Resumen de Las Políticas Exteriores de EE - UU
Resumen de Las Políticas Exteriores de EE - UU
Resumen de Las Políticas Exteriores de EE - UU
La Doctrina Monroe marcó durante más de cien años las relaciones de Estados
Unidos con América Latina. A partir de la Guerra con España (1898), la expansión
de EE.UU. en América Latina era ya un hecho consumado. Estados Unidos
intervenía directamente en los asuntos internos de los países latinoamericanos
para extender su hegemonía sobre ellos. Desde principios del siglo XX y hasta
bien entrada la década de 1930, la política del gran garrote fue determinante en la
historia de la cuenca del Caribe y, en menor medida, del resto de Latinoamérica.
En 1912, el presidente William Howard Taft, sucesor de Roosevelt, profetizó para
EEUU la anexión de todo el continente: «No está lejano el día en que tres
banderas de Estados Unidos en puntos equidistantes delimiten nuestro territorio:
una en el Polo Norte, otra en el canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo
el hemisferio será de hecho nuestro, como ya lo es moralmente en virtud de la
superioridad de nuestra raza”. En 1901 el presidente de Estados Unidos,
Theodore Roosevelt, inició una época de las relaciones diplomáticas e
internacionales de Estados Unidos, que se conoció como la Política del Gran
Garrote, The Big Stick. Fue la forma como atendió sus relaciones políticas, tanto
internas como externas, pero adquirió dimensión universal esta expresión, por el
papel de gendarme que Estados Unidos desarrolló a nivel internacional, actuando
violentamente, presionando fuertemente, interviniendo en asuntos internos de
otros países, y ejerciendo ocupaciones militares, cuando no provocando guerras y
conflictos políticos militares internos que le justificaran actuar e intervenir por la
fuerza.
En América Latina esta frase fue más que una expresión verbal. En el Caribe fue
de aplicación constante derrocando gobiernos, imponiendo gobernantes,
interviniendo países, ocupando militarmente países, justificando tales
intervenciones en las amenazas que sufrían empresas norteamericanas o los
llamados “intereses” norteamericanos, o hasta para justificarse el pago de deudas
a Estados Unidos, con lo cual sus intervenciones le ofrecían la posibilidad de
controlar aduanas, como sucedió, para garantizarse el pago de sus deudas. La
Política del Gran Garrote, que se dio en el desarrollo de la época del imperialismo
a escala mundial, a inicios del siglo XX fue también la justificación, por parte de
Estados Unidos, de la intervención directa en asuntos internos de los países que
considerara que debería intervenir. Fue la consagración de un Derecho que
estableció de intervención si estimaba que sus intereses estaban amenazados. El
presidente Roosevelt justificaba su intervencionismo en otros países sobre las
consideraciones de injusticias crónicas, actuación ineficaz, sentido de
inconveniencia en materias sociales y políticas, relajamiento de reglas,
relajamiento de lo que consideraba la sociedad civilizada, discapacidad de
gobiernos para resolver asuntos internos, lo que podía obligar a Estados Unidos,
aunque fuera en contra de sus deseos, a actuar “con el poder de un policía
internacional”. Así, con su intervencionismo se tendía a proteger intereses
económicos y productivos de empresas norteamericanas, y a los ciudadanos
norteamericanos radicados, en esos países que intervenían, todo con el propósito
de “restablecer el orden”, eliminando líderes, caudillos o presidentes locales e
imponiendo otros bajo su servicio, sus asistentes y servidumbre política. La
política exterior de Roosevelt, que combinaba la persuasión diplomática con la
violencia, y los pactos y convenios con las intervenciones militares, fue
caracterizada por el propio presidente con una referencia a un supuesto proverbio
africano. La política exterior estadounidense hacia América Latina y el Caribe
durante las primeras décadas del siglo XX, se le conoce comúnmente como la
política del Gran Garrote o Big Stick “La frase, tomada de un proverbio del África
occidental era: "habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegaras lejos"
(speak softly and carry a big stick, you will go far). La cual se sustentó en la
reinterpretación que el Presidente Theodore Roosevelt hizo de la Doctrina Monroe.
En términos generales, se trató de una política exterior agresiva e intervencionista
que tuvo como objetivo principal la consolidación de la hegemonía estadounidense
en el continente. Dicha política estuvo concentrada en la defensa de los intereses
geoestratégicos de Estados Unidos en el Caribe, concretamente lo concerniente al
control del proyectado canal interoceánico en el istmo centroamericano. La
característica de esta política exterior era que, permitiera consolidar la influencia
de Estados Unidos a escala global. Se legitimó con esta política externa
estadounidense el uso de la fuerza como medio para defender los intereses en el
sentido más amplio de los Estados Unidos, lo que ha resultado en numerosas
intervenciones políticas y militares en todo el continente. El garrote implantaría el
miedo en los líderes caribeños, y aseguraría el comercio con varios países de
América del Sur, siempre vendiendo esa imagen de serviciales y grandes amigos
cuando en verdad buscaban el comercio para beneficio propio. El Gran Garrote
era la etapa final de su política de presión, cuando se intervenía militarmente. En
cierta forma fue la Política del Gran Garrote continuidad de la política que derivó
del presidente Monroe, a principios del siglo XIX, cuando declaró América para los
americanos, previendo posibles intervenciones europeas en el continente, lo que
se popularizó como América para los estadounidenses o norteamericanos. En los
inicios del imperialismo, 1890-1910, los intereses por la explotación de las
materias primas estratégicas, para la gran industria mundial y estadounidense,
provocó por parte de Estados Unidos afirmar su hegemonía e influencia
geopolítica en el continente.
La Política del Gran Garrote empezó a materializarse, frente al bloqueo naval que
le hicieran las potencias europeas a Venezuela en 1902-1903, en las primeras
acciones intervencionistas norteamericanas en el continente, antes de la Primera
Guerra Mundial y después de ella. Así se dieron los movimientos de separación de
Panamá de Colombia, apoyados por Estados Unidos, con la intención de que se
independizara Panamá para apropiarse del Canal, como lo hizo con el Tratado
que le dio el control de la franja canalera, con motivo de la construcción del Canal
por parte de intereses y empresas norteamericanas. Estados Unidos. Provocó la
guerra hispanoamericana, a finales del siglo XIX, con la intención de apropiarse de
Cuba, Puerto Rico, últimas colonias españolas en el continente, y las Filipinas.
Intervino Estados Unidos en Cuba militarmente entre 1906 y 1909, impuso la
Enmienda Platt y se quedó con la Base de Guantánamo. A Haití lo ocupó
militarmente desde 1915 hasta 1934 y a República Dominicana entre 1916 y 1924.
A Nicaragua a partir de 1912 y hasta 1924 realizó una primera ocupación militar,
contra la cual se levantó el patriota nicaragüense Benjamín Zeledón, lucha en la
cual participó el general Jorge Volio Jiménez, quien en 1923 fundó el Partido
Reformista, y, luego, en 1926 inició otro proceso de intervencionismo militar que
generó la lucha de Augusto César Sandino hasta 1934. Este Presidente en 1914
había ocupado Veracruz, en México. Estados Unidos movilizó barcos en 1919
para intervenir Costa Rica, bajo el presidente Woodrow Wilson. El Corolario
Roosevelt suponía la intervención militar, cuando se estimaba que fuera
necesario, para avanzar los intereses americanos. A consecuencia de estas
doctrinas se produjeron, entre otros, los siguientes hechos: Imposición a Cuba de
la Enmienda Platt, que autorizaba la invasión de la Isla en determinadas
circunstancias. Intervención en la Revolución de México e invasión de, entre otros,
Haití, Nicaragua y República Dominicana. Participación en distintos países en lo
que vino a ser conocido como las guerras de la Banana en defensa de los
intereses de compañías estadounidenses. Creación de Panamá tras provocar su
separación de Colombia. El fin último era la construcción del Canal de Panamá
para asegurar el rápido movimiento de b La doctrina o política del buen vecino
Mediante esta acción se mostró que una nueva era de diplomacia se acercaba al
mundo, en la cual el dinero tendría más importancia en el comercio y política
globalizados que otras acciones. Los Estados Unidos, que a la sazón ya eran una
de las tres o cuatro grandes potencias del mundo, fomentaron los negocios y las
inversiones norteamericanos en América latina con el auxilio de su diplomacia.
Cómo era la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica hasta ese momento.
La política estadounidense hacia sus vecinos latinoamericanos y caribeños estaba
marcada por dos doctrinas: la Monroe y el Corolario de Roosevelt (por el
presidente Theodore, no por el presidente Franklin, aunque ambos, primos lejanos
entre sí, compartían el mismo apellido). Según la doctrina Monroe, América debía
ser para los americanos, lo que significaba que las potencias europeas no debían
interferir en ninguna nación del continente. Pero una de sus consecuencias fue
que Latinoamérica se convertía en el lugar natural de expansión de los intereses
económicos estadounidenses.
La doctrina del buen vecino fue anunciada por Franklin D. Roosevelt durante el
discurso inaugural de su primer mandato, y en plena Gran Depresión esta política
en relación a Latinoamérica se caracterizó por la no injerencia en los asuntos
domésticos de los países. En realidad, fue el Presidente Herbert Hoover es el
dueño de la idea de la “buena vecindad” La expresión “buen vecino” fue utilizada
por primera vez por él después de ganar las elecciones Hoover en 1929 hizo una
gira de amistoso acercamiento por varios países centro y sudamericanos. En sus
discursos habló de la “buena vecindad” y de la complementación de relaciones
comerciales. Pero fue Franklin D. Roosevelt quien impulsó con fuerza esta idea y
la convirtió en un elemento de su política internacional.
Desde los primeros del año 2000, el Canal de Panamá pasó a ser propiedad del
país que le da nombre. Durante sus 88 años de existencia más de 800.000 barcos
han cruzado esta vía, cuyo dominio ha llegado a provocar guerras y conflictos y
cuyo futuro plantea no menos inquietudes. En efecto, el Canal de Panamá, como
uno de los puntos estratégicos de comunicación, constituye un elemento esencial
para el comercio mundial a larga distancia y una de las rutas preferidas por la
industria marítima internacional especialmente entre la Costa Oriental de los
Estados Unidos y el Lejano Oriente, y entre Europa y la Costa Occidental de los
EE.UU. y Canadá. Desde su construcción, en 1914, se ha convertido en un
eslabón fundamental en la cadena del transporte marítimo mundial, y, como
consecuencia, en un objetivo estratégico de la política exterior norteamericana. La
Política exterior de los Estados Unidos hacia Panamá encuentra su justificación en
el denominado interés nacional norteamericano de ejercer control sobre la
posición geográfica del país. El interés geoestratégico de Estados Unidos con
respecto a Panamá se remonta desde tiempos de la independencia de este último.