Byung Chul Hand. Articulo Ochiuzzi.
Byung Chul Hand. Articulo Ochiuzzi.
Byung Chul Hand. Articulo Ochiuzzi.
6 de octubre de 2019
Hay dos conceptos que son centrales en Foucault y en su teoría del poder:
Panóptico y Biopolítica. Para el autor el poder no se posee, sino que se ejerce
en relaciones no-igualitarias. Está presente en todos los ámbitos de las
sociedades, no hay zonas sin poder. En este sentido, se sostiene que toda la
sociedad es un complejo de relaciones físicas de poder en donde el Panóptico
es la manifestación más acabada de esta nueva forma de control (capitalista)
que se materializa en esta máquina que se ocupa de disociar el ver-ser visto.
Byung-Chul Han tomó todos estos conceptos y los actualizó al calor del siglo
XXI. El panóptico se modernizó en la forma de las redes sociales, ahora “cada
uno es panóptico de sí mismo” [1]. La antigua Biopolítica quedó ahora superada
por la “Psicopolítica” y su psicopoder, que se basa en la creación de
psicoperfiles de la población a partir del cruzamiento de datos e información
recopilada en nubes online denominadas Big Data, que son administradas por
las empresas y ofrecidas como mercadería al Estado Big Brother, creando así
una forma de control y organización social llamadas Big Deal. Que según el
autor significaría “el fin de la libertad”.
El mundo de Byung-Chun Han es posmoderno, poscapitalista y posmarxista. En
primer lugar, ya no hay más clases sociales:
Los habitantes del panóptico digital no son prisioneros. Ellos viven en la ilusión
de la libertad. Tal desarrollo hay del individualismo en esta época que ya no
existe el “otro” ni siquiera como explotador que me fuerza a trabajar y me aliena
de mí mismo; en realidad, me exploto a mí mismo voluntariamente creyendo
que me estoy realizando. El trabajador desapareció, ya no hay más, solo
“usuarios digitales”. El individualismo se desarrolló tanto que reemplazó al
partido político como forma de organización, las masas ahora son “enjambres
de puras unidades”. En este mundo de sensación de libertad es imposible la
resistencia y mucho menos una revolución ya que “no existen otros de quienes
provenga una represión” [3].
El arte de la vida como praxis de la libertad tiene que adoptar la forma de una
des-psicologización. Desarma la Psicopolítica como medio de sometimiento. Se
despsicologiza y vacía al sujeto a fin de que quede libre para esa forma de vida
que todavía no tiene nombre [4].
El mundo post
El mundo que nos dibuja Byung-Chul Han es la muestra más acabada del
paradigma filosófico neoliberal imperante: un mundo posideológico, pospolítico,
posindustrial, posnacional, postrabajo y, en definitiva, posmoderno, donde la
única certeza es el dominio absoluto del neoliberalismo y la predominancia de la
derecha. En ese sentido la filosofía del autor es fomentar el escepticismo en la
posibilidad de nuevas revoluciones que den por tierra con el dominio del capital.
En la filosofía post la autonomía de la política pasó a depender casi
exclusivamente del discurso, que queda supeditado a las redes sociales, el Big
Data y la micro segmentación.
Pero tanto el Big Data como los algoritmos que la controlan son parte de lo que
Marx llamo “general intellect” [8] de la humanidad. Aunque hoy usado de un
modo contrarrevolucionario, despótico y reaccionario, es parte de la actividad
creadora de la humanidad. Karl Marx sostenía que este intelecto general o
colectivo es la acumulación histórica de conocimientos y experiencia realizados
a lo largo de generaciones, que el capitalismo intenta privatizar para ponerlo a
producir ganancias.
Esto se puede apreciar en el hecho de que las patentes, los servidores y los
cableados se encuentran en manos privadas. Cuando fueron los disturbios de
Egipto en la Primavera Árabe fueron las empresas las que bloquearon la
mensajería; cuando comenzaron las movilizaciones de protesta en China, fue el
Estado el que cortó los servidores. La expropiación de todos estos recursos
tiene necesariamente que ser una tarea de primer orden para que estén al
servicio de la sociedad en su conjunto.
Por otro lado, la contradicción que se presenta hoy tiene dos caras: es un error
pensar que dado que los algoritmos son instrumentos de control no debemos
usar redes sociales desde un punto de vista de izquierda. Pero por otro lado,
también lo es que su uso sin actividad en las calles y en la lucha de clases
pueda modificar las condiciones sociales. La discusión que queremos abrir es
que el problema nunca es la tecnología, sino en manos de quién está, y que
bajo otra lógica, los avances tecnológicos podrían potenciar el espíritu creativo,
liberador y disfrutable. Mientras que bajo la lógica capitalista esos avances
sirven para la dominación, la estafa y el control.