Orejas 1991 Arqueología Del Paisaje PDF

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AEspA, 64, 1991, 191-230

ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE:


HISTORIA, PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS
POR

ALMUDENA OREJAS
Depto. de Historia Antigua y Arqueologfa. CSIC. CEI·L

RESUMEN

La Arqueologia del paisaje tiene poco mas de treinta afios, y el nacimiento de un aut6ntico interes
por el paisaje como objeto de estudio en esta ciencia poco mas de quince. Sin embargo, en su gestaci6n
han intervenido pnicticarnente todas las tendencias que han conformado Ia evoluci6n de la Arqueologia
en la Ultima centuria.
Su aceptaci6n encuentra numerosos obst<iculos, nacidos tanto de reticencias y escepticismos, como
de problemas surgidos de su indefinici6n y de unos objetivos y metodos a lin poco s6lidos. No obstante,
la reciente puesta en marcha de una reflexi6n te6rica y metodol6gica y de proyectos de investigaci6n
concebidos en esa direcci6n penni ten perfilar algunos de sus rasgos mas car<icterfsticos, sus perspec-
tivas y formas de trabajo.
Por Ultimo, el desarrollo de la Arqueologfa del paisaje y el interes que suscita en diferentes medias
est<i estrechamente vinculado a unas nuevas condiciones y exigencias sociales ligadas a los complejos
problemas de planificaci6n y gesti6n del espacio, que demandan una reuniOn del ambito cientifico y el
social, progresivamente disociados.

SUMMARY

Landscape Archeology is hardly thirty years old, and the birth of a real interest in landscape as an
object of study in this science occurred little more than fifteen years ago; even so, practically all the
trends that have shaped the evolution of archeology in the last century are present in its gestation.
Its acceptance has been held back by prejudices born out of reticence and scepticism, as well as by
the problems of its lack of definition and still no- very solid objectives and methods. The recent be-
ginninS, however, of a review of its theoreti-al and methodological foundations and of research pro-
jects in this direction will provide a profile of its most characteristics features, perspectives and work
methods.
Lastly, the development of landscape archeology and the interest it creates in different fields is clo-
sely Jjnked to the new social conditions and demands coming from the complex problems of planning
and management of space, which reguire a drawing together of the increasinSly disassociated scientific
and social spheres.
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Desde que en 1957 Bradford publicara su Ancient Landcapes el termino paisaje ha ido por otra, siempre ha acusado una falta de precision y, por ella mismo, una fuerte polisemia. Es
apareciendo sucesivamente en abundantes trabajos relacionados con Ia Arqueologfa, y no tan imprecise como ficil de comprender y esto ha sido el origen del debate generado en torno
siempre con el mismo sentido. Hoy, hablar de Arqueologia del paisaje o de paisaje arqueo- a su usa cientffico y de las dificultades para encontrar un sustituto sin perder riqueza sem<intica
l6gico comienza a resultar familiar, aunque en raras ocasiones el uso de estas expresiones va y claridad. Derivadas· de el se han generado expresiones como arqueologia del paisaje, paisaje
acompafiado de una reflexiOn adecuada sabre su sentido, mt.todos y objetivos, y' sabre el con- arqueol6gico, lectura hist6rica del paisaje que han conservado esta indefinici6n.
texte social e ideolOgico en que se inscribe este interes par el tema. La imprecisiOn del vocablo nace de un significado en origen muy restringido y que se ha ido
La aparicion de una Arqueologia del paisaje con una entidad propia es reciente y, en cierta ampliando par extensiOn a realidades pr6ximas a Ia primera. No obstante, esta evoluci6n del vo-
medida, espontanea, surgida tanto del ritmo de Ia evolucion de Ia ciencia como de Ia aparicion cablo presenta un doble problema: par una parte no ha ido teniendo un reflejo inmediato en las
de unos problemas sociales nuevas que han suscitado respuestas desde diversoso <imbitos definiciones «oficiales» del mismo -retraso min hoy constatable- y, en segundo Iugar, no ha
(cientffico, polftico, etc.). Su nacimiento, a su vez, genera una serie de dificultades que van seguido el mismo ritmo en todas las lenguas, de forma que los terminos que se consideran equi-
desde la creaci6n o adopciOn de una tenninologfa al cuestionamiento de su entidad cientffica. valentes nose refieren exactamente a las mismas realidades. Un nipido rastreo por algunos dic-
Una revisiOn de algunas aportaciones de las corrierites de mayor incidencia en Ia Arqueologfa cionarios de diversos mementos y lenguas puede ayudamos a precisar alga mas esta cuesti6n.
de nuestro siglo pueden ayudarnos a precisar que contribuye a Ia configuraci6n de paisaje El primer problema que presenta el uso del tennino espafiol paisaje en Arqueologia, como
como tema de estudio, c6mo desde diversos enfoques y paises taman forma iniciativas e inte- en cualquier otra ciencia, procede de Ia arnbigiiedad que rodea al vocablo debido a su tradi-
reses que confluyen en objetivos comunes, enriquecidos unas veces par tradiciones y puntas cional uso: efectivamente, aiin hoy, Ia primera, y con frecuencia Unica acepci6n otorgada al
de vista dispares, yen otras ocasiones, pese a los much as puntas en comlin, d<indose la espalda. t€1mino en los diccionarios espafioles es lade «representaci6n artistica (casi siempre pictOri-
Desde esta perspectiva, se podran apuntar algunos de los rasgos esenciales de estos estu- ca) de una espacio». Esto ha hecho que el tt.rmino sea indisociable de una visiOn subjetiva,
dios, sus pretensiones y fonnas de trabajo especfficas, asf como su directa vinculaciOn con la plasmada de una forma tambien subjetiva.
reivindlcaci6n del patrimonio natural y social. Partiendo de algunas definiciones podemos perfilar Ia trayectoria desde esta acepcion primitva:
La forma de afrontar un tema amplio y complejo como este -no ya par su historia dentro
de la Arqueologia, sino par su estrecha relaci6n con otras ciencias, movimientos sociales, po- TERREROS (1788): paisaje, en Ia pintura, V. pais, y Palomino que Io toma par un pedazo de
lfticos, presiones econ6micas, etc., y par su voluntad integradora-, ha sido necesariamente pais, paisaje, Ia vista o aspecto de alglin pais yen Ia pintura las arboledas y casas de campo;
selectiva: no est<in citados todos los que han contribuido o taman parte en su formaci6n, sin pafs, se dice de las diversas partes, regiones, provincias y parajes del Universe; que seve de
embargo, a! menos si se pretende representar las Jfneas de fuerza fundamentales y algunas una mirada, de una ojeada.
aportaciones quiz<is menos evidentes. Si alga caracteriza a Ia Arqueologfa del paisaje, por su RODRIGUEZ NAVA (1907): paisaje, cuadro que representa un pais o campo en Ia pintura. II Te-
naturaleza y objeto de estudio, es el dinamismo y Ia flexibilidad que garantizan una constante rrene en que se fija Ia atenci6n desde el punta de vista artfstico.
discusi6n, una vance multidireccional, abierto e integrador. MARIA MOLlNER (1971 ): paisaje, I) Extension de campo que seve desde un sitio. El campo
considerado como espectaculo. 2) Pintura que representa una extension de campo. 3) Papel o
tela, generalmente decorada, que se extiende sabre las varillas del abanico porIa parte par donde
I. EL TERMINO «PAISAJE>>: ENTRE LA AMBIGUEDAD Y LA GLOBALIDAD se separan. 4) Se emplea en geograffa con el significado de «Configuraci6n del terreno" ».
LAROUSSE (1981): paisaje, extension de terre no vista desde un Iugar determinado. II Tela,
En la Arqueologia de los Ultimos veinticinco afios se ha difundido un vocabulario nuevo, en papel u otro material que recubre las varillas del abanico.
una pequefia parte acui1ado dentro del mundo de Ia Arqueologia, y en una importante propor- -Geogr: area de dimensiones muy variables caracterizada por rasgos geomorfol6gicos,
ciOn tomado de otras ciencias: t€1minos como espacio (an<ilisis espacial, arqueologia espacial), climaticos, de hibitat, etc., suficientes para diferenciarla: paisaje desertico, paisaje industrial.
territorio (estudios territoriales ), medio, medioambiente, entomo, relaciones ecolOgicas, nicho -Art: pintura, grabado o dibujo en el que el tema principal es Ia representacion de un Iugar
ecologico, arqueologia del paisaje, arqueologia aerea, y un largo etcetera, han pasado a formar natural o urbana. II Parte del cuadro que forma una decoracion detris de los personajes que
parte dellenguaje de historiadores y arqueologos. Sin embargo, su adopcion en ocasiones ha ocupan el primer plano.
sido el resultado de la necesidad de cubrir vacios apresuradamente, sin acompafiarse de una ade- REAL ACADEMIA (1984): paisaje, pais, pintura, dihujo II 2. Porci6n de terreno considerada
cuada reflexion a proposito del senti do, uso y connotaciones del vocablo aceptado, par ella, lle- en su aspecto artfstico.
ga un momenta en que se hace necesaria una seria revisiOn y replanteamiento de los significados Comprobamos como esta prim era acepci6n, reducida al mundo de la expresi6n artlstica, se
otorgados, los tratamientos especificos por parte de autores y equipos de trabajo y los malices ve ampliada en algunas definiciones, pasando a referirse a un espacio contemplado par un ob-
de cada lengua, asf como las propuestas lanzadas como alternativas. servador desde un punta: asi, la primera acepci6n recogida par Marfa Moliner plantea este as-
El t€nnino paisaje, al que ahara nos referimos, es en este sentido especialmente conflictivo: pecto e identifica este espacio con el campo (entendido como Iugar desprovisto de ciudades)
par una pmte, los usos reales dados a Ia palabra rebasan, con mucho, su significado estricto, y, y, par lo tanto, manteniendo una visi6n tfpica de la apreciaci6n estt.tica. La primera acepciOn
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de la Enciclipedia Larousse se refiere igual.mente a esta acepci6n del t6rmino, relegando la paisaje considerado exclusivamente_como Ia superficie visible, susceptible de contemplaci6n
tradicional a un uso especffico en el terreno del arte. estetica, o como una realidad campleja, en la que se manifiestan interrelaciones entre elemen-
La segunda extensiOn de vocablo se refiere a su relaci6n con la Geograffa. La asunciOn del tos de diversa indole.
paisaje como una realidad geogrifica se debe remontar a! final del siglo pasado, y, en especial Esta bipolarizaci6n se complica a! hacer entrar en el juego un segundopunto de vista: Ia
al desarrollo del enfoque regional en el ambito frances; en ella Ia consideraci6n del paisaje consideraci6n de la presencia o ausencia de hombre en el paisaje, que ha llevado a una, ya tra-
como un fu-ea que ve un espectador, sirve para pasar ala idea de aspecto extemo del terreno dicional, oposici6n entre «paisaje natural» y «paisaje humanizado» -que a su vez esconde
(acepci6n cuarta de Maria Moliner y apartado dedicado a Ia Geografia en Larousse). Ia oposici6n paisaje condicionado/condicionante-. Tras Ia acepci6n artistica del vocablo, es
En Ia ffiisma direcci6n se entiende el t6rmino italiano equivalente paessagio 1, tradicional- su caracter natural el que aparece, por lo general, subrayado en las diversas definiciones, fru-
mente ligado tambi6n ala visiOn est6tica. No ocurre esto en otros idiomas: el t6rmino anglo- to, como veremos, de su emplea entre ge6logos, geomorf6logos y ge6grafos fisicas s.
saj6n landscape es enormemente rico, en 61 se tienen en cuenta tanto el media natural, como AI margen del usa coloquial-cuya facilidad de comprensi6n y globalidad lo hacen insus-
las actividades agrarias e industriales y Ia implantaci6n del habitat 2 Esta amplitud semantica tituible, tendremas que tener en cuenta das fen6menas paralelos que progresivamente van
del termino ha sido acentuada desde Ia geografia americana a! incluir en ella todos los aspec- perfilanda las diferentes interpretaciones y aplicacianes: par una parte, las divers as realidades
tos relacionados con Ia percepci6n 3 • El resultado es que landscape responde a Ia acepci6n que expresa el termino de acuerdo con el angulo de vision adoptado desde cada una de las dis-
mas laxa, simple y abierta del paisaje: esto pennitir<i, como veremos, que expresiones como ciplinas, y, en segundo Iugar, Ia aparici6n de diversos adjetivos yuxtapuestos a! vocablo y que
landscape archaeology o cu/tura/lanscape nazcan con un sentido dilatado, abarcando campo tienden a delimitar su significado, algunos de ellos ya admitidas de forma general.
(country-side), ciudades (towns) y habitat rural (villages).
Igualmente rico resulta el vocablo frances paysage, ya en el Diccionario de F uretiere, de
El paisaje de las diversas ciencias
finales del siglo XVII, aparece definido, sin limitarse a su consideraci6n como genera pict6ri-
co como <<aspect d'un pays, le terri to ire qui s'etend jusqu'ou Ia veue peut porter. Les bois, les
De acuerdo con las definiciones que hernos presentado mas aniba el «primer paisaje», cro-
collines et les rivieres sont les beaux paysages 4 .
no16gicamente, fue el paisaje de los arth'itas: de e1 se deriva Ia asaciaci6n del terrnino ala
Sin embargo, revisando las diversas interpretaciones del t6rmino, destaca la existencia, en
conternplaci6n visual y, par Io tanto, su car<icter intrfnsecarnente subjetiva. Esta concepciOn
todos los casas, de una vinculaciOn uminime entre el paisaje y la apreciaci6n sensorial (casi
es Ia que ha generado Ia identificaci6n del paisaje con un espacio idilico natural o rural, que
exclusivamente visual): de esto se han derivado los tres rasgos distintivos del vocablo, cau-
impregna el usa coloquial del vocablo.
santes del debate en lorna a su usa cientffico, Ia subjetividad y Ia globalidad. Ante elias las
El paisaje se convirti6 por vez primera en objeto de estudio de mana de los ge6logos, geo-
posturas han ido desde el rechazo explicito o t<icito a su aceptaci6n sin reservas, pasando por
mmf6logos y de Ia Geogra!fa fisica que han mantenido sabre el un <<monopolio>> hasta fechas
diversas propuestas de sustituci6n con escaso 6xito. Como veremos mas adelante historiado-
muy recientes: a elias se Jes ha acusado de empobrecer el terrnino limitandolo a Ia descripci6n
res y arque6logos no han quedado a! margen de este debate.
de los fen6menos estudiados par estas ciencias, de ser causantes del peso de <do natural» en
Podemos afirmar que esta laxitud en las definiciones y usos del t€Jmino ha permitido las
el paisaje, desprovisto de Ia presencia humana: las practicas agricolas o industriales, los ha-
distintas versiones sabre el paisaje que, esquematizado, se articulan sabre dos posturas: el
bitats e incluso la vegetaci6n, no hadan sino enturbiar lavisi6n de estos procesos geol6gicos
y sus resultados. Surge una tradicional vinculaciOn del p<iisaje a las llamadas «ciencias de la
1
En la Enciclopedia ltaliana (1949) paessagio se define como sigue: «si chiama pessagiO in arte Tierra».
un dipinto cheaper oggetto gli aspetti campestri, la natura ... » La primera reivindicaci6n de un uso menos restringido del vocabla 1leg6 de manos de los
2
En el Collins English Dictionary (1984) la primera acepci6n del t6m1ino landscape es «an exten- ge6grafos del <<regionalismo>> surgido a finales del siglo pasado en Francia, aunque no llega-
sive area of scenary as viewed from a single aspect: slageaps dominate the landscape». EJ t6nnino se ron a precisar su sentida, y, mas recientemente, de la Geografia agraria: de una forma poco
completa con el mas especffico de townscape y el de counfly-side: «a territory distingued by the people, concreta se hada entrar en el paisaje, convertido en abjeto de estudio, la actividad humana en
culture, language, geography, etc.». El t6rmino, acui'iado tambi6n dentro del ambito pict6rico, aparece
sus diversas facetas, pero basicamente de Ia agricultura (el paisaje hurnanizado se identifica
ya atestiguado en el siglo XVII referido a una porci6n de tierra vista desde un punto yen la centuria si-
guiente referida a descripciones y visiones de conjunto (desde arriba) de la misma (The Oxford Univer- con el paisaje agrario). A elias, y a los historiadores (casi exclusivamente medievalistas) que
sal Dictionary Illustrated, I, ed. 1973 (I.' ed. 1933). se ocuparan del rnundo rural en la decada de los treinta, debemas Ia primera reivindicaci6n
Nos referimos a los ge6grafos que desde los primeros cincuenta formaron Ia llamada EScuela de
3 del tt~nnino desde otro angulo, impregnada de un af<in par conseguir una visiOn de conjunta
Berkeley, en torno a J. B. Jackson y la revista Landscape.
4
En la misma direcci6n los diccionarios mas recientes de fin en pays age como: «6tendue.de pays qui
presente une vue d'ensemble: admirer le paysage» (Petit Larousse, 1974); <<pmtie d'un pays que lana- 5 Como ejemplo sirven estas dos acepciones de dos diccionarios franceses, el deJ. Tricart (1979):
ture pr6sente 3. un observateur» (Robert, 1977); «portion d'espace analysee visuellement» (Dictionaire «estudio integrado del medio natural, traducci6n espacial concrcta de un ecosistema», y de G. Rougerie
Geographique, 1974). ( 1977), que margina Ja parte «demasiado humanizada deJa biosfera».
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que pennitiese ligar Ia actividad humana -trabajo, elementos juridicos, sociales ... - y las [!. EL PAISAJE DE LA HISTORIA Y DE LA ARQUEOLOGfA: LA GENESIS DE UN TEMA DE ESTUDIO
posibilidades u obstaculos que presenta el media. (FIG. I)
En ocasiones, esta confusa reivindicaci6n aparece muy ligada a una contemplaci6n est6ti-
ca, lfrica del paisaje que lleva a Ia creaci6n de t6picos, como Ia perennidad del paisaje fruto - Tendriamos que remontamos al siglo XVIII para encontrar, par vez primera, un conside-
de la «sabidurfa popular». Sin embargo, ese paisaje agrario no ha sido discutido, ni precisado: rable volumen de documentaci6n consagrado al estudio del espacio, en forma de descripciones
el riesgo inminente era caer ~n formalismos, localismos y descriptivismos que, efectivamen- destinadas a Ia planificaci6n y control por parte de los estados -censos, catastros, inventa-
te, generaron una enorme producci6n de trabajos de Geograffa e Historia herederos de esta li- rios- dentro de lo que se llam6 Estadfstica. Pero el paisaje sigue siendo terrene de los artistas,
nea. y como tal, recoge todos los elementos que imprimen ese canicter idflico, entre ellos las ruinas.
Habra que esperar a los afios cincuenta para que arque6logos e historiadores de Ia Prehis- Esta preocupad6n politica y econ6rnica genera la necesidad de sisterna6zar las distintas
toria y del mundo antiguo se interesen par €1, min sin un planteamiento clara, casi intuitive, unidades constitutivas del espacio y los factores que se integran en el, proceso ligado a unas
fruto de las nuevas posibilidades tecnicas (fotografia aerea, cartografia, palinologia, etc.), de notable mejoras tecnicas, en especial en el ambito de la cartograffa.
Ia evoluci6n interna de las ciencias y de las ne'Cesidades a las que esta empezaba a responder - A lo largo del siglo XIX el paisaje va rompiendo su tradicional vinculo con el mundo
(protecci6n de patrimonio, realizaci6n de cartas arqueol6gicas, etc.). de Ia expresi6n artistica al entrar a fonnar parte del vocabulario de los ge6logos primero, y de
El tennino se ha cargado de nuevas significados en nuestros dias: el paisaje ha pasado de Ia Geografiaffsica despues: el paisaje se identifica con el aspecto topografico que traduce una
ser algo idflico, artistico a ser considerado como un bien de consumo limitado y que, por lo serie de procesos. De aquf surge la asociaci6n del t€nnino al media ffsico -lejos alin de im-
tanto exige un control y salvaguarda: es lo que podriamos denominar el paisaje de las plani- plicar postura detetministas. Sin embargo, nose emprende una definiciOn del vocable que, en
ficaciones y de la politica. Esto noes nuevo: desde el mundo griego la representaci6n y des- rigor, sigue perteneciendo casi exclusivamente al arte.
cripci6n del espacio se ha desarrollado en funci6n de las necesidades de control del mismo: Desde los afios centrales del siglo se empieza a detectar el impacto del evolucionismo
rutas de navegaci6n, catastros, inventarios de bienes ... Sin embargo, en el presente, la situa- planteado en la obra de Darwin: se suscitan una serie de cuestiones que tendr3.n una dilatada
ci6n se ha vista agravada par la demanda de espacio y la escasez de recursos que han gene- repercusi6n: las nociones de adaptaci6n al media, lucha par la supervivencia o selecci6n na-
rado una reacci6n en diversos sentidos y, en general, un interes par el entomo que va desde tural generan una nueva visiOn del media en el que se mueve el hombre y a cuyos condicio-
los movimientos ecologistas a la especulaci6n del suelo urbana o las concentraciones agra- nantes responde su trayectoria ffsica y cultural 7.
rias. Asf, a lo largo de esta centuria surgen iniciativas e intuiciones que van gestando el debate
que, a caballo entre los dos siglos, se generani en torno al paisaje: Michelet, al afirmar par
vez primera la necesidad de hacer una lectura hist6rica del paisaje es un aut6ntico pionero; el
El paisaje y los paisajes a vance de Ia <<Geograffa clasica>> de manos de Humboldt y Ritter, Ia entrada de Ia Historia y
la Geograffa en funbitos academicos, el citado darwinismo ... Se inician diversas aproximacio-
Como consecuencia de este caracter multi forme y de Ia ambigiiedad creciente del tennino nes al paisaje desde diferentes ciencias y posturas, sin llegar nunca a fijar una definiciOn para
(lo que Bertrand denomin6 «la transparencia del paisaje» ), se ha ida hacienda necesaria, pro-· el uso cientffico del tennino: este sera el origen de Ia ambigiiedad y polivalencia del vocablo.
gresivamente, la caracterizaci6n del paisaje, precisando o limitando su significado mediante Incluso en las obras de los dos grandes ge6grafos franceses que en los ultimos afios del siglo
adjetivaciones que penniten definir su marfologfa, funci6n o connotaciones conceptuales, y, personalizaron el positivismo -agudizado en el determinismo geogrMico- y el posibilismo,
asf, considerar la organizaci6n del espacio como reflejo de una sociedad a partir de Sus vfn- Raetzel y Vidal de Ia Blache, el termino es usado de una forma confusa.
culos con su media: coerciones, desaffos, riesgos, impactos, etc. Asf se han ida acuiiando ex- Sin embargo, Ia aportaci6n de Vidal de Ia Blache 8 merece una menci6n algo mas detallada.
presiones como paisaje urbana ante una nueva realidad omnipresente, la ciudad, paisaje ru- Origen del enfoque regional, de enorme exito en las humanidades en Francia yen los ambitos
ral! agrario, opuesto al anterior y precisamente cuando se convierte en una reliquia, paisaje academicos de gran parte de Europa, incluida Espana, Vidal de Ia Blache considera que todos
recreativo, generado par «la cultura del acio» y recogiendo el sentido est€tico tradicional, ar- los rasgos que caracterizan y singularizan una region -objeto de estudio especffico de Ia Ge-
quitectura del paisaje, referida a Ia recreaci6n del media para el <<con sumo>> (parques, etc.), ograffa-, es decir, el clima, la vegetaci6n, el relieve y la actividad hurnana en todas sus ver-
paisaje simb6lico, paisajes sagrados y un largo etcetera constantemente acrecentado. Sin em- tientes, se plasman en un paisaje especffico, resultado de la integraci6n de todos estos elemen-
bargo, entre elias, nos interesa especialmente la consagraci6n de una, el paisaje cultural, ba"- tos a lo largo del tiempo. Sin embargo el paisaje es considerado como algo atemporal: en su
sado en una, como veremos discutible, oposici6n entre lo natural y lo cultural, y dentro del estudio es un dato dado.
que se incluirfan tanto el paisaje hist6rico como el paisaje arqueol6gico 6 .
' Renfrew-Bahn, 1991, 24.
R Vidal de la Blache, 1905; idem 1922 (recopilaci6n de sus trabajos fundamentales porE. de Mar-
6
The Cultural Landscape, 1988. tonne).
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En realidad en la obra de Vidal no se acomete el analisis del concepto -aunque si se hace Mas influencia, por su mayor difusion, lograron los trabajos emprendidos en Gran Bretana.
con otros como el de region, modos de vida, etc.-, sin embargo entre los geografos que die- Por una parte, contaba con una arraigada tradici6n de historia medieval nacional, y, por otra,
ron forma a lo largo de los sesenta afios siguientes al enfoque regional surgieron importantes con una experiencia en el trabajo con fotograffa ierea desde los pioneros vuelos de Crawford
apreciaciones y precisiones, en especial en la obra de Poehler-Hauke (Poehler-Hauke, 1959) en los afios veirite -los primeros realizados en zonas no des6rticas sabre un suelo constante
que propane una clara diferenciaci6n entre regi6n, definida por limites admiilistrativos y pai- y densamente ocupado-. Por otro lado, las investigaciones sabre divisiones agrarias antiguas
saje, como un territorio cientificamente definido. Desde esta perspectiva plantea Poehler- se remontaban a los afios veinte. A este bagaje se une el desarrollo de los primeros trabajos
Hauke cinco vfas posibles de acercamiento cientffico al paisaje: morfol6gica, ecol6gica, cro- de campo extensivos (excavaciones de la Isla de Man).
nol6gica, regional y clasificaci6n de paisajes. Los estudios de estos medievalistas no consiguieron, quizis ni pretendieron, romper con
- Asf pues, hasta este momenta, tanto el empleo del t€rn1ino como las matizaciones proce- la negligencia tradicional hacia un paisaje anterior al medieval: en sus trabajos, se pretendla
dian de los ge6grafos y, en especial, del regionalismo. En los primeros afios del siglo XX una se- limitar espacial y temporalmente un establecimiento rural, estudiar su morfologia y, basica-
rie de geografos franceses advierten los vacfos e inexactitudes del enfoque predominante (Ga- mente, su parcelario. Sin embargo, su aportacion fundamental fue Ia puesta a punta, en Ia
llais y sus trabajos sabre toponimia, Sian, Pebvre, etc.), pero es sabre todo en la decada de los prictica, de tecnicas y documentos de trabajo y de una colaboraci6n interdisciplinar.
treinta cuando surgen, casi simultfineamente, una serie de ap01taciones clave, de manos, por vez - Dentro del ambito britanico, desde finales de los cincuenta y durante la decada de los
primera, de historiadores: se trata de M. Bloch yR. Dion desde los estudios del mundo medie- sesenta, estaban tomando forma y aplicandose las Iecnicas de lo que se denominaria Field Ar-
val, y de A. Deleage desde la Antigiiedad 9 • Sus aportaciones son indisociables de las propuestas chaeology, que pretendfa analizar las huellas dejadas por el hombre en el terrA!?rio mediante
que se estaban gestando en torno a los Annates y su interes por la Historia social y econ6mica. todos los medias de documentacion posibles y tecnicas al alcance (Bowen, Cunliffe, Hoskins,
Recogieron las sugerencias contenidas en la obra de Vidal sabre la necesidad de tener en Aston ... ). Esta tradicion se plasm6 desde entonces en un marcado intenes porIa historia de los
cuenta las relaciones entre el hombre y el media, que se completaron con ideas procedentes paisajes antiguos, su morfologia, y Ia posibilidad de detectarlos en los paisajes actuales. Pron-
de la Sociologfa. Se propane entonces, explfcitamente, una visiOn hist6rica del paisaje, iden- to se gener6 un interes por relacionar la informaciOn que proporcionaba la fotograffa aerea
tificado, casi exclusivamente, con el paisaje rural agrario. Se propane un trabajo en sentido con una difusa landscapes archaeology. Todo ello fue recogido y asimilado en la excepcional
diacr6nico desde una colaboraci6n interdisciplinar, aunque, en la prfictica, la sugerencia que- obra de Bradford de 1957 Ancient Landscapes, dentro de lo que ya quedo consagrado como
do bloqueada en dos direcciones: por una parte porIa consagraci6n de t6picos que tenian mu- Landscape Archaeology. El paisaje empieza a ser considerado como un «palipmsesto», ex-
cho que ver con la vision tradicional idflica del paisaje (el bosque primitivo, las roturaciones presion usada por Aston y Rowley en 1974 y difundida por Chevallier a partir de 1976.
medievales, etc.), y, por otra, porque se consideraba el final del primer milenio como el afio A este panorama, brevemente esbozado, hay que afiadir, por un lado, el acicate que supuso
cero en Ia historia de los paisajes. Se gener6 un analisis lineal y con mucho de literario. en aquellos afios la generalizaci6n de Ia elaboraci6n de inventarios y cartas arqueol6gicas,
- Estos trabajos marcarian Ia tonica general del estudio de los paisajes desde un punta de que, en principia, obligaban a considerar el hallazgo arqueo16gico en su marco espacial y en
vista hist6rico hasta la Segunda Guerra Mundial, en especial en Francia, cuna de estos auto- su relaci6n con los dem<is hallazgos. En segundo lugar, las reformas institucionales en Minis-
res, se cay6 en una monotonfa y falta de creatividad, con enorme arraigo del regionalismo que terios de Cultura y Educaci6n y la aparici6n de organismos consagrados a investigaci6n y ges-
alcanzo hasta Ia decada de los setenta. ti6n de media ambiente se hacen eco de una nueva con~ideraci6n del patrimonio y penni ten
Sin embargo, en tomo a los afios de la Segunda Guerra Mundial, se estaban poniendo en replanteamientos.
marcha en otros paises europeos iniciativas y proyectos mas abiertos y renovadores, de _nuevo Simult<ineamente, surgfa la primera respuesta organizada y con fuerza al posibilismo vida-
casi exclusivamente entre medievalistas. Asf, la trayectoria de la rica, y muy desconocidaen- liano aun vigente: nace la denominada Nueva Geografia (Schaefer, 1953), apoyandose en el
tre nosotros, investigaci6n de los pafses n6rdicos culmin6 con la puesta en marcha del Nordic positivismo renovado nacido de la Escuela de Vierra. La Nueva Geograffa supondri la consa-
Deserted Farm Proyect, que desde una perspectiva historica y ecologica emprendio en anali- graci6n del espacio y su organizaci6n como tema especffico de estudio de la Geograffa. Los
sis del poblamiento rural escandinavo e island6s entre los siglos XIV y XVII, analizando su nuevas ge6grafos cambiaron la forma tradicional de entender y representar el espacio y las
huella en la organizacion territorial y deteniendose en la plasmaci6n en el paisaje de los cam- relaciones que en 61 se producen (noci6n de espacio relativo, aplicaci6n de modelos, anilisis
bios que se produjeron en Ia Baja Edad Media. Jankuhn en Alemania se situa ala cabeza de locacional, tecnicas de cuantificaci6n, etc.), y con todo ella, surgen reflexiones te6ricas y me-
la Siedlungsarchiiologie, yen los Paises Bajos se presentan los resultados de los primeros es- todol6gicas y alternativas para la planificaci6n y gestion del espacio.
tudios sabre divisiones agrarias antiguas, los denominados «celtic-fields» (Van Giffen y mfis. - Hacia la mitad del siglo se difunde en el ambito anglosajon lo que se ha denominado
tarde Brongers). La aplicacion de tecnicas de cartografia, fotografia aerea, analisis palinolo- el enfoque ecol6gico, gracias a Ia labor del antrop6logo norteamericano J. Steward y su equi-
gicos, carpol6gicos, antracol6gicos y de fauna y reconocimientos de terreno coordinados hi- po, en especial G. Willey. El centro de sus trabajos lo constituye el interes por el cambia cul-
cieron posible avances notables en estos afios. tural, que les llev6 a plan tear el hecho de que las culturas no solo interactuan con otras cultu-
ras, sino tam bien con el media: asi, el estudio de las formas de adaptaci6n que pueden provo-
9
Bloch, 1952-56; idem, 1961-64; Dion, 1934; Deleage, 1934; Febvre, 1922. car un cambia cultural genera el nacimiento de la ecologfa cultural.
PAISES NORDICOS
AMBITO ANGLOSAJON FRANCIA AVANCES TECNICOS

DARWINISMO - POSTURAS DETERMINISTAS REGIONAUSt.!O EN H!STORJA Y GEOGRAFIA Prlmero.s apllcac!ones de Ia fotol(raf!a acerea en
Vldo! de Ia Sloche Arqueologla (Bon!, Sharpe, Stolze)

Y. GORDON CHILDE J.STEWARO Fotolnterpre.taclon: Po!debord, Crawford, Boro.de:z:


Revoluc!on urbono Ecologla cu!turo.l Estudlos sabre
y neolltlco Enfo({ue ecologlco fotogrofla oe~
Concepto de culture en zonas d"ertlca1
4 ANTROPOLOG!A Poldebard
O.G.S. CRAWFORD AMERICANA
Prlmeros estudlos
sabre fotogro.fla aerea Prlmeros estud!os ANNAL£5 DINAMARCA PAISES NORDICOS ALEMANIA 'I'
en Europa sabre d!vlelonee Estudlos lnstltuto de PAISES BAJOS Prlmeros onollsls de moterioles y huellas de uao
ogrorloe onHguoe BLOCH, O!ON, ROUPNEl sabre el Botanlca de (Pittlonl)
Deleoge HISTORIA RURAL ,.nitorlo Bergen
romano y
medieval
Hott Van Giffen

~~:!~~:· ~
BARADEZ
Fotolnterpretaclon
£STUDIOS. SOBRE en los
OlVISIONES Palses Ba[os
AGRARIAS ANT!GUAS
SIEDLUNGS- Apllcacfon de tecnlcas procltdentes de otras
FIELD ARCHAEOLOGY G. WILLEY G. CLARK NEW GEOGRAPHY Steensberg ARCHAEOLOGIE clenclas: pal!nolog!a, carpologla, antracologla, etc.
LANDSCAPE Schaefer Jankuhn Matodoa de dotaclon
ARCHAEOLOGY
Bradford, Bowen,
Beresford
I
L ENFOOUJ
ECOLOGIC SERENI
1
I
Empleo de pellcula lnfrarro[a en fotografla

NEW ARCHAEOLOGY
L BERTRAND
ECOLOGIA HISTORICA
19S3- "Science -In Archaeology"

Binford, Clarke Desarrollo de tecnlcas de teledetecclon


=cHEV=:ALU;:;:-'ER,-::c;AGA:=-CHE,-:::GU;;;-Y-----' Nordic tratamlento de !magenes y eloboraclon d!'
Deser1ed car1ograflo
Fo~ metodos lnformatlcos
PALEOECONOMY
I Proyecf
SPATIAL ARICHAEOLOGY SITE CAT~NT ANALYSIS Congru6 "Archeologtti du Payaago" (1977)

L
Hlgg-s-VIta Flnz!, Flannery
Clarke, Hodder
' I
Nueva Fenomenologla ARCHELOGI£ AGRAIRE
I
ARQUEQLOGIA POSTPROCESUAL
Bazzana Gullalne

Hodder £studios
dol

PAISAJE
Figura 1.-La aportaci6n de las tendencias fund,amtental del siglo XX a la formaci6n de la Arqueologia del paisaje .

.
- Der">o.nclo. de espo.cto DESARROLLO

-
Plo.nlf'lca.ctones, gestlon del espa.cto,
orcieno.cton 1;errt1;orto.l Rupture. de lll'lli:e:s tel'l.poro.les 1;r~cltdono.les• dto.cronta.
El espo.cto, el l'lecito col'lo recurso
ltr'>ti:o.do y no renoveble
- Nuevas i:e!'lo.s y enfoques Dtloto.cton y ftexlbllt;z:octon cle los I'IO.rc:os espo.cto.les CAMB!O DE ESCALA
- Especulo.cton del ·suelo - EN LA JNVESTJGAC!ON
Consecuencto.S clel ll'lpo.cto clel Revo.lortzo.c:ton del r">ecito ruro.l colnctcieni;e con su ex1;tncton ARQUEOLOGJCA
honbre sabre el l'lediO

-
Curbo.ntzo.cton,. !ndustr!o.l!zo.cton. Supero.cton de lo Arqueologlo. obje1;uo.l
def'oresto.cton. conto.Mtno.don ...) INTERES
Movll'llentos ecologlsto.s, 'vel""des',
protecciOfl clel l'lecilo en senttdo
O.l'lplto
EL - Nuevo.s fori'IO.S de "tro.bo.Jo Nuevo. relo.c:!on prospecclon/ exco.vo.c:ton
El espo.cto coMo lugo.r de
encuentroo dtl'lenslon socto.l COMO [
Apoyo en ciocul'lento.cton o.nplto. y en nuevo.s tecnlco.s
e tndtvlciuo.l
DE ES 1'10.:5

- -
Stl'lbolog!o. del espo.cto• lo bucoltco, El pO.ISO.je COr'>O po.trii'!Onlo COI'IUfl no.1;uro.l y c:ulturo.l
EXttncton del Mundo o.gro.rlo lo tdtltco. l.o. creo.cton cie espo.ctos
tro.d!c:tono.l COI'IO expreston espectflcos po.ro. octo
cle urro. forl'lo. cle vtcio. - Nuevo. constdero.c:lon globo.l Lo. oposlclon conservo.ciur!sMo/ evoluc:ton en el !'ledlo ruro.l ADECUACJON A
LAS EXIGENCIAS
El po.tso.je no so<o col'lo este1;1c:o., stno COMO plo.sMo.cton de SOC I ALES
Nece:stdod tnno.to. de eJercer NueVo concepto cie po.trl!>lonto soctedo.cles o. tro.ves cle sus vlnculos con el l'led!o
un control reo.l y l'len1;ol no.turo.l y socto.,t
sobre el espo.clo

p;,.,.,,_.,., '1
202 ALMUDENA OREJAS AE~pA, 64, 199! AEspA, 64. 1991 ARQUEOLOGiA DEL PAISAJE 203
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Si en el ::imbito americana esta aproximaci6n nace desde el campo de la Antropologfa, en En los afios setenta el nivel y des~rrollo alcanzado por los estudios espaciales y terri tori ales
el britinico surge de Ia arraigadafield archaeology, en especial de Ia iniciativa de G, Clark. consegufa que el yacimiento arqueol6gico no fuese considerado fuera de contexte, aunque
A lo largo de su trabajo constat6 un <<bloquem> de Ia tradicional arqueologia basada en el es- nunca se habla en sentido estricto de paisaje. AI margen de los aspectos concretos, Ia Nueva
tudio de objetos que suministran una informaciOn limitada y propuso el estudio de las rela- Arqueologia provoc6 un cambio en Ia vision global de los arque61ogos: por una parte el <<prin-
ciones (adaptaciones) del hombre y su medio como fuente de conocimientode las sociedades cipia de autoridad» dejaba de tener valor frente ala necesidad de razonar y. explicitar ese ra-
antiguas, a partir de una labor necesariamente interdisciplinar (Clark, 1952). zonamiento; por otra parte se descubre la riqueza de una infonnaci6n arqueol6gica -hasta
El enfoque ecol6gico se ha incorporado en las ultimas decadas tanto a! trabajo de campo entonces ignorada- correcta y exhaustivamente manipulada. A partir de ese momenta se
en Arqueologfa como a diversas posturas y tendencias, hacienda de la reconst1ucci6n medio- hizo necesario un replanteamiento de los trabajos de campo y de Ia escala a Ia que se realizaba
ambiental y de las dietas de las sociedades antiguas temas axiales en Ia investigaci6n. Sus pre- la investigaci6n.
tensiones se han visto favorecidas par el importante desarrollo de tecnicas desde Ia Segunda - Simult:ineamente, a finales de Ia decada de los sesenta, las tesis ecologistas tienen una
Guerra Mundial, en especial de los sistemas de dataci6n y los analisis de restos vegetales y fuerte incidencia en Ia geografia frances a, enlazando con Ia ya tradicional historia rural des a-
de fauna. · rrollada a partir de los afios treinta. En especial tenemos que referirnos a Ia obra de Bertrand
- A finales de Ia decada de los sesenta, las tecnicas de Ia Field Archaeology y las pro- y a! nacimiento de lo que 61 bautiz6 como ecologia hist6rica (Bertrand, 1975 y 1978).
puestas de Ia Nueva Geografia sentaron las bases del nacimiento en Gran Bretafia de Ia que Bertand parte de una evaluaci6n critica a las propuestas regionalistas que habian marcado
pronto se denominaria Nueva Arqueologia (Clarke, 1968), mientras que, a! otro !ado del Ia Geografia a lo largo de sesenta afios y que en los estudios hist6ricos habian supuesto Ia ne-
Atl:intico, Ia Arqueologia norteamericana, estrechamente ligada a los avances de Ia Antropo- cesidad de dar un marco geogr:ifico a Ia actividad del hombre, pero que nunca habian profun-
logia lanzaba propuestas originales en el mismo sentido (Binford, 1968). Ya las primeras ini- dizado en Ia relaci6n del hombre con su entorno.
ciativas nacidas dentro del enfoque ecol6gico, o trabajos como los de Taylor, a finales de los Bertrand abre, conforrne van surgiendo los problemas en su investigaci6n, una reflexi6n sa-
cuarenta, se hicieron eco de un descontento entre una parte de los arque6logos que partfa de bre el uso y sentido de los diversos terminos y su adecuaci6n a! objeto de estudio, en especial
la necesidad de explicar los hechos arqueol6gicos (explanation) sin recurrir necesariamente le preocupa el uso del termino paisaje: su ambigliedad, a Ia que ya nos hemos referido, le lleva
fen6menos extemos a las sociedades estudiadas (del tipo de invasiones o migraciones), y de a proponer <<renunciar a este vocable en el plano cientffico, manteniendo su uso en un sentido
hacer explfcito el razonamiento seguido. trivial, y buscar aut€nticos conceptos, quizas menos ricos por su contenido pero mas claros, y,
Esta Nueva Arqueologia anglosajona, que ha marcado tan profundamente Ia Arqueologia par lo tanto, mas operativos» (Bertand, 1978, 133). AI plantear esta necesidad de sustituir el
de nuestros dfas, aunque no emplea en su discurso el t6rrnino paisaje mas que en un sentido t6rmino revisa las alternativas posibles: nicho ecol6gico, medio geografico, etc. Finalmente,
coloquial, propane una nueva forma de acercarse al entorno, basada en unfuncionalismo eco- opta por el de geosistema, entendido como una estructura espacial con un funcionamiento bio-
l6gico. Se parte de una definiciOn del t€rrnino territorio, entendido como un conjunto de re- geogr:ifico aut6nomo en que se interrelacionan lo abi6tico, lo biol6gico y Jo antr6pico.
cursos que hade estar en equilibria con la comunidad; la cultura se entiende como una adap- La arqueologia del paisaje tiene que plantearse en el marco de Ia ecologia hist6rica si se
taci6n extrasom:itica al media: la ruptura del equilibria entre los recursos y la comunidad exi- qui ere evitar que no pase de ser «una especie de neogeograf:fa agraria fonnalista y geometrica»
ge una nueva adaptaci6n. Asf, en el funcionalismo ecol6gico quedan subrayados tres aspectos (Bertrand, I 978, !32); esta ecologia hist6rica se basa en Ia dialectica entre Ia sociedad y Ia na-
fundamentales: turaleza: modo y sistemas de producci6n no son sino Ia forma de manifestarse las relaciones
las relaciones hombre-media en t6rminos ecol6gicos, ecol6gicas entre una sociedad y su entomo. Desde este punta de partida, define Bertrand un
el medio como recurso determinismo ecol6[?ico relativo: las sociedades y los paisajes que generan tienen largas etapas
el tetTitorio en su relaci6n estricta con la comunidad de bloqueo en las que el media es determinante, pero estas fases son rotas por Ia aparici6n de
A partir de los planteamientos propuestos por los nuevas arque6Jogos, se habfan abierto hitos agro-ticnicos que causan una evoluci6n, una superaci6n de la situaci6n previa, hasta caer
nuevas vfas de an31isis y nuevas intereses: entre ellos el despertado par el estudio del espacio en un nuevo bloqueo. En este marco se entiende la aparici6n de la agricultura como una irrup-
y del territorio que dio Iugar a Ia Arqueologia Espacial y al Site Catchment Analysis (SCA), ci6n en el ecosistema incial que causa la aparici6n de un nuevo ecosisterna con su propio equi-
estudios tanto sabre la distribuci6n de asentamientos como sobre la relaci6n entre ellos y los libria: el agrosistema inicial (termino que reemplaza el tradicional de espacio rural), seguido
recursos. por sucesivos agrosistemas. Poner a pun to el metoda ecol6gico regresivo en historia y arqueo-
Se empiezan a desarrollar estudios paleoambientales dentro del marco del enfoque ecol6~ logia exige una formaci6n eco16gica de Ia que carecen Ia mayor parte de los investigadores.
gico en Gran Bretafia, con escasas repercusiones en el resto de Europa, donde la tradici6n En !977 tuvo Iugar en Paris un congreso bajo el titulo de Archeologie du Paysage, por ini-
geogr3.fica francesa, apoyada alin en el regionalismo, se resistfa a las t€cnicas de cuantifica- ciativa de R. Chevallier que prop usa el titulo de la reunion. Cuando se bautiz6 asi el encuentro
ci6n y de aplicaci6n de modelos. Hasta finales de los setenta no entra ni en Francia ni en Es- no se hizo sino recoger una ya seria trayectoria desarrollada en Ia Europa occidental (b3.sica-
pafia la Geograffa cuantitativa y pr3cticamente habra que esperar una d6cada mas para que los mente Francia e Italia).
arque6logos se interesen por estas tecnicas. El propio R. Chevallier, un afio antes expuso en un breve trabajo algunos de los rasgos y
204 ALMUDENA OREJAS AEspA, 64, 1991 AEspA, 64, 1991 ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE 205
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problemas fundamentales del nuevo lema bajo el sugestivo titulo de <<Le paysage palimpseste tensiones confluyen para dar Iugar a un cambia cultural. Conforme a estas propuestas de los
de l'Historie. Pour nne archeologie du paysage» (Chevallier. 1976): su gestaci6n. problemas nuevas arque6logos se generaron estudios sabre [a distribuci6n del habitat antiguo en el es-
de definiciOn, la consideraci6n del «paisaje humanizado .. expresi6n objetiva de las civiliza- pacio. las relaciones que se establecen entre elias y con los recursos. El desarrollo de estos
ciones», las fonnas y t€cnicas de trabajo que permiten superar una visiOn estrictarnente des- proyectos es incomprensible sin !a difusi6n de nuevas tecnicas y herramientas de trabajo pro-
criptiva y descubrir Ia dimension temporal en !a espacial. asi como Ia posibilidad de fijar una cedentes de otras ciencias, entre las que tenemos que destacar los avances en estudio -de flora
«tipologfa de los paisajes f6siles». y fauna (analisis de restos 6seos, carpologfa y palinologia) y el analisis locacional de Ia Nueva
En el congreso de 1977 se abordaron tanto el estudio de las fuentes para !a Arqueolo gia del Geografia britanica (Haggett. 1965).
paisaje como las tecnicas de trabajo. en especial Ia fotografia aerea y !a cartografia. y se pre- Tanto Ia Arqueologia espacial con el SCA se gestaron en Ia Universida de Cambridge hacia
sentaron trabajos ya concluidos o en proceso de realizaci6n desde la Prehistoria a nuestros ]as afios centrales de !a decada de los setenta. El SCA fue enunciado por Higgs-Vita Finzi
dfas y tanto sabre el mundo rural como sabre el urbana. Se ceiT6 con sesiones dedicadas a (Vita Finza-Higgs. 1970) mientras K. Flannery (Flannery-Coe, 1969) realizaba en Estados
cuestiones legales, de conservaci6n y protecci6n de patrimonio y de su planificaci6n mas alla Unidos un proyecto en Ia misma direcci6n. En el SCA se considera el yacimiento como el
del tradicional marco objetual. De esta forma ei congreso se convirti6 r<ipidamente en un pun- punto central en las relaciones hombre-media: la mejor posiciOn es la que permite un mas f3.-
to de referencia necesario, al proporcionar una presentaciOn conjunta de trabajos hasta enton- cil acceso a los recursos en sus diferentes niveles (territories de explotaciOn, territorios anua-
ces disperses. abri6 debates y plante6 perspectivas. les. territorios de captaci6n). El analisis se basa en una relaci6n directa poblamiento-medio.
- Sin embargo, seria errOneo presentar un panorama articulado en dos palos: el anglosa- entendido este como conjunto de recursos.
j6n de Ia Nueva Arqueologia y el frances de !a ecologia hist6rica y de !a arqueo!ogia del pai- En los mismo afios D. Clarke. I. Hodder y C. Orton. entre otros plantean las bases de !a Ar-
saje -dos trayectorias que, hay que anotar, en Ia mayorfa de los casas se ignoran mutuamen- queologia Espacial. partiendo del estudio de !a consideraci6n exacta de los <<artefactos» en el
te. Simultaneamente estan surgiendo propuestas nuevas y crfticas a las tendencias imperantes yacimiento y de los yacimientos en el espacio. Desde esta nueva perspectiva surge de los da-
dentro de las ciencias sociales, que van a aportar nuevas perspectivas en Ia consideraciOn del tos arqueol6gicos una informaciOn nueva cuantitativa y cualitativamente tras sorneter los da-
paisaje como objeto de estudio. Influir:i de forma notable. y ya insoslayable en !a actual vi- tos a tests estadisticos que generan modelos de ocupaci6n del espacio. tal y como lo habia he-
siOn, el hehaviorismo o conductismo y Ia geografia de Ia percepciOn y del comportamiento de cho Haggett en su analisis locacional (Clarke, 1977; Hodder-Orton. 1976).
el derivadas. introduciendo aspectos como !a importancia del aprendizaje en !a fijaci6n de las Pese a las resistencia y desconftanzas, en especial en Francia y en la Europa de tradiciOn
relaciones entre el hombre y el media. !a capacidad de simbolizaci6n y Ia creaci6n de image- academica gala. tanto !a difusi6n del SCA como de !a Arqueologia espacial consiguieron. a
nes y mapas mentales del espacio (Gould-White, 1974; Lynch, 1960). nivel general, romper el estrecho marco que imponfa Ia consideraciOn del yacimiento como
Tam bien a Ia largo de los setenta tomaron fonna las propuestas fenomenol6gicas y exis- objeto de estudio exclusive del arque6logo. El desarrollo de nuevas planteamientos te6ricos.
tenciales dentro de las ciencias sociales. dan do Ingar a !a que se ha denominado fenomenolo- metodo16gicos y !a aplicaci6n de nuevas tecnicas de trabajo era ya un hecho irreversible. Hoy.
gfa existencial, caracterizada, a grandes rasgos, por una reivindicaciOn de lo individual, Jo cualquier consideraci6n del entorno. del paisaje. pasa par un reconocimiento de las perspec-
subjetivo y lo singular. Esta postura genera una nueva concepcion del espacio. de forma que tivas y formas de trabajo propuestas desde Cambridge.
Ia relaciOn que el hombre establece con e1 sOlo puede entenderse en terminos subjetivos: sur- Sin embargo. quedaron al mismo tiempo abiertas las cuatro grandes zonas de riesgo de !a
gen conceptos como mundo vivido, experiencias preconceptuales del espacio. topofilia/ to- arqueologfa contemporanea:
pofobia/ toponegligencia (Yi Fu Tuan. 1974). etc. - Ia consideraci6n de !a dimension espacial y de los estudios que permiten valorar el medio
- Resulta innecesario aquf incidir en las evidentes repercusiones que Ia Nueva Arqueo- en su relaciOn con el hombre como meramente ornamentales, reducidos en muchas ocasiones a
logfa ha tenido y tiene sabre la investigaciOn arqueolOgica actual; pese a Ia resistencia y reti- ap6ndices de memorias de excavaciOn que nada tienen que ver con el texto al que se adosan,
cencias suscitadas, los planteamientos gestados entre los nuevas arqueOlogos revitalizaron el - la identificaci6n de estudios espaciales con trabajos locales de estrechas miras,
panorama cientifico y abrieron nuevas perspectivas cuando algunas vias parecian irremedia- - !a aplicaci6n de modelos y/o tests estadfsticos de forma indiscriminada, automatica.
blemente bloqueadas (Clarke, 1973). sin una hip6tesis de trabajo previa y sin una interpretaciOn de los resultados.
Una de sus aportaciones cruciales Ia constitye Ia necesidad de tener presente Ia importan- - Ia existencia de amhitos de Ia vida de las comunidades que no quedaban explicados:
cia del media y su equilibria o desequilibrio con las comunidades. El desarrollo de esta idea. religiOn, sirnbolizaciones, etc.
que enlaza con Ia aproximaciOn ecoiOgica, generO una serie de vertientes de trabajo que se
han englobado bajo el titulo de estudios territoriales o espaciales: nos referimos a lo que den-
tro de !a Paleoeconomy se denomin6 Arqueolog[a £spacial. Site Catchment Analysis (SCA) El paisaje como ohjeto de estudio en la Arqueologfa actual: herencias, crfticas
y Site Explotation Territory (SET). e indefiniciones
Las relaciones entre el ecosistema y el sistema sociocultural funcionan en los dos sentidos
y generan tanto una reacciOn interna en las sociedades como alteraciones en el media: ambas - En los Ultirnos afios las diversas alternativas que imprimieron un giro radical en la ar-
206 ALMUDENA OREJAS AEspA, 64, 1991 AEspA. 64, 1991 ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE 207

queologia de los sesenta han sido sometidas a critica desde multiples angulos y muchos han Asi, I. Hodder, principal exponeute de esta revision, incorporando las ideas del neoestruc-
sido los trabajos que se han ida alejando, matizando u oponiendo a las primitivas propuestas, turalismo y neo-marxismo, propane una ruptura con el materialismo y positivisrno de Ia ar-
A ello ha contribuido el impacto general causado por diversas iniciativas y movimientos queologia procesua1, que perm ita superar las tradicionales oposiciones materialismo/idealis-
sociales, politicos o dentro el mundo cientifico: entre ell as, las tesis eco/ogistas han logrado mo y objetividad/subjetividad (con todas las oposiciones que a su vez ha generado) y realizar
en los Ultimos treinta afios una enorrne incidencia en los mas diversos <imbitos, que en mu- un amilisis contextualizado de los datos arqueologicos que permi.ta poner al descubierto Ia re-
chos casas ha corrido paralela a una dispersiOn y trivializaci6n. Sin embargo, es imposible Iacion simbolica, mental, entre las gentes y los modelos espaciales que generaron.
prescindir de su peso: como hemos mencionado, en Arqueologia, tanto en Ia ecologia histo- - Recientemente, todas las formas de anilisis arqueol6gico que penniten la reconstruc-
rica como en Ia Nueva Arqueologia Ia perspectiva ecologica ha sido crucial. Junto a! ecolo- cion de los medias en el que se desarrollan las sociedades se han agrupado, en el mundo an-
gismo, dos actitudes han marcado de forma notable Ia evolucion del pensamiento en los ul- glosajon, bajo Ia expresion de Environmental Archaeology. En ella se integran tanto los estu-
timos afios: lo que se ha denominado humanismo, agrupando posturas idealistas y existen- dios destinados a conocer el media en si a diferentes escalas (climas, red hidrografica, proce-
cialistas, que subraya el nexo afectivo fundamental que marca Ia relacion del hombre con su sos sedimentarios y geomorfol6gicos en general, flora y fauna, etc.) como a analizar el media
entorno y ha llevado a una reivindicaci6n del·espacio subjetivo, como plasmaci6n de men- como recurso y las alteraciones provocadas por la presencia del hombre en 61: acondiciona-
talidades, sentimientos y sirnbolizaciones, y los movimientos denominados radicales dentro miento para habitat y explotacion del entomo -SCA y SET-,
de las ciencias sociales que exigen la integraci6n de la ciencia en la sociedad y un compro- Las iniciativas en este marco son muy abundantes, dentro de una aproximaci6n ecol6gica
mise con ella. y herederas tanto de Ia Nueva Arqueologfa como de Ia Paleoeconomy, -y conscientes de las
No vamos aqui a revisar sistem3.ticamente las criticas y alternativas propuestas ni a hacer crfticas despertadas- como de Ia experiencia ya desarrollada en diversas tecnicas. Resulta
un esquema de las direcciones de las nuevas tendencias y sus motivos, s61o a precisar que representativa Ia obra de K, W, Butzer, de Ia Universidad de Chicago donde ocupa Ia catedra
han aportado o est3n aportando al estudio del paisaje en nuestra ciencia la nueva fenomeno- de Arqueologia medioambiental, en especial su Arqueologfa. Una ecologfa del hombre, es-
logia, los arqueologos postmodernos o postprocesualistas y algunos paises con trayectorias crita en 1981 y recientemente traducida, Se centra en las formas y objetivos de un analisis del
originales. ecosistema del que forma parte una comunidad o un grupo de elias, abordando tanto los prin-
No podemos dejar de hacer una breve menci6n ala importancia que el avance de las t6c- cipios del enfoque ecosist6mico como las distintas tecnicas que permiten su estudio: geoar-
nicas tiene en el desarrollo de Ia Arqueologia del paisaje a partir de Ia Segunda Guerra Mun- queologia, arqueometria, y bioarqueologia (arqueozologia y arqueobotanica). Propane, como
dial: desde los mas diversos Umbitos se incorporan fonnas de anUlisis y se les da un desan·ollo conclusion (sintesis) Ia forma de realizar Ia integracion espacial y temporal de los datos.
especifico, adaptado a las cuestiones que se han de resolver: sin el impulso de Ia fotointerpre- La Environmental Archaeology resume el interes reciente por la arqueologfa ecofactual
tacion y teledeteccion, cartografia, prospeccion geofisica, palinologia, carpologia, antracolo- frente a Ia tradicion artifactual (Renfrew-Bahn, 1991, 195). Parte del presupuesto de que el
gia, amilisis de restos oseos, de sedimentos y un largo etcetera, Ia Arqueologia del paisaje, tal media determina el desarrollo de Ia vida del hombre hasta tiempos muy recientes; sin embar-
y como se concibe hoy, no seria posible, go, a lo largo del tiempo el grado de dependencia ha ida variando al aumentar su capacidad
de intervenci6n, y por lo tanto de alteraci6n, en el media.

El ambito anglosaj6n
El ambito frances
- Entre una parte de los arque6logos brit<inicos, ha surgido una conciencia de Ia.necesi-
dad de reflexionar tanto sabre las propuestas teoricas de Ia Nueva Arqueologia como sabre el La historia rural, como hemos vista, tiene un fuerte an·aigo en la investigaci6n francesa,
senti do de la aplicaci6n de modelos y t6cnicas de cuantificaci6n: no se trata de una panacea nacida de los trabajos de geografos regionales e historiadores del mundo medieval ha gene-
Capaz de resolver cualquier problema arqueol6gico, mediante el tratamiento mecUnico de una rado una literatura tan abundante como dispersa. Dentro de esta trayectoria se inscriben algu-
serie de datos, a veces segmentados y heterog6neos, por el contrario, su uso hade estar nece- nas de las tendencias y proyectos mas notables de nuestros dias, con nuevos planteamientos
sariamente justificado y responder al marco y evoluci6n de la investigaci6n que se esta desa- de partida, avances metodologicos y aplicacion de tecnicas mas complejas y precisas.
rrollando y a cuestiones ignoradas par los arqueologos de los sesenta y setenta (Hodder, 1984, - Las aportaciones de Ia fenomenologia existencial, que mas arriba mencionamos, sabre
1985, 1986 y !987). Sin embargo, hay que insistir en el hecho de que, mientras en el an1bito las bases sentadas par Ia ecologia historica propuesta par Bertrand, ha generado, en el ambito
anglosaj6n se gestaban estas crfticas y se proponian nuevas alternativas agrupadas b:ijo el tf- frances, una nueva fenomenolog{a de Ia que es exponente cercano la obra Prospections ar!-
tulo de Arqueologfa postprocesua/, basada en una lectura simbolica y estructural de los ele- riennes, Les paysages et leur histoire coordinada par A, Bazzana y A, Humbert, desde Ia Cas a
mentos arqueol6gicos -entre ellos la organizaci6n espacial-, en el res to de Europa occiden- de Velazquez, y que parte de una reivindicacion de lo visible (en su caso captado a traves de
tal empezaban a circular las primeras traducciones y se ensayaban las primeras experiencias fotografias aereas oblicuas) como punta de partida para un estudio cientifico (Bazzana-Hum-
dentro de la Arqueologia espacial y del SCA. bert, 1983, 9-54).
208 ALMUDENA OREJAS ---~------'ACCE:::s"CpA, 64, 1991 ARQUEOLOGfA DEL PAISAJE 209
-~~~--

Pmten de Ia afirmaci6n de que el paisaje noes sino !a imagen que de el tenemos, una ima- cialistas procedentes tanto de Ia Arqueologia (primera pmte de Ia obra) como de las Ciencias
gen conformada por apreciacines indlviduales y sociales: s6lo su contemplaci6n directa per- Naturales, ya que, como indica el subtftulo, la Arqueologfa agraria se entiende A Ia croissie
mite !a captaci6n de toda su complejidad. En su consideraci6n del paisaje como objeto de es- des sciences de /'homme et de Ia nature. Se plantea en ella el estado de una disciplina que
tudio en Historia es clave !a nocion de movilidad producida par Ia tension entre las tendencias arranca en Fraricia, como ya mencionamos, de la historia rural cuyas bases sent6 Vidal de la
conservadaras y Ia necesidad de cambia. Proponen hablar, para el paisaje, de un arden por BJache y que se ha ido enriqueciendo en especial a partir de Ia decada de los sesenta, tanto
fluctuaci6n, que hace que sea irreductible a modelos y resultados de tests estadlsticos, que impulsada par los avances metodol6gicos y t6cnicos como par la evoluci6n interna de la Ar-
s6lo se admiten como referencias rnarginales. queologfa, el descubrimiento de Ia ecologfa, una reivindicaci6n del media rural y una nueva
Bazzana y Humbert consideran que su acercamiento al paisaje es una «aproximaci6n sis- consideraci6n cuantitativa y cualitativa del patrimonio.
temica» en la que las relaciones lineales son sustituidas por «bucles y espirales» entre los di- Los trabajos reunidos constituyen una presentaci6n de lo que se ha hecho y se esta reali-
versos sistemas abiertos y vinculados. En resumen, en su planteamiento es clave Ia subjetiva- zando, tanto como un reconocimiento de sus indefiniciones y su inmadurez y de la necesidad
ci6n del paisaje, el espacio micro-regional como objeto de estudio y la fluctuaci6n como rit- de superar estrechos marcos cronol6gicos y temiticos. La Arqueologfa agraria, asf planteada,
mo que rige !a evolucion de ese paisaje. · quedaria incluida dentro del mas dilatado campo de Ia Arqueologia del paisaje.
Sin embargo, pronto se han advertido los puntas ctebiles de esta postura, y sabre ella se ha Se plantea, en resumen, la reivindicaci6n definitiva de la Arqueologfa como una «ciencia-
articulado una critica a cuatro aspectos cruciales (Chouquer, 1990): puente» cuya evoluci6n pasa por una labor interdisciplinar, posiciOn que pennite, no s6lo un
-el riesgo de caer de nuevo en descriptivismos enriquecimiento del arque6logo, sino tambi6n de la visiOn de las ciencias con las que colabora
-la tentaci6n de pretender una estratificaci6n del paisaje y que basta ahara habian prescindido de el.
-!a radicalizacion del concepto de movilidad - La selecci6n de estas tres tendencias de trabajo no implica que el panorama frances
-y el peligro del localismo que bloquee Ia posibilidad de generar o integrarse en perspec- este limitado a elias: habria que aiiadir el pionero trabajo desarrollado par los paleolitistas
tivas mas amplias. (Lumley), las distintas mesas redondas y congresos en torno a! lema de las primeras comnni-
dades campesinas, el desarrollo de las tecnicas de teledetecci6n e interpretacion de los datos
- En !a decada de los ochenta se han dado igualmente a conocer los primeros resultados (Chevallier, Guy, Agache), o el desarrollo de una «accion tematica programada» del CNRS
de un proyecto de investigaci6n puesto en marcha bacia !a mitad de Ia decada de los setenta en el marco del Programme lnterdisciplinaire de Recherche sur l'Environnement a partir de
desde !a Universidad del Franco Condado (Besans:on) bajo el titulo de Atlas des cadastres an- 1986 bajo el titulo L'Histoire de l'Environnement et des phenomenes naturels. No obstante
tiques y coordinado por M. Clavel-Leveque. El interes por la morfologia de las divisiones son referencias v<ilidas para entender las perspectivas de mayor entidad.
agrarias antiguas no era nuevo, pero en los Ultimos quince afios se ha pasado de un interes di-
fuso y aislado ala generaci6n de un tema de investigaci6n con unos objetivos, metodologfa y
tecnicas de trabajo s6lidos. La aportach5n de los paises n6rdicos: Noruega
Pero, si a! go hay que destacar en los trabajos que se realizan dentro del proyecto es su plan-
teamiento de origen no como estudios localizados en tiempo y espacio, sino ligados a una pro- La investigaci6n arqueol6gica desarrollada en los paises del Norte de Europa es escasa-
blemlitica general que provoc6la iniciativa del proyecto en sf: el amHisis de las relaciones entre mente conocida. Sin embargo, ya mencionamos, muy brevemente, las importantes aportacio-
los centros de poder y Ia periferia. La puesta a punta del tratamiento de los cliches aereos me- nes que se comenzaron a realizar en los afios inmediatamente posteriores a Ia Segunda Guerra
diante filtraje optico abria Ia posibilidad de contar con unos datos seguros como punta de par- Mundial. La publicaci6n, en ingles, de un congreso organizado en 1986 par el lnstituto de Bo-
tida del estudio morfologico. Los resultados parciales de los trabajos desarrollados en Francia tanica de !a Universidad de Bergen en Noruega bajo el titulo de The Cultural Landscape.
e ltalia se han dado a conocer basicamente en dos Mesas Redondas en 1980 y 1985 10 y en las Past, Present and Future constituye una buena muestra de la direcci6n de la investigaci6n
abundantes publicaciones de M. Clavel-Leveque, F. Favory, J.-P. Valla! y sabre todo, de G. apoyada sabre una ya larga serie de proyectos y an<ilisis.
Chouquer y su labor desde !a APARCH (Association pour le promotion de l'Archiologie des Pese a! titulo deJsymposium, se plantea desde las primeras paginas !a falacia de la expre-
Paysages) 1l si6n paisaje cultural, al menos para el mundo europeo occidental, donde se centran los estu-
- Recientemente se ha publicado bajo !a direcci6n de J. Guilaine (Guilaine, 1991) un vo- dios: s6lo tendrfa sentido par oposici6n a un paisaje natural virgen y tste, hoy en dfa, es una
lumen con el tftulo de Archiologie agraire que cuenta con ]a colaboraci6n de dive~sos esPe- ficci6n. Los diversos estudios se plantean tanto en t6nninos ecol6gicos, agrupindose bajo Ia
paleoecologfa, asumida como una ciencia hist6rica, como sociol6gicos: las dos vertientes ge-
neradoras del paisaje e indisociables en su estudio.
Cadastres et espace rural, Besanyon, mayo 1980; Les cadastres anciens des villes et leur traite-
10

ment par l'informarique, Roma, 1985. Los trabajos presentados se centran, casi exclusivamente, en los datos elaborados a partir
11
En especial su Cours d'Archtomorpho/ogie, carlO-interpretation et photointe1prttation, Be- de los abundantes y minuciosos an<ilisis polfnicos realizados para el estudio de paisaje de la
sanyon, 1990. sociedad preindustrial en el Oeste de Suecia, eje del congreso: a partir de ellos se realizan re-
ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE 2][
210 ALMUDENA OREJAS AEspA, 64, 1991 AEspA. 64, 19~91'----~

construcciones de paisajes y de las formas de vida qne los generaron y a que dieron Iugar, lle- El panorama espai1ol
gando a !a conclusion general de la necesidad de rechazar !a idea de una oposici6n radical en-
tre el paisaje natural (= paisaje no cultivado)/paisaje cu!tivado y reconocer el impacto cre- Hasla hace pocos alios la Geografia espanola ha pe1manecido muy anaigada al enfoque re-
ciente, aunque no con un ritmo regular, del hombre sabre el media. Esta aproximaci6n exige eionalista nac!do y desarrollado en Francia: de esta vision ha surgido !a tradici6n de abrir los
desprenderse de t6picos cronol6gicos y esquemas preconcebidos sabre c6mo se sucedieron ~·abajos de Historia o Arqueologfa con una «introducciOn geognifica». A~f, a las pubhcacw-
las formas de intervenir en el medio: esa ruptura es Ia que hace que el paisaje del pasado no nes sabre Arqueologfa, se les anteponfa un marco geografico y, en el meJOf d~ l.os casas,. se
pueda ser separado del presente ni del futuro. cenaban con una seire de apendices en los que se inclulan los resultados de analiSIS o estudws
espedficos sabre flora, fauna, metales, etc.: ni uno ni otros tenfan, de hecho, na~a que ver con
!a exposicion del tema. Algunos autores han asimilado rapidamente este tratam_rento y !a pre-
La tradici6n italiana sentaci6n neutra de Ia informaciOn a una «arqueolog:ia del paisaje», que no haem smo recoger
los datos ajenos al yacirniento o yacirnientos en sf, y han asumido sin ningUn problema el ti-
Desde los primeros alios del siglo en Italia se desa!Tol!aron estudios sabre topografia ur- tulo.
bana antigua, apoyada desde sus inicios en !a fotogrametria yen !a fotografia aerea (trabajos Por otra !ado, a Io largo de !a ctecada de los ochenta, con un considerable retraso, y mez-
de Boni sabre el foro romano, Lugli, etc.). Desde !a decada de los cincuenta Italia fue centro cladas con las crfticas que ya se estaban gestando, se fueron difundiendo en el panorama ar-
de trabajo de investigadores de muy diversos origen como Minto, Bradford, Chevallier, Cas- queol6gico espafiollas ideas de !a Nueva Arqueologia, las propuestas de !a Arqueologia Es-
tagnoli, y al interes par las ciudades antiguas se unieron los primeros estudios sabre divisio- pacial, del SCA y del SET. Las reacciones fueron desiguales, y de e!las es buena muestra Ia
nes agrarias griegas y, sabre todo, el sistema de centuriaciones romanas en el que destaca la serie Arqueologia £spacial que desde 1984 recoge los trabajos presentados en sucesrvos co-
labor de Schmiedt y Chevallier. Schmiedt puso en marcha el proyecto del Atlante Aerofoto- Joquios organizados por el Colegio Universitario de Teruel: del entusiasmo a! esceptlcismo Y
grdfico delle sedi umane en Italia, concebido como un atlas de topografia antigua en Itatlia, con resultados muy heterogeneos. Junto a propuestas originales que adoptaban y adaptaban
cuyo tercer volumen acaba de aparecer. correctamente tecnicas y propuestas anglosajonas surgkron trabajos que cayeron en locahs-
Asi, hacia !a mitad de !a centuria quedaron consagradas las dos lineas fundamentales que rnos de estrechas miras o en la aplicaci6n mecinica de tecnicas de amilisis.
aporta !a tradicion italiana al estudio de los paisajes antiguos: el paisaje urbano y el agrario. Por Io demas, !a arqueologia del paisaje en Espana, entendida en un senti do dilatado, ape-
Ambas lfneas tienen continuaci6n en nuestros dfas, la primera, en especial gracias a Ia labor nas si tiene una presencia testimonial e incipiente, carente de una definiciOn clara, d~ ~bJetl­
del Instituto de Topografia Antigua de Ia Universidad de Roma, y a !a convocatoria de fre- vos y sistematizaci6n de Ia fmma de trabajo. Como muestra, en 1988 W. Kurt publico unas
cuentes congresos y reuniones sobre el tema; Ia segunda, en Ia que tuvo un papel motor esen- paginas bajo el titulo de Arqueologia y paisaje en las que plantea un estudro del parsaje, por
cialla obra de Sereni en los afios sesenta, gracias a los fructfferos trabajos tanto de investiga- una parte subordinado al proceso de excavaci6n y, por otra, considera «paisaje» y «terri~ono»
dores italianos, en especial las actividades de las universidades de Padua, Siena, Pisa y Pavia, como <<terminos id6neos para denominar el medio extracultural» (Kurt, 1988, 6). La disper-
como franceses, como G. Chouquer oF. Favory 12 siOn de los datos, su mera yuxtaposiciOn, la ausencia de un tratamiento interdisciplinar que
En 1988 tuvo Iugar en Pisa un congreso de La Cartograjfa Archeologica. Problemi e pros- permita una integraci6n de Ia informacion, han hecho, hasta ahora, imposible un planteamien-
pettive, en 61 se abordaron proyectos como Ia F anna Italiae y diversas cuestiones en el marco to serio. Quizas ;enci6n aparte merezca el trabajo, coordinado desde la Universidad de San-
de !a archeologia territoriale, ligada a !a planificacion y a !a realizacion de cartas arqueol6- tiago, por Felipe Criado sobre e1 paisaje megalftico, algunos de cuyos resultados abren mte-
gicas; algunos de los trabajos presentados recogen propuestas del ambito brilanico (a traves resantes perspectivas (Criado et alii, 1986). . . . . .
de los trabajos difundidos en la revista de !a Escuela Britanica en Roma, Papers of the British No podemos tampoco dejar de mencionar los recientes trabaJOS sobre diVISIOnes. agranas
School at Rome) y orientadas hacia !a archeologia del paesaggio, muy reciente en Italia hasta antiguas que, recogiendo !a experiencia y tecnicas detrabajo desanolladas en Fran,c1a (en e~­
ahora ligada a los estudios clasicos y a un enfoque de !a arqueologia proximo ala Historia del pecial el grupo de Besanyon) e Italia presentan los pnmeros resultados para !a Pemnsula Ibe-
Arte (Cucini, Guideri, Paolucci, Valenti, 1988, 53-101; Cambi, 1988, 217-227). Asi defineS. rica: !a reciente tesis doctoral presentada por Rosa Plana en !a U.A. de Barcelona (Plana,
Guideri !a arqueologia del paisaje en !a presentaci6n de su trabajo: «L'archeologia del pae- 1990) sobre el Nordeste de !a Peninsula ofrece un claro ejemplo del impulso que estan taman-
saggio sara quindi, nelle nostre intenzione, quella disciplina che indaga i processi di trans- do estes estudios.
formazione dell'insediamento umano nella spazio e nel tempo. Il suo oggetto: non solo l'inse- Sin embargo, estos trabajos, aunque empiezan a abrir lfneas y fonnas de investigaciOn, no
diarnento umano, rna la cornplessitil delle sue transformazioni. I suoi rnezzi: un appr~ccio re- son sino piezas dispersas que no han llegado a dar forma a una Arqueologia del paisaje fun-
gionale ed una impostazione interdisciplinare e diacronica». (Guideri, 1988, 79). damentada: falta tradici6n, medios en muchos casos, voluntad de traba]o en eqmpo -hacia
el que tanto recelo existe- y, sobre todo, una seria reflexi6n sobre lo que estamos hacienda
12
y pretendemos hacer con el volumen de informaciOn que, potencialmente, podemos obtener,
Buena muestra de la evoluci6n de las investigaciones italianas en el estudio de las divisiones
agrarias antiguas es la publicaci6n en MOdena, entre 1983 y 1985 de la serie Misurare la terra. dentro de una perspectiva amplia y flexible.
212
ALMUDENA OREJAS
AEspA. 64, 1991 AEspA, 64, 1991 ARQUEOLOGfA DEL PAISAJE 213

Ill. EL PA!SAJE, 0UNA ARQUEOLOGIA IMPOSIBLE?


dentro de este marco esta en la fijaGiOn de los [[mites de un paisaje: se corre el riesgo de exi-
1. Que estudia Ia Arqueo/og(a del paisaje: ohjetos y objetivos girle unas fronteras preestablecidas. Es evidente que hay que trabajar dentro de unos limites
espaciales que, en principia pueden fijarse por distintos criterios, pero que siempre han de ser

esb:::!~f~::n~~~:;;';;~~~~~:~~~~~oo~~~;'b~::~~~e:~~;;o~!: ~~~e:~~~;~~~:;:~:~;~:ea~e;,~s
flexibles, discontinuos, como lo son en realidad. Este problema ha de resolverse partiendo de
la definiciOn misma que hemos propuesto: los lfmites no son ffsicas ni humanos, sino ambos
sm ~~~ argo, no swmpre se entiende de la misma forma. Efectivamente por una parte Ia e , a la vez y oscilan segUn cambian las relaciones entre ambos polos -puesto que el paisaje es
presion arrastr 1 b' .. d · • · x- una plasmacion de estos vfnculos y su evolucion- y, por lo tanto, Ia delimitacion de un pai-
I a a am Igue ad a Ia que nos referfamos a! hablar del termino paisa· . .
otro ado, Ia diversidad de enfoques y tradiciones que confluyen en ella hacen u:ee~· JOI saje serfa el ultimo pun to de Ia investigacion. La instalacion de falsas fronteras, en un senti do
u otro, es uno de los errores mas frecuentes y que pueden conducir a bloqueos en la investi-
gran parte de los casas, su aplicaci6n este vaciada de un contenido e T q ' . na
~~nu~~o~~~~~~~:~~~~;oso ~, romanti~o, parar~ferirse a Iadescripc~~~~~e;c:n~o:: ~~~:d~~~~ gacion y a Ia fijacion de relaciones artificiales, por ello, resulta mas adecuado trabajar sabre
lfmites parciales, siendo conscientes de su provisionalidad, susceptibles de dilatarse o contra-
b' . ., en ermmos e marco en que se desaiTolla la actividad del hombre
d I~n c~n ,1~ aspiracmn d~ c?~seguir una reconstrucci6n ideal, fotogr:ifica de una zona en ud
erse segUn las exigencias de la investigaciOn.
e ~~ma o momenta h1stonco, casi siempre Iigada al proceso de excavaci6n Pero, 0que estudia en concreto Ia Arqueologfa del paisaje? La cuestion se podria resolver
m embargo, Ia herencia de Ia Nueva A 1 - d 1 · · facilmente diciendo <<el paisaje» o <<todo>>. Retomando los aspectos que han quedado expues-
por ella potenciados de los enfo . , r~q~eo ogta, e os estudiOs espaciales y ten·itoriales tos de forma dispersa en apartados anteriores, podrfamos afirmar que en Ia arqueologia del
h. t' . , ques ecologicos en general y Ia ecologfa cultural y ecologia
paisaje quedan integradas diversas trayectorias y enfoques de Ia investigacion arqueol6gica y
t~sd~r~c:ae~e~~c~~to, ta_ntlo como Ia nue.va concepciOn del patrimonio histOrico y el nacimien- de otras ciencias (fig. 3): por una parte Ia tradici6n de estudios sobre topografia urbana an-
an a socia nueva, permlten referirse a una t. ~ ~ .
precisiones en su definiciOn fijaci6n de ob. t' ~ cues Ion mas compleja que exige tigua, par otro !ado Ia arqueologfa del mundo rural, formada por diversas contribuciones,
L· ., d •, . Je Ivos y ormas de trabajo especificas.
desde los estudios de medievalistas sobre el mundo agrario, basados en documentaci6n lite-
~ ~pciOn e conse~~r. el termmo paisaje, pese a toda la problem3tica suscitada res onde
precrsamente, a Ia posrbiiidad de aprovechar esa globali·d· d · . ' p ' raria, a las mas recientes investigaciones sobre divisiones agrarias antiguas, pasando por el
. a que sug1ere: es c1erto que en al estudio de tecnologfa min era antigua y morfologfa de las explotaciones; en tercer Iugar loses-
gunas ocasiOnes puede suponer una perdida de pre · ·- · b -
mente soslayable mediante el empleo de expresione~,~~~-a~:c~~daa:·go, est~ puede sd·er facil- tudios destinados a conocer el mundo del com.ercio y de las comunicaciones en diversas epa-
nados aspectos· 1 ·1 · para retenrse a etermi- cas. A estas lineas habrfa que aiiadir el mas reciente desarrollo de todos los trabajos destina-
con una(s) com~~~:;t:~) cuand~ impli~ue una vinculaciOn directa y reconocida del espacio dos al estudio de las relaciones espaciales y paleoamhientales.
referenc· . 'recurso o conjunto de recursos, medioambiente o medio cuando la
Ia sea estnctamente contextual. etc. Lo esencial en Ia gestaci6n de una arqueologfa del paisaje sobre una base s6lida que le otor-
ho:~!~ en el estudio del paisa!e se considera Ia relacion (o Ia evolucion de las relaciones) del gue especificidad, es evitar considerar que se trata de una mera yuxtaposici6n de diversos es-
tudios desde diferentes angulos de vision: Ia integracion de todos elias, desde una forma de tra-
con su entorno ---en termmos ecol6gicos- que es tant0 ( .
como recurso obstaculo t: d . . ,' . marco escenano) de su vida, bajo nueva y propia es Ia unica via posible. Se trata, dicho de otra forma, de rechazar el paisaje
. . . ' ' or~ a .e comumcacmn Y plasmaCIOn de intereses, relaciones men_
tahdades, etc., y, por lo tanto, mdisociable de las necesidades y capacidades de I , 'd d vista como una serie de trazos o puntas sobre un mapa mudo sin ninguna coherencia (h<ibitat,
de fmma que se diluye si desaparece a! un d I a comum a • divisiones agrarias, explotaciones mineras, etc.) o, a Ia inversa, como un espacio neutro en el
£ . d d' · g o e os elementos, tanto como si se presenta en que se van salpicando elementos como si se tratase de una carta arqueol6gica mas o menos
mma e estu IO meramente yuxtapuesto de los mismos Evict .
a_~ontinuaci?n, esta fomla de afrontar el paisaje va rnu~ho m:;:~~e;:e~~:mo plantearenios compleja.
c1on de una 1magen de un . . mera reconstruc-
dete~table c'eleme:t::;~;;~j;g::, ;~al~~~~;::efa~;~:v;~:
1
t(amebnte1_
sun o 1Zac1on, etc.). ·
c';':;:~a~e:~~s~~~::~~
· · ·
2. Las formas y documentos de trabajo:

.:or otra.parte, esta visiOn part~ de la necesidad de superar el estudio objetual que hamar-
ca o y mm~a en muchos casas aun, la investigaciOn arqueolOgica sea es~ ob'eto una i
2.1. Lasfuentes «externas»: documentaci6n literaria e iconogritfica antigua y moderna

Desde siempre el hombre ha manifestado su interes par representar y describir su entomo


un asentamiento, una construcciOn singular o una forma de divisiO~ a .. . ~ . . p ez~,
rectamente, romper con la tradicional concepciOn de una gradaciOn e tgralna ..esto l~~hca, di- desde diversos puntas de vista: planificaciones, administraciOn, fiscalizaciones, cornunica-
mera forma de d t ·~ d n re a piospecciOn como ciones, interes est€tico, docente, explicaciones religiosas, etc.; este es el rnotivo de que haya
i t '~ d ~ e.ccmn e excavaciones potenciales, el sondeo como forma de precisar el llegado basta nosotros documentacion sabre los paisajes autiguos aunque, no hay que olvi-
n ere~ fe un y~~llTil~~to y la excavaciOn como culminaci6n del proceso y Unica forma de ob-
t ener m onnac10n vahda. darlo, esta informacion esta filtrada segun Ia intencion que impulsola ejecucion del documen-
to: es ya una interpretaciOn del espacio.
Una de las cuestiones mas complicadas y resbaladizas ala hora de emprender un estudio
Resumiendo, podemos indicar que los datos nos han llegado bajo dos formas diferentes:
215
ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE
214 ALMUDENA OREJAS AEspA, 64, 1991 AEspk 64, _clc:9:_9:_l---~

elementos asa necesariamente por tratamientos t6cnicos de diverso grado de com~le­


en textos yen im<igenes. Los textos van desde lo estrictamente literario, que incluye alusiones ta~:~. no se tr~;apde que el arque6logo del paisaje sea especialista en todos el~sd pe~~ sr ha
mas o menos dispersas al aspecto u organizaci6n del paisaje, a descripciones que mezclan lo Jl . sibilidades limitaciones y lo que puede esperar de cada uno. o o e o que-
geogrJJico Io etnognifico, lo hist6rico y lo anecd6tico -Herodoto, Estrab6n o los Iibros de de conocer sus yo. ,I d losaJ·o'n se ha bautizado como environmental arc ha-
d - . t grado en lo que en e mun o ang . . . . f
viajes-, o tratados sabre el tema -como los de los agr6nomos Iatinos, V~rr6n, Columela o e~~~~~~ ~unque de una forma artificial, a efectos de la exposici6n, vamos a dlvldlr esta tn or-
Plinio- o documentos administrativos -como los referidos a repartimentos, repoblaciones,
etc., en Ia Ectad Media.

f1 tHW'n cotn ,,... ~'tl otJe rdt C:'t>t-p~nn.'l,e-,tf'{!:~.~ctuf'


rnor-~ a:rctfrnto paf'fi~ur •
ARQUEDLOGIA URBANA _ Estudlos ds topografla 1,1rbano antlgua

-:::ern11tltf'
DESARROLLO TECNICO

i i1.

Estudlos de htstorto. rvrnl


j ARQUEDLOGIA i
Estudtos sobr!i' tecnologto. o.gr-nrlo.
j DEL PAISAJE , Arqueologto. o.grarlo.
[studios !iobre dtvtstones ngro.rlns

Estucllos sabre hnbrto.t r'-'ro.L

ESTUDIDS PALEDAMBIENTALES

ARQUEDLDGlA RURAL Estudlos sabre rolnerln
r Es-tudlos sabre roeto.Lurglo.

l
nn-trg .... a y expla-taclon de
roo. terlns prlroo.s rolnero.Les
1
Estudlos sabre tecnologlo. rolnera

Estudlos de 1"10rf'ologla de> Ins


exploto.cloneos ·

Estudlos sobre coro<..~nlcaclones y co,.,erdo

Figura 3.-Campos de estudio que integra la Arqucologfa del paisaje.

Lasfuentes iconogrcificas, grabados, dibujos, fotograffas, etc., pueden suministrar tambi6n


un importante volumen de infmmaci6n, plasmaci6n de la necesidad del hombre de represen-
tar e interpretar el espacio en que se desarrolla su existencia: pianos de ciudades, mapas de
rutas marftimas o terrestres, representaciones artfsticas de espacios de recreo, de trabajo, sim-
b6licos, etc. La lista tambien aqui seria interminable (fig. 4).
La documentaci6n epigr6fica, es, ocasionalmente yen especial para el mundo romano una
fuente rica de informaciOn para el estudio del paisaje: hitos tenninales, miliarios, algunos as-
pectos de la legislaci6n municipal o documentos excepcionales como el catastro de la colonia
romana de Orange son testimonios directos de las fonnas de Ia gesti6n del territorio.
A nivel general yen algunos casas concretos, como el de Orange, estos documentos apor-
tan datos esenciales, sin embargo, cubren una pequefia parte del estudio del paisaje, pcif un
lado debido a su escasez y segmentariedad, por otro dada su marcada intencionalidad.

2.2. El paisaje como documento

Junto a toda la documentaci6n que hemos considerado como «fuentes externas» diferentes 1 · f· , Balm 1991 195-232. Para la aportaci6n de
avances t€cnicos han hecho posible Ia lectura de diversos elementos que, conservados en el 13 Vcr, par ejcmplo, el recientc resumen de Rcn leVI y , .' 1 . 1988
la palinologia los resultados rcunidos en el congreso sabre The Cultuwl Lamscape, .
paisaje actual, contienen informaciOn sabre el paisaje del pasado. La detecci6n y amilisis de
216
ALMUDENA OREJAS
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AEspA, 64, 1991
AE~pA. 64, 199_L1---~~-----'"':""::"~:"::.:=:.::c-----
ARQUEOLOGfA DEL PAISAJE 217

es insustituible y, en general los datos disponibles son a lin muy escasos --en especial en nues-
tro pals-y reducidos a los rnateriales procedentes de excavaciones ya realizadas. , . ' £' (Poidebard, Baradez) y los pioneros trabajos desarro-
del Oriente Prox1tno y Norte de A nca - . t d ostraron Ia riqueza potencial de este
En segundo Iugar, nos vamos a referir con mas detalie a! estudio de lo que podrfamos de- E (c ford) desde los anos vem e, em ·
]]ados. en uropa raw rf . d los Ult1mos anos e 1.a d'ecada de los cincuenta cuando. grac1as a
. - d
nominar <<el paisaje a partir del paisaje>>, precisando mas, a! estudio de Ia morfologfa de los matenal, pero es a pa n e . dt Chevallier su usa se difunde: se emp1eza a em-
paisajes antiguos a partir del estudio morfologico de los paisajes actuales, reflejo tauto de las iniciativas como las de Bradford, Schm1e o 1 ' rm~ de trabaJ·o y a sucederse las mejoras
relaciones presentes eiitre hombre y media, como de los vfnculos que ligaron a ambos en el d specci6n a SlStematizar a 10 . l
plear en proyectos e pro . , 'bTd d desde el uso de peliculas infrarroJas a a
pasado. Se trata de cousiderar el paisaje en sf como documento que pennite leer en lo espacial tecnicas que ampliaban el abamco de pos1 1 1 a es,. , 14
Ia dimension temporal -asociacion reconocida por los ge6grafos ya desde finales del XIX-, f. . d t, cnicas de tratamiento de 1m a genes .
aparicion de so 1Stlca as e . . do tanto Ia cartograffa disponible como las po-
pero que no implica la realizaci6n de una estratigraffa del paisaje, sino Ia historia de una reu-
tilizaci6n continua, cambiando o no de usa. Simultaneamente, ha meJorado Y, a~';'enta . I acias a Ia fotorrestituci6n los mapas
sibilidades tecnicas de su elaboracwn d. en eslpledc:i;;prortantes series de cartografia temati-
El trabajo que proponemos consta de tres niveles iuterdependientes: 'f' , precisos y se han esarro a , 1 t
topogra 1COS son I , mas
. dafologicos de usos y cuItrvos, . de series. de vegetacion, y un argo e -
un primer amilisis estrictamente morfol6gico, destinado ala detecci6n de elementos, ca (mapas geo og1cos, e ' ., , reciente 16 existe una documenta-
- un segundo paso lo constituirfa la identificaci6n de los elementos reconocidos, i Ia docurnentaciOn aerea es muy • E
~ y una tercera fase interpretativa. cetera). Par otra parte, s b 1 enos la totalidad de nuestro siglo. n com-
, 'f
cion cartogra Ica que,
en muchos casas cu rea m
.'
binaci6n con series de fotogramas de divers as ec a~7 es
~ h to posibilita la realizacwn de estud"lOS
.,
Aunque esta secuencia parece obvia, es necesario tener presente Ja distinta naturaleza del
trabajo que se desarrolla en cada una de elias y los riesgos que supone el paso a Ia siguiente: . d r sultar muy reveladores . .
secuenc1ales, que pue en e . . 't d ) es posible porque en el paisaJe actual
mientras Ia primera fase de trabajo, en Ia que vamos a centramos, se basa en Ia aplicacion de El estudio morfologico (med1ante d1ferenteslme o t osd que la actividad humana deja en el
una serie de «claves de Iectura», Ja segunda y Ia: tercera dependen de los conocimientos, in- han quedado elementos del pasado; parte, par o tan o, e n I paisaje actual de dos formas:
tenciones y capacidad del investigador y en elias se corre e] peligro de caer en asociaciones . . una 1.mpronta detectable · Tales elementos aparecen
pmsaJe 1 e e
directas y correspondencias faciles que no necesariamente responden a ]a realidad, del tipo de . . lias en el paisaje actua
a) como d1scordanc1as, anoma . a antigiiedad es detectable
asimilar determinados elementos morfol6gicos a funciones, par ejemplo, asociar una motfo- b) integrados en el paisaje actual por uno~ otro mot1VO y cuy
logia agraria con una determinada forma Ia propiedad es, casi siempre, inseguro. . ,d 1 rientaciones teem cas, etc.).
Partimos de que elpaisaje es el resultado tanto de Ia adaptacion del hombre al media como de diversas formas (mo u os, o , t. os en el paisaje actual puede res-
. . d d ·cion de estos elementos an 1gu
de la superacion de los obstaculos que ofrece y de Ia alteracion de sus condiciones: desde el La contmmda d. o esapan ottvos· pueden sere . Iemento s bien adaptados, <<rentables>> que han .,
momenta en que el hombre interviene en el entomo, surge una diversificaci6n de espacios en ponder a muy 1versos m .. . t r les (en funcion de una preswn
. d d ptaciones precanas o coyun u a ,
funci6n del usa otorgado a cada uno de elias, espacios que se van progresivamente racionali- permanec1do, pue en ser a a . . . . t ) o haberse convertido en obstacu os
demognifica, necesidades defens1vas~ ImposiciOne~; ~~- exige siempre ser considerado en el
1
zando, delimitando y «disefiando».
que nunca se han salvado. En _cu~lqmer caso, sues u 10
marco de la historia de ese parsaJe. . 1 paisa]· e pas aporIa presencia en elias
. 'I'd d d detectar estas fonnas ant1guas en e d 'd
El ancilisis mmfo/6gico de los paisajes: instrumentos de trabajo y claves de lectura La pos1b11 a e .... dad , basicamente se trata e mo u-
1' ares que traducen su ant1gue
de una serie de rasgos pecu 1 . . 1 detectar una centuriaci6n romana o
Aunque en el momenta de reconstruir o interpretar el paisaje todos los datos a los que nos los, de metric as en desuso que perm1tend, par_ eJemp o, sen discordancia con ]a o las predo-
d . . . , g ·ana conocida e mtentacwne . "
hemos ido refiriendo son imprescindibies, para este aspecto, en el que ahora vamos a centrar- cualquier otra 1V1s1on a 1 . . ' . ultado por ejemplo, de ap 1cac10n
minantes, o formas en sf y dispostcwnes de las mtsmas, res ' 1
nos, los instrumentos de trabajo especfficos son las plasmaciones mas directas del paisaje re-
de determinadas t6cnicas.
ciente y actual de que disponemos: fotografias aereas y de satelite y cartograffa, junto a! tra-
bajo directamente sabre el terreno. Ambos instrumentos nos proporcionan informaciOn_ dedi-
versa fndole que permiten amilisis cualitativos y cuantitativos, estudios secuenciales (cuancto 14 Piccarreta, 1987~ Sanchez-Palencia-Orej~~· 199;·, l gique et historique Tours, 1972; La carto-
se cuenta con vuelos o mapas de distintas fechas) y tematicos (cartografia especifica). En re- 1s Col!oque International sur !a Cart~grap. te arc teo o '
alidad, tanto Ia fotografia aerea como el mapa son tanto puntos de partida, puesto que propor- a. ra~'ia archeologica. Problemi e prospett~ve, PI sa, 1988: se remonta mas alla del afio 1956, fe-
o J' , d y msladas excepcwnes, no ·
cionan una infonnaci6n de base, como de llegada, pues en una reelaboraci6n de los mismos Para nuestro pms, con conta as
16 . . ·ante par otra parte ya que recoge a SI-
d lo mencano» muy Interes 1 .
puede expresarse una parte importante de los resultados de Ia investigaci6n. cha de realizaci6n del llama o «vu.e a . ' . , s procesos de expansiOn urbana, creel-
., - l momenta mmedmtamente antenor a 1o. .
La fotografia aerea fue considerada desde los tiltimos afios del siglo pasado como un do- tuacwn de Espana en e . , d de los sesenta y postenores. .
miento industrial y reformas ~granas de~~ dec a :rtir de la fotograffa aerea: F.-J. Siinchez-Palencw, «El
cumento iitilpara la investigaci6n arqueol6gica (Bani y las tomas sobre el Foro Romano). El n Como ejemplo de estudws secuencrales a p , . ., "litar y explotaci6n aurifera en el
6xito de las prospecciones aereas efectuadas en el_perfodo de entreguerras en areas des6rticas amento romano de Valdemeda, Manzaneda (Leon). ocupacron mi
camp ·· · 2 7 235
NW peninsular», Numantw, 2, 1986 2 - .
ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE 219
218 ALMUDENA OREJAS
_:_____- _ _ _ __ AEspA, 64, 1991 AEspA. 64, 1991

Conforme a esto, podemos concluir que los elementos antiguos en el paisaje actual apare-
cen de tres formas diferentes:
-elementos fosilizados, que permanecen ffsicamente mas o me nos alterados pero sin re-
alizar ninguna funci6n: minas, p6lenes, ruinas, tramas de divisiones agrarias •. restos de h<ibi-
tat, roturaciones abandonadas ... Precisamente este desuso ha permitido su continuidad en el
paisaje, su detecci6u y tipificaci6n (figs. 5 y 6).
--elementos reutilizados, que permanecen fisicarnente con una funci6n diferente (f1g. 7) o
id€ntica (fig. 8) a Ia que desempefiaron: limites, acequias, carninos, cruces, etc., que mantienen
la memoria de lineas o hitos de una organizaci6n anterior del espacio. Pese a esa continuidad,
es frecuente que su reconocimiento en el paisaje actual sea dificil, y, a veces, imposible, dada
su integraci6n: este es uno de los problemas fundamentales de los trabajos emprendidos en Eu-
ropa occidental, dada su constante e intensa ocupaci6n a lo largo de la historia, y que ha obli-
gado a reculTir a metodos, como el filtraje 6ptico, que permita detectar elementos aislados que
responden a m€tricas, orientaciones o formas diacr6nicas.
-elementos deducibles par la existencia de indicios: par ejemplo series de elementos que
se repiten peri6dicamente y podernos extrapolar, siempre con enorme precauci6n ( unidades
agrarias, tramos de vias perdidos pero reconstruibles a !raves de la topograffa, etc.).
Relacionado con este ultimo tipo de elementos, hay que mencionar que las huellas del pa-
sado en los paisajes actuales son, en ocasiones, ilreconocibles porque sus rasgos se han bo-

Figura 6.-Paisaje fosilizado. Explotaciones de oro romanas en el valle del rfo Duerna (Le6n). Foto-
.__ ' graffa aerea infrarroja.

rrado 0 confundido totalmente; en otros casas, se detectan de forma aislada o segmentada (por
ejemplo exclusivamente los ligados a la ac:ividad agraria! ..E.n estas situac~~nes, /la mayo~·fa,
en las que no contamos con puntas de part1da seguros y llplflcados, la opcwn mas adecuada
es arrancar del potencial de Ia zona, de forma que la relaci6n entre los asentamtentos recono-
cidos y las posibilidades del entorno, pennita establecer nexos ent~e ambos. I?esde ~ste punta
de partida, en ocasiones, se puede precisar mas y llegar a p~der af1rm~r ~a e~Istencta de estos
vfnculos: por ejemplo, en un primer momenta se puede cons1derar la htpotesis de que una~ en-
Figura 5.-Paisaje fosilizado. Tabua:fossatum, vfa, nlicleo agrfcola y cultivos irrigados. Fotograffa ae-
rea y fotointerpretaci6n de Baradez (Fossmum Ajl-icae. 1949).
tamiento 0 un grupo de ellos exploten un afloramiento rocoso prOximo como cantera, SI en
221
ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE
220 ALMUDENA OREJAS AEspA, 64, 1991 AEspA, 64. 1991

po~teriores procesos de prospecci6n o excavaci6n aparecen restos constructivos de dicho ma-


tenal se puede pasar a afinnar esta relaci6n e incluso !a intensidad de la misma (supone pasar
de hablar de potencial a terntono de explotaci6n o captaci6n).

Figura 8.-Elementos reutilizados en el paisaje actual con la misma funci6n que desarrollaron en el pa-
sado: presa rom ana en Casalgordo (Sonseca, Toledo) puesta de nuevo en funcionamiento recientemente.
1000n>

y cuantitativarnente --extensiOn, volumen, distancia al. h3.bitat, calidad del recurso, etc.-, a
fm de poder caracterizar la elecci6n de emplazamientos y situaciones y la capacidad de pro-
ducci6n de acuerdo con las posibilidades y necesidades de las comunidades.
Fig~ra 7 .-~l~I~entos reutili~ados en el paisaje actual. Una zona del catastro Centro-Este tumicino a No se trata de apoyarse en una cartograffa actual de recursos (mapas de usos y cultivos,
partir ct:l .anahs1s de fotografias a6reas realizado par P. Trousset y G. Chouquer. Los antiguos lfmites geol6gicos, etc.), sino de analizar su potencialidad a partir de las condiciones naturales y ca-
de las dtvt~ones romanas se han conservado aunque ocasionalmente desarrollaran otra funci6n: carni- pacidad de alteraci6n del media, de ampliar un area de regadfo ode explotar un deteiminado
nos, aceq mas, etc. (F. F avory, «Proposition pOur une rnodelisation des cadastres ruraux antiques», Ca- mineral por ejemplo. La referencia de la situaci6n actual, aunque necesaria, puede desfigurar
dastres et espace rural, 1983, 133). el amilisis, en especial en zonas cuya fisonomfa ha cambiado dnisticamente en las Ultimas d6-
cadas (zonas urbanas, industriales y sometidas a reformas agrarias b<isicamente).
El anilisis del potencial es siempre referencial: sin Ia presencia de elementos clararriente
A sf, si !a detecci6n de los elementos a los que nos referfamos en primerlugar solo depeude
detectables no podemos pasar de considerar un area proxima a un habitat apta para cultivos
de la capacidad y conocirnientos para reconocerlos, Ia apreciaci6n de los dos Ultimos exige
de s~cano a af1nnar cuantas de esas tierras y c6mo se explotaban, sin embargo la presencia/au-
una aproximaci6n progresiva a nivel individual (singularidades) y a escala global (integra-
sencta d~ ~ecursos en relaci6n con las tecnologias de las diversas comunidades y con c~Iculos
ciOn de esos elementos aislados, enmascarados o desaparecidos en una organizaci6n a mayor
demograf1cos, es un referente vlliido para expresar la(s) funci6n(es) de los asentamientos y
las relacwnes entre ellos. escala); esto implica:
a) trabajar con un considerable volumen de informaciOn, en un ambito espacial amplio y
El analisis de un potencial exige !a fijaci6n de una.serie de parametres para cada uno de
los recurs as o grupos de recursos considerados, de forma que puedan ser valorados cualitativa flexible,
222
ALMUDENA OREJAS AEspA, 64, 1991
----·--·----___:==~=~--- -----'---'--'-0,~ AEspA, 64. 1991 ARQUEOLOGIA DEL PAISAJE 223

b) ~ansce~der con~tantemente la forma o el conjunto de formas para considerar sus posi- Es aquf insoslayable el tradicional problema y falso debate creado en tomo ala oposici6n
bles artlculacwnes a d1ferentes niveles,
de los amilisis cuantitativos y los cualitativos: no hay que disociar ambas opciones: es inlitil
c) reconstruir las lfneas de evoluci6n del paisaje, tanto considerando las deformaciones fi- negar que hay una apreciaciOn subjetiva, que, ademUs, es el primer acercamiento, la primera
sicas y sus motives (por ejemplo el paso de una estructura ortogonal en un media agrario a una impresiOn -vis~al- pero, es necesario objetivar, en la medida de lo posible, la informaciOn
radial porIa creaci6n de un habitat central) 18, como los cambios en la funcionalidad de deter- para hacerla comprensible, comparable y evitar los errores de apreciaci6n.
minados elementos; es decir, analizar la relaci6n entre innovaci6n y tendencias al estatismo. Tres son los problemas fundamentales que plantea esta interpretacion de los datos una vez
EI amllisis morfolOgico cubre, asl, dos aspectos interdependientes, no sucesivos: el nivel identificados: el establecimiento de una cronolog{a de los paisajes, Ia validez del «metoda re-
individual, objetual y la articulaci6n de dichos elementos en varios niveles (estiucturas inter- gresivo» y la existencia de una serie de t6picos de larga tradici6n. Alin es pronto para poder
medias, organizaci6n global, etc.); constituye asf, una primera aproximaci6n, cualitativa y fijar una cronologia del paisaje a partir de su morfologfa, exceptuando cases muy concretos
cuantJtatJva, al1mpacto sobre el media de Ia actividad humana. Ia forma noes neutra, y, ade- (por ejemplo m6dulos de centuriaciones realizadas en epocas detenninadas ), de leer directa-
cuadamente tratada traduce la organizaci6n social, tal y como se expresa en su relaci6n con mente lo temporal en lo espacial. La forma de abordar el problema es mediante Ia cronologfa
el medio: descubrirla es tarea de las fases siguientes.
relativa, basada en las relaciones espaciales que traducen una secuencia temporal entre los di-
versos elementos detectados en el paisaje: yuxtaposiciones, superposiciones, intersecciones,
adaptaciones de unos elementos a otros, nos permiten fijar su relaci6n de anterioridad, simul-
De la detecci6n a Ia interpretaciOn
taneidad o posteriori dad y el sentido en que se han producido los cam bios (imposiciones, de-
susos ... ). HUbitat, caminos, parcelario, explotaciones mineras, meandros abandonados y co-
Ya hemos mencionado el riesgo que supone la asunciOn de cmTespondencias directas entre lonizados por agricultura, puntas de referenda en redes de comunicaciones, etc., constituyen
elementos formales y funciones. Par ejemplo, Ia gestiOn provincial romana, exceptuando ca- buenas referencias que proporcionan cronologfas relativas entre diversos elementos detecta-
sas bien tipificados como la organizaciOn del espacio colonial, tiene mUltiples plasmaciones bles en el paisaje. Asf, Ia posibilidad de obtener una cronologfa absoluta para alguno de estos
que no siguen un modelo Unico y unifonne: es mas, un mismo elemento morfolOgico puede elementos de referencia permite, indirectamente, Ia dataci6n absoluta de determinado paisaje
tener diversas funciones y, ala inversa, el mismo problema se resuelve de maneras diversas: ode, al rnenos, una serie de elementos del rnisrno 19 .
baste recordar el problema de las villae. con morfologfas muy variadas y actividades diversas; El estudio de los paisajes antiguos, comentaba R. Chevallier en un seminario desarrollado
del mismo modo, no es necesariamente cierto que un parcel aria que presente un aspecto frag _ en Ia Casa de Velazquez en Mayo de 1991 20 , plantea un problema filos6fico: Ia posibilidad
mentado y heterogeneo se corresponda con una forma de propiedad minifundista. de ir hacia atnis, Io que Bertrand denomin6 el «rn6todo regresivo». Se trata de saber si parte
Con esto queremos advertir sobre el peligro de redactar, exclusivamente a !a vista de los de unas bases sOlid as un estudio que arranca de una situaci6n actual para remontarse hacia eJ
resultados del primer nivel de analisis, las conclusiones del trabajo y sobre Ia necesidad de pasado, en ocasiones varios milenios. Efectivamente, en muchos casas hay titubeos, dudas y
«manipulan> adecuadamente los datos obtenidos. En este «adecuadamente» entran en juego escepticismos, sin embargo, un avance en esta direcci6n, aunque parezca Iento y costoso, ira
tanto los objetivos planteados en Ia investigaciOn, como los conocimientos del investigador o sentando las bases de una evoluci6n mas rUpida, cuando sea posible reconocer e identificar
equipo Y los intereses, de muy diversa indole subyacentes o explicitos (cientfficos, politicos, automaticamente detenninados elementos morfolOgicos y su articulaciOn en el espacio y en
econOmicos ... ).
el tiernpo con los restantes.
El tratamiento de los datos puede ir des de una manipulaci6n grafica de los mismos .(foto- A Ia hora de abordar tanto Ia cuesti6n de Ia cronologfa como Ia posibilidad de reconocer el
rrestituciones, cartograrnas combinadas, etc.) a la aplicaciOn de tests estadisticos seglitl la pasado en los paisajes del presente, hay que evitar, ante todo, la tentaci6n de pretender hacer
problematica planteada, 0 modelos derivados del analisis locacional, siempre teniendo en un estudio «estratigrUfica>·> del paisaje, buscando, como en una excavaciOn las distintas fases
cuenta las informaciones obtenidas de otro tipo de datos que rnencionamos en los apartados que Io han conformado en un plano «vertical»: si alga caracteriza un estudio de este tipo es
anteriores y cuya integraciOn es ahara imprescindible: aqui es esencial una referencia a las Ia interdependencia del pasado, el presente y el futuro, y su convivencia en el plano «horizon-
aportaciones de Ia Arqueologfa espacial, del SCA y tecnicas de cuantificaci6n desarrolladas a tal», par ello no pueden considerarse niveles independientes con la misma relaci6n que tienen
partir de Ia Nueva Arqueologfa. La elecci6n de Ia forma e intensidad con que someten los da- entre sf las distintas etapas de ocupaci6n/abandono de un asentamiento con un vacfo antes y
tos a estas diferentes pruebas es, por supuesto, subjetiva, en funci6n de los objetivos del es- . otro despu6s. El paisaje, solamente puede considerarse -salvo en ocasiones de fosilizaciOn
tudio, aunque se puede llegar a una tipificaci6n de las mas adecuadas para cada problema; en absoluta- desde Ia perspectiva de una continuidad desde el <<estado natural>> hasta su situa-
cualquier caso esta en funciOn de la voluntad de obtener una mayor precisiOn y contrastaciOn ciOn actual y su futuro, al rnenos inmediato.
de los datos. No se trata de que la realizaciOn de un test aporte una mayor certeza a Ia inter-
pretacion global, pero sf permitira sacar un mayor partido a los datos de que disponemos.
19 Chevallier, 1976, 508; Chouquer, 1990.
18 20 Stminaire d'archtologie classique et mtdicvale sous !a direction d'Andrt Bazzano. Techniques
Ver, par ejemplo, Chouquer, 1983.
d'analyse et d'intepretation, Cas a de Velazquez, 6-7 de Mayo 1991.
224
ALMUDENA OREJAS
AEspA, 64, 1991
ARQUEOLO~~A DEL PAJSAJE 225
AbpA, 64. t99l ,- . . . d' ,
El tercer problema que plantea la interpretacion de los datos obtenidos tras el anaJisis mor-
fologico, y una vez identificados, surge de la existencia de una serie de topicos acerca de los pai- ---- - de l·a Bioloofa espeCiahstas
, 1
en estu lOS

::'~:;::.,;m,:,~,:~: :~,;",~:;:~:::::~::~:::~;:.~~~;;~;,;;,~:::~~~~::::~'~
. encionando dos casas c Iaro s ' desde
, el .campo
-.- b
lanificaci6n .
ten·Itona .
sajes antiguos, muy difundidos y de los que es necesario deshacerse antes de adentrarse en esta
fase. Ideas como la exhuberancia primitiva -ligada a una vision romantica-, la masiva rotu-
racion del suelo en epoca medieval, la asociacion exclusiva del paisaje agrario romano ala cen-
turiacion, la mitificacion de procesos de deforestacion y desenizacion en detenninados memen- aunque en ambitos muy reducidos;0 ai::~e::~ ::bargo, es necesaria una tom a de c~~~:~~~:a
tos historicos, la consideracion de espacios como improductivos -por ejemplo las tienas al-
tas-, los falsos limites entre suelo habitado/suelo explotado, el fijismo del paisaje antiguo, o,
::~t~i~:~s;~P:r~~~~::~~~~~~n~~~! ;ued~n ~u~~~a: :~:~t~::~:;oc;~~oe:;a~:o~~~v;u~
. · hist6nco no como a g ·
conlleva
por el contrario su inestabilidad pennanente ... asumidas como punta de partida pueden falsear ci6n del patnmomo ·~1 historiadores en este terreno.
la fonnaci6n de arqueo ogos e .
radicalmente la lectura de los datos, si no se consideran como hipotesis que se han de contrastar.
. 'I'd d -'los risgos cientificos .
Las poslbl ' a es) . ., . . de las ciencias -blo-
IV ,:ARQUEOLOGIA DEL PAJSAJE, PAISAJE ARQUEOLOGICO 0 ARQUEOLOGIA EN EL PAISAJE? ~
Ya hemos repetido que e.sta situacion na~~id=d~s tecnicas, etc.- en ningun caso deshga a
d na evolucwn mtenla . . d

A lo largo de los dos ultimos siglos se ha roto con la tradicional idea de la naturaleza como queo de vias de investigacwn, nueva's p~si~e la necesidad de un cambia desde, estadoble pre
algo hostil, como un obstaculo que hay que veneer y del que hay que defenderse. Desde Rous- de unas demandas sociales. L~ ace~tacwnb as perspectivas, pero tambien plantea unos
. " pas a por una sene. de e xigencias
._ ' a re nuev ,
seau o Linnea, pasando por el pensamiento'anarquista del siglo XIX (Kropotkin y E/ apoyo
~ ~-~
"''~~~;:::'~ ,~,:;::::,':~~0~;::~-::::~:::::~~:i~:,':::::~,~;'~~:;;:;,:::",
. f
mutua) y el socialismo utopico basta llegar a las divers as generaciones de movimientos eco- l~ . cambia de una anna c ..
logistas gestados en Europa (Haeckel en Alemania o Lorenz en Austria) yen Estados Unidos
(Reich) tanto desde la perspectiva biologica (Haeckel) como desde la economfa (Popper-Lyn-
keus), desde la politica (partidos Verdes) o la literatura 21 , la perspectiva en la consideracion ~;ales estrategi~s
cerrados y Ia e\aboracion de gl:;lios de intereses interdisciplinares y soCia-
de las relaciones del hombre con la naturaleza ha cambiado radicalmente: la naturaleza hade- metodo\6gicas que se integren en marcos mas asivamente se ha ida abriendo en;re la Histona
les Es
jado de ser un enemigo, el control sabre ella crece en progresion geometrica y paralelamente to implica acabar con la sima que progre.ado una radical «deshumanizacwn» de las I_la-
y la Arqueologfa y Ia soCieda , y que 1· , Ciencias Sociales y una creciente disocia~w
surge la conciencia de su destrucd6n irreversible. .. · · d ha provoc · · , 'n de m-
. ·la-
Este cambia, agudizado en nuestros dfas, responde a multiples tensiones y de muy diversa madas Humanidades, su ruptura con ~~~ ue ha dado lugar, exclustvamente, a un ms
indose en un absurdo e Itismo q
indole: polfticas, sociales, economicas, cientfficas, incluso eticas (figura 2). Toda esta serie

mi~,t~ ~~~~~~~i:~~~~~o algu~os:a'~e:~;:~:~~n:e~:~~:~: ~ina una radical. re-


tereses, apoy , . e calidad en lain-
de cuestiones ha provocado, una alteraci6n del concepto de patrinwnio, en el que lo natural
y lo social o lo historico-social, tienden a considerarse de una forma conjunta ante la imposi- implica, como
vesti.gaci6n limitada a una labor de divu 1gacwn,
bilidad de disociarlos, al confirtnar que lo natural en estado puro no existe. La reivindicacion
de la Amazonia es hoy por hoy, una muestra del interes que despiertan estos «paisajes resi-
duales» que se protegen
22• par estetica y por su interes cientffico tanto como por economia, po-
no~~~~~~bargo,
,,
se abren nuevas riesgos y se \ef~:~~~:;;:~~~: evidente que el estudio a escala
. ·de otro angu\o, peligros antlguos

entre los que es especial mente evidente e\ d'ecuando nazca y tienda a una perspectJva glob~~
litica o propaganda

~~ r:nt~·s
La situacion generada por la escasez de espacio y recursos -en realidad habrfa que hablar gional o local es necesario, pero sJempre) d d par minusculas unidades que funcwna
de mala distribucion mejor que de escasez- ha dado Iugar a respuestas variadas que van des- mundo no esta compuesto en un momenta En segundo Iugar hay que evltar el re-
de la especulaci6n a la planificaci6n, pero, sabre todo, ha creado una receptividad especial
bacia este tipo de problemas. La ciencia no se ha quedado al margen de todo ella y han sur- ~::~i~~~c:~:~ :\s;~~a:·~~e:~:g~: ~:~i~~~a~a~>:f;~;.~~~~on~~~~::i:;a7~rrl:c~~~~~d;~:r!::c~:~
' nces es posible un replantean~J~nto: ~
~~~~si:~:como la .«tentaci6n de la t~cmdficatc;o;;~~:sp~~~~~ue pierdan la perspectiva en que se
2 , .' la formaci6n de arque6logos espe-
l Bramwell, 1989.
12
~
. de determma as ec . ~
Esta nueva vision del patrimonio esta ya, de hecho, recogida en la legislaci6n, tal y como propane cialistas en Ia aphcacwn d 1· . tegraci6n y la interpretaciOn.
han de inscribir sus resultados, e a m
el apanado 1 del mticulo 40 de Ia Ley del Parrimonio Hist6rico Espaiio! de 1989: « ... forman parte del
Pa!rimonio Hist6rico Espafiollos bienes muebles e inmuebles de canicter hist6rico susceptibles de ser
estudiaclos con metodologfa arqueol6gica, hayan sido o no extraidos y tanto si se encuemran en la su- . . ')
perficie o en el subsuelo, en el mar territorial o en la plataforma continental. Forman parte, asimismo, . .
'Arqueologfa del paisaje, pmsaje OJ.que o/6 g)ico o arqueologfa en el pwsa;e. .
de esteorfgenes
y sus patrimonio, los elementos geo16gicos y paleonto16gicos relacionados con la historia del h.ombre
y antecedentes».
G
La oposici6n noes un mero JUego d~ p
• alabras, intenta resumir las opciones q~e p~~:
se \e
. I paisaje no ya en su investtgacwn, smo d
sentan al arque6logo en el momenta de mtegrat e
ARQUEOLOGIA DEL PAISA_JE_·_ __ 227
AEspA, 64. 1991 ______
226 ALMUDENA OREJAS _ _ _ _ AE,pA, _64_,1_99_1
- -

BARADEZ, J., Vue airienne de f'orga~isation romaine dans le Sud-AlgCrien. Fossatwn Africae. Parfs.
tro del patrimonio social; la vertiente investigadora y los planteamientos ligados ala «socia- 1949.
lizaci6m> est<in -deben estar- estrechamente ligados: de las lfneas que rigen el estudio se BERESFORD, M.-HURST, J., Wfzarram Perc)·. Deserted Medieral Fillage, Londres, 1990.
deriva una forma de presentarlo, difundirlo e integrarlo en Ia sociedad. BERTRAND, G., .«Pour une histoire ecologique de la France rurale», Histoire de Ia France rurale (G.
La Arqueologfa del paisaje, tal y como Ia hemos planteado se opone a! paisaje arqueol6gi- DubY-A. Wall on eds.), I, 1975, 34-113.
BERTR~ND, G., «Le paysagc entre la nature et la societe», Ren1e Geographiquc des Pyrenees et du Sud
co que transmite una visiOn estatica, una especie de museo al aire libre que no hace sino re-
producir la rnisma idea que tradicionalmente ha regido la visitaa ruinas y museos; del mismo Quest, 49, 197Ra, 239-258. . " , . .
BERTRAND, G., «L"'Archeologie du pay sage" dans la perspective de l ecologte h1stonque», Actes du
modo con la expresi6n «arqueologfa en el paisaje» nos referimos ala presencia en el paisaje colloque ArchCologie du paysage. Parfs, Mai 1977. Caesarodunwn: 13, 1978b, 132-138.
actual de elementos singulares del pasado, hitos descontextualizados, asociadas, por regia ge- BINFORD, S.-BE\'FORD. L. (EDS.), New perspecth·es in Archaeology, Nueva Ym:k, 1968. ~
neral, a lo monumental. BLOCH, M., Les caractCres originaux de f'histoire rurale franqaise, 2 vols., Pans, 1952-J6.
Por el contrario, se propane un trabajo basado en la integraci6n de elementos en el espacio BLOCH, M .. L'histoire rurale ji·wu:;aise, Parfs, 1961-64.
yen el tiempo, opuesta a visiones est<iticas y contemplativas, capaz de leer en la forma en Ia BOWEN, H.- C.-CUNLIFFE, B., «The Society Research Projects: The Evolution of the Landscape», The
que se han plasmado las relaciones del hombre con su entorno no solo dietas o densidad de- Antiquaries Jonma/, 53, 1973, 9-13.
BRADFORD, J. S. P., «Etrurian from the Air», Antiquity. 21, 1947, 74-83.
magnifica, sino tradiciones, la valoraci6n del riesgo, relaciones entre comunidades, etc.
BRADFORD, J. S. P., Ancient Landscapes. Studies in Field Archaeology, Londres, 1957.
Desde el momenta en que se reconoce la presencia de elementos de un paisaje antiguo se BRAI\WELL, A., Ecology in the 20 11' cemury: a History, 1989.
plantea, como cuando se detect a un yacimiento arqueol6gico, el problema de que hacer con ello: BRONGERS, J. A., Air photography and celtic fields research in the Net her!a_nds, ":mcrs~oort, 1976.
se trata, en much as ocasiones, de elementos sin funci6n o destinados a carecer de ella en breve CAILLEMER, A.-CHEVALLIER, R., Atlas des centuriations romaines de Tun:sze, P~ns,_ 19,:,6: _
plaza. En muchos casas la cuesti6n noes f<icil: noes, con frecuencia, posible respetar esas hue- CASTAGNOLT, F., «Contributi della fotografia aerea agli studi di Topografw Anttca :n
ltaha», Altl del
lias del pasado e integrarlas en Ia confrguraci6n real y mental del paisaje actual, en otros casos, Settimo Congresso Intemazionale di Archeologia Classica, I, Roma, 1961, 41-4).
una planificaci6n adecuada puede conseguir no s6Jo que esos rasgos sean respetados, sino que CHORLEY, R. ),-HAGGETT, P. H., Models in Geography, Londrcs, 1967.

adem<is contribuyan a dinamizar el paisaje del presente y a una revalorizaci6n de las relaciones CLARK, G., Prehistoric Europe: the Economic Basis, 1952.
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no fosilizarlo, bloquearlo o convertirlo en una reliquia descontextualizada. En el marco de las CLARKE, D. L (ED.), Spolia! Archaeology. Cambridge, 1977.
exigencias sociales, el paisaje del pasado puede encontrar una vfa de expresi6n en los proyec- CRAWFORD, 0. G. S. C.-KEILLER, A., 1/i-'essexjl·om rhe Ai1~ Oxford, 1928.
tos de parques arqueol6gicos, concebidos a Ia rafz de la creaci6n de parques naturales, reco- DELEAGE, A., Lcs cadastres antiques jusqu'a Diocletien, Etudes de Papyrologie. 2, 1934,73-228.
giendo esta reivindicaci6n del patrimonio comlin, de las necesidades generadas por el ocio, DTON, R., Essai sur Ia formation du paysage rural frmu,·ais, Tours, 1934. .. , .
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entendidos como proyectos que exigen una adecuada investigaci6n y gesti6n. No se trata de
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emprender la creaci6n de una especie de zonas recreativas, sino de saber «actualizar» el pa- FEBVRE, L., La Terre er l'Cvolution. Paris, 1922. _
sado, hacerlo accesible, desmitificarlo, contextualizarlo y reconocerlo. Preservaci6n y difu- FERNANDEZ MIRANDA, M., «Entre la antropologfa y la historia», Revista de OcCJdente, ~1, 1988, 5-14.
si6n no son sin6nimos de fosilizaci6n y comercializaci6n. FLANNERY, K. V.-COE, M. D., «Social and Economic Systems in Formative Mesoamenca» New Pes-
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espacio, no s6lo para llamar la atenci6n sobre los restos de asentamientos antiguos que salpi- FOCHLER-HAUKE, Gtographie, 1959.
can ese espacio y que hay que respetar en Ia medida de lo posible y documentar, sino para FOWLER, P. J ., Archaeolof:y and the Landscape. Essays for L. V. Grinsell, Londrcs, 1972.
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