solo las partes que celebraron el contrato
de compraventa pueden interponer la acción de rescisión por lesión enorme o si
existen otros sujetos facultados para hacerlo [ CITATION Hin15 \l 9226 ],

Al respecto [ CITATION Hin15 \l 9226 ] establece que:

“La impugnación del acto afectado de lesión corresponde a la víctima. Se


pregunta sobre si la pretensión rescisoria y, en su caso, de reducción del
exceso es susceptible de transmisión a uno o varios terceros. Y la
respuesta afirmativa se cae de su peso en el supuesto del fallecimiento del
contratante lesionado" [ CITATION Hin15 \l 9226 ]

35
8. CASOS EXPERIMENTADOS

La rescisión de una compraventa por lesión enorme es asunto verdaderamente


excepcional en Colombia, lo confirma que su régimen se aparte también de los
efectos “ex tunc” que, automáticamente, se generan cuando se fulmina un contrato
(C.C., art. 1948); que únicamente proceda en la venta de bienes inmuebles y en
tanto no se hubiere hecho por el ministerio de la justicia (L. 57/1887, art. 32); que
se extinga si la cosa se pierde en poder del comprador, o si ella se enajena (C.C.,
art. 1951), y que, a diferencia de otras causas de rescisión, esté sujeta a un plazo
de caducidad y no de prescripción, según lo tiene esclarecido esta corporación.
Son tantas, pues, sus peculiaridades, tantas sus privativas características, que en
modo alguno se puede hacer de la lesión enorme un postulado general, por lo
menos en regímenes como el colombiano, sujeto a sus propias características, no
dilatable o expansibles por obra de lo regulado en otros códigos internacionales,
por lozanos que sean. Si así fuera, por laudable que pareciera, que no lo es, se
anticipa, el intérprete se traduciría en legislador, con todo lo que esta alteración de
roles genera. De ahí que en el derecho nacional impere un sistema restringido
(numerus clausus) y no uno abierto y omnicomprensivo de todos los supuestos
negociales (numerus apertus), según ya se bosquejó.

Un nuevo atisbo a los antecedentes legislativos nacionales, ciertamente, corrobora


esta afirmación, uno de los ejes centrales de la postura que la Corte Suprema
esgrime, es el alcance limitado o restringido que en el derecho colombiano tiene
asignada la lesión.

En efecto, como se señaló al momento de pasarle someramente revista a la


historia, Andrés Bello, renunció a conferirle carácter general y totalizador, por
manera que lo consagró en precisos y puntuales casos. Tanto que, ni siquiera,
finalmente, le otorgó status de vicio de la voluntad, como sí lo hizo el artículo 1118
del Código Civil francés de 1804, conforme al cual “La lesión no vicia las
convenciones sino en relación con ciertos contratos o respecto a ciertas

36
personas”, a lo que hay que agregar que, a diferencia de ese y otros códigos de la
época, no consagró la lesión en la parte general o introductoria de los contratos,
pues cuando de ella se ocupó, el codificador de América, lo hizo en cada acto o
contrato, en particular. Además, ello es relevante tenerlo muy presente, en el
derecho español histórico la lesión tenía un radio de acción mucho más dilatado y,
por contera, global, hasta el punto de que el precepto inmerso en La Novísima
Recopilación, expresamente auscultado por el propio señor Bello en sus proyectos
—a su turno inspirado en el Ordenamiento de Alcalá y ubicado en el título primero
relativo a “Los contratos y obligaciones en general”—, da cuenta de la referida
amplitud, no acogida ni por los redactores del Código Civil francés, ni por él,
comoquiera que no fue extendida a otros ‘contratos semejables’ a la venta, y
frente a las ‘rentas y los cambios’, lo que denota que, conscientemente, pudiendo
hacerlo, se abstuvo de imprimirle un carácter más general o extendido, como sí
aconteció en el aludido derecho histórico español, el que tampoco tuvo eco en el
propio codificador civil ibérico del siglo XIX.

La doctrina coincide en reconocer, como una realidad derivada de la ley vernácula,


dicho carácter limitado, restringido y tasado de la lesión enorme. Es así como el
doctor José Alejandro Bonivento Fernández, al respecto, bien expresa que,

“Precisamente, la lesión enorme no es procedente sino en determinados


actos jurídicos, a saber: a) Compraventa de inmuebles (L. 57/1887, art. 32);
b) Permuta con inmuebles (art. 1958); c) Aceptación de la herencia (art.
1291); d) Partición de la herencia (arts. 1401 a 1410); e) Cláusula penal
(art. 1601); f) Mutuo con interés (art. 2231); g) Hipoteca (art. 2455); y h)
Anticresis (art. 2466)...Esa limitación legal destruye cualquier consideración
moderna de la lesión como vicio del consentimiento, por cuanto no habría
razón para tenerlo para unos actos jurídicos y excluirlo en la gran mayoría.
Si es vicio del consentimiento, como tal, debe incidir en los negocios
jurídicos, como sucede con el error, el dolo y la violencia, y hemos
advertido, claramente, que no está prevista sino en contadísimos actos
jurídicos”.

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Por su parte, los doctores Ospina Fernández y Ospina Acosta, estiman que “A
imitación del derecho romano, del español antiguo y del francés, nuestro Código
Civil ha consagrado un sistema..., fragmentario y empírico en materia de la lesión
en los actos jurídicos, sancionándola únicamente en casos contadísimos”.

Criterio restrictivo es igualmente el acogido por el doctor Álvaro Pérez Vives, quien
luego de rechazar la asimilación de la dación en pago a la emptio venditio,
sentenció que en esta materia es erróneo “... dar aplicación a las reglas de la
compraventa; por ese motivo, la rescisión por lesión es inaplicable a la dación en
pago”. [CITATION Sen2 \l 9226 ]

Aludiendo al régimen chileno Robustiano Vera, explicando la etiología de la lesión


enorme, así como su alcance restringido, pone de manifiesto que:

“Nuestro código aceptó solo la lesión enorme y entró a reglamentarla con


toda claridad, dando reglas precisas en esta materia para evitar la
vaguedad con que se conocía en el derecho español. Además en este
derecho había lesión enorme en todos los contratos conmutativos, al paso
que nuestro código solo la acepta en la compraventa de bienes raíces
como lo dicen los artículos 1836 y 1888, en las adjudicaciones y
aceptaciones de herencias, en la permuta y en el mutuo con interés”
[ CITATION Ver18 \l 9226 ]

De igual manera, el tratadista A. Alessandri Besa, señala que

“..., el Código Civil francés acepta la nulidad por lesión únicamente en la


aceptación de asignaciones por causa de muerte, en la partición de bienes
y en la compraventa de inmuebles, pero solo en beneficio del vendedor, y
no de ambas partes, como en Chile... Inspirado en este criterio, nuestro
legislador ha contemplado la lesión como vicio objetivo, pero limitándola en
forma extrema, de modo que es aplicable a los pocos casos en que la ley la
admite expresamente y la sanciona”. [ CITATION Sen2 \l 9226 ]

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Considerando todo lo expresado hasta el momento la lesión enorme en Colombia
se dilucida que los casos experimentados en Colombia son pocos debido a su
alcance limitado o restringido que en el derecho colombiano tiene asignada la
lesión por lo que los casos en materia de lesión enorme no son muchos, por lo que
nos remitiremos a los dos siguientes caso.

1.) Sentencia del 25 de septiembre de 2007. Expediente 11001-31-03-027-2000-


00528-01. Las partes celebraron un contrato de “lease back”, modalidad del
leasing financiero, en virtud del cual la empresa demandada entregó a la actora la
tenencia, con opción de compra, de un inmueble que, previamente, aquella
adquirió de ésta. De manera que entre las partes existen dos contratos, de leasing
inmobiliario y de compraventa del bien. Respecto de esta última, la demandante
solicitó su rescisión por lesión enorme, pretensión acogida tanto en primera, como
en segunda instancia. Se trata de un caso de conexidad contractual, por cuanto
ambos negocios jurídicos se justifican recíprocamente, pues es con el leasing que
el futuro usuario vende y que la sociedad de leasing compra. Impropio fue que el
Tribunal afirmara que los dos contratos en cuestión, la compraventa y el “lease
back”, eran negocios jurídicos independientes, completamente desligados entre sí,
pues como surge del propio texto del último, el primero tuvo por causa la
celebración de éste, sin el cual no habría tenido lugar aquel y viceversa. Para los
efectos de la lesión enorme en el contrato de compraventa, resulta indiferente cuál
de los contratantes propuso el precio, o si fue celebrado en interés de alguno de
ellos; lo medular en dicha figura es la proporcionalidad del que fue pactado, de
cara a un valor que objetivamente se considera justo, atendidos los criterios que
sobre el particular precisa el mismo legislador.

2.) Sentencia 1998-00058 de julio 6 de 2007 de la Sala de casación civil de la


corte suprema de justicia, Decide sobre un recurso extraordinario de casación
interpuesto por Wesco S.A. respecto de la sentencia proferida el 3 de mayo de
2004 por el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Civil, en el proceso ordinario que
ella promovió contra Perilla Durán y Cía. S. en C.S donde la demandante pidió

39
rescindir por lesión enorme una dación en pago que le hizo la sociedad
demandada.

La decisión del tribunal se apuntaló, fundamentalmente, en que la lesión enorme


no es procedente en la dación en pago, porque esta no tiene similitud con la
compraventa y aquella solo se aplica en los eventos previstos por la ley.

Agregó que la dación es un acuerdo que no se celebra en condiciones normales


de negociación, por lo que “las partes no ejercen plenamente su autonomía
privada”, bien por los riesgos que gravitan sobre la obligación, bien porque el
acreedor quiere asegurar el pago, motivos por los cuales admite en recibir cosa
distinta de la que se le debe, las más de las veces de menor valor (fl. 30, cdno. 3).
Para el sentenciador, permitir la lesión enorme en estas convenciones, significaría
“patrocinar actos de deslealtad negocial promovidos por quien, dándose por
pagado ante el deudor, inicia posteriormente acción para que nuevamente se le
pague una parte de la deuda” (fl. 31, ib.).

Además, si nadie puede contradecirse en perjuicio de otro, al acreedor que ha


consentido en la dación, no le es permitido, con posterioridad, argumentar que fue
lesionado, cuando era de su resorte “aceptar o no la modificación de la obligación
inicial” (fl. 31, cdno. 3). Más aún, tampoco podría alegar su propia culpa, pues
debió verificar el valor de los bienes ofrecidos en dación, antes de aprobarla.

Finalmente, afirmó que de permitirse la figura aludida en la dación en pago, sería


imposible conceder la facultad que se reconoce en el artículo 1948 del Código
Civil, dado que “lo pactado por las partes en ese negocio de dación —por
antonomasia solutivo— se refirió a otras proporciones monetarias, o a lo menos
cuantitativas” (fl. 32, cdno. 3).

40
9. APLICACIÓN JURÍDICA

Si se considerara la lesión enorme como un vicio de la voluntad, sería extensible a


todos los actos y contratos, pero como se considera un vicio objetivo solo aplica a
los siguientes contratos: a) Compraventa de inmuebles, b) Permuta inmuebles
(Art. 1958 C.C.), c) Aceptación de herencia (Art. 1291 C.C.), d) Partición de
herencia (1401 a 1410 C.C.), e) Partición de bienes (Art. 1405 C.C.), f) Cláusula
penal (Art. 1601 C.C.). g) Mutuo con interés (Art. 2231 C.C.), h) Hipoteca (Art.
2455 C.C.) y, i) Anticresis (Art. 2466 C.C.)

Nuestra legislación nacional ha establecido los siguientes requisitos para que se


configure la lesión enorme:

a. Que se trate de bienes inmuebles. Así lo determina de forma taxativa el


artículo 1949 del Código Civil, pues indica que no aplica para bienes muebles
y los excluye.
b. Que no se trata de ventas hechas por ministerio de la justicia o en subasta
pública. También se encuentra específicamente expresado por el artículo
1949 del Código Civil.
c. Que no se trate de contratos aleatorios, o dicho de otra forma, aquellos en
los cuales se compró o vendió la suerte o el alea de un hecho futuro e
incierto.
d. Que después de haber celebrado el contrato o negocio, no se renuncie a la
acción rescisoria. Requisito desarrollado por el artículo 1950 del Código Civil,
que explícitamente determina dos cosas claras, uno, que cuando se estipule
el no acceder a la acción rescisoria por lesión enorme, no se tendrá por
válida esa cláusula contractual o estipulación; y dos, que si el vendedor
decide donar al exceso de precio, se tendrá la cláusula por no escrita.

41
Este artículo 1950, es bastante claro con relación a la renuncia que se realiza
antes del contrato o al momento mismo de su celebración, pero ¿sucede lo mismo
con la renuncia hecha después del contrato? La jurisprudencia y doctrina francesa
y nacional, han considerado que es perfectamente válido renunciar, pues las
partes cuando celebran un contrato lo hacen por una razón especial y que les
interesa a ambas partes. Entonces, si luego de celebrado el contrato, esas
circunstancias desaparecen, los contratantes pueden renunciar. Lo anterior se ve
ratificado por el contenido del artículo 15 del Código Civil que reza:

“(…) podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que
sólo miren al interés individual del renunciante, y que no esté prohibida la
renuncia”. Y efectivamente al leer detenidamente la normatividad, se
advierte que está prohibida la renuncia antes de la firma del contrato o al
momento de suscribirlo, pero nada dice con relación a la renuncia que se
da luego de suscrito el convenio, y debemos recordar que lo que no está
prohibido por la ley, está permitido” [ CITATION Ley2 \l 9226 ]

e. Que la acción no esté prescrita. El artículo 1954 de nuestro Código Civil, se


ocupa de la prescripción de la acción rescisoria, estableciendo un término de
prescripción de cuatro (4) años a partir de la fecha del contrato. Lo anterior
indica que el término debe comenzar a contarse desde el momento del
perfeccionamiento del contrato.
f. Que el bien objeto del contrato no se haya perdido o vendido en poder del
comprador. Desarrollado en el artículo 1951, y en este caso ninguna de las
dos partes podrá incoar la acción rescisoria por lesión enorme, por expresa
prohibición de la norma referenciada.

En cuanto a las facultades del comprador y el vendedor frente a la rescisión por


lesión enorme.

El artículo 1948 del Código Civil establece que, el comprador contra quien se
pronuncia la rescisión podrá, a su arbitrio, consentir en la rescisión o completar el

42
justo precio con deducción de una décima parte; y el vendedor, en el mismo caso,
podrá a su arbitrio consentir en la rescisión, o restituir el exceso del precio recibido
sobre el justo precio aumentado en una décima parte.

Igualmente la norma mencionada, en su segundo inciso indica, que no se deberán


intereses o frutos sino desde la fecha de la demanda, ni podrá pedirse cosa
alguna en razón de las expensas que haya ocasionado el contrato.

Esta norma fue demandada constitucionalmente y declarada exequible, y al


respecto dijo en su momento la Honorable Corte Constitucional: 

“Si la naturaleza que la doctrina y la jurisprudencia han reconocido a esta


figura después de su evolución legislativa, evolución que no es del caso
comentar, es la de constituir un vicio objetivo, la indagación sobre la buena
o mala fe de los contratantes resulta irrelevante. Nada interesa si las partes
estaban en caso de error, o si fueron objeto de fuerza o de dolo; y por lo
mismo tampoco interesa saber si procedieron de buena o de mala fe en la
determinación del precio. El que la lesión enorme se configure como un
vicio objetivo, significa que tan solo se establece su presencia en un
contrato a través de la confrontación matemática entre el precio convenido
y el justo precio de la cosa en el momento del negocio”. [ CITATION
Mag97 \l 9226 ]

El artículo 1952 de Código Civil se expresa que: “El vendedor no podrá pedir cosa
alguna en razón de los deterioros que haya sufrido la cosa, excepto en cuanto el
comprador se hubiere aprovechado de ellos”. [ CITATION Ley2 \l 9226 ]

El artículo 1953 de Código Civil expresa que: “El comprador que se halle en el
caso de restituir la cosa, deberá previamente purificarla de las hipotecas u otros
derechos reales que haya constituido en ella”. [ CITATION Ley2 \l 9226 ]

43
Por su parte, el principal efecto de la acción rescisoria es que deja sin efecto
alguno al contrato, y las cosas deben regresar a su estado anterior. 

El demandante lesionado no puede pedir que se complete el precio justo, pues


según lo establecido en el artículo 1948 del Código Civil esta opción solo la tiene
el demandado. El demandante solamente puede exigir la declaratoria de lesión
enorme y la rescisión del contrato o negocio.

Cuando la acción prospera y se emite la respectiva sentencia, se presentan dos


situaciones a saber:

a) Frente al Vendedor:

 Convenir en la rescisión del contrato y por lo tanto recibir de vuelta la cosa,


eso sí restituyéndose el mayor valor recibido por parte del comprador y
entregándole a éste los intereses debidos desde la fecha de la demanda
como ya se vio.
 Persistir en el contrato, devolviendo el mayor valor recibido más un 10% del
precio justo de la cosa.

b) Frente al Comprador:

 Devolver la cosa, sin pagar los deterioros, salvo como ya se explicó, que el
comprador se haya aprovechado de estos.
 Si se han constituido gravámenes reales sobre el inmueble como por
ejemplo una hipoteca, estos deben ser saneados antes de devolver la cosa,
claro está que de no hacerlo voluntariamente, la sentencia ordenará el
respectivo saneamiento.
 Persistir en el contrato, claro está que completando el justo precio
restándole un 10%.

Frente al término que tiene la parte demandada y que resulte vencida en proceso,
para ejecutar la acción rescisoria, la normatividad vigente no establece nada, es
por eso que en este caso particular es el Juez quien debe llenar el vacío jurídico
fijando un plazo perentorio y prudente para tal efecto.

La acción rescisoria se extingue por las siguientes causales:

44
1. Por pérdida o enajenación del inmueble
2. Por renuncia a la acción, con posterioridad al contrato
3. Por prescripción

10. CONCLUSIONES

El sistema jurídico de Colombia contempla en sus leyes positivas la lesión enorme.


Si bien esta figura recae exclusivamente sobre el precio limita de forma directa la
particularidad volitiva del contrato. De tal forma, que habiendo todas las partes
involucradas en el contrato obrado en acatamiento de las formas legales relativas
a la aquiescencia, aún les reste sortear a sus voluntades privadas una
comprobación matemática. Resultando por ende que la protección contractual del
sistema jurídico Civil, prevalece inclusive la órbita de la autonomía de la voluntad
privada.

Y se puede decir de esta figura que:

 Se instituyó para proteger el patrimonio.


 No es extensiva a los bienes muebles.
 La figura de la lesión enorme en el contrato de compraventa se impone
sobre la libertad económica de la voluntad privada. Bajo una consideración
razonada y analítica ésta disposición es bastante invasiva en el estadio
económico de la libertad contractual, el cual siendo dinámico y privado
requiere que el derecho se ajuste a él y no él al derecho.
 La figura de la lesión enorme en el sistema jurídico colombiano es en
potencia restrictiva de la autonomía de la voluntad privada. Se impone de
manera drástica sobre los acuerdos de voluntades que exteriorizan la
intencionalidad o necesidad de negociación de los contratantes.
 Los estamentos proteccionistas del patrimonio privado deben obedecer a
los sujetos que pretenden proteger. Aunque la norma es concebida con

45
fines protectores resulta invasiva en acuerdos legalmente celebrados y de
plena voluntad privados.

Como se ha venido viendo, la lesión enorme es un defecto objetivo del contrato,


no es un vicio del consentimiento; este opera de forma autónoma e independiente
a las calidades o a los actos de las partes contratantes; tal y como fuese señalado
por la jurisprudencia de la Sección Tercera del Consejo de Estado que establece
lo siguiente:

“(…) con fundamento en que el mismo texto del artículo 1946, en su


comprensión jurídica, conduce al terreno de lo exógeno en relación con la
voluntad de las partes y no al fuero endógeno o interno de éstas (el
consentimiento). Bajo esta directriz, se impone concluir que cuando la parte
afectada pretenda alegar la rescisión del contrato de compraventa por
lesión enorme, deberá probar la existencia del desequilibrio, más no que la
voluntad se encontraba afectada por uno de los vicios del consentimiento
previstos por la ley, o un estado de necesidad que obligó a la parte que la
alega consentir en contrato desventajoso para él. (…) siguiendo la
jurisprudencia de la Corporación, cumplidos los presupuestos de la lesión
enorme el interesado, bien porque el vendedor ha vendido por menos de la
mitad del precio justo o el comprador ha adquirido el bien por más del doble
de su valor real, el comprador o vendedor afectado, podrá en la demanda
intentar: i) la acción rescisoria (terminación del contrato) para lograr el
restablecimiento del equilibrio de las prestaciones; o ii) optar por el reajuste
del precio recibido o pagado, según el caso, al justo valor acreditado en el
proceso, con esta misma finalidad. De elegirse la primera solución, las
cosas se retrotraerían al momento inicial, es decir, a antes de la
celebración del contrato, de tal suerte que el vendedor obtendría la
devolución del bien y si es el comprador correspondería su restitución, sin
perjuicio del cumplimiento de las prestaciones mutuas que surjan de esta
situación. En cambio, si se escoge la segunda solución, esto es, el reajuste

46
del precio injusto, el vendedor afectado obtendría el aumento
correspondiente y si se trata del comprador, éste podría lograr la
correspondiente disminución, que, según los dictados de la norma civil, se
afectaría en una décima parte. Es de advertir que la carga de la prueba de
los elementos que configuran la lesión, la tiene quien la invoca a su favor2.”
[CITATION Est12 \l 9226 ]

Se pudo establecer que en los diversos ordenamientos jurídicos, preexisten tres


maneras de aplicar la lesión enorme, en algunos casos como el colombiano
estrictamente se tiene en consideración un cálculo matemático en relación a las
prestaciones recibidas por las partes contratantes; en otros casos solo tiene en
cuenta tanto el criterio objetivo, como el subjetivo, es decir que la parte
perjudicada estuviera en un caso de inferioridad frente a la otra parte; por último
hay una teoría mixta que además de exigir la desproporción, debe existir un
aprovechamiento real en contra del perjudicado.

Adicionalmente se pudo constatar que en los países del Common Law, no existe


esta figura, pues se tiene un respeto determinante la voluntad de las partes
involucradas, y se supone que no existen vicios de ningún tipo.

Se puede observar palmariamente que el sistema colombiano vigente, en cuanto a


la lesión enorme es mucho más justo que los de otros estados, toda vez que la
desproporción exigida es de tan solo la mitad del justo precio.

2
Nota: Al respecto consultar: Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 9 de diciembre
de 199, exp. 5368. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, fallos de 24 de agosto de 2000,
exp. 12850 y 15 de marzo de 2001, exp. 14415.

47
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