El documento describe la evolución del pensamiento agroecológico en Venezuela a lo largo de tres etapas. Inicialmente, la agricultura estaba influenciada por las culturas indígenas y la colonización, pero el descubrimiento de petróleo a principios del siglo XX condujo a una dependencia de las importaciones y la industrialización de la agricultura. Mientras que los movimientos ambientalistas y académicos han promovido la agricultura sostenible, las políticas públicas aún se ven afectadas por la renta petrolera y nociones mecan
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El documento describe la evolución del pensamiento agroecológico en Venezuela a lo largo de tres etapas. Inicialmente, la agricultura estaba influenciada por las culturas indígenas y la colonización, pero el descubrimiento de petróleo a principios del siglo XX condujo a una dependencia de las importaciones y la industrialización de la agricultura. Mientras que los movimientos ambientalistas y académicos han promovido la agricultura sostenible, las políticas públicas aún se ven afectadas por la renta petrolera y nociones mecan
El documento describe la evolución del pensamiento agroecológico en Venezuela a lo largo de tres etapas. Inicialmente, la agricultura estaba influenciada por las culturas indígenas y la colonización, pero el descubrimiento de petróleo a principios del siglo XX condujo a una dependencia de las importaciones y la industrialización de la agricultura. Mientras que los movimientos ambientalistas y académicos han promovido la agricultura sostenible, las políticas públicas aún se ven afectadas por la renta petrolera y nociones mecan
El documento describe la evolución del pensamiento agroecológico en Venezuela a lo largo de tres etapas. Inicialmente, la agricultura estaba influenciada por las culturas indígenas y la colonización, pero el descubrimiento de petróleo a principios del siglo XX condujo a una dependencia de las importaciones y la industrialización de la agricultura. Mientras que los movimientos ambientalistas y académicos han promovido la agricultura sostenible, las políticas públicas aún se ven afectadas por la renta petrolera y nociones mecan
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LA AGROECOLOGÍA EN VENEZUELA
TENSIONES ENTRE EL RENTISMO PETROLERO Y LA
SOBERANÍA AGROALIMENTARIA
La evolución del pensamiento agroecológico en Venezuela es planteada en
tres grandes etapas, haciéndose especial énfasis en la emergencia e institucionalización de la agroecología como cuerpo de conocimiento transdisciplinario. Entendida la agroecología desde la perspectiva de la producción de alimentos con mínimo impacto sobre los ciclos naturales, y adaptada a los ecosistemas, ha estado presente, en tanto el país cuenta con importantes aportes de las culturas indígenas y la influencia africana y europea durante el período colonial. La aparición del petróleo a principios del siglo XX, y la posterior inserción del modelo agroindustrial significó un viraje que favoreció la fuerte dependencia alimentaria externa y la consolidación de una agricultura capital-intensiva. Esto se agudizó con la disminución inducida de una masa campesina que se vio compelida a formar parte de cinturones de miseria en pueblos y ciudades. No obstante, corrientes ambientalistas durante las últimas décadas, y la acción de grupos académicos e incluso urbanos en sinergia con grupos rurales conscientes, favorecen la agricultura sustentable. Con la Constitución de 1999 se generan nuevos ámbitos institucionales que propenden al diseño de políticas agrícolas que abren espacios al pensamiento agroecológico. Actualmente, la agroecología tiene potentes formas académicas e institucionales y es ampliamente aceptada por los movimientos sociales urbanos y rurales; no obstante, las tensiones con el fantasma del rentismo petrolero y las nociones de progreso científico de base mecanicista aún son manifiestas en las políticas públicas del modelo agroalimentario nacional, lo cual significa un reto todavía vivo para los grupos que luchan por una agricultura sustentable.
La actividad agrícola en Venezuela ha experimentado un comportamiento
atípico en la subregión latinoamericana especialmente durante buena parte del siglo XX y lo que va del XXI (Montilla 1999). Esta condición tiene entre sus causas, la alta influencia de la renta petrolera que ha venido impactando (distorsionando) la actividad económicoproductiva, social y cultural del país, siendo especialmente notable en lo relativo a la actividad agrícola, en tanto que las necesidades alimentarias de la población las ha venido supliendo a través de las importaciones. Desde luego, todo esto en el contexto de una región latinoamericana en donde salvo pocas excepciones, la gran mayoría de los países tienden a ser autosuficientes en el tema agroalimentario (Grazziano da Silva 2009). La influencia de la renta petrolera se ha expresado en el hecho de restar importancia económica y social a la actividad agrícola, ya por la comodidad que entraña el abundante y reiterado flujo de ingresos para garantizar las crecientes necesidades alimentarias de la población, o ya porque cuando se inició esta minería durante las primeras décadas del siglo XX se requirió mano de obra básica que sería suplementada en buena medida por jóvenes del medio rural. Si adicionalmente a ello se le agrega que, en Venezuela las élites políticas y económicas han doblegado la voluntad popular por obtener un mayor y equitativo acceso a la tierra en diversos episodios del siglo XIX y XX (López 2015), tendríamos un cuadro que explica en parte la baja producción agroalimentaria de Venezuela. Ciertamente, la influencia del rentismo petrolero es de la mayor importancia toda vez que son poco más de ochenta años, a la fecha, de políticas traspasadas por la tentación de la importación de bienes agrícolas y de influencia de las transnacionales del sector en este negocio. Es de hacer notar, como bien lo atestiguan varios autores, que las políticas agrícolas han fluctuado asimismo en función de la subida o bajada de los precios del petróleo, y de los precios del petróleo, y de los criterios técnicos de los distintos ejecutivos de la cartera agrícola nacional (Abreu et al. 1993, Gómez Álvarez 1996). Desde luego, en la base tradicional de la actividad ha estado y se mantiene aunque con poca trascendencia, la agricultura campesina e indígena heredera de las poblaciones rurales que cada vez se achican más en razón de la migración campesina a las ciudades y la desposesión sistemática de sus tierras (Baptista 2000). Es de notar que Venezuela es hoy, junto a Uruguay y Argentina, uno de los países con mayor presencia poblacional en las ciudades, con un 88,8 %, según el último censo poblacional (INE 2013). La migración del campesinado a las ciudades se aceleró a partir de finales de la década de los años cincuenta del siglo pasado; aunque las aspiraciones campesinas fueron cercenadas desde la lucha independentista un siglo atrás (Abreu et al. 1993, López 2015). No obstante, pese al impacto brutal de la economía petrolera sobre esta actividad, se mantuvo alguna parte del sector campesino, más que como respuesta a políticas agrícolas explícitas, a una reacción social de subsistencia (Rodríguez 1983). El modelo modernizante de visión industrial de la agricultura ha sido la práctica que ha venido imponiéndose, acompañado de una influencia externa a través de empresas transnacionales (Morales 2009), e incluso esta realidad se nota también en los pensa de estudios de las carreras de agronomía los cuales no contemplan temas o unidades curriculares vinculadas al hacer del pequeño productor, o campesino tradicional (Cruces 2000). Bajo estas circunstancias históricas, y reconociendo las particularidades que en la región ha tenido el desarrollo agrario de Venezuela, se describen los principales eventos y actores, que han permitido sentar las bases para la construcción del pensamiento, institucionalidad y prácticas agroecológicas en el país.