Rodolfo Usigli PDF
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El gusto por la lectura fue actividad permanente del joven Usigli fueron numerosas,
iniciándose con las obras de Manuel Eduardo Gorostiza en un libro ganado en un
concurso escolar. Aprendió el inglés como autodidacta, lo que le permitió leer a
Shakespeare y a los que fueron sus autores predilectos, George Bernard Shaw y T.
S. Eliot. Entre 1925 y 1931 confiesa haber leído «un promedio de cuatro piezas
diarias originales o traducidas al francés y, menos frecuentemente, Shakespeare y
los clásicos griegos»4. A pesar del incipiente aprecio de Usigli por el teatro, aún no
soñaba con ser dramaturgo. La primera vez que se percató de la posibilidad de ser
autor dramático fue a consecuencia de un encuentro con su amigo Luis Gabarrón,
según lo menciona en el «Prólogo» a Tres comedias y una pieza a tientas.
Los diversos estímulos intelectuales fueron su única guía en el primer intento de
escribir para el teatro, mismo que fue hecho perdidizo por el incipiente autor porque
no llenó sus expectativas. Después escribió la primera de sus obras que se
conserva El apóstol -, como lo informa en el prólogo de esta obra:
Fuera de un primer intento en un acto, frustrado y perdido desde 1923 -quizá 21- no
había vuelto a escribir nada para el teatro. Todo
Este caos en movimiento, todo este aire teatral absorbido sin discernimiento pero a
plenos pulmones, desembocaron en El apóstol, aunque desde 1926, antes de los
veintiún años, había yo confiado a una joven actriz en ciernes mi rampante deseo
de escribir teatro y de escribirlo para ella. Así salió El apóstol naturalmente, en esa
soledad en la que me sentía yo rodeado por todas las aguas, y por varios idiomas
del teatro6.
En un sendero paralelo al del escritor, Usigli prosiguió una exitosa carrera como
diplomático. Conviene recordar los puestos que tuvo: Fungió como segundo
secretario de legación en Francia (1944-1947), y aprovechando su estancia europea
en marzo de 1945 se entrevista con Bernard Shaw. Fue posteriormente Enviado
extraordinario y Ministro plenipotenciario de México en Líbano (19561959);
Embajador de México en Líbano (1959-1962); y paralelamente Ministro y Embajador
en Etiopía (con sede en Beirut) y Embajador de México en Noruega (1962-1971).
También hay que mencionar su labor diplomática en la fundación del Instituto de
Relaciones Culturales FrancoMexicanas.
En 1970 Usigli recibió el Premio América, y dos años después el Premio Nacional
de Letras de México, máxima presea otorgada por el gobierno de México a un
escritor. Fue miembro del Seminario de Cultura Mexicana. Publicó bajo su cuidado
el primer volumen de su Teatro completo
En 1963, el segundo en 1966 y el tercero en 1979. No alcanzó a ver este último
libro impreso; el colofón fija la fecha de impresión el 29 de septiembre de 1979, y el
autor había muerto el 18 de julio. Sin embargo, había corregido las pruebas y había
visto la reimpresión del primer tomo cuyo colofón atestigua la impresión el 30 de
abril del año de su muerte. En 1996 vio la luz el cuarto tomo de su Teatro completo
-17 años más tarde-, y en el año celebratorio del centenario de su nacimiento fue
publicado el quinto tomo. Aún está en espera la edición de su Obra completa.
La figura de Usigli se agiganta al ser considerado como un intelectual antes de ser
apreciado como un autor.
Así la anatomía del teatro se asemeja a la humana, y tienen sitio en la cabeza los
técnicos y el crítico que piensa; los oídos, los ojos y el estómago son el público, y la
nariz que olfatea, el empresario; la garganta y la lengua el actor; los pies, el edificio
asentado y móvil a la vez; y las manos, los tramoyistas y utileros. Pero el autor es
la sangre y la respiración12.
Junto a estas consideraciones no exentas de humor, se presentan los tres ejes del
teatro: la expresión, la pasión y la fascinación, que resultan contrarios al carácter
del mexicano por su gusto por el silencio, la inercia y la fuga, situación que impide
el desenvolvimiento del teatro en México. Al publicar este ensayo en 1963, su autor
agrega su Acotación a Anatomía del teatro. Este opúsculo es importante para
conocer la percepción de este dramaturgo veinticinco años después de escribir El
gesticulador: « [Este] ensayo corresponde a un momento de la lucha por un teatro
mexicano que creo haber realizado por mi cuenta con mi "cañoncito" personal (El
gesticulador), mientras contemporáneos míos trabajan, unidos en grupos
terencianos y exclusivistas, con un objeto semejante» (62).
Itinerario de un autor dramático (1940) es, según el autor, «una compilación limitada
de las teorías esenciales existentes desde Aristóteles a la fecha» (64). El libro se
inicia con el método dramático propuesto por Usigli en treinta y dos puntos. Un autor
debe seguir un itinerario para escribir una pieza, partir del género, el estilo y la
identificación del conflicto, para luego pasar a buscar los elementos esenciales de
la pieza: la trama, los caracteres, la idea central o filosófica, la situación y la tesis. A
partir del punto seis, se enumeran los elementos estructurales de la pieza:
extensión, lugar y tiempo de la acción, entradas y salidas de personajes, lenguaje,
ritmo («el misterio más profundo del teatro»), progresión, la velocidad o tempo, la
distribución en actos y cuadros, curva ascendente y descendente de la acción
teatral. Posteriormente apunta consejos de autor experimentado, como por ejemplo,
cómo preparar los finales de los actos, eliminar recursos falsos, uso de la pausa, la
unidad dramática, la acción dramática que sucede fuera de la escena, el uso de la
repetición (tres veces como límite), cuidar la variedad, visualizar la acción de la obra,
las acotaciones, y repasar las caracterización oral y física de los personajes, así
como sus reacciones. El último punto del itinerario invita a escribir para un público
determinado y a hacer de la dramaturgia una profesión. Actualmente varios
dramaturgos hispanoamericanos hemos tomado la estafeta para continuar con un
Nuevo Itinerario para jóvenes que inician el tortuoso camino de la dramaturgia. Bajo
la sombra protectora de Usigli y de René Marqués, siete dramaturgos hemos
trabajado por tres años en este proyecto y el libro ya sido publicado con la autoría
de Roberto Ramos Perea, de Puerto Rico, Rodolfo Santana, de Venezuela, Eduardo
Rovner y Mauricio Kartún, de Argentina, Marco Antonio de la Parra, de Chile, Fermín
Cabal, de España, y yo de México, con el patrocinio editorial del Ateneo de Puerto
Rico13.
El interés de Usigli por la enseñanza del teatro fue patente. En 1937 fundó los cursos
dramáticos de la Universidad Nacional; en su papel de director, invitó a colaborar
como maestros a Francisco Monterde, Agustín Lazo, Enrique Jiménez Domínguez.
En su artículo «Hope and Curiosity. Experimental Theatre: As a Profession» se
queja de que la escuela fuera cerrada por «razones económicas»:
Yo pensé que todos nuestros estudiantes se sentirían considerablemente aliviados.
Por el contrario, se sintieron privados de algo que apenas empezaba a vivir dentro
de ellos... Han adquirido un sentido de la seriedad del experimentar, quieren llegar
a ser profesionales sin condiciones, hacedores de teatro, devotos y sacrificados.
Cuando menos, consideran el experimentar como una profesión sin límites, y lo que
podamos alcanzar de aquí en adelante dependerá de esa actitud14.
Entre los aportes poéticos de Usigli hay que señalar el uso de la adjetivación. En
sus primeros poemas hay concordancia lógica entre nombre y adjetivo: como en
brazo airado, monstruo odiado, horrenda ruta, senda florecida, calcinada arena,
etc.; en el período de mayor acercamiento a Eliot, Usigli descubre una nueva
manera de calificar al nombre: induplicable muerte; muertos inexpertos; extranjera
sin viajes, momentáneas de las nubes; desiertas islas de los ojos, etc. Otra
característica personal del poeta Usigli en la conformación del verbo que tiene una
sobrecarga más allá de la significación constituyendo el elemento eslabonador de
la idea poética:
Cualquiera de los poemas usiglianos posee la misma fuerza verbal porque
incesablemente hay actividad en la conciencia poética, el contenido semántico del
texto no está fundamentado en las
Percepciones sensoriales, sino en los estados de conciencia que fluyen con la
misma libertad que un flujo de conciencia de un personaje perteneciente al género
narrativo. Son pensamientos transmutados en poesía; o mejor aún, es la poesía del
flujo de conciencia.
El mejor halago para un poeta es el que proviene de otro poeta. José Emilio Pacheco
no ha escatimado aprecios a la poesía usigliana, fue el prologuista de Tiempo y
memoria en conversación desesperada y este poemario salió a la luz en buena parte
por sus esfuerzos. Su opinión decididamente favorable de la poesía usigliana fue
valientemente pionera en la compresión crítica:
En su primera juventud en un período de año y medio escribió dos novelas que
destruyó posteriormente -«con buen sentido», diría-. En su diario de trabajo titulado
Voces escribió el 25 de febrero de 1933:
Era hábil lector y aún no descubría su apremiante deseo de ser dramaturgo. En la
segunda y tercera décadas la literatura mexicana vivía un período de autoafirmación
después de la dolorosa contienda revolucionaria e iniciaba una búsqueda para
hilvanar las raíces protomexicanas con las ideas revolucionarias. En las artes
plásticas se estaban pintando murales que eran tablillas escolares de la historia,
además de espléndidas obras de arte, ¿por qué buscar una novela o un teatro
intrínsecamente mexicano? La novela mexicana ya tenía mucho del camino
andado, la novela de la revolución había sido escrita y Los de abajo (1915), de
Mariano Azuela, ya tenía más de una década de haber aparecido por primera vez
por entregas que fueron impresas en El Paso, Texas. Entre los seguidores de la
reciente narrativa eran bien conocidos los nombres de Martín Luis Guzmán, Rafael
Muñoz, Gregorio López y Fuentes y José Rubén Romero; sin embargo, en el mundo
del teatro el campo estaba libre, nadie soñaba con fundar un teatro
hegemónicamente mexicano. Había intentos de incorporar música y danza al teatro
para que los escenarios sonaran más nuestros, las obras que se estaban
escribiendo tenían parlamentos con las formas populares de hablar, pero nadie
visualizaba el umbral por el que tenía que pasar el arte dramático para constituir de
una vez por todas, tanto temática como estructuralmente, a México nuevo.
Únicamente Usigli comprendió la importancia de fundar un teatro mexicano, para lo
cual se olvidó de su sueño juvenil de ser novelista y decidió dedicar su vida creativa
a la fundación del teatro mexicano. El mismo Usigli recordaría posteriormente esta
etapa de su vida con las siguientes palabras:
Abandonó el sendero que lo conducía a convertirse en un novelista, y con un
empeño y ahínco nunca antes mostrado por un dramaturgo mexicano, decidió
fundar un teatro que estuviera a la altura de los derroteros históricos que México
estaba descubriendo.
Desde 1925, el joven Usigli había ido guardando apuntes de sus lecturas y de sus
pensamientos. Años después, en 1965, por consejo de su amigo Xavier Villaurrutia,
publicó Voces Diario de trabajo con «las frases y los pequeños ensayos que
ganaron su aprobación su sonrisa. No me sedujo totalmente su idea, por cuanto me
sentía yo sin derecho alguno a suprimir pensamientos que se habían manifestado
en mi autónoma capacidad vital. No me amparo con la fórmula stendhaliana:
"Cuando lo escribí tenía yo razón", sino que considero simplemente que al salir de
al aire, como después mis obras, tienen que correr todos los riesgos naturales que
acompañan a la vida en nuestro mundo». El texto usigliano consiste en un largo
listado de sabios apotegmas, de pensamientos penetrantes, de epigramas
centelleantes y de anecdotarios personales, con el tema recurrente que inquieta a
Usigli y que lo obliga a comentar su vocación de escritor: «Pensar en escribir ya es
algo, pero no basta; escribir sin pensarlo, más; pero escribir pensando o pensar
escribiendo es lo que hace al escritor»35.
Vivir para escribir y escribir para vivir, búsqueda de joven Usigli que quiere
convertirse en un intelectual que piensa y luego crea:
¿Hay una literatura nacional en México? Empieza a preguntar otro periodista. No
creo que solicite mi opinión, y me parece dudoso dársela en caso de que la
solicitara. Pero me contentaría con otra pregunta: ¿Es mexicana la literatura que se
hizo en México hasta el siglo XIX? Porque una literatura no se improvisa. Tiene
antecedentes y herencias igual que el hombre en las especies animales, lo mismo
que el sifilítico, el alcohólico y el sano. La gente no se enferma porque sí ni es
saludable porque sí36.
El incipiente escritor ya reconoce la mexicanidad reflejada en la literatura, pero no
así en el teatro, que aún queda eslabonado al teatro universal en su raíz, sin llegar
a dar una flor o un fruto perteneciente a la flora nacional. Entre citas de los
dramaturgos mayores de la historia del teatro, nuestro escritor en cierne habla de
narradores, Balzac, Wilde, Stendhal, y siente la tentación de escribir novela, por
ejemplo una de las anotaciones apunta su idea de escribir « Interior -novela en ocho
horas. ¿Cuándo?» (p. 141). La altura de su pensamiento y lo ambicioso de su
voluntad se perfilan en muchos apuntes en apariencia cándidos:
A partir de
El apóstol, obra de teatro escrita en 1931, Usigli pasaría más de una década con la
sola dedicación al teatro. Fue hasta 1944 en que el auto determinado dramaturgo
volvió sus ojos al género narrativo, con la publicación de Ensayo de un crimen,
novela que fue publicada un año antes de que el debutante narrador cumpliera
cuatro décadas39.
Ensayo de un crimen es la primera novela urbana que pretendió y logró pintar los
espacios y los habitantes de las colonias centrales de ciudad de México. Los
recorridos de los personajes pueden ser seguidos en un mapa del D. F. de los años
cuarenta. Los espacios sociales de moda son reconstruidos con preciosismo -
Sanborns, Lady Baltimore, el hotel Reforma, etc.-. Varios personajes son retrato de
personas vivientes. La trama de la novela pertenece al género noir -que
erróneamente es llamado detectivesco-. El protagonista no es un detective, sino un
aprendiz de asesino que quiere convertirse